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Seminario Arquidiocesano
“San Buenaventura”
Mérida - Venezuela
EL GOZO DE LA NOCHE DE NAVIDAD DEBE FUNDARSE EN DIOS Y SOLO DIOS. ÉL ES QUIEN HA VENIDO A
VISITARNOS Y HACER SU MORADA EN MEDIO DE NUESTRA HUMANIDAD, ÉL ES QUIEN QUISO HACERSE
UNO DE NOSOTROS. EN ESTOS TIEMPOS DE TANTA INCERTIDUMBRE, TIEMPO DE CRISIS, DE VIOLENCIA E
INJUSTICIA, EXISTE UN GRITO DE ESPERANZA Y ES: “DIOS HA CREÍDO EN NOSOTROS”. DIOS HA VISTO
TODO LO BUENO QUE TENEMOS Y POR ESO HA DECIDIDO ENCARNARSE. DIOS HA CREÍDO EN LA
HUMANIDAD, EN LA HISTORIA Y EN SU CREACIÓN. POR ESO HOY NUESTRO GOZO SE LLAMA ESPERANZA,
HOY NUESTRA PAZ SE LLAMA JESÚS.
ANTE UN DIOS QUE NOS ABRE LOS BRAZOS LLENO DE TERNURA EN UN NIÑO, ENVUELTO EN PAÑALES Y
RECOSTADO EN UN PESEBRE; NUESTRA CONDUCTA TIENE QUE CAMBIAR, NUESTRO CORAZÓN DEBE
DEJARSE TRANSFORMAR POR SU MISERICORDIA Y AL FIN DEBEMOS TAMBIÉN ABRIR NUESTRO BRAZOS
PARA ACOGERLE CON AMOR.
LA NAVIDAD SOLO PUEDE CELEBRARSE DESDE LO PROFUNDO DE NUESTRO SER, SOLO QUIEN SE ATREVE A
CREER QUE DIOS PUEDE VOLVER A NACER ENTRE NOSOTROS, EN NUESTRA VIDA DIARIA. PIDAMOS A
MARÍA QUE NOS ENSEÑE A AMAR A SU HIJO, QUE ESTEMOS SIEMPRE DISPUESTOS A RESPONDER CON
GENEROSIDAD AL PLAN DE SALVACIÓN; QUE JOSÉ NOS AYUDE A SER DÓCILES Y EN MEDIO DEL SILENCIO
CUSTODIAR EL DON QUE DIOS HA PUESTO EN LO PROFUNDO DE NUESTRO CORAZÓN, Y CON LOS
PASTORES OFREZCÁMOSLE LO MEJOR QUE TENEMOS.
FELIZ NAVIDAD
COMISIÓN DE LITURGIA
.
ORDINARIO DE LA CELEBRACIÓN DE LA PALABRA
Ritos Iniciales
MONICIÓN DE ENTRADA
CANTO DE ENTRADA
SALUDO:
C. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
a) El amor de Dios que se ha manifestado al mundo en el nacimiento de Jesús, esté con ustedes.
(O bien)
b) El padre que envió a su Hijo al mundo, y el Espíritu que lo formó en el seno de María, estén
con ustedes.
c) La paz y el amor de Dios, nuestro Padre, que se han manifestado en Cristo, nacido para
nuestra salvación, estén con ustedes.
Y el pueblo responde:
Y con tu espíritu.
ACTO PENITENCIAL
C. Hermanos: Para celebrar dignamente estos sagrados misterios, reconozcamos nuestros pecados.
(Breve Silencio).
C. Yo confieso…
A. Ante Dios todopoderoso y ante ustedes, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento,
palabra, obra y omisión. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a santa
María, siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a ustedes, hermanos, que intercedan por mí ante
Dios, nuestro Señor.
(El celebrante concluye con la siguiente plegaria)
C. Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros perdone nuestros pecados y nos lleve a la
vida eterna. A. Amén.
Otro formulario:
C. Tú que viniste al mundo para salvarnos: Señor, ten piedad. R. Señor, ten piedad.
C. Tú que nos visitas continuamente con la gracia de tu Espíritu: Cristo, ten piedad. R. Cristo, ten
piedad.
C. Tú que vendrás un día a juzgar nuestras obras: Señor, ten piedad. R. Señor, ten piedad.
C. Dios todopoderoso…
NOTA: se sugiere acudir al acto penitencial de adviento propuesto en el libro de la sede y /o misal
romano.
HIMNO
C. Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa
gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey
celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo
del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del
mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de
nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en
la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
(Ver día correspondiente}
Liturgia de la Palabra
PROFESIÓN DE FE
C. Creo en Dios padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único
Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de santa María
Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los
infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha
de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu
Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección
de la carne y la vida eterna. Amén.
RITO DE COMUNIÓN
C. Llenos de alegría por ser hijos de Dios nos atrevemos a decir...
(O bien)
C. El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por eso nos atrevemos a decir:
PADRE NUESTRO
C. Padrenuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase
tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras
ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la
tentación, y líbranos del mal.
C. Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en nuestros días, para que, ayudados por tu
misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos de toda perturbación, mientras esperamos
la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo.
A. Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.
C. Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: La paz les dejo, mi paz os doy, no tengas en cuenta
nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad. Tú que
vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
C. La paz del Señor esté siempre con ustedes.
A. Y con tu espíritu.
C. Como hermanos en Cristo nos podemos dar un abrazo de paz...
(O bien)
C. Dense fraternalmente la paz.
CANTO DE FRACCIÓN
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
Ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
Ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
Danos la paz.
El celebrante dice:
Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, dichosos los llamados a la mesa del Señor.
El pueblo responde:
Señor no soy digno de que entres en mi casa pero una Palabra tuya bastará para salvarme.
COMUNIÓN
RITO DE CONCLUSIÓN
C. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal, y nos lleve a la vida eterna.
A. Amén.
C. Glorifiquen al Señor con sus vidas. Pueden irse en paz.
A. Demos gracias a Dios.
LA CORONA DE ADVIENTO
La palabra Adviento es de origen latino y quiere decir Venida. Es el tiempo en que los cristianos nos
preparamos para la venida de Jesucristo. El tiempo de adviento abarca cuatro semanas antes de
Navidad.
Es una costumbre significativa y de gran ayuda para vivir este tiempo, la cual simboliza y nos
ayuda a vivenciar el primer anuncio de Navidad.
Origen:
La corona de adviento encuentra sus raíces en las costumbres pre-cristianas de los germanos
(Alemania). Durante el frío y la oscuridad de diciembre, colectaban coronas de ramas verdes y
encendían fuegos como señal de esperanza en la venida de la primavera. Pero la corona de
adviento no representa una concesión al paganismo sino, al contrario, es un ejemplo de la
cristianización de la cultura. Lo viejo ahora toma un nuevo y pleno contenido en Cristo. El vino para
hacer todas las cosas nuevas.
En la perspectiva de la nueva realidad: Los cristianos supieron apreciar la enseñanza de Jesús: Juan
8,12: “Yo soy la luz del mundo; el que me siga no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz
de la vida”. La luz que prendemos en la oscuridad del invierno nos recuerda a Cristo que vence la
oscuridad. Nosotros, unidos a Jesús, también somos luz: Mateo 5,14 “Vosotros sois la luz del mundo.
No puede ocultarse una ciudad situada en la cima de un monte.” Las velas anticipan la venida de la
luz en la Navidad: Jesucristo.
La corona de adviento se hace con follaje verde sobre el que se insertan cuatro velas. Tres velas son
violetas, una es rosa. El primer domingo de adviento encendemos la primera vela y cada domingo
de adviento encendemos una vela más hasta llegar a la Navidad. La vela rosa corresponde al
tercer domingo y representa el gozo. Mientras se encienden las velas se hace una oración, utilizando
algún pasaje de la Biblia y se entonan cantos. Esto lo hacemos en las misas de adviento y también
es recomendable hacerlo en casa, por ejemplo antes o después de la cena. Si no hay velas de esos
colores aún se puede hacer la corona ya que lo más importante es el significado: la luz que
aumenta con la proximidad del nacimiento de Jesús quien es la Luz del Mundo. La corona se puede
llevar a la iglesia para ser bendecida por el sacerdote.
Simbolismo de la Corona de Adviento:
La forma circular: El círculo no tiene principio ni fin. Es señal del amor de Dios que es eterno, sin
principio y sin fin, y también de nuestro amor a Dios y al prójimo que nunca debe de terminar.
Las ramas verdes: es el color de esperanza y vida. Dios quiere que esperemos su gracia, el perdón
de los pecados y la gloria eterna al final de nuestras vidas.
Las cuatro velas: Nos hacen pensar en la obscuridad provocada por el pecado que ciega al
hombre y lo aleja de Dios. Después de la primera caída del hombre, Dios fue dando poco a poco
una esperanza de salvación que iluminó todo el universo como las velas la corona.
Las manzanas rojas que adornan la corona: Representan los frutos del jardín del Edén con Adán y
Eva que trajeron el pecado al mundo pero recibieron también la promesa del Salvador Universal.
El listón rojo: Representa nuestro amor a Dios y el amor de Dios que nos envuelve.
BENDICIÓN DE LA CORONA DE ADVIENTO
En algunas parroquias o colegios se hace la bendición de las Coronas de Adviento. Si no se puede
asistir a estas celebraciones, se puede hacer la bendición en familia con la siguiente
ORACIÓN:
C: Señor Dios, bendice con tu poder
Nuestra corona de adviento para que,
al encenderla, despierte en nosotros
el deseo de esperar la venida de Cristo practicando las buenas obras,
y para que así, cuando Él llegue,
seamos admitidos al Reino de los Cielos.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Todos: Amén.
C: La bendición de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre esta Corona y sobre
todos los que con ella queremos preparar la venida de Jesús. Amén.
Para cantar:
"Ven, Ven, Señor, no tardes"
Ven, ven Señor no tardes;
Ven, ven Señor que te esperamos:
Ven, ven Señor no tardes;
Ven pronto Señor.
SEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO LA SERVICIALIDAD EN LA FAMILIA
Vela:
Se enciende la tercera vela de Adviento.
Oración:
Padre, en nuestra familia crecemos y aprendemos a ser mejores, te pedimos hoy que nos ayudes a
ser una familia cristiana y ser un buen ejemplo para los que nos rodean, Te pedimos fuerzas para
mejorar o cambiar lo que sea necesario de nosotros para que nuestra familia sea mejor cada día.
Amén.
Para terminar:
Todos los miembros de la familia se toman de la mano y rezan juntos el Padre nuestro. Se encienden
las luces y si se considera oportuno canta una canción.
CUARTO DOMINGO DE ADVIENTO LA PRESENCIA DE DIOS EN LA FAMILIA
Vela:
Se enciende la última vela del Adviento.
Oración:
Padre, que nos has dado una familia en la cuál te hemos conocido y amado, ayúdanos a vivir
teniéndote siempre presente en nuestras vidas. Te pedimos que en esta Navidad nos regales el
quedarte con nosotros en nuestros corazones y sentir que vives en nuestro hogar, en nuestras
familias. Amén.
Para terminar:
Todos los miembros de la familia se toman de las manos para rezar juntos un Padrenuestro. Se
encienden las luces y si considera oportuno se canta una canción.
Domingo 16 de Diciembre de 2018 Oremos por la Iglesia
III Domingo de Adviento / C
REFLEXIÓN
La conmemoración de este sagrado misterio de la Encarnación de nuestro Salvador, nos hace a
todos como Iglesia Universal permanecer unidos y dichosos por sabernos sus hijos predilectos. Este
sentimiento sólo se halla bajo la iluminación del Espíritu Santo, siendo desprendidos de aquellas
cosas que nos atan y nos hacen esclavos de las cosas materiales. El Señor Jesucristo en su Palabra,
nos exhorta a ser prestos a aquel que necesita de nuestra ayuda, ya sea de un mensaje, un gesto,
un objeto, en fin, sencillamente a servir, como lo hizo San Juan Bautista, que no promulgó su propia
persona, sino, al Mesías enviado. Por ello, al recordarlo en la Eucaristía nos enseña que Jesucristo
Sacramentado es el mismo que vino, el que viene continuamente a su Iglesia para santificarla y el
que vendrá glorioso al final del mundo. Nuestra invitación es a reconocer en las pequeñas cosas las
maravillas que Dios nos otorga día tras día, y que son parte de la riqueza su amor misericordioso.
