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de la mente, el aprendizaje y la educación, aún no ha sido exhausti­

vamente indagado. ¿Qué es exactamente lo que está distribuido y


cómo ll ega a estarlo? ¿Están todas las cogniciones siempre distribui ­
das ? ¿Cómo se relacionan las cualidades distribuidas de la mente
con las que todavía están «dentro" de ella? ¿Cuáles son las reglas
que gobiernan la dinámica de esa distribución? Al formular estas
preguntas, el presente volumen pone de manifiesto la importancia
que ellas tienen para temas educacionales tales como el cultivo de
las habilidades mentales, la adquisición de conocimiento, y el papel
de la interacción social y de las herramientas inteligentes en el
proceso de aprendizaje.

';OGNICIONES DISTRIBUIDAS

UHflPSICOl081A, nICOAll~l.I6IS y
PSIQU lAlftlA
JIUII10 ISBN 950-518-821-8

9 789505 188215
Cogniciones distribuidas

Consideraciones psicológicas y educativas

Gavriel Salomon
compilador

AmOITortu editores
Colección Agenda educativa. Directora: Edith Litwin Indice general
Distributed cognitions. Psychological and educational con­
siderations, Gavriel Salomon, compilador
© Cambridge University Press, 1993
Traducción, Eduardo Sinnott

Unica edición en castellano autorizada por Cambridge Univer­


sity Press, Inglaterra, y debidamente protegida en todos los
países. Queda hecho el depósito que previene la ley nO 11.723.
© Todos los derechos de la edición en castellano reservados 9 Autores

por Amorrortu editores S. A., Paraguay 1225, T piso (1057) 11 Introducción del compilador

Buenos Aires.
23 l. Enfoque histórico-cultural de la cogn
La reproducción total o parcial de este libro en forma idénti­ distribuida, Michael Cole y Yrjo Engest
ca o modificada por cualquier medio mecánico o electrónico,
incluyendo fotocopia, grabación o cualquier sistema de al­ 75 2. Prácticas de inteligencia distribuida
macenamiento y recuperación de información, no autori­ para la educación, Roy D. Pea
zada por los editores, viola derechos reservados. Cualquier
utilización debe ser previamente solicitada. 126 3. La persona-más: una visión distribui
pensamiento y el aprendizaje, D. N. Pe¡
Industria argentina. Made in Argentina
153 4. No hay distribución sin la cognición ~
ISBN 950-518-821-8 individuos: un enfoque interactivo diná
ISBN 0-521-41406-7, Inglaterra, edición original Salomon

185 5. Conocimiento vivo: la distribución so


recursos culturales para el pensamient
Moll, Javier Tapia y Kathryn F. Whitml

214 6. El descubrimiento de la cognición en


concepción más amplia de la inteligenc:
Thomas Hatch y Howard Gardner

242 7. Conocimiento especializado distribui


Ann L. Brown, Doris Ash, Martha Rutl.
Kathryn Nakagawa, Ann Gordon y Jos<
Campione

291 8. Algunas reflexiones acerca de la distJ


cognición, Raymond S. Nickerson
nda educativa. Directora: Edith Litwin Indice general

.gnitions. Psychological and educational con­


amel Salomon, compilador
University Press, 1993
duardo Sinnott

ID castellano autorizada por Cambridge Univer­


[laterra, y debidamente protegida en todos los
hecho el depósito que previene la ley nO 11.723.
~rechos de la edición en castellano reservados 9 Autores

~ editores S. A., Paraguay 1225, ~ piso (1057) 11 Introducción del compilador

23 1. Enfoque histórico-cultural de la cognición

.ón total o parcial de este libro en forma idénti­ distribuida, Michael Cole y Yrjo Engestrom

la por cualquier medio mecánico o electrónico,


tocopia, grabación o cualquier sistema de al­ 75 2. Prácticas de inteligencia distribuida y diseños

~o y recuperación de información, no autori­ para la educación, Roy D. Pea

rutores, viola derechos reservados. Cualquier


be ser previamente solicitada. 126 3. La persona-más: una visión distribuida del
pensamiento y el aprendizaje, D. N. Perkins
entina. Made in Argentina
153 4. No hay distribución sin la cognición de los
8-821-8 individuos: un enfoque interactivo dinámico, Gavriel
~1406-7, Inglaterra, edición original Salomon

185 5. Conocimiento vivo: la distribución social de los


recursos culturales para el pensamiento, Luis C.
Moll, Javier Tapia y Kathryn F. Whitmore

214 6. El descubrimiento de la cognición en el aula: una


concepción más amplia de la inteligencia humana,
Thomas Hatch y Howard Gardner

242 7. Conocimiento especializado distribuido en el aula,


Ann L. Brown, Doris Ash, Martha Rutherford,
Kathryn Nakagawa, Ann Gordon y Joseph C.
Campione

291 8. Algunas reflexiones acerca de la distribución de la


cognición, Raymond S. Nickerson

7
Autores

DorisAsh
AnnGordon
Universidad de California,
Universidad de
Berkeley Berkeley
Escuela de Educación Escuela de Edu
Berkeley, California Berkeley, Calif()

Ann. L. Brown Thomas Hatch


Universidad de California, Universidad de
Berkeley Escuela de Edu
Escuela de Educación Graduados!I
Berkeley, California Cambridge, Ma

Joseph C. Campione Louis C. Moll


Universidad de California, Universidad de
Berkeley Colegio de Edu<
Escuela de Educación Tucson, Arizona
Berkeley, California Kathryn Nakag
Universidad de
Michael Cole Berkeley
Universidad de California, Escuela de Edu
SanDiego BerkeleYi Calif(J
Laboratorio de Cognición
Humana Comparativa Raymond S. Nil
La Jolla, California 5 Gleason Rd.
Bedford, Massa
Yrjo EngestrBm
Universidad de California, RoyD. Pea
SanDiego Universidad de:
Laboratorio de Cognición Instituto para 1
Humana Comparativa de las Cienci~
La Jolla, California Evanston, Illin<

Howard Gardner D. N. Perkins


Universidad de Harvard Universidad de
Escuela de Educaéión para Escuela de Edu
Graduados! Proyecto Cero Graduados!]
Cambridge, Massachusetts Cambridge, Ma
Autores

DorisAsh
AnnGordon

Universidad de California,
Universidad de California,

Berkeley Berkeley

Escuela de Educación Escuela de Educación

Berkeley, California Berkeley, California .

Ann. L. Brown Thomas Hatch


Universidad de California, . Universidad de Harvard
Berkeley Escuela de Educación para
Escuela de Educación Graduados! Proyecto Cero
Berkeley, California Cambridge, Massachusetts

Joseph C. Campione Louis C. MoD

Universidad de California, Universidad de Arizona

Berkeley Colegio de Educación

Escuela de Educación Tucson, Arizona

Berkeley, California Kathryn Nakagawa

Universidad de California,

Michael Cole Berkeley

Universidad de California, Escuela de Educación

SanDiego Berkeley, California

Laboratorio de Cognición
Humana Comparativa Raymond S. Nickerson

La JoDa, California 5 Gleason Rd.

Bedford, Massachusetts

Y:rjo EngestrOm
Universidad de California, RoyD. Pea

SanDiego Universidad del Noroeste

Laboratorio de Cognición Instituto para la Enseñanza

Humana Comparativa de las Ciencias

La JoDa, California Evanston, lllinois

Howard Gardner D. N. Perkins

Universidad de Harvard Universidad de Harvard

Escuela de Educación para Escuela de Educación para

Graduados! Proyecto Cero Graduados! Proyecto Cero


Cambridge, Massachusetts Cambridge, Massachusetts

9
Martha Rutherford Javier Tapia Introducción del compilador

Universidad de California, Universidad de Arizona


Berkeley Colegio de Educación
Escuela de Educación Tucson, Arizona
Berk~ley, California

Gavnel Salomon Kathryn F. Whitmore


Universidad de Haifa Universidad de Arizona
Escuela de Educación Colegio de Educación
Haifa, Israel Tucson, Arizona
La idea de producir este libro nació por et
menzó en el verano de 1989, en la playa de r
Islas Vírgenes británicas, qonde tres de nos
,Perkins, Roy Pea y yo- tomamos parte en u
cuentro sobre computadoras y aprendizaje, o
el Social Science Research Council. Perkins E
las representaciones para el aprendizaje de la
las ciencias, yo hablé de la asociación intell
computadoras, y Pea presentó la idea de las C(
tribuidas. Enseguida resultó evidente que lo:
compartíamos inquietudes parecidas, tenü
distintas acerca de las coglliciones distribuid~
pósitos de la educación. Pensamos que esa
concepciones proporcionaba una oportunidad
única para un debate estimulante y para pll
cuestiones. Creamos tal oportunidad median·
ción de un simposio en el marco del congreso (
Educational ResearchAssociation que se cele
ton en 1990. Los que participamos en ese si
Brown, Jerome Bruner, Roy Pea, David Perki
dimos entonces que las ideas formuladas y pr<
junto con las de otros especialistas del campo,
tituir un libro interesante que moviese a pen
que el lector tiene en sus manos: un buen p
cogniciones distribuidas.
Las comunidades científicas suelen basarE
sideración de un fenómeno, en un enfoque
miembros están de acuerdo y en una unidad (
se ajuste a esa manera de ver, y estudian desp
no de una manera compatible con la concep
parten. Cuanto más se realizan investigaci(
más válida y «correcta» parece la concepció
mándose así la visión dominante acerca del :6

10
ford Javier Tapia Introducción del compilador

California, Universidad de Arizona


Colegio de EducacÍón
cacÍón Tucson, Arizona
,rnia

n Kathryn F. Whitmore
Haifa Universidad de Arizona
cación Colegio de Educación
Tucson, Arizona
La idea de producir este libro nació por etapas. Todo co­
menzó en el verano de 1989, en la playa de Tortola, en las
Islas Vírgenes británicas, donde tres de nosotros -David
,Perkins, Roy Pea y yo- tofuamos parte en un pequeño en­
cuentro sobre computadoras y aprendizaje, organizado por
el Social Science Research Council. Perkins se refirió allí a
las rejiresentaciones para el aprendizaje de la matemática y
las ciencias, yo hablé de la asociación intelectual con las
computadoras, y Pea presentó la idea de las cogniciones dis­
tribuidas. Enseguida resultó evidente que los tres, aunque
compartíamos inquietudes parecidas, teníamos visiones
distintas acerca de las cogniciones distribuidas y de los pro­
pósitos de la educación. Pensamos que esa diversidad de
concepciones proporcionaba una oportunidad virtualmente
única para un debate estimulante y para plantear nuevas
cuestiones. Creamos tal oportunidad mediante la planifica­
ción de un simposio en el marco del congreso de la American
Educational ResearchAssociation que se celebraría en Bos­
ton en 1990. Los que participamos en ese simposio -Ann
Brown, Jerome Bruner, Roy Pea, David Perkins y yo- deci­
dirnos entonces que las ideas formuladas y presentadas allí,
junto con las de otros especialistas del campo, podrían cons­
tituir un libro interesante que moviese a pensar. Es el libro
que el lector tiene en sus manos: un buen producto de las
cogniciones distribuidas.
Las comunidades científicas suelen basarse, para la con­
sideración de un fenómeno, en un enfoque en el que sus
miembros están de acuerdo y en una unidad de análisis que
se ajuste a esa manera de ver, y estudian después el fenóme­
no de una manera compatible con la concepción que com­
parten. Cuanto más se realizan investigaciones así, tanto
más válida y «correcta» parece la concepción inicial, afir­
mándose así la visión dominante acerca del fenómeno. Karl

11
Weick (1979) ha señalado que, a medida que crece el con­ cognitivo y el cultivo de las habilidades y las
senso, las ideas se vuelven más «refractarias a la refuta­ deseables desde el punto de vista educativo, 1:
ción» y parecen tan evidentes de por sí que raramente se lo cognitivo como si fuese algo poseída y residi
consideran las alternativas. Pero entonces, por la razón que za de los individuos; los factores sociales, cult
fuere, de pronto se pasa a analizar el fenómeno en un con­ lógicos han sido relegados al papel de escenar
texto nuevo que, cosa bastante perturbadora, reclama nue­ externas de estimulación. Ese enfoque es a(
vas unidades de análisis, lo cual lleva a su vez a la formula­ tras funciona y nos permite examinar de mro
ción de nuevas visiones y nuevas definiciones. El resultado rizada algunos mecanismos específicos de pro
es el nacimiento de un nuevo fenómeno. la información, de resolución de problemas y
Considérese, por ejemplo, el estado actual de la investi­ je. Pero cuando se examina el comportamien
gación acerca de la memoria. En un debate, recientemente situaciones en las que se resuelven probleIl
publicado, acerca de la validez y los méritos científicos de la real y en otros contactos con el entorno social
investigación acerca de la memoria en situaciones de la vida aparece un fenómeno bastante diferente: las]
real, Banaji y Crowder (1989) sostuvieron que «cuanto más cen pensar en conjunción o en asociación con
complejo es un fenómeno, tanto mayor es la necesidad de es­ ayuda de herramientas y medios que la cultt
tudiarlo en condiciones controladas y tanto menos debe es­ ciona. Los conocimientos, pareciera, no son
tudiárselo en su natural complejidad» (pág. 1192). Esta po­ vaciadas de contenido que se apliquen a este
sición supone, por supuesto, que el fenómeno estudiado en blema; antes bien, aparecen en una situación
condiciones estrictamente controladas es el mismo que el grupos de personas y con las herramientas dE
que hallamos en las circunstancias de la vida real. Por des­ (véase, por ejemplo, Lave y Wenger, 1991). e
gracia para este enfoque, la memoria (al igual que otros fe­ equipo que trabaja en colaboración para pl
nómenos psicológicos) cambia profundamente en su natu­ campaña política, un planificador económico
raleza, manifestación y función cuando se lo estudia en su pensamiento en una doble hoja computariza(
complejidad natural, por comparación con su análisis en no que estudia historia llenando fichas, seña:
condiciones muy controladas. El estudio de la memoria epi­ genes de su libro de texto y trazando en un p~
sódica en el laboratorio, como observa Conway (1991), por hechos por recordar. Puede considerarse que
más que sin duda considera el mismo fenómeno que toma to de esos individuos no solamente incluye a<
en cuenta la investigación de la memoria autobiográfica, es nitivas'de «solista»* sino también actividade¡
en realidad el estudio de algo muy diferente: la memoria au­ Como lo señala Perkins en el capítulo 3 de es
tobiográfica, cotidiana, se refiere a la memoria mezclada que caracteriza esos actos cotidianos de pens~
con el conocimiento anterior y con los significados persona­ los entornos sociales y artificiales, que supu
les, elementos que dentro del laboratorio se intenta «contro­ tán «fuera» de la cabeza de los individuos,
lar». Este contraste plantea, pues, una cuestión de principio fuente de estímulo y de guía, sino que en
que trasciende los límites específicos de la investigación vehículos del pensamiento. Además, el orde
acerca de la memoria: el cambio de la unidad de análisis, o funciones y las estructuras de esos entornO!
el cambio del contexto puede poner de manifiesto un fenó­ rante el proceso, para convertirse en verdadE
meno cualitativamente diferente (véase, por ejemplo, Ceci y aprendizaje que resulta de la asociación cogn
Bronfenbrenner,1991). Dicho con otras palabras: no es únicamente
Existe un llamativo paralelismo entre el estudio de la
memoria en los dos contextos yel estudio de la cognición en * Solista o persona solista en el sentido de «mente en s.
el laboratorio o bien en el marco de la vida diaria. Tradicio­ actuar con herramientas culturales. Y el término artefac
nalmente el estudio de los procesos cognitivos, el desarrollo ta obra a herramienta de la cultura. (N. del T.)

12
:la señalado que, a medida que crece el con­ cognitivo y el cultivo de las habilidades y las competencias
lS se vuelven más «refractarias a la refuta­ deseables desde el punto de vista educativo, ha tratado todo
n tan evidentes de por sí que raramente se lo cognitivo como si fuese algo poseído y residiese en la cabe­
alternativas. Pero entonces, por la razón que za de los individuos; los factores sociales, culturales y tecno­
ro se pasa a analizar el fenómeno en un con­ lógicos han sido relegados al papel de escenario o de fuentes
le, cosa bastante perturbadora, reclama nue­ externas de estimulación. Ese enfoque es adecuado mien-'
le análisis, lo cual lleva a su vez a la formula­ tras funciona y nos permite examinar de manera pormeno­
; visiones y nuevas definiciones. El resultado rizada algunos mecanismos específicos de procesamiento de
to de un nuevo fenómeno. la información, de resolución de problemas y de aprendiza­
e, por ejemplo, el estado actual de la investi­ je. Pero cuando se examina el comportamiento humano en
de la memoria. En un debate, recientemente situaciones en las que se resuelven problemas de la vida
rca de la validez y los méritos científicos de la real y en otros contactos con el entorno social y tecnológico,
lcerca de la memoria en situaciones de la vida aparece un fenómeno bastante diferente: las personas pare­
Crowder (1989) sostuvieron que «cuanto más cen pensar en conjunción o en asociación con otros, y con la
,fenómeno, tanto mayor es la necesidad de es­ ayuda de herramientas y medios que la cultura les propor­
:ldiciones controladas y tanto menos debe es­ ciona. Los conocimientos, pareciera, no son herramientas
3U natural complejidad» (pág. 1192). Esta po­ vaciadas de contenido que se apliquen a este o a aquel pro­
por supuesto, que el fenómeno estudiado en blema; antes bien, aparecen en una situación que acometen
¡trictamente controladas es el mismo que el grupos de personas y con las herramientas de que disponen
en las circunstancias de la vida real. Por des­ (véase, por ejemplo, Lave y Wenger, 1991). Considérese un
te enfoque, la memoria (al igual que otros fe­ equipo que trabaja en colaboración para programar una
llógicos) cambia profundamente en su natu­ campaña política, un planificador económico que vuelca su
lstación y función cuando se lo estudia en su pensamiento en una doble hoja computarizada, o un alum­
latural, por comparación con su análisis en no que estudia historia llenando fichas, señalando los már­
uy controladas. El estudio de la memoria epi­ genes de su libro de texto y trazando en un papel «redes» de
lboratorio, como observa Conway (1991), por hechos por recordar. Puede considerarse que el pensamien­
luda considera el mismo fenómeno que toma to de esos individuos no solamente incluye actividades cog­
.1Vestigación de la memoria autobiográfica, es nitivas'de «solista»* sino también actividades distribuidas .
estudio de algo muy diferente: la memoria au­ Como lo señala Perkins en el capítulo 3 de este volumen, lo
!otidiana, se refiere a la memoria mezclada que caracteriza esos actos cotidianos de pensamiento es que
ciento anterior y con los significados persona­ los entornos sociales y artificiales, que supuestamente es­
que dentro del laboratorio se intenta «contro­ tán «fuera» de la cabeza de los individuos, no sólo son la
:raste plantea, pues, una cuestión de principio fuente de estímulo y de guía, sino que en realidad son
le los límites específicos de la investigación vehículos del pensamiento. Además, el ordenamiento; las
lemoria: el cambio de la unidad de análisis, o funciones y las estructuras de esos entornos cambian du­
contexto puede poner de manifiesto un fenó­ rante el proceso, para convertirse en verdaderas partes del
ivamente diferente (véase, por ejemplo, Ceci y aprendizaje que resulta de la asociación cognitiva con ellos.
,er,1991). Dicho con otras palabras: no es únicamente el «solista» el
llamativo paralelismo entre el estudio de la
)s dos contextos y el estudio de la cognición en * Solista o persona solista en el sentido de «mente en soledad», sin inter­
o bien en el marco de la vida diaria. Tradicio­ actuar con herramientas culturales. Y el término artefacto equivale en es­
.tudio de los procesos cognitivos, el desarrollo ta obra a herramienta de la cultura. (N. del T.)

13
que aprende, sino «la persona-más» todo el sistema de facto­ del interés en las cogniciones distribuidas. U:
res interrelacionados. cada vez más importante, que las actividac
La idea de cogniciones distribuidas no necesariamente mientas computacionales han llegado a desf
es nueva. Como lo muestran Cole y Engestrom en el capítu­ práctica de las tareas intelectuales. Puede
lo 1, pueden hallarse sus orígenes en las obras de psicólogos acaso no resulta palmariamente evidente, ql
y filósofos de fines del siglo pasado (véase también Phillips, ción entre individuos y computadoras suele I
1976). Por ejemplo, Dewey escribió hace más de un siglo: por un rendimiento intelectualmente superic
«El concepto de ambiente es necesario para la idea de orga­ de atribuirse sólo a las cogniciones de los ine
nismo, y con la concepción del ambiente aparece la imposi­ mon, Perkins y Globerson, 1991). Una segund
bilidad de considerar la vida psíquica como algo individual y ce ser el creciente interés en la teoría históri
aislado que se desarrolla en un vacío» <1884, pág. 285). Vigotsky, la cual sitúa las cogniciones de los ir
Existe una interesante afinidad entre considerar las tro de los contextos sociales y culturales de in
cogniciones como distribuidas social y culturalmente y es­ actividad, y no sólo en la interacción con ell
tudiar el comportamiento humano como parte de un siste­ ,/ ejemplo, Moll, 1991). Una tercera fuente pan
ma más amplio que abarca elementos culturales, sociales, tisfacción, cada vez mayor, ante la idea de qu
situacionales y tecnológicos. Un estudio así, de orientación nes son herramientas que están «en la cabez
funcional, consideraría al individuo y el ambiente social, dose el foco de atención a su naturaleza situa
cultural o fisico, como unidades integradas, de modo tal que diente de un contexto y, por tanto, virtualmer
las actividades del individuo se verían como «procesos de la (Brown, Collins y Duguid, 1989; Lave y We~
situación total de organismo y ambiente» (Dewey y Bentley, Si los procesos sociales y, posiblemente, .
1946, pág. 256). Pero a menudo se asoció ese enfoque con «externos», deben considerarse parte integrar
modalidades cualitativas, «holísticas» y «blandas» de inda­ cognitivo, tal vez haya que repensar todo el ca
gación, más cercanas a la antropología que a una psicología nición. ¿Están las cogniciones distribuidas y )
científica «dura». No sorprende, por tanto, que estuviese (y la cabeza? Y si es posible considerar que los
hasta cierto punto continúe estando) a la sombra de la in­ productos intelectuales están distribuidos el:
vestigación psicológica y educativa dominante, la cual su­ duos o entre los individuos y los medios prov
braya el comportamiento y las cogniciones del individuo de­ cultura, ¿puede ocurrir también que la inteli~
satendiendo en gran medida su naturaleza distribuida. cualidad emergente y no una «posesión»?
Las concepciones cambian. Con la creciente aceptación El análisis serio de la noción de cognicionE
de un enfoque constructivista de la cognición humana, pasó abre toda una gama de cuestiones y sugiere 1
a considerarse seriamente la posibilidad de que las cogni­ de polémicas consecuencias para la educació:
ciones sean herramientas y productos situados y distribui­ libro es un intento de explicar, ilustrar y exa
dos de la mente y no elementos descontextualizados. Junto mente la idea de cogniciones distribuidas en E
con esa posibilidad, está el reconocimiento no sólo de que los ciones generales y educativas. Si las cognici
factores sociales y otros situacionales tienen una marcada bilidades cognitivas no han de concebirse COl
incidencia en las cogniciones que están «en la cabeza», sino «instaladas» sino como cualidades que aparee
también de que los procesos sociales deberían ser tratados co situacional y social, ¿qué son exactamente?
como cogniciones (Resnick, 1991). a estar distribuidas? ¿Qué está distribuido f
Estos cambios conceptuales no surgen de la nada. Un rá­ nos obliga a reconocer que las cogniciones es1
pido examen de las nuevas tendencias en el estudio del pen­ distribuidas? ¿Cómo se distribuyen en situa(
samiento cognitivo y, sobre todo, del pensamiento cognitivo tividades diferentes? Dada la distribución di
en la educación, indica que son por lo menos tres las fuentes nes, ¿qué papel (si acaso tienen alguno) estan

14
ino «la persona-más» todo el sistema de facto­
del interés en las cogniciones distribuidas. Una es el papel,
)nados.
cada vez más importante, que las actividades con herra­
cogniciones distribuidas no necesariamente
mientas computacionales han llegado a desempeñar en la
o lo muestran Cole y Engestrom en el capítu­ práctica de las tareas intelectuales. Puede observarse, si
illarse sus orígenes en las obras de psicólogos acaso no resulta palmariamente evidente, que la colabora­
nes del siglo pasado {véase también Phillips, ción entre individuos y computadoras suele caracterizarse
mplo, Dewey escribió hace más de un siglo: por un rendimiento intelectualmente superior, que no pue­
e ambiente es necesario para la idea de orga­ de atribuirse sólo a las cogniciones de los individuos (Salo­
l concepción del ambiente aparece la imposi­
mon, Perkins y Globerson, 1991). Una segunda fuente pare­
:iderar la vida psíquica como algo individual y ce ser el creciente interés en la teoría histórico-cultural de
desarrolla en un vacío» (1884, pág. 285). vigotsky, la cual sitúa las cogniciones de los individuos den­
. interesante afmidad entre considerar las tro de los contextos sociales y culturales de interacción y de
mo distribuidas social y culturalmente y es­ actividad, y no sólo en la interacción con ellos (véase, por
lortamiento humano como parte de un siste­ ejemplo, Moll, 1991), Una tercera fuente parece ser la insa­
lO que abarca elementos culturales, sociales, tisfacción, cada vez mayor, ante la idea de que las cognicio­
r tecnológicos. Un estudio así, de orientación nes son herramientas que están «en la cabeza», trasladán­
.sideraría al individuo y el ambiente social, dose el foco de atención a su naturaleza situacional, depen­
o, como unidades integradas, de modo tal que diente de un contexto y, por tanto, virtualmente distribuida
; del individuo se verían como «procesos de la (Brown, Collins y Duguid, 1989; Lave y Wenger, 1991).
de organismo y ambiente,) (Dewey y Bentley, Si los procesos sociales y, posiblemente, también otros
3). Pero a menudo se asoció ese enfoque con «externos», deben considerarse parte integrante del proceso
ualitativas, «holísticas,> y «blandas» de inda­ cognitivo, tal vez haya que repensar todo el concepto de cog­
:rcanas a la antropología que a una psicología nición. ¿Están las cogniciones distribuidas y no situadas en
a». N o sorprende, por tanto, que estuviese (y la cabeza? Y si es posible considerar que los procesos y los
unto continúe estando) a la sombra de la in­ productos intelectuales están distribuidos entre los indivi­
'¡cológica y educativa dominante, la cual su­ duos o entre los individuos y los medios provenientes de la
)rtamiento y las cogniciones del individuo de­ cultura, ¿puede ocurrir también que la inteligencia sea una
n gran medida su naturaleza distribuida. cualidad emergente y no una «posesión»?
dones cambian. Con la creciente aceptación El análisis serio de la noción de cogniciones distribuidas
constructivista de la cognición humana, pasó abre toda una gama de cuestiones y sugiere una larga lista
~ seriamente la posibilidad de que las cogni­
de polémicas consecuencias para la educación. El presente
lrramientas y productos situados y distribui­ libro es un intento de explicar, ilustrar y examinar crítica­
ce y no elementos descontextualizados. Junto mente la idea de cogniciones distribuidas en sus manifesta­
idad, está el reconocimiento no sólo de que los ciones generales y educativas. Si las cogniciones y las ha­
es y otros situacionales tienen una marcada bilidades cognitivas no han de concebirse como posesiones
las cogniciones que están «en la cabeza», sino «instaladas» sino como cualidades que aparecen en un mar­
le los procesos sociales deberían ser tratados co situacional y social, ¿qué son exactamente? ¿Cómo llegan
1es (Resnick, 1991). a estar distribuidas? ¿Qué está distribuido en ellas? ¿Qué
lios conceptuales no surgen de la nada. Un rá­ nos obliga a reconocer que las cogniciones están (¿a veces?)
.e las nuevas tendencias en el estudio del pen­ distribuidas? ¿Cómo se distribuyen en situaciones y en ac­
titivo y, sobre todo, del pensamiento cognitivo tividades diferentes? Dada la distribución de las cognicio­
n, indica que son por lo menos tres las fuentes nes, ¿qué papel (si acaso tienen alguno) estamos dispuestos

15
a atribuirles a las cogniciones «solistas»? ¿En qué se dife­ Los ocho capítulos de este libro son d,e dos (
rencia la distribución de las cogniciones de la «división del cuatro primeros son principalmente teóricos.
trabajo», las «ideas compartidas» o la «estimulación recípro­ guientes son, en parte, también teóricos, per l

ca»? ¿Cómo podemos identificar las cogniciones distribui­ principal recae en el estudio de casos específicl
das, y dónde sería más interesante y más provechoso bus­ cativos de cognición distribuida. El libro conc
carlas? Desde el punto de vista de la educación, ¿qué ocurre examen crítico del concepto y de su posible apor
con el ejercicio de las capacidades y las propensiones cogni­ de la cognición y a la educación.
tivas si no ha de vérselas como posesiones que el individuo A la cabeza de la parte teórica del libro, está I
desarrolla? Si el rendimiento cognitivo es una cualidad dis­ escrito por Cole y Engestrom. Los autores exan
tribuida, ¿cuál ha de ser la meta de la educación? ¿Cómo de­ genes de la idea de cogniciones distribuidas, re
be diseñarse el ambiente de aprendizaje? ¿Qué se debe exa­ a los escritos de Wundt y de MÜllsterberg. A 11:
minar y estudiar? ¿Qué papeles desempeñan los docentes y raíces y de teorías histórico-culturales de especi
cuáles, los alumnos? Vigotsky y Luria, Cole y Engestrom exponen la
Los autores que colaboran en este volumen no tienen la las cogniciones deben concebirse como cultur¡
misma opinión, ni forzosamente comparten el significado diadas, como parte del conjunto de los sistem
exacto de la expresión «cogniciones distribuidas». En este dad que abarcan la cultura, la comunidad, las h
sentido, el libro es un intento por suscitar preguntas e inau­ y sus contrapartidas autorregulatorias: los sím
gurar un debate, y no trata de presentar una visión unitaria rándose en los recientes trabajos de la antropo
con conclusiones elaboradas. Los autores tienen pareceres Engestrom amplían la visión histórico-cultura
distintos en cuanto al modo como han de encararse las cog­ que las cogniciones están distribuidas en el me
niciones de los individuos una vez que se ha reconocido, en cultura, por lo que «la combinación de metas, h
parte o del todo, la realidad de su distribución. De hecho, los y ambiente (. ..) constituye al mismo tiempo el
autores presentan dos concepciones un tanto diferentes de comportamiento y la forma en que puede decirl
las cogniciones distribuidas. Una de ellas, quizá la más ra­ contexto la cognición está distribuida». Cole ~
dical, es presentada por Cole y Engestrom, Pea y Moll, Ta­ observan también que las cogniciones están
pia y Whitmore. De acuerdo con su forma de ver, si bien no neuropsicológicamente: partes diferentes del CI
debe descartarse la idea de las cogniciones individuales, ha­ san modalidades de experiencia y de estímul,
bría que volver a examinar la cognición en general y conce­ desde el punto de vista social y también temp
birla fundamentalmente como distribuida. Como observa sentación.!ie dos ejemplos detallados, la adql
Cole en otro trabajo (1991), la verdadera unidad del análisis lectura (en la que las cogniciones están distribl
psicológico debe ser la actividad en común y (a menudo, pe­ docente, el alumno, los demás alumnos y artE
ro no necesariamente) mediada socialmente en un contexto rales) y la reorganización del trabajo médico e
cultural. Podría considerársela una versión fuerte de la cog­ finesa (elaboración de una nueva división del
nición distribuida, puesto que propone apartarse de la idea los prestadores de servicios de s81ud, de mane
corriente de que las cogniciones son posesiones de los indivi­ char mejor los recursos cognitivos distribuidos
duos y sirven como herramientas listas para su aplicación les permite a los autores mostrar que una vez I
\\ en situaciones cotidianas. La segunda concepción, menos to en la idea de mediación a través de artefac
radical, es la presentada por Perkins, Salomon, Hatch y individuos, una característica distintiva funda
Gardner, y Brown et al. De acuerdo con ellos,' es posible dis­ seres humanos, no puede sino adoptarse la c
tinguir aún entre las cogniciones «solistas» y las distribui­ gún la cual las cogniciones están distribuidas,
das, y se las considera en una dinámica de interacción inter­ El capítulo 2, de Pea, tiene el propósito de
dependiente. vas indagaciones. Este autor está en desacue

16
: a las cogniciones «solistas»? ¿En qué se dife­ Los ocho capítulos de este libro son de dos órdenes. Los
tribución de las cogniciones de la «división del cuatro primeros son principalmente teóricos. Los tres si­
«ideas compartidas» o la «estimulación recípro­ guientes son, en parte, también teóricos, pero su interés
podemos identificar las cogniciones distribui­ principal recae en el estudio de casos específicamente edu­
sería más interesante y más provechoso bus­ cativos de cognición distribuida. El libro concluye con un
e el punto de vista de la educación, ¿qué ocurre examen crítico del concepto y de su posible aporte al estudio
io de las capacidades y las propensiones cogni­ de la cognición y a la educación.
1 de vérselas como posesiones que el individuo A la cabeza de la parte teórica del libro, está el capítulo 1,
:i el rendimiento cognitivo es una cualidad dis­ escrito por Cole y Engestrom. Los autores examinan los orí­
il ha de ser la meta de la educación? ¿Cómo de­ genes de la idea de cogniciones distribuidas, remontándose
el ambiente de aprendizaje? ¿Qué se debe exa­ a los escritos de Wundt y de Münsterberg. A la luz de esas
diar? ¿Qué papeles desempeñan los docentes y raíces y de teorías histórico-culturales de especialistas como
umnos? Vigotsky y Luria, Cole y Engestrom exponen la tesis de que
es que colaboran en este volumen no tienen la las cogniciones deben concebirse como culturalmente me­
5n, ni forzosamente comparten el significado diadas, como parte del conjunto de los sistemas de activi­
expresión «cogniciones distribuidas». En este dad que abarcan la cultura, la comunidad, las herramientas
ro es un intento por suscitar preguntas e inau­ y sus contrapartidas autorregulatorias: los símbolos. Inspi­
lte, y no trata de presentar una visión unitaria rándose en los recientes trabajos de la antropología, Cole y
nes elaboradas. Los autores tienen pareceres Engestrom amplían la visión histórico-cultural, señalando
uanto al modo como han de encararse las cog­ que las cogniciones están distribuidas en el medio que es la
IS individuos una vez que se ha reconocido, en cultura, por lo que «la combinación de metas, herramientas
lo, la realidad de su distribución. De hecho, los y ambiente (. ..) constituye al mismo tiempo el contexto del
intan dos concepciones un tanto diferentes de comportamiento y la forma en que puede decirse que en ese
lS distribuidas. Una de ellas, quizá la más ra­ contexto la cognición está distribuida». Cole y Engestrom
~ntada por Cole y Engestrom, Pea y Moll, Ta­ observan también que las cogniciones están distribuidas
re. De acuerdo con su forma de ver, si bien no neuropsicológicamente: partes diferentes del cerebro proce­
rse la idea de las cogniciones individuales, ha­ san modalidades de experiencia y de estímulos diferentes
lr a examinar la cognición en general y conce­ desde el punto de vista social y también temporal. La pre­
entalmente como distribuida. Como observa sentación de dos ejemplos detallados, la adquisición de la
'abajo (1991), la verdadera unidad del análisis lectura (en la que las cogniciones están distribuidas entre el
be ser la actividad en común y (a menudo, pe­ docente, el alumno, los demás alumnos y artefactos cultu­
amente) mediada socialmente en un contexto rales) y la reorganización del trabajo médico en una clínica
ía considerársela una versión fuerte de la cog­ fines a (elaboración de una nueva división del trabajo entre
lida, puesto que propone apartarse de la idea los prestadores de servicios de salud, de manera de aprove­
J.e las cogniciones son posesiones de los indivi­ char mejor los recursos cognitivos distribuidos del sistema),
como herramientas listas para su aplicación les permite a los autores mostrar que una vez que se ha vis­
3 cotidianas. La segunda concepción, menos to en la idea de mediación a través de artefactos y de otros
presentada por Perkins, Salomon, Hatch y individuos, una característica distintiva fundamental de los
C)wn et al. De acuerdo con ellos, es posible dis­ seres humanos, no puede sino adoptarse la concepción se­
ltre las cogniciones «solistas» y las distribui­ gún la cual las cogniciones están distribuidas.
nsidera en una dinámica de interacción inter- El capítulo 2, de Pea, tiene el propósito de suscitar nue­
vas indagaciones. Este autor está en desacuerdo con la di­

17
fundida concepción, de hecho dominante, de la inteligencia otra, el conocimiento de orden superior de un
como una propiedad de la mente. Más bien, sostiene, la inte­ tras que las primeras pueden estar (y con frel
ligencia debe verse como ejecutada y no como poseída. La in­ socialmente distribuidas (se las cede a los d<
teligencia distribuida, según Pea, está siempre presente en libros de texto), el conocimiento de orden sup
las herramientas, las formas de representación y en otros ma de heurística, modelos de explicación y TI
artefactos que creamos para quitarnos de encima lo que, si gación, no están representados en ninguna p
no, sería una carga cognitiva pesada y propensa al error. De den llegar a estar distribuidos; no satisface le
acuerdo con Pea, el fenómeno de las cogniciones distribui­ rios de acceso salvo dentro de la persona «el
das pone de manifiesto que los recursos externos modifican ello se concluye que, si bien muchas cognicio
la naturaleza y el sistema funcional de donde surgen las ac­ tar distribuidas, sobre todo durante las activi
tividades, afectando nuestra concepción de qué, cómo y por gación, no todas pueden estarlo. El conocimi
qué se necesita conocer. La meta de que todos posean el co­ superior, que es un elemento decisivo en el (
nocimiento de, pongamos por caso, las tablas de dividir o de campo y en las operaciones de las funciones
multiplicar, cede ante la meta de la estimación y la resolu­ corresponde a la persona «solista».
ción de problemas: actividades consistentes en razonar con En el capítulo 4, que es el último capítulo t
herramientas y no independientemente de ellas. Se sigue un poco más en el planteamiento de cuestiol
que sería preferible subrayar la importancia del acceso a torno de la versión radical de las cognicione:
herramientas con las cuales pensar, antes que la de una Sostengo que no todas las cogniciones están c<
comprensión «en soledad» sin herramientas; la importancia distribuidas, que no todas pueden estarlo, J
de asociarse con otros en vez de cultivar las cogniciones que teoría cognitiva, sobre todo una teoría que int
están «en la cabeza». Es claro que las herramientas y los ta de los desarrollos y de los cambios que se
programas de computación, destinados a abastecer de cog­ largo del tiempo, puede prescindir de la refer
niciones distribuidas, y que ponen énfasis en la asociación y presentaciones mentales de los individuos (o
el acceso, serán muy diferentes de las herramientas que tie­ lentes). Ellas son, después de todo, la «sustru
nen como propósito el cultivo de las dotes individuales. Por en situaciones en que hay cogniciones distribl
tanto, es probable que ello modifique la concepción de las do llegado a esta conclusión, presento una vi!
metas educativas, para pasar del concepto de dominio al de interactiva, espiralada, del modo como las c(
ejecución en común. listas» y las distribuidas interactúan a lo lar
Perkins (capítulo 3) acepta en general la noción de cogni­ incidiendo las unas en las otras y desarrollán(
ciones distribuidas como sistema que abarca tanto a la per­ partir de las otras. De esa manera supero el
sona como el entorno: una nuevá unidad de análisis que in­ situacional que observo en la concepción raru
cluye, a la vez, el pensamiento y el aprendizaje. A esta con­ niciones distribuidas, y el determinismo int
cepción le aplica la hipótesis del acceso equivalente, de las visiones radicales de la cognición «solista
acuerdo con la cual lo que importa es el tipo de conocimiento ción de este enfoque interactivo señala, a su v
presente, la manera en que se lo representa, la facilidad con nes tanto para la elección de las metas educat
que se lo recupera, y el modo como es construido, antes que vo de la asociación al lado del cultivo de la:
el sitio en el que todo eso se realiza. En la medida en que un tas»- cuanto para la planificación.
sistema en común, el de la «persona-más», contiene las En el primero de los tres capítulos dedica
cuatro características de acceso, no importa mucho dónde de casos (el capítulo 5), Moll, Tapia y Whitm(
reside el conocimiento, la representación o la construcción. prisma de las cogniciones distribuidas (sobr
En este marco, Perkins examina la manera como están mente distribuidas) para examinar, desde el.
distribuidas, por una parte, las funciones ejecutivas, y, por cualitativo, dos ambientes de actividad que p

18
pción, de hecho dominante, de la inteligencia otra, el conocimiento de orden superior de un campo. Mien­
)iedad de la mente. Más bien, sostiene, la inte­ tras que las primeras pueden estar (y con frecuencia es así)
Terse como ejecutada y no como poseída. La in­ socialmente distribuidas (se las cede a los docentes y a los
,ribuida, según Pea, está siempre presente en libros de texto), el conocimiento de orden superior, en la for­
Ltas, las formas de representación y en otros ma de heurística, modelos de explicación y modos de inda­
~ creamos para quitarnos de encima lo que, si gación, no están representados en ninguna parte y no pue­
:arga cognitiva pesada y propensa al error. De den llegar a estar distribuidos; no satisface los cuatro crite­
'ea, el fenómeno de las cogniciones distribui­ rios de acceso salvo dentro de la persona «en soledad». De
lanifiesto que los recursos externos modifican ello se concluye que, si bien muchas cogniciones suelen es­
yel sistema funcional de donde surgen las ac­ tar distribuidas, sobre todo durante las actividades de inda­
::tando nuestra concepción de qué, cómo y por gación, no todas pueden estarlo. El conocimiento de orden
.a conocer. La meta de que todos posean el co­ superior, que es un elemento decisivo en el dominio de un
" pongamos por caso, las tablas de dividir o de campo y en las operaciones de las funciones ejecutivas, le
~de ante la meta de la estimación y la resolu­ corresponde a la persona <<solista».
mas: actividades consistentes en razonar con En el capítulo 4, que es el último capítulo teórico, avanzo
y no independientemente de ellas. Se sigue un poco más en el planteamiento de cuestiones críticas en
ferible subrayar la importancia del acceso a torno de la versión radical de las cogniciones distribuidas.
; con las cuales pensar, antes que la de una Sostengo que no todas las cogniciones están constantemente
<en soledad» sin herramientas; la importancia ~-/

distribuidas, que no todas pueden estarlo, y que ninguna


on otros en vez de cultivar las cogniciones que teoría cognitiva, sobre todo una teoría que intente dar cuen­
:abeza». Es claro que las herramientas y los ta de los desarrollos y de los cambios que se producen a lo
~ computación, destinados a abastecer de cog­ largo del tiempo, puede prescindir de la referencia a las re­
ibuidas, y que ponen énfasis en la asociación y presentaciones mentales de los individuos (o a sus equiva­
1Il muy diferentes de las herramientas que tie­ lentes). Ellas son, después de todo, la «sustancia» presente
pósito el cultivo de las dotes individuales. Por en situaciones en que hay cogniciones distribuidas. Habien­
)able que ello modifique la concepción de las do llegado a esta conclusión, presento una visión dinámica,
ivas, para pasar del concepto de dominio al de interactiva, espiralada, del modo como las cogniciones «so­
:omÚll. listas» y las distribuidas interactúan a lo largo del tiempo,
ipítulo 3) acepta en general la noción de cogni­ incidiendo las unas en las otras y desarrollándose las unas a
uidas como sistema que abarca tanto a la per­ partir de las otras. De esa manera supero el determinismo
~ntorno: una nuevá unidad de análisis que in­ situacional que observo en la concepción radical de las cog­
~, el pensamiento y el aprendizaje. A esta con­ niciones distribuidas, y el determinismo intrapersonal de
,lica la hipótesis del acceso equivalente, de las visiones radicales de la cognición «solista». La elabora­
l. cual lo que importa es el tipo de conocimiento ción de este enfoque interactivo señala, a su vez, implicacio­
lanera en que se lo representa, la facilidad con nes tanto para la elección de las metas educativas -el culti­
pera, y el modo como es construido, antes que vo de la asociación alIado del cultivo de las dotes «solis­
ue todo eso se realiza. En la medida en que un tas»- cuanto para la planificación.
omún, el de la «persona-más», contiene las En el primero de los tres capítulos dedicados al estudio
erísticas de acceso, no importa mucho dónde de casos (el capítulo 5), Moll, Tapia y Whitmore emplean el
,cimiento, la representación o la construcción. prisma de las cogniciones distribuidas (sobre todo, social­
~o, Perkins examina la manera como están mente distribuidas) para examinar, desde el punto de vista
por una parte, las funciones ejecutivas, y, por cualitativo, dos ambientes de actividad que presentan «fon­

19
dos de conocimiento» distribuidos: el hogar de una familia variaciones de las fuerzas culturales y de las 1<
mexicano-estadounidense de las cercanías de la frontera jan, entonces, en el cambio y en la diversidad
mexicana, y un aula de lengua integral, en la que las activi­ ciones de la inteligencia, lo cual explica la Vl
dades de aprendizaje socialmente mediadas constituyen un las realizaciones humanas. Segundo, que el .
principio organizador. El propósito de los estudios etnográ­ hacen manifiestas y pueden desarrollarse las.
ficos del capítulo es traducir las nociones conceptuales de la nales, depende en gran medida de las locales:
cognición distribuida en dinámicas específicas de recursos rales, destacándose hasta qué punto puede di
cognitivos distribuidos. El examen de la familia mexicana inteligencia está local y culturalmente detern
pone de manifiesto hasta qué punto es activa en hacer fren­ El capítulo 7, de Brown y sus colaboradoref
te a las cosas y su interconexión con otros hogares con los ta los estudios de casos, de orientación antro¡::
que comparte e intercambia conocimiento, habilidades y bien evolutiva, con un estudio de intervenc
otros recursos necesarios para su funcionamiento cotidiano. Los autores describen la manera como pued
El informe acerca del aula refleja una similar distribución implementarse el aula como contexto de apr
de los recursos intelectuales compartidos. Los procesos so­ de favorecer una comunidad de aprendices ql
ciales y los recursos culturales median las actividades de una apropiación guiada de los significados a ti
aprendizaje, manifestándose así su naturaleza socialmente ciaciones, creándose así poco a poco una red (
compartida. . conocimiento especializado. Esos contextos SOl
Otro caso es el presentado por Hatch y Gardner en el ca­ de los alumnos aprenden a aprender, convirtiÉ
pítulo 6. A diferencia del trabajo de Moll y sus colaborado­ vicios inteligentes» que -en sus interaccion
res, de orientación antropológica, el caso que exponen centes, los pares, los materiales y las herrami
Hatch y Gardner, se inscribe en la tradición del desarrollo tacionales- crean zonas coincidentes de dI
infantil. Estos autores ponen en tela de juicio la visión pre­ ximo. La cuestión de las cogniciones distribui
dominante de la inteligencia como una posesión unitaria, da así del lugar donde residen las cogniciones
estable y situada «en la cabeza» del individuo. Señalan que señar el aula para favorecer el desarrollo de U]
son tres las fuerzas interdependientes que contribuyen a de discurso en la que el conocimiento especié
las cogniciones del aula: las personales, las locales y las cul­ estar distribuido en forma tal de proporcional
turales. A las tres se las ve en una disposición concéntrica, til para la apropiación mutua. Los autores p
de modo que las fuerzas personales están en el centro y las descripción detallada de ese diseño del auh
culturales forman el círculo externo. La inteligencia, inclui­ constructos teóricos que sirven de sustento a
da como está en todas las actividades de una persona, refle­ El libro termina con la discusión, que NickE
ja la influencia de los recursos y las limitaciones locales, los na en el capítulo 8, de los capítulos preceder
valores y las expectativas culturales, y las propensiones examen crítico del concepto de cogniciones dis
personales y las experiencias acumuladas. Los autores exa­ sus implicaciones. Nickerson se pregunta qué
minan este modelo concéntrico en un jardín de infantes, en el concepto de cognición y de inteligencia
donde a lo largo de varios meses observan a cuatro niños qué nuevas dimensiones teóricas y prácticas 1
mientras juegan en el arenero y en el rincón de arte. De sus adónde nos conduce. Presenta entonces una )
detalladas observaciones, los autores extraen dos impor­ media en la que las cogniciones de los individu
tantes conclusiones. Primero, que las fuerzas personales e buidas podrían considerarse en forma conjun
individuales, aunque desempeñan un papel de importancia
en el esquema que introducen, parecen reflejar las fuerzas Las cálidas conversaciones que mantuviml
culturales y las locales operantes en los entornos yen las ac­ te en la playa de Tortola maduraron poco a pe
tividades en que los niños están inmersos. Los cambios y las vertirse en posiciones expnc..-itas que pueden C(

20
mento» distribuidos: el hogar de una familia variaciones de las fuerzas culturales y de las locales se refle­
ldounidense de las cercanías de la frontera jan, entonces, en el cambio y en la diversidad de manifesta­
1 aula de lengua integral, en la que las activi­ ciones de la inteligencia, lo cual explica la variabilidad de
ldizaje socialmente mediadas constituyen un las realizaciones humanas. Segundo, que el modo como se
rozador. El propósito de los estudios etnográ­ hacen manifiestas y pueden desarrollarse las fuerzas perso­
uo es traducir las nociones conceptuales de la nales, depende en gran medida de las locales y de las cultu­
l'ibuida en dinámicas específicas de recursos rales, destacándose hasta qué punto puede decirse que esa
;ribuidos. El examen de la familia mexicana inteligencia está local y culturalmente determinada.
¡esto hasta qué punto es activa en hacer fren­ El capítulo 7, de Brown y sus colaboradores, complemen­
y su interconexión con otros hogares con los ta los estudios de casos, de orientación antropológica y más
e intercambia conocimiento, habilidades y bien evolutiva, con un estudio de intervención didáctica.
necesarios para su funcionamiento cotidiano. Los autores describen la manera como puede diseñarse e
~rca del aula refleja una similar distribución implementarse el aula como contexto de aprendizaje a fin
3 intelectuales compartidos. Los procesos so­ de favorecer una comunidad de aprendices que emprenden
cursos culturales median las actividades de una apropiación guiada de los significados a través de nego­
lanifestándose así su naturaleza socialmente ciaciones, creándose así poco a poco una red distribuida de
conocimiento especializado. Esos contextos son lugares don­
s el presentado por Hatch y Gardner en el ca­ de los alumnos aprenden a aprender, convirtiéndose en «no­
~rencia del trabajo de Moll y sus colaborado­ vicios inteligentes» que -en sus interacciones con los do­
;ación antropológica, el caso que exponen centes, los pares, los materiales y las herramientas compu­
ner, se inscribe en la tradición del desarrollo tacionales- crean zonas coincidentes de desarrollo pró­
autores ponen en tela de juicio la visión pre­ ximo. La cuestión de las cogniciones distribuidas se trasla­
la inteligencia como una posesión unitaria, da así del lugar donde residen las cogniciones al modo de di­
lda «en la cabeza» del individuo. Señalan que señar el aula para favorecer el desarrollo de una comunidad
lerzas interdependientes que contribuyen a de discurso en la que el conocimiento especializado pasa a
3 del aula: las personales, las locales y las cul­ estar distribuido en forma tal de proporcionar un suelo fér­
tres se las ve en una disposición concéntrica, til para la apropiación mutua. Los autores presentan una
as fuerzas personales están en el centro y las descripción detallada de ese diseño del aula, fundado en
nan el círculo externo. La inteligencia, inclui­ constructos teóricos que sirven de sustento a su psicología.
~n todas las actividades de una persona, refle­ El libro termina con la discusión, que Nickerspn desarro­
1 de los recursos y las limitaciones locales, los lla en el capítulo 8, de los capítulos precedentes, y con un
expectativas culturales, y las propensiones examen crítico del concepto de cogniciones distribuidas y de
lS experiencias acumuladas. Los autores exa­ sus implicaciones. Nickerson se pregunta qué hay de nuevo
todelo concéntrico en un jardín de infantes, en el concepto de cognición y de inteligencia distribuidas,
'go de varios meses observan a cuatro niños qué nuevas dimensiones teóricas y prácticas proporciona, y
an en el arenero y en el rincón de arte. De sus adónde nos conduce. Presenta entonces una postura inter­
servaciones, los autores extraen dos impor­ media en la que las cogniciones de los individuos y las distri­
¡iones. Primero, que las fuerzas personales e buidas podrían considerarse en forma conjunta.
iunque desempeñan un papel de importancia
l que introducen, parecen reflejar las fuerzas Las cálidas conversaciones que mantuvimos inicialmen­
.s locales operantes en los entornos y en las ac­ te en la playa de 'lbrtola maduraron poco a poco hasta con­
ue los niños están inmersos, Los cambios y las vertirse en posiciones expncitas que pueden complementar­

21
se con ejemplos de la vida real y con manifestaciones apro­ 1. Enfoque histórico-cultural de 1
piadas en clinicas médicas, hogares, jardines de infantes y
aulas escolares. Espero que el repertorio de posiciones teóri­ cognición distribuida
cas y de estudios de casos presentado aquí suscite el debate
ulterior y el intercambio de ideas. Espero que, por lo menos, Michael Cole y Yrjo Engestrom
este volumen les sacuda el polvo a viejas nociones y a con­
cepciones desde hace mucho establecidas, y aporte así ideas
nuevas y estimulantes al dominio de la cognición y la inteli­
gencia en tanto cuestiones educativas.
Se supone que fue Goethe quien bizo la
que todo había sido pensado ya alguna vez;
sarlo de nuevo de una manera que resulte ~
Referencias bibliográficas circunstancias presentes. Sea quien fuere q
en realidad aquella observación, hemos pen
Banaji, M. R. Y Crowder, R. G. (1989) «The bankruptcy of every­ en ella a propósito de cierto descubrimiento
day memory»,American Psychologist, 44, págs. 1185-93. cual el contenido yel proceso de pensamienu
Brown, J. s., CoI1ins, A y Duguid, P. (1989) «Situated cognitions temente de cómo se interpretan esos evasive
and the culture oflearning» , Educational Researcher, 18, págs. tán distribuidos entre los individuos y, a la ,
32-42. en ellos.
Oeci, S. J. y Bronfenbrenner, U. (1991) «On the demise of every­ Nuestro propio redescubrimiento de la na
day memory: "The rumors ofmy death are much exaggerated" buida de la mente nació de nuestra familia]
(Mark Twain»>, American Psychologist, 46, págs. 27-31. cuela histórico-cultural de psicología. Decid
Cole, M. (1991) «On socially shared cognitions», en L. Resnick, J.
cuencia, explorar los enfoques de la cognic
Levine y S. Behrend, eds., Socially shared cognitions (págs.
398-417), Hillsdale, NJ: Erlbaum. del modo siguiente: remontar esa línea de pe:
Conway, M. A (1991) «In defense of everyday memory», American ta los orígenes de la psicología como discipl
Psychologist, 46, págs. 19-26. presentar su desarrollo por la escuela bist<
Dewey, J. (1884) «The new psychology»,Andover Review, 2. comienzos de este siglo y señalar las ventaja!
Dewey, J. y Bentley, A F. (1946) «Interaction and transaction», el marco histórico-cultural (inspirado por la
Journal ofPhilosophy, 43, págs. 505-17. nitiva, la antropología y la sociología moder
Lave, J. y Wenger, E. (1991) Situated learning, Cambridge Uni­ estudia la cognición como fenómeno distribt
versity Press.
Moll, L. C. (1991) «Introduction», en L. C. Moll, ed., Vygotsky and
education, Cambridge University Press.
Phillips, D. C. (1976) Holistic thought in social science, Stanford, . La versión de Wundt de la cognición (
CA: Stanford University Press.
Resnick, L. B. (1991) «Shared cognition: Thinking as social practi­
Por la época en que la psicología celebrab
ce», en L. Resnick, J. Levine y S. Behrend, eds., Socially shared
cognitions (págs. 1-19), Hillsdale, NJ: Erlbaum.
como disciplina científica, se discutió mucl
Salomon, G., Perkins, D. N. Y Globerson, T. (1991) «Partners in obra de Wilhelm Wundt, quien, según el foIk
cognition: Extending human intelligence with intelligent tech­ pllna, fue el «padre» de la psicología científic
nologies», Educational Researcher, 20, págs. 10-6. 1980; Farr, 1987; 'Ibulmin, 1981). Entre las I
Weick, K E. (1979) The social psychology oforganizing, Reading, nes planteadas en esa revaloración, estaba II
MA: Addison-Wesley. cólogos modernos no advirtieron que prácti

22
)S de la vida real y con manifestaciones apro­ 1. Enfoque histórico-cultural de la
icas médicas, hogares, jardines de infantes y
s. Espero que el repertorio de posiciones teóri­ cognición distribuida
lOS de casos presentado aquí suscite el debate
tercambio de ideas. Espero que, por lo menos, Michael Cole y Yrjo Engestrom
les sacuda el polvo a viejas nociones y a con­
Le hace mucho establecidas, y aporte así ideas
lUlantes al dominio de la cognición y la inteli­
;o cuestiones educativas.
Se supone que fue Goethe quien hizo la observación de
que todo había sido pensado ya alguna vez; la cosa es pen­
sarlo de nuevo de una manera que resulte apropiada a las
oliográficas circunstancias presentes. Sea quien fuere que haya hecho
en realidad aquella observación, hemos pensado a menudo
Crowder, R. G. (1989) "The bankruptcy of every­
en ella a propósito de cierto descubrimiento actual según el
'», American Psychologist, 44, págs. 1185-93.
cual el contenido y el proceso de pensamiento (independien­
>llins, A. y Duguid, P. (1989) "Situated cognitions
temente de cómo se interpretan esos evasivos términos) es­
~re oflearning», Educational Researcher, 18, págs.
tán distribuidos entre los individuos y, a la vez, encerrados
en ellos.
mfenbrenner, U. (1991) «On the demise of every­
Nuestro propio redescubrimiento de la naturaleza distri­
": "The rumors of my death are much exaggerated"
buida de la mente nació de nuestra familiaridad con la es­
n.)>>, American Psychologist, 46, págs. 27-31.

cuela histórico-cultural de psicología. Decidimos, en conse­


"On socially shared cognitions», en L. Resnick, J.

Behrend, eds., Socially shared cognítions (págs.

cuencia, explorar los enfoques de la cognición distribuida


11sdale, NJ: Erlbaum.
del modo siguiente: remontar esa línea de pensamiento has­
1991) "In defense ofeveryday memo~>,American
ta los orígenes de la psicología como disciplina autónoma;
,46, págs. 19-26.
presentar su desarrollo por la escuela histórico-cultural a
,) «The new psychology», Andover Revíew, 2.
comienzos de este siglo y señalar las ventajas de trabajar en
n.tley, A. F. (1946) «Interaction and transaction»,
el marco histórico-cultural (inspirado por la psicología cog­
'hilosophy, 43, págs. 505-17.
nitiva, la antropología y la sociología modernas) cuando se
5er, E. (1991) Sítuated learning, Cambridge Uni­ estudia la cognición como fenómeno distribuido.
s.

1) «Introduction», en L. C. Moll, ed., Vygotsky and

:ambridge University Press.

1976) Holístic thought in social science, Stanford,


"La versión de Wundt de la cognición distribuida
:l University Press.

1991) «Shared cognition: Thinking as social practi­

snick, J. Levine y S. Behrend, eds., Socially shared

Por la época en que la psicología celebraba su centenario


lágS. 1-19), Hillsdale, NJ: Erlbaum.
como disciplina científica, se discutió mucho acerca de la
~rkins, D. N. Y Globerson, T. (1991) «Parlners in
obra de WIlhelm Wundt, quien, según el folklore de la disci­
ttending human intelligence with intelligent tech­
plina, fue el «padre» de la psicología científica (Blumenthal,
iucational Researcher, 20, págs. 10-6.
1980; Farr, 1987; 'lbulmin, 1981). Entre las muchas cuestio­
179) The social psychology oforganizing, Reading,
nes planteadas en esa revaloración, estaba la de que los psi­
l-Wesley.
cólogos modernos no advirtieron que prácticamente la mi­

23
tad de la obra de Wundt no estaba dedicada al análisis de De acuerdo con la concepción de Wundt,
las sensaciones elementales mediante instrumentos de co­ psicológicas superiores debían estudiarse me
bre yel método de la introspección, sino al estudio del cono­ todos de las ciencias descriptivas, como la etIJ
cimiento reunido históricamente, y organizado cultural­ klore y la lingüística. Los resultados debían .
mente, según se manifestaba en los informes escritos de ex­ términos de fenómenos históricos contingent
ploradores y de los primeros antropólogos, y también en los ser descriptos, pero no explicados según los
análisis hechos por filólogos e historiadores (Wundt, 1921). ciencia experimental. Wundt creía que amba~
La mitad mejor conocida del doble sistema de Wundt fue bían complementarse; sólo mediante la sínte
la llamada «psicología fisiológica»: el estudio de la experien­ pectivos conocimientos podría lograrse una 1
cia inmediata basado en el método experimental. El objetivo na. A los que pretendiesen que la V6lkerpsy(
de esta parte de la disciplina era determinar cómo surgen ser enteramente subsumida en la psicología
en la conciencia las sensaciones elementales, y cuáles son Wundt les replicaba que «la conciencia indivic
las leyes mediante las que se combinan los elementos de la mente incapaz de ofrecernos una historia del
conciencia. Caracterizar como «fisiológica» esta mitad de la pensamiento humano, porque está condicio
empresa de Wundt es un tanto equívoco, porque los experi­ historia anterior respecto de la cual no puec
mentos realizados en su nombre raramente incluían medi­ darnos ningún conocimiento» (Wundt, 1921,
ciones fisiológicas. Antes bien, se creía que los informes ver­ en términos actuales, Wundt sostenía que,
bales de los sujetos a los que se les presentaban estímulos considerarse que las funciones psicológicas E
cuidadosamente controlados arrojarían resultados que, en desarrollan «en la cabeza», las funciones psie
su momento, podrían remontarse a procesos fisiológicos. riores necesitan recursos cognitivos complen
Los experimentos realizados con ese fin en mente se concen­ deben hallarse en el medio sociocultural.
traban en las cualidades de la experiencia sensorial y en la El mismo folklore que nos cuenta que Wun
segmentación de las reacciones simples en sus diversos fundador de la disciplina, sostiene también <:
componentes. Se presumía que los procesos psicológicos de unas pocas décadas su influencia disminu
correspondientes a la estimulación externa se desarrolla­ signmcancia; su metodología fue rechazada
ban dentro de la cabeza del individuo. distinción entre un enfoque fisiológico y expeI
La otra mitad del sistema de Wundt comprendía el estu­ cultural y descriptivo. Con todo, es indudab
dio de las «funciones psicológicas superiores», que abarca­ que quienes hoy están interesados en la cogni
ban los procesos de razonamiento y los productos del len­ da, han redescubierto algunas de las ideas de
guaje humano. Wundt afirmaba que esta segunda rama de peciallas referidas a la Volkerpsychologie, lo~
la psicología, que él llamaba Volkerpsychologie [psicología su estudio y la dificultad de conciliar los dat
de los pueblos], no podía estudiarse mediante métodos de partir de los dos modos de conocer la mente.
laboratorio centrados en los contenidos de la conciencia,
porque los fenómenos investigados se extendían más allá de
la conciencia humana. Sostenía, por ejemplo:
Rugo MÜllsterberg
«Un lenguaje nunca puede ser creado por un individuo. Es verdad
que son individuos los que han inventado el esperanto y otros len­ Como muchos de los que estudian la cogn:
guajes artificiales. Pero si el lenguaje no hubiese existido ya, esas da reúnen sus datos a partir de actividades p:
invenciones habrían sido imposibles. Es más, ninguna de ellas ha mente valoradas, como las que se desarrolla:
podido mantenerse, y la mayoría les debe su existencia sólo a las, los hospitales y los lugares de trabajo
los elementos tomados de los lenguajes naturales» (Wundt, 1921, resante que Rugo MÜllSterberg, el «padre d
pág. 3).

24
. de Wundt no estaba dedicada al análisis de De acuerdo con la concepción de Wundt, las funciones
~s elementales mediante instrumentos de co­ psicológicas superiores debían estudiarse mediante los mé­
o de la introspección, sino al estudio del cono­ todos de las ciencias descriptivas, como la etnografia, el fol­
lido históricamente, y organizado cultural­ klore y la lingüística. Los resultados debían formularse en
se manifestaba en los informes escritos de ex­ términos de fenómenos históricos contingentes que podían
.e los primeros antropólogos, y también en los ser descriptos, pero no explicados según los cánones de la
IS por filólogos e historiadores (Wundt, 1921). ciencia experimental. Wundt creía que ambas empresas de­
lejor conocida del doble sistema de Wundt fue bían complementarse; sólo mediante la síntesis de sus res­
:icología fisiológic8.»: el estudio de la experien­ pectivos conocimientos podría lograrse una psicología ple­
basado en el método experimental. El objetivo na. A los que pretendiesen que la V61kerpsychologie podía
de la disciplina era determinar cómo surgen ser enteramente subsumida en la psicología experimental,
:ia las sensaciones elementales, y cuáles son Wundt les replicaba que «la conciencia individual es entera­
ante las que se combinan los elementos de la mente incapaz de ofrecernos una historia del desarrollo del
.racterizar como «fisiológica>} esta mitad de la pensamiento humano, porque está condicionada por una
'undt es un tanto equívoco, porque los experi­ historia anterior respecto de la cual no puede, por sí sola,
idos en su nombre raramente incluían medi­ darnos ningún conocimiento» (Wundt, 1921, pág. 3). Dicho
lcas. Antes bien, se creía que los informes ver­ en términos actuales, Wundt sostenía que, si bien puede
ljetos a los que se les presentaban estímulos considerarse que las funciones psicológicas elementales se
lte controlados arrojarían resultados que, en desarrollan «en la cabeza», las funciones psicológicas supe­
podrían remontarse a procesos fisiológicos. riores necesitan recursos cognitivos complementarios, que
ltoS realizados con ese fin en mente se concen­ deben hallarse en el medio sociocultural.
cualidades de la experiencia sensorial y en la El mismo folklore que nos cuenta que Wundt fue el padre
. de las reacciones simples en sus diversos fundador de la disciplina, sostiene también que en el lapso
Se presumía que los procesos psicológicos de unas pocas décadas su influencia disminuyó hasta la in­
,tes a la estimulación externa se desarrolla­ significancia; su metodología fue rechazada y se ignoró su
la cabeza del individuo.
distinción entre un enfoque fisiológico y experimental y otro
;ad del sistema de Wundt comprendía el estu­
cultural y descriptivo. Con todo, es indudable el hecho de
lciones psicológicas superiores», que abarca­
que quienes hoy están interesados en la cognición distribui­
;osde razonamiento y los productos dellen­
da, han redescubierto algunas de las ideas de Wundt, en es­
l. Wundt afirmaba que esta segunda rama de peciallas referidas a la V6lkerpsychologie, los métodos para
:¡ue él llamaba V6lkerpsychologie [psicología su estudio y la dificultad de conciliar los datos obtenidos a
:], no podía estudiarse mediante métodos de partir de los dos modos de conocer la mente.
ntrados en los contenidos de la conciencia,
Smenos investigados se extendían más allá de
mmana. Sostenía, por ejemplo:
Hugo MÜllsterberg
lOca puede ser creado por un individuo. Es verdad
lOS los que han inventado el esperanto y otros len­ Como muchos de los que estudian la cognición distribui­
es. Pero si el lenguaje no hubiese existido ya, esas da reúnen sus datos a partir de actividades prácticas social­
Irían sido imposibles. Es más, ninguna de ellas ha mente valoradas, como las que se desarrollan en las escue­
erse, y la mayoría les debe su existencia sólo a las, los hospitales y los lugares de trabajo, resulta inte­
lmados de los lenguajes naturales» (Wundt, 1921,
resante que Hugo Münsterberg, el «padre de la psicología

25
aplicada», adhiriese totalmente a la distinción de la doble (hasta ahora) más cordial con los iniciadorm
psicología de Wundt y presentase uno de los primeros enun­ histórico-cultural, ligado a los nombres de AlE
ciados sistemáticos de la naturaleza distribuida de la cogni­ Alexander Luria y Lev Vigotsky.
ción. MÜllsterberg (1914, pág. 16) caracterizaba la mitad
experimental del programa de Wundt como psicología
«causaL> y la mitad descriptiva, como psicología «teleológi­
ca», advirtiendo que era «sumamente importante mante­ El enfoque histórico-cultural
nerlas nítidamente separadas, y reconocer claramente los
principios que las gobiernan». Las ideas fundamentales de la psicología
En relación con su análisis de la mitad teleológica de la tural se contienen en una serie de artículos y
psicología, MünSterberg (1914) sostenía que el conocimien­ flas escritos a fines de la década de 1920 y prinl
to no sólo se produce «en la cabezID>, donde millones de célu­ 1930 (Leontiev, 1932; Luria, 1928, 1932; Vil
las cerebrales interactúan fuera del ámbito de la concienca 1960). Aunque adhiere firmemente a la teon.
para «recordar por nosotros», «pensar por nosotros» y «que­ de la filogenia humana, ~o de los principios
rer por nosotros», sino también en los elementos objetivos les de la escuela histórico-cultural es que «el p
de la comunicación entre los individuos: sarrollo histórico del comportamiento human
de la evolución biológica no coinciden; uno no e
«Una carta, un diario, un libro, existen fuera de los individuos, pe­ ción del otro. Antes bien, cada uno está gobeJ
ro median entre dos personas o entre millones en el grupo social propias leyes» (Vigotsky, 1960, Pág. 71).
(...) El libro recuerda por el grupo social, y las experiencias del Los iniciadores de la escuela hist6rico-cultt:
grupo, objetivamente registradas en él, dan forma a la acci6n so­ zan de distintas maneras, interrelacionadas el
cial y el pensamiento social. La carta puede conectar todas las sunta discontinuidad cualitativa entre el desl
neuronas sociales distantes; el diario difunde la excitaci6n de un no y el animal. En el primer artículo acerca d
punto de un grupo social a millones de otros. Toda expresi6n obje­ esa escuela aparecido en inglés, Alexander Ll
tivada se convierte en un atajo social» (págs. 267-8). por formular la conocida tesis de que «el horo
los animales por el hecho de que puede hacer.
Aunque existe un renovado interés en las ideas de estos psi­ rramientas». Esas herramientas, agrega, «l
cólogos precursores (véanse, por ejemplo, Cahan y White, modifican de manera radical las condiciones I
1992; Farr, 1987; Toulmin, 1981), los programas integrales cia, sino que también operan sobre el hombre
que presentaron no dieron lugar a ningún enfoque moderno ducen un cambio en él y en su condición pSÍ<
reconocible de la cognici6n humana. 1 La historia ha sido 1928, pág. 493).
El cambio estructural que sobreviene par.
1 Una posible excepción a esta generalización es J ohn Dewey. Aunque no mediaci6n instrumental estriba en que, «en lu
puede considerarse que constituya una influencia fundamental en la psi­ directamente su función natural a la solucióIl
cologia cognitiva contemporánea, sus ideas acerca de la educación y el de­ concreta, el niño pone, entre esa función y la ti:
sarrollo siguen en vigor entre los científicos sóciales. En un librito, que re­
sume sus ideas acerca de la educación y la experiencia, Dewey (19381
minado medio auxiliar (. ..) gracias al cuallof
1963) escribía lo siguiente: "La experiencia no se produce simplemente (Luria, 1928, pág. 495). La estructura básica (
dentro de una persona (. ..) En una palabra, vivimos, desde el nacimiento humana que resulta de la mediación instrun
hasta la muerte, en un mundo de personas y de cosas que en gran medida
es lo que es a causa de lo que se ha hecho yse ha transmitido a partir de
actividades humanas anteriores. Cuando se ignora ese hecho, se trata la
experiencia como si fuera algo que ocurre exclusivamente dentro del . no se desarrolla en el vacío. Fuera del individuo, exist4
cuerpo y la mente del individuo. No haría falta decir que la experiencia suscitan» (pág. 39).

26
hiriese totalmente a la distinción de la doble (hasta ahora) más cordial con los iniciadores del enfoque
Wundt y presentase uno de los primeros enun­ histórico-cultural, ligado a los. nombres de Alexei Leontiev,
áticos de la naturaleza distribuida de la cogni­ Alexander Luria y Lev Vigotsky.
rberg (1914, pág. 16) caracterizaba la mitad
1 del programa de Wundt como psicología
mitad descriptiva, como psicología <<teleológi­
ldo que era «sumamente importante mante­ El enfoque histórico-cultural
nente separadas, y reconocer claramente los
llas gobiernan». Las ideas fundamentales de la psicología histórico-cul­
tl con su análisis de la mitad teleológica de la tural se contienen en una serie de artículos y de monogra­
insterberg (1914) sostenía que el conocimien­ fías escritos a fines de la década de 1920 y principios de la de
roduce «en la cabeza», donde millones de célu­ 1930 (Leontiev, 1932; Luria, 1928, 1932; Vigotsky, 1929,
interactúan fuera del ámbito de la concienca 1960). Aunque adhiere firmemente a la teoría darwiniana
r por nosotros», <<pensar por nosotros» y «que­ de la filogenia humana, unp de los principios fundamenta­
:os», sino también en los elementos objetivos les de la escuela histórico-cultural es que «el proceso del de­
ación entre los individuos: sarrollo histórico del comportamiento humano y el proceso
de la evolución biológica no coinciden; uno no es la continua­
diario, un libro, existen fuera de los individuos, pe­ ción del otro. Antes bien, cada uno está gobernado por sus
e dos personas o entre millones en el grupo social propias leyes» (Vigotsky, 1960, Pág. 71).
~cuerda por el grupo social, y las experiencias del Los iniciadores de la escuela histórico-cultural caracteri­
mente registradas en él, dan forma a la acción so­ zan de distintas maneras, interrelacionadas entre sí, la pre­
miento social. La carta puede conectar todas las sunta discontinuidad cualitativa entre el desarrollo huma­
les distantes; el diario difunde la excitación de un no y el animal. En el primer artículo acerca de las ideas de
lpO social a millones de otros. Toda expresión obje­
~rte en un atajo social» (págs. 267-8).
esa escuela aparecido en inglés, Alexander Luria comienza
por formular la conocida tesis de que «el hombre difiere de
~ un renovado interés en las ideas de estos psi­
los animales por el hecho de que puede hacer y emplear he­
rsores (véanse, por ejemplo, Cahan y White, rramientas». Esas herramientas, agrega, «no solamente
187; Toulmin, 1981), los programas integrales modifican de manera radical las condiciones de su existen­
on no dieron lugar a ningún enfoque moderno cia, sino que también operan sobre el hombre en tanto pro­
~

~ la cognición humana. 1 La historia ha sido


ducen un cambio en él y en su condición psíquica» (Luria,
1928, pág. 493).
El cambio estructural que sobreviene parí passu con la
ccepción a esta generalización es J ohn Dewey. Aunque no mediación instrumental estriba en que, «en lugar de aplicar
se que constituya una ín:fluencia fundamental en la psi­ directamente su función natural a la solución de una tarea
~ontemporánea, sus ideas acerca de la educación y el de­
l vigor entre los científicos sóciales. En un librito, que re­
concreta, el niño pone, entre esa función y la tarea, un deter­
lcerca de la educación y la experiencia, Dewey (19381 minado medio auxiliar (. ..) gracias al cual logra realizarla,)
siguiente: «La experiencia no se produce simplemente (Luria, 1928, pág. 495). La estructura básica de la cognición
'sona (. ..) En una palabra, vivimos,desde el nacimiento humana que resulta de la mediación instrumental ha sido
m un mundo de personas y de cosas que en gran medida
sa de lo que se ha hecho y se ha transmitido a partir de
lIlas anteriores. Cuando se ignora ese hecho, se trata la
) si fuera algo que ocurre exclusivamente dentro del no se desarrolla en el vacío. Fuera del individuo, existen fuentes que la
~ del individuo. No haría falta decir que la experiencia suscitan» (pág. 39).

27
tradicionalmente representada en un triángulo como el que adentro, hacia «el yo», pero los dos aspectos est
se ve en la figura 1.1. todo artefacto cultural.
Muchos años más tarde, Luria (1981) resm
M
(artefacto) siguiente las consecuencias psicológicas de 1
cultural del comportamiento, refiriéndose en
lenguaje humano:

«La enorme ventaja es que su mundo se duplica. Si


labras, los seres humanos tendrían que vérselas s6]
que pueden percibir y manipular directamente. Co
S L -_ _ _ _ _---' O lenguaje, pueden abordar cosas que todavía no
siquiera de manera directa, y otras que fueron pa
riencia -ele generaciones anteriores. De tal modo, e
Figura 1.1. El triángulo fundamental de la mediación, con el sujeto (S), el otra dimensión al mundo de los seres humanos (. ..
objeto (O) y el medio (M) en sus 1)értices, que indican los condicionamientos tienen un solo mundo, el de los objetos y las situacil
fundamentales de la mente. humanos tienen un mundo doble" (pág. 35).

En una simplificación a los fines explicativos, puede de­ Se ve aquí con claridad que el triángulo clá
cirse que las funciones «naturales» (<<no mediadas») son las diación es una descripción de los condicionam:
que están en la base del triángulo; las funciones «cultura­ turales fundamentales de la cognición humar
les» (<<mediadas»), son aquellas en que las interacciones en­ Pero semejante descripción estática omite el di
tre el sujeto y el objeto están mediadas por un auxiliar, do doble al que se refiere Luria. En consecuer
situado en el vértice del triángulo. Si bien el enunciado ini­ agregar, a esa imagen estructural, otra dimeIl
cial de Luria parece implicar que el camino cultural reem­ po, en cuyo transcurso los dos mundos (el dadl
plaza enteramente el natural, en muchos lugares de su obra te y el mediado culturalmente) se sintetizan E
y de la de sus colegas resulta claro que los dos se dan simul­ proporcionar los fundamentos mentales de la
táneamente. Una conclusión así es necesaria, porque los tiempo real que las personas llevan a cabo,
seres humanos no dejan de ser creaturas que tienen un Esta versión ampliada del triángulo fundame:
desarrollo filogenético en virtud de su capacidad de crear, diación se muestra en la figura 1.2, la cual sul
transmitir y adquirir cultura. de que la cognición exige un análisis y una sínt
La forma en que Luria se refiere a la mediación instru­ menos) dos fuentes de información en tiempo
mental puede llevarnos a pensar que tenía en cuenta herra­ Una deducción importante de estas obser
mientas tales como las azadas y los platos. No obstante, él y supuesto de que otros seres humanos, los que
sus colegas consideran que el lenguaje es parte integrante tes ante los sentidos y los de las generaciones lO
del proceso general de la mediación cultural, «la herramien­ sempeñan un papel decisivo en la formación di
ta de las herramientas>' y tienen una idea decididamente bi­ cognitiva humana. Esto se resume en lo qUE
lateral de la mediación instrumental. Como lo explica Vi­ gotsky (1934/1987) la «ley general del desarr
gotsky en su monografia «Herramienta y símbolo» (1978), lo
que tradicionalmente llamamos «herramientas», y lo que «La historia del desarrollo de los signos nos lleva,
tradicionalmente llamamos «símbolos», son dos aspectos del una ley mucho más general que rige el desarroll<
mismo fenómeno: se dijo que la mediación a través de herra­ miento. Janet la llama la ley fundamental de la
mientas se orientaba fundamentalmente hacia afuera, y la esencia es que, en el proceso de desarrollo, el niñ
mediación a través de símbolos fundamentalmente hacia aplicarse las mismas formas de comportamiento (

28
3Ute representada en un triángulo como el que adentro, hacia «el yo», pero los dos aspectos están unidos en
:-ara 1.1. todo artefacto cultural.
M
Muchos años más tarde, Luria (1981) resumía del modo
(artefacto) siguiente las consecuencias psicológicas de la mediación
cultural del comportamiento, refiriéndose en particular al
lenguaje humano:

«La enorme ventaja es que su mundo se duplica. Si no hubiera pa­


labras, los seres humanos tendrían que vérselas sólo con las cosas
que pueden percibir y manipular directamente. Con la ayuda del
lenguaje, pueden abordar cosas que todavía no han percibido
s( 'O siquiera de manera directa, y otras que fueron parte de la expe­
riencia de generaciones anteriores. De tal modo, el mundo suma
'.ángulo fundamental de la mediación, con el sujeto (8), el otra dimensión al mundo de los seres humanos (. ..) Los animales
dio (M) en sus vértices, que indican los condicionamientos
~e la mente.
tienen un solo mundo, el de los objetos y las situaciones. Los seres
humanos tienen un mundo doble" (pág. 35).

nplificación a los fines explicativos, puede de­ Se ve aquí con claridad que el triángulo clásico de la me­
funciones <<Ilaturales» (<<no mediadas») son las diación es una descripción de los condicionamientos estruc­
la base del triángulo; las funciones «cultura­ turales fundamentales de la cognición humana individual.
as,,), son aquellas en que las interacciones en­ Pero semejante descripción estática omite el dinámíco mun­
y el objeto están mediadas por un auxiliar, do doble al que se refiere Luria. En consecuencia, debemos
vértice del triángulo. Si bien el enunciado ini­ agregar, a esa imagen estructural, otra dimensión: el tiem­
parece implicar que el camino cultural reem­ po, en cuyo transcurso los dos mundos (el dado directamen­
[lente el natural, en muchos lugares de su obra te y el mediado culturalmente) se sintetizan sin cesar para
colegas resulta claro que los dos se dan simul­
proporcionar los fundamentos mentales de las acciones en
Una conclusión así es necesaria, porque los
tiempo real que las personas llevan a cabo en el mundo.
os no dejan de ser creaturas que tienen un
Esta versión ampliada del triángulo fundamental de la me­
1genético en virtud de su capacidad de crear,
diación se muestra en la figura 1.2, la cual subraya el hecho
ldquirir cultura.
de que la cognición exige un análisis y una síntesis de (por lo
m que Luria se refiere a la mediación mstru­
menos) dos fuentes de información en tiempo real.
llevamos a pensar que tenía en cuenta herra­
Una deducción importante de estas observaciones es el
como las azadas y los platos. No obstante, él y
supuesto de que otros seres humanos, los que están presen­
msideran que el lenguaje es parte integrante "
tes ante los sentidos y los de las generaciones anteriores, de­
neral de la mediación cultural, «la herramien­
sempeñan un papel decisivo en la formación de la capacidad
unientas» y tienen una idea decididamente bi­
cognitiva humana. Esto se resume en lo que era para Vi­
mediación instrumental. Como lo explica Vi­
gotsky (1934/1987) la «ley general del desarrollo cultural»:
nonografia «Herramienta y símbolo» (1978), lo

almente llamamos «herramientas», y lo que


«La historia del desarrollo de los signos nos lleva, sin embargo, a
~nte llamamos «símbolos», son dos aspectos del
una ley mucho más general que rige el desarrollo del comporta­
3no: se dijo que la mediación a través de herra­
miento. Janet la llama la ley fundamental de la psicología. Su
ientaba fundamentalmente hacia afuera, y la
esencia es que, en el proceso de desarrollo, el niño comienza por
;ravés de símbolos fundamentalmente hacia
aplicarse las mismas formas de comportamiento que primero los

29
otros le aplicaron a él. El propio niño adquiere fonnas sociales de El empleo de la figura 1.3 para represent,
comportamiento y las transpone a sí mismo ... El signo es siem­ que los sistemas de actividad son una unidad b
pre un medio de contacto social, un medio de influir en los otros, y lisis, lleva a algunas comprobaciones de imp.:
s610 después se halla en el papel de medio para influir en uno mis­
mero, suministra un mapa conceptual de los pi
mo» (Vigotsky, 1960, pág. 192).
gares en que está distribuida la cognición hun
M do, incluye a otras personas, que de algún mo
(artefacto) tomadas en consideración al mismo tiempo e
como constituyentes de los sistemas de activid

ARTEFACTO MEDIADOR

Figura 1.2. El triángulo fundamental de la mediación con el tiempo inclui­


do en la unidad de Iználisis. Esta figura representa el hecho de que nuevos
estados del sujeto surgen de la coordinación de la información tanto de las
conexiones mediadas (culturales) cuanto de las directas (filogenéticas) en­ REGLAS COMUNIDAD DIVISI
tre sujeto y objeto. M, Medio; En' estado de conocimiento del sujeto en el Tru
tiempo n; OS"" el objeto, representado a través del medio; 0w el objeto en el
tiempo n; En + 1, nuevo estado del conocimiento del sujeto emergente en el
tiempo n + 1. Figura 1.3. Triángulo fundamental de la mediación amp.
gestrom, 1987) para incluir a otras personas (comunidad
ciales (reglas) y la división del trabajo entre el sujeto y 101
Aunque útiles como «estructuras mínimas,> esquemáti­
cas de las funciones cognitivas del hombre, los triángulos de
la mediación de las figuras 1.1 y 1.2 no dan cuenta de la na­ Otro aspecto de importancia de la actividad
turaleza colectiva de las actividades humanas, o de los sis­ básica del análisis del comportamiento hm
temas de actividad, como los llamaba Leontiev (1978, 1981). cuando las actividades se institucionalizan, so
En la figura 1.3 le hemos agregado, al modelo abstracto e in­ y duraderas. Una vez que alcanzan la condici6
dividual representado en las figuras 1.1 y 1.2, algunos ele­ culturales, suelen tener una vida media radi<
mentos decisivos. Primero, el hecho de que los individuos prolongada que una acción individual dirigidi
(<<sujetos») están constituidos en comunidades, se indica hecho, los sistemas de actividad como los que
mediante el punto donde se lee «comunidad,>. Según se indi­ escuelas y en los consultorios médicos, por eje]
ca allí, las relaciones entre el sujeto y la comunidad están reproducir una y otra vez acciones y resultado
mediadas, por una parte, por toda la serie de «artefactos una manera visiblemente monótona y repe
mediadores» del grupo, y, por la otra, por «reglas» (las nor­ confiere a las restricciones culturales operan
mas y las sanciones que especifican y regulan los procedi­ dad aparentemente abrumadora. Con todo, m
mientos correctos esperados y las interacciones aceptables detenido de los sistemas de actividad en apari
entre los participantes). A su vez, las comunidades implican bIes pone de manifiesto que, dentro de ellos
una «división del trabajo», la distribución, constantemente ocurren constantemente transiciones y reOl
negociada, de tareas, poderes y responsabilidades entre los que son parte fundamental de la dinámica d
que participan en el sistema de actividad. humana.

30
ron a él. El propio niño adquiere formas sociales de
El empleo de la figura 1.3 para representar la idea de
to y las transpone a sí mismo ... El signo es siem­
le contacto social, un medio de influir en los otros, y
que los sistemas de actividad son una unidad básica de aná­
~ halla en el papel de medio para influir en uno mis­ lisis, lleva a algunas comprobaciones de importancia. Pri­
1960, pág. 192). mero, suministra un mapa conceptual de los principales lu­
gares en que está distribuida la cognición humana. Segun­
M do, incluye a otras p.@rsonas, que de algún modo deben ser
(artefacto) tomadas en consideración al mismo tiempo que el sujeto,
como constituyentes de los sistemas de actividad humana.

ARTEFACTO MEDIADOR

t--En+l
En I~_ _ _ _ _~ "
\

ángulo fundamental de la mediación con el tiempo inclui­


-le análisis. Esta figura representa el hecho de que nuevos
) surgen de la coordinación de la información tanto de las
ldas (culturales) cuanto de las directas (filogenéticas) en­ REGLAS COMUNIDAD DIVISION DEL
o. M, Medio; EI1l estado de conocimiento del sujeto en el
TRABAJO
objeto, representado a través del medio; O", el objeto en el
nuevo estado del conocimiento del sujeto emergente en el
Figura 1.3. Triángulo fundamental de la mediación ampliado (según En­
gestrom, 1987) para incluir a otras personas (comunidad), las normas so­
ciales (reglas) y la división del trabajo entre el sujeto y los demás.
elles como «estructuras mínimas» ~squemáti­
~iones cognitivas del hombre, los triángulos de
:le las figuras 1.1 y 1.2 no dan cuenta de la na­ Otro aspecto de importancia de la actividad como unidad
tiva de las actividades humanas, o de los sis­ básica del análisis del comportamiento humano, es que
ridad, como los llamaba Leontiev (1978, 1981). cuando las actividades se institucionalizan, son más fuertes
.3 le hemos agregado, al modelo abstracto e in­ y duraderas. Una vez que alcanzan la condición de prácticas
~sentado en las figuras 1.1 y 1.2, algunos ele­ culturales, suelen tener una vida media radicalmente más
vos. Primero, el hecho de que los individuos prolongada que una acción individual dirigida a un fin. De
tán constituidos en comunidades, se indica hecho, los sistemas de actividad como los que se dan en las
unto donde se lee «comunidad». Según se indi­ escuelas y en los consultorios médicos, por ejemplo, parecen
aciones entre el sujeto y la comunidad están reproducir una y otra vez acciones y resultados similares de
r una parte, por toda la serie de «artefactos una manera visiblemente monótona y repetitiva que les
lel grupo, y, por la otra, por <<reglas» (las nor­ confiere a las restricciones culturales operantes una cuali­
dones que especifican y regulan los procedi­ dad aparentemente abrumadora. Con todo, un análisis más
ctos esperados y las interacciones aceptables detenido de los sistemas de actividad en apariencia invaria­
lcipantes). A su vez, las comunidades implican bles pone de manifiesto que, dentro de ellos y entre ellos,
del trabajo», la distribución, constantemente ocurren constantemente transiciones y reorganizaciones
tareas, poderes y responsabilidades entre los que son parte fundamental de la dinámica de la evolución
1 en el sistema de actividad. humana.

31
En consecuencia, lo mejor es considerar los sistemas de ciones especiales necesarias para que ese 4
actividad como formaciones complejas en las que el equili­ produzca.
brio es una excepción y las tensiones, las perturbaciones y 8. Una unidad natural de análisis para el estt
las innovaciones locales son la regla y el motor del cambio. portamiento humano son los sistemas de a,
Cuando se sigue un sistema de actividad a lo largo del tiem­ temas de relaciones, históricamente condk
po, pueden descubrirse también transformaciones cualitati­ tre los individuos y su ambiente inmedia
vas generales. Los que están institucionalizados parecen mente organizado.
atravesar ciclos evolutivos que suelen durar años (Enges­
trom, 1987). Aunque en principio aceptaba los sistemas de ¡
Podemos resumir la concepción histórico-cultural de la mo unidad de análisis, la investigación hiStÓl
estructura fundamental de la actividad humana de la si­ rusa basada en las ideas resumidas aquí, se lim
guiente manera: ramente al nivel de las acciones individuales
«método de la doble estimulación»: la idea fund
Valsiner, 1988 se hallará una discusión amplia
1. Las funciones psicológicas que tenemos en común con
es poner a una persona en situación de resolve
nuestros primos prehumanos, llamadas «funciones na­
ma en el que la acción directa resulta ineficaz, é
turales», se .desarrollan según principios diferentes de
para alcanzar la meta, el individuo tiene que h
los de las funciones psicológicas mediadas por herra­
medios auxiliares. En manos de Vigotsky, de
mientas y reglas; por ejemplo, las funciones «culturales». Leontiev, los experimentos que aplican ese mét4
2. La mediación cultural crea una estructura universal de deraron también una versión específica de un E
la mente humana, propia de la especie, y una morfología microgenético, que provocaba el proceso de can
de la acción asociada a ella. gico en condiciones controladas de laboratorio. ~
3. La mediación cultural tiene un efecto recursivo y bidirec­ En una amplia variedad de estudios realizi
cional; la actividad mediada modifica al mismo tiempo al psicólogos histórico-culturales rusos se utilizó
ambiente y al sujeto. Por ejemplo, en estudios del desarrollo del com]
4. Los artefactos culturales son materiales y simbólicos; re­ voluntario de niños pequeños, Alexander Lur:
gulan la interacción con el ambiente y con uno mismo. que la adquisición del autocontrol en situacioIl
En este sentido son, en términos generales, "herramien­ en las que se les pedía a los niños que apretaran
tas», y la herramienta principal es el lenguaje. goma o que se abstuvieran de hacerlo, se relac
5. El ambiente cultural en el que los niños nacen contiene mamente con la eapacidad de los niños de medi
el conocimiento acumulado de las generaciones anterio­ dad a través del lenguaje. Esos resultados av'al¿;
res. Al mediar su comportamiento a través de esos obje­ vicción de que "el comportamiento voluntario E
tos los seres humanos no solamente aprovechan su pro­ dad de crear estímulos y de subordinarse a ellos
pia' experiencia sino también la de los antepasados.
6. La mediación cultural implica una modalidad de cambio 2 Vigotsky (1978, pág. 61) llamaba a esta forma de experiJ
evolutivo propia de la especie, en la que los logros de ge­ perimental-evolutiva», idea tomada de Kurt LewÍll. Basán
neraciones anteriores se acumulan en el presente como Werner, declaraba: «Thdo proceso psicológico, ya sea el desa
parte específicamente humana del ambiente; la cultura samiento o del comportamiento voluntario, es un proceso qu
es, en este sentido, la historia en el presente. cambios ante nuestros propios ojos. Ese desarrollo puede lil
pocos segundos o hasta a fracciones de segundo (como en
7. La mediación cultural implica la especial importancia normal). También es posible (como en el caso de procesos l
del mundo social en el desarrollo del hombre, puesto que pIejos) que duren muchos días y aun semanas. En determin
únicamente otros seres humanos pueden crear las condi­ nes, es posible rastrear ese desarrollo».

32
uencia, lo mejor es considerar los sistemas de ciones especiales necesarias para que ese desarrollo se
10 formaciones complejas en las que el equili­
produzca.
xcepción y las tensiones, las perturbaciones y 8. Una unidad natural de análisis para el estudio del com­
portamiento humano son los sistemas de actividad, sis­
nes locales son la regla y el motor del cambio.
temas de relaciones, históricamente condicionados, en­
5Ue un sistema de actividad a lo largo del tiem­
tre los individuos y su ambiente inmediato, cultural­
lscubrirse también transformaciones cualitati­
mente organizado.
s. Los que están institucionalizados parecen
los evolutivos que suelen durar años (Enges­
Aunque en principio aceptaba los sistemas de actividad co­
mo unidad de análisis, la investigación histórico-cultural
resumir la concepción histórico-cultural de la
rusa basada en las ideas resumidas aquí, se limitaba prime­
mdamental de la actividad humana de la si-
ramente al nivel de las acciones individuales aplicando el
ara:
«método de la doble estimulación»: la idea fundamental (en
Valsiner, 1988 se hallará una discusión amplia y excelente) ".
ones psicológicas que tenemos en común con
es poner a una persona en situación de resolver un proble­
primos prehumanos, llamadas <<funciones na­
ma en el que la acción directa resulta ineficaz, de modo que,
se desarrollan según principios diferentes de
para alcanzar la meta, el individuo tiene que hallar o crear
, funciones psicológicas mediadas por herra­
medios auxiliares. En manos de Vigotsky, de Luria y de
<reglas; por ejemplo, las funciones «culturales».
Leontiev, los experimentos que aplican ese método se consi­
ción cultural crea una estructura universal de
deraron también una versión específica de un experimento
llumana, propia de la especie, y una morfología
microgenético, que provocaba el proceso de cambio psicoló­
Sn asociada a ella.
gico en condiciones controladas de laboratorio. 2
dón cultural tiene un efecto recursivo y bidirec­
En una amplia variedad de estudios realizados por los
actividad mediada modifica al mismo tiempo al
psicólogos histórico-culturales rusos se utilizó ese método.
yal sujeto.
Por ejemplo, en estudios del desarrollo del comportamiento
tetos culturales son materiales y simbólicos; re­
voluntario de niños pequeños, Alexander Luria demostró
interacción con el ambiente y con uno mismo.
que la adquisición del auto control en situaciones sencillas
mtido son, en términos generales, «herramien­
en las que se les pedía a los niños que apretaran una pera de
herramienta principal es el lenguaje.
goma o que se abstuvieran de hacerlo, se relacionaba ínti­
lte cultural en el que los niños nacen contiene
mamente con la capacidad de los niños de mediar la activi­
mento acumulado de las generaciones anterio­
dad a través del lenguaje. Esos resultados avalaban su con­
~diar su comportamiento a través de esos obje­
<vicción de que «el comportamiento voluntario es la capaci­
res humanos no solamente aprovechan su pro­
dad de crear estímulos y de subordinarse a ellos; o, dicho de
iencia sino también la de los antepasados.

cíón cultural implica una modalidad de cambio


2 Vigotsky (1978, pág. 61) llamaba a esta forma de experimentación «ex­
propia de la especie, en la que los logros de ge­
perimental-evolutiva», idea tomada de Kurt Lewin. Basándose en Heinz
IS anteriores se acumulan en el presente como
Werner, declaraba: "Todo proceso psicológico, ya sea el desarrollo del pen­
samiento o del comportamiento voluntario, es un proceso que experimenta
ecíficamente humana del ambiente; la cultura

cambios ante nuestros propios ojos. Ese desarrollo puede limitarse a unos
a sentido, la historia en el presente.
pocos segundos o hasta a fracciones de segundo (como en la percepción
.ciÓn cultural implica la especial importancia
normal). También es posible (como en el caso de procesos mentales com­
o social en el desarrollo del hombre, puesto que plejos) que duren muchos días y aun semanas. En determinadas condicio­
lte otros seres humanos pueden crear las condi­ nes, es posible rastrear ese desarrollo».

33
otra manera, de crear estímulos de un orden especial, dirigi­
de que el estudio de las funciones psicológica
dos a la organización del comportamiento» (Luria, 1932,
debe enfocarse mediante una metodología dist
pág. 401).
d?, a diferen~ia de Wundt, que sostenía que lfu'
Tal como los estudios con niños podían revelar que la ad­
gIas necesanamente eran distintas, ellos aspiri
quisición de elementos de mediación era decisiva para la on­
una psicología unitaria cuyo núcleo sería la mI
togenia del comportamiento, del mismo modo, estudios si­
tural, y de allí el supuesto de que la cognición ef
milares referidos a los elementos de mediación decisivos no distribuido.
para corregir el comportamiento en casos de daño o de en­
fermedad, podrían permitir el análisis de los procesos mi­
crogenéticos del pensamiento cotidiano. En un conocido
ejemplo temprano de este principio, Luria y Vigotsky reali­ La utilización de la psicolOgía mstórico-(
zaron un trabajo piloto con un paciente que sufría del mal para concebir la distribución de la ment
de Parkinson. Su estado era tan grave que no podía andar
por la habitación. Pero paradójicamente, podía subir esca­ ~as la década de 1950, comenzaron a apar
leras. Vigotsky y Luria (según se informa en Luria, 1979) gua mglesa, alemana y en otras lenguas variaE
formularon la hipótesis de que cuando el paciente subía las nes de la escuela histórico-cultural. Hubo como
escaleras, cada 'escalón representaba una señal a la que te­ interpretaciones diversas y selectivas de ~sas ié
nía que responder de manera consciente. Cuando Vigotsky se l~s extrajo del contexto ruso (para bien o p¡
colocó pedazos de papel en el suelo y le pidió que caminara Valsmer, 1988, se encontrará un claro resumen
por la habitación pisándolos, el paciente, antes inmóvil, fue cipales líneas de investigación y una vigorosa Cl
capaz de desplazarse por la habitación sin ayuda. En una versiones estadounidenses de la teoría históric
serie de estudios, Luria y Vigotsky mostraron que un con­ En consecuencia, lo único que podemos presen
junto de técnicas que inducían a los sujetos a regular su enfoque histórico-cultural del problema que nos
comportamiento de manera indirecta, a través del lenguaje S~gún nuestro modo de ver, a partir de los híl
y de señales artificiales, producía el mismo tipo de efectos dourudenses y europeos de los enfoques rusos 1
curativos. muchas ampliaciones productivas de la psicologí
Posteriormente, esta estrategia de «curación» fue utili­ cultural. Examinaremos esa ampliación de do
zada en una amplia variedad de estudios del desarrollo de Pn:nero , utilizando como recurso heurístico la:
las funciones psicológicas superiores en niños y en adultos taclOnes de la actividad mediada de las figuras 1
que sufrían algún tipo de daño. Por ejemplo, Luria (19291 bozaremos diversos sentidos en que puede dec
1978) estudió el desarrollo de la escritura como modo de su­ cognición ~stá distribuida en distintos lugares fu
perar grandes exigencias de la memoria, Leontiev (1981), el l~s de un SIStema de actividad. Después present
uso de recursos mnemotécnicos en los niños normales y en eJemplos procedentes de nuestra propia investi~
los retardados, Maniulenko (1948/1975) estudió el modo co­ yada en esas ideas.
mo el juego puede reorganizar la memoria y las funciones
motrices, en tanto que muchos investigadores, entre ellos
Leontiev, Luria y Zaporozhets, elaboraron técnicas de me­ Distribución de la cognición «en» la persa
diación para tratar casos de lesiones en las que se habían
destruido el habla, la memoria y las funciones motrices. Se debe.tener presente que el conocimiento y
Para resumir esta teorización inicial, podemos ver que de pensannento no están distribuidas de maner
los rusos tomaron seriamente la distinción que Wundt esta­ en el cerebro, como Lurianunca se cansó de decir
blecía entre los dos tipos de psicología, y aceptaban la idea dimientos curativos de Luria estaban basados I
que deliberadamente redistribuían la cognició

34
de crear estímulos de un orden especial, dirigi­ de que el estudio de las funciones psicológicas superiores
ruzación del comportamiento» (Luria, 1932, debe enfocarse mediante una metodología distinta. Con to­
do, a diferencia de Wundt, que sostenía que las dos psicolo­
os estudios con niños podían revelar que la ad­ gías necesariamente eran distintas, ellos aspiraban a crear
:lementos de mediación era decisiva para la on­ una psicología unitaria cuyo núcleo sería la mediación cul­
omportamiento, del mismo modo, estudios si­ tural, y de allí el supuesto de que la cognición es un fenóme­
¿dos a los elementos de mediación decisivos no distribuido.
. el comportamiento en casos de daño o de en­
)drían permitir el análisis de los procesos mi-
del pensamiento cotidiano. En un conocido La utilización de la psicología histórico-cultural
Jrano de este principio, Luria y Vigotsky reali­
bajo piloto con un paciente que sufría del mal
para concebir la distribución de la mente
l. Su estado era tan grave que no podía andar
tción. Pero paradójicamente, podía subir esca­ Tras la década de 1950, comenzaron a aparecer en len­
ky y Lucia (según se informa. en Luria, 1979) gua inglesa, alemana y en otras lenguas varias publicacio­
.a hipótesis de que cuando el paciente subía las nes de la escuela histórico-cultural. Hubo, como es natural,
.da escalón representaba una señal a la que te­ interpretaciones diversas y selectivas de esas ideas cuando
onder de manera consciente. Cuando Vigotsky se las extrajo del contexto ruso (para bien o para mal; en
os de papel en el suelo y le pidió que caminara Valsiner, 1988, se encontrará un claro resumen de las prin­
lción pisándolos, el paciente, antes inmóvil, fue cipales líneas de investigación y una vigorosa crítica de las
;plazarse por la habitación sin ayuda. En una versiones estadounidenses de la teoría histórico-cultural).
ldíos, Lucia y Vigotsky mostraron que un con­ En consecuencia, lo único que podemos presentar es «un»
:nicas que inducían a los sujetos a regular su enfoque histórico-cultural del problema que nos ocupa.
ento de manera indirecta, a través del lenguaje Según nuestro modo de ver, a partir de los lnoridos esta­
; artificiales, producía el mismo tipo de efectos dounidenses y europeos de los enfoques rusos han surgido
muchas ampliaciones productivas de la psicología histórico­
~mente, esta estrategia de «curación» fue utili­
cultural. Examinaremos esa ampliación de dos maneras.
1 amplia variedad de estudios del desarrollo de Primero, utilizando como recurso heurístico las represen­
lS psicológicas superiores en niños y en adultos taciones de la actividad mediada de las figuras 1.1 a 1.3, es­
algún tipo de daño. Por ejemplo, Luria (1929/ bozaremos diversos sentidos en que puede decirse que la
ió el desarrollo de la escritura como modo de su­ cognición está distribuida en distintos lugares fundamenta­
.es exigencias de la memoria, Leontiev (1981), el les de un sistema de actividad. Después presentaremos dos
rsos mnemotécnicos en los niños normales y en ejemplos procedentes de nuestra propia investigación, apo­
los, Maniulenko (1948/1975) estudió el modo co­ yada en esas ideas.
puede reorganizar la memoria y las funciones
1 tanto que muchos investigadores, entre ellos Distribución de la cognición «en» la persona
LIria y Zaporozhets, elaboraron técnicas de me­
a tratar casos de lesiones en las que se habían Se debe tener presente que el conocimiento y las formas
l habla, la memoria y las funciones motrices. de pensamiento no están distribuidas de manera uniforme
mmir esta teorización inicial, podemos ver que en el cerebro, como Lucia nunca se cansó de decir. Los proce­
maron seriamente la distinción que Wundt esta­ dimientos curativos de Luria estaban basados en métodos
~ los dos tipos de psicología, y aceptaban la idea que deliberadamente redistribuían la cognición según la

35
particular deficiencia cerebral que afectaba al paciente (Lu­ «Supóngase que soy ciego y uso un bastón. Avanzo
ria,1973). tos con él ¿Dónde empiezo yo? ¿Está mi sistema m~
En un párrafo que indica con claridad que aceptaba la la mano que sostiene el bastón? ¿Está limitado pe
doble psicología de Wundt, Luria hace explícita su creencia mienzo en la mitad superior del bastón? ¿Comienz
en una distribución extrasomática de la cognición: del bastón?" (1972, pág. 459).

«La distancia que media entre las explicaciones científicas natu­ A continuación, Bateson sostiene que la re
rales de los procesos elementales y las descripciones mentalistas
pregunta varía según el modo como se concib
de los procesos complejos, no podía salvarse hasta que pudiéramos
descubrir el modo como procesos naturales, tales como la madura­
miento. El análisis del foco de la mente debe i
ción ñsica y los mecanismos sensoriales, se entretejen con proce­ al hombre y su bastón, sino también sus propó
sos culturalmente determinados para producir las funciones psi­ texto en el que se encuentra. Cuando el homb:
cológicas de los adultos. Necesitábamos, por así decirlo, dar un pa­ tomar su almuerzo, la relación del bastón con 1,
so fuera del organismo para descubrir las formas específicamente bia por completo, y son los tenedores y los cuch
humanas de actividad psicológica» (Luria, 1979, pág. 43). bastones, los que se vuelven relevantes. Dicho
labras, la manera como la mente está distribt
Lo que Luria señala ha sido particularmente subrayado decisivamente de las herramientas mediante
por los neurocientíficos contemporáneos (por ejemplo, Edel­ interactúa con el mundo, y estas, a su vez, de¡:
man, 1987), quienes nos instan a reconocer que poder deter­ objetivos que uno tiene. La combinación de objE
minar cuál sea la parte del cerebro involucrada en la forma mientas y marco (o, quizá, la '<arena», en la ter:
de comprender determinado acontecimiento concreto, de­ Lave, 1988), constituye simultáneamente el
pende de manera decisiva de la constitución cultural de ese comportamiento y las maneras en que puede d
acontecimiento. Tener la experiencia de un scherzo de Cho­ cognición está distribuida en ese contexto.
pin y tener la experiencia de un cuadro de Chagall, suscitan La idea de que la mediación de la actividac
patrones muy distintos de actividad cerebral, y ambos difie­ artefactos implica la distribución de la cognici
ren decisivamente de una experiencia como la de dar a luz a individuos, el mediador y el entorno, y el cambit
un niño. La heterogeneidad de la actividad dentro del cere­ tal que origina la actividad mediada por artefl
bro está condicionada en parte por la estructura de los acon­ c';lentemente expresada por dos antropólogos 1
tecimientos, en los que la persona participa tanto en sus as­ diferentes, Leslie White y Clifford Geertz. Refu
pectos sensibles cuanto en sus aspectos simbólicos. naturaleza de la discontinuidad entre el homo s
vecinos filogenéticos cercanos, White (1942) eX]
Distribución «en» el medio de la cultura
«El hombre difiere de los monos y, por cierto, de tod
creaturas vivientes que conocemos hasta ahora, en
No resulta sorprendente, ya que la cultura es para ellos de un comportamiento simbólico. Con las palabras, e:
el concepto fundamental, que los antropólogos hayan hecho un mundo nuevo, de ideas y de filosoñas. Allí el ho
un aporte importantísimo para comprender el proceso uni­ manera tan real como en el mundo ñsico de sus sent
versal de la mediación cultural de la cognición y de las di­ mundo llega a tener una continuidad y una permru
versas maneras en que la heterogeneidad de la cultura sus­ mundo externo de los sentidos nunca puede tener. 1­
tenta y requiere la distribución de la cognición. sólo de presente, sino también de pasado y de futl
El sentido fundamental en que la mediación cultural im­ punto de vista temporal, no es una sucesión de epi!
plica la distribución de la cognición, ha sido subrayado por lación entre sí, sino un continuum que se extiende ha
Gregory Bateson, quien propuso el siguiente experimento en ambas direcciones, desde la eternidad y hasta 1
(pág. 372).
mental:

36
ficiencia cerebral que afectaba al paciente (Lu­ «Supóngase que soy ciego y uso un bastón. Avanzo dando golpeci­
tos con él. ¿Dónde empiezo yo? ¿Está mi sistema mental limitado a
rrafo que indica con claridad que aceptaba la la mano que sostiene el bastón? ¿Está limitado por mi piel? ¿Co­
mienzo en la mitad superior del bastón? ¿Comienzo en el regatón
gía de Wundt, Luria hace explícita su creencia
del bastón?» (1972, pág. 459) .
.bución extrasomática de la cognición:
que media entre las explicaciones científicas natu­ A continuación, Bateson sostiene que la respuesta a esa
~ocesos elementales y las descripciones mentalistas pregunta varía según el modo como se concibe el aconteci­
~ complejos, no podía salvarse hasta que pudiéramos miento. El análisis del foco de la mente debe incluir no sólo
lodo como procesos naturales, tales como la madura­ al hombre y su bastón, sino también sus propósitos y el con­
)s mecanismos sensoriales, se entretejen con proce­ texto en el que se encuentra. Cuando el hombre se sienta a
ente determinados para producir las funciones psi­ tomar su almuerzo, la relación del bastón con la mente cam­
's adultos. Necesitábamos, por así decirlo, dar un pa­ bia por completo, y son los tenedores y los cuchillos, y no los
~ganismo para descubrir las formas específicamente
lctividad psicológica» (Luria, 1979, pág. 43).
bastones, los que se vuelven relevantes. Dicho en pocas pa­
labras, la manera como la mente está distribuida depende
uria señala ha sido particularmente subrayado decisivamente de las herramientas mediante las cuales se
lcientíficos contemporáneos (por ejemplo, Edel­ interactúa con el mundo, y estas, a su vez, dependen de los
quienes nos instan a reconocer que poder deter­ objetivos que uno tiene. La combinación de objetivos, herra­
lea la parte del cerebro involucrada en la forma mientas y marco (o, quizá, la «arena», en la terminología de
der determinado acontecimiento concreto, de­ Lave, 1988), constituye simultáneamente el contexto del
mera decisiva de la constitución cultural de ese comportamiento y las maneras en que puede decirse que la
nto. Tener la experiencia de un scherzo de Cho­ cognición está distribuida en ese contexto.
a experiencia de un cuadro de Chagall, suscitan La idea de que la mediación de la actividad a través de
ly distintos de actividad cerebral, y ambos difie­ artefactos implica la distribución de la cognición entre los
.mente de una experiencia como la de dar a luz a individuos, el mediador y el entorno, yel cambio fundamen­
heterogeneidad de la actividad dentro del cere­ tal que origina la actividad mediada por artefactos, es elo­
.dicionada en parte por la estructura de los acon­ cuentemente expresada por dos antropólogos por lo demás
, en los que la persona participa tanto en sus as­ diferentes, Leslie White y Clifford Geertz. Refiriéndose a la
ibles cuanto en sus aspectos simbólicos. naturaleza de la discontinuidad entre el horno sapiens y sus
vecinos filogenéticos cercanos, White (1942) expresa:

:ón «en» el medio de la cultura «El hombre difiere de los monos y, por cierto, de todas las demás
creaturas vivientes que conocemos hasta ahora, en que es capaz
.ta sorprendente, ya que la cultura es para ellos de un comportamiento simbólico. Con las palabras, el hombre crea
fundamental, que los antropólogos hayan hecho un mundo nuevo, de ideas y de filosofías. Allí el hombre vive de
mportantísimo para comprender el proceso uní­ manera tan real como en el mundo físico de sus sentidos (. ..) Ese
l mediación cultural de la cognición y de las di­
mundo llega a tener una continuidad y una permanencia que el
eras en que la heterogeneidad de la cultura sus­ mundo externo de los sentidos nunca puede tener. No está hecho
sólo de presente, sino también de pasado y de futuro. Desde el
.riere la distribución de la cognición.
punto de vista temporal, no es una sucesión de episodios sin re­
lo fundamental en que la mediación cultural Ím­ lación entre sí, sino un continuum que se extiende hasta el infinito
;ribución de la cognición, ha sido subrayado por en ambas direcciones, desde la eternidad y hasta la eternidad»
lteson, quien propuso el siguiente experimento (pág. 372).

37
Entre otras propiedades que aquí White le atribuye a la Configuración de los modelos de la COgl
cultura, merece especial atención, como intentaremos mos­ culturalmente distribuida
trar más adelante, el énfasis que pone en el modo como se
crea una continuidad (artificial) entre el pasado y el futuro. En algunos círculos antropológicos se da lf
Es asimismo significativo que tanto White como los psicólo­ concebir la cultura como un conjunto uniforme
gos histórico-culturales rusos (por ejemplo, Vigotsky, 1934/ creencias, valores, símbolos, herramientas,
1987) destaquen que, como mediadores de la acción huma­ ~o~bres comparten. Este enfoque «configurac
na, todos los artefactos pueden considerarse herramientas y CIbIdo una gran influencia de la obra de Franz ]
símbolos. Según expresaba White la relación: discípulos en el ámbito de la antropología (en]
en Stocking, 1968, se hallará un excelente re
«Un hacha tiene un componente subjetivo; carecería de significado obra de Boas), así como de los psicólogos intercl
sin un concepto y una actitud. Por otro lado, un concepto o una ac­
estudian el «estilo cognitivo» (Berry, 1976).
titud carecerían de significado sin una expresión manifiesta en el
comportamiento o en el discurso (que es una forma de comporta­ . Es indu~able que la cultura se ajusta a pal
miento). Por lo tanto, todo elemento cultural, todo rasgo cultural, Igualmente mdudable que está lejos de ser unif(
tiene un aspecto subjetivo y otro objetivo» (pág. 236). que se la experimenta en interacciones locales'
que están condicionadas localmente y, por consi
Lo que White denomina el «aspecto subjetivo» del artefacto heterogéneas tanto respecto de «la cultura COl
podría ser concebido, en el contexto de estas consideracio­ cuanto de las partes del conjunto del instrumen
nes, como el residuo cognitivo de acciones anteriores crista­ tura tal como lo experimenta cualquier individu
lizadas en el objeto. aspecto ha sido subrayado por Ted Schwartz e
Le debemos a Clifford Geertz algtmas de las aflnnacio­ q~ie.r; examina el modo diverso en que el cone
nes más explícitas de la naturaleza distribuida de la mente distnbuye entre las personas, generaciones, o
y de la interpenetración de los aspectos histórico-culturales clases, religiones, instituciones, etc. Schwartz ~
y los filogenéticos de la cognición humana. Sostenía, basán­ la cultura necesariamente es un fenómeno distr
dose en datos arqueológicos y paleolíticos, que la «cultura, me~da en q~e,. como se la aplica y se la adquierE
antes que agregarse, por así decirlo, a un animal concluido o raCClOnes cotidianas entre los'hombres, no hay
virtualmente concluido, fue un componente, y sobre todo un que compartan la totalidad de la cultura del g
componente, de la producción de ese animal» (Geertz, 1973, pertenec~n. (Nótese que hasta la noción de gru!
pág. 47). Con palabras que tienen marcadas resonancias de quedar sm mayor especificación, puesto que pUE
las ideas de los fundadores de la escuela histórico-cultural de un grupo de niños que han ido al mismo sitio
rusa, Geertz dice más adelante: o de la totalidad de las personas que viven en un
y en un tiempo detenninados, y hablan la misn
«Al someterse a la regulación de programas, simbólicamente me­ de todos los que residen en un país moderno gr:
diados, de producción de artefactos, al organizar la vida social o al tiétnico.) ,
expresar las emociones, el hombre determinó, sin saberlo, los es­ También esta concepción distribuida de la
tadios culminantes de su destino biológico. Literalmente, aunque mismo que la visión distribuida del procesamim
sin advertirlo, se creó a sí mismo» (pág. 48).
apoyada por los primeros psicólogos de la escue]
«Esos símbolos no son, pues, meras expresiones, instrumentos o cultural rusa, nos exige que «nos alejemos» de UlJ
correlatos de nuestra existencia biológica, psicológica o social; son ~te (en este caso, la cultura, y no el cerebro) a
sus prerrequisitos. Sin hombres no hay, desde ya, cultura; pero cificar la manera como se distribuye la cultura
asimismo, y más significativamente, sin cultura no hay hombres» ción. Por ejemplo, algunos de los elementos ca
(pág. 49). que pueden hallarse en el significado estructura:

38
LSpropiedades que aquí White le atribuye a la Configuración de los modelos de la cognición
lCe especial atención, como intentaremos mos­ culturalmente distribuida
lante, el énfasis que pone en el modo como se
inuidad (artificial) entre el pasado y el futuro. En algunos círculos antropológicos se da la tendencia a
significativo que tanto White como los psicólo­ concebir la cultura como un conjunto uniforme, pautado, de
culturales rusos (por ejemplo, Vigotsky, 1934/ creencias, valores, símbolos, herramientas, etc., que los
uen que, como mediadores de la acción huma­ hombres comparten. Este enfoque «conñguracionaJ¡, ha re­
u-tefactos pueden considerarse herramientas y cibido una gran influencia de la obra de Franz Boas y de sus
~ expresaba White la relación:
discípulos en el ámbito de la antropología (en Bock, 1988, o
en Stocking, 1968, se hallará un excelente resumen de la
le un componente subjetivo; carecería de significado obra de Boas), así como de los psicólogos interculturales que
o y una actitud. Por otro lado, un concepto o una ac­ estudian el «estilo cognitivo» (Berry, 1976).
m de significado sin una expresión manifiesta en el Es indudable que la cultura se ajusta a pautas, pero es
lto o en el discurso (que es una forma de comporta­ igualmente indudable que está lejos de ser uniforme, puesto
:l tanto, todo elemento cultural, todo rasgo cultural, que se la experimenta en interacciones locales y cara a cara
:to subjetivo y otro objetivo» (pág. 236). que están condicionadas localmente y, por consiguiente, son
heterogéneas tanto respecto de «la cultura como un todo»
e denomina el «aspecto subjetivo» del artefacto
cuanto de las partes del conjunto del instrumental de la cul­
mcebido, en el contexto de estas consideracio­
tura tal como lo experimenta cualquier individuo dado. Este
residuo cognitivo de acciones anteriores crista­
aspecto ha sido subrayado por Ted Schwartz (1978,1990),
objeto. quien examina el modo diverso en que el conocimiento se
lOS a Clifford Geertz algunas de las afirmacio­
distribuye entre las personas, generaciones, ocupaciones,
lícitas de la naturaleza distribuida de la mente
clases, religiones, instituciones, etc. Schwartz sostiene que
penetración de los aspectos histórico-culturales
la cultura necesariamente es un fenómeno distribuido en la
~ticos de la cognición humana. Sostenía, basán­
medida en que, como se la aplica y se la adquiere en las inte­
)s arqueológicos y paleolíticos, que la «cultura,
racciones cotidianas entre los· hombres, no hay dos de ellos
;regarse, por así decirlo, a un animal concluido o
que compartan la totalidad de la cultura del grupo al que
e concluido, fue un compon,ente, y sobre todo un
pertenecen. (Nótese que hasta la noción de grupo tiene que
, de la producción de ese animal" (Geertz, 1973,
quedar sin mayor especificación, puesto que puede tratarse
[l palabras que tienen marcadas resonancias de
de un grupo de niños que han ido al mismo sitio de veraneo
los fundadores de la escuela histórico-cultural
o de la totalidad de las personas que viven en un mismo sitio
~ dice más adelante:
y en un tiempo determinados, y hablan la misma lengua, o
:l a la regulación de programas, simbólicamente me­ de todos los que residen en un país moderno, grande y mul­
)ducción de artefactos, al organizar la vida social o al tiétnico.)
emociones, el hombre determinó, sin saberlo, los es­ También esta concepción distribuida de la cultura, lo
tantes de su destino biológico. Literalmente, aunque mismo que la visión distribuida del procesamiento cerebral
1, se creó a sí mismo» (pág. 48). apoyada por los primeros psicólogos de la escuela histórico­
cultural rusa, nos exige que «nos alejemos» de una categoría
os no son, pues, meras expresiones, instrumentos o límite (en este caso, la cultura, y no el cerebro) a fin de espe­
nuestra existencia biológica, psicológica o social; son
cificar la manera como se distribuye la cultura o la cogni­
isitos. Sin hombres no hay, desde ya, cultura; pero
nás significativamente, sin cultura no hay hombres»
ción. Por ejemplo, algunos de los elementos comunitarios
que pueden hallarse en el significado estructural o discursi­

39
vo de una cultura, surgen a causa de la común estructura fi­ bras, la mayoría de las veces, pero también gestos
logenética de cerebros humanos que han evolucionado en dos musicales o artificios mecánicos como el reloj» I
circunstancias ambientales comunes, si bien algunas de
ellas surgen de la actividad conjunta, subordinada a condi­ Otro antropólogo, Roy D'Andrade, presenta
cionamientos culturales escasamente especificados desde el plementaria de la anterior, de conjuntos estru
punto de vista filogenético, pero históricamente acumula­ se hallan dentro del medio general de la cultur,
dos (Boster, 1991). Una concepción distribuida de la cultura expresión «esquemas culturales» para design¡
exige asimismo que se piense en la manera como la cogni­ des que organizan conjuntos completos de ar
ción se distribuye entre las personas en virtud de sus roles ceptuales o materiales. Según D'Andrade (198
sociales (los cuales están a su vez filogenética y cultural­
mente condicionados). Como lo demuestran con claridad «Es claro que esos esquemas representan mundos s
Fussell y K:rauss (1989), parte del conocimiento cultural raíz de lo cual la adecuación de los términos que se :
que uno tiene, es un saber concerniente al grado en que los pasa a depender del grado en que esos esquemas se
demás pueden compartir el propio conocimiento y perspec­ mundos reales de los objetos que se categorizan. E
tiva cognitiva. De ahí que la distribución social de la cogni­ representan no sólo el mundo de los objetos físicos
ción al mismo tiempo incrementa y reduce el grado de cultu­ cimientos, sino también los mundos más abstract~
ra común que media en toda interacción concreta. :1
ra~ción social, el discurso y hasta significado d
(pag. 93, en bastardillas en el original).
Si bien resulta fácil admitir que la cultura no es una con­
figuración inconsútil y que el conocimiento está distribuido
entre las personas en el seno de un grupo cultural, de todos Podría entenderse que el enfoque de D'Andl
modos es importante precisar las unidades con las cuales mo que el de Geertz, coloca la cultura (y la cogni
funciona la estructuración cultural. En una conocida for­ d~ la cabeza. Sin embargo, D'Andrade (1986,
mulación, Geertz (1973) propuso que «la mejor manera de nnsmo que Geertz, aclara que los objetos deben
considerar la cultura no es como un conglomerado de las se «ideas reificadas en un medio sólido»' esto e~
pautas de comportamiento concreto -costumbres, usos, esm.r; recubiertos por un contenido conc~ptual.~
tradiciones, constelación de hábitos- ... sino como un con­ D Andrade caracteriza los modelos culturale
junto de mecanismos de control -planes, recetas, reglas, ~sicamente como estructuras mediadoras, y l
instrucciones (lo que los ingenieros en computación llaman ejemplo la descripción de Hutchins (1986) de ]
"PTogramas")- para gobernar el comportamiento» (pág. ítems como herramientas para realizar tarea'
44). En forma significativa (puesto que podría entenderse complejas que comprenden el trabajo conjunt
que esos mecanismos están localizados sólo en la cabeza de personas. Observa que cuando se emplean tal
los individuos, y que, por tanto, son enteramente ideales), culturales de mediación conjunta
Geertz se expresa a continuación de un modo que se enlaza
claramente con la idea de la mediación a través de un arte­ «el usuario no coordina su comportamiento directa]
facto que es central en el enfoque histórico-cultural: entorno de la tarea, sino más bien con un objeto medi,
tructura, en algún aspecto relevante, es similar al E
tarea» (pág. 107).
«La visión de la cultura basada en el concepto de ''mecanismo de
control" parte del supuesto de que el pensamiento humano es fun­
damentalmente social y público: que su hábitat natural es el atrio, Tras describir en detalle todas esas subruti
el mercado y la plaza. El pensar no consiste en "hechos que se pro­ necesario dominar y ejecutar a fin de que la lista
ducen en la cabeza" (por más que es necesario que se produzcan el guión o el modelo sean eficaces, D'Andrade ce
acontecimientos allí y en otros sitios), sino en la circulación de lo «lo que a primera vista podría parecer un sim¡:
que G. H. Mead et al. han llamado "símbolos significativos": pala­ resulta ser un complejo de mediaciones, esto es

40
tura, surgen a causa de la común estnIctura fi­ bras, la mayoría de las veces, pero también gestos, dibujos, soni­
~ cerebros humanos que han evolucionado en dos musicales o artificios mecánicos como el reloj» (pág. 45).
as ambientales comunes, si bien algunas de
de la actividad conjunta, subordinada a condi­ Otro antropólogo, Roy D'Andrade, presenta la idea, com­
; culturales escasamente especificados desde el plementaria de la anterior, de conjuntos estnIcturados que
ta filogenético, pero históricamente acumula­ se hallan dentro del medio general de la cultura. Propone la
.991). Una concepción distribuida de la cultura expresión «esquemas culturales» para designar las unida­
mo que se piense en la manera como la cogni­ des que organizan conjuntos completos de artefactos con­
buye entre las personas en virtud de sus roles ceptuales o materiales. Según D'Andrade (1984),
cuales están a su vez filogenética y cultural­
donados). Como lo demuestran con claridad «Es claro que esos esquemas representan mundos simplificados a
:auss (1989), parte del conocimiento cultural raíz de lo cual la adecuación de los términos que se basan en ellos
pasa a depender del grado en que esos esquemas se adapten a los
e, es un saber concerniente al grado en que los
mundos reales de los objetos que se categorizan. Esos esquemas
an compartir el propio conocimiento y perspec­ representan no sólo el mundo de los objetos físicos y los aconte­
a. De ahí que la distribución social de la cogni­ cimientos, sino también los mundos, más abstractos, de la inte­
.o tiempo incrementa y reduce el grado de cultu­ racción social, el discurso y hasta el significado de la palabra»
Le media en toda interacción concreta. (pág. 93, en bastardillas en el original).
~sulta fácil admitir que la cultura no es una con­
lconsútil y que el conocimiento está distribuido Podría entenderse que el enfoque de D'Andrade, lo mis­
~sonas en el seno de un grupo cultural, de todos mo que el de Geertz, coloca la cultura (y la cognición) dentro
lportante precisar las unidades con las cuales de la cabeza. Sin embargo, D'Andrade (1986, pág. 22), lo
estructuración culturaL En una conocida for­ mismo que Geertz, aclara que los objetos deben considerar­
feertz (1973) propuso que «la mejor manera de se <<ideas reificadas en un medio sólido»; esto es, los objetos
la cultura no es como un conglomerado de las están recubiertos por un contenido conceptual.
:omportamiento concreto -costumbres, usos, D'Andrade caracteriza los modelos culturales realizados
constelación de hábitos-- ... sino como un con­ fisicamente como estructuras mediadoras, y utiliza como
~anismos de control -planes, recetas, reglas, ejemplo la descripción de Hutchins (1986) de las listas de
~ (lo que los ingenieros en computación llaman ítems como herramientas para realizar tareas cognitivas
¡")- para gobernar el comportamiento» (pág. complejas que comprenden el trabajo conjunto de varias
na significativa (puesto que podría entenderse personas. Observa que cuando se emplean tales modelos
lCanÍsmos están localizados sólo en la cabeza de culturales de mediación conjunta
lOS, y que, por tanto, son enteramente ideales),
{presa a continuación de un modo que se enlaza «el usuario no coordina su comportamiento directamente con el
con la idea de la mediación a través de un arte­ entorno de la tarea, sino más bien con un objeto mediador cuya es­
: central en el enfoque histórico-cultural: tructura, en algún aspecto relevante, es similar al entorno de la
tarea» (pág. 107).
l la cultura basada en el concepto de "mecanismo de
e del supuesto de que el pensamiento humano es fun­ Tras describir en detalle todas esas subrutinas que es
nte social y público: que su hábitat natural es el atrio, necesario dominar y ejecutar a fin de que la lista de control,
la plaza. El pensar no consiste en "hechos que se pro­ el guión o el modelo sean eficaces, D'Andrade concluye que
cabeza" (por más que es necesario que se produzcan «lo que a primera vista podría parecer un simple artificio,
ltos allí y en otros sitios), sino en la circulación de lo
~ad et al. han llamado "símbolos significativos": pala­
resulta ser un complejo de mediaciones, esto es, de coordi­

41
naciones entre estructuras» (pág. 107). En el caso de la lista (en la actividad que se desarrolla en el café ]
de control, es esencial que el modelo y la realidad que aquel clientes y los lavaplatos cumplen papeles di~i
representa, sean idénticos. Por otra parte, un especialista tero debe acordarse de guardar el estropajo
de mucha experiencia puede evocar las acciones y las opera­ agua; el propietario tiene la responsabilidad (
ciones por ejecutar y sus efectos en el entorno. po~ro y al mozo). Por esas razones Douglas (:
un libro acerca de cómo «las instituciones pie
nerton (1989), otro acerca del modo en que «1;
La distribución de la cognición en el mundo social recuerdan».

Estas descripciones de las unidades de organización de


la actividad humana dentro de un medio cultural, como el La distribución de la mente en f!l tiempt
ejemplo de Bateson del ciego con el bastón, nos ayudan a
pensar sobre la distribución de la cognición entre un indivi­ . La última d~ l~ formas en que, según suge
duo, un artefacto mediador y el entorno. Al mismo tiempo, ~nbuye la co~cIón, es en el tiempo. La mejo
nos invitan a situar esas acciones dentro de un sistema de ilustrar, mediante un ejemplo de la vida real, :
actividad más amplio. Por ejemplo, podríamos suponer que des de la distribución temporal en que estam;
el ciego del que habla Bateson se detiene en un café para be­ es con el nacimiento de un bebé. Tomamos n
ber una cerveza y charlar con unos amigos antes de seguir plo de la obra del pediatra Aiden Macfarlane (
su camino para participar en el círculo dramático local. Esa publicó distintas transcripciones de las reac(
perspectiva más amplia hace que prestemos atención al he­ padres cuando contemplan por primera vez a s
cho de que las acciones efimeras de caminar o de sentarse, nacido y descubren su sexo. Los comentarios 1
se insertan en realidad en algo colectivo y relativamente du­ yen los siguientes: «Cuántas preocupacionel
radero. No sólo están los pensamientos del ciego centrados cu.ando ten~adieciocho años» y «No puede jug
en el procedimiento técnico de trasladarse de un lugar a (dicho tambIén de una niña). Aparte de su intE
otro. Cuando se sienta a la mesa, es parte de un sistema de dicios del sexismo de las culturas anglosajonas
actividad con sus reglas constantes, sus elementos comunes de 1960, esas observaciones y los fenómenos
y su división del trabajo. Si sus acompañantes del café son ellas ilustran los tipos de distribución de la COI
también actores, pueden hallarse fisicamente en un mismo tiempo que se destacan en una teoría hÍf"tóric(
entorno, pero su actividad mental puede organizarse (colec­ lamente.
tivamente) alrededor de un entorno muy diferente, en el En cada uno de esos ejemplos, los adultos ini
que participarán poco después. En resumen, los componen­ características biológicas del niño de acuerdo c'
tes del proceso cognitivo del ciego han de situarse tanto en el experiencia (cultural) pasada. Según los hábitol
entorno inmediato (distribuido en cada uno de los nudos del bres y mujeres ingleses que viven a mediados j
triángulo ampliado de la figura 1.3) cuanto en la actividad pu~de considerarse «conocimiento común» el ql
próxima, que está presupuesta en todas sus acciones. Den­ no Juegan al rugby y que cuando ingresan en la l
tro de cada contexto local, esas «acciones cognitivas», tales serán objeto de la atención sexual de los mucha
como recordar y tomar decisiones, no solamente están dis­ las coloca ante diferentes riesgos. Al emplea
tribuidas entre los artefactos (el menú, el ordenamiento de mación I?;rocedente de su pasado cultural y sup'
las sillas y las mesas, el letrero que señala la ubicación de ra sus hijas el mundo será en gran medida con
los baños) sino entre las reglas (se paga antes de abandonar p~a ellos, los padres proyectan un futuro proba
el local; para compartir la mesa con extraños hay que pedir hiJOS. (Los varones la buscarán como pareja SE
permiso), y entre las personas según la división del trabajo causará la ansiedad de sus padres. No tomará 1

42
(en la actividad que se desarrolla en el café, los mozos, los
re estructuras» (pág. 107). En el caso de la lista
clientes y los lavaplatos cumplen papeles distintos. El por­
¡ esencial que el modelo y la realidad que aquel
tero debe acordarse de guardar el estropajo yel cubo de
sean idénticos. Por otra parte, un especialista agua; el propietario tiene la responsabilidad de pagarles al
periencia puede evocar las acciones y las opera­ portero y al mozo). Por esas razones Douglas (1987) escribió
ecutar y sus efectos en el entorno. un libro acerca de cómo «las instituciones piensan» y Con­
nerton (1989), otro acerca del modo en que «las sociedades
recuerdan».
LCión de la cognición en el mundo social

scripciones de las unidades de organización de La distribución de la mente en el tiempo


humana dentro de un medio cultural, como el
Bateson del ciego con el bastón, nos ayudan a La última de las formas en que, según sugerimos, se dis­
~ la distribución de la cognición entre un indivi­
tribuye la cognición, es en el tiempo. La mejor manera de
~facto mediador y el entorno. Al mismo tiempo,
ilustrar, mediante un ejemplo de la vida real, las propieda­
a situar esas acciones dentro de un sistema de des de la distribución temporal en que estamos pensando,
ás amplio. Por ejemplo, podríamos suponer que
es con el nacimiento de un bebé. Tomamos nuestro ejem­
lue habla Bateson se detiene en un café para be­ plo de la obra del pediatra Aiden Macfarlane (1977), quien
veza y charlar con unos amigos antes de seguir publicó distintas transcripciones de las reacciones de los
ara participar en el círculo dramático local. Esa padres cuando contemplan por primera vez a su hijo recién
más amplia hace que prestemos atención al he­
nacido y descubren su sexo. Los comentarios típicos inclu­
.as acciones efimeras de caminar o de sentarse,
yen los siguientes: «Cuántas preocupaciones tendremos
en realidad en algo colectivo y relativamente du­
cuando tenga dieciocho añOS}} y <<No puede jugar al rugby»
3ólo están los pensamientos del ciego centrados
(dicho también de una niña). Aparte de su interés como in­
:limiento técnico de trasladarse de un lugar a dicios del sexismo de las culturas anglosajonas de la década
lo se sienta a la mesa, es parte de un sistema de
de 1960, esas observaciones y los fenómenos asociados a
In sus reglas constantes, sus elementos comunes ellas ilustran los tipos de distribución de la cognición en el
n del trabajo. Si sus acompañantes del café son tiempo que se destacan en una teoría hi.Eitórico-cultural de
oores, pueden hallarse flsicamente en un mismo lamente.
ro su actividad mental puede organizarse (colec­
En cada uno de esos ejemplos, los adultos interpretan las
alrededor de un entorno muy diferente, en el
características biológicas del niño de acuerdo con su propia
)arán poco después. En resumen, los componen­
experiencia (cultural) pasada. Según los hábitos de los hom­
eso cognitivo del ciego han de situarse tanto en el
bres y mujeres ingleses que viven a mediados del siglo XX,
Ilediato (distribuido en cada uno de los nudos del puede considerarse «conocimiento común» el que las chicas
mpliado de la figura 1.3) cuanto en la actividad no juegan al rugby y que cuando ingresan en la adolescencia
le está presupuesta en todas sus acciones. Den- serán objeto de la atención sexual de los muchachos, lo cual
contexto local, esas «acciones cognitivas», tales las coloca ante diferentes riesgos. Al emplear esa infor­
:lar y tomar decisiones, no solamente están dis­ mación procedente de su pasado cultural y suponer que pa­
lltre los artefactos (el menú, el orde:ríam:iento de ra sus hijas el mundo será en gran medida como lo ha sido
las mesas, el letrero que señala la ubicación de para ellos, los padres proyectan un futuro probable para sus
,ino entre las reglas (se paga antes de abandonar hijos. (Los varones la buscarán como parej a sexual, lo que
~a compartir la mesa con extraños hay que pedir
causará la ansiedad de sus padres. No tomará parte en una
entre las personas según la división del trabajo

43
forma de actividad [el rugby] que requiere fuerza y habili­ por cada uno de los participantes, y «horiz(
dad, condiciones exclusivas de los varones.) respecto del pasado, el presente y el futuro.
Las diferentes maneras como la temporalidad ingresa
en la distribución de la cognición en el tiempo, ilustradas (a)
por el ejemplo de Macfarlane, están representadas en la fi­
gura 1.4. La figura 1.4a presenta cinco líneas temporales; Tiempo físico

las cuatro inferiores corresponden a los cuatro «dominios


evolutivos» (Wertsch, 1985) que, de acuerdo con el marco Tiempo filogenético

histórico-cultural expuesto aquí, funcionan como los condi­


cionamientos principales y, a la vez, como los recursos del
Tiempo histórico-cultural

desarrollo humano. En la parte superior de esa figura se


ubica lo que podría llamarse el «tiempo fisico» o la historia
Ontogenia (e)

del universo fisico que precede en mucho a la aparición de la


vida sobre la Tierra. La segunda línea representa el tiempo
Microgénesis

filogenético, la historia de la vida sobre la Tierra. La tercera


representa el tiempo histórico-cultural, que se ha desarro­
llado junto con el filogenético. La cuarta representa la on­
togenia, la historia de un solo ser humano, y la quinta, la
microgénesis, el tiempo que va de un momento a otro de
la experiencia humana vivida. La elipsis que recorre verti­ (b)
calmente la figura es el hecho analizado, el nacimiento de
una niña. Las cuatro líneas horizontales [inferiores] corres­ Tiempo físico
ponden a cuatro especies de génesis, cuatro escalas tem­
porales: filogénesis, culturogénesis, ontogénesis y micro­ Tiempo fílogenético

génesis, en las que cada nivel «inferior» está inserto en el


Tiempo

inmediatamente superior. histórico-cultural

Para comenzar, el ejemplo de Macfarlane nos obliga a


tener presente que sólo dos escalas temporales ontogenéti­ (3)
Ontogenia (M)
cas interactúan aquí. Esa dimensión temporal agregada se
incluye en la figura 1.4b. Es decir, como mínimo se necesita
Onto enia (H)
una madre y un niño en un contexto social único a fin de que
se produzca el proceso del nacimiento y el desarrollo huma­
Microgénesis
no continúe. Esas dos ontogenias se coordinan en el tiempo
mediante la estructuración simultánea provista por la filo­
genia, la cultura y los procesos microgenéticos de interac­
ción. Si se sigue la flecha desde el «pensamiento» de la ma­
Figura 1.4. (a) Las líneas horizontales sucesivas representa
dre, se podrá ver que proyecta su proceso de pensamiento
porales separadas que corresponden a la historia del unive
desde el presente hacia el pasado histórico-cultural y desde historia de la vida en la Tierra (filogenia), a la historia de li
allí hacia el futuro imaginado del niño, y finalmente otra nos en la Tierra (tiempo histórico-cultural), a la vida del indi
vez hacia el presente en la forma de interacciones pautadas nia), y a la historia de la experiencia vivida momento a mo
con el niño. En síntesis, la cognición está distribuida «verti­ génesis). La elipsis vertical representa el hecho del nacimien
calmente» en diferentes dimensiones temporales ocupadas (~) S,: ha ~regado a la del individuo otra línea, la ontogeni
dLstribucLOn de la cognición en el tiempo se proyecta de man

44
ividad [el rugby] que requiere fuerza y habili­ por cada Ulio de los participantes, y «horizontalmente»
mes exclusivas de los varones.) respecto del pasado, el presente y el futuro.
entes maneras como la temporalidad ingresa
ución de la cognición en el tiempo, ilustradas Ca)
Lo de Macfarlane, están representadas en la fi­
figura L4a presenta cinco líneas temporales; Tiempo físico
lferiores corresponden a los cuatro «dominios
:Wertsch, 1985) que, de acuerdo con el marco Tiempo filogenético
tural expuesto aquí, funcionan como los condi­
s principales y, a la vez, como los recursos del Tiempo histórico-cultural
umano. En la parte superior de esa figura se
podría llamarse el <<tiempo fisico» o la historia Ontogenia ce)
fisico que precede en mucho a la aparición de la
l Tierra. La segunda línea representa el tiempo
Microgénesis
la historia de la vida sobre la Tierra. La tercera
~l tiempo histórico-cultural, que se ha desarro­
:on el filogenético. La cuarta representa la on­
lÍstoria de un solo ser humano, y la quinta, la
s, el tiempo que va de un momento a otro de
ia humana vivida. La elipsis que recorre verti­ (b)
figura es el hecho analizado, el nacimiento de
lS cuatro líneas horizontales [inferiores] corres­ Tiempo físico
latro especies de génesis, cuatro escalas tem­
génesis, culturogénesis, ontogénesis y micro­ Tiempo filogenétíco
las que cada nivel «inferior» está inserto en el Tiempo
ente superior. histórico-cultural
lenzar, el ejemplo de Macfarlane nos obliga a
lte que sólo dos escalas temporales ontogenéti­ Ontogenía CM)
Ían aquí. Esa dimensión temporal agregada se
l figura L4b. Es decir, como mínimo se necesita Ontogenia (H)
.un niño en un contexto social único a fin de que
el proceso del nacimiento y el desarrollo huma­
Mícrogénesís
Esas dos ontogenias se coordinan en el tiempo
estructuración simultánea provista por la filo­
ltura y los procesos microgenéticos de interac­
.gue la flecha desde el «pensamiento» de la ma­
Figura 1.4. Ca) Las líneas horizontales sucesivas representan escalas tem­
á ver que proyecta su proceso de pensamiento porales separadas que corresponden a la historia del universo físico, a la
¡¡ente hacia el pasado histórico-cultural y desde historia de la vida en la Tierra (filogenia), a la historia de los seres huma­
futuro imaginado del niño, y finalmente otra nos en la Tierra (tiempo histórico-cultural), a la vida del individuo (ontoge­
presente en la forma de interacciones pautadas nia), y a la historia de la experiencia vivida momento a momento (micro­
«jn síntesis, la cognición está distribuida «verti­ génesis). La elipsis vertical representa el hecho del nacimiento de un niño.
Cb) Se ha agregado a la del individuo otra linea, la antagenia del niño. La
n diferentes dimensiones temporales ocupadas distribución de la cognición en el tiempo se proyecta de manera secuencial

45
Figura 1.4. (continuación) en (1) el pasado de la m~dre, (2) el (ut~ro del ni­ recciones, desde la eternidad hasta la eterni
ño según lo imagina la madre, y (3) el comportam~ento subs¡gu~nte ~ la
madre. En esa misma secuencia, el aspecto ideal de la cultura se modtfica
puesto de que el futuro cultural ha de ser más o
en su forma material cuando la madre y otros adultos estructuran la expe­ el pasado cultural, o (lo cual viene a significar 1<
riencia del niño de acuerdo con su identidad futura (imaginada). sólo podemos proyectar un futuro basado en
cia pasada, mediada culturalmente, proporcio
esencial de continuidad a la vida mental hum2
Este ejemplo también nos ayuda a ilustrar otro rasgo
atribuido al pensamiento mediado por la cultura: el proceso
por el cual el aspecto «ideacional» de todos los artefactos cul­
turales se transforma en su aspecto «material». Si se sigue
Dos programas de investigación: aplica(
el curso temporal del pensamiento de la madre desde el pre­ ideas histórico-culturales en la práctica
sente hasta el pasado cultural (al tomar en cuenta la estruc­
tura filogenética del niño), se ve que la proyección (pura­ Tras haber mostrado en forma general qu
mente ideal o cultural) que los padres hacen del futuro de su histórico-cultural de la cognición, basado en 1
hijo, se convierte en un importante condi.ci0n.amient? (ma­ lleva a pensar en su distribución entre las pen
terial o cultural) organizativo de las expenenClas de VIda del tefactos culturales y el tiempo, presentamo
niño en el presente. Como lo han demostrado abundantes ejemplos procedentes de nuestra investigaciór
investigaciones, hasta los adultos que ignoran completa­ se utilizan esas ideas para plantear cuestiones
mente el sexo real de un recién nacido tratarán al niño de vas de interés general para los estudiosos de
maneras muy diferentes según su «género» simbólico o cul­ humana. Cada uno de los ejemplos destaca w
tural. Los adultos literalmente crean diferentes fonnas ma­ ción, un tanto diferente, de las propiedades d
teriales de interacción basadas en concepciones del mun­ que hemos resumido.
do que les sUUlinistra su experiencia cultural, cu~do, por
ejemplo, hacen brincar a los bebés (los que usan panales ce­ Adquisición de la lectura
lestes) y les atribuyen virtudes «masculinas», en tanto que
tratan a las bebés (las que usan pañales de color rosa) de
Existe amplio acuerdo en que la lectura es
manera delicada y les atribuyen belleza y suavidad (Rubin,
dad compleja que requiere la coordinación de va
Provezano y Lucia, 1974). El ejemplo de Macfarlane lleva
de información interrelacionadas» (Andersc
también a que los psicólogos histórico-cu~tur~~s destaqu~n Scott y Wilkinson, 1985), y es bastante lo que se
los orígenes sociales de las funciones pSlcologIcas supeno­
del modo como se comportan los que han adql
res. Como lo muestran con claridad sus transcripciones, la
grado de destreza. Pero a pesar de los grandes (
naturaleza humana es social en un sentido que difiere del
vestigativos realizados a lo largo de este siglo,
de la sociabilidad de otras especies, porque sólo el ser huma­
en las dos últimas décadas, el proceso de adqui
no que utiliza una cultura puede «entrar» en el pasado cul­
siendo objeto de debate (en Foorman y Siegel,
tural, proyectarlo en el futuro y entonces «hacer retroceder»
liará un cotejo de las distintas concepciones). F
ese futuro (puramente conceptual) hasta el presente en la
particularmente arduo explicar en qué consisD
forma de creencias que condicionan y organizan el entorno
con comprensión» y la secuencia de interacciOl
sociocultural presente del.recién llegado. Es oportunp recor­
de la cual se desarrolla ese proceso. Creemos (
dar en este contexto la elocuente imagen de White: desde el
los problemas que enfrenta la investigación al
punto de vista temporal, según él, la mente culturalmente
de la lectura estriba en que los modelos psico]
constituida «no es una sucesión de episodios inconexos sino
adquisición de la lectura no han tomado en cm
un continuum que se extiende hasta el infinito en las dos di­
piedades distribuidas de la cognición. En partic

46
ltinuaCÍón) en (1) el pasado de la madre, (2) el futuro del ni­ recciones, desde la eternidad hasta la eternidad». El su­
19ina la madre, y (3) el comportamiento subsiguiente de la puesto de que el futuro cultural ha de ser más o menos como
misma secuencia, el aspecto ideal de la cultura se modifica
¡terial cuando la madre y otros adultos estructuran la expe­
el pasado cultural, o Qo cual viene a significar lo mismo) que
J de acuerdo con su identidad futura (imaginada).
sólo podemos proyectar un futuro basado en la experien­
cia pasada, mediada culturalroente, proporciona una base
esencial de continuidad a la vida mental humana.
nplo también nos ayuda a ilustrar otro rasgo
pensamiento mediado por la cultura: el proceso
1aspecto «ideacional» de todos los artefactos cul­ Dos programas de investigación: aplicación de las
~ansforma en su aspecto «material». Si se sigue
.poral del pensamiento de la madre desde el pre­
ideas histórico-culturales en la práctica
el pasado cultural (al tomar en cuenta la estruc­
Tras haber mostrado en forma general que el enfoque
lética del niño), se ve que la proyección (pura­
históric.o-cultural de la c.ognición, basad.o en la actividad,
o cultural) que los padres hacen del futuro de su
lleva a pensar en su distribución entre las personas, los ar­
nerte en un importante condicionamiento (ma­
tefact.os culturales y el tiemp.o, presentam.os ahora d.os
rral) orgamzativo de las experiencias de vida del
ejemplos procedentes de nuestra investigación, en los que
)resente. Como lo han demostrado abundantes
se utilizan esas ideas para plantear cuestiones investigati­
mes, hasta los adultos que ignoran completa­
vas de interés general para los estudiosos de la cognición
xo real de un recién nacido tratarán al niñ.o de
humana. Cada uno de los ejemplos destaca una combina­
uy diferentes según su «género» simbólico o cul­
ción, un tanto diferente, de las propiedades distributivas
dultos literalmente crean diferentes formas ma­
que hemos resumido.
interacción basadas en concepciones del mun­
mroinistra su experiencia cultural, cuando, por
cen brincar a los bebés (los que usan pañales ce­ Adquisición de la lectura
; atribuyen virtudes «masculinas», en tanto que
;; bebés (las que usan pañales de c.olor rosa) de Existe amplio acuerdo en que la lectura es «una habili­
icada y les atribuyen belleza y suavidad (Rubin, dad compleja que requiere la coordinación de varias fuentes
y Luria, 1974). El ejemplo de Macfarlane lleva de inf.ormación interrelacionadas» (Anderson, Hiebert,
¡ue los psicól.og.os histórico-culturales destaquen Scott y Wilk:inson, 1985), y es bastante lo que se sabe acerca
;; s.ociales de las funciones psic.ológicas superi.o­ del m.odo como se comportan los que han adquirido cierto
.o muestran c.on claridad sus transcripciones, la grado de destreza. Pero a pesar de los grandes esfuerzos in­
humana es social en un sentido que difiere del vestigativos realizados a lo largo de este siglo, y sobre todo
ilidad de .otras especies, porque sólo el ser huma­ en las d.os últimas décadas, el pr.oces.o de adquisición sigue
,za una cultura puede «entrar» en el pasado cul­ siendo .objeto de debate (en F.oorman y Siegel, 1986, se ha­
lctar10 en el futuro y entonces «hacer retroceder» llará un cotejo de las distintas concepciones). Ha resultado
~puramente conceptual) hasta el presente en la particularmente arduo explicar en qué c.onsiste «la lectura
·eencias que condici.onan y organizan el entorno c.on comprensión» y la secuencia de interacciones a través
al presente del recién llegado. Es op.ortun? recor­ de la cual se desarr.olla ese proces.o. Creem.os que parte de
context.o la el.ocuente imagen de White: desde el los pr.oblemas que enfrenta la investigación actual acerca
esta temporal, según él, la mente culturalroente de la lectura estriba en que l.os modelos psic.ológic.os de la
.«n.o es una sucesión de epis.odi.os inc.onex.os sin.o adquisición de la lectura n.o han t.omado en cuenta las pr.o­
'lm que se extiende hasta el infinit.o en las dos di­ piedades distribuidas de la c.ognición. En particular, s.on es­

47
pecialmente deficientes en su concepción del aprendizaje de cesos cognitivos requeridos están distribui
la lectura como una actividad conjunta, mediada y produc­ docente, el alumno, otros estudiantes y le
tora de significados, que se desarrolla entre docentes y culturales en tomo de los cuales se coordiru
alumnos, en la que la distribución del trabajo cognitivo debe vidad llamada «enseñanza y aprendizaje» d
ser sistemáticamente transformada. 2. El estado futuro esperado, la lectura maduro
A pesar de las importantes diferencias que existen entre de alguna manera presente al comienzo é
ellos, los enfoques que la moderna ciencia cognitiva hace de miento bajo la forma de restricciones que h
la lectura comparten determinadas propiedades. Primero, el desarrollo de ese nuevo sistema de medi¡;
distinguen una serie de «niveles» en la constitución del len­ quirir.
guaje escrito que comienza por el nivel inferior de los rasgos
y «sube» a las letras, las cuales forman palabras, forman Traslado del punto de «llegada» al comienzo. e
frases, etc. En principio, las teorías de la lectura postulan la por examinar, de acuerdo con el triángulo fun(
existencia de procesos de decodificación "de abajo arriba» la mediación, las propiedades estructurales ni
que organizan unidades cada vez más amplias de texto, y las interacciones que deben organizar el marco
procesos de comprensión «de arriba abajo» que se imponen a que creamos en el nivel de descripción corres
los procesos «de abajo arriba» para permitir la interpreta­ «alumno y docente». La figura 1.5 presenta en f(
ción de los textOs decodificados. el hecho de que al comienzo del adiestramiento
Cuando los científicos cognitivos presentan modelos de temas de mediación preexistentes que pueden c:
este tipo, las partes «de arriba abajo» del proceso suelen es­ diciones necesarias para permitir el desarrollo (
tar bien especificadas hasta el nivel de la palabra y, quizás, en el niño. A la izquierda de la figura represen1
hasta el de la frase o el párrafo. Pero la restricción últi­ cho manifiesto de que el niño ingresa en su adil
ma «de arriba abajo» aparece sólo como una flecha que des­ de lectura con años de experiencia en la medü
ciende desde la parte superior del diagrama, como si cayese, interacciones con el mundo por vía de los adulto
por así decirlo, del arco de Zeus (McClelland y Rumelhart, tro representamos el hecho, igualmente manifi
1981). Implícitamente, los modelos de esa especie suponen los adultos alfabetizados habitualmente media
que la lectura es una actividad solitaria que ocurre en la ca­ acciones a través de un texto. Por último, en el
beza del alumno; no se reconoce que el hecho de leer es parte recho representamos el sistema de mediación 1
de una actividad en común más amplia llamada «adiestra­ llar que es nuestra meta.
miento». En realidad, con muy pocas excepciones, la adqui­
sición de la capacidad de leer categóricamente no es un pro­
ceso individual, y tenemos una clara idea del sitio de donde
viene la flecha de Zeus: del maestro, el portador del pasado
cultural, el portador de la autoridad en lo que concierne a la
interpretación correcta del texto, el organizador del proceso
de enseñanza y aprendizaje.
Si al problema de la adquisición de la lectura se aplican N
ideas acerca de la distribución de la cognición derivadas de A B
un enfoque histórico-cultural de la actividad, son dos los
principios que resultan pertinentes: Figura 1.5. Los sistemas de mediación por coordinar que exú
novicio comienza a aprender a leer de un experto. (A) El niñ
diar las interacciones con el mundo M por vía de un adulto jl
1. El procesamiento cognitivo que se produce en el aprendi­ puede mediar interacciones con el mundo por vía de un texto
zaje de la lectura no es una cuestión individual; los pro­ ción entre el niño, el texto y el adulto es la meta del adiestre

48
deficientes en su concepción del aprendizaje de cesos cognitivos requeridos están distribuidos entre el
no una actividad conjunta, mediada y produc­ docente, el alumno, otros estudiantes y los artefactos
ificados, que se desarrolla entre docentes y culturales en torno de los cuales se coordinan en la acti­
La que la distribución del trabajo cognitivo debe vidad llamada «enseñanza y aprendizaje» de la lectura.
lcamente transformada. 2. El estado futuro esperado, la lectura madura, debe estar
e las importantes diferencias que existen entre de alguna manera presente al comienzo del adiestra­
)ques que la moderna ciencia cognitiva hace de miento bajo la forma de restricciones que hacen posible
mparten determinadas propiedades. Primero, el desarrollo de ese nuevo sistema de mediación por ad­
na serie de «niveles» en la constitución del len­ quirir.
que comienza por el nivel inferior de los rasgos
lS letras, las cuales forman palabras, forman Traslado del punto de «llegada» al comienzo. Comenzamos
n principio, las teorías de la lectura postulan la por examinar, de acuerdo con el triángulo fundamental de
:l procesos de decodificación «de abajo arriba» la mediación, las propiedades estructurales necesarias de
ID unidades cada vez más amplias de texto, y las interacciones que deben organizar el marco de actividad
:omprensión «de arriba abajo» que se imponen a que creamos en el nivel de descripción correspondiente a
"de abajo arriba» para permitir la interpreta­ «alumno y docente». La figura 1.5 presenta en forma gráfica
~xtos decodificados. el hecho de que al comienzo del adiestramiento hay dos sis­
os científicos cognitivos presentan modelos de temas de mediación preexistentes que pueden crear las con­
partes «de arriba abajo» del proceso suelen es­ diciones necesarias para permitir el desarrollo de la lectura
~cificadas hasta el nivel de la palabra y, quizás, en el niño. A la izquierda de la figura representamos el he­
la frase o el párrafo. Pero la restricción últi­ cho manifiesto de que el niño ingresa en su adiestramiento
la abajo» aparece sólo como una flecha que des­ de lectura con años de experiencia en la mediación de sus
i la parte superior del diagrama, como si cayese, interacciones con el mundo por vía de los adultos. En el cen­
'lo, del arco de Zeus (McClelland y Rumelhart, tro representamos el hecho, igualmente manifiesto, de que
citamente, los modelos de esa especie suponen los adultos alfabetizados habitualmente median sus inter­
'a es una actividad solitaria que ocurre en la ca­ acciones a través de un texto. Por último, en el extremo de­
nno; no se reconoce que el hecho de leer es parte recho representamos el sistema de mediación por desarro­
idad en común más amplia llamada «adiestra­ llar que es nuestra meta.
realidad, con muy pocas excepciones, la adqui­
:apacidad de leer categóricamente no es un pro­
lal, y tenemos una clara idea del sitio de donde A T T
lla de Zeus: del maestro, el portador del pasado ,," ' '

NDM ADM
, ''
,,
lortador de la autoridad en lo que concierne a la
!Sn correcta del texto, el organizador del proceso
,
'
"
;a y aprendizaje.
)lema de la adquisición de la lectura se aplican N L-------------::'M
, de la distribución de la cognición derivadas de A B e
histórico-cultural de la actividad, son dos los
lle resultan pertinentes: Figura 1.5. Los sistemas de mediación por coordinar que existen cuando un
novicio comienza a aprender a leer de un experto. (A) El niño N puede me­
diar las interacciones con el mundo M por vía de un adulto A. (B) El adulto
:amiento cognitivo que se produce en el aprendi­ puede mediar interacciones con el mundo por vía de un texto T. (O) La rela­
llectura no es una cuestión individual; los pro­ ción entre el niño, el texto y el adulto es la meta del adiestramiento.

