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Tribunal: Tribunal Fiscal de la Nación, Sala B


Fecha: 17/08/2004
Partes: Bandeira S.A.

HECHOS:
El Fisco Nacional le determinó el Impuesto al Valor Agregado a una sociedad comercial por
considerar gravados los servicios de comida prestados en un local perteneciente a un
establecimiento educacional universitario. El Tribunal Fiscal revocó dicho ajuste.

SUMARIOS:
1. Para determinar la procedencia de la pérdida de la exención prevista en el art. 3°, inc. e),
punto 1°, de la ley 23.349, respecto del servicio prestado por un bar en una universidad, no
resulta concluyente el hecho de que terceros no alumnos ni personal de la facultad puedan
ocasionalmente consumir en el bar, cuando el contexto de la realidad negocial del mismo está
indudablemente pensado y regido para asistir con exclusividad el funcionamiento
universitario -en el caso, el local no tiene acceso desde la calle, los horarios y días de atención
coinciden con los de la universidad- máxime cuando en el caso análogo de los
establecimientos sanitarios, el legislador previó la existencia de servicios a "acompañantes" en
el marco de la exención.
2. No resultan amparados en el régimen del bloqueo fiscal los sujetos que, por categorizarse
como exentos frente al gravamen, no realizan presentaciones de declaraciones juradas y
pueden ameritar por ello, siguiendo la intención legislativa, un amplio ejercicio de las
facultades de verificación y control.

TEXTO COMPLETO:
Buenos Aires, agosto 17 de 2004.
El doctor Castro dijo:
I. Que, a fs. 20/28 se presenta el apoderado de Bandeira S.A. a fin de interponer recurso de
apelación contra la Resolución D.R.R.I. - R.C. N° 57/2001, dictada por el Jefe de la División
Revisión y Recursos de la Región Centro, de la Dirección General Impositiva, Cont. Carlos
Alberto Alvarez, por la cual se determinó de oficio con carácter parcial, la obligación
tributaria referente al Impuesto al Valor Agregado por los períodos fiscales 07/1996 a 2/2001,
ambos inclusive, con más los correspondientes intereses resarcitorios.
Que, la actividad principal de la recurrente es la prestación de servicios de pizzería, fast food
y venta de comidas y bebidas por intermedio de un local situado en el Dock de Puerto Madero
perteneciente a la Universidad Católica Argentina. A través de la fiscalización a la que se
sometió a la firma el Ente Recaudador concluyó que la misma omitió declarar débitos fiscales
provenientes de operaciones gravadas por el Impuesto al Valor Agregado por los períodos
fiscales julio de 1996 a febrero de 2001, ambos incluidos, no habiendo presentado las
declaraciones juradas pertinentes, dejando de ingresar en consecuencia el gravamen
correspondiente.
Que, en primer lugar, refiere la recurrente que el Ente Administrativo procedió a fiscalizar el
local en donde desarrolla su actividad, tal como lo había efectuado en oportunidades
anteriores, acto en el cual se exhibió la totalidad de la documentación legal exigible en
materia tributaria. Así, basado exclusivamente en la documentación antes referida, el
Organismo Recaudador determinó la deuda exigida, con los correspondientes intereses
resarcitorios.
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Que, se agravia la apelante por entender que de los considerandos y fundamentos desplegados
en la resolución en recurso, se desprende que los argumentos por ella vertidos en la
contestación de la vista no fueron tenidos en cuenta, sino que, por el contrario, entiende que
las refutaciones a sus argumentos resultan inadecuadas por contrariar las disposiciones legales
aplicables al caso. Agrega que la empresa está inscripta ante el Organismo Recaudador desde
el año 1996 bajo la categoría de exento, en los términos del art. 3°, inc. e), punto 1) de la ley
22.349 por lo que de acuerdo a esta categoría realizó las ventas y ordenó las compras.
Que, advierte la apelante que el Fisco Nacional nunca cuestionó la exención antes referida,
debiéndose señalar que hasta el momento de la determinación, la consideró válida a todos los
efectos tributarios. Así, señala que después de cinco años de trabajar habiendo sido objeto de
anteriores verificaciones, la actora considera que la exención siempre estuvo de acuerdo a
derecho, deduciendo que, en todo caso, el cuestionamiento no puede abarcar a los períodos ya
verificados. Agrega que el Juez Administrativo entendió que a las actas de finalización de las
fiscalizaciones anteriores "cabe otorgarle únicamente el carácter de certificado de inscripción
emitido con el fin de ser utilizado por la contribuyente, como medio de identificación al
efectuar sus operaciones comerciales". Sostiene que dicha interpretación no surge de ninguna
normativa vigente, denotando una contradicción significativa.
Que, en esa línea, destaca la actora que de seguir el criterio dispuesto por el Organismo
Recaudador, nunca sabría si la categoría en la que tributa es la que corresponde hasta el
momento en que se haga una determinación retroactiva y con multa, ya que parecería que las
anteriores pueden ser revocadas en cuanto a sus conclusiones. No admite la recurrente que
después de cinco años de funcionamiento se revea todo sin que haya responsabilidad alguna
de parte de la firma.
Que, señala la apelante que de asistirle razón al Organismo Actuante el contribuyente debería
saber que la inscripción siempre puede ser reconsiderada, no existiendo para la misma límite
de tiempo en cuanto a su retroactividad. Sostiene que dicha circunstancia implicaría avalar un
"hecho del príncipe" más que una conducta jurídicamente aceptable. Afirma que evaluando la
inscripción conjuntamente con el resultado de las anteriores fiscalizaciones, se habría
configurado una especie de "cosa juzgada", por lo que admitir la pretensión del Fisco
Nacional sería vulnerar el principio del "non bis in ídem". Cita, al respecto, lo dispuesto en el
art. 17 de la Constitución Nacional y jurisprudencia en la cual se sostuvo que "cuando bajo la
vigencia de una ley el particular ha cumplido todos los actos y condiciones sustanciales y los
requisitos formales previstos en la misma para ser titular de un determinado derecho, debe
considerarse que hay derecho adquirido, porque la situación jurídica general creada por esa
ley se transforma en una situación concreta e individual en cabeza del sujeto que, como tal, se
hace inalterable y no puede ser suprimida por ley posterior sin agravio del derecho de
propiedad consagrado por el art. 17 de la Constitución Nacional" (CNACAF, sala II, "Susana
Adela V. c. Fisco Nacional s/ Repetición", sentencia del 15/09/94).
Que, por otro lado, se adentra la recurrente en el tratamiento que dispensa la Ley del Impuesto
al Valor Agregado. Señala que la resolución recurrida expresa que la firma no es exenta por
falta de "exclusividad" en la atención al público, el ingreso irrestricto, la diferencia de precios,
etc. Al respecto, advierte que el local se encuentra ubicado dentro del claustro de la
Universidad Católica Argentina, por lo que para
llegar a él se deben traspasar los controles que ejerce el personal de seguridad de la
Institución. Destaca que dicha función de control le está otorgada exclusivamente al
Organismo Educativo, quedando expresamente vedado, por el contrato suscripto entre la
firma y la UCA, el control de ingreso al local por parte de la recurrente. Así, manifiesta que
todas las personas que circulan dentro del edificio fueron autorizadas por la empresa de
seguridad, razón por la cual, si la Universidad deja entrar a personas supuestamente ajenas al
ámbito académico, Bandeira S.A. no puede privarles la entrada.

