164 Lectura guiada Cor orans

INSTRUCCIÓN APLICATIVA
DE LA CONSTITUCIÓN APOSTÓLICA
“VULTUM DEI QUAERERE”
SOBRE LA VIDA CONTEMPLATIVA

“COR ORANS”

Lectura guiada del texto y breve comentario

2018
2 Lectura guiada Cor orans Lectura guiada Cor orans 163
162 Lectura guiada Cor orans Lectura guiadaDescalzos
Carmelitas Cor orans 3
Comisariato "San Martín de Porres"
Perú

Prot. 040/2018/C

Lima, 25 de julio de 2018

A los Monasterios de nuestras Madres

Carmelitas Descalzas del Perú

Saludándoles fraternalmente, deseamos compartir con uste-

des el gozo de la reciente promulgada Instrucción Aplicativa de
la Constitución Apostólica “VULTUM DEI QUAERERE” sobre
la vida contemplativa, cuyo título es "COR ORANS".
A lo largo de estos dos años entre la publicación de la Exhor-
tación y de su Instrucción muchas comunidades querían aplicar
las intuiciones y normas que daba la Exhortación.
Ahora ya con la Instrucción "Cor Orans" en nuestras manos
podemos aplicar y revitalizar la vida contemplativa a la luz de
estas nuevas directivas. Directivas que buscan ayudar a vivir en
plenitud la vida contemplativa, fieles al carisma de cada una de
las Ordenes Contemplativas, y apostando por los dos elementos
más significativos, como son la formación, tanto inicial como
permanente, para que sobre esa buena base y apoyadas en la
oración, vivan en plenitud su consagración. Otro elemento al que
se le da mucha importancia es a la clausura, como medio para
vivir la vida contemplativa, esa separación del mundo "no nos
hace mejores, como dice Sta. Teresa Benedicta de la Cruz, sino
que nos ayuda para vivir la vocación a la que hemos sido llama-
4 Lectura guiada Cor orans Lectura guiada Cor orans 161

das". Y por último a la luz de las realidades vocacionales, se ve

la importancia de las Asociaciones o Federaciones para ayudar a
los monasterios a la formación y a buscar la autonomía vital para
ser fieles al estilo de vida que han profesado.
ÍNDICE
Por eso, contando con el incomparable aporte P. Pedro,
presentamos hoy la lectura guiada y comentada de este docu-
mento, para el estudio de las comunidades. Invitamos a las her-
manas a un estudio pausado y con calma en las comunidades, y Carta a los Monasterios de Nuestras Madres
estamos pensando después organizar algún encuentro de la Aso- Carmelitas Descalzas de Perú ....................................................... 3
ciación o una visita a las comunidades para clarificar dudas y
poner en práctica las novedades propuestas por el documento.
Entrando en materia ..................................................................... 5

Nuestro agradecimiento al P. Pedro Zubieta por su valioso Significado de algunos términos ................................................ 12
comentario.
Cap. Primero: El Monasterio Autónomo ................................... 19
Que nuestra Madre Santísima la Virgen del Carmen les
Cap. Segundo: La Federación de Monasterios .......................... 57
bendiga y acompañe.
Cap. Tercero: La Separación del mundo .................................... 91

P. Alfredo Amesti Sánchez, ocd
Comisario
Padres Carmelitas Descalzos
Comisariato del Perú
M. M. Soledad de N. Señora
Presidenta
Asociación Ntra Sra del Carmen
de Monasterio del Carmelitas
Descalzas de Perú
Cap. Cuarto: La Formación ....................................................... 124
Disposiciones finales ................................................................. 152
Conclusión ................................................................................. 157
160 Lectura guiada Cor orans Lectura guiada Cor orans 5

“COR ORANS”
INSTRUCCIÓN APLICATIVA DE LA CONSTITU-
CIÓN APOSTÓLICA
“VULTUM DEI QUAERERE”
SOBRE LA VIDA CONTEMPLATIVA

Lectura guiada del texto y breve comentario

Entrando en materia.

Hemos recibido la nueva Instrucción sobre la vida contemplati-

va, Cor orans, corazón orante, para la aplicación de las Constitu-
ción Ap. del Papa Francisco Vultum Dei quaerere, del 29 de
Junio del 2016. La Instrucción Cor orans, redactada por mandato
del Papa Francisco por la Congregación para los Institutos de
Vida Consagrada y las sociedades de Vida Apostólica, fue apro-
bada por el mismo Papa el 25 de Marzo del presente año 2018 y
publicada el 1 Abril de este mismo año.

Ha sido larga la espera, casi dos años, lo que podemos compren-

der teniendo en cuenta lo delicado de la materia, la vida contem-
plativa y sus exigencias hoy, la diversidad de situaciones de los
monasterios y las necesarias consultas que el Dicasterio respon-
sable ha hecho.
6 Lectura guiada Cor orans Lectura guiada Cor orans 159

Los dos documentos pontificios hay que leerlos en su insepara-
ble unidad. La Constitución Apostólica Vultum Dei quaerere es
la adaptación a los tiempos actuales de la Constitución Ap. de
Pío XII Sponsa Christi, del año 1950. Fue entonces un hito en la
doctrina y la disciplina de la Iglesia sobre el don de la vida con-
templativa, que respondía ya a las características y necesidades
de los tiempos nuevos. El Papa Francisco no la ha abrogado sino
en la parte dispositiva, “Estatuta generalia monialium”, que ha
sido sustituida por las normas de los dos documentos pontificios.
La Constitución Apostólica Vultum Dei quaerere y la Instrucción
Cor orans.
monasterios, como garantía de unidad y de fidelidad al carisma
teresiano, están bien expresadas en las Constituciones de nues-
tras monjas, a las que se remiten los dos documentos pontificios,
la Constitución Apostólica del Papa Francisco Vultum Dei quae-
rere y la Instrucción aplicativa Cor orans, sobre todo cuando
recomiendan con insistencia la fidelidad al espíritu y al carisma
del propio Instituto. En este sentido acogemos todos con gratitud
la nueva Carta de nuestro Padre General a las monjas, sus hijas.

A los 50 años de la conclusión del Concilio Vaticano II y 66 de

la Constitución Ap. Sponsa Christi (21/11/1950), el Papa Fran-
cisco, tras las debidas consultas y con atento discernimiento,
consideró necesario promulgar la nueva Constitución Apostólica
sobre la vida contemplativa femenina, que tiene presentes los
aportes teológicos y espirituales del Concilio Vaticano II, la
grande tarea de renovación de la vida religiosa en el espíritu del
Concilio, y las condiciones y necesidades de los tiempos actuales
que inciden en la vida de la Iglesia y en la vida consagrada y
contemplativa.

