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dominio
mundial
Rosario la lbme
Solo fue un
sueño
J~lioGil Pecharromdn
La espada y la
ciencia
Soba Abbozcd-Haggar
Doscientos
años nos
contemplan
el Ángel Elvira
Lucha por el
dominio mundial
Para terminar con el progresivo dominio comercial inglés,
Francia proyectó invadir las Islas, pero Napoleón no quiso
arriesgar su prestigio en una empresa demasiado azarosa.
Prefirió el ataque a los htexeses b_riWcospor su
retaguardia: Egipto
Rosario de la Torre del Río
Profeswa de Historia Contemporánea
Universidad Complutense de Madrid
D
ETRAS DE LA EXPEDIC16N A EGIPTO
que, en 1798. protagonizó Napoleón
Bonaparte, se encontraba la dificultad
que tenía Francia para imponer su vo-
luntad a Inglaterra. Fracasadas las negociaciones
directas con Londres para que aceptase los plan-
teamientos franceses, el Directorio volvió, una vez
más. a considerar la idea de una invasión de las 1s-
las a través del canal de la Mancha. Pero el gene-
ral Bonaparte, comandante en jefe del ejército que
debía realizar el asalto, prefirió no sacrificar su po-
pularidad en una empresa tan incierta. Con la in-
vasión descartada, y sin que diesen resultado ni la
subversión revolucionaria ni las acciones contra el
comercio británico, se fue abriendo paso la mucho
más atractiva idea de socavar la decisión y la capa-
cidad británicas apoderándose de Egipto y amena-
zando la ruta de la India.
IIIT8..
~ ~~ ~ ~
Williarn Pitt
110 del que había se~iadalas bases del Irn- Jorge m. A pvtlr de 1789, apoyó económica-
peno Brftanco, m 6 W i l h Pitl elJm mente a los enemigos de la Pmda revoluciona-
en 1759 y, hu eshidiat ea Cambridge, una ria en el continente. FQ . 1793 enmbaó la d-
ida y &te airrern poOtica le U d m d6a de monarquias para edmüam a Pmcia y
alos 24 años. al ouesto de mtmer mioism. en 1799 ofeaniz6 una smmda lina cm el mlsmo
fl4*%~~peñó & t e ~ m ~ i b e ~ t thestP e h.~&enao un apoyo"& los"1~01udon~os
-75tEEIh obra de gobierno íue mpüa y dedsiw: fnoceses a los iodependentistas de Irlanda,
6nmteMdelosefeciosdelaGuerrade a p M melmente el levantamiento de 1797-8y
-nI n o I t e a m momzac6n
~ de ptopuso, en 1800, una Ley de Unión con la isla
l a d e u d a ~ c a y ~ d n € a m i e n t o d e l a s ~ diealnegadva del Rey a conceder iguaidad de dere-
BS1PdO, aperiwa del comercio brit$iim al libre rhos a los mapritdos cai6lim idandees hizo
cambio, meforade l a d W 6 n de lapobls66nir- que Pitl dhitie3e de su cargo. Volvió al desempe-
landesq cona01 por el Gobierno del conwcio ño del mismo en 18046, en plenas Guerras Na-
con ks colonias adpaw, oordem6n de la vida pleániw,y organid unatercera coaüd6n con-
políü*! obligada por el proceso de demenda de m Lbnaparte. Murió en 1806.
-
DOSSIER
La Segunda Coalición
el fortalecimiento del
Y La expedición a Egipto y el
mperio Británico
rado y parodario de una rnonarquia consüincin- Consulado y del Impeao. Dimiti6 de su cargo en
enfrentamiento directo con el nal, apoyó los principios de la Rmlnción. P d - 1807 y pasó a convertirse en c a k de la oposi-
Imperio Otomano se afiadió a dente de la Asamblea Constiiuyente, en 1790 dón al Emperador. Contdbnyó a la restauradón
la política europea de propa- aprobó la nacionalizaciónde los bienes de laigle- borbónlca de 1814 y fue ministro de Luis
ganda revolucionaria y ane- sia y su somaimiento al Enado, lo que le valió la q m t 6 muy hábilmente a Francia en el Con-
xiones que las viejas Monar- excomnnlónpapa1 y decidió su s c o h h i ó n . p o d e V m y apoyó laRevolud60de 1830 que
quías no estaban dispuestas
a tolerar. Inglaterra no per-
manecería mucho tiempo so-
la frente al Directorio. En
efecto, poco después de que,
el 1 de agosto de 1798, la
flota del almirante británico Horatio Nelson destru- sición exterior estabilizada, desde la
yese la flota expedicionaria francesa en la bahía de que actuaría con energía Bonaparte,
Abukir, junto a Alejandría, cortando las comunica- convertido en Primer Cónsul tras
ciones del cuerpo expedicionario con su base y blo- abandonar a su suerte al ejército de
queando así en Egipto al general Bonaparte y al Egipto.
mejor ejército francés. la Casa de Austria, sin en- Pero si, en el continente europeo, el
trar oficialmente en guerra, dejó que tropas rusas Gobierno del Directorio pareció capaz
atravesasen sus territorios para combatir a Francia. de neutralizar los efectos contrapro-
Pablo 1, zar de Rusia desde 1796, muy hostil a ducentes de la expedición a Egipto,
la Revolución y muy preocupado por la ocupación no ocurrió lo mismo ni en India ni en
francesa de las islas Jónicas, consideró intolerable los espacios de las grandes rutas ma-
la conquista de Malta realizada por el ejército ex- rítimas. El comandante en jefe de las
pedicionario de Bonaparte y favoreció una estrecha tropas de la Compañia Británica de
alianza con el Gobierno británico de Pitt, el canci- las Indias Orientales, Arthur Welles-
ller austriaco Thugut, los Borbones de Nápoles y el ley, apoyado por su hermano Richard,
Gobierno del sultán otomano. m.Talleyrand, gobernador general. y por Henry Dundas, presiden-
El frente militar se extendió desde Holanda al aihzadelapoiítlen te de la Junta de Control de Londres, aprovechó el
Sur de Italia; las tropas del Directorio encajaron -francesa hipotético peligro de la acción francesa sobre Egip-
importantes fracasos y se vieron obligadas a reple- mirame-- to para desencadenar una poderosa campana con-
garse. Pero las serias diferencias diplomáticas y & s i @ ~ . ~ o , tra los dos únicos Estados indios que. tras el co-
militares entre rusos y austriacos facilitarían poco M I I X U W ~ , lapso del Imperio Mogol, podrían haber articulado
después la recuperación de las posiciones perdi- +& la resistencia local contra la formidable expansión
das por Francia. Así, en el otono de 1799, el Di- w-U de la Compafila: el Mysore de Tipu Sultán y la Con-
rectorio haría frente a su crisis interna con una po- federación Maratha.
