Está en la página 1de 25

See discussions, stats, and author profiles for this publication at: https://www.researchgate.

net/publication/228353101

Heurística y producción de conocimiento nuevo en la perspectiva CTS

Article

CITATIONS READS

2 1,742

1 author:

Carlos Eduardo Maldonado


El Bosque University
196 PUBLICATIONS   347 CITATIONS   

SEE PROFILE

Some of the authors of this publication are also working on these related projects:

Red Nano Colombia View project

Social Systems and Non-Classical Logics View project

All content following this page was uploaded by Carlos Eduardo Maldonado on 02 June 2014.

The user has requested enhancement of the downloaded file.


Publicado en: Estética, ciencia y tecnología. Creaciones electrónicas y numéricas (I.
Hernández, compiladora), Bogotá, Editorial Pontificia Universidad Javeriana; coautor;
capítulo: “Heurística y producción de conocimiento nuevo en la perspectiva CTS”,
págs. 98-127

HEURÍSTICA Y PRODUCCIÓN DE CONOCIMIENTO NUEVO EN LA


PERSPECTIVA CTS

Carlos Eduardo Maldonado


Profesor-Investigador CIPE
Universidad Externado de Colombia
E-mail: carlos.maldonado@uexternado.edu.co

Introducción

La velocidad del desarrollo del conocimiento humano, y en particular del conocimiento


científico, es creciente y a ritmos hiperbólicos1. La transformación del capitalismo
clásico en capitalismo informacional, primero, dando así origen a la sociedad de la
información (Casrtells, 1998), y posteriormente, el surgimiento de la sociedad del
conocimiento han hecho que en general los temas y problemas del conocimiento
adquieran una relevancia y una importancia cada vez más agudas. Las áreas en las que
confluyen y de las que brotan al mismo tiempo estos temas y problemas son diversas,
configurando generalmente un espectro inter y transdisciplinario. Pues bien,
exactamente en este contexto la heurística ha venido a cobrar un carisma crecientemente
importante.

Existe, sin embargo, una gran contradicción. Se trata del hecho de que la sociedad en
general y la comunidad académica y científica en particular, –esto es, la principal
responsable de la producción de conocimiento- no es aún enteramente consciente acerca
de lo que sea la heurística, sus alcances y posibilidades. En el mejor de los casos, el
trabajo con y a partir de la heurística queda confinado a círculos estrechos,

1
He considerado este tema en Maldonado, C.E. “Ideas acerca de la historia y el futuro de las relaciones
entre ciencia y filosofía”, en: Autores varios, Problemas actuales de la filosofía, Universidad Libre, pp.
105-196, 2000.
2

generalmente muy especializados, de filósofos, ingenieros y administradores2, y ello


debido a intereses bien determinados.

Pues bien, a fin de clarificar qué es y en qué consiste la heurística, quisiera partir de una
idea expuesta por uno de los más grandes teóricos –y fundadores- de la heurística.
Sostenía en 1971 R. Leclercq: “Consideramos que la heurística se apoya en dos teorías
fundamentales: la plausibilidad y la teoría de los sistemas” (1988: 5). A partir de esta
idea, me propongo radicalizar su contenido de un modo que se hará evidente
posteriormente.

A comienzos de la década de los setenta del siglo pasado no solamente es razonable,


sino también agudo situar dos de las teorías más recientes –la plausibilidad y la teoría de
sistemas- como fundamentos de la heurística. En efecto, surgida en los años sesenta, la
teoría de sistemas alcanza un rápido éxito académico y empresarial y permea muy
pronto a las más importantes disciplinas científicas; por su parte, la teoría de la
plausibilidad es una de las área recientes del pensamiento, igualmente en los años
setenta, proveniente al mismo tiempo de la matemática y la lógica. Sin embargo, más de
ocho lustros después una de estas teorías ha conducido –incluso a pesar suyo- a un
dominio científico novedoso: las ciencias de la complejidad3. Me refiero al tránsito de
los enfoques sistémicos hacia la emergencia de las ciencias de la complejidad.

Pues bien, en este texto me propongo una radicalización que sirve como justificación al
estudio de la heurística, esto es, su significado, sentido y posibilidades. En este texto
quiero sostener, inspirado en la idea seminal de Leclerq, que la heurística se apoya en
dos campos fundamentales: de un lado, la plausibilidad y el desarrollo de las lógicas no
clásicas, y de otro, el estudio de los sistemas complejos adaptativos, conocido como las
ciencias de la complejidad. Este será el hilo conductor de los capítulos que siguen a
continuación. Ya tendré la ocasión de ampliar esta tesis.

2
Más adelante tendré la ocasión de señalar por qué razón la heurística es algo más conocida entre algunos
círculos de ingenieros, administradores y filósofos.
3
Debo aquí dejar de lado las relaciones entre la teoría o el enfoque de sistemas y las ciencias de la
complejidad por cuanto ocuparnos de las implicaciones y diferencias históricas, científicas y filosóficas
entre ambas nos desviaría enormemente del propósito de este texto. Nos ocupamos más ampliamente
sobre este tema en (Maldonado, 2005).
3

Inicialmente, quisiera presentar el origen del concepto de heurística y el origen del


problema mismo de la heurística. Una observación se impone de entrada. La heurística
es ampliamente desconocida entre nosotros y cuando se la trabaja es principalmente en
dominios, puntuales, como la administración de empresas y las ingenierías. En el
capítulo siguiente deberé decir por qué razón, y precisar nuestra posición al respecto. El
marco general de todas nuestras consideraciones acerca de la heurística puede
denominarse, siguiendo a R. Nozick (1993), como heurística filosófica, una expresión
mediante la cual quiero sencillamente hacer referencia tanto al marco teórico y
conceptual de la heurística, como al estudio de su importancia, significado, alcances y
limitaciones al mismo tiempo sociales, culturales, científicos y filosóficos (es decir,
teóricos) de la heurística.

1-. Origen del concepto de heurística

El término “heurística” aparece originalmente en el período clásico de la Grecia antigua.


Esto quiere decir que la Grecia arcaica desconoce el concepto y su significado. Pero si
la humanidad occidental nace propiamente con el tránsito de la Grecia arcaica a la
Grecia clásica, luego del período conocido como la Tiranía de los Treinta y gracias a los
gobiernos de Solón y de Pericles, la heurística se encuentra entonces en las bases de la
racionalidad occidental.

