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INTRODUCCIÓN
La epigrafía latina es la ciencia que estudia los documentos inscritos en lengua latina
sobre soportes de diferentes tipologías, generalmente superficies duras y resistentes al
paso del tiempo tales como piedra, metal, arcilla etc., aunque también, sobre
materiales igualmente duros pero menos resistentes como la madera e incluso, sobre
materiales flexibles y perecederos como la cera. Son excepción los soportes de
escritura tales como el papiro o el pergamino que, tradicionalmente, pertenecen al
campo de estudio de la papirología. La epigrafía latina puede incluir también, la
epigrafía cristiana, generalmente considerada una rama de la arqueología cristiana y,
de igual modo, las inscripciones (legenda) presentes en las monedas romanas, a partir
de la segunda mitad del siglo III a.C., aunque en la práctica académica, esto es
competencia de los estudiosos de la numismática antigua. Se ha dicho que cada tipo
de epigrafía debe estudiar todos los testimonios perdurables hechos en un alfabeto
específico, sin embargo, hay algunas escrituras que han tenido una estructura
disciplinar particular. Tomemos, por ejemplo, las inscripciones en escritura latina, que
están escritas con el alfabeto latino, normalmente deberían estudiarse todas ellas
desde la epigrafía latina, en realidad las inscripciones en escritura latina se profundizan
por diferentes disciplinas epigráficas marcadas por la época histórica en la que se
produjeron. Generalmente distinguimos como epigrafía latina a los testimonios
epigráficos realizados en escritura latina producidos entre el siglo VII a.C. (la mayoría
de las más antiguas inscripciones utilizan el alfabeto latino arcaico) y el siglo III d.C., la
epigrafía tardo-antigua estudia, a su vez, la evidencia epigráfica en escritura latina
entre el siglo III d.C. y el siglo VII d.C., por su parte, la epigrafía medieval estudia los
testimonios epigráficos producidos en escritura latina en época medieval a partir del
siglo VII d.C., y, por último, la epigrafía moderna que estudia los testimonios
epigráficos realizados en épocas posteriores.
Fibula Praenestina, finales del siglo VII a.C. el epígrafe utiliza el alfabeto latino arcaico
Inscripción en alfabeto latino arcaico del Lapis Niger, primera mitad del siglo VI a.C.
Los límites cronológicos son, sin embargo, muy elásticos y, a veces, las diversas
disciplinas pueden traspasar otras épocas, p. ej. la epigrafía latina viene a estudiar las
inscripciones hasta el siglo VI d.C. mientras que la epigrafía medieval puede llegar
hasta los siglos XVI y XVII. El presente trabajo está dedicado al estudio de la epigrafía
latina del periodo clásico, es decir, la epigrafía del mundo romano antiguo. Los
caracteres lapidarios y monumentales latinos están realizados, fundamentalmente, en
el tipo de letra denominado “letra capital”, “quadrata capitalis” o “mayúscula
elegante” que es uno de los tipos de letra utilizados en la antigua Roma y constituye el
origen de las letras mayúsculas del moderno alfabeto latino, este tipo de caracteres es
denominado mayúsculo para distinguirlo de su contraparte llamado minúsculo.
Titulus
En la terminología científica el término “inscripción”, de frecuente uso en el léxico no
especializado, es sustituido por la palabra “epígrafe” (gr. epigraphé) y el estudioso de
la epigrafía es denominado epigrafista. El estudio de las inscripciones latinas reviste
especial importancia, en el ámbito de la historia y la arqueología romanas, para el
conocimiento de la sociedad antigua, de sus usos y costumbres, de la religión, de las
relaciones entre las diferentes capas sociales, para la prosopografía y los estudios
demográficos, para la comprensión de determinados eventos o fenómenos históricos
poco o para nada conocidos a través de los autores antiguos. Por otro lado ayuda a
determinar la propiedad de los sepulcros, las viviendas o posesiones rurales y ayuda a
definir, con mucha o relativa exactitud, la época de la edificación de monumentos y
edificios, sean públicos o privados. Por último, la epigrafía resulta fundamental para
comprender y conocer la evolución de la lengua latina, bien sea desde el punto de vista
gráfico o fonético, de su desarrollo dialectal y características regionales, lo cual servirá
de ayuda para comprender las diferencias en las llamadas lenguas románicas o, usando
un término más empleado en la actualidad, lenguas neolatinas. En relación con el texto
escrito (epígrafe), la epigrafía busca, en particular, comprender e interpretar su
contenido, para entender donde y cuando fue escrito, la forma en que fue escrito y
quien realizó el escrito y las razones por las que lo hizo. Esta es la primera información
que cada epigrafista trata de descubrir en cada inscripción, pero las áreas de interés
pueden ser múltiples.
Entre los pioneros de la epigrafía, no solo latina, sino también griega, destaca Ciriaco
de Ancona, que vivió entre el Trecento y el Quattrocento (1391-1452), y es
considerado el padre de la Arqueología en su sentido histórico-artístico; el destacado
arqueólogo Giovanni Battista de Rossi (1822-1894) dijo que las actividades de Ciriaco
de Ancona en la copia de inscripciones antiguas fue llevado a cabo con gran precisión
como para constituir mérito y gloria imperecedera sobre la figura de Ciriaco. Ciriaco de
Ancona intentó interpretar los epígrafes de los monumentos antiguos consultando las
obras de los autores clásicos, que buscó con gran diligencia en distintas bibliotecas, se
sabe que durante su investigación arqueológica en Grecia, siempre tuvo a mano los
textos de Estrabón que, entre otras cosas, ayudó a difundir, copiando los códices
descubiertos durante sus viajes. Otra de las figuras destacadas en este contexto fue
Scipione Maffei (1675-1755) que se puso como objetivo el crear un corpus epigráfico
que reuniera las inscripciones hasta entonces conocidas realizando, por primera vez,
una distinción entre epígrafes griegos y epígrafes latinos, de hecho, es en la obra de
Maffei “L´Ars critica lapidaria” que encontramos por vez primera las señales de la
búsqueda de un método científico para el tratamiento de los epígrafes, Scipione Maffei
fue, por otra parte, el primero en crear un museo relacionado con la epigrafía, el
Museo Lapidario de Verona en 1714. Hasta mediados del siglo XIX, el interés en los
epígrafes era a menudo de tipo coleccionista y anticuario, ya que no había una
disciplina científica dedicada a recuperar los epígrafes y catalogarlos con objeto de
crear una edición crítica y una filología de textos. Las inscripciones habían dado vida a
los “lapidari”, tratados que describían la virtud de las piedras, lo que conllevó a que
muchos soportes de piedra con inscripciones fueran expuestos a modo de cuadros en
las paredes de diferentes lugares, de esta forma los epígrafes (sobre todo los
realizados en lápidas) eran sacados sin ningún control de su lugar original y por tanto
descontextualizados y empotrados en los muros para su exposición.
