moralizada
Alonso de Barros
(1587)
MUSGOMACHIAS
Marcos Méndez Filesi
www.mmfilesi.com
Madrid - 2010
Índice
Introducción
El nuevo juego de la oca 4
Tebeos morales: la emblemática 6
Alonso de Barros 8
La corte laberíntica 9
El juego de los cortesanos 14
Notas 21
Fisolofía cortesana
El rey 27
Aprobación 29
Soneto de Liñán de Riaza 30
Soneto de Miguel de Cervantes 31
Al lector 32
Comienza la Filosofía cortesana 34
Declaración del juego y orden de jugarle 48
3
Introducción
El nuevo juego de Europa. Valgan dos ejemplos
la oca más como síntoma de esta rá-
pida difusión: en Francia, un tal
referencia más antigua Héroard, médico y preceptor
L
A
que se ha encontrado, por del futuro rey Luis XIII, men-
el momento, sobre el juego ciona en sus memorias, publi-
de la oca proviene de un libro cadas en 1612, que al infante
de Pietro Carrera titulado Il le gusta relajarse jugar a la
giuoco de li scacchi, publicado Oca; y, en Italia Michelangelo
en Militello en 1617, en el cual Vaccari menciona un «Gioco
se dice que hacia 1580 Fran- dell’Oca» en un inventario de
cesco dei Medici envió a Felipe imágenes profanas y religiosas
II, rey de España, «Il nuovo e que publica en 1614 (2).
molto dilettevole giuoco de-
ll’Oca». Esta referencia no se El tablero más antiguo que ha
ha podido contrastar por nin- llegado hasta nuestros días fue
guna otra fuente, pero sí es publicado en Venecia, en
probable que fuera cierta te- 1640, por Carlo Coriolani y lle-
niendo en cuenta que menos vaba por nombre «Il dilettevole
de diez años después Alonso de gioco di loca». El dibujo no es
filosofía cortesana
4
Tablero de Coriolani
5
dados (26), el pozo (31), el la- Tebeos morales:
berinto (42), la muerte (58), y la emblemática
las ocas, que duplican el movi-
miento. 1531 se publicó en
E
N
Augsburgo una obra titu-
En síntesis, el origen del juego lada Emblematum liber
es incierto. Tal vez fue inven- que en seguida alcanzó gran
tado, efectivamente, en Floren- éxito. Una tras otra se sucedie-
cia hacia 1580, pero es ron las ediciones en diversos
probable que se basara en un idiomas y por toda Europa se
modelo mucho más antiguo, escribieron libros similares. El
quizás proveniente de oriente, libro consistía en una serie de
como explica la catedrática Sa- dibujos simbólicos acompaña-
grario López Poza (3): dos de una frase y una breve
enseñanza moral. Por ejemplo,
«Entre lo mucho que se ha escrito en uno de estos dibujos o em-
sobre el juego de la oca, parece blemas, el llamado In astrolo-
que su origen primigenio pudo estar
en China, en un juego inventado
gos, se muestra un astrólogo y
bajo la dinastía Ming (1368–1644) en el texto se explica que, como
llamado Shing Kunt t’o, que puede le sucedió a Ícaro, estos impos-
traducirse como la promoción de tores también caerán de cabeza
los mandarines». por acercarse tanto a las estre-
llas.
En cualquier caso, parece se-
guro que para principios del La popularidad del Emblema-
siglo XVII ya se había extendido tum liber se debió a un golpe
con gran rapidez por Europa. de fortuna y el buen tino de un
Parte de este éxito se debió, editor. Su autor se llamaba An-
probablemente, al terreno abo- drea Alciato y en un principio
nado que había dejado la lite- carecía de ilustraciones. Estaba
ratura emblemática. dedicado a Maximiliano Sforza,
duque de Milán, y fue pasando
6
Dibujo de In astrologos, de Alciato, en una edición francesa de 1536.
