Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Firmantes:
TARDITTI, Aida Lucia Teresa
CAFURE de BATTISTELLI, Maria Esther
RUBIO,Luis Enrique
Materias:
PENAL
REFERENCIAS
Referencias Jurisprudenciales: -------------------------
Referencias Normativas: CP 000000 0000 80 000 (último párrafo), CON N 000000
0000 18 000 , CON N 000000 0000 5 000
JURISPRUDENCIA PROVINCIAL
RESULTANDO: (*)
(*) Se omite por falta de espacio.
CONSIDERANDO:
Que respecto al primero de los delitos que se investigan en autos, en el orden
que le ha dado el Tribunal a su tratamiento, es el homicidio Agravado por el Vínculo
que se le atribuye al acusado. En relación al mismo el Tribunal ha llegado a formar
convicción en grado de certeza respecto a la efectiva comisión del hecho, tal como
aparece descripto en la Requisitoria de Elevación a Juicio. Tal convicción se funda en:
1.- La confesión del acusado; 2.- La testimonial de M.J.H.; 3.- La de N.A.deG.; 4.- El
de A.C.; 5.- La de F.A.C.S.; 6.- La de B. del V.B.; y 7.- La de S.A..
Tales testimoniales debidamente merituadas con anterioridad son precisas y
concordantes y guardan una coherencia total y absoluta respecto al hecho en sí.
Ha quedado plenamente acreditado en autos: 1.- que el acusado miente cuando
afirma que al encontrar a su esposa, en forma casual, en el día y hora del hecho, la
misma se encontraba acompañada por el hombre que provocaba los celos del
acusado. Todos los testigos antes mencionados coinciden en que: al momento del
hecho los únicos protagonistas del mismo fueron el acusado y la víctima.
2.- Igualmente ha quedado probado que el acusado sabía que a esa hora la
víctima desde un par de semanas atrás en que había fijado domicilio en la calle
Córdoba al 1300, realizaba el mismo recorrido para ir a buscar a su hija a la salida de
la escuela Roca. La prueba recordada aparece apuntalada por el informe de la Agte.
Sandra Ceferina Acosta de fs. 167, la que es ratificada y ampliada en audiencia de
debate. De ella surge que comisionada por la superioridad se entrevistó con la menor
J.N.R., la que le manifestó que en el día y hora del hecho estaba esperando como
siempre, en la puerta de la escuela que su madre la buscara. Que al ver que esta no
aparecía se fue sola al domicilio de la calle Córdoba por el itinerario que hacían
diariamente con su madre y se dio con el cadáver de la misma en el lugar del hecho.
La Agte. Acosta igualmente se entrevista con la profesora de Lenguas Beatriz Cámara
Higa la que le manifiesta que le constaba a ella que la madre, víctima en autos,
acompañaba diariamente a la menor a la escuela. Que la menor le había manifestado
a ella que iban a estar más tranquilos en su casa, porque ella, su madre y sus
hermanos se habían ido a la casa de la calle Córdoba.
3.- Que igualmente ha quedado plenamente acreditado que la víctima no usaba ni
sabía usar cuchillo, como arma de defensa. Ello surge no solamente de los dichos
concordantes de los testigos M.A.P., B. del V.B., S.V., M.G.V., sino de las propias
reglas de la lógica y de la experiencia común. En efecto, si hubiera sido cierto como
sostienen el acusado y sus hermanas que han testificado en autos, que la víctima
sabía usar cuchillo y desde chica jugaba a pelear con cuchillo con los varones, la
experiencia nos indica que hubiera usado en tal caso un cuchillo adecuado del tipo del
que usan nuestros gauchos chaqueños (puñal) y no un cuchillo «Tramontina» tipo
sierrita de mesa, como el que aparece en la escena del crimen.