Por eso, en comunión con todos los cristianos ofrezcamos fervorosamente nuestra oración a Dios por
los pastores y los ministros que guían con diligencia nuestra Iglesia. Amén.
SEM. JORGE URBINA
MONICIÓN DE ENTRADA:
Hermanos todos en el Señor sean bienvenidos a esta celebración, el día de hoy nos encontramos en
este tercer paso de preparación para la Navidad, tiempo de gracia y de felicidad. Preparemos
nuestro corazón para recibir al Salvador hecho niño en Belén y aprenderemos a ser diligentes y
precursores de la Buena Noticia, de sentirnos Hijos de un mismo Padre; teniendo en favor nuestro el
Santo Espíritu de Dios que irrumpe nuestra vida y nuestra esperanza. Iniciemos gozosos nuestra
oración.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que contemplas a tu pueblo esperando fervorosamente la fiesta del nacimiento de tu
Hijo, concédenos poder alcanzar la dicha que nos trae la salvación y celebrarla siempre, con la
solemnidad de nuestras ofrendas y con vivísima alegría. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que
vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.
L. Toquen para el Señor, que hizo proezas, anúncienlas a toda la tierra; griten jubilosos, habitantes
de Sión: «Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel.».
LECTURA DE LA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS FILIPENSES (4, 4-7)
Hermanos: Estén siempre alegres en el Señor; se lo repito, estén alegres. Que su discreción la
conozca todo el mundo. El Señor está cerca. Nada los preocupe; sino que, en toda ocasión, en la
oración y súplica con acción de gracias, sus peticiones sean presentadas a Dios. Y la paz dé Dios,
que sobrepasa todo juicio, guardará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.
Palabra de Dios.
A. Te alabamos, Señor.
REFLEXIÓN
Jesús, nuestro Señor, no fue un evento casual, no representó la aparición repentina de Dios que quiso
irrumpir en nuestra historia apareciendo de la nada, Jesús perteneció a un pueblo, creció siendo
parte de una cultura, vivió en una tierra, que era suya; conoció y luchó contra un sistema de
gobierno que para entonces era representado, en lo político, por el imperio romano, y en lo
religioso por maestros de la ley y sumos sacerdotes. Jesús no es un hombre sin patria, Jesús es luz de
las naciones (Is 49,6) y en especial de la suya.
A Israel se le había prometido, desde antiguo, un mesías, un salvador, un gobernante que los regiría
y salvaría de la oscuridad y del oprobio al que estaban sujetos (Miq 5,2). Sin embargo, al llegar la
plenitud de los tiempos, envió Dios a su hijo, nacido de una mujer sencilla; pobre y perseguida (Gal
4, 4-5; Lc 2, 7). Y el reino que vendría a instaurar saldría de lo común, iría en contra de todo lo que
se esperaba y tendría como principio base el amor, no la guerra. Es así como la historia se parte en
dos, como las profecías de antiguo cobraron validez y como las promesas se cumplieron, sin
embargo, Jesús, por mucho, no llenaba las expectativas del pueblo que se esperaba. Ellos querían
un caudillo, un rey poderoso que los libraría por fuerza y dramáticamente de la situación a la que
estaban sujetos, pero Jesús comienza su vida pública predicando perdón, amor, misericordia, más
sufrimientos y cruz. Viene predicando un reino que no es de este mundo, un reino que es de Dios y
en el cual Él es rey.
Una parte de las personas que le seguían, lo hacían motivados por los poderes que Jesús ejercía
sobre los pobres, los marginados y necesitados, que eran un principal auditorio, sin embargo, no
estaban convencidos de que este fuera el Mesías que esperaban; otros, los más cercanos, le
seguían, escuchaban su enseñanza, la ponían en práctica, pero en el fondo tampoco estaban
convencidos de caminar verdaderamente con el Hijo de Dios. Y es que, por mucho, el mensaje de
Jesús no tenía sentido, y su manera de regir, era poco común, más bien resultaba escandalosa para
muchos e irreverente para otros.
Finalmente, su pueblo, el mismo que le esperaba y le seguía, lo crucificó; su tierra, en la que nació y
creció, recibió su sangre, y no como la sangre de un rey, sino como la de un bandido, un pecador. Y
es así como, después de muerto y al resucitar, viene a instaurar definitivamente su reino entre
nosotros, viene a seguir amando a sus amigos, a su pueblo, el que se escogió para sí y que ahora no
se reduce a la pequeña porción del pueblo de Israel, sino que se extiende a todo el mundo.
El modelo de política de Jesús está caracterizado por el amor; su reino es el de la misericordia, su
patria está en el cielo, su pueblo somos nosotros, por ende debemos ver a Jesús como nuestro rey,
como nuestro único y verdadero rey, como aquel que debe regir nuestras vidas, como el único
modelo que debemos seguir y al cual debemos imitar. De esta manera nada nos apartará del bien
común, nada nos conducirá al egoísmo que tanto golpea a nuestros pueblos, nada pisoteará nuestra
dignidad, pues estará cimentada en Él, nada se interpondrá entre el bien y nosotros. Pidamos al
Señor que nos acompañe en esta hora de tantas necesidades y que venga a ocupar el lugar que le
corresponder en nuestras vidas.
SEM. EDUARDO GOTOPO
MONICIÓN DE ENTRADA
Sean bienvenidos, queridos hermanos, a este segundo día de novena. Nos preparamos para recibir
a Jesús que se nos hace próximo. Pongamos nuestro corazón junto al de muchos venezolanos, y
unámonos para celebrar y pedir por nuestro país y por sus gobernantes. Dejémonos guiar por la
palabra de Dios que se nos hace viva y eficaz.
ORACIÓN COLECTA
Dios creador y redentor de los hombres, que tu Verbo eterno tomara carne en el seno de la
siempre Virgen María, escucha nuestra súplicas y concédenos que tu Hijo Unigénito, hecho hombre
por nosotros se digne hacernos partícipes de su condición divina. Por Jesucristo tu Hijo. Amén
L. Comunica, Señor, al rey tu juicio y tu justicia, al que es hijo de reyes; así tu siervo saldrá en
defensa de tus pobres y regirá a tu pueblo justamente. R.
L. Justicia y paz ofrecerán al pueblo, las colinas y los montes. El rey hará justicia al oprimido y
salvará a los hijos de los pobres. R.
L. Florecerá en sus días la justicia y reinará la paz, era tras era. De mar a mar se extenderá su
reino y de un extremo al otro de la tierra. R.
L. Que bendigan al Señor eternamente, y tanto como el sol, viva su nombre. Que sea la bendición
del mundo entero y lo aclamen dichoso las naciones. R.
Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abrahán: Abrahán engendró a Isaac, Isaac a
Jacob, Jacob a Judá y a sus hermanos. Judá engendró, de Tamar, a Farés y a Zará, Farés a Esrón,
Esrón a Aram, Aram a Aminadab, Aminadab a Naasón, Naasón a Salmón, Salmón engendró, de
Rahab, a Booz; Booz engendró, de Rut, a Obed; Obed a Jesé, Jesé engendró a David, el rey.
David, de la mujer de Urías, engendró a Salomón, Salomón a Roboam, Roboam a Abías, Abías a
Asaf, Asaf a Josafat, Josafat a Joram, Joram a Ozías, Ozías a Joatán, Joatán a Acaz, Acaz a
Ezequías, Ezequías engendró a Manasés, Manasés a Amós, Amós a Josías; Josías engendró a
Jeconías y a sus hermanos, cuando el destierro de Babilonia. Después del destierro de Babilonia,
Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel a Zorobabel, Zorobabel a Abiud, Abiud a Eliaquín, Eliaquín a
Azor, Azor a Sadoc, Sadoc a Aquim, Aquim a Eliud, Eliud a Eleazar, Eleazar a Matán, Matán a
Jacob; y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo. Así, las
generaciones desde Abrahán a David fueron en total catorce; desde David hasta la deportación a
Babilonia, catorce; y desde la deportación a Babilonia hasta el Mesías, catorce.
Palabra del Señor
A. Gloria a ti, Señor Jesús
C. En este día en que oramos por nuestra Patria pidamos al Señor que escuche nuestras suplicas
diciendo: Escucha, Señor, la oración de tu pueblo.
1. Pidamos por la Iglesia, por el Papa, los obispos y todos los sacerdotes, para que el Señor
acreciente en ellos el deseo de servirle y seguirle con corazón decidido. Oremos al Señor.
2. Pidamos por nuestra patria, Venezuela, para que, consagrada al Santísimo Sacramento,
pueda dar frutos de alegría, justicia y santidad. Oremos al Señor.
3. Pidamos por nuestros gobernantes, para que sientan en sus corazones el deseo de servir
con bondad y solicitud al pueblo que se les ha encomendado. Oremos al Señor.
4. Pidamos por todos los venezolanos, para que en sus mesas nunca falte Dios ni el pan de
cada día. Oremos al Señor.
5. Pidamos por los venezolanos que, fuera del País, han emprendido una nueva vida, para
que el Señor inflame sus corazones en amor y les conceda las gracias que más estén
necesitando. Oremos al Señor.
C. En tus manos ponemos Padre Santo estas súplicas, atiéndelas con tu amor infinito y has que
germine la semilla de tu Reino entre nosotros. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén
REFLEXIÓN
Jeremías, el profeta recordado muchas veces por sus “lamentaciones”, aparece en este camino del
adviento para traer a nuestras mentes y nuestros corazones una palabra de salvación. Anuncia, de
parte del Señor, la llegada de alguien que hará justicia y derecho, y permitirá que el pueblo
pueda vivir seguro. Si en su tiempo esa palabra era difícil de creer, la realidad actual de nuestro
mundo parece que la convierte en una quimera inalcanzable. ¿Qué certeza habitaba el corazón del
profeta para manifestarse con tal seguridad? La respuesta nos la ofrece de inmediato: Dios es fiel.
El Señor no es sólo el que les salvó de la esclavitud de Egipto. Aquel gran acontecimiento que Israel
recuerda y celebra en la Pascua, es el símbolo de una salvación que acontece en todo momento. Y
Jeremías deja muy clara esta experiencia de quién es Dios, anunciando sin ninguna clase de duda la
intervención salvadora de Dios, que permitirá regresar a la tierra y habitar los propios campos. En
el evangelio el relato que Mateo hace del nacimiento de Jesús suscita muchas más preguntas que
respuestas ofrece. El destino de María, embarazada antes de vivir con José, podía ser la
lapidación. Para evitarlo, entra en escena José, definido como hombre justo. Mateo nos relata su
decisión de repudiarla en secreto, porque no quería denunciarla. La primera cuestión que uno puede
preguntarse es cómo podría mantenerse en secreto un repudio hace más de veinte siglos en un
pueblecito de Galilea en que todos se conocían. Pero para el evangelista da la impresión de que
estas cuestiones no tienen importancia. Lo que realmente necesita explicar a su comunidad es que en
el nacimiento de Jesús se cumplió todo cuanto estaba previsto en las Escrituras. Y como José, a pesar
de su bondad y rectitud no lo iba a poner fácil, se convierte en la figura central de este pequeño
relato. Todo nos puede parecer un poco anecdótico pero José aparece aquí como una de las
grandes figuras de la fe, ante el que podemos contrastar nuestras actitudes. Porque José es bueno,
ha reflexionado, quiere hacer las cosas bien, no desea el mal para María… y con todas esas
condiciones previas (que ya quisiéramos para nosotros muchas veces) ha tomado una decisión que le
parece la única posible y digna. Pero el Señor tiene otros planes y plantea a José una solución que
él no contemplaba y que seguramente no compartía previamente. Sin embargo amplía su mirada,
ensancha sus horizontes, se fía de Dios. Su actitud de apertura hizo posible la presencia del Señor
Jesús con nosotros.
