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CRITICÓN, 79,2000 pp. 143-165.

De los Emblemas Morales al


Tesoro de la Lengua y al Suplemento:
Sebastián de Covarrubias
reescrito por sí mismo

Christian Bouzy
Universidad Biaise Pascal (Clermont-Ferrand II)

No sabemos muchas cosas de la génesis tanto de los Emblemas Morales1 de


Sebastián de Covarrubias, sacados a luz en Madrid en 1610 en casa de Luis Sánchez,
como del Tesoro de la Lengua2, publicado sólo un año después por el mismo impresor.
Lo único cierto es que el llamado diccionario etimológico —que en realidad tiene más
de enciclopédico— es una ingente obra que necesitó largos años de una labor incansable
y no pudo llevarse a cabo en tan corto espacio.
Por lo tanto la hipótesis de una escritura casi simultánea de las dos obras da señales
de verosimilitud3, aunque, por tratarse de dos tipos de escrituras secuenciales, es
imposible determinar con exactitud la correlación temporal de anterioridad o
posterioridad existente, en ciertos casos, entre tal emblema y tal entrada del diccionario.
Sin embargo, algunos indicios permiten afirmar que los Emblemas Morales estaban

1
Sebastián de Covarrubias, Emblemas Morales, Madrid, Luis Sánchez, 1610.
2 ídem, Tesoro de la Lengua Castellana o Española, Madrid, Luis Sánchez, 1611. Hemos modernizado
intencionadamente acentuación, puntuación, grafía y ortografía, salvo la de los títulos de entradas (por
razones obvias de respeto del antiguo orden alfabético).
3 Por lo que a la forma se refiere, la principal diferencia entre las dos obras es que los emblemas, por
definición, llevan ilustraciones y son poemas (excepto la glosa), contrariamente al Tesoro escrito en prosa sin
ninguna ilustración. El punto común esencial es que son dos escrituras secuenciales: cada emblema es una
entidad distinta, lo mismo que cada artículo del diccionario.

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acabados algunos años antes de editarse (la censura es de agosto de 1609)4, como, por
ejemplo, el mero hecho de que, en algunas partes del Tesoro de la Lengua y del
Suplemento, el canónigo de Cuenca cita imágenes y pasajes textuales precisos sacados
de sus emblemas5. Además, en la dedicatoria de los Emblemas Morales, el propio autor
declara:

Éstas son las primicias de mis trabajos que van saliendo a luz: y tras ellas (siendo Dios
servido) publicaré luego el Tesoro de la lengua Castellana, con que sirvo a su Majestad.

Nos encontramos por lo tanto frente a un procedimiento de auto-reescritura, tal


como lo define Marc Vitse6, o de reescritura «interna» según la expresión de Anne
Cayuela7. Procedimiento bastante sencillo al parecer —dada la proximidad cronológica
de las dos obras—, pero complicado en realidad por datos extratextuales y por
interferencias con los modelos de la escritura primitiva, sabiendo que la emblemática es
por excelencia el lugar de los lugares comunes.
Las más veces, el lexicógrafo remite al emblemista por medio de alusiones o citas
explícitas. Éstas no entrarían en el campo de este estudio sobre la reescritura8 si, por
desliz, descuido, desmemoria, o voluntad expresa de resumir el emblema, no
introdujera el autor algún cambio sea en el sentido, sea en la forma de la escritura
anterior. Por ejemplo, en el artículo ENVIDIA, Sebastián de Covarrubias menciona uno
de sus emblemas (fig. 1) de inspiración muy erasmista9, en los términos siguientes:

Entre las demás emblemas mías, tengo una lima sobre un yunque con el mote: Carpit et
carpitur una ['Desgasta y se desgasta a sí misma'], símbolo del envidioso, que royendo a los
otros, él se está consumiendo entre sí mismo y royéndose el propio corazón1".

El primer elemento de reescritura es de índole hiperesteticista, ya que la descripción del


icono no se corresponde con la realidad del grabado, donde vemos que la lima no está
sobre el yunque, sino enhiesta al lado. El segundo elemento de reescritura, como

4
Además, a Sebastián de Covarrubias no le fue muy fácil encontrar a grabadores que le realizaran las
tallas sobre madera.
5
Es verdad que el fenómeno inverso se produce también, pero de manera mucho más imprecisa. Así, en
los Emblemas Morales, Covarrubias remite al Tesoro de la Lengua, calificándolo de «obra de mi vida».
6 Marc Vitse, «Presentación», en Marc Vitse (éd.), Siglo de Oro y reescritura. I: Teatro, Criticón, 72,
1988, pp. 6-7.
7
Véase su contribución «De reescritores y reescrituras: teoría y práctica de la reescritura en los
paratextos del Siglo de Oro» en este mismo número de Criticón.
8
Tomaré como definición la de Henri Béhar, «La réécriture comme poétique... ou le même et l'autre»,
Romanic Reuiew, 72, 1, january 1981, pp. 51-65: «Cette réécriture, qui désigne à la fois une pratique, un
concept et une catégorie esthétique, je la définirais ainsi (provisoirement): toute opération consistant à
transformer un texte de départ A pour aboutir à un nouveau texte B, quelle qu'en soit la distance au point de
vue de l'expression, du contenu, de la fonction».
9
Sobre este aspecto de los emblemas de Sebastián de Covarrubias, cfr. E. Cordero de Ciria, «El
erasmismo en los Emblemas Morales de Sebastián de Covarrubias», Boletín del Museo e Instituto Canton
Aznar, XXVII, 1987, pp. 5-15.
10
Tesoro de la Lengua, p. 505b. Cfi. Pilar Pedraza, «Los emblemas de la envidia», en Actas del I
Simposio Internacional de Emblemática, Teruel, 1 y 2 de octubre de 1991, Teruel, Instituto de Estudios
Turolenses, 1994, pp. 305-332.

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conviene, es más propiamente textual: consiste en resumir la octavilla real del emblema
en dos líneas de prosa. Se trata por consiguiente de adaptar el estilo muy particular de
la emblemática a una nueva escritura donde predomina en teoría la prosa informativa.
Al pasar del género emblemático, de índole entrañablemente didáctico-moral, al género
lexicográfico, la escritura tiene que cambiar de forma, pero a menudo parece que sigue
con la misma función y la misma finalidad: edificar al lector. En realidad, la reescritura
se hace más bien a partir de la glosa que forma parte de cada una de las secuencias
emblemáticas y que ya se emparenta con una primera auto-reescritura11.
Otras veces, el lexicógrafo remite de manera explícita a la emblemática, pero sin
precisar que se trata de uno de sus emblemas, y sin mencionar el origen del modelo en
el que se inspiró directamente. Éste es el caso en la entrada ABROJO12:

Del abrojo hay una empresa con la letra stabit quocunque cadat; daba a entender, el que usó
de ella, que en cualquier estado próspero o adverso, perseveraría en su fe y propósito13.

Esta empresa (fig. 2), con un mote y un sentido algo diferentes de los declarados por
Sebastián de Covarrubias, se atribuía a Pedro III de Aragón (1276-1285), primer rey de
Sicilia. Tenía por lema «QUOCUMQUE FERAR» ('Hiero por todos lados') y
simbolizaba la combatividad fundamentada en las tres virtudes esenciales del príncipe:
la prudencia, el valor y la constancia. Se trata de una empresa heroica y privada
—incluida por Claude Paradin en sus Devises Héroïques y por Francisco Gómez de la
Reguera en sus Empresas de los Reyes de Castilla y de León—, una empresa con un
valor distinto del emblema de Covarrubias que tiene más bien un campo de aplicación
moral y social. Al recoger en la entrada de su Tesoro la sentencia «STABIT
QUOCUNQUE CADAT» ('Se mantiene erguida cualquiera que sea el lado en que
caiga') — «STABIT UT CUNQUE CADAT» en el grabado (fig. 3)—, el Maestrescuela
introduce en el símbolo del abrojo una tonalidad neoestoica ausente de la empresa
original, una tonalidad que aparece tanto en la obra moral como en la obra
lexicográfica14.
Por otra parte, si comparamos la glosa del emblema con el texto correspondiente del
Tesoro de la Lengua, obtendremos el ejemplo típico de un proceso de reescritura
encauzado en el molde de la condensación y sintetización. Dice el emblema:

Entre otros ardides bélicos para ofender al enemigo, fue uno el abrojo de hierro que se echa en
el campo, y se cubre con la tierra, para que llegado allí la caballería, se manquen los caballos,
y se lastime la infantería y gente de a pie. Está formado de manera que, como quiera que se
arroje, siempre una de sus puntas queda derecha hacia arriba. Esta figura aplico yo a la fe y

11
Cfr. Virginie Dumanoir, «De lo épico a lo lírico: los romances mudados, contrahechos, trocados y las
prácticas de reescritura en el Romancero viejo», Criticón, 74, 1998, pp. 45-64 (p. 47, la glosa es una
reescritura «alrededor del texto»).
12
Artefacto llamado también tríbulo o muriz.
13
Tesoro de la Lengua, p. 31b.
14
Para más datos sobre el simbolismo del abrojo, véase Blanca García Vega, «Las empresas de ¡os reyes
de Castilla y de León de Francisco de la Reguera», in Actas del I Simposio Internacional de Emblemática, op.
cit., pp. 93-169 (p. 133).

