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G A L E R Í A D E A R T E N A C I O N A L
a n u s c ri to s q ue aparecen
sm
Todos los texto tá lo g o fu e ro n escritos
en este ca
reproducidos rna
por Claudio Pe
Señores:
Prepárense a mirar activamente. Las imágenes
han comenzado a producir efectos cósmicos:
la vibración de colores desprendidos los llevarán
a un viaje ajustado en una cápsula.
CP Siglo XX (manuscrito)
Presentación Galería de Arte Nacional ...................... 5
El mono geográfico
Gabriela Rangel Mantilla ................................ 66
3
Claudio Perna, 1991
El Premio Nacional de Arte Plásticas conferido a Claudio Perna en 1995, devino
un reconocimiento a una proposición conceptual y a un artista que asumió todos los
medios plásticos y visuales a su alcance para bucear con atrevida audacia, en los
contenidos del arte del siglo XX. La exposición de Perna, de la cual dan fe este
catálogo y el desplegable de catorce caras que publicamos como guía para el público,
cubrió totalmente las salas que conforman el cuerpo sur-este de nuestra sede.
c i s c o D a Antonio ional
Fra n d e Arte Nac
e Ga l e r í a
President
5
AUDIO PERNA
FUNDACIÓN CL
La acción creativa del artista venezolano Claudio Perna (1938-1997), cubrió un ciclo
productivo de treinta años del siglo XX, tiempo suficiente para remover algunos de
los cimientos del arte nacional. Su obra, profusa y variada, aún no ha podido ser
catalogada en su totalidad, debido en gran parte a la multiplicidad de códigos
transversales que utilizara para expresarse, así como a la variedad de disciplinas,
técnicas y materiales empleados por el artista: las académicas o tradicionales como
la pintura, el dibujo, la escultura, la gráfica, la fotografía, el cine y el video,
integradas a los lenguajes contemporáneos de las vanguardias —introducidos al país,
algunos de ellos, por el poder visionario del artista—, como los ensamblajes, la
polaroid, las diapositivas, la instalación, el performance, la fotocopia, el arte
comestible, el land art, el body art, el arte de correo, las maculaturas, el vitri-
nismo, los sellos húmedos y el arte dirigido, entre otros. A todo esto le impregnó
una profundidad conceptual y una originalidad enriquecidas por su formación como
geógrafo, conjugó la relación Hombre-Arte-Naturaleza de acuerdo a sus principios
éticos y estéticos y a su conciencia como generador de modelos de pensamiento, e hizo
de la palabra ARTE un paradigma de vida.
Claudio Perna fue un auténtico visionario del arte, su obra es una ruta luminosa
hacia el siglo XXI, abierta pacientemente durante el siglo pasado a los espíritus
inquietos e inquietantes que buscan las claves vitales de la invención y la creación.
CALÁ
FLÉRIDA AL n C l a u dio Perna
Funda c i ó
Presidenta
7
Los latinoamericanos hemos estado siempre preocupados por
CREATIVA
nuestras posibilidades de producir obras pertenecientes al
SOCIAL
EN EL CONTEXTO s
del arte en sí, cuyo descubrimiento y desarrollo corresponden
a nuestros artistas y a nuestro grupo cultural. Omisión que,
va a mi juicio, constituye la causa de gran parte de nuestras
Zuleiva Vi cortedades y extravíos estéticos (Juan Acha, 1984: p. 45).
8
frente a los problemas de plasticidad moderna, o la aparente incapa-
cidad de su obra de crear estructuras que “gobernaran y controlaran
el espacio”. Ciertamente vale la pena investigar este fenómeno como
historial de su recepción pública 4. De la misma manera como las
múltiples estrategias temáticas y discursivas de Marcel Duchamp de-
terminaron su ilegibilidad original, la hibridación de técnicas y
conceptos de Perna, en los setenta y en adelante, suponía traicio-
nar (y a plena conciencia) los regímenes visuales de la modernidad
con su énfasis exclusivo en la especificidad del medio, la opticali-
dad y las exigencias inherentes de restricción disciplinaria (y por
consiguiente disciplinada) de categorías. Durante los sesenta y hasta
el presente, pocos advirtieron que el enfoque multidisciplinario de
Claudio Perna apuntaba precisamente a trabajar esas restricciones dis-
cursivas e institucionales que las ortodoxias de la modernidad in-
tentaban reforzar.
9
sitúan a nuestros artistas dentro de un “conceptualismo ideológico”
(Simón Marchán Fiz, 1980) que no es una mera fuerza productiva, sino car-
gada de un contenido social que no se conforma con sus propias con-
diciones recurrentes (tautología) y por ello busca la transformación
del mundo a través de la especificidad del arte. Queda implícita en
esta transformación la sustitución de la naturaleza discursiva del
arte, por su función cognitiva. Como bien lo expresa Mari Carmen
Ramírez, el conceptualismo en nuestros países, transgredió los lími-
tes del principio auto-referencial, llevándolo a una reinterpreta-
ción de las estructuras sociopolíticas en las cuales estaba ins-
crito (Mari Carmen Ramírez, 2000 - 2001). Para éstos la búsqueda de estrate-
gias antidiscursivas para hacer arte no era más la preocupación de
un grupo proveniente de una élite aislada, sino un asunto cultural
de largo alcance, de gran amplitud, tendiente hacia la acción colec-
tiva. Gran parte de los artistas latinoamericanos hicieron de la esfera
pública su blanco preferencial. Las obras no sólo pretendían operar
a nivel ideológico, sino que la ideología, se convirtió en sí misma,
en la “entidad material” básica de su propuesta conceptual.
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quien, en palabras del artista, le repetía al oído: “Nuestro cono-
cimiento es finito, nuestra ignorancia es infinita”. Perna vivió
interesado en aprender y “extraer” la mayor cantidad de información
del planeta Tierra. Tomó sendas diversas para abordar la comprensión
del binomio Hombre-Tierra, el cual fue ordenando de una manera par-
ticular y personal a lo largo de más de treinta años de su vida.
Pensar y sentir al mismo tiempo serían las premisas del artista, no
como las del ensayista quien derrama su esfuerzo y creatividad en
la prosa de un discurso imposible que persigue la utopía de minimizar
el lapso temporal entre el hecho y la interpretación. Perna deseaba
ser visto como un comunicador de procesos y procedimientos: jamás se
sintió geógrafo, fotógrafo o artista. Pensar y sentir al mismo
tiempo, proceso materializado en una buena cantidad de archivadores
de metal cargados de documentos, en los estantes y cuartos de RADAR 5,
repletos de pinturas y mapas entre otros inquietantes objetos; pensar
y sentir ideas novedosas y efectivas para mejorar la educación,
comunicar eficientemente el acto creador: “El proceso educativo es
parejo a la vida social, cultural, política y demás referentes. Si
no se sueña un país, un lugar de vida y de vivencias no se puede
diseñar el procedimiento adecuado que le corresponda para hacer
realidad el sueño” (Claudio Perna, 1992: p. 40).
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de hombres-peces, y también Charlotte [Moorman] mandó una foto suya.
Eso me conmovió mucho y lo sentía como un honor” (Claudio Perna, 1981: s/p).
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los avances de manifestaciones recientes como el
arte pop y al trabajo de los artistas europeos
que pretendían reinventar los espacios expositivos
más allá de sus límites. Se interesa por las ins-
talaciones realizadas en la naturaleza de artistas
como Christo y Robert Smithson, para contraponer
a éstos sus propias percepciones del nuevo arte.
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Era una época donde el rasgo común entre un artista y otro se evi-
denciaba por su rechazo a la tradición inmediatamente anterior, junto
a otros denominadores como la exploración del campo figurativo, bajo
una óptica nueva y una actitud crítica frente al constructivismo que
se venía predicando desde 1951. Más que asumir la figuración como
premisa, se trataba de elaborar un arte deslastrado de referencias
históricas, donde importaba más la autenticidad del realizador que
la urgencia de mantenerse informado y adscrito a las corrientes del
arte internacional. Esta revisión crítica pone en juego necesariamente
la aplicación de nuevas técnicas. La naturaleza, y no el conflicto
existencial en el mundo urbano, es el gran tema de la década; el
paisaje es reciclado bajo una apariencia naturalista que estuvo muy
lejos de la generación anterior, y aparece un paisajismo intelec-
tualizado y conceptualizado (Ana María Mazzei, José Antonio Quintero
y Rolando Dorrego). En estos años, la forma construida y la base
técnica como origen de la obra predominan. Otro rasgo que unió a
estos artistas emergentes, fue el interés por el dibujo, el grabado
y, en general, por la integración de las técnicas, asunto no cultivado
por las generaciones anteriores. Historiadores del arte como Juan
Calzadilla señalan que se produce un clima de investigación que ex-
plica la necesidad de establecer una relación con el público.
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Claudio Perna fue ante todo un crítico y acucioso
observador del hombre y de la naturaleza. Abandonó
los estudios de arquitectura y se hizo geógrafo
antes de iniciar su carrera artística con la fina-
lidad de investigar, desde la óptica del geógrafo
cultural, a los humanos como grupos, como tejidos
sociales, como sociedades de una atractiva comple-
jidad y riqueza conceptual a las que supo sacar
gran provecho en la realización de su obra. Se
interesó por la Tierra, el Espacio Universal y su
contenido, las relaciones entre ideas, objetos y
personas, e indagó acerca de la mente y los esta-
dos sensibles. Analizó atenta y reflexivamente
posiciones polémicas de los pensadores antiguos y
modernos: siempre fue ávido lector. Indagó profun-
damente en el pensamiento y los escritos de Simón
Rodríguez y Marshall McLuhan quienes influyeron
sobremanera en el proceso de producción estética
y cognitiva del artista. En los libros manuscritos
y en las tesis de ascenso que defendió a lo largo
de su carrera docente, desarrolla sistemas de
construcción lingüística, que construye mediante
llaves y esquemas para facilitar la comprensión
inmediata del mensaje. Interesado en la comunica-
ción masiva del conocimiento y consciente de que
el arte puede ser el vehículo ideal, una herra-
mienta efectiva para lograr eficazmente la apre-
hensión de ideas o discursos formativos, se nutre
ávidamente de los análisis y apreciaciones de
aquellos intelectuales que asumen la interdisci-
plinariedad como herramienta de trabajo. En sus
escritos declara su admiración por personalidades
como José Gómez Sicre, quien desde su posición de
Director del Departamento de Artes Visuales de la
Sin título —afiche de la Librería Cruz
Pan American Union de Washington, había propues- del Sur—, 1975 - 1976
to en 1948, la idea de fundar el Taller Libre de Collage sobre papel
Colección Fundación Claudio Perna
Arte de Caracas. Perna reconoció en Gómez Sicre
al funcionario que mejor aprovechó la singular
circunstancia de que un intelectual de la talla de
Rómulo Gallegos hubiese sido elegido presidente
de la República, aprovechando la apertura cultural
que prometía la democracia. También permanecía
atento a las opiniones de otros ensayistas latinoa-
mericanos como Juan Acha y Néstor García Canclini,
además de seguir muy de cerca las proposiciones
artísticas de Charlotte Moorman, Elsa Gramcko,
María Zavala y Alejandro Otero, artistas que se
constituyeron en interlocutores válidos para su
exploración del linde (un abismo tal vez) entre
lo corporal y lo mental.
