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Ley para "Morir con dignidad"

en Oregon
-Luis E. Raez, M.D., FACP

Mucha gente me ha pedido que escriba acerca de la tristemente vigente "Ley para Morir con
Dignidad" que existe en Oregon a raíz de los últimos enfrentamientos entre el Secretario de
Justicia Mr. John Ashcroft y el Estado de Oregon. La "Ley para Morir con Dignidad" aprobada en el
Estado de Oregon desde Noviembre de 1997, legalizó por primera y única vez en Estados Unidos
la inmoral practica del "Suicidio Asistido".

El "Suicidio Asistido" implica que un médico concientemente prescriba una cantidad excesiva de
medicinas que el paciente toma por su cuenta con el fin de suicidarse. Esfuerzos legales por
detener esta aberración terminaron cuando gracias a la propaganda de los abogados (de la
Eutanasia y el Suicidio Asistido) y la falta de informacion de los habitantes de Oregon, 51% de
estos votaron a favor de esta ley en 1994, rectificandose luego en otra votacion con casi el 60% de
votos en 1997. La "Ley para Morir con Dignidad" requiere que el paciente sea mayor de 18 años,
que viva en Oregon y sea capaz de tomar decisiones. La ley requiere que el médico considere al
paciente "terminal" (menos de seis meses de vida), que haga firmar al paciente un consentimiento
y que consulte a otro médico que esté de acuerdo con la gravedad del caso.

La ley no requiere evaluación por un psiquiatra que protega a pacientes que esten deprimidos, no
requiere que sea el medico de cabecera que conoce bien al paciente, la ley no impide que se
consulte a un médico amigo que pueda tener complicidad y tampoco requiere que se notifiquen a
los familiares más cercanos acerca de los planes de suicido. Los farmaceúticos fueron de los
primeros en oponerse a esta aberración porque ellos mismos no consideran que se incluye en su
código de ética el hecho de tener que dispensar medicinas que se usen para el suicidio. El estado
de Oregon obliga ahora a los pacientes a revelar al farmaceútico directamente la intención de
suicidarse.

En el año 2001 murieron 21 personas, 27 en el año 2000, 27 en 1999 y 16 en 1998; con un total de
91 personas. El 6 de Noviembre del año pasado el Secretario de Justicia Mr. John Ashcroft notifico
al estado de Oregon que las leyes federales que regulan el uso de narcóticos no permiten el uso
de estos sedativos con fines de matar personas, por ello las inmorales prácticas de algunos
doctores que usan estas medicinas para quitar la vida a los pacientes se consideran fuera de la
ley. Desafortunadamente el estado de Oregon enjuicio al Secretario de Justicia y una corte del
distrito puso en suspenso la ejecución de la ordenanza de Mr. Aschroft permitiendo la continuación
de estos procedimientos.

Lamentablemente el juez federal Robert Jones que reviso el caso, se pronunció a favor del suicidio
asistido el 17 de Abril de este año negándole a Mr. Aschcroft autoridad para impedir el uso de
estas medicinas para fines contrarios a la práctica médica. El juez se dejó influenciar mucho por el
hecho de que esta ley era producto de una "enmienda popular" que había sido votada por los
ciudadanos y por el hecho que otra votación posterior en el congreso americano no pudo prohibir
esta ley años atrás. En ningún momento el juez considero ningún argumento ético y menos moral.
Se confunde aquí "muerte digna" con asesinato o suicidio, se tiene una completa ignorancia de lo
que es la persona humana y de la dignidad permanente e irrrenunciable que llevamos desde la
creación y redención por Cristo. Las muertes de estas 91 personas, junto con las muertes de más
de 40 personas a manos del Dr. Kevorkian (encarcelado por practicar Eutanasia) son la triste
realidad de gente deseperanzada y confundida que cae en el miedo de sentirse inútiles para la
sociedad y para sí mismos, y que cree que han perdido su dignidad de persona humana. Son
gente que ha perdido su fe o que no conoce el valor redentor del sufrimiento humano. La
desesperanza y el dolor de estas personas son un pedido de ayuda médica y espiritual para la
gente que las rodea y no una excusa para deshacerse de ellos.
En la Carta Apostólica "Salvifici Doloris" Juan Pablo II escribe que en la raíz de todos los
sufrimientos humanos está el mismo sufrimiento redentor de Cristo: "Cristo dice: «A mí me lo
hicistéis». Él mismo es el que en cada uno experimenta el amor; Él mismo es el que recibe ayuda,
cuando esto se hace a cada uno que sufre sin excepción. Él mismo está presente en quien sufre,
porque su sufrimiento salvífico se ha abierto de una vez para siempre a todo sufrimiento humano.
Y todos los que sufren han sido llamados de una vez para siempre a ser partícipes «de los
sufrimientos de Cristo»(1 Pe 4,13). Así como todos son llamados a «completar» con el propio
sufrimiento «lo que falta a los padecimientos de Cristo»(Col 1,24). Cristo al mismo tiempo ha
enseñado al hombre a hacer bien con el sufrimiento y a hacer bien a quien sufre. Bajo este doble
aspecto ha manifestado cabalmente el sentido del sufrimiento".

También el Papa dijo lo siguiente refiriéndose a los enfermos durante su visita a México en 1999:
"Como escribí en mi Exhortación Apostólica Christifideles Laici "A todos y a cada uno se dirige el
llamamiento del Señor: también los enfermos son enviados como obreros a su viña. El peso que
oprime a los miembros del cuerpo y menoscaba la serenidad del alma, lejos de retraerles del
trabajar en la viña, los llama a vivir su vocación humana y cristiana y a participar en el crecimiento
del Reino de Dios con nuevas modalidades, incluso más valiosas [...] muchos enfermos pueden
convertirse en portadores del 'gozo del Espíritu Santo en medio de muchas tribulaciones' (1Ts 1,6)
y ser testigos de la Resurrección de Jesús" (n. 53). En este sentido, es oportuno tener presente
que los que viven en situación de enfermedad no sólo están llamados a unir su dolor a la Pasión de
Cristo, sino a tener una parte activa en el anuncio del Evangelio, testimoniando, desde la propia
experiencia de fe, la fuerza de la vida nueva y la alegría que vienen del encuentro con el Señor
resucitado" (cf. 2Co 4, 10-11; 1P 4, 13; Rm 8, 18ss).

*El Dr. Luis E. Raez es Profesor Asistente de Medicina Clínica en la División de Hematología
Clínica y Oncología Médica, Departamento de Medicina del Sylvester Comprehensive Cancer
Center en la Escuela de Medicina de la Universidad de Miami.

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