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fidelidad que el hombre debe tener a Dios, y al prójimo, la letra es: STABIT UT CUNQUE
CAD AT. De este abrojo militar escribe Vegecio de re militari lib. 3 1 5 .

Este enunciado se reescribe de manera sintética en el Tesoro de la Lengua:

Entre otros ardides de guerra, pone Vegecio, lib. 3, De re militare, el de los abrojos de hierro,
que los siembran en la tierra para que, pasando sobre ellos los caballos, se manquent.

En la entrada ALCANCÍA, será con el mismo afán neoestoico como se culpará a la


codicia, tomando este recipiente como símbolo del avaro estúpido (fíg. 4) que perderá a
su muerte todo lo atesorado sin gozar de ello:

Una olla cerrada que tiene tan sólo una abertura por donde echan el dinero, y no puede salir
si no es quebrándose. Entre el libro de mis Emblemas tengo una alcancía con el mote: Non
nisi fracta reddit ; haciendo semejante a ella el avariento que no hace sino atesorar sin que
haya provecho ninguno de lo que guarda, hasta que se quiebra la olla con la muerte y se
derrama todo por su heredero17.

Sebastián de Covarrubias nos ofrece otra vez un resumen explicativo del emblema,
muy parecido a lo que acostumbra hacer en cada glosa. Sin embargo, en este caso
particular, la interpretación del símbolo es una reescritura que se aleja formalmente de
la glosa modelo que leemos en los Emblemas Morales:

Entre otras especies de locura que hay en esta gavia del mundo, es una, afanar un hombre y
tratarse mal allegando hacienda y dinero, sin que sepa decir para qué, ni para quién lo guarda.
Al cabo, quebrándose este vaso de barro, esparce lo que ha endurado, y se lo lleva quien
menos él pensó. Es buen símbolo la alcancía con la letra NON NISI FRACTA REDDET
URNA ['La urna devuelve sólo cuando se rompe']. Hay en la Sagrada Escritura muchos
lugares de este concepto18.

Los cambios afectan principalmente las sentencias latinas que aparecen incompletas o
deformadas en el Tesoro de la Lengua: imprecisión en la conjunción en el caso del
abrojo, desaparición del sustantivo, modificación errónea de la forma verbal en la
reescritura del mote de la alcancía. Fenómenos todos que permiten suponer que
Covarrubias reescribía rápidamente de memoria, sin tener la precedente escritura a la
vista. N o se trata pues de una reescritura estética cuya finalidad sería mejorar la
secuencia primitiva, sino de un reescritura redundante que insiste en el valor moral del
mensaje, de una reescritura sobresignificada a la que se podría calificar de
sobreescritura.
El mundo de los objetos es una mina de símbolos, por eso aparecen tantas veces en
los Emblemas Morales19. Cuando este objeto es una rueda, el simbolismo agudiza los

15
Emblemas Morales, i. 30 vc.
16
Tesoro de la Lengua, p. 31b. La fuente exacta es: Vegetius, De re militare, III, 24.
17
Tesoro de la Lengua, p. 72b.
18
Emblemas Morales, í. 20 v°.
19
Sobre este particular, véase Jean-Paul Le Flem, «Étude sérielle des Emblèmes de Sebastián de
Covarrubias», Mélanges de la Casa de Velàzquez, XII, 1976, pp. 271-282.

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conceptos. El artículo ANORIA conviene perfectamente para evocar una vez más una
empresa emblematizada por Covarrubias (fig. 5):
Un galán sacó en una justa por empresa una rueda de anoria con sus arcaduces y el mote: Los
llenos son de dolor, los vacíos de esperanza. Hay otro [emblema] moral que dice: Unos
hinchen y otros vacían; y es así que, para que enriquezcan unos, han de empobrecer otros20.

Como en el ejemplo del abrojo, el autor no da ningún detalle acerca del origen exacto
de la empresa y tampoco remite a sus emblemas. Se trata de la divisa de Don Diego de
Guzmán (fig. 6), de tonalidad amorosa, encontrada por el Capellán en el Dialogo
dell'imprese de Paolo Giovio21. El mote de los Emblemas Morales reutiliza sólo el
primer verso de un dístico en castellano, «Unos suben, y otros bajan22 / Unos hinchen, y
otros vacían», mientras que la reescritura del Tesoro menciona el segundo verso del
mismo dístico: «Unos hinchen, y otros vacían». El motivo de la noria que simbolizaba
en la empresa original el estado amoroso pasa a simbolizar una rueda de la fortuna
para representar el enriquecimiento de los que suben, impulsados por el
empobrecimiento de los que bajan. El simbolismo de la noria, de obvio origen
maniqueo23, se traslada al campo moral.
Esta empresa y el emblema de Covarrubias recuerdan el topos mitológico
—frecuentemente emblematizado— de las dos urnas de Júpiter, colocadas en la puerta
de su palacio, una casi vacía, otra casi llena, para significar la abundancia de los males
y la escasez de los bienes distribuidos a los humanos. De manera general, la
emblemática podría definirse como una reescritura de los más antiguos tópicos de la
humanidad24.
Estas referencias mitológicas abundan tanto en los Emblemas Morales como en el
Tesoro de la Lengua, y dan nuevos motivos de reescritura. En la entrada ÇURRIAGA, el
lexicógrafo describe uno de sus emblemas con la imagen de un centauro que está
aleccionando a unos niños (fig. 7), lo que le da materia para expresar su indignación
frente a los métodos brutales de los maestros:
Grandísima rabia me toma cuando veo a los tiranos maestros de escuela azotar a los niños
con tan poca piedad; y algunos azotan con cuerdas de vihuelas, las más gordas que se labran,
y el miedo que allí cobra el niño le dura toda la vida hasta la vejez. Son propiamente chirones,
medio hombres y medio brutos. Y a este propósito tengo un emblema de Terencio in
Adelphos. Pudore satius quant metu ['Más vale por la suavidad que por el temor']. Está un
centauro con un azote y palmatoria en la mano derecha, y con la izquierda señalando en un
libro a unos niños. Alude a la fábula de Chirón, centauro, que enseñó y crió a Aquiles. Hízose
20
Tesoro de la Lengua, p. 123b.
21
Paolo Giovio, Dialogo dell'imprese militari et amorose, Lyon, Guillaume Rouillé, 1574, pp. 34-35.
22
Tópico de la rueda de la fortuna que Clarín expresa con la misma fórmula en La vida es sueño (v.
2110).
23
Sobre el simbolismo de origen maniqueo de la noria, véase Maryvonne Perrot, Le symbolisme de ¡a
roue, Préface de Gilbert Durand, Paris, Les Éditions Philosophiques, 1980, pp. 119-120. Véase también F.
Cumont, «La roue à puiser les âmes du Manichéisme», Revue de l'Histoire des Religions, nov.-déc. 1915, p.
384.
24
Cfr. Christian Bouzy, «El emblema: un nuevo lugar estético para los antiguos lugares éticos», Criticón,
58,1993, pp. 35-45.

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diestro en la música y en el conocimiento de las hierbas y sus virtudes; [enseñó] a Esculapio la


medicina y a Hércules la astrologia25.

Indignado, el Maestrescuela nos propone una muestra de su genio satírico. Las críticas
que dirige a ciertas categorías profesionales le proporcionan la oportunidad de
descubrir sus sentimientos personales. Esta manifestación de un yo, algo sorprendente
en un diccionario etimológico, se hace por el intermedio de un discurso sarcástico, muy
emblemático de la facundia covarrubiana:

Pero los chirones o sayones de nuestros tiempos, en cuatro ni en cinco años no les enseñan a
leer bien, y sólo les dan varias materias para escribir, habiendo de quedar con una forma, y no
les saben decir cómo han de tomar la pluma en la mano. Hácenles perder mucho tiempo, y
muchos se pierden por no sufrir tan gran tiranía, como usan estos Dionisos tiranos. No digo
nada de los señores gramáticos, pero algunos son no menos imperiosos que impertinentes26.

