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Schein
Edgar Schein, nacido el 5 de marzo de 1928, es un psicólogo suizo y ex profesor de la MIT Sloan
School of Managment. Schein ha dejado una marca notable en el campo del desarrollo
organizacional en muchas áreas, incluido el desarrollo profesional, la consulta de procesos
grupales y la cultura organizacional. Es conocido además por su libro "La Cultura Empresarial y
el Liderazgo".
Los temas principales que subyacen a su trabajo son la identificación de la cultura o culturas en
la organización, la relación entre la cultura organizacional y los comportamientos individuales,
y la importancia de la cultura organizacional para el aprendizaje organizacional.
Los supuestos e hipótesis básicas a través de un análisis histórico sugieren que las
organizaciones se han basado en una de éstas tres opciones:
El “Modelo Social” que surge a partir de las limitaciones del “Modelo racional –
económico” y de las distintas evidencias que han mostrado la importancia de otras
variables más allá de los componentes físicos en el trabajo. Se aprende que los estándares
de producción ya no vienen de la cúspide de la empresa, ni de un líder, ni gerente o
supervisor; más bien, las normas de productividad son establecidas por los mismos grupos
de trabajo como se ha mostrado en el experimento de Elton Mayo (trabajo de
investigación en Hawthorne) y también en trabajos posteriores de Rensis Likert y Mc
Gregor.
Las personas tienen que encontrar un significado en lo que hacen buscando la auto-realización
de modo de alcanzar su potencial más alto. Encontramos dentro de este modelo de auto-
realización a exponentes de primera línea expertos en cambio y desarrollo organizacional,
como ser, Douglas Mc Gregory con su Teoría “Y”, a Frederick Herzberg con su
“enriquecimiento del trabajo” y también al Modelo II de Chris Argyris (aprendizaje
organizacional).
Para Edgar Schein estos tres modelos no son suficientes para explicar los motivos por los
cuales las personas están o no están suficientemente motivadas. Puede ser que el modelo
racional económico sea útil en un determinado momento de la empresa cuando no puede
sobrecargarse de costos fijos, y que el modelo social sea aplicable cuando se necesita trabajar
en equipo donde distintas unidades departamentales deben colaborar y trabajar
coordinadamente para lanzar un nuevo producto o servicio. Es probable que haya que tener
en cuenta el modelo de auto-realización para aquellas personas que ya han satisfecho todas
sus necesidades de orden económico y quieren trasladar experiencias y beneficios para otras
generaciones (como en el caso del hombre generativo). Teniendo en cuenta todas estas
complejas relaciones, en situaciones complejas, en organizaciones complejas y dentro de
contextos complejos, entre otros, Edgar Schein sugiere un nuevo modelo al que denomina el
“Modelo Complejo”.
Variables diferenciales
En este modelo Schein acuñó los términos: “contrato psicológico”, “ancla de carrera”, y
“cultura organizacional”, y divulgó la importancia de un buen liderazgo en la gestión del
cambio, subrayando la necesidad de acertar en el diagnóstico, atributo esencial para una
buena gestión.
Contrato psicológico
En todas las organizaciones existe lo que el nombra como el “contrato psicológico”, el cual se
puede definir de la siguiente manera: “El conjunto de expectativas, no escritas ni verbalizadas
que operan en los miembros y dirigentes de una organización”. Este contrato determina el
nivel de motivación del personal. Abarca las expectativas del participante organizacional en
relación con la empresa, es decir, lo que el empleado espera no sólo en cuestiones económicas
sino también en horario, forma en que será tratado, desarrollo y también las del empleador:
lealtad, diligencia. Es fundamental que ambas expectativas se correspondan para que el
“contrato” funcione a largo plazo pues si cambian pueden crear un problema comunicacional.
Por ejemplo, Schein afirma que muchos de los conflictos que salen a luz como por ejemplo las
huelgas en los cuales los reclamos por lo general tienen que ver con aspectos y variables
económicos, se originan por violaciones al “contrato psicológico” no-escrito. Es de hacer notar
que este contrato psicológico tiene tres aperturas; además del contrato psicológico a la luz del
individuo (tal cual hemos visto más arriba), también está el contrato psicológico a la luz del
superior y de la organización.
Por lo general las empresas esperan lealtad de parte de su personal, ser reservados y discretos
sobre aspectos vitales de la empresa que impactan sobre los resultados económicos de la
misma, entre otros. Para que el empleado sea productivo tiene que existir una
correspondencia directa en los contratos psicológicos de los distintos actores. Si no existe
correspondencia entre los distintos contratos psicológicos no ha de existir la necesaria fuerza
motivadora. Schein advierte que hay que tener en cuenta que el contrato psicológico cambia
permanentemente, y que el mismo debe ser entonces continuamente renegociado,
especialmente teniendo en cuenta la carrera del personal dentro de la empresa.
Consultoría de procesos
Tanto los directores como los gerentes deben manejar con maestría sus habilidades para
diagnosticar. Edgar Schein desarrolló una particular forma de desarrollar sus trabajos de
consultoría al que denomina consultoría de procesos y se diferencia de otras dos prácticas
habituales: el modelo de compra donde el consultor acude a “un libro en un estante” para
acudir a una best practice y el modelo del “médico-paciente” donde alguien por sí solo sabe
cuál es el problema y puede prescribir una única solución. En el Congreso de Desarrollo
Organizacional realizado en la Argentina durante el año 1999, Eric Gaynor Butterfield expuso
un modelo donde integra la consultoría de procesos con la transferencia de prácticas y teorías
al empresario.
