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1

PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA


FACULTAD DE DERECHO CANONICO

LIBRO CUARTO

DE LA FUNCIÓN DE SANTIFICAR DE LA
IGLESIA

TITULO VII

DEL M A T R I M O N I O
Cánones 1055-1165

JULIO ROBERTO MONTAÑEZ RINCON


Presbítero

2015

Para uso de los alumnos


2

INTRODUCCIÓN

El comienzo de este tratado, De Matrimonio, cuya importancia se valora por


tratarse de un sacramento, requiere, como primera medida, el darlo a
conocer en el fundamento doctrinal. Luego, siendo un tratado jurídico, se
han de seguir los cánones, cuya doctrina se explica y relaciona

El saludo cordial a los alumnos, es lo primero, al igual que el deseo del


provecho que obtengan de este estudio. Para ambos fines: estudio y
provecho, el profesor, hará el recorrido con la profundidad necesaria, y al
mismo tiempo con la sencillez de quien con ustedes recorre el mismo
camino.

La exposición doctrinal copará la mayor parte del tiempo, pero ésta estará
acompañada siempre de sencillez y ayuda a los alumnos. La pregunta
oportuna hará que no se deje pasar algún punto, que no ofrezca la debida
claridad, sin la correspondiente explicación, de modo que la doctrina se
asimile completamente.

El presentar a ustedes este material impreso, no quiere que recorte el deseo


muy importante de investigación en los autores que se tengan a su
disposición. Es una ayuda, pues pienso que muchos de ustedes llegarán a ser
profesores y estos apuntes, por haber sido los que estudiaron, les servirán.
De esta manera compartimos el saber que a mí mis maestros me dieron y que
yo aplico con la investigación que hago para elaborar un material que es
como el texto del profesor.

Con el ánimo de ayudarles y hacerles fácil y comprensible la materia, espero


contar siempre con su presencia en todas las clases, pues me han indicado
que el curso es presencial. Como todo camino tiene un comienzo y tendrá un
fin, recorrámoslo con la ayuda y compañía del Señor. Donde haya dos o tres
congregados en su nombre, él estará en medio de nosotros. En su nombre,
pues, como dijo san Pedro, lanzaré las redes.
JULIO ROBERTO MONTAÑEZ RINCON
Presbítero
3

EL MATRIMONIO

NOCIONES PRELIMINARES
4

1.1.- PESENTACION DEL TEMA

El tema del matrimonio, nos pone frente a lo que la Iglesia piensa de este
sacramento, íntimamente ligado con la familia, que “El bienestar de la
persona y de la sociedad humana están estrechamente ligados a la
prosperidad de la comunidad conyugal y familiar” 1 Son motivos bien
poderosos que no pueden desligarse y que han de estar presentes en la
visión jurídica y en la acción pastoral.

1.1.1.- Dios autor del matrimonio

El Papa Juan Paulo II enseña que “La Iglesia, consciente de que el


matrimonio y la familia constituyen uno de los bienes más preciosos de la
humanidad, quiere hacer sentir su voz y ofrecer su ayuda a todo aquel que,
conociendo ya el valor del matrimonio y de la familia, trata de vivirlo
fielmente; a todo aquel que, en medio de la incertidumbre o de la ansiedad,
busca la verdad y a todo aquel que se ve injustamente impedido para vivir
con libertad en propio proyecto familiar”.2

Después de saber que la Iglesia aprecia el matrimonio como uno de los bienes
más preciosos de la humanidad, nos explica la razón: “Pues es el mismo Dios el
autor del matrimonio, al cual ha dotado con bienes y fines varios” 3

La Sagrada Escritura nos guía para conocer esa verdad de que Dios es el
autor del matrimonio:

En el Libro de Tobías en los capítulos VI y VII, que les recomiendo leer en su


totalidad, después de presentar la hermosa historia de la caridad de Tobías y
luego su precaria situación causada por su ceguera, nos lleva a otro escenario
para reflexionar sobre la desdichada situación de una joven que ha fracasado
varias veces en su matrimonio para presentarnos después la intervención de
Dios en favor de ella y de Tobías y de esta enseñanza, podemos sacar
algunas conclusiones:

 Que es grato a Dios el que los hombres se unan en matrimonio, el cual no


tiene como finalidad la sexualidad, sino la unión en amor y prosperidad,
según los caminos de Dios, que son de misericordia y paz.
1
Gozo y Esperanza, 47
2
Familiaris Consortio, 1
3
Gozo y Esperanza, 48
5

El arcángel Rafael le dice a Tobías: “hablaré a su padre para que te la dé por


esposa, y cuando regresemos de Ragués celebraremos la boda. Estoy seguro
que Ragüel no puede negártela ni darla a otro, pues se haría reo de muerte
según la ley de Moisés, porque eres tú quien tiene derecho a casarse con
ella.» (Tobías 6, 13)

En el capítulo 7, 12-13 enseña cómo el matrimonio viene de Dios: “Hoy Sara


te es entregada conforme a las disposiciones del Libro de Moisés; entiende,
pues, que Dios mismo te la entrega. Recibe a tu hermana, pues en adelante tú
serás para ella un hermano, y ella, una hermana para ti. Que el Señor del
cielo los guíe por el buen camino esta misma noche, pues sus caminos son
misericordia y paz.»

 Dios le dio Sara a Tobías como esposa y por ayuda de Dios se unirán y
tendrán hijos.

“Y tú, cuando vayas a unirte a ella, rueguen al Dios misericordioso, que se


compadecerá y los salvará. No temas, Dios te la destinó desde siempre. Tú la
salvarás, ella irá contigo y te dará hijos.»

 El texto del Génesis muestra cómo Dios da a Eva como esposa a Adán.

“De la costilla que Yahvé había sacado al hombre, formó una mujer y la llevó
ante el hombre. Entonces el hombre exclamó: “Esta sí es hueso de mis huesos
y carne de mi carne.”(Génesis, 22-23)

 Los hijos son deseados pero no simplemente como propagación del


género humano sino como una bendición de Dios, “tus hijos como
renuevos de olivo alrededor de tu mesa: ésta es la bendición del hombre
que teme al Señor ” (salmo 128, 3)
 San Mateo c. 19, 3-5 nos dice: “Se le acercaron unos fariseos para tentarlo
y le preguntaron: ¿puede uno despedir a su mujer por un motivo
cualquiera? El respondió: ¿no habéis leído que el que los creó, desde el
principio los hizo varón y hembra? Y añadió: por eso mismo dejará el hombre
al padre y a la madre para unirse a su mujer y serán los dos una sola carne...lo
que Dios unió, no lo separe el hombre”.
 Cristo no habló de la finalidad del matrimonio, pues su respuesta fue
sentando doctrina sobre la absoluta indisolubilidad del matrimonio, por
6

eso él concluye: lo que Dios unió, no lo separe el hombre. No habla de


sexualidad.
 “Los hizo varón y hembra”, no habló de procreación ni de la educación de
la prole, porque este tema está unido a la indisolubilidad del matrimonio.

1.1.2.- El matrimonio en San Pablo:

1.1.2.1.- En la 1ª carta a los Corintios

De la doctrina que San Pablo expone en la 1ª carta a los Corintios (VI, 13 y


19-20, VII, 1-5), podemos concluir:

 Que los cuerpos de los fieles los presenta la Sagrada Escritura como
miembros de Cristo y templos del Espíritu Santo. Los cuerpos no son lo
que eran antes de redención.
 Por esta razón los pecados contra la castidad son graves, pues ahora los
cuerpos tienen una especial ordenación y ésta es sobrenatural.
 El matrimonio se presenta como un remedio de la concupiscencia,
 No se hace ninguna referencia a la procreación como justificación del
matrimonio.

1.1.2.2.- En la carta a los Efesios:

El c. V, 22-30, que se lee en la misa de los esposos, San Pablo trata de los
oficios domésticos de los esposos en relación a la vida conyugal y les
recomienda la sumisión. La Iglesia está sometida a Cristo porque Cristo es
cabeza de la Iglesia y Cristo se entrega por ella. Se trata del amor y éste
profundo y no tanto de sometimiento. Afirma que es un sacramento grande
y lo refiere a Cristo y a la Iglesia y a semejanza de la entrega total de Dios por
su pueblo, los esposos han de dar a su unión el sentido de entrega total.

LAS CONSECUENCIAS SON:


 El ideal matrimonial se presenta como la unión con la cabeza que es el
marido;
 El amor conyugal, especialmente de parte del varón, se presenta como
la sublime participación del amor de Cristo a la Iglesia;
 Nada hay que presente el ideal matrimonial como hedonismo
manifestado en el orden sexual.
7

 Evidentemente se deduce que el amor conyugal se manifiesta y se


incrementa por el espíritu hasta la entrega total que los hace una sola
carne;
 Nada dice, en esta parte, de remedio de la concupiscencia, ni de la
procreación, pero sí de la mutua ayuda.

La exhortación sobre la educación de la prole, la presenta el c. VI, 4: “Padres,


no exasperéis a vuestros hijos”, para que la mutua relación sea en el amor y
como fundamento la paz y así la formación será en el Señor.

1.1.2.3.- En la 1ª carta a Timoteo

La recomendación del Apóstol es que se casen y así huyan de la


tentación y que no den mal ejemplo:

“Por tanto, prefiero que las jóvenes se casen, tengan hijos,


sean amas de casa, y no den pie a la murmuración del
adversario” (1ª Timoteo, V, 4)

Podemos observar que ni Jesús ni San Pablo quisieron tratar todo lo relativo
al matrimonio, por ejemplo sobre la institución misma y la generación de la
prole, pues la procreación y la educación de la prole no es la única finalidad
del matrimonio. Los Santos Padres y la Jerarquía fueron desarrollando esa
doctrina.

1.2.- Definición de Matrimonio

El Código de Derecho Canónico evita dar definiciones, pero por tratarse de


un tema de tanta trascendencia, la Comisión de Reforma del Código, a
petición de los Cardenales que la integraban, propuso que se diera una
descripción del matrimonio.4 La comisión respondió. “Definición o
descripción del matrimonio, no se puede suprimir del todo, pues sobre esto
ya tiene decisión afirmativa de la Congregación Plenaria de esta comisión,
del día 24 de mayo de 1977 y tampoco se puede suprimir por el aspecto
personal del matrimonio.” 5

4
Communicationes, Vol. IX, 1977, pagina 79-80
5
Communicationes, 1983, pag. 221, R. § 1
8

Canon 1055 §1 La alianza matrimonial, por la que el varón


y la mujer constituyen entre sí un consorcio de toda la vida,
ordenado por su misma índole natural al bien de los cónyuges y a
la generación y educación de la prole, fue elevada por Cristo
Nuestro Señor a la dignidad de sacramento entre bautizados.
§2 Por tanto, entre bautizados, no puede haber contrato
matrimonial válido que no sea por eso mismo sacramento.

El § 1 en una síntesis bien lograda de la doctrina de la Iglesia sobre el


matrimonio, presenta “la alianza del varón y de la mujer” como el acto
constitutivo del matrimonio, el cual es un acto jurídico, que entre los
bautizados, ha sido elevado por Cristo a la dignidad de sacramento. Por tal
razón, la “alianza” y el “sacramento” gozan de identidad ontológica. Y por
esta razón es “signo y medio con el cual se expresa y fortalece la fe, se rinde
culto a Dios y se realiza la santificación de los hombres” 6

No debe dar lugar a confusión, la diversa terminología que el canon emplea


para indicar el acto constitutivo del matrimonio. En el § 1 le llama “alianza
matrimonial” y en el § 2 “contrato matrimonial”, términos que indican el
acto humano por el cual el varón y la mujer constituyen el matrimonio. 7

La eficacia de ese de ese acto (“Alianza matrimonial” o “Contrato


matrimonial”) lo especifica el canon 1057 § 1 “El matrimonio lo produce el
consentimiento de las partes legítimamente manifestado entre personas
jurídicamente hábiles, consentimiento que ningún poder humano puede suplir.”. Es
decir que la causa eficiente del matrimonio es “el consentimiento de las
partes legítimamente manifestado”. Como si no hubiera quedado claro, el §
2 del canon 1057 se adelanta a explicar la naturaleza del acto constitutivo del
matrimonio, y así lo señala: “El consentimiento matrimonial es el acto de la
voluntad por el cual el varón y la mujer se entregan y aceptan mutuamente en
alianza irrevocable para constituir el matrimonio”.

Ahora tenemos más términos equivalentes:

6
Canon 840
7
Pero “la locuciones contrato y alianza se deben tomar en el mismo sentido, ya que claramente
aparece que la alianza matrimonial de la que se habla en Gozo y Esperanza, no puede constituirse de
modo diferente por los bautizados sino por el contrato, aunque este es especial. ”
9

 Alianza matrimonial
 Contrato matrimonial
 Consentimiento de las partes legítimamente manifestado
 Acto de la voluntad por el cual el varón y la mujer se entregan y
aceptan mutuamente en alianza irrevocable para constituir el
matrimonio.

El Código de Derecho Canónico, siguiendo la doctrina del Concilio Vaticano


II, por lo que respecta al matrimonio, el Decreto “Gozo y Esperanza” es su
fuente principal para la elaboración de los cánones que hemos citado. El
número 48 trae esta doctrina:

“La íntima comunidad de la vida y del amor conyugal, creada por Dios y
sometida a sus leyes, se inaugura con el contrato conyugal, es decir, con el
consentimiento personal irrevocable. Así, con ese acto humano con que los
cónyuges mutuamente se entregan y pactan, surge una institución estable,
por ordenación divina, incluso ante la sociedad”

Juan Paulo II, define el matrimonio como “el pacto de amor conyugal o
elección consciente y libre, con la que el hombre y la mujer aceptan la
comunidad íntima de vida y amor, querida por Dios mismo”8.

Pacto de amor conyugal, que es La alianza matrimonial, tienen como objeto “la
comunidad íntima de vida y de amor”, la cual se elige de modo consciente y
libre, que serían las condiciones del “consentimiento personal e irrevocable”.

Consorcio de toda la vida, que es la extensión de la íntima comunidad de vida y


de amor y que armoniza con el sentido teológico del sacramento, que es
sacramento del vínculo de amor, que de una manera definitiva, única y total,
se dan y se reciben los esposos al modo de la entrega de Cristo y de la Iglesia.
9

1.2.1.- Los Bienes del matrimonio

El Concilio Vaticano II, distingue los bienes de los fines, ya que los bienes
pertenecen a la esencia misma del matrimonio, no así los fines que pueden
ser diversos: “El mismo Dios, autor del matrimonio, al cual ha dotado de
8
Juan Paulo II, “Familiaris Consortio”, 11, en AAS, vo. LXXIV, 1982, pag. 81-191
9
Efesios 5, 21-23)
10

bienes y fines varios” (G.S.,48) 10 Estos, como lo sintetiza el canon 1055, son
dos. “el bien de los cónyuges y la generación y educación de la prole.”. El
mismo texto conciliar se refiere así a los bienes: “Este vínculo sagrado, en
atención al bien, tanto de los esposos y de la prole como de la sociedad no depende
de la decisión humana”.

El fin puede considerarse como causa o como término. Lo primero consiste en


la ordenación de la cosa a ese fin, es decir que la esencia de la cosa se
constituye en relación con ese fin. El fin como término es la consecuencia de la
acción, hasta ahí llega.

El esquema de tres bienes de San Agustín, que retoma el Concilio de


Florencia: el de la prole, el de la fidelidad y el de la indisolubilidad, 11 se
refieren “al estado matrimonial o valor positivo del matrimonio que le da su
dignidad. El matrimonio es bueno porque está caracterizado por la fidelidad,
la permanencia del vínculo y la fecundidad...San Agustín habla pero no del
fin del matrimonio, sino de sus valores, sus propiedades” 12

“El matrimonio y el amor conyugal están ordenados por su propia naturaleza a la


procreación y educación de la prole” 13 Este ordenamiento esencial es el bien
del matrimonio. El Código lo sintetiza de modo admirable, pues señala la
causa del consorcio, la alianza de los cónyuges, para indicar los bienes de ese
consorcio que son: “de toda la vida, ordenado por su misma índole natural al bien
de los cónyuges y a la generación y educación de la prole”. Una larga tradición en
la Iglesia ha seguido el esquema de los tres bienes del esquema agustiniano,
no solo desde el Decreto Graciano, sino también aceptados por Santo Tomás
14
, el Concilio de Florencia 15 y por Pío XI en la encíclica “Casti connubii”16 y
también en los fallos de la Rota Romana, llegando a afirmarse que
pertenecen a la esencia del consentimiento matrimonial 17

10
Communicationes, 1983, pag. 221, R. § 1
11
Denzinger 702/1327: “Assignatur autem triplex bonum matrimonii: Primum est proles...Secundum
est fides...Tertium, indisolubilitas matrimonii...”
12
Burke, Cormac, “Il bonum coniugum e il Bonum prolis: fini o proprieta del matrimonio”, en Apollinaris,
vol. LXII, 1989, pag. 561
13
Gozo y Esperanza 50
14
S.Th. Supplementum q. 49, a. 3 ad 1.
15
Decretum pro Armenis: Denzinger 702 (1327)
16
AAS, Vol. XXII, 1930, pag. 543
17
SRR Decisiones, Vol. LXV, pag. 2, Coram Ferraro; Huizing, Bonum prolis ut elementum esentiale
objecti formalis consensus, Cf. Gregorianum, Vol. XLIII, 1962, pag. 657.
11

1.2.1.1.- El bien de los cónyuges

El canon que comentamos, 1055 § 1, no establece ningún orden en relación


con los fines del matrimonio, como lo presentaba el Código anterior en canon
1013 § 1, si esa jerarquía de fines se eliminó es porque todos los elementos
matrimoniales se refieren al bien de los cónyuges y la razón es porque los
cónyuges, como cónyuges constituyen el matrimonio, por tanto decir “al bien
de los cónyuges” es igual a decir “al bien del matrimonio”. Comprendemos
que “el bien los cónyuges no es algo fuera del matrimonio, pues pertenece a su
esencia como mutuo complemento (“entre sí”: aspecto personalístico),
especialmente el plano sexual físico y psíquico. No se pueden presentar
como fines del matrimonio.18 “La ordenación del matrimonio para el bien de
los cónyuges es en realidad un elemento esencial de la alianza matrimonial y
de ninguna manera un fin subjetivo de los contrayentes...El mismo Concilio
Vaticano II en la Constitución Gozo y Esperanza, además del bien de la prole,
propuso otros bienes y fines, sin que a ninguno hubiera llamado primario o
secundario: “El mismo Dios, autor del matrimonio, al cual ha dotado de
bienes y fines varios”(G.S.,48) 19

1.2.1.2.- El bien de la prole

Se trata de la procreación y educación, entendidos como un solo bien.


La generación es a los hijos, la procreación es a la ordenación del matrimonio,
no la efectiva exigencia de los hijos. El Concilio así lo explicó: “Pero el
matrimonio no ha sido instituido solamente para la procreación, sino que la
propia naturaleza del vínculo indisoluble entre las personas y el bien de la
prole, requieren que también el amor mutuo de los esposos se manifieste,
progrese y vaya madurando ordenadamente.”20

A este respecto dice Juan Paulo II: “Sin embargo, no se debe olvidar
que incluso cuando la procreación no es posible, no por esto pierde su valor
la vida conyugal.”21

18
Communicationes, 1983, pag. 220. La explicación se presenta así: “Filosóficamente es un absurdo
asignar a un ser más de un fin esencial y principal. “El fin es tan solo uno en un orden” (S.Th. De
veritate, q. 22, a. 13, ad 9.). “Siendo el matrimonio la unión a algo único, tal unión específica lleva a
aquello a lo cual se ordena” ( Suppl. Q. 44, a. 1; q. 45, a.1, ad 3)
19
Communicationes, 1983, pag. 221, R. § 1
20
Gozo y Esperanza,50 (al final)
21
Familiaris Consortio, 14 (al final)
12

1.2.1.3.- La dignidad del sacramento

El canon 1055 enuncia la dignidad del sacramento del matrimonio y su


función, pues dice: “ordenado por su misma índole natural...(es decir su
función) fue elevada por Cristo a la dignidad de sacramento entre
bautizados”, doctrina confirmada en el § 2: “Por tanto, entre bautizados, no
puede haber contrato matrimonial válido que no sea por eso mismo
sacramento”

La firmeza de las propiedades esenciales del matrimonio, como son la unidad


y la indisolubilidad, se hacen derivar de la sacramentalidad, al afirmar el canon
1056 que “alcanzan una particular firmeza por razón del sacramento”. Otro
efecto sobre el estado personal de los cónyuges lo podemos ver en el canon
1134, el cual explica que: “en el matrimonio cristiano los cónyuges son
fortalecidos y quedan como consagrados por un sacramento peculiar para los
deberes y la dignidad de su estado.”

Pero volviendo sobre el canon 1055 § 1, en el cual la dignidad del sacramento


se ha expresado maravillosamente al correlacionar el sacramento con el acto
constitutivo del matrimonio, como así lo expresa: “La alianza
matrimonial...fue elevada por Cristo a la dignidad de sacramento entre los
bautizados”. El Concilio Vaticano II, de cuya doctrina se nutre este canon,
señala uno de sus propósitos: “Por eso el Concilio...pretende iluminar y
robustecer a los cristianos y a todos los hombres que se esfuerzan por
proteger y promover la primigenia dignidad del estado matrimonial y su
excelso valor sagrado.” 22

Efectivamente, la santidad del matrimonio, que ha querido destacar, lo hace


al privilegiar todo el encauzamiento o destinación institucional al bien de la
familia y de la misma sociedad. 23

“En virtud de la sacramentalidad de su matrimonio, los esposos quedan


vinculados uno a otro de la manera más profundamente indisoluble. Su recíproca
pertenencia es representación real, mediante el signo sacramental, de la misma
relación de Cristo con la Iglesia.” 24 “Fuente y medio original de santificación
22
Concilio Vaticano II, Gozo y Esperanza,47
23
“surge una institución estable, por ordenación divina, incluso ante la sociedad; este vínculo
sagrado, con miras al bien, ya de los cónyuges y su prole, ya de la sociedad” Concilio Vaticano II,
Gozo y Esperanza, 48
24
Juan Paulo II, Familiaris Consortio, 13
13

propia para los cónyuges y para la familia cristiana es el sacramento del


matrimonio, que presupone y especifica la gracia santificadora del bautismo.”
(Familiaris Consortio, 56)

1.2.1.4.- Sacramentalidad del matrimonio

La sacramentalidad del matrimonio tiene fundamento bíblico 25 en los textos


relativos a la creación del hombre y la mujer, pues es Dios mismo el autor del
matrimonio, el cual, por esta razón es sagrado, siéndolo por naturaleza. Es el
mismo Jesús quien relaciona dos momentos del matrimonio, el del principio
y el que ahora proclama, 26 demostrando la continuidad del matrimonio
“desde el principio”, cuyo origen es sagrado, y por tanto “lo que Dios ha
unido que no lo separe el hombre”. De la sacralidad del matrimonio se
deduce la sacramentalidad del mismo.

En gracia de la brevedad, por razón del tiempo, omitimos un estudio


histórico sobre el desarrollo doctrinal sobre el matrimonio en los Santos
Padres y teólogos medioevales. 27 Se pudo decir que lentamente se llega a la
unidad doctrinal respecto de la sacramentalidad del matrimonio con la
intervención del magisterio de la Iglesia. 28 Finalmente, El Concilio de Trento
ante las tesis protestantes, que negaban la sacramentalidad del matrimonio,
la afirma apoyado en la larga tradición de la Iglesia.29

25
Génesis 1, 27-28 y 2, 18-24
26
“¿No habéis leído que al principio el Creador los hizo varón y hembra, [5] y que dijo: Por esto
dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne? [6]
Así, pues, ya no son dos, sino una sola carne. Por tanto, lo que Dios unió no lo separe el hombre.”
Mateo, 19, 4-6
27
Del año 1050 al 1079 se originaron discusiones provocadas por la tesis de Berengario de Tours,
sobre la sacramentalidad de la Eucaristía. La definición de sacramento, dada por San Agustín: “El
sacramento es un signo sagrado” y “el Sacramento es la gracia invisible y la forma visible de la
gracia”, que defendieron Ivo de Chartres y Pedro Abelardo. A ulteriores explicaciones se uniones
otros teólogos como Hugo de San Víctor, Pedro Lombardo. De la definición de sacramento se pasó
también a los elementos constitutivos del matrimonio. En el período clásico de la Escolástica se
habla con seguridad de los siete sacramentos. No faltaron discusiones sobre la causa eficiente del
matrimonio, pues se afirmaba que era consentimiento. Mientras otros sostenían que era la
cohabitación. Dos grandes teólogos intervienen, San Buenaventura y Santo Tomás y el franciscano
Duns Scoto, San Alberto Magno, que dieron origen a diversas escuelas.
28
La intervención de Lucio III con su decretal Ad abolendam, que condenaba a quienes negaban la
sacramentalidad de la Eucaristía, del bautismo, de la confesión, del matrimonio...”Denzinger,
Enchiridion n. 761. La intervención de Inocencio III con la Professio Fidei W aldensibus praescripta (año
1210); el Concilio III de León (año 1274) en la Professio fidei Michaelis Palaeologi (Denzinger,
Enchiridion n. 796, 860); El Concilio de Florencia en el Decretum pro Armeniis (año 1439), confirmaba
la sacramentalidad del matrimonio.
14

1.2.1.5.- El matrimonio “contrato”

El término “contrato”, que hace pensar en los actos relacionados con el factor
económico y se sugirió que se evitara, el Legislador lo quiso conservar con
un significado general, sin que se limite al orden económico. “Según la
doctrina católica...no existe ninguna distinción real, solamente de razón,
entre contrato y sacramento” 30

León XIII, en la encíclica “Arcanum divinae Sapientiae” del 10 de febrero de


1880, enseña: “No debe darse importancia a la distinción, en que tanto
insisten los regalistas, en base a la cual distinguen el contrato matrimonial
del sacramento, con la intención de dejar el contrato al arbitrio del jefe del
Estado, reservando a la Iglesia la razón del sacramento.. De hecho, no se
puede aprobar semejante distinción, o separación, siendo claro que en el
matrimonio cristiano el contrato no puede separarse del sacramento; es decir,
no puede subsistir y verdadero y legítimo contrato que no sea al mismo
tiempo sacramento. Puesto que es el matrimonio que Cristo, Señor, elevó a
la dignidad de sacramento.”

1.3.- Las propiedades esenciales del matrimonio

Canon 1056 Las propiedades esenciales del matrimonio son la


unidad y la indisolubilidad, que en el matrimonio cristiano
alcanzan una particular firmeza por razón del sacramento.

Propiedades esenciales del matrimonio son aquellas cualidades que dimanan


de la naturaleza misma del matrimonio, sin las cuales el matrimonio no
puede existir. Se trata de propiedades del matrimonio en virtud del derecho
natural.

El Concilio Vaticano II ha reafirmado este principio de la unidad e


indisolubilidad como propiedades esenciales del matrimonio:
29
“Gratiam vero, quae naturalem illum amorem perficeret et indisolubilem unitatem confirmaret,
coniugesque sanctificaret, ipse Christus venerabilium sacramentorum institutor atque perfector sua
nobis passionem promeruit…Cum igitur matrimonium in lege evangelica veteribus connubiis
Christum gratia praestet: merito inter Novae Legis sacramenta annumerandum sacti Patres nostri,
Concilia et universalis Ecclesiase traditio semper docuerunt...” (Denzinger, Enchiridion n. 1797-1800)
30
Vermeersche, A. Creusen, I, “Epitome iuris canonici” Vol. II, pag. 192, citando a Wernz, IV, n. 43
15

 “Esta íntima unión, por ser una donación mutua de dos personas, así
como el mismo bien de los hijos, exigen la plena fidelidad de los
esposos y urgen su indisoluble unidad.” (Gozo y Esperanza, 48ª)
 “Por eso, aunque pueda llegar a faltar la prole, tantas veces
ansiosamente deseada no por eso el matrimonio deja de existir como
institución y comunión de vida y conserva su valor y su
indisolubilidad” (Gozo y Esperanza, 50e)
 “Ese amor, ratificado por la mutua fidelidad y sancionado
explícitamente por el sacramento de Cristo, permanece fiel
indisolublemente en medio de la prosperidad y adversidad de cuerpo
y mente, y por lo mismo, permanece extraño a toda forma de adulterio
o divorcio.” (Gozo y Esperanza, 49b)

Tanto el Evangelio 31 como las cartas de los Apóstoles 32 y la patrística 33


insiste en este tema como doctrina bien conocida que viene del Señor, por
tanto se presenta no como una práctica que se debe tener en cuenta sino
como una norma.

No pocos escritores eclesiásticos antiguos como actuales 34 han dado una


interpretación contraria a la doctrina constante de la Iglesia, al hacer una
interpretación más ascética que normativa, lo cual llevaría a considerar que
la respuesta de Jesús fue a un problema de divorcio y no una norma.

1.3.1.- La unidad

Es la propiedad por la cual el vínculo matrimonial no puede subsistir al


mismo tiempo sino entre un varón y una mujer. A la unidad se opone a la
poligamia (se divide en poliginia 35 y poliandria 36). La poligamia puede ser
simultánea o sucesiva según sea la unión al mismo tiempo con varias
mujeres o una después de otra.

Se distinguen tres períodos respecto de la unidad del matrimonio:

31
Mateo 19, 3-9; 5, 27-32; Marcos, 10, 2-12; Lucas 16, 18
32
1 Corintios 7, 1-7; 11, 11-12; 7, 39-40; Efesios 5, 25-31; 6, 12-20; Colosenses 3, 18-19; 1 Pedro 3, 1-7
33
San Juan Crisóstomo, Homilía in illud mulier obligata, sobre 1 Corintios 7, 39-40, San Basilio,
Obispo; San Ambrosio, De inst. virg.; San Agustín, De bono coniugali
34
El Padre Häring y el P. Hofmann, este último en la Revista Concilium, 1970, pag. 72, La palabra de
Jesús sobre el divorcio y la interpretación neotestamentaria
35
Poliginia es la unión de un varón con varias mujeres
36
Poliandria es la unión de una mujer con varios hombres
16

 Al principio Dios promulgó la unidad tanto como derecho natural


como derecho positivo;
 En tiempo de los patriarcas está ley, por parte de Dios tuvo su
benignidad, al menos para los israelitas;
 En el Nuevo Testamento, Cristo la restituyó a su primitivo valor ,
quitando esa permisividad de modo general

Respecto de la permisividad en el Antiguo Testamento, se presentan dos


teorías:
 Por error invencible, pues por la Sagrada Escritura no consta la
dispensa de parte de Dios; sabemos que los patriarcas tuvieron varias
esposas ya simultáneas ya sucesivas y también sabemos que no fueron
reprendidos por parte de Dios. Los Patriarcas obraron de buena fe y
pensaron que tal modo de obrar era correcto y no contrario a la ley
divina.
 Por dispensa dada por Dios: consta que los Patriarcas fueron
aceptados por Dios no obstante su poligamia, lo cual no se puede
aceptar si no fuera por la dispensa de Dios, ya que no es posible pensar
que Dios disimulara tal situación.

1.3.2.- La indisolubilidad

Es la propiedad por la cual el matrimonio no se puede disolver, o la


perpetuidad del vínculo matrimonial.

El grado de indisolubilidad:

 Intrínseca o interna: la cual consiste en que el matrimonio no se puede


disolver por mutuo convenio de los esposos. De esta indisolubilidad
goza todo matrimonio ya sea rato o consumado;
 Absoluta: el matrimonio no se puede disolver sino por la muerte de
alguno de los esposos. Esta indisolubilidad goza el matrimonio rato y
consumado;
 Relativa: El matrimonio no obstante ser intrínsecamente indisoluble,
puede disolverse por alguna circunstancia que sobreviene, como la
dispensa en favor de la fe o por la intervención de la autoridad
competente. De esta indisolubilidad gozan todos los matrimonios,
excepto el matrimonio rato y consumado.
17

El canon agrega:

“...que en el matrimonio cristiano alcanzan una particular


firmeza por razón del sacramento”

Este canon subraya la influencia del sacramento sobre las propiedades del
matrimonio, al darle “una particular firmeza”. Simplemente lo afirma, pues
no se dice en qué consiste esa “particular firmeza” que adquieren las
propiedades esenciales por razón del sacramento. Pero tal firmeza debe
referirse a la división que ha indicado en el canon 1061 § 1: matrimonio rato y
matrimonio rato y consumado.

Hace énfasis al decir “en el matrimonio cristiano” y tal particularidad se


refiere, en el sacramento, en cuanto significa la unión de Cristo con la Iglesia.
Respecto de la unidad, el matrimonio sacramento ha de ser entre un varón y
una mujer (uno con una) para que signifique la unión de Cristo con la Iglesia.
En cuanto a indisolubilidad, pues la unión de Cristo con la Iglesia es
indisoluble como lo ha de ser el sacramento del matrimonio. Por esta razón
podemos comprender que la unidad y la indisolubilidad en el matrimonio
sacramento se hacen más firmes que en otros matrimonios naturales.

2.- EL CONSENTIMIENTO

Canon 1057 §1 El matrimonio lo produce el


consentimiento de las partes legítimamente manifestado entre
personas jurídicamente hábiles, consentimiento que ningún poder
humano puede suplir.
§2 El consentimiento matrimonial es el acto de la
voluntad por el cual el varón y la mujer se entregan y aceptan
mutuamente en alianza irrevocable para constituir el matrimonio.

2.1.-Noción y análisis

El consentimiento se definió como ‘el estar dos de acuerdo en lo mismo’ 37

37
“Consensus dicitur duorum placitum in idem” (Disgest., 1. 2. t. 14, leg. 1)
18

El Diccionario de la Real Academia de la Lengua, lo define así:


“Conformidad de voluntades entre los contratantes, o sea entre la oferta y su
aceptación, que es el principal requisito de los contratos.”

El consentimiento es un acto de la voluntad, que como acto humano, se


realiza por la intervención de las facultades superiores del hombre, la
inteligencia y la voluntad, ya que por ellas el hombre se hace dueño de sus
actos. El primer paso lo tiene el entendimiento que conoce y que presenta a
la voluntad que decide y por ser un acto elícito, es decir de la voluntad como
tal, se le denomina así por ser el final de un proceso psíquico, es un acto de la
voluntad.

La Iglesia aceptó el principio del derecho romano de que “nuptias non


concubitus sed consensus facit”, 38 y lo ha reafirmado. Así, Paulo VI, en la
alocución a la Rota Roma, del 9 de febrero de 1976, decía: “Ciertamente el
principio (consensus facit nuptias), es de suma importancia en toda la
doctrina canonística y teológica, que ha recibido de la tradición, e
igualmente, porque es uno de los principios capitales del magisterio, en el
cual se funda el derecho natural de la institución matrimonial y el precepto
evangélico.” 39

El canon afirma que “el matrimonio lo produce el consentimiento de las


partes”, lo cual indica que el consentimiento es la causa eficiente del
matrimonio. Entendiendo por causa eficiente “el principio por cuya acción
algo pasa del no ser al ser”, 40 de la no existencia a la existencia. Según esta
definición filosófica, el consentimiento tiene tal causalidad que por cuyo
influjo las partes se convierten en marido y mujer. Este concepto de causa
eficiente aplicado al consentimiento, no es novedoso en la escolástica. 41 En el
Decreto de Graciano se lee: “El consentimiento existió entre ellos, el cual es la
causa eficiente del matrimonio, según aquello de Isidoro: el consentimiento
hace el matrimonio” 42

38
“Las nupcias no las hace la cohatación sino el consentimiento” (Digest. 1. 50. t. 17, leg. 30)
39
AAS, Vol. LXVIII [1976] pag. 206
40
“principium cuius operatione aliquid transit de non ese ad esse”
41
San Isidoro de Sevilla (año 560-636), en su monumental obra, Las Etimologías, ya dice: “consensus
facit matrimonium”. San Juan Crisóstomo (año 349-407), dice: “matrimonium quidem non facit
coitus, sed voluntas”. San Ambrosio (año 340-397), dice: “non defloratio virginitatis facit coniugium
sed pactio coniugalis”. Como lo encontramos en Pedro Lombardo, Lib. IV, Sent. Dist. 27, c. 3-4)
42
“Fuit enim inter eos consensus qui est causa efficiens matrimonii, iuxta illud Isidori: consensus
facit matrimonium” (C. 27, q. 2, c. 2)
19

Santo Tomás nos ofrece con mayor amplitud esta doctrina: “Puesta la causa
se sigue el efecto, pero la causa eficiente del matrimonio es el consentimiento
por palabras de presente”43. Por tanto podemos decir, que el principio: “el
matrimonio lo produce el consentimiento de las partes” ha sido considerado como
verdad desde la patrística hasta nuestros días, pues el Código de 1917 (canon
1081 § 1) al igual que Código de 1983 (canon 1057 § 1) lo han asumido, de
modo que se puede tener como aceptado por una larga tradición en la
Iglesia.

El Papa Paulo VI, en la alocución a los Prelados de la Rota Romana, del 9 de


febrero de 1976, precisa el alcance del principio “el matrimonio lo produce el
consentimiento de las partes”, en la siguiente forma: “En fuerza de este
principio, conocido por todos, el matrimonio existe desde el mismo
momento del tiempo, en que los cónyuges prestaron el consentimiento
válidamente. Tal consentimiento es el acto de la voluntad de naturaleza de
pacto (o alianza conyugal, término que usamos, que hoy es mejor que la voz
contrato), el cual en un momento indivisible del tiempo produce el efecto
jurídico, o el matrimonio ‘in facto esse’, como lo llaman, o el estado vital, sin
que después tenga poder alguno para destruir ‘la realidad jurídica’ que creó,
o el vínculo matrimonial, de modo que el consentimiento llegue a ser
irrevocable de aquello que creó.” 44

2.2.- Manifestación del consentimiento:

El canon exige que el consentimiento sea “legítimamente manifestado”, es


decir de acuerdo a las normas del derecho:
 Con palabras o signos equivales (c. 1101 1) porque el consentimiento
interno de la voluntad no puede ser conocido sino por una
manifestación externa y esta ha de ser con palabras o signos que dejen
entender la interna voluntad;
 Que sea sincero: y esto se consigue por la correspondencia entre la
interna voluntad y la externa manifestación. La que se presume en un
momento tan solemne de la vida de los cónyuges; ausencia de dolo y
deseo de recibir el sacramento.
 Que los contrayentes sean capaces naturalmente: (c. 1095) Es decir
que gocen de suficiente uso de razón y de discreción de juicio
43
Summa Theologica , Suplementum q. 45, n. 5, sed contra
44
AAS, Vol. LXVIII [1976] pag. 206
20

proporcionada al matrimonio. Que no estén impedidos por causas de


naturaleza psíquica para asumir las obligaciones conyugales;
 Que los contrayentes no estén ligados con algún impedimento
dirimente: estos impedimentos son de origen eclesiástico, y por tanto
pueden ser dispensados.
 Que el consentimiento se exprese según la forma canónica (c. 1108).
Que sea emitido el consentimiento ante el Ordinario, el párroco o un
sacerdote o diácono delegado y ante dos testigos.

2.3.- Cualidades del consentimiento:

 Verdadero: El acto interno de la voluntad debe coincidir con su


externa manifestación, pues el consentimiento fingido no opera, pues
se trata de una manifestación de un consentimiento que no existe.
 Deliberado y libre: el consentimiento se ha de dar con plena
advertencia de la mente y libre determinación de la voluntad. Nadie
puede consentir verdaderamente en el contrato matrimonial en el cual
se asumen las obligaciones esenciales si éstas no se conocen y por tanto
no las puede asumir libremente.
 Mutuo: pues se han de dar y recibir mutuamente, es decir debe haber
una manifestación de cada uno de los contrayentes dándose al otro y
recibiéndolo a él.
 Legítima manifestación: para que surja el vínculo matrimonial no es
suficiente el consentimiento interno, ya que el derecho natural exige
que el consentimiento se manifieste con algún signo externo sensible.
El derecho positivo puede exigir algunas formalidades que sean
necesarias para la validez del consentimiento. Se dice que el
consentimiento es jurídicamente ineficaz para producir el matrimonio,
si no se manifiesta legítimamente, aunque tenga todas las condiciones
requeridas por el derecho natural.
 Moralmente simultáneo: no se requiere que sea físicamente
simultáneo, pues en cuanto a su externa manifestación es suficiente
que el consentimiento de uno permanezca mientras la otra parte
manifieste su consentimiento.
 Entre personas jurídicamente hábiles: es decir entre personas que no
estén ligadas con impedimento alguno de derecho eclesiástico o de
derecho divino.

3.- LA HABILIDAD JURÍDICA


21

El concepto de habilidad no se puede confundir con los conceptos de


incapacidad, incompatibilidad y prohibición legal, pues se trata de una persona
que pudiera ser naturalmente capaz de contraer matrimonio, pero por la
existencia de un impedimento eclesiástico es inhábil o está impedido para
contraer válidamente matrimonio. Se pudiera decir que es una incapacidad
de origen legal.

Para mayor comprensión, podemos recurrir al canon 10, 45 en el cual se


establece que no se pueden consideran como inhabilitantes o invalidantes a
las leyes que expresamente no sea señaladas como tales, pues los actos
contrarios a la ley, no son necesariamente nulos, pueden ser ilícitos, si su
nulidad no se establece expresamente. Por tanto la inhabilidad de una
persona no se presume como quiera que se requiere la declaración de que ese
acto que se omitió, prescrito por la ley, es para la validez.

3.1..- El consentimiento no puede suplirse:

El matrimonio, que hace el consentimiento de los contrayentes, es un acto


personalísimo de ellos mismos, por el cual “se entregan y aceptan
mutuamente”, es “un acto de la voluntad de cada uno” y ningún poder humano
puede reemplazar este consentimiento, ni siquiera el Papa, en virtud de la potestad
vicaria. Pues. “los protagonistas de la alianza matrimonial son un hombre y una
mujer bautizados, libres para contraer el matrimonio y que expresan libremente su
consentimiento”. 46 Es más: “son los esposos quienes, como ministros de la gracia de
Cristo, se confieren mutuamente el sacramento del Matrimonio expresando ante la
Iglesia su consentimiento” 47

La Iglesia puede hacer que un consentimiento naturalmente válido no tenga


efecto, pero nunca puede hacer que exista un matrimonio sin el
consentimiento de los contrayentes.

3.2.- El objeto del consentimiento:

45
Canon 10 Se han de considerar invalidantes o inhabilitantes tan solo aquellas leyes en las que
expresamente se establece que un acto es nulo o una persona es inhábil.
46
Catecismo Católico 1625
47
Catecismo Católico 1623
22

El del canon 1057 indica el objeto del consentimiento:

Canon 1097 § 2 El consentimiento matrimonial es el acto de la


voluntad por el cual el varón y la mujer se entregan y aceptan
mutuamente en alianza irrevocable para constituir el
matrimonio”

En este caso el sujeto y el objeto del matrimonio son los mismos


contrayentes. Los sujetos son ellos mismos por cuanto son ministros del
matrimonio y son objeto del matrimonio en su condición de varón y mujer,
pues se dan y se reciben mutuamente, precisamente para constituir el
matrimonio. Tal entrega tiene un carácter permanente, por su significado de
alianza al modo de la entrega de Dios por su pueblo y por disposición
divina: “lo que Dios ha unido no lo separe el hombre”.

3.3.- Derecho a elegir estado de vida.

Canon 1058 Pueden contraer matrimonio todos aquellos a


quienes el derecho no se lo prohíbe.

Se trata de la elección de un estado de vida, el matrimonio. El canon reconoce


el derecho fundamental que tiene todo fiel cristiano a elegir el estado de vida
matrimonial, pero ello no conlleva un derecho fundamental a ese estado de
vida. “Por este derecho se limita la libertad de decisión personal, sin obligar
a que acepten la elección quienes han de dar su consentimiento en caso de
ser necesario para que esa elección alcance su fin” 48

En la elección del estado de vida debe existir libertad, ser “inmunes de


cualquier coacción” (c. 219) y también “que el derecho no se lo prohíba”.
Estos elementos tienen gran importancia en cuanto a la posibilidad de
contraer matrimonio.
48
Del comentario al canon 219 en el Código de la Universidad de Navarra
23

El Código al determinar con mayor claridad el derecho natural, señala a


quienes veta ese mismo derecho para el matrimonio. Por derecho
eclesiástico no pocas determinaciones excluyen a muchos de la posibilidad
de contraer matrimonio (clérigos, religiosos) y también el derecho divino
(durante la permanencia de un vínculo anterior).

3.4.- Competencia de la Iglesia sobre el matrimonio sacramento

Canon 1059 El matrimonio de los católicos, aunque esté


bautizado uno solo de los contrayentes, se rige no sólo por el derecho
divino, sino también por el canónico, sin perjuicio de la competencia de
la potestad civil sobre los efectos meramente civiles del mismo
matrimonio.

La potestad de la Iglesia sobre el matrimonio se funda en que éste es un


sacramento y como tal es un medio de santificación encomendado a la
Iglesia, pues los sacramentos “son acciones de Cristo y de la Iglesia” 49, por
tanto “se rigen no solo por el derecho divino sino también por el canónico” .
“La Iglesia juzga con derecho propio y exclusivo: 1° las causas que se refieren
a cosas espirituales o anejas a ellas”, 50 ya que “la Iglesia cumple la función de
santificar...por signos sensibles”. 51

El matrimonio es un sacramento y además “en el matrimonio cristiano los


cónyuges son fortalecidos y quedan como consagrados por un sacramento
peculiar para los deberes y dignidad de su estado”. 52 Esta peculiaridad del
sacramento del matrimonio se puede considerar como una analogía con los
sacramentos que imprimen carácter, pues se trata de una consagración 53 y
“aunque no imprime carácter, sin embargo permanece de modo perpetuo” 54.
El Concilio con estas fuentes, dijo: “Por eso los esposos cristianos son
robustecidos y como consagrados para los deberes y dignidad de su estado,
gracias a este sacramento particular” (Gozo y Esperanza, 48c)

49
Canon 840
50
Canon 1401
51
Canon 834
52
Canon 1134
53
La Encíclica “Casti Connubii”, dice respecto del matrimonio: “y están robustecidos y santificados y como
consagrados por el sacramento” AAS, Vol. XXII, 1930, 555.
54
AAS, Vol. XXII, 1930, pag. 583
24

“El matrimonio entre dos personas una de las cuales fue bautizada...y otra no
bautizada, es inválido si celebra sin la previa dispensa del Ordinario del
lugar”55. El canon 1086, § 1 establece «Es inválido el matrimonio entre dos
personas, una de las cuales fue bautizada en la Iglesia católica o recibida en
su seno, y otra no bautizada». 56 El impedimento se llama de “Disparidad de
cultos”.

Se debe distinguir entre los “Efectos del matrimonio” (cánones 1134-1140), de


los “Efectos meramente civiles”, estos últimos, los que de manera exclusiva
regula la autoridad del Estado.

4- EL MATRIMONIO GOZA DEL FAVOR DEL DERECHO

Canon 1060 El matrimonio goza del favor del derecho; por lo


que, en la duda, se ha de estar por la validez del matrimonio,
mientras no se pruebe lo contrario.

55
Motu Proprio “Matrimonia mixta” del 31 de marzo de 1970, n. 2,
56
Motu Proprio “Omnium in mentem” del 26 de octubre del 2009
25

Este es un principio general, fundado en el derecho natural, que protege todo


matrimonio ya celebrado, que tenga apariencia de verdadero matrimonio, aunque en
realidad no lo sea a causa de un vicio de nulidad existente al momento de la
celebración del matrimonio. Esto en virtud de que se requiere al menos la
certeza moral 57, la cual excluye toda duda prudente. Por esta razón, en la
duda de hecho o de derecho se ha de estar por la validez del matrimonio.

La consecuencia es que “se ha de estar por la validez del matrimonio, mientras no


se pruebe lo contrario.” El favor del derecho favorece a la institución
matrimonio no a alguna persona en particular, y la razón es el bien público.
La Jurisprudencia rotal exige que positivamente se demuestre la nulidad del
matrimonio, de lo contrario éste gozará del favor del derecho

El canon 1150 aplica el mismo principio, respecto del privilegio paulino: “En caso
de duda, el privilegio de la fe goza del favor del derecho.”

El caso práctico se puede presentar respecto de la validez de un matrimonio del cual


dependa la validez o nulidad de otro celebrado después, naturalmente con
impedimento dudoso de ligamen (canon 1085). Si la duda es acerca de la validez del
primer matrimonio, no se puede declarar la nulidad del segundo si antes no se
procede al proceso de trámite de juicio ordinario.58

5.- Otras denominaciones del matrimonio

Canon 1061 §1 El matrimonio válido entre bautizados se


llama sólo rato, si no ha sido consumado; rato y consumado, si los
cónyuges han realizado de modo humano el acto conyugal apto de
por sí para engendrar la prole, al que el matrimonio se ordena por
su misma naturaleza y mediante el cual los cónyuges se hacen una
sola carne.
§2 Una vez celebrado el matrimonio, si los cónyuges han
cohabitado, se presume la consumación, mientras no se pruebe lo
contrario.

57
cn. 1608 Par.1º Para dictar cualquier sentencia, se requiere en el  ánimo del juez certeza moral
sobre el asunto que debe dirimir.
Par. 2º El juez ha de conseguir esta certeza de lo alegado y probado.
58
Comisión Pontificia de Intérpretes del 26 de junio de 1947 (AAS., Vol. XXXIX,[1947], pag.374
26

§3 El matrimonio inválido se llama putativo, si fue


celebrado de buena fe al menos por uno de los contrayentes, hasta
que ambos adquieran certeza de la nulidad.

5.1.- Matrimonio Rato (ratificado):

Sencillamente se puede decir, que el matrimonio es rato “si los cónyuges no


han realizado de modo humano el acto conyugal apto de por sí para
engendrar la prole”.

Es necesario analizar cuidadosamente el término “consumado”, debido a su


valor en el orden jurídico-canónico. La consumación presupone la existencia
del bautismo de ambos cónyuges: “El matrimonio válido entre bautizados se
llama sólo rato”. Por tanto el bautismo es un elemento esencial de ambos
cónyuges para que el matrimonio pueda llamase consumado. De ahí que los
actos sexuales entre cónyuges no bautizados o entre cónyuges de los cuales
uno solamente es bautizado, el matrimonio no es consumado, aunque haya
prole, pues la consumación requiere como elemento esencial el bautismo de
ambos cónyuges.

5.2.- Matrimonio Rato y Consumado:

El canon llama al matrimonio Rato y Consumado cuando “los cónyuges han


realizado de modo humano el acto conyugal apto de por sí para engendrar la
prole”

El concepto de consumación del matrimonio, lo explica magistralmente el


Padre Urbano Navarrete, en tres puntos, así: 59
1. “Acto humano es el acto que realiza el hombre como tal,
específicamente propio, es decir: con advertencia de la razón y libertad
de la voluntad. De donde, si falta la advertencia de la razón, la libertad
de la voluntad o la inmunidad a toda coacción, el acto no es
específicamente humano no obstante que sea puesto por el hombre”
(p. 637)

Navarrete, U. “ De notione et effectibus consummationis matrimonii”, en Periódica, Vol. LIX, {1970],


59

pp. 636-647
27

2. Por lo dicho se deduce que es el matrimonio no es consumado si la


cópula se realiza por fuerza física a la cual no pudo oponer resistencia;
v.gr. si el varón posee a la mujer, la cual internamente no quiere y
externamente resiste cuanto puede. En este ejemplo no hay acto
humano de parte de la mujer. Ciertamente hay el acto externo de
cópula, pero no la cópula, realizada por un acto humano, por parte de
la mujer. Por consiguiente, el matrimonio por esta cópula no se
consuma.” (pag. 638)
3. Finalmente para la consumación del matrimonio, nos parece,
necesario que se dé el consentimiento, aunque coaccionado, pero no
tan solo para la cópula fornicaria, sino la cópula que se entiende
conyugal. Por consiguiente si alguien accede a la mujer sin saber que
es la esposa, no consuma el matrimonio. La razón es, porque tal acto,
aunque humano para la cópula carnal, no es humano en relación con la
cópula conyugal, que en el caso no se advierte, ni se intenta por libre
voluntad.” (pag.-643)
Sobre la dispensa del matrimonio rato y no consumado el Código presenta el
procedimiento (cánones 1697-1706) y La Carta Circular a los Obispos,
enviada por la Congregación para la Disciplina de los Sacramentos del 20-
XII-86.

5.3.- Una presunción de derecho:

El § 2 del canon 1061, que comentamos, presenta una presunción en relación


con la consumación del matrimonio. Presunción es “una conjetura probable
de una cosa incierta” (c. 1584). Es la consecuencia lógica que saca la ley de
un hecho cierto para probar otro hecho incierto apoyados en la conexión que
entre ambos hechos suele suceder. Se basa en un indicio, 60 que si los
cónyuges han cohabitado, entonces han consumado el matrimonio. Ese
hecho de la consumación se considera provisionalmente cierto mientras no se
demuestre lo contrario.

Matrimonio putativo:
La buena fe de los contrayentes se refiere a la validez de su matrimonio por
creerlo celebrado de acuerdo a todas las normas de la Iglesia. Esa buena fe
llega hasta cuando se tiene noticia cierta de que su matrimonio es nulo. Esto
sucede cuando “hay dos sentencias conformes entre los mismos litigantes,
sobre la misma petición, hecha por los mismos motivos” (canon 1641, n 1°)
60
Indicio es un“Fenómeno que permite conocer o inferir la existencia de otro no percibido” DRAE
28

5.4.- La promesa de matrimonio

Canon 1062 §1 La promesa de matrimonio, tanto


unilateral como bilateral, a la que se llama esponsales, se rige por el
derecho particular que haya establecido la Conferencia Episcopal,
teniendo en cuenta las costumbres y las leyes civiles, si las hay.
§2 La promesa de matrimonio no da origen a una acción
para pedir la celebración del mismo; pero si para el resarcimiento
de daños, si en algún modo es debido

Los esponsales, que son una promesa tanto bilateral como unilateral, queda
regulada por el derecho particular, como lo haya establecido la Conferencia
Episcopal, tal figura, la de los esponsales, importantes en otra época, hoy casi
sin renombre, no obliga a la celebración del matrimonio, por el hecho de
haberlo prometido. Se ha dejado a las Conferencia Episcopales el legislar los
esponsales por cuanto en algunas regiones puede conservar su importancia,
ya que las costumbres de cada región son las que indican si la figura deba
seguir o restarle importancia. Cuando tal costumbre ha desaparecido, nada
se debe decir al respecto. Esos compromisos matrimoniales, se dejan a los
particulares, los cuales los cumplen o no según sean “de palabra”, es
cuestión de responsabilidad personal, pero nunca de imposición.

La Comferencia Episcopal colombiana en “Legislación canónica 2015)


RÉGIMEN DE LAS PROMESAS DE MATRIMONIO

Art. 25. Conforme a lo establecido en el canon 1062 § 1:


§ 1. Cuando los novios soliciten una celebración especial para invocar la
bendición de Dios en bien de su noviazgo, se podrá realizar el rito de
bendición de acuerdo con el Ritual del sacramento del Matrimonio aprobado
para Colombia (3a edición, 2008), Apéndice 1.
§ 2. Esta bendición puede hacerla el Ordinario del lugar, el párroco o algún
ministro ordenado delegado por ellos. Se ha de advertir que la promesa de
ma- trimonio, tanto unilateral como bilateral, no lleva necesariamente a la
celebración del mismo. la sola bendición de los novios o de sus anillos de
compromiso no se puede confundir con la celebración del sacramento del
Matrimonio.
§ 3. Se prohíbe cualquier acción ritual, como la bendición de personas o de
argo- llas, que pueda generar confusión o equívoco respecto del sacramento
29

del Matri- monio, de quienes viven en unión de hecho o de quienes contraen


matrimonio civil.

PASTORAL MATRIMONIAL
LO QUE DEBE PRECEDER A LA CELEBRACION

2.1.- Preparación pastoral al matrimonio

Canon 1063 Los pastores de almas están obligados a procurar que la


propia comunidad eclesiástica preste a los fieles asistencia para que el
estado matrimonial se mantenga en el espíritu cristiano y progrese hacia la
perfección. Ante todo, se ha de prestar esta asistencia:
1º.-mediante la predicación, la catequesis acomodada a los menores, a los
jóvenes y a los adultos, e incluso con los medios de comunicación social de
modo que los fieles adquieran formación sobre el significado del
matrimonio cristiano y sobre la tarea de los cónyuges y padres cristianos.
2º.-por la preparación personal para contraer matrimonio, por la
celebración del matrimonio, por la cual los novios se disponen para la
santidad y las obligaciones de su nuevo estado;
3º.- Por una fructuosa celebración litúrgica del matrimonio, que ponga de
manifiesto que los cónyuges se constituyen en signo del misterio de
unidad y amor fecundo entre Cristo y la Iglesia y que participan en él;
30

4º.- por la ayuda prestada a los casados, para que, manteniendo y


defendiendo fielmente la alianza conyugal, lleguen a una vida cada vez
más santa y más plena en el ámbito de la propia familia.