Monumento funerario de la familia de los Sertorii (siglo I d.C.) CIL V, 3374, 3375, 3747
Museo Lapidario de Verona
Los epígrafes realizados sobre otros materiales, en particular sobre variados objetos
(instrumentum domesticum) eran destinados a formar parte de colecciones privadas
de ricos anticuarios y coleccionistas. Como hemos mencionado más arriba, solo a partir
del siglo XVIII, en la cultura filológica italiana y alemana, comienza a madurar la idea de
la necesidad de crear un método científico que tuviera como fin la salvaguarda y
estudio de estos documentos históricos. Durante la primera mitad del siglo XIX
comienzan, en diferentes países de Europa, una serie de proyectos para la edición de
textos epigráficos, en Italia, el Instituto Vaticano toma a cargo la publicación de un
corpus de inscripciones cristianas, en Francia es la casa editorial Les Belles Lettres la
encargada de las publicaciones, mientras que en el ámbito germano, la Academia de
Ciencias de Berlín, bajo la dirección de Theodor Mommsen, es la que emprende el
proyecto monumental de crear un corpus de toda la epigrafía latina hasta entonces
conocida, el Corpus Inscriptionum Latinarum (CIL).
Tabulae ceretae
Panteón (Roma)
Estas inscripciones incluyen también las denominadas “defixionum tabellae”,
generalmente placas delgadas a menudo perforadas con un clavo, en ellas aparecen
maldiciones contra personas (ladrones, rivales, etc.), también contra animales
(caballos de carreras de carros) a menudo asociadas con signos crípticos y mágicos, los
textos están escritos de forma anónima, en su mayoría enterrados y preservados, a
diferencia de las inscripciones “públicas”, estos textos, si se los menciona en ellos,
están dirigidos a dioses ctónicos como Hécate o a dioses del inframundo en general.
Los legados, para fines religiosos o sociales, hechos por los ciudadanos ricos se
registran también con frecuencia por medio de inscripciones. Ejemplos de epígrafes
dedicatorios los tenemos en los arcos de triunfo, p. ej. el epígrafe del arco de triunfo
de Septimio Severo en Roma:
Imp(eratori) Caes(ari) Lucio Septimio M(arci) fil(io) Severo Pio Pertinaci Aug(usto) patri
patriae Parthico Arabico et/Parthico Adiabenico pontific(i) maximo tribunic(ia)
potest(ate) XI imp(eratori) XI co(n)s(uli) III proco(n)s(uli) et/imp(eratori) Caes(ari)
M(arco) Aurelio L(ucii) fil(io) Antonino Aug(usto) Pio Felici tribunic(ia) potest(ate) VI
co(n)s(uli) proco(n)s(uli) [p(atri) p(atriae)/optimus fortissimisque principibus]/ob rem
publicam restitutam imperiumque populi Romani propagatum/insignibus virtutibus
eorum domi forisque S(enatus) P(opulus) Q(ue) R(omanus).
Los diversos colegios (Collegium) para fines religiosos fueron muy numerosos, muchos
de ellos, tanto en Roma como en Italia y en las ciudades provinciales, eran de
naturaleza sacerdotal. Algunos eran considerados como destinos de alta distinción y
estaban solo abiertos a hombres de rango senatorial, entre estos colegios estaban el
de los Augures, los Fetiales, los Salii y también el Sodales Divorum Augustorum. Los
Augures tenían como práctica principal el augurio, interpretar la voluntad de los dioses
estudiando el vuelo de los pájaros; los Fetiales era un colegio dedicado a Júpiter como
patrón de la buena fe y, además, asesoraban al Senado sobre asuntos internacionales,
hacer proclamaciones de paz y de guerra y confirmar tratados; los Salii (sacerdotes
saltadores, del verb. lat. salio, “salto”) tenían como objetivo principal la protección
ritual de los ejércitos romanos; por su parte los Sodales Divorum Augustorum (Sodalis
o Sacerdotes Augustalis) fue un colegio sacerdotal instituido por Tiberio que tenía
como misión asistir al mantenimiento del culto a Augusto y a la “gens” Iulia. Los
registros de estos colegios a veces no facilitan información más allá de los nombres de
los miembros, pero a menudo son de considerable interés; otros colegios eran el de los
Arúspices, que practicaban la adivinación por medio de la lectura de las entrañas de los
animales sacrificados, y el de los Lupercii (Lupercales, “sacerdotes lobos”) encargados
de la Lupercalia, ambos colegios pertenecían al orden ecuestre.
Tabula Clesiana
El ejército utilizaba un cierto número de abreviaturas que le eran propias, como por
ejemplo:
LEG(io): Legión.
AL: alae
“Titus Flavius Bassus hijo de Mucala, Dansala, caballero del ala de los Noricos, de la
turma de Fabius Pudens, vivió 46 años, sirvió militarmente 26 años, su heredero ha
hecho este monumento”.
“Caius Iulius Baccus, hijo de Caius, de la tribu Galeria, originario de Lyon, soldado de la
primera cohorte de los Tracios, vivió 38 años, sirvió militarmente 15 años, Antistius
Atticus y (Antistius) Bassius, sus herederos, han hecho realizar (este monumento) en
común”.
Hubo muchos tratados entre Roma y otros Estados en tiempos republicanos pero, por
lo general, no debemos nuestro conocimiento de estos a las inscripciones, que son
raras para este periodo. En época imperial, a la que pertenecen la mayoría de las
inscripciones latinas, las relaciones internacionales estaban sujetas a la dominación de
Roma y, por consiguiente, los documentos relacionados con ellas se refieren a la
autoridad central y a menudo toman la forma de órdenes del emperador.
INSCRIPCIONES HONORARIAS
Las inscripciones honorarias son muy comunes en todas partes del mundo romano, a
veces se realizan sobre las bases de las estatuas, a veces en documentos creados para
registrar algún beneficio particular o la realización de algún trabajo público. Los oficios
o cargos desempeñados por la persona conmemorada, y las distinciones que se le
hubieran conferido (tituli honorarii) están enumeradas en un orden regularmente
establecido (cursus honorum) ya sea comenzando con el más bajo y procediendo paso
a paso al más alto, o también en orden inverso con el primero más alto.
Cursus honorum, en orden ascendente, del senador de rango consular Marco Cornelio,
oriundo de Lidia Edetanorum (Hispania)
Los oficios religiosos y sacerdotales generalmente se mencionan antes que los civiles y
políticos, estos podrían ser ejercidos ya sea en la misma Roma o en las diversas
ciudades del imperio. También se trazó una distinción entre los oficios que podían ser
ocupados únicamente por personas pertenecientes al rango senatorial, por las
personas pertenecientes al orden ecuestre o por aquellos pertenecientes a un rango u
orden menos distinguido. En epigrafía latina se deduce por tanto que cuando solo se
ha encontrado una parte de la inscripción, a menudo es posible restablecer todo el
texto de acuerdo a este orden establecido.
FIRMAS DE ARTISTAS (TITULI IN ARTIS OPERIBUS)
Un tipo de firma de artista o artífice se encuentra en las firmas que aparecen sobre
variados tipos de vasijas, vajillas, ladrillos y lámparas, generalmente estas firmas se
hallan impresas en el molde y se destacan, en relieve, en la terracota u otro material, y
son de gran interés ya que ofrecen mucha información en cuanto a la difusión
comercial de variados tipos de artesanías y también en cuanto a las condiciones y
lugares en los que fueron fabricados.