C
en la India, donde quier competidor, una política que competía con el
Gran Juego de América y que estaba a punto de
~eaedeyim~la eclipsarlo.
Mientras los ingleses aprovechaban para apode-
El rarse de la mayor parte de las colonias francesas y
holandesas, en Egipto, el ejército expedicionario
francés, desmoralizado por el abandono de su pri-
mer comandante en jefe y el asesinato de su susti-
tuto, capitulaba, en el verano de 1801, ante un
Juesod- u ejbrcito británico desembarcado en Abukir, entre
otras cosas, paro conseguar su repatriación.
terial necesario para una rdpida campaña militar. A
Tras la la gloria de Alejandro, Na- bordo se encontraba tambien un grupo de 175 in-
genieros y cientlficos -o sabios, como se les deno-
poleón acometió la expedición a minaba popularmente como el geólogo Dolomieu,
el químico Cornte, el naturalista Saint-Hilaire o los
Egipto, en la que su genio militar medicos Larrey y Desgenettes, cargados de libros?
de instrumental científico, a quienes Bonaparte ha-
dominó las batallas campales, pero bla encomendado la tarea de estudiar y civiliIar las
tierras que conquistaran sus tropas.
Nelson -dueño del Mediterránem- A media matiana, con Napolebn y su sequito ins-
talados en el Orient, el buque insignia del almiran-
le aisló en Oriente te Francois-Paul Brueys dlAigalliers, la flota se hizo
a la vela, rumbo a Levante. Comenzaba así una ex-
Julio Gil Pechanomdn ~ a p o k ó nen k traña aventura. con la que el Directorio aspiraba a
Pmfecor de Historia Contempofinea Barallrdelns poner contra las cuerdas a su rival, la Gran Breta-
UNED, Madrid -(enbnQ Tia. y a dar un largo trabajo al inquieto Bonaparte,
UsiebxQL lejos de los círculos de la política parisina.
E
L 1 9 DE MAYO DE 1798, UNA GRAN coíecciónpiutlciilpr,
flota, integrada por 1 3 buques de línea y RUY,). El ratón y el gato
mhs de trescientas fragatas. corbetas y El destino del ejercito de Napolebn era un se-
navíos de transporte de todo tipo, aguar- creto bien guardado. En París se especulaba con
daba en el puerto de Tolón, en el Sur de Francia, la que la flota se dirigla a Sicilia, posesión de los Bor-
llegada del dominador de Italia, Napoleón Bona- bones napolitanos, aliados de Inglaterra. Más tarde,
parte. Con 81 partían a la conquista de Egipto los los peribdicos informaron de que el destino era Ir-
mas famosos generales del Ejercito francés: Kleber, landa, e incluso dieron la noticia de que el desem-
Berthier. Lannes, Murat, Desaix, Dugua o Reyner. barco habla tenido exito. El espionaje brithnico es-
Encabezaban un ejército de 32.300 hombres, ve- taba desconcertado y, en Londres, el Almirantazgo
teranos seleccionados, bien surtidos de municio- carecía de noticias fidedignas. Estas comenzaron a
nes. artilleria, caballos. viveres y todo tipo de rna- llegar a partir del 9 de junio. Ese día, los franceses
"
1 115 23. 8. 1799. Bonaoarte
asesina a Klkber
tomaron Malta, gobernada por los caballeros de la conquistaría Oriente al frente de sus tropas, exten-
Orden de San Juan, prácticamente sin resistencia. derla por el mundo musulmán las conquistas civili-
Tras descansar de una semana, la expedición se hi- zadoras de la Revolución y emularía la gloria de
zo nuevamente a la mar, rumbo a Egipto. Alejandro Magno llegando hasta la India.
Hasta ese momento, la Escuadra británica del
Mediterráneo, fondeada en Gibraltar, había visto su El Egipto mameluco
actividad paralizada por todo tipo de rumores y, La situaci6n que encontraron los franceses no se
más tarde, por una violenta tormenta que dispersó diferenciaba mucho de la que habían hallado los
sus barcos. Pero la noticia de la ocupaci6n de Mal- conquistadores turcos tres siglos antes. Egipto era
ta permitió al almirante Horatio Nelson localizar al gobernado por la aristocracia mameluca, en norn-
enemigo y partir inmediatamente rumbo al Este. bre del sultán de Constantinopla. Los mamelucos,
Navegando a gran velocidad, la escuadra británi- en su mayoría guerreros de origen caucásico que
ca rebas6 a la francesa durante la noche a la altu- habían llegado a Egipto como esclavos, se habían
ra de Creta. Cuando amaneci6, las dos formaciones hecho con el poder en fecha tan lejana como 1250
ya estaban fuera del alcance de la vista. Conscien- y, pese a la dominación otomana, conservaban in-
te de lo vital que resultaba la ruta de la India, Nel- tacto su control sobre la masa de artesanos y cam-
son estaba convencido de que el destino de Bona- pesinos pobres. El país estaba dividido en 24 pro-
parte era Egipto, ~iero,al no hallar a los franceses vincias, gobernadas por beyes mamelucos, nueve
en Alejandría, supuso que se diriglan hacia otros de los cuales integraban el Consejo de Gobierno o
puntos de importancia estrategica. Durante sema- Diwan, formalmente subordinado al gobernador tur-
nas, la escuadra británica recorrió el Mediterráneo, co (pachá) de El Cairo. Cuando lleg6 Napoleón, el
tocando en posibles objetivos del desembarco, des- autentico poder era ejercido por dos emires mame-
de Siracusa hasta Morea. lucos: Ibrahim, máximo responsable político, y Mu-
Mientras tanto, la fuerza expedicionaria francesa rad, comandante en jefe del Ejercito y encargado
completaba su viaje. El 27 de junio, avistó la cos- de organizar las peregrinaciones a La Meca.
ta egipcia en Marabli, cerca de Alejandría. Napo- La egipcia era una sociedad etnicamente com-
león veía cercano el comienzo de su gran sueno: pleja, que se desenvolvía bajo un orden social de
62
corte medieval. En lo alto de
-DOSSIER
la pirámide se encontraban
los mamelucos, quizás unos
doce mil en esta Bpoca, orga-
nizados en casas o clanes.
