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Aproximación al análisis de la razón instrumental, como artefacto de la industria

cultural en la escuela de Frankfurt

(Ensayo)

Autor: Abraham Huanca Colque


Noviembre, 2018

Aquí se reflexiona sobre la potencia de la razón humana capaz de conocer, explorar,


pero sobre todo criticar su mundo. La crítica hace que uno avance y se rebele a
ataduras establecidas. Es la razón como critica la que da respuestas a los
fenómenos sociales de nuestra historia. La teoría critica de la sociedad
implementada por la Escuela de Frankfurt reivindica la vocación emancipadora del
individuo ante el absolutismo social. Es ella que descubre la crisis social oculta y
engañada por la industria cultural. La importancia de la sociedad que mueve la
historia hoy influida por la ciencia y tecnología como ideologías políticas de un
dictador. Así la razón deviene a ser solo un instrumento nocivo de esta industria
consumista.

La razón es capacidad desarrollada solo por el ser humano. La razón, como una de
las potencias humanas, a veces se deja ganar por otras fuerzas, sean internas o
externas, por más de que este súper y multi-desarrollada. Da cuenta el análisis
crítico de la Escuela de Frankfurt, porque fue capaz de la autocrítica, de lo que llegó
a ser la razón ilustrada, y pese a ella supo criticar los errores de esa racionalidad.

Desde los filósofos griegos podemos encontrar esta ocupación propiamente


humana, el de usar la capacidad de razonar para procurar tanto beneficios
personales como las necesidades más básicas de la convivencia humana, la
democracia. Mucho se puede especular acerca del origen o salto que tuvo que dar el
ser humano para racionalizar los fenómenos próximos y distantes a su realidad
social. Pero fue el uso de su capacidad racional y critica que le ayudaron a
categorizar el mundo y sus fenómenos lo que le trajo mejoras en la convivencia
social a diferencia de los otros seres más o menos libres, libres para tomar una y
otra decisión social.
La razón como instrumento de multi-uso, únicamente humano, del que se valieron
los primeros grandes filósofos y sus discípulos en muchos casos manifestando una
cierta rebeldía a las filosofías de sus maestros desde sus iniciadores como ser Tales
de Mileto quien al dejar o revelarse a la mitología, se adhirió a una cosmología y su
primer principio: el agua para comprender su mundo, cosmologías posteriores
fueron remplazadas por una especie de antropologías y éticas hedonistas y estoicas,
por lo que en la mayoría de los episodios de la historia de la filosofía están teñidas
de esta rebeldía filosófica que hizo fructificar la variedad de filosofías que se puede
conocer hoy como producto de la racionalidad critica del ser humano, tal vez, algo
específico de la cultura occidental. Rebeldes con causas. Una herencia filosófica.

Esta herencia de la rebeldía filosófica y critica tiene la capacidad de responder a


fenómenos sociales como lo ocurrido con las guerras mundiales e incluso a los
fenómenos sociales contemporáneos.

De la historia próxima se aprende que el desarrollo de la razón unida al


autoritarismo político desembocó en grandes catástrofes y que de estas desgracias
solo queda aprender, como de las guerras mundiales. La razón, teoría critica de la
sociedad, enfatizada por la escuela de Frankfurt, al que aludiremos como referente
de pensamiento de aquí en adelante, ayudo a explicar mejor los fenómenos. Estos
fenómenos sociales que configuraron de cierta manera la actual sociedad europea y
occidental.

A principios de la década de 1920 surge la escuela de Frankfurt, con muchos


filósofos y sociólogos de renombre, del que destacamos dos aspectos: una
característica fundamental de la escuela es que le preocupa la independencia y
autonomía individual del ser humano, otra característica de la escuela puede ser
que ellos usan métodos que analizan lo cotidiano, la metodología de la crítica es
delicada porque analiza lo cotidiano, los problemas son abordados desde la
lateralidad.

