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EPIGRAFÍA LATINA

RAFAEL AGUSTÍ TORRES

HISTORIADOR DEL MUNDO ANTIGUO Y ESPECIALISTA EN ARQUEOLOGÍA CLÁSICA

MIEMBRO DE LA CLASSICAL SOCIETY & SOCIETY OF ANCIENT LITERATURE (UNIVERSITY


OF CAMBRIDGE)
EPIGRAFÍA LATINA

INTRODUCCIÓN
La epigrafía latina es la ciencia que estudia los documentos inscritos en lengua latina
sobre soportes de diferentes tipologías, generalmente superficies duras y resistentes al
paso del tiempo tales como piedra, metal, arcilla etc., aunque también, sobre
materiales igualmente duros pero menos resistentes como la madera e incluso, sobre
materiales flexibles y perecederos como la cera. Son excepción los soportes de
escritura tales como el papiro o el pergamino que, tradicionalmente, pertenecen al
campo de estudio de la papirología. La epigrafía latina puede incluir también, la
epigrafía cristiana, generalmente considerada una rama de la arqueología cristiana y,
de igual modo, las inscripciones (legenda) presentes en las monedas romanas, a partir
de la segunda mitad del siglo III a.C., aunque en la práctica académica, esto es
competencia de los estudiosos de la numismática antigua. Se ha dicho que cada tipo
de epigrafía debe estudiar todos los testimonios perdurables hechos en un alfabeto
específico, sin embargo, hay algunas escrituras que han tenido una estructura
disciplinar particular. Tomemos, por ejemplo, las inscripciones en escritura latina, que
están escritas con el alfabeto latino, normalmente deberían estudiarse todas ellas
desde la epigrafía latina, en realidad las inscripciones en escritura latina se profundizan
por diferentes disciplinas epigráficas marcadas por la época histórica en la que se
produjeron. Generalmente distinguimos como epigrafía latina a los testimonios
epigráficos realizados en escritura latina producidos entre el siglo VII a.C. (la mayoría
de las más antiguas inscripciones utilizan el alfabeto latino arcaico) y el siglo III d.C., la
epigrafía tardo-antigua estudia, a su vez, la evidencia epigráfica en escritura latina
entre el siglo III d.C. y el siglo VII d.C., por su parte, la epigrafía medieval estudia los
testimonios epigráficos producidos en escritura latina en época medieval a partir del
siglo VII d.C., y, por último, la epigrafía moderna que estudia los testimonios
epigráficos realizados en épocas posteriores.

Fibula Praenestina, finales del siglo VII a.C. el epígrafe utiliza el alfabeto latino arcaico
Inscripción en alfabeto latino arcaico del Lapis Niger, primera mitad del siglo VI a.C.

Los límites cronológicos son, sin embargo, muy elásticos y, a veces, las diversas
disciplinas pueden traspasar otras épocas, p. ej. la epigrafía latina viene a estudiar las
inscripciones hasta el siglo VI d.C. mientras que la epigrafía medieval puede llegar
hasta los siglos XVI y XVII. El presente trabajo está dedicado al estudio de la epigrafía
latina del periodo clásico, es decir, la epigrafía del mundo romano antiguo. Los
caracteres lapidarios y monumentales latinos están realizados, fundamentalmente, en
el tipo de letra denominado “letra capital”, “quadrata capitalis” o “mayúscula
elegante” que es uno de los tipos de letra utilizados en la antigua Roma y constituye el
origen de las letras mayúsculas del moderno alfabeto latino, este tipo de caracteres es
denominado mayúsculo para distinguirlo de su contraparte llamado minúsculo.

Letra quadrata capitalis


En el uso cotidiano, los latinos también utilizaban un tipo de letra cursiva denominada
“cursiva cuadrada”, la escritura cursiva, a su vez, se utilizó más frecuentemente para
los graffiti. Excelentes ejemplos del uso de la “quadrata capitalis” los tenemos en
monumentos tales como el Panteón, la Columna Trajana o el Arco de Tito, todos en
Roma. La quadrata capitalis se caracteriza por líneas netas, curvas dulces, trazos sutiles
y espesos. Este tipo de escritura alcanza su plenitud entre los siglos I y III d.C., periodo
que incluye los reinados de Augusto, Tiberio, Trajano, Adriano y Marco Aurelio entre
otros. En el siglo XV se asistió a una recuperación del carácter lapidario romano
utilizado en las inscripciones latinas debido al interés por el estudio de los antiguos
epígrafes y al deseo de reproducir su forma gráfica, esta recuperación fue obra, sobre
todo, de Leon Battista Alberti y Ciriaco de Ancona.

Escritura cursiva cuadrada romana procedente de Vindolanda

Los antiguos romanos hacían distinción entre texto, denominado “titulus”


(dedicatoria), y el soporte sobre el que se escribía y que no tenía una sola definición
(“ara”, “tegula”, “fistula”, “tabula”, “cippus”, etc.).

Titulus
En la terminología científica el término “inscripción”, de frecuente uso en el léxico no
especializado, es sustituido por la palabra “epígrafe” (gr. epigraphé) y el estudioso de
la epigrafía es denominado epigrafista. El estudio de las inscripciones latinas reviste
especial importancia, en el ámbito de la historia y la arqueología romanas, para el
conocimiento de la sociedad antigua, de sus usos y costumbres, de la religión, de las
relaciones entre las diferentes capas sociales, para la prosopografía y los estudios
demográficos, para la comprensión de determinados eventos o fenómenos históricos
poco o para nada conocidos a través de los autores antiguos. Por otro lado ayuda a
determinar la propiedad de los sepulcros, las viviendas o posesiones rurales y ayuda a
definir, con mucha o relativa exactitud, la época de la edificación de monumentos y
edificios, sean públicos o privados. Por último, la epigrafía resulta fundamental para
comprender y conocer la evolución de la lengua latina, bien sea desde el punto de vista
gráfico o fonético, de su desarrollo dialectal y características regionales, lo cual servirá
de ayuda para comprender las diferencias en las llamadas lenguas románicas o, usando
un término más empleado en la actualidad, lenguas neolatinas. En relación con el texto
escrito (epígrafe), la epigrafía busca, en particular, comprender e interpretar su
contenido, para entender donde y cuando fue escrito, la forma en que fue escrito y
quien realizó el escrito y las razones por las que lo hizo. Esta es la primera información
que cada epigrafista trata de descubrir en cada inscripción, pero las áreas de interés
pueden ser múltiples.

Entre los pioneros de la epigrafía, no solo latina, sino también griega, destaca Ciriaco
de Ancona, que vivió entre el Trecento y el Quattrocento (1391-1452), y es
considerado el padre de la Arqueología en su sentido histórico-artístico; el destacado
arqueólogo Giovanni Battista de Rossi (1822-1894) dijo que las actividades de Ciriaco
de Ancona en la copia de inscripciones antiguas fue llevado a cabo con gran precisión
como para constituir mérito y gloria imperecedera sobre la figura de Ciriaco. Ciriaco de
Ancona intentó interpretar los epígrafes de los monumentos antiguos consultando las
obras de los autores clásicos, que buscó con gran diligencia en distintas bibliotecas, se
sabe que durante su investigación arqueológica en Grecia, siempre tuvo a mano los
textos de Estrabón que, entre otras cosas, ayudó a difundir, copiando los códices
descubiertos durante sus viajes. Otra de las figuras destacadas en este contexto fue
Scipione Maffei (1675-1755) que se puso como objetivo el crear un corpus epigráfico
que reuniera las inscripciones hasta entonces conocidas realizando, por primera vez,
una distinción entre epígrafes griegos y epígrafes latinos, de hecho, es en la obra de
Maffei “L´Ars critica lapidaria” que encontramos por vez primera las señales de la
búsqueda de un método científico para el tratamiento de los epígrafes, Scipione Maffei
fue, por otra parte, el primero en crear un museo relacionado con la epigrafía, el
Museo Lapidario de Verona en 1714. Hasta mediados del siglo XIX, el interés en los
epígrafes era a menudo de tipo coleccionista y anticuario, ya que no había una
disciplina científica dedicada a recuperar los epígrafes y catalogarlos con objeto de
crear una edición crítica y una filología de textos. Las inscripciones habían dado vida a
los “lapidari”, tratados que describían la virtud de las piedras, lo que conllevó a que
muchos soportes de piedra con inscripciones fueran expuestos a modo de cuadros en
las paredes de diferentes lugares, de esta forma los epígrafes (sobre todo los
realizados en lápidas) eran sacados sin ningún control de su lugar original y por tanto
descontextualizados y empotrados en los muros para su exposición.

Monumento funerario de la familia de los Sertorii (siglo I d.C.) CIL V, 3374, 3375, 3747
Museo Lapidario de Verona

Los epígrafes realizados sobre otros materiales, en particular sobre variados objetos
(instrumentum domesticum) eran destinados a formar parte de colecciones privadas
de ricos anticuarios y coleccionistas. Como hemos mencionado más arriba, solo a partir
del siglo XVIII, en la cultura filológica italiana y alemana, comienza a madurar la idea de
la necesidad de crear un método científico que tuviera como fin la salvaguarda y
estudio de estos documentos históricos. Durante la primera mitad del siglo XIX
comienzan, en diferentes países de Europa, una serie de proyectos para la edición de
textos epigráficos, en Italia, el Instituto Vaticano toma a cargo la publicación de un
corpus de inscripciones cristianas, en Francia es la casa editorial Les Belles Lettres la
encargada de las publicaciones, mientras que en el ámbito germano, la Academia de
Ciencias de Berlín, bajo la dirección de Theodor Mommsen, es la que emprende el
proyecto monumental de crear un corpus de toda la epigrafía latina hasta entonces
conocida, el Corpus Inscriptionum Latinarum (CIL).

CLASIFICACIÓN DE LAS INSCRIPCIONES LATINAS (EPÍGRAFES)


Las inscripciones latinas pueden clasificarse en las mismas líneas generales que las
griegas pero con ciertas distinciones que pueden distinguirse desde el principio. En
general están más estandarizadas en cuanto a forma y contenido, no solo en Roma e
Italia, sino también en todas las provincias del Imperio Romano. Una de las principales
dificultades para descifrar las inscripciones latinas radica en el uso muy extenso de
iniciales y abreviaturas, estas son en gran cantidad y variedad, y si bien algunas de ellas
se pueden interpretar fácilmente como pertenecientes a fórmulas bien conocidas,
otras ofrecen una dificultad considerable, especialmente para el estudiante inexperto.
A menudo, la misma inicial puede tener muchos significados diferentes según el
contexto, algunas fórmulas comunes como V.S.L.M. (votum solvit libens merito) o
H.M.H.N.S. (hoc monumentum heredem non sequetur) ofrecen poca dificultad, pero
hay otras muchas que no son tan obvias y dan lugar a conjeturas. A menudo, la única
forma de determinar el significado es buscar a través de una lista de iniciales, como las
que ofrecen los modernos epigrafistas latinos, hasta encontrar una fórmula que se
ajuste al contexto. Los materiales más comunes utilizados como soportes para escribir
los epígrafes son la piedra, el mármol y el bronce, pero también se hace un uso
extensivo de ladrillos y baldosas, que a menudo tienen un valor histórico añadido al
poder identificar y fechar un edificio u otra construcción, lo mismo se aplica a las
tuberías para conducir el agua hechas de plomo que con frecuencia llevan los nombres
de los funcionarios y las correspondientes fechas, las lámparas de terracota (lucernas)
también suelen tener los nombres de sus fabricantes y otra información estampada
sobre ellas, así como las inscripciones realizadas en las piezas de vajilla de terra sigillata
que nos dan importante información de su procedencia, producción y
comercialización, etc. Muchas inscripciones aparecen en grabadas o estampadas en
objetos de uso diario, se trata de pequeñas inscripciones que reciben el nombre de
“domesticum instrumentum”; también encontramos soportes de cera (tabulae
ceretae). Las armas y, especialmente los escudos, a veces llevan el nombre y la unidad
militar de sus dueños, las inscripciones también se encuentran en proyectiles de
hondas. Los discos de plomo también se usaron para servir al mismo propósito que los
discos de identificación modernos (en el caso de la antigua Roma para identificar a
esclavos y a su propietario), también podemos mencionar inscripciones en teselas o en
“billetes” de entrada a teatros u otros espectáculos así como en sellos, todos estos
objetos se suelen clasificar como “instrumenta”.

Tabulae ceretae

Fragmento de vajilla de terra sigillata conteniendo un epígrafe con texto de Virgilio,


120-200 d.C. (Rijksmuseum van Oudheden, Leiden)
Fragmento de terra sigillata con la inscripción (D)OMINA VICTORIA procedente del
norte de África, siglos III-IV d.C.

Grabado que reproduce diferentes tipos de lucernas (lámparas romanas)

En cuanto al contenido de las inscripciones, evidentemente existe una considerable


diferencia entre los registros de una ciudad pequeña o de provincias de los que
aparecen en la capital del Imperio, también hay que señalar que los municipios
mantuvieron gran parte de sus tradiciones independientes en la época romana y, en
consecuencia, sus inscripciones a menudo siguen las viejas fórmulas. Podemos
clasificar las inscripciones latinas de la siguiente manera:

RELIGIOSAS (SACRAE): (DEDICATORIAS, FUNDACIONES DE TEMPLOS, SACERDOTES Y


OFICIALES, REGULACIONES SOBRE RELIGIÓN Y CULTO, COLEGIOS)

Las inscripciones dedicatorias (tituli sacri) son muy numerosas, y la costumbre de


colocar el nombre de quién dedica en un lugar visible del edificio era frecuente,
especialmente en el caso de las dedicatorias de los emperadores, de los funcionarios o
de los organismos públicos, la restauración o reparación de un templo a menudo se
registraba de la misma manera.

Panteón de Roma con la dedicatoria M. AGRIPPA. L. F. COS. TERTIVUM. FECIT

Panteón (Roma)
Estas inscripciones incluyen también las denominadas “defixionum tabellae”,
generalmente placas delgadas a menudo perforadas con un clavo, en ellas aparecen
maldiciones contra personas (ladrones, rivales, etc.), también contra animales
(caballos de carreras de carros) a menudo asociadas con signos crípticos y mágicos, los
textos están escritos de forma anónima, en su mayoría enterrados y preservados, a
diferencia de las inscripciones “públicas”, estos textos, si se los menciona en ellos,
están dirigidos a dioses ctónicos como Hécate o a dioses del inframundo en general.

Defixionum tabellae procedente de Hadrometum (actual Túnez)

Defixionum tabellae de Tretia Maria, comienzos del siglo I d.C.

En el caso de pequeños objetos, la dedicatoria suele ser simple en su forma,


generalmente contiene el nombre del dios (en dativo) u otro destinatario, es muy
frecuente la aparición de fórmulas como I.O.M. (I(ovi) O(ptimo) M(aximo), y el del
donante, una fórmula común es D.D. (dedit, donavit) a menudo con adiciones como
L.B. (libens merito), siempre con la idea de dar “f(ecit), p(osuit), f(aciendum)”, ya que
tales dedicatorias son, a menudo, el resultado de un voto, suelen agregarse las iniciales
V.S. (votum solvit), L(ibens), M(erito) y otras variantes, y la razón de la ofrenda EX VISV,
EX VOTO, PRO VOTO, etc. Así mismo es frecuente que aparezcan abreviaturas que
indican la forma de costear la dedicatoria S(ua) P(ecunia), D(e) S(uo), P(ublica)
P(ecunia), etc.

Los legados, para fines religiosos o sociales, hechos por los ciudadanos ricos se
registran también con frecuencia por medio de inscripciones. Ejemplos de epígrafes
dedicatorios los tenemos en los arcos de triunfo, p. ej. el epígrafe del arco de triunfo
de Septimio Severo en Roma:

CIL VI 1033=ILS 425

Imp(eratori) Caes(ari) Lucio Septimio M(arci) fil(io) Severo Pio Pertinaci Aug(usto) patri
patriae Parthico Arabico et/Parthico Adiabenico pontific(i) maximo tribunic(ia)
potest(ate) XI imp(eratori) XI co(n)s(uli) III proco(n)s(uli) et/imp(eratori) Caes(ari)
M(arco) Aurelio L(ucii) fil(io) Antonino Aug(usto) Pio Felici tribunic(ia) potest(ate) VI
co(n)s(uli) proco(n)s(uli) [p(atri) p(atriae)/optimus fortissimisque principibus]/ob rem
publicam restitutam imperiumque populi Romani propagatum/insignibus virtutibus
eorum domi forisque S(enatus) P(opulus) Q(ue) R(omanus).

Arco de Septimio Severo, comienzos del siglo III d.C.