49
La figura 1.6 muestra el paso siguiente en la estrategia del niño y las posibilidades de que aprenda a le.
analítica del adiestramiento. El sistema dado y el sistema ca específica es una modificación del procedimil
por desarrollar de las mediaciones del niño deben yuxtapo­ ñanza recíproca de Palincsar y Brown (1984),
nerse, y el sistema adulto preexistente debe superponerse docente y el alumno leen en silencio parte de m
a ellos, para crear el armazón estructural de un sistema de pués entablan un diálogo que incluye el resum
lectura «interpsicológico». Según se lo describe en la figura la resolución de los problemas de comprensión
1.6, se establece un doble sistema de mediación para el ni­ la formulación de preguntas acerca de la idea 1
ño, que permite la coordinación de la información basada en predicción de la parte siguiente. Por muchas r,
el texto y la basada en el previo conocimiento del mundo, del más detalles, véanse King, 1988, y Laboratory
tipo de la que interviene en el acto de leer en su totalidad. tive Human Cognition, 1982), nuestra modifi
La tarea de adiestramiento y desarrollo se encuentra ahora enseñanza recíproca fue aplicada como activid~
más especificada: de alguna manera podemos crear un sis­ de un grupo pequeño de niños de tercero a se
tema de interacción interpersonal de modo tal que el siste­ quienes sus maestros habían advertido grané
ma combinado niño-adulto (a la derecha en la figura 1.6.) des en el aprendizaje de la lectura.
pueda coordinar el acto de lectura del primero antes de que Las herramientas de mediación fundament
este pueda r~zar esta actividad por sí solo. un texto, un guión visible de la actividad en c(
en un pizarrón, y un conjunto de roles (cada UIJ
T T les correspondía a una de las diferentes parte:
de todo el acto de leer, concretados en un conju
tas con los roles, impresas en fichas de 7,5 x 15
para guiar la actividad que denominamos «1
guntas y respuestas».
Para relacionar el procedimiento resultantE
sideraciones que haremos a continuación, la f
A A presenta la estructura triangular de la activid~
A B sentada en la figura 1.3 con las herramientas,

Figura 1.6. La yuxtaposición del sistema de mediación existente y el siste­ ARTEFACTOS MEDIADORES:
ma de mediación por formar que tiene que ser coordinado. (A) Los dos siste­ Guión, texto, tarjetas, pizarrón, tiza, lápices, p
mas existentes. (B) Los dos sistemas existentes más el sistema por formar.

Creación de la actividad. Una vez identificadas las relacio­ SUJETO: OBJ


nes del armazón estructural que deben ser coordinadas en Lectores Lect
el nivel de las relaciones entre el docente, el alumno y el tex­ individuales h-=----+-----=~ sign
to, debemos representar el sistema de actividad que ha de
lograr las coordinaciones necesarias. Nuestra estrategia pa­
ra lograr esa meta fue crear un sistema artificial de activi­
REGLAS: COMUNIDAD: DIVISION 1
dad que comprendiese un guión, elementos auxiliares y ro­ Reglas de «Lectura, Grupo de lectura Roles
les. Este sistema, entendido como forma di~tintiva de activi­ preguntas y respuestas»
dad, distribuye deliberadamente la cognidi6n mediante un
conjunto de artefactos en forma tal de maximizar la capaci­ Figura 1.7. «Lectura, preguntas y respuestas» representado
dad del docente de diagnosticar el estado de comprensión lo ampliado del sistema de actividad.

50
L 1.6 muestra el paso siguiente en la estrategia del niño y las posibilidades de que aprenda a leer. La prácti­
Ladiestramiento. El sistema dado y el sistema ca específica es una modificación del procedimiento de ense­
lar de las mediaciones del niño deben yuxtapo­ ñanza recíproca de Palincsar y Brown (1984), en el que el
:istema adulto preexistente debe superponerse docente y el alumno leen en silencio parte de un texto y des­
crear el armazón estructural de un sistema de pués entablan un diálogo que incluye el resumen del texto,
3rpsicológico». Según se lo describe en la figura la resolución de los problemas de comprensión que surgen,
,lece un doble sistema de mediación para el ni­ la formulación de preguntas acerca de la idea principal y la
rite la coordinación de la información basada en predicción de la parte siguiente. Por muchas razones (para
)asada en el previo conocimiento del mundo, del más detalles., véanse King, 1988, y Laboratory ofCompara­
le interviene en el acto de leer en su totalidad. tive Human Cognition, 1982), nuestra modificación de la
adiestramiento y desarrollo se encuentra ahora enseñanza recíproca fue aplicada como actividad de lectura
:cada: de alguna manera podemos crear un sis­ de un grupo pequeño de niños de tercero a sexto grado en
3racción interpersonal de modo tal que el siste­ quienes sus maestros habían advertido grandes dificulta­
ldo niño-adulto Ca la derecha en la figura 1.6.) des en el aprendizaje de la lectura.
llar el acto de lectura del primero antes de que Las herramientas de mediación fundamentales aquí son
'ealizar esta actividad por sí solo. un texto, un guión visible de la actividad en común escrito
en un pizarrón, y un conjunto de roles (cada uno de los cua­
T T les correspondía a una de las diferentes partes hipotéticas
de todo el acto de leer, concretados en un conjunto de tarje­

tas con los roles, impresas en fichas de 7,5 x 15 cm), y reglas


N'¿"'\\M
V A
N'W A
M para guiar la actividad que denominamos «Lectura, pre­
guntas y respuestas».
Para relacionar el procedimiento resultante con las con­
sideraciones que haremos a continuación, la figura 1.7 re­
presenta la estructura triangular de la actividad antes pre­
A B sentada en la figura 1.3 con las herramientas, el objeto, la

yuxtaposición del sistema de mediación existente y el siste· ARTEFACTOS MEDIADORES:

ín por formar que tiene que ser coordinado. (Al Los dos siste­ Guión, texto, tarjetas, pizarrón, tiza, lápices, papel

(B) Los dos sistemas existentes más el sistema por formar.

la actividad. Una vez identificadas las relacio­


azón estructural que deben ser coordinadas en
SUJETO:
Lectores ~
¿ ~ OBJETO:
~ Lectura del
LS relaciones entre el docente, el alumno y el tex­ individuales/ ""significado
representar el sistema de actividad que ha de
ordinaciones necesarias. Nuestra estrategia pa­
a meta fue crear un sistema artificial de activi­
REGLAS: COMUNIDAD: DIVISION DEL TRABAJO:

lprendiese un guión, element~ auxiliares y ro­


Reglas de «Lectura, Grupo de lectura Roles

tema, entendido como forma diétintiva de activi­ preguntas y respuestas»

uye deliberadamente la cogni6ón mediante un


artefactos en forma tal de maximizar la capaci­ Figura 1. 7, «Lectura, preguntas y respuestas» representado según el mode­
ente de diagnosticar el estado de comprensión lo ampliado del sistema de actividad,

51
comunidad, la división del trabajo y las reglas sociales espe­
cíficas apropiadas para la actividad en preparación. La figu­
ra 1.7 precisa también el modo como concebimos la distribu­ COMPUTADORAS HEl
ción de la cognición en la actividad de «Lectura, preguntas y
HERMAl'
respuestas».
La actividad se desarrolló como lo muestra la figura 1.8.
Cada una de las sesiones comenzó con una «charla de obje­ LECTD'RA. PREGUNTAS Y RESPUESTM
tivos» acerca de las razones por las que los niños desean
aprender a leer. Entre ellas figuraban razones tan imperfec­
tamente comprendidas (desde el punto de vista del niño) GRUPO 1 Gl
como la necesidad de llegar a tener un trabajo interesante
(por ejemplo, como astronauta), metas de nivel intermedio 1. Charla de objetivos 1. Charla de 01
(que van desde «Lectura, preguntas y respuestas» hasta la Largo plazo (crecimiento) Largo plazo'
ayuda de adultos con enseñanza asistida por computadora), Mediano plazo (ayudante de Medianopla
hechicherol de hechicero
y metas muy inmediatas (lo deseable de dar respuestas co­ Corto plazo (concurso) Corto plazo (
rrectas en el concurso de preguntas y respuestas que venía 2. Asignar roles 2. Asignar role
después de cadá sesión de lectura). al dificil de decir al dificil de (
A continuación el responsable del grupo presentaba el b) dificil de definir b) dificil de (
texto y diversos instrumentos importantes para la actividad el idea principal e) idea prine
d) contenido del párrafo d) contenido
-ta:rjetas con los roles, lápices, papel y un horario- y en­ siguiente siguiente
tonces hacía que la atención fuese del guión de la activi­ e) elegir la respuesta e) elegir la rl
dad escrito en el pizarrón al texto, pasando al mismo tiempo 3. Lectura silenciosa 3. Lectura sileJ
por el instrumental empleado en «Lectura, preguntas y res­ 4. Desempeñar roles 4. Desempeñal
puestas». Esta secuencia preparatoria concluía con la elec­ 5. Elaborar pregnntas 5. Elaborar prE
ción de las ta:rjetas con los roles. En ellas se precisaban los (Repetir
siguientes:
1. La persona que pregunta por las palabras diñciles de
pronunciar. CONCURSO

(tres párrafos)

2. La persona que pregunta por las palabras dificiles de en­ una tercera parte de preguntas propias

tender. una tercera parte de preguntas de otros niños

3. La persona que formula una pregunta acerca de la idea una tercera parte de preguntas de adultos

principal.
4. La persona que elige a quien ha de responder a las pre­ I
PUNTAJE Y CRITICA
guntas hechas por otros.
5. La persona que pregunta por lo que va a ocurrir a conti­
Figura 1.8. Estructura general de "Lectura, preguntas y re,
nuación.
Por lo común, gran parte de la discusión giraba en torno Una vez entregadas las ta:rjetas, se distribuí
del papel que le había tocado a cada uno: el de elegir a quien día (comúnmente tomado de diarios locales c(
respondiese era, por supuesto, el favorito, en tanto que la nido que pudiese ser de interés para los niños)
ta:rjeta que correspondía a la idea principal era rehuida co­ por vez. Los participantes (incluidos el docenb
mo una plaga. competente, que generalmente 'era un estudian

52
la división del trabajo y las reglas sociales espe­
iadas para la actividad en preparación. La figu­
3. también el modo como concebimos la distribu­ COMPUTADORAS HERMANOS
~ción en la actividad de «Lectura, preguntas y
Y
HERMANAS MAYORES

iad se desarrolló como lo muestra la figura 1.8.


l las sesiones comenzó con una «charla de obje­ LECTURA, PREG~AS Y RESPUESTAS
3. de las razones por las que los niños desean
Oler. Entre ellas figuraban razones tan imperfec­
aprendidas (desde el punto de vista del niño) GRUPO 1 GRUPO 2
~sidad de llegar a tener un trabajo interesante
., como astronauta), metas de nivel intermedio 1. Charla de objetivos 1, Charla de objetivos
,de «Lectura, preguntas y respuestas» hasta la Largo plazo (crecimiento) Largo plazo (crecimiento)
Mediano plazo (ayudante de Mediano plazo (ayudante
ultos con enseñanza asistida por computadora),
hechichero) de hechicero)
y inmediatas (lo deseable de dar respuestas co­ Corto plazo (concurso) Corto plazo (concurso)
l concurso de preguntas y respuestas que venía 2. Asignar roles 2, Asignar roles
:ada sesión de lectura). a) difícil de decir a) difícil de decir
Ilación el responsable del grupo presentaba el b) dificil de definir b} difícil de definir
e) idea principal c) idea principal
sos instrumentos importantes para la actividad
d) contenido del párrafo d) contenido del párrafo
m los roles, lápices, papel y un horario- y en­ siguiente signiente

1 que la atención fuese del guión de la activi­ e) elegir la respuesta e) elegir la respuesta

~n el pizarrón al texto, pasando al mismo tiempo 3. Lectura silenciosa 3. Lectura silenciosa


mental empleado en «Lectura, preguntas y res­ 4. Desempeñar roles 4. Desempeñar roles
5. Elaborar preguntas 5. Elaborar pregnntas
Ita secuencia preparatoria concluía con la elec­
rujetas con los roles. En ellas se precisaban los (Repetir 2 a 5)

na que pregunta por las palabras difíciles de

aro
CONCURSO

(tres párrafos)

:la que pregunta por las palabras difíciles de en­ una tercera parte de preguntas propias

una tercera parte de preguntas de otros niños

na que formula una pregunta acerca de la idea


una tercera parte de preguntas de adultos

na que elige a quien ha de responder a las pre­

echas por otros.


PUNTAJE Y CRITICA
na que pregunta por lo que va a ocurrir a conti­ Figura 1.8. Estructura general de «Lectura, preguntas y respuestas»,

nún, gran parte de la discusión giraba en torno Una vez entregadas las trujetas, se distribuía el texto del
e le había tocado a cada uno: el de elegir a quien día (comúnmente tomado de diarios locales con un conte­
era, por supuesto, el favorito, en tanto que la nido que pudiese ser de interés para los niños), un párrafo
~orrespondía a la idea principal era rehuida ca­ por vez. Los participantes (incluidos el docente y un lector
~a. competente, que generalmente'era un estudiante de la Uni­

53
versidad de California, San Diego, y los niños) se abocaban de otro niño era de índole muy distinta: constar
entonces a los textos para emprender una lectura silen­ apartaba del contexto pertinente, trayendo infc
ciosa. las actividades que su clase había tenido ese día
Mediante esta forma de organizar los procedimientos, y fos leídos anteriormente, aunque no tuviesen no
a veces otras, intentábamos crear un ambiente que en todo con el texto que se estaba leyendo.
momento permitiera que los tres triángulos de mediación Con el transcurso de las sesiones, aumentó 1:
descriptos en la figura 1.5 se coordinaran a fin de crear las de todos 108 niños para desempeñar los roles de 1
condiciones para que los niños experimentaran, y después podían asumir más papeles con mayor frecuenci
acaso adquirieran, el acto pleno de la lectura. tar ninguna falta de coordinación en la activida
La documentación que logramos acerca del modo como de lectura con comprensión. Muchos de ellos m
se desarrolló este procedimiento procede de distintas fuen­ rendimiento en clase, y algunos mostraron m~
tes: registros fílmicos de las sesiones, el trabajo escrito de pruebas de lectura oficiales.
los niños acerca de los cuestionarios que completaban en ca­ Respecto de los datos recogidos en el lugar,
da sesión, y los resultados de distintas pruebas (para mayo­ pacidad para identificar la falta selectiva de COOI
res detalles, véanse Griffin, King, Diaz y Cole, 1989). Lo una actividad mediada en común sirvió como Pi
más interesan1;e en el presente contexto fue el modo en que timonio de la eficacia de nuestro enfoque. Pero
este sistema nos permitió descubrir la microgénesis de la los criterios externos a la actividad, como las c~
adquisición de la lectura. y los puntajes en las pruebas, no teníamos nad
En las primeras sesiones, los niños no tenían mucha cer­ pues carecíamos de un grupo de control propio
tidumbre acerca de las reglas, los roles y las herramientas nos centrado en el proceso de nuestro sistema dE
para esta extraña forma de leer. Pero los dos lectores com­ de lectura, no estudiamos de manera apropiada
petentes presentes mantuvieron el ritmo de actividad y se relativa del producto. A fin de plantear la cuesti
alentó la ayuda mutua. Después de unas pocas sesiones, cacia relativa, King (1988) repitió los procedi
«Lectura, preguntas y respuestas" pasó a ser una rutina co­ grupos pequeños con un experimento complem
nocida. Los niños comenzaron a elaborar estrategias para incluía el apropiado control de las condiciones y
conseguir su taJ:jeta de roles preferida. Muchos aspectos del más estrictamente cuantificadas de los momer
procedimiento que en las primeras sesiones provocaron fal­ res y posteriores a las pruebas.
ta de coordinación y enmiendas, comenzaron a ser anticipa­ Aparte de comprobar la eficacia de «Lectur~
dos, sin que se los llegara a realizar, por los niños y por los y respuestas» por comparación con un grupo
adultos. King incluyó un grupo de niños con quienes se t:
Una vez que se logró una situación relativamente esta­ de intervención estructurada que Scardamali:
ble de coordinación en tomo de los artefactos y las metas, se (1985) llaman «facilitación de procedimiento», :
puso en evidencia que distintos niños no acertaban en la luar si las características dinámicas y dialógic,
coordinación de la rutina, y ello según pautas sistemática­ tra actividad» eran más eficaces que los libros
mente diferentes. Por ejemplo, un niño tenía grandes difi­ ción en los que se pedía a los niños que realiz
cultades para «despegarse» de las correspondencias entre dualmente y en forma escrita cada una de lal
letra y sonido cuando intentaba llegar a la idea principal. correspondían a las trujetas de roles. Una vez 1
Cuando se le preguntaba por ella, reiteradamente volvía al cionaron de los grados elementales superiores J
texto y buscaba <<instrucciones» en alguna palabra tomada ficultades para el aprendizaje de la lectura.
de las preguntas que aparecían en el texto, leía en voz alta King halló que tanto «Lectura, preguntas y
la frase y entonces preguntaba acerca de ella. El problema cuanto su versión de la técnica de facilitaciór

54
l California, San Diego, y los niños) se abocaban de otro niño era de índole muy distinta: constantemente se
. los textos para emprender una lectura silen­ apartaba del contexto pertinente, trayendo información de
las actividades que su clase había tenido ese día o de párra­
te esta forma de organizar los procedimientos, y fos leídos anteriormente, aunque no tuviesen nada que ver
as, intentábamos crear un ambiente que en todo con el texto que se estaba leyendo.
>ermitiera que los tres triángulos de mediación Con el transcurso de las sesiones, aumentó la capacidad
en la figura 1.5 se coordinaran a fin de crear las de todos los niños para desempeñar los roles de la actividad:
; para que los niños experimentaran, y después podían asumir más papeles con mayor frecuencia, sin susci­
irieran, el acto pleno de la lectura . tar ninguna falta de coordinación en la actividad en común
.mentación que logramos acerca del modo como de lectura con comprensión. Muchos de ellos mejoraron su
ló este procedimiento procede de distintas fuen­ rendimiento en clase, y algunos mostraron mejoras en las
os filmicos de las sesiones, el trabajo escrito de pruebas de lectura oficiales.
:erca de los cuestionarios que completaban en ca­ Respecto de los datos recogidos en el lugar, nuestra ca­
r los resultados de distintas pruebas (para mayo­ pacidad para identificar la falta selectiva de coordinación en
s, véanse Griffin, King, Diaz y Cole, 1989). Lo una actividad mediada en común sirvió como poderoso tes-.
sante en el presente contexto fue el modo en que timonio de la eficacia de nuestro enfoque. Pero respecto de
la nos permitió descubrir la microgénesis de la los criterios externos a la actividad, como las calificaciones
l de la lectura. y los puntajes en las pruebas, no teníamos nada que decir,
rimeras sesiones, los niños no tenían mucha cer­ pues carecíamos de un grupo de control propio. Habiéndo­
.cerca de las reglas, los roles y las h~rramientas nos centrado en el proceso de nuestro sistema de enseñanza
xtraña forma de leer. Pero los dos lectores com­ de lectura, no estudiamos de manera apropiada la cualidad
'esentes mantuvíeron el ritmo de actividad y se relativa del producto. A fin de plantear la cuestión de la efi­
yuda mutua~ Después de unas pocas sesiones, cacia relativa, King (1988) repitió los procedimientos en
reguntas y respuestas» pasó a ser una rutina co­ grupos pequeños con un experimento complementario que
, niños comenzaron a elaborar estrategias para incluía el apropiado control de las condiciones y mediciones
u tarjeta de roles preferida. Muchos aspectos del más estrictamente cuantificadas de los momentos anterio­
ato que en las primeras sesiones provocaron fal­ res y posteriores a las pruebas.
nación y enmiendas, comenzaron a ser anticipa­ Aparte de comprobar la eficacia de «Lectura, preguntas
~ se los llegara a realizar, por los niños y por los y respuestas» por comparación con un grupo de control,
King incluyó un grupo de niños con quienes se utilizó el tipo
que se logró una situación relativamente esta­ de intervención estructurada que Scardamalia y Bereiter
mación en torno de los artefactos y las metas, se (1985) llaman «facilitación de procedimiento», a fin de eva­
~dencia que distintos niños no acertaban en la luar si las características dinámicas y dialógicas de «nues­
n de la rutina, y ello según pautas sistemática­ tra actividad» eran más eficaces que los libros de ejercita­
'entes. Por ejemplo, un niño tenía grandes difi­ ción en los que se pedía a los niños que realizaran indivi­
ra «despegarse» de las correspondencias entre dualmente y en forma escrita cada una de las tareas que
do cuando intentaba llegar a la idea principal. correspondían a las tarjetas de roles. Una vez más se selec­
.e preguntaba por ella, reiteradamente volvía al cionaron de los grados elementales superiores niños con di­
:aba «instrucciones» en alguna palabra tomada ficultades para el aprendizaje de la lectura.
mtas que aparecían en el texto, leía en voz alta King halló que tanto «Lectura, preguntas y respuestas»
ltonces preguntaba acerca de ella. El problema cuanto su versión de la técnica de facilitación de procedi­

55
miento aumentaban el rendimiento de los niños en lectura. Un lugar de trabajo no es un sistema de acti'
No obstante, los primeros retuvieron una cantidad signi­ géneo. J ay Katz (1984) hace esta observación
ficativamente mayor del material de los textos emplea­ con los médicos:
dos que los estudiantes del segundo grupo. Los alumnos de
«El público, lo mismo que los profesionales, debe tem
«Lectura, preguntas y respuestas» también pasaron más
ciencia del hecho de que ahora muchos grupos diferel
cantidad total de tiempo abocados a la tarea, y manifesta­
dentro del ámbito de la medicina. La medicina conte
ron mayor interés en el contenido de las lecturas, señalán­ es una profesión unitaria, sino una federación de pr
dose así un estrecho vínculo entre los aspectos motivaciona­ ideologías y sentido de la misión diferentes. Esa dive
les, los de interacción social y los cognitivos de la actividad modificado las prácticas médicas» (pág. 189).
en un contexto.
También hay que tener en cuenta que existe
sión histórica. En períodos y en condiciones his
Conocimiento especializado en transición rentes surgen escuelas de pensamiento y práct
Las viejas tradiciones persisten y se modifican. "
Aunque la educación ha sido un aspecto esencial de la tido, es posible analizar los distintos marcos do
práctica humana estudiada por los investigadores histórico­ como si fuesen estratos históricos de conocimien
culturales, en el ámbito del trabajo se realizaron varios es­ zado, estudiados específicamente por una «arq"
tudios interesantes, que ilustran la dinámica de la cogni­ saber especializado». Por lo común, estratos his
ción como fenómeno distribuido. Nuestro segundo ejemplo les y contradictorios de conocimiento especializ
está tomado de un proyecto de investigación longitudinal
descubrirse dentro de una misma organizaciór
que examina la reorganización del trabajo médico en un
cuencia, en las acciones y los pensamientos di
centro de salud finés que ofrece servicios primarios de asis­
profesional.
tencia a la población de una ciudad mediana (véase Enges­
Para comenzar, tuvimos una extensa entre,
trom, 1990, en prensa).
da uno de los dieciséis médicos de dos puestos
La actividad laboral en una organización compleja es un
caso evidente de cognición distribuida mediada por artefac­ un centro especializado. La entrevista incluía,
tos. Como objeto de estudio, difiere de la adquisición de la temas, un conjunto de preguntas referidas a 1:::
lectura en muchos aspectos de importancia. La organiza­ que el médico tenía del objeto de su trabajo. SE
ción de una actividad laboral en curso no puede ser diseña­ médicos que describiesen y justificasen sus re
da desde su punto de partida por el investigador. La experi­ diñciles situaciones hipotéticas (por ejemplo, la
mentación a través del diseño y la implementación de un paciente que el profesional considera innecesa
nuevo modelo de sistema de actividad puede, no obstante, punto de vista médico; un paciente con síntoma
incorporarse en el estudio del trabajo. En lo que se llama incomprensibles; un paciente con síntomas de
«investigación de trabajo evolutivo», los estudiosos propor­ mental; un paciente con un diagnóstico que él TI
cionan datos y herramientas conceptuales a quienes lo ejer­ bía hecho; un paciente con una pluralidad de p
cen, y estos analizan las contradicciones que existen en su Del análisis de los protocolos resultó una cla
trabajo y diseñan para él un nuevo modelo a fin de contro­ los marcos de referencia de los médicos a propó:
larlas y resolverlas. Esa transformación es, en lo esencial, to de su trabajo (cuadro 1.1). Los cinco marcos e
un proceso de aprendizaje ampliado (Engestrom, 1987), en hallados entre los médicos de esta organizaciól
el que quienes 10 practican adquieren una nueva manera de den a cinco modelos de pensamiento acerca de
trabajar mediante el diseño y la implementación de las nue­ dad históricamente distintos y culturalrnente 1J
vas prácticas mismas. dos (véanse, por ejemplo, Arney y Bergen, 19

56
mentaban el rendimiento de los niños en lectura. Un lugar de trabajo no es un sistema de actividad homo­
lte, los primeros retuvieron una cantidad signi­ géneo. Jay Katz (1984) hace esta observación en relación
ente mayor del material de los textos emplea­ con los médicos:
s estudiantes del segundo grupo. Los alumnos de
preguntas·y respuestas» también pasaron más «El público, lo mismo que los profesionales, debe tener mayor con­
otal de tiempo abocados a la tarea, y manifesta­ ciencia del hecho de que ahora muchos grupos diferentes conviven
. interés en el contenido de las lecturas, señalán­ dentro del ámbito de la medicina. La medicina contemporánea no
1 estrecho vínculo entre los aspectos motivaciona­
es una profesión unitaria, sino una federación de profesiones con
ideologías y sentido de la misión diferentes. Esa diversificación ha
interacción social y los cognitivos de la actividad
;exto. modificado las prácticas médicas» (pág. 189).

También hay que tener en cuenta que existe una dimen­


iento especializado en transición sión histórica. En períodos y en condiciones históricas dife­
rentes surgen escuelas de pensamiento y prácticas rivales.
Las viejas tradiciones persisten y se modifican. En este sen­
~ la educación ha sido un aspecto esencial de la
unana estudiada por los investigadores histórico- tido, es posible analizar los distintos marcos de referencia
en el ámbito del trabajo se realizaron varios es­ como si fuesen estratos históricos de conocimiento especiali­
~resantes, que ilustran la dinámica de la cogni­
zado, estudiados específicamente por una «arqueología del
fenómeno distribuido. Nuestro segundo ejemplo saber especializado>,. Por lo común, estratos históricos riva­
lo de un proyecto de investigación longitudinal les y contradictorios de conocimiento especializado pueden
na la reorganización del trabajo médico en un descubrirse dentro de una misma organización, y, con fre­
alud finés que ofrece servicios primarios de asis­ cuencia, en las acciones y los pensamientos de un mismo
población de una ciudad mediana (véase Enges­ profesional.
, en prensa). Para comenzar, tuvimos una extensa entrevista con ca­
idad laboral en una organización compleja es un da uno de los dieciséis médicos de dos puestos de salud de
lte de cognición distribuida mediada por artefac­ un centro especializado. La entrevista incluía, entre otros
:>bjeto de estudio, difiere de la adquisición de la temas, un conjunto de preguntas referidas a la concepción
muchos aspectos de importancia. La organiza­ que el médico tenía del objeto de su trabajo. Se pedía a los
l actividad laboral en curso no puede ser diseña­ médicos que describiesen y justificasen sus reacciones en
t punto de partida por el investigador. La experi­ dificiles situaciones hipotéticas (por ejemplo, la visita de un
a través del diseño y la implementación de un paciente que el profesional considera innecesaria desde el
elo de sistema de actividad puede, no obstante, punto de vista médico; un paciente con síntomas confusos o
¡e en el estudio del trabajo. En lo que se llama incomprensibles; un paciente con síntomas de enfermedad
ión de trabajo evolutivo», los estudiosos propor­ mental; un paciente con un diagnóstico que él mismo se ha­
IS y herramientas conceptuales a quienes lo ejer­ bía hecho; un paciente con una pluralidad de problemas).
: analizan las contradicciones que existen en su Del análisis de los protocolos resultó una clasificación de
.señan para él un nuevo modelo a fin de contro­ los marcos de referencia de los médicos a propósito del obje­
olverlas. Esa transformación es, en lo esencial, to de su trabajo (cuadro 1.1). Los cinco marcos de referencia
de aprendizaje ampliado (Engestrom, 1987), en hallados entre los médicos de esta organización correspon­
les lo practican adquieren una nueva manera de den a cinco modelos de pensamiento acerca de la enferme­
,diante el diseño y la implementación de las nue­ dad históricamente distintos y culturalmente muy arraiga­
lsmismas. dos (véanse, por ejemplo, Arney y Bergen, 1984; Shorter,

57
1985). Esos marcos de referencia no pueden concebirse co­ uno de los médicos. Los análisis de las videocinta
mo estadios que se sucedan en un trayecto unidimensional conclusión de que esos distintos marcos de re
que vaya del novicio al experto: los dieciséis sujetos forma­ vinculan en realidad con diferentes procedimie1
ban un grupo homogéneo desde el punto de vista de la edad cos o «guiones» para tratar con los pacientes en 1
y de años de experiencia profesional. rio (Engestrom, 1989).
Además de realizar las entrevistas, filmamos cinco o seis Este tipo de diversidad o de multiplicidad e
consultas, elegidas al azar, hechas por pacientes con cada una característica importante de la distribución
ción en el trabajo especializado. Potencialmente
Cuadro 1.1. Concepciones que los médicos tienen del objeto de su trabajo. fuente de recursos, que permite al sistema de
combinar puntos de vista y habilidades diferente
Objeto Cantidad Teoría de Expresiones tamiento de problemas complejos.
del trabajo de stlietos la enfermedad fundamentales en las No obstante, en esta organización concreta
transcripciones
que en muchas otras modernas, las ventajas pot
la polifonía fueron casi imposibles de extraer. En
Perturbaciones 4 Ontológico- Enfermedades de otras épocas; pro-
somáticas biomédica blemas menores que no requieren
los centros de salud proporcionan servicios pr
atenci6n médica; causas inequívo­ asistencia en forma gratuita. En el centro que e
cas; dificultad de los problemas había gran número de pacientes que utilizaban 1
psíquicos; el diagnóstico hecho por
el propio paciente es molesto; la a­ en forma excesiva y cambiaban constantemente
tención está bajo control; el pa­ (en forma voluntaria o no). Por lo común, esos pf
ciente es correcto y dócil recían tener muchos problemas, a menudo con ef
Consumidores 4 Económico-ad- Tipos de visitas y de pacientes; abu­
de servicios ministrativa so; derivaciones; los diagnósticos sociales. Estas eran características importantel
de salud hechos por el paciente son moles­ tandal complejidad del trabajo de los médicos E
tos; relación entre el paciente y la
institución; el paciente debe res­
tro. Los profesionales estaban divididos en con:
petar los horarios acordados tos, tanto desde el punto de vista organizativo cu
El paciente 1 Psiquiátrica Problemas de salud mental; no hay enfoques. Desde el punto de vista organizativc
como todo visitas innecesarias; las razones
psicosomático psíquicas más profundas se reve­
paciente podía ver a cualquier médico, según qu!
lan mediante la entrevista; hay se de servicio o con tiempo de consulta disponib
que hacer hablar al paciente; dar asignaba a cada médico una lista de la població
tiempo al paciente
La situación 2 Sociomédica Problemas sociales y pluralidad de geográfica de la cual fuera responsable todo el i
de la vida enfermedades; no hay visitas in- relaciones entre médico y paciente estaban re€
social del necesarias; los problemas psíqui­
paciente
anonimato y la discontinuidad. Esas circunstru
cos tienen orígenes sociales; el
diagn6stico del propio paciente es con fuertes presiones de producción, crearon unl
importante de creciente crisis en el sistema de actividad.
El paciente 5 Sistémico- Pacientes de pensamiento activo; vi-
como cola- interactiva sitas innecesarias causadas por la
Los médicos tenían poco tiempo o pocos ince
borador falta de conocimiento y la burocra­ detenerse a reflexionar acerca del problema do
cia; hacer que el paciente reflexio­ complejos, y, mucho menos, para discutirlos en
ne acerca de su situación y otras
medidas posibles; hacer que el pa­ herramienta de comunicación inmediatamente
ciente se haga cargo de su salud; el sistema computarizado de registros médicos,
lud; pacientes más críticos e in­ ba un elemento eficaz para ayudar al médico o p
formados que antes; colaboración
igualitaria a analizar y planificar la atención en forma coorc
asistentes, que habían sido formadas como enfi

58
; marcos de referencia no pueden concebirse co­ uno de los médicos. Los análisis de las videocintas apoyan la
3 que se sucedan en un trayecto unidimensional
conclusión de que esos distintos marcos de referencia se
el novicio al experto: los dieciséis sujetos forma­
vinculan en realidad con diferentes procedimientos prácti­
po homogéneo desde el punto de vista de la edad
e experiencia profesional. cos o «guiones» para tratar con los pacientes en el consulto­
rio (Engestrom, 1989).
de realizar las entrevistas, filmamos cinco o seis
:¡legidas al azar, hechas por pacientes con cada Este tipo de diversidad o de multiplicidad de voces es
una característica importante de la distribución de la cogni­
ción en el trabajo especializado. Potencialmente es una rica
1ncepciones que los médicos tienen del objeto de su trabajo. fuente de recursos, que permite al sistema de actividad
combinar puntos de vista y habilidades diferentes en el tra­
Cantidad Teoría de Expresiones tamiento de problemas complejos.
de sujetos la enfermedad fundamentales en las No obstante, en esta organización concreta, lo mismo
transcripciones
que en muchas otras modernas, las ventajas potenciales de
4, Ontológico- Enfermedades de otras épocas; pro-
la polifonía fueron casi imposibles de extraer. En Finlandia,
biomédica blemas menores que no requieren los centros de salud proporcionan servicios primarios de
atención médica; causas inequívo­ asistencia en forma gratuita. En el centro que estudiamos
cas; dificultad de los problemas
psíquicos; el diagnóstico hecho por
había gran número de pacientes que utilizaban los servicios
el propio paciente es molesto; la a­ en forma excesiva y cambiaban constantemente de médico
tenCÍón está bajo control; el pa­ (en forma voluntaria o no). Por lo común, esos pacientes pa­
ciente es correcto y dócil
4, Económico-ad- Tipos de visitas y de pacientes; abu­ recían tener muchos problemas, a menudo con efectos psico­
ministrativa so; derivaciones; los diagnósticos sociales. Estas eran características importantes de la sus­
hechos por el paciente son moles­ tancial complejidad del trabajo de los médicos en este cen­
tos; relación entre el paciente y la
institución; el paciente debe res­ tro. Los profesionales estaban divididos en compartimien­
petar los horarios acordados tos, tanto desde el punto de vista organizativo cuanto en sus
Psiquiátrica Problemas de salud mental; no hay
enfoques. Desde el punto de vista organizativo, cualquier
visitas innecesarias; las razones
psíquicas más profundas se reve­ paciente podia ver a cualquier médico, según quién estuvie­
lan mediante la entrevista; hay se de servicio o con tiempo de consulta disponible. No se le
que hacer hablar al paciente; dar
tiempo al paciente
asignaba a cada médico una lista de la población o un área
2 Sociomédica Problemas sociales y pluralidad de geográfica de la cual fuera responsable todo el tiempo. Las
enfermedades; no hay visitas in­ relaciones entre médico y paciente estaban regidas por el
necesarias; los problemas psíqui­
cos tienen orígenes sociales; el anonimato y la discontinuidad. Esas circunstancias, junto
diagnóstico del propio paciente es con fuertes presiones de producción, crearon una atmósfera
importante de creciente crisis en el sistema de actividad.
5 Sistémico- Pacientes de pensamiento activo; vi-
interactiva sitas innecesarias causadas por la Los médicos tenían poco tiempo o pocos incentivos para
falta de conocimiento y la burocra­ detenerse a reflexionar acerca del problema de pacientes
'-cía; hacer que el paciente reflexio­
ne acerca de su situación y otras
complejos, y, mucho menos, para discutirlos en común. La
medidas posibles; hacer que el pa­ herramienta de comunicación inmediatamente disponible,
ciente se haga cargo de su salud; el sistema computarizado de registros médicos, no resulta­
lud; pacientes más críticos e in­
formados que antes; colaboración
ba un elemento eficaz para ayudar al médico o para llevarlo
ignalitaria a analizar y planificar la atención en forma coordinada. Las
asistentes, que habían sido formadas como enfermeras, se

-59
veían obligadas a actuar en realidad como porteras que dis­ enfermedad. Envía entonces al paciente a la se
tribUían turnos. diología para asegurarse de que no tiene ningurJ
La organización compartimentalizada del conocimiento orgánica en los pulmones e ingresa en la com]
especializado causó perturbaciones manifiestas y latentes, derivación a esa sección.
y fallas en la coordinación en el funcionamiento del sistema En resumen, esta médica adopta un enfoque
de procedimiento. El siguiente es un ejemplo bastante co­ to del anterior. En lugar de estudiar los registr
mún de tales hechos (se hallarán más detalles en Enges­ mular una hipótesis basada en la historia del p
tram, Engestram y Saarelma, 1988). túa sobre la base de sus afirmaciones explícita
Un paciente de poco más de veinte años llegó con una en­ men físico. En la entrevista posterior a la consul
fermedad aguda para consultar a una médica a la que nun­ su enfoque alegando la naturaleza aguda del ca:
ca había visto. El paciente se quejaba de constipación y tos. que, si el paciente hubiera tenido antes un prol
La doctora lo examinó y le dio una licencia de dos días por lar, hubiera sospechado que padecía de ansied~
enfermedad. Sugirió entonces que sus síntomas actuales sas mentales afines. Pero como el paciente negal
podían relacionarse con anteriores dolores de pecho y pro­ nido antes problemas de pulmón o de pecho, sigt
blemas de hiperventilación que ya había sufrido, según sobre una base enteramente biomédica.
constaba en su historia clínica computarizada. El paciente Dicho de otra manera, la segunda médica no
rechazaba que hubiese tal relación. En una entrevista pos­ hipótesis de la primera acerca de un vínculo ent
terior a la consulta, la médica explicó que, a partir de las rados resfríos del paciente, los anteriores dolor!
muchas visitas del paciente que se habían registrado antes, hiperventilación y posibles problemas psíquico:
tuvo la impresión de que se trataba de «un joven que puede tes. Las dos consultas se llevaron a cabo como ~
reaccionar en forma muy sensible con su cuerpo». de dos pacientes distintos. Es claro que tal rup'
Lo inusual en esta médica es que eche una mirada tan dujo porque la segunda médica no verificó pre'
atenta a la historia anterior de un paciente con un simple historial del paciente.
resfrío, aun cuando aquel le haya aclarado que los síntomas En su entrevista posterior a la consulta, el
aparecieron el día antes. La médica formula la hipótesis de manifestó insatisfacción por tal discontinuidad
un vínculo entre el resfrío y las frecuentes visitas del pa­ visión en compartimientos. Antes bien, pareci<
ciente y su historia de frecuentes resfríos, dolores de pecho e con su forma de derivar a través de los hecho
hiperventilación por los que ha sido tratado en un hospital. (...) y de un médico a otro, y reforzarla.
En vista de que la profesional nunca había visto al paciente Podría resultar tentador desechar el caso
y que no había tenido oportunidad de discutir con sus cole­ ciente por ser demasiado vago y confuso para qt
gas acerca de él, el registro computarizado funciona aquí, de con seriedad. Con todo, el paciente utilizaba ro
manera notoria, como auxiliar del diagnóstico, establecien­ cios de salud pasando de un médico a otro y de u
do un puente entre el pasado registrado por otros y el pre­ de síntomas a otra. Por tanto, contribuía a la pr!
sente que enfrenta quien lo ve por primera vez. ducción que sentían los profesionales en el sistl
El paciente regresa al centro de salud unos tres meses vidad.
más tarde. Es atendido por otra médica, a la que nunca ha­ La ruptura comunicativa entre las dos cOl
bía visto, otra vez con una enfermedad aguda y sin haber manecía latente e inadvertida. No salía a la h:
acordado una consulta. Y también ahora el motivo es algo perturbación manifiesta, aunque eso suele ocur
común: «Cuando espiro, toso o río, me duele como si fuera en ciones así. Sería fácil achacarle a la segunda
el pulmón». La médica examina al paciente. Le pregunta ruptura. Pero eso no nos ayudaría a comprendl
entonces si ha tenido alguna vez «algo en los pulmones». El recurrentes del sistema de actividad que hac
paciente dice que no y ella le da un permiso de dos días por rupturas sean corrientes. En realidad, la segt

60
~adas a actuar en realidad como porteras que dis­
enfermedad. Envía entonces al paciente a la sección de ra­
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diología para asegurarse de que no tiene ninguna anomalía
mÍzación compartimentalizada del conocimiento
orgánica en los pulmones e ingresa en la computadora la
ldo causó perturbaciones manifiestas y latentes,
derivación a esa sección.
la coordinación en el funcionamiento del sistema
En resumen, esta médica adopta un enfoque muy distin­
miento. El siguiente es un ejemplo bastante co­
to del anterior. En lugar de estudiar los registros para for­
les hechos (se hallarán más detalles en Enges­
mular una hipótesis basada en la historia del paciente, ac­
~strom y Saarelma, 1988).
túa sobre la base de sus afirmaciones explícitas y del exa­
lente de poco más de veinte años llegó con una en­ men fisico. En la entrevista posterior a la consulta, justifica
iguda para consultar a una médica a la que nun­ su enfoque alegando la naturaleza aguda del caso. Sostiene
:Sto. El paciente se quejaba de constipación y tos. que, si el paciente hubiera tenido antes un problema simi­
· lo examinó y le dio una licencia de dos días por lar, hubiera sospechado que padecía de ansiedad o de cau­
Ld. Sugirió entonces que sus sintomas actuales sas mentales afines. Pero como el paciente negaba haber te­
:tcionarse con anteriores dolores de pecho y pro­ nido antes problemas de pulmón o de pecho, siguió adelante
hiperventilación que ya había sufrido, según sobre una base enteramente biomédica.
n su historia clínica computarizada. El paciente Dicho de otra manera, la segunda médíca no continuó la
que hubiese tal relación. En una entrevista pos­ hipótesis de la primera acerca de un vínculo entre los reite­
consulta, la médíca explicó que, a partir de las rados resfríos del paciente, los anteriores dolores de pecho,
;itas del paciente que se habían registrado antes, hiperventilación y posibles problemas psíquicos subyacen­
)resión de que se trataba de «un joven que puede tes. Las dos consultas se llevaron a cabo como si se tratase
en forma muy sensible con su cuerpo». de dos pacientes distintos. Es claro que tal ruptura se pro­
ual en esta médica es que eche una mirada tan dujo porque la segunda médica no verificó previamente el
· historia anterior de un paciente con un simple historial del paciente.
1 cuando aquel le haya aclarado que los síntomas En su entrevista posterior a la consulta, el paciente no
1 el día antes. La médíca formula la hipótesis de manifestó insatisfacción por tal discontinuidad ni por la di­
entre el resfrío y las frecuentes visitas del pa- visión en compartimientos. Antes bien, pareció armonizar
historia de frecuentes resfríos, dolores de pecho e con su forma de derivar a través de los hechos de la vida
ación por los que ha sido tratado en un hospital. (. ..) y de un médico a otro, y reforzarla.
,que la profesional nunca había visto al paciente Podría resultar tentador desechar el caso de este pa­
lbía tenido oportunidad de discutir con sus cole­ ciente por ser demasiado vago y confuso para que se lo tome
le él, el registro computarizado funciona aquí, de con seriedad. Con todo, el paciente utilizaba muchos servi­
~oria, como auxiliar del diagnóstico, establecien­ cios de salud pasando de un médico a otro y de una variedad
.te entre el pasado registrado por otros y el pre­ de síntomas a otra. Por tanto, contribuía a la presión de pro­
nfrenta quien lo ve por primera vez. ducción que sentían los profesionales en el sistema de acti­
nte regresa al centro de salud unos tres meses vidad.
Es atendido por otra médica, a la que nunca ha­ La ruptura comunicativa entre las dos consultas per­
tra vez con una enfermedad aguda y sin haber manecía latente e inadvertida. No salía a la luz como una
na consulta. Y también ahora el motivo es algo perturbación manifiesta, aunque eso suele ocurrir en situa­
.ando espiro, toso o río, me duele como si fuera en ciones así. Sería fácil achacarle a la segunda médica esa
· La médica examina al paciente. Le pregunta ruptura. Pero eso no nos ayudaría a comprender los rasgos
ha tenido alguna vez «algo en los pulmones». El recurrentes del sistema de actividad que hacen que esas
:e que no y ella le da un permiso de dos días por rupturas sean corrientes. En realidad, la segunda médica

61
obró de acuerdo con las reglas del sistema. La primera fue
quien transgredió la regla que exige que en los casos agudos
sólo se preste atención a los síntomas agudos recurrentes.
En este sistema de actividad, las contradicciones arrai­
gadas explicaban tales rupturas de mejor manera que las
simples deficiencias técnicas del sistema de registro médi­
co o de la llamada resistencia psicológica del médico a las
computadoras y a la comunicación. La primera contradic­
ción se daba entre la complejidad de los problemas del pa­
ciente y la distribución arbitraria de los pacientes entre los
médicos, cada uno de los cuales estaba compartamentaliza­
do y, de hecho, aislado de los otros. La segunda contradic­
ción se daba entre la demanda de asistencia de calidad para
problemas complejos y la regla que exige consultas rápidas,
en particular en la categoría de casos agudos sin una cita
acordada. La presión de producción resultante reforzaba un
enfoque compartimentalizado de parte del médico. La ter­
cera contradicción se daba entre los problemas complejos
del paciente y las herramientas, bastante tradicionales, del
diagnóstico biomédico. En tales condiciones, era fácil que el
registro médico sirviese sólo como un recurso administrati­
vomínimo.
En la figura 1.9 se sitúan las tres contradicciones en los
lugares que les corresponden dentro de nuestro modelo ge­
neral de un sistema de actividad. El enfoque compartimen­
talizado y aislado del cuidado de la salud, reforzado por la
falta de rumbo fijo de parte del paciente, contribuyó, en su
momento, al incremento de la presión de producción. Se es­
tableció así un círculo vicioso.
La tarea del investigador consistía en suministrar datos
(como las videocintas y la transcripción de las entrevistas
del caso antes considerado) y las herramientas conceptua­
les (como los modelos representados en las figuras 1.3 y 1.9)
que les permitieran a los profesionales quebrar el círculo vi­
cioso advirtiendo que su división del trabajo reforzaba y per­
petuaba la presión de producción y el aislamiento que perci­
bían. La identificación y conceptualización de tales contra­
dicciones por parte de los profesionales fue una condición
decisiva para que concentraran sus esfuerzos en el diseño
de un nuevo modelo de su trabajo.
La característica principal de ese modelo es una nueva
división del trabajo que modifica de manera radical las con­

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dos del sistema. A cada médico se le asigna un área geográ­
fica con una población de entre 2.000 y 2.500 habitantes, de
cuyos servicios primarios de salud el médico es responsable.
Cuatro médicos y dos asistentes del centro de salud respon­
sables de áreas contiguas, forman un equipo. Los miembros
del equipo se ayudan entre sí; por ejemplo, si un médico está
enfermo, los demás se aseguran de que no se le acumule un
número excesivo de pacientes por atender. Cada grupo dis­
pone de su propio espacio fisico y de su propia recepción. De
ese modo se descentralizan los grandes centros de salud. A
los pobladores se les informa por carta del médico y el equi­
po que se les ha asignado. Los equipos se reúnen regular­
mente para organizar, planificar y evaluar el trabajo. Son
responsables de analizar las necesidades sanitarias de la
población que les compete (diagnóstico comunitario). Se po­
ne a los asistentes del centro de salud en interacción directa
con los pacientes, a los que dan orientación y participación
en la prestación real. Como miembros plenos del equipo,
asumen también la responsabilidad de su funcionamiento
general. Las características fundamentales del nuevo mo­
delo se resumen en la figura 1.10.
La implementación del nuevo modelo produjo algunos
resultados notables. En 1987 y 1988, la crisis de los centros
de salud empezó a manifestarse en la forma de un creciente
número de puestos médicos vacantes. Muchos profesionales
abandonaron el sistema de actividad, pasando a menudo al
sector privado. Resultó sumamente dificil reclutar nuevos
médicos.
El nuevo modelo exigió que para cada zona de población,
cuidadosamente organizada, hubiese un médico asignado.
A fines de 1988, los dos centros donde se realizaba el pro­
yecto estaban ansiosos por iniciar la implementación del
nuevo modelo, pero la escasez de médicos amenazaba con
postergar el plan. Se temía que la postergación profundi­
zara la crisis y la implementación resultara incluso menos
probable. Dicho de otra manera, aparecía una forma más
grave de círculo vicioso. Tras un retraso inicial de dos me­
ses, el personal de los puestos mantuvo dos reuniones de cri­
sis, con lo que el puesto más pequeño llegó a una solución.
Propusieron el paso temporario de dos de sus médicos al
puesto más grande, de manera que pudiera realizarse la

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implementación en las áreas de población asignadas. La clí­ ción del objeto de su trabajo. En lugar de ser vis]
nica más pequeña operaría con recursos de personal míni­ sionales, los pacientes y sus problemas deben s€
mos, como en situación de emergencia, hasta que la inciden­ mo una relación de asistencia, potencial o de 1;
cia benéfica del nuevo modelo en la más grande atrajera al con el médico. Tras la implementación del nue
nuevo sistema un número suficiente de médicos. Esa pro­ uno de los profesionales caracterizaba esta nUt
puesta fue aceptada. tualización en los siguientes términos:
La implementación fue de hecho tan exitosa que, en el
verano de 1989, todas las vacantes habían sido cubiertas y <<En este nuevo modelo de trabajo, cobra sentido trat
los dos centros comenzaron a operar en conjunto sobre la activa desde el comienzo a los pacientes que tienen t
base del nuevo modelo, que permitió cambiar radicalmen­ prolongado. No se puede encarar el problema con fali
te la disponibilidad de la asistencia y las posibilidades de lo­ cacia, como diciéndole al paciente que aquí está la me
grarla. Los largos períodos de espera y las filas habían desa­ vuelva si continúa ... porque aquel vuelve a verlo a Ul
parecido casi por completo, y no había ya escasez de médi­ dedicarle un poquito más de tiempo la primera vez, y s
cos. Por ejemplo, en octubre de 1988 (último mes antes de la los beneficios cuando continúe. Quiero decir, hacerlo 1
implementación del nuevo modelo), el tiempo medio de es­ principio. Antes nos inclinábamos por hacerlo de maIl
pera de los pacientes que llegaban a la unidad de guardia perficial, y esperábamos que el paciente fuera a ver a e
blema continuaba» .
. ambulatoria era de 103 minutos; un año más tarde, de 27,5
minutos. En 1988, un paciente tenía que esperar tres o cua­
Si el funcionamiento diario del sistema de aj
tro meses por un turno. En 1990, todos los médicos tenían
crisis toma la forma de un círculo vicioso, la trro
turnos disponibles entre uno y tres días. Esos cambios se re­
se acaba de describir puede ser caracterizada cOl
flejan claramente en la distribución de los distintos tipos de
expansivo (Engestrom, 1987, 1991), es decir, es
visitas a los médicos (cuadro 1.2). El uso excesivo de servi­
evolutivo que comprende la internalización de u
cios de guardia ambulatoria se redujo drásticamente a me­
dada de práctica y la creación de nuevos artefac1
dida que mejoraron la accesibilidad y la disponibilidad de
nes de interacción. La nueva estructura de activi
turnos diurnos regulares y consultas telefónicas.
del cielo. Requiere un análisis reflexivo de la est
Cuadro 1.2. Distribución de las visitas de los médicos antes y después de la
actividad existente: los participantes deben apr4
implementación del nuevo modelo. nocer y a comprender lo que quieren superar. Y
de un nuevo sistema de actividad requiere la a
Tipo Del 1 de enero Del 1 de enero Porcentaje reflexiva de modelos y herramientas avanzados
de visita al 30 de junio al 30 de junio de cambio can la posibilidad de salir de las contradiccione
de 1988 de 1990 No obstante, esas formas de internalización no b
la aparición de una nueva estructura. A medida,
Con turno 14.724 20.192 +37
Sin tumo durante
avanza, el diseño y la implementación concretos
el día 8.023 4.973 - 38 vo modelo para la actividad gana en fuerza: la e:
Asistencia en la ción comienza a prevalecer. Eso es lo que se rep:
guardia ambulato­ quemáticamente en la figura 1.11. El ciclo expar
ría por la noche 4.946 3.895 21 sistema de actividad comienza con un énfasis caE
Contactos
telefónicos 3.600 5.277 +47
en la internalización, en la socialización y la fOl
novicios para que se conviertan en miembros
tes de la actividad según se la realiza habitualm€
Desde el punto de vista cognitivo, esta transformación ternalización creativa se produce primero bajo 1
exige que los profesionales hagan una nueva conceptualiza­ transgresiones e innovaciones puntuales disco.

66
;ación en las áreas de población asignadas. La clí­ ción del objeto de su trabajo. En lugar de ser visitantes oca­
¡equeña operaría con recursos de personal míni­ sionales, los pacientes y sus problemas deben ser vistos co­
en situación de emergencia, hasta que la inciden­ mo una relación de asistencia, potencial o de largo plazo,
a del nuevo modelo en la más grande atrajera al con el médico. Tras la implementación del nuevo modelo,
ema un número suficiente de médicos. Esa pro­ uno de los profesionales caracterizaba esta nueva concep­
aceptada. tualización en los siguientes términos:
lementación fue de hecho tan exitosa que, en el
1989, todas las vacantes habían sido cubiertas y "En este nuevo modelo de trabajo, cobra sentido tratar en forma
ltros comenzaron a operar en conjunto sobre la activa desde el comienzo a los pacientes que tienen un problema
uevo modelo, que permitió cambiar radicalmen­ prolongado. No se puede encarar el problema con falta de perspi­
libilidad de la asistencia y las posibilidades de 10­ cacia, como diciéndole al paciente que aquí está la medicina y que
i largos períodos de espera y las filas habían desa­ vuelva si continúa ... porque aquel vuelve a verlo a uno. Es mejor
3.si por completo, y no había ya escasez de médi­ dedicarle un poquito más de tiempo la primera vez, y se obtendrán
lmplo, en octubre de 1988 (último mes antes de la los beneficios cuando continúe. Quiero decir, hacerlo bien desde el
;ación del nuevo modelo), el tiempo medio de es­ principio. Antes nos inclinábamos por hacerlo de manera más su­
3 pacientes que llegaban a la unidad de guardia
perficial, y esperábamos que el paciente fuera a ver a otro si el pro­
blema continuaba".
ia era de 103 minutos; un año más tarde, de 27,5
in 1988, un paciente tenía que esperar tres o cua­
Si el funcionamiento diario del sistema de actividad en
por un turno. En 1990, todos los médicos tenían
crisis toma la forma de un círculo vicioso, la transición que
:lonibles entre uno y tres días. Esos cambios se re­
se acaba de describir puede ser caracterizada como un ciclo
:l.mente en la distribución de los distintos tipos de
expansivo (Engestrom, 1987, 1991), es decir, es un proceso
)s médicos (cuadro 1.2). El uso excesivo de servÍ­
evolutivo que comprende la internalización de una cultura
trdia ambulatoria se redujo drásticamente a me­
dada de práctica y la creación de nuevos artefactos y patro­
nejoraron la accesibilidad y la disponibilidad de
nes de interacción. La nueva estructura de actividad no cae
rnos regulares y consultas telefónicas.
del cielo. Requiere un análisis reflexivo de la estructura de
)istribución de las visitas de los médicos antes y después de la
actividad existente: los participantes deben aprender a co­
ión del nuevo modelo. nocer y a comprender lo que quieren superar. Y la creación
de un nuevo sistema de actividad requiere la apropiación
Del 1 de enero Del 1 de enero Porcentaje reflexiva de modelos y herramientas avanzados que ofrez­
al 30 de junio al 30 de junio de cambio can la posibilidad de salir de las contradicciones internas.
de 1988 de 1990 No obstante, esas formas de internalización no bastan para
la aparición de una nueva estructura. A medida que el ciclo
14.724 20.192 +37
'ante
avanza, el diseño y la implementación concretos de un nue­
8.023 4.973 - 38 vo modelo para la actividad gana en fuerza: la externaliza­
la ción comienza a prevalecer. Eso es lo que se representa es­
.bulato­ quemáticamente en la figura 1.11. El ciclo expansivo de un
oche 4.946 3.895 - 21 sistema de actividad comienza con un énfasis casi exclusivo
3.600 5.277 +47
en la internalización, en la socialización y la formación de
novicios para que se conviertan en miembros competen­
tes de la actividad según se la realiza habitualmente. La ex­
1 punto de vista cognitivo, esta transformación ternalización creativa se produce primero bajo la forma de
IS profesionales hagan una nueva conceptualiza­
transgresiones e innovaciones puntuales discontinuas. A

67
medida que las rupturas y las contradicciones de la activi­ al comienzo del proyecto era un sistema de c(
dad se tornan más exigentes, la internalización cobra cada talización. El tipo de distribución alcanzada a .
vez más la forma de reflexión crítica, y se incrementa la ex­ clo expansivo fue el del trabajo en equipo. La tri
ternalización, la búsqueda de soluciones novedosas. Esta de el conocimiento especializado compartimen1
alcanza su culminación cuando se diseña e implementa un ta un conocimiento especializado basado en U1
nuevo modelo para la actividad. A medida que el nuevo mo­ en lo esencial, un proceso de redistribución de
delo se estabiliza, la internalizacÍón de las formas y los me­ fundado en un diseño hecho desde abajo. Puec
dios que le son inherentes pasa a ser otra vez la forma domi­ que tal diseño será incorporado en el nuevo tip
nante de aprendizaje y de desarrollo. especializada, basada en un equipo, como nt
cognitivo. La verificación de esta hipótesis sert
posterior análisis.

A modo de resumen
No hemos podido dar ejemplos de todas la
que la cognición se manifiesta como actividad
N o obstante, esperamos que nuestra breve exp(
dos ejemplos elegidos para representar diferent
Figura 1.11. Representación de la relación cíclica entre la internalizacwn y actividad y diferentes partes del ciclo vital, rE
la externalizacwn como momentos distintos en un ciclo expansivo de activi­
dad cambiante.
cientes para poner de manifiesto la afinidad e:xj
la psicología histórico-cultural y el concepto (
En el nivel de los sistemas de actividad colectiva, un ciclo distribuida. En lo esencial, cuando se considero
expansivo así puede ser visto como equivalente al paso por diación a través de artefactos constituye la c~
la zona de desarrollo próximo analizada por VIgotsky (1978) fundamental distintiva de los seres humanos, s
en el nivel del individuo y del grupo pequeño de aprendi­ rando que se adopta la idea de que la cognición
zaje. Un rasgo fundamental de los ciclos expansivos es que tá distribuida. La manera exacta en que lo esU
no son en absoluto cursos predeterminados de desarrollo verse considerando diversas formas de activi(
unidimensional. Lo que está más adelante, «el camino que diferentes formas de mediación, división del tré
sigue», no puede ser decidido empleando mojones fijos, da­ sociales, etc. Los principios subyacentes son, ]
dos externamente. Las decisiones de esa índole se toman en universales. En su conjunto constituyen una te(
forma local, dentro del propio sistema de actividad, en con­ de la mente.
diciones de incertidumbre y búsqueda intensa. Pero no son Después de leer una versión anterior de este
decisiones arbitrarias. Es posible identificar de manera más comentador nos formuló las que nos parecieron
o menos apropiada las contradicciones internas del sistema tas razonables e interesantes: primero, por qUE
de actividad en una fase determinada de su evolución, y to­ ahora este redescubrimiento de la idea de cog¡:
do modelo del futuro que no formule y resuelva esas contra­ buida, y, segundo, si de ese redescubrimient
dicciones se volverá, en su momento, no expansivo. aprendido algo que nos permitiera decir que h;
El conocimiento especializado puede concebirse como un cho un progreso ciéntífico.
sistema de cognición distribuida en un sistema de activi­ ¿Por qué la actual explosión del interés en
dad. El tipo de distribución observado en el centro de salud distribuida? Dicho en los términos más amplios

68
~ las rupturas y las contradicciones de la activi­ al comienzo del proyecto era un sistema de compartimen­
an más exigentes, la internalización cobra cada talización. El tipo de distribución alcanzada a través del ci­
forma de reflexión crítica, y se incrementa la ex­ clo expansivo fue el del trabajo en equipo. La transición des­
ón, la búsqueda de soluciones novedosas. Esta de el conocimiento especializado compartimentalizado has­
culminación cuando se diseña e implementa un ta un conocimiento especializado basado en un equipo fue,
910 para la actividad. A medida que el nuevo mo­ en lo esencial, un proceso de redistribución de la cognición
lbiliza, la internalización de las formas y los me­ fundado en un diseño hecho desde abajo. Puede suponerse
30n inherentes pasa a ser otra vez la forma domi­ que tal diseño será incorporado en el nuevo tipo de práctica
)rendizaje y de desarrollo. especializada, basada en un equipo, como nuevo recurso
cognitivo. La verificación de esta hipótesis será tarea de un
posterior análisis.

A modo de resumen
N Ohemos podido dar ejemplos de todas las formas en
que la cognición se manifiesta como actividad distribuida.
No obstante, esperamos que nuestra breve exposición de los
dos ejemplos elegidos para representar diferentes formas de
~epresentación de la relación cíclica entre la intemalización y actividad y diferentes partes del ciclo vital, resulten sufi­
ción como momentos distintos en un ciclo expansivo de activi­
cientes para poner de manifiesto la afinidad existente entre
~e.
la psicología histórico-cultural y el concepto de cognición
vel de los sistemas de actividad colectiva, un ciclo distribuida. En lo esencial, cuando se considera que la me­
así puede ser visto como equivalente al paso por diación a través de artefactos constituye la característica
lesarrollo próximo analizada por Vigotsky (1978) fundamental distintiva de los seres humanos, se está decla­
del individuo y del grupo pequeño de aprendi­ rando que se adopta la idea de que la cognición humana es­
lSgO fundamental de los ciclos expansivos es que tá distribuida. La manera exacta en que lo está debe resol­
absoluto cursos predeterminados de desarrollo verse considerando diversas formas de actividad, con sus
ional. Lo que está más adelante, «el camino que diferentes formas de mediación, división del trabajo, reglas
puede ser decidido empleando mojones fijos, da­ sociales, etc. Los principios subyacentes son, no obstante,
IDlente. Las decisiones de esa índole se toman en universales. En su conjunto constituyen una teoría cultural
l, dentro del propio sistema de actividad, en con­ de la mente.
i incertidumbre y búsqueda intensa. Pero no son Después de leer una versión anterior de este capítulo, un
arbitrarias. Es posible identificar de manera más comentador nos formuló las que nos parecieron dos pregun­
Iropiada las contradicciones internas del sistema tas razonables e interesantes: primero, por qué se produce
.d en una fase determinada de su evolución, y to­ ahora este redescubrimiento de la idea.de cognición distri­
:lel futuro que no formule y resuelva esas contra­ buida, y, segundo, si de ese redescubrimiento habíamos
e volverá, en su momento, no expansivo. aprendido algo que nos permitiera decir que habíamos he­
imiento especializado puede concebirse como un cho un progreso ciéntífico.
i cognición distribuida en un sistema de activi­ ¿Por qué la actual explosión del interés en la cognición
J de distribución observado en el centro de salud distribuida? Dicho en los términos más amplios: a causa de

69
la difundida creencia en que las ciencias sociales de orienta­ con una MS IDOS, y el otro, con una Macintc
ción positivista, con su idea del conocimiento como algo fir­ temas Unix y una red de correo electrónico me
memente situado dentro del individuo, son inapropiadas los diferentes editores del texto y ligaron a 1,
para la tarea de captar la naturaleza esencial de la expe­ entre sí y con el equipo de apoyo (incluido el si:
riencia y el comportamiento humanos. El hecho de que los estadounidense y el finés). Puede ser que, en n
psicólogos estén redescubriendo esas ideas deriva de igual dida, gracias a esas nuevas formas de actividac
fuente: estamos reiterando, con términos nuevos, justa­ distancia hayamos hecho el actual redescubrirr
mente el mismo debate en el que Wuildt, Müusterberg y los el pensamiento se produce entre los individuo!
psicólogos histórico-culturales rusos formularon versiones dentro de ellos.
rivales de una psicología que unificara las ciencias natura­
les y las ciencias culturales. Esos intentos de unificación, se­
gún creemos, alcanzarán alguna forma de conceptualiza­
ción de la cognición como fenómeno distribuido. Referencias bibliográficas
¿Hemos hecho algún progreso? No estamos seguros, sal­
vo por la circunstancia de que abordamos el problema tras Anderson, R. C., Hieberl, E. H., Scott, J. A. y Wilki
haber aprendido de la experiencia de nuestros predeceso­ (1985) Becoming a nation ofreaders, Washingto
res. Una ventaja complementaria es que poseemos, para la nal Institute ofEducation.
representación de comportamientos complejos que se pro­ Arney, W. R. y Bergen, B. J. (1984) Medicine and the
longan en el tiempo, una tecnología mucho más refinada of living: Taming the last great beast, Chicago:
que aquella de que disponían los investigadores a fines del Chicago Press.
siglo XIX. A su manera, las grabaciones, las filmaciones y Bateson, G. (1972) «Form, substance, and differencE
las computadoras nos han puesto en condiciones de interac­ an ecology ofmind (2da. ed.), Nueva York: Balla
tuar con fenómenos de la mente de una forma más elabora­ Berry, J. (1976) Ecology and cultural style, Nuev~
da. Ahora no sólo podemos hablar acerca de la constitución Halstead.
común de las actividades humanas, sino también exhibirla Blumenthal, A. L. (1980) «Wilhelm Wundt: Problen:
tation», en W. G. Bringmann y R. D. Tweney, ed<
en artefactos producidos científicamente. Saber si esas ven­
dies: A centennial collection (págs. 435-45), TorOJ
tajas han de poner de manifiesto algo más grande en rela­
Bock, P. (1988) Rethinking psychological anthropl
ción con la complejidad de las tareas que se nos exige enca­ York: Freeman.
rar' es otra cuestión. Creemos que podemos crear cognitiva Boster, J. (1991) «The information economy model a
y socialmente formas útiles de actividad en toda una serie logical similarity judgement», en L. B. Resnick"
de contextos institucionales. Pero también podían hacerlo D. Behrend, eds., Perspectives on socially shm
Dewey, Luriay Münsterberg. Nos inclinamos a concluir que (págs. 203-25), Washington, DC: APA Press.
nuestro progreso, si lo ha habido, ha sido leve. Goethe po­ Cahan, E. D. Y White, S. (1992) «Proposal for a sec(
dría estar de acuerdo con esto. gy», American Psychologist, 47, págs. 224-35.
Debemos señalar, para cerrar este trabajo, que la labor Connerton, P. (1989) How societies remember, Camb:
en común de producir este capítulo fue una actividad distri­ sityPress.
buida, en una forma que, desde el punto de vista histórico, D'Andrade, R. (1984) «Cultural meaning systems", el
es reciente, pero cuya frecuencia crece con rapidez. Durante der y R. A. LeVine, eds., Culture theory: Essays (
la primera fase de la redacción, uno de los autores estaba en and errwtion (págs.88~119), Cambridge Universi
el norte de California, y el otro, en el sur. Durante la segun­ (1986) «Three scientific world views and the cove
da fase de la redacción, uno de los autores estaba en el sur de}", en D. Fiske y R. Shweder, eds., Meta-theo1')
sciences (págs. 19-41), Chicago: University ofChi
de California, y el otro, en el norte de Europa. Uno escribe
(1990) "Culture and human cognítion», en J. W. f

70
1 creencia en que las ciencias sociales de orienta­ con una MS IDOS, y el otro, con una Macintosh. Tres sis­
ista, con su idea del conocimiento como algo m­ temas Unix y una red de correo electrónico mediaron entre
ituado dentro del individuo, son inapropiadas los diferentes editores del texto y ligaron a los coautores
ea de captar la naturaleza esencial de la expe­ entre sí y con el equipo de apoyo (incluido el sistema postal
comportamiento humanos. El hecho de que los estadounidense y el finés). Puede ser que, en no escasa me­
~stén redescubriendo esas ideas deriva de igual dida, gracias a esas nuevas formas de actividad en común a
amos reiterando, con términos nuevos, justa­ distancia hayamos hecho el actual redescubrimiento de que
ismo debate en el que Wlindt, Münsterberg y los el pensamiento se produce entre los individuos tanto como
:llstórico-culturales rusos formularon versiones dentro de ellos.
ma psicología que unificara las ciencias natura­
[lcías culturales. Esos intentos de unificación, se­
lS, alcanzarán alguna forma de conceptualiza­
ognición como fenómeno distribuido. Referencias bibliográficas
hecho algún progreso? N o estamos seguros, sal­
rcunstancia de que abordamos el problema tras Anderson, R. C., Hiebert, E. H., Scott, J. A. Y Wilkinson, I. A. G.
ndido de la experiencia de nuestros predeceso­ (1985) Becoming a nation ofreaders, Washington, DC: Natio­
mtaja complementaria es que poseemos, para la nal Institute of Education.
ción de comportamientos complejos que se pro­ Arney, W. R. y Bergen, B. J. (1984) Medicine and the management
el tiempo, una tecnología mucho más refinada of living: Taming the last great beast, Chicago: University of
1. de que disponían los investigadores a fines del Chicago Press.
\. su manera, las grabaciones, las filmaciones y Bateson, G. (1972) «Form, substance, and difference», en Steps to
adoras nos han puesto en condiciones de interac­ an ecology ofmind (2da. ed.), Nueva York: Ballantine Books.
élómenos de la mente de una forma más elabora­ Berry, J. (1976) Ecology and cultural style, Nueva York: Sage­
Halstead.
10 sólo podemos hablar acerca de la constitución
Blumenthal, A. L. (1980) «Wilhelm Wundt: Problems ofinterpre­
as actividades humanas, sino también exhibirla
tation», en W. G. Bringmann y R. D. Tweney, eds., Wundt stu­
os producidos científicamente. Saber si esas ven­ dies: A centennial collection (págs. 435-45), Toronto: Hogrefe.
le poner de manifiesto algo más grande en rela- . Bock, P. (1988) Rethinking psychological anthropology, Nueva
complEÚidad de las tareas que se nos exige enca­ York: Freeman.
cuestión. Creemos que podemos crear cognitiva Boster, J. (1991) «The information economy model applied to bio­
élte formas útiles de actividad en toda una serie logical similarity judgement», en L. B. Resnick, J. Levine y S.
)S institucionales. Pero también podían hacerlo D. Behrend, eds., Perspectives on socially shared cognition
ia y Münsterberg. N os inclinamos a concluir que (págs. 203-25), Washington, DC: APA Press.
Jgreso, si lo ha habido, ha sido leve. Goethe po­ Cahan, E. D. Y White, S. (1992) «Proposal for a second psycholo­
le acuerdo con esto. gy", American Psychologist, 47, págs. 224-35.
IS señalar, para cerrar este trabajo, que la labor Connerton, P. (1989)How societies remember, Cambridge Univer­
le producir este capítulo fue una actividad distri­ sity Press.
lIla forma que, desde el punto de vista histórico, D'Andrade, R. (1984) «Cultural meaning systems», en R. A. Shwe­
, pero cuya frecuencia crece con rapidez. Durante der y R. A. LeVine, eds., Culture theory: Essays on mind, self,
fase de la redacción, uno de los autores estaba en and emotion (págs. 88-119), Cambridge University Press.
(1986) «Three scientific world views and the covering law mo­
California, yel otro, en el sur. Durante la segun­
del», en D. Fiske y R. Shweder, eds., Meta-theory in the social
la redacción, uno de los autores estaba en el sur
sciences (págs. 19-41), Chicago: University of Chicago Press.
tÍa, y el otro, en el norte de Europa. Uno escribe (1990) «Culture and human cognition», en J. W. Stigler, R. A.

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Free Press. miento invocan la «inteligencia», entendiénd
Toulmin, S. (1981) «Toward reintegration: An agenda for psycho­ mente, como una propiedad de la mente de 1m
logy's second century», en R. A. Kasschau y C. N. Coter, eds., Esa convicción predomina en los contextos edl
Psychology's second century: enduring issues (págs. 264-86), cuales se interesan, sobre todo, en la inteligenl
Nueva York: Praeger. La inteligencia, dicen, es lo que examinan las p
Valsiner, J. (1988) Developmental psychology in the Soviet Union, sa cada vez más común, lo que debe considerars
Bloomington: Indiana University Press. cuelas tienen la fundamental responsabilidad d
Vigotsky, L. S. (1929) «The problem ofthe cultural development of mejorar.
the child, II». Journal ofGenetic Psychology, 36, págs. 415-34.
En esos supuestos se entrevén problemas. E
(1960) The development ofhigher psychological functions (en ru­
so), Moscú: Izdael'stov Akademii Pedagogischeskikh Nauk.
servado de cerca las prácticas cognitivas tiene]
(1978) Mind in society, Cambridge, MA: Harvard University de que la «mente» raramente trabaja sola. Las i
Press. reveladas mediante esas prácticas están distril
(1987) Thinking and speech, Nueva York: Plenum. (Primera edi­ mente y entre las personas, y los entornos siml
ción en 1934.) cos, tanto naturales cuanto artificiales. Greg(
Wertsch, J. (1985) The social formation ofmind, Cambridge, MA: subrayó que la memoria está la mitad en la cal
Harvard University Press.
White, L. (1942) «On the use of tools by primates», Journal of
Algunas secciones de este capítulo fueron proyectadas O!
Comparative Psychology, 34, págs. 369-74.
para su publicación en un libro que compilarían David P.
(1959) «The concept of culture», American Anthropologist, 61, Simmons, del Harvard University's Educational Techr
págs. 227-5l. Después, el plan de editar ese libro zozobró, y partes de n
Wundt, W. (1921) Elements of folk psychology, Londres: Allen & 1988) aparecen aquí como pretexto necesario para el trabaj
UnWÍn. senté artículos anteriores acerca de este tema en el First
tion and Education Workshop, de Bolt, Beranek y Newman
ge, Massachusetts, en abril de 1988, y en las reuniones de :
nitive Science Society. Presenté un trabajo relacionado COI
Social Science Research Council Conference on Social Aspe
ing, celebrado en 1989 (en el que participaron también Gav
David Perkins) y en el American Educational Research As
posium on Distributed Intelligence de 1990, el cual condujo
presente libro. Expreso mi agradecimiento a ChristinaAll¡
mulantes análisis de la inteligencia distribuida, en especia:
cierne al diseño y al papel de los deseos humanos.

74
·M. Y Bereiter, C. (1985) «Fostering the development 2. Prácticas de inteligencia distribuida y
ulation in children's knowledge processing», en S. F.
J. W. Segal y R. Glaser, eds., Thinking and learning diseños para la educación
search and open questions (págs. 65-80), Hillsdale,
.UIn.
RoyD.Pea
(1978) «The size and shape of culture», en F. Barth,

and social organizatíon (págs. 215-52), Oslo: Univer­

tget.

structure of national cultures», en P. Funke, ed., Un­

ng the USA (págs. 110-49), Tubinga: Gunter Narr.

L985) Bedsíde manners: The troubled history of doc­

Introducción
latients, Nueva York: Simon & Schuster.

(1968) Race, culture, and evolutíon, Nueva York: Difundidas concepciones del aprendizaje y del razona­
s.
miento invocan la «inteligencia», entendiéndola, mayor­
1981) «Toward reintegration: An agenda for psycho­
mente, como una propiedad de la mente de los individuos.
md century», en R. A. Kasschau y C. N. Coter, eds.,
Esa convicción predomina en los contextos educativos, los
~'s second century: enduring issues (págs. 264-86),
cuales se interesan, sobre todo, en la inteligencia solitaria.
,rk: Praeger.
La inteligencia, dicen, es lo que examinan las pruebas y, co­
1988) Developmental psychology in the Soviet Union, sa cada vez más común, lo que debe considerarse que las es­
ton: Indiana University Press.
cuelas tienen la fundamental responsabilidad de medir y de
,. (1929) «The problem ofthe cultural development of

mejorar.
II». Journal ofGenetic Psychology, 36, págs. 415-34.

En esos supuestos se entrevén problemas. El que ha ob­


ievelopment ofhigher psychological functions (en ru­

i: Izdael'stov Akademii Pedagogischeskikh Nauk.


servado de cerca las prácticas cognitivas tiene la impresión
d in society, Cambridge, MA: Harvard University
de que la «mente» raramente trabaja sola. Las inteligencias
reveladas mediante esas prácticas están distribuidas, en la
king and speech, Nueva York: Plenum. (Primera edi­ mente y entre las personas, y los entornos simbólicos y ñsi­
134.)
cos, tanto naturales cuanto artificiales. Gregory Bateson
L985) The social formation ofmind, Cambridge, MA:
subrayó que la memoria está la mitad en la cabeza y la mi-
University Press.

142) «On the use of tools by primates», Journal of

Algunas secciones de este capítulo fueron proyectadas originariamente


~ive Psychology, 34, págs. 369-74.

para su publicación en un libro que compilarian David Perkins y Becky


~ concept of culture», American Anthropologist, 61,
Simmons, del Harvard University's Educational Technology Center.
-5!.
Después, el plan de editar ese libro zozobró, y partes de mi ensayo (Pea,
1921) Elements offolk psychology, Londres: Allen &
1988) aparecen aquí como pretexto necesario para el trabajo ulterior. Pre­
senté artículos anteriores acerca de este tema en el First Annual Cogni­
tion and Education Workshop, de Bolt, Beranek y Newman Ine., Cambrid­
ge, Massachusetts, en abril de 1988, y en las reuniones de 1988 de la Cog­
nitive Science Society. Presenté un trabajo relacionado con el tema en la
Social Science Research Council Conference on Social Aspects of Comput­
ing, celebrado en 1989 (en el que participaron también Gavriel Salomon y
David Perkins) y en el American Educational Research Association Sym­
posium on Distributed Intelligence de 1990, el cual condujo al proyecto del
presente libro. Expreso mi agradecimiento a Christina Allen por sus esti­
mulantes análisis de la inteligencia distribuida, en especial en lo que con­
cierne al diseño y al papel de los deseos humanos.

75
tad en el mundo. En este capítulo plantearé, primero, las al error como limitaciones de la acción, sea del el
ideas nucleares del enfoque de la inteligencia distribuida, y, o del simbólico.
después, presentaré una base para su desarrollo, conclu­ Si se lo mira de cerca, los entornos en los ql
yendo con algunas de sus consecuencias respecto de la edu­ seres humanos están llelios de artefactos invE
cación. La manera en que concebimos esas relaciones puede se emplean constantemente para estructurar 1
incidir en lo que hagamos con las tecnologías en el terreno para ahorrar trabajo mental o para evitar el er
de la educación: no solamente en los medios computariza­ adapta de manera creativa casi sin que se lo ad'
dos sino también en las tecnologías sociales para el apoyo ubicuas estructuras mediadoras que organizan
del aprendizaje, tales como la participación guiada o la cola­ actividad abarcan no solamente objetos diseña(
boración entre los pares y los materiales de enseñanza y de mo herramientas, instrumentos de control y re¡
aprendizaje en sentido más amplio. Si bien presento unas nes simbólicas como gráficos, diagramas, textl
pocas respuestas, tengo la esperanza de suscitar nuevas figuras, sino también a las personas en sus re
preguntas e indagaciones, puesto que la inteligencia distri­ ciales, lo mismo que a aspectos e hitos del en1
buida no es una teoría de la mente, de la cultura, del diseño, Imagínese la ausencia de los siguientes recurso
de los sistemas de símbolos y de su incidencia en el pensa­ tos peIjudiciales de esa ausencia en las actividac
miento humano l sino más bien un marco heurístico para pueden agregar inteligencia: las letras de un
suscitar y formular preguntas teóricas y empíricas acerca carteles de los controles de los instrumentos, la!
de esos y otros temas. dianas, las preguntas oportunas, el uso del espa
Aunque la aplicabilidad de estos conceptos no se limita a ganizar rimeros de materiales sobre el escrito:
la enseñanza de la matemática, de la ciencia y de la tecnolo­ emergente en la composición escrita que se está I
gía, recurriré con frecuencia a ejemplos y temas de esos ám­ Esos ejemplos cotidianos ponen de manifiesto:
bitos para precisar lo que deseo decir, puesto que las funcio­ ración, dinámica y evolutiva, del entorno mate:
nes de la inteligencia distribuida sobresalen quizá más en para convertirlo en un repositorio de mediador
esos dominios que en otras áreas del aprendizaje, la educa­ ción. A diferencia de otras especies, como la hor
ción y el trabajo. mon (1981) en la playa, la complejidad de cuy(
miento está determinado más por la configur:
entorno que por sus contenidos mentales, los s
nos tienen deseos que los llevan a rehacer su el
La naturaleza y los conceptos de la inteligencia de poner en práctica aspectos del razonamient
distribuida cordatorios para la acción y recibir ayuda de otre
de inteligencia distribuida, aludo, pues, a los re
Por lo común, el conocimiento se construye socialmente se hallan en el mundo y se emplean o se utilizar.
por medio de esfuerzos cooperativos dirigidos a metas com­ ra configurar y dirigir la actividad posible que]
partidas, o de diálogos y cuestionamientos que nacen de las seo. Esto no equivale a sostener, por cierto, que
diferencias que existen entre las perspectivas de las perso- . gencia esté o pueda estar distribuida de ese mo(
nas. La inteligencia puede estar distribuida también para existe una tendencia constitutiva en esa direcc
su uso en artefactos diseñados tan diversos como las herra­ puede hallarse en la historia cultural, en la onto¡
mientas fisicas, representaciones tales como los diagramas, la microgénesis de la actividad.
y las interfaces entre la computadora y su usuario para ta­ La perspectiva de la inteligencia distribuida
reas complejas. En esos casos, la inteligencia suele estar bo, orientación que toma esas observaciones I

distribuida a través de la delegación de lo que podrían ser fundamentales acerca de la cognición, contrasta
procesos de razonamiento mental complicados y propensos ra tajante con el énfasis que por lo común se pOI

76
undo. En este capítulo plantearé, primero, las al error como limitaciones de la acción, sea del entorno físico
lI'es del enfoque de la inteligencia distribuida, y, o del simbólico.
esentaré una base para su desarrollo, conclu­ Si se 10 mira de cerca, los entornos en los que viven los
19unas de sus consecuencias respecto de la edu­ seres humanos están llenos de artefactos inventados que
lanera en que concebimos esas relaciones puede se emplean constantemente para estructurar la actividad,
que hagamos con las tecnologías en el terreno para ahorrar trabajo mental o para evitar el error, y se los
~ión: no solamente en los medios computariza­ adapta de manera creativa casi sin que se lo advierta. Esas
tlbién en las tecnologías sociales para el apoyo ubicuas estructuras mediadoras que organizan y limitan la
;aje, tales como la participación guiada o la cola­ actividad abarcan no solamente objetos diseñados tales co­
;re los pares y los materiales de enseñanza y de mo herramientas, instrumentos de control y representacio­
en sentido más amplio. Si bien presento unas nes simbólicas como gráficos, diagramas, textos, planos y
.estas, tengo la esperanza de suscitar nuevas figuras, sino también a las personas en sus relaciones so­
indagaciones, puesto que la inteligencia distri­ ciales, lo mismo que a aspectos e hitos del entorno físico.
una teoría de la mente, de la cultura, del diseño, Imagínese la ausencia de los siguientes recursos y los efec­
!las de símbolos y de su incidencia en el pensa­ tos peIjudiciales de esa ausencia en las actividades a las que
lano, sino más bien un marco heurístico para pueden agregar inteligencia: las letras de un teclado, los
)rmular preguntas teóricas y empíricas acerca carteles de los controles de los instrumentos, las notas coti­
:ostemas. dianas, las preguntas oportunas, el uso del espacio para or­
.a aplicabilidad de estos conceptos no se limita a ganizar rimeros de materiales sobre el escritorio, el texto .
a de la matemática, de la ciencia y de la tecnolo­ emergente en la composición escrita que se está elaborando.
é con frecuencia a ejemplos y temas de esos ám­ Esos ejemplos cotidianos ponen de manifiesto la estructu­
recisar lo que deseo decir, puesto que las funcio­ ración, dinámica y evolutiva, del entorno material y social
teligencia distribuida sobresalen quizá más en para convertirlo en un repositorio de mediadores de la ac­
os que en otras áreas del aprendizaje, la educa­ ción. A diferencia de otras especies, como la hormiga de Si­
bajo. mon (1981) en la playa, la complejidad de cuyo comporta­
miento está determinado más por la configuración de su
entorno que por sus contenidos mentales, los seres huma­
nos tienen deseos que los llevan a rehacer su entorno a fin
leza y los conceptos de la inteligencia de poner en práctica aspectos del razonamiento, hacer re­
:l cordatorios para la acción y recibir ayuda de otros. Al hablar
de inteligencia distribuida, aludo, pues, a los recursos que
mún, el conocimiento se construye socialmente se hallan en el mundo y se emplean o se utilizan juntos, pa­
e esfuerzos cooperativos dirigidos a metas com­ ra configurar y dirigir la actividad posible que nace del de­
le diálogos y cuestionamientos que nacen de las seo. Esto no equivale a sostener, por cierto, que toda inteli­
lue existen entre las perspectivas de las perso­ gencia esté o pueda estar distribuida de ese modo, sino que
~ligencia puede estar distribuida también para existe una tendencia constitutiva en esa dirección, la cual
tefactos diseñados tan diversos como las herra­ puede hallarse en la historia cultural, en la ontogénesis y en
~as, representaciones tales como los diagramas, la microgénesis de la actividad.
ces entre la computadora y su usuario para ta­ La perspectiva de la inteligencia distribuida que descri­
~as. En esos casos, la inteligencia suele estar bo, orientación que toma esas observaciones como datos
:l través de la delegación de lo que podrían ser fundamentales acerca de la cognición, contrastan de mane­
razonamiento mental complicados y propensos ra tajante con el énfasis que por lo común se pone en la «in­

77
teligencia» como atributo de los individuos, y en tanto ejerci­ en los deseos del agente o las expectativas de un c:
da primariamente en transformaciones internas de las re­ quiere llevar los «aportes» de un nuevo artefact
presentaciones mentales de símbolos que representan fi­ figuración de la actividad de otro agente. Son, pOI
nes, objetos y relaciones. Las teorías de la educación basa­ personas las que están en actividad, pero por lo
das en esas nociones se interesan mayormente en la inteli­ artefactos les proporcionan recursos para orien
gencia solitaria, aislada del contexto de sus aplicaciones en crementarla. La invención de artefactos, ya sea
actividades que se desarrollan más allá de lo educativo. A mente, por parte de otros, o, a veces, por medio d
los fines de entender la cognición, los análisis de nuestros dad propia, puede hacer que la actividad progres
diseños para esas distribuciones pueden ser más revelado­ gurar los que son elementos posibles y los que s(
res que los estudios de la formación y la transformación de tos necesarios de esa actividad.
las representaciones mentales que han llegado a definir la ¿Qué se quiere decir con eso de que la inteli§
ciencia cognitiva y los estudios educativos basados en esa distribuida? Empleo la expresión «inteligencia di
ciencia. y no la de «cognición distribuida» porque las pen
Algunos conceptos fundamentales, interrelacionados en­ los objetos artificiales,2 «hacen» la cognición. Per<
tre sí, que emplearé, exigen una aclaración. Entre ellos figu­ gistrar el importante hecho de que la inteligencia
ran los de «inteligencia», «actividad», «distribuido», «adap­ vida en el curso de las actividades humanas, se
tación entre medios y fiID>, «provisiones» y «deseo». bricar» artificialmente. En su distribución hay ta.:
siones sociales cuanto materiales. La distribució
la inteligencia deriva de su construcción en acti,
mo la participación guiada en la acción común
La inteligencia distribuida y manifiesta en la trata de la interacción padre-hijo, o del aprendiz~
actividad vés de los esfuerzos cooperativos por alcanzar fin,
tidos. La distribución material de la inteligencia
El sentido primero de la inteligencia distribuida surge invención situada de usos de aspectos del ent
del pensamiento de las personas en acción. 1 Comenzamos aprovechamiento de los «aportes» de artefactos di
por la actividad, la cual expresa acción y no un estado del ambos pueden colaborar en el logro del propósito
ser. En esa actividad vemos configurarse la inteligencia tividad.
distribuida. La actividad es posibilitada por la inteligencia, La actividad se realiza con la adaptación entr
pero no sólo la inteligencia que aporta el agente individual. fines, que puede ser más o menos exitosa. Cuand<
Al decir que la inteligencia está distribuida, quiero signifi­ en la inteligencia distribuida, el centro de la aten
car que los recursos que dan forma a la actividad y la hacen tá en la inteligencia como propiedad o como car
posible, están distribuidos en configuraciones entre las per­ tracta que resida en la mente, en organizacione~
sonas, los entornos y las situaciones. Dicho de otra manera, tos. En el sentido primario que tiene aquí, la inte
la inteligencia es algo que se ejerce y no una cosa que se manifiesta en la actividad que pone en relación r
posee. La intencionalidad de la actividad puede originarse nes a través de realizaciones. Tampoco empleo
«inteligente» en el genérico sentido valorativo que
1 Considero que la obra de Leontiev (1978a,b) acerca de la teoría de la garmente, de modo que rechazo «tontería» o <
actividad muestra de manera convincente que las personas en acción, los distribUida» como antónimos de «inteligencia di
sistemas de actividad, son fundamentales como unidades de análisis para
profundizar nuestra comprensión del pensamiento. Con fundamentos fi­ 2 Por el momento dejo a un lado objetos artificiales como
losóficos parecidos, la epistemología histórica de Wartofsky (1979; 1983) doras con «inteligencia artificial>" concentrándome en objeto
destaca también la acción externa, la praxis, como el punto central en la ticos. Preguntarse si los programas de computación intervie)
comprensión del desarrollo psicológico. nición no es tema de este capítulo.

78
» como atributo de los individuos, y en tanto ejerci­ en los deseos del agente o las expectativas de un creador que
iamente en transformaciones internas de las re­ quiere llevar los «aportes» de un nuevo artefacto a la con­
iones mentales de símbolos que representan fi­ figuración de la actividad de otro agente. Son, por cierto, las
)S y relaciones. Las teorías de la educación basa­ personas las que están en actividad, pero por lo común los
LS nociones se interesan mayormente en la inteli­ artefactos les proporcionan recursos para orientarla e in­
itaria, aislada del contexto de sus aplicaciones en crementarla. La invención de artefactos, ya sea histórica­
lS que se desarrollan más allá de lo educativo. A mente, por parte de otros, o, a veces, por medio de la activi­
le entender la cognición, los análisis de nuestros dad propia, puede hacer que la actividad progrese, al confi­
ITa esas distribuciones pueden ser más revelado­ gurar los que son elementos posibles y los que son elemen­
s estudios de la formación y la transformación de tos necesarios de esa actividad.
entaciones mentales que han llegado a definir la ¿Qué se quiere decir con eso de que la inteligencia está
gnitiva y los estudios educativos basados en esa distribuida? Empleo la expresión «inteligencia distribuida»
y no la de «cognición distribuida» porque las personas, y no
ISconceptos fundamentales, interrelacionados en­ los objetos artificiales,2 «hacen» la cognición. Pero quiero re­
emplearé, exigen una aclaración. Entre ellos figu­ gistrar el importante hecho de que la inteligencia, que cobra
«inteligencia», «actividad», «distribuido», «adap­ vida en el curso de las actividades humanas, se puede «fa­
re medios y fin», «provisiones» y «deseo». bricar» artificialmente. En su distribución hay tanto dimen­
siones sociales cuanto materiales. La distribución social de
la inteligencia deriva de su construcción en actividades co­
mo la participación guiada en la acción común cuando se
gencia distribuida y manifiesta en la trata de la interacción padre-hijo, o del aprendizaje, o a tra­
1 vés de los esfuerzos cooperativos por alcanzar fines compar­
tidos. La distribución material de la inteligencia nace en la
;ido primero de la inteligencia distribuida surge invención situada de usos de aspectos del entorno o del
niento de las personas en acción. 1 Comenzamos aprovechamiento de los «aportes» de artefactos diseñados, y
vidad, la cual expresa acción y no un estado del ambos pueden colaborar en el logro del propósito de una ac­
a actividad vemos configurarse la inteligencia tividad.
l. La actividad es posibilitada por la inteligencia, La actividad se realiza con la adaptación entre medios y
lo la inteligencia que aporta el agente individual. fines, que puede ser más o menos exitosa. Cuando se piensa
le la inteligencia está distribuida, quiero signifi­ en la inteligencia distribuida, el centro de la atención no es­
i recursos que dan forma a la actividad y la hacen tá en la inteligencia como propiedad o como cantidad abs­
tán distribuidos en configuraciones entre las per­ tracta que resida en la mente, en organizaciones o en obje­
:mtornos y las situaciones. Dicho de otra manera, tos. En el sentido primario que tiene aquí, la inteligencia se
ncia es algo que se ejerce y no una cosa que se manifiesta en la actividad que pone en relación medios y fi­
intencionalidad de la actividad puede originarse nes a través de realizaciones. Tampoco empleo la palabra
«inteligente» en el genérico sentido valorativo que tiene vul­
o que la obra de Leontiev (1978a,b) acerca de la teoría de la garmente, de modo que rechazo «tontería» o «estupidez
estra de manera convincente que las personas en acción, los distribuida» como antónimos de «inteligencia distribuida».
Lctividad, son fundamentales como unidades de análisis para
lUestra comprensión del pensamiento. Con fundamentos fi­ 2 Por el momento dejo a un lado objetos artificiales como las computa­
lcidos, la epistemología histórica de Wartofsky (1979; 1983) doras con «inteligencia artificial», concentrándome en objetos no informá­
,ién la acción externa, la praxis, como el punto central en la ticos. Preguntarse si los programas de computación intervienen en la cog­
del desarrollo psicológico. nición no es tema de este capítulo.

79
Esas son apreciaciones del plano evaluativo de la acción diseño más flexible. Para muchos de los fines es
misma (por ejemplo: «Robar un banco es un acto estúpido y la educación, presuponemos el éxito de la interp
no un acto inteligente») o en términos de normas concer­ social de los «aportes»: la posibilidad de lograr ql
nientes, por ejemplo, a la eficacia en la adaptación entre me­ no atienda a las propiedades del entorno que so
dios y fines, como en «Usar una roca para martillar un clavo tes; o al objeto diseñado o a los rótulos, de modo 1
es estúpido; es más inteligente usar un martillo». da sumar su contribución a la inteligencia distrí
actividad. Respecto de una actividad dada, y h
medios para llevarla a cabo, puede darse una gra
en cuanto a la facilidad con que se le puede m4
«Aportes» alumno el modo de aprovechar esos medios y fOl
sistema de inteligencia distribuida para realizl
¿En qué forma sirven las herramientas como artefactos Eso ha de depender de las experiencias anteriorE
de la inteligencia distribuida que proporcionan ocasiones no, el carácter obvio del relevamiento entre su
nuevas para contribuir a la actividad según la define una meta, y la asimilación del artefacto como medio
comunidad de usuarios de esas herramientas? Inicio tal in­ ce hacia él. Tal encuentro entre la intencionalid~
dagación señalando la importancia esencial de la obra de facto en la actividad no es, pues, sencillamente
Vigotsky, Simon y Gibson. Todos estos teóricos consideraron perceptivo directo de la estructura del objeto en 1
fundamentales las cuestiones concernientes a la distribu­ fiere a sus «aportes» o del rótulo, como lo consid
ción de la inteligencia entre el mundo y la mente. Vigotsky gibsonianos radicales. La cultura y el contexto c
(1978) ponía mucho el acento en que el carácter de las inter­ a ese logro.
acciones sociales y de la acción con una mediación externa, Norman (1988) ha prestado un gran servici
hace explícitos determinados procesos que llegan a ser in­ del diseño y al de la psicología al desarrollar la:
ternalizados en el pensamiento privado del individuo. En su acerca de los «aportes» formuló Gibson (el cual
fecunda obra The scÍ€nces ofthe artificial, Simon (1981) se bastante los factores culturales que intervenían 1
pregunta si lo que solemos considerar la complejidad de el empleo de objetos diseñados por el hombre) E
algunos actos del pensamiento no tiene que ver con la com­ llama una «psicología de las cosas cotidianas». 1
plejidad del entorno en que se produce la acción, más que muchos ejemplos -los hornos de microondas,
con la intrínseca complejidad mental de la actividad misma. dores de video, el tablero de un automóvil, los 1
Al señalar la interfase entre la mente y el entorno, Simon de diapositivas y hasta las canillas-- para most
invita a considerar que la resolución de problemas se distri­ «aportes» de los objetos limitan muchísimo, y a V4
buye entre la mente y las estructuras mediadoras que el nera innecesaria, su accesibilidad a los seres hl
mundo proporciona. En la obra de Gibson (1979, 1982) acer­ munes. La cuestión es que un mejor diseño de 1m
ca de la ecología de la percepción, es fundamental la noción haría más sencillo el cumplimiento de determi
de «aportes» [affordancesl de los objetos, que enlazan per­ ciones. A uno le gustaría simplemente echar un
cepción y acción. <<AporteS}) alude a las propiedades percibi­ saber qué hacer, y entonces hacerlo, sin instru<
das y reales de una cosa, ante todo las propiedades funcio­ manuales, sin deducciones complejas. Esa «efic
nales, que determinan la manera como la cosa podría utili­ acción es también un objetivo tácito de la cogn
zarse. Dicho en forma menos técnica, un picaporte es para práctica. Cualquiera puede imaginar ejemplos dE
girar, la manija de un coche es para tirar. herramientas de representación cuya función nc
La investigación referida al concepto de «aporte» es deci­ te (por ejemplo, el gráfico de coordenadas estátl
siva para establecer una ciencia de la inteligencia distribui­ diagramas de rayos estáticos en óptica) y dem(
da y, para las prácticas de la educación, una orientación del por desgracia, lo que N orman llama la «psicopl

80
apreciaciones del plano evaluativo de la acción diseño más flexible. Para muchos de los fines esperables de
.r ejemplo: «Robar un banco es un acto estúpido y la educación, presuponemos el éxito de la interpretabilidad
l inteligente») o en términos de normas concer­ social de los «aportes»: la posibilidad de lograr que un alum­
)r ejemplo, a la eficacia en la adaptación entre me­ no atienda a las propiedades del entorno que son pertinen­
s, como en «Usar una roca para martillar un clavo tes, o al objeto diseñado o a los rótulos, de modo tal que pue­
o; es más inteligente usar un martillo». da sumar su contribución a la inteligencia distribuida en la
actividad. Respecto de una actividad dada, y los distintos
medios para llevarla a cabo, puede darse una gran variación
en cuanto a la facilidad con que se le puede mostrar a un
,» alumno el modo de aprovechar esos medios y formar así un
sistema de inteligencia distribuida para realizar la tarea.
é forma sirven las herramientas como artefactos Eso ha de depender de las experiencias anteriores del alum­
ligencia distribuida que proporcionan ocasiones no, el carácter obvio del relevamiento entre su deseo o su
.ra contribuir a la actividad según la define una meta, y la asimilación del artefacto como medio que condu­
i de usuarios de esas herramientas? Inicio tal in­ ce hacia él. Tal encuentro entre la intencionalidad y el arte­
~eñalando la importancia esencial de la obra de facto en la actividad no es, pues, sencillamente el registro
,imon y Gibson. Thdos estos teóricos consideraron perceptivo directo de la estructura del objeto en lo que se re­
.tales las cuestiones concernientes a la distribu­ fiere a sus «aportes» o del rótulo, como lo considerarían los
inteligencia entre el mundo y la mente. Vigotsky gibsonianos radicales. La cultura y el contexto contribuyen
ía mucho el acento en que el carácter de las inter­ a ese logro.
lciales y de la acción con una mediación externa, Norman (1988) ha prestado un gran servicio al campo
citos determinados procesos que llegan a ser in­ del diseño y al de la psicología al desarrollar las ideas que
os en el pensamiento privado del individuo. En su acerca de los «aportes» formuló Gibson (el cual desdeñaba
)ra The sciences ofthe artificial, Simon (1981) se bastante los factores culturales que intervenían al aprender
si lo que solemos considerar la complejidad de el empleo de objetos diseñados por el hombre) en lo que él
~tos del pensamiento no tiene que ver con la com­ llama una «psicología de las cosas cotidianas». Norman da
el entorno en que se produce la acción, más que muchos ejemplos -los hornos de microondas, los graba­
lnseca complejidad mental de la actividad misma. dores de video, el tablero de un automóvil, los proyectores
, la interfase entre la mente y el entorno, Simon de diapositivas y hasta las canillas- para mostrar que los
nsiderar que la resolución de problemas se distri­ «aportes» de los objetos limitan muchísimo, y a veces de ma­
3 la mente y las estructuras mediadoras que el nera innecesaria, su accesibilidad a los seres humanos co­
.porciona. En la obra de Gibson (1979, 1982) acer­ munes. La cuestión es que un mejor diseño de los artefactos
llogía de la percepción, es fundamental la noción haría más sencillo el cumplimiento de determinadas fun­
s» [affordances] de los objetos, que enlazan per­ ciones. A uno le gustaría simplemente echar una mirada y
lcción. «Aportes» alude a las propiedades percibi­ saber qué hacer, y entonces hacerlo, sin instrucciones, sin
lS de una cosa, ante todo las propiedades funcio­ manuales, sin deducciones complejas. Esa «eficacia» de la
determinan la manera como la cosa podría utili­ acción es también un objetivo tácito de la cognición en la
10 en forma menos técnica., un picaporte es para
práctica. Cualquiera puede imaginar ejemplos de poderosas
anija de un coche es para tirar.
herramientas de representación cuya función no es eviden­
stigación referida al concepto de «aporte» es deci­
te (por ejemplo, el gráfico de coordenadas estáticas x-y, los
stablecer una ciencia de la inteligencia distribui­
diagramas de rayos estáticos en óptica) y demostrar que,
.as prácticas de la educación, una orientación del
por desgracia, lo que Norman llama la «psicopatología de

81
las cosas cotidianas», puede extenderse a una psicopatolo­ de sus características a las tareas para las que 1
gía de los artefactos y las representaciones de enseñanza en das. La invención del cálculo de Leibniz y la de la
la matemática y en las ciencias. d?B cartesianas fueron logros asombrosos; hoy s
Lave (1988) ofrece muchos ejemplos de «herramientas rudo normal de los estudios superiores de maten
ingeniosas» que podemos señalar como ilustraciones de la cuando esas herramientas se vuelven invisibl
presencia cotidiana de esa inteligencia distribuida. La auto­ más dificil verlas como portadoras de inteligenc
ra describe el modo como las actividades de medición suelen de ello, vemos la inteligencia como si «residiese» i
realiza.rse mediante «escondrijos» específicos de informa­ individual que emplea las herramientas. Ese
ción numérica incorporados en instrumentos de medición. miento de la inteligencia distribuida, manifiest
Los ejemplos abarcan casos tan manifiestos como el del dades humanas como la medición o la computa
termómetro de uso corriente, la yarda graduada de medir, el producirse porque somos agentes extraordinari;
velocímetro de un automóvil y el termostato doméstico. caces, que siempre intentamos hacer que lo apn
Muchos de esos objetos se han vuelto «míticos», en el sentido da utilizarse una y otra vez. Desarrollamos estra
en que Roland Barthes (1972) emplea este término, en tan­ ahorrar esfuerzos en reconocimiento de su econ(
to han llegado a ser parte tan arraigada de nuestra concien­ tiva y su escasa posibilidad de error (Kusterer, 1
cia que no los advertimos. Habiendo pasado de la historia ner, 1986).
a la naturaleza~ son aspectos invisibles, no «notables» de En la actividad, el individuo conserva, por cil
nuestro mundo de la experiencia. Están apareciendo mu­ macía. Pero el enfoque de la inteligencia distribt
chos «objetos ingeniosos» así, en particular para la medición bruma mucho más sustancial en torno de los lín:
y el cálculo, aunque también como artificios recordatorios. dividuo, y hace resplandecer la luz de la atenciÓI1
Se están generalizando de un modo muy especial con el in­ ligencia, menos visible, de los entornos artificia
greso, en grandísimas cantidades, de microprocesadores en simbólicos y sociales, según se pone de relieve el
la trama de las actividades cotidianas. Al hallar áreas co­ guraciones de inteligencia distribuida mediante
mercializables para esa eficiencia, muchos de esos artificios realiza la actividad.
reifican la formulación de problemas comunes y mecanizan En resumen, el conocimiento suele tener con
los procedimientos para el hallazgo de las soluciones. Los artefactos tan diversos como las herramientas f

I
ejemplos comprenden el medidor del pulso, el localizador sistemas de notación como las ecuaciones algebl
automático de calles, las calculadoras para el cambio de di­ personas que lo aprenden, pasan a aprovechar i
visas, los relojes con la hora mundial y las calculadoras de ~'
miento en su actividad, a través de distintos se
pérdida de peso. néticos: la observación de su empleo por otros se
Esas herramientas son literalmente portadoras de inte­ nos y el intento de imitarlos, el descubrimiento lú
ligencia, en la medida en que representan la decisión de de­ «aportes» en la actividad solitaria, y la participl:
terminado individuo o de determinada comunidad de que da en su empleo por otros que poseen más infOI
los medios así ofrecidos se reifiquen, se tornen estables, co­ los «aportes» de esos artefactos pueden comunicá
mo una forma casi permanente, a fin de que otros los usen. mayor o menor eficacia, a los usuarios novicios E
En términos de historia de la cultura, esas herramientas y vidades a las que suministran inteligencia distrll
esas prácticas de la comunidad de usuarios que las acom­
pañan, son los principales vehículos de modelos de razona­
miento previo. Pueden contribuir a los patrones de inteli­
gencia distribuida configurados en la actividad. Una nueva
generación puede entonces emplearlas sabiendo muy poco o
nada de la lucha que conllevó su definición y la adaptación

82
t

)tidianas», puede extenderse a una psicopatolo­


de sus características a las tareas para las que fueron crea­
rtefactos y las representaciones de enseñanza en
das. La invención del cálculo de Leibniz y la de las coordena­
~ica y en las ciencias.

1 das cartesianas fueron logros asombrosos; hoy son el conte­


¡)88) ofrece muchos ejemplos de «herramientas
nido normal de los estudios superiores de matemática. Pero
> que podemos señalar como ilustraciones de la

otidiana de esa inteligencia distribuida. La auto­

el modo como las actividades de medición suelen

mediante «escondrijos» específicos de informa­

cica incorporados en instrumentos de medición.

I
l1
¡
cuando esas herramientas se vuelven invisibles, resulta
más dificil verlas como portadoras de inteligencia; en lugar
de ello, vemos la inteligencia como si «residiese» en la mente
individual que emplea las herramientas. Ese encapsula­
miento de la inteligencia distribuida, manifiesto en activi­
Los abarcan casos tan manifiestos como el del
1 dades humanas como la medición o la computación, puede
o de uso corriente, la yarda graduada de medir, el producirse porque somos agentes extraordinariamente efi­
o de un automóvil y el termostato doméstico. caces, que siempre intentamos hacer que lo aprendido pue­
esos objetos se han vuelto <<mÍticos», en el sentido da utilizarse una y otra vez. Desarrollamos estrategias para
md Barthes (1972) emplea este término, en tan­ ahorrar esfuerzos en reconocimiento de su economía cogni­
ido a ser parte tan arraigada de nuestra concien­ tiva y su escasa posibilidad de error (Kusterer, 1978; Scrib­
los advertimos. Habiendo pasado de la historia ner, 1986).
llleza, son aspectos invisibles, no «notables» de En la actividad, el individuo conserva, por cierto, la pri­
undo de la experiencia. Están apareciendo mu­ macía. Pero el enfoque de la inteligencia distribuida ve una
os ingeniosos» así, en particular para la medición bruma mucho más sustancial en torno de los límites del in­
), aunque también como artificios recordatorios. dividuo, y hace resplandecer la luz de la atención en la inte­
:meralizando de un modo muy especial con el in­ ligencia, menos visible, de los entornos artificiales, ñsicos,
randísÍmas cantidades, de microprocesadores en simbólicos y sociales, según se pone de relieve en las confi­
.e las actividades cotidianas. Al hallar áreas co­ guraciones de inteligencia distribuida mediante la cual se
bIes para esa eficiencia, muchos de esos artificios realiza la actividad.
formulación de problemas comunes y mecanizan En resumen, el conocimiento suele tener como vehículo
.mientos para el hallazgo de las soluciones. Los artefactos tan diversos como las herramientas ñsicas y los
omprenden el medidor del pulso, el localizador sistemas de notación como las ecuaciones algebraicas. Las
) de calles, las calculadoras para el cambio de di­
elojes con la hora mundial y las calculadoras de
1! personas que lo aprenden, pasan a aprovechar ese conoci­
miento en su actividad, a través de distintos senderos ge­
peso.
néticos: la observación de su empleo por otros seres huma­
irramientas son literalmente portadoras de inte­
nos y el intento de imitarlos, el descubrimiento lúdico de sus
¡la medida en que representan la decisión de de­
«aportes» en la actividad solitaria, y la participación guia­
individuo o de determinada comunidad de que
da en su empleo por otros que poseen más información. Y
así ofrecidos se reifiquen, se tornen estables, co­
los «aportes» de esos artefactos pueden comunicárseles, con
ma casi permanente, a fin de que otros los usen.
mayor o menor eficacia, a los usuarios novicios, en las acti­
)s de historia de la cultura, esas herramientas y
vidades a las que suministran inteligencia distribuida.
.cas de la comunidad de usuarios que las acom­

. los principales vehículos de modelos de razona­

¡vio. Pueden contribuir a los patrones de inteli­

ribuida configurados en la actividad. Una nueva

puede entonces emplearlas sabiendo muy poco o


lucha que conllevó su definición y la adaptación

83
Deseos cursos del mundo suministran relaciones poten
dicionadas por sus «aportes», que pueden no e:
Nuestro último concepto fundamental es el de «deseo». soluto mentalmente representadas antes de la
¿Qué hace que se inicien las actividades y los diseños de in­ situacional de su significado. Sus papeles funcio
teligencia distribuida? Me parece provechoso comenzar con componentes de una configuración de inteligenci
el modelo aproximado de la estructura de la actividad pre­ da pueden surgir sólo en el curso de las iniciativ
sentado por Norman (1988). De acuerdo con ese modelo, la prende un actor, las cuales están movidas por el j
acción atraviesa siete etapas: cuatro de ejecución -concep­ observación es muy cierta con referencia a los cli
ción del objetivo, determinación de una intención, especifi­ que constantemente están creando objetos y ent
cación de un plan de la secuencia de la acción, y la ejecución vos, interpretando su significado y reviendo sus
de la acción- y tres etapas de evaluación: observación del acuerdo con ello (Allen, 1988). En cada moment(
estado del mundo después de la acción, interpretación de nas aportan inteligencia a través del modo com
ese estado y evaluación del resultado de la acción en rela­ tan las cosas que están experimentando. Es me
ción con el objetivo. Como creo que el concepto de «objetivo», comprendamos de manera más acabada la gén
común en la ciencia cognitiva, presupone la idea de una for­ deseos humanos, porque las personas crean, inv,
mulación más explícita y la presencia de representación novan cuando componen diseños para la intelige:
mental más que el concepto de deseos, difusamente precisa­ buida o actúan en ellos. No lo hacen sencillament
dos, que suelen llevar a la acción,3 es importante elaborar
una explicación básica de los deseos, a fin de pensar en cuá­
1 ra habitual o estática. La interpretación, la perti
significado de los recursos disponibles para la act
les son las formas de actividad inteligente distribuida que configurados por los deseos con que las personas 1
pueden manifestarse en el caso de las personas. situaciones.
¿De qué manera los deseos de las personas con referencia Hay algunas distinciones básicas que son val
a una situación concreta dan forma a la interpretación y al de comenzar a pensar a través de una útil taxonc
empleo que hacen de los recursos para esa actividad? El em­ deseos. Podemos, sin el propósito de ser exhausti,
pleo que los hombres hacen de la inteligencia distribuida en ficar un pequeño conjunto de deseos básicos, cada
el entorno diseñado para realizar la actividad, va más allá cuales constituye un tipo de «momento» experien
del determinismo situacional o de una decodificación de las persona lleva a la situación para realizar la activ
intenciones que se hallan tras el diseño de los objetos. Si
bien el que emplea un martillo para golpear un clavo está 1. Con el deseo de una tarea se tienen un objetiv4
colaborando, en un sentido importante, con el que lo diseñó, tención claros; lo que hace falta es precisar t
lo que se encierra en ello es algo más. El proceso incluye con un medio concreto. Si estoy en una choza
también la interpretación de los recursos y las relaciones dome, mi deseo de obtener calor puede hac
para una actividad creativa y nueva (Sch6n, 1983). Los re­ «aporte» de una silla para quemarla sea mucl
liente que su «aporte» para tomar asiento. Si rr
tarea fuera diferente, importarían otras propj
3 Agre (en prensa), Suchman (1987) y Winograd y Flores (1987) han pre­ la silla.
sentado a este respecto convincentes argumentaciones que arraigan en las 2. Con el deseo de trazar un plan, uno no consigu
obras sobre fenomenología de Heidegger, Husserl y Schutz. Sus tesis en planificación de la realización de la actividad p
favor de la primacía de la acción situada y de la naturaleza derivada de
la representación mental se apoya, además, en un desplazamiento de la
hasta la acción específica por emprender con
atención hacia el hecho de que lo que se debe explicar no es el conocimiento disponible. Sé que esta herramienta puede ser
individual, sino la persona que actúa en un contexto con otras personas y para realizar la actividad, pero no estoy segur
con artefactos que tienen una historia cultural. deben reunirse en el diseño los recursos de in

84
cursos del mundo suministran relaciones potenciales, con­
dicionadas por sus «aportes», que pueden no estar en ab­
) último concepto fundamental es el de «deseo». soluto mentalmente representadas antes de la percepción
que se inicien las actividades y los diseños de in­ situacional de su significado. Sus papeles funcionales como
listribuida? Me parece provechoso comenzar con componentes de una configuración de inteligencia distribui­
lproximado de la estructura de la actividad pre­ da pueden surgir sólo en el curso de las iniciativas que em­
r Norman (1988). De acuerdo con ese modelo, la prende un actor, las cuales están movidas por el deseo. Esta
.viesa siete etapas: cuatro de ejecución -concep­ observación es muy cierta con referencia a los diseñadores,
jetivo, determinación de una intención, especifi­ que constantemente están creando objetos y entornos nue­
n plan de la secuencia de la acción, y la ejecución vos, interpretando su significado y reviendo sus diseños de
n- y tres etapas de evaluación: observación del acuerdo con ello CAllen, 1988). En cada momento las perso­
mundo después de la acción, interpretación de nas aportan inteligencia a través del modo como interpre­
y evaluación del resultado de la acción en rela­ tan las cosas que están experimentando. Es menester que
objetivo. Como creo que el concepto de «objetivo», comprendamos de manera más acabada la génesis de los
.a ciencia cognitiva, presupone la idea de una for­ deseos humanos, porque las personas crean, inventan e in­
más explícita y la presencia de representación novan cuando componen diseños para la inteligencia distri­
s que el concepto de deseos, difusamente precisa­ buida o actúan en ellos. No lo hacen sencillamente de mane­
lelen llevar a la acción,3 es importante elaborar ra habitual o estática. La interpretación, la pertinencia y el
ición básica de los deseos, a fin de pensar en cuá­ f significado de los recursos disponibles para la actividad son
formas de actividad inteligente distribuida que configurados por los deseos con que las personas llegan a las
mifestarse en el caso de las personas. 1
!
situaciones.
Hay algunas distinciones básicas que son valiosas a fin
; manera los deseos de las personas con referencia
ición concreta dan forma a la interpretación y al ¡
i
de comenzar a pensar a través de una útil taxonomía de los
3 hacen de los recursos para esa actividad? El em­ t deseos. Podemos, sin el propósito de ser exhaustivos, identi­
s hombres hacen de la inteligencia distribuida en ! ficar un pequeño conjunto de deseos básicos, cada uno de los
diseñado para realizar la actividad, va más allá cuales constituye un tipo de «momento» experiencial que la
inismo situacional o de una decodificación de las persona lleva a la situación para realizar la actividad:
s que se hallan tras el diseño de los objetos. Si
! emplea un martillo para golpear un clavo está 1. Con el deseo de una tarea se tienen un oiljetivo y una in­
.0, en un sentido importante, con el que lo diseñó, tención claros; lo que hace falta es precisar una acción
ncierra en ello es algo más. El proceso incluye con un medio concreto. Si estoy en una choza congelán­
. interpretación de los recursos y las relaciones dome, mi deseo de obtener calor puede hacer que el
ctividad creativa y nueva CSchon, 1983). Los re­ «aporte» de una silla para quemarla sea mucho más sa­
liente que su «aporte» para tomar asiento. Si mi deseo de
tarea fuera diferente, importarían otras propiedades de
rensa), Suchman (1987) y Winograd y Flores (1987) han pre­ la silla.
respecto convincentes argumentaciones que arraigan en las Con el deseo de trazar un plan, uno no consigue llevar la
nomenología de Heidegger, Husserl y Schutz. Sus tesis en 1 2. planificación de la realización de la actividad proyectada
¡macia de la acción situada y de la naturaleza derivada de hasta la acción específica por emprender con un medio
,ión mental se apoya, además, en un desplazamiento de la
disponible. Sé que esta herramienta puede ser empleada
el hecho de que lo que se debe explicar no es el conocimiento ,
o la persona que actúa en un contexto con otras personas y para realizar la actividad, pero no estoy seguro de cómo
que tienen una historia <:ultural. deben reunirse en el diseño los recursos de inteligencia
t
!
~~
85

•j
distrib uida. En términ os de Norma n, hay un hueco por Aunqu e sin duda pueden existir más especies dE
llenar entre la intenci ón y la especificación. Dispongo de las descriptas,5 podemos ver la import ancia del Cl
un proces ador de diseño y no de una máqui na de escri­ parand o en que los diseños para la intelig encia (
bir: conozco mi tarea de escribi r y la herram ienta, pero se apoyan en deseos específicos de una actividad
ahora el deseo es el de hallar la forma en que el procesa­
dor de diseño pueda ser útil para la tarea de escribir. Lle­
nar ese hueco entre el deseo y la acción puede exigir una
cognición reflexiva, como se lo sugiere en las explicacio­ Los comienzos
nes acerca del derrum be de la «acción preocupada» (Wi­
nograd y Flores, 1987). . . . ¿Cómo surgió esta concepción de la intelig er
3. Con un deseo circunstancial, no s~ tIene la meta ID la m­
buida? Puedo explica r de qué se propone dar cue:
tención específicas de encara r la situación. Antes bien, el
los canIÍnos que condujeron a su elaboración. A
deseo surge ocasio nalmen te en respue sta al hecho de ad­
de la década de 1980, estand o yo interes ado d(
vertir propiedades de la situaci ón que aparec en durant e tiempo , como psicólogo evolutivo, én los fundar
la acción. Una banda de goma se convierte en un instru­ ciales del crecimiento cognitivo, desper tó mucho
mento musica l; al automo vilista que escuch a una can­
sidad el empleo, cada vez más domin ante, de las t
ción el volant e de su automó vil se le aparec e como un
en la sociedad, incluye ndo los enorm es desarro:
inst;um ento de percus ión. No es posible subest imar el
sistem as de intelig encia artificial del momento.
papel que para el deseo circun stancia l desem peña eljue­
secuen cias acarre aría ese hecho en la forma de e
go, la exploración de las relaciones potenciales en las que
desarro llo human o, el aprend izaje, y las metas y 1
el objeto puede entrar. educat ivas? Para respon der a esas pregun tas, el.
4. Con un deseo habitual, meram ente se reitera el curso co­
perspe ctiva históri co-cult ural influid a por las oh
nocido de la acción, incorporando, en la activid ad propia ,
gotsky, Luria y Cole, y con sus raíces en las teorí
los recurso s de intelig encia distrib uida del mundo o de Hegel, Marx y Engels . Cole y Engest rom (en el I
otras person as. Winog rad y Flores (1987, pág. 32), si­
pítulo del presen te libro) ofrecen un contexto histl
guiend o a Heidegger, llaman a ese conocimiento no r:fle­ esta tarea, de maner a que no voy a hacerlo yo aql
xivo e inserto en la acción, «disponible». El hombr e CIego
que golpea con su bastón el pavimento, lo t~a~ c.omo si
fuera una extens ión de sí mismo; se torna mVIslble en
sus propie dades de medio, puesto que está perfect amen­
te integra do en la actividad. 4 Las siete etapas de la ac­
I pecto fundam ental de esta perspe ctiva es una vi:
natura leza human a que, sin dejar de reconocer lo
biológicos y ambie ntales, subray a que la huma¡
rehace a través de una dialéctica de influen cias rt
nuestr as activid ades produc tivas modifican el mn
ción se desenv uelven cíclicamente, casi sin advertí rselo. biando de ese modo la forma en que el mundo pue(
carnos a nosotros. Al dar forma a la natura leza y a
Podemos ver en estos ejemplos que la creativ idad surge a
mediación de nuestr as interacciones con ella, nos
partir de la interpr etación situad a de los r~c:rrsos del entor­
mos a nosotros mismos» (Pea, 1985a, pág. 169). T~
no, y basada en nuestr os deseos. La creatIVIdad ~u~le con­
sistir en una interpr etación nueva, durant e la actiVIdad, de
5 Por ejemplo, Ford y Nichols (1987) definen una amplia,
pares formad os por el deseo y el recurs o de la situaci ón. metas humana s que comprenden las dirigidas a realizaciones
nales tales como las de la segurida d, el sexo y la reproducción,
ma, el establecimiento de relaciones sociales y la satisfacción {
4 Ejemplo aducido con frecuenc ia por Wittgen stein y por
y las que ellos llaman metas de orientación interna, como cont,
Merleau-Ponty, puesta de sol, divertirs e, experim entar alegría, evitar la tensió
y más tarde por Bateson (1972).
ritualida d.

86
lida. En términos de Norman, hay un hueco por Aunque sin duda pueden existir más especies de deseo que
mtre la intención y la especificación. Dispongo de las descriptas, 5 podemos ver la importancia del concepto re­
~esador de diseño y no de una máquina de escri­ parando en que los diseños para la inteligencia distribuida
lOZCO mi tarea de escribir y la herramienta, pero se apoyan en deseos específicos de una actividad.
~l deseo es el de hallar la forma en que el procesa­
liseño pueda ser útil para la tarea de escribir. Lle­
.hueco entre el deseo y la acción puede exigir una
ón reflexiva, como se lo sugiere en las explicacio­ Los comienzos
~rca del derrumbe de la «acción preocupada» (Wi­
y Flores, 1987). ¿Cómo surgió esta concepción de la inteligencia distri­
. deseo circunstancial, no se tiene la meta ni la in­ buida? Puedo explicar de qué se propone dar cuenta, según
l específicas de encarar la situación. Antes bien, el los caminos que condujeron a su elaboración. A comienzos
urge ocasionalmente en respuesta al hecho de ad­ de la década de 1980, estando yo interesado desde hacía
)ropiedades de la situación que aparecen durante tiempo, como psicólogo evolutivo, en los fundamentos so­
'n. Una banda de goma se convierte en un instru­ ciales del crecimiento cognitivo, despertó mucho mi curio­
musical; al automovilista que escucha una can­ sidad el empleo, cada vez más dominante, de las tecnologías
l volante de su automóvil se le aparece como un en la sociedad, incluyendo los enormes desarrollos de los
nento de percusión. No es posible subestimar el sistemas de inteligencia artificial del momento. ¿Qué con­
[ue para el deseo circunstancial desempeña eljue­ secuencias acarrearía ese hecho en la forma de concebir el
xploración de las relaciones potenciales en las que desarrollo humano, el aprendizaje, y las metas y la práctica
;o puede entrar. educativas? Para responder a esas preguntas, elaboré una
l deseo habitual, meramente se reitera el curso co­ perspectiva histórico-cultural influida por las obras de Vi­
de la acción, incorporando, en la actividad propia, gotsky, Lucia y Cole, y con sus raíces en las teoría de Vico,
ursos de inteligencia distribuida del mundo o de Hegel, Marx y Engels. Cole y Engestrom (en el primer ca­
)ersonas. Winograd y Flores (1987, pág. 32), si­ pítulo del presente libro) ofrecen un contexto histórico para
D a Heidegger, llaman a ese conocimiento no refle­ esta tarea, de manera que no voy a hacerlo yo aquí. Un as­
nserto en la acción, «disponible». El hombre ciego
lpea con su bastón el pavimento, lo trata como si
ma extensión de sí mismo; se torna invisible en
)piedades de medio, puesto que está perfectamen­
grado en la actividad.4 Las siete etapas de la ac­
I pecto fundamental de esta perspectiva es una visión de la
naturaleza humana que, sin dejar de reconocer los factores
biológicos y ambientales, subraya que la humanidad «se
rehace a través de una dialéctica de influencias recíprocas:
nuestras actividades productivas modifican el mundo, cam­
desenvuelven cíclicamente, casi sin advertírselo. biando de ese modo la forma en que el mundo puede modifi­
camos a nosotros. Al dar forma a la naturaleza y al modo de
ver en estos ejemplos que la creatividad surge a mediación de nuestras interacciones con ella, nos modifica­
.a interpretación situada de los recursos del entor­ mos a nosotros mismos» (Pea, 1985a, pág. 169). Tal como el
lda en nuestros deseos. La creatividad suele con­
na interpretación nueva, durante la actividad, de 5 Por ejemplo, Ford y Nichols (1987) definen una amplia variedad de
nados por el deseo y el recurso de la situación. metas humanas que comprenden las dirigidas a realizaciones transaccio­
nales tales como las de la seguridad, el sexo y la reproducción, la autoesti­
ma, el establecimiento de relaciones sociales y la satisfacción del hambre,
y las que ellos llaman metas de orientación interna, como contemplar una
aducido con frecuencia por Wittgenstein y por Merleau-Ponty, puesta de sol, divertirse, experimentar alegría, evitar la tensión, y la espi­
por Bateson (1972). ritualidad.

