Está en la página 1de 5

Una aproximación conceptual psicoanalítica al problema de la técnica.

Eleazar Correa González.

“la vida como nos es impuesta, nos resulta gravosa:


nos trae hartos dolores, desengaños, tareas insolubles.
Para soportarla, no podemos prescindir de calmantes.
(Eso no anda sin construcciones auxiliares”)1.

Freud reconocía en sí mismo el placer que sentía al oír la voz de su hijo en la


distancia, pero inmediatamente a ese fugaz sentimiento le saltaba la pregunta de la causa de
ese placer, y encontraba como respuesta que “Si no hubiera ferrocarriles que vencieran las
distancias, el hijo jamás habría abandonado la ciudad paterna, y no haría falta teléfono
alguno para escuchar su voz” 2. Freud distinguía una causa a ese placer evidente, parece
relativizarlo, pero esto demanda una reflexión de más de sus ideas.

Mi reflexión sobre el lugar de la técnica en Freud, pasa por las ideas que Freud
presenta en el cap. 3 de El malestar en la cultura, ellas nos ayudan a insistir en la distinción
entre por un lado, la ganancia positiva (de los progresos técnicos y las conquistas humanas
y sometimientos de las fuerzas naturales así como sobre la disposición del tiempo y del
espacio) y por otro lado, que dicha ganancia, ni es la única condición de felicidad humana,
ni debe ser entendida como la única meta de los afanes de la cultura y tampoco que los
logros del progreso de la técnica “tienen un valor nulo para nuestra economía de
felicidad”3.

Freud escribía en 1929 que cuando al hombre algo le parece inaccesible o


inalcanzable reacciona y crea o produce, así apareció la Cultura 4. Pero el concepto
freudiano de cultura, incluye “la suma de producciones del hombre”, así, el hombre

1
Freud, S. (1986) El malestar en la cultura (1930 [1929]). En Obras Completas, Volumen 21. Edit.
Amorrortu, Buenos Aires. 2ª. Ed. en pps. 57-140. P. 75.
2
Freud, S. (1986) El malestar… Op. Cit. P. 81.
3
Freud, S. (1986) El malesta… Op. Cit. P. 81.
4
“«cultura» designa la suma de las producciones e instituciones que distancian nuestra vida de la de
nuestros antecesores animales y que sirven a dos fines: proteger al hombre contra la Naturaleza y regular
las relaciones de los hombres entre sí” Freud, S. El malestar en la cultura. Edit. Amorrortu.
entonces también construye ideales y dioses que realizan lo que él mismo no puede. Así el
hombre siempre se ha formado ideales de omnipotencia y omniciencia, él ha querido saber
y dominar su mundo, ha construido ideales y dioses pero también ha realizado lo que se
suele llamar “conquistas de la cultura”.

En efecto, se han producido herramientas y “bienes útiles” (el lenguaje, la escritura,....


etc.) con los cuales el hombre mismo se trasforma. El hombre ha perfeccionado sus
órganos, -tanto los motores como los sensoriales-o incluso utiliza instrumentos en su
cuerpo para facilitar su accionar e incluso “ha destituido a los dioses”. Así, -continua
Freud- el hombre que “esta tierra vio aparecer por vez primera como un débil animal y a la
que cada nuevo individuo de su especie vuelve a ingresar -oh inch of nature!- como
lactante inerme” “ha llegado a ser por así decirlo, un dios con prótesis: bastante magnífico
cuando se coloca todos sus artefactos”.

Desde luego, no se trata de oponerse o de recusar ciegamente todo avance científico o


tecnológico, pero sí de advertir su potencialidad siniestra –propia a la lógica subyacente del
"progreso"- que busca una gigantesca instrumentalización del cuerpo y que tiende a borrar
al sujeto en su especificidad singular. A esto se agrega el peligro de la ausencia de límites y
tabúes, situación en la cual se borrarían las diferencias entre lo prohibido y la trasgresión,
entre lo imaginario y lo real...