“El Senado y el Pueblo Romano (han erigido este arco) al emperador Cesar Lucius
Septimus Severus Pius Pertinax Augusto, hijo de Marco, padre de la patria, vencedor
de los Partos árabes y de los Partos adiabenos, gran pontífice, portador de la potestad
tribunicia por undécima vez, aclamado emperador por la undécima vez, hecho cónsul
por la tercera vez, procónsul, y al emperador Cesar Marco Aurelio Antonino Augusto
Pius Felix, hijo de Lucio, portador de la potestad tribunicia por la sexta vez, cónsul y
procónsul, padre de la patria, príncipes muy buenos y muy fuertes que han restituido
el Estado y han agrandado el imperio del pueblo romano por sus virtudes
extraordinarias, en paz y en guerra”.

Grabado que reproduce el Arco de Septimio Severo

Un sacerdocio era con frecuencia un cargo político y, por consiguiente, se menciona


junto con honores políticos en la lista de las distinciones de una persona. Los cargos
sacerdotales que un individuo habría tenido se mencionan, usualmente, en las
inscripciones antes de sus funciones o distinciones civiles, los cargos religiosos así
como los civiles estaban restringidos a ciertas clases sociales y políticas como las más
altas en la clase senatorial y en la clase ecuestre. Muchos otros cargos menores, tanto
en Roma como en las provincias, estaban enumerados en un orden establecido. Entre
las regulaciones sobre religión y culto, están las referentes a la canción antigua y al
baile que la acompañaba interpretada por los sacerdotes conocidos como Fratres
Arvales (“Hermanos de los Campos”, un culto muy antiguo apenas entendible incluso
en tiempos de la Roma republicana) un cuerpo de sacerdotes de la diosa romana de la
fertilidad Dea Dia, que ofrecían sacrificios anuales a los Lares (el himno Carmen Arvale
dirigido a Marte, comienza con las palabras ENOS LASES IVVATE “Ayúdanos, Laren –
dioses Lares-) y otras divinidades para garantizar las buenas cosechas; sin embargo
esto no tiene la forma de una prescripción ritual, sino un registro detallado de la
debida ejecución de un ritual.

El himno “Carmen Arvale”

Una clase importante de documentos epigráficos es la serie de calendarios que se han


encontrado en Roma y en diversas ciudades de Italia, estos calendarios dan aviso de
festivales religiosos y de aniversarios, además de los días disponibles para tales fines.
Antiguo calendario romano

Los diversos colegios (Collegium) para fines religiosos fueron muy numerosos, muchos
de ellos, tanto en Roma como en Italia y en las ciudades provinciales, eran de
naturaleza sacerdotal. Algunos eran considerados como destinos de alta distinción y
estaban solo abiertos a hombres de rango senatorial, entre estos colegios estaban el
de los Augures, los Fetiales, los Salii y también el Sodales Divorum Augustorum. Los
Augures tenían como práctica principal el augurio, interpretar la voluntad de los dioses
estudiando el vuelo de los pájaros; los Fetiales era un colegio dedicado a Júpiter como
patrón de la buena fe y, además, asesoraban al Senado sobre asuntos internacionales,
hacer proclamaciones de paz y de guerra y confirmar tratados; los Salii (sacerdotes
saltadores, del verb. lat. salio, “salto”) tenían como objetivo principal la protección
ritual de los ejércitos romanos; por su parte los Sodales Divorum Augustorum (Sodalis
o Sacerdotes Augustalis) fue un colegio sacerdotal instituido por Tiberio que tenía
como misión asistir al mantenimiento del culto a Augusto y a la “gens” Iulia. Los
registros de estos colegios a veces no facilitan información más allá de los nombres de
los miembros, pero a menudo son de considerable interés; otros colegios eran el de los
Arúspices, que practicaban la adivinación por medio de la lectura de las entrañas de los
animales sacrificados, y el de los Lupercii (Lupercales, “sacerdotes lobos”) encargados
de la Lupercalia, ambos colegios pertenecían al orden ecuestre.

POLÍTICAS Y SOCIALES: (LEYES, PLEBISCITOS, SENATUS CONSULTO, DECRETOS,


REGISTROS DE EDIFICIOS, DOCUMENTOS MILITARES, TRATADOS, PATROCINIO, ETC.)

Un buen número de estos textos (“instrumenta publica”), que datan principalmente de


época republicana, son de considerable interés. Una de las primeras leyes se refiere a
la prohibición de celebrar orgías bacanales en Italia, toma la forma de un mensaje de
los magistrados, indicando la autoridad con la que actúan. Todas las leyes siguen una
fórmula fija, primero, hay una declaración de que el órgano legislativo correspondiente
fue consultado en debida forma por el magistrado competente, después sigue el texto
de la ley y, finalmente, la sanción, la declaración de que la ley fue aprobada. En los
decretos del Senado, la fórmula difiere un tanto, comienzan con un preámbulo con los
nombres de los magistrados consultores, el lugar y las condiciones de la reunión,
después viene el tema sometido a decisión, que termina con la fórmula Q.D.E.R.F.P.
(quid de ea re fieri placeret), después viene la decisión del Senado, comenzando con
D.E.R.I.C. (de ea re ita censuerunt) la “C.” se agrega al final, para indicar que el decreto
fue aprobado.

Senatus Consulto sobre Bacchanalibus

En la época imperial, el emperador a veces dirigía un discurso al Senado,


aconsejándoles que aprobaran ciertas resoluciones, o bien, especialmente en épocas
posteriores, daba órdenes e instrucciones directamente, ya fuera por iniciativa propia
o en respuesta a preguntas o referencias, el número y la variedad de tales peticiones
era muy numerosa siendo una de las más famosas el edicto de Diocleciano que fijaba
los precios de todas las mercancías, de este edicto se han hallado copias en griego y en
latín en varias partes del Imperio Romano; o también, el edicto del emperador Claudio
del año 46 d. C. por el que se concedía la ciudadanía romana a los Anaunos, a los
Sindunos y a los Tulliasos (tribus alpinas) y, además, trataba de la controversia entre
los Comensos y los Bergalos, este edicto imperial se conoce como Tabula Clesiana (CIL
V 5050), Tabula Anaunense o edictum Claudi de civitate Anaunorum; también del
emperador Claudio se conserva (en dos fragmentos pertenecientes a la parte inferior
de una placa de bronce descubiertos en Lyon en 1528) el discurso inscrito en el año 48
d.C. ante el Senado y que se conoce como Tabula Claudiana (CIL, XIII 1668).

Copia en papiro del Edicto de Precios Máximos de Diocleciano (Pergamonmuseum,


Berlín)

Un gran número de inscripciones registran la construcción o reparación de edificios


públicos (operum publicorum) por parte de particulares, magistrados (romanos o
provinciales) y emperadores. Además de la dedicación de los templos, encontramos
inscripciones que registran la construcción de acueductos, caminos, miliaria, baños,
basílicas, pórticos y muchas otras obras de utilidad pública. En las inscripciones del
periodo temprano, a menudo sólo se da como dato el nombre de la persona que
construyó o restauró el edificio y una declaración de que lo había hecho, pero
posteriormente era habitual dar más detalles sobre el motivo del edificio, el nombre
del emperador o de un magistrado que da la fecha, la autoridad para la construcción y
los nombres y distinciones de los constructores, después suele seguir una descripción
del edificio, la fuente del gasto (p. ej. S.P. “sua pecunia”) y, finalmente, el término
apropiado para designar el trabajo realizado (construir, restaurar, ampliar, mejorar,
etc.), a veces se agregan otros detalles, como el nombre de la persona bajo cuya
dirección se realizó el trabajo.

Tabula Clesiana

El ejército romano difundió considerablemente la práctica epigráfica en el imperio


gracias a innumerables monumentos, debido a esto los documentos militares varían
mucho y se encuentran entre los documentos más importantes sobre la
administración del Imperio Romano, son numerosos y de todo tipo: lápidas sepulcrales
de todos los tipos, certificados de baja del servicio, calendarios, dedicatorias de
altares, dedicatorias a los emperadores, a los legados y gobernadores, registros de
construcción o trabajos de ingeniería realizados, unidades militares, rangos y nombres
de los soldados, edad, etc. Cuando se recopila la información de cientos de tales
inscripciones se puede rastrear toda la política del gobierno imperial en materia de
reclutamiento, qué contingentes para las diversas ramas del servicio procedían de
Italia y de las provincias y, de estas, cuáles eran las más numerosas, movimientos de
tropas, o también en qué época del Imperio este se debilitó lo suficiente como para
requerir el alistamiento de bárbaros más allá de sus fronteras, así como sobre la vida
cotidiana de los soldados y las prácticas administrativas del ejército romano.

Diploma militar romano hallado en Israel

El ejército utilizaba un cierto número de abreviaturas que le eran propias, como por
ejemplo:

STIP(endiorum): para el número de años de servicio.

LEG(io): Legión.

B.F.: beneficiarios (beneficiariis).

C.A.: custos armorum.

COH: cohors (cohorte)

AL: alae

o el signo de infinito, para designar unidades de mil hombres.

Ejemplos de inscripciones militares son:


CIL, XIII 8308 (inscripción de Colonia, Alemania, hoy en día conservada en el Römisch-
germanisches Museum)

T(itus) FLAVIVS BASSVS MVCALAE/F(ilius) DANSALA, EQ(ves) ALAE NORI/COR(um)


TVR(mae) FAB(i) PVDENTIS/AN(norum) XXXXVI, STIP(endiorum) XXVI, H(eres)
F(aciendum) C(vravit).

“Titus Flavius Bassus hijo de Mucala, Dansala, caballero del ala de los Noricos, de la
turma de Fabius Pudens, vivió 46 años, sirvió militarmente 26 años, su heredero ha
hecho este monumento”.

Inscripción de Titus Flavius Bassus


El ala (pl. alae) quincuangenaria era una unidad de caballería auxiliar del ejército en
tiempos del Imperio, fue creada para tratar de compensar la debilidad que, en
caballería, presentaban las legiones, formando unidades regulares de jinetes. Las alae
se reclutaban entre personas no ciudadanas del Imperio (“peregrini”) particularmente
entre los pueblos menos romanizados del Imperio como tracios, astures, mauros o
panonios, pero que tenían especiales habilidades en equitación. Un ala estaba formada
por 512 hombres divididos en 16 turmae (sing. turma) de 30 jinetes si era
quincuangenaria o de 24 turmae si era miliaria, una cohors equitata tenía 4 turmae, 8
turmae si era miliaria, por último, la caballería de una legión estaba formada por 4
turmae. Cada una de las alae estaba mandada por un decurio en las unidades
auxiliares y por un centurio en las legiones, y que estaban asistidos por un duplicarius,
un tesserarius y un optio. El ala tenía su propio portaestandarte, el vexillarius, que
llevaba un estandarte con el nombre del ala, llamado vexillum.

CIL, XIII (inscripción de Colonia, Alemania, hoy en día conservada en el Römisch-


germanisches Museum)

C(aivs) IVLIVS C(aii) (filius) GALE/RIA BACCVS LVGV/DVNI MIL(es) COH(ortis)/


TH/RACVM ANN(orum) XXXIIX/STIP(endiorum) XV, ANTISTIVS/ATTICVS ET
BASSIVS/COMMVNIS H(eredes) F(aciendvm) C(vravervnt)

“Caius Iulius Baccus, hijo de Caius, de la tribu Galeria, originario de Lyon, soldado de la
primera cohorte de los Tracios, vivió 38 años, sirvió militarmente 15 años, Antistius
Atticus y (Antistius) Bassius, sus herederos, han hecho realizar (este monumento) en
común”.

Inscripción de Caius Iulius Baccus


Inscripción de Vivius Marcianus de la Legio II Augusta, siglo III d.C., London Museum
(préstamo) colección Ashmolean Museum, Oxford

Hubo muchos tratados entre Roma y otros Estados en tiempos republicanos pero, por
lo general, no debemos nuestro conocimiento de estos a las inscripciones, que son
raras para este periodo. En época imperial, a la que pertenecen la mayoría de las
inscripciones latinas, las relaciones internacionales estaban sujetas a la dominación de
Roma y, por consiguiente, los documentos relacionados con ellas se refieren a la
autoridad central y a menudo toman la forma de órdenes del emperador.

El patrocinio era la relación distintiva en la sociedad romana antigua entre el


“patronus” (patrono) y su “cliens” (cliente), esta relación era jerárquica, pero las
obligaciones eran mutuas. El patronus era el protector, patrocinador y benefactor del
cliens, los beneficios que un usuario de esta relación puede conferir incluyen
representación legal en los tribunales, préstamos de dinero, influencia en negocios o
matrimonios o el apoyo a la candidatura de un cliente para un cargo político o un
sacerdocio. A cambio, se esperaba que los clientes ofrecieran sus servicios a sus
patrocinadores según fuera necesario, también podía existir una relación de patrocinio
entre un general y sus soldados, el fundador de una colonia y los colonos o un
conquistador y una comunidad extranjera dependiente, el término técnico para esta
protección fue “patrocinium”. Aunque normalmente el cliente era de posición social
inferior, un cliente y su patrocinador podían incluso tener el mismo rango social, pero
el segundo tendría mayor riqueza, poder o prestigio que le permitiría ayudar o hacer
favores a su cliente. Desde el emperador, en la parte superior de la administración,
hasta el pequeño funcionario local, en la parte inferior de la escala administrativa, los
vínculos entre patrocinadores y clientes quedaron definidos legalmente registrándose
entonces, generalmente, en una tableta de bronce de la cual, tanto el patrocinador
como el cliente poseerían una copia.

INSCRIPCIONES HONORARIAS

Las inscripciones honorarias son muy comunes en todas partes del mundo romano, a
veces se realizan sobre las bases de las estatuas, a veces en documentos creados para
registrar algún beneficio particular o la realización de algún trabajo público. Los oficios
o cargos desempeñados por la persona conmemorada, y las distinciones que se le
hubieran conferido (tituli honorarii) están enumeradas en un orden regularmente
establecido (cursus honorum) ya sea comenzando con el más bajo y procediendo paso
a paso al más alto, o también en orden inverso con el primero más alto.

Cursus honorum, en orden ascendente, del senador de rango consular Marco Cornelio,
oriundo de Lidia Edetanorum (Hispania)

Los oficios religiosos y sacerdotales generalmente se mencionan antes que los civiles y
políticos, estos podrían ser ejercidos ya sea en la misma Roma o en las diversas
ciudades del imperio. También se trazó una distinción entre los oficios que podían ser
ocupados únicamente por personas pertenecientes al rango senatorial, por las
personas pertenecientes al orden ecuestre o por aquellos pertenecientes a un rango u
orden menos distinguido. En epigrafía latina se deduce por tanto que cuando solo se
ha encontrado una parte de la inscripción, a menudo es posible restablecer todo el
texto de acuerdo a este orden establecido.
FIRMAS DE ARTISTAS (TITULI IN ARTIS OPERIBUS)

Un tipo de firma de artista o artífice se encuentra en las firmas que aparecen sobre
variados tipos de vasijas, vajillas, ladrillos y lámparas, generalmente estas firmas se
hallan impresas en el molde y se destacan, en relieve, en la terracota u otro material, y
son de gran interés ya que ofrecen mucha información en cuanto a la difusión
comercial de variados tipos de artesanías y también en cuanto a las condiciones y
lugares en los que fueron fabricados.

Ejemplo de sello de artesano sobre ladrillo procedente de Ostia Antica, siglo II d.C.

REGISTROS HISTÓRICOS

Muchos de estos tipos de inscripciones podrían asignarse a una de las categorías


anteriormente consideradas, pero hay algunas que fueron hechas expresamente para
conmemorar un evento importante o para preservar un registro. Entre los registros
más interesantes está la inscripción de la Columna Rostrata en Roma, que registra la
gran victoria naval de Gaius Duilius sobre los cartagineses, la actual columna sin
embargo, no es la original sino una versión posterior y algo modificada. Otro ejemplo
de gran importancia es un resumen de la vida y los logros de Augusto que se encuentra
en el llamado Monumentum Ancyranum, se trata de la copia más completa del texto
de Res Gestae Divi Augusti (Hechos del Divino Augusto) ya que la inscripción original
hecha sobre pilares de bronce situados frente al mausoleo de Augusto en Roma se ha
perdido y las otras dos inscripciones conocidas del texto se hayan incompletas.

Fragmento de epígrafe perteneciente a la Columna Rostrata

Reconstrucción de la Columna Rostrata


Fragmento de Res Gestae Divi Augusti (CIL III, 769-799, 32) en el Monumentum
Ancyranum

Por otro lado, los diversos conjuntos de “Fasti” (listas cronológicas o basadas en el
calendario u otros registros diacrónicos o planes de eventos oficiales y religiosamente
sancionados) constituían un registro de los nombres de los cónsules y otros
magistrados o altos funcionarios así como los triunfos concedidos a los generales
victoriosos, por lo que constituyen fuentes de información de gran importancia.

