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TEMA 11.

Ordenanzas y
reglamentos de las
entidades locales.

AUXILIAR
ADMINISTRATIVO
AYTO. BENISSA

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La Ley Reguladora de las Bases del Régimen Local atribuye a
los Municipios diferentes potestades. Entre ellas se encuentra la
potestad reglamentaria.

Podemos definir las potestades administrativas como aquellos


medios jurídicos exorbitantes de que la Ley dota a la Administración
pública para el cumplimiento de sus fines. Frente al principio de
igualdad jurídica de las partes que constituye el supuesto básico del
Derecho privado, la relación jurídico-administrativa comporta una
situación de inicial desigualdad, en que la Administración actúa
revestida de imperium o prerrogativa, que consiste precisamente en
la existencia de tales potestades.

Aclarado el concepto de “potestad”, cabe indicar que la potestad


reglamentaria de las Corporaciones locales, puede manifestarse a
través de los reglamentos, las ordenanzas y los bandos.

Como ya sabemos de las fuentes del Derecho administrativo, los


Reglamentos pueden ser definidos como toda norma escrita con
rango inferior a la Ley dictada por una Administración pública.

Concepto y clases de Ordenanzas locales.

Las Ordenanzas locales son, pues, disposiciones generales que


dictan las Corporaciones Locales, dentro de la materia de su
competencia, y que son de obligatorio cumplimiento en el territorio
del término municipal correspondiente.

Por razón de su contenido, las Ordenanzas locales pueden ser


clasificadas en los siguientes grupos:

a) Ordenanzas de policía y buen gobierno: Son las que


regulan los aspectos más generales de la actividad

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municipal como la rotulación y numeración de calles y
edificios, condiciones técnico-sanitarias de las viviendas,
tramitación de las licencias de construcción y otras,
condiciones que deben reunir los vehículos destinados al
servicio público, exigencias que deben reunir los edificios
para alejar los riesgos de incendio, reparaciones y
limpieza de edificios, circulación y aparcamiento de
vehículos, pérdida de objetos en la vía pública, recogida
de basuras, tenencia de animales domésticos,
comportamiento ciudadano, etc. Estas Ordenanzas
vienen a constituir verdaderos Códigos de gobierno y
administración de los Municipios.
b) Ordenanzas del suelo y edificación: Están llamadas a
cubrir la regulación de las facultades que las
Corporaciones Locales tienen en materia de urbanismo y
vivienda.
c) Ordenanzas sobre actividades molestas, insalubres,
nocivas y peligrosas: Tienden a regular la acción
municipal en materia sanitaria y ambiental.
d) Ordenanzas sobre aprovechamientos de bienes
comunales: Sirven para regular el aprovechamiento de
esta clase de bienes a que tienen derecho los vecinos de
los pueblos en que existen.
e) Ordenanzas fiscales: Regulan la imposición, aplicación y
efectividad de la imposición municipal.

Procedimiento de elaboración de los Reglamentos y las


Ordenanzas locales.

El procedimiento de elaboración de las Ordenanzas locales se


halla en la Ley Reguladora de las Bases del Régimen Local, en donde
se dice que la aprobación de las Ordenanzas locales se ajustará al
siguiente procedimiento:

a) Aprobación inicial por el Pleno.


b) Información pública y audiencia a los interesados por el plazo
mínimo de treinta días para la presentación de reclamaciones
y sugerencias.

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c) Resolución de todas las reclamaciones y sugerencias
presentadas dentro del plazo y aprobación definitiva por el
Pleno.
En el caso de que no se hubiera presentado ninguna
reclamación o sugerencia, se entenderá definitivamente
adoptado el acuerdo hasta entonces provisional.
d) Publicación íntegra del texto de la Ordenanza local en el
Boletín Oficial de la Provincia correspondiente que entrará en
vigor a los quince días hábiles a contar desde el siguiente al
de su publicación.

Para la modificación de las ordenanzas deberán observarse los


mismos trámites que para su aprobación.

El Reglamento Orgánico:

