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Resumen Cross

CAPÍTULO 1.- “CIMIENTOS FIRMES PARA LAS TORRES”

La física, la química la meteorología y tantas otras ciencias son herramientas de la


Ingeniería, pero no son la finalidad de ésta. Muchos proyectistas creen que el
proyecto es bueno cuando acumula muchos datos físicos, geográficos, climáticos,
geológicos, de ensayos de campo y laboratorio, de planos temáticos, etc. pero la
finalidad del proyecto no es esa, sino una solución técnica útil, económica,
duradera y segura. En asuntos de Ingeniería, un sano juicio y una experiencia
razonable, son casi siempre preferibles a los sistemas que dependen de métodos
mecánicos o matemáticos; o dicho de otra forma, en toda investigación de
Ingeniería, se llega a un punto en el cual el buen juicio, es el factor determinante
para adoptar decisiones. Últimamente se suele pensar erróneamente que un buen
programa informático de cálculo es una garantía de una solución acertada. La
ciencia teórica sin aplicación a la práctica es una materia inútil para la sociedad,
según la opinión de los principales filósofos griegos. El ingeniero no puede
sustraerse a la necesidad de llegar al detalle de todo aquello que proyecta y
construye, a pesar del esfuerzo que se requiere y aun cuando a veces, se trate de
trabajos rutinarios y tediosos. Claro está que la concepción general de cualquier
proyecto, es lo más importante del mismo, pero las obras no realizan tan solo con
conceptos generales, es menester estudiar todos los detalles con anticipación,
primero en planos que muestren al centímetro o al milímetro lo que se ha ideado, y
después en el plan de construcción para materializar aquello que se indica en el
papel. Es un grave error pretender resolver los problemas sobre la marcha,
cuando hay posibilidad de analizarlos con la debida anticipación para lograr su
solución satisfactoria. No confundamos estos conceptos, es preciso comenzar con
los planteamientos globales, las ideas generales, los grandes planes, la elección
de alternativas, etc.; pero antes de iniciar las obras es preciso llegar a todos los
detalles, tanto en los planos, como en los procedimientos y los programas de
construcción. Según las compañías aseguradoras de riesgos de la construcción el
70% de los fallos estructurales provienen de detalles mal diseñados o mal
calculados.

CAPÍTULO 2.- “ESTANDARIZACIÓN Y SU ABUSO”

Otra vez el profesor Cross se expresa con optimismo sobre sus compañeros
ingenieros; por desgracia creo que no son la mayor parte de ellos, sino solo
algunos los que son conscientes de estos trágicos resultados. Las Normas,
Pliegos Oficiales y Recomendaciones Técnicas de los diversos organismos, son
un punto de partida, para aplicar el sentido común y adaptarlas a cada caso. La
aceptación ciega de todo lo que dicen las normas, sin espíritu crítico alguno y sin
analizar si se adaptan a cada obra concreta, justificando debidamente su uso,
produce malos resultados y problemas de uso posterior de la obra o de
mantenimiento. Una vez establecido un sistema, sus partidarios más entusiastas
pretenden hacer del mismo una panacea y lo que inicialmente fue un remedio,
pasa a ser una enfermedad; en este aspecto la ingeniería no es una excepción y
ha sufrido una serie de enfermedades crónicas: hace tiempo fue calculitos aguda;
después vino la laboratoritis, y ahora nos está afectando la computadoritis o
informaticatitis. Todas estas son malas porque son abusos de métodos y
procedimientos muy útiles, mientras se aprovechan con oportunidad, modo y
medida, pero que por snobismo, vanidad o deseo de destacar, se aplican aunque
no sean necesarias. Un buen proyectista debe dominar estos cuatro campos, a los
que habría que añadir los conceptos económicos de costes y rentabilidad.