Freud señala cómo nuestra constitución psíquica limita nuestras posibilidades de


dicha, pues el “programa” del principio de placer “[el cual] gobierna la operación del
aparato anímico […] entra en querella con el mundo entero, con el macrocosmos como con
el microcosmos. Es absolutamente irrealizable…”5. La desdicha y/o el sufrimiento son la
condición de existencia del ser humano. El sufrimiento proviene de tres fuentes: 1) de la
fragilidad de nuestro cuerpo, 2) de la híper potencia de la naturaleza, y 3) de la insuficiencia
de las normas que regulan los vínculos recíprocos entre los seres humanos, en la familia, el
Estado y la sociedad6. Freud indaga y enlista “diversos caminos” que a través de la historia
el hombre ha intentado hacer frente al sufrimiento, en todos ellos se trata de la evitación del
displacer a partir de diversos procedimientos. Como contenido negativo del camino se

5
Freud, S. (1986) El malestar…. Op. cit. P. 76.
6
Freud, S. (1986) El malestar…. Op. Cit. P. 85.
entiende la evitación del displacer (y sufrimiento) y como su contenido positivo es la meta,
a saber, la ganancia de placer.

El primero de estos caminos, -que es de los más inmediatos-, es la búsqueda de la


soledad y alejamiento de los otros (búsqueda del sosiego o el sacrificio de la vida pulsional)
u el procedimiento inverso, que es el de intentar adherirse a los otros lo más posible “y con
la ayuda de la técnica guiada por la ciencia, pasar a la ofensiva contra la naturaleza y
someterla a la voluntad del hombre” 7.

Un 3er. procedimiento para evitar el sufrimiento y luchar por la felicidad, es el influjo


químico sobre el propio organismo, es decir, la intoxicación, “con ayuda de los ‘quitapenas’
es posible sustraerse en cualquier momento de la presión de la realidad y refugiarse en un
mundo propio que ofrece mejores condiciones de sensación” 8. Individuos y sociedades les
han asignado una posición fija en su economía libidinal.

Un 4º procedimiento es la alegría en la creación artística, la solución de problemas o


el conocimiento de la verdad por parte del investigador y también la satisfacción de la
actividad profesional -no forzada, sino elegida libremente- 9. Aquí, este procedimiento “se
vale de los desplazamientos libidinales que nuestro aparato anímico consiente …. es
preciso trasladar las metas pulsionales de tal suerte que no puedan ser alcanzadas por la
denegación del mundo exterior”10

Otro camino es el refugio en la fantasía. Si bien Freud reconoce en todos los caminos
anteriormente señalados una insuficiencia, pues no logran una protección perfecta contra el
sufrimiento, el camino de la fantasía es aun más frágil. En estos caminos se busca una
satisfacción en procesos internos, psíquicos, y en la fantasía, es la exigencia mayor y su
7
Freud, S. (1986) El malestar… Op. Cit. P. 76.
8
Freud, S. (1986) El malestar… Op. Cit. P. 78.
9
“Ninguna otra técnica de conducción de la vida liga al individuo tan firmemente a la realidad como la
insistencia en el trabajo, que al menos lo inserta en forma segura en un fragmento de la realidad, a saber,
la comunidad humana. La posibilidad de desplazar sobre el trabajo profesional y sobre los vínculos
humanos que con él se enlazan una considerable medida de componentes libidinosos, narcisistas,
agresivos y hasta eróticos le confiere un valor que no le va en zaga a su carácter indispensable para
afianzar y justificar la vida en sociedad”. Nota de pie de página de Freud en Freud, S. (1986) El malestar
en la cultura (1930 [1929]). En Obras Completas, Volumen 21. Edit. Amorrortu, Buenos Aires. 2ª. Ed. en
pps. 57-140. P. 80.
10
Freud, S. (1986) El malestar en la cultura (1930 [1929]). En Obras Completas, Volumen 21. Edit.
Amorrortu, Buenos Aires. 2ª. Ed. en pps. 57-140. P. 79.
principal característica. La fantasía alimenta las ilusiones, hay satisfacción en los procesos
psíquicos, pero “en él se afloja aún más el nexo con la realidad [material]”.

