Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
superposiciones-
[CIUDAD DE CUZCO] DEUTSCH-HAQUIN GERADE-LEVIN-SAPOZNIK-
WYSZENGRAD
1534-1799
Sistema de superposiciones / 1
1. Marco Conceptual.
“Debe verse que Cuzco no sólo es un caso particular por sí mismo, sino por el
momento en que se insertara dentro de la historia de España y de la propia cristiandad.
En cuanto a lo primero sabemos que la llegada de Pizarro al Perú se produce apenas
unos 40 años después de la terminación de las guerras de reconquista en la península,
cuando aún estaba muy vivo el recuerdo de las luchas por la incorporación de los
pueblos moros a la fe cristiana. […] “Esa idea de conquistar tierras para expandir una
creencia, animaba todavía el sentir de muchos y tenían un fuerte apoyo político,
aunque los conquistadores no pensaran en una misión meramente espiritual.”
(G.M.Viñuales, CONICET Arg.) “
Conquistados. La catedral de Cuzco, por último, será el edificio estudiado para ver
como este concepto se verifica o no en la escala más pequeña estudiada.
2. Territorio.
Cuando Pizarro y su gente llegan a la capital del imperio se encuentran con una compleja
organización político social y avanzadas técnicas de riego, las cuales fueron una condición
necesaria para la creación de la metrópoli de Cuzco. Ciertos aspectos del planeamiento
territorial, llegaron inigualados en la américa indígena y colonial y poco frecuentes entre las
civilizaciones previas y paralelas de Europa y Asia.
Entre las obras públicas que ejecutaron el sistema de caminos del Tahuantisuyo es el más
espectacular y el más conocido. Dos caminos paralelos, uno en el altiplano y otro en la costa
constituían la espina dorsal del sistema de comunicaciones del imperio inca. Varios caminos
perpendiculares unían entre si a los dos caminos principales en puntos estratégicos; por
ejemplo, entre Cuzco y Arequipa, entre Jauja y Pachamac y entre Cajamarca y el Valle del
Moche. Todas las ciudades del imperio quedaron así conectadas. […] La red, en conjunto,
tuvo una extensión de veinticinco mil kilómetros aproximadamente (Jorge Enrique Hardoy
1964).
Los españoles pensaron trasladar la ciudad al cercano valle de Yucay, por encontrar que su
clima era más templado (Cieza de León, 1945; Herrera, 1945), pero también en este caso
mantuvieron su criterio de habitar las ciudades indígenas ya existentes por razones políticas
y de gobierno, para no invertir el dinero y el esfuerzo que demandaba la construcción de una
nueva ciudad, y también para aprovechar la mano de obra indígena que ya estaba concentrada
y cuyo aprovechamiento fue básico para la economía colonial (Jorge Enrique Hardoy 1964).
Esto nos da un primer indicio de valoración por la preexistencia inca. Los españoles son
capaces de ver el rol regional de Cuzco y su posición estratégica frente a otras ciudades del
imperio, la infraestructura de caminos intrínsecamente conectados utilizados por los incas
como instrumento de gobernabilidad y ejes económicos y militares permiten que los
españoles consideren en esto la posibilidad de aplicar su plan imperialista sobre una
estructura preexistente que ya había demostrado su correcto funcionamiento.
Es así como podemos ver en la escala territorial una superposición de los intereses españoles
sobre una base construida por la civilización originaria.
Sistema de superposiciones / 4
3. Ciudad.
Quienes vivían más cerca de estos hitos urbanos (estos no solamente funcionaban como
centro de flujo social, sino que allí se ubicaban los edificios más importantes del culto
religioso y político incaico), eran los habitantes de las más altas castas sociales. En los barrios
más distantes se encontraban los campesinos, cuanto más afuera, menor escala social.