CAPÍTULO 3.- “ALGUNAS TORRES DE HIEDRA Y ALGUNAS TORRES


DE MARFIL”

El autor menciona la hiedra por dos cosas: la semejanza de las palabras “ivy”
(hiedra) e “ivory” (marfil), por las paredes cubiertas dehiedra de las universidades
inglesas. Una enseñanza de materias teóricas es incompleta si se realizan
prácticas para entrenarse en resolver problemas y comprender bien la teoría. Pero
la resolución de problemas prácticos, tampoco es suficiente para lograr un
adecuado nivel de conocimientos, sino que hay que agregar una instrucción o
formación continua para estar al día. Los ingenieros deben estar preparados para
resolver los problemas reales del país, y su número y especialidad debe está
equilibrado con las necesidades reales de infraestructuras. En cualquier escuela
de Ingeniería se puede detectar un gran número de asignaturas de escasa
aplicación práctica a la realidad y que no se sabe bien por qué figuran en los
programas y que además apenas tienen alumnos. Poner una lección, o explicarla
o preguntar en un examen por lo que se encuentra en un libro, es muy fácil. Lo
difícil es poner ejemplos, razonarlos y resolverlos; y también aclarar las dudas que
surjan en el estudio de un tema. Tan importante como saber resolver un problema,
es saber cómo plantearlo y saber elegir bien los datos de partida. Un cálculo no es
útil si no tiene como punto de partida hipótesis inicial razonada. El prestigio de una
Escuela se basa en su ideología, que se manifiesta en la seriedad de los planes
de estudios, la disciplina académica y la organización de las asignaturas y su
sistema de estudiarlas. Los profesores que persiguen elevar el nivel de la
enseñanza deberían estar apoyados por las instituciones académicas y no
perseguidas. A pesar de los muchos intentos de coordinar Universidad y Empresa,
los cuadros de profesores no evolucionan hacia las necesidades de las empresas
y los programas de estudios, se alejan cada vez más de los conocimientos
prácticos y actualizados que piden los organismos empleadores; lo que da lugar a
que la mayoría de las empresas grandes, impartan cursos de formación a los
ingenieros noveles, antes de destinarlos a sus puestos de trabajo. Esta frase
escrita en 1952, suena extrañamente actual, por coincidir con las expresiones que
se usan en 2007. Los verdaderos profesores por vocación, disfrutan enseñando y
ponen los pies sobre la tierra impartiendo materias útiles para el futuro de los
alumnos con una actitud de independencia respecto a costumbres rutinarias y
dogmatismos anticuados. La cultura de un pueblo puede medirse por el número
relativo de profesionales y técnicos de que dispone, pero como dijo Eisenhower
cuando fue rector de la Universidad de
Columbia, no es correcto que se anime a los jóvenes a invertir tiempo, dinero y
esfuerzo en el estudio de una carrera sin mercado, que obligue a los profesionales
a dedicarse a una actividad distinta a la que estudió; o lo que es lo mismo, es
indebido promover esos estudios, porque equivale a vender a la juventud una
mercancía falsa o adulterada. Para lograr esto el profesor debe seguir un método
y un libro de texto, pero para lograr que los alumnos dominen una materia tiene
que adiestrarlos a resolver problemas prácticos y a razonar sobre sus fallos. No
olvidemos que la ingeniería se enseña en las universidades y lleva anejo el
carácter de universal. Debemos tener presente que si los recursos de la
Naturaleza, son los que están en juego, es al hombre al que tienen que servir. Que
si deben conocerse las leyes naturales que rigen el mundo, también se necesita
que el ingeniero conozca a sus semejantes. La enseñanza de materias
humanísticas a los ingenieros nos dará algo de ese conocimiento. Otra vez insiste