Ni valeroso soldados
sino es ambicioso de honra.
que nació en Segovia hacia
1552. Su padre, Diego López Ni verdadera deshonra
sin la culpa del paciente […].
de Orozco, había trabajado (1050).
como ayudante de cámara de
Cámara del emperador Carlos Al lado de cada pareado, in-
V, lo cual le abrió las puertas de cluye la cita latina de la fuente
la corte. En 1563 entró a tra- correspondiente: Aristóteles,
bajar como aposentador de la san Agustín, Boecio, Cicerón,
casa real y hasta su muerte, en Eclesiastés, Luciano, Macrobio,
1604, estuvo vinculado con la Petrarca, Propercio, etcétera(5).
corte, primero con Felipe II y
después con Felipe III. Sobre la segunda obra cono-
cida de Alonso de Barros, que
No fue un autor prolífico. Ape- lleva por título Memorial sobre
nas tenemos constancia de el reparo de la milicia, me per-
unas tres obras suyas, aunque mitirá el lector que pase de
quizá algún día se encuentre al- largo, a pesar de que el conte-
guna que otra más, pues re- nido promete ser tan apasio-
sulta algo extraño que sea tan nante como emparejar
parca. La más conocida es La calcetines. El tercer libro suyo,
perla de los proverbios morales La filosofía cortesana morali-
y, como indica el título, es una zada, en cambio, es el que
recopilación de citas morali- vamos a ver en detalle en
zantes, expuestas a modo de cuanto conozcamos un poco
pareados moralizantes conca- mejor la corte castellana en
tenados por la conjunción ni. tiempo de los Austrias
8
La corte laberíntica de aquel edificio», el cual pro-
viene del libro octavo de las
a idea de que la corte es Metamorfosis de Ovidio (168),
Sebastián de Co-
varrubias.
Emblemas mora-
les, 31.
9
Es decir, la Corte es un peli- Aunque es tarea en la que bien
groso laberinto del que resulta vale emplearse pues:
imposible escapar y, mientras
espera en vano ascender un «El que deja la corte y se va a su
peldaño, pierde la salud y el di- casa, con más razón puede decir
que se va a vivir que no se va a
nero hasta el más prudente de morir; porque en escapar de la
los cortesanos(7). corte ha de pensar que escapa de
una prisión generosa, de una vida
De entre los varios ejemplos desordenada, de una enfermedad
más que abordan el tema(8), peligrosa, de una conversación sos-
pechosa, de una muerte prolija, de
destaca, por calidad y por pio- una sepultura labrada y de una re-
nero, el Menosprecio de corte y pública confusa».
alabanza de aldea (Valladolid,
1539) de Antonio de Gue- Otro tópico del género es la
vara(9). Con esta obra se popu- ruina de la vida en la corte
larizan algunas bases del tema, frente a la saludable vida en el
como la corte laberíntica de la campo.
que sólo se puede escapar con
una voluntad férrea. «¡Oh!, cuán bienaventurado es
aquél a quien cupo en suerte de
«Viniendo, pues, al propósito, es de tener qué comer en el aldea; por-
notar que el proverbio más usado que el tal no andará por tierras ex-
entre los cortesanos es decir a cada trañas, no mudará posadas todos
palabra: “A la verdad, señor com- los días, no conocerá condiciones
padre, quiero ya esta maldita de nuevas, no sacará cédula para que
corte dejar e irme a mi casa a le aposenten, no trabajará que le
morar, porque la vida de esta corte pongan en la nómina, no tendrá
no es vivir, sino un continuo morir”. que servir aposentadores, no bus-
cará posada cabe palacio, no re-
»¡Oh!, a cuántos he oído yo esta ñirá sobre el partir la casa, no dará
palabra prometer y a cuán poquitos prendas para que le fíen ropa, no
la he visto cumplir, porque el an- alquilará camas para los criados,
zuelo de la corte es de tal calidad, no adobará pesebres para las bes-
que al que una vez prende dale tias, ni dará estrenas a sus huéspe-
cuerda, mas no le suelta». das. No sabe lo que tiene el que
10
casa de suyo tiene; porque mudar del tesorero que no le paga, del al-
cada año regiones y cada día con- guacil porque le desarma, del tra-
diciones es un trabajo intolerable y pero porque no le espera, del
un tributo insufrible». banquero porque le ejecuta, y aun
del truhán si le dijo alguna malicia».
En suma, que la corte saca lo
peor de cada uno: Es lo que se dice un auténtico
lodazal.
