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Christian Bouzy
Universidad Biaise Pascal (Clermont-Ferrand II)
1
Sebastián de Covarrubias, Emblemas Morales, Madrid, Luis Sánchez, 1610.
2 ídem, Tesoro de la Lengua Castellana o Española, Madrid, Luis Sánchez, 1611. Hemos modernizado
intencionadamente acentuación, puntuación, grafía y ortografía, salvo la de los títulos de entradas (por
razones obvias de respeto del antiguo orden alfabético).
3 Por lo que a la forma se refiere, la principal diferencia entre las dos obras es que los emblemas, por
definición, llevan ilustraciones y son poemas (excepto la glosa), contrariamente al Tesoro escrito en prosa sin
ninguna ilustración. El punto común esencial es que son dos escrituras secuenciales: cada emblema es una
entidad distinta, lo mismo que cada artículo del diccionario.
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acabados algunos años antes de editarse (la censura es de agosto de 1609)4, como, por
ejemplo, el mero hecho de que, en algunas partes del Tesoro de la Lengua y del
Suplemento, el canónigo de Cuenca cita imágenes y pasajes textuales precisos sacados
de sus emblemas5. Además, en la dedicatoria de los Emblemas Morales, el propio autor
declara:
Éstas son las primicias de mis trabajos que van saliendo a luz: y tras ellas (siendo Dios
servido) publicaré luego el Tesoro de la lengua Castellana, con que sirvo a su Majestad.
Entre las demás emblemas mías, tengo una lima sobre un yunque con el mote: Carpit et
carpitur una ['Desgasta y se desgasta a sí misma'], símbolo del envidioso, que royendo a los
otros, él se está consumiendo entre sí mismo y royéndose el propio corazón1".
4
Además, a Sebastián de Covarrubias no le fue muy fácil encontrar a grabadores que le realizaran las
tallas sobre madera.
5
Es verdad que el fenómeno inverso se produce también, pero de manera mucho más imprecisa. Así, en
los Emblemas Morales, Covarrubias remite al Tesoro de la Lengua, calificándolo de «obra de mi vida».
6 Marc Vitse, «Presentación», en Marc Vitse (éd.), Siglo de Oro y reescritura. I: Teatro, Criticón, 72,
1988, pp. 6-7.
7
Véase su contribución «De reescritores y reescrituras: teoría y práctica de la reescritura en los
paratextos del Siglo de Oro» en este mismo número de Criticón.
8
Tomaré como definición la de Henri Béhar, «La réécriture comme poétique... ou le même et l'autre»,
Romanic Reuiew, 72, 1, january 1981, pp. 51-65: «Cette réécriture, qui désigne à la fois une pratique, un
concept et une catégorie esthétique, je la définirais ainsi (provisoirement): toute opération consistant à
transformer un texte de départ A pour aboutir à un nouveau texte B, quelle qu'en soit la distance au point de
vue de l'expression, du contenu, de la fonction».
9
Sobre este aspecto de los emblemas de Sebastián de Covarrubias, cfr. E. Cordero de Ciria, «El
erasmismo en los Emblemas Morales de Sebastián de Covarrubias», Boletín del Museo e Instituto Canton
Aznar, XXVII, 1987, pp. 5-15.
10
Tesoro de la Lengua, p. 505b. Cfi. Pilar Pedraza, «Los emblemas de la envidia», en Actas del I
Simposio Internacional de Emblemática, Teruel, 1 y 2 de octubre de 1991, Teruel, Instituto de Estudios
Turolenses, 1994, pp. 305-332.
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conviene, es más propiamente textual: consiste en resumir la octavilla real del emblema
en dos líneas de prosa. Se trata por consiguiente de adaptar el estilo muy particular de
la emblemática a una nueva escritura donde predomina en teoría la prosa informativa.
Al pasar del género emblemático, de índole entrañablemente didáctico-moral, al género
lexicográfico, la escritura tiene que cambiar de forma, pero a menudo parece que sigue
con la misma función y la misma finalidad: edificar al lector. En realidad, la reescritura
se hace más bien a partir de la glosa que forma parte de cada una de las secuencias
emblemáticas y que ya se emparenta con una primera auto-reescritura11.
Otras veces, el lexicógrafo remite de manera explícita a la emblemática, pero sin
precisar que se trata de uno de sus emblemas, y sin mencionar el origen del modelo en
el que se inspiró directamente. Éste es el caso en la entrada ABROJO12:
Del abrojo hay una empresa con la letra stabit quocunque cadat; daba a entender, el que usó
de ella, que en cualquier estado próspero o adverso, perseveraría en su fe y propósito13.