Obligados a consenrar su nú-
mero para mantener su fuer-
za, seguían importando cada
afio centenares de jóvenes es-
clavos del Cáucaso y el mar
Negro, que recibían una cui-
dadosa formación militar y
servían lealmente a sus patro-
nos. Un cierto número de tur-
cos, encabezados por el pa-
chá otomano, residía en El
Cairo. ocupándose de la admi-
nistración y de las finanzas.
La mayor parte de la pobla-
ción, unos dos millones de
personas. era de árabes se-
dentarios, musulmanes, que
--
vivían en las ciudades o en las
tierras húmedas del Delta y
del valle del Nilo. Los coptos,
la población nativa de religión
cristiana, suponían aproxima-
damente el diez por ciento del total. En el desierto. tos que demandaba Constantinopla. Esta mantenía
a ambos lados del río, había algunas tribus nóma- -sqltln una guarnición militar en El Cairo, directamente
das, que vivlan del pastoreo, el pillaje y la organi- Napoieón, L dependiente del Gran Visir, y una flota en la rada de
zación de las caravanas que permitlan el comercio ePbiillcrln Abukir, cerca de Alejandría, una de las principales
entre los centros urbanos del Nilo y los mercados anmmekaaanl bases navales otomanas en el Mediterráneo. Por su
del mar Rojo y el Sudán. mejor del mondo Sl parte, los mamelucos disponían de su propio ejBr-
Pese al ~nterésque siempre habían mostrado los pidian- cito, mandado por Murad Bey y establecido funda-
sultanes turcos por controlar una de las provincias sometida a la mentalmente en la capital y en el Bajo Egipto.
más ricas de su Imperio, a finales del siglo XVlll d i a d p h europen";
Egipto escapaba paulatinamente a su control, y los noaamudabmza El señor del Nilo
notables mamelucos se negaban a pagar los tribu- de a>mprodm El desembarco francés se realizó, sin apenas re-
sistencia, en las proximidades de los tres principa-
les puertos: Alejandría, Damietta y Rosetta. Las tm
pas se extendieron con rapidez por la costa. Sólo
dos dlas despuBs, Alejandría caía en su poder sin
lucha. Napoleón, consciente del peligro de que
apareciera en cualquier momento la escuadra de
Nelson, pretendía una ocupación rápida del país,
aue le otorgara una base territorial v de suminis-
t'ros. El ejercito se dividió en dos c&rpos; uno, al
mando de KIBber, se encargarla de ocupar el Delta
y de brindar protección a la escuadra, fondeada en
Abukir. El grueso de las fuerzas, al mando directo
C ~ n l g o M w c ~ s o ~ d e p e s i e m l a ~ ~ d e ~ d o n d e e Jlas
enfmdadera&Iádlooiuagioaaaisadeb~qm~m
i npenalidades quedaron olvidadas al desembocar
en la llanura costera. El-Arish y Gaza fueron ocu-
siisios&iad~ne~.BL~ent~dela~sddpdosyd~bnipm&idlmnsepadas sin dificultad. En cambio, la guarnición oto-
mana l de
i Jaffa
~ ~opuso una enconada resistencia. por
días-parwaronvn-
.
m d e e g p t o a l ~ d e l a ~ ~ g i ~
. -&hnopa<pie-la lo que la ciudad fue tomada por la fuerza y someti-
propggad6adelbroteiriáecdoao.700*IrPa~xhacinnmnebel da a un concienzudo saqueo. Tras ello, Haifa, en la
c o a v e n t o d e l o s P a d r e s d e ~ ~ ~ 1 S P n L i q m h i e ~ d o e n ~ . Y n o u - ruta hacia el Norte, abrió sus puertas a los france-
biaamás.Abuido&porbmoej*iypotel~~W,ipte ses. El camino hacia Damasco, y luego hacia Bag-
tenieronelcontsgio,sólohiemn~porbmédkasy~ dad y la India, parecía expedito.
franceies, bajo el mando del dodoa qnhm negrhrm rotuoba-
mentequeaqueüohieraiapeste.BL~Napoieónharlsi$ralasrmfet- Fracaso ante San Juan de Acre
mos pun m-a. Tal he d poder perJursipo de las que mdePbnna las Quedaba por superar un último obst&culo: la vie-
~asqnes61oxW6lareJidaddehpesteplsPdoevnas~. ja fortaleza cruzada de San Juan de Acre (Akko),
Sin embvgo, el general tenh bien ELarp la siinaci6u r&d6 & roe&aa sus defendida por una guarnición turca, con apoyo de
m9s a los apm&imabmente7M) @dosque le am@abm -crmiallems, la flota brithnica. Iniciado el 18 de marzo, el ase-
criadosysoldad0~-y,aiandodecidl6quepwpodaa~~suRcor- dio se prolongó durante 62 dias, pese a lo deterio-
n o a l p & d e l N i l o , ~ 6 n b P Í a u i i a s 3 0 s d d P d o s ~ ~ ~ a c v g o & rado de las fortificaciones. Los defensores eran re-
~ ~ a q u i e n o n l e o 6 l e s n d m i n i s a s e ~ : N o ~ d l s p n ~ n gularmente ~ abastecidos de víveres y municiones
nenar a los enfemas", mtestó el médico. kpdehn, @mtwbabIe, s@dó por los buques brithnicos. En el campamento fran-
adelante con su plui: ponersemmMha pan cmxmrsilejérdlo. , cbs, por el contrario, pronto comenzaron las esca-
C u a o d o , e l 1 7 d e ~ , N e p o l e B n e n ~ a B @ i m p o r B i b ~ ~ - seces, mientras se extendía una epidemia de peste
t a d e h ~ ~ c ~ p x h a b i a n u , m a d o m ~ ~ m u g ~ , exontraída aw, por los soldados en Jaff* que se cobró
informaaluabaroen sucróni*~p u e d o s d e a i n r e n r e o n p o r d o & ~ numerosas vidas. Asustados por los progresos de la
cuanto p& de ia Gran Siria: hombres, nnhnales y objw -debklb a esto enfermedad y escasos de provisiones, los franceses
noxpermiti6ese~oelsacdfidodelos~enla~c(el~~
m.- &istían 6ónlees tajantes de dpmindnrc d p k r oiso faqedw
sodeco~~brotedeenfmedaadepooer~ainrenreonelbPrdoola
falledondexdeclvmydeavisarráp~dmnndo~céspor~o
decbayjd-bara, e l e l ~ i c a r g a d o d e l b p n l o , o d e I ~ s o m d e ~ -