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EXPERIENCIAS FOTOGRÁFICAS, LOS NUEVOS PROCESOS
“La reflexión acerca del arte es una característica del arte mo-
derno europeo. Esta reflexión que origina los ‘ismos’ y el tono de
laboratorio que predominará en muchos de ellos, está íntimamente
relacionada con el afán de los artistas de no quedar atrás en la
competencia con el progreso ilimitado abierto por la ciencia y la
técnica. Al proyecto tecnológico que se perfila como prioritario
del siglo XX, los artistas responden, en Europa primero y en Esta-
dos Unidos después, o bien con simulacros de sistemas basados en la
reflexión, examen y propuesta de ciertos datos visuales, o bien con
una franca asimilación al estilo del Instituto de Arte y Tecnología
de Massachusetts, USA. El desconcierto respecto a las vías artísti-
cas a seguir está en pleno apogeo cuando se funda en París el grupo
de Los Disidentes. Los venezolanos, siguiendo la vieja ruta de los
respetos coloniales latinoamericanos, van a París, pero París está
infiltrado por el sueño tecnológico americano, al que Nicholas
Schöffer y Victor Vasarely (dos húngaros) darán carta de ciudadanía
francesa. En París los disidentes venezolanos protagonizan una nueva
forma de dependencia cultural no prevista hasta ese momento, como es
la dependencia del futuro (asumiendo, desde luego, el futuro de los
países desarrollados, como si fuera propio). El camino hacia el futuro
y el camino del cambio se complementan bien: si el mundo se modifica
día a día, se amplía y nos reserva inimaginables sorpresas, la obra
será maleable, dúctil a esta situación de movilidad. El cambio co-
mo motor de la creación estética aparece revestido, además, de otro
poderoso atractivo: dar la pauta de que se avanza, de que no esta-
mos quietos ni somnolientos en la siesta provinciana, para mayor
agravante. De este modo, entre Los Disidentes y los paisajistas del
Círculo no se extiende el normal tramo entre dos generaciones, con
sus correspondientes y deseables rupturas, sino un planteamiento
existencial radicalmente modificado” (Marta Traba, 1974: p. 5).
16
experiencias sensibles, envolventes y espaciales, especialmente en
la Reticulárea y sus derivados.
17
interna de sus propios procesos y a dar saltos al
vacío. Tampoco oculto mi preocupación de que, a ca-
si treinta años de distancia de Los Disidentes hay
favoritos, burócratas y marginales. ¿Es esto posible
o al menos aceptable? No es de extrañar, por el
contrario, que la plástica venezolana configure un
caso único en el panorama continental. También Ve-
nezuela, por ser el único país petrolero, es un
país singular. Lo apasionante será ver si el nue-
vo arte emergente resuelve atender a ese país
real, o a las ficciones de la cultura dominante”
(Claudio Perna, 1981: s/p).
18
laroid era también un instrumento para mí, feno-
menal, porque yo tengo una angustia que cuando
hago una fotografía la quiero ver ya, entonces la
polaroid me permitía visualizar de una vez, de in-
mediato, el resultado de lo que yo tomaba, y había
diferentes tipos de cámaras polaroid que me per-
mitían hacer diferentes tipos de fotos polaroid” 6.
19
los independientes tienen poquísimas circunstan-
cias favorables para la divulgación de su obra. La
convivencia simultánea con medios expresivos disí-
miles disolvió prácticamente las barreras entre
términos plásticos: el proceso se ha vuelto parte
del todo. Los resultados no pueden anticiparse.
Hay terrenos en los cuales el conocimiento nos da
seguridad para un arte de respuestas. Mi terreno
es el del desconocimiento y desde allí formulo un
arte de preguntas. En el arte, los objetos son
subordinaciones de conceptos previos. El arte ha
exigido casi todo de la vista del espectador. Las
infiltraciones acontecen para revitalizar los sen-
tidos perdidos, olvidados, dormidos o en vías de
Sin título —de la serie Sillas—, 1974 - 1976 extinción. Las infiltraciones de un color en otro
Polaroid a color
10,8 x 8,9 cm provoca cambios, la infiltración de un campo en
Colección Fundación Claudio Perna otro campo conduce al descubrimiento. Integrando
elementos nos sentiremos comprometidos como artista
o espectador, de una manera total” (“Proyecciones de
Claudio Perna hoy…”, El Nacional, 1975). El espectáculo
se desarrolló dentro de un ambiente totalmente os-
curecido gracias a que antes se había expuesto en
esa misma sala una obra del artista japonés Tsai.
El museo aceptó la propuesta de Perna: durante un
fin de semana los espectadores asistieron a un
ambiente donde había música pop y clásica saturan-
do el espacio, películas súper ocho y diapositivas
de muchos años de trabajo, proyectadas simultánea-
mente en cinco pantallas, y el artista realizando
en vivo acciones corporales con pabilos.
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lizó hasta los primeros años de la siguiente década.
Las fotografías polaroid le permiten desarrollar
series de imágenes coloreadas a mano que confor-
man un variado registro de situaciones a la manera
del ensayo fotográfico. En ellas observamos fotos
de negativos superpuestos, collages con textos es-
critos a mano suelta y papeles, calcomanías sobre
fotografías así como intervenciones a las fotogra-
fías con creyones y lápices de color antes de que
la emulsión fije completamente la imagen. La uti-
lización de la cámara polaroid se convierte en
herramienta de trabajo indispensable para nuestro
artista hasta mediados de la siguiente década. La
posibilidad de registrar y ver de inmediato un
acontecimiento y poder incorporarlo a un libro en
proceso o utilizarlo para completar alguna idea
que se sucedía en su mente, sólo podía lograrlo
con este instrumento.
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Lucena, Rafael Martínez, Manuel Mérida, José
Antonio Quintero, William Stone y María Zavala,
presenta fotografías representativas de muchos de
estos experimentos. También incluye una obra de-
nominada Parte de la cosa (1972), realizada en
colaboración con Eugenio Espinoza y cuya descrip-
ción aparece en el catálogo como: Cosa, experiencia
producida en Falcón, Aragua, Carabobo, Miranda y
Distrito Federal y registrada por medio de foto-
grafías, películas y grabadores de sonido. En ese
momento aprende serigrafía con Héctor Fuenmayor y
desarrolla una serie de frottages (reproducción
de imágenes a partir de la acción de frotar con
grafito o creyón un papel colocado sobre clisés
de prensa y otros objetos); así mismo experimenta
con la técnica del rubbing (transposición de imá-
genes de revistas para enriquecer dibujos). Con
Fuenmayor realiza dibujos a cuatro manos. Continúa
investigando con la fotografía polaroid y compone
ideas en imágenes fragmentadas realizando encua-
dres de cuatro partes consecutivas de una imagen.
Estas composiciones fragmentadas también las realiza
con fragmentos tomados de distintos detalles de
cuerpos masculinos desnudos.
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de participar en las actividades que furiosamente llevaban a cabo
los artistas-vedettes de los ochenta. Su actuación se limitó a una
figuración más bien marginal durante los años setenta. Es decir, fue-
ra de los circuitos expositivos oficiales. Durante aquellos años el
artista buscaba su expresión por diversas vías en su vivienda-ta-
ller. Allí acumulaba obras realizadas a partir de papeles origami,
collage, telas arrugadas, objetos desechados pintados de blanco,
objetos rústicos, fotografías documentales, fotos sin cámara, fotos
dirigidas, diapositivas de proyecciones de cuadros renacentistas sobre
objetos, cuerpos, imágenes de la televisión; trabajos con luz negra
y luces de bengala; experimentos en cine súper ocho; sellos de su
nombre utilizados sobre dibujos, para hacer dibujos sobre fotogra-
fías e imágenes.
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bilidades de la reproducción mecánica de las imá-
genes. “Naturalezas muertas” realizadas con objetos,
frutas, flores y demás materiales insólitos colo-
cados en la máquina de fotocopiar, permiten apre-
ciar la capacidad de experimentación del artista.
Agotar las posibilidades y sacar el mayor provecho
y versatilidad de cada medio fueron algunas de sus
virtudes. También tomaba fotografías de revistas y
periódicos que al manipularlas en el instante de
ser fotocopiadas, producían imágenes de una carga
estética importante.Sobre este trabajo y con moti-
vo de la exposición “Autocopias” que se llevó a
cabo en el Museo de Bellas Artes en mayo de
1975, Lourdes Blanco escribe: “La fotocopia es el
Escultura fugaz, 1976
Plata sobre gelatina, creyón sobre papel procedimiento contemporáneo trivial del cual se dis-
y marcador pone para reproducir una imagen al instante. Es
20,1 x 25,3 cm
Colección Fundación Claudio Perna decir que es directo e inmediato. En este sentido
tenía que ser ideal para el trabajo de Perna,
quien había estado intentando eliminar las etapas
de procesamiento entre la realidad vivida y cap-
tada. Primero hizo el cambio de laboratorio de
terceros a laboratorio propio. Intentó eliminar la
cámara por completo, quedándose sólo con el obje-
to y el negativo” (Lourdes Blanco, 1975: p.8).
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dicionaba los elementos expresivos. El espacio es
cerrado y el verismo de los detalles y texturas
contribuye a acentuar la juguetona ambigüedad en-
tre realidad y duplicado. Claudio Perna podía
permitirse, al mismo tiempo, hacer un recorrido
por algunos de sus asuntos preferidos: la histo-
ria de la fotografía, la naturaleza, la documen-
tación banal, el humor visual: la fotocopia de
una fotocopia de una fotografía colocada al lado
de su “original”. Se trataba de duplicados que
fungen de originales y originales transformados
en duplicados. La curiosidad y capacidad de expe-
rimentación del artista nos hacen ver cómo un
procedimiento trivial es capaz de revelarnos una
riqueza de detalles olvidados. La utilización de
su propio cuerpo sobre la fotocopiadora permite
enfocar de otra manera las arrugas de la piel, de
los paños y los papeles que se transforman, en
virtud de una atmósfera a la vez precisa y vapo-
rosa, en elementos vulnerables y sensuales, imá-
genes desnudas, brillantes.
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ficas y pictóricas no hayan sido expuestas al pú-
blico hasta ahora. Sus preocupaciones giraban en
torno al hombre, sus posibilidades expresivas, sus
múltiples habilidades desarrolladas a partir de la
educación y el arte.
26
límites del arte.
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ello sea necesariamente sólo un documento. Las
fotografías y demás obras de Perna no pueden ca-
talogarse como documentales o artísticas, tal y
como lo determinarían tales categorías, pues el
geo-artista construye con la utilización de múlti-
ples medios un nuevo planeta, desconocido y vasto,
apto para mayores estudios, para desarrollar aná-
lisis, desciframientos e instrumentos básicos de
la comunicación. Son los “contactos mentales”. Su
permanente preocupación por el ser humano, su há-
bitat y su comportamiento le conducen a crear teo-
rías estéticas y poéticas que ha desglosado, lle-
vado a esquemas e imágenes que describen lo que
Perna ha denominado “arte social”, “arte senti-
miento” y “arte pensamiento”. Teorías que plasmó
en diez libros inéditos y que le consumieron
treinta años en investigación y de dedicación ex-
clusiva a la invención y la creación. “Los descu-
brimientos del saber circulan por la palabra, por
la comunicación oral, en primer lugar. […] Las
informaciones recabadas u obtenidas fueron, pro-
gresivamente, conectándose con ideas y pensamien-
tos anotados […]. Asociar realidades disímiles
conduce al descubrimiento” (Claudio Perna, 1992: p. 150).