Un 6º procedimiento ‘enérgico y radical’ es el rompimiento con la realidad (de la


naturaleza exterior, la realidad social y la realidad del propio cuerpo). Freud extrañamente
habla del caso del eremita, cuyo acto radical es la “sublevación desesperada [aquel] se
convierte en un delirante que casi nunca halla quien lo ayude a ejecutar su delirio. Empero,
se afirmará que cada uno de nosotros se comporta en algún punto como el paranoico…” 11.
Se entiende así la psicosis como intento desesperado de rebelión contra el sufrimiento.
El 7º. camino está relacionado con el anterior, es el caso en el que una mayoría de
seres humanos emprenden en común el intento de crearse un seguro de dicha y de
protección contra el sufrimiento, “por medio –señala Freud- de una transformación
delirante de la realidad efectiva”, como es el caso de los delirios de masas que las religiones
promueven junto a la violenta fijación de las personas a un infantilismo psíquico, a partir
de “deprimir el valor de la vida y en desfigurar de manera delirante la imagen del mundo
real.” 12
El 8º camino para alejar el sufrimiento es “la técnica del arte de vivir”, en otras
palabras, el amar y ser amado. Este camino se distingue por tener “la más asombrosa
reunión de rasgos característicos”. También sitúa la satisfacción en procesos anímicos
internos; para ello se vale de la ya mencionada desplazabilidad de la libido, pero dice
Freud, “no se extraña [aleja] del mundo exterior, sino que, al contrario, se aferra a sus
objetos y obtiene la dicha a partir de un vínculo de sentimiento con ellos. Tampoco se da
por contento con la meta de evitar displacer, fruto por así decir de un resignado cansancio;
más bien no hace caso de esa meta y se atiene a la aspiración originaria, apasionada, hacia
un cumplimiento positivo de la dicha”13. Pero esta técnica de vida, tiene su lado débil:
“Nunca estamos menos protegidos contra las cuitas que cuando amamos; nunca más
desdichados y desvalidos que cuando hemos perdido al objeto amado o a su amor”.

11
Freud, S. (1986) El malestar en la cultura (1930 [1929]). En Obras Completas, Volumen 21. Edit.
Amorrortu, Buenos Aires. 2ª. Ed. en pps. 57-140. P. 81.
12
Freud, S. (1986) El malestar en la cultura (1930 [1929]). En Obras Completas, Volumen 21. Edit.
Amorrortu, Buenos Aires. 2ª. Ed. en pps. 57-140. P. 84.
13
Freud, S. (1986) El malestar en la cultura (1930 [1929]). En Obras Completas, Volumen 21. Edit.
Amorrortu, Buenos Aires. 2ª. Ed. en pps. 57-140. P. 81.
Otro camino -apenas marcado- contra el sufrimiento y búsqueda de la felicidad es el
del goce que aporta la belleza a nuestros sentidos y a nuestro juicio: por ejemplo, la belleza
de formas y gestos humanos, de objetos naturales y paisajes, de creaciones artísticas y aun
científicas. Esta actitud estética apenas ayuda poco, Freud en ella reconoce que “El goce de
la belleza se acompaña de una sensación particular, de suave efecto embriagador”.
Freud además reconoce que la belleza no es útil, pero que la cultura humana no podría
prescindir de ella. Aquello de lo bello que Freud destacó fue la relación de la belleza con la
sensibilidad sexual, en donde la belleza es “una moción de meta inhibida”. Y lo explica así:
“La «belleza» y el «encanto» son originariamente propiedades del objeto sexual. Digno de
notarse es que los genitales mismos, cuya visión tiene siempre efecto excitador, casi nunca
se aprecian como bellos; en cambio, el carácter de la belleza parece adherir a ciertos
rasgos sexuales secundarios” 14.

14
Freud, S. (1986) El malestar en la cultura (1930 [1929]). En Obras Completas, Volumen 21. Edit.
Amorrortu, Buenos Aires. 2ª. Ed. en pps. 57-140. P. 87.

También podría gustarte