En torno a este concepto surgen igualmente otros términos próximos que presentamos,
con la ayuda de Bailly4 y Lyndell-Scott5, a continuación:

• Heuresilogía (ευρεσιλογία, ς) designa la habilidad de encontrar razones o


palabras; facilidad de palabra. Aparece en Política 18, 19; Diodoro de Sicilia 1,
37; y en Plutarco, Morales 1033b; Arriano de Nicomedia, Epiceto 2, 20, 35.
• Heurésios (ευρέσιοσ, ου), que preside los descubrimientos (Zeus), y figura en
Denisio de Alicarnaso, 1, 39.
• Heurésis (ερΰρεσις, εως): invención, descubrimiento. Platón, República 336e;
Cratilo, 436a (y en varios otros lugares).

4
Dictionnaire Grec-Français, 1950.
5
Greek-English Dictionary, 19XYZ.
4

• Heuresitechnos (ευρεσιτεχνοσ): inventor de las artes, Orfeo, Himnos, 31, 14.


• Heuretés (ευρετήσ): Inventor, Platón, Lacques, 186e; Isócrates, 18b, entre otros
varios otros lugares.
• Heuretikos (ευρετικος): inventivo, Platón, República, 455b; Platón, Político,
286e, 287a; Diodoro de Sicilia, 3, 69.
• Heuretis (ευρετις): inventora. Sófocles, Fragmento 88.
• Heuretós (ευρετός): Que se puede encontrar o inventar, Sófocles, fragmento
723; Jenófanes, Memorabilia, 4, 7, 6.
• Eureka, el famoso grito de Arquímedes, cuando, según se cuenta, salió desnudo
a la calle gritando luego de haber encontrado el punto de equilibrio que lleva su
nombre.
• Heurema (ευρεµα, ατος): 1) invención, descubrimiento (debido a la reflexión y
no al azar), Hipócrates, Sobre la medicina antigua, 9; Sófocles, fragmento 379;
Eurípides, Las Bacantes, 59; Aristófanes, Las Nubes, 561; Platón, Teetetes,
150c. 2) Hallazgo, descubrimiento imprevisto, Heródoto, 7, 155; Sófocles,
Edipo Rey, 1105; Eurípides, Elegías 606; Tucídides, 5, 46; Herodoto, 7, 19, 4; 8,
109; Eurípides, Las Heráclides, 534, Medea, 716.

El recurso a la etimología, así como al análisis del lenguaje, se justifica cuando, en un


campo determinado o con relación a un problema específico, no hay disponibles
trabajos sistemáticos que tienen como pivote un concepto determinado. Pues bien, por
lo general, la gran mayoría de los académicos, teóricos e investigadores
contemporáneos desconocen el sentido del concepto de heurística, y por tanto su origen
y significado.

La heurística se introduce y se emplea ampliamente a partir de los principales autores


del período clásico de la Grecia antigua pero no por ello se convierte en un objeto
directo y explícito de tematización. De hecho, el concepto mismo de heurística pasa
desapercibido durante toda la Edad Media e incluso durante buena parte de la Era
Moderna. Para que la heurística se convierta en un tema directo y explícito de trabajo
habrá que esperar a la segunda mitad del siglo XX.

Como punto de partida, etimológicamente los términos inmediatamente más relevantes


son los sustantivos heurésis y heuretós, y el verbo que se encuentra en la raíz, heurema,
5

específicamente en su acepción primera. (La segunda acepción no tiene importancia por


cuanto no fue el uso que predominó en la Grecia clásica ni, posteriormente, en el
período helenístico o también en los comienzos de la era romana).

Como se aprecia, etimológicamente la heurística consiste en el estudio del


descubrimiento y la invención; mejor aún, de la invención y del descubrimiento debido
a la reflexión y no al azar. En consecuencia, todos los factores y elementos
extrarracionales o irracionales de juegan un papel o que pueden jugar un papel en la
invención y el descubrimiento deben quedar por fuera de la heurística.

Desde el punto de vista heurístico, no existe en principio ninguna diferencia entre


invención y descubrimiento, una distinción que tiene mucho más que ver con el
desarrollo de la ciencia en la modernidad a partir del paradigma newtoniano, y que
consiste en contraponer teoría y práctica dándole, sin embargo, un alto reconocimiento a
la experimentación6. De esta suerte, el hallazgo, la invención o el descubrimiento
ocupan exactamente el mismo estatuto y nivel y constituyen el objeto de una
tematización racional. Tal es el tema de origen de la heurística.

Cuando el concepto heurística aparece como sustantivo se lo identifica con el arte o


ciencia del descubrimiento, pero cuando se encuentra como adjetivo se refiere a cosas
más específicas como estrategias heurísticas.

La heurística forma parte, por consiguiente de los métodos -(hodos, hodoi) en griego; es
decir, de los caminos- del descubrimiento científico. Más ampliamente, la heurística
forma parte del proceso mismo de descubrimiento y de investigación teórica en el
sentido más fuerte de la palabra: lógica (logos). Es preciso advertir que el proceso de
investigación –que es un proceso eminentemente guiado por la lógica- comprende dos
momentos principales, así: la invención de resultados, de conocimientos, y la
demostración de los resultados. De lejos, el más importante es el primero. Precisamente
en este sentido la heurística forma parte del cuerpo de la lógica.

6
Este tema ha sido profusamente estudiado por Prigogine y Stengers (1990), en particular en los capítulos
II y III.
6

Pues bien, desde este punto de vista, podemos decir que la lógica se compone de cuatro
partes7, así:

a) La metodología, que se ocupa del modo como se han de emplear


correctamente en la práctica del discurso científico las leyes lógicas;
b) La semiótica, que se ocupa del problema de la esencia de la lógica,
por ejemplo interrogándose si las proposiciones son fórmulas
idiomáticas, estructuras verbales o si tienen fundamento en la realidad;
si son formas psíquicas o funciones; cuál es el significado de una ley
lógica;
c) La lógica propiamente dicha, la cual se ocupa de la validez de los
argumentos y razonamientos. Dicho, negativamente, la lógica es
aquello que queda exceptuando a la metodología y la semiótica;
d) La heurística, que es aquella que aquí nos ocupa, y que consiste en la
ciencia de la investigación, por tanto del descubrimiento y la
invención, de manera segura.

A la semiótica debe la lógica su fundamentación; a la metodología, su


perfeccionamiento; a la heurística, finalmente, su sentido mismo, puesto que el ejercicio
de la lógica no es otro que el de servir de hilo, marco, criterio o parámetro para la
investigación científica.