El Código actual ha exigido la preocupación y cuidado pastoral para la


celebración del matrimonio, con visión diferente a la de la legislación
anterior, cuya preocupación, como se observa por las Instrucciones de 1921 y
de 1941, era sobre la celebración lícita y válida del matrimonio, que conviene
tener en cuenta sin descuidar la parte pastoral. 61

El Canon 207, al hablar de los fieles, recuerda, que por institución divina
unos son ministros sagrados y otros laicos. 62 De estos ministros sagrados,
algunos son pastores de almas y a ellos corresponde de modo especial su
cuidado pastoral en la porción del pueblo de Dios a ellos encomendada.

El Concilio fundamenta la obligación de los pastores de la grey de Cristo en


ejemplo del mismo Señor, Sumo y eterno Sacerdote, quienes deben realizar
su ministerio santamente y con entusiasmo para que sea un medio de
santificación personal. 63 Por su parte, los fieles tienen derecho a esa pastoral
de los ministros sagrados especialmente en cuanto a la palabra y a los
sacramentos. 64 De manera especial, en esta parte, nos referimos al
matrimonio, cuya importancia destaca el Concilio. 65

2.2- Responsabilidad en la acción pastoral:

El plan pastoral para el matrimonio y se presenta así:

61
“Oportet haec facere et illa non omitere”
62
Canon 207 § 1 “Por institución divina, entre los fieles hay en la Iglesia ministros sagrados, que en el
derecho se denominan clérigos; los demás se llaman laicos.”
63
“En primer lugar es necesario que los Pastores de la grey de Cristo, a imagen del sumo y eterno
Sacerdote, Pastor y Obispo de nuestras almas, desempeñen su ministerio santamente y con
entusiasmo, humildemente y con fortaleza. Así cumplido, ese ministerio ser también para ellos un
magnífico medio de santificación.” (Lumen Gentium, 41)
64
Canon 213 “Los fieles tienen derecho a recibir de los Pastores sagrados la ayuda de los bienes
espirituales de la Iglesia, principalmente la palabra de Dios y los sacramentos.”
65
“La salvación de la persona y de la sociedad humana y cristiana está estrechamente ligada al buen
ser de la comunidad familiar y conyugal.” (GS. 47)
31

Canon 1063 Los pastores de almas están obligados a procurar que


la propia comunidad eclesiástica preste a los fieles asistencia para
que el estado matrimonial se mantenga en el espíritu cristiano y
progrese hacia la perfección. Ante todo, se ha de prestar esta
asistencia:”

Al Obispo y a los párrocos, pastores de almas, les incumbe la grave


responsabilidad de la atención pastoral familiar, como deber prioritario.
Naturalmente al Obispo corresponde toda la organización diocesana de la
pastoral familiar, a la cual deben participar presbíteros, diáconos, religiosos y
las familias cristianas. 66

La participación de la comunidad, es de especial importancia, por su misma


condición de laicos y su situación en el grupo social. 67 Además, por su
condición de bautizados, les incumbe el deber de colaborar en la extensión
del reino de Dios. 68

El propósito de la asistencia pastoral es porque el “estado matrimonial se


mantenga en el espíritu cristiano y progrese hacia la perfección”, lo cual debe
conseguirse con la actividad que “la Iglesia debe promover {con} programas
mejores y más intensos de preparación al matrimonio, para eliminar lo más
posible las dificultades en que se debaten tantos matrimonios, y más aún

66
“El primer responsable de la pastoral familiar en la diócesis es el Obispo. Como Padre y Pastor
debe prestar particular solicitud a este sector, sin duda prioritario, de la pastoral. A él debe dedicar
interés, atención, tiempo, personas, recursos; y sobre todo apoyo personal a las familias y a cuantos,
en las diversas estructuras diocesanas, le ayudan en la pastoral de la familia. Procurará
particularmente que la propia diócesis sea cada vez más una verdadera "familia diocesana", modelo
y fuente de esperanza para tantas familias que a ella pertenecen.” n. 73.
67
“La obligación principal de éstos, hombres y mujeres, es el testimonio de Cristo, que deben dar
con la vida y con la palabra en la familia, en el grupo social y en el ámbito de su profesión Debe
manifestarse en ellos el hombre nuevo creado según Dios en justicia y santidad verdaderas. Han de
reflejar esta renovación de la vida en el ambiente de la sociedad y de la cultura patria, según las
tradiciones de su nación “ AD GENTES, 21
68
“Así, pues, incumbe a todos los laicos la preclara empresa de colaborar para que el divino designio
de salvación alcance más y más a todos los hombres de todos los tiempos y en todas las partes de la
tierra. De consiguiente, ábraseles por doquier el camino para que, conforme a sus posibilidades
según las necesidades de los tiempos, también ellos participen celosamente en la obra salvífica de la
Iglesia.” L.G. 33-c
32

para favorecer positivamente el nacimiento y maduración de matrimonios


logrados.” (F.C. n. 66)
.
El canon presenta la asistencia pastoral, la cual debe realizarse por varios medios,
que va destacando oportunamente:

1° La formación de los fieles sobre el significado del matrimonio cristiano


y sobre la tarea de los cónyuges y padres cristianos.

La parte doctrinal o conocimiento de lo que es el matrimonio mismo como


realidad de orden sagrado, espiritual y sacramental debe ser parte de la
formación de los fieles, la cual se ha de conseguir “mediante la predicación, la
catequesis acomodada a los menores, a los jóvenes y a los adultos, e incluso con los
medios de comunicación social”

Como consecuencia y deducción los cónyuges deben ver en su vida futura la


realización de estos principios, que mediante ellos el matrimonio es un
medio de santificación.

2°. por la preparación personal para contraer matrimonio, por la celebración del
matrimonio, por la cual los novios se disponen para la santidad y las obligaciones de su
nuevo estado

La preparación al matrimonio, por la que dispone a los novios a la


aceptación del matrimonio como un estado de vida en el cual ambos, varón
y mujer, formarán una unidad en el amor y será un medio de santificación.
La exhortación Apostólica “Familiaris Consortio”, presenta esta preparación
en tres etapas: en el número 66.

“La preparación al matrimonio ha de ser vista y actuada como un proceso


gradual y continuo. En efecto, comporta tres momentos principales: una
preparación remota, una próxima y otra inmediata.

LA PREPARACIÓN REMOTA comienza desde la infancia, en la juiciosa


pedagogía familiar, orientada a conducir a los niños a descubrirse a sí
mismos como seres dotados de una rica y compleja psicología y de una
personalidad particular con sus fuerzas y debilidades. Es el período en que
33

se imbuye la estima por todo autentico valor humano, tanto en las


relaciones interpersonales como en las sociales, con todo lo que significa
para la formación del carácter, para el dominio y recto uso de las propias
inclinaciones, para el modo de considerar y encontrar a las personas del otro
sexo, etc. Se exige, además, especialmente para los cristianos, una sólida
formación espiritual y catequística, que sepa mostrar en el matrimonio una
verdadera vocación y misión, sin excluir la posibilidad del don total de sí
mismo a Dios en la vocación a la vida sacerdotal o religiosa.

Sobre esta base se programará después, en plan amplio, LA


PREPARACIÓN PRÓXIMA, la cual comporta -desde la edad oportuna y con
una adecuada catequesis, como en un camino catecumenal- una preparación
más específica para los sacramentos, como un nuevo descubrimiento. Esta
nueva catequesis de cuantos se preparan al matrimonio cristiano es
absolutamente necesaria, a fin de que el sacramento sea celebrado y vivido
con las debidas disposiciones morales y espirituales.

La formación religiosa de los jóvenes deberá ser integrada, en el momento


oportuno y según las diversas exigencias concretas, por una preparación a
la vida
en pareja que, presentando el matrimonio como una relación interpersonal
del hombre y de la mujer, a desarrollarse continuamente, estimule y
profundizar en los problemas de la sexualidad conyugal y de la paternidad
responsable, con los conocimientos médico-biológicos esenciales que están
en concesión con ella y los encamine a la familiaridad con rectos métodos de
educación de los hijos, favoreciendo la adquisición de los elementos de base
para una ordenada conducción de la familia (trabajo estable, suficiente
disponibilidad financiera, sabia administración, nociones de economía
doméstica, etc.).

Finalmente, no se deberá descuidar la preparación al apostolado


familiar, a la fraternidad y colaboración con las demás familias, a la
inserción activa en grupos, asociaciones, movimientos e iniciativas que
tienen como finalidad el bien humano y cristiano de la familia.

LA PREPARACIÓN INMEDIATA a la celebración del sacramento del


matrimonio debe tener lugar en los últimos meses y semanas que preceden
a las nupcias, como para dar un nuevo significado, nuevo contenido y
forma nueva al llamado examen prematrimonial exigido por el derecho
34

canónico. De todos modos, siendo como es siempre necesaria, tal


preparación se impone con mayor urgencia para aquellos prometidos que
presenten aún carencias y dificultades en la doctrina y en la práctica
cristiana.

Entre los elementos a comunicar en este camino de fe, análogo al


catecumenado, debe haber también un conocimiento serio del misterio de
Cristo y de la Iglesia, de los significados de gracia y responsabilidad del
matrimonio cristiano, así como la preparación para tomar parte activa y
consciente en los ritos de la liturgia nupcial.”

A las distintas fases de la preparación matrimonial descritas


anteriormente sólo a grandes rasgos indicativos- deben sentirse
comprometidas la familia cristiana y toda la comunidad eclesial. Es deseable
que las Conferencias Episcopales, al igual que están interesadas en
oportunas iniciativas para ayudar a los futuros esposos a que sean más
conscientes de la seriedad de su elección y los pastores de almas a que
acepten las convenientes disposiciones, así también procuren que se
publique un directorio para la pastoral de la familia.

En él se deberán establecer ante todo los elementos mínimos de


contenido, de duración y de método de los "cursos de preparación",
equilibrando entre ellos los diversos aspectos -doctrinales, pedagógicos,
legales y médicos- que interesan al matrimonio, y estructurándolos de
manera que cuantos se preparen al mismo, además de una profundización
intelectual, se sientan animados a inserirse vitalmente en la comunidad
eclesial.

Por más que no sea de menospreciar la necesidad y obligatoriedad de


la preparación inmediata al matrimonio -lo cual sucedería si se dispensase
fácilmente de ella-, sin embargo tal preparación debe ser propuesta y
actuada de manera que su eventual omisión no sea un impedimento para la
celebración del matrimonio.”
Toda la preparación ha de conducir a la comprensión de lo que es el
matrimonio mismo y el compromiso que se asume, para que libremente
decidan por la elección del matrimonio según esos conocimientos.

“La decisión pues del hombre y de la mujer de casarse según este proyecto
divino, esto es, la decisión de comprometer en su respectivo consentimiento
35

conyugal toda su vida en un amor indisoluble y en una fidelidad


incondicional, implica realmente, aunque no sea de manera profunda a la
voluntad de Dios, que no puede darse sin su gracia. Ellos quedan ya por
tanto inseridos en un verdadero camino de salvación, que la celebración del
sacramento y la inmediata preparación a la misma pueden completar y
llevar a cabo, dada la rectitud de su intención... Cuando por el contrario a
pesar de los esfuerzos hechos, los contrayentes dan muestras de rechazar de
manera explícita y formal lo que la Iglesia realiza cuando celebra el
matrimonio de bautizado, el pastor de almas no puede admitirlos a la
celebración” (F.C. 68)

Por una fructuosa celebración litúrgica del matrimonio, que ponga de manifiesto que
los cónyuges se constituyen en signo del misterio de unidad y amor fecundo entre
Cristo y la Iglesia y que participan en él;

La preparación también debe hacerse sobre la liturgia del matrimonio. Así lo expresa
F.C. 67: “El matrimonio cristiano exige por norma una celebración litúrgica,
que exprese de manera social y comunitaria la naturaleza esencialmente
eclesial y sacramental del pacto conyugal entre los bautizados.
En cuanto signo sacramental de santificación, la celebración del
matrimonio –
sugerida en la liturgia, es culmen de toda la acción de la Iglesia y fuente de
su fuerza santificadora- debe ser de por sí válida, digna y fructuosa. Se abre
aquí un campo amplio para la solicitud pastoral, al objeto de satisfacer
ampliamente las exigencias derivadas de la naturaleza del pacto conyugal
elevado a sacramento y observar además fielmente la disciplina de la Iglesia
en lo referente al libre consentimiento, los impedimentos, la forma canónica
y el rito mismo de la celebración.

Este último debe ser sencillo y digno, según las normas de la


competencias autoridades de la Iglesia, a las que corresponde a su vez -
según las circunstancias concretas de tiempo y de lugar y en conformidad
con las normas impartidas por la Sede Apostólica - asumir eventualmente
en la celebración litúrgica aquellos elementos propios de cada cultura y
mejor se prestan a expresar el profundo significado humano y religioso del
36

pacto conyugal,69 con tal de que no contengan algo menos conveniente a la


fe y a la moral cristiana.

En cuanto signo, la celebración litúrgica debe llevarse a cabo de manera que


constituya, incluso en su desarrollo exterior, una proclamación de la Palabra
de Dios y una profesión de fe de la comunidad de los creyentes. El empeño
pastoral se expresará aquí con la preparación inteligente y cuidadosa de la
"liturgia de la Palabra" y con la educación a la fe de los que participan en la
celebración, en primer lugar de los que se casan.

En cuanto gesto sacramental de la Iglesia, la celebración litúrgica del


matrimonio debe comprometer a la comunidad cristiana, con la participación
plena, activa y responsable de todos los presentes, según el puesto e
incumbencia de cada uno: los esposos, el sacerdotes, los testigos, los padres,
los amigos, los demás fieles , todos los miembros de una asamblea que
manifiesta y vive el misterio de Cristo y de su Iglesia.

Por la ayuda prestada a los casados, para que, manteniendo y defendiendo


fielmente la alianza conyugal, lleguen a una vida cada vez más santa y más
plena en el ámbito de la propia familia.

También la exhortación apostólica, F.C. n.69, abre un camino de pastoral con


los matrimonios, para ayudarlos y confortarlos en sus dificultades.

“El cuidado pastoral de la familia normalmente constituida significa concretamente


el compromiso de todos los elementos que componen la comunidad eclesial local en
ayudar a la pareja a descubrir y a vivir su nueva vocación y misión. Para que la
familia sea cada vez más una verdadera comunidad de amor, es necesario que sus
miembros sean ayudados y formados en su responsabilidad frente a los nuevos
problemas que se presentan, en el servicio recíproco, en la coparticipación activa a la
vida de familia.

69
Canon1120 Con el reconocimiento de la Santa Sede, la Conferencia Episcopal puede elaborar un
rito propio del matrimonio congruente con los usos de los lugares y de los pueblos adaptados al
espíritu cristiano, quedando sin embargo en pie la ley según la cual quien asiste al matrimonio,
estando personalmente presente, debe pedir y recibir la manifestación del consentimiento de los
contrayentes.
37

Esto vale sobre todo para las familias jóvenes, las cuales, encontrándose en un
contexto de nuevos valores y de nuevas responsabilidades, están más expuestas,
especialmente en los primeros años de matrimonio, a eventuales dificultades, como
las creadas por la adaptación a la vida en común o por el nacimientos de hijos. Los
cónyuges jóvenes sepan acoger cordialmente y valorar inteligentemente la ayuda
discreta, delicada y valiente de otras parejas que desde hace tiempo tienen ya
experiencia del matrimonio y de la familia.

De este modo, en el seno de la comunidad eclesial -gran familia formada por


familias cristianas- se actuará un mutuo intercambio de presencia y de ayuda entre
todas las familias, poniendo cada una al servicio de las demás la propia experiencia
humana, así como también los dones de fe y de gracia. Animada por verdadero
espíritu apostólico esta ayuda de familia a familia constituirá una de las maneras más
sencillas, más eficaces y más al alcance de todos para transfundir capilarmente
aquellos valores cristianos, que son el punto de partida y de llegada a toda cura
pastoral. De este modo las jóvenes familias no se limitarán sólo a recibir, sino que a
su vez, ayudadas así, serán fuente de enriquecimiento para las otras familias, ya
desde hace tiempo constituidas, con su testimonio de vida y su contribución activa.

En la acción pastoral hacia las familias jóvenes, la Iglesia deberá reservar una
atención específica con el fin de educarlas a vivir responsablemente el amor
conyugal en relación con sus exigencias de comunión y de servicio a la vida, así
como a conciliar la intimidad de la vida de casa con la acción común y generosa para
edificación de la Iglesia
y la sociedad humana.

Cuando, por el advenimiento de los hijos, la pareja se convierte en familia, en


sentido pleno y específico, la Iglesia estará aún mas cercana a los padres para que
acojan a sus hijos y los amen como don recibido del Señor de la vida, asumiendo
como alegría la fatiga de servirlos en su crecimiento humano y cristiano.

En él se deberán establecer ante todo los elementos mínimos de


contenido, de duración y de método de los "cursos de preparación",
equilibrando entre ellos los diversos aspectos -doctrinales, pedagógicos,
legales y médicos- que interesan al matrimonio, y estructurándolos de
manera que cuantos se preparen al mismo, además de una profundización
intelectual, se sientan animados a inserirse vitalmente en la comunidad
eclesial.

Por más que no sea de menospreciar la necesidad y obligatoriedad de


la preparación inmediata al matrimonio -lo cual sucedería si se dispensase
38

fácilmente de ella-, sin embargo tal preparación debe ser propuesta y actuada
de manera que su eventual omisión no sea un impedimento para la
celebración del matrimonio.

2.3.- La asistencia a las familias

Canon 1064 Corresponde al Ordinario del lugar cuidar de que


se organice debidamente esa asistencia, oyendo también, si parece
conveniente, a hombres y mujeres de experiencia y competencia
probadas.

De acuerdo al canon 394 que establece que “todas las obras de apostolado se
coordinen bajo su dirección del Obispo”, ésta de la pastoral familiar no puede
tener otra dirección que la misma del Ordinario del lugar. F.C. n. 73, señala ese
especial cuidado del Obispo en esta actividad de dirección, ayuda y seguimiento
de las familias.

“El primer responsable de la pastoral familiar en la diócesis es el Obispo. Como


Padre y Pastor debe prestar particular solicitud a este sector, sin duda prioritario,
de la pastoral. A él debe dedicar interés, atención, tiempo, personas, recursos; y
sobre todo apoyo personal a las familias y a cuantos, en las diversas estructuras
diocesanas, le ayudan en la pastoral de la familia. Procurará particularmente que
la propia diócesis sea cada vez más una verdadera "familia diocesana", modelo y
fuente de esperanza para tantas familias que a ella pertenecen.”

Es deseable que las Conferencias Episcopales, al igual que están interesadas en


oportunas iniciativas para ayudar a los futuros esposos a que sean más
conscientes de la seriedad de su elección y los pastores de almas a que acepten las
convenientes disposiciones, así también procuren que se publique un directorio
para la pastoral de la familia.

2.4.- Sacramentos previos al matrimonio


39

Canon 1065 §1 Los católicos aún no confirmados deben


recibir el sacramento de la confirmación antes de ser admitidos al
matrimonio, si ello es posible sin dificultad grave.
§2 Para que reciban fructuosamente el sacramento del
matrimonio, se recomienda encarecidamente que los contrayentes
acudan a los sacramentos de la penitencia y de la santísima
Eucaristía.

La preparación al matrimonio no solamente se encamina a comprobar que no


existe impedimento alguno sino que, tratándose de un sacramento, una
preparación espiritual es importante. Lo primero es respecto de la confirmación,
que se recibe “avanzando por el camino de la iniciación cristiana”, que debe
existir en quien se prepara para la elección de estado de vida. Además el
significado y el valor de la confirmación no puede descuidarse en momento tan
importante de la vida de los cristianos, pues los bautizados al recibir este
sacramento “quedan enriquecidos con el don del Espíritu Santo y vinculados más
perfectamente a la Iglesia, los fortalece y obliga con mayor fuerza a que, de
palabra y obra, sean testigos de Cristo y propaguen y defiendan la fe.” (c. 879)

Aunque la recepción del sacramento de la confirmación no se exige como


condición previa al matrimonio, al considerar que puede existir alguna dificultad
grave, que no sea el rechazo del sacramento, su recepción puede posponerse a
otro momento. La doctrina de Lumen Gentium, 26 70 es el fundamento para este
canon

Canon 882 “El ministro ordinario de la confirmación es el Obispo;


también administra válidamente este sacramento el presbítero
dotado de facultad por el derecho universal o por concesión
peculiar de la autoridad competente”

Tal normatividad permite comprender la facilidad que tienen los fieles para la
recepción del sacramento de la Confirmación, pues cuando el Obispo no lo pueda
administrar, puede delegar al párroco en cuya parroquia se va a celebrar el
matrimonio. Todo depende de la organización diocesana, la cual puede prever
que el Vicario General, los Vicarios Episcopales o los Vicarios Foráneos
70
“Ellos [los Obispos] son los ministros originarios de la confirmación, los dispensadores de las
sagradas órdenes y los moderadores de la disciplina penitencial.” (Lumen Gentium, 26 c)
40

administren el sacramento de la confirmación a quienes van a contraer


matrimonio en tiempos determinados.

El § 2 del canon 1065, recomienda encarecidamente la recepción de la sagrada


Eucaristía en la ceremonia de la celebración del matrimonio. La Santísima
Eucaristía es “El sacramento más augusto, en el que se contiene, se ofrece y se
recibe al mismo Cristo Nuestro Señor, es la santísima Eucaristía, por la que la
Iglesia vive y crece continuamente”(c. 897) y por la que “reciben fructuosamente
el sacramento del matrimonio”. Para el fiel cristiano, la recepción de la Sagrada
Eucaristía en la celebración de su matrimonio, ha de ser propia preocupación,
pues va a iniciar una nueva vida en el estado matrimonial, por tanto la confesión
y comunión ha de ser de preferencia de los contrayentes.

2.4.1.- Constancia para la válida celebración del matrimonio

Canon 1066 Antes de que se celebre el matrimonio, debe


constar que nada se opone a su celebración válida y lícita.

Para tener una relativa seguridad o lo que es lo mismo que conste que nada se
opone a la válida celebración del matrimonio, debe hacerse una INVESTIGACIÓN
de la que conste con certeza moral que no existe obstáculo para la válida y licita
celebración. Esta investigación debe hacerla el párroco a quien se ha pedido la
celebración del matrimonio o al que se le ha pedido permiso para celebrarlo en
otra parroquia 71

Lo ordinario es que cada Diócesis o que en la Conferencia Episcopal se convenga


en qué parroquia se debe hacer el EXPEDIENTE PREMATRIMONIAL, qué documentos
se han de exigir y si se han enviar todos o alguna constancia a la parroquia donde
se va a celebrar el matrimonio, lo cual sería una adición a lo dispuesto en el canon
1067.

2.4.2.- Medios de Investigación recomendados

71
Canon 1115 Se han de celebrar los matrimonios en la parroquia donde uno de los contrayentes
tiene su domicilio o cuasidomicilio o ha residido durante un mes, o, si se trata de vagos, en la
parroquia donde se encuentran en ese momento; con licencia del Ordinario propio o del párroco
propio se pueden celebrar en otro lugar.
41

Canon 1067 La Conferencia Episcopal establecerá normas


sobre el examen de los contrayentes, así como sobre las proclamas
matrimoniales u otros medios oportunos para realizar las
investigaciones que deben necesariamente preceder al matrimonio,
de manera que, diligentemente observadas, pueda el párroco asistir
al matrimonio.

El examen de los contrayentes hace parte de la investigación previa al


matrimonio. Las normas para este examen son dadas por la Conferencia Episcopal
72
Las preguntas van a buscar los contenidos doctrinales y la intención
matrimonial, la existencia o no de impedimentos matrimoniales, la libertad y la
discreción de juicio proporcionada al igual que la capacidad para asumir los
compromisos matrimoniales.

Las proclamas matrimoniales

También corresponde a la Conferencia Episcopal dar normas sobres las Proclamas


matrimoniales u otros medios de investigación que las sustituyan..

26. PROCLAMAS MATRIMONIALES E INVESTIGACIONES


PREMATRIMONIALES

Art. 26. Conforme a lo establecido en el canon 1067:


§ 1. El examen de los contrayentes (c. 1067), que debe realizar el párroco a
quien compete asistir al Matrimonio, de acuerdo con el Derecho, será hecho
en forma per- sonal, tomando declaración a los novios par separado y bajo
juramento, siguiendola Guía de expediente matrimonial aprobada por la
Conferencia Episcopal. De ma- nera excepcional, el párroco podrá autorizar
al Vicario parroquial o a otro ministro ordenado para realizar este examen.
§ 2. Deléguese a las Comisiones Episcopales de Matrimonio y Familia y de
liturgia para revisar el modelo de expediente matrimonial y la Guía para su
aplicación, teniendo presentes las siguientes cuestiones: conocimiento de la
naturaleza y fines del Matrimonio sacra mental, constatación de la debida
capacidad y de la ausencia de vicios en el consentimiento, verificación de
ausencia de impedimentos, formación y madurez humana y cristiana para
contraer Matrimonio, otras circunstancias que requieran licencias específicas,
verificación de la debida competencia para la válida y lícita celebración del
sacramento.
§ 3. Para el interrogatorio, los contrayentes presentarán dos testigos mayores
72
Legislación Complementaria de al conferencia Episcopal Colombiana
42

de edad que puedan responder bajo juramento las cuestiones contenidas en


el modelo de expediente matrimonial vigente.
§ 4. los contrayentes presentarán sus partidas de Bautismo expedidas dentro
de los últimos tres meses anteriores al interrogatorio, en las que se
especifique la ausencia de nota marginal matrimonial hasta la fecha. Dicho
documento debe contar con la autenticación eclesiástica si no pertenece a la
circunscripción eclesiástica en donde se están adelantando los trámites. Se
deberá presentar, además, el registro civil de nacimiento de modo que se
pueda comprobar que no existe un vínculo conyugal previo de naturaleza
exclusivamente civil.
§ 5. Con el fin de poder obtener información sobre la capacidad de los
contrayentes para celebrar el sacramento, anúnciense sus nombres en forma
oral o por medio de un aviso escrito, fácilmente visible, durante las Misas
que se celebren en la parroquia donde se realiza la investigación
matrimonial, en dos días domingos o en otros días de gran concurrencia de
fieles.
§ 6. Después de la segunda proclama a que se refiere el numeral 5, deben
trans- currir al menos tres días antes de la celebración del Matrimonio,
comprobada la libertad de ambos contrayentes. Si el Matrimonio se fuere a
celebrar pasados seis
meses después del anuncio, las proclamas deberán hacerse nuevamente.
§ 7. Sólo se concederá dispensa de las proclamas matrimoniales cuando
haya razones de carácter pastoral.

2.4.3.- Investigación en peligro de muerte

Canon 1068 En peligro de muerte, si no pueden conseguirse


otras pruebas, basta, a no ser que haya indicios en contra, la
declaración de los contrayentes, bajo juramento, según los casos, de
que están bautizados y libres de todo impedimento.

Esta es una medida urgente y en tal caso, la declaración de los contrayentes es


suficiente. Pero se debe tener en cuenta lo recalcado por la Congregación de
Sacramentos a los Ordinarios para que instruyeran a los párrocos, (el 04-VII-1921)
sobre una medida de prudencia. “no les es lícito asistir al matrimonio con el
pretexto e intención de apartar a los fieles de un torpe concubinato, o de evitar el
escándalo del llamado matrimonio civil, mientras no les conste legítimamente el
libre estado de los contrayentes, habiendo cumplido todo lo prescrito por el
Derecho”. 73 Sin embargo entre las causales para la dispensa estaban estas

73
AAS, Vol. XIII,[1921], pag. 349
43

situaciones: 13. Periculum matrimonii civilis. (Peligro de matrimonio civil) y la


número 15 Cessatio publici concubinatus (para cesar el público concubinato).

El caso que se estudia, “el matrimonio in artículo mortis”, se mira desde dos
ángulos, la visión del Sacerdote y el estado del paciente.

VISION DEL SACERDOTE:

Consciente de que su misión es la salvación de las almas, el sacerdote se


pregunta por el estado de vida que el paciente lleva, quizá muchos años en
unión libre. Lo primero, de acuerdo a su práctica pastoral, es la invitación al
arrepentimiento para la confesión y la administración del sacramento de la
Unción de los Enfermos. Lo que se ha visto, en algunos casos, es la
insistencia al enfermo para que deje su mala vida y se casa con la persona
que por varios años ha convivido y de la que tiene varios hijos.

A este respecto la Instrucción de la Congregación de Sacramentos del 4 de


agosto de 1921 74 dirigida a los Obispos, quienes debían advertir a los
párrocos que: “no es lícito asistir al matrimonio con pretexto e intención de
apartar a los fieles del estado de concubinato o para evitar el matrimonio
civil, mientras no les conste legítimamente el libre estado de los
contrayentes, habiendo cumplido todo lo prescrito por el Derecho.”.

En peligro de muerte, el canon 1079, advierte que el Ordinario del lugar


puede dispensar de la forma canónica y de todos los impedimentos de
derecho eclesiástico y también el párroco, el ministro sagrado, el sacerdote o
el diácono delegados, cuando no es posible acudir al Ordinario del lugar.

Es amplia la facultad, inclusive sobre la prueba de documentos, como lo


advierte el canon 1068, sobre el bautismo y los impedimentos
matrimoniales, para esto basta el juramento del enfermo, porque el caso
urge, ya que se trata de peligro de muerte.

Pero respecto del consentimiento, el peligro de muerte no pone ninguna


excepción. Tengamos en cuenta que la Iglesia puede hacer que un
consentimiento válido no surata efecto jurídico, pero no puede hacer una
matrimonio sin consentimiento.

74
AAS, vol. XIII [1921] pag. 348
44

ESTADO DEL PACIENTE

Este debe ser capaz de emitir consentimiento válido, pero si su estado no


asegura esa capacidad, no se puede presenciar el matrimonio. En ese estado,
peligro de muerte hay muchos interesados en la celebración del matrimonio y
quizá el único no interesado sea el paciente. Recordemos que: "la única
medida de un consentimiento suficiente es la discreción de juicio
proporcionada al matrimonio" (coram Sabattani en SRRD vol. LIII,
[1961],pág. 118, nº 4).

Coram Andrea Jullien del 16 de octubre de 1942. En RRDec. vol. XXXIV


[1942] pag. 775

“2. In Jure: “El matrimonio lo hace el consentimiento, que debe ser acto
humano: el contrayente, es dueño de su consentimiento por la razón y la
voluntad; es decir, que para que el uso de la razón sea eficaz, pueda
comprender al menos en confuso qué sea el matrimonio y sus propiedades
esenciales, para que tenga plena deliberación. La deliberación es del
entendimiento, movido por la voluntad, lo que delibera se relaciona con lo
opuesto y permanece último en tal determinación del juicio, siendo posible
dirigirse a lo contrario. “Si por inadvertencia o por perturbación de la
fantasía (por lo fuerte de la pasión u otra causa, o por la enfermedad) impide
al entendimiento deliberar, por accidente ese juicio está determinado ad
unum y por consiguiente el querer que procede carece de libertad” (Grendt,
O.S.B. Elementa philosophiae Aristotelico-Tomisiticae, Tom. I, ed. V, 1929, n. 591,
pag. 476). Así, pues, no se da consentimiento matrimonial, si la interna
voluntad se interpone por accidente, piensa que por las potencias sensitivas
perturbadas por la demencia, en aquello que es de la demencia...en cuanto al
matrimonio, la presunción de derecho es del recto uso de la razón, o de la
madurez de juicio, proporcionada para asumir las graves y perpetuas
obligaciones (c. 1082 par. 2; 1086 par. 1).

2.4.4.- Obligación de parte de los fieles

Canon 1069 Todos los fieles están obligados a manifestar al


párroco o al Ordinario del lugar, antes de la celebración del
matrimonio, los impedimentos de que tengan noticia.
45

No solo es suficiente la actividad que el párroco realiza en el examen de los


contrayentes y de los testigos, sino que la misma comunidad de fieles debe saber
de su obligación de manifestar o al Ordinario o al Párroco sobre los impedimentos
ya públicos ya ocultos que puedan tener las personas que pretenden contraer
matrimonio.

2.4.5.- ¿Quién debe realizar la investigación?

Canon 1070 Si realiza las investigaciones alguien distinto del


párroco a quien corresponde asistir al matrimonio, comunicará
cuanto antes su resultado al mismo párroco, mediante documento
auténtico.

Pueden asistir al matrimonio:

 El Ordinario del lugar


 El párroco de uno de los contrayentes que tenga domicilio o
cuasidomicilio o haya residido durante un mes en esa parroquia;
 El párroco donde el vago está actualmente.

Como pueden ser varios los que lícitamente pueden asistir al matrimonio, la
obligación de la investigación recae sobre aquel párroco a quien se le pidió que
asistiera al matrimonio de los contrayentes.

Si las investigaciones se realizan ante otro párroco, diferente de aquel a quien le


corresponde asistir al matrimonio, entonces comunicará al párroco el resultado de
la investigación en un documento auténtico. El caso es igual si se trata de diócesis
diferentes, en cuyo caso se puede remitir a la Curia o al Párroco.

3.- Casos especiales que requieren licencia del Ordinario:

Los casos que enumera el canon 1071, por las circunstancias especiales que
los rodean, como medida de prudencia, se requiere la licencia del Ordinario
del lugar, la cual, en caso de necesidad no es necesaria o no se exige. Lo
46

difícil es saber cuándo se trata de un caso de necesidad, pues dado el estado de


cosas, hoy día no es difícil recurrir al Ordinario del lugar y aquí no se trata
de peligro de muerte, pues tal caso lo trata expresamente el canon 1068. No se
puede olvidar que, en estos casos, los siete que enumera el canon, no están
exentos de los requisitos necesarios para la válida y lícita celebración del
matrimonio.

La valoración del “caso de necesidad”, en general, se presenta en otros casos,


como los tratados en los cánones 230 § 3, 75 844 § 4, 76 1324 § 1, n. 5 77. Las
circunstancias son diferentes y solamente se puede considerar lo que es
común para su aplicación.

Cada uno de estos casos tiene su especial consideración, lo cual no permite


que se les reste importancia. Además, al reservarse el caso al Obispo, no
para la validez sino para la licitud, se pretende que se cumplan las
condiciones exigidas a fin de evitar la celebración de matrimonio,
descuidando las normas canónicas

Esta parece ser más una medida de disciplina que una medida de gran valor
jurídico, la prueba es que en caso de necesidad se puede proceder sin la
norma del canon.

Canon 1071 § 1 Excepto en caso de necesidad, nadie debe asistir


sin licencia del Ordinario del lugar:
1º.-al matrimonio de los vagos;
2º.-al matrimonio que no puede ser reconocido o celebrado según la
ley civil;

75
“Donde lo aconseje la necesidad de la Iglesia y no haya ministros, pueden también los laicos,
aunque no sean lectores ni acólitos, suplirles en algunas de sus funciones, es decir, ejercitar el
ministerio de la palabra, presidir las oraciones litúrgicas, administrar el bautismo y dar la sagrada
Comunión, según las prescripciones del derecho
76
Canon 844 § 4Si hay peligro de muerte o, a juicio del Obispo diocesano o de la Conferencia
Episcopal, urge otra necesidad grave, los ministros católicos pueden administrar lícitamente esos
mismos sacramentos también a los demás cristianos que no están en comunión plena con la Iglesia
católica, cuando éstos no puedan acudir a un ministro de su propia comunidad y lo pidan
espontáneamente, con tal de que profesen la fe católica respecto a esos sacramentos y estén bien
dispuestos
77
Canon 1324 § 1, n. 5° por quien actuó coaccionado por miedo grave, aunque lo fuera
sólo relativamente, o por necesidad o para evitar un perjuicio grave, si el delito es
intrínsecamente malo o redunda en daño de las almas;
47

3º.- al matrimonio de quien esté sujeto a obligaciones naturales


nacidas de una unión precedente, hacia la otra parte o hacia los
hijos de esa unión;
4º.- al matrimonio de quien notoriamente hubiera abandonado la fe
católica;
5º.- al matrimonio de quien esté incurso en una censura;
6º.-al matrimonio de un menor de edad, si sus padres lo ignoran o se
oponen razonablemente;
7º.- al matrimonio por procurador, del que se trata en el can. 1105.
§ 2El Ordinario del lugar no debe conceder licencia para asistir al
matrimonio de quien haya abandonado notoriamente la fe católica,
si no es observando con las debidas adaptaciones lo establecido en
el can. 1125.

Al matrimonio de los vagos

Por razón del domicilio, el canon 100 llama a las personas con diversos nombres:
 Vecino en el lugar donde tiene su domicilio,
 Forastero allí donde tiene su cuasidomicilio,
 Transeúnte si se encuentra fuera de su domicilio o cuasidomicilio que
aún conserva,
 Vago si no tiene domicilio ni cuasidomicilio en lugar alguno.

El matrimonio de quienes carecen de alguna conexión física con un determinado


territorio real, la Diócesis o la parroquia, y vagan por todas partes, 78 son personas
que solo son conocidas por el grupo que vaga con ellas, razón por la cual no es
muy segura su condición de que “nada se opone a su lícita y válida celebración
del matrimonio” y en tales casos, la licencia del Ordinario del lugar sí es necesaria.
79
Aquí se trata del párroco del lugar donde se ha de celebrar el matrimonio 80

78
En muchas regiones de Colombia llegan grupo nómadas que residen en un lugar por muy poco
tiempo, como los gitanos, los de los Circos y otros, que sin tener residencia fija, recorren las regiones
para conseguir sus sustento.
79
Tal licencia no va a dar seguridad de que “nada se opone a la celebración del matrimonio”, pero el
párroco sí presentará el caso con la mejor descripción y análisis posible.
80
Canon 1115 Se han de celebrar los matrimonios en la parroquia donde uno de los contrayentes
tiene su domicilio o cuasidomicilio o ha residido durante un mes, o, si se trata de vagos, en la
parroquia donde se encuentran en ese momento; con licencia del Ordinario propio o del párroco
propio se pueden celebrar en otro lugar.
48

Al matrimonio que no puede ser reconocido o celebrado según la ley


civil;

Este caso tiene diversos tratamientos, según que en cada País, le reconozcan o no
efectos civiles al matrimonio católico. Partiendo de este hecho, en Colombia
existen, con efectos civiles, los matrimonios católicos y el matrimonio civil. El
matrimonio sacramento posee una cualidad que no tiene el civil, el ser indisoluble,
razón por la cual se puede aceptar que un varón y un mujer que se han casado por
lo civil, puedan hacerlo, ellos mismo también por lo católico.

El caso que se estudia tiene otra connotación. Un varón y una mujer que se han
casado por lo civil y que posteriormente se han separado voluntariamente o ha
existido abandono de alguno de ellos de su hogar y posteriormente han iniciado
un noviazgo con otra mujer (otro varón) y se presenta al párroco dando señales de
arrepentimiento de haberse casado por lo civil y que ahora le pide que presencie
su matrimonio católico con esa persona que presenta, sin haber solucionado
legalmente el matrimonio civil que contrajo antes, no se debe presenciar ese
matrimonio sin que se hayan realizado los trámites de divorcio civil.

Si se presenciara ese matrimonio, se estaría cometiendo ante el Estado una


bigamia. La licencia del Ordinario del lugar, en este caso no se debería dar, si
antes no se soluciona el caso del matrimonio civil por el Estado. La exigencia de
licencia del Ordinario del lugar, quiere evitar dificultades con el Estado, pues
seguramente el Ordinario del lugar no dará esa licencia si antes no solucionan su
problema esas personas con el Estado.

Al matrimonio de quien esté sujeto a obligaciones naturales nacidas de


una unión precedente, hacia la otra parte o hacia los hijos de esa unión;

No se trata solamente de las obligaciones originadas por “relaciones irregulares”


sino también las originadas por matrimonios normales, que a la muerte de uno de
los cónyuges, no ha se ha verificado el juicio de sucesión hereditaria, y si
quedaron menores el nombramiento del curador de los bienes de los menores,
debido a que el nuevo hogar debe tener patrimonio diferente al del matrimonio
anterior o mejor, no se puede constituir con el patrimonio del matrimonio
anterior. También en el caso de un matrimonio que se declaró nulo o que fue
dispensado, pues pueden existir obligaciones de orden patrimonial y todo ha de
quedar resuelto antes del matrimonio.
49

Todos estos casos se pueden resumir así:


 Los casados civilmente y que no han obtenido su divorcio civil;
 Los casados civilmente y con divorcio civil, pero con hijos del
matrimonio, sin definir las obligaciones con ellos;
 Los viudos con hijos del matrimonio que no ha hecho separación de
bienes, para evitar que la parte de los hijos menores ingrese al
patrimonio familiar del nuevo matrimonio;
 Las personas que han convivido sin matrimonio y han quedado
hijos de esa unión y no han definido ante el Estado su obligación de
alimentos.
 Quienes han obtenido declaración de nulidad de su matrimonio
anterior y o han recibido dispensa de su matrimonio rato y no
consumado;
 Quienes han obtenido nulidad de su matrimonio y tienen veto
para contraer nuevo matrimonio católico;

La licencia del Ordinario del lugar debe garantizar que las obligaciones
naturales se cumplan antes de autorizar tal matrimonio. En caso de preverse
una grave dificultad, teniendo en cuenta el canon 1077 § 1 81 el Ordinario del
lugar prohibir la celebración del matrimonio.

Al matrimonio de quien notoriamente hubiera abandonado la fe


católica;

El Concilio ha fijado un criterio muy claro al respecto:

“Los sacramentos están ordenados a la santificación de los


hombres, a la edificación del Cuerpo de Cristo y, en definitiva, a dar
culto a Dios; pero, en cuanto signos, también tienen un fin
pedagógico. No sólo suponen la fe, sino que, a la vez, la alimentan,
la robustecen y la expresan por medio de palabras y de cosas; por
esto se llaman sacramentos de la "fe". (Sacrosantum Concilium, 59)

81
Canon 1077 § 1 Puede el Ordinario del lugar prohibir en un caso particular el matrimonio a
sus propios súbditos, donde quiera que residan, y a todos los que de hecho moren dentro de su
territorio, pero sólo temporalmente, por causa grave y mientras ésta dure.
50

La Iglesia ha dado varias normas de conducta respecto de quienes se han


alejado de la fe católica. Su Santidad Juan Paulo II, en la exhortación
Apostólica Familiaris Consortio, 68, señala en camino a seguir:

“Precisamente porque en la celebración del sacramento se reserva una atención


especial a las disposiciones morales y espirituales de los contrayentes, en concreto
a su fe, hay que afrontar aquí una dificultad bastante frecuente, que pueden
encontrar los pastores de la Iglesia en el contexto de nuestra sociedad
secularizada. 82
En efecto, la fe de quien pide desposarse ante la Iglesia puede tener grados
diversos y es deber primario de los pastores hacerla descubrir, nutrirla y hacerla
madurar. Pero ellos deben comprender también las razones que aconsejan a la
Iglesia admitir a la celebración a quien está imperfectamente dispuesto.

El sacramento del matrimonio tiene esta peculiaridad respecto a los otros:


ser el sacramento de una realidad que existe ya en la economía de la creación; ser
el mismo pacto conyugal instituido por el Creador "al principio". La decisión pues
del hombre y de la mujer de casarse según este proyecto divino, esto es, la
decisión de comprometer en su respectivo consentimiento conyugal toda su vida
en un amor indisoluble y en una fidelidad incondicional, implica realmente,
aunque no sea de manera profunda a la voluntad de Dios, que no puede darse sin
su gracia. Ellos quedan ya por tanto inseridos en un verdadero camino de
salvación, que la celebración del sacramento y la inmediata preparación a la
misma pueden completar y llevar a cabo, dada la rectitud de su intención.

82
“Por eso el juez, al ponderar la validez del consentimiento expresado, debe tener en cuenta el
contexto de valores y de fe —o de su carencia o ausencia— en el que se ha formado la intención
matrimonial. De hecho, el desconocimiento de los contenidos de la fe podría llevar a lo que el
Código define error que determina a la voluntad(cf. canon 1099). Esta eventualidad ya no debe
considerarse excepcional, como en el pasado, justamente por el frecuente predominio del
pensamiento mundano sobre el magisterio de la Iglesia. Semejante error no sólo amenaza la
estabilidad del matrimonio, su exclusividad y fecundidad, sino también la orientación del
matrimonio al bien del otro, el amor conyugal como «principio vital» del consentimiento, la entrega
recíproca para constituir el consorcio de toda la vida. «El matrimonio tiende a ser visto como una
mera forma de gratificación afectiva que puede constituirse de cualquier manera y modificarse de
acuerdo con la sensibilidad de cada uno» (Exhortación apostólica Evangelii gaudium, 66), impulsando
a los contrayentes a la reserva mental sobre la duración misma de la unión, o su exclusividad, que
decaería cuando la persona amada ya no realizara sus expectativas de bienestar afectivo.”
(Alocución a la Rota Romana del Papa Francisco del 23 de enero de 2015)
51

Es verdad, por otra parte, que en algunos territorios, motivos de carácter


más bien social que auténticamente religioso impulsan a los novios a pedir casarse
en la Iglesia. Esto no es de extrañar. En efecto, el matrimonio no es un
acontecimiento que afecte solamente a quien se casa. Es por su misma naturaleza
un hecho también social que compromete a los esposos ante la sociedad. Desde
siempre su celebración ha sido una fiesta que une a familias y amigos. De ahí,
pues, que haya también motivos sociales, además de los personales, en la petición
de casarse en la Iglesia.

Sin embargo, no se debe olvidar que estos novios, por razón de su bautismo,
están ya realmente inseridos en la Alianza esponsal de Cristo con la Iglesia y que,
dada su recta intención, han aceptado el proyecto de Dios sobre el matrimonio y
consiguientemente -al menos de manera implícita- acatan lo que la Iglesia tiene
intención de hacer cuando celebra el matrimonio.

Por tanto, el solo hecho de que en esta petición haya motivos también de
carácter social, no justifica un eventual rechazo por parte de los pastores. Por lo
demás, como ha enseñado el Concilio Vaticano II, los sacramentos, con las
palabras y los elementos rituales nutren y robustecen la fe; la fe hacia la cual están
ya orientados en virtud de su rectitud de intención que la gracia de Cristo no deja
de favorecer y sostener.

Querer, establecer ulteriores criterios de admisión a la celebración eclesial


del matrimonio, que debieran tener en cuenta el grado de fe de los que están
próximos a contraer matrimonio, comporta además muchos riesgos. En primer
lugar, el de pronunciar juicios infundados y discriminatorios; el riesgo además de
suscitar dudas sobre la validez del matrimonio ya celebrado, con grave daño para
la comunidad cristiana y de nuevas inquietudes injustificadas para la conciencia
de los esposos; se caería en el peligro de contestar o de poner en duda la
sacramentalidad de muchos matrimonios de hermanos separados de la plena
comunión con la Iglesia católica, contradiciendo así la tradición eclesial.

Cuando por el contrario, a pesar de los esfuerzos hechos, los contrayentes


dan muestras de rechazar de manera explícita y formal lo que la Iglesia realiza
cuando celebra el matrimonio de bautizado, el pastor de almas no puede
admitirlos a la celebración. Y, aunque no sea de buena gana, tiene obligación de
tomar nota de la situación y de hacer comprender a los interesados que, en tales
circunstancias, no es la Iglesia sino ellos mismos quiénes impiden la celebración
que a pesar de todo piden.”
52

Al matrimonio de quien esté incurso en una censura;

El canon 1312 advierte que “las sanciones penales en la Iglesia son: 1° penas
medicinales o censuras” y el canon 1331 prohíbe al excomulgado recibir los
sacramentos, entre las varias prohibiciones que trae este canon. Por esta
razón el párroco no puede asistir a la celebración del matrimonio de un
excomulgado. La excomunión puede ser latae sententiae, es decir, ipso facto
o lo que es lo mismo por hecho de cometer un delito grave, como un aborto,
o ferendae sententiae, por juicio. Los censurados con una pena latae
sententiae, ésta no se sabe de ordinario y si acuden al matrimonio este no es
lícito pero es válido.

Al acudir al Ordinario del lugar para la licencia, se supone que los


contrayentes censurados están arrepentidos y la remisión de la censura no
puede denegarse como lo dispone el canon 1347 § 2 y el 1358 § 1. En estos
casos la licencia del Ordinario del lugar deberá darse si el censurado depone
su contumacia.

Al matrimonio de un menor de edad, si sus padres lo ignoran o


se oponen razonablemente

El canon 98 § 2 establece que

“La persona menor está sujeta a la potestad de los padres o tutores


en el ejercicio de sus derechos, excepto en aquello en que, por ley
divina o por el derecho canónico, los menores están exentos de
aquella potestad;”

Pero dada la importancia del matrimonio y el requerimiento de discreción de


juicio proporcionada al matrimonio, el consejo de los padres, quienes
siempre quieren el bien de sus hijos, no se ha de omitir. En esto el párroco ha
de ser muy prudente, pues se trata del origen de una nueva familia que no
ha de surgir sin ayuda y apoyo de los padres de los contrayentes.

También en caso de oposición de los padres, el párroco debe juzgar sobre la


conveniencia del matrimonio y sobre la racionalidad de la oposición.
53

Al matrimonio por procurador, del que se trata en el can. 1105.

El caso tiene requisitos para la validez del matrimonio por procurador y el


canon 1105 señala que:

Canon 1105 § 2 Para la validez del mandato se requiere que esté


firmado por el mandante y, además, por el párroco o el Ordinario del
lugar donde se da el mandato, o por un sacerdote delegado por uno
de ellos, o al menos por dos testigos; o que se haga mediante
documento auténtico a tenor del derecho civil.

La licencia se justifica porque se requiere que se compruebe que el mandante


es capaz de contraer matrimonio y se debe llenar todos los requisitos para la
validez del matrimonio, los cuales, al pedir la licencia, se estarán dando a
conocer del Ordinario del lugar. Es decir que se asegura que todo se haya
dispuesto en forma legal.

El Ordinario de lugar exigirá que los documentos sean legales y auténticos y


que exista causa razonable par hace el matrimonio en tal forma, es decir sin
la presencia física de los contrayentes.
54

IMPEDIMENTOS

DIRIMENTES EN GENERAL

3.1.- Impedimento matrimonial


55

El canon 1058 señala la norma fundamental, el derecho subjetivo


primario de toda persona para contraer matrimonio, pero restringido y
condicionado a que no exista derecho objetivo en contra, es decir, alguna
prohibición legal de contraerlo.

Canon 1058 Pueden contraer matrimonio todos aquellos a


quienes el derecho no se lo prohíbe.

Este es un principio general de derecho divino natural, es un derecho natural


e individual de la persona humana, impreso en la naturaleza misma de cada
uno por el Creador, que se manifiesta por la tendencia heterosexual, que
aparece desde el inicio de la pubertad. Siendo, pues un derecho subjetivo,
que procede del mismo derecho natural, no puede ser limitado en forma
total y absoluta, de modo que tenido la capacidad natural para contraerlo, se
le prive, contra su voluntad de todo derecho al matrimonio. Solamente
razones objetivas y graves pueden limitar el ejercicio. Entendamos que la
presunción está a favor de la libertad, razón por la cual, las leyes que lo
limitan deben interpretarse estrictamente. 83

Este principio de libertad se fundamenta en la presunción de que todo


hombre es hábil para contraer matrimonio. Por consiguiente la limitación de
este derecho, ha de ser una excepción, que expresamente la consagre una ley
positiva,84 teniendo en cuenta que en caso de duda de derecho o de hecho,
acerca de la capacidad del contrayente, el matrimonio no se puede impedir. 85
Los impedimentos dirimentes constituyen el caso específico de restricción de
la capacidad para contraer matrimonio.

El derecho de prohibir el matrimonio puede provenir del derecho divino,


entonces afecta a todos los hombres, o puede derivarse del derecho eclesiástico
en cuyo caso afecto solamente a los fieles cristianos. Tal prohibición puede
ser absoluta y permanente, como en el caso de la impotencia absoluta y
perpetua, o temporal para quien carece de suficiente edad.

83
Canon 18 Las leyes que establecen alguna pena, coartan el libre ejercicio de los derechos, o
contienen una excepción a la ley, se deben interpretar estrictamente.
84
Canon 10 “Se han de considerar invalidantes o inhabilitantes tan solo aquellas leyes en las que
expresamente se establece que un acto es nulo o una persona es inhábil”
85
Canon 1084 § 2 “ Si el impedimento de impotencia es dudoso, con duda de derecho o de hecho,
no se debe impedir el matrimonio ni, mientras persista la duda, declararlo nulo.”
56

Este término, impedimento, no existió en los primeros siglos. Se empleó un


término genérico con un significado que podía referirse a lo ilícito o nulo. El
matrimonio solo se impedía cuando se incurría en un delito que era
sancionado públicamente, como el incesto.

En el derecho antiguo se entendía por impedimento toda circunstancia ya


fuera de derecho divino o eclesiástico que impedía la celebración de las
nupcias. El Código de 1917 precisó el significado de impedimento, dándole
un significado técnico y estricto.

3.2.- Noción de impedimento

Etimológicamente es el óbice u obstáculo que se interpone entre dos cosas. Y en


materia matrimonial es aquello que impide la celebración del matrimonio por una
circunstancia objetiva existente en los contrayentes.

La ley que establece la prohibición constituye lo que se llama impedimento.


También se llama impedimento al hecho o a la circunstancia (vgr. la
consanguinidad) por la cual la autoridad competente ha establecido la ley
que prohíbe el matrimonio.

Impedimento, en el derecho de las Decretales, que tenía un significado más


general, significaba también, el vicio del consentimiento y defecto de forma,
es decir, todo aquello que se oponía a la licitud o validez del matrimonio.

El Derecho anterior, no son impedimentos, las circunstancias del


consentimiento o de la forma que hacen nulo el matrimonio (como el error, el
miedo o la clandestinidad); el Código de 1917, habla en muchos capítulos de
los impedimentos (Capítulos II-IV), del Consentimiento (capítulo V), de la
Forma (capítulo VI). También en algunos cánones (c. 1138 § 1; 1971 § 1), el
término impedimento significaba también defecto de consentimiento o de
forma.

El Código anterior también dividía los impedimentos en: impedimentos


impedientes, que afectaban únicamente la licitud, e impedimentos
dirimentes, que afectaban la validez. Tal división no se consideró conveniente
57

mantenerla en el nuevo Código 86


y se suprimieron los impedimentos
impedientes. 87

En el Código actual, tenemos que hablar de impedimentos en sentido estricto,


que afectan la validez del matrimonio, de lo contrario no se trataría de un
impedimento en sentido legal.

3.3.- Impedimento dirimente

El canon 1073 no ofrece una definición propiamente tal, indica el efecto del
impedimento.

Canon 1073 El impedimento dirimente inhabilita a la persona para


contraer matrimonio válidamente.

El impedimento dirimente hace inhábil a la persona, es decir incapaz de


contraer válidamente matrimonio. El canon 10 88 establece un principio, que
aquí se aplica: para que la nulidad se produzca es necesario que la ley la
establezca expresamente, ya sea decretando la nulidad de un acto o la
inhabilidad de una persona, como lo hace en el canon 1073: el impedimento
dirimente inhabilita a la persona, es decir que el matrimonio por ella
celebrado es nulo, porque es el resultado de una calificación legal, la
inhabilidad.

Por razón de los efectos que produce, el impedimento dirimente puede ser:
 Absoluto: si impide el matrimonio con cualquier persona, por
ejemplo el voto público, el orden sagrado.
 Relativo: si impide el matrimonio con una persona determinada (la
consanguinidad, el crimen)

Por razón de su duración:


 Perpetuo: si no desaparece, como la afinidad, la impotencia
 Temporal: si puede cesar por sí mismo o en un tiempo, como la
edad
86
Communicationes, vol. IX, 1977, pag. 132 ss
87
Communicationes, vol. X, 1878, pag. 126
88
Canon 10 Se han de considerar invalidantes o inhabilitantes tan solo aquellas leyes en las que
expresamente se establece que un acto es nulo o una persona es inhábil.
58

Por razón de la certeza:


 Cierto: si puede afirmarse con certeza moral, es decir excluyendo
toda duda prudente
 Duda de hecho: cuando la ley que establece el impedimento es
cierta, pero se duda si esa ley se aplica a un caso concreto (si Luis y
Paulina son primos hermanos)
 Duda de derecho: si es dudosa la ley en cuanto a su existencia,
extensión e interpretación (si es impotente la mujer a quien se le ha
extirpado los ovarios)

Respecto de la duda, es importante tener en cuenta el canon 14 89


y según él
podemos señalar los siguientes criterios:

Respecto de los impedimentos de Derecho Eclesiástico:


 En duda de derecho se puede contraer matrimonio y no se necesita
dispensa; en este caso prevalece el derecho natural.
 En duda de hecho: se requiere la dispensa del Ordinario de lugar o
de la autoridad a quien está reservado el impedimento.
 En duda de derecho y de hecho no se requiere dispensa

Respecto de los impedimentos de Derecho Divino, se puede decir que no


existe duda porque todos ellos están confirmados como impedimentos por la
ley eclesiástica. Como excepción podemos ver el impedimento de impotencia
que no urge en duda de derecho o de hecho. 90

3.4.- Impedimento público u oculto

El canon 1074 presenta una distinción del impedimento basado en el grado


de divulgación.