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Que, en la misma línea, afirma la apelante que la exclusividad negada por el Organismo
Impositor, se encuentra probada, ya que el servicio es ofrecido en un ámbito universitario,
para personal universitario, profesores y demás sujetos relacionados, en horarios y días que se
corresponden con los que la facultad establece. En cuanto a lo alegado en el acto recurrido,
respecto de que los inspectores actuantes ingresaron al local y consumieron sin habérsele
requerido identificación alguna, la actora afirma que no tiene derecho a identificar a las
personas que ingresan al local aunque quisieran hacerlo, so pena de resolución del contrato.
Asimismo, refiere que no existe constancia alguna en el acta de inspección en el sentido de
que los hechos relatados por los inspectores se hayan desarrollado tal como aquéllos los
expresaran, dado que la constancia del consumo no hace presumir que así haya sido.
Que, asimismo, advierte la actora que debe tenerse en cuenta que no es cierta la falta de
exclusividad alegada por el Fisco Nacional, dado que la firma se ve limitada respecto de los
horarios y días para tener en funcionamiento el local; no registrando actividad los sábados, ni
los domingos o feriados, ni el mes de enero. Asimismo, respecto a los sujetos que pueden
consumir en el local, señala la apelante que dentro del ámbito universitario hay personas que
concurren al establecimiento que no se corresponden a los "ítems" alumnos, profesores,
empleados administrativos, en especial en circunstancias de conferencias. Pone de resalto que
en el acto atacado no se consignó la diferencia que recae entre los alumnos, los profesores y
administrativos, en cuanto a los descuentos que se efectúan.
Que, en cuanto a la verificación del monto del canon abonado, destaca la apelante que la
misma no puede ser tenida como argumento, dado que lo abonado devino de una negociación
realizada con la Universidad en prevención de una prórroga del contrato, conviniéndose esa
suma por mutua connivencia.
Que, analizando la determinación recurrida, la actora impugna el monto de la misma, por
entender que el cálculo matemático aplicado no se corresponde con la realidad objetiva de la
situación. Afirma que el hecho de que no se discrimine el Impuesto al Valor Agregado en las
operaciones comerciales no implica que las compras efectuadas no incluyan dicho tributo
como precio final de adquisición. Dicha mecánica, entiende, se corresponde con la legislación
vigente. Asimismo, destaca la recurrente que por ser una empresa exenta, los proveedores no
efectúan discriminación del tributo al momento de la venta, pero el mismo es pagado en el
precio.
Que, refiere la actora que la variación de categoría que se pretende no puede desconocer la
realidad de las operaciones realizadas, agregando que con un simple cálculo matemático se
llegó a un resultado sensiblemente menor que la pretensión del Ente Impositivo, por lo que
subsidiariamente, para el caso de que se entiende que no le asiste razón a la parte, ésta estima
que el cálculo efectuado por el Fisco no puede ser convalidado, ya que el mismo implicaría
una duplicidad de ingresos en detrimento del patrimonio de la contribuyente.
Que, respecto de los intereses resarcitorios la recurrente estima que los mismos configuran
una sanción que se aplica a todo incumplidor de una deuda principal, por lo que dado que no
procedería la reclamación original, los mismos tampoco son procedentes.
Que, también se agravia la apelante en cuanto a la vulneración del régimen del bloqueo fiscal,
afirmando que el mismo es un límite legal para el Organismo Recaudador en cuanto a sus
facultades de verificación, operando para los sujetos que cumplen sus obligaciones fiscales,
específicamente la de presentación de las correspondientes declaraciones juradas, destacando
que carecen del derecho a su aplicación aquellos contribuyentes que incumplen su deber de
presentación, poniendo de relieve que no ocurre lo mismo con los sujetos que no se
encuentran obligados a presentar las referidas Declaraciones Juradas, circunstancia que se da
en el presente caso. Así, concluye que si la ley no le exige presentar Declaraciones Juradas, no
incumple con normativa alguna.
Que, en la misma línea, agrega la recurrente que la negación a reconocer la procedencia del