Esta empresa (fig. 2), con un mote y un sentido algo diferentes de los declarados por
Sebastián de Covarrubias, se atribuía a Pedro III de Aragón (1276-1285), primer rey de
Sicilia. Tenía por lema «QUOCUMQUE FERAR» ('Hiero por todos lados') y
simbolizaba la combatividad fundamentada en las tres virtudes esenciales del príncipe:
la prudencia, el valor y la constancia. Se trata de una empresa heroica y privada
—incluida por Claude Paradin en sus Devises Héroïques y por Francisco Gómez de la
Reguera en sus Empresas de los Reyes de Castilla y de León—, una empresa con un
valor distinto del emblema de Covarrubias que tiene más bien un campo de aplicación
moral y social. Al recoger en la entrada de su Tesoro la sentencia «STABIT
QUOCUNQUE CADAT» ('Se mantiene erguida cualquiera que sea el lado en que
caiga') — «STABIT UT CUNQUE CADAT» en el grabado (fig. 3)—, el Maestrescuela
introduce en el símbolo del abrojo una tonalidad neoestoica ausente de la empresa
original, una tonalidad que aparece tanto en la obra moral como en la obra
lexicográfica14.
Por otra parte, si comparamos la glosa del emblema con el texto correspondiente del
Tesoro de la Lengua, obtendremos el ejemplo típico de un proceso de reescritura
encauzado en el molde de la condensación y sintetización. Dice el emblema:
Entre otros ardides bélicos para ofender al enemigo, fue uno el abrojo de hierro que se echa en
el campo, y se cubre con la tierra, para que llegado allí la caballería, se manquen los caballos,
y se lastime la infantería y gente de a pie. Está formado de manera que, como quiera que se
arroje, siempre una de sus puntas queda derecha hacia arriba. Esta figura aplico yo a la fe y
11
Cfr. Virginie Dumanoir, «De lo épico a lo lírico: los romances mudados, contrahechos, trocados y las
prácticas de reescritura en el Romancero viejo», Criticón, 74, 1998, pp. 45-64 (p. 47, la glosa es una
reescritura «alrededor del texto»).
12
Artefacto llamado también tríbulo o muriz.
13
Tesoro de la Lengua, p. 31b.
14
Para más datos sobre el simbolismo del abrojo, véase Blanca García Vega, «Las empresas de ¡os reyes
de Castilla y de León de Francisco de la Reguera», in Actas del I Simposio Internacional de Emblemática, op.
cit., pp. 93-169 (p. 133).
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fidelidad que el hombre debe tener a Dios, y al prójimo, la letra es: STABIT UT CUNQUE
CAD AT. De este abrojo militar escribe Vegecio de re militari lib. 3 1 5 .
Entre otros ardides de guerra, pone Vegecio, lib. 3, De re militare, el de los abrojos de hierro,
que los siembran en la tierra para que, pasando sobre ellos los caballos, se manquent.
Una olla cerrada que tiene tan sólo una abertura por donde echan el dinero, y no puede salir
si no es quebrándose. Entre el libro de mis Emblemas tengo una alcancía con el mote: Non
nisi fracta reddit ; haciendo semejante a ella el avariento que no hace sino atesorar sin que
haya provecho ninguno de lo que guarda, hasta que se quiebra la olla con la muerte y se
derrama todo por su heredero17.
Sebastián de Covarrubias nos ofrece otra vez un resumen explicativo del emblema,
muy parecido a lo que acostumbra hacer en cada glosa. Sin embargo, en este caso
particular, la interpretación del símbolo es una reescritura que se aleja formalmente de
la glosa modelo que leemos en los Emblemas Morales:
Entre otras especies de locura que hay en esta gavia del mundo, es una, afanar un hombre y
tratarse mal allegando hacienda y dinero, sin que sepa decir para qué, ni para quién lo guarda.
Al cabo, quebrándose este vaso de barro, esparce lo que ha endurado, y se lo lleva quien
menos él pensó. Es buen símbolo la alcancía con la letra NON NISI FRACTA REDDET
URNA ['La urna devuelve sólo cuando se rompe']. Hay en la Sagrada Escritura muchos
lugares de este concepto18.
Los cambios afectan principalmente las sentencias latinas que aparecen incompletas o
deformadas en el Tesoro de la Lengua: imprecisión en la conjunción en el caso del
abrojo, desaparición del sustantivo, modificación errónea de la forma verbal en la
reescritura del mote de la alcancía. Fenómenos todos que permiten suponer que
Covarrubias reescribía rápidamente de memoria, sin tener la precedente escritura a la
vista. N o se trata pues de una reescritura estética cuya finalidad sería mejorar la
secuencia primitiva, sino de un reescritura redundante que insiste en el valor moral del
mensaje, de una reescritura sobresignificada a la que se podría calificar de
sobreescritura.