INSCRIPCIONES FUNERARIAS (TITULI SEPULCRALES)

Estas son, probablemente, las más numerosas de todas las clases de inscripciones, y
aunque muchas de ellas parecieran no ser de gran interés individual, transmiten,
cuando se toman en conjunto, mucha información valiosa acerca de la distribución y
transferencia de población, en cuanto a oficios y profesiones, en cuanto a salud y
longevidad, y en cuanto a muchas condiciones de vida en la antigüedad, además de la
relación de filiación de un individuo. Pueden encontrarse en urnas cinerarias, tumbas
grandes, columbarios, pero más comúnmente en lápidas y estelas pudiendo aparecer
como “siglum” (abreviaturas de una letra), “nota” (partes de una palabra) o números
(DDD NNNN “D(omini) N(ostri) (quattuor). Un ejemplo muy interesante es el de la
tumba de los Escipiones en Roma, que registra, principalmente en el llamado “verso de
Saturno” (una antigua forma poética latina), las hazañas y distinciones de los diversos
miembros de esa familia; o el de la denominada Laudatio Turiae (“en alabanza a Turia”
ILS 8393) una lápida sepulcral grabada con un epitafio que constituye el elogio de un
esposo hacia su esposa, se trata de la inscripción personal más antigua que se conserva
de la antigua Roma (finales del siglo I a.C.).
Reconstrucción de la fachada de la tumba de los Escipiones

Laudatio Turiae

Los epígrafes funerarios suelen constar de los siguientes elementos, en todo o en


parte:

Una invocación a los dioses Manes (D.M.S o D.M.) normalmente en dativo plural.

El nombre de la persona fallecida, normalmente en nominativo o en dativo.

La edad a la que falleció, frecuentemente indicada por la abreviatura AN(norum), por A


o por ANN(orum) y seguido de un numeral.
Relieve procedente de Amiternum que muestra una procesión funeraria romana, 2ª
mitad del siglo I d.C. (Museo Nazionale d´Abruzzo, L´Aquila)

El nombre de la persona o personas que han costeado el soporte con la inscripción y, a


veces, su relación con el difunto.

Un verbo indicando la realización o colocación del soporte inscrito: F(ecit/ecerunt),


F(aciendum), C(uravit/uraverunt), P(osuit/osuerunt), etc.

Una indicación del modo de pago del soporte inscrito, si es de un particular o más
personas, si es por colecta pública, S(ua) P(ecunia), D(e) S(uo), P(ublica) P(ecunia) etc.

Fórmulas finales como H.S.E, S.T.T.L., etc.

Representación de una comitiva funeraria en la antigua Roma


Hacia finales del periodo republicano y comienzos del periodo imperial, se acostumbró
a encabezar una lápida con las letras D.M. (Diis Manibus, “para los dioses fantasmas” o
figuradamente traducidas “para los Manes”) o D.M.S. (Diis Manibus sacrum),
consagrando así la tumba al difunto como miembro del cuerpo de fantasmas o
espíritus de los muertos.

Estela de Marcus Alpinus Virilis (Musée romain d´Avenches)

En la antigua religión romana, los Manes son deidades ctónicas que pueden
representar las almas de los seres queridos fallecidos, estaban asociados con los Lares,
los Lemures, los Genii y los Penates como deidades que pertenecían al culto
doméstico, local y personal, pertenecían a la amplia categoría de “diis inferis (“los que
habitan abajo”) el colectivo indiferenciado de los muertos divinos. Estas deidades eran
honradas durante las festividades de la Parentalia y la Feralia, en el mes de febrero.
Los conjuros latinos en la antigüedad iban dirigidos a menudo a los Manes ya que,
Manes, aparte de su relación con el espíritu de un difunto querido, puede derivarse del
adjetivo latino arcaico “manus” (bueno), que era lo opuesto a “immanis”
(monstruoso).

Altar funerario de Minucia Suavis que murió a los 14 años de edad y que le fue erigido
por su padre, siglo I d.C.
Estela funeraria de Laetus, finales del siglo I d.C.

Cuando se fundaba una nueva ciudad se excavaba un agujero redondo (la mayoría de
las ciudades del Lazio y de Etruria tenían agujeros o zanjas similares), el “mundus
Cereris” y se colocaba una piedra llamada “lapis manalis” (piedra de los Manes) en los
cimientos, esta piedra representaba una puerta al inframundo, de hecho, Festo la
llamó “Ostium Orci” –la puerta del Orco- (Sextus Pompeius Festus, De Verborum
significatione), el “mundus” romano se ubicaba en el Foro, en la zona del Comitium.
Debido a nombres similares, el lapis manalis a menudo se confunde (incluso en
comentarios de la antigüedad) con “la piedra que fluye” y que estaba relacionada con
la ceremonia del “aquaelicium” (llamada a las aguas), una ceremonia que buscaba
provocar la lluvia en tiempos de sequía.

Umbilicus Urbis Romae identificado como el Mundus Cereris, Foro Romano, Roma.

Las letras D.M. o D.M.S. eran seguidas por el nombre del difunto, generalmente con el
nombre de su padre y de su tribu, por sus honores y distinciones y, a veces, por un
registro de su edad. La inscripción a menudo concluye con H.I. (hic iacet) o alguna
fórmula similar, y también con frecuencia con una declaración de los límites y una
prohibición de violación o uso posterior del sepulcro, p. ej. H.M.H.N.S. (hoc
monumentum heredem non sequetur) “este monumento no debe pasar al heredero”.
Otra fórmula frecuente para finalizar los epígrafes en las inscripciones funerarias era
S.T.T.L. (sit tibi terra levis) “que la tierra te sea ligera”, esta fórmula evoca la angustia
que produce el pensar en el peso de la tierra oprimiendo el cuerpo que yace debajo de
ella. Se han documentado diferentes variantes de esta fórmula: T.L.S. (terra levis sit)
“que la tierra sea ligera”, o S.E.T.L. (sit ei terra levis) “que a este le sea ligera la tierra”.
Esta alocución aparece con frecuencia en la literatura clásica latina, en múltiples
variaciones, como por ejemplo:

“et bene discedens dicet placideque quiescas, terraque securae sit super ossa levis”

“y marchándote dirá: que descanses bien y con tranquilidad, y que la tierra te sea
ligera sobre los huesos, bien resguardada” (Tibulo, Elegías, 2, 4, 50).
La persona que ha erigido el monumento y su relación con el difunto a menudo es
mencionada, o si una persona ha preparado la tumba durante su vida, también se
puede mencionar con V.S.F. (vivus sibi fecit).

Estela funeraria de Lucius Calidius Eroticus, ss. I-II d.C.

Estela funeraria de Cominia Tyche, Metropolitan Museum of Art, New York


Estela funeraria de T. Iulius Tuttius, finales del siglo I d.C. (Römisch-Germanisches
Museum, Köln)

HITOS Y LÍMITES

Un hito o “miliarium” es una columna circular a menudo erigida sobre una base
rectangular sólida, esta base se suele situar a algo más de medio metro del suelo, suele
tener aproximadamente 1,5 metros de altura y 50 cm de diámetro pudiendo llegar a
pesar hasta 2 toneladas. En la base estaba inserta el número de la milla relativa a la vía
en la que se hallaba, en la parte superior del miliarium se especificaba la distancia al
Foro Romano además de otra información diversa sobre los funcionarios que hicieron
o repararon la vía y cuándo esto se hizo, por lo que los miliaria constituyen valiosas
fuentes de información. Las piedras de límite (termini) se encuentran con frecuencia,
siendo de propiedad tanto pública como privada, un ejemplo conocido es el ofrecido
por aquellos termini establecidos por comisionados llamados III. Viri A.I.A. (agris
iudicandis adsignandis) en tiempos de los Gracos (finales del siglo II a.C.).

Miliario de Cáparra (Cáceres) España

Miliario originalmente situado en la Via de la Plata y actualmente localizado en la


población de Granja de Granadilla (Cáceres) España
Miliario de la Via Traiana (Italia)

CRITERIOS DE TRANSCRIPCIÓN Y EDICIÓN


La transcripción de una inscripción en latín, la tarea esencial de los epigrafistas, es algo
que a menudo resulta complejo debido al estado de conservación de los soportes
utilizados que pueden hallarse fragmentados, deteriorados, desgastados o
incompletos, por lo cual el epigrafista debe recurrir a técnicas de estampado, de
fotografía con luz rasante, a investigaciones académicas, escaneos 3D o el
Morphological Residual Model, etc., para tratar de reconstruir el texto, de igual
manera, la presencia, también abundante, de abreviaciones de no siempre fácil
resolución, así como la forma en la redacción de los textos latinos puede complicar la
lectura. En efecto, la abreviación y la elipsis son muy utilizadas, lo que hace que una
inscripción latina sea muy compleja para la persona no especializada, pongamos uno
ejemplos: la “I” transcribe, a la vez, la “Y” y la “I”, la “V” transcribe tanto la “V” como la
“U”, las ligaduras pueden unir ciertas letras vecinas, p. ej. V y A, N y T, T e I. La
peculiaridad de los textos epigráficos ha llevado a los estudiosos a adoptar un sistema
de transcripción basado en el sistema de Leyden (el sistema estándar de signos
diacríticos utilizados para la edición de textos antiguos) modificado para hacerlo más
adecuado en su uso epigráfico; este sistema creado a partir de 1980, es conocido como
el sistema Panciera-Krummrey, del nombre de sus dos creadores Silvio Panciera y Hans
Krummrey, y es hoy utilizado en las ediciones críticas de las inscripciones latinas. La
historia de la metodología de estudio se puede dividir en dos partes: la epigrafía
tradicional y la epigrafía digital (en gran parte vinculada al proyecto EpiDoc) que, sin
embargo, comparten los mismos intereses básicos:
a) la descripción del texto y el soporte.

b) la edición del texto de acuerdo con las normas y convenciones.

c) la clasificación por tipos y funciones de textos, tipos de objetos, tipos de escritura.

d) importancia de la autopsia (sin posibilidad de revisar la piedra, una nueva lectura,


no es aceptable).

e) contextualización: cuando se edita un nuevo texto o se publica uno ya conocido, es


deber del epigrafista insertarlo al menos en un contexto, bien sea regional o tipológico.

DISEÑO DE TEXTO Y PUNTUACIÓN

En la transcripción de un texto epigráfico, la división en filas se reproduce sobre el


papel tal y como aparece en el original. Cuando una palabra se interrumpe al final de
una línea y continúa en la línea siguiente se inserta el signo “=” que corresponde al
inicio de la continuación. En los casos en que, para necesidades particulares, p. ej. la
transcripción del texto de un epígrafe en la nota de un artículo, es necesario escribir el
texto completo, utilizando el signo “/” colocado en cada extremo:

CIL, VI 9001: Elaphio/fecit sibi/et Primo conservo suo/pistori Marcellae.

En ocasiones se usa la barra doble “//” para resaltar el escaneo del texto en columnas
paralelas:

CIL, VI 5913: L(ucius) Lucretius/Celsus. //Lucretia/Vitalis.

Al transcribir un epígrafe, el editor generalmente agrega signos de puntuación (comas,


puntos y comas, puntos, comillas) para aclarar la comprensión del texto al lector.

DISOLUCIÓN DE ABREVIATURAS

La costumbre epigráfica romana hace un uso extenso de abreviaturas a menudo, pero


no siempre, reducidas a la letra inicial. El editor necesita, generalmente, disolver las
abreviaturas contenidas en el texto mediante el uso de paréntesis (a(bc)). Cuando no
esté seguro de la correcta disolución de una abreviatura, puede seguir la propuesta
mediante un signo de interrogación colocado entre los paréntesis (a(bc?)), en caso de
disolución difícil o imposible, se utilizarán los paréntesis seguidos de tres guiones
horizontales (a(---)):

CIL, VI 9056: P(ublio) Aelio/Augustor(um) lib(erto)/Marino tabul(ario)/Ulpia


Mariane/coniugi pientissimo/fecit.
INTEGRACIÓN DE LAGUNAS

La integración de lagunas en un texto epigráfico es la tarea más difícil para un


epigrafista, en la que se ponen a prueba sus habilidades lingüísticas, familiaridad con
los textos, conocimiento histórico, jurídico, arqueológico y prosopográfico, así como su
perspicacia. No es infrecuente que una primera integración de un texto persiga otras
hipótesis de diferentes estudiosos, muchas de las cuales mantienen un grado similar
de plausibilidad. La presencia de un espacio textual se indica mediante corchetes, en
los que el editor reemplaza el texto según su criterio (a[bc]). A veces, el editor puede
suponer la presencia de una abreviatura en el espacio (a[b(cd)]), en el caso de una
propuesta integrativa que es incierta incluso a juicio del editor, puede insertar un signo
de interrogación dentro de los corchetes (a[bc?]), en casos de integración difícil o
imposible, se utiliza el corchete seguido de tres guiones horizontales si no se establece
el número de letras presentes en el espacio (a[---]); de lo contrario, se insertará en el
corchete un punto por cada letra faltante (a[.]), si no se está seguro de la presencia de
un espacio, puede agregar un signo de interrogación a los tres guiones horizontales
entre los corchetes (a[---¿]):

AE 1976, 263: D(eo) Inv(icto) [M(ithrae)]I/Aur[elius]/ Herm[es?]/ pro tem[---]/ et


suis/v[otum] s(olvit) L(ibens).

CIL, IX 5349: [---?] deum dearu[m(que)---?]. Suedia Doris/d(e) s(uo) [f(ecit)?].

En el caso de espacio para una línea completa de texto, esto se indicará con seis
guiones horizontales entre corchetes ([------]), si el espacio es relativo a un número no
especificado de líneas y ubicado en la parte inicial o final de la inscripción, se usarán
seis guiones horizontales sin corchetes (------), incluso en esta circunstancia, en caso de
duda, los seis guiones horizontales pueden ser seguidos por un signo de interrogación
(------¿), lo cual indica que no es seguro que en la parte no conservada hubiera existido
una línea de texto:

CIL, VI 32368: ------/[---]m/[---]s/[------]/[---]s/[---]os/------

La laguna limitada al nombre de pila (praenomen) lo cual no es raro debido, por


ejemplo, al frecuente desportillado de los soportes en los márgenes, puede indicarse
mediante un solo guion horizontal entre corchetes ([-]):

AE 2002, 312: D(is) M(anibus)/[-] Flavi Chresti/[vi]x(it) annis L.

LETRAS DE LECTURA INCIERTA

Para las letras mal conservadas (letras cuya presencia es cierta, pero para las que es
difícil determinar el signo alfabético), se inserta un punto por debajo en los casos en
que el contexto permite una casi segura identificación ((abc) llevarán un punto por
debajo de cada una) y un signo “+” cuando no son de alguna manera reconocibles
(a++). Cada vez que el editor encuentre sobre el soporte restos de letras no
distinguibles, aunque se trate de evidencias vagas, no es correcto integrar el texto
entre corchetes ignorando la presencia de esa evidencia aunque sea indeterminada, es
oportuno que el editor del texto tome una posición al respecto, identificando las letras
vagamente visibles con un punto por debajo e integrando entre corchetes solo las
letras de las que no queda ningún rastro evidente (ab[c]), en este caso “b” llevará el
punto debajo.

CIL, VI 41051: M(arco) Ge+[---]/[-] f(ilio) Ro+[---]/[---]++[---]/------¿

(en este caso la “o” de Ro, llevará el punto por debajo).

Finalmente, existen también casos en los cuales las letras son claramente legibles pero
la laguna que las rodea no permite definir si están dentro de una palabra o si son
abreviaturas o partes de un nombre, en estos casos el editor transcribe las letras en
mayúscula (ABC).

ERASIONES

No es raro encontrar sobre un soporte epigráfico el signo de una erasion (eliminación)


efectuada a fin de cancelar un segmento de texto, bien sea porque eso resultaba a
posteriori no deseado, p. ej. en el caso de la damnatio memoriae, o bien para corregir
un error del lapicida. Cuando la erasion no es segura el editor puede estar en condición
[doble corchete ([[abc]]). Por otra parte es posible intentar una restitución de un texto
eliminado en base, p. ej. al espacio que ocupa en la inscripción, en este caso el editor
utilizará el corchete doble, que define la presencia de una erasion, dentro de un doble
corchete que contiene la propuesta de integración del texto eliminado ([[abc]]). El
texto eliminado podría también contener abreviaciones ([[a(bc)]]), o la presencia de
abreviaciones puede ser supuesta por el editor que integra el texto eliminado
([[a(bc)]]):

CIL, VIII 26542: P(ublio) Septimio Severo [[Getae Caes(ari)]] Aug(usto) n[ostro---].