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bloqueo fiscal no puede ser interpretada como se pretende, aduciendo que a todos los
contribuyentes exentos se les está vedado el derecho a acceder a dicho beneficio y, en
consecuencia, siempre pueden ser investigados por períodos anteriores. Por el contrario, todo
contribuyente que cumplió cabalmente con lo receptado en la normativa, tiene derecho a
oponerse al progreso de una verificación, fundado en los límites del bloqueo fiscal,
entendiendo que lo contrario importaría vulnerar principios constitucionales. Agrega que si la
firma hubiese tenido intenciones de ocultar u obrar dolosamente, no habría arrimado la
documentación exigida al momento de la inspección, y la determinación nunca se habría
practicado o, por lo menos, no con esos montos.
Que, por último, ofrece la prueba que hace a sus derechos y deja planteada la cuestión federal.
II. Que, a fs. 38/51 vta. se agrega la contestación del Fisco Nacional al recurso interpuesto.
Que, en primer lugar, advierte el Representante Fiscal el error en el que incurre la actora en
cuanto a lo expresado respecto de que el carácter de exenta lo ha adquirido por el transcurso
del tiempo, circunstancia que califica como "cosa juzgada" y la alusión a la posible
vulneración del principio del non bis in ídem. Sobre el particular, refiere la demandada que
dichas expresiones pretenden remitir al derecho penal, incurriendo en aseveraciones que no
tienen asidero jurídico, entendiendo que las mismas deben ser desechadas.
Que, no obstante lo expresado, el Ente Recaudador desconoce terminantemente que haya
existido alguna inspección anterior de la cual haya sido objeto la recurrente, entendiendo que
-en todo caso- las mismas pudieron versar sobre materias diferentes a las aquí discutidas.
Asimismo, afirma que el accionar de la fiscalización no genera derechos para el
contribuyente, ya que sólo el Juez Administrativo interviniente podrá dictar la Determinación
de Oficio prevista en el art. 17 de la Ley ritual. Agrega que la sociedad no ha aportado prueba
alguna de sus dichos, limitándose sólo a efectuar una afirmación dogmática sin fundamentos.
Que, por otro lado, afirma el Fisco Nacional que la actora entiende que su declaración al
momento de inscribirse en la cual consigna su carácter de sujeto exento, impide al Ente
Fiscalizador el control de esta categorización y la modificación de la misma en caso de que
ésta sea incorrecta. Al respecto, refiere la demandada que la Ley de rito implementa el sistema
de autodeterminación como forma de cálculo e ingreso del impuesto, mas para que los
contribuyentes puedan aplicar dicho mecanismo, previamente deben haberse inscripto ante el
Organismo Recaudador, declarando su condición frente a los respectivos tributos. Las
referidas declaraciones están sujetas a verificación y fiscalización, ya que de lo contrario se
estaría impidiendo el control del correcto ingreso del tributo al no poder controvertir la
categorización escogida. Dicho control, continúa el Representante Fiscal, puede ser efectuado
en cualquier momento y sin importar el tiempo transcurrido, pudiendo en el caso de detectar
diferencias, efectuar las correspondientes recategorizaciones, encontrando como límite para la
exigibilidad del impuesto, el plazo de prescripción previsto en la ley 11.683.
Que, así, afirma la demandada que la actuación del Juez Administrativo quedó circunscripta
dentro de las facultades que le otorga la ley de rito. Agrega que por otro lado, la actividad
declarada por el contribuyente tampoco se encuentra alcanzada por las exenciones previstas
en la ley del gravamen, sino que aquélla posee el carácter de una "exclusión de objeto",
citando al respecto la obra de Ricardo Fenochieto ("Impuesto al Valor Agregado", de La Ley,
p. 181), por lo que en el caso en que no se hubieran observado las características de la
actividad desarrollada, la actora se hubiera encontrado incorrectamente categorizada, ya que
debería haber denunciado su accionar como "IVA no responsable".
Que, en otro orden de ideas, descarta el Representante Fiscal el agravio de la apelante en
cuanto a que debió denegarse la exención, por resultar esto "justo". Entiende que dicho
término es ambiguo y pone en peligro la seguridad jurídica. Advierte que en el régimen del
impuesto discutido, a diferencia de lo que ocurre con el Impuesto a las Ganancias, las
exenciones no deben ser solicitadas al Organismo Recaudador, sino que se generan a través de

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la inscripción del contribuyente, quedando sujeta la misma a las facultades de verificación y
fiscalización de la AFIP. En cuanto a la jurisprudencia citada por la recurrente, el Ente
Administrativo señala que la misma no es aplicable al
caso por tratar situaciones distintas, agregando que la exención, que en realidad en el caso
debe ser tratada como exclusión de objeto, no es un "derecho adquirido", ya que lo que hizo el
Organismo Actuante no fue aplicar retroactivamente una derogación, sino que la mencionada
exclusión nunca correspondió, porque el contribuyente no cumplió con todos los actos y
condiciones sustanciales exigidos por la norma, ya que el servicio no era prestado
exclusivamente al personal y alumnos del establecimiento.
Que, adentrándose en el análisis de la exclusión, el Fisco Nacional destaca que la afirmación
de la recurrente respecto de que el local se encuentra ubicado dentro del predio perteneciente
a la Universidad Católica Argentina es falsa. Sostiene que de los antecedentes administrativos
y de las actas labradas, así también como de la prueba aportada por la misma actora, surge que
el local posee dos puertas de acceso habilitadas que no comunican con el interior de la
Universidad sino con la vereda y el malecón. Resalta el Ente Recaudador que dichos lugares
forman parte del dominio público artificial del Estado (art. 2340 del Código Civil), por lo que
no pueden ser vendidos ni locadas a ningún particular, siendo el Estado quien tiene facultades
de control y poder de policía. Continúa discurriendo respecto de las reglamentaciones
aplicables a los espacios de dominio público, refiriéndose, entonces, al régimen jurídico
aplicable, los principios de inalienabilidad y de imprescriptibilidad, mencionando que el
establecimiento se encuentra en la "Zona Primaria Aduanera", advirtiendo que las facultades
de control recaen en ese caso en la policía aduanera, y no pueden ser delegadas en un guardia
de seguridad privada.
Que, pasa a analizar, la demandada, las cláusulas del contrato celebrado entre la Universidad
y la contribuyente. En primer lugar, transcribe la cláusula sexta de dicho contrato, por el cual
"La universidad, prudencialmente se reserva el derecho de opción de extender las
restricciones a acceso de personas ajenas. En tal supuesto, el alquiler previsto en la cláusula
cuarta será disminuido según se establece en el anexo IV (al alquiler acordado para el caso de
restricción de acceso de personas ajenas)".
Que, por otro lado, de los recibos de alquiler obrantes en los antecedentes administrativos,
refiere el Ente Fiscalizador, surge que el monto abonado por dicho concepto se condice con el
monto original pactado en el citado contrato de locación y no con los montos reducidos
previstos en el Anexo IV. Advierte que no existen constancias de las negociaciones realizadas
entre la Universidad y la actora, denunciadas por ésta como justificativo de la diferencia entre
los valores antes referidos, y que tampoco se han acompañado copias de la supuesta
renegociación, encontrándose únicamente un contrato de alquiler por los meses 8 a 12 del año
1998, el cual fue abonado por el contribuyente.
Que, en cuanto a la alegación de la recurrente referente a los horarios y días de
funcionamiento del bar, relacionados con los momentos en que se encuentra abierta la
Universidad, el Organismo Recaudador reitera que el predio locado por la Institución
educativa, tiene entradas exteriores y otras que conectan con el edificio, por lo que es
razonable que la UCA restrinja el horario del bar-restaurante. Destaca que dichas cláusulas
propuestas por el locador fueron aceptadas por la recurrente, poniendo de relieve que en la
misma cláusula se deja constancia del ingreso irrestricto de personas al establecimiento
comercial. Refiere la demandada que estas conclusiones fueron expresadas en el Dictamen N°
16/85 (Dirección de Asesoría Técnica Jurídica), en el cual se resolvió la improcedencia de la
exclusión de objeto intentada.
Que, por otro lado, descarta el Representante Fiscal los casos citados por la apelante traídos
como ejemplos de establecimientos en las mismas circunstancias que aquélla, dado que dichos
supuestos son hechos hipotéticos sin prueba alguna de que las situaciones sean idénticas.