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ñeros artistas, sobre lienzos, fotografías y proyectores hasta formular
ecuaciones posibles y comprensibles al hombre de su tiempo. Desde
la creación propone lo que él llamó “arte social” el cual coincide
simultáneamente con los planteamientos y reflexiones sobre el binomio
arte-vida de artistas claves, como Joseph Beuys, en los avatares
del arte de su tiempo. Perna escribe y devela, mediante objetos,
palabras, gritos, gestos, cartas y demás expresiones convencionales
como pinturas o fotografías, nuestra condición humana de fin de siglo.
Se autodenomina y nos denomina geonautas, es decir, hombres que na-
vegamos en el espacio sobre un planeta llamado Tierra. Señala la
conciencia cósmica y nos confronta con el movimiento (tiempo) y con
la posibilidad de volvernos al alma, a la capacidad de pensar en un
nuevo hombre (el espíritu capaz de proponer un nuevo humanismo).
29
versación entre amigos y luego las introducía en una carpeta, con
una nota. Desde allí, extrae modelos de pensamiento capaces de desci-
frar y hacer entender la realidad; no teme en consecuencia, investigar
durante años, los problemas del hombre, tomado de la mano de la
psiquiatría y otras disciplinas del conocimiento.
El proceso del arte, de creación artística, es un proceso que nace,
Perna evalúa sus obras en los más disímiles niveles para obtener el
recurso ideal de la exploración del “sí mismo”. Desde los inicios
de su carrera, Claudio llegó a comprender perfectamente la función
del artista y los retos que le planteaban los nuevos tiempos y así
lo expresa en esta entrevista: “El proceso del arte, de creación
artística, es un proceso que nace, no de lo externo, sino de lo
‘sólo interior’ en contacto con un entorno liberador, con un entorno
no de lo externo, sino de lo ‘sólo interior’
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mas de enseñanza y su escritura peculiar. Antonio López Ortega, en
sus estudios sobre el escritor, nos dice que Simón Rodríguez a lo
largo de toda su vida escribió y reescribió, compuso y descompuso
(desde su propia concepción hasta su disposición gráfica) Sociedades
americanas (1876). Es el libro fundamental que múltiples veces tra-
bajó, bajo nombres distintos, hasta llegar a su versión definitiva.
Seductor volumen, tanto por su abundancia de conceptos y proposiciones
como por su disposición gráfica (parentética, sinóptica, con orde-
nación múltiple de la frase y alteración de minúsculas y mayúscu-
las). A tal recurso del impacto visual y novedad tipográfica, Simón
Rodríguez lo llamó “pintar a los ojos, el pensamiento”.
Tal vez sea por esa razón que muchas veces ha sido señalado como el
libro que condensa todo su pensamiento, por no decir su vida. Simón
Rodríguez, acota López Ortega en su artículo publicado en el Papel
Literario (El Nacional, 19 de julio de 1988), planificó sus libros
a través de páginas recorridas por diferentes tipos de imprentas,
llaves y corchetes, una verdadera carrera de obstáculos que atenta
contra su propia comprensión. Quizás Perna, al utilizar en sus
escritos formas distintas de lecturas (cuadros, variedad de tamaños
de letras y llamadas), compartía la idea de Dardo Cúneo, quien sos-
tenía que este tipo de disposición gráfica apelaba a la retención
de la memoria. Son textos, no para ser leídos, sino para ser foto-
grafiados, retenidos, memorizados. Al igual que Rodríguez, caso
único del siglo XIX hispanoamericano, donde las ideas debían ser
vistas, visualizadas, en la escritura de Claudio se siente una bús-
queda de formas nuevas y distintas de leer.
31
hace Julio Ortega sobre lo nuevo entendido como objeto sin comienzo
ni fin, vemos que se trata de un precipitado en movimiento al que
hay que codificar y luego descodificar, desmontarlo. Lo nuevo se
distingue de lo anterior por la puesta en crisis de los hábitos de
leer, y Claudio siempre sostuvo que sus libros eran para ser leídos
en el próximo siglo.
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refería en todo momento a la democratización del
lujo: el lujo del conocimiento, un acceso más lo-
calizado a la información. Democracia directa pa-
ra la mejor comprensión de la vida contemporánea,
sus bienes, sus males, sus procesos desafiantes.
En todas las escalas. Para todas las edades. Por
mucho tiempo.
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MANERAS NUEVAS DEL SENTIR
34
mentos formales están sobresaturados por una carga
energética particular y nueva: el arte sentimiento.
Simultáneamente a la producción de la serie de
Flores impresionantes, Perna desarrolla con el
fotógrafo Abel Naím una serie de naturalezas
muertas en fotografía, los Objetos inquietantes.
Claudio trabaja en su taller la recomposición de
objetos familiares y cotidianos atesorados durante
años. La carga simbólica y semiológica de cada
uno de ellos es de vital importancia para el ar-
tista. Un aparato utilizado por el apicultor para
soplar aire al panal de abejas, un aro donde una
vez estuvo un globo terráqueo, un modelo dental
de yeso que una vez utilizó el odontólogo para
Ni una palabra más —monumento al geonauta—,
realizarle un trabajo, un puño cerrado hecho de 1967 - 1973 - 1990
cerámica, un trofeo obtenido en algún campeonato Collage fotográfico sobre mapa, taburete
y globo terráqueo
infantil de béisbol son algunos de los Objetos Colección Ignacio y Valentina Oberto
inquietantes. Las fotografías realizadas por Naím
bajo las más estrictas normas de calidad en cuanto
al enfoque, iluminación y encuadre, así como del
copiado de ellas, permite múltiples lecturas que
superan al objeto mismo. El artista reafirma el
ready-made y procura superarlo a partir de las
posibilidades de énfasis y reafirmación del mismo.
35
en masa y para las masas se deja ver en diversos puntos de la ciu-
dad. Perna construye una legión de obras andantes a lo Andy Warhol.
“Este arte sí camina”, proclama orgulloso y burlón. La irreverencia en
muchas de las obras de este artista deben ser analizadas con sumo
cuidado, pues siempre persiguen algún objetivo que ha sido orientado
directo a la cabeza o al corazón del espectador: romper los márgenes,
traspasar límites y fronteras, atisbar el futuro o apuntar al siguiente
escalón del desarrollo de la mente humana, del sentimiento humano.
Con Perna el arte no deja nada al azar.
CONSIDERACIONES FINALES
Al iniciarse los primeros años del siglo XXI, ese mismo siglo que
siempre acompañó las iniciales de su nombre en muchas de sus obras,
el nombre de Claudio Perna comienza a aparecer en las más importan-
tes exposiciones e investigaciones que desarrollan curadores espe-
cialistas en arte de América Latina. Mary Carmen Ramírez, Luis Cam-
nitzer, Ivo Mezquita, Gerardo Mosquera, Luis Enrique Pérez Oramas y
Fernando Castro Flores entre otros, presentan en sus propuestas ex-
positivas, tímidamente, algunas obras representativas de Claudio
Perna, quien significa una buena parte de la génesis del arte con-
ceptual venezolano. Claudio Perna es una de las semillas que se in-
cluyen en estas muestras. A partir de estas menciones será entonces
cuando los archivos repletos de nuevos signos comiencen a germinar
para el orgullo de los latinoamericanos, será entonces cuando comiencen
los ojos a abrirse y dejar pasar la luz de tanta idea y tanto proyec-
36
to por hacer que nos legó Perna. Con el arsenal de imágenes recogi-
das por nuestro olvidado y dos veces reconocido artista, lograremos
volver el espejo de la verdadera identidad perdida entre las sombras
de la obliteración. Información, comunicación, pensamiento y verdad
nacional verán la luz entre nosotros con la misma intensidad con
que Perna archivó las imágenes, palabras y obras de sus amigos, veci-
nos, artistas y profesores en la inmensidad desmesurada de RADAR,
su más importante obra creativa.
VAS
ZULEIVA VI de 2004
ayo
37 Caracas, m
NOTAS BIBLIOHEMEROGRAFÍA
1. Junto a Margarita D’Amico y Gladys Uzcátegui ACHA, Juan. 1979. Arte y sociedad: Latinoamérica.
realiza una serie de fotografías que titula Foto- México: Fondo de Cultura Económica.
grafías dirigidas. Sus trabajos comienzan a ser
complicados ensamblajes multidisciplinarios que ––––––––––– 1984. Ensayos y ponencias latinoameri-
buscan recolectar y condensar campos de imágenes canas. Caracas: GAN.
como retro-proyecciones con diapositivas, y otros
recursos audiovisuales en sus experiencias en vivo. ANCHESCHI, Baudrillard y otros. 1990. Videoculturas
de fin de siglo. Madrid: Cátedra.
2. Perna nace en Milán y llega por primera vez a
Venezuela a la edad de 16 años. Para un informe BACHELARD, Gaston. 1976. La formación del espíritu
biográfico detallado, ver cronología pp.104 científico. México: Siglo Veintiuno.
3. “Fotografía anónima de Venezuela”, Galería de ––––––––––– 1991. La poética del espacio. Buenos
Arte Nacional, Caracas, 1979. Ver material mecano- Aires: Fondo de Cultura Económica.
grafiado: “Lugar, tiempo, espacio”, donde el artis-
ta reflexiona sobre la situación sociopolítica del BAYÓN, Damián (compilador). 1973. América Latina en
país y plantea diversas críticas. sus artes. México: Siglo Veintiuno-UNESCO.
4. Claudio Perna participa en numerosas exposicio- ––––––––––– 1973. Arte de ruptura. México: Joaquín
nes, en su totalidad colectivas, y obtiene dos im- Mortiz.
portantes reconocimientos: el Premio Nacional de
Fotografía, 1994, y el Premio Nacional de Artes ––––––––––– 1974. Aventura plástica de Hispanoamé-
Plásticas, 1995, mucho antes de mostrar una impor- rica. Pintura cinestismo, artes de la acción (1949-
tante exposición individual o antológica en algún 1972). México: Fondo de Cutura Económica (Brevia-
museo del país. rios, 233).
5. Claudio Perna definió RADAR Centro de Arte y ––––––––––– 1977. El artista latinoamericano y su
Ecología, como un espacio para el estudio y la identidad. Caracas: Monte Ávila Editores.
creación que funcionaba en su casa durante las
veinticuatro horas del día. BEDOYA, Jorge M. y Noemí A. Gil. 1973. El arte en
América Latina. Buenos Aires: Centro Editor de
6. Entrevista grabada en video por Zuleiva Vivas, América Latina.
en Holguín, Cuba, julio de 1996.
BLANCO, Lourdes. 1975. Claudio Perna: Autocopias
7. Cita tomada de los archivos manuscritos inéditos (catálogo de exposición). Caracas: Museo de Bellas
del artista, pertenecientes a la Fundación Claudio Artes.
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8. Cita tomada de los archivos manuscritos inéditos cias. Caracas: Monte Ávila Editores.
del artista, pertenecientes a la Fundación Claudio
Perna. BONITO-OLIVA, Aquille. 1982. Transavantgarde inter-
nacional. Milán: Giancarlo Politi Editore.