Canon 1074 Se considera público el impedimento que puede


probarse en el fuero externo; en caso contrario es oculto.

89
Canon 14 “Las leyes, aunque sean invalidantes o inhabilitantes, no obligan en la duda de derecho;
en la duda de hecho, pueden los Ordinarios dispensar de las mismas, con tal de que, tratándose de
una dispensa reservada, suela concederla la autoridad a quien se reserva.”
90
Canon 1084 § 2 “ Si el impedimento de impotencia es dudoso, con duda de derecho o de hecho,
no se debe impedir el matrimonio ni, mientras persista la duda, declararlo nulo.”
59

El legislador no considera tanto la divulgación real, sino la jurídica, es decir la


posibilidad o imposibilidad de su demostración en el fuero externo. Este no
es un canon nuevo, su texto ya se encontraba en el Código anterior. Pero el
impedimento oculto, en otros cánones 91 puede tener el sentido de que no ha
llegado a ser del dominio público. Otras divisiones, que en el pasado dieron
lugar a dificultades, se han suprimido, por ejemplo, “impedimentos público
por naturaleza”, ya que el canon 1674 habla de: “cuando la nulidad ya se ha
divulgado”, 92 o se prevé prudentemente que va a adquirir divulgación.

Este concepto de posible divulgación lo deducimos del canon 1080,93 al trata del
caso perplejo, cuando se dice que tienen facultad de dispensar tanto el
párroco, el ministro delegado, el confesor, el sacerdote o el diácono, siempre
que el caso sea oculto. También encontramos apoyo en el canon 1674, n. 2 94 en
donde se dice que el Promotor de Justicia es hábil para demandar la nulidad
del matrimonio “cuando la nulidad ya se ha divulgado”.

La Penitenciaría Apostólica, cuya competencia es para el fuero interno, 95 sólo


puede dispensar de los impedimentos ocultos, aun cuando puedan probarse en
el fuero interno 96

91
Canon 1079, allí en el impedimento oculto equivale a que no ha tenido difusión; sucede algo igual
en los cánones 1080 y 1082.
92
Canon 1674 Son hábiles para impugnar el matrimonio:
1º los cónyuges;
2º el promotor de justicia, cuando la nulidad ya se ha divulgado si no es
posible o conveniente convalidar el matrimonio.
93
Canon 1080 § 1 Siempre que el impedimento se descubra cuando ya está todo preparado
para las nupcias, y el matrimonio no pueda retrasarse sin peligro de daño grave hasta que se
obtenga la dispensa de la autoridad competente, gozan de la potestad de dispensar de todos los
impedimentos, exceptuados los que se enumeran en el can. 1078, §2, n. 1, el Ordinario del lugar y,
siempre que el caso sea oculto, todos los que se mencionan en el can. 1079, 2 y 3, observando las
condiciones que allí se prescriben.
94
Canon1674 Son hábiles para impugnar el matrimonio:
1.º.los cónyuges;
2.º.el promotor de justicia, cuando la nulidad ya se ha divulgado si no es posible
o conveniente convalidar el matrimonio.
95
Canon 64 “Sin perjuicio del derecho de la Penitenciaría para el fuero interno...”
96
Canon 1082 A no ser que el rescripto de la Penitenciaría determine otra cosa, la dispensa de un
impedimento oculto concedida en el fuero interno no sacramental se anotará  en el libro que debe
guardarse en el archivo secreto de la curia; y no es necesaria ulterior dispensa para el fuero externo,
si el impedimento oculto llegase más tarde a hacerse público.
60

3.5.- Autoridad competente

Canon 1075 § 1. Compete de modo exclusivo a la autoridad


suprema de la Iglesia declarar auténticamente cuando el derecho
divino prohíbe o dirime el matrimonio.
§ 2. Igualmente, sólo la autoridad suprema tiene el derecho a
establecer otros impedimentos respecto a los bautizados.

El canon 1055 enseña que “la alianza matrimonial...fue elevada por Cristo a
la dignidad de sacramento entre bautizados”, y como “los sacramentos del
Nuevo Testamento, instituidos por Cristo Nuestro señor, y encomendados a
la Iglesia, en cuanto son acciones de Cristo y de la Iglesia...” (canon 840),
“corresponde, de modo exclusivo a la autoridad suprema de la Iglesia”, con
potestad nativa y exclusiva, la declaración de los impedimentos de derecho
divino y la constitución o establecimiento de otros impedimentos de derecho
humano por parte de la Iglesia. 97

El § 1 del canon 1075 habla de la competencia de la Suprema autoridad de la


Iglesia, para declarar cuándo el derecho divino prohíbe o dirime el
matrimonio, lo cual corresponde al Romano Pontífice, quien es sujeto, de
modo personal, de la plena y suprema potestad de enseñar y de gobernar la
Iglesia universal, que por derecho divino, la recibe inmediatamente de
Cristo, al momento de la aceptación de la elección, la cual está integrada a la
consagración episcopal (cf. Canon 332 § 1) 98

97
“ La íntima comunidad de la vida y del amor conyugal, creada por Dios y sometida a sus leyes, se
inaugura con el contrato conyugal, es decir, con el consentimiento personal irrevocable. Así, con ese
acto humano con que los cónyuges mutuamente se entregan y pactan, surge una institución estable,
por ordenación divina, incluso ante la sociedad; este vínculo sagrado, con miras al bien, ya de los
cónyuges y su prole, ya de la sociedad, no depende del arbitrario humano. Dios mismo es el autor
de un matrimonio que ha dotado de varios bienes y fines, todo lo cual es de una enorme
trascendencia para la comunidad del género humano, para el desarrollo personal y la suerte eterna
de cada uno de los miembros de la familia, para la dignidad, estabilidad, paz y prosperidad de la
misma familia y de toda la humana sociedad.” Gozo y Esperanza, 48
98
Canon 332 §1 El Romano Pontífice obtiene la potestad plena y suprema en la Iglesia
mediante la elección legítimamente por él aceptada juntamente con la consagración episcopal. Por
tanto, el elegido para el pontificado supremo que ya ostenta el carácter episcopal, obtiene esa
potestad desde el momento mismo de su aceptación. Pero si el elegido carece del carácter episcopal,
ha de ser ordenado Obispo inmediatamente.
61

También es “sujeto de la potestad suprema y plena de la Iglesia” el Colegio


Episcopal, 99 cuyo ejercicio pleno lo ha realizado en los veintiún Concilios
Ecuménicos en la historia de la Iglesia.
El canon 1075 distingue bien dos términos: declarar y establecer. Sólo la
autoridad suprema de la Iglesia puede declarar auténticamente cuando el
derecho divino prohíbe o dirime el matrimonio. Esas limitaciones al derecho
natural, cuyo origen es el derecho divino, la Iglesia sólo puede decir cuáles
son y hacerlo de modo explícito por una declaración.

Respecto de establecer otros impedimentos, de que trata el § 2 del canon 1075, se


reserva también a la suprema autoridad suprema de la Iglesia. La suprema
autoridad de la Iglesia tiene poder para establecer a modo de ley universal o
particular, impedimentos dirimentes. Estos impedimentos obligan a todos
los bautizados en la Iglesia católica o recibidos en ella. 100
Tratándose de matrimonios entre bautizados, a la Iglesia y a nadie más que a
la Iglesia, corresponde establecer en su ordenamiento jurídico el régimen
matrimonial de los bautizados.
Como consecuencia de lo anterior, el canon 1076, reprueba costumbres
contrarias.101

Canon 1076 Queda reprobada cualquier costumbre que


introduzca un impedimento nuevo o sea contraria a los
impedimentos existentes.

Como expresamente lo declara la ley, quedan reprobadas las costumbres que


hubiere al respecto, sin importar que sean centenarias. En esto se sigue un
paralelismo con el canon 20 102 y se aplica el canon 28 103. Reprueba cualquier
costumbre.
99
Canon 336 El Colegio Episcopal, cuya cabeza es el Sumo Pontífice y del cual son miembros los
Obispos en virtud de la consagración sacramental y de la comunión jerárquica con la cabeza y
miembros del Colegio, y en el que continuamente persevera el cuerpo apostólico, es también, en
unión con su cabeza y nunca sin esa cabeza, sujeto de la potestad suprema y plena sobre toda la
Iglesia.
100
Canon 11 Las leyes meramente eclesiásticas obligan a los bautizados en la Iglesia católica y a
quienes han sido recibidos en ella, siempre que tengan uso de razón suficiente y, si el derecho no
dispone expresamente otra cosa, hayan cumplido siete años.
101
Canon 28 Quedando a salvo lo prescrito en el can.5, la costumbre, tanto contra la ley como
extralegal, se revoca por costumbre o ley contrarias; pero a no ser que las cite expresamente, la ley
no revoca las costumbres centenarias o inmemoriales, ni la ley universal revoca las costumbres
particulares.
62

Sobre el principio establecido en el canon 1075, vuelve el canon 1077 señala el


límite de otras potestades inferiores.

Canon 1077 § 1. Puede el Ordinario del lugar prohibir en un


caso particular el matrimonio a sus propios súbditos, donde quiera
que residan, y a todos los que de hecho moren dentro de su
territorio, pero sólo temporalmente, por causa grave y mientras
ésta dure.
§ 2. Sólo la autoridad suprema de la Iglesia puede añadir a esta
prohibición una cláusula dirimente.

Respecto de la autoridad del Obispo, se dice en el § 1, que pueden impedir el


matrimonio, pero con carácter transitorio, pues con carácter permanente o
sea con cláusula dirimente, solamente lo puede hacer la suprema autoridad
de la Iglesia. Es consecuencia del derecho de contraer matrimonio, de que
trata el canon 1058. También se busca la unidad, de lo contrario se tendría
pluralidad según las regiones. La comisión cardenalicia en su reunión del 24-
27 de mayo de 1977, opinó que no se concediera a las Conferencias
Episcopales establecer impedimentos, ni impedientes ni dirimentes. 104 El § 2
del canon 1083 concede a las Conferencias Episcopales “establecer una edad
superior, para la celebración lícita del matrimonio” 105. La Conferencia
Episcopal de Colombia establece que: “La edad mínima para celebrar
lícitamente el matrimonio es de 18 años tanto para el varón como para la
mujer” 106

3.6.- La dispensa de los impedimentos

102
Canon 20 La ley posterior abroga o deroga a la precedente, si así lo establece de manera
expresa, o es directamente contraria a la misma, u ordena completamente la materia que era objeto
de la ley anterior; sin embargo, la ley universal no deroga en nada el derecho particular ni el
especial, a no ser que se disponga expresamente otra cosa en el derecho.
103
Canon 28 Quedando a salvo lo prescrito en el can.5, la costumbre, tanto contra la ley como
extralegal, se revoca por costumbre o ley contrarias; pero a no ser que las cite expresamente, la ley
no revoca las costumbres centenarias o inmemoriales, ni la ley universal revoca las costumbres
particulares.
104
Communicationes, vol. X, 1978, pag. 126
105
Canon 1083 § 2 Puede la Conferencia Episcopal establecer una edad superior para la celebración lícita
del matrimonio
106
Legislación Complementaria, Pag. 13, n. 4
63

Siguiendo la doctrina conciliar, 107 que asume el canon 1078, se modifica la


normatividad anterior, la cual comenzó con el MP Pastorale Munus y más
tarde por el MP De Episcoporum muneribus (AAS, vol. LVIII, 1966, pag. 467-
472). La comisión de reforma del Código había señalado la reserva de
algunos impedimentos 108, pero la reserva fue menor y solamente se ha
reducido a tres, como lo detalla el § 2 del canon 1078.

Canon 1078 § 1 Exceptuados aquellos impedimentos cuya


dispensa se reserva a la Sede Apostólica, el Ordinario del lugar
puede dispensar de todos los impedimentos de derecho eclesiástico
a sus propios súbditos, cualquiera que sea el lugar en el que
residan, y a todos los que de hecho moren en su territorio.

La Dispensa, en sentido estrictamente jurídico, se refiere a la ley, es decir a la


exoneración de la ley en un caso particular. La dispensa se relaciona con la
potestad de jurisdicción. 109 Esta es la potestad sagrada que se ejerce en
relación con los fieles y para un fin espiritual. El canon 85 la define como “la
relajación de la ley en un caso particular”

La dispensa, en sentido estricto, solamente puede referirse a las leyes


meramente eclesiásticas. La dispensa, en concreto, es una providencia de
orden administrativo, mediante la cual, la autoridad competente exonera
(dispensa) a una o más personas, o a una comunidad entera, en un caso
particular de la obligación de una norma jurídica.110

107
“ Todos los Obispos diocesanos tienen la facultad de dispensar, en caso particular, de una ley general de la
Iglesia a los fieles sobre los que ejercen la autoridad según derecho, siempre que lo juzguen conveniente para
el bien espiritual de ellos, mientras no se trate de algo que se haya reservado especialmente la Autoridad
Suprema de la Iglesia.” Christud Dominus 8b
108
Communicationes, vol. IX, 1977, pag. 345-347
109
Canon 129 § 1 De la potestad de régimen, que existe en la Iglesia por institución divina, y
que se llama también potestad de jurisdicción, son sujetos hábiles, conforme a la norma de las
prescripciones del derecho, los sellados por el orden sagrado.
110
Canon 85 La dispensa, o relajación de una ley meramente eclesiástica en un caso particular,
puede ser concedida, dentro de los límites de su competencia, por quienes tienen potestad ejecutiva,
así como por aquellos a los que compete explícita o implícitamente la potestad de dispensar, sea por
propio derecho, sea por legítima delegación.
64

Canon 1078 § 2. Los impedimentos cuya dispensa se reserva a la


Sede Apostólica son :
1º el impedimento que proviene de haber recibido las
sagradas órdenes o del voto público perpetuo de castidad en un
instituto religioso de derecho pontificio;
2º el impedimento de crimen del que se trata en el c. 1090.
§ 3. Nunca se concede dispensa del impedimento de
consanguinidad en línea recta o en segundo grado de línea
colateral.

Si nos referimos al sujeto activo de la dispensa, el Romano Pontífice, puede


dispensar, en circunstancias ordinarias, de todas las leyes eclesiásticas, pues
es el autor de la ley y quien ha establecido los impedimentos.

Quedan tres casos reservados a la Santa Sede, que se enumeran en el § 2.


 Orden sagrado: diaconado y presbiterado. No se dice nada del
Episcopado, que con mayor razón se reserva a la Santa Sede;
 Voto público perpetuo de castidad en un instituto religioso de
derecho pontificio;
 Crimen 111

El Obispo diocesano y quienes, según el derecho, se le asimilan, puede


dispensar, con potestad ordinaria y también en circunstancias ordinarias de
todas las leyes disciplinares eclesiásticas universales y particulares dadas por
la Santa Sede para su territorio y para sus súbditos, con tal que la dispensa
tenga como fin el bien espiritual de los fieles. Pero no puede dispensar de las
leyes procesales o penales, y de aquellas disciplinares reservadas a la Santa
Sede o a otra autoridad. 112
111
Canon 1090 § 1 Quien, con el fin de contraer matrimonio con una determinada persona,
causa la muerte del cónyuge de ésta o de su propio cónyuge, atenta inválidamente ese matrimonio.
§2 También atentan inválidamente el matrimonio entre sí quienes con una cooperación
mutua, física o moral causaron la muerte del cónyuge
112
Canon 87 § 1º El Obispo diocesano, siempre que, a su juicio, ello redunde en bien espiritual de
los fieles, puede dispensar a éstos de las leyes disciplinares, tanto universales como particulares,
promulgadas para su territorio o para sus súbditos por la autoridad suprema de la Iglesia; pero no
de las leyes procesales o penales, ni de aquellas cuya dispensa se reserva especialmente a la Sede
Apostólica o a otra autoridad.
§ 2º Si es difícil recurrir a la Santa Sede y existe además peligro de grave daño en la demora,
cualquier Ordinario puede dispensar de tales leyes, aunque la dispensa esté reservada a la Santa
Sede, con tal de que se trate de una dispensa que ésta suela conceder en las mismas circunstancias,
65

3.6.1.- Capítulos de dispensa


Facultades del Ordinario (c. 1079 § 1)
En Peligro Facultades del Párroco ( c. 1079 § 2)
De muerte Facultades del ministro delegado (c. 1079 §2)
A) EN CASOS Facultades del sacerdote o diácono
EXTRAORDINARIOS que asisten a tenor c. 1116 § 2 (c. 1079 § 2)
El impedimento
se descubre El Ordinario (c. 1080 § 1)
ya todo prep. El Párroco, el ministro delegado,
El sacerdote o diácono (c. 1080 § 1)

Respecto de la dispensa en casos extraordinarios, la nueva disciplina, que se


contiene en los cánones 1079 y 1080, presenta algunas modificaciones en
relación con los cánones 1043 y 1044 del Código de 1917. Entonces se exigía:
“En peligro de muerte, para atender a la conciencia, y si el caso lo pide, a la
legitimación de la prole” (del can. 1043), condiciones que se han suprimido,
quedando solamente, en peligro de muerte.
La excepción del impedimento de consanguinidad en línea recta o en
segundo grado de línea colateral (c. 1078 § 3), y del orden sagrado del
Presbiterado. (c. 1079 § 1)

Canon 1079 § 1. En peligro de muerte, el Ordinario del lugar


puede dispensar a sus propios súbditos, cualquiera que sea el lugar
donde residen, y a todos los que de hecho moran en su territorio,
tanto de la forma que debe observarse en la celebración del
matrimonio como de todos y cada uno de los impedimentos de
derecho eclesiástico, ya sean públicos, ya ocultos, excepto el
impedimento surgido del orden sagrado del presbiterado.
§ 2. En las mismas circunstancias de las que se trata en el § 1, pero
sólo para los casos en que ni siquiera sea posible acudir al
Ordinario del lugar, tienen la misma facultad de dispensar el
párroco, el ministro sagrado debidamente delegado y el sacerdote o
diácono que asisten al matrimonio de que trata el can. 1116 § 2.
§ 3. En peligro de muerte, el confesor goza de la potestad de
dispensar en el fuero interno de los impedimentos ocultos, tanto en
la confesión sacramental como fuera de ella.

sin perjuicio de lo prescrito en el can. 291.


66

§ 4. En el caso del que se trata en el § 2, se considera que no


es posible acudir al Ordinario del lugar si sólo puede hacerse por
telégrafo o teléfono.

CASOS ORDINARIOS:
La dispensa en los casos ordinarios la trata el canon 1078 113 el cual trae como

principio general que el Ordinario del lugar, en virtud de la potestad


administrativa, puede dispensar de todos los impedimentos de derecho
eclesiástico, con excepción de los reservados a la Santa Sede. Esta facultad la
puede ejercer en su propio territorio para todos los que actualmente estén en
él, sean o no sus súbditos y es más, a sus súbditos, aun fuera de su territorio.

CASOS EXTRAORDINARIOS:

PELIGRO DE MUERTE: es toda aquella circunstancia en que está


comprometida la vida de modo grave, ya sea por causa interna, como una
enfermedad, o por causa externa, como la guerra. La legislación para esta
circunstancia es mucho más ágil y el canon 1079 concede amplias facultades
al Ordinario lo mismo que a los ministros sagrados, tanto para el fuero
externo como para el interno.

El Ordinario del lugar puede dispensar de la forma canónica y de los


impedimentos de derecho eclesiástico. Advertimos que no se hace diferencia
si el impedimento es público u oculto (c. 1074). El único impedimento es el
del Presbiterado, su dispensa se reserva a la Sede Apostólica 114. El canon
1079 § 3, advierte sobre los casos que nunca reciben dispensa:
consanguinidad en línea recta y en segundo grado de línea colateral.

113
Canon 1078 § 1 Exceptuados aquellos impedimentos cuya dispensa se reserva a la Sede
Apostólica, el Ordinario del lugar puede dispensar de todos los impedimentos de derecho
eclesiástico a sus propios súbditos, cualquiera que sea el lugar en el que residan, y a todos los que de
hecho moren en su territorio.
114
Canon 87 § 2 y canon 291
67

El Ordinario del lugar puede ejercer tal facultad sobre todos sus súbditos, en
relación con el domicilio y cuasidomicilio 115, en su territorio o fuera de él, y
sobre todos los que actualmente se encuentren en su territorio.

El Párroco, el ministro sagrado debidamente delegado, el sacerdote o el


diácono, en las mismas circunstancias, peligro de muerte, y que no puedan
recurrir al Ordinario del lugar por los medios normales de comunicación, y
no se consideran medios normales de comunicación reservada, el teléfono, el
telegrama, el fax, pues estos son medios extraordinarios como lo señala el § 4
del canon 1079.

La potestad de dispensar en el fuero interno:

El canon 1079 § 3 116 habla de la potestad que se confiere al confesor, pero


también en la misma circunstancia, de peligro de muerte. Pero tal potestad
solamente se refiere a los impedimentos ocultos (canon 1074). Si bien esta
potestad, que está reservada al fuero interno, puede ejercerse en el fuero
sacramental o extrasacramental. La comunicación de la dispensa se refiere
únicamente a la concedida para el fuero externo.

CASO PERPLEJO

Se llama así, “caso perplejo” cuando estando todo preparado para el


matrimonio, se descubre la existencia de un impedimento y la celebración
del matrimonio no se puede posponer sin un grave perjuicio para los
contrayentes y sus familias, pues el recurso para obtener la dispensa se
demora algún tiempo.

Canon 1080 § 1 Siempre que el impedimento se descubra cuando ya


está  todo preparado para las nupcias, y el matrimonio no pueda

115
Canon 102 § 1º El domicilio se adquiere por la residencia en el territorio de una parroquia o al
menos de una diócesis, que o vaya unida a la intención de permanecer allí perpetuamente si nada lo
impide, o se haya prolongado por un quinquenio completo.
§ 2º El cuasidomicilio se adquiere por la residencia en el territorio de una parroquia o al
menos de una diócesis, que o vaya unida a la intención de permanecer allí al menos tres meses si
nada lo impide, o se haya prolongado de hecho por tres meses.
§ 3º El domicilio o cuasidomicilio en el territorio de una parroquia se llama parroquial; en
el territorio de una diócesis, aunque no en una parroquia, diocesano.
116
Canon 1079 § 3. En peligro de muerte, el confesor goza de la potestad de dispensar en el fuero interno de
los impedimentos ocultos, tanto en la confesión sacramental como fuera de ella
68

retrasarse sin peligro de daño grave hasta que se obtenga la


dispensa de la autoridad competente, gozan de la potestad de
dispensar de todos los impedimentos, exceptuados los que se
enumeran en el can. 1078, §2, n. 1, el Ordinario del lugar y, siempre
que el caso sea oculto, todos los que se mencionan en el can. 1079, 2
y 3, observando las condiciones que allí se prescriben.
§ 2. Esta potestad vale también para convalidar un
matrimonio, si existe el mismo peligro en la demora y no hay
tiempo para recurrir a la Sede Apostólica o al Ordinario del lugar
cuando se trate de impedimentos de los que puede dispensar.

El caso perplejo tiene sus propias características:

 está  todo preparado para las nupcias, lo cual significa que los requisitos
necesarios ya se han cumplido y los preparativos inmediatos igualmente,
como son el fijar la fecha, hacer las invitaciones y disponer lo conveniente
para la fiesta.
 el impedimento se descubre, lo cual, normalmente, requeriría un
aplazamiento del matrimonio mientras se obtiene la dispensa. Pero tal
demora no es posible sin un grave mal para las familias. Tengamos claro
que no requiere la certeza del grave mal, es suficiente el peligro probable,
cuando hay serios fundamentos de que pueda sucederse. Tampoco se
determina la clase de grave mal, el cual puede ser de orden espiritual o
temporal como el que se seguiría del aplazamiento en el orden
económico. Por este motivo, el Legislador concede la potestad de
dispensar.

La facultad de dispensar tiene por objeto los impedimentos

 La facultad de dispensar no se extiende a la forma canónica, ni a los


impedimentos de que trata el canon 1078 § 2
 El sujeto de la potestad es ante todo el Ordinario del lugar, que la ejercita
sobre sus súbditos y sobre los actualmente presentes en su territorio. El
caso tiene relación con la norma del canon 87 § 2. 117
117
Canon 87 § 2º Si es difícil recurrir a la Santa Sede y existe además peligro de grave daño en la demora,
cualquier Ordinario puede dispensar de tales leyes, aunque la dispensa esté reservada a la Santa Sede, con tal
de que se trate de una dispensa que ésta suela conceder en las mismas circunstancias, sin perjuicio de lo
prescrito en el can. 291.
69

 El párroco, el ministro sagrado debidamente delegado, el sacerdote y el


diácono, tienen la misma facultad (canon 1116 § 2) y también el confesor en
fueron interno sacramental y extrasacramental, pero solamente para los
casos ocultos. La ley concede tal facultad de modo absoluto, es decir sin
condicionar la dificultad para recurrir al Ordinario del lugar.
 Tal potestad puede aplicarse también en el caso de la convalidación, si
existe dificultad para el recurso.
 El derecho concede esa facultad de modo absoluto, sin condicionar la
dificultad o imposibilidad de recurrir al Ordinario del lugar o a la Santa
Sede.

3.6.2.- Información y anotación de la dispensa

Canon 1081 Tanto el párroco como el sacerdote o el diácono, a


los que se refiere el can. 1079, § 2, han de comunicar
inmediatamente al Ordinario del lugar la dispensa concedida para
el fuero externo; y ésta debe anotarse en el libro de matrimonios.

Este canon trae la disciplina del Código anterior (canon 1046), respecto de la
dispensa concedida por el párroco o el sacerdote que asiste al matrimonio o
el diácono, es decir, todos aquellos que pueden dispensar para el fuero
externo, en peligro de muerte, de todos los impedimentos de derecho
eclesiástico, con la excepción del presbiterado. La comunicación al Ordinario
del lugar debe ser sin pérdida de tiempo (statim), al momento, de inmediato,
y que debe ser anotada en el libro de matrimonios. Este canon tiene dos
partes:
 La comunicación al Ordinario
 La anotación de la dispensa en el libro de matrimonios.

La Obligación de dar cuenta al Ordinario la tienen no solamente quienes


asisten al matrimonio y dispensan en peligro de muerte, sino también quienes
lo hacen en el caso perplejo, pues la dispensa se concede para el fuero externo.
Sobre este último caso, caso perplejo, nada dice el canon, pero por semejanza,
debe tenerse la misma conducta, pues la dispensa es para el fueron externo.
118

Se sigue el principio de “ubi eadem est ratio, eadem debet esse legis praescrptio” cuando la razón es la
118

misma, también debe ser la misma prescripción de la ley


70

No olvidemos, que en este caso se trata de impedimentos ocultos que se


descubren cuando todo está dispuesto para la celebración del matrimonio.
Con esto no queremos decir que no se llegaran a saber, sino que no están
divulgados. 119 “Todo está preparado” cuando se han cumplido todos los
requisitos canónicos prematrimoniales, y no es necesario que los festejos se
hayan preparado.

Una cosa debe quedar muy clara: cuando se trata de dispensa de un


impedimento oculto en fuero interno sacramental, el matrimonio es válido,
pero se requiere dispensa en el fuero externo, pues de la dispensa en el
fueron interno sacramental no se hace anotación alguna. Esta dispensa en el
fuero externo no es para la validez del matrimonio sino para los efectos en el
fuero externo.

3.6.3.- Dispensa concedida por la Penitenciaría

Canon 1082 A no ser que el rescripto de la Penitenciaría


determine otra cosa, la dispensa de un impedimento oculto
concedida en el fuero interno no sacramental se anotará  en el libro
que debe guardarse en el archivo secreto de la curia; y no es
necesaria ulterior dispensa para el fuero externo, si el impedimento
oculto llegase más tarde a hacerse público.

Se trata de la dispensa de un impedimento oculto en el fuero interno


El rescrito de La Penitenciaría indica el procedimiento a seguir. Como regla
general se ha de tener un libro secreto en la Curia, 120 en el cual se han de
anotar las dispensa de impedimentos ocultos,121 que se concedieron en el fuero
interno no sacramental. Esta disposición tiene como fin demostrar la
119
Ver explicación al canon 1074. Además conviene recordar que el impedimento se entiende que ha sido
descubierto cuando tiene noticia de él el párroco o el Ordinario del lugar, y no antes, no obstante que otros lo
supieran (Comisión Pontificia de Interpretes, respuesta del 1° de mayo de 1921, en AAS, vol. XIII, [1921],
pag. 178, 6°
120
Canon 489 § 1 Debe haber también en la curia diocesana un archivo secreto, o al menos un
armario o una caja dentro del archivo general, totalmente cerrada con llave y que no pueda
moverse del sitio, en donde se conserven con suma cautela los documentos que han de ser
custodiados bajo secreto.
71

dispensa en caso de que ese impedimento oculto llegue a ser público, en


cuyo caso no se requiere otra dispensa.

Para efectos de pedir la dispensa a la Penitenciaría del impedimento oculto,


es porque el impedimento no está divulgado y no hay peligro próximo de
que se divulgue, no obstante que haya algunas personas que lo conozcan.

121
Puede ser oculto no obstante que se se trate de impedimentos que por su naturaleza son públicos.
(Respuesta de la Comisión Pontificia de Intérpretes del 28 de diciembre de 1927) en AAS, vol. XX
[1928] pag. 61
72

IMPEDIMENTOS

DIRIMENTES EN PARTICULAR

Los impedimentos como tales, se pueden estudiar en forma secuencial como


los trae el Código, o por razones metodológicas, clasificarse de diversa
manera, por ejemplo, de acuerdo a la fuente constitutiva, es decir como norma.

A modo de ejemplo, podemos hacer esta clasificación:

1.- Por razones biológicas edad, impotencia

2.- Por razones religiosas voto, orden...


IMPEDIMENTOS
DIRIMENTES 3.- Por razones éticas consanguinidad, afinidad, adopción

4.- Por razones sociales crimen, rapto...

Nuestro método, sin que se quiera decir que es el mejor, por razón de orden,
seguimos los cánones como lo hemos vemos venido haciendo.

4.1.- EDAD PARA EL MATRIMONIO


73

Canon 1083 § 1. No puede contraer matrimonio válido el


varón antes de los dieciséis años cumplidos, ni la mujer antes de los
catorce, también cumplidos.
§ 2. Puede la Conferencia Episcopal establecer una edad superior
para la celebración lícita del matrimonio.

El cómputo de la edad se debe hacer de acuerdo al canon 203. 122 Es decir, los
años se consideran cumplidos al finalizar el último día. Por ejemplo el que
nació el 24 de marzo cumple los 16 años en la hora 0 del 25 de marzo. A la
Comisión de Revisión del Código llegaron muchas solicitudes pidiendo que
la edad se pospusiera, especialmente haciéndola coincidir con la mayoría de
edad civil. Pero se mantuvo la disciplina del Código de 1917: 16 años para el
varón y 14 para la mujer. Este límite señalado por el Legislador, se considera
un derecho humano. “La razón por la cual la Comisión de Consultores no
aceptara estas peticiones se debe a que el contraer matrimonio es un derecho
natural y, por tanto, no se comprende cómo el derecho canónico por razón de
la edad pueda poner límites a ese derecho, supuesto que hayan adquirido los
contrayentes la madurez ya biológica, ya psicológica. Con todo dicen que este
canon se refiere a la edad biológica y remiten, con respecto a la edad
psicológica, a los cánones sobre el consentimiento”. 123 Esta la razón para que
el conocimiento requerido sea, al menos el señalado por el canon 1096, el
cual se supone existente en la adolescencia. 124

La adolescencia se presenta como un período de transición entre la infancia y


la edad adulta. Comienza con la pubertad y se extiende desde los 11 o 12 a
los 18 años en la mujer, y desde los 13 o 14 a los 20 años aproximadamente
en los varones. En esta edad se pueden distinguir dos períodos: uno llamado
pubertad, con significado eminentemente fisiológico, caracterizado por la
transformación sexual del individuo y que se define por la aptitud par la
122
Canon 203 § 1º El día a quo no se cuenta en el plazo, a no ser que su inicio coincida con el
principio del día o que el derecho disponga otra cosa.
§ 2º Si no se establece lo contrario, el día ad quem se incluye en el plazo, el cual, si consta de
uno o más meses o años, o de una o más semanas, termina al cumplirse el último día del mismo
número o si el mes carece de día del mismo número, al acabar el último día del mes.
123
Mostaza, Antonio y otros, Nuevo Derecho Canónico, Madrid , B.A.C., 1983, pag. 201
124
Canon 1096 § 1. Para que pueda haber consentimiento matrimonial, es necesario que los
contrayentes no ignoren al menos que el matrimonio es un consorcio permanente entre un varón y
una mujer, ordenado a la procreación de la prole mediante una cierta cooperación sexual.
§ 2. Esta ignorancia no se presume después de la pubertad.
74

procreación y otro llamado adolescencia propiamente dicha, que determina


cambios esenciales de la personalidad.

27. EDAD PARA LA CELEBRACiÓN LíCITA DEL MATRIMONIO

Art. 27. Conforme a lo establecido en el canon 1083 § 2:


§ 1. la edad mínima para contraer lícitamente el Matrimonio es de 18 años
cumplidos, tanto para el varón como para la mujer.
§ 2. En los matrimonios de menores de edad que superen la edad fijada por
el c. 1083 § 1, deberá tenerse en cuanta lo prescrito por el c. 1071 §§ 1, 10 y 60.

Requisitos del derecho natural

Por derecho natural no se requiere la evolución biológica para la cópula, pero


sí la edad para dar el consentimiento, pues el derecho natural no determina
ninguna edad, sino que se requiere que los contrayentes hayan alcanzado la
edad del uso de la razón y puedan realizar ese acto de consentir libre y
conscientemente en relación con el compromiso matrimonial. La edad mínima,
la señala el canon, y ésta se basa en una consideración general por la cual se
piensa que coincide con la capacidad de ejercer la función de la pubertad.

Otras divisiones de la edad:

Podemos considera la edad bajo dos aspectos:


 Edad legal: la establecida por la ley que considera un derecho natural
el contraer matrimonio a la edad en que la capacidad generativa ya
existe.
 Edad oportuna: es la que considera que la edad mínima necesaria no
siempre es la conveniente dada la diversidad de situaciones de cada
persona. De ahí la urgencia de que se aleje a los jóvenes del
matrimonio antes de la edad que en la región se acostumbra a realizar
las nupcias. Esa costumbre general contiene una sabiduría popular, la
cual se ha de considerar. Las Conferencias Episcopales de muchas
partes han coincidido en fijar una fecha límite inicial que coincida con
la mayoría de edad que la ley de la región aprobó.

La Iglesia mirando las costumbres de otras épocas, veía también una edad
superior en la que era más difícil para la mujer que encontrara posibilidad de
matrimonio y a esa edad, 24 años, la llamó super adulta y la consideró como
75

causal para conceder la dispensa del impedimento dirimente. Las


costumbres y el modo de pensar han variado y hoy existen otros parámetros
que los marca la mentalidad de la época.

Si nos preguntamos ¿en qué derecho se funda el impedimento? La respuesta es


obvia, en el derecho natural y la razón es porque la falta de edad conlleva
defecto de suficiente discreción de juicio requerida para el matrimonio y este
defecto no se presume después de la pubertad 125

¿Cuando cesa el impedimento?

El impedimento, considerado como de derecho eclesiástico, es decir en la


forma como lo establece el canon 1083 § 1 cesa de dos maneras:
 Por finalizar el tiempo: es decir que cumplido el tiempo requerido por
el derecho, el impedimento cesa. El matrimonio que resultare nulo por
este impedimento, no resulta válido al cumplirse la edad, habiéndose
celebrado fuera de la edad requerida.
 Por dispensa: la cual, existiendo causa proporcionada a la gravedad de
la ley de la cual se dispensa, es válida y la puede conceder el Ordinario
del lugar “con tal que redunde en bien espiritual de los fieles” (c. 87 §
1) y que exista causa justa, de lo contrario es inválida la dispensa dada
por el Ordinario del lugar, ya que lel es inferior de la Ley 126

4.2.- IMPOTENCIA COEUNDI

Canon 1084 § 1. La impotencia antecedente y perpetua para


realizar el acto conyugal, tanto por parte del hombre como de la
mujer, ya absoluta, ya relativa, hace nulo el matrimonio por su
misma naturaleza.
§ 2. Si el impedimento de impotencia es dudoso, con duda
de derecho o de hecho, no se debe impedir el matrimonio ni,
mientras persista la duda, declararlo nulo.
§ 3. La esterilidad no prohíbe ni dirime el matrimonio, sin
perjuicio de lo que se prescribe en el can. 1098.

125
Cano 1096 § 2 Esta ignorancia no se presume después de la pubertad.
126
Canon 90 § 1 No se dispense de la ley eclesiástica sin causa justa y razonable, teniendo en
cuenta las circunstancias del caso y la gravedad de la ley de la que se dispensa; de otro modo, la
dispensa es ilícita, y si no ha sido concedida por el mismo legislador o por su superior, es también
inválida
76

El impedimento consiste no en la incapacidad de engendrar sino en la


incapacidad de realizar la cópula conyugal o incapacidad de tener el coito o
coeundi, lo cual se deduce de los parágrafos 1 y 3 de este canon y la nulidad
del matrimonio se da por la incapacidad de realizar la cópula conyugal y no
por la dificultad o imposibilidad de engendrar. 127 En relación con la cópula
conyugal, esta tiene una doble connotación, ya respecto de la demostración de
la consumación del matrimonio o respecto de la determinación de la
impotencia.

El impotente se define como el que es incapaz, con incapacidad antecedente,


jurídica y perpetua de realizar la cópula conyugal y por tal razón, por
derecho natural, es incapaz de contraer matrimonio, o lo que es lo mismo,
por derecho natural están excluidos del matrimonio.

El fundamento natural del impedimento de impotencia se funda en que el


consorcio matrimonial se ordena esencialmente a la actividad sexual normal,
pues si tal capacidad llegare a faltar, el matrimonio no se puede constituir.

El 13 de mayo de 1977, por Decreto de la Congregación de la Doctrina de la


Fe, 128 responde a dos dudas presentadas a esa Congregación:

“1.- Si la impotencia que dirime el matrimonio, consiste en la


incapacidad antecedente y perpetua, ya absoluta ya relativa,
para realizar la cópula conyugal”
“2.- En cuanto afirmativa, si para la cópula conyugal se
requiere el semen elaborado en los testículos”

A lo primero: Afirmativo; a lo segundo: Negativo

Este Decreto, con la aprobación del Papa Paulo VI, es una declaración
auténtica del derecho natural, lo cual quiere decir, que la capacidad para
realizar la cópula conyugal es requisito para que alguien pueda contraer
matrimonio.
127
U. Navarrete. “Novae methodi technicae procreationis humanae et ius canonicum matrimoniale”
en PERIODICA, vol. LXXVII, 1988, pag. 86
128
AAS, vol. LXIX, 1977, pag. 426
77

El § 2 señala un principio evidente: si la persona es realmente impotente, sigue


siendo impotente, pero si el impedimento de impotencia es dudoso, ya sea con duda
de hecho o de derecho, no se debe impedir el matrimonio. El Decreto de la
Congregación de la Doctrina de la Fe deja claro, por el Magisterio de la Iglesia que
la sola incapacidad de eyacular semen elaborado en los testículos nunca ha
constituido impedimento de impotencia. Esto lleva a muchas precisiones, pues es
cierto que algunas sentencias rotales fundadas en el Breve “Cum Frecuenter” de
Sixto V, 129 declararon nulo el matrimonio por no eyacular semen elaborado en los
testículos. Por consiguiente, los vasectomiados y otros semejantes no son impotentes.

4.2.1.- La cópula conyugal

Como el impedimento consiste en la incapacidad para realizar de modo


humano la cópula conyugal y esta tiene relación con la consumación del
matrimonio, es preciso definir los elementos que la constituyen. La
jurisprudencia rotal ha señalado estos elementos.

Por parte del hombre:


 Erección del miembro viril
 Penetración en el vaso femenino
 Eyaculación dentro de la vagina

Por parte de la mujer:


Basta con la recepción en la vagina del miembro viril y no se requieren los
órganos pos vaginales.

4.2.2.- División

La impotencia puede ser:


 Antecedente si existe desde antes de la celebración del matrimonio
 Consiguiente si sobreviene después de casados
 Temporal si es posible que desaparezca mediante medios lícitos
 Perpetua si no es posible que ella desaparezca ni por sí misma ni por
medios lícitos
 Absoluta si la imposibilidad para realizar la cópula conyugal es con
toda mujer
El Breve de Sixto V, dado el 27 de junio de 1587, se puede ver en PERIODICA, Zalba, M.
129

“Decretum circa impotentiam quae matrimonium dirimit et Breve Cum Frequenter Sixti V, vol.
LXVIII, 1979, pag. 14-15
78

 Relativa si la imposibilidad es con la esposa solamente


 Orgánica si la imposibilidad de realizar la cópula se debe a algún
defecto del órgano correspondiente
 Funcional si la imposibilidad se debe a una perturbación de la función
del órgano copulador. Este problema puede ser físico si su origen es
patológico (enfermedad nerviosa o a alguna lesión) psíquica cuyo
origen no es somático (miedo, disfunción)

4.2.3.- Diversas anomalías en los órganos genitales

4.2.3.1.- En el varón
 Carencia de pene
 Pene infantil o Pene gigante
 Carencia de ambos testículos
 Falta de erección
 Orificio en la base del pene (epispadia)

4.2.3.2.- En la mujer

 Carencia de vagina
 Estrechez de vagina
 Vaginismo incurable (hiperestesia de la vulva y del canal vaginal que
a cualquier estímulo se contrae impidiendo la penetración)

4.3.- Impedimento de Ligamen

Canon 1085 §1 Atenta inválidamente el matrimonio quien


está ligado por el vínculo de un matrimonio anterior, aunque no
haya sido consumado.
§2 Aun cuando el matrimonio anterior sea nulo o haya sido
disuelto por cualquier causa, no por eso es lícito contraer otro antes
de que conste legítimamente y con certeza la nulidad o disolución
del precedente.

El impedimento del vínculo o ligamen, que establece el canon 1085 § 1, surge


del matrimonio válido, que se produce por el consentimiento matrimonial,
79

que es la causa eficiente del matrimonio (c. 1057 § 1), que crea entre los
contrayentes un vínculo de naturaleza perpetuo y exclusivo. 130

La perpetuidad y exclusividad coinciden con las propiedades esenciales de


unidad e indisolubilidad de que trata el canon 1056, las cuales adquieren mayor
firmeza en razón del sacramento. El vínculo matrimonial coincide con el
matrimonio mismo, pues se trata de una sola realidad jurídica. En efecto, por
el consentimiento matrimonial, el varón y la mujer son aún ante la sociedad
esposos. 131 Del vínculo conyugal, que es uno e indisoluble, surge el
impedimento de derecho divino, que si ya ha sido consumado, ninguna
autoridad puede dispensar.132 Atentan contra este impedimento la poligamia,
la poliandria y el divorcio y otras formas que proliferan hoy día. 133

El impedimento se configura por la existencia real del vínculo de un


matrimonio anterior válido, que no se haya disuelto por la muerte de uno de
los cónyuges, ni por dispensa del Romano Pontífice , 134 ni en virtud del
privilegio de la fe 135

El § 2 del canon 1085 advierte sobre dos situaciones:

130
Canon 1134 Del matrimonio válido se origina entre los cónyuges un vínculo perpetuo y
exclusivo por su misma naturaleza; además, en el matrimonio cristiano los cónyuges son
fortalecidos y quedan como consagrados por un sacramento peculiar para los deberes y la dignidad
de su estado.
131
“Así, con ese acto humano con que los cónyuges mutuamente se entregan y pactan, surge una
institución estable, por ordenación divina, incluso ante la sociedad; este vínculo sagrado, con miras
al bien, ya de los cónyuges y su prole, ya de la sociedad” (Gozo y Esperanza, 48)
132
Canon 1141 El matrimonio rato y consumado no puede ser disuelto por ningún poder humano,
ni por ninguna causa fuera de la muerte.
133
“Entre los signos más preocupantes de este fenómeno, los Padres Sinodales han señalado en
particular la facilidad del divorcio y del recurso a una nueva unión por parte de los mismos fieles; la
aceptación del matrimonio puramente civil, en contradicción con la vocación de los bautizados a
"desposarse en el Señor"; la celebración del matrimonio sacramento no movidos por una fe vivida,
sino por otros motivos; el rechazo de las normas morales que guían y promueven el ejercicio
humano y cristiano de la sexualidad dentro del matrimonio.” (Familiaris Consortio, 7)
134
Canon 1142 El matrimonio no consumado entre bautizados, o entre parte bautizada y parte no
bautizada, puede ser disuelto con causa justa por el Romano Pontífice, a petición de ambas partes o
de una de ellas, aunque la otra se oponga.
Canon 1698 § 1Unicamente la Sede Apostólica juzga sobre el hecho de la inconsumación del
matrimonio y la existencia de justa causa para conceder la dispensa.
§2 La despensa es concedida sólo por el Romano Pontífice.
135
Canon 1143 § 1 El matrimonio contraído por dos personas no bautizadas se disuelve por el
privilegio paulino en favor de la fe de la parte que ha recibido el bautismo, por el mismo hecho de
que ésta contraiga un nuevo matrimonio, con tal de que la parte no bautizada se separe.
80

 Que el matrimonio anterior sea nulo, con todo no puede proceder a


celebrar otro matrimonio mientras no conste legítimamente esa
nulidad, es decir que se declare la nulidad mediante un proceso
judicial a tenor de los cánones 1671-1707.
 Que haya sido disuelto por cualquier causa, en tal caso, tal
disolución debe consta por documento público auténtico eclesiástico o
civil, por ejemplo en caso de muerte presunta 136

4.4.- Impedimento de Disparidad de cultos

Canon 1086 § 1: Es inválido el matrimonio entre dos personas, una


de las cuales fue bautizada en la Iglesia católica o recibida en su
seno, y otra no bautizada

4.4.1.- Noción del impedimento:

El impedimento tiene lugar cuando uno de los contrayentes fue bautizado en la


Iglesia Católica, o fue recibido en ella, habiéndose convertido de una
confesión religiosa en la cual fue bautizado legítimamente, para casarse con
un no bautizado. 137

Por lo tanto, desde la entrada en vigor de esta norma, los bautizados en la


Iglesia Católica o recibidos en ella están obligados al matrimonio canónico
incluso aunque hagan un acto formal de defección de acuerdo con la
tradición jurídica de la Iglesia.

Se debe tener en cuenta, no obstante, que los matrimonios celebrados al


amparo del canon 1117 hasta el momento de entrada en vigor de esta norma
fueron válidos y siguen siéndolo. Como es obvio, la promulgación del Motu
Proprio Omnium in mentem no anula esos matrimonios.

136
Canon 1707 § 1Cuando la muerte de un cónyuge no pueda probarse por documento auténtico,
eclesiástico o civil, el otro cónyuge no puede considerarse libre del vínculo matrimonial antes de
que el Obispo diocesano haya emitido la declaración de muerte presunta.
137
El impedimento ya existía en Código anterior, cánones 1070-1071. El Motu Proprio “Matrimonia Mixta”
fundamente este canon (ver A.S.S. vol. LXII, [1970] páginas 257-263). El canon ha sido modificado por el
Motu Proprio “Omnium in menten de S. Benedicto XVI.
81

Con todo, la experiencia de estos años ha mostrado, por el contrario, que esta
nueva ley ha generado no pocos problemas pastorales. En primer lugar, ha
parecido difícil la determinación y la configuración práctica, en los casos
particulares, de este acto formal de separación de la Iglesia, sea en cuanto a su
sustancia teológica, sea en cuanto al aspecto canónico. Además, han surgido
muchas dificultades tanto en la acción pastoral como en la praxis de los
tribunales. De hecho, se observaba que de la nueva ley parecían derivar, al
menos indirectamente, una cierta facilidad o, por decir así, un incentivo a la
apostasía en aquellos lugares donde los fieles católicos son escasos en
número, o donde rigen leyes matrimoniales injustas, que establecen
discriminaciones entre los ciudadanos por motivos religiosos; además, esa
nueva ley hacía difícil el retorno de aquellos bautizados que deseaban
vivamente contraer un nuevo matrimonio canónico, después del fracaso del
anterior; por último, omitiendo otras cosas, para la Iglesia muchísimos de
estos matrimonios se convertían de hecho en matrimonios denominados
clandestinos.

Considerado todo esto, y evaluados cuidadosamente los pareceres tanto de


los padres de la Congregación para la doctrina de la fe y del Consejo
pontificio para los textos legislativos, como también de las Conferencias
episcopales que han sido consultadas sobre la utilidad pastoral de conservar
o abrogar esta excepción a la norma general del canon 11, ha parecido
necesario abolir esta regla introducida en el cuerpo de las leyes canónicas
actualmente vigente.

Establecemos, por lo tanto, eliminar del mismo Código las palabras:  «y no se


ha apartado de ella por acto formal» del canon 1117, «y no se ha apartado de
ella por acto formal» del canon 1086 §1, como también «y no se haya
apartado de ella mediante un acto formal» del canon 1124. “ (Motu proprio :
“Omnium in mentem” del 26 del mes de octubre del año 2009

NORMAS SOBRE LA INSTRUCCIÓN DE DISOLUCION DEL VINCULO


MATRIMONIAL EN FAVOR DE LA FE
Normas aprobadas por en Santo Padre Juan Paulo II
en audiencia del 16 de febrero del 2001
Publicadas el 30 de abril del 2002

Art. 1.- El matrimonio contraído por las partes, de las que al menos una no
esté bautizada, puede ser disuelto por el Romano Pontífice en favor de la fe,
82

mientras que no haya sido consumado después de que ambos cónyuges


recibieran el bautismo.
Art. 2.- Es competencia de la Congregación para la Doctrina de la Fe
examinar cada uno de los casos y, si procede, elevar al Sumo Pontífice la
petición para obtener la gracia.
Art. 3.- El Obispo diocesano y los equiparados a él en el derecho, o el Obispo
eparquial, son competentes para instruir el proceso.
Art. 4.- Para la concesión de la gracia de la disolución del vínculo se requiere
que, en el momento de la concesión:
1º no haya ninguna posibilidad de restaurar la convivencia conyugal;
2º la parte peticionaria no hubiese sido causa culpable, exclusiva o
prevalente del fracaso de la convivencia conyugal, y que la parte, con la que
se debe contraer o convalidar las nuevas nupcias, no hubiera provocado por
propia culpa la separación de los cónyuges.
Art. 5.- § 1. Si la parte católica intenta contraer o convalidar nuevo
matrimonio con una persona no bautizada o bautizada no católica, declare
que está preparada para remover los peligros de perder la fe, y la parte
acatólica declare que está preparada para dejar a la parte católica la libertad
de profesar la propia religión y de bautizar y educar a los hijos
católicamente.
§ 2. La gracia de la disolución no se concede a no ser que esta declaración
fuera firmada por escrito por ambas partes.
Art. 6.- El proceso no puede ser instruido para la disolución del vínculo de
un matrimonio que haya sido contraído o convalidado después de obtenida
la disolución en favor de la fe de un precedente matrimonio, ni puede ser
admitido para su examen ante la Congregación para la Doctrina de la Fe.
Art. 7.- § 1. La petición para la disolución del vínculo matrimonial no
sacramental, contraído con dispensa del impedimento de disparidad de
culto, puede ser presentada al Sumo Pontífice si la parte católica tiene
intención de contraer nuevas nupcias con una persona bautizada.

4.4.2.- Requisitos:

 El bautismo debe haberse administrado con agua, ya por inmersión o


por infusión y debe ser válido. 138

Canon 854 El bautismo se ha de administrar por inmersión o por infusión, de acuerdo con las normas de la
138

Conferencia Episcopal.” NOTA: La Conferencia Episcopal Colombiana dijo: “El bautismo por inmersión no
83

 La parte haya sido bautizada en la Iglesia católica o recibida en ella; 139

4.4.3.- Fundamento
El impedimento existe por la diferencia de religiones de los contrayentes, lo
cual impide la realización de una verdadera comunidad de vida y de amor.
Además existe el peligro para la parte católica de la pérdida de su fe por
compartir su vida con quien tiene otra creencia. Ya San Pablo lo prohibía el
matrimonio con los paganos. 140 También existe el peligro de que los hijos no
los pueda educar en la religión católica. Para evitar esta dificultad se exige el
cumplimiento de las condiciones previstas para los matrimonios mixtos. 141

4.4.4.- Naturaleza del impedimento:

Se deben considerar dos situaciones diversas:


 De derecho eclesiástico: en cuanto impide el matrimonio;
 De derecho divino: por cuanto existe el peligro de la fe y de la
educación de los hijos, pues se debe evitar el peligro.

4.4.5.- Cesación del impedimento:


 Por la dispensa: puede cesar como cualquier impedimento de derecho
eclesiástico
 Por la conversión de la parte no bautizada: cesa el impedimento si se
convierte a la Iglesia católica haciéndose bautizar. Pero si se hace
bautizar en una confesión cristiana, entonces se tiene el caso del
matrimonio mixto.
es practicado en ninguna de las Diócesis del país, si se exceptúan los casos esporádicos del movimiento
catecumenal” (Legislación complementaria, pag. 43, 8/2)
139
La Conferencia Episcopal Colombiana ha dado un Decreto sobre promesas y declaraciones que preceden a
los matrimonios mixtos. (Legislación complementaria, pag.25)
140
“No forméis con los in fieles una junta desigual... ¿qué participación entre un creyente y un
infiel?” (2 Corintios 6,14-15) y “La mujere está ligada a su marido mientras viva. Pero si muere el
marido, queda en libertad de casarse con quien quiera, con tal que sea en el Señor” (1 Corintios, 7,39)
141
Canon 1125 Si hay un causa justa y razonable, el Ordinario del lugar puede conceder
esta licencia; pero no debe otorgarla si no se cumplen las condiciones que siguen:
1.º. que la parte católica declare que está dispuesta a evitar cualquier peligro de
apartarse de la fe, y prometa sinceramente que hará cuanto le sea posible para
que toda la prole se bautice y se eduque en la Iglesia católica;
2.º.que se informe en su momento al otro contrayente sobre las promesas que
debe hacer la parte católica, de modo que conste que es verdaderamente
consciente de la promesa y de la obligación de la parte católica;
3.º.que ambas partes sean instruidas sobre los fines y propiedades esenciales del
matrimonio, que no pueden ser excluidos por ninguno de los dos.
84

4.5.- Impedimento de Orden sagrado:

El impedimento liga a todos los que han recibido válida, libre e inmune a
todo miedo grave, el diaconado. El impedimento se distingue por razón del
origen del impedimento y por razón de la obligación
 Por razón del origen: La obligación surge del celibato eclesiástico, el
cual no pertenece a la estructura constitucional del sacerdocio, 142 y
goza de una tradición que se remonta al siglo IV 143 .
 Por razón de la obligación: El impedimento es de ley eclesiástica, el
cual unió a la recepción del diaconado. Algunos hablan de voto
implícito 144
Para los diáconos ya casados nos se les exige el celibato, pero si enviudan,
son inhábiles para contraer nuevo matrimonio, pues ya entran bajo el
impedimento del Orden sagrado 145

Canon 1008«Mediante el sacramento del Orden, por institución


divina, algunos de entre los fieles quedan constituidos ministros
sagrados, al ser marcados con un carácter indeleble, y así son
consagrados y destinados a servir, según el grado de cada uno, con
nuevo y peculiar título, al pueblo de Dios».

Quienes han recibido el sacramento del orden son inhábiles para contraer
matrimonio como lo enseña el canon 1087.

