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Jorge Alberto Ma~rique


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La Historia del Arte en México

la Historia del Arte como tal, es riores a la Conquista. A partir de la dro José Márquez, originario de San
Ldecir como disciplina constituida, Conquista y durante la evangelización Francisco del Rincón, en Guanajuato,
es relativamente reciente. Ciertamente hay numerosos textos que describen, jesuita expulso sin consagrar en 1767 Y
ya en la antigüedad griega y romana que expresan sorpresa, que tratan de que realizó su obra en Roma. No tanto
hubo escritos teóricos sobre la belleza y explicar o que hacen apología... más su discurso Sobre lo bello en general,
escritos descriptivos o que podemos lla- adelante, durante los siglos que ocupan publicado en Madrid en español en
mar críticos sobre las obras de arte. el manierismo y el barroco, los escritos 180 1, que es propiamente estética, sino
Pero trabajosamente se fue formando que se refieren al arte abundan. Unos y su obra Due antichi monumenti di archite-
al crecer un interés crítico mayor y un otros son textos de que ahora se sirve ttura messicana que se imprimió en
interés histórico. El caso de Giorgio el historiador del arte y' que considera Roma en 1804. La manera en que
Vasari y sus Vidas de artistas publicadas extraordinariamente valiosos pues le en ese estudio se relaciona la descrip-
a mediados del siglo XVI es ejemplar dan pistas, le proporcionan datos, ción de tipo arqueológico con las ideas
y tuvo una serie de importantes segui- le permiten comprender modos de de belleza y artisticidad dan al padre
dores italianos; el desarrollo de la pensar respecto a los objetos, pero Márquez, miembro que fue de varias
arqueología "con ideas filosóficas" de no son realmente historia del arte. Otro importantes academias europeas, un
Winckelmann, o la teoría comparativa tanto puede decirse de lo escrito en sitio especial en el proceso hacia la his-
entre artes y letras de Lessing, o la teo- referencia a las obras de arte, aunque toria del arte. Otra cosa es, aunque
ría y crítica de Diderot, por citar unos de otro corte y características, durante no poco importante, su interés en los
nombres, así como los postulados estéti- el neoclasicismo y en las primeras déca- - monumentos mexicanos (él, lejos de su
cos de la Ilustración, apuntaban sin das del México independiente. patria hacía casi cuarenta años), que
duda hacia lo que sería la historia del Un antecedente ya muy directo de la muestra ese espíritu de conciencia
arte. Pero ésta propiamente constituida disciplina son los estudios del padre Pe- nacional ante-litteram que es común a no
no alcanza los dos siglos de vida. Apare- .pocos de los jesuitas expulsados.
ce en un momento en que la reflexión Después de ese primer antecedente,
sobre los objetos que llamamos artísti- el primer texto que puede conside-
cos lo hace necesario. La filosofía de lo rarse de historia del arte, por la relación
bello en general (esto es, la estética), de los aspectos históricos, técnicos, crí-
aunque fuera una base necesaria, no- ticos y teóricos, es la obra Diálogo sobre
alcanzaba para referirse a las formas la historia de la pintura en México, de
concretas y específicas de esos objetos; y José Bernardo Couto, de 1860. Couto
la historia por un lado, y la arqueología no fue, desde luego, un historiador del
por otro, compañeras indispensables, arte profesional, sino un político y
no tenían métodos desarrollados sufi- diplomático con una actividad muy des-
cientes para discutir la condición de tacada; pero tuvo un marcado interés
artisticidad de las obras de arte, ni para en el arte, participó de manera impor-
realizar su análisis concreto. La disci- tante en la renovación de la Academia
plina capaz de unir esos cabos sueltos es de San Carlos y posteriormente en la
lo que llamamos historia del arte: quizá .constitución de sus galerías de pintura,
de ahí una especie de condición inter- y tanto sus viajes como sus lecturas lo
disciplinaria o ambigua, si se quiere, ponían en una posición muy aventajada.