87
empleo de maquillarias físicas en el trabajo agrario viene a
cidad de diferenciar los diálogos interactivos con E
mediar de manera cada vez más variada la interacción del
final de un ser humano y el de una computadora
hombre con la naturaleza, del mismo modo las tecnologías
tal extensión, aplicada al nivel evolutivo de los
de la computación median, de manera nítidamente distinta,
del sistema formado por el niño y la computadora
la interacción del hombre con la naturaleza, con la informa­
ño sin un apoyo, podrían buscarse las respuestas
ción y con las demás personas. Esa tesis es una ampliación
tas sobre cómo definir tareas destinadas a repr
de la que Vigotsky (1930 / 1978) formula en «Hen:amienta!
pensamiento de niveles evolutivos particulares d
símbolo» donde se subraya que tanto las herramIentas fíSI­
ma formado por niño y computadora frente al fo
cas cuanto los sistemas de símbolos median culturalmente un niño solo.
la actividad humana.
Distinguí después entre los «sistemas pedagó~
Esa perspectiva de la construcción histórico-social de la
es, el empleo de computadoras que se centran en
naturaleza humana se refleja también en los estudios del
,
la autosuficiencia cognitiva de sus usuarios, y los
niño como «invención cultural», donde se sostiene que el
~ pragmáticos, que permiten ejecuciones intelect
concepto de «niño» es de índole social e histórica, no n~tural,
coces que el niño puede ser incapaz de lograr sin e:
y que los niños se convierten en lo que los otros consIderan

I
sistema» (Pea, 1985b, pág. 84). Más recientemE
que son (véase, por ejemplo, Wartofsky, 1983). .
mon, Perkins y Globerson (1991) han recogido e
Retomé esas cuestiones en ensayos muy dIversos. En
ción en su caracterización de los efectos de la tecn(
uno de ellos (Pea, 1985a), sostuve que las herramientas de
efectos con la tecnología, contraste al que volveré
computación no sirven como suele entendérselas --:-como
«amplificadoras» de la cognición- sino como «reorganIzado­ 1
ras del funcionamiento mental». La distinción apuntaba a I
destacar la organización funcional, o las características sis­ 1
Llegada a la inteligencia distribuida
temáticas, de la actividad humana. Mientras que la amplifi­
cación sugiere ante todo un cambio cuantitativo en las reali­
zaciones, lo que los seres humanos realmente hacen en sus
actividades, cambia cuando las tecnologías transforman la
organización funcional de esa actividad. (Más adelante ex­
plico algunos de esos cambios funcionales en un apartado
I Después de la aparición de esos ensayos se ha J
un sustancial incremento en la densidad y en la n
las tecnologías de la computación, las cuales de~
importantes papeles en el incremento de las activi
manas en la ciencia, la industria y la educaciól
dedicado a Polya y la inteligencia distribuida.)
En otro ensayo, en el que especulaba acerca de la in­ I particular relevancia para la inteligencia distribu
cimiento del uso de las técnicas de visualizaciór
tegración de la inteligencia humana y la computacio~~l, dagación científica.
adopté una perspectiva de Vigotsky acerca de esa cuestlOn
(Pea, 1985b), preguntándome si los sistemas informáticos
futuros podrían actuar interactivamente, tal como los adul­
Aumento de la inteligencia con la computo.
tos y los pares más capaces lo hacen hoy, para ayudar a los
niños en las zonas de desarrollo próximo (ZDP), colaboran­
En el caso de la visualización en las ciencias, e
do con ellos en la construcción de su capacidad evolutiva
laboratorios de investigación de universidades y
latente. La idea central que apareció a raíz de tales conside­
trias hay grupos e individuos que logran realizar
raciones fue una idea extrema: la de considerar al sistema
dades deseadas mediante el empleo de programa
formado por el niño y la computadora como una unidad evo­
de alta resolución, a menudo con el uso de superco
lutiva. Sugería yo una ampliación del test de 'furing para
ras que ofrecen «realidades virtuales» que pueden
valorar la inteligencia computacional a través de la incapa­
se (Lanier, 1989; Rheingold, 1991) a los fines de :

88
l maqui.n:arias físicas en el trabajo agrario viene a cidad de diferenciar los diálogos interactivos con el producto
l manera cada vez más variada la interacción del final de un ser humano y el de una computadora. Mediante
:m la naturaleza, del mismo modo las tecnologías tal extensión, aplicada al nivel evolutivo de los productos
Jutación median, de manera nítidamente distinta, del sistema formado por el niño y la computadora, y no al ni­
ción del hombre con la naturaleza, con la informa­ ño sin un apoyo, podrían buscarse las respuestas a pregun­
l las demás personas. Esa tesis es una ampliación
tas sobre cómo definir tareas destinadas a representar el
Vigotsky (1930/1978) formula en «Herramienta y pensamiento de niveles evolutivos particulares de un siste­
donde se subraya que tanto las herramientas físi­ ma formado por niño y computadora frente al formado por
o los sistemas de símbolos median culturalmente un niño solo.
adhumana. Distinguí después entre los «sistemas pedagógícos», esto
lrspectiva de la construcción histórico-social de la es, el empleo de computadoras que se centran en el logro de
;a humana se refleja también en los estudios del la autosuficiencia cognitiva de sus usuarios, y los «sistemas
o «invención cultural», donde se sostiene que el pragmáticos, que permiten ejecuciones intelectuales pre­
:le «niño» es de índole social e histórica, no natural, coces que el niño puede ser incapaz de lograr sin el apoyo del
niños se convierten en lo que los otros consideran sistema» (Pea, 19856, pág. 84). Más recientemente, Salo­
réase, por ejemplo, Wartofsky, 1983). mon, Perkins y Globerson (1991) han recogído esta distin­
té esas cuestiones en ensayos muy diversos. En ción en su caracterización de los efectos de la tecnologíay los
los (Pea, 1985a), sostuve que las herramientas de efectos con la tecnología, contraste al que volveré.
:ión no sirven como suele entendérselas -como
:tdoras» de la cognición- sino como «reorganizado­
ID.cionamiento mental». La distinción apuntaba a
la organización funcional, o las características sis­ Llegada a la inteligencia distribuida
¡, de la actividad humana. Mientras que la amplifi­
~ere ante todo un cambio cuantitativo en las reali­
Después de la aparición de esos ensayos se ha registrado
lo que los seres humanos realmente hacen en sus un sustancial incremento en la densidad y en la novedad de
es, cambia cuando las tecnologías transforman la las tecnologías de la computación, las cuales desempeñan
!ión funcional de esa actividad. (Más adelante ex­ importantes papeles en el incremento de las actividades hu­
mos de esos cambios funcionales en un apartado manas en la ciencia, la industria y la educación. Reviste
a Polya y la inteligencia distribuida.) particular relevancia para la inteligencia distribuida el cre­
~o ensayo, en el que especulaba acerca de la in­
cilnÍento del uso de las técnicas de visualización en la in­
l de la inteligencia humana y la computacional,
dagación científica.
la perspectiva de Vigotsky acerca de esa cuestión
,56), preguntándome si los sistemas informáticos
Jdrían actuar interactivamente, tal como los adul­ Aumento de la inteligencia con la computación
lares más capaces lo hacen hoy, para ayudar a los
las zonas de desarrollo próximo (ZDP), colaboran~ En el caso de la visualización en las ciencias, en muchos
los en la construcción de su capacidad evolutiva laboratorios de investigación de universidades y de indus­
,a idea central que apareció a raíz de tales conside­ trias hay grupos e individuos que logran realizar las activi­
fue una idea extrema: la de considerar al sistema dades deseadas mediante el empleo de programas gráficos
)or el niño y la computadora como una unidad evo­ de alta resolución, a menudo con el uso de supercomputado­
1gería yo una ampliación del test de Turlng para ras que ofrecen <<realidades virtuales» que pueden manejar­
L inteligencia computacional a través de la incapa­
se (Lanier, 1989; Rheingold, 1991) a los fines de simular y

89

razonar acerca de los fenómenos en el ámbito de la ciencia la intensidad de la radiación solar y la velocidad di
la ingeniería, la matemática y el diseño (Brooks, 1988). E~ un lugar en particular, al mediodía, en cien días di
este paradigma, las representaciones gráficas computadas datos de esas seis variables no espaciales consis'
tienen interfaces de «manipulación directa» (Hutclúns, Ho­ puntos en un espacio de seis dimensiones. En est
llan y Norman, 1986) con propiedades de acción análogas a pares observan con atención tales espacios de sei:
las de sus contrapartidas en el mundo real. Las intuiciones nes, ven la configuración de puntos y los visualizl
humanas referidas al modo de actuar se aprovechan en la tender sus complejas relaciones.
comunicación con la máquina, a fin de reducir la separación
entre deseos y acciones. Nótese, en la aplicación de una computación aVI
Los ejemplos de visualización científica procedentes de mo esa, el carácter altamente simbiótico de los:
laboratorios como el de la Universidad de Carolina del Nor­ los científicos que formulan los problemas y el ce
te en Chapel Hill, la Investigación VPL, el Centro Nacional tereses, los diseñadores de los algoritmos de viSl
de Aplicaciones de Supercomputación de la Universidad de y los aportes de las tecnologías de computación
Illinois, Urban-Champaign, y el Centro de Investigación bición.
NASA-AMES, abarcan temas tan diversos como el «corte» Aunque tales aplicaciones están más allá del D
en ingeniería ~olecular (Ouh-Young, Pique, Hughes, Sri­ enseñanza primaria y secundaria, de todos modo:
nivisan y Brooks, 1988), el recorrido de edificios virtua­ faces gráficas dinámicas de dos dimensiones y, f
les antes de su construcción (Brooks, 1986), y el estudio de tr~s dimensiones, contribuyen al aprendizaje ~
tempestades intensas representadas numéricamente (Wil­ illlento en la enseñanza de la matemática y de la
helmson et al., 1990). Además de eso, la simulación y la in­ Acaso es más llamativo el uso, en miles de aulas,
terpretación de patrones de datos empíricos complejos en la torios basados en microcomputadores en los que
n:vestigación biomédica, la exploración del espacio, la geofi­ nos pueden investigar fenómenos del mundo real
Slca, los modelos moleculares y la robótica, han llegado a de­ la recolección de datos, utilizando sondas que SE
pender de la exhibición de gráficos tridimensionales (3-D) con la computadora, para variables tales como 11:
y no de datos numéricos, y los nuevos diseños tridimensio­
nales para la estructuración de la información aprovechan
asünismo las habilidades humanas de visualización (Card,
i tura, la presión, la luz y el sonido, con la generaci
ficos que pueden ser interpretados como los reSl
esas investigaciones (Linn, en prensa; Thornton '
Robertson y Mackinlay, 1991). La fidelidad de muchas de 1990; Tinker, 1992). Considérese también el ap;
estas interfaces, estéticamente elegantes, al conocimiento por el docente y por los materiales del curriculuJ
complejo, es tan sorprendente que ha llegado a llamárselas 1 tructurar las investigaciones de los alumnos, los p

I
«realidades virtuales», y en ellas pueden simularse, explo­ percepción e interpretación que supone ver los 1
rarse y experimentarse fenómenos muy complejos con colo­ la tecnología necesaria para reunir datos y tran:
rido y dinámica exuberantes, aptos para la categorización y en exhibiciones, y los diseñadores que están detr
la capacidad de reconocimiento de los patrones de los siste­ innovaciones. Asimismo, se han hecho notables
mas visuales humanos (Blattner y Dannenberg, 1991) y, en en el desarrollo de herramientas computacional
algunos casos, la retroalimentación propioceptiva que se su­ aprendizaje de la estadística en las escuelas med]
ministra. Véase, por ejemplo, la siguiente descripción de un riores, mediante la construcción y el manejo de n
curso SIGGRAPH 1991 por Richard Becker, de los Labora­ tadísticos de población (Hancock y Kaput, 1990; ]
torios AT y T Bell: sebery, Bruce y DuMouchel, 1988; Rubin et al., J
sell y Corwin, 1990)6 o para el aprendizaje de la 1
Considérese, por ejemplo, la medición de la temperatura, la

6 En programas comerciales de estadística como Data De!


humedad, la presión barométrica, el porcentaje de nubosidad,

StatView y Systat, se emplean la localización espacial, la forrr

90
I

.1
,cerca de los fenómenos en el ámbito de la ciencia, la intensidad de la radiación solar y la velocidad del viento en
~ría, la matemática y el diseño (Brooks, 1988). En un lugar en particular, al mediodía, en cien días distintos. Los
digma, las representaciones gráficas computadas datos de esas seis variables no espaciales consisten en cien
;erfaces de «manipulación directa» (Hutchlns, Ho­ puntos en un espacio de seis dimensiones. En este curso, los
rman, 1986) con propiedades de acción análogas a pares observan con atención tales espacios de seis dimensio­
i contrapartidas en el mundo real. Las intuiciones
nes, ven la configuración de puntos y los visualizan para en­
tender sus complejas relaciones.
referidas al modo de actuar se aprovechan en la
.ción con la máquina, a fin de reducir la separación
BOS y acciones.
emplos de visualización científica procedentes de
¡os como el de la Universidad de Carolina del Nor­
.pel Hill, la Investigación VPL, el Centro Nacional
I
,
!
Nótese, en la aplicación de una computación avanzada co­
mo esa, el carácter altamente simbiótico de los aportes de
los científicos que formulan los problemas y el cotejo de in­
tereses, los diseñadores de los algoritmos de visualización,
y los aportes de las tecnologías de computación y de exhi­
:iones de Supercomputación de la Universidad de
Jrban-Champaign, y el Centro de Investigación bición.
Aunque tales aplicaciones están más allá del marco de la
v.IES, abarcan temas tan diversos como el «corte»
enseñanza primaria y secundaria, de todos modos las inter­
.ería molecular (Ouh-Young, Pique, Hughes, Sri­
faces gráficas dinámicas de dos dimensiones y, a veces, de
, Brooks, 1988), el recorrido de edificios virtua­
tres dimensiones, contribuyen al aprendizaje y al razona­
de su construcción (Brooks, 1986), y el estudio de
miento en la enseñanza de la matemática y de las ciencias.
des intensas representadas numéricamente (Wil­
Acaso es más llamativo el uso, en miles de aulas, de labora­
~t al., 1990). Además de eso, la simulación y la in­
torios basados en microcomputadoras en los que los alum­
Ión de patrones de datos empíricos complejos en la
nos pueden investigar fenómenos del mundo real mediante
3ión biomédica, la exploración del espacio, la geofi­
la recolección de datos, utilizando sondas que se conectan
lOdelos moleculares y la robótica, han llegado a de­
con la computadora, para variables tales como la tempera­
~ la exhibición de gráficos tridimensionales (3-D)
tura, la presión, la luz y el sonido, con la generación de grá­
atos numéricos, y los nuevos diseños tridimensio­
ficos que pueden ser interpretados como los resultados de
a la estructuración de la información aprovechan
esas investigaciones (Linn, en prensa; Thornton y Sokoloff,
las habilidades humanas de visualización (Card,
1990; Tinker, 1992). Considérese también el aporte hecho
1 y Mackinlay, 1991). La fidelidad de muchas de
por el docente y por los materiales del currículum para es­
~rfaces, estéticamente elegantes, al conocimiento
tructurar las investigaciones de los alumnos, los procesos de
es tan sorprendente que ha llegado a llamárselas
percepción e interpretación que supone ver los gráficos, y
es virtuales», y en ellas pueden simularse, explo­
la tecnología necesaria para reunir datos y transformarlos
:perimentarse fenómenos muy complejos con colo­
en exhibiciones, y los diseñadores que están detrás de esas
árnica exuberantes, aptos para la categorización y
innovaciones. Asimismo, se han hecho notables progresos
lad de reconocimiento de los patrones de los siste­
en el desarrollo de herramientas computacionales para el
tles humanos (Blattner y Dannenberg, 1991) y, en
aprendizaje de la estadística en las escuelas medias y supe­
lS0S, la retroalimentación propioceptiva que se su­
riores, mediante la construcción y el manejo de modelos es­
Véase, por ejemplo, la siguiente descripción de un
tadísticos de población (Hancock y Kaput, 1990; Rubin, Ro­
-GRAPH 1991 por Richard Becker, de los Labora­
sebery, Bruce y DuMouchel, 1988; Rubin et al., 1990; Rus­
yT Bell:
sell y Corwin, 1990)6 o para el aprendizaje de la fisica new­
érese, por ejemplo, la medición de la temperatura, la
6 En programas comerciales de estadística como Data Desk, MacSpin,
id, la presión barométrica, el porcentaje de nubosidad,
StatView y Systat, se emplean la localización espacial, la forma, el color, el

91
toniana en las escuelas elementales (White, 1988; White y Aumento de la inteligencia con sistemas l
Horwitz, 1987). En todos los casos, sorprendió a los investi­ registro
gadores y a los educadores la edad a la que los alumnos ya
pueden participar en el tratamiento de temas complejos.
Es un hecho ampliamente reconocido que le
representacionales externos, que dependen de 1
Aumento de la inteligencia con la participación de registro como el papel y el lápiz, o la compUl
pantalla, han hecho contribuciones fundament
guiada sarrollo histórico-social de la ciencia la matemál
Es mucho también lo que se ha trabajado en el diseño de disciplinas (véanse, por ejemplo, Ca~sirer 1923'
nuevos ordenamientos sociBles y de estructuras de activi­ 1978~. Utilizo la expresión «sistemas de ;egist:C
dad para apoyar el aprendizaje humano, bajo la inspiración, de «SIstemas simbólicos» o «sistemas represent.
en gran parte, de las concepciones vigotskyana (1978) y por dos razones. Primero, porque deseo subraya
neovigotskyana de la ZDp' que sostienen que el desarrollo ter externo, de cosa que está en el mundo lo cual
se produce como «internalización» de procesos cognitivos so­ construcción, el examen, la deconstrucció~ y la al
cialmente distribuidos en una «zona de desarrollo próximo», estructuras completas de inscripción que mant
orientada hacia un rendimiento autónomo (Brown, en el escasa relación con sus patrones de desarrolle
capítulo 7 de este libro; Newman, Griffin y Cole, 1989; Ro­ CLatour y Woolgar, 1986; Lynch y Woolgar, 1990)
gofi', 1990). Según tales concepciones de los contextos socia­ 1 porque en las ciencias cognitivas los términos «
les del desarrollo cognitivo, los adultos suelen proporcionar «representación» han asumido la interpretaciól
situaciones de apoyo para que los niños puedan realizar ta­ presentación mental, restándosele énfasis al hec
reas más complejas que las que sus conocimientos y sus ha­ co-social de que muchas de las modalidades de no
bilidades actuales podrían permitirles. Esa «participación se. considera que figuran entre los lenguajes d
guiada» (acertada expresión empleada por Rogoff, 1990) IDlen~» --como. el lenguaje matemático, ellengu
distribuye entre el niño y el adulto la inteligencia necesaria y l~s sI~bolos cI~ntíficos- iniciaron ontogenétic
para ejecutar la actividad. En trabajos que se inscriben en eXistenCIa como mscripciones externas cuyas cor
la misma línea, se ha elaborado un modelo del aprendizaje de construcción, interpretación y empleo en las al
por medio de la enseñanza recíproca y los aprendizajes cog­ tenían que adquirirse en actividades culturales.
nitivos, en el que la inteligencia necesaria para realizar una Sabemos que los sistemas de registro suelen ¡:
actividad (por ejemplo, la interpretación de un texto) está alumno grandes problemas. El relevamiento de 1
distribuida en el grupo de pares o en un sistema de alumno nes entre los objetos del mundo y el sistema numE
y tutor (Brown, Collins y Duguid, 1989; Collins, Brown y to ~e resulta problemático, por ejemplo las dificu:
Newman, 1989), según lo ilustran los estudios de la ense­ ficlentemente documentadas, de la sustracción j
ñanza de la lectura (Palincsar y Brown, 1984), de la compo­ de lugar o, para alumnos mayores entre las e
sición de textos (Bereiter y Scardamalia, 1986), de la solu­ algebraicas, o la descripción lingüística de situac
ción de problemas matemáticos en la universidad CSchoen­ representación de aquellas en la notación de las
feld, 1985) y del aprendizaje del razonamiento en ópti­ las coordenadas cartesianas (Confrey, 1990). Las j
ca geométrica (Pea, en prensa; Pea, Sipusic y Allen, en ne~ r~amente I?onen de manifiesto sus «aporte
prensa). actiVIdad. Es aSImismo raro que se reconozca ql
temas de registro permiten de manera eficaz la
de determinadas actividades dirigidas a un fin y
brillo y el movimiento para la visualización de fenómenos empíricos com­ tie~po impiden que les resulten transparentes a
plejos y ecuaciones.
no informadas de las convenciones que rigen su Íl

92
m las escuelas elementales (White, 1988; White y Aumento de la inteligencia con sistemas de
1987). En todos los casos, sorprendió a los investi­ registro
r a los educadores la edad a la que los alumnos ya
articipar en el tratamiento de temas complejos. Es un hecho ampliamente reconocido que los sistemas
representacionales externos, que dependen de tecnologías
de registro como el papel y el lápiz, o la computadora y la
"O de la inteligencia con la participación
pantalla, han hecho contribuciones fundamentales al de­
sarrollo histórico-social de la ciencia, la matemática y otras
lcho también lo que se ha trabajado en el diseño de disciplinas (véanse, por ejemplo, Cassirer, 1923; Goodman,
rdenamientos sociáles y de estructuras de activi­ 1978). Utilizo la expresión «sistemas de registro» en lugar
apoyar el aprendizaje humano, bajo la inspiración, de «sistemas simbólicos» o «sistemas representacionales»,
parte, de las concepciones vigotskyana (1978) y por dos razones. Primero, porque deseo subrayar su carác­
:kyana de la ZDp, que sostienen que el desarrollo ter externo, de cosa que está en el mundo, lo cual permite la
:e como «internalización» de procesos cognitivos so­ construcción, el examen, la deconstrucción y la aparición de
~ distribuidos en una «zona de desarrollo próximo»,
estructuras completas de inscripción que mantienen una
i hacia un rendimiento autónomo (Brown, en el
escasa relación con sus patrones de desarrollo temporal
7 de este libro; Newman, Griffin y Cole, 1989; Ro­ (Latour y Woolgar, 1986; Lynch y Woolgar, 1990). Segundo,
l). Según tales concepciones de los contextos socia­
porque en las ciencias cognitivas los términos «símbolo» y
sarrollo cognitivo, los adultos suelen proporcionar «representación» han asumido la interpretación de la re­
es de apoyo para que los niños puedan realizar ta­ presentación mental, restándosele énfasis al hecho históri­
complejas que las que sus conocimientos y sus ha­ co-social de que muchas de las modalidades de notación que
actuales podrían permitirles. Esa «participación se considera que figuran entre los lenguajes del «pensa­
:acertada expresión empleada por Rogoff, 1990) miento» -como el lenguaje matemático, el lenguaje escrito
e entre el niño yel adulto la inteligencia necesaria y los símbolos científicos- iniciaron ontogenéticamente su
LItar la actividad. En trabajos que se inscriben en
existencia como inscripciones externas cuyas convenciones
línea, se ha elaborado un modelo del aprendizaje de construcción, interpretación y empleo en las actividades,
) de la enseñanza recíproca y los aprendizajes cog­ tenían que adquirirse en actividades culturales.
J. el que la inteligencia necesaria para realizar una
Sabemos que los sistemas de registro suelen plantear al
(por ejemplo, la interpretación de un texto) está alumno grandes problemas. El relevamiento de las relacio­
la en el grupo de pares o en un sistema de alumno nes entre los objetos del mundo y el sistema numérico escri­
lrown, Collins y Duguid, 1989; Collins, Brown y to le resulta problemático, por ejemplo las dificultades, su­
, 1989), según lo ilustran los estudios de la ense­ ficientemente documentadas, de la sustracción de valores
la lectura (Palincsar y Brown, 1984), de la compo­ de lugar o, para alumnos mayores, entre las ecuaciones
textos (Bereiter y Scarda:riJ.alia, 1986), de la solu­ algebraicas, o la descripción lingüística de situaciones, y la
'oblemas matemáticos en la universidad (Schoen­ representación de aquellas en la notación de las curvas de
5) y del aprendizaje del razonamiento en ópti­ las coordenadas cartesianas (Confrey, 1990). Las inscripcio­
trica (Pea, en prensa; Pea, Sipusic y Allen, en nes raramente ponen de manifiesto sus «aportes» para la
actividad. Es asimismo raro que se reconozca que los sis­
temas de registro permiten de manera eficaz la ejecución
de determinadas actividades dirigidas a un fin y al propio
ovimíento para la visualización de fenómenos empíricos com­ tiempo impiden que les resulten transparentes a personas
¡clones.
no informadas de las convenciones que rigen su interpreta­

93
ción y su uso, lo cual constituye una circunstancia infor­ Aumento de la inteligencia mediante la e(
tunada para el aprendizaje de la matemática y de la ciencia. situada
Los «aportes» de muchos sistemas de registro son en gran
medida culturales en el siguiente sentido: es indispensa­ Distintos estudios referidos, sobre todo, al raz
ble que una persona haya sido introducida en las activida­ matemático inserto en actividades tales como 1
des que dan significado a esas inscripciones y, mejor aun, pedidos de los trabajadores de la industria láctea
que haya tomado parte en ellas. Después de estar ini~iado, 1985), la venta de alimentos (Murtaugh, 1985)
se puede tener la impresión de percibir de manera directa vidades de medición doméstica de las dietas (De
los patrones que el sistema estaba destinado a hacer «ob­ 1986), y diversas actividades de la vida callejer
vios», pero, antes de esa iniciación, las convenciones yel venta de de caramelos por niños en el Brasil (Cru
empleo de las inscripciones son por lo común oscuros. Los rraher y Schliemann, en prensa; Saxe, 1988, 199
usuarios maduros de un sistema de registro conocen los ti­ zaron a poner de manifiesto de qué vigorosa manE
pos de tareas para las que el sistema es útil-las preguntas sonas utilizan las propiedades estructurales d,
a las que permite responder, las deducciones que posibilita fisico para sobrellevar parte del peso de lo que, en
hacer-, igual que sus limitaciones. Gran parte de eso es de la matemática escolar, es, tradicionalmente, 1
imperceptible para el iniciado, puesto que tal práctica ~ocial dad «mental» (Lave, 1988; Lave, Murtaugh y DE
no está «en» la representación misma, sino en sus funCIOnes 1984). Por ejemplo, en los comercios de alimento
relacionadas con las actividades que las personas desarro­ venden, la matemática, cuando se la usa, de hecl
llan en el mundo. es acertada y creativa en el empleo que hace de le
Las personas suelen inventar sistemas de registro para materiales de las medidas unitarias a fin de ah01
fines concretos, para ejecutar actividades que serían dmci­ bajo <<mental» de cálculo (Lave et al., 1984). Halla
les de realizar sin ellos. Por ejemplo, al exponer un estu­ lares en materia de aprovechamiento del entorno
dio microgenético de la invención, por parte de adolescen­ borar en el funcionamiento de la inteligencia, SE
tes de un esquema de notación para describir la velocidad y en el trabajo con la memoria ecológica en tareaE
la ~celeración, Di Sessa et al. (1991) definieron la creciente repetitivas como la atención de bares y el servici(
complejidad de la notación como una mayor «transparen­ (véase Scribner, 1986). Esos estudios destacan qu
cia» u obviedad respecto del propósito al que apuntaban. gencia utiliza con eficacia recursos, mediante el
Caracterizaron como «conocimiento metarrepresenta­ el uso ingenioso del entorno, para ejecutar la act
ciona!» las aptitudes que los estudiantes ponían de mani­ menor esfuerzo mental si es necesario. Esos estu(
fiesto al señalar las ventajas y las desventajas de los siste­ can las propiedades situadas de la cognición cOI
mas de registro que algunos de ellos inventaron en el trans­ cual es marcadamente creativa en el uso de los a
curso de una sesión de muchas horas. Demostraron que los la situación fisica y social como recursos para re
distintos tipos de sistemas de registro que los estudiantes tarea, evitando así la necesidad de manejar síml
inventaban, requerían una mayor o menor explicación para tales, a no ser que la tarea lo exija. Los ámbitos en
que los pares fueran capaces de interpretar, a partir de la los que han continuado desarrollándose esas con
inscripción, el relevamiento de la situación descripta. Por abarcan el razonamiento acerca de las funcione!
mi parte, sostengo que vemos el concepto de eficacia .de la cas en un montacargas (Greeno, 1991), la naVE
acción, y la posibilidad de reducir la distancia que media en­ equipo de un barco grande (Hutchins, 1990), y la]
tre el deseo y la realización, como elementos que aportan de tareas de fotocopiado (Suchman, 1987).
mucho a las valoraciones normativas de los «mejores» siste­ El trabajo sobre teoría cognitiva situada rea
mas de registro (Pea, 1992). Lave, Scribner y otros autores, aportó abundaJ
descriptivos y puso de manifiesto aspectos de lal

94
uso, lo cual constituye una circunstancia infor­ Aumento de la inteligencia mediante la cognición
ra el aprendizaje de la matemática y de la ciencia. situada
tes» de muchos sistemas de registro son en gran
Ilturales en el siguiente sentido: es indispensa­
Distintos estudios referidos, sobre todo, al razonamiento
la persona haya sido introducida en las activida­
matemático inserto en actividades tales como la carga de
an significado a esas inscripciones y, mejor aun,
pedidos de los trabajadores de la industria láctea (Scribner,
tomado parte en ellas. Después de estar iniciado,
1985), la venta de alimentos (Murtaugh, 1985) y las acti­
;ener la impresión de percibir de manera directa
vidades de medición doméstica de las dietas (De la Rocha,
.es que el sistema estaba destinado a hacer «ob­
1986), y diversas actividades de la vida callejera, como la
J, antes de esa iniciación, las convenciones y el
venta de de caramelos por niños en el Brasil (Carraher, Ca­
~ las inscripciones son por lo común oscuros. Los
rraher y Schliemann, en prensa; Saxe, 1988, 1990), comen­
naduros de un sistema de registro conocen los ti­
zaron a poner de manifiesto de qué vigorosa manera las per­
3as para las que el sistema es útil-las preguntas
sonas utilizan las propiedades estructurales del entorno
)ermite responder, las deducciones que posibilita
físico para sobrellevar parte del peso de lo que, en las tareas
gual que sus limitaciones. Gran parte de eso es
de la matemática escolar, es, tradicionalmente, una activi­
ible para el iniciado, puesto que tal práctica social dad «mental» (Lave, 1988; Lave, Murtaugh y De la Rocha,
1» la representación misma, sino en sus funciones
1984). Por ejemplo, en los comercios de alimentos que más
las con las actividades que las personas desarro­
venden, la matemática, cuando se la usa, de hecho siempre
mundo.
es acertada y creativa en el empleo que hace de los aspectos
~sonas suelen inventar sistemas de registro para
materiales de las medidas unitarias a fin de ahorrar el tra­
retos, para ejecutar actividades que serían difíci­
bajo <<mental» de cálculo (Lave et al., 1984). Hallazgos simi­
tizar sin ellos. Por ejemplo, al exponer un estu­
lares en materia de aprovechamiento del entorno para cola­
~enético de la invención, por parte de adolescen­
borar en el funcionamiento de la inteligencia, se registran
~squema de notación para describir la velocidad y
en el trabajo con la memoria ecológica en tareas laborales
:ión, Di Sessa et al. (1991) definieron la creciente
repetitivas como la atención de bares y el servicio de mesas
id de la notación como una mayor «transparen­ (véase Scribner, 1986). Esos estudios destacan que la inteli­
iedad respecto del propósito al que apuntaban.
gencia utiliza con eficacia recursos, mediante el bosquejo o
zaron como «conocimiento metarrepresenta­ el uso ingenioso del entorno, para ejecutar la actividad con
: aptitudes que los estudiantes pOIlÍan de manÍ­
menor esfuerzo mental si es necesario. Esos estudios desta­
~ñalar las ventajas y las desventajas de los siste­
can las propiedades situadas de la cognición cotidiana, la
~stro que algunos de ellos inventaron en el trans­
cual es marcadamente creativa en el uso de los aspectos de
na sesión de muchas horas. Demostraron que los la situación física y social como recursos para realizar una
¡pos de sistemas de registro que los estudiantes
tarea, evitando así la necesidad de manejar símbolos men­
rl, requerían una mayor o menor explicación para
tales, a no ser que la tarea lo exija. Los ámbitos empíricos en
res fueran capaces de interpretar, a partir de la los que han continuado desarrollándose esas concepciones,
1, el relevamiento de la situación descripta. Por
abarcan el razonamiento acerca de las funciones algebrai­
;ostengo que vemos el concepto de eficacia de la cas en un montacargas (Greeno, 1991), la navegación en
l posibilidad de reducir la distancia que media en­
equipo de un barco grande (Hutchins, 1990), y la realización
~o y la realización, como elementos que aportan
de tareas de fotocopiado (Suchman, 1987).
LS valoraciones normativas de los «mejores» siste­
.El trabajo sobre teoría cognitiva situada realizado por
~stro (Pea, 1992).
Lave, Scribner y otros autores, aportó abundantes datos
descriptivos y puso de manifiesto aspectos de las estructu­

95
ras de la propensión humana a apoyarse en la inteligencia escritos por ellos (Resnick y Ocko, 1990). Paper
que se encuentra en el mundo bajo la forma de sistemas maravillosas que eran las máquinas construid
funcionales de actividad. Pero, a mijuicio, la obra no va mu­ alumnos con muy pocas «interferencias» de partE
cho más allá. No acierta a reconocer el papel fundamental centes. A primera vista, la tesis era convincente .
que desempeña el diseño, en las actividades de quienes di­ descubrían cosas importantes por sí mismos. P~:
señan y razonan, para la realización de la acción mediante xionar, advertí que el argumento erraba en elI
la cognición situada. Esos estudios tampoco pasaron del damental referido a la intervención humana «in'
«es» al «debe,>; por ejemplo, recomendando que la educación ese ejemplo: lo que los diseñadores de LEGO y dE
prepare a los alumnos para aprovechar mejor el conoci­ boraron al crear precisamente las partes interc(
miento situado para la acción en el mundo; ni exhortan a los de las máquinas LEGO o los primitivos comando
diseñadores, como llegó a hacerlo la obra de Norman (1988), ra el control de esas máquinas. Porque sólo hay u
a que ayuden a los alumnos a operar de manera más eficaz determinado de formas de combinar esos compoI
en el mundo. las relaciones entre las partes se ha instalado mu
gencia como medio de limitar las acciones posib1
partes combinadas. Advertí que si bien Papert p
Fenómenos ricos sin marco las intervenciones de los maestros (un tipo de di:
social de la inteligencia que contribuye a que el ni
Me sorprendió la carencia de concepciones apropia­ la actividad), las intervenciones de los diseñadon
das de la inteligencia y de su desarrollo que dieran cuenta de inteligencia basada en el artefacto que contrib
de lo que estimulaba y parecía estar operante en los nuevos el niño realice la actividad), no se veían; era alg
ambientes de trabajo y de aprendizaje, fortalecidos por la que afectaba los términos de la tesis construccionJ
computadora, siendo que esos estudios comprendían los por cierto, en ninguno de los dos casos el niño emp
nuevos ordenamientos sociales de apoyo del aprendizaje y descubrimiento por sí solo, de acuerdo con la met
explicaciones acerca de las propiedades situadas de la cog­ getiana del «niño como científico>,: podía utiliza
nición cotidiana. Pero ¿en qué consistía el lazo? realización de la actividad, las andaderas que expl
Obtuve la orientación que me faltaba al reflexionar acer­ te le proporcionaba la inteligencia del docente o i
ca de una historia contada por Seymour Papert en 1987 en mente la de los diseñadores, incluida ahora en 1:
una reunión de los encargados de proyectos de la Fundación ciones de los artefactos con que los niños estaban
Nacional de Ciencia. Papert (1980) había presentado tesis
neopiagetianas en el sentido de que cuando en un aprendi­
zaje centrado en la enseñanza se le enseña al alumno una Inteligencia distribuida mediada por el dü
cosa en forma directa, se le quita la oportunidad de descu­
brirla por sí mismo. Esta tesis constructivista7 ha tenido Lo que a mi modo de ver faltaba era, pues, un
mucha influencia en el diseño para el uso de la tecnología miento explícito de la inteligencia representada
educativa en las escuelas y en otros enfoques curriculares. sentable en el diseño, específicamente en los artefa
En el encuentro de 1987, Papert presentó-una versión de ñados que cumplían importantes funciones en 1:
esa tesis concerniente a la investigación «Logo-LEGO». En dades humanas. Eso me llevó a trabajar en conce
esa investigación, los estudiantes construyen máquinas vestigaciones que explícitamente se refiriesen a la :
LEGO que podrían controlarse mediante programas Logo inteligencia distribuida, alrededor de 1987 (Pea
descriptos en el presente capítulo.
7 El Grupo de Epistemología y Aprendizaje del MIT denomina ahora su
concepción pedagógica «construccionismo» (p. ej., Harel, 1990).

96
ropensión humana a apoyarse en la inteligencia escritos por ellos (Resnick y Ocko, 1990). Papert señaló lo
:uentra en el mundo bajo la forma de sistemas maravillosas que eran las máquinas construidas por los
s de actividad: Pero, a mi juicio, la obra no va mu­ alumnos con muy pocas «interferencias» de parte de los do­
lá. No acierta a reconocer el papel fundamental centes. A primera vista, la tesis era convincente, y los niños
peña el diseño, en las actividades de quienes di­ descubrían cosas importantes por sí mismos. Pero al refle­
zonan, para la realización de la acción mediante xionar, advertí que el argumento erraba en el punto fun­
in situada. Esos estudios tampoco pasaron del damental referido a la intervención humana «invisible» en
oe»; por ejemplo, recomendando que la educación ese ejemplo: lo que los díseñadores de LEGO y de Logo ela­
los alumnos para aprovechar mejor el conoci­ boraron al crear precisamente las partes interconectables
lado para la acción en el mundo; ni exhortan a los de las máquinas LEGO o los primitivos comandos Logo pa­
~s, como llegó a hacerlo la obra de Norman (1988), ra el control de esas máquinas. Porque sólo hay un número
Len a los alumnos a operar de manera más eficaz determinado de formas de combinar esos componentes. En
10. las relaciones entre las partes se ha instalado mucha inteli­
gencia como medio de limitar las acciones posibles con las

I
partes combinadas. Advertí que si bien Papert podía <<ver»
~os ricos sin marco las intervenciones de los maestros (un tipo de distribución
social de la inteligencia que contribuye a que el niño realice
prendió la carencia de concepciones apropia­ ~
;;; la actividad), las intervenciones de los diseñadores (un tipo
nteligencia y de su desarrollo que dieran cuenta de inteligencia basada en el artefacto que contribuye a que
stimulaba y parecía estar operante en los nuevos el niño realice la actividad), no se veían; era algo no visto
: de trabajo y de aprendizaje, fortalecidos por la que afectaba los términos de la tesis construccionista. Pero,
ora, siendo que esos estudios comprendían los por cierto, en ninguno de los dos casos el niño emprendía un
ienamientos sociales de apoyo del aprendizaje y descubrimiento por sí solo, de acuerdo con la metáfora pia­
:les acerca de las propiedades situadas de la cog­ getiana del «niño como científico»: podía utilizar, para la
diana. Pero ¿en qué consistía el lazo? realización de la actividad, las andaderas que explícitamen­
! la orientación que me faltaba al reflexionar acer­ te le proporcionaba la inteligencia del docente o implícita­
historia contada por Seymour Papert en 1987 en mente la de los diseñadores, incluida ahora en las limita­
Sn de los encargados de proyectos de la Fundación ciones de los artefactos con que los niños estaban jugando.
le Ciencia. Papert (1980) había presentado tesis
anas en el sentido de que cuando en un aprendi­
:ido en la enseñanza se le enseña al alumno una Inteligencia distribuida mediada por el diseño
nna directa, se le quita la oportunidad de descu­
sí mismo. Esta tesis constructivista7 ha tenido Lo que a mi modo de ver faltaba era, pues, un reconoci­
luencia en el diseño para el uso de la tecnología
en las escuelas y en otros enfoques curriculares.
lentro de 1987, Papert presentó-una versión de
oncerniente a la investigación «Logo-LEGO». En
;igación, los estudiantes construyen máquinas
I
I
miento explícito de la inteligencia representada y repre­
sentable en el diseño, específicamente en los artefactos dise­
ñados que cumplían importantes funciones en las activi­
dades humanas. Eso me llevó a trabajar en conceptos e in­
vestigaciones que explícitamente se refiriesen a la noción de
~ podrían controlarse mediante programas Logo

. de Epistemología y Aprendizaje del MIT denomina ahora su


edagógica «construccionismo» (p. ej., Harel, 1990).
I I
l
inteligencia distribuida, alrededor de 1987 (Pea, 1988) y
descriptos en el presente capítulo.

t É 97
s
La resolución de problemas y la inteligencia ción, la toma de decisiones, y muchas tareas d
distribuida en Polya tanto los docentes como los alumnos deberían
de realizar. Es importante advertir que no se t
Para ilustrar el modo como la concepción de la actividad pas lineales de un proceso que va de arriba ab~
en términos de inteligencia distribuida le da una nueva compr~nde un s~s~ma más bien cíclico en el qU:
orientación a nuestra forma de ver fenómenos familiares,·. vo conjunto de lImItaciones planteadas por los
consideremos un conjunto de conocidas hipótesis acerca de que pro~uce el que resuelve el problema, da lugl
la naturaleza de la resolución de problemas desde el pun­ oportunIdades de utilizarlo en sus desarrollos
to de vista de la psicolo~a cognitiva. Volvámonos, específi­ (como en la escritura; Pea y Kurland, 1987). ES4
camente, a un conocido modelo tomado de How to solve it, mer mito por eliminar en relación con las etapa<
de Polya, e indaguemos de qué modo el concepto de inteli­ lución de un problema. •
gencia distribuida se relaciona con él. El modelo corriente La perspectiva de la inteligencia distribuida
de la resolución de problemas, introducido por Jobn Dewey para eliminar un segundo y un tercer mitos in
(1910) a comienzos de siglo y revisado y difundido por el ma­ e~te ~odelo. Cada uno de ellos conlleva la eliminl
temático George Polya (1957), ha sido incorporado en la co­ «límIteS» entre los rectángulos.
rriente dominante de la psicología cognitiva y aparece en la El segundo mito es que los rectángulos son CI
mayoría de los libros de texto y en las explicaciones de la re­ nes de la mente individual. Cada una de las fase¡;
solución de problemas. Muchos teóricos han considerado aunque a menudo no es así, resultado de un acto:
conveniente su representación en un modelo que compren­ El papel de los demás es decisivo. En la investiga
de seis etapas (figura 2.1). La investigación ha puesto de gotskyana realizada por Wertsch McNamee
manifiesto la aplicabilidad de este modelo a la escritura, la Budwig (1980), podemos ver hast; el «descubrl:
resolución de problemas de álgebra, la comprensión de la problema» como una construcción social del nÍñ(
lectura, la superación de averías electrónicas, la programa- otros agentes, como la madre que lo guía para qu
metas en la tarea de armar un rompecabezas. ]
modo, en la obra reciente acerca de «enseñanza a
DESCUBRIMIENTO DEL PROBLEMA
Cognition and Tecbnology Group de Vanderbilt
ba~a en l~ guía del docente y filmaciones, que
cUldado hbreto, de la resolución cotidiana de p
para ayudar a que los alumnos «vean» la utilidad
tos y de estrategias de la matemática y de la cie
IPLANIFICACION DE LA SOLUCION DE UN PROBLEMA I realización de actividades en el mundo.
El.tercer mito es que los diferentes rectángulo~
tr.ucclOnes mentales. Pueden serlo, pero sueler
«libres de herramientas». En la mediación de esa
la resolución de problemas cumplen una funció]
las representaciones externas, las características
no y los artefactos. La «planificación de la soluc
problema» suele estar mediada por representacio
I REFLEXION PARA CON~OLIDAR EL l\PRENDIZAJE nas tales como el lenguaje escrito en listas o mf
diagramas que sirven como modelos cualitativos d
ción problemática. La «ejecución del plan» se log¡
Figura 2.1. Modelo de seis etapas de la resolución de problemas. de manera automática mediante herramientas d

98
Lción de problemas y la inteligencia ción, la toma de decisiones, y muchas tareas diversas que
iaen Polya tanto los docentes como los alumnos deberían ser capaces
de realizar. Es importante advertir que no se trata de eta­
pas lineales de un proceso que va de arriba abajo, sino que
lstrar el modo como la concepción de la actividad
os de inteligencia distribuida le da una nueva comprende un sistema más bien cíclico en el que cada nue­
o. a nuestra forma de ver fenómenos familiares, vo conjunto de limitaciones planteadas por los materiales
nos un conjunto de conocidas hipótesis acerca de que produce el que resuelve el problema, da lugar a nuevas
eza de la resolución de problemas desde el pun­ oportunidades de utilizarlo en sus desarrollos siguientes
, de la psicología cognitiva. Volvámonos, específi­ (como en la escritura; Pea y Kurland, 1987). Ese fue elpri­
1 un conocido modelo tomado de How to salve it,
mer mito por eÍiminar en relación con las etapas de la reso­
a indaguemos de qué modo el concepto de inteli­ lución de un problema.
tribuida se relaciona con él. El modelo corriente La perspectiva de la inteligencia distribuida da razones
ución de problemas, introducido por John Dewey para eliminar un segundo y un tercer mitos inherentes a
Imienzos de siglo y revisado y difundido por el ma­ este modelo. Cada uno de ellos conlleva la eliminación de los
ieorge Polya (1957), ha sido incorporado en la co­ «límites» entre los rectángulos.
minante de la psicología cognitiva y aparece en la El segundo mito es que los rectángulos son construccio­
e los libros de texto y en las explicaciones de la re­ nes de la mente individual. Cada una de las fases puede ser,
le problemas. Muchos teóricos han considerado aunque a menudo no es así, resultado de un acto individual.
te su representación en un modelo que compren­ El papel de los demás es decisivo. En la investigación neovi­
apas (figura 2.1). La investigación ha puesto de gotskyana realizada por Wertsch, McNamee, McLane y
) la aplicabilidad de este modelo a la escritura, la Budwig (1980), podemos ver hasta el «descubrimiento del
l de problemas de álgebra, la comprensión de la
problema» como una construcción social del niño junto con
. superación de averías electrónicas, la programa- otros agentes, como la madre que lo guía para que «vea» las
metas en la tarea de armar un rompecabezas. Del mismo
modo, en la obra reciente acerca de «enseñanza anclada», el
DESCUBRIMIENTO DEL PROBLEMA Cognition and Technology Group de Vanderbilt (1991) se
basa en la guía del docente y filmaciones, que siguen un
cuidado libreto, de la resolución cotidiana de problemas,
REPRESENTACION DEL PROBLEMA para ayudar a que los alumnos «vean» la utilidad de concep­
tos y de estrategias de la matemática y de la ciencia en la
[FICACION DE LA SOLUCION DE UN PROBLEMA I realización de actividades en el mundo.
El tercer mito es que los diferentes rectángulos son cons­
trucciones mentales. Pueden serlo, pero suelen no estar
«libres de herramientas». En la mediación de esas fases de

II
la resolución de problemas cumplen una función decisiva
las representaciones externas, las características del entor­
no y los artefactos. La «planificación de la solución de un
problema» suele estar mediada por representaciones exter­
nas tales como el lenguaje escrito en listas o mapas, o en
'LEXION PARA CONSOLIDAR EL APRENDIZAJE diagramas que sirven como modelos cualitativos de la situa­

Ifodelo de seis etapas de la resolución de problemas.


I
t
ción problemática. La «ejecución del plan» se logra incluso
de manera automática mediante herramientas destinadas

99
a ahorrar esfuerzo y a prescindir de apoyarse en proce­ que aprovechan rasgos del entorno (objetos pue
dimientos propensos al error (Engelbart, 1963; Rheingold, tios clave como recordatorios) u otras personas. "(
1985). ma de computación puede proporcionar indicacil
Cuando comenzamos a preguntarnos «¿qué es lo que es­ tunas para las distintas subtareas de escritura o
tá distribuido en la inteligencia distribuida?», los rectángu­ cación del desarrollo de un proyecto y suministra
los empiezan a conmoverse, y aparecen formaciones de ac­ rio. Yen algunos curricula estructurados, los aspl
tividad más complejas: inteligencia distribuida relacionados con el «desc
to del problema» están dispersos en el texto como 1
1. Diferentes procesos referidos al todo y la parte en el mo­ accesorias planteadas al lector.
delo que nos ocupa (por ejemplo, el descubrimiento del
problema o su representación), pueden estar distribui­ Representaci6n del problema. Los seres human
dos en el entorno, en herramientas o en otras personas. emplear ocasionalmente, en la representación (
Es típico que los componentes del conjunto de la tarea es­ mas, objetos que están a mano, artefactos o notas;
tén distribuidos a lo largo de actividades en colaboración plo, los cargadores de lácteos utilizan los embalaje
(por ejemplo, una persona puede redactar un plan temá­ como unidades de cálculo (Scribner, 1985). Algm
tico mientras otra encuentra materiales que hagan posi­ plos lo ilustrarán. En el conocido caso del queso CI
ble la escritura) y de aprendizaje (por ejemplo, entre los la cocina un encargado del peso multiplica 2/8 pi
zincatecos los aprendices de tejedores se hacen cargo de medio de objetos físicos y divisiones, y no de sÚl
actividades parciales tales como hervir la fibra antes de multiplicar (De la Rocha, 1986). Al solicitar la espe
aprender a cortar las telas para coser; Greenfield y Lave, de las unidades, el programa de computación SemI
1982). cu1ator ayuda a los alumnos a que representen el J
2. Fragmentos de los procesos referidos al todo y la parte en los términos apropiados. Como distribución so
pueden estar distribuidos como construcciones sociales o «representación del problema», el docente invita
como resultado de procesos de la simbiosis entre seres no a trazar el diagrama de un modelo de un proble
humanos y herramientas (por ejemplo, un programa de de construir las ecuaciones para resolverlo. y a
planificación y yo trabajamos juntos en la composición pedir la creaci6n de representaciones, las herram:
de un texto). En la construcción social de la ejecución del computación suelen ofrecer diferentes representac
plan durante el período de la palabra única, la madre y el ra que se seleccione. El relevamiento entre represeI
niño pueden construir juntos una frase que describe la de problemas puede realizarse de manera autom
situación presente (Keennan, Schieffelin y Platt, 1976). lugar de que lo haga el alumno (por ejemplo, en Cl
ras de bajo precio se dispone hoy de la representa
Consideremos de manera más específica algunos de los mo­ fica de las funciones algebraicas).
dos como la inteligencia está distribuida en relación con el
modelo de resolución de problemas. Planificación de la solución de un problema. La 1
ción se ha vuelto a veces innecesaria en tanto la (
Descubrimiento del problema. En un tipo de «descubrimien­ entre el plan y su ejecución se reduce a elegir por]
to del problema» las pistas referidas a los objetivos están la percepción a través de una marcada reducción d
distribuidas. La necesidad de recordar lo que debe hacerse ro de opciones. Para ahorrarse errores y esfuerzo,
en el momento apropiado o de enfrentarse con gran canti­ ritmos para las mediciones o para cálculos repetiti
dad de objetivos que se desea mantener operantes en la me­ den instalarse en el artefacto utilizado para medil
moria, suele ser satisfecha mediante el empleo de artefactos nera que la aplicación de la herramienta a la tarea
(por ejemplo, alarmas, listas), estrategias mnemotécnicas ción necesaria y la «planificación» se vuelve innE

100
esfuerzo y a prescindir de apoyarse en proce­ que aprovechan rasgos del entorno (objetos puestos en si­
propensos al error (Engelbart, 1963; Rheingold, tios clave como recordatorios) u otras personas. Un progra­
ma de computación puede proporcionar indicaciones opor­
Icomenzamos a preguntarnos «¿qué es lo que es­ tunas para las distintas subtareas de escritura o de planifi­
ido en la inteligencia distribuida?», los rectángu­ cación del desarrollo de un proyecto y suministrar un hora­
an a conmoverse, y aparecen formaciones de ac­ rio. Y en algunos curricula estructurados, los aspectos de la
s complejas: inteligencia distribuida relacionados con el «descubrimien­
to del problema» están dispersos en el texto como preguntas
tes procesos referidos al todo y la parte en el mo­ accesorias planteadas al lector.
e nos ocupa (por ejemplo, el descubrimiento del
la o su representación), pueden estar distribui­ Representación del problema. Los seres humanos suelen
~l entorno, en herramientas o en otras personas. emplear ocasionalmente, en la representación de proble­
o que los componentes del conjunto de la tarea es­ mas, objetos que están a mano, artefactos o notas; por ejem­
ribuidos a lo largo de actividades en colaboración plo, los cargadores de lácteos utilizan los embalajes de leche
mplo, una persona puede redactar un plan temá­ como unidades de cálculo (Scribner, 1985). Algunos ejem­
~ntras otra encuentra materiales que hagan posi­ plos lo ilustrarán. En el conocido caso del queso cottage, en
;;critura) y de aprendizaje (por ejemplo, entre los la cocina un encargado del peso multiplica 2/3 por 3/4 por
oos los aprendices de tejedores se hacen cargo de medio de objetos físicos y divisiones, y no de símbolos de
ldes parciales tales como hervir la fibra antes de multiplicar (De la Rocha, 1986). Al solicitar la especificación
Br a cortar las telas para coser; Greenfield y Lave, de las unidades, el programa de computación Semantic Cal­
culator ayuda a los alumnos a que representen el problema
mtos de los procesos referidos al todo y la parte en los términos apropiados. Como distribución social de la
estar distribuidos como construcciones sociales o «representación del problema», el docente invita al alum­
~sultado de procesos de la simbiosis entre seres no a trazar el diagrama de un modelo de un problema antes
os y herramientas (por ejemplo, un programa de de construir las ecuaciones para resolverlo. Y antes que
:ación y yo trabajamos juntos en la composición pedir la creación de representaciones, las herramientas de
3XtO). En la construcción social de la ejecución del computación suelen ofrecer diferentes representaciones pa­
ll'ante el período de la palabra única, la madre y el ra que se seleccione. El relevamiento entre representaciones
leden construir juntos una frase que describe la de problemas puede realizarse de manera automática, en
Sn presente (Keennan, Schieffelin y Platt, 1976). lugar de que lo haga el alumno (por ejemplo, en calculado­
ras de bajo precio se dispone hoy de la representación grá­
mos de manera más específica algunos de los mo­ fica de las funciones algebraicas).
.a inteligencia está distribuida en relación con el
resolución de problemas. Planificación de la solución de un problema. La planifica­
ción se ha vuelto a veces innecesaria en tanto la distancia
Liento del problema. En un tipo de «descubrimien­ entre el plan y su ejecución se reduce a elegir por medio de
blema» las pistas referidas a los objetivos están la percepción a través de una marcada reducción del nÚllle­
elS. La necesidad de recordar lo que debe hacerse ro de opciones. Para ahorrarse errores y esfuerzo, los algo­
lento apropiado o de enfrentarse con gran canti­ ritmos para las mediciones o para cálculos repetitivos pue­
Btivos que se desea mantener operantes en la me­ den instalarse en el artefacto utilizado para medir, de ma­
~le ser satisfecha mediante el empleo de artefactos nera que la aplicación de la herramienta a la tarea es la ac­
)10, alarmas, listas), estrategias mnemotécnicas ción necesaria y la «planificación» se vuelve innecesaria.

101
«Planificar» la solución de un problema para montar una mente quiero eliminar mi procesador de textos I
bicicleta por primera vez sin caerse, se torna innecesario que accidentalmente pulse la tecla para hacerlo).
cuando se le colocan ruedas auxiliares. La investigación Con esta introducción en mente, permítasem
acerca de la enseñanza de composición de textos muestra sente un ejemplo poco conocido pero típico de in
que es más fácil escribir bien cuando se emplean ayudas de <<incorporada» en artefactos, distribuida para su
planificación tales como las oraciones «para completar»: «El historia y en las mentes.
punto más importante para mí era ...» (Bereiter y Scarda­
malia, 1986).
Un caso revelador
Ejecución del plan. Este paso suele estar distribuido. Las
actividades penosas y repetitivas de «cognición burocrática» Un ejemplo de inteligencia distribuida proced
están automatizadas como algoritmos, macros y plantillas grama televisivo de PBS «Square Üne» de mateml
que se ejecutan con un mínimo de pensamiento o delegación niños. Entrevista a una guardabosques. Todos los
en herramientas y máquinas (Bush, 1945; Licklider, 1960). mide el diámetro de los árboles del bosque para E
Un típico procesamiento macro de palabra podría ser <<ha­ cantidad de madera aserrada que se contiene en u
llar todas las ocurrencias de "mente"; reemplácese cada una la de terreno. Con una cinta de medir corriente,
de ellas por "sociedad de mentes" en bastardilla». La veri­
ficación y la autocorrección de errores de tipiado son hoy 1. mide la circunferencia del árbol (6 pies);
funciones de muchos programas de verificación ortográfica. 2. recuerda que el diámetro está relacionado con:
El reparto social de los procesos relacionados con la parte ferencia de un objeto según la fórmula circun:
componente de la ejecución del plan se produce también en diámetro =22/7 (o pi);
el aprendizaje de novicios, y se lo emplea analógicamente 3. compone la fórmula, reemplazando la variable
en el trabajo reciente sobre inteligencia artificial que envía cunferencia por el valor de 6 pies;
a los «agentes» de la computadora a recuperar información. 4. multiplica, obteniendo 22 (diámetro desconocid
Ejemplos salientes que ya están en la escuela son los pro­ 5. aísla el diámetro dividiendo por 22 y obteniend
gramas para sostener y definir estrategias para la escritu­ 6. reduce la fracción 42/22 a 1, 9 pies.
ra, y los laboratorios basados en la microcomputación que
sumistran sistemas de hardware y de software para medir y Nótese que para hacer eso ha tenido que recordar 1
representar cambios de temperatura, luz y sonido a lo largo la, componerla correctamente y después realizar 1
del tiempo. Por unos pocos cientos de dólares se consiguen tuciones y los cálculos correctos. Ese procedimientl:
programas que suministran «mesas de trabajo» para la re­ jeto a error y requiere esfuerzo. Pudo haber aprend
solución de ecuaciones que realizan automáticamente la cerlo automáticamente. Hasta pudo preguntarle f
manipulación de signos en los que es fácil incurrir en error cercano que fuese bueno en hacer cálculos. Pero oC1
si se los hace con papel y lápiz. distinto: se inventa una nueva cinta de medir. La 11
ta de «cálculo directo» de propósito específico para
Verificaciones del error en la solución. Por lo común, están ción del diámetro de árboles. Los números han sid
distribuidas. La necesidad de verificar errores (por ejemplo, nados de modo tal que el algoritmo de esos cálculos
en cálculos o en la programación) suele pasarse por alto me­ talado en la herramienta. La despliega en tomo dE
diante el bloqueo de la posibilidad de un error. Las activida­ lee directamente: «1,9 pies». Los únicos errores pos
des susceptibles de error se vuelven imposibles de realizar los de percepción (si no ve un número con claridad) I
en muchos sistemas de interacción entre el hombre y la sados por el uso de la cinta para propósitos de medil
computadora (por ejemplo, la máquina pregunta si real­ que no ha sido adaptada.

102
:ar» la solución de un problema para montar una mente quiero eliminar mi procesador de textos en caso de
por primera vez sin caerse, se toma innecesario que accidentalmente pulse la tecla para hacerlo).
,e le colocan ruedas auxiliares. La investigación Con esta introducción en mente, permítaseme que pre­
e la enseñanza de composición de textos muestra sente un ejemplo poco conocido pero típico de inteligencia
.ás fácil escribir bien cuando se emplean ayudas de «incorporada» en artefactos, distribuida para su uso en la
ción tales como las oraciones «para completar»: «El historia y en las mentes.
ás importante para mí era ...» (Bereiter y Scarda­
~86).
Un caso revelador
n del plan. Este paso suele estar distribuido. Las
les penosas y repetitivas de «cognición burocrática» Un ejemplo de inteligencia distribuida procede del pro­
.tomatizadas como algoritmos, macros y plantillas grama televisivo de PBS «Square One» de matemática para
ecutan con un mínimo de pensamiento o delegación niños. Entrevista a una guardabosques. Todos los años ella
mientas y máquinas (Bush, 1945; Licklider, 1960). mide el diámetro de los árboles del bosque para estimar la
[) procesamiento macro de palabra podría ser <<ha­ cantidad de madera aserrada que se contiene en una parce­
s las ocurrencias de "mente"; reemplácese cada una la de terreno. Con una cinta de medir corriente,
por "sociedad de mentes" en bastardilla». La veri­
y la autocorrección de errores de tipiado son hoy 1. mide la circunferencia del árbol (6 pies);
s de muchos programas de verificación ortográfica. 2. recuerda que el diámetro está relacionado con la circun­
to social de los procesos relacionados con la parte ferencia de un objeto según la fórmula circunferencia /
~nte de la ejecución del plan se produce también en diámetro =22/ 7 (o pi);
dizaje de novicios, y se lo emplea analógicamente 3. compone la fórmula, reemplazando la variable de la cir­
bajo reciente sobre inteligencia artificial que envía cunferencia por el valor de 6 pies;
entes,> de la computadora a recuperar información. 4. multiplica, obteniendo 22 (diámetro desconocido) =42;
s salientes que ya están en la escuela son los pro­ 5. aísla el diámetro dividiendo por 22 y obteniendo 42/22;
para sostener y definir estrategias para la escritu­ 6. reduce la fracción 42/22 al, 9 pies.
laboratorios basados en la microcomputación que
m sistemas de hardware y de software para medir y Nótese que para hacer eso ha tenido que recordar la fórmu­
ltar cambios de temperatura, luz y sonido a lo largo la, componerla correctamente y después realizar las susti­
po. Por unos pocos cientos de dólares se consiguen tuciones y los cálculos correctos. Ese procedimiento está su­
laS que suministran «mesas de trabajo» para la re- jeto a error y requiere esfuerzo. Pudo haber aprendido a ha­
de ecuaciones que realizan automáticamente la cerlo automáticamente. Hasta pudo preguntarle a alguien
.ación de signos en los que es fácil incurrir en error cercano que fuese bueno en hacer cálculos. Pero ocurre algo
hace con papel y lápiz. distinto: se inventa una nueva cinta de medir. La llamo cin­
ta de «cálculo directo» de propósito específico para la medi­
:iones del error en la solución. Por lo común, están ción del diámetro de árboles. Los números han sido escalo­
ldas. La necesidad de verificar errores (por ejemplo, nados de modo tal que el algoritmo de esos cálculos está ins­
Los o en la programación) suele pasarse por alto me­ talado en la herramienta. La despliega en tomo del árbol y
1bloqueo de la posibilidad de un error. Las activida­ lee directamente: «1,9 pies». Los únicos errores posibles son
eptibles de error se vuelven imposibles de realizar los de percepción (si no ve un número con claridad) o los cau­
lOS sistemas de interacción entre el hombre y la sados por el uso de la cinta para propósitos de medición a los
idora (por ejemplo, la máquina pregunta si real­ que no ha sido adaptada.

103
El trabajo hecho por la nueva cinta de medir ayuda a ex­ chas escuelas, muchos especialistas en el desarro
plicar por qué es erróneo decir que la persona que 10 emplea nología y muchos investigadores emplean hoy la
<<representa el problema», «planifica una solución» y «verifi­ gías para «fortalecer» la educación, haciendo que ~
ca la solución». Esas tres fases de la actividad inteligente de los objetivos tradicionales sea más eficaz. Much(
medir árboles están distribuidas en el objeto empleado para inteligentes y programas de computación en matl
medir, su historia social de prácticas para aplicar esa inteli­ en ciencia concuerdan en esa estrategia. No se
gencia incorporada, y la memoria del usuario para aplicar nuevos conceptos vinculados a los objetivos de la e
esa herramienta en la actividad. se entiende a la computadora como medio para,
Este ejemplo ilustra el hecho de que la actividad no es trar" componentes fundamentales de la actividad
producto de la inteligencia de la mente individual sino de la ñanza, y no para redistribuir la inteligencia y Us(
memoria del individuo, la estructura de los recursos dispo­ del potencial de los alumnos para la actividad y pa
nibles en el entorno inmediato, y los deseos que se tienen, ticipación.
los cuales guían la interpretación de esos recursos estructu­ Con todo, el fenómeno de la inteligencia distribl
rantes. Mediante procesos de diseño e invención agregamos de manifiesto que el aprovechamiento de los recuri
inteligencia en artefactos ñsicos diseñados y en objetos re­ nos modifica los sistemas funcionales de los que na
presentacional-es tales como los diagramas, los modelos y vidad. Los recursos nuevos, y el cambio de actitud
los planos. Aprovechamos la inteligencia de los objetos al de su empleo genéralizado, hace que cambien la
emplearlos como instrumentos en nuestras actividades. Y dades de lo que uno «necesita saber». La valoraciór
con frecuencia debemos separar la inteligencia de esos obje­ de los diseños para la inteligencia distribuida en 1<
tos para utilizarla de una forma nueva. Una vez incorpora­ alumno toma parte en el logro de una meta especí1
da, mediante el diseño, en los «aportes» del aparato, esa biarán a lo largo de la historia. Dicho desde otro
inteligencia guía y limita a la vez la contribución que ese ar­ vista, y sólo como ejemplo, lo que se considera que
tefacto puede hacer a la inteligencia distribuida en la acti­ rrlculum cambiará cuando cambien las tecnología
vidad. Por cierto, la cinta de medir, una vez que la fórmula das para razonar en un determinado dominio (Pea
ha sido recogida en su diseño, no puede ser empleada in­ Esos cambios resultan particularmente drásti
mediatamente en la medición lineal si no se rehace antes su matemática. Como se puede observar en el nuevo
escala. lum y en las pautas de evaluación propuestos por
nal Council ofTeachers in Mathematics (NCTM),
tecnologías computarizadas como auxiliares ha h
cambiaran drásticamente los objetivos y el ritmo,
Cuestiones de inteligencia distribuida entero de enseñanza de la matemática (NCTM, 1~
ejemplo, en matemática, desde el jardín de infant
En la actualidad no es frecuente que las investigaciones cuarto grado de la escuela elemental, se ha reducid
sobre el aprendizaje o la educación concentren la atención rés en las operaciones de división y el cálculo de fr
en la inteligencia distribuida. El supuesto común de la in­ con papel y lápiz, se da por sentado que se dispone I
teligencia individual como objetivo fundamental de la edu­ ladoras, y la atención se desplaza a las actividadm
cación orienta las investigaciones sobre el aprendizaje, el mación y a un interés en el significado de las open
cultivo de la capacidad mental, el procesamiento de la infor­ la selección de los métodos de cálculo apropiados. E
mación, el papel de las concepciones erróneas en la adquisi­ temática para edades entre 9 y 12, el hecho de dar
ción de nuevos conocimientos, y el diseño de la enseñanza tado el uso de calculadoras, la representación gráfi,
en el aula, con relativa desatención del medio social, ñsico y utilidades, los programas estadísticos y la exploral
de artefactos en el que esas actividades se desarrollan. Mu­ diante computadora de figuras de dos y tres dimen:

104
lbajo hecho por la nueva cinta de medir ayuda a ex­ chas escuelas, muchos especialistas en el desarrollo de tec­
,r qué es erróneo decir que la persona que lo emplea nología y muchos investigadores emplean hoy las tecnolo­
nta el problema», «planifica una solución» y «verifi­ gías para "fortalece!'» la educación, haciendo que el logro de
lción». Esas tres fases de la actividad inteligente de los objetivos tradicionales sea más eficaz. Muchos tutores
'boles están distribuidas en el objeto empleado para inteligentes y programas de computación en matemática y
1 historia social de prácticas para aplicar esa inteli­ en ciencia concuerdan en esa estrategia. No se elaboran
lcorporada, y la memoria del usuario para aplicar nuevos conceptos vinculados a los objetivos de la educación;
amienta en la actividad. se entiende a la computadora como medio para «suminis­
ejemplo ilustra el hecho de que la actividad no es trar» componentes fundamentales de la actividad de ense­
•de la inteligencia de la mente individual sino de la ñanza, y no para redistribuir la inteligencia y usos nuevos
t del individuo, la estructura de los recursos dispo­ del potencial de los alumnos para la actividad y para la par­
1 el entorno inmediato, y los deseos que se tienen, ticipación.
s guían la interpretación de esos recursos estructu­ Con todo, el fenómeno de la inteligencia distribuida pone
l1ediante procesos de diseño e invención agregamos de manifiesto que el aprovechamiento de los recursos exter­
LCía en artefactos físicos diseñados y en objetos re­ nos modifica los sistemas funcionales de los que nace la acti­
tcionales tales como los diagramas, los modelos y vidad. Los recursos nuevos, y el cambio de actitud respecto
)s. Aprovechamos la inteligencia de los objetos al de su empleo genéralizado, hace que cambien las propie­
los como instrumentos en nuestras actividades. Y dades de lo que uno «necesita sabe!'». La valoración cultural
Lencia debemos separar la inteligencia de esos obje­ de los diseños para la inteligencia distribuida en los que un
utilizarla de una forma nueva. Una vez incorpora­ alumno toma parte en el logro de una meta específica, cam­
iante el diseño, en los «aportes» del aparato, esa biarán a lo largo de la historia. Dicho desde otro punto de
da guía y limita a la vez la contribución que ese ar­ vista, y sólo como ejemplo, lo que se considera que es el cu­
uede hacer a la inteligencia distribuida en la acti­ rrículum cambiará cuando cambien las tecnologías utiliza­
)r cierto, la cinta de medir, una vez que la fórmula das para razonar en un determinado dominio (Pea, 1987).
7ecogida en su diseño, no puede ser empleada in­ Esos cambios resultan particularmente drásticos en la
nente en la medición lineal si no se rehace antes su matemática. Como se puede observar en el nuevo currícu­
lum y en las pautas de evaluación propuestos por el Natio­
na! Council ofTeachers in Mathematics (NCTMl, el uso de
tecnologías computarizadas como auxiliares ha hecho que
cambiaran drásticamente los objetivos y el ritmo del curso
nes de inteligencia distribuida entero de enseñanza de la matemática (NCTM, 1989). Por
ejemplo, en matemática, desde el jardín de infantes hasta
actualidad no es frecuente que las investigaciones cuarto grado de la escuela elemental, se ha reducido el inte­
:tprendizaje o la educación concentren la atención rés en las operaciones de división y el cálculo de fracciones
~ligencia distribuida. El supuesto común de la in­ con papel y lápiz, se da por sentado que se dispone de calcu­
i individual como objetivo fundamental de la edu­ ladoras, y la atención se desplaza a las actividades de esti­
ienta las investigaciones sobre el aprendizaje, el mación y a un interés en el significado de las operaciones y
)la capacidad mental, el procesamiento de la infor­ la selección de los métodos de cálculo apropiados. En la ma­
~l papel de las concepciones erróneas en la adquisi­ temática para edades entre 9 y 12, el hecho de dar por sen­
uevos conocimientos, y el diseño de la enseñanza tado el uso de calculadoras, la representación gráfica de las
l, con relativa desatención del medio social, físico y utilidades, los programas estadísticos y la exploración me­
::toS en el que esas actividades se desarrollan. Mu­ diante computadora de figuras de dos y tres dimensiones, y

105
la aplicación de métodos de la geometría referidos a las coor­ descriptiva a propósito de la enseñanza: ¿cómo ¡
denadas y a la transformación, lleva a recomendar que se alumnos las prácticas culturales para diseñar
preste menos atención a actividades como la representación exhibir la inteligencia distribuida en la activi&..
manual de funciones, la solución con lápiz y papel de ecua­ ~ebemos formularnos esta pregunta en su versié
ciones trigonométricas y los tratamientos axiomáticos de la tiva para la educación: ¿cómo deben adquirir h
geometría euclidiana. En esos grados, los auxiliares tecno­ e.sas prácticas culturales? Para dar una respuest
lógicos visuales y gráficos para el razonamiento y el apren­ tIma pregunta, debemos examinar las transacc
dizaje en materia de estadistica, probabilidad y matemáti­ diseño de la inteligencia distribuida que puedez
ca discreta han hecho posible, en esas áreas, la considera­ nuestras consideraciones,
ción de temas enteramente nuevos. Las pautas del NCTM
señalan, además, que {'para una buena enseñanza en mate­
mática son necesarias las calculadoras, las computadoras y Transacciones en el diseño de la inteligeru
los materiales manipulables; el maestro ya no puede apo­ distribuida
yarse sólo en un pizarrón, tiza, papel, lápices y un texto»
(1989, pág. 253). . ~~te importancia observar y reconocer la II
Puesto que la naturaleza distribuida de la inteligencia distribUlda porque un aprendizaje exitoso (el qm
puede advertirse en todos los ámbitos, ¿qué consecuencias ce en la realización de actividades) suele conllev~
tendrían estas observaciones para el diseño y la práctica tras que, a menudo, un aprendizaje lleno de fal
educativas? Si, como unidad científica de análisis para la in­ educación suele producir como resultado que ID'
vestigación y la teoría en el terreno del aprendizaje y del ra­ sonas parezcan «brutas» porque no están en cone
zonamiento, tomamos la inteligencia distribuida en la ac­ utilizar recursos, mientras que fuera de la educa
ción (y no sólo las estructuras de conocimiento del indivi­ empleamos recursos. Para reforzar a los alumno~
duo), se plantean nuevas preguntas: lización de las actividades que la educación deb.
po~ibles, hay que reconocer que la inteligencia e
L ¿Qué está distribuido (esto es, diferentes componentes bUlda y que la educación debiera elaborar las com
del proceso de resolución de un problema, al igual que el que ese hecho conlleva en lo que concierne al disE
producto)? He hablado bastante de diseño' acaso demasi
2. ¿Cuáles son los condicionamientos que rigen la dinámica ció de muchos psicólogos y muchos' educadores. P
de esas distribuciones en diferentes escalas temporales pecto ~damental del trabajo en diseño es que c
(por ejemplo, microgénesis, ontogénesis, historia de la r:ecu,enCla suele planteárselo, o al menos concel
cultura, filogénesis)? térmmos de transacciones. Una cosa diseñada es .
3. ¿Cuáles son las nuevas configuraciones de la inteligen­ sólo una posibilidad entre muchas que se han c~;
cia distribuida mediante las cuales podría mejorarse, a y entre muchas otras más que no se han considera
lo largo del tiempo, el rendimiento en un sistema de acti­ Los especialistas en diseño suelen ser bastante el
vidad? que se refiere a transacciones (MacLean Young
4. ¿Qué distribuciones y cuáles de sus cambios a lo largo 1989). '
del tiempo son eficaces para las metas específicas de la ¿Por qué es importante centrarse en las trans
educación? Porque gran parte de los análisis críticos acerca dE
g~,ncia distribuida adoptan una posición extreml
Cuando pensamos en la inteligencia en tanto manifiesta en Clon con una o dos dimensiones de una negociació
la actividad y en tanto posee una naturaleza distribuida, ño y la subraya en exceso, a costa del reconocimi~
podemos experimentar el deseo de plantear una cuestión cuestión más básica de que en el diseño las negc

106
:ión de métodos de la geometría referidos a las coor­ descriptiva a propósito de la enseñanza: ¿cómo realizan los
y a la transformación, lleva a recomendar que se alumnos las prácticas culturales para diseñar, construir y
enos atención a actividades como la representación exhibir la inteligencia distribuida en la actividad? También
le funciones, la solución con lápiz y papel de ecua­ debemos formularnos esta pregunta en su versión prescrip­
igonométricas y los tratamientos axiomáticos de la tiva para la educación: ¿cómo deben adquirir los alumnos
a euclidiana. En esos grados, los auxiliares tecno­ esas prácticas culturales? Para dar una respuesta a esta úl­
isuales y gráficos para el razonamiento y el apren­ tima pregunta, debemos examinar las transacciones en el
materia de estadística, probabilidad y matemáti­ diseño de la inteligencia distribuida que pueden influir en
ta han hecho posible, en esas áreas, la considera­ nuestras consideraciones.
emas enteramente nuevos. Las pautas del NCTM
además, que «para una buena enseñanza en mate­
Transacciones en el diseño de la inteligencia
)n necesarias las calculadoras, las computadoras y
riales manipulables; el maestro ya no puede apo­ distribuida
lo en un pizarrón, tiza, papel, lápices y un texto'>
ig.253). Reviste importancia observar y reconocer la inteligencia
;0 que la naturaleza distribuida de la inteligencia distribuida porque un aprendizaje exitoso (el que se produ­
lvertirse en todos los ámbitos, ¿qué consecuencias ce en la realización de actividades) suele conllevarla, mien­
. estas observaciones para el diseño y la práctica tras que, a menudo, un aprendizaje lleno de fallas no. La
as? Si, como unidad científica de análisis para la in­ educación suele producir como resultado que muchas per­
ón y la teoría en el terreno del aprendizaje y del ra­ sonas parezcan «brutas» porque no están en condiciones de
uto, tomamos la inteligencia distribuida en la ac­ utilizar recursos, mientras que fuera de la educación todos
.o sólo las estructuras de conocimiento del indivi­ empleamos recursos. Para reforzar a los alumnos en la rea­
Jlantean nuevas preguntas: lización de las actividades que la educación debiera hacer
posibles, hay que reconocer que la inteligencia está distri­
está distribuido (esto es, diferentes componentes buida y que la educación debiera elaborar las consecuencias
'oceso de resolución de un problema, al igual que el que ese hecho conlleva en lo que concierne al diseño.
lCtO)? Re hablado bastante de diseño; acaso demasiado, a jui­
.es son los condicionamientos que rigen la dinámica ció de muchos psicólogos y muchos educadores. Pero un as­
lS distribuciones en diferentes escalas temporales pecto fundamental del trabajo en diseño es que con mucha
demplo, microgénesis, ontogénesis, historia de la frecuencia suele planteárselo, o al menos concebírselo, en
~a, filogénesis)? términos de transacciones. Una cosa diseñada es, por cierto,
.es son las nuevas configuraciones de la inteligen­ sólo una posibilidad entre muchas que se han considerado,
stribuida mediante las cuales podría mejorarse, a y entre muchas otras más que no se han considerado nunca.
;0 del tiempo, el rendimiento en un sistema de acti­ Los especialistas en diseño suelen ser bastante claros en lo
? que se refiere a transacciones (MacLean, Young y Moran,
distribuciones y cuáles de sus cambios a lo largo 1989).
~mpo son eficaces para las metas específicas de la ¿Por qué es importante centrarse en las transacciones?
"' ?
.ClOn. Porque gran parte de los análisis críticos acerca de la inteli­
gencia distribuida adoptan una posición extrema en rela­
Jensamos en la inteligencia en tanto manifiesta en ción con una o dos dimensiones de una negociación de dise­
iad y en tanto posee una naturaleza distribuida, ño y la subraya en exceso, a costa del reconocimiento de la
experimentar el deseo de plantear una cuestión cuestión más básica de que en el diseño las negociaciones

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son inevitables. Lo que pronto llegamos a ver es que es mu­ la que es cooperativa, o según qué combinaciór
cho lo que aún debemos recorrer en la elaboración de nues­ contenidos y actividades. Estamos en un momer
tros propios espacios de diseño para considerar cómo se re­ toria de la cultura en el que esas cuestiones de
laciona la inteligencia distribuida con el aprendizaje y la auxiliada por herramientas y socialmente co!!
educación. No hay respuestas sencillas o evidentes. Y el de ben examinarse y discutirse sobre bases empíric
apelar a la práctica existente y, mucho menos, confiar en seños de la inteligencia distribuida son eficaces
ella es uno de los argumentos más débiles de todos. Hace nes? ¿Cuáles son nuestros supuestos en rela{
que parezca que no hay otra posibilidad que la de someterse pautas de inteligencia distribuida en la socieda.
a la práctica existente, cuando son posibles, preferibles y estudiantes deben ingresar y utilizar de manera
hasta viables muchos ordenamientos diferentes. No se si­ lo que han aprendido?
gue de ello que sean fáciles de lograr. Al describir el significado teórico del desarroI
Consideremos varias transacciones importantes en el no que se vale de «andaderas» tanto sociales cua
momento de pensar en los diseños de inteligencia distribui­ tacionales para lograr más de lo que podría
da como ejemplos de estas cuestiones. sostuve hace algún tiempo:

Transacción 1: acceso a la actividad versus comprensión de «[No se supone que] el télos de esas actividades de apI
sus fundamentos. Una transacción central es la que se da la autonomía. Muchas formas de actividad cognitiva
entre el acceso y la comprensión que puede derivar del he­ gir la intervención constante de un sistema de compu1
cho de centrarse en una cognición auxiliada por herramien­ gente, con vistas a la eficacia o a causa de su complejié
tas o en una cognición no auxiliada por herramientas. ¿Qué mo modo, no todas las tareas para las que pueda or¡
oportunidades se pierden para la participación del alumno ZDP deben ser tales que se espere que el niño las inte
en actividades de nivel superior, yen contribuciones signifi­ ulteriores actuaciones individuales. Las actuaciones i
cativas antes que en la práctica de destrezas básicas, si no son realistas, dado el modo como se organizan y se eje(
se hace lugar al apoyo de la inteligencia distribuida en prác­ tividades inteligentes en el mundo real. Suelen ser CI
depender de recursos que están más allá de la mem(]
ticas que comprenden a artefactos ya otras personas? Las
plazo de un individuo, y requieren el empleo de herran
herramientas pueden asegurar un mayor acceso a proce­
el manejo de la información (. ..) El nivel de comprens
sos mentales complejos. Puede lograrse que los alumnos rea necesario para el niño solo es una cuestión empÍl
dispongan de un acceso más amplio a la participación en el resolver, dominio por dominio» (Pea, 1985b, pág. 84).
pensamiento y actividades complejos, a expensas de la com­
prensión de bajo nivel. Poner el acento en las actividades de Se le ha formulado una objeción común a esta e
aprendizaje que exigen una cognición no auxiliada por he­ basada en la distribución de la inteligencia que d.
rramientas puede asegurar una comprensión más profun­ ducir en el aula el «impulso a la eficiencia» del COI
da, pero a costa de impedir que muchos individuos empren­ cotidiano. Pues ¿no se accede a la inteligencia dist
dan la resolución de problemas que abarcan toda una tarea, detrimento de la comprensión y la cognición indiv
a causa del aprendizaje «general» del conocimiento nece­ inteligencia distribuida, ¿no hace que parezcam<
sario para llegar a los procesos de resolución de problemas tutos de lo que somos construyendo condicionan
sin el auxilio de herramientas. geniosos que guían el despliegue de la acción inte
Sea como fuere que, como científicos, 'Opinemos acerca mo rasgos de los entornos sociales, computacional
del modo de operar de la dinámica de la inteligencia distri­ sentacionales? Dentro de esos lineamientos, Salo
buida, nos enfrentamos aún con la cuestión moral de los fi­ (1991) distinguen dos efectos cognitivos de las u
nes de la educación: si han de promover la inteligencia que referentes a la inteligencia: «Efectos con la tecn(
se ejecuta como «solista», la que se apoya en herramientas, tenidos durante la asociación intelectual con ella

108
ables. Lo que pronto llegamos a ver es que es mu­
la que es cooperativa, o según qué combinación y para qué
aún debemos recorrer en la elaboración de nues­
contenidos y actividades. Estamos en un momento de la his­
os espacios de diseño para considerar cómo se re-
toria de la cultura en el que esas cuestiones de la cognición
inteligencia distribuida con el aprendizaje y la
auxiliada por herramientas y socialmente compartida de­
. No hay respuestas sencillas o evidentes. Y el de
ben examinarse y discutirse sobre bases empíricas. ¿Qué di­
a práctica existente y, mucho menos, confiar en
seños de la inteligencia distribuida son eficaces para qué fi­
o de los argumentos más débiles de todos. Hace
nes? ¿Cuáles son nuestros supuestos en relación con las
ca que no hay otra posibilidad que la de someterse
pautas de inteligencia distribuida en la sociedad en que los
ica existente, cuando son posibles, preferibles y
estudiantes deben ingresar y utilizar de manera productiva
oles muchos ordenamientos diferentes. No se si­
lo que han aprendido?
o que sean fáciles de lograr.
Al describir el significado teórico del desarrollo del alum­
[eremos varias transacciones importantes en el
no que se vale de «andaderas» tanto sociales cuanto compu­
de pensar en los diseños de inteligencia distribui­
tacionales para lograr más de lo que podría hacer solo,
jemplos de estas cuestiones.
sostuve hace algún tiempo:

ón 1: acceso a la actividad versus comprensión de «[No se supone que] el télos de esas actividades de aprendizaje sea
:mentos. Una transacción central es la que se da la autonollÚa. Muchas formas de actividad cognitiva pueden exi­
cceso y la comprensión que puede derivar del he­ gir la intervención constante de un sistema de computación inteli­
ltrarse en una cognición auxiliada por herramien­ gente, con vistas a la eficacia o a causa de su complejidad. Del mis­
na cognición no auxiliada por herramientas. ¿Qué mo modo, no todas las tareas para las que pueda organizarse la
ZDP deben ser tales que se espere que el niño las internalice para
.ades se pierden para la participación del alumno
ulteriores actuaciones individuales. Las actuaciones solitarias no
ades de nivel superior, y en contribuciones signifi­ son realistas, dado el modo como se organizan y se ejecutan las ac­
ltes que en la práctica de destrezas básicas, si no tividades inteligentes en el mundo real. Suelen ser cooperativas,
gar al apoyo de la inteligencia distribuida en prác­ depender de recursos que están más allá de la memoria de largo
comprenden a artefactos y a otras personas? Las plazo de un individuo, y requieren el empleo de herramientas para
ntas pueden asegurar un mayor acceso a proce­ el manejo de la información (. . .) El nivel de comprensión de la ta­
ales complejos. Puede lograrse que los alumnos rea necesario para el niño solo es una cuestión empírica aún por
1 de un acceso más amplio a la participación en el resolver, dominio por dominio,) (Pea, 1985b, pág. 84).
nto y actividades complejos, a expensas de la com­
:le bajo nivel. Poner el acento en las actividades de Se le ha formulado una objeción común a esta orientación
Ije que exigen una cognición no auxiliada por he­ basada en la distribución de la inteligencia que desea intro­
iS puede asegurar una comprensión más profun­ ducir en el aula el «impulso a la eficiencia» del conocimiento
. costa de impedir que muchos individuos empren­ cotidiano. Pues ¿no se accede a la inteligencia distribuida en
olución de problemas que abarcan toda una tarea, detrimento de la comprensión y la cognición individual? Esa
lel aprendizaje «general» del conocimiento nece­ inteligencia distribuida, ¿no hace que parezcamos más as­
1 llegar a los procesos de resolución de problemas tutos de lo que somos construyendo condicionamientos in­
ilio de herramientas. geniosos que guían el despliegue de la acción inteligente co­
mo fuere que, como científicos,opinemos acerca mo rasgos de los entornos sociales, computacionales o repre­
de operar de la dinámica de la inteligencia distri­ sentacionales? Dentro de esos lineamientos, Salomon et al.
s enfrentamos aún con la cuestión moral de los fi­ (1991) distinguen dos efectos cognitivos de las tecnologías
educación: si han de promover la inteligencia que referentes a la inteligencia: «Efectos con la tecnología, ob­
L como «solista.>, la que se apoya en herramientas, tenidos durante la asociación intelectual con ella, y efectos

109
de la tecnología en términos del residuo cognitivo transfe­ en gran medida invisible a lo largo de la vida, I
rible que esa asociación deja bajo la forma de un mejor do­ ral se considera, como he sostenido, que no sól
minio de las habilidades y las estrategias}> (pág. 2). Sostie­ herramientas computacionales, como ellos su:
nen la utilidad educativa que reviste el poner el acento en los materiales del entorno y el conocimiento e
los efectos de, antes que en los efectos con, de manera que que puede hallarse en otros seres humanos.
pueda alcanzarse el rendimiento intelectual autónomo. Por­ punto es que, con mucha frecuencia, esa inte
que si no, afirman, el alumno depende de la tecnología, sin tribuida es diseñada, con las consecuencias ser
la cual no comprende. apartado anterior. Un tercer punto es que tod~
La naturaleza invisible de muchas herramientas y el ejercer mayor influencia en el diseño de la inte
apoyo de redes sociales en la colaboración, incluso las em­ tribuida, tanto en la enseñanza escolar como fi
pleadas hoy en el aula, pone de manifiesto que ese argu­ una Vez que hemos reconocido la índole diseñ~
mento opuesto a los apoyos no funcionará. Se reconoce en teligencia. Y un cuarto punto es que un objetivo
los lápices un apoyo para la memoria; por tanto, ¿por qué no fortalecer la educación es fomentar las actitud€;
hacer matemática oralmente o reinventar las escalas de de los alumnos en el diseño de la inteligencia dis
medida empleadas en instrumentación? En el mundo exte­ ra su empleo y para el empleo por parte de otrc
rior a la escuela, el saber cómo aprender y cómo resolver mente intervenir en los diseños de la inteligenc
problemas complejos supone, en parte, saber cómo crear y da hechos por otros. Por último, la tesis generE
aprovechar redes sociales y la competencia de los otros, y atribuye y que está tácita en su crítica -que
utilizar con habilidad aspectos de los entornos físicos y me­ miento debe ser distribuido-- es burdamente E
diáticos en ventaja propia: como el uso de los principios de la supuesto, no habrá herramientas computaciOl
palanca y el equilibrio en yudo. Con andaderas sociales y gentes para el cumplimiento de todo tipo de u
mediaciones externas, la cognición auxiliada por artefactos bible, ni debiera haberlas.
predomina hasta tal punto que su rechazo en el aula va en
contra de la transferencia del aprendizaje más allá de ella Transacción 2: definición estática versus conce}
(véase también Resnick, 1987). vos de las tareas. Es necesario precaverse de un
Salomon et al. (1991) hacen manifiesta la cuestión de su lentendido del concepto de inteligencia distril:
potencial conservadurismo al acuñar la distinción entre los noción de distribución como reparto, como divisi(
efectos con y los efectos de, puesto que, con la difusión del nición entre la mente, el contexto y los artefac
empleo de herramientas computacionales inteligentes, «la una «división del trabajo» entre las contribucion
cuestión de cuáles de los residuos que deja la asociación con ligencia distribuida. Esta limitada idea consiste,
la tecnología podría ser discutible» (pág. 5). Pero consideran la realización de una tarea hay una cantidad di
que esas herramientas no son todavía suficientemente do­ de trabajo intelectual y que esa cantidad puede t
minantes, de modo que «debe considerarse cómo funciona de diversa manera entre las personas y el ento]
una persona al margen de la tecnología inteligente» (pág. 5), cepto que nos interesa es el de expandir la inteli
y las dificultades que surgen en el mundo «requieren una el de repartirla. Deseamos saber dónde está la c~
mente pensante que sea independiente y capaz» (pág. 5). innovación en el concepto de inteligencia distrir
Esta insistencia pasa enteramente por alto muchos aspec­ podemos originar diseños de inteligencia distr
tos críticos conc:ernientes a la inteligencia distribuida. Nun­ más provechosos: si estamos considerando activi
ca he sostenido que «lo único hacia 10 que debiéramos orien­ partidas tales como el aprendizaje en colaboració
tarnos son los efectos con una tecnología según la cual la que un individuo hace de una herramienta para
inteligencia está verdaderamente distribuida» (pág. 5). Un tar su capacidad de resolver problemas maten
punto desatendido es que la inteligencia distribuida resulta sostenido que en los seres humanos existe una

110
)logía en términos del residuo cognitivo transfe­
en gran medida invisible a lo largo de la vida, pero en gene­
Isa asociación deja bajo la forma de un mejor do­
ral se considera, como he sostenido, que no sólo incluye las
lS habilidades y las estrategias» (pág. 2). Sostie­
herramientas computacionales, como ellos subrayan, sino
idad educativa que reviste el poner el acento en
los materiales del entorno y el conocimiento especializado
de, antes que en los efectos con, de manera que
que puede hallarse en otros seres humanos. Un segundo
nzarse el rendimiento intelectual autónomo. Por­
punto es que, con mucha frecuencia, esa inteligencia dis­
afirman, el alumno depende de la tecnología, sin
tribuida es diseñada, con las consecuencias señaladas en el
comprende.
apartado anterior. Un tercer punto es que todos queremos
llraleza invisible de muchas herramientas y el
ejercer mayor influencia en el diseño de la inteligencia dis­
'edes sociales en la colaboración, incluso las em­
tribuida, tanto en la enseñanza escolar como fuera de ella,
)y en el aula, pone de manifiesto que ese argu­
una vez que hemos reconocido la Úldole diseñada de la in­
lesto a los apoyos no funcionará. Se reconoce en teligencia. Y un cuarto punto es que un objetivo central para
un apoyo para la memoria; por tanto, ¿por qué no fortalecer la educación es fomentar las actitudes y los dones
:emática oralmente o reinventar las escalas de de los alumnos en el diseño de la inteligencia distribuida pa­
lpleadas en instrunlentación? En el mundo exte­ ra su empleo y para el empleo por parte de otros, y no sola­
scuela, el saber cómo aprender y cómo resolver mente intervenir en los diseños de la inteligencia distribui­
complejos supone, en parte, saber cómo crear y da hechos por otros. Por último, la tesis general que se me
r redes sociales y la competencia de los otros, y atribuye y que está tácita en su crítica -que todo pensa­
o. habilidad aspectos de los entornos ñsicos y me- miento debe ser distribuido- es burdamente errónea. Por
oventaja propia: como el uso de los principios de la supuesto, no habrá herramientas computacionales inteli­
el equilibrio en yudo. Con andaderas sociales y gentes para el cumplimiento de todo tipo de tareas conce­
es externas, la cognición auxiliada por artefactos bible, ni debiera haberlas.
L hasta tal punto que su rechazo en el aula va en
la transferencia del aprendizaje más allá de ella Transacción 2: definición estática versus conceptos evoluti­
lbién Resnick, 1987). vos de las tareas. Es necesario precaverse de un posible ma­
n et al. (1991) hacen manifiesta la cuestión de su lentendido del concepto de inteligencia distribuida. Es la
:onservadurismo al acuñar la distinción entre los noción de distribución como reparto, como división de la cog­
~ y los efectos de, puesto que, con la difusión del nición entre la mente, el contexto y los artefactos, o como
herramientas computacionales inteligentes, «la una «división del trabajo» entre las contribuciones a la inte­
~ cuáles de los residuos que deja la asociación con ligencia distribuida. Esta limitada idea consiste en que para
fa podría ser discutible» (pág. 5). Pero consideran la realización de una tarea hay una cantidad determinada
Lerramientas no son todavía suficientemente do­ de trabajo intelectual y que esa cantidad puede distribuirse
de modo que «debe considerarse cómo funciona de diversa manera entre las personas y el entorno. El con­
la al margen de la tecnología inteligente» (pág. 5), cepto que nos interesa es el de expandir la inteligencia y no
Iltades que surgen en el mundo «requieren una el de repartirla. Deseamos saber dónde está la capacidad de
lsante que sea independiente y capaz» (pág. 5). innovación en el concepto de inteligencia distribuida; cómo
:;encia pasa enteramente por alto muchos aspec­ podemos originar diseños de inteligencia distribuida aun
concernientes a la inteligencia distribuida. Nun­ más provechosos: si estamos considerando actividades com­
,nido que «lo único hacia lo que debiéramos orien­ partidas tales como el aprendizaje en colaboración o los usos
l los efectos con una tecnología según la cual la que un individuo hace de una herramienta para incremen­
a está verdaderamente distribuida» (pág. 5). Un tar su capacidad de resolver problemas matemáticos. He
ltendido es que la inteligencia distribuida resulta sostenido que en los seres humanos existe una tendencia

111
natural hacia una eficacia mayor en la distribución de la in­ miento para que emprendan con éxito tareas de n
teligencia por medio del diseño y el uso de los entornos físi­ rior a las que aporta la computadora. En el segund
co, simbólico y social a fin de enfrentar la complejidad de las empleo demasiado restrictivo del enfoque analít
«actividades mentales». Pero eso no conduce a un determi­ llevar a descuidar el escrupuloso proceso por el qUl
nismo situacional. El resorte de ese impulso hacia la efica­ no diseña la inteligencia distribuida de manera de
cia es la libertad así obtenida para explorar y buscar lo nue­ empleo mínimo del proceso mental para el rendin
vo. Una vez alcanzada una eficacia mayor gracias a que se sistema que incluye la herramienta computaciom
delega el pensamiento en el diseño del mundo, uno queda Existen asimismo diferentes formas de superaJ
liberado para seguir innovando e inventando. Si las condi­ cionados problemas de pérdida de habilidades, au
ciones de aprendizaje fomentan o no esas nuevas oportuni­ uno (no es mi caso) estuviera inclinado a aceptar u
dades, depende de una elección cultural. to de cantidad fija de la inteligencia que contribuYI
Salomon et al. (1991) establecen un interesante contras­ lización de la tarea por parte de un sistema forml
te entre dos maneras de evaluar la inteligencia en la asocia­ ser humano y la computadora. En primer lugar,
ción de personas y tecnología: sistémica y analítica. La sis­ considerar seriamente el diseño y rotar las actividl
témica tiene en cuenta el rendimiento conjunto del sistema ponentes (como en el proceso de resolución de un
formado por la persona y la computadora, en tanto que la en seis etapas antes descripto) que aportan el ser 1
analítica expresa las contribuciones específicas a ese rendi­ la computadora, con el objetivo de evitar las posi
miento hechas por la persona y por la tecnología. Advierten de una contribución, aburrida y pesada, de las mis
acerca de las posibilidades de pérdida, en el hombre, de las vidades componentes a la tarea por parte del ser
habilidades y del interés en las tareas si la consideración Desdichadamente, algunas de esas etapas, como
analítica pone de manifiesto contribuciones mínimas de la brimiento del problema y la representación del r
persona al rendimiento del sistema. Con todo, este análisis pueden resultar muy dificultosas para que la com
parece confiarse demasiado en el concepto de cantidad fija. contribuya al rendimiento del sistema. En segun
Estos autores sostienen, además, erróneamente, que el ya he destacado el aspecto de la inteligencia distri
enfoque analítico está «más orientado hacia el estudio del lacionado con el diseño, una de cuyas consecuelll
potencial humano y hacia las preocupaciones educativas» lucra un fenómeno cada vez más reconocido en el n
(pág. 5) que el enfoque sistémico, el cual «evalúa los produc­ trabajo: la necesidad de «informatizar» (antes ql
tos de la capacidad conjunta de la persona y la herramien­ tomatizar) el lugar de trabajo (Zuboff, 1988), otor
ta». Esto resulta simplista al menos en dos sentidos. Por esa manera a los trabajadores importantes oport
una parte, en términos de la transacción entre acceso y com­ para contribuir al rediseño de las condiciones y de 1
prensión examinada anteriormente, el enfoque sistémico mientas de trabajo (Attewell, 1987; Barley, 1988; 1
puede ser muy apropiado para la educación, por poner a to­ Ehn y Kyng, 1986; Wenger, 1991). Por último, ex
dos los alumnos en condiciones de hacer cosas que serían ac­ una lección del hallazgo de Kusterer (1978) sobrE
cesibles sólo a algunos de ellos si el enfoque analítico preva­ rencias individuales de conocimiento en relaci(
leciera. Por otra parte, el alumno puede ser no sólo el recep­ trabajo entre «trabajadores inhábiles», podríamo:
tor de la herramienta intelectual, que contribuye a un lo­ actividades que permitan la participación en div
gro de alto nivel sistémico, sino su diseñador, y ese alumno reas para la utilización del conocimiento, y con.
puede minimizar la necesidad de aportar sus actividades cantidad posible de tareas rutinarias. Kusterer e
mentales a ese rendimiento mediante el diseño. En el pri­ un conocimiento más amplio de la tarea en trabaja(
mer caso, una confianza demasiado consciente en el enfo­ con frecuencia necesitan aprender cosas nuevas PI
que analítico puede no resultar satisfactoria para poner en ver dificultades surgidas en sus funciones laborale
condiciones a alumnos de escasa motivación y de bajo rendi­ narias.

112
acia una eficacia mayor en la distribución de la in­ miento para que emprendan con éxito tareas de nivel supe­
e por medio del diseño y el uso de los entornos ñsi­ rior a las que aporta la computadora. En el segundo casQ, un
¡ico y social a fin de enfrentar la complejidad de las empleo demasiado restrictivo del enfoque analítico puede
les mentales». Pero eso no conduce a un determi­ llevar a descuidar el escrupuloso proceso por el que el alum­
uacional. El resorte de ese impulso hacia la efica­ no diseña la inteligencia distribuida de manera de hacer un
:bertad así obtenida para explorar y buscar lo nue­ empleo mínimo del proceso mental para el rendimiento del
·ez alcanzada una eficacia mayor gracias a que se sistema que incluye la herramienta computacional.
pensamiento en el diseño del mundo, uno queda Existen asimismo diferentes formas de superar los men­
)ara seguir innovando e inventando. Si las condi­ cionados problemas de pérdida de habilidades, aun cuando
aprendizaje fomentan o no esas nuevas oportuni­
uno (no es mi caso) estuviera inclinado a aceptar un concep­
pende de una elección cultural.
to de cantidad fija de la inteligencia que contribuye a la rea­
on et al. (1991) establecen un interesante contras­
lización de la tarea por parte de un sistema formado por el
os maneras de evaluar la inteligencia en la asocia­
ser humano y la computadora. En primer lugar, se podría
lrsonas y tecnología: sistémica y analítica. La sis­
considerar seriamente el diseño y rotar las actividades com­
me en cuenta el rendimiento conjunto del sistema
ponentes (como en el proceso de resolución de un problema
)or la persona y la computadora, en tanto que la
en seis etapas antes descripto) que aportan el ser humano y
expresa las contribuciones específicas a ese rendi­
la computadora, con el objetivo de evitar las posibilidades
lChas por la persona y por la tecnología. Advierten de una contribución, aburrida y pesada, de las mismas acti­
las posibilidades de pérdida, en el hombre, de las vidades componentes a la tarea por parte del ser humano.
es y del interés en las tareas si la consideración Desdichadamente, algunas de esaS etapas, como el descu­
pone de manifiesto contribuciones mínimas de la brimiento del problema y la representación del problema,
1 rendimiento del sistema. Con todo, este análisis pueden resultar muy dificultosas para que la computadora
:lfiarse demasiado en el concepto de cantidad fija. contribuya al rendimiento del sistema. En segundo lugar,
autores sostienen, además, erróneamente, que el ya he destacado el aspecto de la inteligencia distribuida re­
nalítico está «más orientado hacia el estudio del lacionado con el diseño, una de cuyas consecuencias invo­
humano y hacia las preocupaciones educativas» lucra un fenómeno cada vez más reconocido en el mundo del
le el enfoque sistémico, el cual «evalúa los produc­ trabajo: la necesidad de «informatizar» (antes que de au­
:apacidad conjunta de la persona y la herramien­ tomatizar) el lugar de trabajo (Zuboff, 1988), otorgando de
resulta simplista al menos en dos sentidos. Por esa manera a los trabajadores importantes oportunidades
, en términos de la transacción entre acceso y com­ para contribuir al rediseño de las condiciones y de las herra­
examinada anteriormente, el enfoque sistémico mientas de trabajo (Attewell, 1987; Barley, 1988; Bjerlrnes,
muy apropiado para la educación, por poner a to­ Ehn y Kyng, 1986; Wenger, 1991). Por último, extrayendo
ronos en condiciones de hacer cosas que serían ac­ una lección del hallazgo de Kusterer (1978) sobre las dife­
¡lo a algunos de ellos si el enfoque analítico preva­ rencias individuales de conocimiento en relación con el
Ir otra parte, el alumno puede ser no sólo el recep­ trabajo entre «trabajadores inhábiles», podríamos diseñar
lerramienta intelectual, que contribuye a un 10­ actividades que permitan la participación en. diversas ta­
) nivel sistémico, sino su diseñador, y ese alumno reas para la utilización del conocimiento, y con la menor
limizar la necesidad de aportar sus actividades cantidad posible de tareas rutinarias. Kusterer encuentra
a ese rendimiento mediante el diseño. En el pri­ un conocimiento más amplio de la tarea en trabajadores que
una confianza demasiado consciente en el enfo­ con frecuencia necesitan aprender cosas nuevas para resol­
ico puede no resultar satisfactoria para poner en ver dificultades surgidas en sus funciones laborales no ruti­
s a alumnos de escasa motivación y de bajo rendi­ narias.

113
¿Por qué la oposición entre la definición estática y la di­ miento de la información, lo típico ha sido que le
námica de las tareas es ejemplo de una transacción? Porque evolutivos tuvieran en la mira los cambios de la
puede resultar más fácil elaborar materiales de aprendizaje y los procesos mentales del individuo. Aunque la
y programas de formación de docentes para ayudar a los social del desarrollo es un aspecto claramente de
alumnos a que realicen tareas estáticas, mientras que si las
propias tareas que los docentes emprenden evolucionan a
medida que cambian a lo largo del tiempo las herramientas
y los diseños para la inteligencia distribuida, entonces los
I la investigación influida por la escuela históric
Vigotsky, Luria y Leontiev, en las manifestaci01
tes de esa obra se ha prestado más atención a la
social que al papel de los artefactos y las repres,
materiales estáticos y los métodos de preparación del docen­ como vehículos de la inteligencia (por ejemplo, ~
te para la «transferencia» del currículum no serán suficien­ Wertsch, 1985, 1991). Esa es una omisión que rl
tes. La transacción pasa a ser una transacción entre la au­ ticular importancia a la luz de tesis tales como
tomatización de la transferencia de materiales y prácticas tofsky (1979) en el sentido de que el artefacto es p
normales, con descuido de la naturaleza dinámica de la in­ lución cultural lo que el gen para la evolución
teligencia distribuida, y el aporte de materiales y de prácti­ vehículo de información a través de las generac
cas constantemente renovables y flexibles a la adaptación. respuestas a la pregunta acerca de qué se desarro

Télos evolutivo: nuevas metas de desarrollo


Una de las implicaciones centrales de la perspectiva dia­
léctica acerca de la naturaleza humana se pone de manifies­
I cambiar fundamentalmente frente a una persp
sada en la inteligencia distribuida, porque son lo
de actividad -que abarcan a los hombres, el en1
herramientas- los que pasan a ocupar el centr
vestigación evolutiva.
Lo que he destacado constantemente ha sido·
to cuando consideramos el propio concepto de desarrollo. en la inteligencia en tanto manifiesta en la activil
Piaget esbozó una concepción de índole neokantiana y mica, no estática. El lenguaje empleado por Salo
arraigada en un punto final bien definido, el de las operacio­ (1991) para caracterizar el concepto contenido e
nes formales (Piaget e Inhelder, 1969). Por contraste, son co~o conciben la inteligencia distribuida, está, E
mucho más abiertas las implicaciones de la concepción his­ onentado hacia la entidad: un lenguaje de recipi
tórico-social de la naturaleza humana, que se manifiesta si­ contienen cosas. Los «residuos cognitivos» son «de
tuada en el centro del diseño de la inteligencia distribuida. la interacción con tecnologías o «desplazados» de'
Cuando no se ve el «desarrollo» como un concepto descripti­ ción entre ser humano y computadora. La capacid
vo que reemplaza al de «tiempo» o al de «historia», sino como teligencia están «en» personas y herramientas. (
un concepto normativo que incluye la evaluación de la adap­ entiende que la inteligencia está en la actividad, !
tación entre medios y fines (Raplan, 1983), yel sistema for­ tengo en este capítulo -y no en los agentes o en
mado por la actividad y el ser humano se considera en algu­ mientas-, el tipo de inteligencia limpia, pura y a
na medida altamente desarrollado en relación con el logro pensador capaz e independiente que Salomon et
de esos fines, resulta evidente que la condición evolutiva del ran producir a partir de la educación, resulta sel
sistema se define, desde el punto de vista histórico-social, fantasía teórica. Los seres humanos están sitm
en función de las pautas en desarrollo que la sociedad adop­ mundo fisico, en el social y en el mundo de los ar1
ta para evaluar tanto las relaciones entre medios y fines co­ constantemente los emplean y rehacen su diseñ
mo los propios fines elegidos. ejecutar las actividades que desean. Las distribuc
La psicología evolutiva cobra otro carácter si se la consi­ de esa manera deciden diseñar o en las que partici
dera desde la perspectiva de esta orientación. Ya fuese bajo den cambiar a lo largo del tiempo, y ello tanto desd
la influencia piagetiana o bajo la de un enfoque de procesa- de vista cultural cuanto desde el ontogenético. La

114
¡ué la oposición entre la definición estática y la di­ miento de la información, lo típico ha sido que los estudios
!e las tareas es ejemplo de una transacción? Porque evolutivos tuvieran en la mira los cambios de la estructura
mltar más fácil elaborar materiales de aprendizaje y los procesos mentales del individuo. Aunque la apoyatura
mas de formación de docentes para ayudar a los social del desarrollo es un aspecto claramente destacado en
a que realicen tareas estáticas, mientras que si las la investigación influida por la escuela histórico-social de
:areas que los docentes emprenden evolucionan a Vigotsky, Luria y Leontiev, en las manifestaciones recien­
lue cambian a lo largo del tiempo las herramientas tes de esa obra se ha prestado más atención a la apoyatura
lños para la inteligencia distribuida, entonces los social que al papel de los artefactos y las representaciones
3S estáticos y los métodos de preparación del docen­ como vehiculos de la inteligencia (por ejemplo, Moll, 1990;
1 «transferencia» del currículum no serán suficien­ Wertsch, 1985, 1991). Esa es una omisión que reviste par­
'ansacción pasa a ser una transacción entre la au­ ticular importancia a la luz de tesis tales como la de War­
ción de la transferencia de materiales y prácticas tofsky (1979) en el sentido de que el artefacto es para la evo­
:, con descuido de la naturaleza dinámica de la in­ lución cultural lo que el gen para la evolución biológica:
1 distribuida, y el aporte de materiales y de práctí­ vehiculo de información a través de las generaciones. Las
antemente renovables y flexibles a la adaptación. respuestas a la pregunta acerca de qué se desarrolla pueden
cambiar fundamentalmente frente a una perspectiva ba­
sada en la inteligencia distribuida, porque son los sistemas
olutivo: nuevas metas de desarrollo de actividad -que abarcan a los hombres, el entorno y las
herramientas--los que pasan a ocupar el centro de la in­
e las implicaciones centrales de la perspectiva dia­ vestigación evolutiva.
3rca de la naturaleza humana se pone de manifies­ Lo que he destacado constantemente ha sido un interés
) consideramos el propio concepto de desarrollo. en la inteligencia en tanto manifiesta en la actividad: diná­
,bozó una concepción de índole neokantiana y mica, no estática. El lenguaje empleado por Salomon et al.
1 en un punto final bien definido, el de las operacio­ (1991) para caracterizar el concepto contenido en el modo
11es (Píaget e Inhelder, 1969). Por contraste, son como conciben la inteligencia distribuida, está, en cambio,
ás abiertas las implicaciones de la concepción his­ orientado hacia la entidad: un lenguaje de recipientes que
ial de la naturaleza humana, que se manifiesta si­ contienen cosas. Los «residuos cognitivos» son «dejados» por
el centro del diseño de la inteligencia distribuida. la interacción con tecnologías o «desplazados» de la asocia­
.o se ve el «desarrollo» como un concepto descripti­ ción entre ser humano y computadora. La capacidad y la in­
~mplaza al de <<tiempo» o al de «historia», sino como teligencia están «en» personas y herramientas. Cuando se
lto normativo que incluye la evaluación de la adap­ entiende que la inteligencia está en la actividad, según sos­
;re medios y fines (Kaplan, 1983), y el sistema for­
tengo en este capítulo -y no en los agentes o en las herra­
la actividad y el ser humano se considera en algu­
mientas-, el tipo de inteligencia limpia, pura y aislada del
a altamente desarrollado en relación con el logro
pensador capaz e independiente que Salomon et al. procu­
Les, resulta evidente que la condición evolutiva del
ran producir a partir de la educación, resulta ser sólo una
e define, desde el punto de vista histórico-social,
fantasía teórica. Los seres humanos están situados en el
1 de las pautas en desarrollo que la sociedad adop­
mundo fisico, en el social y en el mundo de los artefactos, y
aluar tanto las relaciones entre medios y fines co­
constantemente los emplean y rehacen su diseño a fin de
)pios fines elegidos.
ejecutar las actividades que desean. Las distribuciones que
:ología evolutiva cobra otro carácter si se la consi­
de esa manera deciden diseñar o en las que participan, pue­
e la perspectiva de esta orientación. Ya fuese bajo
den cambiar a lo largo del tiempo, y ello tanto desde el punto

I
cía piagetíana o bajo la de un enfoque de procesa­ de vista cultural cuanto desde el ontogenético. La pregunta

~
115
acerca del modo como los modelos sociales, las presiones comunidad de inteligencia, mediada por la intl
sociales, los deseos individuales y la estética llegan a dar individual y situada del significado que forma la
forma a esas pautas cambiantes de distribución a lo largo creatividad y el desarrollo.
del tiempo, es una reformulación de la pregunta básica de la El aprendizaje y el diseño están fundament
psicología evolutiva. nectadoscon una orientación hacia la inteligenc:
da. La exploración y el juego, capacidades huma
empleadas mucho antes de la invención de la ed
Consecuencias más amplias tual, aparecen investidas de importancia, lo mil
deseos particulares que llevan a los diseños de 1
Esta perspectiva acerca de la inteligencia tiene algunas cia distribuida. Puede verse el aprendizaje como
otras consecuencias destacables más allá de la educación. que «resolución de problemas» y, de manera más
El ámbito que abarcan es deliberadamente amplio y refleja acuerdo con cada uno de los deseos. Por ejemplc
una gran variedad de cuestiones históricas y contempo­ dades lúdicas tanto crean y descubren problem.
ráneas (Pea, 1993); entre ellas: la incidencia de la cultura «resuelven». También se consideran de una manl
escrita en el pensamiento; la influencia de los sistemas de el diseño y el desarrollo tecnológicos. Las nue,
símbolos de la matemática, la lógica y la ciencia en formas gías pueden apoyar actividades humanas sITv
de pensamiento' y de actividad; las relaciones entre los cam­ plataformas experimentales en la evolución de 1
bios que se dan en la ciencia, la tecnología y la sociedad (por cia, al abrir nuevas posibilidades a la inteligenci
ejemplo, los efectos de la industrialización en el trabajo y da. No sirven simplemente como «amplificador
la distribución del control), y los nuevos paradigmas en los lecto» o como maneras de «mecanizar» los desem
terrenos de la computación, las publicaciones y las teleco­ (por ejemplo, delegar determinadas formas de a
municaciones (Pea y Gómez, 1992). Esas son cuestiones crí~ el trabajo).
ticas, porque pocas invenciones tecnológicas, aparte de las
computadoras (y las tecnologías emparentadas que inclu­
yen microprocesadoras) han tenido o seguirán teniendo una
incidencia tan profunda en la manera como los seres huma­ Conclusiones
nos pasan el tiempo en el trabajo y en la manera como se de­
finen los objetivos de la educación (Dunlop y Kling, 1991). Cuando consideramos las prácticas humana
Puede ser importante comprender la inteligencia distri­ vemos que la cognición humana aspira a la efi
buida porque establece vínculos histórico-sociales más allá distribución de la inteligencia -entre los indivil
de los confines de la actual ciencia cognitiva de la educación. torno, las representaciones simbólicas externas
Por ejemplo, sus resultados se enlazarán con el diseño de mientas y los artefactos- como medio para el
una manera más general. Los arquitectos y los diseñadores complejidad de las actividades que solemos (
suelen ser sensibles al modo como las actividades humanas «mentales».
aparecen y se desenvuelven en virtud de las configuracio­ Como esas aspiraciones no llevan por fuerza
nes que el entorno les proporciona (por ejemplo, Alexander, miento de metas culturalmente valiosas de inVE
Ishikawa, Silverstein y Jacobson, 1977; véase asimismo innovación frente al rápido cambio social y glob
Hooper, 1986). He destacado el hecho histórico-social de que tualidad, la enseñanza para el diseño de la inteli
el mundo ha sido moldeado por la inteligencia que han «de­ tribuida debería ser una de las principales meta:
jado» las actividades de las personas del pasado (en artefac­ cación. Aprender a crear y a regular a voluntad II
tos, convenciones, prácticas), que constantemente es trans~ cia distribuida tendría que ser una meta de la
formada por los agentes sociales que constituyen la actual para alumnos y docentes. Hay que trasladar el ~

116
modo como los modelos sociales, las presiones comunidad de inteligencia, mediada por la interpretación
)s deseos individuales y la estética llegan a dar individual y situada del significado que forma la: trama de la
las pautas cambiantes de distribución a lo largo creatividad y el desarrollo.
, es una reformulación de la pregunta básica de la El aprendizaje y el diseño están fundamentalmente co­
evolutiva. nectadoscon una orientación hacia la inteligencia distribui­
da. La exploración y el juego, capacidades humanas básicas
empleadas mucho antes de la invención de la educación ac­
mcias más amplias tual, aparecen investidas de importancia, lo mismo que los
deseos particulares que llevan a los diseños de la inteligen­
:rspectiva acerca de la inteligencia tiene algunas cia distribuida. Puede verse el aprendizaje como mucho más
ecuencias destacables más allá de la educación. que «resolución de problemas» y, de manera más general, de
que abarcan es deliberadamente amplio y refleja acuerdo con cada uno de los deseos. Por ejemplo, las activi­
variedad de cuestiones históricas y contempo­ dades lúdicas tanto crean y descubren problemas como los
la, 1993); entre ellas: la incidencia de la cultura «resuelven». También se consideran de una manera distinta
el pensamiento; la influencia de los sistemas de el diseño y el desarrollo tecnológicos. Las nuevas tecnolo­
e la matemática, la lógica y la ciencia en formas gías pueden apoyar actividades humanas sirviendo como
iento y de actividad; las relaciones entre los cam­ plataformas experimentales en la evolución de la inteligen­
i dan en la ciencia, la tecnología y la sociedad (por cia, al abrir nuevas posibilidades a la inteligencia distribui­
)s efectos de la industrialización en el trabajo y da. No sirven simplemente como «amplificadores del inte­
ción del control), y los nuevos paradigmas en los lecto» o como maneras de «mecanizar» los deseos existentes
e la computación, las publicaciones y las teleco­ (por ejemplo, delegar determinadas formas de actividad en
rles (Pea y Gómez, 1992). Esas son cuestiones crí­ el trabajo).
ue pocas invenciones tecnológicas, aparte de las
)ras (y las tecnologías emparentadas que inclu­
Irocesadoras) han tenido o seguirán teniendo una
tan profunda en la manera como los seres huma­ Conclusiones
el tiempo en el trabajo y en la manera como se de­
:>jetivos de la educación (Dunlop y Kling, 1991). Cuando consideramos las prácticas humanas actuales,
ler importante comprender la inteligencia distri­ vemos que la cognición humana aspira a la eficacia en la
.ue establece vínculos histórico-sociales más allá distribución de la inteligencia -entre los illdividuos, el en­
nes de la actual ciencia cognitiva de la educación. torno, las representaciones simbólicas externas, las herra­
lo, sus resultados se enlazarán con el diseño de mientas y los artefactos- como medio para enfrentar la
'a más general. Los arquitectos y los diseñadores complejidad de las actividades que solemos denominar
sensibles al modo como las actividades humanas «mentales».
r se desenvuelven en virtud de las configuracio­ Como esas aspiraciones no llevan por fuerza al cumpli­
entorno les proporciona (por ejemplo, Alexander, miento de metas culturalmente valiosas de invención y de
Silverstein y J acobson, 1977; véase asimismo innovación frente al rápido cambio social y global de la ac­
86). He destacado el hecho histórico-social de que tualidad, la enseñanza para el diseño de la inteligencia dis­
la sido moldeado por la inteligencia que han «de­ tribuida debería ser una de las principales metas de la edu­
:tividades de las personas del pasado (en artefac­ cación. Aprender a crear y a regular a voluntad la inteligen­
lciones, prácticas), que constantemente es trans­ cia distribuida tendría que ser una meta de la educación
)r los agentes sociales que constituyen la actual para alumnos y docentes. Hay que trasladar el acento edu­

117
cativo desde la cognición individual y sin herramientas Referencias bibliográficas
hasta la facilitación de los usos sensibles y nuevos de los re­
cursos por parte del individuo para la actividad creativa e Agre, P. (en prensa) Computation and human expe
inteligente, solo y en colaboración. Una educación así alen­ bridge University Press.
taría y refinaría la tendencia natural de los seres humanos Alexander, C., Ishikawa, S., Silverstein, M. y Jacobs
a recrear constantemente su propio mundo como andamiaje A pattern language: Towns, buildings, construo
para sus actividades. Por ejemplo, en la educación en mate­ York: Oxford University Press.
mática yen ciencia podría desarrollarse un metacurriculum Allen, C. (1988) Situated designing. Tesis de mae¡
orientado hacia el aprendizaje del papel de la inteligencia Carnegie-Mellon University, Pittsburgh, PA.
Attewell, P. (1987) «The deskilling controversy», Wo,
distribuida en la capacitación para el pensamiento comple­
pations, 14, págs. 327-46.
jo. Los alumnos llegarían a comprender ya desarrollar heu­ Barley, S. (1988) «Technology, power, and the social
rísticas para la invención de tecnologías cognitivas como ofwork: Toward a pragmatic theory of skilling ano
partícipes de una comunidad usuaria de conocimientos. A Research on the Sociology ofOrganization, 6, pág
través de sus actividades verían dónde reside la dificultad Barthes, Roland (1972) Mythologies, trad. A. Lavers,
de la ideación compleja. Reconocerían que las tecnologías Hill&Wang.
ñsicas, simbólicas y sociales pueden proporcionar los apo­ Bateson, G. (1972) «Form, substance and difference
yos necesarios para alcanzar alturas conceptuales que son an ecology ofmind (2da. ed.), Nueva York: Ballm
menos asequibles si se pretende llegar a ellas sin auxilios. Bereiter, C. y Scardamalia, M. (1986) The psycholo¡
Podría lograrse esa meta mediante el examen de ejemplos composition, Hillsdale, NJ: Erlbaum.
vivientes y cotidianos (construir a partir de casos en los que Bjerknes, G., Ehn, P. Y Kyng, M. (eds.) (1986) Comp¡
ya distribuyen inteligencia en el mundo) y, quizás, a través mocracy: A Scandinavian challenge, Brookfield, '
Blattner, M. y Dannenberg, R. (eds.) (1991) Multime/
de estudios de caso del papel de las estructuras de informa­ timodal user interface design, Reading, MA: Addi
ción (por ejemplo, matrices, organigramas, plantillas) y de Brooks, F. (1986) "Walkthrough: A dynamic graphi<
las estructuras sociales (equipos de trabajo, noviciado) en la simulating virtual buildings», Proceedings ofthe
mediación del aprendizaje y el razonamiento como sistema shop on Interactive Graphics, págs. 9-21.
de actividad de inteligencia distribuida. Los alumnos se ve­ (1988) «Grasping reality through illusion: Interac1
rían fortalecidos a través del uso reflexivo de nuevas herra­ serving science», Proceedíngs of the ACM SIGI
mientas y a través de la invención de nuevas herramientas Factors in Computing Systems Conference, págs.
y distribuciones sociales de las actividades. Brown, J. S., Collins, A. y Duguid, P. (1989) «Situa1
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.ge, MA: Bolt Beranek & Newman.

,R. B., Jewett, B. F., Shaw, C., Wicker, L. J., Arrott,

lell, C. B., Bajuk, M., Thingvold, J. y Yost, J. B. (1990)

It 125
~

1
.,
~
~
3. La persona-más: una visión distribuida 1972; Pressley, Wood y Woloshyn, 1990). De todos·
cuaderno en sí mismo no contaría, por lo geneJ
del pensamiento y el aprendizaje recipiente de lo que el alumno ha aprendido, au:
representa una considerable inversión cognitiva el
D. N. Perkins co de memoria bien organizado, y un banco que (
dendos cuando, por ejemplo, el alumno redacte lU
abrevando en esa bien organizada fuente de ideas
Por cierto, es posible ver la cuestión de otra ma
demos tomar como unidad de análisis no al alum
En la base de muchísimas investigaciones de psicología recursos que hay en su entorno -la persona SOli5
se dan algunas preguntas generales y constantes. Una de la persona más el entorno o, en beneficio de la bre
ellas --o acaso una doble-- es: ¿cómo se producen el pensa­ persona-más; en este caso, el alumno más el cuad
miento y el aprendizaje? Los intentos por responderla abar­ demos decir que ese sistema de la persona-más 1
can los de la tradición conductista, con su teoría de los refle­ dido algo, y que parte de ello reside en su cuaderr.
jos clásicos y condicionados; las teorías cognitivas ahora clá­ la cabeza del alumno. Aparte de eso, al aprender ~
sicas, con su concepción de los espacios y los esquemas de año 1066 y demás, ese sistema era muy potente, sÍJ
problemas; y la perspectiva, más reciente, del procesamien­ cuaderno como papel para tomar apuntes y COl!
to de distribución en paralelo, con su concepción holográfica torio de conclusiones.
del modo como la mente recoge y desarrolla la información. ¿Qué provecho podemos sacar al plantear la el:
Sea cual fuere la teoría que se adopte, existe una asime­ manera tan singular? Una actitud razonable POdl
tría notoria, y en cierto sentido singular, entre la postura ta: por cierto, podemos hablar de la persona más €
que se asume respecto de la persona y respecto del ámbito como un sistema compuesto que piensa y aprende
fisico en el que se producen el pensamiento y el aprendizaje. más aclaratorio hacerlo así? ¿Derivan de ello ideo
Considérese, por ejemplo, al alumno de un curso de histo­ otra manera podrían pasársenos por alto?
ria medieval que ha elaborado apuntes cuidadosos y bien
ordenados acerca del año 1066, y demás. La mayoría de las
teorías del aprendizaje dirían que el alumno tiene en su ca­
beza lo que ha aprendido. Todo lo que aparece en el cuader­ Cognición distribuida
no de notas y no está también en su cabeza, no es parte de lo
que ha aprendido. La visión general adoptada aquí toma como
No se quiere decir, por cierto, que el cuaderno de notas se partida la concepción de la «inteligencia distribuid
estime irrelevante. El esfuerzo del alumno por mantenerlo lada por Roy Pea (en el capítulo 2 del presente,
cuidadosamente organizado habrá tenido como resultado la Pea insiste en que nos convendría reconsiderar la
mejor codificación mental de gran parte de las ideas regis­ humana concibiéndola como distribuida más allá
tradas también en él, incluyendo en ello una comprensión y to del organismo propio, y ello en distintos sentic
una retención mayores, a causa de su «procesamiento ela­ cando a otras personas, apoyándose en medios sir
borativo» (por ejemplo, Baddeley, 1982; Craik y Lockhart, aprovechándose del entorno y de los artefactos.
Esta concepción recoge también la distinciól
Algunas de las ideas expuestas en este capítulo han sido elaboradas con el por Salomon, Perkins y Globerson (1991) entre e
apoyo de la McArthur Foundation para la investigación acerca del pensa­
y de las tecnologías del procesamiento de la infonr
miento y su enseñanza, y de la Spencer Foundation para la investigación
de una pedagogía de la comprensión. El autor agradece a ambas fundacio­ primeros son ampliaciones de las facultades cogr
nes por su ayuda. usuario mientras emplea una tecnología, y los ¡

126
~rsona-más: una visión distribuida 1972; Pressley, Wood y Woloshyn, 1990). De todos modos, el
cuaderno en sí mismo no contaría, por lo general, como
samiento y el aprendizaje recipiente de lo que el alumno ha aprendido, aun cuando
dns representa una considerable inversión cognitiva en un ban­
co de memoria bien organizado, y un banco que dará divi­
dendos cuando, por ejemplo, el alumno redacte un trabajo,
abrevando en esa bien organizada fuente de ideas.
Por cierto, es posible ver ia cuestión de otra manera. Po­
demos tomar como unidad de análisis no al alumno sin los
lase de muchísimas investigaciones de psicología recursos que hay en su entorno -la persona solista- sino
:unas preguntas generales y constantes. Una de la persona más el entorno o, en beneficio de la brevedad, la
.caso una doble-- es: ¿cómo se producen el pensa­ persona-más; en este caso, el alumno más el cuaderno. Po­
,1 aprendizaje? Los intentos por responderla abar­ demos decir que ese sistema de la persona-más ha apren­
la tradición conductista, con su teoría de los refle­ dido algo, y que parte de ello reside en su cuaderno y no en
; y condicionados; las teorías cognitivas ahora clá­ la cabeza del alumno. Aparte de eso, al aprender acerca del
su concepción de los espacios y los esquemas de año 1066 y demás, ese sistema era muy potente, sirviendo el
:; y la perspectiva, más reciente, del procesamien­ cuaderno como papel para tomar apuntes y como reposi­
lbución en paralelo, con su concepción holográfica torio de conclusiones.
:omo la mente recoge y desarrolla la informaciQn. ¿Qué provecho podemos sacar al plantear la cuestión de
U. fuere la teoría que se adopte, existe una asime­ manera tan singular? Una actitud razonable podría ser es­
a, y en cierto sentido singular, entre la postura ta: por cierto, podemos hablar de la persona más el entorno
me respecto de la persona y respecto del ámbito como un sistema compuesto que piensa y aprende; pero ¿es
que se producen el pensamiento y el aprendizaje. más aclaratorio hacerlo así? ¿Derivan de ello ideas que de
3e, por ejemplo, al alumno de un curso de histo­ otra manera podrían pasársenos por alto?
ral que ha elaborado apuntes cuidadosos y bien
acerca del año 1066, y demás. La mayoría de las
aprendizaje dirían que el alumno tiene en su ca­
l ha aprendido. Todo lo que aparece en el cuader­ Cognición distribuida
; y no está también en su cabeza, no es parte de lo
endido. La visión general adoptada aquí toma como punto de
riere decir, por cierto, que el cuaderno de notas se partida la concepción de la «inteligencia distribuida» formu­
levante. El esfuerzo del alumno por mantenerlo lada por Roy Pea (en el capítulo 2 del presente volumen).
!lente organizado habrá tenido como resultado la Pea insiste en que nos convendría reconsiderar la cognición
lcación mental de gran parte de las ideas regís­ humana concibiéndola como distribuida más allá del ámbi­
bién en él, incluyendo en ello una comprensión y to del organismo propio, y ello en distintos sentidos: abar­
ión mayores, a causa de su «procesamiento ela­ cando a otras personas, apoyándose en medios simbólicos y
por ejemplo, Baddeley, 1982; Craik y Lockhart, aprovechándose del entorno y de los artefactos.
Esta concepción recoge también la distinción trazada
s ideas expuestas en este capítulo han sido elaboradas con el
cArthur Foundation para la investigación acerca del pensa­
por Salomon, Perkins y Globerson (1991) entre efectos con
lseñanza, y de la Spencer Foundation para la investigación y de las tecnologías del procesamiento de la información: los
)gia de la comprensión. El autor agradece a ambas fundacio­ primeros son ampliaciones de las facultades cognitivas del
lda. usuario mientras emplea una tecnología, y los segundos,

127
efectos cognitivos resultantes que se producen sin la tecno­ de características de acceso a la información, y no
logía. El presente examen se centra en los efectos con -no es decir, de qué lado del cerebro se aloja la inform
sólo con altas tecnologías sino con lo que llamaremos en
general «distribución física» de la cognición- en elementos
como las computadoras, desde ya, pero también el lápiz y el
papel o la simple táctica de dejar una carpeta cerca de la La cognición como flujo de información
puerta para recordarse a sí mismo que se la debe llevar al
trabajo. Además se le prestará cierta atención a la distribu­ Agucemos este concepto de persona-más con la
ción social de la cognición. una noción muy abstracta: la de sistema de proCE
La posición adoptada aquí puede resumirse como sigue: de conocimientos. Tal sistema podría ser una pe]
llena formularios de impuestos sobre la renta, UI:
tadora que en una compañía de seguros calcula ri
1. El entorno -los recursos ñsicos y sociales inmediatos
réplica deADN. En un sistema así, un episodio típ:
fuera de la persona- participa en la cognición, no sólo
nejo de información consiste en recoger conocÍr
como fuente de entrada de información y como receptor
varios lugares del sistema y operar con él, incremE
de productos finales, sino como vehículo de pensamiento.
veces el conocimiento del sistema. Por ejemplo,
2. El residuo dejado por el pensamiento -lo que se apren­
sona-más consistente en una persona, un lápiz, fOl
de-- subsiste no sólo en la mente del que aprende, sino
de impuestos e instrucciones, incrementaría, en dE
también en el ordenamiento del entorno, y es genuino
do momento, el conocimiento del sistema con la mE
aprendizaje pese a eso.

I
correspondiente al gobierno federal.
En un análisis a grandes rasgos de un episod
Por cierto, con el espíritu de la persona-más podemos drían considerarse cuatro categorías: conocimien:
aventurar una tesis más bien temeraria llamada hipótesis refiere al tipo de saber disponible, incluyendo el dE
del acceso equivalente. Según ella, para la persona-más, el y el procedimental, los hechos, las estrategias y lE
pensamiento y el aprendizaje dependen sólo de lo que se po­ prácticas, en otras palabras, el conocimiento en I
dría llamar las «características de acceso» del conocimien­ más amplio; representación, que atañe al modo I
to relevante -qué tipo de pensamiento se representa, cómo siillboliza el conocimiento, en especial, si es de un
se lo representa, con qué facilidad se lo puede recuperar, y que pueda ser fácilmente recogido, trasladado al
cuestiones afines- y no de que el conocimiento esté situado recodificado; recuperación, se refiere a la medida
en la persona o en el entorno. Si, por ejemplo, el alumno sistema puede hallar las representaciones de e!
puede acceder con mucha facilidad a las ideas que se contie­ miento y con qué eficacia puede hacerlo; constrUl
nen en ese cuaderno acerca del año 1066, porque lo ha orga­ se refiere a la capacidad que el sistema tiene de .
nizado muy bien, ¿qué importa si las ideas están dentro o conocimientos en nuevas estructuras.
fuera de su cabeza? Las cuatro juntas constituyen las característicc
Por cierto, la cuestión no puede llevarse tan lejos. No se so del sistema: a qué conocirhientos tiene acceso
trata de que una serie de notas en el más organizado cua­ de representaciones que proporcionan qué acces(
derno, y tampoco una base electrónica de datos de rápida formación, por medio de qué caminos de recupE
recuperación, sean el exacto equivalente funcional de una con qué acceso a otras construcciones basadas en
batería de hechos bien memorizados en la memoria de largo cimiento. Como el acento recae en el acceso, la PE
plazo. En realidad, existen entre ambas cosas muchas tran­ en su conjunto se denomina «marco de acceso)} e
sacciones. La verdadera tesis es más una cuestión de prin­ Simmons, 1988; Perkins, Crismond, Simmons y .
cipio: el cartabón que se aplica es una función, una cuestión prensa).

128
Ignitivos resultantes que se producen sin la tecno­ de características de acceso a la información, y no un lugar,
presente examen se centra en los efectos con -no es decir, de qué lado del cerebro se aloja la información.
altas tecnologías sino con lo que llamaremos en
distribución física» de la cognición- en elementos
wmputadoras, desde ya, pero también el lápiz yel
i simple táctica de dejar una carpeta cerca de la
La cognición como flujo de información
ITa recordarse a sí mismo que se la debe llevar al
,demás se le prestará cierta atención a la distribu­ Agucemos este concepto de persona-más con la ayuda de
:l de la cognición. una noción muy abstracta: la de sistema de procesamiento
lición adoptada aquí puede resumirse como sigue: de conocimientos. Tal sistema podría ser una persona que
llena formularios de impuestos sobre la renta, una compu­
orno -los recursos físicos y sociales inmediatos tadora que en una compañía de seguros calcula riesgos o la
fe la persona- participa en la cognición, no sólo réplica deADN. En un sistema así, un episodio típico de ma­
uente de entrada de información y como receptor nejo de información consiste en recoger conocimiento de
fuctos finales, sino como vehículo de pensamiento. varios lugares del sistema y operar con él, incrementando a
.duo dejado por el pensamiento -lo que se apren­ veces el conocimiento del sistema. Por ejemplo, una per­
llbsiste no sólo en la mente del que aprende, sino sona-más consistente en una persona, un lápiz, formularios
~n en el ordenamiento del entorno, y es genuino de impuestos e instrucciones, incrementaría, en determina­
lizaje pese a eso. do momento, el conocimiento del sistema con la merma total
correspondiente al gobierno federal.
En un análisis a grandes rasgos de un episodio así, po­
~rto, con el espíritu de la persona-más podemos drían considerarse cuatro categorías: conocimiento, que se
. una tesis más bien temeraria llamada hipótesis refiere al tipo de saber disponible, incluyendo el declarativo
equivalente. Según ella, para la persona-más, el y el procedimental, los hechos, las estrategias y las rutinas
uto y el aprendizaje dependen sólo de lo que se po~ prácticas, en otras palabras, el conocimiento en el sentido
ir las «características de acceso» del conocimien­ más amplio; representación, que atañe al modo en que se
te -qué tipo de pensamiento se representa, cómo simboliza el conocimiento, en especial, si es de una manera
~senta, con qué facilidad se lo puede recuperar, y que pueda ser fácilmente recogido, trasladado al sistema y
¡ afines- y no de que el conocimiento esté situado recodificado; recuperación, se refiere a la medida en que el
iona o en el entorno. Si, por ejemplo, el alumno sistema puede hallar las representaciones de ese conoci­
Older con mucha facilidad a las ideas que se contie­ miento y con qué eficacia puede hacerlo; construcción, que
~ cuaderno acerca del año 1066, porque lo ha orga­ se refiere a la capacidad que el sistema tiene de reunir los
ly bien, ¿qué importa si las ideas están dentro o conocimientos en nuevas estructuras.
II cabeza? Las cuatro juntas constituyen las características de acce­
rto, la cuestión no puede llevarse tan lejos. No se so del sistema: a qué conocimientos tiene acceso, a través
ue una serie de notas en el más organizado cua­ de representaciones que proporcionan qué accesos a la in­
ampoco una base electrónica de datos de rápida formación, por medio de qué caminos de recuperación, y
lón, sean el exacto equivalente funcional de una con qué acceso a otras construcciones basadas en ese cono­
hechos bien memorizados en la memoria de largo cimiento. Como el acento recae en el acceso, la perspectiva
:ealidad, existen entre ambas cosas muchas tran­ en su conjunto se denomina «marco de acceso» (Perkins y
La verdadera tesis es más una cuestión de prin­ Simmons, 1988; Perkins, Crismond, Sirnmons y Unger, en
rtabón que se aplica es una función, una cuestión prensa).

129
Esas categorías se han elegido en parte porque represen­ Recuperación. Las investigaciones ponen de I
tan una explicación bastante intuitiva de las facetas de un que las pautas típicas de aprendizaje llevan a u
episodio de manejo de información que puede aplicarse a to­ miento inerte" que, aun cuando aparece en los cue
~-
do sistema, incluya o no a un ser humano, para examinar en los que se deben llenar espacios en blanco, no I
las formas de conocimiento, representación, mecanismos de rado en auténticas condiciones de uso. Esto es, e
recuperación y mecanismos de construcción que sirven al miento está representado en el sistema, pero con (
sistema. El marco de acceso equivale a un reencuadramien­ ticas de recuperación inapropiadas. El aprendiz~
to general para lo que puede llamarse un análisis de «flujo en problemas, entre otras tácticas, puede ayudar
de información». Aunque todo esto puede sonar excesiva­ conocimiento esté disponible para una recuperad
mente computacional, no se restringe a ello ni pone tampoco tualmente apropiada (Bransford, Franlts, Vye y ~
allí el acento. La réplica de ADN, o la generación de anti­ 1986; Perfetto, Bransford y Franks, 1983; ShelV'
cuerpos por el sistema inmunológico en respuesta a la inva­ zer, Bansford y Franlts, 1987).
sión, son procesos que podrían analizarse en esos términos. Construcción. Muchos estudios evolutivos in
Ambos comprenden determinadas especies de información, las limitaciones de la memoria de corto plazo cref
codificadas de determinadas maneras y recuperadas me­ 110 de botella del proceso, el cual hace que determÍl
diante determinados caminos, y la construcción de estruc­ ceptos resulten inaccesibles al alumno. Con todo,
turas nuevas (o' replicadas) de información. no bien diseñado puede proveer una memoria de (
Con todo, las cuatro categorías fueron elegidas porque se sustituta y ayudar a los alumnos a alcanzar algur.
muestran útiles para ordenar algunos hallazgos de la psico­ conceptos (Case, 1985; Fischer, 1980; Halford, 19
logía contemporánea referidos a las condiciones de un buen Adviértase que el marco de acceso y las consic
aprendizaje humano. Los siguientes ejemplos muestran có­ generales como las que se acaban de hacer, propOI
mo funciona ese ordenamiento. análisis del sistema de pensamiento yaprendizaj
Conocimiento. Por lo general, la comprensión de una dis­ <<por encima» del nivel de las teorías psicológicas
ciplina no sólo conlleva conocimiento del «nivel del conteni­ res del mecanismo. El marco de acceso no propOI
do» -hechos y procedimientos-, sino lo que podría llamar­ teoría detallada de la cognición, sino más bien
se conocimiento «de orden superior» acerca de las estra­ abarcador de un sistema cognitivo en un nivel ba~
tegias de resolución de problemas, estilos de justificación, de d-escripción. Para definir las características de
explicación y características investigativas del dominio una persona-más, no nos hace falta saber cón
(Perkins y Simmons, 1988; Posner, Strike, Hewson y Gert­ mente lo que hace. Sólo nos hace falta reconocer h
zog, 1982; Strike y Posner, 1985). En muchas situaciones de rísticas de «caja negra» operantes en el sistema
aprendizaje, ni el alumno ni el ambiente contienen mucho tamos si pueden producirse las pautas esperadas
de ese conocimiento de orden superior, situación que suele información.
oscurecer el significado y la razón de hechos y de procedi­ Por ejemplo, no se necesita una teoría detallac
mientos concretos. presentación del conocimiento para observar qt.:
Representación. Un conjunto muy grande de trabajos se­ chas situaciones de aprendizaje, el conocimient(
ñalan que los modelos mentales visuales nos ayudan a com­ superior acerca del tema no está representado el
prender conceptos nuevos y complejos. Los alummos ca­ parte del sistema. No se necesita una teoría det
paces pueden construir por sí mismos esos modelos o algo funcionamiento de la memoria para observar que
con una función similar, pero los de menor capacidad apro­ y los conceptos complejos propenden a sobrecarg~
vechan más cuando se les proporcionan modelos (por ejem­ sona solista.
plo, Gentner y Stevens, 1983; Mayer, 1989; Perkins y Un­ La finalidad del marco de acceso no es ofrecer
ger, 1989; Salomon, 1979). cación del mecanismo subyacente, sino lograr u

130
!ategorías se han elegido en parte porque represen­ Recuperaciéin. Las investigaciones ponen de manifiesto
~xplicación bastante intuitiva de las facetas de un que las pautas típicas de aprendizaje llevan a un «conoci­
le manejo de información que puede aplicarse a to­ miento inerte» que, aun cuando aparece en los cuestionarios
la, incluya o no a un ser humano, para examinar
en los que se deben llenar espacios en blanco, no es recupe­
LS de conocimiento, representación, mecanismos de
rado en auténticas condiciones de uso. Esto es, ese conoci­
ción y mecanismos de construcción que sirven al miento está representado en el sistema, pero con caracterís­
El marco de acceso equivale a un reencuadramien­ ticas de recuperación inapropiadas. El aprendizaje basado
Ll para lo que puede llamarse un análisis de «flujo en problemas, entre otras tácticas, puede ayudar a que ese
lación». Aunque todo esto puede sonar excesiva­ conocimiento esté disponible para una recuperación contex­
mputacional, no se restringe a ello ni pone tampoco tualmente apropiada (Bransford, Franks, Vye y Sherwood,
mto. La réplica de ADN, o la generación de anti­ 1986; Perfetto, Bransford y Franks, 1983; Sherwood, Kin­
IOr el sistema inmunológico en respuesta a la inva­
zer, Bansford y Franks, 1987).
procesos que podrían analizarse en esos términos.
Construcciéin. Muchos estudios evolutivos indican que
mprenden determinadas especies de información,
las limitaciones de la memoria de corto plazo crean un cue­
:lS de determinadas maneras y recuperadas me­
llo de botella del proceso, el cual hace que determinados con­
terminados caminos, y la construcción de estruc­
ceptos resulten inaccesibles al alumno. Con todo, un entor­
~vas (o replicadas) de información.

no bien diseñado puede proveer una memoria de corto plazo


do, las cuatro categorías fueron elegidas porque se
sustituta y ayudar a los alumnos a alcanzar algunos de esos
. útiles para ordenar algunos hallazgos de la psico­
conceptos (Case, 1985; Fischer, 1980; Halford, 1982).
emporánea referidos a las condiciones de un'buen
Adviértase que el marco de acceso y las consideraciones
Ije humano. Los siguientes ejemplos muestran có­
generales como las que se acaban de hacer, proporcionan un
na ese ordenamiento.
análisis del sistema de pensamiento y aprendizaje un tanto
:miento. Por lo general, la comprensión de una dis­ "por encima» del nivel de las teorías psicológicas particula­
sólo conlleva conocimiento del «nivel del conteni­
res del mecanismo. El marco de acceso no proporciona una
D.OS y procedimientos-, sino lo que podría llamar­

teoría detallada de la cognición, sino más bien un esbozo


niento «de orden superior» acerca de las estra­
abarcador de un sistema cognitivo en un nivel bastante alto
resolución de problemas, estilos de justificación,
de descripción. Para definir las características de acceso de
in y características investigativas del dominio
una persona-más, no nos hace falta saber cómo hace la
r Simmons, 1988; Posner, Strike, Hewson y Gert­
mente lo que hace. Sólo nos hace falta reconocer las caracte­
Strike y Posner, 1985). En muchas situaciones de
rísticas de «caja negra» operantes en el sistema y pregun­
je, ni el alumno ni el ambiente contienen mucho
tarnos si pueden producirse las pautas esperadas de flujo de
.ocimiento de orden superior, situación que suele
información.
el significado y la razón de hechos y de procedi­
Por ejemplo, no se necesita una teoría detallada de la re­
mcretos.

presentación del conocimiento para observar que, en mu­


mtaciéin. Un conjunto muy grande de trabajos se­
chas situaciones de aprendizaje, el conocimiento de orden
los modelos mentales visuales nos ayudan a com­
superior acerca del tema no está representado en ninguna
onceptos nuevos y complejos. Los alummos ca­
parte del sistema. No se necesita una teoría detallada del
len construir por sí mismos esos modelos o algo
funcionamiento de la memoria para observar que las tareas
nción similar, pero los de menor capacidad apro­
y los conceptos complejos propenden a sobrecargar a la per­
lS cuando se les proporcionan modelos (por ejem­
sona solista.
ler y Stevens, 1983; Mayer, 1989; Perkins y Un­
La finalidad del marco de acceso no es ofrecer una expli­
Salomon, 1979).
cación del mecanismo subyacente, sino lograr un análisis

131
del «flujo de la información», y lo que se sostiene es que en recuperación de los sistemas de diseño compu
ese nivel de análisis se ponen de manifiesto virtudes y de­ quizá palabras clave para hallar en las bases (
fecios interesantes de contextos de pensamiento y de apren­ bliográficos la información más reciente acere
dizaje. aspecto de la construcción.
Construcción. El ingeniero trabaja en medio e
1 no que le proporciona muchísimos auxiliares pru
ria de corto y de largo plazo a través de dibujos:
La distribución del pensanúento y del aprendizaje zadas en el papel y mediante el sistema de diseñ
en general rizado. Además de memoria, el contexto proporci
computacional para muchas operaciones cog:
El pensamiento y el aprendizaje distribuidos de la perso­ liosas. Las calculadoras manuales le permiten h
na-más quizás aparece más en primer plano en situaciones ciones simples. El poder de un sistema de diseñ
en que se desarrolla una indagación auténtica y amplia: un rizado le da la posibilidad de ver el desarrollo del
alumno o un profesor que elabora un ensayo, un directivo de de distintos ángulos con toda precisión, un logro
publicidad que urde una calnpaña, un director que pone en papel y lápiz sólo mediante un tedioso trabajo dE
escena una obra teatral, un ingeniero que diseña un puente. construcción de un modelo tridimensional, méto,
Esos procesos creativos han sido estudiados (por ejemplo, muy útil.
Gruber, 1974; Perkins, 1981; 'I\veeney, 1985, 1992), pero ca­ Además de todo eso, las observaciones conce
si no están presentes en la orientación dominante de la in­ conocimiento, la representación, la recuperaci6r
vestigación psicológica. Permítaseme que me centre en el trucci6n expresan el entorno ñsico, no el social. (
ingeniero. Las categorías del marco de acceso ayudan a exa­ da seguridad, el ingeniero es parte de un equipo,
minar la manera como el ingeniero distribuye el pensa­ sos de colaboración contribuyen en esta circuns"b:
miento y el aprendizaje que se ha de hacer. bién el equipo es parte de la persona-más del int;
Conocimiento. Desde el punto de vista del conocimiento, realidad, acaso sea una mejor expresión la de
el ingeniero «solista», por cierto, aporta a la tarea un rico re­ más>,: la unidad cognitiva en funcionamiento el'
pertorio técnico de memoria de largo plazo. Pero resultan más su sistema de apoyos ñsicos formado por cua
también muy importantes los libros con tablas de resisten­ bIas técnicas, sistemas de diseño computarizado
cia de materiales, las fórmulas acerca de la tensión en las vi­
gas, las reglamentaciones que rigen la construcción en el es­
tado en el que ha de construirse el puente, las descripciones Concepciones tácitas de la psicología y la
y las imágenes del lugar donde estará emplazado el puente, educación
etcétera.
Representaciones. Además de las representaciones men­ Estas historias son fáciles de contar toda vez
tales, el ingeniero utiliza textos, tablas y fórmulas matemá­ liza una investigación compleja. Además, otras a
ticas, y dibujos para explorar las diferentes posibilidades es­ en las que el pensamiento está menos presente 4
tructurales y estéticas. En la actualidad, es probable que el do corriente, conllevan un amplio apoyo en el er
ingeniero utilice el diseño computacional, con su enorme ca­ ejemplo, el ajetreo de un cocinero en la cocina, do:
pacidad de proporcionar y rotar visualizaciones tridimen­ el libro de recetas sino también la presencia de
sionales del proyecto. mentos en su sitio o sobre la mesa, listos para ser
Recuperación. El ingeniero emplea tablas de contenido e o colocados en la pileta para lavarlos después, c
índices, presentes en los libros, procesos comunes de bús­ una suerte de apoyatura cognitiva que harían di
queda para la lectura de tablas numéricas, los recursos de cocinero perdiera su lugar en el proceso.