En primer lugar, en los cánones 1008 y 1009 del Código de derecho canónico


sobre el sacramento  del Orden, se confirma  la  distinción  esencial entre el
“el celibato, que al principio se recomendaba a los sacerdotes, fue impuesto por
142

ley después en la Iglesia Latina a todos los que eran promovidos al Orden
sagrado.” (Presbyterorum ordinis,16 b)
143
Varios concilios particulares prescribieron el celibato. El Concilio Liberitano (300-306), canon 33;
el Concilo cataginense (406). En el año 606 impuso el celibato como obligación para obispos,
presbíteros y diáconos, el Papa san Gregorio I (590-604). Pero el impedimento dirimente en la
Iglesia latina, fue impuesto por el II Concilio de Letrán (1139)
144
La Pontificia Comisión de Intérpretes lo confirmó en respuesta del 26 de enero de 1949. Pero el
ceremonial de la Ordenación no lo presenta como voto, sino compromiso, que debe ser firmado,
bajo juramento, antes de la recepción del diaconado.
145
Motu Proprio “Ad Pascendum”, del 11 de agosto de 1972, en AAS, vol. LXIV [1972] pag. 534 n.VI
85

sacerdocio común de los fieles y el sacerdocio ministerial y, al mismo tiempo,


se pone en relieve la diferencia entre episcopado, presbiterado y diaconado.
Ahora, en cambio, después de que, habiendo oído a los padres de la
Congregación para la doctrina de la fe, nuestro venerado predecesor Juan
Pablo II estableció que se debía modificar el texto del número 875 del
Catecismo de la Iglesia católica, con el fin de retomar más adecuadamente la
doctrina sobre los diáconos de la constitución dogmática Lumen gentium (n.
29) del concilio Vaticano II, también Nos consideramos que se debe
perfeccionar la norma canónica que atañe a esta misma materia. Por lo tanto,
oído el parecer del Consejo pontificio para los textos legislativos,
establecemos que las palabras de dichos cánones se modifiquen como se
indica sucesivamente.

Además, dado que los sacramentos son los mismos para toda la Iglesia,
compete únicamente a la autoridad suprema aprobar y definir los requisitos
para su validez, y también determinar lo que se refiere al rito que es
necesario observar en la celebración de los mismos (cf. can. 841), todo lo cual
ciertamente vale también para la forma que debe observarse en la celebración
del matrimonio, si al menos uno de los contrayentes ha sido bautizado en la
Iglesia católica (cf. cann. 11 y 1108).! (Motu Proprio “Omnium in mentem”

Canon 1087 Atentan inválidamente el matrimonio quienes han


recibido las órdenes sagradas.

4.5.1.- Noción del impedimento:

Podemos definir el impedimento del orden sagrado como la inhabilidad para


contraer matrimonio por parte de quienes han recibido el sacramento del
orden.

4.5.2.- Requisitos:

El sujeto de este impedimento es quien ha recibido la ordenación del


diaconado. En derecho antiguo comprendía a los Obispos, Presbíteros y
86

Diáconos y subdiáconos. El Subdiaconado fue suprimido y por esta razón el


celibato obliga solamente a los diáconos, presbíteros y obispos. 146

Es ahora posible que existan diáconos casados, que recibieron la ordenación


después de haber contraído matrimonio. Ahora nos referimos solamente a
los obispos, presbíteros y diáconos que han recibido la ordenación siendo
célibes, ya sea de diáconos permanentes o diáconos en camino al
Presbiterado. Los diáconos casados, en caso de quedar viudos, quedan
vinculados a este impedimento 147 Pero varias Conferencias Episcopales
pidieron que se admitiera que en algunos casos se diera la dispensa, para
permitir a diáconos permanentes que al quedar viudos pudieran contraer
nuevas nupcias. La Santa Sede accedió 148 y la Congregación para la
disciplina de los sacramentos informó que el Papá se había mostrado
favorable a la dispensa 149

4.5.3.- Cesación del impedimento

Canon 1394 §1 Quedando en pie lo que prescribe el


can.194, §.1º, n.3º, el clérigo que atenta matrimonio, aunque sea sólo
civilmente, incurre en suspensión latae sententiae; y si después de
haber sido amonestado, no cambia su conducta y continúa dando
escándalo, puede ser castigado gradualmente con privaciones o
también con la expulsión del estado clerical.

De conformidad con lo dispuesto en el canon 1394 y en las Facultades


concedidas por Su Santidad Benedicto XVI a la Congregación del Clero el 10
de enero del 2009. Se establece: “I.- La facultad especial de tratar y de
presentar al Santo Padre, para su aprobación específica y decisional, los casos
de dimisión del estado clerical “in poenam”, aneja la relativa dispensa de las
obligaciones dimanantes de la ordenación, comprendiendo el celibato, de los
clérigos que hubieren atentado matrimonio aunque solo sea civilmente y que
después de ser amonestados no hubieran cambiado de vida y continuaran
en su vida irregular y escandalosa (cf. can. 1394 § 1);”
Como se trata de un impedimento eclesiástico, la autoridad eclesiástica lo
146
Motu Proprio Ministeria quedam del 15 de agosto de 1972, en AAS, vol. LXIV [1972] pag. 529 ss.
147
Motu Proprio “ Sacrum diaconatum ordinem” del 18 de junio de 1967, en AAS vol. LIX [1967] pag.
697 ss.
148
Secretaría de Estado, Protcolo n. 272882
149
Protocolo 356/71
87

puede dispensar. El impedimento es temporal ya que cesa por la muerte de


la esposa o con la dispensa de la Santa Sede. Si es casado previa separación
de la esposa. 150

El impedimento de Orden Sagrado está reservado a la Santa Sede. 151 En


peligro de muerte, los enumerados en el canon 1116 § 2 que asisten al
matrimonio, pueden dispensar del impedimento a los diáconos, pero no a los
presbíteros y obispos a tenor del canon 1079. § 1.
En los casos de pérdida del estado clerical, por sentencia o decreto administrativo no
lleva la dispensa del celibato, ésta la concede solamente el Romano Pontífice. 152

4.6.- Impedimento de voto público

El impedimento se refiere únicamente a quienes han emitido voto público


perpetuo de castidad en un instituto religioso. También es de derecho
eclesiástico y la dispensa que la Santa Sede da es del voto no del
impedimento, como lo establece en el canon 1078 § 2, n. 1.153 El impedimento
cesa por el indulto concedido por la Santa Sede. 154

150
Canon 1047 § 2 También se le reserva la dispensa de las siguientes irregularidades e
impedimentos para recibir las órdenes:
El canon 1041 Son irregulares para recibir Ordenes:... 3° quien haya atentado matrimonio, aun sólo
civil, estando impedido para contraerlo, bien por el propio vínculo matrimonial, o por el orden
sagrado o por voto público perpetuo de castidad, bien porque lo hizo con una mujer ya unida en
matrimonio válido o ligada por ese mismo voto;
151
Canon 1078 § 2 Los impedimentos cuya dispensa se reserva a la Sede Apostólica son :
1.º.el impedimento que proviene de haber recibido las sagradas órdenes o del
voto público perpetuo de castidad en un instituto religioso de derecho
pontificio;
el impedimento de crimen del que se trata en el c. 1090
152
Canon 291 Fuera de los casos a los que se refiere el can. 290, n. 1º, la pérdida del estado clerical
no lleva consigo la dispensa de la obligación del celibato, que únicamente concede el Romano
Pontífice.
153
Canon 1078 § 2 Los impedimentos cuya dispensa se reserva a la Sede Apostólica son : 1° el
impedimento que proviene de haber recibido las sagradas órdenes o del voto público perpetuo de
castidad en un instituto religioso de derecho pontificio
154
Canon 692 El indulto de salida legítimamente concedido y notificado al miembro, lleva consigo
de propio derecho la dispensa de los votos y de todas las obligaciones provenientes de la profesión,
a no ser que, en el acto de la notificación, fuera rechazado el indulto por el mismo miembro.
88

Canon 1088 Atentan inválidamente el matrimonio quienes están


vinculados por voto público perpetuo de castidad en un instituto
religioso

Se trata de voto público 155y perpetuo emitido en un instituto religioso.156 El


impedimento no se refiere a otros religiosos que “mediante votos u otros
vínculos sagrados...profesan los consejos evangélicos” (c. 573 § 2) 157

Ya desde san Gregorio I, la profesión religiosa irritaba las nupcias. El


Concilio Lateranense I (1123) impuso el impedimento a los monjes y más
tarde, el Concilio Lateranense II (1139) lo extendió a las monjas.

4.6.1.- Requisitos:
 Que el voto sea válido: tanto por razón de la persona, que sea capaz
(c. 124 § 1) y que sea libre 158
 Voto perpetuo de castidad
 Voto público
 En un instituto religioso
 Que sea válido

4.6.2.- Sanciones
El religioso que atenta matrimonio, así sea solamente el civil, incurre
en las siguientes sanciones:
 Expulsión por derecho del Instituto (c. 694 § 1)
 Entredicho latae sententiae si no es clérigo (c. 1394 § 2)
 Suspensión latae sententiae si es clérigo (c.1394 § 1)

4.7.- Impedimento de Rapto

Canon 1089 No puede haber matrimonio entre un hombre y


una mujer raptada o al menos retenida con miras a contraer

155
Canon 1192 § 1 El voto es público, si lo recibe el Superior legítimo en nombre de la Iglesia; en
caso contrario es privado.
156
Canon 607 § 2 Un instituto religioso es una sociedad en la que los miembros, según el derecho
propio, emiten votos públicos perpetuos o temporales que han de renovarse, sin embargo, al vencer
el plazo, y viven vida fraterna en común
157
Communicationes, vol. IX [1977] pag. 365
158
Canon 1191 § 3 Es nulo ipso iure el voto hecho por miedo grave e injusto o por dolo
89

matrimonio con ella, a no ser que después la mujer, separada del


raptor y hallándose en lugar seguro y libre, elija voluntariamente el
matrimonio.

El impedimento surge entre el varón y la mujer raptada, o al menos


detenida con la finalidad de contraer matrimonio. Se distinguen dos
situaciones diversas: el rapto y el secuestro

 Rapto: éste se sucede cuando el varón, por sí mismo o por otros,


separa a la mujer del lugar donde se encuentra en estado de
libertad y seguridad y la lleva a un lugar donde ya no es libre. Lo
cual indica que es una acción contra la voluntad de la mujer.
 Secuestro: éste se sucede cuando el hombre obliga a la mujer a
permanecer en el lugar en que se encuentra de forma que no pueda
salir de allí, quedando coaccionada por él.

Tanto el rapto como el secuestro para que se configuren como


impedimento matrimonial, se requiere que la mujer no consienta ni en el
traslado ni en la retención y que se realice con miras al matrimonio. Aún
existe el impedimento si la mujer consiente en el rapto o en el secuestro,
pero no consiente en la finalidad del matrimonio que pretende el raptor.
El impedimento persiste mientras la mujer raptada esté bajo el poder del
raptor, aunque ella acepte el matrimonio.

No se puede hablar de impedimento de rapto cuando la mujer seducida


por los ruegos y halagos acepte fugarse o ser raptada para contraer
matrimonio.

Una cosa se debe advertir, que este impedimento no tiene dispensa,


práctica que viene del Derecho anterior, pues la cesación del
impedimento depende de la voluntad del raptor. Mientras la mujer no sea
verdaderamente libre y esté en lugar seguro el impedimento persiste.
Libre y segura en relación con el lugar. El impedimento cesa cuando cesa
el estado de rapto o de retención. La comisión de revisión de Código
pensó que el impedimento debía permanecer aunque hoy día no sea tan
frecuente. 159 Respecto de sanciones el canon 1397 señala lo procedente.

159
Communicationes, vol. IX [1977] pag.366
90

4.8.- Impedimento de crimen:

Canon 1090 § 1 Quien, con el fin de contraer matrimonio con


una determinada persona, causa la muerte del cónyuge de ésta o de
su propio cónyuge, atenta inválidamente ese matrimonio.
§2 También atentan inválidamente el matrimonio entre sí
quienes con una cooperación mutua, física o moral causaron la
muerte del cónyuge.

El impedimento que ha sido reducido en el Código actual a los facti species


(hechos) en los cuales media la efectiva muerte del cónyuge. Es decir existe el
propósito de contraer matrimonio con determinada persona y para
conseguirlo, causa la muerte al cónyuge de la misma o al suyo propio. En
otras palabras, el propósito del conyugicidio es el de contraer matrimonio
con la parte que ha quedado viuda.

El impedimento de crimen ha quedado reducido así:


 Dar muerte al propio cónyuge
 Dar muerte al cónyuge de aquel con quien se pretende contraer
matrimonio
 Mutua cooperación para la muerte del cónyuge

Para que el impedimento se realice, deben concurrir los siguientes elementos:

 Que uno o ambos contrayentes causen la muerte del cónyuge


mediante su acción directa o por medio de terceras personas
 Que se produzca la muerte efectiva del cónyuge
 Que tal acción se haya realizado con el fin de contraer matrimonio

Es evidente que por tratarse de un impedimento de derecho eclesiástico,


no obliga a los no católicos (c. 11); pero si el conyugicidio se perpetró por
mutua colaboración de un católico y un no católico, ambos quedan
comprendidos en el impedimento. La dispensa del impedimento está
reservada a la Santa Sede (c. 1078 § 2, n. 2).
91

4.9.- Impedimento de consanguinidad

Canon 1091 § 1 En línea recta de consanguinidad, es nulo


el matrimonio entre todos los ascendientes y descendientes, tanto
legítimos como naturales.
§2 En línea colateral, es nulo hasta el cuarto grado inclusive.
§3 El impedimento de consanguinidad no se multiplica.
§4 Nunca debe permitirse el matrimonio cuando subsiste
alguna duda sobre si las partes son consanguíneas en algún grado
de línea recta o en segundo grado de línea colateral.

Como uno de los medios para tutelar la familia es el impedimento de


parentesco, a fin de que las relaciones intrafamiliares se lleven a cabo en
forma natural, evitando que lleguen a ser de tipo sexual con esperanza de
matrimonio. El Código actual ha reducido el impedimento, es decir que
abarca a menos personas. Otra novedad es el cómputo del parentesco que
antes se realizaba por el sistema germánico y ahora se hacer por el romano
civil como se trata en el canon 108. 160
Se trata de la inhabilidad para contraer válido matrimonio entre personas
unidas por vínculo de sangre dentro de los límites señalados en el canon que
comentamos. Este vínculo de parentesco es el más fuerte y es un vínculo
natural.

El impedimento de consanguinidad:
En primer grado de línea recta, es cierto que es de Derecho Divino
Natural.
En los restantes grados de línea recta y en segundo grado de línea
colateral, no es seguro que sea de Derecho Divino Natural, por tango hay
duda respecto de esos grados.
Los restantes grados de línea colateral son de Derecho Eclesiástico.

160
Canon 108 § 1 La consanguinidad se computa por líneas y grados.
§2 En línea recta, hay tantos grados cuantas son las generaciones o personas, descontado el
tronco.
§3 En línea colateral, hay tantos grados cuantas personas hay en ambas líneas, descontado el
tronco.
92

El canon presenta la solución en el § 4, y por tanto, por disposición de Derecho


Eclesiástico, no se debe permitir el matrimonio cuando la duda versa sobre “si las
partes son consanguíneas en algún grado de línea recta o en segundo grado de línea
colateral.” La Santa Sede ha permitido que dos hermanos casados en el paganismo
y después convertidos al catolicismo, se les deje en su buena fe. 161

La consanguinidad es legítima si proviene de matrimonio y natural si


proviene de relación extramatrimonial. Consanguinidad es el vínculo natural
que une a los que proceden del mismo tronco. Para medir la consanguinidad
hay que distinguir el tronco, la línea y los grados.

 Tronco: es la persona de la cual proceden los demás consanguíneos


en la que se unen.
 Línea: es la serie de personas unidas por consanguinidad y que
descienden del mismo tronco, puede ser:
 Recta: si está compuesta por personas que descienden una de la
otra, como padre, hijo, nieto etc.
 Colateral: si está compuesta de las personas que descienden de
un mismo tronco, pero sin descender una de la otra, como los
hermanos y los primos,
 Grado es la medida de la distancia por la que están separados los
consanguíneos y se computa excluyendo el tronco o progenitor
común. En línea recta sumando las generaciones, por ejemplo el
nieto y el abuelo están en segundo grado de línea recta; en línea
colateral sumando las generaciones en las dos líneas, por ejemplo
dos hermanos están en segundo grado de línea colateral, tío y
sobrina están en tercer grado de línea colateral. Los primos
hermanos están en el cuarto grado.

La Iglesia cambió la forma del cómputo. El sistema germánico estuvo vigente


desde el siglo VIII. Ahora se emplea el sistema romano.

TIBURCIO padre
tronco

LINEA RECTA ANICETO hijo


descendiente

Respuesta del Santo Oficio del 13 de diciembre de 1916 y también el 21 de enero de 1977, Paulo VI, por la
161

Congregación de la Doctrina de Fe.


93

POLIDORO nieto
Descendiente

LINEA COLATERAL
TRONCO
SINFOROSO

HERMANOS
HERACLIO DOMITILA
2 tío - sobrins 1
PRIMOS
DEMETRIO LASTENIA
4 3
Heraclio y Domitila son hermanos y están en 2° grado de línea colateral.
Heraclio y Lastenia son tío y sobrina y están en 3er grado de línea colateral.
Demetrio y Lastenia, sobrino y tía están 3er grado de línea colateral
Demetrio y Lastenia son primos hermanos y están en 4° grado de línea
colateral.

El canon 1091 establece:


 Que en línea recta, el matrimonio es nulo entre todos los
ascendientes y descendientes, ya sean legítimos o naturales.
 En línea colateral, el matrimonio es nulo hasta el cuarto grado
inclusive.
El Código actual suprimió la determinación que regía en el Código de 1917,
que el impedimento se multiplicaba:
§ 3 El impedimento de consanguinidad no se multiplica

4.10.- Impedimento de afinidad

Canon 1092 La afinidad en línea recta dirime el matrimonio en


cualquier grado. 162

162
Canon 109 § 1 La afinidad surge del matrimonio válido, incluso no consumado, y se da
entre el varón y los consanguíneos de la mujer, e igualmente entre la mujer y los consanguíneos del
varón.
§2 Se cuenta de manera que los consanguíneos del varón son en la misma línea y grado
afines de la mujer, y viceversa.
94

Afinidad es el vínculo legal que existe entre un cónyuge y los consanguíneos


del otro. El impedimento surge únicamente en el caso de afinidad en línea
recta en cualquier grado. Esta es otra forma de parentesco.
Por ejemplo la nuera no puede casarse con el suegro, ni el yerno con la
suegra, tampoco lo puede hacer el padrastro con la hijastra, ni la madrastra
con el hijastro. Este impedimento es de Derecho Eclesiástico y no está
reservado a la Santa Sede, por tanto lo puede dispensar el ordinario y en
peligro de muerte y en el caso perplejo los indicados en los cánones 1079-
1080.

4.11.- Impedimento de Pública honestidad

Canon 1093 El impedimento de pública honestidad surge del


matrimonio inválido después de instaurada la vida en común, o del
concubinato notorio o público; y dirime el matrimonio en el primer
grado de línea recta entre el varón y las consanguíneas de la mujer,
y viceversa.

Este impedimento surge de un matrimonio inválido después de instaurada la


vida en común. También de un concubinato notorio y público, y se da el
impedimento entre las personas que han vivido unidas por un matrimonio
inválido o por un concubinato y los consanguíneos de la otra persona en
primer grado de línea recta. Es decir, que el varón no puede contraer
matrimonio con los consanguíneos en primer grado de línea recta de la mujer
con la cual estuvo unido en matrimonio o en concubinato.

Este impedimento de pública honestidad tiene mucha semejanza con el


impedimento de afinidad, el cual surge de un matrimonio válido y afecta a los
consanguíneos del otro cónyuge en línea recta. Es decir que la persona en
tales condiciones no se puede casar con el padre o la madre o con el hijo o
con la hija del otro seudo cónyuge. Este impedimento no está reservado a la
Santa Sede.

4.11.1.- Condiciones para el impedimento


95

 Matrimonio inválido 163 después de instaurada la vida en común: Debe


ser un matrimonio contraído según las normas del derecho
canónico, de ahí que el matrimonio civil celebrado por la forma
canónica, ya que todos están obligados para la validez, no se llama
matrimonio canónico, y por tanto no surge el impedimento. 164
 Público o notorio concubinato: 165se trata de una relación sexual
estable con persona de diferente sexo, que tenga cierta semejanza
con la vida marital. El concubinato debe ser notorio o público, es
decir conocido por la comunidad eclesial en donde viven los
concubinos.

4.12.- Impedimento de parentesco legal

Canon 1094 No pueden contraer válidamente matrimonio


entre sí quienes están unidos por parentesco legal proveniente de la
adopción, en línea recta o en segundo grado de línea colateral.

Este canon presenta un cambio importante respecto de la misma norma del


Código de 1917, allí se remitía a las normas del ordenamiento jurídico civil.
Ahora la norma canónica se independiza de la ley civil, solamente asume la
constitución de la adopción. Es decir que si por ley civil se constituye la
adopción, por ese hecho o acto jurídico 166 surge el impedimento en la línea
recta (padre o madre adoptante con el adoptado y adoptado con el cónyuge
vivo y viudo del padre o madre adoptante) y en segundo grado de línea
colateral (adoptado e hijo del adoptante). Por esta determinación del Código,
la adopción civil viene a ser equiparada a la paternidad natural, con
relaciones semejantes. Debe quedar claro, que Derecho canónico ya no
canoniza la ley civil en este punto.
163
Puede ser inválido o por vicio de consentimiento o por presencia de un impedimento dirimente, o
por defecto de forma. Pero si las dos partes sabían en el momento de la celebración que su
matrimonio iba a ser nulo por algún impedimento dispensable o no dispensable, ellos atentaron el
matrimonio. Pero si una de las partes estaba de buena fe, se trata de un matrimonio putativo (c. 1061 § 3)
164
Respuesta de la Pontificia Comisión de Intérpretes del 12 de marzo de 1929, en AAS, vol XXI,
[1929] pag. 170
165
Por concubinato se entiende una relación sexual estable extramatrimonial entre personas de
diverso sexo; la estabilidad de la relación distingue el concubinato de la simple fornicación.
166
Canon 110 Los hijos que han sido adoptados de conformidad con el derecho civil se consideran
hijos de aquel o aquellos que los adoptaron.
96

La adopción, es un procedimiento legal o acto jurídico que permite a un


niño o niña convertirse , por ese hecho en hijo o hija de otros padres, los
adoptivos, que son distintos de los padres naturales. La adopción existía en
Grecia y Roma, para permitir la continuación de la línea sucesoria de una
familia que carecía de herederos naturales. Por ejemplo, Cayo Julio César
adoptó a Cayo Julio César Octavio Augusto, que luego fue el primer
emperador de Roma.
Una de las finalidades de la adopción es asegurar el bienestar a un niño
cuando sus padres naturales son incapaces de educarle. De esta forma, el
niño entra a formar parte de una familia que le puede garantizar su
desarrollo afectivo, psíquico y físico. Esta persona extraña, el niño, entra a
ser asumida como hijo.

5
97

IMPEDIMENTOS

DEL CONSENTIMIENTO
MATRIMONIAL

5.1.- INTRODUCCIÓN

El matrimonio se presenta en el nuevo Código como un consorcio humano,


pues quienes se unen participan de la misma suerte, la cual se desarrolla
durante toda la vida. Es un vínculo conyugal que es vínculo sagrado,
producido por el “consentimiento de las partes”. (c. 1057 § 1). Este principio
tomado del Derecho Romano, la Iglesia lo considera como “uno de los
principios capitales del magisterio, en el cual se funda el derecho natural de
la institución matrimonial y el precepto evangélico.” 167 El Concilio Vaticano
II, consciente de tal tradición de la Iglesia, declara: “La íntima comunidad de
la vida y del amor conyugal, creada por Dios y sometida a sus leyes, se
inaugura con el contrato conyugal, es decir, con el consentimiento personal
irrevocable.” 168

167
Paulo VI, en su alocución a la Rota Romana del 09 de febrero de 1976, en AAS. Vol. LXVIII [1976],
pag. 206
168
Gozo y Esperanza, 48
98

Para dar ese “consentimiento matrimonial” de modo eficaz, es decir que


constituya el matrimonio, es necesario que “las partes” tengan capacidad
natural, requisito necesario para todo acto humano contractual. Esta
capacidad natural se entiende existente cuando cada uno de los contrayentes
es capaz de tomar una decisión de modo consciente, libre y ponderada en
orden al matrimonio. La determinación de aceptar para la celebración válida
del matrimonio a la mujer a los 14 años y al varón a los 16, hace pensar en
una presunción de derecho de que el varón y la mujer después de pubertad
tienen esa capacidad. 169 Lo cual no excluye que en un caso particular pueda
faltar esa capacidad.

El estudio que ahora comenzamos lo vamos a dividir en dos secciones:


Incapacidades para contraer matrimonio y vicios del consentimiento.

5.2.- INCAPACIDADES PARA CONTRAER MATRIMONIO

El canon 1095, bajo el concepto de incapacidad, presenta tres hipótesis o


especies diferentes o supuestos en los números 1°, 2° y 3°, en los cuales no se
puede tomar la incapacidad en forma unívoca. 170 En efecto en el numeral 1°
la persona misma es inhábil al no poder producir un acto humano; en el numeral 2°
esa inhabilidad se restringe al acto consensuado y en numeral 3° no hay propiamente
inhabilidad sino que no es idóneo para la prestación del objeto formal del
consentimiento. Pero el objeto de consentimiento no es distinto del mismo
contrayente y éste se identifica por los actos que está obligado a producir para que
surjan los elementos esenciales del matrimonio.

En los numerales 1° y 2° se habla de incapaces, por derecho natural, mientras


que en numeral 3° se habla de incapacidades.

5.2.1.- Insuficiente uso de razón

Canon 1095 Son incapaces de contraer matrimonio: 1º


quienes carecen de suficiente uso de razón;

169
Canon 1083 y canon 1096 § 2
170
Univoco, que solo puede tener una significación o tomarse en un sentido
99

Las facultades superiores, por las cuales el hombre es superior a los


animales y es dueño de sus actos, son la inteligencia y la voluntad. La primera
manifestación de la inteligencia es el uso de razón, facultad de la cual dimana
el conocimiento y la voluntad de la cual procede la decisión. El acto humano
existe cuando hay uso de razón, ya que entonces ese acto humano tiene sus
propias cualidades de consciente y libre. Entonces la persona es capaz de
hacer uso de su propia racionalidad, es decir la capacidad de entender y
querer. Este acto humano así considerado es la primera condición para la
validez del matrimonio, pues, en ese estado existe suficiente uso de razón.
El Legislador no ha hecho cosa diferente que exigir lo que para todo negocio
jurídico se requiere.

La elección matrimonial requiere determinada capacidad de conocimiento y


de elección, que debe guardar proporción con la importancia del
matrimonio. Si bien es cierto que con el suficiente uso de razón se puede
hablar de acto humano, la elección matrimonial requiere un acto humano
cualificado, es decir con características superiores a las requeridas para un
acto humano de poca implicación futura.

El canon 1095, n° 1 declara, como principio de derecho natural que:


“Son incapaces de contraer matrimonio”, es decir de dar
consentimiento matrimonial, o contraer matrimonio válido:
“quienes carecen de suficiente uso de razón”.

Se habla de suficiente uso de razón, es decir del mínimo que se


alcanza a la edad contractual, de 14 años en la mujer y de 16 años
en el varón, que es uso de razón suficiente para este acto humano de
contraer matrimonio, pues el simple uso de razón será suficiente
para otros actos humanos, que no requieren esa cualidad exigida
por el consentimiento matrimonial.

Esta exigencia, cuyo fundamento es el derecho natural, ya que el


consentimiento es la causa eficiente del matrimonio, para el cual se
requiere, como acto de la voluntad que es, conocimiento racional
del objeto mismo del contrato, para ser entonces acto humano. Pero
el Legislador no exigió un pleno uso de razón, considerando que
para la validez del matrimonio el suficiente uso de razón era el
requerido para la validez, lo cual quiere decir que no cualquier uso
de razón basta para el válido consentimiento, sino que se requiere
100

un grado de racionalidad que guarde proporción con la


importancia del matrimonio.

Son muchas las causas que pueden alterar, a la edad contractual, el


uso de razón para no resultar el suficiente, requerido para un
válido consentimiento matrimonial, pero el canon no establece cual
pueda ser la causa de la carencia de suficiente uso de razón, quizá
el conocer la causa pueda ser objeto de la investigación de parte del
juez. Simplemente se anota la falta de suficiente uso de razón a la
edad contractual.

A la autoridad eclesiástica corresponde determinar, qué falta o


déficit mental se puede considerar como causa de nulidad, pues.
“antes de que se celebre el matrimonio debe constar que nada se opone a
su válida y lícita celebración” (c. 1066). Pero una vez celebrado el
matrimonio, y ante la duda sobre su validez, corresponde al
Tribunal Eclesiástico la solución contando con los medios de
ayuda. 171 Una cosa se debe tener clara: el canon no establece por
cual causa se puede considerar el insuficiente uso de razón, de ahí
que el buscarla y valorarla corresponde a quien debe pronunciarse
sobre “que nada se opone a la validez y licitud del matrimonio”. Es
fácil concluir que una enfermedad mental conlleva un insuficiente
uso de razón de modo permanente o habitual, mientras que una
grave perturbación psíquica causada por embriaguez,
drogadicción, hipnosis, o sustancias tóxicas, llevan un insuficiente
uso de razón, de carácter transitorio. Pero si en ese estado contrajo
matrimonio, en ese estado le falto el suficiente uso de razón y por
tanto estaba en la condición de incapacidad para contraer
matrimonio.

5.2.2.- Defecto de discreción de juicio

Canon 1095 2º quienes tienen un grave defecto de discreción


de juicio acerca de los derechos y deberes esenciales del
matrimonio que mutuamente se han de dar y aceptar;

171
Canon 1680 En las causas sobre impotencia o falta de consentimiento por enfermedad mental, el
juez se servirá de uno o varios peritos, a no ser que, por las circunstancias, conste con evidencia que
esa pericia resultar inútil; en las demás causas, debe observarse lo que indica el can. 1574.
101

Juan Pablo II en su alocución a la Rota Romana el 05 de febrero de


1987, ofreció la interpretación auténtica del canon 1095, n. 2; y
acerca de la definición del defecto de discreción de juicio, dijo: “no se
debe confundir la madurez psíquica, que es el punto de llegada del
desarrollo humano, con la madurez canónica, que es, por el
contrario, el punto de partida para la validez del matrimonio”

Si hablamos de la suficiente discreción de juicio, entendemos que la


persona tiene la capacidad natural para ser responsable de sus
propios actos y por consiguiente de la imputabilidad jurídica de los
mismos. 172 Una cosa es clara, que nadie puede querer algo que no
puede valorar y apreciar, de lo contrario no sería una acción
propiamente humana sino física o autómata. Toda acción humana
para ser tal, debe realizarse con plena advertencia y deliberado
consentimiento.

Podemos, pues, decir, que la suficiente discreción de juicio consta de


dos elementos, que aunque distintos, deben estar conexos e
interdependientes y son: uno intelectivo, madurez de conocimiento
y otro volitivo, madurez de libertad. Es decir que el consentimiento
matrimonial se funda en el conocimiento crítico y la voluntad
deliberativa. Entendemos mejor la suficiente discreción de juicio
cuando decimos que quien la posee es capaz de comprender
humana, moral y jurídicamente su acción con perspectiva futura,
es decir, su consecuencia y su decisión es personal (libertad
interna), sintiéndose libre para realizarla (libertad externa) y
entonces la realiza.

Quiero Puedo Lo Hago

Al suficiente uso de razón, la discreción de juicio le agrega la madurez


de juicio proporcionada al acto que desea realizar. Por tratarse del
matrimonio, cuya importancia y trascendencia para la persona y la
sociedad son muy grandes, y su carácter personalístico, requiere la
madurez suficiente para establecer por la alianza un consorcio

172
Imputabilidad es la que se origina del libre ejercicio de la voluntad, única razón por la cual un
acto sea imputable o atribuible a su autor, es, en otras palabras la única fuente de imputabilidad.
102

permanente del cual se derivan derechos y deberes con


implicaciones futuras.

El consentimiento matrimonial exige que la capacidad valorativa


sea actual, es decir que no esté impedida, por la cual pueda
ponderar los elementos esenciales del matrimonio y su proyección
futura. Esta capacidad se presume existente en quien pretende
contraer matrimonio, pero es una presunción de derecho.

Como lo ha dicho Su Santidad Juan Paulo II, no se trata de


madurez propiamente tal, que es un estado terminal, la cual
implica un completo desarrollo.

Para la comprensión de la actividad intelectiva del hombre es preciso saber


que la primera facultad del hombre es la cognoscitiva, con su operación de
abstracción para formar conceptos universales partiendo de lo particular, por
ejemplo, no puede hablar de la extensión sino porque ha partido de las cosas
extensas, ni de la blancura sino partiendo de las cosas blancas, más tarde,
después de la edad del uso de la razón, llegando quizá a la pubertad le viene
en su progreso evolutivo la facultad crítica, que es “el poder juzgar y de
razonar, es decir, de afirmar o negar una cosa respecto de otra, de comparar
unos juicios con otros para inferir de dicha comparación un juicio nuevo”. 173
La facultad crítica se sigue desarrollando hasta su madurez, cuando el hombre
analiza y valora con implicación futura sus acciones antes de realizarlas. Para
contraer matrimonio no es suficiente el ejercicio de la facultad cognoscitiva,
debe intervenir la facultad crítica, que es la única que puede formar juicios y
provocar actos de voluntad libre.

El canon que comentamos dice: “grave defecto de discreción de juicio acerca de


los derechos y deberes esenciales del matrimonio”, pues no basta con conocerlos
en abstracto sino debe ser valorados en concreto por la persona. Estos tienen
relación con los bienes del matrimonio.

Respecto del grave defecto de discreción de juicio, conviene advertir que no se


trata de la gravedad de la anomalía psíquica sino de la gravedad del defecto
de discreción de juicio que es la causal de la nulidad matrimonial, pues lo
que se va a valorar no es tanto la gravedad del trastorno psíquico que generó
o produjo el grave defecto de discreción de juicio, sino que en realidad ese
173
De una sentencia coram Di Felice del 12 de marzo de 1957, en SRRD, vo. XL [1957] pag.789- 789, n.2-3
103

trastorno psíquico privó de la discreción de juicio al contrayente. Esta


gravedad se refiere a los derechos y deberes esenciales del matrimonio, los
que nos presenta el canon 1055 § 1 y 1057 § 2, es decir a comprometerse con
carácter irrevocable y los derechos y deberes esenciales que son el objeto de
la entrega mutua.

5.2.3.- Incapacidad para asumir las obligaciones esenciales

Canon 1095 3º quienes no pueden asumir las obligaciones


esenciales del matrimonio por causas de naturaleza psíquica.

Respecto de las obligaciones esenciales del matrimonio no es suficiente el


conocimiento abstracto y su valoración en concreto, pues el caso se traslada a
la posibilidad real de cumplirlas, la cual queda excluida en algunos casos de
anomalías de naturaleza psíquica. 174 Es decir que no basta el suficiente uso
de razón, ni la discreción de juicio proporcionada, pues en este caso, el
consentimiento es nulo, pero no porque se hubiera excluido el objeto del
consentimiento, sino porque no puede ser asumido por causas de naturaleza
psíquica. La Jurisprudencia rotal, anterior al Código de 1983, trataba el tema
bajo el principio de amencia o demencia sexual (insania in re uxoria), después
comenzó a tratar tales casos por falta de objeto del consentimiento, pues quien
padece de tales anomalías de naturaleza psíquica, no puede guardar
fidelidad conyugal, compartir la vida íntima conyugal de modo humano y
tampoco instaurar la comunidad de vida y de amor. Esa anomalía debe
provenir de causas de naturaleza psíquica. Si no puede cumplir las obligaciones
esenciales del matrimonio tampoco las puede asumir, pues nadie puede
comprometerse a lo imposible.

El Derecho Romano había acogido un principio del derecho natural y en las


Decretales de Bonifacio VIII, en la Regla VI se sintetizó así: “Nadie puede
obligarse a lo que le es imposible” 175

174
Por ejemplo, en casos de homosexualidad, ninfomanía, satiriáis, sadismo, incapacidad para el acto
conyugal de modo humano etc.
175
El Papa Bonifacio VIII cuyo pontificado va 1294 al 1303. Digesto 50, 17, 185; Regla VI in VI (Ad
impossibilium nulla obligatio est)
104

La nulidad del matrimonio se produce si la incapacidad para asumir las


obligaciones esenciales del matrimonio está presente al momento del
consentimiento

A este respecto, Juan Paulo II, en su alocución a la Rota Romana, dijo: “Para
el canonista debe quedar claro el principio de que solamente la incapacidad,
y no ya la dificultad para prestar el consentimiento y para realizar una
verdadera comunidad de vida y de amor, hace nulo el matrimonio... Una
verdadera incapacidad puede ser admitida en hipótesis sólo en presencia de
una seria forma de anomalía que, de cualquier forma que se quiera definir,
debe cercenar sustancialmente las capacidades de entender y/o de querer del
contrayente. n. 7” 176

La causa de naturaleza psíquica no quiere decir que se trate de una anomalía


específica o determinada, sino que tal situación se derive de la naturaleza
psíquica del individuo, no necesariamente patológica. No dice el canon que
esa anomalía sea grave porque tratándose de una anomalía que afecte la
capacidad jurídica de la persona ya es de por sí grave. Pero la causa de
naturaleza psíquica no es la causa de la nulidad del matrimonio sino el origen
de la incapacidad para asumir las obligaciones esenciales. Pero cualquier
incapacidad es causa de nulidad, como dice el Papa.

5.3.- VICIOS DEL CONSENTIMIENTO

El consentimiento se define como el acto de la voluntad, el primer paso lo tiene


el entendimiento, pues “nada es querido si previamente no es conocido”. Por
tanto el entendimiento puede estar afectado 177 lo mismo que la voluntad. 178
Veamos cada uno de estos casos.

5.3.1.- Ignorancia de la naturaleza del matrimonio

176
Alocución de Juan Paulo II a la Rota Romana, del 05 de febrero de 1987 (AAS, vol. LXXIX [1987}
1453-1459
177
El entendimiento se afecto por la Ignorancia, el Error y el Error doloso
178
La voluntad puede estar afectada apor la Simulación, Fuerza y Miedo y Condición
105

Canon 1096 §1 Para que pueda haber consentimiento


matrimonial, es necesario que los contrayentes no ignoren al menos
que el matrimonio es un consorcio permanente entre un varón y
una mujer, ordenado a la procreación de la prole mediante una
cierta cooperación sexual.
§2 Esta ignorancia no se presume después de la pubertad.

Los contrayentes, para dar un verdadero y válido consentimiento


matrimonial deben saber el objeto esencial del matrimonio, es decir aquellos
elementos que sean los mínimos requeridos acerca de la naturaleza del
matrimonio, lo que se puede llamar la ciencia mínima. Pues el
consentimiento matrimonial necesariamente debe dirigirse al objeto formal
esencial, la naturaleza o identidad del matrimonio mismo, pues no es posible
que lo quiera o consienta en él si lo ignora, pues “nadie quiere lo que no
conoce” 179 En relación con el conocimiento se pueden dar muchos grados,
desde el perfecto hasta mínimo. El canon requiere este último: “que al menos
no ignoren”. Si comparamos este canon con los cánones 1055 y 1057,
encontramos una gran diferencia, pues en esos cánones explica en forma
científica lo que es en sí el matrimonio y en este canon, 1096, el Legislador
determina lo que es la ciencia mínima requerida para que el contrato exista
objetivamente. Ciertamente en ningún contrato se exige un conocimiento
pleno y exacto del objeto del contrato para que éste sea válido. Pero faltando
un conocimiento mínimo del matrimonio, se da una imposibilidad de
consentimiento por falta de conocimiento previo.

Por tanto no se requiere que los contrayentes, para celebrar válidamente su


matrimonio, conozcan los derechos y obligaciones que del matrimonio se
derivan, como tampoco una noción formal sobre la unidad, indisolubilidad y
dignidad del matrimonio (c, 1089), pero sí se requiere que sepan que el
consorcio es permanente y también la finalidad del mismo (para la
procreación mediante cierta cooperación sexual) y sobre la diversidad de
sexos (varón y mujer).

Para casarse válidamente, el contrayente debe al menos saber:


 Que el matrimonio es un consorcio o una unión con destino y suerte
común;

179
Nihil volitum quin praecognitum
106

 De carácter permanente, de duración mayor que todas otras


comunidades, pero no es necesario que el estricto conocimiento de
la indisolubilidad;
 Entre varón y mujer, es decir que solamente entre personas de
diverso sexo;
 Ordenado a la procreación de los hijos, para tener descendencia:
 Mediante cierta cooperación sexual, conocimiento del modo de la
concepción, pero no se requiere conocimiento pleno sobre la cópula;

La ignorancia de estos elementos mínimos no se presume después de la


pubertad como lo establece el § 2, lo cual como toda presunción de derecho
admite prueba en contrario. Todo conocimiento tiene su fuente y si ésta faltó
es la explicación de la ignorancia, pero esa sola afirmación no es suficiente si
no existe una razón para que ese conocimiento no se obtuviera. No hay
efecto sin causa. Al juez corresponde valorar los testimonios que versarán
sobre la ignorancia y la razón o el por qué de esa ignorancia. Otros elementos
que pueden llamarse indirectos se refieren a la conducta observada para la
consumación del matrimonio.

5.3.2.- Error sobre la persona

Canon 1097 § 1 El error acerca de la persona hace inválido el


matrimonio.
§2 El error acerca de una cualidad de la persona, aunque sea
causa del contrato, no dirime el matrimonio, a no ser que se
pretenda esta cualidad directa y principalmente.

El § 1 trata de un error de hecho al decir “error acerca de la persona”. La


interpretación de este canon debe hacerse de acuerdo a la tradición
canonística, como lo enseña el Papa Juan Paulo II. 180 Dos temas son de
capital importancia: en el primer parágrafo: el error y el de la persona.

180
“Ove si tratta di ‘error in persona’ ai termini usati dal legislatore no é consentito attriuire un
significato estraneo alla tradizione canonistica” (AAS, vol. LXXXV [1993] pag. 1260
107

El error, en el canon 1097, es un juicio falso por el cual uno de los


contrayentes piensa que el otro contrayente sea la persona determinada que
él quiere como esposo (a), pero en realidad es otra persona, y en este caso el
matrimonio es nulo por derecho natural. La razón es porque el
consentimiento del contrayente se especifica por objeto al cual se dirige. Este
caso no se sucede solamente con la persona que está presente sino también
cuando el matrimonio es por procurador, resultando ser ese contrayente una
persona extraña a la intención de quien está dando su consentimiento para
contraer matrimonio con una persona determinada.

El término persona, cuyo origen es del griego “prosopon”, que era la máscara
usada en el teatro para representar al personaje. Entre los clásicos latinos
(Salustio, Virgilio y Ciceron) rara vez aparece el término persona, a no ser con
el significado del teatro. 181 Ya en siglo IV, con ocasión de las discusiones
sobre el misterio de la Santísima Trinidad, el término más apropiado resultó
ser el de “persona” con la definición dada por Boecio. 182 Con todo y pese a
que el término persona se le ha quitado su importancia dejándolo muchas
veces como objeto de la sociedad, 183 se puede decir aunque el Concilio
Vaticano II 184 ha destacado los valores intangibles de la persona como su
dignidad e inviolabilidad, el concepto de persona sigue siendo el mismo que
la Teología y la Filosofía le han dado, como el último sujeto de atribución de
los derechos y deberes propios del cristiano, en identidad individual,
significado que se toma en todo el Derecho Canónico.

El canon que comentamos resolvió las muchas discusiones que desde el


concepto de error, proveniente del Decreto Graciano 185 y después la
interpretación del San Alfonso de Ligorio 186 y finalmente la jurisprudencia
rotal, especialmente una sentencia coram Canals. 187 Ahora el canon es muy
claro al decir: “El error acerca de la persona hace inválido el matrimonio”. El error
proviene de la sustitución material del otro contrayente

181
Ciceron, De Officiis I, 97-98
182
Persona est: “rationalis naturae individua substantia” (substancia individual de naturaleza
racional)
183
Pío XII, Radio mensaje de navidad del 24 de diciembre de 1952 (AAS, vol. XLV [1953] pag. 37
184
En los Documentos de “Dignitatis humanae” y Gaudium et Spes”
185
“Verum est quod non omnis error consensum excludit; sed error alius est personae, alius
fortunae, alius condicionis, alius qualitatis” C. 29, q.1 d.G.
186
Teología Moral [1932] Libro VI, Tract. VI, Cap. III, n. 1016
187
Coram Canals, del 21 de abril de 1970 en SRRD, vol. LXII, [1970] pag. 371
108

El § 2 El error acerca de una cualidad de la persona, no puede ser una cualidad


cualquiera sino que “se pretenda esta cualidad directa y principalmente”, pues
como principio se debe tener que “aunque la cualidad sea causa del contrato, no
dirime el matrimonio”. Esta parte debemos estudiarla con mucho cuidado pues
es de las más difíciles para la demostración.

Quien contrae matrimonio quiere hacerlo con una persona determinada, la


cual es objeto directo de su consentimiento y no una cualidad de la misma.
Es decir, quiere contraer matrimonio con esta persona determinada que cree
está dotada de una cualidad precisa. Por tanto, la especificación del
consentimiento está dado por la persona no por la cualidad.

La hipótesis de que el contrayente al saber de la no existencia de la cualidad


no hubiera contraído matrimonio. Es una voluntad hipotética, interpretativa
y para determinar la validez o nulidad del matrimonio es necesario que la
voluntad sea claramente definida acerca del objeto de su consentimiento.

Pero si la cualidad es de tal manera buscada, entonces el objeto del


consentimiento no es la persona sino la cualidad, sea de la clase que sea, en
ese caso hace nulo el consentimiento al faltar esa cualidad. En ese caso falta
el objeto al cual se dirigía directa y principalmente el consentimiento.

En el § 2 podemos distinguir tres hipótesis o Facti Species, que nos ayudarán


a distinguir claramente el objeto de la norma.

 El error en la cualidad que no es causa del contrato


 El error en la cualidad que es causa del contrato
 El error acerca de una cualidad directa y principalmente pretendida

La primera y segunda hipótesis no hacen nulo el matrimonio, mientras la


tercera sí lo invalida.

No creemos en un cambio fundamental respecto de la norma del canon 1083


del Código de 1917, 188 porque “El error acerca de una cualidad de la
persona...que se pretenda esta cualidad directa y principalmente” en términos
generales equivale al error que “redunda acerca de la persona misma”.

188
Canon 1083 § 2 El error acerca de las cualidades de la persona aunque él sea causa del contrato, lo
invalida solamente:
1° Si el error acerca de las cualidad de la persona redunda en error acerca de la persona misma;”
109

Pero se debe tener como excepción al principio general de que “El error
acerca de una cualidad de la persona, aunque sea causa del contrato, no dirime el
matrimonio”, pues la relevancia o importancia que se da a la “cualidad directa
y principalmente pretendida” se funda en la intención del sujeto que yerra,
quien hace que un elemento accidental como es la cualidad para a ser un
elemento sustancial, y de ahí la eficacia invalidante.

5.3.3.- Error causado por Dolo

Canon 1098 Quien contrae el matrimonio engañado por dolo


provocado para obtener su consentimiento, acerca de una cualidad
del otro contrayente, que por su naturaleza puede perturbar
gravemente el consorcio de vida conyugal, contrae inválidamente.

Como estudiamos en el canon anterior, el error acerca de la persona o de una


cualidad de la persona se origina por una causa interna en la parte que emite el
juicio falso. Pero el mismo error podía provenir por una causa externa que es
la acción de una causa libre, por otra persona. Esta acción puede ser
originada con o sin la intención de producir error en la persona. Si es
intencional se llama dolo, pues se hace con malicia, engaño, astucia, por el
temor de que la persona al saber se abstenga de consentir.

La definición de dolo aceptada en el Código de Derecho Canónico es la


clásica de Labeone como la trae Ulpiano 189 “Toda astucia, engaño,
maquinación empleada para hacer caer, decepcionar, engañar al otro”

El dolo: que es un artificio deliberado para inducir a la persona, para que


voluntariamente obre contra sí misma mediante el silencio, la mentira en
palabras y en hechos. Es un error tramado para obtener el consentimiento y
que la cualidad que se ha ocultado con engaño, aunque no buscada directa y
principalmente por la parte engañada, sea tal que, por su naturaleza pueda
perturbar gravemente la comunidad de vida conyugal.
189
Dolus: “Omnis calliditas, fallacia aut machinatio, quae ad circumveniendum, fallendum,
descipiendum alterum adhibetur” D, 4, 3, 1
110

De ahí podemos ver la diferencia del error sobre la persona y error sobre la
cualidad de una persona causado por dolo.

1.- Partiendo del principio de que el matrimonio lo hace el con sentimiento


de las partes, entre personas hábiles según derecho y manifestado libremente
(can. 1057 par. 1º), llegamos a buscar las cualidades de ese consentimiento,
que debe ser "acto de la voluntad" (can. 1057 par. 2º), dado en forma absoluta
y libre como se deduce de la exigencia de los cánones 1101-1103.

El consentimiento, por consiguiente, debe proceder de la libre


determinación de las partes, de otra suerte o se simula excluyendo o el
matrimonio mismo o un elemento o propiedad esencial del mismo (can. 1101
par. 2º) lo cual no es apto para constituir el matrimonio.

Otra situación se puede contemplar cuando una de las partes al "darse y


recibir" en su entrega personalista está ofreciendo lo que en realidad no
existe al cubrirlo con una dolosa falsedad, caso que nos presenta el canon 1098:
"Quien contrae matrimonio engañado por dolo provocado para obtener su
consentimiento, acerca de una cualidad del otro contrayente, que por su
naturaleza puede perturbar el consorcio de vida conyugal, contrae
inválidamente."

La razón de tal nulidad podría estar explicada por una presunción de


sinceridad de los cónyuges, que al faltar lesiona gravemente la dignidad
personal del otro cónyuge. El canon 1101 lo expresa así en su parágrafo 1º:
"El consentimiento interno de la voluntad se presume que está conforme con
las palabras o signos empleados al celebrar el matrimonio"

El legislador se abstuvo de hablar de la gravedad del dolo, pues esa


gravedad se considera en la cualidad con la cual se engañó a la otra parte y
que es capaz de perturbar gravemente el consorcio de la vida conyugal. Pero
lo que sí se ha de tener en cuenta es que sea real el dolo. Tampoco quiere el
legislador que se de una interpretación simplemente subjetiva, pues lo dijo:
"que por su naturaleza pueda perturbar", es decir que la cualidad sea de
apreciación objetiva, como corresponde a un criterio general de apreciación
común.
111

Si nos referimos a la calidad de perturbación que deba considerarse,


tenemos que decir que ha de ser tal que toque la esencia, propiedades y fines
del matrimonio, siguiendo un paralelismo con el caso de la simulación y
teniendo en cuenta lo establecido en el canon 126: “es nulo el acto realizado
por ignorancia o por error cuando afecta a lo que constituye su sustancia o
recae sobre una condición sine qua non.”190

5.3.4.- Error acerca de las propiedades esenciales

Canon 1099 El error acerca de la unidad, de la indisolubilidad


o de la dignidad sacramental del matrimonio, con tal que no
determine a la voluntad, no vicia el consentimiento matrimonial.

En este canon se trata del error de derecho que versa sobre las propiedades
esenciales del matrimonio (c. 1056). Respecto de “la dignidad sacramental del
matrimonio”, no se puede considerar como propiedad esencial, es una cláusula de
Derecho Eclesiástico, que ya se encontraba en el canon 1084 del Código anterior, la
que afecta solamente a los matrimonios de los bautizados y se introdujo a petición de
la Congregación de la Doctrina de la Fe en el esquema de 1982. 191

Es bueno dejar claro que la unidad y la indisolubilidad son propiedades esenciales


del matrimonio, pero no constituyen la esencia del matrimonio. De ahí que la esencia
del matrimonio lleve las propiedades esenciales del mismo, por consiguiente el
consentimiento se da sobre la esencia del matrimonio y este consentimiento lleva las
propiedades esenciales del mismo matrimonio. Esta la razón por la cual el error
acerca de las propiedades esenciales no vicia el consentimiento con la condición de
que no determine la voluntad. Para que el error sobre las propiedades esenciales o
la dignidad sacramental del matrimonio vicie el consentimiento se requiere que el
error determine la voluntad en la celebración del matrimonio en concreto y no que se
quede en las mismas nociones abstractas. Es decir que es compatible el
190
Es importante analizar la sustancia del acto, que es su naturaleza específica, diferente de la
constitutiva ( por ejemplo la donación o la venta), su objeto (la donación de una joya de oro verdadero
o una imitada) y su individualidad (oro de tantos kilates), la finalidad (para los cumpleaños), la
condición que es la circunstancia que se agrega al consentimiento, sine qua non (sin esa condición no
se da el consentimiento). El error (diferente de la ignorancia) versa acerca de la sustancia el acto
jurídico que se realiza y es diferente a la que se intentaba.
Si se trata de la condición sine qua non, entonces no hay consentimiento. De lo contrario (o sea con
ignorancia) es válido, a no ser que el derecho establezca otra cosa, como sucede en el caso del canon
1096.
191
Communicationes, vol. IX [1977] pag. 373-374
112

consentimiento con ese error con el consentimiento matrimonial, y esto por tratarse
del simple error. Otra cosa es cuando el error lleva a excluir esas propiedades
esenciales, lo cual se verá en la Simulación.

Se trata del simple error el cual se sitúa en el entendimiento y es un juicio


falso o una apreciación equivocada sobre la ley o sobre el objeto del
matrimonio. Si lo primero es error de derecho y si lo segundo es error de
hecho. No se puede confundir con la duda de derecho. 192 Es evidente que los
estados de la mente influyen en la voluntad, pues como se dijo al hablar del
consentimiento, que es acto de la voluntad, pero el primer paso lo tiene el
entendimiento que conoce y por esos motivos elige y esa elección es acto de
la voluntad, que es el final de un proceso psíquico. El matrimonio se realiza
por el consentimiento que es “acto de la voluntad” y no acto del
entendimiento.

Una cosa nos debe quedar clara: es diferente la esencia del matrimonio de las
propiedades esenciales del matrimonio. Eso no es imposible que alguien pueda
equivocarse sobre las propiedades esenciales del matrimonio sin que esto
conlleve error sobre la naturaleza o sustancia del matrimonio. No es igual el
matrimonio en su entidad natural que es diferente de que sea uno e
indisoluble.

De otra parte, sabemos que el consentimiento es un acto de la voluntad y el


error es un acto de la inteligencia. Pero, ¿qué influencia pueden tener los
actos de la inteligencia sobre el acto de la voluntad? De dos maneras:

 No dando los elementos necesarios (ignorancia) para que la voluntad


pueda obrar;
 Desfigurando el objeto (error) sobre el que va a ejercer su actividad.

El error tiene relevancia en relación con el acto de la voluntad, en la media en


que la voluntad se adhiera o quiera positivamente el objeto tal como se lo
presenta la inteligencia, erróneamente.

192
La duda de derecho : ésta se da cuando la duda versa sobre el objeto de la ley, y también cuando se refiere
a la existencia de la ley. Por ejemplo si tal ley tenga fuerza obligatoria o directiva solamente, fuerza doctrinal o
disciplinaria solamente. Por tanto la duda de derecho puede ser sobre el objeto, sobre la existencia o sobre la
permanencia de la ley
113

De esto, podemos concluir, que el error sobre las propiedades matrimoniales


es simple error, en el caso de que no excluya por un acto positivo de la
voluntad, tales propiedades.

5.3.5.- Error acerca de validez o nulidad del matrimonio

Canon 1100 La certeza o la opinión acerca de la nulidad del


matrimonio no excluye necesariamente el consentimiento
matrimonial.

Este canon lo mismo que el anterior se refieren al consentimiento


naturalmente válido, sin mirar si ese consentimiento sea jurídicamente eficaz
para producir el vínculo matrimonial. Es decir, que la opinión o certeza
personal de uno o ambos contrayentes (verdadera o falsa) de que el
matrimonio que celebran es nulo, puede darse con el consentimiento, es
decir no lo excluye.

La certeza 193 y la opinión194 son estados de la mente, que no afectan


necesariamente los actos de la voluntad. Pues pese a saber que algo es
imposible, no impide que se quiera. Estos estados son de la mente. El
legislador quiere decir que el contrayente a pesar de su opinión personal o de
estar cierto de la nulidad de su matrimonio quiera contraer matrimonio y
darse como esposo.

El canon presenta una cuestión: si por el estado subjetivo de certeza, por


parte de la inteligencia, de que el matrimonio que va a celebrar es nulo, impide
que la voluntad dé verdadero consentimiento matrimonial.

5.3.6.- La simulación del matrimonio

Los cánones anteriores se refirieron a los actos de la inteligencia relacionados


con el acto de la voluntad. Ahora vamos a ver el acto de la voluntad y de los

193
Firme adhesión de la mente a algo conocible, sin temor de errar
194
Dictamen, juicio o parecer que se forma de una cosa cuestionable
114

vicios de que puede adolecer el consentimiento prestado por ese acto de


voluntad en orden a la producción del vínculo matrimonial.

