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All content following this page was uploaded by Carlos Eduardo Maldonado on 02 June 2014.
Introducción
Existe, sin embargo, una gran contradicción. Se trata del hecho de que la sociedad en
general y la comunidad académica y científica en particular, –esto es, la principal
responsable de la producción de conocimiento- no es aún enteramente consciente acerca
de lo que sea la heurística, sus alcances y posibilidades. En el mejor de los casos, el
trabajo con y a partir de la heurística queda confinado a círculos estrechos,
1
He considerado este tema en Maldonado, C.E. “Ideas acerca de la historia y el futuro de las relaciones
entre ciencia y filosofía”, en: Autores varios, Problemas actuales de la filosofía, Universidad Libre, pp.
105-196, 2000.
2
Pues bien, a fin de clarificar qué es y en qué consiste la heurística, quisiera partir de una
idea expuesta por uno de los más grandes teóricos –y fundadores- de la heurística.
Sostenía en 1971 R. Leclercq: “Consideramos que la heurística se apoya en dos teorías
fundamentales: la plausibilidad y la teoría de los sistemas” (1988: 5). A partir de esta
idea, me propongo radicalizar su contenido de un modo que se hará evidente
posteriormente.
Pues bien, en este texto me propongo una radicalización que sirve como justificación al
estudio de la heurística, esto es, su significado, sentido y posibilidades. En este texto
quiero sostener, inspirado en la idea seminal de Leclerq, que la heurística se apoya en
dos campos fundamentales: de un lado, la plausibilidad y el desarrollo de las lógicas no
clásicas, y de otro, el estudio de los sistemas complejos adaptativos, conocido como las
ciencias de la complejidad. Este será el hilo conductor de los capítulos que siguen a
continuación. Ya tendré la ocasión de ampliar esta tesis.
2
Más adelante tendré la ocasión de señalar por qué razón la heurística es algo más conocida entre algunos
círculos de ingenieros, administradores y filósofos.
3
Debo aquí dejar de lado las relaciones entre la teoría o el enfoque de sistemas y las ciencias de la
complejidad por cuanto ocuparnos de las implicaciones y diferencias históricas, científicas y filosóficas
entre ambas nos desviaría enormemente del propósito de este texto. Nos ocupamos más ampliamente
sobre este tema en (Maldonado, 2005).
3
En torno a este concepto surgen igualmente otros términos próximos que presentamos,
con la ayuda de Bailly4 y Lyndell-Scott5, a continuación:
4
Dictionnaire Grec-Français, 1950.
5
Greek-English Dictionary, 19XYZ.
4
La heurística forma parte, por consiguiente de los métodos -(hodos, hodoi) en griego; es
decir, de los caminos- del descubrimiento científico. Más ampliamente, la heurística
forma parte del proceso mismo de descubrimiento y de investigación teórica en el
sentido más fuerte de la palabra: lógica (logos). Es preciso advertir que el proceso de
investigación –que es un proceso eminentemente guiado por la lógica- comprende dos
momentos principales, así: la invención de resultados, de conocimientos, y la
demostración de los resultados. De lejos, el más importante es el primero. Precisamente
en este sentido la heurística forma parte del cuerpo de la lógica.
6
Este tema ha sido profusamente estudiado por Prigogine y Stengers (1990), en particular en los capítulos
II y III.
6
Pues bien, desde este punto de vista, podemos decir que la lógica se compone de cuatro
partes7, así:
Ahora bien, el motor, por así decir, del descubrimiento y la invención científicos es, en
el mundo contemporáneo, la investigación científica. A su vez, la dínamo de la
investigación consiste en la capacidad para formular y resolver problemas. Pues bien, la
heurística puede ser comprendida inicialmente como aquella parte de la lógica8
consistente en la búsqueda de procedimientos adecuados para la solución de problemas.
