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Qué es un manuscrito
La palabra manuscrito deriva de los términos latinos manus (mano) y scriptus (escrito),
o sea, que literalmente un manuscrito es cualquier texto que esté escrito a mano. Según
la definición puramente etimológica pueden considerarse un manuscrito la lista de la
compra garabateada en la parte de atrás de un sobre usado o una bella inscripción romana,
porque ambos han sido realizados a mano.
E incluso encontramos manuscritos que no han sido escritos a mano. Por ejemplo, en las
páginas web de muchas y muy reputadas publicaciones científicas, se especifica que los
manuscritos deben enviarse en un formato digital. Pero este uso de la palabra
“manuscrito” no es propio, y de hecho es un resto de cuando los autores enviaban a las
editoriales sus textos escritos a mano, porque todavía no se había inventado la máquina
de escribir.
Por supuesto, en este curso no vamos a dedicarnos al estudio de estos tipos de manuscrito,
sino a los que se refiere el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española en
su tercera acepción:
Particularmente, el [papel o libro escrito a mano] que tiene algún valor o antigüedad, o es
de mano de un escritor o personaje célebre.
O sea, en el significado estricto del término, consideramos manuscritos aquellos libros
producidos durante la Edad Media y el Renacimiento, y alguno (muy pocos) que se ha
conservado de la Antigüedad tardía.
La mayor parte de los manuscritos que han sobrevivido son de naturaleza religiosa,
aunque especialmente a partir del siglo XIII se copiaron manuscritos de materia secular,
cada vez en mayor abundancia.
Pero aunque todos tenemos una idea bastante definida de lo que es un libro manuscrito,
ofrecer una definición precisa no es fácil. Hay muchas definiciones, pero ninguna es del
todo satisfactoria.
En general todas ellas hacen referencia a cuatro aspectos:
1. La técnica empleada en la producción, que debe ser a mano, lo que por tanto
excluye cualquier tipo de impreso y por supuesto cualquier documento en formato
digital;
2. El material que sustenta la escritura, que debe ser “blando”, o sea, básicamente
papiro, pergamino o papel, lo que excluye a las inscripciones;
3. El contenido y propósito del escrito, porque el uso a esclerotizado el término en
el sentido de libro como portador de un texto (literario, filosófico, legal, religioso,
etc.) que ha sido concebido con la finalidad de circular y ser objeto de comercio,
lo que excluye la inmensa mayoría de los documentos archivísticos;
4. El modo de producción, copiado por un amanuense, lo que implica unos claros
límites cronológicos que no supera la segunda mitad del siglo XVI, y excluye a
todos los libros producidos por procedimientos mecánicos, esto es, impresos,
incluyendo los primeros de ellos, que se denominan incunables.
Así pues, (libro) manuscrito se contrapone a:
1. libro impreso, pues el sistema de copia es manual, en oposición a la impresión, lo
que implica que todas las copias de un mismo texto son distintas entre sí, mientras
que todas las copias de un libro impreso son virtualmente idénticas;
2. documento (diplomático o de archivo), pues su contenido está concebido para ser
transmitido, no para ser prueba de derechos y deberes;
3. inscripción, porque está ejecutado en un material escriptorio “blando”, frente a la
piedra o el metal (materiales duros) de las inscripciones.
Ello en la teoría, porque en la realidad las fronteras entre el manuscrito y sus “opuestos”
son muy permeables. Por ejemplo, los primeros libros impresos, denominados incunables,
siguen teniendo algunos de sus elementos realizados a mano, sobre todo la ilustración (al
menos en parte), y las copias incluso dentro de una misma edición no son idénticas (pues
dentro de una misma edición se pueden distinguir distintas emisiones y distintos estados);
algunos documentos, como las cartas ejecutorias de hidalguía en España, están realizados
en formato librario y con tanto aparato decorativo que dan la impresión de haberse
confeccionado al menos con fin de ostentación; por último, la división entre materiales
duros y blandos deja algunos testimonios escriturarios, como las tablillas enceradas, en
tierra de nadie, ya que la cera no puede ser considerada en absoluto un material “duro”, y
sin embargo el modo en que reciben la escritura es por medio de una incisión, como en
las inscripciones.