Pelegrín Clavé. La locura -de
que le es consubstancial. Doña Juana Redactada en forma de diálogo (con el
En México hay textos sobre arte ante- pintor Pelegrín Clavé y el poeta José

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Joaquín 'Pesado) la obra es una real his- teórico se asocian más al análisis de la se inicia fuera de México un interés por
toria de nuestra pintura desde el siglo realidad artística de su momento y el arte mexicano. En 1901 Silvester
XVI. con un método no mayormente a propuestas sobre lo que debería ser el Baxter publica Spanish Colonial Architec-
complicado, pero si consciente y de in- arte mexicano que a la historia artística. ture; como en los escritos de Gibbons y
dudable eficacia, con con~cimiento Sólo Eduardo Gibbons, Jorge Ham- en los trabajos de Revilla, hay en los de
de causa, juicios acertados e indudable mecken y Mexia y Juan Villela (y su Baxter una revalorización del barroco y
buen gusto. revista El Artista) están en los terrenos del churrigueresco (es decir, en este
Los Diálogos de Couto son el primer históricos, pero con escritos de dimen- caso, el barroco de la segunda mitad del
clásico de nuestra historia del arte pro- siones modestas. siglo XVIII) y, más importante aún en
piamente tal. Publicados en 1872, El libro de Revilla, El arte en Méxi- términos de fenómeno cultural, se pro-
fueron ya reeditados en 1889 y 1898, Y co... , si tiene mayores alcances y la pone una diferenciación del barroco
una edición critica anotada fue prepa- virtud de incluir como artisticas las mexicano respecto al español. Las ideas
rada por Manuel Toussaint en 1947. obras prehispánicas, aunque con un del mismo tipo de Acevedo, expresadas
Tendrian que pasar más de treinta método que no había caminado sufi- en conferencias, fueron póstumamente
años para que apareciera otra obra im- cientemente para un análisis riguroso recogidas en Disertaciones de un arqui-
portante en la disciplina, la de Manuel de esas obras. La indudable condi- tecto, y Federico E. Mariscal recogió las
Revilla, El arte en México en la época. ción de historiador del arte de Revilla suyas en La patria y la arquitectura
antigua y durante el gobierno Virreinal, se confirma en sus Biografías de artistas, nacional, de 1915: su título ya indi-
de 1893; lo que dt;muestra la excepcio- publicadas en 190 l. Se acercaba la ca claramente el sentido nacionalista
nalidad de Couto y la carencia de una sazón de una disciplina organizada y de de la obra.
secuela de estudiosos en la historia del esfuerzos continuados. En el interés por el arte mexicano y la
arte. En el interin hubo escritores im- Los jóvenes intelectuales del Ateneo y consecuente consolidación de la disci-
portantes en el terreno artistico, pero de la Revista Moderna mostraron una plina de historia del arte intervinieron
fundamentalmente criticos; los nombres constante preocupación por las artes dos factores importantes: el naciona-
de Felipe. López, Ignacio Manuel Alta- plásticas. Ahí se sumaron los inte- lismo, ya presente antes de la Revo-
mirano, José Marti, Manuel Olaguibel reses por la estética de Antonio Caso, lución, y reforzado y estructurado du-
y sus escritos en ocasiones brillantes y los escritos de AlfonsQ Reyes y de Jesús rante la lucha y después de ella, y la
renovadores desde el punto de vista T. Acevedo, y otros. Simultáneamente presencia de investigadores extranjeros,
que fue un intercambio altamente bené-
.fico y que confirmaba los valores de
nuestro arte.