das multas o de condena a laügam en caso de idraYónIISe amenazó gai ía
pena&mueaeaIaspGulresquexmubde<zrateaieadoaunniiembn,
delafamiliacoa~~de~yaios~w~de~st~rsisa-
m a las autoridades a t e s de 24 horas arando enwdman uww ws&wdw
sos. A los posaderos y comerciantes se les obligaba a mmirhicPlallegdO de
cualquier f o m a la dudad antes de 24kms, hdJiW& süs dPtos&?pm-
&61
J. A-A.
el 2 1 de mayo, Bonaparte dio la orden de levantar ~~ zado. carente de dinero y suministros. aislado de
el campamento. Siguió casi un mes de penosa mar- W== el sus bases metropolitanas y rodeado de fuerzas
cha hacia el Sur, marcada por el calor y la sed, las súbhontornodc hostiles. A finales de enero de 1800, el general
bajas causadas por la peste y las partidas de mero- Napo%bnaPrnoda, Kléber consideró cumplido el plazo dado por Bo-
deadores árabes. Finalmente, el 1 4 de junio, la co- dcjnndoasii naparte para enviarle ayuda y solicitó al mando del
lumna, reducida en un tercio de sus efectivos, hizo ~-mpsipto. ejército anglo-turco de Siria la firma de un armis-
su entrada en El Cairo. ticio, que se concluyó en El-Arish, el día 24. El
acuerdo preveía la evacuación de las tropas a Fran-
Adios al sueño oriental cia, pero el Gobierno británico se negó a admitir la
La aventura siria había costado a los franceses la condiciones y Kléber rechazó la rendición que se
pérdida de unas cinco mil vidas y de gran parte de le exigía.
las municiones que habían traido de Europa. Hu- A lo largo de la primavera, la situación de las tro-
millado ante la población egipcia y sin esperanzas pas francesas se volvió cada vez más precaria. La
de recibir suministros, Napoleón tuvo que pasar a población de El Cairo se sublevó y expul56 a la
la defensiva y renunciar a su suefio de llevar la gue- guarnición. En el Sur, las incursiones de los ma-
rra hasta la India. melucos se hacían cada vez más audaces. Sin em-
Pero los ingleses no le dieron mucho tiempo pa- bargo, Kléber pudo derrotar el 20 de marzo en He-
ra meditar en& desgracias. En ju- liópolis a un ejército otomano que
lio desembarcaron en Alejandría un intentaba reconquistar Egipto, y lue-
cuerpo de ejército con unos go recuperó El Cairo, donde los fran-
18.000 hombres. Napoleón les sa- ceses desataron una dura represión.
lió al paso y el 25 de julio les batió Después de ello, los restos del cuer-
en la batalla que él quiso denomi- po expedicionario se encerraron en
nar de Abukir, quizá para disimular Alejandría y en El Cairo, dispuestos
el desastre naval del afio anterior. a una última resistencia. A media-
Era, sin embargo, una victoria pírri- dos de julio de 1800, Kléber fue
ca: su ejército se desgastaba sin asesinado por un sicario otomano.
poder reponer sus pérdidas, mien- Le sucedió el general Menou -con-
tras que loc turcos podían levantar vertido al Islam y casado con una
nuevos ejércitos con apoyo inglés y egipcib quien intentó aplacar los
desembarcarlos cuando y donde ánimos de la población poniendo fin
quisieran, al amparo de la flota bri- a las acciones represivas. Menou
tánica. Sabía, por lo tanto, que a la pretendía convertir Egipto en un Es-
larga sería derrotado. tado nacional en el que, bajo el pro-
En el interior del país, la tarea tectorado de la Francia revoluciona-
de revisión de los títulos de propie ria, los notables locales administra-
dad, encomendada al Diwan a fin ran el país sin depender de turcos y
de aumentar los innresos
" fiscales. de mamelucos. Pero el olan se anto-
provocaba una resistencia encona- jaba quimérico, y bastante tenían a
da entre los agricultores, mientras estas alturas sus tropas con defen-
mamelucos y turcos amenazaban der sus asediadas posiciones. El 2 1
las líneas de comunicación entre de marzo de 1801, un ejército britá-
las guarniciones francesas. En Eu- nico, mandado por el general Aber-
ropa surgla amenazadora la Segunda Coalición, en- crombie, desembarcó en Abukir, y derrotó a los
cabezada por Austria y Rusia, que traía el peligro franceses en aquella estrecha lengua de tierra. Si-
de una nueva invasión de Francia. tiado en Alejandría, Manou tuvo que capitular el 30
En Egipto ya nada podía hacer Bonaparte, pero de agosto.
en Francia le aguardaba el mando militar y un fu- Pese a su fracaso militar, la expedición a Egip-
turo político aún por decidir. Cansado de su aven- to produjo algunos resultados positivos. Entre los
tura oriental, no quiso esperar mas. A mediados de elementos mejor preparados de la población, la
agosto nombró a Kléber comandante en jefe y le ocupación francesa y las reformas administrativas
autorizó a capitular si no recibía refuerzos antes de y políticas que introdujo supusieron una sacudida
mayo de 1800, o si la peste seguía causando bajas moral, que les movió a adoptar ideales nacionalis-
alarmantes entre los soldados. Luego, el día 23, tas y a rechazar el despótico gobierno de los ma-
zarpó en secreto hacia Francia a bordo de la fraga- melucos y del sultán otomano. Poco después, el
ta Muimn, en compafiía de sus mejores generales. albanés Mehemet Alí asumiría el cargo de pacha y
Burlando la vigilancia británica en el mar, el 9 de colocaría a Egipto en vías de sacudirse la tutela
octubre, pisaron tierra francesa. Justo un mes des- turca y el dominio de la vieja clase feudal. Por otra
pub, el 1 8 de Brumario del afio VIII, Napoleón dio parte, la actividad científica de los sabios france-
un golpe de Estado que puso fin al Directorio y le ses y de su Instituto de Egipto, proporcionarla a
convirtió a él en Primer Cónsul, virtual dictador de Occidente un enriquecedor encuentro con el mile-
Francia. nario mundo egipcio, que marcaría el inicio de la
En Egipto había quedado un ejército desmorali- Egiptología.