Un segmento de texto eliminado puede también ser sustituido con un nuevo texto. Tal
circunstancia se verifica, p. ej. cuando un lapicida, dándose cuenta del error de
copiado, elimina abrasivamente algunas letras y las reemplaza con un texto correcto,
en estos casos el editor reporta el nuevo texto dentro de corchetes de doble gancho
(<<abc>>).

PALABRAS IMPLÍCITAS O ERRÓNEAS, LETRAS OMITIDAS O AGREGADAS

Frecuente en la práctica epigráfica es también la omisión de palabras cuya presencia


debía resultar obvia y superflua para el lector de la época, es el caso del término
“uxor” o “coniu(n)x” (“mujer”, “cónyuge”) en el cual, a veces, el nombre de la mujer es
seguido del nombre del marido en modo genitivo sin especificaciones ulteriores. La
palabra implícita puede ser explicada por el editor precedida por la frase latina
“scilicet” (“es decir”, “se entiende”) abreviada y colocada dentro de un paréntesis
((scil. abc)). Con respecto a las palabras mal escritas, bastante comunes debido al bajo
nivel de alfabetización de la población romana y a la abundante presencia de
inmigrantes forzados (esclavos, libertos) se debe observar que la tendencia hacia la
corrección de las formas inadecuadas, editando el texto con signos especiales
diacríticos, con el tiempo fue reemplazada por una tendencia más prudente hacia la
conservación de la forma no ortodoxa, la cual puede resultar útil para comprender la
pronunciación efectiva de la lengua durante los distintos periodos de la historia
romana y para identificar los distintos dialectos locales. Para corregir palabras mal
escritas, para borrar letras que se repiten o se agregan inapropiadamente, se usan
llaves ({abc}) y el corsé, para agregar letras que han sido omitidas por el lapicida (<abc
>). Por otro lado cuando el lapicida mismo ha añadido una letra o una línea completa
de texto, con objeto de corregir o integrar, esto se indica entre dos comillas inclinadas
(`abc´) a menudo las letras agregadas de esta manera tienen un tamaño más pequeño
que las otras, con objeto de poder colocarlas entre las letras ya presentes en el
soporte, y por esto son llamadas “letras enanas”. La presencia de una letra enana no es
necesariamente sinónimo de una agregación en cuanto a veces el lapicida, para poder
realizar el texto como había sido propuesto originalmente, tuvo que reducir el tamaño
de una o más letras de la última palabra de la línea.

SÍMBOLOS, SIGNOS ESPECIALES, NUMERALES, FIGURAS EN EL TEXTO

Al igual que las lenguas modernas, los textos epigráficos latinos también pueden
contener símbolos de varios tipos que acompañan al texto, los más comunes son los
símbolos monetales (HS “sestertius” que precede a una figura en números romanos) la
“C” invertida o retrógrada (una “C” al revés) utilizada para indicar sintéticamente la
palabra “mulier” (mujer), p. ej. en frases: )/L(ibertus)=((mulieris))/L(ibertus) “liberto de
una mujer”. El símbolo de la centuria, también utilizado para referirse al rango de
centurión (>); el denominado “theta nigrum” un símbolo convencional utilizado para
indicar el deceso de la persona nombrada (en el caso de un epígrafe funerario o
representados en los relieves de gladiadores), no se conoce su significado exacto,
podría ser una “theta” griega, inicial de la palabra “thanatos” (muerte), o el signo “O”
con una barra y con el significado de “obit” (muerto), en contraposición a la theta
nigrum tenemos el signo “V” que indica las palabras “V(ivus)” o “V(ivit)”, además de
otros signos menos frecuentes. Una clase de signos gráficos especiales es la constituida
por las denominadas “letras claudianas” introducidas por el emperador Claudio en la
época de su censura (47-48 d.C.) que estuvieron en uso durante un breve tiempo para
caer después en desuso. Estos signos son la “F” invertida (digamma inversum) usada
para transcribir el sonido consonántico “V” (siempre indistinto de la vocal “U” en la
escritura latina), el signo correspondiente a la mitad izquierda de la letra “H”
introducido para transcribir el “sonus medius” análogo a la pronunciación moderna de
la letra “Y”; y el signo “)” (antisigma) para sustituir los sonidos BS y PS, de los cuales no
se conoce todavía ninguna atestación epigráfica. Los signos extra-alfabéticos vienen
únicamente transcritos mediante el uso del doble paréntesis, dentro del cual el editor
explica el significado del signo (((abc))).

Mosaico con escena de gladiadores donde puede observarse el signo de la “theta


nigrum”

Ejemplos de Letras Claudianas

RESUMEN DE CRITERIOS EPIGRÁFICOS

Dada la complejidad de los textos epigráficos para las personas no familiarizadas con
ellos, es conveniente que cualquier lector interesado tenga en cuenta los siguientes
elementos, los cuales podrán servirle como punto de partida en sus estudios de la
epigrafía latina:

Abreviaturas: los nombres iniciales, pero también muchos términos comunes y


fórmulas habituales se anotan con abreviaturas, estas pueden ser iniciales o palabras
incompletas.

La parte de la palabra que falta del original y de la que se tiene mucha o total certeza
de poder ser reconstituida se escribe entre paréntesis ().
Los paréntesis () contienen las letras faltantes de un texto abreviado.

Cuando se cree poder restituir una parte faltante, el texto se incluye entre corchetes [].

Cuando existe una laguna dentro de una línea, el número de letras faltantes,
expresado en un número, se coloca entre corchetes [].

Cuando existe una laguna de extensión indefinida al inicio de un texto, se emplea ].

Cuando existe una laguna de extensión definida dentro del texto, se emplea [.

Cuando una parte del texto ha sido borrada intencionalmente y grabada de nuevo se
indica con <<>>.

La barra / indica separación de línea.

El asterisco * antes del número de identificación de la pieza indica que una inscripción
es considerada falsa o de factura moderna.

Generalmente no hay signos de puntuación, las palabras se escriben sin separaciones,


excepto en algunos casos, el punto colocado a la mitad de las letras para marcar la
separación entre las palabras o letras correspondientes a abreviaturas de palabras,
recibe el nombre de interpunción. Estos puntos pueden ser circulares, cuadrados o
triangulares. Otro elemento puede aparecer en un registro, la hedera (lat. “hederae”,
hiedra) que no tiene un significado especial salvo que puede representar una
separación de palabras, el llenado de una línea vacía o una sencilla decoración, por lo
que la hedera epigráfica, incluida en un texto, no debe confundirse con una decoración
de hiedra aislada, grabada o tallada, principalmente en monumentos funerarios
(hiedra que simboliza el apego y la felicidad).

Inscripción con hedera (Formia) Italia


La hedera puede tomar diferentes formas, el más simple es el contorno de la hoja, con
una costilla central extendida por una “cola” que forma una curva; otras formas
pueden ser más complejas o estilizadas incluyendo un triángulo curvilíneo, en algunos
casos el contorno de la hoja sobresale ligeramente, mientras que las costillas están
grabadas profundamente. La orientación hacia arriba, hacia abajo, hacia la izquierda o
hacia la derecha puede variar, así como también las proporciones generales que se
ajustan al espacio disponible.

Se llama “ajuste de línea” a la compensación o variación del formato de las letras.

El “nexo” (ligadura) consiste en juntar dos letras en un mismo signo.

SISTEMA ONOMÁSTICO ROMANO


Ya en la Roma arcaica existía un sistema uninominal para nombrar a una persona, p. ej.
Romulus, Numitor y otros, el sistema binominal entró en uso después de la inclusión
del pueblo Sabino ya que el sistema binominal (praenomen y nomen) era típico de los
Sabinos, por tanto una parte significativa del sistema onomástico romano se debe a la
influencia que el pueblo Sabino ejerció sobre Roma, sobre todo después de la
legendaria corregencia de Rómulo y Tito Tazio. Pero es desde la época tardo-
republicana y, desde luego, en época imperial, que cualquier ciudadano romano de
sexo masculino era diferenciado por una fórmula onomástica compuesta por tres
elementos: el “praenomen”, el “nomem gentilicium” y el “cognomen”. Esta fórmula
recibía el nombre de “tria nomina”.

El “praenomen” (prenombre): era dado por los padres del niño desde el nacimiento y
elegido entre un número bastante restringido de nombres. Hay relativamente pocos
praenomina usados en la Roma republicana y en la Roma imperial, generalmente
ligados a la tradición, sólo alguno de estos como Flavio, Marco, Tiberio o Lucio
(también la versión femenina Lucia) están todavía en uso, últimamente se ha
descubierto también Gaia, femenino de Gaio o Caio que en realidad es la versión no
correcta de Gaio, la corrupción de Gaio en Caio deriva de la tradición latina que abrevia
con “C.” el praenomen Gaius (Gaio) y con “Cn.” el praenomen Gnaeus (Gneo). Tales
tradicionales abreviaciones derivan, a su vez, del hecho de que los etruscos, que
ejercieron una fuerte influencia sobre la primera fase histórica de Roma, no distinguían
entre la “G” y la “C”. Muchos de los praenomina masculinos usados fueron abreviados
con uno o dos caracteres en las inscripciones lapidarias, sin posibilidad de ambigüedad
dado que no eran muchos, las abreviaciones más comunes son: Aulus (A), Gaius (C),
Gnaeus (Cn), Decimus (D), Kaeso (K), Lucius (L), Marcus (M), Mamercus (Mam), Manius
(M’), Numerius (N), Publius (P), Quintus (Q), Servius (Ser), Sextus (Sex), Spurius (Sp),
Titus (T), Tiberius (Ti). Los praenomina Primus, Secundus, Tertius, Quintus, Sextus,
Septimus, Octavius y Decimus tienen, en las lenguas neolatinas el obvio significado de
números ordinales y fueron, probablemente en origen, asignados según el orden de
nacimiento.

La importancia del praenomen disminuyó gradualmente con el progreso de la historia


romana y, a partir del siglo III d.C., es frecuentemente omitido también en los
epígrafes. La elección del praenomen por lo general estaba condicionado por las
tradiciones familiares: un nombre de pila podía transmitirse de padre a hijo, solo podía
transmitirse al primogénito o podía variar con cada generación. También notamos la
tendencia a considerar alguna praenomina como consecuencia de un cierto nomen
gentilicium. El nombre de pila solía usarse para dirigirse a una persona de forma
confidencial, sin embargo, hay casos de emperadores identificados principalmente por
su propio nombre, p. ej. Calígula, a menudo llamado Caio (Gaio) o Tiberio.

El “nomem gentilicium” (nombre gentilicio o más sencillamente, nombre o gentilicio):


era el nombre con el cual era identificada la “gens” (familia extendida, clan) a la que
pertenecía el individuo, de forma similar pero no idéntica a la utilización moderna de
los apellidos. Ejemplo de esto son Iulius, Claudius, Octavius, Cornelius, etc. derivados
de las correspondientes “gentes” de las que el individuo formaba parte,
respectivamente la gens Iulia, la gens Claudia, la gens Octavia, la gens Cornelia, y
aplicable a otras muchas “gentes”, Cassia, Sempronia, Domitia, Valeria, Fabia, etc. El
nomen era, obviamente, transmitido del padre al hijo, bien fuera varón o hembra.
También se debe destacar que con el paso del tiempo las cosas se fueron complicando
bastante, ya que con la obtención de la ciudadanía romana por parte de personas o de
familias enteras que provenían de diversos orígenes (esclavos, libertos, aliados, etc.) y
que no poseían una gens de procedencia, a menudo adquirieron, en el caso de los
esclavos, el nomen de su antiguo dueño, los extranjeros “naturalizados”, a veces,
latinizaron su sobrenombre o también utilizaron diversos objetos para darse un nuevo
nombre acorde a su estatus actual.

El “cognomen”: es el elemento caracterizador por excelencia en el sistema onomástico


romano. Nació como una especie de apodo derivado de características físicas, morales,
etc. del propio individuo, p. ej. Ahenobarbus, Enobarbo, “de la barba roja”; Crassus,
Craso, “gordo”; Secunda, Segunda, “nacida en segundo lugar”. En cuanto a los apodos
se denominaban “supernomina” y se distinguían en “agnomina” y “signa”. Los
agnomina se forman, por lo general, introduciendo el sobrenombre con fórmulas tipo
“qui et vocatur”, “cui nomen est”, “qui vocatur”, o simplemente añadiéndolo al final
del tria nomina junto al cognomen. Por su parte, los signa eran de dos tipos, el primero
utilizado más frecuentemente por la plebe y el segundo utilizado mayormente por la
clase aristocrática. El uso de los signa plebeyos se construía con la palabra “signo” más
el genitivo del sobrenombre, los de la tradición aristocrática se construían con el
agnomen terminado con desinencia en “-ius”.
El cognomen ya estaba ampliamente difundido durante el periodo arcaico de la
historia romana entre los individuos de la clase alta, p. ej. C. Marcius Coriolanus, Gaio
Marcio Coriolano, conquistador de la ciudad lazial de Corioli a principios del siglo V
a.C., este nombre se estableció en la familia, pasando de padre a hijo, con el objetivo
de definir con mayor precisión la rama noble, que es el núcleo familiar de pertenencia
en el interior de un mayor núcleo gentilicio, p. ej. los célebres Cornelii Scipiones,
pertenecientes a la gens Cornelia; por esta razón no era raro, entre la clase alta, la
atribución a un individuo de dos o más cognomina, el primero de los cuales indicaba la
rama familiar de pertenencia y el segundo que caracterizaba al individuo, p. ej. Lucius
Cornelius Scipio Barbatus, L. Cornelio Scipion Barbato, perteneciente a la gens
Cornelia, rama de los Scipiones, llamado Barbado porque solía llevar una larga barba.
Desde el siglo I a.C. el uso del cognomen se extendió gradualmente incluso en las
clases sociales inferiores, manteniéndose la costumbre de cambiar el cognomen de
padre en hijo. Cuando un romano entraba por adopción en una nueva familia, algo
frecuente debido a la escasez de hijos en muchas familias, su nombre tomaba el tria
nomina (nombre completo) de su padre adoptivo, además del nombre de la familia en
forma declinada (con sufijo en “-anus”), p. ej. Gaius Iulius Caesar Octavianus (Augusto),
nacido en la familia de Octavius, adoptado por Gaius Iulius Caesar; otro ejemplo:
Marcus Aemilius Lepidus Livianus (Princeps senatus durante el siglo I a.C.), nacido en la
familia de Livius, adoptado por Marcus Aemilius Lepidus.

Gaius Iulius Caesar Octavianus Augustus


Por cuanto concierne a las mujeres, no era una tradición en la cultura romana que ellas
poseyeran un praenomen a causa del originario rol de inferioridad y subordinación al
padre y al marido, sin embargo, existen atestiguadas algunas excepciones a nivel
epigráfico. La sociedad romana, no solía atribuir verdaderos nombres propios a las
mujeres, que eran designadas solo con el nombre propio gentilicio (nomen),
obviamente declinado en femenino, seguido por un adjetivo, en el caso frecuente de
omonimia entre mujeres que pertenecían a la misma gens (Maior y Minor si las
mujeres eran solamente dos; Prima, Secunda, Tertia, etc. si las mujeres eran más de
dos). Resulta del estudio de las inscripciones lapidarias que en los tiempos más
antiguos se usaba también la versión femenina de los praenomina y que los nombres
de las mujeres consistían, presumiblemente, en un praenomen y en un nomen seguido
de un patronímico, durante el periodo republicano las mujeres no usaron más el
praenomen, en efecto, sobre la existencia del praenomen femenino las opiniones son
diversas, algunos estudiosos sostienen que nunca existió, otros piensan que no podía
ser pronunciado por razones de pudor, según los defensores de esta hipótesis, los
romanos habrían heredado de los Sabinos una creencia que consideraba el praenomen
como una pate de la persona, por lo tanto, pronunciar el praenomen de una mujer
sería considerado un acto de intimidad absolutamente inaceptable, al margen de esta
disputa académica, está el hecho de que nombrar a una mujer era considerado un acto
socialmente irrespetuoso. Si era necesaria una posterior precisión, el nombre gentilicio
era seguido del genitivo del nombre del padre o, después del matrimonio, del marido,
como ejemplo ponemos a Cicerón cuando indica una mujer como “Annia P. Anni
senatoris filia” (Annia hija del senador P. Annius). Durante el periodo tardío de la
República, las mujeres adoptaron también la forma femenina del cognomen del padre,
p. ej. “Caecilia Metella Crassi, hija de Q. Caecilius Metellus y mujer de P. Licinius
Crassus”, este cognomen feminizado asume también la forma diminutiva, p. ej. la
mujer de Augusto, Livia Drusilla, era hija de M. Livius Drusus; otros ejemplos de
diminutivo femenino son Domitilla de Domitius, Faustina de Faustus, Livilla de Livius,
Lucilla de Lucius, Priscilla de Priscus, etc. Ejemplos de nombres femeninos son:

A. Aconia Paulina. Aelia Domitia Paulina. Aelia Flacilla. Aelia Paetina. Aemilia
Lepida. Agrippina. Alfidia. Alypia. Ancharia. Annia Aurelia Faustina. Annia
Faustina. Annia Fundania Faustina. Annia Galeria Faustina. Annia Lucilla.
Antistia. Antonia. Aquilina Severa. Arrecina Tertulla. Arria. Arria Fadilla. Atia.
Aurelia.
B. Baebiana. Bruttia Crispina. Caecilia Attica. Caecilia Metella. Caecilia Paulina.
C. Caesonia. Claudia. Claudia Antonia. Claudia Pulchra. Clodia. Cornelia. Cornelia
Supera. Crispina.
D. Didia Clara. Domitia. Domitia Longina. Domitia Lucilla. Domitia Paulina.
Domitilla. Drusilla. Dryantilla.
E. Euphemia. Eutropia.
F. Fabia. Fadia. Faltonia Betitia Proba. Fannia. Fausta. Faustina. Flavia Domitilla.
Fulvia.
G. Galla. Galla Placidia. Gnaea Seia Herennia Sallustia Barbia Orbiana. Gratidia.
H. Helena. Helvia. Herennia Etruscilla. Honoria. Hostia.
I. Iulia. Iulia Aquila Severa. Iulia Domma. Iulia Paula. Iunia Calvina. Iustina.