En el Siglo de Oro, el término de gramático tenía una connotación peyorativa que lo


hacía sonar casi como una injuria27, desde el requisitorio de Erasmo en el Elogio de la
locura hasta la aguda metáfora de Baltasar Gracián que trataba a los gramáticos de
«cencerros del orbe».
Contrariamente a los ejemplos precedentes que nos han mostrado cómo en los
artículos del Tesoro de la Lengua se condensaba la materia emblemática, la reescritura
del emblema del centauro se traduce por una amplificación de la glosa. Claro que se
mantienen elementos comunes, como los sentimientos personales del autor, la
brutalidad de los maestros, el tiempo perdido por la mala enseñanza que aparecían ya
en el emblema:
Siempre que se me ofrece ocasión de encolerizarme contra los maestros de escuela y
repetidores de gramática, procuro irme a la mano; pero la bestialidad y tiranía con que
algunos enseñan y castigan a los niños me está espoleando contra ellos. Yo no digo que del
todo dejen de corregirlos y amenazarlos: pero esto se debe hacer con templanza y moderación,
y con particular cuidado de enseñarlos: porque el tiempo que gasta un muchacho en España
en leer y escribir, basta en Italia y en otras naciones para eso, y para aprender Latín y Griego,
tañer y cantar, y otras habilidades, no porque tengan mejores ingenios que nosotros sino
porque los maestros enseñan con arte, y los padres no se descuidan de sus hijos. La figura del
Chirón, medio hombre y medio bruto, nos da a entender la calidad y condición de éstos a
quien reprehendo28.

2
^ Tesoro de la Lengua, p. 431a.
2
« Ibid., p. 431a.
27
Concepción Cárceles Laborde, Humanismo y educación en España (1450-1650), Pamplona, EUNSA,
1993, p. 322: «De todas maneras, hay un problema aún más difícil de solventar que es el de la propia
formación del gramático. En la realidad ha sido y sigue siendo un término desprestigiado que sirve para
designar al maestro rutinario y tecnicista, incapaz de asumir todo el significado de su función docente. Así se
denomina al dómine pedante y fatuo, mugriento y famélico, que aterroriza a los niños con la palmeta».
28
Emblemas Morales, f. 211 v°.

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Pero lo que desaparece en el Tesoro es el comentario sobre el descuido de los padres y


la comparación con los sistemas educativos de los demás países que siempre son
mejores que el nacional, como bien sabemos. Nada ha cambiado, al parecer.
Aparte de los objetos y de las figuras mitológicas, el Maestrescuela tenía a su
disposición toda la simbólica animal de los apólogos, fábulas y otros cuentos para sacar
lecciones morales de la naturaleza. Éstas aparecen tanto en los Emblemas Morales
como en el Tesoro de la Lengua. Me contentaré con citar algunos artículos como
CORITA, COCODRILO, CONEJO, donde Sebastián de Covarrubias propone un resumen
explícito de escenas anteriormente emblematizadas. En cambio, la reescritura es
implícita en el artículo ÁNSAR donde el lexicógrafo cuenta el conocidísimo episodio de
las ocas del Capitolio de la manera siguiente:

El ánsar es símbolo de la custodia y vigilia; por lo que aconteció en Roma, queriendo los galos
entrarla de noche, habiéndose dormido los guardas, fueron sentidos de unos ánsares que
acaso se criaban en el Capitolio, y despertando Mavilio al ruido, les defendió la entrada; y de
allí adelante se criaron en aquel lugar del público los gansos en memoria de este caso29.

En el emblema correspondiente, la parte poética no cumplía verdaderamente la función


de modelo, por no aludir en ella el emblemista al acontecimiento histórico-legendario
representado en el grabado —la toma de Roma en 385 antes de Jesucristo por los galos
biturigos de Ambicat (fig. 8). Nos encontramos, pues, con la entrada del Tesoro, con un
nuevo ejemplo de reescritura hiperesteticista, ya que en ella se reescribe (¿redescribe?)
una escena figurada emblemáticamente. Es verdad que la glosa del emblema
mencionaba también este episodio de la historia romana, pero lo hacía de manera más
alusiva: «Pusimos por figura de este emblema el capitolio Romano, con un ánsar en lo
alto, que dando graznidos avisa estar los gallos [sic] escalando el muro»30. Notemos de
paso que la reescritura del Tesoro permitió cambiar la incorrecta palabra gallos por la
de galos, la única que conviene. En el artículo GANSO, Covarrubias comentará
nuevamente este episodio, pero cometerá un tremendo anacronismo transformando a
los galos en franceses.
Por otra parte, entre los dos textos —el emblemático y el lexicográfico—, el cambio
esencial es el de la finalidad moral. La perspectiva de crítica social del emblema
desaparece totalmente en el Tesoro de la Lengua. El emblema insistía sobre el descuido
del pastor que dormía en vez de vigilar su rebaño, obvia metáfora de los sacerdotes
encargados tanto de proteger a los fieles del pecado individual como de denunciar el
laxismo moral de la sociedad. Y la glosa designaba con precisión el corpúsculo social
concernido: «Pero mayor afrenta es que los predicadores enmudezcan, cuando más es
necesario reprehender la disolución de los vicios y los pecados públicos»31. ¿Alusión a
un verdadero debate o sólo lugar común de la época?

29
Tesoro de la Lengua, p. 123b.
50 Emblemas Morales, í. 210 v°.
Mlbid., f. 210 v°.

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Otro momento interesante de la autoreescritura en las obras del Canónigo es cuando


apunta su misoginia32. El emblema 29 de la tercera centuria (fig. 9), con el mote «NEC
PROPE, NEC LONGWS» ('Ni demasiado cerca, ni demasiado lejos'), nos muestra a
un hombre y una mujer a ambos lados de una chimenea con fuego. La glosa explica
cómo se formó el emblema:

Preguntado Antístenes, por un amigo suyo, cómo se debía portar en las cosas de la república,
le respondió: «Habéis de allegaros a ella, como al fuego: no muy cerca, porque no os queméis,
ni muy lejos, porque os quedaréis helado y frío». Y si me preguntaran a mí Quomodo
accendendum ad mulieretn: respondiera, ut ad ignetn, ñeque nintis prope, ne uraris, ñeque
longius, ne fugeas. Y a este propósito se forma en el emblema, un galán y una dama y entre
los dos una chimenea con fuego, y el mote: NEC PROPE, NEC LONGIVS33.

En el Tesoro de la Lengua, se produce una amalgama entre las palabras del filósofo y
las de Covarrubias, que condensa las dos citas en una. A la comparación primitiva que
hace Antístenes entre el fuego y la república, el autor añade un tercer término, la mujer:

Dijo un filósofo que al fuego y a la mujer y a la república nos hemos de acercar con el mismo
recato, con estas palabras: Ñeque nimis prope, ne uraris, ñeque longius, ne frigies. De este
concepto tengo hecho un emblema34.

O sea que, después de implicarse personalmente35 en una declaración misógina en los


Emblemas Morales, el canónigo desaparece del escenario del Tesoro de la Lengua
dejando la responsabilidad de una cita falseada a un filósofo anónimo, quizás para
darle más autoridad. Sebastián de Covarrubias no sólo se reescribe a sí mismo sino que
reescribe a Antístenes.
Tal misoginia se trasluce otra vez en el artículo COCHURA que repite el eco de un
proverbio y de un emblema inspirado en un lugar común naturalista conocidísimo (fig.
10):

Dice un proverbio: «Sufrir cochura por hermosura», dícese de las mujeres que para salir el
domingo rutilantes, se ponen mudas entre semana, y por enrubiarse sufren el insufrible humo
del azufre. Hay entre mis emblemas una a este propósito; el cuerpo de ella es tomado de otras,
pero el alma e intento es nuevo y mío; conviene a saber una culebra, que por la hendidura de
una peña se va escurriendo y deja atrás la piel vieja, saliendo remozada y rutilante, con el
mote: «Esto y más por remozarme»36.

32
Acerca de ia misoginia en las imágenes de los libros, particularmente en los emblemas, véase la
interesantísima monografía de Sara F. Matthews Grieco, Ange ou diablesse: la représentation de la femme au
XVIe siècle, Paris, Flammarion, 1991.
33
Emblemas Morales, f. 229 v°.
34
Tesoro de la Lengua, p. 611b.
35
Acerca de la personalidad de Covarrubias a través de su obra, véase Juan de Dios Hernández Miñano,
«Sebastián de Covarrubias en sus Emblemas Morales», en Literatura Emblemática Hispánica, op. cit., pp.
515-532.
36
Tesoro de la Lengua, p. 331a.