4.- Igualmente ha quedado plenamente acreditado que el día del hecho, la
víctima salió a buscar a su hija, desde su domicilio de la calle Córdoba sólo con un
monederito en la mano, más chico que el cuchillo secuestrado en autos, lo que prueba
a las claras que no pudo llevar tal cuchillo escondido en ese monedero. Esto se
acredita por las testimoniales de autos, en particular por la de B. del V.B. que se quedó
en el domicilio de la C. mientras la víctima iba a buscar a su hija en la escuela.
5.- Que igualmente ha quedado plenamente acreditado en autos que el acusado
además de darle malos tratos a la víctima, provocarle lesiones y amenazas
permanentes, particularmente la tenía amenazada con que la mataría si lo dejaba.
Esto se encuentra acreditado por las testimoniales de M.A.P., B. del V.B., S.V., M.G.V.
y el testimonio del Dr. E.A.S.. Apuntala tal plexo probatorio el referido informe de la
Agte. Sandra Acosta y los informes médicos de fs. 324 y fs. 451.
6.- También ha quedado plenamente acreditado que en los 13 años de
matrimonio y muy especialmente a partir de 1994, el acusado hizo permanentemente
objeto a la víctima, de violencias y lesiones de toda clase, hasta el extremo de
arrastrarla del cabello por el suelo y darle puntapiés en presencia de familiares. Ello
surge así de las testimoniales de M.A.P., B. del V.B., M.G.V., Dr. E.A.S..
El plexo probatorio referido aparece apuntalado por la Informativa de fs. 2 del Of.
Sub. Ayte. Carlos Alberto Reyes, quien se ratificó ante la audiencia; la Informativa del
hallazgo del arma de fs. 34; el acta de secuestro de la misma de fs. 35; la inspección
ocular y croquis de fs. 102/7; el acta de reconstrucción del hecho de fs. 99/101,
ratificada en la audiencia por la Agte. Acosta; el informe social e inspección ocular del
domicilio de la víctima de calle Córdoba de fs. 130/33, reconocido en la audiencia de
debate por el Dr. S. y la Agte. Sandra Ceferina Acosta y M.A.P.; testimonio de partida
de defunción de fs. 145 y del acta de matrimonio de fs. 146 y demás pruebas
instrumental, informativa y pericial legalmente incorporada a la audiencia como se
consigna en los resultandos.
Con la prueba merituada quedan igualmente acreditados los hechos 2°, 3° y 4°
originados en las denuncias de fs. 301, 322 y 329, y431 ratificada a fs. 442.
El hecho de autos, a que se refiere la Requisitoria de fs. 196/99 viene calificada
desde la instrucción como HOMICIDIO CALIFICADO por el VINCULO, en los términos
del Art. 80 inc. 1° del C.P.
Efectivamente como lo hemos merituado en su momento, en autos se encuentra
debidamente agregado el Testimonio de la Partida de Matrimonio del acusado y la
víctima.
La doctrina exige que haya un matrimonio civil subsistente. La razón
determinante de la mayor criminalidad del hecho reside en la violación por parte del
autor de los deberes de respeto y protección, emergentes de la institución matrimonial.
Por ello se sostiene que en el uxoricidio la agravación desaparece con el divorcio
vincular, «pero no con la separación de hecho, ni en los casos de los matrimonios
anulables, salvo que existiera sentencia firme que declare la nulidad, ni en los
matrimonios nulos mientras subsista la buena fe de los cónyuges» (Laje Anaya y
Gavier, Notas al C.P. Arg., Lerner, Córdoba, 1995, T. II, P. 20, quienes citan a Laje
Anaya, Comentarios, T. I, P. 13; Nuñez, Tratado, T. III, P. 32; Soler, Tratado, T. III, P.
18).
En el caso de autos ha quedado acreditado que como consecuencia de las
permanentes desavenencias habidas entre acusado y víctima, a las que se refieren los
otros tres hechos que se acumulan en autos, la pareja acababa de separarse por
haber dejado la víctima al acusado y haber constituido domicilio en la calle Córdoba N°
1315. Precisamente como consecuencia de esta separación reciente, se produce el
incidente de la pareja que termina con la muerte probada en autos.