132
de la información», y lo que se sostiene es que en recuperación de los sistemas de diseño computarizados y
le análisis se ponen de manifiesto virtudes y de­ quizá palabras clave para hallar en las bases de datos bi­
,resantes de contextos de pensamiento y de apren­ bliográficos la información más reciente acerca de algún
aspecto de la construcción.
Construcción. El ingeniero trabaja en medio de un entor­
no que le proporciona muchísimos auxiliares para la memo­
ria de corto y de largo plazo a través de dibujos y notas tra­
.bución del pensamiento y del aprendizaje zadas en el papel y mediante el sistema de diseño computa­
'al rizado. Además de memoria, el contexto proporciona auxilio
computacional para muchas operaciones cognitivas va­
¡amiento y el aprendizaje distribuidos de la perso­
liosas. Las calculadoras manuales le permiten hacer opera­
Lizás aparece más en primer plano en situaciones
ciones simples. El poder de un sistema de diseño computa­
desarrolla una indagación auténtica y amplia: un
rizado le da la posibilidad de ver el desarrollo del diseño des­
In profesor que elabora un ensayo, un directivo de
de distintos ángulos con toda precisión, un logro posible con
[que urde una calnpaña, tin director que pone en
papel y lápiz sólo mediante un tedioso trabajo de dibujo o la
!'l obra teatral, un ingeniero que diseña un puente.
construcción de un modelo tridimensional, método clásico y
asos creativos han sido estudiados (por ejemplo,
muy útiL
)74; Perkins, 1981; Tweeney, 1985, 1992), pero ca­
Además de todo eso, las observaciones concernientes al
l presentes en la orientación dominante de la in­
conocimiento, la representación, la recuperación y la cons­
n psicológica. Permítaseme que me centre en el
trucción expresan el entorno ñsico, no el social. Casi con to­
Las categorías del marco de acceso ayudan a exa­
da seguridad, el ingeniero es parte de un equipo, y los proce­
manera como el ingeniero distribuye el pensa­
sos de colaboración contribuyen en esta circunstancia. Tam­
!l aprendizaje que se ha de hacer.
bién el equipo es parte de la persona-más del ingeniero. En
miento. Desde el punto de vista del conocimiento,
realidad, acaso sea una mejor expresión la de «personas­
~o «solista», por cierto, aporta a la tarea un rico re­
más»: la unidad cognitiva en funcionamiento es el equipo,
ícnico de memoria de largo plazo. Pero resultan
más su sistema de apoyos ñsicos formado por cuadernos, ta­
lUy importantes los libros con tablas de resisten­
blas técnicas, sistemas de diseño computarizado, etcétera.
eriales, las fórmulas acerca de la tensión en las vi­

:slamentaciones que rigen la construcción en el es­

que ha de construirse el puente, las descripciones


Concepciones tácitas de la psicología y la
enes del lugar donde estará emplazado el puente,
educación
mtaciones. Además de las representaciones men­
Estas historias son fáciles de contar toda vez que se rea­
geniero utiliza textos, tablas y fórmulas matemá­
liza una investigación compleja. Además, otras actividades,
ujos para explorar las diferentes posibilidades es­
en las que el pensamiento está menos presente en el senti­
s y estéticas. En la actualidad, es probable que el
do corriente, corillevan un amplio apoyo en el entorno. Por
ltilice el diseño computacional, con su enorme ca­
ejemplo, el ajetreo de un cocinero en la cocina, donde no sólo
~ proporcionar y rotar visualizaciones tridimen­
el libro de recetas sino también la presencia de los imple­
~l proyecto.
mentos en su sitio o sobre la mesa, listos para ser utilizados,
ración. El ingeniero emplea tablas de contenido e
o colocados en la pileta para lavarlos después, constituyen
'esentes en los libros, procesos comunes de bús­
una suerte de apoyatura cognitiva que harían dificil que el
a la lectura de tablas numéricas, los recursos de
cocinero perdiera su lugar en el proceso.

133
En cambio, las prácticas psicológicas y educativas típi­ formación estructural del texto que ofrecen las
cas enfocan a la persona de una manera que está mucho doras apenas se utilizan. En lugar de ello, los alur
más cercana a la persona solista. El sujeto de laboratorio zan ese poderoso mecanismo fundamentalmentE
usual raramente está provisto de otra cosa que un lápiz y un cer correcciones estilísticas, gramaticales y ortogr
papel para apoyar la cognición. Eso sería muy apropiado si nores y lograr buenas copias impresas (Cochr:
el estudio de la cognición no fuera más que el análisis de la 1991; Daiute, 1985, 1986). Los escritores experim
mente platónica abstraída del mundo ñsico. Pero aquí se utilizan los recursos de la revisión estructural y, j
sostiene que las situaciones de persona-más tienen caracte­ esfuerzo, lo hacían a mano antes de comenzar a t
rísticas emergentes que modifican sustancialmente la capa­ procesadores.
cidad de procesamiento de la información del sistema y ase­ Pero no necesitamos volvernos a la alta tecno
guran la investigación y la comprensión. sostener que las personas pasan por alto algunos
Las escuelas arman una persistente campaña para con­ jores usos de las estructuras de apoyo ñsico de (
vertir a la persona-más en una persona solista. «Una perso­ nen. La investigación acerca de las estrategias I
na más lápiz, papel, texto, calendario, enciclopedia», etc., es­ muestra que los lectores pueden beneficiarse mu
tá bien para estudiar, pero la ejecución a la que se apunta es aprovechan los resúmenes, los índices, los títulos I
típicamente «persona más papel y lápiz». Y el lápiz y el pa­ dos y los encabezamientos al mirar un artículo qu
pel no se conciben tanto como auxiliares del pensamiento nen a leer y conociendo los tipos de estructuras
cuanto como una tolva donde la persona solista puede ver­ que están leyendo (p. ej., Highbee, 1977). Pero sin
ter muestras concretas de lo que ha logrado. en estrategias de lectura, los alumnos hacen lo ID;
Desde ya, un cierto interés en la persona solista estájus­ leen de manera lineal desde el principio hasta el
tificado. Pero que haya tanto, parece demasiado erróneo, al En otro nivel, por ejemplo, puede decirse que'
menos por dos razones: 1) si parte de la misión de las escue­ cional anotación lineal en clase es menos eficaz q
las es preparar a los alumnos para un rendimiento fuera de cación de técnicas de notación que muestran ID<
ellas, esa persistencia en la persona casi solista no es verosÍ­ tructura del conocimiento, como el mapa conceptu
mil en la vida real; 2) la mayoría de los alumnos tienen mu­ y Gowin, 1984) o el empleo de distintos organizad,
cho que aprender acerca del arte de la cognición distribuida, cos para captar patrones particulares de ideas, co
y las escuelas deberían ayudarlos en eso. ción, comparar-contrastar relaciones, o argumen
La causa de ese énfasis excesivo en la persona solista argumento (Jones, Pierce y Hunter, 1988-1989; 1
puede ser la siguiente. La creencia en lo que antes he llama­ Lyman, 1988).
do el «efecto de tener a la mano» está muy difundida: con
sólo poner a disposición un sistema de apoyo, las personas En resumen, son dos los puntos que cabe reCOl
más o menos automáticamente sacarán provecho de las mero, en ricos contextos de investigación y, en ver
oportunidades que les proporciona (Perkins, 1985). Si ese mayoría de las actividades cotidianas, hallamo
efecto fuera una realidad, la educación casi no tendría nece­ sistemas de apoyo ñsico de la cognición, dirigidos
sidad de preocuparse por que los alumnos aprendan a utili­ tro facetas del marco de acceso, pues proporciona
zar de la mejor manera los contextos de apoyo: marcos tan nocimiento necesario; 2) representaciones accesil
simples como el lápiz y el papel o tan complejos como un pro­ minos de recuperación eficaces, y 4) ámbitos con
cesador, un esbozador o un hipertexto. (cuadernos, mesas de trabajo, etc.) que sirven de a
No obstante, hay muchísimas pruebas de que el efecto de hacer las cosas y estructurar las ideas. Segunde
tener a la mano es una ficción. Por ejemplo, las investigacio­ empleo de esos sistemas de apoyo ñsico es un art.
nes de la incidencia de los procesadores en la escritura de halla tan comúnmente. Y la enseñanza tradicion~
los alumnos han mostrado que las potencialidades de trans­ co por familiarizar a los alumnos con ese arte, e

134
lbio, las prácticas psicológicas y educativas típi­ formación estructural del texto que ofrecen las computa­
1I1 a la persona de una manera que está mucho doras apenas se utilizan. En lugar de ello, los alunmos utili­
na a la persona solista. El sujeto de laboratorio zan ese poderoso mecanismo fundamentalmente para ha­
mente está provisto de otra cosa que un lápiz y un cer correcciones estilísticas, gramaticales y ortográficas me­
l apoyar la cognición. Eso sería muy apropiado si nores y lograr buenas copias impresas (Cochran-Smith,
de la cognición no fuera más que el análisis de la 1991; Daiute, 1985, 1986). Los escritores experimentados sí
tónica abstraída del mundo ñsico. Pero aquí se utilizan los recursos de la revisión estructural y, con mayor
lle las situaciones de persona-más tienen caracte­ esfuerzo, lo hacían a mano antes de comenzar a utilizar los
lergentes que modifican sustancialmente la capa­ procesadores.
rocesamiento de la información del sistema y ase­ Pero no necesitamos volvernos a la alta tecnología para
o.vestigación y la comprensión. sostener que las personas pasan por alto algunos de los me­
:uelas arman una persistente campaña para con­
jores usos de las estructuras de apoyo ñsico de que dispo­
persona-más en una persona solista. «Una perso­
nen. La investigación acerca de las estrategias de lectura
)iz, papel, texto, calendario, enciclopedia», etc., es­
muestra que los lectores pueden beneficiarse muchísimo si
ra estudiar, pero la ejecución a la que se apunta es
aprovechan los resúmenes, los índices, los títulos de aparta­
te «persona más papel y lápiz». Y el lápiz y el pa­
dos y los encabezamientos al mirar un artículo que se dispo­
~onciben tanto como auxiliares del pensamiento
nen a leer y conociendo los tipos de estructuras textuales
no una tolva donde la persona solista puede ver­
que están leyendo (p. ej., Highbee, 1977). Pero sin formación
~as concretas de lo que ha logrado.
en estrategias de lectura, los alunmos hacen lo más directo:
fa, un cierto interés en la persona solista estájus­
leen de manera lineal desde el principio hasta el fin.
ero que haya tanto, parece demasiado erróneo, al
En otro nivel, por ejemplo, puede decirse que la conven­
,dos razones: 1) si parte de la misión de las escue­
cional anotación lineal en clase es menos eficaz que la apli­
larar a los alunmos para un rendimiento fuera de
cación de técnicas de notación que muestran mejor la es­
lersistencia en la persona casi solista no es verosí­
tructura del conocimiento, como el mapa conceptual (Novak
ida real; 2) la mayoría de los alumnos tienen mu­
y Gowin, 1984) o el empleo de distintos organizadores gráfi­
Irender acerca del arte de la cognición distribuida,
cos para captar patrones particulares de ideas, como narra­
~las deberían ayudarlos en eso.
ción, comparar-contrastar relaciones, o argumento-contra­
sa de ese énfasis excesivo en la persona solista
argumento (Jones, Pierce y Hunter, 1988-1989; McTighe y
la siguiente. La creencia en lo que antes he llama­
Lyman, 1988).
:to de tener a la mano» está muy difundida: con

a disposición un sistema de apoyo, las personas


En resumen, son dos los puntos que cabe reconocer. Pri­
nos automáticamente sacarán provecho de las
mero, en ricos contextos de investigación y, en verdad, en la
ades que les proporciona (Perkins, 1985). Si ese
mayoría de las actividades cotidianas, hallamos grandes
a una realidad, la educación casi no tendría nece­
sistemas de apoyo ñsico de la cognición, dirigidos a las cua­
reocuparse por que los alunmos aprendan a utili­
tro facetas del marco de acceso, pues proporcionan 1) el co­
nejor manera los contextos de apoyo: marcos tan
nocimiento necesario; 2) representaciones accesibles; 3) ca­
roo el lápiz y el papel o tan complejos como un pro­
minos de recuperación eficaces, y 4) ámbitos constructivos
o. esbozador o un hipertexto. (cuadernos, mesas de trabajo, etc.) que sirven de apoyo para
;ante, hay muchísimas pruebas de que el efecto de hacer las cosas y estructurar las ideas. Segundo, el mejor
nano es una ficción. Por ejemplo, las investigacio­ empleo de esos sistemas de apoyo ñsico es un arte. No se lo
ncidencia de los procesadores en la escritura de halla tan comúnmente. Y la enseñanza tradicional hace po­
)s han mostrado que las potencialidades de trans­ co por familiarizar a los alunmos con ese arte, esperando,

135
equivocadamente, que el efecto de tener a la mano haga el En casos como estos, sería fácil lanzar consí¡
trabajo. de la pérdida de autonomía del alumno, lo cual,
to, una cuestión de importancia. Pero decididam
supuesto no es aquí que el hecho de asumir esa:
cutiva por parte del sistema de apoyo (el docente
La distribución de la función ejecutiva computadora, etc.) es en general algo malo. Todo
dos elementos: cómo se ofrece el apoyo y si en su J
No hace falta que desarrollemos las paradojas del libre alumno tiene la posibilidad de adquirir las funci
albedrío para reconocer que los organismos cognitivos -in­ tivas que sean necesarias para sacar provecho
cluidas las máquinas- tienen una función ejecutiva. Esto rienda de aprendizaje.
es, hay rutinas que hacen el trabajo, a menudo no rutina­ En realidad, ceder la función ejecutiva al en
rio, de elegir, operar en momentos decisivos para explorar ser uno de los pasos más importantes que se pUE
las consecuencias de las opciones y seleccionar un curso de las indicaciones para ensamblar los compone
acción. Mientras que en el apartado anterior se examinó la nuevo equipo de música están claramente escrit:
distribución del pensamiento y del aprendizaje en general, que podemos hacer es seguirlas. En lo que atañ
vale la pena centrarse por un momento en este caso espe­ trariedad de los juicios humanos en casos de con
cial: la función ejecutiva y su distribución en distintas ver­ tereses, hacemos contratos escritos y leyes que:
siones de la persona-más. minados patrones de toma de decisiones. DesdE
Para poder relacionar la función ejecutiva con el marco lo común hacemos todo eso con cierta amplitud (
de acceso, señalemos que hacer una elección en circunstan­ crecional que queda en manos de un ser humru
cias complejas es un acto muy constructivo; en consecuen­ un grupo social (por ejemplo, los jurados, los ju
cia, la función ejecutiva ineludiblemente se basa en el cono­ eso no debe oscurecer la táctica fundamental dE
cimiento y en los recursos representacionales, de recupe­ porción considerable de la función ejecutiva .
ración y constructivos. Algunas veces, sin embargo, esa fun­ ñsico.
ción se cumple de una manera más directa a través del re­ Hay interesantes casos mixtos. Los sistemas
cuerdo de elecciones anteriores en momentos de decisión comúnmente empleados en las interfaces de COl
parecidos, lo cual se vincula principalmente con recuperar dejan opciones al usuario, pero las organizan en]
representaciones internas o externas del conocimiento al­ cendentes que anticipan las prioridades probable
macenado a propósito del momento de elección. rio. Entonces, el entorno asume parte de la fun
La función ejecutiva de una persona-más durante el tiva normal: construir una representación del
pensamiento y el aprendizaje puede estar distribuida de di­ opción. Si pensamos en la distribución social de l~
ferentes maneras. La mayoría de las veces nos imaginamos cia, vemos que los médicos suelen evitar asumir
a una persona que decide por sí misma. Pero se dan muchos ejecutiva, porque quieren establecer la autonomí
otros escenarios. Por ejemplo, a menudo el docente resuel­ te. Pero le sirven de apoyo y le hacen sugerencias
ve qué es lo mejor que podría hacerse en la enseñanza. El truir el espacio de elección. En el caso de la edu
alumno, por cierto, decide si acompañarlo o no. Un texto o estudios de Mark Lepper acerca de los tutores e
un libro de ejercicios o un programa de enseñanza asistida dos ponen de manifiesto un complejo patrón de i
por computadora (EAC) tienen un conjunto implícito de de­ en el que el tutor logra que el alumno se sienta f
cisiones ejecutivas incorporadas: lea este capítulo y después pero sutilmente ejerce un gran control sobre el c
haga este ejercicio. Resuelva este problema; según el resul­ este recorre a lo largo de cuestiones y des años d
tado, la computadora le proporcionará otro. tipos (Lepper, Aspinwall, Mumme y Chabay, 199

136
.amente, que el efecto de tener a la mano haga el En casos como estos, sería fácil lanzar consignas acerca
de la pérdida de autonomía del alumno, lo cual es, por cier­
to, una cuestión de importancia. Pero decididamente el pre­
supuesto no es aquí que el hecho de asumir esa función eje­
cutiva por parte del sistema de apoyo (el docente, el libro, la
lbución de la función ejecutiva computadora, etc.) es en general algo malo. Todo depende de
dos elementos: cómo se ofrece el apoyo y si en su momento el
!e falta que desarrollemos las paradojas del libre alumno tiene la posibilidad de adquirir las funciones ejecu­
,ara reconocer que los organismos cognitivos -in­ tivas que sean necesarias para sacar provecho de la expe­
s máquinas-- tienen una función ejecutiva. Esto riencia de aprendizaje.
ltinas que hacen el trabajo, a menudo no rutina­ En realidad, ceder la función ejecutiva al entorno suele
gir, operar en momentos decisivos para explorar ser uno de los pasos más importantes que se pueden dar. Si
uencias de las opciones y seleccionar un curso de las indicaciones para ensamblar los componentes de un
[entras que en el apartado anterior se examinó la nuevo equipo de música están claramente escritas, lo mejor
ln del pensamiento y del aprendizaje en general, que podemos hacer es seguirlas. En lo que atañe a la arbi­
na centrarse por un momento en este caso espe­ trariedad de los juicios humanos en casos de conflicto de in­
lción ejecutiva y su distribución en distintas ver­ tereses, hacemos contratos escritos y leyes que fijan deter­
la persona-más. minados patrones de toma de decisiones. Desde luego, por
oder relacionar la función ejecutiva c~n el marco lo común hacemos todo eso con cierta amplitud o poder dis­
señalemos que hacer una elección en circunstan­
crecional que queda en manos de un ser humano solista o
lejas es un acto muy constructivo; en consecuen­
un grupo social (por ejemplo, los jurados, los jueces), pero
ción ejecutiva ineludiblemente se basa en el cono­
eso no debe oscurecer la táctica fundamental de ceder una
r en los recursos representacionales, de recupe­
porción considerable de la función ejecutiva al entorno
mstructivos. Algunas veces, sin embargo, esa fun­
fisico.
mple de una manera más directa a través del re­ Hay interesantes casos mixtos. Los sistemas de menús
elecciones anteriores en momentos de decisión
comúnmente empleados en las interfaces de computadora
, lo cual se vincula principalmente con recuperar
dejan opciones al usuario, pero las organizan en menús des­
aciones internas o externas del conocimiento al­
cendentes que anticipan las prioridades probables del usua­
I a propósito del momento de elección. rio. Entonces, el entorno asume parte de la función ejecu­
.ción ejecutiva de una persona-más durante el tiva normal: construir una representación del espacio de
lto y el aprendizaje puede estar distribuida de di­ opción. Si pensamos en la distribución social de la inteligen­
laneras. La mayoría de las veces nos imaginamos cia, vemos que los médicos suelen evitar asumir la función
¡ona que decide por sí misma. Pero se dan muchos Etiecutiva, porque quieren establecer la autonomía del clien­
narios. Por ejemplo, a menudo el docente resuel­ te. Pero le sirven de apoyo y le hacen sugerencias para cons­
lo mejor que podría hacerse en la enseñanza. El truir el espacio de elección. En el caso de la educación, los
or cierto, decide si acompañarlo o no. Un texto o estudios de Mark Lepper acerca de los tutores especializa­
:l ejercicios o un programa de enseñanza asistida dos ponen de manifiesto un complejo patrón de interacción
ltadora (EAC) tienen un conjunto implícito de de­ en el que el tutor logra que el alumno se sienta fortalecido,
ecutivas incorporadas: lea este capítulo y después pero sutilmente ejerce un gran control sobre el camino que
ejercicio. Resuelva este problema; según el resul­ este recorre a lo largo de cuestiones y desafios de distintos
mputadora le proporcionará otro. tipos (Lepper, Aspinwall, Mumme y Chabay, 1990).

137
Aceptado, pues, que hay muchas distribuciones acerta­ bien apoyado en cuadernos, discusiones y otro
das de la función ejecutiva entre la persona y el entorno, en mos, de modo que lograron avanzar en los proyE
algunas circunstancias existe un hueco en la función ejecu­ gresaron de manera muy notoria en las habilida
tiva: los alumnos no saben automáticamente cómo manejar gramación y en la comprensión de las fracciones
las tareas de ejecución distribuidas. Por ejemplo, seguir las
instrucciones con exactitud (cediendo la función ejecutiva a
la fuente de las indicaciones) es una aptitud muy útil; pero Transiciones de la función ejecutiva dura,
muchos alumnos no parecen reunir las habilidades afi­ aprendizaje
nes de autoseguimiento, verificación y control de la aten­
ción, y por tanto no descubren bien indicaciones que recla­ Esto nos lleva a pensar que la distribución dE
man mayor precisión. Para considerar un ejemplo de sesgo ejecutiva durante el aprendizaje puede cambiar (
más social, algunas personas, de todas las edades, parecen maneras. En los patrones más conocidos, el alUll
hallar dificultades para tomar decisiones en contextos gru­ función ejecutiva al entorno y poco a poco la rec
pales; por cierto, determinar prioridades en un grupo supo­ dida que logra el dominio en el conocimiento o 11
ne muchísimas complicaciones y un laberinto de diálogos que aprende. En muchas prácticas educativas, e
que no se enculilntra en la toma de decisión solitaria. está en que el alumno nunca recobra mucha autl
La educación podría en principio dar a los alumnos más usual es que el contexto mantenga amplio domiJ
ayuda en el arte de distribuir la función ejecutiva. En la vo a través del proceso formal de aprendizaje. :E
práctica, sin embargo, la enseñanza tiene en general sus alumno deja que el entorno funcione solo cua
propias fallas ejecutivas. Muchos diseños instruccionales cuentra responsable, repentinamente, de ~a fi
pueden dejar a los alumnos --especialmente a los más des­ cutiva, pero sin ninguna preparación en absolutt
piertos- con una función ejecutiva inapropiada. El alumno Un ejemplo clásico es la elección del problema
no sabe y no puede imaginarse con bastante prontitud qué ción tradicional elige prácticamente todos los pro
hacer, y el entorno no le ofrece suficiente ayuda. Es por lo ra los alumnos, y decide cuáles son los que mereci
común lo que ocurre en las situaciones de aprendizaje abier­ y, a menudo, en qué orden. Allí terminan los seña
tas, tales como el uso del Logo cuando el docente no está pre­ y nos quedamos perplejos cuando 100s alumnos n
parado en el arte de apoyar las actividades de los alumnos vida cotidiana oportunidades de aplicar lo que h8
(Papert, 1980; Pea y Kurland, 1984a, b; Salomon y Perkins, do. Ese contratiempo se denomina comúnment
1987). La consecuencia no es que esos ambientes deban in­ transferencia». No obstante, este es uD diaguósti
cluir una fuerte función ejecutiva en el entorno, diciéndoles pues no reconoce que los estudiantes nunca hru
a los alumnos qué hacer, sino que deben incluir apoyo sufi­ posibilidad de aprender el proceso que esperam<
ciente, especialmente con referencia a la función ejecutiva, ran: la elección del problema. Lo sorprendente n(
para que los alumnos puedan hallar su camino en activida­ alumnos no encuentren las aplicaciones en la «
des que valgan la pena. sino que cada tanto hallen alguna. Esto es, por
Por ejemplo, Harel (1991) informa de un experimento en prueba del notable alcance de la transferencia e
el que los más jóvenes utilizaban Logo para elaborar pro­ nes poco propicias (Perkins y Salomon, 1988; :
gramas de instrucción sencillos acerca de fracciones. Como Perkins, 1989).
no siempre ocurre en el contexto del Logo, se tuvo el cuidado Por tanto, permitir al alumno que asuma la
de crear, en torno de los alumnos, una estructura de apoyo función ejecutiva es un importante, aunque desc
suficiente para sostener un progreso bastante sistemático metido educativo. Al mismo tiempo, no se trata ¡
durante un proyecto de largo plazo. Aunque los estudiantes doblar un tambor ideológico al son de la total aut
tenían bastante autonomía, el manejo de la tarea estuvo alumno. Según la naturaleza del aprendizaje (

138
ido, pues, que hay muchas distribuciones acerta­ bien apoyado en cuadernos, discusiones y otros mecanis­
función ejecutiva entre la persona y el entorno, en mos, de modo que lograron avanzar en los proyectos y pro­
ircunstancias existe un hueco en la función ejecu­ gresaron de manera muy notoria en las habilidades de pro­
lumnos no saben automáticamente cómo manejar gramación y en la comprensión de las fracciones.
! de ejecución distribuidas. Por ejemplo, seguir las
mes con exactitud (cediendo la función ejecutiva a
de las indicaciones) es una aptitud muy útil; pero Transiciones de la funcwn ejecutiva durante el
tlumnos no parecen reunir las habilidades afi­ aprendizaje
ltoseguimiento, verificación y control de la aten­
r tanto no descubren bien indicaciones que recla­ Esto nos lleva a pensar que la distribución de la función
or precisión. Para considerar un ejemplo de sesgo ejecutiva durante el aprendizaje puede cambiar de distintas
.1, algunas personas, de todas las edades, parecen maneras. En los patrones más conocidos, el alumno cede la
icultades para tomar decisiones en contextos gru­ función ejecutiva al entorno y poco a poco la recobra a me­
, cierto, determinar prioridades en un grupo supo­ dida que logra el dominio en el conocimiento o la habilidad
simas complicaciones y un laberinto de diálogos que aprende. En muchas prácticas educativas, el problema
encuentra en la toma de decisión solitaria. está en que el alumno nunca recobra mucha autonomía. Lo
lcación podría en principio dar a los alumnos más usual es que el contexto mantenga amplio dominio ejecuti­
el arte de distribuir la función ejecutiva. En la vo a través del proceso formal de aprendizaje. Entonces el
sin embargo, la enseñanza tiene en general sus alumno deja que el entorno funcione solo, cuando se en­
lIlas ejecutivas. Muchos diseños instiuccionales cuentra responsable, repentinamente, de una función eje­
~jar a los alumnos -especialmente a los más des­ cutiva, pero sin ninguna preparación en absoluto para ella.
con una función ejecutiva inapropiada. El alumno Un ejemplo clásico es la elección del problema. La educa­
no puede imaginarse con bastante prontitud qué ción tradicional elige prácticamente todos los problemas pa­
1 entorno no le ofrece suficiente ayuda. Es por lo ra los alumnos, y decide cuáles son los que merecen tratarse
:Iue ocurre en las situaciones de aprendizaje abier­ y, a menudo, en qué orden. Allí terminan los señalamientos.
~omo el uso del Logo cuando el docente no está pre­ y nos quedamos perplejos cuando los alumnos no ven en la
l el arte de apoyar las actividades de los alumnos vida cotidiana oportunidades de aplicar lo que han aprendi­
980; Pea y Kurland, 1984a, b; Salomon y Perkins, do. Ese contratiempo se denomina comúnmente "falta de
consecuencia no es que esos ambientes deban in­ transferencia». No obstante, este es uD. diagnóstico erróneo,
fuerte función ejecutiva en el entorno, diciéndoles pues no reconoce que los estudiantes nunéa han tenido la
mos qué hacer, sino que deben incluir apoyo sufi­ posibilidad de aprender el proceso que esperamos transfie­
:>eciaImente con referencia a la función ejecutiva, ran: la elección del problema. Lo sorprendente no es que los
.os alumnos puedan hallar su camino en activida­ alumnos no encuentren las aplicaciones en la "vida real»,
ligan la pena. sino que cada tanto hallen alguna. Esto es, por lo menos,
mplo, Harel (1991) informa de un experimento en prueba del notable alcance de la transferencia en condicio­
más jóvenes utilizaban Logo para elaborar pro­ nes poco propicias (Perkins y Salomon, 1988; Salomon y
~ instrucción sencillos acerca de fracciones. Como Perkins, 1989).
e ocurre en el contexto del Logo, se tuvo el cuidado Por tanto, permitir al alumno que asuma la necesaria
m torno de los alumnos, una estructura de apoyo función ejecutiva es un importante, aunque descuidado, co­
para sostener un progreso bastante sistemático metido educativo. Al mismo tiempo, no se trata aquí de re­
n proyecto de largo plazo. Aunque los estudiantes doblar un tambor ideológico al son de la total autonomía del
stante autonomía, el manejo de la tarea estuvo alumno. Según la naturaleza del aprendizaje objetivo, el

139
alumno puede no necesitar nunca un control de ejecución. actividad porque ni ella ni el entorno ni la coml:
Considérense, por ejemplo, algunos de los entornos de EAC ambos proporcionan una función ejecutiva apro]
destinados a la automatización de las habilidades, tales co­ llevarla a cabo. Con frecuencia, la enseñanza se a
mo escribir a máquina, el reconocimiento de palabras o la control ejecutivo cuando podría ser mejor apoyar
ortografia. Ejercen la función ejecutiva de conducir al alum­ ejecutiva de los estudiantes, ayudándolos a decid
no a lo largo del proceso de aprendizaje, pero el fortaleci­ cidiendo. Y con frecuencia, cuando puede ser tra:
miento de esa función puede no revestir importancia para la alumno, el contexto pedagógico no hace nada PE
propia automatización de la habilidad. esa transición.
Por ejemplo, las investigaciones sugieren que, en el caso
de algunos alumnos lentos en el aprendizaje de la matemá­
tica, la automatización de las habilidades aritméticas bási­
cas es un cuello de botella crítico que puede eliminarse por La distribución de conocimiento de orden
medio de la disciplina y la práctica bajo presión temporal
(Hasselbring, Goin y Bransford, 1988). Por coercitivo que Como se señaló antes, en el marco de acceso h
esto pueda parecer, no es la función ejecutiva de los estu­ de «conocimiento» distingue entre el conocimient
diantes la que debe desarrollarse en este caso. Una expe­ de contenido -los hechos y los procedimientos
riencia de aprendizaje que no preste atención a esa función, ma- y el conocimiento de «orden superior», que i
sino que sencillamente desarrolle la automatización del estrategias para la resolución de problemas adecl
alumno y se detenga, sirve perfectamente bien. la disciplina, y los modelos de justificación, eXI
Por último, es importante reconocer que, en algunas si­ investigación característicos de ella (CL Perkim
tuaciones de aprendizaje, el alumno tiende a ceder en ma­ prensa; Perkins y Simmons, 1988). El conocimiE
yor medida la función ejecutiva, y no lo contrario. Un geren­ den superior de un dominio incluye, por ejemp
te aprende a cederla a subordinados capaces. El visitante de rística de la resolución de problemas (cf. Polya, 1
un museo, después de haber hecho la experiencia de elegir Schoenfeld, 1982, 1985) y los modelos de explic
él mismo el recorrido en lugar de recurrir a la guía grabada, tificacÍón e investigación (por ejemplo, Schwab, 1
puede aprender a ceder la función ejecutiva a esa guía, que, min, 195&). Esos conocimientos de orden SUperil
según considera, puede indicarle un recorrido mejor que el mente se dan en el dominio académico sino taro
que pueda trazarse él mismo, al menos hasta que adquie­ vida cotidiana; un ejemplo de ello es el conocimie
ra más experiencia. Marido y mujer, para limitar los proble­ de la toma de decisiones en la vida cotidiana o la
mas, pueden tener la idea de escribir reglas para sí mismos, de organizarse por sí mismo.
como «Hablamos de finanzas no más de una hora los sába­ En otro lugar hemos sostenido que para el al
dos por la mañana». Por lo general, en el curso del aprendi­ en un dominio determinado es muy importante
zaje puede resultar apropiado que la función ejecutiva pase cuál es el conocimiento de orden superior de es
al alumno o este la deponga, según las circunstancias. (Perkins y Simmons, 1988). En la matemática y
Para resumir, existe una compleja historia por contar cia, muchas concepciones erróneas pueden ori~
acerca de la distribución social y fisica de la función ejecuti­ parte en la falta de un conocimiento de orden su
va. La cedemos al entorno fisico y, desde ya, al social con dé a las concepciones correctas un contexto de ap
mucha mayor frecuencia y por mejores razones de lo que po­ ga de manifiesto las debilidades de las ideas inco
dría esperarse al comienzo. La persona-más suele fortale­ Este conocimiento de orden superior no solamE
cerse de manera sustancial al ceder la función ejecutiva. cuando se construye la comprensión del nivel del
Al mismo tiempo, los matices del juego son sumamente sino que también proporciona elementos a la ft:
importantes. No pocas veces una persona-más yerra en la cutiva considerada en el apartado anterior. Las €

140
Jede no necesitar nunca un control de ejecución. actividad porque ni ella ni el entorno ni la combinación de
nse, por ejemplo, algunos de los entornos de EAC ambos proporcionan una función ejecutiva apropiada para
; a la automatización de las habilidades, tales co­ llevarla a cabo. Con frecuencia, la enseñanza se apodera del
.r a máquina, el reconocimiento de palabras o la control ejecutivo cuando podría ser mejor apoyar la función
, Ejercen la función ejecutiva de conducir al alum­ ejecutiva de los estudiantes, ayudándolos a decidir, y no de­
'go del proceso de aprendizaje, pero el fortaleci­ cidiendo. Y con frecuencia, cuando puede ser transferida al
esa función puede no revestir importancia para la alumno, el contexto pedagógico no hace nada para mediar
omatización de la habilidad. esa transición.
mplo, las investigaciones sugieren que, en el caso
; alumnos lentos en el aprendizaje de la matemá­
;omatización de las habilidades aritméticas bási­
!uello de botella crítico que puede eliminarse por La distribución de conocimiento de orden superior
.a disciplina y la práctica bajo presión temporal
ng, Goin y Bransford, 1988). Por coercitivo que Como se señaló antes, en el marco de acceso la categoría
l parecer, no es la función ejecutiva de los estu­ de «conocimiento» distingue entre el conocimiento del nivel
que debe desarrollarse en este caso. Una expe­ de contenido -los hechos y los procedimientos de un te­
aprendizaje que no preste atención a esa función, ma- y el conocimiento de «orden superior», que incluye las
encillamente desarrolle la automatización del estrategias para la resolución de problemas adecuadas para
;e detenga, sirve perfectamente bien. la disciplina, y los modelos de justificación, explicación e
~mo, es importante reconocer que, en:algunas si­ investigación característicos de ella (cf. Perkins et al., en
:le aprendizaje, el alumno tiende a ceder en ma­ prensa; Perkins y Simmons, 1988). El conocimiento de or­
lla función ejecutiva, y no lo contrario. Un geren­ den superior de un dominio incluye, por ejemplo, la heu­
a cederla a subordinados capaces. El visitante de rística de la resolución de problemas (cf. Polya, 1954, 1957;
después de haber hecho la experiencia de elegir Schoenfeld, 1982, 1985) y los modelos de explicación, jus­
1recorrido en lugar de recurrir a la guía grabada, tificación e investigación (por ejemplo, Schwab, 1978; Toul­
mder a ceder la función ejecutiva a esa guía, que, min, 1958). Esos conocimientos de orden superior no sola­
lidera, puede indicarle un recorrido mejor que el mente se dan en el dominio académico sino también en la
trazarse él mismo, al menos hasta que adquie­ vida cotidiana; un ejemplo de ello es el conocimiento acerca
eriencia. Marido y mujer, para limitar los proble­ de la toma de decisiones en la vida cotidiana o la capacidad
m tener la idea de escribir reglas para sí mismos, de organizarse por sí mismo.
,lamos de finanzas no más de una hora los sába­ En otro lugar hemos sostenido que para el aprendizaje
nañana». Por lo general, en el curso del aprendi­ en un dominio determinado es muy importante reconocer

,
resultar apropiado que la función ejecutiva pase cuál es el conocimiento de orden superior de ese dominio
o este la deponga, según las circunstancias. (Perkins y Simmons, 1988). En la matemática y en la cien­
sumir, existe una compleja historia por contar
:1. distribución social y física de la función ejecuti­
i cia, muchas concepciones erróneas pueden originarse en
parte en la falta de un conocimiento de orden superior que
emos al entorno físico y, desde ya, al social con dé a las concepciones correctas un contexto de apoyo y pon­
yor frecuencia y por mejores razones de lo que po­ ga de manifiesto las debilidades de las ideas incorrectas.
IIse al comienzo. La persona-más suele fortale­ Este conocimiento de orden superior no solamente incide
anera sustancial al ceder la función ejecutiva. cuando se construye la comprensión del nivel del contenido,
10 tiempo, los matices del juego son sumamente sino que también proporciona elementos a la función eje­
lS. No pocas veces una persona-más yerra en la cutiva considerada en el apartado anterior. Las estrategias

141
para la resolución de problemas y los modelos de justifica­ Para dar un ejemplo muy concreto, considé:
ción, explicación e investigación, le proporcionan a la ejecu­ del Geornetric Supposer (Schwartz y Yerushalm,
ción los caminos principales entre los cuales elegir el com­ ingenioso programa de computación destinado ~
portamiento pertinente en el dominio. Al faltar esa estruc­ a la enseñanza de la geometría euclidiana los;
tura de orden superior, el ejecutante se ve limitado, en sus exploración y descubrimiento, mediante tres táC1
opciones, a recuperar el conocimiento de contenidos y a eje­ mentales. Primero, facilita sumamente las con
cutar procedimientos habituales, como los algoritmos en geométricas: el usuario puede pedir el dibujo d
aritmética. Los aspectos de orden superior de un dominio gulo, la reducción de una altura, la construcción
son los que infunden significado a las actividades relacio­ ralela, etc: Segundo, simplifica mucho la medic
nadas con él. construcciones a fin de confirmar las conjeturaE
plo, el alumno puede pedir la medida de dos 1
triángulo para ver si son iguales. Tercero, el pro
La presencia de conocimiento de orden superior mite en forma muy sencilla volver a verificar un
en diferentes versiones del mismo proceso. Por
Es importante que nos preguntemos ahora, con estas se ha comenzado a construir un triángulo al aza:
observaciones en mente, de qué manera está distribuido el do la altura, etc., se puede pedir que el sistema
conocimiento de orden superior en las situaciones de pensa­ la construcción comenzando con un nuevo trián€
miento y aprendizaje. Acaso la primera observación que al azar o con uno que se le especifique. De esa
deba hacerse esté relacionada con la que hemos subrayado puede juzgar si la misma construcción en un trili
a propósito de la función ejecutiva: en muchas situaciones rente presenta nuevamente la misma relación.
de persona-más, no existe una representación apreciable que se ha conjeturado.
del conocimiento de orden superior ni en la persona ni en el El Geornetric Supposer es una de las innovaci
contexto. Por ejemplo, muchos textos de enseñanza de las lógicas más conocidas en la enseñanza de la ID
con merecida fama por haberle devuelto una diI
ciencias no se refieren sino de la manera más superficial a
creatividad, al currículum geométrico tradiciona
los procesos y los cometidos de la ciencia (Evans, Honda y
punto de vista del marco de acceso, ese program8
Carey, 1988). Los libros de historia por lo común no dicen
na sin duda mejores características en muchos S€
absolutamente nada de sus fundamentos epistemológicos:
bre todo, suministra una arena constructiva, el:
de qué modo los historiadores generan hipótesis acerca del
más literal del término. En ella las operaciones
pasado y las contrastan con las pruebas históricas. A menu­ con fluidez y precisión mucho mayores que las ql
do, los libros hacen poco uso de «términos de estados menta­ diante podría lograr empleando regla y compás.
les», como «penSaD>, «saber», <<ÍnferÍr», «supone!'», «concluir» a la recuperación, el sistema la da en forma ir.
y «conjeturar» (OIson y Astington, 1990; OIson y Babu, en permite una nueva ejecución de una construccié
prensa). Dificilmente pueda esperarse que los propios estu­ En lo que concierne a la representación, el siste
diantes susciten esas ideas a partir de la nada. desde ya, construcciones, pero, mediante una
Es un lugar común señalar tales deficiencias de los ma­ disposición de la pantalla, indica con claridad el
teriales de enseñanza tradicionales. No obstante, la cues­ de operaciones constructivas que se podrían real
tión va mucho más allá de fustigar a los manuales. Muchos Así pues, el alumno tiene todos los recursos 1
entornos de aprendizaje innovadores, que mejoran radical­ adelante una investigación de orden superior en
mente algunas de las características de acceso de una situa­ de la geometría. Recuérdese, sin embargo, el efec
ción de aprendizaje, no tocan, sin embargo, el problema del a la mano la errónea suposición de que las perS4
conocimiento de orden superior. rápidamente provecho de las oportunidades que.

142
solución de problemas y los modelos de justifica­ Para dar un ejemplo muy concreto, considérese el caso
.cación e investigación, le proporcionan a la ejecu­ del Geometric Supposer (Schwartz y Yerushalmy, 1987), un
uninos principales entre los cuales elegir el com­ ingenioso programa de computación destinado a devolverle
lto pertinente en el dominio. Al faltar esa estruc­ a la enseñanza de la geometría euclidiana los aspectos de
den superior, el ejecutante se ve limitado, en sus exploración y descubrimiento, mediante tres tácticas funda­
:l recuperar el conocimiento de contenidos y a eje­ mentales. Primero, facilita sumamente las construcciones
~edimientos habituales, como los algoritmos en geométricas: el usuario puede pedir el dibujo de un trián­
l. Los aspectos de orden superior de un dominio gulo, la reducción de una altura, la construcción de una pa­
~e infunden significado a las actividades relacio­ ralela, etc. Segundo, simplifica mucho la medición de esas
él. construcciones a :fin de confirmar las conjeturas. Por ejem­
plo, el alumno puede pedir la medida de dos lados de un
triángulo para ver si son iguales. Tercero, el programa per­
rzcia de conocimiento de orden superior mite en forma muy sencilla volver a verificar una conjetura
en diferentes versiones del mismo proceso. Por ejemplo, si
lortante que nos preguntemos ahora, con estas se ha comenzado a construir un triángulo al azar, reducien­
Ines en mente, de qué manera está distribuido el do la altura, etc., se puede pedir que el sistema repita toda
:lto de orden superior en las situaciones de pensa­ la construcción comenzando con un nuevo triángulo elegido
aprendizaje. Acaso la primera observación que al azar o con uno que se le especifique. De esa manera se
rae esté relacionada con la que hemos subrayado puede juzgar si la misma construcción en un triángulo dife­
o de la función ejecutiva: en muchas situaciones rente presenta nuevamente la misma relación geométrica
a-más, no existe una representación apreciable que se ha conjeturado.
niento de orden superior ni en la persona ni en el El Geometric Supposer es una de las innovaciones tecno­
?or ejemplo, muchos textos de enseñanza de las lógicas más conocidas en la enseñanza de la matemática,
) se refieren sino de la manera más superficial a con merecida fama por haberle devuelto una dimensión de
creatividad al curriculum geométrico tradicional. Desde el
)S y los cometidos de la ciencia (Evans, Honda y
punto de vista del marco de acceso, ese programa proporcio­
18). Los libros de historia por lo común no dicen
na sin duda mejores características en muchos sentidos. So­
.ente nada de sus fundamentos epistemológicos:
bre todo, suministra una arena constructiva, en el sentido
do los historiadores generan hipótesis acerca del
más literal del término. En ella las operaciones se realizan
lS contrastan con las pruebas históricas. A menu­
con fluidez y precisión mucho mayores qué las que un estu­
)S hacen poco uso de «términos de estados menta­
diante podría lograr empleando regla y compás. En cuanto
«penSaD', «sabeD', «inferir», «suponeD>, «concluir» a la recuperación, el sistema la da en forma inmediata y
~ar» (Olson y Astington, 1990; Olson y Babu, en
permite una nueva ejecución de una construcción anterior.
ificilmente pueda esperarse que los propios estu­ En lo que concierne a la representación, el sistema exhibe,
sciten esas ideas a partir de la nada. desde ya, construcciones, pero, mediante una ingeniosa
llgar común señalar tales deficiencias de los ma­ disposición de la pantalla, indica con claridad el repertorio
enseñanza tradicionales. No obstante, la cues­ de operaciones constructivas que se podrían realizar.
cho más allá de fustigar a los manuales. Muchos Así pues, el alumno tiene todos los recursos para llevar
e aprendizaje innovadores, que mejoran radical­ adelante una investigación de orden superior en el dominio
mas de las características de acceso de una situa­ de la geometría. Recuérdese, sin embargo, el efecto de tener
'endizaje, no tocan, sin embargo, el problema deL a la mano la errónea suposición de que las personas sacan
lto de orden superior. rápidamente provecho de las oportunidades que hay. Con el

143
Supposer, muchos alumnos no ven las oportunidades con perior. No es como una fórmula que, consultada Ul
tanta rapidez, y muchos docentes no saben muy bien qué
hacer para lograr que las aprovechen. Porque el Supposer
1 mes, podría muy bien estar enterrada en un libro.
este conocimiento es muy estable, y no eñmerc
no incluye ningún conocimiento acerca de los aspectos con­ cuaderno, y bien podría residir por lo tanto en la
cernientes al orden superior del dominio (Chazen, 1989). de largo plazo. Tercero, es relativamente reducid
Aquí no sostenemos que deba mejorarse el Supposer in­ paración con la masa de hechos y de procedimier
corporándole de alguna manera más conocimientos de or­ dominio. De modo que su ligero volumen no pre¡
den superior. Por el contrario, el Supposer es uno de mis gún problema particular; en realidad, el problen
ejemplos favoritos de diseño computacional y está muy bien bien el de lograr que funcione activamente en la :
como está. La cuestión es, más bien, que la enseñanza pro­ función ejecutiva. Cuarto, una persona comprOI
veniente del contexto debe --como a veces lo hace- incluir serio con una disciplina o sumida en las actividadE
una atención explícita a los aspectos de orden superior de la da cotidiana actúa en muchos contextos: sentada II
geometría. critorio, con las paredes cubiertas de libros; en r
En general, las oportunidades cognitivas no son apoyos con una libreta de notas a mano; lavando los platoí
en sí mismas. Los recursos tecnológicos meditados e innova­ do el césped; o analizando un problema personal c
dores que proporcionan grandes oportunidades para for­ da de un amigo cercano y un par de cervezas. El co:
mas de pensamiento y de aprendizaje de orden superior en to de orden superior, requerido momento a mo
un dominio, no necesariamente proporcionan de por sí una diversos contextos, no puede relegarse fácilmenb
apoyatura cognitiva. terminado sistema de almacenamiento ñsico.
De acuerdo con ello, y en contra del espíritu dE
ción distribuida en general, debe insistirse en par
El lugar del conocimiento de orden superior la internalización del conocimiento de orden supe:
dominio.
Admitiendo la necesidad de un conocimiento de orden
superior en la persona-más, podemos preguntarnos cuál de­
be ser su lugar. Por 10 general, en este ensayo se ha subra­
yado que el lugar no es en sí importante, esté en el entorno ¿Qué es una persona como agente cognith
o en la persona. Lo que cuenta son las características de ac­
ceso; por ejemplo, cuán claramente se representa el conoci­ Comenzamos con una asimetría. La mayoría é
miento que se necesita y la rapidez con que puede recupe­ cepciones acerca del pensamiento y del aprendi2
rárselo. Esa era la tesis del acceso equivalente planteada al clinan hacia la persona solista, descuidando el hec
comienzo. se utiliza el entorno (incluyendo a los demás) pro
Pero esta hipótesis no implica necesariamente que el co­ compartir y emprender aspectos completos del
nocimiento de orden superior pueda colocarse de igual modo miento cognitivo. En cambio, se puede adoptar la
en el entorno. Todo depende de que pudiese lograrse una va de la persona-más en materia de pensamiento;
equivalencia funcional aproximada, cosa que no es tan fácil. zaje, considerando a la persona más el entorno cOl
De una manera general, el conocimiento de orden superior tema, entendiendo que es parte del pensamiento
debe estar en la persona (o distribuido en la mente de los hace, o se hace parcialmente, en el entorno, y que
participantes) y no delegado en algo ñsico. . dizaje son los rastros que quedan en él (suponienc
¿Por qué es así? Ante todo, porque en las actividades accesible) al igual que en la persona, y por lo gener
complejas de investigación la función ejecutiva se remite do la cerradura de una visión del pensamiento y (
más o menos constantemente al conocimiento de orden su­ dizaje basada en lo individual.

144
r, muchos alumnos no ven las oportunidades con perior. No es como una fórmula que, consultada una vez por
pidez, y muchos docentes no saben muy bien qué mes, podría muy bien estar enterrada en un libro. Segundo,
ra lograr que las aprovechen. Porque el Supposer este conocimiento es muy estable, y no efimero como un
re ningún conocimiento acerca de los aspectos con­ cuaderno, y bien podría residir por lo tanto en la memoria
;}s al orden superior del dominio (Chazen, 1989). de largo plazo. Tercero, es relativamente reducido en com­
no sostenemos que deba mejorarse el Supposer in­ paración con la masa de hechos y de procedimientos de un
dole de alguna manera más conocimientos de or­ dominio. De modo que su ligero volumen no presenta nin­
lrior. Por el contrario, el Supposer es uno de mis gún problema particular; en realidad, el problema es más
favoritos de diseño computacional y está muy bien bien el de lograr que funcione activamente en la guía de la
á. La cuestión es, más bien, que la enseñanza pro­ función ejecutiva. Cuarto, una persona comprometida en
del contexto debe -como a veces lo hace- incluir serio con una disciplina o sumida en las actividades de la vi­
ción explícita a los aspectos de orden superior de la da cotidiana actúa en muchos contextos: sentada ante su es­
a.
critorio, con las paredes cubiertas de libros; en reuniones,
neral, las oportunidades cognitivas no son apoyos
con una libreta de notas a mano; lavando los platos o cortan­
nas. Los recursos tecnológicos meditados e innova­
do el césped; o analizando un problema personal con la ayu­
e proporcionan grandes oportunidades para for­
da de un amigo cercano y un par de cervezas. El conocimien­
ensamiento y de aprendizaje de orden superior en
to de orden superior, requerido momento a momento en
LÍo, no necesariamente proporcionan de por sí una
diversos contextos, no puede relegarse fácilmente a un de­
a cognitiva.
terminado sistema de almacenamiento fisico.
De acuerdo con ello, y en contra del espíritu de la cogni­
ción distribuida en general, debe insistirse en particular en
. del conocimiento de orden superior la intemalización del conocimiento de orden superior de un
dominio.
iendo la necesidad de un conocimiento de orden
m la persona-más, podemos preguntarnos cuál de­
lugar. Por lo general, en este ensayo se ha subra­
el lugar no es en sí importante, esté en el entorno ¿Qué es una persona como agente cognitivo?
rsona. Lo que cuenta son las características de ac­
;}jemplo, cuán claramente se representa el conoci­ Comenzamos con una asimetría. La mayoría de las con­
le se necesita y la rapidez con que puede recupe­ cepciones acerca del pensamiento y del aprendizaje se in­
sa era la tesis del acceso equivalente planteada al clinan hacia la persona solista, descuidando el hecho de que
se utiliza el entorno (incluyendo a los demás) para apoyar,
¡ta hipótesis no implica necesariamente que el co­ compartir y emprender aspectos completos del procesa­
o de orden superior pueda colocarse de igual modo miento cognitivo. En cambio, se puede adoptar la perspecti­
,rno. Todo depende de que pudiese lograrse una va de la persona-más en materia de pensamiento y aprendi­
::ia funcional aproximada, cosa que no es tan fácil. zaje, considerando a la persona más el entorno como un sis­
anera general, el conocimiento de orden superior tema, entendiendo que es parte del pensamiento lo que se
. en la persona (o distribuido en la mente de los hace, o se hace parcialmente, en el entorno, y que el apren­
tes) y no delegado en algo fisico. ! dizaje son los rastros que quedan en él (suponiendo que sea
lé es así? Ante todo, porque en las actividades
de investigación la función ejecutiva se remite
t accesible) al igual que en la persona, y por lo general abrien­
do la cerradura de una visión del pensamiento y del apren­
lOS constantemente al conocimiento de orden su­ dizaje basada en lo individual.

145
De este modo, cuando abrimos la cerradura, ¿hallamos túe como protagonista la persona-más, y no la pe]
algo interesante en el amplio espacio adonde ingresamos? tao En ese relato se destacan algunos aspectos d
Se ha sostenido que los verdaderos contextos de investiga­ de la cognición y se ponen de relieve algunas defi
ción suelen comprender una amplia distribución de pensa­ la educación tradicional y hasta de la innovador,

I
miento y de aprendizaje entre la persona y el entorno. Los Como lo señala Pea (en el capítulo 2 de este lil
pensadores activos reúnen, a su alrededor, un rico entorno dito posible de las perspectivas que subrayan h
e interactúan con él de maneras sutiles para lograr resulta­ distribuida es un concepto más amplio del desarr
dos que a la persona solista le resultarían arduos. Desdicha­ no. La perspectiva piagetiana, por ejemplo, ha dE
damente, las escuelas muestran una poderosa tendencia en asimilación y el acomodamiento del organismo,
favor del desempeño individual. Confían en el supuesto del te, como si el ambiente estuviera dado y la per
«efecto de tener a la mano», creyendo que la gente automáti­ viera allí para aprender a abordarlo. Sin duda,
camente sacará eficaz provecho del entorno sólo porque está dad hasta cierto punto. Pero además, las person
allí. Por tanto, pasan por alto la oportunidad de cultivar to­ construyen sus ambientes fisico y social, yen par
do tipo de habilidades referidas a la distribución ingeniosa para apoyar la cognición. En ese sentido se produ
del pensamiento y el aprendizaje. milación y acomodación mutua entre la person
El pensar y el aprender incluyen por lo general ceder la biente: un complejo proceso de equilibrio, si se qt
función ejecutiva al entorno de una forma útil y provechosa. persona-más.
Ninguna versión obstinada de la autonomía de la persona Una perspectiva vigotskyana destacaría la a
solista parece estar garantizada. Al mismo tiempo, se pro­ que el alumno hace, a partir del entorno social, é
duce un problema dominante del pensamiento y del apren­ de cognición (Vigotsky, 1962, 1978). La idea de
dizaje cuando ni la persona ni el entorno ni los dos juntos distribuida señalaría la influencia modificadora (
sostienen una función ejecutiva eficaz. Muchos ambientes sana ejerce en el entorno social. Además, subraYl
educativos abiertos padecen ese problema. Ocurren otros portancia del entorno físico alIado del social com(
contratiempos cuando la función ejecutiva se cede al entor­ pal factor en el conocimiento del sistema de la per
no momentáneamente, durante las etapas tempranas del Para finalizar, muchas perspectivas evolutiva
aprendizaje, pero el alumno nunca la recupera. poráneas dan gran importancia a las limitacioneE

I
El conocimiento de orden superior incide en la función maria práctica como cuello de botella evolutivo, )
ejecutiva de manera importante. Puede decirse que la ma­ resultados experimentales indican que el apoyo
yor parte de ese conocimiento debe tener su lugar en la per­ entorno puede poner a la persona-más en cond
sona; según se lo señaló antes, debería estar siempre a ma­ abordar algunos conceptos complejos que la persc
no, y no enterrado en una fuente bibliográfica o en otras for­ no podría manejar. Sería interesante investigar.
mas de memoria sustituta. En muchas situaciones de pen­ punto los apoyos fisicos disponibles en los cante.
samiento y de aprendizaje registradas en la escuela, el cono­ persona-más generalmente absorben algunas de :
cimiento de orden superior necesario no se halla ni en la cognitivas del pensamiento de los jóvenes, y si co
persona ni en el entorno. Aun innovaciones llamativamente ajustes podrían absorber aun más.
perspicaces que permiten incrementar otras características En síntesis, una perspectiva centrada en la per
de acceso para la persona-más, no señalan por 10 común la señala que los parámetros y trayectorias básic4
presencia de ese conocimiento en el sistema. sarrollo humano pueden cambiar según lo que con

I
Todo ello demuestra que puede contarse una historia so­ podrían considerarse matices del entorno y de la r4
bre los hechos y los infortunios del pensamiento y el apren­ la persona con él. Sin duda, eso es algo que debe
dizaje basándose en las nociones de pensamiento y de prender mejor. Y seguramente resulta posible im
aprendizaje distribuidos y el marco de acceso, en la que ac- proceso educativo que se oriente en mayor grad(

146
e modo, cuando abrimos la cerradura, ¿hallamos túe como protagonista la persona-más, y no la persona solis­
esante en el amplio espacio adonde ingresamos? ta. En ese relato se destacan algunos aspectos descuidados
tenido que los verdaderos contextos de investiga­ de la cognición y se ponen de relieve algunas deficiencias de
,n comprender una amplia distribución de pensa­ la educación tradicional y hasta de la innovadora.
de aprendizaje entre la persona y el entorno. Los Como lo señala Pea (en el capítulo 2 de este libro), un ré­
~s activos reúnen, a su alrededor, un rico entorno dito posible de las perspectivas que subrayan la cognición
úan con él de maneras sutiles para lograr resulta­ distribuida es un concepto más amplio del desarrollo huma­
La persona solista le resultarían arduos. Desdicha­ no. La perspectiva piagetiana, por ejemplo, ha destacado la
las escuelas muestran una poderosa tendencia en asimilación y el acomodamiento del organismo al ambien­
desempeño individual. Confían en el supuesto del te, como si el ambiente estuviera dado y la persona estu­
tener a la mano», creyendo que la gente automáti­ viera allí para aprender a abordarlo. Sin duda, eso es ver­
:acará eficaz provecho del entorno sólo porque está dad hasta cierto punto. Pero además, las personas eligen y
mto, pasan por alto la oportunidad de cultivar to­ construyen sus ambientes físico y social, y en parte lo hacen
I habilidades referidas a la distribución ingeniosa para apoyar la cognición. En ese sentido se produce una asi­
miento y el aprendizaje. milación y acomodación mutua entre la persona y el am­
sar y el aprender incluyen por lo general ceder la biente: un complejo proceso de equilibrio, si se quiere, en la
ecutiva al entorno de una forma útil y provechosa. persona-más.
versión obstinada de la autonomía de la persona Una perspectiva vigotskyana destacaría la asimilación
rece estar garantizada. Al mismo tiempo, se pro­ que el alumno hace, a partir del entorno social, de modelos
,roblema dominante del pensamiento y del apren­ de cognición (Vigotsky, 1962, 1978). La idea de cognición
mdo ni la persona ni el entorno ni los dos juntos distribuida señalaría la influencia modificadora que la per­
una función ejecutiva eficaz. Muchos ambientes sona ejerce en el entorno social. Además, subrayaría la im­
·s abiertos padecen ese problema. Ocurren otros portancia del entorno físico alIado del social como el princi­
npos cuando la función ejecutiva se cede al entor­ pal factor en el conocimiento del sistema de la persona-más.
o.táneamente, durante las etapas tempranas del Para finalizar, muchas perspectivas evolutivas contem­
ge, pero el alumno nunca la recupera. poráneas dan gran importancia a las limitaciones de la me­
ocimiento de orden superior incide en la función moria práctica como cuello de botella evolutivo, y distintos
de manera importante. Puede decirse que la ma­
de ese conocimiento debe tener su lugar en la per­
ín se lo señaló antes, debería estar siempre a ma­
J.terrado en una fuente bibliográfica o en otras for­
I resultados experimentales indican que el apoyo físico del
entorno puede poner a la persona-más en condiciones de
abordar algunos conceptos complejos que la: persona solista
no podría manejar. Sería interesante investigar hasta qué
emoria sustituta. En muchas situaciones de pen­ punto los apoyos físicos disponibles en los contextos de la
y de aprendizaje registradas en la escuela, el cono­ persona-más generalmente absorben algunas de las cargas
de orden superior necesario no se halla ni en la cognitivas del pensamiento de los jóvenes, y si con algunos
i en el entorno. Aun innovaciones llamativamente ajustes podrían absorber aun más.
es que permiten incrementar otras características En síntesis, una perspectiva centrada en la persona-más
para la persona-más, no señalan por lo común la señala que los parámetros y trayectorias básicos del de­
de ese conocimiento en el sistema. sarrollo humano pueden cambiar según lo que comúnmente
LIo demuestra que puede contarse una historia so­ podrían considerarse matices del entorno y de la relación de
chos y los infortunios del pensamiento y el apren­ la persona con él. Sin duda, eso es algo que debemos com­
sándose en las nociones de pensamiento y de prender mejor. Y seguramente resulta posible imaginar un
ge distribuidos y el marco de acceso, en la que ac­ proceso educativo que se oriente en mayor grado hacia la

I
~.
147

t
persona-más, fortaleciendo a los alumnos para que acumu­ de 1986) New approaches to instruetion: Because ¡
len mayor saber y arte en relación con los recursos cogniti­ be toldo Trabajo presentado ante la Conference (
vos suministrados por los medios ñsicos y humanos que los and Analogy, University oflllinois, Urbana.
rodean; en realidad, fortaleciendo a los alumnos para que Case, R. (1985) Intellectual development: Birth to adu

I
construyan a su alrededor su «más» personal, su propio en­ va York: Academic Press.
torno para un programa que evolucione junto con ese en­ Cochran-Smith, M. (1991) «Word processing and Wl
torno. mentary classrooms: A critical review of related
Review ofEducational Research, 61, págs. 107-55
Semejante táctica educativa seguramente armonizaría
Craik, F. 1. y Lockhart, R. S. (1972) «Levels ofprocessi
con la tendencia humana que va desde sistemas que cuen­ work for memory research», Journal ofVerbal L,
tan un guijarro por oveja hasta los jeroglíficos, y de allí en Verbal Behavior, 11, págs. 671-84.
adelante. Es notable el vigor con que los seres humanos, Chazen, D. (1989) Ways ofknowing: High schoal stud,
cuando se les da la menor posibilidad, actúan como agen­ tions of mathematical proaf Tesis de doctorado ii
tes que reclutan para la empresa cognitiva no solamente a vard Graduate School of Education, Cambridge, II
otras personas sino también los objetos ñsicos inanimados Daiute, C. (1985) Writing and eomputers, Reading, 1\1
que nos rodean, ordenándolos y modificándolos para que se Wesley.
conviertan en «asociados en la cognición» (Salomon et al., (mayo de 1986) «Physical and cognitive factors in 1
1991). sights from studying with computers», Researeh i¡
Recíprocamente, valdría la pena reflexionar acerca de ing ofEnglish, 20, págs. 141-59.
Evans, R., Honda, M. y Carey, S. (1988) Do theories gr,
que en el centro de toda persona-más existe, por supuesto,
Manuscrito inédito, Harvard Graduate School of
al menos un individuo. En realidad, toda persona sola es la Educational Technology Center, Cambridge, MA.
intersección del conjunto de personas-más en el cual par­ Fischer, K W. (1980) <<A theory ofcognitive developme
ticipa el individuo. Una persona sola se convierte, pues, en trol and construction ofhierarchies of skills», Ps
una abeja reina de un enjambre de innumerables participa­ Review, B7(6), págs. 477-53l.
ciones. Gentner, D. y Stevens, A. L. (eds.) (1983) Mental modt.
¿Qué es, pues, la persona propiamente dicha (. ..) la per­ le, NJ: Erlbaum.
sona solista? La tendencia de nuestro lenguaje y de gran Gruber, H. (1974) Darwin on man: Apsychological stl¡
parte de la práctica educativa y de la investigación psicoló­ tific creativity, Nueva York: Dutton.
gica es a decir que sí, que en efecto la persona propiamente Halford, G. (1982) The development ofthought, Hillsdf
baum.
dicha es la persona solista. Acaso sea mejor concebir a la
Harel, 1. (1991) Children designers, Norwood, NJ: Abl
persona propiamente dicha no como el núcleo común sino
Hasselbring, T., Goin, L. y Bransford, J. (1988) «Devel,
como el conjunto de interacciones y de relaciones de depen­ automaticíty in learmng handicapped children: J
dencia; no como la intersección, sino como la unión de com­ computerized drill and practicEl», Focus on Exeept
promisos; no como el núcleo puro y duradero, sino como la dren, 20(6), págs. 1-7.
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148
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Idean, ordenándolos y modificándolos para que se Wesley.
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centro de toda persona-más existe, por supuesto, Manuscrito inédito, Harvard Graduate School of Education,
ID individuo. En realidad, toda persona sola es la Educational Technology Center, Cambridge, MA.
ón del conjunto de personas-más en el cual par­ Fischer, K W. (1980) «A theory of cognitive development: The con­
ldividuo. Una persona sola se convierte, pues, en trol and construction of hierarchies of skills», Psychological
reina de un enjambre de innumerabl~s participa­ Reuiew, 87(6), págs. 477-531.
Gentner, D. y Stevens, A L. (eds.) (1983) Mental models, Hillsda­
s, pues, la persona propiamente dicha (...) la per­ le, NJ: Erlbaum.
ta? La tendencia de nuestro lenguaje y de gran Gruber, H. (1974) Darwin on man: A psychological study ofscien·

I
'1. práctica educativa y de la investigación psicoló­
tific creatiuity, Nueva York: Dutton.
Halford, G. (1982) The deuelopment ofthought, Hillsdale, NJ: Erl­
lecir que sí, que en efecto la persona propiamente
baum.
a persona solista. Acaso sea mejor concebir a la Harel, 1. (1991) Children designers, Norwood, NJ: Ablex.
ropiamente dicha no como el núcleo común sino Hasselbring, T., Goin, L. y Bransford, J. (1988) «Developing math
njunto de interacciones y de relaciones de depen­ automaticity in learning handicapped children: The role of
como la intersección, sino como la unión de com­ computerized drill and practice», Focus on Exceptional Chíl·
no como el nricleo puro y duradero, sino como la dren,20(6), págs. 1-7.
multitud de participaciones. Higbee, K L. (1977) Your memory: How it works and how to im·
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I Gavriel Salorrwn

No he venido ni a enterrar la idea de las cogn


tribuidas, sobre cuya base estoy elaborando he)
computacionales nuevas, ni a exaltarla. Pues:
una idea novedosa y estimulante. Sin embargo, :
llevar demasiado lejos. Como en el caso de much(
minos recién acuñados, «cogniciones distribuida
poderosamente un aspecto de una cuestión y dej
caigan en un oscuro olvido. Para la persona qu
martillo, el mundo entero le parece un clavo; el
dedos y los cráneos se convierten en especies en
mismo se aplica, creo, a las cogniciones distribu
dividuo ha sido omitido de las consideraciones te,
zá como antítesis del acento excesivo que los en
cológicos y educativos tradicionales pusieron en
consecuencia de ello, la teoría está truncada y no
toria desde el punto de vista conceptual.
La cuestión de dónde residen las cogniciones,
cuando se la analiza en el contexto de la educaci,
de ser tratada en la modalidad de o (en la cabeza
(distribuidas). Tenemos que considerar la pos:
que, si bien las cogniciones pueden estar distribu
sitan de algunas «fuentes» de esa distribución,
que puedan operar en forma conjunta. Tambié
que considerar la posibilidad de que cada una (
madas «fuentes», o asociados intelectuales, pued
forma tal que cada una de las reuniones de asod.
riores se vuelva más inteligente.
Antes de avanzar, sin embargo, quisiera ha(
comentarios acerca de la palabra «distribución».
el término alude a la ausencia de un lugar claro ,
mo cuando las responsabilidades familiares o l~
nes financieras se reparten entre distintos indivi
~ras. Pero eso, por supuesto, no es toda la ruste

152
red: Essays on the life and work ofMichael Faraday,
4. No hay distribución sin la cognición de
167, Nueva York: Stockton Press.

[ow Faraday invented the field», en R. Weber y D. N.


los individuos: un enfoque interactivo
!, eds., Inventive minds, Nueva York: Oxford University

dinámico
l-. S. (1962) Thought and language, Cambridge, MA:

ess, Nueva York: Wiley.


Gavriel Saloman
:nd in society: The development ofhigher psychological
~s, Cambridge, MA: Harvard University Press.

No he venido ni a enterrar la idea de las cogniciones dis­


tribuidas, sobre cuya base estoy elaborando herramientas
computacionales nuevas, ni a exaltarla. Pues se trata de
una idea novedosa y estimulante. Sin embargo, se la puede
llevar demasiado lejos. Como en el caso de muchos otros tér­
minos recién acuñados, «cogniciones distribuidas» ilumina
poderosamente un aspecto de una cuestión y deja que otros
caigan en un oscuro olvido. Para la persona que tiene un
martillo, el mundo entero le parece un clavo; el cristal, los
dedos y los cráneos se convierten en especies en peligro. Lo
mismo se aplica, creo, a las cogniciones distribuidas. El in­
dividuo ha sido omitido de las consideraciones teóricas, qui­
zá como antítesis del acento excesivo que los enfoques psi­
cológicos y educativos tradicionales pusieron en él Pero, a
consecuencia de ello, la teoría está truncada y no es satisfac­
toria desde el punto de vista conceptual.
La cuestión de dónde residen las cogniciones, sobre todo
cuando se la analiza en el contexto de la educación, no pue­
de ser tratada en la modalidad de o (en la cabeza de uno) lo
(distribuidas). Tenemos que considerar la posibilidad de
que, si bien las cogniciones pueden estar distribuidas, nece­
sitan de algunas «fuentes» de esa distribución, de manera
que puedan operar en forma conjunta. También tenemos
que considerar la posibilidad de que cada una de esas lla­
madas «fuentes», o asociados intelectuales, puede crecer en
forma tal que cada una de las reuniones de asociados poste­
riores se vuelva más inteligente.
Antes de avanzar, sin embargo, quisiera hacer algunos
comentarios acerca de la palabra «distribución». Por cierto,
el término alude a la ausencia de un lugar claro y único, co­
mo cuando las responsabilidades familiares o las inversio­
nes financieras se reparten entre distintos individuos o car­
teras. Pero eso, por supuesto, no es toda la historia. Distri­

153
bución también significa compartir: compartir autoridad, la cultura» (pág. 168). Los diagnósticos hechos pOI
lenguaje, experiencias, tareas y una herencia cultural. A co que trabaja con otros o con un sistema especia
diferencia del conocimiento y la capacidad, que tradicional­ teligente, son productos de cogniciones distribui,
mente se ha considerado que residían sólo dentro del indi­ parramadas» en el sistema en su totalidad.
viduo (lo cual llevó inevitablemente a dejar de lado los con­ En este capítulo deseo indagar tanto la natural
textos sociales, situacionales y culturales), las cogniciones cogniciones distribuidas como el papel que la conc
distribuidas no tienen un lugar único «dentro» del indivi­ las cogniciones de los individúos debe desempe
duo. Antes bien, están «desparramadas» (Cole, 1991; Lave, construcción de una teoría que sea satisfactori¡;
1988); están «en medio de», y se reúnen en un sistema que punto de vista conceptual. Plantearé el problema j
comprende un individuo y pares, 'docentes o herramientas do tres preguntas centrales y algunas otras der:
suministradas por la cultura. ellas. Primero, ¿debemos incluir las cogniciones, •
Podemos precisar la noción de las cogniciones «des­ sentaciones y las operaciones mentales de los indi
parramadas» tomando en préstamo una útil metáfora de la formulación teórica de las cogniciones distribl
recientes formulaciones del conexionismo (sin adherir ne­ cho de otra manera, ¿podemos darnos el lujo de no
cesariamente a sus dogmas). Bereiter (1991), en un inten­ individuo en tal teorización? Segundo, puesto qu
to por relacionar el conexionismo con cuestiones educati­ puesta es que no podemos construir una teoría de
un:
vas, presenta modelo de las abejas frisonas, cuatro de las ciones distribuidas sin una referencia explícita al i
cuales están sujetas a las paredes de una habitación y co­ ¿están interrelacionadas las cogniciones distribul
nectadas con las restantes mediante hilos de goma, quedan­ de los individuos solistas? En tal caso, ¿cómo? Tercl
do toda la red suspendida en el aire. Esta última primero la base de las respuestas a las dos preguntas ID
oscila, y después se aquieta, creando un patrón particular. ¿qué consecuencias para la educación pueden der
Para lograr el modelo deseado, deben realizarse muchos términos de metas y de prácticas?
ajustes sutiles, puesto que toda modificación de uno de los
hilos que unen a dos abejas frisonas afectará al conjunto de
la red. Supóngase que se hicieron muchos ajustes, de modo
que toda vez que las mismas cuatro abejas están sujetas a ¿Debemos considerar al individuo?
sus correspondientes paredes, la red produce el mismo pa­
trón deseado. Puede decirse que han «aprendido» el patrón. Trataré la primera pregunta planteando otra
Pero ¿dónde reside ese aprendizaje y dónde está su conoci­ a) ¿Cómo están distribuidas las cogniciones de las
miento? Como observa Bereiter, no reside ni en las abejas en la vida cotidiana? b) ¿Hay cogniciones que no pl
frisonas ni en el hilo de goma. Antes bien, está distribuido a tar distribuidas y por tanto son, por su propia na
lo largo de toda la red. territorio del individuo? e) ¿Pueden servir de algo
Aunque intentaré mostrar que no todos los casos de cog­ formulaciones teóricas sin hacer referencia a las 1
niciones distribuidas son de la misma índole, no obstante, taciones mentales de los individuos? d) ¿Puede e
todas ellas comparten una importante cualidad: el produc­ en forma satisfactoria el desarrollo de los sistem
to de la asociación intelectual que resulta de la distribución buidos, conjuntos, si no se tiene en cuenta el mod<
de cogniciones entre los individuos o entre los individuos y desarrollan los individuos' que forman parte de É
los artefactos culturales, es un producto en común; no puede resultará manifiesto, no se puede responder a esta!
serle atribuido a uno u otro de los asociados. Como ha dicho tas sólo con referencia a descubrimientos y obseI
Pea (1985), <<la inteligencia no es una cualidad de la mente empíricos. Los descubrimientos empíricos se baSal
aislada, sino un producto de la relación entre las estructu~ riamente en supuestos a priori que ya contienen re
ras mentales y las herramientas del intelecto provistas por a las preguntas que queremos responder. La decís:

154
1mbién significa compartir: compartir autoridad, la cultura» (pág. 168). Los diagnósticos hechos por un médi­
, experiencias, tareas y una herencia culturaL A co que trabaja con otros o con un sistema especializado in­
a del conocimiento y la capacidad, que tradicional­ teligente, son productos de cogniciones distribuidas, «des­
~ ha considerado que residían sólo dentro del indi­ parramadas» en el sistema en su totalidad.
cual llevó inevitablemente a dejar de lado los con­ En este capítulo deseo indagar tanto la naturaleza de las
ciales, situacionales y culturales), las cogniciones cogniciones distribuidas como el papel que la concepción de
das no tienen un lugar único «dentro» del indivi­ las cogniciones de los individuos debe desempeñar en la
es bien, están «desparramadas» (Cole, 1991; Lave, construcción de una teoría que sea satisfactoria desde el
tán «en medio de», y se reúnen en un sistema que punto de vista conceptual. Plantearé el problema formulan­
de un individuo y pares, docentes o herramientas do tres preguntas centrales y algunas otras derivadas de
radas por la cultura. ellas. Primero, ¿debemos incluir las cogniciones, las repre­
DOS precisar la noción de las cogniciones «des­ sentaciones y las operaciones mentales de los individuos en
.das» tomando en préstamo una útil metáfora de la formulación teórica de las cogniciones distribuidas? Di­
; formulaciones del conexionismo (sin adherir ne­ cho de otra manera, ¿podemos darnos el lujo de rw incluir al
lente a sus dogmas). Bereiter (1991), en un inten­ individuo en tal teorización? Segundo, puesto que mi res­
:lacionar el conexionismo con cuestiones educati­ puesta es que no podemos construir una teoría de las cogni­
enta un modelo de las abejas frisonas, cuatro de las ciones distribuidas sin una referencia explícita al individuo,
¡tán sujetas a las paredes de una habitación y co­ ¿están interrelacionadas las cogniciones distribuidas y las
. con las restantes mediante hilos de goma, quedan­ de los individuos solistas? En tal caso, ¿cómo? Tercero, sobre
,a red suspendida en el aire. Esta última primero la base de las respuestas a las dos preguntas anteriores,
después se aquieta, creando un patrón particular. ¿qué consecuencias para la educación pueden derivarse en
rar el modelo deseado, deben realizarse muchos términos de metas y de prácticas?
utiles, puesto que toda modificación de uno de los
~ unen a dos abejas frisonas afectará al conjunto de
J.póngase que se hicieron muchos ajustes, de modo
vez que las mismas cuatro abejas están sujetas a ¿Debemos considerar al individuo?
lspondientes paredes, la red produce el mismo pa­
~ado. Puede decirse que han «aprendido» el patrón. Trataré la primera pregunta planteando otras cuatro:
nde reside ese aprendizaje y dónde está su conoci­ a) ¿Cómo están distribuidas las cogniciones de las personas
Como observa Bereiter, no reside ni en las abejas en la vida cotidiana? b) ¿Hay cogniciones que no pueden es­
ni en el hilo de goma. Antes bien, está distribuido a tar distribuidas y por tanto son, por su propia naturaleza,
le toda la red. territorio del individuo? c) ¿Pueden servir de algo nuestras
ue intentaré mostrar que no todos los casos de cog­ formulaciones teóricas sin hacer referencia a las represen­
distribuidas son de la misma índole, no obstante, taciones mentales de los individuos? d) ¿Puede explicarse
3.S comparten una importante cualidad: el produc­ en forma satisfactoria el desarrollo de los sistemas distri­
,sociación intelectual que resulta de la distribución buidos, conjuntos, si no se tiene en cuenta el modo como se
liones entre los individuos o entre los individuos y desarrollan los individuos' que forman parte de él? Según
lctos culturales, es un producto en común; no puede resultará manifiesto, no se puede responder a estas pregun­
,buido a uno u otro de los asociados. Como ha dicho tas sólo con referencia a descubrimientos y observaciones
5), "la inteligencia no es una cualidad de la mente empíricos. Los descubrimientos empíricos se basan necesa­
'lino un producto de la relación entre las estructu­ riamente en supuestos a priori que ya contienen respuestas
.ales y las herramientas del intelecto provistas por a las preguntas que queremos responder. La decisión de un

155
investigador de indagar cómo afecta el contexto social a la ignorar los casos y las ocasiones (que probable]
mente del individuo (véanse Hatch y Gardner, en el capítulo muchas) en que las cogniciones no están distribu
6 de este libro) o la decisión de un investigador de observar
sólo comportamientos y cogniciones en un contexto social o
tecnológico (por ejemplo, Lave, 1988; Saxe, 1988), se basan ¿Hay cogniciones que no pueden estar

ya en el supuesto de que las cogniciones del individuo revis­ distribuidas?

ten, o no, interés teórico.


La idea de las cogniciones distribuidas se bas~
gundo supuesto implícito, a saber, que pueden eE
¿Cónw están distribuidas las cogniciones de las buidas. Esa hipótesis puede ponerse en tela de
personas en la vida cotidiana? embargo, porque existe la posibilidad de que algu
ciones -a causa de su naturaleza intrínseca- 1
Si bien no puede negarse que muchas acciones humanas estarlo. Perkins (en el capítulo 3 de este libro) inte
están distribuidas social y tecnológicamente, y que muchas foque así, sosteniendo que, si bien la mayoría de la

I
de esas distribuciones contienen lo que Pea (en el capítulo 2 de cogniciones puede estar distribuida, las únic
de este libro) llama «delegación» en los demás o en imple­ pueden estarlo pertenecen al conocimiento de or
mentos técnicos, es igualmente innegable que no todas las rior de un campo. Ese saber, afirma, carece de mu(
cogniciones, sea cual fuere su naturaleza esencial, están atributos que hacen posible la distribución en el E
distribuidas todo el tiempo en todos los individuos, sea cual sico y social en que uno está, y, por tanto, debe COI
fuere la situación, el propósito, la tendencia o el «aporte». que se encuentra en el individuo (y así debe cul1
Esta no sólo constituye una observación más bien evi­ Con todo, el conocimiento de orden superior no e
dente, sino que además se sigue de la naturaleza misma de . especie de cognición que tal vez no pueda distribt
la tesis de las cogniciones distribuidas, que se basa en va­ sentido en que se lo señala aquí.
rios supuestos. Uno de ellos es que, si las cogniciones están Considérese una tesis planteada por el filól
distribuidas, entonces necesariamente también están si­ Searle (1984). Al criticar la versión «fuerte" de la
tuadas (Brown, Collins y Duguid, 1989), puesto que la dis­ cia artificial, que equipara la mente con una máq
tribución de las cogniciones depende en gran medida de sante, sostiene que, aunque la máquina podría COI
«aportes» situacionales (Lave, 1988; Pea, en el capítulo 2 de como si fuera pensante, lo único que hace es simu
este libro). A la luz de esto puede argumentarse que, si las taxis (el conjunto de reglas de funcionamiento) d
cogniciones están de ese modo ligadas a la situación, enton­ ya que no tiene la semántica (los significados rea:
ces su distribución dependerá sin duda también de las con­ símbolos que maneja. Lo mismo ocurre con las co
diciones situacionales y de otras condiciones y otros «apor­ ras. N o les interesa si los ceros y los unos represl
tes» particulares. En determinadas situaciones, sobre todo meros, letras o lo que fuere. Para ilustrar este pun
en las que lo permiten, las cogniciones están distribuidas, utiliza la metáfora, ahora famosa, de la habitacióI
en tanto que en otras, sobre todo cuando la distribución es la cual una persona que no habla el chino está SE
imposible, no es práctica o los «aportes» no son reconocidos, un ámbito cerrado, provisto de dos canastos con
no lo están. Sentado ante mi mesa de trabajo pensando en lo chinos (que para él no tienen significado) y un librl
que expondré en este capítulo, no puedo más que apoyarme tiene, en la lengua hablada por esa persona, las r
en mi propio repertorio cognitivo; es poco lo que en este aus­ con gran detalle y rigor establecen cuál símbolo di
tero contexto suministra aportes cognitivos de una cualidad cuál. Por debajo de la puerta se le hace llegar una (
notoria. Por tanto, si las cogniciones a veces están distribui­ símbolos (las personas que están fuera de la hab
das y a veces no lo están, ninguna teoría puede permitirse llaman una «pregunta») y la persona que está adl

156
ldor de indagar cómo afecta el contexto social a la ignorar los casos y las ocasiones (que probablemente son
~l individuo (véanse Hatch y Gardner, en el capítulo muchas) en que las cogniciones no están distribuidas.
libro) o la decisión de un investigador de observar
portamientos y cogniciones en un contexto social o
.co (por ejemplo, Lave, 1988; Saxe, 1988), se basan ¿Hay cogniciones que no pueden estar
mpuesto de que las cogniciones del individuo revis­ distribuidas?
,interés teórico.
La idea de las cogniciones distribuidas se basa en un se­
gundo supuesto implícito, a saber, que pueden estar distri­
están distribuidas las cogniciones de las buidas. Esa hipótesis puede ponerse en tela de juicio, sin
~s en la vida cotidiana? embargo, porque existe la posibilidad de que algunas cogni­
ciones -a causa de su naturaleza intrínseca- no puedan
n no puede negarse que muchas acciones humanas estarlo. Perkins (en el capítulo 3 de este libro) intentó un en­
¡tribuidas social y tecnológicamente, y que muchas foque así, sosteniendo que, si bien la mayoría de las especies
listribuciones contienen lo que Pea (en el capítulo 2 de cogniciones puede estar distribuida, las únicas que no
ibro) llama «delegación,> en los demás o en imple­ pueden estarlo pertenecen al conocimiento de orden supe­
;écnicos, es igualmente innegable que no todas las rior de un campo. Ese saber, afirma, carece de muchos de los
nes, sea cual fuere su naturaleza esencial, están atributos que hacen posible la distribución en el entorno fí­
das todo el tiempo en todos los individuos, sea cual sico y social en que uno está, y, por tanto, debe considerarse
situación, el propósito, la tendencia o el «aporte», que se encuentra en el individuo (y así debe cultivárselo),
no sólo constituye una observación más bien evi­ Con todo, el conocimiento de orden superior no es la única
no que además se sigue de la naturaleza misma de especie de cognición que tal vez no pueda distribuirse en el
le las cogniciones distribuidas, que se basa en va­ sentido en que se lo señala aquí.
~estos, Uno de ellos es que, si las cogniciones están Considérese una tesis planteada por el filósofo J ohn
idas, entonces necesariamente también están si­ Searle (1984). Al criticar la versión «fuerte» de la inteligen­
Brown, Collins y Duguid, 1989), puesto que la dis­ cia artificial, que equipara la mente con una máquina pen­
n de las cogniciones depende en gran medida de sante, sostiene que, aunque la máquina podría comportarse
» situacionales (Lave, 1988; Pea, en el capítulo 2 de como si fuera pensante, lo único que hace es simular la sin­
o). A la luz de esto puede argumentarse que, si las taxis (el conjunto de reglas de funcionamiento) del pensar,
les están de ese modo ligadas a la situación, enton­ ya que no tiene la semántica (los significados reales) de los
:stribución dependerá sin duda también de las con­ símbolos que maneja. Lo mismo ocurre con las computado­
situacionales y de otras condiciones y otros «apor­ ras. No les interesa si los ceros y los unos representan nú­
;iculares. En determinadas situaciones, sobre todo meros, letras o lo que fuere. Para ilustrar este punto, Searle
~e lo permiten, las cogniciones están distribuidas, utiliza la metáfora, ahora famosa, de la habitación china en
que en otras, sobre todo cuando la distribución es la cual una persona que no habla el chino está sentada en
e, no es práctica o los «aportes» no son reconocidos, un ámbito cerrado, provisto de dos canastos con símbolos
in. Sentado ante mi mesa de trabajo pensando en lo chinos (que para él no tienen significado) y un libro que con­
Indré en este capítulo, no puedo más que apoyarme tiene, en la lengua hablada por esa persona, las reglas que
Jpio repertorio cognitivo; es poco lo que en este aus­ con gran detalle y rigor establecen cuál símbolo debe ir con
;exto suministra aportes cognitivos de una cualidad cuál. Por debajo de la puerta se le hace llegar una cadena de
Por tanto, si las cogniciones a veces están distribui­ símbolos (las personas que están fuera de la habitación la
reces no lo están, ninguna teoría puede permitirse llaman una «pregunta») y la persona que está adentro res­

157
ponde a ella según el libro de reglas. No comprende ni a qué petado mucho, puede ser puesta en tela de juicio. 1
se refiere todo el asunto ni por qué quienes están afuera tenderse que el argumento en favor de incluir al
consideran como una «respuesta» lo que entregó. implica que este está provisto de determinada caja
Ahora bien: algunas personas podrían decir que la acti­ mientas que contiene conocimientos y habilidad,
vidad de recibir preguntas y «responder» a ellas en chino es­ sentadas de alguna forma) que aplica de acuer(
tá distribuida y que el sistema en su conjunto habita­ indicios, las exigencias que percibe, y los datos y l(
ción, las reglas en la lengua hablada por la persona que está de la situación y la actividad que se llevará a cabo
en ella, el individuo que no habla chino- comprende en co­ supuesto es discutido por Lave (1988) y por otros (
mún el chino. (<<Comprender» significa aquí algo más que plo, el Laboratory ofComparative Human CogniH
sólo tener una representación de algún conocimiento decla­ quienes han desarrollado la idea de la cognición di
rativo; véase Perkins y Simmons, 1988.) No obstante, como sobre la base de que las actividades están ligadas ,
observa Searle, ese sistema conjunto, aunque observa las to a tal punto, y los procesos en juego en una acti'
reglas sintácticas, no entiende el contenido semántico de la tan variables de un contexto social y distribuido a
serie de símbolos que produce; hasta puede no saber que las la distinción entre la «caja de herramientas», el cm::
cadenas consisten en símbolos que representan algo más actividad se vuelve insostenible (compárense la m~
allá de ellos mismos. En palabras de Searle (1984, pág. 31), escolar y la «matemática de la calle»). Así, Lave (
«Si mis pensamientos han de ser acerca de algo, entonces, serva que «algunas personas difieren tanto en s
dades aritméticas en contextos diferentes que reSl
las cadenas deben tener un significado que haga que los
cutibles los límites teóricos entre actividad y conte:
pensamientos sean pensamientos acerca de esas cosas». De
formas cognitivas, corporales y sociales de activid
este modo resulta claro que el sistema, si carece de una com­
información y valor, entre problema y solución» (p
prensión semántica, no comprende nada. Aun cuando la
Esto le plantea dificultades a la tesis que estoy
persona que está en la habitación haya sido provista de otro
-lIando aquí. Una vez que se admite la posibilida
libro que contenga los significados semánticos de los símbo­
una actividad, incluido su conocimiento y los prO(
los, habría sido ese individuo el que podría haber manifesta­ tos que supone, cambia según la situación, puedE
do alguna comprensión, no el «sistema». Los sistemas con­ narse la idea de que algunas cogniciones estén dis

I
juntos pueden compartir la comprensión semántica en el algunas veces. Antes bien, Lave sostiene que en 1
sentido de llegar a significados comunes, pero estos no esta­ ciones típicas de la vida real se emprende un ProCI
rán distribuidos en el sentido de estar «desparramados», nocimiento como parte real de la actividad que SE
<<delegados» o «en medio», según se dijo antes; siempre serán sarrollando en el mundo, y no (sólo) la aplicación (
parte de la mente del individuo. miento y habilidades preexistentes. Dé acuerdo cor
imposible separar los procesos (de resolución de u
ma, por ejemplo) de sus productos o las cognicione:
¿Podemos dejar de referimos a las de manifiesto en la situación de las que se desarro]
representaciones mentales de los individuos? acción, y los elementos estáticos de los elementos d
del pensar. Antes de discutir «la persona» (y por tru
La incorporación de las cogniciones de los individuos en puede o no puede estar distribuido en «ella»), de
las formulaciones teóricas se basa en una distinción entre tirse «la persona que actúa en contextos», donde 1
cogniciones que están «en la cabeza» bajo la forma de repre­ ciones están «distribuidas -desparramadas, no
sentaciones y de procesos aplicados a ellas, y cogniciones das- entre la mente, el cuerpo, la actividad y los
«distribuidas» en el sentido de que aparecen en forma con­ culturalmente organizados (que incluyen a otros
junta. Esta distinción, aunque tradicionalmente se ha res­ (1988, pág. 1). La idea de las cogniciones distribuid

158
~lla según el libro de reglas. No comprende ni a qué petado mucho, puede ser puesta en tela de juicio. Podría en­
e todo el asunto ni por qué quienes están afuera tenderse que el argumento en favor de incluir al individuo
ID como una <<respuesta» lo que entregó. implica que este está provisto de determinada caja de herra­
t bien: algunas personas podrían decir que la acti­ mientas que contiene conocimientos y habilidades (repre­
recibir preguntas y «responder» a ellas en chino es­ sentadas de alguna forma) que aplica de acuerdo con los
mida y que el sistema en su conjunto -la habita­ indicios, las exigencias que percibe, y los datos y los aportes
reglas en la lengua hablada por la persona que está de la situación y la actividad que se llevará a cabo. Pero ese
~l individuo que no habla chino- comprende en co­ supuesto es discutido por Lave (1988) y por otros (por ejem­
:hino. (<<Comprender» significa aquí algo más que plo, el Laboratory ofComparative Human Cognition, 1983),
r una representación de algún conocimiento decla­ quienes han desarrollado la idea de la cognición distribuida
§ase Perkins y Simmons, 1988.) No obstante, como sobre la base de que las actividades están ligadas al contex­
Searle, ese sistema conjunto, aunque observa las to a tal punto, y los procesos en juego en una actividad son
tltácticas, no entiende el contenido semántico de la tan variables de un contexto social y distribuido a otro, que
la distinción entre la «caja de herramientas», el contexto y la
;ímbolos que produce; hasta puede no saber que las
actividad se vuelve insostenible (compárense la matemática
consisten en símbolos que representan algo más
escolar y la «matemática de la calle»). Así, Lave (1988) ob­
llos mismos. En palabras de Searle (1984, pág. 31),
serva que «algunas personas difieren tanto en sus activi­
Jensamientos hall de ser acerca de algo, entonces,
dades aritméticas en contextos diferentes que resultan dis­
tlas deben tener un significado que haga que los cutibles los límites teóricos entre actividad y contexto, entre
entos sean pensamientos acerca de esas cosas». De formas cognitivas, corporales y sociales de actividad, entre
.0 resulta claro que el sistema, si carece de una com­
información y valor, entre problema y solución» (pág. 3).
l semántica, no comprende nada. Aun cuando la
Esto le plantea dificultades a la tesis que estoy desarro­
que está en la habitación haya sido provista de otro llando aquí. Una vez que se admite la posibilidad de que
~ contenga los significados semánticos de los símbo­
una actividad, incluido su conocimiento y los procedimien­
ía sido ese individuo el que podría haber manifesta- . tos que supone, cambia según la situación, puede cuestio­
.a comprensión, no el «sistema». Los sistemas con­ narse la idea de que algunas cogniciones estén distribuidas
ueden compartir la comprensión semántica en el algunas veces. Antes bien, Lave sostiene que en las situa­
le llegar a significados comunes, pero estos no esta­ ciones típicas de la vida real se emprende un proceso de co­
ribuidos en el sentido de estar «desparramados», nocimiento como parte real de la actividad que se está de­
os» o «en medio», según se dijo antes; siempre serán sarrollando en el mundo, y no (sólo) la aplicación de conoci­
la mente del individuo. miento y habilidades preexistentes. De acuerdo con Lave, es
imposible separar los procesos (de resolución de un proble­
ma, por ejemplo) de sus productos o las cogniciones puestas
ws dejar de referirnos a las
de manifiesto en la situación de las que se desarrollan en la
r¿taciones mentales de los individuos?
acción, y los elementos estáticos de los elementos dinámicos
del pensar. Antes de discutir «la persona» (y por tanto lo que
corporación de las cogniciones de los individuos en puede o no puede estar distribuido en «ella»), debe discu­
ulaciones teóricas se basa en una distinción entre tirse «la persona que actúa en contextos», donde las cogni­
les que están «en la cabeza» bajo la forma de repre­ ciones están «distribuidas -desparramadas, no repartí­
nes y de procesos aplicados a ellas, y cogniciones das- entre la mente, el cuerpo, la actividad y los entornos
tidas» en el sentido de que aparecen en forma con­ culturalmente organizados (que incluyen a otros actores)>>
sta distinción, aunque tradicionalmente se ha res­ (1988, pág. 1). La idea de las cogniciones distribuidas repre­

159
senta un traslado de la atención, apartándola de cuestiones juicio el estatuto de las representaciones mental
tales como la referida al modo como se relacionan entre sí var un clavo con un martillo (en tanto opuesto a
las cogniciones distribuidas y las no distribuidas, y pone un martillo), no necesito recurrir a una represeI
mucho el acento en la totalidad de las actividades de la per­ plícita del martillo. Mi posibilidad de actuar pro
sona en situaciones específicas. Como sostiene Pea (en el ca­ familiaridad con el martillear, no con mi conocimi
pítulo 2 de este libro), la inteligencia se realiza y no es una martillo» (pág. 33).
cosa que se posee. En este sentido, las representaciones --el ¿Cuál es, pues, el sitio de la reflexión y de la r,
dominio tradicional del repertorio cognitivo del individuo ción? De acuerdo con Winograd y Flores, la accil
y el «material» sobre el que se operaba mentalmente-- re­ es primaria, y la representación, en el mejor de lo:
sultan, pues, relegadas como menos importantes que las ac­ cundaria: «La representación [es] un fenómen(
ciones situadas y las cogniciones que se construyen in situ. que se produce únicamente cuando hay una ru}:
En verdad, este es un supuesto básico que respalda la acción preocupada. El conocimiento reside en e
perspectiva extrema de las cogniciones distribuidas. Si lo nos sitúa en el mundo, no en representaciones]
que cuenta es la acción situada dentro de la cual las cogni­ (pág. 74). En realidad, cuando se preside una rm
ciones están «desparramadas», y no sólo repartidas, entre está «arrojado en el mundo» y actúa sin mucha TI
los participantes, entonces ¿qué necesidad tenemos del
concepto de representación psicológica? Y si no tenemos ne­
cesidad de las representaciones mentales, entonces la dis­
tinción entre cogniciones que pueden estar distribuidas y
cogniciones que no pueden estarlo, se vuelve irrelevante.
I el momento inmediato; la reflexión puede aparece
cuando uno (re)considera la reunión. «En cierto ¡
tiene una representación de la situación, con ol
bandos en desacuerdo] y propiedades [sus objetivl
nalidades1, pero esa no era la comprensión con 1
Algo parecido sostienen Winograd y Flores (1987) sobre tenía que obrar mientras se desarrollaba» (pág.
la base de la filosofia del biólogo Humberto Maturana y de es, pues. el conocimiento? De acuerdo con esta for:
los filósofos existenciales Hans Georg Gadamer y Martin no es «el depósito de representaciones que puede
Heidegger. No sorprende que esas concepciones se parezcan cadas para su empleo en el razonamiento y que p
al supuesto que está implícitamente en la base de la idea de traducidas en lenguaje» (pág. 73). Antes bien, <.
las cogniciones distribuidas. La tesis de Winograd y Flores miento reside en el ser que nos sitúa en el mund(
(1987) se funda en una visión fenomenológica que rechaza representación reflexiva» (pág. 74).
la distinción entre la persona que percibe (subjetivamente) En eso estriba la afinidad entre la visión exp
algo y el mundo (objetivo) así percibido. Tal concepción, co­ Winograd y Flores (véase también Thompson, 1
múnmente sostenida, es reemplazada por la idea de ser-en­ perspectiva presentada por Pea (1987; véase tam]
el-mundo (el Dasein) o lo que Winograd y Flores, siguiendo pítulo 2 de este libro) y por otros. Pues las dos con
a Heidegger, llaman layecci6n: el estar inserto en una acti­ dejan de considerar al individuo como la unidad ti.
vidad en curso, donde el comportamiento está determinado tal de análisis y lo reemplazan por otra mucho mf
en gran medida por el contexto y por la propia actividad. Se­ el sistema de los individuos en un marco de activic
gún estos autores: «Primariamente tenemos acceso al mun­ cultural y tecnológica. Como señalan Winograd
do a través del compromiso práctico con lo que está a-la-ma­ (1987): .
no; el mundo en el que estamos actuando siempre de ma­
nera no reflexiva. La contemplación distanciada puede ser «La clave de gran parte de lo que hemos estado diciendo
iluminadora, pero también oscurece los fenómenos mismos ba en reconocer la importancia fundamental de pasar d
al aislarlos y categorizarlos» (pág. 32). Si nos centramos en cepción de la comprensión centrada en el individuo a o:
la actividad «preocupada» en lugar de hacerlo en la con­ da en lo social. El conocimiento y la comprensión (...) n
templación distanciada, necesariamente se pone en tela de de operaciones formales realizadas sobre la represent~
tal de un mundo que existe objetivamente. Antes bien,

160
traslado de la atención, apartándola de cuestiones juicio el estatuto de las representaciones mentales. «Al cla­
10 la referida al modo como se relacionan entre sí var un clavo con un martillo (en tanto opuesto a pensar en
iciones distribuidas y las no distribuidas, y pone un martillo), no necesito recurrir a una representación ex­
l acento en la totalidad de las actividades de la per­ plícita del martillo. Mi posibilidad de actuar procede de mi
.ituaciones específicas. Como sostiene Pea (en el ca­ familiaridad con el maitülear, no con mi conocimiento de un
le este libro), la inteligencia se realiza y no es una martillo» (pág. 33).
se posee. En este sentido, las representaciones --el ¿Cuál es, pues, el sitio de la reflexión y de la representa­
tradicional del repertorio cognitivo del individuo ción? De acuerdo con Winograd y Flores, la acción situada
teria1» sobre el que se operaba mentalmente-- re­ es primaria, y la representación, en el mejor de los casos, se­
ues, relegadas como menos importantes que las ac­ cundaria: «La representación [es] un fenómeno derivado
tuadas y las cogniciones que se construyen in situ. que se produce únicamente cuando hay una ruptura de la
~rdad, este es un supuesto básico que respalda la acción preocupada. El conocimiento reside en el ente que
iva extrema de las cogniciones distribuidas. Si lo nos sitúa en el mundo, no en representaciones reflexivas»
ita es la acción situada dentro de la cual las cogni­ (pág. 74). En realidad, cuando se preside una reunión, uno
,tán «desparramadas», y no s6lo repartidas, entre está «arrojado en el mundo» y actúa sin mucha reflexión en
icipantes, entonces ¿qué necesidad tenemos del el momento inmediato; la reflexión puede aparecer después,
I de representación psicológica? Y si no tenemos ne~
cuando uno (re)considera la reunión. "En cierto sentido, se
fe las representaciones mentales, entonces la dis­ tiene una representación de la situación, con objetos [dos
mtre cogniciones que pueden estar distribuidas y bandos en desacuerdo] y propiedades [sus objetivos y perso­
les que no pueden estarlo, se vuelve irrelevante. nalidades], pero esa no era la comprensión con la que uno
parecido sostienen Winograd y Flores (1987) sobre tenía que obrar mientras se desarrollaba» (pág. 35). ¿Qué
le la filosoña del biólogo Humberto Maturana y de es, pues, el conocimiento? De acuerdo con esta forma de ver,
)fos existenciales Hans Georg Gadamer y Martin no es «el depósito de representaciones que pueden ser evo­
ero No sorprende que esas concepciones se'parezcan cadas para su empleo en el razonamiento y que pueden ser
sto que está implícitamente en la base de la idea de traducidas en lenguaje» (pág. 73). Antes bien, «el conoci­
iciones distribuidas. La tesis de Winograd y Flores miento reside en el ser que nos sitúa en el mundo, no en la
;) funda en una visión fenomenológica que rechaza representación reflexiva» (pág. 74).
ción entre la persona que percibe (subjetivamente) En eso estriba la afinidad entre la visión expuesta por
mundo (objetivo) así percibido. Tal concepción, co­ Winograd y Flores (véase también Thompson, 1989), y la
lte sostenida, es reemplazada por la idea de ser-en­ perspectiva presentada por Pea (1987; véase también el ca­
o (el Dasein) o lo que Winograd y Flores, siguiendo pítulo 2 de este libro) y por otros. Pues las dos concepdones
~ger, llaman layecci6n: el estar inserto en una acti­ dejan de considerar al individuo como la unidad fundamen­
, curso, donde el comportamiento está determinado tal de análisis y lo reemplazan por otra mucho más amplia:
medida por el contexto y por la propia actividad. Se­ el sistema de los individuos en un marco de actividad social,
,s autores: «Primariamente tenemos acceso al mun­ cultural y tecnológica. Como señalan Winograd y Flores
'és del compromiso práctico con lo que está a-la-ma­ (1987):
undo en el que estamos actuando siempre de ma­
reflexiva. La contemplación distanciada puede ser «La clave de gran parte de lo que hemos estado diciendo (...) estri­
lora, pero también oscurece los fenómenos mismos ba en reconocer la importancia fundamental de pasar de una con­
los y categorizarlos» (pág. 32). Si nos centramos en cepción de la comprensión centrada en el individuo a otra centra­
da en lo social. El conocimiento y la comprensión (...) no resultan
,dad «preocupada» en lugar de hacerlo en la con­ de operaciones formales realizadas sobre la representación men­
ión distanciada, necesariamente se pone en tela de tal de un mundo que existe objetivamente. Antes bien, surgen de

161
la participación comprometida del individuo en pautas de com­ nea congelada en el tiempo que capta solamente la
portamiento de orientación común insertas en un escenario $0­ proceso. Pues, ¿cómo cambia a lo largo del tiempo
cialmente compartido de preocupaciones, acciones y creencias» conjunto y distribuido? ¿Cómo podemos dar cuent
(pág. 78). servación de que la calidad de los productos de u
social o tecnológico conjunto suele cambiar de una
Pero no todo está perdido para las representaciones, ni otra? Por cierto, «nuestra experiencia del mundo
siquiera en la formulación de Winograd y Flores. Aunque senta como un mosaico de fragmentos sin conexióJ
las relegan a un papel secundario en las acciones cotidia­ (Laboratory of Comparative Human Cognition, :
nas, las admiten de todos modos en aspectos tales como la 340). En la analogía de la abeja frisona antes pres
comprensión de un sistema (social o tecnológico): «Al inter­ conocimiento se encuentra distribuido a 10 largo
actuar con un sistema [técnico], tendemos a tratarlo de la red; pero la introducción de un cambio en ella exig
misma manera como tratamos a organismos: nuestra ope­ en sus componentes: la longitud o la fuerza de un(
ración consiste en alterarlo y observar los resultados, cons­ lo de goma o la posición de alguna de las abejas s1.:\
truyendo poco a poco una comprensión de su comportamien­ pared. Argumentos parecidos surgen del campo (
to» (pág. 95; las bastardillas son mías). Pero esa compren­ pía familiar (Watzlawick, Weakland y Fisch, 1974
sión sólo puede ser almacenada como una representación bio en las instituciones (Weíck, 1979), campos qu
que será puesta: en primer plano cuando una posterior «ac­ enfrentan el problema de tratar con sistemas ce
ción preocupada» de nosotros con el sistema se interrumpa, distribuidos. En ellos, lo mismo que en este caso,
exigiéndonos que meditemos otra vez. Podría esperarse que resulta de modificar las cogniciones o los compor
esa reflexión, basada, como lo está, en representaciones, de uno u otro de los miembros (muy a menudo la E
ejerza al menos cierta (o mucha) influencia en los aconteci­ pragmática), con lo cual se perturba un equilibri<
mientos posteriores en los que estemos «arrojados». Si se tacionario, y eso exige que todos los demás comp<
ven las acciones como una secuencia, y no como una cadena adapten.
de acontecimientos inconexos, no puede menos que conside­ El supuesto que aquí subyace es que los camb:
rarse el papel que desempeñan las representaciones de los ducen, y que la descripción del modo como funcion
individuos. sona más otras, o más herramientas tecnológicas,
terminado momento, no da cuenta de esos cambie
de esto, podemos sostener que, aunque las cognid
¿Es posible explicar el desarrollo de sistemas dan estar distribuidas, y a menudo lo están, la acci
distribuidos sin considerar el desarrollo de los na es en realidad contextual, y aunque la idea he:
individuos? na del estar arrojado en el mundo pueda tener in
ceptual, de todos modos no se trata más que de «el
La cuarta pata de la indagación sobre el papel potencial en un proceso evolutivo en curso: las cogniciones
desempeñado por las cogniciones de los individuos se basa das, la yección y las acciones contextuales intera
en el supuesto de que los sistemas de cogniciones distribui­ aquellos elementos que tradicionalmente les atr
das crecen y se desarrollan. Poner el acento únicamente en la mente del individuo, esto es, el conocimiento y
la índole socialmente (o culturalmente) distribuida de las dad mentalmente representados.
cogniciones sin considerarse los aportes (inputs) del indivi­
duo, la atención exclusiva al aquí y ahora de las acciones si­
tuadas, y el descuido del papel, potencialmente importante,
que desempeñan el conocimiento y las habilidades, da lugar
a una imagen más bien desproporcionada; es una instantá­

162
Jación.comprometida del individuo en pautas de com­ nea congelada en el tiempo que capta solamente la mitad del
.to de orientación común insertas en un escenario so­ proceso. Pues, ¿cómo cambia a lo largo del tiempo el sistema
compartido de preocupaciones, acciones y creencias» conjunto y distribuido? ¿Cómo podemos dar cuenta de la ob­
servación de que la calidad de los productos de un sistema
social o tecnológico conjunto suele cambiar de una ocasión a
lO todo está perdido para las representaciones, ni otra? Por cierto, «nuestra experiencia del mundo no se pre­
m la formulación de Winograd y Flores. Aunque senta como un mosaico de fragmentos sin conexión entre SÍ»
tn a un papel secundario en las acciones cotidia­ (Laboratory of Comparative Human Cognition, 1983, pág.
.d miten de todos modos en aspectos tales como la 340). En la analogía de la abeja frisona antes presentada, el
:ión de un sistema (social o tecnológico): (~inter­ conocimiento se encuentra distribuido a lo largo de toda la
n un sistema [técnico], tendemos a tratarlo de la red; pero la introducción de un cambio en ella exige cambios
anera como tratamos a organismos: nuestra ope­ en sus componentes: la longitud o la fuerza de uno y otro hi­
lsiste en alterarlo y observar los resultados, cons­ lo de goma o la posición de alguna de las abejas sujeta a una
DOCO a poco una comprensión de su comportamien­ pared. Argumentos parecidos surgen del campo de la tera­
;)5; las bastardillas son mías). Pero esa compren­ pia familiar (Watzlawick, Weakland y Fisch, 1974) Yel cam­
puede ser almacenada como una representación bio en las instituciones (Weick, 1979), campos que también
:mesta en primer plano cuando una posterior «ac,:, enfrentan el problema de tratar con sistemas conjuntos y
:upada» de nosotros con el sistema se interrumpa, distribuidos. En ellos, lo mismo que en este caso, el cambio
nos que meditemos otra vez. Podría esperarse que resulta de modificar las cogniciones o los comportamientos
~ón, basada, como lo está, en representaciones, de uno u otro de los miembros (muy a menudo la elección es
nenos cierta (o mucha) influencia en los aconteci­ pragmática), con lo cual se perturba un equilibrio cuasi es­
lOsteriores en los que estemos «arrojados». Si se tacionario, yeso exige que todos los demás componentes se
ciones como una secuencia, y no como una cadena adapten.
~imientos inconexos, no puede menos que <;!onside­ El supuesto que aquí subyace es que los cambios se pro­
apel que desempeñan las representaciones de los ducen, y que la descripción del modo como funciona una per­
3. sona más otras, o más herramientas tecnológicas, en un de­
terminado momento, no da cuenta de esos cambios. A la luz
de esto, podemos sostener que, aunque las cogniciones pue­
':Jle explicar el desarrollo de sistemas dan estar distribuidas, y a menudo lo están, la acción huma­
~dos sin considerar el desarrollo de los na es en realidad contextual, y aunque la idea heideggeria­
:os? na del estar arrojado en el mundo pueda tener interés con­
ceptual, de todos modos no se trata más que de «estaciones»
rta pata de la indagación sobre el papel potencial en un proceso evolutivo en curso: las cogniciones distribui­
.ado por las cogniciones de los individuos se basa das, la yección y las acciones contextuales interactúan con
testo de que los sistemas de cogniciones distribui­ aquellos elementos que tradicionalmente les atribuimos a
l y se desarrollan. Poner el acento únicamente en la mente del individuo, esto es, el conocimiento y la habili­
30cialmente (o culturalmente) distribuida de las dad mentalmente representados.
lS sin considerarse los aportes (inputs) del indivi­
mción exclusiva al aquí y ahora de las acciones si­
::JI descuido del papel, potencialmente importante,
lpeñan el conocimiento y las habilidades, da lugar
gen más bien desproporcionada; es una instantá­

163
¿Cómo interactúan las cogniciones de los den ser estudiadas? William James (1884) rechazl
foque tan extremo, al que llamaba «absolutismo»
individuos y las distribuidas?
do burlonamente que de allí se seguiría que «si alg
Cuatro razones me llevan a la conclusión de que las cog­ miembros, entonces todo el sistema; si no la tot
niciones distribuidas y las cogniciones de los individuos de­ sistema, entonces nada» (págs. 282-3). El filósofo]
ben considerarse en su interacción: hay muchas acciones y llips (1976), al criticar esos enfoques "holistas» p(
muchos casos que no comprenden ninguna distribución de llevan contradicciones paradójicas, proporcion:
cogniciones; existe la posibilidad de que algunas cognicio­ aclaraciones valiosas. Para estudiar un sistema (
nes no puedan ser distribuidas; las representaciones, aun supone que comprende más que la suma de sus pa
cuando reconozcamos (por mi parte, no lo hago) que desem­ indispensable suponer ni a) que sus componentes
peñan sólo una función secundaria, ejercen cierta influen­ teramente determinados por la totalidad del sistE
cia en las acciones cotidianas; y es imposible dar cuenta de ciendo de existencia propia, ni b) que son totalm
los desarrollos de un sistema de cogniciones distribuidas sin pendientes del sistema y se afectan entre sí sÍI
referirse al cambio de las cogniciones de los individuos. Eso, ellos mismos en algunas de sus características, 1
sin embargo, nos coloca ante la cuestión de cómo interac­ todas, a través de la interacción. En términos ID<
túan esos elementos y -una cuestión quizá más básica que tos, la interacción implicaría que si bien los prod
esa- qué entendemos por «interacción». juntos de un sistema cognitivamente distribuido I
Por lo común, {(interacción» alude al hecho de que enti­ plo, un plan de acción diseñado en conjunto) no p
dades independientes se afecten las unas a las otras; el caso plicarse por el funcionamiento de sus componente
arquetípico es el de las bolas de billar que se chocan (Alt­ (los aportes de los miembros del equipo que trazi
man, 1988). Con todo, la idea de cogniciones distribuidas no de todos modos puede verse a cada uno de los par
se basa en eso (por ejemplo, Lave, 1988; Pea, 1987; véase como p()seedor de cualidades propias, algunas de
asimismo Pea, capítulo 2 de este libro). Antes bien, se basa (por ejemplo, los conocimientos especializados) in
en la noción de que el sistema distribuido de cogniciones es la asociación distribuida y son afectadas a su ve~
más que la suma de sus componentes; por tanto, su funcio­ en tanto que otras pueden no recibir esa influenc
namiento no puede entenderse mediante el examen de sus En buena medida, esto se halla en la misma 1
partes aisladas, y el sistema debe examinarse como una to­ que Bandura (1978) ha llamado "determinismo r~
talidad. Los componentes, en la medida en que revisten in­
terés, no interactúan, porque, a diferencia de las bolas de bi­ (,Por sus acciones, las personas desempeñan un papel
llar, no existen como entidades aisladas. Esos supuestos se ción del medio social y de otras circunstancias que SUI
parecen notablemente a la formulación que hizo Dewey de transacciones cotidianas. Así (. ..) el funcionamiento
supone una constante interacción recíproca entre inflUE
las relaciones de transacción:
portamentales, cognitivas y ambientales» (pág. 345).
,<Si la inter-acción es un procedimiento, de modo que sus constitu­
yentes inter-actuantes se instituyen en la investigación como ''he­ Altman, al presentar su enfoque transaccion
chos" separados, cada uno de ellos con independencia de la presen­ estudio del comportamiento humano en un contE
cia de los demás, entonces la '1ransacción es un Hecho, de modo (1988), identifica los diversos componentes de u:
que ninguno de sus constituyentes puede especificarse apropia­ distribuido y la manera como cada uno de ellos
damente como "un hecho" fuera de la especificación de los demás hasta define, a los otros, y es afectado y en partl
constituyentes de la totalidad del problema» (Dewey y Bentley,
por ellos:
1946, pág. 536).
¿Significa eso que el individuo y el sistema distribuido no «No hay, en un acontecimiento, actores aislados; ante,
pueden separarse y que sus influencias recíprocas no pue­ "relaciones actuantes", de modo que las acciones de Ul

164
I

interactúan las cogniciones de los den ser estudiadas? William James (1884) rechazaba un en­
lOS y las distribuidas? foque tan extremo, al que llamaba «absolutismo», señalan­
do burlonamente que de allí se seguiría que <{si alguno de los
o razones me llevan a la conclusión de que las cog­ miembros, entonces todo el sistema; si no la totalidad del
:1istribuidas y las cogniciones de los individuos de­ sistema, entonces nada» (págs. 282-3). El filósofo Denis Phi­
íderarse en su interacción: hay muchas acciones y llips (1976), al criticar esos enfoques {{holistas» porque con­
:asos que no comprenden ninguna distribución de llevan contradicciones paradójicas, proporciona algunas
les; existe la posibilidad de que algunas cognicio­ aclaraciones valiosas. Para estudiar un sistema del cual se
l.edan ser distribuidas; las representaciones, aun supone que comprende más que la suma de sus partes, no es
~conozcamos (por mi parte, no lo hago) que desem­ indispensable suponer ni a) que sus componentes están en­
lo una función secundaria, ejercen cierta influen­ teramente determinados por la totalidad del sistema, care­
: acciones cotidianas; y es imposible dar cuenta de ciendo de existencia propia, ni b) que son totalmente inde­
rollos de un sistema de cogniciones distribuidas sin pendientes del sistema y se afectan entre sí sin cambiar
al cambio de las cogniciones de los individuos. Eso, ellos mismos en algunas de sus características, pero no en
rgo, nos coloca ante la cuestión de cómo interac­ todas, a través de la interacción. En términos más concre­
: elementos y -una cuestión quizá más básica que tos, la interacción implicaría que si bien los productos con­
~ entendemos por «interacción». juntos de un sistema cognitivamente distribuido (por ejem­
común, «interacción» alude al hecho de que enti­ plo, un plan de acción diseñado en conjunto) no pueden ex­
lependientes se afecten las unas a las otras; el caso plicarse por el funcionamiento de sus componentes aislados
co es el de las bolas de billar que se chocan (Alt­ (los aportes de los miembros del equipo que traza el plan),
8). Con todo, la idea de cogniciones distribuidas no de todos modos puede verse a cada uno de los participantes
n eso (por ejemplo, Lave, 1988; Pea, 1987; véase como poseedor de cualidades propias, algunas de las cuales
,Pea, capítulo 2 de este libro). Antes bien, se basa (por ejemplo, los conocimientos especializados) ingresan en
ión de que el sistema distribuido de cogniciones es la asociación distribuida y son afectadas a su vez por esta,
la suma de sus componentes; por tanto, su funcio­ en tanto que otras pueden no recibir esa influencia.
, no puede entenderse mediante el examen de sus En buena medida, esto se halla en la misma línea de lo
¡ladas, y el sistema debe examinarse como una to­ que Bandura (1978) ha llamado {{determinismo recíproco»:
.os componentes, en la medida en que revisten in­
:nteractúan, porque, a diferencia de las bolas de bi­ "Por sus acciones, las personas desempeñan un papel en la crea­
asten como entidades aisladas. Esos supuestos se ción del medio social y de otras circunstancias que surgen en sus
lOtablemente a la formulación que hizo Dewey de transacciones cotidianas. Así (. ..) el funcionamiento psicológico
:mes de transacción: supone una constante interacción recíproca entre influencias com­
portamentales, cognitivas y ambientales» (pág. 345).
~-acción es un procedimiento, de modo que sus constitu­
~r-actuantes se instituyen en la investigación como "he­ Altman, al presentar su enfoque transaccional para el
rados, cada uno de ellos con independencia de la presen­ estudio del comportamiento humano en un contexto social
:lemás, entonces la Transacción es un Hecho, de modo (1988), identifica los diversos componentes de un sistema
no de sus constituyentes puede especificarse apropia­ distribuido y la manera como cada uno de ellos afecta, y
omo "un hecho" fuera de la especificación de los demás
hasta define, a los otros, y es afectado y en parte definido
ntes de la totalidad del problema» (Dewey y Bentley,
536). por ellos:

fica eso que el individuo y el sistema distribuido no «No hay, en un acontecimiento, actores aislados; antes bien, hay
~pararse y que sus influencias recíprocas no pue- "relaciones actuantes", de modo que las acciones de una persona

165
sólo pueden ser descriptas y entendidas en relación con las accio­ totípico de cogniciones distribuidas entre los jóve
nes de las otras personas y en relación con las circunstancias tem­
tores y una herramienta semiinteligente. Es cla
porales y de la situación en las que los actores participan» (Altman
y Rogoff, 1987, pág. 24).

Sin embargo, al presentar su investigación con grupos


A3
aislados durante períodos que abarcan entre cuatro y diez
días en términos de territorialidad, rendimiento, revelación
de secretos y otros comportamientos,Altman (1988) observa A2
que esos estudios «ponían el mismo acento en las unidades Al
sociales y en los procesos psicológicos, permitiendo pasar Cogniciones
del énfasis en una unidad social al acento en los procesos de los
psicológicos, según cómo se deseara considerar los resulta­ individuos
comprometidas en ...
dos» (pág. 270). En otras palabras, si bien puede optarse por
estudiar un conglomerado tratando sus elementos como si Figura 4.1. Las relaciones recíprocas entre las cogniciones d
no pudieran distinguirse, también puede separarse el con­ duos y las cogniciones distribuidas.
junto en sus unidades interactuantes y estudiarlas en sus
cualidades propias.
calidad de la escritura mejora mientras los estudi
Me propongo adoptar la idea de influencias recíprocas a
plean la herramienta. Pero esta actividad tambié
la manera de Phillips, Bandura y Altman como modelo de la
terminados residuos cognitivos bajo la forma de u
interacción (o transacción) entre las cogniciones de los indi­
miento de la capacidad de autorregularse (o, al mE
viduos y las cogniciones distribuidas. Esa interacción recí­
tendencia a hacerlo) como si se tratara de la guía
proca se produce dentro de actividades en que las cognicio­
trada por la herramienta. Eso lleva a que mejore 1
nes son compartidas. Esas actividades permiten que las ha­ ra de monografias aun cuando no se utilice la he]
bilidades de los individuos participen en situaciones distri­ (Zellermayer, Salomon, Globerson y Givon, 19~
buidas, como la asociación intelectual (véanse Moll et al.,
mente podemos imaginarnos que esos estudiant
capítulo 5, y Brown et al., capítulo 7 de este libro), y también plear una herramienta más avanzada que les pr
proporcionan la oportunidad para la práctica de habilidades una guía de nivel superior, escribirán monografial
(por ejemplo, Scribner y Cole, 1981). La hipótesis general calidad, lo cual puede favorecer la evolución de s
sería, concretamente, que los «componentes» interactúan el dades relacionadas con la escritura.
uno con el otro en forma espiralada, y que los aportes de los La idea de un desarrollo en forma de espiral
individuos, a través de sus actividades en colaboración, cual las cogniciones distribuidas (o, al menos, cul1
afectan la naturaleza del sistema conjunto y distribuido, el te compartidas) y las competencias «individualeE
cual a su vez afecta las cogniciones de aquellós, de manera uno se desarrollan en relación recíproca, tiene pa
que su participación posterior se ve modificada, lo que re­ campos de estudio afines. Considérese, por ejemp
sulta en una posterior modificación de las actuaciones y los de Goody (1977) respecto de que el desarrollo de 1
productos conjuntos (figura 4.1). . de comunicación afecta los modos de pensar. Segú
Considérese, a título de ejemplo, la manera como los es­ tor, el proceso tiene forma de espiral. Las nuevas 1
tudiantes universitarios más jóvenes utilizan sus habilida­ des que permiten los sistemas de escritura transfi
des iniciales para la escritura de monografias con una he­ procesos cognitivos, los cuales, a su vez, afectan la:
rramienta computacional que les proporciona una guía: el actividades relacionadas con la lectura y la escrit
Writing Partner [Socio de escritura]. Este es un caso pro­ tas conducen a su vez al desarrollo de medios de (

166
ln ser descriptas y entendidas en relación con las accio­ totípico de cogniciones distribuidas entre los jóvenes escri­
otras personas y en relación con las circunstancias tem­ tores y una herramienta semiinteligente. Es claro que la
le la situación en las que los actores participaI1>' (Altman
.987, pág. 24). --- B3

nbargo, al presentar su investigación con grupos B2


AS
iurante períodos que abarcan entre cuatro y diez
¡rminos de territorialidad, rendimiento, revelación
)s y otros comportamientos,Altman (1988) observa A2 BI
Actividades
estudios «ponían el mismo acento en las unidades Al que aportan
T en los procesos psicológicos, permitiendo pasar Cogniciones cogniciones
is en una unidad social al acento en los procesos de los distribuidas
individuos
:os, según cómo se deseara considerar los resulta­ comprometidas en , ..
. 270). En otras palabras, si bien puede optarse por
un conglomerado tratando sus elementos como si Figura 4.1, Las relaciones recíprocas entre las cogniciones de los indivi­
~an distinguirse, también puede separarse el con­ duos y las cogniciones distribuidas.
sus unidades interactuantes y estudiarlas en sus
~s propias.
calidad de la escritura mejora mientras los estudiantes em­
opongo adoptar la idea de influencias recíprocas a plean la herramienta. Pero esta actividad también deja de­
i de Phillips, Bandura y Altman como modelo de la
terminados residuos cognitivos bajo la forma de un mejora­
in (o transacción) entre las cogniciones de los indi­ miento de la capacidad de autorregularse (o, al menos, de la
las cogniciones distribuidas. Esa interacción recí­ tendencia a hacerlo) como si se tratara de la guia suminis­
)roduce dentro de actividades en que las cognicio­ trada por la herramienta. Eso lleva a que mejore la escritu­
)mpartidas. Esas actividades permiten que las ha­ ra de monografias aun cuando no se utilice la herramienta
de los individuos participen en situaciones distri­ (Zellermayer, Salomon, Globerson y Givon, 1991). Fácil­
lmo la asociación intelectual (véanse Moll et al., mente podemos imaginarnos que esos estudiantes, al em­
i, y Brown et al., capítulo 7 de este libro), y también plear una herramienta más avanzada que les proporcione
nan la oportunidad para la práctica de habilidades una guia de nivel superior, escribirán monografias de mejor
.plo, Scribner y Cole, 1981). La hipótesis general calidad, lo cual puede favorecer la evolución de sus habili­
cretamente, que los «componentes» interactúan el dades relacionadas con la escritura. '
Lotro en forma espiralada, y que los aportes de los La idea de un desarrollo en forma de espiral según el
IS, a través de sus actividades en colaboración, cual las cogniciones distribuidas (o, al menos, culturalmen­
l naturaleza del sistema conjunto y distribuido, el te compartidas) y las competencias «individuales» de cada
vez afecta las cogniciones de aquellos, de manera uno se desarrollan en relación recíproca, tiene paralelos en
trticipación posterior se ve modificada, lo que re­ campos de estudio afines. Considérese, por ejemplo, la idea
ma posterior modificación de las actuaciones y los de Goody (1977) respecto de que el desarrollo de los medios
: conjuntos (figura 4.1). de comunicación afecta los modos de pensar. Según este au­
Lérese, a título de ejemplo, la manera como los es­ tor, el proceso tiene forma de espiral. Las nuevas posibilida­
universitarios más jóvenes utilizan sus habilida­ des que permiten los sistemas de escritura transforman los
les para la escritura de monografias con una he­ procesos cognitivos, los cuales, a su vez, afectan las diversas
:t computacional que les proporciona una guia: el actividades relacionadas con la lectura y la escritura, y es­
'artner (Socio de escritura]. Este es un caso pro­ tas conducen a su vez al desarrollo de medios de comunica­

167
ción aun más poderosos. De igual manera, Bolter (1984) En el fondo de esta concepción de las relacioIl
postula influencias recíprocas entre las tecnologías que una cas está la expectativa de que la asociación con,
cultura llega a considerar como «tecnologías definitorias» artefactos culturales cambiará a lo largo del tiE
(por ejemplo, el reloj, la computadora), las metáforas com­ cambio tiene la apariencia de estar distribuido, p
partidas a las que esas tecnologías conducen (el hombre co­ lidad se produce primero en la mente de los partic
mo una obra de relojería de Dios, la mente como una máqui­ cual lleva a que cambie la calidad del desempeñ
na computarizada), y las formas de empleo de la tecnología posterior y de sus productos. Los participantes aJ
que permiten esas metáforas (el uso de la computadora pa­ modo de utilizar la tecnología de manera más el
ra simular el comportamiento de un paciente paranoico; terrogarse y a guiarse los unos a los otros de m~
Colby, 1981). hábil durante la enseñanza común, a lograr más <i
Gigerenzer (1991) hace una afirmación parecida en rela­ tructor de modelos computarizado, y cosas pareci(
ción con el modo como se hacen los descubrimientos cientí­ decirse que la asociación en la cual están distriJ
ficos, según lo que él denominó la heurística «de la herra­ cogniciones deja residuos cognitivos bajo la form:
mienta a la teoría»: res competencias, lo que afecta las actividades di:
«La estadística inferencial (. ..) proveyó de gran parte de las nue­ posteriores.
vas ideas acerca de los procesos mentales que han impulsado la Las comprobaciones tienden a avalar esta af
llamada revoluci6n cognitiva desde la década de 1960. Las teorías Por ejemplo, Campione, Brown, Reeve, Ferrara y
de la cognición fueron depuradas de términos como restructioning (1991) descubrieron que la enseñanza recíproca e
e insight, y se ha llegado a trazar una imagen de la nueva mente da lugar a residuos cognitivos que pueden mar
que toma muestras azarosas de las fibras nerviosas, computa pro­ más tarde en una mejora en el rendimiento en Otl
babilidades, calcula análisis de variancia, establece criterios de Del mismo modo, la investigación hecha por SalOl
decisión y realiza análisis de utilidad" (pág. 255). berson y Guterman (1990) y por Zellermayer et al.
Pero el proceso no se da sólo de la herramienta a la teo­ puesto de manifiesto que la asociación con herr
ría; también ocurre en sentido inverso: la nueva concepción computacionales especialmente diseñadas que ¡:
de la mente como un estadístico intuitivo ha influido en el nan una guía constante como la que podría ofrece1
tipo de experimentos diseñados, en el tipo de datos que se sona experimentada, incide en la capacidad que E
reúnen y en el tipo de nuevos procedimientos estadísticos escritor tiene de guiarse a sí mismo, con lo que ini
que se elaboran. Un proceso recíproco, en verdad. a poco en la forma como sus cogniciones se distri
Los procesos recíprocos, en forma de espiral, que acaba­ asociaciones posteriores.
mos de describir, pueden servir como aproximaciones a lo Este argumento no resuelve el debate entre 1
que bien podrían ser las interrelaciones de las cogniciones ción tradicional, que pone el acento en el desarroll(
distribuidas y las no distribuidas. En realidad, esto se de­ raciones y las competencias de los individuos soli
riva directamente de los escritos de Vigotsky. Puesto que Vi­ concepción más radical de las cogniciones distribu
gotsky (1978), a la vez que puso mucho el acento enla natu­ tes bien, lo elimina, al sostener que, si el desarroU
raleza socialmente distribuida de las cogniciones, vio en ello cimiento no deben considerarse sólo como una f
también un instrumento para cultivar las competencias del instantánea de un momento aislado, entonces no
individuo: tomarse en cuenta las competencias solistas sin c(
las actividades que comprenden cogniciones distri}
«~o •• el aprendizaje despierta una variedad de procesos evolutivos
tomarse en cuenta las cogniciones distribuidas sÍll
que son capaces de operar sólo cuando el niño interactúa con per­
rar sus posibles residuos cognitivos.
sonas de su entorno y en colaboración con sus pares. Cuando esos
procesos se han intemalizado, pasan a ser parte de sus logros evo­ En resumen, la tesis según la cual Iás represe1
lutivos independientes» (pág. 90). de los individuos explican totalmente su activida4

168
más poderosos. De igual manera, Bolter (1984) En el fondo de esta concepción de las relaciones recípro­
fluencias recíprocas entre las tecnologías que una cas está la expectativa de que la asociación con otros o con
aga a considerar como «tecnologías definitorias» artefactos culturales cambiará a lo largo del tiempo. Este
¡llo, el reloj, la computadora), las metáforas com­ cambio tiene la apariencia de estar distribuido, pero en rea­
, las que esas tecnologías conducen (el hombre co­ lidad se produce primero en la mente de los participantes, lo
Ira de relojería de Dios, la mente como una máqui­ cual lleva a que cambie la calidad del desempeño conjunto
tarizada), y las formas de empleo de la tecnología posterior y de sus productos. Los participantes aprenden el
lten esas metáforas (el uso de la computadora pa­ modo de utilizar la tecnología de manera más eficaz, a in­
,r el comportamiento de un paciente paranoico; terrogarse y a guiarse los unos a los otros de manera más
\1). hábil durante la enseñanza común, a lograr más de un cons­
nzer (1991) hace una afirmación parecida en rela­ tructor de modelos computarizado, y cosas parecidas. Puede
1 modo como se hacen los descubrimientos cientí­ decirse que la asociación en la cual están distribuidas las
in lo que él denominó la heurística «de la herra­ cogniciones deja residuos cognitivos bajo la forma de mejo­
la teoría»: res competencias, lo que afecta las actividades distribuidas
ltica inferencial (. ..) provey6 de gran parte de las nue­
posteriores.
lcerca de los procesos mentales que han impulsado la Las comprobaciones tienden a avalar esta afirmación.
voluci6n cognitiva desde la década de 1960. Las teorías Por ejemplo, Campione, Brown, Reeve, Ferrara y Palincsar
~ión fueron depuradas de términos como restructioning (1991) descubrieron que la enseñanza recíproca en un área
. se ha llegado a trazar una imagen de la nueva mente da lugar a residuos cognitivos que pueden manifestarse
Iluestras azarosas de las fibras nerviosas, computa pro­ más tarde en una mejora en el rendimiento en otras áreas.
s, calcula análisis de variancia, establece criterios de Del mismo modo, la investigación hecha por Salomon, Glo­
realiza análisis de utilidad» (pág. 255). berson y Guterman (1990) y por Zellermayer et al. (1991) ha
l proceso no se da sólo de la herramienta a la teo­ puesto de manifiesto que la asociación con herramientas
,én ocurre en sentido inverso: la nueva concepción computacionales especialmente diseñadas que proporcio­
.te como un estadístico intuitivo ha influido en el nan una guía constante como la que podría ofrecer una per­
:perimentos diseñados, en el tipo de datos que se sona experimentada, incide en la capacidad que el lector o
en el tipo de nuevos procedimientos estadísticos escritor tiene de guiarse a sí mismo, con lo que influye poco
,boran. Un proceso recíproco, en verdad. a poco en la forma como sus cogniciones se distribuyen en
[)Cesos recíprocos, en forma de espiral, que acaba­ asociaciones posteriores.
lscribir, pueden servir como aproximaciones a.lo Este argumento no resuelve el debate entre la concep­
~odrían ser las interrelaciones de las cogniciones ción tradicional, que pone el acento en el desarrollo, las ope­
,as y las no distribuidas. En realidad, esto se ,de­ raciones y las competencias de los individuos solistas, y la
Gamente de los escritos de Vigotsky. Puesto que Vi­ concepción más radical de las cogniciones distribuidas. An­
178), a la vez que puso mucho el acento en la natu­ tes bien, lo elimina, al sostener que, si el desarrollo y el cre­
ialmente distribuida de las cogniciones, vio en ello cimiento no deben considerarse sólo como una fotografía
Lll instrumento para cultivar las competencias del instantánea de un momento aislado, entonces no deberían
tomarse en cuenta las competencias solistas sin considerar
las actividades que comprenden cogniciones distribuidas, ni
mdizaje despierta una variedad de procesos evolutivos tomarse en cuenta las cogniciones distribuidas sin conside­
:laces de operar sólo cuando el niño interactúa con per­ rar sus posibles residuos cognitivos.
1 entorno y en colaboración con sus pares. Cuando esos
En resumen, la tesis según la cual las representaciones
,han internalizado, pasan a ser parte de sus logros evo­
ependientes» (pág. 90). de los individuos explican totalmente su actividad intelec­

169
tual es una especie de exageración, lo mismo que la tesis de dividuo, lo segundo se vincula con la estructura I
que la asociación con herramientas y con pares explica por dad cuando se dispone de las herramientas y de 1
completo la cualidad del proceso, o que la propia actividad tes sociales para las cogniciones distribuidas. A
lo explica cabalmente. En el proceso participan, de manera derar los sistemas de escritura, Cole y Griffin (l
interactiva, diferentes factores, aunque su influencia espe­ nían: «La idea de que los sistemas de escritura J
cífica puede variar en diversas circunstancias. En ausencia las en el mundo moderno constituyen herramie
de oportunidades para una asociación intelectual sustan­ rales que amplían la mente, ha resultado inadel
cial, dominarán las representaciones, la capacidad yJas exi­ representar las transformaciones de la actividac
gencias del solista; en presencia de una actividad bien en­ na la cultura escrita» (pág. 362).
sayada, dominarán la asociación y la competencia sociales o No se puede negar la validez de esta afirm:
tecnológicas; y en presencia de una herramienta poderosa puede sostenerse, como antes, que no describe 1
que se ocupe de pensar para el individuo o con él, dominará de la imagen de la asociación mediante la distril
la herramienta. nitiva. A:fin de entablar una asociación intele(
útil con sus pares o con herramientas computaci
que las actividades propias puedan experiment~
maciones -transformaciones que se producen Il
Cuestionamiento de la visión interactiva distribución de cogniciones-, deben tenerse det
competencias e inclinaciones que se desarrollen.
Sin embargo, la concepción presentada aquí se basa to­ la práctica que proporciona la asociación. La co:
davía en una distinción entre el individuo y su entorno, cen­ como señala Olson (1986), es «un producto de la r
trándose, entre otras cosas, en el residuo cognitivo que la ac­ tre las estructuras de la mente y las propiedades
tividad distribuida deja en aquel. Pero ese enfoque puede nologías del intelecto"» (pág. 351).
ser puesto en tela de juicio basándose en que lo importante Esas competencias, que se ponen en juego I
no es lo que los individuos han aprendido a hacer solos, sino operación realizada con herramientas proporci(
más bien el modo como la asociación, a través de las cogni­ la cultura o durante la asociación con pares, p
ciones distribuidas, modifica lo que hacen y el modo en que muy específicas: se generan a raíz de los requerí:
lo hacen. Como lo han observado Olson, Torrance y Hild­ la actividad distribuida y consecuentemente pUl
yard (1985) en relación con la cultura escrita: «Es erróneo mentar su cualidad. En ausencia de cambios en e
concebir la cultura escrita en ténninos de consecuencias. Lo tencias, la transformación de actividades se ve
que importa es lo que las personas hacen con la cultura es­ Esas transformaciones -la capacidad de pensa
crita, y no lo que esta les hace a las personas» (pág. 15). mente sin depender tanto de la memoria (cambi.
Cole y Griffin (1980), al plantear esta cuestión, formula­ do por la imprenta) o la capacidad de constru:
ron la tesis de que, si bien los artefactos culturales, sobre to­ multivariables cada vez más complejos (ocasion~
do los que se relacionan con la cultura escrita, pueden dejar herramientas computacionales semiinteligentel
algunos residuos cognitivos, esos son en realidad muy mo­ <irían producirse sin el dominio creciente de los
destos en comparación con los cambios producidos en la ma­ sobre las habilidades y el conocimiento específil
nera de obrar de las personas que manejan las técnicas de quiere la actividad distribuida. En ausencia de
lectoescritura. Para utilizar una distinción presentada por bios en las competencias del individuo, la cualid~
Salomon, Perkins y Globerson (1991), el acento se traslada tividad distribuida no puede modificarse. ¿Qué d
de la búsqueda de los efectos de las actividades distribuidas, individuos que delegan parte de su procesamient
a la búsqueda de los efectos con ellas. Mientras que lo pri­ en un sistema experto computarizado sin haber a
mero se refiere a los residuos cognitivos en la mente del in­ suministrarle los datos básicos o a leer correcta

170
na especie de exageración, lo mismo que la tesis de dividuo, lo segundo se vincula con la estructura de la activi­
¡ociación con herramientas y con pares explica por dad cuando se dispone de las herramientas y de los ambien­
, la cualidad del proceso, o que la propia actividad tes sociales para las cogniciones distribuidas. Así, al consi­
l cabalmente. En el proceso participan, de manera derar los sistemas de escritura, Cole y Griffin (1980) soste­
V'a, diferentes factores, aunque su influencia espe­ nían: «La idea de que los sistemas de escritura y sus secue­
~de variar en diversas circunstancias. En ausencia las en el mundo moderno constituyen herramientas cultu­
midades para una asociación intelectual sustan­ rales que amplían la mente, ha resultado inadecuada para
inarán las representaciones, la capacidad y;las exi­ representar las transformaciones de la actividad que origi­
lel solista; en presencia de una actividad bien en­ na la cultura escrita» (pág. 362).
lominarán la asociación y la competencia sociales o No se puede negar la validez de esta afirmación, pero
cas; y en presencia de una herramienta poderosa puede sostenerse, como antes, que no describe la totalidad
upe de pensar para el individuo o con él, dominará de la imagen de la asociación mediante la distribución cog­
menta. nitiva. A fin de entablar una asociación intelectualmente
útil con sus pares o con herramientas computacionales y de
que las actividades propias puedan experimentar transfor­
maciones -transformaciones que se producen mediante la
w,miento de la visión interactiva distribución de cogniciones-, deben tenerse determinadas
competencias e inclinaciones que se desarrollen a través de
nbargo, la concepción presentada aquí se basa to­ la práctica que proporciona la asociación. La competencia,
Lllla distinción entre el individuo y su entorno, cen­ como señala Olson (1986), es «un producto de la relación en­
entre otras cosas, en el residuo cognitivo que la ac­ tre las estructuras de la mente y las propiedades de las "tec­
istribuida deja en aquel. Pero ese enfoque puede nologías del intelecto"» (pág. 351).
o en tela de juicio basándose en que lo importante Esas competencias, que se ponen en juego durante la
Ile los individuos han aprendido a hacer solos, sino operación realizada con herramientas proporcionadas por
el modo como la asociación, a través de las cogni­ la cultura o durante la asociación con pares, podrían ser
¡tribuidas, modifica lo que hacen y el modo en que muy específicas: se generan a raíz de los requerimientos de
Como lo han observado Olson, Torrance y Hild­ la actividad distribuida y consecuentemente pueden incre­
,5) en relación con la cultura escrita: «Es erróneo mentar su cualidad. En ausencia de cambios en esas compe­
a cultura escrita en términos de consecuencias. Lo tencias, la transformación de actividades se ve frustrada.
rta es lo que las personas hacen con la cultura es­ Esas transformaciones -la capacidad de pensar racional­
)lo que esta les hace a las personas» (pág. 15). mente sin depender tanto de la memoria (cambio ocasiona­
Griffin (1980), al plantear esta cuestión, formula­ do por la imprenta) o la capacidad de construir modelos
s de que, si bien los artefactos culturales, sobre to­ multivariables cada vez más complejos (ocasionada por las
se relacionan con la cultura escrita, pueden dejar herramientas computacionales semiinteligentes)- no po­
asiduos cognitivos, esos son en realidad muy mo­
comparación con los cambios producidos en la ma­
)rar de las personas que manejan las técnicas de
;ura. Para utilizar una distinción presentada por
Perkins y Globerson (1991), el acento se traslada
¡
f
drían producirse sin el dominio creciente de los individuos
sobre las habilidades y el conocimiento específicos que re­
quiere la actividad distribuida. En ausencia de tales cam­
bios en las competencias del individuo, la cualidad de la ac­
tividad distribuida no puede modificarse. ¿Qué diríamos de
ueda de los efectos de las actividades distribuidas,
leda de los efectos con ellas. Mientras que lo pri­
diere a los residuos cognitivos en la mente del in­ i individuos que delegan parte de su procesamiento cognitivo
en un sistema experto computarizado sin haber aprendido a
suministrarle los datos básicos o a leer correctamente sus

171
resultados o productos; sin haber aprendido a dudar de la herramienta computacional, puede formar habil
precisión del sistema o sin dominar la habilidad necesaria son marcadamente específicas de la herramient
para ponderar las posibilidades que el sistema ofrece? tuación (Mandinach, 1989). Con todo, cuando 12
Pero hay un elemento importante que Cole y Griffin des de construcción de modelos y de empleo de ]
(1980) ponen de relieve: el papel de los contextos culturales tas se integran en las actividades escolares cot
y sociales en los que se desarrollan las actividades, sobre to­ las percibe como socialmente importantes y signi
do las distribuidas. Es interesante advertir el importante por tanto, las destrezas que se desarrollan mee
papel que Goody, (1977), Bolter (1984) Gigerenzer (1991) y actividades distribuidas pueden volverse muc]
Weick (1979) le atribuyen a la participación cultural de las nerales e ingresar de ese modo en una gama máf
cogniciones (no necesariamente en su distribución, en el acciones compartidas.
sentido ya señalado). Las tecnologías que afectan a la men­
te y cuyo empleo es afectado en consecuencia, tienen el ca­
rácter de «tecnologías definitorias» (Bolter, 1984). Y las he­
rramientas científicas, para afectar el desarrollo de la teo­ Consecuencias educativas
ría, tienen que institucionalizarse (Gigerenzer, 1991). Las
tecnologías que no han alcanzado la condición de «definito­ La concepción de las cogniciones distribuida!
rias» o que no han sido «institucionalizadas», no tienen esa da aquí se basa en la idea de las interacciones re
incidencia. La teoría de Heider, fundada como lo estaba en desarrolladas en espiral, entre las cogniciones d€
una metáfora estadística del análisis factorial, no encontró duos y las cogniciones social y tecnológicamentE
aceptación porque no se institucionalizó entre los psicólogos das. Se siguen de ella dos consecuencias para la
experimentales. Sin embargo, la misma teoría tuvo poco Primero, una consecuencia que atañe a los fines
después una amplia difusión a través del modelo estadístico de la educación tan pronto como se han reconoci
ANOVA de Harold Kelly, que gozaba de gran respeto (Gige­ meno y la importancia de las cogniciones distri
renzer, 1991). segundo lugar, una derivación que atañe al dise]
Scribner y Cole (1981), tras hallar sólo efectos cognitivos de las actividades de aprendizaje distribuidas,
muy específicos de la cultura escrita vai (una enseñanza no las que incluyen herramientas computacionales.
acompañada por la escolaridad), afirmaron: «Cuando la tec­
nología de una sociedad se torna más compleja y se integra
más íntimamente en los problemas mundiales, cabe espe­ Metas educativas
rar que el número y la variedad de las prácticas de lectura y
escritura se incrementen, produciendo nuevas habilidades Mi punto de partida se basa en un artículo d
o versiones más complejas de las antiguas» (pág. 258). mundo que cambia rápidamente, uno de los resu
La extrapolación de estas consideraciones y de estas con­ decisivos que se esperan de la educación es la ca
jeturas puede sugerir una modificación del modelo interac­ los alumnos para manejar situaciones nuevas J
tivo que he presentado antes. Si una actividad, que se desa­ nuevos desafios intelectuales. Ello incluiría la ca
rrolla en forma distribuida, logra aceptación social, difusión delegar tareas intelectuales en el entorno teeno:
y se torna más variada (por ejemplo, la enseñanza recíproca cial, lo mismo que otras competencias, distribuil
que se propaga a una variedad de actividades grupales fre­ nor grado, cuyo desarrollo resulta de la asociad
cuentes en el aula escolar), cabe esperar que las habilidades tual que proporcionan las situaciones de cog¡
y las prácticas que concita se vuelvan más generales y sir­ tribuida.
van asimismo para otras actividades. Así, la actividad dis­ La idea de inteligencia distribuida, según la
tribuida de construir modelos hipotéticos con una poderosa sus defensores más entusiastas; pone el acento

172
3 O productos; sin haber aprendido a dudar de la herramienta computacional, puede formar habilidades que
del sistema o sin dominar la habilidad necesaria son marcadamente específicas de la herramienta o de la si­
.erar las posibilidades que el sistema ofrece? tuación (Mandinach, 1989). Con todo, cuando las Activida­
.ay un elemento importante que Cole y Gríffin des de construcción de modelos y de empleo de herramien­
len de relieve: el papel de los contextos culturales tas se integran en las actividades escolares cotidianas, se
en los que se desarrollan las actividades, sobre to­ las percibe como socialmente importantes y significativas y,
lribuidas. Es interesante advertir el importante por tanto, las destrezas que se desarrollan mediante esas
Goody, (1977), Bolter (1984) Gigerenzer (1991) y actividades distribuidas pueden volverse mucho más ge­
79) le atribuyen a la participación cultural de las nerales e ingresar de ese modo en una gama más amplia de
3S (no necesariamente en su distribución, en el acciones compartidas .
. señalado). Las tecnologías que afectan a la men­
~mpleo es afectado en consecuencia, tienen el ca­
,tecnologías definitorias» (Bolter, 1984). Y las he­
s científicas, para afectar el desarrollo de la teo­ Consecuencias educativas
l que institucionalizarse (Gigerenzer, 1991). Las
s que no han alcanzado la condición de «definito­ La concepción de las cogniciones distribuidas presenta­
~ no han sido «institucionalizadas», no tienen esa da aquí se basa en la idea de las interacciones recíprocas, y
. La teoría de Heider, fundada como lo estaba en desarrolladas en espiral, entre las cogniciones de los indivi­
ora estadística del análisis factorial, no encontró duos y las cogniciones social y tecnológicamente distribui­
l porque no se institucionalizó entre los psicólogos das. Se siguen de ella dos consecuencias para la educación.
ltales. Sin embargo, la misma teoría tuvo poco Primero, una consecuencia que atañe a los fines cognitivos
la amplia difusión a través del modelo estadístico de la educación tan pronto como se han reconocido el fenó­
l Harold Kelly, que gozaba de gran respeto (Gige­ meno y la importancia de las cogniciones distribuidas; en
H). segundo lugar, una derivación que atañe al diseño deseado
lr y Cole (1981), tras hallar sólo efectos cognitivos de las actividades de aprendizaje distribuidas, sobre todo
íficos de la cultura escrita vai (una enseñanza no las que incluyen herramientas computacionales.
da por la escolaridad), afirmaron: "Cuando la tec­
una sociedad se torna más compleja y se integra
amente en los problemas mundiales, cabe espe­ Metas educativas
lúmero y la variedad de las prácticas de lectura y
le incrementen, produciendo nuevas habilidades' Mi punto de partida se basa en un artículo de fe: en un
3 más complejas de las antiguas» (pág. 258). mundo que cambia rápidamente, uno de los resultados más
apolación de estas consideraciones y de estas con­ decisivos que se esperan de la educación es la capacidad de
ade sugerir una modificación del modelo interac-' los alumnos para manejar situaciones nuevas y enfrentar
! presentado antes. Si una actividad, que se desa.: nuevos desafios intelectuales. Ello incluiría la capacidad de
rma distribuida, logra aceptación social, difusión delegar tareas intelectuales en el entorno tecnológico y so­
nás variada (por ejemplo, la enseñanza recíproca cial, lo mismo que otras competencias, distribuidas en me­
laga a una variedad de actividades grupales fre­ nor grado, cuyo desarrollo resulta de la asociación intelec­
el aula escolar), cabe esperar que las habilidades tual que proporcionan las situaciones de cognición dis­
icas que concita se vuelvan más generales y sir­ tribuida.
mo para otras actividades. Así, la actividad dis­ La idea de inteligencia distribuida, según la presentan
! construir modelos hipotéticos con una poderosa sus defensores más entusiastas, pone el acento principal­

173
mente en el rendimiento de un sistema conjunto de indivi­ el caso de que se haya cruzado el río mediante UJ
duos y pares o artefactos culturales. Privilegia el desempeño perinteligente» provisto de aparatos que guíer
e intenta dar cuenta de él con referencia al determinismo si­ camente la navegación y sensores que permitru
tuacional. En este sentido, pertenece a lo que Saloman et al. 1 correntadas. Podríamos delegar todas nuestras .
(1991) han llamado los efectos con una tecnología o con un de navegación en los mecanismos del barco. PE

I
sistema social. La tesis es que, puesto que una parte tan del veloz ritmo a que cambian el paisaje y la
grande de nuestJ;a actividad cognitiva se desarrolla me­ ¿qué haríamos si nos enfrentáramos con un tra
diante su delegación en el mundo cultural, tecnológico y so­ completamente inesperado de pantanos? ¿Es¡:
cial que de algún modo nos rodea, es discutible la cuestión para llegar a destino, la versión 7.1 del barco, d
de los efectos de (esto es, las competencias cognitivas produ­ pecíficamente para cruzar pantanos?
cidas por la asociación de que se dispone para su empl~o En la actualidad estoy dedicado al estudio de
cuando esta se halla ausente). El problema del modo de Partner que provee una guía de índole metacogr
aprovechar las oportunidades de cogniciones distribuidas nexión permanente durante la escritura, basac
para cultivar las competencias del individuo solista es, se­ vestigación de Bereiter y Scardamalia (1987) el
gún se afirma, un poco obsoleto, porque considera las situa­ de la psicología de la composición escrita. La ideo
ciones de cogniciones distribuidas nada más que como me­ a los jóvenes que escriben a pasar de la «narradc
dios para los antiguos fines del «cultivo cognitivo». Como ob­ cimiento» a la «transformación del conocimien1
serva Olson (1986), «casi todas las formas de cognición hu­ puesto, espero que, después de un tiempo, el de¡
mana exigen que nos relacionemos de manera productiva e la escritura con la herramienta, en la cual la inte
imaginativa con alguna tecnología. El intento de caracte­ que escribe se acopla a la inteligencia de la 1
rizar la inteligencia independientemente de ellos parece ser ta, arrojará como resultado una escritura de IJ
un error fundamental}} (pág. 356). Por ejemplo, no pensa­ Pero. también espero que la guía proporcion
ríamos en poner a prueba, y mucho menos cultivar, la capa­ herramienta «se internalice},; de esta manera, el
cidad artística de las personas sin utilizar medios como el pasará gradualmente a ser más independiente e
pincel y la pintura. Lo mismo podría sostenerse respecto de mienta, guiándose a sí mismo tal como ha sido
las herramientas computacionales inteligentes. Una vez ella. Esta pragmática se basa en dos supuestos.
que estas han sido creadas y se hallan disponibles, la cues­ escritura también se desarrolla en ausencia de
tión de cómo desarrollar en los alumnos las destrezas que tas superinteligentes, y, segundo, la formación
no requieran esas herramientas, es superflua (Pea, capítulo tiva se vuelca en otros dominios, facilitando el
2 de este libro). Me propongo argumentar en contra de esa cuando no es probable que surjan destrezas qUE
postura desde dos perspectivas que atienden a la educación: pan de la inteligencia (por ejemplo, la lectura o
un punto de vista pragmático y otro normativo. de decisiones fundamentadas acerca de cuestiOl
Como reza la antigua frase, no se puede cruzar dos veces da real). Las comprobaciones de nuestra investi~
el mismo río. Y como cada vez que se cruza un río, es uno di­ rior (Salomon et al., 1989; Zellermayer et al., 1!
ferente, que plantea nuevas exigencias y puntos de elección, con fuerza estos supuestos. Desde el punto de vi:
sería mejor disponer, en cada caso, de habilidades que poda­ tico, si nos limitáramos a los efectos con una tec
mos adaptar y aplicar a los desafíos presentes; usar mera­
intentar también obtener efectos de la tecnologí
mente el mismo procedimiento que tuvo éxito la última vez
valdría a renunciar por completo a la posibili
que se cruzó el río, no servirá. Ese procedimiento, aunque,
nuestros alumnos aprendan a resolver diferen
sin duda, nos llevó sin daños a la otra orilla, tiene ahora un
problemas en distintas condiciones, aun cuan,
mérito sólo si nos enseñó algo útil para realizar un segundo
oportunidad de cogniciones distribuidas.
cruce un poco distinto del anterior. Eso es verdad incluso en

174
el rendimiento de un sistema conjunto de indivi­ el caso de que se haya cruzado el río mediante un barco «su­
'es o artefactos culturales. Privilegia el desempeño perinteligente» provisto de aparatos que guíen automáti­
lar cuenta de él con referencia al determinismo si­ camente la navegación y sensores que permitan eludir las
En este sentido, pertenece a lo que Salomon et al. correntadas. Podríamos delegar todas nuestras habilidades
1 llamado los efectos con una tecnología o con un de navegación en los mecanismos del barco. Pero, a causa
lciaL La tesis es que, puesto que una parte tan del veloz ritmo a que cambian el paisaje y la topograña,
~ nuestra actividad cognitiva se desarrolla me­ ¿qué haríamos si nos enfrentáramos con un tramo nuevo y
:lelegación en el mundo cultural, tecnológico y so­ completamente inesperado de pantanos? ¿Esperaríamos,
3 aJgún modo nos rodea, es discutible la cuestión para llegar a destino, la versión 7.1 del barco, diseñada es­
tos de (esto es, las competencias cognitivas produ­ pecíficamente para cruzar pantanos?
la asociación de que se dispone para su empleo En la actualidad estoy dedicado al estudio de un Writing
ta se halla ausente). El problema del modo de Partner que provee una guía de índole metacognitiva en co­
.r las oportunidades de cogniciones distribuidas nexión permanente durante la escritura, basado en la in­
lar las competencias del individuo solista es, se­ vestigación de Bereiter y Scardamalia (1987) en el terreno
'ma, un poco obsoleto, porque considera las situa­ de la psicología de la composición escrita. La idea es ayudar
:ogniciones distribuidas nada más que como me­ a los jóvenes que escriben a pasar de la <<narración del cono­
os antiguos fines del «cultivo cognitivo». Como oh­ cimiento» a la <<transformación del conocimiento». Por su­
n (1986), «casi todas las formas de cognición hu­ puesto, espero que, después de un tiempo, el desempeño en
en que nos relacionemos de manera productiva e la escritura con la herramienta, en la cual la inteligencia del
la con alguna tecnología. El intento de caracte­ que escribe se acopla a la inteligencia de la herramien­
eligencia independientemente de ellos parece ser ta, arrojará como resultado una escritura de mejor nivel.
mdamental» (pág. 356). Por ejemplo, no pensa­ Pero también espero que la guía proporcionada por la
poner a prueba, y mucho menos cultivar, la capa­ herramienta «se internalice»; de esta manera, el que escribe
tica de las personas sin utilizar medios como el pasará gradualmente a ser más independiente de la herra­
pintura. Lo mismo podría sostenerse respecto de
mienta, guiándose a sí mismo tal como ha sido guiado por
lientas computacionales inteligentes. Una vez
ella. Esta pragmática se basa en dos supuestos. Primero, la
lan sido creadas y se hallan disponibles, la cues­
escritura también se desarrolla en ausencia de herramien­
(lO desarrollar en los alumnos las destrezas que
tas superinteligentes, y, segundo, la formación metacogni­
m esas herramientas, es superflua (Pea, capítulo
tiva se vuelca en otros dominios, facilitaI}do el desempeño
bro). Me propongo argumentar en contra de esa
cuando no es probable que surjan destrezas que no partici­
¡de dos perspectivas que atienden a la educación:
e vista pragmático y otro normativo. pan de la inteligencia (por ejemplo, la lectura o la adopción
~za la antigua frase, no se puede cruzar dos veces de decisiones fundamentadas acerca de cuestiones de la vi­
o. Y como cada vez que se cruza un río, es uno di­ da real). Las comprobaciones de nuestra investigación ante­
3 plantea nuevas exigencias y puntos de elección,
rior (Salomon et al., 1989; Zellermayer et al., 1991) avalan
disponer, en cada caso, de habilidades que poda­ con fuerza estos s!lpuestos. Desde el punto de vista pragmá­
lr y aplicar a los desafíos presentes; usar mera­ tico, si nos linritáramos a los efectos con una tecnología, sin
¡smo procedimiento que tuvo éxito la última vez intentar también obtener efectos de la tecnología, ello equi­
ó el río, no servirá. Ese procedimiento, aunque, valdría a renunciar por completo a la posibilidad de que
lS llevó sin daños a la otra orilla, tiene ahora un nuestros alumnos aprendan a resolver diferentes tipos de
si nos enseñó algo útil para realizar un segundo problemas en distintas condiciones, aun cuando no exista
co distinto del anterior. Eso es verdad incluso en oportunidad de cogniciones distribuidas.