Ahora bien, el motor, por así decir, del descubrimiento y la invención científicos es, en
el mundo contemporáneo, la investigación científica. A su vez, la dínamo de la
investigación consiste en la capacidad para formular y resolver problemas. Pues bien, la
heurística puede ser comprendida inicialmente como aquella parte de la lógica8
consistente en la búsqueda de procedimientos adecuados para la solución de problemas.
Entre estos procedimientos se encuentran los experimentos, las teorías, la elaboración
de modelos, muy recientemente el desarrollo de la simulación, y finalmente la
7
Me inspiro aquí en la presentación de la lógica que hace I. M. Bochenski (1985). La diferencia consiste
en que mientras que para el lógico polaco la lógica tan sólo se compone de las primeras tres partes que
menciono a continuación, yo introduzco una cuarta: la he la heurística. La justificación de esta
introducción constituye precisamente el objeto de este texto.
8
Más adelante diremos: la lógica de la investigación científica, una expresión cuyos orígenes se
encuentran en Popper y en Lakatos, pero que aquí debe ser tomada, por lo pronto, en un sentido laxo.
7

aplicación de los experimentos, modelos y teorías para intervenir de manera directa en


los comportamientos de la sociedad y de la naturaleza en general.

Existen tres grandes comprensiones de la heurística, aun cuando con una importancia y
reconocimiento social, académico y científico desiguales. Estas tres comprensiones son:

a) La heurística como un enfoque y método propio del pensamiento sistémico,


particularmente interesada en temas como la racionalidad de los agentes y la
elaboración de estrategias de acción. El marco amplio de esta primera
comprensión es la acción-participación. En capítulo segundo nos
ocuparemos más ampliamente de este enfoque;
b) La heurística como la entienden principalmente las ciencias de la
organización –por ejemplo la administración de empresas y otras-, así como
la ingeniería –notablemente la ingeniería de sistemas- consistente en el
desarrollo de unas reglas precisas –específicamente, procedimientos
algorítmicos- en la solución de problemas bien determinados;
c) La heurística filosófica en el sentido de la elaboración de una lógica de
reconocimientos, formulación y resolución de problemas, dada la
importancia al mismo tiempo científica, filosófica y social de los mismos.
Esta heurística tiene la paradoja de que siendo la más importante, como
espero mostrarlo gradualmente, es la menos desarrollada y reconocida.

Las dos primeras son las comprensiones más extendidas y generalizadas con respecto a
la heurística (Ulrich (1996a), (1996b); Midgley and Munlo, (1996); Wilby (1996)). No
es en este sentido como trabajaré aquí la heurística. Específicamente, quiero sugerir, a
partir de la idea de heurística filosófica, la noción de que la heurística es una ciencia. No
son muchos los autores que se sitúan en esta dirección9. Mi tesis es la de que las
ciencias de la complejidad pueden contribuir como basamento para la heurística – como
ciencia o como lógica.

9
En el curso de este trabajo se apreciará cuáles son los autores que contribuyen en esta dirección. No es
mi interés aquí el de elaborar un cuadro de los autores y sus especificidades, que sirven como soporte a la
ciencia de la heurística.
8

La heurística es una ciencia de una radicalidad sin igual. Seguramente por esta razón
permaneció oculta –acaso clandestina- a lo largo de la historia de Occidente (es decir,
de la historia de la ciencia y de la filosofía), en el sentido de que no fue nunca objeto
directo de tematización y problematización. En el mejor de los casos, la heurística fue
un acto que por no explicarse nunca de manera directa y abierta, permaneció próxima a
fantasías próximas a la irracionalidad. Pues bien, la radicalidad de la heurística es la
radicalidad misma de los iniciadores, esto es, de aquellos que no hicieron concesiones a
la tradición, y que por ello mismo llevaron a cabo una inflexión –por así decirlo-, en la
historia y la vida del conocimiento. Esta radicalidad constituye exactamente el objeto de
una historia de la heurística. En el lenguaje de Th. Kuhn, la radicalidad de la heurística
no es otra cosa que la efectuación de rupturas epistemológicas –epistemológicas,
metodológicas, lógicas, conceptuales-, que son o que implican, en verdad, rupturas
sociales.

En su acepción contemporánea, la heurística es comprendida como la ciencia de la


creación de sistemas de conocimiento con una determinada plausibilidad y en sistemas
de invención y descubrimiento bien adaptados. Esta comprensión tiene, sin embargo,
una dificultad a la que, por lo demás, ya se refiriera Platón cuando discute lo que sea
ciencia y lo que no lo es. La ciencia es objeto de conocimiento y de enseñanza; digamos,
hoy, de enseñanza/aprendizaje. Pero si ello es así, existe la dificultad grande según la
cual en el mundo no se hace de la heurística un objeto sistemático de educación, y su
importancia es aún, cultural y estadísticamente hablando, bastante secundaria. En
relación con la caracterización presentada, puede decirse que es, también, ciencia de
ordenación de los inventos, hallazgos y descubrimientos. Como veremos, esta idea
adquiere un sentido preciso en el contexto de la sociedad del conocimiento en general y
de la cienciometría en particular.

La idea de corte platónica mencionada ha sufrido, sin embargo, una transformación


grande con los desarrollos de la epistemología y la filosofía de la ciencia en el curso del
siglo XX. En verdad, ya no es simplemente cierto que la ciencia sea objeto de
conocimiento y de enseñanza, sino además y fundamentalmente, la ciencia es una
práctica continuada, esto es, investigación. Desde este punto de vista, ya hoy no es
cierto que la ciencia sea algo que se sabe, sino, por el contrario, la ciencia es algo que se
hace (Chalmers, 1992). Y se hace haciendo investigación. Pero si ello es así, la
9

investigación se revela entonces como el motor o el fundamento del conocimiento y no


ya, como en la antigüedad o en el medioevo, la enseñanza. Pero esta idea plantea una
dificultad: ¿qué es investigar, y cómo se hace (la) investigación? (Maldonado, CTS).

2-. Heurística y método

La comprensión contemporánea más generalizada de la heurística la entiende, a mi


modo de ver, de forma reduccionista, En su sentido etimológico, la palabra “método”
proviene del griego, y en griego se compone de dos términos: µετα -a través de- y όδος
–camino-. De esta suerte, el método no tiene, originariamente, ninguna connotación
normativa ni instrumental, sino, precisamente heurística, esto es, de búsqueda de
camino en el proceso mismo de descubrimiento e invención. Sólo posteriormente,
debido específicamente a intereses determinados durante el medioevo, el método fue
convertido por primera vez en un motivo normativo. Esta conversión normativa del
método duró prácticamente intacta hasta la segunda mitad del siglo XX cuando su
carácter normativo es el objeto de serios críticas y reformulaciones provenientes desde
diversos ángulos.