La asociación de la actividad literaria
con la de crítica e historia del arte tenía
una larga prosapia. Baste recordar nom-
bres como los de Baudelaire o Taine, y
en México Altamirano o José Martí. Ya
se ha señalado la personalidad del joven
Reyes. Un poeta de altos vuelos, espí-
ritu innovador, inquieto, hombre de
inmensa cultura y de un ojo extraordi-
nariamente fino fue José Juan Tablada,
que practicó regularmente la crítica en
México y después en su exilio neoyor-
quino; él fue quien primero advirtió el
genio de José Clemente Orozco y que
seguiría su camino. Luis Ríus (tesis iné-
dita) señala que si como colaborador de
la Revista Moderna se distinguió por su
actitud de vanguardia, la experiencia
de la Revolución lo había hecho virar
hacia 'un muy claro nacionalismo
en 1927, fecha en que se publica su
Historia del Arte en México. Es la primera
Agustin obra que pretende una visión total de
Lazo, la antigüedad prehispánica, al arte co-
NiManI
lonial, el moderno y el contemporáneo
Jaula
-las cuatro partes en que se divide su

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la ~xpresión Renacimiento mexicano, con
la carga ideológica que implica, para re-
ferirse al nuevo arte.
No suelen ser profesionales de la dis-
ciplina, pero algunos artistas también
echaron su carto a espadas en la historia
del arte en esos años veinte. David
Alfaro Siqueiros como teórico y Diego
Rivera como teórico e historiador. De
una manera más profesional el artista
guatemalteco radicado en México,
Carlos Mérida, que ejerció sobre todo la
crítica, y Jean Charlot, que junto a su
actividad de pintor desarrolló y manten-
dría toda su vida la de un historiador
profesional del arte. Abelardo Carrillo y
Gariel derivó de su condición de pin-
tor y restaurador a la de historiador del
arte, especialmente en trabajos que
se refieren a técnicas antiguas de la pin-
tura y la escultura; y también produjo
trabajos interesantes Jorge Enciso. El
doctor AtI y Roberto Montenegro no
descuidaron su quehacer de pintores
pero produjeron obras de importancia
acerca del arte novohispano y del arte
Juan O'Gorman, Proyecto del movimiento fUnebre al capitalismo industrial popular.
La otra rama que confluiría normal-'
mente en -la historia del arte fue la de
'obra-o No hay en ella investigación La aparición del movimiento de pin- los historiadores: la investigación docu-,
documental ni análisis particulares tura mural trajo un renovado interés mental los llevaba como de la mano
mayores, pues al fin y al cabo no era por el arte mexicano, principalmente en a historiar los objetos artísticos. Luis
estrictamente un académico, pero a historiadores y críticos estadounidenses, González Obregón primero, y después
cambio hay una clara conciencia inter- como Francis Toor, que vivió aquí Rafael García Granados, Enrique
pretativa a partir de fuentes secunda- muchos años y publicó la revista Me- Cervantes, Luis Mac Gregor, Federico
rias... que sin embargo flaquea en la xican Folkways, con ricos materiales Gómez de Orozco; entre ellos sobresale
parte contemporánea, la que segura- sobre nuestro arte, Walter Pach, Law- por su dedicación más exclusiva a la
mente más profundamente conocía, 'fence Schmeckébier, y más tarde historia del arte Manuel Romero de
quizá por la premura en entregar el McKinley Helm. Ya antes la mexicana Terreros (marqués de San Francisco).
texto. formada en Estados' Unidos Anita Bren- Con más o menos rigor, según el caso,
No desdeñaron escribir sobre arte los ner había producido un libro que tuvo ellos instauran una continuidad acadé-
literatos, como Ramón López Velarde resonancia y mucha influencia p?r su mica de los estudios de historia del arte,
(su oración fúnebre a Saturnino He- tipo de interpretaciones; /dols Behind y serían fundadores o por lo menos la
rrán) y los del grupo de Contemporáneos, Altars (1929) no es una obra de historia planta más antigua del Laboratorio de
principalmente Xavier Villaurrutia, el, del arte, sino de interpretación histórica Arte de la Universidad, después Insti- ,
más activo y constante de ellos, y Carlos y de lo que podríamos llamar historia de tuto de Investigaciones Estéticas, que
Pellicer; igualmente Agustín Lazo, la cultura, pero el gran interés de Anita fundaría Manuel Toussaint.