El mundo de los objetos es una mina de símbolos, por eso aparecen tantas veces en
los Emblemas Morales19. Cuando este objeto es una rueda, el simbolismo agudiza los
15
Emblemas Morales, i. 30 vc.
16
Tesoro de la Lengua, p. 31b. La fuente exacta es: Vegetius, De re militare, III, 24.
17
Tesoro de la Lengua, p. 72b.
18
Emblemas Morales, í. 20 v°.
19
Sobre este particular, véase Jean-Paul Le Flem, «Étude sérielle des Emblèmes de Sebastián de
Covarrubias», Mélanges de la Casa de Velàzquez, XII, 1976, pp. 271-282.
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conceptos. El artículo ANORIA conviene perfectamente para evocar una vez más una
empresa emblematizada por Covarrubias (fig. 5):
Un galán sacó en una justa por empresa una rueda de anoria con sus arcaduces y el mote: Los
llenos son de dolor, los vacíos de esperanza. Hay otro [emblema] moral que dice: Unos
hinchen y otros vacían; y es así que, para que enriquezcan unos, han de empobrecer otros20.
Como en el ejemplo del abrojo, el autor no da ningún detalle acerca del origen exacto
de la empresa y tampoco remite a sus emblemas. Se trata de la divisa de Don Diego de
Guzmán (fig. 6), de tonalidad amorosa, encontrada por el Capellán en el Dialogo
dell'imprese de Paolo Giovio21. El mote de los Emblemas Morales reutiliza sólo el
primer verso de un dístico en castellano, «Unos suben, y otros bajan22 / Unos hinchen, y
otros vacían», mientras que la reescritura del Tesoro menciona el segundo verso del
mismo dístico: «Unos hinchen, y otros vacían». El motivo de la noria que simbolizaba
en la empresa original el estado amoroso pasa a simbolizar una rueda de la fortuna
para representar el enriquecimiento de los que suben, impulsados por el
empobrecimiento de los que bajan. El simbolismo de la noria, de obvio origen
maniqueo23, se traslada al campo moral.
Esta empresa y el emblema de Covarrubias recuerdan el topos mitológico
—frecuentemente emblematizado— de las dos urnas de Júpiter, colocadas en la puerta
de su palacio, una casi vacía, otra casi llena, para significar la abundancia de los males
y la escasez de los bienes distribuidos a los humanos. De manera general, la
emblemática podría definirse como una reescritura de los más antiguos tópicos de la
humanidad24.
Estas referencias mitológicas abundan tanto en los Emblemas Morales como en el
Tesoro de la Lengua, y dan nuevos motivos de reescritura. En la entrada ÇURRIAGA, el
lexicógrafo describe uno de sus emblemas con la imagen de un centauro que está
aleccionando a unos niños (fig. 7), lo que le da materia para expresar su indignación
frente a los métodos brutales de los maestros:
Grandísima rabia me toma cuando veo a los tiranos maestros de escuela azotar a los niños
con tan poca piedad; y algunos azotan con cuerdas de vihuelas, las más gordas que se labran,
y el miedo que allí cobra el niño le dura toda la vida hasta la vejez. Son propiamente chirones,
medio hombres y medio brutos. Y a este propósito tengo un emblema de Terencio in
Adelphos. Pudore satius quant metu ['Más vale por la suavidad que por el temor']. Está un
centauro con un azote y palmatoria en la mano derecha, y con la izquierda señalando en un
libro a unos niños. Alude a la fábula de Chirón, centauro, que enseñó y crió a Aquiles. Hízose
20
Tesoro de la Lengua, p. 123b.
21
Paolo Giovio, Dialogo dell'imprese militari et amorose, Lyon, Guillaume Rouillé, 1574, pp. 34-35.
22
Tópico de la rueda de la fortuna que Clarín expresa con la misma fórmula en La vida es sueño (v.
2110).
23
Sobre el simbolismo de origen maniqueo de la noria, véase Maryvonne Perrot, Le symbolisme de ¡a
roue, Préface de Gilbert Durand, Paris, Les Éditions Philosophiques, 1980, pp. 119-120. Véase también F.
Cumont, «La roue à puiser les âmes du Manichéisme», Revue de l'Histoire des Religions, nov.-déc. 1915, p.
384.