No existe aún una historia del método. Tampoco, por tanto, existe una teoría fuerte –una
teoría general, digamos-, del método10. Esta segunda dificultad, la inexistencia de una
teoría general del método, es mucho más fácil de explicar. La razón estriba en el
reconocimiento de que no existe un único método o uno que sea modelo general para
otros. En su sentido originario tal quería ser el sentido y la idea de la lógica –a la cual,
como es sabido, Aristóteles denominó organon, esto es, organon para el conocimiento.
Buena parte de la epistemología y la filosofía de la ciencia de los años setenta giró
justamente en torno a este debate sobre el método. Los nombres de Feyerabend, Kuhn,
Lakatos, Laudan y otros pueden mencionarse en este lugar. El resultado de ese debate
fue el reconocimiento de la importancia de un pluralismo de métodos (“pluralismo
metodológico”) y el final de la idea de origen medieval según la cual hay un método

10
La expresión “teoría general del método” debe ser adoptada en sentido amplio; lo importante aquí es
que no debe ser entendida de manera formal, por ejemplo, tal y como se habla de una teoría general del
derecho.
10

excelso para el conocimiento11. Volvamos entonces la mirada hacia la historia del


método.

Lo que podríamos denominar una historia del método sería la historia misma del
proceso de descubrimiento, de invención y de creación humanos; notablemente,
concentrados en y como creación científica. Sin grandilocuencias, esta historia coincide
punto por punto con la historia misma del espíritu humano. Sencillamente, se trata de la
historia de la creación de conceptos, lenguajes, enfoques, perspectivas, experimentos –
antes que de los objetos de experimentación y de trabajo. Una historia del método sería
así la tarea de una perspectiva internalista del conocimiento.

El problema grueso al que al mismo tiempo responde la heurística y que la constituye


consiste, por tanto, en cómo renovar el pensamiento, modificar las estructuras mentales
adquiridas, obtener ideas nuevas, etc. Este problema tanto interpela como da lugar a la
confluencia entre campos perfectamente distintos, tales como las políticas de
investigación y de conocimiento, la gestión y la administración del conocimiento, la
psicología (notablemente la psicología del descubrimiento científico, aunque también la
psicología de la inteligencia y de la creación artística12), la filosofía (en particular de la
epistemología y la filosofía de la ciencia), la metodología (no obstante su carácter
instrumental y normativo), la historia de la ciencia y en general de la cultura (por
ejemplo la historia de las ideas), la historia de la técnica y de la tecnología, y otras.
Pues bien de manera puntual este constituye, sin lugar a dudas, el principal problema
científico, filosófico y político del mundo del siglo XXI, y a él están dedicados los
mejores esfuerzos de la (construcción de la) sociedad del conocimiento13.

11
En el capítulo 6 volveremos sobre este tema.
12
En la línea de Bakchtin.
13
Una expresión social, política y cultural de este estado de cosas son las diferentes Conferencias
Internacionales que se vienen realizando recientemente –Río, Johannesburgo, Ankara, Pekín, Kyoto, etc.-
y tanto traducen como expresan justamente este problema: cómo desplegar o desarrollar ideas nuevas que
sirvan para resolver los problemas novedosos y crecientemente complejos los que la especie humana, y
con ella, el conjunto del planeta, vienen afrontando actualmente y de cara al futuro. El origen histórico,
científico y político de este estado de cosas puede hallarse a partir del Informe Brutland al Club de Roma
de 1972, elaborado por Meadows et al., Los límites del crecimiento, México, F.C.E.; este texto es
continuado por el segundo informe al Club de Roma (1974) elaborado por Mesarovic M. y Pestel, E., La
humanidad en la encrucijada, México, F.C.E., (1975).
11

Es decir, en la base de la heurística, ulteriormente, se encuentra el tema y el problema


mismo de la vida, así: ¿cómo cuidar y hacer posible la vida? ¿Cómo desarrollar
acciones, teorías y métodos novedosos que hagan posible la vida, y cada vez más
posible? Estas consideraciones no son exageradas ni grandilocuentes. En efecto, de
acuerdo con Leclercq, la heurística “es una de las manifestaciones de la vida que se
opone al incremento de la entropía” (1988: 5), una afirmación fuerte que, sin embargo,
en el texto del autor mencionado no tiene ninguna ampliación ni argumentación
adicional. No obstante la importancia de este autor belga para el desarrollo de la
heurística contemporánea, entre su obra no hay ningún desarrollo –sistemático,
digamos- acerca de la entropía, la termodinámica clásica o la termodinámica del no-
equilibrio, la no-linealidad, en fin, en torno a los temas y problemas propios de los
sistemas complejos no-lineales, que es donde se inscribe en rigor el tema de la entropía.
Este texto, como lo mostraremos paulatinamente, quiere, adicionalmente, suministrar
bases para esta idea fundamental.

En efecto, desde una perspectiva más amplia, la biología –en realidad la nueva
biología14- sostiene que la vida y el conocimiento conforman una sola y férrea unidad.
Los primeros en exponer esta idea fueron H. Maturana y F. Varela (1990). Su trabajo
abrió un novedosa comprensión y explicación tanto acerca del conocimiento como de
los sistemas vivos. El conocimiento es una sola cosa con la vida. “…Toda interacción
de un organismo, toda conducta observada, puede ser valorada por un observador como
un acto cognoscitivo. De la misma manera, el hecho de vivir –de conservar
ininterrumpidamente el acoplamiento estructural como ser vivo- es conocer en el ámbito
del existir. Aforísticamente: vivir es conocer” (1990: 149). Esta idea ha sido divulgada
más ampliamente recientemente gracias a F. Capra (1998).

Pues bien, los organismos vivos afirman la vida y la hacen posible sobre la base de la
invención y del descubrimiento. Y precisamente por ello el descubrimiento y la
invención se oponen a la entropía. En una comprensión al mismo tiempo más amplia y
radical, Margulis y Sagan afirman: “La capacidad de inteligencia y de tecnología no

14
Se conoce como “nueva biología” aquella que, fundada sobre la teoría de la evolución, incorpora y
desarrolla elementos propios de las ciencias de la complejidad. En una palabra, la nueva biología es el
resultado de la conjunción entre biología, ecología y termodinámica del no-equilibrio.
12

pertenece específicamente a la especie humana, sino a todo el conjunto de la vida”


(2001: 56)15.

Como quiera que sea, el conocimiento coincide con y se expresa en su forma más
acabada en y como ciencia – en el sentido más amplio y desprevenido de la palabra
(legein). Un esfuerzo considerable en el trabajo científico y en la formación científica
consiste en la sistematización de los métodos fundamentales de la ciencia. Pues bien, en
esta sistematización la invención desempeña, sin lugar a dudas, el papel principal. Se
trata, notablemente del surgimiento de hipótesis, formulación de problemas, planeación
y ejecución de la investigación, solución de problemas, resultados esperados, relevancia
de la investigación.