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Que, en lo que hace al crédito fiscal que la actora pretende de aplicación en el supuesto de
recategorización, el Ente Administrativo insiste en destacar que el contribuyente no se
encuentra exento, por lo que debió desde un principio facturar en carácter de Responsable
Inscripto, por lo que para hacerse acreedora del referido crédito fiscal, éste debió haberle sido
facturado en forma discriminada, tal como lo establece la Ley. Al respecto, señala que el texto
legal prescribe que de no estar discriminado el tributo en el comprobante respectivo, bajo
ninguno concepto puede ser utilizado como crédito fiscal (art. 39 y 41, respectivamente ley
23.349 - t. o. 1986 y t. o. 1997).
Que, en lo referente al Bloqueo Fiscal, manifiesta la demandada que tal como lo había
recordado el Juez Administrativo, dicho régimen es procedente cuando se cumplen ciertos
extremos específicos, destacando que el mismo operaba para aquellos períodos anteriores (en
el caso del gravamen discutido) a los últimos doce, siempre y cuando el período número 13 se
hallare declarado y esta declaración jurada hubiera sido presentada previamente al inicio de la
inspección. Consecuentemente, entiende el Representante Fiscal, que no puede la apelante
fundarse en su propio incumplimiento y violación de la norma, para exigir la aplicación del
régimen, cuando nunca presentó una Declaración Jurada del Impuesto al Valor Agregado.
Que, cabe resaltar que el Fisco Nacional no hace alusión alguna a la sanción impuesta ni a los
intereses liquidados, los cuales fueron objeto de agravio. Por último, ofrece la prueba que obra
en su poder y plantea reserva del caso federal.
III. Que, a fs. 56 se resuelve la apertura de la causa a prueba, haciéndose lugar a la testimonial
ofrecida, la que obra a fs. 64; 64 vta.; 65; 66; 67. A fs. 68 se resuelve la clausura del período
probatorio. Puestos los autos a disposición de las partes, a fin de que las mismas presenten sus
correspondientes alegatos, hace uso de su derecho la actora a fs. 74/76 vta. y el Fisco
Nacional a fs. 77/79. A fs. 98 pasan los autos a sentencia.
IV. Que, en primer lugar, por un orden lógico de precedencia corresponde expedirse respecto
del planteo de bloqueo fiscal formulado por el apelante. Al respecto, vale mencionar que el
citado régimen, por diseñar restricciones a las facultades de verificación y determinación del
Fisco Nacional, que en principio resultan amplias (conf. art. 33 y 35 de la ley 11.683), ha sido
previsto por el legislador para operar sólo cuando el contribuyente haya presentado
declaraciones juradas y éstas fueran previas al inicio de la inspección o posteriores a su
finalización, es decir, no "durante" el desarrollo de dicha auditoría impositiva. De lo expuesto,
y como la imprevisión o inconsecuencia en el legislador no puede ser presumida (conf. Fallos
316:2390, CSJN), no resultan amparados en el régimen sujetos como el actor que, por
categorizarse como exentos frente al gravamen, no realizan presentaciones de Declaraciones
Juradas y pueden ameritar, por ello, siguiendo la intención legislativa, un amplio ejercicio de
las facultades de verificación y control.
V. Que, corresponde, entonces, adentrarse al análisis de la cuestión de fondo planteada, que
estriba en resolver si la determinación de oficio practicada por el Organismo Fiscal se ajusta a
derecho. El análisis de la cuestión posee distintas implicancias, relacionadas con la prueba
producida, los resultados de la medida para mejor proveer y el hecho nuevo alegado por el
contribuyente consistente en la remisión de copia del pronunciamiento recaído en la causa
penal por evasión fiscal (art. 1° de la ley 24.769) que se promoviera respecto del Presidente de
la firma Bandeira S.A.
Que, la norma legal del art. 3°, inc. e, punto 1°, de la ley 23.349, en la cual el contribuyente
apoya su exención establece que están gravados los servicios "efectuados por bares ... y, en
general, por quienes presten servicios de refrigerios, comidas o bebidas. Quedan exceptuadas
las efectuadas en lugares de trabajo, establecimientos sanitarios exentos o establecimientos de
enseñanza -oficiales o privados reconocidos por el Estado- en tanto sean de uso exclusivo
para el personal, pacientes o acompañantes o, en su caso, para el alumnado...".
Que, en relación con la prueba rendida en el expediente ante este Tribunal, la misma consistió