Muy a menudo encontraremos la palabra códice como sinónimo de libro manuscrito. Por
ejemplo, el Diccionario de la Real Academia define códice como
Libro manuscrito anterior a la invención de la imprenta.
Y en efecto en el 90% de los casos que encontremos la palabra “códice” habrá que
entenderla como un sinónimo de “libro manuscrito producido antes de mediados del siglo
XVI”, pero estrictamente hablando el códice es una de las varias formas que puede
adoptar un libro manuscrito, aunque, eso sí, la más corriente de ellas. Veremos más sobre
las formas del libro manuscrito en la segunda unidad didáctica.
Por cierto, la disciplina académica que tiene por objeto el estudio del libro manuscrito (en
el sentido que lo tomamos aquí) se denomina Codicología, y codicólogos a los
especialistas que se dedican a ella. Muy relacionada con ella está la Paleografía, que es la
disciplina que estudia la evolución histórica de la escritura. Pero las fronteras entre una y
otra no están muy claras, y a menudo las mismas personas se dedican a las dos.
Un concepto importante que debemos abordar es la diferencia entre el manuscrito o
códice y la obra que contiene. La obra es el texto en abstracto, es decir, la serie de palabras
según fue compuesta por su autor original, por ejemplo, La ciudad de Dios, compuesta
por san Agustín de Hipona a principios del siglo V. Este texto está copiado en muchos
libros tanto impresos como manuscritos, de época muy posterior a san Agustín. En esta
imagen vemos una copia de La ciudad de Dios, realizada en 1470, o sea, más de mil años
después de que san Agustín la redactase.
(New York Public Library, Spencer Collection MS 30. Copia de S. Agustín, La ciudad
de Dios realizada en el s. XV)
En resumen, se puede decir que la obra es el contenido del manuscrito y que el manuscrito
es el contenedor de la obra.
A veces sucede que se ha conservado el texto en su estado original, escrito de puño y letra
del autor, pero estos casos son escasísimos. Cuando un manuscrito ha sido copiado por el
mismo autor de la obra que contiene lo denominamos autógrafo. Un ejemplo famoso de
un manuscrito autógrafo es el de Bruselas, Biblioteca Real, MS 5855-61, que es la
redacción original que Tomás de Kempis hizo de su famosa Imitación de Cristo en 1441.
(Bruselas, Biblioteca Real, MS 5855-61. Autógrafo de Tomás de Kempis, Imitación de
Cristo)
La importancia de los manuscritos y de las disciplinas que se ocupan de ellos en el ámbito
de los estudios medievales es imposible de exagerar. Y ello por varias razones:
1. Los manuscritos constituyen el mayor conjunto dentro de todos los artefactos
conservados de la Edad Media;
2. Los manuscritos se pueden considerar desde numerosos puntos de vista: literario,
artístico, histórico… por lo que suponen una fuente primaria inigualable en todo
tipo de estudios medievales;
3. Cada manuscrito en sí mismo es una pieza única, pues incluso dos manuscritos
que contengan la misma obra y hayan sido copiados por el mismo copista se
diferencian en detalles menores, producto del proceso artesanal;
4. Su valor en términos económicos es enorme.
En sentido estricto un manuscrito iluminado es aquel que está decorado con oro o plata,
pero en general se denomina manuscrito iluminado o miniado a aquel en el que el texto
está complementado con algún tipo de decoración, no necesariamente oro o plata. Esta
decoración puede ser tal como iniciales, bordes o ilustraciones.
De todos modos, lujoso o sencillo, raro es el libro medieval que carezca por completo de
decoración, aunque sea en un mínimo grado (por ejemplo, rúbricas o letras iniciales de
trazado simple, pero en algún color destacado), hasta el punto de que la total ausencia de
decoración nos puede estar indicando que o bien el manuscrito quedó inacabado, o bien
nos hallamos ante un instrumento de trabajo personal.
Para designar el proceso por el cual un manuscrito recibe elementos figurativos
extratextuales se utilizan varios términos, que tienen un significado específico por más
que a veces se usan indiferentemente. Estos términos son:
Ilustración
es la representación de personas escenas y objetos relacionados con el texto de un
manuscrito (Voc. nº. 511.03).
Ornamentación
es el conjunto de elementos figurativos ajenos al contenido del ejemplar y que
consiguientemente no forma parte de la ilustración (Voc. nº 511.04).