SEM. NELVIS QUINTERO
MONICIÓN DE ENTRADA
En este tercer día de novena de aguinaldos, nos preparamos para el Nacimiento del Señor, y con
mucha alegría queremos orar en este día por todas las familias venezolanas, para que a ejemplo
de la familia de Nazaret, puedan construir en sus hogares el bienestar y el amor, abnegados por
mantener la unidad y la esperanza, siendo constructores de fidelidad en el plan de salvación. Nos
disponemos todos a vivir a plenitud esta celebración.
ORACIÓN COLECTA
Derrama, Señor, tu gracia sobre nosotros, que, por el anuncio del ángel, hemos conocido la
encarnación de tu Hijo, para que lleguemos por su pasión y cruz a la gloria de la resurrección. Por
nuestro Señor Jesucristo. Amén.
L. Comunica, Señor, al rey tu juicio y tu justicia, al que es hijo de reyes; así tu siervo saldrá en
defensa de tus pobres y regirá a tu pueblo justamente. R.
L. Al débil librará del poderoso y ayudará al que se encuentra sin amparo; se apiadará del
desvalido y pobre y salvará la vida al desdichado. R.
L. Bendito sea el Señor, Dios de Israel, el único que hace grandes cosas. Que su nombre glorioso sea
bendito y la tierra se llene de su gloria. R.
Cristo vino al mundo de la siguiente manera: Estando María, su madre, desposada con José, y antes
de que vivieran juntos, sucedió que ella, por obra del Espíritu Santo, estaba esperando un hijo. José,
su esposo, que era hombre justo, no queriendo ponerla en evidencia, pensó dejarla en secreto.
Mientras pensaba en estas cosas, un ángel del Señor le dijo en sueños: “José, hijo de David, no
dudes en recibir en tu casa a María, tu esposa, porque ella ha concebido por obra del Espíritu
Santo. Dará a luz un Hijo y tú le pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus
pecados”. Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho el Señor por boca del
profeta Isaías: He aquí que una virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien pondrán el nombre
de Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros. Cuando José despertó de aquel sueño, hizo lo que
le había mandado el ángel del Señor y recibió a su esposa.
Palabra del Señor
A. Gloria a ti, Señor Jesús
REFLEXIÓN
Frecuentemente, ante los innumerables problemas que debemos enfrentar, podemos perder la
esperanza. En efecto, las incongruencias y las injusticias del acontecer diario parecen ofuscar la
verdad de Dios en nuestras vidas. Así, nos sentimos solos y desesperanzados. Ante tal realidad es
conveniente que volvamos la mirada sobre los personajes de la liturgia de la palabra del día de
hoy: Manóaj y su mujer, ambos no tienen hijos, pues la mujer es estéril, además viven bajo el
régimen de los filisteos; por otra parte, aparecen dos ancianos: Zacarías e Isabel, que no tenían
hijos. Ambos matrimonios, de alguna manera, estaban sometidos a la burla y al escarnio público,
pues no tenían descendencia lo cual era considerado un oprobio. Sin embargo, el Señor mira con
ternura su afrenta y decide hacer algo por ellos. De modo que ambos matrimonios logran
engendrar un niño, cuyo destino está marcado por la mano y la bendición de Dios. En definitiva, el
Señor no abandona a sus hijos y, aunque la realidad pudiera cada vez mostrar que Dios nos
abandona, esto no es así. Hoy todos somos invitados a creer que para Dios no hay algo imposible,
nuestra vida y realidad pueden adquirir un nuevo sentido si decidimos aceptar la bendición del
Señor. Esta bendición exige de nuestra parte un sentido de apertura para dejarnos sorprender por
su amor que, a pesar de nuestra falta de fe, siempre está para nosotros. Dejemos que nuestra vida
sea signo de esperanza, porque Dios está de nuestra parte y nos da signos de bendición. Por eso
pidamos al Señor que obre maravillas con su gracia en nuestras vidas, para que podamos ser
receptores de su amor en medio de las tribulaciones de cada día.
SEM. LUIS INFANTE
MONICIÓN DE ENTRADA
Queridos hermanos en el Señor, les damos la bienvenida a este cuarto día de nuestra novena de
Aguinaldos. Hoy de manera especial, queremos encomendar al Dios de la vida a todos los enfermos
y ancianos de nuestra comunidad para que la llegada del Niño Jesús, nuestra esperanza, sea
siempre nuestro consuelo en la aflicción y nuestro auxilio en la adversidad. Con estas intenciones y
con las que tenemos en nuestro corazón, iniciemos con gozo esta celebración.
ORACIÓN COLECTA
Derrama, Señor, tu gracia sobre nosotros, que, por el anuncio del ángel, hemos conocido la
encarnación de tu Hijo, para que lleguemos por su pasión y cruz a la gloria de la resurrección. Por
nuestro Señor Jesucristo. Amén.
L. Señor sé para mí un refugio, ciudad fortificada donde me salves. Y pues eres mi auxilio y mi
defensa líbrame, Señor, de los malvados. R.
L. Señor, tú eres mi esperanza; desde mi juventud en ti confío. Desde que estaba en el seno de mi
madre, yo me apoyaba en ti y tú me sostenías. R.
L. Tus hazañas, Señor, alabaré, diré a todos que sólo tú eres justo. Me enseñaste a alabarte desde
niño y seguir alabándote es mi orgullo. R.
En tiempos de Herodes, rey de Judea, había un sacerdote llamado Zacarías, de la clase sacerdotal
de Abías. Su mujer, llamada Isabel, era descendiente de Aarón. Ambos eran justos a los ojos de Dios
y seguían en forma irreprochable todos los mandamientos y preceptos del Señor. Pero no tenían
hijos, porque Isabel era estéril; y los dos eran de edad avanzada. Un día en que su clase estaba de
turno y Zacarías ejercía la función sacerdotal delante de Dios, le tocó en suerte, según la costumbre
litúrgica, entrar en el Santuario del Señor para quemar el incienso. Toda la asamblea del pueblo
permanecía afuera, en oración, mientras se ofrecía el incienso. Entonces se le apareció el ángel del
Señor, de pie, a la derecha del altar del incienso. Al verlo, Zacarías quedó desconcertado y tuvo
miedo. Pero el ángel le dijo: "No temas, Zacarías; tu súplica ha sido escuchada. Isabel, tu esposa, te
dará un hijo al que llamarás Juan. Él será para ti un motivo de gozo y de alegría, y muchos se
alegrarán de su nacimiento, porque será grande a los ojos del Señor. No beberá vino ni bebida
alcohólica; estará lleno del Espíritu Santo desde el seno de su madre, y hará que muchos israelitas
vuelvan al Señor, su Dios. Precederá al Señor con el espíritu y el poder de Elías, para reconciliar a
los padres con sus hijos y atraer a los rebeldes a la sabiduría de los justos, preparando así al Señor
un pueblo bien dispuesto". Pero Zacarías dijo al ángel: "¿Cómo puedo estar seguro de esto? Porque
yo soy anciano y mi esposa es de edad avanzada". El Ángel le respondió: "Yo soy Gabriel, el que
está delante de Dios, y he sido enviado para hablarte y anunciarte esta buena noticia. Te quedarás
mudo, sin poder hablar hasta el día en que sucedan estas cosas, por no haber creído en mis
palabras, que se cumplirán a su debido tiempo". Mientras tanto, el pueblo estaba esperando a
Zacarías, extrañado de que permaneciera tanto tiempo en el Santuario. Cuando salió, no podía
hablarles, y todos comprendieron que había tenido alguna visión en el Santuario. Él se expresaba
por señas, porque se había quedado mudo. Al cumplirse el tiempo de su servicio en el Templo,
regresó a su casa. Poco después, su esposa Isabel concibió un hijo y permaneció oculta durante cinco
meses. Ella pensaba: "Esto es lo que el Señor ha hecho por mí, cuando decidió librarme de lo que
me avergonzaba ante los hombres".
Palabra del Señor.
A. Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN DE LOS FIELES
C. Oremos a Dios Padre para quien nada hay imposible y digámosle: Escúchanos, Padre.
1. Por la Iglesia universal, el Papa, Obispos y sacerdotes; para que fieles a Jesús, encuentren
en la vida de los ancianos y los enfermos el testimonio de alegría y esperanza que les
motive para luchar por un mundo mejor. Oremos.
2. Por los enfermos; para que encuentren en Cristo paciente la fuerza necesaria para seguir
adelante en medio de su dolor. Oremos.
3. Por los ancianos; para que el testimonio de su vida nos ayude a vivir con fe y profundo
agradecimiento los diversos acontecimientos de nuestras vidas. Oremos.
4. Por los que gobiernan las naciones; para que promoviendo la paz y la justicia social
aseguren los medicamentos necesarios para nuestros enfermos y ancianos. Oremos.
5. Por los sacerdotes, religiosos y religiosas ancianos; para que la certeza del amor de Dios
les motive a integrar su dolor a la pasión de Cristo por la salvación de las almas. Oremos
C. Padre de infinita misericordia, acoge benignamente nuestras súplicas y concédenos lo que con fe
te pedimos. Por Cristo, nuestro Señor. Amén.
REFLEXIÓN
Los días finales del Adviento tienen un poco el aspecto y el color de una cuenta regresiva para la
gran celebración que marcó la historia de toda la humanidad, el Nacimiento del Salvador, Cristo,
Nuestro Señor, de manera que nuestros corazones estén bien dispuestos para recibirle. El Evangelio
presenta, con especial solemnidad, el anuncio del nacimiento de Juan el Bautista al sacerdote
Zacarías, en el sagrado Templo, en Jerusalén, la Capital; contrasta hoy con el anuncio del Ángel a
María en la simplicidad de su casa, en el insignificante poblado de Nazaret, Virgen desposada con
José, hombre justo de ascendencia davídica pero desposeído de toda grandeza ante los hombres.
Es así como, de modo desconcertante, Dios irrumpe en la historia al anunciarle a María que será la
Madre del Salvador del mundo, cuyo nombre será Jesús. María, la llena de gracia y modelo de fe,
responde con su “hágase en mí según tu palabra”. Dios no cesa de llamar a nuestras vidas, de
llenarnos de sus dones, de dársenos Él mismo porque es el Dios-con-nosotros, no un Dios escondido y
alejado, sino Aquél que muestra su más grande ternura y misericordia en su Hijo, hecho niño. Lo
anunciado a María se anuncia también a nosotros, y de nosotros se espera que asumamos la actitud
por la que ella optó, de docilidad y entrega a la voluntad de Dios. Así nacerá Cristo en nuestros
corazones por la fe, y podremos llevarlo a otros hermanos nuestros, mostrarlo y predicarlo en
nuestros actos de solidaridad y entrega. Se trata por tanto de “COMPARTIR” nuestra fe en el amor,
el servicio, la solidaridad, la amistad, el respeto, la confianza y la esperanza. El Adviento nos
prepara para la ya cercana fiesta de Navidad, para que abramos como María nuestro corazón,
nuestras manos, para recibir a Jesús y darlo a los demás, si Él llega a nosotros permaneceremos
como canales que pueden reciben el poder del amor y del Espíritu de Dios para que lo entreguemos
y compartamos a nuestros hermanos.
MONICIÓN DE ENTRADA
Hermanos, sean bienvenidos a esta celebración con la que nos acercamos a la celebración de la
natividad del Señor. En las lecturas de hoy, se nos sigue mencionando una virgen que dará a luz,
esa virgen que lleva por nombre María puso su vida al servicio, la entrega y el compartir de la
gracia de Dios a los hombres. De pie, y con el gozo de la pronta venida del Salvador nos
preparamos para esta celebración.
ORACIÓN COLECTA
Derrama Señor, tu gracia sobre nosotros, que hemos conocido por el anuncio del ángel la
encarnación de tu Hijo, para que lleguemos por su pasión y su cruz la gloria de la resurrección. Por
nuestro Señor Jesucristo.