9. Cita tomada de los archivos manuscritos inéditos
del artista, pertenecientes a la Fundación Claudio BRICEÑO GUERRERO, José Manuel. 1980. El discurso
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40
ULUM DE
EL AUTOCURRÍC
R N A , E S C U LT U RA SOCIAL
CLAUDIO P E
REALISTA
Y NOVELA HIPER rez Oramas
ue Pé
Luis Enriq Para Gabriela Rangel
Algún día, entre 1980 y 1981, Claudio Perna dejó, para inadvertencia
de muchos, en los estantes de la Biblioteca del Museo de Arte Moderno
de Nueva York (MoMA), un ejemplar de su Autocurrículum. Muchos años
después, cuando los accidentes de la fortuna me llevaron a estar
entre quienes laboran allí diariamente, en el curso de una conver-
sación telefónica, Gabriela Rangel me lo señaló, también inadverti-
damente. Había transcurrido un lapso de más de veinte años y nadie,
a mi conocimiento, se había detenido a desglosar la obra con deta-
lle, a analizar su estrategia documental; es decir, en palabras de
Claudio Perna, “nadie habló de ese evento”.
42
La estrategia del Autocurrículum es, a todas
luces, consistente con la idea de crítica insti-
tucional que suele identificar muchas de las em-
presas artísticas del conceptualismo contemporáneo;
su estilo —que parece ser, como todo en el Auto-
currículum, la inversión de la noción misma de
estilo, un antiestilo— es perfectamente coherente
con lo que Benjamin Buchloh ha llamado una “estética
de administración”, en cuanto conlleva el uso “de
un lenguaje legalista y de un estilo administra-
tivo en la presentación material del objeto ar-
tístico” 3. ¿No es, acaso, el currículum de artista
el documento administrativo más frecuente en los
procesos de circulación del arte contemporáneo?
¿No es, en otras palabras, el currículum de ar-
tista un “suplente administrativo” de la obra de
arte en la economía contemporánea de la produc-
ción artística?
43
“obra” y el “paratexto” en “texto”, el Autocurrículum procede a
desmontar, con sarcasmo y eficiencia, uno de los mecanismos más
inadvertidos de consagración institucional del arte contemporáneo.
44
Como un síntoma, la presencia del nombre de otros,
que se repetirá incesantemente en todas las páginas
del Autocurrículum y que, en verdad, lo constitu-
ye, anuncia una multiplicación caleidoscópica del
sujeto: a la imposibilidad de decir “yo” se le
sustituye “ellos” y desde sus primeras páginas
Claudio Perna aparece como un sujeto que se erige
en su relación con otro, con lo otro; como una
imagen compartida; como un evento comunitario. Es
así que la primera ilustración del Autocurrículum
muestra a Claudio en compañía de Charlotte Moorman,
el perfil del cuerpo del artista interrumpido por
el borde de la imagen, en un rasgo iconográfico
que se repetirá también a lo largo de las imáge-
Charlotte Moorman (centro) y Claudio
nes del Autocurrículum. Perna (derecha) durante su colaboración
en el Festival de Videos (Museo de Arte
Contemporáneo de Caracas, 1975)
Si el Autocurrículum es el equivalente conceptual
de la autobiografía que todo currículum disimula
en su neutralidad administrativa, entonces esta
proliferación de sujetos en el lugar del sujeto,
esta multiplicación de sujetos en lugar del sujeto
que lo escribe —y que, consciente de la imposibi-
lidad de esa empresa procede a sustituirla por la
acumulación de fotocopias relativas a sí mismo y
a tantos otros—; esta sustitución incesante de
“yo” por “ellos” tiene lugar, en fin, como síntoma
de la imposibilidad autobiográfica.
45
en verdad, de biografía o currículum. Toda escritura de una vida es
Poesía visual, 1975 - 1977. Plata sobre gelatina (fotografía intervenida). 20,3 x 25,4 cm. Colección Cinap, GAN
46
Esta “proliferación de la muerte” en nosotros, como la llama Agamben,
es uno de los misterios de la vida: que primero muere el animal que
en nosotros existe para operar nuestra relación con el mundo exte-
rior; y que el ser puramente orgánico, nuestro ser vegetal, nos
sobrevive siempre. Probablemente la absoluta imposibilidad de introdu-
cir en nuestro lenguaje, como relato de experiencia, nuestro nacimiento
y nuestra muerte sea la prueba más contundente de que la vida no
anida en nuestra posesión subjetiva, de que no nos pertenece 11; y
ciertamente ese hecho aparece causalmente referido en la serena
afirmación de los antiguos, quienes no cesaban de repetir nuestro
origen en una escena —la de nuestra concepción— en la que nosotros
precisamente no estuvimos nunca.
47
Ahora bien, además de estas razones “objetivas”, la repetición de
imágenes y documentos relativos a “Once tipos” dentro de las páginas
del Autocurrículum pudiera indicar algo más: como si allí, en su
primera edición y en su última, se produjeran las operaciones fun-
damentales que, cual embragues intencionales, le otorgan sentido al
Autocurrículum en su estrategia de circulación y de destinación como
obra conceptual.
48
Leufert, Álvarez y Otero. Estudio Actual. Sala Mendoza, con Lourdes
al frente, define lo que se llamó 11 TIPOS: Stone, Zabala, Zabaleta,
Espinoza, Brathwait, Lucena, Perna, era una reunión que vista a la
luz de lo consentido por lo admisible resultaba completamente dife-
rente. Nadie habló de este evento […]” 12.
49
redimir ocho años más tarde, con su imperceptible
secreción de informaciones “archivolíticas” y caó-
ticas, aquel silencio que por accidente había acom-
pañado el surgimiento de uno de los primeros sa-
lones de arte contemporáneo venezolano en todo
diferente a la modernidad celebratoria y grandi-
locuente que, bajo formas nativistas o cinéticas,
había intentado identificarse con el proyecto de
celeridad histórico de la Venezuela de la segunda
mitad del siglo XX.
50
ellas el cuerpo de Joe aparecían extendidas de borde a borde de una
sala de exhibición, impidiendo la entrada de los espectadores y ma-
nifestando por lo tanto, explícitamente, la exclusión del cuerpo —y
de la subjetividad— que el cinetismo había venido a encarnar en Ve-
nezuela por la vía de una “reducción” puramente óptica de las prác-
ticas de visualización.
51
como una forma de olvido o de neutralidad, de Reverón a Gego, hasta
Perna. En otras páginas hemos tratado de esta “indiferencia” 16 y
hemos esbozado repetidamente nuestra hipótesis según la cual hay
dos conceptos claves para entender la especificidad diferencial de
los procesos de modernización en América del Sur: el concepto de
“deformación” (modernidad deformada o residual) y el concepto, que
le es implícito, de “desplazamiento tópico” 17. Lo cierto es que el
arte moderno surgió en Venezuela, durante mediados del siglo XX,
como en tantos otros sitios, acompañado de una promesa emancipatoria
e histórica cuyo funcionamiento psicológico depende, en gran medida,
de una impulsión eurocéntrica: era Boulton abandonando la práctica
artística de la fotografía al constatar que Soto había alcanzado
una supuesta “universalidad” en su “consagración” parisina; era
Villanueva inscribiendo las obras de Arp o Calder, y en especial el
Acteón de Lothe que transforma las piedras en música, dentro de la
ciudad universitaria 18.
52
un currículum. Lo que comienza a operar en estas páginas es, pues,
la autorreflexividad del Autocurrículum como estrategia de crítica
institucional. Esta obra, disimulada como un currículum, abruptamente
se sincera y nos obliga a invertirla para comenzar a comprenderla
mejor: y una vez invertida, una vez la imagen de la pipa al derecho,
lo que leemos es un fragmento de entrevista entre Claudio Perna (el
entrevistador), Margarita d’Amico (la reportera) y Marshall McLuhan
(el filósofo).
53
El medio —un currículum— es, pues, el mensaje —la obra—. Pero hay,
accidentalmente, en esta conversación sincopada entre Perna y McLuhan
una frase que pudiera tener un eco significativo. McLuhan se refiere
a “las pinturas rupestres pintadas en la oscuridad, […] pues no
pensaban que iban a ser vistas por nadie […]” 21. Toda la estrate-
gia de destino del Autocurrículum parece referirse entonces a “un
evento del que nadie habló”, a través de una estrategia concebida
para que la obra no pudiese ser vista por nadie: su destino público,
en las sombras de la institución legitimante y metropolitana, reside
pues en su secreto.
54
187 es una inversión de 178.
55
56
La donación de 1978 a los servicios audio-visuales de la Biblioteca
Nacional y la “donación” del Autocurrículum a la Biblioteca del Museo
de Arte Moderno se complementan con una carta fechada el 29 de ene-
ro de 1980: en ella, una vez más la directora de la Biblioteca Na-
cional, señora Virginia Betancourt, se dirige al rector de la Uni-
versidad Central de Venezuela, señor Miguel Layrisse, con el objeto
Marshall,
dece. La eficacia performativa del Autocurrículum en este “nego-
cio” de cuerpos se efectúa, entonces, llevando el cuerpo del artista
uvia.
y de sus obras, y todos los demás cuerpos en los que ambos se frag-
mentan y multiplican, hasta el lugar en donde puedan alcanzar, así
sea clandestinamente, un esperado “reconocimiento colectivo”.
Charlotte, Joe,
a, Mercedes, Ll
Charlotte Moorman, Diego Barboza, Bernardo Morán, Joe, Marshall io, Margarita,
McLuhan, Margarita d’Amico, Virginia Betancourt, Miguel Layrisse:
hay una página del Autocurrículum en la que Claudio Perna enumera,
exasperantemente, su subjetividad multiplicada. Son solamente nombres
propios, sin apellidos, como si la comunidad “ordinaria”, la sumato-
ria de los hombres comunes fuese el destino “hiperrealista” del artista
en la edad democrática: Claudio, Diego, Charlotte, Joe, Bernardo,
Eugenio, Margarita, Marshall, Miguel, Virginia, Mercedes, Lluvia.
de sus obras en la última edición del salón “Once tipos”. “De una
rocola iluminada, en un rincón de la Sala Mendoza, sale la voz de
Rubén Blades cantando su `Pedro Navaja`. La exposición se llama `Once
tipos`. […] Uno de ellos —reza la noticia periodística publicada en
El Nacional el día 20 de agosto de 1979 e incluida en la página 195
del Autocurrículum— il figlio dell’immigrante, presenta a quien
quiera conocerla, su ‘Escultura social’: una trigueña dulce y rolliza,
de plácida sonrisa. Y a quien quiera comprarlo (por 25.000 bolíva-
res), su cuadro” 25.
57
El cuadro en cuestión fue encomendado por Perna a un pintor de afiches
cinematográficos y representa la bella figura de Joe, su cabellera
desmedida por el viento en la soledad de las carreteras y desiertos.