Hardy Cross, en lo importante que es la realización de ejercicios prácticos para
comprender la teoría. El fruto de la enseñanza ligada a congresos y convenciones
viene después, con el estudio y discusión de las memorias de los mismos y
cuando el lector descubre progresos y aplicaciones insospechados. Los
conocimientos adquiridos en un congreso, no se incorporan a la enseñanza, previa
selección y adaptación, no cumplen el principal objetivo del profesor, que es el de
enseñar. La universidad española actual da una gran importancia a la labor
investigadora, pero poca importancia a la labor profesional, a la experiencia
docente y a la experiencia de gestión organizativa, por lo que expulsa de la
docencia a los buenos profesionales y prima a los que se dedican a formarse un
currículum investigador, con trabajos o artículos de dudosa importancia. Es muy
frecuente que los alumnos quieran que el profesor lo haga todo y pretende,
aunque solo lo reconozcan de forma tácita, que lo único que tienen que hacer es
sentarse a escuchar la clase. Algunos creen que los conocimientos les llegarán
por inspiración divina, transmitida por los maestros en calidad de profetas.
Aprender bien es una labor ardua que requiere disciplina, tenacidad y esfuerzo
constante y sostenido. Al estudiante debe inculcársele desde muy joven que el
profesor lo va a orientar y a estimular para que reflexione, le ofrecerá su
experiencia, pero la mayor parte de la labor de aprendizaje recae sobre el
estudiante mismo. El mal estudiante elude su responsabilidad y pretende culpar al
profesor porque no puede aprender. No es así, un mal profesor dirigirá mal la
enseñanza, pero el esfuerzo de aprender siempre corresponde al alumno. Por
muy malo que sea un profesor siempre transmitirá algo útil al alumno. El sistema
de aprendizaje cuya eficacia está demostrada, es el de estudiar previamente la
lección del día, tomar apuntes de la explicación del profesor, preguntar las dudas
en tutorías y luego pasar a limpio los apuntes con los conocimientos consolidados.
En todo este proceso hay que hacer ejercicios prácticos. El profesor se enfrenta
con el siguiente dilema: enseñar para el nivel intelectual para el estudiante medio
de su clase; o bien para los estudiantes más adelantados. En el primer caso el
curso parecerá insípido, tal vez infantil, para las mentes privilegiadas.
En el segundo caso, no quedará al alcance de la mayor parte de la clase, sus
enseñanzas serán un enigma para todos, excepto para unos cuantos; solo un gran
maestro es capaz de enseñar bies a un grupo muy diferente de mentalidades.
Hallar un equilibrio entre los dos niveles de la educación, quizás sea uno de los
problemas más difíciles que el profesor debe resolver. No se conoce ningún caso
de un estudiante al que no le parezca demasiado lo que exigen los profesores;
pero el prestigio de las universidades se basa en la exigencia de calidad y
excelencia, que es el conjunto de conocimientos que piden y transmiten los
claustros de profesores, con arreglo a un plan establecido por ellos (no por los
alumnos) para lograr unos excelentes profesionales. El nivel de los estudios de
una facultad es directamente proporcional al prestigio de los títulos que otorga. En
los congresos de Ingeniería de Proyectos, que se celebran en España, se repiten
desde hace tiempo las mismas carencias de las Ingenierías: Falta de enseñanza
de idiomas, de humanidades, de normas y legislación, de planificación de equipos
de obra, de precios y presupuestos, de ejercicios prácticos de cada materia, etc.
opinando lo mismo que las empresas empleadoras de los Ingenieros: Que la
enseñanza es demasiado teórica y excesivamente “libresca”.