L. Leontia. Lepida. Licinia. Livia. Livia Drusilla. Livia Iulia. Livia Ocellina. Livia
Orestilla. Livilla. Livilla Claudia. Lollia Paulina. Lucilla.

M. Maecia Faustina. Magia. Magna Urbica. Manlia Scantilla. Marcella. Marcia.


Marcia Furnilla. Marciana. Mariniana. Matidia. Messalina. Minervina. Mucia.
Mummia Achaica. Munatia Plaucina.

O. Octavia. Orbiana. Otacilia Severa.

P. Paccia Marciana. Papianilla. Papiria. Paulina. Placidia. Plautia Urgunalilla.


Plautilla. Plotina. Pompeia. Pompeia Plotina. Popillia. Poppaea. Poppaea Sabina.
Porcia. Prisca. Pulcheria.

S. Sabina. Salonina. Salonina Matidia. Sempronia. Servilia. Severa. Severina. Statilia


Messalina. Sulpicia.

T. Terentia. Titiana. Tranquillina. Tullia. Turia.

U. Ulpia. Ulpia Marciana. Urgulania. Urgunalla.

V. Valeria Galeria. Valeria Messalina. Verina. Vibia Matina. Vibia Sabina. Violentilla.
Vipsania. Vipsania Agrippina. Vistilia.

TRIBU

Puesto que el tradicionalismo instalado en la cultura romana asignaba al propietario de


tierras un lugar esencial entre los valores fundamentales de la sociedad, los
ciudadanos romanos eran inscritos en las circunscripciones electorales (tribus) en
relación con el lugar donde detentaban la mayor extensión de propiedad de terrenos,
prescindiendo de su lugar efectivo de residencia. Los individuos libres de sexo
masculino y mayores de edad, pertenecientes a familias residentes en Roma pero con
propiedades cercanas a otras ciudades de Italia o de las provincias, eran inscritos en
los registros de la tribu rústica asignada al centro correspondiente. Los que no poseían
terrenos (la mayor parte de la población residente en Roma), mayores de edad, de
condición libre y de sexo masculino, eran por el mismo motivo, inscritos en una de las
cuatro tribus urbanas. El dato de pertenencia a la tribu rústica manifestaba
públicamente el logro del estatus de ciudadano romano así como la posesión de un
cierto bienestar económico derivado de la explotación agrícola de su tierra; la inclusión
de la tribu rústica de pertenencia en la fórmula onomástica se había convertido en
costumbre desde el periodo republicano, usualmente abreviado a las tres primeras
letras e insertado entre la fórmula de filiación y el cognomen. La inscripción en la tribu
urbana era, por el contrario, percibida como motivo de infamia, en los epígrafes latinos
relativos a los libertos (ex esclavos que en el acto de la manumisión recibían también la
ciudadanía romana), por norma inscritos en una de las tribus urbanas a causa de la
falta de posesiones agrícolas, la mención de la tribu era generalmente omitida a nivel
epigráfico. Las mujeres, excluidas del derecho al voto, no eran registradas en las listas
de las tribus, por esta razón no se encuentran menciones de una tribu en asociación a
individuos de sexo femenino. En el año 242 a.C. el número de tribus fue fijado en 35:

Aemilia. Aniensis. Arniensis. Camilia. Claudia. Clustumina. Cristina. Cornelia. Esquilina.


Fabia. Falerna. Galeria. Horatia. Lemonia. Maecia. Oufentina. Palatina. Papiria. Poblilia.
Pollia. Pomptina. Quirina. Romilia. Sabatia. Scaptia. Sergia. Stellatina. Succussana o
Suburana. Teretina. Tromentina. Velina. Voltinia. Veturia.

Mientras Roma continuaba conquistando territorios fuera de la Península Itálica,


fueron introducidos muchos nombres extranjeros, ex soldados auxiliares y otras
categorías que tenían el derecho a la ciudadanía romana podían, y con frecuencia lo
hacían, conservar al menos una parte de su nombre original. Un buen número de estos
nombres son de origen griego, mientras que el resto proceden de todas las regiones
bajo el dominio romano, los soldados auxiliares que no eran ciudadanos romanos
pero, habiendo adquirido ese derecho, a menudo adoptaron el nombre de su
emperador, añadiendo su nombre original como cognomen. Algunos ejemplos de
nombres extranjeros son:

Amandio, Antigonus, Antiochus, Antius, Apollonius, Apthorus, Artemidorus, Autobulus,


Bocchus, Caecina, Chilo, Cosmus, Diodotus, Diogenes, Diotimus, Epicydes, Glycon,
Heraclides, Hicesius, Isidorus, Micon, Mithridates, Narcissus, Nicander, Nicias,
Nicoteles, Orthrus, Paetas, Parmenion, Philadelphus, Plocamus, Pyramus, Pythion,
Raphael, Sophus, Soterides, Tarautas, Thalamus, Theodorus, Theodotus, Trophimus,
Vassus, Vespillo.

ULTERIORES ELEMENTOS Y EJEMPLOS

Inicialmente praenomen y nomen constituían el nombre completo del romano y eran


seguidos del patronímico o indicación de la paternidad (a diferencia de los etruscos, los
romanos no contemplaban el matronímico), el patronímico consistía en la palabra
latina “filius/filia” (hijo/hija), abreviada en F “f.” precedida de la abreviación del
praenomen paterno, naturalmente, en modo genitivo. El patronímico estaba precisado
después del nomen gentilicium y antes del de la tribu, o, en ausencia de esta, del
cognomen. En el caso de personas de origen noble el patronímico podía estar seguido
de la indicación del nombre del abuelo paterno o de antepasados más antiguos, era
posible indicar al abuelo con la palabra “nepos” (sobrino) abreviado como “n.”,
ejemplo:

C. F. L. N. SEX. PRON.

C(aio) f(ilius) L(uci) n(epos) Sex(ti) pron(epos)

“hijo de Gaio, sobrino de Lucio, pronieto de Sexto”.

Hacia mediados del periodo republicano se adjunta al patronímico la indicación


abreviada de la tribu en la cual la persona estaba registrada, no se sabe cuándo esta
indicación se convierte en parte oficial del nombre.

EJEMPLOS DE ONOMASTICA COMPLETA

Seguidamente vamos a dar algunos ejemplos de nombre completo tanto masculino


como femenino así como un ejemplo completo de titulatura imperial:

Ejemplo 1.

CIL, VI 32932: (Mausoleo de Lucilio Peto, Roma)

V(ivus); M(arcus) Lucilius M(arci) f(ilius) Sca(ptia) Paetus, trib(unus) milit(um),


praef(ectus) fabr(um) praef(ectus) equit(um); Lucilia M(arci) f(ilia) Polla , soror.

“Vivo; Marco Lucilio, hijo de Marco, de la tribu Scaptia, Peto, tribuno militar, prefecto
de ingeniería militar, prefecto de la caballería; Lucilia, hija de Marco, Polla, hermana”.

Nota: la palabra “Polla” procede del adj. “paullus” y tiene el significado de “pequeña”,
lo que podría indicar que Lucilia era la hermana menor de Paetus (Paetus, es el
cognomen de Marco Lucilio y significa “tuerto”).

Inscripción de Marco Lucilio Peto


Mausoleo de Marco Lucilio Peto (Roma)

Ejemplo 2.

CIL, VI 31584: (Mausoleo de Cecilia Metella, Roma)

Caeciliae Q(uinti) Cretici f(iliae) Metellae Crassi (scil. uxori).

“A Cecilia hija de Quinto Cretico Metella, de Craso (mujer).

Inscripción del Mausoleo de Cecilia Metella (Roma)


El Mausoleo de Cecilia Metella por Oswald Achenbach

Ejemplo 3.

IMP NERO CAESAR AVGVSTVS DIVI CLAVDI F GERMANICI CAESARIS N TIB CAESARIS
AVG PRON DIVI AVG ABN PONTIF MAX TRIB POTEST XII IMP X COS IIII PP

IMP: Imperator (título de los emperadores romanos desde Augusto).

NERO: cognomen de la gens Claudia a la que pertenecía Nerón.

CAESAR: cognomen de la gens Iulia, convertida desde el reinado de Tiberio en la gens


imperial.

AVGVSTVS: título dado a Augusto en el año 27 a.C. confiere a su portador un carácter


sagrado y será llevado por todos los emperadores

DIVI CLAVDI F: Divi Clavdi Filius, o hijo del Divino Claudio, indica la adopción de Nerón
por parte del emperador Claudio, ya muerto y divinizado.

GERMANICI CAESARIS N: Germanici Caesaris Nepos, Nerón era el sobrino de


Germanicus Caesar, es decir, del emperador Calígula.

TIB CAESARIS AVG PRON: Caesaris Tiberii Augusti Pronepos, Nerón es también el
bisnieto del emperador Tiberio.
DIVI AVG ABN: Divi Augusti Abnepos, Nerón es el tatara-tatara nieto de Augusto.

PONTIF MAX: Pontifex Maximus, el sumo sacerdote de Roma, desde Julio César, que
fue Pontifex Maximus y también Augusto, todos los emperadores fueron Pontifex
Maximus.

TRIB POTEST XII: Tribunicia Potestate XII, revestido con el poder tribunicio a la 12ª vez,
este poder tribunicio los hacía sagrados e inviolables, no se podía poner las manos
sobre ellos.

IMP X: Imperator aclamado 10 veces por sus tropas.

COS IIII: cónsul por cuarta vez.

PP: Pater Patriae, título otorgado a todos los emperadores desde Augusto, con algunas
excepciones.

Nerón

GRAFFITI
En términos arqueológicos, el graffiti es una marca, imagen o escritura rayada,
grabada, o pintada, en una superficie, se han encontrado numerosos ejemplos en
diversos lugares del Imperio Romano, incluyendo tabernas, casas y prostíbulos, así
como también en alfarería de la época. En muchas paredes de la antigua Pompeya se
han hallado numerosos graffiti bien conservados por la capa de ceniza y lapilli creada
por la erupción del monte Vesubio en el año 79 d.C., estos graffiti son una fuente
importante y valiosa de información en todos aquellos aspectos de los cuales los
autores antiguos no nos hablan, p. ej. los precios de los alimentos, las prostitutas, el
alquiler de una tienda, la composición étnica de la población, los idiomas hablados y el
conocimiento de los poetas y sus obras literarias, el origen de los siervos y esclavos, el
humor y el sarcasmo sobre los eventos contingentes de la vida cotidiana, nombres de
personas, insultos y blasfemias dirigidas a enemigos y oponentes, alabanzas e
invocaciones amorosas dirigidas a amantes o gladiadores, cálculos y recuentos, dibujos
infantiles o caricaturescos de personajes, gladiadores, obscenidades, cuadrúpedos,
barcos, preparativos militares etc.

Graffiti pintado en la Via dell´Abondanza (Pompeya)

En muchos casos, el graffiti tiende hacia lo grosero, como una línea de texto grabada
en la Basílica de Pompeya que dice “Lucila ganó dinero de su cuerpo”, imágenes
fálicas, así como imágenes eróticas. Estudiar los graffiti que quedaron de época
romana puede dar una mejor comprensión de la vida cotidiana y las actitudes de los
antiguos romanos, con conclusiones acerca de cómo hablaban, donde pasaban su
tiempo, como interactuaban con esos espacios, así como otros variados aspectos de su
vida diaria. Las inscripciones abarcan gran variedad de temas, desde poemas,
publicidad, declaraciones públicas, saludos etc. Hay dos tipos de graffiti: inscripciones
pintadas “tituli picti”, generalmente avisos públicos, reclamos electorales, etc. e
inscripciones grabadas “tituli scarifati”, generalmente constituidos por mensajes
espontáneos. Más de 11.000 muestras de graffiti han sido descubiertas en las
excavaciones de Pompeya, estos graffiti vienen siendo estudiados desde el siglo XIX y
siguen siendo la mejor evidencia del más del 90% de graffiti grabados en la ciudad que
no han sobrevivido a los elementos.

Graffiti con escena de gladiadores (Pompeya). CIL IV, 10237

Las técnicas típicas al estudiar el graffiti incluyen dibujar cada inscripción y tomar
fotografías si se requiere atención especial, cuando sólo una sombra de los grabados
es visible a simple vista, se necesitan otros métodos de observación para descifrar los
grabados. Utilizando la función de perfil láser 3D para analizar la rugosidad de una
superficie, los arqueólogos han podido determinar las herramientas utilizadas en el
grabado, esta técnica se fusionó con fotografías tomadas con luz oblicua, diferentes
condiciones de iluminación y los resultados de los dispositivos de detección
electrostática han aumentado la legibilidad de las inscripciones legibles. Seguidamente
vamos a exponer algunos casos interesantes y variados de graffiti.

GRAFFITI DE LA CASA DE MAIUS CASTRICIUS

Esta residencia doméstica muestra que el graffiti antiguo no se limitaba


exclusivamente a la esfera pública, el lugar, descubierto en la década de 1960, se ha
visto beneficiado de los esfuerzos de preservación quedando las muestras de
preservación quedando las muestras de graffiti en su contexto original siendo, además
legibles. Hay una característica única de once graffiti que contienen numerosas
muestras de poesía, en su mayor parte los poemas se organizan verticalmente y
respetan el espacio de los demás. Esta mezcla de trabajo original y frases comunes no
es un grupo misceláneo debido a la calidad y composición, sino que parece, más bien,
que se ha formado una conversación. Un pasaje de la escalera dice:

vasia quae rapui, quaeris formosa puella hermosa chica, buscas los besos que robé

accipe quae rapui non ego solus; ama recibe lo que no estaba solo tomando, amor
quisquis amat valeat quien ama, que le vaya bien.

Graffiti poético de la Casa de Maius Castricius (Pompeya)

GRAFFITI DEL EXTERIOR DE LA TIENDA DE FABIUS ULULITREMULUS

El presente ejemplo demuestra una familiaridad con Virgilio y el verso hexámetro, en


el marco de la puerta de la tienda, cerca de las imágenes de Eneas y Rómulo, se halla
escrito

fullones ululamque cano, canto de lavandero y búho

no arma virumque no de armas ni hombre

parafraseando al comienzo del canto I de la Eneida (las fullonicas en la antigua Roma


eran negocios de lavandería, el negocio de Fabius Ululitremulus, y el búho, símbolo de
Atenea, la protectora de los lavanderos). Mary Beard señala que existen más de
cincuenta ejemplos de graffiti en Pompeya que hacer referencia a Virgilio, pero estas
referencias mayoritariamente se refieren a las primeras líneas de los cantos I y II de la
Eneida.

DIÁLOGOS

A menudo, el graffiti está destinado a ser visto y se espera, también, que sea leído. Se
forma un diálogo entre el lector y la inscripción que puede ser simple, ya que habla a
los lectores en una forma directa como “si alguien se sienta aquí, déjalo que lea esto
antes que cualquier otra cosa” o “el que escribe esto está enamorado…. y yo que lo leo
soy un idiota”. También hay diálogos donde un pasaje responde a otro, estas
respuestas toman la forma de saludos, insultos, oraciones, etc.

Successus textor amat coponiaes ancilla

nomine Hiredem quae quidem illum

non curat sed ille rogat illa comiseretur

scribit rivales vale


“Successus el tejedor está enamorado de la esclava del posadero, cuyo nombre es Iris.
A ella no le importa para nada, pero él le pide que se apiade de él. Un rival escribió
esto”.