pintor, escritor, crítico, y Luis Cardoza Brenner por el arte pasado y el que se En el pr~eso de confluencia ~ institu-
y Aragón, poeta y escritor guatemalteco iniciaba en México en la década de los cionalización de la disciplina la figura
que ha mantenido un interés constante veinte, y su amplia formación socioló- más importante es la de Toussaint, al
en las artes plásticas, quien desde que gica hicieron que el arte tuviera en la grado de que puede decirse que es
llegó a avecindarse a México no ha obra un sitio preponderante. El solo la bisagra entre la historia del arte ante-
cesado en esa actividad hasta la fecha. título tan acertado del libro implica ya rior y la institucionalizada más rigurosa.
Alguno de sus libros tempranos, como el tipo de interpretaciones. Los autores Toussaint se inicia por el lado de las
,La nube y el reloj, se convirtió pronto en mencionados insistieron mucho en la letras y se relaciona con figuras del viejo
una referencia obligada, así como 'idea de las continuidades del arte mexi- Ateneo, como Alfonso Reyes, ami-
su Orozco, 'cano, de sus profundas raíces, y usaron go suyo de toda la vida. Se enlaza

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proñto con los historiadores; y tiene


la pasión por el arte, que parece indis-
pensable en la disciplina. Su primer
trabajo dedicado al arte es la monogra-
fía de Saturnino Herrán, de 1918.
Pronto, sin perder nunca de vista un
panorama general del arte y del arte
mexicano, se concentraría en el arte no-"
vohispano, en un quehacer incansable,
que lo llevó a producir una gran can-
tidad de trábajos, y entre ellos algunos
que son piedras miliares, como Paseos
coloniales, La catedral de México (1948),
Arte colonial en México (1948) o el
póstumo Pintura colonial en México.
La situación favorable a los estudios
artísticos en las décadas de los veinte y
treinta, la tendencia a la institucionali-
zación que se daba en la Universidad
y en otros sitios, y la influencia benéfica
de la figura de Toussaint hacían
una conjunción propicia. Toussaint
fundó la cátedra de Arte Colonial en la
Facultad de Filosofía y Letras, creó un
grupo de trabajo en la Secretaría de
Hacienda y más tarde enseñaría en El Diego Rivera
'Colegio de México; todo eso resulta em-
pequeñecidojunto a la" fundación del
Laboratorio de Arte en la Universidad, ción, y además su presencia aquí y la que además de su rigor mostraban
en 1935. Éste debería ser el punto, relación posterior dieron como re- posiciones teóricas con las que los
según él mismo lo escribió, donde con- sultado un i.ntercambio altamente estudiosos mexicanos no estaban muy
fluyeran los esfuerzos dispersos. Y en provechoso. familiarizados.
efecto el Instituto de Investigaciones Otro intercambio también muy rico fue De la importancia que había cobrado
Estéticas (segundo nombre del Labora- el que se dio un poco después, cuando a la historia del arte y del intercambio
torio) lo fue, en cierta medida. Tous- partir de 1938 México acogió a los es- con estudiosos formados en otras tradi-
saint no tuvo una formación académica pañoles republicanos refugiados de la ciones se benefició la que podríamos
en historia del arte, y si apura uno las Guerra Civil. José Moreno Villa, pintor, llamar primera generación del Instituto
cosas se alcanza a notar una cierta de- poeta e historiador del arte (La escul- de Estética después de los fundadores.