24
Cfr. Christian Bouzy, «El emblema: un nuevo lugar estético para los antiguos lugares éticos», Criticón,
58,1993, pp. 35-45.
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Indignado, el Maestrescuela nos propone una muestra de su genio satírico. Las críticas
que dirige a ciertas categorías profesionales le proporcionan la oportunidad de
descubrir sus sentimientos personales. Esta manifestación de un yo, algo sorprendente
en un diccionario etimológico, se hace por el intermedio de un discurso sarcástico, muy
emblemático de la facundia covarrubiana:
Pero los chirones o sayones de nuestros tiempos, en cuatro ni en cinco años no les enseñan a
leer bien, y sólo les dan varias materias para escribir, habiendo de quedar con una forma, y no
les saben decir cómo han de tomar la pluma en la mano. Hácenles perder mucho tiempo, y
muchos se pierden por no sufrir tan gran tiranía, como usan estos Dionisos tiranos. No digo
nada de los señores gramáticos, pero algunos son no menos imperiosos que impertinentes26.
2
^ Tesoro de la Lengua, p. 431a.
2
« Ibid., p. 431a.
27
Concepción Cárceles Laborde, Humanismo y educación en España (1450-1650), Pamplona, EUNSA,
1993, p. 322: «De todas maneras, hay un problema aún más difícil de solventar que es el de la propia
formación del gramático. En la realidad ha sido y sigue siendo un término desprestigiado que sirve para
designar al maestro rutinario y tecnicista, incapaz de asumir todo el significado de su función docente. Así se
denomina al dómine pedante y fatuo, mugriento y famélico, que aterroriza a los niños con la palmeta».
28
Emblemas Morales, f. 211 v°.
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El ánsar es símbolo de la custodia y vigilia; por lo que aconteció en Roma, queriendo los galos
entrarla de noche, habiéndose dormido los guardas, fueron sentidos de unos ánsares que
acaso se criaban en el Capitolio, y despertando Mavilio al ruido, les defendió la entrada; y de
allí adelante se criaron en aquel lugar del público los gansos en memoria de este caso29.
29
Tesoro de la Lengua, p. 123b.
50 Emblemas Morales, í. 210 v°.
Mlbid., f. 210 v°.
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Preguntado Antístenes, por un amigo suyo, cómo se debía portar en las cosas de la república,
le respondió: «Habéis de allegaros a ella, como al fuego: no muy cerca, porque no os queméis,
ni muy lejos, porque os quedaréis helado y frío». Y si me preguntaran a mí Quomodo
accendendum ad mulieretn: respondiera, ut ad ignetn, ñeque nintis prope, ne uraris, ñeque
longius, ne fugeas. Y a este propósito se forma en el emblema, un galán y una dama y entre
los dos una chimenea con fuego, y el mote: NEC PROPE, NEC LONGIVS33.
En el Tesoro de la Lengua, se produce una amalgama entre las palabras del filósofo y
las de Covarrubias, que condensa las dos citas en una. A la comparación primitiva que
hace Antístenes entre el fuego y la república, el autor añade un tercer término, la mujer:
Dijo un filósofo que al fuego y a la mujer y a la república nos hemos de acercar con el mismo
recato, con estas palabras: Ñeque nimis prope, ne uraris, ñeque longius, ne frigies. De este
concepto tengo hecho un emblema34.
Dice un proverbio: «Sufrir cochura por hermosura», dícese de las mujeres que para salir el
domingo rutilantes, se ponen mudas entre semana, y por enrubiarse sufren el insufrible humo
del azufre. Hay entre mis emblemas una a este propósito; el cuerpo de ella es tomado de otras,
pero el alma e intento es nuevo y mío; conviene a saber una culebra, que por la hendidura de
una peña se va escurriendo y deja atrás la piel vieja, saliendo remozada y rutilante, con el
mote: «Esto y más por remozarme»36.
32
Acerca de ia misoginia en las imágenes de los libros, particularmente en los emblemas, véase la
interesantísima monografía de Sara F. Matthews Grieco, Ange ou diablesse: la représentation de la femme au
XVIe siècle, Paris, Flammarion, 1991.
33
Emblemas Morales, f. 229 v°.
34
Tesoro de la Lengua, p. 611b.
35
Acerca de la personalidad de Covarrubias a través de su obra, véase Juan de Dios Hernández Miñano,
«Sebastián de Covarrubias en sus Emblemas Morales», en Literatura Emblemática Hispánica, op. cit., pp.
515-532.
36
Tesoro de la Lengua, p. 331a.