Ejemplo de sello de artesano sobre ladrillo procedente de Ostia Antica, siglo II d.C.
REGISTROS HISTÓRICOS
Por otro lado, los diversos conjuntos de “Fasti” (listas cronológicas o basadas en el
calendario u otros registros diacrónicos o planes de eventos oficiales y religiosamente
sancionados) constituían un registro de los nombres de los cónsules y otros
magistrados o altos funcionarios así como los triunfos concedidos a los generales
victoriosos, por lo que constituyen fuentes de información de gran importancia.
Estas son, probablemente, las más numerosas de todas las clases de inscripciones, y
aunque muchas de ellas parecieran no ser de gran interés individual, transmiten,
cuando se toman en conjunto, mucha información valiosa acerca de la distribución y
transferencia de población, en cuanto a oficios y profesiones, en cuanto a salud y
longevidad, y en cuanto a muchas condiciones de vida en la antigüedad, además de la
relación de filiación de un individuo. Pueden encontrarse en urnas cinerarias, tumbas
grandes, columbarios, pero más comúnmente en lápidas y estelas pudiendo aparecer
como “siglum” (abreviaturas de una letra), “nota” (partes de una palabra) o números
(DDD NNNN “D(omini) N(ostri) (quattuor). Un ejemplo muy interesante es el de la
tumba de los Escipiones en Roma, que registra, principalmente en el llamado “verso de
Saturno” (una antigua forma poética latina), las hazañas y distinciones de los diversos
miembros de esa familia; o el de la denominada Laudatio Turiae (“en alabanza a Turia”
ILS 8393) una lápida sepulcral grabada con un epitafio que constituye el elogio de un
esposo hacia su esposa, se trata de la inscripción personal más antigua que se conserva
de la antigua Roma (finales del siglo I a.C.).
Reconstrucción de la fachada de la tumba de los Escipiones
Laudatio Turiae
Una invocación a los dioses Manes (D.M.S o D.M.) normalmente en dativo plural.
Una indicación del modo de pago del soporte inscrito, si es de un particular o más
personas, si es por colecta pública, S(ua) P(ecunia), D(e) S(uo), P(ublica) P(ecunia) etc.
En la antigua religión romana, los Manes son deidades ctónicas que pueden
representar las almas de los seres queridos fallecidos, estaban asociados con los Lares,
los Lemures, los Genii y los Penates como deidades que pertenecían al culto
doméstico, local y personal, pertenecían a la amplia categoría de “diis inferis (“los que
habitan abajo”) el colectivo indiferenciado de los muertos divinos. Estas deidades eran
honradas durante las festividades de la Parentalia y la Feralia, en el mes de febrero.
Los conjuros latinos en la antigüedad iban dirigidos a menudo a los Manes ya que,
Manes, aparte de su relación con el espíritu de un difunto querido, puede derivarse del
adjetivo latino arcaico “manus” (bueno), que era lo opuesto a “immanis”
(monstruoso).
Altar funerario de Minucia Suavis que murió a los 14 años de edad y que le fue erigido
por su padre, siglo I d.C.
Estela funeraria de Laetus, finales del siglo I d.C.
Cuando se fundaba una nueva ciudad se excavaba un agujero redondo (la mayoría de
las ciudades del Lazio y de Etruria tenían agujeros o zanjas similares), el “mundus
Cereris” y se colocaba una piedra llamada “lapis manalis” (piedra de los Manes) en los
cimientos, esta piedra representaba una puerta al inframundo, de hecho, Festo la
llamó “Ostium Orci” –la puerta del Orco- (Sextus Pompeius Festus, De Verborum
significatione), el “mundus” romano se ubicaba en el Foro, en la zona del Comitium.
Debido a nombres similares, el lapis manalis a menudo se confunde (incluso en
comentarios de la antigüedad) con “la piedra que fluye” y que estaba relacionada con
la ceremonia del “aquaelicium” (llamada a las aguas), una ceremonia que buscaba
provocar la lluvia en tiempos de sequía.
Umbilicus Urbis Romae identificado como el Mundus Cereris, Foro Romano, Roma.
Las letras D.M. o D.M.S. eran seguidas por el nombre del difunto, generalmente con el
nombre de su padre y de su tribu, por sus honores y distinciones y, a veces, por un
registro de su edad. La inscripción a menudo concluye con H.I. (hic iacet) o alguna
fórmula similar, y también con frecuencia con una declaración de los límites y una
prohibición de violación o uso posterior del sepulcro, p. ej. H.M.H.N.S. (hoc
monumentum heredem non sequetur) “este monumento no debe pasar al heredero”.
Otra fórmula frecuente para finalizar los epígrafes en las inscripciones funerarias era
S.T.T.L. (sit tibi terra levis) “que la tierra te sea ligera”, esta fórmula evoca la angustia
que produce el pensar en el peso de la tierra oprimiendo el cuerpo que yace debajo de
ella. Se han documentado diferentes variantes de esta fórmula: T.L.S. (terra levis sit)
“que la tierra sea ligera”, o S.E.T.L. (sit ei terra levis) “que a este le sea ligera la tierra”.
Esta alocución aparece con frecuencia en la literatura clásica latina, en múltiples
variaciones, como por ejemplo:
“et bene discedens dicet placideque quiescas, terraque securae sit super ossa levis”
“y marchándote dirá: que descanses bien y con tranquilidad, y que la tierra te sea
ligera sobre los huesos, bien resguardada” (Tibulo, Elegías, 2, 4, 50).
La persona que ha erigido el monumento y su relación con el difunto a menudo es
mencionada, o si una persona ha preparado la tumba durante su vida, también se
puede mencionar con V.S.F. (vivus sibi fecit).
HITOS Y LÍMITES
Un hito o “miliarium” es una columna circular a menudo erigida sobre una base
rectangular sólida, esta base se suele situar a algo más de medio metro del suelo, suele
tener aproximadamente 1,5 metros de altura y 50 cm de diámetro pudiendo llegar a
pesar hasta 2 toneladas. En la base estaba inserta el número de la milla relativa a la vía
en la que se hallaba, en la parte superior del miliarium se especificaba la distancia al
Foro Romano además de otra información diversa sobre los funcionarios que hicieron
o repararon la vía y cuándo esto se hizo, por lo que los miliaria constituyen valiosas
fuentes de información. Las piedras de límite (termini) se encuentran con frecuencia,
siendo de propiedad tanto pública como privada, un ejemplo conocido es el ofrecido
por aquellos termini establecidos por comisionados llamados III. Viri A.I.A. (agris
iudicandis adsignandis) en tiempos de los Gracos (finales del siglo II a.C.).
