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SISTEMA, NORMA Y HABLA

La definición de lengua que presenta Saussure en el “Curso”, así como la polarización


que plantea entre los conceptos de lengua y habla, generaron una serie de cuestionamientos entre
los lingüistas europeos.

Eugenio Coseriu (1962), en su estudio ‘Sistema, norma y habla’, recoge muchas de las
críticas hechas en ese sentido, a las cuales agrega su propio análisis de los problemas conceptuales
presentes en el “Curso”. En este mismo trabajo, propone una opción conciliadora que soluciona
de manera brillante las dificultades planteadas por la bipartición que hace Saussure del fenómeno
lingüístico en lengua y habla.

A continuación se presentan algunas de las deficiencias del “Curso” señaladas por


Coseriu en ‘Sistema, norma y habla’, luego de lo cual, se introduce la tripartición lingüística
propuesta por el autor para superar esos problemas.

En lo que concierne a la definición de lengua, Eugenio Coseriu (1962) advierte que


coexisten en el “Curso” tres nociones distintas de lengua: la lengua como realidad síquica, es
decir, como saber lingüístico compartido por un grupo de individuos o “suma de acuñaciones
depositadas en cada cerebro, más o menos como un diccionario cuyos ejemplares idénticos fueron
repartidos entre los individuos”; la lengua como realidad social “...social en su esencia”; y la
lengua como realidad sistemática y funcional o “juego de oposiciones”.

Coseriu añade que Saussure parece darle mayor peso a la tercera definición de lengua, es
decir, a la lengua como sistema de oposiciones funcionales, ya que es esta la definición que
emplea cuando hace la distinción entre la lingüística “interna” (lingüística propiamente dicha) y
la lingüística “externa”, así como cuando postula la necesidad de dar prioridad a los estudios
sincrónicos del lenguaje.
En este punto merece la pena hacer una aclaración. El hecho de que coexistan en el “Curso” tres
acepciones distintas de lengua no es problemático de por sí. Es fácil reconocer que estas tres
definiciones resaltan aspectos distintos que efectivamente pueden distinguirse en el lenguaje: su
carácter psíquico, su carácter social y su carácter sistemático. La crítica de Coseriu va en el sentido
de que es necesario delimitar estos aspectos y determinar a qué plano corresponde cada uno.

Con respecto a la polarización entre lengua y habla, Coseriu observa que esta dicotomía
presenta tres insuficiencias:

a) Saussure identifica, por un lado, a lo individual con lo concreto, y, por el otro, a lo social
con lo abstracto (formal). No considera que los fenómenos concretos puedan ser
considerados desligados del individuo, ni que los fenómenos individuales puedan ser
considerados en un plano más abstracto. El problema radica en que Saussure confunde el
plano o perspectiva en la cual se sitúa el observador para estudiar al objeto, con las
características mismas de este. Lo que puede variar, y en un momento ser más formal
(abstracto), y en otro más concreto, es el plano o perspectiva, no el objeto.

b) La segunda crítica de Coseriu sugiere que la dicotomía es demasiado rígida y no da lugar


a ningún punto de intersección entre lengua y habla. Saussure pareciera ignorar por
momentos el hecho de que en todo acto de habla hay hechos de habla, pero también, y,
necesariamente, hechos de lengua.

c) Finalmente, la tercera insuficiencia apunta al hecho de que el concepto de individuo de


Saussure corresponde a un ser totalmente aislado de la sociedad, ignorando lo que hay de
“colectividad” en la persona.
Para superar las tres insuficiencias de la dicotomía saussureana, Coseriu plantea la tripartición
del fenómeno lingüístico en sistema, norma y habla. Esta tripartición también sirve para delimitar
las tres acepciones de lengua que Saussure utiliza en el “Curso”.

Según Coseriu, basta con situarse en el plano de los fenómenos concretos, es decir, en el acto
de habla mismo, para observar que en todos los actos de habla pueden hallarse hechos de sistema,
hechos de norma y hechos de habla. Los hechos de sistema son los aspectos funcionales y
esenciales, los hechos de estructura. Los hechos de norma son aquellos aspectos que no son
funcionales, pero que, no obstante, siempre se repiten y, por lo tanto, no pueden ser considerados
ni indiferentes ni ocasionales; finalmente, los hechos de habla corresponden a los aspectos que
varían de acto a acto; es decir, a los aspectos individuales y ocasionales.

Esta división tripartita puede ser entendida con mayor claridad mediante las analogías que
Coseriu utiliza para ejemplificarla.

En una llave, solo algunas características son funcionales o esenciales; específicamente, el


que sirva para abrir determinada puerta y no otras. Otras características no son funcionales, son
accesorias, como son la forma del anillo, el metal usado, la inscripción que lleva grabada. Sin
embargo, entre los aspectos accesorios, se pueden distinguir entre los aspectos normales (usuales)
y convencionales, y los aspectos ocasionales que varían de llave a llave. Normal es que la llave
sea de metal y no de madera, así como también sería inusual que no tenga un anillo para colocarla
en un llavero. Por otro lado, la inscripción que lleve o el que sea de color bronce o plata es una
característica accesoria y ocasional.

De igual manera, dependiendo del plano en el que se sitúe el observador, podrá detectar, en
los actos de habla concretos, hechos de sistema (funcionales), de norma (no funcionales, pero sí
normales por convención) y de habla propiamente dicha (ocasionales e individuales).

Cecilia Montes. Lingüística general.

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