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Entre el abrojo, símbolo de «la fe y la fidelidad que el cristiano debe tener a Dios»37
y la muda de la culebra —otro tópico naturalista—, símbolo de la mujer que intenta
ocultar los ultrajes del tiempo, nos encontramos en un espacio que va desde una ética
social neoestoica hasta una moral medieval todavía impregnada de misoginia
eclesiástica.
Quizás esta misoginia tenga por finalidad dar más resplandor a la calidad más
preciada en una mujer antes del matrimonio: la virginidad. El artículo VIRGEN
constituye un ejemplo particular de la comunidad de pensamiento que existe entre el
Tesoro de la Lengua y los Emblemas Morales. En este caso, en efecto, el lexicógrafo ne
se da el trabajo de la reescritura, sino que se contenta con remitir al emblemista:
VIRGEN. Por otro nombre la llamamos doncella; de este estado y de la virginidad y su castidad
había mucho que decir, pero es lugar común, y así me contento con lo dicho, y con remitir al
lector curioso a un emblema mío, cuya figura es una azucena rodeada de un seto rompido y
ella destroncada, con la letra: Nulla reparabilis arte38.

Lector curioso del Tesoro de la Lengua, seguimos pues el consejo del autor para
descubrir el emblema de la azucena (fig. 11) y leer en la glosa lo siguiente: «Éste es
lugar común, y se hallará extendido en muchos autores, y así me contento con lo que he
apuntado»39. Tropieza a veces la reescritura con la no-escritura.
En la glosa del emblema, Sebastián de Covarrubias indica sus fuentes literarias
—Cátulo40 y Ovidio41—, pero deja inexplicada la analogía entre la virginidad y la
azucena, sin duda porque piensa, por ser un tópico, que todos saben que la calidad
esencial que hace de esta flor el símbolo de la pureza es su color blanco42:

Apropiada comparación de la virginidad es la azucena, y símbolo suyo; en este emblema se


pinta rodeada de un seto, pero desportillado, y su flor lacia y destroncada43.

La misoginia del Canónigo se reescribirá en el Suplemento al Tesoro en el artículo


IEDRA. Esta planta, de muy rico simbolismo, le da una vez más la oportunidad de
remitir a sus Emblemas Morales (fig. 12). Símbolo de los poetas en los Emblemata de
Alciato44, la hiedra llega a ser el símbolo de la prostituta que finge estar enamorada
para retener a su amante «hasta que le ha consumido honra, hacienda, salud y vida»45:

37
Emblemas Morales, f. 30 v°.
38
Tesoro de la Lengua, p. 1010b.
39
Emblemas Morales, í. 5 v°.
40
Cátulo, Epithalamion, «Ut flos in septis secretas nascitur hortis».
41
Ovidio, Epistulae: «Nulla reparabilis arte, Laessa pudicitia est, dépérit illa semet».
42
Lugar común emblemático cuyas diferentes ocurrencias son evocadas por Rafael García Mahiques,
Empresas Sacras de Núñez de Cepeda, Prólogo de Santiago Sebastián, Madrid, Ediciones Tuero, 1988, pp.
67-68.
43
Emblemas Morales, i. 5 v°.
44
Alciato, Emblemas, Edición de Santiago Sebastián, Madrid, Akal, 1985, p. 247.
45
Emblemas Morales, f. 37 v°.

CRITICÓN. Núm. 79 (2000). Christian BOUZY. De los «Emblemas Morales» al «Tesoro de la ...
152 CHRISTIAN BOUZY Criticón, 79,2000

IEDRA. [...] Verás [...] en mis emblemas, la treinta y siete de la primera centuria con el mote
Meretricis atnplexus ['Los abrazos de la prostituta'], de donde comparo la ramera a la hiedra
por cuanto la una y la otra hacen un mismo efecto dondequiera que se arriman46.

Las demás características de la hiedra, su color verde y amarillo y su sabor amargo,


habían servido en el emblema para prolongar la analogía con la ramera. Dice la glosa:
«Muéstranos su hoja verde, que es la edad florida y la hermosura, pero el reverso de
ella es amarillo, color mortal, y su gusto amargo»47. La crítica contra la prostituta
forma parte entrañable de la misoginia del autor que añade, sospechoso hasta de su
propia capacidad de resistencia: «Y así no está seguro el hombre grave si da a la mujer
tal cualquiera entrada. Y apenas se defiende el religioso y varón perfecto, si un tiempo
no se retira». Pero ninguno de estos enunciados con finalidad moral reaparece en el
Suplemento.
Ahora bien, quizás tenga que hacer un pequeño paréntesis para presentar
brevemente el Suplemento al Tesoro de la Lengua, manuscrito 6.159 de la Biblioteca
Nacional, sin edición escrita hasta hoy. Sólo conozco una versión en microfichas, la de
Juan Crespo Hidalgo48. Al parecer, hay gestiones entre las Universidades de Toulouse y
Pamplona para llevar a cabo una edición del manuscrito, pero éstas se enfrentan con
serios problemas de transcripción ortográfica y de orden alfabético. El Suplemento al
Tesoro de la Lengua ya ha sido objeto de algunos análisis parciales de parte de
estudiosos españoles y franceses49.
Este suplemento, anunciado por Sebastián de Covarrubias en el Tesoro de la
Lengua, es bastante diferente del diccionario. Primero, es un diccionario onomástico, ya
que la mayoría de las entradas son nombres propios. En segundo lugar, es un trabajo
inacabado que se detiene en la letra M. Por último, es obvio que la escritura del
Suplemento se hizo rápidamente y con poco cuidado, o, por lo menos, que no hubo
correcciones: abundan las frases sin terminar, las repeticiones, incluso se encuentran
pasajes incomprensibles.
Sin embargo, el punto común entre el Suplemento y el Tesoro de la Lengua es la
presencia de la emblemática de manera explícita en casi cuarenta artículos y de manera
implícita en quince más, sea una proporción más elevada que en el diccionario

46
En Juan Crespo Hidalgo, Estudio del Suplemento al Tesoro de ¡a Lengua Española Castellana de
Sebastián de Covarrubias. Edición, Málaga, Universidad de Málaga, 1991 (Tesis doctorales/Microficha, núm.
34), p. 694.
47
Emblemas Morales, f. 37 v°.
4
* Además de la tesis de Juan Crespo Hidalgo que utilizo para este estudio, existe una versión parcial en
microfichas desde 1959, cfr. B. Bayliss, Sebastián de Covarrubias' Suplemento al Tesoro de la Lengua
Castellana, A critical édition of sélections frotn the original manuscript, éd. en microfilme, University of
Illinois, 1959.
49
Véanse los trabajos de Dolores Azorín Fernández, «El Suplemento al Tesoro de la Lengua Castellana o
Española de Sebastián de Covarrubias y Orozco», en Actas del I Congreso Internacional de Historia de la
Lengua Española, I, Madrid, Arco Libros, 1988, pp. 683-693; idem, «Datos para la historia de la
lexicografía española. A propósito de las ampliaciones y desarrollos del Tesoro de Covarrubias», Analecta
Malacitana, XI-1,1988, pp. 117-124; Dominique Reyre, «La voz judío en el Tesoro de la lengua Castellana o
Española de Sebastián de Covarrubias y en su Suplemento», Criticón, 61, 1994, pp. 81-94.

CRITICÓN. Núm. 79 (2000). Christian BOUZY. De los «Emblemas Morales» al «Tesoro de la ...
COVARRUBIAS REESCRITO POR SÍ MISMO 153

propiamente dicho. Ocho autores «emblemáticos» 50 vienen citados, contra dieciséis en


el Tesoro de la Lengua. Alciato sigue siendo la autoridad suprema, seguido de cerca por
el mismo Covarrubias. Pero las referencias a la emblemática, particularmente a los
Emblemas Morales, cobran un matiz distinto. En el Suplemento, el discurso del
Maestrescuela se hace más informativo y con menos tendencia a satirizar y moralizar
que en el Tesoro. La tonalidad de la evocación emblemática, y por lo tanto de la
reescritura, cambia del todo por la casi desaparición del simbolismo de los objetos, de
los animales, de las plantas (exceptuando algún que otro artículo como IEDRA O LEÓN),
sustituido por los exempla entre legendarios e históricos.
Estos cambios se deben a las nuevas características del Suplemento dedicado casi
enteramente a nombres propios históricos y geográficos. Hasta tenemos motivos para
afirmar que ciertas entradas deben su existencia a la emblemática. Parece ser el caso del
artículo HOFIOGENOS donde se plantea el problema del adulterio y de los hijos
naturales:

HOFIOGENOS [...]. Unos pueblos en Cipro adonde las serpientes no hacen ningún daño a los
naturales. [...] El mismo Plinio, lib. 7, cap. 2, hace mención de unos pueblos en África
llamados Psilos que teniendo sospecha de que sus mujeres les habían hecho traición con algún
extranjero echaban los niños a las víboras, las cuales a solos los naturales no empecían y con
esto tomaban satisfacción y desengaño de su sospecha. A este propósito podrás ver una de mis
emblemas que es cincuenta y dos de la segunda Centuria51.