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Entre el abrojo, símbolo de «la fe y la fidelidad que el cristiano debe tener a Dios»37
y la muda de la culebra —otro tópico naturalista—, símbolo de la mujer que intenta
ocultar los ultrajes del tiempo, nos encontramos en un espacio que va desde una ética
social neoestoica hasta una moral medieval todavía impregnada de misoginia
eclesiástica.
Quizás esta misoginia tenga por finalidad dar más resplandor a la calidad más
preciada en una mujer antes del matrimonio: la virginidad. El artículo VIRGEN
constituye un ejemplo particular de la comunidad de pensamiento que existe entre el
Tesoro de la Lengua y los Emblemas Morales. En este caso, en efecto, el lexicógrafo ne
se da el trabajo de la reescritura, sino que se contenta con remitir al emblemista:
VIRGEN. Por otro nombre la llamamos doncella; de este estado y de la virginidad y su castidad
había mucho que decir, pero es lugar común, y así me contento con lo dicho, y con remitir al
lector curioso a un emblema mío, cuya figura es una azucena rodeada de un seto rompido y
ella destroncada, con la letra: Nulla reparabilis arte38.
Lector curioso del Tesoro de la Lengua, seguimos pues el consejo del autor para
descubrir el emblema de la azucena (fig. 11) y leer en la glosa lo siguiente: «Éste es
lugar común, y se hallará extendido en muchos autores, y así me contento con lo que he
apuntado»39. Tropieza a veces la reescritura con la no-escritura.
En la glosa del emblema, Sebastián de Covarrubias indica sus fuentes literarias
—Cátulo40 y Ovidio41—, pero deja inexplicada la analogía entre la virginidad y la
azucena, sin duda porque piensa, por ser un tópico, que todos saben que la calidad
esencial que hace de esta flor el símbolo de la pureza es su color blanco42:
37
Emblemas Morales, f. 30 v°.
38
Tesoro de la Lengua, p. 1010b.
39
Emblemas Morales, í. 5 v°.
40
Cátulo, Epithalamion, «Ut flos in septis secretas nascitur hortis».
41
Ovidio, Epistulae: «Nulla reparabilis arte, Laessa pudicitia est, dépérit illa semet».
42
Lugar común emblemático cuyas diferentes ocurrencias son evocadas por Rafael García Mahiques,
Empresas Sacras de Núñez de Cepeda, Prólogo de Santiago Sebastián, Madrid, Ediciones Tuero, 1988, pp.
67-68.
43
Emblemas Morales, i. 5 v°.
44
Alciato, Emblemas, Edición de Santiago Sebastián, Madrid, Akal, 1985, p. 247.
45
Emblemas Morales, f. 37 v°.
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IEDRA. [...] Verás [...] en mis emblemas, la treinta y siete de la primera centuria con el mote
Meretricis atnplexus ['Los abrazos de la prostituta'], de donde comparo la ramera a la hiedra
por cuanto la una y la otra hacen un mismo efecto dondequiera que se arriman46.
46
En Juan Crespo Hidalgo, Estudio del Suplemento al Tesoro de ¡a Lengua Española Castellana de
Sebastián de Covarrubias. Edición, Málaga, Universidad de Málaga, 1991 (Tesis doctorales/Microficha, núm.
34), p. 694.
47
Emblemas Morales, f. 37 v°.
4
* Además de la tesis de Juan Crespo Hidalgo que utilizo para este estudio, existe una versión parcial en
microfichas desde 1959, cfr. B. Bayliss, Sebastián de Covarrubias' Suplemento al Tesoro de la Lengua
Castellana, A critical édition of sélections frotn the original manuscript, éd. en microfilme, University of
Illinois, 1959.
49
Véanse los trabajos de Dolores Azorín Fernández, «El Suplemento al Tesoro de la Lengua Castellana o
Española de Sebastián de Covarrubias y Orozco», en Actas del I Congreso Internacional de Historia de la
Lengua Española, I, Madrid, Arco Libros, 1988, pp. 683-693; idem, «Datos para la historia de la
lexicografía española. A propósito de las ampliaciones y desarrollos del Tesoro de Covarrubias», Analecta
Malacitana, XI-1,1988, pp. 117-124; Dominique Reyre, «La voz judío en el Tesoro de la lengua Castellana o
Española de Sebastián de Covarrubias y en su Suplemento», Criticón, 61, 1994, pp. 81-94.