«En la corte no sólo se mudan las
complexiones, más aun las condi- «Hay en las cortes de los príncipes
ciones. Para probar esta sentencia tantos vagabundos, furiosos, desal-
no hemos menester a Platón que lo mados, blasfemos, tramposos y
diga ni a Cicerón que lo jure, pues mentirosos, que no nos escandali-
vemos de cuerdos tornarse locos; zamos ya de ver tantos malos, sino
de mansos, presuntuosos; de absti- que nos maravillamos topar con al-
nentes, golosos; de pacientes, mal gunos buenos. No tiene ya el
acondicionados; de nobles, mali- mundo en sus rosales sino espinas,
ciosos; de pacíficos, revoltosos; de en sus árboles sino hojas, en sus
callados, chocarreros; de honestos, viñas sino rampojos, en sus bode-
amancebados; de ocupados, vaga- gas sino heces, en sus fraguas sino
bundos; y aun de devotos, tibios cisco, en sus graneros sino paja y en
cristianos». sus tesoros sino escoria. ¡Oh, siglos
dorados!, ¡oh, siglos deseados!,
¡oh, siglos pasados!, la diferencia
Y encima todos viven a dis- que de vosotros a nosotros va es
gusto: que antes de nosotros veníase el
mundo perdiendo, mas ahora en
«En la corte ninguno vive contento y nuestros tiempos está ya del todo
no hay quien no diga que está perdido. En ti, ¡oh, mundo!, cada
agraviado, porque se queja del rey uno dice lo que quiere, inventa lo
que no le hace mercedes, del pri- que quiere, toma lo que quiere, em-
vado que no le es amigo, del émulo prende lo que quiere, hace lo que
que se lo estorba, del pariente que quiere y, lo que es peor de todo,
no le ayuda, del amigo que no le vive como quiere y se sale con lo
habla, del presidente que no le des- que quiere. Poco hay ya en ti, ¡oh,
pacha, del aposentador que no le mundo!, que conservar, poco que
aposenta, del portero que no le defender, poco que gozar y muy po-
abre, del contador que no le libra, quito que guardar, y por otra parte
11
hay en ti mucho que desear, mucho renta años, desde que apenas
que enmendar y aun mucho que contaba quince años de edad.
llorar. Gozaron nuestros pasados
del siglo férreo y quedó para nos-
Durante el resto del poema,
otros, ¡míseros!, el siglo lúteo, al Prudencio insistirá en lo espan-
cual justamente llamamos lúteo toso del ambiente cortesano,
pues nos tiene a todos puestos del donde todos andan angustia-
lodo». dos por si bajan un escalón en
el escalafón social como resul-
Otro caso lo encontramos en el tado de la voluble fortuna, una
divertido y extenso poema Aula fuerza que escapa al margen
de cortesanos(10), del poeta mi- de maniobra de los seres hu-
robrigense Cristóbal de Casti- manos.
llejo (1490-1550). Un joven
llamado Lucrecio, por lucro, »aunque no es como pensáis,
quiere emprender una carrera todo oro lo que reluce,
que le reporte pingües benefi- ni es igual
cios, así que piensa ir a la a todos en general
en palacio la fortuna;
corte, donde ve que todos los que a unos es parcial,
chicos: y a otros brava, importuna;
a unos da muy por tasa
»llegan sin inconviniente los bienes bien merescidos,
a ser muy grandes y ricos con otros excede y pasa
y dichosos, de los límites debidos
y los veo andar pomposos, de favor».
ufanos y bien vestidos
honrados y poderosos,
privados y favoridos
Ni siquiera los que parecen
y contentos […]». más afortunados son felices,
pues:
Pero, como alguna duda le
»todos andan de cuidados,
queda, lo consulta con un pa- congojas y ruinas llenos, no bastante
riente suyo llamado Prudencio, bien ninguno, aunque abundante,
por prudencia, que ha sido cor- a que no pene por más,
tesano durante más de cua- y por pasar adelante
12
o por no volver atrás, temerosa,
y crecer […]». tras la justicia dudosa,
andando contino en vela,
o como la mariposa
Sigue Prudencio con la descrip- en torno de la candela
ción de los cuatro tipos de per- deslumbrados […]».
sonas que hay en la corte. Unos
son los nobles y caballeros, que Aunque también es cierto que
«gastan sus dineros por su pla- son los únicos que pueden afe-
cer y deporte». A estos sólo les rrarse esperanzados a recobrar
atormentará la envidia, el la libertad algún día.
miedo y el ansia por medrar en
sociedad, pero parece que »mas los menos mal librados
están a salvo de penurias físi- son estos a la verdad,
cas. Otros hay, como Lucrecio, pues los pleitos acabados,
que piensan salir bien parados vuelven a su libertad».