Respecto a las amenazas calificadas, nos dice el art. 149 bis que sufrirá la pena
allí establecida, el que hiciera uso de amenaza para alarmar o amedrentar a una o
más personas. Esta pena se agrava si se emplearen armas.
Nos enseña la doctrina que esta norma se deriva del art. 19 de la Const. Nacional
en cuanto prescribe que nadie será obligado a hacer lo que no manda la ley ni privado
de lo que ella no prohíbe (Art. 19 C.N.). Los Arts. 149 bis y 149 ter se ocupan de las
conductas que atentan contra la libertad psíquica de las personas o de la tranquilidad
espiritual que permite al individuo desenvolverse con aplomo, y la libertad de
determinación, es decir la facultad de decidir por sí mismo lo que va a hacer, y de
actuar voluntariamente con arreglo de esas decisiones libremente tomadas (texto cit.
p. 250).
Hacer uso de amenaza significa anunciar al sujeto pasivo un mal futuro,
constitutivo o no de un delito, en su propia persona, en sus bienes o en la persona de
algún ser querido. Cuando se anuncia un mal físico, económico o moral, el mismo
debe revestir el carácter de grave, es decir debe tener una entidad significativa, la que
en todo caso dependerá de las circunstancias y de las condiciones del sujeto pasivo.
Además deberá ser serio, lo que implica que tiene que ser de realización posible, y
debe depender de acontecimientos gobernables por el autor. Finalmente debe
ser injusto, o sea debe tratarse de males que el autor no tiene derecho a infligirle a la
víctima (texto cit. p. 250/1; Trib. Sup. Córdoba, 23-XII-80, Sem. Jur. de Córdoba N° 75,
p. 152). También nos ilustran los autores respecto a que la figura requiere dolo
específico, ya que las amenazas se emplean para alarmar o amedrentar, lo que
implica que deben estar dirigidas a causar temor al sujeto pasivo (texto cit.).
El empleo de armas agrava el delito en razón del mayor poder intimidatorio que
estas poseen, lo cual implica que siendo armas de fuego no es menester que estén
cargadas ni que se encuentren en perfecto estado de funcionamiento. La figura
comprende las armas propias e impropias (texto cit. p. 252).
Resulta entonces que el segundo de los hechos de autos, que surge de la
denuncia de fs. 301 debe ser calificado en los términos del Art. 149 bis 1er. Párrafo
2do. supuesto, como AMENAZA CON ARMA.
El tercer hecho que surge de la denuncia de fs. 322, debe ser calificado como
COACCION SIMPLE en los términos del art. 149 bis 2do. párrafo, en concurso real
con LESIONES LEVES AGRAVADAS POR EL VINCULO, en los términos de los arts.
89 y 92.
El cuarto hecho que se origina en la denuncia de fs. 431, debe ser calificado
como COACCION SIMPLE en los términos del art. 149 bis 2do. párrafo. Desechamos
en consecuencia la calificación propuesta en la Requisitoria Fiscal de elevación a
juicio, por aceptar el argumento vertido en la audiencia por la Sra. Fiscal de Cámara
en el sentido de que el 11-8-98 no consta en autos que el acusado tuviera arma
alguna en su poder. Ello así porque la superioridad le había retirado su arma
reglamentaria y aún no había efectuado la compra del arma homicida, compra que se
lleva a cabo el día 17 de agosto/1998. Ello hace que surja la duda en el Tribunal sobre
el uso de arma en la materialidad de la Coacción perpetrada y tal duda beneficia al
acusado (Art. 4° del CPP y 20 de la Consti. Prov.).
Las testimoniales recibidas en la última audiencia de las hermanas del acusado
resultan a criterio del Tribunal totalmente parciales e indignas de ser tenidas por
veraces. Incluso L.R. estuvo a punto de ser tenida por testigo falsa y remitida su
situación al Sr. Fiscal de turno, temperamento que en definitiva no siguió el Tribunal
por diversas consideraciones.