En este tiempo caracterizado por los rápidos avances y profundos

cambios en el mundo de hoy, el Papa vuelve a proponer a la
Iglesia los valores fundamentales de esta forma peculiar de
seguimiento de Cristo que es la vida contemplativa, que encarna
la vocación de la misma Iglesia, “virgen, esposa y madre”, que
contempla el rostro de su Esposo y es “signo vivo y memoria de
158 Lectura guiada Cor orans
La Instrucción ha sido firmada en el Vaticano el 1 de abril de
2018, Solemnidad de la Resurrección del Señor por João Braz,
Card. de Aviz, Prefecto, y José Rodríguez Carballo, O.F.M.,
Arzobispo Secretario.
*** *** ***
Habíamos concluido la redacción de este trabajo-guía para la
lectura de la Instrucción Cor orans, cuando nos ha llegado la
Carta de nuestro Prepósito General, Padre Saverio, sobre la
misma Instrucción aplicativa, dirigida a las Carmelitas, fechada
el 16 de julio de este año. Una primera lectura nos hace apreciar
lo acertado de las consideraciones y observaciones hechas por
nuestro Padre General, que tiene también presente el pensamien-
to de nuestra Madre Santa Teresa de Jesús sobre la vida contem-
plativa que quiso para sus hijas. No nos es posible revisar según
ellas de momento nuestro trabajo, dada cierta urgencia para
poner cuanto antes en manos de nuestras Madres el trabajo guía
preparado. Nuestras hermanas leerán con atención los dos textos,
que seguramente se complementarán, ayudándoles conocer más
a fondo los dos documentos pontificios sobre la vida contempla-
tiva femenina y vivirla con más amor y generosidad.
La importancia de la presencia y de la guía del Superior General
como cabeza de la Orden, frailes y monjas que compartimos el
mismo carisma, responde a los deseos y a la voluntad expresa de
la Santa Madre. Las funciones del Prepósito General en los
Lectura guiada Cor orans 7
la fidelidad con que Dios sigue sosteniendo a su pueblo a través
de los eventos de la historia” (VDq 3).
La Constitución Ap. VDq contiene una grande riqueza doctrinal
y espiritual sobre la vida contemplativa, don del Señor a la Igle-
sia, un carisma del cual la Iglesia no puede prescindir, sin claudi-
car de su condición de Esposa de Cristo que contempla ininte-
rrumpidamente su rostro. Además establece las pautas y las
disposiciones más fundamentales para una renovación de la vida
contemplativa en este momento de la Iglesia.
La Instrucción “Cor orans” aplica a la situación actual de los
Institutos de vida contemplativa las pautas y directivas del Papa
de manera concreta y precisa, pero a la vez con suficiente flexi-
bilidad para que este don de la vida contemplativa pueda vivirse
con verdad en las situaciones tan diversas del mundo actual.
La nueva Instrucción comienza cualificando así la vida contem-
plativa en la Iglesia: “Corazón orante, guardián de gratuidad,
riqueza de fecundidad apostólica y de una misteriosa y multifor-
me santidad, es la vida contemplativa femenina en la Iglesia”.
No se trata sólo de cumplir algunos actos y compromisos propios
de la vida contemplativa. Contemplativo debe ser el corazón, la
persona y la vida, centrada enteramente a la oración y contem-
plación del rostro de Dios. Y todo ello es expresión de la gratui-
dad del amor del Señor que llama a esta forma peculiar de se-
guimiento de Cristo, con una misteriosa pero eficaz fecundidad
apostólica, y a la vez con la irradiación en la Iglesia y en el
mundo de la plenitud de la vida que es la santidad.
8 Lectura guiada Cor orans
De aquí la estima que la Iglesia ha nutrido siempre por este
carisma de la vida contemplativa. Estima que sigue viva en la
Iglesia de hoy. Es signo y profecía, dice el Papa Francisco, que
“debe atraer eficazmente a todos los miembros de la Iglesia a
cumplir sin desfallecimiento los deberes de la vida cristiana”
(VDq 4; cf. LG 44).
Y con afecto paterno, que refleja el sentir de la Iglesia, les dice.
“Queridas hermanas contemplativas, ¿Qué sería la Iglesia sin
vosotras y sin cuantos viven en la periferia de lo humano y act-
úan en la vanguardia de la evangelización? La Iglesia aprecia
mucho vuestra vida de entrega total. La Iglesia cuenta con vues-
tra oración y vuestra ofrenda (inmolación) para llevar la buena
noticia a los hombres y mujeres de nuestro tiempo. La Iglesia os
necesita” (VDq 6).
La Instrucción Cor orans es de carácter preponderantemente
normativo y práctico. Contiene las normas y directivas para
aplicar a la vivencia actual de la vida contemplativa las pautas y
conclusiones dispositivas de la Constitución VDq. Como dice el
subtítulo del documento, es la “Instrucción aplicativa” de la
Constitución apostólica. Por eso su carácter práctico y concreto.
Sin embargo está bien fundamentada en la riqueza doctrinal y
espiritual del documento pontificio y es fiel a las pautas de reno-
vación del mismo Papa. Promueve la fidelidad a la vocación
contemplativa y a los valores fundamentales que le son propios;
mantiene la autonomía del monasterio, que no es sólo jurídica,
sino que ha de ser “autonomía de vida”, de manera que cada
Lectura guiada Cor orans 157
CONCLUSIÓN
Expresa lo que ha movido a la Santa Sede en esta tarea, no fácil,
de promover la renovación de la vida contemplativa. “Con la
presente Instrucción este Dicasterio quiere confirmar el
inmenso aprecio de la Iglesia por la vida monástica contem-
plativa y su solicitud por salvaguardar la autenticidad de esa
peculiar forma de sequela Christi”.
El día 25 de marzo de 2018 el Santo Padre ha aprobado el pre-
sente documento de la Congregación para los Institutos de vida
consagrada y las Sociedades de vida apostólica y ha autorizado
su publicación.
Ese mismo día el Santo Padre, respecto a la presente Instrucción,
ha aprobado de forma específica:
- los nn. 52, 81 d) y 108, derogando el can. 638, §4 CIC;
- el n. 83 g) derogando el can 667, §4 CIC;
- el n. 111 derogando el can. 628, §2, 1° CIC;
- el n. 130 derogando el can. 686, §2 CIC;
- los nn. 174 y 175 derogando el can. 667, §4 CIC;
- el n. 176, que abroga la restricción presente en Verbi Sponsa n.
17, §2;
- los nn. 177 y 178 derogando el can. 686, §2 CIC;
- las Disposiciones finales.
156 Lectura guiada Cor orans
Santa Sede se encargará de asignar los monasterios que no están
asociados a una Federación u otra estructura de comunión previs-
ta, o confirmar a los ya asociados que quieren permanecer en la
Federación a la que ya pertenecían; o también asignar a una
nueva Federación o Asociación a los monasterios que pidan el
cambio.
La 6ª disposición se refiere a la Congregación para los Institutos
de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica y dice
que ciertas decisiones que crea necesario tomar, después de
adecuada consulta y tratado previamente el asunto con el Con-
greso del mismo Dicasterio, deberán ser presentadas mensual-
mente al Romano Pontífice para su aprobación de forma especí-
fica. Estas decisiones de la Congregación que requieren la apro-
bación en forma específica del Romano Pontífice, son las si-
guientes; la convocatoria de una visita apostólica a un monaste-
rio, el nombramiento de un Comisario apostólico, la suspensión
de la autonomía y la supresión de un monasterio. Todo ello
demuestra la diligencia y el cuidado con que la Santa Sede afron-
ta sus responsabilidades para con la vida contemplativa y el
respeto que mantiene a la autonomía de los monasterios en bene-
ficio de la fidelidad de los mismos al don de la vida contemplati-
va y al carisma propio y el modo de vida que de él se deriva.
Lectura guiada Cor orans 9
monasterio cuente con el personal y los medios necesarios para
poder vivir y testimoniar de manera real este carisma de la Igle-
sia que es la vida contemplativa; y establece normas y criterios
para verificar si los monasterios mantienen efectivamente esta
necesaria autonomía de vida con pautas concretas para el discer-
nimiento y el acompañamiento a los monasterios en situación
precaria. Da grande importancia a la formación inicial y perma-
nente, en sintonía con las necesidades de la vida religiosa y
contemplativa hoy y con la preocupación del Papa Francisco. Es
el tema más reiterado en la Constitución Ap. Vultum Dei quaere-
re.
Es también significativa la valorización de la persona de la mujer
y su función en la Iglesia. En este sentido se refuerza notable-
mente la función de la Superiora del monasterio y de la Presiden-
ta de la Federación o Asociación.
Resulta, a mi juicio, un texto largo y repetitivo, lo que hace algo
enojosa la lectura. Ciertos conceptos y fórmulas se repiten mu-
chas veces, si bien cada vez en contextos distintos. Hay expre-
siones no suficientemente claras, que a veces dificultan la inter-
pretación. Hay que comprender que un documento de esta índo-
le, que hoy ha de llegar con sus pautas y disposiciones a modali-
dades bastante distintas de la vida contemplativa, resultaba nece-
sariamente complejo. También hay que comprender que docu-
mentos como éste, que afrontan temas delicados que chocan con
mentalidades muy diversas, tienen un camino redaccional nada
fácil, debiendo ser sometidos a la consulta de tantas personas y,
en consecuencia, los textos habrán sufrido correcciones y añadi-
10 Lectura guiada Cor orans
duras que, quizás por la urgencia del tiempo, no han permitido
pulir y simplificar el texto en su conjunto.
De todas las formas el texto es claro, concreto y eficaz. Y con-
tiene enseñanzas y directivas útiles y necesarias para la vida
contemplativa hoy expresadas con riqueza y sabiduría espiritual;
fruto, sin duda, de la experiencia de la Santa Sede en el acompa-
ñamiento a monasterios de todo el mundo y de las adquisiciones
de la teología y la espiritualidad de la vida consagrada a partir
del Concilio.
Sobre todo revelan el amor y estima de la Iglesia sobre la vida
contemplativa. El espíritu de este documento se revela en el
párrafo conclusivo. “Con la presente Instrucción este Dicasterio
quiere confirmar el inmenso aprecio de la Iglesia por la vida
monástica contemplativa y su solicitud por salvaguardar la au-
tenticidad de esa peculiar forma de sequela Christi”.
El modesto trabajo que ofrecemos es el resultado de una primera
lectura del texto, hecha pensando en nuestras Madres Carmelitas
Descalzas, con el deseo de ayudarles a comprender el documen-
to. Trabajo que necesita ser aún reflexionado, pulido y completa-
do. Lo que hemos querido, es ofrecer a los monasterios de Car-
melitas Descalzas del Perú una ayuda para la lectura guiada del
texto de la Instrucción, que reproducimos en general literalmen-
te. Añadiendo algunos comentarios para su mejor inteligencia
por parte de las mismas monjas. “Ponemos en texto del docu-
mento entre comillas, para distinguirlo de nuestros pequeños
Lectura guiada Cor orans 155
La 2ª disposición establece que la obligación de la Constitución
Ap. Vultum Dei quaerere sobre la obligación de todos los mo-
nasterios de entrar en una Federación vale también para las
Asociaciones y para la Conferencia de monasterios. Creo que el
sentido de la norma es que cada monasterio debe pertenecer a
una de las estructuras de comunión previstas en la Instrucción, a
no ser que obtenga de la Santa Sede la dispensa de esta norma.
La 3ª disposición aclara que esta obligación de pertenecer a una
estructura de comunión vale también para los monasterios aso-
ciados a un Instituto masculino reunidos en Congregación
monástica autónoma, en el sentido preciso de este término, acla-
rado en el n. 12 de la Instrucción.
La 4ª disposición establece que todos los monasterios tienen que
cumplir lo dispuesto, creo que en los números anteriores sobre la
pertenencia a una Federación o Asociación, en el plazo de un
año, a no ser que hayan sido legítimamente dispensados, como
prevé la Instrucción. Esta interpretación se apoya en el texto y
contexto de este número, incluido entre las disposiciones 2ª, 3ª,
4ª y 5ª, que se refieren conjuntamente al tema de la pertenencia
de todos los monasterios a una Federación u otra estructura de
comunión.
5ª disposición: “Cumplido el tiempo (de dicho año), este Dicas-
terio se encargará de asignar los monasterios a Federaciones o a
otras estructuras de comunión ya existentes”. Pienso se entiende
que cumplido el año concedido para la aplicación de la norma, la
154 Lectura guiada Cor orans Lectura guiada Cor orans 11

