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El Jichi del Lago de la comunidad de Petronila

Ynes Elsa Canare Choque

Hace muchos años atrás, en la comunidad Petronila, que tenía un lago grande y hermoso
al cual todos solían ir a bañarse, frecuentaba una niña llamada Mery, ella solía ir al lago a
bañarse todos los días, le gustaba nadar y nadar, casi
siempre acostumbraba ir sola. Hasta que un día cuando ella
ya tenía aproximadamente sus catorce años, algo le habló
del agua del lago, ella asustada salió rápidamente del lago y
se puso a observar quien era, miró a todos lados y nadie
había a su alrededor.
De repente vio a un hombre parado dentro del agua y Mery
se asustó mucho, solo lo miraba sorprendida, en eso el
hombre le volvió a hablar diciéndole; no tengas miedo yo he
venido a salvarte, dijo el hombre, ven conmigo te llevaré a
un lugar donde serás muy feliz, donde ya no sufrirás, insistió el hombre. No, no quiero ir
dijo Mery asustada con una voz temblorosa. Daré a tu familia todo lo que deseen, nada les
faltará, pero tienes que venir conmigo, continuaba
insistiendo el hombre a Mery. Yo no me voy a ir con
usted, repitió Mery muy asustada. Piénsalo, te doy dos
meses para que lo pienses, dijo el hombre y se fue
hundiendo en lo profundo del agua.
Mery asustada se fue corriendo a su casa y le contó a su
madre lo sucedido; pero ya en la noche ella empezó a
ponerse mal tenía mucha fiebre y gritaba ¡no quiero
irme, no quiero ir con vos!, se revolcaba, lloraba, así
estaba toda la noche, estuvo varios días así en su casa,
encerrada sin salir porque se ponía muy mal cuando
salía, quería irse al lago a cada rato.
Hasta que al mes la llevan a la ciudad de Cobija, la llevaron donde una señora curandera
(sabia) que llamaba ánimos, curaba este tipo de sustos sobrenaturales.
Ahí la señora les dijo: El Jichi del agua quiere llevársela, dijo la curandera si no la traían,
ella se hubiese ido con el Jichi, no hay que ser tan amantes del agua, el Jichi se enoja o se
enamora de la persona que frecuenta el agua, más bien no le encantó para llevársela. El
Jichi se convierte en cualquier persona o animal, puede ser bueno o malo, dijo la sabia.
Entonces ya Mery estaba mejor, ya no gritaba, no tenía fiebre y retornaron a la
comunidad, ya estaba más tranquila; caminaba por las calles hasta que uno de esos días
en que Mery se dirigía donde su tía, justo pasando el puentecito de palo que está al otro
extremo del lago el que desemboca ya al monte, por ahí pasaba Mery, de pronto volvió a
escuchar la misma voz que la llamaba, de lo profundo del lago, ella parada en el puente de
palo se quedó a mirarlo, y el hombre salía del agua diciéndole; no temas vine a llevarte,
dijo el hombre ¿ya pensaste? No, no me iré contigo dijo Mery, entonces el hombre dijo; ya
me hiciste enojar, si no vienes conmigo ya no habrá este lago, se fregará y ya no podrás ir a
nadar más y molesto se fue hundiendo en el agua.
Desde entonces Mery nunca más lo volvió a ver al hombre quien era el Jichi de la laguna y
continuó con su vida tranquila, formó su hogar y al paso del tiempo como que el lago se
iba secando, se empezó a estancar el agua quedándose parte por parte el laguito,
haciéndose lodo en el que ya no se podían ir a bañar, hasta el día de hoy ese hermoso lago
quedó así lleno de lodo, sucio; solo hay un pequeño laguito que los comunarios limpian
para poder sacar agua, bañarse, pero no es tan limpia.

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