ficiencia teórica en su obra, que es sin tura colonial mexicana y especialmente Entre ellos están Salvador Toscano,
embargo compensada por su amplísimo Lo mexicano en las artes plásticas) y Juan muerto prematuramente en un acci-
conocimiento, por sus numerosas lectu- " de la Encina se integraron a las institu- dente, pero después de haber plfblicado
ras en la materia y por su fina inteligen- ciones: El Colegio de México y la Es- su Arte precolombino de México y América
cia. Sin embargo fue capaz de formar a cuela de Arquitectura; mientras otros Central, primero de los tres volúmenes
generaciones de historia del arte desde trabajaron fuera de ellas: Pablo Fernán- fundamentales que publicó el Instituto,
sus cursos en la Facultad de Filosofía dez Márquez, el poeta José Bergamín, y de otros trabajos importantes; el
y Letras, el Colegio Nacional (del que Enrique Gual, y la más activa Margarita suyo, quizá con algunas limitaciones
fue miembro fundador), El Colegio Nelken. Tambiér refugiado, pero por metodológicas por la dificultad de acer-
de México y alrededor del Instituto de las persecuciones de la Alemania nazi, carse a un universo artístico apenas
Estéticas. vino Paul Westheim, formado en el rico rastreado, es el primer estudio amplio y
Coincidiendo con esos hechos, el cre- ambiente alemán y con largos antece- global sobre el tema (el anterior estudio
ciente interés por el arte mexicano en dentes personales en la disciplina; se de Ignacio Marquina se refiere sólo a la
otros países trajo a éste a muy importan- interesó simultáneamente en el arte arquitectura).
tes, entonces jóvenes, historiadores mexicano de este siglo, aun el más Justino Fernández ingresó al Instituto
del arte: entre ellos Diego Angulo, de reciente, y en el arte prehispánico, y a poco de fundado, muy joven, y pronto
España, George Kubler y John Mc- en ambos produjo trabajos de la mayor destacó por sus trabajos que se dedica-
Andrew de Estados Unidos. Todos ellos importancia (Arte antiguo de México, El ron fundamentalmente, primero, al arte
produjeron obras de la mayor significa- grabado en madera, entre muchos otros) del "siglo XIX, luego al de este sig!o,.

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pero que abarcaron toda la historia
mexicana y aun otras zonas. Iniciado
por el camino del dibujo arquitectónico,
se formó, ya en su ruta de "historIador
del arte, beneficiado de la inflUencia de
un historiador filósofo como Edmundo
O'Corman y de las lecturas comunes de
ambos (Ortega y Casset, Heidegger)
así como de los filósofos, como Samuel
Ramos, o los emigrados de España, .
Nicol, Xirau, pero sobre todo José
Caos. Eso no sólo le dio una visión muy
amplia y un mucho mayor rigor teórico,
sino que le permitió desarrollar una
teoría con características propias. Vi-
talismo, historicismo y expresionismo se
funden en su pensamiento: para él la
obra de arte tiene valores específicos
pero no por eso menos históricos,
circunstanciales, que califican al objeto
y donde el sentimiento (del productor y
del receptor) ocupa un lugar impor-
tante. Su método de acercamiento al
objeto equilibra el análisis de la forma y
de los contenidos y no desecha los ele- José Clemente Orozco. El hombre en llamas,
mentos sentimentales. En Estética del Hospicio Cabañas, Guadalajara
arte mexicano, una de sus obras más des-
tacadas está expuesto su pensamiento
teórico y convertido en realidad crítica giosa, en la literatura y en la historia le la cultura, su capacidad para hacer
e histórica. No extraña que el propio permitieron tener visiones muy amplias suyas las diversas teorías que aparecen
José Caos, refiriéndose a una de sus sobre los fenómenos artísticos. A partir por el mundo, pero que son para él
obras tempranas (Prometeo, de 1947), de ello pudo desarrollar la iconología y recursos en circunstancias precisas,
señalara en él a un "crítico-filósofo a la la interpretación simbólica, lo que, ade- y nunca se compromete de lleno con