Aquí Sebastián de Covarrubias se limita con repetir casi textualmente la glosa del dicho
emblema (fig. 13), que dice así:

En África había ciertos pueblos llamados Psyllos, que teniendo sospecha de que sus mujeres
les habían hecho traición, con algún extranjero, echaban los niños a las víboras, las cuales a
solos ellos no empecían, y con esto tomaban satisfacción y desengaño, según lo escribe Plinio
lib. 7, c. 2.

Por otra parte, lo que el lexicógrafo se ha dejado en el tintero es la moraleja final de la


glosa, en la cual condenaba el infanticidio (no el de la antigüedad, sino el de su época),
admitiendo a la par el abandono de los crios como si fuera el mal menor:

El delito es muy grave y el que lo comete es castigado como homicida o parricida y por obviar
tan grande impiedad hay en todos los lugares principales hospital, u obra pía, donde los
expósitos se reciben y crían, señalándoles lugar cierto adonde puedan ponerlos. El intento de
este emblema es decir que paga el niño inocente, y el padre adultero se va libre [...]52.

Esta mirada de crítica moral y social que perduraba en parte en el Tesoro, desaparece
pues por completo en el Suplemento, donde la perspectiva es meramente antropológica.
50
En ellos incluimos a Horapolo y Valeriano, así como a los recopiladores de empresas como el francés
Claude Paradin y el italiano Paolo Giovio.
51
Sebastián de Covarrubias, Suplemento al Thesoro de la Lengua Castellana, en Juan Crespo Hidalgo,
op. cit., pp. 648-649. En adelante Suplemento.
52
Emblemas Morales, f. 152 v°. Parricida es «no sólo el que mata padre o madre, pero también mujer,
marido, hijo o hija, hermano o hermana, etc.» (Tesoro de la Lengua, p. 854b).

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154 CHRISTIAN BOUZY Criticón, 79,2000

Es decir que, a partir de la misma fuente —la Historia Natural de Plinio, por lo que se
explica la semejanza entre los dos relatos—, el lexicógrafo del Suplemento no
profundiza tanto como el moralista de los Emblemas en la relación que establece entre
el exemplum antiguo y las costumbres de su época.
Se produce un fenómeno parecido en la entrada ANNON, donde se cuenta casi lo
mismo que en la glosa del emblema 71 de la Primera centuria (fig. 14). Este artículo
presenta la edificante historia del cartaginés Hanón que pretendía ser tenido por Dios y
se valió de un subterfugio para que los hombres lo reconociesen como tal:

ANÓN. Armón. Cartaginense. Fue tan arrogante que saliendo de los términos de hombre quiso
ser tenido por dios, y usó de este medio que juntó muchas aves vocales, como tordos, picazas
y cuervos, y teniéndolas en parte oscura les enseñó a que dijesen Annon deus est. Valióle poco
esta diligencia porque las más se volvieron a su canto ordinario y si dijeron algo las cogieron
en mentira por haber muerto como los demás hombres. Erasmo cuenta lo mismo de otro
dicho Safón, y yo hago un emblema de este argumento en mis centurias53.

Este enunciado es casi el eco perfecto de la glosa del emblema aludido:

Annón Cartaginense fue tan arrogante y desvanecido, que pretendió persuadir a los hombres
que era Dios; y para esto juntó muchas aves que imitan la voz humana, y en lugar escondido y
oscuro le[s] enseñó a decir: Annon Deus, y cuando le pareció estaban suficientemente
amaestradas, las soltó en diversos lugares; pero no pudo salir con su intención, porque
sobrevino la muerte, y ellas quedaron por mentirosas, y él por vano y necio. Semejante
ejemplo se cuenta de otro dicho Safón, sino es que todo sea uno, de éste hace mención Erasmo
en sus adagios54.

La única modalidad de reescritura aparente es la desaparición, si se puede decir, de la


interpretación moral del exemplum. En el Suplemento, Covarrubias ya no les hace caso
a los hipócritas y aduladores que constituían el blanco de la sátira emblemática, como
advierte al final de la glosa: «Hoy día hay muchos que para ganar opinión de santos o
letrados ceban cuervos y urracas, que son lisonjeros, y todo aquello que les ponen en el
pico eso dicen». O sea un enunciado en el que el Canónigo, avezado en las
predicaciones, hace alarde de un estilo figurado muy propio de un predicador.
Existe otra categoría de personajes varias veces criticada en los Emblemas Morales,
es la de los astrólogos. A imitación del modelo alciatino, la reprehensión del canónigo
se expresa en diferentes emblemas, como éste que representa la muerte de un tal
Ascletario (fig. 15):

ASCLETARIO. Fue un astrólogo judiciario en tiempo de Domitiano, el cual preguntándole si


había alzado figura de su muerte, dijo que sí y que hallaba le comerían perros. El Emperador
le mandó matar y quemar su cuerpo para con esto redargüir de mentirosa su arte. Y estando
puesto en la hoguera sobrevino tan gran tempestad que los que le llevaban desampararon el
cuerpo medio quemado. La lluvia mató el fuego y acudiendo los perros se le comieron.
Suetonio in Domitiano. Verás la emblema 49 de la primera de mis centurias55.
53
Suplemento, p. 204.
54
Emblemas Morales, f. 71 v°.
55
Suplemento, p. 243.

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COVARRUBIAS REESCRITO POR SÍ MISMO 155

La glosa del emblema precisaba con nitidez los cargos que pesaban sobre la astrología:

La Astrología Judiciaria está permitida en cuanto por ella se gobierna el labrador, el marinero,
el médico y los demás, considerando los efectos de las causas naturales. Pero en arrojándose a
juzgar de lo que depende del libre albedrío y de la voluntad de Dios, es gran temeridad y
crimen condenado por los sacros cánones y santos concilios56.

Sin embargo, en la entrada ASCLETARIO del Suplemento, el lexicógrafo no toma


partido, contentándose con enunciar los hechos referidos anteriormente en el emblema.
Otra vez la reescritura se hace a minina, como para significar que el diccionario ya no
es el lugar de un comentario ético-social. La ambigüedad del exemplum —parece que se
le concede la razón al astrólogo que predice efectivamente su muerte— se resuelve en el
mote «MALLEM NESCISSE FUTURA» ('Es preferible no conocer el futuro').
En el Suplemento se dan casos de autoreescritura implícita, vale decir que algunos
artículos retoman un asunto ya tratado en los Emblemas Morales, sin que Sebastián de
Covarrubias haga cualquier referencia ni a la emblemática en general ni a su obra
anterior en particular. Se ofrece este procedimiento en las entradas siguientes: APELES,
ASBESTO, CONSTANTINO, CRESO, ERÓSTRATO, ETÉOCLES, FÁLARIS, LANGOSTA57. Sería
interesante examinar detenidamente estas rúbricas, ya que darían otro enfoque sobre la
reescritura emblemática en el Suplemento. En ellas surgen matices de reescritura
disfrazada o enmascarada. Hay que ser consciente también de que la reescritura pudo
hacerse en sentido contrario, lo que sería el caso si el artículo precediera al emblema.
Sin embargo, me parece preferible tener en cuenta tres ejemplos de reescritura que
contrastan con los demás, por ser los únicos en los que el lexicógrafo repite
íntegramente la octava rima del emblema. Pese a las apariencias son auténticos casos de
reescritura, por una razón que se desvelará al finalizar este estudio. El primero de ellos
lo constituye el artículo LEÓN, de mucho interés ya que concierne a uno de los temas
esenciales de la emblemática española desde Juan de Borja, Hernando de Soto y Juan de
Horozco hasta Diego de Saavedra Fajardo: el de la educación del Príncipe y de la
edificación del Soberano.
Todos sabemos que el simbolismo del león induce naturalmente a la persona real y
que, por eso, se representa como motivo central en numerosos emblemas del Siglo de
Oro. En el de Covarrubias (fig. 16) «la figura es un medio león en la parte delantera,
que tiene debajo del brazo un globo terrestre; de medio cuerpo atrás semeja al toro o al
buey»58 (así describe el autor el grabado en la glosa). El artículo del Suplemento repite
casi lo mismo:

LEÓN. [...] y para significar consistir en él rey y juntamente trabajo y cuidado, puse entre mis
emblemas una, ochenta y cuatro en orden de la primera centuria. La figura de un león
coronado en la parte anterior y en la posterior de buey o de toro, y tiene la mano sobre un
globo terrestre, con el mote Imperat ut serviat y la octava dice así:

56
Emblemas Morales, í. 49 v°.
57
Véase el cuadro sinóptico de la emblemática en el Suplemento que propongo al final de este estudio.
58
Emblemas Morales, f. 84 v°.

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156 CHRISTIAN BOUZY Criticón, 19,2000

Qué pensáis que es reinar? Servir muriendo,


Los días y las noches trabajando
Y cuando vos coméis o estáis durmiendo
No comer ni dormir y estar velando.
El rey parte es León feroz y horrendo
De quien el mundo todo está temblando,
Y manso buey del medio cuerpo abajo
Nacido para el yugo y el trabajo.