Estos barrios están comunicados entre sí mediante los ejes principales de la ciudad, donde se
destaca el este-oeste que en tiempos incas comunicaría la sierra con la costa, tomando gran
importancia urbana y regional y que los españoles lo cargaran de sentido religioso ubicando
en su trayectoria una serie de hitos cristianos que derivan en una especie de “Vía Sacra” como
sostiene G.M. Viñuales:
La conformación de esta vía sagrada puede ser entendida dentro de fuertes cambios europeos
que se dan como consecuencia de las reformas en la institución eclesiástica debido a la
reforma protestante y la contrarreforma católica. A mediados del siglo XVII se produce el
Concilio de Trento donde se genera una reestructuración de la iglesia y se retoman tradiciones
como la de la peregrinación, función primaria que va a adoptar este eje que en su recorrido
establecerá relaciones entre las dos parroquias de indios, que están en sus extremos, con los
conjuntos de la Catedral, la compañía de Jesús, la Merced, San Francisco y Santa Clara.
Aunque también vincula a todas las porciones de la antigua Huacaypata y pasa cercana a San
Bernardo, San Antonio Abad y Santa Catalina.
En los ejes se ve reflejado la intención de conservar Cuzco como núcleo regional y al tomar
sus características simbólicas, urbanísticas y funcionales más importantes se pone a los
mismos como una herramienta para la imposición de una nueva fe y una nueva cultura, capaz
de consolidar la conquista.
Ambos ejes tienen su punto de intersección en el lugar de mayor importancia en toda la ciudad,
en cuanto a lo político, social, cultural y religioso. Los mismos condensan todo su flujo en la
plaza de armas, parte de la gran plaza inca, cuya relevancia y complejidad explicaremos en la
siguiente escala.
Sistema de superposiciones / 7
4. Fragmento.
En esta escala trabajaremos con el espacio central en la vida urbana cuzqueña tanto en la etapa
Inca como en la que esta ciudad fue colonia española. Antes de la llegada de los europeos y
su conquista, dicho lugar comprendía las plazas Cusipata y Huacaypata. Ambas estaban
divididas entre si por medio del eje Norte-Sur, en torno a la segunda se encontraban los
principales edificios políticos y religiosos del antiguo imperio, como era el templo “Suntur
Huasi”, en honor al d´s del sol Wirakocha y la primera cumplía una función ceremonial de
festejos y encuentros sociales, como el saludo de la salida del Sol, los matrimonios colectivos,
los desfiles militares o religiosos, la simbólica distribución de la chicha y el pan y también se
realizaban mercados (Jorge Enrique Hardoy pág. 389). La plaza cumplió una función
urbanística fundamental durante la época pre-hispánica y luego tomó una posición dominante
como Plaza de Armas de la colonia española, sobre todo después del incendio de la ciudad en
1536 y el terremoto de 1650 donde varios sitios de la ciudad necesitaron ser restaurados y/o
ser construidos a nuevo, es así como el fragmento a analizar sufre transformaciones, siempre
sobre la estructura de la antigua “cancha” incaica, que le da un nuevo sentido y una nueva
forma y cualidad espacial sin dejar de poner a este sector urbano como el sector con más
simbología y sentido religioso de Cuzco. La mayor transformación que sufre la plaza se da en
1534 donde este sector quedó notablemente fragmentado al producirse el primer reparto de
solares entre los conquistadores españoles lo cual produjo que con el tiempo encontraran
cabida dentro de los límites de la Cusipata las plazas de San Francisco y el Regocijo y varios
bloques de viviendas de la época colonial. (G.M. Viñuales 2004 p.1171). Esto nos habla de
una fuerte superposición en el espacio urbano de Cuzco, donde la gran plaza Inca ya no lo es
más y ahora pasa a ser tres plazas más pequeñas con especialidades distintas donde la Plaza
de Armas aparece como la principal, rodeándola de edificios religiosos como el Conjunto de
la Catedral y la iglesia de la compañía de Jesús como afirma Tedeschi (1943 p.5) con
proporciones menos vastas, pero seguramente más armoniosas.