175
11

Esto me lleva a un breve análisis de la cuestión normati­ tivo») y se convierten en parte del sistema repn
va. Dados los potenciales de asociación intelectual median­ nal propio, haciendo que el usuario sea más cap
te las cogniciones distribuidas, muchas habilidades podrían torregular sus propias cogniciones. A su turno, e,
desaparecer tal como ha desaparecido la habilidad de calcu­ manifestarse en un aumento de la capacidad dE
lar una raíz cuadrada. N o existe nada malo en la pérdida de para aprovechar mejor una herramienta de escr.
habilidades. Pero ¿cuáles son las que podrían perderse y más refinada y en un aumento de la capacidad d.
cuáles las que no? Aquí, el hecho de que se disponga de po­ para comunicarse mediante la escritura cuando n
derosas asociaciones intelectuales, con la inteligencia dis­ de una herramienta así. Se puede preferir lo primE
tribuida que ellas proporcionan, no constituye una guía gundo, pero se trata de una cuestión de predilecci
normativa. Como ha sostenido Sarason (1984), «El hecho de mativas, limitaciones y posibilidades pragmática~
que una cosa pueda ser estudiada o desarrollada es base in­ En resumen, dada la concepción de las cognic
suficiente para hacerlo, por maravilloso que parezca ser con tribuidas que he intentado elaborar, no se puede
referencia a la comprensión y el dominio de nuestro mundo» desafío de utilizar asociaciones intelectuales ba
(pág. 480). ellas. Por razones tanto pragmáticas cuanto norm;
Aparte de eso, debemos precavernos de traducir una des­ situaciones que comprenden cogniciones distribui!
cripción de la manera como las personas obran en la vida co­ lamente deben verse fines en sí mismos, sino tam}
tidiana, delegando, como a veces hacen, su inteligencia en la tunidades para el desarrollo de residuos cognitiv(
del entorno, en una prescripción educativa. La manera co­ drían servir a los alumnos es cuando están solos.
mo el encargado de controlar el peso resolvía el problema
del queso cottage, según lo observó Lave (1988), no necesa­
riamente es la manera como una persona con educación de­
bería haberlo resuelto. La eficacia del desempeño, subraya­ El diseño de herramientas para la asOCiaCl
da con tanta vehemencia cuando se aboga por la inteligen­ inteleCtual
cia distribuida, no lo es todo en la educación. Pea (capítulo 2
de este libro) sostiene que la cognición humana aspira a la Las situaciones y las herramientas para las
eficacia; desdichadamente, para lograr esa misma econo­ nes distribuidas deben desarrollarse de manera ta
mía cognitiva, aspira también a la categorización tajante, a oportunidades para formar los residuos cognitiv
la automaticidad, a la simplicidad y, por tanto, sin que se lo nientes y no limitarlos. Como sostienen ScardamaJ
advierta, a la falta de inteligencia (Langer, 1989). Aun cuan­ ter, McLean, Swallow y Woodruff(1989),
do esta sea la modalidad natural de las tendencias huma­
nas, no tenemos por qué aceptarla. Debemos respetar la for­ «La función de diagnosticar, establecer la meta y planif
ma en que la gente común va por la vida, así como debemos be estar a cargo de la computadora, sino del alumno. El
respetar el curso natural del desarrollo cognitivo; pero -si formático no debe proporcionar el conocimiento y la ir
trabajamos en la educación- no tenemos que aceptarlos co­ para guiar el aprendizaje: debe proporcionar la estruc1
mo limitaciones absolutas que no puedan superarse me­ cilitación y las herramientas que pongan al alumno en c
diante una adecuada intervención (Resnick, 1981). de utilizar su propia inteligencia y conocimiento» (pág.
Es más importante, sin embargo, que mediante la activi­
dad de escribir con el Writing Partner, que funciona a la ma­ El problema es que no todas las situaciones e
nera de un experto, y en quien podemos delegar gran parte cogniciones están distribuidas satisfacen esa com
de la carga cognitiva de escribir y de componer, también se diseño, particularmente cuando se emplean las hE
aprende algo acerca de la escritura. Con el tiempo, y con tas computacionales inteligentes y los programa
mucha práctica, las habilidades se afinan (<<residuo cogni­ les. En verdad, no todas las situaciones de cognicl

176
e lleva a un breve análisis de la cuestión normati­ tivo») y se convierten en parte del sistema representacio­
los potenciales de asociación intelectual median­ nal propio, haciendo que el usuario sea más capaz de au­
iciones distribuidas, muchas habilidades podrían torregular sus propias cogniciones. A su turno, esto puede
~r tal como ha desaparecido la habilidad de calcu­ manifestarse en un aumento de la capacidad del usuario
:z cuadrada. No existe nada malo en la pérdida de para aprovechar mejor una herramienta de escritura aun
lS. Pero ¿cuáles son las que podrían perderse y más refinada y en un aumento de la capacidad del usuario
que no? Aquí, el hecho de que se disponga de po­ para comunicarse mediante la escritura cuando no dispone
;ociaciones intelectuales, con la inteligencia dis­ de una herramienta así. Se puede preferir lo primero a lo se­
ue ellas proporcionan, no constituye una guía gundo, pero se trata de una cuestión de predilecciones nor­
. Como ha sostenido Sarason (1984), «El hecho de mativas, limitaciones y posibilidades pragmáticas.
sa pueda ser estudiada o desarrollada es base in­ En resumen, dada la concepción de las cogniciones dis­
para hacerlo, por maravilloso que parezca ser con tribuidas que he intentado elaborar, no se puede eludir el
a la comprensión y el dominio de nuestro mundo» desafío de utilizar asociaciones intelectuales basadas en
ellas. Por razones tanto pragmáticas cuanto normativas, en
de eso, debemos precavernos de traducir una des­ situaciones que comprenden cogniciones distribuidas no so­
·la manera como las personas obran en la vida co­ lamente deben verse fines en sí mismos, sino también opor­
legando, como a veces hacen, su inteligencia en la
tunidades para el desarrollo de residuos cognitivos que po­
J, en una prescripción educativa. La manera co­
drían servir a los alumnos es cuando están solos.
crgado de controlar el peso resolvía el problema
~ottage, según lo observó Lave (1988), no necesa­
s la manera como una persona con educación de­
rlo resuelto. La eficacia del desempeño, subraya­ El diseño de herramientas para la asociación
ta vehemencia cuando se aboga por la inteligen­ intelectual
rida, no lo es todo en la educación. Pea (capítulo 2
'0) sostiene que la cognición humana aspira a la Las situaciones y las herramientas para las cognicio­
~sdichadamente, para lograr esa misma econo­ nes distribuidas deben desarrollarse de manera tal que den
~va, aspira también a la categorización tajante, a oportunidades para formar los residuos cognitivos conve­
icidad, a la simplicidad y, por tanto, sin que se lo nientes y no limitarlos. Como sostienen Scacrdamalia, Berei­
la falta de inteligencia (Langer, 1989). Aun cuan­ ter, McLean, Swallow y Woodruff(1989),
. la modalidad natural de las tendencias huma­
~mos por qué aceptarla. Debemos respetar la for­ «La función de diagnosticar, establecer la meta y planificar no de­
la gente común va por la vida, así como debemos be estar a cargo de la computadora, sino del alumno. El ámbito in­
curso natural del desarrollo cognitivo; pero -si formático no debe proporcionar el conocimiento y la inteligencia
en la educación- no tenemos que aceptarlos co­ para guiar el aprendizaje: debe proporcionar la estructura de fa­
iones absolutas que no puedan superarse me­ cilitación y las herramientas que pongan al alumno en condiciones
adecuada intervención (Resnick, 1981). de utilizar su propia inteligencia y conocimiento» (pág. 54).
mportante, sin embargo, que mediante la activi­
.bir con el Writing Partner, que funciona a la ma­ El problema es que no todas las situaciones en que las
experto, y en quien podemos delegar gran parte
cognitiva de escribir y de componer, también se
i O acerca de la escritura. Con el tiempo, y con
:tica, las habilidades se afinan (<<residuo cogni-
I cogniciones están distribuidas satisfacen esa condición del
diseño, particularmente cuando se emplean las herramien­
tas computacionales inteligentes y los programas tutoria­
les. En verdad, no todas las situaciones de cognición distri-

177

buida son iguales, y las diferencias entre ellas son impor­ quizá, la dirige, y de esa forma modifica cualitativ
tantes desde el punto de vista del diseño. acci6n. Los niños que resuelven juntos problemas
Los ejemplos de situaciones presentadas en este libro, no delegan la actividad cognitiva el uno en el otrc
que incluyen distribución de cogniciones, abarcan una ga­ más bien la apoyan- recíprocamente. La experien
ma bastante amplia que ilustra su ubicuidad y variabilidad, tener un peso cognitivo más ligero (los psic610gos ,
al igual que los tipos de asociación intelectual que compren­ identificarían como la conocida «distribuci6n de -
de. Esa gama tiene, no obstante, una propiedad interesan­ sabilidad,,), pero esa no es su nota característica.
te. Cuando se la examina con mayor atención, parece con­ Las herramientas, el trabajo grupal, o los (
sistir en por lo menos dos clases de cogniciones distribuidas. mientos del docente que son más afines al tipo de
La primera abarca los casos en que, según lo señala Pea (ca­ ci6n, son menos propensos a la formaci6n de las ce
pítulo 2 de este libro), se delega la carga cognitiva en una deseadas que aquellas herramientas y las otras
herramienta o en un asociado humano. Aquí los elementos nes que pertenecen al tipo del apoyo cualitativo. ]
de los entornos sociales o de artefactos que nos rodean sue­ cirse que es más probable que las primeras lleven l
len sostener una parte decisiva del peso cognitivo: las listas da de una habilidad antes que a la formaci6n de UJ
de compras que «recuerdan» por nosotros, el programa de de ella (lo cual nos conduce de nuevo a la cuestión
computadora que hace gráficos o calcula por nosotros, o el va). Soslayan las exigencias cognitivas, y hasta:
docente que gúía al alumno cuando este no se guía solo. La men, haciendo que aun actividades intelectuales «
totalidad de la actividad cognitiva es, hasta cierto punto, les resulten accesibles a individuos muy poco d01
cuestión de división del trabajo. La computadora hace el no podrían llevarlas a cabo de otra manera (MarI
cálculo mientras el usuario proporciona los datos básicos; Su fortaleza es también su debilidad: al permitir ]
la lista recuerda mientras la persona sale de compras, et­ ci6n de habilidades y de conocimientos que (a vece
cétera. cisivos. esas herramientas u ordenamientos social
La segunda clase corresponde a los casos de cogniciones ten logros de nivel más elevado, pero procuran pe
distribuidas no tanto bajo la forma de una división del tra­ tunidades para la formaci6n de las cogniciones dec
bajo (aunque sigue habiendo algo de ello), sino de una acti­ delegadas.
vidad compartida, como cuando dos individuos hacen juntos
un plan o resuelven un problema. Considérense algunos de
ellos: el aprendizaje cooperativo, el trabajo grupal, la inter­
acción de docente y alumno durante el proceso del aprendi­ Resumen
zaje de la lectura (Cole y Engestrom, capítulo 1 de este.li­
bro), la escritura con un programa de computadora que ID­ Comencé este capítulo con una sensación de ÍI
cluye una guía de índole metacognitiva y como la que podría Si bien la idea de las cogniciones distribuidas es ne
realizar un experto (Zellermayer et al., 1991). Podría decir­ importante, la manera como se la presenta y se 1
se que en esos casos uno de los asociados del sistema de cog­ de es ÍImecesariamente unilateral al excluir de las
niciones distribuidas (humano o no) estimula, incita, guía o raciones teóricas al individuo y propendiendo así
reorienta de otra manera el pensamiento, o activa determi­ terrhinismo situacional. Creo que ese determinisn:
nados caminos de recuperación, en el otro asociado. Aunque ceptualmente limitativo: toda teoría de las cognici
puede haber una porción pequeña de delegación cognitiva, tribuidas que no toma en cuenta al individuo, es ir.
la característica principal de esos casos es en realidad muy toria. Planteé aquí tres preguntas. La primera: ¿
distinta. Hay mucho de estimulaci6n guiada o, mejor, de considerar al individuo o podemos construir una t
sostén cualitativo, en el que uno de los asociados pone en ac­ tisfactoria desde el punto de vista conceptual que lli
ción la actividad cognitiva del otro, le otorga significado y, las cogniciones del individuo? La respuesta fue ql

178
:1 iguales, y las diferencias entre ellas son impor­ quizá, la dirige, y de esa forma modifica cualitativamente la
isde el punto de vista del diseño. acción. Los niños que resuelven juntos problemas de ciencia
iemplos de situaciones presentadas en este libro, no delegan la actividad cognitiva el uno en el otro, sino que
Lyen distribución de cogniciones, abarcan una ga­ más bien la apoyan· recíprocamente. La experiencia puede
nte amplia que ilustra su ubicuidad y variabilidad, tener un peso cognitivo más ligero (los psicólogos sociales lo
ue los tipos de asociación intelectual que compren­ identificarían como la conocida «distribución de la respon­
:ama tiene, no obstante, una propiedad interesan­ sabilidad»), pero esa no es su nota característica.
:lo se la examina con mayor atención, parece con­ Las herramientas, el trabajo grupal, o los comporta­
)or lo menos dos clases de cogniciones distribuidas. mientos del docente que son más afines al tipo de la delega­
ra abarca los casos en que, según lo señala Pea(ca­ ción, son menos propensos a la formación de las cogniciones
le este libro), se delega la carga cognitiva en una deseadas que aquellas herramientas y las otras asociacio­
¡nta o en un asociado humano. Aquí los elementos nes que pertenecen al tipo del apoyo cualitativo. Podría de­
;ornos sociales o de artefactos que nos rodean sue­ cirse que es más probable que las primeras lleven a la pérdi­
:ler una parte decisiva del peso cognitivo: las listas da de una habilidad antes que a la formación de un dominio
'as que «recuerdan» por nosotros, el programa de de ella (lo cual nos conduce de nuevo a la cuestión normati­
lora que hace gráficos o calcula por nosotros, o el va). Soslayan las exigencias cognitivas, y hasta las supri­
[ue guía al alumno cuando este no se guía solo. La men, haciendo que aun actividades intelectuales complejas
. de la actividad cognitiva es, hasta cierto punto, les resulten accesibles a individuos muy poco dotados que
de divisi6n del trabajo, La computadora hace el no podrían llevarlas a cabo de otra manera (March, 1987).
lientras el usuario proporciona los datos básicos; Su fortaleza es también su debilidad: al permitir la delega­
::lcuerda mientras la persona sale de compras, et­ ción de habilidades y de conocimientos que (a veces) son de­
cisivos, esas herramientas u ordenamientos sociales permi­
~da clase corresponde a los casos de cogniciones ten logros de nivel más elevado, pero procuran pocas opor­
las no tanto bajo la forma de una división del tra­ tunidades para la formación de las cogniciones decisivas así
.que sigue habiendo algo de ello), sino de una acti­ delegadas.
J.partida, como cuando dos individuos hacen juntos
f resuelven un problema. Considérense algunos de

.prendizaje cooperativo, el trabajo grupal, la inter­


docente y alumno durante el proceso del aprendi­ Resumen
llectura (Cole y Engestrom, capítulo 1 de este li­
3critura con un programa de computadora que in­ Comencé este capítulo con una sensación de inquietud.
Lguía de índole metacognitiva y como la que podría Si bien la idea de las cogniciones distribuidas es novedosa e
m experto (Zellermayer et al., 1991). Podría decir­ importante, la manera como se la presenta y se la defien­
esos casos uno de los asociados del sistema de cog­ de es innecesariamente unilateral al excluir de las conside­
listribuidas (humano o no) estimula, incita, guía o raciones teóricas al individuo y propendiendo así a un de­
de otra manera el pensamiento, o activa determi­ terminismo situacional. Creo que ese determinismo es con­
ninos de recuperación, en el otro asociado. Aunque ceptualmente limitativo: toda teoría de las cogniciones dis­
ber una porción pequeña de delegación cognitiva, tribuidas que no toma en cuenta al individuo, es insatisfac­
lrística principal de esos casos es en realidad muy toria. Planteé aquí tres preguntas. La primera: ¿debemos
Hay mucho de estimulacwn guiada o, mejor, de considerar al individuo o podemos constrrur una teoría sa­
zlitativo, en el que uno de los asociados pone en ac­ tisfactoria desde el punto de vista conceptual que no incluya
:tividad cognitiva del otro, le otorga significado y, las cogniciones del individuo? La respuesta fue que no po­

179
demos permitirnos ignorarlo, al menos por cuatro razones. te a la idea de Vigotsky (1978) del desarrollo de b
La primera es que las observaciones y las experiencias co­ Llegué a la conclusión de que en una teoría de la
tidianas nos proporcionan muchos casos con cogniciones no nes distribuidas debería incluirse la posibilidad
distribuidas. La segunda es que podría haber varias clases sistemas conjuntos requieran y formen destre2
de cogniciones ---conocimiento de nivel superior (Perkins, duales específicas «<residuos cognitivos»), que afe
capítulo 3 de este libro) y aun procesos, habilidades yopera­ sempeño en actividades distribuidas posteriores.
ciones (en tanto diferentes del conocimiento declarativo}­ Por último, expresé dos consecuencias educati
que podrían no ser distribuibles. La tercera razón es que, deducen de la concepción, antes propuesta, de h
aun en las formulaciones más radicales de la actividad en ciones en espiral entre las cogniciones de los indiv
un contexto (por ejemplo, Lave, 1988; Winograd y Flores, distribuidas. La primera consecuencia se refería
1987), no hay forma de pasar por alto el papel que desempe­ tas de la educación en el dominio cognitivo. Aqu
ñan las representaciones del individuo. Aun cuando se las las situaciones de cognición distribuida no deben·
relegue a un papel secundario, no pueden omitirse, porque cuenta solamente como fines en sí, sino, lo cual E
se apela a ellas cuando se interrumpe la fluida ejecución de portante, como medios para mejorar el dominio d
una acción, y ello requiere una reflexión. Por último, he sos­ petencias «solistas». Me basé para ello en dos COI
tenido que la omisión completa de las cogniciones del indi­ nes. Las consideraciones pragmáticas indican 4
viduo en favor de las situadas o distribuidas, sólo nos da mundo que cambia con rapidez deberíamos equ
una imagen congelada de estados que ni se desarrollan ni alumnos con las competencias que les permitan
crecen. Para dar cuenta de los cambios y evoluciones del de­ con inteligencia fuera de las situaciones de cognic
sempeño de los sistemas conjuntos y distribuidos, tenemos actividades distribuidas. Las consideraciones n
que considerar el papel que cumplen los asociados indivi­ indican que las descripciones del desempeño en la
duales. Llegué a la conclusión de que las cogniciones distri­ nes de cogniciones distribuidas no son una guía pl
cación; no siempre proporcionan reglas educati~
buidas y las cogniciones de los individuos deben concebirse
bIes. Y el hecho de que hoy puedan crearse pode
en una relación de influencia y de desarrollo mutuos.
ciaciones entre estudiantes y herramientas com1
Esto condujo a una segunda pregunta. ¿Cómo «interac­
les inteligentes, no significa en sí ni de por sí que ¡
túan» las cogniciones distribuidas y las del individuo? Al
pre convenientes.
examinar esta cuestión resultó manifiesto que no podemos
La segunda consecuencia educativa se refería
considerar que esa interacción se produzca entre entidades
de situaciones de cognición distribuida, sobre tOI
totalmente diferentes e independientes (como en el caso de incluyen el apoyo en tecnologías inteligentes. So
las bolas de billar), ni ignorar por completo el papel que de­ esas situaciones deben tener el propósito de pror
sempeñan los elementos que interactúan, adhiriendo a una apoyar la formación de las competencias individl
concepción enteramente «holista». La solución, según Alt­ de limitarla. La asociación con herramientas pod
man (1988), Bandura (1978) y Phillips (1976) es postular, racterizadas sobre todo por la delegación cogniti
entre las cogniciones de los individuos y las distribuidas, mejorar el desempeño (conjunto), y hasta redefi
una relación recíproca en la que a) cada uno de los elemen­ reas intelectuales, pero puede detener el desarrol
tos conserva su identidad, a la vez que b) se afectan y hasta lidades útiles (y hasta provocar su pérdida).
se definen (dándose significado) recíprocamente. De esto se En suma, los dos extremos -la psicología d4
deduce una concepción de desarrollo en espiral de acuerdo petencias individuales y la psicología de las COgnil
con el cual «todo cambio producido donde fuere, en su mo­ tribuidas- deben encontrarse en el mismo mar,
mento se modificará por las consecuencias que suscita» Ninguna teoría de las cogniciones distribuidas 1
(Weick, 1979, pág. 77). Una concepción así se ajusta bastan­ cuenta cabalmente de la comprensión de la activic

180
rmitirnos ignorarlo, al menos por cuatro razones. te a la idea de Vigotsky (1978) del desarrollo de base social.
ra es que las observaciones y las experiencias co­ Llegué a la conclusión de que en una teoría de las cognicio­
LOS proporcionan muchos casos con cogniciones no nes distribuidas debería incluirse la posibilidad de que los
as. La segunda es que podría haber varias clases sistemas conjuntos requieran y formen destrezas indivi­
lones -conocimiento de nivel superior (Perkins, duales específicas (<<residuos cognitivos»), que afectan el de­
de este libro) y aun procesos, habilidades y opera­ sempeño en actividades distribuidas posteriores.
. tanto diferentes del conocimiento declarativo}­ Por último, expresé dos consecuencias educativas que se
an no ser distribuibles. La tercera razón es que, deducen de la concepción, antes propuesta, de las interac­
s formulaciones más radicales de la actividad en' ciones en espiral entre las cogniciones de los individuos y las
fu (por ejemplo, Lave, 1988; Wmograd y Flores, distribuidas. La primera consecuencia se refería a las me­
hay forma de pasar por alto el papel que desempe­ tas de la educación en el dominio cognitivo. Aquí, sostuve,
~presentaciones del individuo. Aun cuando se las las situaciones de cognición distribuida no deben tenerse en
un papel secundario, no pueden omitirse, porque cuenta solamente como fines en sí, sino, lo cual es más im­
ellas cuando se interrumpe la fluida ejecución de portante, como medios para mejorar el dominio de las com­
1, y ello requiere una reflexión. Por último, he sos­ petencias «solistas». Me basé para ello en dos consideracio­
::lla omisión completa de las cogniciones del indi­ nes. Las consideraciones pragmáticas indican que en un
favor de las situadas o distribuidas, sólo nos da mundo que cambia con rapidez deberíamos equipar a los
en congelada de estados que ni se desarrollan ni alumnos con las competencias que les permitan funcionar
LI'a dar cuenta de los cambios y evoluciones del de­ con inteligencia fuera de las situaciones de cogniciones y de
fe los sistemas conjuntos y distribuidos, tenemos actividades distribuidas. Las consideraciones normativas
derar el papel que cumplen los asociados indivi­ indican que las descripciones del desempeño en las situacio­
egué a la conclusión de que las cogniciones distri­ nes de cogniciones distribuidas no son una guía para la edu­
as cogniciones de los individuos deben concebirse cación; no siempre proporcionan reglas educativas desea­
bles. Y el hecho de que hoy puedan crearse poderosas aso­
lación de influencia y de desarrollo mutuos.
ciaciones entre estudiantes y herramientas computaciona­
mdujo a una segunda pregunta. ¿Cómo «interac­
les inteligentes, no significa en sí ni de por sí que sean siem­
cogniciones distribuidas y las del individuo? Al
pre convenientes.
esta cuestión resultó manifiesto que no podemos La segunda consecuencia educativa se refería al diseño
r que esa interacción se produzca entre entidades de situaciones de cognición distribuida, sobre todo las que
e diferentes e independientes (como en el caso de incluyen el apoyo en tecnologías inteligentes. Sostuve que
le billar), ni ignorar por completo el papel que de­ esas situaciones deben tener el propósito de promover o de
L los elementos que interactúan, adhiriendo a una
apoyar la formación de las competencias individuales, y no
t1 enteramente «holista». La solución, según Alt­
de limitarla. La asociación con herramientas poderosas ca­
8), Bandura (1978) y Phillips (1976) es postular, racterizadas sobre todo por la delegación cognitiva, puede
cogniciones de los individuos y las distribuidas, mejorar el desempeño (conjunto), y hasta redefinir las ta­
ón recíproca en la que a) cada uno de los elemen­ reas intelectuales, pero puede detener el desarrollo de habi­
va su identidad, a la vez que b) se afectan y hasta lidades útiles (y hasta provocar su pérdida) .
. (dándose significado) recíprocamente. De esto se En suma, los dos extremos -la psicología de las com­
la concepción de desarrollo en espiral de acuerdo petencias individuales y la psicología de las cogniciones dis­
1 «todo cambio producido donde fuere, en su mo­ tribuidas- deben encontrarse en el mismo marco teórico.
modificará por las consecuencias que suscita» Ninguna teoría de las cogniciones distribuidas puede dar
179, pág. 77). Una concepción así se ajusta bastan­ cuenta cabalmente de la comprensión de la actividad huma­

181
na y de la planificación fundamentada de la educación si no Gigerenzer, G. (1991) «From tools to theories: A heuri
considera las cogniciones de los individuos. Lo mismo se very in cognitive psychology», Psychological Revú
aplica a la otra cara de esta argumentación: ninguna teoría 254-67.
de las cogniciones de los individuos resultaría satisfactoria Goody, J. (1977) The domestication ofthe savage min
si no considera su interacción con situaciones de cognicio­ ge: University Press.
James, W. (1884) «Absolutism and empiricism», Mino
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182
planificación fundamentada de la educación si no Gigerenzer, G. (1991) <<From tools to theories: A heuristic of disco­
las cogniciones de los individuos. Lo mismo se very in cognitive psychology», Psychological Review, 98, págs.
l otra cara de esta argumentación: ninguna teoría 254-67.
niciones de los individuos resultaría satisfactoria Goody, J. (1977) The domestication ofthe savage mind, Cambrid­
,idera su interacción con situaciones de cognicio­ ge: University Press.
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de ideas tomadas de la psicología histórico-social
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1982; Lave, 1988; Vélez-Ibáñez, 1988). En los do,
se subraya mucho el análisis del poderoso papel
de la cultura en el rendimiento intelectual huma
nados, esos dos enfoques permiten comprender le
culturales que median el pensamiento en tanto SE
tribuido dinámicamente en las relaciones inter¡
de los seres humanos, sus artefactos y sus conte:l!
también Pea, capítulo 2 de este libro).
Desde nuestro punto de vista, pues, el caráctel
do del pensamiento es un dato, una característic
de los seres humanos. Con todo, como observan ~

184
~ mechanisms of a neglected phenomenon», Educatio­
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.-68. mente, en la manera como los seres humanos distribuyen su
Y Cole, M. (1981) The psychology ofliteracy, Cambrid­
actividad total y su atención entre los objetos o las metas
Harvard University Press.
existentes de la actividad».
984) Minds, brains and science, Cambridge, MA: Har­

iversity Press.
Toulmin (1985, pág. 12)
W. I. (1989) lmaginary landscape: Making words of
d science, Nueva York: Sto Martin's Press.
. S. (1978) Mind in society: The deuelopment of higher
¡gical processes, Cambridge, MA: Harvard University
En este capítulo informamos de un estudio que estamos
:, P., Weakland, J. y Fisch, R. (1974) Change: Princi­
realizando junto con muchos otros colegas en hogares y en
Iroblem formulation and problem resolution, Nueva
aulas escolares de comunidades obreras, predominante­
iwton.
mente mexicanas, de Tucson, en Arizona. El propósito fun­
:. (1979) The social psychology oforganizing, Reading,
damental del trabajo es modificar o mejorar la enseñanza
:lison-Wesley.
escolar sobre la base del conocimiento y las habilidades que
r. y Flores, F. (1987) Understanding computers and
se hallan en las familias locales (véase, por ejemplo, Moll y
r¡., Reading, MA: Addison-Wesley.
Greenberg, 1990). Lo mismo que en un trabajo anterior
r, M., Salomon, G., Globerson, T. y Givon, H. (1991)
(Moll y Díaz, 1987), nos hemos apoyado en una combinación
~ing writing-related metacognitions from a compute­

de ideas tomadas de la psicología histórico-~ocial (por ejem­


iting PartneI'»,American Educational Research Jour­

plo, Cole y Engestrom, capítulo 1 de este libro; Vigotsky,


págs. 373-91.

1978; 1987) y de la antropología (por ejemplo, Erickson,


1982; Lave, 1988; Vélez-Ibáñez, 1988). En los dos enfoques
se subraya mucho el análisis del poderoso papel mediador
de la cultura en el rendimiento intelectual humano; combi­
nados, esos dos enfoques permiten comprender los recursos
culturales que median el pensamiento en tanto se halla dis­
tribuido dinámicamente en las relaciones interpersonales
de los seres humanos, sus artefactos y sus contextos (véase
también Pea, capítulo 2 de este libro).
Desde nuestro punto de vista, pues, el carácter distribui­
do del pensamiento es un dato, una característica esencial
de los seres humanos. Con todo, como observan Cole y En­

185
gestr6m (capítulo 1 de este libro), «debe establecerse cómo pensamiento como principio fundamental de or
está distribuida exactamente la cognición en los diferentes (cf. Goodman y Goodman, 1990; Moll y Whitmo~
tipos de actividad, con sus diferentes formas de mediación, sa). No hemos elegido este ejemplo porque ofrez
división del trabajo, reglas sociales, etc.». Esa es la finalidad traste revelador con las aulas escolares «tradicio!:
de este capítulo: presentar una visión «etnográfica» de la di­ porque creemos que constituye una buena analo
námica social y cultural de dos contextos fundamentales de familias que estudiamos: los participantes utiliza
actividad: la familia y el aula escolar. A propósito de los dos, sociales y recursos culturales de toda especie pa
estamos interesados no solamente en lo que Erickson (1982) sus actividades, incluida la obtención de conocimi
denominó «ambientes inmediatos de aprendizaje», el modo aula ilustra también, como lo hace el análisis de
como están socialmente constituidos por adultos y niños los el gran poder de las organizaciones sociales en 1
contextos específicos de enseñanza, sino también en el sis­ nación de la manera como las personas adquier
tema social más amplio que ayuda a definir su naturaleza y miento y las razones que las llevan a hacerlo. Con:
determina de qué herramientas y de qué recursos dispo­ brayado Goodnow (1990), «el ambiente social no a
nen las acciones de los participantes (véanse, por ejemplo, visión neutral respecto de la adquisición de conOI
Greenberg, 1989; Moll y Greenberg, 1990; Vélez-Ibáñez, de habilidades, sino que está, por el contrario, m
1988). . sado, y a menudo dirige, gobierna y hasta niega E
Es justamente esta última idea, a la que llamamos la la información» (pág. 260).
«distribución social de los recursos culturales», lo que desea­ Mediante el estudio de los individuos tal com
mos precisar aquí. Lo hacemos con la presentación de dos mos nosotros, esto es, dentro de las redes socialeE
ejemplos provenientes de los datos que hemos recogido. El ponen esos contextos, se pone claramente de ma
primero está tomado de nuestros estudios de caso de fami­ modo en que, según lo señalan Cale y Engestrom (
lias que muestran de qué manera deben comprenderse esos de este libro), «la cognición se halla distribuida d
contextos y las acciones de las personas que los constituyen, compleja en todas las formas de la actividad hum~
en relación con factores económicos e históricos más am­ de esta perspectiva, la actividad mental no es tant
plios. Esos factores, según explicaremos, condicionan y con­ meno que se produce «en la cabeza», cuanto que
figuran la vida dentro de las familias, aunque no la determi­ para emplear la expresión de Lave (1988, pág. 1) «
nan totalmente. Los miembros de las fumilias son activos en mada entre» las personas, las actividades y los (
tanto enfrentan, modifican y median las condiciones mis­ Así eS,como se muestra «externamente», para dE
mas en las que viven. En particular, destacaremos en nues­ vez mas con palabras de 'Ibulmin (1985, pág. 12), <
tro ejemplo el modo como los miembros de las familias crean do como los seres humanos distribuyen su activid
estrategias para obtener y distribuir los recursos (materia­ a través de los intercambios constantes y mediad
les e intelectuales) a través de las relaciones sociales. Utili­ ambiente. Por último, analizaremos algunas de 1
zamos la expresión «fondos de conocimiento» para referir­ cuencias que tiene esta perspectiva para la educac
nos a las distintas redes sociales que conectan a las familias niños con los que trabajamos.
con sus entornos sociales y hacen posible compartir o inter­
cambiar recursos, incluidos el conocimiento, las habilidades
y el trabajo esencial para su funcionamiento, si no para su
bienestar (se hallarán detalles en Greenberg, 1989; Vélez­ Conocimiento vivo en el hogar
Ibáñez, 1988, en prensa; Vélez-Ibáñez y Greenberg, 1989).
Pasamos entonces a un ejemplo escolar, que no se obtuvo Sólo en el contexto de la vida doméstica se hace]
de un aula «tradicional» sino de un curso de «lengua inte­ con tanta plenitud esos intercambios mediados. L
gral», que toma la distribución social del aprendizaje y del tura social de una familia específica está determi

186
:apítulo 1 de este libro), «debe establecerse cómo pénsamiento como principio fundamental de organización
buida exactamente la cognición en los diferentes (cf. Goodman y Goodman, 1990; Moll y Whitmore, en pren­
:tividad, con sus diferentes formas de mediación, sa). No hemos elegido este ejemplo porque ofrezca un con­
~l trabajo, reglas sociales, etc.». Esa es la finalidad traste revelador con las aulas escolares «tradicionales>}, sino
>ítulo: presentar una visión «etnográfica» de la di­ porque creemos que constituye una buena analogía con las
dal Ycultural de dos contextos fundamentales de fanlllias que estudiamos: los participantes utilizan procesos
la familia y el aula escolar. A propósito de los dos, sociales y recursos culturales de toda especie para mediar
lteresados no solamente en lo que Erickson (1982) sus actividades, incluida la obtención de conocimiento. Esta
«ambientes inmediatos de aprendizaje», el modo aula ilustra también, como lo hace el análisis de la familia,
1 socialmente constituidos por adultos y niños los el gran poder de las organizaciones sociales en la determi­
específicos de enseñanza, sino también en el sis­ nación de la manera como las personas adquieren conoci­
J más amplio que ayuda a definir su naturaleza y miento y las razones que las llevan a hacerlo. Como lo ha su­
L de qué herramientas y de qué recursos dispo­ brayado Goodnow (1990), «el ambiente social no adopta una
ciones de los participantes (véanse, por ejemplo, visión neutral respecto de la adquisición de conocimiento y
~, 1989; Moll y Greenberg, 1990; Vélez-lbáñez, de habilidades, sino que está, por el contrario, muy intere­
sado, y a menudo dirige, gobierna y hasta niega el acceso a
amente esta última idea, a la que llamamos la la información>} (pág. 260).
.ón social de los recursos culturales», lo que desea­ Mediante el estudio de los individuos tal como lo hace­
¡ar aquí. Lo hacemos con la presentación de dos mos nosotros, esto es, dentro de las redes sociales que com­
Irovenientes de los datos que hemos recogido. El ponen esos contextos, se pone claramente de manifiesto el
¡tá tomado de nuestros estudios de caso de fami­ modo en que, según lo señalan Cole y Engestrom (capítulo 1
uestran de qué manera deben comprenderse esos de este libro), «la cognición se halla distribuida de manera
., las acciones de las personas que los constituyen, compleja en todas las formas de la actividad humana». Des­
[l con factores económicos e históricos más arn'­
de esta perspectiva, la actividad mental no es tanto un fenó­
factores, según explicaremos, condicionan y con­ meno que se produce «en la cabeza», cuanto que se halla,
vida dentro de las fanlllias, aunque no la determi­ para emplear la expresión de Lave (1988, pág. 1) «desparra­
lente. Los miembros de las fanlllias son activos en mada entre» las personas, las actividades y los contextos.
entan, modifican y median las condiciones mis­ Así es como se muestra «externamente», para decirlo una
que viven. En particular, destacaremos en nues­ vez más con palabras de Toulmin (1985, pág. 12), «en el mo­
>el modo como los miembros de las fanlllias crean do como los seres humanos distribuyen su actividad total}>:
; para obtener y distribuir los recursos (materia­ a través de los intercambios constantes y mediados con su
ctuales) a través de las relaciones sociales. Utili­ ambiente. Por último, analizaremos algunas de las conse­
~xpresión «fondos de conocimiento» para referir­ cuencias que tiene esta perspectiva para la educación de los
lstintas redes sociales que conectan a las familias niños con los que trabajamos.
romos sociales y hacen posible compartir o inter­
,cursos, incluidos el conocimiento, las habilidades
::> esencial para su funcionamiento, si no para su
:se hallarán detalles en Greenberg, 1989; Vélez­ Conocimiento vivo en el hogar
88, en prensa; Vélez-lbáñez y Greenberg, 1989).
IS entonces a un ejemplo escolar, que no se obtuvo Sólo en el contexto de la vida doméstica se hacen visibles
L «tradicional» sino de un curso de «lengua inte­ con tanta plenitud esos intercambios mediados. La estruc­
toma la distribución social del aprendizaje y del tura social de una fanlllia específica está determinada por

187
una variedad de factores, que incluyen su historia personal permanentemente en Tucson desde 1984, y dese
y laboral, las condiciones socioeconómicas, las consideracio­ su actual residencia, un alojamiento público que
nes políticas, legales y culturales, lo mismo que las redes so­ un departamento de dos pisos: tiene tres dormí
ciales a las que pertenece. En el ejemplo que presentamos baños, una modesta sala de estar y una pequeña
aquí, destacamos muchos de los factores que caracterizan a es al mismo tiempo comedor diario. El departar
los hogares mexicanos muy próximos a la frontera con los situado en uno de los barrios* mexicanos en el s
Estados Unidos, como la historia rural de la familia, las ex­ son. En las cercanías hay una panadería mmca
periencias transnacionales de sus miembros, la inestabi­ queño mercado y una casa de alquiler de videos. }
lidad del empleo en un mercado laboral segmentado, y los vende diarios y revistas en español (y en inglés), ji
múltiples y especiales roles de las relaciones sociales en el alquiler de videos tiene una gran colección de pe]
funcionamiento de los hogares (Tapia, 1991; Vélez-Tháñez y xicanas. En el barrio hay muchos restaurantes 1
Greenberg, 1989). El ejemplo también ilustra lo que La Fon­ y un dispensario de alimentos para pobres y gentE
taine (1986) llamó la «realidad fluida» de los hogares, los A unas tres cuadras al sur de la casa existe tambit
cambios en su composición, la residencia, los empleos y las parque donde Roberto y Ricardo, dos de los hijos
relaciones sociales; en el marco de esa fluidez deben enten­ tes, disfrutan jugando al béisbol.
derse las experiencias de las familias. En todos los casos, los La historia de esta familia es compleja, con ID
vimientos a través de la frontera, por lo general e
hijos participaÍl. en las actividades de la familia, no son me­
ros espectadores. A veces su participación es fundamHntal
para la supervivencia del hogar, como cuando contribuyen a
t trabajo, como es común en las familias obreras 1
de esta región. El señor y la señora Sánchez tien
la producción económica o median en las relaciones que tes en Nogales, Sonora, con los que están en est
mantiene la familia con instituciones externas; por ejemplo, tacto, y también se frecuentan con los parientes di
al emplear su conocimiento del inglés para comunicarse con Sánchez en Tucson y en otros pueblos de Arizona.
los funcionarios de la escuela o del gobierno. La totalidad de de la señora Sánchez había nacido en Phoenix, A
las experiencias domésticas, que es parte del entorno de en­ ro en su momento la familia se estableció en Nog:
señanza de todo niño, ayuda a formar lo que constituye su ra. Su padre había nacido en Arizona y su famil
fondo de conocimientos (Moll y Greenberg, 1990). Nogales,Arizona (tras el límite de Nogales, SonO!
trabajador de campo migran te que seguía las c(
Arizona y California. Lo mismo que muchos mex
La familia Sánchez rante la Depresión, el padre de la señora Sánchez
triado» a la fuerza a México (aunque era ciudada
La familia 1 está formada por siete personas; entre ellos, unidense) y se estableció en Nogales, Sonora. AH
tres hijos adolescentes nacidos en Nogales, Sonora (Méxi­ quien sería la madre de la señora Sánchez. Se cal
co), un niño de doce años (Santiago) nacido en Tucson, Ari­ vieron siete hijos. La señora Sánchez nació en l'
zona, y una niña de cuatro, nacida en la misma población. 1954 y cursó allí hasta el octavo grado. Cuando
Los padres, Berta y José Sánchez, nacieron en Cananea y cisiete años se casó con José Sánchez, y un año
en Nogales, Sonora, respectivamente. La familia ha vivido tuvo al primero de sus cinco hijos. Hace más o 1l
años, la familia de la señora Sánchez se mudó a TI
1 El ejemplo se basa en la tesis de Javier Tapia (1991) y en los resúmenes estar cerca de las hermanas de la madre. Sin err
de estudios de casos de James Greenberg (véanse Moll, Vélez-Ibáñez y mo la señora Sánchez ya estaba casada, perman€
Greenberg, 1989; Vélez-Ibáñez y Greenberg, 1989). ef. también Heyman
(1990) y Vélez-Ibáñez (en prensa). El estudio de la familia, lo mismo que el
gales con su marido y sus hijos hasta que el deter
análisis del aula, fue subsidiado en parte por el contrato OBEMLA N 300­
Q

87-0131; agradecemos esa ayuda. * En español en el original. (N. del T.)

188
lad de factores, que incluyen su historia personal permanentemente en Tucson desde 1984, y desde 1986 en
.as condiciones socioeconómicas, las consideracio­ su actual residencia, un alojamiento público que consta de
as, legales y culturales, lo mismo que las redes so­ un departamento de dos pisos: tiene tres dormitorios, dos
s que pertenece. En el ejemplo que presentamos baños, una modesta sala de estar y una pequeña cocina que
leamos muchos de los factores que caracterizan a es al mismo tiempo comedor diario. El departamento está
s mexicanos muy próximos a la frontera con los situado en uno de los barrios* mexicanos en el sur de Tuc­
nidos, como la rustoria rural de la familia, las ex­ son. En las cercanías hay una panadería mexicana, un pe­
¡ transnacionales de sus miembros, la inestabi­ queño mercado y una casa de alquiler de videos. El mercado
!mpleo en un mercado laboral segmentado, y los vende diarios y revistas en español (yen inglés), y la casa de
y especiales roles de las relaciones sociales en el alquiler de videos tiene una gran colección de películas me­
liento de los hogares (Tapia, 1991; Vélez-Ibáñez y xicanas. En el barrio hay muchos restaurantes mexicanos,
~, 1989). El ejemplo también ilustra lo que La Fon­ y un dispensario de alinlentos para pobres y gente sin techo.
;6) llamó la «realidad fluida» de los hogares, los A unas tres cuadras al sur de la casa existe también un gran
tl su composición, la residencia, los empleos y las parque donde Roberto y Ricardo, dos de los hijos adolescen­
sociales; en el marco de esa fluidez deben enten­ tes, disfrutan jugando al béisboL
'xperiencias de las familias. En todos los casos, los La historia de esta familia es compleja, con muchos mo­
.cipan en las actividades de la familia, no son me­ vimientos a través de la frontera, por lo general en busca de
adores. A veces su participación es fundamental
pervivencia del hogar, como cuando contribuyen a
1 trabajo, como es común en las familias obreras mexicanas
de esta región. El señor y la señora Sánchez tienen parien­
ción económica o median en las relaciones que tes en Nogales, Sonora, con los que están en estrecho con­
la familia con instituciones externas; por ejemplo, tacto, y también se frecuentan con los parientes de la señora
': su conocimiento del inglés para comunicarse con Sánchez en Tucson y en otros pueblos de Arizona. La madre
lariOS de la escuela o del gobierno. La totalidad de de la señora Sánchez había nacido en Phoenix, Arizona, pe­
:mcias domésticas, que es parte del entorno de en­ ro en su momento la familia se estableció en Nogales, Sono­
.e todo niño, ayuda a formar lo que constituye su ra. Su padre había nacido en Arizona y su familia vivía en
onocimientos (Moll y Greenberg, 1990). Nogales, Arizona (tras el límite de Nogales, Sonora). Fue un
trabajador de campo migrante que seguía las cosechas de
Arizona y California. Lo mismo que muchos mexicanos du­
:ia Sánchez
t rante la Depresión, el padre de la señora Sánchez fue «repa­
triado» a la fuerza a México (aunque era ciudadano estado­
ilia1 estáformada por siete personas; entre ellos, unidense) y se estableció en Nogales, Sonora. Allí conoció a
adolescentes nacidos en Nogales, Sonora (Méxi­ quien sería la madre de la señora Sánchez. Se casaron y tu­
ío de doce años (Santiago) nacido en Tucson, Ari­ vieron siete hijos. La señora Sánchez nació en Nogales en
La niña de cuatro, nacida en la misma población. 1954 y cursó allí hasta el octavo grado. Cuando tenía die­
s, Berta y José Sánchez, nacieron en Cananea y cisiete años se casó con José Sánchez, y un año más tarde
's, Sonora, respectivamente. La familia ha vivido tuvo al primero de sus cinco hijos. Hace más o menos diez
años, la familia de la señora Sánchez se mudó a Tucson para
lo se basa en la tesis de Javier Tapia (1991)y en los resúmenes estar cerca de las hermanas de la madre. Sin embargo, co­
de casos de James Greenberg (véanse Moll, Vélez-Ibáñez y mo la señora Sánchez ya estaba casada, permaneció en No­
t989; Vélez-Ibáñez y Greenberg, 1989). ef. también Heyman gales con su marido y sus hijos hasta que el deterioro de las
~z-Ibáñez (en prensa). El estudio de la familia, lo mismo que el
mla, fue subsidiado en parte por el contrato OBEMLA N° 300­
'adecemos esa ayuda. * En español en el original. (N. del T.)

189
condiciones económicas de México los llevó a mudarse a doce años), toda la familia regresó a Nogales, Sor
Tucson en 1984. reunirse con el señor Sánchez.
José Sánchez procede también de una familia de fronte­
En 1980, la señora Sánchez inició las gestione:
ra. Nació en 1949 en el pueblo minero de Cananea, Sonora.
tener la ciudadanía estadounidense y reinició la se
Su padre fue criado en ese mismo pueblo y había tenido di­ residencia para toda la familia. La familia llegó
versos trabajos, incluyendo la reparación de barcos, la me­ por segunda vez en 1984. La mudanza fue facil
cánica de automóviles y un empleo en la oficina de correos. parientes y amigos, que los ayudaron a conseguí
Como parte de este último trabajo, fue trasladado a Noga­ Se establecieron en un departamento de un cm
les , Sonora, cuando José era niño. Si bien se trataba de. un alojamiento público donde vive la madre de la sel
puesto oficial seguro, Sánchez padre necesitaba más dinero chez. El señor Sánchez pronto encontró trabajo el
para mantener a su esposa ya los cinco hijos. Como comple­ nufactura de pacana en Suharita (un pueblito cerc
mento, abrió un taller mecánico junto a su casa. Cuando era son), pero trabajó allí sólo algunos meses, hasta qu
joven, José ayudaba a su padre a reparar automóviles al re­ padre* (amigo cercano o padrino de uno de los hi;
gresar de la escuela y durante las vacaciones, lo mismo que contró un empleo mejor como carpintero en una j
sus hermanos. Cursó hasta el decimoprimer grado, antes de muebles. Su esposa, después de trabajar en un re~
abandonar; aprendió a tocar la guitarra en la escuela, e hizo haciendo tortillas,** encontró un mejor empleo (ce
algún dinero con una orquesta, habilidad que, como vere­ da de una hermana) en una fábrica de papas mt
mos, le sería de mucha utilidad. Por la época en que José se aún está empleada en la actualidad. En mayo de 1~
casó, su padre le consiguió un trabajo como cartero. De to­ ñor Sánchez fue despedido de la fábrica de mueble
dos modos siguió trabajando con él en el taller parte del no pudo hallar otro trabajo en Tucson, se empleó I
tiempo y tocando a veces con la orquesta. sico en una orquesta de Nogales, Sonora. Desdid
El señor Sánchez recuerda que la familia era feliz en N0­ te~ a causa de problemas de documentación, la ore
gales, Sonora. Tenía un «buen» empleo en el servicio postal podía presentarse en los Estados Unidos, y el hech
y trabajo de tiempo parcial en el taller de su padre. Mantuvo sólo en México limitaba los posibles ingresos del SI
el trabajo en la oficina de correos desde 1967 hasta 1984, chez. De todos modos, con el dinero del salario de s
con una pausa de seis meses en 1978, cuando la familia in­ y con las rebajas de alquiler y los bonos de aliment
tentó inmigrar a Arizona. En esa época, las desfavorables reciben porque es un «desempleado», se las arregl
condiciones económicas de México hicieron que la capaci­ micamente. Sin embargo, como el señor Sánchez (
dad adquisitiva de la familia decreciera marcadamente. char a menudo a Nogales, Sonora, busca un emple
Además, el gobierno inició varios programas d~ austerida~ en Nogales, Arizona, que también le permita seg¡
que llevaron a la cancelación de muchos benefiCIOS que reCl­ jando en la orquesta. En caso de lograrlo, toda la j
bían los trabajadores postales. Como las cosas empeoraban, establecería en Nogales, Arizona.
el señor Sánchez pensó que les podría ir mejor en Arizona. Esta inestable situación laboral y la búsqueda (
En 1978, la familia intentó por primera vez establecerse de mejores empleos son típicas de muchas familia.
enArizona. Como los padres de la señora Sánchez eran ciu­ trabajadora. A causa de los bajos salarios, los mie
dadanos de los Estados Unidos, solicitaron una residencia la: familia Sánchez no solamente han tenido que pa
permanente en el país. Se mudaron a Phoenix con algunos
país a otro, sino que han debido saltar de un secto]
de sus parientes a la espera de la documentación. No obs­ cado laboral a otro, tomar diversos empleos y haCE
tante el señor Sánchez no logró conseguir un empleo esta­ do común con sus salarios. En ese proceso han adq
ble y ;egresó a México; entre tanto,la señora Sánchez,junto
con los tres hijos mayores, se mudó a Tucson a casa de unos
primos. Tras el nacimiento de Santiago (que ahora tiene * En español en el original. (N. del T.)

** En español en el original. (N. del T.)

190
nes económicas de México los llevó a mudarse a
doce años), toda la fanrilia regresó a Nogales, Sonora, para
n 1984.
reunirse con el señor Sánchez.
ánchez procede también de una familia de fronte­
En 1980, la señora Sánchez inició las gestiones para ob­
en 1949 en el pueblo minero de Cananea, Sonora. tener la ciudadanía estadounidense y reinició la solicitud de
fue criado en ese mismo pueblo y había tenido di­ residencia para toda la familia. La familia llegó a Tucson
abajos, incluyendo la reparación de barcos, la me­ por segunda vez en 1984. La mudanza fue facilitada por
automóviles y un empleo en la oficina de correos. parientes y amigos, que los ayudaron a conseguir empleo.
rte de este último trabajo, fue trasladado a N oga­ Se establecieron en un departamento de un complejo de
ra, cuando José era niño. Si bien se trataba de un alojamiento público donde vive la madre de la señora Sán­
icial seguro, Sánchez padre necesitaba más dinero chez. El señor Sánchez pronto encontró trabajo en una ma­
ltener a su esposa y a los cinco hijos. Como comple­ nufactura de pacana en Suharita (un pueblito cerca de Tuc­
brió un taller mecánico junto a su casa. Cuando era son), pero trabajó allí sólo algunos meses, hasta que un com­
sé ayudaba a su padre a reparar automóviles al re­ padre* (amigo cercano o padrino de uno de los hijos) le en­
! la escuela y durante las vacaciones, lo mismo que contró un empleo mejor como carpintero en una fábrica de
.anos. Cursó hasta el decimoprimer grado, antes de muebles. Su esposa, después de trabajar en un restaurante
'lI'; aprendió a tocar la guitarra en la escuela, e hizo haciendo tortillas,** encontró un mejor empleo (con la ayu­
lero con una orquesta, habilidad que, como vere­ da de una hermana) en una fábrica de papas fritas, donde
~ría de mucha utilidad. Por la época en que José se aún está empleada en la actualidad. En mayo de 1989, el se­
)adre le consiguió un trabajo como cartero. De to­ ñor Sánchez fue despedido de la fábrica de muebles y, como
)s siguió trabajando con él en el taller parte del no pudo hallar otro trabajo en Tucson, se empleó como mú­
tocando a veces con la orquesta. sico en una orquesta de Nogales, Sonora. Desdichadamen­
.or Sánchez recuerda que la familia era feliz en No­ te, a causa de problemas de documentación, la orquesta no
(lora. Tenía un «buen» empleo en el servicio postal podía presentarse en los Estados Unidos, y el hecho de tocar
de tiempo parcial en el taller de su padre. Mantuvo sólo en México limitaba los posibles ingresos del señor Sán­
) en la oficina de correos desde 1967 hasta 1984, chez. De todos modos, con el dinero del salario de su esposa,
)ausa de seis meses en 1978, cuando la fanrilia in­ y con las rebajas de alquiler y los bonos de alimentación que
ugrar a Arizona. En esa época, las desfavorables reciben porque es un «desempleado», se las arreglan econó­
.es económicas de México hicieron que la capaci­ micamente. Sin embargo, como el señor Sánchez debe mar­
LÍsitiva de la familia decreciera marcadamente. char a menudo a Nogales, Sonora, busca un empleo regular
el gobierno inició varios programas -de austeridad en Nogales, Arizona, que también le permita seguir traba­
ron a la cancelación de muchos beneficios que reci­ jando en la orquesta. En caso de lograrlo, toda la familia se
rabajadores postales. Como las cosas empeoraban, establecería en Nogales, Arizona.
lánchez pensó que les podría ir mejor en Arizona. Esta inestable situación laboral y la búsqueda constante
78, la familia intentó por primera vez establecerse de mejores empleos son típicas de muchas fanrilias de clase
a. Como los padres de la señora Sánchez eran ciu­ trabajadora. A causa de los bajos salarios, los miembros de
le los Estados Unidos, solicitaron una residencia la fanrilia Sánchez no solamente han tenido que pasar de un
lte en el país. Se mudaron a Phoenix con algunos país a otro, sino que han debido saltar de un sector del mer­
rientes a la espera de la documentación. No obs­ J
cado laboral a otro, tomar diversos empleos y hacer un fon­
leñor Sánchez no logró conseguir un empleo esta­ do común con sus salarios. En ese proceso han adquirido un
~só a México; entre tanto, la señora Sánchez,junto
~s hijos mayores, se mudó a Tucson a casa de unos
* En español en el original. (N. del T.)

'ras el nacimiento de Santiago (que ahora tiene ** En español en el original. (N. del T.)

191
amplio «fondo de conocimiento» que los ayuda a sobrevivir y rodeados de parientes. No sólo la madre y la hen
a desarrollarse. Algunos de esos fondos de conocimiento, da­ señora Sánchez viven en el mismo complejo, si
dos el contexto o las circunstancias apropiados, se transmi­ ella no puede cuidar a los niños, tiene tres herm
ten de una generación a otra. Por ejemplo, todos los hijos de hermanas que viven cerca y a los cuales puede re
Sánchez tocan instrumentos musicales. Roberto, el mayor, ra no mencionar a los seis primos que viven en TI
ha llegado a ser un músico competente, aunque está toda­ ne también una hermana en Amado, Arizona (
vía en la escuela, y ha comenzado a tocar profesionalmente cercano), y su marido lleva a los niños a la escuel;
en una orquesta de jóvenes en Nogales, Sonora. La señora mañanas cuando se dirige a la fábrica de ropa de
Sánchez lo alentó a tocar con la orquesta en tanto el joven la que trabaja. Esa ayuda no se limita en modo a
tuviera buenas notas en la escuela, y con la idea de que más familia de la señora Sánchez. Como su esposa 1
tarde pasara a integrar la orquesta de su padre. Roberto señor Sánchez se encarga de gran parte del trabaj
suele acompañar a su padre a Nogales, Sonora, donde ahora co y suele llevarse a su hija consigo cuando va a Ni
tiene una novia, con lo que se establece una nueva genera­ jándola con sus padres o con sus hermanas mient
ción de relaciones a través de la frontera. ja. y así como la casa de la madre de la señora SáI
Aunque es muy importante, este conocimiento acumula­ nudo central de intercambio entre sus hijos qUE
do a través de la historia es por sí solo insuficiente para ayu­ Tucson, la casa de los padres del señor Sánchez (
dar a las famÍlias a hacer frente a las diñciles condiciones el nexo de intercambio entre sus parientes de N(
económicas y la incertidumbre laboral. Las familias tienen nora. Por ejemplo, una de sus hermanas, que tra
que depender también de sus relaciones sociales, sobre todo secretaria y tenedora de libros en una de las maqL
las de parentesco, para tener acceso a recursos o para inter­ (trabajadores de montaje) en Nogales, está divorc
cambiarlos de ambos lados de la frontera. Si bien los amigos vuelto a vivir con sus padres, y les paga para qUE
y los parientes pueden dar una importante ayuda en las al niño (aunque no la tarifa común) mientras elh
épocas de crisis, en su mayor parte los intercambios se pro­ bajar.
ducen de una manera tan habitual y constante que las per­ Otro importante conjunto de servicios que l(
sonas casi no tienen conciencia de ellos. Esos intercambios tes y los amigos de los Sánchez se suministran e
cotidianos asumen una variedad de formas, entre ellas: ser­ su trabajo. Por ejemplo, dada la naturaleza de lo
vicios de todo tipo, acceso a la información, incluida la ayu­ de los hombres en el mercado laboral, el conocir
da para encontrar trabajo o alojamiento, y conocimiento .bre mecánica es importante en esta población. El ~
acerca del modo de manejarse con las oficinas del gobierno, chez, por lo común asistido por uno de sus hijos, f
y diversas formas de asistencia material, aparte del dinero, dar a sus amigos y a sus parientes a reparar sus,
como la de albergar a los visitantes. Una vez más, la familia les. Del mismo modo, sus parientes estuvieron 2
Sánchez ilustra el modo como cada una de esas formas de lo a construirse una casa en Nogales pero, cuando
intercambio ayuda a los hogares a enfrentar su situación se trasladó aArizona, se abandonó la obra. Los sel
económica y cómo los miembros de la familia movilizan el también esenciales para las empresas familiares. I

fondo de conocimientos distribuidos en su red sociaL padre del señor Sánchez se jubiló en el servicio d
Una de las formas fundamentales de asistencia en la red hace unos tres años, para compensar la pérdida dE:
social de la familia Sánchez gira en torno del cuidado de los abrió un tanichi, un almacén de comestibles. N
cinco hijos, cuyas edades oscilan entre los cuatro y los die­ te, su yerno Ramón, que es docente y administrad
ciocho años. Los mayores pueden hacerse cargo de los me­ escuela técnica de Nogales, pronto le consiguió a
nores después de la escuela, pero un niño de cuatro años
no puede quedar solo durante el día mientras sus padres
trabajan. No obstante, el señor y la señora Sánchez están * En español en el original. (N. del T.)

192
lndo de conocimiento» que los ayuda a sobrevivir y rodeados de parientes. N o sólo la madre y la hermana de la
lIarse. Algunos de esos fondos de conocimiento, da­ señora Sánchez viven en el mismo complejo, sino que, si
.texto o las circunstancias apropiados, se transmi­ ella no puede cuidar a los niños, tiene tres hermanos y dos
a generación a otra. Por ejemplo, todos los hijos de hermanas que viven cerca y a los cuales puede recurrir, pa­
tocan instrumentos musicales. Roberto, el mayor, ra no mencionar alos seis primos que viven en Tucson. Tie­
o a ser un músico competente, aunque está toda­ ne también una hermana en Amado, Arizona (un pueblo
Olscuela, y ha comenzado a tocar profesionalmente cercano), y su marido lleva a los niños a la escuela todas las
'questa de jóvenes en Nogales, Sonora. La señora mañanas cuando se dirige a la fábrica de ropa de Tucson en
.0 alentó a tocar con la orquesta en tanto el joven la que trabaja. Esa ayuda no se limita en modo alguno a la
lenas notas en la escuela, y con la idea de que más familia de la señora Sánchez. Como su esposa trabaja, el
¡ara a integrar la orquesta de su padre. Roberto señor Sánchez se encarga de gran parte del trabajo domésti­
npañar a su padre a Nogales, Sonora, donde ahora co y suele llevarse a su hija consigo cuando va a Nogales, de­
. novia, con lo que se establece una nueva genera­ jándola con sus padres o con sus hermanas mientras traba­
laciones a través de la frontera. ja. y así como la casa de la madre de la señora Sánchez es el
le es muy importante, este conocimiento acumula­ nudo central de intercambio entre sus hijos que viven en
:s de la historia es por sí solo insuficiente para ayu­ Tucson, la casa de los padres del señor Sánchez constituye
familias a hacer frente a las dificiles condiciones el nexo de intercambio entre sus parientes de Nogales, So­
:lS y la incertidumbre laboral. Las familias tienen nora. Por ejemplo, una de sus hermanas, que trabaja como
lder también de sus relaciones sociales, sobre todo secretaria y tenedora de libros en una de las maquiladoras*
-entesco, para tener acceso a recursos o para inter­ (trabajadores de montaje) en Nogales, está divorciada y ha
)s de ambos lados de la frontera. Si bien los amigos vuelto a vivir con sus padres, y les paga para que le cuiden
.entes pueden dar una importante ayuda en las al niño (aunque no la tarifa común) mientras ella va a tra­
crisis, en su mayor parte los intercambios se pro- bajar.
una manera tan habitual y constante que las per­ Otro importante conjunto de servicios que los parien­
i no tienen conciencia de ellos. Esos intercambios tes y los amigos de los Sánchez se suministran entre sí, es
; asumen una variedad de formas, entre ellas: ser­ su trabajo. Por ejemplo, dada la naturaleza de los empleos
;odo tipo, acceso a la información, incluida la ayu­ de los hombres en el mercado laboral, el conocimiento so­
~ncontrar trabajo o alojamiento, y conocimiento bre mecánica es importante en esta población. El señor Sán­
l modo de manejarse con las oficinas del gobierno, chez, por lo común asistido por uno de sus hijos, suele ayu­
; formas de asistencia material, aparte del dinero, dar a sus amigos y a sus parientes a reparar sus automóvi­
~ albergar a los visitantes. Una vez más, la familia les. Del mismo modo, sus parientes estuvieron ayudándo­
lustra el modo como cada una de esas formas de lo a construirse una casa en Nogales pero, cuando la familia
lio ayuda a los hogares a enfrentar su situación se trasladó aArizona, se abandonó la obra. Los servicios son
'1. y cómo los miembros de la familia movilizan el también esenciales para las empresas familiares. Cuando el
~onocimientos distribuidos en su red social. padre del señor Sánchez se jubiló en el servicio de correos,
~ las formas fundamentales de asistencia en la red hace unos tres años, para compensar la pérdida de ingresos,
a familia Sánchez gira en torno del cuidado de los abrió un tanichi, un almacén de comestibles. No obstan­
s, cuyas edades oscilan entre los cuatro y los die­ te, su yerno Ramón, que es docente y administrador en una
lS. Los mayores pueden hacerse cargo de los me­ escuela técnica de Nogales, pronto le consiguió a su suegro
pués de la escuela, pero un niño de cuatro años
quedar solo durante el día mientras sus padres
No obstante, el señor y la señora Sánchez están * En español en el original. (N. del T.)

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un trabajo para enseñar mecánica de automóviles en la Y su cuñada por lo regular miran juntas el p
escuela. Sus nuevas tareas le dejaron poco tiempo para las busca de ofertas y para comparar precios.
dos ocupaciones, de manera que le entregó el taller a su her­ Los hogares dependen de sus redes sociales p
mano para que lo trabajase y le pidió a su hija Silvia que se tar circunstancias cambiantes y complicadas.
hiciera cargo del almacén de comestibles (le da algún dinero cuencia, están dispuestos a dedicar mucha enE
por ello). chos recursos para mantener buenas relaciones I
En resumen, los servicios laborales y materiales son, no sus miembros a través de la participación en 1
obstante, de menor importancia para las familias que el in­ familiares: nacimientos, bautismos, quinceañer.
tercambio de fondos de conocimiento. En verdad, ayudar a de presentación de adolescentes), manifestacio
encontrar trabajo, alojamiento, mejores transacciones en cenas de Navidad, excursiones, etc. (se hallarán
bienes y en servicios, y asesoramiento para tratar con las Tapia, 1991). Sin embargo, estos rituales forma
oficinas del gobierno y otras instituciones, importan mucho uno de los mecanismos a través de los cuales se
más para la supervivencia que las formas de ayuda mate­ las redes sociales. Tan importantes como ellos,
rial que esas familias se proporcionan entre sí. Por ejemplo, las visitas, rituales informales. No sólo la famil
la señora Sánchez ha ayudado a dos de sus hermanas a ha­ suele tener invitados, sino que también ellos vis
llar trabajo en la fábrica de papas fritas en la que trabaja y gos y a parientes casi todos los días. Ese contact
está intentando ayudar a otra tambIén. Además ha emplea­ los ayuda a mantener importantes lazos sociale
do el fondo de conocimiento logrado a través de sus expe­ var y actualizar el fondo de conocimiento en ese
riencias de inmigración para ayudar a la hermana del señor cial del que dependen constantemente.
Sánchez y a su esposo a llenar los requisitos para el progra­ En su búsqueda de supervivencia, sobre todc
ma de «amnistía». Los ayuda ahora a solicitar el programa dos de trabajo inestables, las familias mexicanas
de atención médica del Estado, que paga los costos de alum­ do una doble estrategia: los individuos adquierelJ
bramiento de sus bebés. Asimismo los ayuda a conseguir espectro de habilidades que les permite saltar, si
departamento en el complejo público donde vive, y bonos de rio, de un sector a otro del mercado laboral, y COI
alimento. En cada caso, como ellos no hablan bien inglés, la mación es la clave para sobrevivir en ese medio, .
señora Sánchez o uno de sus hijos los han acompañado a las buenas relaciones con una red social de amigos y
oficinas públicas y han llenado todos los formularios nece­ tes que tiene acceso a una variedad de fondos
sarios. miento. Estos se heredan socialmente, y se reprc
Como las familias deben tratar con diversas oficinas e desarrollan (o se excluyen) culturalmente, y su d
instituciones públicas, constantemente movilizan fondos de es una característica constante y dinámica de :
conocimiento sobre ellas distribuidos en su red social. Por . méstica.
ejemplo, cuando nos pusimos en contacto con la familia
Sánchez para este estudio, la señora invitó a su hermano
(maestro de escuela primaria de las escuelas públicas de
Tucson) a que estuviera presente cuando llegáramos para Conocimiento vivo en el aula escolar
explicar el proyecto; sólo cuando él se mostró satisfecho con
nuestra explicación, la familia estuvo de acuerdo en partici­ Nuestro segundo ejemplo procede de aulas
par. Del mismo modo, cuando reciben cartas de las oficinas que, en contraste con las caracterizadas por la I
o notas de la escuela, suelen dirigirse a sus hijos, que cono­ ción y el control (Goodlad, 1974), están organiza.
cen mejor el inglés, para que los ayuden a interpretarlas. El ma flexible, de modo de facilitar, entre los partic:
compartir fondos de conocimiento es algo que se produce
también en otros dominios. Por ejemplo, la señora Sánchez * En español en el original. (N. del T.)

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Ipara enseñar mecánica de automóviles en la y su cuñada por lo regular miran juntas el periódico en
lSnuevas tareas le dejaron poco tiempo para las busca de ofertas y para comparar precios.
iones, de manera que le entregó el taller a su her­ Los hogares dependen de sus redes sociales para enfren­
.que lo trabajase y le pidió a su hija Silvia que se tar circunstancias cambiantes y complicadas. En conse­
go del almacén de comestibles (le da algún dinero cuencia, están dispuestos a dedicar mucha energía y mu­
chos recursos para mantener buenas relaciones sociales con
LIllen, los servicios laborales y materiales son, no sus miembros a través de la participación en los rituales
le menor importancia para las familias que el in­ familiares: nacimientos, bautismos, quinceañeras* (fiestas
de fondos de conocimiento. En verdad, ayudar a de presentación de adolescentes), manifestaciones, bodas,
trabajo, alojamiento, mejores transacciones en cenas de Navidad, excursiones, etc. (se hallarán detalles en
o. servicios, y asesoramiento para tratar con las Tapia, 1991). Sin embargo, estos rituales formales son sólo
1gobierno y otras instituciones, importan mucho uno de los mecanismos a través de los cuales se mantienen
la supervivencia que las formas de ayuda mate­ las redes sociales. Tan importantes como ellos, o más, son
as familias se proporcionan entre sí. Por ejemplo, las visitas, rituales informales. No sólo la familia Sánchez
:¡ánchez ha ayudado a dos de sus herman~s a ha­ suele tener invitados, sino que también ellos visitan a ami­
::> en la fábrica de papas fritas en la que trabaja y gos y a parientes casi todos los días. Ese contacto frecuente
;ando ayudar a otra tambIén. Además ha emplea­ los ayuda a mantener importantes lazos sociales y a reno­
::> de conocimiento logrado a través de sus expe­ var y actualizar el fondo de conocimiento en ese mundo so­
~ inmigración para ayudar a la hermana del señor cial del que dependen constantemente.
a su esposo a llenar los requisitos para el progra­ En su búsqueda de supervivencia, sobre todo en merca­
mistía». Los ayuda ahora a solicitar el programa dos de trabajo inestables, las familias mexicanas han segui­
o. médica del Estado, que p~a los costos de alum­ do una doble estrategia: los individuos adquieren un amplio
I de sus bebés. Asimismo los ayuda a conseguir espectro de habilidades que les permite saltar, si es necesa­
mto en el complejo público donde vive, y bonos de rio, de un sector a otro del mercado laboral, y como la infor­
En cada caso, como ellos no hablan bien inglés, la mación es la clave para sobrevivir en ese medio, mantienen
1chez o uno de sus hijos los han acompañado a las buenas relaciones con una red social de amigos y de parien­
íblicas y han llenado todos los formularios nece­ tes que tiene acceso a una variedad de fondos de conoci­
miento. Estos se heredan socialmente, y se reproducen y se
.as familias deben tratar con diversas oficinas e desarrollan (o se excluyen) culturalmente, y su distribución
les públicas, constantemente movilizan fondos de es una característica constante y dinámica de la vida do­
nto sobre ellas distribuidos en su red social. Por méstica.
:uando nos pusimos en contacto con la familia
lara este estudio, la señora invitó a su hermano
ie escuela primaria de las escuelas públicas de
que estuviera presente cuando llegáramos para Conocimiento vivo en el aula escolar
. proyecto; sólo cuando él se mostró satisfecho con
~plicación, la familia estuvo de acuerdo en partici­ Nuestro segundo ejemplo procede de aulas escolares
tismo modo, cuando reciben cartas de las oficinas que, en contraste con las caracterizadas por la regimenta­
la escuela, suelen dirigirse a sus hijos, que cono­ ción yel control (Goodlad, 1974), están organizadas en for­
el inglés, para que los ayuden a interpretarlas. El ma flexible, de modo de facilitar, entre los participantes, la
fondos de conocimiento es algo que se produce
n otros dominios. Por ejemplo, la señora Sánchez * En español en el original. (N. del T.)

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creación de relaciones diversas y cambiantes. En esas au­ aulas, el lenguaje y las habilidades de lectoescri'
las, el rol del maestro es el de mediador en el sentido vigots­ versos. Quince de los niños hablan y escriben ún
kyano del término: proporciona guía, apoyo estratégico y inglés; los demás son bilingües, y muchos de e
asistencia para ayudar a los niños a asumir el control de su con fluidez el español y el inglés.
propio aprendizaje (véase Moll y Whitmore, en prensa). La clase está organizada desde el punto de
El currículum, en lugar de someterse a una serie de acti­ para facilitar la distribución de las actividades '
vidades prescriptas, es preparado entre los alumnos yel do­ de muchos recursos, sobre todo libros, como parÍ
cente. Como veremos, la enseñanza se basa en los intereses tividades. En el aula hay muchas mesas grande/:
de los niños. El contenido se aprende a través de diferentes con el sector del piso que está alfombrado, les p
relaciones y actividades sociales que el docente consulta con espacio de trabajo a adultos y niños. Estos utilizl
los alumnos. Este es un proceso mediado en el sentido de timientos y armarios para guardar sus pertenen
que el maestro lo controla estratégicamente, de modo indi­ nales, pero la escuela provee lápices, papel, era
recto, con tacto. La clase funciona a través de diversos inter­ para el conjunto de la clase. Thdas estas cosas E
cambios mediados de conocimiento, en los cuales los niños, acceso y tienen un claro rótulo en ambas lenguas.
igual que el docente, son maestros y alumnos activos. Esa un desván y el escritorio del maestro, oculto en p~
interdependen9ia de adultos y niños, y la manera como uti­ escaparate, permiten que los niños dispongan I
lizan los recursos sociales y culturales para el desarrollo del para retirarse y trabajar, leer o simplemente visi
pensamiento, convierte a estas clases en estudios de caso Cuando se recorre el aula en un momento d~
muy informativos de cognición distribuida. vierte que hay libros por todas partes. Ocupan es'
ca del área de reuniones del grupo, marcados COl
para recordar a los niños la devolución de los libre
Una clase holística tomado en préstamo. Hay una caja repleta de librl
dos por algún niño determinado o por pequeños g
Esta clase de tercer grad02 está formada por 27 alumnos, trabajan en colaboración, y otros apilados en el alf
12 niños y 15 niñas, que vienen del barrio* donde se en­ ventana que se extiende a lo largo del aula. Los 1
cuentra la escuela (16 niños; la escuela está situada a unas cionados con temas generales de estudio están el
cuatro cuadras de la casa de los Sánchez) o viajan desde en arcones, para que sean más fáciles de tomar. I
otros barrios de la ciudad (11 niños) como parte de un pro­ racterísticas, abarcan desde los libros populares
grama «imán» de desegregación. 3 Como es común en esas nas y los de información ilustrados con historieta8
no ficción (como ensayos y biografias) para adult.
2 Los datos presentados aquí fueron recogidos por Kathryn Withmore de «mesa de café». Los volúmenes no solamente 1
como parte de su investigación de tesis. El ejemplo toma también elemen­ nan información en inglés y en español para la :
tos de un informe de Moll et al. (1990), de Moll y Whitmore (en prensa) y de
Crowell (en prensa).
ción temática, sino que con frecuencia son elegid
* En español en el original. (N. del T.) niños para una lectura «libre». .
3 Los lectores que no estén familiarizados con la política racial de los Es­ En otros lugares del aula pueden encontrara
tados Unidos pueden no conocer esta denominación. Por lo común se la más libros. Cuando la maestra preparaba una nu
emplea para describir a una escuela situada en uua vecindad de trabaja­
dores arronorteamericanos o latinos que se ha vuelto atractiva para las fa­
milias anglosajonas de clase media por sus características especiales; por
dominantemente anglosajona y los niños de las minorías son.
ejemplo, el acento puesto en la enseñanza con computadoras. Se espera
en ómnibus. 'Ibdos los programas de desegregación reciben 1
que esas familias envíen voluntariamente a sus hijos allí para integrar lo
nanciero, programas y personal complementarios, incluyend,
que de otro modo sería una escuela étnica o racialmente segregada. Si no,
plo, profesores de bellas artes, cousejeros, equipos de computal
las escuelas de desegregación pueden estar situadas en una vecindad pre­ por el estilo.

196
l relaciones diversas y cambiantes. En esas au­ aulas, el lenguaje y las habilidades de lectoescritura son di­
el maestro es el de mediador en el sentido vigots­ versos. Quince de los niños hablan y escriben únicamente el
término: proporciona guía, apoyo estratégico y inglés; los demás son bilingües, y muchos de ellos hablan
para ayudar a los niños a asumir el control de su con fluidez el español y el inglés.
mdizaje (véase Moll y Whitmore, en prensa). La clase está organizada desde el punto de vista fisico
culum, en lugar de someterse a una serie de acti­ para facilitar la distribución de las actividades y el empleo
~scriptas, es preparado entre los alumnos y el do­ de muchos recursos, sobre todo libros, como parte de las ac­
,o veremos, la enseñanza se basa en los intereses tividades. En el aula hay muchas mesas grandes que, junto
s. El contenido se aprende a través de diferentes con el sector del piso que está alfombrado, les proporciona
y actividades sociales que el docente consulta con espacio de trabajo a adultos y niños. Estos utilizan compar­
)s. Este es un proceso mediado en el sentido de timientos y armarios para guardar sus pertenencias perso­
istro lo controla estratégicamente, de modo indi­ nales, pero la escuela provee lápices, papel, crayones, etc.
acto. La clase funciona a través de diversos inter­ para el conjunto de la clase. 'Ibdas estas cosas son de fácil
ediados de conocimiento, en los cuales los niños, acceso y tienen un claro rótulo en ambas lenguas. Un piano,
~l docente, son maestros y alumnos activos. Esa un desván y el escritorio del maestro, oculto en parte por un
Ldencia de adultos y niños, y la manera como uti­ escaparate, permiten que los niños dispongan de lugares
cursos sociales y culturales para el desarrollo del para retirarse y trabajar, leer o simplemente visitar.
ltO, convierte a estas clases en estudios de caso Cuando se recorre el aula en un momento dado, se ad­
nativos de cognición distribuida. vierte que hay libros por todas partes. Ocupan estantes cer­
ca del área de reuniones del grupo, marcados con un signo
para recordar a los niños la devolución de los libros que han
e holística tomado en préstamo. Hay una caja repleta de libros publica­
dos por algún niño determinado o por pequeños grupos que
lse de tercer grad0 2 está formada por 27 alumnós, trabajan en colaboración, y otros apilados en el alféizar de la
, 15 niñas, que vienen del barrio* donde se en­ ventana que se extiende a lo largo del aula. Los libros rela­
escuela (16 niños; la escuela está situada a unas cionados con temas generales de estudio están clasificados
tdras de la casa de los Sánchez) o viajan desde en arcones, para que sean más fáciles de tomar. Por sus ca­
lOS de la ciudad (11 niños) como parte de un pro­ racterísticas, abarcan desde los libros populares con lámi­
lán» de desegregación. 3 Como es común en esas nas y los de información ilustrados con historietas, hasta de
no ficción (como ensayos y biograffas) para ádultos y libros
s presentados aquí fueron recogidos por Kathryn Withmore de «mesa de café». Los volúmenes no solamente proporcio­
e su investigación de tesis. El EÚemplo toma también elemen­ nan información en inglés y en español para la investiga­
.rme de Moll et al. (1990), de Mol! y Whitmore (en prensa) y de ción temática, sino que con frecuencia son elegidos por los
¡rensa). niños para una lectura «libre».
lol en el original. (N. del T.)
~es que no estén familiarizados con la política racial de los Es­
En otros lugares del aula pueden encontrarse todavía
5 pueden no conocer esta denominación. Por lo común se la más libros. Cuando la maestra preparaba una nueva selec­
describir a una escuela situada en una vecindad de trabaja­
rteamericanos o latinos que se ha vuelto atractiva para las fa­
5ajonas de clase media por sus características especiales; por dominantemente anglosajona y los niños de las minorías son llevados allí
,cento puesto en la enseñanza con computadoras. Se espera en ómnibus. Todos los programas de desegregación reciben un apoyo fi­
tilias envíen voluntariamente a sus hijos allí para integrar lo nanciero, programas y personal complementarios, incluyendo, por ejem­
!lodo sería una escuela étnica o racialmente segregada. Si no, plo, profesores de bellas artes, consejeros, equipos de computación, y cosas
cle desegregación pueden estar situadas en una vecindad pre­ por el estilo.

197

ción literaria para el estudio de autores, en uno de los ana­ do con los intereses de los niños; les proporciona
queles había un cartel que decía: «Favor de NO llevar libros dades de estudiar literatura con lectores de todas
de aquí. Estoy preparando los próximos estudios literarios. * zas, ~o mismo que con lectores de dos lenguas, y
Please do NOT take books from here. I'm preparing for our ocaSIOnes para mediar el aprendizaje recíproco i
next literature study groups. Ms. C. [firma]». Las selec­ experiencias de lectura y escritura compartidas.
ciones que los niños hacen de la biblioteca están en otra ca­ Los materiales para los grupos de estudio li
ja, a la espera de que se los intercambien en su siguiente vi­ rían. Puede tratarse, por ejemplo, de series de t
sita. Un registro de las áreas donde están los armarios de cionados por un mismo concepto (como el de los
los niños muestra los libros que se llevan a la casa para se­ denses nativos), un mismo género (como el del (
guir leyéndolos y los que traen de la casa para leer y com­ ravilloso) o un mismo autor. Cuando prepara ma
partir con los demás. un grupo de estudios de literatura centrado en
Aparte de los libros y los materiales de lectura, otros im­ maestra lleva al aula gran número de libros (a TI
presos funcionales adornan el aula. En la pared cuelgan dos tre 20 y 50, pero a veces más de 100) en serieE
alfabetos, uno en inglés y otro en español. Las reglas del au­ agrupados por autor. Los niños eligen el autor e
la, acordadas y firmadas solemnemente por niños y docen­ estudiar y la lengua en que desean leerlo, inclus~
tes, figuran en,un cuadro junto a la puerta. Los horarios que hacerlo en ambas. Cada grupo se reúne diariam
les recuerdan a los participantes actividades tales como las d:>s veces al mes con la maestra o un asistente, y (
lecciones de guitarra y el tiempo de recreo en el desván, es­ SID la presencia de adultos.
tán cerca de las correspondientes áreas de trabajo. Los pro­ En el siguiente ejemplo se muestra a tres ni
ductos del pensamiento de los niños se exhiben en las pare­ sentantes de tercer grado y sus interacciones en u
des en forma de gráficos y otros documentos públicos tales grupos de estudio literario. llustra, en especial, e
como redes que representan sesiones de «lluvia de ideas», m!) los niños forman una red social en la que inu
datos reunidos durante los estudios de matemática y de fondos de conocimiento en el contexto del aula (
experimentación científica, el registro en curso de las activi­ similar, aunque más concentrada, que en las'f~
dades organizadas por tema y listas de preguntas a cuya nuestro estudio.
respuesta están activamente dedicados los niños.
Un ejemplo revelador de pensamiento distribuido en es­
ta clase proviene de los grupos de estudio literario. El maes­ Lectura acerca de la guerra
tro recurre a esos grupos para que los niños compartan sus
reacciones, análisis y preguntas acerca de los libros que in­ Aaron es un activo niño rubio y de ojos castaño
tercambian con sus pares y maestros. Los niños leen en si­ entre sus amigos y exitoso en la escuela. Sus padrE
lencio, solos o con un amigo, antes de que el grupo se reúna fesionales que voluntariamente han enviado a Aa
para la discusión. Además de frecuentar una diversidad de hermana a esta escuela bilingüe. Aaron posee di¡
textos literarios, aprenden datos biográficos acerca de los nocimientos especializados para compartir con Sl
autores e ilustradores, comparan numerosos textos, extien­ ñeros y con los maestros en forma regular: tiene t
den su lectura a la escritura y a las ilustraciones mediante tíStico, sabe mucho acerca de su animal y mascou
cuadernos de literatura y otros proyectos de escritura, ana­ la salamanquesa, y conoce y habla de sus orígene
lizan argumentos, personajes, ambientes y otros elementos les judíos. Las aptitudes de Aaron para el arte y el
literarios, y crean mapas narrativos, entre otras activida­ ponen de manifiesto casi todos los días cuando su
des. Estos grupos de estudio literario se organizan de acuer­ piden consejo y ayuda en las ilustraciones yen el t
tístico. Comparte su conocimiento de los reptiles a
• En español en el original. (N. del T.) la presentación de investigaciones acerca del tem

198
ria para el estudio de autores, en uno de los ana­ do con los intereses de los niños; les proporcionan oportuni­
.ía un cartel que decía: "Favor de NO llevar libros dades de estudiar literatura con lectores de todas las destre­
,toy preparando los próximos estudios literarios. * zas, lo mismo que con lectores de dos lenguas, y frecuentes
NOT take books from here. rm preparing for our ocasiones para mediar el aprendizaje recíproco a través de
iture study groups. Ms. C. [firma]». Las selec­ experiencias de lectura y escritura compartidas.
los niños hacen de la biblioteca están en otra ca­ Los materiales para los grupos de estudio literario va­
,era de que se los intercambien en su siguiente vi­ rían. Puede tratarse, por ejemplo, de series de textos rela­
:lgistro de las áreas donde están los armarios de cionados por un mismo concepto (como el de los estadouni­
nuestra los libros que se llevan a la casa para se­ denses nativos), un mismp género (como el del cuento ma­
dolos y los que traen de la casa para leer y com­ ravilloso) o un mismo aútÓr. Cuando prepara material para
los demás. un grupo de estudios de literatura centrado en autores, la
de los libros y los materiales de lectura, otros im­ maestra lleva al aula gran número de libros (a menudo en­
.cionales adornan el aula. En la pared cuelgan dos tre 20 y 50, pero a veces más de 100) en series de textos
uno en inglés y otro en español. Las reglas del au­ agrupados por autor. Los niños eligen el autor que desean
das y firmadas solemnemente por niños y docen­ estudiar y la lengua en que desean leerlo, incluso si quieren
n en un cuadro junto a la puerta. Los horarios que hacerlo en ambas. Cada grupo se reúne diariamente, unas
dan a los participantes actividades tales como las dos veces al mes con la maestra o un asistente, y otras veces
le guitarra y el tiempo de recreo en el desván, es­ sin la presencia de adultos.
de las correspondientes áreas de trabajo. Los pro­ En el siguiente ejemplo se muestra a tres niños repre­
.pensamiento de los niños se exhiben en las pare­ sentantes de tercer grado y sus interacciones en uno de esos
ma de gráficos y otros documentos públicos tales I
~,
grupos de estudio literario. Ilustra, en especial, el modo co­
~s que representan sesiones de ,<lluvia de ideas», mo los niños forman una red social en la que intercambian
nidos durante los estudios de matemática y de fondos de conocimiento en el contexto del aula, de manera
ltación científica, el registro en curso de las actívi­ similar, aunque más concentrada, que en las familias de
:anizadas por tema y listas de preguntas a cuya nuestro estudio.
.están activamente dedicados los niños.
mplo revelador de pensamiento distribuido en es­
~oviene de los grupos de estudio literario. El maes­ Lectura acerca de la guerra
'e a esos grupos para que los niños compartan sus
s, análisis y preguntas acerca de los libros que in­ Aaron es un activo niño rubio y de ojos castaños, popular
m con sus pares y maestros. Los niños leen en si­ entre sus amigos y exitoso en la escuela. Sus padres son pro­
.os o con un amigo, antes de que el grupo se reúna fesionales que voluntariamente han enviado aAaron y a su
scusión. Además de frecuentar una diversidad de í hermana a esta escuela bilingüe. Aaron posee distintos co­
~rarios, aprenden datos biográficos acerca de los nocimientos especializados para compartir con sus compa­
ilustradores, comparan numerosos textos, extien­ t, ñeros y con los maestros en forma regular: tiene talento ar­
tístico, sabe mucho acerca de su animal y mascota favorita,
~ura a la escritura y a las ilustraciones mediante
s de literatura y otros proyectos de escritura, ana­ la salamanquesa, y conoce y habla de sus orígenes cultura­
lmentos, personajes, ambientes y otros elementos les judíos. Las aptitudes de Aaron para el arte y el dibujo se
, y crean mapas narrativos, entre otras activida­ ponen de manifiesto casi todos los días cuando sus pares le
¡ grupos de estudio literario se organizan de acuer­ piden consejo y ayuda en las ilustraciones y en el trabajo ar­
tístico. Comparte su conocimiento de los reptiles a través de
ñol en el original. (N. del T.)
la presentación de investigaciones acerca del tema y en los

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intercambios de ideas informales con los amigos. La histo­ a ayudar permitieron que una hablante monoru
ria sociocultural de Aaron como judío le asegura un sólido pañol, Marisela, tomara parte este año en la clal
rol de especialista en la clase muchas veces al año, por ejem­ avanzado. Lolita fue también la principal inform
plo cuando él y los miembros de su familia comparten las san acerca del español durante el año escolar.
fiestas y las tradiciones judías con la clase, y sobre todo en Estos tres niños, junto con otros, decidieron t
un grupo de estudio de literatura relacionado con el Holo­ en el mismo grupo de estudio literario durante E
causto, como veremos con detalle más adelante en este mis­ de primavera. El equipo se formó por el común ÍI
mo apartado. que fue el principal acontecimiento de su vida €
Susan, lo mismo que Aaron, viene de manera volunta­ mentos: la Guerra del Golfo Pérsico y las cuestiu
ria de otra comunidad diferente. Su padre es investigador y La guerra había sido el tema dominante en la~
su madre trabaja como maestra en un pueblo cercano a la ciones en el aula durante todo el invierno, cuand
frontera. Susan es una niña vivaz y pecosa que promueve formulaban preguntas, discutían posibilidades'
interesantes discusiones y abiertos intercambios de ideas y respuestas en los diarios y en la televisión. Sin ~
de opiniones, y alienta a los niños, sobre todo a sus amigos maestra estaba inquieta por lo que consideraba]
más cercanos, a que se animen a manifestarse. Los intere­ ción de la guerra en los medios de comunicación (
ses más destac¡:tdos de Susan se relacionan con el lenguaje, well, en prensa), y se vio en la necesidad de ofi
oral y escrito, en inglés, y, además, su conocimiento del es­
alumnos una imagen diferente, más humana, ce
pañol avanza con rapidez, lo cual pronto la convertiría en bi­
realista. Elaboró una serie literaria que consis
lingüe. Estos intereses llevaron a Susan a elaborar y pre­
amplia variedad de libros para niños, de ficción J'
sentar un entretenimiento bilingüe que se jugaba en otra
tales, centrados en su totalidad en los temas de 1
escuela y que proporcionó a la clase una fuente constante de
la paz. Ofreció esa serie de textos a toda la clase
preguntas genuinas, que animaron y sostuvieron vivas con­
opción para el siguiente grupo de estudios.
versaciones durante el año. Las preguntas de Susan se des­
tacarán en las transcripciones que se presentan más ade­ Aaron, Susan y Lolita, junto con otros cinco ni
lante. ron ese grupo literario. Se reunieron varias ve(
Lolita, que es una niña callada y muy exitosa académica­ mana, en algunas ocasiones con un adulto y otra!
mente, vive en el barrio* donde se encuentra la escuela. Su ra leer, discutir e interpretar los libros. Todos tI
lengua materna es el español, y su familia, que pertenece a guerras que se habían producido antes de que lOE
la clase trabajadora, habla sólo español en la casa. Lolita biesen nacido: la Guerra Civil de los Estados Uni
asistió a una escuela bilingüe desde el jardín de infantes, y gunda Guerra Mundial y la Guerra de Vietnam.
ahora es completamente bilingüe, y habla, lee y escribe fá­ profundizaban en el tema, los niños emplearon Sl
cilmente tanto en español cuanto en inglés. El conocimiento conocÍIniento de las guerras del pasado para coro
que Lolita tiene de la lengua, y sus habilidades en ambas, le del presente. En los siguientes segmentos se r~
aseguran un área de conocimientos especializados en la cla­ discusiones y las transformaciones que se prodUjE
se. Es una de los pocos estudiantes que verdaderamente do exploraron este tema tan importante, aunque
puede comunicarse con cualquier otro miembro de la clase, Los niños dedicaron los primeros días a la lec1
sea cual fuere la lengua. Por consiguiente, los compañeros ces leían de a dos; Susan y Lolita juntas, y Aa!
de clase monolingües y los adultos recurren a ella para tra­ amigo Travis. Mientras leían, tomaban notas en Si
ducir, enseñar a los pares y colaborar en los proyectos bilin­ nos de literatura y utilizaban autoadhesivos pru
gües de la escuela. El bilingüismo de Lolita y su disposición cuestiones y comentarios. Durante la primera diE
tardó mucho en decidir acerca de qué hablar y cé
• En español en el originaL (N. del T.) der. Los niños decidieron que querían hablar de U1

200
ios de ideas informales con los amigos. La histo­ a ayudar permitieron que una hablante monolingüe de es­
lltural de Aaron como judío le asegura un sólido pañol, Marisela, tomara parte este año en la clase de inglés
dalista en la clase muchas veces al año, por ejem­ avanzado. Lolita fue también la principal informante de Su­
) él Y los miembros de su familia comparten las san acerca del español durante el año escolar.
lS tradiciones judías con la clase, y sobre todo en Estos tres niños, junto con otros, decidieron tomar parte
de estudio de literatura relacionado con el Holo­ en el mismo grupo de estudio literario durante el semestre
no veremos con detalle más adelante en este mis­ de primavera. El equipo se formó por el común interés en lo
do. que fue el principal acontecimiento de su vida en esos mo­
lo mismo que Aaron, viene de manera volunta­ mentos: la Guerra del Golfo Pérsico y las cuestiones afines .
. comunidad diferente. Su padre es investigador y La guerra había sido el tema dominante en las conversa­
trabaja como maestra en un pueblo cercano a la ciones en el aula durante todo el invierno, cuando los niños
,usan es una niña vivaz y pecosa que promueve formulaban preguntas, discutían posibilidades y buscaban
;es discusiones y abiertos intercambios de ideas y respuestas en los diarios y en la televisión. Sin embargo, la
Les, y alienta a los niños, sobre todo a sus amigos maestra estaba inquieta por lo que consideraba la glorifica­
nos, a que se animen a manifestarse. Los intere­ ción de la guerra en los medios de comunicación (véase Cro­
~stacados de Susan se relacionan con el lenguaje, well, en prensa), y se vio en la necesidad de ofrecer a sus
ito, en inglés, y, además, su conocimiento del es­ alumnos una imagen diferente, más humana, compasiva y
1za con rapidez, lo cual pronto la convertiría en bi­ realista. Elaboró una serie literaria que consistía en una
:tos intereses llevaron a Susan a elaborar y pre­ amplia variedad de libros para niños, de ficción y documen­
entretenimiento bilingüe que se jugaba en otra tales, centrados en su totalidad en los temas de la guerra y
lue proporcionó a la clase una fuente constante de la paz. Ofreció esa serie de textos a toda la clase como una
: genuinas, que animaron y sostuvieron vivas con­ opción para el siguiente grupo de estudios.
~s durante el año. Las preguntas de Susan se des­
Aaron, Susan y Lolita, junto con otros cinco niños, eligie­
1 las transcripciones que se presentan más ade­
ron ese grupo literario. Se reunieron varias veces por se­
mana, en algunas ocasiones con un adulto y otras solos, pa­
que es una niña callada y muy exitosa académica­
ra leer, discutir e interpretar los libros. Todos trataban de
re en el barrio* donde se encuentra la escuela. Su
guerras que se habían producido antes de que los niños hu­
lterna es el español, y su familia, que pertenece a
biesen nacido: la Guerra Civil de los Estados Unidos, la Se­
·abajadora, habla sólo español en la casa. Lolita
gunda Guerra Mundial y la Guerra de Vietnam. Mientras
ma escuela bilingüe desde el jardín de infantes, y
profundizaban en el tema, los niños emplearon su creciente
:ompletamente bilingüe, y habla, lee y escribe fá­
anto en español cuanto en inglés. El conocimiento conocimiento de las guerras del pasado para comprender la
.tiene de la lengua, y sus habilidades en ambas, le del presente. En los siguientes segmentos se recogen sus
un área de conocimientos especializados en la cla­ discusiones y las transformaciones que se produjeron cuan­
a de los pocos estudiantes que verdaderamente do exploraron este tema tan importante, aunque dificil.
lunicarse con cualquier otro miembro de la clase, Los niños dedicaron los primeros días a la lectura. A ve­
uere la lengua. Por consiguiente, los compañeros ces leían de a dos; Susan y Lolita juntas, y Aaron con su
lOnolingües y los adultos recurren a ella para tra­ amigo Travis. Mientras leían, tomaban notas en sus cuader­
eñar a los pares y colaborar en los proyectos bilin­ nos de literatura y utilizaban autoadhesivos para señalar
escuela. El bilingüismo de Lolita y su disposición cuestiones y comentarios. Durante la primera discusión, se
tardó mucho en decidir acerca de qué hablar y cómo proce­
101 en el original. (N. del T.) der. Los niños decidieron que querían hablar de un libro dis­

201
tinto en cada sesión y centrarse después en Rose Blanche, Aaron: Nazi es un... es un alemán que ... eh. : .
de Roberto Innocenti (1985), como punto de partida. Colín: Un poco como el Ku Klux Klan.
El libro se refiere a la Alemania nazi. Cuenta una cau­ Trevor: Sí.
tivante historia acerca de una muchachita que descubre a Susan: ¿Cómo pueden saber si son judíos o algo d
unos niños que están en un campo de concentración, y Aaron: Bueno, si tienen vestimenta andrajosa, co
clandestinamente les lleva comida todos los días. Hace sus te dicen esas palabras.
visitas hasta que termina la guerra y un día encuentra que Susan: ¿Y si en realidad son ricos y se visten
las cercas de alambre de púas han sido derribadas y que los extraña, y son judíos?
niños se han ido. Mientras permanece allí confusa, los sol­ Aaron: Si no son ricos, podrían llevarte. Si son j
dados que avanzan hacen un disparo; ella jamás regresa a duda te llevarán.
casa, pero la primavera vuelve a Alemania y en torno de las Trevor: No me gusta cómo se ve el campo de concl
cercas derribadas crecen flores silvestres. Aaron: Todo el que es diferente está en ese campo t
Uno de los alumnos planteó una cuestión que se convir­ tración. En ese momento, ellos. Alo mejor Hitler 1
tió en punto de discusión de todo el grupo: Travis preguntó ber estado en el Ku Klux Klan. Podría haber [ina
por qué Rose Blanche, en una de las primeras ilustraciones entonces podría haberlos llevado a su lugar.
del libro, llevaba una bandera nazi. Rose Blanche se esfor­ Maestra: Es interesante pensar esto: si la Alem
zaba con tanto' afán y valentía por ayudar a los niños que fuera aquí, ahora, ¿a quiénes apresarían?
estaban en el campo de concentración, que la ilustración re­ Aaron: Podrían apresarme a mí.
sultaba incomprensible para el grupo. Esta contradicción es Maestra: ¿Por qué? ¿Porque eres judío?
un súnbolo de la inocencia de los niños en la guerra, y los Aaron: Sí.
alumnos de tercer grado se esforzaban por entender esa Susan: ¿¡Están aquí ahora!?
abstracta cuestión. La discusión que mantuvieron reveló [La discusión continúa.]
mucha información acerca de lo que podríamos llamar el
fondo de conocimiento histórico de este grupo: En esta primera discusión, los niños mostrare
tintos niveles de conocimiento acerca del períodl
Susan: ¿Por qué tiene una bandera nazi? de la Segunda Guerra Mundial, y en el grupo com
Aaron: Era alemana o algo así. desempeñar papeles que se mantendrán duran
Maestra: ¿Hablaron acerca de esto juntos, ustedes dos?
del estudio literario, una especie de división del tr:
[Con referencia a la anterior discusión de Aaron y Travis
intercambio de conocimiento. Por ejemplo, Susan
cuando leían el libro juntos.]
menos información, nunca duda en plantear preg
Aaron: Sí.
ciantes que llevan a los niños a pensar, a interpre
Maestra: ¿Qué le dijiste?
blar con sentido. Aaron, por el contrario, respon
Aaron: Bueno, apenas empezaba a responder a algunas de
sus preguntas, pero no me acuerdo. modidad preguntas sobre ese importante momE
Maestra: ¿Qué piensas de ella? ¿Crees que es nazi? propia historia cultural. Tiene buena cantidad
Susan:No. mientos precisos acerca del período y aporta una
Aaron: No lo sé. Pienso que en realidad es alemana, pero va que pone a los niños en vinculación con la his"t<
ella ... se Blanche y con el presente. La maestra, que tam
Trevor: Quizás estaba obligada a hacerlo. día y sabe mucho acerca del Holocausto, se abst
Aaron: Lo dudo. tervenir en la conversación con demasiada frecue
Trevor: Podría ser medio alemana. beradamente deja que Aaron responda a las pre
Susan: ¿Qué es un nazi? ¿Es un judío alemán? los otros niños y complete sus conocimientos con

202
ada sesión y centrarse después en Rose Blanch€, Aaron: Nazi es un... es un alemán que ... eh...

;0 Innocenti (1985), como punto de partida. Colin: Un poco como el Ku Klux Klan.

o se refiere a la Alemania nazi. Cuenta una cau­ Trevor: Sí.

lstoria acerca de una muchachita que descubre a Susan: ¿Cómo pueden saber si son judíos o algo distinto?

os que están en un campo de concentración, y Aaron: Bueno, si tienen vestimenta andrajosa, comúnmen­

lamente les lleva comida todos los días. Hace sus te dicen esas palabras.

.sta que termina la guerra y un día encuentra que Susan: ¿Y si en realidad son ricos y se visten en forma

de alambre de púas han sido derribadas y que los extraña, y son judíos?

lan ido. Mientras permanece allí confusa, los sol­ Aaron: Si no son ricos, podrían llevarte. Si son judíos, sin

~ avanzan hacen un disparo; ella jamás regresa a duda te llevarán.

I la primavera vuelve a Alemania y en torno de las Trevor: No me gusta cómo se ve el campo de concentración.

:ribadas crecen flores silvestres. Aaron: 'lbdo el que es diferente está en ese campo de concen­

~ los alumnos planteó una cuestión que se convir­ tración. En ese momento, ellos. A lo mejor Hitler podría ha­

lto de discusión de todo el grupo: Travis preguntó ber estado en el Ku Klux Klan. Podría haber [inaudible]. Y

ose Blanche, en una de las primeras ilustraciones entonces podría haberlos llevado a su lugar.

llevaba una bandera nazi. Rose Blanche se esfor­ Maestra: Es interesante pensar esto: si la Alemania nazi

tanto afán y valentía por ayudar a los niños que fuera aquí, ahora, ¿a quiénes apresarían?

u el campo de concentración, que la ilustración re­ Aaron: Podrían apresarme a mí.

.comprensible para el grupo. Esta contradicción es Maestra: ¿Por qué? ¿Porque eres judío?

lo de la inocencia de los niños en la guerra, y los Aaron: Sí.

de tercer grado se esforzaban por entender esa Susan: ¿¡Están aquí ahora!?

cuestión. La discusión que mantuvieron reveló


[La discusión continúa.]

formación acerca de lo que podríamos llamar el


:onocimiento histórico de este grupo:
En esta primera discusión, los niños mostraron sus dis­
'or qué tiene una bandera nazi?
tintos niveles de conocimiento acerca del período histórico
a alemana o algo así.
de la Segunda Guerra Mundial, y en el grupo comenzaron a
¿Hablaron acerca de esto juntos, ustedes dos?
desempeñar papeles que se mantendrán durante el resto
rencia a la anterior discusión de Aaron y Travis
del estudio literario, una especie de división del trabajo en el
tan el libro juntos.]
intercambio de conocimiento. Por ejemplo, Susan, que tiene
menos información, nunca duda en plantear preguntas acu­
~Qué le dijiste?
ciantes que llevan a los niños a pensar, a interpretar y a ha­
teno, apenas empezaba a responder a algunas de
blar con sentido. Aaron, por el contrario, responde con co­
utas, pero no me acuerdo.
modidad preguntas sobre ese importante momento de su
~Qué piensas de ella? ¿Crees que es nazi?
propia historia cultural. Tiene buena cantidad de conoci­
). mientos precisos acerca del período y aporta una perspecti­
) lo sé. Pienso que en realidad es alemana, pero va que pone a los niños en vinculación con la his,toria de Ro­
se Blanche y con el presente. La maestra, que también es ju­
llzás estaba obligada a hacerlo. día y sabe mucho acerca del Holocausto, se abstiene de in­
dudo. tervenir en la conversación con demasiada frecuencia. Deli­
dría ser medio alemana. beradamente deja que Aaron responda a las preguntas de
:ué es un nazi? ¿Es un judío alemán? los otros niños y complete sus conocimientos con más infor­

203
mación; y deja preguntas en suspenso para que el grupo se enviadas a los campos de concentración o que.
centre en ellas y alienta a cada uno a participar. sinadas no eran judías, como los gitanos.

La conversación sigue cuando los niños intentan com­ Aaron: Sí.

prender la horrenda realidad de que unas pocas personas Maestra: Y los que tenían enfermedades mental
puedan disponer del poder de decidir acerca de la vida y la Susan: ¿Quiénes son los gitanos?

muerte de otras. Colín y Aaron comparten una experiencia


reciente de observar a partidarios de la supremacía blanca La pregunta de Susan inició una prolongad
en la universidad local: acerca de los gitanos, los estereotipos que se ten
yel modo como fueron dominados por los nazis. P.
Susan: Aaron, ¿ellos podrían llevarte a ti?
nistra un vínculo con el presente al mencionar ;
Aaron: No creo, porque soy blanco.
nas sin techo que duermen en un parque cercan(
Maestra: No sé qué pasaría si los cabezas rapadas tuvieran
la. La conversación se desplaza hacia el final (
en los Estados Unidos el poder que los nazis tenían en Ale­
muerte de Rose Blanche, y las cuestiones respE
mania. ¿Aceptamos aquí a todo el que sea diferente? ¿Sí?
hecho. Los niños imaginan cómo podría haberse
Treuor: Sí. Me alegro de que lo hagamos.
y exponen diferentes versiones del desarrollo de
Maestra: ¿Te alegras?
pues en el libro no resulta claro quién la mató. C1
Treuor: ¿O no téndríamos, si no, amigos judíos?
sión se acerca a su fin, Elizabeth, una de las pa
Susan: No, ¿y si aceptáramos a Saddam Hussein?
formula su primera pregunta. Nótese con qué s
Treuor: Oh, quiero decir...
grupo le responde; nótese también la nueva idel
Maestra: ¿Qué piensas de eso?
Elizabeth: ¿Por qué se llevaron a ese chico?

Lolita: Bueno, si anduviéramos bien con todos ellos.


Aaron: Lo llevan a un campo de concentración.

Aaron: Pero no creo que eso pueda pasar.


Susan: Porque es judío.

Aaron: O es diferente o es judío.

Al continuarla conversación, los niños comparan hechos


Susan: A ellos [los nazis] no les gusta nadie m~
referidos a Hitler y Saddam Hussein.Aaron suministra mu­
mismos, los nazis, y consideran que todos los
cha información acerca de Hitler, como el maltrato recibido diferentes.

en su infancia y el suicidio, y se pregunta si acaso Saddam


Hussein tuvo una infancia parecida. En los días posteriores, los niños analizaron (
Dos días más tarde, el grupo se reúne otra vez. Ensegui­ entre ellos Faithful elephants, de Y. Tsuchiya eH
da vuelven a la primera cuestión: ¿por qué llevaba Rose de lo que ocurrió con los elefantes durante la Se~
Blanche una bandera nazi? A Travis le incomoda mucho la rra Mundial. La discusión de los niños (esta ve2
circunstancia de no entenderlo y lleva al grupo a un nivel sencia de la maestra), que llegó a ser muy emotiv
superior de análisis del texto y de las ilustraciones. Ese día en el inhumano trato hacia los animales según
los niños se refieren a quienes fueron apresados y ence­ increíble sadismo, e historias parecidas acerca d
rrados en los campos de concentración y no eran judíos. Co­ ocurridos en el zoológico de Kuwait durante la re
mo el primer día, utilizaron el presente para entender el iTa. Los niños leyeron y discutieron tambiénMy ,
pasado, y el pasado, para aclarar el presente: un libro de Y. Morimoto (1987) acerca del bomba
ciudad por los Estados Unidos y el sufrimiento ¿
Aaron: Pero, señora C. [la maestra], los alemanes ... algu­
tantes. La discusión, que también se desarrolló
nos de los alemanes que no eran nazis, ¿porque eran dife­
sencia de un adulto, comenzó así:
rentes, y no eran nazis?

Maestra: Recuerdo haber leído que algunas de las personas


Trauis: Es un libro triste. Tiene ilustraciones ml

204
I

deja preguntas en suspenso para que el grupo se enviadas a los campos de concentración o que fueron ase­

~llas y alienta a cada uno a participar. sinadas no eran judías, como los gitanos.

V'ersación sigue cuando los niños intentan com­ Aaron: Sí.

l horrenda realidad de que unas pocas personas Maestra: Y los que tenían enfermedades mentales.

sponer del poder de decidir acerca de la vida y la Susan: ¿Quiénes son los gitanos?

otras. Colín y Aaron comparten una experiencia


~ observar a partidarios de la supremacía blanca
La pregunta de Susan inició una prolongada discusión
~rsidad local:
acerca de los gitanos, los estereotipos que se tenían de ellos
yel modo como fueron dominados por los nazis. Aaron sumi­
ron, ¿ellos podrían llevarte a ti? nistra un vínculo con el presente al mencionar a las perso­
creo, porque soy blanco. nas sin techo que duermen en un parque cercano a la escue­
~o sé qué pasaría si los cabezas rapadas tuvieran la. La conversación se desplaza hacia el final del libro, la
idos Unidos el poder que los nazis tenían en Ale­ muerte de Rose Blanche, y las cuestiones respecto de este
ceptamos aquí a todo el que sea diferente? ¿Sí? hecho. Los niños imaginan cómo podría haberse producido,
Me alegro de que lo hagamos. y exponen diferentes versiones del desarrollo de los hechos,
Te alegras? pues en el libro no resulta claro quién la mató. Cuando la se­
no tendríamos, si no, amigos judíos? sión se acerca a su fin, Elizabeth, una de las participantes,
1, ¿y si aceptáramos a Saddam Hussein? formula su primera pregunta. Nótese con qué seguridad el
1, quiero decir...
grupo le responde; nótese también la nueva idea de Susano
Qué piensas de eso? Elizabeth: ¿Por qué se llevaron a ese chico?

eno, si anduviéramos bien con todos ellos. Aaron: Lo llevan a un campo de concentración.

ro no creo que eso pueda pasar.


Susan: Porque es judío.

Aaron: O es diferente o es judío.

inuarla conversación, los niños comparan hechos Susan: A ellos [Jos nazis] no les gusta nadie más que ellos

.Hitler y Saddam Hussein.Aaron suministra mu­ mismos, los nazis, y consideran que todos los demás son

lación acerca de Hitler, como el maltrato recibido diferentes.

[lcia y el suicidio, y se pregunta si acaso Saddam


lVO una infancia parecida. En los días posteriores, los niños analizaron otros libros,
LS más tarde, el grupo se reúne otra vez. Ensegui­ entre ellos Faithful elephants, de Y. Tsuchiya (1988), acerca
n a la primera cuestión: ¿por qué llevaba Rose de lo que ocurrió con los elefantes durante ia Segunda Gue­
na bandera nazi? A Travis le incomoda mucho la rra Mundial. La discusión de los niños (esta vez sin la pre­
lcia de no entenderlo y lleva al grupo a un nivel sencia de la maestra), que llegó a ser muy emotiva, se centró
e análisis del texto y de las ilustraciones. Ese día en el inhumano trato hacia los animales según el relato, el
se refieren a quienes fueron apresados y ence­ increíble sadismo, e historias parecidas acerca de episodios
los campos de concentración y no eran judíos. Co­ ocurridos en el zoológico de Kuwait durante la reciente gue­
ner día, utilizaron el presente para entender el rra. Los niños leyeron y discutieron también My Hiroshima,
el pasado, para aclarar el presente: un libro de Y. Morimoto (1987) acerca del bombardeo de esa
ciudad por los Estados Unidos y el sufrimiento de sus habi­
ro, señora C. [la maestra], los alemanes ... algu­
tantes. La discusión, que también se desarrolló sin la pre­
alemanes que no eran nazis, ¿porque eran dife­
sencia de un adulto, comenzó así:
lO eran nazis?

l.ecuerdo haber leído que algunas de las personas


Travis: Es un libro triste. Tiene ilustraciones muy buenas.

205
'..
51'

.ii
Colín: Pero es triste cómo mataron a todos sus amigos. gustó The Wall (acerca de un padre y un hijo qu
Aaron: Y los enterraron. monumento de la guerra de Vietnam en la ciuda
'Travis: Eso es triste. ingtonJ. Era muy bueno.
Susan: Es real. Aaron: Pero esos dos libros son los mejores.
'Travis: Sí. Es real. Y te cuenta cómo se quemaba la piel y to­ 'Trevor: Sí, cuanto más tristes son, mejores resul
do. Lo muestra.
Colin: Es brutal. Los niños determinan que los «buenos» libros
'Travis: Hay feo olor. Y hay vidrios en los pies de ese chico. nos llevan a formularnos preguntas difíciles, 1
[En un momento posterior de la discusión.] hacen pensar, los que logran que, mientras lee
Susan: Hay un mar de sangre... rimentemos emociones. La discusión de cada li
'Travis: Lo sé. Eso es lo que detesto en esos libros. Hay todo nuevos elementos para una mejor comprensión d
un montón de ... los demás libros y, como veremos, de ellos mism(
Aaron: No entiendo en la historia qué guerra era esa. Seis semanas después de haber comenzado c~
Susan: Era la de Vietnam. [Error después aclarado por la de estudio, los niños y la maestra se reúnen para
maestra.] sión final. Era momento de extraer algunos terr
Trevor: Y les tiramos bombas. les, compartir las ideas finales y dar cierre a unl
cia emocional e intelectual. La maestra les pidió
Los alumnos están pasmados ante la realidad de que los deraran de qué modo los libros leídos habían in:J
Estados Unidos hayan arrojado una bomba atómica sobre que pensaban acerca de la guerra, si los habían
gente inocente. Establecen entonces una estrecha relación comprender lo que ocurría en el Golfo Pérsico,
entre la historia del bombardeo de Hiroshima y la lucha en otras observaciones. Sus respuestas fueron notal
Irak y Knwait. ladoras:

'Travis: Podrían haber bombardeado igual en una base de la 'Trevor: Yo cambié mis ideas acerca de la guerra. ]
aviación, no donde había gente inocente. Sería como si Irak jugar a la guerra, pero ahora me pone mal.
viniese aquí y nos bombardeara, y somos inocentes. O como 'Travis: Sentí lo mismo que Trevor... Ahora ya TI
si fuéramos allí y bombardeáramos a gente inocente, lo cual porque pienso que es brutal, después de haber lE
no ocurrió... E Irak bombardeando a Israel. bros.
'Trevor: Estuvieron bombardeando a gente inocente que ni Aaron: Yo jugaba a las dos cosas [con soldaditos d
siquiera estaba en la guerra. a la guerra], pero cuando leía los libros, nojugal
Aaron: Lo sé, bombardeaban a Israel.
Susan y Colin compartieron también una nuev.
El tema de la inocencia, que comenzó con la lectura de ver la guerra.
Rose Blanche, continuó con los animales del zoológico de
Faithful elephants y se describía geográficamente en My Susan: Yo pensaba que en las guerras todos se mI
Hiroshima, pasó a ser el concepto fundamental que para los ro en la guerra de Irak, cuando se libraban lo!
niños relaciona los distintos libros. Comienzan a comparar­ aéreos, no creía que pudiera existir una cosa ¡
los y a evaluar su importancia: ba que había sólo una guerra terrestre, y que e1
aérea morían sólo unas veinte personas. ApreI
Susan: Es [My Hiroshima] mejor que los demás libros que Pienso que todos ...

leímos, salvo Rose Blanche. Creo que los dos son buenos. Maestra: No había muchos estadounidenses
'Travis: Pero no hemos hablado mucho de los otros libros. Me ¿verdad?

206
es triste cómo mataron a todos sus amigos. gustó The Wall [acerca de un padre y un hijo que visitan el

s enterraron. monumento de la guerra de Vietnam en la ciudad de Wash­

es triste. ington]. Era muy bueno.

~eal. Aaron: Pero esos dos libros son los mejores.

~s real. Y te cuenta cómo se quemaba la piel y tú­


Trevor: Sí, cuanto más tristes son, mejores resultan.

stra.

rutal.
Los niños determinan que los «buenos» libros son los que
r feo olor. Y hay vidrios en los pies de ese chico.
nos llevan a formularnos preguntas difíciles, los que nos
nento posterior de la discusión.]
hacen pensar, los que logran que, mientras leemos, expe­
r un mar de sangre...
rimentemos emociones. La discusión de cada libro aporta
ié. Eso es lo que detesto en esos libros. Hay todo
nuevos elementos para una mejor comprensión del tema, de
de...
los demás libros y, como veremos, de ellos mismos.
mtiendo en la historia qué guerra era esa.
Seis semanas después de haber comenzado con el grupo
.la de Vietnam. [Error después aclarado por la
de estudio, los niños y la maestra se reúnen para una discu­
sión final. Era momento de extraer algunos temas genera­
s tiramos bombas.
les, compartir las ideas finales y dar cierre a una experien­
cia emocional e intelectual. La maestra les pidió que consi­
anos están pasmados ante la realidad de que los
deraran de qué modo los libros leídos habían influido en lo
tidos hayan arrojado una bomba atómica sobre
que pensaban acerca de la guerra, si los habían ayudado a
nte. Establecen entonces una estrecha relación
comprender lo que ocurría en el QQlfo Pérsico, e hicieran
toria del bombardeo de Hiroshima y la lucha en
otras observaciones. Sus respuestas fueron notables y reve­
ait.
ladoras:

rían haber bombardeado igual en una base de la


Trevor: Yo cambié mis ideas acerca de la guerra. Me gustaba

) donde había gente inocente. Sería como si Irak


jugar a la guerra, pero ahora me pone mal.

í y nos bombardeara, y somos inocentes. O como


Travis: Sentí lo mismo que Trevor... Ahora ya no juego así

allí y bombardeáramos a gente inocente, lo cual


porque pienso que es brutal, después de haber leído esos li­

, . E Irak bombardeando a Israel.


bros.

~vieron bombardeando a gente inocente que ni


Aaron: Yojugaba a las dos cosas [con soldaditos de juguete o

aba en la guerra.
a la guerra], pero cuando leía los libros, no jugaba tanto.

é, bombardeaban a IsraeL

Susan y Colin compartieron también una nueva forma de

de la inocencia, que comenzó con la lectura de


ver la guerra.

he, continuó con los animales del zoológico de

phants y se describía geográficamente en My


Susan: Yo pensaba que en las guerras todos se mataban. Pe- .

pasó a ser el concepto fundamental que para los


ro en la guerra de Irak, cuando se libraban los combates

ona los distintos libros. Comienzan a comparar­


aéreos, no creía que pudiera existir una cosa así. Pensa­

lar su importancia:
ba que había sólo una guerra terrestre, y que en la guerra

aérea morían sólo unas veinte personas. Aprendí mucho.

My Hiroshima] mejor que los demás libros que


Pienso que todos ...

o Rose Blanche. Creo que los dos son buenos. Maestra: No había muchos estadounidenses [muertos],

I no hemos hablado mucho de los otros libros. Me ¿verdad?

207
Colin: Sólo unos veinticinco.

Maestra: Me pregunto por los iraquíes.

Susan: Eso quiero decir, los estadounidenses.

Maestra: Así que cuando dices que sólo veinticinco, quieres

decir veinticinco estadounidenses.

I que hemos estudiado se asemejan: en general


tran dentro de condiciones histórico-sociales esp
bre todo en una región fronteriza, pertenecen a l
laboral de clase trabajadora y han desarrollado
análoga redes organizadas y estructuradas de
Susan:Ajá.
para el intercambio de fondos de conocimiento
Colin: Murieron sólo veinticinco, pero nosotros matamos a
más, difieren, en tanto cada uno ha desarrollado
centenares.
y ordenamientos singulares para subsistir y pr(
brela base de su historia personal y laboral, las (
Consideramos estas discusiones como ejemplos de pen­ presentes y las posibilidades para el futuro.
samiento distribuido en esta aula en particular. Pero lo que Nuestro análisis del aula escolar revela, en UI
importa no es sólo el hecho de que cada uno de los niños rente, el funcionamiento de un sistema sociocul1
comparta su conocimiento, sino también que su pensamien­ jante, si no análogo. La clase enfrenta más o mer
to sea inseparable de los factores, múltiples y convergentes, mos condicionamientos externos que sobrellevl:
que constituyen las lecciones: las historias de los niños, la del sistema escolar. No obstante, se las ha arre
pertinencia de sus lecturas, las mediaciones estratégicas de mediarlos desarrollando un sistema socialment
la maestra, el tiempo dedicado a la reflexión, lo acuciante do que hace un empleo estratégico de los fondoE
del tema y el poder transformador del diálogo. Esta lección miento de niños y adultos. No se trata sólo de qm
y esta clase representan una zona, compleja y colectiva, de tenga altos conocimientos de lectura y escriturl
desarrollo próximo, para utilizar la metáfora de Vigotsky para «vivir» en esa comunidad se requieran va
(1978). pleos de esas técnicas, sino de que cada uno de 1
conyierta en una fuente importante e indispensa
sulta para los demás, como lo ejemplificaron las
hemos descripto.
Conclusiones ¿Cuáles son las consecuencias de nuestro tral
educación? ¿Qué nos proporciona nuestra pers
Toulmin (1985) observó que sólo cuando consideramos la términos de la educación de niños hispanos o de (
actividad mental en el contexto de la vida cotidiana «se pone rías lingüísticas de clase trabajadora? Ante toe
por fin de manifiesto el hecho de que está dirigida hacia una redefinición crítica de los hogares de estos 1
afuera» (pág. 17; bastardillas en el original). Nuestros ejem­ ambientes que contienen amplios recursos cultur
plos tenían como propósito captar no solamente esa condi­ lectuales. Esos hogares no son intelectualment
ción de estar «dirigida hacia afuera», el carácter mediado de socialmente desorganizados ni forman parte de 1
la vida, sino también el hecho de que los individuos siempre de «clase baja» apática y pasiva, cuando no patolé
forman parte de relaciones que tanto los vinculan entre sí recen de recursos cognitivos o destrezas familiar
cuanto con sus actividades mentales. sarrollar, adquirir o emplear el conocimiento. Ce
Desde nuestro punto de vista, las familias y las aulas se ca nuestro estudio de caso, los miembros de la
conciben como sistemas de conocimiento culturalmente me­ responden simplemente de manera pasiva a e
diados: sistemas de conocimiento vivo (véase también Cole mientos externos a menudo dificiles, sino que s
y Engestrom, capítulo 1). Nuestro análisis pone de mani­ activos, inteligentes, que utilizan diversos fondo!
fiesto la naturaleza colectiva de sus actividades y la diversi­ miento socialmente distribuidos para mediar ese
dad de esos sistemas de conocimiento humano, incluidos namientos y para «seguir adelan'te». Cada hoga¡
sus distintos condicionamientos (Glick, 1985). Los hogares sus conexiones con otros, contiene fondos de COj

208
J unos veinticinco. que hemos estudiado se asemejan: en general se encuen­
v.Ie pregunto por los iraquíes. tran dentro de condiciones histórico-sociales específicas, so­
o quiero decir, los estadounidenses.
bre todo en una región fronteriza, pertenecen a un mercado
\.sí que cuando dices que sólo veinticinco, quieres
laboral de clase trabajadora y han desarrollado de manera
~icinco estadounidenses.
análoga redes organizadas y estructuradas de relaciones
i. para el intercambio de fondos de conocimiento. Pero ade­
rieron sólo veinticinco, pero nosotros matamos a más, difieren, en tanto cada uno ha desarrollado estrategias
'. y ordenamientos singulares para subsistir y progresar, so­
bre la base de su historia personal y laboral, las condiciones
eramos estas discusiones como ejemplos de pen­ presentes y las posibilidades para el futuro.
:listribuido en esta aula en particular. Pero lo que Nuestro análisis del aula escolar revela, en un nivel dife­
.0 es sólo el hecho de que cada uno de los niños rente, el funcionamiento de un sistema sociocultural seme­
su conocimiento, sino también que su pensamien­ jante, si no análogo. La clase enfrenta más o menos los mis­
~parable de los factores, múltiples y convergentes, mos condicionamientos externos que sobrelleva toda aula
.tuyen las lecciones: las historias de los niños, la del sistema escolar. No obstante, se las ha arreglado para
.a de sus lecturas, las mediaciones estratégicas de mediarlos desarrollando un sistema socialmente distribui­
:t, el tiempo dedicado a la reflexión, lo acuciante do que hace un empleo estratégico de los fondos de conoci­
r el poder transformador del diálogo. Esta lección miento de niños y adultos. No se trata sólo de que este curso
;e representan una zona, compleja y colectiva, de tenga altos conocimientos de lectura y escritura, y de que
próximo, para utilizar la metáfora de Vigotsky para <<Vivir» en esa comunidad se requieran variados em­
pleos de esas técnicas, sino de que cada uno de los niños se
convierta en una fuente importante e indispensable de con­
sulta para los demás, como lo ejemplificaron las clases que
hemos descripto.
ones ¿Cuáles son las consecuencias de nuestro trabajo para la
educación? ¿Qué nos proporciona nuestra perspectiva en
n (1985) observó que sólo cuando consideramos la términos de la educación de niños hispanos o de otras mino­
nental en el contexto de la vida cotidiana «se pone rías lingüísticas de clase trabajadora? Ante todo, permite
manifiesto el hecho de que está dirigida hacia una redefinición crítica de los hogares de estos niños como
ág. 17; bastardillas en el original). Nuestros ejem­ ambientes que contienen amplios recursos éulturales e inte­
n. como propósito captar no solamente esa condi­ lectuales. Esos hogares no son intelectualmente estériles,
;sr «dirigida hacia afuera», el carácter mediado de socialmente desorganizados ni forman parte de una especie
10 también el hecho de que los individuos siempre de «clase baja» apática y pasiva, cuando no patológica; ni ca­
rle de relaciones que tanto los vinculan entre sí recen de recursos cognitivos o destrezas familiares para de­
1 sus actividades mentales. sarrollar, adquirir o emplear el conocimiento. Como lo indi­
tlUestro punto de vista, las familias y las aulas se ca nuestro estudio de caso, los miembros de la familia no
omo sistemas de conocimiento culturalmente me­ responden simplemente de manera pasiva a condiciona­
¡temas de conocimiento vivo (véase también Cole mientos externos a menudo dificiles, sino que son agentes
om, capítulo 1). Nuestro análisis pone de mani­ activos, inteligentes, que utilizan diversos fondos de conoci­
lturaleza colectiva de sus actividades y la diversi­ miento socialmente distribuidos para mediar esos condicio­
)s sistemas de conocimiento humano, incluidos namientos y para «seguir adelante». Cada hogar, junto con
I;os condicionamientos (Glick, 1985). Los hogares sus conexiones con otros, contiene fondos de conocimiento

209
acumulados que son esenciales para la supervivencia mate­ absoluto de la «mentalidad» humana lo que nos TI
rial y están constituidos por el repertorio de información, Nuestro estudio de caso presenta a personas que
habilidades y experiencia de la generación presente y la an­ relación con lo que hemos llamado «fondo de cone
terior (véase Vélez-Ibáñez, en prensa). El concepto de fon­ y mediante él. Ciertamente, esos repertorios pue
dos de conocimiento es importante también a causa de su birse como posesiones individuales, los residuos
especial pertinencia para la enseñanza. Se trata de reper­ de las acciones (Salomon, capítulo 4 de este libl
torios específicos de conocimiento relacionados con las ac­ manera más apropiada, y productiva, de concep·
tividades sociales, económicas y productivas de las personas es como rasgos característicos de las personas en
que viven en una región o comunidad locales, y no de «cultu­ donde el individuo se entiende como un ser viviE
ra» en su sentido más amplio, antropológico, que representa que negocia con muchos contextos cambiantes, y
un recurso estratégico para el aula. En la actualidad esta­ con otros seres humanos. Como lo han señala<
mos experimentando, en estrecha colaboración con docen­ Stone y Forman (en prensa), y como lo ilustra nu
tes como coinvestigadores, el modo de documentar y hacer «las interacciones educativamente significativa
accesible para la enseñanza el fondo de conocimiento exis­ nen vehículos abstractos de estructuras cogni1
tente en los hogares de sus alumnos (véanse por ejemplo personas reales que establecen entre sí una variE
Moll et al., 1990; Moll, Amanti, N eff y González, 1992; Moll laciones interpersonales en el transcurso de su a<
y Greenberg, 1990). común, en un contexto institucional dado». No E
Nuestro estudio de caso en el aula representa también elegir entre la persona «solista» y la «persona-l
una redefinición crítica, en este caso, del modo como podría kins, capítulo 3 de este volumen), lo cual, según TI
organizarse el aula para crear un sistema de enseñanza y recer, resulta por completo engañoso. La cuestión
aprendizaje que permita al docente sacar el máximo prove­ personas y su mundo social y cultural son insepa
cho de los intereses y el conocimiento de los alumnos para sertos por entero el uno en el otro y, como tales,
lograr los objetivos académicos. Nuestro ejemplo pone de re­ miento es irreducible a las propiedades, las inte:
lieve que, dentro de un sistema así distribuido, los niños los rasgos individuales.
pueden apoyarse en los recursos de los docentes, en los ma­
teriales y, lo que es más importante, el uno en el otro, a fin
de definir y dirigir sus actividades escolares. Por cierto, uno
de los objetivos del docente es enseñar a sus alumnos a uti­ Referencias bibliográficas
lizar lo que les ofrece su entorno, a convertirse en usuarios
conscientes de los recursos culturales existentes para el Crowell, C. G. (en prensa) Living through war vicariO!
pensamiento, ya se trate de un libro, de su bilingüismo, de terature, en K G. Short, K Smith y L. Patterson, E
la biblioteca o de los demás niños. A la luz de esto, el aula ers are researchers: Reflection and action, Newark
típica, con su control, su organización, sus ejercicios y guías national Reading Assoeiation.
de trabajo, resulta muy extraña: niños y docentes aislados Eriekson, F. (1982) «Taught eognitive learning in its
que no emplean sus poderosos recursos para pensar en el environments: A negleeted topie in the anthropolo¡
tion», Anthropology and Education Quarterly, 1
otro, en sus ideas, sus intereses y sus experiencias; en sínte­ 149-80. .
sis, en su fondo de conocimiento.
Gliek, J. (1985) «Culture and eognition revisited», en E
Nuestro análisis nos ha llevado también a apreciar el de­ R. de Lisi y J. Newman, eds., Moderators ofcompe;
cisivo papel mediador de las relaciones sociales en la vida 99-116), Hillsdale, NJ: Erlbaum.
individual, sea en el hogar o en el aula, y la suprema impor­ Goodlad, J. (1984) A place called school, Nueva Yor1
tancia de esas relaciones para comprender la actividad hu­ Hill.
mana, sobre todo la mental. Es el «carácter comunitario» Goodman, Y. y Goodman, K (1990) <<Vygotsky in a who

210
s que son esenciales para la supervivencia mate­ absoluto de la «mentalidad» humana lo que nos impresiona.
1 constituidos por el repertorio de información, Nuestro estudio de caso presenta a personas que operan en
; y experiencia de la generación presente y la an­ relación con lo que hemos llamado «fondo de conocimiento»,
le Vélez-Ibáñez, en prensa). El concepto de fon­ y mediante él. Ciertamente, esos repertorios pueden conce­
)cimiento es importante también a causa de su birse como posesiones individuales, los residuos cognitivos
rtinencia para la enseñanza. Se trata de reper­ de las acciones (Salomon, capítulo 4 de este libro), pero la
cificos de conocimiento relacionados con las ac­ manera más apropiada, y productiva, de conceptualizarlos
)ciales, económicas y productivas de las personas es como rasgos característicos de las personas en actividad:
n una región o comunidad locales, y no de «cultu­ donde el individuo se entiende como un ser viviente activo
intido más amplio, antropológico, que representa que negocia con muchos contextos cambiantes, y sobre todo
estratégico para el aula. En la actualidad esta­ con otros seres humanos. Como lo han señalado Minick,
mentando, en estrecha colaboración con docen­ Stone y Forman (en prensa), y como lo ilustra nuestro caso,
linvestigadores, el modo de dOCUlllentar y hacer «las interacciones educativamente significativas no supo­
ara la enseñanza el fondo de conocimiento exis­ nen vehículos abstractos de estructuras cognitivas, sino
s hogares de sus alumnos (véanse por ejemplo personas reales que establecen entre sí una variedad de re­
1990; Moll,Amanti, Neffy González, 1992; Moll laciones interpersonales en el transcurso de su actividad en
'g, 1990). común, en un contexto institucional dado». No se trata de
I estudio de caso en el aula representa también elegir entre la persona «solista» y la «persona-más» (Per­
cición crítica, en este caso, del modo como podría kins, capítulo 3 de este volumen), lo cual, según nuestro pa­
~ el aula para crear un sistema de enseñanza y recer, resulta por completo engañoso. La cuestión es que las
~ que permita al docente sacar el máximo prove­ personas y su mundo social y cultural son inseparables, in­
ntereses y el conocimiento de los alumnos para sertos por entero el uno en el otro y, como tales, su pensa­
bjetivos académicos. Nuestro ejemplo pone de re­ miento es irreducible a las propiedades, las inteligencias o
:lentro de un sistema así distribuido, los niños los rasgos individuales.
)yarse en los recursos de los docentes, en los ma­
o que es más importante, el uno en el otro, a :fin

I
, dirigir sus actividades escolares. Por cierto, uno

ivos del docente es enseñar a sus alumnos a uti­


Referencias bibliográficas
: les ofrece su entorno, a convertirse en usuarios

s de los recursos culturales existentes para el


Crowell, C. G. (en prensa) Living through war vicariously with ti­
to, ya se trate de un libro, de su bilingüismo, de
terature, en K. G. Short, K Smith y L. Patterson, eds., Teach­
a o de los demás niños. A la luz de esto, el aula
ers are researchers: Reflection and action, Newark, DE: Inter­
m control, su organización, sus ejercicios y guías
national Reading Association.
resulta muy extraña: niños y docentes aislados
Erickson, F. (1982) «Taught cognitive learning in its immediate
?lean sus poderosos recursos para pensar en el
environments: A neglected topic in the anthropology of educa­
tion», Anthropology and Education Quarterly, 13(2), págs.
i ideas, sus intereses y sus experiencias; en sinte­

149-80.
mdo de conocimiento.
Glick, J. (1985) «Culture and cognition revisited», en E. Neímark,
I análisis nos ha llevado también a apreciar el de­

R. de Lísi y J. Newman, eds., Moderators ofcompetence (págs.

l mediador de las relaciones sociales en la vida


99-116), Hillsdale, NJ: Erlbaum.

sea en el hogar o en el aula, y la suprema impor­


Goodlad, J. (1984) A place called school, Nueva York: McGraw­

sas relaciones para comprender la actividad hu­


Hill.
~e todo la mental. Es el «carácter comunitario»
Goodman, Y. y Goodman, K. (1990) «Vygotsky in a whole language
1
tJI
~ 211
i
?f
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ses in accounts of children's learning and development», en E. Hispanic poverty and underclass, Beverly Hills, e
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Combining resources for literacy instruction (OBEMLA Con­
tract N° 300-87-0131), Tucson: University ofArizona, Col1ege
of Education and Bureau of Applied Research in Anthropo­
logy.
Moll, L. C., Vélez-Ibáñez, C., Greenberg, J., Whitmore, K., Saave­
dra, E., Dworin, J. y Andrade, R. (1990) Community knowl·

212
ive», en L. C. Moll, ed., Vygotsky and education (págs. edge and clussroom practice: Combining resources for literacy
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, Vélez-Ibáñez, C. y Greenberg, J. (1989) Fieldwork


ry - community knowledge and classroam practice;
ing resources for literacy instruction (OBEMLA Con­
300-87-0131), Tucson: University of Arizona, College
ation and Bureau of Applied Research in Anthropo­

Vélez-lbáñez, C., Greenberg, J., Whitmore, K, Saave­


Dworin, J. y Andrade, R. (1990) Community knowl­
"

213
6. El descubrimiento de la cognición en el De acuerdo con la concepción tradicional, la i
aula: una concepción más amplia de la que se encuentra en esta aula posee tres caracú:
sicas: es una capacidad única y general de reso'
inteligencia humana mas; está situada dentro de la cabeza de cada in(
inteligencia de cada individuo es relativament€
Thomas Hatch y Howard Gardner una situación a otra y de un contexto a otro. Des(
to de vista, Gerald parece tener la inteligencia
un túnel en la arena. Puede ser capaz de describ
titud los materiales que se necesitarían y lo que
Ned y Gerald están en el aula de su jardín de infantes ju­ hacer. Puede figurarse, en lo abstracto, la mane
gando en la mesa de arena. Ned propone que hagan un tú­ una construcción así. El que realmente cuente e
nel. Gerald enseguida replica que no pueden hacerlo porque materiales necesarios o se disponga a construir 1
necesitan alambre para mantener la arena en su sitio. La
idea pronto es olvidada, y los niños continúan haciendo un
castillo. En otro lugar del aula, ante la mesa de arte, Kenny
y Mark trabajan esforzadamente:
I irrelevante.
En cambio, Mark parece carecer de las habili
conocimiento que necesita para hacer una repl
satisfactoria del personaje de las 'Ibrtugas Ninj
dera que el hecho de que sea capaz de resolver es
Mark dice que va a hacer a «Bebop» (es un personaje de la
con ayuda, no gravita en esa capacidad general.
serie televisiva y de las películas de las «Tortugas Mutantes
En los dos casos, la concepción tradicional sos
Ninja»). Se vuelve hacia Kenny, que está sentado junto a él:
se observara a los dos niños en contextos distinu
«¿Kenny, cómo haces a Bebop?».
en un arenero con alambre u otros materiales
«Puedes copiar el mío», dice Kenny.
truir un túnel, Mark ante un escritorio indivi
«Bueno. Oh, necesito negro, ¿verdad?».
ayuda de sus pares-, su capacidad de hacer UI
«Tienes que usar negro», reitera Kenny.
dibujar a <<Bebop» seguina siendo la misma. De i
Kenny le dice a Mark cómo hacer algo.
si se le pidiera a Kenny que dibujara otro tema, s
«¿Tan grande?», se pregunta Mark.
que pusiese de manifiesto el mismo nivel de habi
«Sí. Tan grande.»