En la disposición final n. 1 se dice que “la presente Instrucción comentarios. Nos hemos atrevido a subrayar algunas expresiones
no se refiere solo a cosas futuras, sino que se aplica en el presen- del texto pontificio poniéndolas en cursiva o con negritas, para
te a todos los monasterios de monjas de rito latino desde el mo- resaltar en cada caso ciertos elementos significativos, y a veces
mento de su publicación”. Por una parte se dice, a mi juicio, que hemos intercalado en los textos, entre paréntesis, lo que creíamos
esta Instrucción entra en vigor con su publicación, opino que en que era el significado de ciertos términos y expresiones.
el Boletín AAS, pues no se dice expresamente lo contrario; pero
entra en vigor desde su publicación, sin esperar los tres meses
previstos en el canon referido. Al decir que se aplica “en el *** *** ***
presente”, entiendo que los actos de por sí continuados, que se
iniciaron anteriormente deben seguir realizándose según las
determinaciones de la nueva Instrucción. Como ejemplo concre- La Instrucción, tras un breve apartado en que se esclarece el
to podrían considerarse las etapas de la formación, que según la significado de algunos términos, con el título de Normas Gene-
norma nueva se alargan en el tiempo, dos años el noviciado, rales, está estructurada en cuatro capítulos: 1) El monasterio
cinco la profesión temporal. Entiendo que quienes iniciaron autónomo; 2) La Federación de los monasterios; 3) La sepa-
alguna de las etapas bajo la norma anterior y no la concluyeron, ración del mundo; 4) La formación.
debieran completarla según el tiempo prescrito en la nueva nor-
ma. No obstante, opino que si alguna hermana estaba a punto de
cumplir la etapa respectiva según la norma anterior, por ejemplo
el noviciado o la profesión temporal, podría concluirla en el
tiempo que estaba prescrito. Esto por un principio de buen senti-
do común , confirmado por la doctrina canónica, que en estos
casos de actos iniciados bajo la ley antigua seguía una interpreta-
ción benigna.