En este caso, la reescritura ha consistido sencillamente en intervertir la glosa y la octava


rima, lo que da poca materia al comentario. Sin embargo, conviene evocar el
conceptismo de este emblema basado a la vez sobre el simbolismo de los motivos y
sobre la doble antítesis —imperare/serviré, buey pacífico/león feroz— que se estructura
en los tres niveles del grabado, del mote y del poema. Lo que intenta hacer el artículo es
reconstruir este conceptismo por la vía de la descripción, es decir que la reescritura
toma un aspecto hiperesteticista, mezclándose lo pictórico con lo literario.
El segundo ejemplo de octava rima citada en su integralidad me permitirá evocar el
problema de las fuentes de Covarrubias en la formación de sus emblemas, más
particularmente en la elección de sus motes. El canónigo es un sabio conocedor de la
poesía latina: Ovidio, Virgilio, Horacio parecen ser sus autores favoritos. Por lo menos,
ellos le proporcionan la mayoría de sus motes, siendo las Metamorfosis de Ovidio una
veta inagotable para las sentencias emblemáticas o lemas (suscriptio en la jerga latina de
los emblemistas). El artículo MILÓN del Suplemento nos presenta un emblema (fig. 17)
con esta característica ovidiana:
MILÓN. Crotoniata. Hombre de tantas fuerzas que en los juegos olímpicos cargando sobre sus
espaldas un buey corría con él un estadio sin resollar, y luego de una puñada lo mataba y de
una dentada se lo comía. Siendo ya hombre de edad, pasando por un bosque halló un leño
grande que habían empezado a hender y dejado dentro las cuñas. Parecióle que todavía
conservaba las fuerzas de la juventud y, metiendo las manos dentro, lo abrió hasta que las
cuñas saltaron fuera, pero no pudiendo acabar de partirlo se volvió a cerrar y, cogiéndole las
manos dentro, quedó asido. Sobrevino la noche y se lo comieron los lobos. Val. Máximo, lib.
9, cap. 12. Entre mis emblemas, hallarás una que es cincuenta y seis de la primera centuria
donde está moralizado este caso. Tiene por mote Vixisse din nocet, tomado de Ovidio, lib. 12,
Metamorphoseos. La octava dice así :
Bien pensaba Milon que el brazo fuerte
en los juegos de Olimpia victorioso
durara en fuerzas y vigor de suerte
que nunca fuera menos poderoso.
Pero vejez el precursor de muerte
que sujeta y amansa al más brioso
le dio en fin a entender muy en su daño
que lo que antaño fue ya no es hogaño59.

59
Suplemento, p. 832.

CRITICÓN. Núm. 79 (2000). Christian BOUZY. De los «Emblemas Morales» al «Tesoro de la ...
COVARRUBIAS REESCRITO POR SÍ MISMO 157

La glosa del emblema, por su parte, no ofrecía tantas informaciones acerca de este
personaje legendario y tampoco evocaba la interpretación moral que se daba al
exemplum. Éste es el cometido del último verso de la octava, como en una fábula60.
El tercer ejemplo que presenta características iguales es el artículo MIDAS que
cuenta, con muchos más detalles que la glosa del emblema (fig. 18), la famosa y tópica
historia del rey que transformaba en oro cuanto tocaba:

MIDAS. Hijo de Gordio [...] vino a ser rey de Frigia. Habiendo hospedado cortésmente a
Baco, este le mandó que pidiese mercedes, y él por no engañarse, aunque al fin se engañó,
pidióle que cuanto tocase con las manos se convirtiese en oro. Otorgó su petición Baco y él lo
experimentó, porque tocando las paredes de su alcázar se hicieron de oro con que quedó muy
contento. Pero sentándose a comer, tocando el manjar, antes de llegarle a la boca se convirtió
en oro; cayó entonces el bobo no haber pedido lo que convenía, y pidió a Baco le revocase la
merced y gracia que le había hecho. Baco le mandó se lavase en el río Pactólo. Luego como
obedeció se halló libre y restituido en su antiguo estado, y desde entonces las arenas de aquel
río se volvieron doradas y él tomó nombre de Crisorroas. En mis emblemas hay una de este
sujeto y la figura es Midas, sentado en la mesa y despavorido como atónito; tiene este mote
Divesque miserque, tomado de Ovidio, lib. 11, Metamor61.

Esta reescritura del emblema da elementos dignos de interés como son la discordia
concors del mote de procedencia habitual —es decir ovidiana—, o la ausencia ya
acostumbrada de la interpretación moral, o las añadiduras informativas de orden
mitológico. Pero detendré mi atención en la revelación de un detalle editorial que
explica por qué Covarrubias reescribió algunos de sus emblemas casi de manera
idéntica. Un detalle que explica asimismo cuan difícil es hoy encontrar un ejemplar de
los Emblemas Morales62. Así dice el autor hablando de su obra emblemática:

Y porque yo hice aquel librito para servir con él al señor duque de Lerma, don Francisco
Gómez de Sandoval y Rojas, y toda la impresión se dio graciosa a personas particulares y por
esta razón podría ser que no se hallase, quise poner aquí la octava del dicho emblema que es
60, Centuria 2:
La piedra filosófica de Midas,
que cuanto con sus manos toca es oro
pensando que le fuera esto mil vidas,
le causó triste muerte y largo lloro.
Oro vuelve sus cenas y comidas,
con no comer ajunta gran tesoro
y con toda su sed, el miserable,
nunca supo hacer oro potable65.

Si los añadidos informativos del Suplemento amplían cuantativamente la reescritura, me


parece que la glosa emblemática —sólo por el hecho de ser el lugar de la interpretación

60
Acerca de los puntos de contacto entre fábula y emblema, véase mi artículo : «L'emblème ou la fable
par l'image au Siècle d'Or. Stratégie et rhétorique», Tigre, 10, Grenoble, Cerhius, 1999, pp. 53-84.
61
Suplemento, pp. 830-831.
62
No hay más de una decena de ejemplares en todas las bibliotecas europeas.
63
Suplemento, pp. 830-831.

CRITICÓN. Núm. 79 (2000). Christian BOUZY. De los «Emblemas Morales» al «Tesoro de la ...
158 CHRISTIAN BOUZY Criticón, 79,2000

moral—, es al fin y al cabo el depósito esencial de la ideología covarrubiana. Allí es


donde se expresa la típica anagogía predicadora con los términos siguientes: «Por tanto
no debemos tener envidia de los que poseen mucha hacienda, si los desventurados no
tienen ánimo para gastarla», o sea una discordia concors de índole conceptista,
resumida por el mote «DIVESQUE MISERQUE» ('Rico y miserable a un tiempo', lo
que la glosa expresa de manera distinta: «La miseria que acarrean las riquezas»), aliada
con un contetnptus divitiarum de esencia neoestoica.
A modo de conclusión brevísima, me parece esencial recalcar que los dos elementos
clave de la forma y de la significación de los Emblemas Morales tienen una doble
tonalidad conceptista y neoestoicista, de las cuales el Tesoro de la Lengua y su
Suplemento (quizás ambas obras sean ejemplares más de la prosa del saber que de la
prosa de las ideas) intentan dar un reflejo mediante una auto-reescritura que ora pierde,
ora añade forma y sentido. Es decir que, al pasar del servicio de Dios al servicio de «su
Majestad», el Canónigo de Cuenca no mantiene la misma discursividad.