En ocasiones se usa la barra doble “//” para resaltar el escaneo del texto en columnas
paralelas:
DISOLUCIÓN DE ABREVIATURAS
En el caso de espacio para una línea completa de texto, esto se indicará con seis
guiones horizontales entre corchetes ([------]), si el espacio es relativo a un número no
especificado de líneas y ubicado en la parte inicial o final de la inscripción, se usarán
seis guiones horizontales sin corchetes (------), incluso en esta circunstancia, en caso de
duda, los seis guiones horizontales pueden ser seguidos por un signo de interrogación
(------¿), lo cual indica que no es seguro que en la parte no conservada hubiera existido
una línea de texto:
Para las letras mal conservadas (letras cuya presencia es cierta, pero para las que es
difícil determinar el signo alfabético), se inserta un punto por debajo en los casos en
que el contexto permite una casi segura identificación ((abc) llevarán un punto por
debajo de cada una) y un signo “+” cuando no son de alguna manera reconocibles
(a++). Cada vez que el editor encuentre sobre el soporte restos de letras no
distinguibles, aunque se trate de evidencias vagas, no es correcto integrar el texto
entre corchetes ignorando la presencia de esa evidencia aunque sea indeterminada, es
oportuno que el editor del texto tome una posición al respecto, identificando las letras
vagamente visibles con un punto por debajo e integrando entre corchetes solo las
letras de las que no queda ningún rastro evidente (ab[c]), en este caso “b” llevará el
punto debajo.
Finalmente, existen también casos en los cuales las letras son claramente legibles pero
la laguna que las rodea no permite definir si están dentro de una palabra o si son
abreviaturas o partes de un nombre, en estos casos el editor transcribe las letras en
mayúscula (ABC).
ERASIONES
CIL, VIII 26542: P(ublio) Septimio Severo [[Getae Caes(ari)]] Aug(usto) n[ostro---].
Un segmento de texto eliminado puede también ser sustituido con un nuevo texto. Tal
circunstancia se verifica, p. ej. cuando un lapicida, dándose cuenta del error de
copiado, elimina abrasivamente algunas letras y las reemplaza con un texto correcto,
en estos casos el editor reporta el nuevo texto dentro de corchetes de doble gancho
(<<abc>>).
Al igual que las lenguas modernas, los textos epigráficos latinos también pueden
contener símbolos de varios tipos que acompañan al texto, los más comunes son los
símbolos monetales (HS “sestertius” que precede a una figura en números romanos) la
“C” invertida o retrógrada (una “C” al revés) utilizada para indicar sintéticamente la
palabra “mulier” (mujer), p. ej. en frases: )/L(ibertus)=((mulieris))/L(ibertus) “liberto de
una mujer”. El símbolo de la centuria, también utilizado para referirse al rango de
centurión (>); el denominado “theta nigrum” un símbolo convencional utilizado para
indicar el deceso de la persona nombrada (en el caso de un epígrafe funerario o
representados en los relieves de gladiadores), no se conoce su significado exacto,
podría ser una “theta” griega, inicial de la palabra “thanatos” (muerte), o el signo “O”
con una barra y con el significado de “obit” (muerto), en contraposición a la theta
nigrum tenemos el signo “V” que indica las palabras “V(ivus)” o “V(ivit)”, además de
otros signos menos frecuentes. Una clase de signos gráficos especiales es la constituida
por las denominadas “letras claudianas” introducidas por el emperador Claudio en la
época de su censura (47-48 d.C.) que estuvieron en uso durante un breve tiempo para
caer después en desuso. Estos signos son la “F” invertida (digamma inversum) usada
para transcribir el sonido consonántico “V” (siempre indistinto de la vocal “U” en la
escritura latina), el signo correspondiente a la mitad izquierda de la letra “H”
introducido para transcribir el “sonus medius” análogo a la pronunciación moderna de
la letra “Y”; y el signo “)” (antisigma) para sustituir los sonidos BS y PS, de los cuales no
se conoce todavía ninguna atestación epigráfica. Los signos extra-alfabéticos vienen
únicamente transcritos mediante el uso del doble paréntesis, dentro del cual el editor
explica el significado del signo (((abc))).
Dada la complejidad de los textos epigráficos para las personas no familiarizadas con
ellos, es conveniente que cualquier lector interesado tenga en cuenta los siguientes
elementos, los cuales podrán servirle como punto de partida en sus estudios de la
epigrafía latina:
La parte de la palabra que falta del original y de la que se tiene mucha o total certeza
de poder ser reconstituida se escribe entre paréntesis ().
Los paréntesis () contienen las letras faltantes de un texto abreviado.
Cuando se cree poder restituir una parte faltante, el texto se incluye entre corchetes [].
Cuando existe una laguna dentro de una línea, el número de letras faltantes,
expresado en un número, se coloca entre corchetes [].
Cuando existe una laguna de extensión definida dentro del texto, se emplea [.
Cuando una parte del texto ha sido borrada intencionalmente y grabada de nuevo se
indica con <<>>.
El asterisco * antes del número de identificación de la pieza indica que una inscripción
es considerada falsa o de factura moderna.
El “praenomen” (prenombre): era dado por los padres del niño desde el nacimiento y
elegido entre un número bastante restringido de nombres. Hay relativamente pocos
praenomina usados en la Roma republicana y en la Roma imperial, generalmente
ligados a la tradición, sólo alguno de estos como Flavio, Marco, Tiberio o Lucio
(también la versión femenina Lucia) están todavía en uso, últimamente se ha
descubierto también Gaia, femenino de Gaio o Caio que en realidad es la versión no
correcta de Gaio, la corrupción de Gaio en Caio deriva de la tradición latina que abrevia
con “C.” el praenomen Gaius (Gaio) y con “Cn.” el praenomen Gnaeus (Gneo). Tales
tradicionales abreviaciones derivan, a su vez, del hecho de que los etruscos, que
ejercieron una fuerte influencia sobre la primera fase histórica de Roma, no distinguían
entre la “G” y la “C”. Muchos de los praenomina masculinos usados fueron abreviados
con uno o dos caracteres en las inscripciones lapidarias, sin posibilidad de ambigüedad
dado que no eran muchos, las abreviaciones más comunes son: Aulus (A), Gaius (C),
Gnaeus (Cn), Decimus (D), Kaeso (K), Lucius (L), Marcus (M), Mamercus (Mam), Manius
(M’), Numerius (N), Publius (P), Quintus (Q), Servius (Ser), Sextus (Sex), Spurius (Sp),
Titus (T), Tiberius (Ti). Los praenomina Primus, Secundus, Tertius, Quintus, Sextus,
Septimus, Octavius y Decimus tienen, en las lenguas neolatinas el obvio significado de
números ordinales y fueron, probablemente en origen, asignados según el orden de
nacimiento.
A. Aconia Paulina. Aelia Domitia Paulina. Aelia Flacilla. Aelia Paetina. Aemilia
Lepida. Agrippina. Alfidia. Alypia. Ancharia. Annia Aurelia Faustina. Annia
Faustina. Annia Fundania Faustina. Annia Galeria Faustina. Annia Lucilla.
Antistia. Antonia. Aquilina Severa. Arrecina Tertulla. Arria. Arria Fadilla. Atia.
Aurelia.