gracias a su tesón y talento,
pero no se rige la corte por la El cuarto grupo está formado
igualdad de oportunidades, y, por los que ejercen algún cargo
sin dinero, su destino es termi- importante «y de sudores ajenos
nar en la miseria, alimentados se enriquecen», son los que
en un hospital en el mejor de mandan «y en pos de ellos se ya
los casos. Tampoco les aguarda la gente golosa». Aunque pu-
mejor destino a los que llegan, dieran parecer afortunados, en
peregrinos, desde alguna corte realidad también lo pasan mal,
extranjera con una misión en- pues viven muy preocupados
comendada, ya que: por cualquier giro de fortuna
que les rebaje un ápice el esta-
»padescen de mil maneras, tus social y nunca se conforman
y prueban bien a qué sabe ser fatores; con la situación en la que
por servir a los señores están.
o negociar de otra suerte,
sufren duelos y dolores,
y algunas veces la muerte
Como Lucrecio no termina de
comprender cuan terrible es la
13
vida en la corte, Prudencio con- El juego de
tinúa su exposición estable- los cortesanos
ciendo una analogía
metafórica entre la corte y la En 1587, Alonso de Barros pu-
navegación por un mar de mo- blicó un juego que llevaba por
ralidad inmunda, la cual re- título Filosofía cortesana morali-
cuerda a la Nave de los necios zada. Era una especie de juego
que formularan El Bosco y Se- de la oca, pero adaptado a la
bastian Brandt entre otros. En visión de la corte como un her-
resumen, la corte, como el In- videro de intrigas y mezquinda-
fierno, es un lugar terrible, del des. Las casillas especiales
que no se puede escapar una hacían referencia a los vericue-
vez que se ha probado apenas tos de la corte y la manera de
una migaja. pasarlos con menor dificultad,
la cual, en palabras de Barros,
»¿Qué sabéis, consistía en emplear liberali-
Lucrecio, si lo podréis dad, adulación, diligencia y tra-
hacer como lo pensáis,
y si de corte saldréis
bajo. De hecho, frente a las
si una vez en ella entráis visiones fatalistas de Antonio de
a probar Guevara y Cristóbal de Casti-
lo que sabe su manjar?». llejo, que, poco más o menos
14
que se rinden ante los capri- que quizá siguiera un recorrido
chos de la Fortuna, motor de la en espiral. Constaba de 63
corte, la cual sólo puede ser «casas», es decir, casillas, «que
guiada mediante un esfuerzo son los años de la vida». Tres
ímprobo de la voluntad, Barros esquinas estaban decoradas
propone una filosofía algo más con sendas ilustraciones. En
optimista. Si bien es cierto que una se mostraba un delfín
la corte es un laberinto lleno de arrastrando un ancla, símbolo
peligros, en el que un giro de de la velocidad y firmeza. En
Fortuna nos puede enviar al otra, una mujer con cabellos en
punto de partida, también es la frente y rasurada la coronilla,
verdad, según Barros, que me- la cual denotaba la ocasión. En
diante el trabajo se puede salir la tercera una mano señalando
adelante e, incluso, coronar la las horas de un reloj, con una
cima de las esperanzas cortesa- frase que decía «Hasta la pos-
nas, la palma del éxito. trera» (la Muerte). En su con-
junto, con estas tres
El tablero se ha perdido y del ilustraciones se
juego apenas queda el manual
de instrucciones, que es lo que «quiere decir: “que porque en el
discurso de una pretensión no hay
se conoce como Filosofía cor- cosa segura hasta el fin de ella, le
tesana moralizada. Por lo que es necesario al que pretende asista
se indica en este manual, el en lo comenzado con gran solicitud
pliego del tablero debía de ser y firmeza, sin temer trabajo ni costa,
bastante grande, acorde con el ni perder ocasión ni tiempo, porque
lo que de esto se pierde jamás se
tamaño de las fichas y la abun- cobra; y ninguno es tan mal perdido
dancia de textos e ilustraciones, como aquel en que por descon-
por lo que Alonso de Barros re- fianza se dejan de hacer diligencias.
comendaba clavarlo a una Pues hasta la postrera hora, y no
tabla. Por analogía con los ta- más, se nos concede tiempo de po-
derlas hacer; las cuales, como fue-
bleros más antiguos que se han ren, serán después de la muerte
conservado, podemos suponer testimonio de la vida».
