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T – Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos Señor, Dios nuestro.
T – En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
T – Oh Dios, que por amor a nosotros nos has enviado a tu Divino Hijo, como
nuestro Salvador y Redentor; te pedimos que, por mediación de los méritos de su
infancia, se acreciente nuestra fe y abundemos en buenas obras. Por Cristo, nuestro
Señor. Amén.
Oh Niño Jesús, Rey de la humanidad, que has guiado el camino de los Magos a
Belén, con la luz de la estrella, haz que, bajo su ejemplo, nosotros sigamos
fielmente tu Palabra y tus divinas inspiraciones, cumpliendo lo que tú nos
sugieres a nuestro corazón.
G – Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu
Reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
R – Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también
nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y
líbranos del mal. Amén.
Oh Niño Jesús, que has reunido junto a tu cuna, en adoración, a los pobres
pastores y a los ricos reyes de Oriente, ilumina a los gobernantes y socorre a
todos los pobres de la tierra. Haz que también nosotros te amemos con un corazón
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humilde, y nos hagamos pequeños en espíritu para entrar en tu reino de justicia y
de paz.
G – Padre nuestro…
R – Danos hoy…
Oh Niño Jesús, los Magos venidos para adorarte se postraron a tus pies
ofreciendo oro, incienso y mirra, reconociéndote así verdadero Rey, verdadero
Dios y verdadero hombre. Concédenos imitarlos, adorándote con viva fe en el
sacramento de la Eucaristía, y ofreciéndote el oro de nuestra vida y de nuestras
dotes, el incienso de nuestra oración, la mirra de nuestros sacrificios y de nuestro
amor.
G – Padre nuestro…
R – Danos hoy…
T – Señor Jesús, te vemos niño; y creemos que tú eres el Hijo de Dios, hecho hombre por
obra del Espíritu Santo en el seno de la Virgen María. Como en Belén, también
nosotros con María, José, los ángeles y los pastores, te adoramos y te reconocemos
como nuestro único Salvador. Te hiciste pobre para hacernos ricos con tu pobreza;
concédenos no olvidarnos nunca de los pobres y de todos los que sufren. Protege
nuestras familias, bendice a todos los niños del mundo y haz que reine siempre entre
nosotros el amor que nos has traído y que hace más feliz la vida. Da a todos, oh Jesús,
reconocer la verdad de tu Navidad, para que todos sepamos que has venido a traer a
toda la familia humana la luz, la alegría y la paz.
Tú que eres Dios, y vives y reinas con Dios Padre, en la unidad del Espíritu Santo, por
los siglos de los siglos. Amén.
Oremos:
G – "Señor Jesucristo, Tú que te complaciste en humillarte al nacer en el tiempo y
convertirte en un Niñito, concédenos que podamos reconocer la sabiduría infinita en
el silencio de un niño, el poder en la debilidad y la majestad en la humillación. Haz
que, adorando tus humillaciones en la Tierra, podamos contemplar tus glorias en el
Cielo. Tú que vives y reinas con tu Padre y el Espíritu Santo, por los siglos de los
siglos. Amén".
T – Señor Jesucristo, Hijo del Padre, manda ahora tu Espíritu sobre la Tierra. Haz
que el Espíritu Santo habite en el corazón de todos los pueblos, para que sean
preservados de la corrupción, de las calamidades y de la guerra. Que la Señora
de todos los Pueblos, la Santísima Virgen María, sea nuestra Abogada. Amén.
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T – Gracias te damos, Señor, por todos tus beneficios, tu Providencia jamás nos
abandona, ¡Que se haga siempre tu voluntad! Bendíceme, bendice a mis seres
queridos y que yo también sea bendición para los demás. Amén.