C. Gracias Señor, por todos los beneficios que nos concedes, sigue derramando tu gracia sobre
cada uno de nosotros. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Acepta, Señor, estas ofrendas por las que se va a renovar entre nosotros el sacrificio único de
Cristo, y haz que, al participar de estos misterios, concédenos los bienes que la fe nos invita a
esperar. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
REFLEXIÓN
En la liturgia de la Palabra de este día se encuentran dos ejes centrales que deben dirigir la vida
cristiana: el amor y el servicio. En un primer momento, del libro del Cantar de los Cantares se
pueden extraer elementos de una relación de amor, de un enamoramiento entre el amado y la
amada, partiendo de este hecho tan realista y natural el escritor sagrado impregna las páginas de
la Sagrada Escritura con unos poemas que exaltan la fragancia de un corazón enamorado. El autor
quiere expresar la particularidad del amor de Dios por la humanidad, un amor que se convierte en
invitación a lo profundo del ser y que se ve manifestado incluso en la creación misma; luego, al
llevarlo a la vida cotidiana, cabe preguntarse: ¿siento amor en mi corazón?, ¿reflejo el amor de Dios
hacia los demás?, ¿estoy enamorado? En un segundo momento, el Evangelio de Lucas, expresa como
este amor que se recibe de Dios y es guardado en el corazón, debe ser transmitido y llevado a la
práctica mediante el servicio. El ejemplo más fehaciente de este hecho, es María de Nazaret, que se
encamina presurosa, el amor siempre será buena noticia, no puede quedarse encerrado debe ser
compartido. Ahora, ¿cómo expresar este amor en el servicio?: 1. El amor se da a conocer con los
detalles; 2. La alegría es distintivo de la presencia del amor; 3. Siempre es fruto del Espíritu Santo;
4. Implica un relación de fe, es decir, el amor lleva a creer.
El amor y el servicio deben ir unidos, uno debe llevar al otro. En la vida siempre serán necesarios los
dos, el amor como eje fundamental que da sentido a mi historia y el servicio como praxis misma del
amor; de igual manera, el servicio como norma de vida debe llevar impregnado el amor, para que
sea como ofrenda agradable. Al mismo tiempo, el amor lleva a la trascendencia, nunca muere,
porque proviene de Dios, cuando se ama es para toda la eternidad.
SEM. JOSÉ LEONARDO BASTO
MONICIÓN DE ENTRADA
Queridos hermanos, estamos reunidos frente al altar del Señor para alabarle y bendecirle. Hoy la
Palabra nos invita a ser profetas, a ser transmisores, cooperadores de la Buena Nueva que se da
con alegría cuando disponemos nuestra alma y nuestro ser al mensaje de Dios. Encomendamos en
este día a todos los centros educativos y sus estudiantes, para que guiados por el Espíritu Santo
superen las dificultades y puedan formarse de acuerdo a las necesidades de nuestro País. Con
alegría participamos de esta celebración.
ORACIÓN COLECTA
Escucha Señor la súplica de tu pueblo, que se alegra por la venida de tu Hijo en nuestra carne
mortal y concédenos que cuando vuelva a revestido de gloria y majestad, nos llenemos también de
alegría al recibir de sus manos la recompensa de la vida eterna. Por Nuestro Señor Jesucristo.
Amén.
REFLEXIÓN
Sin duda alguna, este cántico retrata perfectamente el alma de María, sus sentimientos, pero sobre
todo la consciencia que tiene de Dios. Nos presenta a una mujer que sabe perfectamente “en quién
ha puesto su confianza”. María cree y espera en el Dios que salva a su pueblo, el Dios para el que
nada es imposible, el Dios que cumple sus promesas, ante todo el Dios que es amor, ternura y
comprensión y que se hace historia en nuestra propia historia.
María se ha beneficiado de la gracia más extraordinaria más que ninguna otra mujer: ha sido
elegida por Dios, entre todas las mujeres de la historia, para ser la Madre de aquel Mesías
Redentor que la Humanidad estaba esperando desde hacía siglos. Es el honor más alto nunca
concedido a una persona humana, y Ella lo recibe con una total sencillez y humildad, dándose
cuenta de que todo es gracia, regalo, y que Ella es nada ante la inmensidad del poder y de la
grandeza de Dios, que ha obrado maravillas en Ella (cf. Lc 1,49). Una gran lección de humildad
para todos nosotros, hijos de Adán y herederos de una naturaleza humana marcada profundamente
por aquel pecado original del que, día tras día, arrastramos las consecuencias.
Estamos llegando ya al final del tiempo de Adviento, un tiempo de conversión y de purificación.
Sería pues importante en estos últimos días antes de la Navidad que nos preguntáramos, ¿cuál es la
imagen que tengo de Dios? Es nuestra imagen parecida a la que tenía María Santísima? Navidad
debe ser para cada uno de nosotros la celebración de la inserción de Dios en nuestra propia
historia. ¿Nuestra experiencia de Dios y su salvación podría llevarnos a expresarnos de él de la
misma manera que lo hace María Santísima?
SEM. ALBERTO SEGOVIA
MONICIÓN DE ENTRADA
Estimados hermanos, esta celebración, nuevamente nos reunimos con gran alegría y como una sola
familia ante la luz del Salvador, pidiendo a Él que renueve en nuestras vidas esa llama que infundió
en nuestro ser desde el día de nuestro Bautismo, y así perseveremos todos en la esperanza del
nacimiento del Mesías, dejando que su Palabra se haga vida y se cumplan con gozo en nuestra
existencia sus santos criterios. Hoy estaremos atentos a la luz que es Jesús que nos llega a través de
María la Madre de la Esperanza. Bienvenidos.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que con la venida de tu Hijo has querido redimir al hombre sentenciado a muerte,
concede a los que van a adorarlo, hecho niño en Belén, participar de los bienes de su redención. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
L. EL arco de los fuertes se ha quebrado, los débiles se ven de fuerza llenos. Se ponen a servir por
mendrugo los entes satisfechos; y sin tener que trabajar, pueden saciar su hambre los hambrientos.
Siete veces da a luz la que era estéril y la fecunda ya dejó de serlo. R
L. Da el Señor muerte y la vida, deja morir y salva de la tumba; él es quien empobrece y enriquece,
quien abate y encumbra. R.
L. Él levanta del polvo al humillado, al oprimido saca de su oprobio, para hacerlo sentar entre los
príncipes en un trono glorioso. R.
En aquel tiempo, María dijo: " Mi alma la Glorifica al Señor, y mi espíritu se llena de júbilo en Dios,
mi salvador; porque puso sus ojos en la humildad de su esclava. Desde ahora me llamarán dichosas
todas las generaciones, porque ha hecho en mí grandes cosas el que todo lo puede. Santo es su
nombre, y su misericordia llega de generación en generación a los que lo temen. Ha hecho sentir el
poder de su brazo: dispersó a los de corazón altanero, destronó a los potentados y exaltó a los
humildes. A los hambrientos los colmó de bienes y a los ricos los despidió sin nada.
Acordándose de su misericordia, vino en ayuda de Israel, su siervo, como lo había prometido a
nuestros padres, a Abrahán y a su descendencia para siempre." María permaneció con Isabel unos
tres meses y luego regresó a su casa.
Palabra del Señor.
A. Gloria a ti, Señor Jesús.
REFLEXIÓN
Hagamos espacio a Dios a través de estos textos para recibir hoy el regalo que él nos quiere dar,
ofreciéndole todo lo que somos, y dándole en este IV Domingo del tiempo de Adviento, un pequeño
presente desde lo más profundo de nuestro ser, nuestra alabanza y adoración.
La Palabra de Dios como en la Liturgia, cerca de la Navidad, nos lleva nuevamente a centrar
nuestra mirada en María de Nazaret. Es de destacar, la misión que ella emprendería al tomar la
decisión de encontrase con su prima Isabel (cfr. Lc 1, 39-40). La cual, su inspiración divina y
profética, la lleva a recibir en su corazón una respuesta, que se transformaría en una afirmación de
parte de Isabel, que llena del Espíritu Santo reconoce el fruto del vientre en María (cfr. Lc 1, 42). La
visita de nuestra Señora, la mujer que dio a luz el rostro humano del Salvador, la servidora del
Señor, expresa su humildad y disponibilidad como “la Madre del Verbo Encarnado” (cfr. Lc 1, 43).
Como bien lo entendió María en el encargo de la anunciación, ella supo desde un primer momento,
que no sólo estaba seleccionada a lo que le agradaba de su Hijo Jesús, su unicidad la llevo a estar
dispuesta a saborear con Él, la copa del dolor y de la gloria. Al meditar este evangelio, se puede
denotar que las tribulaciones y sufrimientos en la vida humana, no corresponden a un castigo de
parte de Dios, la fe cristiana nos dice que es una gracia, para sanar y fortalecerse espiritualmente
como persona. Finalmente, la Palabra de Dios que hemos escuchado, avive y anime a la comunidad
a mantenerse unida en torno al Niño Dios, y pidámosle a la Madre de Dios, que infunda en nuestras
almas, sus sentimientos de amor y servicio a los demás, aun en los momentos de dificultad y fatiga.
SEM. HÉCTOR CHIRINOS
MONICIÓN DE ENTRADA
Queridos hermanos, sean todos bienvenidos a esta celebración eucarística. El Señor, pone de
manifiesto una vez más, su infinita misericordia y alegría, pues, a pesar de las vicisitudes y
sufrimiento de la vida humana, Dios sigue demostrando que no es insensible ante el dolor, por eso,
quiere animar y consolar a su pueblo y para esto se presenta como un ser inigualable, que posee
dominio sobre todo lo creado. Antes bien, el da el vigor y la fuerza divina a su hijos adoptivos,
para que reavivan la esperanza y la alegría, al recordar en la Encarnación a su Hijo, como
bendición que se extiende hasta nosotros. Con alegría nos preparamos para esta celebración.
ORACIÓN COLECTA
Te pedimos, Señor, que infundas tu gracia en nuestros corazones, para que, habiendo conocido, por
el anuncio del ángel, la encarnación de tu Hijo, lleguemos, por medio de su pasión y de su cruz, a la
gloria de la resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.
L. Señor, Dios de los ejércitos, vuelve tus ojos, mira tú viña y visítala; protege la cepa plantada por
tu mano, el renuevo que tú mismo cultivaste. R.
L. Que tu diestra defienda al que elegiste, al hombre que has fortalecido. Ya no nos alejaremos de
ti; consérvanos la vida y alabaremos tu poder. R.
REFLEXIÓN
En el amanecer del día previo a la gran celebración de la Navidad, la iglesia nos propone meditar
el llamado cántico de Zacarías; al sacerdote del templo antiguo de Jerusalén, que en un primer
momento resiste en su corazón a la acción de Dios, teniendo que vivir en la mudez el embarazo de
su esposa y el nacimiento de su hijo, luego le es dado exaltar las obras del Señor y reconocer el
señorío del Dios de Israel. Por otra parte se nos invita a reflexionar sobre el misterio del amor,
dejándonos impactar por el mensaje que trae la alegoría de los pesebres. Cada pesebre nos habla
del Amor de Dios que es total gratuidad y donación; Dios, que no tuvo repugnancia en asumir la
condición humana en las peores condiciones posibles, nos invita a reconocer en cada ser humano su
rostro, su imagen, su presencia. Amarnos unos a otros es el distintivo de los cristianos y en el pesebre
navideño se nos enseña que el amor es entrega total.
EN la noche de este día “nos visitará el Sol que nace de lo alto”; para los cristianos el verdadero sol
es Cristo Jesús, Dios hecho hombre, que se hace un niñito pobre e indefenso para conducirnos a la
plenitud de la vida, a través del servicio y de la entrega sin límites.
Nuestros pesebres nos recuerdan que Dios no necesita palacios o templos materiales suntuosos
donde habitar; Él quiere habitar en el corazón pobre y humilde del creyente capaz de postrarse en
adoración ante un niño envuelto en pañales. Hoy esta adoración la podemos realizar con obras de
solidaridad, obras que expresan el verdadero y auténtico amor, en bien de nuestros semejantes que
les permitan experimentar la verdadera Navidad.
