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En que te has metido…

Si eres un lector ávido del romanticismo M/M o


eres nuevo en el género, estás invitado a este delicioso
regalo. Así que siéntate, relájate y disfruta de:

Rellena mi Calcetín: Con Historias de amor M/M


que sean agradables y... traviesas.
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Página
Advertencias...

Las historias en esta colección son sexualmente


explícitas y destinadas a lectores adultos, así que
considérense advertidos... y suertudos.
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TABLA DE CONTENIDOS:
UN BRILLANTE JUGUETE NUEVO por M.J. O'Shea……………….................……5

UÑA Y CARNE por Brian Jackson…………………………………………….…………22

NAVIDAD EN UN ENTORNO LIMITADO por Missy Welsh………………………..36

FALSA ALARMA por Jade Archer………………………………………………………..45

EL NUEVO EJÉRCITO DEL HOMBRE por Michael S. ……………………………..68

ROMMY & JULES por Xara X. Xanakas………………………………………………..77

UN DESEO PARA JAMIE por Em Wood………………………………………………..89

SOLTAR LOS VERDES por Rachel Haimowitz……………………………………….110

MASTERS & BOYD por by SJD Peterson……………………………………………...120

ME DERRITES por Kari Gregg………………………………………………………….134

UN MOCOSO PARA EMPACAR por Kim Dare……………………………………....150

LA SURTIDA NAVIDAD DE JUNIPER por A.J. Llewellyn………………………...176

EL REGALO DE BOBBY por Serena Yates……………………………………..…….188

LAS POSADAS por Ocotillo………………………………………………………………209

AMOR ATADO por Jessica Freely…………………………………………...………….232

EN LA CIUDAD DE NEVERLOVE por Heinrich Xin………………………………..247

REGALOS DE NAVIDAD por William Cooper……………………….……………….260

EN EL VIENTO por Wren Boudreau…………………….……………………………..278

EL REGALO DEL PUEBLERINO por Selah March……………...………………….298

UN PASEO POR EL LADO SALVAJE por Sarah Madison…………………………312

BONO NAVIDEÑO por Stephanie Hecht……………………………………………...326

LA NAVIDAD DE COCKLEBUR por Amy Lane…………………………………..…342


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EL REGALO por Angela Benedetti…………………………………………………..…357


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Un Brillante Juguete
Nuevo

Por M. J. O'Shea
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Querido Santa,

He estado intentando conseguir


que mi mejor amigo me note más por
meses. Quiero meter en su media todo
tipo de juguetes traviesos para
ayudarle a darse cuenta que tan
perfecto sería si estuviéramos juntos.
Tal vez un anillo para el pene o unas
bolas anales. Por favor, ayúdame a
descubrir qué botones apretar para
conseguir dar ese paso hacia adelante.
¡Gracias!

Feliz Navidad
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―¡Ay! ¡Mierda!
James empezó a saltar arriba y abajo en la arena, con un pie en la
mano. Un pedazo de vidrio se le incrusto justo en el arco. Él se lanzó
muy duro, corriendo a buscar la pelota de voleibol que Quinn había
lanzado sobre la red a una velocidad vertiginosa. James perdió el
equilibrio y cayó en la arena, lesionando su pie en el aire.
―¿Qué te pasa, viejo?
El mejor y más antiguo amigo de James salió corriendo hacia él,
doblándose graciosamente bajo la red de voleibol y hundiéndose hasta
las rodillas. Incluso a través de su dolor, la respiración de James quedo
atrapada en su garganta cuando Quinn se acercó más. Él estaba
caliente por el juego y el calor de la temporada. Olía a sol y a sudor y al
igual que Quinn. Sexy y familiar.
Jesús. Ya basta. James cerró sus ojos por un segundo, en parte
porque su pie estaba realmente y jodidamente lastimado, y también
porque si no lo hacía entonces Quinn podría ver algo en sus ojos que no
debería haber estado allí. Nunca solía estar.
James no sabía muy bien cuándo sucedió.
Parece que un día él estaba sentado en el suelo jugando a Star Wars
con Quinn, haciendo ruidos de '¡Pow! ¡Pow!' con los pequeños juguetes
de plástico y riendo como una hiena ante las imitaciones de Quinn de
Jar Jar Binks, y la siguiente vez —bien solo digamos que en algún lugar
entre Jar Jar Binks e inglés 201 en la escuela local, Quinn dejó de ser
Quinn y se convirtió en algo completamente... más.
―Hombre, eso debe doler como una perra. El vidrio se ha quedado
atascado muy profundo. ― El rostro de Quinn se arrugó con
preocupación.
James gimió. ― Gracias por señalarlo. Voy a tratar de sacarlo….
―No, espera. Vamos a hacerlo en el apartamento donde hay jabón y
esas cosas antibacteriales. Eso podría infectarse seriamente si algo se
te mete.
James rodó sus ojos. ―Está bien señor Graduado de Fisioterapia.
¿Cómo voy a llegar hasta el coche? ―El camino desde la playa hasta el
estacionamiento tiene por lo menos unos cien pies.
―Te tengo. Ven, ― Quinn se inclinó. ― Sube a mi espalda.
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Página

― ¿En serio?
―Sí, por supuesto. Sólo considéralo como el pago atrasado de
cuando tú me arrastraste a mi bicicleta y a mí a casa después del
accidente con el carrito de helados.
James se rió ante el recuerdo, era capaz de reír, porque Quinn no se
había hecho mucho daño y ya habían pasado casi diez años.
―Muy bien. Vamos, ― James lucho en ponerse de pie con la rodilla,
plantó el pie no lesionado en la arena. ― Acércate un poco. ―Después
enrollo sus brazos alrededor del cuello de Quinn y se sorprendió por la
fuerza utilizada para alzarlo.
James se sintió incómodo al montar la espalda de Quinn por la playa
de camino hacia el coche. Tuvo que enganchar sus piernas un par de
veces en las delgadas caderas, pero la cálida piel de Quinn debajo de
sus brazos y el sutil cambio de los fuertes músculos abdominales entre
sus muslos hicieron que la incomodidad valiera la pena. Oh Dios.
―¿Estás bien ahí atrás, hermano? ― Hermano. Mantén esa palabra
en mente.
―Sí. ¿No estoy sangrando sobre tu pierna o algo así, ¿verdad? ― Esta
bien. Enfócate en el pie y no el hecho de que puedes sentir su culo
golpear arriba y abajo por debajo de tu entrepierna.
― No te preocupe. Hey, ¿puedes sostener mi cámara? La correa se
está hundiendo en mi dedo.
James se agachó y agarro la correa de la cámara para liberarla de
donde se había atascado en su muslo. Él Quería apretar los dedos de
Quinn, inclinarse hacia delante y mordisquear la parte de atrás de su
cuello y recorrer con su lengua la musculosa columna vertebral...
―Chicos ustedes son adorables, ¿quieren que nosotras les tomemos
una foto? ― James levantó la cabeza. Dos chicas, probablemente en la
escuela secundaria, ambas en traje de baño y con pantalones de
diseñador les sonreían a él y a Quinn.
¿Cuándo llegaron allí?
―Oh, nosotros no—
―Claro, ―Quinn lo interrumpió. ― Jamie, dale mi cámara.
El Estiró el brazo que sostenía la cámara en silencio, sin saber qué
decir.
―Sonrian ―La chica canturreo brillantemente cuando tuvo el
disparo listo.
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Página
James ciño sus brazos alrededor de los hombros de Quinn, con esa
excusa pudo sentir toda esa sexy piel contra su pecho. Él sonrió,
aunque entre el dolor en el pie y el hecho de que apenas podía respirar,
era un poco difícil llevarlo a cabo.
―Perfecto, ―Ella les dijo, después de revisar la foto y entregar la
cámara de nuevo. ― Que tengan ustedes un gran día. ―La chica le dio a
su amiga una sonrisa que podría ser fácilmente considerada obscena.
Quinn se rió entre dientes tan pronto como las dos chicas habían
caminado fuera de su vista. ― Hey Jamie, ¿qué crees que ella se estaba
imaginando? ― Él se rió sarcásticamente y le apretó el muslo a James.
James gimió. Lo mismo que yo. ―Lo Juro las chicas son las más
grandes pervertidas.
―Por favor, ellas nunca nos van a robar ese premio a nosotros.
Cuando llegaron al coche, Quinn puso en el asiento trasero a james
antes de que él se subiera y encendiera el auto, listo para conducir de
regreso a su apartamento. James miró hacia abajo a sus pies e
inmediatamente su estómago se contrajo. El vidrio se encontraba
todavía muy profundo y su pie estaba goteando por todo el lugar, el
sangrado no mostraba signos de desaceleración.
―Uh, ¿Quinn?
― ¿Sí?
―Creo que me voy a desmayar.

Era oficialmente la primera noche de las vacaciones de invierno.


James estaba acostado, con el pie envuelto y apoyado en el sofá. Había
sido un dolor en el culo, Bueno en el pie realidad, Hizo sus últimos
exámenes finales con cada latido del corazón palpitante en su arco.
Quinn había sido de gran ayuda. No sólo había llevado a su
inconsciente amigo a la sala de emergencias ese día y se sentó con él
durante horas, hasta que su pie estaba libre del vidrio, cosido y
envuelto en una gasa, desde entonces él se comportó más simpático.
Había hecho de todo, desde llevar libros de James para que no se
entorpeciera con la muleta que había conseguido en el hospital, hasta
llevarle la cena al sofá. Los otros chicos que jugaban polo acuático con
ellos habían estado molestando a Quinn constantemente acerca de que
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James era su pequeña novia, pero él sólo se río y les dijo que mejor
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esperaran que nunca se lesionaran. James había pasado mucho tiempo


recordándose que Quinn estaba siendo un buen amigo. Eso no se
sentía así.
Había una intensa tormenta fuera, el viento y la lluvia golpeando la
costa y volviendo todo mojado y oscuro. James era de la clase de los
que les gustaba la lluvia. Él nunca se Había acostumbrado a los
inviernos de Florida tras pasar sus primeros ocho años en New
Hampshire. Siempre se sentía como que eran de mentiras —al menos
cuando las cosas de Papá Noel comenzaron a aparecer. Era difícil
entusiasmarse con una bola de nieve, si aún había clima seco.
Oyó llaves tintineando en la puerta principal. Quinn. El Corazón de
James dio un gran salto en su pecho antes de que palpitara a toda prisa.
Se dijo así mismo que debía calmarse probablemente por millonésima
vez. Era solo Quinn... Era solo —mierda, era inútil para él. No había tal
cosa como "sólo Quinn” nunca más. James siguió intentando calmar su
pulso cuando Quinn entró y se dejó caer en el sofá, con cuidado para
evitar el vendado pie de James.
―Dios, mi examen final de vio fue brutal.
―Ciencias políticas no fue muy divertida tampoco. Creo que la pasé
bien.
Quinn se sentó allí por un minuto o dos, se veía agotado. Luego
tomo el pie lesionado de James en su regazo y comenzó a frotarlo con
sus gentiles y bien entrenadas manos. ―¿Cómo te sientes hoy?
James no sabía si iba a ser capaz de hablar sin sonar chillón. El dolor
y el placer fluyendo a través de su cuerpo desde ese punto de presión
haciendo que su piel hormigueara en todo el cuerpo. Quería arquear
la espalda y gemir.
―M-mejor, ― él respondió, tratando de ocultar su tartamudez con un
bostezo no muy convincente. Se sentía como un culo. El chico sólo
estaba haciendo lo que pronto sería su trabajo. ―¿Quieres pedir una
pizza?― Esperaba que hablar de comida haría que su rápida erección
desapareciera. Por si acaso, él inclinó la otra rodilla para que la manta
pudiera esconder cualquier cosa que pudiera aparecer.
―Por supuesto. Pizza suena perfecto. ¿Pepperoni, cebolla y piña?
James asintió con un suspiro de felicidad. ―Creo que nuestra
amistad estaba destinada a ser. Nadie más apreciaría los ingredientes
de la pizza perfecta.
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Quinn se río y sacó su teléfono del bolsillo.


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Se comieron la pizza y vieron algunas tontas películas de acción en
HBO. La tormenta había empeorado, pero adormecido a James. El
viento y el constante golpeteo de la lluvia sobre la ventana de la bahía
estaban prácticamente induciéndolo a dormir, por no hablar de la
presión suave y continúa de la mano de Quinn en su pie y tobillo.
Cerró los ojos por un segundo e inclinó su cabeza hacia atrás.
―Hey, ¿Jamie? ― La voz de Quinn estaba tranquila. James se
preguntó si en realidad se había quedado dormido. ―Necesitas ir a la
cama. Estabas totalmente desmayado. ―Supongo que eso es un sí.
Levantó las piernas de su cómodo pedestal en los muslos de Quinn y se
fue cojeando hacia el baño para lavarse los dientes y tomar la última de
sus pastillas para el dolor.
―Buenas noches, amigo, ―le murmuró a Quinn entre bostezos.
―Buenas noches, Jamie.
James hizo una mueca. ―¿Por qué me sigues llamando así? Nadie
más lo hace como desde sexto grado.
Quinn sonrió. ―Porque puedo. Vete a la cama... Jamie. ―Él sonrió y
James sacó la lengua antes de encerrarse en el baño.
James se acostó en su cama y se quedó mirando a la oscuridad, al
igual que lo hacía casi todas las noches. No importaba lo cansado que
estuviera, tan pronto como él estuviera en el silencio de su habitación,
su mente se despertaba y se negaba a dejar a su cuerpo dormir. Podía
oír el débil zumbido de la televisión o la radio procedente de la
habitación de Quinn. Quinn siempre había tenido dificultades para
dormir en el puro silencio. James recordó eso a partir de sus múltiples
quedas a dormir fuera de casa. Pensó en Quinn, acostado en la cama al
otro lado de la pared, tal vez usando boxers, o nada en absoluto. Su
estómago se apretó, respirando agitadamente y como de costumbre,
estaba bien despierto.
Quinn...
Los ojos de James se desviaron hacia el cajón de su mesita de noche.
No debería. No con Quinn despierto en la habitación de al lado. Él
realmente quería.
Él había ido a una pequeña excursión con su hermana
vergonzosamente abierta de mente unas semanas antes a una gran
cadena de tiendas eróticas. Ella quería conseguir algunas cosas para
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ella y su novio, y ella le había hablado a James del tapón y de un


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conjunto de bolas anales y de ese vibrador de color rojo brillante con


corazones por todos lados que era casi demasiado lindo para ser
caliente. Sin embargo Él había estado muriéndose por probarlo en sí
mismo, o tal vez en Quinn. O las dos cosas.
Sin duda ambas.
La idea de empujar dentro de Quinn el vibrador, o sus dedos, o
mejor aún, de golpe, su polla, hizo a James estremecerse. Tomada la
decisión. Estiro el brazo y saco el brillante y nuevo vibrador y una
botella de lubricante de su mesita de noche.

―Jamie, ¿duermes?
James levantó su cabeza de la almohada y se quedó mirando en la
oscuridad, tratando de enfocar su cerebro somnoliento en el ruido que
venía de la puerta de su habitación. Estaba aturdido y un poco
perturbado por los medicamentos para el dolor. Era muy difícil
mantener los ojos abiertos.
―¿Quinn? ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Qué hora es?
―No lo sé, tarde. Yo estaba en mi ordenador y se fue la luz. La
tormenta está empeorando. ―Como si él la hubiera programado un
trueno sacudió el apartamento.
―Sólo tienes que ir a dormir, Quinn. Se terminará en la mañana.
James sintió que su cama se movía. Quinn debe haberse sentado a
los pies. ―No puedo dormir. A mí no... no me gustan las tormentas.
Si eso no era la cosa más adorable que hubiera escuchado. ―Siéntate
aquí durante unos minutos. Se calmará.
―¿Puedo dormir aquí? Yo sé que sueno como el mayor perdedor que
exista, pero la verdad es que no quiero estar en mi habitación solo.
―Quinn se acercó y levantó el borde de la colcha.
―Hey, ¡estoy desnudo! ―James dijo entre dientes, no es que le
importara. En su neblina inducida por el Vicodin acurrucarse desnudo
con Quinn no sólo sonaba bien, también era posible. Hey que podría
suceder...
―No es gran cosa, amigo. Nos vemos desnudos todos los días en las
duchas.
Regularmente James gastaba ese tiempo de la ducha después de la
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práctica tratando muy duro de no mirar a Quinn. Por lo general tenía


éxito. Quinn se deslizó bajo las sábanas y se acurrucó más cerca de
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James.
―Está bien. Cierra los ojos y duérmete.
―Lo haré. Oye lo siento por adelantado. Me gusta acurrucarme. ―Las
palabras de Quinn fueron acompañadas por un brazo colgando en el
abdomen de James.
Respira, James, respira.
Se quedó en silencio durante unos minutos excepto por el inquieto
contoneo de Quinn. Finalmente, su voz quebró la oscura quietud.
―Qué demonios es esa cosa que empuja mi... ―Quinn metió la mano
bajo las mantas.
¡Oh, mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! James no podía recordar si él
guardo el vibrador antes de que él se hubiera desmayado. Al parecer, la
respuesta era no, él no lo hizo. Oh, Dios, desnudo en la cama con su
mejor amigo que acababa de encontrar su... James quería meterse en el
rincón más oscuro de su habitación y morir de vergüenza.
―¿Es esto lo que creo que es James Ryan Boyle? ―James podía oír la
sonrisa en la voz de Quinn.
―Simplemente, ¡regrésamelo! ―Se abalanzó hacia Quinn, tratando
de agarrar el censurable juguete. Terminó tendido sobre el pecho de
Quinn y con Quinn sosteniendo el juguete fuera de la cama y fuera del
alcance de James.
―¿Desde cuándo estás en esto?
James se dio por vencido y se dejó caer hacia abajo, hundiendo su
rostro en la almohada. ―Desde esta noche, ―murmuró
miserablemente. Era oficial. Él iba a morir.
―¿Se siente bien?
James levantó la cabeza y miró a Quinn, cuyo rostro estaba lo
suficientemente cerca como para ser casi transparente en la oscuridad
absoluta. ―¿Te estás burlando de mí o realmente quieres saber?
―Realmente quiero saber.
James podía sentir el color en su cara. Se alegró de que Quinn no
fuera capaz de verlo. ―Sí, se sentía bien. Muy bien en realidad.
―Y tú querías probar, porque...
James suspiró. Doce años de experiencia le habían enseñado que
Quinn no iba a dejarlo ir hasta que él tuviera todas las respuestas que
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buscaba. ―Quería ver lo que se siente, porque... así que... Jesús, ¡es
porque soy gay Quinn! ―Él cerró los ojos y esperó por algún tipo de
Página

estallido.
―Lo sé, ―Quinn respondió serenamente.
Eso sin duda no era lo que esperaba.
―¿En serio?
―Por supuesto. Soy tu mejor amigo, idiota. Lo he sabido hace años.
―¿Por qué no dijiste nada?
Quinn farfulló. ―¿Por qué tu no lo hiciste?
―No lo sé. Tal vez tenía miedo.
―¿De qué? ¿De esto?
Antes de que James tuviera la oportunidad de reaccionar, sus labios
estaban cubiertos en un beso, dulce e insistente y todo lo que apenas se
había permitido soñar. Su cuerpo reaccionó en olas de placer, piel de
gallina barriendo sobre su piel. Era un sueño. Tenía que ser. Quinn,
mordió suavemente el labio inferior de James y se alejó.
―¿Quinn? ―James susurró cuando sus labios se separaron. Tenía
miedo de hacer la pregunta, pero necesitaba saber.
―¿Sí?―James estaba siendo besado de nuevo, con mordiscos y
lameduras y una cálida lengua lamió la parte trasera de su nuca.
―¿Qué estas, uff, haciendo? ―Oh Dios, Oh Dios, Oh Dios...
―Besando a mi mejor amigo.
―¿P-por qué? ―James tenía dificultad para concentrarse con Quinn
mordiendo y lamiendo su cuello así. Cuando Quinn lamió un camino
por el borde de su oreja no pudo dejar de gemir en voz alta.
―Porque quiero. ―Quinn le susurró al oído, el calor de su aliento
hizo a James estremecerse.
―¿Desde cuándo?
―No lo sé, desde hace tiempo, pero nunca me di cuenta de que lo
querías también, hasta más temprano, cuando estábamos viendo la TV.
James se encogió. ―¿Qué hice?
―Te lo diré más tarde. Sólo dame un beso.
James no podía imaginar nada más que quisiera hacer que besar a
Quinn... así que lo hizo, besó los suaves labios de Quinn, sus pezones, la
línea de su mandíbula, y el lugar en el cuello, donde su pulso latía
fuerte y rápido. Entonces James giro a Quinn y besó y lamió su camino
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por la espalda de Quinn. Estaba temblando y encendido, y tenía miedo


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de todo lo que podría estar sucediendo. La lluvia golpeaba afuera, por


lo que su habitación se sentía como un paraíso oscuro y cálido del que
nunca quisiera irse. Quinn se estremeció y se arqueó por el contacto
de James.
―Se siente increíble.
James sonrió, pero no dijo nada, sólo siguió su camino, explorando la
extensión musculosa y bronceada de la espalda de Quinn, con su
inquieta y sedienta boca. Cuando llegó hasta el borde del pantalón del
pijama de Quinn se detuvo, pero Quinn se volteó sobre su espalda y
quito con impaciencia los pantalones. Luego cogió a James,
envolviéndolo en lo que parecía millas de piel sedosa y caliente,
depilada con cera para la piscina.
James se estremeció y llevó las manos a la cara de Quinn, todavía
casi sin poder creer lo que estaba sucediendo realmente.
―He querido hacer esto durante tanto tiempo.
―¿Por qué no lo hiciste?
―Porque tú eras hetero, al menos yo siempre pensé que lo eras.
Quinn consideró eso. ―Probablemente soy bi. Me he dado cuenta de
otros chicos, pero tú eres el primero al que siempre he querido de
verdad. Realmente no importa lo que soy, aunque "estoy aquí porque
quiero estar aquí. Contigo."
James no dijo nada, simplemente se estiro por otro beso,
tambaleándose por el hecho de que Quinn lo deseaba. El beso fue tan
emocional y exploratorio como el primero excepto que el contacto de
todo el cuerpo lo animo como ningún otro. El no esperaba la
aterciopelada lengua de Quinn, o las manos que empezaron a
explorarlo, los hombros, la espalda, la agitada piel justo debajo del
pliegue de sus muslos. James rodeo con su pierna las caderas de Quinn
y lo atrajo hacia sí más cerca. La mano de Quinn se deslizó entre ellos,
poniendo a prueba los pezones de James, la piel de su estómago... más
abajo.
James tragó saliva, luego suspiró cuando la palma callosa de Quinn
rodeó de repente su palpitante polla.
―Ungh... Quinn.
―Te sientes muy bien. Tan duro.
James no pudo evitar el gemido que se le escapó. ―Es por tu culpa.
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―Me alegro de poder estar a tu servicio.


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Quinn le dio una sonrisa socarrona a James y empujó sus caderas
juntas para poder sostener sus dos pollas en su agarre. James se dejó ir
en las deliciosas sensaciones durante unos momentos antes de tener
que detenerlo. No había manera en el infierno que se corriera tan
rápido y se perdiera lo que podría venir. Lo que no esperaba era que
Quinn saltara de la cama con una sonrisa.
―Ya regreso, ―dijo y se inclinó hasta el suelo. Lo siguiente que James
supo era que estaba mirando la puerta vacía.
Cuando Quinn volvió llevaba el vibrador de James, brillante y recién
lavado y un puñado de condones.
―Yo no sabía si tenías alguno de estos.
―¿Nosotros vamos-?
Quinn se inclinó más cerca, dejando caer el juguete y los condones
en la mesita de noche de James. ―Realmente espero que sí, ―le susurró
al oído de James. ―Pero antes de entrar dentro de ti, quiero probarlo.
―¿Probarlo?
―El vibrador. Tú dijiste que se siente bien. Quiero probarlo.
El aliento de James sonó excitado en su garganta. Sonrió en la
oscuridad antes de inclinarse para recoger el vibrador de su mesa y
pescar en el piso su lubricante.
―En un minuto. Quiero tocarte primero.
Quinn se echó hacia atrás con satisfacción. ―Tocar me anima.
James comenzó lentamente, revisando los pezones de Quinn, su
cuello, los planos músculos de sus perfectos abdominales planos.
Luego se desvió más abajo, lamiendo la polla de Quinn antes de
tragarla entera. Él vio los nudillos blancos de Quinn agarrando las
sábanas y tuvo que sonreír.
―Jamie, oh Dios mío.
James siguió chupando, lamiendo, canalizando meses de fantasías en
este único acto íntimo. Sólo se detuvo para lamer un dedo, que trabajó
suavemente en el culo de Quinn. Pronto, sin embargo, él se apartó y
cubrió dos dedos con lubricante y los empujo para entrar un poco a la
vez.
Cuando pensó que Quinn estaba listo, el cubrió el vibrador con
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lubricante y poco a poco trabajó en el interior, observando el rostro de


Quinn.
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―Esa cosa es enorme, ―gruñó Quinn.


James doblo el juguete en ángulo para toparse con la próstata de
Quinn y lo encendió en modo bajo. Quinn empezó a mover sus caderas,
tratando de aumentar la presión del juguete. James se inclinó hacia
delante y tomó la polla de Quinn en su boca, chupando incrementando
la presión y empujando suavemente con el juguete a la vez. Él continuo,
bebiendo de los suaves gritos de placer de Quinn. No pasó mucho
tiempo para que Quinn agarrar el hombro de James.
―Espera, espera. Yo no quiero correrme todavía. Quiero estar dentro
de ti.
James se quedó inmóvil, jadeando y caliente, luego se deslizó por el
sudoroso cuerpo de Quinn. Cuando llegó a la cima Quinn le dio un beso
largo y profundo.
―Creo que me gusta ese plan.
James saco suavemente el vibrador de Quinn y lo arrojó a un lado
antes de alcanzar un condón de la mesita de noche. Él lo rodó en
Quinn, y luego se volcó sobre su estómago, dándole una mirada
traviesa a Quinn por encima del hombro.
―No, No así. Quiero mirarte.
Quinn tiró hasta que James se volteó sobre su espalda. Separó los
muslos de James y se metió entre ellos, mojando su polla
generosamente con lubricante. Él engancho su codo bajo la rodilla de
James y se inclinó hacia arriba, apuntando a la apretada arruga que
James se moría por que fuera reclamada por él. Para James parecía que
podía sentir cada molécula de Quinn empujar dentro, llenándolo,
estirándolo, empalándolo. El sentía como que apenas tenía espacio
para respirar. Era perfecto, sin embargo. A él no le importaría perder
su aliento si él podía tener a Quinn en su cama todas las noches.
―¿Estás bien? ―Quinn parecía preocupado. James se dio cuenta que
había estado apretando los ojos cerrados, pero él no estaba lastimado,
simplemente estaba abrumado por las sensaciones que bailan a través
de su cuerpo.
―Sí, estoy bien. ―Levantó sus caderas. ―Jódeme Quinn. Yo lo quiero.
Cuando Quinn comenzó a moverse, James casi sollozó en voz alta. Su
piel sudorosa, los profundos besos quitando su aliento, la forma en que
Quinn se clavaba en el lugar correcto cada maldita vez—todo era
demasiado para soportar.
17

James llegó sin aviso, apretando abajo el cuerpo de Quinn y gritando


Página

en estado de shock.
―Jamie, ―jadeó Quinn. ―Dios, cariño, córrete para mí.
No pasó mucho tiempo tampoco para Quinn. Unos pocos golpes
rápidos y se quedó paralizado, los dedos clavándose en las caderas de
James. Quinn se dejó caer encima de él, y roció su rostro con pequeños
besos babosos y felices.
―Te sientes increíble,― susurró finalmente.
James levantó la mano para acariciar la parte posterior de la cabeza
de Quinn. ―Tú también. Apenas puedo...
―Yo sé lo que quieres decir.
Quinn se movió y se salió lentamente de James. Cogió un pañuelo de
papel de la caja que estaba perpetuamente en la mesita de noche y
envolvió el condón antes de que él lo dejara caer al suelo.
James se acurrucó en Quinn, esperando que su anterior
desvergonzado estado de acurrucamiento aún se aplicara después de
haber tenido sexo con su mejor amigo. No fue decepcionado. Quinn lo
envolvió en cálidos brazos y James floto feliz allí durante unos
minutos, pero no pudo conciliar el sueño.
―¿Quinn?
―¿Mmmhmm? ―La voz de Quinn era un rumor de satisfacción en su
cuello.
―¿Esto fue? ―Una cálida mano se acercó a cubrir la boca de James.
Quinn le mordió la parte posterior de su cuello con suavidad, besó el
mismo punto y luego envolvió a James en el abrazo más cálido y
apretado que haya sentido.
―Sí, lo fue. Y lo será la próxima vez y la próxima después de eso.
¿Responde eso a tu pregunta?
James se giró para mirar a su viejo amigo y nuevo amante.
―¿Estás seguro?
Quinn le dio una sonrisa soñolienta a James. ―Te preocupas
demasiado. Ven aquí. Son como las cuatro de la mañana. Tenemos que
ir a dormir.
―¡Tú me despertaste!
―Sí, y lo odiaste, ¿verdad?
―Por supuesto.
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―¿Quinn?
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Quinn se rió suavemente. ―Eso no suena como ir a dormir.


―¿Qué hice—más temprano en el sofá, me refiero?
―Dijiste mi nombre cuando dormías, y luego arqueaste la espalda y
gemiste. Esa fue la forma en que me lo dijiste, como yo te estaba dando
placer. Yo quería estar en ese sueño contigo tan desesperadamente.
―¿De verdad te dan miedo las tormentas? ―Ahora que pensaba en
ello, no recordaba a Quinn entrar en pánico mucho antes.
―No. ―La sonrisa de Quinn era pura magia.
―No lo creí.
Quinn empujo lo más cerca que podía a James, con las piernas
entrelazaban cuidadosamente para no golpear el pie dolorido de
James, sus caras ubicadas cerca, juntas en una almohada. James no
pudo evitar hacer una pequeña y silenciosa danza feliz en su cabeza.
Feliz Navidad para mí, pensó. Feliz Navidad para mí.

FIN
19
Página
También de M.J. O'Shea:

Unintended

Blood Moon

Things I'll Never Say

Hunter's Moon

Email: Alana9@aol.com

Website: http://bookworld.editme.com/MJOSHEA
20
Página
Coordinación del Proyecto:
Miyushang

Título Original:
A Shiny New Toy

Autor (a):
M.J. O'Shea

Grupo Traductor:
Miyu no Fansub

Traducción:
Miyushang

Corrección:
Hime-chan (Pasion Yaoi Love)

Edición, Diseño y Formato:


21

Miyushang - Aly - Visionepica


Página
Uña y Carne

por Brian Jackson


22
Página
Querido Santa,

Estaría muy agradecido si


pudieras rellenar mi media con estas
dos bellezas. (Luego yo puedo rellenar
sus medias. ;)) Uno nunca es
demasiado viejo para recibir un
regalo de Navidad, y un cuento acerca
de estas dos maravillas sería
simplemente magnífico. ¿Y qué mejor
manera de calentarse durante el
invierno que con un humeante cuento
junto a la piscina?
23
Página
Charlie Berkus había amado a Anthony Tolbert durante lo que
parecía una eternidad. En realidad, sólo había sido desde que había
puesto sus ojos por primera vez sobre él en el quinto grado, haciendo
cola en el patio de recreo esperando para la clase. Anthony acababa de
mudarse a la ciudad de Cedar Falls y siendo de la misma edad que
Charlie compartían un aula. Charlie anhelaba ver más de Anthony en la
clase ese día, pero estaba sentado en la primera fila. Por lo tanto, él no
consiguió su siguiente vistazo hasta que realmente se encontraron a la
hora del almuerzo.
Como de costumbre, Charlie estaba sentado solo en una mesa en la
esquina más alejada de la cafetería. Él casi saltó fuera de su piel cuando
Anthony, tan confiado como era, dejó caer la bandeja sobre la mesa y
se sentó frente a él.
—¿Te importa compartir? — preguntó formalmente.
Charlie miró a Anthony, con la boca abierta y llena con un nuevo
bocado de macarrones con queso, y boquiabierto sin comprender. El
rostro que le devolvía la mirada era dolorosamente sublime. Los labios
carnosos y rojos de Anthony se curvaron en las esquinas en una
sonrisa que de alguna manera logró abarcar sus ojos. Tenía los ojos
color avellana con largas pestañas negras. Su espeso y oscuro cabello
era muy corto, pero aún lograba parecer despeinado. Si a Charlie le
hubieran pedido describir el rostro de Anthony con una sola palabra
probablemente habría elegido “dulce”. Pero la cara también incluía una
chispa de confianza y picardía –dos cosas que a Charlie le faltaban en
abundancia.
—Mi nombre es Anthony. — Siempre Anthony, nunca Tony –nadie
jamás había cometido ese error dos veces.
—¿Cuál es el tuyo?
—Charlie.
Anthony llevo la mayor parte de la conversación de ese día en el
almuerzo lo cual se adaptaba bien a Charlie ya que no era muy
hablador. Hizo lo mismo al día siguiente. Y Anthony siempre se las
arreglaba para estar cerca para dar la cara por Charlie, por lo que
pronto, el acoso escolar se detuvo. Charlie estaba casi tan agradecido
por su defensa como lo estaba por el brazo que ocasionalmente
lanzaba sobre sus hombros en señal de amistad.
24

Cuando en clase, Charlie se metió en problemas por su constante


Página

girar en su asiento tratando de llamar la atención de Anthony. Aun así,


sus calificaciones se mantuvieron altas por lo que sus padres ignoraron
la llamada de su maestro con respecto a su comportamiento
indisciplinado en el aula. Anthony a veces atrapaba a Charlie
mirándolo y hacía una mueca a cambio causando que ambos rieran, lo
que a su vez causaba que la señora Graves perdiera los estribos y los
reprendiera a los dos.
En pocas palabras, Anthony y Charlie se cayeron bien desde el
principio. No fue hasta semanas después que Charlie se atrevió a
preguntarse si realmente había encontrado un amigo. Charlie invitó a
Anthony a su casa y pronto se hicieron inseparables. La madre de
Charlie diría que los dos eran uña y carne, lo cual complacía a Charlie
infinitamente.
Por supuesto, el encanto fácil de Anthony atrajo a otros a la mesa del
almuerzo y pronto estaba llena, pero Charlie siempre recordaba que él
había sido el primero. También lo hacía Anthony. No fue sino hasta
meses después que Charlie se atrevió a admitir a los demás que
Anthony era su mejor amigo, pero todavía pasaba un mal rato
admitiéndose a sí mismo que estaba enamorado. Lo que no admitió
hasta más tarde –mucho más tarde.
A diferencia de Charlie, Anthony era bueno en atletismo. Así que,
como el mejor amigo de Charlie, siempre trató de incluirlo en la amplia
variedad de deportes en los que destacaba. Anthony siempre escogía a
Charlie primero, a pesar de que era el peor, lo que equilibraba a los
equipos ya que Anthony era siempre el mejor. Y sin embargo,
usualmente ganaban lo que ponía a Charlie extrañamente orgulloso.
En contraste, Charlie era bueno en lo académico. De hecho, a
menudo daba tutoría a Anthony que necesitaba ayuda en todas las
materias, e incluso hacía su tarea por él la mayoría de las veces. Por
esta razón, Anthony recibía calificaciones aceptables las cuales
impidieron que sus padres lo molestaran y lo dejaran seguir
sobresaliendo en los deportes que amaba más que a su vida. Lo que
Charlie obtuvo de sus estudios fue el recuerdo persistente de estar
acostado en la cama costado a costado con Anthony, presionados
juntos por la cadera y compartiendo un libro de texto, y en ocasiones
teniendo una lucha de cosquillas cuando Anthony contestaba mal una
pregunta de estudio. Despertando sentimientos que todavía no
entendía, Charlie temía que estos sentimientos fueran lo único que
ellos alguna vez compartirían.
25
Página
Con el paso de los años, Charlie y Anthony sólo lograron acercarse
más. Comían, jugaban y estudiaban juntos. Pasaron por los Cub Scouts1
y Boy Scouts2 juntos. Mientras Anthony jugaba en el equipo de fútbol
americano, Charlie tocaba en la banda. Incluso salieron juntos, algo en
lo que Charlie participó solo para que pudiera tener una cita doble con
su amigo. Con el paso de los años, Charlie intentó parecerse más a
Anthony, llevando el pelo en el mismo estilo y vistiendo igual. Incluso
se ejercitó para estar al parejo con el esculpido físico de Anthony con la
esperanza de que Anthony pudiera notarlo. Algunos decían que
parecían gemelos. Su madre comenzó a llamar a Anthony y a él los
Mellizos Bobbsey3 lo que Charlie no apreció tanto como uña y carne.
Uno de los recuerdos más vívidos de Charlie era el de una excursión
de Boy Scout durante la cual compartió una tienda de campaña para
pasar la noche con Anthony. Mientras Anthony roncaba, Charlie rodó
cerca de él, yendo tan lejos como para suspender un brazo sobre su
amigo, pero no tan lejos como para permitir que su brazo cayera y
abrazarlo. Todo el tiempo, el pene de Charlie estuvo incómodamente
congestionado.
Eventualmente se apartó y se quedó dormido sintiendo vergüenza
por los sentimientos que albergaba hacia su amigo que permanecía
felizmente inconsciente en medio de sus sueños.
Algún tiempo después, Anthony fue el centro de la primera
experiencia sexual de Charlie. Acostado en la cama una noche
pensando en Anthony, el pene de Charlie comenzó a endurecerse y,
finalmente, se puso dolorosamente duro. Tocarlo se sentía bien.
Charlie se quitó el pantalón del pijama y se sentía travieso y agradable
presionar su culo desnudo contra las sábanas frescas.
Inclinándose deslizó sus dedos sobre el frente de su pene usando la
sustancia que se filtraba de su punta como lubricante. Notó que sus
atenciones se sentían mejor cuanto más tocaba, pero se detuvo
periódicamente para calmarse. Todo el tiempo pensaba en Anthony –

1
Los Cubs (Cachorros en español) o los Cub Scouts es una versión de los Scouts (exploradores) para
niños entre las edades de ocho y diez años.
2
Niños Exploradores.
3
Los Mellizos Bobbsey son los personajes principales de lo que fue, durante muchos años, la serie de
novelas infantiles de más larga duración del Stratemeyer Syndicate's, escrita bajo el seudónimo de Laura
Lee Hope. El primero de 72 libros fue publicado en 1904, el último en 1979, con una serie separada de
30 libros publicados entre 1987 y 1992. Los libros relatan las aventuras de los hijos de la familia Bobbsey
26

de clase media alta, que incluía dos pares de gemelos fraternales: Bert y Nan, que tenían 12 años de
Página

edad, y Flossie y Freddie, que tenían seis.


Anthony besándolo, Anthony abrazándolo, Anthony bajando sus
pantalones.
La siguiente vez que se agachó envolvió sus dedos con fuerza
alrededor de su pene y no paró de frotarse hasta que sintió algo
extraño construyéndose en su interior. Pronto ya fue demasiado tarde
para detenerse. Sin previo aviso, la mente de Charlie explotó. Su pene y
de hecho su cuerpo entero procedieron a pulsar en convulsiones. Sus
ojos se cerraron y rodaron debajo de sus párpados mientras su
columna vertebral se arqueaba en éxtasis. Su boca se abrió y soltó un
largo y lánguido gemido. Cuando se recuperó de esta reacción
abrumadora a sus caricias, su mano, su vientre y la sábana superior
estaban resbaladizos con semen. Se arrastró de la cama, se sacudió y se
limpió a sí mismo y a las sábanas con un pañuelo de su mesita de
noche.
Cuando trepó a la cama de nuevo, se quedó dormido soñando con
tocar a Anthony y dándole la misma experiencia.
Desde aquella noche, Charlie se encerraba en su dormitorio o en el
baño y se masturbaba con fantasías de Anthony en sus brazos, Anthony
tocándolo, Anthony besándolo, Anthony, Anthony siempre. Y aun así,
Charlie no podía compartir su secreta obsesión, ahora una certeza, que
él estaba enamorado de su mejor amigo.
Ahora Charlie estaba presionado contra el mostrador en la cocina de
su amigo mirando por la ventana como Anthony limpiaba la piscina
exterior. Anthony se había quitado la camisa, aunque estaba un poco
frío en medio de la brisa de otoño. El vapor se elevaba del agua lo cual
indicaba que estaba obviamente climatizada. Cuando Anthony movía
una red en un palo largo alrededor de la piscina, recogiendo las hojas,
sus músculos ondulaban enviando correspondientes hormigueos a la
espalda de Charlie.
Charlie y Anthony estaban en sus dieciséis años y como era más y
más frecuente alrededor de su amigo, Charlie estaba excitado. Estaba
haciendo Kool-Aid, el cual planeaba servir en una jarra alta. Para
distraerse, se presionó con más fuerza contra el mostrador, causando
que su pene doliera –porque el dolor se sentía bien, se sentía como que
se lo merecía por tener esos pensamientos desagradables. Charlie
fantaseaba con Anthony azotándolo por ser malo. Y, sin embargo,
cuanto más se presionaba contra el mostrador, más excitado se ponía.
27

Finalmente, Anthony había limpiado la piscina para su satisfacción y


puso la red a un lado. Girándose hacia el frente de la ventana de la
Página

cocina, agitó sus brazos, señalándole a Charlie que saliera y se le


uniera. Ajustando sus vaqueros para acomodar su erección, Charlie
puso la jarra y dos vasos llenos en una bandeja y salió por las puertas
corredizas de cristal.
—Vamos, perezoso, — Anthony reprendió juguetonamente, —
vamos a nadar.
—Pero hace frío aquí,— Charlie protestó, poniendo la bandeja en la
mesa del patio junto a la piscina, envolviendo sus brazos alrededor de
sí mismo para demostrar que tenía frío, y sonriendo tímidamente.
—Además, no traje bañador.
— No importa eso… ¿no puedes ver que la piscina esta climatizada?
Dijo Anthony, tomando un saludable trago de Kool-Aid de uno de los
vasos.
—Además, no necesitamos bañadores, ya que sólo seremos nosotros
dos.
Charlie se congeló incrédulo sobre lo que acababa de oír. Anthony
mostraba un adorable bigote rosado de Kool-Aid, lo que era una
distracción. Estaba a punto de protestar por timidez cuando rápido
como un guiño Anthony estaba sacándose los zapatos y los calcetines
en preparación para quitarse los pantalones y la ropa interior.
Charlie había visto solo una vez a Anthony desnudo en las duchas
después del gimnasio, y después tuvo que dejar de mirar y alejarse
para no tener una erección. Sólo que ahora fue capaz de hacer una
pausa y disfrutar de la escena que tenía lugar ante él.
Anthony tenía el cuerpo fuerte y ágil de un nadador, otra actividad
en la que destacaba. Sus músculos estaban bien tonificados y su
abdomen se seccionaba en un modesto six-pack. Sus brazos eran largos
y delgados. Cuando se quitó los pantalones y la ropa interior Charlie
notó que esto era también cierto en sus piernas. También notó que el
culo de su amigo era apretado y bien redondeado. Cuando vio la polla
de Anthony casi murió–estaba circuncidada, no demasiado pequeña, y
no demasiado grande. De hecho, Charlie juzgaba que era del tamaño
justo. Entonces, mientras Charlie seguía admirando su físico, Anthony
mostró su encantadora sonrisa y se zambulló de cabeza en la parte más
profunda apenas salpicando agua.
—Vamos, ¿qué estás esperando? El agua esta buena, — Anthony se
burló, chapoteando en dirección de Charlie después de subir para
28

tomar aire.
Página
¿Qué otra cosa podía hacer? Charlie comenzó a desvestirse. Sin
embargo, cuando llegó al punto de realmente estar desnudo delante de
Anthony, eligió mantener sus calzoncillos. Esto hizo poco para ocultar
su erección, que apenas había disminuido, pero hizo mucho para
enmascarar su vergüenza.
Charlie se zambulló.
El agua que lavó el cuerpo de Charlie era cálida como la de una
bañera. Al salir por aire se encontró con que había perdido de vista a
Anthony en medio del vapor que se elevaba de la superficie. Cuando
vio a Anthony, arrastrándose hacia él fuera de la bruma, la mitad de la
cara dentro y la mitad fuera del agua –soplando burbujas, no podía
evitar soltar una risita con júbilo.
—¿Qué es esto que veo? — Dijo Anthony, agachando la cabeza para
mirar por debajo de las ondas. — Llevas puesta tu ropa interior. Bueno,
no podemos dejar eso.
Charlie gritó por la sorpresa cuando Anthony se lanzó hacia adelante
y lo agarró. Entonces sintió sus inútiles calzoncillos anegados siendo
deslizados por sus caderas. Decidió contraatacar y pronto estuvo
encerrado en una lucha feroz con una bestia enloquecida por la
posesión de sus calzoncillos. Como siempre era el caso, Anthony era
competitivo –pero a Charlie no le importaba. No estaba seguro, pero
quizás había dejado a Anthony ganar al final. Cualquiera que fuera el
caso, Charlie estaba gozosamente feliz salpicando y luchando con
Anthony en la piscina –sintiendo su cuerpo cerca, pasando sus manos
sobre los músculos lisos y húmedos, sintiendo el pene de Anthony
rozarse contra su cuerpo, presionando su propia polla hinchada contra
Anthony.
Charlie no tenía idea de cómo ocurrió, pero de repente se detuvo la
paliza. Charlie se encontró con sus piernas alrededor de las caderas
estrechas de Anthony, los brazos sobre sus hombros, con sus nalgas
acunadas suavemente por su amigo, quien los hizo girar a los dos en un
círculo lento. Sus rostros estaban cerca. Los ojos cerrados. Ni una
palabra fue dicha, pero en esos pocos momentos de abrazo Charlie
logró expresar su anhelo por su amigo mucho más elocuentemente de
lo que había imaginado posible.
Estaban a punto de besarse. Charlie lo sabía, lo sentía en el mismo
aire que los separaba. Movió la mano a la parte posterior de la cabeza
29

de Anthony para acercar más su cara. Se humedeció los labios con


anticipación nerviosa. Entonces los ojos de Anthony parpadearon y sus
Página

cejas se fruncieron con desaprobación.


—¿Qué estás haciendo? Bájate de mí, —dijo Anthony, apartando sus
cuerpos y empujando a Charlie.
Antes de que Charlie pudiera reaccionar, Anthony se fue
chapoteando alejándose de él hacia las escaleras de la piscina. Mientras
subía las escaleras parecía avergonzado, girando su cuerpo lejos de
Charlie.
—Espera, Anthony. No me dejes, — suplicó Charlie.
Anthony se detuvo en seco. Nunca le había negado nada a Charlie y
ahora no iba a ser la excepción. Sin embargo no se volvió hacia él hasta
que Charlie había subido por las escaleras para pararse a su lado.
Cuando lo hizo, Charlie encontró que Anthony estaba plenamente
erecto. Anthony apartó la cara. Charlie se acercó y la giró de vuelta.
Su primer beso fue suave, gentil, experimental –apenas un beso en
absoluto. Anthony no respondió pero tampoco se apartó. Su segundo
beso fue más contundente. Anthony abrió la boca esta vez. Charlie se
dio cuenta de que Anthony sabía vagamente a Kool-Aid –a eso y a cloro.
Este beso concluyó con Charlie pasando su lengua juguetonamente
sobre el labio inferior de Anthony. Charlie sintió a Anthony deslizar sus
manos por su espalda lo cual le hizo estremecerse –eso y el aire fresco.
Él hizo lo mismo pasando sus manos a través de la deliciosa y suave
piel de Anthony. Dieron un paso más cerca. Las manos de Charlie no
dejaron de moverse hasta que estuvieron descansando suavemente
sobre el culo de Anthony. Acarició las cálidas y suaves curvas de las
nalgas de Anthony. Anthony se inclinó y ahuecó el culo de Charlie en
sus manos.
Durante el siguiente beso sus labios se abrieron más plenamente.
Charlie inclinó la cabeza hacia un lado para que pudiera envolver
completamente la boca de Anthony con la suya. Sus cuerpos se
presionaron fuertemente juntos y la polla de Charlie se empujaba en el
vientre de Anthony para descansar al lado de la propia polla de
Anthony. Este beso fue largo, profundo, y hambriento. Cuando sus
labios se separaron, Anthony llevó una mano entre ellos para tomar la
verga de Charlie. Cuando la apretó Charlie jadeó. Posando su cara
contra el hombro de Anthony que mordisqueaba y picoteaba.
Saliendo de la piscina, Anthony condujo a Charlie por su polla a la
mesa junto a la piscina. Allí alcanzó un dispensador de loción que su
madre siempre mantenía en la piscina para cuando tomaba el sol.
30

Después de aplicar la loción abundantemente a sus manos, puso las


manos sobre el pecho de Charlie y empezó a untar la fórmula viscosa
Página

por todo su cuerpo. La esparció lentamente sobre los hombros de


Charlie, amasando los músculos allí, luego hacia abajo a su abdomen y,
final y dolorosamente, concluyó agarrando la polla de Charlie y tirando
de ella, mano sobre mano, como si estuviera estirando caramelo.
Charlie casi se dobló por la mitad hacia atrás en su deseo de empujar
su pene en el agarre masculino de Anthony. Cayó hacia atrás contra la
mesa del patio temiendo de que sus piernas temblorosas ya no
soportaran su peso. Y todavía Anthony seguía acariciando y
alternativamente deslizándose alrededor y sobre la cabeza de su pene.
Las atenciones de Anthony aumentaron para incluir las bolas de
Charlie, que apretó y tiró. Charlie se estaba volviendo loco, temía
venirse demasiado pronto y que la experiencia terminará.
Eventualmente, las atenciones de Anthony se centraron menos en la
polla de Charlie y más en la raíz del pene conduciendo de nuevo a sus
bolas entre sus piernas. Entonces Anthony dejó de acariciarlo todo en
conjunto y en su lugar deslizó sus dedos entre las piernas y los bollos
de Charlie para jugar con su agujero. Cuando Anthony le sondeó más
profundo y más duro Charlie se volvió menos preocupado por su pene
y más centrado en lo mucho que quería a Anthony dentro de él, incluso
si eso significaba sólo sus dedos.
Sin advertencia, Anthony se detuvo y se alejó. Charlie casi cae al
suelo y suplicaba por que volviera.
—Ven aquí, — Anthony insistió, agarrando una toalla de una de las
sillas de playa y poniéndola al lado de la piscina.
—¿Dónde me quieres? — Preguntó Charlie, totalmente preparado
para cumplir con cualquier demanda adicional.
—Aquí abajo, en tus manos y rodillas, — dijo Anthony con una
sonrisa pícara.
Charlie se inclinó, poniendo sus brazos en la toalla y empujando sus
caderas altas en el aire. Apretó los dientes sin saber qué esperar.
Anthony se arrodilló detrás de él y aplicaba algunos sondeos
experimentales con las puntas de sus dedos, cada uno yendo más
profundo. Entonces Charlie sintió el pene de Anthony deslizarse arriba
y abajo de su grieta en busca de su ano antes de deslizarse dentro de él
con una sola estocada suave. Charlie echó hacia atrás la cabeza y se
quedó sin aliento por la sorpresa y el dolor, pero no se apartó. Quería
esto demasiado, había soñado con ello tan a menudo para alejarse.
A medida que Anthony repetidamente se empujaba profundamente
31

dentro de Charlie, Charlie se inclinó y comenzó a acariciarse a sí


Página

mismo. La sensación de ser jodido no se parecía a nada que hubiera


experimentado antes. Las sensaciones que sentía eran fuertes y oh tan
agradables –no quería que se detuvieran. Quería que Anthony lo
jodiera más duro y más profundo y, finalmente, incapaz de contenerse
a sí mismo gritó palabras a ese efecto.
Hacia el final los movimientos de Anthony se hicieron más frenéticos
y Charlie podía decir que iba a acabar antes que el propio Anthony lo
supiera. Entonces sucedió, Anthony finalmente perdió la batalla y
comenzó a bombear furiosamente su semilla dentro de Charlie.
Invocaba a Dios repetidamente usando los labios que apenas podían
articular palabras. Charlie sintió los músculos del pene de Anthony
convulsionar durante lo que pareció una eternidad. Los músculos del
culo de Charlie sujetaban con fuerza cuando él también alcanzó el
orgasmo. Charlie gritó. Durante un tiempo todo estuvo suspendido en
medio de la gloriosa sensación. Entonces tan rápido como empezó todo
había terminado.
Para alivio y decepción de Charlie, Anthony sacó su pene de su
interior y se levantó. Charlie cayó hacia adelante para acostarse sobre
la toalla de baño con agotamiento. Oyó a Anthony sumergirse en la
piscina y luego se obligó a levantarse y unirse a él.
Los dos chapotearon y jugaron juntos, pero algo había cambiado
entre ellos. Su tiempo juntos se sentía tenso como nunca había sido
antes. Después de sólo unos cuantos minutos más, Anthony saltó fuera
de la piscina para vestirse. Charlie quería hacer el amor otra vez, pero
cuando se acercó a Anthony él lo hizo a un lado y le dijo “ya basta”.
Charlie se vistió y se fue a casa.
En las siguientes semanas Charlie y Anthony tuvieron sexo varias
veces más, pero en cada caso, las cosas eran torpes con Anthony
estando demasiado ansioso y torpe, últimamente lastimaba a Charlie
en su prisa por llegar al clímax. Durante sus sesiones haciendo el amor,
Anthony se rehusaba a besar a Charlie y luego saltaba en su ropa y
quería hacer otra cosa, como si nada hubiera pasado entre ellos.
Finalmente Charlie empezó a evitar a Anthony y cuando estaban juntos
rechazaba sus insinuaciones. No fue sino hasta años más tarde que
descubrió que Anthony era simplemente un mal amante.
A finales del mes Anthony estaba saliendo con una chica llamada
Carol y no se vieron mucho el uno al otro más. A finales del año Charlie
estaba trabajando para graduarse un año antes con el fin de asistir a
32

Stanford en el otoño.
Página

Con los años, Charlie tuvo muchos amantes. Pero nunca olvidó a su
primero. Finalmente se estableció con un solo hombre. En un viaje de
regreso a Cedar Falls para presentar a este hombre a sus padres,
escuchó de un amigo que Anthony se había casado y tenía hijos. Estaba
feliz por su viejo amigo.
Recostado en el sofá de sus padres puso su cabeza en el hombro de
su compañero, Charlie miró a los ojos de su amante y sonrió.
—¿Qué? — Preguntó su compañero.
—Oh, nada. Sólo revivía algunos viejos y felices recuerdos.
Y Charlie estaba feliz, sobre todo, estaba feliz por él mismo.

FIN
33
Página
También de Brian Jackson:

Blood Lust (disponible en 2011)

Websites:

http://www.amazon.com/Brian-Jackson/e/B003SRFYJY

http://www.smashwords.com/profile/view/brianjjaxn
34
Página
Coordinación del Proyecto:
Miyushang

Título Original:
Thick As Thieves

Autor:
Brian Jackson

Grupo Traductor:
Brad Pack C

Traductor:
Aly

Corrector:
Aly

Edición, Diseño y Formato:


35
Página

Miyushang – Aly - Visiónepica


Navidad En
Un Entorno Limitado

Por Missy Welsh


36
Página
Querido Santa,

En esta época del año,


recordamos a los hombres que sirven
en nuestras fuerzas armadas.
Protegen nuestra libertad –lejos de sus
amigos y familia- rodeados por otros
musculosos y sudorosos hombres en
cuartos cercanos. Amaría si pudieras
dar a dos de esos valientes héroes unas
fiestas calientes y obscenas que nunca
olvidarán.
37
Página
—¿Digger4? —Susurró Neal en la oscuridad del depósito temporal
de provisiones. Con una mano, intentaba encontrar el interruptor de la
luz.
Este era un lugar nuevo para ellos. Principalmente porque este
pequeño edificio había sido recién construido hace unos días.
Generalmente, iban un poco más lejos del bullicio de la base, pero
quizás por lo tarde que era –o temprano ya que era más de
medianoche– sería en su beneficio.
—Sí —una voz ronca vino desde algún lugar en lo más profundo en
esa semioscuridad.
—¿Dónde coño estás? —Y no parecía haber un interruptor de la luz.
—Ven a buscarme, Moose5 —dijo con un provocador tono de burla
en su voz. Entonces, soltó una risita. Dig nunca admitiría haber hecho
esa clase de sonido, pero el hombre algunas veces soltaba risitas como
una chica.
—No me llames eso, Dig.
Neal entró y aseguró la puerta, buscado a tientas la cerradura una
sola vez. Había visto las filas de estanterías metálicas y los armarios
planos y grises dentro de esta caja de metal a través de la luz de la
puerta de salida, pero ahora estaba negro como el infierno.
Extendiendo la mano, encontró un estante y sintió su camino hacia el
pasillo entre dos grupos, conjeturando que lo llevaría hacia Dig.
—Todo el mundo te llama Moose, así que, ¿por qué yo no? Es un
nombre perfecto para un gigante como tú.
Oyó el clic de una botella abriéndose y luego su contenido saliendo
silenciosamente. Cristo, ¿estaba Dig masturbándose sin él? Estaba
preparado para destrozar sus calzoncillos, de manera que el hombre
tenía mejores planes para hacer algo al respecto, a pesar de su ventaja
inicial.
—No me llamas para esto, así que ya basta. Y, ¿qué estás haciendo
aquí?
—Tener una erección por ti.
Esa manera de responder envió un disparo de lujuria directamente a
su columna vertebral. Neal jadeó y maldición si no podía oler a Dig
38
Página

4 N de T: Significa excavadora, pero al ser el nombre de una persona se deja el original.


5 N de T: Significa alce, pero al ser el nombre de una persona se deja el original.
ahora. El omnipresente aroma del polvoriento desierto de este país se
aferraba a todo, pero debajo estaba el aroma crudo y almizclado de un
hombre sudoroso y seriamente excitado.
—¿Sí? —Preguntó, recuperando su paso ciego hacia todo lo que
quería. Sólo tenía una hora para conseguirlo y cada segundo contaba.
—Oh sí. —Definitivamente ese era el sonido de un puño lubricado
deslizándose sobre una polla—. Tan pronto como vengas aquí, voy a
darte todo lo que tengo.
—Chupas sucias palabras, Dig —dijo y sonrió, extendiendo la mano.
Estaba bastante seguro de que estaba justo delante de él.
—Eso no es todo lo que chupo.
De alguna manera un par de manos se las arreglaron para aferrarse
a su cinturón con tanta precisión que se deshizo de él en un instante y
luego bajaron sus pantalones hasta la parte superior de sus botas.
—Hola, —dijo Neal, sabiendo que era estúpido incluso mientras lo
decía.
—Hola, —dijo Dig, una sonrisa satisfecha en su voz. Ahora sus dedos
iban tras los botones de la camisa de Neal—. ¿Qué hace un buen chico
como tú en un lugar como este?
—Esperando conseguir una jodida por Navidad. —Encontró suaves
y desnudos hombros y los siguió hacia arriba hasta que pudo sostener
el rostro de Dig en sus manos.
—¿Has sido bueno? —Dijo Dig, deshaciendo el último botón y
deslizando las manos por debajo de la camiseta interior. Neal suspiró
cuando esos largos dedos exploraron su vientre.
—Realmente bueno. —Se inclinó hasta que encontró los labios de
Dig.
Dedos ágiles le acariciaban el pecho, apartando el material mientras
se besaban. Neal amaba los besos de Dig porque siempre comenzaban
de manera gentil. No había pasado mucho tiempo besando chicos –no
aquí, en este entorno limitado de mala muerte de todos modos– pero
aquellos siempre le habían parecido besos de lenguas luchando entre
sí. Como si fuera algo para luchar para poder llegar a las cosas buenas.
Besar a Dig era algo bueno y Neal nunca querría besar a nadie más.
La camisa de Neal cayó mientras se probaban el uno al otro,
39

separándose sólo una vez. Dejó ir a Dig para que pudiera bajarse los
Página
calzoncillos, y luego se inclinó contra él y gimió. Caliente, un cuerpo
duro para calentar, cuerpo duro. La perfección.
—Amo la forma en que te sientes, —dijo Dig entre jadeos. Sus manos
vagaban sobre la espalda de Neal, y luego bajaron para agarrar las
mejillas de su culo. Duro—. Tan carnoso.
Neal rió entre dientes incluso mientras presionaba su polla contra el
estómago de Dig. La propia polla de Dig se frotaba en sus testículos y se
burlaba en su grieta. Gimió de nuevo y se aferró al cuello de Dig. No
podía chupar demasiado, así que principalmente besaba y lamía los
músculos y tendones que encontraba, del tipo que tenía que ver con su
boca.
Dig le alcanzó de nuevo y acunó su mano de manera que su polla se
frotara en el culo de Neal con cada empuje de sus caderas. Era una
maldita tomadura de pelo.
—Estoy listo para ti, —susurró Neal cerca del oído de Dig. Ya estaba
jadeando—. Vas a joderme, Digger.
—¿Tengo que hacerlo? —Dijo con una risa entrecortada.
—Por favor, por favor, por favor, —alentó en su oído y sintió el
escalofrío de Dig.
Dig gimió, el sonido áspero y un poco ronco, mientras tomaba las
manos de Neal y las plantaba en el metal de la pared. Un momento más
tarde, estaba caminando de regreso por detrás de Neal y dándole una
palmada en el culo.
—Inclínate. Pon este gran culo para mí.
—No es tan grande, —murmuró Neal incluso mientras se inclinaba y
mantenía.
Dig dejó salir una de esas risitas de nuevo. —Carnoso.
—Oh, cállate. Sólo estás celoso porque todo lo que tienes son espalda
y piernas. ¡Ow! ¡Deja de darme palmadas!
—Entonces deja de insultar al hombre que quieres que te joda.
Neal sonrió. —Me imagino que no tienes culo porque toda esa carne
se desvía hacia la súper estupenda polla de veintitrés centímetros que
el Buen Dios te ha dado a cambio.
Oyó un bufido y el desgarro de un envoltorio. Maldición, ese único
40

sonido hizo que todo su cuerpo se girara vertiginosamente de


anticipación.
Página
Justo antes de que el sonido de una botella abriéndose estallara, Neal
oyó que Dig decía: —Alabado sea el Señor y pasa el lubricante.
Se rió entre dientes ante eso, y luego jadeó cuando el frío lubricante
se encontró con su expectante agujero. Dig empujó un dedo y fue
directamente a lo profundo.
—Bueno, bueno, ya estás preparado. ¿Tienes un consolador que yo
no conozca?
Más dedos entraron como si le probara y Neal retrocedió hacia ellos
con un gemido.
—No. Estuve malditamente cerca de meterme el puño antes de que
viniera a buscarte.
—Puta, —dijo y retiró los dedos—. Eso habría sido algo para ver.
Neal apoyó la cabeza en su antebrazo contra la pared cuando sintió
esa enorme polla lubricada comenzando a presionar contra él. —
Quizás la próxima vez.
—Oh sí.
Dig siempre iba lento al principio. Gracias a Dios. No había estado
bromeando sobre la pierna de bebé que el hombre tenía entre sus
piernas. Neal no estaba seguro de si Dig realmente tenía veintitrés
centímetros, pero probablemente no estaba lejos de ello. Sentía cada
centímetro mientras esa cosa se deslizaba en su interior. Y se deslizó y
deslizó hasta que un enorme conjunto de peludos testículos se
ubicaron contra sus mejillas y Dig suspiró.
Mientras Dig tomaba profundas respiraciones y se obligaba a
relajarse, Dig se inclinó contra su espalda y le dio la oportunidad para
adaptarse a esa divina invasión de polla. ¿Qué diría Dig esta vez?
Siempre tenía algo que decir.
—Bueno, mira eso. Hay un privado en mi privado.
Neal se rió en su antebrazo y maldición si eso no le aflojó de la
cabeza a los pies. Dig rió disimuladamente y luego canturreó mientras
se retiraba y entraba de nuevo.
—Eres un idiota, —dijo Neal, arqueándose con otro empuje.
—Tú –aw sí– lo amas.
—Lo hago. Jodidamente lo hago.
41

Ninguno de ellos pudo decir mucho más. Neal no podía hacer nada
más que intentar no disparar contra la pared cuando Dig realmente
Página

salía, esas magras caderas golpeándole el culo. Dig balbuceaba como


siempre hacía, tonterías y gruñidos. A Neal le gustaba el golpeteo, pero
era el-
—¡Oh joder sí! —No pudo evitar gritar cuando Dig presionó con
fuerza y molió en su interior. Eso era lo que realmente amaba. Estirado,
lleno y frotado justo ahí, le tenían sudando y gimiendo y dolorido por
correrse.
Entonces Dig envolvió su puño alrededor de la polla de Neal y
comenzó a tirar. Un fuerte gemido salió antes de que pudiera morder
de nuevo y se encontró arañando la pared como un gato. Maldición. Era
una completa zorra por la polla de este hombre en su culo y su puño
llevándole al borde.
Con un gruñido en lugar de un grito ya que tenía la mano en su boca,
Neal se corrió duro, explotando después de que una explosión de
semen golpeara la pared de metal. Dig sólo sostuvo la temblorosa polla
de Neal mientras sus caderas regresaron a golpes rápidos y
desgarbados. Entonces Dig se corrió con un gemido amortiguado por el
hombro de Neal.
Jadearon durante un tiempo, y luego Dig dio un paso hacia atrás y
Neal suspiró con su salida. Oyó el chasquido del látex antes de que el
condón aterrizara en el suelo de cemento. Hizo una nota para
asegurarse de que lo encontraran antes de que se fueran.
Un silencioso clic a su izquierda le hizo mirar por encima. Dig tenía
una linterna boca abajo en una balda. Era suficiente luz para ver como
Dig retrocedía entre Neal y la pared. A Neal le tomó un momento
sonreírle y admirar la cara enrojecida, brillantes ojos azules y una
sonrisa satisfecha del soldado que amaba antes de que envolviera los
brazos alrededor de Dig y éste le regresara el abrazo.
—Feliz Navidad, Nealy bebé.
Le dio un beso en la oreja por finalmente llegar a oír el nombre por
el que sólo Dig le llamaba. Realmente no importaba dónde pasaran las
fiestas siempre que estuvieran juntos.
—Feliz Navidad, Virgil. ¡Ow! ¿Qué? Es tu...
El resto fue amortiguado por un beso.

FIN
42
Página
También de Missy Welsh:

My Summer Of Wes (M/M)

Take The Shot (M/M/F)

Website: http://missywelsh.com
43
Página
Coordinación del Proyecto:
Miyushang

Título Original:
Christmas in the Sandbox

Autor (a):
Missy Welsh

Grupo Traductor:
Traducciones Homoeróticas TH

Traducción:
ChibiNeko

Corrección:
Isolde

Edición, Diseño y Formato:


44

Miyushang - Aly - Visionepica


Página
Falsa Alarma

por Jade Archer


45
Página
Estimado Santa,

Todo lo que quiero para


Navidad... todo lo que siempre quise
para Navidad... es algún hombre-lobo
que ame en su forma de cambio. Tal
vez alguien (o algo) se pierda en la
oscuridad de la noche, bosques
nevados, congelándose... ¿y habrá un
poco de luz en una cabaña más
adelante...? ¡Oh, por favor Santa!
PD: ¡Una dinámica luz d/s lo
convierte en un papel de regalo
perfecto! ;)
46
Página
(Esta historia se desarrolla en el universo de la serie Portals)

Wolf gimió suavemente desde la parte posterior de la garganta y dio


otra mirada desesperada, pero cada vez más desesperada por el
bosque.
Estaba tan oscuro. Tan frío. El profundo manto de nieve se había
roto sólo por los altos troncos negros de los árboles apiñados en torno
a él. Mientras que ofrecían una misericordiosa reducción del factor
viento, también se sentía un poco… siniestro ‒como arpías
amontonándose alrededor para verlo tropezar en su desaparición.
Estaba muy por debajo de la congelación de todos modos. La diferencia
era, probablemente, sólo un par de minutos de miseria.
¡De verdad que lo has hecho esta vez, estúpido chucho!
Esto no era bueno. Huyendo de la caravana de esclavos en pleno
invierno sin duda no era la cosa más inteligente que jamás había
hecho. Pero ¿qué en Rigial le había poseído para hacerlo desnudo? Por
lo menos debería haber tratado de robar un abrigo o una manta, o...
algo. Tal vez un taparrabos. Una piel parecida al taparrabos. Si su polla
y sus bolas subieran más arriba en su cuerpo, tendría dificultad para
tragar.
Desafortunadamente, además de su propio pellejo, sin duda peludo,
estaba con el culo al aire desnudo como el día en que su madre lo había
parido. Y podía oler la tormenta de nieve que llegaba nítida y
ominosa. La delicada punta negra de su nariz se estremeció y no pudo
contener otro gemido de angustia. Ojalá que en realidad pudiera
cambiar a su plena forma de lobo para preservar mejor el calor de su
cuerpo. Pero, por supuesto, al ser defectuosos, no podía.
Su desesperación por escapar de sus amos le había hecho
estúpido. Más estúpido de lo normal. Más tonto que los manipuladores
le dijeron que estaba todos los días. Maldita sea, le gustaría poder
haber demostrado que estaban equivocados. Sólo una vez. Huir en una
tormenta de nieve probablemente no lograría eso, sin embargo.
Tristemente, aunque muriera aquí, la verdad es que probablemente
lo encontrarían y todavía se las arreglarían para obtener su libra de
carne. Podía verlo. Él iba a terminar como un congelado chico-lobo
47

para divertir a las masas en el próximo carnaval o feria de la


calle. Bueno, al menos hasta la primavera, cuando el clima se calentara
Página
y empezara a derretirse... y olería mal. Eso sí, tan al norte que el hecho
sería a muchos meses de distancia.
Wolf luchó por no llorar ante el rumbo deprimente que su mente
insistió en tomar. Numerosas sesiones de "formación" le habían
golpeado como para darse cuenta que las lágrimas eran inútiles. No
quería parecer más patético de lo que ya era, aunque casi no imaginaba
las noches de peleas y owlings le importaría. Y por último, pero
probablemente lo más importante de todo, las lágrimas se congelaban
casi al instante con este tiempo, y ya era más que suficiente miserable
como estaba.
Sin embargo, se vio obligado a limpiar sus ojos y por momentos, por
su largo hocico después. Maldición.
Mal marcado, pero estaba decidido a no ceder de seguir adelante
hasta que no tuviera más opción ―Wolf se subió a la cima de la
próxima desviación de nieve y... miró con asombro. A lo lejos, una
cálida luz amarilla se derramaba a través de la nieve. La cabaña venía,
con su espesa columna de humo tentándolo a desaparecer en el bosque
más allá de la línea del valle como un faro prometiendo bienvenida y
supervivencia.
Era, por supuesto, una gran pila humeante y grande de estiércol de
caballo y la realidad, nadie tenía la probabilidad de darle la bienvenida
a Wolf. Él era demasiado extravagante, demasiado "defectuoso", como
muchos habían le abuchearon y se burlaron, eternamente atrapado
entre el lobo y el hombre y no ser capaz de cambiar a cualquiera de los
dos. Cuando ningún Maestro lo tenía, él había terminado por
curiosidad viajando al pozo negro que diplomáticamente denominaban
un circo.
Pero tal vez podría esconderse en un cobertizo. O refugiarse en un
sótano. Sin duda valía la pena intentarlo. Y si lo encontraran... ya había
escapado una vez. Él podría hacerlo de nuevo.
Mientras avanzaba al frente, deseosos de escapar de la creciente
hipotermia que entumecía sus huesos, Wolf no había logrado más de
unos pasos apresurados ante de que el dolor explotara por su pierna
derecha. Su pie se conectó fuertemente con algo duro e inflexible bajo
la superficie aparentemente lisa de la nieve. Probablemente era una
roca gruesa enterrada bajo la manta blanca a su alrededor. Pero Wolf
realmente no tenía tiempo para pensar.
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Se tambaleó hacia delante. Sin nada que agarrarse y que retrasara su


Página

caída, se derrumbó por la empinada pendiente. Mientras que había


perdido la sensibilidad en sus extremidades inferiores hacía mucho
tiempo, al parecer su cuerpo adormecido aún podría registrarse
sacudidas discordantes de agonía mientras caía de cabeza hacia abajo
en el valle.
Wolf sabía que la columna negra de roca que había visto sobresalir
en la parte inferior de la pendiente terminaría con su caída -y,
probablemente, el cuello también. Pero milagrosamente, los dioses le
sonrieron. Nunca registró el impacto. El mundo se volvió negro y
perdió el conocimiento cuando su cabeza golpeó una rama de árbol
sumergido que nunca vio venir.

Cy añadió más leña al fuego ya ardiendo. Si bien el callejero que


había rescatado de la nieve hacía tiempo que había dejado de temblar,
no quería correr ningún riesgo. La cabaña estaba bien aislada, pero la
tormenta que se acercaría pronto descendería la temperatura incluso
en el cálido interior del refugio.
Él miró hacia abajo a su inesperado huésped de la
casa. Normalmente sería un huésped no deseado, pero había algo en el
pequeño chico-lobo cuando Cy le miró por encima de las puntiagudas
orejas acolchonadas y lindas ―persistente durante mucho tiempo en la
curva de su firme culo― que hacía fácil desearle justo donde estaba
Dudaba que el chico-lobo hiciera un complemento muy atractivo
para la alfombra de la chimenea. Cy podía imaginar largas horas
admirando la nueva adición a su hogar. Bueno, admiración de una
manera muy táctil al menos.
El niño había sido difícil de ignorar fuera también. Cuando se habían
disparado los pabellones de alerta en el borde del bosque, dejando a Cy
saber que alguien estaba invadiendo su territorio, no había prestado
mucha atención. Con una tormenta que se acercaba rápidamente y la
temperatura cayendo a un ritmo alarmante, la probabilidad de
cualquier persona viva acechando en el valle para molestarlo había
sido mínima. Y él no tenía intención de dejar su pequeño nido acogedor
en una búsqueda inútil de un cadáver. Pero cuando habían infringido
los pabellones en la parte superior del cerro, Cy se había encontrado a
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sí mismo obligado a centrar sus sentidos -que rozaron la presencia


acercándose a su casa. Y a partir de ese momento había estado perdido.
Página
Algo sobre el suave gemido que había descubierto mientras
estrechaba su magia le llamó. Casi se había sentido como si alguien
estuviera empujando hacia él, lo que le obligó a rastrear al intruso por
un tiempo. Y estaba tan contento de haber seguido la demanda
insistente. El muchacho era fascinante. Cy nunca había visto a nadie
como él.
Pelaje cubría todo el cuerpo del niño en una suave y sedosa piel de
color marrón y negro, pero hacía poco para distraer la atención del
firme y tonificado cuerpo bajo ella. Una cola espesa y gruesa brotaba
desde la base de la columna y que en ese momento yacía inerte en el
suelo. Cy deseaba alcanzarla y acariciarla a lo largo –investigar donde
se arraiga en el cuerpo del muchacho. Quería explorar lo que había
debajo también, situado entre las apretadas nalgas del niño.
Pero la verdad, era que la cara del chico era lo más cautivante. Tenía
el hocico puntiagudo de un lobo y la cabeza robusta que disminuía
progresivamente a un muy humano, muy masculino cuerpo. Un collar
grueso marrón de piel protegía la nuca y la parte superior de sus
hombros. Sus orejas eran agudos triángulos. Su nariz muy canina tenía
un destello negro suave en la punta de su hocico. En otras palabras, era
fascinante.
Cy podía ver huellas de humedad por el hocico del chico. Era obvio
que en algún momento había estado llorando. Cy amaba las lágrimas. Y
algo sobre el niño-lobo hizo que Cy los quisiera. Quería el suave
gemido de nuevo también. Pero esta vez ellos necesitaban ser
adornados con excitación y desesperación para la liberación. Una
liberación que Cy no le concedería hasta que el niño estuviera
pidiendo-clamando a gritos su polla.
En cuanto Cy se arrodilló junto a él, el muchacho empezó a
moverse. Un bajo gemido escapó del largo hocico cuando el cachorro
extendió su cuello y recuperó la conciencia poco a poco. Eso encendió
una pequeña llama de conciencia en el vientre de Cy -muy primitivo,
una muy excitada conciencia que llamaba a algo profundo e
instintivo. Exigía posesión. Cy la aplacó, pero no la descartó o la
empujó lejos por completo.
―Silencio. Estás a salvo, pequeño lobo. ―Con un suave cepillar de su
magia, Cy comenzó a revisar al chico.
El niño poco a poco abrió los ojos y levantó la cabeza para
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concentrarse en Cy mientras trabajaba. Pero después de un momento


de aturdido silencio, el niño-lobo se quedó sin aliento y se alejó.
Página
Cy inmediatamente levantó la mano hacia las profundas cicatrices
que corrían desde la línea de su pelo por el lado izquierdo de su cara en
tres gruesos, feos arañazos. ¡Maldita sea! ¿Cómo pudo haber olvidado
cubrir las cicatrices? Había pasado tanto tiempo desde que había
estado en la compañía de otros que casi había perdido de vista por qué
evitaba el mundo exterior.
El niño lobo agachó la cabeza y se encogió lejos. Cy sintió cada
músculo que poseía apretarse ante la ira y la humillación.
―No es necesario tener miedo. Mis cicatrices no son contagiosas
―Cy espetó mientras deliberadamente bajaba la mano de su cara. No
quería asustar al niño, pero él se negó a esconderse en su propia casa.
El chico se encogió aún más lejos de él y un pequeño gemido
escapó. Algo acerca de la reacción le dio a Cy un momento de
pausa. Había pasado la mayor parte de su vida adulta en el ostracismo
por algo completamente fuera de su control hasta que simplemente
había renunciado a la sociedad en disgusto. Pero había algo en la forma
en que el cachorro se quejó y mostró su garganta que hizo a Cy sentirse
como si hubiese pateado a un cachorro.
Cy estudió el niño-lobo acobardado frente a él. Se veía... asustado. Cy
no pudo evitarlo. Extendió la mano para tocar la cabeza del
muchacho. Pero una vez más el cachorro se apartó, gimiendo
suavemente-sus orejas bajaron contra su cabeza y su hermosa cola
espesa, tupida metida entre sus piernas.
―Silencio ―Cy ordenó con firmeza, pero sin mala intención.
Extendió y corrió muy suavemente su mano sobre la sedosa oreja y
hacia abajo en el grueso collar en el cuello del cachorro.
Después de años de evitar deliberadamente la estupidez del mundo
exterior —un mundo tan vanidoso y enamorado de la belleza física que
se negaba a ver más allá de las imperfecciones superficiales de la
cara— Cy tuvo dificultades para encontrar las palabras que necesitaba.
―Mis disculpas, pequeño lobo. Yo... no debería de haberte hablado
así.
Niño-lobo lo miró de repente, claramente sorprendido por la acogida
y la disculpa. El niño incluso se olvidó de desviar la mirada. El corazón
de Cy se aceleró mientras miraba fijamente el color dorado brillante
que reflejaba abierto asombro hacia él.
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―Lo siento, Maestro. Yo... yo no... ―La voz del cachorro era baja, con
Página

un ligero acento gutural. Sus ojos suplicaban por algo, pero Cy no sabía
muy bien qué.
―Sé que mi cara es... desagradable. No hay necesidad de que
cualquiera de nosotros finja lo contrario.
―¡No! ―La negación fue rápida y fuerte―. Quiero decir... y... ―El lobo
gimió, su larga lengua rosada lamiendo a lo largo de su hocico con
nerviosismo.
Cy esperó pacientemente, su innata curiosidad despertó. ¿Qué
estaba tratando de decir el chico?
―Tu... tu magia... me ha tocado. En el bosque y... otra vez ahora
mismo ―el niño dijo finalmente.
Cy parpadeó varias veces con sorpresa. De todas las cosas que había
imaginado el chico diría eso ni siquiera había pasado por su cabeza por
un segundo. Se tomó un momento para estudiar al niño-lobo. Si él
estaba diciendo la verdad, si la negación que había llegado tan
fácilmente era real, entonces...
Tal vez su magia estaba tratando de decirle algo, Cy
reflexionó. Tratando de guiarlo como a menudo lo hacía desde el
ataque. Y tal vez... bueno tal vez los dos no eran tan diferentes como las
primeras apariencias sugerían. Dudaba de que las cobardes reacciones
serviles del niño fueran el resultado del amor y la aceptación.
Muy tímidamente, Cy se acercó con un mechón fino de su magia—
imaginándose a él mismo acariciando a lo largo de la espalda del niño y
hacia abajo, hacia la base de su cola. El chico gimió, sus ojos se
estrecharon ligeramente mientras se estiraba para satisfacer la
caricia—inconscientemente exponiendo su vulnerable cuello cuando
su pierna comenzó un leve, involuntario movimiento y su cola se
meneaba en excitación. Era la viva imagen de un cachorro en el borde
del éxtasis canino. Cy sintió un temblor en su polla mientras veía la
punta de la polla del cachorros emergen de su prepucio, una cabeza de
color rosa caliente que pedía atención.
¡Oh, mierda! La mente de Cy gritó mientras él gemía y casi se venía
con la idea. Quería rodar el cachorro, montarse sobre él y enterrarse en
él allí mismo, en la descolorida alfombra roja y dorada hasta que el
semen en sus bolas inundara el culo del lobo. El semen sería una
deliciosa adición a las cenizas, al carbón y a las pequeñas astillas de
madera en la alfombra. Ese último punto fue el que le hizo alejarse. No
quería astillas en ningún lugar cerca de lo que había planeado.
El muchacho lo miró—confusión y un poco de dolor reflejado en sus
52

ojos mientras Cy retiraba la caricia.