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en distintas testimoniales que obran agregadas a fs. 64/67 en las cuales los distintos
deponentes fueron contestes en afirmar que el local comercial del actor no tiene acceso
directo desde la calle, no posee baños propios y resulta vigilado y aseado por personal
contratado por la Universidad, quien se reserva restricciones en el derecho de admisión. A su
vez, resulta que el local permanece cerrado en las épocas de receso de la casa de estudio antes
mencionada (mes de enero y una semana durante julio), además de los sábados, domingos y
feriados.
Que, respecto de la operatoria comercial del apelante, resultan procedentes las siguientes
conclusiones: en primer lugar, debe decirse que resulta física y jurídicamente factible que en
oportunidades ocasionales se realice un expendio de productos a alguien que no revista la
condición de alumno o profesor de la Universidad. A estas conclusiones se llega luego de un
atento examen de los antecedentes de la causa (contrato de concesión del bar con la UCA,
lista de precios que prevé descuentos del 10% para alumnos y profesores, etc.).
Que, empero, también debe reconocerse que toda la vida económica y comercial del
mencionado establecimiento está absolutamente ligada a la vida universitaria, ya sea desde el
punto de vista de los horarios y días de atención, como respecto de los meses de receso que
coinciden con el de la universidad. Asimismo, su infraestructura depende de las instalaciones
universitarias, puesto que no posee baños propios y sus
condiciones de aseo y vigilancia también se encuentran entrelazadas, al provenir de personal
contratado por la casa de estudios. A ello, se agrega que tal como reconoce también la
demandada, que el bar realizaba de por sí, en todas las ventas, el descuento del 10% a todos
los consumidores, sin requerirle su identificación como alumno o personal de la universidad
en cada uno de los casos. Esto demuestra que, en esencia y por principio, el bar estaba
destinado a prestar servicios a los sujetos que legalmente permiten operar las condiciones de
descuento en el listado de precios, es decir, personal de la facultad o alumnos. Evidentemente,
su mecánica de funcionamiento y su realidad negocial no son las de cualquier bar comercial
normal de la zona de Puerto Madero. Entonces, cabe formularse la siguiente pregunta: ¿en
estas condiciones reales de funcionamiento cabe concluir que el establecimiento no cumple
con las condiciones para gozar de la exención prevista en la ley del Impuesto al Valor
Agregado? ¿Estas condiciones de funcionamiento satisfacen los requisitos legales y la
intención del legislador al sancionar la exención invocada?
Que, estas preguntas merecen una serie de reflexiones vinculadas a la exégesis normativa. En
primer lugar, resulta evidente que el primer análisis que cabe realizar siguiendo la letra del
artículo, es determinar la ubicación del bar. Ello, en tanto la exención requiere que el servicio
de refrigerio sea prestado por un contribuyente ubicado "en" el lugar de enseñanza. Respecto
de este primer requisito el mismo resulta satisfactoriamente cumplido a resultas de las
testimoniales rendidas, lo cual es reconocido por el Organismo Recaudador en los
antecedentes administrativos.
Que, asimismo, cabe considerar el segundo requisito funcional o prestacional del bar, el cual
debe ser de "uso exclusivo" de "personal, pacientes, acompañantes y, en su caso, alumnos...".
En este sentido, no debe perderse de vista que la ley está englobando en la norma exentiva dos
casos distintos: por un lado, los establecimientos sanitarios y, por otro, los educacionales. En
tal inteligencia, realiza una exposición de sujetos que pueden originar confusiones. Los
sujetos destinatarios de los servicios mencionados en la exención son "personal" (que resulta
aplicable al caso de establecimientos educacionales que tiene personal propio), "pacientes"
(terminología de aplicación exclusiva a establecimientos sanitarios), "acompañantes"
(terminología aplicable también a establecimientos de enseñanza aunque pareciera legislada
para el caso de los acompañantes de los pacientes internados en establecimientos sanitarios) y
"alumnos" (aplicación exclusiva a establecimientos educacionales).
Que, en estas condiciones es preciso recordar que el Fisco ha practicado la determinación

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fiscal al creer comprobado (por medios que luego se analizarán), que el bar prestaba servicios
a personas que no eran ni alumnos ni personal de la facultad. En este orden de ideas, tampoco
resulta en el caso concluyente, en lo que respecta a la pérdida de la exención, el hecho de que
terceros no alumnos ni personal de la facultad puedan ocasionalmente consumir en el bar,
cuando el contexto de la realidad negocial del mismo está indudablemente pensado y regido
para asistir con exclusividad el funcionamiento universitario, máxime cuando, en el caso
análogo de los establecimientos sanitarios, el legislador previó, incluso, la existencia de
servicios a "acompañantes" en el marco de la exención. Una prudente exégesis normativa no
puede nacer del término "exclusivo" un irrazonable requisito matemático, entendido en el
sentido de cero o nulas prestaciones a terceros, puesto que como bien lo observa el juez penal,
(fs. 86 in fine), un requisito de tales características es de imposible aplicación en la práctica
(cualquier sujeto que ha estudiado en alguna facultad como por ejemplo la Universidad de
Buenos Aires conoce la posibilidad de que un tercero extraño a la casa de estudios consuma
en su bar, ya que ingresa sin restricciones, sin que por tales operaciones aisladas y
ocasionales, en el marco de su actividad empresarial delimitada por su ubicación y
estrechamente enlazada al establecimiento, sea razonable privar al prestador de su exención).
Que, el tercer problema que trasunta la normativa en cuestión es, justamente, su
conceptualización jurídica en el marco de la Ley del Impuesto al Valor Agregado. Al respecto,
debe notarse que dicha norma no se encuentra dentro del art. 7° de la ley donde se disponen
las exenciones, sino que forma parte del art. 3° donde se enumeran los servicios de bares
gravados por el tributo, "exceptuándose" los prestados en las condiciones transcriptas supra,
ubicación legal y terminología que podría mover a confusión sobre si nos encontramos frente
a una exención o una exclusión de objeto. Dicha problemática no se agota allí, sino que se
vincula con el debate respecto de la existencia de exenciones subjetivas en la ley del Impuesto
al Valor Agregado, plexo legal donde las franquicias son eminentemente objetivas o mixtas
para determinadas prestaciones previstas en la ley. El problema se suscita en casos como el de
autos, donde la exención opera a "todo o nada", es decir, o el establecimiento es
completamente exento, aun cuando venda ocasional y circunstancialmente a sujetos ajenos a
la facultad o es responsable inscripto por todas las operaciones que realice, aun cuando la
abrumadora mayoría de su negocio se centre en los sujetos previstos en la franquicia y su
ubicación dentro de la universidad sea inequívoca. Esta ley opera, como puede apreciarse, en
los dos extremos, de gravabilidad absoluta o exención total, llevando a conclusiones que
pueden comprender evidentes injusticias que el juzgador debe examinar e intentar reparar.
Ciertamente, sería mucho más conveniente apartar lo más posible la exención de sus tintes
"subjetivistas" (bar en establecimiento universitario), para volverla mayormente objetiva
(exención para prestaciones a alumnos y personal), dando lugar a un contribuyente con
actividad parcialmente exenta y parcialmente gravada, solución que aun siendo la de mayor
justeza, no surge ni expresa ni implícita de la ley, por lo que no puede ser aplicada por este
Tribunal, limitándose a seleccionar alguna de las dos soluciones señaladas supra (exención o
gravabilidad total), siendo la primera la que mejor se adecua a la realidad prestacional y las
particularidades del caso sub examine. De lo contrario, la tesis fiscal termina gravando a esa
abrumadora mayoría de prestaciones a sujetos que el legislador quiso beneficiar, con el
recorte del hecho imponible (ya que son los alumnos o el personal de la facultad los
percutidos por la traslación de esta gabela indirecta), frustrándose el fin perseguido con el
beneficio.
Que, respecto de la medida para mejor proveer dispuesta por este Tribunal, vale mencionar
que la misma fue necesaria puesto que el representante del Fisco negó la existencia de la
fiscalización anterior mencionada por el apelante sobre el impuesto al valor agregado,
investigación en la cual nada observara respecto de la calificación de exento frente a la gabela
de Bandeira S.A., aun cuando tal circunstancia surgía ya de los antecedentes administrativos