Lo que se dice en el texto que la Instrucción obliga a todos los

monasterios de monjas de rito latino, es debido a que los ritos
orientales tienen su disciplina propia, que la Iglesia respeta por
(ver can. 1).
12 Lectura guiada Cor orans
SIGNIFICADO DE ALGUNOS TÉRMINOS
Es del estilo canónico comenzar por esclarecer el significado de
algunos términos que aparecen con frecuencia en el texto, para
proceder con claridad y evitar repeticiones. Nos conviene reco-
gerlos si bien de manera breve y no literal, porque esclarecen
algunos elementos importantes que se desarrollan a lo largo de la
Instrucción y adelantan ya algunas novedades que caracterizan la
disciplina actual y la “praxis” de la Santa Sede en el acompaña-
miento a los monasterios teniendo presente la realidad presente
de la vida contemplativa (Son los números 1-14).
1. Monjas, en el sentido canónico propio, son las religiosas que
se consagran a Dios de manera especial al Señor en los monaste-
rios de vida contemplativa. A ellas encomienda la Iglesia el
compromiso de la oración pública que en su nombre elevan a
Dios como comunidad orante en el oficio coral.
Tradicionalmente las monjas eran miembros de las grandes
Órdenes que profesaban los votos solemnes. Y así las considera-
ba la Constitución Ap. Sponsa Christi. Hoy día hay institutos
recientes de vida contemplativa que profesan los votos simples,
tanto temporales como perpetuos, con un género de vida con-
templativa adaptado a las situaciones actuales.
Hay también hoy monasterios de monjas que, juntamente con la
contemplación, realizan obras de apostolado “inherentes”, es
Lectura guiada Cor orans 153
5. “Cumplido el tiempo, este Dicasterio se encargará de asignar
los monasterios a Federaciones o a otras estructuras de comu-
nión ya existentes”.
6. “Las decisiones que, después de una adecuada consulta y de
tratarse previamente en el Congreso del Dicasterio, tomará es-
ta Congregación para los Institutos de vida consagrada y las
Sociedades de vida apostólica respecto a un monasterio de
monjas relacionado a la convocatoria de una visita apostólica,
al nombramiento de un comisario apostólico, a la suspensión
de la autonomía y a la supresión de un monasterio, serán pre-
sentadas mensualmente al Romano Pontífice para la aproba-
ción de forma específica”.
1. El can. 9 citado en nota a esta primera disposición, contiene un
principio canónico: Las leyes dadas por la Iglesia “son para los
hechos futuros, no para los pasados, a no ser que en ellas se
disponga algo expresamente para estos”. Lo cual en el lenguaje
jurídico significa que las leyes, en principio, no tienen valor
retroactivo. Los hechos anteriores a la nueva ley se rigen por el
derecho anterior que estaba en vigor cuando se realizaron, Pero
este principio tiene una excepción: a no ser que la nueva ley
disponga otra cosa. Por otra parte, el can. 8 dice que las leyes
eclesiásticas se promulgan mediante su publicación el Boletín
oficial de la Iglesia, Acta Apostolicae Sedis, a no ser que en
casos particulares se prescriba otro modo de publicación¸ y
entran en vigor tres meses a partir de la fecha puesta en el fascí-
culo respectivo de dicho Boletín.
152 Lectura guiada Cor orans
DISPOSICIONES FINALES
El texto de la Instrucción Cor orans concluye, como es frecuente
en este tipo de documentos con algunas disposiciones finales,
importantes para la aplicación de la misma Instrucción. Las
numeramos y hacemos por el momento un breve comentario con
el deseo de que nos da a entender el texto.
1. “La presente Instrucción no se refiere sólo a cosas futuras 146
sino que se aplica en el presente a todos los monasterios de
monjas de rito latino desde el momento de su publicación”.
2. “Las disposiciones de la Constitución Apostólica Vultum Dei
quaerere para todos los monasterios sobre la obligación de
entrar en una Federación de monasterios se aplica también a
otra estructura de comunión como la Asociación de monaste-
rios o la Conferencia de monasterios”.
3. “Tal obligación es válida también para los monasterios aso-
ciados a un Instituto masculino o reunidos en Congregación
monástica autónoma”.
4. “Los distintos monasterios tienen que cumplir lo dispuesto en
el plazo de un año desde la publicación de la presente Instruc-
ción, a no ser que hayan sido legítimamente dispensados”.
146
Cfr. can. 9 CIC.
Lectura guiada Cor orans 13
decir, apropiadas a la vida contemplativa y que se derivan de
ella, asumidas con la aprobación o confirmación de la Santa
Sede. Para unas y otras, la forma particular de vida religiosa que
tienen que vivir fielmente, según el carisma del propio Instituto,
es la vida contemplativa canónica, aunque las modalidades de la
misma sean distintas.
2. Con el nombre de vida contemplativa canónica se entiende la
profesada públicamente (ante la Iglesia) con un género de vida
religiosa que, “tanto a través de ejercicios de piedad, oración y
mortificación, así como por las ocupaciones que las monjas han
de atender está orientada a la contemplación interior que toda la
vida y toda la acción puedan fácilmente y eficazmente verse
impregnadas por el deseo de la misma”. El texto literal de la
Instrucción habla de la “profesión externa de la disciplina reli-
giosa” (n. 4). Creemos que esta expresión, “profesión externa”
está puesta en contraposición a la “vida interior y teológica a la
que se invita a todos los fieles en virtud del bautismo”, de que se
hablaba en el inciso anterior del mismo número. Aquí el término
“profesión externa” puede entenderse como profesión pública,
en el sentido canónico de ante la Iglesia, que la asume y hace
propia, cual es la profesión hecha por los religiosos.
3. Monasterio sui iuris, o monasterio autónomo, es la casa reli-
giosa de la comunidad monástica femenina que, reuniendo los
requisitos para una real autonomía de vida, ha sido legítimamen-
te erigido por la Santa Sede y goza de autonomía jurídica, según
lo establecido por el derecho (6).
14 Lectura guiada Cor orans
Notamos que ya en la definición del monasterio “sui iuris” se
habla de una autonomía cualificada: “autonomía real de vida”,
para la que no es suficiente un número mínimo de monjas, sino
una condición de vida de la comunidad que haga posible una
autonomía efectiva, con los medios suficientes para poder llevar
con normalidad la vida propia de una comunidad religiosa con-
templativa y testimoniarla ante la Iglesia.
El texto pasa ahora a describir el concepto de Federación y de
Asociación de monasterios.
4. “Con el nombre de Federación de monasterios se designa a
una estructura de comunión de varios monasterios autónomos del
mismo Instituto, erigida por la Santa Sede, que aprueba sus
Estatutos, para que al compartir el mismo carisma, los monaste-
rios federados superen el aislamiento y promuevan la observan-
cia regular y la vida contemplativa” (n. 7).
La Federación es, pues, una “estructura de comunión”, no pro-
piamente de gobierno. Los monasterios que la integran continúan
siendo autónomos. La finalidad de esta estructura es que los
monasterios federados no queden aislados, sino que se conozcan
y ayuden a promover la observancia regular, en conformidad con
el carisma común, y la misma vida contemplativa.
5. Asociación de monasterios. En la Constitución Ap. Sponsa
Christi de Pío XII se hablaba sólo de Federaciones, promovién-