La emblemática en el Suplemento

Artículos Páginas Autores Soportes


DÁIAX 137 Alciato Emblema (XXVIII, XLVIII)
2) ANÓN 204 Covarrubias Emblema (I, 71)
APELES 211 fCovarrubiasl fEmblemal (1,40)
3) APICIO 213 Alciato Emblema (XC)
ARISTÓMENES 234 fAlciatol ÍEmblemal (XXXIII)
ASBESTO fCovarrubiasl fEmblemal (1,26)
4) ASCLETARIO 243 Covarrubias Emblema (1,49)
5) BÍVORA 292 Alciato Emblema (I)
6) CADMO 313 Alciato Emblema (CLXXXV)
CAMBISES 323 [Horozco] ÍEmblemal (II, 23)
7) CAPRICORNIO 331 Paradin Empresa
8) CARITES 334 Alciato Emblema (CLXII)
CASTALIA 341 fHorozcol fEmblemal (II, 1)
CONSTANTINO 372 fCovarrubiasl fEmblemal (III, 83)
CULEBRA 395 fDolcel fEmpresal
9) CÉCROPE 404 Alciato Emblema (V)
10) CICERÓN 417 Alciato Emblema (XXIX)
CIERVO 420 fParadinl fEmpresal
11) CINOCÉFALO 425 Valeriano Hieroglífico (VI, 1)
12) CIRCE 426 Alciato Emblema (76)
13) CLAVO 353 Valeriano Hieroglífico
CRESO fCovarrubiasl ÍEmblemal (I, 98)
DESPOSAR 453 [Valeriano, [Hieroglífico]
Horapolol
DIÓGENES 466 fHorozco, van Veenl fEmblemal

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COVARRUBIAS REESCRITO POR Sí MISMO 159

14) EPICARMO 511 Alciato Emblema (XVI)


ERÓSTRATO [Covarrubiasl fEmblemal (II, 55)
ETÉOCLES fCovarrubiasl fEmblema] (I, 81)
15) EUFROME 536 Covarrubias Emblema (III, 47)
FÁLARIS fCovarrubiasl rEmblemal (II, 70)
16) FANO 548 Valeriano Hieroglífko (XTV)
Horapolo Hieroglífico (1,2)
17) FENEO 557 Alciato Emblema (CLXXXI)
18) FILÓGENO 577 Alciato Emblema (XC)
19) GATO 604 Capaccio Empresa (1,17)
20) GLAUCO 614 Alciato Emblema (XXVI)
21)GORDIO 615 f?l f Empresa 1
22) HANÓN 629 Covarrubias Emblema (I, 71)
23) HARPÓCRATES 630 Alciato Emblema (11)
24) HÉCATE 633 Valeriano Hieroglífico (V, 13)
25) HERÓDOTO 640 Alciato Emblema (CLXXIII)
26) HOFIOGENOS 649 Covarrubias Emblema (II, 52)
27) IEDRA 692-694 Van Gorp, Alciato Símbolo, Emblema (CCIV)
Covarrubias Emblema (I, 37)
28) LAIS 716 Alciato Emblema (LXXIV)
29) LANGOSTA 720 Valeriano Hieroglífico (XXVIII)
721 Horozco Emblema (III, 42)
r
722 fCovarrubiasl fEmblema]
30) LEENA 729 Alciato Emblema (XIII)
31) LEÓN 731 Valeriano Hieroglífico (I)
Covarrubias Emblema (I, 84)
731 Alciato Emblema (XV)
[Valeriano, Hieroglífico
Horapolol
732 Paradin Empresa (f. 89)
736 Alciato Emblema ( LXXIV)
32) LOTÓFAGOS 763 Alciato Emblema (CXIV)
33) MECENCIO 807 Alciato Emblema (CXCVII)
34) MEDALLA 807 Alciato Emblema (proemio)
35) MIDAS 830 Covarrubias Emblema (II, 60)
36) MILÓN 832 Covarrubias Emblema (I, 56)

Los nombres de autores aparecen entre corchetes cuando Covarrubias no los menciona
(paginación según la tesis de Juan Crespo Hidalgo).

CRITICÓN. Núm. 79 (2000). Christian BOUZY. De los «Emblemas Morales» al «Tesoro de la ...
160 CHRISTIAN BOUZY Criticón, 79,2000

BOUZY, Christian, «De los Emblemas Morales al Tesoro de la Lengua y su Suplemento:


Sebastián de Covarrubias reescrito por sí mismo». En Criticón (Toulouse), 79, 2000, pp. 143-
165.

Resumen. En algunos artículos del Tesoro de la Lengua y del Suplemento (manuscrito 6.159 de la B. N.),
Sebastián de Covarrubias cita sus propios Emblemas Morales y, de alguna manera, los reescribe, ya que
aparecen algunos cambios respecto al modelo. La problemática de la reescritura viene complicada por unas
confusiones que se producen entre el verdadero hipotexto (los lugares comunes en los que se inspira
Covarrubias) y la primera escritura del autor, sin olvidar el hiperesteticismo latente en las descripciones por el
traspaso del código icónico de la parte figurada de los emblemas al código lingüístico de las definiciones. Sin
embargo, tanto en la escritura emblemática como en la reescritura lexicográfica, las dos constantes que sin
lugar a dudas afloran son el conceptismo del estilo y el neoestoicismo de las ideas.

Resume. Dans quelques articles du Tesoro de la Lengua et du Suplemento (manuscrit 6.159 de la B. N.),
Sebastián de Covarrubias cite ses propres Emblemas Morales et, d'une certaine manière, les réécrit, puisque
des changements par rapport à l'original apparaissent. La problématique de la réécriture se complique du fait
que des confusions se produisent entre le véritable hypotexte (les lieux communs dont s'inspire Covarrubias)
et la première écriture de l'auteur, sans oublier Vhyperesthéticistne latent dans les descriptions dû au transfert
du code iconique de la partie imagée des emblèmes au code linguistique des définitions. Cependant, tant dans
l'écriture emblématique que dans la réécriture lexicographique, les deux constantes qui affleurent à l'évidence
sont le conceptisme du style et le néostoïcisme des idées.

Summary. In some articles from the Tesoro de la Lengua and from the Suplemento (manuscript 6.159 de la
B. N.), Sebastián de Covarrubias cites his own Emblemas Morales rewriting them, to a certain extent, since
some changes appear as regards their models. The problematic of rewriting is complicated by some éléments
of confusion that avise between the real hypotext (the commonplaces from which Covarrubias draws
inspiration) and the author's first act of writing. To this one must add the hyperestheticism latent in the
descriptions due to the transposition of the iconic code of the figurative part of the emblems to the linguistic
code of the définitions. Nevertheless, both in his emblematic writing and in his lexicographical rewriting, the
two constants that corne to the surface are the conceptismo of the style and the neostoicism of the ideas.

Palabras clave. Autoreescritura. COVARRUBIAS (Sebastián de). Emblemas morales. Hipotexto. Suplemento.
Tesoro de la Lengua.

CRITICÓN. Núm. 79 (2000). Christian BOUZY. De los «Emblemas Morales» al «Tesoro de la ...
COVARRUBIAS REESCRITO POR SÍ MISMO 161

IIMBLEMA. a.
La ernbidi* mifirable y ponccñofa,
f« propia cor*f»n efi* revendo,
Delplacer defrproximo rautejji,
Se va "Vejiblemente conjumitnde,
Olirr.* jcrd*,e[quitta y efcjhof.J,
Tus diètes gn/taïquàJortt! mot. \ie-
L i fuper/icie d:lh*{trofntrtt, (de
Que tel das la lire y AU d-ts U ntaerti
P"

Fig- 1 Fig. 2

CENTVK.IA I.

EMBLEMA ;o- EMBLEMA, J Î .


Élbombrt de le*¡$ f*no pecho, I Comparan elauaro, a / j .ilcancU,
Qtte viuefm cuji*do,yjm retóla, J Qj/e recibe,^ no dit, h*]ln qttt -viene,
Den»f*h*rj*m*í, en dicho bhtcht, j sîquelpofírero,y ternerofo dia,
Ptr todaeptAntofuedtdtrlc elfuelo: jí elvafo <fuiebra,j vierte quai o ti cm
Cimoquier* que :*y¿4,cíe derecho, | q j y ,
C on vn^funt*,[rñMUnrloM¡ cielo, Dcx'iJolo a Cjvien menos le conuient
Gjjtniei *bn)t miiittr .conJlAntr, Pues tras-jn numera ble y encogido,
Pontído en toi» tríce,i Dios delate Stfigft vn manirroto.y v i d d

Fig. 3 Fig. 4

CRITICÓN. Núm. 79 (2000). Christian BOUZY. De los «Emblemas Morales» al «Tesoro de la ...
162 CHRISTIAN BOUZY Criticón, 79,2000

LE IMPRBSE

h.V. K L f c M A jr- Fu /ùuhtraJimileqiulU ,cke vsh Don Diego di


i LQÍ hiena ifjldvtâa trun fit tria, Gufmatt, Hulule h Attendurifortdtopocc corteje cien
\ Que van corriendo bien ctmolosrioi, daSajkt Dama & vu arto rM*ffi,porù in giofhi
[ Sonaicadu&espuejlts tn Anortd, fertimtnvnpanaflp dinultufimta,adeftttc
[ At fubitMenés, y al baxtr varia. difigmfictre MAL VA ilmgttio ¿Amere, D o M.
! No pueJt confiBir itjni lu ¿fori*, S gl R hf d f ee l U d
. U bé i é
i Siendo todo rr.uànnça y d.'stttrioi, qutiUdelU PétcctftGmafitfplitcijmitifciechezjx
! jjqjle priti4,ejl<itroejiiendetgrjciri, M t pi JJ kg d, iU Di Dj i fU l i Í i
Tcjunndo tluno hinche, el otro -vacii :

D
hmettdettocbefo btU&inu. a i o.S\-vertmente,:
Con firfe tmiutn<¡Hdnfá¿rentfiitovfcite,iunfilt di
S(*gn*,mad'altTOHd€\ efk,diehauendtegUten-
tmilpudoconLfiuI>amajetn»ai nuit fajii fer
potería trriujtre, eccufiato dal dolores t/tufidijpcrat»
Kg. S Fig. 6

EMBLEMA, n. EMBLKMA .».