Vamos a estudiar la simulación total y la simulación parcial o mejor la


exclusión de los bienes del matrimonio. Esto nos lleva a un examen directo
del consentimiento para ver cuando se produce el vínculo matrimonial, es
decir lo que se requiere para que el matrimonio sea válido.

 Que haya consentimiento interno naturalmente válido y


 Que ese consentimiento sea exteriormente manifestado por palabras o
signos equivalentes

Por esta razón matrimonial, siendo el consentimiento un acto de la voluntad


de ambos contrayentes para constituir el matrimonio, cuando uno o ambos
manifiestan externamente una voluntad que en realidad no la tienen, se tiene
por no válido el matrimonio.

Canon 1101 §1 El consentimiento interno de la voluntad


se presume que está conforme con las palabras o signos empleados
al celebrar el matrimonio.
§2 Pero si uno de los contrayentes, o ambos, excluye con un
acto positivo de la voluntad el matrimonio mismo o un elemento
esencial del matrimonio o una propiedad esencial, contrae
inválidamente.

En el acontecer ordinario de los hombres se tiene que todo aquel que manifiesta
externamente su consentimiento matrimonial, interiormente conciente también en él.
Por este hecho, que es de carácter universal, ha surgido una presunción de derecho
acerca de la conformidad entre la interna voluntad y su externa manifestación.

El § 1 del canon 1101, coincide con el mismo parágrafo del canon 1086 del Código
de 1917; la única diferencia es que en el canon 1101 se ha suprimido el adverbio
“siempre” . 195 La razón no es únicamente porque tal adverbio era inútil, sino porque
se trata del enunciado de un principio universal y constitutivo, que no se puede tomar

195
Canon 1086 § 1 “Se presume siempre que el consentimiento interno de la voluntad está en
conformidad con las palabras o los signos empleados en la celebración del matrimonio”
115

como algo temporal o transitorio como si alguna vez pudiera haber discrepancia
entre la voluntad interna (estructura interna esencial del matrimonio) y la externa
manifestación (estructura externa). Tal posibilidad jurídica no existe. Se trata de un
principio natural e inviolable, cuya trasgresión conlleva necesariamente la nulidad
del acto.

Se trata de una presunción de sinceridad, de que los contrayentes, en un momento tan


solemne de su vida, cual es la elección de estado de vida, son sinceros y por tanto se
presume que su interna voluntad corresponde a su externa manifestación. El canon
1057 § 1 establece un principio, que el consentimiento matrimonial no lo puede
suplir ninguna autoridad humana, lo cual da apoyo a la presunción del canon 1060 en
relación con el canon 124 § 2.196

Conviene advertir que ni el Código de 1917 ni el de 1983 emplean la palabra


simulación, la cual viene siendo empleada de modo constante por la jurisprudencia
rotal, la cual la distingue en simulación total y Simulación parcial. El código habla
de exclusión del matrimonio mismo, que equivale a la simulación total. La exclusión
de un elemento esencial del matrimonio o una propiedad esencial, es lo equivalente
de simulación parcial.

El matrimonio es nulo cuando entre la manifestación exterior del consentimiento y la


intención o voluntad interna existe discrepancia, ya que existe una razón diferente a
la matrimonial, precisamente contraria. Esto debe hacer por un “acto interno de la
voluntad” al cual el código le da cierto énfasis al decir “un acto positivo de la
voluntad” de ambos o de uno de los contrayentes sea de tal importancia y eficacia,
semejante al acto de la voluntad como consentimiento matrimonial.. Con lo cual se
exige que sea realmente existente, es decir, que al momento del matrimonio debe
existir una intención deliberada contraria a la expresión externa del consentimiento.
Analicemos cada una de las divisiones que presenta el parágrafo 2°.

 Exclusión del matrimonio mismo: si se excluye el matrimonio es evidente


que el matrimonio no existe, lo contrario sería un absurdo. El canon 1057
§ 2 dice: “El consentimiento es el acto de la voluntad”, por tanto cuando se
excluye la voluntad de contraer matrimonio con la otra parte, se está
excluyendo el consentimiento, que es el que produce el matrimonio. La
exclusión del matrimonio se da, pues, cuando uno o ambos contrayentes
no quieren contraer matrimonio, pero no pueden dejar de hacer una
ceremonia con apariencia de seriedad y validez.

196
Canon 124 § 2 Se presume válido el acto jurídico debidamente realizado en cuanto a sus
elementos externos
116

 Exclusión de un elemento esencial del matrimonio. Esos elementos


esenciales son los derechos y deberes que dimanan del vínculo, como son
el derecho a la comunión de vida, el bien de los cónyuges y el bien de la
prole. Lo cual se funda en el Concilio Vaticano II. 197 La razón es porque el
matrimonio se ha de aceptar en toda su esencia, es decir no pueden
restringir el consentimiento a una parte solamente. El matrimonio se
ordena naturalmente a la prole y ésta puede faltar, pero la exclusión del
bien de la prole, aunque es externo a la esencia del matrimonio, su
ordenación sí es esencial.
 Exclusión de una propiedad esencial (unidad e indisolubilidad), estas sí
pertenecen a la esencia del matrimonio, y son de derecho natural y por
tanto son comunes a todo matrimonio.198

5.3.7.- Matrimonio condicionado:

Matrimonio condicionado es cuando se suspende la eficacia del consentimiento hasta


la verificación de una circunstancia o una situación. La condición es una
circunstancia extrínseca al acto, de la cual se hace depender el consentimiento
matrimonial. Es decir, el matrimonio queda en suspenso hasta la verificación de la
condición.

Canon 1102 §1 No puede contraerse válidamente matrimonio


bajo condición de futuro.
§2 El matrimonio contraído bajo condición de pasado o de presente
es válido o no, según que se verifique o no aquello que es objeto de la
condición.
§3 Sin embargo, la condición que trata el § 2 no puede ponerse
lícitamente sin licencia escrita del Ordinario del lugar.

197
“ La íntima comunidad de la vida y del amor conyugal, creada por Dios y sometida a sus leyes, se
inaugura con el contrato conyugal, es decir, con el consentimiento personal irrevocable. Así, con ese
acto humano con que los cónyuges mutuamente se entregan y pactan, surge una institución estable,
por ordenación divina, incluso ante la sociedad; este vínculo sagrado, con miras al bien, ya de los
cónyuges y su prole...” (Gozo y Esperanza, 48)
198
“Esta íntima unión, por ser una donación mutua de dos personas, así como el mismo bien de los
hijos, exigen la plena fidelidad de los esposos y urgen su indisoluble unidad.” (Gozo y Esperanza,
48 a)
117

El Código ha abolido la condición de futuro, admitida en el código anterior, la cual


suspende la eficacia del consentimiento hasta la verificación de esa circunstancia. Es
decir, que la persona, en realidad no estaba casada y por tanto no tenía ningún
derecho conyugal hasta cuando esa condición se cumpliera, entonces el
consentimiento adquiría su eficacia.

El Código permite las condiciones de presente y de pasado, pero si hay licencia


escrita del Ordinario del lugar. De esta forma se evitan las condiciones clandestinas,
las debe conocer el otro cónyuge y el párroco debe interrogar a los contrayentes si
han puesto alguna condición. En caso afirmativo, debe pedirse licencia al Ordinario,
el cual verá la conveniencia o no de la condición. En este caso, lo prudente es que se
verifique la existencia o no de tal circunstancia antes del matrimonio, para evitar
después la demanda de nulidad del matrimonio.

La razón de tal condición (de presente y de pasado) es porque el contrayente que


pone la condición, la considera muy importante para la felicidad de su matrimonio. Y
el matrimonio se produce o no, si al momento del matrimonio existe o no tal
circunstancia. La condición de virginidad, era una de las circunstancias exigidas. El
varón ponía la condición y ella afirmaba ese estado. Al verificarse que no existía, se
producía o el rechazo y en muchos casos la separación de inmediato. En caso de tal
condición, se debe exigir el certificado médico antes de proceder al matrimonio.

Las condiciones de tracto sucesivo, ya no tienen lugar, pues se refieren a condiciones


que deben realizarse con la repetición de muchos actos. La jurisprudencia rotal
enseñaba, que al aceptarse tal condición, ésta se volvía de presente. Esas condiciones
miran al futuro y en el Código actual no están aceptadas.

5.3.8.- Fuerza y miedo

Como exigencia del bien común, se requiere que el matrimonio sea voluntario y
libre. Es evidente que alguna libertad deben tener los contrayentes para su
matrimonio, pues es un contrato personal. La dificultad es saber qué grado de
libertad se requiere y si es suficiente, por derecho natural, para la validez del
matrimonio. Podemos decir que el derecho natural, de modo general, exige libertad,
la cual no debe estar muy disminuida.

Pero viene otra cuestión y es referente a la disminución de la libertad. El mismo


derecho natural establece que no cualquier disminución de la libertad es suficiente
para anular el contrato matrimonial, por tratase de un acto muy importante, de
naturaleza pública. Corresponde pues, a la autoridad pública determinar por ley
positiva qué grado de disminución de la libertad invalida el matrimonio.
118

Notemos que el canon 125 establece un principio general, pues el bien común exige
que los actos no se declaren írritos con mucha facilidad, sino que, en cuanto sea
posible, se mantengan en su valor natural.

Por esta razón, el Legislador supone que “El acto realizado por miedo grave
injustamente infundido, o por dolo...” 199 permanece sustancialmente libre y por
consiguiente es naturalmente válido, de ahí que determine que “es válido” en el
derecho canónico.

De otra parte, conviene que el Legislador proteja eficazmente a quien “por miedo
grave injustamente infundido, o por dolo” lo obligan a realizar algún acto, lo cual
realiza mediante dos remedios:
 Uno de carácter general, la acción rescisoria contra el acto realizado por
miedo grave injustamente infundido, o por dolo;
 Otro de carácter particular, determinado que los actos sean inválidos, es
decir, jurídicamente ineficaces.

Por tratarse del matrimonio, que es naturalmente irrescindible, no se le puede aplicar


el remedio general de la rescindibilidad. Conviene que el Legislador proteja el
matrimonio por tratarse de un contrato muy importante tanto privadamente como
respecto de la sociedad. Pero esa protección no debe llegar a tanto que cualquier
miedo invalide el consentimiento. Con tal fin estableció el canon 1103.

Canon 1103 Es inválido el matrimonio contraído por violencia


o por miedo grave proveniente de una causa externa, incluso el no
inferido de propio intento, para librarse del cual alguien se vea
obligado a elegir el matrimonio.

En el canon actual se ha suprimido la palabra; “inferido injustamente”; ya que se


atenta contra la libertad que debe celebrarse el matrimonio, la cual es exigencia del
derecho natural.

199
Canon 125 § 1 Se tiene como no realizado el acto que una persona ejecuta por una violencia
exterior a la que de ningún modo ha podido resistir.
§ 2El acto realizado por miedo grave injustamente infundido, o por dolo, es válido, a no ser
que el derecho determine otra cosa; pero puede ser rescindido por sentencia del juez, tanto a
instancia de la parte lesionada o de quienes la suceden en su derecho, como de oficio.
119

Debemos distinguir los términos: violencia y miedo grave:


 Violencia la cual es de orden físico y es la acción proveniente de un agente
externo, a la cual no se puede resistir. Esta violencia 200 es una acción material
sobre los órganos de expresión externa para obtener así el signo afirmativo.
De esta manera el contrayente manifiesta exteriormente lo contrario de lo que
siente, por ejemplo moviéndole la cabeza para que con ella signos
afirmativos.

 El miedo, comúnmente se entiende de la coacción moral: 201 “la trepidación de


la mente a causa de un mal inminente o futuro”, como lo definió Ulpiano 202
Es decir, se ejerce sobre la voluntad de una persona por la amenaza de un mal,
del cual no podrá escapar si no realizar determinado acto. El canon dice, que
“para librarse del cual alguien se vea obligado a elegir el matrimonio”.

Pero para que el miedo sea causa de la nulidad del matrimonio, se requiere:
 Miedo extrínseco, que proviene de una causa externa, humana y libre, con lo
cual se distingue del miedo interno que proviene del mismo paciente, como
por imaginación, sugestión etc. Tampoco se trata del miedo proveniente de
causas naturales, un terremoto, una inundación etc.
 Miedo grave: es decir, que objetivamente el mal sea de gran ponderación, que
no pueda evitarse sino contrayendo el matrimonio. La gravedad puede ser:
 Absolutamente grave: si el mal es de tal ponderación que cause
perturbación en el ánimo de un varón constante, vgr. amenazas de muerte,
pérdida de bienes de fortuna, etc.
 Relativamente grave: se tiene en cuenta no solamente el mal en sí mismo
sino la condición de la persona. Lo que no es un mal grave para un varón
normal y perfectamente equilibrado, puede serlo para un hombre enfermo,
una mujer delicada, una joven tímida.
 La justa sospecha de males graves, que dadas determinadas circunstancias
es muy probable que se suceda un mal grave. La simple sospecha no es
fundamento para la nulidad de un matrimonio, pero sí aquella, ponderada,
que equivaldría a un miedo grave.
 Miedo reverencial cualificado, éste no es de distinta naturaleza del miedo
común, pero sí es de naturaleza leve, pero puede llegar a ser grave, cuando
el contrayente teme, que de no aceptar el matrimonio como lo exigen sus
padres, podría producirse grave y duradera indignación de sus progenitores
o de quienes depende económica y afectivamente.

200
Vis compulsiva, vis corpori illata
201
“vis impulsiva, vis animo illata”
202
“instantis vel futuri periculi causa mentis trepidatio” (L. I, D. IV, 2)
120

5.4.- MANIFESTACIÓN DEL CONSENTIMIENTO

El canon 1057 § 1 enseña que “El matrimonio lo produce el consentimiento de las


partes legítimamente manifestado”. Además de los requisitos internos para la
manifestación del consentimiento, también son necesarios algunos requisitos
externos par la manifestación legítima del consentimiento.

5.4.1.- Presencia física de los contrayentes

Los requisitos legales para la manifestación del consentimiento, unos son de carácter
interno y otros externos. Sobre éstos últimos tratan los dos cánones que siguen: se
requiere la presencia física de los contrayentes o la presencia moral o por procurador.

Canon 1104 §1 Para contraer válidamente matrimonio es


necesario que ambos contrayentes se hallen presentes en un mismo
lugar, o en persona o por medio de un procurador.
§2 Expresen los esposos con palabras el consentimiento
matrimonial; o, si no pueden hablar, con signos equivalentes.

La expresión del consentimiento es mutua y por derecho eclesiástico se requiere la


presencia física de ambos contrayentes, la cual se debe suceder en un mismo lugar.
La presencia de los contrayentes ha de ser simultánea, personal, en el mismo lugar o
por procurador para el intercambio de consentimiento, lo cual es para la validez de
matrimonio. Este consentimiento lo deben expresar por palabras o signos
equivalentes si las partes no pueden hablar. De donde se deduce que la forma natural
de expresión es la palabra y la supletoria, el signo equivalente, como el movimiento
de cabeza, el colocar el anillo, el firmar, etc. En todo caso, ha de ser una forma
idónea e inequívoca. El consentimiento de ambos contrayentes produce el único
vínculo matrimonial, por esto la simultaneidad del consentimiento es requerida para
la validez del matrimonio. Es importante entender que no se aceptan como signos
equivalentes, ni la carta, ni el teléfono no la comunicación con imagen simultánea, es
la presencia física o moral la admitida.

5.4.2.- Presencia moral o por procurador de los contrayentes

El Código de 1983 lo mismo que el de 1917, requiere para la validez del


consentimiento la presencia física de ambos contrayentes, o la presencia moral por
medio de un procurador. El canon anterior se refirió a lo primero, ahora vamos a
estudiar esta segunda posibilidad para contraer matrimonio, la presencia moral de los
121

contrayentes o por medio de procurador. Esta presencia, por medio de procurador,


exige varios requisitos, unos para garantizar las voluntad de ambos contrayentes y
otros para garantizar que el mandato procuratorio sí es auténtico. Esta forma de
matrimonio se acepta por razones especiales, a modo de excepción, pues como regla
general se requiere la presencia física de ambos contrayentes.

Canon 1105 §1 Para contraer válidamente matrimonio por


procurador, se requiere: que se haya dado mandato especial para
contraer con una persona determinada; que el procurador haya sido
designado por el mandante y desempeñe personalmente esa
función
§2 Para la validez del mandato se requiere que esté firmado
por el mandante y, además, por el párroco o el Ordinario del lugar
donde se da el mandato, o por un sacerdote delegado por uno de
ellos, o al menos por dos testigos; o que se haga mediante documento
auténtico a tenor del derecho civil.
§3 Si el mandante no puede escribir, se ha de hacer constar esta
circunstancia en el mandato, y se añadirá otro testigo, que debe firmar
también el escrito; en caso contrario, el mandato es nulo.
§4 Si el mandante, antes de que el procurador haya contraído en
su nombre, revoca el mandato o cae en amencia, el matrimonio es inválido,
aunque el procurador o el otro contrayente lo ignoren.

Para la validez del matrimonio por procurador se requiere:

Que el mandato procuratorio sea especial para contraer matrimonio con una
persona determinada
Que el procurador sea designado por el mismo mandante o contrayente y que
este ejerza su cometido personalmente sin serle posible delegarlo a otro no
obstante que tenga la autorización del mandante. 203
El mandato debe estar firmado por el mandante ante el Obispo o el párroco o
un sacerdote delegado o por dos testigos. A diferencia del Código anterior, ahora
se permite que el mandato se pueda hacer mediante documento auténtico según
las leyes civiles de cada país.
Para la validez, si el mandante no puede o no sabe escribir, se debe hacer
notar esta circunstancia, y entonces se agregará otro testigo, el cual debe firmar
también el escrito.

203
La Comisión Pontificia de Intérpretes respondió afirmativamente el 31 de mayo de 1949 (AAS.,
vol. XLI, [1949] pag. 427
122

Hay dos circunstancias que hacen nulo en mandato: 1° que el mandante


caiga en amencia o 2° que revoque el mandato. Esto debe constar en forma legal.
Al no llegar oportunamente la revocatoria y por tanto que ésta se ignore, no
obstante, el matrimonio es nulo, pues ninguna autoridad humana puede suplir el
consentimiento.
Para asistir lícitamente al matrimonio por procurador, el ministro sagrado
necesita previa licencia del ordinario del lugar (canon 1071, n° 7)

Teniendo en cuenta lo dispuesto en el canon 1066 que “Antes de que se celebre el


matrimonio, debe constar que nada se opone a su celebración válida y lícita”, para la
realización del expediente matrimonial, se deben allegar todos los documentos
requeridos.

El matrimonio se celebrará como de ordinario, teniendo en cuenta que el procurador


expresa el consentimiento del mandante y se supone que el consentimiento dado por
el mandante, persevera. La partida de matrimonio será igual a todas, con la adición
de la nota marginal de que fue celebrado por procurador.

El matrimonio queda perfeccionado en el momento en el que el procurador otorga el


consentimiento en nombre del mandante. Si hay revocatoria por parte del mandante
antes de que se realice la ceremonia, y este es conocido, no se puede realizar. Si se
desconoce, el matrimonio es inválido.

5.4.3.- Presencia física de los contrayentes y consentimiento por intérprete

Canon 1106 El matrimonio puede contraerse mediante


intérprete, pero el párroco no debe asistir si no le consta la fidelidad
del intérprete.

Este caso se da cuando el párroco ignora idioma de alguno o de ambos contrayentes.


Se trata de una traducción simultánea, pero debe tenerse seguridad de la fidelidad de
la traducción.

En las grandes ciudades, las Curias disponen de algún sacerdote que conozca varios
idiomas para que atienda los matrimonios de los extranjeros.
123

5.4.4.- Presunción de la perseverancia del consentimiento

Canon 1107 Aunque el matrimonio se hubiera contraído


inválidamente por razón de un impedimento o defecto de forma, se
presume que el consentimiento prestado persevera, mientras no
conste su revocación.

Si el matrimonio se celebró con algún impedimento o faltó la forma canónica,


es natural que el matrimonio sea nulo. Pero acá se analiza la perseverancia
del consentimiento, lo cual es útil para la sanación en la raíz o la
convalidación. Por esta presunción se puede hablar de la posibilidad de esas
dos figuras (1156-1165). En tal caso hay dos remedios: o la declaración de la
nulidad o la convalidación o sanación de la raíz, pues el consentimiento
naturalmente suficiente, persevera mientras no se revoque.

6
LA FORMA DE CELEBRAR
EL MATRIMONIO
124

6.1.- La forma de celebrar el matrimonio

La celebración del matrimonio, al comienzo de la Iglesia, siguió las normas


que el Derecho romano había establecido, pero bien pronto, para los
cristianos, los Apóstoles establecieron una norma, para evitar que el enlace
matrimonial tuviera la forma pagana de celebrar el acontecimiento.
Separaron primero lo que era la parte de ceremonia eclesiástica del regocijo
que según la costumbre romana llevaba danzas, libaciones que terminaban
en borracheras.

Tal disposición la encontramos en algunos documentos bien antiguos como


los de los Padres Apostólicos, así San Ignacio Mártir, Obispo de Antioquia,
quien sufrió el martirio en enero del año 107, en su carta a san Policarpo,
ambos discípulos de los Apóstoles 204, recuerda lo que se ha de tener en
cuenta con relación a los matrimonios: “Respecto a los que se casan, esposos y
esposas, conviene que celebren su enlace con conocimiento del obispo, a fin de que el
casamiento sea conforme al Señor y no por solo deseo. Que todo se haga para honra
de Dios.” 205

Este principio general tuvo diversas maneras, que constituyeron las diversas
liturgias de la Iglesia primitiva y que se enriquecieron más tarde con la
adición de elementos de la época al ritual litúrgico. En lo sustancial, la
expresión del consentimiento, fue igual en todas partes, no así en los ritos,
los cuales tuvieron la orientación de cada Obispo, para ser “In Domino”.
Fuera de la prescripción general, no hubo norma que fuera para toda la
Iglesia, las liturgias fueron en sus ritos, diversas, según cada región.

La Iglesia desde el principio ejerció su autoridad para legislar sobre el


matrimonio de los bautizados. Avanzado el tiempo los Papas y los Concilios
locales fueron dando normas para la celebración del matrimonio, sin que
estas tuvieran carácter universal, ni que estuvieran vinculadas a la validez
del matrimonio.

6.2.1.- La causa eficiente del matrimonio

204
Eusebio, en su Historia de la Iglesia, escrita a principios del siglo IV, así se lee (III,36) “el famoso
Ignacio, celebrado por la mayor parte hasta el presente, que heredó el segundo lugar después de
Pedro en el episcopado de Antioquia”
205
PADRES APOSTOLICOS, B.A.C. pag. 500, n° 2
125

La Iglesia incorporó a sus normas el principio del Derecho Romano:


“consensus facit nuptias”, es decir, que el matrimonio resulta del
consentimiento mutuo de las partes. No podía ser de otra manera, como
quiera que por el entendimiento y la voluntad el hombre se hace dueño de
sus actos y el consentimiento es acto de la voluntad cuyo primer paso lo lleva
el entendimiento.

Este principio: que “el consentimiento hace el matrimonio”, ha sido doctrina


constante en la Iglesia, aún en el caso de que el consentimiento fuera
intercambiado en secreto, sin testigos, como en los matrimonios clandestinos.

El Decreto del Concilio de Trento, así lo enseñó: “Aunque no se puede dudar


que los matrimonios clandestinos, efectuados con libre consentimiento de los
contrayentes, fueron matrimonios legales y verdaderos, mientras la Iglesia Católica
no los hizo írritos”

6.2.2.- Matrimonios clandestinos

Estos matrimonios clandestinos, cuya problemática analizó el Concilio de


Trento al encontrar que muchos contraían su matrimonio en esa forma y
como no había manera de probar ese hecho, volvían a casarse y ya en forma
pública, pues no había registro alguno del matrimonio clandestino. Entonces
este matrimonio público era aceptado por la Iglesia como si fuera el primero,
ya que el matrimonio secreto no podía demostrarse.

La Iglesia sí había hecho esfuerzos para evitar estos males, pero sin resultado
positivo, como en el pontificado del Papa Alejandro III, (1159-1181), que
quiso imponer que la celebración del matrimonio fuera pública, ante un
sacerdote o un notario, y esto para la validez del contrato. 206 Pero tal deseo
no llegó a ser real.

6.2.3.- La forma canónica

La forma canónica prescrita por el Concilio de Trento, por el Decreto Tametsi,


207
estuvo condicionada a su publicación en cada parroquia y solamente llegó
206
Cf. DAUVILLIER, J., Le mariage dans le droit classique de 1'Église, París, 1933, pp. 23-26.
207
“Los que atentaren contraer Matrimonio sin la presencia del párroco o de otro sacerdote con
licencia del párroco, o del Ordinario, y de dos o tres testigos, quedan absolutamente inhábiles por
disposición de este santo Concilio para contraerlo aun de este modo, y decreta que sean írritos y
126

a ser efectiva en 1907, en el Pontificado de San Pío X con el Decreto Ne


Temere, que recoge el Código de 1917.

Canon 1108 § 1 Solamente son válidos aquellos matrimonios que


se contraen ante el Ordinario del lugar o el párroco, o un sacerdote
o diácono delegado por uno de ellos para que asistan, y ante dos
testigos, de acuerdo con las reglas establecidas en los cánones que
siguen, y quedando a salvo las excepciones de que se trata en los
cann. 144, 1112, §1; 1116 y 1127, §§ 2 y 3.
§2 Se entiende que asiste al matrimonio sólo aquel que,
estando presente, pide la manifestación del consentimiento de los
contrayentes y la recibe en nombre de la Iglesia.

El 05 de julio de 1985, la Pontificia Comisión para la interpretación auténtica del Código de Derecho
Canónico respondió a la pregunta que

“Si fuera del caso urgente de peligro de muerte, el obispo Diocesano, según la
norma del canon 87 § 1, puede dispensar de la forma canónica del matrimonio de
dos católicos”

Respondió Negativamente (AAS, vol. LXXVII [1985], pag. 771) 208

La ley sobre la forma canónica, necesaria para la validez del matrimonio, si se


trata de dos católicos en circunstancias ordinarias, es decir fuera de peligro
de muerte, es una ley disciplinaria y meramente eclesiástica. Y en el Código
no se encuentra reservación explícita de la forma canónica en los casos
ordinarios, pero sí existe una reserva implícita. Si observamos los cánones que
conceden facultad en peligro de muerte y en el caso de los matrimonios
mixtos, lo mismo que para la sanación en la raíz , en estos cánones aparece la
reservación implícita pues si concede facultad para esos casos, es porque
para otros, no extraordinarios, no existe tal facultad. 209

nulos semejantes contratos como en efecto los irrita y anula por el presente decreto.”
208
“Utrum extra casum urgentis mortis periculi Episcopus dioecesanus, ad norman can. 87 § 1
dispensare valeat a forma canonica in matrimonium duorum catholicorum. NEGATIVE
209
Urrutia, Francisco Javier, “Anotaciones” ad “Responsa Pontificiae Comminssionis Codicis Juris
Canoni authenticae intenpretando” en Periódica, vol. LXXIV [1985], pag. 624-628
127

6.2.4.- El consentimiento matrimonial

El consentimiento matrimonial es la causa eficiente del matrimonio y


ninguna autoridad humana lo puede suplir. La Iglesia puede impedir su
efecto jurídico, pero no puede hacer que exista un matrimonio sin
consentimiento matrimonial.

El consentimiento, como lo enseña el canon 1057 § 2, es el acto de la


voluntad, por el cual los contrayentes se dan y se reciben mutuamente para
constituir el matrimonio. De donde se deduce, que como exigencia del
derecho natural se necesita, que ese acto de la voluntad se manifieste
externamente, como quiera que de la interna voluntad nadie puede saber lo
que en ella existe.

Tal expresión de la voluntad interna, por el mismo derecho natural, no exige


una fórmula especial, ni siquiera la verbal, como lo dice el canon 1101 § 1:

Canon 1101 § 1. El consentimiento interno de la voluntad se


presume que está  conforme con las palabras o signos empleados al
celebrar el matrimonio.

El consentimiento interno de la voluntad se puede manifestar externamente


con palabras o signos equivalentes, de otra suerte estarían excluidos del
matrimonio los mudos u otros impedidos de hablar, como defecto físico y la
Iglesia reconoce el derecho para contraer matrimonio a quienes no están
vetados o por la ley natural o por la ley eclesiástica. El canon dice:

Canon 1058 Pueden contraer matrimonio todos aquellos a quienes


el derecho no se lo prohíbe”

La donación recíproca conyugal con la voluntad marital, de por sí es suficiente


para que surja el vínculo matrimonial, esto lo decimos atendiendo a la
expresión del consentimiento, cuya fuerza es del derecho natural.
128

De otra parte debemos considerar que el hecho del matrimonio es algo que
supera la esfera privada de los cónyuges, pues es más un acto de la
comunidad. Recorriendo la historia de las comunidades, podemos encontrar
cómo la costumbre y después el ordenamiento jurídico han regulado la
manera de darse el consentimiento matrimonial, única forma reconocida por
la comunidad.

El carácter sagrado que se le ha reconocido al matrimonio se le ha unido,


posteriormente, a un rito religioso. En la religión católica, se le reconoce su
carácter sacramental, 210 y se le relacionan con la entrega de Cristo por la
Iglesia. Los bautizados celebran su matrimonio en el Señor, por ser un
sacramento, “acción de Cristo y de la Iglesia”, 211 y ésta se evidencia por la
presencia del ministro sagrado (Obispo, párroco o sacerdote o diácono
delegado) 212, que pide y recibe el consentimiento en nombre de la Iglesia.

Por ser el matrimonio de los bautizados un sacramento, la Iglesia tiene


exclusiva competencia sobre él, y la potestad civil sobre los efectos meramente
civiles. 213

Es claro que para la validez del matrimonio sería suficiente la expresión de


un consentimiento válido, desde el punto del derecho natural solamente,
pero por haber dado lugar a los matrimonios clandestinos, con la
problemática que antes dijimos, al quedar inseguro el estado de las personas
(si eran verdaderamente casadas) y por tanto la moralidad de los fieles, esa
norma del derecho natural, la Iglesia la determinó con las normas del
derecho canónico. El Concilio de Trento acudió a dar esa solución y lo hizo
mediante la exigencia de una forma de celebración de carácter obligatoria para la
validez del matrimonio. Ciertamente tal ley irritante 214 regula el derecho sin

210
Canon 1055 § 1: “La alianza matrimonial…fue elevada por Cristo a la dignidad de sacramento
entre bautizados”
211
Canon 840
212
Canon 1108
213
Canon 1059 “El matrimonio de los católicos, aunque esté bautizado uno solo de los contrayentes,
se rige no sólo por el derecho divino, sino también por el canónico, sin perjuicio de la competencia
de la potestad civil sobre los efectos meramente civiles del mismo matrimonio”. Sobre los efectos
del matrimonio se trata en los cánones 1134-1140
214
Canon 10 Se han de considerar invalidantes o inhabilitantes tan solo aquellas leyes en las que
expresamente se establece que un acto es nulo o una persona es inhábil.
129

eliminarlo. Con el decreto Tametsi del Concilio de Trento, 215 hasta entonces,
siglo XVI, la Iglesia no había dado norma alguna por la cual se estableciera
un forma jurídica necesaria para la validez de carácter universal.

El Concilio de Trento con el Tametsi introdujo una innovación fundamental,


al exigir para la validez del matrimonio que éste se celebrase ante el párroco
propio y dos testigos. Esta norma, que era de carácter universal, quedó
condicionada por el mismo Concilio a su promulgación en cada parroquia y
la problemática de entonces, donde se promulgó o no se pudo cumplir por la
expulsión de los párrocos y obispos por los protestantes o dio lugar a
interpretaciones y consultas a la Santa Sede, de suerte que quedó sin
aplicación en muchos lugares.

Tres siglos después, siguiendo la dirección trazada por el Concilio de Trento,


se estableció de modo definitivo mediante el Decreto Ne temere. 216 La
disposición de tal Decreto fue acogida plenamente por los cánones 1094 y
siguientes del Código de 1917. El canon 1108 del Código actual, retoma lo
dispuesto en el año de 1563 por el Concilio de Trento, con las adiciones por
lo que respecta a los ministros sagrados, que además de los entonces
enumerados (Párroco y Ordinario), se adicionan con los presbíteros
delegados y los diáconos.

La norma del Decreto Tametsi, que exigía solamente la asistencia de un


ministro sagrado y dos testigos, cuya presencia podía ser simplemente pasiva,
cosa que corrigió el San Papa Pío X en Decreto Ne temere, al prescribir que
esa presencia fuera activa y libre del ministro sagrado.

Durante la revisión del Código no faltaron diversas propuestas en relación


con la forma canónica del matrimonio, una de ellas abogaba por la supresión o
al menos se que dejara sin el carácter de requisito para la validez. Era una
norma común en la Iglesia y aceptada sin dificultad, lo cual no era
procedente suprimirla, además ya contaba con una larga historia, cuyos
beneficios eran haber corregido la problemática que encontró el Concilio de
Trento. Por estas razones se vio conveniente conservar la forma canónica del
matrimonio.
215
En la Sesión XXIV, Decreto De reformatione matrimonii, cap. 1º se encuentra este Decreto: “Tametsi
dubitandum non est, clandestina matrimonia, libero contrahentium consensu facta, rata et vera esse
matrimonia, quandiu Ecclesia ea irrita non fecit…” cf. Bank, Joseph, “Connubia Canonica”, Roma,
1959, pag. 455.
216
Publicado el 02 de agosto de 1907 y entró en vigor el 20 de mayo de 1908 (AAS. Vol. XL, pag. 525)
130

.
6.3.- La Forma Canónica Ordinaria

Sabemos que “el matrimonio lo produce el consentimiento de las partes”,


que es recíproco, pues “se entregan y aceptan mutuamente para constituir el
matrimonio” (c. 1057). Ese consentimiento debe expresarse por alguna forma
externa (c. 1101 § 1), sin que el derecho natural exija una forma determinada.
Pero dada la trascendencia del matrimonio que supera la esfera privada para
ser de importancia en la sociedad, se ha hecho necesario que el cambio de
consentimiento, para ser reconocido por la comunidad, debe darse de
acuerdo a una reglamentación que conoce y acepta la comunidad.

El matrimonio, que de por sí tiene un carácter sagrado, “fue elevado por


Cristo Señor a la dignidad de sacramento entre bautizados” (c. 1065), razón
por la cual se habla de matrimonio-sacramento, que es un símbolo de la
entrega del Señor por su Pueblo.

Desde el principio de la Iglesia, se habla del matrimonio “en el Señor”, por lo


cual la Iglesia siempre ha comprendido que el matrimonio de los bautizados
es de su exclusiva competencia. Como norma general ha dispuesto que su
celebración tenga un rito sagrado y una manera de expresar el
consentimiento, a esto se le ha denominado la “forma canónica del
matrimonio”.

Ya antes explicamos, en secuencia histórica, la forma canónica del


matrimonio. Ahora vamos a explicar la forma canónica ordinaria.

Canon 1108 § 1 Solamente son válidos aquellos matrimonios que se


contraen ante el Ordinario del lugar o el párroco, o un sacerdote o
diácono delegado por uno de ellos para que asistan, y ante dos
testigos, de acuerdo con las reglas establecidas en los c nones que
siguen, y quedando a salvo las excepciones de que se trata en los
cann. 144, 1112, §1; 1116 y 1127, §§ 2 y 3.
§ 2 Se entiende que asiste al matrimonio sólo aquel que, estando
presente, pide la manifestación del consentimiento de los contrayentes y la
recibe en nombre de la Iglesia.
131

Este canon hace una precisión al canon 1059 217 al afirmar que la validez del
matrimonio entre los bautizados, “aunque esté bautizado uno solo de los
contrayentes” se debe celebrar “ante el Ordinario del lugar o el párroco, o un
sacerdote o diácono delegado por uno de ellos para que asistan, y ante dos
testigos”

Respecto de la presencia del ministro sagrado y de los testigos, el canon


exige:
 Que la presencia del Ministro sagrado (Obispo, Presbítero, Diácono), sea
activa, pues no es simplemente un testigo cualificado, es un ministro
sagrado asistente. Es asistente porque está presente y pide a los
contrayentes la manifestación del consentimiento, el que recibe en nombre
de la Iglesia.
 También requiere la presencia de dos testigos. Sobre ellos, el código no
exige actividad especial, que estén presentes, que puedan testimoniar que
vieron el matrimonio.

 Del canon se deduce que:


 La asistencia del Ministro Sagrado no es propiamente un acto del
ejercicio de gobierno, tampoco la llama jurisdicción a esa asistencia. Es
una facultad, pues el Código distingue la facultad ordinaria o delegada
para asistir al matrimonio.
 La asistencia del Ministro Sagrado está en la línea de testigo, pero con
una actividad especial, pues pide el consentimiento y está delegado
para recibirlo en nombre de la Iglesia, con el encargo de que se observe
todo lo exigido por la Iglesia. Por esta razón es un testigo cualificado.

El Ministro asistente es sagrado por la recepción del sacramento del orden,


que es la única forma de ser constituido Ministro Sagrado. 218 Estos ministros
son: el Obispo, el Presbítero y el Diácono,219 puesto que éstos son los órdenes
del sacerdocio.220 De estos Ministros, unos tienen la facultad por oficio, otros
la tienen delegada y otros por suplencia que prevé la ley canónica.
217
Canon 1059 El matrimonio de los católicos, aunque esté bautizado uno solo de los contrayentes,
se rige no sólo por el derecho divino, sino también por el canónico, sin perjuicio de la competencia
de la potestad civil sobre los efectos meramente civiles del mismo matrimonio.
218
Canon 1008
219
“Es oficio propio del diácono, según le fuere asignado por la autoridad competente, administrar
solemnemente el bautismo, reservar y distribuir la Eucaristía, asistir al matrimonio, y bendecirlo en
nombre de la Iglesia...” (Lumen Gentium, 29)
220
Canon 1009
132

6.3.1.- Asistencia al matrimonio con Facultad Ordinaria

Canon 1109 El Ordinario del lugar y el párroco, a no ser que


por sentencia o por decreto estuvieran excomulgados, o en
entredicho, o suspendidos del oficio, o declarados tales, en virtud
del oficio asisten válidamente en su territorio a los matrimonios no
sólo de los súbditos, sino también de los que no son súbditos, con
tal de que uno de ellos sea de rito latino.

La competencia para asistir válidamente al matrimonio, el Decreto Ne Temere


la extendió al Ordinario del lugar, ya que por el Decreto Tametsi
correspondía solamente al Párroco. Para determinar la competencia, esta se
consideró por la circunscripción territorial, de ahí que tuvieran facultad, por
razón del oficio, el Párroco y el Ordinario del lugar, dentro de sus respectivos
territorios. En su territorio, tiene facultad (el Párroco y el Obispo), no solo
sobre sus súbditos, sino sobre quienes estén en su territorio, con tal que sean
del rito latino.

El canon 134 indica a quienes comprende con el nombre de Ordinario, 221 que
son diferentes de quienes tienen potestad ordinaria por razón del oficio,
como son el Obispo y el Párroco. Ambos pueden asistir al matrimonio por
tener facultades ordinarias por razón del oficio.

El canon advierte que ellos pierden tal facultad si estuvieran bajo una pena
medicinal o censura 222 o estuvieran suspendidos del oficio por una sentencia
o Decreto si la pena fuere ferendae sententiae o declarada si trataba de una
censura latae sententiae, pues si ésta no ha sido declarada, no se puede hablar
de pérdida de la facultad.
221
Canon 134 § 2º Por el nombre de Ordinario se entiende en derecho, además del Romano
Pontífice, los Obispos diocesanos y todos aquellos que, aun interinamente, han sido nombrados para
regir una Iglesia particular o una comunidad a ella equiparada según el can.368, y también quienes
en ellas tienen potestad ejecutiva ordinaria, es decir, los Vicarios generales y episcopales; así
también, respecto a sus miembros, los Superiores mayores de institutos religiosos clericales de
derecho pontificio y de sociedades clericales de vida apostólica de derecho pontificio, que tienen, al
menos, potestad ejecutiva ordinaria.
222
Las penas medicinales o Censuras, como lo indica el canon 1312, se detallan en los cánones 1331
al 1333 y tales censuras son: la excomunión, la suspensión y el entredicho
133

Por razón del oficio, tiene facultades los párrocos de:


 Iglesias particulares distintas de la Diócesis por razón del rito de los fieles
o por otra razón semejante (canon 372)
 Parroquia territorial, que comprende a los fieles de un territorio
determinado (canon 518)
 Parroquia personal, por razón del rito, de la lengua o nacionalidad de los
fieles o por otra razón (canon 518)

El ámbito de la facultad ordinaria del Ordinario y del Párroco Territorial son


diferentes a las del Ordinario de una Diócesis no territorial, pero dentro de
un territorio y del Párroco personal.

6.2.1.1- Del Ordinario y del Párroco territorial

Canon 372 § 1 Como regla general, la porción del pueblo de Dios que
constituye una diócesis u otra Iglesia particular debe quedar circunscrita
dentro de un territorio determinado, de manera que comprenda a todos los
fieles que habiten en él.

El elemento territorial, no es un elemento esencial de la Diócesis sino una


demarcación de la porción del pueblo de Dios, pero a este elemento se
recurre frecuentemente para indicar la pertenencia a una Diócesis, mediante
el domicilio y también el cuasidomicilio 223

Respecto de la parroquia se dice cosa semejante.

Canon 518 Como regla general, la parroquia ha de ser


territorial, es decir, ha de comprender a todos los fieles de un
determinado territorio.

223
Canon 107 § 1 Tanto por el domicilio como por el cuasidomicilio corresponde a cada
persona su propio párroco y Ordinario.
§2 Párroco y Ordinario propios del vago son los del lugar donde éste se encuentra
actualmente.
§3 También es párroco propio de aquel que tiene sólo domicilio o cuasidomicilio
diocesano el del lugar donde se encuentra actualmente.
134

La territorialidad, que congrega en un mismo espacio grupos sociales que


participan de una misma cultura, de un mismo ambiente, también es
importante en la concepción eclesiástica sobre las porciones del pueblo de Dios.
También, en la tradición de la Iglesia, el territorio tiene una visión jurídica
por cuanto el territorio señala límites de las funciones jurídicas y ayuda como
vínculo de unión a la unidad y comunidad.

El canon 1109 afirma, que “el Ordinario del lugar y el Párroco… en virtud del
oficio asisten válidamente a los matrimonios dentro de su territorio. Por tanto
sean súbditos o no lo sean gozan de facultades para presenciar matrimonios
dentro de su territorio. Esta normativa de la territorialidad para el matrimonio
se diferencia de la aplicación de la potestad ejecutiva, pues esa sí se puede
ejercer sobre los súbditos aún fuera de su territorio, como se establece en el
canon 136. 224

La validez del matrimonio, queda mucho más clara con el principio de la


territorialidad, pues se demuestra con mayor facilidad que cualquier otro
principio que sea origen de facultades, como las de la potestad
administrativa.

Para asistir lícitamente al matrimonio de fieles que no son súbditos propios,


se requiere la licencia del Ordinario o del párroco propio del contrayente. 225
No se puede, en manera alguna, confundir la licencia para contraer
matrimonio fuera de su parroquia con la facultad para asistir al matrimonio,
la primera es para la licitud, la segunda para la validez.

6.2.1.2.- De la circunscripción personal

Canon 1110 El Ordinario y el párroco personales, en razón de su


oficio, sólo asisten válidamente al matrimonio de aquellos de los

224
Canon 136 Se puede ejercer la potestad ejecutiva, aun encontrándose fuera del territorio, sobre
los propios súbditos, incluso ausentes del territorio, si no consta otra cosa por la naturaleza del
asunto o por prescripción del derecho; también sobre los peregrinos que actualmente moran en el
territorio, si se trata de conceder favores o de ejecutar las leyes universales y las particulares que
sean obligatorias para ellos según la norma del can. 13, § 2, n. 2
225
Canon 1115 Se han de celebrar los matrimonios en la parroquia donde uno de los contrayentes
tiene su domicilio o cuasidomicilio o ha residido durante un mes, o, si se trata de vagos, en la
parroquia donde se encuentran en ese momento; con licencia del Ordinario propio o del párroco
propio se pueden celebrar en otro lugar.
135

que uno al menos es súbdito suyo, dentro de los límites de su


jurisdicción.

Como excepción al principio de territorialidad de las Diócesis y parroquias,


este canon presenta, las Diócesis y Parroquias personales. El territorio vincula a
las personas 226 y allí tiene derechos y obligaciones.

Canon 372 § 2 Sin embargo, cuando resulte útil a juicio de la


autoridad suprema de la Iglesia, oídas las Conferencias Episcopales
interesadas, pueden erigirse dentro de un mismo territorio Iglesias
particulares distintas por razón del rito de los fieles o por otra razón
semejante

Esta excepción, analizada en el Sínodo General de los Obispos el 07 de


octubre de 1967, tiene su fundamento conciliar 227 y que el canon 369
reproduce, así:

Canon 369 La diócesis es una porción del pueblo de Dios cuyo


cuidado pastoral se encomienda al Obispo con la cooperación del
presbiterio, de manera que, unida a su pastor y congregada por él
en el Espíritu Santo mediante el Evangelio y la Eucaristía,
constituya una Iglesia particular, en la cual verdaderamente está 
presente y actúa la Iglesia de Cristo una, santa, católica y apostólica.

Podemos considerar este canon como una definición de la Diócesis y en ella


no encontramos como elemento esencial la territorialidad, sin embargo el

226
Canon 102 § 1 El domicilio se adquiere por la residencia en el territorio de una parroquia o
al menos de una diócesis, que o vaya unida a la intención de permanecer allí perpetuamente si nada
lo impide, o se haya prolongado por un quinquenio completo.
§2 El cuasidomicilio se adquiere por la residencia en el territorio de una parroquia o al
menos de una diócesis, que o vaya unida a la intención de permanecer allí al menos tres meses si
nada lo impide, o se haya prolongado de hecho por tres meses.
§3 El domicilio o cuasidomicilio en el territorio de una parroquia se llama parroquial;
en el territorio de una diócesis, aunque no en una parroquia, diocesano.
227
“La diócesis es una porción del Pueblo de Dios que se confía a un Obispo para que la apaciente
con la cooperación del presbiterio, de forma que unida a su pastor y reunida por él en el Espíritu
Santo por el Evangelio y la Eucaristía, constituye una Iglesia particular, en la que verdaderamente
está y obra la Iglesia de Cristo, que es Una, Santa, Católica y Apostólica.” (Christus Dominus 11)
136

canon 372 lo encuentra conveniente y también el Código, cuando las


conferencias Episcopales encuentre conveniente que existan Diócesis y
parroquias no circunscritas a territorio, lo soliciten a la Suprema autoridad
de la Iglesia para su constitución.

En la circunscripción personal el Ordinario y el párroco tienen facultad


ordinaria, por razón del mismo oficio, para asistir a los matrimonios, cuando
al menos uno de los contrayentes, es miembro de su comunidad, por razón
del título de pertenencia, lengua, nación, etc., es decir, según la razón
especial de pertenencia a esa circunscripción por el criterio de personal.

Iglesia particular personal  se erige sin límite territorial, por razón del rito de los
fieles o por razones similares y puede haber en un mismo territorio, varias
Iglesias Particulares Personales 228.

El Ordinariato Castrense  u Obispado Castrense (como se le denomina en


Colombia) es un Iglesia particular. 229Los Ordinariatos Castrenses se rigen
por la Constitución Apostólica Spirituale militum curae 230 del 21 de abril de
1986 y del Decreto de la Congregación para los Obispos del 22 de febrero de
1985 231. Antes se regía por la Instrucción “Solemne Semper” del 23 de abril
de 1951 232 de la Congregación Consistorial. La erección de los Vicariatos
dependía de los Concordatos. Eran Vicarios con jurisdicción cumulativa con
el Ordinario del lugar. Los Capellanes Castrenses estaban bajo la jurisdicción

228
Can. 372 § 2. Sin embargo, cuando resulte útil a juicio de la autoridad suprema de la Iglesia,
oídas las Conferencias Episcopales interesadas, pueden erigirse dentro de un mismo territorio
Iglesias particulares distintas por razón del rito de los fieles o por otra razón semejante.
CHRISTUS 23-c. 2) La extensión del territorio diocesano y el número de sus habitantes, comúnmente
hablando, ha de ser tal que, por una parte, el mismo Obispo, aunque ayudado por otros, pueda
cumplir sus deberes, hacer convenientemente las visitas pastorales, moderar cómodamente y
coordinar todas las obras de apostolado en la diócesis; sobre todo, conocer a sus sacerdotes y a los
religiosos y seglares que tienen algún cometido en las obras diocesanas, y, por otra parte, se ofrezca
un campo suficiente e idóneo, en el que tanto el Obispo como los clérigos puedan desarrollar
útilmente todas sus fuerzas en el ministerio, teniendo en cuanta las necesidades de la Iglesia
universal.
229
Su fuente es el Documento CHRISTUS DOMINUS 43. “Exigiendo una atención especial el
cuidado espiritual de los militares, por sus condiciones especiales de vida, constitúyase en cada
nación, según sea posible, un vicariato castrense. Tanto el vicario como los capellanes han de
consagrarse enteramente a este difícil ministerio, de acuerdo con los Obispos diocesanos.
230
AAS, vol. LXXVIII, 1986, pag. 481-486
231
AAS, vol. LXXVII, 1985, pag. 1091-1092
232
AAS, vol. XLIII, 1951, pag. 562-565
137

del Vicario Castrense, pero manteniendo propio de la incardinación de


origen. 233

6.2.2.- Asistencia al matrimonio con Facultad Delegada

Se declara quienes pueden delegar para un caso particular y de modo


general para presenciar válidamente un matrimonio.

Canon 1111 §1 El Ordinario del lugar y el párroco, mientras


desempeñan válidamente su oficio, pueden delegar a sacerdotes y a
diáconos la facultad, incluso general, de asistir a los matrimonios
dentro de los límites de su territorio.
§2 Para que sea válida la delegación de la facultad de asistir
a los matrimonios, debe otorgarse expresamente a personas
determinadas; si se trata de una delegación especial, ha de darse
para un matrimonio determinado; y si se trata de una delegación
general, debe concederse por escrito.

La facultad para asistir válidamente a un matrimonio puede ser ordinaria, la


va aneja al oficio si se ejerce válidamente, o delegada, ésta concedida por
quien tiene la facultad ordinaria, además del Romano Pontífice, el Ordinario
del lugar y el párroco, sean estos territoriales o personales.

El canon 1109 advierte que no poseen esa facultad, por razón del oficio,
quienes están excomulgados, en entredicho o suspensos del oficio. Si no
tienen la facultad de asistir válidamente, es claro que tampoco la pueden
delegar.

El legislador, para asegurar la certeza de la delegación para un matrimonio,


por razón de la forma, ordena que debe ser dada a una persona determinada y
de modo expreso. La determinación de la persona se hace indicando su
nombre, apellido. oficio y condición personal, de este modo, con tales datos,
se identifica claramente a la persona, evitando que se confunda con otra y
esto impide que pudiera ser cambiada. Si se diera el caso de un delegado
sustituto, este debe ser determinado por el delegante en la misma forma.

233
Instrucción Solemne Semper, II, XII y XVI
138

El mismo canon exige que sea de modo expreso, para evitar que se pueda
pensar en delegaciones presuntas o interpretativas y tácitas, pero es
suficiente la delegación expresa que se conceda de manera implícita. Debe
ser un acto de la voluntad del delegante que se manifieste en forma externa.
Tal delegación puede ser general y especial.

 General: se delega para que asista a los matrimonios que se ocurran en los
límites de su competencia. Es necesario que se determine a quien se
delega, no para qué matrimonios se delega. Esta delegación se da por
escrito, esta no es para la validez, pues expresamente no se dice 234
 Especial: para la validez requiere que sea dada para un matrimonio
determinado y naturalmente para un sacerdote determinado.
 In solidum, “la potestad ejecutiva delegada a varios se presume delegada
solidariamente” (canon 140 § 3), Pero “el que de ellos comienza a actuar
excluye de la actuación a los demás” § 1.

6.2.3.- Subdelegación

Canon 137 § 1 La potestad ejecutiva ordinaria puede delegarse


tanto para un acto como para la generalidad de los casos, a no ser
que en el derecho se disponga expresamente otra cosa..
§3 La potestad ejecutiva delegada por otra autoridad con
potestad ordinaria que fue delegada para todos los asuntos sólo
puede subdelegarse para cada caso; pero si fue delegada para un acto o
actos determinados, no puede subdelegarse sin concesión expresa
del delegante.
§4 Ninguna potestad subdelegada puede subdelegarse de
nuevo, a no ser que lo hubiera concedido expresamente el delegante.

Los § 3 y § 4 se refieren a varios casos de subdelegación de la potestad. Fuera


del Párroco y del Ordinario del lugar, que tienen la facultad por oficio, a
quienes uno de ellos delega, como al vicario parroquial, éste no puede
subdelegarla sino para un caso particular. El Párroco puede delegar a un

Canon 10 Se han de considerar invalidantes o inhabilitantes tan solo aquellas leyes en las que
234

expresamente se establece que un acto es nulo o una persona es inhábil.


139

sacerdote que le ayuda a su parroquia para que pueda presenciar los


matrimonios que haya en su parroquia, pero éste sacerdote delegado, no
puede subdelegar sino para un caso particular.

Como regla general se tiene que quien tiene potestad subdelegada para un
caso, éste no puede subdelegarla; si no la puede ejercer, no puede subdelegar
a otro para que lo remplace. Por esta razón, el sacerdote delegado para presenciar
un matrimonio, por quien tiene facultad delegada, no puede subdelegarla de nuevo.

6.2.4.- Carencia de facultad ordinaria y delegada

Canon 144 §1 En el error común de hecho o de derecho, así


como en la duda positiva y probable de derecho o de hecho, la Iglesia
suple la potestad ejecutiva de régimen, tanto para el fuero externo como
para el interno.
§ 2 La misma norma se aplica a las facultades de que se trata en los cann.
883, 966 y 1111, § 1.

El error es un falso juicio que no corresponde a la realidad externa lo que se


tiene en la mente. Pero tratándose del error jurídico es un juicio falso sobre la
competencia jurídica de un clérigo que va a presenciar un matrimonio o va a
administrar la confirmación o va a oír en confesión a unos fieles.

Se trata de la potestad delegada que la Iglesia suple para ambos foros,


interno y externo, en el caso de error común, cuando hay duda positiva y
probable. Esta norma se aplica a la confirmación, confesión y matrimonio.
Para esos actos se requiere facultad delegada, y esa es la que suple la Iglesia.

El error común es el que se sucede en la mente de muchas personas y es error


de hecho cuando se da en la mente de muchos una falsa apreciación sobre las
facultades de que goza el clérigo que está asistiendo a un matrimonio, por
ejemplo. Para que sea común basta que sea de la mayor parte de quienes
están en ese lugar determinado, vgr. donde se celebrar el matrimonio.

El error positivo se refiere a la existencia de la facultad no a la carencia de


facultad, lo cual no sería error sino ignorancia. Esto significa que cuando el
clérigo realiza el acto sin facultad, el derecho le confiere la facultad.
140

6.3.5.- Delegación a un laico para asistir a matrimonios

Canon 1112 § 1 Donde no haya sacerdotes ni diáconos, el Obispo


diocesano, previo voto favorable de la Conferencia Episcopal y obtenida
licencia de la Santa Sede, puede delegar a laicos para que asistan a los
matrimonios.
§ 2 Se debe elegir un laico idóneo, capaz de instruir a los
contrayentes y apto para celebrar debidamente la liturgia matrimonial.

Las Congregaciones de Propaganda Fide y de Sacramentos, habían


concedido a algunas Diócesis, previa consulta favorable de las Conferencias
Episcopales a las que pertenecían esas Diócesis, la facultad de delegar a
laicos para presenciar matrimonios. 235 Este punto fue muy discutido en la
comisión de Revisión del Código y ha quedado como una praxis donde la
necesidad, por carencia de ministros sagrados exija esa facultad para los
laicos. El § 2 señala las condiciones que deben reunir los laicos elegidos. No
es por tanto una praxis para todas partes.

Esta delegación para que un laico asista a un matrimonio, no tiene dificultad


desde un punto de vista teórico y tampoco se puede hablar de inhabilidad
para ser sujeto de la potestad de gobierno de la Iglesia, por cuanto no son
“sellados por el orden sagrado”,
puesto se reconoce que pueden cooperar, 236 ya que el acto de asistir a un
matrimonio no es un acto de jurisdicción, sino una facultad de ser un testigo
cualificado de la Iglesia.