Iluminación (illuminatura, alluminatura)
es “hacer luminoso” y por extensión adornar (en sentido retórico). Se halla en las
fuentes medievales a partir del siglo XII; con anterioridad el término empleado
es historiare (que literalmente significa diseñar las imágenes que representan
escenas o personajes).
Miniatura (del verbo latino miniare)
es según su sentido etimológico el acto de aplicar el minio (=rojo). El Vocabulario
de Codicología la define como una “pintura ejecutada en un manuscrito, y más
particularmente la que pertenece a la ilustración propiamente dicha".
Es decir, aunque la expresión que designa la disciplina deriva del término códice, se
incluyen en el campo de estudio también los rollos y las hojas sueltas.
Se establece una distinción entre codicología histórica, dedicada al estudio de las
bibliotecas, colecciones y catálogos, y la codicología científica, cuyo objetivo es el
examen arqueológico de los manuscritos.
La codicología arqueológica, también llamada codicología científica o codicología
técnica o arqueología del libro, consiste básicamente en el examen material de los
manuscritos. Presupone el examen material del codex, eventualmente con la ayuda de los
procedimientos científicos modernos. Algunos aspectos que son objeto de estudio dentro
de este ámbito son:
La forma del libro (volumen o codex) y las causas y consecuencias del proceso de
mutación del uno al otro
Las materias escriptorias (pergamino, papel…)
1
Como indica el Institut de Recherche et d´Histoire des textes (IRHT)
Las herramientas del copista y sus condiciones de trabajo
Las tintas y colorantes
La composición de los cuadernos
La preparación de la página para recibir la escritura
La decoración
La encuadernación
1º Catalogador
Se debe consignar o indicar la persona que realizará la recensión o ficha y la fecha en la
que la realiza.Se hace esto para saber quién es el responsable de la ficha.
2º Signatura del manuscrito
Encontraremos dos tipos de signatura
Signatura completa
-nombre de la ciudad donde se encuentra el manuscrito
-la biblioteca o lugar donde está depositado
-el fondo en el que se encuentra
-el número o siglas de identificación del volumen
Madrid, Biblioteca Nacional (BN), Sección Manuscritos, nº 140
Signatura Abreviada
-el fondo en el que se encuentra
-el número o siglas de identificación del volumen
Sección Manuscritos, nº 140
El papiro
El pergamino
El papel
Aspectos generales del libro
El Rollo
El códice
EL COPISTA Y SU MATERIAL
Personas
Locales y mobiliario
La pluma
Otros instrumentos para escribir
Materiales para escribir y colorantes
Pigmentos
Ingredientes diversos
Colas, gomas, resinas
Aglutinantes y engrudos
LA COPIA Y EL TEXTO
La copia del texto
Escritura
Errores de copia
Correcciones e intervenciones
Signos auxiliares
Contenido del volumen
Tradición y estudio del texto
Tipología de los ejemplares
Tradición del texto
Edición de los textos
LA DECORACIÓN
Generalidades
Las superficies y su utilización
Elementos de la decoración
Composición y dibujo
Aspectos particulares
Heráldica
LA ENCUADERNACIÓN
Alzado de los cuadernos
Generalidades
Folios no encuadernados y casos especiales
Preparación de los cuadernos
Tapas y cubiertas
Elementos anexos
Anexos al cuerpo del libro
Anexos a las tapas
Decoración, dorado, orfebrería
TRANSMISIÓN Y CONSERVACIÓN
La transmisión de los libros
La conservación de los libros
Estado de conservación
Agentes destructores
Restauración
Desciframiento y reproducción de documentos
El códice está compuesto por FASCÍCULOS que forman el cuerpo. La unidad mínima
de cualquier manuscrito es un BIFOLIO.
Los “bifolios” se agrupan por fascículos que reciben el nombre por el número de bifolios
por los que estén compuestos:
2 bifolios = duerno o binión
3 bifolios = ternio o ternión
4 bifolios = cuaterno o cuaternión
5 bifolios = quinterno o quinión
6 bifolios = senio
7 bifolios = septenio
En el formato de los libros también influye cual será la utilización que se les va a dar, por
ejemplo, el tamaño IN OCTAVO será para libros como misales o breviarios, fáciles para
transportar y no muy decorados (son el antecedente de los “libros de bolsillo”.