Página
―Buen, cachorro. ―Cy disfrutó de la forma en que el niño se relajó al
instante bajo su aprobación.
Un momento de silencio se extendió entre ellos mientras se miraban
el uno al otro con cuidado. Cy podía ver que los ojos del niño se iban
repetidamente a las cicatrices, pero se negó a esconderlas.
―¿Qué... qué ha pasado? ―El chico finalmente preguntó. Cuando Cy
no respondió de inmediato, el muchacho se puso tenso y bajó de nuevo
los ojos con miedo―. Yo... lo siento. Yo no debería tener…
―Mi padre tenía muchos enemigos en la corte. Enemigos que
enviaron a un gato asesino que no va a cazar nunca más. ―Cy gruñó
furioso ante el recuerdo de aquella noche de hace tantos años que
había cambiado su vida para siempre.
Él apenas había tenido diecisiete—apenas había tenido el control de
su magia. Pero la sociedad de los magos era competitiva. Era
implacable y cruel. La debilidad y la imperfección simplemente no se
toleraban. Cy había pasado de ser un primogénito, talentoso y
destinado a gobernar las posesiones de su padre, a un marginado y un
paria del cual su propio padre estaba avergonzado de reconocer.
Cy estaba tan absorto en sus propios dolorosos pensamientos
oscuros, que él no se dio cuenta que el niño-lobo se había movido. De
repente, una nariz húmeda y fría tocó la mejilla de Cy. Tuvo que
trabajar muy duro para no flaquear. Se negó a mostrar signos de
debilidad. Nunca más.
Pero cuando una lengua cálida acarició el costado de su cara, Cy se
sorprendió. El cachorro miró hacia otro lado como si se avergonzara
por la espontánea caricia canina. Cy le miraba con asombro. No podía
recordar la última vez que alguien lo había tocado, mucho menos
besado.
―¿Cómo te llamas, pequeño lobo? ―Cy no pudo resistir acariciar su
mano a lo largo del collarín de piel que crecía en la parte posterior y los
lados del cuello del niño como una melena atigrada. Era espeso y
caliente e infinitamente fascinante. Mientras corría sus dedos a través
de él, el chico se arqueó ante su toque.
―Wolf ―el chico respondió con un suspiro.
Cy arqueó una ceja—no precisamente dudando del pequeño Wolf,
pero... ―¿En serio?
53

Wolf se encogió de hombros y apartó la mirada—avergonzado de


Página

nuevo. ―Nunca nadie se molestó en llamarme cualquier otra cosa.


Cy estudió de lado el largo hocico de Wolf y la línea de su gran
cabeza mientras se curvaba hasta la punta de sus afiladas, puntiagudas
orejas. ―Es un buen nombre. Los Wolfs son fuertes, leales y valientes
―finalmente anunció con firmeza, sin dejar lugar a dudas ni
ambigüedades.
Wolf lo miró con sorpresa. Cy se preguntaba si el muchacho había
recibido alguna vez un cumplido—aunque improvisado, como el que le
había ofrecido. Tendría que trabajar duro, pero por el tiempo que el
niño eligiera para estar alrededor, Cy no se detendría cuando tuviera
ganas.
―¿Tienes hambre, Wolf?
―S... sí, Maestro.
Cy permitió que una pequeña sonrisa de placer se inclinara en la
comisura de su boca. A él le gustaba la forma en que Wolf dijo la
palabra Maestro—bajo, áspero y con un dejo de nostalgia.

Wolf ladeó la cabeza mientras observaba al hermoso hombre


delante de él girarse y dirigirse a una pequeña zona de cocina.
Mago, se corrigió al instante. El hombre era sin duda un Mago
Maestro. El poder se arremolinaba y palpitaba en torno al hombre en
remolinos brillantes tan fuertes que Wolf sentía casi como si pudiera
alcanzarlos y tocarlos. Y por primera vez en su vida lo quería. En el
pasado, los magos siempre le habían asustado un poco, pero no esta
vez. Algo acerca de esta magia era... apasionante.
El hombre tenía fascinantes ojos también. Intensos, oscuros ojos
azules que Wolf miraba una y otra vez— a pesar de haber sido
advertido en repetidas ocasiones durante su entrenamiento para
mantener los ojos bajos en sumisión. Aún más inapropiado, Wolf se
encontró preguntándose qué tan suaves, los tentadores labios rosados
eran.
Y el cabello largo y negro que era capturado en una correa de cuero
en la base de su cuello tentaba a los dedos de Wolf sin piedad. Dos
54

grandes mechones habían escapado, enmarcando la cara larga y


delgada del mago, y Wolf quería extender su mano y tocarlos tan
Página
malamente—para ver si eran tan suaves y sedosos como
parecían. Logró contenerse... apenas.
Estudiando el perfil del hombre, Wolf se encontró de nuevo
estudiando las cicatrices en la cara del hombre. Eran tres, largas y
delgadas marcas de garras rojas que hacía al hombre parecer feroz… y
fuerte en opinión de Wolf. Wolf imaginó que pertenecían a alguien que
había probado y demostrado que era digno de sobrevivir. Alguien que
era capaz de luchar para defenderse a sí mismo y a su hogar. Era
infinitamente atractivo para Wolf, cuyo corazón anhelaba tanto por ese
tipo de protección y seguridad, y un Maestro que lo atara a él.
Al ser un mago, Wolf habría esperado un montón de cosas—disgusto
por su apariencia en primer lugar. A los magos no les gustaba la
imperfección y las diferencias. Pero este mago no parecía en absoluto
preocupado por su rareza. De hecho, parecía un poco... a gusto con
esto.
Él era tan diferente de cualquiera que Wolf hubiera conocido—mago
o cambiaformas. Wolf no estaba muy seguro de qué hacer con él. En
ese preciso momento la polla de Wolf se movió otra vez, haciéndole
saber que si no tenía ni idea, tenía unas pocas para ofrecer.
Wolf se estremeció al recordar el tacto de la magia del hombre que
jugaba a lo largo de su cuerpo. Era... increíble. Una salvaje, atracción
lasciva que llamaba a su naturaleza de Wolf, susurrando promesas de
apareamiento y la felicidad y... un hogar. Wolf sacudió la cabeza ante su
propia estupidez. Estaba siendo completamente ridículo. ¿Por qué en
Rigial un Mago Maestro le daría una segunda mirada, a menos que
fuera para mirar su apariencia extraña? Era…
―¿Pasa algo?
―N... no, Maestro.
Algo dentro de Wolf se extendió hacia el mago. Él quería frotarse
todo en el hombre hasta que sus olores se mezclaran y
fusionaran. Quería tocar y ser tocado. Constantemente tenía que
reprimir los gruñidos y gemidos de invitación en la parte posterior de
su garganta. Su cuerpo quería que levantara sus caderas, levantara su
cola, apartándolos para que el hombre hundiera su polla en él en un
salvaje, exhaustivo reclamo.
―Así que... ¿de dónde vienes todos modos, pequeño Wolf? ―el
Maestro preguntó casualmente mientras llenaba un plato con guiso
55

espeso de una gran olla.


Página
Wolf no logró inquietarse mientras miraba la taza
hambriento. Quería la comida, pero no había manera de que él le dijera
al precioso hombre frente a él que era un fugitivo. Y ni siquiera un útil,
valiosa fugitivo. Era un bicho raro. Un objeto curioso. Parte de un
espectáculo itinerante que va de celebración en celebración para la
diversión y el asombroso disgusto de la nobleza y cotilleos.
Simplemente no podía hacerlo. Él no lo haría. Él no quería ver el
interés que vio en los oscuros ojos del otro hombre. Pero peor que eso,
secretamente sabía que su corazón no sobreviviría a ver compasión en
los ojos del mago.
La cuestión de si el mago le negaría la comida si Wolf se negaba a
responder fue resuelta cuando un plato caliente fue puesto en las
manos de Wolf. Él lamió con avidez—tragando antes de que el hombre
pudiera cambiar de opinión. Pero el mago sólo le sonrió con
indulgencia cuando se sentó en una silla grande, con respaldo frente al
fuego.
Una ráfaga de viento hizo temblar las ventanas anunciando la
llegada de la tormenta. Wolf se estremeció sólo de pensar en estar
fuera.
―Parece que te hemos encontrado justo a tiempo ―observó el
Mago.
―Gracias, Maestro ―Wolf susurró, tan agradecido que se sentía
como si su corazón doliera un poco con esto.
―De nada, Wolf.
Wolf rápidamente terminó de comer y miró a su alrededor, sin saber
qué hacer o dónde estar. Él llevó su copa de nuevo a la zona de la
cocina y cuidadosamente la lavó y la secó.
"¿Por qué no traes unos cojines sobre la alfombra y disfrutas del
fuego?"
Wolf suspiró. Una barriga llena, el calor del fuego y el aullido del
viento en el exterior, era una oferta demasiado tentadora como para
rechazarla. Haciendo lo que el Maestro sugirió, Wolf recogió los
cojines, metió las piernas en su cuerpo y su cola enroscada alrededor
de sí mismo y se ubicó a los pies del Maestro.
Después de unos momentos, una delgada mano acariciaba la cabeza
de Wolf, pasando sus dedos largos y ágiles sobre las orejas y la
56

nuca. Wolf se empujó al tacto, ansiando más el delicioso


Página

contacto. Suspiró y cerró los ojos en felicidad. No estaba dispuesto a


cuestionar la perfección del momento. Y nunca queriendo que esto
terminara.

Cy se pasó la mano por la larga caída de su pelo—cepillando las


hebras errantes de su cara de frustración. Wolf estaba volviéndolo
completamente loco. No necesariamente de una mala manera, más
como en "Lo quiero malamente".
La tormenta de la noche anterior había causado estragos en las
primeras horas de la mañana, pero ahora el bosque estaba en calma y
en silencio. El sol se asomaba incluso a través de las nubes—
mostrando el bosque en un brillante mundo de las maravillas que
desmentía cuán mortal y solo podía ser.
Cy miró a Wolf acurrucado satisfecho en la alfombra de la
chimenea. En algún lugar entre la comida y la conversación
intermitente a lo largo de la noche—antes de que el sueño los
reclamara a ambos—Wolf se había calmado y establecido.
De alguna manera, Wolf había encontrado un pequeño y agradable
lugar para sí mismo entre el fuego caliente y el frío corazón de Cy.
Era una pena que el cachorro estuviera a punto de obtener el susto
de su vida.
Se agachó al lado de Wolf, Cy acarició suavemente la cabeza de
Wolf. Él colocó su mano firmemente sobre el hocico de Wolf cuando
dorados ojos marrones parpadearon—demandando silencio.
―¡Ssh! No te mueva. Confía en mí para mantenerte a salvo.
A pesar de que las palabras salieron de su boca, un pesado puño
golpeó la puerta. Los ojos de Wolf se abrieron como platos y salvajes
con el miedo. Cy contuvo el aliento—esperando a ver lo que el chico
iba a hacer. Si Wolf confiaba en él, entonces todo estaría bien. Más que
bien en realidad. Si Wolf se alejaba, las cosas se iban a poner feas. Y Cy
perdería otro pedacito de sí mismo—su fe en sus instintos. Instintos
que le decían que Wolf quería confiar y en última instancia someterse a
él.
57

Después de un momento, Cy retiró su mano. El cachorro permaneció


Página

inmóvil salvo por el rápido movimiento de su pecho mientras él


jadeaba de miedo. Eso era perfectamente aceptable, coraje sin miedo
no tenía sentido.
Cy estudió a Wolf por un momento. Su sumisión—el control y la
dedicación que mostraba al hacer exactamente lo que le dijeron—era
impresionante. Eso envió un torrente de emoción a través de Cy tan
poderoso que tuvo que tomar un segundo para encontrar su propia
compostura, antes pararse sin problemas sobre sus pies y abrir la
puerta con calma.
Afuera, en el claro que pasaba por el jardín delantero de Cy, un
pequeño grupo de hombres fuertemente armados se agruparon juntos,
luchando por controlar sus nerviosos caballos. Cy no les hizo caso a
favor de mirar hacia abajo a los dos guardias que estaban en la puerta
de su casa. Mantuvo cuidadosamente su comportamiento neutral—ni
acogedor ni directamente enviándolos lejos. Aunque la tentación era
fuerte.
El hombre justo delante de él—el que muy probablemente había
golpeado la puerta de la cabaña—se aclaró la garganta. ―Buenos días,
Señor. Estamos…
―Maestro ―dijo Cy frialdad.
―¿Eh?"
Cy señaló el dintel donde los magos sigilosamente se mostraban. La
verdad es que se vio empañado con el clima y la edad—hace tiempo
estuvo adornado por lo que casi se mezclaba con el marco de madera—
pero eso no era excusa. Estaba muy en su derecho de castigarlos a
todos ellos por la falta de respeto en su tierra. Y los hombres lo
sabían. Ellos palidecieron a un tono más bien enfermizo de blanco—
verde.
―Le pido perdón, Maestro Mago. Perdóname. ―La pareja dio un paso
atrás, haciendo una profunda reverencia a la cintura, sus manos
agarrando sus corazones, en un intento desesperado por aplacarlo.
Cy se quedó callado y distante.
―Nosotros... ah... estamos persiguiendo a un esclavo fugitivo. Es
astuto y peligroso, con una apariencia monstruosa. ¿Has visto algo...
raro en la zona últimamente?
―No.
El primer hombre parpadeó, esperando que Cy explicara con más
58

detalles—tal vez incluso ver un resbalón o una señal de que algo


Página

andaba mal. El segundo hombre se pasó de un pie a otro, mirando


hacia el bosque—ya sea preocupado por la posibilidad de una nueva
tormenta de nieve o el deseo de huir de Cy. Los guardias trataban de
calmar a los nerviosos caballos detrás de ellos pareciendo como si
estuviesen esperando una invitación para salir del expuesto clima—
obviamente habiendo perdido que Cy señalaba fuera del sigilo.
Todos ellos iban a estar amargamente decepcionados. Cy no se
inmutó. A Cy le importaba un carajo si los hombres cazaban al Wolf
congelados hasta la muerte. Y desde luego, no tenía la costumbre de
invitar a extranjeros a permanecer—excepto magníficos niños-lobo
con cálidos ojos dorados y peludos culos apretados, por supuesto.
―Bueno, nosotros... ah... nosotros…
―Sí, buenos días, señores. Les sugiero que dejen mi tierra al
atardecer.
Con eso, Cy cerró la puerta en sus narices. Se detuvo el tiempo
suficiente para llegar con su magia y sentir al grupo trepar arriba sobre
sus monturas y alejarse—el olor del miedo los seguía después de
haberlos echado de su claro.
Luego se volvió hacia el Wolf asustado encogido en su alfombra.
―Has sido un perrito muy malo, ¿verdad?
―¡No, maestro! Yo... yo soy un buen chico. Un buen cachorro. ―Wolf
tragó visiblemente, el cabello suave y sedoso en su cuello ondulaba
bajo la onda nerviosa de los músculos―. ¿T... tu—?
Wolf no terminó la frase. No tenía por qué.
Era demasiado pronto. Demasiado rápido. Había un millón de
palabras que decir entre ellos. Un millar de toques y, esperando cientos
de suspiros suaves y pequeños gritos quejumbrosos. Y si Cy tenía
mucha suerte, tal vez incluso un par de lágrimas. Sin embargo, la no
dicha oferta—la promesa de algo algún día—era... tentador. Más que
tentadora. Era... embriagadora.
Era la única explicación a la que Cy pudo llegar años más tarde de lo
que pasó después.
Avanzando hacia adelante, Cy se apoderó de la piel gruesa en la
parte posterior del cuello de Wolf y tiró de él más cerca—tirándolo
hacia arriba desde el suelo hasta que quedaron cara a cara. Wolf siguió
con entusiasmo, y se apretó rápidamente contra el cuerpo de Cy.
59

Sosteniéndolo firmemente en su lugar y actuando por puro instinto,


Cy frotó su cara por el lado de la cabeza de Wolf, deteniéndose sólo
Página

cuando llegó a la base de una de larga, triangular oreja.


―¿Debo hacer que te lo demuestres a ti mismo, cachorro? ―susurró
Cy―. ¿Demostrar que eres un buen niño?
Wolf se quejó, pero se empujó más cerca de Cy al mismo tiempo.
―P... por favor, Maestro.
¡Oh! ¡Tan lindo!
Cy se agachó y tomó la polla de Wolf en su mano. Estaba caliente y
duro. Al deslizar la punta, Cy también sentía lo mojada que estaba—
pre-semen se derramaba fuera de la ranura cubriendo su pulgar.
―Impaciente pequeño cachorro. ¿Te gusta eso?
Wolf gimió y asintió con la cabeza, enterrando su cabeza en el cuello
de Cy.
―Dime. Quiero oírte.
―S... sí... Maestro. ¡Oh! Por favor...
La aterciopelada lengua cálida de Wolf lamía el cuello de Cy,
enviando escalofríos de placer corriendo arriba y abajo de su columna
vertebral. Cy sintió palpitar su polla en sus pantalones, a segundos de
la liberación, cuando Wolf le acarició el lóbulo de la oreja y vacilante se
acercó para agarrar la cintura de Cy.
Era demasiado. Cy soltó la polla del niño y dio un paso atrás. Él no
quería venirse en sus pantalones—no cuando había mejores
alternativas más atractivas.
―De rodillas, cachorro.
Por un momento, Wolf parecía confundido por las instrucciones,
pero rápidamente se sentó en el suelo cuando Cy siguió mirándolo—
esperando su orden para ser obedecida. No pudo evitar sonreír cuando
el hocico de Wolf se acercó en pequeñas, involuntarias sacudidas,
olfateando el aire alrededor de la ingle de Cy. Sabía al instante que
Wolf captó el olor de su excitación—los ojos del cachorro se abrieron
cuando empezó a jadear.
Pero Cy tenía otros planes para esa larga lengua rosada.
Soltó los lazos de cuero de sus pantalones y empujó el material a un
lado para que su polla saltara libre—flotando con entusiasmo delante
de la cara de Wolf. Wolf se centró en él tan completamente que en
realidad se sacudió con sorpresa cuando Cy habló varios segundos más
60

tarde—tratando de llamar su atención. Cy aplaudió la dedicación del


niño, pero quería la lengua del cachorro en él. ¡Ahora!
Página
―Lámelo ―Cy repitió, sosteniendo su polla firme y ofreciéndosela a
Wolf.
Lento y vacilante, Wolf se inclinó hacia delante y tentativamente
lamió la cabeza redondeada, lamiendo la gota de líquido pre seminal
que se había formado en la ranura. Escalofríos de placer corrían por la
piel de Cy, forzando un gemido de felicidad en él. Cuanto más se
quejaba, más valiente se volvía Wolf—parecía tonto sosteniéndolo.
Pronto el niño bañaba toda la polla de Cy, pelotas e incluso la tierna,
sensible carne donde la pierna se unía a su cuerpo con su lengua larga
y ágil. Era tan agradable, Cy encontró la necesidad de agarrarse de la
cabeza del Wolf para no perder el equilibrio—pero eso sólo parecía
impulsar a su amante.
Pronto se convirtió en mucho más.
―¡Alto!
Wolf gimió y miró hacia arriba—mirando a los ojos de Cy con una
súplica, su aspecto dorado amarillo mientras limpiaba la polla delante
de él una vez más muy a la ligera, como pidiendo que se le permita
continuar.
―¡Dije basta! ―Cy obligó al cachorro a alejarse, pero alivió la
reprimenda acariciando su mano sobre la sedosa oreja, rascando
suavemente la base con la punta de sus dedos.
―A cuatro patas para mí, cachorro. Quiero estar dentro de ti ahora.
Cy no pensó que jamás había visto a nadie moverse más rápido. Wolf
se dio la vuelta, bajándose a sí mismo a sus codos para ofrecer su culo a
Cy en un movimiento rápido. Era un presentación increíble que Cy tuvo
que tomar un momento para admirarla.
Las rodillas de Wolf se separaron para apoyarse, permitiendo a Cy
ver los gloriosos montículos y sus firmes bolas peludas colgando llenas
y pesadas entre sus piernas. Las burlescas, peludas mejillas de su culo
musculoso se separaron lo suficiente para vislumbrar la apretada,
arrugada roseta que Cy anhelaba sentir envuelta alrededor de su
polla. Y la espesa gruesa cola espesa Wolf se inclinó hacia un lado, lo
que permitía un fácil acceso a su agujero más privado. Era casi más de
lo que Cy podía tomar. Pero algo faltaba.
―Quédate ―Cy gruñó mientras corría a la cocina.
Después de hurgar por varios segundos perdidos, finalmente
61

encontró un nuevo vaso de aceite y se apresuró a regresar. Se arrodilló


Página

justo detrás de Wolf, Cy untó un poco de aceite libremente sobre su


polla. Cuando Wolf miró por encima del hombro, mirándolo con
sensuales ojos amarillos, Cy casi perdió la razón y se sumergió
directamente. Sin embargo, logró contenerse. En su lugar, se tomó el
tiempo para el redondo agujero de Wolf, aplicando aceite alrededor
para calmar y aflojar los músculos, sumergiendo sus dedos en el
interior para abrir el camino para su reclamación.
Wolf empujó contra sus dedos, gruñendo suavemente, cerrando los
ojos ante la ansiosa espera. Cy no pudo soportarlo más. Alineó su polla
y empujó la cabeza hacia Wolf—dando unos pocos golpes burlándose
para facilitar su camino, antes de sumergirse en una larga estocada que
lo enterraría hasta las bolas profundamente en el culo de Wolf.
Wolf se arqueó hacia él, atrayéndolo increíblemente profundo. Sus
pelotas tocaron por un momento, antes de que Cy se retirara, sólo para
sumergirse de nuevo en el apretado calor de Wolf una y otra vez. El
sudor goteaba de la frente de Cy. Wolf gruñó y gimió mientras se
empujaba contra Cy. Era pura, salvaje, torturadora felicidad. Pero no
podría continuar por mucho más tiempo. Cy estaba demasiado
cerca. Ambos lo estaban.
Construyéndose la presión, Cy alcanzó alrededor, rodeando la polla
de Wolf con su mano. Quería sentir a Wolf venirse mientras estaba
enterrado profundamente dentro de él.
―Ahora, Wolf. Vente para mí ahora.
Con la orden, Wolf echó hacia atrás la cabeza y se vino, agarrando la
polla de Cy como un vicio y manteniéndolo profundamente. Las
contracciones pulsantes del culo de Wolf mientras bombeaba chorro
tras chorro de semen en la mano de Cy y por la alfombra fue todo lo
que Cy necesitaba.
―Wolf ―Cy exclamó, gritando el nombre entre las vigas cuando él
estalló en grandes olas de semen dentro del culo de Wolf.
El tiempo colgaba suspendido mientras sus pelotas se vaciaban. Una
oleada de placer tan fuerte se apoderó de él que Cy perdió toda
conexión con el mundo. Lo único que existía era el cuerpo de Wolf—
cálido y suave debajo de sus manos y envuelto alrededor de su polla.
Finalmente, Cy se liberó, guiando suavemente a Wolf contra él. Wolf
gimió mientras él se sentó sobre sus talones.
―¿Te he hecho daño? ―Cy oyó el borde de la preocupación en su voz,
62

pero no lo lamentaba. No quería hacer daño a Wolf. Bueno, no en el mal


tipo de dolor de de todas maneras.
Página
―Astilla ―explicó Wolf, tendiéndole la mano para la inspección de
Cy.
Cy tomó la mano y lo acunó entre sus manos. Era
sorprendentemente suave. Una asombrosa combinación de la mano del
hombre y de la pata del Wolf que era exclusiva de Wolf. Y en la yema de
un dígito una sorprendente gran astilla de madera se podía ver.
Tendría que acordarse de limpiar la alfombra a fondo antes de jugar
frente al fuego de nuevo. Y habría un de nuevo. Los inviernos eran
terriblemente largos y muy fríos tan al norte.
Inclinándose hacia adelante, Cy bajó su boca a la punta de los dedos,
todo el tiempo mirando a los ojos dorados de Wolf que se ensanchaban
con sorpresa. Él utilizó su lengua para sondear suavemente el área,
colocando así sus dientes para cortar alrededor de la
astilla. Agarrándola con firmeza, Cy retiró el cuerpo extraño de la pata
de Wolf luego de bañado la lesión con unos pocos golpes suaves de su
lengua.
Wolf gimió, retorciéndose su culo. Cy sonrió ante la reacción. De
repente amaba los largos inviernos.
63
Página
Epílogo
Cy estudió la suave blancura de la nieve fresca alrededor de su
cabaña con cuidado. No había huellas de botas, ni de patas o marcas de
cascos para estropear su nueva superficie crujiente. Desde la tormenta
de nieve de la noche anterior, nada había pasado por allí. Él se
aseguraría de tener más custodia en los próximos días, semanas y
meses, pero al parecer los buscadores se había movido.
O tal vez simplemente abandonado. No era inaudito que la gente
simplemente desapareciera en el Great Northern Tundra. Después de
una semana en el ambiente frío, implacable, sin ropa, comida o refugio,
nadie esperaría encontrar a Wolf vivo.
Cy sonrió. Sabía que Wolf estaba muy vivo—aunque un poco
cansado después de un juego extendido. Había dejado al cachorro
acurrucado, roncando suavemente para completar las rondas que
hacía dos veces al día desde que Wolf entró en su vida. Tenía un
premio aún más precioso que la soledad para proteger ahora. Era dos
veces más vigilante de lo que lo había sido antes.
Tejiendo otra, más fuerte hechizo alrededor del perímetro que
empujaba suavemente a los intrusos fuera de la cabaña, Cy se dirigió
de regreso. Realmente no quería tener que derramar sangre para
defender a su Wolf. Era tan desordenado y siempre le causaba dolores
de cabeza. Mejor sólo evitar el tema por completo.
Pero de una manera u otra, Wolf era de él, y él se quedaba de esa
manera. Nadie pondría sus manos sobre el cachorro... bueno aparte de
Cy, por supuesto. Y él planeaba tener sus manos, en y sobre el niño tan
a menudo como fuera posible. No quería que nada ni nadie
interrumpieran ese objetivo.
Hablando de eso—
Cy abrió silenciosamente la puerta—arrojando su capa y aflojando
sus botas cubiertas de nieve, asegurándose de que le había puesto al
cerrojo un hechizo de bloqueo. Dejó ambas botas y la capa para secar
junto al fuego y se dirigió al dormitorio en calcetines. Cuando él lo
64

había dejado para revisar el perímetro, Wolf se había acurrucado—


Página
durmiéndose rápidamente y agotado. Esperando a ver más de lo
mismo, Cy se sorprendió al encontrar a su pequeño Wolf despierto.
La cola de Wolf estaba perezosamente abanicando el aire de una
manera deliberadamente provocativa. El suave ir y venir llamaba la
atención sobre la raíz que surgía encima del apretado, digno de babear
culo que Cy hubiera tenido el placer. Las bolas de Wolf descansaban
contra las sábanas, pidiendo ser acariciadas y se apretaban lo
suficiente como para inducir a un delicioso follar en contra de la ropa
de cama.
Y como si eso no fuera suficiente, los brazos de Wolf acunaban la
cabeza en la más dulce, más atractiva visualización de inocencia que Cy
hubiera visto en su vida. Pero fueron los ojos—dorados y suaves y la
pequeña sonrisa que se acercó y atrapó el corazón de Cy.
La promesa todavía estaba allí. Pero ahora se templaba con algo aún
más precioso. Más raro y totalmente cautivador. Amor brillaba hacia
él—nuevo e implícito—pero como un grano de mostaza, eso prometía
años aunque sólo si Cy era lo suficientemente valiente para
aceptarlo. Lo suficientemente fuerte como para nutrirlo.
Sin pensarlo dos veces, Cy entró en la habitación. Era valiente. Era
fuerte. Y estaba completamente, perdidamente feliz.

FIN
65
Página
También de Jade Archer:

Treacherous Sun (The Nu Hayven Chronicles) Devon’s

Revenge (Portals)

Ethan’s Freedom (Portals)

Sandpipers’ Secrets (Sandpipers)

Where to Find Harte (Contact)

Why Jay Ran Away (Contact)

How to Steal Blade (Contact)

What To Do With Lore (Contact)

Email: jadearcher2010@hotmail.com

Website: www.jadearcher.com
66
Página
Coordinación del Proyecto:
Miyushang

Título Original:
Crying Wolf

Autor (a):
Jade Archer

Grupo Traductor:
uguale-amore.blogspot.com

Traducción:
Paula

Corrección:
Jen

Edición, Diseño y Formato:


67

Miyushang - Aly - Visionepica


Página
El Nuevo Ejército
Del Hombre

Por Michael S.
68
Página
Querido Santa,

Estoy más bien preocupado en


este momento porque estoy siendo
reclutado por... Bueno, no estoy
seguro de por quién
exactamente. Mira hay esté reclutador
que está tentándome a unirme, pero
no estoy seguro de qué tipo de grupo
es. Parece peligroso... más o
menos. También me temo que puedo
reír de manera inapropiada durante
el proceso de reclutamiento y
averiguar si eso que lleva allí abajo es
una granada en lugar de algo mucho más divertido.
Así, Santa, por favor, ayúdame aquí y déjame saber lo que piensas
que debería hacer acerca de este reclutador y su grupo de... Sí, ahí me has
pillado.
69
Página
El sol pegaba con dureza, y yo no estaba muy acostumbrado al calor
de Israel. Siempre había soñado con caminar por un país tan antiguo y
hermoso, pero no me esperaba lo que iba a suceder. Sabía que había
bloqueos y soldados observando las entradas y salidas. Al ver a los
jóvenes soldados caminando con fusiles por la calle era un poco nuevo
para mí. A los dieciocho años, todos los hombres judíos eran reclutados
por las fuerzas armadas durante un período de tres años. No podía
imaginarme ser llamado a filas6 y tener que servir a pesar de
todo. Definitivamente aquí no era como en Estados Unidos. No les
importa si eres heterosexual o gay.... cada uno sirve a su término.
Estaba dando un paseo por la ciudad y vagando un poco fuera de los
límites cuando un joven soldado se acercó a mí. Siendo extranjero,
viajaba con mi pasaporte en la mano. No estaba muy familiarizado con
el hebreo, pero por suerte para mí la mayoría de la gente hablaba
inglés. Tal vez él tendría unos dieciocho con el pelo chocolate oscuro y
unos ojos marrones oscuros. Se acercó a mí con su fusil al frente de su
pecho. Era un poco intimidante, pero ¿quién podría resistirse a un
joven tan hermoso?
—¿Pasaporte?—preguntó con la mano extendida. Un pequeño grupo
de sus amigos estaban detrás de él riéndose por algo. El calor y el
nerviosismo me hicieron sudar un poco más. Busqué mi pasaporte y
acabé dejándolo caer en el suelo. Me agaché para recogerlo y él levantó
su rifle. Detrás de él, la risita se detuvo bruscamente...
—Soy americano —dije con voz ligeramente temblorosa—. Todo
está bien.
—Yo juzgaré eso —dijo sin apartar los ojos de mí—. Ponte de pie.
Lentamente me levanté con mi pasaporte en la mano. Su mano salió
disparada y lo agarró antes de que supiese lo que estaba pasando. Los
otros tres soldados comenzaron a caminar hacia nosotros. Mis nervios
estaban empezando a deshilacharse un poco. Uno de los soldados se
colocó detrás de mí y los otros dos flanquearon mi lado izquierdo y
derecho.
—Acabo de salir a hacer turismo —empecé a decir.
—Va a venir con nosotros, por favor. — Me empujaron suavemente
desde atrás, ya que empezaron a caminar. El joven de pelo oscuro se
guardó mi pasaporte en su bolsillo y había empezado a caminar
70
Página

6 En este caso es el momento en que un civil es llamado para unirse al ejército.


después de ordenarme ir con ellos. No muy lejos vi lo que parecían
cuarteles.
—Realmente, sólo estaba haciendo turismo. No quise hacer nada
malo, si es que lo he hecho. ¿He hecho algo mal? —le pregunté a los
jóvenes frente a mí.
—Sólo ven con nosotros por favor. Todo va a estar bien. Mi nombre
es Yonatin. Hemos tenido algunos rumores últimamente y hay que
comprobar las cosas. No te preocupes.
—Pero… —empecé a protestar, pero fui interrumpido cuando uno
de los otros soldados rápidamente me dio un empujón. Al parecer iba a
ir quisiera o no.
A medida que nos acercábamos a los cuarteles, Yonatin les dijo algo
a los otros en hebreo. Todos se rieron y uno me dio unas palmaditas en
el hombro. Él me sonrió y yo empecé a sentirme un poco más a
gusto. El sol, el estrés y el calor empezaban a cansarme un poco. Quería
abrir mi camisa para tratar de conseguir más aire, pero lo pensé mejor.
Llegamos a los cuarteles y Yonatin habló con los otros de nuevo en
hebreo y ellos nos dejaron. Yonatin estaba allí sonriéndome. Tenía una
mirada ligeramente astuta. No era exactamente una sonrisa, tampoco
una sonrisa pícara. Él me devolvió mi pasaporte.
—No pareces acostumbrado a nuestro calor —dijo dándose la vuelta
y dejando el rifle. Lo dejó contra la pared del edificio. Sonrió de nuevo
y empezó a desabrocharse la camisa—. No te importa, ¿verdad? El
uniforme es un poco caliente incluso para mí. —Vi su pecho suave
surgir de debajo del camuflaje. Terminó de quitarse la camisa y la
dobló cuidadosamente, poniéndola en una caja cercana. Esa sonrisa
astuta regresó a su cara.
Yonatin frotó el sudor de su pecho y se limpió en los pantalones. Sus
músculos parecían brillar bajo el sol. Se sentó y empezó a quitarse las
botas. —Por favor —dijo—, siéntete libre de hacerlo. —Me desabroché
la camisa y me la quité, poniéndola cerca de la de él. Para entonces ya
se había quitado las botas y los calcetines. Se puso de pie en la arena
caliente. Tenía el aspecto que me imaginaba debía tener
David7. Tonificado y hermoso.
—Así que... —Empecé tratando de no mirar demasiado. —Um...
¿estaba vagando por algún lugar que no debía? Estoy un poco
71

7
Página

Se refiere al David de Miguel Ángel.


confundido, es todo. — Me había quitado mis zapatos y mis calcetines y
me había levantado de nuevo en la arena caliente.
—No —dijo mientras se acercaba un poco más—, es sólo que somos
una especie de una unidad especial. Por lo general, no vemos muchos
estadounidenses por aquí. —Se acercó y puso su mano sobre mi pecho.
—Podrías utilizar algo para refrescarte. —Y procedió a deslizar su
mano por mi pecho deteniéndose justo antes de la parte superior de
los pantalones. Sonrió de nuevo y regresó a donde estaba la caja.
―Sí. Es uh... bueno tienes razón. No estoy acostumbrado
exactamente al calor todavía. Acabo de llegar hace poco.
—Mmmm—murmuró y me dio la espalda. Cuando se dio la vuelta,
se había quitado el cinturón y empezaba a desabrocharse los
pantalones—. Te acabaras acostumbrando a él finalmente. Aun así, no
hay nada mejor que quitarse el uniforme. Mucho más fresco de esta
manera —dijo dejando caer sus pantalones y dándose la vuelta para
quitárselos. No llevaba nada más que lo que parecían ser unas bragas
finas y rosas. Pude ver su musculoso y firme culo a través de ellas, una
capa ligera de vello en sus piernas. Esto no era definitivamente lo que
había esperado. Dobló sus pantalones y los colocó con su camisa,
agarró su rifle y se dio la vuelta. Él miró hacia mí como un Adonis.
Yo estaba un poco preocupado de que hubiera cogido el arma de
nuevo, pero él caminaba lentamente hacia mí, mirándome a los
ojos. Había algo allí, en esa mirada. Algo que era sólo ligeramente
peligroso, ligeramente tortuoso, y algo que me decía que no iba a ser
dañado. Su mano se extendió y me desabrochó la parte superior de mis
pantalones.
—Uhhhh.... —comencé a protestar—. Yo um... ¿qué estás haciendo?
Yonatin simplemente me sonrió mientras su mano permanecía
donde estaba en la parte superior de mis pantalones. —Sólo estoy
tratando de hacer que te sientas más cómodo —dijo. Con eso, antes de
que pudiera moverme ni decir una palabra más, su mano se inclinó y
bajó la cremallera de los pantalones. Estos cayeron a la tierra y yo me
quede allí en nada más que mis bóxers. Esto empezaba a ponerse más
surrealista e interesante al mismo tiempo—. Quítatelos —dijo
mientras caminaba unos pasos hacia atrás.
Me agaché, saltando ligeramente para quitar mis pantalones
vaqueros de los tobillos. Yonatin caminó a mí alrededor en círculo
72

mientras lo hacía. Cuando me puse de pie, me di cuenta que estaba


Página

justo detrás de mí. Sentí su pecho sudoroso contra mi espalda, sus


manos llegaron a mí alrededor y me ayudaron a apoyarme. Sus dedos
rozaron suavemente contra mis pezones mientras el sudor de nuestros
cuerpos se mezclaba.
—Apóyate en mí. —Sopló suavemente en mi oído. Me recosté contra
él para terminar de quitar mi otra pierna del pantalón. Podía sentir su
aliento en mi cuello. Tenía la cara contra mi mejilla. —Te sentirás
mucho, mucho mejor pronto —susurró en mi oído. Sus manos viajaron
a mi cintura. Empecé a sentir una agitación y me sonrojé. ¿Estaba
sucediendo esto realmente? Dejé caer mis pantalones en la tierra, pero
Yonatin no se movió. Simplemente se quedó allí sosteniéndome ahora
con sus brazos alrededor de mi cintura.
—Te dije que éramos una unidad especial —dijo en voz baja en mi
oído y sentí un ligero mordisco en mi lóbulo de la oreja—. Mis amigos y
yo estamos destinados aquí durante dos meses. —Su mano se movió
hasta mi pecho de nuevo rozando mis pezones. —Puede ser muy
tedioso y aburrido por aquí. —Sentí algo duro en contra de mi parte
trasera y me percaté de que él había juntado nuestros cuerpos.
De pie en el sol, nuestra mezcla de sudor contra nuestros cuerpos, y
sus manos vagando por mi pecho me hicieron sentir una estimulante
sensación de libertad. Era como si él y yo fuéramos las únicas dos
personas en el mundo. Sus manos y dedos se deslizaron enganchando
el elástico de mis bóxers y tirando de ellos lentamente hacia abajo. Sus
labios rozaron la parte de atrás de mi cuello, y luego estaban en mi
oreja, donde sentí la suave respiración de nuevo. No había ninguna
duda de lo que estaba sucediendo ahora. Mis bóxers estaban ahora
abajo alrededor de mis pantorrillas.
—No hay vergüenza en la belleza del cuerpo humano —dijo en voz
baja y sentí que me daba un beso en mi espalda mientras me quitaba
los calzoncillos y los dejaba a un lado donde se quedarían solos. Traté
de girar, pero él estaba de pie otra vez y manteniendo mí apoyo de
nuevo. Estaba perdido en la multitud de sensaciones que corrían a
través de mí. Los dedos se movieron a través de mi cuerpo buscando
los puntos delicados que me hacían sentir débil. Quería darme la vuelta
y besarle. Traté de hacerlo, pero me retuvo en el lugar.
—Ves —dijo besando mi cuello—, andábamos buscando a otros para
que se unieran a nosotros. Teníamos la esperanza de reclutar a unos
cuantos más buenos hombres. —Su mano se movió hacia mi
entrepierna, agarrando el premio. —Tan sólo dos semanas más y
nuestro servicio habrá terminado. No hay nada que hacer aquí, sólo
73

estar de guardia y hay pocas personas que pasan por aquí. —Había
Página

empezado a trabajar lentamente su mano hacia arriba y hacia abajo en


mí. —Simplemente dos semanas —dijo en voz baja mientras sentía la
otra mano pasar por mi culo. Un dedo acarició lentamente entre mis
mejillas y no pude guardarme el gemido que se me escapó levemente.
—Yo... —Empecé a jadear ligeramente. —Estoy aquí durante un
mes. Mi hotel es...
—Shhhhh. —Él sopló en mi oído. —No hay necesidad de un
hotel. Puedes quedarte aquí. Hay un uniforme extra. Nadie lo sabrá. —
El sudor había trabajado su camino hacia abajo por mi espalda y ahora
su dedo humedecido entro en mí. —Estoy seguro de que podríamos
acomodarte…
Mis manos alcanzaron su cuerpo y tire de la tela de color rosa
desesperadamente lejos de su cuerpo. Su dedo se retiró y su mano
alcanzó mi cara, obligándome a girarla mientras sus labios se
encontraban con los míos y mis manos le ayudaban a llegar a donde los
dos queríamos estar. Sus labios se abrieron ligeramente y nuestras
lenguas se encontraron. Un gemido se me escapó cuando sentí
empujarla dentro.
—Bienvenido a nuestro ejército —dijo besándome de nuevo, ya que
nos quedamos en la cálida arena, el sol cayendo, perdidos en nuestro
éxtasis.

FIN
74
Página
Michael S.

Email: Shadowmichael@gmail.com
75
Página
Coordinación del Proyecto:
Miyushang

Título Original:
The New Man’s Army

Autor (a):
Michael S.

Grupo Traductor:
Las noches de Awen

Traducción:
Awen Imbas

Corrección:
Ice Angel

Edición, Diseño y Formato:


76

Miyushang – Aly – Visionepica


Página
Rommy Y Jules

por Xara X. Xanakas


77
Página
Querido Santa,

He sido muy bueno este año (ya


sabes, dependiendo de a quién le
preguntes...) y me esperaba una
mascota.

Sé que los gatos y los perros


normalmente no se llevan bien, pero
estos dos parecen estar haciéndolo
muy bien. ¿Crees que me he ganado un
poco de amor este año?
78
Página
Rommy sonrió mientras Jules empezó a ronronear en su pecho, las
bajas vibraciones haciéndole cosquillas en la piel. Él se acurrucó
frotando su mejilla por el pelo negro muy corto y se preguntó a sí
mismo.
"¿Cómo terminamos aquí?"
En un momento, había hecho trepar al gato a un árbol, y al siguiente
parecía como si tuviera la lengua hasta su garganta.Jules había estado
pavoneándose delante de su jardín durante meses, cola en alto,
agitándola en el aire mientras se dedicaba a conducir lentamente a
Rommy fuera de su mente. Solida piel negra, a excepción de esa
intrigante punta blanca al final de la cola. Parecía como si alguien le
hubiera sujetado por ella para sumergirlo en pintura. Los enormes ojos
verdes podían concentrarse en Rommy mientras él pasaba por la acera.
Jules el hombre no era menos sorprendente. El pelo negro muy corto
sólo acentuaba los luminosos ojos verdes. Largas pestañas negras
llamaban la atención sobre ellos, y tú eras absorbido. Rommy trató de
negar la atracción, pero él siempre notaría a Jules. Sacando la basura,
cortando el césped en nada más que un par pantalones de ejercicio
cortados, subiendo la escalera para limpiar los canalones, Rommy veía
al hombre todos los días. Sabía que no debía hacer nada acerca de la
atracción magnética que sentía hacia su vecino. Había una razón para
la frase "pelean como perros y gatos."
Hoy, cuando Jules comenzó sus cabriolas, esa silbante cola,
recordando a Rommy ese caliente, apretado culo que había estado
tratando de ignorar, él se quebró. El cambio y fue tras el gato. Jules se
refugió en una rama alta en el árbol entre sus casas. Su cola arriba y
esponjosa, parecía un mapache, y todo el pelo a largo de la columna
vertebral en parado atento. Sus orejas aplastadas contra la cabeza, y él
dirigió un bajo maullido hacia Rommy.
Rommy paseaba por debajo de ese árbol, ladrando como loco. Estaba
esperando el momento oportuno. El gato tenía que bajar en algún
momento.
"Cuando lo haga, él es mío", pensó Rommy.
Rommy vio con horror como el gato retrocedió sobre sí mismo en
una rama y perdió el equilibrio. El gato se cayó del árbol, de cabeza,
precipitándose hacia el suelo.
79
Página
Jules se enderezó el aire y, por supuesto, cayó de pie. No causó
ningún daño, pero esto pico y envió ondas de choque a través de su
sistema.
Ambos pasaron a su forma humana, agradecido por la magia que les
permitía retornar su ropa de nuevo. Aparecer repentinamente en la
calle podría atraer suficiente atención, aparecer completamente
desnudo podría ser desastroso.
―Oye, ¿estás bien?
―¿Qué carajo te importa? ―Jules estaba gritando.
―Esa fue una gran caída. Tal vez deberías sentarte.
―¿Por qué diablos hiciste eso? ―Jules estaba balbuceando y
agitándose.
Rommy escondió su sonrisa mientras Jules siguió reprendiéndolo.
No podía dejar de admirar el fuego en sus ojos verdes, haciéndolos
brillar como esmeraldas en la caja de un joyero. Aunque él era varios
centímetros más bajo que los seis pies8 de Rommy, tenía los hombros
anchos e iba estrechándose hasta una cintura angosta, un caliente culo
apretado que Rommy no podía ignorar más, y un paquete
impresionante para un hombre de su tamaño. Un círculo de huellas
corriendo alrededor de su bíceps se asomaba por la corta manga de su
camiseta mientras agitaba los brazos hacia la rama de la que cayó.
―Y otra cosa...
―¿Eh? ―Los pensamientos de Rommy se habían movido durante la
perorata de Jules.
Jules miró a Rommy.
―Eres un hijo de puta.
―Gatito9.
Se miraron el uno al otro, con una sonrisa juguetona en el rostro de
Rommy, pura confusión en el de Jules. Sus palabras se hundieron en él,
y la mirada incrédula más adorable cruzo el hermoso rostro de Jules.
Rommy no podía evitarlo. Jalo a su vecino a sus brazos y lo besó. Jules
se tensó en sus brazos, pero soltó un suspiro, separando sus labios y
relajándose en los brazos de Rommy.
―Al fin, ―susurró contra la boca de Rommy.
80
Página

8() 6 pies = 1,82 cm


9() En el original Pussy que significa gatito pero en un término más vulgar coño. De ahí el juego de
palabras.
Frenéticas caricias, moliéndose, y besándose condujeron a los dos
hombres al borde del abismo. Si ellos no salían pronto de la calle....
Rommy se retiró del beso.
―¿Tu casa o la mía ? ―Una sonrisa cursi jugado en los labios.
―La mía. Sé dónde guardo el lubricante. ―Jules sacó los brazos de
Rommy y corrió por la acera a su casa, quitándose la camiseta y
bamboleando ese apretado y caliente culo que Rommy había dejado de
ignorar.
―¿Vienes? ¿O simplemente estás jadeando? ―Se burló Jules
rompiendo el trance de Rommy. Con un gruñido, lo siguió. Jules chilló y
corrió a través de su puerta, dejándola abierta en su camino a la
austera sala blanca en la parte trasera de la casa. Tiró de la manta
blanca lanuda del sofá en su camino a la gruesa alfombra en el suelo
cerca de las ventanas. Finas cortinas blancas difuminaban la luz del sol
brillante.
Para el momento Rommy entro, Jules estaba desnudo, lubricante y
condones en el suelo junto a él. Se detuvo en seco. La visión que le
esperaba le quitó el aliento. La suave luz blanca que rodeaba la piel
dorada de Jules hacia que el hombre se pareciera a un ángel. Los ojos
verdes se clavaron en su alma, añadiéndose a la calidad etérea del ser
que lo esperaba a "ÉL" en el suelo.
―¿Te vas a quedar ahí todo el día? ―La voz de Jules era baja y ronca
de deseo. La mirada de pura lujuria en su rostro hizo que la sangre de
Rommy se apresurara a toda prisa hacia el sur, mareándolo. Se
tambaleó un poco, bebiendo en la vista de su libertino ángel.
Jules se recostó sobre un codo e inclinó sus rodillas, poniendo sus
pies en el suelo. Dejó caer una rodilla en el suelo, abriéndose, y acarició
su largo eje, llevando el prepucio hacia adelante y hacia atrás sobre la
cabeza con su mano izquierda. Sus párpados se hundiéndose más, los
ojos verdes cortando en Rommy como láseres. El asomó su lengua para
lamer sus labios. Rommy de pie, clavado en el suelo, incapaz de dejar
de ver el espectáculo.
Jules movió sus caderas un poco, y gimió cuando una gota de líquido
preseminal se filtró desde la punta de esa hermosa polla. El atrajo esa
mano arriba y la limpió en sus labios, y Rommy oyó otro gemido.
Estaba un poco sorprendido al darse cuenta de que había salido de él.
Cuando Jules se inclinó por completo de nuevo en el piso y llevó su
81

mano derecha alrededor para tirar de sus bolas, Rommy finalmente se


Página

movió. Cruzó la distancia en tres grandes pasos y se arrodilló junto a


Jules, no deseando obstaculizar su progreso. La visión de él
acariciándose y manoseándose a sí mismo era demasiado hermosa.
Rommy se inclinó hacia delante y tomó esa boca abierta en un beso,
lamiendo a lo largo de sus labios, saboreando esa gota de líquido
preseminal en ellos. Él gruñó y metió la lengua en la boca de Jules,
disfrutando de la fricción causada por la lengua un poco áspera que
encontró esperándolo. El meció sus caderas a lo largo de un lado de
Jules, con cuidado de no desplazar las dos manos de su importante
tarea. Observó fascinado, como el prepucio se movía hacia atrás y
adelante. Su boca se hizo agua al pensar en tomar eso en su boca,
saboreando cada pedacito de cualquier cosa que Jules tenía que
ofrecer. Sus ojos se deleitaron lentamente remontando la extensión del
cuerpo expuesto ante él.
―Creo que tienes demasiada ropa, chico perro. ―La voz de Jules era
entrecortada y baja. Rommy se inclinó hacia delante y tomó un pezón
marrón perfecto en su boca. Jules silbó y arqueó su espalda, tratando
de empujarse más de sí mismo en la boca de Rommy.
Rommy sonrió ante la reacción y se retiró chasqueando la lengua
por el capullo apretado. Jules se retorció debajo de él, tirando más
rápido sobre su polla. Sus caderas empezaron a corcovear mientras
Rommy mantuvo el asalto en el pezón frente a él.
Rommy retrocedió para admirar el rubor cruzando el rostro Jules. La
pura felicidad en su rostro detuvo su corazón por un segundo, y
extendió la mano para envolverla alrededor de la base de la polla de
Jules. Jules se sacudió y tembló por un segundo, entonces él llevo su
mano derecha arriba envolviendo alrededor del cuello de Rommy y
tirar de él hacia abajo para un beso abrasador. Continuó corcoveando
en la mano de Rommy y Rommy continuó meciéndose en la cadera de
Jules.
Finalmente, Jules soltó de su erección y puso sus dos manos en el
borde de la camiseta de Rommy.
―Fuera. Necesito piel, ―Jadeó. Rommy se apartó un poco para darle
un beso, luego se levantó. Retrocedió unos metros, aun capturado por
la imagen de libertinaje en el suelo esperándolo. Se encontró con los
ojos de Jules, sólo perdiéndolos por un segundo mientras se sacaba la
camiseta por la cabeza. Luego metió los pulgares en el cinturón
empujando sus pantalones y calzoncillos abajo. Su enorme polla saltó
con su nueva libertad, y sus bolas colgaban llenas y bajas debajo de un
82

nido bien recortado de pelo oscuro.


Página
Jules se puso de rodillas y se arrastró hacia Rommy. Besó los muslos
de Rommy desde las rodillas hasta el pliegue donde se reunían en la
ingle, frotando el rastrojo de sus bigotes sin afeitar a largo de ellos. El
pasó la lengua por esa arruga y abajo de la gruesa longitud frente a él.
Rommy gruñó y se estremeció ante él. Jules pasó la lengua por debajo
del prepucio apretado en la punta, y Rommy gruñó mientras su polla se
ponía rígida. Cuando Jules tomó toda la longitud de su garganta,
Rommy gimió con placer. Jules movió su cabeza un par de veces, y
luego Rommy se salió. Jules levantó la vista, la pregunta evidente en
sus ojos.
Rommy se inclinó para presionar sobre los hombros de Jules.
―Recuéstate.
Jules se echó hacia atrás mientras el cuerpo pesado de Rommy lo
cubría. El pasó las manos por la espalda de Rommy desde sus caderas a
la nuca y de regreso a medida que Rommy mordía, lamió y besaba su
cuello. Jules se sacudió en Rommy con cada bocado, y Rommy se
restregó con cada pasada de las uñas de Jules por la espalda y culo.
Con un gruñido, Rommy comenzó a trabajar su camino hacia abajo
en el cuerpo de Jules. Él lamió y mordisqueó ambos pezones, y luego
pasó la lengua por el torso de Jules, trazando las líneas de su abdomen.
Se detuvo al llegar al suave nido de pelo negro en la base del pene de
Jules. Aspiró el aroma almizclado, luego corrió su lengua en el pliegue
de la pierna de Jules hacia sus bolas. Aspiró una en la boca, tirando
suavemente de la piel delicada. Entonces lo repitió con la segunda
antes de arrastrar la lengua detrás de ellas por la piel suave del
perineo, e impulsándose hacia el glorioso agujero de ese culo apretado
y caliente de Rommy que nunca más pasaría por alto.
Tomó a Jules detrás de las rodillas y las empujó hasta conseguir un
mejor acceso, entonces paso la lengua a través de él. Jules se resistió y
siseó de placer. Él lo hizo de nuevo, y él tuvo que mantener el cuerpo
retorciéndose debajo. Trazó las arrugas con la punta de su lengua antes
de que finalmente empujara en él. Jules tembló y se echó hacia atrás en
su contra. La nariz de Rommy estaba enterrada en las bolas de Jules, y
las acarició, oliendo profundamente. Jules ronroneó, y su polla empezó
a golpetear la frente de Rommy al ritmo de los latidos de su corazón.
―Se un buen vecino, ―Se quejó Jules. ―Por favor, jódeme ya.
Rommy rió contra el agujero, y tiró de su boca de nuevo para lamer
83

las bolas de Jules, tomándolas en su boca de nuevo, y luego se abrió


camino por la polla que había estado tratando de llamar su atención.
Página

Jules cerró los ojos y gimió.


Rommy nunca saco la boca de Jules mientras agarraba el lubricante
y lubricaba sus dedos. Él siseó cuando Jules gimió y empujó contra sus
dedos. Él ahuecó sus mejillas, chupando fuerte mientras presionaba
cuidadosamente dos dedos dentro de ese caliente y apretado culo que
Rommy ahora era incapaz de ignorar.
Metió los dedos en Jules al mismo tiempo que su cabeza tragaba la
polla de Jules. Jules corcoveo y empujó y trató ambos joder la boca de
Rommy y a él mismo con los dedos de Rommy. Finalmente Rommy no
podía soportarlo más. Soltó la barra de Jules y se inclinó hacia atrás
para mirar a los ojos que se habían vuelto vidriosos y nebulosos en su
pasión. Jules se acercó a él, y Rommy encontró un condón
presionándose en su mano. Miró de nuevo a Jules, que se humedeció
los labios y asintió.
―Por favor. ―Jules estaba jadeando, los músculos de su abdomen se
movían arriba y abajo en un rápido tempo. Las manos de Rommy
temblaban al rasgar el paquete. Tiro el prepucio hacia atrás y rodó el
condón por su propia polla goteando. Era un ajuste perfecto, y se
alegró por ello. No creía que fuera a durar mucho tiempo, una vez que
finalmente se asentara, por lo que la presión extra en la base ayudaría
a controlar su necesidad. Él utilizó un poco más de lubricante en la
parte exterior del condón, y luego levantó una de las piernas de Jules
por los tobillos y posiciono la cabeza en la apertura de Jules.
―¿Listo? ―Su voz era oscura con hambre. Jules se humedeció los
labios otra vez y levantó la otra pierna para envolverla alrededor de la
cintura de Rommy y se sacudió contra la polla empujando su agujero.
Rommy comenzó presionando lentamente. Sintió el anillo resistir,
entonces finalmente se aflojó para permitir que la cabeza atravesara.
Jules suspiró con alivio y se apretó aún más, instando a Rommy a
llenarlo completamente. Por fin, él estaba enterrado profundamente
hasta bolas en ese culo apretado y caliente que Rommy no podía creer
que había ignorado durante tanto tiempo.
Se balanceó hacia delante, empalando a Jules y estirándolo abierto
aún más al atrapar su muslo entre sus pechos. Se inclinó para besar a
Jules, y empujó al mismo tiempo.
Jules echó la cabeza hacia atrás cuando Rommy golpeó ese lugar.
Rommy se echó hacia atrás y lo hizo de nuevo, causando que Jules viera
las estrellas. Se mantuvo en él hasta que Jules se redujo a una serie de
84

gruñidos guturales roncos. La fricción de la ingle de Rommy contra la


polla atrapada de Jules era exquisita, y él estaba jadeando y gimiendo
Página

en la boca de Rommy.
Rommy golpeo en Jules hasta que sintió ese cosquilleo comenzar en
la base de su columna vertebral. Mientras sus bolas comenzaron a
endurecerse, llegó entre ellos para tomar la polla de Jules. Jules estaba
tan cerca de la orilla, sólo tomó un par de golpes antes de que él dejara
escapar un gran aullido, derramando calidez sobre el puño de Rommy.
Su canal se cerró firmemente contra la polla enfundada de Rommy y
arrastró Rommy en el orgasmo con él. Rommy aulló mientras llenaba
el condón, empujando hacia delante con cortos movimientos erráticos.
Agotado, Rommy se derrumbó sobre Jules, inclinándose ligeramente
para apoyar alguno de su peso sin hueso. Jadearon uno contra el otro
por largos minutos mientras Rommy se suavizaba y comenzaba a
deslizarse. Se agachó para sujetar el condón mientras se salía de Jules,
luego ató el látex y lo dejó caer encima de la camiseta que dejó a un
lado antes. Él rodó sobre su espalda y tiró de Jules encima de él. Ambos
hombres suspiraron con satisfacción.
―Ahora eso es lo que yo llamo el estilo perrito. ―Jules apoyo su
cabeza contra el pecho de Rommy, cerró los ojos y empezó a
ronronear. Rommy se recostó y se dejó flotar en la sensación de calor.
Jules siguió durante unos minutos, luego levantó la cabeza y miró a
su alrededor, parpadeando contra la luz.
―¿Una siestita? ―Jules asintió con la cabeza y se estiró, moliendo sus
ingles desnudas, creando la más deliciosa fricción entre sus pollas.
Ambos comenzaron a mostrar interés renovado. Él utilizó su lengua
para trazar el diseño tribal que atravesaba el fuerte pecho de Rommy.
―Háblame de éste. ―Jules estaba trazando el símbolo modificado del
Yin-Yang en el hombro de Rommy.
―Juventud idealista. El gato yin para el perro yang. Los opuestos
atraen y se equilibran entre sí.
―Bueno, nosotros parecemos atraernos y equilibrarnos muy bien
aquí. ―Él trazó ociosamente los puntiagudos diseños a lo largo del
bíceps y el antebrazo de Rommy.
Rommy rio mientras se acariciaba contra el cabello de Jules.
―¿Qué es tan gracioso? ―Preguntó Jules, moliendo sus caderas hacia
abajo un poco más duro.
―Nosotros. Te das cuenta de que somos un ambulante, parlante
jodido cliché, ¿no?
85

―Bueno, tu finalmente conseguiste tu parte, por lo menos. ―Jules se


Página

molió de nuevo, entonces se estiró para besar la nariz de Rommy.


―Lo digo en serio. Soy un perro llamado Romeo. Tú eres un gato
llamado Julius.
―Así que todo ese incidente del árbol ¿era nuestra propia escena del
jodido balcón jodido? ¿Eso me hace el sol10? ―él preguntó,
parpadeando dramáticamente.
Rommy rio mientras Jules continuaba su melodramática
parafraseado soliloquio.
―Niega a tu especie y rechaza tu naturaleza, y voy a dejar de ser un
gato. Lo que llamamos un perro por otro nombre sería tan sexy.11
―Jules se deslizó hacia delante y besó a Rommy, larga y firmemente.
―Sabe que no salió demasiado bien para ellos.
―Bueno, nosotros re-escribimos las pistas. Tendremos que volver a
escribir el final, también.
Rommy jalo a Jules estrechamente entre sus brazos y lo rodó sobre
su espalda, marcándolo con un suave beso. Extendió una mano entre
ellos para agarrar sus pollas rápidamente llenándose en una mano y
comenzo a acariciarlas.
―Cuenta con ello.

10() Referencia al acto del balcón en Romeo y Julieta de William Shakespeare: "....ROMEO:
[adelantándose] Se ríe de las heridas quien no las ha sufrido. Pero, alto. ¿Qué luz alumbra esa ventana?
Es el oriente, y JULIETA:, el sol. Sal, bello sol, y mata a la luna envidiosa, que está enferma y pálida de
pena porque tú, que la sirves, eres más hermoso. Si es tan envidiosa, no seas su sirviente. Su ropa de
vestal es de un verde apagado que sólo llevan los bobos ¡Tírala! ...." esa es la única parte que encontré
que menciona al sol, ciertamente Shakespeare no es lo mío, jajaja.
11() Otra referencia a la escena del acto del balcón esta vez se pueden notar más similitudes con lo que
Jules improviso: ".....JULIETA: ¡Ah, ROMEO, ROMEO! ¿Por qué eres ROMEO? Niega a tu padre y rechaza
tu nombre, o, si no, júrame tu amor y ya nunca seré una Capuleto.
ROMEO: ¿La sigo escuchando o le hablo ya?
JULIETA: Mi único enemigo es tu nombre. Tú eres tú, aunque seas un Montesco. ¿Qué es «Montesco»?
Ni mano, ni pie, ni brazo, ni cara, ni parte del cuerpo. ¡Ah, ponte otro nombre! ¿Qué tiene un nombre?
Lo que llamamos rosa sería tan fragante con cualquier otro nombre. Si ROMEO no se llamase ROMEO,
conservaría su propia perfección sin ese nombre. ROMEO, quítate el nombre y, a cambio de él, que es
parte de ti, ¡tómame entera!...."
86
Página
FIN

Xara X. Xanakas

Sitio web:

http://www.goodreads.com/user/show/4611231
87
Página
Coordinación del Proyecto:
Miyushang

Título Original:
Rommy And Jules

Autor (a):
Xara X. Xanakas

Grupo Traductor:
Pasion Yaoi Love

Traducción:
Hime-Chan

Corrección:
Miyushang

Edición, Diseño y Formato:


88

Miyushang - Aly - Visionepica


Página
Un Deseo
Para Jamie

por Em Woods
89
Página
Querido Santa,

Vi esa agradable y pequeña foto


en la sección de Peticiones de fotos
eróticas y me hice una pregunta. ¿Qué
hacen los empleados varones fuera del
horario?

¡Si pudieras por favor rellenar


mi media12 con una historia utilizando
esta foto harías mi Navidad un poco
más brillante!
90
Página

12 N de T: Se refiere al calcetín que se cuelga de la chimenea para que sea rellenado con caramelos.
—Te quiero.
La profunda voz de barítono penetró en la fantasía de Jamie,
anulando la imagen de él con las piernas abiertas en un escritorio de
caoba con el hijo del jefe encajado entre sus muslos.
Jamie parpadeó un par de veces, dándose un momento para
averiguar qué se había perdido. Seguramente, no podía haber oído
bien. No había manera de que Alexander Conyer, heredero, le hubiera
dirigido esas palabras delante de una habitación llena por sus
compañeros de trabajo. —¿Perdón?
—Te quiero.
Bueno, joder. Jamie dejó de respirar.
La comisura de la boca de Alex se curvó. —Para dirigir la cuenta
Barnaby. —El brillo en sus ojos azul oscuro decía que sabía
perfectamente dónde había estado la mente de Jamie.
Desafortunadamente, parecía que las otras diez personas en la
habitación también lo sabían.
Jamie dejó salir su aliento, aliviando la restricción en su pecho.
Bastardo. —Seguro.
Alex asintió con la cabeza una vez. —Tenemos que conseguir
mejorar un par de cosas, lo que esperan de nuestro equipo de
marketing, lo que espero de ti.
—Seguro. Jesús, ¿no puedo deshacerme de esa palabra?
—Esta noche.
Jamie se sentó con la espalda recta. —Esta noche no.
Nadie se atrevió a respirar. La gente no decía no a Alex Conyer. Y
nadie quería estar entre él y el que lo hiciera.
—Esta noche. —Alex merodeó alrededor de la mesa, su metro
ochenta y dos exudando poder. La camisa impecable de color blanco
oxford moldeándose perfectamente al pecho de Alex competía por la
atención de Jamie con el buen corte de sus pantalones a rayas de vestir
marcando los músculos de sus piernas—. Espero dedicación, Sr.
Bushell.
Las palabras de Alex desencadenaron un pequeño fuego en la sangre
91

de Jamie. —Sabe que soy dedicado. Me quedo hasta tarde todas las
noches, trabajo los fines de semana. Incluso me siento en mi escritorio
Página

para comer. —Su voz se elevaba con cada nueva palabra y podía sentir
el rubor subiendo por su rostro—. Cualquier otro día, no sería un
problema. Pero hoy no.
Maldición. Jamie tomó una profunda respiración y se levantó de su
silla, su nariz llegando a la barbilla de Alex. —Si quiere reunirse
mañana, bien. Pero esta noche no.
Esta noche señalaba cinco años para Cody. Jamie presionó sus labios
juntos, empujando despiadadamente hacia abajo la tristeza que
amenazaba con abrumarle. No aquí. No delante de él.
Podía ver a Alex buscando su rostro y rezó para haber mantenido
sus pensamientos ocultos. No necesitaba que el hombre tuviera
munición en su contra.
Alex dio un paso a su alrededor, frotando sus dedos mientras
pasaba. —¿A qué hora estarás disponible esta noche?
Jamie se dio la vuelta, siguiendo la trayectoria de Alex mientras
regresaba de nuevo a la cabeza de la sala de reuniones. El hombre era
implacable, lo que hacía que seguir negándose fuera inútil. —
Temprano. Tengo que salir antes de las siete.
Alex le sonrió burlonamente. —¿Cita caliente?
—Algo así. —Jamie se dejó caer en su silla y rezó para resistir todo
ese tiempo. Infiernos, hasta hace dos minutos, había tenido planes para
salir directamente después de la reunión.
—Esto es lo primero. —El borde frío en la voz de Alex tuvo a todo el
personal mirándole, acostumbrados a ese tono destinado a Jamie.
Jamie se enderezó en su asiento, mirando fijamente a Alex. —
Entonces asegúrate de que hayamos terminado antes de las siete, Sr.
Conyer.
Las fosas nasales de Alex se dilataron y Jamie no estuvo seguro de si
era la comidilla13 o la falta de respeto que había infundido al nombre
de Alex. Un agudo asentimiento de cabeza fue su única respuesta.

Un rápido toque en su puerta alertó a Alex de la llegada de Jamie. A


pesar de que cada fibra de su cuerpo quería saltar por encima de la
92

mesa de caoba que estaba entre ellos y envolverse alrededor del


Página

13 N de T: Se refiere a ser el centro de todos los cotilleos.


hombre más pequeño, se mantuvo bajo control, eligiendo apreciar la
gracia con la que Jamie se movía.
Jamie se aclaró la garganta cuando se sentó en una de las sillas para
invitados. —¿Debería regresar más tarde?
—No. —Otras pocas teclas pulsadas terminaron el informe en el que
había estado trabajando y le dio toda su atención a Jamie.
Jamie estaba inquieto, moviéndose en su asiento, pasando las manos
sobre sus muslos. Alex observaba silenciosamente. Desde el primer día,
Jamie le había cautivado, le había dado esperanzas en cosas que él no
había creído posibles. El hombre era tranquilo, trabajaba duro y nunca
le daba problemas a Alex. Por supuesto, sus profundos ojos marrones y
cabello rubio rojizo no dañaban. Jamie era fácil de mirar.
Pero hoy algo estaba distinto.
Jamie nunca dudaba de venir a su oficina después del horario.
Disfrutaban uno del otro, hablando y amándose bien entrada la noche.
Alex sonrió. Infiernos, últimamente este escritorio había visto más
acción que mi cama.
Y eso tenía que cambiar. Simplemente Jamie no era una jodida de
bar para ser tratado de manera casual.
Jamie se retorció, sacando a Alex de sus pensamientos.
La sonrisa de Alex decayó, su creciente erección yéndose con ello. Sí,
algunas veces era diferente. Jamie no quería estar aquí, no quería estar
con él. Capturó la mirada de Jamie. —Tenemos que hablar.
—Sabes que puedo manejar esa cuenta, Alex. ¿Sobre qué podríamos
tener que hablar?
—Nosotros.
—¿Qué? —Jamie se sentó muy recto en su silla, el pánico nublando
su rostro.
Alex se alejó de su escritorio y se puso en cuclillas delante de Jamie.
Apoyó las manos en las rodillas de Jamie, frotando los pulgares en
círculos para asegurarse a sí mismo que Jamie no huiría ante su más
mínimo toque. Cuando Jamie se acomodó en su asiento, Alex dejó salir
un largo suspiro. —Quiero verte fuera del trabajo, fuera de este
edificio.
Los labios de Jamie se curvaron en una hermosa sonrisa, iluminando
93

su rostro. —¿Quieres?
Página
Alisando sus manos más arriba en las piernas de Jamie, Alex
observó, hipnotizado por la lujuria oscureciendo los ojos de Jamie. —
Te quiero a mi lado. Quiero compartir las cosas diarias contigo. Un
anuncio divertido en la televisión o una vieja loca caminando por la
calle.
—Amaría eso. —Jamie besó la boca de Alex, pellizcando su labio
inferior.
La resignación en la voz de Jamie robó cualquier felicidad de Alex. —
¿Por qué oigo venir un pero?
—Pero no puedo. —Jamie pasó las manos sobre los brazos de Alex
antes de apretar las muñecas de Alex y alejarle—. No sabes la verdad
sobre mí. No puedo hacerte eso.
Alex fue forzado a levantarse cuando Jamie lo hizo. —Así que dime la
verdad, Jamie. —Alargó la mano de nuevo hacia él, y tan cierto como
que Jamie se alejó de su agarre, Alex sintió a Jamie alejándose de su
corazón—. Nada de lo que pudieras decirme me haría cambiar mi
manera de sentir.
Una lágrima solitaria rodó por la mejilla de Jamie y la alejó con un
furioso golpe de su palma. —No digas eso. —Retrocedió hacia la
puerta, las manos levantadas entre ellos—. Sólo no lo hagas.
Ardiente ira hirvió en el vientre de Alex. —¿Decir qué, exactamente?
¿Qué te amo? Bueno, ¡qué pena! Porque lo hago.
Ambos se detuvieron en seco. Alex apenas creía que le hubiera
dejado salir en desorden sin nada de su habitual elegancia. Como un
adolescente golpeado por una estrella. Mierda.
—No sabes lo que estás diciendo. —Jamie se dio la vuelta y huyó,
golpeando la puerta detrás de él.
No era la reacción que Alex estaba esperando.
Otro golpe suave en la puerta le dio esperanzas de que Jamie hubiera
regresado. —Adelante.
Su secretaria, Amber, asomó la cabeza por la puerta. —¿Todo bien,
Alex?
Alex se dejó caer en la silla que Jamie había desocupado. —No lo
creo.
Oyó el clic de la puerta y asumió que ella le había dejado a su suerte.
94

Cuando ella le palmeó el hombro, casi saltó fuera de su piel.


Página
Amber se inclinó contra el escritorio que estaba a su lado. —Te he
conocido durante algún tiempo.
Asintió con la cabeza. Ella había sido su secretaria durante dos años.
—He conocido a Jamie mucho más tiempo.
Alex elevó los ojos para encontrar los de Amber. —¿Cuánto tiempo?
—Fuimos juntos a la escuela secundaria. —Cruzó un pie sobre el
otro—. Ha sido el hombre más feliz que he visto en los últimos seis
meses, desde que comenzó a verte.
—No debe haber sido tan feliz. —Alex suspiró, restregando las
manos por su rostro—. Le pedí por más y salió disparado como un
conejo asustado.
Ella le sonrió como si Alex fuera un hombre brillante pero no lo
pillara del todo. —Ha sido feliz. Pero hoy es un día duro para él. Fue un
mal momento.
Alex la miró, esperando que ella no le hiciera preguntar.
—¿Por qué no haces un viaje al Cementerio Lake Shore? —Ella miró
su reloj—. Oh, una media hora.
Eso consiguió su atención. —¿Por qué?
Sus propios ojos azules estaban vidriosos por las lágrimas
contenidas. —Es cuando estará visitando a mi hermano. —Se enderezó
en el escritorio, retorciendo sus manos mientras caminaba hacia la
ventana. Alex podía ver que ella estaba mirando fijamente a la noche
pero en realidad no viendo las luces parpadeantes o la nieve a la
deriva. Su voz tembló cuando ella continuó—: ¿Alguna vez has visto a
Jamie hablar conmigo?
Alex sacudió la cabeza pero permaneció tranquilo.
—Eso es porque no lo hace. —Ella se dio la vuelta para enfrentarle—
. Ha pasado mucho tiempo, cinco años hoy, desde que Jamie me ha
hablado. Siente un equivocado sentido de culpa.
—¿Por qué?
Ella suspiró, empujando su rubio cabello detrás de sus orejas con
temblorosos dedos. —Supongo que ambos cargamos con la culpa por
la muerte de Cody. —Ella se sentó en su silla, envuelta por el lujoso
cuero y el enorme escritorio—. Mi hermano era cinco años mayor que
95

yo. No quería mucho que ver con una hermana de quince años, pero yo
le adoraba. Y amé a Jamie a pesar de que entonces ya era gay.
Página

—Jamie es fácil de querer.


Amber asintió con la cabeza. —No voy a entrar en detalles, pero en
nuestro camino de regreso de la fiesta de Nochebuena de un amigo,
Cody perdió el control del coche. Hielo en el pavimento, dijeron. —
Apoyó la barbilla en sus manos cruzadas, sus ojos de nuevo enfocados
en el pasado—. Aterrizamos boca abajo en una zanja llena de agua.
Alex tomó aire. —Oh Dios.
—Cody estaba atrapado. Jamie intentó liberarle pero Cody estaba
frenético porque Jamie me ayudara a salir primero. —Las lágrimas se
vertían por sus mejillas—. El agua estaba tan fría. Me llevó siglos
calentarme.
—Jamie no regresó por Cody a tiempo, ¿no?
El labio inferior de Amber tembló. —No.
Alex no sabía que decir. Abrió la boca para hablar pero Amber
levantó una mano cuando se levantó del escritorio. —No te dije esto
por mí. Siempre estoy triste cuando pienso en Cody pero ahora puedo
recordar los momentos felices, los buenos recuerdos, lo que hacía
especial a mi hermano. Pero ese día perdí a Cody y Jamie. Se siente
responsable. A pesar de que no fue culpa de nadie e hizo lo que Cody
quería. Ya es hora de que sane, Alex. Encuéntrale. Ayúdale.
¿Qué había estado viviendo Jamie? La culpa tenía que ser pesada.
Casi insoportable. Alex observó a Amber irse antes de quedarse de pie
en la ventana, sus hombros encorvados y las manos metidas en los
bolsillos.
Una estrella fugaz cruzó el cielo de diciembre, llamando su atención
sobre el abismo negro manchado de tinta mientras la luz se desvanecía
en la nada. Una vieja canción de cuna saltó en su mente. Ojalá pueda,
ojalá pudiera, tener este deseo que deseo esta noche. Una segunda
estrella cruzó el cielo y Alex cerró los ojos, presionando la frente contra
el frío panel de cristal, y susurró—: Deseo tu felicidad, bebé.
Jamie se sentó en la nieve enfrentando el alto mármol gris con el
nombre de su amigo resplandeciente en la parte frontal, su culo
congelado por la fría humedad filtrándose en sus pantalones de vestir.
Cody Newburg 1985–2005.
Es mi culpa. No había sido lo suficientemente rápido, lo
suficientemente fuerte. Si sólo hubiera sido… sólo más. Jamie apoyó la
mejilla contra la fría piedra y dejó que las lágrimas trazaran caminos
96

helados en su rostro. —Lo siento tanto, Cody.


Página

—Coger una neumonía no resolverá nada.


Jamie gritó y se puso de pie, dándose la vuelta para buscar al intruso.
Cuando detectó al otro hombre, Jamie presionó la palma de la mano en
su pecho, intentando que el corazón no se saliera del pecho. Dios, como
si esta noche no fuera lo suficientemente mala.
Alex estaba a un par de tumbas de distancia, pareciendo felizmente
cálido en su abrigo negro, sombrero y guantes. Había cambiado su traje
por vaqueros y botas de nieve. En una mano, Alex sostenía un termo y
en la otra un abrigo de invierno rojo, similar al suyo.
Instantáneamente Jamie estuvo receloso por la confianza emanando
de su amante. En lugar de enfrentar lo que su presencia podría
significar, Jamie dejó que la ira por la llegada de Alex se hiciera cargo.
—¿Qué estás haciendo aquí?
Alex inclinó la cabeza, su mirada barriendo sobre el andrajoso lío de
la ropa de Jamie. —Aparentemente evitar que te congeles hasta la
muerte. —Hizo una mueca—. Quiero decir...
—Sin problemas, Alex. —Jamie no quería darle la oportunidad de
que le sonsacara a su manera sobre su ritual anual. Durante los últimos
cinco años, había venido a la tumba de Cody y se había sentado con él.
Pagando su penitencia.
—Te compré un abrigo y algo de café. —Alex extendió ambos
objetos hacia Jamie pero no se acercó para entregarlos.
Jamie se burló de él. —¿Asustado de que si te acercas demasiado,
suceda algo?
Las cejas de Alex subieron rápidamente y caminó los pocos pasos
entre ellos en una carrera, deteniéndose muy cerca de Jamie. Bajó la
mirada hacia él, su mandíbula apretada con tanta fuerza que Jamie
podía oír los dientes de Alex rechinando. Alex sacudió la mano que
sujetaba el abrigo entre ellos. —Póntelo.
—¿Y si no quiero?
—No recuerdo preguntar si querías. —Los ojos azules de Alex
brillaban con ira contenida—. Ponte el maldito abrigo.
Jamie conocía esa mirada. Cuando Alex se ponía en ese estado de
ánimo, no había más remedio que hacer lo que él quisiera. Jamie
recordó la última vez que Alex tuvo ese fuego, fue la primera vez que
había jodido. Se había atrevido a decir que no era lo suficientemente
bueno para Alex y había hecho que el CEO14 perdiera los estribos. El
97
Página

14 N de T: Los términos director ejecutivo, ejecutivo delegado, jefe ejecutivo, presidente


ejecutivo, principal oficial ejecutivo, consejero delegado y primer ejecutivo suelen usarse
recuerdo de esa noche, de la profunda pasión de Alex, envió calientes
rayos a la polla de Jamie, endureciéndola incluso mientras permanecía
temblando bajo la vigilancia de Alex.
Alex se inclinó y puso el termo en la lápida de Cody y luego pasó
suavemente sus enguantados dedos sobre la mejilla congelada de
Jamie. —Bebé, no va a hacer ningún bien a nadie si caes enfermo. Por
favor, póntelo.
Jamie podría armarse contra un Alex enojado, pero la ternura era
otra cosa. La calidez se filtraba más allá de sus defensas y la lucha
drenó el cuerpo de Jamie cuando se desplomó hacia adelante a los
brazos de Alex. Con rápidos movimientos, Alex había puesto el abrigo a
su alrededor y le estaba frotando furiosamente por todas partes. Un
hormigueo por toda la parte superior de su cuerpo le dijo a Jamie lo
peligrosamente cerca que había estado esta noche. —Normalmente
estoy vestido para el clima, —murmuró en el hombro de Alex.
—Estoy seguro de ello. —Alex era rápido, todo profesional mientras
intentaba calentar a Jamie a una temperatura normal.
—Puedes detenerte. —Jamie se enderezó, recordando por qué
estaba aquí, sumergiéndose de nuevo en el pozo del dolor—. Y puedes
irte.
—Me quedaré.
—No quiero que te quedes. —Jamie se alejó, golpeó las manos de
Alex cuando las estiró para alcanzarle—. Te veré el lunes.
Alex suspiró, dando palmaditas con las manos, soplando sobre ellas
como si estuviera calentando sus dedos. Gana tiempo, pensó Jamie.
—No voy a dejarte solo en Nochebuena. —Alex se encogió de
hombros—. He estado esperando esta noche durante más de un mes,
planificando la cena y eligiendo el regalo perfecto para ti. —Levantó
una mano cuando Jamie abrió la boca—. Soy lo suficientemente
inteligente para ver que los planes han cambiado. Pero si necesitas
estar aquí, tengo que estar contigo. Ambos nos quedamos.
Jamie no sabía qué hacer. Nunca había sido un hombre que se
preocupara lo suficiente como para notar el cambio en él en este día
tan olvidado de Dios, y mucho menos uno que se sentara junto a él bajo
un clima helado en una vieja tumba. Su labio tembló y lo mordió para
evitar mostrar su debilidad.
98
Página

indistintamente para hacer referencia a la persona encargada de máxima autoridad de la llamada


gestión y dirección administrativa en una organización o institución.
Alex envolvió sus brazos alrededor de Jamie, acercándole al cálido
círculo. —Bebé, él no quería que sufrieras de esta manera.
—¿Qué sabes sobre eso? —Hipó Jamie, deseando que fuera lo
suficientemente fuerte para no acurrucarse en el abrazo de Alex como
estaba haciendo ahora.
—Hablé con Amber. Bueno, en realidad, ella habló conmigo. No dijo
mucho. —Alex frotó su espalda—. Echa de menos a su amigo.
—Debería odiarme. —Jamie tembló—. Soy la razón de que su
hermano esté muerto.
—Eres la razón de que ella está viva. ¿No lo entiendes? —Alex
apretó los brazos de Jamie y le alejó para mirarle a los ojos—. Sin el
sacrificio de su hermano, y tu ayuda, habría muerto.
Jamie miró de nuevo a Alex. ¿Eso era cierto? ¿Cody se sacrificó por
Amber? —Nunca lo pensé de esa manera.
Alex le acercó de nuevo. —Ella lo hace. Bebé, ella te ama y la está
matando que ya no le hables.
Con su mente completamente entumecida y no pudiendo procesar
una nueva faceta de lo que había sucedido hacia tantos años, Jamie dejó
caer la cabeza para apoyarla en el pecho de Alex. —Quiero quedarme
un rato.
—Compré café. —Alex se alejó, cogió el termo de la piedra de
mármol y se sentó en el frío suelo a su lado. Le indicó a Jamie que se
uniera a él.
Jamie se sentó a su lado, tomando un sorbo del café ofrecido. —Cody
se parece mucho a como es ahora Amber.
—Para saber eso, aún tendrías que estar observándola.
Jamie apretó las rodillas contra su pecho, envolviendo los brazos
alrededor de ellas. —Me mantengo alejado de ella de manera que no
soy un constante recuerdo de aquella noche.
—No funciona de esa manera, ya lo sabes. —Alex tomó un sorbo,
enroscó de nuevo la tapa y puso el termo a un lado—. ¿Pensaste con
menos frecuencia en aquella noche por mantenerte alejado de ella? ¿O
te hiciste más daño porque no tenías a nadie con quien compartirlo?
Jamie presionó el rostro contra las rodillas. —Lo descubrí durante el
primer año. Pero por entonces era casi imposible acercarse a ella, así
99

que la vigilé. Es egoísta, pero hizo que fuera soportable para mí.
Página
—Deberías hablar con ella. Creo que se recorrería un largo camino
para poner cierre a lo que sucedió. —Alex se sentó de manera similar a
Jamie.
—Si, quizás lo haga.
Alex cambió de postura para apoyarse en la lápida, tirando de Jamie
hasta que se apoyó contra él y se sentaron en silencio por lo que
pareció una eternidad mientras Jamie daba un buen vistazo a lo que se
había convertido él mismo en los últimos cinco años. Su corazón aún
dolía pero darse cuenta de que había cumplido con la última petición
de Cody, que también había salvado una vida aquella noche, aligeraba
el dolor.
Jamie extendió la mano y trazó las letras del nombre de Cody,
sintiendo por primera vez el calor de la amistad junto con el
remordimiento de la pérdida.
Tomó una profunda respiración, tomando el aroma del hombre
sentado con él. Una nueva sensación de claridad le dijo a Jamie que ya
no acampara más en este cementerio, suspirando por lo que debería
haber sido. Necesitaba estar envuelto en los brazos de su amante. —
¿Puedes llevarme de regreso a la oficina? Cogí un taxi hasta aquí.
Los brazos de Alex se apretaron a su alrededor. —Déjame llevarte a
casa.
La decepción envolvió a Jamie como una segunda piel y se levantó
del suelo. —Seguro. Te daré la dirección.
Alex se puso de pie con él, cogiendo sus manos para evitar que Jamie
se alejara. —¿Sabes donde vivo?
Jamie arrugó su ceño. —¿Qué?
Alex sonrió, un lado de sus delgados labios curvándose. —Bebé,
quiero llevarte a mi casa.