15
Como fichas bastaba con em- la posición en el tablero; justo
plear cualquier objeto pequeño debajo, el mote del emblema:
que identificase a su propieta-
rio —como un reloj, una mo- Puerta de la opinión (0 ó 1)
neda o una sortija— y se
jugaba con dos dados de 6 A los pies mira razón
caras. y a la rueda la opinión.
16
Adulación (10) Está representada por un esca-
rabajo pelotero empujando una
Muestra fina y falso paño bola de estiércol.
vende adulación y engaño.
Privado (26)
Estaba representada por una si-
rena, monstruo de la mitología No pidas la mano ajena
clásica cuyo canto era la perdi- si la tuya no va llena.
ción de los navegantes, con un
espejo en una mano y en la Azar (28)
otra un camaleón, pues el adu-
lador se cambia de color al Si no hay dicha en negociar,
gusto del engañado. la suerte se vuelve azar.
17
Es una casilla bastante mala, Muerte del valedor (46)
pues el jugador que cae en el
pozo del olvido pierde una El hombre que en hombres fía
mano y debe pagar un tanto a queda cual ciego sin guía.
cada uno de los demás y dos
más a la banca, para pagar las La peor casilla de todas, pues
sogas con que sacarle de ahí. te lleva de nuevo al punto de
partida, al igual que sucede
¿Qué dirán? (36) con la casilla de la Muerte (58)
en el juego estándar. Estamos
El que sirve al “¿qué dirán?” en el siglo XVI y la muerte, claro
tome el pago que le dan. está, no podía faltar en un
juego relacionado con la for-
Al caer en esta casilla se retro- tuna.
cede hasta la 28.
La fortuna (51)
Falsa amistad (39)
Todo está a disposición
Dando gracias por agravios, de fortuna y permisión.
negocian los hombres sabios.
Se vuelven a tirar los dados.
Al caer en esta casilla fatídica
se retrocede hasta la séptima, La diosa fortuna con una banda
el Pródigo. en la que dice «Yo trueco y
mudo el consejo».
Mudanza de ministros (43)
Pensé qué (55)
Quien limita su esperanza
sufra el golpe de mudanza. Del “Pensé que” huye ventura,
y la que tiene no dura.
Esta casilla te hace retroceder
hasta la décima, Adulación. Se vuelve a la diligencia (20).
18
Está representado por un asno, mucho, ni lo poco», máxima
que no prevé nada. aristotélica esta del término
medio, la templanza, que re-
Pobreza (60) sulta acorde con la puntuación
que había que sacar para al-
Pobreza seca el humor canza la casilla, es decir, la
de la raíz del favor. justa medida.
19
taba una tercera locución cada 6 ó 7 casillas. Cada una
moral: llevaba su propio pareado mo-
ralizante:
Quien pretende ha de sufrir,
Frutos del trabajo justo
como quien nace morir. son honra, provecho y gusto.
20
Notas 4. José Martínez Millán. Filoso-
fía Cortesana de Alonso de Ba-
1. Referencia reportada por rros (1587). En Política, religión
Murray en el clásico A History of e inquisición en la España mo-
Board Games other than Chess. derna: homenaje a Joaquín
Oxford University Press, 2002. Pérez Villanueva. 1996.
21
Diego. Ambos tenían un pro- plano moral; es decir, la prós-
blema para medrar en la Corte: pera o adversa fortuna se pro-
su padre descendía de una fa- yectaba al comportamiento
milia de judíos conversos. moral del cortesano. A este
Quizá por esto, en su vida pro- propósito, la vida de don Ál-
fesional siempre trató de man- varo de Luna, [un favorito caído
tener un precario equilibrio en desgracia], servía como pa-
entre el deseo de obtener el radigma adecuado según se
favor real, el cual obtuvo pri- desprende de las numerosas
mero con Felipe II y más tarde obras, aparecidas a finales del
con Felipe III, y la necesidad de siglo XV y durante el siglo XVI,
mantenerse lo más alejado po- con dicho argumento».
sible de la rancia corte caste-
llana, donde no habrían Menciona Milián tres ensayos
tardado en hostigarle los claves sobre esta relación entre
demás cortesanos si le hubieran la fortuna y los avatares de la
percibido como un peligro para corte castellana:
sus respectivas carreras.
Jesús Gutiérrez. La “Fortuna bi-
8. Explica José Martínez Millán frons” en el teatro del Siglo de
que: Oro.