dolas para el bien de la vida contemplativa de los monasterios.
Lectura guiada Cor orans 151
desde la primera profesión de los votos temporales a la profesión
solemne, en la cual la profesa continúa la formación espiritual,
doctrinal y práctica, según el carisma y el derecho propio del
Instituto”.
287. “La profesión temporal se emite por tres años y se renueva
anualmente hasta la conclusión de los cinco años, completando
un mínimo de nueve años de formación inicial”, comprendiendo,
como hemos interpretado, el tiempo previo de preparación que es
el aspirantado.
288. “Si se considera oportuno, el tiempo de la profesión tempo-
ral lo puede prolongar la Superiora mayor, según el derecho
propio, conforme con el can. 657, §2 CIC, pero procurando que
no se superen los doce años de formación inicial”.
289. “En cada comunidad monástica el itinerario de formación
inicial y permanente o continua, así como la formación de las
superioras de los monasterios144, de las formadoras145 y de las
ecónomas, se programará según el carisma y el derecho propio
del Instituto teniendo presente las Orientaciones publicados por
la Congregación para los Institutos de vida consagrada y las
Sociedades de vida apostólica con motivo y como complemento
de la presente Instrucción”.
144
Cfr. VDq, art. 7, §1.
145
Cfr. VDq, art. 3, §3 e §4.
150 Lectura guiada Cor orans
na del Carmelo, que contempla a María como madre espiritual en
la que se confía, y maestra de vida, la ejemplaridad.
284. “El edificio espiritual no se puede construir sin cimientos
humanos, por ello las novicias deben perfeccionar las cualidades
naturales y la educación civil, y desarrollar su personalidad,
sintiéndose verdaderamente responsables de su crecimiento
humano, cristiano y carismático”. También la formación huma-
na, como persona, es fundamental para que la formación espiri-
tual cunda y transforme la persona y esta lleve bien su vida
religiosa en fraternidad y con alegría.
D. Juniorado
285. “En esta etapa la inserción en la vida de la comunidad es
plena, por lo tanto, el objetivo es comprobar la capacidad de la
profesa temporal de encontrar un equilibrio entre las diversas
dimensiones de la vida monástica contemplativa (oración, traba-
jo, relaciones fraternas, estudio…), logrando realizar una síntesis
personal del carisma, encarnándolo en las diversas situaciones
de la vida cotidiana”. Todos los elementos del carisma son im-
portantes; hay que vivirlos buscando la unidad de ellos, una
síntesis personal de los mismos, viviéndolos sin exageraciones,
con equilibrio.
286. “Sin perjuicio de lo establecido en el derecho universal
sobre la profesión válida y lícita de los votos temporales, el
juniorado comprende el tiempo de formación inicial que va
Lectura guiada Cor orans 15
Posteriormente algunos de los monasterios, especialmente de
Carmelitas Descalzas, expresaron el deseo de vivir esa comunión
de los monasterios, que también era deseo de la Santa Madre
Teresa de Jesús, con una estructura menos rígida. Y la Santa
Sede aprobó las Asociaciones de monasterios. La Instrucción
actual la ha mantenido definiéndola en el n. 8 de la siguiente
manera. “Con el nombre de Asociación de monasterios se desig-
na a una estructura de comunión de varios monasterios autóno-
mos del mismo Instituto erigida por la Santa Sede para que,
compartiendo el mismo carisma, los monasterios asociados
colaboren entre ellos según los Estatutos aprobados por la Santa
Sede”. Como la Federación, la Asociación es también una es-
tructura de comunión para que los monasterios colaboren entre
sí, ayudándose en la vivencia del mismo carisma. El contenido
de ambas instituciones aquí descrito se puede decir idéntico. La
mayor o menor consistencia de la estructura depende del Estatuto
aprobado para cada Asociación, a propuesta de la misma, por la
Santa Sede.
En nuestro trabajo usamos generalmente el término Federación,
como expresivo de las dos formas de estructuras de comunión.
Efectivamente, lo establecido en la Instrucción Cor orans para la
Federación, vale también para la Asociación, teniendo en cuenta
su especial naturaleza y los Estatutos propios aprobados por la
Santa Sede (n. 13).
En la normativa actual, además de estas estructuras de comunión,
se presentan otras.
16 Lectura guiada Cor orans
6. La Conferencia de monasterios, que se define como una
estructura de comunión entre monasterios autónomos, pertene-
cientes a Institutos distintos y presentes en una misma región,
erigida por la Santa Sede que aprueba sus Estatutos, con el fin de
promover la vida contemplativa y favorecer la colaboración entre
los monasterios en contextos geográficos o lingüísticos particula-
res (9).
El nombre se inspira en una modalidad de estructura de comu-
nión que ha ido surgiendo en la Iglesia a partir del Concilio
Vaticano II, como las Conferencias de Obispos, de Superiores
mayores, etc. Aquí se trata de una estructura de comunión entre
monasterios autónomos pertenecientes a Institutos religiosos
distintos y presentes en una misma región, con el fin de promo-
ver la vida contemplativa y favorecer la colaboración entre los
monasterios en contextos geográficos o lingüísticos similares. La
iniciativa podrá surgir de los mismos monasterios, o quizás de
las Federaciones; pero quien las erige y aprueba el Estatuto es la
Santa Sede.
7. La Confederación (10) por la que se entiende una estructura
de conexión entre Federaciones de monasterios, erigida por la
Santa Sede, que aprueba sus Estatutos, para el estudio de temas
relacionados con la vida contemplativa según el mismo carisma,
para dar una orientación unitaria y una cierta coordinación a la
actividad de cada Federación1. Se habla de una estructura de
1 143
VDq, art. 9, §4.
Lectura guiada Cor orans 149
281. “La novicia obtiene esto con la práctica de la lectio divina
prolongada, guiada por una hermana experta que sepa abrir su
espíritu a la inteligencia de las Escrituras, guiada por los escritos
de los Padres de la Iglesia y por los escritos y ejemplos de vida
de los propios fundadores. El contacto íntimo con Cristo debe
necesariamente conducir a una vida sacramental sólida y a la
oración personal, en la cual la novicia debe ser guiada y para la
cual se le debe conceder un tiempo adecuado”. La lectio divina
es un método de oración como lectura orante de la Palabra de
Dios, de origen monástico, con sus conocidos pasos (lectura de
la Palabra, meditación, contemplación, acción). Es muy cercana
a la experiencia y la enseñanza de la Santa Madre, como escucha
atenta y amorosa de la Palabra de Dios como meditación y con-
templación amorosa, “trato de amistad” con Dios, partiendo de
su Palabra, y particularmente de la Palabra encarnada, Cristo.
282. “La oración personal encuentra su expresión en la oración
litúrgica comunitaria, a la cual la novicia debe dedicar todas sus
mejores energías. En este clima de amor a Cristo y de oración, la
novicia se abre a las hermanas, las ama cordialmente y vive en
fraternidad con ellas”.
283. “La novicia es guiada por la maestra para cultivar una
auténtica devoción a la Virgen Madre de Dios, modelo y amparo
de toda vida consagrada143 (160), y adoptarla como ejemplo de
mujer consagrada”. Son los dos elementos de la devoción maria-
Cfr. can 663, §4 CIC.
148 Lectura guiada Cor orans