altura de los tiempos". Otros trabajos más de su incansable curiosidad por ninguna; y desde luego su calidad de es-
suyos, como su monumental Artt mo- rastrear un arte en vías de descu- critura (lo inteligente, si bien dicho, dos
derno y contemporáneo de México son re- brimiento, es su mayor aportación y lo veces inteligente) le han permitido
ferencia obligada para quienes se que más lo distingue de la generación alcanzar una serie de ensayos luminosos
ocupan de tales temas, tanto por la can- de Manuel Toussaint. Como Fernán- sobre el arte mexicano y universal. Una
tidad de investigación primaria que dez, pero quizá más que él por su carác- exposición en 1990 en el Centro Cultu-
contiene, como por el tipo de interpre- ter abierto y su expresivo entusiasmo, ral Arte Contemporáneo, que reunía
taciones que propone. De la Maza fue formador de generacio- obras de artistas o universos artísticos
Francisco de la Maza, también discí- nes de estudiosos. No puede dejar de sobre los que ha escrito daba buena
pulo de Toussaint y su más directo señalarse en la personalidad de De la cuenta del sitio destacado que en la
seguidor en los estudios de arte novo- Maza la relación entre la práctica de obra de Paz ha tenido la reflexión sobre
hispano, se formó igualmente en el la historia del arte y la lucha constante el arte. Otro escritor con un interés per-
ambiente de discusiones históricas y por salvaguardar el patrimonio artístico sistente en las artes plásticas ha sido
filosóficas que caracterizaban a los círcu- mexicano, violentamente amena- Juan Carda Ponce; su obra de crítica ha
los académicos en los años cuarenta. Sin zado por la ignorancia y las transforma- sido muy extensa y fue el crítico que
embargo no fue un estudioso de gran- ciones del país. más claramente dio la batalla por la re-
des complicaciones teóricas. Reconocía El quehacer de la historia del arte, novación del arte mexicano, codo con
que la historicidad era un elemento pero más especialmente de la crítica, codo con los artistas en aquellas jorna-
constitutivo de la obra artística, pero siguió siendo practicado (y ha seguido) a das del principio de los años sesenta,
nunca aceptó sino muy levemente el veces con buena fortuna, fuera del cuando se luchaba por "conquistar el
relativismo que las ideas historicistas mundo propiamente académico. En la palacio de mármol".
habían traído a la escena mexicana. Su mayoría de los casos por escritores y No estrictamente de las letras, sino
conocimiento de la cultura clásica, poetas. Octavio Paz a la cabeza de ellos. del periodismo, proceden Antonio
su sólida formación en la cultura reli- Su conocimiento de muchos terrenos de Rodríguez y Raquel Tibol. Ambos deri-

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varon de la crónica a la crítica, y de ésta la sociología del arte y a interpretacio- posiciones teóricas sustentantes y una
a la historia del arte propiamente dicha, nes marxistas no ortodoxas. Elisa ampliación notable de investigación pri-
una historia del arte renovadora por su Vargas Lugo, Manuel González Galván maria. Quizá en los últimos veinte años
decidido empeño en darle un sentido y Eduardo Báez han trabajado sobre se haya hecho más investigación prima-
marxista, en el seno de la academia sólo arte novohispano, Beatriz de la Fuente ria que en los anteriores 50 años. La
transitado en esos años sesenta por y Martha Foncerrada de Molina sobre calidad de mucha de la investigación no
Pedro Rojas y el malogrado Raúl Flores arte prehispánico, Xavier Moyssén y está aparentemente en duda, si conside-
Guerrero. La labor extensísima de Jorge Alberto Manrique han mantenido ramos la aceptación que suelen tener
Raquel Tibol, su impresionante capaci- un pie en la etapa novohispana y otro nuestros trabajos en congresos interna-
dad de trabajo, que se extiende a una. en el siglo xx ... Ellos 'han sido a su vez cionales y en publ.icaciones extranjeras.