I
dos dibujos; de hecho, todo un test de inteligencil
Mark pregunta qué ha dibujado Kenny en la cabeza de
un hombre», de Goodenough (1926)- se basa:
Bebop. Kenny le responde señalando su dibujo: «¿Qué es
en ese supuesto.
eso? ¿Eso? Eso es su mohawk...».
En este capítulo ponemos en tela de juicio esl
Estas son escenas simples, parecidas a otras que se produ­ dicionales. Lo hacemos sosteniendo que existeI
cen todos los días en muchos hogares y en muchas aulas es­ «fuerzas» de tres niveles distintos -que denomu
colares. Con todo, plantean cuestiones de importancia en re­ sonal», «local» y «cultural»-- que contribuyen a]
lación con la naturaleza de la cognición humana. en esta aula. Afirmamos que debemos ampliar e:
términos tales como «cognición» e «inteligencia»
Para el trabajo presentado aquí, el primero de los autores recibió una beca clUir las condiciones en que esos problemas se é
de la Spencer Foundation para preparación de tesis, y el segundo autor, se resuelven, y en el seno de las cuales se desarrc
subsidios de la W. T. Grant Foundation, la Spencer Foundation y el Roc­ bilidades.
kefeller Brothers Fund. Agradecemos a la comunidad y a la escuela que
apoyaron nuestra investigación y, en especial, a la maestra y a todos los
En la primera parte de este capítulo introc
padres y alumnos con quienes hemos trabajado. Para la redacción de este perspectiva basándonos en algunas de las otraE
capítulo resultaron muy útiles los comentarios de Gamel Salomon y de nes de la cognición presentadas en este libro, a
Ray Nickerson. en un punto de vista ecológico acerca del comp

214
;cubrimiento de la cognición en el De acuerdo con la concepción tradicional, la inteligencia
.a concepción más amplia de la que se encuentra en esta aula posee tres características bá­
sicas: es una capacidad única y general de resolver proble­
lciahumana mas; está situada dentro de la cabeza de cada individuo, y la
inteligencia de cada individuo es relativamente estable de
ltch y Howard Gardner una situación a otra y de un contexto a otro. Desde este pun­
to de vista, Gerald parece tener la inteligencia para hacer
un túnel en la arena. Puede ser capaz de describir con exac­
titud los materiales que se necesitarían y lo que habría que
-erald están en el aula de su jardín de infantes ju­
hacer. Puede figurarse, en lo abstracto, la manera de hacer
l mesa de arena. Ned propone que hagan un tú~
una construcción así. El que realmente cuente o no con los
.enseguida replica que no pueden hacerlo porque
materiales necesarios o se disponga a construir un túnel, es
llambre para mantener la arena en su sitio. La
irrelevante.
) es olvidada, y los niños continúan haciendo un
En cambio, Mark parece carecer de las habilidades y del
l otro lugar del aula, ante la mesa de arte, Kenny
conocimiento que necesita para hacer una representación
bajan esforzadamente:
satisfactoria del personaje de las Tortugas Ninja. Se consi­
que va a hacer a «Bebop» (es un personaje de la
dera que el hecho de que sea capaz de resolver ese problema
siva y de las películas de las «Tortugas Mutantes
con ayuda, no gravita en esa capacidad general.
En los dos casos, la concepción tradicional sostiene que si
vuelve hacia Kenny, que está sentado junto a él:

lmo haces a Bebop?».


se observara a los dos niños en contextos distintos --Gerald
; copiar el mío», dice Kenny.
en un arenero con alambre u otros materiales para cons­
Oh, necesito negro, ¿verdad?».
truir un túnel, Mark ante un escritorio individual sin la
que usar negro», reitera Kenny.
ayuda de sus pares-, su capacidad de hacer un túnel o de
dibujar a «Bebop» seguiría siendo la misma. De igual modo,
.e dice a Mark cómo hacer algo.

rande?», se pregunta Mark.


si se le pidiera a Kenny que dibujara otro tema, se esperaría
. grande.»
que pusiese de manifiesto el mismo nivel de habilidad en los

I
regunta qué ha dibujado Kenny en la cabeza de
dos dibujos; de hecho, todo un test de inteligencia -«Dibuja
un hombre», de Goodenough (1926)- se basa justamente
(my le responde señalando su dibujo: «¿Qué es

Eso es su mohawk...».
en ese supuesto.
En este capítulo ponemos en tela de juicio esas tesis tra­
lscenas simples, parecidas a otras que se produ­
dicionales. Lo hacemos sosteniendo que existen factores o
)s días en muchos hogares y en muchas aulas es­
«fuerzas» de tres niveles distintos -que denominamos «per­
a todo, plantean cuestiones de importancia en re­
sonal», "local» y «cultural>>-- que contribuyen a la cognición
.a naturaleza de la cognición humana.
en esta aula. Afirmamos que debemos ampliar el alcance de
términos tales como «cogniciÓn» e «inteligencia» a fin de in­
o presentado aquí, el primero de los autores recibió una beca cluir las condiciones en que esos problemas se descubren y
Foundation para preparación de tesis, y el segundo autor, se resuelven, y en el seno de las cuales se desarrollan las ha­
a W. T. Grant Foundation, la Spencer Foundation y el Roc­ bilidades.
lers Fund. Agradecemos a la comunidad y a la escuela que
stra investigación y, en especial, a la maestra y a todos los
En la primera parte de este capítulo introducimos tal
mos con quienes hemos trabajado. Para la redacción de este
taron muy útiles los comentarios de Gavriel Salomon y de 1 perspectiva basándonos en algunas de las otras concepcio­
nes de la cognición presentadas en este libro, al igual que
11.
1
!
;
en un punto de vista ecológico acerca del comportamiento

~
i
¡: 215
1l
(Barker y Wright, 1954; Bronfenbrenner, 1979; Lewin, gencia como una propiedad aislada que se enCl
1951). En la segunda parte, aplicamos esta visión amplia­ dentro de la cabeza de la persona.
da en un estudio de las actividades y las habilidades que
muchos niños ejercitan en el jardín de infantes durante el
«tiempo libre». En la conclusión, consideramos de qué modo
esta perspectiva puede ayudarnos a comprender mejor có­ Fuerzas culturales
mo varían las habilidades y la inteligencia de las personas
de una situación a otra.
Fuerzas locales

Modelo concéntrico de la cognición

Desde nuestro punto de vista, resulta muy útil concebir


las fuerzas culturales, locales y personales presentes en to­
da situación, en términos de una serie de círculos concéntri­ Propensiones
cos (figura 6.1). En este modelo «concéntrico», las fuerzas Experiencias
que operan en cada nivel ayudan a dar forma a la actividad
y a las habilidades de todas las personas, incluidos niños co­ Recursos
mo Gerald, Mark y Kenny. Los cambios que se producen en Personas
Condicionamientos
las fuerzas de cualquiera de esos niveles pueden incidir en sicos
las modificaciones de lo que las personas hacen y de lo que
son capaces de hacer (Bronfenbrenner, 1979). En conse­ Instituciones
Prácticas
cuencia, no tiene sentido considerar las habilidades de Ge­ Creencias
raId para construir un túnel o la capacidad que Mark y Ken­
ny tienen de dibujar si no se toman en cuenta las condicio­
nes que permiten que esas habilidades se expresen. Figura 6.1. Modelo concéntrico de las fuerzas que influyen el

Las fuerzas culturales, en tanto influyen en :


Fuerzas culturales pectos de la vida de las personas, ejercen, en e]
miento, tres efectos principales: influyen en el ti
En el modelo concéntrico, el círculo exterior representa lidades que las personas pueden mostrar, en la
las instituciones, las prácticas y las creencias que trascien­ mo se desarrollan y en los propósitos a los que
den los contextos concretos y que influyen en gran número Por tanto, si Gerald puede utilizar sus habilidad
de individuos. Muchos estudios, ampliamente citados, que les y de motricidad fina para cavar un túnel, estA
parten de la perspectiva que Gardner (1990) ha denomina­ hecho de que vive en una cultura en la que los 1
do «contextual», han demostrado la incidencia de tales fuer­ objetos familiares yen la que jugar libremente c
zas culturales, como la enseñanza escolar (Scribner y Cole, en el aula es una práctica aceptada para los niñO!
1981), las prácticas de crianza de los niños (LeVme, 1979) y Del mismo modo, si Mark y Kenny fueran llevi
las prácticas lingüísticas (Heath, 1983), en las aptitudes cultura, en la que el dibujo no fuese un ejercicic
que las personas exhiben y desarrollan. Cuando se toman los niños o de los adultos, tal vez utilizarían sus]
en cuenta esas fuerzas, ya no es posible concebir la inteli­ espaciales en la navegación, el rastreo o en algm:

216
r Wright, 1954; Bronfenbrenner, 1979; Lewin, gencia como una propiedad aislada que se encuentra sólo
la segunda parte, aplicamos esta visión amplia­ dentro de la cabeza de la persona.
estudio de las actividades y las habilidades que
iños ejercitan en el jardín de infantes durante el
bre». En la conclusión, consideramos de qué modo
lectiva puede ayudarnos a comprender mejor có­ Fuerzas culturales
. las habilidades y la inteligencia de las personas
uación a otra.

Fuerzas locales

:oncéntrico de la cognición

:lUestro punto de vista, resulta muy útil concebir


; culturales, locales y personales presentes en to­
in, en términos de una serie de círculos concéntri­ Propensiones
l 6.1). En este modelo «concéntrico», las fuerzas Experiencias
1 en cada nivel ayudan a dar forma a la actividad
ilidades de todas las personas, incluidos niños co­ Recursos
, Mark y Kenny. Los cambios que se producen en Personas
¡ de cualquiera de esos niveles pueden incidir en Condicionamientos
sicos
:aciones de lo que las personas hacen y de lo que
OlS de hacer (Bronfenbrenner, 1979). En conse,. Instituciones
) tiene sentido considerar las habilidades de Ge­ Prácticas
Creencias
onstruir un túnel o la capacidad que Mark y Ken­
fe dibujar si no se toman en cuenta las condicio­

I
rmiten que esas habilidades se expresen. Figura 6.1. Modelo concéntrico de las fuerzas que influyen en la cognición.

Las fuerzas culturales, en tanto influyen en muchos as­


:ulturales pectos de la vida de las personas, ejercen, en el comporta­
miento, tres efectos principales: influyen en el tipo de habi­
todelo concéntrico, el círculo exterior representa lidades que las personas pueden mostrar, en la manera co­
:iones, las prácticas y las creencias que trascien­ mo se desarrollan y en los propósitos a los que se dirigen.
ltextoS concretos y que influyen en gran número Por tanto, si Gerald puede utilizar sus habilidades espacia­
lOS. Muchos estudios, ampliamente citados, que les y de motricidad fina para cavar un túnel, esto se debe al
.a perspectiva que Gardner (1990) ha denomina­ hecho de que vive en una cultura en la que los túneles son
;uah>, han demostrado la incidencia de tales fuer­ objetos familiares yen la que jugar libremente con la arena
Lles, como la enseñanza escolar (Scribner y Cole, en el aula es una práctica aceptada para los niños pequeños.
)rácticas de crianza de los niños (LeVrne, 1979) y Del mismo modo, si Mark y Kenny fueran llevados a otra
as lingüísticas (Heath, 1983), en las aptitudes cultura, en la que el dibujo no fuese un ejercicio común de
~sonas exhiben y desarrollan. Cuando se toman los niños o de los adultos, tal vez utilizarían sus habilidades
Olsas fuerzas, ya no es posible concebir la inteli- espaciales en la navegación, el rastreo o en alguna otra acti­

217
vidad culturalmente valiosa. Aun en otra cultura en la que También los que adoptan una perspectiva «s:
se valorase el dibujo, no es seguro que las habilidades espa­ brayan la importancia de los aportes locales. 1
ciales de Mark o de Kenny se desarrollasen del mismo mo­ con esta concepción, la inteligencia no puede se
do. En un aula escolar de la China, por ejemplo, en lugar de de las condiciones concretas en que se desarrol
dibujar cuando quisiesen y lo que quisiesen, Mark y Kenny
podrían hallarse sentados ante un escritorio copiando mi­
nuciosamente una imagen según las instrucciones del
maestro (Tobin, Wu y Davidson, 1989). Es más, es dudoso
I Brown y Newman, 1989). Los comportamien1
resolución de problemas, que son eficaces en u
«loca!», pueden no ser aplicados, o no ser proc
otros: la estrategia empleada para resolver un p
que los niños aplicaran sus habilidades de dibujo para re­ matemática en el aula puede no generarse o nc
presentar a las Tortugas Ninja. Tales diferencias en las acti­ para calcular mejor las compras en un comercio
vidades del aula pueden incidir en ías' diferencilÍs en el de- . tos (Lave, 1988) o para representarse el modo
sarrollo artístico de los niños de distintas culturas (Gard­ tar un pedido en una planta de embotellamien
ner, 1989), y asimismo en las diferencias en sus logros esco­ (Scribner, 1984). Desde este punto de vista, Ma
lares (Stevenson, Lee y Stigler, 1986). sariamente desarrollaría el mismo nivel en su h
dibujar, en un contexto en el que se esperase qu

Fuerzas locales
El círculo del medio ha sido objeto de particular preocu­
pación de quienes adoptan una perspectiva «distribuida»
I solo, ni se esperaría que Kenny tuviera el misr
rendimiento si se le pidiese que dibujara tema
fueran conocidos.
Aunque determinados recursos, igual que la
o las prácticas, pueden ejercer la misma influel
acerca de la inteligencia (Cole y Engestrom, capítulo 1; Pea, de un ámbito concreto, muchos contextos PUedE
capítulo 2, de este libro). El interés recae aquí en los recur­ dividirse en áreas distintas como aulas, sectorE*
sos y en las personas que afectan de manera directa el com­ y de juego. Si los materiales, los participantes y 1:
portamiento de un individuo dentro de contextos «locales» des difieren de un aula o de un área a la otra, los
específicos. Estos abarcan ámbitos típicos tales como el ho­ los «efectos locales» pueden ser asimismo difE
gar, el aula y el lugar de trabajo (Barker y Wright, 1954; acuerdo con Gibson (1977), los «aportes» son «hec
Bronfenbrenner, 1979). Desde esta perspectiva, es poco lo torno»: funciones que pueden cumplirse dadas la
que logran los individuos que trabajen aislados con sólo su des tanto del contexto cuanto de las personas (o
mente como guía; por el contrario, todos dependen de una les) que ocupan ese contexto. Dicho de manera e
amplia variedad de herramientas, personas y otros recursos sectores de arte aportan dibujo, pintura y otras
que los ayudan a realizar sus actividades. Así, si bien Ge­ artísticas, en tanto que las mesas de arena apor
rald tiene una idea de cómo hacer W1 túnel en la arena, no cación de castillos de arena y otras construccÍOI
es capaz, como él señala, de realizarlo sin alambre. minos de materiales, los «aportes» son los uso
En este nivel, lo correcto es concebir la inteligencia como pueden aplicarse. Así, un lápiz «aporta» dibujo
algo compartido por los individuos y por todos los recursos pintura, y las palas «aportan» excavación. En COl
humanos y no humanos que emplean. Cuando Mark opta Gerald no podría manifestar, en la mesa de art
por pintar el mismo objeto que Kenny, se remite a la pintura nivel de habilidad que exhibe en la de arena; si E
de este y le solicita ayuda, los dos chicos comparten la capa­ que construyera un túnel con los crayones y con I
cidad de producir el personaje de la historieta. Si se retirara hay en la mesa de arte -materiales que requeril
a Kenny de la situación, se afectaría la capacidad de Mark presase su conocimiento de una manera diferent
de dibujar la figura y su nivel de habilidad en el proceso de podría no tener la respuesta.
dibujar.

218
LIralmente valiosa. Aun en otra cultura en la que También los que adoptan una perspectiva «situada» su­
~ el dibujo, no es seguro que las habilidades espa­ brayan la importancia de los aportes locales. De acuerdo
'lark o de Kenny se desarrollasen del mismo mo­ con esta concepción, la inteligencia no puede ser separada

I
mIa escolar de la China, por ejemplo, en lugar de de las condiciones concretas en que se desarrolla (Collins,
ando quisiesen y lo que quisiesen, Mark y Kenny Brown y Newman, 1989). Los comportamientos para la
ularse sentados ante un escritorio copiando mi­ resolución de problemas, que son eficaces en un contexto
ente una imagen según las instrucciones del «local», pueden no ser aplicados, o no ser producidos, en
:'obin, Wu y Davidson, 1989). Es más, es dudoso otros: la estrategia empleada para resolver un problema de
íos aplicaran sus habilidades de dibujo para re­ matemática en el aula puede no generarse o no ser eficaz
a las Tortugas Ninja. Tales diferen.cias en las acti~ para calcular mejor las compras en un comercio de alimen­
1 aula pueden incidir en las'difére:ncias en el de- . tos (Lave, 1988) o para representarse el modo de comple­
tístico de los niños de distintas culturas (Gard­ tar un pedido en una planta de embotellamiento de leche
y asimismo en las diferencias en sus logros esco­ (Scribner, 1984). Desde este punto de vista, Mark no nece­
enson, Lee y Stigler, 1986). sariamente desarrollaría el mismo nivel en su habilidad de
dibujar, en un contexto en el que se esperase que trabajara
'ocales
lo del medio ha sido objeto de particular preocu­
quienes adoptan una perspectiva «distribuida»
I solo, ni se esperaría que Kenny tuviera el mismo nivel de
rendimiento si se le pidiese que dibujara temas que no le
fueran conocidos.
Aunque determinados recursos, igual que las personas
o las prácticas, pueden ejercer la misma influencia dentro
a inteligencia (Cole y Engestrom, capítulo 1; Pea, de un ámbito concreto, muchos contextos pueden también
de este libro). El interés recae aquí en los recur­ dividirse en áreas distintas como aulas, sectores de trabajo
; personas que afectan de manera directa el com­ y de juego. Si los materiales, los participantes y las activida­
to de un individuo dentro de contextos «locales» des difieren de un aula o de un área a la otra, los «aportes» y
, Estos abarcan ámbitos típicos tales como el ho­ los «efectos locales» pueden ser asimismo diferentes. De
:t y el lugar de trabajo (Barker y Wright, 1954; acuerdo con Gibson (1977), los «aportes» son «hechos del en­
~nner, 1979). Desde esta perspectiva, es poco lo torno»: funciones que pueden cumplirse dadas las propieda­
los individuos que trabajen aislados con sólo su des tanto del contexto cuanto de las personas (o los anima­
o guía; por el contrario, todos dependen de una les) que ocupan ese contexto. Dicho de manera sencilla, los
iedad de herramientas, personas y otros recursos sectores de arte aportan dibujo, pintura y ótras actividades
ldan a realizar sus actividades. Así, si bien Ge­ artísticas, en tanto que las mesas de arena aportan la edifi­
ma idea de cómo hacer 1,1Il túnel en la arena, no cación de castillos de arena y otras construcciones. En tér­
)mo él señala, de realizarlo sin alambre. minos de materiales, los «aportes» son los usos a los que
nivel, lo correcto es concebir la inteligencia como pueden aplicarse. Así, un lápiz «aporta» dibujo, un pincel,
rtido por los individuos y por todos los recursos pintura, y las palas «aportan» excavación. En consecuencia,
, no humanos que emplean. Cuando Mark opta Gerald no podría manifestar, en la mesa de arte, el mismo
~l mismo objeto que Kenny, se remite a la pintura nivel de habilidad que exhibe en la de arena; si se le pidiese
solicita ayuda, los dos chicos comparten la capa­ que construyera un túnel con los crayones y con el papel que
)ducir el personaje de la historieta. Si se retirara hay en la mesa de arte -materiales que requerirían que ex­
~ la situación, se afectaría la capacidad de Mark presase su conocimiento de una manera diferente--, Gerald
,a figura y su nivel de habilidad en el proceso de podría no tener la respuesta.

219
Fuerzas personales cuanto de la perspectiva ecológica acerca del d
Estamos en desacuerdo con la visión tradicional
El círculo interno del modelo concéntrico representa los la capacidad en la cabeza y establece que determ
atributos y las experiencias que cada uno de los niños lleva bilidades y ejecuciones necesariamente derivan
pacidad; no obstante, reconocemos que los indivié
consigo a muchos de los «contextos locales» en los que pasa
el uso potencial de determinadas habilidades (J
su tiempo. Al centrarse en la inteligencia como capacidad
cias, o de alcanzar determinados niveles de eje
general de resolver problemas, las teorías tradicionales
Salomon, capítulo 4 de este libro, se encontrar~
omitieron tomar en cuenta tanto la amplia variación de las
afín a esta).
aptitudes de las personas cuanto el vasto conjunto de dife­ Desde nuestro punto de vista, el contexto o
rencias individuales que influyen en su desarrollo. En cam­ pueden, sin duda, impedirle a Gerald que implem
bio, desde una perspectiva «pluralista», tanto los factores nocimiento de la construcción de un túnel. Al miSj
endógenos, como las propensiones genéticas, cuanto los sostenemos que aun en una cultura con túneles y
factores exógenos, como las experiencias personales dentro texto en el que haya alambre y arena, la falta de e
de una cultura dada, influyen en las actividades que los ni­ en el juego con la arena o la falta de habilidades,
ños eligen emprender y en las aptitudes que consiguiente­ dad fina necesarias para hacer una excavación c(
mente desarrollan. Dado el íntimo entrelazamiento de las podrían volver a Gerald incapaz de construir UI
propensiones genéticas y la experiencia en el desarrollo de todos modos, la experiencia en el juego con arena
la inteligencia, esos factores endógenos y exógenos suelen lidades de motricidad fina no son de por sí sufici
resultar difíciles de separar. De todas maneras, es posible garantizar que Gerald pueda hacer túneles en 1
identificarlos como fuerzas personales: influencias que los ra y en todas las condiciones. Del mismo modo, I
niños llevan consigo de un contexto local a otro. puede incluir los recursos y las personas que le 1
En un enfoque «pluralista», Gardner (1983; 1990) sostie­ Mark mostrar en sus dibujos un nivel de habilid
ne que las personas muestran un perfil de fortalezas y debi­ ciales superior al que normalmente se esperarí¿:
lidades intelectuales que abarca por lo menos siete conjun­ en un contexto en el que se le brinde apoyo, su fal
tos distintos de capacidad o de <<inteligencias». Gardner une riencia en el dibujo y los límites de su inteligenc
deliberadamente las fuerzas endógenas y exógenas afir­ afectarían el rendimiento.
mando que no hay una «aptitud» pura que pudiera evaluar­
se al margen de la experiencia que una persona tiene en do­
minios particulares tales como el del lenguaje, la música y La interdependencia de las fuerzas
la matemática. Por ejemplo: no sólo la inteligencia espacial
que Mark exhibe en su actividad de dibujo está influida por En este modelo concéntrico, la inteligencia eE
la cultura y por la ayuda de Kenny; es también una mani­ . da en todas las actividades de una persona, paSl
festación de que en su casa Mark raramente dibuja, y del sentes, e inserta en los contextos locales y en las (
hecho de que sus padres muestran más interés en activida­ las. que esas actividades se llevan a cabo. Desde
des como la escritura, la lectura y la matemática, y las apo­ pectiva, las fuerzas culturales, locales y persom
yan más. De la misma manera, el conocimiento que Gerald terdependientes. Las inteligencias, los intereses
tiene de la construcción de túneles se relaciona con sus ex­ cupaciones de un individuo se forman en interai
periencias anteriores con túneles y de trabajo con arena en
otros contextos. 1 Por ejemplo, Bronfenbrenner (1979) describe el entorno e
Es en el nivel personal donde esta visión concéntrica un conjunto de estructuras puestas unas dentro de otras peI
difiere tanto de las otras concepciones de la inteligencia teo, el nivel más interno corresponde al contexto local.

220
personales cuanto de la perspectiva ecológica acerca del desarrollo. 1
Estamos en desacuerdo con la visión tradicional, que pone
uo interno del modelo concéntrico representa los la capacidad en la cabeza y establece que determinadas ha­
r las experiencias que cada uno de los niños lleva bilidades y ejecuciones necesariamente derivan de esa ca­
nuchos de los «contextos locales» en los que pasa pacidad; no obstante, reconocemos que los individuos tienen
. Al centrarse en la inteligencia como capacidad el uso potencial de determinadas habilidades o inteligen­
~ resolver problemas, las teorías tradicionales cias, o de alcanzar determinados niveles de ejecución (en
tomar en cuenta tanto la amplia variación de las Salomon, capítulo 4 de este libro, se encontrará una tesis
de las personas cuanto el vasto conjunto de dife­ afin a esta).
lividuales que influyen en su desarrollo. En cam­ Desde nuestro punto de vista, el contexto o la cultura
pueden, sin duda, impedirle a Gerald que implemente su co­
una perspectiva «pluralista», tanto los factores
nocimiento de la construcción de un túnel. Al mismo tiempo,
1, como las propensiones genéticas, cuanto los
sostenemos que aun en una cultura con túneles y en un con­
:ógenos, como las experiencias personales dentro
texto en el que haya alambre y arena, la falta de experiencia
tura dada, influyen en las actividades que los ni­
en el juego con la arena o la falta de habilidades de motrici­
emprender y en las aptitudes que consiguiente­
dad fina necesarias para hacer una excavación con cuidado,
arrollan. Dado el íntimo entrelazamiento de las podrían volver a Gerald incapaz de construir un túnel. De
les genéticas y la experiencia en el desarrollo de todos modos, la experiencia en el juego con arena y las habi­
acia, esos factores endógenos y exógenos suelen lidades de motricidad fina no son de por sí suficientes para
ficiles de separar. De todas maneras, es posible garantizar que Gerald pueda hacer túneles en toda cultu­
Los como fuerzas personales: influencias que los ra y en todas las condiciones. Del mismo modo, el contexto
n consigo de un contexto local a otro. puede incluir los recursos y las personas que le permitan a
,nfoque «pluralista», Gardner (1983; 1990) sostie­ Mark mostrar en sus dibujos un nivel de habilidades espa­
personas muestran un perfil de fortalezas y debi­ ciales superior al que normalmente se esperaría; pero aun
electuales que abarca por lo menos siete conjun­ en un contexto en el que se le brinde apoyo, su falta de expe­
lS de capacidad o de «inteligencias». Gardner une riencia en el dibujo y los límites de su inteligencia espacial
,mente las fuerzas endógenas y exógenas afir­ afectarían el rendimiento.
~ no hay una «aptitud» pura que pudiera evaluar­
m de la experiencia que una persona tiene en do­
ticulares tales como el del lenguaje, la música y La interdependencia de las fuerzas
tica. Por ejemplo: no sólo la inteligencia espacial
~xhibe en su actividad de dibujo está influida por En este modelo concéntrico, la inteligencia está mezcla­
Y' por la ayuda de Kenny; es también una maní­ da en todas las actividades de una persona, pasadas y pre­
e que en su casa Mark raramente dibuja, y del sentes, e inserta en los contextos locales y en las culturas en
le sus padres muestran más interés en activida­ las que esas actividades se llevan a cabo. Desde esta pers­
l escritura, la lectura y la matemática, y las apo­ pectiva, las fuerzas culturales, locales y personales son in­
~e la misma manera, el conocimiento que Gerald terdependientes. Las inteligencias, los intereses y las preo­
construcción de túneles se relaciona con sus ex­ cupaciones de un individuo se forman en interacciones con
anteriores con túneles y de trabajo con arena en
x.tos. 1 Por ejemplo, Bronfenbrenner (1979) describe el entorno ecológico como
1 nivel personal donde esta visión concéntrica un conjunto de estructuras puestas unas dentro de otras pero, en su plan­
to de las otras concepciones de la inteligencia teo, el DÍvel más interno corresponde al contexto local.

221
los pares, con los miembros de su familia y con los docentes, des que están dentro de nuestra cabeza a las situ
condicionados por los materiales disponibles e influidos por las que las empleamos.
los valores y las expectativas culturales. Las habilidades y

I
los intereses que un niño lleva a un contexto pueden condu­
cir a los docentes o a los padres a reordenar el contexto local
ya proporcionar materiales diferentes. Los valores y las ex­ Examen de los círculos concéntricos en ID
pectativas culturales se transforman con el tiempo, ocasio­ de infantes
nando cambios en los intereses y en las habilidades de los
individuos y modificaciones en la constitución de los contex­ En lo que resta del presente capítulo, examit
tos locales. influencia de las fuerzas culturales, locales y per
A causa de esta interdependencia, no hay una fórmula las actividades de dos niños de jardín de infantes
que determine cuáles son las habilidades que una persona lapso de juego libre. L.os resultados derivan de u
ha de aplicar y desarrollar. Los efectos de esta tríada de gación más amplia de cuatro niños durante sei!
fuerzas dependen de su combinación y de su alineamiento observaciones. El estudio se llevó a cabo en unja
en un lugar y en un momento determinados. Por ejemplo, fantes concebido «en función del niño» de una esc
las influencias. de las fuerzas personales y locales pueden ca situada en un barrio de ingresos entre bajos
diferir en distintas sociedades. En una sociedad (por ejem­ Las observaciones se realizaron cuatro mañanas
plo, la china), las habilidades y los intereses de una persona na, y se observó a cada uno de los cuatro niños a
pueden verse superados por las presiones sociales y cultura­ dos lapsos de cuarenta y cinco minutos todas la!
les, y tal vez no desempeñen un papel tan grande en la acti­ Al final de cada mañana, se utilizaban las notas
cripción de partes de las grabaciones para const
vidad o en el desarrollo de una persona como pueden hacer­
rración de las actividades que habían realizado. J
lo en otra sociedad (por ejemplo, la estadounidense).
tegorizarlas, el observador analizó las narracio
Aun dentro de la misma cultura, la influencia de esas
dió el comportamiento de los niños en episodios
fuerzas puede diferir de un individuo a otro. En una per­
Wright, 1954; Bronfenbrenner, 1979; Stodolsky, :
sona, los intereses y la capacidad personales pueden tener, episodio duraba menos de cinco minutos, la activ
en el comportamiento, una influencia mucho mayor que la niños se catalogaba como «cambio». Cuando ele]
que aparece en otra con una inclinación más social. A lo lar­ raba más de cinco minutos, se los definía del mo(
go del tiempo, los individuos se desarrollan, se forman nue­ niños lo hubieran hecho de haber sido posible pre
vos grupos, se introducen materiales innovadores, y la cul­ a ellos (en Reed y Csikszentmihalyi, 1983, se enc­
tura evoluciona. Esos cambios crean presiones diferentes y procedimiento afin). Las veces que fue posible, ;
contribuyen a las transformaciones de las actividades y de ron las afirmaciones espontáneas de los niños p
las habilidades que los individuos desarrollan. Cámbiese la las actividades.
cultura, modifiquense los contextos, o trasládese el interés a Este grupo de jardín de infantes, durante ella
un área diferente del aula, y es probable que haya asimismo go libre, sirve como contexto particularmente II
un cambio en las habilidades que un individuo puede mos­ para un estudio así, porque comprende áreas dE
trar. Pero ese cambio no será azaroso; estará de acuerdo con tintas, con fuerzas culturales y locales diferente
las fuerzas operantes en la «nueva» situación. Si conocemos te que cada uno de los niños saque provecho de s
el modo de operar de esas fuerzas, podremos comprender siones y de su experiencia al decidir qué habilid
mejor la manera como una persona propenderá a obrar en emplear. En este capítulo nos centraremos en
una variedad de situaciones, y podremos ser capaces de am­ dades desarrolladas en la mesa de arte yen la de
pliar el foco de la atención educativa: pasar de las habilida- que representan algunas de las diferencias locall

222
con los miembros de su familia y con los docentes, des que están dentro de nuestra cabeza a las situaciones en
ados por los materiales disponibles e influidos por las que las empleamos.
s y las expectativas culturales. Las habilidades y
ses que un niño lleva a un contexto pueden condu­
acentes o a los padres a reordenar el contexto local
?cionar materiales diferentes. Los valores y las ex­ Examen de los círculos concéntricos en un jardín
3 culturales se transforman con el tiempo, ocasio­ de infantes
mbios en los intereses y en las habilidades de los
s y modificaciones en la constitución de los contex­ En lo que resta del presente capítulo, examinaremos la
3. influencia de las fuerzas culturales, locales y personales en
la de esta interdependencia, no hay una fórmula las actividades de dos niños de jardín de infantes durante el
mine cuáles son las habilidades que una persona lapso de juego libre. Lps resultados derivan de una investi­
icar y desarrollar. Los efectos de esta tríada de gación más amplia de cuatro niños durante seis meses de
ependen de su combinación y de su alineamiento observaciones. El estudio se llevó a cabo en unjardín de in­
;ar y en un momento determinados. Por ejemplo, fantes concebido «en función del niño» de una escuela públi­
ncias de las fuerzas personales y locales pueden ca situada en un barrio de ingresos entre bajos y medios.
distintas sociedades. En una sociedad (por ejem­ Las observaciones se realizaron cuatro mañanas por sema­
na), las habilidades y los intereses de una persona na, y se observó a cada uno de los cuatro niños a lo largo de
~rse superados por las presiones sociales y cultura­ dos lapsos de cuarenta y cinco minutos todas las semanas.
'ez no desempeñen un papel tan grande en la acti­ Al final de cada mañana, se utilizaban las notas y la trans­
1 el desarrollo de una persona como pueden hacer­
cripción de partes de las grabaciones para construir la na­
sociedad (por ejemplo, la estadounidense). rración de las actividades que habían realizado. A fin de ca­
entro de la misma cultura, la influencia de ~sas tegorizarlas, el observador analizó las narraciones y divi­
nede diferir de un individuo a otro. En una per­ dió el comportamiento de los niños en episodios (Barker y
intereses y la capacidad personales pueden tener, Wright, 1954; Bronfenbrenner, 1979; Stodolsky, 1988). Si el
episodio duraba menos de cinco minutos, la actividad de los
portamiento, una influencia mucho mayor que la
niños se catalogaba como «cambio». Cuando el episodio du­
!ce en otra Con una inclinación más social. A lo lar­
raba más de cinco minutos, se los definía del modo como los
npo, los individuos se desarrollan, se forman nue­
niños lo hubieran hecho de haber sido posible preguntárselo
s, se introducen materiales innovadores, y la cul­ a ellos (en Reed y Csikszentmihalyi, 1983, se encontrará un
tclona. Esos cambios crean presiones diferentes y procedimiento añn). Las veces que fue posible, se emplea­
en a las transformaciones de las actividades y de ron las afirmaciones espontáneas de los niños para definir
lades que los individuos desarrollan. Cámbiese la las actividades.
lodifiquense los contextos, o trasládese el interés a Este grupo de jardín de infantes, durante el lapso de jue­
ferente del aula, y es probable que haya asimismo go libre, sirve como contexto particularmente informativo
) en las habilidades que un individuo puede mos­ para un estudio así, porque comprende áreas de juego dis­
ese cambio no será azaroso; estará de acuerdo con tintas, con fuerzas culturales y locales diferentes, y permi­
s operantes en la «nueva» situación. Si conocemos te que cada uno de los niños saque provecho de sus propen­
e operar de esas fuerzas, podremos comprender siones y de su experiencia al decidir qué habilidades ha de
uanera como una persona propenderá a obrar en emplear. En este capítulo nos centraremos en las activi­
iad de situaciones, y podremos ser capaces de am­ dades desarrolladas en la mesa de arte y en la de arena, por­
:0 de la atención educativa: pasar de las habilida­ que representan algunas de las diferencias locales más sig­

223

.,

nificativas entre las áreas del aula: la mesa de arte favorece A pesar de esas diferencias en cuanto a inte
las actividades de creación de productos independientes, en intereses, y a pesar de que los niños tienen la
tanto que la de arena alienta el juego de ficción grupal. Para emprender una amplia gama de actividades, COI
los actuales propósitos, nos centraremos en dos de los niños repertorio limitado de actividades en muchos de 1
del estudio: Kenny y Mark. . del aula. Este fenómeno es ya evidente en la me¡
Si la concepción tradicional de la inteligencia es correcta, durante octubre (el primer mes en que se registJ
las habilidades y ejecuciones de Kenny y Mark dentro del dad). Alo largo de ese mes, la mayoría de los niñc
aula deberían ser, en gran medida, inmunes a las diferen­ ban en la mesa de arena, trabajaba en grupo; jUI
cias en las fuerzas culturales y locales obrantes en la mesa tortas y cataratas. De los trece lapsos de observa(
de arte y en la de arena. Antes bien, las actividades de los tes los cuales Kenny o Mark pasaron el tiempo
niños deberían reflejar diferencias en sus potencialidades de arena, los niños estaban siempre trabajand,
e inclinaciones personales. Sin embargo, las observaciones niños (en nueve de esas ocasiones, ellos dos estar
hechas en el aula mostraron que tanto las fuerzas cultura­ tes). En esos lapsos de observación, Kenny o Mar]
les cuanto las locales tienen un efecto significativo en las ac­ estuvieron realizando una actividad en la meSl
tividades que los niños realizan, en las habilidades que em­
durante cinco minutos o más en doce oportunida,
plean y en los niveles de desempeño que alcanzan. Las fuer­
te de ellas (58%) hicieron tortas o cataratas. En t
zas personales' de los niños -en particular los intereses y
nes llenaron baldes con arena y se refirieron a
las propensiones que muestran en la casa- desempeñan
un papel de importancia en su desarrollo, pero que varía de <<tortas». En cuatro, vertieron arena por una ser
un niño a otro y de un espacio del aula a otro. ces o de embudos y llamaron a eso «catarata» o «t
tarata». Incluso en los tres casos en que no resul'
determinado tema en la actividad de los niños (<<Cl
Las actividades en la mesa de arena realizaban a menudo esas mismas actividades, a
por lapsos breves. Sólo después del 12 de noviemb
Kenny y Mark llevan, cada uno, a la mesa de arena, dis­ la maestra agregó agua a la arena, sus actividad
tintas fuerzas personales. Kenny no tiene un arenero en ron; pero, una vez más, los niños se limitaron a u
casa, pero sus padres informan que siempre ha manifestado Cinco de las ocho construcciones que hicieron en
mucho interés en las actividades de construcción. También noviembre y elIde diciembre son túneles o -
el empleo creativo que hace de esos materiales sugiere que (62%). Después de esa vez, los niños jugaron en:
uno de sus puntos fuertes es la inteligencia espacial. En co­ arena sólo en otras dos ocasiones durante las obsE
rresponden.cia con ello, sus padres le proporcionan una am­
plia gama de materiales de construcción que incluyen mu­ Apoyo cultural y local para actividades grupales.
chas variedades de Legos y de cubos, que él puede emplear condiciones, los intereses e inteligencias de los
para ejercitar sus intereses y para desarrollar sus habilida­ drían impulsarlos en direcciones distintas; pero E
des espaciales. En cambio, los padres de Mark explican que de arena las fuerzas culturales y locales los alieI
pasa relativamente poco tiempo en las actividades de cons­ bajarjuntos, a participar en las mismas actividad
trucción y que no manifiesta inclinaciones por el área espa­ citar las mismas habilidades. En todo este paú
cial. En lugar de ello, sus expresiones acerca del vivo interés Unidos], las mesas de arena y los areneros son COl
que Mark tiene por las demás personas y su inusual sensi­ ciales. En el nivel cultural, son lugares en los qUE
bilidad ante las necesidades y deseos de los otros, sugieren que los niños emprendan juegos de ficción con su
que uno de sus puntos fuertes es la inteligencia interper­ En la mayoría de los casos, las fuerzas locale
sonal. ran en la mesa de arena de esta aula refuerzan e

224
entre las áreas del aula: la mesa de arte favorece A pesar de esas diferencias en cuanto a inteligencias e
~des de creación de productos independientes, en intereses, y a pesar de que los nmos tienen la libertad de
a de arena alienta eljuego de ficción grupal. Para emprender una amplia gama de actividades, comparten un

I
s propósitos, nos centraremos en dos de los niños repertorio limitado de actividades en muchos de los espacios
1: Kenny y Mark.
del aula. Este fenómeno es ya evidente en la mesa de arena
lcepción tradicional de la inteligencia es correcta,
durante octubre (el primer mes en que se registró la activi­
.ades y ejecuciones de Kenny y Mark dentro del
dad). Alo largo de ese mes, la mayoría de los niños que juga­
1an ser, en gran medida, inmunes a las diferen­
ban en la mesa de arena, trabajaba en grupo; juntos hacían
fuerzas culturales y locales obrantes en la mesa tortas y cataratas. De los trece lapsos de observación duran­
~n la de arena. Antes bien, las actividades de los tes los cuales Kenny o Mark pasaron el tiempo en la mesa
~rían reflejar diferencias en sus potencialidades de arena, los niños estaban siempre trabajando con otros
anes personales. Sin embargo, las observaciones niños (en nueve de esas ocasiones, ellos dos estaban presen­
el aula mostraron que tanto las fuerzas cultura­ tes). En esos lapsos de observación, Kenny o Mark (o ambos)
las locales tienen un efecto significativo en las ac­ estuvieron realizando una actividad en la mesa de arena
[ue los niños realizan, en las habilidades que em­
los niveles de desempeño que alcanzan. Las fuer­ i durante cinco minutos o más en doce oportunidades; en sie­
te de ellas (58%) hicieron tortas o cataratas. En tres ocasio­
.ales de los niños -en particular los intereses y
.siones que muestran en la casa- desempeñan
f nes llenaron baldes con arena y se refirieron a ellos como
<<tortas». En cuatro, vertieron arena por una serie de tami­
e importancia en su desarrollo, pero que varía de
ces o de embudos y llamaron a eso «catarata» o «torta de ca­
)tro y de un espacio del aula a otro.
tarata». Incluso en los tres casos en que no resulta claro un
determinado tema en la actividad de los nmos (<<cambio»), se
idades en la mesa de arena realizaban a menudo esas mismas actividades, aunque sólo
por lapsos breves. Sólo después del 12 de noviembre, cuando
la maestra agregó agua a la arena, sus actividades cambia­
'1 Mark llevan, cada uno, a la mesa de arena, dis­
~zas personales. Kenny no tiene un arenero en
sus padres informan que siempre ha manifestado
I ron; pero, una vez más, los nmos se limitaron a unas pocas.
Cinco de las ocho construcciones que hicieron entre el 7 de
:lrés en las actividades de construcción. También
~reativo que hace de esos materiales sugiere que
puntos fuertes es la inteligencia espacial. En co­ I noviembre y el 1 de diciembre son túneles o pirámides
(62%). Después de esa vez, los niños jugaron en la mesa de
arena sólo en otras dos ocasiones durante las observaciones.
lcia con ello, sus padres le proporcionan una am­
de materiales de construcción que incluyen mu­
:Iades de Legos y de cubos, que él puede emplear
tar sus intereses y para desarrollar sus habilida­
I
~..
~
Apoyo cultural y local para actividades grupales. En ciertas
condiciones, los intereses e inteligencias de los nmos po­
drían impulsarlos en direcciones distintas; pero en la mesa
ileso En cambio, los padres de Mark explican que
vamente poco tiempo en las actividades de cons­
que no manifiesta inclinaciones por el área espa­
I, de arena las fuerzas culturales y locales los alientan a tra­
bajar juntos, a participar en las mismas actividades ya ejer­
citar las mismas habilidades. En todo este país [Estados
~ar de ello, sus expresiones acerca del vivo interés
tiene por las demás personas y su inusual sensi­
;e las necesidades y deseos de los otros, sugieren
e sus puntos fuertes es la inteligencia interper-
II
¡
Unidos], las mesas de arena y los areneros son contextos so­
ciales. En el nivel cultural, son lugares en los que se espera
que los niños emprendan juegos de ficción con sus pares.
En la mayoría de los casos, las fuerzas locales que ope­
ran en la mesa de arena de esta aula refuerzan esas expec­

I 225
tativas. La mesa misma es muy pequeña, y en consecuencia K' Y. .. ellos se pusieron a cavar y eligieron a qui
la maestra limita la participación a cuatro niños y, algunas cavar y a rellenar.
veces, a cinco. Por lo comúIÍ, está completamente llena, y es E: ¿Cómo llegaron a necesitar jueces de la exca\
casi imposible trabajar de manera independiente. Aparte de K' Porque cavamos pozos y túneles, y así puedel
eso, la arena, a diferencia de los cubos, los Legos y muchos para allá todo el tiempo y rellenar.
otros materiales del jardín de infantes, no puede dividirse E: Ajá, ¿y por qué necesitan jueces para eso?
fácilmente. Dáda una mesa tan pequeña, lo que hacen los K: Porque, si no, todos estarían cavando y enton
niños en una parte de la arena afecta a lo que pasa con la se desplomaría.
arena que ocupa el resto de la mesa. Como lo manifiesta uno
de los niños en una entrevista, la medida y la fortaleza de Mediante esas aplicaciones de sus habilidades
sus castillos se ve afectada por lo que hacen sus vecinos; in­ nales, los niños pueden repartirse las tareas. En
cluso si alguno sencillamente moviera la arena que está cer­ cia, a la manera del equipo de ingenieros a que
ca de su castillo y ni siquiera tocara una parte de él, el casti­ kins (capítulo 3 de este libro), la «unidad cognit
llo podría desmoronarse. cionamiento» en la mesa de arena suele ser un g
En el contexto de esas fuerzas culturales y locales, los ños. En correspondencia con ello, la aplicación de
niños participan en el proceso de construcción. Por ejemplo, dades y su desempeño no pueden separarse del
cuando hacen 'tortas o cataratas, todos colaboran en el lle­ grupo, y son pocas las diferencias que se ponel
nado de un mismo balde, o echan arena a través de una se­ fiesto en sus intereses y habilidades.
rie de cedazos o de embudos. Uno o dos niños a veces inten­
tan regular la actividad, y ocasionalmente se turnan como Limitaciones locales en la mesa de arena. Dada.
el «cocinero» que coordina la tarea de «hacer tortas»: zas culturales y locales, no sorprende demasiado
y Mark suelan trabajar juntos. Lo que sorprende
Mark, Bobby, Charlie y Kenny juegan en la mesa de arena.
prendan las mismas actividades una y otra vez. ~
Hacen una torta, y Mark ha sido el cocinero.
lidades sencillamente estuvieran contenidas en
«Yo soy el cocinero después de Mark», declara Kenny.
Kenny y Mark podrían llevar a cabo una gama I
«Listo», dice Mark.
amplia de actividades. En cambio, parecería que
«Bueno, ahora me toca a mí ser el cocinero». Kenny colo­
arena estuviera provista de un número limitad
ca un balde vaCÍo frente a sí. Uno de los niños comienza a
que los chicos pudieran hacer. Las fuerzas locale
echar arena dentro, pero él lo detiene: «No, todavía no te pe­
yen a esas limitaciones al alentar la repetición d
dí que hicieras nada». Entonces se dirige sucesivamente a
des e imponer condicionamientos en las activida
cada uno de sus compañeros: «Tú eres el encargado de la
ficas que los niños pueden emprender.
manteca, tú el de los huevos y tú el de la harina...». Ahora
Como observan Pea (capítulo 2 de este libro)
Kenny requiere a cada uno los ingredientes, indicando por
(capítulo 3), el ordenamiento y reordenamiento é
lo común quién de los otros en particular debe verter un pu­
puede funcionar como un auxiliar para la memon
ñado de arena en el balde.
to, las personas pueden no tener necesidad de rec
Cuando cavan túneles, los niños suelen coordinar su trabajo inismas lo que hacían o lo que era exitoso o eficf
eligiendo (o proclamando) a uno o a dos de ellos como <~ueces punto de vista de la adaptación. Para Kenny y MI
de la excavación». Su tarea consiste en decirles a todos los pia arena sirve como registro de sus actividades I
demás dónde, y a menudo qué, pueden cavar. Kenny (K) le do reciente y como estímulo para las futuras. Co
explica eso a un entrevistador (E): pieza de la mesa de arena supone ponerle encima
grande, las tortas y los túneles que los chicos hal
E: ¿Qué eran los jueces de la excavación? conservarse de un lapso a otro y de un día al sigui

226
l mesa misma es muy pequeña, y en consecuencia
K: Y. .. ellos se pusieron a cavar y eligieron a quienes iban a
ilimita la participación a cuatro niños y, algunas
cavar y a rellenar.
nco. Por lo común, está completamente llena, yes
E: ¿Cómo llegaron a necesitar jueces de la excavación?
,ible trabajar de manera independiente. Aparte de
K: Porque cavamos pozos y túneles, y así pueden ir de aquí
na, a diferencia de los cubos, los Legos y muchos
para allá todo el tiempo y rellenar.
~riales del jardín de infantes, no puede dividirse
E: Ajá, ¿y por qué necesitan jueces para eso?
~. Dada una mesa tan pequeña, lo que hacen los
K: Porque, si no, todos estarían cavando y entonces el techo
IDa parte de la arena afecta a lo que pasa con la
se desplomaría.
ocupa el resto de la mesa. Como lo manifiesta uno

os en una entrevista, la medida y la fortaleza de


Mediante esas aplicaciones de sus habilidades interperso­
os se ve afectada por lo que hacen sus vecinos; in­
nales, los niños pueden repartirse las tareas. En consecuen­
~o sencillamente moviera la arena que está cer­
cia, a la manera del equipo de ingenieros a que alude Per­
lstillo y ni siquiera tocara una parte de él, el casti­
kins (capítulo 3 de este libro), la «unidad cognitiva en fun­
desmoronarse.
cionamiento» en la mesa de arena suele ser un grupo de ni­
:ontexto de esas fuerzas culturales y locales, los
ños. En correspondencia con ello, la aplicación de sus habili­
icipan en el proceso de construcción. Por ejemplo,
dades y su desempeño no pueden separarse del trabajo del
lcen tortas o cataratas, todos colaboran en ellle­
grupo, y son pocas las diferencias que se ponen de mani­
n mismo balde, o echan arena a través de una se­
fiesto en sus intereses y habilidades.
iZOS o de embudos. Uno o dos niños a veces inten­

rr la actividad, y ocasionalmente se turnan como


Limitaciones locales en la mesa de arena. Dadas esas fuer­
~O» que coordina la tarea de «hacer tortas»:
zas culturales y locales, no sorprende demasiado que Kenny
y Mark suelan trabajar juntos. Lo que sorprende es que em­
)by, Charlie y Kenny juegan en la mesa de arena.
prendan las mismas actividades una y otra vez. Si sus habi­
a torta, y Mark ha sido el cocinero.
lidades sencillamente estuvieran contenidas en su cabeza,
'el cocinero después de Mark», declara Kenny.
Kenny y Mark podrían llevar a cabo una gama mucho más
, diceMark.
amplia de actividades. En cambio, parecería que la mesa de
), ahora me toca a mí ser el cocinero». Kenny colo­
arena estuviera provista de un número limitado de cosas
:le vacío frente a sí. Uno de los niños comienza a
que los chicos pudieran hacer. Las fuerzas locales contribu­
la dentro, pero él lo detiene: «No, todavía no te pe­
yen a esas limitaciones al alentar la repeti~ón de activida­
ieras nada». Entonces se dirige sucesivamente a
des e imponer condicionamientos en las actividades especí­
de sus compañeros: «Tú eres el encargado de la
ficas que los niños pueden emprender.
tú el de los huevos y tú el de la harina...». Ahora
Como observan Pea (capítulo 2 de este libro) y Perkins
luiere a cada uno los ingredientes, indicando por
(capítulo 3), el ordenamiento y reordenamiento del entorno
luién de los otros en particular debe verter un pu­
puede funcionar como un auxiliar para la memoria. Por tan­
rena en el balde.
to, las personas pueden no tener necesidad de recordar ellas
ivan túneles, los niños suelen coordinar su trabajo
mismas lo que hacían o lo que era exitoso o eficaz desde el
:0 proclamando) a uno o a dos de ellos como <~ueces
punto de vista de la adaptación. Para Kenny y Mark, la pro­
,vación». Su tarea consiste en decirles a todos los
pia arena sirve como registro de sus actividades en el pasa­
nde, ya menudo qué, pueden cavar. Kenny (K) le
do reciente y como estímulo para las futuras. Como la lim­
o a un entrevistador CE): pieza de la mesa de arena supone ponerle encima una tabla
grande, las tortas y los túneles que los chicos hacen suelen
ran los jueces de la excavación? conservarse de un lapso a otro y de un día al siguiente. Esos

227
ordenamientos pueden recordarles sus actividades ante­ la necesidad de alambre, en octubre los niños n
riores. Además, a los que originariamente no habían parti­ hacer muchas de las construcciones típicas con
cipado, los «restos}} pueden darles ideas que no se les habían ejemplo los túneles. En correspondencia con el
ocurrido «a ellos solos}}, lo que colabora a que las habilidades están haciendo tortas y cataratas, la arena est
se extiendan de un niño a otro. Como resultado, los niños arena seca, junto con los tamices, los baldes y lo
tienen muchas ocasiones de observar las creaciones de sus que se les suministran, sugiere actividades tale
pares y las ideas allí representadas, y de basarse en ellas. de cavar, tamizar y verter. En consecuencia, en
Salomon (capítulo 4 de este volumen) habla del «residuo mesa es más apropiada para mezclar arena en
cognitivo}} que subsiste en las personas cuando han llevado llamar a eso «una torta}}, o verter arena a través
a cabo una actividad. En este caso, la arena proporciona un nedor y llamar a eso «una catarata}}, que para ha,
«residuo contextua!» -los rastros fisicos de lo hecho- que y pirámides. En cambio, e12 de noviembre, cuanc
los niños pueden interpretar y en el que pueden basarse. tra le agregó agua a la arena, introdujo drásticos (
Dos datos indican que, además de favorecer la repetición los «aportes)} del área. Como observaron las niñru
de las actividades, las fuerzas locales desempeñan un papel arena húmeda puede funcionar «como cemento)
central en el condicionamiento de lo que hacen los niños y puede cerner o verter, pero se la puede unir y pue
en las habilidades que pueden manifestar: 1) esas activida­ la forma de túneles, pirámides y de otras const
des son exclusivas de la mesa de arena, y 2) el cambio en las Así, el agregado de agua a la arena cambia lo qUI
realizaciones de los niños, y en las habilidades que exhiben, son capaces de hacer. Antes de ese momento no·
está asociado con los '<aportes}} de la arena. En el aula, ver­ . que Kenny o Mark tenían las habilidadE
to deCIr '
ter arena y trabajar con ella son, desde ya, cosas restringi­ das para hacer túneles. Sus habilidades están lit
das a la mesa de arena. En cambio, no hay restricción en clavadas en la arena.
cuanto a la representación de tortas o de cataratas median­
te otros materiales. Los niños podrían fingir que cocinan Resumen. Aunque Kenny podría mostrar y desa:!
tortas en el área de representaciones dramáticas, construir habilidades en la construcción de túneles y pirám:
cataratas con cubos o dibujar tortas y cataratas en la mesa tras Mark emplea las suyas en hacer tortas y cata
de arte. Ello no obstante, concentrarse en la realización de bos optan por las mismas cosas en el mismo momi
tortas y de cataratas es algo específico de la mesa de arena. ny y Mark parecen tener la libertad de hacer lo ql
En octubre, en el área de representaciones dramáticas Ken­ pero las observaciones señalan que las posibilida
ny y Mark iniciaron un conjunto diferente (pero todavía li­ significativamente limitadas por las fuerzas locali
mitado) de actividades: de las siete oportunidades en que rales. En octubre fue como si, en lugar de elegil
emprendieron una actividad durante más de cinco minutos, mente entre usar un cedazo o un balde, los chicm
en seis asumieron el papel de personajes relacionados con ran oportunidades de preparar objetos específic
los medios de comunicación y de juguetes populares: las y cataratas. En el curso del tiempo, a través de lo
Tortugas Ninja, el Pequeño Karateka o los Foodfighters en el contexto local, se descubren nuevas posibilid
(personajes de acción basados en diferentes tipos de comi­ consiguiente, los niños perciben los materiales y ]
da). Si bien estos datos no son concluyentes, indican que una manera diferente: como un lugar donde puede
hay algo específico de la mesa de arena -y no de los niños túneles y pirámides. Su actividad no sólo está regi
que juegan en ella- que influye en sus actividades. la arena; provee a la mesa de significados que sir
La incidencia de las fuerzas locales se pone de manifiesto base para el uso, la ejercitación y la distribución dE
también en el hecho de que el cambio más llamativo en la nadas habilidades.
mesa de arena se liga a una modificación en los «aportes,} de
la arena. Como lo indica el comentario de Gerald acerca de

228
lentos pueden recordarles sus actividades ante­ la necesidad de alambre, en octubre los niños no pudieron
,emás, a los que originariamente no habían parti­ hacer muchas de las construcciones típicas con arena, por
s «restos» pueden darles ideas que no se les habían ejemplo los túneles. En correspondencia con ello, cuando
'a ellos solos», lo que colabora a que las habilidades están haciendo tortas y cataratas, la arena está seca. La
ian de un niño a otro. Como resultado, los niños arena seca, junto con los tamices, los baldes y los embudos
~chas Qcasiones de observar las creaciones de sus que se les suministran, sugiere actividades tales como las
lS ideas allí representadas, y de basarse en ellas. de cavar, tamizar y verter. En consecuencia, en octubre la
(capítulo 4 de este volumen) habla del «residuo mesa es más apropiada para mezclar arena en un balde y
} que subsiste en las personas cuando han llevado llamar a eso «una torta», o verter arena a través de un cer­
a actividad. En este caso, la arena proporciona un nedor y llamar a eso «una catarata», que para hacer túneles
~ontextual» -los rastros ñsicos de lo hecho- que y pirámides. En cambio, e12 de noviembre, cuando la maes­
pueden interpretar y en el que pueden basarse. tra le agregó agua a la arena, introdujo drásticos cambios en
ltOS indican que, además de favorecer la repetición los «aportes» del área. Como observaron las niñas un día, la
ividades, las fuerzas locales desempeñan un papel arena húmeda puede funcionar «como cemento». N o se la
1 el condicionamiento de lo que hacen los niños y puede cerner o verter, pero se la puede unir y puede dársele
bilidades que pueden manifestar: 1) esas activida­ la forma de túneles, pirámides y de otras construcciones.
{clusivas de la mesa de arena, y 2) el cambio en las Así, el agregado de agua a la arena cambia lo que los niños
mes de los niños, yen las habilidades que exhiben, son capaces de hacer. Antes de ese momento, no tiene obje­
lado con los «aportes,} de la arena. En el aula, ver­ to decir que Kenny o Mark tenían las habilidades requeri­
. y trabajar con ella son, desde ya, cosas restringi­ das para hacer túneles. Sus habilidades están literalmente
nesa de arena. En cambio, no hay restricción en clavadas en la arena.
la representación de tortas o de cataratas median­
nateriales. Los niños podrían fingir que cocinan Resumen. Aunque Kenny podría mostrar y desarrollar sus
el área de representaciones dramáticas, construir habilidades en la construcción de túneles y pirámides mien­
, con cubos o dibujar tortas y cataratas en la mesa tras Mark emplea las suyas en hacer tortas y cataratas, am­
mo no obstante, concentrarse en la realización de bos optan por las mismas cosas en el mismo momento. Ken­
:e cataratas es algo específico de la mesa de arena. ny y Mark parecen tener la libertad de hacer lo que deseen,
re, en el área de representaciones dramáticas Ken­ pero las observaciones señalan que las posibilidades están
k iniciaron un conjunto diferente (pero todavía li­ significativamente limitadas por las fuerzas locales y cultu­
le actividades: de las siete oportunidades en que rales. En octubre fue como si, en lugar de elegir sencilla­
ieron una actividad durante más de cinco minutos, mente entre usar un cedazo o un balde, los chicos percibie­
mmieron el papel de personajes relacionados con ran oportunidades de preparar objetos específicos: tortas
)S de comunicación y de juguetes populares: las y cataratas. En el curso del tiempo, a través de los cambios
Ninja, el Pequeño Karateka o los Foodfighters en el contexto local, se descubren nuevas posibilidades. Por
es de acción basados en diferentes tipos de comi­ consiguiente, los niños perciben los materiales y la zona de
.en estos datos no son concluyentes, indican que una manera diferente: como un lugar donde pueden hacerse
específico de la mesa de arena -y no de los niños túneles y pirámides. Su actividad no sólo está registrada en
III en ella- que influye en sus actividades. la arena; provee a la mesa de significados que sirven como
idencia de las fuerzas locales se pone de manifiesto base para el uso, la ejercitación y la distribución de determi­
en el hecho de que el cambio más llamativo en la nadas habilidades.
trena se liga a una modificación en los «aportes» de
Como lo indica el comentario de Gerald acerca de

229
Las actividades en la mesa de arte se basan en la obra de los amigos que se encuenb
rededor (64%).
Así como a la mesa de arena llevan fuerzas personales En cambio, en el caso de Kenny, ni el contexto
distintivas, Kenny y Mark llevan a la de arte una forma­ personas que lo comparten con él tienen mucha
ción, intereses e inteligencias distintos. Según su madre, a en la habilidad de dibujar que pone de manifiest(
Kenny siempre le ha gustado pintar, y durante el período de dibujos que Kenny realiza durante el período el
observación estuvo haciendo «páginas y páginas y páginas» observa, sólo 4 se basan en la obra de los niños ql
de dibujos. En cambio, los padres de Mark informan que su la mesa (30%). En cambio, su actividad de dibuj(
hijo no pinta ni dibuja mucho, y que no manifiesta ninguna ITollo de sus habilidades están vinculados con lo
habilidad especial en esa área. Esos comentarios se ven con­ que manifiesta tanto en su casa como en la escue
fumados en un examen de los dibujos que los niños hacen el contexto es enteramente distinto, las pinturas
en su casa y a los cuales los padres tienen que reunir duran­ dres de Kenny reúnen en su casa son paralela!
te los seis meses de observaciones. A lo largo de todo ese contenido cuanto en habilidad, a las obras que ha
tiempo, Mark hace sólo 3 dibujos, mientras que Kenny rea­ cuela: 7 de los 13 dibujos (53%) realizados en el:
liza 44. Si bien es posible que los padres de Mark no guar­ tras se lo observa tienen alguno de los temas que:
den todos los que Mark hace en su casa, no hay razones pa­ en las pinturas que hace en la casa.
ra poner en duda la confiabilidad de su colección; también Es como si Kenny y Mark trabajaran en dos
se les pide que conserven los dibujos que Mark lleva a la ca­ rentes. Para Mark, la mesa de arte es, en buena r
sa de la escuela, y esa colección incluye 10 de las 11 pinturas mo la mesa de arena: un lugar donde puede empr
que Mark realiza mientras es observado. vidades con sus amigos. Para Kenny, en cambio,
Aparte de esas diferencias en los intereses de los niños, donde puede desplegar intereses que son indepen
los dibujos reunidos reflejan las diferencias en la inteligen­ sus pares. Paradójicamente, las fuerzas culturalE
cia espacial de ambos, que también se ponen de manifiesto desempeñan un papel central, pues permiten qu
en sus actividades de construcción. Las pinturas que Mark Mark puedan realizar sus actividades en la mesa
hace en su casa consisten en gran medida en ilustraciones manera tan diferente. En contraste con la mesa
hechas con palotes con pocos colores o pocos detalles, pero donde tanto las fuerzas culturales cuanto las loc
Kenny es capaz de crear una amplia gama de figuras. En tan a los niños a trabajar juntos en una serie limi1
Navidad, las figuras de Mark mantienen escasa relación tividades, en la mesa de arte no todas las fuerzas
entre sí, pero Kennyes capaz de pintarlas de perfil y relacio­ y locales empujan en la misma dirección.
nadas entre sí dentro de una escena.
Algunas de esas diferencias en las fuerzas personales de La cultura del arte. En el nivel cultural, el arte Sl
los niños se reflejan en la mesa de arte. Por lo común, llegan derarse como una actividad en la que autores in
allí juntos, pero después pasan a hacer trabajos diferentes. realizan productos permanentes. En muchas cu
Sólo en cinco ocasiones trabajan en pinturas acerca de los cluida la nuestra, se describe al artista como un
mismos temas en el mismo momento. Un examen más aten­ que trabaja sola; los productos terminados se (
to pone de manifiesto que los dibujos de Mark están muy marcos, casas y museos donde se los puede ver:
afectados por las influencias locales de los otros pares. De En las escuelas, esas diferencias culturales suell
hecho, casi siempre Mark selecciona el tema después de que cerse. Los alumnos trabajan solos para crear proé
los demás han manifestado sus preferencias. Por lo común, manentes y, por lo común, para llevárselos a la c:
elige un tema -como las Tortugas Ninja- que es parecido hart y Newman, 1980). Por ejemplo, en muchas a
o igual a los dibujos que ya realiza Ned u otro de sus amigos. do el país [Estados Unidos], se les distribuye a ca
De los 11 dibujos que Mark realiza mientras se lo observa, 7 los niños una hoja de papel y un atril, y por lo gen

230
uidades en la mesa de arte se basan en la obra de los amigos que se encuentran a su al­
rededor (64%).
no a la mesa de arena llevan fuerzas personales En cambio, en el caso de Kenny, ni el contexto local ni las
s, Kenny y Mark llevan a la de arte una forma­ personas que lo comparten con él tienen mucha incidencia
reses e inteligencias distintos. Según su madre, a en la habilidad de dibujar que pone de manifiesto. De los 13
~mpre le ha gustado pintar, y durante el período de dibujos que Kenny realiza durante el período en que se lo
ón estuvo haciendo "páginas y páginas y páginas» observa, sólo 4 se basan en la obra de los niños que están en
l. En cambio, los padres de Mark informan que su la mesa (30%). En cambio, su actividad de dibujo y el desa­
:lta ni dibuja mucho, y que no manifiesta ninguna rrollo de sus habilidades están vinculados con los intereses
especial en esa área. Esos comentarios se ven con­ que manifiesta tanto en su casa como en la escuela. Aunque
en un examen de los dibujos que los niños hacen el contexto es enteramente distinto, las pinturas que los pa­
l y a los cuales los padres tienen que reunir duran­ dres de Kenny reúnen en su casa son paralelas, tanto en
;; meses de observaciones. A lo largo de todo ese contenido cuanto en habilidad, a las obras que hace en la es­
[ark hace sólo 3 dibujos, mientras que Kenny rea­ cuela: 7 de los 13 dibujos (53%) realizados en el aula mien­
L bien es posible que los padres de Mark no guar­ tras se lo observa tienen alguno de los temas que representa
los que Mark hace en su casa, no hay razones pa­ en las pinturas que hace en la casa.
en duda la confiabilidad de su colección; también Es como si Kenny y Mark trabajaran en dos sitios dife­
~ que conserven los dibujos que Mark lleva a la ca­ rentes. Para Mark, la mesa de arte es, en buena medida, co­
¡cuela, y esa colección incluye 10 de las 11 pinturas mo la mesa de arena: un lugar donde puede emprender acti­
~ realiza mientras es observado. vidades con sus amigos. Para Kenny, en cambio, es el lugar
l de esas diferencias en los intereses de los niños, donde puede desplegar intereses que son independientes de
s reunidos reflejan las diferencias en la inteligen­ sus pares. Paradójicamente, las fuerzas culturales y locales
.al de ambos, que también se ponen de manifiesto desempeñan un papel central, pues permiten que Kenny y
tividades de construcción. Las pinturas que Mark Mark puedan realizar sus actividades en la mesa de arte de
11 casa consisten en gran medida en ilustraciones manera tan diferente. En contraste con la mesa de arena,
ill palotes con pocos colores o pocos detalles, pero donde tanto las fuerzas culturales cuanto las locales alien­
capaz de crear una amplia gama de figuras. En tan a los niños a trabajar juntos en una seríe limitada de ac­
las figuras de Mark mantienen escasa relación tividades, en la mesa de arte no todas las fuerzas culturales
lero Kenny es capaz de pintarlas de perfil y relacio­ y locales empujan en la misma dirección.
;re sí dentro de una escena.
as de esas diferencias en las fuerzas personales de La cultura del arte. En el nivel cultural, el arte suele consi­
3e reflejan en la mesa de arte. Por lo común, llegan derarse como una actividad en la que autores individuales
;¡, pero después pasan a hacer trabajos diferentes. realizan productos permanentes. En muchas culturas, in­
nco ocasiones trabajan en pinturas acerca de los cluida la nuestra, se describe al artista como una persona
~mas en el mismo momento. Un examen más aten­ que trabaja sola; los productos terminados se colocan en
e manifiesto que los dibujos de Mark están muy marcos, casas y museos donde se los puede ver y admirar.
por las influencias locales de los otros pares. De En las escuelas, esas diferencias culturales suelen fortale­
;¡i siempre Mark selecciona el tema después de que cerse. Los alumnos trabajan solos para crear productos per­
; han manifestado sus preferencias. Por lo común, manentes y, por lo común, para llevárselos a la casa (Gear­
ema ---como las Tortugas Ninja- que es parecido hart y Newman, 1980). Por ejemplo, en muchas aulas de to­
os dibujos que ya realiza N ed u otro de sus amigos. do el país [Estados Unidos], se les distribuye a cada uno de
dibujos que Mark realiza mientras se lo observa, 7 los niños una hoja de papel y un atril, y por lo general se les

231
pide que firmen sus productos; esas delimitaciones indivi­ libremente acerca de las cosas q1J.e se hacen. COI
duales raramente se hacen en el caso de las construcciones do de ello, son muchas las ocasiones que tienen d
con arena o con cubos (Kuschner, 1989). Así, muchos aspec­ el uno del otro a pintar las mismas imágenes ya;
tos de la cultura artística inhiben la posibilidad de compar­ las mismas habilidades que sus pares.
tir y distribuir habilidades estimuladas en la mesa de are­
na. Sin embargo, esa dicotorua no tiene por qué existir. En Las interacciones sociales en las artes. Dada la
otras culturas en las que no hay museos, marcos ni firmas, conflictiva de esas fuerzas culturales y locales o
los docentes pueden alentar a los niños a que trabajen jun­ la mesa de arte, está en gran medida en los indivi
tos y distribuyan sus habilidades. Podrían tener la expecta­ provecho del trabajo que se realiza a su alrededol
tiva de que trabajen en la misma hoja de papel o dejen sus lo. Por una parte, a Kenny -un niño con tendel
pinturas para que sus pares les agreguen atractivos o nue­ ciales y con un claro interés por el dibujo- no le
vas ideas.2 está en el aula rodeado por sus pares o si está ser
casa; en los dos ámbitos, las habilidades para el
El contexto artístico local. Es probable que, a través de las pone de manifiesto son las mismas. Por otra f
actividades desarrolladas en otras escuelas, en los patios de Mark -un niño a quien le importan mucho las
juego y en la casa (acaso también con la visita a museos y a nes sociales y las relaciones personales-la mes~
otras <<instituciones culturales»), muchos de los niños de mismo que la de arena, es un sitio donde sus ac'
este grupo ya estén familiarizados con las fuerzas cultura­ sus habilidades dependen considerablemente d
les que sustentan esta dicotomía entre la obra de arte y el que comparten el entorno con él.
juego con la arena. En la mesa de arte, fuerzas locales como Cuando Mark dibuja solo en el aula, pone de
el «último toque» fortalecen la tendencia hacia la autoría las limitadas habilidades espaciales y artísticas
individual y reducen las posibilidades de que los niños sean velan en los trabajos que prepara en la casa; PE
capaces de basarse en las habilidades que sus pares ponen Mark utiliza los mismos temas que sus pares en E
de manifiesto. Cuando los niños deciden que han terminado plea sus habilidades interpersonales para obtem
con su trabajo, el maestro les pide que escriban su nombre ayuda. Al apelar a sus amigos como recursos y
en las pinturas y guarden los trabajos en el armario para ellos distribuyan sus habilidades, Mark es ca
llevarlos a casa más tarde. Sólo en unas pocas ocasiones se mostrar un nivel de desempeño mucho más elev
colocan en las paredes y existen, en consecuencia, algunos una ilustración de la «zona de desarrollo próxi
recordatorios de sus actividades artísticas anteriores. En la gotsky (1978), Mark produce obras con la ayuda
mesa de arena no existe el «último toque». Cuando los niños res, que manifiestamente son más avanzados qu
se cansan de jugar con la arena, sencillamente abandonan jos que él realiza solo. En lugar de dibujar figul
su obra y se van, dejando los restos de sus actividades. lotes, Mark pinta a las Tortugas de manera n
Al mismo tiempo, algunas de las fuerzas locales otorgan realista, con los cuerpos completos y con brazos y
la posibilidad de compartir ideas y habilidades y emprender rrectamente conformados. Aparte de eso, las fi~
actividades en colaboración. La mesa de arte es una mesa yen detalles y colores característicos.
grande en la que pueden trabajar unos diez niños uno junto El hecho de que Mark depende del auxilio l(
al otro. No hay lugares ni caballetes individuales instala­ pares para completar esas imágenes «avanzada:
dos; cada niño puede observar la obra de los demás y hablar de manifiesto con mucha claridad cuando el obsE
gresa al aula en una visita que hace en mayo.
Mark que se dirija a la mesa de arte y dibuje U1
2 Cabe notar que, aunque en ocasiones la maestra de este grupo instaba
a los niños a que trabajaran en la misma hoja de papel, la mayoría de las Ninja cuando ninguno de sus amigos está allí
veces ellos dividían el papel por la mitad y hacían sus propios dibujos. darlo. Los dibujos resultantes muestran ciertos

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firmen sus productos; esas delimitaciones indivi­ libremente acerca de las cosas qlJ.e se hacen. Como resulta­
lramente se hacen en el caso de las construcciones do de ello, son muchas las ocasiones que tienen de aprender
:t o con cubos (Kuschner, 1989). Así, muchos aspec­ el uno del otro a pintar las mismas imágenes y a desarrollar
cultura artística inhiben la posibilidad de compar­ las mismas habilidades que sus pares.
ribuir habilidades estimuladas en la mesa de are­
mbargo, esa dicotomía no tiene por qué existir. En Las interacciones sociales en las artes. Dada la naturaleza
turas en las que no hay museos, marcos ni firmas, conflictiva de esas fuerzas culturales y locales obrantes en
.tes pueden alentar a los niños a que trabajen jun­ la mesa de arte, está en gran medida en los individuos sacar
ribuyan sus habilidades. podrían tener la expecta­ provecho del trabajo que se realiza a su alrededor o ignorar­
ue trabajen en la misma hoja de papel o dejen sus lo. Por una parte, a Kenny -un niño con tendencias espa­
para que sus pares les agreguen atractivos o nue­ ciales y con un claro interés por el dibujo- no le importa si
1. 2 está en el aula rodeado por sus pares o si está sentado en su
casa; en los dos ámbitos, las habilidades para el dibujo que
:to artístico local. Es probable que, a través de las pone de manifiesto son las mismas. Por otra parte, para
les desarrolladas en otras escuelas, en los patios de Mark -un niño a quien le importan mucho las interaccio­
n la casa (acaso también con la visita a museos y a nes sociales y las relaciones personales-la mesa de arte, lo
.stituciones culturales»), muchos de los niños de mismo que la de arena, es un sitio donde sus actividades y
)0 ya estén familiarizados con las fuerzas cultura­ sus habilidades dependen considerablemente de los pares
ustentan esta dicotomía entre la obra de arte y el que comparten el entorno con él.
lla arena. En la mesa de arte, fuerzas locales como Cuando Mark dibuja solo en el aula, pone de manifiesto
.0 toque» fortalecen la tendencia hacia la autoría las limitadas habilidades espaciales y artísticas que se re­
uy reducen las posibilidades de que los niños sean velan en los trabajos que prepara en la casa; pero cuando
le basarse en las habilidades que sus pares ponen Mark utiliza los mismos temas que sus pares en el aula, em­
iesto. Cuando los niños deciden que han terminado plea sus habilidades interpersonales para obtener consejo y
abajo, el maestro les pide que escriban su nombre ayuda. Al apelar a sus amigos como recursos y lograr que
nturas y guarden los trabajos en el armario para ellos distribuyan sus habilidades, Mark es capaz de de­
a casa más tarde. Sólo en unas pocas ocasiones se mostrar un nivel de desempeño mucho más elevado. Como
in las paredes y existen, en consecuencia, algunos una ilustración de la «zona de desarrollo próximo» de Vi­
>rios de sus actividades artísticas anteriores. En la gotsky (1978), Mark produce obras con la ayuda de sus pa­
:trena no existe el «último toque». Cuando los niños res, que manifiestamente son más avanzados que los dibu­
[l de jugar con la arena, sencillamente abandonan jos que él realiza solo. En lugar de dibujar figuras con pa­
, se van, dejando los restos de sus actividades. lotes, Mark pinta a las Tortugas de manera mucho más
smo tiempo, algunas de las fuerzas locales otorgan realista, con los cuerpos completos y con brazos y piernas co­
idad de compartir ideas y habilidades y emprender rrectamente conformados. Aparte de eso, las figuras inclu­
les en colaboración. La mesa de arte es una mesa yen detalles y colores característicos.
n la que pueden trabajar unos diez niños uno junto El hecho de que Mark depende del auxilio local de sus
~o hay lugares ni caballetes individuales instala­ pares para completar esas imágenes «avanzadas», se pone
. niño puede observar la obra de los demás y hablar de manifiesto con mucha claridad cuando el observador re­
gresa al aula en una visita que hace en mayo. Le pide a
Mark que se dirija a la mesa de arte y dibuje una Tortuga
)tar que, aunque en ocasiones la maestra de este grupo instaba
a que trabajaran en la misma hoja de papel, la mayoría de las Ninja cuando ninguno de sus amigos está allí para ayu­
dividían el papel por la mitad y hacían sus propios dibujos. darlo. Los dibujos resultantes muestran ciertos progresQs

233
desde septiembre -los colores y algunos detalles logran un gos Nintendo). Son figuras «genéricas» que carec
aspecto bastante realista- pero las Tortugas que dibuja se lles característicos y se parecen a lo que sólo pue
parecen más a las figuras con palotes que hacía al comienzo rizarse como «burbujas».
del año que a las que crea con el apoyo de sus amigos. Otras pruebas de que las competencias de Kel
dibujo están vinculadas con su interés en temas
Intereses personales en el arte. Dado que, en contraste con se obtienen en mayo, cuando el observador le pid
Mark, Kenny pone de manifiesto en general las mismas ha­ un dibujo mientras Kenny comparte, como de cm
bilidades para el dibujo en su casa y en la escuela, sus acti­ mesa de arte con sus amigos. Pero en lugar dE
vidades artísticas estarían avalando la concepción tradicio­ Kenny dibuje uno de los personajes que puebla
nal de la capacidad o la inteligencia. Pareciera razonable genes en esa época, el observador le pide que rE
sugerir que, si Kenny puede crear un dibujo en un momento Drácula, uno de sus temas favoritos desde con
determinado o en un determinado conjunto de condiciones, año. En contraste con sus primeros dibujos de :
sería capaz de hacerlo de nuevo en otro momento o en otras figura actual no es una representación muy real
circunstancias. A pesar de eso, un examen más atento de los do ha hecho la mitad del trabajo, Kenny se detiE
dibujos de Kenny indica que las habilidades que pone de ra: «He decidido no dibujar a Drácula. Sólo qui,
manifiesto no pueden separarse de los temas que escoge. monstruos artificiales». Kenny esboza a continl
Mientras que las inclinaciones interpersonales de Mark de las figuras «genéricas>} que han sido sus tema!
ayudan a determinar la forma en que se aplicarán y se de­ desde enero. En esas condiciones --cuando se lE
sarrollarán sus habilidades, las de Kenny para el dibujo se ma que no está incluido en su repertorio presel
definen por sus intereses cambiantes en determinados per­ capaz de completar la tarea de manera satisfact
sonajes ficticios.
Resumen. En la mesa de arte, las fuerzas cultur
En los primeros meses del año, cuando suele dibujar
les no requieren que Mark y Kenny compartan
monstruos de «Noche de Brujas», Kenny pinta por lo común
tribuyan sus habilidades, ni impiden que lo hag
las figuras por separado o una junto a otra. Están presentes
secuencia, a fin de comprender las habilidades
colores y detalles característicos -el sombrero negro y los niños, es necesario tener en cuenta las fuerzas
colmillos de Drácula y la piel verde de Frankenstein-, pero que cada uno de ellos lleva a ese contexto local:­
las figuras no integran escenas específicas. Mantienen en­ clinaciones sociales, Mark aplica sus habilidadl
tre sí escasa relación y sencillamente «flotan» en la página. sonales tanto como las artísticas. Desde el punte
En diciembre, es más probable que dibuje escenas que re­ Mark, el problema que enfrenta en la mesa de al
presentan juegos de video Nintendo o personajes de los me­ do de mantener y ampliar las relaciones con sus
dios como Batman. En esas imágenes se representan las habilidades artísticas que desarrolla están vin
acciones y se hacen algunos intentos de dibujar las figuras rectamente con esas interacciones. Por el contrI
de perfil. Mediante detalles como la máscara de Batman y el parece tener relativamente poco interés en los 1
sombrero de Freddy Kruger las figuras siguen resultando

I
ciales de la actividad artística, y sus habilidad
identificables, pero los dibujos están hechos con lápiz y sólo gran medida desvinculadas del contexto locaL
uno está coloreado. En enero, cuando Kenny describe los menor predisposición a colaborar con sus pare¡
temas en términos imprecisos, como «monstruos» y «tipo

I
guir sus intereses y aplicar sus habilidades sin
malo», las figuras siguen incluidas en escenas, y las más de ­ terferencias de parte de sus amigos. Para Kenn
las veces se las dibuja de perfil. Al mismo tiempo, muchos de ma del dibujo consiste en el modo de representru
sus personajes son difíciles de identificar, incluso aquellos y las escenas de sus historietas y sus películas 1
que dice ha tomado de Duck Tales y de Simon's Quest Gue­

234
iembre -los colores y algunos detalles logran un gos Nintendo). Son figuras «genéricas» que carecen de deta­
3tante realista- pero las Tortugas que dibuja se lles característicos y se parecen a lo que sólo puede caracte­
is a las figuras con palotes que hacía al comienzo rizarse como «burbujas».
~ a las que crea con el apoyo de sus amigos. Otras pruebas de que las competencias de Kenny para el
dibujo están vinculadas con su interés en temas específicos
ersonales en el arte. Dado que, en contraste con se obtienen en mayo, cuando el observador le pide que haga
ny pone de manifiesto en general las mismas ha­ un dibujo mientras Kenny comparte, como de costumbre, la
ara el dibujo en su casa y en la escuela, sus acti­ mesa de arte con sus amigos. Pero en lugar de dejar que
;ísticas estarían avalando la concepción tradicio­ Kenny dibuje uno de los personajes que pueblan sus imá-'
apacidad o la inteligencia. Pareciera razonable genes en esa época, el observador le pide que represente a
~, si Kenny puede crear un dibujo en un momento Drácula, uno de sus temas favoritos desde comienzos del
lo o en un determinado conjunto de condiciones, año. En contraste con sus primeros dibujos de Drácula, la
; de hacerlo de nuevo en otro momento o en otras figura actual no es una representación muy realista. Cuan­
r:ias. A pesar de eso, un examen más atento de los do ha hecho la mitad del trabajo, Kenny se detiene y decla­
Kenny indica que las habilidades que pone de ra: «He decidido no dibujar a Drácula. Sólo quiero dibujar
no pueden separarse de los temas que escoge. monstruos artificiales». Kenny esboza a continuación una
lue las inclinaciones interpersonales de Mark de las figuras «genéricas» que han sido sus temas preferidos
leterminar la forma en que se aplicarán y se de­ desde enero. En esas condiciones -cuando se le fija un te­
l sus habilidades, las de Kenny para el dibujo se
ma que no está incluido en su repertorio presente-- no es
. sus intereses cambiantes en determinados per­ capaz de completar la tarea de manera satisfactoria.
icios.
Jrimeros meses del año, cuando suele dibujar Resumen. En la: mesa de arte, las fuerzas culturales y loca­
de «Noche de Brujas», Kennypinta por lo comv.n les no requieren que Mark y Kenny compartan ideas y dis­
por separado o unajunto a otra. Están presentes tribuyan sus habilidades, ni impiden que lo hagan. En con­
~talles característicos -el sombrero negro y los
secuencia, a fin de comprender las habilidades de esos dos
~ Drácula y la piel verde de Frankenstein-, pero
niños, es necesario tener en cuenta las fuerzas personales
que cada uno de ellos lleva a ese contexto 10cal.~Con sus in­
no integran escenas específicas. Mantienen en­
clinaciones sociales, Mark aplica sus habilidades interper­
a relación y sencillamente «flotan» en la página.
sonales tanto como las artísticas. Desde el punto de vista de
,re, es más probable que dibuje escenas que re­
Mark, el problema que enfrenta en la mesa de arte es el mo­
uegos de video Nintendo o personajes de los me­
do de mantener y ampliar las relaciones con sus pares, y las
Batman. En esas imágenes se representan las
habilidades artísticas que desarrolla están vinculadas di­
;e hacen algunos intentos de dibujar las figuras rectamente con esas interacciones. Por el contrario, Kenny
ediante detalles como la máscara de Batman y el parece tener relativamente poco interés en los aspectos so­
e Freddy Kruger las figuras siguen resultando ciales de la actividad artística, y sus habilidades están en
es, pero los dibujos están hechos con lápiz y sólo gran medida desvinculadas del contexto local. Como tiene
,loreado. En enero, cuando Kenny describe los menor predisposición a colaborar con sus pares, puede se­
érminos imprecisos, como «monstruos» y «tipo guir sus intereses y aplicar sus habilidades sin muchas in­
iguras siguen incluidas en escenas, y las más de terferencias de parte de sus amigos. Para Kenny, el proble­
las dibuja de perfil. Al mismo tiempo, muchos de ma del dibujo consiste en el modo de representar las figuras
:tjes son dificiles de identificar, incluso aquellos y las escenas de sus historietas y sus películas preferidas.
tomado de Duck Tales y de Simon's Quest Gue­

235

Conclusiones
Desde un punto de vista tradicional, puede parecer que
en esta aula no hay cognición. La atención se ha centrado en
lo que hace un grupo pequeño mientras desarrolla juegos
I Aparte de eso, los efectos de esas fuerzas pers
comportamiento y en el desarrollo dependen sie:
fuerzas culturales y locales en situaciones concr
tanto, las fuerzas culturales y locales en la mes
favorecen ni desalientan a Kenny para que exh:
mas habilidades y los mismos intereses relacio:r:
espontáneos, no estructurados. No obstante, en los dos con­
textos se descubre y resuelve una diversidad de problemas. dibujo que manifiesta en la casa; pero en otra
Los problemas que los niños descubren, las habilidades que
otra aula e incluso en otro momento de este misn
infantes, las fuerzas culturales y locales podrían
emplean para plantear esos problemas, y los niveles de
una manera que afectase la manifestación y el
éxito que alcanzan, están configurados por las fuerzas cul­
de sus habilidades y de sus intereses. En lugar d
turales, locales y personales que operan en cada situación.
los niños dibujen lo que deseen, el maestro podrí:
Las observaciones en la mesa de arena demuestran que las
aprendan a dibujar determinados temas, o reel
fuerzas locales y culturales estimulan a los niños a repetir crayones y los marcadores por pinceles. Si Keru
un conjunto limitado de actividades y a distribuir sus habi­ otra escuela o a otro grado, podría ver disminu
lidades, y que los cambios que se registran en las fuerzas exigencia de las tareas escolares, las ocasiones
locales inciden en los cambios en los productos que pueden sus habilidades espaciales para el dibujo y la COl
realizar. En la mesa de arte, las fuerzas culturales y locales
no tienen efectos tan «globales». Antes bien, les permiten
realizar actividades independientes y por eso las habilida­ Aplicación del modelo concéntrico
des de Mark y de Kenny para el dibujo se sitúan en lugares
diferentes: las de Mark, en las interacciones sociales con sus Quienes sostienen una concepción tradicional
amigos, y las de Kenny, en los temas concretos en los que han apoyado su posición afirmando que los test
muestra un interés. gencia tienen un sustancial poder predictivo; per
jor de los casos, esas pruebas pueden predecir el
escolar. Si adoptamos una concepción más ampl
Fuerzas personales en lugar de propiedades teligencia y examinamos las fuerzas personale
personales culturales en una situación concreta, llegaremOl
condiciones de lograr una mejor comprensión di
Si bien esta concepción de la cognición y de la inteligen­ personas probablemente harán y del modo com
cia sugiere que las fuerzas personales son atributos que los mente actúen en una amplia variedad de situac
individuos llevan consigo de un contexto a otro, esas fuerzas En lugar de suponer que una persona exhibí
no son propiedades independientes que estén en la cabeza mas habilidades más o menos en el mismo nivel E
de una persona: no son propiedades de la mente «solista». situaciones, podemos comprender, mediante el
Entre otras cosas, las propias fuerzas personales son, desde ción ampliada, algo de la variabilidad que se da e
ya, reflejo de las fuerzas culturales y locales de los contextos peño de una persona. Por una parte, todo anális
en los que se vive. Los puntos fuertes de Kenny y de Mark únicamente en las habilidades que exhibe solo,
pueden haberse puesto de manifiesto en un momento muy decir que Mark no puede crear dibujos particulat
temprano de su vida; de todos modos, esos puntos fuertes listas; ese análisis no sería capaz de anticipar le
son también reflejo de las ocasiones que han tenido de ma­ hacer en las condiciones comunes en el aula y su
nifestar y desarrollar sus predisposiciones y del apoyo que considerablemente su capacidad de dibujar. Por
sus esfuerzos han encontrado. si se comprende la coalición de fuerzas obrante¡

236
mes Aparte de eso, los efectos de esas fuerzas personales en el
comportamiento y en el desarrollo dependen siempre de las
III punto de vista tradicional, puede parecer que fuerzas culturales y locales en situaciones concretas. Por lo
a no hay cognición. La atención se ha centrado en tanto, las fuerzas culturales y locales en la mesa de arte ni
~ un grupo pequeño mientras desarrolla juegos favorecen ni desalientan a Kenny para que exhiba las mis­
IS, no estructurados. No obstante, en los dos con­
mas habilidades y los mismos intereses relacionados con el
~scubre y resuelve una diversidad de problemas. dibujo que manifiesta en la casa; pero en otra cultura, en
nas que los niños descubren, las habilidades que otra aula e incluso en otro momento de este mismo jardín de
ara plantear esos problemas, y los niveles de infantes, las fuerzas culturales y locales podrían cambiar de
lcanzan, están configurados por las fuerzas cul­ una manera que afectase la manifestación y el desarrollo
ales y personales que operan en cada situación. de sus habilidades y de sus intereses. En lugar de dejar que
los niños dibujen lo que deseen, el maestro podría exigir que
aciones en Iá mesa de arena demuestran que las
aprendan a dibujar determinados temas, o reemplazar los
ales y culturales estimulan a los niños a repetir
crayones y los marcadores por pinceles. Si Kenny pasara a
J limitado de actividades y a distribuir sus habi­
otra escuela o a otro grado, podría ver disminuidas, por la
lue los cambios que se registran en las fuerzas
exigencia de las tareas escolares, las ocasiones de aplicar
den en los cambios en los productos que pueden
sus habilidades espaciales para el dibujo y la construcción.
lla mesa de arte, las fuerzas culturales y locales
lfectos tan «globales». Antes bien, les permiten
~ividades independientes y por eso las habilida­
Aplicación del modelo concéntrico
k y de Kenny para el dibujo se sitúan en lugares
las de Mark, en las interacciones sociales con sus Quienes sostienen una concepción tradicional, a menudo
as de Kenny, en los temas concretos en los que han apoyado su posición afirmando que los tests de inteli­
l interés.
gencia tienen un sustancial poder predictivo; pero, en el me­
jor de los casos, esas pruebas pueden predecir el desempeño
escolar. Si adoptamos una concepción más amplia de la in­
tersonales en lugar de propiedades teligencia y examinamos las fuerzas personales, locales y
s culturales en una situación concreta, llegaremos a estar en
condiciones de lograr una mejor comprensión de lo que las
~sta concepción de la cognición y de la inteligen­ personas probablemente harán y del modo como probable­
que las fuerzas personales son atributos que los mente actúen en una amplia variedad de situaciones.
llevan consigo de un contexto a otro, esas fuerzas En lugar de suponer que una persona exhibirá las mis­
)iedades independientes que estén en la cabeza mas habilidades más o menos en el mismo nivel en todas las
sona: no son propiedades de la mente «solista». situaciones, podemos comprender, mediante esta concep­
: cosas, las propias fuerzas personales son, desde ción ampliada, algo de la variabilidad que se da en el desem­
.e las fuerzas culturales y locales de los contextos peño de una persona. Por una parte, todo análisis centrado
le vive. Los puntos fuertes de Kenny y de Mark únicamente en las habilidades que exhibe solo, podría pre­
lerse puesto de manifiesto en un momento muy decir que Mark no puede crear dibujos particularmente rea­
Le su vida; de todos modos, esos puntos fuertes listas; ese análisis no sería capaz de anticipar lo que puede
n reflejo de las ocasiones que han tenido de ma­ hacer en las condiciones comunes en el aula y subestimaría
lesarrollar sus predisposiciones y del apoyo que considerablemente su capacidad de dibujar. Por otra parte,
os han encontrado. si se comprende la coalición de fuerzas obrantes en la acti­

237
vidad artística de Mark, se puede predecir que el sacar a aprenden, porque las fuerzas personales, locale
Mark de esta aula tendría un efecto drástico tanto en los te­ les suelen empujar en direcciones diferentes (E
mas que dibuja cuanto en las habilidades que manifiesta. rán análisis afines en Ogbu, 1978). Los interese,
En otra aula, podría predecirse que emprenderá activida­ en particular pueden no armonizar con los de su
des artísticas sólo con la misma frecuencia con que lo hagan
los amigos que encuentre allí. Además, las habilidades para
el dibujo que manifieste en el nuevo ambiente estarán es­
trechamente vinculadas con las de sus nuevos compañeros.
I satisfacer las expectativas de los padres. Un
destacarse en actividades que una cultura dere
aprecia, o los materiales de que se dispone puec
capacidad o intereses que un niño no posee. Al
Si se conocieran las características del contexto local al que
Mark se trasladase -sobre todo si se supiera si Mark ha de
ser capaz de colaborar con otros niños y si se conocieran los
iirtereses y las actividades de esos otros niños-, se tendría
It gunos casos las «coincidencias» fortuitas de factl
contribuir al desarrollo de prodigios (Feldman, :
logros de individuos notables (Gruber, 1980), la
monía puede dar lugar a dificultades en la educ:
una idea aproximada de lo que Mark podría hacer una vez tar los logros personales (Granott y Gardner, el
llegado allí. f Por ejemplo, en el aula descripta en este
En cambio, si Kenny estuviera en un aula distinta con ~ alienta a los niños a iniciar y a llevar a cabo sm
pares distintos -si el contexto local cambiara-, es proba­
ble que el cambio no tuviese un efecto significativo en sus di­
bujos. Bien podría seguir dibujando imágenes de Drácula,
personajes de Nintendo y otros temas que le interesan par­
I tividades; los más independientes, como Ker
prosperar en ambientes así. Los niños como M
tán más interesados en hacer amistades que en
tividades por sí solo, pueden no sacar provech
ticularmente. Conocer los intereses de Kenny y sus activi­
dades en la casa sería lo más aproximado para predecir lo
que haría y cómo actuaría en la nueva situación.
Aunque sugerentes, las observaciones presentadas en
I más puntos fuertes ni desarrollarlos en la me
podrían hacerlo dentro de un contexto más es
Aparte de eso, con su mesa de arte, su mesa de
áreas de cubós y de construcciones, esta aula re,
este capítulo deben apoyarse en otras investigaciones de las lidades para el dibujo y para la construcción. A
habilidades de los niños y de su comportamiento en con­ cia de ello, los niños que llevan allí las habilida'
textos diferentes. En particular, los análisis sistemáticos les y el conocimiento necesarios para dibujar a 1

I
del comportamiento de los niños a lo largo del tiempo cuan­ Ninja y para construir túneles, tienen mejores p
do pasan de un contexto a otro -de la casa a la escuela o de de progresar que los que carecen de experienl
un grado al siguiente- pueden echar luz sobre la manera materiales.
como confluyen en el aula las fuerzas personales, locales y Mediante un seguimiento de las fuerzas pe:
culturales.
I
I
j
cales y culturales que obran en las situaciones
podemos comenzar a comprender algunas de ]
des que es probable que una persona emprenda
Sincronización de fuerzas en la educación entender algo de las habilidades que es proba
t
l
persona desarrolle en el futuro aun cuando no Pi
El conocimiento de las fuerzas personales, locales y cul­ decir con: exactitud qué estará haciendo despl
turales puede también llevarnos, más allá del juego con la conocimiento, los padres y los educadores puec
arena y de los dibujos de estos niños, a conclusiones más de­ llar programas y estrategias que tengan en cue,
talladas acerca de la manera como aprenden y de las condi­ biantes necesidades de cada uno de los niños y 1
ciones en que podrían hacerlo de modo más eficaz. Es deci­ tes circunstancias de nuestras sociedades.
sivo ampliar nuestro conocimiento hasta incluir una com­
prensión de las condiciones en que las personas viven y

238
tica de Mark, se puede predecir que el sacar a aprenden, porque las fuerzas personales, locales y cultura­
ta aula tendría un efecto drástico tanto en los te­ les suelen empujar en direcciones diferentes (se encontra­
buja cuanto en las habilidades que manifiesta. rán análisis afines en Ogbu, 1978). Los intereses de un niño
la, podría predecirse que emprenderá activida­ en particular pueden no armonizar con los de sus pares o no
as sólo con la misma frecuencia con que lo hagan satisfacer las expectativas de los padres. Un niño puede
lue encuentre allí. Además, las habilidades para destacarse en actividades que una cultura determinada no
le manifieste en el nuevo ambiente estarán es­ aprecia, o los materiales de que se dispone pueden requerir
;e vinculadas con las de sus nuevos compañeros. capacidad o intereses que un niño no posee. Aunque en al­
.eran las características del contexto local al que gunos casos las «coincidencias» fortuitas de factores pueden
lsladase --sobre todo si se supiera si Mark ha de contribuir al desarrollo de prodigios (Feldman, 1986) o a los
e colaborar con otros niños y si se conocieran los logros de individuos notables (Gruber, 1980), la falta de ar­
las actividades de esos otros niños-, se tendría monía puede dar lugar a dificultades en la educación y limi­
>roximada de lo que Mark podría hacer una vez tar los logros personales (Granott y Gardner, en prensa).
Por ejemplo, en el aula descripta en este capítulo, se
oio, si Kenny estuviera en un aula distinta con alienta a los niños a iniciar y a llevar a cabo sus propias ac­
ltos -si el contexto local cambiara-, es proba­ tividades; los más independientes, como Kenny, pueden
1mbio no tuviese un efecto significativo en sus di- prosperar en ambientes asÍ. Los niños como Mark, que es­
podría seguir dibujando imágenes de Drácula, tán más interesados en hacer amistades que en realizar ac­
de Nintendo y otros temas que le interesan par­ tividades por sí solo, pueden no sacar provecho de sus de­
te. Conocer los intereses de Kenny y sus activi­ más puntos fuertes ni desarrollarlos en la medida en que
. casa sería lo más aproximado para predecir lo podrían hacerlo dentro de un contexto más estructurado.
cómo actuaría en la nueva situación. Aparte de eso, con su mesa de arte, su mesa de arena y sus
sugerentes, las observaciones presentadas en áreas de cubós y de construcciones, esta aula requiere habi­
o deben apoyarse en otras investigaciones de las lidades para el dibujo y para la construcción. A consecuen­
¡ de los niños y de su comportamiento en con­ cia de ello, los niños que llevan allí las habilidades espacia­
'entes. En particular, los análisis sistemáticos les y el conocimiento necesarios para dibujar a las Tortugas
;amiento de los niños a lo largo del tiempo cuan­ Ninja y para construir túneles, tienen mejores posibilidades
~ un contexto a otro --de la casa a la escuela o de de progresar que los que carecen de experiencia con esos
siguiente- pueden echar luz sobre la manera materiales.
lyen en el aula las fuerzas personales, locales y Mediante un seguimiento de las fuerzas personales, lo­
cales y culturales que obran en las situaciones educativas,
podemos comenzar a comprender algunas de las activida­
des que es probable que una persona emprenda, y podemos
'.lción de fuerzas en la educación entender algo de las habilidades que es probable que una
persona desarrolle en el futuro aun cuando no podamos pre­
imiento de las fuerzas personales, locales y cuI­ decir con exactitud qué estará haciendo después. Con ese
de también llevarnos, más allá del juego con la conocimiento, los padres y los educadores pueden desarro­
os dibujos de estos niños, a conclusiones más de­ llar programas y estrategias que tengan en cuenta las cam­
~rca de la manera como aprenden y de las condi­ biantes necesidades de cada uno de los niños y las cambian­
le podrían hacerlo de modo más eficaz. Es deci­ tes circunstancias de nuestras sociedades.
r nuestro conocimiento hasta incluir una com­
:l las condiciones en que las personas viven y

239
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Csikszentmihalyi, M. (1983) «The experience sampling

241
7. Conocimiento especializado distribuido En su nuevo ropaje, el concepto de aprendiz
se apoya en gran medida en la noción de comu
en el aula práctica (Bordieu, 1972). Lave y Wenger (1991
que la participación en la práctica es la principal
Ann L. Brown, Doris Ash, Martha Rutherford, Kathryn
través de la cual se desarrolla el aprendizaje:
Nakagawa, Ann Gordony Joseph C. Campione

«Cuando se concibe el aprendizaje en términos de par!


atención se centra en el hecho de que consiste en un
relaciones en desarrollo y constantemente renovadas
Por lo común se admite que en la actualidad somos testi­ ticipación (...) no puede ser ni plenamente internali
gos de un resurgimiento del interés en lo que, a falta de una forma de estructuras de conocimiento ni plenamenj
expresión mejor, puede llamarse «la cognición situada» (se zada bl:\:io la forma de artefactos instrumentales o de
hallará un breve historial del concepto en Cole y Enges­ generales de actividad. La participación se basa siem
trom, capítulo 1 de este libro). Una de las tesis principales gociación y la renegociación situada de significado e
de esta filosofia considera que el conocimiento no consiste Esto implica que la comprensión y la experiencia es1
en un estático «equipamiento de la mente» (Hall, 1881); el
conocimiento está situado en la actividad. Al manifestarse
f acción constante: en realidad, son constitutivas la un
(págs. 49-52).
en contra de la posición cognitiva dominante según la cual
el conocimiento consiste en representaciones que se encuen­
i En este capítulo examinaremos las clases d~
tran en la mente, Lave (1988) sostiene: una escuela primaria considerándolas como COI:
«La cuestión no es tanto que el ordenamiento del conocimiento en práctica, aun cuando J. S. Brown, CoUins y Du¡
la cabeza se corresponde de manera compleja con el mundo fuera sostengan que no es eso precisamente lo que ca
de ella, sino que está socialmente organizado de un modo tal que las escuelas. Estos autores afirman que las prof
resulta indivisible. La "cognición" que se observa en la práctica oficios y las disciplinas académicas crean culturl
cotidiana está distribuida -desparramada~ no dividida- entre la nas que las practican, en las que se hace ingresa:
mente, el cuerpo, la actividad y los contextos organizados cultu­ cios a lo largo de un prolongado período de inicial
ralmente (los cuales incluyen a otros actores)>> (pág. 1).
culturación [enculturation] insume tiempo, porl
Los modos de conocer están íntimamente vinculados con adoptar el modo de conocer, las prácticas cultura
los artefactos culturales de las situaciones, los cuales inclu­ delos discursivos yel sistema de creencias de la
yen a las personas y las herramientas. En este capítulo se­ del oficio en cuestión.
ñalaremos el modo como una apreciación de la naturaleza J. S. Brown et al. (1989)distinguen entre la a(
distribuida del conocimiento especializado influye, y se rea­ téntica, laxamente definida como la actividad
liza, en el diseño de nuestras aulas escolares. Para ello, da­ realmente ejercen un oficio, y la clase de contra!
remos ejemplos de cognición distribuida en el aula entre bajo escolar- que en gran medida es inauténti(
alumnos, docentes, herramientas informáticas y otros ar­ servación fue hecha hace algunos años por Col
tefactos que fOIjan su pensamiento (véase también Brown, (1971), quienes destacaban la falta de continuid:
1992). actividades escolares, por una parte y, por otra, 1
de la infancia y las ocupaciones legítimas de los
La investigación de que se informa en el presente capítulo ha sido apoyada como ya lo había hecho, por cierto, Dewey (19C
con subsidios de las Fundaciones James S. McDonnell y Andrew W. Mellon
y los fondos para la investigación Evelyn Lois Corey, concedidos a los tres
capítulo consideraremos por qué motivos las act
primeros autores. la escuela común resultan inauténticas, y esbc

242
~imiento especializado distribuido En su nuevo ropaje, el concepto de aprendizaje situado
se apoya en gran medida en la noción de comunidades de
la práctica (Bordieu, 1972). Lave y Wenger (1991) sostienen
que la participación en la práctica es la principal actividad a
own, Doris Ash, Martha Rutherford, Kathryn
través de la cual se desarrolla el aprendizaje:
, Ann Gordon y Joseph C. Campione

«Cuando se concibe el aprendizaje en términos de participación, la


atención se centra en el hecho de que consiste en un conjunto de
relaciones en desarrollo y constantemente renovadas (. ..) La par­
)mún se admite que en la actualidad somos testi­ ticipación (. ..) no puede ser ni plenamente internalizada bajo la
esurgimiento del interés en lo que, a falta de una forma de estructuras de conocimiento ni plenamente externali­
mejor, puede llamarse «la cognición situada» (se zada bajo la forma de artefactos instrumentales o de estructuras
l breve historial del concepto en Cole y Enges­ generales de actividad. La participación se basa siempre en la ne­
IDO 1 de este libro). Una de las tesis principales gociación y la renegociación situada de significado en el mundo.
Isoña considera que el conocimiento no consiste Esto implica que la comprensión y la experiencia están en inter­
tico «equipamiento de la mente» (Hall, 1881); el
lto está situado en la actividad. Al manifestarse
le la posición cognitiva dominante según la cual
.ento consiste en representaciones que se encuen­
mente, Lave (1988) sostiene:
I acción constante: en realidad, son constitutivas la una de la otra»
(págs. 49-52).

En este capítulo examinaremos las clases de ciencia en


una escuela primaria considerándolas como comunidad de
1 no es tanto que el ordenamiento del conocimiento en práctica, aun cuando J. S. Brown, Collins y Duguid (1989)
corresponde de manera compleja con el mundo fuera sostengan que no es eso precisamente lo que caracteriza a
que está socialmente organizado de un modo tal que las escuelas. Estos autores afirman que las profesiones, los
visible. La "cognición" que se observa en la practica oficios y las disciplinas académicas crean culturas de perso­
tá distribuida -desparramada, no dividida- entre la nas que las practican, en las que se hace ingresar a los novi­
lerpo, la actividad y los conteXtos organizados cultu­ cios a lo largo de un prolongado período de iniciación. La en­
18 cuales incluyen a otros actores)>> (pág. 1).
culturación [enculturation] insume tiempo, porque supone
los de conocer están íntimamente vinculados con adoptar el modo de conocer, las prácticas culturales, los mo­
;os culturales de las situaciones, los cuales inclu­ delos discursivos y el sistema de creencias de la disciplina o
ersonas y las herramientas. En este capítulo se­ del oficio en cuestión.
el modo como una apreciación de la naturaleza J. S. Brown et al. (1989)distinguen entre la actividad au­
, del conocimiento especializado influye, y se rea­ téntica, laxamente definida como la actividad de los que
Liseño de nuestras aulas escolares. Para ello, da­ realmente ejercen un oficio, y la clase de contraste --el tra­
apIos de cognición distribuida en el aula entre bajo escolar- que en gran medida es inauténtica. Esta ob­
Locentes, herramientas informáticas y otros ar­ servación fue hecha hace algunos años por Cole y Bruner
e fOljan su pensamiento (véase también Brown, (1971), quienes destacaban la falta de continuidad entre las
actividades escolares, por una parte y, por otra, las culturas
de la infancia y las ocupaciones legítimas de los adultos, tal
ión de que se informa en el presente capítulo ha sido apoyada como ya lo había hecho, por cierto, Dewey (1902). En este
de las Fundaciones James S. McDonnell y Andrew W. Mellon
ara la investigación Evelyn Lois Corey, concedidos a los tres capítulo consideraremos por qué motivos las actividades de
¡res. la escuela común resultan inauténticas, y esbozaremos lo

243
que opinamos que constituiría una actividad auténtica, por los docentes deben ser modelos de aprendizaje in1
ejemplo en una escuela primaria. de formación superior automotivada, tanto de m~
Es claramente utópico sugerir, como lo hacen Brown et vidual cuanto en colaboración (Brown, 1992; BrD'
al., que en las escuelas públicas los alumnos sean encultu­ pione, 1990; Scardamalia y Bereiter, 1991). Si se 1
rados en las culturas de los matemáticos, los historiadores y los egresados de esas comunidades estarían prep
los críticos literarios. Por lo pronto, los que practican esas ra aprender durante toda su vida, tras haber a]
disciplinas no pueblan, por regla general, las escuelas: los aprender en distintos dominios. Nuestra meta e
que enseñan esos temas pueden ser consumidores de los una generación de «novicios inteligentes» (Brov
resultados de esas disciplinas, pero pocas veces las practi­ ford, Ferrara y Campione, 1983), estudiantes ql:
can. Los profesores de historia excepcionalmente son histo­ puedan no poseer la formación necesaria para
riadores. Resulta infrecuente que los matemáticos enseñen nuevo, sepan cómo arreglárselas para obtener E
en escuelas secundarias, y menos todavía en escuelas pri­ miento. Esos expertos aprendices estarían mejo
marias. dos para introducirse en la cultura profesional ql
¿Qué otro propósito si no el de iniciar a los niños en las gido; tendrían también la formación para elegir el
disciplinas académicas puede tener la enseñanza escolar? culturas profesionales distintas, en lugar de quel
En su desarrollo, las escuelas han llegado a alentar una for­ a aquella para la que fueron contratados inicialIDI
ma de cultura escrita universal que capacitaría a los gra­ en ~l caso de los aprendices tradicionales.
duados para ser consumidores, intérpretes y críticos infor­ Idealmente, en una comunidad de personas (
mados de la ciencia, la historia, la economía y la literatura. den, los docentes y los alumnos son modelos de ro
Como observa Wineburg (1989), la popularidad de Stephen como «poseedores» de algunos aspectos del conoc]
Jay Gould entre millones de lectores sin cultura paleontoló­ un dominio, sino como adquirentes, usuarios y di
gica, y la de Barbara Tuchman entre los aficionados a la his­ conocimiento en el sostenido proceso de la C01I
toria, demuestra que, hasta cierto punto, la historia y labio­ Idealmente, los niños son alumnos aprendices, (
logía pueden ser disfrutadas por personas con cierta edu­ den a pensar y a razonar en un conjunto de dom
cación que no son especialistas. Sostiene que «para escribir diante la participación en las prácticas de la inv
historia (para ser historiador) se necesita adoptar el sis­ erudita, durante los doce años o más de aprendiz;
tema de creencias de los historiadores y convertirse a su cul­ bientes escolares, debieran enculturarse en la e
tura. Pero escribir historia y aprender a apreciarla son co­ de sabios. Una de las metas principales de nuestr
sas distintas». Aun sin tener en cuenta la vida cotidiana en investigación es una modificación del diseño de
una escuela primaria, el filósofo de gabinete debe ver la in­ escolares, a fin de que puedan apoyar esa funció
viabilidad de sugerir que los niños sean enculturados en la 1992). En nuestras intervenciones en el aula, ir
sociedad de los historiadores, los biólogos, los matemáticos y crear una comunidad de discurso (Fish, 1980); I
los críticos literarios. Esa puede ser la situación deseada en participantes son iniciados en los rituales del diE
un instituto de estudios superiores de primer nivel, pero no actividad académicos y, más específicamente, (
es, sin duda, una expectativa razonable para una escuela (Brown y Campione, 1990, en prensa; Lempke,
primaria. Y si bien es correcto decir que muchos rituales del chaels y O'Connor, en prensa).
aula están divorciados de las actividades de especialistas y En este capítulo nos concentraremos en la di
profesionales, y hasta del aprendizaje espontáneo de la ni­ conocimiento especializado a lo largo del aula, )
ñez (Gardner, 1991), subsiste este interrogante: ¿qué podría fluencia que ese saber ejerce en la comunidad di
constituir una actividad auténtica en el aula? que suministra el suelo fecundo para la apropiacil
Sostenemos que las escuelas deberían ser comunidades Comenzaremos con un examen de los concepto
donde los alumnos aprendieran a aprender. En ese marco fundamentales que guían nuestro trabajo, y pasaI

244
llllOS que constituiría una actividad auténtica, por los docentes deben ser modelos de aprendizaje intencional y
m una escuela primaria. de formación superior automotivada, tanto de manera indi­
Ll'amente utópico sugerir, como lo hacen Brown et vidual cuanto en colaboración (Brown, 1992; Brown y Cam­
n las escuelas públicas los alumnos sean encultu­ pione, 1990; Scardamalia y Bereiter, 1991). Si se tiene éxito,
las culturas de los matemáticos, los historiadores y los egresados de esas comunidades estarían preparados pa­
)S literarios. Por lo pronto, los que practican esas ra aprender durante toda su vida, tras haber aprendido a
18 no pueblan, por regla general, las escuelas: los aprender en distintos dominios. Nuestra meta es producir
ñan esos temas pueden ser consumidores de los una generación de «novicios inteligentes» (Brown, Brans­
's de esas disciplinas, pero pocas veces las practi­ ford, Ferrara y Campione, 1983), estudiantes que, aunque
profesores de historia excepcionalmente son histo­ puedan no poseer la formación necesaria para un campo
Resulta infrecuente que los matemáticos enseñen nuevo, sepan cómo arreglárselas para obtener ese conoci­
.as secundarias, y menos todavía en escuelas pri­ miento. Esos expertos aprendices estarían mejor prepara­
dos para introducirse en la cultura profesional que han ele­
otro propósito si no el de iniciar a los niños en las gido; tendrían también la formación para elegir entre varias
lS académicas puede tener la enseñanza escolar? culturas profesionales distintas, en lugar de quedar atados
¡arrollo, las escuelas han llegado a alentar una for­ a aquella para la que fueron contratados inicialmente, como
ltura escrita universal que capacitaría a los gra­ en el caso de los aprendices tradicionales.
ara ser consumidores, intérpretes y críticos infor­ Idealmente, en una comunidad de personas que apren­
,la ciencia, la historia, la economía y la literatura. den, los docentes y los alumnos son modelos de roles no sólo
lerva Wmeburg (1989), la popularidad de Stephen como «poseedores» de algunos aspectos del conocimiento de
:i entre millones de lectores sin cultura paleontoló­ un dominio, sino como adquirentes, usuarios y difusores de
:le Barbara Tuchman entre los aficionados a la his­ conocimiento en el sostenido proceso de la comprensión.
mestra que, hasta cierto punto, la historia y la bio­ Idealmente, los niños son alumnos aprendices, que apren­
den ser disfrutadas por personas con cierta edu­ den a pensar y a razonar en un conjunto de dominios. Me­
e no son especialistas. Sostiene que «para escribir diante la participación en las prácticas de la investigación
para ser historiador) se necesita adoptar el sis­ erudita, durante los doce años o más de aprendizaje en am­
reencias de los historiadores y convertirse a su cul­ bientes escolares, debieran enculturarse en la comunidad
o escribir historia y aprender a apreciarla son co­
tas». Aun sin tener en cuenta la vida cotidiana en
~la primaria, el filósofo de gabinete debe ver la in­
I de sabios. Una de las metas principales de nuestro grupo de
investigación es una modificación del diseño de las aulas
escolares, a fin de que puedan apoyar esa función (Brown,
i de sugerir que los niños sean enculturados en la
le los historiadores, los biólogos, los matemáticos y
s literarios. Esa puede ser la situación deseada en
I
!
1992). En nuestras intervenciones en el aula, intentamos
crear una comunidad de discurso (Fish, 1980); en ella los
participantes son iniciados en los rituales del discurso y la
ltO de estudios superiores de primer nivel, pero no actividad académicos y, más específicamente, científicos
Lda, una expectativa razonable para una escuela (Brown y Campione, 1990, en prensa; Lempke, 1990; MÍ­
y si bien es correcto decir que muchos rituales del chaels y O'Connor, en prensa).
rl divorciados de las actividades de especialistas y En este capítulo nos concentraremos en la difusión del
:lies, y hasta del aprendizaje espontáneo de la ni­ conocimiento especializado a lo largo del aula, y en la in­
ner, 1991), subsiste este interrogante: ¿qué podría fluencia que ese saber ejerce en la comunidad de discurso
,una actividad auténtica en el aula? que suministra el suelo fecundo para la apropiación mutua.
lemos que las escuelas deberían ser comunidades Comenzaremos con un examen de los conceptos teóricos
alumnos aprendieran a aprender. En ese marco fundamentales que guían nuestro trabajo, y pasaremos des­

245
pués a una discusión práctica de la manera de implementar cen de la misma manera. Como la apropiación
las comunidades de aprendizaje. Consideraremos entonces de actividades es multidireccional, utilizamos la
los roles de los que participan en la comunidad (Brown y «apropiación mutua» (Moschkovich, 1989; Newm
Campione, 1990, en prensa) y concluiremos con una discu­ y Cole, 1989; Schoenfeld, Smith y Arcavi, en prel
sión de lo que sería una actividad escolar auténtica. Es útil señalar la diferencia entre los términ~
lización» y <<apropiación», empleados para expresl
nismo de aprendizaje fundamental en la teoría d~
Rogoff(1990) utiliza el término «apropiación» COIl
Apropiación mutua y negociación en una zona de to de <,internalización» dentro del modelo vigot
desarrollo próximo aprendizaje, porque la internalización implica qt
viduos están separados entre sí, aprenden medÍl
Teóricamente concebimos el aula como compuesta por servación y luego incorporan en sí los resultados
zonas de desarrollo próximo (Vigotsky, 1978) a través de las no «apropiación» se emplea fácilmente en reemph
cuales los participantes pueden desplazarse por diferentes mino «internalizacióIl» a causa de la difundida c
rutas y a diferentes velocidades (Brown y Reeve, 1987). Una que el uso de este último: 1) sencillamente le da l
zona de desarrollo próximo puede incluir a personas, adul­ nuevo a un mecanismo de aprendizaje que no se ~
tos y niños, con diferentes grados de conocimiento especia­ 2) implica que los frutos del aprendizaje, aunque
lizado, pero puede abarcar también artefactos tales como li­ zo se obtienen en la interacción social, en cierto m
bros, videos, láminas murales, equipos científicos y un con­ a residir en la mente individual.
texto informático destinado a apoyar el aprendizaje inten­ La primera cuestión -si el empleo del términ~
cional (Campione, Brown y Jay, 1992; Scardamalia y Berei­ lización» realmente nos hace avanzar en el plan~
ter, 1991), Una zona de desarrollo próximo es la región de guo problem~ del mecanismo real del aprendizaj
actividad que los alumnos pueden recorrer con ayuda pro­ paso de Hoffclmg (1892)- es planteada por Bere
veniente de un contexto de apoyo, que incluye a personas en su artículo acerca del aprendizaje problemátie<
pero no se limita a ellas (VIgotsky, 1978). Define la distancia doja del aprendizaje de Fodor (1980):
entre los niveles reales de comprensión y los que pueden al­
canzarse en colaboración con personas o con artefactos po­ «Segón Vigotsky (...) uno podría formular la siguiel
derosos. La zona de desarrollo próximo encarna un concepto ción: el aprendizaje realmente depende de la existen«
de disposición a aprender que subraya niveles superiores de de estructuras más complejas, pero esas estructuras
competencia. Es más, esos niveles no se consideran inmuta­ más complejas están situadas en la cultura, no en el nil
bles, sino en constante cambio a medida que, en la sucesión, diante (...) actividades compartidas, el niño interna
tructuras cognitivas necesarias para obrar independi
se incrementa la competencia independiente del alumno.
Una explicaci6n así, por satisfactoria que pueda parece
En nuestra aula, los investigadores y los docentes crean na en absoluto la paradoja del aprendizaje. lbda la par,
de manera deliberada zonas de desarrollo pró.ximo sem­ cierra en la palabra "internalización": ¿Cómo se prodt
brando el entorno de ideas y conceptos que ellos valoran, y nalizaci6n?» (pág. 206).
cosechando los que «prenden» en la comunidad. Pero los ni­
ños hacen lo mismo. Los que participan en la clase son li­ Rogoff (1990) y Newman et al. (1989) ven el C(
bres de hacer suyos el léxico, las ideas, los métodos, etc., que apropiación como la respuesta a un ruego, en U
al principio aparecen como parte del discurso común, y, por que resuelve el problema de la paradoja de Fodor
apropiación, transforman esas ideas con su interpretación concepto de aprendizaje problemático de Berei1
personal. De las ideas que son parte del discurso común, no Fodor también criticó la teoría de Vigotsky pore
necesariamente se apropian todos, ni los que lo hacen, lo ha­ decía de dónde proceden las hipótesis, esto es, p(

246
a discusión práctica de la manera de implementar cen de la misma manera. Como la apropiación de ideas y
údades de aprendizaje. Consideraremos entonces de actividades es multidireccional, utilizamos la expresión
:le los que participan en la comunidad (Brown y «apropiación mutua» (Moschkovich, 1989; Newman, Griffin
~, 1990, en prensa) y concluiremos con una discu­ y Cole, 1989; Schoenfeld, Smith y Arcavi, en prensa).
que sería una actividad escolar auténtica. 1 Es útil señalar la diferencia entre los términos «interna­

I
lización» y «apropiación», empleados para expresar el meca­
nismo de aprendizaje fundamental en la teoría de VIgotsky.
Rogoff(1990) utiliza el término «apropiación» como sustitu­
ción mutua y negociación en una zona de to de «internalización» dentro del modelo vigotskyano de
lo próximo aprendizaje, porque la internalización implica que los indi­
viduos están separados entre sí, aprenden mediante la ob­
unente concebimos el aula como compuesta por servación y luego incorporan en sí los resultados. El térmi­
lesarrollo próximo (VIgotsky, 1978) a través de las no «apropiación» se emplea fácilmente en reemplazo del tér­
participantes pueden desplazarse por diferentes
liferentes velocidades (Brown y Reeve, 1987). Una
esarrollo próximo puede incluir a personas, adul­
s, con diferentes grados de conocimiento especia­
II mino «internalización» a causa de la difundida creencia en
que el uso de este último: 1) sencillamente le da ún nombre
nuevo a un mecanismo de aprendizaje que no se entiende, y
2) implica que los frutos del aprendizaje, aunque al comien­
ra puede abarcar también artefactos tales como li­ t zo se obtienen en la interacción social, en cierto modo pasan
os, láminas murales, equipos científicos y un con­ a residir en la mente individual.
rmático destinado a apoyar el aprendizaje inten­ La primera cuestión -si el empleo del término «interna­
mpione, Brown y Jay, 1992; Scardamalia y Berei­ lización» realmente nos hace avanzar en el planteo del anti­
, Una zona de desarrollo próximo es la región de guo problema del mecanismo real del aprendizaje, o sea, el
que los alumnos pueden recorrer con ayuda pro­ pasQ de Hoffding (1892)- es planteada por Bereiter (1985)
le un contexto de apoyo, que incluye a personas en su artículo acerca del aprendizaje problemático y la para­
limita a ellas (VIgotsky, 1978). Define la distancia doja del aprendizaje de Fodor (1980):
riveles reales de comprensión y los que pueden al­
m colaboración con personas o con artefactos po­ «Según Vigotsky (. ..) uno podría formular la siguiente explica­
a zona de desarrollo próximo encarna un concepto ción: el aprendizaje realmente depende de la existencia an~rior
ción a aprender que subraya niveles superiores de de estructuras más complejas, pero esas estructuras cognitivas
::Ía. Es más, esos niveles no se consideran inmuta­ más complejas están situadas en la cultura, no en el niño (. ..) Me­
,m constante cambio a medida que, en la sucesión, diante (. ..) actividades compartidas, el niño internaliza las es­
tructuras cognitivas necesarias para obrar independientemente.
~nta la competencia independiente del alumno.
Una explicación así, por satisfactoria que pueda parecer, no elimi­
~stra aula, los investigadores y los docentes crean
na en absoluto la paradoja del aprendizaje. 'lbda la paradoja se en­
a deliberada zonas de desarrollo pró~o sem­ cierra en la palabra "intemalización": ¿Cómo se produce la ínter­
entorno de ideas y conceptos que ellos valoran, y nalización?» (pág. 206) .
.0 los que «prenden» en la comunidad. Pero los ni-
lo mismo. Los que participan en la clase son li­ Rogoff(1990) y Newman et al. (1989) ven el concepto de
cer suyos el léxico, las ideas, los métodos, etc., que apropiación como la respuesta a un ruego, en tanto creen
o aparecen como parte del discurso común, y, por que resuelve el problema de la paradoja de Fodor (1980) y el
~n, transforman esas ideas con su interpretación concepto de aprendizaje problemático de Bereiter (1985).
De las ideas que son parte del discurso común, no Fodor también criticó la teoría de VIgotsky porque no nos
nente se apropian todos, ni los que lo hacen, lo ha- decía de dónde proceden las hipótesis, esto es, por no mos­

247
trar el mecanismo esencial del aprendizaje. Creemos que de interés, siembran el entorno de ideas y de con,
esa pregunta decisiva todaVÍa no ha tenido respuesta, aun de los que diferentes alumnos se apropian en 1
con el cambio de términos (pero véase N ewman et al., 1989). distinta, de acuerdo con sus necesidades y con el
La segunda, y más apremiante, razón para pasar al tér­ tual de las zonas de desarrollo próximo en las '
mino «apropiación» es que resulta teóricamente más neutro cuentran.
con referencia a la localización del conocimiento para los La negociación mutua es el tercer concepto fin
que rechazan la idea de tener algo dentro de la cabeza. Y, a que orienta nuestro pensamiento. A través de l.
pesar de las disputas teóricas, hemos hallado que el concep­ discursivos y las estructuras de actividad emer¡
to de apropiación mutua que opera dentro de una zona de miembros de la comunidad negocian y renegocia
desarrollo próximo (ZDP), tiene consecuencias prácticas en temente el significado. Las actividades con la p~
la manera de organizar y observar el aula. En su examen de comprenden cada vez más modos científicos de Pi
la apropiación, Newman et al. (1989) subrayan que es un to, como la conjetura, la especulación, la evid
proceso de ida y vuelta: prueba, pasan a formar parte de la voz compartid
munidad; la conjetura y la prueba se encuentra
«.•• el maestro aplica recíprocamente el proceso de apropiación en
a la renegociación en muchos sentidos (Bloor, U
las interacciones de la enseñanza. Al construir una ZDP para una
que los elementos que las componen, como los t
tarea en particular, el maestro incorpora las acciones del niño en
su propio sistema de actividad. las definiciones (O'Connor, 1991), son objeto de
"Así como los niños no tienen necesidad de conocer todo el aná­ renegociación. Cuando tiene éxito, la encultura
lisis cultural de una herramienta para comenzar a usarla, el do­ comunidad lleva a los participantes a abandonar •
cente no tiene necesidad de contar con un análisis completo de la nes cotidianas de las actividades discursivas rel
comprensi6n que el niño tiene de la situaci6n para comenzar a uti­ con el mundo fisico y natural, y a reemplazfU"las P'
lizar sus acciones en el sistema más amplio. Las acciones del niño nes especiales, enmarcadas en una disciplina, d
pueden funcionar con dos conocimientos distintos de la significa­ mas actividades» (O'Connor, 1991).
ción de la tarea: el del niño y el del docente. Los dos están condicio­ Las estructuras participativas centrales del
nados por interpretaciones sociohistóricas del contexto de activi­ conocemos son esencialmente dialógicas. A vece
dad en el que interactúan. El hecho de que cualquier acción pueda tividades se realizan cara a cara en interacciones
ser siempre objeto de más de un análisis hace posible el cambio
grandes o pequeños; a veces son mediadas por el
cognitivo. Los niños pueden participar en una actividad de ma­
yor complejidad que la que ellos pueden comprender, producien­ preso o el correo electrónico; e incluso otras veces I
do "realizaciones antes de la competencia", para emplear la ex­ rráneas y pasan a formar parte de los procesos
presión de Cazden (1981). En la ZDP de la actividad, las acciones miento de cada uno de los miembros de la comu
del niño son interpretadas dentro del sistema construido con el gotsky, 1978). Los diálogos suministran el marco
maestro. Entonces se pone al niño en contacto con la comprensión los novicios adopten la estructura discursiva, las J
del maestro sin que necesariamente se le enseñe de manera direc­ valores y los sistemas de creencias de la práctica
ta» (págs. 63-4). Con el transcurso del tiempo, la comunidad de
adopta una voz y una base de conocimiento coro
La expresión «apropiación mutua» remite a la naturale­ wards y Mercer, 1987), un sistema compartido de
za bidireccional en que se produce, que no debe considerarse dos, creencias y actividades que es, con igual frecu
limitada al proceso por el cual el niño (el novicio) aprende plícito y explícito.
del adulto (especialista) a través de la simple imitación es­ La metáfora de ún aula que sostiene muchas
tática, internalizando los comportamientos observados de perpuestas de desarrollo próximo y promueve el e
manera no transformadora. Antes bien, los alumnos de to a través de la apropiación mutua y la negociaci(
todas las edades, y de todos los niveles de especialización y nificado, es la ventana teórica a través de la cual

248
1ecanismo esencial del aprendizaje. Creemos que de interés, siembran el entorno de ideas y de conocimientos
unta decisiva todavía no ha tenido respuesta, aun de los que diferentes alumnos se apropian en proporción
mbio de términos (pero véase Newman et al., 1989). distinta, de acuerdo con sus necesidades y con el estado ac­
gunda, y más apremiante, razón para pasar al tér­ tual de las zonas de desarrollo próximo en las que se en­
)ropiación» es que resulta teóricamente más neutro cuentran.
rencia a la localización del conocimiento para los La negociación mutua es el tercer concepto fundamental
azan la idea de tener algo dentro de la cabeza. y, a que orienta nuestro pensamiento. A través de los géneros
las disputas teóricas, hemos hallado que el concep­ discursivos y las estructuras de actividad emergentes, los
ropiación mutua que opera dentro de una zona de miembros de la comunidad negocian y renegocian constan­
lo próximo (ZDP), tiene consecuencias prácticas en temente el significado. Las actividades con la palabra que
'a de organizar y observar el aula. En su examen de comprenden cada vez más modos científicos de pensamien­
¡ación, Newman et al. (1989) subrayan que es un to, como la conjetura, la especulación, la evidencia y la
le ida y vuelta: prueba, pasan a formar parte de la voz compartida de la co­
munidad; la conjetura y la prueba se encuentran abiertas
.estro aplica recíprocamente el proceso de apropiación en a la renegociación en muchos sentidos (Bloor, 1991), igual
cciones de la enseñanza. Al construir una ZDP para una
que los elementos que las componen, como los términos y
)articular, el maestro incorpora las acciones del niño en
sístema de actividad. las definiciones (O'Connor, 1991), son objeto de constante
mo los niños no tierwn necesidad de conocer todo el aná­ renegociación. Cuando tiene éxito, la enculturación en la
ral de una herramienta para comenzar a usarla, el do­ comunidad lleva a los participantes a abandonar las versio­
ierw necesidad de contar con un análisis completo de la nes cotidianas de las actividades discursivas relacionadas
ión que el niño tierw de la situación para comenzar a uti­ con el mundo ñsico y natural, y a reemplazarlas por «versio­
wcwnes en el sistema más amplio. Las acciones del niño nes especiales, enmarcadas en una disciplina, de las mis­
mcionar con dos conocimientos distintos de la significa­ mas actividades» (O'Connor, 1991).
tarea: el del niño y el del docente. Los dos están condicio­ Las estructuras participativas centrales del aula que
, interpretaciones sociomstóricas del contexto de activi­ conocemos son esencialmente dialógicas. A veces esas ac­
Iue interactúan. El hecho de que cualquier acción pueda tividades se realizan cara a cara en interacciones de grupos
re objeto de más de un análisis hace posible el cambio
grandes o pequeños; a veces son mediadas por el texto im­
Los niños pueden participar en una actividad de ma­
ejidad que la que ellos pueden comprender, producien­ preso o el correo electrónico; e incluso otras veces son subte­
aciones antes de la competencia", para emplear la ex­ rráneas y pasan a formar parte de los procesos de pensa­
l Cazden (1981). En la ZDP de la actividad, las acciones miento de cada uno de los miembros de la comunidad (Vi­
:on interpretadas dentro del sistema construido con el gotsky, 1978). Los diálogos suministran el marco para que
~ntonces se pone al niño en contacto con la comprensión los novicios adopten la estructura discursiva, las metas, los
ro sin que necesariamente se le enseñe de manera direc­ valores y los sistemas de creencias de la práctica científica.
63-4). Con el transcurso del tiempo, la comunidad de alumnos
adopta una voz y una base de conocimiento comunes (Ed­
presión «apropiación mutua» remite a la naturale­ wards y Mercer, 1987), un sistema compartido de significa­
~cional en que se produce, que no debe considerarse dos, creencias y actividades que es, con igual frecuencia, im­
al proceso por el cual el niño (el novicio) aprende plícito y explícito.
o (especialista) a través de la simple imitación es­ La metáfora de un aula que sostiene muchas zonas su­
.ternalizando los comportamientos observados de perpuestas de desarrollo próximo y promueve el crecimien­
no transformadora. Antes bien, los alumnos de to a través de la apropiación mutua y la negociación del sig­
edades, y de todos los niveles de especialización y nificado, es la ventana teórica a través de la cual vemos el

249
sistema de la actividad del aula y las prácticas comunitarias enseñanza recíproca CPalincsar y Brown, 1984) )
que surgen en ella. En el apartado siguiente volveremos al del rompecabezas (Aronson, 1978).
aspecto práctico e indicaremos de qué modo intentamos di­ La enseñanza recíproca es un método para al
rigir la actividad cotidiana, a fin de que las aulas puedan comprensión d~ la lectura inspirado en los estudil
convertirse en comunidades de aprendizaje. señanza socrática o indagatoria y en las teorías
razonamiento creíble, la explicación y la analogíl
Palincsar, 1989; Collins y Stevens, 1982). El proc
tenía como propósito alentar la externalización d
Manejo de una comunidad de alumnos des simples de seguimiento de la comprensión y
nar una estructura repetitiva para apoyar el dl
En los últimos cinco años hemos efectuado distintos in­ alumno. Un docente adulto y un grupo de com]
tentos de diseñar prácticas escolares innovadoras que alien­ turnan en la dirección de una discusión; el qUE
ten a los alumnos, a los docentes y a los investigadores a mienza por formular una pregunta y finaliza co
volver a pensar la filosofia del aprendizaje que está en la ba­ men de lo esencial de lo que se ha leído. El grupo:
se de sus prácticas. En este apartado, primero describire­ cute los posibles pioblemas de interpretación cua
mos las estructuras de las actividades fundamentales del necesario. La formulación de preguntas provee
aula, y expondremos después la manera como promovemos para discutir. El resumen final ayuda a los alWllIJ
en ella un ethos que facilite el aprendizaje intencional y el minar hasta qué punto están preparados para 2
conocimiento especializado distribuido. Examinamos datos nuevo segmento del texto. Los intentos de aclara
que proceden de estudios repetidos de nuestros experimen­ blema de comprensión que pudiera suscitarse SE
tos (Brown, 1992; Collins, en prensa), pero en general los cuando es oportuno, y los que dirigen la discusión
estudiantes son alumnos de quinto a séptimo grado de es­ se hagan predicciones a propósito del contenido
cuelas urbanas. En un sexto grado que es representativo, el e~cogíeron estas cuatro actividades -preguntl

60% de los estudiantes eran afronorteamericanos, el 15% clón, resumen y predicción- a fin de apoyar la
asiáticos, el 12% caucásicos, el 6% de las islas del Pacífico y porque son excelentes recursos para verificar t
el 7 % restante de otras procedencias. El 42% de las familias comprensión; por ejemplo, la incapacidad para r
de esos chicos eran beneficiarias de laA;yuda a Familias con dica que la comprensión no ha avanzado de man
Niños a Cargo [Aid to Families with Dependent Children]. y se recurre a una acción que lo remedie. Las estr;
En su mayoría, los niños pueden ser caracterizados en el ministran también la estructura repetible nece,
sector de riesgo académico sobre la base de puntajes estan­ que continúe una discusión, estructura que puedt
darizados que pintan un cuadro excesivamente pesimista se gradualmente cuando los alumnos han llega
de su capacidad. Es importante advertir que, en este grupo, experiencia en la modalidad discursiva (Brown y
los niños eran, en varios sentidos, aprendices incipientes 1989).
del lenguaje. Aparte de que el 87% de ellos eran bilingües o En el contexto de estos grupos de lectura en CI
bidialectales, todos se enfrentaban por primera vez con el den participar estudiantes con diferentes nivele
discurso de la ciencia (Ochs, 1991; Rutherford, 1991). lidad y de especialización, en la medida en que SI
y sacan partido de la variedad de conocimiento e
do que manifiestan los otros miembros del gruP(
ñanza recíproca estuvo expresamente destinad
Principales características del aula las zonas de desarrollo próximo en las cuales los r
Aprendizaje colaborativo. Dos formas de aprendizaje cola­ tuvieran cada vez más en condiciones de asumir
borativo sirven como estructuras repetitivas en el aula: la sabilidad de desempeñar papeles especializados.