3-. Concepción de problemas y tipos de problemas

Ahora bien, desde el punto de vista de la coherencia interna de las teorías,


explicaciones, modelos, simulaciones y enfoques, la plausibilidad científica se
encuentra en correspondencia directa con las inferencias; esto es, con el hecho de que
las inferencias sean plausibles. En una palabra, la puerta de entrada a la plausibilidad es
el capítulo, en lógica, de las inferencias16. El problema de las inferencias válidas y,
concomitantemente, el problema de la inducción, merecen un lugar destacado. Como lo
observa reiteradamente Popper, ya a partir de la Lógica de la investigación científica, él
ha resuelto el problema de la inducción. “Se conoce con el nombre del problema de la
inducción la cuestión acerca de si están justificadas las inferencias inductivas, o de bajo
qué condiciones lo están” (1977: 27). Si ello es así, queda entonces aún pendiente el

15
Margulis y Sagan –Microcosmos-, a propósito de la técnica, que no es un rasgo distintivamente
humano. Una ampliación de esta idea se encuentra en (Maldonado, BT y BP).
16
Las inferencias son de distinto tipo. De un lado, las inferencias transductivas son aquellas en las que la
conclusión tiene el mismo grado de generalidad o de particularidad que las premisas, de tal suerte que la
novedad del conocimiento obtenido consiste en transferir las relaciones establecidas entre el término
medio y los extremas, formulándola como relación entre los términos extremos. Esta inferencia
comprende a su vez: inferencias por igualdad, inferencias por simetría, inferencias por homología,
inferencias por desigualdad, inferencias por vinculación, inferencias por referencia, inferencias por
analogía. De otra parte, las inferencias inductivas se caracterizan por que las conclusiones obtenidas
tienen mayor grado de generalidad que las premisas. Las inferencias inductivas pueden, a su vez, ser de
trece tipos, así: inferencia por enumeración completa, por coligación, por inducción matemática, por
recurrencia, por reconstrucción, por inducción amplificadora, por muestreo, por estadística, por
concordancia, por diferencia, por concordancia y diferencia, por residuo, por variaciones concomitantes
(de Gortari, E., 1965).
13

tema de la justificación, es decir, la génesis y validación de las teorías científicas o de


los modelos explicativos.

A partir del tema de la plausibilidad de las inferencias cabe comprender una idea con
fuertes y serias consecuencias de cara al problema de la producción de innovaciones –
heurística-. Se trata, en palabras de K. Popper, del reconocimiento según el cual las
teorías no son nunca verificables empíricamente. Pero si ello es así, como es
efectivamente el caso, entonces el tema de las invenciones y descubrimientos, que
constituye, indudablemente el sentido mismo y el significado de la ciencia en su sentido
más fuerte, surge de manera directa ante la mirada. “No existe, en absoluto, un método
lógico de tener nuevas ideas, ni una reconstrucción lógica de este proceso”, afirma con
razón Popper (1977: 31).

Vale la pena hacer una observación puntual sobre esta idea. La lógica en la que piensa
Popper es, evidentemente, la lógica formal clásica. Pues bien, en el marco de esta lógica
es imposible, a todas luces, que una idea nueva pueda producirse, supuesto justamente
el carácter deductivo de la lógica. En efecto, la deducción no permite, por definición,
jamás nada que no esté ya contenido o posibilitado por ella misma. Sin embargo, si se
asumen otras lógicas, notablemente las lógicas no-clásicas, es posible que sí podamos
obtener ideas nuevas de manera lógica, puesto que entonces la lógica no se asimila ya
ni se funda en la deducción.

Contra la idea mencionada de Popper, I. Lakatos afirma en Proofs and Refutations, que
aunque, efectivamente, no hay una lógica del descubrimiento en el sentido preciso de
que obtenga resultados con certeza, sí hay una lógica falible del descubrimiento, esto es,
del progreso científico. Lakatos denomina a ésta, lógica de la heurística. Es en este
sentido como empleamos aquí este término, y por ello hablaremos indistintamente de
lógica de la heurística o también de heurística filosófica. Gracias a Lakatos podemos
acortar el camino hacia la heurística, dejando, por lo pronto, en suspenso, una
consideración en profundidad acerca de las lógicas no-clásicas.

El problema nuclear de la heurística filosófica queda definido en torno a los problemas.


En efecto, la invención y el descubrimiento científicos existen y se llevan a cabo, en el
mundo contemporáneo, como el sentido y la práctica de la investigación misma.
14

Ciertamente que la palabra “investigación” ya existía entre los griegos –notablemente-:


historia, setemi, con la cual se quería denotar convertir algo en tema; esto es, en objeto
de trabajo y de búsqueda. Pero es apenas en el siglo XX cuando surgirá el concepto de
investigación – en el marco de los programas de investigación científica. Tal es,
puntualmente dicho, la contribución de Lakatos. Pues bien, el núcleo de la investigación
científica consiste en la formulación y búsqueda de solución de problemas.

Los problemas científicos y teóricos se definen en función de la complejidad


combinatoria17. De este modo, el álgebra, en su sentido al mismo tiempo lógico,
matemático y filosófico se constituye en el marco general de clasificación y estudio de
los problemas. En su sentido lógico, se trata del desarrollo o transformación de la lógica
como lógica matemática, que es la obra de G. Boole en su El análisis matemático de la
lógica de 1847 (traducción al español: 1984). De hecho, Boole, junto con Peirce y Frege
son los padres de la lógica simbólica. Puntualmente dicho, el sentido del análisis lógico
no consiste para Boole, como sí lo había sido en la tradición hasta él, en la
interpretación de los símbolos usados, sino exclusivamente en sus leyes de
combinación. La combinatoria consiste, básicamente, en la condensación de problemas
de tipo probabilístico. La solución de problemas de tipo combinatorio son los
algoritmos.

Pues bien, a partir de la combinatoria distinguimos problemas combinatorios de


optimización. Esta clase de problemas se dividen en dos, así: de un lado, los problemas
que se pueden resolver mediante un algoritmo que funciona en un tiempo polinómico se
denomina problemas fáciles. Esta clase de problemas se designan como P. Aquellos
problemas para los cuales se conocen algoritmos que necesitan un tiempo polinomial
para ofrecer la solución óptima, se dice que pertenecen a la clase P. Esta clase de
problemas se considera que son resolubles eficientemente. Por su parte, una clase de
problemas que se presume más general es aquella que se puede resolver en un tiempo
polinómico no determinista. Se trata de los problemas NP. Esta clase de problemas se

17
En contra de la idea extendida ampliamente por los metodolólogos, un problema –notablemente: un
problema científico o teórico- no consiste en preguntas ni se formula en la forma de preguntas. Las
preguntas se responden, mientras que los problemas se resuelven. Una pregunta no es otra cosa que una
proposición entre dos signos de interrogación; por su parte, un problema se concibe.
15

conoce como problemas difíciles. El título genérico en el que se inscriben ambas clases
de problemas es el de álgebra de las soluciones.