CAPÍTULO 4.- “LA EDUCACIÓN DE UN INGENIERO”

Las ciencias ingenieriles están muy conectadas con las ciencias de la


Naturaleza, como Geología, Botánica, Climatología, Zoología, Biología, etc., sobre
todo con el interés creciente en resolver problemas Medioambientales,
Sociales y económicos, por lo que después de haber estudiado en la carrera la
parte “difícil” de las ciencias (Matemáticas, Física, Química, Cálculos…), le resulta
relativamente fácil al Ingeniero complementar sus conocimientos con ciencias
Humanísticas, cuyos conceptos además, están presentes en mayor o menor grado
en los trabajos que realiza. Hardy Cross propugna un tipo de ingeniero que esté
adornado de virtudes, lo que implica que sea de una integridad moral elevada, o al
menos camine hacia ella. En la actualidad la mayoría de las asignaturas están
escasas de aplicaciones prácticas, de realización de ensayos y sobre todo de su
interpretación, por lo que se tiende a sobrevalorar la parte teórica de los métodos
de proyectar. En la vida profesional ocurre algo parecido, sin embargo se tiene la
creencia que un proyecto es tanto más perfecto, cuando contiene gran cantidad de
ensayos de todo tipo, listados de cálculos y grandes anexos que contienen
multitud de datos; y esto no es cierto salvo que haya resúmenes de datos,
interpretación de los mismos y participación de los parámetros obtenidos de los
datos, en los procesos de cálculo y diseño, mediante unos razonamientos
convincentes. Esta conexión datos-parámetros-cálculo suele faltar en muchos
proyectos. Como la obligación del ingeniero es la de dar servicio a la sociedad y la
del político también, es muy frecuente que el mérito de las obras, se lo arrebaten
los políticos a los ingenieros. Y en este mundo en el que vivimos, sobre todo
cuando interviene la politiquería, los primeros llevan las de ganar. Pero el
ingeniero no debe verse afectado por esta situación, que no es nueva ni especial;
su objetivo debe ser siempre la obra misma y el fruto que ella rinde, en tanto que
la gloria por legítima que sea, invariablemente debe estar subordinada. Las
grandes construcciones tienen grabada, no con letras que el tiempo borra, la
intemperie desgasta y los vándalos arrancan, sino en forma indeleble por el
servicio que prestan, los nombres de quienes las concibieron, las proyectaron o
las construyeron. La función de los ingenieros es
“hacer” y para ello, tras un análisis detenido de todos los factores, se necesita
concretar y sintetizar las ideas en planos y en procesos constructivos factibles.
Nótese que Cross habla de “aspirantes” a estudiantes de ingeniería y los
conocimientos básicos que postula para ellos, (Álgebra, Geometría, Dibujo,
Lenguaje, Materiales, Procesos…) coinciden mucho con las materias que se
exigían en España para superar el ingreso en las Escuelas Técnicas Superiores,
de los antiguos planes de Estudios. Los ingenieros tenemos tendencia a
despreciar el dibujo; muchos dicen: “Que dibujen los delineantes”. Pero ¿Cómo
puede un profesional expresarse, si no lo hace en el lenguaje que le es propio y
natural? Muchos de los descubrimientos, las invenciones y creaciones de la
ingeniería, nunca salieron de la fase individual por la única razón, de que su autor
no tuvo la capacidad, la habilidad, el deseo o la diligencia, para expresarse por
medio del dibujo. Está bien que en cosas rutinarias, el ingeniero se exprese por
medio de croquis, de diagramas o del lenguaje ordinario, y de que el delineante,
como auxiliar suyo complete las ideas; pero tratándose de creaciones, es el propio
autor el que debe desarrollarlas mediante el dibujo, solo así se puede proyectar de
una forma verdadera. Esta verdad evidente, de que nunca en este mundo puede
obtenerse algo a costa de nada, parece no ser tan evidente para muchos de la
actual generación, particularmente para los jóvenes. El caso es palpable en varias
universidades latinoamericanas. No podemos continuar explotando de forma
indefinida a las universidades (subvenciones a los alumnos y sueldos bajos a los
profesores) pues el nivel académico de las mismas, llegará tan bajo, que será el
hazmerreír del mundo educativo, sobre todo en lo que respecta al nivel medio de
los titulados en ellas. Tanto Cross, en 1952, como su traductor en 1971,
propugnan la cultura del esfuerzo en alumnos y profesores, pues lo que no cuesta
esfuerzo conseguirlo, no se valora ni se cotiza en el mercado, y por tanto es poco
útil para la sociedad. Si los responsables de la marcha de la sociedad, (directores,
organizadores, políticos, empresarios y funcionarios) son conscientes de la
importancia de la planificación y de los proyectos, está claro de que se percatarán
de la importancia que tiene la formación, la educación y el talento de los que las
realizarán. Se da una gran importancia a los proyectos y a la formación de los
ingenieros, insistiendo nuevamente, en la finalidad última de las infraestructuras,
que es el bienestar de la sociedad, al que deben de colaborar los estamentos
directivos de la misma, cosa que no siempre ocurre. La alusión a los muros de
hiedra es una metáfora de las Escuelas.