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HOFIOGENOS [...]. Unos pueblos en Cipro adonde las serpientes no hacen ningún daño a los
naturales. [...] El mismo Plinio, lib. 7, cap. 2, hace mención de unos pueblos en África
llamados Psilos que teniendo sospecha de que sus mujeres les habían hecho traición con algún
extranjero echaban los niños a las víboras, las cuales a solos los naturales no empecían y con
esto tomaban satisfacción y desengaño de su sospecha. A este propósito podrás ver una de mis
emblemas que es cincuenta y dos de la segunda Centuria51.
Aquí Sebastián de Covarrubias se limita con repetir casi textualmente la glosa del dicho
emblema (fig. 13), que dice así:
En África había ciertos pueblos llamados Psyllos, que teniendo sospecha de que sus mujeres
les habían hecho traición, con algún extranjero, echaban los niños a las víboras, las cuales a
solos ellos no empecían, y con esto tomaban satisfacción y desengaño, según lo escribe Plinio
lib. 7, c. 2.
El delito es muy grave y el que lo comete es castigado como homicida o parricida y por obviar
tan grande impiedad hay en todos los lugares principales hospital, u obra pía, donde los
expósitos se reciben y crían, señalándoles lugar cierto adonde puedan ponerlos. El intento de
este emblema es decir que paga el niño inocente, y el padre adultero se va libre [...]52.
Esta mirada de crítica moral y social que perduraba en parte en el Tesoro, desaparece
pues por completo en el Suplemento, donde la perspectiva es meramente antropológica.
50
En ellos incluimos a Horapolo y Valeriano, así como a los recopiladores de empresas como el francés
Claude Paradin y el italiano Paolo Giovio.
51
Sebastián de Covarrubias, Suplemento al Thesoro de la Lengua Castellana, en Juan Crespo Hidalgo,
op. cit., pp. 648-649. En adelante Suplemento.
52
Emblemas Morales, f. 152 v°. Parricida es «no sólo el que mata padre o madre, pero también mujer,
marido, hijo o hija, hermano o hermana, etc.» (Tesoro de la Lengua, p. 854b).
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Es decir que, a partir de la misma fuente —la Historia Natural de Plinio, por lo que se
explica la semejanza entre los dos relatos—, el lexicógrafo del Suplemento no
profundiza tanto como el moralista de los Emblemas en la relación que establece entre
el exemplum antiguo y las costumbres de su época.
Se produce un fenómeno parecido en la entrada ANNON, donde se cuenta casi lo
mismo que en la glosa del emblema 71 de la Primera centuria (fig. 14). Este artículo
presenta la edificante historia del cartaginés Hanón que pretendía ser tenido por Dios y
se valió de un subterfugio para que los hombres lo reconociesen como tal:
ANÓN. Armón. Cartaginense. Fue tan arrogante que saliendo de los términos de hombre quiso
ser tenido por dios, y usó de este medio que juntó muchas aves vocales, como tordos, picazas
y cuervos, y teniéndolas en parte oscura les enseñó a que dijesen Annon deus est. Valióle poco
esta diligencia porque las más se volvieron a su canto ordinario y si dijeron algo las cogieron
en mentira por haber muerto como los demás hombres. Erasmo cuenta lo mismo de otro
dicho Safón, y yo hago un emblema de este argumento en mis centurias53.
Annón Cartaginense fue tan arrogante y desvanecido, que pretendió persuadir a los hombres
que era Dios; y para esto juntó muchas aves que imitan la voz humana, y en lugar escondido y
oscuro le[s] enseñó a decir: Annon Deus, y cuando le pareció estaban suficientemente
amaestradas, las soltó en diversos lugares; pero no pudo salir con su intención, porque
sobrevino la muerte, y ellas quedaron por mentirosas, y él por vano y necio. Semejante
ejemplo se cuenta de otro dicho Safón, sino es que todo sea uno, de éste hace mención Erasmo
en sus adagios54.
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La glosa del emblema precisaba con nitidez los cargos que pesaban sobre la astrología:
La Astrología Judiciaria está permitida en cuanto por ella se gobierna el labrador, el marinero,
el médico y los demás, considerando los efectos de las causas naturales. Pero en arrojándose a
juzgar de lo que depende del libre albedrío y de la voluntad de Dios, es gran temeridad y
crimen condenado por los sacros cánones y santos concilios56.
LEÓN. [...] y para significar consistir en él rey y juntamente trabajo y cuidado, puse entre mis
emblemas una, ochenta y cuatro en orden de la primera centuria. La figura de un león
coronado en la parte anterior y en la posterior de buey o de toro, y tiene la mano sobre un
globo terrestre, con el mote Imperat ut serviat y la octava dice así:
56
Emblemas Morales, í. 49 v°.
57
Véase el cuadro sinóptico de la emblemática en el Suplemento que propongo al final de este estudio.