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(ver, al respecto, folio 23 vta. informe final de inspección cuerpo IVA). Contestada
posteriormente la citada medida, el Fisco adjunta antecedentes que dan cuenta de una
fiscalización anterior practicada al contribuyente en el Impuesto al Valor Agregado (entre
otros) que culminó sin determinación alguna vinculada a este gravamen (según
manifestaciones del Ente Fiscal de fs. 92). Es decir, que en aquella auditoría se validó la
categorización de exento con la cual se había inscripto el establecimiento frente al Impuesto al
Valor Agregado, criterio que, según palabras del representante fiscal, ahora pretende ser
"revisto" (ver fs. 95 vta.).
Que, tal circunstancia merece las siguientes reflexiones: La actuación de cualquier órgano de
la administración está sujeta al control de razonabilidad en su actuación. En este sentido, la
conducta actual del Fisco, contradictoria con criterios asumidos con anterioridad debe
encontrar su justo límite a partir de la valla que significa la doctrina de los propios actos. Si
bien en la primera de las fiscalizaciones no hubo un pronunciamiento determinativo de oficio
respecto del Impuesto al Valor Agregado, ello fue, justamente, dado que los funcionarios de
fiscalización (inspectores) no encontraron ningún aspecto que objetar respecto de la
categorización de Bandeira S.A. frente al tributo. En estas condiciones, la doctrina de los
propios actos no precisa para operar un acto determinativo emanando de juez administrativo,
puesto que tal tesis conduciría al absurdo resultado de desproteger a aquellos contribuyentes a
los que nada se les ha impugnado y, por tanto, no ha sido necesario arribar al procedimiento
de los arts. 17 y siguientes de la ley 11.683. Los actos de fiscalización, si bien no son actos
determinativos emanados de Juez administrativo, son "actos propios" del Organismo
Recaudador que condicionan parcialmente su actividad futura y, como tales, susceptibles de
generar confianza legítima en el contribuyente respecto de la corrección de su actuación fiscal
por los períodos que fueran objeto de investigación y análisis por el Organismo. Ello, no
implica que éste no pueda variar su criterio en una fiscalización subsiguiente si encontrare
mérito para ello o presupuestos fácticos disímiles que ameriten el reenfoque de la cuestión (no
como en el caso alegando una primera inspección insuficiente limitada a los aspectos formales
del contrato de concesión como sostuviera), en tanto, en principio, rige la libertad de criterio
de los jueces administrativos (salvo vinculación obligatoria por instrucciones internas del
Organismo). Empero, lo que resulta completamente absurdo, es que aun en tales
circunstancias se pretenda responsabilizar al contribuyente por la mora en
el cumplimiento de obligaciones fiscales de períodos ya validados previamente por el Ente y,
peor aún, promover denuncia penal al respecto por evasión fiscal.
Que, asimismo, tampoco puede pasarse por alto la forma en que el Organismo Fiscal practicó
las constataciones del caso durante la fiscalización, para así sostener su criterio de
gravabilidad de las operaciones de Bandeira S.A. En efecto, según se desprende de las
actuaciones administrativas, los funcionarios de fiscalización habrían concurrido al bar a
consumir, sin identificarse como tales, a efectos de dar por probado que terceros podían
ingresar en las dependencias del bar y consumir los servicios sin restricciones. Al respecto, no
cabe sino concluir en el nulo valor probatorio que poseen dichas constataciones en tanto el
inspector actuó encubiertamente, sin identificarse como funcionario de la AFIP-DGI,
modalidad de actuación que le resultaba vedada a dicha fecha, máxime si de allí pretendía
extraer derivaciones jurídicas trascendentales para aplicar por el Organismo en sustento del
acto determinado. En esta inteligencia, no puede escapar a la consideración de este Tribunal
que recién hoy día se encuentra en debate parlamentario la creación de la figura conocida
como del "inspector encubierto", donde el funcionario puede realizar compras y/o convertirse
en prestatario de un servicio a efectos de verificar el cumplimiento que el responsable realiza
de las normas sobre facturación y entrega de comprobantes, ello, en el marco de una eventual
sanción de clausura, por lo que aun dictada esa norma, una actuación encubierta de un
inspector fiscal aparecería como de muy dudosa legitimidad en casos donde lo que se