Entre estos procedimientos se encuentran los experimentos, las teorías, la elaboración
de modelos, muy recientemente el desarrollo de la simulación, y finalmente la
7
Me inspiro aquí en la presentación de la lógica que hace I. M. Bochenski (1985). La diferencia consiste
en que mientras que para el lógico polaco la lógica tan sólo se compone de las primeras tres partes que
menciono a continuación, yo introduzco una cuarta: la he la heurística. La justificación de esta
introducción constituye precisamente el objeto de este texto.
8
Más adelante diremos: la lógica de la investigación científica, una expresión cuyos orígenes se
encuentran en Popper y en Lakatos, pero que aquí debe ser tomada, por lo pronto, en un sentido laxo.
7
Existen tres grandes comprensiones de la heurística, aun cuando con una importancia y
reconocimiento social, académico y científico desiguales. Estas tres comprensiones son:
Las dos primeras son las comprensiones más extendidas y generalizadas con respecto a
la heurística (Ulrich (1996a), (1996b); Midgley and Munlo, (1996); Wilby (1996)). No
es en este sentido como trabajaré aquí la heurística. Específicamente, quiero sugerir, a
partir de la idea de heurística filosófica, la noción de que la heurística es una ciencia. No
son muchos los autores que se sitúan en esta dirección9. Mi tesis es la de que las
ciencias de la complejidad pueden contribuir como basamento para la heurística – como
ciencia o como lógica.
9
En el curso de este trabajo se apreciará cuáles son los autores que contribuyen en esta dirección. No es
mi interés aquí el de elaborar un cuadro de los autores y sus especificidades, que sirven como soporte a la
ciencia de la heurística.
8
La heurística es una ciencia de una radicalidad sin igual. Seguramente por esta razón
permaneció oculta –acaso clandestina- a lo largo de la historia de Occidente (es decir,
de la historia de la ciencia y de la filosofía), en el sentido de que no fue nunca objeto
directo de tematización y problematización. En el mejor de los casos, la heurística fue
un acto que por no explicarse nunca de manera directa y abierta, permaneció próxima a
fantasías próximas a la irracionalidad. Pues bien, la radicalidad de la heurística es la
radicalidad misma de los iniciadores, esto es, de aquellos que no hicieron concesiones a
la tradición, y que por ello mismo llevaron a cabo una inflexión –por así decirlo-, en la
historia y la vida del conocimiento. Esta radicalidad constituye exactamente el objeto de
una historia de la heurística. En el lenguaje de Th. Kuhn, la radicalidad de la heurística
no es otra cosa que la efectuación de rupturas epistemológicas –epistemológicas,
metodológicas, lógicas, conceptuales-, que son o que implican, en verdad, rupturas
sociales.
No existe aún una historia del método. Tampoco, por tanto, existe una teoría fuerte –una
teoría general, digamos-, del método10. Esta segunda dificultad, la inexistencia de una
teoría general del método, es mucho más fácil de explicar. La razón estriba en el
reconocimiento de que no existe un único método o uno que sea modelo general para
otros. En su sentido originario tal quería ser el sentido y la idea de la lógica –a la cual,
como es sabido, Aristóteles denominó organon, esto es, organon para el conocimiento.
Buena parte de la epistemología y la filosofía de la ciencia de los años setenta giró
justamente en torno a este debate sobre el método. Los nombres de Feyerabend, Kuhn,
Lakatos, Laudan y otros pueden mencionarse en este lugar. El resultado de ese debate
fue el reconocimiento de la importancia de un pluralismo de métodos (“pluralismo
metodológico”) y el final de la idea de origen medieval según la cual hay un método
10
La expresión “teoría general del método” debe ser adoptada en sentido amplio; lo importante aquí es
que no debe ser entendida de manera formal, por ejemplo, tal y como se habla de una teoría general del
derecho.
10
Lo que podríamos denominar una historia del método sería la historia misma del
proceso de descubrimiento, de invención y de creación humanos; notablemente,
concentrados en y como creación científica. Sin grandilocuencias, esta historia coincide
punto por punto con la historia misma del espíritu humano. Sencillamente, se trata de la
historia de la creación de conceptos, lenguajes, enfoques, perspectivas, experimentos –
antes que de los objetos de experimentación y de trabajo. Una historia del método sería
así la tarea de una perspectiva internalista del conocimiento.