28. DELEGACiÓN A LAICOS PARA ASISTIR A LOSMATRIMONIOS


Art. 28. Conforme a lo establecido en el canon 1112 § 1:

235
Communicationes, vol. VIII, [1976], página 40 y en vol X [1978], pag.92
236
129 § 1º De la potestad de régimen, que existe en la Iglesia por institución divina, y que se llama
también potestad de jurisdicción, son sujetos hábiles, conforme a la norma de las prescripciones del
derecho, los sellados por el orden sagrado.
§ 2º En el ejercicio de dicha potestad, los fieles laicos pueden cooperar a tenor del derecho.
Canon 1113 Antes de conceder una delegación especial, se ha de cumplir todo lo establecido por
el derecho para comprobar el estado de libertad.
Canon 129 § 1º De la potestad de régimen, que existe en la Iglesia por institución divina, y que
se llama también potestad de jurisdicción, son sujetos hábiles, conforme a la norma de las
prescripciones del derecho, los sellados por el orden sagrado.
§ 2º En el ejercicio de dicha potestad, los fieles laicos pueden cooperar a tenor del derecho.
141

la Conferencia Episcopal de Colombia da voto favorable para que, en donde


no haya sacerdotes ni diáconos, el Obispo diocesano pueda, obtenida la
debida licencia de la Santa Sede, delegar a laicos para que asistan a los
Matrimonios.

6.3.6.- Requisitos para delegar

Canon 1113 Antes de conceder una delegación especial, se ha


de cumplir todo lo establecido por el derecho para comprobar el
estado de libertad

Antes de conceder la delegación especial, se debe cuidar que se haya


cumplido todo lo establecido por el derecho y que se haya comprobado el
estado libre del contrayente, es decir que nada se opone a la celebración
válida y lícita como lo requiere el canon 1066 , 237 tal obligación corresponde al
párroco y a quien según el derecho le compete la celebración del matrimonio.
Igualmente, es obligación del párroco que concede licencia para sus
feligreses celebren su matrimonio en parroquia distinta de la suya propia,
constatar que nada se opone a la lícita y válida celebración, cosa igual se
debe decir de quien practica las informaciones prematrimoniales.

6.3.7.- Requisitos del delegado

Canon 1114 Quien asiste al matrimonio actúa ilícitamente si no


le consta el estado de libertad de los contrayentes a tenor del
derecho y si, cada vez que asiste en virtud de una delegación
general, no pide licencia al párroco, cuando es posible.

En cuanto al delegado, el can 1114, le exige, para que pueda lícitamente asistir
al matrimonio, que esté seguro del estado de libertad de los contrayentes, y
en cuanto sea posible de la licencia del párroco de los contrayentes. El
párroco que debe dar la licencia es aquel en cuya parroquia se debe celebrar el
matrimonio, según lo dispuesto por el canon 1115, y que concede licencia a
sus feligreses para que celebren su matrimonio en una parroquia diferente.
237
Canon 1066 Antes de que se celebre el matrimonio, debe constar que nada se opone a su
celebración válida y lícita.
142

6.4.- Lugar de la celebración del matrimonio

El Concilio estableció que el párroco propio para la celebración del


matrimonio es el domicilio y cuasidomicilio y el Decreto Ne Temere agregó la
residencia de un mes.

Canon 1115 Se han de celebrar los matrimonios en la


parroquia donde uno de los contrayentes tiene su domicilio o
cuasidomicilio o ha residido durante un mes, o, si se trata de vagos,
en la parroquia donde se encuentran en ese momento; con licencia
del Ordinario propio o del párroco propio se pueden celebrar en
otro lugar.

El canon 1115, con una redacción más precisa, trae la misma doctrina del canon
1097 del Código anterior. La celebración del matrimonio, como hemos, impone al
párroco determinadas obligaciones para la lícita asistencia del matrimonio, de ahí
entonces que deba celebrarse ante el párroco propio y con licencia de éste se puede
celebrar en otro lugar. Las Conferencias Episcopales determinan qué requisitos se
deben cumplir, además de los exigidos por el Derecho universal.

6.5.- La forma extraordinaria del matrimonio

Canon 1116 §1 Si no hay alguien que sea competente conforme


al derecho para asistir al matrimonio, o no se puede acudir a él sin grave
dificultad, quienes pretenden contraer verdadero matrimonio pueden
hacerlo válida y lícitamente estando presentes sólo los testigos:
1°.- en peligro de muerte;
2°.- fuera de peligro de muerte, con tal de que se prevea
prudentemente que esa situación va a prolongarse durante un mes.
§2 En ambos casos, si hay otro sacerdote o diácono que pueda
estar presente, ha de ser llamado y debe presenciar el matrimonio
juntamente con los testigos, sin perjuicio de la validez del matrimonio sólo
ante testigos.

El Concilio de Trento dispuso que la forma canónica regía en las parroquias


donde se publicara el Decreto Tametsi, y publicado en algunas parroquias,
143

éstas quedaron sin párroco por la presencia belicosa de los reformistas


protestantes. Muchos años pasaron antes de la solución, para esas parroquias
que quedaron sin párroco y fue en septiembre de 1602, cuando la recién
creada Congregación del Concilio publicó un Decreto por el cual se
declaraba la validez de los matrimonios celebrados sin la presencia del
párroco, pero con la presencia de dos testigos. Se requiere que se den las
circunstancias entonces señaladas, de ausencia del párroco. Esta forma
canónica persiste pero con algunos retoques. Podemos decir que este Decreto
es la fuente de
este canon. El legislador establece una forma canónica extraordinaria, para la
validez del matrimonio, cuando la forma ordinaria no sea posible,
naturalmente, dentro de determinadas condiciones.

No podemos olvidar que la forma canónica del matrimonio es una ley irritante,
mediante la cual se regula y ordena un derecho fundamental, reconocido por
el canon 1058, el derecho a contraer matrimonio. Pero ese derecho puede ser
limitado en razón del bien común, y entonces dice: “ a quienes el derecho no
se lo prohíbe”.

El Legislador es consciente de la imposibilidad y dificultad grave, en muchos


casos, para acudir a la forma ordinaria y para no violar el derecho natural
establece la forma extraordinaria. Pero ambas son leyes irritantes, por tanto se
puede recurrir a la forma extraordinaria en los casos previstos en el canon
1116. Esta forma es igualmente necesaria para la validez del matrimonio en
esos casos previstos. Es importante comprender que no está prevista la
posibilidad de la celebración válida de un matrimonio distinto de las dos
formas sin dispensa.

El canon considera solamente dos posibilidades o casos:

 En peligro de muerte de uno de los contrayentes. Este peligro no está


especificado. Puede ser peligro por causa interna o por causa externa: por
una grave enfermedad o por un peligro exterior. Es necesario, que exista
la condición subjetiva, quiera contraer verdadero matrimonio y la condición
objetiva, que esté en peligro de muerte y no pueda tener ni se pueda acudir a un
testigo cualificado sin grave incómodo.

 No es posible tener la presencia del Ministro sagrado. Tal situación que se


prevé prudentemente que va a durar un mes o más. No es necesario
144

esperar el mes, es decir, que si prevé prudentemente que el Ministro no


vendrá antes de un mes, se puede desde ya celebrar el matrimonio. Se
trata de una previsión prudente, la cual no requiere certeza, pero sí un juicio
prudente, es decir, bien fundamentado en motivos ciertos y sólidos.
Supuesto que celebrado el matrimonio llegue el Ministro sagrado, ese
matrimonio ya es válido y se celebró lícitamente.
 La forma extraordinaria consiste en la celebración del matrimonio delante
de solos testigos y esta celebración es lícita y válida, pues el matrimonio
es válido en el caso en que se verifiquen las condiciones para la forma
extraordinaria, aunque los contrayentes no lo sepan. El canon subraya
“quienes pretenden contraer verdadero matrimonio”.

6.6.- El sujeto de la Forma Canónica

Canon 1117 «La forma arriba establecida se ha de observar si al


menos uno de los contrayentes fue bautizado en la Iglesia católica o
recibido en ella, sin perjuicio de lo establecido en el canon 1127 §2».

El sujeto de la forma canónica, comprende tanto al de la forma canónica


ordinaria como al de la extraordinaria. Ese sujeto es toda persona bautizada
en la Iglesia católica, es decir en comunión plena con la Iglesia, 238 no importa
que quiera contraer matrimonio con una parte no católica. Vale para todo
matrimonio, en el que al menos una parte sea católica, como lo establece el
canon 1059 239. El canon 11 nos dice quienes son esos católicos, al igual que los
cánones 204 y 205.

“La modificación que introduce el Motu proprio “Omnium in mentem” afecta


a la supresión de la cláusula “actus formalis defectionis ab Ecclesia Catholica” en
los cánones 1086 § 1, 1117 y 1124 del Código de Derecho Canónico, que
después de un largo estudio se ha reconocido como no necesaria y no idónea.
Se trata de un inciso que no pertenece a la tradición canónica y ni siquiera se
ha introducido en el Código de los Cánones de las Iglesias Orientales, con el
238
Canon 205 Se encuentran en plena comunión con la Iglesia católica, en esta tierra, los bautizados
que se unen a Cristo dentro de la estructura visible de aquella, es decir, por los vínculos de la
profesión de fe, de los sacramentos y del régimen eclesiástico.
239
Canon 1059 El matrimonio de los católicos, aunque esté bautizado uno solo de los contrayentes,
se rige no sólo por el derecho divino, sino también por el canónico, sin perjuicio de la competencia
de la potestad civil sobre los efectos meramente civiles del mismo matrimonio.
145

cual se pretendía establecer una excepción a la regla general del can. 11 CIC
acerca de la obligatoriedad de las leyes eclesiásticas, con el propósito de
facilitar el ejercicio del “ius connubii” a aquellos fieles que, a causa de su
alejamiento de la Iglesia, difícilmente hubieran observado la ley canónica que
exige una forma para la validez de su matrimonio.”
“Mientras tanto, la supresión de este inciso sobre la disciplina canónica del
matrimonio ha sido puesta en relación con una cuestión del todo diversa,
que reclamaba sin embargo una oportuna aclaración, y afectaba
exclusivamente a algunos países centroeuropeos: si trataba de la eficacia
eclesial de la eventual declaración hecha por un católico delante del
funcionario civil de impuestos de no pertenecer a la Iglesia Católica y en
consecuencia de no estar obligado a pagar la llamada tasa por el culto.
Para este concreto propósito, y por ello en ámbito distinto del estrictamente
matrimonial al cual hacía referencia el mencionado inciso en los tres cánones
del Código, fue realizado un estudio por parte del Pontificio Consejo para los
Textos Legislativos en colaboración con la Congregación para la Doctrina de
la Fe para precisar cuáles son los requisitos esenciales de la manifestación de
voluntad de defección de la Iglesia Católica. tales condiciones de eficacia
fueron indicadas en la Carta Circular a los Presidentes de las Conferencias
Episcopales que, con aprobación del Santo Padre Benedicto XVI, el Pontificio
Consejo para los Textos Legislativos envió el 13 de marzo de 2006 (cfr.
Communicationes XXXVIII (2006), 170-184).

6.7.- Dispensa de la Forma Canónica

“La relevancia concreta de la modificación de los cánones 1086 § 1, 1117 y


1124 del Código afecta, por lo tanto al ámbito matrimonial. Desde la entrada
en vigor del Código de Derecho Canónico en el año 1983 al momento de
entrada en vigor de este Motu proprio, los católicos que hayan hecho un acto
formal de abandono de la Iglesia Católica no estaban obligados a la forma
canónica de celebración para la validez del matrimonio (can. 1117 CIC), ni
regía para ellos el impedimento de casarse con no bautizados (disparidad de
cultos, can. 1086 § 1 CIC) ni les afectaba la prohibición de casarse con
cristianos no católicos (can. 1124 CIC). El mencionado inciso insertado en
estos tres cánones representaba una excepción de derecho eclesiástico a otra
norma más general de derecho eclesiástico, según la cual todos los
bautizados en la Iglesia Católica o recibidos en ella están obligados a la
observancia de las leyes eclesiásticas (can. 11 CIC).
146

“Desde la entrada en vigor del nuevo Motu proprio, por lo tanto, el can. 11
del Código de Derecho Canónico vuelve a adquirir pleno vigor por lo que
afecta al contenido de los cánones ahora modificados, también en los casos
en que haya ocurrido un abandono formal. En consecuencia, para regularizar
en adelante eventuales uniones hechas en la no observancia de estas reglas se
deberá recurrir, siempre que sea posible, a los medios ordinarios ofrecidos
para estos casos por el Código de Derecho Canónico: dispensa del
impedimento, sanación y otros.240

“En esta cuestión, al contrario de la anterior, no hay debate doctrinal sino


problemas prácticos que necesitaban mejor solución. Como se sabe, el uso de
la Iglesia ha consistido en declarar su competencia exclusiva sobre el
matrimonio de los bautizados en la Iglesia Católica o recibidos en ella.
Durante siglos se ha vivido esta práctica sin mayores problemas. Sin
embargo, en el siglo XX en que bastantes católicos han abandonado la
práctica de la fe, surgen dificultades. El Código de Derecho Canónico de 1917
recogió la práctica tradicional de la Iglesia sin modificarla. Pero al redactar el
de 1983 se decidió facilitar el ius connubii de aquellos fieles que han
abandonado la fe. Por eso al declarar la competencia de la Iglesia sobre los
matrimonios de los fieles los cánones 1117 y 1124 sobre la forma canónica
introdujeron la novedad de excluir a los fieles que hayan abandonado la
Iglesia mediante acto formal. El canon 1086 § 1 sobre el impedimento de
disparidad de culto incluyó la misma excepción.

Desde 1983, por lo tanto, era válido el matrimonio entre dos personas si
ambos o uno de ellos, no siendo la otra parte católica han abandonado la
Iglesia mediante acto formal. En este caso los contrayentes contraen
matrimonio válido si usan cualquier forma, no solo la canónica, en que se
exprese su voluntad matrimonial. Este matrimonio, además, es sacramental
si ambos están bautizados. La solución adoptada generó, sin embargo
nuevos problemas.
El primero de ellos es el interpretativo. Es difícil determinar qué se ha de
entender por acto formal de abandono de la Iglesia Católica. Es evidente que
incluye a quienes hayan apostatado o hayan dado su nombre a otra
240
La razón de las dos modificaciones del Motu Proprio Omnium in mentem. Del artículo que
publicó el 15 de diciembre de 2009 Monseñor Francesco Coccopalmerio, Presidente del Pontificio Consejo para
los Textos Legislativos, con el título original
147

confesión religiosa. Sin embargo, la mayoría de los fieles que abandonan la


práctica de la fe no apostatan ni se inscriben en otra religión. Además en
algunos países entre ellos Alemania es posible evitar un recargo en los
impuestos si el contribuyente no se declara católico, lo cual puede dar pie a
pensar que mediante esa declaración con efectos fiscales se cumplía el
requisito del canon 1117. Por ello la jurisprudencia rotal ha intervenido no
pocas veces para determinar el alcance del actus formalis.
Otro problema es el de la publicidad del matrimonio. Con esta norma en la
Iglesia vuelven a aparecer los matrimonios secretos, pues hay católicos que
están válidamente casados sin que conste en ningún registro eclesiástico.
Ante estos problemas y otros diversos, fueron muchas las consultas al
Pontificio Consejo para la Interpretación de los Textos Legislativos. Este
Dicasterio en 1997 decidió enviar una consulta a las Conferencias Episcopales
de todo el mundo sobre las experiencias de la aplicación de este canon. En
sus respuestas los Episcopados del mundo manifestaron la necesidad de
aclarar la interpretación de estos cánones o mejor la supresión del inciso
novedoso.
La forma canónica, prescrita por el canon 1108, no puede ser objeto de
dispensa en virtud del canon 85 241 y tampoco en virtud del canon 87 242
como se aclaró por respuesta de Pontificia Comisión para la interpretación
auténtica de la ley, a la pregunta si fuera del peligro de muerte, el obispo
diocesano puede dispensar de la forma canónica en el matrimonio de dos católicos,
según la norma del canon 87 la respuesta fue negativa. 243
No se puede confundir la forma canónica con la forma litúrgica, la primera
es la validez y la segunda para la licitud. La forma canónica se realiza cuando
“el varón y la mujer se entregan y aceptan mutuamente en alianza
irrevocable para constituir el matrimonio” (c. 1057 § 2).

241
Canon 85 La dispensa, o relajación de una ley meramente eclesiástica en un caso particular,
puede ser concedida, dentro de los límites de su competencia, por quienes tienen potestad ejecutiva,
así como por aquellos a los que compete explícita o implícitamente la potestad de dispensar, sea por
propio derecho, sea por legítima delegación.
242
Canon 87§ 1º El Obispo diocesano, siempre que, a su juicio, ello redunde en bien espiritual de
los fieles, puede dispensar a éstos de las leyes disciplinares, tanto universales como particulares,
promulgadas para su territorio o para sus súbditos por la autoridad suprema de la Iglesia; pero
no de las leyes procesales o penales, ni de aquellas cuya dispensa se reserva especialmente a la
Sede Apostólica o a otra autoridad.
§ 2º Si es difícil recurrir a la Santa Sede y existe además peligro de grave daño en la demora,
cualquier Ordinario puede dispensar de tales leyes, aunque la dispensa esté reservada a la Santa
Sede, con tal de que se trate de una dispensa que ésta suela conceder en las mismas circunstancias,
sin perjuicio de lo prescrito en el can. 291.
243
AAS, vol. LXXXVII, 1985, pag. 771
148

La dispensa de la forma canónica solamente es posible en los casos


expresamente previstos en la ley, los cuales son:
 En los matrimonios mixtos, según la norma del canon 1127 § 2 244
 En peligro de muerte según la norma del canon 1079 §§ 1 y 2 245

6.8.- El lugar de la celebración

Canon 1118 § 1 El matrimonio entre católicos o entre una parte


católica y otra parte bautizada no católica se debe celebrar en una
iglesia parroquial; con licencia del Ordinario del lugar o del párroco
puede celebrarse en otra iglesia u oratorio.
§2 El Ordinario del lugar puede permitir la celebración del
matrimonio en otro lugar conveniente.

§3 El matrimonio entre una parte católica y otra no


bautizada podrá celebrarse en una iglesia o en otro lugar conveniente.

El lugar de la celebración del matrimonio es:

 En una iglesia parroquial ya se trate de dos católicos, o dos bautizados,


uno católico y el otro no.
 En una iglesia u oratorio, con licencia del Ordinario o del párroco;
 En un lugar conveniente, con licencia del Ordinario del lugar
 En una Iglesia o en otro lugar conveniente si se trata de una parte católica
y otra no bautizada.

Canon 1127 § 2. Si hay graves dificultades para observar la forma canónica, el Ordinario del lugar
244

de la parte católica tiene derecho a dispensar de ella en cada caso, pero consultando al Ordinario del
lugar en que se celebra el matrimonio y permaneciendo para la validez la exigencia de alguna forma
pública de celebración; compete a la Conferencia Episcopal establecer normas para que dicha
dispensa se conceda con unidad de criterio.
245
Canon 1079 § 1. En peligro de muerte, el Ordinario del lugar puede dispensar a sus propios
súbditos, cualquiera que sea el lugar donde residen, y a todos los que de hecho moran en su
territorio, tanto de la forma que debe observarse en la celebración del matrimonio como de todos y
cada uno de los impedimentos de derecho eclesiástico, ya sean públicos, ya ocultos, excepto el
impedimento surgido del orden sagrado del presbiterado.
§ 2. En las mismas circunstancias de las que se trata en el § 1, pero sólo para los
casos en que ni siquiera sea posible acudir al Ordinario del lugar, tienen la misma facultad de
dispensar el párroco, el ministro sagrado debidamente delegado y el sacerdote o diácono que asisten
al matrimonio de que trata el can. 1116 § 2.
149

6.9.- El rito prescrito

Canon 1119 Fuera del caso de necesidad, en la celebración del


matrimonio se deben observar los ritos prescritos en los libros litúrgicos
aprobados por la Iglesia o introducidos por costumbres legítimas.

El matrimonio se ha de celebrar según los ritos que la Santa Sede ha


aprobado y que cada grupo de idiomas ha recibido aprobación en cuanto al
texto traducido. El rito fue revisado de conformidad con lo dispuesto por el
Concilio. “Revísese y enriquézcase el rito de la celebración del matrimonio
que se encuentra en el Ritual romano, de modo que se exprese la gracia del
sacramento y se inculquen los deberes de los esposos con mayor claridad.

"Si en alguna parte están en uso otras laudables costumbres y ceremonias en


la celebración del Sacramento del Matrimonio, el Santo Sínodo desea
ardientemente que se conserven". (Sacrosantum Concilium 77)

6.10.- Competencia de la Conferencia Episcopal

Canon 1120 Con el reconocimiento de la Santa Sede, la Conferencia


Episcopal puede elaborar un rito propio del matrimonio congruente
con los usos de los lugares y de los pueblos adaptados al espíritu
cristiano, quedando sin embargo en pie la ley según la cual quien
asiste al matrimonio, estando personalmente presente, debe pedir y
recibir la manifestación del consentimiento de los contrayentes.

Este canon recoge la voluntad del Concilio, que estableció:

.
“La competente autoridad eclesiástica territorial, de que se habla en el
artículo 22, párrafo 2, de esta Constitución, tiene la facultad, según la
norma del artículo 63, de elaborar un rito propio adaptado a las
costumbres de los diversos lugares y pueblos, quedando en pie la ley de
150

que el sacerdote asistente pida y reciba el consentimiento de los


contrayentes. (Sacrosantum Concilium 77-a) 246

El reconocimiento de la diversidad de culturas y de signos manifestativos de


la idiosincrasia de cada pueblo, exige que se acepten expresiones propias de
su cultura en los ritos matrimoniales, pero sin tocar la forma canónica.
. .
29. RITO PROPIO DEL MATRIMONIO

Art. 29. Conforme a lo establecido en el canon 1120:


Deléguese a las Comisiones Episcopales de liturgia y de Animación
Misionera para que hagan el estudio sobre una eventual adaptación del
Ritual del Matrimonio a las costumbres y culturas de Colombia

6.11.- El registro del matrimonio y otras obligaciones

Canon 1121 §1 Después de celebrarse el matrimonio, el


párroco del lugar donde se celebró o quien hace sus veces, aunque
ninguno de ellos hubiera asistido al matrimonio, debe anotar
cuanto antes en el registro matrimonial los nombres de los
cónyuges, del asistente y de los testigos, y el lugar y día de la
celebración, según el modo prescrito por la Conferencia Episcopal o
por el Obispo diocesano.
§2 Cuando se contrae el matrimonio según lo previsto en el
can. 1116, el sacerdote o el diácono, si estuvo presente en la
celebración, o en caso contrario los testigos, están obligados
solidariamente con los contrayentes a comunicar cuanto antes al
párroco o al Ordinario del lugar que se ha celebrado el matrimonio.
§3 Por lo que se refiere al matrimonio contraído con
dispensa de la forma canónica, el Ordinario del lugar que concedió
la dispensa debe cuidar de que se anote la dispensa y la celebración
en el registro de matrimonios, tanto de la curia como de la
parroquia propia de la parte católica, cuyo párroco realizó las
investigaciones acerca del estado de libertad; el cónyuge católico
est  obligado a notificar cuanto antes al mismo Ordinario y al
párroco que se ha celebrado el matrimonio, haciendo constar

“Son las competentes asambleas territoriales de Obispos de distintas clases, legítimamente


246

constituidos”. (Sacrosantum Concilium 22- a)


151

también el lugar donde se ha contraído y la forma pública que se ha


observado.

El § 1 urge el registro del matrimonio o partida matrimonial, en el libro del


que trata el canon 535 247, de acuerdo con los formatos de los libros que
aprobó la Conferencia Episcopal 248
El § 2 se refiere a los matrimonios celebrados con la forma canónica
extraordinaria, los cuales para su registro se necesitan la oportuna
información y ésta incumbe a los contrayentes y testigos.
El § 3 se refiere a la dispensa de la forma canónica, la cual solamente se
puede dispensar en dos casos (ver página 26), pues la respuesta de la
Pontifica Comisión de Interpretación del Código negó la posibilidad de
dispensa del Ordinario del lugar en otros casos (ver página 7)

La Conferencia Episcopal Colombiana, Legislación complementaria 2015::

30. INSCRIPCiÓN DEL MATRIMONIO EN LOS LIBROS PARROQUIALES

Art. 30. Conforme a lo establecido en el canon 1121 § 1:


§ 1. Una vez celebrado el Matrimonio canónico, se debe inscribir en el libro
de Matrimonios de la parroquia en la que se realizó, indicando: los nombres
de los cónyuges, de sus padres, del asistente y de los testigos, así como el
lugar y día de la celebración y el lugar y fecha del Bautismo de los cónyuges.
§ 2. Al margen del acta de Matrimonio deberá inscribirse, para efectos de
legitimación, el nombre de los hijos, si los hubiere, concebidos par los dos
cónyuges y nacidos antes del matrimonio. los datos deben coincidir con los
documentos civiles y deben incluirse la fecha y el lugar del Bautismo, si ya lo
recibieron.
§ 3. Según lo establecido por el Artículo VII del Concordato, "la competente
entidad eclesiástica transmitirá copia auténtica del Acta al correspondiente
247
Canon 535 § 1 En cada parroquia se han de llevar los libros parroquiales, es decir, de
bautizados, de matrimonios y de difuntos, y aquellos otros prescritos por la Conferencia Episcopal o
por el Obispo diocesano; cuide el párroco de que esos libros se anoten con exactitud y se guarden
diligentemente.
§2 En el libro de bautizados se anotará también la confirmación, así como lo que se
refiere al estado canónico de los fieles por razón del matrimonio, quedando a salvo lo que prescribe
el can. 1133, por razón de la adopción, de la recepción del orden sagrado, de la profesión perpetua
emitida en un instituto religioso y del cambio de rito; y esas anotaciones han de hacerse constar
siempre en la partida del bautismo.
248
Decreto sobre inscripción de matrimonios (Legislación Canónica, Normas Complementarias para
Colombia, pag. 34, n. 24)
152

funcionario del Estado, quien deberá inscribirla en el registro civil". Para


efectos de esta legislación, se entiende por "competente entidad eclesiástica"
el párroco del lugar en donde se realizó el matrimonio.

§ 4. La anotación de todo matrimonio debe hacerse al margen del Acta de


Bautismo de cada contrayente, incluso si fueron bautizados en la misma
parroquia donde se celebró el matrimonio. Si fueron bautizados en otra
parroquia, ésta deberá ser notificada, indicando el libro, número y folio del
Acta bautismal. La notificación y la inscripción han de hacerse con prontitud
y diligencia.

6.12.- Otros casos de registro del matrimonio

Canon 1122 § 1 El matrimonio ha de anotarse también en los


registros de bautismos en los que está inscrito el bautismo de los
cónyuges.
§2 Si un cónyuge no ha contraído matrimonio en la
parroquia en la que fue bautizado, el párroco del lugar en el que se
celebró debe enviar cuanto antes notificación del matrimonio
contraído al párroco del lugar donde se administró el bautismo.

La anotación, de la celebración del matrimonio, como nota marginal, en la


partida de bautismo, es importante, pues la partida de bautismo se tiene
como fuente de información sobre el estado de soltería del bautizado.
Celebrado el matrimonio, el párroco debe enviar aviso a la parroquia donde
se encuentra la partida de bautismo del contrayente y en el lugar destinado
para las notas marginales escribirá: “Contrajo matrimonio en la parroquia tal
con fulana (o) de tal el día....del año.....” (Firma del párroco).
Si la partida de bautismo estuviere en la parroquia donde contrajo
matrimonio, allí sentará la nota marginal de matrimonio.

En la partida de bautismo pueden ir las siguientes notas marginales:


 De confirmación
 De matrimonio (si fuere anulado, se copiará la nota que envíe el
Tribunal)
 Si fuere ordenado sacerdote o profeso religioso de votos solemnes
 La nota de insubsistencia de esa partida y el lugar donde quedó
copiada la nueva partida, a la cual se trasladarán las notas
marginales del caso.
153

 No se inscribe nota de Adopción. Mejor que se cambie la partida de


bautismo y se siente otra nueva. Lo cual se hace por Decreto de la
Delegación para Causas de Partidas.

Ninguna otra nota se debe escribir en la partida de bautismo. Si algún juez


de la República ordena que se siente la nota marginal de divorcio, se le
contestará con cortesía que allí solamente se inscriben datos sobre los
sacramentos de confirmación, matrimonio, orden sagrado y profesión
religiosa.

6.13.- Notas marginales en algunas partidas

Canon 1123 Cuando se convalida un matrimonio para el fuero


externo, o es declarado nulo, o se disuelve legítimamente por una
causa distinta de la muerte, debe comunicarse esta circunstancia al
párroco del lugar donde se celebró el matrimonio, para que se haga
como está  mandado la anotación en los registros de matrimonio y
de bautismo.

Son dos las partidas que pueden ser afectadas por notas marginales, la de
bautismo y la de matrimonio. Se denominan Notas marginales, porque antes
no quedaba lugar especial en los libros de bautismo y matrimonio y se
escribía al margen de la partida. Hoy día el formato autorizado por la
Conferencia Episcopal tiene al final de la partida espacio suficiente para
varias anotaciones.
Como la anotación del matrimonio se hizo en la partida de bautismo,
cualquier modificación se debe hacer también allí. En la partida de bautismo
se escribirá: “declarado nulo el matrimonio por sentencia del Tribunal
Eclesiástico de.... y confirmado por el tribunal único de Apelaciones de
fecha...” Sobre el matrimonio puede darse: convalidación, nulidad o dispensa
de rato y no consumado. En la partida de matrimonio puede darse
nota de convalidación y otras notas.
154

7
DE LOS MATRIMONIOS MIXTOS
155

7.1.- Matrimonios mixtos

Canon 1124 «Está prohibido, sin licencia expresa de la autoridad


competente, el matrimonio entre dos personas bautizadas, una de
las cuales haya sido bautizada en la Iglesia católica o recibida en
ella después del bautismo, y otra adscrita a una Iglesia o
comunidad eclesial que no se halle en comunión plena con la Iglesia
católica».

“Pensando sobre todo en las declaraciones que hacen algunos fieles de


abandono de la Iglesia a efectos fiscales, el 13 de marzo de 2006, mediante
carta a los Presidentes de las Conferencias Episcopales de todo el mundo, el
Pontificio Consejo para la Interpretación de los Textos Legislativos aprobó
que para que el actus formalis defectionis 249 tenga relevancia a efectos
canónicos debe concretarse en: a) la decisión interna de salir de la Iglesia
católica; b) la actuación y manifestación externa de esta decisión; y c) la
recepción por parte de la autoridad eclesiástica competente de esa decisión.
Aunque se refiere a un ámbito distinto del matrimonial, esta Carta
contribuyó a clarificar la situación.
Sin embargo, la supresión del inciso mencionado se ha producido ahora con
el Motu Proprio “Omnium in Mentem” que estamos examinando. En él se
aprueba la supresión del inciso actus formalis defectionis ab Ecclesia Catholica en
los cánones 1086 § 1, 1117 y 1124.

Por lo tanto, desde la entrada en vigor de esta norma, los bautizados en la


Iglesia Católica o recibidos en ella están obligados al matrimonio canónico
incluso aunque hagan un acto formal de defección de acuerdo con la
tradición jurídica de la Iglesia. Se debe tener en cuenta, no obstante, que los
matrimonios celebrados al amparo del canon 1117 hasta el momento de
entrada en vigor de esta norma fueron válidos y siguen siéndolo. Como es
obvio, la promulgación del Motu Proprio Omnium in mentem 250no anula esos

249
El “actus formalis defectionis “ se traduce por “se ha apartado de ella por acto formal”,
“Omnium un mentem, fue dado el 26 de octubre del 2009. Toda la explicación estuvo dada por el
250

Padre Lombardy, por documento de la Santa Sede.


156

matrimonios.
 El canon nos presenta la definición de matrimonio mixto aceptada por
tratarse de dos personas bautizadas, la licencia requerida ya nos indica que
se trata de la licitud y no de la validez. El bautismo 251 por el cual el
bautizado se incorpora a la Iglesia y se constituye persona con todos los
derechos y obligaciones, 252 al separarse por un acto formal 253 no participan de
la plena comunión, 254 pero como el bautismo es de carácter indeleble,
conservan alguna comunión aun no plena. 255 Pero la forma canónica le
obliga no obstante que se haya salido de la Iglesia.

7.2.- Definición de matrimonio mixto

Como definición de matrimonio mixto podemos decir que es “el que se ha


celebrado entre dos persona bautizadas en la Iglesia católica o acogida en ella
después del bautismo y que nunca se ha separado de ella por acto formal, y
otra perteneciente a una iglesia o comunidad eclesial que no está en plena
comunión con la Iglesia católica.”256

7.3.- Abandono de la fe católica

Se pertenece a Cristo por la fe y el Bautismo y por tal vinculación se debe


confesar la fe bautismal delante de los hombres ( Mateo 10, 32; Romanos 10,

251
El bautismo“por el cual los hombres son liberados de los pecados, reengendrados como hijos de
Dios e incorporados a la Iglesia, quedando configurados con Cristo por el carácter indeleble” (c. 849
§ 1)
252
Canon 96 Por el bautismo, el hombre se incorpora a la Iglesia de Cristo y se constituye persona
en ella, con los deberes y derechos que son propios de los cristianos, teniendo en cuenta la condición
de cada uno, en cuanto están en la comunión eclesiástica y no lo impida una sanción legítimamente
impuesta.
253
Cf. canon 1117. La separación por un acto formal se sucede cuando un fiel se adscribe a una
comunidad que no tiene comunión plena con la Iglesia Católica.
254
Canon 205 Se encuentran en plena comunión con la Iglesia católica, en esta tierra, los bautizados
que se unen a Cristo dentro de la estructura visible de aquella, es decir, por los vínculos de la
profesión de fe, de los sacramentos y del régimen eclesiástico.
255
“Sin embargo, los hermanos separados de nosotros, ya individualmente, ya sus Comunidades e
Iglesias, no disfrutan de aquella unidad que Jesucristo quiso dar a todos aquellos que regeneró y
convivificó para un solo cuerpo y una vida nueva, y que la Sagrada Escritura y la venerada
Tradición de la Iglesia confiesan. Porque únicamente por medio de la Iglesia Católica de Cristo, que
es el auxilio general de salvación puede alcanzarse la total plenitud de los medios de salvación.”
(Unitatis redintegratio, 3 e)
256
Ghirlanda, Gianfranco, “El Derecho en la Iglesia, misterio de comunión” Ed. Paulinas, Milán, 1990.
pag. 437, n. 457
157

9). Ese es el compromiso cristiano, pero “La fe es un don gratuito que Dios
hace al hombre. Este don inestimable podemos perderlo; S. Pablo advierte de
ello a Timoteo: "Combate el buen combate, conservando la fe y la conciencia
recta; algunos, por haberla rechazado, naufragaron en la fe" (1 Timoteo 1, 18-
19). Para vivir, crecer y perseverar hasta el fin en la fe debemos alimentarla
con la Palabra de Dios; debemos pedir al Señor que la aumente (cf Marcos 9,
24; Lucas 17, 5; 22, 32); debe "actuar por la caridad" (Gálatas 5, 6; cf Santiago
2, 14-26), ser sostenida por la esperanza (cf Romanos 15, 13) y estar enraizada
en la fe de la Iglesia.”257

El abandono de la fe católica se ha existido siempre en la Iglesia, unas veces


colectivamente y otras individualmente. El mismo Concilio Vaticano II se
refirió a este punto así:

“Ya desde los comienzos surgieron escisiones en esta una y única Iglesia
de Dios, las cuales reprueba gravemente el Apóstol como condenables; y
en siglos posteriores nacieron disensiones más amplias, y Comunidades
no pequeñas se separaron de la plena comunión de la Iglesia católica, a
veces no sin culpa de los hombres de una y otra parte. Sin embargo,
quienes ahora nacen en esas Comunidades y se nutren con la fe de Cristo
no pueden ser acusados de pecado de separación, y la Iglesia católica los
abraza con fraterno respeto y amor.” 258

El canon 751 nos ofrece la definición: “apostasía es el rechazo total de la fe


cristiana”. Este rechazo se da cuando se repudia el fundamento mismo de la
fe cristiana: negación del misterio de la Santísima Trinidad y de la
Encarnación. La no aceptación de que Cristo es verdadero Dios y Hombre,
pues la fe cristiana consiste substancialmente en la revelación que Dios hizo
por medio de Jesús, Dios y Hombre. 259 El apóstata es un bautizado que
repudia la fe cristiana. Es diferente el delito de apostasía del pecado de
apostasía.

7.3.1.- Por un acto formal

Por acto formal entendemos que es ante todo un acto humano, que procede de
257
Catecismo Católico n. 162
258
Unitatis Redintegratio, n. 3.
259
Nuovo Dizionario di Diritto Canonico, por Carlos Corral Salvador, Velacio de Paolis y Gianfranco
Ghirlanda, Edición San Pablo, 1993
158

la inteligencia y la voluntad, facultades por las cuales se distingue el hombre


de los animales y como dice Santo Tomás, por las cuales es el hombre dueño
de sus actos. Debe ser un acto formal, es decir: libre, deliberado y expresada
esa voluntad con signos exteriores.

Ese acto formal, que puede ser a modo de una declaración, lo es también
cuando se inscribe o adhiere a una secta protestante o antirreligiosa. El hecho
de inscribirse o pertenecer a una secta, ya es un hecho formal de abandono
de la Iglesia católica.

El efecto del acto formal de separación de la Iglesia, lo desvincula de la


comunión y como separado no participa de los derechos que competen a los
fieles.260 Los separados no se encuentran “en plena comunión con la Iglesia
católica” 261 pues no se unen a Cristo dentro de la estructura visible de la
Iglesia.

7.3.2.- En forma notoria pero no por acto formal

Hay muchos que no practican su religión, y otros que de manera notoria han
abandonado la fe católica, pero no es abandono por acto formal y al desear
contraer matrimonio por lo católico, muchas veces ellos mismos no quieren
porque nada les dice el matrimonio sacramento, pero la novia o la familia
insisten que sea por la Iglesia y ellos lo aceptan como exigencia, pero sin fe.
Este caso está comprendido en el numeral 4° del canon 1071 § 1 que
“Excepto en caso de necesidad, nadie debe asistir sin licencia del Ordinario
del lugar: 4° al matrimonio de quien notoriamente hubiera abandonado la fe
católica.”

7.4.- Condiciones para la concesión de la licencia

Canon 1125 Si hay una causa justa y razonable, el Ordinario del


lugar puede conceder esta licencia; pero no debe otorgarla si no se
cumplen las condiciones que siguen:

260
Canon 221
261
Canon 205
159

1°.- que la parte católica declare que está dispuesta a evitar


cualquier peligro de apartarse de la fe, y prometa sinceramente que
hará cuanto le sea posible para que toda la prole se bautice y se
eduque en la Iglesia católica;
2°.- que se informe en su momento al otro contrayente sobre las
promesas que debe hacer la parte católica, de modo que conste que
es verdaderamente consciente de la promesa y de la obligación de
la parte católica;
3°.- que ambas partes sean instruidas sobre los fines y propiedades
esenciales del matrimonio, que no pueden ser excluidos por
ninguno de los dos.

Como medida de pastoral, en estos casos de matrimonios mixtos, nada mejor


que oír las recomendaciones que Juan Paulo II hace en su encíclica Familiaris
consortio

“En número creciente de matrimonios entre católicos y otros bautizados requiere


también una peculiar atención pastoral a la luz de las orientaciones y normas
contenidas en los recientes documentos de la Santa Sede y en los elaborados por
las Conferencias Episcopales, para facilitar su aplicación concreta en las diversas
situaciones. Las parejas que viven en matrimonio mixto presentan peculiares
exigencias que pueden reducirse a tres apartados principales. Hay que considerar
ante todo las obligaciones de la parte católica que derivan de la fe, en lo
concerniente al libre ejercicio de la misma y a la consecuente obligación de
procurar, según las propias posibilidades, bautizar y educar los hijos en la fe
católica. Hay que tener presentas las particulares dificultades inherentes a las
relaciones entre marido y mujer, en lo referente al respeto de la libertad religiosa;
ésta puede ser violada tanto por presiones indebidas para lograr el cambio de las
convicciones religiosas de la otra parte, como por impedimentos puestos a la
manifestación libre de las mismas en la práctica religiosa.

En lo referente a la forma litúrgica y canónica del matrimonio, los


Ordinarios pueden hacer uso ampliamente de sus facultades por varios motivos.

Al tratar de estas exigencias especiales hay que poner atención en estos puntos:

 en la preparación concreta a este tipo de matrimonio, debe realizarse


todo esfuerzo razonable para hacer comprender la doctrina católica
sobre las cualidades y exigencias del matrimonio, así como para
160

asegurarse de que en el futuro no se verifiquen las presiones y los


obstáculos, de los que antes se ha hablado.
 es de suma importancia que, con el apoyo de la comunidad, la parte
católica sea fortalecida en su fe y ayudada positivamente a madurar en la
comprensión y en la práctica de la misma, de manera que llegue a ser
verdadero testigo creíble dentro de la familia, a través de la vida misma
y de la calidad del amor demostrado al otro cónyuge y a los hijos.

Los matrimonios entre católicos y otros bautizados presentan aun en su


particular fisonomía numerosos elementos que es necesario valorar y desarrollar,
tanto por su valor intrínseco, como por la aportación que pueden dar al
movimiento ecuménico. Esto es verdad sobre todo cuando los dos cónyuges son
fieles a sus deberes religiosos. El bautismo común y el dinamismo de la gracia
procuran a los esposos, en estos matrimonios, la base y las motivaciones para
compartir su unidad en la esfera de los valores morales y espirituales.

A tal fin, aun para poner en evidencia la importancia ecuménica de este


matrimonio mixto, vivido plenamente en la fe por los dos cónyuges cristianos, se
debe buscar -aunque esto no se siempre fácil- una colaboración cordial entre el
ministro católico y el no católico, desde el tiempo de la preparación al matrimonio
y a la boda.

Respecto a la participación del cónyuge no católico en la comunión


eucarística, obsérvense las normas impartidas por el Secretario para la Unión de
los Cristianos.

En varias partes del mundo se asiste hoy al aumento del número de


matrimonios entre católicos y no bautizados. En muchos de ellos, el cónyuge no
bautizado profesa otra religión, y sus convicciones deben ser tratadas con respeto,
de acuerdo con los principios de la Declaración Nostra aetate del Concilio
Ecuménico Vaticano II sobre las relaciones con los religiones no cristianas; en no
pocos otros casos, especialmente en las sociedades secularizadas, la persona no
bautizada no profesa religión alguna.
Para estos matrimonios es necesario que las Conferencias Episcopales y cada uno
de los obispos tomen adecuadas medidas pastorales, encaminadas a garantizar la
defensa de la fe del cónyuge católico y la tutela del libre ejercicio de la misma,
sobre todo en lo que se refiere al deber de hacer todo lo posible para que sus hijos
sean bautizados y educados católicamente. El cónyuge católico debe además ser
161

ayudado con todos los medios en su obligación de dar, dentro de la familia, un


testimonio genuino de fe y vida católica.” (Familiaris Consortio, 78)

7.5.- Competencia de la Conferencia Episcopal

Canon 1126 Corresponde a la Conferencia Episcopal


determinar tanto el modo según el cual han de hacerse estas
declaraciones y promesas, que son siempre necesarias, como la
manera de que quede constancia de las mismas en el fuero externo
y de que se informe a la parte no católica.

La Conferencia Episcopal de Colombia, en cumplimiento de las


prescripciones del canon 1126,

31. DECLARACIONES Y PROMESAS QUE PRECEDEN LOS


MATRIMONIOS MIXTOS Y LOS CASOS DE MATRIMONIO
DISPARITATIS CULTUS
Art. 31. Conforme a lo establecido en el canon 1126:
§ 1. Cuando haya de celebrarse un matrimonio mixto, los Párrocos o
ministros de la Iglesia Católica deberán instruir previamente a los
contrayentes acerca del sacra- mento del Matrimonio, sobre sus fines y
propiedades esenciales y sobre los aspectos peculiares del matrimonio mixto.
§ 2. Las declaraciones y promesas exigidas por el c. 1125 1 ° Y 2° serán
consignadas por escrito y firmadas por la parte católica que las hace propias;
luego serán comunicadas a la parte no católica, a manera de información y
dejando constancia escrita. Este documento debe conservarse en el
expediente matrimonial.
§ 3. Para favorecer la uniformidad y facilitar el cumplimiento de las
anteriores exigencias, se utilizará la siguiente fórmula:
Yo NN, ante Dios ratífíco mi fe cristiana. conforme a la doctrina de la Iglesia
Católica y me comprometo a evitar los peligros de apartarme de esta fe, a cumplir
fíelmente mis deberes religiosos y a procurar; en cuanto me sea posible, que todos
mis hijos sean bautizados y educados en la Iglesia Católica':
NN (Firma del contrayente católico).
'Me declaro informado de las anteriores declaraciones y promesas':
NN (Firma del contrayente no católico).
162

§ 4. Cumplidos los requisitos previos y obtenida la licencia del Ordinario del


lugar, el matrimonio mixto debe celebrarse según la forma canónica (c. 1108),
conforme al ritual propio de la celebración del Matrimonio, teniendo en
cuenta las prescripciones del c. 1127 §§ 1 Y 3.
§ 5. En caso de duda sobre la validez del Bautismo de la parte no católica se
debe obtener "ad cautelam" la dispensa de disparidad de culto ..
§ 6. La inscripción de los matrimonios mixtos deberá hacerse en la parroquia
donde se celebró el Matrimonio y se comunicará a la parroquia o iglesia del
Bautismo de los contrayentes para las anotaciones correspondientes.

§ 7. Los matrimonios mixtos exigen a los párrocos el deber de un especial


segui- miento pastoral para ayudar a los esposos en la vivencia de la fe, en la
educación de los hijos y como ocasión para favorecer auténticas relaciones
ecuménicas.
§ 8. En los casos de matrimonio con impedimento de disparidad de cultos,
además de las anteriores diligencias, se requiere la dispensa del
impedimento y la celebración se realizará en el templo o en otro lugar digno
sin la celebración de la Eucaristía, a no ser que se cuente con la autorización
del Obispo diocesano.

7.6.- Forma de la celebración

32. DISPENSA DE LA FORMA CANÓNICA EN LOS


MATRIMONIOS MIXTOS
Art. 32. Conforme a lo establecido en el canon 1127 § 2:
§ 1. La forma canónica de la celebración del matrimonio mixto es condición
indispensable para su validez. No obstante, cuando concurran causas graves
que dificulten el cumplimiento de esta condición, el Ordinario del lugar
puede dispensar también de la forma canónica. Se consideran como tales las
siguientes:
 La oposición irreductible de la parte no católica.
 El que un número considerable de familiares de los contrayentes rehúya
la forma canónica.
 La pérdida de amistades muy arraigadas.
 El grave quebranto económico.
 Un grave conflicto de conciencia de los contrayentes, insoluble por
otro medio.
 Si una ley civil extranjera obligase a uno al menos, de los contrayentes,
a una forma distinta de la canónica.
§ 2. Para que, una vez concedida la dispensa de la forma canónica, el
matrimonio sea celebrado "en forma pública", la celebración puede hacerse:
 Ante el ministro de otra confesión cristiana yen la forma prescrita por
163

ésta. Ante la competente autoridad civil y en la forma civil legítimamente


prescrita, siempre y cuando esta forma civil no excluya los fines
esenciales del matrimonio

Canon 1127 §1 En cuanto a la forma que debe emplearse


en el matrimonio mixto, se han de observar las prescripciones del
can. 1108; pero si contrae matrimonio una parte católica con otra no
católica de rito oriental, la forma canónica se requiere únicamente
para la licitud; pero se requiere para la validez la intervención de
un ministro sagrado, observadas las demás prescripciones del
derecho.
§2 Si hay graves dificultades para observar la forma
canónica, el Ordinario del lugar de la parte católica tiene derecho a
dispensar de ella en cada caso, pero consultando al Ordinario del
lugar en que se celebra el matrimonio y permaneciendo para la
validez la exigencia de alguna forma pública de celebración;
compete a la Conferencia Episcopal establecer normas para que
dicha dispensa se conceda con unidad de criterio.
§3 Se prohibe que, antes o después de la celebración
canónica a tenor del § 1, haya otra celebración religiosa del mismo
matrimonio para prestar o renovar el consentimiento matrimonial;
así mismo, no debe hacerse una ceremonia religiosa en la cual,
juntos el asistente católico y el ministro no católico y realizando
cada uno de ellos su propio rito, pidan el consentimiento de los
contrayentes.

El canon 1117 § 1 ha establecido como principio general que la forma


canónica (canon 1108) es obligatoria en todos los matrimonios incluso si
solamente uno solo de los contrayentes es bautizado en la Iglesia católica y
no la abandonado por un acto formal, pues el matrimonio se rige no solo por
el derecho natural y el derecho divino sino también por Derecho canónico
(canon 1059 ) El matrimonio mixto se celebra entre un bautizado y que
continúa en la Iglesia católica y otro bautizado pero adscrito a otra
comunidad que no está en comunión plena con la Iglesia católica.

A este principio general señala algunas excepciones:


164

 Si la parte no católica es de rito oriental, la forma canónica es para la


licitud, 262 pero se requiere la presencia del ministro sagrado;
 El matrimonio mixto con la parte de otra confesión cristiana, cuando hay
graves dificultades 263 es posible la dispensa de la forma canónica, pero
antes de darla el Ordinario debe consultar, para la validez 264 al
Ordinario del lugar donde se celebra el matrimonio, que es donde
existe la grave dificultad. Se requiere para la validez alguna forma
pública de celebración. No especifica si es religiosa o civil. 265

 No se admite doble celebración del matrimonio. Después de la celebración


del matrimonio católico no debe haber otra celebración religiosa para pedir
nuevamente el consentimiento. El sacramento ya es válido, no requiere
convalidación ni repetición. Tampoco se admite que el ministro acatólico
participe en la celebración con el ministro católico, lo cual sería una
comunicación en sagrado” 266

7.7.- Deberes de los pastores de almas

Canon 1128 Los Ordinarios del lugar y los demás pastores de


almas deben cuidar de que no falte al cónyuge católico, y a los hijos
nacidos de matrimonio mixto, la asistencia espiritual para cumplir
sus obligaciones, y han de ayudar a los cónyuges a fomentar la
unidad de su vida conyugal y familiar.

262
“Para evitar la invalidez de los matrimonios celebrados entre orientales católicos y no católicos
bautizados, y para proteger la firmeza y santidad conyugal y la paz doméstica, establece el Santo
Concilio que la forma canónica de la celebración de estos matrimonios les obligue sólo para la
licitud, y que baste para la validez la presencia del ministro sagrado, con tal que se guarden las
otras normas requeridas por el derecho.” (Orientalium AEcclesiarum, 18)
263
Canon 90 §1 No se dispense de la ley eclesiástica sin causa justa y razonable, teniendo en
cuenta las circunstancias del caso y la gravedad de la ley de la que se dispensa; de otro modo, la
dispensa es ilícita, y si no ha sido concedida por el mismo legislador o por su superior, es también
inválida.
264
Canon 127 § 2 Cuando el derecho establece que, para realizar ciertos actos, el Superior
necesita el consentimiento o consejo de algunas personas individuales:
1.º.Si se exige el consentimiento, es inválido el acto del Superior en caso de que
no pida el consentimiento de esas personas o actúe contra el parecer de las
mismas o de alguna de ellas;
265
Ubi lex non distinguit nec nos distinguere debemus (Donde la ley no distingue nosotros tampoco
debemos distinguir)
266
Solamente se admite en los casos señalados en el canon 844
165

El Directorio Nacional de Pastoral Familiar 267 hace una recomendación que


es atinente para la atención a los matrimonios: “181.- Comprendan los
párrocos el verdadero alcance pastoral de estos diálogos, que no pueden
reducirse a responder rutinariamente formularios por medio de terceros,
sino que es una tarea que les corresponde a ellos en su calidad de pastores.
Son momentos privilegiados para dar comienzo a una relación pastoral de
mayor profundidad. La acogida afable y amistosa del párroco, facilitará en
los contrayentes sus buenas disposiciones para proseguir su inmediata
preparación al matrimonio.”
No se podrá tener buena relación si no se parte de un diálogo amistoso, que
comienza con la primera atención que se brinda a la pareja. La misma
Conferencia Episcopal, en las “Normas Complementarias”, respecto de los
matrimonios mixtos, ordenó:

“Art. 7. Los matrimonios mixtos exigen a los párrocos un especial seguimiento


pastoral para ayudar a los esposos en la vivencia de la fe, en la educación de
los hijos y como ocasión para favorecer auténticas relaciones ecuménicas.”

Ya habíamos citado 268 lo atinente en la Encíclica “Familiaris Consortio” sobre


los matrimonios mixtos. Al final del número 78 se refiere a este cuidado
pastoral y dice: “Para estos matrimonios es necesario que las Conferencias
Episcopales y cada uno de los obispos tomen adecuadas medidas pastorales,
encaminadas a garantizar la defensa de la fe del cónyuge católico y la tutela
del libre ejercicio de la misma, sobre todo en lo que se refiere al deber de
hacer todo lo posible para que sus hijos sean bautizados y educados
católicamente. El cónyuge católico debe además ser ayudado con todos los
medios en su obligación de dar, dentro de la familia, un testimonio genuino
de fe y vida católica”

Esta ayuda al cónyuge católico no puede reducirse a una simple consejería


matrimonial, sino que por otros medios, especialmente el del diálogo se
mantenga amistad con el cónyuge no católico, para que con el acercamiento
y la amistad se facilite al cónyuge católico el cumplimiento de sus
obligaciones en ese hogar. Esta obligación se detalla también en el canon
1063.

267
Publicado por Conferencia Episcopal de 1975, como resultado de la Asamblea Plenaria XXXI
268
página 36
166

7.8.- Igual normatividad para matrimonios de disparidad de culto


s

Canon 1129 Las prescripciones de los cann. 1127 y 1128 se


aplican también a los matrimonios para los que obsta el
impedimento de disparidad de cultos, del que trata el can. 1086 § 1.

Las normas que se han estudiado para matrimonios mixtos, son las mismas
que se deben seguir para los matrimonios de disparidad de cultos. La noción
y otras explicaciones se pueden ver en Matrimonio I, página 76. El
impedimento dirimente de Disparidad de cultos se sucede en un matrimonio
de dos personas una de las cuales es bautizada en la Iglesia Católica y permanece
en ella y la otra persona no está bautizada.
Matrimonio Mixto Disparidad de cultos
Entre dos personas bautizadas, una Entre dos personas una de las cuales fue
en la Iglesia católica y permanece Bautizada en la Iglesia católica y
en la Iglesia y otra adscrita a una Permanece en la Iglesia y otra
iglesia o comunidad eclesial que no bautizada.
no está en plena comunión con la (ver canon 1086)
Iglesia católica. (ver canon 1124) Es impedimento dirimente
No es impedimento dirimente
167

8
De a celebración Matrimonio en Secreto

8.1.- La facultad del Ordinario del lugar

Canon 1130 Por causa grave y urgente, el Ordinario del lugar


puede permitir que el matrimonio se celebre en secreto.

Aunque parezca una tautología, la característica del matrimonio secreto es


que deba celebrarse en secreto, y su celebración es según la liturgia ordinaria,
contando con la autorización del Ordinario del lugar, la cual se concede por
causa grave y urgente, ya sea de asuntos de conciencia o de naturaleza social.
168

Para su celebración se evita toda publicidad, razón por la cual se llama


secreto. No tiene forma especial su celebración y por tanto no se debe
considerar como una forma intermedia del matrimonio, solamente que tiene
un efecto de reserva. El Código anterior lo denominaba matrimonio de
conciencia, porque se celebraba “sin proclamas y en secreto” 269 La Comisión
para la reforma del Código discutió largamente esta medida de reserva y
optó por dejarla solamente modificando el nombre. 270 La valoración de la
causa la hace el Ordinario del lugar y en esto se ve un avance del código
anterior, pues la licencia estaba reservada al Obispo con exclusión del Vicario
General. Una causa grave podría ser que se tratara de una familia con
prestancia pública y a quien se tuviera como de influencia moral, creyendo
que era familia bien constituida por matrimonio válido, ignorándose que se
trataba de concubinato. El matrimonio secreto se autoriza para evitar un
escándalo para la comunidad y también para los hijos.

8.2.- La observancia del secreto

Canon 1131 El permiso para celebrar el matrimonio en secreto lleva


consigo:
1°.- que se lleven a cabo en secreto las investigaciones que han de
hacerse antes del matrimonio.
2°.- que el matrimonio así celebrado se guarde bajo secreto por el
Ordinario del lugar, el asistente, los testigos y los cónyuges.