Horkheimer y Adorno habrían elaborado mejor su diagnóstico acerca de la ciencia,


tecnología y sociedad anticipándose a Habermas al abordar el tema de la
comunicación en 1944 en su obra Dialéctica de la ilustración. Procurando
salvaguardar el proyecto de la ilustración amenazada por el mito y la barbarie de la
civilización actual. Descubren que la comunicación iguala a los hombres, encubre
en incomunicación. “Cuando en los fines de semana o en los viajes se encuentran
en los hoteles, cuyos menús y cuyas habitaciones son -dentro de un mismo nivel de
precios- perfectamente idénticos, los visitantes descubren que, conforme ha crecido
su aislamiento, han llegado a asemejarse cada vez más. La comunicación procede a
igualar a los hombres mediante su aislamiento”. (Dialéctica de la Ilustración, 295)

Claro está que el auto-reflexionar de la sociedad cotidiana, desarrollando la teoría


critica de la sociedad, tiene como objeto preservar la autonomía de lo individual, en
lo humano, no la ingenua igualdad bandera de los politiqueros actuales, al ver
tantos obstáculos, esclavistas, de la sociedad moderna en distintos campos como
en el campo filosófico: con la idea de progreso… y otras lacras actuales como la
industria cultural y sexista, que siguen manipulando a las masas.

El enfoque, en la crítica de la sociedad, demuestra que ella se hace presa de las


ideologías: tecnológica y científica, quienes encubren la crisis social, alienándola a
ocultas, detrás de nuevos mitos difundidos por la radio, televisión, el séptimo arte y
el resto de las artes que quedan.

En el análisis social, desde la teoría critica de la sociedad de la Escuela, se descubre


que existe la crisis social oculto y engañado por la industria cultural. La industria
cultural en la Dialéctica de la Ilustración llegaría a ser el engaño de las masas: hay
industria sexual que no sublima sino excita y reprime haciendo que se descubran
los nuevos derechos de las braguetas por las que hay que pelear olvidándose de los
problemas económicos y políticos que pueden configurar la sociedad y al individuo
en ella. El arte se la manipula como objeto de negocio y pierde su razón de ser, su
finalidad es de medio o instrumento de la industria para los intereses hegemónicos.

Lo social es motor histórico. La ciencia y la tecnología como ideologías políticas


están en la sociedad y en cada individuo, potencia dictadora. Este énfasis, social, da
cuenta que la historia no solo esta movida por un motor económico sino también
por la misma sociedad hay elementos sociales que son el motor de la historia. La
ciencia y la tecnología llegarían a ser aquí como ideologías, y la política dictatorial
estaría interno a cada individuo con la capacidad de cosificar a los demás,
instrumentalizarlos.

La razón crítica y rebelde apagada por las paciones del consumo, en su esfera
instrumental como artefacto, la razón como instrumento puede ser nociva. Solo así
se descubrió cómo es que el progreso de la razón ilustrada paso a ser controladora y
represiva muy nocivo para la humanidad, como instrumento de tortura, totalmente
irracional. El ser humano ya no fue libre sino cosa, artefacto nocivo. Un
instrumento más del poder imperante de la industria cultural y su fuerza
hegemónica.

A manera de conclusión vemos que la razón puede ser nociva como un artefacto de
la industria cultural, pero ello no determina el final de la razón, ella al ser auto
critica se puede ir corrigiendo a pesar de pagar la factura de sus errores. La regla
puede ser que no deje de ser autocritica y talvez rebelde con causa.

Referencia bibliográfica

Theodor Adorno y Max Horkheimer.


Dialéctica de la Ilustración, Chile: Trota 1998, p.265

H. C. F. Mansilla.
Nuevos aportes de la Escuela de Frankfurt sobre los problemas de nuestro tiempo y su
posible aplicación al tercer mundo, Universidad Autónoma de Nuevo León
Monterrey, México. Trayectorias, vol. 16, núm. 38, enero-junio, 2014, pp. 21-36

Cortina, Adela
La escuela de Fráncfort. Crítica y utopía. Madrid: Síntesis 2008

Ignacio Ayestarán Úriz.


Para comprender Ciencia, tecnología y sociedad. La industria cultural: la Ilustración
como engaño de masas (Horkheimer y Adorno, más allá de Habermas) Navarra: evd 1996,
pp. 185-205

Giovanni Reale Darío Antiseri.


Historia del pensamiento filosófico y científico. Tomo tercero. Del romanticismo hasta
hoy. Barcelona: Herder 1988, pp. 737-757

Alberto Hidalgo Tuñon, Carlos Iglesias Fueyo, Ricardo Sanchez Ortiz de Urbina. Historia
de la filosofía. Madrid: Ayana 1978, pp. 136-137

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