La confusión se evaporó y el calor se precipitó por las mejillas de


Jamie. Le resultaba difícil respirar bajo la intensa mirada de Alex.
Asintió con la cabeza. —De acuerdo, entonces.
100
Página
Alex desbloqueó su puerta principal, abriéndola del todo y
señalando a Jamie que pasara primero. No quería dejar que Jamie se
alejara demasiado de su vista por temor de que se desmoronara de
nuevo en la sombría desesperación que le había rodeado con
anterioridad. Accionó el interruptor de la luz y cerró la puerta detrás
de ellos.
Jamie se quitó los zapatos de forma automática mientras se quitaba
el abrigo prestado, su mirada vagando por la sala de estar delante de él.
Su rostro estaba relajado. —Esto es precioso, Alex.
Siguiendo el ejemplo de quitarse su propio abrigo y zapatos, Alex
miró a su alrededor, a Jamie, casi esperando ver a alguien más en el
lugar del otro. Buscó lo que lo hacía especial.
Los sofás de imitación de ante colocados en un ángulo de noventa
grados uno del otro y ambos de cara a la chimenea en la pared norte.
La mayor parte del suelo era de madera dura pero una gran alfombra
azul oscuro cubría la zona para sentarse. Las paredes color crema
daban a la habitación una sensación de frescor y eran lo
suficientemente suaves para complementar las mesas de roble. Nada
extraordinario.
—Gracias. —Presionó suavemente la parte baja de la espalda de
Jamie para que entrara más en la habitación—. Amber ayudó a elegir
todo.
—¿Te ayudó?
Alex rió, sumamente autocrítico consigo mismo. —No. Ayudó al
diseñador. Yo simplemente me mudé cuando estuvo terminado. —
Golpeó el tablero del sofá junto a él con un nudillo—. Hasta hace poco,
ese hecho no me molestaba.
Jamie sonrió a Alex, una dulce curva que Alex notó había estado
desapareciendo en muchas de sus llamadas citas. —Muchas personas
tienen diseñadores de interior para terminar sus hogares. No te
preocupes.
—Sí, pero hasta hace unos minutos, esto no era un hogar. —Alex
acunó la barbilla de Jamie, dando un ligero beso en su boca—. Tu piel
aún está fría. Voy a preparar la ducha para ti. —Se dio la vuelta,
deseando que su obstinada polla estuviera de nuevo bajo control. Años
de dolor no desaparecían en un momento y Jamie no merecía ser
101

asaltado.
—Alex.
Página
Se detuvo en el umbral de la puerta hacia su habitación, mirando
hacia atrás sobre su hombro. —¿Sí?
—Estoy bien.
Alex se preguntó si hablaba más que del hecho de que casi se había
congelado hasta la muerte. —Entonces hazme sentir mejor y date una
ducha.
La ligera sonrisa en los labios de Jamie se convirtió en una sonrisa en
toda regla. —Oh, puedo hacer que te sientas mejor.
Santa mierda. La polla de Alex se endureció dolorosamente en sus
vaqueros. Los ojos de Jamie estaban oscuros, brillando de deseo. —No
tenemos que saltar a eso esta noche, bebé. Sólo relájate y deja que te
mime un poco.
La ceja de Jamie se deslizó hacia arriba. Comenzó un lento circuito
alrededor de la habitación, bordeando el mobiliario y moviéndose en
dirección a Alex. Era una sensación curiosa ser el acosado en lugar del
acosador. El fino vello en la nuca de Alex se erizó mientras Jamie se
acercaba.
—¿Realmente quieres mimarme? —Susurró Jamie cuando se detuvo
para enfrentar a Alex—. Entonces recuerda que soy tu amante y no tu
hijo.
—Oh, estoy muy lejos de pensar en ti como un niño, bebé. —La
respiración de Alex se entrecortó y esta nueva faceta de Jamie le estaba
arrojando a su juego. No es que no le provocara un calor infernal.
Mierda, su polla estaba preparada para explotar incluso con el toque
más ligero.
Jamie cerró el espacio, frotando juntas sus erecciones, empujando a
Alex a su límite. —Bueno, entonces estarás bien cuando diga que no
quiero una jodida ducha. —Rozó sus labios a lo largo de la mandíbula
de Alex, pellizcando suavemente mientras pasaba—. Sólo quiero joder.
Alex se aclaró la garganta. —Probablemente puedo ayudar con eso.
La sonrisa que Jamie le echó no era nada menos que una invitación
mientras daba un paso alrededor de Alex. —¿Tu dormitorio, supongo?
—Sí. —Había olvidado que Jamie nunca antes había estado aquí. La
única habitación en la casa que había hecho él mismo era su
dormitorio. No había sentido correcto que otra persona eligiera un solo
102

mueble de lo que él consideraba su santuario.


—Agradable.
Página
Alex siguió, finalmente encontrando su equilibrio de nuevo. Deslizó
sus manos alrededor de la cintura de Jamie, echándole hacia atrás
contra él, enclavando su polla en la grieta del culo de Jamie. Su polla
lloró de necesidad mientras mecía sus caderas hacia adelante.
Jamie dejó caer la cabeza hacia atrás en el hombro de Alex, sus ojos
cerrados, sus labios separados. —Sí.
Los músculos se agruparon bajo los dedos de Alex mientras
exploraba el pecho y estómago de Jamie, enviando sus manos a una
búsqueda del cinturón de Jamie. —¿Cómo eso? —Acunó la erección de
Jamie a través de sus pantalones—. Mmm, ¿esto es para mí?
—Sabes que sí. —Jamie estaba sin aliento, arqueándose ante el
toque de Alex—. Más.
Alex acarició la oreja de Jamie, incrementando la presión sobre la
polla de Jamie al mismo tiempo que se movía contra él por detrás.
Jamie capturó el labio inferior entre sus dientes, gimiendo,
retorciéndose entre los puntos gemelos de contacto.
Con un rápido golpecito de su pulgar, Alex abrió el automático15 de
los pantalones de Jamie y luego bajó la cremallera para darle acceso al
suave acero bajo ella. Un agudo siseo cuando Alex envolvió sus dedos
alrededor de la dura polla de Jamie incitándole. Arremolinando sus
dedos alrededor de la hinchada cabeza, Alex utilizó la filtración de pre-
semen de la hendidura de Jamie para lubricar su mano mientras
lentamente subía y bajaba por la polla de Jamie.
Alex pasó rozando su otra mano para recoger los testículos de Jamie,
rodando cada perla en sus dedos. Lamió su camino a lo largo del cuello
de Jamie, chupando una marca justo debajo de su oído. Alex sintió los
testículos de Jamie erguidos apretadamente hacia su polla, su espalda
inclinada alejándose de Alex y cremosas cuerdas salpicaron sobre la
mano de Alex cuando Jamie gritó.
Agarrando a Jamie cuando sus rodillas cedieron, Alex le levantó,
echó hacia atrás el edredón de la cama y le tumbó en la fresca sábana
de algodón. Quitó la ropa de Jamie, arrastrando los dedos por cada
centímetro de pálida piel cuando la expuso al frío aire de la noche,
ignorando por el momento su propia palpitante erección.
—¿Tomando un tour?
Jamie dijo las palabras demasiado casualmente, alzando la mirada de
103

Alex. La vigilante expresión hirió el corazón de Alex más de lo que


Página

15 N de T: Un tipo de botón que cierra con un clic.


Jamie pudiera haber dicho. Era dolorosamente consciente de que había
descuidado ver lo que Jamie necesitaba de él. —De hecho… sí.
—¿Por qué? —Un rastro de pánico bordeó la voz de Jamie.
Alex sabía que la verdad haría que Jamie huyera. —Porque tienes la
piel más deliciosa que nunca he visto. —Alex se levantó de la cama,
quitándose la ropa y lanzándola al suelo. Se arrastró de vuelta a la
cama, acurrucándose al lado de Jamie.
—Oh. —Esa única palabra escapó en un suspiro y Alex supo que
había elegido correctamente.
Una oleada de deseo se agrupó en la ingle de Alex. Apretó las manos
de Jamie y las extendió sobre su cabeza mientras rodaba sobre Jamie.
—Sabes lo que significa, ¿cierto?
—Mmm. —Jamie se apretó contra Alex, moliendo sus pollas juntas—
. Sería mejor que me lo dijeras.
—Preferiría demostrártelo. —Alex deslizó una rodilla entre las
piernas de Jamie y luego siguió con la otra. Su nueva posición alineaba
sus pollas una al lado de la otra e instintivamente cambió para crear
fricción.
Jamie gimió bajo en su pecho, echando la cabeza hacia atrás contra
las almohadas.
Alex se abalanzó sobre la estirada y expuesta piel, chupando el pulso
que latía en el hueco del cuello de Jamie. Estiró la mano bajo la
almohada para coger el tubo de lubricante que había puesto ahí
anteriormente y pensó brevemente en las reservas perdidas en su
restaurante favorito.
Jamie se contoneó contra él y todos los pensamientos volaron de su
mente.
Se arrodilló, poniendo las piernas de Jamie sobre sus muslos para
llegar al apretado capullo entre las mejillas del culo de Jamie. Alex frotó
sus pulgares sobre la fruncida abertura, disfrutando del rubor que
cubría el cuerpo de Jamie.
Jamie maulló en la parte posterior de su garganta ante la burla y
estiró aún más sus rodillas por más. —Por favor.
—Paciencia, bebé. —Alex abrió el lubricante y roció un fino chorro
104

en sus dedos. Los frotó juntos, calentando el lubricante antes de


circundar el agujero de Jamie.
Página
Sacudiendo sus caderas, Jamie agarró el antebrazo de Alex con más
fuerza de la que Alex le dio crédito. —A la mierda la paciencia. Quiero
tu polla. ¡Ahora!
Alex le dio una sonrisita y empujó dos dedos en el apretado culo,
enroscándolos para golpear ese punto que le haría gritar.
—¡Oh Dios mío! —Jamie lanzó sus caderas de la cama, empujándose
en la mano de Alex—. Joder, joder, Alex.
—¿Sí, bebé? —Deslizó sus dedos fuera y luego sobre la glándula de
Jamie, una y otra vez hasta que Jamie fue un caos retorciéndose,
sosteniendo su cordura de un hilo.
—No.Me.Hagas.Suplicar. —Jamie empujó las palabras a través de sus
dientes mientras peleaba por más, peleó por ese toque que le enviaría
a toda velocidad al borde.
Alex alejó sus dedos, sonriendo en un bajo gemido cuando se inclinó
hacia la cómoda por un condón. —Uno o lo otro, bebé. Yo o mi mano.
—Tú. Siempre tú.
Alex rasgó el condón para abrirlo, lo enrolló en su polla y presionó la
cabeza contra el culo de Jamie. Meció sus caderas hacia adelante. —
Déjame entrar, bebé.
Jamie relajó los músculos y Alex deslizó el primer centímetro. Besó a
lo largo del cuello de Alex, trabajando hacia la boca de Alex. —Muévete,
mandón.
Con un empujón hacia adelante, Alex se asentó profundamente en el
canal de Jamie, perforando simultáneamente su lengua en la boca de
Jamie; el beso, era el afrodisíaco más poderoso que nada de lo que Alex
hubiera experimentado nunca. Luchó por el control para dar tiempo a
que Jamie se adaptara a su invasión.
Agarrando los brazos de Alex, Jamie le dio una sacudida. —No soy
una jodida muñeca china. Jódeme, maldita sea.
Alex le tomó la palabra, estableciendo un ritmo rápido y duro,
perforando el culo de Jamie con cada pedazo de reprimido y turbulento
deseo en su sangre.
Jamie le salió al encuentro a mitad de camino, empujando hacia
arriba en cada golpe. Pasó los dedos por el cabello de Alex, aplastando
105

sus labios mientras encajaba las piernas bajo los brazos de Alex,
creando un ángulo diferente para las embestidas de Alex.
Página
Cada retirada atraía la polla de Alex hacia la glándula de Jamie,
enviando al hombre más pequeño a un frenesí. Contuvo el aire,
moviéndose para más contacto.
Alex se alejó para observar a su amante chocando en el borde de la
felicidad, sin decepcionarse por el aullido que Jamie dejó salir cuando
su culo se apretó sobre la polla de Alex, semen salpicando sobre el
estómago de Jamie, transportando a Alex al orgasmo más intenso que
jamás hubiera experimentado. Alex gritó el nombre de Jamie cuando
golpeó en el caliente conducto del culo de Jamie, inundando el condón
con su semen.
Se tumbaron agotados, los pechos agitados mientras aspiraban el tan
necesitado aire. Cuando hubo recuperado parte de su mente, Alex rodó
hacia un lado, su suave polla deslizándose del cuerpo de Jamie. Enroscó
los brazos alrededor de su amante y le arrastró más cerca.
—Wow.
Alex se rió entre dientes y alisó el cabello empapado de sudor de la
frente de Jamie. —Sí, wow.
Jamie envolvió sus brazos alrededor de Alex, apoyó la cabeza cerca
del corazón de Alex. Estaba silencioso pero Alex podía decir que estaba
trabajando para decir algo. No pasó mucho tiempo antes de que Jamie
respirara hondo. —¿Por qué me soportas?
—Porque te amo. —Alex declaró el hecho recién descubierto como si
lo hubiera sabido de siempre.
Jamie levantó la cabeza para mirar a Alex. Sus ojos redondos como
platos.
—¿Qué? ¿Pensabas que mis sentimientos iban a cambiar si no
estábamos cómodamente instalados en mi oficina?
Jamie dejó escapar un largo suspiro. —Pensé que solo estabas
confundido.
—¿Te parezco un hombre confundido? ¿Alguien cuyas decisiones se
las lleva el viento fácilmente? —Alex no podía decir si estaba enojado o
divertido.
—No. —Jamie bajó de nuevo la cabeza hacia el pecho de Alex—. En
realidad probablemente eres el hombre más sensato que conozco.
106

Alex metió un dedo bajo la barbilla de Jamie, inclinando su rostro


hacia arriba. —Entonces, ¿por qué iba a tratar mi vida personal de esa
manera? ¿Por qué te trataría de esa manera?
Página
—Tengo problemas.
Alex rió. —¿Tú crees? —Puso la boca sobre los labios de Jamie,
lamiendo las comisuras, buscando entrar. Jamie separó los labios y
Alex se zambulló entre ellos, girando su lengua a lo largo de la de
Jamie, profundizando el beso, vertiendo hasta la última gota de su
amor en aquel único acto.
Cuando la necesidad de aire les separó, Jamie enmarcó el rostro de
Alex en sus manos. Presionó un casto beso en los labios de Alex. —
También te amo. Lo hago desde el primer día en tu oficina.
Alex le besó de nuevo y luego echó el descartado edredón sobre sus
fríos cuerpos. Desde la sala de estar, su reloj de pie repicó la
medianoche. Sonrió a Jamie, besó su nariz y atrajo a su amante más
cerca. —Feliz Navidad, bebé.
Jamie suspiró y cerró los ojos, acurrucándose más cerca. —Creo que
lo será.

FIN
107
Página
Em Woods

Tambien de Em Woods:

Not Anymore

Chasing Alex

Jack's Way, Saddle Up 'N Ride antologia [Enero2011]

Chocolate Dreams [Feb 2011]

(disponible en Total-e-Bound)

Email:emwoods@rocketmail.com

Website:www.em-woods.com

Social Networks:

goodreads.com/emwoods

facebook.com/emwoodsauthor

twitter.com/emwoodsauthor
108
Página
Coordinación del Proyecto:
Miyushang

Título Original:
A Wish For Jamie

Autor (a):
Em Woods

Grupo Traductor:
Blue Sensation

Traducción:
ChibiNeko

Corrección:
Isolde

Edición, Diseño y Formato:


109

Miyushang - Aly – Visionepica


Página
16
Soltar Los Verdes

por Rachel Haimowitz


110
Página

16 N de T: Como sinónimo de pagar.- los verdes hace alusión al dólar por su color
Querido Santa,

Fui al granero para alimentar a


los caballos esta noche y mira lo que
encontré:

Me encantaría saber cómo llegó


a estar allí.

Gracias Bunches17.

P.S: También encontré cuerdas que


yacían a sus pies.
111
Página

17 N de T: Significa racimos, pero como es nombre propio de deja el original.


Nunca me han gustado las fiestas navideñas. Las multitudes, el ruido,
los extraños, los conocidos que no has visto en diez años cuyos
nombres se supone que recuerdes de alguna manera, los abusos del
bar abierto, la horrible música, los estúpidos juegos, el muérdago del
que todo el mundo piensa que es tan divertido para hacer movimientos
debajo…
Tampoco me gustan las bodas, más o menos por las mismas razones,
ni soy un fan del elitismo del furor de la naturaleza que intentan ser
urbanizaciones cerradas de playas comunes. Lo que hace una boda
navideña en Boca Ratón todo un nuevo nivel del infierno, incluso si es
una celebración novedosa total; apenas tanto un anillamiento, en
realidad, como un matrimonio ante Dios.
Así qué, te preguntas, ¿qué estoy haciendo aquí?
Bueno, para empezar, no tuve elección, exactamente. Al menos no
puedo oír la música y estoy bien lejos de la multitud borracha y el
muérdago. Joder, ni siquiera estoy en la casa. Lo que probablemente es
lo mejor, porque lo único que llevo es un sombrero de Santa… a menos
que cuentes el gran lazo rojo atado alrededor de mi polla y testículos.
Supongo que eso me hace un regalo de bodas. No sé por qué el Señor
me guardó en el granero en lugar de elegirme a la espera de servicio al
igual que el resto de los esclavos de sombrero de Santa que vi en mi
camino pasada la fiesta, pero supongo que no debería quejarme. Todos
están trabajando sus pequeños culos desnudos fuera, mientras que yo
estoy en el clima controlado del granero y duermo la siesta. Lo cual, sin
duda, sería más fácil si mi pequeño culo desnudo no estuviera escocido
por estar medio enterrado en la paja.
Por otra parte, prefiero estar sirviendo al Señor –incluso servir a los
amigos del Señor– que estar sentado aquí solo. Me pregunto quién está
llevando Sus bebidas, llevando Su comida, lamiendo Sus dedos limpios
y siguiéndole alrededor de la pista de baile. Me pregunto si Él está
pensando en mí mientras Él da sorbos a una de esas bebidas femeninas
que Él tanto ama, bailando y riendo y quizás incluso tomando Su turno
para enrojecer el culo del esclavo-novio cuando el maestro del chico
pone su premio en exhibición.
Me pregunto, en pocas palabras, cuál era la intención del Señor al
112

regalarme. La feliz pareja ya integraba un esclavo; ¿mi presencia no


haría que el pobre chico se pusiera celoso? ¿O era un cambio,
Página

interesado en jugar durante una noche junto a su maestro en lugar de


debajo de él? Ese pensamiento me excita más de lo que quiero admitir;
el lazo rojo alrededor de mi polla y testículos aprieta como los
talentosos dedos del Señor mientras mi cuerpo responde. Me agacho
para tocarme, sólo una vez, enrosco los dedos en puños y los meto de
nuevo debajo de mi cabeza antes de que pueda romper las reglas del
Señor. Pero duele, dios, como una necesidad, un picor inaccesible. Y no
va a mejorar a corto plazo; la sangre está atrapada por el anillo de la
cinta en la polla y mis pensamientos se han dirigido a lugares
peligrosos, a tríos, a cuartetos, al servicio de la nueva pareja y el Señor
todo a la vez, toda la noche, nunca permitiéndome tocarme a mí
mismo, nunca permitiéndome correrme…
Mierda. Suficiente de eso. Cierto. Probablemente soy el nuevo
lavaplatos o algo. El pensamiento me hace reír hasta que me quedo sin
aliento; si todos me utilizan para sus tareas, sería una triste, triste
pérdida de un regalo.

Me quedo dormido, despierto un poco más tarde sintiéndome rígido


y más frío que antes. El heno tiene espinas y asoman mientras me
estiro, pero no me levanto. A mí me gusta, por una cosa, especialmente
cuando se rasca contra los descoloridos moratones que el Señor dejó
en mi espalda y culo la noche anterior. Además, estoy bastante seguro
que no tengo que moverme, que esto es una prueba, incluso aunque el
Señor no dijo nada. ¿Por qué Él me habría dejado aquí sin atar, si no
viera que me quedaría por mi cuenta? No tengo intención de
disgustarle o avergonzarle delante de toda una boda llena de Doms y
subs.
Razón por la cual definitivamente de ninguna manera no comienzo a
contemplar pensar el tocarme sin permiso, a pesar de que mi erección
se ha vuelto casi del mismo tono que el gran lazo de terciopelo que la
está enmarcando.
Es por eso que también estoy tan malditamente aliviado cuando el
Señor por fin viene a buscarme que estoy arrodillado a Sus pies y
besando Sus zapatos de vestir sin saber cómo he llegado allí. Me
rescatará de mí mismo, sé que lo hará.
113

Siempre lo hace.
Página

Me sonríe, se agacha para acariciar mi cabello, y luego acuna mi


barbilla y me pone de pie. El beso que Él me da casi desequilibra mis
rodillas de nuevo, pero Él me está sosteniendo con fuerza. Siempre lo
hace.
—Buen chico, —murmura contra mi oído, mirando con aprobación
mi polla, ahora llorosa y dura contra Su muslo.
Dice que quizás está un poco sorprendido por cómo me he
comportado todo este tiempo sin ayuda de ataduras o Su atenta mirada
y resplandezco con el conocimiento de que Le he complacido, Le he
impresionado, quizás incluso he superado Sus expectativas.
—Ahora ponte derecho, —dice—. Brazos hacia afuera.
El muchacho de alguien está a Sus pies, ahora me doy cuenta, sólo un
poco sorprendido en que fallara en no notar al esclavo anteriormente
sobre la imponente presencia del Señor. Sin embargo es hermoso, tal
vez unos cinco años menor que yo, en forma, un rostro hecho con tanta
seguridad para la televisión como me han dicho muchas veces. Mis
celos me toman por sorpresa –nadie debería estar a los pies del Señor
excepto yo– y tengo que aplastarlos con los puños y mandíbula
apretados cuando el Señor le hace una señal para que dé un paso hacia
adelante y toma dos bultos de sus manos extendidas.
Sin embargo, dichos bultos ayudan un poco. Uno es una cuerda y el
otro, un cascabel de cuero y metal. El Señor pasa de nuevo la cuerda al
chico, que la toma de buena gana, cabeza abajo y polla erecta. Él sacude
el cuero y lo coloca sobre mis hombros desnudos. Es una especie de
arnés, correas anchas y acolchadas cruzando sobre mi pecho y
abrochándose alrededor de mi cintura y espalda. Más correas se
mueven entre mis piernas, un anillo para la polla de cuero se incorpora
apretando un poco al lado del lazo de terciopelo, una correa larga y
delgada de cuero colgando de ella y frotando el suelo del granero. El
Señor termina su abrochamiento y mete la mano en el bolsillo de la
chaqueta de su esmoquin, la saca…
¿Una cola de caballo?
Oh, joder. El granero, el arnés… ¿Cómo no vi venir esto?
La sonrisa que me lanza cuando la realidad atraviesa mi rostro es
positivamente malvada.
—Culo arriba, chico, —dice a través de esa sonrisa maliciosa y estiro
mis piernas, me agacho y me agarro los tobillos como Él me enseñó.
Frío lubricante se esparce contra mi agujero –debe haber tenido un
114

pequeño paquete ahí junto con la cola de caballo– y luego un tapón que
debe ser de la talla de Su muñeca está siendo trabajado en mi interior.
Página

No he sido jodido en tres días y estoy demasiado apretado ahora para


algo tan grande para que entre con facilidad -asumiendo que un tapón
tan grande jamás entraría con facilidad-. Duele; mis dedos están
haciendo marcas en mis tobillos y mi pobre polla olvidada está de pie
más alta que nunca, gritando ¡Préstame atención! a cualquier persona
que la escuche.
Tristemente, nadie la escucha. Al menos no ahora. Ni posiblemente
en toda la noche.
Lo que, por supuesto, sólo hace que se ponga más tiesa.
—Casi está, Nicky —dice el Señor, Su mano libre apoyándose cálida
y con firmeza en la parte baja de mi espalda para confortarme, o tal vez
sólo para evitar que me caiga. Pero Él es fiel a Su palabra; con un
último destello caliente de dolor la erupción estalla en mi interior y mis
músculos se aprietan con firmeza alrededor del cuello del tapón,
atrayéndolo aún más profundamente. El pelo del caballo me hace
cosquillas en las mejillas del culo y todo el camino hasta la parte
posterior de las rodillas. Me siento tan lleno como si todo Su jodido
puño estuviera en mi interior. Joder, si el viento sopla demasiado fuerte
en mi polla, bien podría disparar mi carga, con permiso o sin él.
—Levántate ahora, chico —dice el Señor, el orgullo inconfundible en
su voz me ruboriza de cabeza a pies. Mis ojos capturan los del otro
esclavo durante un momento cuando me enderezo y esta vez, es él el
que está celoso de mí.
El Señor alcanza la correa de cuero larga y delgada que aún cuelga
del anillo de polla y la iza por la raja de mi culo alrededor de la cola de
caballo, y luego abrocha con fuerza el arnés cerca de mis hombros. Mis
manos son abrochadas al arnés próximo, descansando cómodamente
en la parte baja de la espalda, ninguna tensión en absoluto en mis
hombros o muñecas.
Hechas mis ataduras, el Señor toma la cuerda del silencioso esclavo
detrás de él –en realidad dos cuerdas; riendas, para ser concretos– las
sujeta a un anillo cerca de mis testículos y termina detrás de mí. Un
fuerte tirón tira de mi polla y testículos atados hacia la izquierda con
una chispa brillante de placer-dolor; un tirón hacia el otro lado tira mis
genitales hacia la derecha. Supongo que entonces no necesitaré una
brida.
El Señor parece satisfecho. Reúne las riendas en una mano, acuna mi
115

brazo en la otra y me lleva fuera, al frío.


Bueno, más bien a la templada y pegajosa –medio empalagosa noche
Página

de Florida-. Una pequeña brisa sopla contra mi piel desnuda,


poniéndome la piel de gallina a su paso. Caminar es… difícil con este
tapón en mi interior, cada paso empujándolo y girándolo, frotándolo a
lo largo de mi próstata -y posiblemente la parte posterior de mi jodida
garganta- haciendo que la cola de caballo se agite y balancee. Un
insecto zumba cerca de mí y, con manos impedidas, me encuentro
deseando que la cola fuera real para que pudiera aplastar la maldita
cosa.
Pero entonces el Señor se inclina y lo hace por mí.
Me guía alrededor de la enorme casa, grupos de asistentes a la fiesta
con bebidas en las manos mirando con admiración cuando paso junto a
ellos. Bajo mis ojos como un buen chico, pero no demasiado pronto
para olvidar más miradas celosas de chicas y chicos desnudos que
siguen llevando bandejas de comida y bebida. Fiero orgullo se reúne en
mi bajo vientre -¿o quizás sólo es mi inminente orgasmo?-; cualquiera
de estas mascotas podría haber sido elegido para tirar del carruaje de
la boda, pero los novios me escogieron a mí. El Señor me escogió a mí.
Ahora en el patio trasero, bajando hacia la estrecha franja de
arenosa playa, el océano batiéndose constantemente bajo cadenas sin
fin de luces de fiesta y una luna casi llena, una banda tocando música
romántica y las parejas meciéndose en la pista de baile al aire libre.
Otro par de cientos están sentados en mesas cubiertas de blanco,
comiendo pastel de bodas y otras delicias de los carritos de plata
siendo empujados por las mesas por hermosas mascotas desnudas con
tontos sombreros de Santa. Siento los ojos en mí y enderezo mi
columna vertebral, cuadro los hombros como me enseñó el Señor y
apresuro el paso hacia la playa. El Señor se inclina y me alaba, Su
aliento haciéndome cosquillas en la concha de mi oreja con la promesa
de placer, en recompensa.
Un escalofrío me recorre de arriba abajo.
El Señor desfila conmigo ante la multitud, hasta donde la arena está
dura debido a la humedad de la marea baja. Allí espera un magnífico
carruaje, cubierto de raso blanco, con espacio para dos y solo dos en el
asiento acolchado por encima de la altura de las ruedas. Me muevo
para quedar delante de él sin que nada sea dicho, escucho a los novios
subir dentro mientras el Señor engancha mi arnés al eje del carruaje.
No parece más pesado que los carruajes tirados por bicicletas que
llevan a los turistas por Manhattan, pero añadido el peso de los novios
116

y el arrastre por la arena mojada, sospecho que pronto voy a recibir


uno de los entrenamientos más duros de mi vida.
Página
El Señor entrega a alguien mis riendas y soy tratado con el placer-
dolor de dos duros tirones de nuevo, primero a la derecha y luego a la
izquierda. Estaba preparado para eso, pero no para el azote de fuego
que aterriza atravesando mis hombros un segundo más tarde; grito,
salto, doy la mitad de un paso hacia adelante y siento el peso del
carruaje arrastrado por las correas alrededor de mi pecho. Desde algún
lugar justo detrás de mí, el Señor se ríe entre dientes y dice: —Eso es,
Bill. No escatimes con el látigo; a él le gusta.
Sonrío para mis adentros y ruedo mis hombros mientras las llamas
se desvanecen; palabras más ciertas nunca se han dicho.
El Señor habla de nuevo, pero esta vez a mí. —Un buen pony
consigue manzanas y cubos de azúcar —dice—. Si eres un pony muy
bueno, te frotaré por abajo y clavetearé cuando vuelvas.
Bueno, joder. Esta vez, el escalofrío me recorre directamente a través
de la arena.
No sé a dónde me llevarán los novios, o cuánto tiempo estaré
ausente, o cómo de crudo será para mi espalda, testículos y músculos
cuando hayan terminado conmigo, pero no me importa. Ni siquiera me
importa si amaré cada segundo de ello, aunque por supuesto lo haré. Al
final, nada de eso importa realmente; lo que realmente importa es que
soy el buen chico del Señor y que Él me estará esperando justo aquí,
contando el momento hasta mi regreso tan ansioso como yo.

FIN
117
Página
También de Rachel Haimowitz:

Counterpoint (Song of the Fallen #1)

Sublime Collected Shorts

Anchored (Belonging #1)

Email: metarachel@gmail.com

Website: www.rachelhaimowitz.com
118
Página
Coordinación del Proyecto:
Miyushang

Título Original:
Pony Up

Autor (a):
Rachel Haimowitz

Grupo Traductor:
Blue Sensation

Traducción:
chibiNeko

Corrección:
Isolde

Edición, Diseño y Formato:


119

Miyushang - Aly – Visionepica


Página
Masters Y Boyd

por Sjd Peterson


120
Página
Querido Santa,

Desde que vi esta imagen, ¡no


puedo sacarla de mi mente! Sólo
quiero saber más sobre ellos. ¿Es un
travieso ayudante de piscina? ¿O más
bien es un niño mantenido, dando la
bienvenida a casa a su Papi después de
un día duro? Por favor, Santa, haz que
mi deseo de Navidad se haga realidad
y ¡cuéntame más sobre ellos!
121
Página
Riachuelos de agua bajaban en cascada por la piel recién duchada de
Carrick. La ligera brisa del ventilador de techo, así como el calor
sofocante de treinta y dos grados, causaron que las gotas se secaran
rápidamente. Dejando caer la toalla no usada al suelo, se vistió con la
ligera chaqueta de lino y pantalones a juego que había dispuesto para
él. Estudiando su reflejo en el espejo, sus labios se curvaron en una
sonrisa irónica. Su vestimenta se veía tan irónica, teniendo en cuenta
su estado de ánimo y las actividades previstas para la tarde. Pantalones
de cuero ajustados combinados con anchas correas de cuero en una X
sobre su ancho y musculoso pecho serían más apropiados. Una gran
fusta y botas de vaquero serían los accesorios perfectos para completar
su conjunto. Sacudiendo la cabeza ante la peculiar elección del blanco,
se alejó. Tomando las gruesas esposas del vestidor, se dirigió a la
terraza posterior.
La vista de Saint Croix ante él era magnífica. La vista del
impresionante Mar Caribe más allá de su piscina privada era una fiesta
visual de exuberante vegetación y espectaculares tonos de azul. La
cálida brisa traía el aroma de ambrosía de hibiscos y buganvillas. Sin
embargo, el hombre desnudo arrodillado cerca de la piscina con su
rubia cabeza inclinada, las manos entrelazadas detrás de su esbelta
espalda, era la vista más exquisita de todas.
Sin mediar palabra, se acercó al hombre, dejando que sus dedos
rozaran suavemente los rubios rizos de seda. Su toque provocó un
estremecimiento creando tensión en el hombre a sus pies. Un
estremecimiento que sintió aumentar a través de su propio cuerpo. Su
polla pasó de medio dura a dura como una roca, presionando contra
sus pantalones a la espera de devastar a esta criatura etérea.
—Ponte en pie y preséntate para mí, chico.
—Sí, señor. —El chico respondió, siguiendo su orden sin dudar. Se
puso de pie rápidamente y levantó la cabeza, manteniendo la mirada
bajada respetuosamente. La espalda recta, las manos entrelazadas en la
parte baja de su espalda. Cambió, tomando una profunda respiración y
se puso en una pose perfecta para la inspección de Carrick.
Carrick se tomó un momento para disfrutar de la vista, dejando que
sus ojos vagaran apreciativamente sobre el cuerpo del hombre. Piel
122

besada por el sol brillaba al sol del atardecer, fuertes piernas con
muslos bien formados, caderas magras y un vientre plano y apretado.
Un pecho esbelto, liso y rosado y cayó rápidamente mientras jadeaba.
Página

Su boca se hizo agua, su propia respiración se aceleró anta la


admiración de eje largo y delgado que destacaba orgullosamente en su
nido de pálidos rizos. Vaciló durante unos momentos, sintiéndose
cautivado cuando una perla nacarada de semen se filtró desde la
ranura. Lamiendo sus secos labios, se obligó a sí mismo a continuar.
Carrick le dio un ligero toque comenzando en el ombligo del hombre
y subiendo por la suave piel de su lampiño pecho. Los pezones duros y
de color marrón oscuro le llamaban. Un jadeó salió de los labios de
chico cuando estiró la mano y pellizcó una dura protuberancia entre su
índice y pulgar. El jadeo se volvió un gemido cuando se inclinó y calmó
la maltratada carne con la punta de la lengua. Sonriendo por la
respuesta continuó dando suaves besos a lo largo de la caliente piel
hasta que llegó al cuello del chico. El aroma y sabor a aceite de coco,
almizcle y sudor eran como un afrodisíaco, aumentando aún más su
lujuria. —Muy hermoso, chico. —Elogió mientras daba un paso hacia
atrás.
—Gracias, señor. Me alegra que mi cuerpo le complazca.
Rodeando al chico lentamente, sus ojos se deleitaron con una piel
perfecta. Pasó un dedo por los cremosos globos del culo del chico, su
ojo trazó la pálida piel, rodeada por la piel curtida de la espalda y
piernas. El impulso de agarrarlo y llegar a su liberación era enorme.
Suspirando de resignación siguió adelante. Recordándose a sí mismo
que primero estaba el pequeño asunto de la disciplina para ser
administrada.
Mientras continuaba con la inspección, una sensación de poder
atravesó a Carrick. Le encantaba la forma en la que cada uno de sus
toques hacía que el chico se sacudiera, cómo intentaba seguir su
contacto cuando él se apartaba. Dejó que su dedo se burlara por el
nervio de su espalda, apoyándose en el pliegue del dulce culo. Cuando
la yema de su dedo hizo contacto con el lubricante, la polla de Carrick
se retorció con la apreciación. Dejó que su chico oyera su aprobación,
gruñendo desde lo más profundo de su pecho. Se entretuvo
brevemente antes de reanudar su exploración. Continuó tocando
suavemente, pero al azar, manteniendo al chico fuera de balance. Una
vez satisfecho, se detuvo justo en frente del chico. Colocando sus manos
contra el firme pecho y apoyándose, susurró—: Hoy has sido un chico
muy travieso.
El dulce chico se puso de puntillas, empujando hacia el toque de
123

Carrick. Estiró la mano para agarrarse a la tela de su chaqueta para


mantener el equilibrio. Sus labios, separados por un pelo. —Sí señor,
Página

muy travieso.
Su lengua se deslizó ligeramente sobre el labio inferior del chico,
animándole a que respondiera. Labios entreabiertos en un jadeo
imparable y se lanzó adentro, devorando su boca. El beso fue duro y
rápido. Un choque de labios, dientes y lenguas, pero breve, lo suficiente
para dejar a su niño sin aliento cuando Carrick se retiró. —¿Dije que
pudieras tocar?
El chico tenía una mirada aturdida en sus ojos cuando le soltó la
chaqueta. —Lo siento, señor. —Decepción registrada en la caída de sus
hombros cuando Carrick dio un paso hacia atrás.
Carrick deslizó un dedo a lo largo de su dolorida polla cuando habló.
—Dime, mi hermoso, ¿cuál va a ser tu castigo por ser tan travieso? —
Estaba agradecido de que su voz sonara firme, sin revelar lo afectado
que había estado por el beso. Su chico vio el movimiento de su mano.
Sintiéndose positivamente perverso, comenzó a acariciarse
descaradamente mientras el chico regresaba a su posición de
presentación e intentaba hablar.
—Yo… —Tragó duro, lamiendo sus labios secos, sus ojos pegados al
movimiento de la mano de Carrick—. Tengo que obligarme a aprender
a concentrarme. Algo que no hice cuando estuve afeitando su cuero
cabelludo. Mi pérdida de concentración hizo que echara a perder la
perfección de su piel. Siento el escozor de su mano por tomarme
ciertas libertades que no debería haberme tomado mientras afeitaba su
ingle. —Su chico temblaba visiblemente. Obviamente deleite en su voz
mientras continuaba—: Y, si me permite el atrevimiento de añadir,
señor, una magnífica distracción la que tiene.
Carrick ocultó su sonrisa ante la alabanza del descarado chico. —
Chico. —Reprendió. Escondió la sonrisa que estaba sosteniendo con
fuerza detrás de un severo ceño.
—Lo siento, Amo. —Sin sonar a disculpa en lo más mínimo.
Oh, alguien está pidiendo ser puesto sobre mis rodillas. Carrick frotó
sus dedos por el cuero de las esposas que sostenía. Oh sí, podría dar a
su descarado niño lo que estaba pidiendo. —Continúa, chico. ¿Cuál
debería ser tu castigo?
—He preparado mi cuerpo como indicó, señor, de manera que pueda
tomar su placer de mí. Mi propia liberación será negada, porque negué
su placer. No ayudándole a vestirse cuando fui enviado lejos para
124

reflexionar sobre mi falta de concentración.


¡Jesús! Estaba más duro que el granito. Sólo el pensamiento de su
Página

chico estirándose y lubricando su pasaje tenía su polla llorosa. No pudo


contener el gemido que se le escapó con la imagen. Carrick luchó por
frenar su acelerado corazón mientras se acercaba de nuevo, su cuerpo
vibrando de necesidad.
—Muy bien, chico. Dame tus manos.
Extendió sus manos y Carrick rápidamente fijó las gruesas esposas
en su lugar. Si no se hacía con el control de sí mismo, iba a perderse.
Para Carrick, eso era completamente inaceptable. Tenía grandes planes
y tenía toda la intención de disfrutar de su chico al máximo. Tomó unas
pocas respiraciones calmantes y una vez que estuvo bajo control, habló
contra el oído de su chico. —Debes ganarte tu liberación si eres un
buen chico.
—Gracias, Amo. —El chico sonrió—. Seré un chico muy bueno.
—Lo veremos. —Carrick se abrió paso hacia una amplia silla de
playa. Recostándose sobre la cálida toalla que cubría la silla, comenzó a
acariciar su rígido eje a través de la suave tela de los pantalones. Su
carne excesivamente sensible causó que el material se sintiera áspero y
abrasivo.
—Ven aquí y quédate a pie de mi silla, chico. Quiero mirarte mientras
me doy placer. —Hizo saltar el botón de sus pantalones. Su polla saltó
libre cuando bajó la cremallera. Con los ojos fijos en su niño, Carrick
envolvió su mano alrededor de su hinchado miembro y se acarició
lentamente desde la base hasta la punta.
Gimiendo, rompió su postura y se movió rápidamente, tomando la
posición siguiendo las instrucciones. Sus ojos vagaron sobre el cuerpo
de Carrick y la aterciopelada voz le acariciaba como el toque de un
amante. —Es usted tan hermoso, señor. ¿No le gustaría tomar su placer
de mí, señor? —Su voz se hizo más baja y ronca mientras hablaba. Cada
palabra como una descarga de electricidad dirigida directamente a la
ingle de Carrick—. ¿No le gustaría sentir mi boca envuelta a su
alrededor, señor? ¿La húmeda calidad de mi lengua mientras rinde
culto a su hermosa polla?
—Jesús. —Carrick siseó cuando sintió un cosquilleo comenzando en
la base del cráneo y comenzando a hacer su trabajo hacia abajo por la
columna vertebral. Las súplicas de su niño le estaban empujando al
borde. Apretó su agarre en su eje, amando la manera en que pulsaba
contra la húmeda piel de su mano mientras trabajaba en controlar su
125

respiración—. Puedes complacerme siendo mi audiencia. Observando.


Aprendiendo como me gusta ser tocado. —Acarició su polla
Página

ligeramente. Sin intentar construir su orgasmo, simplemente


disfrutando de la sensación de montar en el borde mientras su chico le
devorada con la mirada.
En poco tiempo, la combinación comenzó a ser demasiado. Aunque
su toque era ligero, pudo comenzar sentir sus testículos doliendo de
necesidad. Le gustaría pensar de sí mismo que era como un
superhumano, pero su amenazante liberación le probó que se
equivocaba de nuevo. Su chico era tan hermoso y ardiente por el deseo
que le dificultaba a Carrick refrenar su excitación.
—Acércate más, chico. —Su áspera y profunda voz sonaba como si
continuara luchando para templar su necesidad.
La respiración de su chico se aceleró mientras daba pasos lentos y
deliberados hacia él. El balanceo de sus caderas embelesó a Carrick tan
cierto como el péndulo de un hipnotizador.
—Gracias Amo. —Dijo el chico cuando se desplazó a una posición al
lado de la silla de Carrick—. ¿Cómo puedo complacerle, señor? —En su
boca apareció una sonrisa maliciosa.
Sentía como si su cuerpo estuviera siendo torturado por la lujuria. Su
apretada piel, las palmas comenzando a sudar y el constante dolor en
su polla le estaban llevando a la locura. Pero, podría repartir un poco
de su propia tortura antes de que cediera a las demandas de su cuerpo.
La sonrisa maliciosa que le regaló su chico. Sabía exactamente la
influencia que estaba teniendo en Carrick y se divertía demasiado.
Tendría que poner freno a esa descarada actitud. Oh sí, mi chico se
había ganado una pequeña venganza.
Extendiendo la mano, agarró el hinchado eje de su niño y comenzó a
bombearlo ligeramente. Amando la manera en que se sentía contra su
palma mientras la sedosa piel se deslizaba bajo el duro acero. Aún más,
le encantaba la forma en que su niño se movía bajo su toque. Quejidos y
gemidos se mezclaban con los sonidos de las olas del mar en la
distancia para crear su propia forma única de música.
—Muy hermoso, —ronroneó Carrick mientras continuaba
acariciando el largo eje, incrementando la presión de su agarre. Con su
mano libre recuperó la correa de cuero de su bolsillo. Cerró de golpe el
anillo y acarició el pesado eje rápidamente un par de veces.
—Gra… Gracias, señor —jadeó, las caderas dando espasmódicas
sacudidas.
126

—No te corras hasta que te lo hayas ganado. Más bien, si te lo ganas.


¿Lo has entendido, chico?
Página
—Sí, señor. Lo entiendo, señor. —Su chico pareció relajarse ante el
pensamiento de ser capaz de ganarse su liberación. Pobre e ingenuo
chico.
—Mmm. Cuando enrojezca tu dulce culo, será casi tan bonito como
esto. —Se inclinó hacia adelante y puso un beso en la punta de la
hermosa polla en cuestión. Gimiendo mientras su lengua serpenteaba,
saboreando el almizcle salado que había humedecido sus labios. El
picante sabor explotando sobre su lengua era intoxicante.
Su chico comenzó a temblar, la polla palpitando duro en el apretado
puño de Carrick. —Oh… Ah, Dios. Señor… Por favor, señor.
Carrick continuó besando, lamiendo y mordisqueando su erección.
—¿Por favor qué, chico? ¿Más? —Susurró, deslizándose hacia abajo
para lamer el saco de su chico mientras su mano sostenía su hinchado
eje, bombeando con entusiasmo. Su lengua lamiendo felizmente la
suave piel—. Más, puedo hacerlo. —Agarró las delgadas caderas
tirando de ellas con fuerza hacia él y, en un hábil movimiento, chupó el
duro eje en su boca. Ahuecando sus mejillas, chupaba seriamente la
acampanada cabeza. Dejó salir un gruñido desde lo más profundo de su
pecho. Quería que su chico lo oyera y lo sintiera.
—No seré capaz de contenerme mucho, señor. ¡Dios! Su boca se
siente tan bien, señor.
El sabor y la sensación de la pesada polla en su lengua eran potentes.
Un doble golpe de lujuria en su intestino y mostró a su chico con la
boca, mano y sonidos lo mucho que apreciaba su festín. Ignoró su
propia dolorosa necesidad y continuó un extendido tour, su lengua
sumergiéndose en la hendidura, buscando el sabor más rico y único de
su niño.
—¡Oh! Ah… joder —todo el cuerpo tensándose y jadeando antes de
que lo intentara de nuevo—. No, yo… señor… yo —sollozó.
Carrick sacó la polla de su niño, sujetándole con fuerza en la base
con la mano. —Respira. Concéntrate en mí, sólo en mí. Antepón mi
placer al tuyo. —Inclinándose hacia atrás observó a su chico
intentando detener el orgasmo que se estaba sentando bajo la
superficie, preparado para explotar.
Jadeó duramente, tomando aire en grandes bocanadas. —Ah… —
Gimió, el cuerpo temblando mientras tomaba unas cuantas
127

respiraciones jadeantes—. Jesús, eso estuvo cerca.


Página
Carrick trabajó en ralentizar su propia respiración jadeante, todo su
cuerpo dolorido por la necesidad mientras su chico recuperaba el
control de nuevo. —Buen chico.
Cambiando su postura, inclinó la cabeza y tomó una profunda
respiración. —De acuerdo, mejor ahora, creo, señor.
—Muy impresionante, chico. Bien hecho. —Elogió mientras liberaba
el goteante eje de su niño—. Agáchate y apoya la cabeza en mis muslos.
—Ayudó a maniobrar a su niño hasta que estuvo agachado sobre
Carrick, las manos atadas aferrándose a la parte más alejada de la silla,
su esculpido culo al alcance de la mano de Carrick.
—Gracias, Amo. —Su afiebrada piel profundizó a un tono más oscuro
por la emoción y anticipación.
La mano de Carrick se deslizó sobre el firme culo. —Tan hermoso. —
Esto iba a ser duro y rápido. Simplemente no había manera de que
pudiera ser capaz de controlarse por mucho tiempo con la gloriosa
vista ante él. Una tentación que no podía negarse a probar.
Lamentablemente, sus restricciones no eran ilimitadas. Su polla
palpitaba con fuerza aprobando las cosas rápidas.
—¿Preparado, chico? —Preguntó y sin más advertencia comenzó a
acribillar el culo de su niño con rápidas palmadas. Al principio sus
golpes eran ligeros, sólo lo suficiente para calentar el dulce culo.
Cuando un flujo constante de gemidos se vertieron de él y comenzó a
empujar hacia su mano con cada violento golpe, Carrick añadió un
poco más de fuerza a sus golpes. Su niño respondió
desenfrenadamente, poniéndose de puntillas cuando comenzó a
oscilar, balanceándose como si estuviera bailando en respuesta a la
picadura.
—Ah, Dios. Tan bueno para mí, señor. —Gruñó bajo la fuerza de su
mano y gimió lastimosamente cuando Carrick empujó su brazo hacia
atrás, dudando antes de traerlo de nuevo.
Carrick sintió un escalofrío recorrió su cuerpo cuando comenzó a
desmoronarse. El deseo de ver a su chico montándole, siendo
enfundado por el apretado y resbaladizo calor estaba comenzando a
consumir todos sus pensamientos. Sin lugar a dudas, su niño podría
haber aguantado más, pero no pudo. Su propia necesidad de querer
estar enterrado en su chico era demasiado grande. Ralentizó los
128

movimientos de su mano, bajando a su niño lentamente, hasta que su


mano se colocó contra la caliente carne. El fuego irradiaba de los
Página

musculosos montículos, quemando a través de él, enviando lava


fundida que surgía a través de sus venas. Joder, tenía que tenerle ahora.
Carrick enredó la mano en el cabello de su niño y tiró levemente,
animando a su niño a que se moviera. —Tan espléndido cuando cedes
al placer. —Ronroneó mientras animaba a su niño a que se moviera—.
Ahora ponte a horcajadas y déjame tomar mi placer de ti.
Su chico se movió rápidamente, los temblorosos músculos haciendo
sus movimientos espasmódicos. Carrick levantó sus caderas
ligeramente, facilitando el descenso de los pantalones hasta las rodillas
antes de ayudar a su niño a colocarse en posición. La piel de gallina
floreció en su piel antes del contacto de la ardiente piel contra sus
muslos. La boca de su niño se movió, su garganta trabajando como si
hablara. Tan perdido en su deseo, el único sonido que pasaba por sus
labios era el silbido de los jadeos y suaves maullidos.
—Tu pasión te hace brillar. Dímelo, mi niño. —Carrick acariciaba su
polla mientras hablaba, difundiendo el constante flujo de líquido pre-
seminal a lo largo de su eje—. ¿A quién pertenece toda esta pasión? —
Agarró las caderas de su niño tirándolas hacia adelante, posicionando
la polla en su entrada.
—¡A usted! —Gritó cuando se abalanzó, tomando a Carrick hasta la
empuñadura en un rápido movimiento. Lanzó la cabeza hacia atrás
cuando se arqueó con fuerza. La suave piel y resbaladiza por el sudor
de su pecho reflejaba el sol, proyectando rayos brillantes de luz.
—Cristo, —siseó cuando su polla fue engullida. El efecto fue
impresionante e inmediato y respondió empujando hacia arriba con
fuerza y rapidez mientras clavaba a su niño. Esas manos atadas
empujando hacia su pecho. Dedos tirando de los ligeros rizos, enviando
chispas de delicioso dolor extendiéndose sobre su pecho.
¿Algo se sentía tan bueno? Toda su atención reducida al apretado
canal contrayéndose alrededor de su polla. —Dios, tan apretado. —Una
y otra vez empujaba, golpeando las caderas. El ritmo rápido y
desgarbado haciendo que sus palabras salieran en un tono áspero y
tartamudo—. Mío… todo mío… Sólo mío.
—¡Sí! —El cuerpo de su chico comenzó a fluir como música, un dulce
y adictivo murmullo de sinfonía visual, fusionado con los sonidos de
melodiosas súplicas. Presionando sus caderas para encontrarse con
cada movimiento descendente, Carrick encontró el ritmo perfecto,
golpeando ese punto dulce y profundo en el interior de su niño.
129

—¡Amo! —Gritó mientras se arqueaba de nuevo, llevando ese


apretado culo hacia abajo sobre la polla de Carrick—. Por favor, por
Página

favor, por favor. —Sollozó—. Necesito correrme. No puedo… ¡Oh Joder!


Quería que la sensación durara, pero no podía contenerse, sabía que
su niño no iba a durar. Sentía su saco preparado y apretado. La belleza
en la manera en que su niño suplicaba, la sensación de su apretado
pasaje ordeñando su polla, trabajaban en sincronía para deshacer su
control. —Mírame. —Gruñó Carrick cuando envolvió su puño
alrededor de la polla de su chico, tirando duro en sincronía con el
empuje de sus caderas. Empujó brutalmente, una, dos veces—. Córrete
para mí. —Ordenó cuando desabrochó el anillo para la polla que estaba
atado en su chico. Fue el último pensamiento coherente antes de que
asombrosos ojos color azul hielo se bloquearan con los suyos.
Carrick explotó.
Sus músculos se arquearon mientras apretó tan profundo como
pudo. Cegadora luz incandescente rodeó a Carrick mientras disparaba
su liberación profundamente en el interior de su niño. Su voz
elevándose sobre los gritos de la propia liberación del chico.
—Oh Dios. Ed. Te amo muchísimo. —Rugió cuando su orgasmo le
atravesó, forzado a salir de su cuerpo en una carrera triunfal. Saliendo
de su cuerpo con cada convulsión de su orgasmo y enviándole más y
más arriba. Cedió, liberándose y elevándose en las alas de éxtasis sin
límite.
Una risita le trajo de vuelta a la tierra. Los suaves y cálidos labios de
Ed contra los suyos mientras hablaba. —De alguna manera te perdiste
al final, cariño18.
Con los músculos temblorosos, Carrick liberó a su amante de sus
restricciones, arrojándolos a un lado y apoyándole contra su pecho. —
Tú culpa. ¡Jesús! Me haces perder el control.
Ed empujó la chaqueta de lino de Carrick, acurrucándose en su
expuesto pecho mientras se derretía en el resplandor. Estaba feliz,
deshuesado y profundamente satisfecho. Se sostuvieron mutuamente
mientras sus corazones comenzaban a ralentizarse y sus respiraciones
regresaban a la normalidad.
—Misión completa, Dr. Masters. Vivo para hacerte perder el control.
Carrick besó la parte superior de la cabeza de su compañero. —
Bravo por tu éxito, Sr. Boyd. Estas fueron las mejores vacaciones de
Navidad. Gracias. No puedo esperar para ver lo que se le ocurre a tu
perversa mente para el próximo año. ¿Tal vez un castillo inglés, conde
130

puedo ser tu Duque y tu mi travieso ayudante de cocina?


Página

18 N de T: Al haber terminado la escena le habla de manera informal.


—Oh, eso suena tentador. ¿Qué hay sobre unas navidades egipcias?
Puedes ser mi Faraón y yo tu devoto concubino.
—Cualquier lugar que desees. Siempre y cuando esté contigo, serán
una navidades muy felices, mi amor.
Ed puso un suave y amoroso beso en su pecho. —Feliz Navidad. —
Dejó que Carrick se deslizara de su cuerpo con un gemido y un suspiro,
acurrucándose—. Te amo.
—Y yo a ti. —Susurró Carrick. Su Boyd se envolvió a su alrededor.
Con esperanzas de que les dieran una oportunidad a ambas de las
vacaciones navideñas mencionadas. Después de todo, tenían toda la
vida para encajarlas.

FIN
131
Página
También de SJD Peterson:

Whispering Ranch Series:

Lorcan's Desire (Book One)

Quinn's Need (Book Two)

Ty's Obsession (Book Three)

Websites:

Email: s_JO_d@comcast.net

Website: http://sjdpeterson.blogspot.com/
132
Página
Coordinación del Proyecto:
Miyushang

Título Original:
Masters and Boyd

Autor (a):
SJD Peterson

Grupo Traductor:
The Dream Of Desired

Traducción:
chibiNeko

Corrección:
Isolde

Edición, Diseño y Formato:


133

Miyushang - Aly - Visionepica


Página
Me Derrites

por Kari Gregg


134
Página
Querido Santa:

¿No crees que esta amorosa


pareja se merezca su propia pequeña
historia? Una escapada de Navidad,
tal vez podría calentarme de
inmediato.
De todo corazón, tuya
Sarah.
135
Página
Leland Whitacre -el Leland Whitacre - se inclinó sobre mi polla.
El peso de su hombro me empujó debajo de él, hundiéndome en el
colchón. Mi cabeza daba vueltas y mi pulso tronaba en mis oídos.
Mi jefe.
El hombre que firmaba los cheques de mi sueldo, o más bien pagaba
a Starkey Bess en personal para que manejara la nómina que incluía mi
salario.
Leland Jodido Whitacre.
Deslizando su boca y bajando por mi pecho.
Dirigiéndose directamente a mi polla.
¡Oh Cristo!
—Shh, Brian, —dijo ante mi roto gemido. Mi estómago se contrajo
con el calor de su aliento en mi piel—. Deja que yo me ocupe de ti.
Claro.
¿Al igual que había cuidado de mí durante los últimos dos meses?
¿Con sudorosos manoseos en oficinas vacías después de las horas
laborales y almuerzos robados en hoteles baratos? es mi culpa por
coquetear después de sorprenderlo una vez mirando mi culo. Había
sido promovido del área de sistemas al área secretarial en la planta
ejecutiva. Es mi culpa por darle a él una y otra vez mi sonrisa de –por-
favor-jodeme- que tuvo como resultado estar inclinado sobre su
escritorio con mis Dockers19 alrededor de mis tobillos la primera
noche en su despacho.
Mi culpa por confundir sexo con algo más.
Dios sabe que las chicas habían intentado advertirme. No es que yo
hubiera necesitado chismes de oficina para confirmar que ese brillo
perverso en sus ojos oscuros era la marca de un jugador. Tampoco
necesito que nadie me diga que joder con uno de mis jefes era un nivel
imaginable de estupidez total.
No había importado.
Una sola mirada de él había borrado cada ápice de sentido común
de mi cráneo. Y aún lo hace.
136

Evidencia A para la acusación: Estaba necesitado, desnudo y


Página

19 Marca de ropa
retorciéndome por más, bajo el peso de su cuerpo cuando yo había
jurado que no volvería a suceder. Cuando había prometido ser más
fuerte. Que esta vez, me resistiría.
Dos minutos de sus besos bajo el muérdago en la sala de descanso
fue todo lo que se necesitó para desintegrar mi resolución. Incluso
ahora, retorciendo y sudando mi excitación, yo estaba orgulloso de
ello. Dos minutos. No uno. Dos. No me había derrumbado con el primer
beso, cuando su lengua trazó el pliegue de mis labios, o incluso el
siguiente, cuando sus blancos y afilados dientes habían cortado mi
labio inferior de la manera que él sabe que me gusta.
Sin embargo había caído ante él. Duro. Al igual que los copos de
nieve que caen desde el cielo gris como un manto en la ciudad. No
pronuncie ni una sola palabra de protesta cuando él me había guiado
desde la sala de descanso hasta el estacionamiento, ni me había negado
a la reconocida calidez de su mano en mi muslo mientras su Laredo20
crujía a través de acres de nieve para llegar a este vacío y alejado
condominio al otro lado de la ciudad.
Yo era una puta fácil para él.
Y maldita sea, Leland lo sabía.
Grite cuando me mordió la suave piel entre el muslo y la ingle. —
Quédate conmigo, cariño. —Sus lubricados dedos se clavaron en mis
caderas como garras para mantenerme quieto cuando me retorcí—.
¿Me has echado de menos? —Enterró su nariz en mi mata de vello
púbico rubio y respiró hondo—. Sé que lo hiciste. Dime que me
echabas de menos.
No.
¡Dios, no!
Yo temblaba, mis sentidos daban vueltas mientras él exploraba a
través de los mullidos con la lengua la base de mi polla, pero no
importa la tortura de su boca en mi polla, yo no lo diría. No es que lo
necesitara hacer. Ambos sabíamos la verdad.
Por supuesto, lo echaba de menos.
Con cada latido de mi corazón roto.
Él no había roto mi pene al parecer, sin embargo. Agarre en mis
manos la sábana que cubría el escaso colchón y gemí
137

desenfrenadamente con lujuria mientras él se abría camino hasta la


Página

20 Marca de Carro o camioneta


longitud de mi polla, rozando los labios sobre mí tan bien que luche
contra su agarre para empujar más cerca.
—¿Brian? —Gruñó, con voz tensa en advertencia.
Jodido orgullo.
Yo no necesitaba tener orgullo.
Necesitaba su boca sobre mí. —Por favor.
Trazó delicados círculos alrededor de la cabeza de mi polla.
Si no envolvía sus labios alrededor de mí, pronto, iba a perder mi
jodida mente.
—No más esquivar mis llamadas telefónicas. —Su lengua salió a
toda velocidad para lamer el pre-semen de mi raja—. ¿No salir
corriendo cuando te busco en el trabajo y cuando toco la puerta de tu
apartamento? Tú harías malditamente bien abriéndola. Cuando
tenemos problemas, vamos a hablar de ello. No más esconderse.
¿Entiendes?
Sus manos me mantienen quieto, exactamente donde él me quiere,
pero mi espalda de arquea disparando chispas de fuego a través de mi
cuerpo con cada firme lamida. —¡Jesús!
Él besa la punta de mi polla. —Di sí, Leland, lo entiendo y chupare
tus sesos a través de tu polla.
Golpeé mi cabeza contra el colchón, contoneándome en serio ahora.
—Yo-Nosotros–rompimos.
—Y ahora estamos aquí, juntos. Sin romper. —Me dio una sonrisa
maligna—. Bebé, si aún no me amaras, ¿crees que me dejarías hacer
esto?
Él bajó su cabeza.
Calor húmedo envolvió la cabeza de mi polla.
Grité, mi orgasmo ya hormigueaba en la base de mi espina dorsal.
No. demonios no, no lo dejaría chuparme si yo aún no... Pero él levantó
su boca pecadora, soplando sobre mi sensible polla así que me
estremecí y gemí de nuevo.
—Dime que lo entiendes, Brian.
Yo jadeaba. —Lo Entiendo Brian.
138

Él se rio contra mi polla.


Página

Dios, odiaba su risa. Me encantaba. La anhelaba. Yo sufría por el


brillo burlón en sus ojos y soñaba con su sonrisa durante las dos
semanas que habíamos estado separados, pero había extrañado su risa
baja y ronca por encima de todo. —Sabelotodo. —Me sonrió—. Juega
bien, cariño. O no te correrás durante horas.
Él me devoró de un solo trago goloso.
Mi aliento se encerró en mi pecho.
Mis ojos se cerraron de golpe.
Santa mierda, eso fue bueno.
No tenía sentido pelear con él; ese tren había salido de la estación
cuando había besado la lengua que había empujado en mi boca en la
sala de descanso, como si él me ofreciera un sabroso manjar. Así que
no lucharía. Él haría su voluntad, así como lo había hecho tantas veces
antes, y yo lo dejaría porque no importa que mi cabeza gritaba que no
debía, que no podía estar con él, mi polla y corazón no estaban en
concordancia, mi pobre y tonto corazón, lo necesitaba más que de lo
que yo necesitaba mi próximo aliento.
Su cabeza se balanceaba sobre mi polla, trabajando conmigo más
profundo. ¡Jesucristo! él revolvió el contenido de mi cráneo. Lo único
que podía encender mi fusible rápido era su lengua en mi culo o la
polla entrando y saliendo de... Gemí y su salvaje gemido se hizo eco del
mío, los escalofríos de mi polla me prendieron fuego. —Leland, —
susurré, moviendo mis caderas contra su agarre, jadeando en busca de
aire y rogándole ahora.
Él liberó mi cadera, y me dio rienda suelta para bombear en él. —Oh
Dios, Leland, por favor. —Su garganta se apretó alrededor de mí en el
momento mismo en que su dedo se deslizó hasta mi grieta para así
golpear mi agujero y de repente no pude soportarlo más—. Joder, sí.
Mételo, mételo, mételo.
Su dedo se metió dentro de mí, doblándolo para encontrar mi
próstata.
Grité.
Me brotó lo que debió haber sido la mayor parte de mi cerebro en
su garganta. Él lamió mi corrida por unos muy largos minutos mientras
mi cabeza giraba en un caos vertiginoso y electrizante. Un segundo
dedo se unió al primero saqueando mi agujero.
Gruñí, moviendo mis caderas ahora para escapar de su atenta y
139

succionadora mamada sobre mi polla sobre-estimulada. En su lugar,


me mecía al ritmo de los dedos que bombeaban y se enterraba en mi
Página

culo hasta donde podían llegar. Vacío. Yo estaba tan insoportablemente


vacío sin él.
Me sorprendí.
Él chupó mi gastada polla, enviando a partes iguales dolor y placer a
mis bolas. —Dios, sabes dulce. —Gemí cuando él engullo
profundamente mi ablandada polla—. Has estado bebiendo jugo de
piña por galones, lo apuesto. Ya sabes, te estaba persiguiendo.
Esperaba.
Yo lo había esperado.
Pero con sus dedos en mi culo y su boca castigando mi sobrecargada
polla, lo único que podía hacer era lloriquear estúpidamente.
Se sacó mi polla con un rudo y húmedo chasquido. —Nunca voy a
renunciar a esto. —Me sonrió, con sus labios obscenamente hinchados
y rojos—. Nunca te dejare. —Su mano libre encontró mis bolas,
amasándolas suavemente—. Vamos, cariño. Dime cuánto me quieres.
Sus dedos se fijaron en mi próstata, enviando insistentes sacudidas
de placer por todo mi tembloroso cuerpo. —Necesito... —sacudí mi
cabeza de un lado a otro en el colchón, perdido en lo que me estaba
haciendo. Perdido en todo lo que era nuestro sexo, en el olor
almizclado de Leland, en la sedosa presión de su piel en la mía, la
maravillosa magia de sus dedos bailando dentro de mí—. Jódeme,
Leland. Extrañe... —Apreté los dientes—. A ti.
Su ceja arqueada. Asintió con la cabeza en mi polla. —Muéstrame.
Yo desate mi puño de las sábanas y tome mi suave y húmedo pene.
Doblé mi aún hormigueante polla en mi mano y comencé una
alucinante y casi dolorosa caricia.
—Así es, cariño. Tan sexy. —Él se levantó para besar mi cadera y
luego se echó a reír de nuevo, el muy bastardo—. Dios como mi
testigo, te llevare conmigo todo el fin de semana, demasiado jodido y
feliz como para mover nada excepto tu mano sobre tu polla hasta que
yo lo diga.
Reaccioné ante él, ante sus palabras.
¿El fin de semana?
¿Todo el fin de semana?
Mi polla se sacudió en mis manos, endureciéndose con la sola idea
140

de días enteros a solas con él, pero...


¿Qué con Leland Whitacre, Padre?
Página
¿Qué pasa con la Junta de que había prohibido la confraternización
entre los empleados?
¿Y mi trabajo?
Sus dedos se clavaron en mi próstata de nuevo, disparando una
descarga de placer de mi culo a mi polla. Sacudí mis caderas, montado
su palma para que sus dedos escavaran más profundo en mi culo.
Al diablo con eso.
Un trabajo de mierda, de todos modos.
—Jódeme, Jódeme, Jódeme —gritaba, pero ninguna de mis súplicas
lo persuadieron. Él simplemente palmeó mi mano lejos de mi polla y
envolvió sus dedos alrededor de mí. Él me acarició. Tan duro y tan
bueno.
Mis talones se clavaron en las sábanas, los dedos del mis pies se
curvaban.
Su boca se cerró de golpe sobre la mía, su lengua se lanzó adentro.
Me probé a mí mismo en él, el cítrico dulzón de mi semen con sabor a
jugo de piña -él tenía razón- lo había tomado cada mañana para él.
—Así es, bebé. Ponte duro por mí —jadeó contra mis labios—.
Quiero verte venir cuando este dentro de ti.
Levanté la cabeza y lo besé, tan hambriento de Leland que le
prometería cualquier cosa, le daría todo. Envolví mis brazos alrededor
de su cuerpo resbaladizo por el sudor y moví mis caderas para joder
su puño, maullando en la boca como una maldita chica mientras sus
dedos jugaban lascivamente y sin sentido en mi culo.
Él alejo su boca. —Suficiente.
Me calme cuando tomó el condón.
Yo, no Leland, rasgue el envoltorio lo abrí y rodé el látex por su
hermosa polla. Mis manos temblaban tanto, que solté el lubricante.
—Si me vuelves a tocar, estallare. Déjame hacerlo. —Ajusto su
propia polla.
Me rodé sobre mi estómago, subiendo mis rodillas
—No.
Con el pecho jadeante, miré por encima de mi hombro. —¿Qué…
141

—Sobre tu espalda, cariño. —Sacudió la cabeza—. Rodillas arriba.


Página

Lo mire boquiabierto.
Él me había inclinado sobre su escritorio, la copiadora de la oficina,
cursis camas de motel y una vez sobre la defensa delantera de su
Laredo. Pero nunca me había jodido cara a cara, sin embargo. Nunca.
Por otra parte, nunca me había llamado mi amor, cariño y dulzura
antes, tampoco.
—¿Leland?
Él me dio un codazo en mi costado. —Está bien, Brian. Sólo haz lo
que digo.
Mi pulso latía en partes iguales entre la excitación y el pánico cuando
me posiciono como él quería, de espaldas y mirándonos fijamente a los
ojos. Metí mis rodillas cerca de mis hombros y las mantuve allí. Él se
movió a su lugar.
Mis ojos vagaron hacia abajo cuando su polla besó mi agujero y
gemí en mi mente de alivio cuando empujó dentro. Me concentré en
relajar mis músculos, desesperado por tenerlo dentro de mí tan rápido
como pudiera. Más lejos. Más profundo. El deslizante titubeo de su
polla en mi culo fijo algo en mi corazón. En mi cabeza. —Dios, te
extrañé. —Le susurré.
Él se inclinó para rozar sus labios sobre los míos. —Mírame.
De mala gana abrí mis ojos, aterrorizado de ver presunción o algo
peor, piedad en su mirada. Pero no la vi. Sus ojos oscuros brillaban con
calidez. Con -Dios me estaba convirtiendo en una chica- algo que
rayaba en la adoración. —Yo también te extrañé.
Mi garganta se apretó. Tragué saliva.
Afortunadamente, Leland me salvó de mí mismo con las embestidas
de sus caderas hacia atrás y jodiéndome a su manera, nuevamente
dentro de mí.
Mi corazón se detuvo.
Juro que vi las estrellas.
Su bajo vientre frotaba mi polla y todo lo que quedaba de mi mente
se fue.
—Extrañaba tu dulce culo —dijo Leland, gruñendo mientras me
jodía.— Extrañaba tu olor, tu sabor. —Sus dedos se clavaron en mis
caderas.— Extrañaba tu sonrisa de-jódeme-Leland burlándote de mí
142

en el trabajo. —Mi espalda se arqueó cuando él se clavó en mi


glándula—. Extrañe tus feas corbatas y la terrible basura de country
que escuchabas en tu iPod. Y que tu coche no arrancara. —Se frotó la
Página

nariz a lo largo de mi mandíbula mientras yo jadeaba y me quedaba sin


aliento y gemía—. Echaba de menos tus estúpidas bromas. —Rozó sus
labios de nuevo sobre los míos para darme un beso, barriendo su
lengua dentro y fuera haciendo una cruda imitación de lo que su polla
estaba haciéndole a mi cuerpo así que me estremecí y temblé,
llevándome al borde—. Incluso extrañe esto. —Otro beso—. Tú hábil
—juguetón mordisco— boca.
Gemí en protesta cuando él se alejó, se levantó por encima de mí
para mirar hacia abajo, con ojos duros y depredadores.
Y calientes.
¡Oh mi jodido Dios!
Y luego se congeló.
Sólo se detuvo.
¡Ese endemoniado hijo de puta!
Si hubiera tenido el sentido de maldecirlo o derribarlo de un golpe,
juro que lo habría hecho, pero lo único que podía hacer era jadear y
mirar hacia el frente. Mi cuerpo dolía, dolía por correrse. —¿Leland?
—Bebé, te dije que necesitaba tiempo —dijo en un gruñido bajo
que hizo que mi cuerpo se apretara como un puño alrededor de su
pene.
Dios, me encantó cuando me miró de esa manera, como si nunca
tuviera suficiente de mí y que destrozaría a cualquier hombre o mujer
que se atreviera a mantenernos separados. Incluido yo. Lo mataría por
parar cuando estaba tan cerca de llegar, sí. ¿Eso? La maniobra de un
idiota de proporciones titánicas, pero vivía por esa mirada. Posesiva.
Codiciosa. Su furiosa mirada me dijo que realmente le importaba, que
yo era tal vez lo único que importaba.
Mi orgasmo se clavó en la base de mi polla, sin embargo. Debido a
que Leland me estaba mirando a mí, todos los gruñidos y exigencias,
también era jodidamente calientes.
—No puedo cambiar la política corporativa de la noche a la mañana.
Ser el hijo del dueño lo hace complicado. Te llevaron al área de
personal para asegurarse de que no te acosara sexualmente, papá dijo
que tú me salvaste. No marcas en mi expediente. ¡Bravo! Y Bess te dijo
que la Junta votó para revocar nuestra política de confraternización,
también. Yo le pregunté. Cuatro veces. Siempre y cuando no trabajes
143

directamente bajo mi mando podemos estar juntos. —Frunció el ceño


hacia mí, moviendo las cejas y con un ceño atronador—. Pero aun así tú
Página

no respondías mis llamadas.


¿Por qué en el nombre del dulce bebé Jesús seguía hablando?
Sí, había vivido por él para que me mirara, sólo una vez, como si
fuera el centro de su mundo, pero... Había dejado de joderme y lo
siento, pero no podía comerme con los ojos y no joder conmigo. Había
una Ley Federal escrita sobre esto en alguna parte. Yo estaba seguro de
ello: Nadie manipulaba a Brian Arthur Harte a menos que hubiera un
legítimo come culos involucrado. Y si no había una maldita ley, debería
haberla. Así que me retorcía debajo de él, montando su polla desde
abajo. Necesitando sólo un poco más. —Por favor, Leland. Por favor.
—Nunca me vas dejar de nuevo. Dilo.
Yo lo habría intentado. Estaba bastante seguro de que no podía
manejar más de ese ruego sin sentido, pero genuinamente lo habría
intentado. Si no fuera porque sus labios inclinados sobre los míos, otra
vez, con fuerza me castigaban. —Dilo.
Él se echó hacia atrás y empujó su polla de nuevo en mí.
Me estremecí. Violentamente.
Cerca. Tan cerca.
Su ceja se levantó en un cruel arco. —¿Brian?
—N-no, —jadeé, lamiendo con desenfreno su boca sin sonrisa—.
Nunca te dejare, nunca, nun…
Se retiró y cuando apuñaló la rígida longitud que era su verga en mi
culo, esta vez, se clavó en mi punto dulce.
Grité.
Su boca se torció en una mueca salvaje. —Tú me amas, Brian. Ya lo
sé. —¡Por fin! Algo en que podía aferrarme. Algo básico, perfecto y
verdadero. —Sí. —Bufó—. Entonces dilo. Dime que me amas, Brian.
Mi cabeza se balanceaba hacia arriba y hacia abajo en un
movimiento febril y un urgente asentimiento. —Te amo Brian.
Él soltó una risita. —Idiota.
Pero a él le gustaba mi culo -mucho- y gracias a Dios, se puso a
joderlo en serio.
Ya totalmente extasiado me corrí en un abrir y cerrar de ojos.
Derrame gruesos y húmedos chorros entre nosotros, pinte su pecho y
144

mi vientre con calientes hebras. Debió haber estado tan excitado como
yo, porque cuando bajé mis piernas y las envolví alrededor de sus
caderas pistoneando, susurré sucias palabras de aliento en su oído
Página

mientras bombeaba dentro de mí. Echó hacia atrás su cabeza y rugió,


su polla dura como el hierro en mi culo pulsaba y disparaba.
Se desplomó encima de mí, su cuerpo era demasiado pesado, pero él
me jodió dejándome en un charco sin huesos, pero no me importó. En
lugar de oponerme, enrosqué mis dedos en su pelo húmedo por el
sudor y lo besé en la sien.
Él gruñó. —La compañía de bienes raíces de mamá vende
apartamentos en este edificio, dice que puede llegar a un acuerdo
sobre el condominio y que hará el cierre, gratis, como nuestro regalo
de Navidad. Si lo queremos.
Su mamá daba miedo por lo que mi mente inmediatamente saltó a la
sala de estar. Vagamente recordé a Leland arrastrándome de vuelta al
colchón, le rogué a Dios que preferiría que él en lugar de su madre nos
hubiera conseguido el apartamento para nosotros. Para esta noche.
Para nuestro largo fin de semana juntos.
Diablos, me hubiera acostado con Leland en un cobertizo de Sears,
lo habría seguido a cualquier parte. Pero su familia no había rechazado
a su salvaje hijo gay, no nos habían dado la espalda. Todas esas noches
que perdí la esperanza pensando que Leland me estaba engatusando
cuando prometía que él le diría a su familia acerca de mí una vez que
estuviera seguro de que no me costaría mi trabajo. Fueron semanas
agonizantes imaginando qué pensarían sus padres de mí. Un
cazafortunas. Un puto de oficina que se acostaba con él para hacer mi
camino a la cima. Nada de eso era cierto, pero un horrible escenario
tras otro había pasado una y otra vez en mi cabeza durante tanto
tiempo, que me había paralizado.
¿Por qué siempre es tan fácil creer en las cosas malas? Es más fácil
creer que Leland me había estado usando y estaba cubriendo sus bases
en la oficina. Es más fácil creer lo que teníamos era un producto de mi
imaginación desesperada esperanzada y completamente imposible en
el mundo real de la política corporativa y el desagrado familiar.
Así que cuando Bess me había llamado a personal...
No fue uno de mis momentos más finos, pero sí, hui.
No había donde huir de él ahora. Se había asegurado de ello.
Desnudo, aun temblando por el doble orgasmo que me había dado y
empalado en su polla, yo no iba a ninguna parte, Leland no quería que
me fuera.
145

Pero tal vez lo malo no era fácil de creer, después de todo. Con su
peso presionándose contra mí, con los brazos alrededor mío y sus
Página

dedos rozando el sudor sexual de mi hombro, yo creía en él. Más


importante aún, finalmente pude creer en nosotros. Él había envuelto
en regalo mi secreto, mi fantasía más fértil -Leland y yo, viviendo
juntos y amándonos uno al otro- y lo presentó ante mí, para que lo
abriera y lo tomara.
Podría tener esto cada noche.
Cuando temblé con anticipación, Leland debió haberlo confundido
con otra cosa, porque maldijo por lo bajo. —Lo siento. Pedí la cena
donde Giussepi para más tarde. He traído velas, descargue algunos
temas de tu Toby Keith en mi iPod, vino y flores, traje toda la artillería.
Yo quería compensarte por este par de meses, ablandarte antes de
pedirte que te mudes, pero... Tú me derrites.
Me reí. —Tú me sedujiste a mí, —le recordé, en broma tirando de su
cabello.
Su boca se estrechó. —Entonces, ¿cuál es tu punto?
Rodé mis ojos. —Tú me derrites a Mí, Leland. Ese es el punto. No se
supone que es al revés.
Resopló en mi hombro. —Me derretí por ti desde la primera vez que
te pavoneaste en mi oficina, antes de haber puesto un dedo sobre ti, y
tú me has derretido desde entonces. Todo lo que tienes que hacer es
respirar y ¡bam! Todo termina.
El deleite agita mi corazón. Encantado y seducido de nuevo. Sonreí.
—¿En serio?
Se movió para mirarme con un ojo oscuro. —En serio.
—Está bien. —Bostece esperando que no notara el sonrojo de
felicidad que sentí calentando mis mejillas—. Voy a mudarme.
Sus labios todavía hinchados por mis besos se curvaron en un arco
pecaminoso. —Mis padres nos esperan para la cena del domingo.
Entonces podemos decirle a mamá que inicie el papeleo.
Mi nariz se arrugó. Las cosas familiares todavía me ponían nervioso.
¿Qué pasa si ellos pensaban que era un alborotador y una puta? No
ayudaba que tenían razón en ambas cosas. Ciertamente había causado
nada más que problemas a Leland y estaba tan perdido por él que hacía
que los chicos de alquiler parecieran ángeles. Aun así, su terrorífica
madre nos había ofrecido un hogar para nosotros y su padre no me
había despedido, tampoco.
146

Suspiré.
Página

—Está bien —repetí.


—Bien. —Su sonrisa iluminó sus ojos como un maldito árbol de
Navidad—. ¿Dime?
Le dio un codazo ¿por qué tenía que ser yo el primero en decirlo?
¿Cuándo ambos sabíamos que él me había poseído desde la primera
noche? —Eres una nena, Whitacre.
Él se echó a reír y me besó. —Te amo, también.