La norma canónica exige que la solicitud de licencia tenga como causal una
causa grave para que el Ordinario pueda autorizar la celebración secreta, de
esta manera se evita la clandestinidad del matrimonio, rechazada por el
Concilio de Trento. Se pueden presentar como causales para la licencia,
causas sociales, religiosas, económicas, con tal que no se trate de un engaño
para ocultar algún problema de orden civil. La interpretación de las causales
ha de ser estricta. 271

Concedida la licencia, se han de cumplir ciertas normas:

269
Canon 1104 del Código de 1917
270
Communicationes, vol. V [1973] pag. 74
271
Canon 18 Las leyes que establecen alguna pena, coartan el libre ejercicio de los derechos, o
contienen una excepción a la ley, se deben interpretar estrictamente.
169

 El expediente matrimonial se ha de realizar por el párroco y evitando que


se filtre cualquier información. Por tanto no puede quedar archivado con
los otros expedientes matrimoniales.
 El matrimonio se celebra en secreto y no se envía aviso para nota
marginal;

8.3.- La cesación del secreto

Canon 1132 Cesa para el Ordinario del lugar la obligación de


guardar secreto, de la que se trata en el can. 1131, n. 2, si por la
observancia del secreto hay peligro inminente de escándalo grave o
de grave injuria a la santidad del matrimonio, y así debe advertirlo
a las partes antes de la celebración del matrimonio.

La guarda del secreto cesa si los esposos divulgan la celebración de su


matrimonio y también “si por la observancia del secreto hay peligro
inminente de escándalo grave o de grave injuria a la santidad del
matrimonio”. Esto sucedería si se pensara que ellos están haciendo vida
marital sin se casados, entonces urge suprimir el escándalo dando a conocer
la partida de matrimonio. También si alguno de ellos, valiéndose de que no
se sabe de su matrimonio pretenda contraer nuevas nupcias, entonces la
santidad del matrimonio requiere que se evite el atentado de matrimonio por
el impedimento de ligamen y muchos otros casos en los cuales se
compromete la fama y el derecho.

8.4.- El registro del matrimonio secreto

Canon 1133 El matrimonio celebrado en secreto se anotará sólo en


un registro especial, que se ha de guardar en el archivo secreto de la
curia.

La inscripción de la partida de matrimonio no se hará en el libro de


matrimonios de la parroquia, sino que se inscribirá en el “libro secreto” de la
Curia, el cual debe estar al cuidado de la Chancillería Diocesana. Al
divulgarse la celebración del matrimonio, conviene que la partida de ese
matrimonio que está inscrita en el Libro secreto de la Curia, se orden que se
inscriba en el Libro de matrimonios de la parroquia, para que se pueda
170

expedir la partida de forma ordinaria. Naturalmente viene inscrita por


Orden del Ordinario del lugar.
171

9
DE LOS EFECTOS MATRIMONIO

9.0.- Los efectos del matrimonio

No existe uniformidad entre los tratadistas del Matrimonio sobre el enfoque


respecto a los Efectos del Matrimonio. Unos sugieren el estudio “efectos en
cuanto a los cónyuges y efectos en cuanto a los hijos” 272 Otros sugieren el
estudio en cuanto Sacramento y en cuanto Contrato, y así se presentan los
Efectos del matrimonio, espirituales y sobrenaturales unos y otros temporales. 273
Otros simplemente los consideran por razón del vínculo matrimonial. 274
Nosotros los vamos a considerar bajo dos aspectos, que nos sugiere el canon
1059, 275 al señalar por qué derecho se rige el matrimonio. De ahí tomamos
272
Nuevo Derecho Canónico, manual universitario, B.A.C. 1983, pag. 334, XI. Efectos, 56. De igual
modo propone Ghirlanda, Gianfranco en “El derecho en la Iglesia, misterio de comunión”, Ed. Paulinas,
1992, pag.441
273
Cappello, Felix, “Tractatus canonico moralis de Sacramentis” vol. V De Matrimonio, Editorial
Marieti, 1961, página 662, Caput X
274
Bank, Joseph, “Connubia canonica”, Roma 1959, pag. 518
275
Canon 1059 El matrimonio de los católicos, aunque esté bautizado uno solo de los contrayentes,
se rige no sólo por el derecho divino, sino también por el canónico, sin perjuicio de la competencia
172

nuestro análisis al referirnos al derecho divino y al derecho civil. A cada uno


corresponde la reglamentación de los efectos matrimoniales.

9.1.- Efectos Sacramentales

9.1.1.- El vínculo matrimonial

Canon 1134 Del matrimonio válido se origina entre los cónyuges


un vínculo perpetuo y exclusivo por su misma naturaleza; además,
en el matrimonio cristiano los cónyuges son fortalecidos y quedan
como consagrados por un sacramento peculiar para los deberes y la
dignidad de su estado.

El principal y primer efecto de un matrimonio válido es sin lugar a dudas el


vínculo matrimonial . El concilio lo presenta así: “Así, con ese acto humano con
que los cónyuges mutuamente se entregan y pactan, surge una institución
estable, por ordenación divina, incluso ante la sociedad.” 276 El canon 1055 § 1 “La
alianza matrimonial, por la que el varón y la mujer constituyen entre sí un
consorcio de toda la vida...”. Estas transcripciones que hemos hecho se podrían
tomar como efectos del consentimiento, que hace el matrimonio, pero en
realidad se trata de lo que sucede al constituirse el matrimonio, que surge un
vínculo o un consorcio de unidad entre los esposos. Se le llame objeto o
efecto, para el caso es no altera el sentido de lo que primeramente surge del
matrimonio.

El canon también habla de la consagración de los esposos que consiguen con


la gracia del sacramento. "En su modo y estado de vida, [los cónyuges
cristianos] tienen su carisma propio en el Pueblo de Dios" (LG 11). Esta
gracia propia del sacramento del Matrimonio está destinada a perfeccionar el
amor de los cónyuges, a fortalecer su unidad indisoluble. Por medio de esta
gracia "se ayudan mutuamente a santificarse con la vida matrimonial
conyugal y en la acogida y educación de los hijos" (LG 11; cf LG 41).”277

9.1.2.- Igualdad de derechos y deberes

de la potestad civil sobre los efectos meramente civiles del mismo matrimonio.
276
Gozo y Esperanza 48
277
Catecismo Católico n. 1641
173

Canon 1135 Ambos cónyuges tienen igual obligación y


derecho respecto a todo aquello que pertenece al consorcio de la
vida conyugal.

Esta es una consecuencia de la alianza conyugal: “se dan y se reciben


mutuamente”, es una donación personal sin restricciones y ambos asumen
por igual sus deberes y a ambos por igual corresponden sus derechos. La
discreción de juicio se refiere a la comprensión y valorización de los derechos
y deberes esenciales del matrimonio (c. 1095 § 2), comprensión necesaria
para poder contraer matrimonio y no son capaces de contraer matrimonio
quienes no pueden asumir las obligaciones esenciales del matrimonio que
debieron comprender (c. 1095 § 3)

Esta igualdad está fundada en la misma naturaleza humana, pues


participando de la misma naturaleza humana, en el matrimonio les
corresponde por igual los derechos y deberes esenciales del matrimonio.

9.1.3.- La educación de la prole

Canon 1136 Los padres tienen la obligación gravísima y el


derecho primario de cuidar en la medida de sus fuerzas la
educación de la prole, tanto física, social y cultural como moral y
religiosa.

El concilio reflexionó sobre este tema, de la obligación de los padres respecto


de sus hijos, por cuanto “la alianza conyugal...ordenada por su misma índole
natural al bien de los cónyuges y a la generación y educación de la prole”
(canon 1055 § 1), la consideró así: “Siempre fue deber de los cónyuges y
constituye hoy parte principalísima de su apostolado, manifestar y
demostrar con su vida la indisolubilidad y la santidad del vínculo
matrimonial; afirmar abiertamente el derecho y la obligación de educar
cristianamente la prole, propio de los padres y tutores; defender la dignidad
y legítima autonomía de la familia” 278

278
Apostolicam Actuositatem, 11 c
174

“El matrimonio y el amor conyugal, por su propia índole, se ordenan a la


procreación y educación de la prole. Los hijos son ciertamente el regalo más
hermoso del matrimonio, y contribuyen al bien de los propios padres más
que cualquier otra cosa”279

“Según el designio de Dios, el matrimonio es el fundamento de la


comunidad más amplia de la familia, ya que la institución misma del
matrimonio y el amor conyugal están ordenados a la procreación y
educación de la prole, en la que encuentran su coronación...

Al hacerse padres, los esposos reciben de Dios el don de una


nueva responsabilidad. Su amor paterno está llamado a ser para los hijos el
signo visible del mismo amor de Dios, "del que proviene toda paternidad en
el cielo y en la tierra".

Sin embargo, no se debe olvidar que incluso cuando la procreación no


es posible, no por esto pierde su valor la vida conyugal. La esterilidad física,
en efecto, puede dar ocasión a los esposos para otros servicios importantes a
la vida de la persona humana, como por ejemplo la adopción, las diversas
formas de obras educativas, la ayuda a otras familias, a los niños pobres o
minusválidos.” 280

La doctrina de la Iglesia a este respecto es muy amplia, para nuestro


propósito es suficiente las transcripciones que hemos hecho. Como
deducción jurídica podemos decir que la finalidad del matrimonio no se
entiende si no se considera en relación con la prole, ya que el amor conyugal
conduce a los esposos a prolongarse en los hijos y encontrar en ellos la razón
de su trabajo y existencia.

9.1.3.1.- La patria potestad

Canon 98 § 2 La persona menor está sujeta a la potestad de los


padres o tutores en el ejercicio de sus derechos, excepto en aquello
en que, por ley divina o por el derecho canónico.

279
Gozo y Esperanza, 50
280
Familiaris Consortio, 14
175

Patria potestad, se llama así a la relación de los padres para con los hijos
que se fundamenta en el deber de los padres de criar y educar a sus hijos. 281
Esa potestad sobre los hijos no es un poder absoluto se ha de ejercer en
beneficio de los hijos, de acuerdo con su personalidad. Sobre el bautismo
han de intervenir ambos padres. 282
Corresponde la patria potestad por igual a ambos padres, pues viviendo
juntos, las decisiones referentes a los hijos no emancipados habrán de ser
tomadas de común acuerdo. Si los padres se hallan separados, la patria
potestad la ejercerá aquel que conviva con el hijo.
Se pierde la potestad sobre el menor por incumplimiento de los deberes
inherentes a ella, como consecuencia de una sanción penal, pero no la
obligación.
La patria potestad tiene su especial significado en el deber de los padres de
velar por sus hijos: cuidarlos de acuerdo a su edad; tenerlos en su compañía
y darles trato afectuoso; alimentarlos, educarlos y procurarles una
formación integral, tanto física como moral, religiosa 283 e intelectual, en la
medida de sus posibilidades.284 Están facultados para corregirlos de manera

281
Canon 793 § 1 Los padres y quienes hacen sus veces tienen la obligación y el derecho de educar a
la prole; los padres católicos tienen también la obligación y el derecho de elegir aquellos medios e
instituciones mediante los cuales, según las circunstancias de cada lugar, puedan proveer mejor a la
educación católica de los hijos.
§2 También tienen derecho los padres a que la sociedad civil les proporción las ayudas
que necesiten para procurar a sus hijos una educación católica.
282
Canon 868 § 1 Para bautizar lícitamente a un niño, se requiere:
1.º.que den su consentimiento los padres, o al menos uno de los dos, o quienes
2.º.legítimamente hacen sus veces
3.º.que haya esperanza fundada de que el niño va a ser educado en la religión
4.º.católica; si falta por completo esa esperanza, debe diferirse el bautismo, según
las disposiciones del derecho particular, haciendo saber la razón a sus padres.
§2 El niño de padres católicos, e incluso de no católicos, en peligro de muerte puede
lícitamente ser bautizado, aun contra la voluntad de sus padres.
283
Canon 774 § 2 Antes que nadie, los padres están obligados a formar a sus hijos en la fe y en
la práctica de la vida cristiana, mediante la palabra y el ejemplo; y tienen una obligación semejante
quienes hacen las veces de padres, y los padrinos
284
Canon 914 Los padres en primer lugar, y quienes hacen sus veces, así como también el párroco,
tienen obligación de procurar que los niños que han llegado al uso de razón se preparen
convenientemente y se nutran cuanto antes, previa confesión sacramental, con este alimento divino;
corresponde también al párroco vigilar para que no reciban la santísima Eucaristía los niños que aún
no hayan llegado al uso de razón, o a los que no juzgue suficientemente dispuestos.
176

razonable y con moderación; en correspondencia, éstos deben obedecer a


sus padres mientras permanezcan bajo potestad, y respetarles siempre.

9.1.4.- La legitimidad de los hijos

Respecto de la relación de los padres para con los hijos, hemos de considerar
tres momentos importantes: la filiación, la legitimidad y la legitimación.

9.1.4.1.- La filiación

Filiación natural, es un hecho biológico que indica relación de procedencia


entre el generado y los progenitores. En sentido jurídico filiación es el
vínculo que une al progenitor con el hijo.
No se trata aquí de un estudio genético, sino de relación que por el origen,
se tiene el derecho que existe entre padres e hijos, y en virtud de lo cual se
originan deberes y derechos.
La filiación, como hecho público, se reconoce en cuanto a la filiación
materna, por ser fácilmente comprobable, no así la filiación paterna a no ser
que se trate de filiación legítima, que lo demuestra el matrimonio. Hoy día
la filiación es comprobable por métodos biológicos basado el ADN.

9.1.4.2.- La legitimidad

Canon 1137 Son legítimos los hijos concebidos o nacidos de


matrimonio válido o putativo.

Se denominan hijos legítimos a los que proceden de progenitores casados


entre sí, antes o después de su nacimiento; y extramatrimoniales a los
habidos fuera del matrimonio. La legitimidad de los hijos se considera
como un efecto necesario e inseparable del matrimonio.
Tres momentos se consideran respecto de la legitimidad de hijo:
 Que haya nacido dentro del matrimonio válido;
 Que haya nacido durante el matrimonio putativo;
 Que haya sido engendrado durante el matrimonio, aunque haya
nacido después de la disolución del vínculo o después de la
177

declaración de nulidad del matrimonio;


La Iglesia ha suprimido la discriminación que existía en el Código del 17 por
razón del nacimiento 285 y también la clasificación de la prole adulterina y
sacrílega. 286

9.1.4.3.- Hijos extramatrimoniales

Son los hijos cuyos padres no tenían vínculo matrimonial. Es la


denominación más aceptada en la actualidad, pues la Iglesia, al igual que las
entidades civiles, han buscado un término que no sea denigrante de quien no
tiene culpa de venir al mundo en esa condición. La norma que traía el
Código de 1917 en el canon 777 ha sido presentada en el nuevo Código con
especial delicadeza, respecto de la inscripción de la partida de bautismo.

Canon 877 § 2 Cuando se trata de un hijo de madre soltera, se ha de


inscribir el nombre de la madre, si consta públicamente su maternidad o
ella misma lo pide voluntariamente, por escrito o ante dos testigos;
y también se ha de inscribir el nombre del padre, si su paternidad se
prueba por documento público o por propia declaración ante el
párroco y dos testigos; en los demás casos, se inscribirá sólo el
nombre del bautizado, sin hacer constar para nada el del padre o de
los padres.

La maternidad ha de constar públicamente, lo mismo tratándose de la


paternidad o que esta se demuestre por documento público o se demuestre
por dos testigos. Las leyes han ido dando mayores posibilidades a los hijos
extramatrimoniales hasta reconocerles igualdad de derechos con los hijos
legítimos cuando se trata de herencias.

9.1.5.- La presunción legal

285
Canon 984 del Código de 1917: “Son irregulares por defecto: 1° Los hijos ilegítimos tanto si la
ilegitimidad es pública como si es oculta, a no ser que hayan sido legitimados o hayan profesión de
votos solemnes”. En los cánones 1041 y 1042 del Nuevo Código no presentan esta irregularidad.
286
Los hijos habidos en el matrimonio o fuera de él, adoptados o procreados naturalmente o con
asistencia científica, tienen iguales derechos y deberes. (Constitución Colombiana art. 42)
178

Canon 1138 § 1 El matrimonio muestra quién es el padre, a no ser


que se pruebe lo contrario con razones evidentes.
§2 Se presumen legítimos los hijos nacidos al menos 180 días
después de celebrarse el matrimonio, o dentro de 300 días a partir
de la disolución de la vida conyugal.

La presunción 287 del canon 1138 § 1 se podría decir que es una presunción de
legitimidad porque la paternidad está demostrada por el matrimonio. Pero
teniendo en cuenta el texto mismo del canon se trata de una presunción de
filiación de la cual se deduce la legitimidad de los hijos nacidos de
matrimonio (válido o putativo). Esta presunción que se recoge del Código
del 17 (canon 1115 § 1) su origen es del Derecho Romano, en el cual se tenía
por padre quien era esposo de la mujer que ha dado a luz el hijo.

9.1.6.- La legitimación de los hijos por el matrimonio

Canon 1139 Los hijos ilegítimos se legitiman por el matrimonio


subsiguiente de los padres, tanto válido como putativo, o por
rescripto de la Santa Sede.

El canon 1137 llama hijos legítimos a los nacidos dentro del matrimonio de sus
padres y el canon 1139 se refiere a los hijos nacidos antes del matrimonio de sus
padres, los cuales se legitiman el subsiguiente matrimonio. La normal actual a
diferencia de la contenida en el canon 1116 288 del Código de 1917, es más
amplia, pues se concede la legitimación sin restricción alguna. Al hablar de
matrimonio subsiguiente se entiende que es posible el matrimonio, sea que
haya impedimento, pero dispensable o que no lo haya.

El canon presenta una solución cuando la legitimación no es posible debido a


que los padres están vetados para contraer matrimonio por algún
impedimento no dispensable Se trata únicamente de aquellos casos en que
“Presunción es una conjetura probable sobre una cosa incierta” (c. 1584)
287
288
Canon 1116 del Código de 1917, dice: “Por el subsiguiente matrimonio de los padres, sea
verdadero o putativo, tanto si contrae entonces como si se convalida, aunque no llegue a
consumarse, se legitima la prole, con tal que los padres hayan sido hábiles para contraer matrimonio
entre sí en el tiempo en que aquella fue concebida, o durante su gestación, o cuando nació.
179

no es posible el matrimonio para que los hijos sean legítimos. Por rescripto
de la Santa Sede se puede obtener la legitimación. Serán hijos legítimos por
concesión especial del Romano Pontífice. En el Rescripto se indicarán los
alcances de la legitimación.

9.1.6.1.- Efectos canónicos de la legitimación

Canon 1140 Por lo que se refiere a los efectos canónicos, los hijos
legitimados se equiparan en todo a los legítimos, a no ser que en el
derecho se disponga expresamente otra cosa.

La legitimación es una ficción del derecho que se retrotrae al momento del


nacimiento de la prole para hacerla legítima, siendo así que al nacimiento de
la prole los padres no estaban casados. Como los legitima el derecho, sus
efectos son iguales a los legítimos, que es el significado de equipararlos a los
legítimos. Este cano es igual al canon 1117 del Código anterior. Pero se
suprimió lo exigido en el canon 331 § 1 n° 1 del código anterior 289 Es decir,
que la frase: “A no ser que en el derecho se disponga expresamente otra cosa”,
puede hallarse alguna restricción, como lo hemos anotado antes.

9.2.- Efectos meramente civiles

Debemos recordar que los efectos del matrimonio, unos son naturales,
sacramentales otros y civiles otros. Pero ninguno de estos efectos los concede
ni la Iglesia ni el Estado. Ambos, Iglesia y Estado reconocen lo que por
naturaleza corresponde al matrimonio, pero ambos, Iglesia y Estado, regulan
esos derechos a fin de que sean claros y reciban la protección necesaria para
ejercerlos. Esos efectos son dados por el autor del matrimonio y deben ser
reconocidos por todas la entidades.

La Iglesia cuida de que, el matrimonio, elevado por Cristo a la dignidad de


sacramento, goce de los bienes y gracias del mismo sacramento y como
persona en la Iglesia los pueda hacer valer. El Estado reconoce el hecho del
matrimonio porque éste surge del consentimiento de las partes y no de la ley
289
Canon 331 § 1 Para que sea idóneo [para el episcopado] hace falta que reúna las siguientes
cualidades: 1ª Que haya nacido de legítimo matrimonio, sin que bate la legitimación, aunque ésta se
hubiera verificado por subsiguiente matrimonio. Esta exigencia no aparece en el canon 378 § 1, de
Código actual.
180

y entonces regula los derechos y deberes para que dentro de la sociedad civil
los puedan ejercer y hacer valer. A nadie se oculta la necesidad de regular
que tiene el Estado sobre los bienes de la sociedad conyugal, pues cómo se
ejercería el derecho de propiedad sin la ley. La Constitución colombina en el
artículo 42 reconoce los efectos y declara su autoridad para regularlos. 290

10
De la separación cónyuges

290
“La ley podrá determinar el patrimonio familiar inalienable e inembargable. La honra, la
dignidad y la intimidad de la familia son inviolables. Los matrimonios religiosos tendrán efectos
civiles en los términos que establezca la ley...Los efectos civiles de todo matrimonio cesarán por
divorcio con arreglo a la ley civil. También tendrán efectos civiles las sentencias de nulidad de los
matrimonios religiosos dictadas por las autoridades de la respectiva religión, en los términos que
establezca la ley.” (Art. 42)
181

10.1.- De la disolución del vínculo

10.1.1.- La absoluta indisolubilidad del matrimonio rato y consumado

Canon 1141 El matrimonio rato y consumado no puede ser disuelto


por ningún poder humano, ni por ninguna causa fuera de la
muerte.

El Código titula el capítulo IX así: “De la separación de los cónyuges”. Tema


que trata de dos manera diversas:
 La disolución del vínculo matrimonial (cánones 1141-1150). Existe la
posibilidad de nuevo matrimonio ya que el anterior ha sido
disuelto.
 Separación de los cónyuges permaneciendo el vínculo (cánones 1151-
1155). No posible nuevo matrimonio porque permanece el vínculo
del matrimonio en su validez.

Es necesario distinguir la disolución del vínculo de la declaración de nulidad


matrimonial. La disolución del vínculo es posible en un matrimonio válido.
La declaración de nulidad de un matrimonio se sucede cuando se declara
que desde el principio no ha existido matrimonio por la existencia de algún
impedimento que afectó la validez. La separación de los cónyuges no supone
la invalidez del matrimonio, por el contrario se presume su validez y ante las
182

desavenencia u otros problemas que afectan la convivencia, se autoriza la


separación, permaneciendo el vínculo.

La consumación del matrimonio le da aquella firmeza que ya la Sagrada


Escritura llama “una sola carne”. Esta conclusión de “ya no son dos sino una
sola carne”, es un vínculo de tal naturaleza fuerte, que es como si se tratara
de una persona, compuesta de alma y cuerpo, unidad sustancial que
solamente la muerte la separa.

Una de las propiedades esenciales del matrimonio es la indisolubilidad,


como nos la presentan los cánones 1056 y 1085. 291 Los textos del Nuevo
Testamento son claros al igual que su interpretación a lo largo de la
Tradición de la Iglesia. San Mateo 19, 3-12 nos trae la respuesta de Jesús dada
con ocasión de la pregunta sobre el repudio. Jesús, refiriéndose al texto del
Génesis 2,24, dice: “Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se
unirá a su mujer y serán los dos una sola carne”. Para concluir luego así: “Por
tanto lo que Dios ha unido no lo separe el hombre” 292
Sobre la indisolubilidad también se pronunció el Concilio de Trento 293 y
sobre el mismo tema las muchas encíclicas pontificias 294 El Concilio
Vaticano II, dijo; “Esta íntima unión como entrega de dos personas, lo mismo
que el bien de los hijos, exige plena fidelidad conyugal y urgen su
indisoluble unidad.” 295

“Jesús se pronunció claramente sobre la indisolubilidad del matrimonio. La


Iglesia siguiendo al Señor en fidelidad, que a través de la historia, lo ha
hecho en forma heroica. Y en la misma fidelidad a la palabra de Jesús ha
rechazado a todos los divorciados que han vuelto a casarse de la recepción
de los sacramentos...El cardenal Hoeffner, arzobispo de Colonia ha dicho: ‘no
se trata de una sanción eclesiástica, sino de la aplicación de la ley
fundamental que excluye de la recepción de la comunión a quienes
291
Canon 1056 Las propiedades esenciales del matrimonio son la unidad y la indisolubilidad, que
en el matrimonio cristiano alcanzan una particular firmeza por razón del sacramento..” y el Canon
1085 § 1 Atenta inválidamente el matrimonio quien está ligado por el vínculo de un matrimonio
anterior, aunque no haya sido consumado.
292
El revela la verdad original del matrimonio, la verdad del "principio" y, liberando al hombre de la
dureza del corazón, lo hace capaz de realizarla plenamente” (Familiaris Consortio,13)
293
Sesión 24, capítulos 5 y 7
294
“Luego si la Iglesia no erró ni yerra cuando enseñó y enseña estas cosas, evidentemente es cierto
que no puede disolverse el vínculo, y cosa clara es que mucho menos valen y en absoluto se han de
despreciar las otras tan fútiles razones que pueden y suelen alegarse como causa de los divorcios”
(Pío XI, encíclica “Casti Connubii” del 31 de diciembre de 1930, en AAS, vol. XXII, 1930, pag. 574)
295
Gozo y Esperanza, 48
183

permanecen en pecado grave...Si los divorciados y vueltos a casar fuesen


admitidos a la comunión, es como si fuesen reconocidos por la Iglesia como
en el estado de gracia y del amor de Dios.’ 296

“La Doctrina y el Magisterio confirman que la indisolubilidad significa que el


consentimiento personal de los cónyuges constituye el vínculo. Después de
este hecho, el matrimonio no necesita más para perseverar que la fuerza del
consentimiento actual. Para sostener el matrimonio es suficiente el
consentimiento prestado una sola vez que es jurídicamente eficaz en todo
tiempo. Se dice que el consentimiento es irrevocable, palabra con la cual se
expresa que el vínculo no depende del arbitrio de los cónyuges...La positiva
revocación no produce ningún efecto jurídico, por tanto es inválida...
Indisolubilidad significa la imposibilidad de rescindir el efecto producido
por el pacto del consentimiento...En otras palabras, la razón de la
indisolubilidad está en la imposibilidad de violar la ley que establece la
indisolubilidad matrimonial.” 297

“La indisolubilidad que es un don hecho a los esposos por el Creador, es


también una exigencia. El amor conyugal ‘exige la indisolubilidad y la
fidelidad en la donación recíproca definitiva’. 298 La comunidad conyugal,
que por su naturaleza está destinada a durar siempre, es una realidad
humana, creada por un libre consentimiento mutuo y no puede durar sino
por la permanente renovación de ese libre compromiso.” 299

La Indisolubilidad, “no es solamente del orden moral, sino también del


orden jurídico, por consiguiente continúa su existencia independiente de los
cambios subjetivos de los contrayentes. En cuanto es una relación jurídica no
puede ser efecto del amor, formalmente tal, ni puede destruirse por sola
cesación del amor.” 300

“Por tanto, el vínculo matrimonial es establecido por Dios mismo, de modo


que el matrimonio celebrado y consumado entre bautizados no puede ser
disuelto jamás. Este vínculo que resulta del acto humano libre de los esposos
296
Durrwell, F. “Indissoble et Destructible mariage”, en Revue de Droit Canonique, tomo XXXVI,
1986, pag. 214
297
Huber, J., “Indisolubilitas matrimonii estene norma iuridica an praeceptum morale?”, en Periódica,
1986, pag. 98
298
Familiaris Consortio, 13
299
Durrwell, F. “Indissoble et Destructible mariage”, en Revue de Droit Canonique, tomo 36, 1986,
pag. 234.
300
Navarrete, U. “Amor conyugalis et consensus matrimonialis” en Periódica, vol. LXV, 1976, pag. 628
184

y de la consumación del matrimonio es una realidad ya irrevocable y da


origen a una alianza garantizada por la fidelidad de Dios. La Iglesia no tiene
poder para pronunciarse contra esta disposición de la sabiduría divina (cf
CIC can. 1141).” 301

Una de las propiedades esenciales del matrimonio rato y consumado es la


indisolubilidad. Dos son las características que ha de reunir un matrimonio
para ser indisoluble: por el carácter sacramental (matrimonio rato), y por la
consumación.
Cuando uno de estos requisitos falta, el matrimonio es susceptible de ser
disuelto. Tengamos presente que el matrimonio rato es el matrimonio
celebrado válidamente entre dos personas bautizadas.

La indisolubilidad es;
 Intrínseca, (es absoluta), es decir, que el vínculo matrimonial no
puede disolverse por voluntad de los contrayentes;
 Extrínseca, (es absoluta), que ninguna autoridad humana puede
disolver el matrimonio rato y consumado
El matrimonio de los bautizados. elevado por Cristo a la dignidad de
sacramento, ningún poder humano lo puede disolver. Sólo la muerte puede
disolver la unidad matrimonial. El canon habla de la absoluta
indisolubilidad matrimonio rato y consumado.

El canon 1061 explica estos términos:


 Rato: “El matrimonio válido entre bautizados se llama sólo rato, si no
ha sido consumado” (si falta la sacramentalidad no es matrimonio rato)
 Rato y consumado: si los cónyuges han realizado de modo humano el
acto conyugal, apto de por sí para engendrar prole

La muerte se demuestra por documentos auténticos de origen eclesiástico o


civil, con los cuales el cónyuge demuestra su estado de libertad para contraer
nuevas nupcias. En el caso de no existir tales documentos se puede proceder
al proceso de muerte presunta, ya ante el Obispo 302 o ante el juez civil. Una
advertencia importante, que no existe presunción en el Derecho Canónico
sobre la muerte del cónyuge por “el solo hecho de la ausencia del cónyuge,
aunque se prolongue por mucho tiempo” 303
301
Catecismo Católico, n° 1640
302
Canon 1707
303
Canon 1707 § 2
185

10.1.2.- La disolución del matrimonio rato y no consumado con


dispensa del Romano Pontífice y ahora con competencia de la
Rota Romana

La ausencia de consumación es lo que estudiamos, la disolución del


matrimonio no consumado por dispensa super rato. No se trata de auténtica
dispensa, pues, puede darse la disolución de matrimonio rato y no
consumado cuando el vínculo conyugal no es sacramental. Expliquemos el
porqué de estas afirmaciones. 1) En el super rato no se cambia la norma de la
indisolubilidad del matrimonio sino que desaparece el matrimonio en sí (el
vínculo conyugal). Se trataría de una dispensa por vía de gracia, pudiéndo el
Romano Pontífice negar su concesión, 2) La Dispensa de Matrimonio rato y
no consumado puede aplicarse tanto al matrimonio entre bautizados, como
al matrimonio entre parte bautizada y parte no bautizada. No se trata de
dispensa, entendida ésta, conforme al c. 85, como relajación de la norma. Esta
posible disolución se explica en el canon 1142:

Canon 1142: El matrimonio no consumado entre bautizados, o entre parte


bautizada y parte no bautizada, puede ser disuelto por el Romano Pontífice,
a petición de ambas partes o de una de ellas, aunque la otra se oponga.

Por el Motu Proprio “QUAERIT SEMPER” del 30 de agosto del 2011 de Su


Santidad Bendicto XVI modifica la Constitución Apostólica Pastor Bonus y se
transfieren las competencias de la Congregación para el Culto Divino y la
Disciplina de los Sacramentos a la nueva Oficina para los procedimientos de
dispensa del matrimonio rato y no consumado y las causas de nulidad de la sagrada
ordenación constituida en el Tribunal de la Rota Romana.

Art. 1.
Son abolidos los artículos 67 y 68 de la mencionada Constitución Apostólica
Pastor Bonus.
Art. 2.
El artículo 126 de la Constitución Apostólica Pastor Bonus es modificado
según el siguiente texto:
«Art. 126 § 1. Este Tribunal actúa como instancia superior en el grado de
apelación, ante la Sede Apostólica, con el fin de tutelar los derechos en la
Iglesia, provee a la unidad de la jurisprudencia y, a través de sus sentencias,
sirve de ayuda a los tribunales de grado inferior.
186

§ 2. En este Tribunal se constituye una Oficina a la cual compete juzgar sobre


el hecho de la no consumación del matrimonio y sobre la existencia de una
causa justa para conceder la dispensa. Por eso, recibe todas las actas junto
con el voto del Obispo y con las observaciones del Defensor del Vínculo,
pondera atentamente, según el especial procedimiento, la súplica dirigida a
obtener la dispensa y, si es el caso, la somete al Sumo Pontífice.

Canon 1142 El matrimonio no consumado entre bautizados, o entre


parte bautizada y parte no bautizada, puede ser disuelto con causa
justa por el Romano Pontífice, a petición de ambas partes o de una
de ellas, aunque la otra se oponga.

El canon, reproduce en parte el canon 1119 del Derecho anterior y de él se


suprime: [se disuelve] “tanto por disposición del derecho en virtud de la profesión
religiosa solemne.” Se suprime no solo porque ya desde el derecho anterior no
veía resultado práctico debido a que fueron muy pocos los casos que se
beneficiaron de esta medida, sino también por la prohibición del derecho
actual. 304 La disposición suprimida “consta por la larga praxis de la Santa Sede y
del Concilio de Trento contra los protestantes (sesión XXIV, c. 6” 305
es otra de las
explicaciones por la cuales existió esa disposición.

El canon se refiere solamente al matrimonio rato y no consumado sea este entre


dos bautizados o entre un bautizado y uno no bautizado, es decir, se trata del
matrimonio sacramento y del matrimonio con disparidad de cultos, pero
ambos sin haberse consumado.

El canon simplemente dice: “puede ser disuelto con causa justa por el Romano
Pontífice”. Sobre la potestad del Romano Pontífice, el canon 1698 afirma:

304
El canon 643 § 1 “Es admitido inválidamente al noviciado...2° un cónyuge, durante el
matrimonio”
305
Vermeersch – Creusen, “Epitome Iuris Canonici”, Roma 1954, Tomo II, pag.297 n. 425
187

Canon 1698 § 1 Únicamente la Sede Apostólica juzga sobre el


hecho de la inconsumación del matrimonio y la existencia de justa
causa para conceder la dispensa.
§ 2 La despensa es concedida sólo por el Romano Pontífice

Esta potestad del Romano Pontífice y praxis posterior se apoya en las varias
Decretales de Alejandro III, 306 praxis que se hizo frecuente en el siglo XIV. 307
Se afirma. “La Iglesia, en virtud de la potestad que le ha concedido
Jesucristo, puede disolver el matrimonio de sus súbditos, si no ha sido
consumado.” 308 Pero siempre se hace relación a la praxis de la Iglesia: “De la
práctica de la Iglesia consta que le fue concedida al Romano Pontífice por
Cristo esta facultad ministerial o Vicaria. Pues de la sola potestad de
jurisdicción no se deriva, sin embargo en las cuestiones que interesan a la
santidad de las costumbres , no se puede admitir error en los Romanos
Pontífices, quienes frecuentemente, usaron esta facultad de conceder la
disolución del vínculo, como segura.”309

En la revisión del Código de Derecho Canónico actual, aunque se consideró


que esa facultad de dispensar el matrimonio rato y no consumado, es
también facultad de los Obispos, como sucesores de los Apóstoles, pero
“todos quieren, sin embargo, que se mantenga la disciplina vigente, es decir
que tal facultad se reserve al Romano Pontífice.”.310
El canon, como se presenta, trata de una dispensa, que el Romano Pontífice
concede en virtud de su potestad vicaria, cuando existe causa justa,
condición puesta por el mismo legislador. Además él juzga de la calidad de
la causa justa para conceder la dispensa y esta la puede conceder al tratarse
306
Alejandro III (Papa) (1105?-1181), Papa (1159-1181), que defendió con gran energía la autoridad
soberana del pontificado en la Iglesia.
Rolando Bandinelli, que era su verdadero nombre, nació en Siena y estudió Derecho con el erudito
italiano Graciano, padre del Derecho canónico. Fue profesor en Bolonia y sus escritos sobre Derecho
y Teología le dieron fama de sabio.
307
Regatillo, Eduardo F., “Ius sacramentarium” Ed. Sal Térrea, Santander (España), 1964, pág. 874, n.
1414
308
Comentario al canon 1119 del Código de 1917, en Derecho Canónico, B.A.C.
309
Vermeersch – Creusen, “Epitome Iuris Canonici”, Roma 1954, Tomo II, pag 298, n. 425, 2°
310
Communicationes, vol. X, 1978, página 108 “Algunos Pidieron que se concediera a los Obispos la
facultad de dispensar el matrimonio rato y no consumado, o que al menos se diga ‘por la autoridad de
la Iglesia’ en lugar de ‘por el Romano Pontífice’, para que las discusiones teológicas sobre la potestad
vicaria y de la posible delegación de la misma, permanezca clara. Los consultores discutieron sobre
esta proposición y aunque algunos piensan que esta potestad pertenece de por sí a los Obispos, sin
embargo todos quieren que se mantenga la disciplina vigente a fin de tal facultad se reserve al
Romano Pontífice”
188

de un matrimonio entre bautizados o entre una parte bautizada y otra no


bautizada. No señalamos cual deba ser esa causa justa. Si encontramos casos
para los cuales se pide la dispensa porque, por ejemplo, se casaron y él viajó
a otro país y no volvió por la esposa o contrajo otro matrimonio allá, es decir
la convivencia no es posible, por causa grave.

El proceso para la dispensa de matrimonio rato y no consumado que se


realiza según los cánones 1697 al 1706, para cuyo procedimiento conviene
tener en cuenta las “Litterae circulares” de la Congregación de sacramento
del 20 de diciembre de 1986 311 y lo dispuesto sobre la nueva Oficina para los
procedimientos de dispensa del matrimonio rato y no consumado y las
causas de nulidad de la sagrada ordenación

La causa justa requerida no puede ser otra que “el favor de la fe”, que es
similar a otras como “la salvación de las almas” 312 y el “bien espiritual”. 313
Esta causa justa se requiere para la validez porque la dispensa no se da sobre
una ley eclesiástica, que entonces la causa justa para la dispensa no sería
necesaria si la dispensaba el Papa sino que se trata de la dispensa de una ley
divina, como es la indisolubilidad de todo matrimonio, que lo hace en su
condición de vicario de Cristo en la tierra, razón por la cual se llama potestad
vicaria.

Cuando se hace el proceso de rato y no consumado, se afirma que es


imposible reanudar la convivencia y se señala la causa de esa imposibilidad
que puede ser que uno de los cónyuges está haciendo vida marital con otra
persona, que es lo más frecuente. No se puede recibir la solicitud de dispensa
de rato y no consumado si no hay esa razón de imposibilidad de reanudar la
vida conyugal.

El canon señala el ámbito de la dispensa de un matrimonio rato y no


consumado:
 El matrimonio de dos bautizados;
 El matrimonio no consumado de un bautizado y otro no bautizado
(este no se llama rato, según la definición del canon 1061 314)

311
Communicationes, vo. XX, 1988 pag. 78-84
312
Canon 1752
313
Christus Dominus 8 b
314
Canon 1061 § 1 El matrimonio válido entre bautizados se llama sólo rato, si no ha sido consumado ;
189

Con la Carta apostólica en forma de motu proprio “quaerit semper” del


sumo pontífice Benedicto XVI del 30 de agosto del 2011, dispuso:
“En las presentes circunstancias ha parecido conveniente que la Congregación para
el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos se dedique principalmente a dar
nuevo impulso a la promoción de la Sagrada Liturgia en la Iglesia, según la
renovación querida por el Concilio Vaticano II a partir de la Constitución
Sacrosanctum Concilium.
Por lo tanto, he considerado oportuno transferir a una nueva Oficina constituida en
el Tribunal de la Rota Romana la competencia de tratar de los procedimientos para
la concesión de la dispensa del matrimonio rato y no consumado y las causas de
nulidad de la sagrada Ordenación.” Con estas disposiciones se modifica la
Constitución Apostólica Pastor Bonus y se transfieren algunas competencias
de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos a
la nueva Oficina para los procedimientos de dispensa del matrimonio rato y
no consumado y las causas de nulidad de la sagrada ordenación constituida
en el Tribunal de la Rota Romana.

10.1.3.- El privilegio de la fe en orden al matrimonio

10.1.3.1.- El privilegio Paulino

Canon 1143 § 1 El matrimonio contraído por dos personas


no bautizadas se disuelve por el privilegio paulino en favor
de la fe de la parte que ha recibido el bautismo, por el mismo
hecho de que ésta contraiga un nuevo matrimonio, con tal de
que la parte no bautizada se separe.
§2 Se considera que la parte no bautizada se separa,
si no quiere cohabitar con la parte bautizada o cohabitar
pacíficamente sin ofensa del Creador, a no ser que ésta,
después de recibir el bautismo, le hubiera dado un motivo
justo para separarse.

El llamado Privilegio Paulino, que es una promulgación del Derecho Divino


por la autoridad apostólica del apóstol Paulo, por el cual se disuelve un
matrimonio de dos personas no bautizadas. No se trata de un privilegio en
sentido jurídico,315 pues “no es una excepción a la ley general de la
indisolubilidad. Esta excepción se verifica cuando un matrimonio válido y
legítimo, contraído en la infidelidad, le falta la estabilidad por culpa del
Canon 76 § 1 El privilegio, es decir, la gracia otorgada por acto peculiar en favor de
315

determinadas personas, tanto físicas como jurídicas,


190

cónyuge no bautizado, que quiere separarse y no consciente en la práctica


pacífica de la religión católica. En tal caso, el cónyuge cristiano no permanece
ligado al vínculo matrimonial y puede separarse y contraer nuevas nupcias.”
316

El mismo apóstol explica que él lo promulga: “A los demás digo yo, no el


Señor”. Su contenido se encuentra en la 1ª carta de San Pablo a los Corintios,
7, 12-15 :

“A los demás les digo yo, no el Señor: si algún hermano tiene una mujer no
creyente, y ella consiente en habitar con él, no la despida; y si alguna
mujer tiene un marido no creyente, y éste consiente en habitar con ella, no
despida al marido. Porque el marido no creyente es santificado por la
mujer, y la mujer no creyente es santificada por el hermano. De no ser así,
vuestros hijos serían impuros, y ahora son santos. Pero si el no creyente
se separa, que se separe. En este caso, ni el hermano ni la hermana quedan
ligados; porque Dios nos ha llamado a vivir en paz.

Se trata, pues, de la disolución del matrimonio de dos personas no bautizadas, es


decir, de un matrimonio natural, que se disuelve en favor de la fe del
bautizado por el “privilegio paulino”. La Congregación del Santo Oficio en su
decreto del 11 de julio de 1866, habla del “privilegio concedido por Cristo el
Señor a favor de la fe y promulgado por el Apóstol Pablo en 1 Cor. VII,12 sig.” 317

El Privilegio de la Fe, consiste, pues, que el matrimonio natural y consumado


de dos personas infieles, es decir, no bautizadas, se disuelve a favor de la fe,
si una de las partes se convierte y se bautiza, mientras la otra parte
permanece en la infidelidad (no quiere convertirse) y no quiere cohabitar con
la parte bautizada sin contumelia del Creador. Entonces la parte católica
puede contraer nuevo matrimonio, que al contraerse se disuelve el anterior
matrimonio, pero antes deben haberse cumplido las siguientes condiciones:
 Que la parte que se convierte y recibe el bautismo, su conversión y
bautismo sea en la Iglesia católica, pues el código no hace mención
de otra clase de comunidad;
 Se debe dar la separación y ésta se entiende que la parte no
bautizada presenta problemas y discordias a la parte católica por su
conversión y así no puede haber comunidad matrimonial en paz. Es
316
Nuovo Dizionario di Diritto Canonico, Ed. San Paolo, pag. 837
317
Bank, Joseph, “Connubia canonica” Herder, 1959, pag. 543 (en Fuentes, IV n.996)
191

más una separación moral que física. La iniciativa de la separación


es de la parte no bautizada. Pero si la parte católica da motivos para
que la otra parte se aleje, por su culpabilidad no puede invocar
privilegio.
 Debe haberse dado la interpelación y ésta ante el ordinario del
lugar de la parte católica. Si faltó la interpelación, para la validez
del matrimonio se debe recurrir a Papa para que él disuelva el
matrimonio.

10.1.3.2.- La interpelación de la parte no bautizada : objeto y formalidad

Canon 1144 §1 Para que la parte bautizada contraiga


válidamente un nuevo matrimonio se debe siempre interpelar a la
parte no bautizada:
1.º. si quiere también ella recibir el bautismo;
2.º. si quiere al menos cohabitar pacíficamente con la parte
bautizada, sin ofensa del Creador.
§2 Esta interpelación debe hacerse después del bautismo; sin
embargo, con causa grave, el Ordinario del lugar puede permitir
que se haga antes, e incluso dispensar de ella, tanto antes como
después del bautismo, con tal de que conste, al menos por un
procedimiento sumario y extrajudicial, que no pudo hacerse o que
hubiera sido inútil.

La interpelación, como el canon la presenta, son las preguntas que se deben


hacer a la parte no bautizada. También el canon precisa los temas sobre los
cuales se debe realizar la interpelación e indica el momento en que debe
realizarse esa interpelación.
Lo primero es si quiere también recibir el bautismo, no obstante que durante la
preparación para el bautismo de la parte que se convirtió, la otra parte
rechazó las varias invitaciones a esa preparación. Es decir, pese a que consta
su rechazo, se debe hacer esa interpelación.
Si no quiere convertirse, se le pregunta si quiere convivir sin problemas, es
decir cohabitar pacíficamente con la parte católica sin ofensa del Creador. Es
decir que el tema religioso no sea motivo de desavenencias.
192

Las interpelaciones, que son de derecho eclesiástico, cuya omisión afecta la


validez, pueden dispensarse, a tenor del canon 87 §1,318 pero debe haber
causa justa para esa dispensa, como lo señala el canon 90 §1 319 y la manera
de constatar la causal, puede ser “al menos por un procedimiento sumario y
extrajudicial”. El Santo Oficio ya había indicado cómo proceder para evitar
que se presuma el rechazo y que eso se tome como causal. 320 Esas
indicaciones son más precisas de lo que los cánones 1121 y 1122 del Código
anterior señalaban. Como se trata de una demostración hacia el futuro debe
hacerse contando con la autorización del Obispo y hecha ante dos testigos,
quedando constancia en un acta.

Con causa justa el Obispo puede dispensar de la interpelación, pero como se


trata de un rescripto ha de ser por escrito en el que conste que se concede en
virtud de las causales alegadas, que han de ser verdaderamente existentes y
graves.

La nueva instrucción sobre las normas del proceso de disolución del vínculo
matrimonial en favor de la fe Dada la Congregación para la Doctrina de la
Fe, del 30 de abril de 2002, memoria de San Pío V. Fue firmada por + Joseph
Card. Ratzinger, Prefecto +Tarcisio Bertone, S.D.B., Arzobispo emérito de
Vercelli, Secretario

10.1.3.3.- La doble forma de la interpelación : publica y privada

Canon 1145 § 1 La interpelación se hará normalmente por la


autoridad del Ordinario del lugar de la parte convertida; este
Ordinario ha de conceder al otro cónyuge, si lo pide, un plazo para

318
Canon 87 § 1 El Obispo diocesano, siempre que, a su juicio, ello redunde en bien espiritual de los
fieles, puede dispensar a éstos de las leyes disciplinares, tanto universales como particulares,
promulgadas para su territorio o para sus súbditos por la autoridad suprema de la Iglesia; pero no
de las leyes procesales o penales, ni de aquellas cuya dispensa se reserva especialmente a la Sede
Apostólica o a otra autoridad.
319
Canon 90 § 1 No se dispense de la ley eclesiástica sin causa justa y razonable, teniendo en
cuenta las circunstancias del caso y la gravedad de la ley de la que se dispensa; de otro modo, la
dispensa es ilícita, y si no ha sido concedida por el mismo legislador o por su superior, es también
inválida.
320
“para en el tiempo futuro aparezca esta necesidad o que el interpelado no responde, o porque no
se sabe donde está, o porque ha dado prueba con hechos de su abierta oposición”(Santo Oficio, 11
de junio de 1760) Otro motivo que se puede añadir es cuando la parte no católica contrajo
matrimonio civil con otra persona.
193

responder, advirtiéndole sin embargo, de que, pasado inútilmente


ese plazo, su silencio se entenderá como respuesta negativa.
§2 Si la forma arriba indicada no puede observarse, es válida
y también lícita la interpelación hecha, incluso de modo privado,
por la parte convertida.
§3 En los dos casos anteriores, debe constar legítimamente
en el fuero externo que se ha hecho la interpelación y cuál ha sido
su resultado.

La interpelación es necesaria y esta puede hacerse de varios modos, pero la


forma ordinaria es la que realiza el Obispo de la parte católica., y esta debe
realizarse antes dos testigos y debe constar en acta que puede levantar el
Canciller diocesano, que funge como notario. Esa acta debe queda en el
archivo de la Curia diocesana.

Pudiera suceder que la parte no bautizada no quiera responder de inmediato


y pide un plazo para pensarlo bien, ese plazo lo concederá el Obispo y
mientras tanto no se puede proceder al matrimonio de la parte católica. Pero
se advierte que “pasado inútilmente ese plazo, su silencio se entenderá como
respuesta negativa.” Es una presunción de derecho.

Otra forma de hacer la interpelación, pero cuando la forma ordinaria no


puede realizarse, es la forma privada, que realizara el cónyuge bautizado y
de esa interpelación tendrá que informar para que conste en el expediente
matrimonial. Las dos formas de la constancia legal y su resultado es el que
hemos indicado. La presencia de testigos no se puede omitir, pues sin ellos
no constará legítimamente.

“Mientras el Código de Derecho Canónico estaba en revisión, se redactaron


los esquemas de los cánones en los que se proponían sintéticamente los
principios de derecho sustantivo y las normas procesales para la disolución
del vínculo matrimonial en favor de la fe. Sin embargo, pareció más
oportuno a la Autoridad Superior que esta difícil materia no se incluyera en
el Código, sino que se remitiera a normas particulares, aprobadas
especialmente por el Sumo Pontífice y publicadas por la Congregación para
la Doctrina de la Fe. Pero ahora, después de promulgados el Código de
Derecho Canónico y el Código de Cánones de las Iglesias Orientales, las
Normas para la disolución del vínculo, revisadas y acomodadas a la
194

legislación vigente, fueron enviadas a los Obispos diocesanos y eparquiales


para ser introducidas en la praxis de las curias, tanto en lo que se refiere a los
casos que han de ser admitidos según los principios sustanciales, como en lo
que afecta a la instrucción del proceso, antes de que las actas sean enviadas a
esta Congregación para la Doctrina de la Fe…Con la entrada en vigor de
estas nuevas normas, son abrogadas totalmente las normas anteriores que
habían sido dadas para la instrucción de estos procesos, sin que obste en
contra nada digno de mención.

10.1.3.4.- El derecho a nuevas nupcias de la parte bautizada

Canon 1146 La parte bautizada tiene derecho a contraer nuevo


matrimonio con otra persona católica:
1º.-si la otra parte responde negativamente a la interpelación, o si
legítimamente no se hizo ésta.
2º.- si la parte no bautizada, interpelada o no, habiendo continuado la
cohabitación pacífica sin ofensa al Creador, se separa después sin causa
justa, quedando en pie lo que prescriben los cann. 1144 y 1145.

El derecho de la parte católica a nuevas nupcias se adquiere por la respuesta


negativa del cónyuge infiel a la interpelación, en cualquier de las formas
aceptadas, ya sea la ordinaria, la subsidiaria o privada, la de presunción
negativa o si fue dispensada la interpelación. Ese derecho es a contraer
matrimonio con otra persona católica en virtud del privilegio paulino. Pero ,
con dispensa del Ordinario del lugar puede contraer matrimonio con otra
persona no bautizada (Disparidad de cultos) y con una persona bautizada
pero separada de la Iglesia por acto forma (matrimonio mixto). Pueden
existir muchas causas por las cuales se concede la dispensa para cualquier de
estas formas de matrimonio, todo depende de la misma región. 321

El matrimonio natural queda disuelto por el hecho de surgir el vínculo del


nuevo matrimonio, es decir ipso facto, no antes, sino la contraer el nuevo
matrimonio.

Como el caso puede suceder en territorio de misión y por la falta de católicos el bautizado se ve
321

precisado a casarse con un no bautizado o con un separado de la Iglesia católica


195

El Código actual trae estas novedades, que la parte católica pueda contraer
matrimonio mixto o de disparidad de cultos, y esto por tener como fuente
las facultades del Motu Proprio Pastorale Munus, del Papa Paulo VI. 322 Surge
una pregunta al respecto y es si el matrimonio se disuelve por el Privilegio
Paulino o por la potestad Vicaria del Romano Pontífice, en el caso del
matrimonio mixto o en el de disparidad de cultos, a los que amplía el código
actual.

Como derecho de la parte católica, por el privilegio paulino, está el contraer


matrimonio católico, pero por causa grave el obispo diocesano le dispensa
que no sea con parte católica, y es en virtud del privilegio paulino que puede
contraer matrimonio y por dispensa, es decir por gracia, con alguien
bautizado y separado de la Iglesia católica o con un no bautizado.

La otra situación que presenta el canon es la cohabitación por algún tiempo


en paz, sin contumelia del Creador y la parte no bautizada abandona o “se
separa después sin causa justa”. En tal caso se sigue la norma ordinaria, si la
parte no bautizada se separa sin causa justa, la parte católica tiene derecho a
contraer nuevas nupcias.

10.1.3.5.- Para un nuevo matrimonio con una persona no católica

Canon 1147 Sin embargo, por causa grave, el Ordinario del lugar
puede conceder que la parte bautizada, usando el privilegio
paulino, contraiga matrimonio con parte no católica, bautizada o
no, observando también las prescripciones de los cánones sobre los
matrimonios mixtos.

El Legislador afirma que el Ordinario del lugar puede dispensar, por causa
grave, a la parte católica para que contraiga matrimonio mixto o de
disparidad de cultos usando el privilegio paulino. El matrimonio natural se
disuelve ciertamente ya sea por el privilegio paulino o por la potestad
ministerial de la Iglesia. Pero en el caso se trata de la disolución del vínculo
por el privilegio paulino, el cual le da derecho a la parte católica para contraer
322
El Obispo diocesano tiene facultad “de dispensar , si urge una causa justa y grave, los
impedimentos de mixta religión y de disparidad de cultos, aun en el caso de uso del privilegio
paulino, quedando a salvo lo que se prescribe en los cánones 1061-1064 del Código de Derecho
Canónico” (del Código de 1917), en AAS, vol. LVI [1964], página 9, n° 20
196

nuevas nupcias con parte católica, pues la razón del privilegio paulino es la
protección de la fe del católico. Al no poderlo contraer con parte católica, es
decir bautizada y en comunión plena con la Iglesia católica, por causa grave,
el obispo dispensa para que lo pueda hacer con parte separada de la Iglesia
(matrimonio mixto) o con parte no bautizada (disparidad de cultos)

10.1.3.6.- La potestad Vicaria del Romano Pontífice

No hace muchos años, quizá unos cincuenta años algunos moralistas y


canonistas, pensando explicar la potestad Vicaria 323del Romano Pontífice , la
llamaron Privilegio Petrino, como paralelo al Privilegio Paulino, naturalmente
aquel no aparece promulgado por San Pedro en ninguna parte 324

El Padre Urbano Navarrete, s.j. profesor de la Pontificia Universidad


Gregoriana de Roma presenta un amplio análisis de todos los autores que
escribieron sobre el mal llamado privilegio petrino y también trae la listas de
los Pontífices que en virtud de su potestad vicaria disolvieron matrimonios
no consumados.

Es decir que el Romano Pontífice tiene potestad, naturalmente con causa


grave, de disolver un matrimonio no consumado. Por la profesión Religiosa,
“por el mismo derecho” c. 1119 del Código de 1917. Doctrina vigente desde
el siglo XII. 325 El Código del 83 nada dijo al respecto. El canon 1142 326 señala
la amplitud de la potestad Vicaria del Romano Pontífice, ya se trate de parte
bautizada o de parte no bautizada. Es decir, parte bautizada comprende a la
no separada de la Iglesia y a la separada. Parte no bautizada, el caso de
disparidad de cultos.