58
Emblemas Morales, f. 84 v°.
CRITICÓN. Núm. 79 (2000). Christian BOUZY. De los «Emblemas Morales» al «Tesoro de la ...
156 CHRISTIAN BOUZY Criticón, 19,2000
59
Suplemento, p. 832.
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La glosa del emblema, por su parte, no ofrecía tantas informaciones acerca de este
personaje legendario y tampoco evocaba la interpretación moral que se daba al
exemplum. Éste es el cometido del último verso de la octava, como en una fábula60.
El tercer ejemplo que presenta características iguales es el artículo MIDAS que
cuenta, con muchos más detalles que la glosa del emblema (fig. 18), la famosa y tópica
historia del rey que transformaba en oro cuanto tocaba:
MIDAS. Hijo de Gordio [...] vino a ser rey de Frigia. Habiendo hospedado cortésmente a
Baco, este le mandó que pidiese mercedes, y él por no engañarse, aunque al fin se engañó,
pidióle que cuanto tocase con las manos se convirtiese en oro. Otorgó su petición Baco y él lo
experimentó, porque tocando las paredes de su alcázar se hicieron de oro con que quedó muy
contento. Pero sentándose a comer, tocando el manjar, antes de llegarle a la boca se convirtió
en oro; cayó entonces el bobo no haber pedido lo que convenía, y pidió a Baco le revocase la
merced y gracia que le había hecho. Baco le mandó se lavase en el río Pactólo. Luego como
obedeció se halló libre y restituido en su antiguo estado, y desde entonces las arenas de aquel
río se volvieron doradas y él tomó nombre de Crisorroas. En mis emblemas hay una de este
sujeto y la figura es Midas, sentado en la mesa y despavorido como atónito; tiene este mote
Divesque miserque, tomado de Ovidio, lib. 11, Metamor61.
Esta reescritura del emblema da elementos dignos de interés como son la discordia
concors del mote de procedencia habitual —es decir ovidiana—, o la ausencia ya
acostumbrada de la interpretación moral, o las añadiduras informativas de orden
mitológico. Pero detendré mi atención en la revelación de un detalle editorial que
explica por qué Covarrubias reescribió algunos de sus emblemas casi de manera
idéntica. Un detalle que explica asimismo cuan difícil es hoy encontrar un ejemplar de
los Emblemas Morales62. Así dice el autor hablando de su obra emblemática:
Y porque yo hice aquel librito para servir con él al señor duque de Lerma, don Francisco
Gómez de Sandoval y Rojas, y toda la impresión se dio graciosa a personas particulares y por
esta razón podría ser que no se hallase, quise poner aquí la octava del dicho emblema que es
60, Centuria 2:
La piedra filosófica de Midas,
que cuanto con sus manos toca es oro
pensando que le fuera esto mil vidas,
le causó triste muerte y largo lloro.
Oro vuelve sus cenas y comidas,
con no comer ajunta gran tesoro
y con toda su sed, el miserable,
nunca supo hacer oro potable65.
60
Acerca de los puntos de contacto entre fábula y emblema, véase mi artículo : «L'emblème ou la fable
par l'image au Siècle d'Or. Stratégie et rhétorique», Tigre, 10, Grenoble, Cerhius, 1999, pp. 53-84.
61
Suplemento, pp. 830-831.
62
No hay más de una decena de ejemplares en todas las bibliotecas europeas.
63
Suplemento, pp. 830-831.
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La emblemática en el Suplemento
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Los nombres de autores aparecen entre corchetes cuando Covarrubias no los menciona
(paginación según la tesis de Juan Crespo Hidalgo).
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Resumen. En algunos artículos del Tesoro de la Lengua y del Suplemento (manuscrito 6.159 de la B. N.),
Sebastián de Covarrubias cita sus propios Emblemas Morales y, de alguna manera, los reescribe, ya que
aparecen algunos cambios respecto al modelo. La problemática de la reescritura viene complicada por unas
confusiones que se producen entre el verdadero hipotexto (los lugares comunes en los que se inspira
Covarrubias) y la primera escritura del autor, sin olvidar el hiperesteticismo latente en las descripciones por el
traspaso del código icónico de la parte figurada de los emblemas al código lingüístico de las definiciones. Sin
embargo, tanto en la escritura emblemática como en la reescritura lexicográfica, las dos constantes que sin
lugar a dudas afloran son el conceptismo del estilo y el neoestoicismo de las ideas.