278. “El noviciado es el tiempo de prueba, y tiene como objetivo
conducir a la candidata a tomar conciencia más plena de la voca-
ción según un carisma específico, verificando la real y concreta
capacidad de vivirlo con alegría y generosidad, particularmente
en lo referido a la vida fraterna en comunidad”.
279. “El noviciado en los monasterios de monjas tiene una dura-
ción de dos años, de los cuales el segundo es el año canónico;
con respecto a las ausencias se sigue lo establecido por el can.
648 CIC”. Las disposiciones sobre las ausencias de la casa novi-
ciado, como determina del canon citado, se aplican al año canó-
nico, que es el segundo.
280. “Durante el noviciado la novicia debe, ante todo, profundi-
zar su amistad con Cristo, porque sin esta amistad nunca será
capaz de asumir y mantener las promesas de entrega a Él y dese-
ar crecer en el conocimiento del carisma que está llamada a vivir,
planteándose si quiere compartir su existencia en una vida frater-
na en común con las hermanas que forman la comunidad del
monasterio”. Los compromisos más característicos del novicia-
do; 1) profundizar la amistad con Cristo, la fuerza para después
cumplir las promesas de la entrega a Él, su seguimiento; 2) ir
creciendo en el conocimiento del carisma que ha de vivir como
carmelita contemplativa; 3) comprobar si tiene la voluntad ver-
dadera de compartir su existencia en una vida fraterna en común
con las hermanas que forman la comunidad de su monasterio,
importante para todo religioso, pero más para la vida contempla-
tiva que implica la estabilidad al monasterio.
Lectura guiada Cor orans 17
conexión, término algo genérico, equivalente, creo, a relación. Se
trata de una estructura de relación entre diversas Federaciones,
entiendo que de un mismo Instituto, para el estudio de temas
relacionados con la vida contemplativa según el mismo carisma,
y dar una orientación unitaria y una cierta coordinación a la
actividad de cada Federación.
8. La Comisión Internacional se propone como un órgano cen-
tralizado de servicio y de estudio en beneficio de las monjas de
un mismo Instituto, erigida o reconocida por la Santa Sede que
aprueba sus Estatutos, para el estudio de temas relacionados con
la vida contemplativa según el mismo carisma2. De hecho en
nuestra Orden se ha configurado ya este tipo de Comisión de
monjas a nivel de toda la Orden para la redacción de la Ratio
Institutionis y se pensó también en una comisión para preparar
materiales para la formación. Esta Comisión internacional es
erigida, o al menos reconocida, por la Santa Sede.
9. Por Congregación monástica (12) se entiende una estructura
de gobierno, erigida por la Santa Sede, de varios monasterios
autónomos del mismo Instituto, bajo la autoridad de una Presi-
denta, que es Superiora mayor en virtud del derecho3, y de un
Capítulo general, que en la Congregación monástica es la supre-
ma autoridad, según lo establecido por las Constituciones apro-
badas por la Santa Sede. Es una estructura característica de
2
VDq, art. 9, §4.
3
Cfr. can. 620 CIC.
18 Lectura guiada Cor orans
algunos institutos monásticos, que no afecta a nuestros monaste-
rios.
10. Se declara finalmente que con el nombre de Santa Sede se
entiende en la presente Instrucción a la Congregación para los
Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostó-
lica (5). Sabemos que la Santa Sede o Sede Apostólica tiene un
contenido más amplio y comprende al Romano Pontífice y a los
diversos Dicasterios de la Curia Romana; pero su uso en esta
Instrucción se restringe, como dice el texto del documento, a la
Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las So-
ciedades de Vida Apostólica.
Lectura guiada Cor orans 147
275. “El postulantado tiene una duración mínima de doce meses
y puede ser prolongado según las necesidades por la Superiora
mayor, tras oír el parecer de su Consejo, pero no debe superar los
dos años”.
276. “Durante este período las postulantes viven en el monaste-
rio y siguen la vida de comunidad según las indicaciones de la
maestra y, además de recibir ayuda para conocer sus capacidades
en relación a la vida monástica, en el monasterio pueden profun-
dizar temas de estudio o aprender un oficio, según las exigencias
de la comunidad y conforme a lo dispuesto por la Superiora
mayor con su Consejo”.
C. Noviciado
277. “El noviciado es el tiempo en el cual la novicia inicia la
vida en un determinado Instituto, continúa el discernimiento
vocacional y la profundización de su decisión de seguir a Jesu-
cristo en la Iglesia y en el mundo de hoy, según un determinado
carisma”. La expresión “inicia la vida en un determinado institu-
to” significa: inicia la vida propia del instituto; en el noviciado se
comienza a experimentar y vivir el modo de vida de la Orden,
aún antes de adquirir, con la profesión religiosa, el compromiso.
Por eso la profundización del seguir a Jesucristo como religiosa
y contemplativa es doctrinal (conocimiento) y experiencial,
viviendo ya la vida propia del seguimiento de Cristo en castidad,
pobreza y obediencia.
146 Lectura guiada Cor orans
edad, si tiene carácter apropiado, si es sociable, sólida en la
doctrina y en la práctica cristiana, si aspira a la vida monástica
con sincera intención, buscando en todo momento el rostro de
Dios”. Verificar si aspira, el deseo sincero y comprometido, al
que tanta importancia daba la Santa Madre. La Ratio Institutionis
de las Carmelitas Descalzas explica bien estos criterios de dis-
cernimiento vocacional. Es también importante el acompaña-
miento a la que se siente llamada por un sacerdote, posiblemente
carmelita.
273. “La postulante debe ser confiada a la maestra de novicias o
a una monja profesa solemne, con quien la postulante pueda
abrirse con toda confianza, que le ayude a mirar dentro de sí y
que sepa discernir si hay una verdadera llamada a la vida monás-
tica contemplativa”. El postulantado es principalmente tiempo de
discernimiento en el que el llamado de la joven se verifica con-
frontándolo con una comunidad que la acoge y la acompaña.
274. “La postulante, con la ayuda de la formadora, se dedica
especialmente a su formación humana y espiritual, así como a
profundizar su compromiso bautismal”: la vida y la formación
cristiana de base. Hoy suelen venir más preparadas en las cosas
humanas; pero no siempre en lo que toca a la vida cristiana y
espiritual. Puede ayudar bastante la lectura del Catecismo de la
doctrina cristiana, que no debe dejar de estar en las manos de la
Maestra y, al menos el Compendio, de las postulantes.
Lectura guiada Cor orans 19
CAPÍTULO PRIMERO
EL MONASTERIO AUTÓNOMO
En este capítulo primero, se toma en amplia consideración el
monasterio: su concepto, fundación, erección canónica, auto-
nomía jurídica y vital, modo de proceder en casos particulares
que necesitan la ayuda de la Federación y de la Iglesia, relación
del monasterio con la autoridad eclesiástica, etc.
El texto actual de la Instrucción tiene presente la práctica recien-
te de la Congregación, que distingue entre fundación y erección
canónica del monasterio. Y propone todo un proceso fundacio-
nal, que concluye con la erección canónica, con la que el monas-
terio adquiere plena autonomía.
La numeración propuesta en adelante, antes de los párrafos o en
su interior, corresponde a los números sucesivos de la Instruc-