B. Baebiana. Bruttia Crispina. Caecilia Attica. Caecilia Metella. Caecilia Paulina.
C. Caesonia. Claudia. Claudia Antonia. Claudia Pulchra. Clodia. Cornelia. Cornelia
Supera. Crispina.
D. Didia Clara. Domitia. Domitia Longina. Domitia Lucilla. Domitia Paulina.
Domitilla. Drusilla. Dryantilla.
E. Euphemia. Eutropia.
F. Fabia. Fadia. Faltonia Betitia Proba. Fannia. Fausta. Faustina. Flavia Domitilla.
Fulvia.
G. Galla. Galla Placidia. Gnaea Seia Herennia Sallustia Barbia Orbiana. Gratidia.
H. Helena. Helvia. Herennia Etruscilla. Honoria. Hostia.
I. Iulia. Iulia Aquila Severa. Iulia Domma. Iulia Paula. Iunia Calvina. Iustina.
L. Leontia. Lepida. Licinia. Livia. Livia Drusilla. Livia Iulia. Livia Ocellina. Livia
Orestilla. Livilla. Livilla Claudia. Lollia Paulina. Lucilla.
V. Valeria Galeria. Valeria Messalina. Verina. Vibia Matina. Vibia Sabina. Violentilla.
Vipsania. Vipsania Agrippina. Vistilia.
TRIBU
C. F. L. N. SEX. PRON.
Ejemplo 1.
“Vivo; Marco Lucilio, hijo de Marco, de la tribu Scaptia, Peto, tribuno militar, prefecto
de ingeniería militar, prefecto de la caballería; Lucilia, hija de Marco, Polla, hermana”.
Nota: la palabra “Polla” procede del adj. “paullus” y tiene el significado de “pequeña”,
lo que podría indicar que Lucilia era la hermana menor de Paetus (Paetus, es el
cognomen de Marco Lucilio y significa “tuerto”).
Ejemplo 2.
Ejemplo 3.
IMP NERO CAESAR AVGVSTVS DIVI CLAVDI F GERMANICI CAESARIS N TIB CAESARIS
AVG PRON DIVI AVG ABN PONTIF MAX TRIB POTEST XII IMP X COS IIII PP
DIVI CLAVDI F: Divi Clavdi Filius, o hijo del Divino Claudio, indica la adopción de Nerón
por parte del emperador Claudio, ya muerto y divinizado.
TIB CAESARIS AVG PRON: Caesaris Tiberii Augusti Pronepos, Nerón es también el
bisnieto del emperador Tiberio.
DIVI AVG ABN: Divi Augusti Abnepos, Nerón es el tatara-tatara nieto de Augusto.
PONTIF MAX: Pontifex Maximus, el sumo sacerdote de Roma, desde Julio César, que
fue Pontifex Maximus y también Augusto, todos los emperadores fueron Pontifex
Maximus.
TRIB POTEST XII: Tribunicia Potestate XII, revestido con el poder tribunicio a la 12ª vez,
este poder tribunicio los hacía sagrados e inviolables, no se podía poner las manos
sobre ellos.
PP: Pater Patriae, título otorgado a todos los emperadores desde Augusto, con algunas
excepciones.
Nerón
GRAFFITI
En términos arqueológicos, el graffiti es una marca, imagen o escritura rayada,
grabada, o pintada, en una superficie, se han encontrado numerosos ejemplos en
diversos lugares del Imperio Romano, incluyendo tabernas, casas y prostíbulos, así
como también en alfarería de la época. En muchas paredes de la antigua Pompeya se
han hallado numerosos graffiti bien conservados por la capa de ceniza y lapilli creada
por la erupción del monte Vesubio en el año 79 d.C., estos graffiti son una fuente
importante y valiosa de información en todos aquellos aspectos de los cuales los
autores antiguos no nos hablan, p. ej. los precios de los alimentos, las prostitutas, el
alquiler de una tienda, la composición étnica de la población, los idiomas hablados y el
conocimiento de los poetas y sus obras literarias, el origen de los siervos y esclavos, el
humor y el sarcasmo sobre los eventos contingentes de la vida cotidiana, nombres de
personas, insultos y blasfemias dirigidas a enemigos y oponentes, alabanzas e
invocaciones amorosas dirigidas a amantes o gladiadores, cálculos y recuentos, dibujos
infantiles o caricaturescos de personajes, gladiadores, obscenidades, cuadrúpedos,
barcos, preparativos militares etc.
En muchos casos, el graffiti tiende hacia lo grosero, como una línea de texto grabada
en la Basílica de Pompeya que dice “Lucila ganó dinero de su cuerpo”, imágenes
fálicas, así como imágenes eróticas. Estudiar los graffiti que quedaron de época
romana puede dar una mejor comprensión de la vida cotidiana y las actitudes de los
antiguos romanos, con conclusiones acerca de cómo hablaban, donde pasaban su
tiempo, como interactuaban con esos espacios, así como otros variados aspectos de su
vida diaria. Las inscripciones abarcan gran variedad de temas, desde poemas,
publicidad, declaraciones públicas, saludos etc. Hay dos tipos de graffiti: inscripciones
pintadas “tituli picti”, generalmente avisos públicos, reclamos electorales, etc. e
inscripciones grabadas “tituli scarifati”, generalmente constituidos por mensajes
espontáneos. Más de 11.000 muestras de graffiti han sido descubiertas en las
excavaciones de Pompeya, estos graffiti vienen siendo estudiados desde el siglo XIX y
siguen siendo la mejor evidencia del más del 90% de graffiti grabados en la ciudad que
no han sobrevivido a los elementos.
Las técnicas típicas al estudiar el graffiti incluyen dibujar cada inscripción y tomar
fotografías si se requiere atención especial, cuando sólo una sombra de los grabados
es visible a simple vista, se necesitan otros métodos de observación para descifrar los
grabados. Utilizando la función de perfil láser 3D para analizar la rugosidad de una
superficie, los arqueólogos han podido determinar las herramientas utilizadas en el
grabado, esta técnica se fusionó con fotografías tomadas con luz oblicua, diferentes
condiciones de iluminación y los resultados de los dispositivos de detección
electrostática han aumentado la legibilidad de las inscripciones legibles. Seguidamente
vamos a exponer algunos casos interesantes y variados de graffiti.
vasia quae rapui, quaeris formosa puella hermosa chica, buscas los besos que robé
accipe quae rapui non ego solus; ama recibe lo que no estaba solo tomando, amor
quisquis amat valeat quien ama, que le vaya bien.
DIÁLOGOS
A menudo, el graffiti está destinado a ser visto y se espera, también, que sea leído. Se
forma un diálogo entre el lector y la inscripción que puede ser simple, ya que habla a
los lectores en una forma directa como “si alguien se sienta aquí, déjalo que lea esto
antes que cualquier otra cosa” o “el que escribe esto está enamorado…. y yo que lo leo
soy un idiota”. También hay diálogos donde un pasaje responde a otro, estas
respuestas toman la forma de saludos, insultos, oraciones, etc.