66
-
DOSSIER
La espada y la ciencia
Napoleón trató de
atraerse a la población
árabe mostrando su
respeto al Islam, los
beneficios económicos
y el brillo de la cultura
~
francesa, pero reprimió
con ferocidad todo
apoyo a los mamelucos
y las protestas contra su
presencia en Egipto
Soha Abboud-Haggar
Arabisid. Universidad de Salamanca
E
N EL NOMBRE DE ALLAH TODO PODE-
roso, el Onico.. Nosotros, los franceses,
defensores de la libertad y la igualdad, y
nuestro gran General, Jefe de nuestros
ejércitos, Napoleón Bonaparte, hacemos saber a to-
dos los egipcios que los mamelucos siempre humi-
llaron a los comerciantes franceses y se aprovecha-
ron de ellos y que ya ha llegado la hora de la ven-
ganza.. . Éstos mismos os maltrataron a vosotros,
destruyeron vuestro maravilloso y único país y os
sumieron en la pobreza y la ignorancia.. No creáis
que vinimos para aniquilar vuestra religión... al
contrario; somos musulmanes como vosotros; he-
mos luchado contra el Papa de Roma, que azuzaba
a los cristianos contra los musulmanes. Somos fie-
les amigos del sultán otomano y enemigos de sus
enemigos, enemigos de los mamelucos que creye- nal de los hechos, Abd al-Rahman al-Gabarti
...
ron poseer vuestro país Dichosos serán los que de (1753-1825).El mensaje resume las líneas gene-
vosotros se acerquen a nosotros porque prospera- rales de la actuacidn de las fuerzas francesas ante
rán; dichosos serán, también, los que se quedarán la poblacidn egipcia: presentarse como amigos, co-
en sus casas, sin ánimo de intewenir; ahora bien, mo correligionarios incluso, para no despertar te-
desgraciados serán los que colaborarán con los ma- mor o recelos espirituales; halagar al pueblo llano
melucos porque perecerán como ellos ...'. de origen egipcio y amenazar a quienes se uniesen
Esta proclama, dictada por los mandos franceses o ayudasen a los mamelucos. De hecho, la cr6nica
en Alejandria y. traducida al árabe por algunos de de al-Gabarti, Historia de los Maravillosos Monu-
los rehenes magrebles liberados en Malta, fue leída mentos que se extraen de las Biografías y los Ana-
en la plaza principal de Bulaq en El Cairo, dos días les, muestra continuamente estas dos facetas, des-
antes de la llegada de Napoledn, y en las plazas de preocupándose de los motivos que habían promovi-
otros muchos pueblos por donde iban a cruzar los do la expedición francesa y sus objetivos en Egip-
franceses, tal como se tjesprende de la crónica del to. Los franceses se instalan en El Cairo.
historiador egipcio, contemporáneo y testigo peno- Los jefes de la expedición militar se fueron ins-
67
Los ingenieros franceses cambiaron la
fisonomía de la ciudad en las riberas del
Nilo y sus islotes: hicieron obras en el
Nilómetro y en la isla de al-Rawda; tira-
ron casas y alguna que otra mezquita,
redujeron un montículo, desecaron su-
perficies pantanosas y plantaron árbo-
les; restauraron un puente antiguo, edi-
ficaron otro nuevo, y abrieron amplios
caminos como el que enlazó la plaza de
al-Azbakiyya con el barrio de Bulaq
(Avenida 23 de Julio, una de las arterias
más importantes de El Cairo actual). La
crónica de al-Gabarti precisa que los
obreros estaban bien pagados y no so-
metidos a azofra gratuita y forzosa, que
1
~ o l (U-):
k Gioriaa~os,a qkntoda @&a es Aislado en Egipto, el ejército
debids. francés se veía obligado a vivir
BompYte:Giorlr a& N&bsymPs Dios que-, Mahoma sobre el terreno; por eso contro-
essu~rof&yyoso~sulmIgB. 16 el sistema de herencias, exi-
Ibnhim: QuelosBnpelesdelndcloria~elpohwde giendo una fuerte contribución
biCBminoytecubrrmcansysi~.BImnaielncohamereddo sobre ellas. También se implantó
morir. el registro de las propiedades y las
tierras, para poder imponer sobre
Wk. llas tributos proporcionales al-Gabarti
i,,.,,,na que "ocho francos para la categoria
cab4ilosdeEgipto.
Bonnpnrte:Co~~tesoros,eltrnbsiio~laaml.daddelosm~~~, I ás alta, seis para la media y tres para el bajo",
., ,de terminaban en las arcas del mando francés.
ndfmhas-fspedhIhnbMaai Séptimo delo &&, smsentdos m 10 a jbsenes
y ~ ~ d e n e $ o s o i a s , ~ a ~ m m b m ~ e ~ i a b a , a v s mercados,
m ofrecerána los Perdaderosrmisslnauiest&k, gisepoed4o desear...
II ra-
Además, estaban las cargas impuestas "a los
las tiendas, los cafés, los baños, las al-
mazaras...' Especial relevancia tuvo el caso del po-
I pular mercado de Amir al-Guyus, en el que se obli-
gó a los comerciantes mantener los candiles en-
cendidos a pesar del mal tiempo, multándoles si
aparición de un fenómeno social característico en
tiempos de crisis: la división entre la población
cristiana y la musulmana. Algunos coptos y griegos
se sintieron arropados por los franceses y vieron en
ellos el medio de medrar, dominar y en ocasiones
humillar a los musulmanes. La crónica de al-Ga-
barti expone esta situación y les acusa de espiar a
sus conciudadanos y conspirar contra ellos.