CAPÍTULO 5.- “MINARETES SOBRE LA HIEDRA”

La enseñanza superior (de postgrado) es un complemento, nunca un sustitutivo de


la instrucción profesional y debe orientarse a que los estudios de tercer ciclo sean
anticipaciones académicas a trabajos profesionales reales y prácticos de alta
envergadura; y a que lo que se produzca en la universidad como resultado de la
investigación de los postgraduados, sea de importancia secundaria en
comparación con la meta de esta educación, la cual consiste en entrenar al
aspirante a las actividades de postgrado, para que resulta después, en el ejercicio
práctico de la profesión y por sí solo, todos los problemas que no podría haber
resuelto sin este entrenamiento adicional. La actividad de los cursos de postgrado,
parece orientada exclusivamente a cumplir unos trámites para obtener el título de
Doctor, que capacite para ejercer la docencia, mediante tesis y artículos que poco
tienen que ver con los problemas reales, o con innovaciones ingenieriles, aunque
sean modestas. La mayoría de los estudiantes de postgrado tienen como
aspiración principal, la de trabajar en la docencia, con poca conexión con el
mundo real de la actividad profesional. Además la Administración favorece esta
trayectoria, valorando mucho la investigación y la experiencia docente y valorando
bastante poco la experiencia profesional y la capacidad de dirección y gestión de
equipos humanos, materiales y maquinaria. El punto más importante de cualquier
análisis consiste en determinar la validez de las hipótesis necesarias para abordar
este análisis. Los fracasos más graves en ingeniería, no se pueden atribuir por
regla general, a errores en el cálculo o defectos de ejecución, sino a
consideraciones erróneas en las hipótesis y datos iniciales, en los que se ha
basado el proyecto. La mayor cantidad de problemas en las obras, están muy
relacionados con el suelo y las rocas de cimentación, principalmente por haber
partido de datos geológicos erróneos y sobre todo de datos o hipótesis
geotécnicas inadecuadas al caso concreto. El uso de términos innecesarios en los
escritos, demuestra que su autor es, o incompetente para expresarse, o
excesivamente pedante. Los términos técnicos, solo deben emplearse cuando
resultan inevitables; el abuso de ellos, es un defecto grave en los escritos de esta
naturaleza. Honradez a la que se refiere Cross, en las tesis o artículos, es que
estén bien estructurados y contengan originalidad, no que sean una actualización
o copia, de escritos antiguos, o que repitan ideas ya conocidas. Los buenos
ingenieros deben tener un espíritu analítico y desmenuzar todos los conceptos y
datos que puedan servir para hacer un buen proyecto, pero los documentos de
éste, necesitan resúmenes de anejos, memoria resumida, conclusiones
intermedias y finales, por lo que es necesario hacer un gran esfuerzo de síntesis
en todos los documentos. Algo análogo ocurre en las tesis e informes el
porcentaje de personas que no practican la profesión, dentro del claustro de
profesores de una escuela de ingeniería, crece sin cesar, hasta el punto que los
profesores que simultanean la enseñanza con el ejercicio real de la profesión, son
en la actualidad una exigua minoría.

CAPÍTULO 6.- “PARA EL USO DEL HOMBRE DE LOS DONES DIVINOS”