El marco normativo por el que se ordena directamente y, en primer


término, la organización de las Entidades Locales queda constituido
por las previsiones de la LBRL y de los Reglamentos Orgánicos de
las Entidades Locales, quedando relegadas las normas de las
Comunidades Autónomas pueden dictar sobre la materia a una
posición secundaria, de orden subsidiario o supletorio en cuanto a
su eficacia, ya que sólo vincularán a las Entidades locales en la
medida en que éstas no ejerciten las competencias que se les
reconoce y no se doten de esa estructura organizativa
complementaria o, aún en la hipótesis de que habiéndolo previsto,
tales previsiones autonómicas no resulten incompatibles con las del
correspondiente Reglamento Orgánico Local. Lo que sucede es
que, en lo concerniente a la organización municipal, el orden
constitucional de distribución de competencias se funda en el
reconocimiento de tres ámbitos normativos correspondientes a la
legislación básica del Estado, la legislación de desarrollo de las
Comunidades Autónomas según los respectivos Estatutos y la
potestad reglamentaria de los municipios, inherente esta última a la
autonomía que la Constitución garantiza . De acuerdo con el
modelo constitucional anterior, el art. 20 de la LBRL , establece en
su apartado 1 los órganos municipales de carácter necesario,
reconociendo en el párrafo c) de este mismo apartado la potestad
de autoorganización complementaria que corresponde a los propios
municipios, lo que, en sí mismo, no plantea problema constitucional
alguno. Este problema surge en relación con el último inciso de ese
mismo párrafo, según el cual, dicha potestad reglamentaria de

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autoorganización no tiene más límite que el respeto de los órganos
necesarios establecidos por la Ley básica estatal. Con ello resulta
evidente que se elimina la posibilidad de espacio normativo para la
legislación autonómica de desarrollo en materia de organización
municipal, lo cual vulnera el orden constitucional de distribución de
competencias. Bien entendido que la declaración de
inconstitucionalidad de este inciso está justificada por la
exclusividad que como límite se atribuye a esta Ley, lo que en modo
alguno impide que la LBRL continúe, en cuanto Ley básica del
Estado, constituyendo un límite a la reglamentación organizativa de
los Municipios.

Sin perjuicio de lo anterior, el apartado 2.º de este mismo precepto


reconoce formalmente la potestad legislativa de las Comunidades
Autónomas para que éstas puedan establecer una organización
municipal complementaria de la fijada con carácter básico o
necesario por la propia LBRL . No obstante, dicho reconocimiento
queda supeditado en su último inciso al hecho de que «regirá en
cada municipio en todo aquello que su Reglamento orgánico no
disponga lo contrario». Ello significa que el espacio normativo de las
Comunidades Autónomas, en este punto, queda también
virtualmente desplazado en su totalidad por la prevalencia de los
reglamentos orgánicos complementarios de que puedan dotarse,
según esta Ley, los propios municipios.

Los Bandos.

Como ya sabemos, la Ley de Bases del Régimen Local atribuye


a los alcaldes competencia para dictar bandos. El bando es un edicto
que autoriza el alcalde de un Municipio sobre materias que son de su
competencia y atribución propias, o de ejecución de acuerdos de los
órganos municipales.

Los bandos también se utilizan para recordar obligaciones


fiscales y sus plazos.

Los bandos han sido también objeto de clasificación al igual que


las Ordenanzas. Así, podemos distinguir los siguientes:

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a) Bandos de urgencia: Son los que obedecen a
circunstancias extraordinarias o imprevistas (un
incendio, por ejemplo).
b) Bandos administrativos: Se convoca y cita a los
particulares para un acto determinado (para
empadronarse, por ejemplo).
c) Bandos de policía: Se impone a los vecinos
determinadas obligaciones o limita el ejercicio de
determinadas actividades (prohibición de circular por una
determinada zona, por ejemplo).
d) Bandos de transcripción: Se utilizan para comunicar a los
vecinos alguna noticia o acontecimiento, invitándolos o
no, según los casos a adoptar determinada conducta
(llegada de una autoridad, por ejemplo).

Complejidad del Derecho local.

Estudiadas las diferentes manifestaciones de la potestad


reglamentaria de los Municipios, conviene advertir de la complejidad
del Derecho local. Y ello porque las fuentes del ordenamiento local
son muy variadas. Así, son fuentes del Derecho local:

a) La Ley Reguladora de las Bases del Régimen Local.


b) Las Leyes sobre régimen local que aprueben las
Comunidades Autónomas de acuerdo con sus respectivos
Estatutos de Autonomía.
c) Las Leyes sectoriales estatales o autonómicas, en cuanto
reguladoras de los sectores de actividad de interés local.
d) Finalmente, las manifestaciones de la potestad reglamentaria
de los Municipios, esto es, reglamentos, ordenanzas y
bandos.

De las mencionadas fuentes, las cuatro primeras aparecen


producidas por Poderes normativos extralocales, es decir, por el
Estado o por las Comunidades Autónomas. Las fuentes del quinto
grupo son emanadas por los propios entes locales de naturaleza
territorial y constituyen las llamadas fuentes autónomas del

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ordenamiento local. En cualquiera de los cinco casos se trata de
normas de Derecho local, pues estamos en presencia de normas
reguladoras de la acción administrativa municipal. Es por ello que se
habla de la complejidad del Derecho local.

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