El descontento popular se penonific6 en Solay-
man al-Halabi, joven musulman de Alepo. quen se
convirtió en el prototipo del heroe que se enfrenta
al invasor al asesinar, el 1 4 de junio de 1800, al je-
fe de las fuerzas francesas tras la partida de Napo-
león, Jean-Baptiste Klbber, mientras paseaba por
los jardines de su residencia, en el barrio de al-Az-
bakiya, junto con su ingeniero-jefe.
La labor científica
En la memoria colectiva y en la historia de la
cultura apenas ha quedado nada de esa confronta-
cidn entre invasores e invadidos. El gran recuerdo
es la trascendencia de la misi6n científica francesa
que acompañaba al ejército de Napoleón. En el ba-
rrio de al-Nasiriyya (actual al-Munira), situado al
pie de la colina de Tall al-Aqrab q u e habían forti-
ficad* reservaron una de las calles y sus casas pa-
ra uso de los científicos que formaban parte de la
expedición napolebnica.
.AS[, en la vieja casa del emir mameluco Hasan
Kasif Garkas, dispusieron una gran biblioteca que
dirigía un archivero con el que colaboraban algunos
ayudantes, cuyo cometido era proporcionar los li-
los deiaban aoaearse. Ariádase a esto la subida de bros a "los estudiantes aue alll acudlan todos los
preciÓs provobaia por el bloqueo británico del co-
mercio en el Mediterráneo y lo que signific6 de fal-
ta de abastecimiento en los mercados y cierre de
comercios y de talleres artesanales... Estas medi-
das y sus consecuencias provocaron la Insurrección
de El Cairo, el 10 de octubre de 1798, durante la
cual los cairotas, cegados por la ira, mataron, sa-
quearon y pillaron y, para reducirlos, los soldados
franceses abrieron fuego contra la multitud congre-
gada junto a la mezquita del al-Azhar.
Muchos otros asuntos suscitaron el rechazo de
los egipcios frente al invasor e hicieron fracasar la
política de acercamiento que los franceses se ha-
bían planteado en los primeros días. Los soldados
napoleónicos iban de casa en casa y de tienda en
tienda, revolviéndolo todo, en busca de armamento
escondido, o de mamelucos huidos, refugiados en-
tre la poblaci6n, llevándose lo que se les antojaba
y molestando a las mujeres.
Las ejecuciones de egipcios acusados de cola-
boracionismo con los mamelucos fueron muy fre-
cuentes: los mataban en la Ciudadela y arrojaban
sus cuerpos desde lo alto de la muralla, paseaban
sus cabezas por toda la ciudad o se les ahogaba en
...
el Nilo Otra fuente de conflictos fue la discor-
dancia de ciertas costumbres francesas con la
mentalidad indígena, como sucedía con la bebida o
con las aficiones hípicas a lomo de burro, que sus-
citaban la ira de los musulmanes.
La presencia francesa en suelo egipcio motiv6 la
-
DOSSIER
días, dos horas antes del mediodía; éstos se senta- Vlennt Daion ...
go dibujaba al hombre como si fuera a hablar'; a
ban en el patio contiguo a la biblioteca, en cómo- expiica a sus su lado, otros compafleros suyos dibujaban y clasi-
das sillas dispuestas paralelamente a una pizarra Y- ficaban animales e insectos, aves y peces y, cuan-
ancha y alargada", según cuenta al-Gabarti. tnncesesla do alguno les era desconocido Ves ponían enteros
Entraba allí todo el que quisiera, desde los sol- nnmralurdesus en tarros con agua fabricada que mantenía el cuer-
dados rasos franceses hasta el egipcio que deseara tlabajardaitfflcQs. po inmutable'.
simplemente observar. A los nativos se les acogía En pIimsarmlno, En la casa de Dhu 1-Fuqqar Katkhuda -noble
con especial amabilidad, especialmente cuando aemndo,dswnl mameluc* trabajaban los ingenieros que fabrica-
mostraban curiosidad y deseos de hacer preguntas. -m ban pequefios instrumentos de precisión y, en una
Les mostraban todo tipo de libros impresos e ilus- del Voyage dari ia esquina, se había instalado la vivienda del 'médico
trados sobre cualquier materia: geografla regional, -80 Bt la Hairts Roya, donde tenía sus ungoentos, sus pastas y sus
flora, fauna, historia de los antiguos e historia de &@re, 1iSoZ). divenas botellitas', según apunta al-Gabarti; mien-
los profetas, con sus dichos y sus milagros. tras que en el palacete de Hasan Kashif Garkas
El propio al-Gabarti estuvo al11 varias veces y, (una de cuyas casas se utilizaba como biblioteca,
entre los muchos libros que pudo contemplar, según se ha visto) se afanaban los químicos y los
quedd admirado por una historia ilustrada del médicos. Y relata el historiador que lo que más le
Muhammad, que retrataba al Profeta, a los califas había sorprendido era la mezcla de llquidos que ha-
ortodoxos y a los grandes imames, mostraba Iámi- clan los que allí trabajaban; así vio cómo se des-
nas con los lugares Santos de La Meca y Medina prendía un humo de colores y se quedaban en el
y maravillosas mezquitas -como las de Constanti- fondo piedrecitas amarillas, azules o rojas, y cómo
nopla- asi como raros manuscritos árabes. Vio algunas de estas mezclas estallaban al acercarles
también ilustraciones de las Pirámides y de la to- ...
una llama Y estaban, además, los carpinterosque
pografía de los desiertos del Alto Egipto y se vio hacían los carros, las hélices y las máquinas, as1
especialmente sorprendido por los libros de gra- como los herreros que trabajaban en grandes naves
mática de otros idiomas, que Ves facilitaban la la- que montaron ellos mismos, en cuyo techo pusie-
bor de traducción de cualquier idioma al suyo pro- ron -como dice al-Gabarti- 'grandes aspiradores de
pio en poco tiempon. aire que ventilaban con un ligero movimiento'.