FIN
147
Página
También de Kari Gregg:

Spoils of War

Lovely Wicked

Blood Oath: What Rough Beast

Email: kari@karigregg.com

Website: http://www.KariGregg.com
148
Página
Coordinación del Proyecto:
Miyushang

Título Original:
You Melted me

Autora:
Kari Gregg

Traducción:
Miyushang

Corrección:
Isolde

Edición, Diseño y Formato:


149

Miyushang – Aly – Visionepica


Página
Un Mocoso
Para Empacar

De Kim Dare
150
Página
Querido Santa:

Amaría conseguir un buen libro


Amo/Esclavo, sin humillación -lo
siento Santa… odio la humillación,
como comer basura o cosas como esas-
y con muchas escenas calientes.
¿Quizás una sexy celebración de
Navidad Amo/Esclavo?

¿Es pedir demasiado una


descripción de algún caliente esclavo
como una foto que vi en esa
asombrosa discusión en mi libro de
grupo de debate?

-Por favor Santa, ayúdame-


151
Página
Parte 1

—¿Cómo infiernos me hablaste de esto? —Preguntó Aaron Clark a su


mejor amigo, no por primera vez esa noche.
Ben se dio la vuelta y le sonrió. Si Aaron no hubiera conocido mejor
al camarero regular del club, se habría creído la pequeña mirada dulce
e inocente en los ojos del hombre más pequeño. Así las cosas, Aaron
simplemente volvió su atención hacia el cielo y deseó como el infierno
no ser tan suave cuando alguien se le acercaba para pedirle un favor.
—Es por caridad —le recordó Ben, distraídamente, ya alejándose.
El hecho de que su humillación iba a recaudar dinero para una buena
causa, no hacía que Aaron se sintiera un poco mejor sobre el mundo.
También podía ser el minúsculo tanga que Ben le había engatusado
para que se pusiera. Aaron arrastró los pies descalzos por el desnudo
entarimado mientras miraba a lo largo de la línea cada vez más corta
de hombres entre él y la brecha en las cortinas que llevaban a la parte
posterior del improvisado escenario.
—¿Cómo de grande tendría que hacer una donación, ahora mismo, si
quisiera salir de esto? —Preguntó Aaron. Estaba bastante seguro que
felizmente se quedaría en bancarrota para ser capaz de huir y
revolverse de nuevo en la ropa que solía llevar cuando trabajaba en la
puerta del club.
—Estará bien —tranquilizó Ben vagamente, acariciando el brazo de
Aaron mientras se ponía de puntillas en un esfuerzo por tener una
mejor vista.
Aaron era lo suficientemente alto como para tener una perfecta línea
de visión sin mover un músculo. Otro hombre había desaparecido de la
cola entre él y el peor momento de su vida.
—Ben... —Comenzó de nuevo.
—Es Navidad —le cortó Ben. En realidad agitó sus pestañas hacia él
cuando lo dijo—. Es tradición hacer obras de caridad, ayudar a aquellos
que son menos afortunados que tú, y eso.
—Sí, bueno, debe haber otras maneras para...
152

Una ovación estalló en el otro lado de la cortina. La boca de Aaron se


secó. Rápidamente se olvidó de cómo hablar.
Página
Detrás de su espalda, las manos de Aaron se apretaron en puños y
tiraron de las esposas que Ben se había ingeniado para convencerle de
que serían el complemento perfecto para su maldito atuendo cerca de
ser inexistente.
Toda la liberación que Aaron logró hacer, fue tirar de la gruesa
correa de cuero alrededor de su cintura. Dejando caer su mirada al
suelo delante de él, intentó tomar una profunda respiración para
calmar sus nervios, pero sus ojos fueron directamente a ese estúpido
pequeño tanga.
—Ben...
—¡Ben Chambers! —Gritó alguien desde el escenario.
Con una última sonrisa sobre su hombro, Ben desapareció a través
de la brecha en las cortinas. Aaron observó, la palidez creciendo por
segundos, como las ligeras pisadas de Ben le llevaban hacia adelante
para quedarse de pie junto al subastador de la noche.
La multitud gritó de alegría al verle. Aaron no podía decidirse a estar
sorprendido. Estaba bastante seguro de que Ben era exactamente lo
que cada dominante fantaseaba cada vez que tomaba su polla en la
mano.
Grandes ojos azules, flexible cabello rubio y un lindo y pequeño culo;
con una sonrisa perfecta y de calidad. Si un talento para el coqueteo era
arrojado a la mezcla, era natural que debiera ser uno de los hombres
más populares en el club.
Ben se inclinó ante su encantada audiencia. El arnés de cuero y las
esposas que estaba llevando sólo hacían que su piel se viera más pálida
y las ligeras líneas de músculo que adornaban sus extremidades más
elegante.
Alguien gritó algo desde la multitud. Ben cambió alegremente su
inclinación a una baja y teatral reverencia y fingió abanicarse mientras
sonreía tímidamente sobre la parte superior del imaginario pilar.
Observando su actuación a través de la brecha en las cortinas, Aaron
hizo lo mejor para no hiperventilar. No fue tan fácil como debería haber
sido. En el momento en que Ben prácticamente saltó del escenario a los
brazos de su pujador, los pulmones de Aaron habían renunciado
completamente a su tarea asignada. Su cabeza estaba girando por la
falta de oxígeno.
153

No había manera en el infierno de que fuera a salir ahí. Aaron


Página

sacudió la cabeza ante la misma posibilidad.


—¡Aaron Clark!
Alguien detrás de Aaron le empujó con el codo en la espalda, como si
pensaran que realmente hubiera alguna posibilidad de que no hubiera
escuchado su nombre siendo gritado. —¡Te toca!
En realidad, no la había. Caminar hacia el escenario luciendo una
floreciente erección era uno de los pocos problemas que no tenía. Sus
pies se mantuvieron clavados en el suelo.
—¿Aaron Clark? —Llamó el subastador de nuevo.
El que empujaba con el codo de pie detrás de Aaron le dio un
empujón hacia la brecha en las cortinas. Se tambaleó hacia adelante.
Sus hombros rozaron contra el rico terciopelo rojo. El proyector le
cegó. Intentó levantar las manos para proteger sus ojos, pero las
esposas le detuvieron en seco. El instinto le llevó al lado del subastador,
pero incluso después de que sus ojos se acostumbraran a la
iluminación del escenario, le resultó imposible distinguir cualquier
detalle de los dominantes en la multitud.
Eso fue algo por lo que estar agradecido. La próxima vez que
trabajara en la puerta, no tendría que saber que Doms a los que había
permitido el acceso al club le habían visto allí arriba haciendo un
completo idiota de sí mismo. Y no podía decir si el Sr. Patterson, el
propietario del club, también estaba por allí.
Desde algún lugar muy, muy lejano, Aaron escuchó al subastador leer
sus estadísticas, pero su mente fácilmente podía convertir los números
en la realidad que representaban.
Altura. Una maldita cosa desagradable, era más alto que la gran
mayoría de los Doms allí.
Peso. Demasiado. Y el hecho era que todo el músculo no le hacía
mágicamente lo suficientemente ligero para sentarse en las rodillas de
un Amo de la misma manera que Ben era tan aficionado a hacer.
Edad. ¿Realmente importaba? No era como si alguien aún estuviera
escuchando en ese punto.
—¡Es malditamente enorme!
Sólo un hombre en la multitud gritó, pero Aaron sabía que la
mayoría de los otros estaría pensando lo mismo. Un momento más
tarde otro abucheo emergió de la multitud, preparado para probar
154

todos los verdaderos temores de Aaron. Tragando rápidamente, intentó


como el infierno no sonrojarse y fracasó completamente.
Página
Manteniendo su mirada baja, todo lo que pudo hacer fue estarse muy
quieto y rezar para que se terminara.
—Sí, pero, ¡no sería agradable dar un latigazo a alguien que no se
romperá al primer golpe! —Gritó alguien.
—Construido como un buey y tengo un nuevo látigo para poner a
prueba —dijo alguien más.
Le tomó a Aaron más que unos pocos segundos darse cuenta que el
tono de los comentarios había cambiado. Los serios dominantes
habrían perdido interés cuando vieron su tamaño, pero Aaron había
permitido sádicos de hardcore21 en el club con bastante frecuencia
para ser capaz de reconocer la mayoría de sus voces.
Pertenecer a alguno de ellos durante cuatro horas le dañaría como el
infierno, pero en ese momento, Aaron estaba dispuesto a tomar eso
sobre la miserable humillación de no recibir una sola oferta.
Al lado de Aaron, el subastador abrió la subasta. Las cantidades no
eran tan altas como las que se habían ofrecido en el momento de
Aaron, pero había números, e iban hacia arriba en lugar de hacia abajo.

-La historia continúa en el siguiente mensaje-

—Despellejarán al pobre diablo…


Luke Patterson escuchó al hombre sentado a su lado en la barra
decir las palabras, pero estaría condenado si sólo fuera a sentarse y ver
la predicción de su vecino hecha realidad. Capturando la mirada del
subastador, Patterson asintió una vez con la cabeza y elevó la puja un
poco más.
Manteniendo sus pujas lo suficientemente sutiles como para que no
suscitara ningún interés adicional en pagar por el tiempo de Aaron,
Patterson elevó tranquilamente las apuestas hasta que todos y cada
uno de los sádicos que habían considerado utilizar al portero como su
nueva cabeza de turco cayeron por el camino.
155
Página

21 N de T: Sexo Duro
Sólo cuando cayó el mazo, Paterson alejó su mirada del subastador y
regresó a Aaron. El sumiso se encontraba cerca del borde del escenario,
mirando hacia la multitud, pero obviamente no tenía idea de quien
había ganado la guerra de pujas sobre él. Tampoco ninguno de los otros
Doms, no hasta que Patterson dejó su taburete e hizo su camino hasta
el borde del escenario para recoger su premio.
Unos susurros comenzaron cuando llegó a la parte inferior de la
pequeña escalera que llevaba hasta Aaron. Patterson tenía una idea
clara de lo que estarían diciendo. Podría haber estado feliz por la
subasta que tuvo lugar en su club y recaudar fondos para la noble causa
del año, pero nunca había ido tan lejos como para apoyarlo haciendo
una oferta por cualquiera de los ‘esclavos’ que se pusieron bajo el
mazo.
El portero parpadeó hacia él, como si aún no entendiera lo que
estaba pasando.
—Ven —dijo Patterson, con una sacudida de cabeza. Su tono de voz
pareció atravesar cualquier cosa que estuviera manteniendo a Aaron
congelado en su lugar.
El chico dio un paso hacia adelante, y luego otro, hasta que hubo
bajado las escaleras y se quedó al lado de Paterson.
—Sígueme.
Patterson le dio la espalda al sumiso y le dirigió de nuevo a través de
la multitud, no donde había estado sentado en la barra si no hacia la
cabina privada que solía utilizar como oficina privada durante las horas
del club.
Sosteniendo la puerta abierta, dio un paso hacia atrás y dejó que
Aaron entrara primero, sabiendo que no había manera de que el
sumiso fuera capaz de cerrar la puerta detrás de ellos mientras sus
manos estuvieran atadas como lo estaban. Maldición, pero parecía tan
bueno en bondage22 como Patterson siempre había pensado que lo
fuera.
No era una ubicación completamente privada, y tampoco estaba
completamente insonorizada. El ruido del club se filtraba a través de
los ricos paneles de madera, pero mientras estuvieran uno frente al
otro, el resto del mundo se volvería cada vez más irrelevante.
156

22
Página

ESCLAVITUD, SERVIDUMBRE.
Patterson pasó los ojos sobre el sumiso, desde el pelo rapado, a lo
largo de las líneas de pesado y bien definido músculo, más allá del
bondage y todo el camino hasta sus descalzos pies. Para ser un hombre
completamente impresionante, parecía increíblemente nervioso por
mostrar su fantástica construcción.
Finalmente Patterson se apiadó del muchacho y asintió con la cabeza
hacia el banco al lado izquierdo de la mesa. —Siéntate, Aaron.
El sumiso hizo lo que le dijo. Incluso mientras se sentaba, parecía
estar conscientemente intentando hacerse más pequeño y ocupar el
menor espacio posible. O quizás sólo quería esconderse tanto como
pudiera detrás de la mesa de roble oscuro.
Patterson se sentó en el asiento enfrente de él. —Nunca me has dado
la sensación de ser el tipo de hombre al que le gusta ser el centro de
atención.
Aaron se encontró con sus ojos durante un momento.
—¿Supongo que Ben te convenció para que participaras?
Aaron asintió con la cabeza.
Patterson consideró su siguiente movimiento muy cuidadosamente.
Siempre había sabido que había un maldito fantástico cuerpo
escondido bajo el grueso abrigo que Aaron utilizaba cuando trabajaba
en la puerta pero haberle visto por su apreciación era algo muy
diferente y más que un poco de distracción.
—¿Cuál fue la puja final de la subasta? —Pregunto Aaron, de
repente.
—¿Importa? —Preguntó Patterson.
Aaron se aclaró la garganta. Parecía tener dificultad en dejar salir las
palabras. —Probablemente no pueda pagarle de inmediato, pero,
quizás podría hacerlo poco a poco. ¿Podría recortar mi salario a algo
así?
Patterson elevó una ceja hacia él.
—No es que no esté agradecido de que interviniera y me rescatara,
señor, pero no debería poner de su bolsillo y… —Las palabras de Aaron
se apagaron cuando sus ojos se encontraron.
Tenía razón, por supuesto. Era rescatar a Aaron lo que siempre había
157

estado en su mente cuando ofreció su primera puja. Salvarle de tener


cada trozo de piel de su espalda marcada por el látigo y enviarle a su
Página
camino sin tener que hacerle pasar por el resto de maldito y estúpido
juego de la subasta. Ese había sido el plan.
Pero, cuando se elevó por las mejillas de Aaron, no había manera en
el infierno de que Patterson pudiera traer las palabras apropiadas a sus
labios. —Estuviste de acuerdo en jugar el juego —recordó al hombre
más joven en su lugar.
Aaron se retorció ligeramente en su asiento.
—Ofreciste a los postores cuatro horas de tu sumisión—le recordó
Patterson.
—Quizás...
—No hay quizás —cortó Patterson, enérgicamente—. No me debes
dinero, Aaron. Me debes cuatro horas.
—Yo… —Aaron giró la cabeza y miró a todas partes excepto a
Patterson.
Pasando los ojos sobre aquellas partes del cuerpo de Aaron que eran
visibles más allá de la mesa, Patterson podía pensar en tantas cosas
maravillosas que hacer con esas cuatro horas. —Indica tus límites.
El sumiso parpadeó hacia él, como si no tuviera idea de lo que estaba
hablando. —Yo… lo que los hombres de ahí fuera dijeron, puedo tomar
unos azotes. No me importa.
—Pregunté lo que no harás —le recordó Patterson—. No lo que
harás.
Aaron le miró, pareciendo más indefenso que cualquier hombre de
su tamaño debería ser capaz.
—¿Tienes un amo? ¿Un dominante ante el que tengas que
responder? —Preguntó Patterson.
Aaron sacudió la cabeza.
—¿Un novio, un amante? —Empujó Patterson, esperando como el
infierno que tuviera razón en pensar que ya sabía la respuesta a esa
pregunta.
La manzana de adam de Aaron se balanceó cuando tragó
rápidamente. Sacudió la cabeza una vez más.
Patterson sonrió. —En ese caso, aún estoy esperando escuchar tus
158

límites, —recordó al hombre más joven.


Aaron abrió y cerró la boca, pero ninguna palabra salió.
Página
Los ojos de Patterson se entrecerraron. —¿Has acordado alguna
escena con un dominante?
—Como dije, puedo devolvérselo... —Aaron guardó silencio cuando
Patterson levantó una mano.
—Se te dará una palabra de seguridad al comienzo de la escena.
Jugaremos hasta que la oiga.
El sumiso simplemente le miró, como si hubiera perdido su mente.
—Está programado que estés trabajando en la puerta el próximo
viernes, Nochebuena hasta la madrugada del día de Navidad,
¿correcto?
Aaron asintió con la cabeza.
—Cambio de planes. Puedes comenzar tu turno como de costumbre,
pero me pertenecerás durante cuatro horas a partir de las diez.
—Yo… —Eso fue todo lo que consiguió decir.
Patterson sonrió ligeramente, el instinto de querer rescatar a Aaron
no era exactamente nuevo, pero ahora era más fuerte que nunca. Ni
siquiera podía permitir que luchara por la respuesta adecuada. —Creo
que encontrarás que la respuesta apropiada es ‘sí, señor’.
—Sí, señor —se hizo eco Aaron, con un perfecto y aparentemente
completo instinto de obediencia.
Patterson asintió con la cabeza su aprobación. La Navidad no podía
llegar lo suficientemente rápido.

—Probablemente ha cambiado su opinión por ahora, —dijo Aaron.


Pateó contra la acera fuera del club mientras miraba donde su amigo
estaba sentado en la pared, a la izquierda de la puerta, durante su
descanso—. Probablemente se ha olvidado de todo esto.
—Patterson no es del tipo olvidadizo y tampoco del tipo indeciso, —
Ben balanceaba sus piernas hacia atrás y adelante, golpeando un ritmo
en el ladrillo mientras tatareaba un villancico en voz baja—. Si en tus
159

horas de esclavo lo pasas la mitad de bien que yo, vas a estar sonriendo
hasta Año Nuevo.
Página
Aaron miró a ambos lados a lo largo de la calle cubierta de nieve,
como si una especie de vía de escape pudiera abrirse para él en
cualquier momento. Nunca había tenido ninguna duda de que el
tiempo de Ben con el Dom que ofreció su puja ganadora fue
condenadamente fantástico. Cualquier dominante hubiera amado tener
a Ben bajo su control y...
—Patterson me envió a vigilar la puerta.
Aaron miró sobre su hombro. Uno de los otros porteros estaba
directamente detrás de él, preparado para tomar su lugar. Aaron
realmente deseaba que el tipo pudiera tomar su lugar en la escena con
Patterson.
—Dijo que te presentes en la sala de juegos número siete de
inmediato —continuó el otro portero.
—Te dije que no se olvidaría —interrumpió Ben.
Aaron le miró sobre su hombro, pero, tanto como parte de él deseaba
tener tiempo para estrangular a su amigo por meterle en este lío en
primer lugar, no dejaría a Patterson esperando. Aaron hizo su camino a
través del club rápidamente.
Habitación siete…
Durante todo el tiempo que había pasado en la puerta y en las áreas
públicas del club, las salas de juegos eran territorio menos familiar
para Aaron. Desesperadamente intentaba recordar qué escenario
estaba en cada habitación.
Habitación siete…
¿Era la del cabestrillo o la jaula? No podía recordarlo.
Aún estaba sin enterarse cuando se encontró de pie fuera de la
puerta con una gran placa de hierro con el número siete atornillada a la
madera. Su mente podría haber sido una espiral fuera de control en
una docena de diferentes direcciones, pero su cuerpo estaba
funcionando en piloto automático y no esperó a que alguna orden fuera
emitida por su cerebro antes de levantar la mano y llamar
educadamente a la puerta.
—Adelante.
El cuerpo de Aaron no espero a que su mente se pusiera al día. Giró
160

la manija y abrió la puerta.


Patterson estaba de pie en el lado opuesto de la habitación. En
Página

realidad, Aaron nunca había visto al dominante llevando nada que no


fuera cuero, pero cuando Aaron posó los ojos en el otro hombre se hizo
muy consciente de que, por primera vez, estaba mirando a Patterson en
su ropa de juego en lugar de su ropa de trabajo.
El cuero que usualmente llevaba el dominante era funcional, práctico
y de buena calidad, pero Aaron se paró en la puerta mientras pasaba
sus ojos sobre lo que Patterson estaba utilizando en esos momentos.
Los pantalones de cuero se moldeaban al cuerpo del dominante como
una segunda piel. No era la clase de cuero que un hombre llevaría
cuando fuera a hacer el papeleo en la trastienda o jugar al árbitro con
un puñado de malcriados doms que no podían recordar las reglas de
su club.
Se veía mucho más como lo que un hombre llevaba cuando estaba
realmente interesado en el hombre con el que tenía intención de hacer
una escena. Era lo que un hombre llevaba cuando estaba planeando
azotar a un hombre en un frenesí de endorfinas, joderle
endemoniadamente, hacerle suplicar por cualquier cosa y todo en el
mundo y, en general, dar al sumiso la mejor noche de su vida.
—Cierra la puerta, Aaron.
Aaron cerró la puerta. El dominante aún le estaba dando la espalda,
su piel estaba desnuda, su cabello cubría su nuca –gruesas hebras
negras que Aaron había anhelado tocar desde el primer momento en
que puso los ojos en el otro hombre, hace tres meses, cuando le había
entrevistado para el trabajo de guarda de seguridad de la puerta-.
No estando seguro de lo que debería hacer, Aaron arrastró los pies y
se quedó junto a la puerta, esperando una orden. Finalmente, Patterson
se alejó del estante de los juguetes del lado opuesto de la habitación en
el que estaba tan interesado y miró en la dirección de Aaron.
Cuando se apoyó contra el borde del banco de bondage junto al
estante de los juguetes, las luces del techo iluminaron cada línea magra
del los músculos del cuerpo del hombre más mayor. Incluso se veía
bien los toques de gris en las sienes del dominante.
—Tu palabra de seguridad es rojo.
Aaron asintió con la cabeza.
—A menos que estés utilizando una mordaza o me estés chupando,
espero respuestas verbales.
161

—Sí, señor, —logró decir Aaron. No estaba en su naturaleza


mantener la mirada fija en el rostro de otro hombre. Su atención cayó
Página

directamente a la polla de Patterson. Podía ver la silueta del eje del


dominante a través del cuero.
—Aaron.
El sumiso arrastró hacia arriba la mirada.
—Concéntrate.
—Sí, señor —susurró de nuevo.
—Me vas a pertenecer durante las siguientes cuatro horas. Si no
dices tu palabra de seguridad, haré cualquier cosa que quiera contigo.
¿Entiendes eso?
—Sí, señor.
Patterson no se veía como si le creyera.
De repente, muy consciente de que estaba siendo un completo idiota,
Aaron hizo lo que pudo para recomponerse. —Entiendo la manera en
que funcionan las escenas, señor.
Patterson no pareció ni aliviado ni impresionado por su tranquilidad.
Enderezándose, se apartó del banco de bondage. —Ven aquí.
Aaron hizo su camino hacia adelante lentamente.
—Dame tu ropa. La recuperarás cuando haya terminado contigo.
—Sí, señor. —Deshaciéndose automáticamente de su abrigo, Aaron
se encogió de hombros y se lo entregó al dominante.
Colocando la prenda a un lado, Patterson volvió su atención
rápidamente a Aaron y le vio quitarse el resto de su ropa.
Perder tiempo no iba a hacer que se viera más como el tipo de
hombre sumiso que a Patterson le gustaba ser dueño. No se convertiría
en alguien como Ben cuando el reloj diera medianoche. Tenía muchas
más posibilidades de convertirse en una condenada calabaza.
Saliendo a gatas de su ropa, Aaron entregó cada artículo a Patterson,
hasta que estuvo completamente desnudo delante del dominante
revestido en cuero. Nunca había pensado que echaría de menos ese
ridículo tanga de cuero y el cinturón con aquellas esposas cerradas que
había llevado a la subasta de esclavos. Pero, al menos cuando había
estado atado por aquellas esposas, había sabido que hacer con sus
manos.
Cuando Patterson caminó lentamente a su alrededor, Aaron abrió y
cerró los puños, pero no tenía idea de cómo estar de pie, cómo
162

mantenerse mientras era evaluado. El dominante estaba detrás de él,


fuera de su línea de visión, cuando Aaron sintió dedos rozar contra su
antebrazo. Saltó, pero la mano de Patterson no liberó el agarre que
Página

había tomado alrededor de su muñeca.


El dominante no dijo nada cuando guió la mano de Aaron hacia la
parte posterior de su cabeza. Otro segundo pasó y vio a Patterson
guiando la otra mano de Aaron para que se uniera a la primera en su
cabeza y entrelazó sus dedos perfectamente juntos.
Un suave toque de una bota de cuero en el interior del tobillo de
Aaron fue suficiente para convencerle de que separara los pies. Aaron
cerró los ojos. Aunque estaba bien saber exactamente cómo el hombre
más mayor quería que estuviera, ser presentado de esa manera para su
inspección, incapaz de esconder su reacción, pronto tuvo sus mejillas
sonrojadas. Su polla había estado dura desde el comienzo, pero ahora
estaba curvada hacia su estómago.
—¿Con qué frecuencia haces ejercicio?
Aaron parpadeó cuando abrió los ojos. Patterson estaba de pie
directamente delante de él.
El sumiso intentó responder y falló. Aclarando su garganta, lo intentó
de nuevo. —La mayoría de los días, señor.
Extendiendo la mano hacia él, Patterson pasó los dedos a lo largo de
los músculos en el brazo derecho de Aaron. No parecía particularmente
impresionado, no parecía particularmente nada. Era casi como si no
viera nada extraño, en lo más mínimo, que el hombre al que estaba
dominando fuera mucho más musculoso que él.
El toque del hombre más mayor se trasladó al pecho de Aaron. Su
mano acarició a través de sus pectorales hasta que las puntas de los
dedos encontraron un pezón. Capturó la pequeña protuberancia de
terminaciones nerviosas entre los dígitos y apretó, duro.
Todo el cuerpo de Aaron se sacudió. Un pequeño ruido de sorpresa
escapó de la parte posterior de su garganta. Patterson sonrió y con
calma regresó a acariciar sus músculos. No había nada delicado en el
toque del dominante. Era ligero, pero de una manera que sólo parecía
enfatizar que estaba eligiendo mantenerle de esa manera en lugar de
ser incapaz de hacerlo más severo en caso de que su estado de ánimo le
golpeara.
—¿Te ayudan?
—¿Señor? —Logró decir Aaron. La mano del hombre más mayor
estaba haciendo su camino hacia los abdominales y era imposible para
él no sentir que el otro hombre tenía cualquier otro destino en mente
163

que su polla.
Página

—Todas esas capas de músculo que has trabajado tan duro para
conseguir. ¿Te ayudan a sentirte más seguro en tu propia piel?
Aaron sólo parpadeó hacia él.
—Obviamente no eres un hombre vanidoso, Aaron. Y estaría muy
sorprendido de descubrir que eres lo suficientemente orgulloso como
para disfrutar de ser restringido en el potro con cada hombre que
encuentras.
Todo lo que Aaron pudo hacer fue mirar hacia atrás al dominante
mientras Patterson le sostenía la mirada.
—La única razón por la que un hombre como tú adquiere todos esos
músculos es esconderse detrás de ellos. ¿Realmente ser fuerte te ayuda
a sentirte seguro?
Aaron sacudió la cabeza. —No, señor.
—No —murmuró Patterson—. No pensé que pudieras.
—Yo…
—Un sumiso sólo se siente realmente seguro cuando está envuelto
en la fortaleza de otra persona, —dijo Patterson, perfectamente
calmado, como si no estuvieran hablando nada más que del clima en
lugar de un cambio de vida.
Levantando su mano desde donde se había quedado en el estómago
de Aaron, acarició con sus nudillos su mejilla. —No tienes idea de
cuánto necesitas un buen amo que te cuide, ¿no, Aaron?
Tragando rápidamente, Aaron ni siquiera intentó encontrar palabras
para dar una respuesta. Todo lo que pudo hacer fue sostener la mirada
del dominante y rezar para que Patterson pudiera ver cualquier cosa
que necesitara saber reflejado en sus ojos.
A pesar de que era mucho más estrecho de hombros que Aaron,
Patterson medía más de 1,83 metros, sólo un par de centímetros más
bajo que él, lo que debería haber hecho que fuera más fácil mirarle a
los ojos, pero no lo hizo.
El hombre más mayor sonrió ligeramente. Asintió con la cabeza
como si entendiera todo en el mundo y, en ese momento, Aaron no tuvo
dudas de que Patterson realmente era tan omnipotente como parecía.
—Arrodíllate.
Sumisos como Ben podían arrodillarse con tanta gracia que apenas
había articulaciones que funcionaran detrás del movimiento. Aaron les
164

había visto millones de veces. Pero, mientras Aaron descendía


lentamente, primero una rodilla y luego la otra, nunca se había sentido
Página
tan torpe en su vida. Sus miembros eran demasiado largos, había
demasiado de él y...
El nudillo de Patterson se apoyó bajo su barbilla y el dominante
inclinó la cabeza de Aaron hacia atrás hasta que no tuvo más remedio
que levantar la vista y mirar al hombre más mayor a los ojos.
Y, de repente no importó como de alto fuera. De rodillas, nunca antes
se había sentido más pequeño que otro hombre y nunca había amado
esa sensación rara y perfecta tanto como lo hizo en ese momento.
El dominante pasó su mano sobre la cabeza de Aaron. Su cabello era
demasiado corto para que alguien lo agarrara, pero al hombre más
mayor no parecía importarle demasiado. Aaron bajó cautelosamente
sus propias manos hacia la parte posterior de su cabeza, para hacer
que más de su cuero cabelludo estuviera a disposición del toque del
otro hombre.
—¿Cuántas veces te has imaginado arrodillado para mí desde que
comenzaste a trabajar aquí?
Aaron no tenía palabras para responderle. No tenía una sola sílaba
en su cabeza.
El dominante se rió entre dientes. —No importa. Es probable que no
más a menudo de lo que yo te he imaginado de esta manera. —Parecía
estar hablando más de sí mismo que de Aaron, pero eso no detuvo al
sumiso de saborear las palabras del hombre más viejo.
—¿Realmente tú…? —Susurró Aaron.
Patterson pasó sus dedos casualmente a través del rostro de Aaron
hasta que rozaron sus labios. —¿Te imaginaste chupando mi polla? —
Terminó por él.
Aaron separó los labios, pero no emergió ninguna palabra.
Patterson no se quejó por su silencio. Simplemente deslizó dos de
sus dedos en la boca de Aaron y rápidamente la hizo su hogar,
alentando fácilmente a Aaron para que los lamiera y chupara.
—¿Imaginaste que te referías a algo más que común cortesía
revestida de cuero cada vez que me llamabas señor? —Continuó
Patterson.
No había manera de que pudiera responder hasta que el dominante
165

eligió retirar sus dedos. Estaba amordazado con eficacia y nunca había
estado más agradecido por el permiso para estar en silencio.
Página
—¿Te imaginaste atado junto a un estante, completamente indefenso
e incapaz de correrte mientras te provocaba durante horas? ¿Atado a
una Cruz de San Andrés mientras te azotaba una y otra vez, con tanta
suavidad que habrías suplicado por un verdadero beso del látigo? —El
dominante deslizó sus dedos más profundo en la boca de Aaron,
haciéndole murmurar de placer—. Hay muchas cosas que he
imaginado hacer contigo.
Patterson sacó los dedos de su boca. Aaron se lamió los labios, de
repente desesperado por sentir la polla del otro hombre deslizándose
entre sus labios y llenar el vacío dejado atrás después de que sus
dígitos se retiraran. —¿Por favor? —La palabra escapó antes de que
pudiera detenerla.
Patterson acarició con su pulgar la barbilla de Aaron, separando
suavemente sus labios una vez más. Su toque era tan gentil, como si el
hombre pensara de alguna manera que era la cosa más frágil y delicada
sobre la que alguna vez había puesto las manos, aún no había humor en
sus ojos, no parecía que se estuviera riendo a costa de Aaron.
Frunciéndole el ceño, Aaron intentó desesperadamente entender al
hombre más mayor.
—Puedes considerar tu deuda por la subasta de esclavos pagada.
Aaron se alejó cuando las palabras de Patterson golpearon el aire.
Rápidamente retiró sus manos de la parte posterior de su cabeza, todos
sus peores temores confirmados en un rápido golpe.
Era su propia culpa por caer en una fantasía inalcanzable, se dijo a sí
mismo. ¿Por qué infiernos un dominante como Patterson estaría
interesado en alguien como él?

—Pero eso no quiere decir que quiera que te vayas — añadió


Patterson. Observó al sumiso muy cuidadosamente. Aunque era un
hombre grande y fuerte, Patterson no pudo evitar pensar que también
era el sumiso más frágil que jamás hubiera visto. Eso, mucho más que
los magníficos músculos, le atrajo más cerca del otro hombre.
166

Agachándose frente al demasiado musculoso sub, Patterson se puso


a la misma altura. —A los jugadores les gusta la idea de dar órdenes a
Página
un hombre toda la noche y saber que va a hacer todo lo que le dicen
porque han pagado por el placer —dijo—. Pero no soy un jugador.
Aaron sostuvo su mirada, pero no dijo una sola palabra en respuesta.
—Esto no es un juego para mí —Patterson hizo una señal hacia los
juguetes que les rodeaban—. Tampoco tú.
La manzana de Adam de Aaron se balanceó, pero continuó sin decir
nada.
—Lo que quiero hacer, es llevarte arriba, fuera del club al interior de
mi piso y que me obedezcas. No porque quieras ayudar a una buena
causa. No porque Ben te habló de algo. Quiero empujarte a mis manos
por la única razón de que es exactamente dónde quieres estar.
Los labios del sumiso se separaron lentamente. —Sí, señor.
Patterson era muy consciente de que había momentos en que ‘sí,
señor’ era nada más ni menos que la puntuación que llenaba los vacíos
en las conversaciones entre un dominante y un sumiso. Realmente no
era un acuerdo o aceptación, meramente era algo que un sumiso podía
decir para indicar que había escuchado y entendido lo que se le había
dicho momentos antes.
En ese momento, mientras él y Aaron se enfrentaban en el centro de
la sala de juegos, Patterson nunca había estado más seguro de que esto
no era una de esas veces. Los ojos de Aaron gritaban aceptación y
deseo y sumisión y un millón de otras cosas que se arremolinaban
alrededor de aquellas emociones.
Patterson se puso de pie. Aaron permaneció exactamente donde
estaba.
Manteniendo sus movimientos lentos y calmados, no dispuesto a
asustar al chico cuando todo aún se equilibraba en el más agudo de los
filos, Patterson seleccionó un trozo de cuero y una cadena del estante
de los juguetes.
Sólo le tomó unos pocos segundos tener un lazo de eslabones de
plata alrededor del cuello de Aaron y la manija de cuero del cierre
asegurado alrededor de su propia muñeca. Por supuesto, no era un
collar como tal. Habría tiempo suficiente para algo así en el futuro, pero
difícilmente sería apropiado, no entre hombres que no estaban jugando
juegos.
167

Sin embargo, Patterson sonrió levemente cuando vio algo dentro de


Aaron relajarse como si la conexión física entre ellos le dejara saber
Página
que estaba a salvo y controlado, siendo propiedad de otro hombre por
primera vez.
—Las manos detrás de tu espalda.
Aaron obedeció.
—Ponte de pie.
Un toque de incertidumbre apareció en los ojos del sumiso cuando
se levantó en su total, y la verdad bastante impresionante, altura. Era
casi como si estar de rodillas le hubiera permitido sentirse pequeño,
sentirse del tamaño de un sumiso durante un momento.
Patterson se rió entre dientes mentalmente cuando su mirada se
centró automáticamente en los labios de Aaron. Sería difícil mantener a
un hombre con una boca como esa de rodillas gran parte del tiempo.
Un tirón muy suave en la cabeza negó cualquier necesidad de una
orden verbal cuando Patterson se dio la vuelta. Aaron le siguió a través
de la puerta en el rincón más apartado de la habitación sin dejar que el
liderazgo creciera tenso entre ellos.
La discreta salida llevaba directamente hacia la salida de incendios
de su piso privado encima del club. Aaron no hizo ningún comentario al
respecto mientras se arrastraba detrás de él. No se quejó sobre el frío
que hacía en el pequeño hueco de escalera. Pero, cuando Patterson
finalmente le condujo al interior de la pequeña sala de estar adornada
y se giró hacia Aaron, no tuvo dudas de que todas las inseguridades del
sumiso habían regresado de nuevo.
Después de haber descubierto algo que hacía que el sumiso se
sintiera más a gusto consigo mismo, habría sido estúpido no hacer uso
de ello. —De rodillas.
Aaron no dudó en seguir la orden y el simple hecho de que ahora
tuviera que mirar hacia arriba para encontrarse con los ojos de
Patterson pareció ayudar a calmarle.
Caminando más allá de él, Patterson mantuvo en agarre de la cabeza
mientras se movía para sentarse en uno de los cómodos y viejos
sillones que flaqueaban la única chimenea del piso. Manteniendo el
paso lento, facilitó que Aaron le siguiera mientras seguía de rodillas. Un
suave tirón le dijo al chico que se posicionara entre las piernas de
Patterson.
168

No necesitó ningún estímulo adicional. Aaron se arrastró hacia


adelante. Incluso tuvo el valor de inclinarse y presionar un beso en el
Página
cuero que cubría la erección de Patterson sin necesitar una orden
directa.
Mirándole con completa aprobación, Patterson puso su mano libre
en la cabeza del hombre más joven y meramente aceptó las lamidas y
besos que presionaba contra él como si fueran su paga.
No había necesidad de alabanza o hacer un escándalo sobre el otro
hombre. Aceptación era todo lo que el sumiso necesitaba realmente de
él en ese momento y Patterson dejó la ofrenda silenciosa los últimos
minutos antes de que metiera la mano entre ellos y desabrochara la
bragueta especialmente alargada de sus pantalones de cuero, dándole a
Aaron acceso a toda su entrepierna.
Poniendo su mano en la parte posterior de la cabeza del otro hombre
una vez más, Patterson guió a Aaron para que se inclinara hacia
adelante y tomara su polla entre sus labios por primera vez. No hubo
necesidad de aplicar la más mínima fuerza. Dirigirle lentamente fue
más que suficiente.
Aun así, mientras ponía ambas manos en la cabeza del hombre más
grande, Patterson dejó que Aaron sintiera a un hombre más dominante
dirigir sus movimientos, mantenerle estable cuando quisiera que se
concentrara en lamer la punta y arremolinar su lengua alrededor del
sensible glande, y luego inclinarle hacia adelante cuando quisiera que
más del duro eje fuera arropado en el húmedo calor de su boca.
El chico tenía un talento innegable para la felación. Más que eso,
también tenía evidente entusiasmo para ellos. Patterson sonrió al
sumiso mientras placer corría a través de él, casi como si mucho de ello
procediera de su mente mientras su polla se vanagloriaba del sumiso
siendo ofrecido a él. Aaron murmuró su propio placer, enviando otra
ola de felicidad a través del dominante.
Las atenciones lentas y casi de adoración pronto tuvieron a
Patterson al límite. Por la mirada en los ojos de Aaron mientras miraba
hacia él, el sumiso virgen tampoco estaba muy lejos de correrse.
Patterson apretó su agarre en la cabeza del hombre más joven,
sosteniéndole en el lugar mientras mecía sus caderas y empujaba su
polla más profundamente en la dispuesta boca de Aaron.
El sumiso lo tomó fácilmente, chupando y tragando a su alrededor,
como si intentara suplicar su orgasmo por cualquier medio posible.
169

Aaron no había olvidado la anterior orden de su dominante. Sus manos


aún estaban a su espalda y Patterson sintió al otro hombre apoyado en
Página

su control mientras lograba que Aaron se equilibrara. El sumiso ni


siquiera intentó estirar la mano y estabilizarse.
La confianza, la pureza de su sumisión, mezclada con el crudo deseo
que vio en los ojos de Aaron corrió por la columna vertebral de
Patterson. Cuando chocó con el calor y la fricción rodeando su polla,
Patterson sacudió la cabeza hacia atrás.
Gritando su placer, aún sostenía la cabeza de Aaron, llenando su boca
de semen mientras su orgasmo le atravesaba. El éxtasis parecía llegar a
cada parte de su cuerpo, hasta que lo sintió en cada fibra de su cuerpo,
incluso después de que cayera y se derrumbara contra el sillón.
Parpadeando al abrir los ojos, Patterson bajó la mirada hacia el
sumiso. La cabeza de Aaron aún estaba inclinada sobre su regazo, sus
labios envueltos delicadamente alrededor del ablandado eje.
Alborotando el cabello del hombre más joven tanto como las cortas
hebras permitían, Patterson alejó las manos y le permitió levantar la
cabeza, pero Aaron no parecía tener ningún tipo de prisa. Una mirada
hacia el suelo junto a sus pies confirmó que la satisfacción de Patterson
realmente no era porque hubiera venido de la pura felicidad de
complacer a un dominante.
Aaron aún estaba duro y frustrado, pero no había manera de que
alguien pudiera dudar de que toda su atención aún estuviera en su
amante. Su concentración estaba en Patterson mientras el dominante
se arreglaba la ropa y se ocultaba cuidadosamente. Incluso después de
eso, Aaron no mostró intención de ponerse de pie.
—Tienes permiso para levantarte, —le dijo Patterson, como si un
pensamiento menos que aceptable se le ocurriera. De rodillas todo
estaba muy bien, pero no dejaría que el chico pensara que sólo le
pertenecía cuando estuviera arrodillado.
Aaron frunció el ceño ligeramente cuando recibió el permiso,
confirmando todas las sospechas del dominante.
Patterson continuó mirándole fijamente hasta que el sumiso cogió la
indirecta y se levantó a regañadientes. Aaron no parecía saber qué
hacer. Por primera vez, dio un paso alejándose de Patterson.
—No tengo necesidad de hacerme sentir como un gran hombre por
forzar a que un sumiso se sienta pequeño, —le informó Patterson. No
iba a haber malentendidos entre ellos en ese aspecto.
170
Página
—Pero, lo hace, señor. —Tomó toda la fuerza de Aaron dejar salir las
palabras. Patterson elevó una ceja hacia él.
—Me hace sentir pequeño… —Susurró Aaron. Se alejó del
dominante, incapaz de sostener su mirada un segundo más. Caminando
hacia la ventana con vistas al jardín detrás del club, miró fijamente a
través del cristal al cielo nocturno— … en el buen sentido.
Sintió al hombre más mayor moverse, a pesar de que nunca le
escuchó hacer ruido, pero aún saltó cuando los brazos de Patterson le
rodearon. Las manos del dominante acariciaron su pecho, con plena
confianza para tocarle de cualquier forma que quisiera.
Un segundo más tarde, las piernas de Patterson presionaron contra
la parte posterior de las rodillas de Aaron y empujaron hacia adelante.
Las articulaciones cedieron de inmediato. Las rodillas de Aaron
aterrizaron pesadamente en el acolchado banco debajo de la ventana.
El dominante tiró bruscamente hacia atrás a Aaron para que se
inclinara contra él. Su cabeza apenas llegaba al hombro del hombre
más mayor cuando estuvieron colocados de esa manera.
—¿Cómo esto? —Preguntó Patterson.
Pequeño en el buen sentido… Aaron asintió con la cabeza,
apoyándose con cautela en el toque de Patterson y girando la cabeza
para que su mejilla se frotara contra el pecho del hombre más mayor.
Sí, así es exactamente como se sentía.
—Esto no es sobre sentirse pequeño, —le susurró Patterson—. Es
sobre darse cuenta de que eres del tamaño adecuado.
Aaron asintió con la cabeza de nuevo, disfrutando de la manera en
que la piel del dominante rozaba contra su mejilla, como si se sonrojara
ante la idea de que cualquier hombre, alguna vez, le considerara
perfecto, ni mucho menos, un dominante como Patterson, alguna vez
dijo en voz alta.
—No veo que sea tan caliente el que un amante tenga que ponerse
de puntillas para besarme, —le informó el dominante. Su tono era
serio, pero Aaron prácticamente también podía escuchar la sonrisa en
la voz del otro hombre—. Se está haciendo tarde.
Aaron dejó de sonreír, pero Patterson rió cuando pareció darse
cuenta de eso.
171

—¿De verdad piensas que te enviaría a la cama de alguien más que la


mía, Aaron?
Página
Levantó la mirada hacia el dominante cuando Patterson agarró la
empuñadura de la tira que aún colgaba alrededor del cuello de Aaron.
Dando un paso hacia atrás, Patterson dio un suave tirón y le ordenó
que se pusiera de pie. En cuestión de segundos, el hombre más mayor
le dirigió de nuevo a lo que sólo podía ser su dormitorio.
Una vez más, inseguro sobre lo que hacer, Aaron se quedó cerca de la
puerta cuando Patterson soltó la tira. El hábito le hizo hacer todo lo
posible para ser lo más pequeño y discreto posible pero mientras
miraba alrededor de la habitación, la mirada del sumiso cayó en un
sobre que robó toda su atención.
Aaron.
Frunció el ceño ante su nombre durante varios segundos antes de
que pudiera traer la pregunta adecuada a sus labios. —¿Señor?
Patterson le miró, y luego siguió su mirada hacia el sobre. —Ben me
pidió que lo guardara para ti y te lo diera el día de Navidad. —El
dominante miró su reloj—. Es más de medianoche. Si quieres abrirlo,
puedes.
Dando un paso más en el interior de la habitación, Aaron hizo lo que
sugirió el dominante.
La confusa escritura de Ben garabateaba la página con brillante tinta
púrpura.
Siento no poder envolverlo para ti, cariño. Habría amado atar un
hermoso lazo alrededor de su cuello, ¡pero los dominantes son un poco
quisquillosos para empacar! Sin embargo, realmente espero que estés
disfrutando tu regalo de Navidad, sugar. Ya era maldita hora de que
estuvierais juntos y desde que no había manera en el infierno de que
hubiera permitido que otro dom te ganara en aquella subasta, la
oportunidad era demasiado buena para perderla.
¡Feliz Navidad, cariño!
Ben.
—Tiene razón.
Aaron se dio la vuelta.
Patterson no se veía como si sintiera la más mínima culpa por leer
sobre su hombro. Sostuvo su mirada y sonrió como si supiera que tenía
172

el derecho de hacer cualquier cosa que quisiera con él. —Podría haber
estado dispuesto a soportar mi tiempo y esperarte a que te pusieras de
pie en el club aunque no estuvieras coqueteando con otro dom, pero no
Página

había manera en el infierno que dejara el que otro hombre te pusiera la


mano encima, por no hablar de poner la oferta ganadora por ti en
aquella estúpida subasta.
—Ben es… —Aaron intentó explicarse, mientras doblaba la nota de
papel y la metía en el sobre.
—¿Un completo mocoso? ¿Un razonable camarero que en esas raras
ocasiones se las arregla para mantener la mente en su trabajo? ¿Un
incorregible coqueto? ¿Un buen amigo tuyo?
—¿Todo lo anterior, señor? —Dudó Aaron.
Dando la impresión de que perdía interés en la conversación,
Patterson tomó la carta de sus dedos y la dejó sobre la cómoda.
Deslizando su mano en la de Aaron, el dominante caminó de regreso
hacia la cama.
A medida que sus pies le llevaban de manera automática hacia
adelante, Aaron miró la mano del otro hombre envuelta alrededor de la
suya, como si fuera lo más milagroso que hubiera visto nunca.
—Sólo por esta vez, voy a darte permiso para que obedezcas las
órdenes de otro hombre, —anunció Patterson de repente.
Muy lentamente, Aaron levantó su mirada y se encontró con los ojos
del otro hombre.
—Haz lo que dice Ben, cariño. Ven a la cama y disfruta tu regalo de
Navidad.

FIN
173
Página
También de Kim Dare:

Libros disponibles ahora:

http://kimdare.com/available_now.html

Próximamente: http://kimdare.com/coming_soon.html

Email: kim@kimdare.com

Website: www.kimdare.com
174
Página
Coordinación del Proyecto:
Miyushang

Título Original:
A Bugger To Pack

Autor (a):
Kim Dare

Grupo Traductor:
The Dream Of Desired

Traducción:
chibiNeko

Corrección:
Isolde

Edición, Diseño y Formato:


175

Miyushang - Aly – Visionepica


Página
La Surtida Navidad
de Juniper

por A.J. Llewellyn


176
Página
La carta cayó sobre el felpudo la puerta de entrada y llamó mi
atención. Estoy inundado por correo todo el año, pero está me intrigó.
No recibo demasiado correo de adultos. Especialmente cartas de
adultos con fotos mías justo ahí en el sobre. La cogí y huí para leerla en
privado. Me agaché detrás de una de las muestras del Malibu Beach
Castle de Barbie en el interior del departamento de producción de
juguetes de niñas, donde los elfos estaban ocupados pintando los
rostros de miedo de las muñecas Bratz.

Escaneé la nota, que decía:

Querido Santa:

Llevo una vida inocente pero


después de ser miembro de un grupo
por un año me encuentro siendo
corrompido lentamente.

Cómo me gustaría saber qué


sucedió al pobre virginal Kurt después
de que acabara deambulando en un
bar de cuero. ¿Se le ofreció una taza
de té y un trozo de tarta o tal vez
resultará ser un sub malcriado?

Por favor, haz que mi deseo de Navidad se vuelva realidad. Amor


para la Sra. Claus.

Juni.

x23
177
Página

23 x=beso
Bueno, si eso no calienta la delicada fibra del corazón de un
hombre viejo y pervertido, ¡nada lo hará! Comencé a escribir, los
recuerdos de aquel encuentro delicioso y malvado sustituyendo todos
los pensamientos de danzantes confites en mi cabeza…
178
Página
Querido Juni,

Sí, realmente hay un Santa Claus y, ¿has sido un buen pequeño ho,
ho, HO, este año? Ahem… Kurt… ah, sí. Recuerdo bien al chico. No te
tragues esa actuación de pequeño y dulce virginal. Es el culo más
mandón que jamás haya conocido. ¡Y soy Santa Claus! No creerías las
cosas que hombres adultos, especialmente los que supuestamente son
heteros, están dispuestos a hacer por una Wii gratis bajo el árbol.
Pero estoy divagando.
Ya ves, estoy pluriempleado como camarero en la temporada baja de
Navidad en The Celestial Revolver24. Ese soy yo detrás de la barra. Sí,
me llaman el Zorro Plateado. Es el trabajo diario más “grandioso”. No
creerías las actuaciones que veo. Yeah, sé que se supone que debo estar
emocionado sobre hacer un montón de estúpidos juguetes todo el año,
pero ese es el trabajo de mi señora. Podrías conocer a la Sra. Claus
como Chi Chi Larue. Es una chica libertina… si sabes lo que quiero
decir…
Yo, sólo soy un viejo pervertido. Ella también es una vieja pervertida
todo el año. ¿A quién más crees que se le ocurrió la idea de fabricar
todos esos consoladores estrella porno gay?
¿Quieres uno?
Así que aquí es como todo se fue al garete…
Mantengo mi barba recortada en los meses de verano pero los
hombres aún parecen pensar que soy un gran barril de palo de menta
de diversión. Y, lo soy.
Vierto bebidas y hago que los hombres sean… er… felices.
Kurt entró al bar una tarde soleada. Pueden no parecerlo pero sus
pantalones rojo cereza están hechos de cuero, así que no es tu
promedio chico del coro. Ordenó un pezón resbaladizo25, no un Shirley
Temple26, así que eso te dice que este chico sólo está buscando

24 N de T: Nombre del bar donde trabaja, al ser nombre propio lo dejamos en inglés.
25 N de T: Bebida que lleva: 2 onzas de Sambuca, Baileys y una gota de granadina. Se vierte la Sambuca
en una copa de cóctel. Se hace flotar en Baileys en la parte superior. Se añade una gota de granadina
179

en el centro.
26 N de T: Es un cóctel sin alcohol, bautizado en honor de la actriz infantil de cine y posteriormente
Página

diplomática estadounidense Shirley Temple. Está compuesto de cinco medidas de refresco de lima-
limón o de ginger-ale y un toque de granadina decorado con una guinda al marrasquino y una rodaja
de naranja. Se sirve en copa plana o en vaso alto -en cuyo caso se añade hielo a la mezcla-.
problemas. Le di una bebida, acaricié mi barba de verano y presioné el
botón de debajo del mostrador dejando que los chicos de espaldas
supieran que teníamos uno vivo.
Le gusta el cuero. Diablos, ¿a quién no?
Ho, ho, ¡HO!
También le gustan las pollas.
¡¡¡¡HO, HO, HO!!!!
Comenzó a temblar, sólo para consolidar la idea de que es un chico
dulce. Dulce, ¡mi culo! Bueno, en realidad, su culo es demasiado dulce.
He disfrutado de una cata de él una o dos veces. La Navidad sólo puede
venir una vez al año, pero ¡Santa seguro que no lo hace!
De hecho, a Santa le gusta la variedad y le gustan traviesos, no
buenos. ¿Dónde crees que se me ocurrió Ho Ho Ho de todos modos?
Así que, invité a Kurt a subir en mi polo norte. Estoy complacido de
decir que mi tamaño le asustó. La última vez que jugamos, él había
tenido más que unos pocos cócteles. Esta vez estaba trabajando su
camino a través del segundo cuando le indique que abandonara el
taburete.
—¿Por qué, Santa? —Preguntó, los ojos muy abiertos y torpe.— ¿Qué
tienes en mente?
—Tu culo es buscado en la trastienda, —dije, limpiando la parte
superior de la barra.
—¿Yo? —Su voz salió en un chillido.
Llené su vaso de cóctel y vi a los Siete Enanitos aglomerándose a su
alrededor. Sexy, Spanky, Sucky, Sticky, Slurpy, Slinky y Blimey27 -cuyo
apodo pronto se convertirá en evidente- pusieron las manos sobre sus
hombros y le giraron como si estuvieran a punto de jugar a Ponerle la
Cola al Burro28. Kurt me miró, un grito de miedo en sus labios.
Sospeché que este burro ya sabía que su cola estaba a punto de
clavada… o mejor dicho, azotado, cuatro maneras desde el domingo.

27 N de T: Sexy, Nalgada, Chupón, Pegajoso, Granizado, Furtivo y Caramba. Al ser nombres propios de
deja el original.
180

28 N de T: Es un juego infantil. Una imagen de un asno al que le falta la cola es pegada a una pared al

alcance de la mano de los niños. Uno a la vez, cada niño -con los ojos vendados- y llevando en las
Página

manos un elemento que hace de cola -una cuerda, tela o similar con un alfiler o chincheta en la
punta- gira hasta quedar desorientado. El niño intenta colocar la cola en el burro. El jugador que
consigue colocar la cola en el lugar correcto, o lo más cercano posible, gana.
Estuve preocupado durante un momento. Estaba a punto de ser
tomado por siete chicos con el sexo en sus pervertidas mentes. Hice
una lista, la comprobé un par de veces… hmm… quizás tendría que
estar allí para observar y proteger. Tenía que saber quién es travieso y
quién es más travieso, ya sabes. Noté a un par de muchachos
obteniendo una mirada agresiva mientras arrastraban a Kurt.
—Jugad limpio, —grité mientras el bar se llenaba de gente con ganas
de su bebida happy hour29. Yeah, yo también quería mi happy hour.
Le dije a uno de los camareros que cambiara lugar conmigo. Él no
parecía feliz. ¿Quién no ama una orgía? Le prometí que le conseguiría
su oportunidad en la sala y me apresuré para reunirme con los demás.
Antes de que incluso llegara allí, mi polla estaba dura. Me gustaría decir
que no soy del tipo de besar y contar pero eso sería una mentira. Soy
un viejo chismoso.
A la entrada de la parte trasera del bar, estaba justo detrás de Kurt
cuando su cabeza giró con incredulidad. Cuando vio lo que le esperaba
en la habitación privada, sus chillidos se volvieron sonrisas. Tomó un
buen trago de su cóctel y se giró hacia mí.
—Santa, ¡he sido un chico maaaalo!
Asentí con la cabeza. —Sé que lo has sido, Kurt. Si quieres que ponga
un juguete debajo de tu árbol, sería mejor que te pusieras a trabajar.
—¿De qué clase de juguete estamos hablando? — Preguntó Kurt.
—Cualquier clase que desees.
Aún parecía preocupado, incluso cuando había terminado su
segunda bebida, pero pronto encontró otras cosas con las que ocupar
su boca.
Los chicos le desvistieron y como podría haber predicho, Spanky
puso sus manos en el delicioso y pequeño culo de Kurt y leyó la palabra
tatuada en el coxis de Kurt.
Más.
Sí, Juniper, sé que amas los tatuajes. ¡Eres una chica pervertida! ¡Y él
es un chico muy, muy pervertido!
¡Santa os ama a ambos!
¡Ho! ¡Ho! ¡HO!
181

29
Página

N de T: -Hora feliz- Es una estrategia de marketing por parte de algunos bares, pubs y discotecas de
varios países del mundo, en el que se ofrecen bebidas durante momentos concretos a un precio más
barato.
Spanky se volvió loco cuando vio esa palabra.
Más.
—¡Oh, joder! —Gritó y dio un par de palmadas en el oscilante culo de
Kurt. Dejó que sus dedos se arrastraran entre las mejillas de Kurt, justo
a lo largo de la grieta, mientras Sticky se subió encima de Kurt y
comenzó a besarle. Las cosas se pusieron calientes muy rápido, con
Sticky deslizando su lengua en la boca de Kurt.
Sus frenéticos besos parecía que llegaron hasta Slurpy que se
arrodilló y comenzó a chupar la polla de Kurt.
—¡Oh, mí! —Jadeó Kurt, rompiendo su beso con Sticky—. ¡Eso se
siente bien!
Le hice una seña a Slinky para que se pusiera a trabajar y se unió al
pequeño grupo caliente mientras los que les rodeaban observaban.
Toda la habitación se detuvo cuando Slinky se arrodilló entre Kurt y
Spanky. Puso su rostro justo entre las mejillas del culo ahora rosadas y
comenzó a lamer. Spanky golpeó a Kurt un par de veces más, justo para
hacer que su culo se meneara una vez más.
Kurt ahora se concentró en besar a Sucky.
El grupo quería sentirse más cómodo y se arrastraron con su niño
con el culo desnudo a la mesa de billar en el centro de la habitación. Le
izaron sobre la mesa, donde se arrodilló a cuatro patas. Gimió cuando
Slurpy se subió detrás de él, aun lamiendo su culo.
—Sabe cómo el pollo, —dijo Slurpy cuando metió el rostro en el
lindo culo de Kurt. Kurt miró hacia abajo cuando Sucky se puso debajo
de él y comenzó a chupar la rígida polla de Kurt. Kurt estaba a punto de
agacharse y lamer la enorme herramienta de Sucky, salvo porque una
enorme, absolutamente enorme polla apareció en su rostro.
—¡Blimey!—Dijo Kurt.
—Encantado de conocerte, —dijo el Adonis que era dueño del
pedazo del paraíso de treinta centímetros. Kurt parecía un poco
aturdido. Luego parecía tan feliz.
—No estoy seguro de que pueda tomarlo todo, —susurró.
—Sería mejor que lo intentaras, —advertí— si no quieres
despertarte sin regalos el día de Navidad.
182

—Santa, eres cruel, —dijo Kurt, pareciendo herido. Movió su boca


sobre la cabeza de la polla. Estaba tan hermoso chupando esa cosa.
Página

Manos y bocas se movieron sobre su cuerpo hasta que alguien le rodó


sobre su espalda. Sucky y Slinky chuparon sus pezones, Blimey se
mantuvo alimentándole con la polla y ahora Slurpy trabajaba en el culo
de Kurt, lo que me dejaba su dulce polla.
Le di un tirón, y luego una chupada y ese angelical pequeño Kurt se
corrió fuerte para mí, profundo en mi garganta.
Dio un grito, la polla de Blimey saliéndose de su boca.
—Lo siento, Santa, —dijo, jadeando—. No pude esperar. Todas esas
calientes bocas y manos…
—Entiendo. ¿Quién te gustaría para joder?
—¡Blimey! —Gimió—. Por favor. Tengo que tener esa polla. Y Santa,
¿puedo chuparte?
—Sí, —dije y me uní a la diversión en la mesa de billar.
La boca de Kurt se movió sobre mi polla y testículos. Realmente era
un pequeño entusiasta chupapollas. Blimey se cubrió, utilizando un
condón extra-grande. Un par de manos hicieron un ligero trabajo de
lubricación por el expectante culo de Kurt y el enorme trozo de carne
de Blimey.
Comenzó empujando su polla en el culo de Kurt.
—Más, —gimoteó Kurt—. Más…
La palabra murió en su garganta cuando Blimey comenzó bombear
en su interior. Jodía tan duro a Kurt que yo estaba viendo estrellas y
sólo era un espectador.
—Normalmente sigo más tiempo, —insistió Blimey— ¡pero es tan
jodidamente estrecho!
—Yo le joderé, —dijo Slinky, rodando a Kurt sobre su espalda.
Spanky chupó la polla de Slinky durante un momento, no que no
estuviera bien y duro... pero hey, ¡esta era una fiesta de pollas! Rodó un
condón sobre la agradable y enorme polla de Slinky y Kurt la agarró.
—Será mejor que me jodas realmente bien, Slinky. ¡Quiero un
montón de regalos este año!
—¿Sí? Aquí está un regalo, —dijo Spanky y alimentó la boca abierta
de Kurt con su polla.
Sucky y Slurpy derramaron frescos pezones resbaladizos para todo
183

el mundo. Le dijeron a Spanky que sacara su polla de la boca de Kurt y


derramaron el delicioso licor por todas partes. Kurt se volvió loco
lamiéndolo.
Página
Una y otra vez, empapamos la polla de Spanky con el cóctel suave y
sabroso y Kurt nunca se cansó de lamer al hombre para limpiarle.
—¡Basura no, no quiero! —Dijo cuándo Spanky empujó de nuevo su
polla en la boca de Kurt. Se corrió, Kurt distraído durante un momento
cuando Slinky disparó duro y profundo en el interior del pequeño y
ajustado culo de Kurt.
—Más, —dijo Kurt. Teníamos una seria y oscilante orgía en marcha.
Todo el mundo jodía todo el mundo, pero Kurt conseguía el máximo
partido de sus… er, nalgas. En cierto momento, vi a Sexy y Spanky
tomando turnos para alimentar con sus pollas a Kurt mientras Sucky y
Slicky lamían y chupaban sus pezones. Slurpy y Slinky tomaron turnos
chupando la polla de Kurt mientras Blimey jodía de nuevo al hombre.
Kurt se corrió tan duro que dejó salir un operístico grito que
probablemente despertaría a los muertos. Bueno, lo oyeron todo el
camino hasta el Polo Norte porque mi anciana señora comenzó a
enviarme mensajes de texto.
¡Mientras estás ahí abajo divirtiéndote, nuestros trabajadores se están
revelando!
Envié un mensaje de texto de regreso: No diría eso. Algunos de ellos
son muy lindos. Ese nuevo con las orejas grandes es caliente. ¿No crees?
Mi airada esposa envió un mensaje de texto de regreso: No seas un
culo. Se han ido a la huelga. ¡Están marchando en solidaridad con los
Trabajadores del Conejo de Pascua! ¿Puedes creer eso? Todo lo que esos
idiotas tienen que hacer es sentarse y hacer cutres huevos de chocolate y
dejarlos caer en algunos jardines. ¡Nosotros hacemos millones de
juguetes y tú tienes que estrujarte bajando por las chimeneas, por el
amor de Dios!
Huh. Esta no era una noticia agradable. Tengo que mantener una
imagen. Santa no podría aparecer sin juguetes. ¡Wikipedia me haría
picadillo de carne! Me senté en el borde de la silla, meditando cuando
Kurt se acercó a mí, desnudo, su polla medio dura.
—Santa. Todo el mundo en la habitación me jodió, ahora, ¿qué hay
contigo?
—Seguro, —dije. Quería la distracción. No, necesitaba la distracción.
Con los elfos en huelga eso me dejaba a mí para terminar de pintar los
rostros de las muñecas Bratz. Cuando Kurt se arrodilló entre mis
184

muslos y liberó mi polla de la abotonada bragueta envié un mensaje de


texto de regreso informando a Chi Chi para que me ayudara con las
Página

muñecas.
Ella no respondió. Probablemente demasiado ocupada testando el
Tony Buff Realistic Dildo30.
Observé a Kurt chupándome, tan dispuesto… ¡tan jodidamente
talentoso! Me encontré a mí mismo sonriendo. No estaba muy
emocionado sobre pintar los rostros de las Bratz pero obtendría mi
venganza cuando mi anciana señora no estuviera mirando. ¡Les daría
en todo el ojo! ¡Yeah!
Kurt trabajaba en mi polla poniéndome caliente y jugoso. Levantó la
cabeza, sus labios en un puchero y húmedos.
—¿Me joderás, Santa, por favor?
—Por supuesto, —dije. Sacó un condón y me lo puso, luego giró
alrededor para que pudiera sentarse de espaldas sobre mí. Llaman a
esto vaquero inverso en el porno gay, Juniper. Yo, Santa, he dominado el
arte. Mantuve la mirada en ese fabuloso tatuaje mientras Kurt me
cabalgaba como una puta mi demente polla feliz. Me mantuve viendo la
palabra Más rebotando arriba y abajo en mi regazo.
Más, más, más.
Oh, sí. Y estaba feliz de dárselo, Juniper.
Una y otra vez.
¡Ho! ¡Ho! ¡Ho!

FIN
185
Página

30 N de T: Realista consolador de ante.


También de A.J. Llewellyn:

Phantom Lover series

Blood Eclipse (with D.J. Manly)

Black Point series (with D.J. Manly)

Blood Slave (with D.J. Manly)

Pronto…

A Wizard in Waiki (with Serena Yates)

Email:aj@ajllewellyn.com

Website:www.ajllewellyn.com
186
Página
Coordinación del Proyecto:
Miyushang

Título Original:
Juniper’s Christmas Stocking

Autor (a):
A.J. Llewellyn

Grupo Traductor:
Traducciones Homoeróticas TH

Traducción:
chibiNeko

Corrección:
Isolde

Edición, Diseño y Formato:


187

Miyushang - Aly - Visionepica


Página
El Regalo De Bobby

Por Serena Yates


188
Página
Querido Santa,

En lugar de pedir algo para mí


este año, vi a este chico atrapado en
cuclillas y desnudo en una jaula y
pensé que podría necesitar algo de ti
más de lo que yo lo necesito. ¿Podrías
asegurarte de que él tenga una feliz
festividad por mí?
¡Gracias!
189
Página
―¿Qué diablos? ―Greg miró el trozo de papel que había sacado de la
carta del sobre.
Un sobre que había aparecido misteriosamente justo al lado de la
chimenea. Estaba seguro de que no había estado allí cuando subió
anoche. Esta mañana se había sentado allí, el silencio burlándose de él
para abrirlo. Como si se hubiera metido a través de la chimenea.
¡Ridículo!
Pero ninguna cantidad de veces en mirar por encima del hombro, o
debajo de la mesa o detrás de las cortinas había revelado una pista
sobre los orígenes del sobre. Su nombre estaba en el exterior, escrita
en negrita. Ahora que la había abierto, estaba claro que no había sido
dirigida a él, sin embargo.
¿Qué demonios estaba haciendo en su sala de estar?
Volvió a mirar hacia abajo a sus manos, una foto que había venido a
borbotones, y el otro una breve carta.
Su mirada se volvía a la imagen. No pudo evitarlo y lo miró con
horrible fascinación. Mostraba a un hombre desnudo. Parecía muy
joven, pero su cuerpo era sin duda el de un varón bien desarrollado. Su
piel era de un color ligeramente rosado y estaba agachado en una
posición incómoda dentro de una jaula de malla de alambre que era lo
suficientemente alta como para que se quedase en las manos y las
rodillas. Postes de madera habían sido puestos por los orificios
cuadrados, completamente inmovilizándolo. Estaba desnudo, pero
llevaba una capucha de goma que rodeaba su cabeza, ocultando su
rostro. Correas de cuero enrollado alrededor de su pecho y el
estómago, unido a una más larga corriendo por su espalda.
La carta no era más útil para descifrar este misterio. Todavía tenía
que leerlo de nuevo, sólo para estar seguro.
Querido Santa,
En lugar de pedir algo para mí este año, vi a este chico atrapado en
cuclillas y desnudo en una jaula y pensé que podría necesitar algo de ti
más de lo que yo lo necesito. ¿Podrías asegurarte de que él tenga una
feliz festividad por mí?
¡Gracias!
190

―Adara.
Página
¿Quién era Adara? Ella estaba preocupada claramente por el
bienestar del hombre. Greg simpatizaba. El mantenimiento de un ser
humano en condiciones como esta era inaceptable.
Algunas personas pueden disfrutar de ese tipo de tratamiento, y no
tenía forma de saber si la imagen de este hombre era uno de ellos. Pero
la carta de Adara parecía confirmar que no se trataba de una situación
de consenso.
Estaba dirigida a Santa Claus, sin embargo, así que... ¿cómo es que se
le había entregado a él? No era más que un artista, hacer esculturas de
diversos tipos de materiales, con una debilidad por los misterios, nada
dulce, y viendo algún que otro acto de porno gay en Internet. Pero
nunca había disfrutado de alguno de los sitios más BDSM duro, y esta
situación del hombre, se encontró que sólo hizo enojarlo. ¿Quién haría
algo así a otro ser humano?
Bueno, solo no lo haría. La Navidad era tan sólo en diez días y si esta
persona Adara estaba en lo cierto, el hombre necesitaba ayuda. Greg no
pudo haber sido Santa, resopló ante la idea, pero le habían pedido
ayuda, de una manera indirecta, por lo que tendría que encontrar una
solución.
Miró hacia arriba, mirando al vacío mientras pensaba en lo que
debía hacer. Haciendo caso omiso de la imagen y el grito velado de
ayuda que había llegado a él a través de la carta de Adara, no era una
opción.
Tenía que localizar el origen donde se encontraba detenido el
hombre, asegurarse de que estaba bien, y sacarlo de allí si no era así.
No es algo que podía hacer por su cuenta, pero sabía de la persona
indicada para pedir ayuda.
Una hora más tarde, después de haber tomado una ducha y de comer
el desayuno, Greg entró en la estación de policía local.
―¿Está el detective Henderson?―Greg sonrió a la recepcionista.
Llevaba otro de sus suéteres de Navidad de color chillón. Éste era
chicle―verde y tenía un reno rojo brillante en la parte delantera.
Sus ojos parecían seguir a Greg mientras se acercaba a la mesa.
―Ciertamente está.―La recepcionista sonrió. ―Toma asiento, voy a
hacerle saber que estás aquí. Debería estar contigo en breve.
191

―Gracias.―Había unos protocolos de seguridad. Solía ser capaz de


caminar sólo para ver a su viejo amigo, Paul. Pero ya no era permitido.
Página

Se sentó en la sala de espera.


―Greg― El vozarrón de Paul lo despertó de su ensueño a los pocos
minutos. ―Es bueno verte.
―Hola, Paul.― Consiguió levantarse hacia arriba, atravesó el escáner
después de vaciar los bolsillos y le dio la mano a Paul una vez que
había regresado sus llaves, cartera y el cambio de dinero pequeño al
bolsillo.
―¿Qué puedo hacer por ti?― Paul lo llevó hacia su escritorio,
llevando a cada uno un café de la pequeña zona de cocina antes de
sentarse. ―No has venido a la oficina más desde mi ascenso, así que
estoy asumiendo que ¿necesitas algún tipo de ayuda?
Greg asintió, sorbiendo su café para ganar tiempo. Ahora que estaba
aquí, frente a su amigo completamente racional, no tenía ni idea de
cómo decirle lo de la carta misteriosa. El hombre probablemente se
reiría de su cabeza.
―Vamos, escúpelo.― Paul sonrió y se inclinó hacia atrás en su silla
chirriante. ―Me doy cuenta de que algo realmente te molesta.
―Tienes razón. Tengo un verdadero problema en mis manos. ―Greg
suspiró mientras dejaba la taza de plástico vacía. Maldita sea, su lengua
le dolía. No debería haber tragado el café caliente tan rápidamente.
―No estás en problemas con la ley, ¿no?―Paul frunció el ceño, algo
de su relajación cambió a la tensión.
―¡No!―Dios sabía que había tenido suficiente de eso cuando era más
joven. ―No, pero creo que alguien necesita mi ayuda, y no puedo
encontrar la manera de encontrarlo. Parece que está en problemas, y
no se...
―Whoa, disminuye la velocidad, hombre.― Paul levantó una mano
como si estuviera tratando de detener el flujo de palabras.―¿Por qué
no empiezas por el principio?
Greg respiró hondo y le dijo a su amigo todo. Los ojos de Paul se
volvían más amplios por segundo. Cuando Greg sacó el sobre y le
mostró la foto y la carta, Paul silbó entre dientes.
―Hombre, tienes razón. Ese chico no se ve como si estuviera
disfrutando. ―Entrecerró los ojos, mirando la foto más de cerca antes
de volver su mirada a Greg. ―¿Sabes qué es raro?
―¿Más allá de toda esta situación?― Greg tenía el alma en vilo.
192

Quería seguir adelante con el rescate del hombre. Cuanto más tiempo
Greg pensaba en ello, más su vulnerabilidad le tocó.
Página
―Sí, bueno, no empieces a buscar profundamente. Si no fueras tan
buen amigo me pensaría que estas tratando de hacerme una broma.
―Paul volvió la imagen de modo que ambos pudieran verlo. ―No, lo
que creo que es raro, es que la jaula no está atornillada al suelo.
―¿Eh?― Greg miró de nuevo. ―Maldita sea, tienes razón. No me
había dado cuenta de eso.
Paul sonrió.
―Oh, ya basta. ― Se sonrojó Greg. Paul era un buen amigo, recto y
felizmente casado con la iglesia, pero nunca había tenido ningún
problema con la sexualidad de Greg. En cambio, aguijonaba a Greg
sobre su atracción por los hombres en todas las oportunidades,
afirmando que quería que le ayudara a encontrar al hombre perfecto.
Sí, ¡como que iba a suceder!
―Bien, ahora que hemos establecido que te sientes atraído por el
chico, supongo que quieres que te ayude a encontrarlo.― Paul esperó
por asentimiento de Greg y luego frunció el ceño. ―¿No había nada más
en el sobre?"
Greg sacudió su cabeza. ¿Cómo iban a averiguar dónde estaba
detenido el hombre? Aunque no era un prisionero, era un gran quizás,
su sensación de que algo raro estaba pasando no había desaparecido.
¿Por qué habría recibido la carta, si el hombre no necesita ayuda?
―No tiene sentido que esto sea difícil.― Paul se tocaba la cabeza. ―El
que envió esta carta claramente quería que el hombre estuviera fuera
de la jaula.
Greg asintió. Pero, ¿cómo lo encontraran? Hartford no era una gran
ciudad, pero lo suficientemente grande para hacer la búsqueda de un
hombre enjaulado, en marcha, todo un reto.
Paul se echó hacia atrás en su silla, jugando con la foto en la mano
mientras le daba vuelta de un lado al otro, como si la comprobase de
diferentes ángulos. Espera, ¿no tenía algo escrito por detrás?

Bobby sentía suficientemente frío para que sus dientes castañearan


193

si no hubiera sido por la mordaza de bola que tenía en la boca. Gracias


a Dios que sus torturadores habían eliminado al menos la venda de sus
ojos una vez que lo habían devuelto a su "permanente" jaula. No es que
Página

él quería ver nada en este momento, tenía sus ojos firmemente


cerrados contra la dura realidad de su situación, pero era agradable
tener la opción.
Se acostó a un lado, en el suelo duro, tratando de exponer la piel lo
menos posible a la superficie fría que estaba robando el calor de su
cuerpo aparentemente en una implacable determinación.
Llevaba esposas que estaban cortando su piel y sus pies estaban
atados por los tobillos y las rodillas.
Fue inmovilizado. No podría haber ido a cualquier parte, incluso sin
esas restricciones adicionales. Su nuevo hogar, la jaula absurdamente
pequeña en la esquina de un sótano húmedo, estaba cerrada con
seguridad.
Mierda.
¿Por qué había aceptado ese reto estúpido? Su colega camarero,
Damon, le había hecho sonar como un cobarde por no querer
participar en el BDSM que era el tema de la fiesta de Navidad de
Damon y sus amigos motoristas que habían organizado.
Bobby no tenía ni idea de lo que Damon encontraba tan atractivo en
ser atado, azotado y probablemente algo peor. Pero cuando Damon le
había desafiado a intentarlo, diciendo que él no sabía lo que se estaba
perdiendo y no sería capaz de juzgar hasta que lo intentara por sí
mismo, Bobby había accedido a hacer una escena en el club que Damon
y sus amigos frecuentaban.
Había sabido que si no aceptaba la propuesta de Damon, nunca oiría
el final de esto.
Al darse cuenta de que Damon podría hacer las cosas muy difíciles
en el trabajo si no se quedaba en su lado bueno, él había imaginado que
sería seguro ya que habría otra gente alrededor, y ¿qué daño real
podrían hacerle en público?
Dios, que ingenuo había sido.
Una vez que lo habían atado, amordazado y encapuchado. Una
canción fue puesta poco después y lo llevaron a una habitación
bastante caliente. Sus ropas habían sido cortadas, un tipo de artefacto
de cuero con dos correas fue puesto en su cuerpo. Había tratado de
luchar contra ellos, pero lo habían golpeado en la cabeza, diciéndole
que iba a disfrutar esto. El dolor le había finalmente convencido de
194

que sería mejor hacer lo que le decían por ahora. Le habían hecho
meterse en lo que le dijeron era una jaula. Lo cerraron con lo que
Página

parecía ser postes de madera para que se agachara, era incómodo.


El sonido de las cámaras que tomaban fotos le habían hecho
ruborizarse por todas partes. Después de interminables minutos de
imaginar su foto, desnudo apareciendo en Internet, le habían dicho que
le esperaba más "diversión" mañana.
Por fin lo habían liberado de la jaula, sólo para bajar unas escaleras,
prácticamente lo habían inmovilizado antes de ponerlo en esta
'permanente' jaula. Cuando habían tomado la capucha, Bobby
parpadeaba incluso en las condiciones de poca luz de las linternas que
habían utilizado, Damon no estaba en ninguna parte.
No había absolutamente nada que pudiera hacer. La desesperación
era más que un aliento, pero no iba a estar aquí mucho más. Ellos no
podían retenerlo aquí para siempre, ¿podrían? Debió quedarse
dormido con el tiempo, porque lo siguiente que escuchó fue el sonido
de la puerta abierta raspando, seguido por los pasos de botas que
bajaban las escaleras.
―Hey, espera un minuto, Greg. No puedes ir allí por tu cuenta. ―La
voz sonaba enojada. ―Tenemos que asegurar el área primero.
―Que mierda de asegurar el área. Es muy oscuro aquí abajo. ¿Por
qué ninguno de esos idiotas se esconden aquí en vez de emborracharse
con el resto de sus compañeros? Además, sólo conozco a ese hombre
que está aquí abajo, y por lo que esos idiotas nos dijeron, no estaba
teniendo un buen momento. ―La segunda voz que era de ese hombre
llamado Greg, era más profunda que el primero y ahora estaba mucho
más cerca. ―No podemos dejarlo en cualquier situación en la que esté
por un minuto más.
¡Sí! Bobby habría gritado su acuerdo si no fuera por la mordaza de
bola.
Abrió los ojos a una astilla de la luz de una pequeña ventana, justo
debajo del mugriento techo por encima de él. El haz luminoso de una
linterna vino de la dirección de la escalera, vio un par de botas fuertes
que se convertían en pantalones vaqueros cubiertos de piernas,
caderas estrechas y un pecho amplio. El hombre llamado Greg se
dirigió escaleras abajo. Giró la linterna en un arco, se quedó dónde
estaba durante un momento.
―Mierda, es oscuro y frío aquí. ― Se estremeció Greg. ―Y apesta.
El rayo de luz golpeó el borde de la jaula de Bobby.
195

―¡Mierda! Hay otra jaula aquí, Paul. ―Greg movió la linterna y la luz
brilló en las piernas de Bobby, luego su torso, subiendo hacia su cara.
Página

―Espera, ya voy por allí.― Paul se precipitó escaleras abajo.


Bobby cerró los ojos, deseando morir de vergüenza. Estaba desnudo
y sucio, atado como un animal.
Y había visto muy bien a Greg. Alto, de hombros anchos, con un
rostro hermoso, tenía el pelo de punta rubio y ojos marrones. Era el
hombre de ensueño de Bobby hecho realidad.
Si él lo conociera en otras circunstancias le habría pedido una cita.
Negó con la cabeza. En realidad no importa, siempre y cuando lo sacase
de aquí. Estos dos hombres no sonaban como si quisieran cualquier
parte del truco cruel de Damon y sus amigos habían jugado con él. Con
los ojos apretados firmemente, Bobby contuvo el aliento, esperando a
ver lo que los dos recién llegados harían.
―Parece que es él.― Greg comenzó a caminar hacia la jaula.
―Tengo las llaves.―Paul se acercó también. ―Por lo menos les
dieron antes de que el coche patrulla los sacase de aquí.
¿Patrulla? Mierda, ¿son policías? ¿En cuántos problemas me
encuentro?
―Oye, ¿estás despierto? Era la voz de Greg, cerca de su cara. Bobby
asintió con la cabeza, negándose a abrir los ojos para mirar al hombre
guapo.―Está bien, espera. Vamos a salir de aquí lo más rápido que
podamos. ―Escuchó los pasos de Greg retrocediendo hacia las
escaleras. ―Necesitamos una manta por aquí, por favor.―Claro, espera.
Algo se sacudió cerca de la puerta de la jaula, y los tres candados de
tamaño industrial estaban abiertos y la puerta de la jaula chirriaba
cuando se giró de nuevo. Se escuchó un ruido suave cerca de las
escaleras, probablemente era la manta.
―Gracias.― Greg caminó hacia la jaula.―Tenemos que salir de esta
maldita jaula, y tirando de ti hacia fuera no es realmente una opción, ya
que te dolería más. ¿Puedes tratar de moverte, por favor?―Bobby no
pensaba que podría. Y si la piel se raspaba y era todo lo que tomaría de
esto, pensó que podría vivir con ello. La preocupación de Greg calentó
su corazón, sin embargo. Trató de moverse, pero sus músculos estaban
rígidos y gritó en protesta. Gimió.
―Eso no va a funcionar.―Greg caminó hacia el otro lado de la jaula.
―Creo que debemos tratar de maniobrar la manta debajo de él y luego
sacarlo.
196

―Suena como un plan para mí.― Paul bajó la distancia de donde él


había estado a sus pies para abrir la puerta de la jaula. Más arrastrando
Página

los pies, ya que supuestamente colocó la manta donde se necesitaba.