JUEGOS Y ACERTIJOS

Los cuadros de palabras (cuadros mágicos) y los acertijos también son formas comunes
de la cultura del graffiti, estos muestran un nivel de agilidad mental y flexibilidad en el
lenguaje.

NIÑOS

Algunos ejemplos de alfabetos escritos a mano son graffiti comunes en Pompeya y


podrían ser evidencia de niños practicando con el alfabeto, esto se ha prestado a la
interpretación de que los niños fueron responsables, en gran parte, de los graffiti, sin
embargo, el nivel del lenguaje contenido en las inscripciones y su ubicación
contradicen esta postura.

Escribiendo alrededor del año 100 a.C. Plutarco se refirió sobre el graffiti: “No hay
nada escrito en ellos que sea útil o placentero; solo fulano recuerda “fulano de tal y
tal”, y le desea lo mejor, y “es lo mejor de sus amigos”, y muchas cosas llenas de
ridiculez”. Sin embargo, los estudiosos modernos han encontrado elementos para
estudiar y disfrutar en el arte visual y en la intertextualidad del graffiti romano. Más
que simplemente texto y pensamiento, el graffiti romano da una idea del espacio y de
cómo las personas interactuaban dentro de él, el estudio de la motivación detrás de
estos textos revela una tendencia para que el graffiti se ubique donde las personas
pasan el tiempo y lo pasan más frecuentemente a medida que se mueven a través de
ese espacio. Los lugares comunes para el graffiti son las escaleras, el peristilo central y
el vestíbulo, aunque pueden aparecer en muchos otros lugares, se ha dicho que el uso
del graffiti por los romanos es muy diferente de las tendencias desfiguradas de la
época moderna, más caótica e invasiva, con el texto mezclándose en las paredes y las
habitaciones respetando los frescos y la decoración con el uso de las letras minúsculas,
de esta forma, el entorno influye en el graffiti por tema y organización, y el graffiti a su
vez cambia e influye en el entorno. Como hemos señalado anteriormente, el graffiti da
numerosos testimonios de episodios específicos de la época; en la Casa de los
Dioscuros hay un graffiti que hace referencia a una violenta refriega entre los
habitantes de Pompeya y los de Nuceria Alfaterna ocurrido en el año 59 d.C. en el
anfiteatro de Pompeya, durante un espectáculo de gladiadores, en la Casa nº 1323 de
Pompeya, existe una pintura mural que hace referencia a este episodio el cual costó a
los pompeyanos el cierre del anfiteatro durante diez años, en este graffiti se lee:

CIL IV, 01293: Campani Victoria cum nucerinis peristis. “Oh Campanos sois muertos
junto a los Nucerios en esta victoria”.

Tampoco faltan las referencias a los gladiadores:

CIL IV, 04353: Cresce(n)s retia(rius) puparum nocturnarum mat[3]ar[3]abiarum ser


atinus medicus”. “El reciario Crescens, el doctor de las muchachas de la noche, de la
mañana y de todo el resto”

mientras en una de las columnas del peristilo de la Casa del Laberinto están
representados dos gladiadores y sus respectivos graffiti, donde se lee:

CIL IV 01422: Asteropaeus/Ner(onianus) CVII (pugnarum)/ V(icit)//


Oceneanus/l(ibertus?) VI (pugnarum)/m(issus). “Asteropeo el neroniano, 107 victorias,
el vencedor, Oceneano, liberto (¿), 6 victorias, indulto”.

En la Casa del Criptopórtico otra pintada representa a un perro y a un burro, mientras


que en la pared norte del atrio de la Villa de los Misterios aparece un graffiti donde es
visible la figura de un hombre que lleva en la cabeza una corona de laurel y una
inscripción que dice:

CIL IV, 09226: Rufus est -“es Rufus”-.


GRAFFITI ERÓTICOS

El descubrimiento de numerosos objetos o reproducciones de naturaleza sexual en el


sitio arqueológico llevaron al convencimiento de que el sexo fuese la actividad
preferida de los habitantes de Pompeya, convicción reforzada por la definición del
poeta Marcial que la define como “ciudad predilecta de Venus” (Marcial, Epigramas,
Libro IV, 44). Cerca de 120 son los graffiti encontrados en las “cellae meretriciae” del
lupanar próximo a las Termas Stabianas, en los cuales son ilustrados o descritos
muchos aspectos de la prostitución en Pompeya. En una inscripción hay una referencia
a una hermosa y refinada imitadora (mima) llamada Novellia Primigenia, que cautivó,
de diversas maneras, a muchos corazones:

CIL IV, 10241: Primigeniae/Nucer(inae) sal(utem)/vellem essem gemma (h)ora non


amplius una/ut tibi signanti oscula missa darem. “Salve, Primigenia nocerina, por no
más de una hora querría ser la gema (del anillo) mientras humedeces con la boca para
imprimir el sello”.

De la bella nocerina, dotada de fascinación y sensualidad, se habla también en otro


graffiti:

CIL IV, 08356: Nuceria quaeres ad Porta Romana/in Vico Venerio


Novelliam/Primigeniam. “En Nocera, cerca de Puerta Romana, en el barrio de Venus,
pregunta por Novellia Primigenia”.

Otros graffiti hallados en las paredes de los burdeles de Pompeya ilustran de forma
muy explícita el lenguaje empleado al referirse a estos lugares:

CIL IV, 2175: Hic ego puellas multas futui. “Aquí me jodí muchas chicas”.

CIL IV, 2246: Hic ego, cum veni, futui, deinde redei domun”. “Aquí yo, después de mi
llegada, he jodido, después he regresado a casa”.
CIL IV, 2217: Fututa sum hic. “Aquí soy jodida”.

CIL IV, 2273: Myrtis, bene felas. “Myrtis, chupas bien”.

CIL IV, 1516: Hic ego non futui formosam puellam laudatam a multis, sed lutus intus
erat. “Aquí acabo de joder a una chica bien formada alabada por muchos, pero por
dentro está embarrada”.

La mayoría de los burdeles (en Pompeya se han identificado varias decenas de ellos)
eran una especie de pequeñas empresas en las que el dueño ponía a trabajar a varias
esclavas como prostitutas, también obtenía ingresos adicionales con el alquiler de la
“cella meretricia” a mujeres libres.

Cella meretricia

La naturaleza del lugar era anunciada al exterior de maneras muy explícitas:


Un falo y el texto “HIC. HABITAT FELICITAS”, “Aquí habita la felicidad”.

Cuatro falos y un juego de dados.

Las Tres Gracias junto a una mujer de mayor edad y el texto: ad sorores IIII, “de las
cuatro hermanas”.

Una manera muy usada para atraer a los clientes por parte de las prostitutas era la de
ofrecer los propios “encantos” frente a la calle, ofrecerse desnudas o con un vestido
transparente, desde una ventana, a la vista de quienes pasaban. A veces atraían la
atención con invitaciones e incluso aullidos, en la antigua Roma las prostitutas eran
popularmente conocidas como “lupae” –lobas- de ahí la palabra lupanar.

El graffiti pompeyano, por su simplicidad, proporciona una visión interesante de la vida


del momento y resume los deseos, intereses, vida sexual y diversos aspectos de la vida
cotidiana. Poder ver las palabras escritas por una persona, que de otro modo sería
totalmente olvidada, es uno de los aspectos fascinantes de Pompeya, estos graffiti
generalmente están escritos en latín vulgar y brindan mucha información a los
lingüistas, como el nivel de alfabetización de la población, ya que hay muchos errores
ortográficos o gramaticales en estos textos, es gracias a la presencia de estos errores
que los graffiti proporcionan pistas sobre la forma en que los hablantes pronunciaban
el latín.
Uno de los lupanares de Pompeya

EPIGRAFÍA LATINA PALEOCRISTIANA


Las primeras inscripciones cristianas son los restos epigráficos del cristianismo
primitivo, definiéndose como cristiana a una inscripción que contiene un signo
evidente de la cristiandad desde sus comienzos hasta el siglo V, asumiendo caracteres
únicos y especiales (escritura, referencias a la resurrección, citas, imágenes bíblicas,
etc.), solo a partir del siglo V la epigrafía cristiana asume caracteres propios respecto a
la no cristiana, expresadas en fórmulas religiosas, onomásticas específicas y fechas de
fallecimiento. Constituyen una valiosa fuente de información con respecto al
desarrollo del pensamiento y la vida de los cristianos durante los cinco primeros siglos
de la existencia de esta religión. Los tipos principales de inscripciones son:
inscripciones sepulcrales, registros epigráficos e inscripciones sobre la vida privada.

Los materiales sobre los que se escribieron las primeras inscripciones cristianas eran
los mismos que los utilizados para otras inscripciones en la antigüedad, para las
inscripciones sepulcrales y registros epigráficos, el material más comúnmente utilizado
fue la piedra de diferentes tipos, bien local o importada, destacando principalmente el
mármol, en su mayoría blanco, pero también el granito gris, alabastro y mármoles de
colores, con diferentes espesores según la naturaleza del objeto: para las “formas” que
tenían que soportar el peso de las personas se usaron preferentemente piezas gruesas,
la piedra se utilizó preferentemente para los cementerios al aire libre, el uso del metal
fue menos común, además de estos materiales también se usaron mosaicos, tejas y
otros materiales pero con mucha menor frecuencia. Los objetos utilizados como
soportes eran, así mismo, variados, tales como anillos, gemas, sellos, fíbulas, peinetas,
agujas, vasos, platos, lámparas, recipientes de diferentes tipos, placas, collares,
pectorales, amuletos, objetos de vidrio, ladrillos, ánforas, tejas, etc. Cuando la
inscripción se graba correctamente en la piedra, se la denomina “titulus” o “mármol”;
si simplemente se rascó la piedra se denomina graffito (pl. graffiti), una inscripción
pintada se llama “dipinto” y una inscripción hecha en mosaico, como los encontrados
en el norte de África, España y en la parte oriental del Imperio Romano, se denomina
“opus musivum”. Era una práctica común en el mundo greco-romano hacer uso de
losas ya inscritas, es decir, tomar el reverso de una losa ya utilizada previamente como
soporte de una inscripción, y realizar en ella una inscripción cristiana, este tipo de losas
se denomina “opistógrafo”. La forma de las inscripciones cristianas no difiere de las
inscripciones no cristianas que fueron contemporáneas con ellas, excepto cuando son
de naturaleza sepulcral, y solo en el caso de los “tituli” de las catacumbas. Las formas
de las inscripciones sepulcrales en soporte de piedra difieren en el occidente latino y
en el oriente griego, la forma más común en el oriente era la estela erguida (gr. stéle,
bloque o losa de piedra) frecuentemente adornada con un filete o una moldura
curvada que sobresalía; en occidente, a menudo se usaba una losa para cerrar la
tumba, por lo tanto, la mayoría de las tumbas (loculi) en las catacumbas se cerraron
con losas finas y rectangulares de terracota o mármol, las tumbas llamadas arcosolia
estaban cubiertas con losas pesadas y planas, mientras que en los sarcófagos, un panel
(tabula) o un disco se reservaba con frecuencia en la pared frontal para contener una
inscripción.

Loculi de la catacumba de San Giovanni (Siracusa)


Arcosolia

Los caracteres usados para realizar las inscripciones se clasifican por su apariencia
individual y, por lo general, en tres tipos diferentes:

a. Capital: clasificada en cuadrada (capitalis quadrata), lapidaria y monumental


(capitalis monumentalis), por el módulo cuadrado en el que se puede inscribir
la letra, dividida después en Prisciliana, Istria y Filocaliana. Este tipo de letra era
habitual desde el tiempo de Augusto y que, desde el siglo IV en adelante, fue
reemplazada por la escritura uncial.
b. Uncial: redondeada.
c. Cursiva: una simplificación del tipo capital y generalmente confinada a los
graffiti. Muchos graffiti cristianos se conservan en las catacumbas y en varios
monumentos cristianos primitivos, siendo muchos de ellos realizados por
visitantes de los sepulcros o lugares de veneración.

La mayoría de las primeras inscripciones cristianas, vistas desde un punto de vista


técnico y paleográfico, dan evidencias de una decadencia artística, esto se aplica
especialmente a los título de las catacumbas, que son, por regla general, menos
finamente ejecutados que el trabajo no cristiano para el mismo periodo de tiempo.
Una notable excepción es la constituida por las “letras Damasianas” introducidas por
Furio Dionisio Filocalus, el calígrafo del Papa Dámaso I (305-384), las otras formas de
letras no variaban esencialmente de las empleadas por los romanos no cristianos. El
texto de los epígrafes a veces se abrevia mediante signos y abreviaturas, en cualquier
fecha temprana, las abreviaturas cristianas eran las mismas que las utilizadas en las
inscripciones latinas no cristianas, una de las más comunes era D.M. (Diis Manibus),
esta expresión dedicatoria funeraria, presumiblemente, perdió su significado religioso
original y se convirtió en una fórmula convencional tal y como la utilizaron los primeros
cristianos. Las abreviaturas se crearon para ganar espacio y tiempo, y se realizaban por
suspensión, transcribiendo la primera letra de la palabra (con una barra transversal) o
por contracción, esto es, eliminando algunas letras. Existen también abreviaturas de
contacto o asimilación de elementos, llamados “enlaces” o “nexos” (ligaduras), de los
cuales podría derivar el monograma, distinto de los primeros tipos epigráficos, como el
monograma simple (con las letras alrededor o dentro de las letras fundamentales), un
segundo tipo, con letras entrelazadas como si fueran acrónimos; una forma muy
común es el monograma de Cristo con sus diferentes variantes (monograma de
Constantino y Eusebio o “crismón”), monogramas de la cruz, monograma con dos
nombres, monograma con el nombre de Jesús).

Crismón. Catacumba de Priscilla (Roma)

Otra forma de abreviatura utilizada fue la “psefia”, que es un criptograma que expresa
el mismo concepto de la palabra pero a través de números, si dos palabras tienen el
mismo valor numérico, se llaman “isopséficas”. El latín es el idioma más utilizado en las
inscripciones paleocristianas, pero en el oriente el griego se utilizó comúnmente. En
muchas inscripciones los lapicidas no poseían un buen dominio del idioma escrito por
lo que se encuentran con frecuencia alteraciones fonéticas y morfológicas como “e”
por “ae”, “b” por “v”, “m” por “n”, “s” por “x”, también aparecen omisiones de letras o
sílabas (haplographia). Los acentos son muy raros, sobre las vocales largas (apex) o
sobre las consonantes para indicar duplicación (sicilicus), muchas inscripciones se
confundían por el uso de escribir latín en letras griegas y griego en letras latinas. La
puntuación nace para distinguir las palabras muy juntas, como en el caso de la
epigrafía latina no cristiana: punto redondo, triangular, cuadrado, hoja de hiedra
(hedera), palmeta, cruz, pequeña flecha o letras del alfabeto. La mayoría de las veces,
las fechas de las inscripciones cristianas deben juzgarse a partir del contexto, pero
cuando se dan las fechas, aparecen en la notación consular romana, es decir,
nombrando a los dos cónsules que ocupaban el cargo ese año. El método de cálculo
cronológico varió en diferentes países, la actual cronología dionisíaca (a.C./d.C.) no
aparece en las primeras inscripciones cristianas.
INSCRIPCIONES FUNERARIAS

Una inscripción es la resultante de dos o más núcleos conceptuales, cada expresión


epigráfica se denomina fórmula, es decir, un concepto declarado en una particular
manera con carácter estilístico dotado de una indicación cronológica. Como los
romanos, también los cristianos utilizaban la denominada tria nomina (praenomen,
nomen y cognomen) pero muchas inscripciones contienen un nombre único, desde el
final del siglo II, las fórmulas se ampliaron mediante la adición de los apellidos y la
fecha del entierro, no está atestiguada una onomástica típicamente cristiana hasta el
siglo IV, tanto es así que solo se reportan nombres paganos hasta el final de la época
tardía. Los nombres cristianos surgieron con la costumbre de bautizar a los niños con
nombres de adopción, a veces relacionados con nombres originales a través de un
nexo.

Inscripción funeraria de Nicella, ss. III-IV d.C.

En los siglos III y IV, el texto de los epitafios se amplió con la edad del difunto, a veces
completada por el número de meses y días y algunas veces (para los niños) de
fracciones de horas, indicadas con la fórmula “plus minus”, siglada P.M. u otras
fórmulas, otras veces se indicaba el año de nacimiento, de matrimonio o de viudedaz.
´

Símbolos paleocristianos, ancla, pez y crismón (catacumba de San Sebastiano, Roma)

Además, encontramos títulos de mérito, como “martyr” y “confessor”; otros litúrgicos,


honoríficos o cultuales (“sanctus”, “beatus”), para estos detalles, cada una de las
provincias que componían el Imperio Romano tenían sus propias expresiones,
contracciones y aclamaciones distintivas del tipo “en Dios” o “en paz”. Muchas de las
primeras inscripciones sepulcrales cristianas proporcionan información sobre el
desarrollo original de la jerarquía eclesiástica, así p. ej. desde los primeros tiempos
encontramos en ellas todos los grados jerárquicos desde el portero (ostiarius) y el
lector, hasta el Pontífice (pontifex), una serie de epitafios de los primeros pontífices
(Pontiano, Anterus, Fabianus, Cornelius, Eutychianus, Caius) fueron encontrados en la
llamada “Cripta Papal” en la catacumba de San Calixto, en la Via Appia Antica,
redescubierta por Giovanni Battista de Rossi (1822-1894) (pionero de la arqueología
cristiana y uno de los editores principales del Vol. VI del Corpus Inscriptionum
Latinarum) junto con Alexander de Richemont.