La foto incluida en el Autocurrículum muestra un fragmento del cuadro
y a Lluvia, hierática y solemne, ceremonial compañera de su mirada
perdida junto a Claudio Perna, de nuevo al borde de la imagen, una
vez más su cuerpo fracturado, interrumpido, multiplicado. En aquel
“bar” fingido en la Sala de Exposiciones, Lluvia se presentaba como
en un célebre cuadro de Manet, el Bar de Folies Bergeres, la meso-
nera delante de un inmenso espejo que refleja el mundo espectacular
de la representación y las botellas de alcohol para olvidarlo, con
la misma “mirada moderna, una mirada sin pasión, mecánica e insa-
ciable […] una mirada extinta […] la parodia de las miradas de de-
voción que el arte había inspirado durante tanto tiempo […]” 26.
58
fuera de todo ceremonial estético, recostada su feliz y rotunda huma-
nidad en una chaise-longue de Le Corbusier, en el patio exterior de
la casa de Claudio Perna. Junto a Lluvia, feliz en el asiento de la
modernidad, un perro se rasca las “pulgas”. Debajo, como un pedestal,
una vez más, la imagen del salón “Once tipos”, donde puede leerse
acaso la clave de todo el Autocurrículum: “muchos tipos en once tipos”.
59
Claudio ha expuesto, así, despiadadamente, a Lluvia en su chaise-
longue moderna a una brutal exterioridad. La silla moderna, este
asiento de modernidad, ha recibido un violento golpe de sol, tan
rotundo como el cuerpo de Lluvia. Tan rotundo como los cuerpos
desnudos de las majas reveronianas que Perna hacía aparecer al fondo
de su propia imagen deformada, en otra página del Autocurrículum.
60
una obra inmigrante, la obra inmigrante de un hijo de inmigrantes?
¿No es, con ello, el Autocurrículum un currículum que alcanza el
estadio performativo de su propia, ideal, realización; que se in-
filtra en la realidad, o en la vida, para obrar en ella, como una
forma intermediaria 27, con el concierto de muchos o de todos, o de
quien así lo quiera, una “novela hiperrealista”, tal como la cali-
fica el mismo Claudio?
R I Q U E P É R EZ ORAMAS
LUIS EN
61
NOTAS
1. Hasta donde mis informaciones llegan sobre la 3. Benjamin Buchloh. “De l’esthétique d’administra-
“archivolítica” obra de Claudio Perna, son cuatro tion à la critique institutionnelle (aspects de
los ejemplares del Autocurrículum (AC): el ejemplar l’art conceptuel, 1962-1969)”. En: Essais histori-
del Museo de Arte Moderno de Nueva York, que aquí ques II. Art Contemporain. Villerbaune: Art Edi-
comentamos; un ejemplar apenas diferente en pose- tion, 1992, p. 170.
sión de la curadora Zuleiva Vivas; un ejemplar en
posesión del fotógrafo Carlos Germán Rojas y un 4. “Un parergon viene en contra, al lado o añadido al
cuarto ejemplar que, según información recabada por ergon, al trabajo hecho y al hecho de la obra —escri-
Gabriela Rangel, habría sido donado por Claudio be Derrida—; pero no queda marginado, sino que con-
Perna a la Biblioteca Benson de la Universidad de cierne y coopera, desde una cierta exterioridad,
Texas, en Austin. La red de circulación de los Au- con la interioridad de su operación. Como un acce-
tocurrícula, si en realidad son cuatro ejemplares, sorio que estamos obligados a acoger al borde, en
es perfectamente simétrica en su estructura: obra el borde. Es, ante nada, lo al-borde.” Cf. Jacques
de reproducción y de circulación por definición, Derrida. La vérité en peinture. París: Flammarion,
dos de sus ejemplares fueron a dar a manos de dos 1986, p. 63. Para el origen antiguo del término,
personas íntimamente relacionadas con el artista, cf. Plinio. Historia Natural, XXXV, 101. París: So-
un fotógrafo y una curadora que supo promover la ciété d’Edition Les Belles Lettres, 1985, pp. 79-81.
obra de Perna en Venezuela; los otros dos ejempla-
res fueron destinados a dos instituciones mayores 5. AC, p. 1.
del arte moderno con evidentes conexiones instru-
mentales en los procesos de visibilidad internacio- 6. AC, p. 184.
nal del arte latinoamericano, un museo canónico, el
MoMA (en su Biblioteca) y uno de los más importan- 7. Ídem.
tes acervos bibliográficos latinoamericanos del
planeta, la Biblioteca Benson en Austin. La ecuación 8. Lo que aquí se manifiesta, sorprendentemente, en
es, así, clara: la reproducción de un libro —en el Autocurrículum de Claudio Perna es uno de los
manos de un fotógrafo— que es una obra —en manos síntomas “escriturales” de la imposibilidad auto-
de una curadora— y un libro —en la Biblioteca— que biográfica, tal como la ha analizado Louis Marin:
es una obra —en el Museo—. el síncope, la interrupción “de la línea escrita”
que desarticula la escritura pero no así su sentido
2. Se atribuye a Leonardo da Vinci el proferimiento y que funciona como un “signo anticipatorio” de la
de la célebre frase: “Ogni dipintore dipinge sè”, “muerte” textual de “yo”, síntoma de su agonía es-
que se traduce como “Todo pintor se pinta a sí critural”. Louis Marin. “Théorie: sincope, reprise,
mismo”, y que se explica como una aseveración por citation”. En: La voix excomuniée. Essais de Mémoire.
medio de la cual la impronta de un estilo perso- París: Galilée, 1981, p. 21.
nal, es decir el rasgo estilístico de autoría equi-
vale a una forma autorretratística. Por otra parte, 9. Cf. Louis Marin. La voix excomuniée. Essais de
Leon Battista Alberti, al concluir la tercera sec- Mémoire. París: Galilée, 1981, pp. 42-43 y L’écriture
ción de su tratado De pictura deja caer una afir- de soi. París: Presses Universitaires de France,
mación poco comentada según la cual los pintores 1999, pp. 35 ss.
que siguieran las reglas ofrecidas por Alberti es-
tarían pintando, en cada uno de sus cuadros, el 10. Giorgio Agamben. Ce qui reste d’Auschwitz.
retrato del tratadista. Cf. Jean Marie Pontevia. L’archive et le témoin. Homo Sacer, III. París:
Ogni dipintore dipinge sè. Bordeaux: William Blake, Rivages, 2003, pp. 165-166.
1986 y Leon Battista Alberti. De pictura (1435),
III. París: Macula, 1992, p. 235. 11. El problema al que referimos, que es un tema
clásico de la filosofía moral y de la teoría de la
escritura, no parece haber sido ajeno a Claudio
62
Perna, quien lo enfocó expresamente en uno de sus como condicionante del arte, cuya particularidad
proyectos incluidos en el Autocurrículum: el Pro- histórica habría consistido, de Reverón a Gego y
yecto Post-Mortem de 1976, en cuya imagen, una fo- Perna, en “hacer lugar”. La “heterotopía” no es,
tografía tomada por Bernardo Morán, aparece Claudio pues, el otro no-lugar como versión invertida del
en el cementerio entre las tumbas. Cf. AC, p. 159. no-lugar teórico vanguardista. La “heterotopía”, en
nuestro uso, sería la estriación incesante del lugar,
12. Cf. AC, p. 6. Las negritas son nuestras. la exacerbación de lugar que resiste bajo la forma
de variaciones aisladas, como accidentes específicos
13. Cf. AC, p. 7. que “hacen isla” entre la nostalgia de lugar y la
utopía de lugar, desmantelando involuntariamente la
14. Cf. Luis Pérez Oramas. “Arturo Michelena: vuel- utopía moderna que soñaba el mundo como homotopía.
tas a la patria y representación de la historia”. Cf. Luis Pérez Oramas. “Existe-t-il une Modernité
En: Genio y gloria de Arturo Michelena (1863-1898) du Sud?”. En: Omnibus-Documenta X, Hors-Série. Octubre
en el centenario de su muerte (catálogo de exposi- de 1997 y Héctor Olea y Mari Carmen Ramírez. Hete-
ción). Caracas: Galería de Arte Nacional, 1998. Es rotopías. Medio siglo sin lugar, 1918-1967. Madrid:
interesante, por lo demás, anotar que la imagen de Museo Centro de Arte Reina Sofía, 2000, pp. 54-55.
Miranda formará parte del arsenal simbólico que es-
tos artistas de los años setenta desmontaron, en su 18. En ese sentido la Ciudad Universitaria es la
desconstrucción de la moral heroica moderna, a través escena emblemática de esta ilusión eurocéntrica en
de la obra de Héctor Fuenmayor, específicamente Venezuela: compleja reformación de la modernidad
significativa a este respecto. como lugar tropical pero, al mismo tiempo, teatro
de una legitimación del arte nacional a través de
15. Cf. Ariel Jiménez. Vivir por los ojos. Corres- las figuras cimeras del arte europeo que Villanueva
pondencia entre Alfredo Boulton y Alejandro Otero. inscribe en su obra, y que el Acteón de Lothe, así
Caracas: Fundación Vollmer, 2000. como algunas de sus variaciones en otras esculturas
de la Universidad, indicarían: promesa de hacer
16. Cf. Luis Pérez Oramas. “La invención de la cantar a las piedras, promesa de hacer con la ma-
continuidad”. En: La invención de la continuidad teria bruta de la patria una nueva energía musical,
(catálogo de exposición). Caracas: Galería de Arte armónica, como incesantemente lo intentará hacer
Nacional, 1997. visible el cinetismo. Debo la referencia a la figura
mítica de Acteón a Giovanni Careri.
17. Este último puede implicar la noción de “hete-
rotopía” en un sentido exactamente opuesto al ins- 19. En la página 82 del Autocurrículum se lee, es-
trumentalizado por Héctor Olea y Mari Carmen Ramírez tremecedoramente: “Mientras el país perfila un pre-
en su “survey” enciclopédico de las vanguardias lati- sente vigoroso y lleno de contradicciones desafian-
noamericanas, titulado en español Heterotopías. Medio tes en el plano cultural hay una sola insistencia:
siglo sin lugar, 1918-1967, el cual parece adecuar la nostalgia, la vuelta al pasado, el refugio silen-
la interpretación de los procesos de modernización cioso en instituciones tradicionales, y el ingreso
a la necesidad legitimante de producir teoría, ins- sonoro y publicitado de los santuarios ‘bolivarianos’
trumentando la idea de una utopía cuyo no-lugar alcan- —No se perfila ningún respeto al trabajo de inves-
zaría a ser una alteridad del lugar, es decir una tigación —Es increíble que en un país donde tanto
inversión de las utopías vanguardistas, en lo que se insiste y se lucha para el valor de la ciencia,
resulta una suerte de eurocentrismo crítico invertido. no haya personas de autoridad (no parece haberlas)
Nuestra hipótesis pretende en cambio reivindicar suficiente para comprender el valor del arte. Y en
una forma artística moderna involuntaria y la posibili- realidad ocurre que el arte hoy ha pasado a ser el
dad de un arte sin teoría condicionante cuyo efecto ‘tonto útil’ o el ‘sabio inútil’”. AC, p. 82.
sería, no obstante, fundamentalmente teórico: obra
de arte como objeto teórico y no objeto teórico
63
20. La posible referencia a Magritte implica tam-
bién la inscripción de la obra de Perna en un “li-
naje conceptual” cuyo objetivo fue la reificación
de las vanguardias históricas en la segunda mitad
del siglo XX, a través de Marcel Broodthaers, ar-
tista seminal del conceptualismo contemporáneo en
Europa, cuya constante referencia al “rébus” de Ma-
gritte, en publicaciones, fotografías, películas e
instalaciones consagra a La traición de las imáge-
nes de Magritte como una referencia instrumental
dentro de la “jurisprudencia” teórica del arte con-
ceptual, específicamente con relación a la lógica
“tautológica”, que Broodthaers desmonta con sabia
ironía. Cf. Marcel Broodthaers. “Ceci est une pipe”.