Sin embargo, la mayoría de los principales problemas de optimización pertenecen a la


otra clase de problemas, la denominada NP, en la cual están incluidos aquellos
problemas para los que no se conoce un algoritmo polinomial de resolución, aunque sí
sea posible, dada una solución, comprobar en tiempo polinomial si su coste es mejor
que un determinado valor.

Ahora bien, sólo los problemas en P son algorítmicamente resolubles de manera


eficiente y, si es así, es natural que P ≤ NP. Si lo contrario también ocurriera, es decir si
P ≥ NP, querría decir que para la mayoría de los problemas de interés existen
algoritmos eficientes de resolución. Sin embargo, hasta hoy, nadie ha podido demostrar
ni que la igualdad P = NP sea cierta, ni tampoco que haya problemas en NP que no
están en P. Esta es una de las más importantes cuestiones que actualmente tiene abiertas
las matemáticas. Con y desde las matemáticas, se trata quizás del más serio problema
relativo a la estructura, clasificación y trabajo en ciencia con y a partir de problemas.

En 1971, trabajando sobre los problemas NP, Cook demostró que hay problemas en NP
que son, a su vez, “especialmente difíciles”. Cook los denominó problemas NP-
completos. Esta clase de problemas, que constituyen en realidad la mayoría de todos los
problemas verdaderamente relevantes, son aquellos que además son NP-duros, es decir,
tienen la peculiaridad de que todos los problemas en NP pueden ser “reducidos”
polinomialmente a ellos, o lo que es lo mismo, que si se puede dar una solución en un
tiempo polinomial para uno de ellos, se podría dar también para todos los de NP (y por
tanto sería N = NP!). El hecho de que nunca nadie haya podido encontrar algoritmos
eficientes para problemas NP-completos lleva a pensar a la mayoría de los
investigadores que una vez se demuestre que un problema pertenece a esa clase, ya no
merece la pena tratar de buscar algoritmos eficientes para él, (Adenzo et al., 1996;
Stewart, 1998).

CFR. Problemas de tipo I y problemas de tipo II (Maldonado, xyz). ETC.


16

Muchos de los problemas reales que aparecen en la dirección de operaciones son NP-
completos.

“Este tipo de algoritmos se denominan heurísticas”, pág. 24.

4-. Carácter instrumental de la heurística

La heurística usualmente propone estrategias (heurísticas) que guían el descubrimiento.


Se trata de procedimientos simples, a menudo basados en el sentido común, que se
supone ofrecerán una buena solución (aunque no necesariamente la óptima) a problemas
difíciles, de un modo fácil y rápido.
CFR. D. Dennett, procedimientos algorítmicos, etc. XYZ.

Son varios los factores que pueden hacer interesante la utilización de algoritmos
heurísticos para la resolución de un problema (Adenzo et al, 1996):

a. Cuando no existe un método exacto de resolución o éste requiere mucho tiempo


de cálculo o memoria. Ofrecer entonces una solución que sea sólo
aceptablemente buena resulta de interés frente a la alternativa de no tener
ninguna solución en absoluto.
b. Cuando no se necesita la solución óptima. Si los valores que adquiere la función
objetivo son relativamente pequeños, puede no merecer la pena esforzarse (con
el consiguiente coste de energía, tiempo y dinero) en hallar una solución óptima
que, por otra parte, no representará un beneficio importante respecto a una que
sea simplemente sub-óptima.
c. Cuando los datos son poco fiables. En este caso, o bien cuando el modelo es una
simplificación de la realidad, puede carecer de interés buscar una solución
exacta, dado que de por sí ésta no será más que una aproximación de la real, al
basarse en datos que no son los reales.
d. Cuando limitaciones de tiempo, espacio (para almacenamiento de datos), etc.,
obliguen al empleo de métodos de rápida respuesta aun a costa de la precisión.
e. Como paso intermedio en la aplicación de otro algoritmo. A veces son usadas
soluciones heurísticas como punto de partida de algoritmos exactos de tipo
iterativo)
17

En otras palabras, la heurística no consiste en la búsqueda de una solución exacta. Por lo


demás la idea de respuestas y soluciones exactas, tanto como la de medidas e
indicadores exactos no se aplica ya en el estudio de los problemas llamados “reales” en
el mundo una vez que se considera su carácter complejo en el sentido preciso de las
ciencias de la complejidad; es decir, rasgos como no-linealidad, sorpresa y emergencia,
criticalidad autoorganizada y otros semejantes. Exactamente en este sentido, el trabajo
con la heurística está marcado por incertidumbre, sinergia, no-linealidad. Es importante
observar que una ventaja considerable que presentan las heurísticas respecto a las
técnicas que buscan soluciones exactas es que, por lo general, permiten una mayor
flexibilidad para el manejo de las características del problema18. Así, el tema que surge
ante la mirada reflexiva es el de las correspondencias entre flexibilidad y robustez.

Recientemente, gracias al mismo tiempo a la dificultad de los problemas y como una


búsqueda de solución a los mismos, el trabajo de los programadores de computadoras
resulta de una importancia creciente. Los programas de simulación se erigen, así, como
clave en el estudio del álgebra de las soluciones. Tiempos polinomiales.

Pero esta especificidad ha tendido a limitar el desarrollo de la heurística por cuanto se la


reduce a una comprensión meramente instrumental. Es importante, por tanto, atender al
tema de los procedimientos algorítmicos.

Como se aprecia, sólo hasta muy recientemente es que disponemos de los elementos
que permiten el establecimiento de una ciencia heurística. Pero el desarrollo, la
formalización y la incorporación social de la heurística como ciencia es algo que
todavía se encuentra, estadísticamente hablando, muy lejos. Afortunadamente, gracias
al papel de la simulación y el desarrollo de las ciencias de la complejidad, esta distancia
puede ser superada en un tiempo relativamente corto.

Quisiera insistir en este punto: el sentido y el significado de la heurística tiene que ver
con el sentido y la finalidad de la ciencia misma. […]. Pues bien, uno de los problemas
más agudos al respecto es y sigue siendo éste: qué es ciencia, es decir, más exacta y

18
Me he ocupado de este tema en (Maldonado, 2004b).
18

radicalmente, qué es una buena teoría. Una de las características, exigencias y supuestos
al mismo tiempo tiene que ver con la apropiación y el despliegue de un pensamiento
crítico. Pero si ello es así, entonces el tema de en que consiste dicho pensamiento y
cómo se hace para tenerlo debe ser objeto de tematización directa y abierta.
Particularmente de cara a la construcción de la sociedad del conocimiento, este es un
tema que en manera alguna puede darse por sentado ni ser dejado de lado, ni siquiera
provisoriamente.