EL FORMATO DEL CÓDICE Y LA IMPAGINACIÓN
El formato del códice es rectangular ya que para su elaboración se utiliza el pergamino.
Sobre el folio que no ha recibido escritura se intenta distribuirla de una manera
organizada.
Se busca que tenga márgenes, que haya separación entre los renglones, etc.
Cuanto más cara es la obra los márgenes y los espacios entre los renglones serán amplios.
La disposición del texto hasta el s. V DC no es a línea tendida sino a doble columna.
El número de líneas que recibe una página varía en los libros pero el promedio será de 25
renglones por página.
PAUTADO
va a tener 2 fases:
Perforación
Se miden los márgenes y colocan unas líneas para crear los márgenes conocidos como
caja de escritura. Se hacen 4 puntos se conocen como “piques” para marcar con
posterioridad el soporte.
Luego se marcarán las líneas horizontales o líneas rectrices que se realizarán con otros
piques en el soporte. Estos suelen desaparecer porque se guillotinarán los bordes del
soporte.
Otra técnica para realizar la “caja de escritura” es doblar el soporte a la mitad y realizar
los 4 “piques” de manera que queda señala la caja de escritura en los bifolios.
Puede realizarse sobre varios fascículos a la vez por eso la marca del pique tiene diferentes
tamaños. La forma de esta marca también depende del instrumento con el que se realice:
Corta pluma = marca alargada
Punzón o punta de compás = marca circular
Lima con forma triangular = marca irregular
Rueda dentada = marca redonda
Peine dentado = marca redonda
La “rueda dentada” se utiliza para realizar los piques marginales aplicándola sobre el
papel o pergamino.
El “peine metálico” se coloca sobre el folio y se golpea sobre él para realizar los piques.
Rayado
Tras el perforado del soporte se realiza el rayado. Tiene 3 etapas diferentes:
TÉCNICA DE PUNTA SECA hasta s. XII deja una huella
LÁPIZ DE PUNTA DE PLOMO desde s. XII huella ligeramente grisacea
RAYADO CON TINTA a partir s. XIII se utiliza pluma y tinta suele ser roja
Las dos primeras técnicas dejan huellas apenas perceptibles por el ojo del hombre,
mientras que el rayado se solía realizar con tinta roja.
El resultado del rayado será el pautado de la página, dando las referencias para la escritura
en el soporte
líneas de justificación o líneas rectrices verticales
Pueden existir unas líneas paralelas a las de justificación que son conocidas como lineas
de justificación marginales o marginales verticales
líneas rectrices
Son parte de la “caja de escritura” y son sobre las que se escriben. Existen también lineas
horizontales marginales
Las Líneas Marginales Verticales y Rectrices Marginales se colocan por ejemplo para el
inicio de un capitulo, signos de comienzo de párrafo
SIGNATURAS Y RECLAMOS
Signatura
Los fascículos van señalados por letras o cifras, ya desde la época de los griegos e incluso
a veces ponen juntos cifras y letras.
En época romana, la numeración de los fascículos era con números romanos, que
aparecen en el ángulo inferior derecho de la última página de cada pliego.
A partir del s. V los numerales son sustituidos por letras del alfabeto.
Se utiliza en la Alta Edad Media
Reclamo
Se utiliza para no perderse en la confección del códice. También aparecen en el
extremo inferior derecho, apareciendo las primeras palabras del siguiente fascículo.
SIGNATURA RECLAMO
A1 A2
FOLIACIÓN Y PAGINACIÓN
Se empiezan a emplear junto con el uso del reclamo en el s. X-XI. En el s XII se utilizarán
de manera más frecuente que la “signatura” y “reclamo”, ya que la foliación y la
paginación son sistemas más fáciles para la ordenación.
El cambio del método de ordenación del libro viene dado por la aparición del “libro
universitario” que estaba formado por “pecias” (cuadernos), de esta manera se organiza
mejor el libro o códice.
El folio estará paginado en el recto (foliación), pero también puede aparecer numerados
el recto y el verso de la hoja (paginación).
El numeral que se emplea al principio será el romano, a posteriori se utilizará la
numeración arábiga, popularizándose a partir del s. XII.