Pero qué decir sobre el matrimonio de dos infieles, de un matrimonio


natural, ¿tiene facultad el Romano Pontífice de disolver un matrimonio
natural que no haya sido consumado? No aceptaron tal posibilidad

323
Navarrete, U. “Poteestas vicaria Eclesiae: Evolutio historica conceptus atque observationes atenta doctrina
Concilii Vaticai II”, en Periódica, vol LX [1971] pag. 419 ss
324
Navarrete, Urbano, s.j.“De termino Privilegium Petrinum, non adhibendo”, en PERIODICA,
tomo LIII, 1964, páginas 323 al 375
325
Navarrete, Urbano, s.j.“De termino Privilegium Petrinum, non adhibendo”, en PERIODICA, tomo
LIII, 1964, página 345
326
Canon 1142 El matrimonio no consumado entre bautizados, o entre parte bautizada y parte no
bautizada, puede ser disuelto con causa justa por el Romano Pontífice, a petición de ambas partes o
de una de ellas, aunque la otra se oponga.
197

numerosos teólogos, quienes afirman que no tiene potestad sino sobre los
bautizados, aunque uno solo sea el bautizado y esto lo dicen basados en lo
que San Pablo afirma: “Pues ¿por qué voy yo a juzgar a los de fuera? ¿No
juzgáis vosotros a los de dentro? A los de fuera los juzgará Dios.” (1ª
Corintios 5,12-13). Tal opinión fue perdiendo valor, pues el contexto no lo
analizaron y en la praxis de la Iglesia existe la disolución de muchos
matrimonios de infieles sin que haya la conversión de alguno de ellos. Pío
XII, en virtud de esa potestad, como Vicario de Cristo, disolvió muchos
matrimonios de infieles. La razón es porque la potestad ministerial de la
Iglesia es para todos los hombres como lo estableció Cristo. 327 De ellos hablo
Pío XII en su alocución a la rota Romana el 3 de octubre de 1941. 328
Para una mejor comprensión de tal praxis de la Iglesia, conviene recurrir a
los fundamentos y el canon 1125 del Código de 1917, cita las Constituciones
dadas por varios Romanos Pontífices en las que se indica la existencia de la
potestad pontificia.

Canon 1125 (Código de 1917) Las disposiciones referentes al


matrimonio contenidas en las Constituciones de Paulo III Altitudo,
del 1° de junio de 1537; de San Pío V Romani Pontificis, del 2 de
agosto de 1571; y de Gregorio XIII Populis, de 25 de enero de 1585, y
que fueron dadas para determinados lugares, se extienden también
a las demás regiones en las mismas circunstancias.

Las varias consultas a la Santa Sede, que los misioneros españoles y


portugueses presentaron ante las costumbres poligámicas que encontraron
en las colonias recién descubiertas de América, dio lugar a las respuestas de
la Santa Sede en forma de Constituciones Apostólicas.

Como los casos presentados no podían resolverse por el privilegio paulino, la


Santa Sede determinó, en virtud de su potestad ministerial lo que debían
327
“Y acercándose Jesús les dijo; me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra; id, pues,
enseñada a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo,
enseñándoles a observar todo cuanto yo os he mandado2 (Mateo 28, 18-20)
328
“El matrimonio rato y consumado es indisoluble por derecho divino, pues no puede ser disuelto
por ninguna potestad humana (c. 1118); mientras que otros matrimonios, si bien son intrínsecamente
indisolubles, no tienen pues una indisolubilidad extrínseca absoluta, pero, dados ciertos necesarios
presupuestos, pueden (se trata como es sabido, de casos relativamente raros) ser disueltos, además
del Privilegio Paulino. Por el Romano Pontífice en virtud de su potestad ministerial.” AAS. Vol.
XXXIII [1941], pag. 424-425
198

hacer. Advirtió sí que las soluciones “que fueron dadas para determinados
lugares, se extienden también a las demás regiones en las mismas
circunstancias”.

Estas constituciones según algunos comentaristas del Código, nada diferente


presentan a una “interpretación comprensiva del privilegio paulino, pues
suponían que el Romano Pontífice no tenía potestad para disolver
matrimonios consumados” 329. “Pero supuesta la suprema potestad del
Romano Pontífice, es claro que la única explicación congruente con la verdad
objetiva, se ha de responder que tales Constituciones no tienen otra cosa que
el ejercicio y aplicación, a modo de ley, del hecho de esa potestad apostólica”
330
El Código actual trata este tema en los siguientes cánones.

10.1.3.6.1.- El caso de poligamia

Canon 1148 § 1 Al recibir el bautismo en la Iglesia católica un no


bautizado que tenga simultáneamente varias mujeres tampoco
bautizadas, si le resulta duro permanecer con la primera de ellas,
puede quedarse con una de las otras, apartando de sí a las demás.
Lo mismo vale para la mujer no bautizada que tenga
simultáneamente varios maridos no bautizados.
§2 En los casos que trata el § 1, el matrimonio se ha de
contraer según la forma legítima, una vez recibido el bautismo,
observando también, si es del caso, las prescripciones sobre los
matrimonios mixtos y las demás disposiciones del derecho.
§3 Teniendo en cuenta la condición moral, social y
económica de los lugares y de las personas, el Ordinario del lugar
ha de cuidar de que según las normas de la justicia, de la caridad
cristiana y de la equidad natural, se provea suficientemente a las
necesidades de la primera mujer y de las demás que hayan sido
apartadas.

329
Lazcano J. “Potestad del Papa en la disolución del matrimonio de infieles” (Madrid, 1945, pag. 118-130).
Citado Por U. Navarrete en De termino Privilegium Petrinum, non adhibendo”, en PERIODICA,
tomo LIII, 1964, página 346-347
330
Navarrete, Urbano, s.j. “De termino Privilegium Petrinum, non adhibendo”, en PERIODICA, tomo
LIII, 1964, página 347
199

El canon, partiendo de lo dispuesto en las Constituciones de que hizo


referencia el canon 1125 del Código anterior, regula lo dispuesto en la
Constitución “Altitudo” de Paulo III 331 que iba dirigida a “universis Episcopis
Occidentalis et Mediolanis Indiae”332 en el sentido de que al bautizado “si le
resulta duro permanecer con la primera de ellas, puede quedarse con una de las
otras”, lo cual es nueva concesión respecto de lo establecido por Paulo III.
San Pío V, en la Constitución Romani Pontifici presenta otra solución respecto
de los indios que se bauticen, que sigan con la esposa que se bautice. 333 Estos
problemas encontraron los misioneros en las tierras de américa, descubierta
en el siglo XV

10.1.3.6.2.- El caso de prisión o de persecución que impida la cohabitación

Canon 1149 El no bautizado a quien, una vez recibido el bautismo


en la Iglesia católica, no le es posible restablecer la cohabitación con
el otro cónyuge no bautizado por razón de cautividad o de
persecución, puede contraer nuevo matrimonio, aunque la otra
parte hubiera recibido entretanto el bautismo, quedando en vigor lo
que prescribe el can.1141.

331
“Con gran alegría espiritual de nuestra alma hemos sabido que muchos indígenas de la India
ortiental y meridional...se proponen abrazar la verdad de la fe católica...Respecto a sus matrimonios
mandamos que se observe lo siguiente, los que antes de su conversión tenían, según las costumbres
de ellos varias esposas y no recuerdan cual fue la primera que tomaron, una vez convertidos a la fe,
tomarán una de ellas, la que quieran, para contraer con la misma matrimonio...y los que recuerdan
cuál tomaron primero, deben conservar esta, separándose de las otras. Les concedemos, asimismo ,
que si son parientes aun en tercer grado de consanguinidad o de afinidad, no se les impida el
matrimonio en tanto esta Santa Sede no tuviere a bien disponer lo contrario” (Traducción de
Mígueles), en Derecho canónico, B.A.C. de 1917, pag. 872, Documento IV
332
“A todos los Obispos de la India Oriental y Meridional”. Esta división territorial fue hecha por
Alejandro VI en la Bula “Inter caetera” del 4 de mayo de 1493. Por la publicación de las llamadas
Bulas Alejandrinas que fueron cuatro, dadas entre abril y septiembre de 1493, por las cuales el Papa
Alejandro VI donaba a los Reyes Católicos españoles, las islas descubiertas y por descubrir que se
encontrasen por occidente y que no perteneciesen a ningún príncipe cristiano. Los límites se fijaron
así: la línea divisoria de norte a sur era de unas 100 leguas (aproximadamente 483 kilómetros) al
oeste de las islas Azores y de las islas de Cabo Verde; todos los territorios al este de esta línea
pertenecerían a Portugal, mientras que los que quedaban al oeste serían posesiones españolas.
333
“Nos...a tenor de las presentes letras, declaramos con autoridad apostólica que los indios ya
bautizados...y los que en adelante se bauticen, pueden permanecer, como con esposa legítima,
separándose de las otras, con aquella de sus esposas que se haya bautizado o se bautice con ellos y
que tal matrionio entre ellos es firme y legítimo.”
200

La Constitución Populis de Gregorio XIII, del 25 de enero de 1585, fue dada


por la situación de deportación que sufrieron muchos indígenas de Angola,
Etiopía y Brasil. 334 Se concedió al cónyuge convertido, sin interpelación
contraer nuevo matrimonio, debido a la imposibilidad de volverse a ver con
el cónyuge.

El canon trata del matrimonio de quien habiéndose convertido caen en


cautiverio y no es posible la convivencia con el cónyuge infiel, el cónyuge
católico puede contraer nuevo matrimonio, aunque la otra parte se hubiera
convertido. Se trata de un matrimonio rato y no consumado que por el
mismo derecho se autoriza el nuevo matrimonio, si lo autoriza el derecho es
porque el mismo derecho lo disuelve.

10.1.3.7.- Las Constituciones y el Código

Paulo III “Altitudo” San Pío V “Romani Pontificis” Gregorio XIII “Populis”
“El que antes de su “Los indios ya bautizados y los El problema que se plateaba no
conversión tenía varias que se bauticen después, pueden era por la poligamia sino por la
esposas y no recuerda cual permanecer como con esposa separación de los cónyuges
fue la primera, una vez legítima con aquella de sus debido a la deportación de
convertido a la fe, tomará esposas que se haya bautizado o esclavos. “Después de haber
una de ellas.” se bautice con ellos” celebrado su matrimonio en rito
gentil son llevados fuera de su
Canon 1148 Canon 1148 patria a regiones muy remotas,
“Al recibir el bautismo un no El canon avanzó más al permitir quedando separados de sus
bautizado que tenga que el bautizado elija una cónyuges, y después se
simultáneamente varias cualquiera de sus esposas, sin convierten a la fe, esos
mujeres no bautizadas, si le exigir el bautismo. matrimonios son firmes, no
resulta duro permanecer con pueden disolverse, damos
la primera, puede quedarse facultades para dispensarlos”
con una de las otras.”
Canon 1149
Estos casos refieren a El bautizado , a quien una vez
situaciones de poligamia, que recibido el bautismo en la
al bautizarse no pueden Iglesia católica , no le es posible

334
“Como sucede frecuentemente que muchos infieles de uno y otro sexo, pero sobre todo varones,
procedentes de Angola, Etiopía, Brasil y otras regiones de las Indias, después de haber clebrado matrimonio en
rito gentil, apresados por sus enemigos, son llevados fuera de su patria a regiones muy remotas y separados de
sus propios cónyuges, de tal manera que tanto ellos coo los que permanecen cautivos en la patria, y después se
convierten...con autoridad apostólica y a tenor de las presentes letras concedemos a todos y a cada uno de los
Ordinario y párrocos de dichos lugares y a los sacerdotes de la Compañía de Jesús...plena facultad de
dispensar a los fieles de uno y otro sexo que, habiendo...contrajeran matrimonio antes de recibir el bautismo y
más tarde se convirtieran a la fe, para que cualquiera de ellos, viviendo el cónyuge infiel, y sin pedir su
consentimiento o sin esperar su respuesta, pueda contraer matrimonio con cualquiera fiel, aunque sea de otro
rito...”
201

seguir en esa situación, establecer cohabitación con


puede elegir una de ellas otro cónyuge no bautizado por
para su matrimonio. razón de la cautividad o
persecución, puede contraer
nuevo matrimonio, aunque la
otra parte hubiera recibido
entre tanto el bautismo..”

El resumen de las Constituciones no es literal sino que se han reducido sin poner
puntos suspensivos.

10.1.3.8.- Disolución del matrimonio en Favor de la Fe

“En el Código de Derecho Canónico (cáns. 1143-1147) y en el Código de los


Cánones de las Iglesias Orientales (cáns. 854-858) viene regulado el así
llamado «privilegio paulino», esto es el caso de disolución del matrimonio
tratado en la primera carta de san Pablo a los Corintios (7, 12-17). La Iglesia
interpreta las palabras del Apóstol en el sentido de verdadera libertad
concedida a la parte fiel para contraer nuevo matrimonio, «si el no creyente
se separa» (ibíd., v. 15). Por otra parte, la Iglesia, con el paso del tiempo, ha
fortalecido progresivamente la aplicación del privilegio paulino con normas
positivas, entre las que sobresalen la definición de la palabra «separa»
[«discedit»], la prescripción para que la «separación» [«discessus»] se realice
mediante las «interpelaciones» [«interpellationes»] en el tribunal de la
Iglesia, la norma según la cual el matrimonio no se disuelve hasta el
momento en que la parte fiel contrae otro matrimonio. Y así ha sucedido que
el instituto teo-lógico-canónico del privilegio paulino perfectamente
delineado fuera constituido ya desde los comienzos del siglo XIII, el cual
permaneció esencialmente inmutado en los siglos siguientes, y ha sido
recibido también en el derecho recientemente promulgado, aunque
perfeccionado en la forma. Todo esto, evidentemente, atestigua que la Iglesia
fue plenamente consciente de tener la potestad de definir los límites del
privilegio mismo y de poderlo interpretar en sentido más amplio, como hizo,
por ejemplo, acerca del sentido de la palabra «discedere» [«separar»], que es
el quicio del privilegio paulino.

Más aún; cuando, en el siglo XVI, surgieron nuevas situaciones pastorales


derivadas de la expansión misionera, los Romanos Pontífices no dudaron en
202

salir al encuentro de los polígamos que se convertían a la fe con nuevos y


amplísimos «privilegios», que superan con mucho los límites del «privilegio
paulino», como se describe en el citado lugar de san Pablo, en el que se
refiere a la disolución del vínculo contraído en la increencia. A esto
principalmente se dirigen las Constituciones apostólicas Altitudo de Paulo III,
de 1 de junio de 1537; Romani Pontífices de san Pío V, de 2 de agosto de 1571;
Populis de Gregorio XIII, de 25 de enero de 1585, que estuvieron vigentes en
los territorios para los que se habían dado hasta la promulgación del Código
del año 1917. El Código extendió esas leyes a toda la Iglesia (can. 1125); por
consiguiente, estuvieron formalmente en vigor hasta la promulgación del
Código del año 1983. Y este Código provee a los casos de disolución del
matrimonio, a los que se proveía en aquellas tres Constituciones, con los
cáns. 1148-1149, después de haber retocado oportunamente los aspectos
obsoletos; lo que también sanciona el Código de Cánones de las Iglesias
Orientales, cáns. 859-860.

Se ha de advertir que los matrimonios a los que se aplica el privilegio


paulino y aquellos de los que se trata en los cáns. 1148-1149 del CIC y los
cáns. 859-860 del CCEO, son disueltos por el mismo derecho («ipso iure»),
cumplidas las condiciones prescritas por la legislación vigente, sin que sea
necesario hacer recurso alguno a la autoridad superior. Pero en lo que
respecta a otros matrimonios celebrados por las partes de las cuales al menos
una no está bautizada, si quisieran disolverse, deben ser sometidos en cada
uno de los casos al Romano Pontífice, el cual, después de un atento examen
previo realizado en la Congregación para la Doctrina de la Fe, juzga, según
su prudencia pastoral, si se ha de conceder o no la disolución del vínculo.

La praxis de disolución del vínculo, que ha de ser concedida por el Romano


Pontífice caso por caso, ha sido introducida después de la promulgación del
Código del año 1917. En el tiempo anterior, se proveía suficientemente
mediante el privilegio paulino y con las Constituciones citadas arriba, dado
raramente fuera de los Territorios de misión, cuando se verificaban casos que
requerían este remedio. En efecto, las circunstancias sociales y religiosas en
los territorios de la antigua cristiandad, principalmente la estabilidad del
matrimonio y de la familia, así como el exiguo número de dispensas por
impedimento de disparidad de culto, conseguían como resultado que fuesen
muy raros los matrimonios válidos entre una parte bautizada y otra parte no
bautizada. En el siglo XX, el número de matrimonios que requieren el
203

remedio pastoral de la disolución del vínculo ha aumentado


considerablemente por diversas causas, entre las que se pueden reseñar las
siguientes: la separación entre los grupos religiosos, cerrados en sí mismos,
que existía en los siglos anteriores, casi ha desaparecido por completo en este
siglo, de tal manera que los matrimonios mixtos se han multiplicado
sobremanera y también los matrimonios contraídos después de haber
obtenido la dispensa del impedimento de disparidad de culto, entre una
parte católica y otra parte no bautizada; asimismo, el Código de 1917 abrogó
el impedimento de disparidad de culto respecto a los acatólicos bautizados y,
por consiguiente, los matrimonios entre estos acatólicos y los no bautizados
son válidos sin dispensa alguna, y, en consecuencia, aumenta el número de
matrimonios que están sometidos al remedio de lla disolución del vínculo; se
añade también el progresivo crecimiento de la fragilidad e inconstancia de
los vínculos de la familia, que hace que se propague más el divorcio (cfr.
Gaudium et spes, Al) y aumente de día en día el número de los matrimonios
que fracasan.

El Romano Pontífice, en la certeza de la potestad que la Iglesia posee de


disolver los matrimonios entre acatólicos, de los que uno al me nos no esté
bautizado, no dudó en hacer frente a las nuevas necesidades pastorales,
recurriendo a la praxis de ejercer esta potestad de la Iglesia en casos
singulares, si, tras el examen de todas las circunstancias que concurrían en
cada caso, le pareciera conveniente ejercerla en favor de la fe y por el bien de
las almas.
Quince años después de la promulgación del Código Pío-Benedictino, los
casos de disolución en favor de la fe eran ya tan frecuentes que la
Congregación del Santo Oficio publicó el 1 de mayo de 1934 una Instrucción
titulada Normae pro confiriendo processu in casibus solutionis del vínculo
matrimonial en favor de la fe mediante la autoridad suprema del Sumo
Pontífice. En esta Instrucción, después de haber afirmado la autoridad del
Sumo Pontífice para disolver los matrimonios contraídos entre acatólicos, de
los cuales al menos uno no esté bautizado (art. 1), así como la competencia
exclusiva de la Congregación del Santo Oficio para conocer esta materia (art.
2), se indicaban los requisitos para la concesión de la gracia de la disolución
(art. 3), y se daban las normas procesales para instruir el proceso en la
diócesis, antes de enviar todas las actas al Santo Oficio (art. 4-18). Esta
Instrucción se envió a los Ordinarios del lugar interesados; pero no fue
204

publicada en AAS, para evitar el peligro de que los medios de comunicación


social presentasen a la Iglesia como favorable al divorcio.

Después del Concilio Vaticano II, el Sumo Pontífice Pablo VI consideró que
toda esta materia habría de ser examinada a fondo y que la Instrucción del
año 1934 debería ser revisada y acomodada a las nuevas circunstancias.
Terminado este trabajo, la Congregación para la Doctrina de la Fe, el 6 de
diciembre de 1973 publicó la nueva Instrucción para la disolución del
matrimonio en favor de la fe, junto con las Normas procesales anejas. No
obstante, al igual que se había hecho en la publicación de la Instrucción del
año 1934, tampoco esta fue publicada en AAS, sino que se comunicó
prudentemente a los Ordinarios del lugar. Posteriormente fue divulgada en
numerosos periódicos.
Mientras el Código de Derecho Canónico estaba en revisión, se redactaron
los esquemas de los cánones en los que se proponían sintéticamente los
principios de derecho sustantivo y las normas procesales para la disolución
del vínculo matrimonial en favor de la fe. Sin embargo, pareció más
oportuno a la Autoridad Superior que esta difícil materia no se incluyera en
el Código, sino que se remitiera a normas particulares, aprobadas
especialmente por el Sumo Pontífice y publicadas por la Congregación para
la Doctrina de la Fe. Pero ahora, después de promulgados el Código de
Derecho Canónico y el Código de Cánones de las Iglesias Orientales, las
Normas para la disolución del vínculo, revisadas y acomodadas a la
legislación vigente, fueron enviadas a los Obispos diocesanos y eparquiales
para ser introducidas en la praxis de las curias, tanto en lo que se refiere a los
casos que han de ser admitidos según los principios sustanciales, como en lo
que afecta a la instrucción del proceso, antes de que las actas sean enviadas a
esta Congregación para la Doctrina de la Fe.
Para que los fieles no sufran daño espiritual y temporal, los Obispos cuiden
atentamente que los casos para la disolución del vínculo en favor de la fe, si
se dieran en su diócesis, antes de que sean aceptadas, sean sometidas a un
diligente examen, según las Normas anejas, para comprobar si pueden ser
admitidas realmente; y si pareciere que deben ser admitidas, procuren
también los Obispos que el proceso en la diócesis se instruya fiel y
diligentemente, según las mismas Normas, de modo que las actas que han de
ser enviadas a esta Congregación estén instruidas completamente y
redactadas rectamente en todos sus aspectos.
205

Con la entrada en vigor de estas nuevas normas, son abrogadas totalmente


las normas anteriores que habían sido dadas para la instrucción de estos
procesos, sin que obste en contra nada digno de mención.”

10.1.3.9.- El “favor del derecho”

Canon 1150 En caso de duda, el privilegio de la fe goza del favor


del derecho.

Si comparamos este canon con el canon 1060, 335 vemos que es una excepción,
por cuanto la Iglesia le da primacía o tutela a la fe sobre el principio de
validez del matrimonio. En otras palabras el favor de la fe prevalece sobre el
favor del matrimonio. La razón expuesta por la comisión revisora del Código
es lógica: “en el caso del privilegio de la fe, el matrimonio anterior se
disuelve por el subsiguiente matrimonio” 336 Es decir que en el caso no
estamos ante la disolución del matrimonio, sino ante una presunción de
invalidez del matrimonio contraído entre dos no bautizados, en caso de duda
sobre su validez por la aplicación de privilegio de la fe.

10.2.- DE LA SEPARACION PERMANECIENDO EL VINCULO

10.2.1.- El deber y el derecho de la convivencia conyugal

Canon 1151 Los cónyuges tienen el deber y el derecho de mantener


la convivencia conyugal a no ser que les excuse una causa legítima.

El canon, para evitar confusión, cambia “vitae coniugalis communionem”


(comunión de vida conyugal) del código de 1917, por “convictum
coniugalem” (la convivencia conyugal) 337 ya que el Concilio, en Gozo y
335
Canon 1060 El matrimonio goza del favor del derecho; por lo que, en la duda, se ha de estar por
la validez del matrimonio, mientras no se pruebe lo contrario.
336
Communicationes vol. IX, [1977] página 362
337
Convictum se deriva del verbo convivo, convixi, convictum, que significa convivr. El sustantivo
convictus – us, significaconvivencia, vida común
206

Esperanza, 48 dijo: “comunitas vitae et amoris” (comunión de vida y de amor),


al referirse al vínculo matrimonial.

La obligación de los cónyuges de vivir juntos es consecuencia de la alianza


matrimonial por la cual constituyen entre sí un consorcio de toda la vida
(canon 1055 § 1), pues una de sus propiedad esenciales es la indisolubilidad
(canon 1056).
Tal obligación la deben tener a no ser que haya una causa justa que lo
justifique, porque “Existen, sin embargo, situaciones en que la convivencia
matrimonial se hace prácticamente imposible por razones muy diversas. En
tales casos, la Iglesia admite la separación física de los esposos y el fin de la
cohabitación. Los esposos no cesan de ser marido y mujer delante de Dios; ni
son libres para contraer una nueva unión. En esta situación difícil, la mejor
solución sería, si es posible, la reconciliación. La comunidad cristiana está
llamada a ayudar a estas personas a vivir cristianamente su situación en la
fidelidad al vínculo de su matrimonio que permanece indisoluble (cf FC; 83;
CIC can. 1151-1155).”338

Las causas son diversas como distintas son las personas, así lo considera el
Papa Juan Paulo II: “Motivos diversos, como incomprensiones recíprocas,
incapacidad de abrirse a las relaciones interpersonales, etc., pueden conducir
dolorosamente el matrimonio válido a una ruptura con frecuencia
irreparable. Obviamente la separación debe considerarse como un remedio
extremo, después de que cualquier intento razonable haya sido inútil.

La soledad y otras dificultades son a veces patrimonio del cónyuge


separado, especialmente si es inocente. En este caso la comunidad eclesial debe
particularmente sostenerlo, procurarle estima, solidaridad, comprensión y ayuda
concreta, de manera que le sea posible conservar la fidelidad, incluso en la difícil
situación en la que se encuentra; ayudarle a cultivar la exigencia del perdón,
propio del amor cristiano y la disponibilidad a reanudar eventualmente la vida
conyugal anterior.” 339

Tradicionalmente se ha enseñado que la convivencia se realiza con tres


señales: lecho, techo y mesa, lo cual como que sintetiza en esos elementos la
totalidad de una entrega personalista. Pero una convivencia difícil por falta
de diálogo, CON violencia y agresividad, la hace intolerable para los esposos

338
Catecismo Católico 1649.
339
Familiaris Consotio 83
207

y muchas veces perjudicial para la misma vida de los hijos, quienes se


traumatizan por esas actitudes de sus padres.

La Iglesia no obliga en esos casos a continuar la vida conyugal y permite la


separación, naturalmente, permaneciendo el vínculo . Esta separación puede
ser:
 Total, es decir que abarca los tres elemento de techo, mesa y lecho
 Parcial, si se suprime alguno de esos indicativos
 Temporal, cuando es de carácter transitorio
 Perpetua, se trata de algo definitivo
 Indefinida si no se señalaron tiempos para esa separación.

En Colombia, por Convenio con el Estado, Concordato, se ha dejado la


tramitación de la separación de los cónyuges, separación de cuerpos, a las
autoridades civiles. Por razón del mismo Concordato corresponde a los
Tribunal Civiles esa actuación. Los cambios posteriores, aunque provengan
por leyes, no se ajustan al principio “pacta sunt servanda”. El Código
considera la posibilidad de que esas causas de separación sen tramitadas por
la autoridad civil, pues en muchas naciones solo se admite con efectos civiles
la separación ante el Estado

Canon 1692 §1 Salvo que para un lugar determinado se haya


provisto legítimamente de otro modo, la separación personal de los
cónyuges bautizados puede decidirse por decreto del Obispo diocesano
por sentencia del juez, de acuerdo con los cánones que siguen.
§2 Donde la decisión eclesiástica no produzca efectos civiles,
o si se prevé que la sentencia civil no será contraria al derecho
divino, el Obispo de la diócesis de residencia de los cónyuges,
atendiendo a circunstancias peculiares, podrá  conceder licencia
para acudir al fuero civil.
§3 Si la causa versa también sobre los efectos meramente
civiles del matrimonio, procure el juez que, cumpliendo lo prescrito
en el § 2º, la causa se lleve desde el primer momento al fuero civil.

El canon presenta la forma como puede tramitarse la separación de los


cónyuges, de conformidad con la respuesta de la Comisión de Intérpretes del
25 de julio de 1932, la cual dijo que la forma del procedimiento es “la forma
administrativa, a no ser que el Ordinario determine otra cosa, de oficio o a
208

petición de las partes”340 Lo conveniente pues, es que las partes puedan elegir
una u otra forma, la administrativa o la judicial. El problema es por la
diversidad de Concordatos que la Santa Sede tiene con muchos países, en los
que se contemplan diversas formas, de ahí que el canon deje a la
determinación del Ordinario.

De conformidad con el canon 1671 341, no es conveniente que las causas de


separación matrimonial vayan al juez civil, ya que muchas causas son
solamente de matrimonios canónicos, pero por mediar el Concordato, las
cosas son de competencia, pero no exclusiva, del magistrado civil. Esta parte
corresponde a procesos y allí se estudiará en forma más completa.

10.2.2.- El caso de adulterio

Canon 1152 § 1 Aunque se recomienda encarecidamente que el


cónyuge, movido por la caridad cristiana y teniendo presente el
bien de la familia, no niegue el perdón a la comparte adúltera ni
interrumpa la vida matrimonial, si a pesar de todo no perdonase
expresa o tácitamente esa culpa, tiene derecho a romper la convivencia
conyugal, a no ser que hubiera consentido en el adulterio, o hubiera
sido causa del mismo, o él también hubiera cometido adulterio.
§2 Hay condonación tácita si el cónyuge inocente, después de
haberse cerciorado del adulterio, prosigue espontáneamente en el
trato marital con el otro cónyuge; la condonación se presume si
durante seis meses continúa la convivencia conyugal, sin haber
recurrido a la autoridad eclesiástica o civil.
§3 Si el cónyuge inocente interrumpe por su propia voluntad la
convivencia conyugal, debe proponer en el plazo de seis meses causa
de separación ante la autoridad eclesiástica competente, la cual,
ponderando todas las circunstancias, ha de considerar si es posible
mover al cónyuge inocente a que perdone la culpa y no se separe
para siempre.

Una primera definición de adulterio nos la presenta San Marcos en el


capítulo 10, 11-12: "Quien repudie a su mujer y se case con otra, comete

340
AAS vol. XXVI [1932] pag. 234
341
Canon 1671 Las causas matrimoniales de los bautizados corresponden al juez eclesiástico por derecho
propio.
209

adulterio contra aquélla; y si ella repudia a su marido y se casa con otro,


comete adulterio":
El Concilio, al hablar del amor conyugal, ratificado por la fidelidad, se

manifiesta fiel en la prosperidad y adversidad de cuerpo y mente, por tanto


extraño a acciones contrarias como el adulterio
y el divorcio 342

El Diccionario de la Real Academia de la Lengua, así lo define: “Ayuntamiento carnal voluntario


entre persona casada y otra de distinto sexo que no sea su cónyuge”

10.2.2.1.- Condiciones para que sea causa de separación

Comentaristas del Código anterior,343 señalan como condiciones para que el


adulterio de uno de los cónyuges constituya derecho al otro cónyuge para la
separación, las siguientes condiciones:
 Que sea verdadero, es decir que se trate de cópula consumada de un
cónyuge con otra persona de diverso sexo que no sea su propio
cónyuge.
 Que sea cierto, es decir que dado que no puede ser demostrado por
prueba directa, se pueda comprobar por conjeturas que conduzcan
a una certeza moral. Tal presunción podría surgir de encontrar al
cónyuge en un lecho con otra persona distinta de su cónyuge.
 Que sea Formal, es decir, sabiendo que esa persona no es su
cónyuge y sin embargo la accede carnalmente. No da lugar a tal
condición si la persona es violada, es decir contra su voluntad.

10.2.2.2.- Condiciones negativas para que sea causa de separación

Se consideran también, como condiciones, algunas de carácter negativo:


 Que aunque el adulterio reúna las condiciones del numeral
anterior, el otro cónyuge no adquiere derecho de separación si
consintió expresa o tácitamente en el adulterio. 344 Esto sucede
cuando sabe del adulterio y no dice nada, ni lo impide, vgr. en el

342
“Ese amor, ratificado por la mutua fidelidad y sancionado explícitamente por el sacramento de
Cristo, permanece fiel indisolublemente en medio de la prosperidad y adversidad de cuerpo y mente, y por lo
mismo, permanece extraño a toda forma de adulterio o divorcio”. (Gozo y Esperanza 49 b)
343
Regatillo, Eduardo, “Ius Sacramentarium”, 4ª edición, Santander, 1964, pag. 886, n° 1427
344
Según la Regula Juris in VI°, n° 27: “scienti et conscienti non fit injuria” (al que sabe y consciente
no se le hace injuria)
210

hogar vive también la hermana de uno de ellos y sabe que el


marido tiene intimidad con ella y nada dice, ni lo impide.
 En caso de adulterio provocado. Esto se sucede cuando alguien
induce a su cónyuge, directa o indirectamente a cometer el
adulterio, para conseguir dinero o por otra causa.
 El adulterio condonado, esto sucede cuando el cónyuge perdona al
cónyuge adúltero. El canon que comentamos recomienda el perdón.
El § 2° señala otras formas como se sucede la condonación.

El canon señala el plazo máximo para promover el proceso de separación, si


se ha separado voluntariamente y sin intervención de autoridad alguna. Sea
que le haya consultado al párroco o al Obispo y hubiera recibido la
aprobación para separarse, esa intervención no es la exigida, la cual puede
ser de orden administrativo o judicial.

10.2.2.3.- La condonación del adulterio

Por dos veces insiste el canon en recomendar al cónyuge inocente, que antes
que usar de su derecho de separación, considere entre otros motivos el
perdón como señal de la caridad cristiana, el bien de la misma familia, la cual
puede traumatizarse no solo económicamente sino moralmente y los hijos,
quienes más van a sufrir por el escándalo y los disgustos entre sus
progenitores. Pero los casos son diversos y tienen distinta connotación. No es
lo mismo quien una vez cayó a quien está organizando otro hogar,
descuidando su compromiso con su hogar. También hay casos en que el
cónyuge inocente no quiere perdonar porque el adulterio es constante y tiene
que sufrir la situación por carecer de medios para separarse.

La condonación es el perdón que la parte inocente otorga al cónyuge


culpable de adulterio, cerrando así la posibilidad de la separación perpetua.
La condición es:
 Expresa, cuando precedido de la petición de perdón por parte del
cónyuge culpable, el cónyuge inocente, con palabras o signos
equivalentes, como el abrazo u otras manifestaciones de reconciliación
se expresa el perdón.
 Tácita, si a pesar de que el cónyuge inocente sabe del adulterio de su
consorte, continúa con las manifestaciones ordinarias de cariño. Estos
actos se interpretan como la condonación que le hace.
211

 Presunta, ésta es una interpretación basada en un hecho claro, como es


el no haber entablado ninguna acción de separación contra el cónyuge
culpable durante el período que le concede el derecho, de seis meses.

El § 3 muestra una gran preocupación pastoral, la de insistir hasta el último


momento en que no se rompa esa unidad familiar y que con la separación
que el cónyuge inocente ha iniciado, haya dado lugar a la reflexión de ambos
para que, con nuevas promesas, la determinación de separación se suspenda.

Otra situación puede presentarse y es que el cónyuge inocente, al separarse


comete también adulterio, y ya no se puede decir que tenga derecho a la
separación. No hablamos de un principio “injuria cum injuria
compensantur” (ofensa con ofensa se compensa), por cuanto los sitúa en
iguales condiciones, careciendo ambos de derecho para la separación, sino
más bien, situados ambos ante su conciencia, en igual culpabilidad, sin que
ninguno culpe al otro, sino que cada uno reconozca su culpa y comiencen de
nuevo una vida conyugal en fidelidad.

10.2.3.- Otros casos de separación

Canon 1153 § 1 Si uno de los cónyuges pone en grave peligro


espiritual o corporal al otro o a la prole, o de otro modo hace
demasiado dura la vida en común, proporciona al otro un motivo
legítimo para separarse, con autorización del Ordinario del lugar y, si
la demora implica un peligro, también por autoridad propia.
§2 Al cesar la causa de la separación, se ha de restablecer
siempre la convivencia conyugal, a no ser que la autoridad
eclesiástica determine otra cosa.

Estas causas que contempla el canon son de separación temporal, en previsión


de un mal futuro, que se debe evitar, de ahí que no se les considere como
castigo por los hechos así sean graves que hacen pensar en un mal grave y
que se considera como único medio para evitarlo la separación

El Código actual, evitando la enumeración de esas causas, como lo había


hecho el canon 1131 del código anterior, en forma general, las presenta como
atentados contra el bien de los cónyuges y el bien de la prole, pues dice: “Si
212

uno de los cónyuges pone en grave peligro espiritual o corporal al otro o a la


prole”, ese hecho constituye “un motivo legítimo para separarse”.

Estas causas las sintetiza en tres grupos:


 Grave peligro espiritual para el otro cónyuge o para la prole: bien sea para la
fe o la moral cristianas. Este campo es grande, pues de muchas
maneras puede estar comprometido el bien espiritual, ya sea por la
exigencia de adhesión a una secta o por prácticas que afecten la
tranquilidad de la conciencia.
 Grave peligro corporal para el otro cónyuge o para la prole: se presentan
muchas situaciones que amenazan la vida o la integridad de la
persona, como en los casos de alteraciones de la conducta del cónyuge
por el alcoholismo, el consumo de sustancias psicotrópicas, o
trastornos de personalidad o enfermedades mentales.
 O de otro modo hace demasiado dura la vida en común: 345 no pocas veces se
sabe de un trato cruel y hasta inhumano que algún cónyuge da a su
consorte, debido a celos, a agresividad, a que han llegado a un
momento en que el amor ha desaparecido y solamente se cultiva odio.

Como se trata de separación temporal, la convivencia se puede reanudar


cuando desaparezca la causa que dio lugar a la separación. El cónyuge puede
proceder a separarse si el caso no da espera al recurso a la autoridad
competente, por el peligro que existe.

10.2.4.- El deber para con la prole

Canon 1154 Realizada la separación de los cónyuges, hay que


proveer siempre de modo oportuno a la debida sustentación y
educación de los hijos.

La recomendación de este canon se puede llamar “efectos civiles de la


separación de cónyuges”. Este tema corresponde a la autoridad civil,
teniendo a la vida el Código del Menor y la determinación del juez que

345
El Código anterior, canon 1131 § 1 hablaba de la sevicias: “si con sus sevicias hace la vida común
demasiado difícil” El Diccionario de la Real Academia de la lengua define sevicias “1. f. Crueldad
excesiva.
2. Trato cruel”
213

autoriza la separación de los cónyuges. En Colombia hay una causal que no


es jurídica: “mutuo acuerdo”. No es causal porque es convenio.
10.2.5.- El domicilio y cuasidomicilio de los cónyuges separados

Canon 104 Tengan los cónyuges un domicilio o cuasidomicilio


común; en caso de separación legítima o por otra causa justa, cada
uno puede tener un domicilio o cuasidomicilio propio.

Mientras conviven los cónyuges, tienen domicilio y cuasidomicilio común,


pero dada la separación de cuerpos, cada uno puede tener su propio
domicilio y cuasidomicilio. Lo mismo que por la separación de bienes, cada
uno tiene sus propias pertenencias sin ningún derecho del otro consorte
separado por cuanto que la sociedad conyugal se ha disuelto. Esta separación
de bienes corresponde a la autoridad civil.

10.2.6.- Un gesto laudable

Canon 1155 El cónyuge inocente puede admitir de nuevo al otro a


la vida conyugal, y es de alabar que así lo haga; y, en ese caso,
renuncia al derecho de separarse.

La reanudación de la vida conyugal, se ha de ver como un gesto laudable de


la parte inocente, ya provenga de iniciativa propia o por petición de la otra
parte. Cuando ha transcurrido tiempo en esa separación y el otro cónyuge
ha organizado nuevo hogar, es muy difícil que se pueda reanudar la vida
conyugal. Se ha perdido la confianza, el amor y ya el hogar no será lo mismo,
pues la causa del regreso será, no por amor sino por fracaso.

Cuando la separación lleva poco tiempo es posible un segundo intento, que


debe llevar promesas de cambio. Sucede en muchos casos que se han
sucedido varias separaciones temporales y se ha reanudado la vida común
sin cumplimiento de las promesas. Finalmente de tanto mentir se pierde toda
esperanza.
214

ART. 1

LA CONVALIDACION SIMPLE
DEL MATRIMONIO

La convalidación de un matrimonio o la revalidación de un matrimonio


quiere decir que se trata de las posibles soluciones que ofrece el Derecho
Canónico para los matrimonios que son nulos y los contrayentes desean
solucionar esa situación. Estas soluciones son las siguientes: a) la
convalidación; b) La sanación en la raíz; c) celebrar de nuevo el matrimonio.
Pero el Derecho canónico solamente da solución a los dos primeros casos.

Nos referimos ahora a la primera solución o remedio que la Iglesia ofrece


cuando se trata de un matrimonio nulo y que los contrayentes quieren
continuar como esposos, es el proceso jurídico de la convalidación. Mediante
este proceso, un matrimonio nulo o inválido se convierte en válido, es decir
se pasa de un estado jurídico a otro estado.

Para el caso que vamos a estudiar no investigamos la causa de la nulidad del


matrimonio, simplemente se trata de un matrimonio objetivamente inválido,
cualquiera sea la causa, pues el efecto es el mismo. Pero para saber qué se
debe hacer, sí conviene tener claro por qué se puede calificar el matrimonio
de inválido. Un matrimonio puede ser nulo por una de estas tres causas:

 Nulo por impedimento dirimente


 Nulo por defecto de consentimiento
 Nulo por defecto de forma

Sabemos nosotros que el consentimiento matrimonial es muy personal y


ninguna autoridad humana lo puede suplir o dispensar. Respecto de la
Forma Canónica y los Impedimentos de derecho eclesiásticos sí pueden ser
dispensados. Tengamos en cuenta que existe el matrimonio desde el
momento en que se da el consentimiento matrimonial. Si en ese momento
existía un impedimento, el consentimiento no produce su efecto. Cuando se
va a convalidar el matrimonio, se dispensa el impedimento. El matrimonio es
215

válido pero no cuando cesa el impedimento por dispensa o porque cesa por
su misma naturaleza como el de edad, sino cuando se da la causa eficiente
del matrimonio, el consentimiento matrimonial.

Para que sea posible la convalidación, debe ser posible que el impedimento
desaparezca y que este impedimento se oculto o que se trate defecto de
consentimiento oculto. Por tanto si el impedimento o defecto de
consentimiento es público, no es posible la convalidación. Se debe celebrar
el matrimonio si ha cesado el impedimento y si son hábiles para dar el
consentimiento matrimonial (cf, c.1095) pues de lo contrario no se podrá
hacer la convalidación. Por ejemplo, en el caso de impedimentos de derecho
divino como el ligamen y la impotencia, debido a que estos impedimentos
permanecen y no pueden dispensarse, no es posible la convalidación.

Si nos preguntamos cuál es la causa eficiente de la convalidación, debemos


decir que es la misma que es causa eficiente del matrimonio, pues el
consentimiento de las partes ninguna potestad humana lo puede suplir.
Hemos señalado tres causas por las cuales un matrimonio puede ser nulo.
Ahora veamos lo que se puede hacer.

11.1.- La convalidación de un matrimonio nulo por causa


de un impedimento dirimente

11.1.2.- Condición requerida

Canon 1156 § 1 Para convalidar el matrimonio que es nulo por


causa de un impedimento dirimente, es necesario que cese el
impedimento o se obtenga dispensa del mismo, y que renueve el
consentimiento por lo menos el cónyuge que conocía la existencia
del impedimento.
§2 Esta renovación se requiere por derecho eclesiástico para
la validez de la convalidación, aunque ya desde el primer momento
ambos contrayentes hubieran dado su consentimiento y no lo
hubiesen revocado posteriormente.

En el derecho canónico no existe la convalidación automática, la cual


216

consistiría en que el matrimonio nulo por un impedimento dirimente, al


cesar
éste se produciría inmediatamente la validez del matrimonio, por
considerarse que el consentimiento perseveraría, al no haber sido revocado.
El impedimento pudo haber cesado o porque desapareció la causa de modo
natural como en el caso de edad. También puede haber cesado por dispensa.
A estas condiciones se agregan otras: Es necesaria la intervención consciente
de las partes para renovar el consentimiento, al menos de la parte que
conocía la existencia del impedimento y que se trataba de un impedimento o
defecto de consentimiento oculto.

11.1.1.2.- Renovación del consentimiento

Canon 1157 La renovación del consentimiento debe ser un nuevo


acto de voluntad sobre el matrimonio por parte de quien sabe u
opina que fue nulo desde el comienzo.

La convalidación, también llamada convalidación simple, viene regulada en


los cc. 1156-1160. Esta es la forma de revalidación prevista para dos
situaciones: para los matrimonios que han resultado nulos por la existencia
de algún impedimento oculto, o bien por un defecto de consentimiento
oculto. Se dice que el impedimento sea oculto, lo mismo cuando se trata del
consentimiento, porque si el caso es público, no se puede hacer la
convalidación, porque en ese caso, se debía pedir la dispensa antes de
contraer matrimonio, esto lo piden los cánones 1158,1159 y 1160, que
comentaremos a su debido tiempo. La renovación del consentimiento es
importante, renovación quiere decir que sea un nuevo acto formal,
naturalmente distinto del que se dio al principio para pensar que existía el
matrimonio Por esto el elemento importante de la convalidación es la
renovación del consentimiento, como lo pide el canon 1157.

La renovación del consentimiento consiste en un nuevo acto de la voluntad,


que puede manifestarse por una declaración formal o incluso mediante un
comportamiento claramente expresivo. Deben renovar ambos si ninguno de
los dos emitió consentimiento en el momento de darlo; o si se trata de
impedimento oculto conocido por los dos. En cuanto a la intervención de la
autoridad, puede hacerse necesaria para dispensar el impedimento, si es el
217

caso. Tal intervención no produce la convalidación, sino que remueve el


obstáculo que había para que los cónyuges pudieran prestar consentimiento
válido

Para la convalidación se requiere que:

 La Forma canónica sea válida. Es necesario que haya apariencia de


matrimonio, es decir, que se haya celebrado de acuerdo con las
exigencias de la forma jurídica sustancial.
 Cesación de la causa de nulidad. Tal cesación puede producirse por la
desaparición del hecho que da lugar al impedimento (p. ej., por haber
cumplido la edad exigida), o por dispensa.
 Permanencia del consentimiento en la otra parte. En los cánones que
tratan de los casos de nulidad que se puedan convalidar, el Código de
Derecho Canónico añade: "con tal de que persevere el consentimiento
dado por el otro contrayente"

11.1.1.3.- En caso de impedimento publico

Canon 1158 § 1 Si el impedimento es público, ambos contrayentes


han de renovar el consentimiento en la forma canónica, quedando a
salvo lo que prescribe el can. 1127 §3.

La publicidad que aquí se considera puede ser, que el hecho se haya


divulgado o que se pueda demostrar en el foro externo, como lo se indica en
el canon 1074. En cualesquiera de estas situaciones se requiere que ambas
partes renueven su consentimiento pero en la forma canónica (c. 1127 § 2).

En el caso contrario, es decir que impedimento sea oculto, ya sea que no se


puede demostrar en el foro externo o que no haya tenido divulgación, en
estos casos el consentimiento se puede renovar privadamente, es decir sin la
forma establecida en el canon 1108, y lo pueden hacer en secreto. No se
requiere la intervención de la autoridad.

11.1.1.4.- En caso de que el impedimento no puede probarse


218

Canon 1158 § 2 Si el impedimento no puede probarse, basta que el


consentimiento se renueve privadamente y en secreto por el
contrayente que conoce la existencia del impedimento, con tal de
que el otro persevere en el consentimiento que dio; o por ambos
contrayentes, si los dos conocen la existencia del impedimento.

Si se trata de un impedimento que solamente conoce una o ambas partes y


por ser secreto no se puede probar, el consentimiento debe renovarse por la

parte que conoce el impedimento, o por ambos si es conocido por ambos


contrayentes. La manera de renovar el consentimiento, en este caso es en
secreto. Si ninguno de los dos consintió en su momento, ambos deberán
renovar el consentimiento para la convalidación. Se debe señalar que la
perseverancia del consentimiento se refiere a la voluntad de ser marido y
mujer.

11.1.2.- La convalidación de un matrimonio nulo


por defecto de consentimiento

11.1.2.1.- La renovación de consentimiento

Canon 1159 §1 El matrimonio nulo por defecto de


consentimiento se convalida si consiente quien antes no había
consentido, con tal de que persevere el consentimiento dado por el
otro contrayente

El requisito central de la convalidación es la renovación del consentimiento,


por parte de uno o de los dos cónyuges, según los casos. La renovación del
consentimiento consiste en un nuevo acto de la voluntad, que puede
manifestarse a través de una declaración formal o incluso mediante un
comportamiento claramente expresivo. Esa renovación es importante
como causa eficiente que es y se hace como lo enseña el canon 1057 §1
219

Elmatrimonio lo produce el consentimiento de las partes legítimamente


manifestado entre personas jurídicamente hábiles, consentimiento que
ningún poder humano puede suplir.”No hace falta, por lo tanto, ninguna
intervención de la autoridad eclesiástica. Lo que cuenta es que el cónyuge
renueve el consentimiento
.

11.1.3.- La convalidación de un matrimonio nulo por defecto de forma

Canon 1160 Para que se haga válido un matrimonio nulo por


defecto de forma, debe contraerse de nuevo en forma canónica, sin
perjuicio de lo que prescribe el can. 1127 § 3.

La forma canónica como queda establecida por el Motu Proprio “Omnium in


mentem” 346 queda así:

Art. 4. El texto del canon 1117 del Código de derecho canónico queda
modificado así: 

«La forma arriba establecida se ha de observar si al menos uno de


los contrayentes fue bautizado en la Iglesia católica o recibido en
ella, sin perjuicio de lo establecido en el canon 1127 §2».

Art. 5. El texto del canon 1124 del Código de derecho canónico queda
modificado así: 

«Está prohibido, sin licencia expresa de la autoridad competente, el


matrimonio entre dos personas bautizadas, una de las cuales haya
sido bautizada en la Iglesia católica o recibida en ella después del
bautismo, y otra adscrita a una Iglesia o comunidad eclesial que no
se halle en comunión plena con la Iglesia católica».

Canon 1127 § 3 Se prohíbe que, antes o después de la celebración canónica

Dado en Roma, junto a San Pedro, el día 26 del mes de octubre del año 2009, quinto de nuestro
346

pontificado. Benedicto XVI


220

a tenor del § 1, haya otra celebración religiosa del mismo matrimonio para
prestar o renovar el consentimiento matrimonial; así mismo, no debe hacerse
una ceremonia religiosa en la cual, juntos el asistente católico y el ministro no
católico y realizando cada uno de ellos su propio rito, pidan el
consentimiento de los contrayentes.

El defecto de forma si fuere de carácter público, es decir que se puede probar


en el foro externo 347 entonces la renovación del consentimiento debe hacerse
en forma pública o canónica, de conformidad con el canon 1108 348

Art. 2

LA SANACION EN LA RAIZ
Cánones 1161-1165

11.2.- DE LA SANACIÓN EN LA RAÍZ

11.2.1.- Concepto y efecto

Canon 1161 §1 La sanación en la raíz de un matrimonio nulo es la


convalidación del mismo, sin que haya de renovarse el
consentimiento, concedida por la autoridad competente; y lleva
consigo la dispensa del impedimento, si lo hay, y de la forma
canónica, si no se observó, así como la retrotracción al pasado de los
efectos canónicos.

347
Canon 1074 “Se considera público el impedimento que puede probarse en el fuero externo; en
caso contrario es oculto
348
1108§ 1 Solamente son válidos aquellos matrimonios que se contraen ante el Ordinario del
lugar o el párroco, o un sacerdote o diácono delegado por uno de ellos para que asistan, y ante
dos testigos, de acuerdo con las reglas establecidas en los canones que siguen, y quedando a
salvo las excepciones de que se trata en los cann. 144, 1112, §1; 1116 y 1127, §§ 2 y 3.
§ 2 Se entiende que asiste al matrimonio sólo aquel que, estando presente, pide la manifestación
del consentimiento de los contrayentes y la recibe en nombre de la Iglesia.
221

“La sanación en la raíz de un matrimonio nulo es su convalidación por los


siguientes motivos:

 se trata de un matrimonio nulo por un impedimento o por defecto de la


forma canónica;
 b) existe, virtualmente el consentimiento naturalmente válido, pero
jurídicamente ineficaz en ambas partes;
 c) se concede dispensa del impedimento que exista o del defecto de la
forma canónica;
 d) no es necesario renovar el consentimiento, ya que el punto de partida
de esta institución es, precisamente, la existencia del consentimiento
matrimonial del que se presume su perseverancia (c. 1107);

11.2.1.1.- La validez se produce con la sanación

Canon 1161 § 2 La convalidación tiene lugar desde el momento en


el que se concede la gracia; y se entiende que la retrotracción
alcanza hasta el momento en el que se celebró el matrimonio, a no
ser que se diga expresamente otra cosa

el matrimonio se convalida desde el momento en que se concede la


sanación en la raíz, pero sus efectos (§ 2) se retrotraen hasta el momento
en el que se celebró el matrimonio, a no ser que se diga expresamente
otra cosa. Es decir: la legislación canónica lo considera como si hubiera
sido válido desde el momento de su celebración.

Si es posible la convalidación simple, entonces no se debe recurrir a la


sanación en la raíz. Recordemos que el canon 1161 § 1 enseña, que por
el mismo derecho que se concede la sanación en la raíz se concede la
dispensa de los impedimentos y de la forma canónica.
222

11.2.1.2.- Lo que se supone acerca del consentimiento

Canon 1161 § 3 Sólo debe concederse la sanación en la raíz cuando


sea probable que las partes quieren perseverar en la vida conyugal.

El § 3 recuerda que la sanación en la raíz sólo se debe conceder cuando


sea probable que las partes quieren perseverar en la vida conyugal. Esta
es una norma de prudencia, pues de no existir el matrimonio sería nulo.

No obstante que nada dice el canon sobre la necesidad de una causa


grave para su concesión el c. 90 sí lo exige como norma general ya que
es necesaria una causa justa y razonable para dispensar de una ley
eclesiástica. Las causas más comunes para la sanación en la raíz son:
peligro de infamia al descubrir la nulidad del matrimonio contraído; una
de las partes se niega a practicar cualquier acto ante la autoridad
eclesiástica; cuando la nulidad del matrimonio es por defecto de
competencia en el sacerdote y no se puede inducir fácilmente a las
partes a la nueva prestación del consentimiento; etc.”349

11.2.1.3.- Los requerimientos del consentimiento

Canon 1162 §1 Si falta el consentimiento en las dos partes o en


una de ellas, el matrimonio no puede sanarse en la raíz, tanto si el
consentimiento faltó desde el comienzo como si fue dado en el primer
momento y luego fue revocado.

§2 Si faltó el consentimiento en el comienzo, pero fue dado


posteriormente, puede concederse la sanación a partir del momento en el
que se prestó el consentimiento.

349
Tomado de la explicación del canon1161 del Código de B.A.C, Edicion 5ª
223

El fundamento de la sanación en la raíz es el consentimiento considerado


como la raíz o fundamento, pues “El matrimonio lo produce el
consentimiento de las partes legítimamente manifestado entre personas
jurídicamente hábiles.” (c. 1057) Se requiere que las partes hayan dado el
consentimiento y que éste hubiera sido eficaz, es decir capaz de producir el
matrimonio, pero jurídicamente ineficaz. El canon, exige para aplicarse la
figura de la sanación en la raíz que conste verdaderamente la existencia del
consentimiento matrimonial en ambos contrayentes a partir del momento en
que éste existió, ya sea desde el principio del matrimonio o bien a partir del
momento en que se dio como lo establece en el § 2.

11.2.1.4.- ¿Cuando se puede sanar el matrimonio?

Canon 1163 §1 Puede sanarse el matrimonio nulo por


impedimento o por defecto de la forma legítima, con tal de que persevere
el consentimiento de ambas partes.

§2 El matrimonio nulo por un impedimento de derecho natural o


divino positivo sólo puede sanarse una vez que haya cesado el
impedimento.

La sanación en la raíz, si existe verdadero consentimiento matrimonial en las


partes, tiene valor opera aun en un matrimonio nulo por defecto de la forma
legítima o por un impedimento dispensable por la autoridad eclesiástica ya
que, si no es indispensable como en el caso de impedimento de derecho natural
como la impotencia o si ase trata de impedimento de derecho divino como el
impedimento de ligamen, sólo puede sanarse una vez que haya cesado el
impedimento (§ 2).

11.2.1.5.- La concesión de la sanación en la raíz


224

Canon 1164 La sanación puede también concederse ignorándolo una de


las partes o las dos; pero no debe otorgarse sin causa grave.

La sanación en la raíz se puede conceder sabiéndolo ambas partes. Pero


también ignorándolo una de las partes o ambas cuando existen causas graves.
11.2.1.6.- Autoridad competente para conceder la sanación en la raíz

Canon 1165 §1 La sanación en la raíz puede ser concedida por


la Sede Apostólica.
§2 Puede ser concedida por el Obispo diocesano en cada caso, aun
cuando concurran varios motivos de nulidad en un mismo matrimonio,
cumpliéndose las condiciones establecidas en el can. 1125 para la sanación
de los matrimonios mixtos; pero no puede otorgarla el Obispo si existe un
impedimento cuya dispensa se reserva a la Sede Apostólica conforme al
can. 1078, 2, o se trata de un impedimento de derecho natural o divino
positivo que ya haya cesado.

El canon señala la autoridad competente para conceder la sanación en la raíz,


a) la Sede Apostólica; b) el Obispo diocesano, abarca el defecto de la forma
canónica y todos los impedimentos, salvo aquellos que su dispensa se reserva a
la Sede Apostólica.

Fin

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