Section Littéraire du Musée d’Art Moderne Départe-
ment des Aigles (1968-1974). Lovaina: Merz, 2001 y
Hal Foster. The Return of the Real. The Avant-Garde
at the End of the Century. Cambridge: The MIT
Press, 1996.
64
65
Claudio Perna en Jet, El Pedregal, Caracas, 1992
ÁFICO
EL MONO GEOGR a
i e l a R a n g el Mantill
Gabr
66
suerte de “anti-estilo” como un epifenómeno o una cadena de manifes-
taciones que, al no circunscribirse al ámbito de una ciudad, de un
país o de una nacionalidad específica, se interpretaba como el síntoma
global de un tipo de arte desterritorializado que aspiraba a cambiar
el paradigma de hegemonía geográfica de Estados Unidos y Europa. En
1973 Siegelaub afirmó con cierta convicción: “La aparición del arte
conceptual es única porque surgió simultáneamente en todo el mundo.
Antes de que esto sucediera, los movimientos artísticos estaban muy
localizados con sus integrantes viviendo en la misma ciudad (y fre-
cuentemente hasta viviendo dentro de un mismo vecindario). En otras
palabras, podría decirse que era imposible llegar a ser un artista
importante si no se vivía en la ‘ciudad adecuada’. El arte concep-
tual, cuyo nombre resulta inadecuado, fue probablemente el primer
movimiento artístico que no tuvo un centro geográfico” 3.
67
también se desarrolla a lo largo del trabajo de
ascenso que Perna presenta en la Escuela de Geo-
grafía de la UCV mediante el cual intentaba fusio-
nar la geografía y el arte como disciplinas inse-
parables en una suerte de decollage compuesto de
citas académicas, diagramas científicos, fotografías
apropiadas, fotografías propias, fotocopias, afi-
ches de películas, reproducciones de obras de sus
amigos, mapas y anotaciones personales. Allí Perna
destacaba como punto de inflexión después de la
aparición del arte conceptual que “más que una
obra final producida, el PROCESO —reflexivo— pasó
a ser centro de interés. El acto de crear, y el
tiempo que dura ese acto eran mucho más importantes
que el producto final” 6.
68
de cuestionarios dirigidos al público en los cuales
se proponía abrir un diálogo entre la institución
y el espectador. Valiéndose de encuestas, instru-
mentos por excelencia de medición y análisis de
estudios de mercadotecnia para el reconocimiento
de hábitos, creencias, idiosincrasia y valores
del público, Perna subvertía su lógica primaria e
instrumental para hacer una serie de preguntas
acerca de la formación del juicio del público,
para indagar sobre sus nociones de gusto y cali-
dad contrastadas en las fotografías expuestas. Al
incluir la opinión de los espectadores, por lo
general ausentes de la obra, Perna desestabilizaba
la autoridad del artista, en este caso anónimo, a
Fotografía anónima de Venezuela, 1979
través del cuestionamiento indirecto a su compe- Catálogo (anexo de la obra Poesía visual)
tencia profesional y posición privilegiada dentro Colección Galería de Arte Nacional
del sistema de jerarquías mantenido por la insti-
tución del arte. Igualmente utilizadas por las
ciencias sociales para “fines desinteresados” de
investigación, las encuestas constituyen poderosos
instrumentos de manipulación simbólica que Perna
supo reaprovechar para subvertir la relación pasiva
y jerarquizada entre el museo y su público y des-
mantelar la hegemonía del artista para transfor-
marla en un leve rumor, en una figura de disgre-
gación catalizadora de un discurso colectivo.
69
en blanco y negro que publicara el fotógrafo en
las ediciones de El Techo de la Ballena. No obs-
tante, la falta de continuidad en el trabajo de
González y su incapacidad para modular las posi-
bilidades de este medio como un eficaz artefacto
cultural, y no como una mera expresión documental
de impronta social, restringieron el alcance de
esta propuesta condenándola a la amnesia 8.
70
la comunicación Marshall McLuhan, quien en su libro Understanding Me-
dia destacaba que los medios de comunicación y la revolución tecno-
lógica generada por ellos creaban nexos comunitarios universales y
democráticos a través de una sociedad tribal. Contrario al pesimismo
de los pensadores neo-marxistas de la escuela de Francfort embarca-
dos en el proyecto de mostrar los terribles efectos normalizadores
de la industria cultural como instrumentos de alienación y de con-
trol social, McLuhan insistía en afirmar que la ambigüedad percepti-
va intrínseca a los medios radioeléctricos inducía a la participa-
ción activa del espectador, contribuyendo a la desalienación del
público y a su eventual liberación. Andreas Huyssen advirtió que el
autor de Understanding Media y The Gutenberg Galaxy fue muy popular
entre el final de la década de los sesenta y el inicio de los se-
tenta precisamente debido al “irredento optimismo de sus ideas so-
bre los efectos de las comunicaciones electrónicas en la comunidad
humana y su ceguera ante las relaciones entre los medios de comuni-
cación y el poder político y económico” y proporcionalmente a la
notoriedad de la cual hoy goza la teoría del simulacro de Jean Bau-
drillard 9.
71
NOTAS
1. Andreas Huyssen. “In the Shadow of McLuhan: Bau-
drillard’s Theory of Simulacrum”. En: A. Huyssen. Twi-
light Memories: Marking Time in a Culture of Amne-
sia. Londres: Routledge, 1997, pp. 175-190.
72
Poesía visual, 1975 - 1977. Plata sobre gelatina (fotografía intervenida). 20,3 X 25,4 cm. Colección Cinap, GAN
73
IS T O R IA D E L A FOTOGRAFÍA DE
UNA H
A U D IO P E R N A CONTADA POR
CL
CLAUDIO PERNAlez
1
nzá
Julieta Go
74
A pesar de que la obra de Perna ha sido catalogada como “fotográfi-
ca” por gran parte de la crítica especializada en Venezuela, ésta
no puede ser calificada simplemente de fotografía sin entender las
implicaciones ulteriores del acto fotográfico y su relación con el
conceptualismo y otras manifestaciones posteriores. La producción
artística de Perna, de alguna manera, encuentra resonancias en el
intento de definición que diera Krauss del arte de los setenta: “Un
arte que justamente desafiaba cualquier convención o etiqueta, que
se caracterizaba por su diversidad, escisión, y faccionalización,
un arte que a diferencia de aquel de las décadas anteriores no pa-
recía ajustarse a un término sintético como expresionismo abstracto
o minimalismo” 3. Krauss concluye su argumento diciendo que el arte
de los setenta se enorgullece de su propia dispersión.
75
En cada uno de ellos podemos identificar sucesi-
vos empleos y transformaciones del índice que a
su vez se ven reflejados en la totalidad de su
obra. La portada de uno de estos cuadernos, que
fue intervenida por Perna cubriendo las imágenes
originales con fotografías personales y autobio-
gráficas, y finalmente sellada, firmada y titula-
da Historia de la fotografía de Claudio Perna
contada por Claudio Perna, podría ser un buen
punto de partida. Esta intervención indica ya va-
rios intentos por parte del artista: en primer
lugar el de subvertir la noción de historia como
constructo epistemológico y situarla dentro del
ámbito personal, subjetivo y aleatorio, al colo-
car un título autorreflexivo; seguido del intento
de remplazar el dibujo por la fotografía como
sistema representativo, que indica la clara posi-
ción del artista frente al hecho plástico. La
presencia de los sellos viene a reforzar la idea
de la historia como marco de legitimación y su
deconstrucción por parte del artista. Esta porta-
da intervenida nos introduce a lo que encontraremos
en el interior de éste y los demás cuadernos que
examinaremos a continuación.
76
las Geo-esculturas y Esculturas urbanas, así como las
Esculturas en movimiento. La primera serie, la de
los Penetrables, es particularmente pertinente al
momento en el que se realizaron, en el que la
tradición cinética venezolana se convertía en una
suerte de sello de exportación del arte del país
en el exterior, pero también comenzaba a pesar
sobre los artistas del momento quienes no se sentían
identificados con el rigor formalista, ni con la
experimentación visual y óptica propia de este
movimiento. El Penetrable de Soto era el ícono de
esta tradición, y de allí quizás la nomenclatura
que le da Perna a esta serie de fotografías de
lugares anónimos de la ciudad cuya única particu-
laridad es que pueden ser penetrados; una calle con
dos bifurcaciones se convierte entonces en un Pe-
netrable con dos alternativas, un cine en un Penetrable
con asiento para unas dos horas, un edificio con-
denado en San Bernardino en un Penetrable en rui-
nas, un encofrado caído en un Penetrable en cons-
trucción, y así una sucesión de espacios en la
que progresivamente el mito del Penetrable cinético
se desmantelaba y entraba en el orden de lo coti-
diano y de la experiencia de la calle. Las Escul-
turas urbanas y Esculturas en movimiento son en
su mayoría fotos de motorizados en las calles de
Caracas, donde el largo tiempo de exposición hace
ver las figuras movidas. Una de éstas resulta en
una serie de líneas en movimiento que, de nuevo,
nos remite a la tradición cinética y a nuestra
particular historia de la modernidad. Podríamos
ver en esa foto cinética, pues es la “escultura”
en kinesis, un índice, un rastro, de una moderni-
dad que nunca fue y que Perna supo retratar tan
incisiva y sensiblemente en su obra.
77
se apropia de una foto del periódico y del titular
que la acompaña para hacer una observación pare-
cida sobre el hampón y la marginalidad en nuestras
ciudades en crisis. En esta obra Perna superpone
dos fotografías, recortadas por la mitad, de rostros
de criminales, de ésas que solían aparecer en el
cuerpo de sucesos de la prensa local, y crea otro
rostro a partir de dos, aunque se asemejen o no.
Por otra parte —ya guardando una relación más es-
trecha con el hecho fotográfico y su capacidad
indicial— este experimento se relaciona con un
uso de la fotografía del que pocos hablan y que
es esencial en la instrumentación de la represión
y el castigo. También pone en evidencia la poca
eficacia del retrato hablado ante el retrato fotográ-
fico, al posibilitar el primero errores graves de
interpretación y, por ende, en la aplicación del
castigo. El fotógrafo y teórico Allan Sekula, en
un ensayo dedicado a la relación entre el cuerpo
y el archivo, nos introduce en el trabajo de
Francis Galton, quien quiso ilustrar la teoría de
la eugenesia realizando fotos compuestas donde
tipificaba a cierta clase de individuos según ca-
racterísticas raciales, culturales y patrones de
conducta 4. Los Hampones de Claudio Perna parecen
apuntar en esta dirección. No obstante, lo que
nos interesa aquí es de nuevo la calidad indicial
de la imagen fotográfica, en este caso la del de-
lincuente, que deviene en una suerte de huella
que a su vez forma parte de un archivo tipológico
como el de la criminología.
