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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE BAJA CALIFORNIA

FACULTAD DE INGENIERÍA, ARQUITECTURA Y DISEÑO

Ensayo sobre “Los Patitos Feos”

Comunicación oral y escrita

Alumno: Alonso Ibarra Barrios


Instructor: Lic. Suemy Franco Orlayneta

Ensenada, B.C., a 03 de diciembre del 2018


Ensayo sobre “Los patitos feos” de Boris Cyrulnik

El presente trabajo tiene como objetivo el de introducir al lector a algunas de las premisas
que componen el libro “Los patitos feos” del neuropsiquiatra francés Boris Cyrulnik. A lo largo
del trabajo de este último, resulta patente que el autor desea ampliar el concepto de
resiliencia mediante una profusa recopilación de testimonios reales que dan cuenta a viva
voz de lo variada que puede llegar a ser la restauración de la personalidad de algún
individuo, esto es, la superación de algún traumatismo producido en él. Si bien dichos
testimonios resultan esenciales para comprender de manera más profunda el fenómeno de la
resiliencia, el presente documento se enfoca solamente a aquellos factores que facilitan su
desarrollo. El tema resulta de interés debido a que, según considero, actualmente nos
encontramos ante un alza en la criminalidad en México, y con ello, un incremento en el
número de víctimas que, además de enfrentarse a una impunidad que abarca la mayoría de
los casos negándoles así el derecho a la impartición de justicia, deben dar la cara a una
sociedad muchas veces indiferente e inconscientemente ignorante a la complejísima
psicología humana.

¿Qué es, pues, la resiliencia? Antes que nada, afirma el autor, debe existir una herida
producida en una persona y no es sino a través de un complejo proceso, una metamorfosis,
que esa persona podrá cicatrizar dicha herida y adquirir así la cualidad de resiliente. Este
mismo proceso puede en mayor o menor medida resultar exitoso dependiendo de las
características propias del entorno en el cual la persona herida se encontró inserta desde su
infancia y que le proveerán los elementos internos necesarios para volverse a construir a sí
misma. Si, por el contrario, la persona no cuenta con dichos elementos, el proceso se
entorpecerá y deberá recurrir a nuevas herramientas, tanto sociales, culturales e individuales,
para poder sanarse.

Por hacer mención a algunos de los elementos clave y benéficos que deben encontrarse
desde la infancia podemos destacar los siguientes: un ambiente familiar equilibrado
(idealmente, la familia consistirá de dos imágenes, materna y paterna, a través de los cuales
el niño podrá ver el mundo desde dos ángulos distintos y que lo enriquecerán); en caso de no
encontrarse rodeado por una familia “típica”, el niño debe contar con alguna figura adulta de
confianza cuyo fin será el de convertirse en el marco de referencia y una zona de seguridad
para el niño en el cual pueda apoyarse en su necesidad de descubrir el mundo; no obstante,
si alguno de los actores anteriormente mencionados llegara a faltar, el autor hace hincapié
en la posibilidad de que el niño, o en términos más generales, la persona herida pueda
encontrar un refugio en las instituciones adecuadas que le posibiliten desarrollar la
resiliencia. De acuerdo con el autor, las instituciones sociales, si pretenden ser verdaderos
factores positivos, deben ser capaces de facilitarle al niño los instrumentos básicos (espacios
para el desarrollo de la imaginación, creatividad literaria, artística, etc.) para la transformación
del dolor en una experiencia soportable o, incluso, propulsora.

El autor hace hincapié en la necesidad de que el niño herido pueda expresar su dolor en un
medio que no lo juzgue o revictimice, sino que aprecie y sea receptivo al hecho de que el
niño sea capaz de expresarse después del evento traumatizante. Sólo así, asegura, la herida
cobrará sentido y dejará de ser un obstáculo para la recuperación de la personalidad del
individuo. Sin embargo, el autor advierte que el daño original habrá de ser un punto flaco en
el historial de la persona, pero que no por ello deja de merecer la pena luchar por una
recuperación tan completa como le sea posible.

Considero que en la sociedad actual, y con ello me refiero a la de México, en la que se


reportan diaramente numerosos casos de violencia de lo más variada y latente (desde
homicidios, secuestros, crímenes relacionados con el narcotráfico, etc.) es necesario crear
espacios en los cuales no sólo los niños, sino también adolescentes y adultos, puedan
autodefinirse a partir de sus propias experiencias dolorosas y recobrar en ellos el sentido de
vivir, compartiendo estas mismas experiencias que en algún momento de sus vidas les
provocó un daño, sin importar que la naturaleza de éste haya sido física, mental o emocional,
con el fin de que, al convertirlas en una obra artística, dejen de entorpecer su crecimiento y
camino hacia la sanación que tanto importa y debe alcanzarse.

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