ción.
15. Se comienza por una descripción del monasterio de carácter
canónico. “El monasterio sui iuris es una casa religiosa que goza
de autonomía jurídica: su superiora es una Superiora mayor4, su
comunidad está establemente constituida por el número y la
calidad de los miembros, según lo establecido por el derecho es
sede del noviciado y de formación, goza de personalidad jurídica
pública y sus bienes son bienes eclesiásticos”.
4
Cfr. cann. 613, §2 y 620 CIC.
20 Lectura guiada Cor orans
El monasterio “sui iuris”, o autónomo, tiene un modo de gobier-
no distinto de las casas de los Institutos centralizados, que cuen-
tan con superiores mayores por encima del superior local. El
monasterio de monjas es, por lo general, autónomo. No tiene
superiores propiamente dichos a distintos niveles del gobierno.
La Superiora local, la Priora, es superiora mayor y no depende de
otra; aunque por eso mismo el monasterio es confiado en algunos
casos a la “vigilancia” o cuidado de la autoridad eclesiástica, que
puede ser el Obispo diocesano o el Ordinario religioso.
El monasterio debidamente erigido “goza de autonomía jurídica”
respecto a su disciplina interna en beneficio de la fidelidad al
carisma propio, forma a sus miembros y tiene los medios necesa-
rios para llevar adelante la vida en conformidad con el carisma.
Cuando se dice que la comunidad “está establemente constituida
por el número y la calidad de los miembros”, se está aludiendo
ya a la necesidad de una autonomía, no sólo jurídica, sino tam-
bién por cierta “calidad” de vida, que haga posible la “autonomía
de vida”, y que es considerada necesaria para que el monasterio
adquiera y mantenga la autonomía canónica. Dice en n. 16.
“La Iglesia reconoce a cada monasterio sui iuris una justa auto-
nomía jurídica, de vida y de gobierno, mediante la cual la comu-
nidad monástica puede gozar de una disciplina propia y ser capaz
de conservar su índole y tutelar su identidad”5. Y se añade:
5 142
Cfr. can. 586,§1 CIC.
Lectura guiada Cor orans 145
268. “El aspirantado, con una duración mínima de doce meses,
se puede prolongar según las necesidades y el criterio de la
Superiora mayor, con el parecer de su Consejo, pero no más de
dos años”.
B. Postulantado
269. “El postulantado es una etapa necesaria para una adecuada
preparación para el noviciado142, durante la cual la candidata
confirma su determinación de convertirse a través de un progre-
sivo paso de la vida secular a la vida monástica contemplativa”.
Hoy día este paso de la vida secular a la monástica es particu-
larmente necesario si tenemos en cuenta el modo de vida y la
cultura actual, poco propicios para la interioridad.
270. “Durante este tiempo, la postulante deber ser introducida
gradualmente en el proceso de asimilación de los elementos
fundamentales de la vida monástica contemplativa”. Es la inicia-
ción en un proceso que en realidad dura toda la vida.
271. “El postulantado comporta una experiencia más directa y
concreta de la vida en comunidad según un carisma específico”.
272. “Antes de admitir a una aspirante en el postulantado se debe
examinar su estado de salud, si tiene una madurez adecuada a su
Cfr. can. 597 §2 CIC.
144 Lectura guiada Cor orans
rio para acabarla141”. Por ello, quien piensa iniciar el camino de
la vida contemplativa ha de transcurrir un cierto tiempo reflexio-
nando sobre sus capacidades reales y hacer un primer examen
personal de la autenticidad de la llamada a la vida monástica
contemplativa”. Y se explica en el número siguiente en qué
consiste lo necesario en este contexto.
265. “Tener “lo necesario” significa poseer las cualidades natu-
rales y psicológicas, una normal apertura a los demás, equilibrio
psíquico, espíritu de fe y voluntad firme, que hacen posible la
vida en comunidad en la clausura, en continencia, obediencia y
pobreza”. Son elementos importantes en el discernimiento voca-
cional. A ellos habría que añadir, para nuestros monasterios el
criterio teresiano, “que sean personas de oración” (CP 21¸Const.
132).
266. “Sin estas cualidades iniciales no se puede pensar, ni por
parte de la aspirante ni por parte de la comunidad que acoge, que
exista la vocación a la vida monástica y contemplativa. Por lo
tanto, durante toda la formación inicial, pero de manera especial
durante el aspirantado, se debe prestar una atención particular a
la dimensión humana”.
267. “Durante este tiempo, la aspirante es confiada por la Supe-
riora mayor a una Hermana profesa solemne para que pueda ser
acompañada y orientada en la opción vocacional”.
141
Cfr. Lc 14,28.
Lectura guiada Cor orans 21
“La autonomía del monasterio favorece la estabilidad de vida y
la unidad interna de la comunidad, garantizando las condiciones
necesarias para la vida de las monjas, según el espíritu y el carác-
ter propio del Instituto al que pertenece6 (17). Y se esclarece
ulteriormente lo que comprende la autonomía de vida: “Para
poder obtener la autonomía jurídica, el monasterio “debe com-
portar una real autonomía de vida, es decir la capacidad de ges-
tionar la vida del monasterio en todas sus dimensiones (vocacio-
nal, formativa, de gobierno, relacional, litúrgica, económica…).
En ese caso un monasterio autónomo es vivo y vital”7 (18).
Teniendo en cuenta esta necesidad de una autonomía de vida, la
disciplina actual de la Iglesia prevé un tiempo suficiente para la
plena conformación del monasterio, con todos sus requisitos,
distinguiendo entre fundación y erección canónica del monaste-
rio.
I. La fundación
20. “La fundación de un monasterio de monjas… puede realizar-
se por parte de un monasterio en particular o a través de la
Federación, según lo establezca la Asamblea Federal”.
6
Cfr. VDq, 28.
7
Cfr. Ibídem.
22 Lectura guiada Cor orans
Dos modos, pues, de proceder a la fundación de un monasterio.
El primero por parte de un monasterio particular, que “debe ser
expresión de la madurez de la comunidad de un monasterio
autónomo vivo y vital, que da vida a una nueva comunidad capaz
de ser, a su vez, testigo de la primacía de Dios, según el espíritu
y la índole del Instituto al que pertenece” (21). Es decir, la fun-
dación debe prever la posibilidad efectiva de que tanto el monas-
terio que funda como el fundado puedan vivir plenamente la vida
contemplativa según el carisma propio.
El otro modo de fundación es por iniciativa de la Federación y
“debe ser expresión de la comunión entre los monasterios y
expresar la voluntad de difundir la vida contemplativa, sobre
todo en las Iglesias particulares donde la misma no está presen-
te” (22). De hecho, entre los criterios para proceder a la funda-
ción de un nuevo monasterio se propone la utilidad de la Iglesia,
además de la del Instituto (19). El monasterio no es una institu-
ción aislada, sino que forma parte del cuerpo vivo de la Iglesia y
de un instituto religioso que tiene su carisma y misión en la
Iglesia.
Volviendo al primer modo de fundación, por un monasterio en
particular, se insiste en la necesidad de proceder no a la ligera,
sino con el debido discernimiento. “La posibilidad de fundar un
monasterio de clausura debe ser prudentemente considerada,
sobre todo si la fundación se realiza por iniciativa de un solo
monasterio, para que no se debilite demasiado la comunidad
fundadora, examinando atentamente la elección del lugar, porque