78
se transfirió al papel a través de la presión ejercida por los años
de haber estado el cuaderno archivado sin abrir, la presión de
aquello que Georges Didi-Huberman califica como “la profundidad es-
tratificada de los ficheros”, de “aquello que se había amontonado
ciegamente en la biblioteca o la fototeca” 5. El archivo se revela
aquí como fuerza tectónica que deja su huella sobre el papel; el
archivo como imprenta y por ende como suerte de escritura.
79
presente—, viene de alguna manera a representar esa dispersión de
la que habla Krauss en su ensayo. Pero de manera más importante,
la obra revela en esa ausencia de la fotografía toda la fuerza de
su calidad indicial 6. La fotografía ausente, que imaginamos corres-
ponde a EE, a la persona EE, pero quizás también a lo que significó
EE para el artista, pertenece a esa clase de signo que Roman Jakobson
llama “modificador”, el cual corresponde a la categoría de índice,
y que define como un signo lingüístico “lleno de significado” sólo
porque está “vacío”. Aquí Perna logra un despliegue asombroso del
índice en distintas instancias y posibilidades discursivas; la fo-
tografía ausente como signo vacío cuyo contenido es denotado por el
texto que está debajo, la huella truncada por la ausencia de la foto,
ambas disputándose la primacía en cuanto a condición indicial 7.
Esta obra, sin duda, marca un hito en la producción de Perna y sus
efectos se sienten de manera contundente en la totalidad de su vas-
to cuerpo de trabajo del cual los cuadernos analizados en detalle en
este texto constituyen tan sólo una pequeña muestra.
NZÁLEZ
JULIETA GO
Poesía visual, 1975 - 1977. Plata sobre gelatina (fotografía intervenida). 20,3 x 25,4 cm. Colección Cinap, GAN
80
NOTAS
1. Una versión abreviada de este texto apareció en
el número 23 de la revista Extracámara.
3. Ídem.
81
Las escalas de Caracas, 1984
Plata sobre gelatina, creyón, tinta y grafito sobre papel
20,1 x 25,3 cm
Colección Fundación Claudio Perna
CATÁLOGO DE IL
RACIONES UST
82
83
Paisaje 70, 1970
Plata sobre gelatina y marcador sobre papel
15,7 x 23 cm
Colección Fundación Claudio Perna
Mar Caribe, 1984
Cibachrome, marcador y sello húmedo sobre papel
25 x 20,3 cm
Colección Fundación Claudio Perna
84
85
La Maja Caribe, 1979
Plata sobre gelatina iluminada
40 x 53 cm
Colección Galería de Arte Nacional
Esta tierra de gracia —de la serie Polaroid Sin título —de la serie Polaroid
intervenida—, 1974 - 1976 intervenida—, 1974 - 1976
Polaroid a color Polaroid a color
10,8 x 8,9 cm 10,8 x 8,9 cm
Colección Fundación Claudio Perna Colección Fundación Claudio Perna
86
87
Tricolor comestible —de la serie
Sin título —de la serie Alinemientos—, 1977 Obras de arte—, 1974 - 1976
Polaroid a color Polaroid a color
10,8 x 8,9 cm 11 x 8,9 cm
Colección Fundación Claudio Perna Colección Fundación Claudio Perna
La sangría, 1977
Collage de 13 fotografías polaroid, vaso de cartón y tinta sobre cartón
54,6 x 44,4 cm
Colección Galería de Arte Nacionala
88
89
Il figlio dell’immigrante indica, señala, al hijo del inmigrante, 1984 Pepper, sin fecha
Plata sobre gelatina, collage y tinta sobre cartón Plata sobre gelatina, collage, sello húmedo y sobre con semillas sobre papel
74,9 x 70 cm 50 x 40,1 cm
Colección Galería de Arte Nacional Colección Galería de Arte Nacional
A Ingrid…, 1974
Serigrafía sobre papel
101,5 x 69,4
Colección Galería de Arte Nacional
90
91
Mano con foto, 1974 - 1975
Toner, foto cromogénica y grapa sobre papel
21,7 x 35,8 cm
Colección Fundación Claudio Perna
Carta de Yoko Ono, 1978 Virgen de Caracas, 1979
Grafito y estambre sobre papel Grafito, creyón y tarjeta postal encolada sobre papel
103 x 70,5 cm 100 x 70,5 cm
Colección Galería de Arte Nacional Colección Galería de Arte Nacional
92
93
Brujo del estado Yaracuy, 1978
Grafito, creyón y collage sobre papel
103,9 x 69,6 cm
Colección Galería de Arte Nacional
Ni una palabra más —monumento al geonauta—, 1967 - 1973 - 1990 Actividad docente - Carta geográfica, 1985
Collage fotográfico sobre mapa, taburete y globo terráqueo Collage, mapa, plata sobre gelatina, copia cromogénica, fotocopia,
Colección Ignacio y Valentina Oberto sello húmedo e impresión mecánica sobre papel
58 x 85 cm
Colección Fundación Claudio Perna
94
95
Proposición para un monumento a don Simón Rodríguez, a ser instalado en los dominios de Cabo Codera, 1985
Collage de papel impreso y fotografías sobre mapa
85,1 x 116,6 cm
Colección Galería de Arte Nacional
Donación Flérida Alcalá
Sin título —de la serie Fotoinforme—, 1976
Plata sobre gelatina, sello húmedo y tinta sobre papel
25,4 x 20,7 cm
Colección Fundación Claudio Perna
96
97
Foto anónima de Venezuela, 1979
Plata sobre gelatina
20,5 x 20,2 cm
Colección Galería de Arte Nacional
Geminis, 1977 Sin título, sin fecha
Plata sobre gelatina y marcador sobre papel Plata sobre gelatina y marcador sobre papel
25,2 x 20,3 cm 25,3 x 20,1 cm
Colección Fundación Claudio Perna Colección Fundación Claudio Perna
98
99
Andy Warhol’s, Edie Sedgwick y el Príncipe Negro, 1990 - 1994
Acrílico y grafito sobre tela
104 x 147 cm
Colección Fundación Claudio Perna
Teresa de la parra piensa en las memorias de Mamá Blanca, 1990 - 1994 Sin título —de la serie Flores y frutas impresionantes—, 1991
Acrílico sobre tela (díptico) Acrílico sobre tela
283 x 204 cm 145 x 104 cm
Colección Fundación Claudio Perna Colección Daniel y Elisa Fermín
100
101
Armando Reverón —de la serie Las ideas me bailan en la cabeza—, 1990 - 1994
Acrílico y serigrafía sobre tela
48,5 x 37 cm
Colección Galería de Arte Nacional
Apolo visita el S XXI, 1990 - 1994
Acrílico sobre tela, teléfono y zapatos
142,5 x 104 cm
Colección Fundación Claudio Perna
102
103
Arte social, 1991 - 1994
Acrílico sobre tela
143 x 105,7 cm
Colección Fundación Claudio Perna
CRONOLOGÍA
104
Realiza numerosas fotografías documentales de . . . . . . . . 1967-1968
Caracas. Trabaja con Margarita D'Amico y con la
profesora de fotografía Gladys Uzcátegui en lo
que él llama "fotos dirigidas". Adquiere una cámara
réflex con la cual elimina el problema de la di-
ferencia entre lo que ve el ojo y lo que capta el
lente. Ensaya con imágenes filmadas.
105
con su nombre que aplica a fotografías, como si
las letras fueran esculturas monumentales incorpo-
radas al paisaje. Continúa haciendo películas sú-
per ocho. Viaja a Italia.
106
Participa en la exhibición "Once tipos" (Sala . . . . . . . . . . . . . . 1977
Mendoza, Caracas) con la obra Arte con orquesta.
Presenta su escultura sonora con el grupo Chicles
de Antonio Mendoza. Organiza el I Festival Vene-
zolano de Diapositivas en la Sala Mendoza. Exhibe
sus fotos de Sonia Sanoja en la Galería Universi-
taria de Arte Ángel Boscán (Universidad Central
de Venezuela). En el Instituto de Diseño de la
Fundación Neumann-Ince, presenta "La llamada tele-
fónica. Autocopias". Con el grupo de asistentes
realiza otra acción de la serie La sangría, con
la receta de Antonio Muntadas. El Museo de Cien-
cias de Miami presenta una muestra de diapositivas
de jóvenes artistas venezolanos (Claudio Perna,
Diego Rísquez, María Zabala, Joe, Milton Becerra,
Mary Kent, Bernardo Morán, Luis Álvarez y Luis
Villamizar).
107
1981. . . . . . . . . . . . . . Publica Evolución de la geografía urbana en Cara-
cas (Caracas: Universidad Central de Venezuela) y
un libro-xerox, La naturaleza, la huella y el
hombre.
108
Recibe el Premio Nacional de Artes Plásticas. El . . . . . . . . . . . . . . 1995
Museo de Arte Contemporáneo de Caracas Sofía Imber,
exhibe "Una visión del arte contemporáneo vene-
zolano. Colección Ignacio y Valentina Oberto",
muestra en la que se exhibe un grupo importante
de obras del artista.