una nueva estructura espacial a la gran plaza, encontramos una superposición en el plano
simbólico-religioso. Esto se da a través de la reformulación de la plaza como el lugar festivo
más importante de todo el nuevo territorio, que, si bien ya lo era, ahora este lugar será
profundamente cristiano y los ritos que allí se realizarán estarán ligados a inculcar la nueva
religión en una primera etapa de la conquista, pero luego la iniciativa de los pueblos nativos
será fundamental en una etapa más madura de la misma. El armado de las distintas festividades
va a formar parte tanto del pueblo cuzqueño como del español remarcando esta mestización
característica de Perú. La plaza, entonces, ya no será más escenario del “saludo al sol” y
pasará a ser una especie de templo a cielo abierto para la fe cristiana, capaz de reunir en este
espacio a todos los habitantes de Cuzco sin importar su descendencia y tomando del pueblo
preexistente el carácter de celebrar en grandes espacios abiertos los ritos paganos, por eso es
fácil reconocer en el fragmento estudiado y sobre todo remarcando en la Plaza de Armas esta
situación de que cuando el espacio dentro de la catedral no era suficiente, el exterior pasa a
ser entonces en algunas ocasiones el “edificio” congregante como sucedía en la festividad
del corpus cristi como remarca Jorge Ballesteros (p.278) en su análisis sobre esta festividad
en Cuzco:
“De modo que no se trató de una fiesta local que reuniese a todos los
sectores sociales, gremios y parroquias de la ciudad, sino de una
concentración regional; muchas veces esta fue obstaculizada por la
agreste geografía de la comarca, pero se ha celebrado casi
ininterrumpidamente, salvo breves paréntesis de catástrofes y guerras. En
todas las ocasiones hay noticias de que el festejo aglutinaba a los distintos
estamentos de la zona y lograba transformar la vieja capital en escenario
áulico para la celebración más importante del año, lo que también llegaba
a la catedral, pues era revestida con adornos apropiados durante los cultos
y octava, como sinónimo de algo especial. Esta fiesta es la de la apoteosis
de Cuzco cristiano, más bien mestizo, pues en las entrañas de los
pobladores reviven ancestros no desaparecidos, a pesar del transcurso de
los siglos. El espacio central de la urbe es el mismo, el Wakaypata, pero
ha dejado de ser un lugar de lúgubres llantos, por cuanto el Corpus
cuzqueño fue y es alegre, tremendamente pictórico y festivo; tiene ciertos
aires de feria, pues en la sensibilidad india -y en ello coincide con la
andaluza- la solemnidad va siempre asociada a la música, la danza, la
bebida y la comida; es, en resumidas cuentas, la fiesta por antonomasia.
Esto no ocurre en los días en que Cuzco rinde culto a la austera imagen
del Cristo o «Taitacha» de los temblores, crucificado de gran fervor indio
a quien se tiene especial devoción popular para proteger a la ciudad de
las calamidades y terremotos; aquí si que hay plañideras y compostura de
Sistema de superposiciones / 9
5. La obra y el arquitecto.
La catedral de Cuzco.
Una pieza clave del fragmento es el conjunto de la Catedral de Cuzco, la misma cierra la
plaza de armas sobre el costado noreste y está compuesta por tres templos: la Catedral, la
Iglesia del Triunfo y la Iglesia de la Sagrada Familia, donde la Catedral prima entre ellos por
tamaño y valor artístico. Nos centraremos en el estudio del edificio Central, debido a la
importancia del mismo en el fragmento antes analizado.
El arquitecto que llevó adelante la construcción de la obra no está bien definido debido a
algunas controversias en los más de 100 años que duró la misma. Si bien algunas fuentes
dicen que la primera fundación de la iglesia corresponde a los planos de Juan Miguel de
Veramendi en 1560, sabemos que fue un proceso en el cual participaron cinco arquitectos
dedicados a llevar a cabo a la Catedral, sin poder lograr su objetivo, hasta que, en el año
1582, Francisco Becerra redacta la documentación de la obra, posiblemente vuelta a
modificar. En nuestro análisis optaremos por la posición que pone a Becerra como autor del
edificio, como sostiene Enrico Tedeschi (1953, p.7):
Becerra, nació en el año 1545 en la ciudad de Trujillo, España o Turila como se llamaba en
tiempos musulmanes, bajo una fuerte influencia arquitectónica y cultural de los tiempos
previos a la inquisición, donde se formó como arquitecto. En 1573, junto a una fuerte
Sistema de superposiciones / 11
emigración, Becerra se traslada hacia América donde llevara a cabo sus principales obras
como las catedrales de Cuzco, Lima, Puebla y Quito.