PBRO. CANDIDO CONTRERAS
MONICIÓN DE ENTRADA
Queridos hermanos, nos hemos reunido para celebrar con gran alegría este último día de nuestra
novena con la cual nos prepararnos al Nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo, alimentando nuestra
vida con la Palabra de Dios y con el Cuerpo de Cristo, que ha querido nacer en la sencillez de un
Pesebre para traernos la salvación, mostrándonos el gran amor de Dios Padre que se manifiesta en
lo sencillo de la vida. Alabemos juntos el nombre del Señor.
ORACIÓN COLECTA
Apresúrate, Señor Jesús, y no tardes, para que tu venida consuele y fortalezca a los que esperan
todo de tu amor. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
L. Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor y daré a conocer que su fidelidad es eterna, pues
el Señor ha dicho: “Mi amor es para siempre y mi lealtad, más firme que los cielos. R.
L. Un juramento hice a David mi servidor, una alianza pacté con mi elegido: “Consolidaré su dinastía
para siempre y afianzaré tu trono eternamente”. R.
L. Él me podrá decir: “Tú eres mi Padre, el Dios que me protege y que me salva. Yo jamás le
retiraré mi amor, ni violaré el juramento que le hice”. R.
C. A ti Padre de amor, que no desatiendes el clamor de tus hijos, escucha todas nuestras plegarias y
llévalas según tu Espíritu a su plenitud. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
MISA DE MEDIANOCHE
REFLEXIÓN
La revelación de Dios a la humanidad se ve hoy plasmada en el nacimiento de su Hijo Único,
acontecimiento que nos invita a levantar la mirada y fijarnos en esa luz que brilla en medio de la
oscuridad, a escuchar el llanto de aquel que siendo Dios se deja escuchar en medio del silencio.
Hoy como los humildes pastores de Belén, se nos invita a hacernos partícipes de la alegría que nos
embarga, hoy celebramos la Navidad, noche de paz, noche de amor, noche de regocijo en el que
todos debemos abrir nuestro corazón, para que el Divino Salvador pueda hacer su morada y
resguardarse de los males de este mundo. Contemplar hoy al recién nacido, es centrar nuestra
atención en aquellos que sufren ante la inclemencia de la situación, es fijarse en aquel que se siente
fuera de casa, en aquel que lo ha dejado todo para buscar un lugar donde hacer una verdadera
vida digna, es estrechar lazos de solidaridad, de comprensión pero sobre todo de estar al lado de
aquel que haciéndose pequeño, muestra la mayor grandeza ante los ojos de Dios.
Hoy nos unimos a la voz de los ángeles para proclamar “Gloria A Dios en el cielo y en la tierra paz
a los hombres de buena voluntad”, el himno de triunfo y de alegría que nos ha de motivar a
reconocer la presencia de Dios que nunca se olvida de sus criaturas y a valorar la bondad de tantos
que aún en medio de la situación, se muestran buenos con los que tienen menos. Que el nacimiento
del Redentor traiga a tu vida, a tu familia, a tu comunidad y a los tuyos un nacimiento de nuevos y
bellos anhelos por querer hacer las cosas bien. Feliz Navidad
PBRO. GERARDO RAMÍREZ
MONICIÓN DE ENTRADA
Sean bienvenidos queridos hermanos, a esta noche santísima, donde Dios ha puesto su morada en
medio de nosotros, en un pequeño niño que acaba de nacer, reclinado en este pesebre que le
hemos preparado. Junto a Él, María y José, callados ante el asombro. No nos quedemos impasibles,
respondamos a la llamada. Él nos está invitando a vivir en el amor, a hacer un mundo más fraternal,
a renovar lo que nos rodea. Llenos de alegría, unamos nuestros corazones, para celebrar juntos
nuestra mayor acción de gracias.
Se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que hiciste resplandecer esta noche santísima con la claridad de Cristo, luz verdadera,
concede a quienes hemos conocido los misterios de esa luz en la tierra, que podamos disfrutar
también de su gloria en el cielo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en
la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.
En aquel tiempo salió un decreto del emperador Augusto, ordenando hacer un censo de todo el
imperio. Este fue el primer censo que se hizo siendo Quirino gobernador de Siria. Y todos iban a
inscribirse, cada cual a su ciudad. También José, que era de la casa y familia de David, subió desde
la ciudad de Nazaret en Galilea a la ciudad de David, que se llama Belén para inscribirse con su
esposa María, que estaba encinta. Y mientras estaban allí le llegó el tiempo del parto y dio a luz a
su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en la
posada.
En aquella región había unos pastores que pasaban la noche al aire libre, velando por turno su
rebaño. Y un ángel del Señor se les presentó: la gloria del Señor los envolvió de claridad y se
llenaron de gran temor. El ángel les dijo: No temáis, os traigo la buena noticia, la gran alegría para
todo el pueblo, hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor. Y aquí
tenéis la señal, encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre. De pronto, en
torno al ángel, apareció una legión del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo: Gloria a
Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres que Dios ama.
Palabra del Señor.
A. Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN DE LOS FIELES
C. El Mesías ya está entre nosotros, oremos para que el mundo experimente el gozo de María, de
José y de los pastores. En este día, nos unimos a la multitud del ejército celestial, para celebrar con
alegría el nacimiento del salvador:
R. Alegrémonos porque Jesús, el Mesías ha nacido.
1. Al prepararnos para celebrar el nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo, imploremos para
que los pastores de la Iglesia proclamen con fidelidad la bondad y la misericordia de
Cristo humilde nacido en el Portal de Belén. Oremos.
2. Oremos por todos los hombres y mujeres que están sumergidos en las tinieblas de la muerte
para que Cristo el Sol que nace de lo alto ilumine sus vidas con la claridad de su esplendor
y los guie por sendas de salvación. Oremos.
3. Pidamos de una manera especial por las familias que nos congregamos alrededor del
pesebre para celebrar el nacimiento del Redentor, y podamos vivir con gozo estas fiestas
de la navidad ya próxima. Oremos.
4. Oremos también por todos los niños del mundo entero para que el nacimiento de Jesús se
convierta para ellos en signo de esperanza que refleje el inagotable amor de Dios Padre.
Oremos.
C. Señor, escucha nuestras súplicas que te presentamos en nombre de tu Hijo que hoy nace en el
pesebre, y vive y reina contigo, por los siglos de los siglos. Amén
Se dice Credo. A las palabras: Y por obra…, todos se arrodillan.
REFLEXIÓN
Queridos hijos de Dios, somos testigos de la grandeza de Dios en este día, puesto que un niño se nos
ha dado, un niño nos ha nacido; hoy irrumpe el Creador una vez más para llevar a cabo su plan de
salvación en medio de la humanidad, se vale de la sencillez y de lo frágil para mostrarse poderoso
y dueño de todo cuanto existe.
Lo que en el principio fue la Palabra, ya está ahora entre nosotros y se ha hecho carne; es por ello
que la invitación es a sentimos felices porque vemos correr sobre nuestras vidas la obra de Dios
encarnada en la humanidad, para la redención de todos y para otorgarnos la paz y la tranquilidad
que todos anhelamos en medio de nuestra sociedad.
Que estas fiestas del Divino Redentor nos impulsen a acompañarnos y ha sentirnos salvados por
pura gracia de Dios, no olvidándonos de aquellos que quizá todavía ansían ver el actuar de Dios
pero a su manera; que sintamos verdaderamente el obrar de Dios en lo cotidiano; que el poder de
la Palabra despierte en todos la necesidad de estar cada vez más convencidos de la fe, en medio
de tantas adversidades y complicaciones que la humanidad va planteando; que la luz del recién
nacido ilumine las tinieblas de los corazones, enderece hacia sí los pasos del que tropieza y que
todo se vaya cumpliendo para que un día, santos entre los santos del Cielo nos podamos unir
eternamente para cantar la plena bondad del Señor, de la cual el mismo Jesús Encarnado y nacido
como uno de nosotros, nos concede también disfrutar luego de dejar este mundo terrenal. Que estos
días ya prontos para terminar este año, podamos correr como mensajeros de fe y esperanza en
medio de nuestros ambientes.
PBRO. GERARDO RAMÍREZ
MONICIÓN DE ENTRADA
Queridos hermanos: en este día el mundo está de fiesta, festejamos a Dios que nos ha enviado su
Palabra hecha carne, Nuestro Señor Jesucristo, para que Él nos enseñe a ser hermanos desde la
humildad y ternura de un niño. Que el Dios omnipotente, nacido pobre en un pesebre, nos colme de
dicha, de paz, para ello dispongamos nuestros corazones para celebrar con júbilo de esta navidad,
nos ponemos de pie para comenzar esta celebración.
ORACIÓN COLECTA
Oh Dios, que de modo admirable has creado al hombre a tu imagen y semejanza, y de modo más
admirable todavía restableciste su dignidad por Jesucristo, concédenos compartir la vida divina de
aquel que hoy se ha dignado compartir con el hombre la condición humana. Él, que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.
En el principio ya existía aquel que es la Palabra, y aquel que es la Palabra estaba con Dios y era
Dios. Ya en el principio él estaba con Dios. Todas las cosas vinieron a la existencia por él y sin él
nada empezó de cuanto existe. Él era la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en
las tinieblas y las tinieblas no la recibieron. Hubo un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan.
Este vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. Él
no era la luz, sino testigo de la luz.
Aquel que es la Palabra era la luz verdadera, que ilumina a todo hombre a todo hombre que viene
a este mundo. En el mundo estaba; el mundo había sido hecho por él y, sin embargo, el mundo no lo
conoció. Vino a los suyos y los suyos no lo recibieron; pero a todos los que lo recibieron les concedió
poder llegar a ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre, los cuales no nacieron de la sangre,
ni del deseo, ni por voluntad del hombre, sino que nacieron de Dios.
Y aquel que es la Palabra se hizo hombre y habitó entre nosotros. Hemos visto su gloria, gloria que
le corresponde como a Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.
Juan el Bautista dio testimonio de él, clamando: “A éste me refería cuando dije: El que viene
después de mí, tiene precedencia sobre mí, porque ya existía antes que yo”.
De su plenitud hemos recibido todos, gracia sobre gracia. Porque la ley fue dada por medio de
Moisés, mientras que la gracia y la verdad vinieron por Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás. El
Hijo unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha revelado.
PALABRA DEL SEÑOR.
A. Gloria a ti, Señor Jesús.
REFLEXIÓN
Como familia cristiana hemos recorrido el 2018 con gran esperanza y aunque hayan sido muchas
las situaciones difíciles vividas, es un día, para decir: gracias, Señor, gracias. Como discípulos es
bueno rescatar lo positivo que Dios ha hecho en nosotros. La lectura del apóstol san Juan nos recalca
la misión en el Espíritu Santo que Dios ha concedido a todos sus hijos para que reconozcan la única y
verdadera presencia de Cristo que es la verdad y que se hizo carne convirtiéndose en el Verbo
bajado del cielo para traer la gloria y testimoniar la grandeza del Señor que se ha hecho uno
como nosotros.
PBRO. JOSÉ LUIS NAVA
MONICIÓN DE ENTRADA
Hermanos y hermanas nos reunimos en torno a la mesa del Señor para pedir perdón, dar gracias
Dios y bendecir su nombre por todos los beneficios que durante este año nos ha concedido,
dispongamos nuestros corazones y nuestra alma para que la gracia de su amor siga siendo semilla
de esperanza y fraternidad en medio de nuestras familias y en nuestra sociedad.
ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso y eterno, que has establecido el principio y la plenitud de toda religión en el
nacimiento de tu Hijo Jesucristo, te suplicamos nos concedas la gracia de ser contados entre los
miembro de tu Cuerpo, porque sólo en él radica la Salvación del mundo. Por nuestro Señor
Jesucristo. Amén.