Giovanni Battista de Rossi


Cripta Papal (catacumba de San Calixto, Roma)

En las inscripciones se hace mención frecuente a diáconos, subdiáconos, exorcistas,


lectores, acólitos, “fossores” o sepultureros (también excavadores de las catacumbas),
incluso niños. Los epitafios de mártires y tituli que mencionan a los mártires, no se
encuentran con la frecuencia que cabría esperar, especialmente en las catacumbas
romanas, es posible que, durante los periodos de persecución, los cristianos tuvieran
que dar sepultura secreta a los restos de sus mártires.

Jesús y Lázaro, epígrafe catacumbal

Las indicaciones de la muerte pueden ser o fórmulas de pasaje o fórmulas de


introducción, en el primer caso, un elemento propiamente cristiano, donde se ve el
término “dies natalis” como la fecha de la muerte y no como la fecha del nacimiento
terrenal; en el segundo caso, está presente el sentido de “depositio” (“in pace”), o sea,
de custodia temporal, con lo que se indica particularmente el día de la muerte, y las
semanas y el día transcurridos para la sepultura. El calendario utilizado era el mismo
que el del mundo romano en general, es decir, el calendario juliano, el modo de
numeración eran las cifras romanas para los latinos y las letras del alfabeto griego para
los cristianos orientales, con algunas excepciones como IIII en lugar de IV.

Se hizo un gran uso del simbolismo, así, la cruz abierta se encuentra en los epitafios de
las catacumbas ya en el siglo II, y desde el siglo III al VI la cruz monogramática en sus
diversas formas aparece ya como un elemento habitual de los epitafios. Los emblemas
crípticos del cristianismo primitivo también se usan: el pez (Cristo), el ancla
(esperanza), la palma (victoria) y la representación del alma en el otro mundo como
una figura femenina con los brazos extendidos en actitud de oración (orans). A partir
del siglo IV después de que la Iglesia ganó la hegemonía dentro del Imperio Romano, el
lenguaje de los epitafios se volvió más franco y abierto, se hizo hincapié en una vida de
acuerdo con los dictados de la fe cristiana, y las oraciones por los muertos, muy
similares a las aclamaciones (que perdieron el sentido lúgubre que tenían en el mundo
pagano transformándose en augurios, los augurios de paz, no solamente referidos al
sepulcro –domus aeternalis-), las aclamaciones de la vida en Cristo, se agregaron a la
inscripción, las oraciones inscritas desde el principio en las losas sepulcrales
reproducen, en gran medida, la liturgia primitiva del servicio fúnebre, implicando a los
difuntos, la paz eterna y un lugar de refrigerio (refrigerium), invitando a la fiesta del
amor celestial (agape) simbolizado por una paloma y deseando a los difuntos el rápido
disfrute de la luz del Paraíso y la comunicación con Dios y los santos, el epitafio repite
la doxología al final, y agrega la petición del escriba: “Oh, Salvador, da también paz al
escriba”.

Estela funeraria de Licinia Amias (Roma) siglo III d.C.

Otro repertorio valioso proporcionado por las inscripciones se encuentra en los


contenidos dogmáticos tales como el monoteísmo, la presencia real de Cristo en la
Eucaristía y la resurrección. Entre las oraciones también destacan las del difunto a los
vivos y al Señor que atestiguan la continuidad de la vida después de la muerte, las de
los vivos en su propio beneficio, de las cuales se conservan muchas dejadas en forma
de graffiti por los peregrinos; sacramentos, bautismo y confirmación, además de ritos
de iniciación y expresiones a menudo veladas (disciplina arcani) así como las
invocaciones de intersección o intervención conforman muchos de los contenidos de
las fórmulas epigráficas paleocristianas. Sin embargo, no es prudente sobreestimar la
importancia de estas evidencias, ya que son siempre elementos incidentales en las
inscripciones sepulcrales, todas las cuales fueron eminentemente escatológicas en su
propósito. Cuando la posición segura de la Iglesia aseguró una mayor libertad de
expresión, la parte no religiosa de las inscripciones sepulcrales también se amplió,
sobre todo con el desarrollo del culto a los mártires.

Pedro y Pablo, apóstoles, siglo IV d.C.

En Europa occidental, pero también en el oriente, no era inusual observar, tanto en las
catacumbas como en los cementerios de la superficie, la compra o el regalo de la
tumba, las fórmulas minatoriales (amenazantes) tradicionales contra la profanación de
la tumba o su uso ilegal como lugar de una posterior sepultura, también fueron
utilizadas en el ámbito cristiano.

ANEXOS
I.CORPUS INSCRIPTIONUM LATINARUM (CIL)

El Corpus Inscriptionum Latinarum es una recopilación exhaustiva de inscripciones


latinas y, algunas griegas, del mundo romano. Representa la fuente que proporciona
autoridad en la documentación de la epigrafía legada por la Antigüedad clásica, al
acoger todo tipo de inscripciones públicas y privadas, arroja luz sobre todos los
aspectos de la vida y la historia de Roma. El CIL recoge todo tipo de inscripciones
latinas de todo el territorio del Imperio Romano, ordenándolas geográfica y
sistemáticamente, los primeros volúmenes (el primero apareció en 1853) recopilaron y
publicaron versiones autorizadas de todas las inscripciones previamente publicadas,
siendo actualizado con nuevas ediciones y suplementos. En 1847 se creó un comité en
Berlín para organizar y publicar tal colección sobre la base del trabajo de numerosos
eruditos de los siglos precedentes, la principal figura del comité fue Theodor
Mommsen (1817-1903) quien escribió varios de los volúmenes correspondientes a
Italia, seguido por Emil Hübner (1834-1901), dedicado a la epigrafía latina de Hispania.

Theodor Mommsen

Gran parte del trabajo suponía inspecciones personales de lugares y monumentos, con
la intención de recuperar lo más posible de la información general, en los casos en los
que una inscripción previamente citada no se conseguía encontrar, los autores
intentaban conseguir una versión ajustada comparando las versiones con aquellos
estudiosos que hubieran visto el original. Actualmente el CIL consta de 17 volúmenes,
con 70 partes, que recogen aproximadamente 180.000 inscripciones, 13 volúmenes
suplementarios incluyen índices especiales. La notación para referenciar una
inscripción en el CIL se establece de esta manera, primero CIL, seguido del número del
volumen, el número de la inscripción y las páginas donde se puede localizar la
inscripción, hay que señalar que una inscripción puede estar publicada en dos partes,
por lo que, en este caso, habrá dos numeraciones distintas.

CORPUS INSCRIPTIONUM LATINARUM

El primer volumen, en dos secciones, cubre las inscripciones más antiguas, hasta
finales de la República romana, los volúmenes II al XIV están divididos
geográficamente, según la zona donde se encontraron las inscripciones, el volumen XV
se dedica a los “instrumentum domesticum”, el XVI recoge los diplomas militares, el
XVII se dedica enteramente a los miliarios, el volumen XVIII está en proyecto y
contendrá la “Carmina Latina Epigraphica”, una vasta colección de poemas en latín
compuesta en las provincias romanas del norte de África aprox. en el siglo VI d.C. y que
contiene, mayoritariamente, obras de poetas africanos de la latinidad tardía pero
también obras más antiguas del primer periodo imperial. El Index Numerum: Ein
Findbuch Zum Corpus Inscriptionum Latinarum se publicó en el año 2004. Las
descripciones incluyen imágenes de la inscripción original, si está disponible, dibujos
que muestran las letras en su posición y tamaño original y una interpretación que
reconstruye las abreviaturas y partes perdidas, además de discutir cuestiones
problemáticas, así como el nombre moderno y el nombre antiguo del lugar de donde
procede la inscripción. El idioma del CIL es el latín. La Berlin-Brandenburgische
Akademie der Wissenschaften (Academia Berlinesa-Brandenburguesa de las Ciencias)
continúa actualizando y reeditando el CIL, habiendo comenzado por el volumen II
dedicado a las inscripciones de Hispania, de los que ya están disponibles los dedicados
al Conventus Astigitanus, al Conventus Cordubensis, la parte meridional de la Provincia
Tarraconensis y a Tarraco, la capital del Conventus Tarraconensis; y por el volumen VI,
dedicado a las inscripciones monumentales de la ciudad de Roma. La estructura del CIL
queda, pues, establecida de la siguiente manera:

Vol. I. Inscriptionum latinae antiquissimae ad C. Caesaris mortem. Dedicado a la


epigrafía republican, recoge, como precisa el título, las inscripciones Latinas datables
antes del asesinato de Julio César. La primera edición (1863) estuvo a cargo de
Wilhelm Henzen (1816-1887) y ha sido sustituida de una segunda edición actualizada y
publicada a partir de 1893.

Vol. II. Inscriptiones Hispaniae Latinae. Recoge las inscripciones de la Península Ibérica
(España y Portugal). La primera edición (1869) estuvo a cargo de Emil Hübner y está en
proceso de sustitución por una segunda edición actualizada y publicada a partir de
1995.

Vol. III. Inscriptiones Asiae, provinciarum Europae Graecarum, Illyrici Latinae.

Vol. IV. Inscriptiones parietariae Pompeianae, Herculanenses, Stabianae. Contiene las


inscripciones parietales latinas de Pompeya, Herculano y Stabia, incluidos los graffiti.

Vol. V. Inscriptiones Galliae Cisalpinae Latinae. Dedicado a la epigrafía de la Italia


septentrional.

Vol. VI. Inscriptiones Urbis Romae Latinae. Dedicado a las inscripciones urbanas de
Roma.

Vol. VII. Inscriptiones Britanniae Latinae. Dedicado a las inscripciones procedentes de


Gran Bretaña.

Vol. VIII. Inscriptiones Africae Latinae. Dedicado a las inscripciones procedentes de


África del norte occidental (de Túnez a Marruecos).

Vol. IX. Inscriptiones Calabriae, Apuliae, Samnii, Sabinorum, Piceni Latinae. Dedicado a
las inscripciones relativas al lado adriático de la Italia centro-meridional (regiones
augusteas II Apulia et Calabria, IV Samnium, V Picenum).
Vol. X. Inscriptiones Bruttiorum, Lucaniae, Campaniae, Siciliae, Sardiniae Latinae.
Dedicado a las inscripciones del sector occidental de la Italia meridional (Campania y
regio augustea III Lucania et Bruttii) y de las provincias romanas de Sicilia y Cerdeña.

Vol. XI. Inscriptiones Aemiliae, Etruriae, Umbriae Latinae. Dedicado a las inscripciones
de la Italia centro-septentrional (regiones augusteas VI Umbria, VII Etruria, VIII
Aemilia).

Vol. XII. Inscriptiones Galliae Narbonensis Latinae. Dedicado a las inscripciones de la


Francia meridional (Gallia Narbonensis)

Vol. XIII. Inscriptiones trium Galliarum et Germaniarum Latinae. Dedicado a las


inscripciones de la Francia centro-septentrional (Tres Galliae), de Bélgica, Luxemburgo
y de los territorios ocupados de Germania hasta la frontera a lo largo del río Rin.

Vol. XIV. Inscriptiones Latii veteris Latinae. Dedicado a las inscripciones del Latium
vetus, incluyendo los centros de Ostia y Portus (los puertos de la ciudad de Roma).

Vol. XV. Inscriptiones urbis Romae Latinae. Instrumentum domesticum.

Vol. XVI. Diplomata militaría.

Vol. XVII. Miliaria imperii Romani. Dedicado a las piedras miliarias.

Vol. XVIII. Carmina Latina Epigraphica (en proyecto).

II. L´ANNÉE ÉPIGRAPHIQUE (AE)

L´Année Épigraphique es una publicación anual creada por René Cagnat con el título
“Revue des publications épigraphiques relatives à l´Antiquité romaine”, Cagnat era por
entonces titular de la cátedra de epigrafía y antigüedad romana en el College de
France, y por Jean-Guillaume Feignon, como asistente epigrafista, en el año 1888. La
publicación estuvo unida a la Revue archéologique hasta el número del año 1964, a
partir de entonces se convierte en una publicación autónoma de las Presses
Universitaires de France (PUF) y mantenida con una subvención del Centre National de
la Recherche Scientifique (CNRS) quien la dirige y en parte redacta. L´Année
Épigraphique publica sistemáticamente todas las inscripciones descubiertas cada año
relacionadas con el mundo romano, en latín o en griego, así como todas las nuevas
ediciones de textos ya conocidos. La edición del texto va acompañada de la referencia
de la edición original y un breve comentario. L´Année Épigraphique también realiza un
trabajo bibliográfico con la colección de estudios, congresos, artículos y monografías
dedicadas al estudio de la epigrafía del mundo romano. Los documentos están
divididos con respecto a las provincias donde fueron encontradas o a la regio (distrito)
si es de procedencia itálica, una sección especial está dedicada a las inscripciones de
origen desconocido o que procedan de territorios fuera de las fronteras del Imperio
Romano, un preciso índice completa la obra. L´Année Épigraphique es un importante e
imprescindible instrumento de trabajo para los investigadores de la epigrafía latina, si
bien en el transcurso de los últimos años, el retraso de la edición (hasta tres años), en
comparación con el curso normal de estudios, resiente el propósito de L´Année
Épigraphique, como instrumento de actualización epigráfica, sinceramente esperamos
se solvente a la mayor brevedad posible, ya que se trata, como digo, de una magnífica
herramienta de trabajo.

L´ANNÉE ÉPIGRAPHIQUE

III. INSCRIPTIONES LATINAE SELECTAE (ILS)

Es una colección de inscripciones en lengua latina publicada por el epigrafista Hermann


Dessau en cinco partes (3 volúmenes) entre los años 1892-1916. Las referencias a este
corpus de epigrafía latina se hacen a veces con la indicación de Dessau o D. La
colección incluye alrededor de 10.000 entradas, seleccionadas entre las más conocidas
y significativas, ordenadas en capítulos en función de su contenido. Las inscripciones se
identifican por un número, las tablas de correlación con el Corpus Inscriptionum
Latinarum se publicaron en 1950 en Roma y en 1955 en Berlín. Para cada registro se
proporciona la descripción del soporte y las notas, en latín.

IV. EPIGRAPHICA

Esta publicación anual tuvo sus comienzos en el año 1939 con ocasión de la
celebración en Amsterdam del I Congresso Internazionale di Epigrafia, a iniciativa del
Prof. Aristide Calderini de la Università Cattolica del Sacro Cuore de Milán y editada
por Ceschina Editrice de Milán. A la muerte de Calderini, la revista fue dirigida por el
Prof. Giancarlo Susini de la Università di Bologna quien, en 1972 trasladó la edición de
la revista a la casa Editrice Fratelli Lege, el Prof. Susini dirigió la publicación con la
asistencia de las Prof. Angela Donati (Università di Bologna) y Maria Bollini (Università
di Ferrara), a la muerte de Susini (año 2000) Angela Donati se hizo cargo de la
dirección. Desde 2010 (Vol. LXXII) la revista es dirigida por Angela Donati (directora
responsable), Maria Bollini (codirectora), así como Attilio Mastino de la Università di
Sassari. La publicación puede consultarse en la pág. Web de la revista y en Dialnet.

EPIGRAPHICA
V. BASES DE DATOS.

La difusión generalizada de los soportes informáticos y el acceso a las redes


telemáticas ha hecho que numerosas universidades a lo largo y ancho del mundo,
hayan emprendido proyectos de digitalización y catalogación del patrimonio
epigráfico, sea del publicado en los volúmenes del CIL o del que ha aparecido en
publicaciones sucesivas o paralelas. En particular el proyecto EAGLE (Electronic Archive
of Greek and Latin Epigraphy), nacido bajo el patrocinio de la AIEGL (Association
Internationale d´Épigraphie Grecque et Latine), ha sentado las bases para crear una
base de datos unificada de consulta pública actualmente estructurada en:

EDR (Epigraphic Database Roma): a la cual se han adherido numerosas universidades,


superintendencias y entes italianos, con sede en Roma, adjunta a la cátedra de
Epigrafía Latina de la Facultad de Letras y Filosofía de Sapienza Università di Roma. El
proyecto está destinado a completar la catalogación de todas las inscripciones
procedentes de Italia, cada una acompañada, cuando esté disponible, de una o más
imágenes fotográficas o reproducciones. Actualmente hay registros precisos de más de
50.000 epígrafes disponibles.

