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El documento discute tres problemas fundamentales de la filosofía: el problema del conocimiento, el problema del hombre y el problema de la política. Explica que nuestro conocimiento es hipotético y conjetural, y que a medida que resolvemos problemas científicos surgen nuevos problemas más difíciles. También analiza la naturaleza igualitaria pero conflictiva del hombre y la condición de guerra de todos contra todos en el estado natural. Finalmente, describe cómo el trabajo alienado niega la esencia del trabajador y lo convierte en una mercancía para otro.
El documento discute tres problemas fundamentales de la filosofía: el problema del conocimiento, el problema del hombre y el problema de la política. Explica que nuestro conocimiento es hipotético y conjetural, y que a medida que resolvemos problemas científicos surgen nuevos problemas más difíciles. También analiza la naturaleza igualitaria pero conflictiva del hombre y la condición de guerra de todos contra todos en el estado natural. Finalmente, describe cómo el trabajo alienado niega la esencia del trabajador y lo convierte en una mercancía para otro.
El documento discute tres problemas fundamentales de la filosofía: el problema del conocimiento, el problema del hombre y el problema de la política. Explica que nuestro conocimiento es hipotético y conjetural, y que a medida que resolvemos problemas científicos surgen nuevos problemas más difíciles. También analiza la naturaleza igualitaria pero conflictiva del hombre y la condición de guerra de todos contra todos en el estado natural. Finalmente, describe cómo el trabajo alienado niega la esencia del trabajador y lo convierte en una mercancía para otro.
“Todo nuestro conocimiento es conocimiento hipotético, conocimiento
conjetural [...] El científico debe tener en cuenta, como Sócrates, que él o ella no sabe, simplemente supone. [Y] con casi cada nuevo logro científico, con cada solución hipotética de un problema científico, el número de problemas no resueltos aumenta; y asimismo aumenta el grado de su dificultad; ¡de hecho, ambos aumentan a una velocidad superior a la que lo hacen las soluciones! Y sería correcto decir que nuestra ignorancia, nuestra creciente ignorancia, es infinita. [...] Cuando decimos que hoy sabemos más que lo que sabía Sócrates en su época, que nuestro conocimiento conjetural es mayor, esto es probablemente incorrecto en tanto que nosotros interpretamos el saber en un sentido subjetivo. Probablemente, ninguno de nosotros sabe más, en cuanto a almacenar mayor información en nuestra memoria; más bien, somos conscientes de que hoy en día se sabe muchísimo más y acerca de muchísimas más cosas diferentes que en los tiempos de Sócrates. Este anticuado conocimiento personal consiste en teorías que se han demostrado son falsas. Por ello, tenemos cuatro razones que nos demuestran que incluso hoy, la idea de Sócrates "Sólo sé que no sé nada", es una idea de palpitante actualidad, pienso que aún más que en tiempos de Sócrates”.
Karl Popper, El conocimiento de la ignorancia
El problema del hombre (Antropología filosófica)
“La naturaleza ha hecho a los hombres tan iguales en sus facultades
corporales y mentales que, aunque pueda encontrarse a veces un hombre manifiestamente más fuerte de cuerpo, o más rápido de mente que otro, aún así, cuando todo se toma en cuenta en conjunto, la diferencia entre hombre y hombre no es lo bastante considerable como para que uno de ellos pueda reclamar para sí beneficio alguno que no pueda el otro pretender tanto como él. Porque en lo que toca a la fuerza corporal, aun el más débil tiene fuerza suficiente para matar al más fuerte, ya sea por maquinación secreta o por federación con otros que se encuentran en el mismo peligro que él [...] De esta igualdad de capacidades surge la igualdad en la esperanza de alcanzar nuestros fines. Y, por lo tanto, si dos hombres cualesquiera desean la misma cosa, que, sin embargo, no pueden ambos gozar, devienen enemigos; y en su camino hacia su fin (que es principalmente su propia conservación, y a veces sólo su delectación) se esfuerzan mutuamente en destruirse o subyugarse. [...] Lo que puede en consecuencia atribuirse al tiempo de guerra, en el que todo hombre es enemigo de todo hombre, puede igualmente atribuirse al tiempo en que los hombres también viven sin otra seguridad que la que les suministra su propia fuerza y su propia inventiva. En tal condición no hay lugar para la industria; porque el fruto de la misma es inseguro. Y, por consiguiente, tampoco cultivo de la tierra; ni navegación, ni uso de los bienes que pueden ser importados por mar, ni construcción confortable; ni instrumentos para mover y remover los objetos que necesitan mucha fuerza; ni conocimiento de la faz de la tierra; ni cómputo del tiempo; ni artes; ni letras; ni sociedad; sino, lo que es peor que todo, miedo continuo, y peligro de muerte violenta; y para el hombre una vida solitaria, pobre, desagradable, brutal y corta”.
Thomas Hobbes, Leviatán
El problema de la política (Filosofía Política)
“¿En qué consiste, entonces, la enajenación del trabajo? Primeramente en
que el trabajo es externo al trabajador, es decir, no pertenece a su ser; en que en su trabajo, el trabajador no se afirma, sino que se niega; no se siente feliz, sino desgraciado; no desarrolla una libre energía física y espiritual, sino que mortifica su cuerpo y arruina su espíritu. Por eso el trabajador sólo se siente en sí fuera del trabajo, y en el trabajo fuera de sí. Está en lo suyo cuando no trabaja y cuando trabaja no está en lo suyo. Su trabajo no es, así, voluntario, sino forzado, trabajo forzado. Por eso no es la satisfacción de una necesidad, sino solamente un medio para satisfacer las necesidades fuera del trabajo. Su carácter extraño se evidencia claramente en el hecho de que tan pronto como no existe una coacción física o de cualquier otro tipo se huye del trabajo como de la peste. El trabajo externo, el trabajo en que el hombre se enajena, es un trabajo de autosacrificio, de ascetismo. En último término, para el trabajador se muestra la exterioridad del trabajo en que éste no es suyo, sino de otro, que no le pertenece; en que cuando está en él no se pertenece a sí mismo, sino a otro. (...) Pertenece a otro, es la pérdida de sí mismo”. Karl Marx, Manuscritos de Economía y Filosofía (1844) El problema de la historia “Un autor célebre, al calcular los bienes y los males de la vida humana y al comparar las dos sumas, ha encontrado que la última sobrepasa con mucho a la otra y que, mirándolo bien, la vida era para el hombre un regalo bastante malo. Yo no me extraño de su conclusión, ha sacado todos sus razonamientos de la constitución del hombre social, si se hubiera remontado hasta el hombre natural, se puede considerar que habría encontrado resultados muy diferentes […]. Cuando se consideran, por un lado, los inmensos trabajos de los hombres, tantas ciencias profundizadas, tantas artes inventadas, tantas fuerzas empleadas, abismos cubiertos, montañas apisonadas, rocas quebradas, naos navegables, tierras desbrozadas, lagos excavados, pantanos desecados, edificios enormes alzados sobre la tierra el mar cubierto de buques y de marineros; y por otro, se buscan con un poco de meditación las verdaderas ventajas que han resultado de todo esto para la felicidad de la especie humana, no puede por menos que sorprenderse uno de la increíble desproporción que reina […]”.
Rousseau, Discurso sobre el origen y el fundamento de la desigualdad