MONICIÓN A LA LITURGIA DE LA PALABRA
En este día, la Palabra de Dios nos invita a estar preparados y atentos porque hay muchos que
llegarán haciéndose pasar por el Hijo de Dios, pero nosotros tenemos el Consolador, es decir al
Espíritu Santo. Jesús quiere que todos participemos de la luz de la vida, hagamos siempre lo que
agrada a Dios, lo bueno, lo recto, lo perfecto. Escuchemos.
L. Cantemos al Señor un nuevo canto, que le cante al Señor toda la tierra; y bendigámoslo,
proclamemos su amor día tras día. R.
L. Alégrense los cielos y la tierra, retumbe el mar y el mundo submarino. Salten de gozo el campo y
cuanto encierra, manifiesten los bosques regocijo. R.
L. Regocíjese todo ante el Señor, porque ya viene a gobernar el orbe. Justicia y rectitud serán las
normas con las que rija todas las naciones. R.
1. Por el Papa Francisco, para que guiado con la luz del Espíritu Santo siga ejerciendo ese
ministerio de paz, amor, y reconciliación en todos los rincones de la tierra. Roguemos al
Señor.
2. Por los Obispos y Sacerdotes, para que se asemejen a Cristo Buen Pastor y sigan llevando
la buena nueva de salvación a todos los hombres y mujeres de buena voluntad en medio de
nuestra sociedad. Roguemos al Señor.
3. Por todos los hogares del mundo para que el nuevo año que se inicia les haga experimentar
las maravillas que Dios derrama sobre los hogares y de esta manera abran las puertas del
corazón para que Jesús se quede siempre dentro de sus vidas. Roguemos al Señor.
4. Por los enfermos del mundo entero, en especial por los de nuestra comunidad para que el
Señor les conceda el don de la paciencia en medio de su enfermedad, y derrame sobre
ellos la salud que solo Él puede dar. Roguemos al Señor.
5. Por todos nosotros reunidos ante el Señor para que su amor sea siempre la fortaleza que
nos impulse a caminar siempre en medio de nuestra comunidad, y de esta manera logremos
ser luz ante aquellos hermanos que se encuentran alejados del camino de la santidad.
Roguemos al Señor.
C. Te pedimos, Señor, que la felicidad de nuestras familias, colabore a crear un mundo más feliz.
Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Señor, Dios nuestro, fuente de la piedad sincera y del amor fraterno, que esta ofrenda glorifique tu
nombre y nuestra unión se haga fuerte por la participación en estos sacramentos. Por Jesucristo
Nuestro Señor. Amén.
REFLEXIÓN
En medio de la gran celebración de la Navidad, contemplando al tierno Niño Dios de Belén, en
cuya encarnación se ha manifestado la mayor misericordia del Padre, ponemos nuestra mirada
también en aquella que Él mismo se ha escogido como Madre, la Santísima Virgen María, a quien
podemos llamar verdaderamente la Madre de Dios, pues en su vientre se hizo hombre y se encarnó
el Verbo divino. Y hoy, primero de enero, los cristianos le dedicamos una de las fiestas más solemnes
del año, recordando y celebrando su Maternidad: Santa María, Madre de Dios. Es María, la
Madre, la que dio a luz a Jesús, la que se alegró íntimamente de la presencia de los pastores y de
las palabras que decían, la que le llevó al templo, la que junto con José su esposo, y siguiendo la
indicación del ángel, le puso el nombre de Jesús, la que "meditaba todas estas cosas" que pasaban
a su Hijo, "guardándolas en su corazón". Más tarde ella será también la perfecta discípula de su
Hijo, la primera cristiana, miembro de la comunidad apostólica de Jerusalén. Por eso no nos
extrañamos que, junto a su entrañable título de Madre de Dios, sea invocada hoy gozosamente por
los cristianos como Madre de la Iglesia, Madre de todos los que creen en Cristo Jesús.
MONICIÓN DE ENTRADA
Estimados hermanos, sean todos bienvenidos a la casa de Dios, en este primer día del año civil,
donde todos como una sola familia nos reunimos para dar gracias a Dios por su infinita
benevolencia y en particular en este día en que conmemoramos la festividad de la Virgen María
como Madre de Dios, damos gracias también a ella por ser la mujer escogida por Dios para dar a
luz al rey que gobierna los cielos y la tierra. Llenos de esperanza por este nuevo año, iniciamos
nuestra celebración.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que por la fecunda virginidad de María diste al género humano el don de la salvación
eterna, concédenos sentir la intercesión de aquella por quien recibimos al autor de la vida,
Jesucristo, Señor nuestro, que vive y reina contigo…
L. Ten piedad de nosotros y bendícenos; vuelve, Señor, tus ojos a nosotros. Que conozca la tierra tu
bondad y los pueblos tu obra salvadora.
L. Las naciones con júbilo te canten, porque juzgas al mundo con justicia; con equidad tu juzgas a los
pueblos y riges en la tierra a las naciones.
L. Que te alaben, Señor, todos los pueblos, que los pueblos te aclamen todos juntos. Que nos
bendiga Dios y que le rinda honor el mundo entero.
LECTURA DE LA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS GÁLATAS (4, 4-7)
Hermanos: Al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer, nacido
bajo la ley, para rescatar a los que estábamos bajo la ley, a fin de hacemos hijos suyos.
Puesto que ya son ustedes hijos, Dios envió a sus corazones el Espíritu de su Hijo, que clama
“¡Abba!”, es decir, ¡Padre! Así que ya no eres siervo, sino hijo; y siendo hijo, eres también heredero
por voluntad de Dios.
Palabra de Dios.
A. Te alabamos, Señor.
Guía: En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
El Señor Jesús ha nacido de Santa María. El pesebre que adorna nuestro hogar nos recuerda el
gran amor del Hijo de Dios, que ha querido habitar entre nosotros. El Señor Jesús es el mismo, ayer,
hoy y siempre. Que esta Navidad fortalezca nuestros pasos en el tercer milenio cristiano.
Lectura Bíblica
Escuchemos, ahora, hermanos, las palabras del Santo Evangelio según San Lucas (Lc. 2, 4-7ª)
En aquellos días, José, que era de la casa y familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret, en
Galilea, a la ciudad de David, que se llama Belén, en Judea, para inscribirse con su esposa María,
que estaba encinta. Y mientras estaban allí le llegó el tiempo del parto, y dio a luz a su hijo
primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre.
Palabra del Señor
A. Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN DE LOS FIELES
En este momento en que nos hemos reunido toda la familia para iniciar las fiestas de Navidad,
dirijamos nuestra oración al Señor Jesús, Hijo de Dios vivo y de Santa María, que quiso ser también
hijo de una familia humana; digámosle:
POR TU NACIMIENTO, SEÑOR, PROTEGE A NUESTRA FAMILIA.
Señor Jesús, Palabra Eterna, que al venir al mundo, anunciaste la alegría a la tierra, alegra
nuestros corazones con la alegría de tu visita. Oremos.
Reconciliador del mundo, que con tu nacimiento nos has revelado la fidelidad de Dios Padre a
sus promesas, haz que nosotros seamos también fieles a las promesas de nuestro bautismo.
Oremos.
Rey del cielo y de la tierra, que por tus ángeles anunciaste la paz a los hombres, conserva en tu
paz nuestras vidas y que haya paz en nuestro país y en todo el mundo. Oremos.
Hijo de Santa María, que quisiste hacerte Hijo de Mujer, concédenos descubrir que María es
también nuestra Madre y ayúdanos a amarla con la ternura filial de tu corazón. Oremos.
Dios-con-nosotros, que quisiste nacer en el seno de una familia, bendice nuestro hogar para que
en él siempre reine el amor, de manera especial acuérdate de las familias que en estas fiestas
de Navidad viven en soledad y dolor y haz que sientan el consuelo de saberse hijos de la gran
familia de Dios. Oremos.
(Se pueden añadir otras peticiones libres)
Terminemos nuestras peticiones rezando la oración de los hijos de Dios: Padre Nuestro.
ORACIÓN DE BENDICIÓN
Señor Dios, Padre nuestro, que tanto amaste al mundo que nos entregaste a tu Hijo único nacido de
María la Virgen, dígnate bendecir este nacimiento y a la familia cristiana que está aquí presente,
para que las imágenes de este Belén nos ayuden a profundizar en la fe. Te lo pedimos por Jesús, tu
Hijo amado, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
Guía: Cristo, el Señor, nos bendiga, nos acompañe junto a María dulce intercesora y nos guarde en
su amor. Amén.
Guía: En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Guía: Podemos estar en paz.
Novena de Aguinaldos
ESQUEMA:
1. Invocación
2. Oración para todos los días
3. Meditación del día
4. Gozos al Niño Jesús
5. Oración a San José
6. Oración a la Santísima Virgen María
7. Oración al Niño Jesús
1. INVOCACIÓN: En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
SEGUNDO DÍA
Dios quiso "colocar su tienda en medio de nosotros", pero lo hizo no de forma espectacular o
grandiosa según los esquemas humanos. No "hubo signos en el cielo": el sol siguió su curso diario, la
luna siguió con sus mismas fases y la tierra siguió girando sobre su eje, como si nada hubiese
ocurrido. Dios quiso "pedir permiso a la humanidad" y envió a su ángel a una aldea de Palestina, a
una joven virgen prometida en matrimonio a otro joven. La "virgen se llamaba María". A esa
humilde joven campesina, Dios le pide "permiso" para nacer en ella y a través de ella. La virgen
María, desposada con José, le dice sí al ángel y con esa palabra hace posible que la historia
humana llegara a su plenitud. Con ese "sí" nos invita, a cada uno, a construir la felicidad en nuestra
tierra, ya que Dios vive en nosotros y con nosotros.
TERCER DÍA
Dios no jugó a ser hombre: no fue un hombre de mentiritas, no fue "una mera apariencia" humana.
Se encarnó plenamente, se hizo "semejante a nosotros, menos en el pecado". El niño de Belén, el
Niño Jesús, el Divino Niño, es un niño más entre todos los niños del mundo pues Él se hizo "uno de
tantos". En cada recién nacido, en cada niño podemos contemplar al Niño Jesús. Todo niño nos habla
de ternura, fragilidad, dependencia, de ilusión y esperanza. Todo niño es un proyecto de felicidad
y plenitud. Por eso, Navidad es tiempo para no sólo pensar en los niños, en los regalos para los
niños; es tiempo para pensar qué futuro estamos construyendo para ellos y cómo nos estamos
haciendo responsables de su felicidad.
CUARTO DÍA
Cuando nos separamos de Dios, dejándonos llevar por nuestros caprichos, nos deshumanizamos y no
alcanzamos la felicidad que siempre hemos buscado. La Navidad nos revela que Dios quiere
nuestra felicidad y para ello hay que arriesgar las propias ventajas, en bien de la ventaja común.
José y María ponen a disposición de Dios su amor y le permiten a él hacerse uno de nosotros. María
le permite a Dios hacerse hombre en su seno, corriendo el riesgo de morir apedreada. José, sin
saber nada del plan de Dios, le deja el espacio libre y prefiere "irse" para no hacer daño. Dios, sin
embargo, no los deja en la oscuridad y abandonados a sus presentimientos. Le revela a José su plan
de salvación y José acepta su misión: ser el "padre", en la tierra, del mismo Dios del cielo. José y
María nos dan una bella lección: nos realizamos plenamente como personas cuando los intereses
comunes son más importantes que los intereses personales.
QUINTO DIA
¿Cómo se prepararon José y María para el gran acontecimiento? ¿Cómo asumieron el ser los
depositarios únicos del "gran secreto" de Dios? ¿Con quién consultaron para desempeñar su misión
de la mejor manera posible? Los Evangelios no dicen nada. Aquellos dos jóvenes humildes de
Nazareth con su amor, su rectitud de vida, su sencillez y alegría dejaron que la vida siguiera su
cauce. Siguieron realizando sus labores diarias con la responsabilidad de los auténticos creyentes;
dejaron en manos de Dios la preocupación por el mañana, viviendo a plenitud el día a día de su
existencia cotidiana. El orgullo de saberse privilegiados, la vanidad de saberse los exclusivos, el
saber que sólo ellos sabían lo que Dios quería hacer, no los subyugó. Ellos vencieron - con la fuerza
del Espíritu - la tentación del maligno que siempre ha querido echar a perder el plan de Dios sobre
el hombre. José y María prepararon el gran acontecimiento cumpliendo responsablemente con su
tarea diaria.