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encuentra en debate no es ya un régimen de facturación o entrega de comprobantes de las
operaciones, sino la propia categorización del contribuyente frente al impuesto, pasándose de
la verificación de aspectos tributarios formales a aspectos sustanciales.
Que, en materia de interpretación de la ley fiscal, incluyendo las exenciones, no cabe
asignarle a la norma la inteligencia más restringida que su texto admita, sino computando la
totalidad de las normas que la integran de forma tal que el propósito del legislador y de la ley
se cumpla en el marco de una razonable y discreta interpretación (conf. CSJN, Fallos 318:676,
318:1782 y 307:871, entre otros).
Que, por último, como corolario de la invalidez de la determinación de oficio practicada,
tampoco existe en los antecedentes administrativos (no surge explicación alguna respecto de
este tema en el informe final de inspección) ni en el acto determinativo, el cual se limita a
validar el criterio de la fiscalización, un examen pormenorizado respecto de las operaciones
de compra realizadas por el contribuyente y cómo fue computado y generado el exiguo
crédito fiscal admitido por el Ente en el acto administrativo aquí atacado.
VI. Que, desde el punto de vista de los intereses resarcitorios liquidados, independientemente
del resultado al que se arriba en lo atinente al fondo de la controversia, lo que ya impide su
confirmación, resulta igualmente ilegítima la pretensión fiscal de intentar el cobro de intereses
resarcitorios por períodos abarcados en los años 1996 y 1997. Ello, en tanto, aun cuando
hubiera prosperado su tesis gravatoria, la misma comporta una injusticia que no puede ser
tolerada al intentar responsabilizar al apelante por la mora en el cumplimiento de obligaciones
fiscales que el propio Organismo dio por eximidas en una fiscalización anterior cuyo criterio
pretende ahora "revisar" según sus propias afirmaciones. Al respecto, resulta de plena
aplicación la doctrina jurisprudencial que delineara esta sala "in re": "Pionera S.A." entre
muchas otras, donde se receptara jurisprudencialmente, en todo caso, la tesis de la "culpa
compartida".
Que, la situación descripta anteriormente obstaría también a que se pretenda aplicar sanción
administrativa aun en los términos culposos del art. 45 de la ley 11.683 (la figura del art. 46
quedó definitivamente descartada por el pronunciamiento penal), puesto que mal puede
imputársele al contribuyente culpa o negligencia en su categorización fiscal, si la misma es
validada por una inspección que no objeta su condición de exento frente a la gabela y el
Organismo no acredita en este "reexamen" que las condiciones de prestación del servicio
sufrieran un cambio que legitimara la alteración de criterio por parte del Organismo Fiscal.
El doctor Torres dijo:
Que comparte la apreciación de los hechos y conclusiones del preopinante y añade que como
lo señaló en reiteradas oportunidades el hecho imponible que instituye el art. tercero de la Ley
del Impuesto al Valor Agregado sobre locaciones y prestaciones de servicios presenta la
particularidad de contener con relación a las prestaciones del inc. e) una enumeración taxativa
en los primeros veinte puntos cuya especie y significación económica se indican en el punto
vigésimo primero, punto a partir del cual la enumeración es enunciativa. De ello se sigue que
los aspectos parciales de las hipótesis comprendidas en los primeros veinte puntos no
abarcados en las mismas, constituyen supuestos de "exclusión de objeto".
Que, en el caso de los servicios de refrigerio prestados en un bar, cantina o restaurante
universitario, la exención alcanza la prestación del servicio a todos aquellos que integran la
comunidad científica universitaria. Y es sabido que en los recintos de las casas de estudio se
dictan cursos regulares de grado y posgrado, cursos de extensión universitaria, cursos de
ingreso a la universidad, conferencias, actos académicos, actos de graduación, en fin,
exposiciones de arte y conciertos. La libertad de cátedra no sólo garantiza las exposiciones de
los profesores, sino y, fundamentalmente, los libres comentarios de los alumnos en aulas,
pasillos, bares, cantinas, restaurantes y cualesquiera otra dependencia de la universidad. En
ese orden de ideas, señala que no sólo ha sido desacertada la conclusión a que llega el Fisco

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Nacional en cuanto no se corresponde a la letra ni al espíritu de la ley, sino, también, es poco
feliz el modo en que se generan las actuaciones. No parece prudente convalidar una tarea, ni
sus frutos, realizada por funcionarios en una universidad sin que su presencia se encuentre
precedida claramente por la prevención de que actúan en calidad de tales. Costas a la vencida.
El doctor Porta dijo:
Que adhiriendo a los Considerandos I, II, III, IV y V del voto del Vocal preopinante, vota en
su mismo sentido.
Que, en virtud de la votación que antecede, se resuelve: Revocar el acto apelado en todas sus
partes, con costas por su orden atendiendo a las particularidades y novedad del tema en
controversia. - Agustín Torres.- Juan P. Castro.- Carlos A. Porta.
© La Ley S.A.

Bandeira SA
PARTE/S: Bandeira SA
TRIBUNAL: Cám. Nac. Cont. Adm. Fed.
SALA: V
FECHA: 05/09/2005

Buenos Aires, 5 de setiembre de 2005

El Dr. Otero dice:

VISTOS Y CONSIDERANDO:

I. Que por decisorio de fs. 101/105, el Tribunal Fiscal de la Nación resolvió revocar el acto apelado en
todas sus partes, con costas por su orden atento las particularidades y novedad del tema en controversia.

Para así resolver, consideró que el contribuyente se encuentra dentro de la exención establecida en el
artículo 3, inciso e), punto 1 de la ley 23349, pues sostuvo que "la vida económica y comercial del
mencionado establecimiento está absolutamente ligada a la vida universitaria, ya sea desde el punto de vista
de los horarios y días de atención, como respecto de los meses de receso que coinciden con el de la
universidad. Asimismo, su infraestructura depende de las instalaciones universitarias, puesto que no posee
baños propios y sus condiciones de aseo y vigilancia también se encuentran alcanzadas, al provenir de
personal contratado por la casa de estudios".

II. Que contra dicho decisorio, apeló a fs. 114 la Administración Federal de Ingresos Públicos-Dirección
General Impositiva, expresando agravios a fs. 116/119, el que fue contestado por la parte actora a fs.
122/124.

III. Que ante todo debe precisarse que los jueces no están obligados a seguir a las partes en todas sus
argumentaciones, sino tan sólo pronunciarse en aquellas que estimen conducentes para sustentar sus
conclusiones (conf. esta Sala - "in re" "Werner Tomás c/BCRA s/proceso de conocimiento" - 27/4/1998, entre
muchos otros).

IV. Que la recurrente se agravia en cuanto a la interpretación del derecho efectuada por el a quo, pues
considera que desconoce la exigencia de exclusividad que emana de la norma tributaria, lo que sostiene que
indujo a realizar una valoración jurídica de la prueba alejada de la realidad.

Asimismo, se agravia de la imposición de costas en el orden causado.

Al respecto, y previo a entender en la temática planteada en estos actuados, debe señalarse que si bien
los agravios que fundamentan el recurso interpuesto no resultan ser una acabada crítica al decisorio, y por
ende, podría inferirse que no refuta mínimamente los contenidos vertidos por el a quo en su decisorio, no

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obstante ello y en virtud de la amplitud de criterio que ha sostenido esta Sala en la interpretación del artículo
265 del Código de rito, puede estimarse que la queja ha explicitado postulados mínimos para la
consideración de esta Alzada.

V. Que las presentes actuaciones se inician en virtud de la resolución administrativa, mediante la cual la
Administración Federal de Ingresos Públicos determinó de oficio la obligación tributaria de la firma
"Bandeira SA", inherente al impuesto al valor agregado por los períodos fiscales comprendidos entre julio de
1996 y febrero de 2001.

VI. Que en primer término, cabe señalar que el artículo 386, CPCC determina que salvo disposición en
contrario: "... los jueces formarán su convicción respecto de la prueba, de conformidad con las reglas de la
sana crítica. No tendrán el deber de expresar en la sentencia la valoración de todas las pruebas producidas,
sino únicamente de las que fueren esenciales y decisivas para el fallo de la causa".

