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LEO KANNER

Leo Kanner fue un psiquiatra austríaco, de origen judío, considerado el padre del
síndrome conocido como autismo. Nació el 13 de junio de 1896 en la ciudad de
Klekotiv cuando todavía formaba parte del Imperio Austrohúngaro.

Empezó sus estudios en la Universidad de Berlín en 1913 pero en 1914 Austro Hungría
entro en la Primera Guerra mundial y fue reclutado y destinado al cuerpo médico del
Ejército, durante esos años conoció a Dziunia, quien a su regreso a Berlín contrajo
matrimonio con él en 1921.

En 1924 se trasladó a EEUU, dónde recibió un puesto en el Hospital Estatal de Yankton


State Hospital de Dakota del Sur, gracias a su amigo Louis Holtz, quien lo habría
alentado a emigrar tras el avance de Hitler. Al llegar a aquella población rural
descubrió que solo contaba con un colega especializado, el resto del personal estaba
conformado por hijos de agricultores y mujeres de tercera edad. De a poco y tras su
llegada generó cambios que impactaron directamente en la calidad de vida de los
pacientes allí internados. Despojó a los pacientes no violentos de sus camisas de
fuerza, distribuyó pinturas, lápices y ceras tras leer un artículo del poder curador del
arte, promovió la relación cordial con el personal de enfermería, que el mismo
invitaba a su casa comer y a jugar barajas.

En 1925, Kanner debutó profesionalmente en el Journal of Anormal Psychology, donde


publicó un estudio psiquiátrico del poeta de Henrik Ibsen, Perr Gyn. Kanner era un
asiduo lector y escritor de poemas.

Ese mismo año, junto con Adams, publicó su segundo artículo sobre la sífilis en
poblaciones nativas.

Años más tarde, vio un anuncio en la American Journal of Psiquiatry para una beca de
investigación en Johns Hopkins bajo la dirección de Adolf Meyer presidente de la APA
(Asociación Americana de psiquiatría), quien también había emigrado de Zurich años
antes, a fines del siglo diecinueve.

Mayer defendía la idea, en ese entonces innovadora, de que era imposible entender
ningún aspecto del comportamiento humano de forma aislada. Era preciso en su lugar
tener en cuenta la neurología, la genética, el trasfondo familiar y las dinámicas sociales
para evaluar de manera adecuada el estado mental del paciente.

Tras finalizar la beca de Kanner, Mayer le propuso una misión de mayor alcance para
él: establecer una nueva clínica conductual infantil que sirviera de puente entre la
pediatría y la psiquiatría en Johns Hopkins.

En 1930 desarrolló con Adolf Meyer y Edward Park el servicio de Psiquiatría Infantil
del Hospital Johns Hopkins de Baltimore, del cual pasó a ser uno de los fundadores.

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Con el aliento de Mayer, Kanner se embarcó en su proyecto más ambicioso hasta
entonces: redactar su primer manual de psiquiatría infantil en inglés. En términos
prácticos no solo estaba escribiendo un libro, si no que estaba creando un nuevo
campo de la medicina valiéndose de elementos de otras disciplinas, incluían la
psiquiatría, la pediatría e incluso una pizca de la Heilpegagogik.

Psiquiatría Infantil, tal cómo se llamó, fue publicado 1935 y recibió elogios
inmediatamente.

Dos hechos anteriores a su acercamiento al autismo demostraron la personalidad de


Kanner e hicieron de él una persona públicamente reconocida. En 1937 denunció a la
APA una red de explotación de personas que era llevada a cabo por un abogado que
ofrecía a las internas deficientes mentales como mano de obra barata para trabajos
domésticos en casas de personas adineradas.

Ese mismo año tras el avance Nazi sobre su país natal, él junto con su familia actuaron
desde Estados Unidos como una agencia de migración extraoficial para médicos,
enfermeras e investigadores judíos, a quienes proveyeron de la documentación
necesaria para obtener visados al tiempo que les ayudaban a conseguir empleo.

En 1938 conocería a Donald, un niño que había sido llevado a la consulta por sus
padres luego de varias consultas y tratamientos anteriores cuyas características
llamaron la atención de Kanner, su inusual interés por los objetos más que por las
personas, sus movimientos repetitivos y su extraordinaria memoria.

Describe dos síntomas principales:

La soledad autística extrema: “…el trastorno fundamental, sobresaliente y


patognomónico es la incapacidad de los niños para relacionarse de manera normal
con las personas de manera normal desde el inicio de sus vidas. Sus padres los
describen afirmando que han sido siempre autosuficientes, metidos en su
caparazón….si el contacto físico o un ruido amenazan con interrumpir su soledad se
trata como si no existiera…”

La segunda característica es el deseo ansiosamente obsesivo de la


imperturbabilidad: “… su mundo debe parecerles compuesto de elementos que una
vez experimentados en una disposición resultan intolerantes en cualquier otra…”

En 1944, en un artículo que escribió para la revista “Pediatrics” bautizó a este


síndrome con el nombre de autismo precoz infantil. Cómo Kanner fijó su mirada en los
primeros años de vida los joven y adultos quedaron excluías. También presentó el
síndrome con características estrictamente definidas, lo que lo volvió poco amplio en
ese momento.

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En 1943 había redactado “trastornos autistas del contacto afectivo” donde describe
varios pacientes con estas mismas características. Quizás y llevado por las
contingencias y teorías dela época, en un principio responsabiliza a las madres por ser
“frías”. En ese momento se daban un conjunto de fenómeno sociales particulares,
cómo el nuevo rol de la mujer en el trabajo y en la vida profesional al tiempo del
florecimiento de las teorías psicoanalíticas.

Leo Kanner describía el trastorno autista como “Falta de contacto con las personas,
ensimismamiento y soledad emocional. No fue el primer médico o psiquiatra que
percibió los síntomas, pero sí que fue el primero que los diferenció de la
esquizofrenia.

Kanner murió en Skyesville, Maryland el 3-abril de 1981.

Hoy en día se le considera como el padre del autismo, la persona


que puso las bases para tratar el Trastorno del Espectro Autista
como un trastorno, no como una discapacidad o como una locura.
.

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