SEXTO DÍA
Nuestra sabiduría popular nos ha enseñado que "Dios escribe derecho con líneas torcidas". Lo que
quizá menos esperaban José y María era que tuviesen que realizar un viaje desde su aldea
nazarena hasta la ciudad de David. Como buenos creyentes sabían que el Mesías debería nacer en
esa ciudad, pero ellos no planificaron ningún viaje para que su hijo - que era al mismo tiempo el
Hijo de Dios, el Mesías - naciera en Belén. Pero Dios tiene en manos las riendas de la historia. El
emperador del mayor imperio del mundo en ese tiempo -Augusto - sin saberlo ni quererlo, se
convierte en instrumento del Altísimo para que, sencillamente, José y María tengan que desplazarse
a Belén. La historia siempre le ha dado la razón a Dios. Lo importante es que nosotros pongamos
todos nuestros proyectos y afanes en manos de Dios, buscando por encima de todo, la justicia y la
solidaridad humana.
SÉPTIMO DÍA
El viaje que tenían que realizar José y María para cumplir con la voluntad de Dios no era un viaje
fácil. En aquel tiempo también reinaba la inseguridad por los caminos: tenían que unirse a una
caravana para gozar de alguna seguridad. Y ellos, sin exigir ningún privilegio, seguramente así lo
hicieron. Un viaje incómodo para una mujer embarazada y primeriza; un viaje incómodo para
alguien que se sabe responsable del nacimiento del mismo Dios; un viaje lleno de incomodidades
para cualquier persona que no está acostumbrada a esos menesteres. Y José y María lo emprenden
con la única gran seguridad: Dios está con ellos. También en nuestro trajinar por la vida Dios está
con nosotros. En los momentos más duros y difíciles, en las incomodidades de nuestro acontecer, el
Señor nos acompaña y nos quiere llenar de confianza pues es Él quien "hace salir el sol para buenos
y malos, y hace llover sobre justos y pecadores".
OCTAVO DÍA
José y María llegan a Belén y dice el Evangelio que "no encontraron sitio en la posada". ¿Cómo
eran las posadas de entonces? ¡Bien distintas que las nuestras! Según los historiadores eran una
especie de patio grande, donde cada uno se las arreglaba como podía; eran un lugar común para
resguardarse de la intemperie y de los asaltantes, un lugar para "pasar una mala noche". Pero no
había sitio para ellos. Y buscan un refugio: el refugio de los animales. Es lo único que encontraron y
Dios sigue mostrando su condescendencia con la humanidad: el creador de todo, se despoja de
todo. Dios se conforma con el amor de José y con la ternura infinita de María, porque el amor "lo
todo excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta". El lugar más inadecuado se convierte en
el paraíso si el amor lo invade. Y "Dios es amor".
NOVENO DÍA
La espera de la humanidad ha llegado a su fin: el Mesías ha nacido en medio de nosotros. Sin ruido,
sin aspavientos, sin prodigios a la vista humana, Dios nació en Belén. Nació en un pesebre y sólo
María y José fueron los testigos privilegiados. Luego los pastores de Belén se enteran de la noticia:
un niño pobre ha nacido en una pobre comarca. Y ese niño pobre es el creador y dueño del
universo. Dios sigue naciendo en medio de nosotros; sigue naciendo en los corazones capaces de
amar, perdonar, sonreír y llorar; nace en cada persona que reconoce en el semejante a un hermano;
nace en quien abre su corazón para brindar ternura, bondad, misericordia, solidaridad y paz; nace
en el corazón de quien busca por encima la justicia y la bondad. Dios nace en tu corazón y en el
mío, si de verdad nos dejamos invadir por el amor.
Pbro. Cándido Contreras Ochoa
Subsidio de Cantos
ESPERANDO.
Esperando, esperando; esperando al Mesías que nos ha de salvar, tierra y hombres que sueñan
porque Dios va a llegar. Esperando...
Esperamos Señor, tu venida; tu venida de verdad.
Buscamos la luz que nos guíe y encendemos estrellas de papel. ¿Hasta cuándo Señor jugaremos
como niños con la fe? Aunque vanos discursos gritemos pregonando una falsa hermandad ¿Hasta
cuándo, Señor, viviremos sin justicia y caridad? Esperando...
Esperando, esperando; esperamos a un niño que en Belén nacerá, como nace en mi alma si hay en
mí Navidad.
Villancicos alegres y humildes, nacimientos de barro y cartón, mas no habrá de verdad nacimiento si
a nosotros nos falta el amor. Si seguimos viviendo en pecado o hay un niño que lloré sin pan, aunque
suenen canciones y fiestas no podremos tener Navidad. Esperando.
GOZOS
Dulce Jesús mío, mi niño adorado,
ven a nuestras almas, ven no tardes tanto.
Oh sapiencia suma, del Dios soberano,
que a infantil alcance, te rebajas sacro.
Oh Divino Niño, ven para enseñarnos,
la prudencia que hace, verdaderos sabios.
Oh raíz sagrada de Jesé que en lo alto,
presentas al orbe tu fragante nardo.
Dulcísimo Niño que has sido llamado,
lirio de los valles, bella flor del campo.
Llave de David que abre al desterrado,
las cerradas puertas del regio palacio.
Sácanos oh Niño con tu blanca mano
de la cárcel triste que labró el pecado.
Oh lumbre de Oriente, sol de eternos rayos,
que entre las tinieblas tu esplendor veamos.
Niño tan precioso dicha del cristiano,
luzca la sonrisa de tus dulces labios.
Espejo sin mancha, santo de los santos,
sin igual imagen del Dios soberano.
Borra nuestras culpas, salva al desterrado,
y en forma de niño da al mísero amparo.
Rey de las naciones Emmanuel preclaro
de Israel anhelo, pastor del rebaño.
Niño que apacientas con suave cayado,
ya la oveja arisca, ya el cordero manso.
Ábranse los cielos y llueva de lo alto
celestial rocío como riego santo.
Ven hermoso niño, ven Dios humanado,
que todos los hombres te están esperando.
Ven que ya María, previene en sus brazos,
que ese niño vean en tiempo cercano.
Ven que ya José con anhelo sacro,
se dispone hacerse de tu amor sagrario.
Consuelo del triste, luz del desterrado,
del débil auxilio, del doliente amparo.
Vida de mi vida, mi dueño adorado,
mi constante amigo mi divino hermano.
Vean te mis ojos de ti enamorados,
bese ya tus plantas, bese ya tus manos.
Prosternado en tierra te tiendo los brazos
y aun más que mis frases te dice mi llanto.
Dulce Jesús mío, mi niño adorado;
ven a nuestras almas, ven no tardes tanto.
Ven salvador nuestro, por quien suspiramos, -
ven a nuestras almas, ven no tardes tanto.
LA JORNADA
Din, din, din: Es hora de partir.
Din, din, din: Camino de Belén.
Los esposos van desde Nazaret. (2)
La Virgen María modesta y sencilla es la maravilla del dichoso Edén.
Sobre un jumentillo se sienta María y es experto guía el casto José.
Los bueno amigos, de José y María, llegan a porfía a decirle adiós.
Van José y María van hacia Belén, donde nuestro bien ha de aparecer.
Largo es el camino aire sofocante; mas es importante cumplir el deber.
Llegan extenuados al morir el día y en la noche fría no hay donde hospedar.
José solicita fuerte y animoso, lugar de reposo en todo Belén.
MARANHATA.
Maranhata, Maranhata, Maranhata.
¿A dónde irán nuestras vidas?, ¿A dónde irán nuestras penas?
¿En dónde está la alegría? ¡Ay... ¿En dónde la primavera? ¿A dónde irán nuestras vidas? ¡Ay... Si un
salvador no nos llega. Eh...
¿Qué será de nuestros hijos? ¿Qué será de nuestra tierra? ¿Qué será de los que sufren? ¡Ay... ¿Qué
será de los que esperan? ¿Qué será de nuestros hijos? ¡Ay... Si un salvador no nos llega. Eh...
Está acabando la noche y un nuevo día se acerca, vuelve a brillar la esperanza. ¡Ay... y se acaba la
tristeza, y las estrellas nos dicen. ¡AY...Que el salvador ya está cerca. Eh...
POSADAS
Primeras posadas
Coro afuera
De larga jornada-rendidos llegamos
y auxilio imploramos para descansar.
Coro adentro
Quien a nuestras puertas en noche inclemente
se acerca imprudente para molestar.
Coro afuera
Pobres peregrinos que en extraño suelo
andan sin consuelo buscando un hogar.
Coro adentro
Aquí no hay refugio, es hora importuna,
y en parte ninguna se puede quedar.
Coro afuera
Pues que inhumanos son a nuestros ruegos
a otra parte luego, vamos a llamar.
PARA LA ÚLTIMA POSADA
Coro de afuera
¡Abrid vuestras puertas a dos desgraciados
que vienen cansados reposo a buscar!
Coro de adentro
¿Quién a tales horas en la noche helada
que le den posada-viene a suplicar?
Coro de afuera
Dos pobres esposos, son José y María,
que Dios los envía piedad a implorar.
Coro de adentro
Eres tú José, tu esposa María,
entren peregrinos que no los conocía.
ADESTE FIDELES
versión español
Venid fieles todos,
Entonando himnos;
Venid jubilosos,
A Belén venid.
Hoy ha nacido
El Rey de los cielos.
Venid y adoremos,
Venid y adoremos,
Venid y adoremos
Al hijo de Dios.
ALÚMBRAME EL ZAGUÁN
Yo traigo una cruz de palma bendita. (2)
Me la dio Jesús esta mañanita. (2)
Alumbra, alumbra, alum, alúmbrame el zaguán.
Alumbra, alumbra, alum, alúmbrame el zaguán.
Que eso se acostumbra en la navidad.
Alumbra, alumbra, alum, alúmbrame el zaguán.
Alumbra, alumbra, alum, alúmbrame el zaguán.
Porque en la penumbra, no puedo cantar.
Yo puse la cruz sobre la bandera. (2)
Así está Jesús junto a Venezuela. (2)
Y la palma real que nadie la nombra. (2)
Allá en el portal está dando la sombra. (2)
A TI TE CANTAMOS
A ti te cantamos preciosa María, y de ti esperamos paz y armonía. A ti te cantamos (2) preciosa
María.
Tú, la flor más pura, del vergel del cielo, eres la esperanza, eres el consuelo.
A ti, gran señora, a ti suspiramos, madre del Dios Niño a quien tanto amamos.
No nos desampares divina señora, sé nuestro consuelo en cualquiera hora.
Lumbrera del mundo, cándida María, en la vida triste nuestros pasos guía.
CANTEMOS, CANTEMOS
Cantemos, cantemos, gloria al Salvador, Feliz Nochebuena, feliz Nochebuena, feliz
Nochebuena, nos da el Niño Dios.
Tú eres la esperanza, Tú la caridad, Tú eres el consuelo de la humanidad.
Es la Nochebuena de grata memoria, porque vino al mundo el Rey de la gloria.
Divinos destellos raudales de luz alumbran la cuna del Niño Jesús.
Oh noche dichosa, noche de esplendor, noche en que ha nacido nuestro Redentor.
CORRE CABALLITO
Corre caballito,
vamos a Belén,
a ver a María
y la Niño también. (2)
Al Niño también,
dicen los pastores,
que ha nacido un Niño,
cubierto de flores. (2)
El ángel Gabriel
anunció a María
que el Niño divino
de ella nacería. (2)
De ella nacería,
dicen los pastores,
que ha nacido un Niño
cubierto de flores. (2)
Los tres Reyes Magos
vienen del oriente
y le traen al Niño
hermosos presentes. (2)
Hermosos presentes,
dicen los pastores
que ha nacido un niño
cubierto de flores. (2)
San José y la Virgen,
la mula y el buey,
fueron los que vieron
al Niño nacer. (2)
Al Niño también,
dicen los pastores,
que ha nacido un Niño
cubierto de flores. (2)
DE CONTENTO
De contento voy cantando,
al Dios niño celebrando.