gran cantidad de'temas en la crítica y en los maestros de las generaciones más re- Sin embargo, pueden señalarse cier-
la historia del arte, le han dado un justi- cientes, entre quienes se encuentran ya tas peculiaridades -lIamémoslas así-
ficado reconocimiento. investigadores maduros y con obra que tienden a hacerse .viciosas. Pese al
Por otra parte el mundo académico se respetable. abanico de posiciones teóricas, éstas no
diversificó. Ya en los años cincuenta la (Antes de finalizar estas páginas debo siempre se antojan suficientemente
Universidad Iberoamericana empezó advertir que, como puede suponerse, la rigurosas y hay una carencia de sufi-
a formar, en su escuela de Historia del cantidad de estudiosos dedicados ciente discusión teórica en los centros
Arte, fundada por el padre Pardinas, a la historia del arte es mucho mayor de enseñanza. Contrariamente a lo que
sólidos especialistas. Más tarde, a finales que los pocos nombres aquí citados. sucede en otros ambientes académico's,
de los años setenta Sonia Lombardo de Sería imposible nombrar en un artículo la investigación mexicana se hace en
Ruiz iniciaría un seminario de historia de estas dimensiones ya no a todos, sino .una proporción muy alta sobre el arte
del arte en el Instituto Nacional de a aquellos que han realizado obras des- de México, lo cual estaría en principio
Antropología, y Óscar Urrutia promo- tacadas. Aparte de los nombres que por bien, pues es un campo amplísimo y con
vería un centro de investigación en el· su propia condición sobresaliente me muchas posibilidades abiertas, pero a
Instituto Nacional de Bellas Artes. . resultan inevitables, los otros han sido menudo produce una situación de aisla-
Fuera de la ciudad de México también escogidos no por ser los más notables miento, que limita la comprensión de
ha habido esfuerzos, hasta ahora no -ni siquiera a mi juicio personal- sino los fenómenos a estudiar.
suficientemente consolidados, por esta- por parecerme que ejemplificaban me- Por otra parte, si bien es creciente la
blecer instituciones de formación o jor las líneas de mi discurso.) cantidad de estudiosos dedicados a
investigación; no obstante estudiosos, Si consideramos la situación actual de la historia del arte -por más que sean
aun sin instituciones, han realizado una la historia del arte en México adverti- insuficientes respecto a la amplitud de
obra a veces muy meritoria, como la de mos que hay una gran diversidad de los fenómenos a conocer-, es notable la
Rafael Montejano en San Luis Potosí o carencia de apoyo institucional. Las ins-
.Ia de Esperanza Ramírez en Morelia. {ituciones son muy pocas y sus recursos
Esa diversificacion en la formación y en muy limitados. Eso lleva a que se pier-
·Ios centros de investigación ha sido alta- dan muchos posibles investigadores, a
mente benéfica, pues proporciona un que las bibliotecas sean pobres e insufi-
terreno abierto a la confrontación, que cientes, a que no haya archivos fotográ-
es indudablemente provechoso. Como ficos con programas de ampliación
también lo ha sido la reciente integra- capaces de cubrir las deficiencias exis-
ción a la escena mexicana de investi- tentes en ese terreno, indispensable
gadores que han obtenido grados o pos- para la historia del arte, etcétera. Eso
grados o realizado estudios de perfec- frena las tareas que parecen verse como
cionamiento fuera de México, en las las más imperativas: un mayor rigor
últimas décadas. Ellos han traído teorías teórico (cualesquiera ql!e sean las muy
y metodologías diversificadas que han diferentes tendencias posibles); una más
funcionado también como revolvente. amplia investigación primaria y docu-
No pocos de ellos se encuentran ya mental (incluidos los registros fotográfi-
entre los discípulos de Justino Fernán- cos necesarios, así como la utilización de
dez y Francisco de la Maza, es decir, los nuevas formas computarizadas); una
que -aunque con notable diversidad de Carlos Mérida.
mayor relación en la formación de los
edades- serían la segunda generación Teptul el adivino investigadores y en sus propios trabajos
de Instituto de Estéticas. Ida Rodríguez con la historia del arte que se realiza en
Prampolini ha dedicado la mayoría de otras partes; una relectura de las inter-
sus esfuerzos al arte contemporáneo, pretaciones anteriores que ejercen un
con una visión abierta y renovada, que "peso de inercia" inconveniente y resul-
de su origen historicista se ha movido a tan a menudo il1satisfactorias ahora...O

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