JUEGOS Y ACERTIJOS
Los cuadros de palabras (cuadros mágicos) y los acertijos también son formas comunes
de la cultura del graffiti, estos muestran un nivel de agilidad mental y flexibilidad en el
lenguaje.
NIÑOS
Escribiendo alrededor del año 100 a.C. Plutarco se refirió sobre el graffiti: “No hay
nada escrito en ellos que sea útil o placentero; solo fulano recuerda “fulano de tal y
tal”, y le desea lo mejor, y “es lo mejor de sus amigos”, y muchas cosas llenas de
ridiculez”. Sin embargo, los estudiosos modernos han encontrado elementos para
estudiar y disfrutar en el arte visual y en la intertextualidad del graffiti romano. Más
que simplemente texto y pensamiento, el graffiti romano da una idea del espacio y de
cómo las personas interactuaban dentro de él, el estudio de la motivación detrás de
estos textos revela una tendencia para que el graffiti se ubique donde las personas
pasan el tiempo y lo pasan más frecuentemente a medida que se mueven a través de
ese espacio. Los lugares comunes para el graffiti son las escaleras, el peristilo central y
el vestíbulo, aunque pueden aparecer en muchos otros lugares, se ha dicho que el uso
del graffiti por los romanos es muy diferente de las tendencias desfiguradas de la
época moderna, más caótica e invasiva, con el texto mezclándose en las paredes y las
habitaciones respetando los frescos y la decoración con el uso de las letras minúsculas,
de esta forma, el entorno influye en el graffiti por tema y organización, y el graffiti a su
vez cambia e influye en el entorno. Como hemos señalado anteriormente, el graffiti da
numerosos testimonios de episodios específicos de la época; en la Casa de los
Dioscuros hay un graffiti que hace referencia a una violenta refriega entre los
habitantes de Pompeya y los de Nuceria Alfaterna ocurrido en el año 59 d.C. en el
anfiteatro de Pompeya, durante un espectáculo de gladiadores, en la Casa nº 1323 de
Pompeya, existe una pintura mural que hace referencia a este episodio el cual costó a
los pompeyanos el cierre del anfiteatro durante diez años, en este graffiti se lee:
CIL IV, 01293: Campani Victoria cum nucerinis peristis. “Oh Campanos sois muertos
junto a los Nucerios en esta victoria”.
mientras en una de las columnas del peristilo de la Casa del Laberinto están
representados dos gladiadores y sus respectivos graffiti, donde se lee:
Otros graffiti hallados en las paredes de los burdeles de Pompeya ilustran de forma
muy explícita el lenguaje empleado al referirse a estos lugares:
CIL IV, 2175: Hic ego puellas multas futui. “Aquí me jodí muchas chicas”.
CIL IV, 2246: Hic ego, cum veni, futui, deinde redei domun”. “Aquí yo, después de mi
llegada, he jodido, después he regresado a casa”.
CIL IV, 2217: Fututa sum hic. “Aquí soy jodida”.
CIL IV, 1516: Hic ego non futui formosam puellam laudatam a multis, sed lutus intus
erat. “Aquí acabo de joder a una chica bien formada alabada por muchos, pero por
dentro está embarrada”.
La mayoría de los burdeles (en Pompeya se han identificado varias decenas de ellos)
eran una especie de pequeñas empresas en las que el dueño ponía a trabajar a varias
esclavas como prostitutas, también obtenía ingresos adicionales con el alquiler de la
“cella meretricia” a mujeres libres.
Cella meretricia
Las Tres Gracias junto a una mujer de mayor edad y el texto: ad sorores IIII, “de las
cuatro hermanas”.
Una manera muy usada para atraer a los clientes por parte de las prostitutas era la de
ofrecer los propios “encantos” frente a la calle, ofrecerse desnudas o con un vestido
transparente, desde una ventana, a la vista de quienes pasaban. A veces atraían la
atención con invitaciones e incluso aullidos, en la antigua Roma las prostitutas eran
popularmente conocidas como “lupae” –lobas- de ahí la palabra lupanar.
Los materiales sobre los que se escribieron las primeras inscripciones cristianas eran
los mismos que los utilizados para otras inscripciones en la antigüedad, para las
inscripciones sepulcrales y registros epigráficos, el material más comúnmente utilizado
fue la piedra de diferentes tipos, bien local o importada, destacando principalmente el
mármol, en su mayoría blanco, pero también el granito gris, alabastro y mármoles de
colores, con diferentes espesores según la naturaleza del objeto: para las “formas” que
tenían que soportar el peso de las personas se usaron preferentemente piezas gruesas,
la piedra se utilizó preferentemente para los cementerios al aire libre, el uso del metal
fue menos común, además de estos materiales también se usaron mosaicos, tejas y
otros materiales pero con mucha menor frecuencia. Los objetos utilizados como
soportes eran, así mismo, variados, tales como anillos, gemas, sellos, fíbulas, peinetas,
agujas, vasos, platos, lámparas, recipientes de diferentes tipos, placas, collares,
pectorales, amuletos, objetos de vidrio, ladrillos, ánforas, tejas, etc. Cuando la
inscripción se graba correctamente en la piedra, se la denomina “titulus” o “mármol”;
si simplemente se rascó la piedra se denomina graffito (pl. graffiti), una inscripción
pintada se llama “dipinto” y una inscripción hecha en mosaico, como los encontrados
en el norte de África, España y en la parte oriental del Imperio Romano, se denomina
“opus musivum”. Era una práctica común en el mundo greco-romano hacer uso de
losas ya inscritas, es decir, tomar el reverso de una losa ya utilizada previamente como
soporte de una inscripción, y realizar en ella una inscripción cristiana, este tipo de losas
se denomina “opistógrafo”. La forma de las inscripciones cristianas no difiere de las
inscripciones no cristianas que fueron contemporáneas con ellas, excepto cuando son
de naturaleza sepulcral, y solo en el caso de los “tituli” de las catacumbas. Las formas
de las inscripciones sepulcrales en soporte de piedra difieren en el occidente latino y
en el oriente griego, la forma más común en el oriente era la estela erguida (gr. stéle,
bloque o losa de piedra) frecuentemente adornada con un filete o una moldura
curvada que sobresalía; en occidente, a menudo se usaba una losa para cerrar la
tumba, por lo tanto, la mayoría de las tumbas (loculi) en las catacumbas se cerraron
con losas finas y rectangulares de terracota o mármol, las tumbas llamadas arcosolia
estaban cubiertas con losas pesadas y planas, mientras que en los sarcófagos, un panel
(tabula) o un disco se reservaba con frecuencia en la pared frontal para contener una
inscripción.