Una cálida mano le tocó los pies y las levantó, la manta suave
tocando sus pantorrillas mientras los hombres lo detuvieron. Era un
trabajo lento, y todavía le dolía un poco, pero Greg y Paul se
mantuvieron levantando su cuerpo o partes de él y poco a poco sintió
la sensación de la suave manta sustituyendo al frío suelo debajo de él.
Cuando terminaron y empezaron a tirar de él hacia fuera, lágrimas
de alivio se escaparon de sus ojos todavía cerrados. Un hombre le quitó
la mordaza, el otro abrió los puños y cortó la cuerda de sus rodillas y
tobillos que estaban atados con cuerdas. Se estiró con cuidado, las
piernas primero y entonces movió sus brazos, el dolor era malo, pero
soportable.
Alguien cubrió su desnudez doblando la manta sobre él. Dios, se
sentía bien.
Se sentía más cálido ya.
―Bueno, seguí haciendo pequeños movimientos, eso va a ayudar a la
circulación. ¿Está bien que te toque, para ayudarle a entrar en calor? ―
La voz de Greg sonaba vacilante.
Sí, bueno, Bobby era un desastre. No estaba seguro de que él mismo
querría tocarse en este momento. Pero las manos de aquel hombre se
habían sentido tan bien en su piel antes, ¿cómo se suponía que iba a
resistir?
Bobby asintió.
―Sí, por favor.― Su voz era áspera, con la boca muy seca.
―¿Puedes abrir los ojos para mí?― Las grandes manos calientes de
Greg frotaban su brazo, luego la espalda, todo a través de la manta.
Un segundo conjunto de manos se posaron en los muslos, deben de
haber sido las de Paul uniéndose en el esfuerzo. Todavía estaba en un
sueño, disfrutando de ser tocado y devuelto a la vida por un momento,
antes de volver a la realidad. Lentamente abrió los ojos, buscando
automáticamente la cara de Greg y descubrió que el hombre arrodilla
delante de él.
―¡Ahí estás!―Mostró una sonrisa con unos dientes blancos e hizo
que se viera más hermoso todavía. ―Estoy muy contento de haberte
encontrado.
Sí, yo también.
197
Página
Greg miró fijamente al chico, no, él era definitivamente un hombre
ahora que lo veía más de cerca.
Sus ojos eran del más profundo verde que Greg había visto nunca en
su vida, su cabello un lío de chocolate marrón despeinado y el rostro de
un ángel. Pómulos altos, nariz recta y mentón fuerte que sólo esperaba
para ser esculpida.
―Soy Greg.― Sonrió. ―Creo que ya lo sabes. ¿Cuál es tu nombre?
―Bobby.
―Hola, Bobby.―Greg profundizó su propia sonrisa.
Se sentía mareado cuando Bobby le devolvió la sonrisa. Fue una de
las sonrisas más vacilantes que había visto nunca, pero los hoyuelos
que aparecieron hicieron que el hombre pareciera más atractivo.
―Vamos a salir de aquí. ¿Está bien? ―Greg sólo quería llevar a Bobby
lejos de este lugar deprimente, pero pensó que sería mejor dejar que él
sintiera que tenía algo de control en su vida.
―Por favor. ―Bobby asintió con la cabeza. ―Tengo que tomar una
ducha.
Greg asintió con la cabeza mientras deslizaba sus brazos por debajo
de los hombros de Bobby y por sus rodillas. Greg no quería saber nada
más, solo el llevarlo a su casa, y tal vez mimarlo un poco para ayudarle
a olvidar su terrible experiencia. Pero Bobby tendría un momento
difícil para confiar en nadie en este momento. Demonios, podría haber
un socio esperándolo en donde vivía.
Resultó que no era socio, y que Bobby no quería volver a casa por su
cuenta. Paul había tomado su declaración, mientras que Greg llevó a
cabo una agitación, Bobby todavía estaba firmemente envuelto en la
manta, en sus brazos. Le había rogado a Greg para retenerlo antes de
que empezara el alto consumo de agua que había sido ofrecido por uno
de los otros oficiales. Greg había estado más que contento de cumplir.
Bobby se sentía bien en sus brazos.
Oh, mierda, lo tenía mal.
―¿Así que piensas que Damon Middleton era el tipo que organizaba
todo?―Paul frunció el ceño mientras seguía tomando notas.
198

―No sé nada de todo eso.― Bobby trató de moverse aún más cerca y
Greg se deleitaba con la sensación de darle la protección física que
necesitaba. ―Quiero decir, esto no es el lugar ni nada, y no tengo ni
Página

idea de lo mucho que sabía de lo que estaban planeando.


Nunca oyó o vio a Damon de nuevo después de que lo dejó en el club.
Pero fue definitivamente el encargado de llevarlo. Sólo deseó que
nunca hubiera caído en su línea.
―No se podía saber lo que había planeado.― Greg estaba tan enojado
con Damon, que tenía un tiempo difícil tenso. Pero se las arregló,
porque no quería que Bobby pensara que estaba enojado con él.
―No, pero aun así. Me siento bastante tonto. ―Bobby volvió la
cabeza en el pecho de Greg.
―Fue una cosa bastante desagradable lo que hizo Damon.― Greg
alzó su mano y acarició la cabeza de Bobby.
―Sí, lo fue.― Paul asintió con la cabeza mientras cerraba su
cuaderno. ―Vamos a enviar a alguien a que lo visite. ¿Quieres
presentar cargos?
Bobby vaciló. ―Tengo que trabajar con él.
Greg soltó un bufido.
―Pero yo sí.―Bobby miró, con lágrimas en sus ojos. ―He sido lo
suficientemente fuerte para mantener mi trabajo. Si Damon...
―Mira, no sé lo que va a suceder una vez que lo arresten.― Paul
frunció el ceño.―Pero les puedo asegurar, que si presentas los cargos,
será arrestado. Eso no va a hacer su trabajo más seguro, ¿verdad?
Bobby miró hacia arriba.
―No, creo que no. ― Bobby se frotó los ojos y sonrió. ―Está bien, voy
a presentar cargos.
―Bueno. ―Paul asintió y se levantó. ―¿Tienes un lugar en el que
quieras que te deje?
Greg contuvo el aliento. Ni siquiera quería pensar en Bobby solo en
su apartamento. No estaba en una parte segura de la ciudad, y Damon
podría tener más "amigos" para enviar a Bobby como venganza.
―No. ―Bobby empezó temblar de nuevo.
―¿No quieres ir a casa?―Paul subió las cejas.
―En realidad no.― La voz de Bobby era tan suave, que Greg tuvo que
volver la cabeza para escucharlo.―¿Y si Damon va tras de mí?
―Mi pensamiento exactamente.― Greg asintió con la cabeza y apretó
199

sus brazos alrededor de Bobby. ―Si quieres, siempre puedes venir a


casa conmigo. Una estancia durante unos días hasta que sepamos qué
Página

va a pasar con Damon.


―¿En serio?― Bobby se volvió y miró a Greg.
―Por supuesto.―Greg vio a Paul con una sonrisa desde la esquina de
su ojo y decidió hacer caso omiso de su amigo el mayor tiempo posible.
Se centró en Bobby y la emoción del pensamiento del hombre más
joven en su casa en su lugar.
Dios, lo quería tanto.
―Me gustaría eso. Mucho. ―La sonrisa de Bobby era radiante. Luego
se volvió hacia Paul. Está bien que me vaya con él, ¿verdad?
―En la medida que sepamos dónde podemos llegar, está bien por
mí.― Paul asintió, volviendo a ser el mismo profesional de siempre.
Con un pequeño desvío al apartamento de Bobby para que pudiera
ducharse y recoger algunas ropas y otras necesidades, pronto llegaron
a casa de Greg. Bobby llevaba jeans ajustados y un jersey cálido que le
daba un aspecto totalmente comestible. Estaba una cabeza menos por
debajo del metro ochenta de Greg, pero bien proporcionado y con un
culo apretado que Greg quería explorar en gran detalle. Tan pronto
como sea posible, si no antes. Tenía el momento más difícil de su vida,
tenía que mantener las manos en sí mismo.
Cuando Bobby deslizó su mano más pequeña a su vez en la suya
cuando entraron en su casa, Greg rezó para salvar su vida.
Dejó caer la lona que Bobby había traído con él, en la habitación de
invitados, y le mostró a Bobby el resto de la casa. Una vez de vuelta en
la sala de estar, la chimenea era admirada debidamente, tanto que ellos
sacudieron la cabeza ante la misteriosa carta de entrega que tuvo lugar
aquí.
―¿Tal vez realmente hay un Santa Claus?― Los ojos de Bobby
brillaron.―Después de lo que pasó esta mañana y tu milagroso rescate,
ya no voy a negar la posibilidad.― Greg sonrió y soltó la mano de
Bobby para poder encender la chimenea.―Solo queremos asegurarnos
que es agradable y cálido. Bobby asintió con la cabeza y lo observó
detenidamente. Se sonrojó cuando su estómago retumbó cuando Greg
se dio vuelta.―¿Comida?―Sonrió.―Por favor. No me dieron de comer la
noche anterior. ―Miró al suelo.―Bastardos.― Greg tomó a Bobby en
sus brazos. ―No puedo creer que hicieran eso.
Pero ya pasó, y estás a salvo aquí.―Me siento seguro contigo.―Las
manos de Bobby se apretaron alrededor de Greg.―Bien.― Greg quería
200

dar un paso atrás para dar un poco de espacio a Bobby. Bobby no lo


dejó y apretó los brazos.―¿Bobby?―Susurró.―Quiero besarte.― Miró
Página
hacia él, sus grandes ojos verdes luminosos con la luz del fuego. ―Lo he
querido desde que bajaste las escaleras.
―¿Es sólo porque estás agradecido?―No podía soportarlo. Quería
mucho más de Bobby. ―¡No!― Bobby lo miró horrorizado. ―Bueno, no,
porque estoy agradecido, y eso. Pero te hubiese querido besar incluso
si te hubiera conocido en otras circunstancias. Dios, esperaba que fuera
cierto. Bobby se acercó e inclinó su cabeza. Greg sonrió y se inclinó
para besar los labios exuberantes que se le ofrecían. Al volver por más,
se quedó un poco más esta vez, esperando a ver lo que Bobby iba a
hacer. Las manos de Bobby se acercaron y las deslizó alrededor de su
cuello y se acercó lo suficiente para que se tocaran desde el pecho
hasta la ingle. Bobby ya estaba duro y eso hizo que la polla de Greg
pasara el resto del camino a toda prisa.
Hombre, y esos labios suaves en los suyos. Respiró hondo,
disfrutando de la fragancia del hombre recién duchado con un toque de
picante. Lengua caliente de Bobby salió y lamió los labios de Greg,
desapareciendo demasiado rápido para el gusto de este. Greg apretó su
abrazo y abrió la boca, dejando que su lengua correspondiera, pero se
retiró tan pronto como Bobby volvió a jugar. Ellos iban y venían
durante unas pocas veces más antes de que Greg no lo soportase más.
Deslizó una mano sobre el hombro de Bobby para acunar la parte de
atrás de su cabeza, manteniéndolo en su lugar para un beso de verdad.
Bobby abrió la boca con un suspiro con la próxima pelea de lenguas y
Greg se zambulló en la caverna de su boca caliente para una
exploración muy profunda. Bobby respondió acariciando su lengua con
toques lentos y juguetones mientras molía su parte inferior en el
cuerpo de Greg hasta que ambos estaban sin aliento por la excitación.
Hombre, Bobby fue una vez un pequeño tigre suelto. Greg tiró hacia
atrás para mirar a los ojos a su pronto―ser―amante. Tenía que estar
seguro de que ambos querían esto.
Las pupilas de Bobby estaban dilatadas ya y su respiración se hizo
entrecortada en rápidos jadeos.
―¿Qué?― Bobby logró una mirada esperanzada y sexy al mismo
tiempo.
―Si estás seguro...―Greg sonrió cuando Bobby asintió
vigorosamente. –Déjame conseguir algunas cosas.
201

Bobby finalmente dio un paso atrás, pero comenzó a quitarse el


suéter de inmediato. Reveló un pecho ligeramente peludo con
Página

pequeños pezones rosados. Sus abdominales se mantuvieron estables,


y el bulto en sus pantalones vaqueros se perfilaba con claridad. Greg
quería hundirse hasta las rodillas y obtener una muestra.
―¿Cosas?― Dijo mientras se quitaba los zapatos.
―¿Sabes de estas cosas?―Greg sonrió. Fue increíblemente excitante
saber que Bobby quería esto tanto como él. Bobby negó con la cabeza
mientras seguía desvistiéndose. ―Solo sé lo que quiero.
Sí, eso hizo dos de ellos.

Bobby casi se echó a reír al ver la expresión en el rostro claramente


desgarrado de Greg. Fue gratificante ver lo mucho que el otro hombre
le gustaba su cuerpo, una vez que fue revelado. Pero, maldita sea, él
quería conseguir las cosas. Tenía que olvidar los horrores de la noche
anterior y que mejor manera de pasar un tiempo cerca y personal con
su hombre ideal. Por muy larga que la estancia de quedarse con Greg,
estaba seguro que iba a ser demasiado corto de todos modos.
Greg finalmente reaccionó, subió corriendo las escaleras, y lo hizo de
nuevo para bajo, en un tiempo récord.
Bobby había aprovechado el tiempo para difundir un par de mantas
sobre la suave alfombra frente a la chimenea.
―Agradable.―Greg sonrió y empezó a desgarrar la ropa, dejándolos
caer en el montón que Bobby había comenzado.
El hombre era absolutamente precioso. Los anchos hombros y el
pecho ancho. Sus oscuros pezones marrones ya estaban erectos, al
igual que su enorme polla.
Estaba chorreando líquido pre―seminal y estaba pidiendo atención.
Bobby no perdió tiempo, se puso de rodillas y le dio al órgano una
rápida lamida antes de tomarlo en la mano para una exploración más
detallada.
―Dios, que bien se siente.― La voz de Greg había sonado aún más
profunda de lo normal.
Pasó la lengua alrededor de la cabeza acampanada asegurándose de
pasar algún tiempo en el punto sensible justo debajo del glande. El
202

sabor ligeramente salado explotó en su boca cuando por fin cerró los
labios alrededor de la punta y empezó a chupar el eje rígido con la
Página
boca. No podía tragar todo eso, así que cerró los dedos alrededor del
resto y comenzó a deslizarse en él y fuera de su boca.
Greg le agarró del pelo y se aferró mientras conducía al hombre a un
estado salvaje.
Se sentía mejor que nunca. Estaba seguro de que tenía algo que ver
con el hecho de que por primera vez en su vida se sentía algo más para
el hombre que no fuese solo pura lujuria. Llevó su mano libre a bajo y
empezó a acariciar las bolas pesadas.
―Basta.― Greg se fue para atrás, con los ojos vidriosos mientras
miraba hacia abajo a Bobby. ―Vas a hacer que me corra si no te
detienes. ¿Es eso lo que realmente quieres?
Él negó con la cabeza.
―Dime lo que quieres, cariño.―Los ojos de Greg estaban
encapuchados, y no había tanta emoción en su voz.
―Quiero que me hagas el amor.― Joder, ¿cuándo iba a aprender a
pensar antes de hablar? Podría asustar al hombre. Podía sentir su
propio rubor.
―Me gustaría eso también.― Sonrió y se arrodilló.
Oh, gracias a Dios. Él no era el único que se dejó caer por un casi
desconocido. Por lo que él podía ver, todo era por culpa de Adara de
todos modos, por enviar esa carta. Iba a tener que encontrar la manera
de enviarle una nota de agradecimiento.
Todos esos pensamientos volaron por la ventana cuando Greg le
tomó entre brazos de nuevo. Mierda, el hombre podía besar. La mano
cálida de este, se deslizó por su espalda, cogió una mejilla de su culo y
empezó a amasar. Cambió de mejilla, y se llevó la otra al mismo nivel
de excitación antes de deslizar un dedo en la grieta, deslizándose hacia
abajo hasta que le tocó el agujero.
Greg retiró su dedo.
―¿Por favor?― Dios, él no era de rogar, pero haría una excepción
por Greg.
―Espera a que coja el lubricante, cariño. No quiero hacerte daño.
―Greg lo besó otra vez mientras buscaba la botella con una mano.
Bobby centró toda su atención en ese beso. Sabía tan bien. Fuerte y
203

claro, él sabía exactamente como olía, absolutamente adictivo.


―En tus manos y rodillas, nene.― Dijo mientras empujaba su
Página

espalda.
Sus ojos marrones se habían puesto casi negros. Brillaban con
lujuria mientras miraba a Bobby hacer lo que le había dicho. Bobby
abrió las piernas un poco cuando sintió el primer toque de un dedo en
su apertura. Cerró los ojos para que pudiera concentrarse en las
sensaciones. El dedo le rodeó el agujero tembloroso, aumentando
gradualmente la presión hasta que finalmente se hundió en el interior.
―¡Ahhh!― Bobby movió su culo. ―Dios, eso se siente bien.
Greg se rió y deslizó el dedo dentro y fuera, introdujo un segundo
dedo justo antes de que Bobby estuviese dispuesto a pedir más. En el
momento en que tres dedos lo estaban jodiendo a un ritmo cada vez
más erótico, Bobby estaba dispuesto a gritar. Necesitaba la gruesa
polla de Greg dentro de él o iba a explotar todo el manto sin siquiera
haberse tocado. Entonces Greg tocó su glándula y perdió. Chorreando
ríos de liberación, que vino con tanta fuerza, que sus piernas
temblaron y se derrumbó en sus brazos.
Pero Greg lo cogió y lo sostuvo con los brazos libres, sin dejar de
acariciar su próstata, lo ordeñó hasta la última gota antes de retirar
sus dedos. Cogiendo una pequeña toalla de mano que Dios sabe dónde
la tenía, limpió la mancha de humedad. Greg bajó a Bobby sobre su
espalda y se dejó caer encima de él. Meciendo sus ingles juntos envió
réplicas a través del cuerpo de Bobby.
Greg apoyó su peso sobre los codos y lo besó profundamente.
―Wow.― No es el comentario más inteligente que jamás había
hecho, pero estaba contento de haber encontrado su voz.
―¿Bueno?―Greg sonrió.
―Como si no lo supieras.―Bobby sonrió de nuevo y abrió las
piernas. ―Es tu turno ahora, ¿eh?
―¿Estás seguro?― Greg gimió cuando Bobby rodeó su cintura,
acercando su polla que estaba recuperándose rápidamente con el
contacto de la polla de Greg que estaba todavía dura.
―¿Y esto qué se siente, cariño?―Bobby gruñó mientras se frotaba
contra el eje rígido. Se terminó de endurecer más rápido de lo que
había hecho nunca.
―Se siente como que estás listo para correrte otra vez.― Greg se
sentó, se forró con movimientos rápidos y gratificantemente empujó
204

sus muslos bajo los de Bobby. ―¿Está bien?


Página
―Por favor. ―Bobby extendió sus piernas más lejos, levantando su
agujero dolorido que deseaba tocar la punta de la polla magnífica de
Greg. ―Lo quiero.
Greg se aferró su polla con la mano mientras apoyaba su peso con la
otra. Se deslizó en Bobby tan despacio, que quería gritar. El tramo fue
increíble y Greg empezó a ir una y otra vez. En poco tiempo, cambió de
postura y Bobby hizo una mueca de dolor placentero.
Greg dejó de moverse.
―¡No!― Bobby movió su culo por más. ―No te detengas.
Lo miró dudoso pero hizo lo que Bobby había pedido. Cuando
finalmente tocó fondo, ambos estaban jadeando en busca de aire.
Bobby se echó hacia atrás y se relajó todo lo que pudo. Cuando estuvo
listo, deslizó sus piernas alrededor de la cintura de Greg y lo empujó
aún más profundamente en su interior.
―Joder, te sientes genial.― Greg se deslizó hacia fuera, y luego
empujó despacio hacia dentro.
―Más.― Jadeó Bobby.
Greg comenzó a empujar y Bobby estaba seguro de que había
muerto e ido al cielo. Con una rótula ocasional de sus caderas que hizo
maravillas dentro de Bobby que probablemente era ilegal porque se
sentía demasiado bien. Bobby no le iba a contar a nadie esto, sin
embargo.
Greg aceleró sus embates hasta que Bobby gruñó y se corrió. Fue tan
duro como si no hubiera llegado unos minutos antes. Bobby agarró los
brazos de Greg para tener algo a qué aferrarse y se instaló en el paseo.
Los ojos de Greg brillaban con lujuria mientras follaba a Bobby más
duro de lo que había creído posible. Apoyando su peso sobre los codos,
Greg se inclinó para darle un beso y se corrió de puro éxtasis.
Mirar como Greg se puso rígido, y luego llenó el condón gritando el
nombre de Bobby fue suficiente para prolongar su orgasmo a lo que
parecía ser el doble de su longitud normal.
Greg se derrumbó sobre él y le dio la bienvenida a su peso.
Después de unos momentos Greg salió de él y se quitó el condón y lo
limpió con otra toalla de mano. Luego se aferró a él con la postura de la
cuchara para que pudieran ver a la vez el fuego, envueltos en las
205

mantas a su alrededor y volvió la cabeza hacia atrás para darle un beso


largo y apasionado.
Página
―Espero que puedas permanecer un par de días aquí.― Greg echó
hacia atrás y lo miró.―Siempre y cuando quieras que me quede, lo
haré. ― Bobby se mordió el labio inferior, de repente nervioso. Lo
quería más que nada.―¿Tú?― Se iluminó la cara de Greg.
―Siempre.―Creo que eres el mejor regalo de Navidad que he tenido.―
El corazón le latía más rápido cuando la única respuesta de Greg era
otro tierno beso. Sí, el mejor regalo de Navidad de Bobby.

FIN
206
Página
También de Serena Yates:

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reviews.php?serenayates=

4ce4daf628eb925ff1f369482cc353c9

Muy pronto…

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Email: serenayates09@googlemail.com

Website: www.serenayates.com
207
Página
Coordinación del Proyecto
Miyushang

Título Original:
Bobby's Christmas Gift

Autor (a):
Serena Yates

Grupo Traductor:
Esto es lo que deseo

Traducción:
Elonoe

Corrección:
Elonoe

Edición, Diseño y Formato:


208

Miyushang ― Aly ― Visionepica


Página
Las Posadas

por Ocotillo
209
Página
Querido Santa,

El trabajo me ha tenido súper


ocupado y necesito aliviar el estrés.
¡He sido muy bueno este año! Me
encantaría dejar a todos nuestros
pacientes contentos :D O quizás
ciencia-ficción donde él es secuestrado
y los alienígenas hacen pruebas a los
humanos…

¡Gracias Santa! ¡Eres el mejor!


210
Página
—Ron, por favor. Añejo31.
Debía haber sido la ronda de Kit, sinceras vocales que tenían al
anciano sonriendo, dientes torcidos y solapados, brillando de color
amarillo opaco en el fresco de la noche de la cantina. —Sí, sí, —dijo,
alcanzando de nuevo la estantería y asiendo una botella y un vaso
turbio, y luego: —No, no. Es gratis, —agitó el brazo con impaciencia
cuando Kit puso un billete de veinte Lempira32 en la barra de
desgastada madera contrachapada. Felix recitó otra rápida ronda de
sílabas hondureñas y si Kit tenía pocas esperanzas de descifrarlas,
pudo adivinar suficientemente bien que era gratitud.
Aunque en realidad, Kit no había trabajado con mayor diligencia esta
tarde de lo que hubieran hecho la mayoría de los hombres. Quizás
menos.
Libre, había dicho y así respondió Kit. —Muchas gracias, Felix —
intentando su mejor pronunciación de la ‘r’, asfixiándose, pero
consiguiendo que otra sonrisa dividiera su rostro en respuesta. Kit se
sentó en el taburete, el metal frío, y se apoyó en la barra. Brillante
pintura amarilla descascarillada en las esquinas, el oro y rojo de un
descolorido anuncio de Cerveza Imperial golpeaba sus rodillas.
El ron era bueno, ahumado y afilado, quitando el escozor de la
sequedad de su garganta y propagando el calor por su vientre. Kit se
frotó la nuca. Exhausto. Quemado por el sol. Los dedos de las manos y
los pies doloridos, con barro cementado sobre su piel por el sudor
cristalizado… y su hombro herido dolía como un hijo-de-puta.
Sin embargo, había sacado a todo el mundo. Nadie murió –sin contar
el ganado vacuno y caprino33– sólo medio muertos de miedo,
escondiéndose en casas consumidas por la suciedad y los escombros.
—Mucho infierno por un pequeño temblor.

31 N de T: en español en el original, se dejaran en negrita todas las palabras que estén en español en el
original.
32 N de T: Es la unidad monetaria de Honduras desde 1931. Se divide en 100 centavos. El organismo
responsable de la emisión del Lempira es el Banco Central de Honduras. Circulan monedas de 5 y 10
centavos -aleación de cobre y cinc- y 20 y 50 centavos -aleación de acero y níquel-. Circulaban monedas
de 1 y 2 centavos, fabricadas con una aleación de acero y cobre. Por lo que respecta al papel moneda
211

circulan billetes de 1, 2, 5, 10, 20, 50, 100 y 500 Lempiras, que son de color violáceo y tienen la cara de
Ramón Rosa en el frente. En 201 el Banco Central de Honduras aprobó la creación de 315 millones de
billetes que incluyen el sistema Braille y barras especiales destinadas para las personas no videntes. 1
Página

euro=26 Lempiras 1 dólar=20 Lempiras.

33 N de T: Rebaño de cabras.
Kit deslizó la mirada hacia la derecha, hacia el hombre asentado en
el taburete junto a él. Uno de los médicos de la clínica –y joder si Kit
podía recordar su nombre-. West, quizás. O Weiss. Dr. Weiss. Caliente
mierda de buena apariencia, cuerpo firme y ojos azules, pero un idiota,
por lo que Kit podía decir, un capullo afeminado de Boston. No era un
secreto lo que pensaba de un paleto como Kit.
—Fue de magnitud cuatro —Kit arrastró las palabras, dejando que el
descaro saturara su tono—. No se necesita que un mosquito estornude
para que una ladera se desestabilice34.
—Salva Vida —dijo el hombre –acento impecable, por supuesto– y
cuando Felix hizo saltar el tapón de la botella preguntó—:
¿Desestabilizado?

Kit asintió con la cabeza. —Deforestación, exceso de pastoreo, malas


prácticas del suelo… —Agitó el brazo derecho con impaciencia y luego
siseó ante el dolor que le produjo—. Ya sabes… la razón por la que
estoy aquí, Doctor Weiss, —pensando gilipollas.
—Ah, —dijo el hombre— asustado de que he tenido las manos llenas
de sangre, no barro y no he tenido mucho tiempo hoy para especular
sobre la causa de todo. —Levantó la cerveza en un saludo—. Y es
Wesley, no Weiss. Pero por favor, llámame Lars. Chris, ¿cierto?
¿Ingeniero agrónomo?
—Gestión del uso del suelo, —corrigió Kit— y es Kit —sabiendo,
desde la suposición, que Lars había tomado su nombre de un archivo
oficial en alguna parte. Capullo entrometido. Y poco sincero; Kit había
estado viendo las miradas sarcásticas desde que llegó el verano pasado
–la última vez ni siquiera hace cuatro horas, de hecho-. Kit regresó a su
bebida, conteniéndose de gritarle al hombre. ¿Qué infiernos es lo que
quería, de cualquier manera, consiguiendo estando todo pulcro y
agradable de repente? Como intimar con una serpiente de cascabel. Un
día duro no les hacía amiguitos más de lo que la etiqueta de Cuerpo de
Paz lo hacía.
—¿Algo en tu hombro?
Kit miró de soslayo para encontrar a Lars entrecerrándole los ojos
en la tenue luz. Ladeando las cejas en lugar de encogerse de hombros,
Kit dijo: —Algo cayó. Sacando a los Garcia de su casa.
212

—Deberías dejarme echar un vistazo.


Página

34 N de C: Una contestación irónica sobre el estado de la tierra.


Sorprendido, Kit se giró para mirar con atención a Lars esperando
una broma de algún tipo. Porque, infiernos, había sido herido cuando
había traído a Manolito a la clínica. Y Lars lo había sabido, porque Kit
no había sido capaz de reprimir una maldición cuando había puesto al
niño en el suelo. El médico jefe –Saenz– había fulminado a Kit con la
mirada, y luego enumeró rápidamente algo a Lars, demasiado rápido
para que Kit lo interpretara, sobre todo tan cansado como había
estado. Lars simplemente se había encogido de hombros.
Ahora Kit veía el agotamiento. Líneas bajaban desde los ojos de Lars,
acentuadas por el polvo y la suciedad. Las manchas en su camisa
arrugada, el sudor y la suciedad y Kit supuso que la mancha en el cuello
era sangre. Sólo su cabello estaba en su lugar, rubio brillante en la poca
luz. Un poco difícil desordenar lo que sólo era un milímetro de largo.
El día había sido duro para todo el mundo. Pero cuando Kit se
encontró los ojos de Lars, ambos estaban a la vez cansados y
dispuestos, un pálido castaño, brillante con algo… no, no de burla, no
con la forma en que su mirada cayó y luego se levantó,
deliberadamente, la sonrisa apenas arqueando sus labios. Kit conocía
bien la mirada, habiendo respondido a algunas a través del hedor y
sudor, en los bares en Corpus, San Antonio… Tegus, sólo el último mes.
Bueno, infiernos.
Conjeturando que cuando el cuerpo necesita una salida, toda
discriminación vuela por la ventana.
—¡Hey, ow! —Cierto. Así que estremecerse lejos del alcance de Lars
no había sido un movimiento tan inteligente, y ahora Kit no podía decir
si Lars estaba frunciendo el ceño o riendo.
—La clínica está cerrada, pero puedo abrirla por la noche.
¿Era la imaginación de Kit, o Lars parecía estar proponiendo más
que un vendaje? —Estará bien por la mañana, —masculló Kit, aun
sospechando. Sin embargo, mantenía su palma en el área.
Protectoramente. Sintiendo el calor de la herida, presionando un poco.
—Lo dudo seriamente.
El grito de Kit debió haber despertado al viejo Felix, porque había
sacado sus legañosos ojos de la telenovela, y ahora cojeaba hacia ellos,
escupiendo una cadena de sílabas, demasiado rápido para que Kit
capturara más que una frase ocasional. Eso, y la mano haciendo gestos
213

hacia Kit, y luego hacia el este –hacia el edificio de la clínica-. Y Lars, el


auto-satisfecho yanqui, manteniendo un buen ritmo en español,
Página

agitando las manos hacia atrás y sonriendo todo el rato.


Felix se giró hacia Kit, finalmente, ondeando su mano hacia el
hombro de Kit. Dijo: —Tú. Ir. Médico, doctor. —Luego sirvió otros dos
dedos de ron en el vaso de Kit. Kit apenas había comenzado el primero.
—Ves. El anciano está de acuerdo. —Poniéndose de pie, Lars dijo: —
Vamos. Puedo darte algo para ello —su tono cayó en la riqueza de una
promesa de pecado— que te permita concentrarte en algo más que el
dolor.
—Sólo es un tirón —dijo Kit, pero ahora lentamente. Lamió su labio
inferior, más seguro ahora de lo que Lars tenía en mente, y
comenzando a pensar, ¿por qué infiernos no? Se puso de pie. Había sido
un infierno de día. Una buena mamada y un analgésico, y dormiría
como un tronco.
Lars levantó el vaso de ron de Kit. —¿Es el primero? — Tomó un
sorbo. Bastardo presuntuoso, pero Kit se encontró a sí mismo
respondiendo, porque siempre había sido una cosa de amor-odio con
él; hombres arrogantes que empujaban sin piedad en su espacio—. No
habrá drogas si has estado bebiendo.
—Sí. Sólo tomé un par de tragos. —Resintiéndose hacia ellos por su
condescendencia, encendiéndose cuando le ponían en su mira sexual,
diciéndole que se inclinara y hasta qué punto. Jodido, lo sabía, pero lo
que fuera. Era algo sexual, así que iba con ello, manteniéndolo lo más
alejado posible del resto de su vida. Relajarse esta noche, evitar la otra
vida de puta por lo que nunca tuvo la oportunidad de tocar la polla—.
Apareciste justo después de que yo lo hice.
—Bien. —Lars dejó el vaso y tomó el codo de Kit, enviando un
escalofrío por su brazo—. Vámonos.
Salieron, con Kit reflejando que probablemente no, Felix vertió el
ron de nuevo en la botella. Sin malgastar, sin perder. Lo que, Kit
decidió, estaba bien.

La noche era tranquila, ni un alma en las carreteras secundarias. Las


agotadas personas metidas dentro de sus casas, agradecidos, sin duda,
por las familias intactas. Era agradable –el aire de la estación seca se
214

volvió polvoriento y frío-. Una ligera brisa azotó los rizos demasiado
largos de Kit en sus ojos y se aclaró el aire de caos y miedo que tanto
Página

había impregnado el día. El olor de la basura ardiendo cubría la ciudad,


tenue –una gran parte del lugar que Kit rara vez notaría más-.
—¿Pasarás aquí las Navidades?
Kit gruñó. —Sí, —no creyendo ni por un minuto que a Lars le
importara una mierda—. ¿Tú?
—La visita termina pasado mañana. Estaré en casa en tres días.
Bien por ti. Kit estaba contento de pasar aquí las fiestas, donde
significaba que había elegido la soledad para ser, sin miradas
compasivas, sin explicaciones. Había crecido justamente cansado de
eso.
La luna apenas estaba en cuarto creciente, alta en el cielo. El ruido de
la hierba seca y el canto de los insectos salpicaban el silencio. Adornos
cubriendo ventanas, aleros y porches, reflejaban la pálida luz en
verdes, dorados y rojos. El ritual del noveno día antes de Navidad o Las
Posadas comenzaría mañana –los niños y la natividad, deambulando de
puerta en puerta, en busca de las posadas que les acogería y la
convertirían en una casa-. Gracias a Dios no había habido muertes que
lo estropearan.
—¿Eres fetichista?
Casi tropezando, Kit se detuvo y miró alrededor para ver una sonrisa
boba propagándose lentamente en el rostro de su compañía.
Lentamente, eligiendo sus palabras con cuidado, Kit dijo: —Depende.
—Manteniendo su voz baja—. Quizás.
Lars agarró la nuca de Kit, manteniéndolo inmóvil, y presionó el
pulgar en su garganta. —Tan huraño, —dijo—. Me gustaría sacarte ese
palo del culo. —Lars acercó la nariz, hasta que el cálido aliento le hizo
cosquillas en la oreja a Kit, y con voz ida como gravilla, dijo: —Tal vez
una dura jodida lo haría.
Un rayo de calor se disparó a través de la ingle de Kit –sin esconder
esa reacción primaria-. Mareado, se reprendió a sí mismo. —Sin
heridas, —dijo, y estuvo complacido de que su voz saliera controlada y
precisa—. Sin moretones ni romper la piel. Sin excrementos. —
Recordando que Lars era médico, añadió apurado— tampoco enemas.
Lars se rió en voz baja y soltó a Kit. —Nada cerca de lo extremo. —
Quitó un pedazo de barro seco de la camiseta de Kit y ladeó una amplia
sonrisa—. No en la primera cita, en cualquier caso.
215
Página
La clínica era un edificio largo y bajito –paredes de bloques de
cemento pintadas de un azul turquesa-. La luz amarilla se filtraba entre
las rendijas de una ventana enrejada en la parte posterior.
—Dijiste que estaba cerrado.
—Lo está, —dijo Lars, deslizando su llave en la cerradura—. Raf está
haciendo papeleo, espero.
Raf. El Dr. Saenz, Kit se dio cuenta, el pensamiento amortiguando su
anticipación considerablemente. El médico jefe. Un hombre hermoso,
refinado y suave, con un comportamiento casi aristocrático. De
hombros anchos y caderas estrechas, con pómulos y labios de un ángel,
una especie de dios latino cortado en mármol –e igual de frío-. Kit se
había cruzado antes en su camino, y siempre había ese desapego altivo.
Sin embargo, nada como esta tarde, la forma en que había descartado a
Kit con esa mirada gélida, su expresión exigiendo saber por qué Kit
estaba ensuciando su clínica. Maricón, había escupido esa mirada. Kit
había visto suficiente de esas miradas para diez vidas, así que había
entregado a Manolito y huyó como el infierno de allí.
Porque no necesitaba tomar esa mierda de nadie, nunca más. Porque
se tenía más respeto que eso. Porque… mierda. Porque a pesar del
desdén en esa mirada, había hecho que la polla de Kit se levantara y
tomara nota, y eso sólo era del tipo jodido. ¿Y el bastardo estaba aquí?
Entonces Kit, por Dios, no estaría. —Mi hombro está bien.
—Oh, cállate. Cristo. —Lars le agarró por el codo –el bueno– y le
empujó hacia adelante—. Vamos, utilizaremos una de las salas de
exploración.
Lars le llevó más allá de la pequeña zona de recepción en un
pequeño pasillo. A la izquierda por un pasillo de baldosas, y luego a
través de una de las dos puertas adyacentes. Con el simple
accionamiento de un interruptor, la austera luz fluorescente se
apoderó de las paredes, armarios metálicos, y mostradores laminados,
todo blanco. Parpadeando en el estéril resplandor, Kit entró,
impresionado por el meticuloso orden. Sin señal del caos de esta tarde
–todas las superficies inmaculadas, las innumerables cajas de diversos
artículos dispuestas ordenadamente, tarros llenos de hisopos35-. Un
216

35 N de T: Es un instrumento utilizado para recoger muestras, para su posterior estudio, normalmente


Página

en medicina se usa para saber que germen afecta a una infección, también se usa en cosmética y en la
limpieza del conducto auditivo. Tiene forma de bastoncillo acabado en una punta de algodón.
ligero olor a desinfectante persistía en el aire, el único indicio de que la
habitación no había estado montada así desde el Precámbrico36.
—Siéntate, —dirigió Lars, empujando su barbilla hacia la mesa de
exploración.
Kit lo hizo, intentando en vano evitar que la sábana crujiera. Observó
en silencio mientras Lars se ponía una nueva bata de laboratorio.
—Quítate la camisa.
Más fácil decirlo que hacerlo. Kit levantó el lado derecho de su
camisa con su brazo izquierdo, cautelosamente, y se estremeció
cuando comenzó a levantar el herido.
—No, no de esa manera. Aquí. —Lars le dio un codazo a Kit—. Este
primero, —dijo, y entonces ayudó a sacar la camisa por la cabeza de
Kit—. Podría cortarla. —Presumiblemente queriendo decir la camisa.
No el brazo.
—El infierno que lo harás. Córtala y morirás. —Tool, Austin’97, un
concierto que recordaba al motorista que había encontrado junto a la
neblina de la música y la droga. La noche había terminado bien—. Esta
es una de mis camisas favoritas.
—¿Por qué no me sorprende?
—Jódete, —dijo Kit, la voz amortiguada por la tela, y entonces—
¡Ow!—Era una camisa raída, sí, y la llevaba muy a menudo, pero
maldita sea. Maldición.
—Relájate, —dijo Lars, tirando de la camiseta suelta. Empujó el
hombro de Kit, y Kit se mordió el labio inferior para permanecer en
silencio—. ¿Cómo sucedió?
—Un bloque estaba manteniendo atrapado a Manolito. —Kit siseó
cuando Lars levantó su brazo—. No era pesado, pero yo estaba
cansado. Me descuidé y se giró.
—¿Sientes haberlo hecho?

36 N de T: Es una división informal de la escala temporal geológica, es la primera y más larga etapa de la
Historia de la Tierra —más del 88%—, que engloba los eones Hádico, Arcaico y Proterozoico. Este
supereón comenzó cuando se formó la Tierra, hace entre 4567,9 y 4570,1 millones de años y terminó
hace 542,0 (±1,0) millones de años. Duró aproximadamente 4027 millones de años y dio paso al Eón
Fanerozoico/Era Paleozoica/Período Cámbrico. El estudio del Precámbrico es muy complejo, pues en
217

general las rocas formadas durante este tiempo están muy transformadas por diferentes ciclos
orogénicos -deformación tectónica, metamorfismo, etc- y los fósiles son muy escasos. Las rocas
precámbricas son principalmente ígneas y metamoórficas. En Sudáfrica, Cráton de Kaapvaal, en
Página

Australia Occidental, Cratón de Pilbara y en Groenlandia se encuentran las rocas terrestres más antiguas
datadas en 3800 millones de años aproximadamente.
—No. Ni siquiera sabía lo que había hecho al principio… —
rememoró Kit—…hasta que le recogí para traerle aquí.
Lars le hizo más preguntas, específicas, y le tuvo haciendo un par de
tareas, flexionando los músculos, moviendo su brazo de esta manera,
levantándolo. Algo así como una prueba para ebrios. Herido, pero no
demasiado malo, hasta... —Estás bien, —pronunció Lars.
—Ya sabía eso.
—Uh-huh. Tómalo con calma unos días. —Mojando un algodón con
alcohol mientras sostenía una jeringa entre los dedos, Lars dijo: —Esto
quitará lo peor del dolor.
—¿Me hará estúpido? —Kit se alejó dubitativamente, más que un
poco suspicaz de lo que constituía ‘fetiche’ para este idiota.
—No. Cristo. Sólo es un analgésico. Deja de ser un dolor en el culo.
El alcohol se sintió frío en su brazo quemado por el sol. —¡Ow! —
Ahora ambos dolían. Kit aún sentado, sosteniendo sus hombros
protectoramente, y observando cómo Lars abría uno de los armarios
de la pared y extraía un par de vendas—. No necesito eso, —dijo Kit.
Sin cortes, sin rasguños, sin sangrar.
Lars levantó los ojos hacia el techo, como si rogara por paciencia. —
Voy a inmovilizar tu brazo. Menos movimientos, mejor. Aquí. Arriba. —
Utilizando un rollo largo, Lars envolvió el vendaje alrededor del
hombro y brazo heridos de Kit, y luego cruzó su pecho y bajo la axila
izquierda. Cruzado de nuevo, un par de veces, hasta que la parte
superior del brazo de Kit estuvo sujeto con eficacia a su pecho—. Eso
servirá, —dijo Lars, cortando el final y fijándolo.
—Puedo moverlo.
—Bien por ti. No. Una vez que el Toradol37 entre en acción... —
comprobó su reloj— debería ser bastante rápido, no sentirás ningún
dolor, pero eso no quiere decir que el hombro no esté herido. ¿Lo
tienes? Se cuidadoso.
—Sí, muy bien.
—Échate hacia atrás. —Lars manipuló la parte posterior de la mesa
y Kit se inclinó hacia atrás en ella—. Levanta los pies. Vamos.
Kit hizo lo que le dijo, desconcertado, sólo siguiendo indicaciones.
218

Lars levantó la barandilla del lado izquierdo, y luego sacó algo del
Página

37 N de T: Analgésico indicado para el tratamiento del dolor en periodos reducidos de tiempo.


bolsillo de su bata –una banda gruesa y negra, vio Kit– la alineó en el
brazo bueno de Kit y la ató a la barandilla.
—¿Qué mierda? —Kit tiró de su brazo, ignorando el pinchazo de
dolor—. ¡Hey!
—Uh-uh. —Lars presionó una palma en el pecho de Kit,
empujándole hacia atrás—. Tranquilízate o te harás daño.
Kit se echó hacia atrás, respirando con rapidez, la mente acelerada,
intentando decidir, ¿peligro o no? —¿Por qué estás atando ese abajo?
—Pregunta estúpida, estúpida, pero su lengua temblaba, llena de
sorpresa e inocencia.
—Ha sido un infierno de día. —Lars retiró dos guantes de látex de
una caja sobre el mostrador y comenzó a ponérselos—. Podríamos
comenzar quemar algo de energía, ¿no crees? —Chasqueó la muñeca
de uno de los guantes y sonrió abiertamente—. Sé que podría.
A pesar de sí mismo, Kit respondió, visceralmente, la polla
engrosándose –especialmente cuando los dedos de Lars se arrastraron
por la desnuda piel de su abdomen, el toque de látex a la vez
impersonal e intrusivo. Incluso tan… Los ojos de Kit se movieron
ansiosamente hacia la puerta. —El Dr. Saenz… —…Aún estaba aquí.
Jesús.
—¿Eso te molesta? —Lars desabotonó los vaqueros de Kit,
provocando una sacudida de caderas que fue a la vez reacción nerviosa
y súplica.
—Sólo no quiero que ese idiota...
—No me mientas. —Lars ladró una risa—. Cristo, no sé quién de
vosotros es peor. —Jugando con la línea de vello debajo del ombligo de
Kit, dijo: —Te estuve observando, ya sabes… hoy en la sala de espera,
cuando pensaste que nadie te estaba mirando. Tu sumiso interior, en
plena exhibición. Aunque ibas a caer de rodillas allí mismo, delante de
toda la clínica.
El calor se precipitó por la cara de Kit. Lars estaba jodiendo con él,
¿cierto? Excepto que sólo podía imaginarlo, porque sabía que lo obtuvo
de esa manera. Y lo había visto en clubs, la forma en que la postura de
un hombre podía cambiar cuando un dominante entraba por la puerta.
Pero no había manera de que Kit hubiera hecho eso. No aquí. No a un
hombre del que no sabía nada. —Yo no estaba…
219

—Oh, por favor. —Lars rodó los ojos—. No me digas que no te


Página

gustaría esta carne en tu boca.


Kit tiró de la ligadura en su muñeca. No seriamente, sólo sintiendo
como si tuviera que mostrar cierta resistencia.
Lars pasó una mano enguantada a lo largo del pecho de Kit. —No es
que te esté culpando, —dijo. Con un dedo, separó el vendaje y abrió
una abertura para que el pezón izquierdo de Kit se asomara. Le dio un
golpecito, poniéndolo rígido. No podía saber la fuerza que afectaba a
Kit—. Tendrías que estar muerto para no apreciar… los activos de Raf.
—No sé nada de eso.
—De cualquier manera. No necesitas preocuparte; está en la parte
de atrás. Y he cerrado la puerta con pestillo. Sólo tienes que mantener
controlados los gritos. —Lars pellizcó su pezón, duro, y Kit acompañó
su maldita respuesta con un empuje de caderas. No podía ayudar.
Había una línea directa desde sus pezones hasta su polla. Lars sonrió, y
dijo: —¿Te gusta ser jodido?
Oh. Tonto. La pregunta, simple de toda pretensión, golpeó el último
poco sentido de Kit. Asintió con la cabeza, estúpidamente.
—Bueno. Estamos bien adaptados entonces, —dijo Lars, y procedió
a quitar las botas y calcetines de Kit— por esta noche, de cualquier
manera.
Sí, jódete, también. Pero Kit tragó de nuevo. Al menos el comentario
sarcástico le trajo de vuelta más cerca del suelo. Inclinó las caderas
hacia arriba cuando Lars sacó sus pantalones de mezclilla manchados
de barro por sus caderas.
—Te gusta esto. —Lars cubrió los vaqueros de Kit con su camiseta y
luego hizo un gesto hacia las muñecas atadas de Kit—. Restricción. Lo
haré bueno. Aquí, arriba. —Había sacado estribos del borde de la mesa.
Había calcetines tirados sobre los extremos, los bordes en rosa, y ahora
guió los talones de Kit a su interior. Kit se estremeció cuando Lars los
ató con sinuosas correas –nervioso… por la anticipación, por lo que se
estaba convirtiendo rápidamente en una poderosa necesidad-.
Sintiéndose expuesto ahora, y vagamente humillado por eso, por
hundirse por otro hombre. Patético, escupió la voz de su padre.
—Deslízate hacia adelante. Con cuidado. Ahí, sí. Bien. —Una vez más,
Lars desapareció detrás de Kit. Esta vez, Kit ni siquiera intentó
observarle, y Lars estuvo de vuelta en poco tiempo, con más ataduras
que utilizó para separar los muslos de Kit.
220

El resbalón de un cajón, y Kit miró entre sus piernas para ver a Lars
hurgando bajo la mesa de exploración. Lars se enderezó, y Kit sintió el
Página

familiar frío del lubricante a lo largo de su grieta. Un golpecito en su


fruncida y solicitada entrada, y Kit cerró los ojos cuando un dedo la
atravesó, enguantado y frío.
Muy clínico, la manera en que Lars le abría, untándole bien con el
lubricante. Kip mordió su labio, manteniendo su gemido bajo, sin estar
preparado para suplicar, aún no.
Lars se retiró, se desprendió de su guante, y golpeó a Kit en el culo.
—Vuelvo enseguida.
Entonces salió, dejando la puerta –como las piernas de Kit, como su
boca– completamente abierta.

Kit no estuvo solo más de unos pocos minutos –tiempo que pasó
hablando consigo mismo-. Va a por condones, eso es todo, joder contigo,
es parte del juego. Su respiración había comenzado a ralentizarse de
nuevo cuando escuchó pasos, viniendo de la alfombra y del pasillo de
azulejos de linóleo.
Sin embargo, no era sólo el roce de zapatillas deportivas. Había algo
más en el clic de tacones duros, casi a la par, y Kit se congeló. La sangre
corriendo como el hielo. De ninguna manera. Su cabeza le daba vueltas,
distorsionando el sonido de enfoque. —…treinta miligramos de
Toradol, pero me gustaría que le echaras un vistazo...
Y malditamente seguro, entraron lado a lado, los torturadores de
chaqueta blanca, una visión del infierno en una dosis de ácido
quemado.
Excepto por el hecho de que inmediatamente, el recién llegado se
puso rígido, los ojos como platos. Y Kit… bueno, un último tirón, un
“¡Oh joder!” y entonces su lengua se pegó a su paladar. Sin palabras, e
inexplicablemente aterrorizado, como un ciervo cegado por un haz de
luz. La polla limpia, así como así, ninguna vida se fue en absoluto. ¿Qué
infiernos había hecho para merecer esto?
Esa mirada, tan oscura y fría como siempre, sacudió la mirada de Kit,
y rastrilló una vez sobre la pantalla delante de él. Nunca antes en su
221

vida Kit había querido llorar…


Página
La comisura de la boca de Saenz se arqueó hacia arriba. —Oh, mi
Dios. —La entonación de su acento, cultura hondureña, parecía
incongruente en este momento—. ¿Qué tenemos aquí?
Lo ridículo del comentario quebró a Kit de nuevo. Tiró de sus
ataduras –muñecas, piernas– y luchó para sentarse. —¡Déjame
levantarme! ¿Qué infiernos...?
En dos zancadas, Saenz cruzó la habitación y presionó una cálida
palma en el pecho de Kit. —Shh, mango. Empeorarás la herida. —
Guantes en su mano, como si hubieran aparecido allí, se los puso, y
luego empujó un poco el hombro—. ¿Cómo está, ahora? ¿Mejor? ¿Algún
dolor?
Kit miró fijamente, sintiéndose intimidado de repente, y no un poco
desconcertado. —No. Sin dolor…
—Bueno, bueno. —Tranquilizó Saenz—. Queremos a nuestro héroe
cómodo.
Kit se estremeció, picado por la evidente burla, aunque sabía que
debía permanecer fuera.
Saenz dijo a Lars. —¿Alguna otra herida?
—No lo sé. —Una rápida mirada mostró a Lars sonriendo con
satisfacción—. Pensé que podrías querer comprobarlo por ti mismo.
Oh, joder. Un vergonzoso chillido escapó de Kit. Apretando los ojos
fuertemente cerrados, inclinó la cabeza hacia atrás y dejó que un
silbido de aire se escapara. Intentando hacer todo lo posible para
excluir todo.
—Señor McGregor. —Un tentativo roce de dedos trazó una línea a
través de su clavícula—. Mírame.
Dura, esa voz, insistente, pero no obstante suave. Kit la examinó
brevemente pero nada de la burla que estaba seguro tenía que estar
ahí. Sólo un leve balanceo de la primera ‘r’ en su nombre se destacó.
Abrió los ojos, preparándose para el familiar desprecio en esa mirada
plana… excepto, vio el hambre, caliente y golosa, y de repente, Kit
estuvo inseguro… ¿había cambiado la mirada? ¿O siempre había estado
ahí?
—¿Cómo será, Señor McGregor? ¿Sientes que necesitas un examen
más detenidamente?
222

Kit contuvo el aliento. Calor se enroscó en su vientre, despertando a


la bestia. Saenz se dio cuenta, por supuesto que lo haría, y la sonrisa
Página

que rompió a través de su absoluta concentración estaba teñida de


diversión. La boca de Kit se secó. No, no estaba soñando esto, y estaba
teniendo un maldito momento difícil escapando de esos ojos, de ver la
manera en que lo devoraban. Y se dio cuenta de que los quería. Joder.
Como la araña y la mosca.
—¿O deberíamos irnos a casa? ¿Fingir que esto nunca sucedió?
Esos dedos, ahora trazando un patrón a lo largo de su muslo,
enviando pequeñas descargas a través de la piel de Kit, poniéndole la
piel de gallina.
—Ah. Me tientas, mi diablillo, para decirte lo que quieres. Pero un
placer temporal no vale la pena mi licencia. —Kit se encontró
sacudiendo la cabeza, coincidiendo hipnóticamente con Saenz, y Saenz
presionó—. ¿Aceptas?
Kit se lamió los labios. Asintió con la cabeza.
Saenz golpeó en muslo de Kit, exigió. —¡Dime!
Dímelo. Un ardiente rubor se impulsó a través del cuello de Kit y
cruzó su pecho, pero dijo: —Acepto.
Silencio. Saenz le observó, claras expectativas en sus ojos. Lars,
también, aunque Kit era consciente de su presencia sólo
periféricamente, un fantasma a sus pies.
—Por favor. —La voz tan baja. Se aclaró la garganta—. Quiero… esto.
El examen. —Jesús. ¿Qué infiernos está mal conmigo?
—Bien. —Saenz palmeó el muslo de Kit, y luego le dijo a Lars—.
Procede.
Manos enguantadas tiraron de los testículos de Kit, a este lado del
dolor, amasando un poco. Otra agarró su polla, ese era Saenz, y Kit
observó ávidamente, conectando ese placer al puño, el brazo, los ojos
oscuros, esos labios sensuales. No le tomó mucho a Kit ponerse duro.
Kit estaba goteando, y estaba demostrando que ahora, con
abundante líquido pre-seminal esos dedos enfundados en látex
lubricaban su eje. Una uña del pulgar excavó en la ranura y Kit se
sacudió, gimiendo, la sensación un poco demasiado, pero tan buena.
Saenz le folló con el puño –firmemente– y Kit se retorció, cerebro de
reptil compitiendo por la libertad a pesar de que realmente no tenía
ningún deseo por ahora.
223

—Guarda silencio, —ordenó Saenz, y aflojó su agarre sobre Kit—. Si


luchas, te enviaré a casa. —Kit entendió entonces, que a pesar de la
escena, a pesar del pantano de testosterona y lujuria en la habitación,
Página

que Saenz no podía dejar de ser médico más de lo que Kit no podía
dejar de ser texano. Kit no iba a arriesgarse a una lesión. Se dejó caer
hacia atrás, limitando sus luchas a sus caderas y mente, buscando
sensaciones más intensas para todo eso.
Lars extendió sus muslos ampliamente. Dedos golpearon
ligeramente su esfínter, y luego le empalaron. ¿Dos o eran tres? De una
vez y Kit siseó. De dolor, pero la quemazón era buena, largamente
buscada, infiernos sí. Utilízame.
—Ahí estamos, eso es bueno, —ronroneó Lars. Su voz de oficina, Kit
lo sabía, y gracias a Cristo el viaje de Lars estaba en pie, o Kit moriría
con mucho gusto antes que entrar de nuevo en esta clínica para
tratamiento.
De la mano de esos pensamientos vino una sensación tan intensa
que estuvo malditamente cerca del dolor. Kit chilló, sacudió la pelvis, y
la palma de Lars cayó sobre él, cubriendo su polla en un apretón
plástico.
—No te muevas, —dijo Lars—. Eres sensible. Aliviaré un poco…
Lars retorció sus dedos, estudiando a Kit con intensidad, y Kit gimió,
la cabeza cayendo hacia atrás, la polla comenzando a palpitar. —Oh,
Jeeezus —dijo, y se retorció, intentando escapar, acercarse, sólo, oh sí…
justo ahí, eso se sentía bien.
Levantó la mirada para ver a Saenz observando ávidamente, una
mano agarrando el cabello de la nuca de Kit—. ¿Saludable? —Preguntó
Lars.
—Lo diré.
La mano en la entrepierna de Saenz regresó para tocar a Kit,
difuminando su cuerpo en lo que se estaba convirtiendo en un toque
familiar. Esta vez, se detuvo en el expuesto pezón, le dio un par de
golpecitos rápidos, y luego lo retorció. Duro.
Cuando Kit gritó, Saenz tiró de su cabeza hacia atrás y golpeó su
boca con la mano. —Shh, —dijo, y luego empujó los dedos en la boca de
Kit, sobre su lengua, hasta que las uñas hicieron cosquillas en la parte
posterior de la garganta de Kit y le amordazó.
Lars se rió entre dientes. —A nuestro chico le gusta eso, Raf.
En efecto. Kit se sonrojó, humillado, pero incluso lo alimentó, saber
que Lars lo sabía, incluso podía sentir cada respuesta, cada pulso de la
224

polla de Kit en el manto de la palma de su mano. Los ojos de Saenz


brillaban, y cuando Kit gimió ante el nuevo asalto a su próstata, dijo: —
Página

Chupa.
Kit lo hizo, lo amargo de su propio goteo en una capa sobre el sabor
sintético de los guantes. Pero chupó, ahuecando sus mejillas, pasando
la lengua entre los dedos, invitándoles a joderle. Deseoso de complacer
a los ojos oscuros, anhelando llegar a ese espacio donde el ego estaba
tan consumido que la vergüenza dejaba de tener significado.
Los dedos de Lars desaparecieron del culo de Kit, y algo más grande
los reemplazó, contundente y frío. Kit gruñó alrededor de la mano de
Saenz cuando el objeto le penetró rudamente, no lo suficientemente
lubricado, pero Cristo, sí, por favor, y, ¿lo mantenían en el congelador?
Lanzó su gemido demasiado alto ahora, no como un hombre, incluso el
orgullo despojado de él. Como un animal, lamentable y primario… sííííí.
Sus caderas tensas hacia arriba, la polla desesperada por un toque,
pero no había nada ahora, sólo aire. La sonda, el consolador, la púa –lo
que mierda fuera– atacaba su glande con una presión implacablemente
fría mientras su dolorida polla bailaba, rayas de pintura de
transparente fluido a través de sus abdominales.
Saenz retiró la mano de la boca de Kit, y luego arrastró un pulgar por
su estómago, recogiendo un pegote del lío que había. Otro empujón
envió a Kit a volar y otro grito de “¡Joder!” quemó en sus pulmones.
—¡Silencio! —Siseó Saenz, y luego, más bajo—. ¿Tengo que
amordazarte?
Todo el amor propio ahora desaparecido, y sintiendo mucho al
diablillo que Saenz le había llamado, Kit asintió con la cabeza, y dijo
con voz ronca. —Jódeme —antes de girar la cabeza y abrir
ampliamente la boca.
Le tomó a Saenz todo un segundo coger el algodón, y luego sus dedos
volaron a su bragueta, desabrochándola, y la cabeza de su polla asomó
libre. Gorda y furiosa, por la punta asomaba un prepucio parcialmente
retraído –Saenz le dio un único toque, desde los testículos hasta la
corona- y Kit observaba mientras una gota nacarada se acumulaba en
la punta.
Kit extendió la mano, y Saenz ayudó, empujando una almohada
debajo de él para que estuvieran al mismo nivel. Chupándola, Kit
empujó el prepucio hacia atrás con la lengua, gratificado al oír el
gemido que produjo. Lamiendo, insistiendo en la hendidura, chupando
de nuevo, agradable, Dios sí, pero no era lo que Kit quería, no ahora, así
225

que hizo una producción de ir todo pasivo –labios holgados, la cabeza


hacia atrás en la palma de Saenz-.
Página
Para saber que efectivamente, este hombre era un dios, omnisciente
y sabio. —Ah,—dijo Saenz, y sonrió—. Tu cuello está cansado, ¿no?
Podemos solucionarlo. —Entonces agarró los rizos de Kit en un puño
fuerte y empujó.
Sí. Cayendo en el cielo. Jódeme. Saenz estableció su ritmo, y Kit
chupó por todo lo que valía la pena, deleitándose en el poder que le
controlaba, el tirón en su cabeza, programado para encontrarse con la
embestida de la polla en su boca. Y el olor, Dios. La nariz de Kit se llenó
con la fragancia del sudor y almizcle de un día largo, madurando, los
restos débiles de la colonia de la mañana una niebla sobre la
masculinidad.
Era demasiado. La dureza de la solidez de la implacable sonda,
ordeñándole como un semental. Mientras un bastardo y frío hombre
utilizaba su boca sin piedad. Kit fue amordazado de nuevo y se corrió,
asfixiándose, en una corriente inmediata de semilla que fluyó sin
problemas fuera de su hendidura y sobre su abdomen. Una asombrosa
especie de liberación profunda y testículos aliviados, pero en última
instancia, su polla aun agitándose en una danza de desenfrenada
necesidad, dura como siempre.
—Joder, eso es caliente, —escuchó Kit, en vocales yanquis, pero
estaba demasiado ocupado recuperando el aliento para hacer mucho
más que registrar las palabras.
Cerrando los ojos, Kit atrajo a Saenz de nuevo. Escuchó el autorizado
siseo y se relajó, determinado a probar tanto del hombre como
pudiera. Frustrado –deseando poder tragarlo hasta la raíz, deseando
poder entrenarse para este hombre-.
Kit escuchó el desgarro del papel de aluminio, y luego sintió la dura
succión del consolador/sonda siendo retirado, dejando su agujero
abierto y listo. Sólo por un momento, sin embargo, la caliente carne
entró en él, duro, estirándole aún más. Una oleada de placer recorrió a
Kit. Deseaba poder observar, tener vista de pájaro, ser jodido por los
dos extremos. Así de lascivo, tan sucio y básico, y no había manera de
que alguna vez consiguiera esta suerte de nuevo. Dedos enguantados
se enroscaron en su cabello, agarrándole apretadamente mientras la
piel se arrastraba sobre su lengua, tímidamente del reflejo del rechazo.
Los testículos golpeando su culo en un movido ritmo, rápido y
frenético. Su propia polla rebotando, la piel tensa, en un latido de
226

placer.
Con un endurecimiento de su cuerpo, Saenz comenzó a correrse. Los
Página

testículos se arrastraron altos y apretados, salió, dando otro rápido


movimiento, y luego gruñó cuando la primera descarga salpicó la
mejilla de Kit. Otra caliente salpicadura sobre su frente y nariz. Kit se
movió para coger el siguiente globo en la lengua, capturando lo que
pudo, esperando que Saenz entendiera que la siguiente vez, Kit quería
que ese grueso y salado fuego se deslizara por su garganta.
¿La próxima vez? ¿A quién infiernos quería engañar?
Aún estaba probando a Saenz, la débil acritud, el dulce, rodando
sobre su lengua, cuando escuchó un bajo gruñido y sintió manos
tirando brutalmente de sus muslos. Un golpe contra su culo, una
incoherente maldición, y Lars se corrió.

Los momentos que siguieron fueron como estrellarse demasiado


pronto. Aún no se aliviaba –en un sentido literal– pero sabía cómo iba
esto; todo terminó, y la realidad comenzó a asentarse como una
tonelada de peso.
Lars salió, se quitó el condón, le hizo un nudo, y luego lo dejó caer en
un contenedor de residuos biológicos. Golpeó el culo de Kit. —Buena
jodida, apretado agujero. Deberías darle una oportunidad antes de irte,
Raf.
Saenz le despidió con un gesto. —Ándale. Vete a dormir. Cuidaré del
diablillo.
—No discutiré. —Ya abotonado de nuevo, Lars parecía estar más
despeinado de lo que había estado en la cantina. Enarcó esa sonrisa
idiota de nuevo—. Tened diversión.
—Cabrón, —resopló Saenz una vez que Lars se había ido. Pero
estaba sonriendo. Pasó un pulgar –ahora sin guantes– por la
salpicadura de semen en la mejilla de Kit.
Kit se sonrojó –la vergüenza mucho más real ahora- sabiendo que
los hombres estaban de paso con él. Esto era cuando la diversión se
detenía. Una lenta rabia comenzó a agitarse dentro de él.
Suficientemente familiar, y al final, había sofocado hacia abajo –de la
227

misma manera que siempre hacía, convirtiendo su ‘Yo no doy una


mierda’ para enfrentar al mundo-. Excepto esta vez, Kit ni siquiera se
había corrido con dignidad; ellos sólo habían salido de él
Página

tempranamente.
Utilizándole. Caliente, sí. Jodidamente volcánico. Aun así, una vez que
la niebla se levantaba, jodía con él.
—Tan bello.
Kit levantó la mirada para capturar la mirada de Saenz, aún oscura,
aun devorándole. ¿Hermoso?
—Lo… cómo se dice… ¿golpeó en el clavo?
—Sí, —dijo Kit, débilmente. Sospechoso de las sutilezas.
Saenz se inclinó y le dio a la nariz de Kit un delicado lametón,
probándole. Como un gato. —Christopher, ¿sí?
—Kit. —¿Qué estaba haciendo este hombre ahora?
—Kit, —repitió Saenz. Entonces le besó. Un beso sensual, cálido,
explorando la lengua con una perezosa pasión. Y por supuesto, Kit le
dejó entrar, incluso devolviendo la acción, sin embargo,
tentativamente. ¿Cómo no podría? –Kit no era inmune a estos gestos.
Probar al hombre– el sabor de un duro día de trabajo, mentas, y quizás
algo de bourbon detrás de eso.
Saenz se echó para atrás, y Kit, sintiéndose poderosamente fuera de
su elemento, trató lo que podría pasar como una conversación normal
–considerando que estaba atado con correas a una mesa, con semen
salpicado y desgastado-. —Y tú eres Raf. —De acuerdo, un poco de
rebeldía allí.
Saenz hizo una amarga mueca, pareciendo estremecerse
ligeramente. Entonces recobró la compostura y sonrió. Tocó el labio
inferior de Kit con un dedo. —Esta noche, soy el Dr. Saenz, ¿no? —
Arrastró el dedo sobre la barbilla de Kit, bajando por su garganta, y
luego trazó la línea de su clavícula—. Quizás mañana… ¿en la cena, tal
vez?... Entonces, seré Rafael. —Dio unos golpecitos con el dedo en el
pecho de Kit—. Pero no Raf, Dios mío, no. Estúpido nombre.
Kit no pudo evitar sonreír ante eso. Pero. ¿Cena…?
—Eres tan sexy. Creo que Lars te trajo aquí para mí.
—¿Yo? —Kit sintió su pulso comenzar a acelerarse. Quería
levantarse. Quería caminar. Quizás, irse. Esto era demasiado extraño—.
¿Lars? ¿Por qué querría...?
—Le he preguntado sobre ti. —Rafael se encontró con los ojos de
228

Kit, parecía buscar algo en ellos—. Te observo. Cuando trabajas. En las


reuniones del pueblo, cuando hablas con los rancheros. Eres
Página

inteligente. Amable. Respetas a los paisanos. Encuentro eso sexy. Pero


hoy... —Se encogió de hombros—. Tal vez he sido grosero con mi
mirada lujuriosa. Esta tarde cuando me fulminaste con la mirada,
pensé que seguramente no tendría ninguna posibilidad, en absoluto.
—Yo… —tartamudeó Kit. Aún capturado por sus ojos. ¿Kit fulminó
con la mirada? —…me gustaría… esto. —Dio un tirón de su brazo, el no
lesionado—. ¿Puedes dejarme ir ahora?
—¿Estás seguro?—Rafael arqueó una ceja ante la restricción con la
que Kit estaba tratando—. Estaba pensando que aún no te has corrido
apropiadamente. —Jugó con el pezón de Kit, pellizcándolo hasta que
Kit siseó—. ¿Tal vez deberíamos intentarlo de nuevo?
Kit se mordió el labio, sin responder con palabras, pero su polla
respondió por él.
Rafael se rió. —Tan dulce, tan abierto y honesto. —Se movió entre
las piernas de Kit, se inclinó para besar su estómago, arrastró la lengua
hacia el parche de vello justo por encima de la polla de Kit. Kit escuchó
el rasgar de otro papel de aluminio, por debajo del borde de la mesa.
—Dime, —dijo Rafael— ¿tienes planes para Navidad?

FIN
229
Página
También de Ocotillo:

The Violet and the Tom (novel)

Esperanza (novel)

The Book of New Life, I (novel)

Lubban wa Murr (short story)

Website: http://ocotillo-dawn.livejournal.com/
230
Página
Coordinación del Proyecto:
Miyushang

Título Original:
Las Posadas

Autor (a):
Ocotillo

Grupo Traductor:
Traducciones Homoeróticas TH

Traducción:
chibiNeko

Corrección:
Isolde

Edición, Diseño y Formato:


231

Miyushang - Aly - Visionepica


Página
Amor Atado

De Jessica Freely
232
Página
Querido Santa,

Estaba espiando en la casa del


vecino y basta ver que estaba en lo
alto de su árbol. Ahora sé que he sido
un poco travieso este año, pero me
encantaría saber que va a pasar con
ese sexy ángel atado de al lado…
233
Página
Max caminaba penosamente a través de la nieve y la creciente
oscuridad. Las luces de navidad adornaban los árboles a lo largo de las
aceras del distrito central de Bloomfield. Los altavoces conectados a las
anticuadas farolas entonaba una versión metálica de Estoy soñando con
una blanca Navidad. Se apretó más el abrigo sobre sí mismo y caminó
más rápido. Cinco años ya, y el dolor aún no disminuía. Max aún podía
describir cada momento como si estuviera sucediendo todo de nuevo.
24 de Diciembre de 2005: Stev había estado fuera de la ciudad por
trabajo, pero estaba volando de regreso a casa a tiempo para pasar las
Navidades con Max. Max había estado en la tienda fetichista comprado
una cuerda de nylon. Después de tres años de compromiso, y sexo
vainilla con el magnífico hombre que amaba más que a nadie que jamás
hubiera conocido, iba a revelarle a Stev su fetiche. Estaba nervioso y
hambriento, una mala combinación, y se detuvo en el Bloomfield
Dinner por un plato de su famosa sopa de pollo con fideos antes de
recoger a Stev en el aeropuerto.
El Bloomfield Dinner era un lugar sin adornos que de alguna manera
había escapado del aburguesamiento del resto de la ciudad de
Bloomfield. Quizás porque a todo el mundo le gustaba de la manera en
que era. Era un lugar donde los residentes de hace mucho tiempo y los
recién llegados se mezclaban libremente. Y tenía una televisión detrás
del mostrador.
Ahora, Max se detuvo ante la puerta de la cafetería. ¿Debería entrar?
El recuerdo de esa noche estaba quemando en su mente. No tenía que
revivirlo de nuevo para recordar la manera en que se había sentado
allí, la cuchara a medio camino mientras veía el boletín de noticias
sobre el accidente aéreo. Y recordó con exactitud la forma en que su
estómago se había retorcido cuando su vida se vino abajo.
A través de la ventana vio a Ralph trabajando en la parrilla, justo
como había estado aquella noche y cada consecutiva Nochebuena en la
que Max regresaba para promulgar este pequeño e inútil ritual de
conmemoración. Max entró y tomó asiento en el mostrador. El segundo
taburete desde la caja registradora.
—Max, —dijo Ralph, sirviéndole una taza de café—. Es bueno verte.
—También es bueno verte, Ralph. —Y lo era. A Max le gustaba Ralph.
234

Le gustaba su cabello rubio rojizo y su complexión muscular. Le


gustaban las ajustadas camisetas blancas sin mangas que llevaba y la
Página
manera en que mostraban sus tatuajes –el ancla y escudo USMC38 en
un bíceps, un tritón en el otro-. Por encima de todo, a Max le gustaba
que Ralph nunca le deseara una feliz Navidad.
Ralph había visto el rostro de Max cuando las noticias del accidente
aéreo aparecieron. Fallo del motor. ¿Cómo pudo fallar un motor? Pero
lo hizo, y el avión se incendió. No hubo supervivientes.
Fue Ralph quien se había asegurado de que Max regresara bien a
casa y fue Ralph quien había traído sopa de pollo todos los días aquella
primera semana, mientras Max se había sentado en su sofá mirando
fijamente la silla vacía de Stev.
—¿Lo usual? —Preguntó Ralph.
—Sí.
Sólo había otra persona en la cafetería en ese momento, una señora
mayor en el rincón más alejado leyendo el periódico. Max levantó la
mirada hacia la televisión. Estaba encendida en una emisora local,
como siempre. En ese momento un episodio de How I Met Your
Mother39 salió al aire. Las risas grabadas sonaban huecas.
Ralph le trajo su sopa de pollo. —Cinco años ya, —dijo.
Esto era nuevo. En realidad Max nunca antes dijo nada. —Sí.
Ralph comenzó a rellenar los dispensadores de servilletas de papel.
—Cinco años que has estado entrando, a la misma hora, el mismo día.
Te sientas en el mismo lugar y pides lo mismo. Y el resto del año no te
veo. ¿Por qué haces esto?
Max se inclinó hacia atrás y levantó la mirada hacia Ralph. Siempre
olvidaba lo físicamente intimidante que podía ser Ralph, y cómo en el
fondo, en lugar de pretender que no estaba allí, eso le hacía querer
devolverle la pelota a Ralph y dominarle –justo como habría querido
hacer con Stev y nunca tuvo el valor-. —¿Por qué?
Ralph se encontró con su mirada. —Sí. Quiero decir, no es como si
necesitaras recordártelo. ¿No?

38N de T: El Cuerpo de Marines de los Estados Unidos -en inglés: United States Marine Corps, abreviado
como USMC- es una rama de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos responsable de
proporcionar proyección de fuerza desde el mar, usando la movilidad de la Armada de los Estados
Unidos para desplegar rápidamente fuerzas de armas combinadas. En la estructura de liderazgo civil
235

del ejército de los Estados Unidos, el Cuerpo de Marines es un componente de la Armada a menudo
trabajan en estrecha colaboración con la Armada. Sin embargo, en el ejército la estructura de
liderazgo del Cuerpo de Marines es una rama separada.
Página

39 N de T: Popular serie de televisión, comedia de situación, americana y conocida como “Como conocí a

vuestra madre” en España y Latinoamérica.


Max abrió la boca. Eso era exactamente lo que había estado a punto
de decir –que lo hacía para recordar-. Pero Ralph tenía razón. No había
olvidado. Ni por un segundo. Así que, ¿por qué?
—¿Sabes lo que pienso? —Dijo Ralph.
Max agitó la sopa e intentó decidir cómo se sentía sobre este nuevo y
hablador Ralph. Curiosidad. Sentía curiosidad. —¿Qué piensas?
—Creo que estás reproduciendo el día con la esperanza que de
alguna manera vaya a resultar diferente.
Max dejó caer la cuchara y salpicó sopa por todo el mostrador. —Eso
es ridículo.
Ralph sonrió, pero sus ojos verdes permanecieron serios. —No va a
cambiar, Max.
Max empujó su tazón y se puso de pie. —¡Ya lo sé! Resulta que ya no
tengo hambre en este momento. Me llevaré esto, por favor.
Ralph suspiró. —La mitad está en el mostrador. Te traeré un tazón
nuevo.
Escribió la orden de Max, y luego sirvió con un cucharón una ración
de sopa en un recipiente para llevar. Antes de entregárselo a Max,
escribió algo en la tapa.
—¿Qué es esto? —Max sabía lo que era. Era un número de teléfono.
—Creo que eres un chico agradable, Max, y me gusta tu gusto por los
regalos de Navidad.
Max le miró fijamente. —¿Regalos de Navidad? Nunca te di un...
Los ojos verdes de Ralph eran verdes y llenos de luz. —Por supuesto
que no. Creo que era para ese hombre que murió en el accidente aéreo.
Pero nunca he sido capaz de olvidar como te veías antes de que
recibieras la noticia, cuando entraste aquí por primera vez con esa
bolsa de Noir, feliz y arrogante, como si fueras el dueño del lugar. Si
alguna vez quieres salir con ese hombre de nuevo, llámame. Me gusta
un hombre que sabe qué hacer con tres metros de cuerda de nylon.
La polla de Max saltó y su rostro se puso rojo. Miró fijamente al
número garabateado en la tapa del recipiente de la sopa. —Yo… no… no
puedo… —¿Qué? ¿Hablar? ¿Respirar?
—No te preocupes. Lánzate si quieres. Sólo no desperdicies la sopa.
236

Max se obligó a sí mismo a encontrarse con la mirada de Ralph. En la


pequeña televisión, apareció un anuncio de una empresa de
Página

consolidación de deuda.
—Como dije, eres un chico agradable. Pero aún estás atrapado en el
pasado.
Max quería hacer objeciones, pero Ralph tenía razón. Buscó algo que
decir. —Feliz Navidad, —esperó y se sonrojó aún más.
Ralph le dio una suave y sorprendida sonrisa. —Feliz Navidad para ti
también.

Más tarde esa noche, Max se despertó con un sonido. Un golpe en el


piso inferior. Se sentó, su corazón acelerándose. O era Santa Claus o un
ladrón y no creía en Santa Claus. ¡Mierda! Tenía que llamar a la policía,
pero no tenía una línea fija y su móvil estaba en el piso inferior. ¡Joder!
Moviéndose tan silenciosamente como pudo, Max se puso unos
vaqueros y cogió el bate de béisbol de debajo de la cama. Se arrastró
por las escaleras con los pies descalzos.
El piso inferior estaba oscuro. Ni árbol de Navidad ni luces festivas
iluminaban la penumbra. Max no decoraba por las fiestas. Él y Stev iban
a hacer eso, en Nochebuena cuando llegaran a casa, y Max había
albergado fantasías secretas de atar a Stev con la guirnalda de hojas
perennes y bolas colgantes en su...
Otro ruido de la sala de estar descarriló su tren de pensamientos.
Realmente alguien está allí abajo. Tembló, pero apretó su agarre en el
bate. Cuando llegó a la curva de la escalera, donde estaba el interruptor
de la luz, la encendió.
Desde aquí tenía una vista de pájaro de la sala de estar... y del
hombre alado arrodillado delante de la chimenea. Estaba desnudo y
poderosamente construido, con una mata de cabello castaño oscuro y
un hoyuelo en la barbilla. Sus manos estaban atadas delante de él con
una cuerda. Max perdió el agarre del bate y rodó por las escaleras con
una serie de golpes. —Stev.
Stev levantó la mirada. Sus ojos color avellana luminosos, su
hermoso rostro angustiado. —Max.
Como si el mismo tuviera alas, Max voló por los restantes escalones y
237

atravesó la habitación. Agarró a Stev y le abrazó, su esfuerzo algo


complicado por las alas, pero se las arregló para enroscar sus brazos
por debajo de ellas y mantuvo a su amante apretado. Stev estaba
Página
caliente y sólido en sus brazos. —¡Stev! ¡Realmente eres tú! —Las
plumas rozaban su rostro ahogando sus palabras.
Stev suspiró y se hundió contra él. —Oh Max.
Max estaba perdido en la cálida seda de la piel desnuda de Stev, su
olor, como hojas perennes y cuero engrasado. Cuántas veces había
tomado la camiseta de Stev para olerla, cerrar los ojos e imaginar que
Stev realmente estaba allí.
Esto era mucho mejor. Incluso si sólo era un sueño. La recta nariz de
Stev, su exuberante boca. El corazón de Max palpitó. ¿Cómo era posible
esto? —Moriste.
—Lo hice.
—Pero estás aquí.
—Sí.
—¿Cómo?
Stev elevó una ceja e inclinó la cabeza hacia una de sus alas.
—Oh. Entonces… —Acunó el rostro de Stev—. Pero te sientes tan
sólido, tan real.
—Soy real. Estoy aquí, en persona, por ahora, por una razón.
Max había olvidado cómo podía ser Stev. Impaciente con las
personas que no captaban de manera inmediata. —¿Por una razón?
Stev rodó los ojos. —Mírame, Max. Vamos. Mira.
Max lo hizo. Se fijó en la piel desnuda de Stev, brillando en la
penumbra, su esculpido pecho, culo delgado, alas… y sus manos atadas.
Stev las levantó. —¿Tengo que deletrearlo para ti? Me tienes atado. ¡No
puedo seguir adelante porque no me dejas ir!
Max se echó hacia atrás. —Oh.
—Sí. Oh.
El silencio se estableció entre ellos. Max cambió. Extendió la mano
hacia Stev, y luego hizo una pausa, su mano cerniéndose en el aire. Stev
suspiró. Fuera, un coche pasó, la radio tocando Angels We Have Heard
on High40 demasiado alto.
¿Cómo podría su corazón estar rompiéndose ahora? ¿Ya no estaba
destrozado sin remedio? Dejó caer su mano. Bajó la cabeza. —Lo
238

siento. No lo sabía.
Página

40 N de T: Angeles que hemos oído en lo alto, típica canción que se escucha mucho en navidad.
Otro largo suspiro. —Por supuesto que no lo sabías. Está bien. Mira.
Max, mira.
Levantó la cabeza. Dolía mirar a Stev ahora. ¿No era esto lo que había
querido, en secreto, en el fondo de su corazón? ¿Stev de regreso, y en
persona? Sólo que esto no era para siempre. Esto era… ¿qué era?
—Lo sé. —Los ojos de Stev, entrecerrados, brillando bajo la tenue
luz. Su respiración se volvió rápidas ráfagas—. Max, nunca quise
dejarte. ¡Odié morir!
Max se acercó más. Tocó a Stev en el hombro. Su piel estaba caliente.
—No fue culpa tuya. Fue un accidente aéreo. ¿Tú… Fuiste… Fue malo?
—No. Fui afortunado. Morí al instante cuando el motor explotó.
El alivio inundó a Max. No se había dado cuenta hasta ahora de
cuanto pesaba el pensamiento de Stev sufriendo por lo que había
pasado. —Oh Dios. Oh Dios.
—Oh Max. Lo siento tanto. No quise dejarte.
—¿Realmente estuviste atrapado todo este tiempo, esperándome
para que te dejara ir?
Stev se acercó más y apoyó la cabeza contra el hombro de Max. Su ala
derecha protegía a Max. —Sí, pero…—Inclinó la cabeza para mirar a
Max. Sus rostros estaban muy cerca—. Vale la pena ser capaz de poder
besarte de nuevo.
Max cerró los ojos y se inclinó y los labios de terciopelo de Stev le
tocaron como una bendición. Pensó que nunca sentiría esa suave
presión de nuevo, o el sabor de ambrosía de la boca de Stev. Estaba
muerto de hambre por ese sabor, ese toque. Agarró el rostro de Stev
con ambas manos, sosteniendo su mandíbula mientras devoraba su
boca.
No podía tener suficiente. Se sentó a horcajadas en el regazo de Stev
y envolvió sus brazos alrededor de él. Las alas rozaban contras sus
brazos y le hacían estremecerse. El escalofrío se convirtió en temblor.
Había pasado tanto tiempo. —Te eché de menos. —Cuatro palabras que
abarcaban cinco años.
Pero Max no quería pensar sobre eso, o sobre qué sucedería después
de esta noche. Su polla formó una tienda de campaña en la parte frontal
de su pijama y empujó en el vientre de Stev.
239

Las manos de Stev estaban atrapadas entre ellos. —Aquí, déjame


desatarte.
Página
Stev sonrió con satisfacción. —Adelante. Inténtalo.
Max tiró de uno de los lazos del nudo. Se aflojó pero mientras tiraba
de la cuerda, el resto de los lazos se retorcían, deslizándose como una
serpiente, anudándose de nuevo, tan fuerte como antes.
—¿Ves? —La sonrisa de Stev cambió—. Además, siempre me quisiste
atado.
Max jadeó. —Nunca te lo dije. Iba a hacerlo pero...
—Lo sé. Ahora lo sé todo.
El rostro de Max estaba caliente. Era de color rojo brillante, se dio
cuenta.
—Está bien. Habría sido demasiado. Estoy bien con eso. Todo lo que
tenías que hacer era preguntar, Max.
Más que lamentar. —Pensé que estarías ofendido.
Stev soltó un bufido. —Lo sabía incluso en vida. Quiero decir,
siempre estabas sujetándome las muñecas. No me importaba. —Sus
ojos se oscurecieron—. Me gustaba.
Algo poderoso se elevó en el interior de Max como una criatura
despierta. El deseo de dominar. Max apoyó las rodillas a ambos lados
de las caderas de Stev y se alzó. Tomó las manos de Stev las empujó por
encima de su cabeza y espalda.
La posición hizo que Stev arqueara la espalda. Sus alas se abrieron y
se le escapó un suave gruñido. Pero era verdad, no le importaba. Estaba
duro. Manteniendo la tensión en los brazos de Stev, Max se inclinó y
mordió el cuello de su ángel. Pasó la lengua y dientes por la sedosa
carne del hombro. Stev era un ser corpóreo muy vivo. El calor de su
pulso radiaba de su cuello, calentando el rostro de Max.
Max quería trabajar su camino por el cuerpo de Stev pero perdería el
agarre en los brazos de Stev si lo hacía. Miró alrededor y detectó los
dos ganchos vacíos en la repisa de la chimenea. Habían sido destinados
para sus medias hace mucho tiempo. Nunca los descolgó.
En la parte trasera del armario del pasillo estaba la bolsa de Noir,
intacta desde aquella noche de hacía cinco años. Max fue a buscarla.
Enroscó la cuerda entre las manos atadas de Stev, la ató sobre los
ganchos y la atrajo con fuerza, levantando a Stev sobre las rodillas con
240

los brazos estirados hacia arriba y atrás, sus alas extendidas, todo su
cuerpo tenso por el esfuerzo de mantener la posición. Su polla
Página

sobresalía, una gota de líquido pre-seminal reluciendo en la punta.