El más importante y difícil problema en la investigación científica no tiene que ver tanto
con la construcción formal del proyecto de investigación y con su realización, sino con
el marco y las implicaciones fuertes del mismo. En una palabra, el problema estriba en
la novedad de la investigación propuesta y lograda. Radicalmente: ¿qué es una buena
teoría? ¿Cómo hacer para tener buenas ideas? ¿Cómo hacer para crear?19.

El tema de base en la investigación científica consiste en la capacidad de elaborar


buenas explicaciones. La finalidad teórica de la ciencia consiste exactamente en este
punto: lograr una buena explicación de los fenómenos, comportamientos y sistemas
estudiados.

Teorías heurísticas: aquellas que han sido formalizadas de manera parcial. En qué
sentido se entiende aquí ka formalización es algo que de lo cual nos ocupamos en el
quinto capítulo.

En esta labor, es importante atender al hecho de que la pregunta moderna ya no es por el


qué, ni el por qué en el sentido causal, sino por el cómo y por los efectos de las causas.
Esta es un llamado sobre el cual la voz y la obra de I. Prigogine es pionera, pero sobre la
cual son numerosas ya las voces.

La racionalidad de la ciencia no puede reducirse a identificar un ideal normativo


distintivo de la ciencia con respecto al cual nuestras acciones y teorías científicas tengan
que adecuarse. Tal es la idea de ciencia (hipotético-)deductiva. Por el contrario, la
racionalidad de la ciencia surge como la interfase entre los logros propios de la

19
La traducción psicológica de esta pregunta es: ¿cómo hacer para ser inteligentes?
19

investigación científica –supuestos aspectos tales como el rigor, la coherencia, la


pertinencia, la relevancia, la innovación, y otros-, y su relevancia y apropiación sociales.
Pues bien, el hilo conductor entre ambos términos está tejido por la heurística.

En efecto, más exactamente, el basamento de la investigación científica no es otro que


el desarrollo de la actitud positiva y que no es otra cosa que el problema de cómo
formar un espíritu científico deliberada y radicalmente libre. En verdad, este es el más
difícil trabajo en ciencia y en formación científica. La forma como, en términos
genéricos, se expresa esta dificultad consiste en los criterios de demarcación: ciencia -
pseudo-ciencia, sin duda, el más importante problema, dicho negativamente, de la
epistemología y la filosofía de la ciencia. El contexto social, espiritual y cultural es el de
la sociedad del conocimiento, y la forma más genérica como se expresa se condensa en
el título del “pensar”. Esta idea exige, sin embargo, una observación puntual. Esta
observación tiene que ver con la manera como se enlazan y se implican recíprocamente
dos cosas: la actitud positiva, y el pensar. A fin de mostrar cómo se tejen ambas ideas
vale la pena dirigir la mirada hacia M. Heidegger.

5-. El problema del pensar

En el marco de la heurística filosófica Heidegger puede ser considerado –a pesar suyo,


incluso- como un antecedente importante en el surgimiento de la heurística. La razón
estriba en la distancia –la crítica, en realidad- con respecto a la ciencia y la filosofía, las
dos formas principales de la racionalidad occidental. Frente a ellas, contra ellas en rigor,
Heidegger postula la necesidad de pensar.

En 1963, con motivo de una celebración convocada por la UNESCO en torno a


Kierkegaard, M. Heidegger presenta un texto sorprendente a la luz de la investigación
filosófica, y relevante en el contexto de la ciencia de la heurística. Se trata de la
conferencia: “El final de la filosofía y la tarea del pensar” (1963). En realidad, este es el
texto que resume las clases dictadas en 1951-52 en la Universidad de Friburgo con el
título Was heisst Denken? (1952). Frente a la historia de la filosofía, los desarrollos de
la ciencia y la técnica –“racionalización técnico-científica”, la llama Heidegger- es
necesario ocuparnos con y desplegar otro pensar. No es que la efectividad de la
20

racionalidad científica sea cuestionable. Todo lo contrario. El fin de la filosofía y las


tareas del pensar. Qué significa pensar?20.

La historia de la filosofía, al decir de Heidegger, nos revela la historia del nihilismo, el


olvido de la pregunta por el ser, el olvido de la pregunta por la verdad como
ocultamiento-develación. Por su parte, la historia de la ciencia –que coincide en mucho
y cada vez más con los desarrollos de la técnica-, consiste en un pensar en dispositivos,
demostraciones y pruebas que tienen el inconveniente de hacernos olvidar las preguntas
más fundamentales por sencillas. Se trata no de aquellos problemas que nosotros
planteamos y buscamos, sino de aquellos problemas que brotan de nosotros y nos
interpelan vivencial, existencialmente. Por ejemplo, la pregunta por el ser, la pregunta
por la libertad, la pregunta por el tiempo.

Frente a estos dos grandes y fundamentales modos de la racionalidad propios de


Occidente, Heidegger invita a tomar distancia. Ya hoy y hacia futuro no es ya el asunto
de la filosofía, como tampoco de la ciencia y la técnica. Más radicalmente, Heidegger
observa que nos hemos olvidado de pensar. Hacer filosofía o hacer ciencia no es lo
mismo que pensar. La educación y la cultura han hecho de la ciencia y la filosofía, en el
mejor de los casos, profesiones, actividades, oficios. Pero nos hemos olvidado de
pensar. El título en el que se condensa el pensar lo impensado por Occidente es die
Lichtung, el claro del bosque, el lugar despejado para la presencia y la ausencia. Hasta
aquí puede acompañarnos Heidegger.

A título de ejemplos de la observación anterior, es decir, en rigor, de la idea de cómo no


hay un objeto de investigación en el sentido positivista o realista de la palabra, sino una
construcción de los objetos, cabe hacer mención de autores tan distintos como E. Morin,
H. Maturana y F. Varela, y Heidegger.

De acuerdo con Morin, es indispensable un método cuyo mérito es el de superar las


limitaciones y las trabas del reduccionismo. Para Morin, su método debe ser visto como
el camino que “ayuda a pensar por uno mismo para responder al desafío de la

20
Cfr. Maldonado, C.E., “Qué significa pensar, fenomenológicamente?”, en: Praxis filosófica,
Universidad del Valle, (1999) “Qué significa pensar, fenomenológicamente”, en Rev. Praxis Filosófica,
No. 10/11, Universidad del Valle, Colombia, pp. 107-124.
21

complejidad de los problemas” (1994: 36)21. Para Maturana y Varela (1990), el estudio
de las bases biológicas del conocimiento humano tiene como resultado conocer el
conocer gracias al cual logramos comprender la unidad entre vida y conocimiento. Por
su parte, Heidegger puede ser mencionado aquí a partir de su exhortación a pensar lo
impensado.