Es relativamente frecuente encontrarse con fallos en las obras, que proceden de


una aplicación incorrecta de las normas, o de las fórmulas de estas normas, o de
los datos que usan las fórmulas, los cuales no se han elegido debidamente. Antes
de aplicar una norma, hay que razonar si es la adecuada. Antes de aplicar una
fórmula, es necesario justificar que es la más adecuada entre las muchas posibles;
y antes de introducir los datos o hipótesis iniciales, se requiere justificar que son
los más idóneos para resolver el caso. En algunos tribunales puede oírse que el
juez dice: Sí, la norma EHE es muy buena, la fórmula que usted ha empleado es
muy buena y los datos, según usted, son los correctos, pero la estructura se ha
caído y usted es el proyectista y director de la obra. Debemos distinguir dos
tendencias diametralmente opuestas: la primera consiste en albar, respetar y
reconocer, todo lo que viene de fuera y despreciar, minusvalorar y desvirtuar todo
lo hecho en casa. La segunda tendencia es todo lo contrario, basándose en que
no hay nada nuevo bajo el sol, se pretende que cualquier trabajo, descubrimiento
o invención que proviene de fuera, ya se conocía. Ninguno de los dos caminos es
recomendable; quien discierne, debe reconocer el mérito de los trabajos
originales, y no es recomendable que desprécielo realizado en el país por la sola
razón de que lo tiene a su alcance y de que conoce a su autor. Cuando un
ingeniero se enfrenta a un problema profesional, lo primero que necesita hacer es
tratar de comprenderlo, darse cuenta de qué es lo que tiene que resolver, cómo u
cuándo lo va a abordar, y después si es calculable o si solo puede estimarse
cualitativamente. Por desgracia muchos pretenden calcularlo todo, cuando en
realidad solo un pequeño porcentaje de los problemas de ingeniería son
calculables o pueden someterse a un análisis más o menos estricto, que no deja
de ser ficticio por estar basado en hipótesis que son simplificaciones de la
realidad, y a veces una caricatura de la misma. Muchos anejos geotécnicos, que
son fundamentales en la mayoría de las obras, están llenos de ensayos; pero la
mayoría de ellos son poco relevantes, por ser ensayos de caracterización o
clasificación, mientras que los importantes, que atañen a la resistencia, a la
deformabilidad o la alterabilidad de suelos o rocas, suelen ser escasos o poco
representativos del estado del terreno. Además suelen faltar correlaciones entre
datos de ensayos y parámetros de cálculo y en muchos casos, las conclusiones se
basan en el uso de parámetros no justificados. Esto puede ser un ejemplo de lo
que dice
Cross, de que se da gran importancia al conjunto de los ensayos, pero los
resultados de su uso, pueden ser erróneos. El sentido común en trabajos de
ingeniería se adquiere con mucho trabajo y experiencia. Beethoven cuando la
gente se admiraba de su genialidad musical, respondía que el genio es un
95% de trabajo y un 5% de inspiración. En ingeniería sucede algo parecido,
cuando se trabaja mucho en un proyecto, además de salir bien, es posible que sea
muy destacado en muchos aspectos, técnicos y estéticos. Por desgracia, cuanto
más viejo se vuelve uno, tanto más difícil es cambiar de opinión, a no ser que
tenga un rotundo fracaso. Es por ello que Renan afirmó: “Los golpes de la
adversidad son muy amargos, pero nunca son estériles” y el legislador griego
Licurgo escribió hace casi tres milenios que “El principal maestro de los hombres
en las acciones de la vida es el infortunio”. Cuando no se reconoce la existencia
simultánea y necesaria de estas dos corrientes, se cae en el peligroso campo de
la intolerancia. Los romanos, que fueron grandes ingenieros, más aun que los
griegos y los egipcios, así debieron trabajar (imaginando la estructura en acción).
El que lo dude, que intente multiplicar
CDXLIV por XCIX. Los ingenieros tienen como profesión hacer obras, por lo tanto
la teoría debe estar al servicio de la práctica y de las realizaciones, que son los
proyectos y las obras. Según Aristóteles, en un juicioso término medio entre la
teoría y la práctica está la virtud, sin perder de vista que el objetivo es una
construcción real y útil.

CAPÍTULO 7.- “NUEVAS LÁMPARAS POR LÁMPARAS ANTIGUAS”

Unos desarrollos matemáticos muy farragosos y llenos de listados de ordenador,


pueden dar la sensación de estar muy elaborados y ser muy precisos, pero lo
importante no es el volumen sino las hipótesis iniciales y un conjunto de ideas
claras que permitan el seguimiento de los cálculos de manera asequible a un
inspector del proyecto. Para ello se requiere un esfuerzo de síntesis que falta en la
mayoría de los casos y que solo lo incluyen los grandes proyectistas. No hay que
ocultar la verdad del funcionamiento de la estructura, tras una serie de datos
difícilmente inteligibles, en un anejo de cálculo voluminoso. Esta es una de las
lecciones más sabias que pueden darse a un empresario, un funcionario, un
profesor o un capataz. Dentro de las empresas de ingeniería de proyectos, uno de
los jefes más valorados es el que sabe explicar a sus subordinados, como
calculistas, delineantes, ayudantes…, las ideas principales del proyecto, a base de
dibujos, croquis o esquemas claros y acotados. En el mundo de las obras, de una
manera análoga, el mejor jefe de obra es el que explica cómo se construye una
determinada parte de la obra, o cómo se interpretan los planos, explicando a sus
ayudantes, encargados y capataces, el sistema constructivo, a base de croquis,
perspectivas esquemáticas, diagramas, fases y en general con dibujos asequibles
a diversos tipos de técnicos.