Los caracteres usados para realizar las inscripciones se clasifican por su apariencia
individual y, por lo general, en tres tipos diferentes:
Otra forma de abreviatura utilizada fue la “psefia”, que es un criptograma que expresa
el mismo concepto de la palabra pero a través de números, si dos palabras tienen el
mismo valor numérico, se llaman “isopséficas”. El latín es el idioma más utilizado en las
inscripciones paleocristianas, pero en el oriente el griego se utilizó comúnmente. En
muchas inscripciones los lapicidas no poseían un buen dominio del idioma escrito por
lo que se encuentran con frecuencia alteraciones fonéticas y morfológicas como “e”
por “ae”, “b” por “v”, “m” por “n”, “s” por “x”, también aparecen omisiones de letras o
sílabas (haplographia). Los acentos son muy raros, sobre las vocales largas (apex) o
sobre las consonantes para indicar duplicación (sicilicus), muchas inscripciones se
confundían por el uso de escribir latín en letras griegas y griego en letras latinas. La
puntuación nace para distinguir las palabras muy juntas, como en el caso de la
epigrafía latina no cristiana: punto redondo, triangular, cuadrado, hoja de hiedra
(hedera), palmeta, cruz, pequeña flecha o letras del alfabeto. La mayoría de las veces,
las fechas de las inscripciones cristianas deben juzgarse a partir del contexto, pero
cuando se dan las fechas, aparecen en la notación consular romana, es decir,
nombrando a los dos cónsules que ocupaban el cargo ese año. El método de cálculo
cronológico varió en diferentes países, la actual cronología dionisíaca (a.C./d.C.) no
aparece en las primeras inscripciones cristianas.
INSCRIPCIONES FUNERARIAS
En los siglos III y IV, el texto de los epitafios se amplió con la edad del difunto, a veces
completada por el número de meses y días y algunas veces (para los niños) de
fracciones de horas, indicadas con la fórmula “plus minus”, siglada P.M. u otras
fórmulas, otras veces se indicaba el año de nacimiento, de matrimonio o de viudedaz.
´
Se hizo un gran uso del simbolismo, así, la cruz abierta se encuentra en los epitafios de
las catacumbas ya en el siglo II, y desde el siglo III al VI la cruz monogramática en sus
diversas formas aparece ya como un elemento habitual de los epitafios. Los emblemas
crípticos del cristianismo primitivo también se usan: el pez (Cristo), el ancla
(esperanza), la palma (victoria) y la representación del alma en el otro mundo como
una figura femenina con los brazos extendidos en actitud de oración (orans). A partir
del siglo IV después de que la Iglesia ganó la hegemonía dentro del Imperio Romano, el
lenguaje de los epitafios se volvió más franco y abierto, se hizo hincapié en una vida de
acuerdo con los dictados de la fe cristiana, y las oraciones por los muertos, muy
similares a las aclamaciones (que perdieron el sentido lúgubre que tenían en el mundo
pagano transformándose en augurios, los augurios de paz, no solamente referidos al
sepulcro –domus aeternalis-), las aclamaciones de la vida en Cristo, se agregaron a la
inscripción, las oraciones inscritas desde el principio en las losas sepulcrales
reproducen, en gran medida, la liturgia primitiva del servicio fúnebre, implicando a los
difuntos, la paz eterna y un lugar de refrigerio (refrigerium), invitando a la fiesta del
amor celestial (agape) simbolizado por una paloma y deseando a los difuntos el rápido
disfrute de la luz del Paraíso y la comunicación con Dios y los santos, el epitafio repite
la doxología al final, y agrega la petición del escriba: “Oh, Salvador, da también paz al
escriba”.
En Europa occidental, pero también en el oriente, no era inusual observar, tanto en las
catacumbas como en los cementerios de la superficie, la compra o el regalo de la
tumba, las fórmulas minatoriales (amenazantes) tradicionales contra la profanación de
la tumba o su uso ilegal como lugar de una posterior sepultura, también fueron
utilizadas en el ámbito cristiano.
ANEXOS
I.CORPUS INSCRIPTIONUM LATINARUM (CIL)
Theodor Mommsen
Gran parte del trabajo suponía inspecciones personales de lugares y monumentos, con
la intención de recuperar lo más posible de la información general, en los casos en los
que una inscripción previamente citada no se conseguía encontrar, los autores
intentaban conseguir una versión ajustada comparando las versiones con aquellos
estudiosos que hubieran visto el original. Actualmente el CIL consta de 17 volúmenes,
con 70 partes, que recogen aproximadamente 180.000 inscripciones, 13 volúmenes
suplementarios incluyen índices especiales. La notación para referenciar una
inscripción en el CIL se establece de esta manera, primero CIL, seguido del número del
volumen, el número de la inscripción y las páginas donde se puede localizar la
inscripción, hay que señalar que una inscripción puede estar publicada en dos partes,
por lo que, en este caso, habrá dos numeraciones distintas.
El primer volumen, en dos secciones, cubre las inscripciones más antiguas, hasta
finales de la República romana, los volúmenes II al XIV están divididos
geográficamente, según la zona donde se encontraron las inscripciones, el volumen XV
se dedica a los “instrumentum domesticum”, el XVI recoge los diplomas militares, el
XVII se dedica enteramente a los miliarios, el volumen XVIII está en proyecto y
contendrá la “Carmina Latina Epigraphica”, una vasta colección de poemas en latín
compuesta en las provincias romanas del norte de África aprox. en el siglo VI d.C. y que
contiene, mayoritariamente, obras de poetas africanos de la latinidad tardía pero
también obras más antiguas del primer periodo imperial. El Index Numerum: Ein
Findbuch Zum Corpus Inscriptionum Latinarum se publicó en el año 2004. Las
descripciones incluyen imágenes de la inscripción original, si está disponible, dibujos
que muestran las letras en su posición y tamaño original y una interpretación que
reconstruye las abreviaturas y partes perdidas, además de discutir cuestiones
problemáticas, así como el nombre moderno y el nombre antiguo del lugar de donde
procede la inscripción. El idioma del CIL es el latín. La Berlin-Brandenburgische
Akademie der Wissenschaften (Academia Berlinesa-Brandenburguesa de las Ciencias)
continúa actualizando y reeditando el CIL, habiendo comenzado por el volumen II
dedicado a las inscripciones de Hispania, de los que ya están disponibles los dedicados
al Conventus Astigitanus, al Conventus Cordubensis, la parte meridional de la Provincia
Tarraconensis y a Tarraco, la capital del Conventus Tarraconensis; y por el volumen VI,
dedicado a las inscripciones monumentales de la ciudad de Roma. La estructura del CIL
queda, pues, establecida de la siguiente manera:
Vol. II. Inscriptiones Hispaniae Latinae. Recoge las inscripciones de la Península Ibérica
(España y Portugal). La primera edición (1869) estuvo a cargo de Emil Hübner y está en
proceso de sustitución por una segunda edición actualizada y publicada a partir de
1995.
Vol. VI. Inscriptiones Urbis Romae Latinae. Dedicado a las inscripciones urbanas de
Roma.
Vol. IX. Inscriptiones Calabriae, Apuliae, Samnii, Sabinorum, Piceni Latinae. Dedicado a
las inscripciones relativas al lado adriático de la Italia centro-meridional (regiones
augusteas II Apulia et Calabria, IV Samnium, V Picenum).
Vol. X. Inscriptiones Bruttiorum, Lucaniae, Campaniae, Siciliae, Sardiniae Latinae.