En cualquier caso, se trata de vertientes distintas que nos conducen hacia las
posibilidades, el sentido y las articulaciones de la ciencia de la heurística. Tal es el tema
que se abre ante nosotros.

Para terminar, quisiera ilustrar el origen del problema, antes de ocuparnos con el
significado del mismo en el capítulo siguiente, con la que es quizás una de las áreas
excelsas de la investigación y del pensamiento humano, las matemáticas. Cfr. E.
Lizcano, Imaginario colectivo y creación matemática (1993).

 La heurística es una obra colectiva!!!

6-. Heurística en la sociedad del conocimiento

CTS. Innovación. Producción de conocimiento. Riqueza colectiva.

Bibliografía

Adenso Díaz (Coordinador), Fred Glover, Hassan M. Ghaziri, J. L. González, Manuel


Laguna, Pablo Miscato, Fan T. Tseng, (1996). Optimización heurística y redes
neuronales. En dirección de operaciones e ingeniería. Madrid: Paraninfo

Beuchot, M., (2004). Hermenéutica, analogía y símbolo. México: Herder

Bochenski, I. M., (1985). Historia de la lógica formal. Madrid: Gredos

Boole, G., (1984). El análisis matemático de la lógica. Madrid: Cátedra

Capra, F., (1998). La trama de la vida. Una nueva perspectiva de los sistemas vivos.
Barcelona: Anagrama

-----------, Conexiones ocultas.

21
He hecho una evaluación sintética del método de Morin en (Maldonado, 2001).
22

Cassani, J. L., y Pérez Amuchastegui, A. J., (1961). Metodología de la investigación


histórica. La heurística y la clasificación de las fuentes. Santa fé (Argentina):
Universidad Nacional del Litoral

Chalmers, A., (1992). La ciencia y cómo se elabora. Madrid: Siglo Veintiuno Editores

Cohen, XYZ. La revolución en la ciencia.

De Gortari, E., (1965). Lógica general. México: Grijalbo

González Valenzuela, J., (1999). Heurística, ética y psicoanálisis. México: UNAM

Heidegger, M., (1963). “El final de la filosofía y la tarea del pensar”, en: Sartre,
Heidegger, Jaspers y otros, Kierkegaard vivo. Madrid: Alianza Editorial, págs. 130-152

Heidegger, M., (1952). Was heisst Denken? Vittorio Klostermann

Kneale, W., and Kneale, M., (1962). The Development of Logic. Oxford: Clarendon
Press

Kuhn, Th., (19XYZ). Estructura de las revoluciones científicas. México: F.C.E.

Leclercq, R., (1988). Historia de la heurística. México: UNAM (Original en francés,


1971)

Lizcano, E., (1993). Imaginario colectivo y creación matemática. La construcción


social del número, el espacio y lo imposible en China y Grecia. Barcelona: Gedisa

Llera, A. T., (2000). Heurística, hipótesis y demostración matemática. México: UNAM

Maldonado, C.E., (1998a) “Necesidad de la razón: notas para un programa de


investigación”, en Revista Estudos Leopoldenses. Serie Ciencias Humanas, No. 152,
vol. 34, Unisinos, Sao Leopoldo, Brasil, pp. 103-136

Maldonado, C.E., (1998b) “El programa contra el dualismo de R. Penrose”, en


Universitas Philosophica, Colombia, No. 31, pp. 31-54

Maldonado, C.E., (1999) “Qué significa pensar, fenomenológicamente”, en Rev. Praxis


Filosófica, No. 10/11, Universidad del Valle, Colombia, pp. 107-124

Maldonado, C.E., (2000) “¿Qué es la filosofía de la ciencia? El caso de la física


cuántica”, en: Momento. Revista de física, No. 21, Depto. de Física, Universidad
Nacional de Colombia, págs. 27-43

Maldonado, C. E., (Ed.), (2001a). Visiones sobre la complejidad. Bogotá: Ed.


Universidad El Bosque

Maldonado, C.E., (2001b) “La heurística de la vida artificial”, en: Revista Colombiana
de Filosofía de la Ciencia, Colombia, Vol. II, Nos. 4-5, págs. 35-43
23

Maldonado, C.E., (2001c) “El problema de la filosofía del conocimiento y el estudio de


los sistemas complejos”; en prensa en Praxis, Universidad del Valle (en prensa)

Maldonado, C.E., (2004a). CTS + P. Ciencia y tecnología como política pública y


política social. Bogotá: Universidad Externado de Colombia/Observatorio Colombiano
de Ciencia y Tecnología (en prensa)

Maldonado, C.E., (2004b). “Complejidad y ciencias sociales. El problema de la


medición de los sistemas sociales humanos”, en: Maldonado, C.E., (compilador),
Complejidad de la ciencia – Ciencias de la complejidad, Bogotá, Universidad
Externado de Colombia/Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (en prensa)

Margulis, L. y Sagan, D., (2001). Microcosmos. Cuatro mil millones de años de


evolución desde nuestros ancestros microbianos. Barcelona: Tusquets (2ª edición).

Martínez, S. F., (2003). Geografía de las prácticas científicas. México: UNAM

Maturana, H. y Varela, F., (1990). El árbol del conocimiento. Las raíces biológicas del
conocimiento humano. Madrid: Debate

Midgley, G., and Munlo, I., (1996). The Theory and Practice of Boundary Critique.
Centre for Systems Studies, Department of Managment Systems and Sciences,
University of Hull

Morin, E., (1994). El método. El conocimiento del conocimiento. Madrid: Cátedra

Nozick, R., (1993). The Nature of Rationality. Princeton: Princeton University Press

Popper, K., Conjeturas y refutaciones. Paidós

Popper, K., (1977). La lógica de la investigación científica. Madrid: Tecnos

Prigogine, I. y Stengers, I., (1990). La nueva alianza. La nueva metamorfosis. Madrid:


Alianza

Rodríguez Estrada, M., Fernández Ortega, J. A., (1999). Creatividad para resolver
problemas. Principios y técnicas. Medellín: Colina

Stewart, I., (1998). De aquí al infinito. Las matemáticas de hoy. Barcelona: Crítica

Ulrich, W., (1996a). Critical Systems Thinking for Citizens: A Research Proposal.
Research Memorandum No. 10. The Centre for Systems Studies, The University of Hull

-------------, (1996b). A Primer to Critical Systems Heuristics for Action Researchers.


Centre for Systems Studies, University of Hull

Wiener, N., (1995). Inventar. Sobre la gestación y el cultivo de las ideas. Barcelona:
Tusquets
24

Wilby, J., (ed.), (1996). A Forum One: Actions Research and Critical Systems Thinking.
Centre for Systems Studies. University of Hull

View publication stats

También podría gustarte