Los m*rriros deef<ueU rigurof-s, S i fe hd dormido el que l>*z,e -veU,
i Qon elafotf,jj>j!mnleria en nitino, T4veis<]HdmA'lfegnr<icflAlafue>f.i, I
Accu*ra¿n los ninas petirrojos, Tftfe de (cuyda UteniineU,
?"leskuxjfngitjiarel tiempo en -¿«ni: AunqU mMcn.no U hui-enfuerça:
ût-.'tiaH [tries kS.mc.oi.y amorojcs Si cjHtdotlpMjltrdutrmefi> dc{utl.,t j
' Ce reftroalegre,-,d{eblÁtehttnmno, tlc*min*nte,yju'ui>\esfHer¡n
| Tfe*n .i mes \_dc lus bien n»cid;s OitiJcdo,gu*rd* cllibt,en tuynod
i i¿J¿eenjeñtri) Amados^ue ttrr.idcs. .' 1* de quedtr corrído,j ifrenudo.
Ee} Si E El

Fig. 8
CRITICÓN. Núm. 79 (2000). Christian BOUZY. De los «Emblemas Morales» al «Tesoro de la ...
COVARRUBIAS REESCRITO POR Sí MISMO 163

E M B L E M A . •»•>. EMBLEMA, si. i


T>exo a parte ¡agente re/igio[a, £gaíí*W-filr¿ tjHtfufttldefeiLa, j
§_uc de todtocafion deueguardarfe, yíi entrar de la ¿alcepnwauera,
La corte féttta,no'ftit melitidioft Bn\{*niù hendedura muy efirecba,
Si aeafofiofeefcufa elen Cintrar fe Do ft defueBe.yfeU dexe fuera:
Con alguna gentil'dama.hermtfa, De txi¡M¡Jttos manirías fe *praue<h*,
quâdo afiiblej cortes,deue mejirarfe Vnamuftr^uidonttsyAio que era, ,
Pero mire que etfuego, y que lA tema, Tpara fufietttar fu hetmofura,
Qgeeafria de lexoi.y de cerca qtna. Sid vida,pont tn aueçtura.
Pre Lu

Fig.9 Fig. 10

CENTVR.1A 1. (. i- \-

EMBLEMA.í. EMBLEMA. 17.


El tant* la beldad,j U txtt¡entra E¡gran daño que eau fa la Ramira,
De la ñor virginal, tn los murtales Con fus dulces caricias,y halagos,
Que lehazjn Lonor.yeutrenciA I La yedra osto dirá, pues dedt quiera ]
Ltt ejf.iritut mejmoi ctlefiialts: \ Qgepuede afir (e, ba\emH eftragos-.
Preciofajojítjtinjín competencia, t Su hoja o¡muefira,el carafÓde fuera, \
J^CgJa pierdan los pethu virginale! '•jafljildo.yprouareis amargos tragos, |
^uepara repararla no fon partea, â*,e{eque vn atboLpaco deüo curo,
Cielo,ni tierra,p»r njtura.o arte. Pero me efpata,qderruequevn muro. |
B Arrn

Fig. 11 Fig. 12

CRITICÓN. Núm. 79 (2000). Christian BOUZY. De los «Emblemas Morales» al «Tesoro de la ...
164 CHRISTIAN BOUZY Criticón, 79, 2000

EMBLEMA ji. EMBLEMA. 71.


! Dît/n avenu Africaninaigoitti I Porque ningún hifocrttaos*fombre>
Mr n
\ f<flui(f<>P' "'"'' nacido, I E(CHcb*d inunciones nunca ojd*í,
Dtxtnio tueltpij»enUt ftrfimtts,
Pfapbo.à jinaiijoenfeñir fu nombre I
PirruerfiU'nmfeThactücchidt,
Otal¡u»hombrt t/lranf>rí,jU>p*citntc¡ YAl*svof*Us*uete]l>areiáiis, I
Tim»Hven¡*H(adet^»cjmfei>ydii, I Portl*yrt.pt[»r<>nftrrr>ajqhombe, I
Enauitn nalt>pectt,flnp**ATMtenlCíi
muirte à efle,y otros tales,
I Les ba^e conocer que fon mort ales.
K ; Annon
i
Hg. 13 Fig. 14

CENTVR.IA I. CENTVK.1A. I. S+

IMBLEMA 49. EMBLEMA 84.


Pregunta Dûmt(MnaÀ<vne/7re&ro 'jttpefais qes reynérfferuir mûrit- J
¿¿¿¿el*? muertes deloaospionuciaua Los dias.y las noches trabajando, (do. i
La propia vaefira quai fer ai èjqaicn 7'quadtvoscoméis,áeslais darmicdn, \
I \Ácrh,refrondio,aimitatrtbn¡*ua j ¡ No comer, ni dtrmir,j eftar velandt: 1
O Í p;rrat he ¿t fer vnpajto foro, t i liej parte es leon,ferot»j hórrido |
Tforefioà quemar le cor.denau.t, De quien el'mudo todo e¡la temblado
^ohreain» ima Huma , mata ti {urgí Tman¡ol>uey,delmedio cuerpo alujo,
>i,fe cernieron lue^o. Nactdopara clyugo,J el trabajo.
M.v-

Pig- 15 Fig. 16

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COVARRUBIAS REESCRITO POR SÍ MISMO 165

CENTVRIA. I. CENTV8.IA:.II. jío

EMBLEMA Jí. EMBLF. M


Bitfïf*u*Milô,qmetbr4tfo fuerte, a p'ieârtfilojoftjdeçj,
En te juegos de Olimft* ,vi toriofe, I I Que quinto con (usmtnos tocaos oro I
Dur ATA en fuer [AS,y v¡itr,de fuerte, l'enf*n¿o que lefuera efiotr. il vidas A
i QjtenunCAfucra menaspoderufo, Le c*ufo,ntfte mnerte,j Urgo lloro:
[ PcrovejeJÇjrlpreeurfir de muerte, Oro hueliien fus cenar. y«mndJí,
| Q*'fujet*,y ¿maf* *tmas briofo, Con no comersjttnugran teforo,
I Le dio eir/ln âent?der,may en fit daña Tcon toda fttfed,elmiferable,
n
ue loque *nt*ñofue-,-i*not¡ ot*ne- | Nunca fupc<b*z¿tfito potable.
1
x/ v».

Fig. 17 Fig. 18

CRITICÓN. Núm. 79 (2000). Christian BOUZY. De los «Emblemas Morales» al «Tesoro de la ...
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Date: 11/15/00 Contact: SusanShoup


FOR IMMÉDIATE REUIASE (814) 865-1327

Maria de Zayas Tells Baroque Taies of Love and the Cruelty of Men
fer BOOK IN ENCUSH ON CUtATlSJ WOMAN WRITIR OF 7H£ SpANISH BAKOQUC

University Park, PA--Victorian and bourgeois sensibilities exiled Maria


de Zayas y Sotomayor's two scandalous novellas to the outer fringes of
serious literature duting the nineteenth and early twentieth centuries.
Over the last two decades she has gained an enthusiastic readership,
drawing intense critical attention and achieving canonical status as a
major figure of the Spanish Golden Age.

[n Maria de Zayas Tells Baroque Taies ofLove and the Cruelty ofMen
(2000, Penn State Press), author Margaret R. Gréer conducís the first
cotnprehensive study of Zayas's prose in English. Gteer explores the
relationship between narration and desite. She examines Zayas's
narrative stratégies through the twin lenses of feminist and
psychoanalytic theory.

"An excellent synthesis of ail that has been done on Zayas up to the présent as well as a major
step beyond chose works in both its theoretical consistency and its engaging readings of the
stories," said William Blue, University of Kansas.

Maria de Zayas Tells Baroque Taies ofLove discusses issues such as Zayas's biography and the
réception of her publications; her advocacy of women's rights; her conflictive loyalty to an
aristocratie, patriarchal order; her crafting of féminine taies of désire; and her erasure of the
frontière between the natural and supernatural, indeed, between love and death itself.

Margaret R. Gréer is Associate Professor of Spanish at Duke University. Her previous books
include The Play of Power: Mythologica! Court Dramas of Pedro Calderón de la Barca
(Princeton, 1991 ) and "La estatua de Prometeo " by Pedro Calderón de la Barca: A Critical
Edition (Edition Reichenberger, 1986).

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Eoimss: Margaret Gréer ¡s availablefor interviews. Please contact Susan Shoup at (814) 865-1327 for
additional information or to receive a media copy o/^Maria de Zayas Tells Baroque Taies ofLove.

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