Resume. Dans quelques articles du Tesoro de la Lengua et du Suplemento (manuscrit 6.159 de la B. N.),
Sebastián de Covarrubias cite ses propres Emblemas Morales et, d'une certaine manière, les réécrit, puisque
des changements par rapport à l'original apparaissent. La problématique de la réécriture se complique du fait
que des confusions se produisent entre le véritable hypotexte (les lieux communs dont s'inspire Covarrubias)
et la première écriture de l'auteur, sans oublier Vhyperesthéticistne latent dans les descriptions dû au transfert
du code iconique de la partie imagée des emblèmes au code linguistique des définitions. Cependant, tant dans
l'écriture emblématique que dans la réécriture lexicographique, les deux constantes qui affleurent à l'évidence
sont le conceptisme du style et le néostoïcisme des idées.
Summary. In some articles from the Tesoro de la Lengua and from the Suplemento (manuscript 6.159 de la
B. N.), Sebastián de Covarrubias cites his own Emblemas Morales rewriting them, to a certain extent, since
some changes appear as regards their models. The problematic of rewriting is complicated by some éléments
of confusion that avise between the real hypotext (the commonplaces from which Covarrubias draws
inspiration) and the author's first act of writing. To this one must add the hyperestheticism latent in the
descriptions due to the transposition of the iconic code of the figurative part of the emblems to the linguistic
code of the définitions. Nevertheless, both in his emblematic writing and in his lexicographical rewriting, the
two constants that corne to the surface are the conceptismo of the style and the neostoicism of the ideas.
Palabras clave. Autoreescritura. COVARRUBIAS (Sebastián de). Emblemas morales. Hipotexto. Suplemento.
Tesoro de la Lengua.
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IIMBLEMA. a.
La ernbidi* mifirable y ponccñofa,
f« propia cor*f»n efi* revendo,
Delplacer defrproximo rautejji,
Se va "Vejiblemente conjumitnde,
Olirr.* jcrd*,e[quitta y efcjhof.J,
Tus diètes gn/taïquàJortt! mot. \ie-
L i fuper/icie d:lh*{trofntrtt, (de
Que tel das la lire y AU d-ts U ntaerti
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Fig- 1 Fig. 2
CENTVK.IA I.
Fig. 3 Fig. 4
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LE IMPRBSE
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hmettdettocbefo btU&inu. a i o.S\-vertmente,:
Con firfe tmiutn<¡Hdnfá¿rentfiitovfcite,iunfilt di
S(*gn*,mad'altTOHd€\ efk,diehauendtegUten-
tmilpudoconLfiuI>amajetn»ai nuit fajii fer
potería trriujtre, eccufiato dal dolores t/tufidijpcrat»
Kg. S Fig. 6
Fig. 8
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Fig.9 Fig. 10
CENTVR.1A 1. (. i- \-
Fig. 11 Fig. 12
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CENTVR.IA I. CENTVK.1A. I. S+
Pig- 15 Fig. 16
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COVARRUBIAS REESCRITO POR SÍ MISMO 165
Fig. 17 Fig. 18
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Maria de Zayas Tells Baroque Taies of Love and the Cruelty of Men
fer BOOK IN ENCUSH ON CUtATlSJ WOMAN WRITIR OF 7H£ SpANISH BAKOQUC
[n Maria de Zayas Tells Baroque Taies ofLove and the Cruelty ofMen
(2000, Penn State Press), author Margaret R. Gréer conducís the first
cotnprehensive study of Zayas's prose in English. Gteer explores the
relationship between narration and desite. She examines Zayas's
narrative stratégies through the twin lenses of feminist and
psychoanalytic theory.
"An excellent synthesis of ail that has been done on Zayas up to the présent as well as a major
step beyond chose works in both its theoretical consistency and its engaging readings of the
stories," said William Blue, University of Kansas.
Maria de Zayas Tells Baroque Taies ofLove discusses issues such as Zayas's biography and the
réception of her publications; her advocacy of women's rights; her conflictive loyalty to an
aristocratie, patriarchal order; her crafting of féminine taies of désire; and her erasure of the
frontière between the natural and supernatural, indeed, between love and death itself.
Margaret R. Gréer is Associate Professor of Spanish at Duke University. Her previous books
include The Play of Power: Mythologica! Court Dramas of Pedro Calderón de la Barca
(Princeton, 1991 ) and "La estatua de Prometeo " by Pedro Calderón de la Barca: A Critical
Edition (Edition Reichenberger, 1986).
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Eoimss: Margaret Gréer ¡s availablefor interviews. Please contact Susan Shoup at (814) 865-1327 for
additional information or to receive a media copy o/^Maria de Zayas Tells Baroque Taies ofLove.
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