Aquí. ¿Cuántas veces Max había imaginado a Stev de esta manera? La
vista hizo que la polla de Max pulsara. Una mancha de líquido pre-
seminal humedeció la tela del pijama.
Stev respiraba rápidamente. Sus pezones eran duras crestas rosadas.
Observó a Max, la boca abierta.
Max caminó a su alrededor, preguntándose qué hacer después. La
boca de Stev estaba al nivel de la boca de Max. Se quitó los pantalones
del pijama y se puso a horcajadas sobre el pecho de Stev. Las suaves
alas rozaban los muslos de Max cuando se puso de pie, arrodillándose
sobre los hombros de Stev. Retorció sus caderas y su polla rozó contra
los labios de Stev.
Se agachó y agarró la parte posterior de la cabeza de Stev,
sosteniéndola. Stev sacó su lengua y lamió la cabeza de su polla. La
cálida y húmeda suavidad de su lengua hizo que la piel de Max
hormigueara. Stev abrió esa exuberante boca suya y Max empujó hacia
adelante, empujando la cabeza de su polla en el interior. Stev cerró los
ojos y chupó a Max.
El calor que le envolvía hizo que sus testículos se extendieran. Stev
lamió la hendidura de la base de la cabeza de la polla de Max. Su lengua
se sentía como terciopelo húmedo. El sudor se destacaba en la piel de
Max.
Max apretó su agarre en la cabeza de Stev y comenzó a empujar,
superficialmente a causa del ángulo. Stev chupaba y lamía. Baba le
corría por la barbilla. La vista de Stev, estirado y tomando su polla, hizo
que el vientre de Max se apretara. Tenía que salir o arriesgarse a
correrse en ese momento.
Stev levantó la mirada hacia él, la boca húmeda, el pecho agitado.
Max se arrodilló entre sus piernas y acarició su dura y curvada polla.
Stev se arqueó incluso más. —¡Max! —Intentó empujar, intentó
presionar su polla en la palma de Max con alguna clase de ritmo—.
Estoy… necesito…
Si había pasado cinco años de celibato, sólo teniendo liberación
superficial consigo mismo en la ducha los domingos por la mañana,
¿qué habría sido para Stev, atrapado en el limbo?
—Aún no, —dijo y retiró la mano.
Stev no pudo reprimir un gemido. El sonido hizo que Max se pusiera
241

más duro que nunca. Dio un paso hacia atrás e inspeccionó a su atado
ángel de nuevo, saboreando su excitación y la de Stev. Deleitándose en
Página

la retención de la liberación para ambos.


Cualquier cosa que fuera esto, sería por una noche. Max no era tan
tonto como para pensar lo contrario. Cualquier cosa que quisieran
hacer, sería mejor hacerlo ahora y había un problema con la manera en
que había atado a Stev.
No podía joderle de esa manera.
Tomando una rápida decisión, Max desenganchó la cuerda de la
repisa de la chimenea y empujó a Stev sobre su espalda. Max tomó la
cuerda, levantó las rodillas de Stev hacia su pecho y ató los tobillos a
sus muñecas. Se levantó de nuevo e inspeccionó su trabajo. La polla de
Stev estaba enmarcada entre sus manos y pies atados. Pre-semen
goteaba sobre su tembloroso vientre. Sus alas estiradas a su alrededor
como una cama.
Perfecto.
Max se arrodilló en los glúteos levantados de Stev. Su apretado y
rosado agujero estaba visible. Max mojó sus dedos en el líquido pre-
seminal reunido en el vientre de Stev y comenzó a pintar su agujero
con él.
Stev dio un gemido que hizo que la ya palpitante erección de Max
pulsara incluso más duro. Quería estar en el interior de Stev, hacerle
gritar duro. Quería hacer que Stev suplicara.
Untó más del líquido pre-seminal en su dedo medio antes de joder a
Stev con él.
Stev lloriqueó e intentó empujar hacia arriba en el dedo de Max, pero
de la manera en que estaba atado, lo único que podía manejar era un
pequeño salto. —¿Te gusta? —Preguntó.
Stev asintió con la cabeza.
—¿Quieres más?
Asintió con la cabeza de nuevo.
—Dímelo.
Sorpresa se registró en el rostro de Stev.
Su vida sexual nunca había sido así. Stev era maravilloso. Max era
promedio. Siempre se había sentido afortunado de estar con Stev. No
había querido empujar esa suerte, así que nunca le había dicho a Stev
sobre su deseo secreto de dominarle.
242

Había sido un idiota. —Dímelo.


Las pupilas de Stev se ampliaron. Se sonrojó, se lamió los labios y
Página

luego, las palabras se derramaron. —Lo quiero todo. Todo lo que


quieras hacerme. Quiero tomarlo. Quiero tu control. Quiero tu
intensidad, tu calor, tu polla. Quiero que me jodas tan duro que lo
sienta por toda la eternidad. Te quiero Max. Todo de ti. Por favor.
Max apenas podía respirar. Tembló. Esta cosa en su interior que
había llevado junto a su dolor parecía estar rompiéndole con el fin de
salir. —Me dejaste.
—Lo sé. Lo siento. No quise hacerlo.
Pero realmente, había precedido su dolor, ¿no?
—Pero te resististe a mí, Max.
Max miró fijamente a los ojos de su amante, donde la necesidad, la
verdad y eternidad se enrollaban en una trenza que nunca terminaba.
—Por favor Max. Te necesito. Todo de ti.
Humillado por la rendición de Stev, Max cayó de rodillas. Se lubricó
con su propio líquido pre-seminal y presionó la cabeza de su polla en el
culo de Stev. Lentamente, presionó en el anterior, mirando fijamente el
rostro de Stev, observando como su boca se abría, como sus pestañas se
agitaban cerradas. El apretado calor de Stev se cerró a su alrededor. Oh.
Dios. Había pensado que nunca sentiría esto de nuevo. Agarró las
rodillas de Stev y se empujó por completo, duro, como si pudiera
fusionarse con Stev y nunca tuvieran que separarse de nuevo.
Salió de nuevo lentamente, observando su polla emerger del cuerpo
de Stev. Escuchando la respiración de Stev transformarse en un
gemido. Entonces empujó de nuevo, rápido y duro como antes. —Max
—dijo Stev—. Max. —Otra retirada lenta y esta vez, Stev dejó escapar
un grito y el control le abandonó. Jodió a Stev duro y rápido, con todo el
amor, dolor y pasión que poseía.
Un puño se apretó en la boca de su estómago. Iba a correrse pronto.
Los gritos de Stev eran más y más fuertes. Metió su propia mano para
encontrar los testículos de su amante apretados a su cuerpo. Estaba
demasiado cerca.
A medio camino dentro y fuera de Stev, Max detuvo su agitado pecho.
Estaba atrapado entre las lágrimas y el orgasmo. Stev abrió los ojos y le
miró fijamente. —Por favor, —dijo y ese trabajo comprendía mucho
más que la solicitud de liberación física—. Por favor. Te amo.
—¿Amo? ¿No amabas?
243

—No. No amaba. Siempre te amaré, Max y a donde vaya, ese amor se


convertirá en parte de todo el mundo.
Página
El rostro de Max estaba húmedo, sus testículos apretados, su polla
furiosa. —También te amo. Siempre lo haré. No puedo parar Stev. No
puedo desactivarlo. Si eso es lo que necesitas…—Estaba balbuceando.
Menudo Dom.
—No. Nunca dejes de amarme. ¡Sólo sigue adelante con tu vida ya!
¡Por favor!
Stev se tumbó de nuevo, implorando a Max con los ojos y Max no se
pudo contener por más tiempo. Bombeó en el interior de Stev, más
rápido, más duro. Cuando sus embestidas alcanzaron un crescendo,
agarró la polla de Stev y la trabajó con mano de hierro.
Se corrieron al unísono, ambos gritando.
Stev se corrió sobre la mano de Max y Max se enterró en el culo de
Stev, bombeando su liberación profundamente en su interior. La cuerda
alrededor de las muñecas de Stev se disolvió y Stev envolvió sus brazos
alrededor de Max, aplastándole contra él. Durante un momento, Max
fue envuelto por las alas de Stev. Su corazón se extendió a reventar
cuando Stev se trasladó a través de él, compartiendo todo su amor,
afecto y deseo que había sentido por Max en vida. Max abrió los ojos a
tiempo para ver el reflejo de la eternidad en los ojos de Stev y luego se
fue.

Por la mañana cuando Max volvió a bajar las escaleras, encontró dos
trozos de cuerda en el suelo de la sala de estar. Las recogió y las
enroscó juntas. Se moría de hambre. Fue a la cocina y abrió el
frigorífico. Allí estaba su sopa de pollo con fideos en el recipiente de
comida con el número de teléfono de Ralph en ella. Miró las cuerdas en
su mano.
Me gusta un hombre que sabe qué hacer con tres metros de cuerda de
nylon.
Calentó la sopa y marcó el número de teléfono.
244
Página
FIN

También de Jessica Freely:

Virgin

Instinct

Amaranth & Ash

Hero

Rust Belt

The Ice Prince

Email:jessicafreely@gmail.com

Website:http://friskbiskit.com

Newsletter:http://groups.yahoo.com/group/jessicafreely
245
Página
Coordinación del Proyecto:
Miyushang

Título Original:
Love Bound

Autor (a):
Jessica Freely

Grupo Traductor:
Blue Sensation

Traducción:
ChibiNeko

Corrección:
Isolde

Edición, Diseño y Formato:


246

Miyushang - Aly - Visionepica


Página
En la Ciudad de
Neverlove

por Heinrich Xin


247
Página
Querido Santa,

Capturé a este chico malo bajo


el árbol de Navidad con parte de la
envoltura de su regalo, intentando
ojear y ver lo que era –¡que grosero!-.
Necesita que le enseñen el valor de la
paciencia y que fuera el regalo
perfecto para mí. Así que, para
ayudar, ya le he atado y está
esperando su castigo -pero no parece
entender lo del castigo, porque parece
un poco excitado para mí…-.
¡Ayúdame Santa!
248
Página
Conocí al hombre junto al que quería estar en Benjamin’s. Era una
noche de verano, una de las muchas noches de negocios. En el bar lleno
de caliente olor, él estaba bebiendo Vodka por allí. En ese momento,
entendí la sensación de una brisa fresca del mar.
Me senté a su lado. Él me miró.
—Sé lo que eres. No necesito tus servicios, —dijo.
—Espero que pueda hacer algo más que servirte, —recordé
haberme enamorado de él a primera vista.
—¿Oh? —Me miró, sus ojos muy abiertos.
—Quiero estar junto a ti, —recordé que ningún programa podría
hacerme decir eso.
—No, no, no, —rió suavemente— un hombre, un humano nunca
amaría a Harlequin. ¿Lo entiendes?
Recordé que lo entendí muy bien y salió del bar poco tiempo
después.
Quizás no me amaba porque yo era un Harlequin.
Miré la foto de mi hombre en la oscuridad, hasta que recibí una
frecuencia entrante a las once. Era de un faro lejano. Me vestí y salí del
apartamento silenciosamente. La frecuencia se fortaleció cuando en mi
ruta diaria hacia el Benjamin’s, como si estuviera guiándome.
Pero me detuve delante del bar, a pesar de que la frecuencia me
pedía que siguiera moviéndome. Me detuve porque divisé al hombre
junto al que quería estar.
La frecuencia aún estaba activa. Envié un mensaje diciendo: “Entraré
mañana”. Y cerré mi receptor rápidamente.
Entré en Benjamin’s y me senté al lado de mi hombre de nuevo. Me
notó. —Eres un Harlequin, ¿no? —Preguntó.
—Sí, lo soy.
—¿Nos hemos encontrado antes? Me pareces familiar.
—Sí, espero que pueda hacer más que servirte.
—Oh, —me miró con asombro— eres tú.
249

—Sí. Y aún quiero estar contigo.


Mi hombre se quedó en silencio. Sólo siguió bebiendo.
Página
Aún eres una brisa fresca del mar. ¿Sabes que es por eso que te amo?
Pensé.
—Te eché de menos estos días, —dije.
—Estoy casado, —dijo— pero creo que necesito tus servicios esta
noche. —Terminó la última copa de Vodka. Salimos del bar y
regresamos a mi casa. La noche era tranquila y cálida. Recordé que
pronto sería primavera. Pero el viento aún era frío.
Después de entrar por la puerta, pregunté a mi hombre si le
gustaban los muebles y la decoración.
—Es bonito. No tienes que pedir mi opinión.
Avergonzado, le dije a mi hombre que el apartamento había sido
desinfectado y le sugerí un baño primero. Tomó una ducha en su lugar
y salió desnudo.
Sé que no serías diferente de otros hombres. Pero me siento diferente
esta noche, pensé.
—¿Vas a comenzar? —Dije poniéndome de pie. Luego, me arrepentí.
—No, no, no, me gusta estar desnudo para relajarme. —Me detuvo y
se sentó.
Se dio la vuelta hacia la foto en la pared.
—Oh, sólo la quité esta tarde. Nadie la vio antes, —expliqué
rápidamente.
—No estoy pensando sobre eso. Es solo, parezco tan inocente en la
foto.
—Ahora mismo, aún pareces inocente.
—Quizás. Siéntate, por favor.
Me senté, pero me levanté de nuevo. —He comprado algo de comida
y bebida. ¿Qué te gustaría?
—Sólo agua, gracias.
Fui a buscar una botella de agua mineral y se la di a mi hombre. Y me
senté.
—¿Por qué no hablas sobre ti? —Pregunté.
—Pensé que sabías mucho sobre Harlequines.
250

—Hay mucho que no sé, ¿cierto?


Así que le dije que estaba ahorrando dinero para una fuga en el
Página

mercado negro.
—¿En serio? —Preguntó.
—Sí, quiero escapar del reciclaje y ser libre. ¿Sabes cómo nos recicla
nuestro fabricante?
—Por supuesto que no.
—Lo he visto. Vi a mis amigos ser terminados de repente y el
programa de reciclaje comenzó a funcionar para enviar sus cuerpos de
regreso a la fábrica. Es horrible.
—¿Así que quieres hackear la configuración de la fecha límite y
eliminar el programa de reciclaje?
—Sí. Y después de eso, no nos atreveremos a descargar los parches
de seguridad del sistema operativo. ¿Qué pasa si nos desactivamos de
inmediato o la configuración de la fecha límite regresa después de las
actualizaciones?
—Bueno, —mi hombre suspiró— soy ingeniero de internet. No sé
mucho sobre programación robótica. Pero, ¿te importaría si echo un
vistazo a tu interfaz?
—Hay un terminal en mi espalda, pero no puedes acceder sin las
herramientas adecuadas.
—¿Qué quieres decir?
Me quité la camisa, fui a buscar un bisturí al cajón, abrí la piel de mi
espalda y la despedacé. Mi hombre me miraba nervioso.
Le mostré mi espalda. Encontró el terminal dentro de la concha de
cristal fácilmente.
—¿Notas el diseño de de diamantes de la concha? —Le pregunté.
—Sí.
—Eso es por lo que somos llamado Harlequines. Como puedes ver,
es una pieza única de la concha... el nuevo diseño. Ahora mismo no
tengo las herramientas necesarias para cortarlo. Tampoco sé a qué se
parece el 3G de la espalda. Pero el 1G está hecho de tres partes; es fácil
para fugarse. Muchos Harlequines 1G escaparon y más tarde fueron
arrestados.
—Oh. Pero, si sabían que podían ser arrestados, ¿por qué quisieron
escapar en primer lugar? —Preguntó mi hombre seriamente.
251

—Sabemos que seremos arrestados. Sé que seré arrestado. Pero


quiero ser libre, incluso sólo por un día. —Restauré la piel por mí
mismo.
Página
—No tenías que hacer eso por mí, lo sabes. Aún necesitas un buen
cuerpo para ganar dinero.
—Por ti vale la pena. Y una cicatriz me haría más humano, —dije.
Era tarde. Ambos estuvimos de acuerdo en acostarnos. Cuando nos
pusimos de pie, dudé.
—¿Qué pasa? —Preguntó mi hombre.
—¿Nunca sientes que eres infiel a tu esposa?
—No eres una mujer.
—Entonces, ¿qué tamaño de pechos prefieres? —Sentí que me
sonrojaba.
—¿Siempre haces esta pregunta a tus clientes?
—No. Las mujeres se preocupan por otras cosas. Pero quiero
complacerte esta noche.
—¿No complaces a tus clientes cada noche?
—Pregunté porque soy serio sobre lo de querer estar contigo.
—Estás conmigo ahora y sólo sé tú mismo, ¿de acuerdo?
Me desnudé, bailando con elegancia. Mis conchas transparentes
brillaban bajo la luz plateada de la luna y las luces LED41 en mi interior
destellaban como estrellas en las constelaciones de diseño de
diamante.
—Es hermoso, —dijo mi hombre.
Le aseguré que recientemente había instalado dispositivos
excepcionales sin sellar, pero de nuevo le pedí su opinión en la cama.
—Sólo sé tú mismo. Si tu configuración predeterminada es instalar
el dispositivo masculino en el puerto superior, no tienes que
preocuparte por ello o instalar el dispositivo femenino en su lugar. No
pienses en complacerme. Sólo ejecuta tus programas con normalidad.
—Mi hombre comenzó arriba.
Yo estaba nervioso. Encendí todos mis sensores al máximo; nunca
antes había hecho eso. Por esa razón, mi dispositivo femenino se volvió
muy sensible y contratado con más frecuencia.
Mi hombre comenzó a jadear. —¡Oh dios mío! ¡Eres malditamente
bueno!
252
Página

41 N de T: Se refiere a un componente optoelectrónico pasivo, más concretamente, un diodo que emite


luz. La palabra española “led” proviene del acrónimo inglés LED:Light-Emitting-Diode:diodo emisor de
luz.
Miré al espejo del techo. La última vez que me vi tumbado bajo un
hombre fue hace mucho tiempo.
Mis sensores me dijeron que mi hombre se correría en
aproximadamente dos minutos. Encendí el sensor de radiación
infrarrojo. Vi un cuerpo humano resplandeciendo como el sol.
Eres el sol en mi vida.
De repente el programa de sexo me dio instrucciones para que
alcanzara el orgasmo.
No, no puedo. Aún no me he preparado.
Pero no había tiempo. El programa me volvió realmente loco. —
Contrato. Diez segundos para respiración pesada. Gira la cabeza de un
lado a otro. Eyacula. Simulando un ataque leve de asma. Muere un poco.
Oí a mi hombre gemir en voz alta.
—Tu programa es perfecto. Nunca me he sentido tan bien en mi
vida. —Jadeó pesadamente sobre mí.
Nos miramos uno al otro. Su cara roja me hizo feliz.
Mi hombre se tranquilizó. Preguntó—: ¿Ejecutas el programa con
frecuencia?
—No. Mis clientes en estos días son principalmente mujeres. La
última vez que ejecuté este programa, fue hace dos años, cinco meses,
tres semanas...
—De acuerdo, ¿por qué no me hablas sobre ello? —Me interrumpió
mi hombre.
Le dije mientras le miraba a los ojos. —Esa noche, conocí a un joven
soldado en el Benjamin’s. Estaba muy interesado en mí. Así que nos
despedimos de sus camaradas y nos fuimos a un motel. Después de que
examinó mi ingle, preguntó si yo podía instalar dos dispositivos
femeninos. Le dije que sólo traía uno, pero si le gustaba podía
instalarlo en el puerto superior en su lugar. Estuvo de acuerdo y pidió
pechos del tamaño entre B y C.
»Cuando comenzó a subir encima de mí, descubrí que tenía
disfunción eréctil42. Dijo que por eso me prefería, porque un Harlequin
no se burlaría de él. Luego, preguntó si era cierto que estábamos
equipados con un programa que curaba la disfunción eréctil.
253

42 N de T: impotencia o discapacidad -con frecuencia aún llamada en español


Página

incorrectamente impotencia, que técnicamente ya no es el término aceptado por los especialistas


en sexología- es la incapacidad repetida de lograr o mantener una erección lo suficientemente firme
como para tener una relación sexual satisfactoria.
»De hecho hay esa especie de programa, disponible para su descarga
en la web del fabricante. Así que le pedí descansar por un tiempo y fui
a buscar un puerto de internet en la habitación. Inserté mi dedo... este...
y descargué lo que necesitaba. Aún no lo había hackeado.
»Era seguro hacerlo.
»Cuando ejecuté el programa, encontré que requería la boca en lugar
del dispositivo femenino. El soldado y yo nos reímos del programa
durante varios minutos. Sí, pensamos que era una idea divertida. Así
que le até a la cama, cubrí sus ojos y oídos y le traté durante unos
cuarenta minutos. Cuando por fin alcanzó el orgasmo, gritó
ruidosamente. Supuse que todo el motel escuchó su grito y estuve un
poco asustado.
»Dijo que nunca antes había experimentado esa clase de placer. Dijo
que fue genial. Le dije que no podría tener disfunción eréctil; estaba en
perfecto estado de salud.
»Más tarde le di otro tratamiento con mi boca y fue capaz de utilizar
mi dispositivo femenino dos veces después de los tratamientos.
Cuando subió encima de mí, no dejó de repetir que nunca olvidaría esa
noche.
»A la mañana siguiente, abrí los ojos. Él aún estaba profundamente
dormido. Busqué en su bolsillo dinero en efectivo.
—¿Qué estás haciendo?
—Me sorprendí, pero me di la vuelta y le dije que estaba buscando
dinero.
—¿No quieres estar conmigo durante dos días más? Imagina pasar el
tiempo juntos...
—Lo siento señor, no puedo hacer eso por ti. Un programa no me
permite hacer eso.
Suspiró y dio palmaditas en el colchón. Me senté. Me tomó en sus
brazos y dijo: ‘Me voy a Irak la semana que viene. Quizás en el futuro, no
tenga muchas oportunidades de estar con alguien de esta manera.
Quizás nunca tenga una oportunidad de nuevo. ¿Lo entiendes?
—Por supuesto.
—Así que, ¿por qué no ignoras tu programa y pasas el rato conmigo?
254

Vayamos al teatro. De compras, compremos ropa nueva para ti, sólo


como una pareja.
Página

—Debes disfrutar mucho eso.


—Porque eres el mejor Harlequin en esta ciudad.
—No supe que decir. Nos miramos uno al otro. Entonces, salí del
motel.
Mi historia terminó. Mi hombre me escuchó cuidadosamente. —
¿Sólo le abandonaste de esa manera? —Preguntó.
—Sí.
—¿Qué sucedió después?
—Me fui a casa. No tenía nada que hacer, así que decidí llorar.
Encontré el programa específico y lo ejecuté y lloré durante horas sin
lágrimas.
—¿Te sentiste mejor después de llorar?
—No hubo diferencia. Pero juré que nunca lloraría de nuevo por
eliminar ese programa.
Nos miramos uno al otro en el espejo del techo. Después de un
tiempo, mi hombre dijo con franqueza: —Estoy celoso.
—¿Por qué?
—Porque pudiste resolver su problema, pero no puedes resolver el
mío.
—No entiendo. Estás en perfecto estado de salud.
—He discutido con mi mujer muchas veces. Quizás me divorcie de
ella.
—¿Hay lugar para la paz con ella?
—No lo sé. De cualquier manera, como un Harlequin, ¿has conocido
a varias personas y sabes muchas cosas de diferentes clases?
—Por así decirlo, sí.
Nos miramos uno al otro silenciosamente. Levanté mi brazo para
acariciar la hombría de mi hombre con ternura.
—¿Estás ejecutando un programa de masturbación ahora? —Sonrió.
—No. Sólo siento que el tuyo está tan vivo. El mío está sin vida. —
Dejé de acariciar.
—No digas eso. Una persona viva te programó. Estás vivo. —Mi
hombre me inmovilizó—. Quiero otra ronda. Fuiste tan malditamente
255

bueno que el orgasmo me alcanzó demasiado rápido.


Página
Después de otra relación sexual, mi hombre se quedó dormido. Me
miré en el espejo, pensando en nada. Entonces, extraje el cable de mi
hombro para recargar mi batería.
¿Sabes que se requiere más energía para simular el orgasmo femenino,
mi amor?
Me desperté y miré al espejo. Mi hombre se había ido, pero había
dejado un cheque y una nota:
Por favor escribe la cantidad de dinero que necesites en el cheque.
Siento no poder amarte, pero quiero intentar lo mejor para ayudarte.
Había un débil olor a tabaco en el apartamento, el olor de la soledad.
Eliminé la secuencia de comandos de mantenimiento que ejecutaba
cada mañana y encendí la radio. Sintonicé como de costumbre y me
detuve en una emisora.
Alguien estaba cantando suavemente en la radio.

Hoy puede que no tenga nada en absoluto


A excepción de un sueño o dos
Pero tengo un montón de planes para mañana
Y todas mis mañanas te pertenecen…

El mejor Harlequin en esta ciudad.


Vi al joven soldado de nuevo. Las escenas en ese motel se estaban
reproduciendo como un sueño. Vi a mi hombre de nuevo. Las escenas
de la pasada noche se estaban reproduciendo como otro sueño.
Pero yo nunca soñaba.
La recarga se terminó a mediodía. Después de un baño, restauré mi
piel con pegamento. Luego, me puse una apretada camisa para cubrir
las cicatrices por todo mi cuerpo. Mirando la foto en la pared, puse el
dispositivo femenino usado en el escritorio de abajo y encendí la
impresora.
Con mi CMOS43 conectado, comencé a imprimir fotos de mi hombre
y del soldado.
256

43 N de T: Complementary metal-oxide-semiconductor o CMOS -semiconductor complementario de


Página

óxido metálico- es una de las familias lógicas empleadas en la fabricación de circuitos integrados. Su
principal. característica consiste en la utilización conjunta de transistores de tipo pMOSy tipo nMOS
configurados de tal forma que, en estado de reposo, el consumo de energía es únicamente el debido a
No puedo aceptar tu dinero. Y no traeré a otro cliente aquí de nuevo.
Pegué las fotos en la pared. Había muchos soldados y hombres
mirándome.
—El mejor Harlequin en la ciudad. Eres el sol en mi vida.

FIN
257

las corrientes parásitas. En la actualidad, la mayoría de los circuitos integrados que se fabrican utilizan la
tecnología CMOS. Esto incluye microprocesadores, memorias, procesadores digitales de señales y
muchos otros tipos de circuitos integrados digitales cuyo consumo es considerablemente bajo.
Página
También de Heinrich Xin:

Dragon Youth

Website: http://leikkanen.wordpress.com/
258
Página
Coordinación del Proyecto:
Miyushang

Título Original:
In The City Of Neverlove

Autor (a):
Heinrich Xin

Grupo Traductor:
Traducciones Homoeróticas TH

Traducción:
chibiNeko

Corrección:
Isolde

Edición, Diseño y Formato:


259

Miyushang - Aly – Visionepica


Página
Regalos De Navidad

De William Cooper
260
Página
Querido Santa,

Ellos dicen que no voy a tener


regalos debajo del árbol porque todas
las cosas que amo leer sobre romance
M/M son sucias. ¡Pero es tan caliente y
sexy que no puedo ignorarlo! Tal vez
una preciosa escena en la ducha
ayudará a enfriar las cosas y dejarnos
limpios…
261
Página
Nathan se despertó lentamente con la sensación de alguien
masajeando sus músculos. Las manos trabajaban su camino a través de
todas las tensiones en su espalda. Gimió ligeramente en su almohada
mientras su erección mañanera molía en el colchón. —Dios, eso se
siente bien, —murmuró.
—Me alegro de que te guste. —La voz vino del hombre montado a
horcajadas en las piernas de Nathan. Trabajaba su camino bajando por
la espalda de Nathan con sus milagrosas manos. La propia polla dura
de David se ubicaba en la grieta del culo de Nathan, deslizándose arriba
y abajo cuando David cambiaba su peso—. Ahora que estás despierto,
¿qué tal si tomamos una ducha? Si nos damos prisa, podremos tener
algo de tiempo para un poco de diversión antes de que los terrores
despierten. —Sus ojos brillaban con la luz de la mañana y su boca se
giró en una sonrisa mientras miraba el desnudo cuerpo de su amante
delante de él.
Nathan giró la cabeza y miró el reloj. Eran casi las seis de la mañana
del día de Navidad. Eso quería decir que sus gemelos, Jared y Jesse, se
despertarían dentro de poco. Si quería tener un pequeño tiempo de
adultos con su amante antes de eso, tenía que darse prisa. —Suena
bien. ¿Sacaste los regalos anoche?
David se arrastró fuera de la cama y asintió con la cabeza, a pesar de
que Nathan no podía ver el movimiento. No quería dejar de trabajar
sus manos sobre la piel desnuda de Nathan, pero pensaba en la misma
línea que Nathan. Si no se daban prisa, esto sería todo el tiempo que
obtendrían para estar solos. Y por mucho que quisiera dar masajes a
Nathan, su propia polla estaba dolorosamente dura y suplicando por
liberación. —Sí, todos están debajo del árbol. Así que, ¿entonces asumo
que estás listo para una ducha?
Cuando Nathan rodó, liberando su hombría para sentarse recto, vio
a David sonriéndole. —¿Qué piensas?
David agarró la mano de su amante y lo arrastró desde el
dormitorio, por el pasillo, hasta el cuarto de baño. Nathan se aseguró
de cerrar la puerta detrás de él, mientras David revisaba la bañera y
encendía el agua. Nathan miró alrededor del baño y rodó los ojos. Los
niños tenían sus cosas por todo el lugar –cepillos de dientes y pasta de
262

dientes sobre el mostrador, unos patos de goma y juguetes para los


ocasionales baños se apilaban en un rincón, de alguna manera incluso
había algunos Legos dispersos a lo largo de los bordes de la pared-.
Página

Una vez que David tuvo el agua encendida y calentandose lentamente,


Nathan abrazó a su amante. Sus duras pollas se frotaban una contra la
otra mientras Nathan le besaba; todos los pensamientos sobre los
niños habían desaparecido de su mente.
Después de un minuto de sus lenguas enfrentándose, David se
separó, su rostro sonrojado. El agua se había calentado y estaba
llenando la habitación de vapor. —Vamos a la ducha. No tenemos
mucho tiempo antes de que despierten. Sabes que no dormirán hasta
tarde estando los regalos por medio.
—Sí, lo sé. ¿Recuerdas el último año? Se levantaron a las cinco de la
mañana. —Nathan se estremeció ante el pensamiento. Se inclinó sobre
la bañera y levantó la anilla para encender el agua de la ducha. La
combinación de ducha/bañera hecha a la medida, junto con el resto del
baño rediseñado, había sido su mutuo regalo de aniversario. La ducha
era lo suficientemente grande para que ambos pudieran caber dentro
cómodamente, y tenía la alcachofa de la ducha integrada en el techo,
justo encima de ellos donde el agua pudiera caer sobre ellos, en lugar
de en la pared. Nathan trabajaba como diseñador de interiores, y el
cuarto de baño había sido su proyecto favorito durante más de un mes.
Hace seis años, el padre de Nathan y su madrastra habían muerto en
un accidente de coche. Le habían dejado todo a Nathan, incluyendo la
casa donde ahora vivían –la casa de la infancia de Nathan-. La casa
había estado en la familia de Nathan durante generaciones, y al
remodelar el baño, Nathan se había asegurado de dejar su marca en la
casa. Les había costado un poco, pero no les molestó a ninguno de los
dos. Ambos habían hecho dinero más que suficiente para vivir, además
de que Nathan aún tenía el dinero del seguro de vida y el resto del
dinero que había heredado.
Nathan entró en la ducha, mientras David rebuscaba en uno de los
cajones. Un momento más tarde, David entró en la ducha con una
botella de KY Jelly44 en sus manos. Lo puso al lado del champú, cerró
las puertas de la ducha y besó a Nathan de nuevo.
Para Nathan, el agua caliente que estaba cayendo sobre sus hombros
se sentía celestial. Pero cuando David le besó, Nathan casi estuvo a
punto de morir de pura felicidad. Había pasado un tiempo desde que
ambos se habían duchado juntos, y su cuerpo estaba bebiendo todo.
Sus lenguas competían por dominar mientras luchaban en la boca
del otro. Ambas pollas duras como rocas estaban goteando copiosas
263

cantidades de pre-semen. David extendió la mano y agarró la botella de


Página

44 N de T: Marca de lubricante.
KY y vertió una generosa cantidad en sus pollas. Sin romper su beso,
puso la botella de nuevo en la balda y alargó la mano entre ellos,
frotando el KY sobre sus pollas.
La habitación se llenó de gruñidos y el sonido de sus húmedas pollas
deslizándose y moliéndose juntas. Después de unos minutos, Nathan
rompió su beso. —Dios, esto se siente asombroso. No he jodido sin
penetración desde que era un adolescente. —Nathan apoyó la cabeza
en el hombro de David mientras continuaba corcoveando sus
caderas—. Dios sí, haz que me corra, Davey.
David gruñó mientras seguía follando. Oír a Nathan llamarle Davey,
el apodo que le había dado en su primera cita le llevó al extremo. Nadie
más le había llamado Davey, excepto su familia, pero eso había
terminado cuando cumplió cinco años. Ahora sólo su amante utilizaba
ese nombre para él. —Casi estoy. ¿Tú?
Nathan asintió con la cabeza. —Sí, casi estoy. Date prisa y haz que
me corra.
Ambos comenzaron a gemir y gruñir en voz baja mientras embestían
contra el otro. Las cabezas de sus pollas estaban de un púrpura furioso,
ambas suplicando por liberación. Había pasado un tiempo desde que
David y Nathan habían sido capaces de tener algo de tiempo a solas, y
ambos necesitaban desesperadamente liberarse. Una vez más Nathan
presionó los labios con los de David, deslizando su lengua para hacer
más exploración.
La combinación de su pre-semen y el KY hizo que sus pollas
resbalaran aún más, permitiéndoles follar incluso más rápido y duro.
Nathan gimió en la boca de su amante cuando su polla hizo erupción,
enviando olas de placer a través de su cuerpo. Continuó follando, cada
movimiento haciendo que el orgasmo fuera incluso más intenso. La
polla de David explotó sólo momentos después de la de Nathan,
enviándole al puro éxtasis.
Nathan jadeó mientras se inclinaba contra David. Su cabeza se apoyó
en el hombro de David, mientras la mano de David acariciaba arriba y
abajo la espalda de su amante. —Te amo, —dijo Nathan sobre el sonido
del agua vertiéndose sobre ellos.
—También te amo, —contestó—. Nunca pensé que masturbarse
hasta el orgasmo pudiera sentirse tan bueno. Al menos nunca lo sentí
264

de esa manera cuando era más joven.


—Sí, lo sé. —Nathan movió sus manos arriba y abajo por la espalda
Página

de David, imitando sus movimientos. Para Nathan, el orgasmo se sintió


asombroso, pero estar en los brazos de David se sentía incluso mejor.
Era sensual, y David irradiaba amor. Podía darse a sí mismo un
orgasmo bastante fácil, pero nada comparado con hacerlo con el
hombre que amaba.
David rió. —Siento decírtelo, amigo, pero definitivamente ya no soy
un adolescente.
Nathan gimió cuando enterró su rostro en la curva del cuello de
David. —No me lo recuerdes. No puedo creer que vaya a cumplir
veintiocho en solo dos meses. —A pesar de que se estaba haciendo
mayor, no se quejaba ni un poco. Tenía un amante para morirse, y dos
gemelos asombrosos –incluso si ellos eran técnicamente sus hermanos
pequeños-.
Pensar en los chicos le hizo recordar cuando Jared y Jesse entraron
en sus vidas. Cuando su padre y madrastra –la madre de los gemelos-
murieron, Nathan y David habían acogido a los niños. Acoger a dos
bebés había sido un esfuerzo y había causado que los dos se dividieran
más de una vez, pero al final les había acercado más a todos. Se
convirtieron en una familia.
David se rió de nuevo, su profunda voz resonando a través de la
alicatada habitación, sacando a Nathan de su sueño. David giró la
cabeza y le dio a Nathan un rápido beso en la frente. —No te
preocupes, aún no aparentas más de veintidós años.
Nathan abrió la boca para responder cuando la puerta del baño se
abrió de golpe. Una ola de aire frío se movió a través de la habitación,
enviando un escalofrío por sus cuerpos. Mirando hacia la puerta,
Nathan fue capaz de distinguir un par de sombras gemelas de pie en el
umbral de la puerta a través del oscurecido vidrio. Ambas sobre un
metro treinta y siete de altura, dejándole claro a Nathan quién había
interrumpido su diversión.
—¿Casi habéis terminado ahí? —Gritó una de las voces.

Nathan deslizó un poco la puerta de cristal y miró hacia ellos. Jared y


Jesse estaban allí de pie sonriéndole. Ambos aún con los pijamas –Bob
Esponja para Jared y Mario para Jesse– y su oscuro cabello castaño aún
estaba hecho un lío. A ambos niños les gustaba su cabello del mismo
estilo que el de Nathan –la longitud sobre los ojos y constantemente
265

desordenado-. David, por otra parte, mantenía su cabello muy corto.


—Casi hemos terminado, —les dijo Nathan—. —¿Por qué no os
Página

laváis los dientes y os peináis mientras terminamos?


El rostro de Jesse se arrugó mientras me estudiaba. —Parecía que os
estuvierais abrazando y besando de nuevo. Mejor que no estéis aquí
toda la mañana. Quiero abrir mis regalos.
Maldición, que fiasco. Estas pequeñas ratas son demasiados
observadores para su propio bien. —Saldremos en pocos minutos, lo
prometo.
—¡Mejor que lo hagáis!
Nathan intentó suprimir una risa mientras cerraba de nuevo la
puerta de la ducha. —Supongo que la hora de diversión se acabó, —
susurró a su amante—. Quizás se agoten temprano y podamos tener
algo más de diversión esta noche.
—Uno sólo puede esperar. —David se inclinó y presionó sus labios
en los de Nathan.
—¡Hey! ¡Nada de besitos! Daos prisa allí. —Les gritó Jared.
El rostro de Nathan se volvió rojo brillante, y agradeció a Dios que el
cristal fuera distorsionado para que los niños no fueran capaces de ver
nada más allá de vagas sombras. David rodó los ojos y alejó a su
amante suavemente. —Sí, sí, nos damos prisa.
Los dos se enjabonaron rápidamente, teniendo especial cuidado de
no ser traviesos con el otro. Lo que, cuando tu sexy amante está de pie
delante de ti cubierto de espuma, no es fácil. Pero teniendo dos niños
de siete años en la habitación, aunque se suponía que debían estar
lavándose los dientes, era suficiente factor disuasorio. Una vez que
ambos estuvieron enjabonados, tomaron turnos bajo la ducha para
enjuagarse.
Cuando se aseguraron de estar limpios, Nathan cerró el agua y
sacudió la cabeza como un perro mojado, enviando agua volando hacia
David.
David golpeó ligeramente su culo. —Detén eso, no eres un perro.
Nathan le sonrió. —Sólo querías una excusa para golpearme el culo.
—¡Ewww! —Llegaron chillidos gemelos.
David y Nathan estallaron en risas. —¡Eso os enseñará a no escuchar
a escondidas! —Bromeó Nathan—. Ahora cogednos algunas toallas por
favor.
266

Nathan deslizó la puerta de la ducha para abrirla y los gemelos


estaban allí de pie sujetando dos mullidas toallas del armario. Después
Página

de que entregaran las toallas a sus padres, salieron corriendo del


cuarto de baño sólo para volver un minuto más tarde con la ropa que
ambos llevarían.
David elevó una ceja. —No estaréis impacientes o algo así, ¿no?
Ambos sonrieron. —¡Deprisa! ¡Queremos abrir nuestros regalos
ahora! —Dijo Jesse.
Jared asintió con la cabeza. —¡Sí, espero que Santa me haya traído el
nuevo DVD de Bob Esponja!
—¡Sí! ¡Yo espero que me haya traído el juego de Mario para mi DS!
Los dos amantes se rieron ante el entusiasmo de sus hijos. Nathan se
preguntaba cómo los dos chicos podrían ser tan enérgicos justo
después de las seis de la mañana. Él y David apenas estaban despiertos,
y si no hubieran tomado una ducha de agua caliente, probablemente se
estarían arrastrando. Incluso con la ducha sabía que pronto necesitaría
una taza de café, preferiblemente en los próximos cinco minutos.
Una vez que ambos estuvieron vestidos, los gemelos les cogieron las
manos y les arrastraron a la sala de estar. Tuvieron que navegar por un
campo minado de juguetes en las escaleras y el suelo de la sala de
estar. Nathan hizo una nota mental para que hoy recogieran sus cosas.
Los gemelos les empujaron suavemente sobre el sofá mientras se
dejaban caer con despreocupación delante del árbol.
—¡Quietos los dos!—Dijo David con su voz de ‘padre’. Los gemelos
se detuvieron, ambos con un regalo en cada mano—. Habéis esperado
un año para esto, podéis esperar otros cinco minutos mientras hago
café para nosotros.
Los gemelos gimieron. —¡Vamos! ¡Tomasteis una ducha
eternaaaa!—Se quejó Jared—. ¿No podemos abrir sólo un regalo
mientras haces café? ¿Por favor, papá?
Nathan y David intercambiaron una mirada y David asintió con la
cabeza. Ambos sabían que Jared les estaba adulando llamado ‘papá’ a
David. Siempre les dieron a los chicos la opción de llamarles por sus
nombres o papá, pero ya que era bastante confuso para ellos llamarles
papá a ambos, los niños tendían a llamar a Nathan y David por sus
nombres. Excepto cuando les estaban adulando.
—Bien, ¡pero sólo uno pequeño! Y Nathan tiene que elegir cuál.
Nathan se levantó del sofá y eligió dos regalos idénticos. Ambos eran
267

aproximadamente del tamaño de una rebanada de pan y un centímetro


y medio de espesor. —Aquí chicos, podéis abrir estos.
Página
Ambos sonrieron e inmediatamente comenzaron a rasgar el papel de
regalo. Sus sonrisas se volvieron incluso más grandes cuando vieron
los juegos que recibieron. Jared había conseguido Lego Star Wars y
Jesse el Mario Party DS, pero por supuesto ambos compartirían los
juegos. Cada uno tenía su propia DS pero compartían todos sus juegos.
Era una de las muchas reglas que David había propuesto para evitar
que pelearan sobre que juego era de quien. Discutir sobre un juego
significaba que el juego en cuestión sería apartado durante una
semana.
Los niños estaban rebotando con energía esperando a que David
regresara con el café. Tan pronto como estuvo de regreso en la
habitación, los gemelos cogieron cada uno un regalo y comenzaron a
rasgar más papel de regalo. Ni siquiera se sentó antes de que el papel
estuviera hecho trizas en el suelo. Sólo les tomó una hora abrir las dos
docenas de regalos que recibieron. Tuvieron los regalos usuales de
juegos, libros, y películas de Santa, además de regalos de David y
Nathan y varios miembros de la familia. Los padres de David les habían
enviado la obligatoria ropa junto con algo de dinero para que pudieran
comprarse lo que quisieran, con lo que los gemelos eran perfectamente
felices. Incluso la madre de Nathan había enviado presentes para los
niños.
Después de que terminaran de desenvolver todo, David les hizo
limpiar el desorden de papel que habían hecho mientras él y Nathan
entraban en la cocina a comenzar con el desayuno. Ya que era la
mañana de Navidad, decidieron hacer un festín de comida, gofres de
arándanos, huevos revueltos, salchichas y tocino. Era el desayuno
favorito de todos para todos, pero entre prepararse para el trabajo y
preparar a los niños para el colegio, no tenían tiempo para hacerlo
durante la semana. Y los fines de semana tendían a dormir, bueno,
David y Nathan lo hacían, aunque los gemelos usualmente se
levantaban al amanecer con sus DS.
Todo el mundo se puso las botas esa mañana. Los niños incluso se
las arreglaron para dejar sus juegos para atracarse. La manera en que
esos dos comían, Nathan estaba sorprendido de que no doblaran su
peso. Nathan nunca antes había visto a los dos niños comer esa
cantidad de gofres a la vez. Cada uno de ellos comió al menos ocho
gofres, incluso él y David sólo comieron cuatro cada uno.
268

Cuando los chicos terminaron de comer, ambos corrieron de regreso


a la sala de estar para jugar con sus nuevos juegos. Nathan estaba
lavando los platos cuando David se acercó y deslizó los brazos
Página
alrededor de la cintura de su amante. —¿Qué tal si nos escabullimos
arriba cuando hayas terminado y tenemos algo más de diversión?
Nathan se rió y frotó su culo contra la entrepierna de David. —
¿Crees que los terrores se quedarán fuera del camino?
—Oh, infiernos sí. Podríamos conducir a Las Vegas, casarnos, y
regresar y no se darían cuenta ya que están involucrados en sus juegos.
—Entonces es un plan. Sin embargo, déjame terminar estos platos o
nunca se acabarán.
Una vez que Nathan hubo lavado todos los platos y los puso en la
rejilla de secado, los dos entraron en la sala de estar. Ambos niños
estaban tumbados en los extremos opuestos del sofá, las piernas en la
parte superior del otro de manera que pudieran encajar, cada uno
absorto en su juego.
—¿Creéis que podréis manteneros ocupados durante una media
hora o algo así? —Preguntó Nathan.
Jared puso su juego en pausa y levantó la mirada hacia sus padres.
—¿Vais a ir arriba y besaros de nuevo? ¿Cómo estabais haciendo en la
ducha esta mañana?
El rostro de Nathan se volvió de un brillante rosado. —Sí, vamos a ir
arriba y besarnos. Entre el trabajo y discutir con vosotros para que
hagáis los deberes, no tenemos mucho tiempo para estar solos. Así que,
¿creéis que podemos tener un pequeño momento a solas como regalo
de vuestra parte?
Jared se ruborizó y asintió con la cabeza. Sabía que lo que Nathan
decía era cierto; odiaba hacer deberes y siempre tenía que ser obligado
para conseguir que los hiciera. —Sí, nos quedaremos aquí.
Su hermano también asintió con la cabeza su acuerdo, sin
molestarse en levantar la vista de su juego.
—Manteneros alejados de los problemas, —avisó David.
Con eso, deslizó su brazo alrededor de la cintura de Nathan y los dos
se dirigieron hacia su dormitorio. Una vez allí, Nathan cerró la puerta
con llave y empujó a su amante en un abrazo. Tomó una profunda
inhalación. —Hueles asombroso.
Nathan había intentado numerosas veces a lo largo de los años
269

descubrir lo que David hacía para oler tan bien. Había cambiado el
jabón del hombre, el champú, la colonia, e incluso cambió su dieta, pero
no importa qué, David siempre olía como el paraíso. Ni siquiera podía
Página
comenzar a describir el aroma, pero sabía qué hacía que su polla se
pusiera dura como una roca.
Comenzó a molerse contra la entrepierna de David, causando que
también se pusiera duro.
David pasó sus manos arriba y abajo de la espalda de Nathan. —
¿Qué tal si nos desnudamos y conseguimos algo de lubricante?
Masturbarnos estuvo genial esta mañana pero me estoy muriendo por
estar en tu interior de nuevo.
David tiró del dobladillo de la camisa de Nathan hasta que Nathan
levantó los brazos y permitió que David se la quitara. Una vez que su
camisa fue quitada, David comenzó a desabrochar los pantalones de
Nathan y luego los deslizó junto con los bóxers de Nathan. Sonrió una
vez que su amante estuvo allí de pie desnudo, su erección
completamente despierta.
David se dejó caer de rodillas y comenzó a lamer arriba y abajo el
duro eje de Nathan, enviando escalofríos a través de Nathan. Engulló la
cabeza y comenzó a provocar la hendidura con su lengua. La polla de
Nathan comenzó a gotear incluso más pre-semen ante la estimulación.
—¡Suficiente! —Nathan alejó a su amante con firmeza mientras aún
estuviera en el borde—. Vamos a llegar al plato principal antes de que
esto se me pase.
David sonrió y besó la mejilla de Nathan. —Suena bueno para mí. —
En un instante su ropa estuvo en el suelo con la de Nathan y su polla
despierta por atención. Agarró la mano de Nathan y le dirigió hacia su
cama de tamaño king donde suavemente empujó a su amante sobre el
blando colchón—. Sobre tu espalda, por favor.
Nathan sonrió con satisfacción y se escabulló hasta la parte superior
de la cama. —Mi posición favorita. Amo ver tu rostro cuando te corres.
—No te preocupes, me verás correrme en unos minutos. —David fue
a su mesita de noche y abrió el cajón inferior con la llave que había
escondido en la parte posterior. Ninguno de ellos quería mantener sus
juguetes sexuales y similares en algún lugar donde los gemelos
pudieran obtenerlos fácilmente para no tener incómodas discusiones
demasiado pronto. Una vez que tuvo el cajón abierto sacó una botella
de lubricante para que los dos la utilizaran.
Luego se arrastró hasta la cama y puso las piernas de su amante
270

sobre sus hombros, dándole acceso al agujero rosado de Nathan.


Nathan comenzó a retorcerse cuando David pasó su dedo suavemente
Página

sobre el suave tejido. —Dios, deprisa. No sé cuánto tiempo voy a durar.


—Supongo que mejor no perder el tiempo. —David se apartó un
poco y se roció un poco de lubricante en la mano. Pasó su mano arriba
y abajo de su duro eje, cubriéndolo de lubricante como lo había hecho
durante años. Una vez estuvo satisfecho con ello, regresó a trabajar el
agujero de Nathan. Nathan se estremeció cuando David comenzó a
deslizar sus dedos en el cálido agujero de Nathan.
—Dios, eso se siente bien. —Nathan gimió cuando David deslizó sus
dedos dentro y fuera, cubriendo su interior con lubricante. Cada vez
que David deslizaba sus dedos en su interior, Nathan se sacudía
mientras olas de placer se disparaban a través de su cuerpo—. Creo
que estoy preparado. —Su voz estaba entrecortada mientras trataba
de recuperar el aliento.
David se apartó un poco y posicionó su palpitante polla en el
expectante agujero de Nathan. —¿Preparado?
Nathan asintió con la cabeza. Aún estaba intentando recuperar el
aliento, y cuando David empujó toda su longitud en el agujero de
Nathan, Nathan dejó salir un jadeo. No importaba cuantas veces David
le hiciera el amor a lo largo de los años, nunca se recuperaba de la
sacudida inicial de placer que le atravesaba el cuerpo cuando David
embestía la primera vez.
David esperó un momento para dar al cuerpo de Nathan la
oportunidad de adaptarse a tener una polla en su interior, y luego
comenzó un ritmo constante. Se echó hacia atrás hasta que la cabeza
apenas estuvo en su interior y luego embistió de nuevo. Los gemidos
de Nathan llenaban la habitación y rezó para que los niños aún
estuvieran abajo donde no pudieran escuchar nada.
David se inclinó y presionó su boca en la de Nathan para amortiguar
sus gemidos. Sus lenguas luchaban de un lado a otro incrementando el
placer que ambos estaban recibiendo. No pasó mucho tiempo antes de
que David se echara hacia atrás y sonriera. —Estoy cerca. ¿Tú?
Nathan asintió con la cabeza. —Sí, yo también.
David incrementó su ritmo, golpeando contra el culo de Nathan más
y más duro. Gruñía con cada embestida hasta que finalmente liberó su
semilla en el culo de su amante. —Oh Dios, Nate, —gimió. Su cuerpo se
estremeció y se retorció cuando alcanzó el orgasmo por segunda vez
en el día. Se mantuvo embistiendo en el interior de Nathan mientras su
271

polla continuaba soltando chorros.


Nathan extendió la mano y comenzó a pellizcar sus pezones. —Oh
Página

dios, oh dios —jadeó—. ¡Tannn cerca! —Sólo tomó un par de


embestidas más antes de que las manos de Nathan estuvieran
agarrando las sábanas y su propia polla explotara sobre su estómago.
Todo el cuerpo de Nathan pareció aprovechar el placer cuando tuvo
otro orgasmo.
Finalmente David detuvo sus embestidas y ambos se tumbaron allí
sonriéndose mutuamente. David se inclinó y besó los labios de Nathan
tiernamente. —Te amo, —susurró. Se deslizó fuera del agujero de
Nathan y se tumbó a su lado. Desplazó a Nathan hasta que tuvo a su
amante apoyando la cabeza en su hombro.
—También te amo. —Nathan le sonrió a David. No era una mala
manera de comenzar la Navidad –incluso si eventualmente tuvieran
que bajar con los gemelos-. Nathan quería quedarse acurrucado en los
brazos de David, pero sabía que sus días de sólo ellos dos se habían
terminado. Tenía que dividir su atención entre David y los niños—.
Supongo que esto quiere decir que necesitamos otra ducha.
La sonrisa de David se volvió una carcajada. —¡Excelente! ¡Ha
pasado un tiempo desde que tuve tres orgasmos en un día! Quizás esta
vez los gemelos se quedarán fuera del cuarto de baño el suficiente
tiempo para que podamos divertirnos después de los abrazos
sexuales.
—Uno sólo puede esperar. Pero conociéndoles, van a tener que venir
y nos fastidiarán pronto. Estoy sorprendido de que duraran tanto
tiempo. —Nathan miró el reloj y vio que casi habían pasado cuarenta y
cinco minutos. Gimió—. Sí, no pasará mucho tiempo antes de que
suban aquí suplicándonos para que juguemos algún juego con ellos, así
que parece que el tercer orgasmo tendrá que esperar.
David hizo un puchero. —Aww. ¡Pero es Navidad! ¡Y me debes un
regalo!
Nathan golpeó el pecho de David ligeramente. —Deja de hacer
pucheros. Ahora sé de donde lo sacan los gemelos. Eres una horrible
influencia. Ahora date prisa para que podamos bajar y patear sus culos
de nuevo en el Mario Kart.
272

Nathan y David se las arreglaron para ducharse sin ninguna


interrupción, pero terminaron renunciando al sexo en la ducha de
Página

manera que no se quedaran con las bolas azules en caso de que los
gemelos decidieran interrumpirles. Cuando entraron en la sala de
estar, los gemelos aún estaban despatarrados en el sofá, sus
extremidades por todo el lugar mientras jugaban con sus videojuegos.
Pero bajo el árbol había dos regalos sin abrir que no estaban cuando
habían subido antes.
Nathan miró con curiosidad a David, pero David sólo se encogió de
hombros. —¿De dónde han salido esos? — Preguntó con una ceja
elevada.
Ambos gemelos apagaron sus juegos y nos sonrieron. —Son para
vosotros. La mamá de Erick nos llevó al centro comercial hace un par
de semanas para que pudiéramos conseguirlos, —dijo Jared. Erick era
el mejor amigo de los gemelos. Los tres pasaban tanto tiempo juntos
que bien podrían haber sido hermanos.
Jesse asintió con la cabeza. —Sí, hemos estado ahorrando nuestra
asignación para que pudiéramos conseguiros algo.
Nathan no podía dejar de sonreír. Era tan conmovedor que los niños
hubieran pensado en hacerles regalos. Nathan y David siempre les
habían dicho que no se preocuparan por comprar nada, y que en su
lugar hicieran sus tareas como regalo –tomaban turnos para lavar los
platos o pasar el aspirador o algo fuera de sus tareas normales-. Pero
esto era diferente. —¿Dónde escondisteis estos?
—¡En la parte superior de nuestro armario! —Jesse nos sonrió con
orgullo. Era obvio que había sido su idea esconder los regalos allí.
El rostro de David se volvió rojo brillante. —¿Entonces estuvisteis
arriba? —Preguntó con una ceja elevada.
Ambos gemelos se sonrojaron y asintieron con la cabeza. La mirada
en sus rostros gritaba ‘pillados’. —Sois escandalosos cuando os besáis,
—admitió Jared—. Y sonaba como si estuvierais saltando en la cama.
Pero nos dijiste que no teníamos permitido saltar en nuestras camas,
así que, ¡eso no es justo!
Nathan se cubrió la boca para esconder la risa que estaba intentando
escapar. —Bien, entonces podréis saltar en vuestras camas durante
diez minutos esta noche, ¿trato?
David abrió la boca para protestar ante la idea, pero Nathan le dio
una mirada que decía ‘escoge tus batallas’. David asintió con la cabeza
y mantuvo la boca cerrada. Diez minutos de saltos en la cama era
mucho mejor que las otras alternativas –escucharles quejarse y
273

reclamar o tener ‘la charla’ con ellos-. David se estremeció. Saltar en la


cama era una idea mucho mejor.
Página
Jesse sonrió y sintió con la cabeza. —¡Trato! —Dijo antes de que su
gemelo pudiera abrir la boca—. Ahora sentaos y abrid nuestros
regalos. —Jesse se bajó del sofá y suavemente nos guío para sentarnos
delante del árbol.
David y Nathan intercambiaron sonrisas y se sentaron donde Jesse
les dijo. Cada uno extendió la mano bajo el árbol y agarró el regalo que
estaba etiquetado con sus nombres garabateados por Jared. Nathan
sostuvo la gran caja cuadrada con su nombre cerca de su oído y la
sacudió con suavidad. Algo se movió en su interior, pero no hizo el
suficiente ruido como para identificarlo. Tomándose su tiempo para
desenvolverlo, tuvo cuidado de no hacer un lío con el papel de regalo
como hicieron los niños.
Cuando sacó una caja más pequeña de su interior, jadeó hacia los
chicos. Dentro había una serie de fundas de asiento que había estado
pensando en comprar para su furgoneta. Sabía que las fundas de
asiento habían costado cerca de cien dólares. Aparentemente los
pequeños mocosos habían estado prestando atención la última vez que
habían ido de compras con nosotros. —No necesitabais comprar algo
tan caro. —Cada niño recibía una asignación de quince dólares por
semana por las tareas que se les asignaba, para ellos gastar tanto
dinero sólo en su regalo realmente significaba mucho.
—Valéis la pena, —dijo Jesse confidencialmente.
Jared sonrió y asintió con la cabeza. —Sí, nos conseguís un montón
de cosas todo el tiempo. Queríamos conseguir algo bueno para
vosotros. ¡Ahora abre el tuyo! — Giró su mirada hacia David, quien sin
demora sacudió su propia caja.
David rápidamente destrozó su papel de regalo, no teniendo tanto
cuidado como hizo Nathan. Dentro de su caja había un nuevo conjunto
de herramientas de marca. Un conjunto de herramientas de sesenta y
cinco piezas que él y Nate habían estado considerando comprar para
reemplazar el antiguo. Sabía que el conjunto costaba cincuenta dólares.
Dejó el regalo y sonrió a sus hijos. —Venid aquí, necesitamos abrazos,
—exigió.
Cuando los niños se acercaron, Nathan y David envolvieron sus
brazos a su alrededor y apretaron con fuerza. —Sois los mejores niños,
—les dijo David.
274

Nathan asintió con la cabeza. —Muchas gracias por estos regalos.


Eso fue muy dulce de vuestra parte.
Página

—Gracias por ser unos papás increíbles, —dijo Jesse.


—Sí. También sois increíbles hermanos mayores, —añadió Jared—.
Os amamos.
—Sí. —Jesse asintió con la cabeza para cementar su opinión.
—También os amamos, —dijeron a coro David y Nathan.

FIN
275
Página
También de William Cooper:

Broken Bones, Mended Hearts

Fireworks

I'll Be Home

(Disponible en Dreamspinner Press)

Texan Summer

Stuff My Stocking: M/M Romance Stories that are Nice

and… Naughty

218

(Disponible en Silver Publishing)

Email: RogueCooper@gmail.com

Website: www.WilliamACooper.com
276
Página
Coordinación del Proyecto:
Miyushang

Título Original:
Christmas Gifts

Autor (a):
William Cooper

Grupo Traductor:
The Dream of Desire

Traducción:
chibiNeko

Corrección:
Isolde

Edición, Diseño y Formato:


277

Miyushang - Aly - Visionepica


Página
En El Viento

por Wren Boudreau


278
Página
Estimado Santa:

He sido tan bueno este año, y


quiero solo una cosa. Quiero que eso
dos me muestren lo que realmente
sucede bajo su árbol -y contra la
pared, en el oropel, con el ponche de
huevo, lo que sea-. Pero estoy un poco
nervioso, porque estoy bastante
seguro de que en la última tormenta
de nieve, vi huellas de garras.

¡Gracias Santa! xoxoxo45


279
Página

45 En una conversación digital: x=beso, o=abrazo. Así que sería besos y abrazos.
El viento fresco trae la amenaza de más nieve, junto con el aroma de
pan fresco y chocolate caliente que se originó en la cocina de la
panadería de Rosie. Max Erion olió apreciativamente mientras
guardaba las bolsas y las cajas en la parte trasera de su camioneta. Se
había perdido el café de Rosie y sus croissants de chocolate, y decidió
que el resto de sus compras podría esperar hasta que hubiera tenido su
ración de ambos. Esos pasteles valían la pena todas las burlas que sus
hermanos le daban sobre el gran lobo feroz y su excéntrica inclinación
por los dulces. Riéndose de sí mismo, cerró la camioneta y comenzó a
cruzar el estacionamiento caminando rápido, evitando fácilmente los
parches de hielo y pasando por encima de los pequeños montones de
nieve.
Cuando dobló la esquina y se acercó a la acera del pintoresco centro
comercial, Max captó el aroma de la canela. Y algo más. Algo que le
hizo detenerse en seco y tomar una respiración profunda. Nunca había
olido algo tan atractivo. Él no tenía un nombre para ello, pero sabía que
le gustaba. Los nuevos aromas se mezclaban con el que él había estado
siguiendo, creando un rastro seductor. Dejó que su olfato le llevara y
felizmente le condujo directamente a la puerta de la panadería. La
campanilla sonó por encima de su cabeza mientras que él entraba.
El desconocido olor parecía más fuerte aquí en la tienda, a pesar
del aroma de los diversos productos de panadería. Eso era interesante.
—¡Max! Regresaste temprano. —Rosie levantó la vista desde la
vitrina llena con muffis. Se dio cuenta de que sólo se había detenido en
el interior con la puerta abierta cuando ella levantó una ceja y dijo: —
No dudes cerrar la puerta y entrar.
Él se estremeció y cerró la puerta. —Hola Rosie. —Ese
indescifrable aroma, lo llevó a una pequeña mesa contra la pared. Se
quitó los guantes, se aflojó la bufanda y se quitó el abrigo mientras
tomaba asiento.
—No pensé que volvieras hasta después de enero por lo menos.
—Ella salió con una taza de humeante café para él y luego volvió detrás
del mostrador.
—Yo tampoco. El trabajo terminó siendo menos complicado de lo
que pensábamos. —Tomó un sorbo del perfecto brebaje, disfrutando
280

del fuerte sabor. Hacia dos meses que había sido enviado a trabajar
para una empresa de seguridad en el este. El Director General había
Página

estado recibiendo amenazas, y habían sido saboteados varios de los


sistemas informáticos. Todo el asunto se había resuelto
sorprendentemente rápido, cuando los responsables se enfrentaron
entre sí. Max había pensado que era demasiado bueno para ser verdad,
pero a caballo regalado no se le miran los dientes, ya que eso
significaba que podía estar en casa para las fiestas. Normalmente no
era enviado a trabajar fuera del área, y no tenía ganas de estar lejos de
su manada para la Navidad.
—Hoy hice una tanda extra de croissants de chocolate —dijo
Rosie mientras colocaba un plato lleno de pasteles calientes en frente
de él.— Algo en el viento me dijo que estarías aquí.
Max no dijo nada porque tenía la boca llena de masa dulce y
chocolate ligeramente amargo. Él asintió con agradecimiento a Rosie,
quien sonrió y volvió a llenar su taza antes lanzarse a atender a otros
clientes. Él terminó con un segundo croissant tan rápido como el
primero, girándose hacia el lado de su silla y apoyándose contra la
pared. Tomó un sorbo de café y dejó la pequeña cafetería y la
pintoresca calle fuera, la ventana y su cristal se desvaneció mientras él
se concentraba en lo que no podía ver.
El aroma de canela se originó en el mostrador; Max supuso que
era uno de los famosos cafés con leche de canela de Rosie. El otro
aroma era más una fragancia salada: un poco picante, no demasiado
diferente de la salvia que su abuela usaba en su relleno, pero con un
poco de menta. Mientras estaba sentado en medio de los dulces aromas
de la panadería, el intrigante olor se hizo más notable por su
diferencia. Podía sentir su camino: girando en el viento mientras la
puerta se abría, flotando hacia la vitrina, demorándose en el
mostrador, ubicándose en la mesa donde Max ahora estaba sentado, y
fluyendo de nuevo a la puerta. Tenía que saber de dónde venía.
Terminó su café, llevó el plato y la taza hasta el mostrador.
Todavía quedaba un croissant, que tomó mientras le entregaba un
billete de veinte a Rosie.
—¿Tienes prisa ? —Preguntó Rosie, cuando le dio el cambio.
—¿Hmm? —Él devoró el croissant—. Si. Algunas cosas que tengo
que comprobar. Pero no te preocupes, ahora que estoy en casa me
verás un montón.
Rosie le entregó una bolsa llena con varios de los croissants. —Es
281

bueno tenerte de vuelta, Max. Ten un buen día.


Le dio las gracias, enrolló su bufanda alrededor de su cuello,
Página

cerró la cremallera de su chaqueta y se puso los guantes.


Ahora que él había tenido la oportunidad de estudiar el singular
aroma, era fácil seguir su rastro a lo largo de las fachadas del centro
comercial.
Pishmuck, Michigan, era una pequeña ciudad con una gran
reputación por su arte, artesanía y la atmósfera bohemia. Incluso en un
día frío como este, los turistas y compradores iban de tienda en tienda.
El viento, llevaba la salada fragancia, acariciando su piel y revolviendo
su cabello como dedos coquetos. Esta lo llevó a las ventanas de una
galería de arte, y luego a la estatua de un oso hábilmente tallada fuera
de una tienda de juguetes. Continuó bajando por la acera, finalmente
cayó lentamente en una resguardada entrada bajo un cartel de colores
brillantes con la palabra "Festividades".
Max no lo dudó. Abrió la puerta, entrando en la tienda y estaba
abrumado por las señas y sonidos de la Navidad. Este lugar había
recorrido un largo camino en los últimos años. Thandi Worden había
comenzado con una floristería especializada en plantas tropicales, la
cual creció y atendió en un invernadero en la parte trasera. Con el
tiempo compró varias fachadas colindantes y las lleno de todo tipo de
chucherías y muebles. Festividades se habían convertido en un activo
valioso para Pishmuck, que atraía a turistas a la ciudad
específicamente para ver los fabulosos escaparates, comprar caros
objetos de colección, y consultar con el personal de diseño de Thandi.
El aroma que Max siguió serpenteaba a lo largo del lugar. Él
comenzó a la derecha y dio una vuelta por los complejos escaparates,
consciente de su tamaño y cuidadoso para evitar golpear a cualquiera
de los estantes, mesas o visitantes. Thandi atendía la caja registradora
y conversaba con los clientes que estaban pagando, pero sus ojos se
encontraron con él en la habitación. Él saludó y siguió moviéndose. Un
arco lo llevó a una zona donde toda una ciudad en miniatura de
edificios de cerámica estaba en exhibición. Podría haber disfrutado
mirando todos los detalles si no estuviera tan concentrado en
encontrar la fuente del atractivo olor.
Unos pasos más lo llevaron a una habitación llena de estanterías
llenas con más edificios y figuras de porcelana. El sabroso aroma era
fuerte. La silenciosa tempestad se centró en la única otra persona en la
habitación: un hombre en lo alto de una escalera rodante. Él estaba
arreglando unos mini árboles de algodón esponjoso entre las pequeñas
282

casas en el estante superior, pero sus manos ocupadas se calmaron


cuando Max se detuvo en el centro de la habitación. Se volvió hacia
Max, pero no dijo una palabra. Él se limitó a mirar a Max como si
Página

estuviera hechizado.
Por su parte, Max memorizó al hombre, desde su pelo corto y
rubio a sus zapatos de punta cuadrada. Se dio cuenta de los ojos azules
y ligeramente almendrados, labios carnosos, cuello fuerte. El rubio
llevaba un suéter negro que abrazaba su musculoso torso y fuertes
brazos. Los globos redondeados de su culo llenaban sus pantalones
negros. Era sorprendente hermoso. Max conocía a todo el que vivía y
trabajaba en Pishmuck, al menos de vista, lo que significaba que el
hombre en la escalera había llegado, mientras Max no estaba.
Era el olor de este hombre el que Max se había visto obligado a
seguir. Dejó caer la bolsa de los pasteles sin pensar y dio unos pasos
que lo llevaron más cerca. El otro hombre se bajó de la escalera y con
los pies en tierra firme, era unos centímetros más bajo que el metro
noventa y tres de Max.
—Soy Max Erion, —dijo Max.
—Conor Matheson. —Inclinó la cabeza como para estudiar a
Max, pero por lo demás se quedó completamente inmóvil.
Con el cuello de Conor expuesto de esa manera, Max no pudo
evitar inclinarse. Tan pronto como sus cuerpos se tocaron sabía por
qué el olor era tan intrigante. Conor era su compañero.
El corazón de Max golpeó, luchó contra el impulso de abrazar a
Conor, olerlo de arriba a abajo y frotarse sobre él. Un verdadero
vínculo de compañeros era inmediato e imposible de ignorar y difícil
de controlar, ya que no sólo era fuerte sino poco frecuente, por lo que
se atesora. Esto ocurre con menos frecuencia ahora que en otros
tiempos. Max podía contar con una mano las parejas que sabían que
eran verdaderos compañeros.
Max apretó los bíceps de Conor y le acarició el cuello. Conor se
estiró y se estremeció, como si despertara de un sueño profundo. —Oh,
ese sentimiento —susurró. Sus manos se asentaron en el pecho de
Max—. Yo quiero... —Él miró a los ojos de Max—. Apenas sé lo que
quiero.
Max pellizcó suavemente la piel de Conor luego lo acarició con
una lenta lamida. Preguntó a Conor las preguntas que se había hecho
muchas veces y las cuales ya se había respondió a sí mismo. —
¿Sientes que tu corazón está lleno de algo que ni siquiera sabías que
habías perdido? ¿Estás deseando que podamos arrancarnos la ropa el
283

uno del otro y follar como locos justo aquí y ahora?


Conor asintió y gimió en respuesta.
Página
—¿Te estás preguntando cómo vas a soportar el resto del día si
nos separamos?
—Sí. ¡Jesús! —Conor se inclinó un poco hacia atrás para mirar a
Max de nuevo—. Ni siquiera te conozco y yo sé... mi corazón... ¿me dice
que te pertenezco? Salí con un chico casi un año y nunca sentí eso con
él. —Pasó sus dedos sobre los pómulos y la mandíbula de Max—.
Quiero saber todo lo que hay que saber acerca de ti, pero yo ya sé más
de ti que nadie. —Conor sacudió su cabeza y se apartó de Max—. Esto
no parece real.
Desconcierto, incredulidad y asombro cruzaron en sucesión el
rostro de Conor, pero sus pupilas dilatadas y el bonito bulto en sus
pantalones le dijo a Max que Conor se había excitado, también. No se
resistió cuando Max extendió la mano y lo atrajo hacia sí.
—Puedo explicarlo. Pero es una historia muy larga. —Los
propios pensamientos y emociones de Max eran un lío pero sobre todo
él sabía la verdad de la situación.
Voces desde la habitación de al lado se hicieron más claras ya
que los clientes se dirigieron a esta parte de la tienda.
—Tengo que volver al trabajo —dijo Conor, pero no hizo ningún
movimiento.
No era lo que Max quería escuchar en ese momento, sobre todo
con las manos de Conor en sus hombros. —¿A qué horas terminas
aquí?
—Voy a cerrar esta noche. Probablemente voy a estar aquí hasta
las nueve.
—Regresaré. Te lo explicaré todo, entonces. —Max acunó el
rostro de Conor en sus manos y le dio un suave beso. Un roce de labios
que prometía más. Conor suspiró mientras se separaron y Max tuvo
que luchar contra el instinto que le obligaba a alzar al hombre sobre
sus hombros y llevarlo a la cueva más cercana. O armario de escobas.
—Muy bien. Estaré aquí. —Cada uno dio un paso hacia atrás. Max
sintió la atracción entre ellos como el hierro a un insistente imán. Los
clientes estaban más cerca, si el sonido de sus voces era alguna
indicación. Max casi pisó su bolsa de croissants en su retirada. La
levantó y salió de la habitación antes de que pudiera cambiar de
opinión.
284

Max logró terminar las compras que tenía que hacer para
Página

reabastecer su casa con comida y bebida, y todas las otras cosas


requeridas para la vida cotidiana. Incluso se detuvo de camino a casa y
compro un árbol de Navidad. Había limpiado a fondo antes de salir en
misión, por lo que sólo necesito limpiar el polvo que se había
acumulado en su ausencia para que el lugar se viera presentable. Conor
iba a venir aquí con él esta noche -ni siquiera se lo cuestionaba. Y si
todo iba como Max quería, Conor se estaría mudando mañana. Para
llenar el tiempo antes de que él regresara a la ciudad, Max sacó varias
cajas de adornos navideños de su ático y empezó a poner algunas
guirnaldas. Pensó en ir a correr, pero le preocupaba que estuviera
demasiado tenso como para controlar a su lobo. No quería aparecer en
la ciudad completamente peludo, gruñendo en una tienda llena de
objetos frágiles y costosos. Envolvió algunas luces alrededor del árbol y
terminó regresando a Festividades justo cuando el último cliente se
fue. Se escurrió en la puerta justo cuando Conor apagó la señal de
"abierto".
Cada uno alcanzó al otro, al mismo tiempo, compartieron un beso
de bienvenida que fácilmente podría haberse convertido en más si
Conor no se hubiera separado.
—Sólo déjame cerrar. Seguiré pensando en ello si no lo hago.
Max asintió rápidamente. Era tan difícil ser razonable cuando tu
cuerpo estaba gritando su necesidad. Él caminó hacia la parte trasera
de la tienda, mientras que Conor corría de una habitación a otra. Las
luces se apagaron, las cerraduras fueron puestas en su sitio. Max
encontró la oficina y se quitó su abrigo. Él no iba a ninguna parte hasta
que por lo menos tuviera una probada de Conor.
El hombre en cuestión apareció en la puerta. —Tengo que
revisar el invernadero. Ven conmigo.
Max no necesitó que le preguntaran dos veces. Tomó la mano
que le ofrecían y se dejó llevar a la habitación acristalada.
Plantas de todas las formas y tamaños llenaban el invernadero
creando una barrera arbolada entre la realidad del mundo exterior y la
fantasía tropical interior. El viento hizo temblar el cristal, haciendo que
las pequeñas luces navideñas brillaran a lo largo de la línea del techo.
Conor dirigió a Max a través de un camino bordeado de cerosas hojas y
plantas colgantes, hasta que terminaron en un espacio ocupado por un
banco de trabajo y unos taburetes.
Conor empujó los taburetes debajo del mostrador, se volvió hacia
285

Max y finalmente dejó de moverse. —Te deseo. —Agarró la camisa de


Max y tiró hasta que sus labios se trituraron juntos en un duro beso.
Página

Max deslizó sus manos bajo el suéter de Conor, y el hombre parecía


derretirse un poco, presionando su cuerpo aún más.
Podría haber sido el estado general del invernadero o tal vez el
efecto del beso de Conor, pero el calor alcanzo a Max. Él tenía la
intención de besar a Conor, pero quería quitarle el suéter, y de alguna
manera lo consiguió.
El pecho de Conor era lampiño y duro y las crestas de sus
abdominales se destacaban lo suficiente para que Max las delineara. Se
inclinó para rodear un pezón apretado con su lengua y se dio cuenta de
que su propia camisa había desaparecido.
—Dios, eres caliente, —Conor susurró mientras tomaba el
cinturón de Max. Max se enderezó y abrió el botón de Conor. Se
besaron, acariciaron y se frotaron, pero sus pantalones se quedaron.
Conor tiró—. Quítatelo. Ahora.
—Espera. —Max no podía creer que era su voz la que hablaba—.
Espera. Deberíamos... no deberíamos hacerlo. —Incluso si no podía
formar frases completas él no era un completo animal, ¿o lo era ahora?
Conor gimió. —Sé que hay algo extraño y sorprendente pasando
aquí. Lo entiendo. Confío en que vas a explicármelo. Pero si vas a
hacerme esperar más, cuando he estado medio-duro desde esta
mañana, podría matarte antes de que tengas la oportunidad de
contarme los detalles. —Sorprendió a Max dando un paso atrás y
quitándose los zapatos—. Desnúdate. Hace calor aquí dentro. —Conor
procedió a retirar el resto de su ropa.
Max había pensado que un humano podría encontrar la atracción
del emparejamiento aterradora, pero Conor estaba ansioso y al final
Max no iba a discutir. Ahora, con cada centímetro de piel pálida que
Conor reveló, la excitación de Max subió. Empezó a tirar de sus
propios pantalones, y luego recordó que tenía que desatar sus botas
para quitárselos. —Maldita sea.
Conor se rio de Max mientras se quitaba de las botas y los
calcetines y el resto siguió, pero la risa se escapó cuando Max gruñó,
cuando levantó a Conor y lo sentó en la mesa larga de madera. Dios, el
hombre estaba muy bien construido, era sólo un poco más pequeño
que Max y a Max le gustaba eso. Le gustaba ser la pareja más grande,
pero odiaba sentirse como si estuviera dominando al otro hombre. Se
puso de pie entre las piernas de Conor y rodeó sus brazos alrededor de
él. La piel de Conor era casi fría en comparación con el calor de sus
labios mientras Max los cubría con los suyos.
286

No es que hubiera habido alguna duda en la mente de Max, pero


Página

la forma en que encajan entre sí, el entusiasmo mutuo, el sabor del


cual no tenía suficiente, la conexión que parecía zumbar entre ellos,
todo confirmo que este hombre era su verdadera pareja .
Max gimió cuando la dura polla de Conor le tocó el vientre y dejo
una gota húmeda. Max llegó entre ellos y tomó ambas pollas en la
mano, frotándolas juntas, su pre-semen facilitando el camino. Conor
gimió en la boca de Max, los besos no paraban, y empujo dentro de su
agarre.
—No voy a durar mucho tiempo —murmuró Conor.
—Yo tampoco. —Max sintió la mano de Conor unirse sobre sus
pollas, deslizándose a lo largo, apretando.
Sus cuerpos se frotaron entre sí en todos los lugares correctos
cuando sus caderas se contoneaban. Max hundió la cara en el hueco del
cuello de Conor. Quería morder, reclamar, poseer... mucho, pero se
decidió por sumergirse en el aroma de Conor. Conor presionó su
mejilla contra la cabeza de Max. Su respiración era entrecortada y sus
músculos apretados con los últimos estertores del apabullante
orgasmo. Semen brotó entre ellos, cubriendo el torso desnudo de
Conor y pegándose en el áspero vello de Max.
—Dios, —dijo Max cuando algunos estremecimientos
recorrieron su espalda—. Eso fue increíble.
Conor asintió. —Nunca he estado tan fuera de control, nunca.
—Me gustó. —Max le dio un beso antes de alejarse para mirar el
desorden entre ellos—. Pero, uf.
Conor se echó a reír. —Hay un lavabo por aquí. —Saltó de la
encimera y caminó hacia un rincón de la habitación. Max oyó correr el
agua y Conor reapareció con dos toallas de papel una húmeda y otra
seca. Frotó la mojada sobre el estómago de Max—. Eres fantástico, —le
dijo a Max mientras acariciaba las muescas de sus abdominales, y
recorría con las manos sus pectorales. Max nunca había sido de
aquellos que se acicalan, pero ahora quería pavonearse como un pavo
real.
Él tomó las toallas de la mano de Conor y le devolvió el favor.
Ambos se secaron y se vistieron.
—Así que ahora puedes decirme lo que está pasando —dijo
Conor.
287

—Está bien. ¿Está bien contigo si nos vamos a otro lugar? Esto es
como un invernadero.
Página
Conor rodó sus ojos, pero sonrió -una buena señal-. —Eres un
tipo gracioso. —Se dirigió hacia la puerta que conducía de vuelta a la
tienda—. Consigamos nuestros abrigos. ¿Dónde quiere ir?
Max le siguió. —¿Qué hay de Bode & Son?
—¿El pequeño bar en la calle este?
—Exactamente.