Himnos, himnos de alabanza,
cantos, cantos de alegría,
en honor al Niño,
que nos da María.
Cantos, cantos de alegría,
todos, todos dirijamos,
al que ya ha nacido,
al que tanto amamos.
Eres, eres oh Jesús,
vida, vida y consuelo,
verdad y camino,
que nos lleva al cielo.
EL ÁNGEL GABRIEL
El ángel Gabriel le anunció a María que al cantar el gallo Jesús nacería. Y a la Media noche
cuando ella dormía, se cumplió el mandato de la profecía (2).
Para el nacimiento del Dios de Israel, bajaron cantando los Reyes también. Y los pastorcillos a Belén
se van, llevando hallaquitas, cachapas y pan.
San José y María, la mula y el buey reposan debajo de un Araguaney. Y sobre una mata el Niño se
mece y un haz de cocuyos de luz resplandece.
EL NIÑO CRIOLLO
Si la virgen fuera andina y San José de los llanos, el Niño Jesús sería un Niño venezolano.
Sería un niño de alpargata, de liquiliqui planchado y en vez de aureola un sombrero de cogollo
deschiflado.
Tendría los ojos negritos quién sabe si aguarapados y la cara tostadita del sol de por estos lados.
Por cuna tendría un chinchorro chiquito, muy bien tejido, y la Virgen mecería al Niño Jesús dormido.
Los ángeles cantarían en vez de gloria aguinaldos con furrucos, con maracas, una charrasca y un
cuatro.
EL TAMBORILERO.
1.-El camino que lleva a Belén
baja hasta el valle que la nieve cubrió.
Los pastorcillos quieren ver a su Rey,
le traen regalos en su humilde zurrón.
ro pon pon....
Ha nacido en un portal de Belén, el niño Dios.
2.-Yo quisiera poner a tus pies
algún presente que te agrade, Señor,
mas Tú ya sabes que soy pobre también
y no poseo más que un viejo tambor,
ro pon pon....
En tu honor frente al portal tocaré con mi tambor.
3.-El camino que lleva a Belén
yo voy marcando con mi viejo tambor,
nada mejor hay que te pueda ofrecer,
su ronco acento es un canto de amor.
ro pon pon....
Cuando Dios me vio tocando ante Él me sonrió.
EN MI CONUQUITO
En mi conuquito las flores de los campos,
adornan su belleza y brilla su esplendor (2).
Niño llanero, indio soberano;
dámele cariño, dámele ternura
al venezolano (2).
Lindo pajarito, que vive en el llano
desde tu piquito, dale un pedacito
al venezolano. (2)
Alpargata de oro, cogollito blanco,
no nos desampares, vuelve tu mirada
al venezolano (2).
Trompo serenito que baila en la mano,
píntale la calma que tanto le falta
al venezolano (2).
ESPLÉNDIDA NOCHE
Esplendida noche, radiante de luz,
es la Noche Buena, pues nació Jesús. (2)
Venid adoremos con suma humildad,
amamos al niño nuestro Salvador. (2)
Venid a Belén con gozo y amor,
amamos al niño nuestro Salvador. (2)
Oh, Jesús divino, bendito tu nombre,
que, tan solo eres, amigo del hombre. (2)
Aromas de flores, vamos a ofrendar
al Niño divino que está en el portal. (2)
El Niño nos pide como canastilla
un corazón puro y un alma sencilla. (2)
Oro, incienso y mirra, cual ricos presentes,
le ofrendan al Niño los Reyes de Oriente. (2)
ESTA NOCHE
Esta noche es noche, noche de alegría, noche en que dio a luz, la Virgen María. (2)
Cantemos, cantemos con gran eficacia y a estos aguinaldos démosles las gracias. (2)
Los pastores dicen: “Vamos a Belén a adorar el Niño para nuestro bien”. (2)
Rosas del Carmelo y de Jericó, vamos a Belén que Jesús nació. (2)
FUEGO AL CAÑÓN
Fuego al cañón, fuego al cañón, para que respeten nuestro parrandón. (2)
Niño chiquitico, Niño parrandero (2). Vente con nosotros hasta el mes de Enero (2)
Esta casa es grande tiene cuatro esquinas (2) y en el centro tiene rosa y clavelina (2).
San José y la Virgen la mula y el buey (2) fueron los que vieron al Niño nacer (2).
LA MATICA
Nosotros vivimos bojo e` la matica. (2)
Verano con ella y ella verdecita. (2)
Quisieron el arado que yo lo empuñara. (2)
Y por todos lados quizás me encontrara. (2)
Quisiera un arado bajo e` la matica. (2)
Verano con ella y ella verdecita. (2)
Denme mi aguinaldo y aunque sea poquito. (2)
25 arepas y un marrano frito. (2)
NACIÓ EL REDENTOR
Nació el redentor, nació, nació.
En humilde cuna, nació, nació.
Para dar al hombre la paz, la paz.
Paz y ventura, ventura y paz.
Yo quiero cantarte,
graciosa María,
Con notas del alma,
esta melodía.
Venid adoremos
con suma humildad,
al Rey de los cielos
que es todo bondad.
Adoremos todos
con ardiente amor,
al Verbo encarnado
al Dios Salvador.
NIÑO LINDO
Niño lindo, ante ti me rindo.
Niño lindo eres Tú mi Dios. (2)
Esa, tu hermosura, ese tu candor, el alma me roba, el alma me roba, me roba el amor.
Con tus ojos lindos Jesús mírame y sólo con eso, y sólo con eso me consolaré.
La vida bien mío, y el alma también, te ofrezco gustoso,... rendido a tus pies.
De mí no te ausentes pues sin ti ¿qué haré? Cuando Tú te vallas,... haz por llevarme.
Adiós, tierno infante; Adiós niño Dios, adiós dulce amante,... adiós Niño adiós.
PARADURA
(Versos del niño)
Alabar a Dios en primer lugar,
y después al niño que está en el altar.
O bien:
Dulce Jesús mío, mi niño adorado,
ven a nuestras almas, ven no tardes tanto.
Al portal nos vamos con gran alegría,
adorar al niño al hijo e´ María.
Al portal nos vamos con veneración,
adorar al niño nuestro salvador.
Vienen los padrinos, vienen, al altar,
adorar al niño que hoy se va a parar.
Vengan los padrino repartan las velas,
que hoy se va a parar el Rey de la tierra.
Enciendan las velas si no han encendido,
vamos adorar al recién nacido.
El niño en Belén en el portal nació,
y para enseñarnos la vela encendió.
Hoy por tantas flores los campos se alegran,
serafines cantan María gracia plena.
Hínquense padrinos, hínquese en el suelo
vamos a adorar, el rey de los cielos.
Hínquense padrinos con veneración,
a servirle al niño nuestro salvador.
Bajen al niñito, bájelo el padrino,
estamos celebrando al verbo divino.
Miren lo que baja en medio del altar,
el niño Jesús que hoy se va a parar.
Hoy del cielo baja el ángel Gabriel,
adorando al niño para nuestro bien.
Levanten padrinos vamos a Belén,
a pasear el niño para nuestro bien.
Levanten padrinos vámonos pa` fuera
a pasear el niño, Dios de cielo y tierra.
Miren al niñito como va paseando,
ahí con sus padrinos que lo van llevando.
Miren al niñito como va saliendo,
San José y la virgen quedaron sufriendo.
Miren al niñito en su procesión,
en él esperamos nuestra redención.
Miren al niñito como está paseando,
San José y la virgen lo están aguardando.
Miren al niñito como está sonriendo,
de ver a sus padrinos que lo están sirviendo.
Hoy por tantas flores los campos se alegran,
serafines cantan María gracia plena.
Miren al niñito que sonriendo está,
mostrando cariño a su cristiandad.
San José y la virgen se están admirando,
de ver a su niño que lo están paseando.
Vengan los padrinos, vámonos pa` dentro,
a llevar al niño nuestro nacimiento.
Miren al niñito como va entrando,
San José y la virgen lo están esperando.
Dichosos padrinos que dicha han tenido,
han paseado al niño tan grande y divino.
El niño Jesús salió de visita,
todos los pastores con sus lucecita.
El niño nos pide una canastilla, un corazón limpio y un alma sencilla.
Véanle ya mis ojos, oigan ya su llanto
besen ya tus pies, besen ya tus manos.
Todos de rodillas delante del altar,
a besar al niño que hoy se va a parar.
Al niño Jesús váyanlo besando,
San José y la virgen lo están esperando.
Suban al niñito, súbalo el padrino,
estamos celebrando al verbo divino.
Señores padrinos hoy con gran fortuna,
levanten al niño y pónganlo en la cuna.
Paren a ese niño párenlo ligero
que llego la hora de subir al cielo.
Al niño Jesús váyanlo subiendo,
San José y la virgen lo están recibiendo.
Hínquense padrinos, alaben a Dios;
porque le han servido a nuestro redentor.
Miren al niñito parado en la cuna,
todo iluminado del sol y la luna.
El niño se para la virgen también
y el gallito canta en Jerusalén.
Los tres reyes magos cojieron camino,
a adorar al niño al Verbo divino.
Hoy a los padrinos le damos las gracias,
han parado al niño al rey de esta casa.
Apaguen las luces terminan los versos,
para el año entrante aquí estaremos.
Esto dijo Cristo al pie de la cruz,
se acaban los versos se apaga la luz.
Esto dijo Cristo al pie del Calvario,
se acaban los versos, se empieza el rosario.
PREPAREN LA MESA
Preparen la mesa, preparen la mesa, y enciendan la luz para que reciban al Niño Jesús. (2)
Esta era la casa, esta era la casa que yo les decía, que al llegar a ella las puertas se habrían (2).
Niño chiquitico, Niño chiquitico, chiquitico y bello, dame un manojito de rubios cabellos (2).
Aquí está Jesús, Aquí está Jesús, déjenlo venir, que el año que vuelve viene por aquí (2).
Cuando Jesús venga, cuando Jesús venga, y yo venga con Él, pongan en la mesa el mejor mantel (2).
Vámonos Enmanuel, vámonos Enmanuel, Salvador Pascual, que tu santa madre te mandó buscar (2).
SUBLIME IDEAL
Sublime ideal de la inspiración,
llévame al portal de la redención.
Bendito aquel trino que el ave entonó,
al Verbo Divino cuando amaneció.
Bendita la hora, en que vio la luz,
nuestro redentor, divino Jesús.
Bendito tu vientre, ¡oh dulce María!
Madre del Eterno, gran sabiduría.
Benditas las flores que el aire nutrieron,
y el rico perfume que ellas concibieron.
TUN, TUN
Tun, tun, ¿quién es?, gente de paz, ábrannos la puerta que ya es Navidad.
Que venga el comisario primero a averiguar si son personas de orden o quieren molestar.
Si es que ha nacido el Niño, pues, váyanse a Belén que yo desde mi cama les doy mi parabién.
Me están robando el sueño, me arruinan la salud, no quiero trasnocharme porque nació Jesús.
No quiero abrir mi puerta, molesten más allá, que el guardia se los lleve, a mi déjenme en paz.
VÁMONOS MUCHACHOS
Vámonos muchachos a correr sabana (2) El cucuy que alumbra toda la montaña (2).
Yo quisiera ser como el aeroplano (2) que vuela en invierno igual que en verano (2).
Se fue el año veinte que viva el veintiuno (2) que vi va Cuyagua que todos son uno (2).
Y oye María Díaz de mi corazón (2) tú tienes la culpa yo tengo razón (2).
Y esta es la parranda que todos cantamos (2) y al pueblo e Cuyagua se lo dedicamos (2).
Al pueblo de Cuyagua nosotros nos vamos (2) y el año que viene por aquí pasamos (2).