250
le la actividad del aula y las prácticas comunitarias enseñanza recíproca (Palincsar y Brown, 1984) y el método
,:lll en ella. En el apartado siguiente volveremos al del rompecabezas (Aronson, 1978).
¡ráctico e indicaremos de qué modo intentamos di­ La enseñanza recíproca es un método para aumentar·la
ctividad cotidiana, a fin de que las aulas puedan comprensión de la lectura inspirado en los estudios de la en­
se en comunidades de aprendizaje. señanza socrática o indagatoria y en las teorías acerca del
razonamiento creíble, la explicación y la analogía (Brown y
Palincsar, 1989; Collins y Stevens, 1982). El procedimiento
tenía como propósito alentar la externalización de activida­
de una comunidad de alumnos des simples de seguimiento de la comprensión y proporcio­
nar una estructura repetitiva para apoyar el discurso del
¡ últimos cinco años hemos efectuado distintos in­ alumno. Un docente adulto y un grupo de compañeros se
diseñar prácticas escolares innovadoras que alien­ turnan en la dirección de una discusión; el que dirige co­
alumnos, a los docentes y a los investigadores a mienza por formular una pregunta y finaliza con un resu­
)ensar la filosoña del aprendizaje que está en la 00­ men de lo esencial de lo que se ha leído. El grupo relee y dis­
~ prácticas. En este apartado, primero describire­ cute los posibles problemas de interpretación cuando ello es
~structuras de las actividades fundamentales del necesario. La formulación de preguntas provee el impulso
(pondremos después la manera como promovemos para discutir. El resumen final ayuda a los alumnos a deter­
n ethos que facilite el aprendizaje intencional y el minar hasta qué punto están preparados para abordar un
ento especializado distribuido. Examinamos datos nuevo segmento del texto. Los intentos de aclarar todo pro­
~den de estudios repetidos de nuestros experimen­ blema de comprensión que pudiera suscitarse se producen
m, 1992; Collins, en prensa), pero en general los cuando es oportuno, y los que dirigen la discusión piden que
!;es son alumnos de quinto a séptimo grado de es­ se hagan predicciones a propósito del contenido futuro. Se
banas. En un sexto grado que es representativo, el escogieron estas cuatro actividades -preguntas, aclara­
os estudiantes eran afronorteamericanos, el 15% ción, resumen y predicción- a fin de apoyar la discusión,
, el 12% caucásicos, el 6% de las islas del Pacífico y porque son excelentes recursos para verificar el nivel de
tante de otras procedencias. El 42% de las familias comprensión; por ejemplo, la incapacidad para resumir in­
úcos eran beneficiarias de la Ayuda a Familias con dica que la comprensión no ha avanzado de manera fluida,
Jargo [Aid to Families with Dependent Children]. y se recurre a una acción que lo remedie. Las estrategias su­
ayoría, los niños pueden ser caracterizados en el ministran también la estructura repetible necesaria para
riesgo académico sobre la base de puntajes estan­ que continúe una discusión, estructura que puede eliminar­
s que pintan un cuadro excesivamente pesimista se gradualmente cuando los alumnos han llegado a tener
acidad. Es importante advertir que, en este grupo, experiencia en la modalidad discursiva (Brown y Palincsar,
eran, en varios sentidos, aprendices incipientes 1989).
aje. Aparte de que el 87% de ellos eran bilingües o En el contexto de estos grupos de lectura en común pue­
lles, todos se enfrentaban por primera vez con el den participar estudiantes con diferentes niveles de habi­
de la ciencia (Ochs, 1991; Rutherford, 1991). lidad y de especialización, en la medida en que son capaces
y sacan partido de la variedad de conocimiento especializa­
do que manifiestan los otros miembros del grupo. La ense­
lles características del aula ñanza recíproca estuvo expresamente destinada a evocar
las zonas de desarrollo próximo en las cuales los novicios es­
aje colaborativo. Dos formas de aprendizaje cola­ tuvieran cada vez más en condiciones de asumir la respon­
sirven como estructuras repetitivas en el aula: la sabilidad de desempeñar papeles especializados. La coope­

251
ración grupal asegura un desempeño maduro, aun cuando ponsables de realizar una tarea en colaboracióI
determinados miembros del grupo no sean todavía capaces tir su experiencia con los compañeros. De hect.
de una participación plena. diantes son en parte responsables del diseño de
Una cuestión de importancia para la enseñanza recípro­ lum. Se les asignan temas del programa (por eje1
ca es que se conserva todo el tiempo la autenticidad de la ta­ nismos animales de defensa; cambios de poblad<
rea (la comprensión de textos); se manejan los componentes alimentarias), cada uno dividido en cinco subt.
en el contexto de una labor auténtica, la lectura dirigida al caso de cambios de población: extinción, en riesg
significado, y las habilidades se practican en un contexto. asistida y urbanizada; en el de cadenas alimen
La meta de comprender los textos se mantiene, en lo po­ ducción, consumo, reciclamiento, distribución e i
sible, inalterable, y el papel del novicio se ve facilitado al de energía). Los estudiantes forman cinco grupo.
proporcionársele ayuda especializada y un contexto social gación, a cada uno de los cuales se le asigna la rE
de apoyo que realiza gran parte del trabajo cognitivo hasta dad de uno de los cinco subtemas. Los equipos p
que el novicio pueda asumir mayor responsabilidad. N o obs­ materiales de enseñanza empleando tecnología:
tante, la tarea sigue siendo la misma, al igual que la finali­ actualizada pero poco costosa (Campione et al.,
dad y el resultado que se pretende. Hay poco espacio para la tonces, mediante el método del rompecabezas, le
confusión en c,uanto al objetivo de la actividad. Como hemos tes se reúnen en grupos de aprendizaje en los ql
señalado antes: es el especialista de un subtema y posee una qUll
la información. Cada quinta parte se combina COl
"El aspecto cooperativo del grupo de aprendizaje en la enseñanza para formar la unidad completa: de allí el «rom]
recíproca, donde todos intentan llegar a un acuerdo en cuanto al El especialista en cada subtema es el responsa"
significado, la pertinencia y la importancia, es un encuadre ideal dinar los seminarios de enseñanza y aprendizaj.
para que los novicios practiquen sus habilidades incipientes. No
en su área. De tal modo, la elección del que dir
recae sobre sus hombros toda la responsabilidad de comprender,
ñanza se basa ahora en la especialización y no e:
sino que sólo una parte del trabajo es suya, y aun si vacilan cuan­
do se los convoca para dirigir la discusión, los demás, incluido el ción azarosa, como en el caso del trabajo origina
maestro adulto, están allí para que la discusión continúe. El grupo ñanza recíproca. Todos los niños son especiali~
comparte la responsabilidad de pensar y reduce así la ansiedad parte del material, enseñan a los otros y prepru
asociada al hecho de mantener la discusión sin ayuda. Como los guntas para la prueba que se les efectuará a toe
esfuerzos del grupo se exteriorizan en la forma de una discusión, sito del conjunto de la unidad.
los novicios pueden aportar aquello de que son capaces y aprender
de los aportes de los que tienen un mayor conocimiento técnico. En El ciclo de investigación. En un ciclo típico, que
este sentido, los diálogos del aprendizaje recíproco crean una zona menos diez semanas, el docente o un especialisl
de desarrollo próximo para los participantes, cada uno de los cua­ presenta una unidad, con discusión de toda la clll
les participa en la actividad en la medida de su capacidad. El gru­ ción que sirve como punto de referencia (Mins1
po, con su variedad de conocimiento especializado, compromisos y
en la que se averigua lo que los estudiantes ya SI
metas, realiza el trabajo en colaboración; el texto se lee y se com­
prende» (Brown y Palincsar, 1989, pág. 415). del tema y lo que les gustaría descubrir. TambiéIl
«figura completa», el tema subyacente de esa uni
El método del rompecabezas para el aprendizaje coopera­ los subtemas interrelacionados forman un ron:
tivo fue adaptado de Aronson (1978). Se asigna a los alum­ la historia completa sólo puede contarse si cada
nos parte de un tema de la clase para que aprendan y des­ su parte. Según convenga, se dan otras clases dE
pués lo transmitan a otros por medio de la enseñanza recí­ para destacar el tema principal y la relación entr
proca. En nuestra extrapolación de este método, el contexto dades, y para llevar a los estudiantes a niveles
es un aula entera de ciencia donde los estudiantes son res­ de pensamiento. Los alumnos advierten que sus

252
upal asegura un desempeño maduro, aun cuango
ponsables de realizar una tarea en colaboración y compar­
lados miembros del grupo no sean todavia capaces
tir su experiencia con los compañeros. De hecho, los estu­
articipación plena.
diantes son en parte responsables del diseño de su currÍcu­
:uestión de importancia para la enseñanza recípro­
lum. Se les asignan temas del programa (por ejemplo, meca­
,se conserva todo el tiempo la autenticidad de la ta­
nismos animales de defensa; cambios de población; cadenas
mprensión de textos); se manejan los componentes
alimentarias), cada uno dividido en cinco subtemas (en el
texto de una labor auténtica, la lectura dirigida al
caso de cambios de población: extinción, en riesgo, artificial,
do, y las habilidades se practican en un contexto.
asistida y urbanizada; en el de cadenas alimentarias: pro­
de comprender los textos se mantiene, en lo po­ ducción, consumo, reciclamiento, distribución e intercambio
uterable, y el papel del novicio se ve facilitado al de energía). Los estudiantes forman cinco grupos de investi­
Jnársele ayuda especializada y un contexto social gación, a cada uno de los cuales se le asigna la responsabili­
que realiza gran parte del trabajo cognitivo hasta dad de uno de los cinco subtemas. Los equipos preparan los
vicio pueda asumir mayor responsabilidad. No obs­ materiales de enseñanza empleando tecnología informática
tarea sigue siendo la misma, al igual que la finali­ actualizada pero poco costosa (Campione et al., 1992). En­
'esultado que se pretende. Hay poco espacio para la tonces, mediante el método del rompecabezas, los estudian­
1 en cuanto al objetivo de la actividad. Como hemos tes se reúnen en grupos de aprendizaje en los que cada uno
I antes:
es el especialista de un subtema y posee una quinta parte de
la información. Cada quinta parte se combina con las demás
co cooperativo del grupo de aprendizaje en la enseñanza para formar la unidad completa: de allí el «rompecabezas».
donde todos intentan llegar a un acuerdo en cuanto al El especialista en cada subtema es el responsable de coor­
o, la pertinencia y la importancia, es un encuadre ideal dinar los seminarios de enseñanza y aprendizaje recíprocos
los novicios practiquen sus habilidades incipientes. No
re sus hombros toda la responsabilidad de comprender,
en su área. De tal modo, la elección del que dirige la ense­
ólo una parte del trabajo es suya, y aun si vacilan ~an­ ñanza se basa ahora en la especialización y no es una selec­
~onvoca para dirigir la discusión, los demás, incluido el ción azarosa, como en el caso del trabajo originario de ense­
dulto, están allí para que la discusión continúe. El grupo ñanza recíproca. Todos los niños son especialistas en una
la responsabilidad de pensar y reduce así la ansiedad parte del material, enseñan a los otros y preparan las pre­
d hecho de mantener la discusión sin ayuda. Como los guntas para la prueba que se les efectuará a todos a propó­
del grupo se exteriorizan en la forma de una discusión, sito del conjunto de la unidad.
IS pueden aportar aquello de que son capaces y aprender
rtes de los que tienen un mayor conocimiento técnico. En El ciclo de investigación. En un ciclo típico; que dura más o
lo, los diálogos del aprendizaje recíproco crean una zona menos diez semanas, el docente o un especialista visitante
>Uo próximo para los participantes, cada uno de los cua­ presenta una unidad, con discusión de toda la clase: una lec­
pa en la actividad en la medida de su capacidad. El gru_
ción que sirve como punto de referencia (Minstrell, 1989),
variedad de conocimiento especializado, compromisos y
lliza el trabajo en colaboración; el texto se lee y se com­ en la que se averigua lo que los estudiantes ya dben acerca
3rown y Palincsar, 1989, pág. 415). del tema y lo que les gustaría descubrir. También subraya la
«figura completa», el tema subyacente de esa unidad y cómo
~odo del rompecabezas para el aprendizaje coopera­ los subtemas interrelacionados forman un rompecabezas;
ldaptado de Aronson (1978). Se asigna a los alum­ la historia completa sólo puede contarse si cada grupo hace
~ de un tema de la clase para que aprendan y des­ su parte. Según convenga, se dan otras clases de referencia
~ansmitan a otros por medio de la enseñanza recí­ para destacar el tema principal y la relación entre las activi­
L nuestra extrapolación de este método, el contexto
dades, y para llevar a los estudiantes a niveles superiores
a entera de ciencia donde los estudiantes son res­ de pensamiento. Los alumnos advierten que sus estudios se

253
ligan con cuestiones generales más amplias. Poco a poco se sobre su propio material, complementadas con:
reconoce el conocimiento especializado distribuido en los ducidos por el maestro. En la sesión informativ
distintos equipos. Los alumnos se dirigen a un grupo en par­ la clase que sigue a la prueba, los estudiantes n_
ticular para aclarar la información que, según se considera, analizan si las respuestas son «correctas» o «ÍJ
pertenece a su dominio. Ante las preguntas y la información sino también si eran importantes, significath
provenientes de los que no son especialistas, los grupos mente legítimas. Después de esa experiencia,
mejoran, revisan y pulen sus programas. fascículos que prepararon y los reúnen en un E
La mayor parte del tiempo se dedica a la investigación y toda la clase acerca de la unidad en su conjun
enseñanza del ciclo. Aquí los alumnos generan preguntas, por las cinco secciones distintas de los cinco gru¡:
proceso que está sometido a constante revisión. Planifican tigación, más una introducción y discusión gen
sus actividades y reúnen información utilizando libros, vi­ da en el tema común y en la «figura completa»
deos y sus propias notas de campo, todo ello con la ay1Jda del tintos subtemas contribuyen a formar. Este cicl(
Browser (Campione et al., 1992), un catálogo electrómco de­ gación se repite entonces con la siguiente unida
sarrollado para ser utilizado con el sistema Macintosh, que
permite a los alumnos hallar materiales mediante una cla­ El ethos del aula. Para que estas clases result
sificación cruzada (por ejemplo, «Hállame todos los ejem­ torias, es indispensable que desde el comienzo s_
plos de mimetismo de los insectos en la selva tropical>,). Los cierto ethos y se lo conserve hasta el final. Es dif
alumnos también tienen acceso, a través del correo elec­ mo se logra, yes asimismo dificil transmitírselo
trónico, a una comunidad más amplia de personas que tes novicios salvo mediante la demostración, la
aprenden, que incluye a biólogos, especialistas en computa­ ción y una retroalimentación guiada. Los doce]
ción y personal de zoológicos y de museos, y otras fuentes. mentados afirman reconocerlo cuando lo ven. P,
En momentos distintos del ciclo de investigación, los es­ Creemos que el clima de la clase que pued
tudiantes se reúnen en sesiones de enseñanza recíproca con a una comunidad de alumnos contiene cuatro
el fin' de enseñar a sus pares la evolución del material. Im­ principales. Primero, una atmósfera de respons
pulsados por las preguntas que les formulan y que ellos no dividual unida a la participación colectiva. Cad
pueden responder, reorientan la investigación y emprenden alumnos y de los docentes tienen la «posesión»
revisiones de un opúsculo que abarca la parte de la infor­ nadas formas de conocimiento especializado, Pl
mación que les corresponde. El momento para las sesiones dispone de la totalidad. Los miembros responsa}
de enseñanza recíproca lo fijan también, según su conve­ munidad comparten el que tienen o asumen la rl
niencia, los propios estudiantes, cuando un grupo de in­ dad de hallar el conocimiento que se necesita.
vestigación entiende que algún ítem es muy importante pa­ una variedad de modalidades interactivas, el g
ra su exposición y resulta dificil de entender. La enseñanza bre y define aspectos del conocimiento que ning
recíproca se transforma así en una modalidad de segui­ . en forma individual. Para esa empresa, la atmó:
miento de la comprensión iniciado espontáneamente. ponsabilidad común es decisiva.
Al final de la unidad, se realizan sesiones plenarias de Junto con la responsabilidad común, está el
enseñanza recíproca en grupos formados de manera tal que tre los alumnos, entre ellos y el personal de 1:
cada niño sea especialista en una quinta parte del material. entre todos los miembros de la comunidad más
Cada uno de ellos enseña a los demás. Por último, los estu­ incluye a los especialistas a los que puede llega
diantes forman un solo grupo y realizan un juego de pregun­ del correo electrónico (como se señala más adl
tas y respuestas como preparación para la prueba que abar­ preguntas de los alumnos se toman con serie(
ca todas las secciones del material. Esa prueba se compone pecialistas, sean niños o adultos, no siempre sa
de las preguntas hechas por los equipos de investigación puestas; los juegos de la respuesta conocida y d

254
:uestiones generales más amplias. Poco a poco se sobre su propio material, complementadas con ítems intro­
!l conocimiento especializado distribuido en los ducidos por el maestro. En la sesión informativa para toda
quipos. Los alumnos se dirigen a un grupo en par­ la clase que sigue a la prueba, los estudiantes no solamente
'a aclarar la información que, según se considera, analizan si las respuestas son «correctas» o «incorrectas»,
a su dominio. Ante las preguntas y la información sino también si eran importantes, significativas o mera­
tes de los que no son especialistas, los grupos mente legítimas. Después de esa experiencia, revisan los
evisan y pulen sus programas. fascículos que prepararon y los reúnen en un solo libro de
'or parte del tiempo se dedica a la investigación y toda la clase acerca de la unidad en su conjunto, formado
l del ciclo. Aquí los alumnos generan preguntas, por las cinco secciones distintas de los cinco grupos de inves­
le está sometido a constante revisión. Planifican tigación, más una introducción y discusión general centra­
Lades y reúnen información utilizando libros, vi­ da en el tema común y en la «figura completa» que los dis­
propias notas de campo, todo ello con la ayÍlda del tintos subtemas contribuyen a formar. Este ciclo de investi­
;ampione et al., 1992), un catálogo electróruco de­ gación se repite entonces con la siguiente unidad.
para ser utilizado con el sistema Macintosh, que
los alumnos hallar materiales mediante una cla­ El ethos del aula. Para que estas clases resulten satisfac­
cruzada (por ejemplo, «Hállame todos los ejem­ torias, es indispensable que desde el comienzo se establezca
metismo de los insectos en la selva tropical»). Los cierto ethos y se lo conserve hasta el final. Es dificil decir có­
ambién tienen acceso, a través del correo elec- . mo se logra, y es asimismo dificil transmitírselo a los docen­
una comunidad más amplia de personas que tes novicios salvo mediante la demostración, la ejemplifica­
que incluye a biólogos, especialistas en computa­ ción y una retroalimentación guiada. Los docentes experi­
¡onal de zoológicos y de muséos, y otras fuentes. mentados afirman reconocerlo cuando lo ven. Pero ¿qué es?
nentos distintos del ciclo de investigación, los es­ Creemos que el clima de la clase que puede estimular
~e reúnen en sesiones de enseñanza recíproca con a una comunidad de alumnos contiene cuatro cualidades
lseñar a sus pares la evolución del material. !m­ principales. Primero, una atmósfera de responsabilidad in­
lor las preguntas que les formulan y que ellos no dividual unida a la participación colectiva. Cada uno de los
¡ponder, reorientan la investigación y emprenden alumnos y de los docentes tienen la «posesión» de determi­
de un opúsculo que abarca la parte de la infor­ nadas formas de conocimiento especializado, pero ninguno
e les corresponde. El momento para las sesiones dispone de la totalidad. Los miembros responsables de la co­
nza recíproca lo fijan también, según su conve­ munidad comparten el que tienen o asumen la responsabili­
IS propios estudiantes, cuando un grupo de in­ dad de hallar el conocimiento que se necesita. A través de
1 entiende que algún ítem es muy importante pa­ una variedad de modalidades interactivas, el grupo descu­
sición y resulta dificil de entender. La enseñanza bre y define aspectos del conocimiento que ninguno «posee>'
se transforma así en una modalidad de segui­ en forma individual. Para esa empresa, la atmósfera de res­
la comprensión iniciado espontáneamente. ponsabilidad común es decisiva.
. de la unidad, se realizan sesiones plenarias de Junto con la responsabilidad común, está el respeto: en­
recíproca en grupos formados de manera tal que tre los alumnos, entre ellos y el personal de la escuela, y
¡ea especialista en una quinta parte del material. entre todos los miembros de la ·comunidad más amplia que
le ellos enseña a los demás. Por último, los estu­ incluye a los especialistas a los que puede llegarse a través
man un solo grupo y realizan un juego de pregun­ del correo electrónico (como se señala más adelante). Las
estas como preparación para la prueba que abar­ preguntas de los alumnos se toman con seriedad. Los es­
s secciones del material. Esa prueba se compone pecialistas, sean niños o adultos, no siempre saben las res­
5Ulltas hechas por los equipos de investigación puestas; los juegos de la respuesta conocida y de preguntas

255
y respuestas (Heath, 1983; Mehan, 1979) no tienen sitio en van adelante la investigación a través de distin1
este marco. El respeto se logra mediante la participación los que interactúan de alguna manera con el do(
responsable en una verdadera comunidad de construcción tar manuscritos, avanzar en la discusión o rec
del conocimiento (Scardamalia y Bereiter, 1991). Cuando en otra forma de atención. En otro marco repetit
el aula domina una atmósfera de respeto y de responsabili­ emprende actividades grupales de enseñanza rE
dad, ello se manifiesta de diferentes maneras. Un excelente rompecabezas, con más o menos cinco grupos d
ejemplo es el de los turnos de habla. En comparación con ción o de enseñanza en sesiones simultáneas.
muchos extractos de diálogos tomados en el aula, adver­ dad consiste en que el docente del curso o un es¡
timos relativamente poca superposición discursiva. Los es­ afuera proporcione una lección de referencia E
tudiantes se prestan atención los unos a los otros. presenten nuevos puntos, se destaquen relacioI1
Este desarrollo es acompañado por la aparición de niños superior o se aliente a los alumnos a compar
que se convierten en especialistas en facilitación social y en cimiento especializado en una nueva conceptua
conciliación en casos de disputa. Considérese esta diplomá­ tema.
tica afirmación de un estudiante que, al comienzo de la in­ La naturaleza repetitiva y, en realidad, ritu
tervención, se destacaba por su arrogancia y su incapacidad actividades constituye un aspecto esep.cial de h
de admitir que estaba equivocado o de prestar atención a los que permite a los niños hacer la transición de UI
demás: ra de participación (Erickson y Schultz, 1977) a
nera rápida y sin esfuerzos. Tan pronto como 1
Al comienzo yo estaba de acuerdo con S [en que los osos panda son reconocen una estructura de participación, comp
gordos porque son indolentes], salvo que treparse a los árboles exi­ papel se espera que cumplan. De ese modo, aune
ge en realidad muchísimo ejercicio. Es así. Tienen que quemar su clases hay lugar para el descubrimiento, están ~
energía trepando, porque recuerdo que lo vimos en ese disco láser turadas, a fin de permitir que alumnos y docent
(...) que el panda se trepaba a los árboles para llegar al bambú.
una actividad repetitiva a otra con el menor e
En cierto modo tengo dos imágenes. Primero, me dices que hay
sible.
gran abundancia de bambúes, y ellos se sientan alrededor y lo
mascan todo el día, y entonces me dices que su bambú está aca­
bándose. ¿Puedes explicarme bien?
Conocimiento especializado distribuido
Esto nos lleva a un aspecto decisivo de la clase: pronto se
establece una comunidad de discurso (Fish, 1980) en la que Para fortalecer el conocimiento especialiu
la discusión, la interrogación y la crítica constructivas son provecho de él, se disponen de manera delibera
la regla y no la excepción. Se negocia y se renegocia el sig­ rituales de aula para ese propósito, en tanto que
nificado a medida que los miembros adquieren un conoci­ tunidades surgen espontáneamente. Como se 1:
miento especializado y lo comparten. El grupo llega a cons­ antes, las dos formas pincipales de aprendiz~e E
truir nuevas maneras de comprender, desarrollando una ción, el rompecabezas y la enseñanza recíproca,
opinión y una voz comunes (Wertsch, 1991). ñadas de manera que los alumnos enseñen a PI
El último aspecto de estas aulas es el del ritual. Los mar­ puntos fuertes. Además de las dos principales 4
cos de participación (Goodwin, 1987) son pocos y se los prac­ de actividad de enseñanza y aprendizaje, el co
tica repetidamente, de manera que los alumnos, y, por cier­ especializado se distribuye de manera intencior.
to, los observadores, pueden decir inmediatamente cuál es te la, práctica de capacitar sólo a algunos niños I
el formato al que la clase se ajusta en todo momento. Una nados aspectos del conocimiento; por ejemplo, Cl:
manera común de organización es dividir a los alumnos en troducen aplicaciones novedosas de la computac
tres grupos: los que redactan en la computadora, los que lle­ uno de los grupos se le enseña a manejar, por E

256
~as (Heath, 1983; Mehan, 1979) no tienen sitio en van adelante la investigación a través de distintos medios y
o. El respeto se logra mediante la participación los que interactúan de alguna manera con el docente: redac­
Ile en una verdadera comunidad de construcción tar manuscritos, avanzar en la discusión o recibir alguna
miento (Scardamalia y Bereiter, 1991). Cuando en otra forma de atención. En otro marco repetitivo, la clase
mina una atmósfera de respeto y de responsabili­ emprende actividades grupales de enseñanza recíproca o de
e manifiesta de diferentes maneras. Un excelente rompecabezas, con más o menos cinco grupos de investiga­
s el de los turnos de habla. En comparaciÓn con ción o de enseñanza en sesiones simultáneas. Otra activi­
x:tractos de diálogos tomados en el aula, adver­ dad consiste en que el docente del curso o un especialista de
tivamente poca superposición discursiva. Los es­ afuera proporcione una lección de referencia en la que se
se prestan atención los unos a los otros. presenten nuevos puntos, se destaquen relaciones de orden
~sarrollo es acompañado por la aparición de niños superior o se aliente a los alumnos a compartir su cono­
.vierten en especialistas en facilitación social y en cimiento especializado en una nueva conceptualización del
in en casos de disputa. Considérese esta diplomá­ tema.
ación de un estudiante que, al comienzo de la in­ La naturaleza repetitiva y, en realidad, ritual, de estas
l, se destacaba por su arrogancia y su incapacidad actividades constituye un aspecto esencial de la clase, por­
. que estaba equivocado o de prestar atención a los que permite a los niños hacer la transición de una estructu­
ra de participación (Erickson y Schultz, 1977) a otra de ma­
nera rápida y sin esfuerzos. Tan pronto como los alumnos
D yo estaba de acuerdo con S [en que los osos panda son reconocen una estructura de participación, comprenden qué
[ue son indolentes], salvo que treparse a los árboles exi­ papel se espera que cumplan. De ese modo, aunque en estas
lad muchísimo ejercicio. Es así. Tienen que quemar su clases hay lugar para el descubrimiento, están muy estruc­
pando, porque recuerdo que lo vimos en ese disco láser turadas, a fin de permitir que alumnos y docentes pasen de
panda se trepaba a los árboles para llegar al bambú.
una actividad repetitiva a otra con el menor esfuerzo po­
D modo tengo dos imágenes. Primero, me dices que hay
sible.
:lancia de bambúes, y ellos se sientan alrededor y lo
lo el día, y entonces me dices que su bambú está aca­
}uedes explicarme bien?
Conocimiento especializado distribuido
IS lleva a un aspecto decisivo de la clase: pronto se

roa comunidad de discurso (Fish, 1980) en la que


Para fortalecer el conocimiento especializado y sacar
in, la interrogación y la crítica constructivas son
provecho de él, se disponen de manera deliberada algunos
no la excepción. Se negocia y se renegocia el sig­
rituales de aula para ese propósito, en tanto que otras opor­
medida que los miembros adquieren un conoci­
tunidades surgen espontáneamente. Como se ha señalado
)ecializado y lo comparten. El grupo llega a cons­
antes, las dos formas pincipales de aprendizaje en colabora­
'as maneras de comprender, desarrollando una
ción, el rompecabezas y la enseñanza recíproca, están dise­
roa voz comunes (Wertsch, 1991).
ñadas de manera que los alumnos enseñen a partir de sus
(lO aspecto de estas aulas es el del ritual. Los mar­
puntos fuertes. Además de las dos principales estructuras
;icipación (Goodwin, 1987) son pocos y se los prac­
de actividad de enseñanza y aprendizaje, el conocimiento
:lamente, de manera que los alumnos, y, por cier­
especializado se distribuye de manera intencional median­
~rvadores, pueden decir inmediatamente cuál es
te la práctica de capacitar sólo a algunos niños en determi­
al que la clase se ajusta en todo momento. Una
nados aspectos del conocimiento; por ejemplo, cuando se in­
mún de organización es dividir a los alumnos en
troducen aplicaciones novedosas de la computadora. Sólo a
;: los que redactan en la computadora, los que He-
uno de los grupos se le enseña a manejar, por ejemplo, un

257
escáner que le permita copiar imágenes y textos, incluyendo más complejos es materia de elección. Dentro e
sus propias redacciones, directamente en los documentos. dad del aula, esas distintas formas de conocimi,
Es responsabilidad de cada uno de los grupos designados lizado son implícitamente reconocidas, aunqUE
orientar a todos los demás en el uso de algún sistema con­ mucho de ellas. Cuando los niños tienen la libe:
creto. Los estudiantes que tienen esa responsabilidad se ayuda a los adultos o a otros niños, el hecho de
comportan de una manera diferente de los que no la tienen, pone de manifiesto a quién se lo ve como pOSI
repitiendo lo que el docente dice e intentando dar cada uno habilidades, de qué «porción» de conocimientc
de los pasos antes de continuar, lo cual constituye una for­ man subculturas de conocimiento especializadl
ma de autosupervisión. Para que tome en serio la responsa­ de criquet o de powerpoint, quién puede ayud
bilidad, pueden hacer falta muchas repeticiones de esta en­ resguardar los archivos; quién sabe todo lo ql
señanza selectiva. Se debe advertir que, si los estudiantes saber acerca del derrame de petróleo de Valde.
que conocen el escáner no comunican el nuevo conocimien­ Otro fenómeno interesante es el proceso
to, los demás miembros de la clase se verán privados del co­ cual ese conocimiento se disemina. Por ejemplo
nocimiento especializado para el uso de esa herramienta. Al se los mavens de las computadoras. En un estl
mismo tiempo, los estudiantes que están en condiciones de estimular el interés de los niños, agregamos PI
hacerlo, dependen de los que tienen el privilegio de acceder, decírselo. Este juego les gustó a unos pocos, y
por ejemplo, al MacDraw, para aprender su utilización. De seosos por descubrir cuál e~a el nuevo ícono qUE
esta manera se crea una atmósfera de dependencia y de su programa. Cuando aprendieron a usarlo (C4
confianza mutua que permite a los estudiantes reconocer pecializada), difundieron esa información a uD.
la común responsabilidad de la diseminación del conoci­ de otros especialistas en computadoras y anal
miento. miembros de esta subcomunidad eran claram
El conocimiento especializado se distribuye mediante el ,cidos tanto por el resto del grupo cuanto porh
diseño, pero, además, las variaciones en él surgen natural­ en su conjunto, como lo atestiguaba el grado dI
mente en estas aulas. A este fenómeno lo llamamos «espe­ conocimiento dentro del grupo y las pautas de
cialización». Los niños tienen la libertad de especializarse ayuda por parte de los que carecían de conoCÍII
de distintas maneras, de aprender y de enseñar lo que de­ El reconocimiento del saber especializado
seen dentro de los límites del tema elegido; además, eligen asimismo en los roles que los alumnos asumían
los temas de interés para asociarlos. Algunos se convierten siones. Cuando un niño experto hacía una af
en especialistas permanentes en DDT y pesticidas; otros se clase asentía, en forma verbal y no verbal, a lo e
especializan en la enfermedad y el contagio; algunos adop­ jerarquía que se adquiría en la discusión no d
tan determinadas especies en peligro (son populares los embargo, del niño en particular, como sucede c
pandas, las nutrias y las ballenas). Otros se convierten en tablecen líderes y seguidores, sino que era un fi
especialistas en animales «de poca importancia» y reúnen sajero que dependía de que se percibiera el conc
un cuerpo de conocimientos acerca de animales raros o insó­ pecializado dentro del dominio de discurso.. Cl
litos. Otros más se vuelven activistas del ambientalismo y saba a otro dominio de discurso, eran otros los
reúnen ejemplos de agresiones, tomados de revistas, de la que recibían una atención especial.
televisión y hasta de diarios, y proponen que la clase escriba
al Congreso p~a quejarse. Y otros se convierten en especia­
listas en publicaciones gráficas, autoedición y demás as­
pectos de la tecnología; o sea, si bien todos los estudiantes
son inducidos a los conociniientos básicos de un ambiente
computacional, el paso al empleo de programas cada vez

258
le le permita copiar imágenes y textos, incluyendo más complejos es materia de elección. Dentro de la comuni­
lS redacciones, directamente en los documentos. dad del aula, esas distintas formas de conocimiento especia­
.sabilidad de cada uno de los grupos designados lizado son implicitamente reconocidas, aunque no se hable
todos los demás en el uso de algún sistema con­ mucho de ellas. Cuando los niños tienen la libertad de pedir
estudiantes que tienen esa responsabilidad se ayuda a los adultos o a otros niños, el hecho de demandarla
1 de una manera diferente de los que no la tienen, pone de mimifiesto a quién se lo ve como poseedor de qué
-lo que el docente dice e intentando dar cada uno habilidades, de qué «porción» de conocimiento, etc. Se for­
os antes de continuar, lo cual constituye una for­ man subculturas de conocimiento especializado: quién sabe
osupervisión. Para que tome en serio la responsa­ de criquet o de powerpoint, quién puede ayudarlo a uno a
leden hacer falta muchas repeticiones de esta en­ resguardar los archivos; quién sabe todo lo que es posible
electiva. Se debe advertir que, si los estudiantes saber acerca del derrame de petróleo de Valdez, etcétera.
3n el escáner no comunican el nuevo conocimien­ Otro fenómeno interesante es el proceso mediante el
lás miembros de la clase se verán privados del co­ cual ese conocimiento se disemina. Por ejemplo, considéren­
o especializado para el uso de esa herranrienta. Al se los mavens de las computadoras. En un estudio, a fin de
ropo, los estudiantes que están en condiciones de estimular el interés de los niños, agregamos programas sin
~penden de los que tienen el privilegio de acceder, decírselo. Este juego les gustó a unos pocos, y estaban de­
lo, al MacDraw, para aprender su utilización. De seosos por descubrir cuál era el nuevo ícono que aparecía en
~ra se crea una atmósfera de dependencia y de su programa. Cuando aprendieron a usarlo (con ayuda es­
mutua que permite a los estudiantes reconocer pecializada), difundieron esa información a un subconjunto
responsabilidad de la diseminación del conoci- de otros especialistas en computadoras y a nadie más. Los
miembros de esta subcomunidad eran claramente recono­
Icimiento especializado se distribuye mediante el cidos tanto por el resto del grupo cuanto por la comunidad
ro, además, las variaciones en él surgen natural­ en su conjunto, como lo atestiguaba el grado de difusión de
estas aulas. A este fenómeno lo llamamos «espe­ conocimiento dentro del grupo y las pautas de demanda de
l». Los niños tienen la libertad de especializarse ayuda por parte de los que carecían de conocimientos.
lS maneras, de aprender y de enseñar lo que de­ El reconocimiento del saber especializado se reflejaba
~o de los límites del tema elegido; además, eligen asimismo en los roles que los alumnos asumían en las discu­
de interés para asociarlos. Algunos se convierten siones. Cuando un niño experto hacía una afirmación, la
listas permanentes en DDT y pesticidas; otros se clase asentía, en forma verbal y no verbal, a lo que decía. La
ro en la enfermedad y el contagio; algunos adop­ jerarquía que se adquiría en la discusión no dependía, sin
ninadas especies en peligro (son populares los embargo, del niño en particular, como sucede cuando se es­
s n.utrias y las ballenas). Otros se convierten en tablecen lideres y seguidores, sino que era un fenómeno pa­
as en animales «de poca importancia» y reúnen sajero que dependía de que se percibiera el conocimiento es­
de conocimientos acerca de animales raros o insó­ pecializado dentro del dominio de discurso. Cuando se pa­
:; más se vuelven activistas del ambientalismo y saba a otro dominio de discurso, eran otros los estudiantes
~mplos de agresiones, tomados de revistas, de la que recibían una atención especial.
y hasta de diarios, y proponen que la clase escriba
o para quejarse. Y otros se convierten en especia­
mblicaciones gráficas, autoedición y demás as­
a tecnología; o sea, si bien todos los estudiantes
dos a los conocimientos básicos de un ambiente
onal, el paso al empleo de programas cada vez

259
Aulas tradicionales frente a comunidades de ya quienes ejercen una dirección ni son maE
aprendices cos, sino modelos de aprendizaje activo y guís
a lograrlo. El contenido apunta a un «currÍcul
Los patrones de actividad de nuestras aulas contrastan miento» (Resnick, 1987) en el que se valoran 1
de manera sorprendente con los patrones de las tradiciona­ didad de la comprensión y la coherencia expl
les. Presentamos algunos ejemplos en el cuadro 7.1. Esos amplitud y la retención de hechos. Las com
contrastes deben verse como los extremos de un continuum emplean como herramientas de comunicaci6:
yno como dicotómicos; como meras dicotomías, representan ración, aunque también como auxiliares para
estereotipos. je reflexivo: los alumnos establecen sus proph
cen el seguimiento de sus progresos (Brown
1990; Scardamalia y Bereiter, 1991). Por últ:
Cuadro 7.1. Cambios en la filosofía del aula.
bas y la evaluación son constantes y dinámi(
a centrarse en la comprensión y uso del conoc
Papel de Aula tradicional Contexto de apr.endizaje que en la retención de hechos.
intencional
En el contexto de este capítulo es import
Alumnos Receptores pasivos de Los alumnos como que el diseño de nuestra clase es en sí un eXCE
información que les investigadores, docentes y de la influencia del conocimiento especializac
llega seguidores de los progresos Una colaboración significativa entre docente
Docentes Enseñanza didáctica Descubrimiento guiado dores es uno de los principios fundamentall
Director del aula Modelo de indagación activa
Contenido El pensamiento como capacidad
mento de diseño. Nos fijamos como meta el dE
Curriculum de
lectoescritura básica de lectoescritura de los docentes investigadores cuanto de los i
básica; habilidades docentes. Mientras que en nuestro grupo algu
inferiores versus la mayor parte de sus actividades profesionalE
superiores a la investigación acerca del pensamiento y E
Currículum de Currículum de
contenidos
de los niños, otros se han especializado en bio
contenidos
Amplitud Profundidad nología, y aun otros han mostrado mayor ini
Fragmentados Temas recurrentes questación práctica del aprendizaje en el auh
Fragmentados Coherencia explicativa totalidad de individuos que tengan un conjuni
Retención de hechos Comprensión respuestas, y se valoran de igual modo los divl
Computadoras Ejercicios y práctica Herramientas para la reflexión
intencional
tos de un conocimiento especializado distribui
Programación
Evaluación Retención de hechos Aprendizaje y colaboración siones de esos grupos (lo mismo que en las dis<
Pruebas tradicionales Descubrimiento y utilización de alumnos, entre alumnos y adultos, etc.) su
conocimientos marco para la apropiación mutua. Las ideas
Desempeño, proyectos, en el discurso, y su implementación en el aula
portafolios
das ni poseídas por ningún grupo en partícula
dos influyen fundamentalmente en ellas. E
surge un programa de enseñanza, y todos los (
Lejos de ser receptores pasivos de información que ingre­ tienen, cuando se retiran, una comprensión
sa, los alumnos asumen el rol de investigadores y docentes distinta.
activos, haciendo un seguimiento de su propio progreso y En este apartado ampliaremos el tema y co
del progreso de los demás cuando se colocan en la posición cinco roles de la comunidad de aprendices qu
de críticos constructivos. Los docentes, por su parte, no son a crear una atmósfera de conocimiento espE

260
licionales frente a comunidades de ya quienes ejercen una dirección ni son maestros didácti­
; cos, sino modelos de aprendizaje activo y guías que ayudan
a lograrlo. El contenido apunta a un «curriculum de pensa­
mes de actividad de nuestras aulas contrastan miento» (Resnick, 1987) en el que se valoran más la profun­
orprendente con los patrones de las tradiciona­ didad de la comprensión y la coherencia explicativa que la
amos algunos ejemplos en el cuadro 7.1. Esos amplitud y la retención de hechos. Las computadoras se
eben verse como los extremos de un continuum emplean como herramientas de comunicación y de colabo­
cotómicos; como meras dicotomías, representan ración, aunque también como auxiliares para el aprendiza­
je reflexivo: los alumnos establecen sus propias metas y ha­
cen el seguimiento de sus progresos (Brown y Campione,
mbios en la filosofía del aula.
1990; Scardamalia y Bereiter, 1991). Por último, las prue­
bas y la evaluación son constantes y dinámicas, y vuelven
a centrarse en la comprensión y uso del conocimiento antes
Aula tradicional Contexto de aprendizaje que en la retención de hechos.
intencional
En el contexto de este capítulo es importante advertir
Receptores pasivos de Los alumnos como que el diseño de nuestra clase es en sí un excelente ejemplo
información que les investigadores, docentes y de la influencia del conocimiento especializado distribuido.
llega seguidores de los progresos Una colaboración significativa entre docentes e investiga­
Enseñanza didáctica
Director del aula
Curriculum de
Descubrimiento guiado
Modelo de indagación activa
El pensamiento como capacidad
" dores es uno de los principios fundamentales del experi­
mento de diseño. Nos fijamos como meta el desarrollo tanto
lectoescritura básica de lectoescritura de los docentes investigadores cuanto de los investigadores
básica; habilidades docentes. Mientras que en nuestro grupo algunos dedicaron
inferiores versus la mayor parte de sus actividades profesionales a la teoría y
superiores a la investigación acerca del pensamiento y el aprendizaje
Currículum de Currículum de
contenidos contenidos
de los niños, otros se han especializado en biología o en tec­
Amplitud Profundidad nología, y aun otros han mostrado mayor interés en la or­
Fragmentados Temas recurrentes questación práctica del aprendizaje en el aula. No hay una
Fragmentados Coherencia explicativa totalidad de individuos que tengan un conjunto completo de
Retención de hechos Comprensión respuestas, y se valoran de igual modo los diversos segmen­
Ejercicios y práctica Herramientas para la reflexión
Programación intencional
tos de un conocimiento especializado distribuido. Las discu­
Retención de hechos Aprendizaje y colaboración siones de esos grupos (lo mismo que en las discusiones entre
Pruebas tradicionales Descubrimiento y utilización de alumnos, entre alumnos y adultos, etc.) suministran un
conocimientos marco para la apropiación mutua. Las ideas que aparecen
Desempeño, proyectos, en el discurso, y su implementación en el aula, no son dicta­
portafolios
das ni poseídas por ningún grupo en particular, sino que to­
dos influyen fundamentalmente en ellas. En ese proceso
surge un programa de enseñanza, y todos los que participan
;er receptores pasivos de información que ingre­ tienen, cuando se retiran, una comprensión notoriamente
[lOS asumen el rol de investigadores y docentes distinta.
lendo un seguimiento de su propio progreso y En este apartado ampliaremos el tema y consideraremos
de los demás cuando se colocan en la posición cinco roles de la comunidad de aprendices que contribuyen
Instructivos. Los docentes, por su parte, no son a crear una atmósfera de conocimiento especializado dis-

261
tribuido: el de los alunxnos, el del docente, eldelcurrTiculurrn, , Se alienta a los docentes a mantener me
el de la tecnología y el de la evaluación. grupo de investigación, con la esperanza de ql
las alcanzarán a través de su propio esfuerzc
El papel de los alumnos. Se les pide que sean maestros; re­ hacen, el maestro invitará a los alunxnos, por
dactores, consejeros y tutores, haciendo comentarios acerca pueda, a que lleguen a una comprensión mad
del trabajo de otros e ingresando en una red de aprendices do, como recurso último, la enseñanza explíc:
con diferente grado de especialización en el dominio. Aparte tes y los investigadores fijan metas que deh
de eso, no se les pide que sólo lean sobre ciencia, sino que das por cada grupo de investigación. El mét<
también hagan ciencia mediante experimentos prácticos, cabezas depende de que cada equipo compren
criticando de manera constructiva el trabajo de otros y vien­ y lo transmita a los demás. Es imperativo, pe
do que su trabajo fructifica en formas publicadas. Se alien­ los alunxnos responsables de la fotosíntesis
ta a los alunxnos para que se vean como jóvenes científicos, dificil concepto que constituye una de las caru
hasta donde ello sea posible, y no que procedan sólo como de toda la unidad de la cadena alimentaria. :
consumidores de la ciencia de otros. no logran una comprensión sólida sin ayuda,
Un elemento esencial del aula consiste en que se esta­ be organizar métodos que puedan asegurarh
blezca una atmósfera de colaboración y cooperación. Se pide Se muestra a los docentes los errores dE
a los alumnos que colaboren de manera más directa en su que los alunxnos pueden tener, por ejemplo,
grupo, pero también participan en las tareas de los otros naturaleza de las plantas (Bell, 1985) o de la ~
equipos y ayudan a los miembros de la comunidad que es­ ral (Brumby, 1979). Provistos de esa informa
tán más allá de las paredes del aula. En el curso de la inves­ mejores condiciones de advertir cuándo se pr(
tigación, los alunxnos forzosamente hallarán datos que re­ de comprensión y razonamientos falaces, de J
sultarán útiles para los otros grupos, y los alentamos a que dan poner a los alunxnos ante contraejemplo
comuniquen esos descubrimientos por vía verbal o electró­ flos a su incipiente conocimiento; por ejempl
nica. Del mismo modo, cuando comparten sus proyectos de realizar experimentos de cultivos hidropón
largo plazo en el rompecabezas, se los alienta a proporcio­ creen que las plantas absorben alimento del
narse retroalimentación, incluyendo la crítica constructiva Por cierto, no abogamos por una enseñan:
y las sugerencias vinculadas con fuentes de información descubrimiento sin trabas (Brown, 1992). Au
complementarias. tantes pruebas de que la enseñanza didác1
un aprendizaje pasivo, el descubrimiento sin
El papel de los docentes. Aunque los docentes y los alunxnos de ser asimismo peligroso. Los niños que «h
se ven a sí mismos como miembros de una comunidad, el do­ mientos» en nuestras aulas de biología son ml
cente adulto es, sin duda, el primero entre sus pares, por­ inventar concepciones científicas erróneas. P
que tiene una clara meta institucional. En muchas de las cilmente se vuelven lamarckianos, creyendo
formas de aprendizaje cooperativo se deja a los alumnos que terísticas adquiridas de los individuos se trru
ellos mismos fijen las metas; estas cambian con el curso del todas las cosas existen por algún propósito.
tiempo, como cambian los intereses, y los grupos a veces tra­ nan las causas, incapacitándose así para ver
zan metas muy diferentes de las previstas por las autorida­ nociones de aleatoriedad y de espontaneidad
des (Bames y Todd, 1977). En nuestra aula, la dirección de leológica: Keil, 1989; Mayr, 1988). Se alienta
la investigación del grupo no es tan democrática: la meta del a que consideren esos problemas comunes ce
docente adulto es sin duda mantener la discusión centrada cundos, estadios en el call1ino hacia una con
en el contenido y cuidar que se discuta lo suficiente para dura que ellos pueden orientar y dirigir de ]
asegurar un nivel razonable de comprensión. chosa.

262
lelosalunrunos,eldeldocente,eldelcUUTiculucrn, .
Se alienta a los docentes a mantener metas para cada
ülogía y el de la evaluación. grupo de investigación, con la esperanza de que los alumnos
las alcanzarán a través de su propio esfuerzo. Pero, si no lo
los alumnos. Se les pide que sean maestros, re­ hacen, el maestro invitará a los alunrunos, por los medios que
tlsejeros y tutores, haciendo comentarios acerca pueda, a que lleguen a una comprensión madura, incluyen­
le otros e ingresando en una red de aprendices do, como'recurso último, la enseñanza explícita. Los docen­
e grado de especialización en el dominio. Aparte tes y los investigadores fijan metas que deben ser cumpli­
e les pide que sólo lean sobre ciencia, sino que das por cada grupo de investigación. El método del rompe­
gan ciencia mediante experimentos prácticos, cabezas depende de que cada equipo comprenda su material
a manera constructiva el trabajo de otros y vien­ y lo transmita a los demás. Es imperativo, por ejemplo, que
abajo fructifica en formas publicadas. Se alien­ los alumnos responsables de la fotosíntesis entiendan ese
tlllOS para que se vean como jóvenes científicos,
dificil concepto que constituye una de las causas principales
~ ello sea posible, y no que procedan sólo como
de toda la unidad de la cadena alimentaria. Si los alunrunos
;)s de la ciencia de otros. no logran una comprensión sólida sin ayuda, el docente de­
ento esencial del aula consiste en que se esta­ be organizar métodos que puedan asegurarla.
.t mósfera de colaboración y cooperación. Se pide Se muestra a los docentes los errores de comprensión
os que colaboren de manera más directa en su que los alumnos pueden tener, por ejemplo, respecto de la
también participan en las tareas de los otros naturaleza de las plantas (Bell, 1985) o de la selección natu­
rudan a los miembros de la comunidad que es­ ral (Brumby, 1979). Provistos de esa información, están en
.de las paredes del aula. En el curso de la inves­ mejores condiciones de advertir cuándo se producen errores
alumnos forzosamente hallarán datos que re­ de comprensión y razonamientos falaces, de modo que pue­
[es para los otros grupos, y los alentamos a que dan poner a los alunrunos ante contraejemplos u otros desa­
esos descubrimientos por vía verbal o electrá­ . flos a su incipiente conocimiento; por ejemplo, haciéndoles
smo modo, cuando comparten sus proyectos de realizar experimentos de cultivos hidropónicos a los que
m el rompecabezas, se los alienta a proporcio­ creen que las plantas absorben alimento del suelo.
limentación, incluyendo la crítica constructiva Por cierto, no abogamos por una enseñanza mediante el
Incias vinculadas con fuentes de información descubrimiento sin trabas (Brown, 1992). Aunque hay bas­
arias.
tantes pruebas de que la enseñanza didáctica conduce a
un aprendizaje pasivo, el descubrimiento .sin una guía pue­
os docentes. Aunque los docentes y los alumnos de ser asimismo peligroso. Los niños que «hacen descubri­
ismos como miembros de una comunidad, el do- mientos» en nuestras aulas de biología son muy propensos a
es, sin duda, el primero entre sus pares, por­ inventar concepciones científicas erróneas. Por ejemplo, fá­
ta clara meta institucional. En muchas de las cilmente se vuelven lamarckianos, creyendo que las carac­
rendizaje cooperativo se deja a los alunrunos que terísticas adquiridas de los individuos se transmiten, y que
: fijen las metas; estas cambian con el curso del todas las cosas existen por algún propósito. Sobredetermi­
)cambian los intereses, y los grupos a veces tra­ nan las causas, incapacitándose así para ver las esenciales
uy diferentes de las previstas por las autorida­ nociones de aleatoriedad y de espontaneidad (la postura te­
'f 'Ibdd, 1977). En nuestra aula, la dirección de leológica: Keil, 1989; Mayr, 1988). Se alienta a los docentes
ión del grupo no es tan democrática: la meta del a que consideren esos problemas comunes como errores fe­
to es sin duda mantener la discusión centrada cundos, estadiOs en el camino hacia una comprensión ma­
ido y cuidar que se discuta lo suficiente para dura que ellos pueden orientar y dirigir de manera prove­
nivel razonable de comprensión. chosa.

263
Pero el rol del maestro en las aulas de aprendizaje me­ tribuir a pulirlas y a vincularlas con temas 1
diante el descubrimiento es problemático. En buena me­ Determinar la región de sensibilidad a la ense
dida, resta aún hacer su relevamiento. La apelación a metá­ Bruner y Ross, 1976) de la totalidad de la claf
foras cómodas, como la del maestro como entrenador, no nos grupo o de un niño determinado, en tiempo re~
dice cómo y cuándo debe entrenar. Sabemos que poner en si no es magia (Bandler y Grinder, 1975), es, p
tela de juicio los supuestos de los alumnos, presentarles obra de arte. El descubrimiento guiado pone!
contraejemplos de sus propias reglas, etc., son buenas acti­ la responsabilidad en manos del docente, quiE
vidades de enseñanza; pero ¿hasta qué punto debe interve­ ejemplo, promover y guiar el proceso de «des
nir el docente? ¿Cuándo debe guiar? ¿Cuándo debe ense­ hacia formas de índagación disciplinada que 1
ñar? ¿Cuándo debe quedarse quieto? En síntesis, ¿cómo de­ alcanzar sin una orientación especializada (l
be el docente fomentar el descubrimiento y al mismo tiempo Bruner,1969).
suministrar una guía? Además de guiar a un curso a través del e
Alentamos a nuestros maestros a situarse en el terreno currículum, el docente también debe ser capaz
intermedio del descubrimiento guiado, pero ese papel es di­ ñar el papel de modelo para determinadas fon
ficil de mantener. Considérese la posición del que sabe algo dad de investigación. Si los alumnos son apre
que los alumnos ,ignoran. En ese caso, está en condiciones es el artesano del aprendizaje a quien aquello:
de formular un juicio sobre la posibilidad de su interven­ lar. En ese rol, el docente proporciona el mode
ción. Debe determinar si el problema se centra en un princi­ gación científica mediante el pensamiento y :
pio importante o si conlleva sólo un error trivial que en ese perimentos reales. Los nrnos son testigos de
momento puede dejar pasar. Considérese al docente que no persona que aprende, descubre, hace inVestigl
conoce la respuesta, o al que experimenta la misma per­ cribe, usa las computadoras como instrumen
plejidad que los alumnos o comparte el mismo error. Se le dizaje, y no una persona que da lecciones, asil
pide ante todo que reconozca ese hecho (cosa que podría no controla la clase exclusivamente.
ser capaz de hacer) y, después de haber admitido la perpleji­ También es trabajo del docente alentar los·
dad o la confusión, hallar formas de corregirla; por ejemplo, tales que permiten a los niños adoptar, extrapo
buscando ayuda. Para muchos docentes, ese no es un papel temas fundamentales que se les presentan. B
fácil; exige competencia y confianza. La comunicación con sostiene que la educación
una comunidad más amplia de aprendices y de especialistas «debería ser una invitación a generalizar, a extrapl
que el correo electrónico proporciona, alienta a los docentes tos intuitivos tentativos, y hasta a construir una tE:
a admitir que no saben y a buscar ayuda, proporcionando El salto del mero aprendizaje al empleo de lo que SE
así a sus alumnos el ejemplo de esa importante estrategia en el pensamiento, es un paso esencial en el uso dE
de aprendizaje. realidad, la conjetura verosímil, el empleo de la co:
Es más fácil hablar de la enseñanza guiada que ponerla rística, la mejor utilización de pruebas necesariame
en práctica. Saber cuándo intervenir exige ojo clínico. El do­ tes: esas son las actividades en las que el niño nece
cente exitoso tiene que emprender constantemente un diag­ guía. Figuran entre los grandes antídotos de la pa
124).
nóstico en tiempo real [on-line1 de la comprensión de los
alumnos. Debe ser sensible a la superposición actual de Pero, repitámoslo, ello no requiere de un
zonas de desarrollo próximo, donde los alumnos están ma­ mediante el descubrimiento sin trabas, sino de
duros para un nuevo aprendizaje. Debe renegociar zonas de cializada de un docente talentoso.
desarrollo próximo, de manera que otros alumnos puedan
llegar a estar listos para un crecimiento conceptual. Debe El papel del curriculum. El docente tiene un ro
apropiarse de las ideas que surgen y aprovecharlas, y con­ ve enfrentado todo el tiempo con responsabilid

264
)1 del maestro en las aulas de aprendizaje me­ tribuir a pulirlas y a vincularlas con temas permanentes.
scubrimiento es problemático. En buena me­ Determinar la región de sensibilidad a la enseñanza (Wood,
ún hacer su relevamiento. La apelación a metá­ Bruner y Ross, 1976) de la totalidad de la clase, de un sub­
lS, como la del maestro como entrenador, no nos grupo o de un niño determinado, en tiempo real y sin apoyo,
cuándo debe entrenar. Sabemos que poner en si no es magia (Bandler y Grinder, 1975), es, por cierto, una
o los supuestos de los alumnos, presentarles obra de arte. El descubrimiento guiado pone gran parte de
los de sus propias reglas, etc., son buenas acti­ la responsabilidad en manos del docente, quien debe dar el
nseñanza; pero ¿hasta qué punto debe interve­ ejemplo, promover y guiar el proceso de «descubrimiento»
Ge? ¿Cuándo debe guiar? ¿Cuándo debe ense­ hacia formas de indagación disciplinada que no se podrían
.o debe quedarse quieto? En síntesis, ¿cómo de­ alcanzar sin una orientación especializada (Brown, 1992;
fomentar el descubrimiento y al mismo tiempo Bruner, 1969).
una guía? Además de guiar a un curso a través del contenido del
IS a nuestros maestros a situarse en el terreno currículum, el docente también debe ser capaz de desempe­
el descubrimiento guiado, pero ese papel es di­ ñar el papel de modelo para determinadas formas de activi­
enero Considérese la posición del que sabe algo dad de investigación. Si los alumnos son apreIidices, aquel
IIlOS ignoran. En ese caso, está en condiciones es el artesano del aprendizaje a quien aquellos deben emu­
un juicio sobre la posibilidad de su interven­ lar. En ese rol, el docente proporciona el modelo de la inda­
~terminar si el problema se centra en un princi­ gación científica mediante el pensamiento y mediante ex­
.te o si conlleva sólo un error trivial que en ese perimentos reales. Los niños son testigos de que hay una
ede dejar pasar. Considérese al docente que no persona que aprende, descubre, hace investigación, lee, es­
;puesta, o al que experimenta la misma per­ cribe, usa las computadoras como instrumento del apren­
los alumnos o comparte el mismo error. Se le dizaje, y no una persona que da lecciones, asigna trabajo y
lo que reconozca ese hecho (cosa que podría no controla la clase exclusivamente.
hacer) y, después de haber admitido la perpleji­ También es trabajo del docente alentar los hábitos men­
lsión, hallar formas de corregirla; por ejemplo, tales que permiten a los niños adoptar, extrapolar y pulir los
lda. Para muchos docentes, ese no es un papel temas fundamentales que se les presentan. Bruner (1969)
lmpetencia y confianza. La comunicación con sostiene que la educación
ad más amplia de aprendices y de especialistas «debería ser una invitaci6n a generalizar, a extrapolar, a dar sal­
electrónico proporciona, alienta a los docentes tos intuitivos tentativos, y hasta a construir una teoría intuitiva.
e no saben y a buscar ayuda, proporcionando El salto del mero aprendizaje al empleo de lo que se ha aprendido
mnos el ejemplo de esa importante estrategia en el pensamiento, es un paso esencial en el uso de la mente. En
je. realidad, la conjetura verosímil, el empleo de la corazonada heu­
cil hablar de la enseñanza guiada que ponerla rística, la mejor utilizaci6n de pruebas necesariamente insuficien­
¡aber cuándo intervenir exige ojo clínico. El do­ tes: esas son las actividades en las que el niño necesita práctica y
tiene que emprender constantemente un diag­ guía. Figuran entre los grandes antídotos de la pasividad» (pág.
empo real [on-líne] de la comprensión de los 124).
,be ser sensible a la superposición actual de Pero, repitámoslo, ello no requiere de un aprendizaje
arrollo próximo, donde los alumnos están ma­ mediante el descubrimiento sin trabas, sino de la guía espe­
l. nuevo aprendizaje. Debe renegociar zonas de
cializada de un docente talentoso.
óximo, de manera que otros alumnos puedan
r listos para un crecimiento conceptual. Debe El papel del currículum. El docente tiene un rol complejo: se
~ las ideas que surgen y aprovecharlas, y con­ ve enfrentado todo el tiempo con responsabilidades aparen­

265
temente contradictorias: debe cuidar que el contenido del manera cíclica (Bruner, 1969). Algunos tema
programa sea «descubierto», comprendido y transmitido de les son sembrados tempranamente por el doc
manera eficaz, y, al mismo tiempo, debe reconocer y alentar volver a ellos.
los intentos de los alumnos por lograr una especialización Aun sembrando en el entorno ideas gene
independiente. Esto nos lleva a la espinosa cuestión del pa­ cente tiene también la libertad de alentar las
pel que un curriculum establecido desempeña en las aulas especialización del conocimiento a cargo de
de descubrimiento. Es verdad que se podría permitir a los ticular o de grupos de disidentes que eligen h
alumnos que descubran por sí solos, programen su propio jo aun más especializado del que sugieren
curso y exploren a voluntad pero, a fin de responder a las curriculum compartidos por todos. A causa dE
exigencias del curso de las escuelas normales, debemos po­ deros tangenciales iniciados automáticameni
ner límites al programa que se va a abarcar. clases que abarquen con exactitud el mismo
En general, nuestro enfoque consiste en elegir, para la cuando el docente siembre la misma explica
discusión, temas permanentes, y volver a ellos con frecuen­ los mismos recursos auXiliares, incluyendo li
cia, cada vez en un nivel de comprensión más madura. Por experimentos. Por ejemplo, una clase de sext<
ejemplo, en la clase de biología, nos centramos en la interde­ dos semanas de investigación a descubrir la
pendencia yen la adaptación. En la clase de estudios ecoló­ efectos del DDT, porque este elemento había s
gícos, los temas pueden incluir el equilibrio, la competencia en una obra teatral que habían representado J
y la cooperación, y las relaciones entre depredador y presa, fo que habían estado leyendo en sesiones de en
que son fundamentales para comprender los ecosistemas. proca. La maestra no estaba preparada para I
En la clase de educación sanitaria, es fundamental enten­ primera respuesta fue instarlos a continuar c<
der la enfermedad y el contagio. Aunque como meta preferi­ guiente del curriculum que ella había progran
mos la profundidad a la amplitud, optamos por no recurrir a tonces aprovechó el conocimiento y el interéE
los sustratos bioquímicos en el caso de los alumnos de la es~ para introducirlos en el tema, de nivel superio:
cuela media. En lugar de ello, se los introduce en el mundo ra sistémica de las redes de alimentación, uti
de los naturalistas del siglo XIX, en el que leen, hacen in­ base el conocimiento del DDT que ellos ten:
vestigación, realizan experimentos, participan en trabajos ejemplo de apropiación mutua.
de campo y emprenden distintas modalidades de reunión De manera similar, en otra clase de sexto g¡
y análisis de datos en torno de temas fundamentales re­ niños se sumergieron en temas transversale
. currentes. rían la base de la comprensión de principios
Al escoger las unidades de nuestro curriculum, inten­ ritmo metabólico, las estrategias de reproducci
tamos centrarnos en algunas ideas «flexibles, bellas e in­ nación como estrategia para la supervivencil
mensamente generadoras», para emplear la clásica frase de miembros de grupo que estudiaba los elefante,
Bruner (1969, pág. 121). Creemos que no es razonable la ex­ sionado, primero, con la cantidad de alimen1
pectativa de que los niños reinventen solos esas ideas. Una por ese animal, y después, por otros animale
de las primeras responsabilidades de la enseñanza escolar por el curso, sobre todo el panda y la nutria de
consiste en proporcionarles una guía especializada por me­ es relativamente pequeña, la nutria de mar ce
dio de docentes, libros y otros dispositivos. Las ideas in­ des cantidades de alimento porque, como esCl
mensamente generadoras pueden ser pocas, y la que subya­ no, «ÍlO tiene grasa y, .como vive en aguas frías
ce en la educación es la de indicar a los niños la dirección co­ mento para contar con la energía que la man
rrecta, de manera que puedan descubrirlas y redescubrirlas te». Cuando un adulto observador mencionó el
constantemente, y que, en cada ocasión, el tema se reconoz­ de la necesidad que el colibrí tiene de gran Cal
ca y los alumnos puedan profundizar en su comprensión de mento, este alumno cayó en la cuenta de algo

266
tradictorias: debe cuidar que el contenido del manera cíclica (Bruner, 1969). Algunos temas fundamenta­
~a «descubierto», comprendido y transmitido de les son sembrados tempranamente por el docente y se suele
lZ, y, al mismo tiempo, debe reconocer y alentar volver a ellos.
de los alumnos por lograr una especialización Aun sembrando en el entorno ideas generativas, el do­
te. Esto nos lleva a la espinosa cuestión del pa­ cente tiene también la libertad de alentar las actividades de
urriculum establecido desempeña en las aulas especialización del conocimiento a cargo de niños en par­
niento. Es verdad que se podría permitir a los ticular o de grupos de disidentes que eligen hacer un traba­
~ descubran por sí solos, programen su propio jo aun más especializado del que sugieren los temas del
oren a voluntad pero, a fin de responder a las curriculum compartidos por todos. A causa de esos dos sen­
el curso de las escuelas normales, debemos po­ deros tangenciales iniciados automáticamente, no hay dos
li programa que se va a abarcar. clases que abarquen con exactitud el mismo material, aun
'al, nuestro enfoque consiste en elegir, para la cuando el docente siembre la misma explicación y ofrezca
mas permanentes, y volver a ellos con frecuen­ los mismos recursos auXiliares, incluyendo libros, videos y
: en un nivel de comprensión más madura. Por experimentos. Por ejemplo, una clase de sexto grado dedicó
a clase de biología, nos centramos en la interde­ dos semanas de investigación a descubrir la historia y los
en la adaptación. En la clase de estudios ecoló­ efeetos del DDT, porque este ele1:nento había sido destacado
!las pueden incluir el equilibrio, la competencia en una obra teatral que habían representado y en un párra­
~ón, y las relaciones entre depredador y presa, fo que habían estado leyendo en sesiones de enseñanza recí­
::lamentales para comprender los ecos~stemas. proca. La maestra no estaba preparada para ese desvío; su
le educación sanitaria, es fundamental enten­ primera respuesta fue instarlos a continuar con la parte si­
nedad y el contagio. Aunque como meta preferi­ guiente del curriculum que ella había programado; pero en­
ndidad a la amplitud, optamos por no recurrir a tonces aprovechó el conocimiento y el interés de los niños
f bioquímicos en el caso de los alumnos de la es­ para introducirlos en el tema, de nivel superior, de la ruptu­
.En lugar de ello, se los introduce en el mundo ra sistémica de las redes de alimentación, utilizando como
alistas del siglo XIX, en el que leen, hacen in­ base el conocimiento del DDT que ellos tenían: un buen
realizan experimentos, participan en trabajos ejemplo de apropiación mutua.
emprenden distintas modalidades de reunión De manera similar, en otra clase de sexto grado, algunos
~ datos en torno de temas fundamentales re­ niños se sumergieron en temas transversales que forma­
rían la base de la comprensión de principios tales como el
lr las unidades de nuestro curriculum, inten­ ritmo metabólico, las estrategias de reproducción y la hiber­
amos en algunas ideas «flexibles, bellas e in­ nación como estrategia para la supervivencia. Uno de los
~ generadoras,>, para emplear la clásica frase de miembros de grupo que estudiaba los elefantes quedó obse­
9, pág. 121). Creemos que no es razonable la ex­ sionado, primero, con la cantidad de alimento consumido
que los niños reinventen solos esas ideas. Una por ese animal, y después, por otros animales estudiados
~ras responsabilidades de la enseñanza escolar por el curso, sobre todo el panda y la nutria de mar. Aunque
>roporcionarles una guía especializada por me­ es relativamente pequeña, la nutria de mar consume gran­
ltes, libros y otros dispositivos. Las ideas in­ des cantidades de alimento porque, como escribió el alum­
~ generadoras pueden ser pocas, y la que subya­ no, «no tiene grasa y,como vive en aguas frías, necesita ali­
ación es la de indicar a los niños la dirección co­ mento para contar con la energía que la mantenga calien­
rnera que puedan descubrirlas y redescubrirlas te». Cuando un adulto observador mencionó el caso similar
mte, y que, en cada ocasión, el tema se reconoz­ de la necesidad que el colibrí tiene de gran cantidad de ali­
mos puedan profundizar en su comprensión de mento, este alumno cayó en la cuenta de algo afin a la no­

267
/
ción de ritmo metabólico, concepto acerca del cual habló en le de las computadoras de esa manera: utiliZaI
discusiones posteriores. tadoras personales precisamente como tales, e
Dos niñas que estudiaban las ballenas se interesaron en herramientas personales para apoyar el aprelll
las tasas de fertilidad yen el destino de las crías nacidas con zan procesadores de texto y edición mediante r
poco peso. Descubrieron que una de las razones que ponían tadora (incluyendo el rápido acceso a los gráfic<
en peligro de extinción a determinadas especies de ballenas hojas de cálculo). Organizan sus archivos de COI
es que su tasa de reproducción ha disminuido considerable­ acceden a ellos. Utilizan el correo electrónico. (
mente. Descubrieron también que la incapacidad del hal­ es de esa manera como los niños de la escuela 1
cón peregrino de poner huevos con cáscara protectora es la bieran ver esencialmente las computadoras, o E
causa de que esta especie se encuentre en peligro. En diá­ valorables herramientas de un aprendizaje SOE
logo con un adulto observador, le preguntaron por el destino feccionar portafolios, conservar y revisar sus a:
de las crías nacidas con bajo peso, porque «no tienen esas plear herramientas gráficas, trabajar con la re(
cajas para los bebés pequeños [incubadoras] en la selva y no que adopten la tecnología como medio para ti
pueden alimentarlos con tubos». Establecieron que las crías pensamiento: establecer y revisar sus objetivo
nacidas con poco peso serían «las primeras en morir», «fácil miento, hacer el seguimiento y reflexionar acerl
presa de los depredadores». En otra ocasión, estos alumnos greso a medida que construyen archivos de CI
personal y comparten una base de datos colecti
introdujeron en la discusión el concepto de disminución de
Aunque se han creado varios entornos com¡
las tasas de fertilidad, y en el discurso común se lo recogió
sumamente poderosos (véase en particular CSI
de dos maneras: sencillamente, como el número de crías que
malla y Bereiter, 1991), preferimos trabajar COI
tiene una determinada especie, y, de modo más complejo, co­
de producción comercial y fijos, de los que pue
mo la noción de estrategias reproductivas en general. El do­
cualquier escuela y capaces de funcionar en apa
cente se apropió del interés espontáneo de los estudiantes vamente baratos (se encontrarán detalles en (
en los problemas comunes de los animales en peligro de ex­ al., 1992). Ese entorno computacional fue diseñ
tinción ---cantidad de alimento que comen, espacio que ne­ simplificar el acceso de los estudiantes a los m
cesitan, número de crías, etc.- y los alentó a considerar los investigación, incluyendo libros, revistas, film;:
principios generales más profundos del ritmo metabólico y deodiscos; 2) para auxiliar la escritura, la ilustrt
de las estrategias de supervivencia y de reproducción. visión de textos; 3) para permitir el almacena
manejo de datos, y 4) para facilitar la comuniCl:
El papel de la tecnología. Nuestra aula cuenta con el auxilio del aula y fuera de ella.
de una tecnología refinada y reciente, que incluye computa­ Consideraremos dos aspectos del entorno cor
doras y materiales de video. Aunque algunos han afirmado que son decisivos para un análisis del conocimie
que la tecnología ha tenido y tendrá escasa incidencia en la lizado distribuido: 1) las actividades computac
forma de enseñar de los docentes (Cuban, 1986), otros han facilitan el pensamiento, y 2) las actividades COI
sostenido que el hecho de disponer del apoyo de entornos les que ayudan a dar forma al pensamiento.
computacionales podría tener un efecto fundamental en el
aprendizaje y la enseñanza en las escuelas (Schank. y Jona, 1. Facilitación del pensamiento. Limitaren
1991). En la actualidad, en las escuelas primarias se em­ atención a dos aspectos del entorno que estimul
plean las computadoras ante todo para reemplazar a los de pensamiento que deseamos facilitar en el au
maestros como encargados de la ejercitación y la práctica, y dos aplicaciones: QuickMail y Browser.
para enseñar a los niños a programar. Pero el problema de Nuestros alumnos utilizan un paquete de COl
esas actividades es que la mayoría de las personas no se va­ nico que se puede adquirir en el comercio y que e

268
J metabólico, concepto acerca del cual habló en le de las computadoras de esa manera: utilizan las compu­
;>osteriores. tadoras personales precisamente como tales, esto es, como
, que estudiaban las ballenas se interesaron en herramientas personales para apoyar el aprendizaje. Utili­
ertilidad y en el destino de las crías nacidas con zan procesadores de texto y edición mediante microcompu­
escubrieron que una de las razones que ponían tadora (incluyendo el rápido acceso a los gráficos y quizás a
i extinción a determinadas especies de ballenas hojas de cálculo). Organizan sus archivos de conocimiento y
la de reproducción ha disminuido considerable­ acceden a ellos. Utilizan el correo electrónico. Creemos que
ubrieron también que la incapacidad del hal­ es de esa manera como los niños de la escuela primaria de­
o de poner huevos con cáscara protectora es la bieran ver esencialmente las computadoras, o sea, como in­
~ esta especie se encuentre en peligro. En diá­ valorables herramientas de un aprendizaje sostenido: con­
,dulto observador, le preguntaron por el destino feccionar portafolios, conservar y revisar sus archivos, em­
nacidas con bajo peso, porque «no tienen esas plear herramientas gráficas, trabajar con la red. Queremos
s bebés pequeños [incubadoras] en la selva y no que adopten la tecnología como medio para fortalecer su
entarlos con tubos». Establecieron que las crías pensamiento: establecer y revisar sus objetivos de conoci­
JOCO peso serían «las primeras en moriD" «fácil miento, hacer el seguimiento y reflexionar acerca de su pro­
:lepredadores». En otra ocasión, estos alumnos greso a medida que construyen archivos de conocimiento
en la discusión el concepto de disminución de personal y comparten una base de datos colectiva.
fertilidad, y en el discurso común se lo recogió Aunque se han creado varios entornos computacionales
sumamente poderosos (véase en particular CSILE, Scarda­
:as: sencillamente, como el número de crías que
malia y Bereiter, 1991), preferimos trabajar con programas
;erminada especie, y, de modo más complejo, co­
de producción comercial y fijos, de los que puede disponer
de estrategias reproductivas en general. El do­
cualquier escuela y capaces de funcionar en aparatos relati­
>pió del interés espontáneo de los estudiantes
vamente baratos (se encontrarán detalles en Campione et
mas comunes de los animales en peligro de ex­ al., 1992). Ese entorno computacional fue diseñado: 1) para
ttidad de alimento que comen, espacio que ne­ simplificar el acceso de los estudiantes a los materiales de
ero de crías, etc.- y los alentó a considerar los investigación, incluyendo libros, revistas, filmaciones y vi­
nerales más profundos del ritmo metabólico y deodiscos; 2) para auxiliar la escritura, la ilustración y la re­
~gias de supervivencia y de reproducción.
visión de textos; 3) para permitir el almacenamiento y el
manejo de datos, y 4) para facilitar la comunicación dentro
t tecnología. Nuestra aula cuenta con el auxilio del aula y fuera de ella.
logía refinada y reciente, que incluye computa­ Consideraremos dos aspectos del entorno computacional
riales de video. Aunque algunos han afirmado que son decisivos para un análisis del conocimiento especia­
Jgía ha tenido y tendrá escasa incidencia en la lizado distribuido: 1) las actividades computacionales que
eñar de los docentes CCuban, 1986), otros han facilitan el pensamiento, y 2) las actividades computaciona­
e el hecho de disponer del apoyo de entornos les que ayudan a dar forma al pensamiento.
lles podría tener un efecto fundamental en el
r la enseñanza en las escuelas (Schank y Jona, 1. Facilitación del pensamiento. Limitaremos nuestra
actualidad, en las escuelas primarias se em­ atención a dos aspectos del entorno que estimulan los tipos
nputadoras ante todo para reemplazar a los de pensamiento que deseamos facilitar en el aula. Abarcan
10 encargados de la ejercitación y la práctica, y dos aplicaciones: QuickMail y Browser.
, a los niños a programar. Pero el problema de Nuestros alumnos utilizan un paquete de correo electró­
:les es que la mayoría de las personas no se va­ nico que se puede adquirir en el comercio y que es apropiado

269
para los niños, llamado «QuickMail». Con él los niños pue­ yaba mucho. Les hablaba explícitamente y COl
den enviar mensajes, por vía electrónica, a los miembros de acerca de la computadora como herramienta ql
la clase, al docente y a los especialistas que consultan en la cer más sencillas distintas actividades. Explica
universidad y en otros lugares de la comunidad. La comuni­
cación no depende de la memorización de códigos complica­ Yo realmente quiero que los chicos vean que están..
dos o la corrección del tipiado; para establecer contacto con computadora tal como utilizarían un lápiz. Sólo que
otra persona o con otro grupo, el niño únicamente necesita logía superior, así que hace mejor algunas cosas que j

ra les exigirían un proceso más laborioso... Simpler


«cliqueaD> en un ícono que representa el objetivo; por ejem­
mas de hacer con más facilidad las cosas que uno va
plo, la imagen de un par o de un adulto, o el distintivo de un así que se puede emprender la tarea de aprender lo '
grupo (como un delñn en el caso de los Delfines). Además de re... Y realmente no quiero que piensen que no pod
eso, el sistema se halla adaptado con el diseño de formas es­ no tuviera una computadora, sino que, porque teng'
peciales que facilitan interacciones específicas; por ejem­ tadora, puedo hacerlo mucho mejor.
plo, un formulario de «permiso para publiCaD> que los estU­
diantes emplean cuando desean hacerlo en el sistema, o un Desde el comienzo, MR también recurrió COI
modelo de mensaje «de científico principiante a científi­ te al empleo de QuickMail, comunicándose con!
co avanzado». También ofrece a los alumnos una manera a propósito de la redacción de sus proyectos, su
simple de inch.iir en sus mensajes documentos creados con veces, su vida personal. También se comunicó
otras aplicaciones. del equipo de investigación de Berkeley en pre!
El uso del QuickMail se estableció con rapidez única­ alumnos, y dio así el ejemplo de la transmisiór
mente en las aulas donde la maestra apoyó y alentó a los tas y de comentarios, y de la recepción de respu
alumnos para hacerlo y, lo que es más importante, les mos­ to los alumnos comenzaron a comunicarse ent1
tró ella misma la manera de emplear el sistema. Se estable­ • equipo de la universidad, gracias, en gran med
ció con rapidez también como parte de la práctica en el aula plo y al aliento de la maestra. A consecuencia (
cuando la actividad tuvo un propósito claro, esto es, la ne­ zaron el correo electrónico como parte habituf
cesidad de comunicarse con miembros de la comunidad ex­ del aula.
terna. La utilización de QuickMail era sólo esporádica si la QuickMail se convirtió en otro foro para la
maestra no lo empleaba, o cuando la comunicación se limi­ zonas de desarrollo próximo que abarcaba a lo
taba a quienes estaban en esa habitación. En realidad, ¿por a la comunidad en general. Considérese, por ej
qué recurrir al QuickMail para hacerle una pregunta a un guiente intercambio entre un estudiante gradru
compañero que está sentado a tres metros de uno? formación en biología, y un grupo de alumnos (
En un aula en que se emplea con éxito el QuickMail, la La interacción fue iniciada por los alumnos, (
maestra (ME) mostraba una vez por día cómo se usan las guntaron acerca de lo que ocurría con la hiberr
computadoras, dedicándole por lo menos una hora diaria al osos en cautiverio:
sistema para comunicarse mediante QuickMail, redactar
distintos textos o planificar las tareas (desde la organiza­ Nuestras principales preguntas son (¿QUE OCURl
ción de un partido de pelota hasta la planificación de las ta­ OSOS QUE VIVEN EN EL ZOOLOGICO SI NO 1
BERNAR?). DA [la maestra de ciencias] dijo que no
reas para la casa). Según decía ella: «Me ven utilizar la
bemar porque se los alimenta todos los días. Pero a
computadora todo el tiempo». La actitud de MR hacia el uso sólo una idea, así que le pregunto si por favor puede l
que tanto ella misma cuanto sus alumnos hacían de las ciéndonos lo que sabe y lo que puede hallar.
computadoras, era sumamente positiva, y en la clase se per­
cibía con fuerza que acompañaba con entusiasmo a los estu­ El estudiante graduado les respondió propoI
diantes en el uso de las computadoras, y los alentaba y apo­ alguna información; admitía que en realidad

270
lOS, llamado «QuickMail». Con él los niños pue­ yaba mucho. Les hablaba explícitamente y con frecuencia
mensajes, por vía electrónica, a los miembros de acerca de la computadora como herramienta que puede ha­
docente y a los especialistas que consultan en la cer más sencillas distintas actividades. Explicaba:
i Yen otros lugares de la comunidad. La comuni­
epende de la memorización de códigos complica­ Yo realmente quiero que los chicos vean que están... utilizando la
rección del tipiado; para establecer contacto con computadora tal como utilizarían un lápiz. Sólo que es una tecno­
la o con otro grupo, el niño únicamente necesita logía superior, así que hace mejor algunas cosas que de otra mane­
ra les exigirían un proceso más laborioso... Simplemente son for­
m un ícono que representa el objetivo; por ejem­
mas de hacer con más facilidad las cosas que uno va a ejecutar...
[en de un par o de un adulto, o el distintivo de un así que se puede emprender la tarea de aprender lo que uno quie­
oun delfin en el caso de los Delfines). Además de re... Y realmente no quiero que piensen que no podría hacerlo si
ma se halla adaptado con el diseño de formas es­ no tuviera una computadora, sino que, porque tengo una compu­
le facilitan interacciones específicas; por ejem­ tadora, puedo hacerlo mucho mejor.
rrulario de «permiso para publicar» que los estu­
plean cuando desean hacerlo en el sistema, o un Desde el comienzo, MR también recurrió constantemen­
mensaje «de científico principiante a científi­ te al empleo de QuickMail, comunicándose con sus alumnos
,o». También ofrece a los alumnos una manera a propósito de la redacción de sus proyectos, sus tareas y, a
ncluir en sus mensajes documentos creados con veces, su vida personal. También se comunicó con colegas
Lciones. del equipo de investigación de Berkeley en presencia de los
lel QuickMail se estableció con rapidez única­ alumnos, y dio así el ejemplo de la transmisión de pregun­
as aulas donde la maestra apoyó y alentó a los tas y de comentarios, y de la recepción de respuestas. Pron­
Lra hacerlo y, lo que es más importante, les mos­ to los alumnos comenzaron a comunicarse entre sí y con el
ma la manera de emplear el sistema. Se estable­ • equipo de la universidad, gracias, en gran medida, al ejem­
dez también como parte de la práctica en el aula plo y al aliento de la maestra. A consecuencia de ello, utili­
Lctividad tuvo un propósito claro, esto es, la ne­ zaron el correo electrónico como parte habitual de la vida
comunicarse con miembros de la comunidad ex­ del aula.
tilización de QuickMail era sólo esporádica si la QuickMail se convirtió en otro foro para la creación de
,lo empleaba, o cuando la comunicación se limi­ zonas de desarrollo próximo que abarcaba a los alumnos y
nes estaban en esa habitación. En realidad, ¿por a la comunidad en general. Considérese, por ejemplo, el si­
r al QuickMail para hacerle una pregunta a un guiente intercambio entre un estudiante graduado (MJ) con
que está sentado a tres metros de uno? formación en biología, y un grupo de alumnos (Da 4 Girlz).
ula en que se emplea con éxito el QuickMail, la La interacción fue iniciada por los alumnos, quienes pre­
lR) mostraba una vez por día cómo se usan las guntaron acerca de lo que ocurría con la hibernación de los
ras, dedicándole por lo menos una hora diaria al osos en cautiverio:
ra comunicarse mediante QuickMail, redactar
octos o planificar las tareas (desde la organiza­ Nuestras principales preguntas son (¿QUE OCURRE CON LOS
)artido de pelota hasta la planificación de las ta­ OSOS QUE VIVEN EN EL ZOOLOGICO SI NO PUEDEN HI­
BERNAR?). DA [la maestra de ciencias] dijo que no necesitan hi­
,a casa). Según decía ella: «Me ven utilizar la
bernar porque se los alimenta todos los días. Pero aclaró que era
ra todo el tiempo». La actitud de MR hacia el uso sólo una idea, así que le pregunto si por favor puede ayudarnos di­
~lla misma cuanto sus alumnos hacían de las ciéndonos lo que sabe y lo que puede hallar.
ras, era sumamente positiva, y en la clase se per­
erza que acompañaba con entusiasmo a los estu­ El estudiante graduado les respondió proporcionándoles
~l uso de las computadoras, y los alentaba y apo­ alguna información; admitía que en realidad no sabía la

271
respuesta, les sugirió una hipótesis y les dio un número te­ El estudiante graduado respondió con otn
lefónico al que el grupo podía llamar para encontrar por sí para alentar al alumno a que tomase la inicia
mismo más datos. Durante el intercambio, les proporcionó siese en contacto con especialistas, esta vez en
tres informaciones decisivas para comprender la hiberna­ de San Francisco, señalando que la persona'
ción: la disponibilidad de recursos, la longevidad y la opo­ tar allí estaba dispuesta y deseosa de ayudar. A
sición entre sangre fría y sangre caliente: otro pedido de información del persistente AM,
volvió a la lucha. Tras un larguísimo párrafo ~
Es probable que conciban la hibernación de igual manera que con­ estrategias de reproducción y de supervivencia
ciben el sueño, pero no son lo mismo. Los osos hibernan en res­ tos, planteó una serie de preguntas dirigidas
puesta a las condiciones del tiempo y a la disponibilidad de comi­ alumno a profundizar más y más la indagación,
da. Si las condiciones son lo bastante buenas (no demasiado frías) tegia de los guías en una zona de desarrollo'
y dispone de comida, es probable que el oso no hiberne. No lo sé, esta comunicación, introdujo el concepto de Ion;
pero supongo que durante el lapso en que los osos habitualmente
tando aAM a considerar el hecho de que, si un
hibernarían, los que están en cautiverio son quizás un poco más
lentos, muestran todavía signos de su tendencia a hibernar en esa sólo una estación, ¡la hibernación no tendría ml
época del año. supervivencia para la especie!
¿Cómo saber .si mi conjetura es acertada? (Pista: Knowland
Park ZOO, 632-9523). Te cuestionas entonces ... ¿qué tiene que ver esto ce
tas acerca de la hibernación? Considera la diferenci¡
lo de vida de los manúferos típicos y el del insecto tí
El tema fue excluido por el grupo, pero lo recogió uno de
es importante la hibernación para algunos mamífe
los miembros (AM), que estaba «especializándose» en hiber­ no podría ser la hibernación una estrategia eficaz p~
nación y quería conocer las pautas en los insectos. Se dirigió ,de los insectos? Algunos de ellos, como las tarántul
a la red en general: años o más. ¿Piensas que podrían hibernar? ¿En qt
estilo de vida del de otros insectos?
Quería saber si pueden hallar una respuesta a esta pregunta: ¿los
insectos hibernan? Nos preguntamos esto porque MR [la maestra Resistiéndose a esa indicación, el alumno TI
del curso] leyó un libro titulado Había una vez un árbol. Yen él se el camino más sencillo de pedir información d.iJ
dice algo acerca de que los insectos dormían en la corteza del árbol si una tarántula hiberna. ¿Qué opina usted?~
cuando llegaba el invierno, y entonces, cuando llegaba la primave­ graduado responde una vez más con cierta infi
ra, se despertaban y hacían lo de siempre hasta que llegaba el in­ cisiva acerca de los animales de sangre caliente
vierno y así recomenzaban todo».
gre fría:
Al no recibir respuestas, el alumno se dirigió entonces al Yo tampoco estoy seguro. Sé qué los insectos son de
graduado, directamente acerca del tema. Como gesto de cual significa que no tienen una temperatura corpo
buena fe, antes de pedir información, comenzó por ofrecer Eso quiere decir que dependen del calor del solo dt
algunos datos propios: para actuar (desplazarse y cazar). Eso ocurre muc
día. Cuando el sol se pone, hace frío y los animales '
Los osos hibernan porque durante el invierno lo que ellos comen se se vuelven más lerdos. Pero la hibernación es algo q
ha ido (como los granos) y no pueden comer, y esa es la causa de la largo de un lapso mayor (un año, y no un día). ¿Dó
hibernación. Es para que no se mueran de hambre. ¿Qué ocurre que podremos hallar algo acerca de esta cuestión?
con la comida de las tarántulas? ¿Siempre pueden conseguir ali­
mento? Si no consiguieran alimento, ¿tendrían que hibernar o La interacción se prolongó por varios días. D
morir? ¿Podríamos preguntarle a alguien que sepa de insectos? tercambio, el graduado había fecundado la zonl

272
les sugirió una hipótesis y les dio un número te­ El estudiante graduado respondió con otra sugerencia
que el grupo podía llamar para encontrar por sí para alentar al alumno a que tomase la iniciativa y se pu­
s datos. Durante el intercambio, les proporcionó siese en contacto con especialistas, esta vez en el Zoológico
laciones decisivas para comprender la hiberna­ de San Francisco, señalando que la persona para contac­
Iponibilidad de recursos, la longevidad y la opo­ tar allí estaba dispuesta y deseosa de ayudar. Al recibir aun
e sangre fría y sangre caliente: otro pedido de información del persistente AM, el graduado
volvió a la lucha. Tras un larguísimo párrafo acerca de las
que conciban la hibernación de igual manera que con­ estrategias de reproducción y de supervivencia de los insec­
ño, pero no son lo mismo. Los osos hibernan en res­ tos, planteó una serie de preguntas dirigidas a incitar al
condiciones del tiempo y a la disponibilidad de comi­ alumno a profundizar más y más la indagación, típica estra­
ndiciones son lo bastante buenas (no demasiado frías) tegia de los guías en una zona de desarrollo próximo. En
~ comida, es probable que el oso no hiberne. No lo sé,
esta comunicación, introdujo el concepto de longevidad, ins­
~o que durante el lapso en que los osos habitualmente
, los que están en cautiverio son quizás un poco más
tando a AM a considerar el hecho de que, si un insecto vive
¡tran todavía signos de su tendencia a hibernar en esa sólo una estación, ¡la hibernación no tendría mucho valor de
lo. supervivencia para la especie!
3.ber si mi conjetura es acertada? (Pista: Knowland
332-9523). Te cuestionas entonces ... ¿qué tiene que ver esto con tus pregun­
tas acerca de la hibernación? Considera la diferencia entre el esti­
lo de vida de los mamíferos típicos y el del insecto típico. ¿Por qué
. fue excluido por el grupo, pero lo recogió uno de
es importante la hibernación para algunos mamíferos? ¿Por qué
'os (AM), que estaba «especializándose» en hiber­ no podría ser la hibernación una estrategia eficaz para la mayoría
Lería conocer las pautas en los insectos. Se dirigió de los insectos? Algunos de ellos, como las tarántulas, viven diez
general: años o más. ¿Piensas que podrían hibernar? ¿En qué diferiría su
estilo de vida del de otros insectos?
r si pueden hallar una respuesta a esta pregunta: ¿ló~
ernan? Nos preguntamos esto porque MR [la maestra Resistiéndose a esa indicación, el alumno vuelve a elegir
yó un libro titulado Había una vez un árbol. Y en él se el camino más sencillo de pedir información directa: «No sé
:rca de que los insectos dormían en la corteza del árbol si una tarántula hiberna. ¿Qué opina usted?», a lo que el
lba el invierno, y entonces, cuando llegaba la primave­ graduado responde una vez más con cierta información de­
rtaban y hacían lo de siempre hasta que llegaba el in­
cisiva acerca de los animales de sangre caliente y los de san­
recomenzaban todo».
gre fría:
cibir respuestas, el alumno se dirigió entonces al Yo tampoco estoy seguro. Sé qué los insectos son de sangre fría, lo
directamente acerca del tema. Como gesto de cual significa que no tienen una temperatura corporal constante.
mtes de pedir información, comenzó por ofrecer Eso quiere decir que dependen del calor del solo de otros objetos
tos propios: para actuar (desplazarse y cazar). Eso ocurre mucho durante el
dia. Cuando el sol se pone, hace frío y los animales de sangre fría
aman porque durante el invierno lo que ellos comen se se vuelven más lerdos. Pero la hibernación es algo que ocurre a lo
1los granos) y no pueden comer, y esa es la causa de la largo de un lapso mayor (un año, y no un día). ¿Dónde te parece
. Es para que no se mueran de hambre. ¿Qué ocurre que podremos hallar algo acerca de esta cuestión?
la de las tarántulas? ¿Siempre pueden conseguir ali­
lO consiguieran alimento, ¿tendrían que hibernar o La interacción se prolongó por varios días. Durante el in­
rÍamos preguntarle a alguien que sepa de insectos? tercambio, el graduado había fecundado la zona de desarro­

273
110 próximo con tres informaciones decisivas. AM recoge dos mal) y temas (por ejemplo, enmascaramiento,
de esos asp~tos (disponibilidad de recursos y longevidad), y la búsqueda por medio de ellos. Browser es u
aunque en nmgún momento entiende la condición de ani­ rárquico que presenta tres ventanas principa
mal de sangre caliente. QuickMail tiene atractivas posibili­ proporciona una lista de materias; la segunc
dades como instrumento para apoyar y expandir las zonas asociados con cada una, y la tercera, una lista
de desarrollo próximo; es un componente esencial de nues­ Al abrirse la ventana de recursos, se obtiene U1
tro entorno de aprendizaje, que libera a los docentes de la dos los títulos a disposición. El uso de las ven1
carga de ser los únicos guardianes del conocimiento y per­ terias y de temas acorta esa lista considerab:
mite que la comunidad se extienda más allá de las paredes ejemplo, si el alumno abre la ventana de mateI
del aula. «mecanismos de defensa animal», la lista de rE
QuickMail también se emplea con frecuencia como ins­ duce a todas las entradas que tienen relación (
trumento privado para analizar dificultades personales, Si se abre también la ventana de materias y
tanto entre los alumnos cuanto entre los alumnos y el maes­ mascaramiento», la lista de entradas se reduc
tro del grado. Con menos frecuencia esas preguntas perso­ aquellas que satisfacen las dos condiciones). p(
nales se suscitan en el discurso con especialistas externos. utilizar el Browser de manera eficaz, los alu
Absorbido por un conjunto de legítimas cuestiones referidas que especificar con algún detalle qué inform
a temas de biología, un alumno le pregunta a un investiga­ tan, esto es, deben plantear con claridad sus 1
dor: «También quisiera saber cómo logró hacer su carrera en investigación. Esa no es una habilidad que pOE
ciencia: ¿a usted realmente le gusta la ciencia o tiene que que ingresan. El uso inicial de Browser consis'
conocer a alguien en especial para entrar en ese campo?». f mente en abrir la ventana de recursos y reCOrI
títulos en un intento de hallar algo que pueda s
La respuesta, cuidadosamente encuadrada, una vez más,
en un legítimo discurso científico, fue: I . con insistencia y práctica llegan a comprender
pensable especificar sus necesidades de inve:
Me interesé en la ciencia cuando estaba en la escuela primaria y
decidí que eso sería lo que iba a intentar hacer cuando creciera: ¡y
fue así! Para responder a una de tus preguntas, te diré que no ne­
cesitas conocer a nadie para entrar en la ciencia; sólo tienes que
I
detalle suficiente para organizar y restringir
De tal modo, Browseres uno de los muchos €

entorno que llevan al alumno a apreciar la n


práctica de formular preguntas específicas.
Dados una materia y un tema, Browser gel
I
tener interés en ella y ganas de trabajar esforzadamente para
destacarte. En realidad, yo no conocía a ningún científico cuando de títulos e indica el tipo de medios (texto, revi
era joven, y en mi familia nadie había ido a la universidad antes o videodisco) de cada entrada. Si en el archive
que yo. Puesto que ahora estás trabajando con la universidad, tú una selección específica, el alumno la puede ll~
conoces más científicos que los que yo conocía. t mente. Browser también permite que los est
plíen el sistema mediante la generación de Sl
QuickMail es una ampliación indispensable de la comu­ mas y materias, y la escritura de resúmenes)
nidad de aprendizaje más allá de las paredes del aula, y no rios de nuevas selecciones. Comenzamos COI
sólo en lo que concierne a los contenidos concretos de una resúmenes de algunas entradas básicas pero,
especialidad. los alumnos se familiarizaron con el sistema, I

cutieron sus propios resúmenes y comentario


2. Formación del pensamiento. El segundo sistema, eso, cuando optaron por publicar su propio tra'
«BrowseD>, refuerza y organiza el pensamiento compartido. dió que crearan palabras clave en la forma de t
Diseñamos Browser (escrito en HyperCard 2.0) por varias les y subtemas, y que proporciónaran un res
razones. Primero, permite el almacenamiento de documen­ tiempo, la biblioteca pasó a estar cada vez má
tos por materias (por ejemplo, mecanismos de defensa ani­

274
con tres informaciones decisivas. AM recoge dos mal) y temas (por ejemplo, enmascaramiento, mimetismo),
ectos (disponibilidad de recursos y longevidad), y la búsqueda por medio de ellos. Browser es un sistema je­
ningún momento entiende la condición de ani­ rárquico que presenta tres ventanas principales, una que
:re caliente. QuickMail tiene atractivas posibili­ proporciona una lista de materias; la segunda, los temas
instrumento para apoyar y expandir las zonas
lo próximo; es un componente esencial de nues­
de aprendizaje, que libera a los docentes de la
r los únicos guardianes del conocimiento y per­
I asociados con cada una, y la tercera, una lista de recursos.
Al abrirse la ventana de recursos, se óbtiene una lista de to­
dos los títulos a disposición. El uso de las ventanas de ma­
terias y de temas acorta esa lista considerablemente. Por
comunidad se extienda más allá de las paredes ejemplo, si el alumno abre la ventana de materias y destaca
«mecanismos de defensa animal», la lista de recursos se re­
nI también se emplea con frecuencia como Íns­ 1 duce a todas las entradas que tienen relación con ese tema.
,rivado para analizar dificultades personales, I Si se abre también la ventana de materias y se elige «en­
los alumnos cuanto entre los alumnos y el maes­ ,~ mascaramiento», la lista de entradas se reduce aun más (a
.o. Con menos frecuencia esas preguntas perso­ aquellas que satisfacen las dos condiciones). Por tanto, para
¡citan en el discurso con especialistas externos. utilizar el Browser de manera eficaz, los alumnos tienen
or un conjunto de legítimas cuestiones referidas que especificar con algún detalle qué información necesi­
biología, un alumno le pregunta a un investiga­ tan, esto es, deben plantear con claridad sus preguntas de
én quisiera saber cómo logró hacer su carrera en investigación. Esa no es una habilidad que posean todos los
lsted realmente le gusta la ciencia o tiene que que ingresan. El uso inicial de Browser consiste casi única­
[guíen en especial para entrar en ese campo?». mente en abrir la ventana de recursos y recorrer la serie de
ca, cuidadosamente encuadrada, una vez más, títulos en un intento de hallar algo que pueda servirles. Sólo
tnO discurso científico, fue: con insistencia y práctica llegan a comprender que es indis­
pensable especificar sus necesidades de investigación con
m la ciencia cuando estaba en la escuela primaria, y detalle suficiente para organizar y restringir la búsqueda.
) sería lo que iba a intentar hacer cuando creciera, iY De tal modo, Browseres uno de los muchos elementos del
responder a una de tus preguntas, te diré que no ne­ entorno que llevan al alumno a apreciar la necesidad y la
er a nadie para entrar en la ciencia; sólo tienes que práctica de formular preguntas específicas.
: en ella y ganas de trabajar esforzadamente para Dados una materia y un tema, Browser genera una lista
n realidad, yo no conocía a ningún científico cuando de títulos e indica el tipo de medios (texto, revista, filmación
n mi familia nadie había ido a la universidad antes o videodisco) de cada entrada. Si en el archivo se almacena
o que ahora estás trabajando con la universidad, tú una selección específica, el alumno la puede llamar directa­
:ientíficos que los que yo conocía.
mente. Browser también permite que los estudiantes am­
plíen el sistema mediante la generación de sus propios te­
il es una ampliación indispensable de la comu­
mas y materias, y la escritura de resúmenes y de comenta­
:endizaje más allá de las paredes del aula, y no
rios de nuevas selecciones. Comenzamos con ejemplos de
Le concierne a los contenidos concretos de una
resúmenes de algunas entradas básicas pero, después que
los alumnos se familiarizaron con el sistema, crearon y dis­
cutieron sus propios resúmenes y comentarios. Además de
~ción del pensamiento. El segundo sistema,
eso, cuando optaron por publicar su propio trabajo, se les pi­
efuerza y organiza el pensamiento compartido.
dió que crearan palabras clave en la forma de temas genera­
3rowser (escrito en HyperCard 2.0) por varias
les y subtemas, y que proporcionaran un resumen. Con el
nero, permite el almacenamiento de documen­
tiempo, la biblioteca pasó a estar cada vez más anotada por
rias (por ejemplo, mecanismos de defensa ani­

275
los propios alumnos, con entradas que nos ofrecían impor­ sable remitirse al archivo de mimetismo vis\
tantes datos acerca de su capacidad para la clasificación tonces lo hallaban: un animal que para defend
cruzada y para resumir e indicar lo que consideraban signi­ tiza con una hierba fétida. Obligados a orgru
ficativo. Como los autores eran los alumnos, no hubo dos mación en archivos dentro de archivos den~
clases que generaran el mismo Browser. los niños practicaban regularmente el emplee
Subrayamos una vez más que el hecho de utilizar este zación jerárquica. Se apropiaban de esas al
sistema sirve como apoyo para ciertos procesos de pensa­ búsqueda que conllevan una organización jel
miento tales como la organización jerárquica y la clasifica­ su utilización en la escritura. Los textos gem
ción doble. De esa manera, los aspectos del entorno infor­ alumnos cambiaron mucho: de no tener una E
mático crean e incrementan el conocimiento compartido bá­ ganizativa discernible, pasaron a contener ji
sico de la clase. Primero advertimos que el aumento de la masiado complejas (Campione et al., 1992). L~
competencia en el uso del programa influía en la organiza­ de búsqueda jerárquica, practicadas durante
ción del pensamiento en un experimento anterior, cuando longado, reforzaban las estructuras organü
los niños sólo tenían acceso a HiperCard y Microsoft Word quicas, y esas prácticas transformaron la or!
(Brown y Campione, 1990). Un uso limitado de HyperCard muestras de escritura. En este caso, la zona
no fue exitoso. El método de organización no les resultó próximo incluía a alumnos y máquinas, y no
transparente, y'propiciaba algunos conocidos malos hábitos nas. Ciertas interacciones con la tecnología pl
de investigación y de escritura de los niños de esta edad, ta­ tores muy poderosos de configuración del pen
les como la estrategia de copiar y borrar según la cual los
alumnos meramente copian partes de un texto y borran lo El papel de la evaluación. El último aspecto di
que no es informativo (Brown y Day, 1983). Una vez llenada
perimentos de diseño se centra en el igualm
la ficha, el pensamiento había terminado. Nunca se tomaba
problema de la evaluación. ¿Cómo mantener 1
en cuenta la idea de que un pensamiento pudiera extender­
ponsabilidad -ante alumnos, docentes y pac
se más allá de una ficha. Y su estructura organizativa era
tal que inicialmente impedía la aparición de estructuras de la escuela responsable del progreso de los a
textuales complejas. Cada ficha contenía todo lo que se sa­ te los colegas científicos- conservando al pr(
bía, por ejemplo, acerca de un animal en particular, y los contrato social con los alumnos, a los que se a
textos consistían en el enlace azaroso de una serie de fichas a sí mismos como miembros igualitarios de Ul
independientes. Nunca se aprovechaban con acierto las de participación? Ese es un delicado equilibrio
complejas posibilidades de concatenación del programa. Un mantener, y nuestro enfoque siempre ha con
niño optimista describió la organización en HyperCard di­ honestos con los alumnos y permitirles en lo p
ciendo que era «como un collage», pero resultó más repre­ par en el proceso de evaluación.
sentativo el comentario: «La señora S. no tiene una mente Además de unas pruebas bastante tradici
HyperCard». ramos una variedad de evaluaciones dinámic:
Aunque las ventajas de HyperCard no resultaban inme­ 1989; Campione y Brown, 1990) del desarro
diatamente transparentes a la mayoría de los niños, el sis­ miento. Los métodos de evaluación dinámica :
tema de carpetas de archivos de la interfase regular Ma­ los niños problemas que están un paso adeh
cintosh era icónicamente poderosa. A fin de encontrar sus tual competencia y les proporcionan la ayuda
notas acerca de la rata crestada, por ejemplo, los alumnos para alcanzar dominio por sí solos. Asimismo
tenían que saber que ese animal era ejemplo de un mecanis­ cía se fortalece en las interacciones sociales a
mo de defensa animal, tema para el cual tenían que ingre­ pueda esperar un dominio individual. Se pre
sar en el archivo de mimetismo, y saber que era indispen­ el grado de ayuda requerida, tanto para apI

276
lumnos, con entradas que nos ofrecían impor­ sable remitirse al archivo de mimetismo visual, y sólo en­
acerca de su capacidad para la clasificación tonces lo hallaban: un animal que para defenderse se mime­
ra resumir e indicar lo que consideraban signi­ tiza con una hierba fétida. Obligados a organizar la infor­
10 los autores eran los alumnos, no hubo dos mación en archivos dentro de archivos dentro de archivos,
ineraran el mismo Browser. los niños practicaban regularmente el empleo de la organi­
lOS una vez más que el hecho de utilizar este
zación jerárquica. Se apropiaban de esas actividades de
::l como apoyo para ciertos procesos de pensa­ búsqueda que conllevan una organización jerárquica para
como la organización jerárquica y la clasifica­ su utilización en la escritura. Los textos generados por los
le esa manera, los aspectos del entorno infor­
alumnos cambiaron mucho: de no tener una estructura or­
e incrementan el conocimiento compartido bá­
ganizativa discernible, pasaron a contener jerarquías de­
se. Primero advertimos que el aumento de la
masiado complejas (Campione et al., 1992). Las actividades
en el uso del programa influía en la organiza­
de búsqueda jerárquica, practicadas durante un lapso pro­
;amiento en un experimento anterior, cuando
longado, reforzaban las estructuras organizativas jerár­
) tenían acceso a HiperCard y Microsoft Word
npione, 1990). Un uso limitado de HyperCard quicas, y esas prácticas transformaron la organización de
;0. El método de organización no les resultó
muestras de escritura. En este caso, la zona de desarrollo
, y propiciaba algunos conocidos malos hábitos próximo incluía a alumnos y máquinas, y no sólo a perso­
ión y de escritura de los niños de esta edad, ta­ nas. Ciertas interacciones con la tecnología pueden ser fac­
strategia de copiar y borrar según la cual los tores muy poderosos de configuración del pensamiento.
'amente copian partes de un texto y borran lo
trmativo (Brown y Day, 1983). Una vez llenada El papel de la evaluación. El último aspecto de nuestros ex­
nsamiento había terminado. Nunca se tomaba perimentos de diseño se centra en el igualmente espinoso
dea de que un pensamiento pudiera extender­ problema de la evaluación. ¿Cómo mantener pautas de res­
.e una ficha. Y su estructura organizativa era ponsabilidad -ante alumnos, docentes y padres, personal
tlmente impedía la aparición de estructuras de la escuela responsable del progreso de los alumnos, y an­
lplejas. Cada ficha contenía todo lo que se sa­ te los colegas científicos- conservando al propio tiempo el
plo, acerca de un animal en particular, y los contrato social con los alumnos, a los que se alienta a verse
Ían en el enlace azaroso de una serie de fichas a sí mismos como miembros igualitarios de una comunidad
;es. Nunca se aprovechaban con acierto las de participación? Ese es un delicado equilibrio muy dificil de
:ibilidades de concatenación del programa. Un mantener, y nuestro enfoque siempre ha consistido en ser
a describió la organización en HyperCard di­ honestos con los alumnos y permitirles en lo posible partici­
a «como un collage», pero resultó más repre­ par en el proceso de evaluación.
:>mentario: «La señora S. no tiene una mente Además de unas pruebas bastante tradicionales, elabo­
ramos una variedad de evaluaciones dinámicas (Campione,
s ventajas de HyperCard no resultaban inme­ 1989; Campione y Brown, 1990) del desarrollo del conoci­
'ansparentes a la mayoría de los niños, el sis­ miento. Los métodos de evaluación dinámica les plantean a
::ltas de archivos de la interfase regular Ma­ los niños problemas que están un paso adelante de su ac­
ónicamente poderosa. A fin de encontrar sus tual competencia y les proporcionan la ayuda que necesitan
le la rata crestada, por ejemplo, los alumnos para alcanzar dominio por sí solos. Asimismo, la competen­
)er que ese animal era ejemplo de un mecanis­ cia se fortalece en las interacciones sociales antes de que se
l animal, tema para el cual tenían que ingre­ pueda esperar un dominio individual. Se precisa y se mide
ivo de mimetismo, y saber que era indispen­ el grado de ayuda requerida, tanto para aprender nuevos

277
principios cuanto para aplicarlos. La cantidad d~ ayuda que
Cuadro 7.2. Evaluación y enseñanza en una zona de desa
se necesita constituye un indicio mucho mejor que el propor­

cionado por los preeXámenes estáticos acerca de la trayec­


Principales similitudes
toria de aprendizaje futura de los estudiantes en un ámbito

determinado. En particular, la facilidad con que los alum­


Basadas (de manera amplia) en la teoría del aprendizaje
nos aplican o transfieren principios que han aprendido, se
Colaboración guiada con retroalimentación especializada
Modelo de estrategia ofrecido por los especialistas (mode
considera un indi'cador de su comprensión de esos prin­

Exteriorización de los hechos mentales a través de forma


cipios,·yel desempeño en la transferencia constituye el ín­ Evaluaciones constantes de la condición de principiante
. dice más fiel de la ~ptitud de un alumno para avanzar den­
Suministro de ayuda sensible a las necesidades de los al1
tro de un dominio concreto (Brown, Campione, Webber y
Dirigidas a la resolución de problemas en el nivel de la n
McGilly, 1992). Comprensión medida por la transferencia, uso flexible dE
··EI procedimiento de la evaluación dinámica se basa en la Principales diferencias
misma teoría vigotskyana, interpretada con amplitud; que Evaluación dinámica Enseñanza recípr,
suministró el apoyo para el desarrollo de la enseñanza recí­
proca. Como puede verse en el cuadro 7.2, las dos se basan Meta: evaluación individual Meta: apre
cola}
en el mismo tipo de teoría del aprendizaje, pero difieren en
Prueba: conocimiento y Enseñanza: cono
sus metas básiéas: la evaluación del nivel de comprensión estrategias estrl
de un alumno o el fortalecimiento de ese nivel. La diferencia Ayuda: sugerencias Ayuda: seg(
primaria reside en la naturaleza y oportunidad de la ayuda estandarizadas
del adulto (especialista). En la evaluación, la ayuda se cuan­ Sugerencias: de dificil a fácil para Sugerencias: de d
medir la necesidad de apo:y
tifica sólo si es necesario, permitiendo que los alumnos de­ del E
progreso del
muestren su competencia independiente, cuando pueden alumno
hacerlo, y que los adultos estimen el alcance de esa compe­
tencia: En la modalidad de la enseñanza recíproca, se pro­ Sólo como ejemplo concreto de este enfoq1:
porciona ayuda según sea oportuno, como resultado del mos una entrevista clínica destinada a poner
diagnóstico en tiempo real que el docente hace de la necesi­ el conocimiento de biología del alumno (Se e
dad. Es común a este enfoque teórico del diagnóstico y de la análisis de la valoración dinámica del conocim
enseñanza la fundamental noción del contexto que apoya lizado incipiente en computación en Campioll<
el aprendizaje. En el diseño de las evaluaciones dinámicas Los alumnos consideraron la participación E
están en juego cuatro principios fundamentales: 1) El cen­ vista como una serie de momentos privilegiad~
tro de atención de la evaluación y de la enseñanza son los tante especializado. Por cierto, en determinac
procedimientos de comprensión y no sólo la rapidez y la de haber sabido que era una prueba, pero el e
exactitud. 2) Se emplea la guía especializada para poner de se, que incluia la obtención de conocimiento el
manifiesto y promover la competencia independiente. 3) El la participación en él, era tal que los niños se (
análisis microgenético permite estimar el aprendizaje como la posibilidad de actuar como consejeros y dE
realmente se desarrolla en el transcurso del tiempo. 4) Tanto ceptos difíciles con el entrevistador (DA; se
en la evaluación cuanto en la instrucción está presente la más detalles enAsh, 1991).
enseñanza proléptica (Stone y Wertsch, 1984), pues ambas En la entrevista clínica, se plantearon un~
apuntan a un estadio que se encuentra más allá del rendi­ guntas referidas, por ejemplo, a la cadena alin
miento actual, anticipando niveles de competencia aún no adaptación. Primero, el entrevistador solicito
alcanzados pero posibles en los entornos que sirven de apo­ básica de carácter expositivo. Si el alumno no
yo al aprendizaje. der de manera adecuada, aquel le suministró

278
,anto para aplicarlos. La cantidad de ayuda que Cuadro 7.2. Evaluación y enseñanza en una zona de desarrollo próximo.
mstituye un indicio mucho mejor que el propor­
los preeXámenes estáticos acerca de la trayec­
Principales similitudes
ndizaje futura de los estudiantes en un ámbito
l. En particular, la facilidad con que los alum­ Basadas (de manera amplia) en la teoría del aprendizaje de Vigotsky
) transfieren principios que han aprendido, se Colaboración guiada con retroalimentación especializada
:l indicador de su comprensión de esos prin­ Modelo de estrategia ofrecido por los especialistas (modelo del aprendiz)
Exteriorización de los hechos mentales a través de formatos de discusión
esempeño en la transferencia constituye el Íll­
Evaluaciones constantes de la condición de principiante
de la aptitud de un alumno para avanzar den­ Suministro de ayuda sensible a las necesidades de los alumnos
minio concreto (Brown, Campione, Webber y Dirigidas a la resolución de problemas en el nivel de la metacoguición
2). Comprensión medida por la transferencia, uso flexible del conocimiento
imiento de la evaluación dinámica se basa en la
Principales diferencias
1 vigotskyana, interpretada con amplitud;' que Enseñanza recíproca
Evaluación dinámica
l apoyo para el desarrollo de la enseñanza reCÍ­
puede verse en el cuadro 7.2, las dos se basan Meta: evaluación individual Meta: aprendizaje en
tipo de teoría del aprendizaje, pero difieren en colaboración
Prueba: conocimiento y Enseñanza: conocimiento y
lsicas: la evaluación del nivel de comprensIón
estrategias estrategias
) o el fortalecimiento de ese nivel. La diferencia Ayuda: sugerencias .Ayuda: según sea oportuno
[de en la naturaleza y oportunidad de la ayuda estandarizadas
:pecialista), En la evaluación, la ayuda se enan­ Sugerencias: de dificil a fácil para Sugerencias: de dificil a fácil para
::lS necesario, permitiendo que los alumnos de- medir la necesidad de apoyar el progreso
progreso del del alumno
competencia independiente, cuando pueden
alumno
e los adultos estimen el alcance de esa compe­
modalidad de la enseñanza recíproca, se pro­
Sólo como ejemplo concreto de este enfoque, describire­
Ida según sea oportuno, como resultado del
mos una entrevista clínica destinada a poner de manifiesto
n tiempo real que el docente hace de la necesi­
el conocimiento de biología del alumno (Se encontrará un
n a este enfoque teórico del diagnóstico y de la
análisis de la valoración dinámica del conocimiento especia­
l fundamental noción del contexto que apoya
lizado incipiente en computación en Campione et al., 1992.)
e. En el diseño de las evaluaciones dinámicas
Los alumnos consideraron la participación en esta entre­
~o cuatro principios fundamentales: 1) El cen­
vista como una serie de momentos privilegiados con un visi­
Sn de la evaluación y de la enseñanza son los
tante especializado. Por cierto, en determinado nivel deben
GOS de comprensión y no sólo la rapidez y la
de haber sabido que era una prueba, pero el ethos de la cla­
Se emplea la guía especializada para poner de
se, que incluía la obtención de conocimiento especializado y
promover la competencia independiente. 3) El
la participación en él, era tal que los niños se complacían en
)genético permite estimar el aprendizaje como
la posibilidad de actuar como consEtieros y de discutir con­
desarrolla en el transcurso del tiempo. 4) Tanto
ceptos difíciles con el entrevistador (DA; se encontrarán
ión cuanto en la instrucción está presente la
más detalles en Ash, 1991),
'Oléptica (Stone y Wertsch, 1984), pues ambas
En la entrevista clínica, se plantearon una serie de pre­
l estadio que se encuentra más allá del rendi­
guntas referidas, por ejemplo, a la cadena alimentaria o a la
1, anticipando niveles de competencia aún no
adaptación. Primero, el entrevistador solicitó información
~ro posibles en los entornos que sirven de apo­
laje. básica de carácter expositivo. Si el alumno no podía respon­
der de manera adecuada, aquel le suministraba indicios y

279
ejemplos necesarios destinados a verificar su aptitud para tano e Inagaki, 1987). Cuando se le pregunt<
aprender el concepto. Si el estudiante parece estar bien in­ ocurrir tal cosa, dijo:
formado, el experimentador podría poner en tela de juicio su
comprensión presentándole contraejemplos de sus creen­ Bueno... sencillamente hacer la transformaciól
cias (<<¿El hongo es una planta?» «¿Y qué pasa con la leva­ ellos sería más fácil que para mí pasarse a las pl~
biera comido carne ... porque a mi alrededor aún h¡
dura?») y, si es oportuno, puede pedirle que realice experi­
yo podría comer, pero para ellos no la habría... as
mentos con el pensamiento que exijan nuevos empleos' de la ran sobrevivir, tendrían que comer pasto.
información. Por ejemplo, cuando el alumno ha distribuido
figuras de animales en herbívoros y carnívoros, y ha hecho Cuando se le preguntó si para un cachorro de 1
una buena caracterización de esas dos categorías, puede más sencillo comer pasto, respondió:
preguntársele: «¿Qué ocurriría en la planicie de Africa si no
hubiera gacelas u otro alimento que los leopardos pudieran Bueno, si fuera un cachorro, sería más fácil, porqUE
comer? ¿Comerían granos?». Los alumnos a los que, sobre la lo... estaría ahí nomás, s610 tendría que caminar u
base de sus exposiciones, se ha juzgado bien informados, llegar a él. .. pero pienso que sería más fácil. .. pe
pueden mostrarse sorpresivamente inseguros al respecto, y ocurre durante mucho tiempo, entonces los anin:
sugerir que los leopardos podrían comer granos en determi­ [vuelven las gacelas], entonces habría perdido su .
nadas circunstancias, aunque no vivirían felices. Algunos que no habrían tenido que correr... Sí, Yse habrían
al pasto y no se preocuparían por los animales, porc
hasta considerarían una hipótesis del período crítico: que
se habrían olvidado.
los leopardos podrían cambiar si se los obligara a comer gra­
nos desde la rúñez pero, una vez que llegaran a la adolescen­
Seis meses más tarde, en las entrevistas c
cia, estarían demasiado acostumbrados para hacerlo. Sólo riores al examen, cuando se le formuló la miSJ
algunos aducirían las nociones de forma y función, como las John estableció complejas analogías con el sis
propiedades del sistema digestivo, para sostener que los nal de las vacas, sosteniendo que el sistema di:
leopardos no cambiarían. Estas actividades de ampliación, herbívoros es más complejo que el de los carnÍ'
consistentes en hacer experimentos con el pensamiento y en que, si conociera la dieta de un animal, podrí
considerar contraejemplos, son mucho más reveladoras del extensión de su aparato digestivo y cuánto tiel
estado actual del conocimiento de los alumnos que sus pri­ hacer la digestión, y viceversa.
meras respuestas, no objetadas, las cuales suelen presentar Esta vez, cuando se lo enfrentó con una val
una imagen demasiado optimista de su conocimiento. perimento mental del leopardo, respondió:
Considérense los siguientes extractos de las respuestas
de John, alumno de sexto grado. En la entrevista previa al No... no, su sistema digestivo no es apto... digerir:
examen, señaló la velocidad, el tamaño del cuerpo, el ta­ siado sencillo, y sus dientes no podrían masticar, a
maño de la boca y los dientes incisivos como característi­ se propagaría... y el leopardo muere.
cas físicas funcionales de los carnívoros. Parecía saberse
al dedillo la distinción entre carnívoros y herbívoros. Pero Cuando se le preguntó si el cachorro de leopar
cuando se le presentó el experimento mental del leopar­ brevivir comiendo pasto, John sostuvo que pr
do, musitó: «Bueno ..., diría que si las personas pueden, sería el primero en morir.
por ejemplo, ser vegetarianas, creo que un leopardo podría Estas respuestas contrastan de diversos n
cambiar». dadas a las mismas preguntas antes del exarJ
Este es un buen ejemplo de estrategia de razonamiento abandonado la personificación (Hafano e Inag~
común: la personificación como analogía (Carey, 1985; Ha- mo modo de explicar (<<Los seres humanos pUl

280
es arios destinados a verificar su aptitud para tano e Inagaki, 1987). Cuando se le preguntó cómo podría
:oncepto. Si el estudiante parece estar bien in­ ocurrir tal cosa, dijo:
qJerimentador podría poner en tela de juicio su
. presentándole contraejemplos de sus creen­ Bueno... sencillamente hacer la transformación... pero para
tlgo es una planta?» «¿Y qué pasa con la leva­ ellos sería más fácil que para mí pasarse a las plantas; si yo hu­
biera comido carne... porque a mi alrededor aún habría carne que
es oportuno, puede pedirle que realice expen­ yo podría comer, pero para ellos no la habría... así que si quisie­
~ pensamiento que exijan nuevos empleos de la
ran sobrevivir, tendrían que comer pasto.
Por ejemplo, cuando el alumno ha distribuido
imales en herbívoros y carnívoros, y ha hecho Cuando se le preguntó si para un cachorro de leopardo sería
aracterización de esas dos categorías, puede más sencillo comer pasto, respondió:
e: «¿Qué ocurriría en la planicie de Africa si no
las u otro alimento que los leopardos pudieran Bueno, si fuera un cachorro, sería más fácil, porque podría comer­
erían granos?». Los alumnos a los que, sobre la lo... estaría ahí nomás, sólo tendría que caminar un poquito para
~xposiciones, se ha juzgado bien informados, llegar a él. .. pero pienso que sería más fácil. .. pero entonces, si
rarse sorpresivamente inseguros al respecto, y ocurre durante mucho tiempo, entonces los animales regresan
)s leopardos podrían comer granos en determi­ [vuelven las gacelas], entonces habría perdido su velocidad, por­
.stancias, aunque no vivirían felices. Algunos que no habrían tenido que correr... Sí, Yse habrían acostumbrado
al pasto y no se preocuparían por los animales, porque entre tanto
erarían una hipótesis del período crítico: que
se habrían olvidado.
podrían cambiar si se los obligara a comer gra­
riñez pero, una vez que llegaran a la adolescen­
Seis meses más tarde, en las entrevistas clínicas poste­
demasiado acostumbrados para hacerlo. Sólo riores al examen, cuando se le formuló la misma pregunta,
irían las nociones de forma y función, como las John estableció complejas analogías con el sistema intesti­
del sistema digestivo, para sostener que los nal de las vacas, sosteniendo que el sistema digestivo de los
cambiarían. Estas actividades de ampliación, herbívoros es más complejo que el de los carnívoros. Afirmó
:m hacer experimentos con el pensamiento yen que, si conociera la dieta de un animal, podría predecir la
ntraejemplos, son mucho más reveladoras del extensión de su aparato digestivo y cuánto tiempo tarda en
l del conocimiento de los alumnos que sus pri­ hacer la digestión, y viceversa.
~stas, no objetadas, las cuales suelen presentar Esta vez, cuando se lo enfrentó con una variante del ex­
lemasiado optimista de su conocimiento. perimento mental del leopardo, respondió:
nse los siguientes extractos de las respuestas
nno de sexto grado. En la entrevista previa al No... no, su sistema digestivo no es apto ... digerir pasto es dema­
:lió la velocidad, el tamaño del cuerpo, el ta­ siado sencillo, y sus dientes no podrían masticar, así que el pasto
oca y los dientes incisivos como característi­ se propagaría... y el leopardo muere.
ncionales de los carnívoros. Parecía saberse
listinción entre carnívoros y herbívoros. Pero Cuando se le preguntó si el cachorro de leopardo podría so­
presentó el experimento mental delleopar­ brevivir comiendo pasto, John sostuvo que probablemente
Bueno..., diría que si las personas pueden, sería el primero en morir.
5er vegetarianas, creo que un leopardo podría Estas respuestas contrastan de diversos modos con las
dadas a las mismas preguntas antes del examen. John ha
-buen ejemplo de estrategia de razonamiento abandonado la personificación (Hatano e Inagaki, 1987) co­
'sonificación como analogía (Carey, 1985; Ha- mo modo de explicar «<Los seres humanos pueden hacerlo,

281
de manera que también los leopardos») y la ha reemplazado lidad, esas evaluaciones clínicas son de por s
por una justificación fundada en la relación entre forma y de aprendizaje en colaboración. Como tales, 1
función. Al dársele un nuevo giro a la vieja pregunta -si los ria entre la evaluación y la enseñanza se VUi
ciervos serían capaces de alimentarse en caso de que deja­ damente, más borrosa (Campione, 1989).
ra de haber pasto-, el ahora confiado John le dedicó al en­
trevistador una amplia sonrisa y dijo: «Es un buen inten­
to... el aparato digestivo del ciervo es demasiado complica­
do y además sus dientes no podrían triturar carne». Actividad escolar auténtica
Otro ejemplo del rico panorama que puede extraerse de
la evaluación dinámica y de los experimentos mentales está Abrimos el presente capítulo con el plante
tomado de Katy, una perspicaz alumna de séptimo grado siguiente pregunta: ¿qué constituye una acti,
que dio sobre la fotosíntesis una descripción extraída delli­ ca en los primeros años de la enseñanza esc,
bro, la cual en los exámenes tradicionales se tomaría como mos que sin duda es poco práctico sugerir qUE
indicio de que comprendió plenamente los mecanismos bá­ las escuelas primarias podrían convertirse I
sicos. Se le preguntó entonces: «¿Qué ocurriría si dejara de aprendizaje para inducir a los niños a las prá(
haber luz solar?»; la respuesta de Katy en ningún momento munidad de los matemáticos o de los historia
incluyó la decisiva información de que, como las plantas ela­ yoría de los niños presentes en las aulas de el
boran su alimento con ella, una reducción considerable de la nen la intención de convertirse en piólogos 1:
luz solar rompería toda la cadena alimentaria. En lugar de tas, ni se tiene la intención de que lleguen a SE
ello, se centró en la luz para ver: desarrollan hasta convertirse en individuos c
lorar la información científica de manera crít
Eso mataría a las plantas, a los escarabajos ... hum... los seres
rarse de los avances recientes de la ciencia, p
nocturnos estarían bien. Los diurnos ... las serpientes, los conejos,
las liebres ... estarían bien, pueden vivir de noche. Pero los seres
más que satisfechos. En relación con la contim
diurnos necesitarían la luz del sol para ver... no podrían encon­ escuela y la práctica auténtica, creemos que lo
trar su alimento en la oscuridad y con el tiempo morirían de ham­ demos hacer es evitar una manifiesta disco!
bre. También los halcones se morirían, pero los búhos son noctur­ las culturas de quienes practican las ciencias
nos... podrían ver de noche y... hum... los mapaches probable­ introducimos a los alumnos en el mundo del t
mente estarían cerca de la cima de la cadena alimentaria. fico a través de las visitas y del correo electrÓi
mergimos en las estructuras discursivas de 1.
Era claro que Katy no había comprendido el lugar funda­ la conjetura, la prueba y la comprobación. Apa
mental que la fotosíntesis ocupa en el principio de la vida. alentamos a inventar experimentos reales y J
Podía decir de memoria los mecanismos y formar cadenas pueden compartir con la comunidad en generl
alimentarias cuando se le preguntaba de manera directa, publicaciones, seminarios y ferias científicas.}
pero aún no podía razonar con fluidez el conocimiento que mejores ejemplos de la continuidad entre las
recientemente había hallado. las escuelas primarias y las modalidades dis
Mediante los experimentos mentales, no solamente po­ pías de una disciplina proceden de la labor con
demos descubrir cómo se llega a retener el conocimiento, ca en la escuela primaria (Lampert, 1986; o'e
sino también cuán frágil o firme es ese conocimiento y la sol­ ejemplos que intentamos emular en la ciencia
tura con que se lo puede aplicar. La filosoña de la negocia­ primaria. Queremos que los alumnos sean mi
ción y de la apropiación dentro de una zona de desarrollo ticantes de una comunidad científica en la me
próximo es tan manifiesta en nuestros procedimientos de sible; por eso es la metáfora del naturalista de
evaluación cuanto en nuestras prácticas en el aula. En rea­ que guía nuestras actividades.

282
le también los leopardos») y la ha reemplazado lidad, esas evaluaciones clínicas son de por sí experiencias
ificación fundada en la relación entre forma y de aprendizaje en colaboración. Como tales, la línea diviso­
írsele un nuevo giro a la vieja pregunta -si los ria entre la evaluación y la enseñanza se vuelve, delibera­
n capaces de alimentarse en caso de que deja­ damente, más borrosa (Campione, 1989).
Jasto-, el ahora confiado John le dedicó al en­
ma amplia sonrisa y dijo: «Es un buen inten­
:lto digestivo del ciervo es demasiado complica­
sus dientes no podrían triturar carne». Actividad escolar auténtica
lplo del rico panorama que puede extraerse de
1 dinámica y de los experimentos mentales está Abrimos el presente capítulo con el planteamiento de la
~ty, una perspicaz alumna de séptimo grado siguiente pregunta: ¿qué constituye una actividad auténti­
~ la fotosíntesis una descripción extraída delli­ ca en los primeros años de la enseñanza escolar? Sostuvi­
m los exámenes tradicionales se tomaría como mos que sin duda es poco práctico sugerir que por lo menos
le comprendió plenamente los mecanismos bá­ las escuelas primarias podrían convertirse en lugares de
Ireguntó entonces: «¿Qué ocurriría si dejara de aprendizaje para inducir a los niños a las prácticas de la co­
lar?»; la respuesta de Katy en ningún momento munidad de los matemáticos o de los historiadores, La ma­
cisiva información de que, como las plantas ela­ yoría de los niños presentes en las aulas de ecología no tie­
nento con ella, una reducción considerable de la nen la intención de convertirse en biólogos ni en ecologis­
llpería toda la cadena alimentaria. En lugar de tas, ni se tiene la intención de que lleguen a serlo. Pero si se
'ó en la luz para ver: desarrollan hasta convertirse en individuos capaces de va­
lorar la información cientíÍica de manera crítica y de ente­
a las plantas, a los escarabajos... hum... los seres rarse de los avances recientes de la ciencia, podemos estar
arían bien. Los diurnos ... las serpientes, los conejos, más que satisfechos, En relación con la continuidád entre la
estarían bien, pueden vivir de noche. Pero los seres. escuela y la práctica auténtica, creemos que lo mejor que po­
;itarían la luz del sol para ver... no podrían encon­
demos hacer es evitar una manifiesta discontinuidad con
:lto en la oscuridad y con el tiempo morirían de ham­
los halcones se morirían, pero los búhos son noctur­
las culturas de quienes practican las ciencias. Con ése fin,
n ver de noche y... hum... los mapaches probable­ introducimos a los alumnos en el mundo del trabajo cientí­
III cerca de la cima de la cadena alimentaria.
ficcí a través de las visitas y del correo electrónico, y los su­
mergimos en las estructuras discursivas de la indagación,
Ique Katyno había comprendido el lugar funda­
la éánjetura, la prueba y la comprobación. Aparte de eso, los
la fotosíntesis ocupa en el principio de la vida,
alentamos a inventar experimentos reales y mentales que
de memoria los mecanismos y formar cadenas
pueden compartir con la comunidad en general a través de
s cuando se le preguntaba de manera directa,
publicaciones, seminarios y ferias científicas. Algunos de los
, podía razonar con fluidez el conocimiento que
mejores ejemplos de la continuidad entre las prácticas de
lte había hallado.
las escuelas primarias y las modalidades discursivas pro­
s los experimentos mentales, no solamente po­
pias de una disciplina proceden de la labor con la matemáti­
ubrir cómo se llega a retener el conocimiento,
ca en la escuela primaria (Lampert, 1986; O'Connor, 1991),
n cuán frágil o firme es ese conocimiento y la sol­
ejemplos que intentamos emular en la ciencia de la escuela·
e se lo puede aplicar. La filosofia de la negocia-
primaria. Queremos que los alumnos sean miembros prac­
apropiación dentro de una zona de desarrollo
ticantes de una comunidad científica en la medida de lo po­
tan manifiesta en nuestros procedimientos de
sible; por eso es la metáfora del naturalista del siglo XIX la
::uanto en nuestras prácticas en el aula. En rea­ que guía nuestras actividades.

283
Si bien procuramos evitar, en lo que concierne a las acti­ 1987). Esa voz evoluciona constantemente a
vidades, una manifiesta discontinuidad entre la ciencia de negociación y renegociación situadas del sign
la escuela y la verdadera práctica científica en la medida en y Wenger, 1991). Los que participan en la com
que somos capaces de lograrlo (los niños no tienen conoci­ bres de apropiarse de «las ideas que están el
mientos de bioquímica), creemos que en las escuelas el ver­ transformarlas por medio de la interpretacióI
dadero aprendizaje es para una comunidad de especialistas. ración personales. Dentro de la misma aula, 1
Si bien muchas de las auténticas actividades de los adultos tes entran y salen de muchas zonas de desarro
están vinculadas con disciplinas, existen las independien­ apropiarse de ideas y de modos de conocer qUE
tes de todo dominio que proporcionan a los principiantes in­ ros para que se los recoja. Aunque surge una ,
teligentes un acceso más fácil a un dominio nuevo y la con­ individuos pasan a ser propietarios de parte;
siguiente libertad de optar por una comunidad de práctica ese conocimiento compartido a través de un pr
que sea de su elección (Brown et al., 1983). cialización, de centramiento intencional en as
Una traducción común de la noción de aprendizajes cog­ tema en el que el alumno decide especializa!
nitivos se refiere a que los alumnos deben ser introducidos, miento especializado distribuido es una faceta
por ejemplo, en la comunidad de práctica de la matemática de las auténticas comunidades de práctica cie:
(Collins, Brow~ y Newman, 1989). Pero un argumento más la necesidad de compartir el conocimiento con
convincente consiste en tomar al pie de la letra el título y a través de artículos, conferencias, correo elec1
pensar en términos de aprender a «pensar» ya «aprender». medios. Ese conocimiento especializado dist
Creemos que las diferentes formas de «aprender a pensaI'» menos deseable para las aulas de las escuel:
constituirían la actividad auténtica de la vida de la escuela cuando se trata del aprendizaje auténtico, que
primaria, aun cuando reconocemos que esta posición es po­ tíficos profesionales. La idea de que todos los
lémica. Durante su paso por la escuela, los niños peque­ determinada edad y del mismo grado deben ac
ños deberían, idealmente, ser integrados en una comunidad mo cuerpo de conocimientos al mismo tiempo
de práctica investigativa, en la que poco a poco llegaran a fundamental que está en la base de la evaluaci
adoptar los modos de conocer, la práctica cultural, las pau­ una de las razones que tienen las actividades
tas discursivas y el sistema de creencia de los investiga­ contemporánea para ser, en buena medida, in
dores. Sabemos que hemos dado un paso hacia ese objetivo
cuando un científico destacado en el campo, al ver las filma­
ciones de nuestros alumnos, exclama: «¡Pero se parecen a
nosotros; se ve como un seminario de graduados!». Las es­ Conclusiones
cuelas deberían suministrar a los jóvenes especialistas un
suelo fecundo en el que puedan prepararse para seguir con En este capítulo hemos presentado nuest
el aprendizaje deliberado durante toda. su vida. propiciar las comunidades de aprendizaje en e
Las principales ideas teóricas que sostienen nuestros ex­ cas que, según nuestro modo de ver, son las act
perimentos de diseño en el aula (Brown, 1992; Collins, en timas de una institución que, idealmente, lleg<
prensa) son las de apropiación y negociación mutua dentro el fin de promover el aprendizaje. Para ese aJ
de muchas zonas de desarrollo próximo superpuestas. La fundamental el despliegue de un conocimientl
vida en nuestras clases de ciencia conlleva negociaciones y do distribuido. Las ideas y los conceptos se pr
renegociaciones situadas de ideas, términos, definiciones, comunidad a través de la apropiación y la nel
etc. (O'Connor, 1991), de manera que con el transcurso del gunas ideas y formas de conocer pasan a intE
tiempo sUIja algo así como una voz común (Wertsch, 1991) cimiento común. Otras formas de conocimient(
y una base común de conocimientos (Edwards y Mercer, quedan especialmente reservadas a los que op

284
'Ocuramos evitar, en lo que concierne a las acti­ 1987). Esa voz evoluciona constantemente a través de «la
. manifiesta discontinuidad entre la ciencia de negociación y renegociación situadas del significado» (Lave
a verdadera práctica científica en la medida en y Wenger, 1991). Los que participan en la comunidad son li­
ipaces de lograrlo (los niños no tienen conoci­ bres de apropiarse de «las ideas que están en el aire» y de
ioquímica), creemos que en las escuelas el ver­ transformarlas por medio de la interpretación y la incorpo­
ldizaje es para una comunidad de especialistas. ración personales. Dentro de la misma aula, los participan­
laS de las auténticas actividades de los adultos tes entran y salen de muchas zonas de desarrollo próximo al
adas con disciplinas, existen las independien­ apropiarse de ideas y de modos de conocer que están madu­
)minio que proporcionan a los principiantes in­ ros para que se los recoja. Aunque surge una voz común, los
l acceso más fácil a un dominio nuevo y la con­ individuos pasan a ser propietarios de partes distintas de
ertad de optar por una comunidad de práctica ese conocimiento compartido a través de un proceso de espe­
1 elección (Brown et al., 1983). cialización, de centramiento intencional en aspectos del sis­
Ilcción común de la noción de aprendizajes cog­ tema en el que el alumno decide especializarse. El conoci­
iere a que los alumnos deben ser introducidos, miento especializado distribuido es una faceta fundamental
en la comunidad de práctica de la matemática de las auténticas comunidades de práctica científica: de allí
wn y Newman, 1989). Pero un argumento más la necesidad de compartir el conocimiento con los científicos
consiste en tomar al pie de la letra el título y a través de artículos, conferencias, correo electrónico Yotros
rminos de aprender a «pensar» y a «aprender». medios. Ese conocimiento especializado distribuido no es
~ las diferentes formas de «aprender a penSaD> menos deseable para las aulas de las escuelas primarias,
l la actividad auténtica de la vida de la escuela cuando se trata del aprendizaje auténtico, que para los cien­
n cuando reconocemos que esta posición es po­ tíficos profesionales. La idea de que todos los niños de una
ante su paso por la escuela, los niños peque­ determinada edad y del mismo grado deben adquirir el mis­
, idealmente, ser integrados en una comunidad mo cuerpo de conocimientos al mismo tiempo, un supuesto
nvestigativa, en la que poco a poco llegaran a fundamental que está en la base de la evaluación masiva, es
nodos de conocer, la práctica cultural, las pau­ una de las razones que tienen las actividades de la escuela
;as yel sistema de creencia de los investiga­ contemporánea para ser, en buena medida, inauténticas.
[lOS que hemos dado un paso hacia ese objetivo
entífico destacado en el campo, al ver las filma­
.estros alumnos, exclama: «¡Pero se parecen a
ve como un seminario de graduados!». Las es­ Conclusiones
ían suministrar a los jóvenes especialistas un
o en el que puedan prepararse para seguir con En este capítulo hemos presentado nuestro intento de
je deliberado durante todasu vida. propiciar las comunidades de aprendizaje en el aula, prácti­
ipales ideas teóricas que sostienen nuestros ex­ cas que, según nuestro modo de ver, son las actividades legí­
fe diseño en el aula (Brown, 1992; Collins, en timas de una institución que, idealmente, llegó a existir con
las de apropiación y negociación mutua dentro el fin de promover el aprendizaje. Para ese aprendizaje es
~onas de desarrollo próximo superpuestas. La fundamental el despliegue de un conocimiento especializa­
¡tras clases de ciencia conlleva negociaciones y do distribuido. Las ideas y los conceptos se propagan en la
nes situadas de ideas, términos, definiciones, comunidad a través de la apropiación y la negociación. Al­
or, 1991), de manera que con el transcurso del ~gunas ideas y formas de conocer pasan a integrar el cono­
l algo así como una voz común (Wertsch, 1991) cimiento común. Otras formas de conocimiento y de conocer
común de conocimientos (Edwards y Mercer, quedan especialmente reservadas a los que optan por dedi­

285
(4ta. ed.), voL 3: Cognitive development (págs.
carse a un tipo específico de conocimiento especializado. Es­ York: Wiley.
te es compartido y distribuido dentro de la comunidad por el Brown, A. L. Y Campione, J. C. (1990) "Communi
diseño y las circunstancias fortuitas. La clase está diseña­ and thinking, or A context by any other name»
da con el fin de promover zonas de desarrollo próximo que lopment, 21, págs. 108-26.
constantemente están sujetas a la negociación y a la rene­ (en prensa) «Restructuring grade schoollearnin~
gociación entre sus ciudadanos. A través de su participación to promote scientific literacy», enRestructuring
en foros cada vez más maduros de investigación científi­ lysis and proceedings ofthe annual conference G
ca, los alumnos son enculturados en la práctica comunitaria ChiefState School Officers, San Diego, CA: Har
de los científicos. Cuando trabajan, y no siempre lo hacen, vanovich.
nuestras aulas alientan el desarrollo de una comunidad dis­ Brown, A. L., Campione, J. C., Webber, L. S. y MC1
cursiva impregnada de la búsqueda de conocimiento y de los «Interactive learning environments: A new lool<
procesos de indagación. El conocimiento especializado de and instruction», en B. R. Gifford y M. C. e
una u otra forma se difunde en el conjunto y más allá del au­ Changing assessments: Altemative views ofapi
la, y ese conocimiento especializado incipiente influye en el ment and instruction (págs. 121-211), Boston: ]
discurso que provee el suelo fecundo para las actividades de Brown, A. L. Y Day, J. D. (1983) «Macrorules fOl
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Brown, A. L. Y Palincsar, A. S. (1989) «Guided, coo
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vista en particular. Mi objetivo en los comeIl
microgenetic analysís ofone student's evolving understanding
of a complex subject matter domain», en R. Glaser, ed.,Aduan­
guen es, al mismo tiempo, modesto en relació
ces in instructional psychology (vol. 4), Hillsdale, NJ: Erlbaum. sibilidades y varía según sea conveniente. E
Stone, C. Ay Wertsch, J. V. (1984) «Asocial interactional analysis tanto los comentarios no están al servicio de
oflearning disabilities remediation», Journal ofLearning Dis­ teórico específico y no se los formula con la es¡:
abilities, 17, págs. 194-9. cer que cambie la opinión de nadie a propósitc
Vigotsky, L. S. (1978) Mind in society: The development of higher temas teóricos. Varía en tanto me centro sele4
psychological processes (M. Cole, V. John-Steiner, S. Scribner diversos puntos o temas que me llaman la a1
y E. Souberman, eds. y trads.), Cambridge, MA: Harvard Uni­ especial interés, sean cuales fueren las razor.
versity Press. fuerzo en absoluto en reseñar o criticar los ca]
Wertsch, J. V. (1991) Voices in the mind, Cambridge University manera global:
Press. Me guío por la observación de Pea, en el ca]
Wineburg, S. (1989) <<A response to Brown, Collins and Duguid», sostiene que la idea de la inteligencia distrib\
Educational Researcher, 18, págs. 44-8.
teoría de la mente ni de ninguna otra cosa, su
Wood, D., Bruner, J. y Ross, G. (1976) «The role oftutoring in pro­
de un <<IDarco heurístico para plantear y fOTI
blem solving», Journal ofChild Psychology and Psychiatry, 17,
págs. 89-100. nes teóricas o empíricas». Creo que sirve bast~
propósito. La idea de que la inteligencia (el co
cognición) está distribuida en un grupo, o I
usos y situaciones, es, a mi modo de ver, inten
to por las preguntas a las que pueda responc
las muchas que suscita.
Los capítulos anteriores me parecen en v
lantes para el pensamiento. Su lectura me 11
nar sobre distintas cuestiones. ¿Qué hay d
nueva visión de la cognición? ¿Qué hay de]
revelador? En el supuesto de que el concept.

Agradezco a David Perkins y a Gavriel Salomon por sus


rios acerca del primer borrador de este capítulo.

290
(1987) Education and learning to think, Washing­
ational Academy Press.
8. Algunas reflexiones acerca de la
~O) Apprenticeship in thinking, Oxford: Oxford Uni­

'ss.

distribución de la cognición
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Raymond S. Nickerson
keley.