22
En cuanto a las obras clásicas, 9. Del Menosprecio de corte y
además de los casos expuestos, alabanza de aldea se puede
destacan: consultar una buena edición on
line de Emilio Blanco en www.fi-
Martín de Córdoba. Compen- losofia.org.
dio de la Fortuna. (Publicado
por Biblioteca de autores espa- 10. El poema Aula de cortesa-
ñoles; t. 171. Prosistas castella- nos está editado on line por la
nos del siglo XV / edición y Biblioteca Cervantes.
estudio preliminar de Mario
Penna, Fernando Rubio).
23
Filosofía cortesana
moralizada
Alonso de Barros
(1587)
25
Filosofía cortesana moralizada.
[1v]
[blanco]
[2r]
EL REY
27
damos licencia y facultad para que por tiempo de diez
años primeros siguientes, contados desde el día de [3r] la
fecha de esta nuestra cédula en adelante, vos, o la per-
sona o personas que para ello vuestro poder hubieren,
podáis imprimir y vender en estos nuestros reinos y seño-
ríos la dicha pintura y moralidad de ella.
YO EL REY
Por mandato del Rey nuestro señor.
Juan Vázquez [4v]
28
APROBACIÓN
29
De Liñán de Riaza
SONETO
30
De Miguel de Cervantes
SONETO
31
Al Lector
32
las pretensiones humanas. Por esta razón no he podido
excusar de ofrecer a v.m. esta tan pequeña obra en las
palabras, y tan grande en [9r] la sustancia y verdades que
en ella hay; y porque el lugar que v.m. tiene, que es de
tanta importancia y consideración, y como un centro de
los negocios de esta monarquía, lo entenderá mejor que
otros, y con el valor de su persona y la antigua grandeza
de las casas de Leca y Colona, de donde desciende, la
defenderá de los que, no considerando el trabajo que
estas cosas cuestan, [9v] ni el buen ánimo con que se
hacen, aplican el suyo sólo para calumniarlas.
33
Comienza la Filosofía cortesana de Alonso de Barros,
criado del Rey nuestro señor.
34
No puede el hijo de Adán
sin trabajo comer pan. [12v]
35
unos de otros, y los bueyes son los animales que más tra-
bajan y menos lo sienten, si les pagan con regalo. Como
el hombre, que no parece que siente el cansancio de sus
trabajos sino cuando se le niega la paga que [15r] le
había prometido su esperanza, a cuya causa dice su letra:
36
Del ocio nace pobreza
y del trabajo riqueza.
El fruto de la esperanza
por el trabajo se alcanza.
Trabajo es no le tener
el que de él ha de comer.
Trabajo es no le tener,
el que de él ha de comer.
37
como es nuevo en el pretender siente tanto el rogar que
va diciendo entre sí:
38
de su perdición, cuando halla trocadas [20r] sus espe-
ranzas de la figura en que al principio las tuvo, y que le
va faltando el caudal para asistir en lo comenzado. Y
para volver a su tierra está con un temor grandísimo (del
“¿qué dirán?”) si vuelve manivacío, según las muchas
prendas que para ello ha puesto. Lo cual le hace sus-
penso en su determinación, hasta que la toma de dar de
mano [20v] a este miedo y hacer lo que mejor pudiere; y
para que así lo haga, dice la letra:
39
Dando gracias por agravios,
negocian los hombres sabios.