EDH (Epigraphische Datenbank Heidelberg): con sede en Heidelberg, Alemania,


adjunta a la Heidelberger Akademie der Wissenschaften, se pone como objetivo la
catalogación de todas las inscripciones procedentes de las provincias romanas.
Actualmente posee un catálogo de 65.000 epígrafes.

EDB (Epigraphic Database Bari): adjunta al Departamento de Estudios Clásicos y


Cristianos de la Università di Bari, contiene 25.000 textos epigráficos, parte de los
cuales están en lengua griega, pertenecientes a lugares o monumentos romanos de
mecenazgo cristiano desde el siglo III al VIII d.C.

HE (Hispania Epigráfica): adjunta a la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid),


contiene cerca de 25.000 inscripciones latinas, griegas, semíticas e íberas encontradas
en España y Portugal.

PETRAE (Programme d´Enregistrement, de Traitement et de Recherches Automatiques


en Épigraphie): es una base de datos epigráfica de matriz francesa, implementada por
el Instituto Ausonius, gestionado por el CNRS y la Université Michel de Montaigne,
Bordeaux 3, un proyecto de 1986, en un estado aún embrionario que cuenta con cerca
de 4.000 inscripciones procedentes de España, 1.500 de Aquitania, 300 de Italia, 500
de Grecia y 1.700 de África.

Dentro del proyecto EAGLE se encuentra The Ashmolean Latin Inscriptions Project,
adjunto al Ashmolean Museum y la Universidad de Oxford, con material epigráfico
procedente de Gran Bretaña, ofrece una variada temática de inscripciones latinas y
una excelente presentación de los soportes y epígrafes que contiene una descripción
del monumento, el texto, el estudio de las letras, la edición del texto, la traducción, el
aparato crítico, enlaces a fotografías del soporte y texto, la localización y comentario
junto a una nutrida bibliografía.

Externa a la base de datos del proyecto EAGLE, se encuentra la rica Epigraphische


Datenbank Clauss-Slaby, creada por iniciativa del Prof. Manfred Clauss de la Johann
Wolfgang Goethe-Universität de Frankfurt, Alemania, contiene 450.000 inscripciones
registradas procedentes de todo el mundo romano y 75.000 imágenes fotográficas.

VI. SELECCIÓN DE ABREVIATURAS LATINAS

A.- Absolvo, Actum, Aedilis, Aes, Ager, Ago, Aio, Amicus, Annus, Antiquo, Auctor,
Auditor, Augustus, Aulus, Aurum, Aut

A.A.- Aes alienum, Ante audita, Apud agrum, Aurum argentum

AA.- Augusti, Augusti duo

AAA., AAAGGG. – Augusti tres

A.A.A.F.F. – Auro argento aere flando feriundo. O también, Aere Argento Auro Flando
Feriundo

A.A.V. – Alter ambove

ABB. – Abbas

Ab. – Abbas

A.B.M. – Amico bene merenti

Abs. – Absens

Absoluo. – Absolutio

A.C. – Auditor Camerae

A.C. – Acta causa, Alins civis

A.D. – Ante diem

a.d. – ante diem, aliter dictum


A.D.A. – Ad dandos agros

A.D.V. – Ante diem quintum

AED. – Aedilis

AED CVR. – Aedilis curulis

AEDILIC. – Aedilicia potestate, Aedilicius

AEL. – Aelius

AEO. – Aedes, Aedilis, Aedilitas

AEM, AIM. – Aemilius, Aemilia

AER. – Aerarium

a.h. – ad honorem

AER.P. – Aere public

al. – alii, alibi, alias, aliter

a.l. – ad litteram

A.L.A.E., A.L.E. – Arbitrium Litis aestimandae

Alb. – Albus

Alr. – aliter

A.M. – Anno Mundi

A.M., A.MILL. – Ad milliarium

AN. – Aniensis, Annus, Ante

ANN. – Annales, Anni, Annona

ANT. – Ante, Antonius

A.O. – Amico optimo

AP. – Atppius, Apud (prep. junto a, cabe, en, ante)

A.P. – Ad pedes, Aedilitia potestate

a.p. – ad personam

A.P.F. – Auro (argento) public feriundo


A.P.M. – Amico posuit monumentum, Annorum plus minus

Appatis. – Approbatis

A.P.R.G. – Anno post Roman conditam

ARG. – Argentum

A.R.S. – Anno Reparatae Salutis

AR.V.V.D.D. – Aram votam volens dedicavit, Arma votive dono dedit

AT, A TE., A TER. – A tergo

A.T.M.D.O. – Aio te mihi dare oportere

A.U. – Alma Urbs

Aucte. – Auctoritate

Authen. – Authentica

Aux. – Auxilio, Auxilium

AV. – Augur, Augustus, Aurelius

A.V. – Annos vixit

A.V.C. – Ab urbe condita

AVG. – Augur, Augustus

AVGG. – Augusti duo

AVGGG. – Augusti tres

AVR. – Aurelius

AVSPP. – Auspicia

AVT. PR.R. –Auctoritas provinciae Romanorum

B. – Balbius, Balbus, Beatus, Bene, Beneficiarius, Bonus, Brutus, Bustum

B. (por V.) – Berna Bivus, Bixit

B.A. – Bixit anos, Bonis Auguriis, Bonus amabilis


BB., B.B. – Bene bene, i.e. Optime, Optimus

B.D. – Bonae deae, Bonum datum

B. DD. – Bonis deabus

B.D.S.M. – Bene de se merenti

B.F. – Bona fémina, Bona fides, Bona fortuna, Bonum factum, Bona filia

B.H. – Bona hereditaria, Bonorum heres

B.I. – Bonum iudicium

B.I.D. – Bis in diem

B.I.I. – Bonis iudicis iudicium

B.M. – Beatae memoriae, Bene merenti

B.N. – Bona nostra, Bonum nomen

BN. H.I. – Bona hic invenies

B.P. –Bona paterna, Bonorum potestas, Bonum publicum

B.Q. – Bene quiescat, Bona quaesita

B. RP.N. – Boho reipublicae natus

BRT. – Britannicus

B.T. – Bonorum tutor, Brevi tempore

B.V. – Bene vale, Bene vixit, Bonus vir

B.V.V. – Balnea vina Venus

BX. – Bixit (por vixit)

C. – Caesar, Caius, Caput, Causa, Censor, Civis, Cohors, Colonia Comitialis (dies),
Condemno, Consul, Cum, Curo, Custos, Caia, Centuria

C.B. – Civis bonus, Commune bonum, Cui bono

C.C. – Calumniae causa, Causa cognita, Curiae consulto

C.C.C. – Calumniae cavendae causa


C.C.F. – Caesar (o Caius) curavit faciendum, Caius Caii filius

C.D. – Caesaris decreto, Caius Decius, Comitialibus diebus

CES. – Censor, Censores

CESS. – Censores

C.F. – Causa fiduciae, Conjugi fecit, Curavit faciendum

C.H. – Custos heredum, Custos hortorum

C.I. – Caius Iulius, Consul iussit, Curavit iudex

CL. – Clarissimus, Claudius, Clodius, Colonia

C.M. –Caius Marius, Causa mortis

CN. – Cnaeus

COH. – Coheres, Cohors

COL. – Collega, Collegium

COLL. – Collega, Coloni, Coloniae

COM. – Comes, Comitium, Comparatum

COR. – Cornelia (tribus), Cornelius, Corona, Corpus

COS.- Consiliarius, Consul, Consulares

C.P. – Carissimus (o Clarissimus) puer, Civis publicum, Curavit ponendum

C.R. – Caius Rufus, Civis Romanus, Curavit reficiendum

CS. – Caesar, Communis, Consul

CVR. – Cura, Curator, Curavit, Curia

D. – Dat, Dedit, De, Decimus, Decretum, Decurio, Deus, Dicit, Dies, Divus, Dominus,
Domus, Donum

D.C. – Decurio Coloniae, Diebus comitialibus, Divus Caesar

D.D. – Dea Dia, Decurionum decreto, Dedicavit, Deo dedit, Dono dedit

D.D.D. – Datum decreto decurionum, Dono dedit dedicavit


D.E.R. – De ea re

DES. – Designatus

D.O.M. – Deo Optimo Maximo

D.I. – Dedit imperator, Diis inmortalibus, Diis inferis

D.I.M. – Deo invicto Mithrae, Diis inferis Manibus

D.M. – Deo Magno, Dignus memoria, Diis Manibus, Dolo malo

D.M.S. – Diis Manibus sacrum

D.P.S. –Dedit proprio sumptu, Deo perpetuo sacrum, De pecunia sua

E. – Eius, Eques, Ergo, Est, Et, Etiam, Ex

E.G. – Egit, Egregius

E.M. – Egregiae memoriae, Erexit monumentum, Ex Manibus

EQ. M. – Equitum magister

E.R.A. – Ea res agitur

etc. – et caetera

et seq. – et sequentes

F. – Fabius, Facere, Fecit, Familia, Fastus (dies), Felix, Femina, Fides, Filius, Flamen,
Fortuna, Frater, Fuit, Functus

F.C. – Faciendum curavit, Fidei commissume, Fiduciae causa

F.D. – Fidem dedit, Flamen Dialis, Fraude donavit

F.F.F. – Ferro flamma fame, Fortior fortuna fato

F.L. – Favete linguis, Fecit libens

FR. – Forum, Fronte, Frumentarius

G. – Gaius (Caius), Gallia, Gaudium, Gellius, Gemma, Gens, Gesta, Gratia


G.F. – Gemina felix (aplicado a una legión)

G.P.F. – Gemina pia fidelis (aplicado a una legión)

GL. – Gloria

GN. – Genius, Gens, Genus, Gnaeus (Cnaeus)

G.P.R. – Genio populi Romani

H. – Habet, Heres, Hic, Homo, Honor, Hora

HER. – Heres, Herennius

H.L. – Hac lege, Hoc loco

H.M. – Hoc monumentum

H.M.H.N.S. – Hic monumentum heredes non sequitur

H.S.E. – Hic sepultus est, Hic situs est

H.S.S. – Hic siti sunt

H.V. – Haec urbs, Hic vivit, Honeste vixit

I . – Inmortalis, Imperator, In, Infra, Inter, Invictus, Ipse, Iulius, Iunius, Iupiter, Iustus

I.C. – Iulius Caesar, Iuris Consultum, Ius civile

ID. – Idem, Idus

I.D. – Inferis diis, Iovi dedicatum, Ius dicendum

I.D.M. – Iovi deo magno

I.F. – In foro, In fronte

I.H. – Iacet hic, In honestatem

IM. – Imago, Immortalis

IMP. – Imperator, Imperium

IN AG.P. – In agro pedes

IN FR.P. – In fronte pedes


I.O.M. – Iovi Optimo Maximo

I.P. – In publico, Intra provinciam, Iusta persona

K.- Kaeso

K., Kal.,KL. – Kalendae

L.- Laelius, Legio, Lex, Libens, Liber, Libra, Locus, Lollius, Lucius, Luduns.

LB. – Libens, Liberis, Libertus

L.D.D.D. – Locus datus decreto decurionum

LEG. – Legatus, Legio

LEG. AUG. PR.PR. – Legatus Augusti pro Praetore

LIB. – Libertas, Libertus, Librarius

LL. – Leges, Libentissime, Liberti

L.M. – Libens merito, Locus monumenti

L.S. – Laribus sacrum, Libens solvit, Locus sacer, Lectori salute

LVD. – Ludus

LV.P.F. – Ludos publicos fecit

M. – Magister, Magistratus, Magnus, Manes, Marcus, Marti, Mater, Miles,


Monumentum, Mortuus, Mucius, Mulier

M´. – Manius

M.D. – Magno Deo, Manibus diis, Matri deum, Merenti dedit

MES. – Mensis

MESS. – Menses

M.F. – Mala fides, Marci filius, Monumentum fecit

M.I. – Matri idaeae, Matii Isidi, Maximo Iovi


MNT., MON. – Moneta

M.P. – Monumentum posuit

M.S. – Manibus sacrum, Memoriae sacrum

MVN. – Municeps, Municipium (también MN., MV. Y MVNIC.)

M.V.S. – Marti ultori sacrum, Merito votum solvit

N.- Natio, Natus, Nefastus (dies), Nepos, Neptunus, Nero, Nomen, Nonae, Noster,
Novus, Numen, Numerius, Numeros, Nummus

NEP. – Nepos, Neptunus

N.L. – Non licet, Non liquet

M.N.V. – Nobilis memoriae vir

NN. – Nostri

NN., NNO., NNR. – Nostrorum

NOB. – Nobilis

NOB., NOBR., NOV. – Novembris

N.P. – Nefastus primo (priore parto diei), Non potest

O.- Ob, Officium, Omnis, Oportet, Optimus, Opus, Ossa

OB. – Obiit, Obiter, Orbis

O.C.S. – Ob cives servatos

O.H.F. – Omnibus honoribus functus

O.H.S.S. – Ossa hic sita sunt

OR. – Ordo, Ornamentum

O.T.B.Q. - Ossa tua bene quiescat

P.- Pars, Passus, Pater, Patronus, Pax, Perpetuus, Pius, Plebs, Populus, Possuit, Praetor,
Primus, Pro, Provincia, Publicus, Publius
P.C. – Pia fidelix, Pius felix, Publii filius

P.M. – Pius minus, Pontifex Maximus

P.P. – Pater patratus, Pater patriae, Pecunia publica, Primipilus, Propraetor

PR. – Praeses, Praetor, Princeps

P.R. – Permissu reipublicae, Populus Romanus

P.R.C. – Post Roman conditam

PR.PR. – Praefectus praetorii, Propraetor

PROC. – Procurator

PROCOS. – Proconsul

P.S. – Pecunia sua, Publicae saluti

P.V. – Pia victrix, praefectus urbi

Q. – Quaestor, Quando, Que, Quinquennalis, Quintus, Quirites

Q.D. – quaque die

Q.D.R. – Qua de re

Q.E.D. – Quod erat demostrandum

Q.I.D. – quaeter in die

Q.I.S.S. – Quae infra scripta sunt

Q.S.S.S. – Quae supra scripta sunt

QQ. – Quaecunque, Quinquennalis, Quoque

Q.R. – Quaestor reipublicae

R. – Recte, Res, Respublica, Rex, Roma, Romanus, Rufus

R.C. – Romana civitas, Romanus civis

RESP., RP. – Respublica


S

S. – Sacrum, Scriptus, Senatus, Sepultus, Servius, Servus, Sextus, Sibi, Sine, Situs, Solus,
Solvit, Sub

SAC. – Sacerdos, Sacrificium, Sacrum

S.C. – Senatus consultum

S.C.R. – Scriptum

S.D. – Sacrum diis, Salutem dicit, Senatus decreto, Sententiam

S.D.M. – Sacrum diis Manibus, Sine dolo malo

SER. – Servius, Servus

SEX. – Sextus, Sexta

S.E.T.L. – Sit ei terra levis

SN. – Senatus, Sententia, Sine

S.P. – Sacerdos perpetua, Sine pecunia, Sua pecunia

S.P.A. – Sanum Per Acqua

S.P.D. – Salutem plurinam dicit

S.P.Q.R. – Senatus populusque Romanus

S.T.T.L. – Sit tibi terra levis

S.V.B.E.E.Q.V. – Si vales bene est ego quidem valeo

S.V. – sub voce, sub, verbo

T. – Terminus, Testamentum, Titus, Tribunus, Turma, Tutor

TB., TI., TIB. – Tiberius

TB., TR., TRB. – Tribunus

T.I.D. – ter in die

T.F. – Titi filius, Titulum fecit, Titus Flavius

TM. – Terminus, Testamentum


T.F.I. – Testamento fieri iussit

T.P. – Terminum posuit, Tribunicia potestate, Tribunus plebis

TVL. – Tullius

V. – Urbs, Uxor, Vale, Vestalis, Vide, Vir, Vivus, Vixit, Volo, Votum

VA. – Veterano assignatus, Vixit annos

V.C. – Vir clarissimus, Vir consularis

V. GR. – Verbi Gratia

V.E. – Verum etiam, Vir egregius

V.F. – Usus fructus, Verba fecit, Vivus fecit

V.P. – Urbis praefectus, Vir perfectissimus, Vivus posuit

V.R. – Urbs Roma, Votum reddidit

V.S.L.A. – Votum solvit libens animo

V.S.L.M. – Votum solvit libens merito

X.V. – Decem vir

XVV. – Quindecim vir

XX.L. – Vigesima libertatis

XX. H. – Vigesima hereditatis


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