En relación con el testigo Dr. L., resulta claro que el mismo actuó como médico
particular (psiquiatra) a pedido de la familia y la defensa del acusado. Como él mismo
lo reconoce, formó su criterio exclusivamente en base a la versión que le dio el
acusado. De modo que si la versión del acusado es indiscutiblemente parcial, también
es parcial, a criterio del Tribunal, el testimonio del nombrado profesional. Carece en
consecuencia del mínimo de objetividad necesaria para tomarlo en cuenta.
Como lo destaca la Sra. Fiscal de Cámara toda la prueba de autos converge a
demostrar que el acusado actuó con notable frialdad y con una clara premeditación. El
«iter criminis» comienza en el día anterior al del homicidio, cuando el acusado
concurre a entrevistar al armero O.A.C., al que engaña respecto a los fines de la
compra del Rubi Extra 38 de cinco tiros. Ya aquí según la testimonial de Cruz, se
advierte claramente la frialdad con que el acusado planifica la muerte de su cónyuge.
Tal premeditación aparece reafirmada cuando el acusado conocedor del itinerario que
realizaba la víctima para buscar a su hija, la espera en el mismo. Y queda plenamente
probada con la afirmación de los testigos presenciales respecto a la ejecución del
hecho y al alejamiento parsimonioso del escenario del crimen. De este parsimonioso
alejamiento son contestes los testigos M.J.H., N.R.A. de G., A.C., F.A.C.S. y S.A..
Particular importancia adquiere igualmente, la testimonial de R.N.F. y la informativa del
Of. Ppal. Rubén Copa que procede a la detención del acusado tras alcanzar con su
patrullero el remís en el que pretendía refugiarse en la casa de su hermana de B°
Autódromo.
Queda en consecuencia claro que no hay circunstancias extraordinarias de
atenuación en el hecho de autos, como lo pretende la defensa. Por el contrario el
hecho lindó la Alevosía.
Respecto a la graduación de la pena el Tribunal ha tenido en cuenta que el art. 80
inc. 1° del C.P. contiene una amenaza de pena de mínima flexibilidad: reclusión o
prisión perpetua, eventualmente con más la accesoria de reclusión por tiempo
indeterminado. Ante tal alternativa y siguiendo el criterio de «mínima suficiencia»
(Jorge de la Rúa, Cód. Penal Argentino, Parte Gral., Lerner, Córdoba -Bs As., 1972,
pág. 551), en consecuencia de ello consideró adecuada la pena de PRISION
PERPETUA para aplicar al acusado conforme al hecho acreditado en autos.
Por todo lo expuesto, la CAMARA PRIMERA EN LO CRIMINAL,
FALLA:
I°) CONDENANDO a R.R., de las demás condiciones personales obrantes en la
causa, a la pena de PRISION PERPETUA, ACCESORIOS LEGALES Y COSTAS, por
resultar AUTOR material y responsable de los delitos de HOMICIDIO CALIFICADO
POR EL VINCULO, AMENAZAS, COACCION SIMPLE REITERADA DOS HECHOS y
LESIONES LEVES AGRAVADAS POR EL VINCULO todo ello en CONCURSO REAL
(Arts. 80 inc. 1°, 149 bis 1er. Párrafo 2do. supuesto, 149 bis 2do. párrafo, 89, 92, 55,
12, 19, 29 inc. 3°, 40 y 11 del C. Penal). ORDENANDO que el mismo permanezca
alojado en la Cárcel Penitenciaria local.