CAPÍTULO 8.- “LUCES EN LAS TORRES DE MARFIL”

El Consejo de Ingenieros para el desarrollo Profesional definía así la


Ingeniería: Ingeniería es la profesión en la cual el conocimiento de las ciencias
matemáticas y naturales, obtenido por el estudio, la experiencia y la práctica, se
aplica con buen juicio al desarrollo de medios para utilizar de forma económica los
materiales y las fuerzas de la naturaleza, en beneficio del hombre. Es probable
que la desalinización del agua, con el uso, el control y las aplicaciones de esa
agua desalinizada, sean en un futuro próximo, los problemas más
transcendentales de la ingeniería. Recordemos que casi las dos terceras partes de
la superficie terrestre, en las zonas templadas del globo, las más propias para ser
habitadas por la humanidad, están formadas por desiertos o regiones áridas.
Podemos percatarnos de inmediato de la importancia extraordinaria que tiene
dotar a esas tierras de agua dulce abundante. La desalinización unida a la
disponibilidad casi ilimitada que ya está haciendo realidad el control y el uso
pacífico de la energía atómica, permitirá cambiar de manera radical el aspecto de
la superficie de nuestro planeta. Hay que hacer notar que el texto anterior data de
1971, y han surgido nuevos problemas para resolver, como los derivados de la
protección medioambiental de la costa frente a la salinización excesiva y la
seguridad en la operatividad de las centrales de energía atómica y el tratamiento
de sus residuos Nótese la visión de Cross anticipándose a los problemas de la
actualidad. O sea los problemas de saneamiento ambiental, de contaminación
atmosférica, de contaminación de ríos, puerto y playas, en la década de los
setenta. En realidad Cross anunció estos conceptos en la década de los cincuenta
y el traductor la repitió en los setenta. Los problemas se agravan en el siglo XXI
con la influencia del cambio climático, que aumenta la necesidad de cuidar más, la
tierra, el agua y el aire. Predecir, anticiparse a los hechos. Tomar en
consideración lo que no ha sucedido, pero que puede acaecer, así como las
probabilidades de que acontezca y sus consecuencias; no valen presentimientos
que obliguen a gastos desproporcionados y a dimensiones inusitadas, sino
previsión de las realidades probables, siempre dentro del marco de la verdadera
economía. Esto es tarea de superhombres, de profetas, pero no de astrólogos ni
brujos; y sin embargo es parte vital de la labor del ingeniero. Prever si va a ocurrir
una tormenta, un incendio, un desbordamiento de un río, un sismo, y todas estas
cosas, con qué intensidad y muy particularmente sus efectos y resultados. El
ingeniero tiene que saber que la naturaleza no perdona los errores, las omisiones,
y los descuidos; y que si las hipótesis fueron erróneas, las consecuencias serán
funestas.

“EPÍLOGO” ÉXÍTO IMPERECEDERO

“Alcanza el éxito aquel que vive con plenitud, ríe con frecuencia y ama
intensamente; quien se gana el respeto de personas inteligentes y el cariño de los
niños, llena su hueco en su vida y cumple con su cometido; el que al abandonar el
mundo terrenal, deja la huella de haberlo mejorado; quién sabe apreciar la belleza
del universo y la puede expresar; el que logra descubrir lo bueno de sus
semejantes y ha dado lo mejor de sí mismo; aquel cuya vida ha sido una
inspiración y cuyo recuerdo es una bendición” (Bessie A. Stenlcy).

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