11
En el capítulo 6 volveremos sobre este tema.
12
En la línea de Bakchtin.
13
Una expresión social, política y cultural de este estado de cosas son las diferentes Conferencias
Internacionales que se vienen realizando recientemente –Río, Johannesburgo, Ankara, Pekín, Kyoto, etc.-
y tanto traducen como expresan justamente este problema: cómo desplegar o desarrollar ideas nuevas que
sirvan para resolver los problemas novedosos y crecientemente complejos los que la especie humana, y
con ella, el conjunto del planeta, vienen afrontando actualmente y de cara al futuro. El origen histórico,
científico y político de este estado de cosas puede hallarse a partir del Informe Brutland al Club de Roma
de 1972, elaborado por Meadows et al., Los límites del crecimiento, México, F.C.E.; este texto es
continuado por el segundo informe al Club de Roma (1974) elaborado por Mesarovic M. y Pestel, E., La
humanidad en la encrucijada, México, F.C.E., (1975).
11
En efecto, desde una perspectiva más amplia, la biología –en realidad la nueva
biología14- sostiene que la vida y el conocimiento conforman una sola y férrea unidad.
Los primeros en exponer esta idea fueron H. Maturana y F. Varela (1990). Su trabajo
abrió un novedosa comprensión y explicación tanto acerca del conocimiento como de
los sistemas vivos. El conocimiento es una sola cosa con la vida. “…Toda interacción
de un organismo, toda conducta observada, puede ser valorada por un observador como
un acto cognoscitivo. De la misma manera, el hecho de vivir –de conservar
ininterrumpidamente el acoplamiento estructural como ser vivo- es conocer en el ámbito
del existir. Aforísticamente: vivir es conocer” (1990: 149). Esta idea ha sido divulgada
más ampliamente recientemente gracias a F. Capra (1998).
Pues bien, los organismos vivos afirman la vida y la hacen posible sobre la base de la
invención y del descubrimiento. Y precisamente por ello el descubrimiento y la
invención se oponen a la entropía. En una comprensión al mismo tiempo más amplia y
radical, Margulis y Sagan afirman: “La capacidad de inteligencia y de tecnología no
14
Se conoce como “nueva biología” aquella que, fundada sobre la teoría de la evolución, incorpora y
desarrolla elementos propios de las ciencias de la complejidad. En una palabra, la nueva biología es el
resultado de la conjunción entre biología, ecología y termodinámica del no-equilibrio.
12
Como quiera que sea, el conocimiento coincide con y se expresa en su forma más
acabada en y como ciencia – en el sentido más amplio y desprevenido de la palabra
(legein). Un esfuerzo considerable en el trabajo científico y en la formación científica
consiste en la sistematización de los métodos fundamentales de la ciencia. Pues bien, en
esta sistematización la invención desempeña, sin lugar a dudas, el papel principal. Se
trata, notablemente del surgimiento de hipótesis, formulación de problemas, planeación
y ejecución de la investigación, solución de problemas, resultados esperados, relevancia
de la investigación.
15
Margulis y Sagan –Microcosmos-, a propósito de la técnica, que no es un rasgo distintivamente
humano. Una ampliación de esta idea se encuentra en (Maldonado, BT y BP).
16
Las inferencias son de distinto tipo. De un lado, las inferencias transductivas son aquellas en las que la
conclusión tiene el mismo grado de generalidad o de particularidad que las premisas, de tal suerte que la
novedad del conocimiento obtenido consiste en transferir las relaciones establecidas entre el término
medio y los extremas, formulándola como relación entre los términos extremos. Esta inferencia
comprende a su vez: inferencias por igualdad, inferencias por simetría, inferencias por homología,
inferencias por desigualdad, inferencias por vinculación, inferencias por referencia, inferencias por
analogía. De otra parte, las inferencias inductivas se caracterizan por que las conclusiones obtenidas
tienen mayor grado de generalidad que las premisas. Las inferencias inductivas pueden, a su vez, ser de
trece tipos, así: inferencia por enumeración completa, por coligación, por inducción matemática, por
recurrencia, por reconstrucción, por inducción amplificadora, por muestreo, por estadística, por
concordancia, por diferencia, por concordancia y diferencia, por residuo, por variaciones concomitantes
(de Gortari, E., 1965).