El lugar elegido por la iglesia para implantar el mayor edificio religioso de la ciudad fue la
terraza que se alza en el ángulo oriental de la Plaza de Armas, la Huacaypata de los Incas y
en donde antes estaba el santuario en honor del dios Wirakocha (J. Uriel García 1936)
afirmando esta idea de superposición de lo español y cristiano sobre las instituciones incas
utilizando no solo la preexistencia física sino que también una fuerte preexistencia simbólica
capaz de interactuar con la población quechua para atraerla a la religión en una etapa
primitiva de la conquista y para una participación en el culto y un deslumbramiento a través
del rito en una segunda etapa colonial.
Desde lo urbano podemos observar que la catedral no se encuentra de manera simétrica
respecto al fragmento, como suele suceder en las catedrales europeas, sino que más bien está
ubicada apenas corrida del eje de simetría del mismo, esto puede ser debido al respeto por la
trama urbana existente en Cusco por parte de los españoles, que, al no ser modificada,
produce situaciones particulares a este tipo de ciudades. Podemos observar también que el
edificio culmina la Vía Sagrada donde se ubican una gran cantidad de edificios religiosos y
que se convirtió en un eje procesional.
Figura 7: Los ejes del fragmento no coinciden con el eje central de la Catedral
El interior expresa una superposición en cuanto a lo material, por un lado ya que los muros
de la catedral expresan esa austeridad típica de los materiales y la técnica propia del lugar y
por otro esta sencillez se ve contrastada por un excesivo uso del ornamento propio del barroco
y que hace alusión al rol de la iglesia como dominadora del pueblo nativo. Por medio del arte
arquitectónico estalla la satisfacción de unos y el desconsuelo de los más; para unos la masa
arquitectónica es afirmación de dominio, mientras que para los demás la forma ornamental
que la complementa es ironía vengadora simbolizando la psicología agresiva del
conquistador del siglo XVI (J. Uriel García 1936).
Yendo a la simbología interior donde nuevamente encontramos indicios de una iglesia como
institución fuertemente “educadora” es interesante notar el contraste entre la plástica simple
del altar mayor y el rico decorado escultórico y cromático de los altares de diferente calidad
artística que tapizan la pared detrás de aquel. En la representación de elementos lisos y
cilíndricos, el altar mayor se aísla y manifiesta la continuidad del espacio mientras que el
movimiento de salientes y entrantes, […] atraen la atención y hacen olvidar que todo ese
espléndido decorado se apoya en un simple muro liso, que corta bruscamente la continuidad
espacial de las naves. Una vez más la plástica crea un espacio ilusorio y lo hace real.” (E.
Tedeschi 1953 p.7)
Sistema de superposiciones / 14
6. Conclusión.
Ampliando este aspecto encontramos que en la escala del fragmento, en primer lugar,
tenemos una gran superposición espacial, debido a los cambios que introducen en las antiguas
plazas centrales Incas (Huacaypata y Cusipata) y que modificarán radicalmente en cuanto a
la condición espacial de la misma, pero no del mismo modo en cuanto al uso de las mismas.
La Plaza de Armas, ubicada en el centro del Cuzco español, sobre la antigua Huacaypata,
será ahora un lugar donde transcurrirá un intensivo intercambio entre las culturas a través de
las festividades religiosas, el comercio y la cotidianidad.
ingreso al edificio son operaciones propias del barroco en América Latina donde las fachadas
parecieran ser altares puestos en la calle, rescatando las antiguas tradiciones festivas. Para el
Inca común observar estas situaciones arquitectónicas, completamente ajenas a su
habitualidad, le genera un mensaje de conquista y sometimiento que debe aceptar pero que a
la vez confunde con signos de mestización propio de la síntesis entre las dos miradas.
El papel que jugaba Cuzco en el imperio Inca, generó, al ser conquistada, en los españoles,
la necesidad de superponer su dominio e ideología en dicha ciudad para así, poder gobernar
de manera correcta los vastos territorios que ahora le pertenecen, tal como los anteriores
administradores lo hacían. Para mantener esta capital y su centralidad, con el rol intacto,
debieron superponerse a la cultura allí existente y así generar una integración. El sistema de
superposiciones necesita de cada una de las escalas para que funcione y así poder llegar a su
fin, el cual busca mediante la asimilación, mestización e integración poder dominar una
cultura desconocida con el objetivo de poder llevar a cabo un plan económico beneficiario a
la corona que adquiere para su propio beneficio las riquezas extraídas del territorio
americano.