Dedicado a las inscripciones del sector occidental de la Italia meridional (Campania y
regio augustea III Lucania et Bruttii) y de las provincias romanas de Sicilia y Cerdeña.
Vol. XI. Inscriptiones Aemiliae, Etruriae, Umbriae Latinae. Dedicado a las inscripciones
de la Italia centro-septentrional (regiones augusteas VI Umbria, VII Etruria, VIII
Aemilia).
Vol. XIV. Inscriptiones Latii veteris Latinae. Dedicado a las inscripciones del Latium
vetus, incluyendo los centros de Ostia y Portus (los puertos de la ciudad de Roma).
L´Année Épigraphique es una publicación anual creada por René Cagnat con el título
“Revue des publications épigraphiques relatives à l´Antiquité romaine”, Cagnat era por
entonces titular de la cátedra de epigrafía y antigüedad romana en el College de
France, y por Jean-Guillaume Feignon, como asistente epigrafista, en el año 1888. La
publicación estuvo unida a la Revue archéologique hasta el número del año 1964, a
partir de entonces se convierte en una publicación autónoma de las Presses
Universitaires de France (PUF) y mantenida con una subvención del Centre National de
la Recherche Scientifique (CNRS) quien la dirige y en parte redacta. L´Année
Épigraphique publica sistemáticamente todas las inscripciones descubiertas cada año
relacionadas con el mundo romano, en latín o en griego, así como todas las nuevas
ediciones de textos ya conocidos. La edición del texto va acompañada de la referencia
de la edición original y un breve comentario. L´Année Épigraphique también realiza un
trabajo bibliográfico con la colección de estudios, congresos, artículos y monografías
dedicadas al estudio de la epigrafía del mundo romano. Los documentos están
divididos con respecto a las provincias donde fueron encontradas o a la regio (distrito)
si es de procedencia itálica, una sección especial está dedicada a las inscripciones de
origen desconocido o que procedan de territorios fuera de las fronteras del Imperio
Romano, un preciso índice completa la obra. L´Année Épigraphique es un importante e
imprescindible instrumento de trabajo para los investigadores de la epigrafía latina, si
bien en el transcurso de los últimos años, el retraso de la edición (hasta tres años), en
comparación con el curso normal de estudios, resiente el propósito de L´Année
Épigraphique, como instrumento de actualización epigráfica, sinceramente esperamos
se solvente a la mayor brevedad posible, ya que se trata, como digo, de una magnífica
herramienta de trabajo.
L´ANNÉE ÉPIGRAPHIQUE
IV. EPIGRAPHICA
Esta publicación anual tuvo sus comienzos en el año 1939 con ocasión de la
celebración en Amsterdam del I Congresso Internazionale di Epigrafia, a iniciativa del
Prof. Aristide Calderini de la Università Cattolica del Sacro Cuore de Milán y editada
por Ceschina Editrice de Milán. A la muerte de Calderini, la revista fue dirigida por el
Prof. Giancarlo Susini de la Università di Bologna quien, en 1972 trasladó la edición de
la revista a la casa Editrice Fratelli Lege, el Prof. Susini dirigió la publicación con la
asistencia de las Prof. Angela Donati (Università di Bologna) y Maria Bollini (Università
di Ferrara), a la muerte de Susini (año 2000) Angela Donati se hizo cargo de la
dirección. Desde 2010 (Vol. LXXII) la revista es dirigida por Angela Donati (directora
responsable), Maria Bollini (codirectora), así como Attilio Mastino de la Università di
Sassari. La publicación puede consultarse en la pág. Web de la revista y en Dialnet.
EPIGRAPHICA
V. BASES DE DATOS.
Dentro del proyecto EAGLE se encuentra The Ashmolean Latin Inscriptions Project,
adjunto al Ashmolean Museum y la Universidad de Oxford, con material epigráfico
procedente de Gran Bretaña, ofrece una variada temática de inscripciones latinas y
una excelente presentación de los soportes y epígrafes que contiene una descripción
del monumento, el texto, el estudio de las letras, la edición del texto, la traducción, el
aparato crítico, enlaces a fotografías del soporte y texto, la localización y comentario
junto a una nutrida bibliografía.
A.- Absolvo, Actum, Aedilis, Aes, Ager, Ago, Aio, Amicus, Annus, Antiquo, Auctor,
Auditor, Augustus, Aulus, Aurum, Aut
A.A.A.F.F. – Auro argento aere flando feriundo. O también, Aere Argento Auro Flando
Feriundo
ABB. – Abbas
Ab. – Abbas
Abs. – Absens
Absoluo. – Absolutio
AED. – Aedilis
AEL. – Aelius
AER. – Aerarium
a.h. – ad honorem
a.l. – ad litteram
Alb. – Albus
Alr. – aliter
a.p. – ad personam
Appatis. – Approbatis
ARG. – Argentum
Aucte. – Auctoritate
Authen. – Authentica
AVR. – Aurelius
AVSPP. – Auspicia
B.F. – Bona fémina, Bona fides, Bona fortuna, Bonum factum, Bona filia
BRT. – Britannicus
C. – Caesar, Caius, Caput, Causa, Censor, Civis, Cohors, Colonia Comitialis (dies),
Condemno, Consul, Cum, Curo, Custos, Caia, Centuria
CESS. – Censores
CN. – Cnaeus
D. – Dat, Dedit, De, Decimus, Decretum, Decurio, Deus, Dicit, Dies, Divus, Dominus,
Domus, Donum
D.D. – Dea Dia, Decurionum decreto, Dedicavit, Deo dedit, Dono dedit
DES. – Designatus
etc. – et caetera
et seq. – et sequentes
F. – Fabius, Facere, Fecit, Familia, Fastus (dies), Felix, Femina, Fides, Filius, Flamen,
Fortuna, Frater, Fuit, Functus
GL. – Gloria
I . – Inmortalis, Imperator, In, Infra, Inter, Invictus, Ipse, Iulius, Iunius, Iupiter, Iustus
K.- Kaeso
L.- Laelius, Legio, Lex, Libens, Liber, Libra, Locus, Lollius, Lucius, Luduns.
LVD. – Ludus
M´. – Manius
MES. – Mensis
MESS. – Menses
N.- Natio, Natus, Nefastus (dies), Nepos, Neptunus, Nero, Nomen, Nonae, Noster,
Novus, Numen, Numerius, Numeros, Nummus
NN. – Nostri
NOB. – Nobilis
P.- Pars, Passus, Pater, Patronus, Pax, Perpetuus, Pius, Plebs, Populus, Possuit, Praetor,
Primus, Pro, Provincia, Publicus, Publius
P.C. – Pia fidelix, Pius felix, Publii filius
PROC. – Procurator
PROCOS. – Proconsul
Q.D.R. – Qua de re
S. – Sacrum, Scriptus, Senatus, Sepultus, Servius, Servus, Sextus, Sibi, Sine, Situs, Solus,
Solvit, Sub
S.C.R. – Scriptum
TVL. – Tullius
V. – Urbs, Uxor, Vale, Vestalis, Vide, Vir, Vivus, Vixit, Volo, Votum
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