13
A partir del tema de la plausibilidad de las inferencias cabe comprender una idea con
fuertes y serias consecuencias de cara al problema de la producción de innovaciones –
heurística-. Se trata, en palabras de K. Popper, del reconocimiento según el cual las
teorías no son nunca verificables empíricamente. Pero si ello es así, como es
efectivamente el caso, entonces el tema de las invenciones y descubrimientos, que
constituye, indudablemente el sentido mismo y el significado de la ciencia en su sentido
más fuerte, surge de manera directa ante la mirada. “No existe, en absoluto, un método
lógico de tener nuevas ideas, ni una reconstrucción lógica de este proceso”, afirma con
razón Popper (1977: 31).
Vale la pena hacer una observación puntual sobre esta idea. La lógica en la que piensa
Popper es, evidentemente, la lógica formal clásica. Pues bien, en el marco de esta lógica
es imposible, a todas luces, que una idea nueva pueda producirse, supuesto justamente
el carácter deductivo de la lógica. En efecto, la deducción no permite, por definición,
jamás nada que no esté ya contenido o posibilitado por ella misma. Sin embargo, si se
asumen otras lógicas, notablemente las lógicas no-clásicas, es posible que sí podamos
obtener ideas nuevas de manera lógica, puesto que entonces la lógica no se asimila ya
ni se funda en la deducción.
Contra la idea mencionada de Popper, I. Lakatos afirma en Proofs and Refutations, que
aunque, efectivamente, no hay una lógica del descubrimiento en el sentido preciso de
que obtenga resultados con certeza, sí hay una lógica falible del descubrimiento, esto es,
del progreso científico. Lakatos denomina a ésta, lógica de la heurística. Es en este
sentido como empleamos aquí este término, y por ello hablaremos indistintamente de
lógica de la heurística o también de heurística filosófica. Gracias a Lakatos podemos
acortar el camino hacia la heurística, dejando, por lo pronto, en suspenso, una
consideración en profundidad acerca de las lógicas no-clásicas.
17
En contra de la idea extendida ampliamente por los metodolólogos, un problema –notablemente: un
problema científico o teórico- no consiste en preguntas ni se formula en la forma de preguntas. Las
preguntas se responden, mientras que los problemas se resuelven. Una pregunta no es otra cosa que una
proposición entre dos signos de interrogación; por su parte, un problema se concibe.
15
conoce como problemas difíciles. El título genérico en el que se inscriben ambas clases
de problemas es el de álgebra de las soluciones.
En 1971, trabajando sobre los problemas NP, Cook demostró que hay problemas en NP
que son, a su vez, “especialmente difíciles”. Cook los denominó problemas NP-
completos. Esta clase de problemas, que constituyen en realidad la mayoría de todos los
problemas verdaderamente relevantes, son aquellos que además son NP-duros, es decir,
tienen la peculiaridad de que todos los problemas en NP pueden ser “reducidos”
polinomialmente a ellos, o lo que es lo mismo, que si se puede dar una solución en un
tiempo polinomial para uno de ellos, se podría dar también para todos los de NP (y por
tanto sería N = NP!). El hecho de que nunca nadie haya podido encontrar algoritmos
eficientes para problemas NP-completos lleva a pensar a la mayoría de los
investigadores que una vez se demuestre que un problema pertenece a esa clase, ya no
merece la pena tratar de buscar algoritmos eficientes para él, (Adenzo et al., 1996;
Stewart, 1998).
Muchos de los problemas reales que aparecen en la dirección de operaciones son NP-
completos.