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l.
El encargado de examinar un libro compuesto por capí­
,Jona, M. Y. (1991) "Empowering the student: New
tulos escritos por distintos autores puede proponerse dis­
lS on the design ofteaching systems», Journal ofthe
:ciences, 1, págs. 7-36. tintos objetivos: el resumen, la aclaración, la ampliación, la
, Smith, J. y Arcavi, A. (en prensa) «Learning: The compatibilización, el análisis o la crítica desde un punto de
;ic analysis ofone student's evolving understanding vista en particular. Mi objetivo en los comentarios que si­
x subject matter domain», en R. Glaser, ed., Aduan­ guen es, al mismo tiempo, modesto en relación con esas po­
'.lctional psychology (vol. 4), Hillsdale, NJ: Erlbaum. sibilidades y varía según sea conveniente. Es modesto en
'f{ ertsch, J. V. (1984) "A social interactional analysis tanto los comentarios no están al servicio de un programa
disabilities remediation», Journal ofLearning Dis­ teórico específico y no se los formula con la esperanza de ha­
7, págs. 194-9. cer que cambie la opinión de nadie a propósito de candentes
(1978) Mind in society: The deuelopment of higher temas teóricos. Varía en tanto me centro selectivamente en
'al processes (M. Cole, V. John-Steiner, S. Scribner diversos puntos o temas que me llaman la atención por su
man, eds. y trads.), Cambridge, MA: Harvard Uni­ especial interés, sean cuales fueren las razones. No me es­
ss.

fuerzo en absoluto en reseñar o criticar los capítulos de una


(1991) Voices in the mind, Cambridge University
manera global:
Me guío por la observación de Pea, en el capítulo 2, quien
1989) ,<A response to Brown, Collins and Duguid»,

:l Researcher, 18, págs. 44-8.


sostiene que la idea de la inteligencia distribuida no es una·
ler, J. y Ross, G. (1976) «The role oftutoring in pro­
teoría de la mente ni de ninguna otra cosa, sino que se trata
g>', Journal ofChild Psychology and Psychiatry, 17,
de un «marco heurístico para plantear y formular cuestio­
O. nes teóricas o empíricas». Creo que sirve bastante bien a ese
propósito. La idea de que la inteligencia (el conocimiento, la
cognición) está distribuida en un grupo, o en artefactos,
usos y situaciones, es, a mi modo de ver, interesante, no tan­
to por las preguntas a las que pueda responder cuanto por
las muchas que suscita.
Los capítulos anteriores me parecen en verdad estimu­
lantes para el pensamiento. Su lectura me lleva a reflexio­
nar sobre distintas cuestiones. ¿Qué hay de nuevo en la
nueva visión de la cognición? ¿Qué hay de perspicaz o de
revelador? En el supuesto de que el concepto de cognición

Agradezco a David Perkins y a Gavriel Salomon por sus valiosos comenta­


rios acerca del primer borrador de este capítulo.

291
distribuida y las ideas asociadas a él representen verda­ la psicología humana los recursos cognitivos
deramente un nuevo punto de vista, ¿qué se sigue de ellos? llan en la cabeza de un solo individuo sino en
¿Cuáles son sus consecuencias para la educación? ciocultural: en los libros y en otros medios de (
¿Qué debemos pensar acerca de un conocimiento com­ en las herramientas, incluido el lenguaje, me
partido? ¿Cómo se relaciona con lo que está en la mente de las personas interactúan con los demás y con
aquellos de los que se dice que lo comparten? ¿Qué quere­ las restantes personas y en el legado de otras
mos decir cuando afirmamos que determinado conjunto de en la especialización y en la división del trab
personas (un partido político, una hermandad, un ámbito glas según las cuales vivimos, y en otros sitiol
científico, un grupo religioso, una organización profesional, Pese a todos esos antecedentes históricos
una nación) conoce, cree, decide ...? ¿Qué otra cosa puede que el interés en los aspectos sociales, situacic
significar la afirmación de que un grupo conoce X si no que rales de la cognición es mayor, dentro de la psi
algunos o la mayoría de los miembros de ese grupo conoce tiva y educativa dominante, en la actualidad q
X1 ¿Y cómo caracterizamos lo que sabe un individuo? muy poco. Sería sorprendente, dado el grad
Espero que se me excuse por compartir, a continuación, que reciben esos aspectos de la cognición, que
algunas de las direcciones hacia las que me instan a avan­ nuevas ideas. Lo decepcionante, y creo que es~
zar las ideas que encuentro en los capítulos precedentes, ción de Cole y Engestrom, es el hecho de que
pese a que raramente he logrado llegar a conclusiones defi­ cuencia no se hayan reconocido, como debería
nitivas. No se inicia un itinerario sólo para llegar a un desti­ do, ideas que han estado en la bibliograña des
no, sino también para disfrutar el viaje. tiempo. La mayoría de nosotros le presta men¡
la que debiera a algo escrito hace unos cuan'
consecuencia, no advertimos cuando las ideaE
sotros son verdaderamente nuevas, han circt
¿Qué hay de nuevo? mentes en el pasado.
Así como la cuestión de lo que hay de nueve
En numerosas ocasiones, al leer estos capítulos y pensar cuando leo acerca de la cognición distribuida, ¡
acerca de ellos, me sorprendí preguntándome si determi­ to me causa pensar en lo que hay en ella de 1
nada afirmación era una vieja observación dicha con pala­ particularmente revelador. Gran parte de lo
bras nuevas, una manera original, en verdad provechosa, tado diciendo o, al menos, de lo que creo que SE
de pensar acerca de un viejo concepto, una nueva compren­ ciendo, suena en buena medida como cosa (
sión, un modo de profundizar, una cosa de sentido común, o mún, y en realidad no es discutible. No sólo toe
algo que estaba totalmente fuera del alcance de mi vista. que el conocimiento está distribuido en la SOciE
Me asombró un poco la frecuencia con que no podía decidir­ tenemos una comprensión práctica, aunque pl
me entre esas alternativas. do como lo está. Sabemos muy bien que tenem
En el capítulo 1, Cole y Engestrom señalan que la idea al plomero, y no al farmacéutico, cuando el ,
de que el contenido y el proceso de pensamiento están distri­ tapado.
buidos entre los individuos, así como acumulados dentro de ¿Alguien pone en duda que: las mismas pe]
ellos, no es nueva en psicología, aunque parece haberse re­ de diferente manera en situaciones diferenteE
novado el interés en ella. Llaman la atención acerca de las fluidas por los contextos sociales y culturales
variaciones de este tema en los escritos de Wundt, Munster­ lo que se puede hacer depende en gran medida
berg, los psicólogos histórico-culturales soviéticos Leontiev, mentos y materiales de que se dispone; en el n
Luria y Vigotsky, y los antropólogos White y Geertz. Esos in­ innumerables herramientas útiles, entre ella
vestigadores reconocieron la importancia que revisten para simplifican las tareas cognitivas; las habili<

292
y las ideas asociadas a él representen verda­ la psicología humana los recursos cognitivos que no se ha­
Lll1nuevo punto de vista, ¿qué se sigue de ellos? llan en la cabeza de un solo individuo sino en el entorno so­
sus consecuencias para la educación? ciocultural: en los libros yen otros medios de comunicación;
::lemos pensar acerca de un conocimiento com­ en las herramientas, incluido el lenguaje, mediante el cual
Smo se relaciona con lo que está en la mente de las personas interactúan con los demás y con el entorno; en
los que se dice que lo comparten? ¿Qué quere­ las restantes personas y en el legado de otras generaciones;
¡ando afirmamos que determinado conjunto de en la especialización y en la división del trabajo; en las re­
n partido político, una hermandad, un ámbito glas según las cuales vivimos, y en otros sitios.
1 grupo religioso, una organización profesional, Pese a todos esos antecedentes históricos, parece claro
conoce, cree, decide ...? ¿Qué otra cosa puede que el interés en los aspectos sociales, situacionales y cultu­
afirmación de que un grupo conoce X si no que rales de la cognición es mayor, dentro de la psicología cogni­
mayoría de los miembros de ese grupo conoce tiva y educativa dominante, en la actualidad que hasta hace
r:aracterizamos lo que sabe un individuo? muy poco. Sería sorprendente, dado el grado de atención
ue se me excuse por compartir, a continuación, que reciben esos aspectos de la cognición, que no surgieran
as direcciones hacia las que me instan a avan­ nuevas ideas. Lo decepcionante, y creo que esa es la afirma­
3 que encuentro en los capítulos precedentes, ción de Cole y Engestrom, es el hecho de que con tanta fre­
ll'amente he logrado llegar a conclusiones defi­ cuencia no se hayan reconocido, como debería haber sucedi­
e inicia un itinerario sólo para llegar a un desti­ do, ideas que han estado en la bibliograña desde hace cierto
bién para disfrutar el viaje. ...,
tiempo. La mayoría de nosotros le presta menos atención de
la que debiera a algo escrito hace unos cuantos años y, en
consecuencia, no advertimos cuando las ideas que para no­
sotros son verdaderamente nuevas, han circulado en otras
le nuevo? mentes en el pasado.
Así como la cuestión de lo que hay de nuevo me perturba
rosas ocasiones, al leer estos capítulos y pensar cuando leo acerca de la cognición distribuida, el mismo efec­
os, me sorprendí preguntándome si determi­ to me causa pensar en lo que hay en ella de perspicaz o de
~ión era una vieja observación dicha con pala­ particularmente revelador. Gran parte de lo que se ha es­
, una manera original, en verdad provechosa, tado diciendo o, al menos, de lo que creo que se ha estado di­
arca de un viejo concepto, una nueva compren­ ciendo, suena en buena medida como cosa de sentido co­
o de profundizar, una cosa de sentido común, o mún, y en realidad no es discutible. No sólo todos admitimos
iba totalmente fuera del alcance de mi vista. que el conocimiento está distribuido en la sociedad, sino que
un poco la frecuencia con que no podía decidir­ tenemos una comprensión práctica, aunque parcial, del mo­
s alternativas. do como lo está. Sabemos muy bien que tenemos que llamar
[tulo 1, Cole y Engestrom señalan que la idea al plomero, y no al farmacéutico, cuando el vertedero está
;enido y el proceso de pensamiento están distri­ tapado.
los individuos, así como acumulados dentro de ¿Alguien pone en duda que: las mismas personas actúan
ueva en psicología, aunque parece haberse re­ de diferente manera en situaciones diferentes y que son in­
erés en ella. Llaman la atención acerca de las fluidas por los contextos sociales y culturales en que viven;
e este tema en los escritos de Wundt, Munster­ lo que se puede hacer depende en gran medida de los instru­
)logos histórico-culturales soviéticos Leontiev, mentos y materiales de que se dispone; en el mundo existen
~ky, y los antropólogos White y Geertz. Esos in­ innumerables herramientas útiles, entre ellas muchas que
reconocieron la importancia que revisten para simplifican las tareas cognitivas; las habilidades que las

293
. personas llegan a tener dependen, en parte de la clase de cuando uno de ellos conozca mucho menos qu
artefactos que deben emplear; es más fácil hacer ciertas medida en que la persona menos informada SE
cosas en determinados entornos y,no en otros; dos cabezas otro no conoce, la combinación del conocimi€
son (algunas veces) mejor que una; la especialización de la debe superar lo que el individuo más informa(
función dentro de los grupos suele ser provechosa; es una Hasta allí parece obvio.
pérdida de tiempo y de trabajo guardar cierto tipo de infor­ Pero ¿lo es? La reflexión hace que se sus
mación en la propia cabeza...? dudas. El argumento parece exigir el supuest
No intento dar a entender que e;;' la nueva forma de ver nocimiento se combina sólo de manera sumat
no haya nada profundo, o que las observaciones que pare­ rese el caso extremo en queAy B conocen, cad
cen de sentido común -una vez hechas- no puedan ser pe­ «hecho». A sabe que el platipo es un mamífel
netrantes; ni pretendo sostener que no valga la pena hacer no lo es. ¿Diríamos en este caso que lo que sa
observaciones como las precedentes. Como dijo en una opor­ nación supera a lo que cada uno de ellos sabe·
tunidad Stanlislav mam (1976, pág. 303), «a veces las cosas vidual? Podría objetarse que ese no es un ejem
obvias tienen que ser repetidas una y otra vez antes de que porque al menos uno de los individuos no «con
se caiga en la cuenta de ellas». 'Sencillamente estoy confe­ sólo cree que lo conoce. Pero esto plantea la
sando que no s<?y capaz de decir, a partir de la lectura, en ro­ que significa conocer algo, y ese es en realidad
dos los casos, si se está presentando algo como un descubri­ pinoso.
miento o como un recordatorio de lo que todos sabemos. N o resolvemos el problema definiendo e
to como «creencia verdadera», porque las per
en cuanto a lo que aceptarán como evidencia (
todo conocimiento humano es incierto hasta
Acerca de la distribución del conocimiento en un punto. Cualquier definición del conocimient(
grupo cientemente generosa para admitir la posibili
personas lo posean, probablemente deje abÍ(
En determinado nivel, la idea de que el conocimiento es­ gencia de que el conocimiento de los individu
tá distribuido en un grupo es intuitivamente convincente: de otra manera que la enteramente sumaton
¿quién puede poner en duda que un conjunto de personas Pero pasemos por alto el problema de deci(
alberga un depósito de conocimientos que difiere del que po­ ca que un individuo conozca algo, y supongam
see una sola de ellas, y en cierto sentido lo excede? Pero no mento, que conocer X es sostener la creencia
queda para nada claro qué puede significar para un grupo X. No es claro todavía lo que comunicamos Cl
conocer algo. Y la manera de representar lo que un grupo co­ que el conocimiento está distribuido dentro
noce y ponerlo en relación con lo que conoce el miembro in­ ¿Decimos que el grupo, como entidad, conoce :
dividual es una cuestión complicada que no ha sido apropia­ mos diciendo que el grupo, como tal, conoce
damente planteada. dría significar eso? ¿Que uno o más miembr
Es indudable que el conocimiento colectivo de un grupo .Supongamos que un miembro del grupo cone
tiene que ser mayor (o, por lo menos, no menor) que el cono­ que todos los demás creen que no X: ¿diríame
cimiento de alguno de sus miembros. El grupo formado por conoce X?
Ay por B conoce lo que sabe Ay lo que sabe B, y, a no ser que Cuando decimos que el grupo conoce X e
el conocimiento de A sea idéntico al de B, o que lo conocido individualmente ninguno de los miembros (
por A o B sea en realidad un subconjunto de lo que el otro ¿estamos diciendo que por lo menos una pen
conoce, lo que conocen en combinación debe ser más grande conoce Xy por lo menos otra persona cono~
que lo que cualquiera de ellos sabe en forma individual. Aun mos que los miembros que conocen X, creen:

294
~gan a tener dependen.. en parte de la clase de cuando uno de ellos conozca mucho menos que el otro, en la
lue deben emplear; es más fácil hacer ciertas medida en que la persona menos informada sepa algo que el
terminados entornos 'y;,no en otros; dos cabezas otro no conoce, la combinación del conocimiento de ambos
s veces) mejor que una; la especialización de la debe superar lo que el individuo más informado sabe él solo.
tro de los grupos suele ser provechosa; es una Hasta allí parece obvio.
;iempo y de trabajo guardar cierto tipo de infor­ Pero ¿lo es? La reflexión hace que se susciten algunas
~ propia cabeza ...? dudas. El argumento parece exigir el supuesto de que el co­
to dar a entender que en la nueva forma de ver nocimiento se combina sólo de manera sumatoria. Considé­
la profundo, o que las observaciones que pare­ rese el caso extremo en que Ay B conocen, cada uno, un solo
:lo co~ún -una vez hechas- no puedan ser pe­ «hecho». A sabe que el platipo es un mamífero; B sabe que
ti pretendo sostener que no valga la pena hacer no lo es. ¿Diríamos en este caso que lo que saben en combi­
es como las precedentes. Como dijo en una opor­ nación supera a lo que cada uno de ellos sabe en forma indi­
nlislav Ulam (1976, pág. 303), «a veces las cosas vidual? Podría objetarse que ese no es un ejemplo aceptable,
n que ser repetidas una y otra vez antes de que porque al menos uno de los individuos no «conoce'; un hecho,
la cuenta de ellas». 'Sencillamente estoy confe­ sólo cree que lo conoce. Pero esto plantea la cuestión de lo
el soy capaz de decir, a partir de la lectura, en to­ que significa conocer algo, y ese es en realidad un asunto es­
1, si se está presentando algo como un descubri­ pinoso.
no un recordatorio de lo que todos sabemos. No resolvemos el problema definiendo el conocimien­
to como «creencia verdadera», porque las personas difieren
en cuanto a lo que aceptarán como evidencia de la verdad, y
todo conocimiento humano es incierto hasta determinado
la distribución del conocimiento en un punto. Cualquier definición del conocimiento que sea sufi­
cientemente generosa para admitir la posibilidad de que las
personas lo posean, probablemente deje abierta la contin­
ninado nivel, la idea de que el conocimiento es­
gencia de que el conocimiento de los individuos se combine
.o en un grupo es intuitivamente convincente:
de otra manera que la enteramente sumatoria.
e poner en duda que un conjunto de personas
Pero pasemos por alto el problema de decidir qué signifi­
epósito de conocimientos que difiere del que po­
ca que un individuo conozca algo, y supongamos, por un mo­
de ellas, yen cierto sentido lo excede? Pero no
mento, que conocer X es sostener la creencia verdadera en
lada claro qué puede significar para un grupo
X. No es claro todavía lo que comunicamos cuando decimos
y la manera de representar lo que un grupo co­
que el conocimiento está distribuido dentro de un grupo.
Lo en relación con lo que conoce el miembro in­
¿Decimos que el grupo, como entidad, conoce algo? Y si esta­
na cuestión complicada que no ha sido apropia­
mos diciendo que el grupo, como tal, conoce algo, ¿qué po­
tlteada.
dría significar eso? ¿Que uno o más miembros conocen XJ
tble que el conocimiento colectivo de un grupo
Supongamos que un miembro del grupo conoce X mientras
mayor (o, por lo menos, no menor) que el cono­
que todos los demás creen que no X: ¿diríamos que el grupo
Llguno de sus miembros. El grupo formado por
conoceXJ
oce lo que sabe Ay lo que sabe B, y, a no ser que
Cuando decimos que el grupo conoce X e y, aun cuando
1tO de A sea idéntico al de B, o que lo conocido
individualmente ninguno de los miembros conozca X e y,
l en realidad un subconjunto de lo que el otro
¿estamos diciendo que por lo menos una persona del grupo
l conocen en combinación debe ser más grande
conoce X y por lo menos otra persona conoce Y? Suponga­
l1quiera de ellos sabe en forma individual. Aun
mos que los miembros que conocen X, creen no y, y que los

295
que conocen y, creen no X: ¿diríamos que el grupo, como tal, Compensaciones decrecientes
conoce X e Y? ¿Deberíamos decir que un grupo conoce X sólo
si la mayoría de sus miembros conoceX? Si decimos tal cosa, Uno de los senderos que mis pensamientos
dejamos abierta la posibilidad de que el grupo conozca me­ pulsados a recorrer por la idea del conocimien
nos que alguno de sus miembros. en un grupo, me condujo a la cuestión de cóm
Un individuo que conoce explícitamente A, y si A enton­ beneficios que se obtendrían en términos del
ces B, conoce implícitamente B, si suponemos que es compe­ disponible para su aplicación a un problema, !
tente en lógica. Pero si un miembro del grupo conoce A (pero de tamaño el grupo que resuelve el problema.
no si A entonces B), en tanto que otro conoce si A entonces B Supóngase que caracterizamos el conocil
(pero no A), ¿deberíamos decir que el grupo implícitamente individuo en términos de la cantidad de hech(
conoceB? y que ignoramos, a los fines de este ejercicio, t
¿Debemos entender que el grupo posee un metaconoci­ ciones que podrían formulársele a una caract
miento, tal como entendemos que los individuos lo poseen? estrecha. Supóngase, además, que cada indivi
¿Qué significaría entonces decir que el grupo conoce X y sa­ mismo número de hechos, digamos n, y que, 4
be que conoce X? ¿O decir que piensa que conoce X, aunque duos tomados al azar, cada uno conoce pn hecb
no X es verdad? ¿O qué significaría decir que el grupo cree no conoce, y que (1- p)n hechos son conocidos
que X es verdad, pero no está seguro? común. (Obviamente, p < 1.)
Por más que demos respuesta a esas preguntas, me pa­ Supuestas tales cosas, cuando dos personl
rece que nuestra concepción de lo que significa que un gru­ nan su conocimiento, la base de conocimiento:
po conoce algo, debe diferir de manera muy sustancial de consiste en la suma de sus reservas individual,
nuestra concepción de lo que significa que un individuo co­ lo que conocen en común, (1 - P )n; de tal mod4
noce algo. Me pregunto si la diferencia no es suficientemen­ de hechos diferentes en el acopio combinado e~
te grande para garantizar que corresponde emplear pala­ =(1 + p)n. Otra manera de concebir el acopio 4
bras diferentes para representar las dos situaciones. como la suma de los 2pn hechos que existen en
Si pudiéramos -y no podemos- representar el conoci­ de las reservas individuales y el (1 - p)n que se
miento de un solo individuo en forma tal de dar cuenta de su ambos, lo cual da 2pn + (1- p)n = (1 + p)n.
riqueza y de su amplitud, de sus diversos grados de especifi­ Si al grupo le agregamos una tercera persa
cidad y de certidumbre, de su mezcla de hechos y de creen­ de nuestros supuestos la Persona 3 tiene (1-1
cias implícitos y explícitos, de sus incoherencias y sus con­ común con la Persona 1 y (1 - p)n en común ce
tradicciones, y de la comprensión que tiene, más o menos, 2, pero no exactamente los mismos hechos
de innumerables conceptos, principios, relaciones y proce­ casos. Si supusiéramos una distribución aleat(
sos, tal representación sería, por cierto, compleja. Uno sólo chos entre los miembros de nuestra població
puede imaginarse vagamente la manera como podrían mos que la Persona 3 tenga p(l - p)n hechos E
combinarse las representaciones de las bases del conoci­ la Persona 1 sola, p(l - p)n con la Persona 2 ~
miento individual, para obtener una representación de la en común con ambas, y p2n en común con ni
suma de la base del conocimiento de un grupo. Es claro que dos. De manera más general, las tres personl
cualquier representación que se acerque a captar la com­ grupo tendrían p2n hechos solas, dos tendríar
plejidad de la situación, incluiría mucho más que un listado común sólo a dos de ellas, y las tres compartir
de todas las creencias verdaderas --sea cual fuere su defini­ En tanto hay tres individuos, tres pares y SI
ción- contenidas en una o en más de una representación el conocimiento total del grupo sería 3p2n +
individual. (1- P )2n , o (1 +P + p2)n. Esto tiene sentido in1
un grupo de una persona tiene n hechos; una

296
1'; creen no X: ¿diríamos que el grupo, como tal, Compensaciones decrecientes
) ¿Deberíamos decir que un grupo conoce X sólo
de sus miembros conoceX? Si decimos tal cosa, Uno de los senderos que mis pensamientos se vieron im­
~rta la posibilidad de que el grupo conozca me­
pulsados a recorrer por la idea del conocimiento distribuido
no de sus miembros. en un grupo, me condujo a la cuestión de cómo concebir los
duo que conoce explícitamente A, y si A enton­ beneficios que se obtendrían en términos del conocimiento
implícitamente B, si suponemos que es compe­ disponible para su aplicación a un problema, si se aumenta
:a. Pero si un miembro del grupo conoce A (pero de tamaño el grupo que resuelve el problema.
ces B), en tanto que otro conoce siA entonces B
Supóngase que caracterizamos el conocimiento de un
,deberíamos decir que el grupo implícitamente individuo en términos de la cantidad de hechos que conoce,
y que ignoramos, a los fines de este ejercicio, todas las obje­
! entender que el grupo posee un metaconoci­
ciones que podrían formulársele a una caracterización tan
)mo entendemos que los individuos lo poseen?
estrecha. Supóngase, además, que cada individuo conoce el
aría entonces decir que el grupo conoce X y sa­
mismo número de hechos, digamos n, y que, de dos indivi­
;) X? ¿O decir que piensa que conoce X, aunque
duos tomados al azar, cada uno conoce pn hechos que el otro
ld? ¿O qué significaría decir que el grupo cree
no conoce, y que (1- p)n hechos son conocidos por ambos en
lad, pero no está seguro?
común. (Obviamente,p < 1.)
[ue demos respuesta a esas preguntas, me pa­
Supuestas tales cosas, cuando dos personas mancomu­
stra concepción de lo que significa que un gru­ .~

nan su conocimiento, la base de conocimientos combinados


~o, debe diferir de manera muy sustancial de
consiste en la suma de sus reservas individuales, 2n, menos
epción de lo que significa que un individuo co­ lo que conocen en común, (1 - P )n; de tal modo, la cantidad
~ pregunto si la diferencia no es suficientemen­
de hechos diferentes en el acopio combinado es 2n (1- p)n
ra garantizar que corresponde emplear pala­ = (1 + p)n. Otra manera de concebir el acopio combinado es
es para representar las dos situaciones. como la suma de los 2pn hechos que existen en una y en otra
unos -y no podemos- representar el conoci­ de las reservas individuales y el (1- p)n que son comunes a
solo individuo en forma tal de dar cuenta de su ambos, lo cual da 2pn + (1- p)n =(1 + p)n.
¡U amplitud, de sus diversos grados de especifi­
Si al grupo le agregamos una tercera persona, en virtud
rtidumbre, de su mezcla de hechos y de creen­ de nuestros supuestos la Persona 3 tiene (1- p)n hechos en
IS y explícitos, de sus incoherencias y sus con­
común con la Persona 1 y (1- p)n en común con la Persona
y de la comprensión que tiene, más o menos, 2, pero no exactamente los mismos hechos en todos los
bIes conceptos, principios, relaciones y proce­ casos. Si supusiéramos una distribución aleatoria de los he­
sentación sería, por cierto, compleja. Uno sólo chos entre los miembros de nuestra población, esperaría­
narse vagamente la manera como podrían mos que la Persona 3 tengap(l- p)n hechos en común con
as representaciones de las bases del conoci­ la Persona 1 sola, p(l- p)n con la Persona 2 sola, (1 - p )2n
[dual, para obtener una representación de la en común con ambas, y p2n en común con ninguna de las
lse del conocimiento de un grupo. Es claro que dos. De manera más general, las tres personas de nuestro
lresentación que se acerque a captar la com­ grupo tendrían p2n hechos solas, dos tendrían p(l - p)n en
situación, incluiría mucho más que un listado común sólo a dos de ellas, y las tres compartirían (1 - P )2n.
~eencias verdaderas -sea cual fuere su defini­
En tanto hay tres individuos, tres pares y sólo un triplo,
idas en una o en más de una representación el conocimiento total del grupo sería 3p2n + 3p(1 - p)n +
(1- p )2n , o (1 + P + p2)n. Esto tiene sentido intuitivamente:
un grupo de una persona tiene n hechos; una segunda per­

297
sona trae pn hechos nuevos, y una tercera persona trae p2n las bases de conocimiento individual de los tr
hechos nuevos más. 0,75n están en las bases de conocimiento (
Mediante la generalización de la fórmula, tenemos, re­ miembros (0,25n en 1 y en 2, 0,25n en 1 y en 3
presentando con T el conocimiento total de un grupo de m yen 3), y 0,75n están en la base de conocimien:
miembros, cada un~ de los cuales conoce n hechos, y con (7:) de los miembros (cada miembro tiene 0,25n l:
el número de combinaciones de m cosas tomado k en un mo­ ma exclusiva). En otras palabras, cada uno de
mento: conoce 0,25n hechos que nadie más conoce en j
par de miembros al azar conoce también 0,2,
m manera exclusiva; y la totalidad del grupo de tJ
Tm=n L(r)pm-k Cl_p)k-l comparte 0,25n hechos. Así, si n = 100, cad
k=l miembros del grupo tiene 25 hechos en forn
cada par comparte 25 hechos, 25 hechos son e
El término k de la expansión de esta ecuación dividido por el los tres, y la base de conocimiento combinad
factor combinatorio ( 7:) da el número de hechos que un sub­ 175 hechos.
conjunto aleatorio de k miembros de un grupo del tamaño m El agregado de la Persona 3 al grupo orig
comparte en forma exclusiva, lo cual equivale a decir la can­ personas añade 0,25n hechos nuevos a la ba
tidad de hechos que todos los miembros de ese subconjunto miento colectivo, la cual crece de 1,5n a 1,75n 1
y sólo los miembros de ese subconjunto poseen. Si queremos sa de esa ampliación. Con ulteriores incremen:
saber sólo el valor de T m y no nos interesa el modo como los ño del grupo, el número de hechos de la base dE
hechos están distribuidos en los subconjuntos del grupo, po­ to colectivo crecería, pero en proporciones cad~
demos emplear la fórmula más simple: queñas. Específicamente, dado p =0,5, la can1
m va conocimiento adquirido disminuye en la mj
Tm=nLpk-l miembro que se agrega. De ello se sigue que la
k=l tal de conocimiento que el grupo alguna vez llE
rir, no importa la amplitud que alcance, es 2n 1
Considérese un grupo de dos miembros y p = 0,5. Cada veces lo que se almacena en la cabeza de cuale
miembro del grupo conoce 0,5n hechos que el otro no conoce, miembros. .
y los miembros tienen también 0,5n hechos en común. Su La manera como el conocimiento está dist
base de conocimiento combinado de (1 +p)n, o 1,5n, hechos, bién cambia a medida que el grupo crece. La (
equivale a la mitad de lo que conoce cada uno de ellos solo. todos los miembros tienen en común disminuye
Supóngase que ahora le agregamos al grupo una Persona 3, (reitero, dado p = 0,5) con el agregado de cal
la cual, en virtud de lo que hemos supuesto, tiene 0,5n he­
chos en común con la Persona 1 y 0,5n en común con la Per­
°
acercándose a en la misma proporción en que
máximo. En general, la cantidad que todo mie:
sona 2, aunque no precisamente'los mismos hechos en los en común de manera exclusiva --el conocimier
dos casos. Si se supone una distribución aleatoria de hechos los miembros k tienen y nadie más tiene- dis]
entre los miembros de nuestra población, esperaríamos que bién en la mitad con cada nuevo miembro.
la Persona 3 tengap(l- p)n, o 0,25n hechos en común con Por supuesto, la hipótesis de que dos persl
la Persona 1 sola, 0,25n en común con la Persona 2 sola, quiera del grupo tienen la mitad de sus conocim
(1 - p)2n, o 0,25n, en común con ambas, y p2n , o 0,25n, en mún es arbitraria, pero plantea una cuestión
común con ninguna de ellas. ¿cuánto (qué porcentaje) de lo que conocen cad~
De manera más general, la distribución del conocimien­ normales de la misma cultura elegidos al azar, 1
to en el grupo de tres personas es como sigue: el grupo, como nocido por ambos? ¿Cuál sería una conjetura ra
totalidad, tiene 1,75n hechos, 0,25n de los cuales están en

298
hechos nuevos, y una tercera persona trae p2n las bases de conocimiento individual de los tres miembros,
os más. 0,75n están en las bases de conocimiento de dos de los
) la generalización de la fórmula, tenemos, re­ miembros (0,25n en 1 y en 2, 0,25n en 1 y en 3, y 0,25n en 2
, con T m el conocimiento total de un grupo de m yen 3), y 0,75n están en la base de conocimiento de sólo uno
ada uno de los cuales conoce n hechos, y con (7::) de los miembros (cada miembro tiene 0,25n hechos en for­
~ combinaciones de m cosas tomado k en un mo­
ma exclusiva). En otras palabras, cada uno de los miembros
conoce 0,25n hechos que nadie más conoce en el grupo; todo
par de miembros al azar conoce también 0,25n hechos de
manera exclusiva; y la totalidad del grupo de tres miembros
(f)pm-k(l_p)k-l comparte 0,25n hechos. Así, si n = 100, cada uno de los
miembros del grupo tiene 25 hechos en forma exclusiva,
cada par comparte 25 hechos, 25 hechos son conocidos por
de la expansión de esta ecuación dividido por el los tres, y la base de conocimiento combinado comprende
natorio ( 7::) da el número de hechos que un sub­ 175 hechos.
atorio de k miembros de un grupo del tamaño m El agregado de la Persona 3 al grupo originario de dos .
forma exclusiva, lo cual equivale a decir la can­ personas añade 0,25n hechos nuevos a la base de conoci­
hos que todos los miembros de ese subconjunto miento colectivo, la cual crece de 1,5n a 1,75n hechos a cau­
~mbros de ese subconjunto poseen. Si queremos sa de esa ampliación. Con ulteriores incrementos del tama­
valor de T m y no nos interesa el modo como los ño del grupo, el número de hechos de la base de conocimien­
1 distribuidos en los subconjuntos del grupo, po­ to colectivo crecería, pero en proporciones cada vez más pe­
ear la fórmula más simple: queñas. Específicamente, dado p =0,5, la cantidad de nue­
vo conocimiento adquirido disminuye en la mitad con cada
, pk 1 miembro que se agrega. De ello se sigue que la cantidad to­
tal de conocimiento que el grupo alguna vez llegue a adqui­
rir, no importa la amplitud que alcance, es 2n hechos, o dos
ese un grupo de dos miembros y p ;;;;: 0,5. Cada veces lo que se almacena en la cabeza de cualquiera de sus
.grupo conoce 0,5n hechos que el otro no conoce, miembros.
'ros tienen también 0,5n hechos en común. Su La manera como el conocimiento está distribuido tam­
Icimiento combinado de (1 + p )n, o 1,5n, hechos, bién cambia a medida que el grupo crece. La cantidad que
1 mitad de lo que conoce cada uno de ellos solo. todos los miembros tienen en común disminuye en la mitad
lue ahora le agregamos al grupo una Persona 3, (reitero, dado p = 0,5) con el agregado de cada miembro,
irtud de lo que hemos supuesto, tiene 0,5n he­
ún con la Persona 1 y 0,5n en común con la Per­
°
acercándose a en la misma proporción en que T alcanza su
máximo. En general, la cantidad que todo miembro k tiene
:¡ue no precisamente· los mismos hechos en los en común de manera exclusiva -el conocimiento que todos
.se supone una distribución aleatoria de hechos los miembros k tienen y nadie más tiene- disminuye tam­
~mbros de nuestra población, esperaríamos que bién en la mitad con cada nuevo miembro.
~ tenga p(l - p )n, o 0,25n hechos en común con Por supuesto, la hipótesis de que dos personas cuales­
L sola, 0,25n en común con la Persona 2 sola, quiera del grupo tienen la mitad de sus conocimientos en co­
J,25n, en común con ambas, y p2n , o 0,25n, en mún es arbitraria, pero plantea una cuestión interesante:
Úllguna de ellas. ¿cuánto (qué porcentaje) de lo que conocen cada dos adultos
ra más general, la distribución del conocimien­ normales de la misma cultura elegidos al azar, puede ser co­
o de tres personas es como sigue: el grupo, como nocido por ambos? ¿Cuál sería una conjetura razonable? La
,me 1,75n hechos, 0,25n de los cuales están en

299
mía, formulada estrictamente desde el punto de vista de mi En cualquier caso, la hipótesis referida al
sillón de trabajo, es que se trata de un porcentaje relativa­ común se modifica con facilidad. El cuadro 8.:
mente grande: mucho más del 50%. Sospecho que es muy consecuencias de establecerla en 0,2, 0,5 Y 0,8
fácil subestimar los numerosos conocimientos que dos per­ 2, 4, 8 Y 16 miembros. El lector tal vez querrá
sonas cualesquiera tienen en común, en parte porque es porcentajes. (Recuérdese que p representa la 1
fácil subestimar la magnitud de la base de conocimientos de hechos conocidos por uno de dos individuos t01
sentido común de ambos, y en parte porque las diferencias y que sólo ese individuo conoce, en tanto que 1
sobresalen más que las semejanzas. La situación es análo­ ta la proporción conocida por ambos a la vez). I
ga a la comparación entre perros y gatos; propendemos a ña (1- p es grande), Trápidamente es asintótil
centrarnos en sus diferencias, pero creo que la reflexión nos ro no es mucho mayor que n. Conp = 0,2, por E
convencería a la mayoría de nosotros de que las similitudes nocimiento total en la base colectiva nunca Sl
son mucho más numerosas. (Imagínese el lector la compa­ del 25% al conocimiento que se halla en una
ración de perros y gatos con erizos de mar.) Conp = 0,8, el conocimiento total de un grupc
nas es más o menos cinco veces mayor que el d
Cuadro 8.1. Número total de hecJws diferentes (múltiplos de n) en la base sus miembros y crece aun un poco con cada ag
de conocimientos de un grupo de m miembros, suponiendo que cada uno de No es sorprendente que cuanto más grande
dos de ellos tomados al azar tiene pn hechos que el otro no tiene y que tienen
(1 - p)n hechos en común.
menos se gana con el añadido de un nuevo mil
no resulte sorprendente que cuanto más gran(
m
po, menos se gana acrecentándolo en una prl
por ejemplo, duplicándolo. Lo que, en cambio,
p 2 4 8 16 poco sorprendente, es la rapidez con que la ba
mientos alcanza la asíntota cuando p es 0,5
0,2 1,20 1.248 1.249 1.249 acuerdo con este modelo, es muy poco el cono
0,5 1,50 1.875 1.992 1.999
se gana en aquellos casos mediante el agregal
0,8 1,80 2.952 4.092 4.859
miembros incluso a un grupo más bien pequei

Este argumento pierde algo de fuerza cuando se considera


el conocimiento en relación con dominios especiales Gardi­
¿Qué error hay en este modelo?
nería, programación de computadoras, jeroglíficos del anti­
guo Egipto). Cabría esperar que el conocimiento que tiene
Este modelo es una representación, burdan
cada uno de dos expertos en diferentes disciplinas, y que el
ficada, del modo como puede crecer el conocimiE
otro no tiene, sea mayor, en promedio, que el conocimiento
de un grupo al aumentarse su tamaño. ¿Cabe I
que tiene una de cada dos personas tomadas al azar (que no no obstante, alguna lección? ¿Insta a formular ~
son especialistas en un dominio) y que la otra no tiene, aun-. tura o hipótesis interesante?
que resulta fácil subestimar la magnitud del depósito de co­ Probablemente, el defecto más notorio del
nocimiento común y su importancia para la comunicación caracterización de lo que se sabe en términos dI
aun en este caso. Si consideramos sólo el conocimiento espe­ hechos almacenados en la cabeza. Cualquierl
cífico de un dominio, podríamos convencernos de que el por­ lo inapropiado de semejante visión. Pero ¿de q
centaje del conocimiento de los expertos en sus dominios de bemos caracterizar lo que un individuo conoce
especialidad, que no es compartido con personas que no son grupo conoce, o lo que una sociedad o una cull
especialistas en ese dominio, es bastante elevado. Esta es, creo, una pregunta extraordinariamel

300
.da estrictamente desde el punto de vista de mi En cualquier caso, la hipótesis referida al conocimiento
)ajo, es que se trata de un porcentaje relativa­ común se modifica con facilidad. El cuadro 8.1 muestra las
le: mucho más del 50%. Sospecho que es muy consecuencias de establecerla en 0,2, 0,5 Y 0,8 en grupos de
nar los numerosos conocimientos que dos per­ 2, 4, 8 Y 16 miembros. Ellecior tal vez querrá pensar otros
¡quiera tienen en común, en parte porque es porcentajes. (Recuérdese que p representa la proporción de
nar la magnitud de la base de conocimientos de hechos conocidos por uno de dos individuos tomados al azar
ín de ambos, y en parte porque las diferencias y que sólo ese individuo conoce, en tanto que 1 - p represen­
lás que las semejanzas. La situación es análo­ ta la proporción conocida por ambos a la vez). Sip es peque­
)aración entre perros y gatos; propendemos a ña (1- p es grande), T rápidamente es asintótica y su núme­
n sus diferencias, pero creo que la reflexión nos ro no es mucho mayor que n. Conp =0,2, por ejemplo, el co­
a la mayoría de nosotros de que las similitudes nocimiento total en la base colectiva nunca supera en más
o.ás numerosas. (Imagínese el lector la compa­ del 25% al conocimiento que se halla en una sola cabeza.
ITOS y gatos con erizos de mar.) Con p = 0,8, el conocimiento total de un grupo de 16 perso­
nas es más o menos cinco veces mayor que el de uno solo de
mero total de hechos diferentes (múltiplos de n) en la base sus miembros y crece aun un poco con cada agregado.
ISde un grupo de m miembros, suponiendo que cada uno de No es sorprendente que cuanto más grande sea el grupo,
ados al azar tiene pn hechos que el otro no tiene y que tienen menos se gana con el añadido de un nuevo miembro. Quizá
en común.
no resulte sorprendente que cuanto más grande sea el gru­
po, menos se gana acrecentándolo en una proporción fija,
m
por ejemplo, duplicándolo. Lo que, en cambio, puede ser un
4 8 16 poco sorprendente, es la rapidez con que la base de conoci­
mientos alcanza la asíntota cuando p es 0,5 o menor. De
20 1.248 1.249 1.249 acuerdo con este modelo, es muy poco el conocimiento que
50 1.875 1.992 1.999 se gana en aquellos casos mediante el agregado de nuevos
80 2.952 4.092 4.859
miembros incluso a un grupo más bien pequeño.

:mto pierde algo de fuerza cuando se considera


nto en relación con dominios especiales Gardi­ ¿Qué error hay en este modelo?
amación de computadoras, jeroglíficos del anti-
Cabría esperar que el conocimiento que tiene Este modelo es una representación, burdamente simpli­
dos expertos en diferentes disciplinas, y que el ficada, del modo como puede crecer el conocimiento colectivo
\ sea mayor, en promedio, que el conocimiento de un grupo al aumentarse su tamaño. ¿Cabe extraer de él,
la de cada dos personas tomadas al azar (que no no obstante, alguna lección? ¿Insta a formular alguna conje­
istas en un dominio) y que la otra no tiene, aun-. tura o hipótesis interesante?
fácil subestimar la magnitud del depósito de co­ Probablemente, el defecto más notorio del modelo es la
común y su importancia para la comunicación caracterización de lo que se sabe en términos del número de
:aso. Si consideramos sólo el conocimiento espe­ hechos almacenados en la cabeza. Cualquiera reconocerá
lominio, podríamos convencernos de que el por­ lo inapropiado de semejante visión. Pero ¿de qué modo de­
:onocimiento de los expertos en sus dominios de bemos caracterizar lo que un individuo conoce, o lo que un
l, que no es compartido con personas que no son grupo conoce, o lo que una sociedad o una cultura conoce?
; en ese dominio, es bastante elevado. Esta es, creo, una pregunta extraordinariamente dificil de

301
responder, y respecto de la cual no tenemos siquiera la más
vaga idea de cómo comenzar a responderla. rías, y por tanto debe incluírselo como parte de
Me parece que el conocimiento humano tiene dos carac­ to en que uno puede basarse, con sólo consul
terísticas particularmente llamativas. Una es su naturale­ cabeza.
za fragmentaria, y la otra, el que gran parte de él es implíci­ Estas observaciones no nos ayudan much(
ta. Recuerdo detalles de incidentes, pero raramente, si aca­ gunta de cómo caracterizar lo que ---o cuánto­
so, puedo evocar alguno en su totalidad. Lo que sé de histo­ persona o un grupo. Las formulo sencillament
ría, de química, de economía o de algún otro tema, es frag­ rirle verosimilitud a la afirmación de que ese
mentario en extremo. Cuando digo que una canción me es ma muy dificil y, espero, para despertar algt
familiar, por lo común quiero decir que la reconozco si la es­ hacia la tesis de que, dado el estado actual de
cucho, y que sería capaz de tararear o de silbar segmentos prensión de lo que significa conocer algo, la ca
de ella o algo parecido. Cuando sostengo que conozco el sig­ del conocimiento de los individuos o de los gru
nificado de una palabra determinada, mi idea es que creo nos de <<número de hechos» que poseen no es
entender lo que quiere decir si la encuentro en un contexto, que otras posibilidades factibles que vienen a
o que sería capaz de utilizarla de manera más o menos apro­ da caracterización que podamos alcanzar, del
pia:da; no digo que podría dar todas las definiciones de la pa­ en gran medida cum grano salís. Esto tiene b:
labra que se hállan en el diccionario o describir de manera sencillez conceptual y sirve como útil punto de
exhaustiva sus distintos usos. Conocer a personas quiere examinar muchas otras cuestiones referidas j
decir por regla general algo así como ser capaz de reconocer­ ción del conocimiento en un grupo.
las cuando se las ve, sintiéndome libre de llamarlas por su
nombre, y sabiendo algunas cosas respecto de ellas ... aun­
que, por cierto, no puede conocérselo todo.
No menos evidente que la naturaleza fragmentaria del La aparición del conocimiento
conocimiento (al menos la del mío), es el hecho de que mu­
cho de lo que conocemos, lo sabemos sólo de manera implíci­ Un supuesto que subyace en el modelo sim
ta. Sé, por ejemplo, que Zachary Taylor tuvo una madre y tribución del conocimiento que he descripto cOl
un padre, los cuales vivieron hasta más allá de la pubertad. no hay interacciones entre las bases de conocÍI
Sé que para vivir dependieron del oxígeno, que nunca subie­ individuos que forman el grupo. Un modelo difE
ron a un avión, y que los dos están ahora muertos. También admitir la posibilidad de que el conocimiento
el lector conoce esas cosas, aunque es dudoso que él o yo las pueda ser mayor que la unión del conocimiento
hayamos aprendido alguna vez de manera eXplícita; es posi­ bros individuales. Podrían imaginarse muchas
ble que nunca hayamos siquiera pensado en ellas antes. Pe­ que eso ocurriera. Una de ellas sería, por ejerr
ro no tenemos dificultades en deducir esas pequeñas porcio­ cer una distinción entre hechos almacenados
nes de conocimiento e innumerables otras igualmente útiles cesibles -siendo estos últimos un subconjun1
o intrascendentes, a partir de lo que explícitamente hemos
meros- y suponer que la cantidad de conociI
almacenado en nuestra mente. Se podría sostener, como lo
que pueden acceder los individuos a partir de
hizo Goldman (1986), que no se puede creer algo hasta que
reservas depende, hasta cierto punto, del tipo
no se tiene conscientemente el pensamiento, pero aun si se
que reciben de las personas con las que interru
acepta ese argumento, subsiste el hecho de que lo que puede
inferirse (con facilidad) de lo que se conoce (o cree) explícita­ este punto de vista, cabría esperar que el con
mente, es algo que se halla a nuestra disposición para su que puede accederse a partir de las reservas
empleo en contextos que den lugar a las inferencias necesa­ sea mayor cuando esos individuos actúan en gTl
tivos que cuando actúan solos.

302
r, y respecto de la cual no tenemos siquiera la más
de cómo comenzar a responderla. rias, y por tanto debe incluírselo como parte del conocimien­
rece que el conocimiento humano tiene dos carac­ to en que uno puede basarse, con sólo consultar la propia
particularmente llamativas. Una es su naturale­ cabeza.
utaria, y la otra, el que gran parte de él es implíci­ Estas observaciones no nos ayudan mucho ante la pre­
~do detalles de incidentes, pero raramente, si aca­ gunta de cómo caracterizar lo que -o cuánto- conoce una
evocar alguno en su totalidad. Lo que sé de histo­ persona o un grupo. Las formulo sencillamente para confe­
fmica, de economía o de algún otro tema, es frag­ rirle verosimilitud a la afirmación de que ese es un proble­
en extremo. Cuando digo que una canción me es ma muy difícil y, espero, para despertar alguna simpatía
lor lo común quiero decir que la reconozco si la es­ hacia la tesis de que, dado el estado actual de nuestra com­
ue sería capaz de tararear o de silbar segmentos prensión de lo que significa conocer algo, la caracterización
19o parecido. Cuando sostengo que conozco el sig­ del conocimiento de los individuos o de los grupos en térmi­
e una palabra determinada, mi idea es que creo nos de «número de hechos» que poseen no es mucho peor
o que quiere decir si la encuentro en un contexto, que otras posibilidades factibles que vienen a la mente. Th­
l capaz de utilizarla de manera más o menos apro­ da caracterización que podamos alcanzar, deberá tomarse
ligo que podría dar todas las definiciones de la pa­ en gran medida cum grano salis. Esto tiene la virtud de la
se hallan en el diccionario o describir de manera sencillez conceptual y sirve como útil punto de partida para
i sus distintos usos. Conocer a personas quiere examinar muchas otras cuestiones referidas a la distribu­
~gla general algo así como ser capaz de reconocer- ción del conocimiento en un grupo.
I se las ve, sintiéndome libre de llamarlas por su

sabiendo algunas cosas respecto de ellas ... aun­


arto, no puede conocérselo todo.
lOS evidente que la naturaleza fragmentaria del La aparición del conocimiento
lto (al menos la del mío), es el hecho de que mu­
le conocemos, lo sabemos sólo de manera implíci­ Un supuesto que subyace en el modelo simple de la dis­
ejemplo, que Zachary Taylor tuvo una madre y tribución del conocimiento que he descripto consiste en que
os cuales vivieron hasta más allá de la pubertad. no hay interacciones entre las bases de conocimiento de los
i vivir dependieron del oxígeno, que nunca subie­
individuos que forman el grupo. Un modelo diferente podría
ión, y que los dos están ahora muertos. También
admitir la posibilidad de que el conocimiento de un grupo
loce esas cosas, aunque es dudoso que él o yo las
pueda ser mayor que la unión del conocimiento de los miem­
)rendido alguna vez de manera e}qJlícita; es posi­
bros individuales. Podrían imaginarse muchas maneras en
lca hayamos siquiera pensado en ellas antes. Pe­
que eso ocurriera. Una de ellas sería, por ejemplo, estable­
lOS dificultades en deducir esas pequeñas porcio­
cer una distinción entre hechos almacenados y hechos ac­
cimiento e innumerables otras igualmente útiles
dentes, a partir de lo que explícitamente hemos cesibles -siendo estos últimos un subconjunto de los pri­
) en nuestra mente. Se podría sostener, como lo meros- y suponer que la cantidad de conocimientos a los
an (1986), que no se puede creer algo hasta que que pueden acceder los individuos a partir de sus propias
conscientemente el pensamiento, pero aun si se reservas depende, hasta cierto punto, del tipo de estímulo
trgumento, subsiste el hecho de que lo que puede que reciben de las personas con las que interactúan. Desde
In facilidad) de lo que se conoce (o cree) explícita­ este punto de vista, cabría esperar que el conocimiento al
19o que se halla a nuestra disposición para su que puede accederse a partir de las reservas individuales
ontextos que den lugar a las inferencias necesa­ sea mayor cuando esos individuos actúan en grupos interac­
tivos que cuando actúan solos.

303
También existe la posibilidad de que pueda.inferirse un es posible hacer especulaciones, pero alguna:
conocimiento nuevo a partir de dos o más bases combinadas cuencias de semejante situación son bastm
que podría no inferirse de una de ellas sola. Considérese claro que el mundo -al menos el de la gente
una vez más el caso de dos miembros de un grupo, cada uno gar aburrido. Nuestro interés en los demá~
de los cuales conoce, de dos hechos, uno diferente (por ejem­ duos deriva en parte sin duda del hecho de ql
plo, A y si A entonces B), que, combinados, proporcionan la ficientes conocimientos en común para comu
base para inferir un nuevo hecho (B). Mientras los dos he­ en parte también de nuestras diferencias, ta
chos se encuentran en bases de conocimiento diferentes que cuanto de otra índole. Si todos tuviéramos e:8
no se comunican, la inferencia no puede hacerse, pero sí mismos conocimientos, no seríamos capaces d
cuando las bases se reúnen. De manera más general, es pro­ los unos a los otros, o de sorprendernos. Si 1
bable que lo que puede inferirse de una serie de hechos lógi­ pág. 71) tiene razón en que, aparte dellengu;
camente relacionados, se incremente junto con el número «insaciable e ingobernable impulso a llegar a
de datos que hay en el conjunto. y después intercambiar la información con ot:
Por último, puede producirse conocimiento nuevo bajo la distingue a los seres humanos de las demás e
forma de percepciones y descubrimientos, a consecuencia de tierra, el hecho de tener todos nuestros conoci
la interacción entre los miembros de un grUpo, y también de mún no sería compatible, en principio, con UI
esa manera el acopio de conocimiento colectivo podría llegar cualidades más distintivamente humanas.
a incluir hechos que originariamente no estaban contenidos Desde el punto de vista práctico, el heche
en ninguno de los depósitos individuales, ni siquiera, por dos tengamos el mismo conocimiento es lo qm
implicación, en la combinación de todos ellos. No compren­ las profesiones y las industrias basadas en el
demos este proceso, pero además no sabemos lo que provoca Este es una mercancía que se puede comerci
ideas «originales», es decir, de dónde proceden. en la medida en que es útil y no todo el mundc
Lo que deseo destacar no es que de esas distintas mane­ médicos, ingenieros, abogados, farmacéuticos
ras se origine un conocimiento nuevo a consecuencia de la les paga al menos tanto por lo que saben cua
interacción entre los miembros de un grupo, sino que es con­ hacen; o, para decirlo con otras palabras, pl
cebible que sea así. El que lo sea es una cuestión empírica que hacen porque tienen los conocimientos (
por investigar. Desde hace mucho tiempo, las investigacio­ todos tuviéramos el mismo conocimiento qu
nes de la psicología social han tratado de dar respuesta a una demanda considerablemente menor de s
una cuestión general: si los grupos que emprenden la reso­ Brown y sus colegas ofrecen en el capítulo
lución de problemas y otras tareas que conllevan exigencias un ejemplo claro del poder que deriva del COl
intelectuales, por lo común exhiben una capacidad colectiva pecializado. Describen un estudio experime
que parece superar la unión de la capacidad de todos sus cada uno de los alumnos de una clase de la .
miembros. No conozco la bibliografia lo suficiente para decir fue asignado a dos grupos pequeños, uno de i
si existe un acuerdo en cuanto a la respuesta. otro de aprendizaje. Cada grupo de investigac
subconjunto de los temas de un curriculum e
dos los alumnos de un determinado grupo dE
estudiaron el mismo material simultáneam,
Consecuencias sociales de la distribución del pos de aprendizaje estaban constituidos de n
conocimiento incluían un alumno de cada uno de los grupo
ción; así, cada miembro de un grupo de apn
¿Cómo sería la sociedad si cada uno conociera exacta­ estudiado un subconjunto distinto de los tem
mente lo que conoce cada uno de los demás? Desde ya, sólo intentaba abarcar. Podría concebirse cada gI

304
n existe la posibilidad de que pueda inferirse un t es posible hacer especulaciones, pero algunas de las conse­
lto nuevo a partir de dos o más bases combinadas cuencias de semejante situación son bastante obvias. Es
1 no inferirse de una de ellas sola. Considérese claro que el mundo -al menos el de la gente- sería un lu­
'ls el caso de dos miembros de un grupo, cada uno gar aburrido. Nuestro interés en los demás como indivi­
es conoce, de dos hechos, uno diferente (por ejem­ duos deriva en parte sin duda del hecho de que tenemos su­
A entonces B), que, combinados, proporcionan la ficientes conocimientos en común para comunicamos, pero
inferir un nuevo hecho (B). Mientras los dos he­
:uentran en bases de conocimiento diferentes que
Lmican, la inferencia no puede hacerse, pero sí
i
1
en parte también de nuestras diferencias, tanto cognitivas
cuanto de otra índole. Si todos tuviéramos exactamente los
mismos conocimientos, no seríamos capaces de informamos
bases se reúnen. De manera más general, es pro­ los unos a los otros, o de sorprendemos. Si Thomas (1979,
o que puede inferirse de una serie de hechos lógi­ pág. 71) tiene razón en que, aparte del lenguaje, es nuestro
óllacionados, se incremente junto con el número «insaciable e ingobernable impulso a llegar a conocer cosas
le hay en el conjunto. y después intercambiar la información con otros~ lo que nos
mo, puede producirse conocimiento nuevo bajo la distingue a los seres humanos de las demás creaturas de la
ólrcepciones y descubrimientos, a consecuencia de tierra, el hecho de tener todos nuestros conocimientos en co­
ión entre los miembros de un grupo, y también de mún no sería compatible, en principio, con una de nuestras
:t el acopio de conocimiento colectivo podría llegar cualidades más distintivamente humanas.
~chos que originariamente no estaban contenidos Desde el punto de vista práctico, el hecho de que no to­
o de los depósitos individuales, ni siquiera, por dos tengamos el mismo conocimiento es lo que hace posibles
1, en la combinación de todos ellos. No compren­ las profesiones y las industrias basadas en el conocimiento.
,proceso, pero además no sabemos lo que provoca Este es una mercancía que se puede comerciar justamente
inales», es decir, de dónde proceden. en la medida en que es útil y no todo el mundo la posee. Alos
ieseo destacar no es que de esas distintas mane­ médicos, ingenieros, abogados, farmacéuticos, mecánicos se
ine un conocimiento nuevo a consecuencia de la les paga al menos tanto por lo que saben cuanto por lo que
l entre los miembros de un grupo, sino que es con­ hacen; o, para decirlo con otras palabras, pueden hacer lo
) sea así. El que lo sea es una cuestión empírica que hacen porque tienen los conocimientos que poseen. Si
gar. Desde hace mucho tiempo, las investigacio­ todos tuviéramos el mismo conocimiento que ellos, habría
.sicología social han tratado de dar respuesta a una demanda considerablemente menor de sus servicios.
'in general: si los grupos que emprenden la reso­ Brown y sus colegas ofrecen en el capítulo 7 de este libro
roblemas y otras tareas que conllevan exigencias un ejemplo claro del poder que deriva del conocimiento es­
es, por lo común exhiben una capacidad colectiva pecializado. Describen un estudio experimental en el que
; superar la unión de la capacidad de todos sus cada uno de los alumnos de una clase de la escuela media
No conozco la bibliografia lo suficiente para decir fue asignado a dos grupos pequeños, uno de investigación y
1 acuerdo en cuanto a la respuesta. otro de aprendizaje. Cada grupo de investigación estudió un
subconjunto de los temas de un currículum de ecología; to­
dos los alumnos de un determinado grupo de investigación
estudiaron el mismo material simultáneamente. Los gru­
~ncias sociales de la distribución del pos de aprendizaje estaban constituidos de manera tal que
mto incluían un alumno de cada uno de los grupos de investiga­
ción; así, cada miembro de un grupo de aprendizaje había
sería la sociedad si cada uno conociera exacta­ estudiado un subconjunto distinto de los temas que la clase
le conoce cada uno de los demás? Desde ya, sólo intentaba abarcar. Podría concebirse cada grupo de apren­

305
dizaje como un conjunto de especialistas en aspectos dife­ La distribución de la inteligencia en ~
rentes del dominio de interés o, en términos del tema cen­ situaciones
tral de este libro, como una base de conocimiento distribui­
do. La tarea de los especialistas era enseñar a los demás Mientras mecanografío estas líneas, so:
miembros la parte del currículum que habían abarcado en que no sólo la mecánica de poner mis pensan
sus grupos de investigación. pel sino también el propio proceso de pensa
Lo que atrajo en especial mi atención en el informe de los por la índole de las herramientas que estoy e
resultados de este experimento, fue la descripción de la «cul­
r especial, por su enorme capacidad de proces
tura deÍ conocimiento especializado» que espontáneamente tos. Sospecho que la mayor parte de las per
se formó en la clase. Los estudiantes desarrollaron y aplica­ zan un procesador reconocen que, más que f(
ron intereses específicos diferentes, se convirtieron, por así más probable es que esa costumbre ejerza
decirlo, en especialistas, y, en consecuencia, fueron capaces un efecto que va más allá de la rapidez con ql
de servir como consultores de conocimiento especializado ner las ideas por escrito. Brown et al. señala
para la clase en su conjunto. Esta es una observación que da zación jerárquica del material que proporci,
lugar a la reflexión, al ilustrar, como lo hace, el hecho de que Macintosh, se reflejaba en la redacción de lo
conocer algo muy bien -mejor que cualquiera de los cir­ cuela primaria que investigaban, y conjeturl
cunstantes-lo pone a uno en condiciones de aportar al gru­ mienta que empleaban para procesar palabl
po algo que nadie más puede aportar. La sociedad reconoce a desarrollar estructuras jerárquicas que n
de distintas maneras el valor del conocimiento extraordina­ lidad de su escritura.
rio. En relación con las oportunidades de trabajo, la concien­ En la actualidad se emplean muchas otra
cia de la importancia de estar muy informado respecto de -sistemas de diseño computarizado, catalo!
algo --o de ser muy bueno en eso--, es una cosa que se ve, tes de análisis estadístico, modelos de siml.
por supuesto, en el ubicuo interés en la especialización. res para la composición musical, programas
Este principio se aplica más allá del lugar de trabajo. Es­ de matemática simbólica- que suministrru
tar informado como nadie o, aun, insólitamente informado, valorable a quienes emprenden tareas exi
acerca de algo, lo convierte a uno en una «autoridad», y ser { punto de vista cognitivo, y que sin duda ini
una autoridad en X es ser una autoridad, no importa qué vamente, también en otros sentidos, en la í
seaX, Lo mismo que cualquier otro principio, este puede ser tado. Las herramientas cognitivas, o las que
llevado a un extremo irrazonable, y tenemos al especialista intelecto humano, han sido tema de mucho j
característico que sabe cuanto se pueda saber acerca de un especialistas de la tecnología informática
tema excesivamente restringido y no sabe nada acerca de menos treinta años (Engelbart, 1963; Licklil
ninguna otra cosa. Esto, a mi modo de ver, es un resultado cada vez más notables en todas partes hoy,
que el sistema educativo debe procurar evitar. Creo que los Pea (capítulo 2) señala que muchos de 11
alumnos que más provecho obtienen del sistema son los que electrónicos que actualmente aparecen en el
salen con una cantidad no trivial de conocimientos acerca didores de pulso, localizadores automáticos
de muchas cosas y un conocimiento realmente abarcativo ladoras de cambio de divisas- han sido dis1
acerca de una o de algunas: un aprendiz de todo y un maes­ nalidad de automatizar la resolución de pr(
tro en (por lo menos) una. rés común. Esas herramientas, sugiere Pe
trones de razonamiento previo y pueden el
ber, o casi sin saber, el esfuerzo que supm
otros de los autores de este libro afirman ti
herramientas mucho más sencillas que la

306
n conjunto de especialistas en aspectos dife­ La distribución de la inteligencia en artefactos y
ninio de interés o, en términos del tema cen­ situaciones
>ro, como una base de conocimiento distribui­
le los especialistas era enseñar a los demás Mientras mecanografío estas líneas, S.oy c.onsciente de
>arte del currículum que habían abarcado en que n.o sól.o la mecánica de poner mis pensamientos en el pa­
investigación.
yo en especial mi atención en el inf0rme de los
~ste experimento, fue la descripción de la «cul­
, pel sino también el propio proceso de pensar se ve afectado
por la índole de las herramientas que estoy empleando, y, en
especial, por su enorme capacidad de procesamiento de tex­
imiento especializado» que espontáneamente tos. Sospecho que la mayor parte de las personas que utili­
clase. Los estudiantes desarrollaron y aplica­ zan un procesador reconocen que, más que fortuitamente, lo
:lspecmcos diferentes, se convirtieron, por así más probable es que esa costumbre ejerza en su escritura
ecialistas, y, en consecuencia, fueron capaces un efecto que va más allá de la rapidez con que es posible po­
o consultores de conocimiento especializado ner las ideas P.or escrito. Brown et al. señalan que la organi­
n su conjunto. Esta es una observación que da zación jerárquica del material que proporciona la interfase
ixión, al ilustrar, como lo hace, el hecho de que Macintosh, se reflejaba en la redacción de los niños de la es­
nuy bien -mejor que cualquiera de los cir­ cuela primaria que investigaban, y conjeturan que la herra­
.o pone a uno en condiciones de aportar al gru­ mienta que empleaban para procesar palabras los alentaba
.die más puede aportar. La sociedad reconoce a desarrollar estructuras jerárquicas que mejoraban la ca­
aneras el valor del con.ocimiento extraordina­ ~ lidad de su escritura.
1 con las oportunidades de trabajo, la concien­ En la actualidad se emplean muchas .otras herramientas
rtancia de estar muy informado respecto de -sistemas de diseñ.o computarizado, catalogadores, paque­
~ muy bueno en eso--, es una cosa que se ve, tes de análisis estadístico, modelos de simulación, auxilia­
:ln el ubicuo interés en la especialización. res para la composición musical, programas para el manejo
;lio se aplica más allá del lugar de trabajo. Es­ de matemática simbólica- que suministran una ayuda in­
como nadie o, aun, insólitamente informado, valorable a quienes emprenden tareas exigentes desde el
, lo convierte a un.o en una «autoridad», y ser punto de vista cognitivo, y que sin duda influyen cualitati­
;;
. en X es ser una autoridad, n.o imp.orta qué vamente, también en otros sentidos, en la índole del resul­
lO que cualquier otr.o principio, este puede ser tado. Las herramientas c.ognitivas, o las que incrementan el
ttrem.o irrazonable, y tenem.oS al especialista intelecto humano, han sido tema de mucho interés entre los
lue sabe cuanto se pueda saber acerca de un especialistas de la tecnología informática durante P.or lo
mente restringid.o y n.o sabe nada acerca de menos treinta años (Engelbart, 1963; Lick1ider, 1960), y son
:.osa. Esto, a mi m.od.o de ver, es un resultado cada vez más notables en todas partes hoy en día.
educativ.o debe procurar evitar. Creo que los Pea (capítulo 2) señala que muchos de los instrumentos
lás provech.o obtienen del sistema son los que electrónicos que actualmente aparecen en el mercado -me­
cantidad no trivial de c.on.ocimientos acerca didores de pulso, localizadores automáticos de calles, calcu­
as y un conocimiento realmente abarcativo ladoras de cambio de divisas-- han sido diseñados con la fi­
) de algunas: un aprendiz de todo y un maes­ nalidad de automatizar la resolución de problemas de inte­
lenos) una. rés común. Esas herramientas, sugiere Pea, conllevan pa­
trones de razonamiento previo y pueden emplearse sin sa­
ber, o casi sin saber, el esfuerzo que supuso crearlas. El y
otros de los autores de este libro afirman también que aun
t herramientas mucho más sencillas que las fabricadas en

307
abundancia por la industria de la comunicación, lo mismo dieran proporcionar un asesoramiento realn
que los artefactos en general, pueden allanar los aspectos lizado al público en general sobre temas a PI
cognitivos de las tareas para las que son empleadas. Seña­ cuales en la actualidad les pagamos a profe
lan que los entornos en que vivimos están llenos de artefac­ que nos aconsejen. ¿Qué médico querría esp
tos que empleamos constantemente, con frecuencia de ma­ diagnosticar si el mundo estuviera poblado
nera más o menos automática, para reducir la cantidad de que probadamente fueran más confiables qt
esfuerzo mental que insume el logro de metas específicas. listas humanos en la determinación de las
Cole y Engestrom utilizan el giro «actividad mediada por ar­ afecciones fisicas y la prescripción de tratami,
tefactos» para expresar el concepto general. y lo hicieran a un costo insignificante?
Estas observaciones me parecen muy convincentes. Es No sugiero que el éxito en el desarrollo de
indiscutible que muchas de las actividades que emprende­ mente expertos en dominios específicos, en <
mos serían imposibles sin los artefactos que las median. No alcance ese éxito, no dejará trabajo cognitivo
podríamos representar ideas en el papel sin el papel, sin al­ res humanos. Pero sí pretendo señalar que la
gún implemento que permita hacer trazos en él, sin un len­ amplia disponibilidad de tales sistemas pom
guaje y sin un esquema para la representación visual de las de manera significativa las consecuencias el
ideas que allí pueden expresarse. Pero, a mi modo de ver, modo como el conocimiento de un dominio E
con eso no disminuye la importancia de la idea tradicional distribuido entre los especialistas, y permitir
de la inteligencia como propiedad del individuo. Puedo decir
nan los propósitos que mejor pueden cumplir
que la inteligencia necesaria para la resolución de un pro­
tas humanos. También puede incidir en la vi
blema determinado está distribuida entre los seres huma­
mos acerca de lo que constituye una buena ec
nos que lo resuelven, y las herramientas y los factores de la
ral; acerca de los tipos de conocimiento que u
situación sin los cuales no serían capaces de lograr las solu­
bien informada debería tener; acerca de lo~
ciones. Pero si digo tal cosa, debo distinguir, de alguna ma­
nera, la inteligencia que los seres humanos traen a la situa­ personas, las máquinas y la combinación de r
ción, de la que reside en las herramientas y en la situación quinas pueden desempeñar en la ejecución
misma. Y, por cierto, me veré llevado a preguntarme por la gentes desde el punto de vista intelectual, y al
inteligencia del primer tipo cuando advierto que un indivi­ jor manera de almacenar el conocimiento pan
duo resuelve un problema, en tanto que otro, en la misma para utilizarlo en el futuro.
situación y disponiendo de las mismas herramientas, no lo Aunque con frecuencia se ha sobrevalorad
hace. intelectual de las máquinas y a veces se haIl
Con estas observaciones no pretendo negar que pueda términos hiperbólicos los logros de la inteligl
dárseles a los artefactos capacidades que son cognitivas o que se pueden esperar en un futuro cercano, 1
cuasi cognitivas, puesto que lo considero posible, aunque es­ darse de que las máquinas están adquiriend<
toy lejos de convencerme de que el hecho de que una máqui­ capacidad de tipo cognitivo. Me parece inev
na conozca X y que Juan Pérez conozca X, sean cosas equi­ algún sentido del término «conocedor», las
valentes. En este sentido, y a propósito de los comentarios garán a ser, en muchas áreas, más conocedor
del apartado anterior en relación con las consecuencias so­ sonas. De qué modo el conocimiento de la mIÍ
ciales de la distribución del conocimiento, es interesante es­ del humano y cuál es la mejor manera de ·1
pecular acerca de las consecuencias que podrían resultar si complementar el conocimiento humano par,
los investigadores y los tecnólogos que trabajan en el de­ manos; son cuestiones sumamente importan
sarrollo de sistemas especializados basados en la computa­ vestigación y para la reflexión. En el futuro, e
ción, tuvieran éxito en la construcción de sistemas que pu­ ha de distribuirse de una manera muy difere

308
r la industria de la comunicación, lo mismo dieran proporcionar un asesoramiento realmente especia­
:tos en general, pueden allanar los aspectos lizado al público en general sobre temas a propósito de los
lS tareas para las que son empleadas. Seña­ cuales en la actualidad les pagamos a profesionales para
Jrnos en que vivimos están llenos de artefac­ que nos aconsejen. ¿Qué médico querría especializarse en
LInOS constantemente, con frecuencia de ma­ diagnosticar si el mundo estuviera poblado de máquinas
nos automática, para reducir la cantidad de que probadamente fueran más confiables que los especia­
ti que insume el logro de metas específicas. listas humanos en la determinación de las causas de las
jm utilizan el giro «actividad mediada por ar­ afecciones ñsicas y la prescripción de tratamientos eficaces,
~Xpresar el concepto general.
y lo hicieran a un costo insignificante?
vaciones me parecen muy convincentes. Es No sugiero que el éxito en el desarrollo de sistemas real­
e muchas de las actividades que emprende­ mente expertos en dominios específicos, en caso de que se
lOsibles sin los artefactos que las median. No alcance ese éxito, no dejará trabajo cognitivo a cargo de se­
~esentar ideas en el papel sin el papel, sin al­
res humanos. Pero sí pretendo señalar que la existencia y la
;o que permita hacer trazos en él, sin un len­
amplia disponibilidad de tales sistemas podrían modificar
lsquema para la representación visual de las
de manera significativa las consecuencias económicas del
)Ueden expresarse. Pero, a mi modo de ver,
modo como el conocimiento de un dominio específico está
ainuye la importancia de la idea tradicional
distribuido entre los especialistas, y permitir que se redefi­
ia como propiedad del individuo. Puedo decir
nan los propósitos que mejor pueden cumplir los especialis­
lcia necesaria para la resolución de un pro­
nado está distribuida entre los seres huma­ tas humanos. También puede incidir en la visión que tene­
elven, y las herramientas y los factores de la mos acerca de lo que constituye una buena educación gene­
s cuales no serían capaces de lograr las solu­ ral; acerca de los tipos de conocimiento que una ciudadanía
digo tal cosa, debo distinguir, de alguna ma­ bien informada debería tener; acerca de los roles que las
mcia que los seres humanos traen a la situa­ personas, las máquinas y la combinación de personas y má­
reside en las herramientas y en la situación quinas pueden desempeñar en la ejecución de tareas exi­
ierto, me veré llevado a preguntarme por la gentes desde el punto de vista intelectual, y acerca de la me­
l primer tipo cuando advierto que un indivi­ jor manera de almacenar el conocimiento para acceder a él y
n problema, en tanto que otro, en la misma para utilizarlo en el futuro.
loniendo de las mismas herramientas, no lo Aunque con frecuencia se ha sobrevalorado la capacidad
intelectual de las máquinas y a veces se han expresado en
bservaciones no pretendo negar que pueda términos hiperbólicos los logros de la inteligencia artificial
ITtefactos capacidades que son cognitivas o que se pueden esperar en un futuro cercano, poco puede du­
;;, puesto que lo considero posible, aunque es­ darse de que las máquinas están adquiriendo cada vez más
vencerme de que el hecho de que una máqui­ capacidad de tipo cognitivo. Me parece inevitable que, en
que Juan Pérez conozca X, sean cosas equi­ algún sentido del término «conocedor», las máquinas lle­
ite sentido, y a propósito de los comentarios garán a ser, en muchas áreas, más conocedoras que las per­
lterior en relación con las consecuencias so­ sonas. De qué modo el conocimiento de la máquina diferirá
ribución del conocimiento, es interesante es­ del humano y cuál es la mejor manera de utilizarlo para
de las consecuencias que podrían resultar si complementar el conocimiento humano para los fines hu­
res y los tecnólogos que trabajan en el de­ manos; son cuestiones sumamente importantes para la in­
~mas especializados basados en la computa­ vestigación y para la reflexión. En el futuro, el conocimiento
íxito en la construcción de sistemas que pu­ ha de distribuirse de una manera muy diferente de como lo

309
ha estado en el pasado, y no creo que tengamos una com­ tiva de sus descubrimientos. Los progresos 1
prensión muy clara de las consecuencias de ese hecho. productos de su época, así como de los científi
les a quienes en general se atribuye ese logro.
te del trabajo científico se centra nítidament
que prevalecen en las comunidades científicl:
Acumulación de conocimiento y su exploración se vale de los instrumentos
de que disponen. Aun cuando se imprime al
Muchos de los autores que han colaborado en este libro una dirección fundamentalmente nueva, h~
se refieren al hecho de que a través del tiempo las culturas (1970) ha caracterizado como un cambio de
acumulan conocimiento y que, a consecuencia de ello, el que Kuhn et al. (por ejemplo, Boorstin, 1985;
nuevo conocimiento que una generación adquiere, pasa a más comúnmente denominan «revoluciones»
estar a disposición de las generaciones que la suceden. O, dicionado por el conocimiento, las técnicas dE
dicho de otra manera, cada generación hereda el conoci­ y las actitudes que predominan entre los cieIl
miento acumulado de todas las generaciones precedentes. mento.
En parte, ello es posible a causa del recurso, exclusiva­ La teoría einsteiniana de la relatividad nI
mente humano, de representar la información mediante sido formulada en el siglo XVI, y probablemer
símbolos que pueden registrarse en medios más o menos el XVIII. Pero podría habérsela formulado sÍIl
duraderos. Por consiguiente, como observa Pea, múcho de lo siglo XX. Saber si se la hubiera formulado, ~
que una generación aprende, pasa a las posteriores bajo la forma precisa en que él la expresó, es una cue
forma de artefactos, convenciones y prácticas. La historia puesta nunca conoceremos, en virtud de que 1
de la invención de herramientas es un tesoro de ejemplos cho apareció en escena cuando lo hizo. Esto
del modo como los descubrimientos de formas nuevas y cada negar el brillo de su obra, sino que sencillame
vez más eficaces para facilitar la realización de los objetivos advertir que los progresos teóricos por los que
deseados, han sido preservados para la posteridad en forma fueron productos tanto de la obra y de las teo
tangible. se basó cuanto de su propio pensamiento. Ei
Cualquier generación que se rehusara a valerse de esa ció explícitamente la imposibilidad de concel
rica herencia -de ser eso posible-- pagaría por ello un pre­ la relatividad sin el beneficio de los descubri
cio ciertamente elevado. Me parece que subrayar la eficacia grandes hombres de la flsica que lo habían I
de aprender a descubrir -como con acierto, a mi modo de ton, 1981).
ver, lo hacen muchos investigadores de la educación- es Cohen (1985), que ha escrito abundanten:
esencial para no perder de vista el hecho de que no todas las lo que constituye una revolución en la cien<
cosas que necesitamos para conocer pueden volver a ser continuidad del progreso científico del siguie
descubiertas por cada persona que aprende, y para no de­
sestimar, ni siquiera implícitamente, la enorme ventaja que «En la ciencia, la novedad absoluta no suele ser u
nos da el ser capaces, como especie y como individuos, de rio de las revoluciones. La mayoría de ellas (si no 1
apropiarnos del conocimiento que otros han descubierto. rasgos de continuidad, de manera que hasta las
más extremas resultan ser, una y otra vez, mera
Aprender a descubrir es algo bueno y útil hasta donde se lo nes de ideas tradicionales preexistentes (. ..) A t
logra, pero no' se 10 logra lo suficiente. un rasgo característico de la ciencia, que algunos
El hecho de que el conocimiento desarrollado por la cien­ Albert Einstein, finalmente han entendido que Sl
cia sea acumulativo, también pone de manifiesto el papel nía de manifiesto una evolución y no una revolud
que cumple la cultura en la perpetuación del cometido cien­ mación y una reestructuración absolutas de lo qt
tífico y como garante de la índole constantemente acumula­ que se cree, y no la invención de algo nuevo».

310
el pasado, y no creo que tengamos una com­ tiva de sus descubrimientos. Los progresos científicos son
, clara de las consecuencias de ese hecho. productos de su época, así como de los científicos individua­
les a quienes en general se atribuye ese logro. La mayor par­
te del trabajo científico se centra nítidamente en las ideas
que prevalecen en las comunidades científicas de la época,
In de conocimiento y su exploración se vale de los instrumentos y las técnicas
de que disponen. Aun cuando se imprime al pensamiento
~ los autores que han colaborado en este libro una dirección fundamentalmente nueva, hecho que Kuhn
hecho de que a través del tiempo las culturas (1970) ha caracterizado como un cambio de paradigma, y
tlocimiento y que, a consecuencia de ello, el que Kuhn et al. (por ejemplo, Boorstin, 1985; Cohen, 1985)
niento que una generación adquiere, pasa a más comúnmente denominan «revoluciones», se halla con­
;ición de las generaciones que la suceden. 0, dicionado por el conocimiento, las técnicas de investigación
manera, cada generación hereda el conoci­ y las actitudes que predominan entre los científicos del mo­
Ilado de todas las generaciones precedentes. mento.
ello es posible a causa del recurso, exclusiva­ La teoría einsteiniana de la relatividad no podría haber
tlO, de representar la información mediante sido formulada en el siglo XVI, y probablemente tampoco en
pueden registrarse en medios más o menos el XVIII. Pero podría habérsela formulado sin Einstein en el
r consiguiente, como observa Pea, mucho de lo siglo XX. Saber si se la hubiera formulado, al menos en la
ración aprende, pasa a las posteriores bajo la forma precisa en que él la expresó, es una cuestión cuya res­
factos, convenciones y prácticas. La historia puesta nunca conoceremos, en virtud de que Einstein de he­
in de herramientas es un tesoro de ejemplos cho apareció en escena cuando lo hizo. Esto no equivale a
) los descubrimientos de formas nuevas y cada negar el brillo de su obra, sino que sencillamente se trata de
:es para facilitar la realización de los objetivos advertir que los progresos teóricos por los que lo recordamos
, sido preservados para la posteridad en forma fueron productos tanto de la obra y de las teorías en las que
se basó cuanto de su propio pensamiento. Einstein recono­
generación que se rehusara a valerse de esa ció explícitamente la imposibilidad de concebir la teoría de
---de ser eso posible- pagaría por ello un pre­ la relatividad sin el beneficio de los descubrimientos de los
;e elevado. Me parece que subrayar la eficacia grandes hombres de la ñsica que lo habían precedido (Hol­
, descubrir -como con acierto, a mi modo de ton, 1981).
muchos investigadores de la educación- es Cohen (1985), que ha escrito abundantemente acerca de
tlO perder de vista el hecho de que no todas las lo que constituye una revolución en la ciencia, describe la
:esitamos para conocer pueden volver a ser continuidad del progreso científico del siguiente modo:
)or cada persona que aprende, y para no de­
quiera implícitamente, la enorme ventaja que «En la ciencia, la novedad absoluta no suele ser un rasgo definito­
capaces, como especie y como individuos, de rio de las revoluciones. La mayoría de ellas (si no todas) presentan
lel conocimiento que otros han descubierto. rasgos de continuidad, de manera que hasta las ideas científicas
:scubrir es algo bueno y útil hasta donde se lo
más extremas resultan ser, una y otra vez, meras transformacio­
se lo logra lo suficiente.
nes de ideas tradicionales preexistentes (. ..) A tal punto es este
un rasgo característico de la ciencia, que algunos científicos, como
~ que el conocimiento desarrollado por la cien­

Albert Einstein, finalmente han entendido que su propia obra po­


dativo, también pone de manifiesto el papel
nía de manifiesto una evolución y no una revolución; una transfor­
cultura en la perpetuación del cometido cien­
mación y una reestructuración absolutas de lo que se sabe y de lo
arante de la índole constantemente acumula­ que se cree, y no la invención de algo nuevo».

311
Es importante reconocer que Cohen describe la regla y ducto industrial. Si las metas de una empre¡
no la excepción. Los descubrimientos o los progresos teóri­ empleados son incompatibles, el rendimientl
cos de la ciencia que son enteramente nuevos y no han sido do. Es probable que los miembros de una eni
anticipados por la obra de ninguno de los predecesores de no trabajen para el bien de ese cuerpo a no se:
los científicos que los hacen, son extremadamente raros, si vorecer así sus intereses individuales. Este
en efecto se producen. Copérnico, Newton, Darwin, Mende­ caracterizado por Hardin (1968) como «la tra¡;
leiev, fueron gigantes que revolucionaron la manera de con­ munes».
cebir algún aspecto del mundo, pero ninguno de ellos lo hizo Es importante advertir que, a fin de que 1:
en el vacío. ¿Qué puede ser más diferente de la teoría de Pto­ rigidas a una meta individual se acerquen f
lomeo que la de Copérnico? Sin embargo, en su magistral una entidad colectiva a la que el individuo PE
y apasionante historia de los descubrimientos, Boorstin necesario que las metas del individuo sean id€
(1985) presenta la deuda de Copérnico con Ptolomeo en es­ la empresa. Dicho de otra manera, no es esen
tos términos: «El progreso moderno hacia el sistema helio­ dividuos adopten esas metas como suyas. Per
céntrico de Copérnico sería dificil de imaginar si no se hu­ rio que las relaciones entre las metas del indi
biera partido de la revisión del sistema geocéntrico. Copér­ la empresa permitan, de hecho, cuando los iJ
nico no modificó la configuración del sistema; sencillamente bajan para lograr sus propios fines, aunque a
rectificó la localización de los cuerpos» (pág. 295). ra accidental desde su punto de vista, promov1
metas de la organización. Una empresa que Il
te hecho fundamental está condenada a teIl
con la productividad y con el control de cali
Metas individuales o metas colectivas convencer a los empleados de que pongan el J
neficio de la compañía es inútil, a no ser quE
Un tema mencionado por Cole y Engestrom y acerca del esfuerzo favorece sus propios fines.
cual quisiera hacer un comentario se refiere a la división del Una pregunta que nace de la distinción e
trabajo y la conveniencia de distinguir, según Leontiev, en­ nes dirigidas a una meta individual y la acti\;
tre las acciones dirigidas a una meta individual y la activi­ -sea lo colectivo una empresa u otra entidl
dad colectiva. Es mucha la información que nos llega hoy nal- es si la actividad colectiva debe ser ce
acerca del problema que se plantea en la industria en el ca­ algo más que la totalidad de las acciones indi"
so de trabajadores cuya tarea es tan específica que no pue­ es otra variedad de la antigua y muy debatid
den identificarse con sus productos como un todo y, en con­ bre si el todo es más que la suma de sus parte:
secuencia, no pueden enorgullecerse de su calidad ni hacer­ hablar del comportamiento de empresas, par
se responsables de ella. En los últimos años diversas indus­ dependencias oficiales, grupos civiles y nací
trias han intentado consagrarse a este problema dándole a una manera conveniente de referirse a la tota
cada uno de los trabajadores una esfera de acción más am­ portamiento de los individuos que integran I

plia, mediante la formación de equipos pequeños que son queremos atribuir a esas entidades posibilid:
responsables, desde el comienzo hasta el final, del armado que en cierto modo son algo más que el agre~
de los productos, los cuales llevan su sello de aprobación ciones de sus miembros?
cuando se los completa, y también de otras maneras dis­ David Perkins (comunicación personal) mE
tintas. que, al menos desde el punto de vista legal,
La distinción entre las acciones dirigidas a una meta in­ los pueblos, las naciones y muchas otras en
dividual y la actividad colectiva es importante en relación tivas no se equiparan con los individuos qm
con los problemas de la productividad y la calidad del pro­ Una empresa, por ejemplo, está constituidl

312
;ante reconocer que Cohen describe la regla y dueto industrial. Si las metas de una empresa y las de sus
ón. Los descubrimientos o los progresos teóri­ empleados son incompatibles, el rendimiento se ve afecta­
,cia que son enteramente nuevos y no han sido do. Es probable que los miembros de una entidad colectiva
)or la obra de ninguno de los predecesores de no trabajen para el bien de ese cuerpo a no ser que crean fa­
3 que los hacen, son extremadamente raros, si
vorecer así sus intereses individuales. Este hecho ha sido
lroducen. Copérnico, Newton, Darwin, Mende­ caracterizado por Hardin (1968) como «la tragedia de los co­
5igantes que revolucionaron la manera de con­ munes».
specto del mundo, pero ninguno de ellos lo hizo Es importante advertir que, a fin de que las acciones di­
~é puede ser más diferente de la teoría de Pto­ rigidas a una meta individual se acerquen a las metas de
de Copérnico? Sin embargo, en su magistral una entidad colectiva a la que el individuo pertenece, no es
te historia de los descubrimientos, Boorstin necesario que las metas del individuo sean idénticas a las de
lta la deuda de Copérnico con Ptolomeo en es­ la empresa. Dicho de otra manera, no es esencial que los in­
«El progreso moderno hacia el sistema helio­ dividuos adopten esas metas como suyas. Pero sí es necesa­
~opérnico sería difícil de imaginar si no se hu­
rio que las relaciones entre las metas del individuo y las de
de la revisión del sistema geocéntrico. Copér­ la empresa permitan, de hecho, cuando los individuos tra­
icó la configuración del sistema; sencillamente bajan para lograr sus propios fines, aunque acaso de mane­
::alización de los cuerpos» (pág. 295). ra accidental desde su punto de vista, promover también las
metas de la organización. Una empresa que no reconoce es­
te hecho fundamental está condenada a tener problemas
con la productividad y con el control de calidad. Intentar
viduales O metas colectivas convencer a los empleados de que pongan el hombro en be­
neficio de la compañía es inútil, a no ser que vean que ese
nencionado por Cole y Engestrom y acerca del esfuerzo favorece sus propios fines.
hacer un comentario se refiere a la división del Una pregunta que nace de la distinción entre las accio­
onveniencia de distinguir, según Leontiev, en­ nes dirigidas a una meta individual y la actividad colectiva
es dirigidas a una meta individual y la activi­ -sea lo colectivo una empresa u otra entidad pluriperso­
. Es mucha la información que nos llega hoy nal- es si la actividad colectiva debe ser concebida como
)blema que se plantea en la industria en el ca­ algo más que la totalidad de las acciones individuales. Esta
:lores cuya tarea es tan específica que no pue­ es otra variedad de la antigua y muy debatida cuestión so­
trse con sus productos como un todo y, en con­ bre si el todo es más que la suma de sus partes. Es oportuno
pueden enorgullecerse de su calidad ni hacer­ hablar del comportamiento de empresas, partidos políticos,
,es de ella. En los últimos años diversas indus­ dependencias oficiales, grupos civiles y naciones. ¿Es sólo
mtado consagrarse a este problema dándole a una manera conveniente de referirse a la totalidad del com­
os trabajadores una esfera de acción más am­ portamiento de los individuos que integran esos grupos, o
;e la formación de equipos pequeños que son queremos atribuir a esas entidades posibilidades de acción
, desde el comienzo hasta el final, del armado que en cierto modo son algo más que el agregado de las ac­
MS, los cuales llevan su sello de aprobación ciones de sus miembros?
¡ completa, y también de otras maneras dis­ David Perkins (comunicación personal) me ha recordado
que, al menos desde el punto de vista legal, las empresas,
ión entre las acciones dirigidas a una meta in­ los pueblos, las naciones y muchas otras entidades colec­
actividad colectiva es importante en relación tivas no se equiparan con los individuos que las integran.
lmas de la productividad y la calidad del pro- Una empresa, por ejemplo, está constituida por sus con­

313
tratos, no por los individuos que se encuentran en ella; los las prácticas lingüísticas y otras (,institucic
individuos pueden cambiar, pero las obligaciones contrac­ creencias que trascienden los contextos part:
tuales siguen siendo las de la entidad colectiva. Sospecho tan a gran número de personas».
que también en sentido psicológico es provechoso concebir a Estas diferentes fuerzas se consideran iI
los grupos como algo más que la suma de los individuos que tes y no aislables, por más que su influencia
los integran. Los individuos cuyos conocimientos y habilida­ diferir de un individuo a otro y puedan caml
des son complementarios, deben ser capaces de realizar en mo individuo a través del tiempo. Un asuntc
colaboración cosas que no podrían lograr trab(\jando en for­ portancia es que «las fuerzas personales, loe
ma individual. La psicología de grupos es un tema que ha si­ les suelen empujar en distintas direcciones)"
do objeto de gran atención; el actual interés en la cognición del potencial de un niño puede verse severan
distribuida puede aportar preguntas y perspectivas nuevas nado cuando el chico sobresale, o puede sobre
a este ámbito de investigaciones. dades que no son valoradas por la cultura en
Hatch y Gardner dedican gran parte de]
análisis del modo como las tres fuerzas inflU1
vidades del aula de cuatro niños del jardín d~
Aportes personales, locales y culturales a la mom'ento del «juego libre»; durante un períodl
cognición ses. Describen, de manera clara y convincen
las formas en que el comportamiento de los n
Hatch y Gardner (capítulo 6) sostienen que habría que tado o limitado por las condiciones dominant
definir palabras como «cognición» e ,<inteligencia» de mane­ de actividad donde ese comportamiento se de~
ra lo bastante amplia para incluir las condiciones bajo las transformación del comportamiento en respu
que se descubren y se resuelven problemas, y en las que se bios de esas condiciones. Señalan, por ejempl
desarrollan las habilidades. Identifican tres tipos de fuer­ gado de agua a la mesa de arena modificó las
zas -personales, locales y culturales- que pueden ponerse ese sitio.
en juego tanto en lo que hacen las personas cuanto en lo que La distinción entre fuerzas interdepend
son capaces de hacer en el aula. De esto se sigue, según afir­ ciden en la cognición me parece útil e intuiti
man, que no tiene sentido considerar las habilidades especí­ nable. Encuentro fácil creer tanto en su exü
ficas que un individuo puede o no tener sin tomar en cuenta en su importancia para ayudar a determin
las condiciones que les permiten expresarse. dades pueden aprenderse y cómo se las pUl
Las fuerzas personales son los atributos y las experien­ Además, el informe de Hatch y Gardner acel
cias que los individuos traen consigo de una situación local vidades de los niños en su estudio es una cOI
a otra. Las fuerzas locales incluyen «recursos y personas tración de los condicionamientos situacionall
que afectan directamente el comportamiento de un indivi­ tamiento. Me resisto, sin embargo, a la obsel
duo dentro de un entorno ''local'' específico» tal como el ho­ esas habilidades estaban «literalmente clava
gar, el aula o el lugar de trab(\jo. Abarcan también las herra­ na». Hatch y Gardner sostienen que «si las 1
mientas y los materiales que permiten a las personas ex­ tán simplemente encerradas en la cabeza dE
presar sus habilidades: «En el nivel local, la inteligencia no sulta dificil de explicar que aparezca un con;
puede separarse de las condiciones concretas en que se la de actividades y que se compartan habilidad
usa. Los comportamientos para la resolución de problemas de arena».
que son eficaces en un entorno local, pueden no aplicarse Otra manera de ver la situación consiste,
o no producirse en otros». Las fuerzas culturales incluyen considerar que las habilidades de los niños E
la enseñanza escolar, los estilos de crianza de los niños, das en su cabeza (y en sus manos) y que lo que

314
, los individuos que se encuentran en ella; los las prácticas lingüísticas y otras «instituciones, hábitos y
leden cambiar, pero las obligaciones contrac­ creencias que trascienden los contextos particulares y afec­
. siendo las de la entidad colectiva. Sospecho tan a gran número de personas» .
m sentido psicológico es provechoso concebir a Estas diferentes fuerzas se consideran interdependien­
no algo más que la suma de los individuos que tes y no aislables, por más que su influencia relativa pueda
:..os individuos cuyos conocimientos y habilida­ diferir de un individuo a otro y puedan cambiar en un mis­
lementarios, deben ser capaces de realizar en mo individuo a través del tiempo. Un asunto de mucha im­
~osas que no podrían lograr trabajando en for­ portancia es que «las fuerzas personales, locales y cultura­
1. La psicología de grupos es un tema que ha si­ les suelen empujar en distintas direcciones», yel desarrollo
:ran atención; el actual interés en la cognición del potencial de un niño puede verse severamente condicio­
Jede aportar preguntas y perspectivas nuevas nado cuando el chico sobresale, o puede sobresalir, en activi­
de investigaciones. dades que no son valoradas por la cultura en la que se cría.
Hatch y Gardner dedican gran parte del capítulo a un
análisis del modo como las tres fuerzas influyen en las acti­
vidades del aula de cuatro niños del jardín de infantes, en el
~sonales, locales y culturales a la momento del <~uego libre»~ durante un período de varios me­
ses. Describen, de manera clara y convincente, muchas de
las formas en que el comportamiento de los niños era facili­
~ardner (capítulo 6) sostienen que habría que tado o limitado por las condiciones dominantes en los sitios
~as como «cognición» e «inteligencia» de mane­ de actividad donde ese comportamiento se desarrollaba, y la
e amplia para incluir las condiciones bajo las transformación del comportamiento en respuesta a los cam­
>ren y se resuelven problemas, y en las que se bios de esas condiciones. Señalan, por ejemplo, que el agre­
as habilidades. Identifican tres tipos de fuer­ gado de agua a la mesa de arena modificó las actividades en
ues, locales y culturales- que pueden ponerse ese sitio.
[) en lo que hacen las personas cuanto en lo que La distinción entre fuerzas interdependientes que in­
.e hacer en el aula. De esto se sigue, según afir­ ciden en la cognición me parece útil e intuitivamente razo­
lene sentido considerar las habilidades especí­ nable. Encuentro fácil creer tanto en su existencia cuanto
ndividuo puede o no tener sin tomar en cuenta en su importancia para ayudar a determinar qué habili­
es que les permiten expresarse. dades pueden aprenderse y cómo se las p~ede presentar.
lS personales son los atributos y las experien­ Además, el informe de Hatch y Gardner acerca de las acti­
rrdividuos traen consigo de una situación local vidades de los niños en su estudio es una convincente ilus­
uerzas locales incluyen «recursos y personas tración de los condicionamientos situacionales del compor­
lirectamente el comportamiento de un indivi­ tamiento. Me resisto, sin embargo, a la observación de que
e un entorno ''locar' específico» tal como el ho­ esas habilidades estaban «literalmente clavadas en la are­
el lugar de trabajo. Abarcan también las herra­ na". Hatch y Gardner sostienen que «si las habilidades es­
~ materiales que permiten a las personas ex­ tán simplemente encerradas en la cabeza de los niños, re­
lbilidades: «En el nivel local, la inteligencia no sulta diñcil de explicar que aparezca un conjunto limitado
lrse de las condiciones concretas en que se la de actividades y que se compartan habilidades en la mesa
portamientos para la resolución de problemas de arena».
lces en un entorno local, pueden no aplicarse Otra manera de ver la situación consiste, me parece, en
rse en otros». Las fuerzas culturales incluyen considerar que las habilidades de los niños están encerra­
i escolar, los estilos de crianza de los niños, das en su cabeza (yen sus manos) y que lo que condiciona el

315
modo como pueden expresarse está fijado en la arena. Decir describen la interacción entre los miembros
que las propias habilidades están clavadas en la arena no estudios literarios de un tercer grado en unl
me parece fructífero. Estaría de acuerdo, como antes, en que integra una escuela «imán». Los niños d
que, si se quiere decir que cierta capacidad cognitiva está estudio tienen situaciones domésticas y fon
distribuida en las personas y las situaciones, probablemen­ muy diferentes (se proporciona informaci,
te se juzgue esencial, o por lo menos conveniente, establecer propósito de tres de los niños). Los miembro!
una distinción entre lo que el individuo aporta a la situación los mismos libros y después los discuten en e
y lo que la situación proporciona; referirse a las dos cosas ción del concepto de fondos de conocimiento
con el mismo término puede resultar confuso. se descubre en la manera como los niños COIJ
discusiones en el aula, el conocimiento que
como resultado de sus orígenes domésticos:
tanto que la acción de los factores sociales er
Fondos de conocimiento en los hogares y en las en el aula se pone de manifiesto en los diverE
aulas niños (y los docentes) desempeñan al sumini
camente recursos cognitivos.
Moll, Tapia y Whitmore (capítulo 5) presentan datos de La casa y la escuela se cuentan, sin duda,
un estudio de caso para ilustrar: 1) que el comportamiento res más significativos que inciden en el desa
de los miembros de una familia debe ser entendido en rela­ de los niños, y su influencia se ejerce en form
ción con los contextos histórico y económico en que los hoga­ continua durante muchos de sus años de for
res están insertos, y que propenden a condicionar y a confi­ muy improbable que podamos comprender e
gurar ese comportamiento, aunque no a determinarlo por de uno u otro de esos factores si no tomam
completo, y 2) que la organización social del aula ayuda a restante y las formas en que interactúan. :E
determinar la manera como los alumnos adquieren el cono­ gares y las aulas de manera simultánea, ce
cimiento y la razón que los lleva a hacerlo. Moll, Tapia y Whitmore, me parece una ide:
Los hogares y las aulas se consideran como «sistemas de mente buena.
conocimiento culturalmente mediados». Se plantea la no­
ción de «fondos de conocimiento» como concepto fundamen­
tal para comprender la dinámica de las dos situaciones. En
relación con los hogares, la expresión alude a las reservas Noviciado en el aprendizaje y en el s~
de conocimiento y de otros recursos, a las que los hogares
contribuyen y en las cuales abrevan mediante las redes so­ Como alternativa a la idea de que las ese
ciales que los rodean y les permiten conectarse entre sí. Con tentar introducir a los estudiantes en la cultl
referencia al tema fundamental de este libro, es importante máticos, los historiadores y los críticos liter
advertir que los fondos de conocimiento están distribuidos a al. (capítulo 7) sostienen que deberían esfor2
lo largo de todas las redes y no reunidos en repositorios cen­ munidades de aprendizaje y de saber por sí 1
trales. El conocimiento que se contiene en esos fondos es de nión de los autores, el objetivo, en relación CI
índole práctica: cómo encontrar alojamiento y trabajo, cómo debe consistir en darles la aptitud -y acas
realizar mejores adquisiciones de bienes y servicios, y có­ seguir aprendiendo después de dejar la escu
mo tratar con las dependencias oficiales y con otras institu­ to de su vida. Los docentes deben ser, sugiel
CIOnes. fundamentalmente, buenos aprendices; no
Al ilustrar la manera como puede aplicarse a las aulas el seedores de conocimiento especializado», SIT
concepto de fondos de conocimiento, Moll, Tapia y Whitmore quirentes, usuarios y ampliadores del cone

316
pueden expresarse está fijado en la arena. Decir describen la interacción entre los miembros de un grupo de
Jias habilidades están clavadas en la arena no estudios literarios de un tercer grado en una clase bilingüe
ructífero. Estaría de acuerdo, como antes, en que integra una escuela «imán». Los niños de este grupo de
lliere decir que cierta capacidad cognitiva está estudio tienen situaciones domésticas y formación cultural
en las personas y las situaciones, probablemen­ muy diferentes (se proporciona información específica a
esencial, o por lo menos conveniente, establecer propósito de tres de los niños). Los miembros del grupo leen
ón entré lo que el individuo aporta a la situación los mismos libros y después los discuten en clase. La aplica­
,ituación proporciona; referirse a las dos cosas ción del concepto de fondos de conocimiento en ese contexto
o término puede resultar confuso. se descubre en la manera como los nmos comparten, en sus
discusiones en el aula, el conocimiento que han adquirido
como resultado de sus orígenes domésticos y culturales, en
tanto que la acción de los factores sociales en el aprendizaje
conocimiento en los hogares y en las en el aula se pone de manifiesto en los diversos roles que los
niños (y los docentes) desempeñan al suministrarse recípro­
camente recursos cognitivos.
Jia y Whitmore (capítulo 5) presentan datos de La casa y la escuela se cuentan, sin duda, entre los facto­
le caso para ilustrar: 1) que el comportamiento res más significativos que inciden en el desarrollo cognitivo
bros de una familia debe ser entendido en rela­ de los niños, y su influencia se ejerce en forma concurrente y
~ontextos histórico y económico en que los hoga­ continua durante muchos de sus años de formación. Parece
sertos, y que propenden a condicionar y a confi­ muy improbable que podamos comprender del todo el papel
lmportamiento, aunque no a determinarlo por de uno u otro de esos factores si no tomamos en cuenta el
2) que la organización social del aula ayuda a restante y las formas en que interactúan. Estudiar los ho­
la manera como los alumnos adquieren el cono­ gares y las aulas de manera simultánea, como lo hicieron
3. razón que los lleva a hacerlo.
Moll, Tapia y Whitmore, me parece una idea fundamental­
res y las aulas se consideran como «sistemas de
mente buena.
Q culturalmente mediados». Se plantea la no­

los de conocimiento» como concepto fundamen­


tprender la dinámica de las dos situaciones. En
los hogares, la expresión alude a las reservas Noviciado en el aprendizaje y en el saber
ento y de otros recursos, a las que los hogares
y en las cuales abrevan mediante las redes so­ Como alternativa a la idea de que las escuelas deben in­
s rodean y les permiten conectarse entre sí. Con tentar introducir a los estudiantes en la cultura de los mate­
ltema fundamental de este libro, es importante máticos, los historiadores y los críticos literarios, Brown et
los fondos de conocimiento están distribuidos a al. (capítulo 7) sostienen que deberían esforzarse por ser co­
Idas las redes y no reunidos en repositorios cen­ munidades de aprendizaje y de saber por sí mismas. En opi­
10cimiento que se contiene en esos fondos es de nión de los autores, el objetivo, en relación con los alumnos,
lea: cómo encontrar alojamiento y trabajo, cómo debe consisti.r en darles la aptitud -y acaso el deseo-- de
ores adquisiciones de bienes y servicios, y ~có­ seguir aprendiendo después de dejar la escuela y por el res­
n las dependencias oficiales y con otras institu­ to de su vida. Los docentes deben ser, sugieren, ante todo y
fundamentalmente, buenos aprendices; no solamente «po­
.r la manera como puede aplicarse a las aulas el seedores de conocimiento especializado», sino también «ad­
bndos de conocimiento, Moll, Tapia y Whitmore quirentes, usuarios y ampliadores del conocimiento en el

317
sostenido y constante proceso del aprendizaje». Los estu­ Me agrada esta forma de ver, con ciert
diantes podrían, entonces, consagrarse a un principiante en considero coherentes con lo expresado por
el aprendizaje y el saber, lo cual constituye la oportunidad do leo un libro que tiene importancia par!
de iniciación que las escuelas deberían dar. el cual estoy pensando, o escribiendo, sel
Encuentro que esa forma de ver es muy compatible con me parecen inspiradoras y que puedo dese~
mi convicción de que las escuelas tienen la responsabilidad meditar o emplear en un momento poster
de intentar asegurar que, al finalizar sus estudios,los niños libros que deseo leer escrupulosamente - t
posean abundante conocimiento especializado, capacidad y rarlos de la biblioteca- porque me pareCE
disposición para el pensamiento, y se hallen en condiciones hacerlo sin una lapicera en la mano.) No 1
y tengan deseos de aprender (Nickerson, 1988). Supongo confiar lo esencial de esas partes a la memo
por recordar necesariamente dónde están s
que ninguno de los coautores de este libro deja de adherir a
Cuando he terminado de leer un libro, 1
la idea de que las escuelas deben intentar formar personas
gunos puntos en especial que me parecieron
que sepan pensar y aprender. Pero podría haber diferencias
te interesantes o útiles. Con todo, es mucho:
de opinión en cuanto al énfasis que deba ponerse en la ense­
para mí saber con certeza, por lo común, si I
ñanza y el aprendizaje del conocimiento relacionado con libro en el momento oportuno, y sé que, en i
una disciplina.. ciones que considero más interesantes será
Por mi parte, sólo puedo hacer constar mi convicción de fáciles de hallar. Ahora bien: ¿he aprendid(
que la disciplina merece tanta importancia como el pensa­ las partes marcadas de mi libro? Si se mi
miento y el aprendizaje, pero no más. Respecto de estos ob­ ellas, sólo puedo decirlo en una pequeña PI
jetivos, veo la educación como un banquillo de tres patas: si sos. Pero han incidido en mi pensamiento 'Y
se le quita cualquiera de ellas, todo se cae. La adquisición de familiares cuando las relea; además considel
conocimiento especializado es lo que puede hacer de la edu­ . tre los recursos intelectuales más important,
cación una búsqueda apasionante; sin eso, el pensamiento to apoyarme.
está vacío y el aprendizaje pareciera no tener objeto. Por su­ Muchos escritores tienen la costumbre dE
puesto, enseñar conocimientos especializados como hechos a veces de manera incompleta y general, cu:
desconectados entre sí, que deben ser memorizados pero no rren, y archivarlas para una posible referen<
pensados, no es educación. Pero todos estamos de acuerdo gunos estudiosos de la escritura piensan qUE
en eso. tumbre recomendable (Howard y Barton, ]
que no resulta infrecuente que se recuerd
tiempo antes algo acerca de un tema en es¡:
dar exactamente qué se escribió, y estar bie:
Conocer más que lo «almacenado)) en la cabeza sería útil para un propósito actual si se lo
traro Es posible que las personas que se orgf
Perkins (capítulo 3) plantea una concepción del apren­ gan menores dificultades que el resto de n
dizaje que toma en cuenta no solamente lo que retienen los calizar esas notas cuando se las necesita y
alumnos, sino también lo que almacenan en los cuadernos y ellas, constituyan un valioso auxiliar de la 1
en otros repositorios de la memoria. Lo que se aprende <<no En ese caso no parece extraño concebir la
sólo subsiste en la mente del que aprende, sino en el ordena­ toma como parte de la propiedad cognitiva «
miento del entorno [los recursos fisicos y sociales que se ha­ tanto son producto de la propia mente; no
llan fuera de la persona), y es, pese a eso, aprendizaje igual­ las personas pueden no ser capaces de recOI
mente auténtico». que han expresado en el pasado, la situació

318
Instante proceso del aprendizaje». Los estu­ Me agrada esta forma de ver, con ciertas reservas que
en, entonces, consagrarse a un principiante en considero coherentes con lo expresado por Perkins. Cuan­
, y el saber, lo cual constituye la oportunidad do leo un libro que tiene importancia para un tema sobre
[ue las escuelas deberían dar. el cual estoy pensando, o escribiendo, señalo partes que
que esa forma de ver es muy compatible con me parecen inspiradoras y que puedo desear volver a leer y
de que las escuelas tienen la responsabilidad meditar o emplear en un momento posterior. (Compro los
egurar que, al finalizar sus estudios, los niños libros que deseo leer escrupulosamente -en lugar de reti­
ante conocimiento especializado, capacidad y rarlos de la biblioteca- porque me parece casi imposible
ra el pensamiento, y se hallen en condiciones hacerlo sin una lapicera en la mano.) No me esfuerzo por
!os de aprender (Nickerson, 1988). Supongo confiar lo esencial de esas partes a la memoria, ni siquiera
.e los coautores de este libro deja de adherir a por recordar necesariamente dónde están situadas.
las escuelas deben intentar formar personas Cuando he terminado de leer un libro, puedo evocar al­
sar y aprender. Pero podría haber diferencias gunos puntos en especial que me parecieron particularmen­
~uanto al énfasis que deba ponerse en la ense­
te interesantes o útiles. Con todo, es mucho más importante
rendizaje del conocimiento relacionado con para mí saber con certeza, por lo común, si querré volver al
libro en el momento oportuno, y sé que, en tal caso, las sec­
ciones que considero más interesantes serán más o menos
te, s6lo puedo hacer constar mi convicción de
fáciles de hallar. Ahora bien: ¿he aprendido lo que está en
na merece tanta importancia como el pensa­
las partes marcadas de mi libro? Si se me pregunta por
rendizaje, pero no más. Respecto de estos ob­
ellas, sólo puedo decirlo en una pequeña proporción de ca­
educación como un banquillo de tres patas: si sos. Pero han incidido en mi pensamiento y me resultarán
lquiera de ellas, todo se cae. La adquisición de familiares cuando las relea; además considero que están en­
~specializado es lo que puede hacer de la edu­
tre los recursos intelectuales más importantes en que inten­
squeda apasionante; sin eso, el pensamiento to apoyarme.
aprendizaje pareciera no tener objeto. Por su­ Muchos escritores tienen la costumbre de apuntar ideas,
U' conocimientos especializados como hechos
a veces de manera incompleta y general, cuando se les ocu­
entre sí, que deben ser memorizados pero no rren, y archivarlas para una posible referencia posterior. Al­
~s educación. Pero todos estamos de acuerdo gunos estudiosos de la escritura piensan que esa es una cos­
tumbre recomendable (Howard y Barton, 1986). Sospecho
que no resulta infrecuente que se recuerde haber escrito
tiempo antes algo acerca de un tema en especial, sin recor­
dar exactamente qué se escribió, y estar bien seguro de que
:; que lo «almacenado» en la cabeza sería útil para un propósito actual si se lo pudiera encon­
trar. Es posible que las personas que se organizan bien ten­
Lpítulo 3) plantea una concepción del apren­ gan menores dificultades que el resto de nosotros para lo­
ca en cuenta no solamente lo que retienen los calizar esas notas cuando se las necesita y, al menos para
también lo que almacenan en los cuadernos y ellas, constituyan un valioso auxiliar de la tarea cognitiva.
itorios de la memoria. Lo que se aprende «no En ese caso no parece extraño concebir las notas que uno
ella mente del que aprende, sino en el ordena­ toma como parte de la propiedad cognitiva que se posee, en
orno [los recursos fisicos y sociales que se ha­ tanto son producto de la propia mente; no obstante, como
l persona], y es, pese a eso, aprendizaje igual­ las personas pueden no ser capaces de reconstruir las ideas
co». que han expresado en el pasado, la situación no deja de ser

319
similar a la descripta por Perkins, en la cual las notas men­ es dificil de inferir. Dicho de una manera un •
cionadas son las que toma un estudiante mientras estudia nos inclinamos más a confiar algo a la memori
un tema en particular. En ninguno de los dos casos, el hecho importante resulta para nosotros y mayor el
de que uno haya puesto algo por escrito, prueba que eso aún supone acceder allí a partir de otros repositori,
esté «en la mente». bastante imprecisa, pero aceptable, creo, co
Aunque resulte correcto concebir las notas, las marcas general.
en los libros y otros repositorios de información como exten­ Memorizo algunos números telefónicos qu
siones de la memoria, dependerá, a mi parecer, de la faci­ tante a menudo, pero en el caso de la inmens
lidad con que pueda accederse a esa información cuando se aquellos que utilizo sólo ocasionalmente, me
la necesita. Si he apuntado algunas notas acerca de un te­ sultar la guía telefónica. Por cierto, no es más
ma de interés, pero no puedo hallarlas ni recordar lo que es­ un número que otro, pero mediante la memor
tá en ellas --o, aun peor, ni siquiera recuerdo que existen-, que uso más a menudo, me ahorro un poco d
me resultan inútiles y nada agregan a lo que está en mi ca­ muchos momentos. Podría sostenerse que la I
beza; no obstante, si sé dónde están o, por lo menos, cómo de números telefónicos que se emplean con fre
hallarlas, y recuerdo su contenido lo suficiente para saber una estrategia intencional, sino que se prodUi
cuándo tiene sentido recuperarlas, constituyen un capital automática como simple consecuencia de su l.:
intelectual con la capacidad de recordarme lo que una vez Creo que es así, pero con dos reservas. Prime
pensé y puedo querer volver a pensar. Tiendo a verlas por lo bitual, si ha de aducrrselo como causa de que:
menos como parte de lo que sé, o pienso que sé, semejante a a la memoria, debe conllevar más que «el conu
lo que pueda estar en mi cabeza, aunque sea más dificil de COD.». Esto no basta para asegurar que aquello
recuperar. Perkins dice, en lo esencial, eso mismo, en mi tiene contacto, necesariamente será recorda
opinión, al afirmar que el criterio funcional debe ser el de la (Nickerson y Adams, 1980). Cuando se hace UI1
accesibilidad de la información, no su localización. lefónica, en realidad hay que prestar atenci!
que se·está discando, al menos durante un m
de completar la acción. Nunca se necesita pre
a los detalles de la cara de una moneda para €
el fin que nos proponemos, y, por consiguien1
Accesibilidad de la información utilizar con frecuencia las monedas, recordm
lles de manera muy imperfecta.
Seguramente todos estaremos de acuerdo en que tener Segundo, la «ley», según la formulé, no hac
información inmediatamente disponible en la cabeza a ve­ la intención; sencillamente afirma que lo alm.
ces es importante y otras veces no. Si tuviera que buscar en memoria depende de la frecuencia de la neces
el diccionario el significado de la mayoría de las palabras cultad de acceso desde otros sitios al margen d
que necesito para escribir este capítulo, no me hallaría en Considero que el principio general tiene sentic
buenas condiciones; pero me siento disculpado de no haber go, cuando se lo aplica tanto a lo que en forro
aprendido de memoria la tabla de logaritmos para disponer confiamos a la memoria cuanto a lo que que!
de esa información en la cabeza, aun cuando en ocasiones en ella de manera automática. Es mucho más
ella ha resultado ser útil. I me esfuerce por almacenar información que es
Sospecho que hay una ley de la memoria según la cual frecuencia, sobre todo si es dificil obtenerla a
tendemos a almacenar en la cabeza información que ne­ fuente de fácil acceso, que por intentar recorda
cesitamos con cierta frecuencia y a la que es relativamente muy raramente o lo que está siempre disponih
dificil acceder a partir de un almacenamiento externo, o que tio a mano que no sea mi cabeza. N o tengo que

320
cripta por Perkins, en la cual las notas men­ es dificil de inferir. Dicho de una manera un poco distinta,
s que toma un estudiante mientras estudia nos inclinamos más a confiar algo a la memoria cuanto más
I;icular. En ninguno de los dos casos, el hecho importante resulta para nosotros y mayor el esfuerzo que
:1. puesto algo por escrito, prueba que eso aún supone acceder allí a partir de otros repositorios. Es una ley
te». bastante imprecisa, pero aceptable, creo, como principio
lIte correcto concebir las notas, las marcas general.
I;ros repositorios de información como exten­ Memorizo algunos números telefónicos que utilizo bas­
~moria, dependerá, a mi parecer, de la faci­ tante a menudo, pero en el caso de la inmensa mayoría de
lleda accederse a esa información cuando se aquellos que utilizo sólo ocasionalmente, me limito a con­
le apuntado algunas notas acerca de un te­ sultar la guía telefónica. Por cierto, no es más dificil buscar
lero no puedo hallarlas ni recordar lo que es­ un número que otro, pero mediante la memorización de los
¡un peor, ni siquiera recuerdo que existen-, que uso más a menudo, me ahorro un poco de esfuerzo en
itiles y nada agregan a lo que está en mi ca­ muchos momentos. Podría sostenerse que la memorización
te, si sé dónde están o, por lo menos, cómo de números telefónicos que se emplean con frecuencia no es
llerdo su contenido lo suficiente para saber una estrategia intencional, sino que se produce de manera
mtido recuperarlas, constituyen un capital automática como simple consecuencia de su uso frecuente.
la capacidad de recordarme lo que una vez Creo que es así, pero con dos reservas. Primero, el uso ha­
uerer volver a pensar. Tiendo a verlas por lo bitual, si ha de aducírselo como causa de que se conñe algo
:-te de lo que sé, o pienso que sé, semejante a a la memoria, debe conllevar más que «el contacto frecuente
tar en mi cabeza, aunque sea más dificil de con». Esto no basta para asegurar que aquello con lo que se
cins dice, en lo esencial, eso mismo, en mi tiene contacto, necesariamente será recordado en detalle
lar que el criterio funcional debe ser el de la (Nickerson y Adams, 1980). Cuando se hace una llamada te­
:la información, no su localización. lefónica, en realidad hay que prestar atención al número
que se está discando, al menos durante un momento, a fin
de completar la acción. Nunca se necesita prestar atención
a los detalles de la cara de una moneda para emplearla con
el fin que nos proponemos, y, por consiguiente, a pesar de
de la información utilizar con frecuencia las monedas, recordamos sus deta­
lles de manera muy imperfecta.
e todos estaremos de acuerdo en que tener Segundo, la «ley», según la formulé, no hace referencia a
nediatamente disponible en la cabeza a ve­ la intención; sencillamente afirma que lo almacenado en la
te y otras veces no. Si tuviera que buscar en memoria depende de la frecuencia de la necesidad y la difi­
l significado de la mayoría de las palabras cultad de acceso desde otros sitios al margen de la memoria.
ra escribir este capítulo, no me hallaría en Considero que el principio general tiene sentido, sin embar­
nes; pero me siento disculpado de no haber go, cuando se lo aplica tanto a lo que en forma intencional
emoria la tabla de logaritmos para disponer confiamos a la memoria cuanto a lo que queda depositado
:ión en la cabeza, aun cuando en ocasiones en ella de manera automática. Es mucho más probable que
o ser útil.
me esfuerce por almacenar información que espero usar con
e hay una ley de la memoria según la cual
frecuencia, sobre todo si es dificil obtenerla a partir de una
lacenar en la cabeza información que ne­
fuente de fácil acceso, que por intentar recordar lo que usaré
lerta frecuencia y a la que es relativamente muy raramente o lo que está siempre disponible en algún si­
partir de un almacenamiento externo, o que tio a mano que no sea mi cabeza. No tengo que hacer el gran

321
esfuerzo de memorizar las veinte fechas de cumpleaños de Es posible imaginar un curso organizado el
mis familiares inmediatos -padres, hijos, esposas de los hi­ ma {{Hallar información» o, incluso mejor, ens.::
jos y nietos- porque mi esposa se las sabe al dedillo. Parece buida en todo el currículum que otorgue a los
un derroche de mis limitados recursos almacenar fechas de experiencia guiada en el empleo de una ampli~
cumpleaños que ella tiene tan a la mano y está tan dispues­ rramientas para encontrar los ítems específico
ta a poner a mi disposición; me propongo, sin embargo, con­ ción que pueden ser de utilidad a los fines aca
fiar en mí para recordar el de ella. la vida cotidiana, o que sencillamente sean dE
Este simple principio puede dar cuenta, hasta cierto lectual. No debe ponerse el acento en el halh
punto, del tipo de información o de conocimiento que los se­ concretos especificados por el docente, sino en
res humanos han incorporado en instrumentos y en otros je del uso de las herramientas, los recursos y h
artefactos durante siglos. Tengo una pequeña colección de que resultarán eficaces para ayudarnos a ene
antiguas herramientas para el trabajo de la madera y, co­ formación necesaria o deseada en los años po
mo es de mi interés, asisto, cada tanto, a subastas de herra­ vida escolar. Puede ser que las escuelas en efel
mientas antiguas. Dos cosas me han llamado la atención los. alumnos de manera explícita cómo emple
allí: la gran variedad de diseños -pueden observarse cien­ mientas para encontrar información; es dificil
tos de antiguos planos sin ver exactamente lo mismo dos lo hagan. Pero en la bibliografia no se le presta
veces- y el hecho de que la gran mayoría de los implemen­ ción a este tema, de manera que se supone qt
tos se dividan en unas pocas categorías que representan las de algo que sea objeto de atención preferencial
operaciones más comunes que se realizaron en el trabajo en que se me haya dicho jamás, durante mi exp
madera: medir, cortar, dar forma, golpear, taladrar, alisar. lar, qué es un índice, y ni qué decir del modo
En ocasiones, ocurre que una herramienta no puede ser re­ eficazmente.
conocida por nadie. Se puede estar seguro de que se la em­ Lo que he pxpuesto acerca de las herrami,
pleó para hacer algo que raramente hay necesidad de hacer; hallazgo de información se aplica asimismo, cr
que determinada operación debía hacerse con frecuencia liares externos de la memoria. Los estudiante
saber, por ejemplo, cómo tomar notas, cómo 1
dio lugar a una variedad notablemente amplia de imple­
organizar la información a fin de que en un mo
mentos para poder realizarla.
resulte sencillo acceder a ella y utilizarla, có
una base de datos confeccionada según sus r
sus intereses individuales. Nos preguntamo:
cuelas hacen el esfuerzo de enseñar a los alUl
Acceso a la información y educación de tomar notas, en lugar de alentarlos a que la
jar en sus manos que aprendan a hacerlo.
La idea de que, a los fines prácticos, 10 que cuenta a pro­ Los auxiliares de la memoria abarcan UI1
pósito de la información es que sea accesible cuando se la considerable en 10 que concierne a compleji
necesita, y no si se la almacena en la cabeza o en algún otro Cuando me ato un hilo al dedo para ayudar a (
sitio apto, tiene muchas consecuencias de importancia para haga algo que no estoy dispuesto a confiar en
la educación. Mencionaré la más evidente para mí, esto es, sí sola, empleo un auxiliar de la memoria muy
la consecuencia de que los almnnos deben aprender a utili­ eficacia ha sido comprobada muchas veces. EI1
zar los recursos de la información de manera eficaz. Esos re­ mo del espectro hay una variedad de herrami
cursos abarcan índices, atlas, obras de referencia, calcula­ tacionales que hacen posible la representació
doras, computadoras, programas y horarios, y los distintos mación en estructuras pluridimensionales dE
servicios de información electrónica. no sabemos muy bien cómo sacar provecho. L

322
memorizar las veinte fechas de cumpleaños de Es posible imaginar un curso organizado en torno del te­
es inmediatos -padres, hijos, esposas de los hi­ ma «Hallar información» o, incluso mejor, enseñanza distri­
- porque mi esposa se las sabe al dedillo. Parece buida en todo el currículum que otorgue a los alumnos una
de mis limitados recursos almacenar fechas de experiencia guiada en el empleo de una amplia gama de he­
que ella tiene tan a la mano y está tan dispues­ rramientas para encontrar los ítems específicos de informa­
mi disposición; me propongo, sin embargo, con­ ción que pueden ser de utilidad a los fines académicos o en
tra recordar el de ella. la vida cotidiana, o que sencillamente sean de interés inte­
pIe principio puede dar cuenta, hasta cierto lectual. No debe ponerse el acento en el hallazgo de datos
po de información o de conocimiento que los se­ concretos especificados por el docente, sino en el aprendiza­
s han incorporado en instrumentos y en otros je del uso de las herramientas, los recursos y las estrategias
lrante siglos. Tengo una pequeña colección de que resultarán eficaces para ayudarnos a encontrar la in­
Tamientas para el trabajo de la madera y, co­ formación necesaria o deseada en los años posteriores a la
interés, asisto, cada tanto, a subastas de herra­ vida escolar. Puede ser que las escuelas en efecto enseñen a
iguas. Dos cosas me han llamado la atención los,alumnos de manera explícita cómo emplear las herra­
ITariedad de diseños -pueden observarse cien­ mientas, para encontrar información; es dificil creer que no
uos planos sin ver exactamente lo mismo dos lo hagan. Pero en la bibliografla no se le presta mucha aten­
a.echo de que la gran mayoría de los implemen­ ción a este tema, de manera que se supone que no se trata
n en unas pocas categorías que representan las de algo que sea objeto de atención preferencial. No recuerdo
más comunes que se realizaron en el trabajo en que se me haya dicho jamás, durante mi experiencia esco­
fu, cortar, dar forma, golpear, taladrar, alisar. lar, qué es un índice, y ni qué decir del modo de emplearlo
¡, ocurre que una herramienta no puede ser re­ eficazmente.
nadie. Se puede estar seguro de que se la em­ Lo que he ~uesto acerca de las herramientas para el
~er algo que raramente hay necesidad de hacer; hallazgo de información se aplica asimismo, creo, a los auxi­
nada operación debía hacerse con frecuencia liares externos de la memoria. Los estudiantes tienen que
ma variedad notablemente amplia de imple­ saber, por ejemplo, cómo tomar notas, cómo representar y
poder realizarla. organizar la información a fin de que en un momento futuro
resulte sencillo acceder a ella y utilizarla, cómo construir
una base de datos confeccionada según sus necesidades y
sus intereses individuales. Nos preguntamos cuántas es­
cuelas hacen el esfuerzo de enseñar a los alumnos el modo
l información y educación de tomar notas, en lugar de alentarlos a que las tomen y de­
jar en sus manos que aprendan a hacerlo.
9 que, a los fines prácticos, lo que cuenta a pro­
Los auxiliares de la memoria abarcan una gama muy
información es que sea accesible cuando se la considerable en lo que concierne a complejidad y poder.
Cl si se la almacena en la cabeza o en algún otro
Cuando me ato un hilo al dedo para ayudar a que mi cabeza
:ne muchas consecuencias de importancia para haga algo que no estoy dispuesto a confiar en que haga por
. Mencionaré la más evidente para mí, esto es, sí sola, empleo un auxiliar de la memoria muy sencillo cuya
cia de que los alumnos deben aprender a utili­ eficacia ha sido comprobada muchas veces. En el otro extre­
lOS de la información de manera eficaz. Esos re­ mo del espectro hay una variedad de herramientas compu­
an índices, atlas, obras de referencia, calcula­ tacionales que hacen posible la representación de la infor­
ltadoras, programas y horarios, y los distintos mación en estructuras pluridimensionales de las que aún
nformación electrónica. no sabemos muy bien cómo sacar provecho. La cuestión de

323
cómo organizar la información a fin de allanar la referen­ sas para hallar, representar y utilizar la ini
cia en el futuro está cobrando un nuevo significado con la personas que aprendan a utilizarlas de man
aparición de tales herramientas. Creo que los estudiantes drán a su disposición un sistema de conocimi
que aprenden a utilizar de manera eficaz esos instrumentos do mucho más amplio que aquellas que no lo
y otros que seguirán apareciendo, adquieren conocimientos En este punto podríamos preguntamos: s
y habilidades que les serán muy útiles en el futuro. la información en verdad se vuelve mucho
En otro lugar (Nickerson, 1986) he sostenido que uno de . que ahora, ¿seguirá siendo necesario aprend
los más interesantes aspectos de los revolucionarios avan­ puestas a las preguntas pueden obtenerse co:
ces en materia de tecnología de la información (las tecno­ dad mediante nuevos recursos de informacil
logías de la computación y de la comunicación combinadas) tener el conocimiento en la cabeza? Creo que]
de los que hemos sido testigos y que aún continúan, es la inequívocamente afirmativa. Lo pienso por I
perspectiva de lograr que la información de cualquier tipo nes, pero bastará con mencionar una. La f(
resulte mucho más accesible para todo el que tenga deseo o preguntas, salvo en el caso de las más super!
necesidad de ella. La tecnología de la imprenta que se desa­ actividad basada en el conocimiento. Sólo el
rrolló en Europa a comienzos del siglo XV hizo que se incre­ tante de biología se preguntará qué ocurre,
mentase muchas veces la posibilidad de acceso a la informa­ miento de bases en la molécula de ADN. Y al
ción para la persona media, y produjo como consecuencia fuera capaz de formular la pregunta porque, 1
que el conocimiento se distribuyera de manera mucho más ha tomado de alguien que ya está formado, ll(
amplia de como lo había estado hasta entonces. Nadie pue­ derse la respuesta sin un conocimiento del tE
de poner en duda que ese constituyó uno de los principales En general, cuanto más se sabe, más útil
factores causales de los sustanciales cambios que se produ­ mente un recurso poderoso para hallar inforo
jeron en el Renacimiento y, en particular, de la explosión quiere decir que esos auxiliares no sean útile
de nuevos conocimientos que acompañó a la aparición de sonas que no están bien informadas; sólo qt
la ciencia moderna y el fortalecimiento del saber de toda las personas bien informadas serán capaces
especie. un nivel diferente del de aquellas que no lo e¡
Lo que acontece en la tecnología de la información encie­ te, esos recursos facilitarán el aprendizaje;
rra, a mi modo de ver, la promesa de dar lugar a otro incre­ más sencillo que uno adquiera el conocimient
mento sustancial de la accesibilidad de la información, lo ra actuar como especialista.
cual podría tener consecuencias por lo menos tan drásticas
como las que resultaron del desarrollo de la capacidad de
hacer libros de bajo precio. Por ('accesibilidad» entiendo
aquí algo más que sólo el equivalente electrónico de trasla­ Ver lo que se busca
dar la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos y colo­
carla en la habitación. Entiendo por ello el fácil «acceso cog­ Al comienzo del capítulo 4, Salomon form
nitivo» a la información que se requiere cuando uno la nece­ vación que encuentro especialmente importa
sita, representada en una forma que se puede entender y nizar una discusión acerca de si podemos pel
emplear. Esa forma de acceso aún no existe, al menos en las cogniciones de los individuos fuera de u
amplia escala, pero sí existen las tecnologías de las que pue­ cognición distribuida, plantea cuatro pregtl1l
de surgir y su realización es uno de los desafios y de las opor­ están distribuidas las cogniciones de las pers
tunidades fundamentales que los especialistas en tecnolo­ cotidiana? b) ¿Hay cogniciones que no puedl
gía de la información tienen hoy en día. Los años venideros buidas y por tanto son, por su propia natura
verán el desarrollo de herramientas cada vez más podero­ del individuo? e) ¿Pueden servir de algo nUE

324
lizar la información a fin de allanar la referen­ sas para hallar, representar y utilizar la información; las
lturo está cobrando un nuevo significado con la personas que aprendan a utilizarlas de manera eficaz ten­
le tales herramientas. Creo que los estudiantes drán a su disposición un sistema de conocimiento distribui­
.en a utilizar de manera eficaz esos instrumentos do mucho más amplio que aquellas que no lo hagan.
seguirán apareciendo, adquieren conocimientos En este punto podríamos preguntarnos: si, en el futuro,
es que les serán muy útiles en el futuro. la información en verdad se vuelve mucho más accesible
lugar (Nickerson, 1986) he sostenido que uno de que ahora, ¿seguirá siendo necesario aprender? Si las res­
eres antes aspectos de los revolucionarios avan­ puestas a las preguntas pueden obtenerse con mayor facili­
eria de tecnología de la información (las tecno­ dad mediante nuevos recursos de información, ¿importará
computación y de la comunicación combinadas) tener el conocimiento en la cabeza? Creo que la respuesta es
hemos sido testigos y que aún continúan, es la inequívocamente afirmativa. Lo pienso por distintas razo­
L de lograr que la información de cualquier tipo nes, pero bastará con mencionar una. La formulación de
~ho más accesible para todo el que tenga deseo o preguntas, salvo en el caso de las más superficiales, es una
le ella. La tecnología de la imprenta que se desa­ actividad basada en el conocimiento. Sólo el que sabe bas­
rropa a comienzos del siglo XV hizo que se incre­ tante de biología se preguntará qué ocurre con el ordena­
llchas veces la posibilidad de acceso a la informa­ miento de bases en la molécula de ADN. Y aun cuando uno
3. persona media, y produjo como consecuencia fuera capaz de formular la pregunta porque, por ejemplo, la
cimiento se distribuyera de manera mucho más ha tomado de alguien que ya está formado, no podría enten­
:amo lo había estado hasta entonces. Nadie pue­ derse la respuesta sin un conocimiento del tema.
l duda que ese constituyó uno de los principales En general, cuanto más se sabe, más útil será probable­
lsales de los sustanciales cambios que se produ­ mente un recurso poderoso para hallar información. Esto no
Renacimiento y, en particular, de la explosión quiere decir que esos auxiliares no sean útiles para las per­
~onocimientos que acompañó a la aparición de sonas que no están bien informadas; sólo quiere decir que
noderna y el fortalecimiento del saber de toda las personas bien informadas serán capaces de usarlos en
un nivel diferente del de aquellas que no lo estén. Por suer­
.contece en la tecnología de la información encie­ te, esos recursos facilitarán el aprendizaje; harán mucho
odo de ver, la promesa de dar lugar a otro incre­ más sencillo que uno adquiera el conocimiento necesario pa­
ancial de la accesibilidad de la información, lo ra actuar como especialista.
tener consecuencias por lo menos tan drásticas
le resultaron del desarrollo de la capacidad de
s de bajo precio. Por «accesibilidad» entiendo
.ás que sólo el equivalente electrónico de trasla­ Ver lo que se busca
)teca del Congreso de los Estados Unidos y colo­
labitación. Entiendo por ello el fácil «acceso cog­ Al comienzo del capítulo 4, Salomon formula una obser­
información que se requiere cuando uno la nece­ vación que encuentro especialmente importante. Para orga­
entada en una forma que se puede entender y nizar una discusión acerca de si podemos permitirnos dejar
,a forma de acceso aún no existe, al menos en las cogniciones de los individuos fuera de una teoría de la
la, pero sí existen las tecnologías de las que pue­ cognición distribuida, plantea cuatro preguntas: <<a) ¿Cómo
iU realización es uno de los desaños y de las opor­ están distribuidas las cogniciones de las personas en la vida
undamentales que los especialistas en tecnolo­ cotidiana? b) ¿Hay cogniciones que no pueden estar distri­
ormación tienen hoy en día. Los años venideros buidas y por tanto son, por su propia naturaleza, territorio
;arrollo de herramientas cada vez más podero­ del individuo? e) ¿Pueden servir de algo nuestras formula­

325
ciones teóricas sin hacer referencia a las representaciones oponemos el aprender a descubrir a la mero
mentales de los individuos? d) ¿Puede explicarse en forma cánica, la exploración a la enseñanza, la COns1
satisfactoria el desarrollo de los sistemas distribuidos, con­ nocimiento a la asimilación de la informac:
juntos, si no se tiene en cuenta el modo como se desarrollan miento disciplinar a la capacidad de pensar, J
los individuos que forman parte de él?». La observación de mo si el alumno, el docente y el sistema -sea
importancia que expone Salomon es que esas preguntas no que esté en condiciones de elegir- debiera siE
pueden ser respondidas de manera empírica, sino que las uno o lo otro. Hay poco terreno intermedio,
respuestas que uno acepte, como supuestos a priori, deter­ miento de la posibilidad de que un proceso ec
minan el tipo de preguntas de investigación que uno formu­ incluya más de un modo o más de un objetivo (
lará. o de enseñanza. El tema de este libro remite
La idea de que el pensamiento y la experimentación de ción -en este caso entre la cognición de los i
los científicos como grupo están mucho más influidos por cognición distribuida- que parece invitar a u
presuposiciones y por puntos de vista a priori de lo que por dicotómico semejante.
lo común se reconocía, ha sido planteada por varios historia­ Por suerte, a mi modo de ver, muchos de le
dores de la ciencia, sobre todo por Kuhn (1970), Holton gan en contra de considerar esa distinción e
(1973) y Popper (1962/1981). Popper, por ejemplo, sostiene «o-o». Salomon inicia su capítulo con una not
que la difundida creencia de que la ciencia comienza por cia al observar que, si bien la idea de cognici
una mera observación no influida por una teoría, es absur­ es nueva y estimulante, se la puede llevar de
da. Thda observación, sostiene, es selectiva, y se la hace des­ Expresa la preocupación de que la nueva con,
de el punto de vista de un marco de referencia concreto. Lo énfasis en las variables situacionales, social€
que los científicos ven depende en buena medida de lo que ha llegado al extremo de quitar al individue
están buscando. continuación, defiende la idea de que el indiv
Salomon, si lo he entendido correctamente, aplica en lo niciones distribuidas son aspectos del rend:
esencial esa tesis al problema de investigar la importancia tivo y del aprendizaje que interactúan y se al
relativa de la cognición de los individuos y de la cognición otro, y sostiene que ninguno de los dos aspe
distribuida: lo que se aprende depende del tipo de situacio­ tenderse si no se considera el modo como se r
nes que se investigan, y el tipo de situaciones que se investi­ otro. Al analizar cada una de las preguntas ql
gan está determinado, en medida no pequeña, por las pre­ lomon señala las razones por las que en toda
suposiciones acerca de dónde se hallará algo interesante. de la cognición distribuida debe tomarse en c
Aplicada de manera amplia, la tesis puede ayudar a dar ción de los individuos.
cuenta de muchos de los debates teóricos en el terreno de la Con un espíritu parecido, Moll, Tapia y W
psicología (aunque no solamente en él), los cuales ocupan a yan que el reconocimiento de la importancia
un conjunto de investigadores durante un tiempo y después diador de las relaciones sociales» para entenc
desaparecen poco a poco, en los archivos, sin que se los re­ humana no exige negar que los intereses y :
suelva. de los individuos son también decisivos para,
yel aprendizaje. No es una cuestión, dicen, d
de la «persona solista» o la «persona-más», sÍl
la inseparabilidad de las personas y su mund
«0-0 frente a tanto-como» y Gardner, aun destacando la interdependen
rabilidad de las fuerzas personales, locales y
Pareciera que somos creaturas de los extremos. Nos obs­ contribuyen a la cognición, reconocen tambÍÉ
tinamos en ver las cosas en términos de «o-o». En educación, cia de cada una de ellas.

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:as sin hacer referencia a las representaciones oponemos el aprender a descubrir a la memorización me­
. los individuos? d) ¿Puede explicarse en forma cánica, la exploración a la enseñanza, la construcción de co­
. el desarrollo de los sistemas distribuidos, con­ nocimiento a la asimilación de la información, el conoci­
se tiene en cuenta el modo como se desarrollan miento disciplinar a la capacidad de pensar, y hablamos co­
)s que forman parte de él?». La observación de mo si el alumno, el docente y el sistema --sea quien fuere el
que expone Salomon es que esas preguntas no que esté en condiciones de elegir- debiera siempre elegir lo
respondidas de manera empírica, sino que las uno o lo otro. Hay poco terreno intermedio, poco reconoci­
[ue uno acepte, como supuestos a priori, deter­ miento de la posibilidad de que un proceso educativo eficaz
) de preguntas de investigación que uno formu­ incluya más de un modo o más de un objetivo de aprendizaje
o de enseñanza. El tema de este libro remite a otra distin­
.e que el pensamiento y la experimentación de ción -en este caso entre la cognición de los individuos y la
IS como grupo están mucho más influidos por cognición distribuida- que parece invitar a un tratamiento
nes y por puntos de vista a priori de lo que por dicotómico semejante.
'econocía, ha sido planteada por varios mstoria­ Por suerte, a mi modo de ver, muchos de los autores abo­
ciencia, sobre todo por Kuhn (1970), Holton gan en contra de considerar esa distinción en términos de
per (1962/1981). Popper, por ejemplo, sostiene «0-0». Salomon inicia su capítulo con una nota de adverten­
dida creencia de que la ciencia comienza por cia al observar que, si bien la idea de cognición distribuida
servación no influida por una teoría, es absur­ es nueva y estimulante, se la puede llevar demasiado lejos.
~rvación, sostiene, es selectiva, y se la hace des­ Expresa la preocupación de que la nueva concepción, con su
le vista de un marco de referencia concreto. Lo énfasis en las variables situacionales, sociales y culturales,
IDCOS ven depende en buena medida de lo que ha llegado al extremo de quitar al individuo del cuadro. A
Ldo.
continuación, defiende la idea de que el individuo y las cog­
si lo he entendido correctamente, aplica en lo niciones distribuidas son aspectos del rendimiento cogni­
tesis al problema de investigar la importancia tivo y del aprendizaje que interactúan y se apoyan el uno al
1 cognición de los individuos y de la cognición otro, y sostiene que ninguno de los dos aspectos puede en­
o que se aprende depende del tipo de situacio­ tenderse si no se considera el modo como se relaciona con el
vestigan, y el tipo de situaciones que se investi­ otro. Al analizar cada una de las preguntas que plantea, Sa­
~rminado, en medida no pequeña, por las pre­ lomon señala las razones por las que en toda teoría correcta
acerca de dónde se hallará algo interesante. de la cognición distribuida debe tomarse en cuenta la cogni­
manera amplia, la tesis puede ayudar a dar ción de los individuos. '
lchos de los debates teóricos en el terreno de la Con un espíritu parecido, Moll, Tapia y Whitmore subra­
tnque no solamente en él), los cuales ocupan a yan que el reconocimiento de la importancia del «papel me­
le investigadores durante un tiempo y después diador de las relaciones sociales» para entender la actividad
poco a poco, en los archivos, sin que se los re­ humana no exige negar que los intereses y las actividades
de los individuos son también decisivos para el pensamiento
yel aprendizaje. No es una cuestión, dicen, de que se trate o
de la «persona solista» o la <<persona-más», sino de reconocer
la inseparabilidad de las personas y su mundo social. Hatch
a tanto-como» y Gardner, aun destacando la interdependencia y la insepa­
rabilidad de las fuerzas personales, locales y culturales que
:¡ue somos creaturas de los extremos. Nos obs­ contribuyen a la cognición, reconocen también la importan­
r las cosas en términos de «o-o». En educación, cia de cada una de ellas.

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Lo que se defiende en todos estos casos, según lo veo, es Radio Engineers Transac.tions on Human Fac¡
HFE·1, págs. 4-11.
el reconocimiento de la legitimidad de la idea tanto de la
Nickerson, R. S. (1986) Using computers: Human
cognición distribuida cuanto de la mente individual. Es un mation systems, Cambridge, MA: MIT Press.
reclamo que, si lo entiendo, merece, creo, una respuesta po­ (1988) «Technology in education in 2020: Thin
sitiva. Casi no puede dudarse de la importancia de las va­ not-distant future», en R. S. Nickerson y P. P.
riables culturales, sociales y situacionales como determi­ Technology in education: Looking toward 21
nantes del rendimiento cognitivo. Tampoco puede dejar de Hillsdale, N,J: Erlbaum.
reconocerse que lo que las personas pueden hacer en mate­ Nickerson, R. S. y Adama, M. J. (1980) «Long-ter!
ria de tareas con exigencias intelectuales, está influido en common object», Cognitiue Psychology, 11, pág
gran medida por la naturaleza de las herramientas y de los Popper, K. (1981) «The myth ofinductive hypothe
artefactos de que disponen. Probablemente no pueda enten­ en R. D. Tweney, M. E. Doherty y C. R. Mynatt,
derse el comportamiento de un individuo sin comprender el tific thinking (págs. 72-6), Nueva York: Colun
Press. (Primera edición, 1962.)
contexto -metas, herramientas, demás participantes- en
Thomas, L. (1979) The medusa and the swail: MOl
el cual se verifica. Pero eso no significa que no tenga impor­ logy natcher, Nueva York: VikingPress.
tancia que los individuos apliquen su propia manera de Ulam, S. (1976) Adventures of a mathematicial
pensar en los problemas en los cuales trabajan, o que, en re­ Scribner.
lación con la capacidad cognitiva que el individuo posee, no
haya preguntas dignas de ser formuladas.

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iefiende en todos estos casos, según lo veo, es Radio Engineers Transactions on Human Factors Electronics,
ento de la legitimidad de la idea tanto de la HFE-1, págs. 4-11.
Nickerson, R. S. (1986) Using computers: Human factors in infor­
ribuida cuanto de la mente individual. Es un mation systems, Cambridge, MA: MIT Press.
¡i lo entiendo, merece, creo, una respuesta po­ (1988) «Technology in education in 2020: Thinking about the
) puede dudarse de la importancia de las va­ not-distant future», en R. S. Nickerson y P. P. Zodhiates, eds.,
'ales, sociales y situacionales como determi­ Technology in education: Looking toward 2020 (págs. 1-9),
ldimiento cognitivo. Tampoco puede dejar de Hillsdale, N,J: Erlbaum.
lle lo que las personas pueden hacer en mate­ Nickerson, R. S. y Adams, M. J. (1980) «Long-term memory for a
con exigencias intelectuales, está influido en common object», Cognitive Psychology, 11, págs. 287-307.
)or la naturaleza de las herramientas y de los Popper, K. (1981) «Tb.e myth ofinductive hypothesis generation»,
lue disponen. Probablemente no pueda enten­ en R. D. Tweney, M. E. Doherty y C. R. Mynatt, eds., On Scien­
)rtamiento de un individuo sin comprender el ti/ic thinking (págs. 72-6), Nueva York: Columbia University
Press. (Primera edición, 1962.)
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rrca. Pero eso no significa que no tenga impor­ logy natcher, Nueva York: Viking Press.
s individuos apliquen su propia manera de Ulam, S. (1976) Adventures of a mathematician, Nueva York:
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apacidad cognitiva que el individuo posee, no
lS dignas de ser formuladas.

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