Al lado de la biblioteca habían dispuesto un ob- As1 trabajaban los franceses en El Cairo, donde
servatorio astronómico que llamaba la atencidn de recogían, preparaban y examinaban lo que se con-
los visitantes locales: estaba equipado con 'máqui- vertirla en un importante legado para la cultura uni-
nas compuestas de pequefias piezas que, cuando venal. Con estas actividades sorprendieron a los
se montaban, ocupaban mucho espacio y que, una egipcios, que abrieron los ojos a una civilización
vez recogidas, se metlan en pequefios estuches". Y desconocida que les llenaba de admiración.
en el mismo recinto trabajaban los dibujantes; 'Eri- (Las traducciones del drabe pertenecen a la autora).
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Doscientos
reunir -y a traer a Francia- una importante colec-
ción de antigüedades, y que sólo concluyeron al es-
tallar la Revolución. Entonces, sus preciadas escul-
turas fueron confiscadas -el famoso fragmento de
friso del Partenón con unas jóvenes portadoras de
peplos sigue siendo hoy una de las joyas del Lou-
contemplan
día permitirse un tranquilo retiro.
El otro residente era Thomas Bruce, VI1 conde de
Elgin. Ostentaba el título de embajador ingles ante
la Sublime Puerta, y su presencia en lugar tan re-
moto era fruto de los azares polfticos del momento.
Desde su llegada a Constantinopla, se había pro-
Hace dos siglos, Napoleón regresó puesto emular y aun superar a Choiseul-Gouffieren
sus afanes de coleccionista y, en el verano de
a Europa porque nada le retenía 1801, había logrado, por fin, el preciado firman de
Selim III que le permitiría estudiar el Partenón y,
ya en Egipto; sin embargo, pocos según decía el propio texto, extraer alguna piedra
que llevase inscripciones y figuras. Como es bien
1 días después fue hallada la Pdedra sabido, Lord Elgin aplicó todo su equipo a labor tan
notable, y unos meses después comenzó la larga
Rosetta, quizás el más interesante serie de envíos de esculturas y relieves a su resi-
dencia londinense.
fruto & aquella expedición Volvía Elgin a Inglaterra, pasando por Francia, en
mayo de 1803, cuando ocurrió un hecho inespera-
do: ambas potencias decidieron denunciar la Paz
Miguel Angel Elvira de Amiens, firmada en el ano anterior, y Napoleón
Profesor de Arte Clásico
Universidad Complutense, Madrid
'E
N LOS PIRINEOS CENTRALES SE A
halla Bar&ges, una pequeña ciu-
dad balnearia a los pies del ne-
vado circo y de la cascadade
Gavarnie. Desde que un hijo de Luis XIV
curara allí sus dolencias, su fama no hi-
zo más que crecer entre nobles y bur-
gueses, que allí acudían a curar sus ma-
/ -
les y a olvidar los problemas de la Corte.
Ajenas a los cambios de gobierno y a las
revoluciones, las aguas termales mantenían
su prestigio generación tras generación, y mu-
7
chos años más tarde, en otoño de 1803, en un
momento en que los preparativos bBlicos concen-
traban las energías de toda Europa, ocurrió que M- ordenó detener a cuantos ingleses se hallasen en
coincidieron en sus tranquilos salones y piscinas fondidn-honor territorio francBs. Aunque empezaron pronto los in-
dos personajes, ambos obligados, por distintas cir- aevivant Denon. tercambios de prisioneros, Inglaterra no podía can-
cunstancias de sus azarosas vidas, a un descanso porm jear a ningún personaje tan importante como Lord
por otra parte bien merecido. ewpo-011 Elgin, y Bste decidió solicitar permiso para retirarse
El de más edad era el ciudadano Choiseul-Gouf- tmbgo~sobrc a Bar&geshasta que se solucionase su situación: no
fier, antiguo conde Marie-Gabriel-Auguste-Florent ~~@pto,mei volvería a su país hasta 1806.
de Choiseul-Gouffier. Su vida de brillante militar y m-,,~h~todel No sabemos si los dos personajes llegaron a
diplomático le había llevado a obtener, en 1784, el 's&o"hcésyrn mantener una larga conversación. Parece que, co-
puesto de embajador de Luis XVI en Constantinopla d -, ios mo buenos diplomáticos de dos potencias enfren-
y esta privilegiada atalaya le habla permitido culti- mbmsde tadas, se mostraron distantes en sus relaciones, pe-
var su pasión por Grecia y -como BI mismo diría- el M-p. ro habrían podido compartir muchas ideas y actitu-
placer de recorrer aquella ilustre y bella región con des comunes en el campo de la Arqueología. Am-
un Homero y un Herddoto en la mano. bos representaban una misma mentalidad -la del
Fueron sus años mas felices, que le incitaron a diplomático coleccionista que viaja a su destino
72
tica de la excavación, como su colega José Nicolás
de Azara, quien, tras ser embajador espaiíol en Ro-
ma, arqueólogo en Tívoli y coleccionista de retratos
griegos, ahora, ya viejo, representaba a Carlos IV en
Parls. Finalmente, y a pesar de su vida de diplo-
máticos, no eran simples viajeros, como el conde
de Volney, autor de un famoso Viaje a Siria y Egip-
to (1787) que. en años anteriores, había hecho so-
fiar a todos con los encantos de Oriente.
Ellos dos. Elgin y Choiseul-Gouffier, pertenecían
a una tradición distinta, que habla visto en las mi-
siones oficiales -y las suyas lo eran- una ocasión
de estudiar, con el apoyo de verdaderos especialis-
tas, los países que recorrían y ante cuyos Gobiernos
se hallaban acreditados. Era una fórmula varias ve-
ces ensayada por distintos Estados europeos y que
habla dado lugar, a lo largo del siglo XVIII, a una va-
riante de gran interés: la expedicidn científica, en-
viada directamente por los monarcas y desvincula-
da de las funciones diplomáticas.