109
12. Venecia-Venezuela: Acción liberadora,
1974-1976
Polaroid a color
Colección Fundación Claudio Perna
SAL A 1
13. Sin título, 1974-1976
Plata sobre gelatina (fotografía intervenida)
Colección Fundación Claudio Perna
[Conjunto de 9 fotos]
1. De la serie Block Caribe, 1963-1979
Block de dibujo, manuscrito y fotografías 14. Sin título, 1974-1976
Colección Fundación Claudio Perna Plata sobre gelatina (fotografía intervenida)
[Conjunto de 6 blocks] Colección Fundación Claudio Perna
[Conjunto de 10 fotos]
2. Sin título, 1965
Tela y pintura sobre masonite 15. Sin título, 1974-1976
Colección Galería de Arte Nacional Plata sobre gelatina (fotografía intervenida)
Colección Fundación Claudio Perna
3. Sin título, 1965 [Conjunto de 8 fotos]
Tela y pintura sobre masonite
Colección Galería de Arte Nacional 16. Sin título, 1974-1976
Plata sobre gelatina (fotografía intervenida)
4. Sin título, 1966 Colección Fundación Claudio Perna
Madera y pintura sobre masonite [Conjunto de 11 fotos]
Colección Galería de Arte Nacional
17. Sin título, 1974-1976
5. Tricolor I, 1973 Plata sobre gelatina (fotografía intervenida)
Video Colección Fundación Claudio Perna
Colección Fundación Claudio Perna [Conjunto de 13 fotos]
8. Sin título —de la serie Museo de Bellas 20. Sin título, 1974-1976
Artes—, hacia 1974 Polaroid a color
Composición con fotografías polaroid Colección Fundación Claudio Perna
Colección Cisneros
21. Sin título, 1974-1976
9. Sin título, 1974-1976 Polaroid a color
Plata sobre gelatina (fotografía intervenida) Colección Fundación Claudio Perna
Colección Fundación Claudio Perna
[Conjunto de 16 fotos] 22. Arte social —álbum de fotografías—, 1975
Álbum con fotografías a color
10. Sin título, 1974-1976 Colección Fundación Claudio Perna
Plata sobre gelatina (fotografía intervenida)
Colección Fundación Claudio Perna 23. Proyecto para dos pinturas gigantescas,
[Conjunto de 4 fotos] 1975
Grafito y creyón sobre papel
11. Venecia-Venezuela: Acción liberadora, Colección Galería de Arte Nacional
1974-1976
Plata sobre gelatina 24. Sin título —afiche de la Librería
Colección Fundación Claudio Perna Cruz del Sur—, 1975-1976
110
dejar
to de l NU EV O HUMANISMO,
es el re
La SINCERIDAD DE LA VIDA HUMANA
en un
ÁG EN ES s
vivir las IM
y pl en o de retos complejo
so
planeta convul
111
Collage sobre papel 36. Virgen de Caracas, 1979
Colección Fundación Claudio Perna Grafito, creyón y tarjeta postal encola-
da sobre papel
25. Sin título, 1976 Colección Galería de Arte Nacional
Collage de fotografías polaroid y tinta
sobre cartón 37. Materia prima de los placeres privados
Colección Galería de Arte Nacional de la ciencia y la tecnología (la fotografía
y el dueño de la fotografía), 1979-1984
26. Sin título —de la serie Fotoinforme—, Collage fotográfico, fotografía blanco
1976-1979-1990 y negro y a color
Collage fotográfico Colección Fundación Claudio Perna
Colección Archivo Audiovisual,
Biblioteca Nacional 38. Sin título, 1980
Collage sobre papel
27. Sin título —de la serie Fotoinforme—, Colección Fundación Claudio Perna
1976-1979-1990
Collage fotográfico 39. Love Story, 1981
Colección Archivo Audiovisual, Grafito, creyón, impresión mecánica y
Biblioteca Nacional franela estampada adherida a cartulina,
adherida a sobre de papel Kraft
28. Primer Festival Venezolano de Diapo- Colección Fundación Claudio Perna
sitivas, 1977
Fotografía sobre tela 40. Variación sobre tema de Milton Bece-
Colección Fundación Claudio Perna rra, 1981
Grafito y estambre sobre papel
29. La sangría, 1977 Colección Galería de Arte Nacional
Collage de 13 fotografías polaroid, vaso
de cartón y tinta sobre cartón 41. Venezuela primera prioridad, 1981
Colección Galería de Arte Nacional Creyón sobre papel
Colección Galería de Arte Nacional
30. Brujo del estado Yaracuy, 1978
Grafito, creyón y collage sobre papel 42. Il figlio dell’immigrante indica,
Colección Galería de Arte Nacional señala, al hijo del inmigrante, 1984
Plata sobre gelatina (fotografía intervenida)
31. Las tres realidades del conocimiento Colección Galería de Arte Nacional
de innovación, 1978
Collage sobre papel 43. Sin título —afiche de la Librería
Colección Archivo Audiovisual, Cruz del Sur con fotografías a color—, 1985
Biblioteca Nacional Copia cromogénica intervenida
Colección Fundación Claudio Perna
32. Percepción del espacio acústico, 1978
Grafito sobre papel 44. Proposición para un monumento a don
Colección Galería de Arte Nacional Simón Rodríguez, a ser instalado en los
dominios de Cabo Codera, 1985
33. “Triminis”. El triminis es del géminis, Collage de papel impreso y fotografías
1978-1983 sobre mapa
Grafito y creyón sobre papel Colección Galería de Arte Nacional
Colección Fundación Claudio Perna Donación Flérida Alcalá
34. Estudio sobre tema. Milton Becerra, 1979 45. Sin título —vista aérea de la costa—,
Grafito, creyón y estambre sobre papel hacia 1985
Colección Fundación Claudio Perna Fotografía intervenida
Colección Cisneros
35. Ustedes no, ellos sí, 1979
Grafito y aerógrafo sobre papel 46. Arte = vida = ciencia, hacia 1985
Colección Galería de Arte Nacional Collage sobre papel
Donación Flérida Alcalá Colección Archivo Audiovisual,
Biblioteca Nacional
112
refinado, el más
el ambiente más es el ambiente qu
e
de al ca nz ar ,
exigente e.
r en nuestra ment
podemos construi
113
La fotografía es el idioma más común de todos
los hombres de hoy. La fotografía me sirve de
base para producir espejos.
114
contexto, TODO LO BUENO ES ARTE.
información DE UTILIDAD COLECTIVA; en este
Hoy la obra de arte es documento, es
47. Sin título —afiche de Caracas Son 7
con fotografías blanco y negro—, 1990 60. Sin título, sin fecha
Plata sobre gelatina (fotografía intervenida) Creyón y grafito sobre tela
Colección Fundación Claudio Perna Colección Fundación Claudio Perna
SAL A 2
48. Sin título, 1990-1991
Grafito y creyón sobre tela
Colección Banco Mercantil
51. Sagrado Corazón de la Buena Salud, 3. Sin título —de la serie Autocopias—,
1996 1974-1975
Acrílico obre tela Fotocopia sobre papel
Colección Archivo Audiovisual, Colección Fundación Claudio Perna
Biblioteca Nacional
4. Brutalmente asesinado, 1975-1976
52. Sin título, 1996 Pintura sobre piso
Plata sobre gelatina Colección Fundación Claudio Perna
Colección Fundación Claudio Perna
5. De la serie Objetos inquietantes,
53. Sin título, sin fecha 1975-1980
Grafito sobre tela Fotografías de Abel Naím
Colección Fundación Claudio Perna Colección Fundación Claudio Perna
54. Sin título, sin fecha 6. Sin título —de la serie Alineamientos—,
Creyón y grafito sobre tela 1976
Colección Fundación Claudio Perna Plata sobre gelatina (fotografía intervenida)
Colecciones Archivo Audiovisual, Biblio-
55. Sin título, sin fecha teca Nacional y Fundación Claudio Perna
Grafito y acrílico sobre tela
Colección Fundación Claudio Perna 7. Sin título —de la serie Fotoinforme—,
1976
56. Sin título, sin fecha Plata sobre gelatina (fotografía intervenida)
Grafito sobre tela Colecciones Archivo Audiovisual, Biblio-
Colección Fundación Claudio Perna teca Nacional y Fundación Claudio Perna
57. Sin título, sin fecha 8. Sin título —de la serie Objetos
Grafito sobre tela inquietantes—, 1976
Colección Fundación Claudio Perna Inyectadora, sangre humana y cinta tricolor
Colección Zuleiva Vivas
58. Sin título, sin fecha
Creyón y grafito sobre tela 9. Recreación del Taller de Claudio
Colección Fundación Claudio Perna Perna con obras de Manuel Álvarez Bravo,
Diane Arbus, Antonio Caro, Eugenio Espi-
59. Pepper, sin fecha noza, Alejandro Otero, Claudio Perna,
Plata sobre gelatina (fotografía intervenida) Lucas Samaras y autor anónimo.
Colección Galería de Arte Nacional Colección Fundación Claudio Perna
115
Si p
o
unid demos a
ad u simi
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nuev iversal ar la v
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ROCE onscien o y je ua, con
SO p teme ya medi rárq
orqu n a u
e so te comp nte una ica
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VIDA tido
s
116
SAL A 3
Biblioteca Nacional
9. Actividad docente-Caracas, 1991
Collage sobre papel
Colección Fundación Claudio Perna
SA LA 6
4. Las tres realidades del conocimiento
de innovación, 1978
Collage sobre papel
Colección Archivo Audiovisual,
Biblioteca Nacional
1. Ni una palabra más —monumento al
5. Zonas de vida, 1983-1990 geonauta— , 1967-1973-1990
Collage sobre papel Collage fotográfico sobre mapa, taburete
Colección Archivo Audiovisual, y globo terráqueo
Biblioteca Nacional Colección Ignacio y Valentina Oberto
117
6. Sin título, 1977 19. Apolo visita el S.XXI, 1990-1994
Plata sobre gelatina Acrílico sobre tela, teléfono y zapatos
Colección Fundación Claudio Perna Colección Fundación Claudio Perna
7. Los niños de Guatire no fuman pipa, 1988 20. Sin título, 1990-1994
Collage, grafito, creyón, acuarela, tinta Acrílico sobre tela
y telegrama sobre papel Colección Fundación Claudio Perna
Colección Fundación Claudio Perna
21. Sin título, 1990-1994
8. Boris Izaguirre estudiando geometría Acrílico sobre tela
sólida, 1990 Colección Fundación Claudio Perna
Acrílico sobre tela
Colección Fundación Claudio Perna 22. Sin título, 1990-1994
Acrílico, escarcha y grafito sobre tela
9. Percusionista, 1990 Colección Fundación Claudio Perna
Acrílico sobre tela
Colección Fundación Claudio Perna 23. Sin título —de la serie James Dean—,
1990-1994
10. Inventario —autorretrato—, 1990 Acrílico sobre tela
Acrílico sobre tela Colección Fundación Claudio Perna
Colección Fundación Claudio Perna
24. Sin título —de la serie Flores y frutas
11. Arte social —álbum de fotografías—, 1990 impresionantes (12 PM 91)—, 1991
Álbum con fotografías a color Acrílico sobre tela
Colección Fundación Claudio Perna Colección Fundación Claudio Perna
12. Armando Reverón —de la serie Las 25. Sin título —de la serie Flores y frutas
ideas me bailan en la cabeza—, 1990 impresionantes—, 1991
Serigrafía, acrílico y creyón sobre tela Acrílico sobre tela
Colección Fundación Claudio Perna Colección Fundación Claudio Perna
13. Armando Reverón —de la serie Las 26. Sin título —de la serie Flores y frutas
ideas me bailan en la cabeza—, 1990 impresionantes—, 1991
Serigrafía, acrílico y creyón sobre tela Acrílico sobre tela
Colección Fundación Claudio Perna Colección Fundación Claudio Perna
118
32. Arte social, 1991-1994
Acrílico sobre tela
Colección Fundación Claudio Perna
119
ARTE SOCIAL. CLAUDIO PERNA
Agosto-febrero 2004
Curaduría
Zuleiva Vivas
MINISTRO DE ESTADO PARA LA CULTURA
Coordinación general
PRESIDENTE DEL CONAC
Yuri Liscano
Francisco Sesto Novás
Museografía
Carmen C. Araujo
CONSEJO NACIONAL DE LA CULTURA-CONAC
Coordinación de medios
Silvia Díaz Alvarado
Lusymar Blanco Delgado (E)
Directora General
Textos
Ronald Lessire Macabe
Julieta González / Luis Enrique Pérez Oramas
Secretario (E)
Gabriela Rangel Mantilla / Zuleiva Vivas
Francisco Sesto Novás
Coordinación editorial
Silvia Díaz Alvarado
Flérida Alcalá / Zuleiva Vivas
Benito Irady
Ronald Lessire Macabe
Producción editorial
Miembros Principales
Sabrina Cabrera Mendoza / Mireya García Guevara
Luis Alberto Crespo
Corrección de textos
Christhian Valles
Israel Ortega Oropeza / Generoso Pellicer Vergara
Arístides Medina Rubio
Miembros Suplentes
Diseño gráfico
Sabrina Cabrera Mendoza
Fotografías
Archivo Cinap / Ricardo Armas, p.35, sup. der.;
p.102, inf. / Humberto Febres, p.4 / Patricia
Gallardo / Abel Naím, p.65 / Francisco Prada
Digitalización e impresión
La Galaxia
Papel
Lumisilk 150 g y 300 g
Tiraje
FUNDACIÓN GALERÍA DE ARTE NACIONAL 1000 ejemplares
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121