Bode & Son era una taberna amable y oscura, con un montón de
mesas en rincones tranquilos. Max abrió el camino a un lugar cerca de
la parte de atrás, escondido a lo largo de una pared lateral. La mesa de
madera había sido anfitriona de clientes que dejaban sus nombres o
iniciales grabadas en su superficie a lo largo de los años. Era tan
pequeña que Max y Conor al sentarse uno frente al otro podían
golpear sus cabezas si se apoyaban en ella.
Se relajaron hasta que su camarera les entregó dos cervezas y un
plato de cacahuetes. Conor quitó la cáscara a uno y se lo metió en la
boca. —Está bien, habla —dijo, apoyando sus codos sobre la mesa.
Max jugueteó con su cerveza. Él no era buen conversador ni en su
mejor día. Ahora, con algo tan importante, sentía que no sería capaz de
hablar sin sonar como un idiota. Tomó un sorbo de su bebida. —
Bueno... Um... ¿Cuánto sabes de Pishmuck? Quiero decir, sólo has vivido
aquí un mes o algo así, ¿verdad?
—Sí. ¿Cómo sabes eso?
—He estado fuera de la ciudad las últimas ocho semanas. Si
hubieras estado aquí antes, lo hubiera sabido.
Conor le miró, entrecerrando los ojos. —Sé mucho sobre
Pishmuck. Tienes razón que no he estado aquí mucho tiempo, pero
hice mi investigación antes de mudarme. Y además de eso, Thandi ha
sido mi mejor amiga desde la primera semana en la universidad.
Probablemente sé más de este lugar que mucha gente.
Max había olvidado que Thandi salió al oeste para estudiar.
288

Como la mayoría de su clase, ella regresaría para echar raíces cerca del
asentamiento de la manada. Era raro que uno de ellos se fuera de
Página

forma permanente. Por otro lado, Pishmuck tenía muchos visitantes,


pero rara vez alguien decidía quedarse. —¿Por qué te mudaste aquí? —
No era lo que Max quería decir, pero no siempre fue bueno con desviar
sus pensamientos de su boca.
Conor tomó un trago de su cerveza. —Después de la universidad,
conseguí un trabajo decente en diseño de interiores, y después de eso
me metí en escenografía. A continuación, con algo de suerte, pensé en
cambiar de trabajo, pensando que el próximo trabajo podría hacerme
feliz, pero en cambio todo se quedó corto. Yo no podía estar cómodo,
¿sabes?
Max asintió. —Sí, estoy familiarizado con ese sentimiento. —En
algunas ocasiones. Excepto que nunca había tenido la necesidad de
salir de casa para lidiar con eso.
—Una noche, cuando Thandi y yo hablábamos por teléfono, me
dijo que iba a comprar otra tienda, y que lo que ella quería hacer era
un lugar a lo grande para la temporada de Navidad. —Conor cogió
unos cacahuetes del plato y comenzó a quitar las cáscaras—.
Comenzamos a lanzar ideas -lo hacemos mucho y usualmente nos
entusiasmamos bastante con ello- entonces ella se quedó callada. Le
pregunté si había dicho algo que le molestara. Ella me preguntó si
quería mudarme y trabajar con ella. Y así fue, se sentía bien. No me
tomó ni un minuto pensarlo, y solo dije "sí" y aquí estoy.
—¿Solo así? —Preguntó Max.
Conor chasqueó los dedos. —Sólo de esa manera. —Él dejó de
lado el desorden de las cáscaras y se acercó a Max—. Y yo sé a dónde
va esto. Así que no lo alargues, ¿de acuerdo?
Max no estaba seguro de si estaban en la misma página, pero
tenía esperanzas. —Está bien. —Se puso más cerca de Conor—. Si
sabes tanto de Pishmuck, y conoces a Thandi, tan bien como dices,
entonces sabes que hay una manada de lobos aquí...
Conor le interrumpió. —Cambia-formas lobo. Lo sé, Max. Y tú
eres uno de ellos. Y somos compañeros. Verdaderos compañeros, ¿no?
Max parpadeó un par de veces. —Bueno, mierda, acabas de
quitarle el viento a mis velas.
—Si esperaba a tu viento, estaríamos aquí toda la noche. —Conor
miró a Max por debajo de sus largas pestañas y sonrió justo lo
suficiente para que apareciera un hoyuelo en su mejilla derecha—.
289

Puedo pensar en algo mejor que hacer.


Página
—No puedo creer que estés tan tranquilo sobre esto. —El propio
corazón de Max latía salvajemente, y luchó contra el impulso de
arrastrar a Conor del bar y hacérselo en el callejón.
—Thandi y yo hablamos mucho de ello después de que llegué
aquí. Ella sabe cosas. —Se tocó la cabeza—. Tiene un sexto sentido al
respecto de la gente y las relaciones. Me habló de los cambiaforma hace
mucho tiempo. Cuando ella me pidió venir a vivir aquí, no sólo fue
porque somos amigos. Ella nos vio a ti y mi, juntos. —Conor se acercó
para enlazar sus dedos con los de Max.
—¿Ella nos ha visto? —Él miró sus manos unidas. Todo este día
había estado compuesto por todo tipo de sorpresas.
—Sí, lo hizo. Pero esa pequeña zorro no me dio toda la primicia
hasta que me mudé y diseñe los escaparates para su tienda. Y aun así
ella no me dijo tu nombre.
—Y cuando me viste, cuando estabas parado en la escalera...
—Yo lo sabía. Nunca te había visto hasta ese momento, y tan
pronto como entraste en la habitación me sentí como que las alas de un
ángel me estuvieran acariciando. Y cuando nos tocamos —apretó las
manos de Max— las últimas piezas del rompecabezas cayeron en su
lugar.
Max liberó una mano para coger su vaso y bebió un trago de su
cerveza. —¿Por qué no has dicho nada antes?
—Aunque Thandi y yo hablamos sobre ello, y en cierto modo
sabía lo que podría suceder, eso aún no era suficiente para hacer que la
realidad fuera menos sorprendente. Eso y que no quería asustarte. —
Él sonrió, pero parecía que estaba tratando de no hacerlo.
—¿Asustarme?
—Sí, te veías un poco asustado.
Max quería discutir el punto. Era un lobo, por amor de Dios.
Pero... —Encontrar a un verdadero compañero es una gran cosa, y no
hay una gran cantidad de lobos que llegan a tener eso, parece un
cuento... forma parte de la leyenda. Cuando éramos jóvenes, soñamos
con ello, al igual que los seres humanos sueñan con conocer a su guapo
príncipe cabalgando sobre un caballo blanco. Cuando nos hacemos
mayores, llegamos a un acuerdo con que es sólo una fantasía. Así que
290

tal vez me asuste. Un poco. Pero ya lo superé.


—Bueno. —Conor se tragó el resto de su bebida—. Llévame a
Página

casa.
Max se alegró de haber logrado poner algunas de sus decoraciones
navideñas y su árbol, aunque todavía faltaba colocar más adornos, la
casa no parecía tan desnuda. Esto hizo que el lugar pareciera más
acogedor y cálido. Era más una cabaña que una casa, en realidad, pero
tenía todas las comodidades. Después de colgar su abrigo en un gancho
y dejar las botas sobre la alfombra, lanzó un par de troncos en la
chimenea, junto con algo de leña.
Conor miró a su alrededor mientras se quitaba el abrigo y se
quitaba las botas. —Esto es lindo. Muy cómodo. —Se volvió hacia
Max—. Me siento como en casa.
Max encendió el fuego y se aseguró de que ardiera bien. —Parece
que pertenecieras aquí. —Caminó hacia Conor, parando cuando
estaban pecho contra pecho. Él puso las manos sobre los hombros del
otro hombre—. Esta también es ahora tu casa. Vamos a traer tus cosas
mañana. —Tener a Conor aquí, en su territorio, volvió a Max todo
posesivo.
—¿Es extraño que escuchar eso no me moleste en lo más
mínimo? — Conor agarró la cintura de Max. Inclinó la cabeza un poco
para colocar pequeños besos en la mandíbula de Max. Entre besos, dijo:
—que estoy dispuesto a seguirte a cualquier lugar.
—No, —dijo Max—. Es perfecto. —Olió el cuello de Conor,
grabandose el olor del que nunca se cansaría—. Tú eres perfecto. —Le
mordisqueó ligeramente y lamió la piel de Conor, haciendo su camino
bajo la barbilla y hacia el otro lado de su cuello—. Quiero marcarte.
Conor ladeó la cabeza, abriéndose a los cuidados de Max. —
Adelante. —Apretó su agarre sobre Max—. Asegúrate de que todos los
que me vean sepan que soy tuyo.
Eso fue la mejor cosa que Conor pudo haber dicho, y Max casi se
corre en sus pantalones allí mismo. Miró a los ojos de Conor, sabía la
verdad de sus palabras y sintió un gruñido iniciarse en lo profundo de
su pecho. —Desnúdate, ya vuelvo. —Empezó a alejarse, pero se detuvo
y dijo: —sabes que no necesitamos condones, ¿verdad?
291

—¿Debido a la cosa peluda? —Preguntó Conor. Max asintió—.


Bueno. No quiero nada entre nosotros.
Página
Max le dio un beso, luego corrió a su habitación, cogió una manta
y la botella de lubricante.
Cuando regresó, Conor estaba bajando sus pantalones y la ropa
interior. Max extendió la manta sobre la alfombra delante de la
chimenea. El oropel colgado en el manto brillaba a la luz del fuego, y al
frente de ese telón de fondo, Conor parecía un ángel. Cuando él se puso
de rodillas y abrió los pantalones vaqueros de Max, un sentimiento de
rectitud se asentó en Max, la certeza de que él y Conor eran dos
mitades que juntas hacen un todo. Eso lo hizo sentirse tímido y lo
excito.
Conor sacó los pantalones vaqueros y la ropa interior de Max,
con caricias largas a sus muslos y pantorrillas, le quito los calcetines de
una pierna y luego la otra. Max tiró de su camisa y la lanzó sobre la
espalda. Conor recorrió con sus manos las piernas de Max, desde la
parte superior de sus pies, por encima de sus tobillos hasta sus rodillas
y en torno a la parte posterior de sus piernas, y luego agarró su
goteante polla. Miró a Max con una mirada entornada y deslizó sus
labios un poco más hacia la punta.
Las manos de Max fueron a la cabeza de Conor, pero su pelo no
era lo suficientemente largo como para agarrarse. Max soltó otro
gruñido. —Quiero que dejes crece tu cabello. —Con cada minuto, cada
movimiento, cada caricia, Max sintió su dominio afirmarse—. Quiero
ser capaz de tirar de él, alejarte o mantenerte inmóvil mientras te follo
la boca.
Conor asintió con la cabeza y se estremeció, buscando su propia
polla.
—No toques eso. Es mío. Pon tus manos en mis caderas.
Un gemido de Conor vibraba a su alrededor, diciéndole a Max
cuánto le gustaba esa idea a Conor, aumentando la velocidad de las
chupadas y lamidas. La lengua de Conor lo rodeó y le acarició mientras
se movía arriba y abajo. Max tuvo que alejarse, tenía otros planes para
su polla. A pesar de que dejó escapar un sonido de frustración, Conor
se quedó de rodillas. Max lo miró y sintió que el lobo surgía, contento
con su pareja. Su lobo quería tumbarlo en el suelo y reclamarlo
brutalmente.
Max luchó contra el instinto animal. Conor era su compañero,
292

pero él era un ser humano y mientras Max quería ser duro, no quería
hacerle daño de verdad. Algunas respiraciones profundas trajeron su
Página

control de nuevo y pudo caer de rodillas frente a Conor, así que


estaban frente a frente. Amaba los labios hinchados del otro hombre, el
rojo en sus mejillas, y la forma en que sus ojos azules se habían vuelto
casi negros.
—Te gusta someterte. —Max agarró la polla de Conor y frotó su
pulgar sobre la hendidura, extendiendo el líquido preseminal sobre la
cabeza. Con la otra mano le pellizcó un pezón, apretándolo y trazando
suaves círculos alrededor de él.
Conor se arqueó ante su toque. —Sí. —Eso salió en un suspiro—.
Para ti. No he estado... ¡Ah! —Él corcoveo cuando Max se inclinó y
mordió el otro pezón—. Antes no había estado dispuesto.
Max soltó la polla de Conor y bajo para jugar con sus pelotas. Le
mordió la oreja de Conor. —Quiero joderte.
—Dios mío, ¡sí!
—Y marcarte.
—Por favor. Lo quiero también.
Max se alejó. —Date la vuelta. —Golpeó el culo de Conor para
ayudarle, luego empujó hacia abajo entre los omóplatos así que
terminó su culo en alto, la cabeza baja. Él recorrió con las manos el
suave culo de Conor, apretó las mejillas y apretó sus pulgares en
dirección al pequeño agujero—. Podría comerte. —Pasó la lengua hacia
arriba y hacia abajo, sobre la apretada arruga, deseando que todas esas
pequeñas terminaciones nerviosas se despertaran y saltaran cuando
estuviera dentro.
Conor tembló. —Yo, mierda, nadie... —Terminó con un ruido
gutural que le sonaba muy lógico a Max. Cogió la manta en sus puños,
como si quisiera evitar corresponder, no sabía si quería alejarse o
empujarse en la dulce tortura de Max.
—Entonces me aseguraré de que lo entiendas bien. Mis labios en
tu culo, abriéndote a mi lengua. —Forzó la punta de su lengua en la
pequeña arruga, haciendo jadear a Conor, retorciéndose para escapar.
Él apretó su agarre—. Quizá te atare y te lo haré hasta que grites y
ruegues porque te folle. —Recorrió su lengua en círculos alrededor del
agujero.
—Jesús —susurró Conor.
Extendiendo la mano, Max encontró el lubricante, abrió el bote y
roció una buena cantidad sobre el agujero de Conor. Sonrió cuando
293

Conor se sacudió cuando el gel frío lo golpeó. Max insertó dos dedos,
girando hacia atrás y hacia adelante mientras empujaba en el canal de
Página

Conor. —Estas tan caliente, tan apretado. —Torciendo y doblando sus


dedos, moviéndolos dentro y casi fuera. Sabía que estaba golpeando el
punto caliente lo suficiente para volver loco a Conor como poco—. No
puedo esperar mucho más tiempo.
Conor hacía ruidos que eran una mezcla entre lloriqueos y
gemidos, pero fueron definitivamente afirmativos cuando presionaba
su culo hacia Max.
Max retiró sus dedos, extendió lubricante en su polla, y puso la
punta en la entrada de Conor. Él se aferró a las caderas de Conor para
evitar que se empalara a sí mismo y no hizo caso de los gemidos
frustrados de Conor. Al ver ese culo listo y dispuesto a aceptarlo,
estando en ese momento casi allí, saboreando la sensación del cuerpo
duro bajo sus manos, sabiendo que este hombre le pertenecía... Max
experimentó una alegría que nunca había sentido antes. Con su lobo
surgiendo, infundiendo su poder y magia en el espíritu de Max, Max
levantó la cabeza y aulló, al mismo tiempo que hundió su polla hasta el
fondo en Conor.
A lo lejos, otros aullidos de gozo se unieron, la manada ya estaba
celebrando, alentando el acoplamiento de la pareja.
Max se salió y se sumergió de nuevo, y Conor arremetía de nuevo
a su encuentro, gritando. —¡Sí, tan bueno! —Conor levantó la parte
superior de su cuerpo, apoyó las manos en el suelo y volvió la cabeza
hasta que pudo mirar a Max con los ojos desorbitados. Su respiración
era entrecortada. —Más duro. Fóllame más duro. —Jadeó—. Necesito
sentir cada parte de ti.
Al escuchar a su compañero tan salvaje, el lobo de Max se excito
aún más, golpeó salvajemente dentro de Conor, su vínculo era un ser
vivo que giraba alrededor y entre ellos. El clímax de Max se construyó,
quemaba como fuego a través de él. Tiró de Conor hacia arriba y
envolvió una mano alrededor de su pene. Conor rugió, su esperma
caliente fluyendo a través de los dedos de Max. Max empujo dentro de
Conor corriéndose, dejando su propia liberación dentro de su
compañero. Seguro y rápido, mordió a Conor, en la base del cuello,
donde se encontraba con su hombro. El sabor de la sangre caliente y
dulce en su lengua, trajo un segundo orgasmo a Max, y con eso oyó a su
lobo aullar, reclamando, llamando al espíritu de Conor. El aroma
embriagador de su apareamiento llenó el aire y ellos respiraron
profundamente lo suficiente como para frenar sus furiosos latidos.
294

Max acarició y lamió la herida que había dejado, y cuando Conor


se volvió hacia él compartieron un beso lleno de magia, poder y gracia.
Página
Max lo sostuvo hasta que el agotamiento llego. Se separaron lo
suficiente como para tumbarse en la manta.
—Fue increíble —dijo Conor—. Totalmente más allá de lo que
podría haber imaginado. —Se acurrucó contra Max—. ¿Siempre va a
ser así?
—No lo creo. La primera vez es importante e intensa. No estoy
seguro de que sobreviviríamos si fuera así todo el tiempo. —Max
acarició con sus dedos el brazo de Conor—. Vamos a tomar una siesta
y luego podemos ir a la cama y volver a intentarlo de nuevo. Ver lo que
sucede.
Sintió a Conor sonreír contra su pecho. —Me gusta tu forma de
pensar.
Con el tiempo, Max estaría atrayendo al lobo de Conor de su
profundo e inactivo estado. Su lazo acabaría creciendo más fuerte.
Estaba escrito en el viento.

FIN
295
Página
También de Wren Boudreau:

Ice Cream on the Side

Back to Normal

Email:wrenboo@gmail.com

Website:http://wrenboudreau.blogspot.com/
296
Página
Coordinación del Proyecto:
Miyushang

Título Original:
In The Wind

Autor (a):
Wren Boudreau

Grupo Traductor:
Miyu no Fansub

Traducción:
Miyushang

Corrección:
Isolde

Edición, Diseño y Formato:


297

Miyushang - Aly - Visionepica


Página
El regalo del Pueblerino

por Selah March


298
Página
Estimado Santa:

Este pequeño vampy, chico


gótico me ha perseguido durante
más de un año y realmente me
gustaría escuchar su historia. Él
parece que acaba de ser cabalgado
duro o tal vez está esperando a ser
montado duro o tal vez, acabar de
terminar su última comida humana y
está disfrutando de un buen vaso de
sangre de su compañero muerto. Oh
Santa-bebé, sé que no se ve muy
navideño pero, ¿puedes ayudarme a
poner al pobre bebé a descansar -al
menos en mi cabeza-?
299
Página
24 de diciembre 1843
Londres, Inglaterra.

El aburrimiento siempre sacaba al diablo en Tristán.


En su defensa, Gabriel le había prometido un regalo de Navidad, por
lo cual, como reto especial, debía tener paciencia. Gabriel siempre
llegaba con los mejores regalos. Por ejemplo, en el aniversario de su
primer encuentro, Gabriel había vendado los ojos de Tristán y lo llevó
como un saco sobre su hombro a la bodega, ahí ató a Tristán de pies y
manos a un estante de vino vacío y jugó con él durante horas,
llevándole a las profundidades de la agonía y las alturas del éxtasis, a
menudo en el espacio de unos pocos y escasos momentos.
Tristán recordó las docenas y docenas de velas encendidas en el
suelo a su alrededor y la forma en que le había hecho sudar, y cómo la
sal había hecho verdugones y la fusta de Gabriel quemaba y
cosquilleaba. Recordó cómo la boca de Gabriel se había sentido en cada
pequeña herida, chupando las gotas de sangre como si fueran el mejor
vino.
Entonces, cuando estuvo agotado y colgado del bastidor, el había
sentido el frío contacto de los dedos de Gabriel en la parte posterior de
su cuello y el deslizamiento de algo metálico contra su piel. Cuando
Gabriel quitó la venda, Tristán vio el pendiente que colgaba de uno de
sus pezones. Labrado en plata fina, su intrincado diseño era fácilmente
la cosa más hermosa que Tristán había visto nunca. Cuando él había
dicho tanto a Gabriel, su amante le había besado en la boca por
primera vez. Tristán recordó la repentina y feroz pasión de Gabriel -el
impío resplandor azul de sus ojos, la luz de las velas brillando en sus
colmillos mientras descendían en toda su gloria mortal. Ahora se
estremeció de recordar el placer, y estiró su cuerpo desnudo en su
capullo de sábanas de seda.
Tristán tuvo el presentimiento de que el regalo de esta noche sería
aún mejor. La Navidad parecía significar mucho para Gabriel. En lo que
se refiere a Tristán, era otra excelente ocasión para pedir monedas
perdidas a algún borracho ocasional tropezando a casa después de
festejar... tal vez, si tenía suerte, inclinar a ese mismo borracho en el
300

callejón más cercano para obtener cada cuarto de penique de sus


bolsillos. Pero Gabriel —que ha estado vivo desde cuando los
Página

campesinos no tenían iglesia y pasaban el solsticio de invierno


acurrucados en sus chozas, quemando troncos de Navidad para
ahuyentar a los malos espíritus— insistió que la Navidad debía ser lo
más destacado de cada año.
Sí, el regalo de Gabriel a Tristán seguro que sería espectacular. Pero
ahora Tristán estaba solo. Gabriel había prometido volver antes de la
medianoche, pero el reloj en el vestíbulo ya había dado las once. La
grande y elegante casa en Regent Street estaba oscura y aunque el
fuego crepitante en la chimenea mantenía el frío a raya, Tristán había
perdido la paciencia con la espera.
Las sobras de color carmesí en el fondo de su copa de vino hacía
tiempo que se coagularon y se tornaron frías. Ahora Tristán las utilizó
como pintura para los dedos para decorar el tramo blanco de la pared
sobre la cabecera de caoba tallada. Si él hubiera sabido cómo escribir,
habría creado para su amante y amo un mensaje de alegría para las
fiestas. Según cómo eran las cosas, sólo pudo esbozar una semejanza
áspera de un arbusto de acebo, sus hojas afiladas y bayas brillantes
bastantes llenas de regocijo venenoso.
Cuando terminó, lamió sus dedos y se acomodó de nuevo en su nido
de seda, para nada cuidadoso de donde se untó la evidencia de su arte.
Después de todo, si Gabriel no había querido que hiciera un lío, no
debería haberle dejado solo tanto tiempo.
Se despertó con el sonido de las doce campanadas del reloj, todos
sus instintos excitados y nerviosos. Gabriel estaba cerca. ¿En la calle,
por la escalera, en el pasillo?
Tristán se deslizó desnudo de la cama, caminó por el suelo helado
hasta la ventana y apartó las cortinas. La nieve se arremolinaba más
allá del cristal, oscureciendo la vista. La parte de atrás de su cuello y la
punta de sus dedos se estremecieron con el presentimiento. Un
momento después, la puerta de enfrente fue azotada.
Se volvió para encontrar que Gabriel había prescindido de las
escaleras y simplemente se materializó en la puerta del dormitorio. —
Feliz Navidad, pueblerino.
Tristán sabía que el nombre estaba destinado a ser cariñoso, y deseó
tener alguna expresión de cariño por su amante, también. Pero Gabriel
era sólo Gabriel. Ojos azules, pelo rubio, alto y fuerte como el arcángel
por el cual había sido nombrado hace más de un milenio. Él siempre
301

había sido solo Gabriel. Ningún otro nombre jamás le quedaría.


Página
La sonrisa de saludo en la cara de Gabriel se iluminó, y luego se
disolvió en un ceño cuando vio las ilustraciones de Tristán en la pared
sobre la cama.
—No me mires asi. —Tristán gimió, tratando de ser adorable y
atraerlo a su desnudez—. Eso se supone que debe ser alegre, ya sabes.
—Sí, estoy seguro, la señora Gimble pensará que es una gran broma.
—Entonces le ayudare a limpiarlo.
—¿Y si queda una mancha?
Tristán se encogió de hombros. —Un cubo de cal y un cepillo duro, la
viejita está acostumbrada a este tipo de trabajo, ¿verdad?
Sabía que había sobrepasado sus límites cuando Gabriel caminó
hacia él. El aire se separó alrededor de su corpulento amo, como el
agua, cada reverberación se hundía en los huesos de Tristán para
despertar un pulso palpitante de necesidad bajo su piel. No dudó, pero
cayó de rodillas en el suelo frío y duro como una marioneta con las
cuerdas cortadas. Cuando Gabriel se detuvo a pulgadas delante de él,
Tristán envolvió con sus brazos alrededor de las caderas de su amo y
hundió el rostro en la V revestida de lana de sus gruesos muslos como
árboles. El almizcle, puramente masculino, llenó sus sentidos dejando
su cuerpo encendido hirviendo a fuego lento con la lujuria.
Cuando sintió que el momento de disculpa había pasado, levantó su
cara y mascullando dijo: —Tú prometiste regalos.
—Por supuesto.
Gabriel se soltó del abrazo de Tristán y se quitó su abrigo. De uno de
sus muchos bolsillos sacó una botella de vidrio marrón opaco. Esto,
Tristán sabía, contenía su desayuno. No se molestó en preguntar dónde
Gabriel lo había conseguido, a sabiendas de que su amo, no se dignaba
a responder, y podría retener el sustento en castigo por grosera
pregunta. Aún así, no podía dejar de preguntarse... ¿mozo de cuadra?
¿Doncella? ¿Prostituta común o la virgen hija de un duque? Gabriel
siempre era demasiado exigente en la elección de sus presas.
Después de colocar la botella en la repisa de la chimenea para
calentarla, Gabriel metió la mano en el bolsillo de nuevo. Tristán se
estremeció con una combinación de anticipación y frío, la carne de
gallina se arrastró sobre su piel expuesta. Cuando Gabriel le arrojó un
302

paquete enrollado en un pedazo de papel marrón atado con un poco de


cordel, lo atrapó con facilidad y rápidamente lo desenvolvió.
Página
—¿Un libro? —Indignación y decepción hizo imprudente su tono—.
¿Me trajiste un maldito libro?
Gabriel parecía más divertido que sorprendido por su reacción. —
No es un libro cualquiera.
Tristán trataba de controlar su sonrisa burlona. —¿Y qué esperas
que haga con el? ¿Quemarlo cómo combustible?
—Espero que lo leas, con el tiempo. —Gabriel se bajó sus pantalones
y quitó la ropa de cama mientras hablaba—. Por ahora, deberé leerlo
yo y tú escucharas. Atentamente. —Su tono tomó una inconfundible
nota de mando—. Muy atentamente.
—¿Y eso en que me va ayudar a mí? —Murmuró Tristán. Se levantó e
hizo un show desempolvando sus rodillas.
Gabriel sonrió, y por todas sus miradas angelicales, esa sonrisa era la
más oscura y malvada que Tristán hubiera visto, y en sus diecinueve
años creciendo en las calles de Whitechapel, Tristán había visto
muchas cosas oscuras y malvadas. —La eternidad es mucho tiempo
para seguir siendo un bruto. Suponiendo que desees permanecer aquí
como mi compañero, por supuesto.
Gabriel había hecho antes este tipo de amenaza velada, y aunque
Tristán estaba bastante seguro de que no lo decía en serio, la idea de
ser dejado de lado por alguien más educado y mundano nunca dejaba
de plantear una especie de pánico, desesperación. Instintivamente, se
acercó a Gabriel y bateó sus ojos.
—Yo simplemente opine sobre “algo” menos edificante —dijo— y un
poco más brillante, si sabes lo que quiero decir. — Para subrayar su
significado, se agachó para trazar el contorno del pendiente en su
propio pecho con la punta de su dedo.
Gabriel lo miró con una mirada tan intensa que Tristán estaba
seguro de que su amo podía ver hasta la médula de sus huesos. —¡Qué
puto codiciosos que eres!
—Así que continúa contándome.
Con un gruñido de desaprobación, Gabriel se dio la vuelta, terminó
de desnudarse, y fue a pararse frente al fuego. El juego de músculos de
la espalda y el largo e increíble amplitud de sus hombros era tan
transgresora que Tristán casi perdió sus siguientes palabras.
303

—¿Quieres oír algo acerca de la persona que proporcionó tu comida


en la mañana de Navidad?
Página
El estado de ánimo de Tristán -que había empezado a agriarse-
mejoró al instante. Gabriel rara vez hablaba de sus cacerías. Arrojó el
libro en la mesita de noche sin un segundo vistazo. —Oh sí, cuenta.
Al volver la cabeza, Gabriel le regaló una mirada sarcástica. —A unos
ricos y jóvenes señores he estado acechando durante algunos días —
comenzó— él me dio una buena cacería, pero era el mío al final.
—¿Cómo lo escogiste a él?
Gabriel se encogió de hombros. —La primera vez que lo vi fue en la
tienda de su sastre, regateando el precio de un traje. Habló con tal
arrogancia, ese orgullo desmesurado e inmerecido en sí mismo que no
podía dejar de despreciarlo a la vista. Así que hice las preguntas y seguí
vigilándolo.
—¿Y de qué te has enterado?
—Que él era un joven superficial, egoísta que utiliza a los que le
rodean para sus propios fines. Un hombre cuya familia y amigos, sin
duda, llorarían su pérdida por el lapso de dos minutos -desde luego no
más- y muy posiblemente menos.
Tristán hizo una mueca. Hasta un ciego podría ver hacia dónde se
dirigía la conversación. —Gabriel...
—¿Qué te dije cuando te traje a mi casa, Tristán?
Tristán suspiró. —Me dijiste que podía quedarme si trabajaba en
mejorar. Y yo lo e echo, lo sabes. No e rovado46 en semanas.
Gabriel se volvió, al fin, de su contemplación de las llamas. —Mis
expectativas hacia ti son algo más elevadas que simplemente evitar
pequeños robos.
—Lo sé. Tu quiere que yo sea un maldito caballero, pero yo seguiré
diciéndotelo que yo no lo tengo en mí. —Tristán extendió las manos
delante de él, consciente de la pintura que hizo en la luz dorada del
fuego, con su piel tan blanca como la nieve que caía y el abundante
pelo negro como la medianoche sobre sus hombros—. ¿Por qué no me
tomas como soy?
—Debido a que tú podrías ser mucho más.
—Tú lo dices.
—Sí, —dijo Gabriel, con el rostro y el tono creciendo duro e
304

implacable—. Yo lo digo. Y ahora lo digo date la vuelta y agarra la pata


de la cama, Tristán. Tiempo para hacerme feliz.
Página

46 Lo escribo con errores ortográficos, porque Tristan comienza a hablar de manera burda e inculta.
Antes de que pudiera obedecer, Tristán se encontró girado y
empujado contra el pie de la cama. Un instante después, sintió el
aguijón caliente de una polla erecta en la parte posterior de su muslo.
La presión era una promesa de invasión que los músculos internos de
Tristan recordarían después.
Aunque Tristán había estado trabajando en las calles de Londres
durante años antes de que Gabriel lo encontrara, y había tomado
muchas pollas de caballeros en la garganta y en el culo, Gabriel sólo lo
había jodido una vez durante los largos meses de su amistad. Hasta
hace poco, Tristán había creído que esto era porque Gabriel era como
un semental real y temía dañar a su más reciente conquista. Sin
embargo, recientemente, había llegado a comprender que Gabriel
tomaba en serio las folladas al igual que se tomaba la celebración de la
Navidad... y no se entregaba a ellas como deporte.
Pero ahora él estaba enojado, y Tristán no pudo evitar sentir más
que un poco de temor ante la perspectiva de una sodomía en seco.
—¿Asustado, pueblerino?
La nota zalamera de desafío en la voz de Gabriel transformó sus
palabras en una burla que hizo que la polla de Tristán se contrajera con
creciente interés. Alguna vez desafiante, incluso en abyecta sumisión,
él puso un sonrisita practicada como una señorita virgen de un
espectáculo de calle mal ejecutado. —Haz lo que quieras, canalla.
La risueña contestación de Gabriel era tan oscura y malvada como
su sonrisa. Él presionó hacia adelante. Tristán hizo lo posible por no
apretar contra la intrusión. Entonces el olor de aceite de almendras,
dulce y picante, se levantó en el aire a su alrededor. Suspiró con alivio.
Pequeñas misericordias, pequeñas, eran sin duda, todo lo que podía
esperar en este punto, y probablemente más de lo que merecía.
Se relajó por momentos cuando el suave deslizamiento de la polla de
Gabriel lo llenaba. Él ladeó sus caderas hacia atrás, sus nervios se
encendieron por la deliciosa fricción que contrarrestaba el quemante
ardor de sus músculos internos. Apretando la piecera de la cama como
si quisiera estrangular la vida de esta, amplió su postura y dejó caer su
cabeza hacia delante en señal de rendición. De todas las muchas cosas
que no entendía sobre Gabriel, esto -la infalible habilidad para
desarmarlo de dentro hacia fuera- era el mayor misterio. Había habido
305

tantos hombres antes de Gabriel, sin embargo, sólo Gabriel conseguía


todo de él y podía dejarlo rogando por más.
Página
Gabriel no le dio cuartel. En unos momentos, él estaba golpeando el
culo de Tristán como si hubiera insultado a la reina, con las manos
agarrando las caderas de Tristán, lo levantó hasta que estuvo de
puntitas en busca del ángulo perfecto de entrada. Cuando lo encontró
Tristán lo demostró con un grito ronco de placer. Él redujo la marcha
a un más razonable balanceo.
Tristán clavó las uñas romas en la madera de la cama. El aumento de
la tensión en su estómago y bolas, junto con la debilidad temblorosa
en sus piernas le dijo que no iba a durar mucho tiempo bajo la
avalancha de sensaciones. Se tensó hacia el clímax que se acercaba, a
sabiendas de que su intensidad le dejaría gastado y agotado pero de
una manera más que feliz, más satisfactoria.
—No, —susurró Gabriel, poco más que un soplo de aire caliente
contra la mejilla de Tristán— renuncies a ti mismo.
Tristán gimió, corcoveando sus caderas hacia delante en busca de
liberación.
—No porque tengas miedo de que te eche a la calle si desobedeces,
—continuó Gabriel— porque tú quieres. Por mí.
El aliento de Tristán se enganchó en su pecho. Chispas de puro
deleite saltaron hacia afuera de su centro, apretando y girando sus
músculos mientras trataba de evitar lo inevitable. El borde del
precipicio se precipitó hacia él... más cerca... más cerca...
Tiró de sí mismo hacia atrás con un grito ahogado. Mientras se
retorcía en delirio, en agonía frustrante, su visión se nubló y se
desvaneció en un tiro gris opaco a través de hilos de color carmesí. Un
momento interminable después, oyó a Gabriel hablarle en un tono que
lamía su piel como la lengua de un gato atigrado.
—Bien hecho. Ahora suplícame.
Tristán oyó una voz que nacía de un balbuceo, un flujo incoherente
de tonterías y se dio cuenta de que era la suya. Demasiado lejos se
había ido la vergüenza, su cuerpo un nudo perfecto de palpitante
necesidad, aulló sus súplicas al cielo lejano.
Entonces Gabriel se adelantó y cerró su mano alrededor de la polla
de Tristán, y eso podría ser nada pero terminó. El cuerpo de Tristán se
cerró herméticamente cuando se corrió, y se perdió a sí mismo en
puro y descarnado placer que rayaba en el dolor que podría ser
306

indistinguible. Con un gruñido sin palabras de conclusión, Gabriel se


metió en él una vez más, arremetiendo duro. Tristán sollozó con un
Página
estallido final, quemantes y violentas sensaciones lo atravesaron. Sus
rodillas se doblaron y cayó hacia delante sobre el pie de la cama.
Olas de adormilada satisfacción cayeron sobre él. Incluso cuando
Gabriel aterrizó un golpe fuerte en el culo y lo dejó allí, se desplomó
como un trapo utilizado, no se atrevía a responder con algo más
desafiante que un gemido.
—Interesante, —Gabriel ronroneó desde algún lugar detrás de él—.
Está claro que he estado tomando el rumbo equivocado. De ahora en
adelante, simplemente te follare hasta la docilidad.
Tristán levantándose con una sonrisa burlona a medias dijo: —
Nunca dije ser bueno para muchas otras cosas.
—Estas equivocado. —Gabriel se cernió sobre él, iluminado por el
fuego en la chimenea—. Como he dicho en varias ocasiones, creo
sinceramente que tú podrías llegar a ser más de lo que eres, Tristán.
—Cierto. Un correcto caballero, con el acento de un correcto
caballero, y la educación de un correcto caballero.
Gabriel se encogió de hombros. —El acento y la educación no son
más que superficiales consideraciones que permitirían que me
acompañes en mis viajes. Si me veo obligado a elegir, prefiero ver que
cultivas tu alma.
En el curso corto y brutal de su existencia, nunca nadie había
sugerido que Tristán siquiera poseía una cosa así, y mucho menos que
él fuera capaz de mejorarla. Con un poco de esfuerzo, luchó por una
posición sentada, con sus piernas colgando sobre el pie de la cama, sus
pies desnudos colgando por encima del suelo. —Mi alma, ¿eh? ¿Estás
completamente seguro de que tengo una?
Gabriel resopló. Un sonido vulgar que no estaba en consonancia con
su manera habitual. —¿De verdad supones que una criatura que puede
vivir tanto tiempo como lo he hecho, no desarrollaría la capacidad de
leer el valor de los demás? —Suspiró y sacudió la cabeza—. No
importa. Ven a la cama, Tristán.
—¿Pensé que ibas a leer el libro?
Gabriel dudó, su sorpresa evidente. —¿Estás seguro?
—Es mi regalo de Navidad, ¿no? —Tristán se retorció y se escabulló
hacia la cabecera de la cama, haciendo una mueca por los rastros de las
307

marcas que molestaban en su culo, pero lo suficientemente contento de


haber cogido a Gabriel con una pequeña desventaja.
Página
—¿Y si te dijera que tenía otro regalo para ti... algo brillante y caro,
pero se lo di a un pequeño mendigo en una calle de Whitechapel
porque sus grandes ojos oscuros me recordaron los tuyos?
Tristán trató de enfurruñarse, pero se encontró con que estaba
demasiado contento para decepcionarse. —Yo diría que vien por él,
por saver como husar su apariencia como bentaja47.
Gabriel lo miró. Él sacudió su gran cabeza lentamente, de ida y
vuelta. —Nunca dejas de sorprenderme.
Tristán cogió el libro. No parecía ser muy largo. Encuadernado en
tela roja, con las páginas en bordes dorados, su título fue grabado en la
portada: Un Cuento de Navidad, de Charles Dickens.
—¿Dónde lo compraste?
Gabriel se echó a reír, una risa baja y retumbante. — Como si
pudiera, las tiendas lo tiene agotado, por lo que lo obtuve del propio
autor. Era reacio a desprenderse de una de sus pocas copias
personales, pero fui... persuasivo.
—Gabriel, no lo hiciste...
—Oh, por supuesto que no. Algún día, el señor Dickens se contará
como uno de los grandes tesoros literarios de Inglaterra, y este libro
valdrá su peso en oro.
—¿Sí? —El pensamiento de un puñado de oro hizo a Tristán feliz—.
¿De qué se trata, entonces?
—Entiendo que se trata de otro hombre egoísta, malcriado,
codicioso y frío, que no tenía a la Navidad en su corazón.
Tristán ofreció una sonrisa, e hizo todo lo posible para hacerla tan
descarada como fuera posible. —El fulano suena como un rico
bastardo. Yo hespero que tenja su merecido.
—No temas, pueblerino. Sospecho que lo tiene.
Se acomodaron en el nido de sábanas de seda, y como el viento
rugía, la nieve se arremolinaba, y el fuego crepitaba y chispeaba en el
otro lado de la sala, Gabriel comenzó a leer.
—Marley estaba muerto; eso para empezar. No cabe la menor duda
al respecto. El clérigo, el funcionario, el propietario de la funeraria y el
que presidió el duelo habían firmado el acta de su enterramiento.
308

También Scrooge había firmado, y la firma de Scrooge, de reconocida


solvencia en el mundo mercantil, tenía valor en cualquier papel donde
Página

47 Aquí Tristán vuelve a hablar de manera inculta.


apareciera. El viejo Morley estaba tan muerto como el clavo de una
puerta...

FIN
309
Página
También de Selah March:

Seven Year Ache

Wild Horses

Whiskey Tango Foxtrot

Stuff My Stocking: M/M Romance Stories that are Nice

and… Naughty

240

Year of the Cat

(disponible en Amber Quill Press/Amber Allure)

Fantasies Volume III

(disponible en Phaze Publishing)

Nightshade

(disponible en Amber Quill Press/Amber Allure)

Email: selahmarch@mac.com

Website: www.selahmarch.com
310
Página
Coordinación del Proyecto:
Miyushang

Título Original:
The Guttersnipe’s Gift

Autor (a):
Selah March

Grupo Traductor:
Miyu no Fansub

Traducción:
Miyushang

Corrección:
Isolde

Edición, Diseño y Formato:


311

Miyushang - Aly - Visionepica


Página
Un Paseo Por
El Lado Salvaje

por Sarah Madison


312
Página
Querido Santa:

En caso de que se te haya


pasado, este año fue el año del gato.
Oh, Tiger Woods obtuvo mucha cola48.
Realmente la culpa no pudo ser toda
suya, es decir, ¿quién puede rechazar
un rudo y emocionante juego con un
Tigre? Para esta Navidad, diles a tus
ayudantes que les den a otros sus
creaciones de madera, porque para mí
solo deseo un Tigre con su propia
Madera. Mi tigre está buscando a su
pareja. ¿Puedes ayudarme Santa?
313

48 Aquí la autora jugó con las palabras “Tigre (Tiger)” y “Madera, Palo (Wood)”. Al traducirse se pierde
un poco esa percepción. El Tiger también hace o puede hacer referencia en este caso al golfista
Página

profesional Tiger Woods, como si estuviera burlándose de él. Por eso cuando dice que “obtuvo mucha
cola” creo que se refiere a sus amoríos fuera del matrimonio. Otra frase de doble sentido es “Tigre con
su propia Madera”, donde madera se puede entender también como una polla larga y muy dura.
El tigre se movió lentamente a través del bosque cubierto de nieve.
No había necesidad de ser cauteloso. Al menos, no por ahora. Una
pequeña bandada de cuervos voló hacia los árboles con un ruidoso
graznido, en molesta protesta, y el tigre se detuvo para olfatear el aire.
Sus fosas nasales se dilataron cuando percibió los olores a su
alrededor: el rico y característico olor a hojas muertas y tierra debajo
de la delgada capa de nieve, la promesa de más nieve por venir en el
viento del oeste. Cuando la corriente de aire cambió, pudo oler el humo
de la madera quemada y a un pequeño grupo de ciervos moviéndose
en la parte alta de la ladera.
Elevó su cabeza en esa dirección, percatándose del ligero
movimiento de aquellos cuerpos color café contra el follaje marrón a lo
largo de la ladera. Los ciervos se movieron majestuosamente en línea
recta –no lo habían olfateado todavía. Calculó la distancia, sabiendo ya
que era demasiado larga. Los tigres fueron hechos para ser sigilosos,
no veloces. Además, tenía un tipo de presa diferente en mente.
Se dio la vuelta y se alejó del rastro que había estado siguiendo,
poniendo cada una de sus enormes patas con cuidado a lo largo del
sendero mientras se movía. Cuando alcanzó un claro, se detuvo de
nuevo.
Debajo de él había un estanque, congelado ahora y cubierto de nieve;
en el aire se podía sentir todavía esa silenciosa expectativa que
precede a más nieve, y el cielo estaba nublado y gris. Detrás de él,
grandes huellas de garras marcaban claramente el camino que había
seguido, mostrando partes oscuras de lodo donde su peso corporal
traspasó la delgada capa de nieve. Eso estaba bien. Iba a nevar pronto
otra vez, y eso borraría cualquier signo de su presencia en ese lugar.
Era paciente. Podía esperar.
Descendió la pequeña pendiente hacia el estanque y escogió su
escondite con cuidado.
314

Alex estaba furioso. Furioso con Tate pero más molesto consigo
mismo. Raras veces se enfadaba, así que eso le molestaba aún más. Lo
Página

que le llevaba de nuevo a pensar que todo era culpa de Tate. Después
de sopesar las pasadas horas desde que Tate salió abruptamente,
diciendo que “necesitaba respirar”, Alex decidió que él también
necesitaba despejar su cabeza. Se puso el abrigo de lana que había
empezado a usar desde que el clima se tornó más frío y envolvió la
bufanda negra alrededor de su cuello. Aún cuando podía oír la voz de
Tate en su cabeza, diciéndole que podría mantenerse aún más caliente
si usaba un gorro, Alex decidió dejar la cabeza descubierta. A menos
que fuera un sombrero del tipo fedora49, los demás lo volvían loco,
desafortunadamente, los fedoras ya no eran su estilo.
Eso era una lástima, pensó. A todo el mundo le sentaba bien un
sombrero tipo fedora.
Alex salió por el porche trasero y se detuvo para sacar sus guantes
de los bolsillos y colocárselos. Había estado nevando en las últimas
horas y eso, y la nevada de anoche, dejó todo engañosamente limpio y
puro. Se debatió por un momento sobre qué dirección tomar, pero
luego decidió ir a través del bosque hacia el estanque.
La imagen de Tate, con su brillante cabello castaño cubierto por un
sexy sombrero fedora al estilo Indiana Jones, pasó por su mente. Le
quedaría perfectamente a Tate, quien ya era del tipo explorador de
todos modos. Mientras que Alex disfrutaba de una caminata casual por
el bosque, Tate siempre era el que trataba de convencerlo de ir a
escalar, hacer espeleología o alguna actividad similar. Gracias a dios, a
Tate también le gustaba pasar las noches frente a la chimenea, leyendo
libros o escuchando música. De otra forma, Alex hubiera comenzado a
preguntarse qué era lo que tenían en común.
Caso en cuestión: El desacuerdo de esta mañana.
—¿Qué quieres decir con que no celebras la Navidad? —Tate había
estado adorablemente incrédulo. Alex estaba tanto irritado como
maravillado al mismo tiempo. El solo hecho de que Tate lo tratara
como a cualquier otra persona era parte de su atractivo, Alex estaba
seguro de eso.
—Soy un vampiro, ¿recuerdas? De acuerdo con muchas religiones,
eso me hace el chico malo. Algo así como un enemigo más de la
Navidad, ¿no crees?
—Supongo entonces que no celebras el Hanukkah50 en su lugar, ¿no?
—Tate, como siempre, había sido rápido en convertir las cosas en
315

49 Sombrero fedora: Es un sombrero clásico, del mismo tipo que el que usa Indiana Jones.
50
Página

Janucá, llamada también la “Fiesta de las Luces”, ocho días, conmemora la derrota de los helenos y la
recuperación de la independencia judía a manos de los macabeos sobre los griegos, y la posterior
purificación del Templo de Jerusalén de los iconos paganos, en el siglo II a. C. La tradición judía habla de
algún tipo de broma. Alex no había estado de humor. Algunas veces la
infalible alegría de Tate le ponía de los nervios. De cualquier forma,
Tate había insistido—. ¿Me estas queriendo decir que existe algún tipo
de prohibición de celebrar la Navidad para los vampiros?
No estaba dispuesto a aceptar de Alex el “no es cosa de nosotros”
como respuesta.
—Vamos —se quejó—. ¿Sabes? La Navidad no solo trata sobre las
creencias religiosas. O sobre el intercambio de regalos, o el hartarte de
comida hasta reventar. Trata acerca de estar reunidos en familia, con
los amigos y demostrarles lo mucho que te importan. Hagamos una
fiesta. Podemos invitar a Nick y a su manada. ¡Demonios! Podemos
invitar hasta a Julie.
Alex parpadeó ante esa última declaración. La hermana de Peter se
había apartado últimamente, a partir de lo sucedido con el ex-amante
de Alex, Víctor, pocos meses atrás. Alex supuso que Julie había
regresado a la ciudad en un intento por olvidar que su hermano
realmente era un hombre lobo y que de alguna forma también estaba
relacionado con vampiros.
—¿Por qué no me disfrazo de Santa ya que estamos en ello? Eso
tendría sentido.
—Equivocado en la elección de disfraz. —La respuesta de Tate fue
rápida como siempre—. Tú más bien eres Scrooge51 hecho y derecho.
Esa declaración le había escocido un poco, tuvo que admitir
mientras se internaba más en el bosque.
Con las manos metidas en los bolsillos y los hombros encorvados
para protegerse del viento, Alex recorrió el camino hasta llegar al
límite de su jardín trasero dentro del bosque. Una pequeña huella de
ciervo era distinguible entre los árboles y él la siguió, sabiendo que
finalmente lo llevaría al estanque. El viento a su alrededor parecía
enmudecer con la nieve cayendo. Sintió la humedad fría en su rostro, y

un milagro, en el que pudo encenderse el candelabro del Templo durante ocho días consecutivos con
una exigua cantidad de aceite, que alcanzaba sólo para uno. Esto dio origen a la principal costumbre de
la festividad, que es la de encender, en forma progresiva, un candelabro de nueve brazos llamado
januquiá (uno por cada uno de los días más un brazo «piloto»).
51 Personaje principal de la novela corta “A Christmas Carol” de Charles Dickens, era un hombre avaro y
316

tacaño que no celebra la fiesta de Navidad a causa de su solitaria vida y su adicción al trabajo. No le
importan los demás, ni siquiera su empleado Bob Cratchit, lo único que le importan son los negocios y
ganar dinero. Cuando van a pedirle dinero para los pobres, Scrooge dice "¿No hay prisiones? ¿No hay
Página

asilos?" y dice que, si la gente muere, se detendrá la sobrepoblación, echando a la gente del sitio.
Durante el relato se le aparece un fantasma, que resulta ser un amigo de la infancia, quien le anuncia la
visita de los espíritus de las Navidades pasada, presente y futura.
pensó que era injusto que él, de todos sus amigos, fuera el único que
podía sentir frío.
Lo que le había dicho a Tate regresó a su mente. Su conversación
había terminado abruptamente cuando Tate salió de la casa –no tanto
como si estuviera molesto, aunque tampoco estaba contento con Alex-
lo que le dejó preguntándose si acababan de tener su primera pelea.
La idea de aquello lo deprimía. A pesar de que no llevaban mucho
tiempo conociéndose el uno al otro, era asombroso el hecho de que
Tate se había convertido en alguien muy importante para Alex. No
podía imaginarse un solo día sin que Tate no apareciera en algún
momento del mismo, y había pasado del estar aliviado de que él
quisiera que cada uno tuviera su propio lugar a estar aburrido y solo
mientras Tate estaba fuera ocupándose de sus asuntos.
¿Cómo había conseguido meterse por debajo de la piel de Alex,
cuando nadie lo había hecho a lo largo de sus cientos de años de
existencia?
Alcanzó el estanque casi sin darse cuenta, tan inmerso estaba en sus
propios pensamientos. Desde la pendiente, fijó la vista en el agua.
Había un pequeño muelle y un banco para pescar. Tate y él habían
estado hablando acerca de repoblarlo en la primavera. No encontraba
el atractivo a pescar solo, pero cuando Tate habló sobre ello, algo de lo
que dijo le hizo querer compartir la experiencia con él. Ciertamente eso
parecía requerir menos esfuerzo que escalar una montaña, de eso
estaba seguro.
Se detuvo por un momento para mirar el cielo gris plata. Los copos
de nieve continuaban cayendo lentamente, pero no había indicio de
que se fuera a acumular. Debajo de él, la superficie del estanque se
encontraba despejada, la mayor parte sin nieve. Su respiración se
convirtió en vapor frente a él, y un sentimiento inusual de tranquilidad
lo envolvió. De cualquier forma, ¿qué diferencia había si Tate quería
celebrar la Navidad? No es como si fuera un gran problema de todos
modos. Quizás sí estaba comportándose un poco como el tal Scrooge.
Una vez resuelta la situación que lo había llevado fuera en primer
lugar, se debatió entre regresar o no a la casa, sin embargo decidió que
ya que había caminado tan lejos, bien podría llegar hasta el estanque.
Así que, con cuidado descendió la pendiente, consciente de que sus
zapatos no eran los más adecuados para ese tipo de actividad; si su
317

deseo era poder seguir el ritmo de Tate, tenía que invertir en unas
botas de montañista. –Una cosa cada vez- pensó para sus adentros
Página

sonriendo.
El Tigre levantó la cabeza ante el sonido de los pasos de su presa
aproximándose. Cambió su peso ligeramente colocando las patas por
debajo del cuerpo, los músculos listos y preparados para lanzarse hacia
su objetivo. La punta de su cola se movió cuando su presa apareció a la
vista.
“Espera. Espera.”

Su audición superior alertó a Alex en el último segundo del silbido y


el movimiento a su izquierda. Giró la cabeza para ver algo increíble: un
enorme Tigre Siberiano se alzó en todo su esplendor del follaje
cubierto de nieve que lo rodeaba. Su denso pelaje, cubierto de una
delgada capa de nieve, era un indicio del tiempo que había estado
acostado esperando. El gran gato salió de su escondite a una velocidad
aterradora; Alex apenas tuvo tiempo para girarse y poner un brazo
frente a su rostro antes de que el enorme tigre se estrellara contra él,
derribándolo al suelo. Ochocientas libras de gato salvaje lo
mantuvieron en el suelo cubierto de nieve. Si fuera un humano y no un
vampiro sus costillas se hubieran roto. Aún así, el Tigre se mantuvo
encima de él dificultándole la respiración.
Levantó la cabeza de su antebrazo donde la tenía apoyada y echó
una mirada hacia uno de sus lados, donde una enorme pata tenía
atrapado su hombro contra el suelo. Largas garras aparecieron y se
clavaron en el forro de su grueso abrigo hasta llegar a su piel. Pudo
sentir la respiración cálida del Tigre detrás de su cuello cuando le
olfateó debajo de la bufanda, en busca de su carne. Pudo oír el suave
sonido52 que hizo cuando sintió el mordisco en su hombro. La parte
318

52 En el original es “chuffing”, que prácticamente es el sonido que los tigres hacen para saludarse unos a
Página

otros, y en general para indicar que están de buen humor. Si quieren oír ese sonido vean este video:
http://www.youtube.com/watch?v=ngQ8odAWUJY
trasera del cuerpo del Tigre se alzó de repente contra Alex, y sus garras
instintivamente se enterraron aún más en sus hombros.
Era cierto que no existían demasiadas cosas que pudieran matar a
un vampiro, pero Alex era uno de los que no habían vivido tan
intensamente, y por lo tanto era más vulnerable. La idea de que
pudiera morir justo ahí, debajo de las garras de un tigre, hizo que la
adrenalina recorriera todo su cuerpo. Increíblemente, Alex sentía tanto
entusiasmo como temor por su vida –estaba incluso poniéndose duro.
No podía recordar la última vez que se había sentido tan vivo.
Solamente cuando la respiración comenzó a dificultársele, el tigre se
levantó y se movió de encima de él. Con cuidado, Alex alzó la cabeza y
miró a su alrededor en busca del gran gato. Viendo que se encontraba
parado a unos cuantos metros lejos de él, Alex rodó sobre la espalda y
dejó salir la respiración que estaba conteniendo.
El tigre lo observaba, su cola agitándose lentamente.
Alex se levantó despacio, sacudiéndose las hojas y la nieve de la
ropa, revisando en particular su abrigo antes de hablarle al tigre:
—Si me has estropeado otro abrigo —le advirtió—. Te usaré de
tapete.
El tigre bostezó ampliamente, mostrando sus largos colmillos.
—Oh, muy impresionante, te lo aseguro. —Alex acomodó su abrigo y
pasó una mano enguantada a través de su cabello—. ¿Podemos ir a
casa ahora?
En respuesta, el tigre comenzó a trotar hacia la casa. Gruñendo por
lo bajo, Alex lo siguió.

No había señal del tigre cuando Alex subió las escaleras del porche
trasero. Había grandes huellas de patas en el porche donde la nieve las
había conservado, pero todo estaba en absoluto silencio cuando abrió
la puerta de cristal y entró a la casa.
Alex se quitó los guantes y la bufanda, y colgó su abrigo dentro del
armario. En la sala, la chimenea estaba encendida, las brillantes llamas
319

de color naranja comenzaban a alcanzar una altura considerable. Una


botella de vino Merlot yacía en la mesa de centro, junto con dos copas
Página

de cristal.
Maravillado, Alex se acercó para tomar una de las copas de vino y
beber un sorbo.
—Estoy en disposición de escuchar lo que tengas que decir —dijo en
voz alta a la habitación vacía—. No tienes que halagarme.
—Una lástima. —La voz de Tate vino justo detrás de él—. Me
encanta consentirte.
Alex se giró con una sonrisa en su rostro, solo para quedarse
boquiabierto ante la visión de Tate de pie frente a él.
Tate había aprovechado muy bien su tiempo al llegar a la casa antes.
No solo había encendido la chimenea y servido el vino, sino que
también se había quitado la ropa mojada. Seguía usando la camisa de
franela de color azul y negro, la misma que llevaba puesta esta mañana,
sin embargo, eso era todo lo que tenía puesto.
La camisa de franela se abrió para revelar el muy bien tonificado
pecho y abdomen de Tate, ligeramente cubierto de vello rojizo, y las
mangas enrolladas dejaban ver sus musculosos antebrazos. Alex
estuvo inmediatamente cautivado por la visión de los fuertes muslos
de Tate, su pálida piel, y la forma en que su polla sobresalía erguida de
entre esa mata de vello púbico rojizo.
—Los halagos —dijo Alex decidido—, quedan bien en cualquier
ocasión.
Tate se rió.
—Simplemente no puedo seducirte, ¿no?
—¡No, no! —Alex bebió un trago apresurado de vino y lo dejó—.
Sedúceme, te lo suplico.
Tate lo miró con cautela y dio un paso más cerca.
—¿En serio? —preguntó.
Alex asintió.
—¿Sabes? Aquel momento en el bosque, ¿cuándo me tenías clavado
al suelo y en el que podías haberme asesinado en cualquier momento?
Eso fue… excitante.
Tate avanzó un paso más. La mirada que le dio a Alex fue la de un
depredador. Alex podía sentir la tensión flotando en el aire entre ellos,
y su polla despertó y vibró en sus jeans.
320

—Sí —suspiró Alex, sin apartar la vista de Tate—. Todo el tiempo


que me tuviste sujeto, sabía que podías haberme asesinado si hubieras
Página
querido. Y al mismo tiempo, estaba increíblemente excitado. Podía
sentir tu respiración en mi cuello. Quería sentir tus colmillos en mi piel.
Tate acortó la distancia que los separaba con determinación, su polla
se balanceaba un poco con cada paso. Tomó en sus manos el rostro de
Alex y lo besó apasionadamente. La sombra de barba de este fin de
semana raspó la piel de Alex—. ¡Chúpame! —demandó sonriendo
contra sus labios.
—Tengo una idea mejor. —Alex se bajó rápidamente el cierre de los
jeans y liberó su polla, complacido por su decisión de no ponerse ropa
interior por la mañana. Los fines de semana con Tate siempre le hacían
actuar de esa forma.
Comenzó a trabajar en su polla, hasta dejarla completamente erecta,
al tiempo que Tate lo observaba. Estaban tan pegados que las puntas
de sus pollas se rozaban con cada movimiento, y Alex
intencionadamente los atrajo juntos.
Cogiendo la polla de Tate en su mano izquierda, frotó las cabezas al
mismo tiempo, usando el líquido preseminal de ambos hasta dejar sus
pollas resbaladizas. Entonces comenzó a estirar su prepucio hasta que
tuvo la punta de la polla de Tate cubierta.
Ese era uno de sus “juegos previos” preferidos para practicar con
Tate. Había fantaseado con ello incluso antes de dormir juntos por
primera vez. La polla de Tate se deslizaba junto a las suya, debajo de su
prepucio, y Alex agarró ambas para masturbarse simultáneamente.
Las manos de Tate se apoyaron en sus hombros. Alex era consciente
de la capa de sudor que había aparecido en su pecho. Y se maravilló
con cierta presunción por la forma en que Tate entrecerró los ojos y
abrió la boca. Era una invitación demasiado buena para resistirla.
Alex se inclinó, reclamando la boca de Tate y sus generosamente
gruesos labios, todo mientras mantenía el mismo ritmo entre ellos. El
desliz de sus lenguas una con otra, no era diferente al que hacían sus
pollas. Alex se tragó el gemido de Tate, mientras seguía manteniendo la
conexión entre los dos. Comenzó a embestir usando su pelvis,
gimiendo también al sentir el espasmo de placer.
Tate fue el primero en romper el beso, sus dedos clavados
fuertemente en el suéter de Alex como si todavía fuera el tigre, la
cabeza echada hacia atrás y los músculos del cuello estirados mientras
321

se corría. Líquido caliente invadió la polla de Alex, sintió los temblores


característicos mientras Tate liberaba su propia polla del prepucio e
Página

hizo todo lo que pudo para aguantar y no clavar sus colmillos en el


cuello de Tate. Su propio orgasmo estaba cerca y a la vez parecía faltar
algo.
Tate le dedicó una de sus sonrisas somnolientas y se inclinó sobre el
hombro de Alex, girando la nariz hacia su cuello. Sin ninguna
advertencia, le mordió fuerte.
El destello de ese doloroso placer recorrió todo el cuerpo de Alex,
hasta su polla. Su espalda se puso tensa, los músculos de su culo se
apretaron al tiempo que se estremecía, y se corrió.
Se mantuvieron abrazados el uno al otro por un momento después
de eso.
—¡Demonios! —murmuró Tate en su oído finalmente—. Siempre
sabes cómo conseguir que me corra.
—¿Y qué hay de ti? —Rió Alex sin aliento—. Creí que la parte de los
mordiscos era cosa mía.
—No puedo dejarte toda la diversión. —Tate hizo un sonido de
decepción cuando Alex se liberó del abrazo y ambos se separaron.
—Puedes morderme cuando quieras —dijo Alex observando cómo
las pupilas de Tate se dilataban ante tal proposición y sintiendo a su
vez la correspondiente respuesta positiva de su polla.
Siguieron apoyados el uno en el otro. Tate descansó sus manos en
las caderas de Alex y este a su vez apoyó la frente en su hombro.
—Así que, ¿para cuándo quieres celebrar la fiesta? —preguntó Alex.
Tate alzó la cabeza sorprendido.
—¿De verdad? ¿Quieres pasar por todo eso? Alex, no te arrepentirás,
te lo prometo.
—Tampoco te hagas tantas ilusiones —le advirtió, mientras
acariciaba un lado del cuello de Tate y olfateaba la sangre que corría
bajo su piel—. Este solamente es el primer round de las negociaciones.
Dame una hora o dos para recuperarme y podremos discutir la lista de
invitados.
Tate dejó escapar una suave risa, no muy diferente al sonido que
hacía cuando estaba en su forma de tigre. Acercó a Alex por un beso.
—Promesas, promesas —dijo sonriendo.
322
Página
Página 323

FIN
También de Sarah Madison:

Unspeakable Words

(Disponibles en Dreamspinner Press)

Email: akasarahmadison@gmail.com

Sitio Web: http://akasarahmadison.livejournal.com/

Redes Sociales: http://twitter.com/akasarahmadison


324
Página
Coordinación del Proyecto:
Miyushang

Título Original:
A Walk On The Wild Side

Autor (a):
Sarah Madison

Grupo Traductor:
Libros Secretos

Traducción:
Isabela

Corrección/ Revisión
Minu / María G

Edición, Diseño y Formato:


325

Miyushang - Aly - Visionepica


Página
Bono Navideño

de Stephani Hecht
326
Página
Querido Santa,

Este año he sido muy buena chica.


Ayer, sorprendí a este hombre en un
estudio y me gustaría saber: ¿qué
sucedió? ¿Es un empleado o el jefe?
Por favor, Santa, respóndeme.
327
Página
Eli levantó la mirada hacia el reloj y silenciosamente contó los
minutos que quedaban hasta que terminara su turno. Sus manos se
apretaron en puños, el movimiento casi inconsciente mientras se movía
en su silla de oficina de felpa. El portátil delante de él dejó escapar un
leve zumbido como si el ventilador fallara, pero decidió restarle
importancia. ¿Quién podría pensar en algo tan mundano como
números e informes de bolsa en un día como hoy?
La distracción no se debía al hecho de que fuera la víspera de
Navidad. Tampoco tenía nada que ver con la amenaza de que una fuerte
tormenta de nieve fuera a estallar en cualquier momento. Aunque esas
dos cosas tenían el potencial para estar molesto en el mejor de los
casos, no se tenían en cuenta para sus nervios y su estado cercano al
pánico. No, todo tenía que ver con el hombre de la oficina de al lado. El
más caliente y sexy hijo de puta de Ohio, sino de todo Estado Unidos.
Por sí sola, la mirada de Eli se desvió hacia la puerta cerrada que
separaba sus escritorios. Desde que su jefe era, bueno… el jefe, tenía
una de esas placas en su puerta que tenía su nombre grabado en ella.
Tragó duro cuando sus labios silenciosamente dijeron su nombre,
Blake Weatherston.
Incluso con la barrera de madera separándoles, Eli casi podía ver la
imagen que el Sr. Weatherston presentaba. Con cabello oscuro, cortado
en un corte corto de negocios y una mirada de ojos gris acerado, era el
último tipo por el que Eli jamás pensó que caería. A pesar de todo,
había caído, muy duro. Eli sabía que iba a salir herido y quemado en el
accidente que sin duda sería el resultado final de su enamoramiento de
adolescente.
Sin embargo, eso aún no impidió que Eli se entregara a numerosas
fantasías. Todas ellas tenían el mismo tema, también –él de rodillas
delante del Sr. Weatherston, la cabeza inclinada, preparado para seguir
cualquier orden dada-.
Un gemido se deslizó de entre los labios de Eli cuando otro escenario
surgió en su cabeza llena de lujuria –en este jugando con él desnudo,
atado boca abajo en una cama y esperando con anticipación a que el Sr.
Weatherston hiciera algo… cualquier cosa que pudiera resultar un
placer o el más exquisito dolor-.
328

Eli dejó salir una maldición en voz baja mientras frotaba la palma de
su mano contra su dura polla. Genial, justo lo que necesitaba, para
Página
saltar y ponerse firme53 mientras miraba el reloj. Su único resquicio de
esperanza era que él había sido el único empleado que había venido en
el día de fiesta.
El resto del personal no podía entender por qué había venido
voluntariamente en Nochebuena. Sólo se encogió de hombros antes de
murmurar algo sobre necesitar las horas extra. No había manera en el
infierno de que admitiera que no podía soportar estar lejos de su
huraño y severo jefe. Mientras todo el mundo esperaba el fin de
semana, Eli les maldijo.
Dejó caer la cabeza en el escritorio, un suspiro de auto-disgusto
rozando contra sus labios. ¿Cuánto más de perdedor podría tener? Aquí
su amor platónico había desarrollado la condición de acosador cuando
el Sr. Weatherston nunca se molestó en mirarle dos veces a menos que
fuera a dar una orden. No el buen tipo de órdenes, si no las que tenían
que ver con el papeleo o clientes.
El ordenador produjo un sonido corto y metálico, dejándole saber
que tenía un nuevo e-mail. Ya que no quería tratar con la montaña de
formularios y papeleo que le esperaban, decidió comprobar el mensaje.
En realidad, el e-mail le confundió e intrigó ya que nadie más estaba en
el trabajo. Podría ser un cliente, pero dudaba que incluso estuvieran
fuera y trabajando cuando tenían celebraciones a las que asistir. No
todo el mundo tenía sólo un apartamento vacío y una cena de
microondas para que le hicieran compañía. La gente normal tenía
familia y amigos.
Hizo clic en su bandeja de entrada y frunció el ceño cuando vio que
venía del Sr. Weatherston. Abriéndolo, frunció el ceño aún más cuando
escaneó la nota, Ven a mi oficina, ahora. El mensaje era seco y frío, justo
como la personalidad del Sr. Weatherston. En los tres meses que había
trabajado aquí, Eli no creía que hubiera visto a su jefe sonreír una vez,
ni siquiera cuando una de las recepcionistas, Renee, trajo a su nuevo
bebé. ¿Quién no sacaría una sonrisa por un bebé? Llevaba inaguantable
a un nivel completamente nuevo.
Eso aún no detuvo a Eli de fantasear sobre el hombre. Si algo le hacía
quererle más. Desperdició innumerables horas pensando en maneras
únicas e imaginativas que finalmente pudieran ganar una sonrisa de
aprobación del Sr. Weatherston. Sólo una, eso es todo lo que Eli
necesitaría. Infiernos, ahí no tenía que haber ningún diente. Estaría
329
Página

53 N de T: se refiere a tener la polla dura.


dispuesto a tomar una serie de la Mona Lisa54 con los labios apretados,
con tal de que supiera que había satisfecho al hombre.
El ordenador de Eli produjo un sonido corto y metálico de nuevo. De
alguna manera el ruido llevó un borde afilado de molestia. Incluso
antes de hacer clic en el botón de recargar, sabía que sería de Sr.
Weatherston. Tragó por su garganta seca cuando su mirada vagó sobre
el nuevo mensaje, éste aún más corto que su predecesor. ¡Dije, ahora!
Frotó las palmas de sus manos sobre su pantalón de vestir de color
carbón cuando lanzó una mirada hacia la puerta. Con el corazón
acelerado por el miedo y sólo quizás un poco de excitación, Eli se obligó
a ponerse de pie y moverse hacia la puerta.
Con cada paso que le acercaba, su pecho se apretaba más y más
ansiedad se agitaba en su estómago. Se reprendió a sí mismo por tener
una reacción tan estúpida. El jefe probablemente sólo necesitaba ayuda
con el nuevo programa informático de nuevo. Desde que la empresa
cambió a un nuevo sistema, el Sr. Weatherston había estado gritando
preguntas a su asistente personal casi cada hora. Debía de haber
recurrido a Eli por desesperación ya que eran los únicos presentes.
Tragó duro una vez más mientras levantaba la mano y daba un golpe
duro y corto. Mientras esperaba la respuesta, apretó las manos en
puños, maldiciéndose silenciosamente a sí mismo mientras se daba
cuenta de que estaban vacías. Tendría que haber traído consigo una
libreta en caso de que tuviera que tomar notas o algo así. ¡Estúpido!
¿Cuántas veces piensas que serás capaz de joderla antes de que pateen tu
lamentable culo a la calle?
Antes de que pudiera regañarse por más tiempo, el Sr. Weatherston
gritó—: Ya era hora. Entra aquí.
Eeep… no era exactamente como había esperado que comenzara la
conversación, pero no era como si Eli pudiera darse la vuelta y
abandonar ahora. No a menos que quisiera comenzar el año nuevo
cobrando el desempleo. Tomó una profunda respiración antes de girar
la manija.
El Sr. Weatherston apenas levantó la mirada de su ordenador cuando
Eli entró. Sin embargo, eso estaba bien ya que le dio a Eli la
oportunidad de estudiar realmente a su jefe. Incluso sentado detrás de
su enorme escritorio de roble, el Sr. Weatherston aún se las arreglaba
330

para parecer dominante y como si un sueño de jódeme-por-favor se


hiciera realidad. Su normalmente cuidado y arreglado cabello oscuro
Página

54 N de T: Famoso cuadro de Da Vinci, también conocido como La Gioconda.


tenía un pequeño mechón en la parte frontal, como si lo hubiera
obtenido tirando de él por la frustración o algo así. Se había quitado la
chaqueta de su traje y aflojado su corbata roja, además de que unos
botones de la parte superior de su camisa negra de vestir estaban
desabrochados, pero eso no le hacía más accesible.
Más inquieto que nunca, Eli se adelantó otro par de pasos.
Deliberadamente dejó la puerta ligeramente abierta. Aunque la idea de
ser atrapado por el Sr. Weatherston podía enviar un escalofrío a través
de Eli que fue directamente a su polla, no tenía ninguna aspiración a la
conversación que no duraría más de unos pocos segundos.
Cuando varios segundos tensos pasaron y el jefe no dijo nada, Eli se
aclaró la garganta con nerviosismo. —¿Quería verme, señor?
Eso trajo la atención del Sr. Weatherston, pero no de la manera que
Eli quería. Levantó la mirada de su trabajo, sus labios sensuales y llenos
presionados en una línea de desaprobación. —No hables hasta que te
dé permiso.
Eli parpadeó varias veces, las palabras golpeándole como una
bofetada en la nariz. Se sentía como si hubiera sido un cachorro
regañado por ladrar al cartero o algo así. Una oleada de ira le recorrió.
Desafortunadamente también lo hizo una ola de deseo. Genial, justo lo
que necesitaba para terminar este maltástico55 día, que una erección
aparezca delante de su jefe. Casi podía oír como tendría que explicarlo
en la oficina de desempleo:
—¿Cómo perdió su último trabajo?
—Bueno, como puede ver mi pene no pudo controlarse a sí mismo y
decidió levantarse y ser notado mientras estaba en la oficina de mi jefe.
Oops, mi error.
El silencio continuó hasta extenderse y Eli luchó contra el impulso de
moverse nerviosamente sobre las puntas de sus pies. ¿Por qué
infiernos el Sr. Weatherston sólo no le decía lo que quería?
Seguramente no llamó a Eli sólo para que pudiera observar a su jefe
trabajando en el ordenador. De ser así, parecía como un maldito
desperdicio de su tiempo y desde que el Sr. Weatherston era quien
firmaba los sueldos de Eli, debía importarle eso más que nada.
Sólo cuando Eli se sintió preparado para arrastrarse fuera de su piel,
el Sr. Weatherston se giró y le dio e Eli una sonrisa. ¡Una maldita
331
Página

55 N de T: según google es una combinación de las palabras Crappy y Fantastic, que significan
Asqueroso y Fantástico.
sonrisa real! Los labios de Eli se separaron ligeramente por la sorpresa
y tuvo que contener una exclamación de sorpresa.
—Me alegra ver que puedes seguir órdenes. Me deja ver que tienes
potencial, —dijo el Sr. Weatherston mientras lentamente se ponía de
pie.
Calor se reunió en el estómago de Eli ante la alabanza. Si hubiera
sido ese cachorro reprimido, su cola se habría estado meneando por la
anticipación. Abrió la boca para lanzar un gracias, pero rápidamente la
cerró de nuevo cuando se dio cuenta de que no tenía permiso para
hablar.
El Sr. Weatherston pasó por delante de Eli, sus cuerpos tan juntos
que Eli podía oler la cara colonia que llevaba el hombre. Una mezcla de
sándalo y almizcle, nunca fallaba en hacer explotar la libido de Eli.
Aunque quería girar la cabeza para beber más del olor, algo le dijo que
cualquier movimiento de su parte no sería bienvenido. No hasta que
estuviera bajo las órdenes del Sr. Weatherston.

Blake se tragó un gemido mientras observaba la lucha del hombre


más joven por obedecer sus órdenes. La manera brusca y vacilante de
moverse gritaba su inexperiencia. A pesar de todo, Eli parecía muy
dispuesto a complacer… a someterse. Blake hizo retroceder otra
sonrisa mientras saboreaba la idea de finalmente ser capaz de tener un
tiempo a solas con su empleado más nuevo.
Eli bajó su mirada de ojos azules al suelo, sus carnosos labios
entreabiertos mientras tomaba fuertes respiraciones. Aunque Blake
sabía que el hombre llevaba su cabello corto y oscuro en un corte
mohicano fuera de las horas de trabajo, mientras que en la oficina
llevaba un estilo más conservador, sólo la parte frontal en punta
ligeramente. Llevaba un traje que no parecía caro, pero aún se las
arreglaba para adaptarse a su complexión delgada a la perfección. La
corbata era estrecha y perfectamente anudada, como Blake había
esperado de su empleado. Eli siempre se esforzaba por ser el mejor
trabajador, el más aseado, el más eficiente en el procedimiento de la
332

oficina, en otras palabras, un maldito perfeccionista. Era un rasgo que


impresionaba y molestaba a Blake.
Página
A decir verdad, Eli debía estar fuera de los límites. Blake era su jefe y
el otro hombre era diez años, dos meses y trece días más joven. Desde
que Blake puso los ojos por primera vez en el mocoso demasiado-
caliente-para-su-propio-bien, había estado luchando contra la
atracción que sabía que iba en ambas direcciones. Blake también había
estado haciendo un buen trabajo manteniendo su distancia, hasta que
dos cosas sucedieron.
La número uno podría no haber sido suficiente para haber empujado
a Blake sobre el borde. Eli había salido en un par de citas con uno de los
tipos de la oficina de al lado. Aunque se había creado un matiz de celos,
Blake sólo tuvo que darle una mirada al patético perdedor para saber
que nunca habría durado con Eli. Incluso desde el otro lado del
aparcamiento, Blake podría decir que el hombre era demasiado suave y
fácil para que Eli le manipulara. Incluso en el poco tiempo en que Blake
había conocido a Eli, se dio cuenta de que el hombre más joven
anhelaba a alguien más fuerte y que tuviera el control.
Sin embargo, si ese hubiera sido el único problema, entonces Blake
hubiera estado bien. Podía hacer frente a unos pocos celos –no es que
se sintiera orgulloso de su momento de debilidad, pero habría
conseguido superarlo-. Entonces, justo cuando pensaba que tenía la
situación controlada, se encontró con el problema número dos, tenía
que trabajar todo el día con Eli, los dos solos.
Blake se dio cuenta inmediatamente que no habría manera en el
infierno de que pudiera estar alrededor de esa dulce tentación todo el
día y no ceder al impulso de probar una pequeña mordida. Ahora que
realmente tenía a Eli en su oficina y a su merced, Blake también sabía
que ninguno de ellos la estaría dejando a corto plazo, ni conseguirían
que más trabajo fuera hecho.
Cerró la puerta de la oficina, reprimiendo otra sonrisa al darse
cuenta de que Eli seguía el movimiento. Eli incluso se lamió los labios
varias veces en un gesto nervioso. Sin embargo, no se descompuso ni
habló, y por eso, Blake estuvo dispuesto a darle una pequeña
recompensa.
—¿Disfrutaste de tu aguinaldo? —Preguntó Blake mientras se movía
detrás de Eli.
Eli asintió con la cabeza, pero no se dio la vuelta. —Sí, Sr.
Weatherston. Me gustó especialmente como nos dio una suscripción a
333

una revista además de un cheque. Así que ahora cada mes, voy a
conseguir una nueva revista. Es como un regalo que sigue
Página

entregándose. Siempre he sido aficionado a este tipo de regalos.


Blake sonrió ante la respuesta balbuceante de Eli. —¿Por qué no me
llamas Blake?
—¿Señor? —Eli giró la cabeza ligeramente en la dirección de Blake.
La manera en que el ceño de Eli se frunció por la confusión sólo podía
ser llamado lindo.
—También puedes llamarme eso. De hecho, señor funcionaría mucho
mejor en ciertas circunstancias. Sólo no llames Sr. Weatherston. Es
demasiado formal.
—No entiendo —contestó Eli en voz baja.
—No voy a ser recatado. Te quiero y por la mirada de jódeme que
has estado lanzando en mi camino, diría que tú también me quieres. —
Pasó el dorso de sus dedos por la mejilla de Eli, saboreando el
escalofrío que obtuvo como respuesta—. A menos que esté equivocado.
Si lo estoy, entonces sólo dímelo. No te obligaré a hacer nada que no
quieras y si dices no, tampoco significará que pierdas tu trabajo.
Eli cerró los ojos cuando tomó una estremecedora respiración.
Cuando sus párpados se abrieron de nuevo, la polla de Blake se sacudió
en respuesta cuando vio la excitación oscureciendo la mirada del
hombre.
—Lo quiero mucho, Sr. Wea… señor.
—Buen chico, —elogió Blake mientras acariciaba la mejilla de Eli
una vez más—. Sin embargo, hay una cosa más que deberías saber. Si
hacemos esto, estoy al mando. Aunque nunca haré nada que no quieras,
aún tendré la última palabra.
Una diminuta sonrisa pasó por los labios de Eli. —En otras palabras,
aún es el jefe.
Blake acunó la barbilla de Eli y le obligó a entrelazar miradas. —Más
que eso, también voy a estar ahí para protegerte y guiarte. ¿Entiendes
lo que eso significa?
—Creo que sí, —evadió Eli—. Quieres ser mi dominante.
—Sí, ¿eso te incomoda? —Blake pasó la yema de su dedo pulgar
sobre el labio inferior de Eli.
—No, nunca antes he estado en esa clase de relación. Sin embargo,
siempre me he preguntado cómo sería. Mayormente, he tenido
334

curiosidad por cómo sería con usted.