Variable tiempo
Schein sugiere que la dinámica prevaleciente en las carreras de los miembros organizacionales
es un componente muy importante y las denomina “perspectiva de desarrollo de carrera”,
donde debe conciliarse el plan de carrera de los individuos con el planeamiento de los recursos
humanos de la empresa en su conjunto. Y alerta además sobre la importancia de “puntos clave
en la transición”.
El ingreso a la organización, como también cuando es trasladado a otra posición dentro de la
empresa, requiere que el incumbente tenga en cuentas que en el inmediato quizás deba
mantenerse dentro de los valores vigentes y concentrarse solamente en cambiar algunas
prácticas y procedimientos. La transición de un trabajo profesional a uno de carácter gerencial
requiere habilidades, competencias y destrezas nuevas, y otro punto clave en la transición
tiene que ver con los desplazamientos hacia arriba o laterales.
Anclas de carrera
“El ancla de carrera es una combinación única de las áreas percibidas de competencias,
talentos, motivaciones y valores que nunca se abandonarán, por ser parte esencial de su yo
real.” Edgar Schein
Edgar Schein definió el concepto de ancla de carrera para determinar los aspectos del perfil
profesional* de un individuo que le llevan hacia un desarrollo profesional que sea más acorde
con su personalidad.
El ancla de carrera de un trabajador influye en su “encaje” en la empresa (y su puesto dentro de
ella) pues en uno de los factores que garantiza la “sintonía” entre las expectativas particulares
del trabajador y los objetivos y valores de la organización, representando una combinación de
capacidades, intereses, motivos y valores a los que no se renuncia fácilmente.
Las anclas de carrera son el resultado de la interacción entre el individuo y el ambiente que le
rodea y la experiencia y vivencias acumuladas. Se hallan dentro de la persona y funcionan como
un conjunto de fuerzas impulsoras y restrictivas respecto de las decisiones y elecciones
profesionales y que afectan en un alto grado en el modo de adaptarnos, "adaptar" nuestra
resiliencia o gestionar el cambio. Edgar Schein las llamó “anclas” porque al apartarse de ellas y
“no encontraste a vos mismo” en un trabajo dado, “tiran de vos” como un ancla.
Las actitudes y los valores que percibimos (marcan el “contraste” entre nuestro código
ético y las normas de la empresa donde desarrollamos nuestra actividad así como su
ambiente de trabajo).
La relación entre estas tres componentes es elevada, llevando a la necesidad de que las
habilidades que se tienen, las motivaciones que nos guían y los valores percibidos del entorno
donde trabajamos deben encontrase en línea de modo que garanticen una estabilidad y
compromiso*.
Observación*. Debe considerarse que tanto las capacidades como las necesidades y los valores
exigen de su descubrimiento mediante la experiencia y que la vivencia de estas situaciones es la
base para descubrir si las habilidades, valores y motivaciones se amoldan a las opciones
disponibles en cada situación.
Los ocho tipos de ancla, definidos por Schein, son los siguientes:
6. Servicio/Dedicación. Remarcan sus valores fundamentales y los aplican para mejorar su entorno.
Tienen un carácter claramente dialogante y enfocado a la resolución de problemas. En el
desarrollo de su trabajo intentan conseguir un aporte “extra” hacia los demás y suelen valorar
extremadamente la ética de las empresas donde desarrollan su trabajo.
8. Estilo de vida. La valoración de su familia y vida personal marca su desarrollo laboral (su objetivo
es que el trabajo se adapte a sus necesidades y no al revés). Tienen la necesidad de que sus
trabajos estén integrados con su situación familiar (de carácter prioritario) necesitando mayor
flexibilidad para compaginar ambas “actividades”.
Cultura Organizacional
Después, están los valores adoptados y declarados. Incluyen las estrategias, objetivos, filosofías
(justificaciones adoptadas), que son validados por un proceso social compartido en la
organización. Los valores adoptados y declarados predicen buena parte del comportamiento de
sus miembros. Sin embargo, algunas veces pueden ser contradictorios entre sí, o del
comportamiento observado. Esta es la razón de que en las organizaciones existan grandes áreas
del comportamiento que, aparentemente, permanecen sin explicar. Los valores adoptados y
declarados incluyen reglas y normas de comportamiento que pueden reflejar racionalizaciones
y aspiraciones.
Por último, los supuestos básicos. Son aquellas medidas que han solucionado problemas de
adaptación externa o de integración interna y que a fuerza de repetirse con éxito llegan a
asumirse por los miembros de la organización en forma automática hasta convertirse en
creencias, percepciones, pensamientos y sentimientos que de manera inconsciente son
asumidas y tomadas como verdaderas por los miembros de la organización. Son la fuente última
de los valores adoptados y declarados y los artefactos.
Cuando los valores no permiten explicar algunos patrones de comportamiento de grupos o áreas
de la organización, se tienen que descubrir los supuestos básicos que integran la cultura
organizacional para entenderlos y explicarlos. Si los integrantes de una organización comparten
un supuesto básico de manera firme, cualquier comportamiento que se aleje del mismo, es
considerado como no aceptable.
Los supuestos básicos se relacionan con aspectos fundamentales de la vida organizacional como:
la naturaleza del tiempo y del espacio, la naturaleza humana y las actividades humanas, la
naturaleza de la verdad y cómo es descubierta, la forma correcta en que los miembros de la
organización deben relacionarse entre sí, la importancia relativa del trabajo, la familia y el
desarrollo personal, el papel del hombre y la mujer y la naturaleza de la familia, entre otros
aspectos fundamentales