Son varios los factores que pueden hacer interesante la utilización de algoritmos
heurísticos para la resolución de un problema (Adenzo et al, 1996):
Como se aprecia, sólo hasta muy recientemente es que disponemos de los elementos
que permiten el establecimiento de una ciencia heurística. Pero el desarrollo, la
formalización y la incorporación social de la heurística como ciencia es algo que
todavía se encuentra, estadísticamente hablando, muy lejos. Afortunadamente, gracias
al papel de la simulación y el desarrollo de las ciencias de la complejidad, esta distancia
puede ser superada en un tiempo relativamente corto.
Quisiera insistir en este punto: el sentido y el significado de la heurística tiene que ver
con el sentido y la finalidad de la ciencia misma. […]. Pues bien, uno de los problemas
más agudos al respecto es y sigue siendo éste: qué es ciencia, es decir, más exacta y
18
Me he ocupado de este tema en (Maldonado, 2004b).
18
radicalmente, qué es una buena teoría. Una de las características, exigencias y supuestos
al mismo tiempo tiene que ver con la apropiación y el despliegue de un pensamiento
crítico. Pero si ello es así, entonces el tema de en que consiste dicho pensamiento y
cómo se hace para tenerlo debe ser objeto de tematización directa y abierta.
Particularmente de cara a la construcción de la sociedad del conocimiento, este es un
tema que en manera alguna puede darse por sentado ni ser dejado de lado, ni siquiera
provisoriamente.
El más importante y difícil problema en la investigación científica no tiene que ver tanto
con la construcción formal del proyecto de investigación y con su realización, sino con
el marco y las implicaciones fuertes del mismo. En una palabra, el problema estriba en
la novedad de la investigación propuesta y lograda. Radicalmente: ¿qué es una buena
teoría? ¿Cómo hacer para tener buenas ideas? ¿Cómo hacer para crear?19.
Teorías heurísticas: aquellas que han sido formalizadas de manera parcial. En qué
sentido se entiende aquí ka formalización es algo que de lo cual nos ocupamos en el
quinto capítulo.
19
La traducción psicológica de esta pregunta es: ¿cómo hacer para ser inteligentes?
19
20
Cfr. Maldonado, C.E., “Qué significa pensar, fenomenológicamente?”, en: Praxis filosófica,
Universidad del Valle, (1999) “Qué significa pensar, fenomenológicamente”, en Rev. Praxis Filosófica,
No. 10/11, Universidad del Valle, Colombia, pp. 107-124.
21
complejidad de los problemas” (1994: 36)21. Para Maturana y Varela (1990), el estudio
de las bases biológicas del conocimiento humano tiene como resultado conocer el
conocer gracias al cual logramos comprender la unidad entre vida y conocimiento. Por
su parte, Heidegger puede ser mencionado aquí a partir de su exhortación a pensar lo
impensado.
En cualquier caso, se trata de vertientes distintas que nos conducen hacia las
posibilidades, el sentido y las articulaciones de la ciencia de la heurística. Tal es el tema
que se abre ante nosotros.
Para terminar, quisiera ilustrar el origen del problema, antes de ocuparnos con el
significado del mismo en el capítulo siguiente, con la que es quizás una de las áreas
excelsas de la investigación y del pensamiento humano, las matemáticas. Cfr. E.
Lizcano, Imaginario colectivo y creación matemática (1993).
Bibliografía
Capra, F., (1998). La trama de la vida. Una nueva perspectiva de los sistemas vivos.
Barcelona: Anagrama
21
He hecho una evaluación sintética del método de Morin en (Maldonado, 2001).
22
Chalmers, A., (1992). La ciencia y cómo se elabora. Madrid: Siglo Veintiuno Editores
Heidegger, M., (1963). “El final de la filosofía y la tarea del pensar”, en: Sartre,
Heidegger, Jaspers y otros, Kierkegaard vivo. Madrid: Alianza Editorial, págs. 130-152
Kneale, W., and Kneale, M., (1962). The Development of Logic. Oxford: Clarendon
Press
Maldonado, C.E., (2001b) “La heurística de la vida artificial”, en: Revista Colombiana
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23
Maturana, H. y Varela, F., (1990). El árbol del conocimiento. Las raíces biológicas del
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Tusquets
24
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