Entonces Blake estuvo seguro de que no habría vuelta atrás. Ahora
Página

que Eli había aceptado sus reglas, Blake no tendría poder para detener
el progreso de las cosas. Joder, ¿a quién quería engañar? No había
tenido poder desde el día en que Eli había venido para la entrevista.
Todo lo que Blake tuvo que hacer fue echar una mirada a esos dulces e
inocentes ojos azules de bebé y había sido hombre muerto. —Si alguna
vez quieres interrumpir lo que estamos haciendo o si necesitas un
descanso, sólo di para. Asiente con la cabeza, si lo entiendes.
Eli asintió con la cabeza, un pequeño gemido viniendo de él.
Blake permitió que su mirada cayera a la bragueta del hombre.
Incluso a través de la tela de los pantalones de vestir, el bulto de su
erección era muy evidente. Oh sí, Eli sería perfecto para esto.
Blake se movió alrededor para que pudiera apoyarse sobre el
escritorio. Cruzando los brazos sobre su pecho, emitió su siguiente
orden. —Quítate la ropa, y luego ven y arrodíllate a mis pies.
Otro gemido escapó de entre los apretados labios de Eli antes de que
comenzara a obedecer, sus movimientos un poco bruscos. Cada artículo
del que se desprendía revelaba una nueva parte de carne desnuda
amplificando más la excitación de Blake.
Una vez que se quitó toda la ropa y cada centímetro del firme cuerpo
de Eli fue exhibido, la tensión sexual se sentía casi palpable. Un ligero
rubor cubrió la piel de Eli cuando agachó la cabeza en un gesto
cohibido.
—Eres jodidamente maravilloso, —dijo Blake, sabiendo que el
hombre necesitaba algunos elogios.
Eli levantó la cabeza, los ojos como platos por la sorpresa. —No, no
lo soy. Sé que soy demasiado flaco.
—¿Me estás llamando mentiroso? —Exigió Blake severamente.
—No haría eso, señor, —se apresuró a decir Eli mientras negaba con
la cabeza con tanta vehemencia que estuvo peligrosamente cerca de
conseguir un esguince cervical.
—Entonces ambos estamos de acuerdo. Tu cuerpo es perfecto.
Durante un momento, parecía como si Eli fuera a discutir, pero al
final, presionó sus labios y asintió con la cabeza. Blake dobló un dedo y
Eli obedeció, moviéndose lentamente hacia adelante hasta que
estuvieron a centímetros de distancia. Le dio a Blake una mirada más,
sus ojos llenos de pasión y un poco de incertidumbre antes de dejarse
335

caer sobre sus rodillas.


No fue el movimiento más elegante que Blake hubiera visto por
Página

cualquier momento, pero el hecho de que Eli estuviera haciéndolo era


más que suficiente. Entonces cuando levantó la mirada, su rostro tan
inocente y lleno de anhelo, Blake no pudo contener el gemido que se
escapó de su boca.
Eli miró fijamente la bragueta de Blake antes de mirar hacia atrás, su
expresión claramente suplicando permiso. Blake le hizo esperar
durante varios segundos, para dejarle saber quién estaba
verdaderamente al mando del encuentro, antes de finalmente asentir
con la cabeza su permiso. Eli levantó los temblorosos dedos y
desabrochó los pantalones de Blake. Bajó los pantalones y bóxers sólo
lo suficiente para que la polla de Blake saltara libre.
—Ahora esto es maravilloso, —susurró Eli mientras pasaba su
pulgar sobre la punta. Recogiendo unas gotas de líquido pre-seminal,
levantó los dígitos hacia su boca y los lamió para limpiarlos.
Blake siguió el camino de la dulce lengua de Eli cuando se lanzó y
finalmente tuvo suficiente. Con un bajo gruñido, acunó la parte
posterior de la cabeza del hombre y le empujó hacia adelante. Eli
entendió la indirecta, sus labios separándose para tomar la polla de
Blake.
Al principio, Eli se atragantó un poco, pero en seguida se ajustó y
entró en el juego. Incluso tomó la iniciativa para extender sus dedos
sobre los muslos de Blake. Hambrientos ruidos eran emitidos por Eli
mientras lamía y chupaba. Blake mantuvo su mano en el lugar,
enroscando sus dedos en el suave cabello de Eli.
Maldición, Eli seguro que conocía su camino alrededor de una polla.
Aparte de atragantarse la primera vez, chupaba a Blake con una
habilidad impresionante. De alguna manera se las arregló para
mantener la presión de manera que las olas de placer rodaran sobre
Blake en pases lentos y sencillos. A pesar de todo, Eli levantaba la vista
de debajo de sus pestañas de vez en cuando, como si buscara
seguridad.
—Es fantástico, —elogió Blake. Tan pronto como vio el brillo en el
rostro de Eli al ser elogiado, Blake supo a ciencia cierta que había
tomado la decisión correcta. Sí, Eli y él funcionarían perfectamente
juntos. Arrastró sus dedos por la sien de Eli y añadió—: Más que
fantástico, es lo mejor que he recibido nunca.
Eli sonrió alrededor de la polla de Blake y comenzó a chupar
336

fervientemente, sus mejillas ahuecándose. Blake permitió que


continuara unos momentos, justo hasta que estuvo a punto de correrse
Página

antes de que enroscara los dedos en el cabello de Eli y le echara hacia


atrás. —Suficiente.
Un quejido de frustración vino de Eli antes de que preguntara—:
¿Por qué?
—Porque cuando me corra, será en ese apretado culo que me ha
estado tentando durante tanto tiempo. Levántate.
Después de pasar una mano sobre sus hinchados labios, Eli
obedeció, sus piernas temblando ligeramente. Blake le dejó allí de pie.
Sin apartar la mirada del desnudo hombre, Blake fue alrededor de la
parte posterior de su escritorio y sacó un condón y un pequeño tubo de
lubricante del cajón superior. Colocandolos hacia abajo, de modo que
no hubiera manera de que Eli pudiera verlos, Blake regresó y se puso
detrás de Eli.
—Inclínate sobre mi escritorio y mantente a la espera, —susurró
Blake en el oído de Eli.
La velocidad con la que Eli se movió para obedecer hubiera sido de
risa en otra situación. Blake se tomó un momento para admirar la
manera en que se veía Eli, todo estirado a lo largo de la mesa de roble,
su culo expuesto y casi suplicando por ser tomado. Blake acarició con
un dedo la columna vertebral de Eli, una de sus fantasías favoritas
surgiendo en su mente.
—¿Sabes lo que más me gustaría ver? —Preguntó, cuando decidió
compartirlo con Eli. Al mismo tiempo, agarró el lubricante y exprimió
una generosa cantidad en su mano.
—No —la voz de Eli trabada cuando Blake utilizó un dedo para
rodear su agujero.
—Cuero cubriendo esta hermosa piel. —Blake utilizó su mano libre
para trazar una X a lo largo de la espalda de Eli para indicar dónde
quería que fuera.
—¿No se desanimarían los otros en la oficina si corriera por todas
partes con ese fetichismo? —La última palabra de Eli salió como un
gemido cuando su culo fue penetrado por uno de los dedos de Blake.
—Puedes llevarlo bajo tu camisa y sólo a mí se me permitirá verlo. Al
igual que puedes comenzar a llevar un par de esposas en el bolsillo, por
lo que siempre estarán disponibles para que yo pueda utilizarlas en ti.
—Blake añadió un segundo dedo, maravillado por la reacción visceral
de la presión añadida ganada por Eli. El hombre no se guardaba nada.
337

—De acuerdo, si eso es lo que quiere, señor, saldré a comprar


mañana a primera hora.
Página
Blake enroscó los dedos de manera que pudiera tocar el punto dulce
de Eli. —No creo que la tienda esté abierta mañana ya que es Navidad.
Eli gritó de placer cuando Blake golpeó su próstata de nuevo. “Bien,
entonces pasado mañana. Lo prometo”.
Blake movió la mano, lubricó el condón, y luego alineó la punta de su
polla con la entrada de Eli. —¿Quién dice que voy a estar dispuesto a
dejarte salir de mi dormitorio tan pronto?
Presionó lentamente, un gemido rasgando desde su garganta ante el
apretado y cálido agarre. Maldición, esto era mucho mejor de lo que
había soñado.
Eli enroscó los dedos contra la madera mientras siseaba de placer. —
¿Tu dormitorio?
—Sí, esta noche te llevaré conmigo a casa y no pienso dejarte ir a
corto plazo. —Blake no tenía fiestas navideñas a las que asistir al día
siguiente y sabía que Eli tampoco, así que, qué mejor manera de pasar
el veinticinco que con su polla enterrada profundamente en el culo de
Eli.
—Oh, Dios, —suspiró Eli, aunque Blake no sabía si se trataba de su
declaración o el hecho de que había comenzado a joder duramente al
hombre.
Eli soltaba lamentos, sus dedos arañando el escritorio. Con la
manera en que sus caderas se separaban ligeramente, un profundo
sonrojo cubriendo sus mejillas, no podría haber sido más sexy. Blake
sintió una embriagadora sensación de poder, sabiendo que podía hacer
cualquier cosa a Eli y el hombre más joven se lo permitiría. Infiernos,
probablemente Eli se pondría de rodillas y suplicaría si se lo pidiera.
Junto con ese poder también llegó la imperiosa necesidad de
asegurarse de que Eli estuviera protegido y cuidado.
Blake podía sentir alcanzar su orgasmo, pero no quería darse placer
a sí mismo hasta que su sub lo encontrara primero. Pasando una mano
por la sudada espalda de Eli, Blake dijo: —Córrete para mí.
Esas debían haber sido las palabras que Eli había estado esperando
porque después de un par de embestidas más, gritó el nombre de
Blake, y luego su esperma salió disparado cubriendo el escritorio y la
alfombra. Las paredes de su culo apretaron la polla de Blake y eso
también le llevó al límite. Ahondando sus dedos en la piel de Eli, Blake
338

lanzó la cabeza hacia atrás mientras llenaba el condón.


Página

Durante algunas respiraciones, Blake no se movió, demasiado


contenido para aguantar la altura. Entonces dejó salir un suspiro y
apoyó la frente en la nuca de Eli. Si Eli se sintió aplastado por el peso
adicional, no se quejó, todo lo contrario, dejó salir un suspiro de
felicidad.
—Eso fue asombroso, señor. —Ofreció Eli con una voz vacilante.
—Me alegra que te gustara. Considéralo un añadido al aguinaldo, —
bromeó Blake.
Eli hizo una pausa, antes de aventurarse. —¿Es este bono el mismo
que el de la revista?
Blake sonrió contra la carne de Eli. —¿Es esa tu enrevesada forma de
preguntar si esto entre nosotros va a durar más de unos pocos días?
—Tal vez.
—¿Te haría feliz si dijera que sí?
—Más que cualquier cosa, señor. —El tono cordial en la voz de Eli
hizo que Blake sonriera más ampliamente.
Presionó un beso en el cuello de Eli. —Sí, este regalo también seguirá
entregándose. Ahora que te he tenido, sé que sería un maldito idiota si
te dejara ir.
Blake le dio otro beso a Eli y por primera vez, se permitió a sí mismo
creer que quizás esta sería la primera de muchas Navidades felices.

FIN
339
Página
También de Stephani Hecht:

The Archangel Series

The Drone Vampire Series

The Lost Shifter Series

The EMS Heat Series

Email: stephani@stephanihecht.com

Website: www.stephanihecht.com
340
Página
Coordinación del Proyecto:
Miyushang

Título Original:
Holiday Bonus

Autor (a):
Stephanie Hecht

Grupo Traductor:
The Dream Of Desired

Traducción:
chibiNeko

Corrección:
Isolde

Edición, Diseño y Formato:


341

Miyushang - Aly - Visionepica


Página
La Navidad de
Cocklebur

por Amy Lane


342
Página
¡Querido Santa!

He sido bueno este año, creo que


lo fui, de todas maneras, desde que mis
hijos comenzaron a llamarme
Mammacienta -mami-x-cenicienta.
Realmente apreciaría un
calcetín lleno de -un pequeño, lindo y
dulce criatura- un elfo, tal vez, todo
brillante y sonriente :)
Prometo amarlo, malcriarlo
pero si se pone rebelde, disciplinarlo
adecuadamente ;)
¡Gracias, santa!
**Abrazos y besos**
343
Página
Esta historia se sitúa en el universo de la serie Green’s Hill.

La navidad de Cocklebur,
un cuento corto de Green’s Hill.

Green, Señor de la colina Green en Sierra Foothills de Auburn,


amaba a Corinne Carol-Anne Kirkpatrick op Crocken Green mucho,
pero eso no significaba que tuviera ganas de pasar la noche con ella, y
la tenía que abandonar por una misión posiblemente peligrosa.
—No te deprimas, querida, —dijo suavemente, mirándola, sentado
desde el extremo opuesto del sofá, vestida con sus ligeramente anchos
pantalones deseando que fueran cómodos. Su cuerpo estaba
cambiando, y los corazones gemelos en su vientre estaban creciendo
día a día.
La mirada que ella le disparó era apenas de "depresión”. —No me
trates como una tonta, Green, —dijo bruscamente—. Yo soy... —Sus
ojos se desorbitaron, y él se resistió a reírse. Estaba cansada, sus tetas
dolían, sus pies dolían, le dolía la espalda, le dolía su 'chochita' -
interesante término que él detestaba, pero que lo hizo reír- le dolía el
estómago, tenía ardor de estómago, hemorroides, venas varicosas y
dolor de cabeza. Sí, tenía todos los síntomas del embarazo, pero no
quería quejarse. No a su amado. Por lo tanto, se sentía como mierda,
pero no quería quejarse, y se molestó aún más porque todas las cosas
por las que no quería quejarse fueron las razones por las que no tuvo la
oportunidad de ir a la misión. Por su amado, que era por lo general
mucho más ruidos que discreto, eso era un enigma.
Sus ojos aún estaban desorbitados y sus manos estaban agitándose
mientras luchaba por encontrar las palabras, y Green estaba a punto de
sacarla de su miseria y calmarla, cuando su cuerpo la traicionó.
Su estómago gruñó, y fue fiel a los muchos sentimientos encontrados
en su corazón, su cuerpo le envió lo que ella odiaría más.
Su labio inferior tembló y ella le lanzó una mirada tan llena de
344

miseria que casi le rompió el corazón.


—Aw —murmuró— maldita sea, ¡Green!
Página
Él se rió suavemente, y abrió su brazo hacia ella. Ella se precipito
hacia él y apoyó la cabeza sobre su pecho y le permitió recorrer con
sus manos a través de su salvaje pelo rojizo y rizado.
—No es nada de qué avergonzarse, ya sabes, —dijo en voz baja.
—Yo no pude ir con ellos, —murmuró— no pude ir con ellos.
Siempre voy con ellos. Yo siempre... maldita sea, Green. Yo los cuido a
ellos. ¡Y Bracken estaba tan enojado!
Green hizo una mueca. Sí, Bracken estaba enojado. Gracias a una
transfusión de sangre improvisada ese verano, y algunas
consecuencias mágicas, Cory podía sentir su ira, literalmente, en su
sangre.
—Por supuesto que él estaba enojado, —dijo en voz baja—. Ustedes
dos han estado trabajando como equipo durante casi dos años, amada.
¿Qué tan fácil crees que fue para él dejarte aquí?
—Bueno, entonces no debería haber... jodido. Mierda mierda mierda
mierda mierda... —La letanía continuó. Su siguiente línea habría sido:
¡Él no debería haberme preñado! Pero la peor parte de su dilema era
que ella había contrarrestado por accidente el control de la natalidad
de ambos de Bracken y de Green. Fue así cómo llegó a estar
embarazada de gemelos sidhe56, cuando su pequeño cuerpo mortal
había sido presionado para llevar a un niño a término.
—¡Jesús, Green! —Ella finalmente estalló—. ¿No hay una jodida
bendita cosa con la que pueda quejarse que no provoque mi propia
maldita cabeza?
Green se vio obligado a reír. —Sí, querida. Puedes quejarte de tener
hambre. Es culpa mía, debí haberte alimentado más temprano. Ven,
deja que te traiga algo.
—Yo lo traeré —dijo una voz por encima del hombro de Green,
Green se volvió ligeramente y sonrió—. Gracias, Cocklebur. Eso es muy
amable de tu parte.
—¿Tarta, Señor?
Green hizo una mueca, primero, porque aunque Cocklebur había
llegado al estanque en la misma época que Green lo hizo, insistió en
referirse a Green como un superior, y segundo, porque Cory estaba
asintiendo con entusiasmo por una tarta.
345
Página

56 Una de las denominaciones que reciben las hadas en Irlanda.


—Hay un poco de pollo y verduras en el refrigerador, si no te
importa ponerlos entre un poco de pan y calentarlo, —dijo Green,
mirando con severidad a Cory mientras lo decía. Su rostro se
ensombreció, pero podía decir por la forma en que puso los ojos en que
ella estuvo de acuerdo. La tarta probablemente la haría sentir peor, y
algo más saludable la haría sentir mejor. La lógica más simple no
siempre era la más fácil de vivir.
Cocklebur trajo la comida y una botella de agua para Green, con una
pequeña reverencia e inclinación. —Toma, pequeña Diosa, —dijo a
Cory—. Solo siéntate y se la reina de la casa, ¿sí?
Cory dio una versión aceptable de sonrisa. —Gracias, Cocklebur. Fue
amable de tu parte. Pude haber conseguido esto por mí misma, ya
sabes.
La expresión del elfo se torció, y por un momento, parecía casi fea,
algo imposible para un pueblo conocido por su belleza inhumanamente
perfecta. —¡Sigue adelante y se una vaca perezosa e insolente y veré si
me importa una mierda! —Espetó, y luego de una reverencia, dejo a
Cory aún más miserable de lo que había sido antes.
—Aw. Maldita sea, Green... no quise decir...
—Sí, lo sé. Silencio. Toma. Come tu comida. Duerme. Esa es su
manera. Él va a pedir disculpas en un minuto...
—Lo sé, lo sé, y todo estará mejor. —Cory devoró su comida y no
insistió en lo obvio. Con Cocklebur, eso es más o menos lo que tenías
que esperar, que algún día, las cosas serían mejor.
—¿Quieres saber por qué es así? —Preguntó Green, mientras ella
estaba comiendo. Ella lo miró con la boca llena y asintió. No quería
admitirlo, pero podía ver que había estado muriéndose de hambre. No
hizo demasiado en su día, se dijo preocupada, pero él no dijo nada.
—Te lo voy a contar... mejor aún, toma una siesta sobre mí mientras
yo trabajo, y te lo mostraré —la engatusó, pensando que esto podría
ser la única forma en que podría llevarla a descansar durante el resto
del embarazo.
—¿Mostrarme? —Tragó saliva, y luego bostezó—. Quiero decir, ya
sabes, ¿mostrarme? ¿Puedes hacer eso?
—Absolutamente, —le dijo Green—. Vamos. ¿Lista? —Ella asintió
346

con la cabeza y él tomó el plato de ella. Con un pensamiento, convocó a


pequeños espíritus para que se llevaran todo el desorden y luego
Página

colocó la cabeza de ella en su regazo para que pudiera acariciar su


pelo—. No hago esto a menudo, pero si me lo permites, voy a dejar que
lo sueñes. Será como ver una película en tu sueño, ¿no? Excepto, que
llegaremos a sentirlo, demasiado.
Cory se rio. —Uhm, ¿cuánto voy a sentir? —Preguntó soñolienta—.
Quiero decir, uhm... Green. Tú, uhm... te has acostado con todos en la
colina. Es este sueño va a ser...
—¿Categoría X? —Sonrió Green—. Has dado en el clavo, querida. Si
vas a estar tomando una siesta en vez de follar...
—Lo siento, Green...
—No te preocupes, cariño. Solo cierra tus ojos y sueña. Va a ser un
poco alarmante al principio, pero va a ser un sueño precioso al final, y
tal vez vas a entender a nuestro amigo un poco mejor al final del sueño
¿de acuerdo?
Ella logró un pequeño gemido de comodidad, cuando apoyó la
cabeza sobre su muslo se quedó dormida.
Green comenzó el sueño donde todo comenzó para esos dos.

Adrian. Adrian había sido convertido en vampiro, y ellos estaban


caminando por la playa en la bahía. Tenía el pelo rubio tan claro que
parecía casi blanco, era largo hasta los hombros y rizado, atado en una
cola como el cabello largo color mantequilla de Green. Sus brillantes
ojos azul cielo eran casi transparentes en la delgada luz luna, pero su
despreocupada sonrisa de ámalo y adóralo estaba totalmente en su
lugar, mientras jugaba un juego como un cachorro al patear una roca a
través de las olas.
Era 1850, y mucho de lo que ahora esta industrializado, lleno de
metales y petróleo entonces era simplemente playa. Sí, la mayoría de
esta estaba pútrida con la falta de fontanería, pero un poco más de ella
era... playa. Agua salada. El agua salada que rompió toda la magia, el
bien y el mal. Oh, la pureza de la limpieza, abrasiva, sal.
Green estaba descalzo, como todo Sidhe prefiere estar, y estaba
disfrutando de la sensación de la arena entre sus largos dedos. Eso
hace mucho tiempo, y las cosas simples eran más fácilmente de
reconocer por dar la mayor alegría.
347

Estaban muy lejos de la parte más concurrida del puerto, y las naves
estaban durmiendo en sus amarraderos. Había un grupo de árboles de
eucalipto cerca de ellos, cuando la bahía se abrió a mar abierto, y
Página
cuando los pies embotados de Adrián y los desnudos pies de Green
salpicaron la capa superficial de las olas, se produjo un lejano grito.
Se miraron el uno al otro, con aprensión. Green no era una potencia
en ese momento, no tenía un pueblo y no tenía ambiciones de tenerlo.
Pero ese grito había sonado desesperado, con dolor y los dos tenían
fuerzas que otras personas no tenían Adrian no era experto en el vuelo
del vampiro en este momento, pero eso no le impidió dar un gruñido y
un salto en un curso inestable en el aire, incluso Green comenzó a
moverse con la explosión de la velocidad de la diosa que los humanos
siempre pensaron como magia.
En el acto que Green llegó, todo había terminado, para el bebedor de
sangre.
Adrian era un borrón, desgarrando a los hombres para quitarlos de
encima de la pobre criatura, y lo hacía con saña. Había dos cuerpos que
yacían cerca de Green, su sangre se filtraba en las olas, sus gargantas
arrancadas y sus ojos vidriosos. Cuando Green se acercó más, su dulce
vampiro tenía al tercero por el pelo y estaba gritando—: ¿Qué le
hiciste?
—¡Nada!¡Nosotros lo atamos con los grilletes y él gritó!
Green echó otro vistazo a la pobre cosa, de rodillas sobre el agua en
la oscuridad de la madrugada, se quedó sin aliento. Las orejas
puntiagudas, incluso cubiertas en un nudo enmarañado de pelo oscuro,
eran inconfundibles
—Él es un sidhe, —murmuró Green, con la esperanza de llamar la
atención de Adrian. Había visto matar a Adrian, desde que él se había
convertido en un vampiro, pero nunca había visto tal derramamiento
de sangre vicioso de parte una vez suave y gentil amado. Una parte de
él lloró, enfermó, pero otra parte -la parte que había rescatado a
Adrian de su propia opresión- se regocijo. ¡Oh, Adrian! Por todos los
medios defender a los débiles y vengarse de los abusadores, es para
esto que re-naciste.
La criatura en el agua dio otro grito lastimero y Green tomo la
decisión.
—Ummm... me harías un favor. Pon tu juguete a un lado y quítale
esas cosas de las muñecas, ¿sí? No puedo tocarlas. Puedes alimentarte
de este tipo después y luego trae tu culo de vuelta a la oscuridad.
348

—Claro, Green, —le dijo Adrián obedientemente. Siempre. Adrian


obedecería siempre a Green, con excepción de la última y terrible
Página

desobediencia muchos, muchos años en el futuro.


El joven sidhe en el agua gritó cuando Adrian le tocó, farfullando
algo sobre 'monstruo' e 'impuro'. Para su crédito, Adrian ignoró al elfo:
él estaba preparado para este tipo de acusaciones cuando se convirtió.
En un momento, el hierro mortal fue destrozado y arrojado al mar, a la
putrefacción, y el elfo hundió sus ampollas, el ardor en las muñecas en
la relajante y curativa agua.
Adrian tomó su cena entonces y desapareció. Gritos frenéticos de la
cena fueron misericordiosamente truncadas en unos pocos latidos y
Green volvió a la tarea en cuestión.
Fue amable, cuando él lo hundió más profundamente en las frías
aguas y cayó de rodillas frente al niño-elfo. Él extendió sus manos con
algo de mando -los sidhe eran educados para seguir a sus mayores- y el
muchacho puso sus manos sobre las de Green con simple confianza.
Las sangrientas ampollas comenzaban a media palma, se
convirtieron en lesiones en las muñecas, y luego se desvanecían en
dolorosas ampollas que crecían de nuevo cerca de su antebrazo.
—Oh, muchacho —chasqueó la lengua Green—. Eso debe ser
realmente doloroso, muchacho-o. Ven, ¿puedes mantenerlas
levantadas? Si les doy un beso, tal vez, se sentirán mejor, ¿verdad?
—No soy un niño.
Green miró al joven sidhe sorprendido mientras sostenía la
insoportable quemadura de hierro frío en sus labios y sopló
suavemente. El niño -o no- dio un suspiro ya que algunas de las
ampollas retrocedieron, dejando sólo la hinchazón. —¿No? —Preguntó
Green, antes de subir a la parte más dañada de sus muñecas.
Dos furiosos ojos marrón-verdosos le devolvieron la mirada a Green
entre esa maraña de pelo oscuro. —Yo soy grande, igual que tú —dijo
el elfo, su boca se retorció con fuerza y Green sopló un poco más de
curación en su piel.
—¿Cuántos años? —Preguntó Green. Los Hijos de la Diosa tendían a
llegar a la madurez sexual y luego... para. La edad es a menudo difícil de
discernir. El propio Green tenía casi dieciséis siglos, pero tendía a creer
todavía lo mejor de las cosas, y muchos sidhe se confundía al verlo
mucho más joven.
—Un siglo, tal vez, —espetó el sidhe—. ¡Suficiente mayor para salir
de casa!
349

Green frunció el ceño ante las muñecas, que todavía estaban


Página

ulceradas y en carne viva. —No me digas, — murmuró— te importaría


decirme, entonces, ¿cómo pasó todo esto?
—No —el otro elfo se rompió. Apartó la vista, irritado y
disgustado—. Los seres humanos no... no entienden el deporte,
¿verdad?
—¿Deporte sexual? —Green extendió cuidadosamente su lengua
rosada y vio como el chico inclinó hacia atrás la cabeza y suspiró
gustosamente—. Sí... —el toque de Green era potente, incluso aquí
donde el agua salada cancelaba la magia. Llamó la energía del sexo y la
gastó en la curación; a veces el acto de la curación se convertía en
sexo, y él atrajo el poder de eso también. El cuerpo del joven sidhe -
con un siglo se era todavía muy joven- debía hormiguear ahora, cada
vez más pesado y lleno. La excitación era buena, hacia al corazón
somnoliento y cálido, y no amargado y enojado, y eso era bueno para la
sanación también.
—No, —respondió Green, cuando el elfo asintió a regañadientes—.
Ellos no lo entienden. Y el deporte entre los hombres es... difícil. Ellos
lo hacen, sí, pero no van a reconocer lo que sucede. Y cuando ellos
reconocen que esto sucede, parecen pensar que requiere algún tipo de
esfuerzo de su parte para mostrar al mundo que son el tipo de
hombres que harían eso.
—¿Qué tipo de hombre es ese?
Green se encogió de hombros. —No tengo ni idea. Me gustan todos.
El joven elfo suspiró. —A mí también, —dijo con tristeza, y Green
tuvo que sonreír.
—A mí también. —Extendió una lengua puntiaguda entonces, y
empezó a rodar suavemente en las heridas más profundas. El elfo se
estremeció, y luego se quedó sin aliento, y luego suspiró.
—Eso es muy bueno, —admitió, mientras el oleaje lamía sus
rodillas—. Uhm... ¿tu... uhm...
Green sonrió. —¿Soy un elfo de curación basado en mi polla? —
Preguntó con osadía, y fue recompensado con una sonrisa maliciosa.
—Sí —el joven elfo suspiró—. Sí.
—Entonces sí, —murmuró Green, sosteniendo su aliento y la
suavidad de sus labios y la dulzura de su lengua en el interior del brazo
del elfo, donde tocaba la tierna carne, el otro temblaba allí—. Pero creo
que deberíamos intercambiar nombres primero, ¿no?
350
Página
—Cocklebur57.
Green sonrió. Se adaptaba a él, espinoso, malvado, y al parecer hábil
para meterse en líos él solo. —Green, —murmuró, moviéndose sobre
sus rodillas para que sus labios estuvieran en los bíceps del elfo y luego
en su hombro. El pequeño bastardo descarado se lanzó para darle un
beso, pero Green lo esquivó y siguió tocando con sus labios y su lengua
a lo largo de la parte superior de los hombros del elfo. Apartó el pelo
enmarañado y trazó un camino hacia el otro hombro, bajando por el
otro brazo. Él paró y chupó la tierna y sensitiva caverna del brazo
interno y luego sopló hasta el antebrazo, en la muñeca. El brazo estaba
casi todo curado, sólo por el genuinamente toque y tacto dado por
Green y su libre deseo, Green se aseguró de que todas las dolorosas
ampollas y los trozos sangrientos en las muñecas de Cocklebur se
hubieran ido y sanado antes de poner la palma del niño en su boca. -
Siglo o no, él era todavía un niño-.
Con mucho cuidado, con el roce de los dientes y el cosquilleo de la
lengua, la presión de los labios y la succión de los tres, él plantó un
considerado beso en el centro de la palma de los largos dedos del
sidhe.
Cocklebur dejó escapar un gemido de excitación que atravesó el
choque de las olas, y Green le sonrió desde allí, de rodillas.
—Levántate —le ordenó. El elfo lo hizo, revelando el cuerpo largo y
esbelto de un sidhe, con caderas estrechas, hombros y torso largo,
vestido sólo con pantalones de algodón hechos jirones. Su erección -de
tamaño completo, aunque el elfo parecía un poco bajo para la mayoría
de los sidhe- cayó pesadamente hacia delante, empujando el tejido
hacia afuera, y Green jugó con él por un momento, haciéndolo oscilar y
saltar.
Cocklebur gimió de nuevo, empujando contra esa provocación del
toque de un solo dedo hasta que la risa gutural de Green estaba lo
suficientemente cerca para calentar el tejido y el elfo lanzó sus caderas
hacia delante en desesperación.
—Pensé que no eras un niño, —reprendió Green—. Los hombres
tienen más control.
—Sólo quería un poco de deporte... —admitió Cocklebur
dolorosamente y Green se recordó a sí mismo, que a veces el tocar era
351

tan importante como el aire para un sidhe, y a veces más. Al parecer,


Página

57 La bardana se considera un remedio limpiador que ayuda a liberar el cuerpo de toxinas, incluidos
metales pesados .Parece un capullito con espinas.
había sido así durante esta noche para el elfo, lo que lo llevo a estar en
grandes aprietos y cuando Green y Adrian lo descubrieron en esta
playa solitaria a la luz de la luna.
Sin más burlas, le quito los pantalones al pálido joven, abrió su boca
y engulló la tensa y creciente polla hasta llegar a la raíz.
—Diosa... oh Diosa... —Cocklebur prácticamente sollozaba por
encima de él. Los dedos se apretaron en el pelo sujeto formando una
cola de Green, la mordedura de dolor hizo a la propia excitación de
Green dulce. Green se retiró y luego envolvió a tragar esa dulce carne
otra vez, y otra vez, y otra vez, hasta que Cocklebur se olvidó de sí
mismo, bombeando satisfactoriamente en la boca del Green sin tener
en cuenta el propio placer de Green.
A Green le gustaba cuando aquellos que sanaba podían hacer eso. A
veces la forma más segura de saber si el corazón de una persona se
curó era saber que se sentían seguros de ser egoístas. Cocklebur fue sin
duda eso, apretando el pelo de Green, buscando su propio placer con
gruñidos y gritos sin palabras. Green ahuecó las bolas sin pelo y apretó
suavemente y Cocklebur dio un grito que Adrian probablemente
podría oír, desde su apartamento sin ventanas, luego, cuando Green
introdujo dos mojados dedos en su tierna entrada, él casi gritó en la
pre-niebla del amanecer.
Su corrida, cuando se corrió fue caliente y Green se tragó la mayor
parte de ella. Él esperó hasta que Cocklebur se dobló, agarrando la
cabeza de Green a su ingle y sollozando, antes de ponerse de pie,
chorreando agua fría y reclamando un delgado y ligero puchero en un
beso y dejando que el elfo degustara lo que había dejado en el interior
Green.
El beso se profundizó se quedó allí un tiempo degustando, después
Cocklebur se retiró y lamió en la esquina de la boca de Green.
—Está limpio, —susurró—. No cortante hierro frío. No dolor.
Un elfo sanador de cuerpo y espíritu, ese era el mejor regalo de
Green. La única persona a quien no era capaz de sanar por completo,
pensó tristemente, era Adrian. No sabía que la única persona que podía
hacer eso estaba por nacer.
—Todo curado —dijo Green en este momento—. Todo mejor.
El joven elfo sonrió con picardía. —¿Le gustaría alguna recompensa,
352

Señor?
Página

Green frunció el ceño. Diosa, el odiaba las costumbres del viejo


mundo. Pero Cocklebur estaba mostrando aprecio y afecto, y era algo
que probablemente no habría hecho pocos minutos antes, cuando fue
sanada sólo su carne.
Green aceptó la oferta por lo que era: gratitud y bondad. Puso la
mano de Cocklebur contra sus propios pantalones y empujó. Los ojos
de Cocklebur se pusieron grandes y redondos, y Green inclinó la cabeza
y le susurró: —¿Quieres esto? ¿Me quieres dentro de ti, golpeando
hasta que te corras gritando?
Green cogió al elfo más joven cuando sus rodillas se debilitaron.
Tenía un don para saber, a veces, lo que querría su pareja, con que
podría llenar los espacios vacíos en el interior del alma de un joven
hombre o de una mujer.
—Oh Diosa, —gimió Cocklebur—. Sí... sí... por favor, por favor...
Ellos estaban mojados, y estaban fríos, pero esa pequeña declaración
tuvo dos por favor y dos síes y Green busco en la costa un grupo de
árboles, un parche oculto de hierba húmeda, ya que Green no se
negaría a esa suplica.

Cory estaba durmiendo, el creciente cuerpo de Cory se retorció


contra Green cuando se “corrió” en el sueño como conclusión lógica y
veraz. Él sonrió un poco al terminar el trabajo que había estado
haciendo en su computadora portátil mientras ella había dormido y
soñó sus recuerdos. Había estado olfateando su excitación durante un
cuarto de hora. Cuando ella se despertó de su siesta, ella estaría...
bueno, de mejor humor, ¿no es verdad?
—Mmmm... —se quejó en contra de él, la decadencia desenfrenada
del sonido lo puso duro. Cerró su laptop y se giró cuando ella estaba
sentada y secándose sus ojos. Le sonrió adormilada, y, como siempre,
lo primero que ella dijo lo pilló desprevenido.
—Sueño impresionante, querido, pero no creo vaya a complacer a
Cocklebur de esa manera. ¿No crees que tenga suficiente en mi plato?
Green le devolvió la sonrisa. —Además ya se te ocurrirá alguna
forma de hacerlo, te lo garantizo. Mientras tanto... Sus manos, largas y
hábiles, empujaban por debajo de los brazos hasta la cintura. Sí, era
más grande, pero uno de los niños que llevaba era de él, y eso era la
353

piel más sexy que jamás haya sentido.


—Mientras tanto, ¿qué? —Ella batió sus ojos a él, y él la complació.
Página
Inclinándose, le susurró al oído: —¿Me quieres dentro de ti,
golpeando hasta te corras gritando?
—Oh, Diosa sí, —suspiró ella, y él la levantó en sus brazos y la llevó a
su cálida y seca habitación. Para agradecer.

FIN
354
Página
También de Amy Lane:

Vulnerable

Herido

Atado

Descontrolado

Capricho constante de Litha

Protegiendo al fantasma del Vampiro

Series Green’s Hill

Email: amylane@greenshill.com

Sitio web: www.greenshill.com


355
Página
Coordinación del Proyecto:
Miyushang

Título Original:
Cocklebur’s Christmas

Autor (a):
Amy Lane

Grupo Traductor:
Miyu no Fansub

Traducción:
Miyushang

Corrección:
Isolde

Edición, Diseño y Formato:


356

Miyushang - Aly - Visionepica


Página
El Regalo

por Angela Benedetti


357
Página
Querido Santa.

Yo sé que no he sido tan bueno


como podría ser, pero estoy
intentando, realmente, ser lo mejor
posible. ^ _ ^ hay sólo una -o dos-
cosas que realmente quiero este año y
espero que las puedas encontrar en
tu bolsa de regalos.

Me encantaría tener mi propia...


de tamaño real... um... “figura de
acción” con partes totalmente
articuladas. Por favor ver foto adjunta
para como ejemplo.

Me gustaría cuidar muy bien de


él y lo amaría tanto que un día podría convertirse en un chico de verdad,
al estilo de Pinocho o algo así. :P

¡Gracias de Santa y Feliz Navidad! Te dejo un montón de deliciosas


galletas para cuando vengas.

PD: Yo preferiría un modelo con oscuro cabello y de ojos verdes -o


dos-. ¡Gracias de nuevo!
358
Página
Austin bajó de la acera, empujó abriendo la puerta de su
apartamento y entró, saliendo del espacio de la comunidad y entrando
a su propio espacio privado en el que no tenía que fingir ser
perfectamente feliz y bien adaptado nunca más. Acababa de pasar las
dos horas prescritas y además la horriblemente vergonzosa reunión
social, tratando de evitar a un hombre en un grupo pequeño de
veintitrés. El Centro Social Fountain Four era amplio, pero la Reunión
Social del día Quinto era para hombres solos del barrio que tendía
hacia otros hombres, y no había muchos de ellos.
Apenas había tenido tiempo para suspirar de alivio y pensar que no
tendría que empezar a temer por una reunión social hasta la próxima
semana, cuando la puerta sonó. Una caja apareció a través del panel de
entregas y se deslizó hasta detenerse en el suelo de baldosas sin
problemas.
En realidad una caja muy grande. Bastante grande, como del tamaño
de una pieza de mobiliario, ocupaba la mayor parte de la anchura de su
pequeño vestíbulo de entrada. Austin estaba seguro que no había
pedido nada de ese tamaño recientemente —no en un año o más, por
lo menos-.
Comprobó el sello de entrega, seguro de que debía ser un error, pero
estaba su nombre y su código de apartamento. No era un error, o había
habido una falla en algún lugar más profundo en el sistema de entrega.
Austin se deslizó hacia el otro lado de la caja -el contenedor, porque
era muy grande- y deslizó su palma sobre la insignia de acceso. Oyó un
rrrrrip, clic y la tapa se separó de los lados, y luego estos giraron hacia
arriba.
La cavidad interior estaba llena de esponjosa espuma de embalaje.
Austin metió las manos dentro y cavó, cazando a ciegas lo que pudiera
estar enterrado más profundo. Más bolitas, más bolitas...
... él se echó hacia atrás con un grito y se estrelló contra la pared, con
los ojos muy abiertos por la sorpresa.
Había tocado algo que se sentía como un brazo. Un brazo muerto, un
trozo de un cadáver. Piel lisa que cedió, que se sentía como musculo
perfectamente relajado debajo, una dispersión de los pelos suaves, y
esta frío, la misma temperatura que él tenía cuando acaba de hacer su
359

camino a casa en el anochecer.


Página
Esto no podría ser verdad. Si alguien estaba muerto, ya sea por
enfermedad, accidente o asesinato, Austin no podía imaginar por qué
alguien le enviaría un cadáver en una caja.
Clavó la mirada en la caja, en las bolitas de embalaje por un minuto,
luego metió la mano muy despacio con una mano y empezó a remover
las bolitas de embalaje, unas pocas a la vez, para así no tocar nada que
no quisiera tocar, por lo menos no por casualidad.
Mechones de ralo pelo rubio aparecieron, entonces una frente lisa, y
Austin tragó saliva.
Muy bien, pensó, enderezándose. Esto no puede ser un cuerpo
muerto. Aun suponiendo que alguien enviaría un cadáver, no se veía
así. Los cadáveres se veían todo con manchas y brillantes. Este se veía
más como dormido. Él. Es varón —se ve como si estuviera dormido-.
Lo cual era otra idea imposible. ¿Por qué un extraño hombre se
había embalado en una caja y enviado a Austin, dormido o no?
—Esto es estúpido —murmuró para sí mismo—. ¡Solo hazlo!
Austin se inclinó y metió las manos hacia abajo en la caja, cogió al
chico debajo de los brazos y exhaló.
Un flácido y desnudo, -no se olviden de la parte desnuda - cuerpo
venía surgiendo hasta los brazos de Austin, y si el contenedor no había
sido bastante robusto, todo el asunto, caja, el chico y el propio Austin,
se habían volcado y estrellado contra el suelo. Así las cosas, Austin
terminó con ambos brazos alrededor del pecho desnudo del hombre.
Todavía estaba fresco. No hubo ningún movimiento, ni el ritmo lento
de la respiración o el ritmo más rápido de un latido del corazón.
Casi parecía... Austin apoyó los hombros del chico contra su propio
pecho para liberar una mano y la envió a buscar abajo del primero un
brazo, luego al otro. Allí, la mano izquierda tenía una cuerda lisa,
retorcida alrededor de ella, con una etiqueta de información colgando.
Apretó la etiqueta y una voz suave y andrógina dijo: “Felicitaciones
por la adquisición de tu Acompañante BioServ sintética de primera
calidad, modelo 218C-S. Vea por favor la presentación antes de
intentar la activación”.
Un Acompañante Sintético. Austin casi se desmayó de alivio, era un
muñeco sexual. Un muy buen muñeco sexual - que costaría más de lo
360

que Austin ganaría en varios años- pero no era un cadáver real y eso
era lo importante.
Página
Por supuesto que no era un cadáver. Austin dejó escapar un suspiro
y dio una rápida mirada reflexiva alrededor, como si hubiera alguien al
acecho en su departamento a la espera de reírse de lo ridículo que él
había sido.
Bueno, sí, una vez que sabía la respuesta, sus fantasías irracionales
parecían bastante estúpidas.
El muñeco era tan pesado como un hombre adulto podría haber
sido, y los brazos de Austin se estaban cansando. Otra buena alzada y él
tenía a la cosa fuera de la caja y acostada en el suelo...
...y por segunda vez en la noche, él gritó y se estrelló contra la pared.
El muñeco, su cara era exactamente igual que Shay. Los mismos
brillantes ojos verdes, con piel clara, de color marrón claro y el pelo
rubio miel. Hombros anchos, manos que parecían ágiles y parecía ser
de la altura correcta, a pesar de que era difícil decir con el muñeco
acostado.
Cinco minutos de tratar de averiguar exactamente quién enviaría a
Austin un Acompañante Sintético con la cara del hombre con el que él
había estado haciendo el ridículo durante meses le dieron nada más
que un dolor de cabeza. Tomó la etiqueta de información, dejó el
muñeco en el suelo, y se acercó a la unidad multimedia.
La etiqueta era sólo el paquete habitual de archivos sobre la
operación y el mantenimiento. Echó un vistazo hasta que encontró el
video sobre el interruptor de encendido, entonces guardó el resto para
verlos más tarde por si lo necesitaba. También hubo un link para las
constantes actualizaciones y ofrecimientos de actualizaciones y
accesorios. La sola observación de algunos de ellos hizo a Austin hacer
una mueca e imaginar que podía oír a su saldo de crédito aullando de
dolor, él se quedaría con el modelo estándar.
Ese pensamiento le hizo inclinarse contra los cojines del salón y
considerarlo.
—¿Debo quedármelo? —Se preguntó. ¿Y si es una broma? ¿Alguien
tratando de avergonzarme? No es que necesite mucha ayuda, la forma
en que mi cerebro se vuelve al revés cuando estoy en una reunión y
Shay está en la sala....
Era ridículamente caro para una broma, sin embargo. No sabía
cuánto ganaban algunos de sus amigos o vecinos, por supuesto;
361

preguntas sobre el empleo o las finanzas en un contexto social era


terriblemente grosero, y aunque Austin no era un purista, no fue criado
Página

en una alcantarilla, tampoco. Fountain Four era un barrio de clase


media, no un barrio de ricos y no podía imaginar de alguien que él
supiera fuera capaz de permitirse un Acompañante Sintético, o incluso
como un regalo serio, y mucho menos como una broma.
No había ningún nombre en el sello de envío, pero Austin intentó
consultar al remitente de todos modos. Tal como esperaba, fue un
envío anónimo. El transmisor CS preguntó si quería rechazar el envío,
o registrar una protesta, Austin negó y cerró la consulta.
Sólo quedaba una cosa. Austin todavía se sentía un poco tímido sobre
la activación del Acompañante, aún a sabiendas de que era ridículo. No
era una persona -era un aparato sofisticado, un electrodoméstico-. No
tenía ningún sentido sentirse tímido o avergonzado a su alrededor,
más de lo que sentiría vergüenza de ir desnudo enfrente de su estufa.
Bien. Entonces, sólo tienes que hacerlo.
Se arrodilló junto al no -realmente-desnudo-hombre en su entrada y
levantó la cabeza, suavemente, con una mano. Con la otra, palpó por
todo el cabello en la parte posterior del cráneo, hasta que llegó a una
pequeña protuberancia. Él la apretó, y los ojos de la cosa parpadearon
al abrirse.
Incluso después de haberlo esperado, Austin todavía se sorprendió
bastante y casi dejó caer su cabeza en el suelo. Se sentó y miró a su
alrededor; Austin se deslizó un poco hacia atrás y observó a la cosa
encenderse.
Parecía humano.
Bueno, por supuesto que lo parecía, era la más cara simulación
humana que la tecnología actual podía producir. No un androide, no
estaban muy adelantados para crear un ser humano puramente
sintético todavía, pero lo más cerca que cualquier persona podría
conseguir de la robótica y de la IA58.
El muñeco echó un rápido vistazo alrededor, luego se sentó y se
volvió para mirar a Austin con una sonrisa amistosa. —Hola. ¿Eres
Austin Green?
Austin se quedó mirando por un segundo, no estaba acostumbrado
a tener cosas que se parecían a las personas y le hablaran a él, antes
de que finalmente dijera:—Sí, ese soy yo.
—¡Genial! Yo te pertenezco ahora, y estoy seguro de que tendremos
un montón de buenos momentos juntos. Mi nombre es Shay.
362
Página

58 N de T: Inteligencia Artificial.
Austin sintió que se le apretaba la garganta y tuvo que toser un par
de veces. Aunque una vez que pensaba en ello, no estaba seguro de por
qué estaba sorprendido, eso se veía exactamente como el Shay que
conocía, después de todo. Eso no podía ser una coincidencia, así que
¿por qué ellos – quienes sean "ellos"- le dieron el nombre de Shay?
—Ahh, bueno. Eso es... eso está bien.
El muñeco estudió su rostro, y luego dijo: —Puedes cambiar mi
nombre si quieres. Sólo dices “Shay, te re-nombro” y el nuevo nombre a
continuación. Puedes cambiarlo tantas veces como quieras, hasta que
encuentres alguno que te guste.
—Ummm, no, está bien, está bien. —Austin negó con la cabeza y se
puso de pie, tratando de averiguar qué hacer a continuación. El
muñeco -Shay- necesitaba empezar a pensar en eso como Shay si no
iba a cambiar el nombre, con lo cual no iba a funcionar, ya que todavía
tenía la cara de Shay y llamar a algo con la cara de Shay de otra manera
sería más raro de tratar para Austin. La situación ya era rara y
añadiendo que eso se sentiría como una muy mala idea.
Shay se puso de pie, y verlo de cuerpo entero, de pie frente a él, hizo
a Austin muy consciente de que estaba desnudo. Completamente
desnudo.
La siguiente cosa a hacer era conseguir algo de ropa para el... para
Shay. Austin se deslizó más allá del cuerpo desnudo que estaba de pie
en su entrada y se dirigió hacia su dormitorio. —Vamos —dijo— voy a
buscar algo que puedas ponerte. Mi ropa debe ajustarse lo bastante
bien, creo, al menos por ahora.
Oyó a Shay siguiéndolo. Caminaba tan silenciosamente como
cualquier humano descalzo. Él medio había esperado unos pasos
ruidosos. Se suponía que las máquinas eran ruidosas. Zumbar o
retumbaban, algo así.
Shay tenía un caminar suave y silencioso, las desnudas plantas de
sus pies tenían una luz, casi un inaudible sonido de rasguño contra el
suelo liso, tan tranquilo que cuando él se acercó por detrás de Austin,
que estaba buscando en un cajón por un par de pantalones cortos,
Austin no tenía ni idea de que estaban tan cerca hasta que un par de
cálidos brazos se envolvieron alrededor de él por detrás y un pecho
sólido presionaba contra su espalda.
363

—Aprecio la intención, —dijo Shay— pero ¿estás seguro de que


quieres que este vestido ahora? Voy a tener que desvestirme pronto de
Página

todos modos.
Austin cerró los ojos y se recostó en el abrazo. Era maravilloso,
fuerte y sólido, la piel suave, pero no como de plástico suave,
simplemente era blanda y firme para sugerir un músculo sano debajo.
Incluso olía bien, caliente y un poco almizclado.
Soltó las prendas que había escogido y envolvió sus brazos sobre los
brazos cruzados en la cintura. Él les dio un apretón firme, luego lo soltó
y se giró en los brazos de Shay y se encontró mirando a los brillantes
ojos verdes, que eran inconfundiblemente de Shay, en el rostro de
Shay, con su boca y barbilla y esa peculiar ceja; y una súbita oleada de
timidez, torpeza y vergüenza inundó a Austin. Miró hacia otro lado y
salió de los brazos de Shay, caminando cinco pasos rápidos a través del
cuarto.
—No. Quiero decir, sí. Busca algo para ti, pantalones cortos y una
camiseta, lo que quieras, simplemente vístete. Por favor. Algo con que
no te importaría dormir está bien, pero.... Por favor. . .
Se quedó allí contra la pared, con la frente presionando contra la
superficie fría, deseando que no fuera tan idiota. Era sólo un muñeco,
una cosa, un robot de lujo. Era ridículo estar avergonzados por eso, o
enfrente de eso, pero Austin no podía evitarlo. Sabía que no era
realmente Shay, pero sus entrañas no lo creían, y no le importaba lo
que decía su cerebro.
Y ahora la cosa iba a vivir con él. No viven, pero... ¿cómo quieran
llamarlo? Era suyo y estaría en su departamento con él, durante todo el
tiempo que lo tuviera.
La idea era horripilante en cierta manera. Ya era bastante malo con
lo que tenía que luchar, con su torpeza en la Reunión social del Quinto
día cada semana; y eso que era sólo durante dos horas. Esta cosa que
era una copia exacta de Shay. Eso retorcía sus tripas y su lengua de la
misma forma, como iba ser en su casa, todo el tiempo.
Austin ahogó un gemido y se frotó la frente con su palma. ¿Y ahora
qué? Regresarlo sería más complicado ahora y tendría que justificar el
rechazo después de haber aceptado expresamente la entrega y dejar
pasar la oportunidad de enviar una queja. Él podría venderlo, pero
para algo tan caro como un Acompañante Sintético, eso tomaría
tiempo. Y ya que él no sabía quién había se lo enviado o por qué, no
tenía idea de cómo esa persona iba a reaccionar por su afán de
deshacerse de eso. ¿Y si era un amigo? ¿Alguien a quien podría herir o
364

enojar si vendía su regalo?


Página

Bueno, tendría que ser un amigo, ¿no es así? Alguien que apenas
conocía tu nombre no gastaría tanto dinero en un regalo. ¿Tal vez
alguien que sabía que estaba flechado por Shay y pensó que disfrutaría
de tener un muñeco que se parecía a él? Austin estaba seguro de quien
sea que envió lo cosa lo había querido hacer, y pensó que lo estaba
ayudando a él, haciéndole un favor. Sin embargo, no se sentía muy
agradecido, justo en ese punto.
—¿Qué pasa?
La voz estaba más cerca de lo que debería haber estado, el muñeco
se había acercado mientras que el cerebro de Austin estaba dando
vueltas, tratando de averiguar qué hacer.
—Nada. Quiero decir, nada en lo que puedas ayudar. — Austin miró
a la preocupada cara -la cara preocupada de Shay, aunque no era el
verdadero Shay quien la llevaba- entonces, apartó la mirada de nuevo y
añadió, en voz más baja—: tu apariencia es inquietante.
Hubo un momento de silencio. —¿No te gusta mi apariencia?
Shay sonaba casi dolido. Austin sabía que las IA podían copiar las
emociones perfectamente, pero no estaba seguro de si realmente ellas
sentían cosas. Algunas personas decían que sí y otros que no, y él no
sabía que creer. Sin embargo, el que estaba en frente de él sonaba un
poco desinflado.
—Yo no... me gusta tu aspecto —dijo, todavía sin mirarlo—. Eres
muy atractivo.
—Soy un modelo popular. Me doy cuenta de que tú no me escogiste,
pero mucha gente lo hace.
Eso consiguió que Austin subiera la mirada. —¿Hay más de ustedes,
quiero decir, no sólo vosotros... su sistema de referencia o algo por el
estilo, quiero decir otros muñecos que se ven como tú? ¿Tu cara y
todo?
—Sí, hay muchos otros Acompañantes como yo. ¿Pensaste que yo
era una orden personalizada? Entiendo porque estas decepcionado.
—No, quiero decir.... —Austin se fue apagando. No había pensado en
ello, pero no se le había ocurrido que podría haber toda una línea de
muñecos que se parecían a Shay. Nunca había visto ninguno, pero
entonces, ¿cuántas personas salían con sus Acompañantes Sintéticos?
Aunque una vez que pensaba en ello, otra mirada al no Shay
confirmó que cualquier número de personas bien podría llevar a sus
365

Acompañantes y Austin nunca se habría dado cuenta.


—¿Austin? —El muñeco se acercó un paso, pero sólo uno—. Perdón
Página

por mi apariencia. Me la cambiaría por ti si pudiera. —Parecía


sinceramente apenado por no poder ayudar—. Si quieres, puedes
tenerme sentado o acostado en alguna parte fuera de tu camino, y
apagarme. El interruptor de eliminar es el mismo que el interruptor de
encendido. Empújalo cuatro veces por cinco segundos y sólo voy a ser
otra cosa en una esquina que puedes ignorar.
Un cadáver, pensó Austin. Eso había sido lo que había pensado en un
principio, y si él apagaba a Shay -usar el interruptor de eliminación- se
vería como uno de nuevo.
Se estremeció y sacudió la cabeza. —No, está bien. Puedes
quedarte... activo.
Shay tocó el hombro de Austin por un segundo y dijo: —Gracias.
Realmente no me gusta estar apagado.
—No, me imagino que no te gustaría. —Probablemente era como
dormir sin sueños, pero sin saber si te despertaras. ¿O tal vez no?—.
¿Sueñas? ¿Cuándo estás desactivado?
—No, no lo creo.
Austin asintió y se alejó hacia el compartimiento del lavadero.
Estaba cansado, y todo el día había sido agotador. Quedarse hablando
con su nuevo Acompañante no sonaba como una idea relajante.
Probablemente le tomaría un tiempo llegar a dormirse de todos
modos, así que se desnudó – tratando sin éxito evitar ruborizarse- y
metió sus ropas usadas en el cubo para la limpieza.
Se sentó en el borde de la cama y miró a Shay, tratando de pensar
que iba hacer con él toda la noche, sólo para encontrar que Shay, se
había quitado los pantalones cortos que él había tenido sólo unos
pocos minutos, se encontraba sentado en el lado opuesto de la cama.
Pues bien, era un muñeco sexual de lujo. Por supuesto que él
asumiría que su lugar estaba en la cama con su dueño. Austin suspiró y
dijo: —Yo no quiero... quiero decir, es que... estoy cansado. Lo siento,
pero sólo quiero dormir en estos momentos.
Shay asintió, se metió bajo la ropa de cama y cerró los ojos.
No estaba ocupando gran parte de la cama, ni tratando de ser
seductor ni nada. Austin no fue capaz de discutir, o incluso dar una
ridícula y vergonzosa orden o dar una explicación, ya que el
Acompañante no discutió con él. Solo se fue a la cama, cuidando de
366

permanecer en su propio lado, tocó el control de la luz. La habitación


quedó a oscuras. Hora de tratar de dormir.
Página
Austin vagaba por un sueño maravilloso, gimiendo y sudando y
tensando todos los lugares correctos. Mientras dormía, se había
imaginado que su timidez había desaparecido, que su torpeza
vergonzosa nunca había existido y que se había acercado a Shay en la
reunión Social con confianza, haciéndolo reír, mostrándole lo divertido
que podría ser estar juntos. Habían hablado y bailaron y luego se
fueron a casa, al departamento de Austin, donde habían caído en la
cama en una maraña de brazos y piernas, tocando, besando y
compartiendo placer y alegría.

El placer subió y se desbordó y Austin se despertó con un fuerte


grito de éxtasis, sus caderas empujando hacia arriba y su polla
cubierta en una caliente y apretada succión. Reconoció los ángulos de
su dormitorio, mientras que las paredes estaban girando hacia abajo y
las luces intermitentes delante de sus ojos se desvanecían de nuevo en
la oscuridad. Su pene relajado y un momento más tarde su cerebro, una
vez más, tuvo la suficiente sangre para funcionar plenamente.
Por supuesto, se acordó del muñeco sexual con la aparecía de Shay.
Lo había recordado mientras culminaba, pero en ese momento no le
había parecido importante. O tal vez era sólo una de las cosas que su
cerebro no había tratado de hacer frente.
Tan pronto como sus latidos se redujeron a la normalidad y que
pudo respirar sin jadear, era muy consciente de que acaba de suceder.
Al principio quería estar enojado, pero estar enojado con un muñeco
sexual era como enojarse con un consolador o un cuchillo o una silla.
Era sólo una forma de desplazar tu ira contra ti mismo, y lo hizo ver
como un idiota.
Austin levantó la sábana a un lado y miró el pelo de color dorado
todavía extendido por su vientre. El muñeco, -Shay- lo miró con una
sonrisa que era a la vez dulce y traviesa.
—¿Te gusta eso? —Shay se arrastró en el cuerpo de Austin y se
instaló medio encima de él, con la cabeza sobre el brazo extendido de
Austin y una mano en el pecho de Austin.
367

Austin consiguió esbozar una sonrisa irónica y dijo: —Si tienes que
Página

preguntarse entonces tu IA no es tan avanzada como yo pensaba que


era.
Shay rió, un sonido cálido y rico que se desvaneció en una risita
ahogada. —Pensé que probablemente te gustaría, pero pareció de
buena educación preguntar.
—Me alegra oír que estás educado. —Austin se volvió y le dio un
beso en el pelo de Shay sin pensar en ello y al mismo tiempo se dio
cuenta de lo que estaba presionando contra su muslo. Se agachó y
acarició la dura polla y dijo: — Probablemente debería ser educado a
cambio.
La sonrisa de Shay se hizo más amplia y rodó un cuarto de vuelta
sobre su espalda. —Me gustaría eso. Ser amable con los demás es
probablemente la mejor manera de llevarse bien.
—Es probable que sí. —Austin acarició con más fuerza, añadiendo
un masaje en la cabeza a intervalos aleatorios, y se movió más, así
podía besar a Shay mientras le daba placer. Pasado el primer orgasmo,
parecía ridículo preocuparse por si debía hacerlo o no. Era un juguete
sexual. Tenía otros juguetes sexuales y no sentía ninguna vergüenza
sobre el uso de cualquiera de ellos cuando sentía el impulso. Sintió un
fuerte deseo de usar al guapo y sexy juguete en su cama, él se
preocuparía acerca de quién lo había enviado y por qué más adelante.

Durante la siguiente semana, Austin se sorprendió un poco por la


facilidad con que se acostumbró a tener a Shay alrededor. Era
exactamente como vivir con otro ser humano. Nunca había compartido
un departamento con nadie que no fuera de la familia, pero la mezcla
de rutinas y la distribución de las tareas se sentía lo mismo. Aunque
sabía que no era necesario, averiguó que su mejor comportamiento,
era ser un poco más ordenado de lo habitual, más probabilidades de
mantenerse en línea con los hábitos y rutinas. Era exactamente la
impresión que había recibido de sus amigos y compañeros de trabajo
que había compartido departamentos con sus propios amigos o con
sus amantes y Austin esperaba que se relajara con el tiempo. Pero no
importa cuántas veces se dijo que Shay no le importaría si Austin
dejaba su ropa usada en el suelo durante la noche, todavía se sentía
368

avergonzado ante la idea de otra persona -incluso una persona


artificial- viéndolo ser descuidado.
Página
El siguiente Quinto Día, Austin fue a la reunión social sintiéndose un
poco extraño, pero sobre todo más relajado de lo que se había sentido
en mucho tiempo. Fue capaz de sonreír a Shay -el real- e incluso hablar
con él por unos momentos sin sentir la timidez abrumadora que por lo
general lo convertía en un idiota en la presencia del hombre. Su
cerebro sabía que este no era el mismo Shay con el que había vivido
durante la semana anterior, pero para sus entrañas se sentía lo mismo,
y la exposición frecuente había consumido la mayor parte de la
vergüenza de su estático cerebro que antes había sido tan paralizante.
Sea cual hubiera sido el propósito, de quien le hubiera dado el Shay-
Acompañante le había hecho un gran favor.
Cuando llegó a casa más tarde esa noche, Shay estaba esperando.
Tan pronto como la puerta se cerró detrás de Austin, Shay se presionó
contra él, lo besó con fuerza.
—Te extrañé —dijo Shay, con palabras bajas, entrecortadas que
pasaban rozando la oreja de Austin—. Has estado tanto tiempo en el
trabajo, y los días de las reuniones sociales son incluso más largos.
—Yo también te extrañé, —dijo Austin, devolviéndole el beso y
pasándose las manos por debajo de la camisa de Shay y hacia abajo
para amasar la firme curva de su trasero.
Era cierto, extrañó a su Shay mientras estaba fuera de casa. Deseaba
a veces que Shay no fuera Shay, que la apariencia del Acompañante
fuera algo inventado, algo único. El trabajo seguiría siendo útil, pero si
Shay no se pareciera al Shay real, y no era probable que se conocieran
dando un paseo por el barrio, entonces podrían salir juntos... a las
reuniones sociales, a las exhibiciones y actuaciones, salir a comer.
Austin entendía por qué alguien podría querer un Acompañante
personalizado, a pesar del enorme recargo añadido al coste ya era una
barbaridad incluso un modelo básico. En realidad había pensado en
mudarse a otro barrio o incluso otra ciudad, si no viviera cerca de
Shay, habría menos posibilidades de que alguien se diera cuenta que
estaba socializando con un Acompañante Sintético.
Interrumpió el beso y apoyó su frente contra la de Shay.—Me
gustaría saber quién te ha enviado, y por qué.
Shay se tensó por un momento, traicionando su incomodidad ante la
pregunta. —Lo siento, Austin. Me gustaría decírtelo si pudiera.
369

—Lo sé, lo siento. No has hecho nada malo. Nadie ha hecho nada
malo, por lo menos hasta donde yo puedo decir. —Abrazó a Shay fuerte
Página

y agregó—: No dejo de pensar que alguien vendrá y te llevará de


regreso, diciendo que eras sólo un préstamo, o que hubo... no sé, algo
detrás de eso. Todavía podría ser una broma o una burla. No se me
ocurre quien podría gastarme una broma, o tratar de avergonzarme.
No creo haber ofendido a alguien, o no lo suficiente como para gastar
tanto dinero en una venganza. Pero le he preguntado a algunas
personas, sutilmente, ¿ya sabes? solo sacar el tema y nadie sabe nada
sobre alguien enviándome un regalo. O nadie lo admite.
Pasó una mano por el sedoso pelo de Shay, pasando sus dedos sobre
la superficie lisa de su cráneo, y sólo el botón de activación, un bulto
regular bajo el cuero cabelludo, le recordó que Shay había sido creado
en lugar de haber nacido. —Estaba confundido y molesto al principio,
pero me gusta tenerte. Tenerte aquí. No quiero perderte. ¿Y si es una
broma o algún tipo de venganza? Entonces después de que todo
termine incluso la memoria no será envenenada.
Shay envolvió ambos brazos alrededor de Austin y le devolvió el
abrazo. —No —dijo, salpicando de besos el rostro de Austin—. No te
preocupes, por favor. No es una broma. No debería decirlo, pero no
puedo permitir que pienses que es algo malo. No lo es. Es alguien que
quiere que seas feliz. Por favor, ¿no te preocupes por eso?
Austin puso una pequeña sonrisa y dijo: —Voy a intentar. Aunque...
—todo en Shay sabía que debía decir, o lo que le habían dicho que
dijera.
Shay le dio otro beso, luego tomó su mano y tiró de él hacia la mesa.
—He hecho algunos de esos chips de ajo y maní que te gustan. Y
después he pensado que ¿podríamos jugar al Eón?
—Eso sería divertido —dijo Austin. Se sentó a la mesa y colocó el
juego, con el terreno holográfico y personajes que había salvado de su
última sesión.
No podía hacer nada acerca de sus preocupaciones esa noche. En
realidad, no podía pensar en nada que pudiera hacer por ellos en
absoluto, hablar con sus amigos no le había traído ninguna respuesta y
el servicio de entrega no le daría ninguna información a menos que él
hiciera una protesta formal. Todo lo que tenía eran callejones sin
salida, y raspar su dedos romos en las paredes no le haría ganar nada.
Lo único que podía hacer era seguir adelante y dejar que lo que tuviera
que pasar pasara.
370

Jugar por un tiempo antes de ir a la cama con Shay podría ayudar a


mantener su mente fuera ese círculo vicioso.
Página
El siguiente día libre, Austin quería quedarme en casa con Shay, pero
les había prometido a un par de amigos de las reuniones sociales del
Quinto día que iría con ellos a una presentación de FreeDance. Austin
nunca había sido capaz de acostumbrarse a la gravedad cero -cada vez
que trataba de moverse en ella, su estómago empezaba a revolverse y
no paraba- pero le encantaba ver a los demás zumbando y
arremolinándose a través del campo esférico mientras él estaría
seguramente atascado en una cómoda sala interior de la carcasa
exterior.
En el momento en que había aceptado la invitación, había estado
nervioso de que Shay -el real- podría terminar en su grupo. Eso fue
hace un par de semanas atrás, sin embargo, y cuando él había ido a
reunirse con los demás en el estadio, se dio cuenta de que no estaba
nervioso. No importaba si Shay estaba allí o no, si era así, le diría hola y
podrían ver el espectáculo juntos, y si no, estaba bien también.
Y resultó que Shay no estaba allí de todos modos. Austin realmente
lo echaba de menos, un poco, porque el verdadero Shay era un buen
tipo, aparte de ser una preciosidad.
Cuando Austin regresó a su departamento, estaba tarareando un
poco de la música del espectáculo y recordando los remolinos de las
burbujas y los bailarines moviéndose a través de todo, así que le tomó
un momento para darse cuenta de que Shay estaba más tranquilo que
de costumbre.
Tal vez él estaba deprimido porque él nunca podría salir? ¿Podría un
Acompañante Sintético incluso deprimirse?
Austin llevó a Shay en un abrazo y un beso profundo, y entonces
dijo: —Me gustaría que pudieras haber venido. Fue maravilloso. Habrá
un video... que vamos a ver juntos.
—Gracias, me gustaría eso. —Shay le devolvió el abrazo,
tímidamente al principio, entonces, su agarre se apretó y él le devolvió
el beso—. ¿Tienes hambre?
—No, comimos en el estadio. Te necesito. Siento que la música sigue
fluyendo en mis venas y necesito moverme. — Austin se rió y tomó a
Shay por la muñeca, persuadiéndolo a la cama. Nunca había tomado
ninguna iniciativa antes, pero probablemente Shay estaba cansando de
la misma cosa una y otra vez. Las mismas paredes y la misma compañía
371

y las mismas actividades.


Austin tendría que encontrar algo que pudieran hacer, algún lugar
Página

donde podrían ir juntos. Tal vez ese viaje a otra ciudad que había
pensado antes, una visita en lugar de mudarse. Fujiwara Under era
famosa por sus presentaciones musicales, era un lugar favorito para los
viajeros sobre el planeta, y atraía visitantes de fuera del planeta a
Shatterlee también. Beveral Dome estaba cerca de los bosques de
azufre y tenían excursiones de un día para ver el hermoso paisaje
venenoso. Eso sería divertido y diferente, y desde el interior de un traje
de salida, nadie reconocería a Shay incluso si alguien lo conocía, o tenía
otro Acompañante del mismo modelo.
Eso era para más tarde, tal vez el próximo mes. En ese momento,
Austin estaba burbujeando con energía y estaba decidido a compartirlo
con Shay.
Se desnudó y metió su ropa en el cubo de ropa sucia, luego ayudó a
Shay a desnudarse. Austin besó y lamió cada parche de piel, hasta que
nada quedo sin cubrir, acarició el flanco y el ombligo y las endurecidas
bolas con los labios y la lengua. Cuando la lengua de Austin se
arremolinaba detrás de las bolas de Shay y se dirigía a su apretada
entrada, Shay dio un grito sorprendido y agarró por el pelo a Austin
con ambas manos.
Austin se rió y se sentó de nuevo. —¿Qué te pasa ? ¿Es demasiado?
—Dio a la parte superior de la engrosada polla de Shay un golpe
juguetón.
—¡No, no! Está bien, es maravilloso, sigue adelante. — Shay
consiguió esbozar una sonrisa, pero parecía un poco aturdido.
Aturdido era bueno. Aturdido estaba bien. Austin había estado
sintiéndose genial -feliz y relajado y en general positivo sobre la vida y
el mundo- desde la semana anterior o algo así. Había comenzado poco
después de que Shay hubiera llegado. Había sido confuso e inquietante
al principio, pero una vez que se había acostumbrado a tenerlo cerca,
Austin se dio cuenta lo que se había perdido de una relación de
compañía. No había tenido un amante regular en años, y nunca había
compartido un departamento con uno.
Austin podía sentir los cambios en sí mismo, y todos eran buenos.
Nunca había sido tan enérgico en la cama, por lo general había dejado
que Shay tomara el liderazgo. Si eso sorprendió a Shay, bueno, eso fue
probablemente normal. Austin se agachó de nuevo y aspiró una de las
bolas de Shay en su boca, decidido a darle más de una sorpresa.
372
Página
Mucho más tarde, cuando ambos estaban exhaustos y sudorosos
sólo atrapando sus respiraciones, Austin estaba tumbado con la cabeza
de Shay en su pecho, disfrutando de la laxitud y las imágenes de la
memoria persistente en su mente.
Shay había sido casi pasivo esa noche, dispuesto a dejar que Austin
tomara el liderazgo. Tal vez eso era parte de su programación,
adaptarse a su acompañante y ser el complemento de cualquier papel
que le tocara.
Probablemente había algo al respecto en los archivos que no había
visto todavía. Después de tanto tiempo, probablemente no lo haría,
todo iba bien, y si tenía alguna duda, podría preguntarle a Shay. Austin
estaba adormilado y relajado y preferiría simplemente tumbarse allí
acurrucado. Pasó lentamente una mano por el suave y ligeramente
sudoroso cabello de Shay, acariciándolo sólo por el placer de tocar,
sintiendo los sedosos mechones de pelo sobre la suave curva de su
cráneo...
El entendimiento casi sacudió a Austin de la cama. Empujó Shay lejos
y trepó fuera del colchón y terminó con un golpe seco contra la pared,
sus ojos bien abiertos en estado de shock. Una pequeña parte de su
cerebro observó con una risa histérica que estaba exactamente en la
misma posición que había estado en la primera vez que había
encontrado el "cadáver" en la caja, pero el resto de su cerebro no creía
que fuera divertido en absoluto.
—¿Qué sucede? ¿Qué eres? ¿Quién...? —Pero incluso mientras
gritaba las preguntas, la respuesta era obvia. Shay. El Shay real. Tenía
que ser él.
—Shay. ¿Cómo llegaste aquí?
El verdadero Shay aún estaba en la cama de Austin, medio
acurrucado como avergonzado -¡y él debería estarlo! pensó Austin- con
la sábana subida hasta su pecho. —Yo... el Acompañante me dejó entrar
mientras no estabas.
—Él ¿te dejó? —Pero esa pregunta dio lugar a otra, una más
importante—. ¿Dónde está él? ¿Qué hiciste con él? — Austin dio un
paso adelante con los puños apretados, no del todo amenazando, no
aún, pero se le ocurrió que no podría poseer a Shay-el-Acompañante,
373

legalmente. El Shay-real había enviado al Acompañante a Austin sin


pedirlo; eso lo hacía un regalo, ¿no? Pero si el Shay-real ya había
Página

llevado al Shay-Acompañante, el Shay de Austin, a algún lugar,


entonces sería difícil o imposible traerlo de vuelta, para discutir las
micro-letras legales mientras el Shay de Austin estaba escondido en
algún lugar, tal vez enviado para ser reciclado.
Austin aplastó el pánico arremolinándose a través de su mente.
Céntrate en una cosa a la vez, pensó.
El Shay acurrucado en la cama de Austin estaba contestando la
pregunta. Austin se había perdido las primeras palabras, pero captó
"deposito", y eso era suficiente. Salió de la habitación a medio trote,
sólo notando cuando sintió una corriente de aire en la sala principal de
que aún estaba desnudo.
No importaba. Se acercó a la sala de almacenamiento junto a la
bañera, lo único suficientemente grande para algo de tamaño humano,
y abrió la puerta.
Shay -su Shay- estaba sentado en el suelo, rodeado de estantes,
recipientes y objetos sueltos, en la oscuridad y en el polvo. Austin lo
agarró por las axilas y lo arrastró a sus pies, y luego lo cubrió con un
abrazo.
—Pensé que te habías ido —susurró.
—Pensé que no me querías, —su Shay susurró. Una mano se posó
sobre la espalda de Austin, ligera y tentativa después la otra se acercó
a su lado y le estrechó el hombro—. Una vez que tuvieras al real, no
pensé que me desearas más.
—Yo no tengo al verdadero.
—Tú podrías, —dijo otra voz desde la puerta. El Shay humano,
también todavía desnudo, se quedó mirando a ellos dos, viéndose
molesto y avergonzado—. Ese fue el punto central de todo. Lo siento si
fue una mala idea, pero he querido conocerte durante mucho tiempo y
nunca lo conseguí. Parecías ponerte más... torpe, siempre he tratado de
hablar contigo. —Shay miró hacia otro lado y se pasó una mano por el
pelo, ese mismo fino pelo rubio miel que Austin había llegado a amar
sentirlo.
—Parecías tan incómodo, se me hizo incómodo, y no soy por lo
general tímido. Y lo era cuando estaba cerca de ti, sin embargo, porque
quería conocerte y eso era importante y tenía miedo de que hiciera
algo mal y arruinaría todo el asunto. Pensé que si podrías
acostumbrarte a estar cerca de mí, te acostumbrarías a hablar conmigo
374

y tenerme a tu alrededor y perder toda la torpeza...


Página

Se calló e hizo una mueca. —Supongo que era una idea estúpida. Era
todo lo que podía pensar, pero cuando me dieron mi ficha para un
compañero gratis... Si ellos te escogen para ser la imagen de uno de los
modelos, tú consigues uno, como parte de tu compensación; la idea
solo vino a mí y me pareció perfecta. La idea me golpeó y lo hice.
Supongo que debí haber parado y pensado.
—Eso podría haber sido una buena idea. —Austin estaba tratando
de averiguar lo que pensaba acerca de la confusa confesión de Shay. La
idea de que el hombre por el que había estado suspirando durante
todo ese tiempo y aceptar que también él le había gustado lo suficiente
como para llegar a algún tipo de plan para acercarse hasta él, era
halagadora. La forma en que lo había hecho, sin embargo... la reacción
reflexiva de Austin había sido la ira, era todavía la ira. Decepción a gran
escala no establecía una base muy sólida para una amistad, y mucho
menos una relación más estrecha.
El hecho de que el Shay-real había cometido un gran error, también,
le hacía parecer más como un ser humano normal que hacía cosas
estúpidas de vez en cuando y menos como un ideal inalcanzable.
Después de todo eso, Austin no tenía ningún problema en hablar con él,
gritándole, estando molesto con él. Si tuvieran la oportunidad de
resolver las cosas, tal vez era debido al ridículo plan de Shay.
Austin miró a su Shay, tratando de encontrar una opinión, una
preferencia, en sus brillantes ojos verdes. La expresión de su
Acompañante era neutral al principio, pero cuanto más lo miraba
Austin, más pensaba que podría ver signos de tristeza y resignación.
Austin le dio un beso, sin prisa, envolviendo con un brazo alrededor de
sus hombros, y luego miró al Shay humano y dijo: —Todavía estoy
enojado. Creo que si tratamos de hablar de ello ahora mismo voy a
terminar echándote y ese sería el final de todo. Me gustaría tener algo
de tiempo para calmarme y pensar en ello, sobre todo.
Shay asintió, pero antes de que pudiera responder, Austin siguió—:
Ven a cenar aquí tu próximo día libre. Podemos encontrarnos como
personas normales y llegar a conocernos unos a otros. Todos, los tres.
—Le apretó el hombro a su Shay, de nuevo—. Si funciona, será porque
estamos los tres. Me quedo con mi Shay, no importa lo que pase.
El Shay humano parpadeó y luego miró al Acompañante en el abrazo
de Austin, y luego a Austin. —Um. Muy bien. Quiero decir, eso no me
molesta, si eso es lo que quieres.
Austin asintió. —Dios. Hasta que lo entendiste.
375

Shay asintió. Se miraron el uno al otro en silencio por unos


Página

momentos y luego Shay miró hacia otro lado y dijo: — Supongo que
debería ir a casa, entonces.
Austin volvió a asentir. Todo el asentimiento lo hizo sentirse como
un pájaro en un móvil, pero no sabía qué más decir. No había nada, de
verdad, no entonces.
Él y su Shay -y probablemente tendría que cambiar el nombre de él,
después de todo, Austin tendría que pensar en eso pronto- fueron al
sofá. Shay se sentó, pero Austin se quedó de pie, dando vueltas,
esperando que el Shay humano saliera. Cuando emergió de la
habitación, vestido con ropas arrugadas después de ser puestas a toda
prisa y dio un paso adelante, todo en lo que Austin podía pensar era en
que había sido engañado para hacer el amor con un hombre con el que
nunca había hablado con verdad.
Eso no era algo que él podía perdonar inmediatamente. Tal vez más
tarde. Pensó que probablemente más adelante, si Shay resultaba ser un
buen tipo a pesar de una idea horriblemente estúpida, pero eso
tomaría algún tiempo.
Se estrecharon las manos en la puerta, pero no dijeron nada, y
entonces el Shay humano se había ido.
Austin se sentó en el sofá lo más cerca de Shay -su Shay- tanto como
pudo y tiró de él en un fuerte abrazo.
—No entiendo por qué me quieres cuando puedes tenerlo. —La voz
de Shay era tranquila y sonaba con neutralidad forzada, como si
estuviera haciendo un esfuerzo deliberado para quitarse todas las
emociones.
—En este momento me gustaría mucho más tenerte a ti. Él me
tendió una trampa y me engañó, y yo todavía estoy molesto.
—Pero yo lo hice también. Yo era parte de ella.
—Tú no tenías opción, aunque, estoy asumiendo que no la tenías. ¿Él
te ordenó que aceptaras?
Shay asintió, un frote de arriba-abajo de su mejilla contra el hombro
todavía desnudo de Austin.
Algo se le ocurrió a Austin y preguntó—: —¿Quién es tu dueño?
¿Eres suyo o eres mío? —De repente sintió miedo de que en realidad
no poseyera a su Shay, que el Shay humano todavía podría venir y
llevárselo, podría demandar para traerlo de vuelta si él era el
propietario legal.
376

—Soy tuyo. Tú me tienes desde que él me envió. Pero él fue mi


primero dueño. Me dijo lo que debía hacer y lo que podía y no podía
Página
decirte. Podrías haber revocado sus órdenes, o hacer un reinicio de la
línea de base, pero...
—...pero yo no sabía que debería haberlo hecho. —Austin le dio un
ligero beso al pelo de Shay—. No es culpa tuya. No tengo nada para
estar enojado contigo acerca de eso. Ahora mismo me gustas más y
probablemente lo haré por mucho tiempo.
—Pero él es real, —Shay insistió, como si eso hiciera toda la
diferencia.
Austin inclinó su rostro y le dio un largo y profundo beso. —Tú eres
real también. Eres real y yo te amo, y me estoy quedando contigo. Eso
es suficiente por ahora.
Y así fue.

FIN
377
Página
También de Angela Benedetti:

A Hidden Magic

A Spirit of Vengeance

Email: angiebenedetti@gmail.com

Website: http://www.angiebenedetti.com/blog/
378
Página
Coordinación del Proyecto
Miyushang

Título Original:
The Gift

Autor (a):
Angela Benedetti

Grupo Traductor:
Miyu no Fansub

Traducción:
Miyushang

Corrección:
Isolde

Edición, Diseño y Formato:


379

Miyushang - Aly - Visionepica


Página
Unas Palabras…

Gracias a las maravillosas almas que al ver mi correo


electrónico, sugiriendo una locura navideña, dijeron —Que
Diablos, ¿por qué no? Hagámoslo, será divertido, — y sin
pensarlo dos veces estuvieron enfrente del cañón dando un poco
de su tiempo, conocimiento y esfuerzo.

A lo largo de la antología verán los créditos de todos los


grupos que participamos en este proyecto. Un gran grupo de
personas que dieron parte de su tiempo, corazón y alma para
hacer realidad algo que siempre he soñado –un Gigantesco Joint–
este proyecto me llena de alegría y aumenta la Fe en que los
Grupos que traducimos historias Homoeróticas, ya sean pequeños
o grandes podemos hacer algo lindo sin discusiones o envidias.

Agradezco especialmente a Visionepica que estuvo presta a


ayudar con su notable y hermoso talento en darnos una mano en
la portada de la antología, ¡Gracias! ¡Gracias!

Miyushang les agradece por todo y porque este proyecto sea


el inicio de cosas chéveres, lindas y tal vez una bonita costumbre
navideña en años venideros.
380
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Blogs Participantes de la Locura
Navideña…

Blue Sensation

Brad Pack C

Esto Es Lo Que Deseo

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Libros Secretos

Miyu No Fansub

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The Dream Of Desire

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Uguale-amore
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