"Por otra parte, se debe tener presente que no es la cantidad de cuchilladas que P.
infligió a la víctima lo que caracteriza al hecho como homicidio cometido con
ensañamiento, sino la concurrencia de la situación objetiva dada por el modo comisivo,
la elección de esos medios y las circunstancias en que se cometió el homicidio, y la
forma en que continuó desarrollándose el accionar del acusado. En el caso en
examen, y como lo advierte el tribunal del juicio, P. quería matar a su ex mujer, e
insistió con las cuchilladas asegurándose la consecución de su propósito, luego de lo
cual y ante la aparición de un vecino que salió en ayuda de la víctima, hizo arrancar la
moto y huyó del lugar del hecho." (Del voto en mayoría de los Dres. Brito, Maidana y
Estofán)
"En el caso, no se ha acreditado la concurrencia del elemento subjetivo que permite
tener por configurada la agravante en examen." (Del voto en mayoría de los Dres.
Brito, Maidana y Estofán)
"En orden al cuestionamiento vinculado a la aplicación de la atenuante prevista en la
última parte del art. 80 CP, cabe señalar que se han definido a las circunstancias
extraordinarias de atenuación como un conjunto de aspectos que generan una
situación vital de excepción en la relación entre víctima y victimario, haciendo decaer
las consideraciones que han llevado al codificador a agravar la conducta en orden a
los vínculos existentes, provocando en el sujeto activo una reacción, sin que se den
los requisitos de la emoción violenta excusable (Breglia Arias, Omar "Las
circunstancias extraordinarias de atenuación. Fundamento, concepto y requisitos", La
Ley 1999-A, 727). Consisten en características que han arruinado la relación, por
ofensas, provocaciones, sorpresa en flagrante adulterio, malos tratos a los hijos
menores, menosprecios y vejámenes públicos, etc. Estas situaciones se distinguen de
la emoción violenta porque pueden referirse a un estado de cosas preexistente o
concomitante al delito, que constituye en el momento del hecho una causa motora
hacia el crimen. El vínculo se encuentra dañado y no puede ser el fundamento de la
agravante, porque excepcionalmente no tiene valor. Según lo expone Laje Anaya la
explicación de esta excepción debe buscarse en la calidad de los motivos que
determinan una razonable disminución del afecto y el respeto, y que llevan a la pérdida
de vigencia de la agravatoria." (Del voto en mayoría de los Dres. Brito, Maidana y
Estofán)
"En ese contexto, sin dejar de considerar las denuncias policiales a que alude la
recurrente, entre ellas la efectuada mientras convivía con el acusado y la realizada
cuando se retiró del hogar conyugal en donde hace constar que fue objeto de malos
tratos y de amenazas de muerte por parte de P.; como asimismo el informe social y la
declaración de G. P. quien, según lo consigna la sentencia, hizo referencia a la
violencia que el padre ejercía sobre la madre; hay otras notas que benefician al
acusado, como la conducta de la occisa al revelar que G. no era hijo del acusado, y el
comportamiento de P., quien después de cometido el hecho intentó suicidarse." (Del
voto en mayoría de los Dres. Brito, Maidana y Estofán)
"Los sucesos mencionados precedentemente (comunicación por parte de la occisa de
que G. P. no era hijo del acusado, y tentativa de suicidio del acusado) justifican la
consideración de que las acciones del prevenido tuvieron lugar cuando se encontraba
bajo los efectos de una alteración que, sin llegar a constituir la atenuante del art. 81,
inc. 1º CP, determinó alguna disminución del control de sus actos. Y dichas
circunstancias, unidas al deterioro del vínculo matrimonial evidenciado por la
separación de hecho de los cónyuges, ocurrida casi dos años antes del homicidio, y la
circunstancia de que en el proceso de divorcio por presentación estaba próxima a
realizarse la segunda audiencia prevista en la ley, constituyen fundamento suficiente
para validar el encuadramiento de la conducta del imputado en el último apartado del
art. 80 CP." (Del voto en mayoría de los Dres. Brito, Maidana y Estofán)
Fuente: “elDial” AA4668 copyright © 2007 editorial albrematica - Tucumán 1440 (1050)
- Ciudad Autónoma de Buenos Aires - Argentina