La libre apreciación de las pruebas reconoce en nuestro ordenamiento el marco legal de la "sana crítica",
expresión que comprende la necesidad de valorar los distintos medios, explicando las razones que ha tenido
el juez para formar su convicción de ponderar con un sentido crítico la variedad de pruebas.

La sana crítica se sintetiza en el examen lógico de los distintos medios, la naturaleza de la causa y las
máximas de experiencia, es decir los conocimientos de la vida y de los hombres que posee el juez, simples
directivas, indicaciones o consejos dirigidos al sentenciador y respecto de los cuales éste es soberano en su
interpretación y aplicación. Naturalmente que si es arbitraria o absurda no puede pretenderse la validez de
tal determinación judicial (conf. Fenochietto - Arazi: "Código Procesal Civil y Comercial de la Nación,
comentado y concordado con el Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires" - Ed.
Astrea - T. 2 - pág. 356; esta Sala - "in re" "Ayerbe Lázaro c/Ministerio de Justicia de la Nación" -
26/5/1998; "Martínez, Eliseo David c/Instituto de Servicios Sociales Bancarios" - 16/3/2001).

VII. Que la cuestión debatida en autos gira en torno a resolver si la firma "Bandeira" se encuentra
exceptuada del impuesto al valor agregado, de acuerdo a lo expuesto en el artículo 3, inciso e), apartado 1
de la ley 23349.

Que, dicho artículo establece que "las locaciones y prestaciones de servicios" "efectuados por bares,
restaurantes,... y en general por quienes presten servicios de refrigerios, comidas o bebidas en locales
-propios o ajenos- o fuera de ellos. Quedan exceptuadas las efectuadas en... establecimientos de enseñanza
-oficiales o privados reconocidos por el Estado- en tanto sean de uso exclusivo para el personal, pacientes o
acompañantes o, en su caso, para el alumnado...".

Que la norma en cuestión exceptúa del impuesto al valor agregado siempre que los servicios sean
prestados en establecimientos de enseñanza y sean de uso exclusivo para el personal y los alumnos.

Al respecto, cabe señalar que del contrato de locación agregado en las actuaciones administrativas (ver
fs. 25/37), surge que la Universidad Católica Argentina otorgó a la firma "Bandeira SA" la concesión de un
espacio dentro del predio de la Sede ubicada en Puerto Madero, para ser destinado a la prestación de
servicios de bar, restaurante y kiosco.

Que, según las constancias agregadas a fs. 64/67, el citado local no tiene acceso directo desde
la calle, no posee baños propios y resulta vigilado y aseado por personal contratado por la
Universidad, quien se reserva el derecho de admisión, además, presta servicios en los días y
horarios que se corresponde con los que la facultad establece, permaneciendo cerrado en la época
de receso de la misma, sábados, domingos y feriados.

Que en cuanto a los requisitos establecidos por el artículo en cuestión, cabe señalar que
teniendo en cuenta que la firma "Bandeira SA" se encuentra ubicada dentro del establecimiento
de enseñanza y toda vez que su actividad comercial esta totalmente relacionada con los días y
horarios de la Universidad, de los recesos de la misma, dependiendo asimismo de su
infraestructura (condiciones de aseo y vigilancia; no posee baños propios), corresponde presumir
que quienes concurren a dicho bar se encuentra desarrollando tareas en el establecimiento.

Que, además, y tal como señala el Tribunal Fiscal en su decisorio "tampoco resulta en el caso
concluyente, en lo que respecta a la pérdida de exención, el hecho de que terceros no alumnos ni
personal de la facultad puedan ocasionalmente consumir en el bar, cuando el contexto de la
realidad negocial del mismo está indudablemente pensado y regido para asistir con exclusividad
el funcionamiento universitario, máxime cuando, en el caso análogo de los establecimientos
sanitarios, el legislador previó, incluso, la existencia de servicios a 'acompañantes' en el marco de
la exención. Una prudente exégesis normativa no puede hacer del término 'exclusivo' un
irrazonable requisito matemático, entendido en el sentido de cero o nulas prestaciones a terceros,
puesto que como bien lo observa el juez penal (fs. 86 'in fine'), un requisito de tales
características es de imposible aplicación en la práctica (cualquier sujeto que ha estudiado en
alguna facultad como por ejemplo la Universidad de Buenos Aires conoce la posibilidad de que un
tercero extraño a la casa de estudios consuma en su bar, ya que ingresa sin restricciones, sin que

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por tales operaciones aisladas y ocasionales, en el marco de su actividad empresarial delimitada por su
ubicación y estrechamente enlazada al establecimiento, sea razonable privar al prestador de su exención)".

Que, por último cabe agregar que la Corte Suprema de Justicia de la Nación en la causa "Madoni y Moretti
SCA" sostuvo que "las normas que estatuyen beneficios de carácter fiscal no deben interpretarse con el
alcance más restringido que el texto admite, sino, antes bien, en forma tal que el propósito de la ley se
cumpla de acuerdo con los principios de una razonable y discreta interpretación, lo que vale tanto como
admitir que las exenciones tributarias pueden resultar del indudable propósito de la norma y de su necesaria
implicancia" (Fallos: 308:2554).

Que la cuestión debatida en autos fue analizada debidamente por el Tribunal Fiscal, y para decidir como
lo hizo efectuó un minucioso concreto análisis de la prueba producida y de los hechos de la causa, sin que las
argumentaciones de la demandada logren conmover las conclusiones a las que el a quo ha arribado,
debiendo tener por válidas las conclusiones sobre los hechos probados (artículo 1180 del CAd.).

VIII. Que, respecto a los agravios en cuanto a la imposición de costas, cabe señalar que en atención a la
naturaleza compleja de la cuestión, corresponde confirmar la misma, imponiendo las de esta instancia
también en el orden causado.

Por las razones invocadas, corresponde confirmar el pronunciamiento recurrido. Las costas de esta
instancia se imponen en el orden causado.

Así voto.

El señor juez de Cámara Dr. Pablo Gallegos Fedriani se adhiere al voto precedente.

Se deja constancia que se encuentra vacante el cargo de uno de los vocales de esta Sala (artículo 109 del
RJN).

Por !o expuesto,

SE RESUELVE:

Confirmar el pronunciamiento recurrido. Las costas de esta instancia se imponen en el orden causado.

Regístrese, notifíquese y devuélvase.

Pablo Gallegos Fedriani - Luis C. Otero

Texto Completo

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