40
la otra un Camaleón, porque el adulador persuade al que
pretende engañar con ejemplos de casos viciosos que han
sucedido a personas graves, mostrándoselos como en un
espejo (y para que los imite y no los conozca, los cubre
con capa de virtud), y también se [24v] muda de diferen-
tes figuras, llevando el gusto del engañado, como se
muda el Camaleón del color de lo que está más cerca. Y
finalmente su canto y plática es como el de la Sirena, para
matar por engaño al suspenso que, elevando su vanidad,
gusta de su música y no se pone algodón en los oídos en
tan peligroso [24r] paso como éste. Y así dice su letra:
41
obras en los efectos, para que hagáis o dejéis de hacer di-
ligencias”. De donde se colige que no [24r] es la diligen-
cia (como algunos dicen) madre de la buena ventura, sino
hija y criada a sus pechos, porque hablando bien, no hay
fortuna sino una disposición de la voluntad de Dios, uni-
versal gobernador de todas nuestras acciones, para que
con este conocimientos toleremos con paciencia nuestros
males, que haciendo de [27r] la fuerza virtud, los conver-
tiremos en bienes. Pues como la letra muestra:
42
janza que con él tiene el que dice “Quién pensará” y no
lo previene. De los cuales es cierto que dice su letra:
44
gura de la contienda, que tiene el hombre valeroso y la
fortuna contraria. Este hombre parece [33r] que ha pes-
cado un pez en el mar de su trabajo, pero deja un za-
pato; donde también da a entender que no se alcanza
nada en balde, ni se puede juzgar por verdadera victoria
donde no se arrisca y se pone trabajo y costa. Y para que
esto no se tema, siendo (como es) al parecer mayor que
el recibo, dice su letra: [33v]
45
[35r] es necesario al que pretende asista en lo comen-
zado con gran solicitud y firmeza, sin temer trabajo ni
costa, ni perder ocasión ni tiempo, porque lo que de esto
se pierde jamás se cobra; y ninguno es tan mal perdido
como aquel en que por desconfianza se dejan de hacer
diligencias. Pues hasta la postrera hora, y no [35v] más,
se nos concede tiempo de poderlas hacer; las cuales,
como fueren, serán después de la muerte testimonio de la
vida.
No sería Fortuna,
si fuese siempre una. [36r]
46
Píntase desnuda [36v] como lo está siempre de conside-
ración en sus efectos, oscureciendo el sol y dando luz a
la noche, atropellando el orden ordinario de las cosas tan
a caso y por su voluntad que confunde el juicio de los
que la quieren juzgar por el suyo y consideran sus obras.
Y esto es porque las miden con el nivel y regla de su en-
tendimiento. [38r]
Está con alas por la velocidad con que vuela y huye de sus
más favorecidos y confiados, [38v] y por las que ella toma
en el trocar el señorío de los hombres.
Tiene dos caras, de que usa con los unos mansa, benigna
y favorable, cortada a medida de su deseo, de manera
que, tan soberbios como ingratos, con la mucha prospe-
ridad, olvidados totalmente de su condición, la niegan el
poder, atribuyendo a su propio [39v] valor la gloria que
de ella reciben. Y con los otros se muestra tan contraria,
áspera y terrible que, aunque con humildad la reconocen
en todo por señora, no la han visto alegre en el discurso
de la vida.
47
Tiene en la mano derecha un ramo de palma, insignia
del vencedor, y un yugo de buey, que es la del vencido,
mostrando la poca seguridad con que [40r] se vive, pues
el que ayer como victorioso entró triunfando en su dese-
ada patria, puede hoy como vencido ser despojo del ven-
cedor y sufrir el trabajoso yugo de la servidumbre.
48
Tiene en la puerta de la primera casa un pavo real, que
cuando se considera llevar el carro de la diosa Juno, sig-
nifica grandeza, y cuando con gallardía hace la rueda,
significa opinión. Y para desengaño del que, en hacerla,
algunos reciben, está sobre [42v] ésta un cisne denun-
ciador de su propio fin, y aquí lo es del ajeno, con que el
tan celebrado dicho que los antiguos tuvieron por pala-
bras caídas del cielo: “Conócete a ti mismo”, avisando
de lo que nos conviene en todo.
49
den jugar en él dos o más personas, los que quisieren
[44r], que cuantos más fueren tiene más donaire el juego,
por el derribarse de los competidores unos a otros, y el
bajar de los que iban confiados muy adelante el subir, y
llevarse la polla el que menos pensaba.
50
a la casa del privado. Paga un tanto a la polla por la
buena esperanza que se le ofrece y, poniendo su señal en
la casa 26, paga otro por el favor que espera.
51
que es a treinta y seis, vuelve a los dados veintiocho, y de
la falsa amistad, que es a [47v] treinta y nueve, vuelve al
pródigo, que es a siete casas. Y de la mudanza de minis-
tros, que es a cuarenta y tres, vuelve a Adulación, a diez;
y de la muerte del valedor, que está a cuarenta y seis,
vuelve a comenzar el juego de nuevo. Y en la casa de la
fortuna, que es a cincuenta y una, juega dos veces; y del
“Pensé que”, que es a cincuenta y cinco, vuelve a la dili-
gencia, que está a veinte. Y de la pobreza, que está a se-
senta, vuelve a la suerte [48r] cincuenta y tres, y danle por
limosna un tanto cada uno.
Lau Deo.
En Madrid
1587
52