S apeaasrtemperabalaWsndeleercanomar.Cavabanhineherasenaqud
verano de 1799 junto a la lntlguafoaaleza medieval de Rachid o Ros&%
que por entonces se IlsmntM. PORJulia, m pmisi6n de un hhoto-
en 1802, su Voyage dans la Basse et la Haute
k p t e , verdadero libro de recuerdos, con múltiples
grabados sobre croquis del mismo autor, que caus6
sensación por la vivacidad de sus descripciones.
mano protegido por la Bota brkhica De pmnto, el piw de uno de los solda-
dos topó eon una dura losa y tntó de contomearla para extneda.. mientras Para algunos, constituye el punto de partida de la
maniobnba para vencer la mistenda de aquella gran pledra obseruó Egiptología moderna; para nosotros, en cambio,
que eonteniainsaipdone...Dicelaleyendaque d 6 huyendo eomo es acaso el dltimo y más brillante de los re-
alma que Ilm d Diablo, pero parece dudoso que así onirrien:ha- que alimentaron, durante
büuados a la prerencia coníhua de los &de la expedld6n na- sías occidentales sobre un
pole6niq los soldados estabgn diüzadospor la historia, el
te y las antlgOedPdes y nuesm soldado se dio cuenta que aquella
piedra le iba a librar, ai menos por un nto, del pesado pico. El único recuerdo
Dio pnae al jefe del deshamoto, Dbwtpoul, que vio la piedray
orh6~lauraaddado.oribqued6alhMeMyla
Ilmplaronunpbeo~nqweraunap~rnlosadebasaltone-
l Desde ese punto de vista, el verdadero co-
mienzo de los estudios científicos sobre
Egipto es el grandioso corpus que fue-
go & 114x72 mtimeím,totalmente cubierta de M p c i o - ron confeccionando los científi-
nes que, a simple vista, estabgn ordenadas en Ira grandes cos franceses desde su estable-
p h f o s de signos difemtes. Dhtponl se deb16 sentir cimiento en El Cairo hasta su
feliz al wrimnica~d halbga al oficial que didgla las repatriación en 1801. Durante
fodicpdmes, Bouchard Bsle oiden6 que la exItaje- más de dos arios, con la tran-
mnii~eotey~6qneunodeIos~ quilidad que da el dominio y la
gtPba escdto en @lego... pacificación del territorio, múl-
Un general~ I e 6 1 d e se
o e n q 6 de W ese tiples dibujantes y eruditos re-
iragmemo y qwlosutm páaafos decían lo corrieron el Nilo y procedieron
mismo...portadto,~piedraeraelinshumen~o que a trazar dibujos, a levantar pla-
podnp senir pata desdfrar lbs fercgüficos @os. No había posibüldad de nos y a sugerir reconstrucciones ideales de templos
hacer nada entonces,pues era imposible mtar la piedra a Francia pero orde- y pirámides.
n6 que se sacaran wpíasmy predsas. Dos años después los haunceses cm- Múltiples edificios antiguos, que serían destrui-
dían a los ingleser y enúe el botúi de guerra dejaron en sus manos la PIsdm dos luego bajo el gobierno de Mehmet Alí (1805-
Ros&, que temh6 el Mum W c o...pero a Pmcia Uegamn las co- 18491, pudieron ser rescatados entonces del olvi-
pías y los ndados p d un h&, Champonion, quien logmfa dedrada do: ¿quién conocería, de otro modo, el templo de
yponerlasbssesparaelw~odmlentodelaescritunijercgüfica Amenofis III en Elefantina. el templo de Contrala-
topolis (hoy El-Hilla, junto a Esna), el templo de
Montu en Armant, el templo de Anteópolis (al sur
de Asyut), el construido por Alejandro Magno en
edad, la dirección científica de esta expedición a c h n m p o d ~ Hermópolis Magna (Ashmunein), las magníficas co-
Egipto. mayorimpuisoráe lumnata~corintias de Antinoópolis o tantos otros
Vivant Denon tuvo el honor de acompañar a las i n ~ p m i o g h p m monumentos menores? A falta de la Ptedra Roset-
tropas francesas hasta Asuán, y sin duda estuvo sus apmtacbne~en ta, entregada a los ingleses como botín de guerra,
presente en el momento de tallar la famosa ins- ddesdhmientode al menos pudieron los franceses copiar sus textos
cripción que adorna el templo de Filae: "En el ario ios je@íüm~ en tres magníficas ilustraciones, y, si no son mu-
6 de la República, el día 13 del mes de messidor, (bustoendjardín chas las esculturas y piezas arqueológicas que re-
un ejército francés mandado por Bonaparte desem- del~oseoE@pdo presentaron, la razón se halla en la propia rapidez
barcó en Alelandría. Tras haber perseguido el e]&- deEieiro). de su trabajo, que les impidió proceder a compras
cito durante veinte días a los mamelucos huidos de y a excavaciones.
las Pirámides, Desaix. al mando de la Primera Divi- La famosa Description de l ' k p t e , fruto de esta
sión, los ha rechazado más allá de las cataratas,
donde ha llegado el día 13 del mes de ventose del
año 7... ARO de J.C.: 1799.~Después, vuelto a EI Múltiples eáificios antiguos -que
Cairo, nuestro sabio figuró entre los escogidos por
Napoleón para regresar con 61a Francia. serían destruidos bajo el Gobierno de
NO deja' de ser-una curiosa coincidencia que, en
agosto de 1799, se cruzasen en las aguas del Me- Mehmet no han pasado al 0hrido
diterráneo occidental dos barcos: en uno de ellos
volvía Napoleón con su séquito, tras abandonar a porque nos quedan 10s dibujos y 10s
sus tropas en Egipto al mando del general Kléber;
en el otro, Lord Elain se dirigía hacia Palermo para estudios de 10s científicos ~ I ~ % I I c de
~s~s
entrevistarse con el colecc6nista sir William-~a-
milton. embajador británico en la Corte de Nápoles, la expedición nap01e6nica
aficionado a Egipto que no había logrado ser admi-
tido entre los sabios de la famosa expedición-, ha-
bía recibido todo tipo de apoyos por parte del ma-
temático Joseph Fourier q u i e n sí formó parte del
lnstitut d'tgypte y ya había estudiado Griego, La-
tín y Hebreo. Obviamente. se llamaba Jean-
Francois Champollion, y ya había pronunciado su
famosa frase: "¡Leeré, leer6 los jeroglíficos cuando
sea mayor!"