Lectura guiada Cor orans 143
A. Aspirantado
262. “El aspirantado, considerado un primer conocimiento del
monasterio por parte de la candidata y de la candidata por parte
de la comunidad del monasterio, comporta una serie de contactos
y tiempos de experiencia en comunidad, incluso prolongados.
Este conocimiento será útil también para superar en esta fase
posibles lagunas en el camino de formación humana y religiosa”.
Así descrito, el aspirantado viene a coincidir con el modo de
acompañamiento que se sigue también en nuestros monasterios.
Las Constituciones preveían ya la posibilidad, como medio de
discernimiento vocacional, de acoger dentro de la clausura du-
rante un período de tiempo, no superior a los tres meses a quie-
nes muestren serios indicios de vida contemplativa. La actual
Instrucción los permite con mayor amplitud. Vista la necesidad
en la juventud de hoy de tiempo suficiente para asumir sus com-
promisos, el recurso del aspirantado, como es propuesto aquí,
podría ser objeto de reflexión también para nuestros monasterios.
263. “Compete a la Superiora mayor con su Consejo, teniendo en
cuenta cada una de las candidatas, establecer los tiempos y las
modalidades que la aspirante transcurrirá en comunidad y fuera
del monasterio”.
264. “El Señor Jesús ha enseñado que quien emprende una ac-
ción importante debe primero ponderar bien si tiene “lo necesa-
142 Lectura guiada Cor orans
te o continua139. Es un principio que ha de tenerse presente por
parte de todas las comunidades, y que exige un esfuerzo respon-
sable de todas para mantener un clima religioso y formativo para
las hermanas en formación.
259. “En el caso de que, con ocasión de la visita canónica, resul-
te que un monasterio sui iuris no pueda garantizar una formación
de calidad, la formación inicial se debe realizar en otro monaste-
rio de la Federación o en la sede de formación inicial común de
varios monasterios140”, si la hubiera.
260. “El monasterio fundado, pero aún no erigido canónicamen-
te, y el monasterio afiliado son sólo sede de formación perma-
nente o continua”. Esto como norma general, con la excepción
posible para el monasterio en fase de fundación que se refiere en
el número siguiente.
261. “El monasterio fundado, pero aún no erigido canónicamen-
te, puede ser sede de noviciado y sede de formación inicial, si se
dan las condiciones establecidas en la presente Instrucción res-
pecto a la formación”. Y como se ha dicho antes, es necesaria la
autorización de la S. Sede para los monasterios en fundación (cf.
33). Ver también el n. 60 sobre los monasterios “afiliados” a otro
monasterio.
139
Cfr. VDq, art. 3, §5.
140
Cfr. VDq, art. 3, §7.
Lectura guiada Cor orans 23
tal elección implica una forma de preparación, distinta y particu-
lar, de la fundación y de los miembros de la futura comunidad”
(24).
Y se precisa: “En el discernimiento sobre la fundación de un
nuevo monasterio por parte de otro (el primer modo) intervienen,
con el fin de ayudar a la superiora del monasterio fundador, la
Presidenta federal y el Asistente religioso” (23). Así se quieren
evitar experiencias negativas de fundaciones hechas por algunos
monasterios, quizás urgidos por determinados Prelados o por
otros intereses, sin el debido discernimiento y frecuentemente
acudiendo al personal de otros monasterios sin la debida prepa-
ración y capacidad de integración.
“El discernimiento sobre la fundación de un nuevo monasterio
por parte de la Federación (el segundo modo) se realiza en el
ámbito de la Asamblea Federal” (23). No basta el parecer de la
Presidenta o del Consejo de la Federación. Debe ser expresión de
la comunión entre los monasterios y expresar la voluntad de
difundir la vida contemplativa, sobre todo en las Iglesias particu-
lares donde la misma no está presente” (22).
De hecho, en la práctica que conozco, la fundación de monaste-
rios por parte de las Federaciones y Asociaciones ha sido fre-
cuentemente para implantar la vida contemplativa en otros paí-
ses. El texto actual lo tiene presente y propone en siguiente
criterio. “Al elegir el país en el cual se quiere hacer la fundación
se debe considerar si la vida monástica ya está presente, se debe
24 Lectura guiada Cor orans
recoger todo tipo de información necesaria y útil, sobre todo
respecto a la presencia y vitalidad de la Iglesia Católica, sobre
las vocaciones a la vida consagrada, el sentido religioso en la
población y la posibilidad de futuras vocaciones para la nueva
fundación” (25). Un motivo preferencial debiera ser el de la
implantación de la vida contemplativa en Iglesias particulares en
las que no existe este carisma, que el Concilio consideraba como
elemento constituyente de la plenitud de la Iglesia (AG 18). Pero
a la vez hay que considerar si se dan las condiciones para que la
fundación se mantenga y crezca debidamente.
Y como norma general, “al elegir el lugar de la fundación se
deben asegurar las condiciones necesarias para garantizar a las
monjas la posibilidad de un digno mantenimiento, poder llevar
regularmente la vida contemplativa en el monasterio8 y favorecer
las relaciones entre los monasterios” (26). Tres osas se precisan
aquí, a tener en cuenta al elegir el lugar de la fundación: 1) se ha
de asegurar las condiciones necesarias para garantizar a las
monjas la posibilidad de un mantenimiento digno dentro de la
pobreza profesada; 2) las condiciones ambientales y espirituales
para llevar regularmente la vida contemplativa en corresponden-
cia al carisma propio; 3) favorecer las relaciones con otros mo-
nasterios, también mediante las Federaciones o Asociaciones,
que hoy son como norma necesarias, aunque sea con países
cercanos, como se hace en algunos países de misión o de minor-
ías cristianas.
8 138
Cfr. can. 610 CIC.
Lectura guiada Cor orans 141
pero la acogida de vocaciones provenientes de otros Países debe
ser objeto de un adecuado discernimiento”. Teniendo presente la
diversidad de las culturas, que en sí es riqueza, pero que conlleva
también dificultades. Ver con atención y caridad la capacidad de
las personas para integrarse en una comunidad de cultura diversa
y convivir fraternalmente en paz.
256. “Uno de los criterios de acogida lo da la posibilidad de
difundir en el futuro la vida monástica en Iglesias particulares
donde no está presente esta forma de seguimiento de Cristo”. La
presencia en esta Iglesias particulares de la vida contemplativa
decía el Concilio que pertenece a la plenitud de la misma Iglesia
(cf. AG 18). Es también importante que las candidatas se esfuer-
cen por asimilar el estilo de vida del monasterio que las acoge, y
que a su vez la comunidad sea capaz de enriquecerse con lo
bueno que las llegadas pueden ofrecer, ayudándolas a integrarse
en la vida, las actividades y el gobierno del monasterio.
257. “Se debe evitar terminantemente el reclutamiento de candi-
datas de otros Países con el único fin de salvaguardar la supervi-
vencia del monasterio138”. Es un criterio ya expresado claramen-
te por el Magisterio de la Iglesia desde la experiencia de situa-
ciones negativas concretas.
258. “Cada monasterio sui iuris, desde el momento de su erec-
ción es la sede del noviciado y de formación, inicial y permanen-
Cfr. VDq, art. 3, §6.
140 Lectura guiada Cor orans
prende, además de las tres etapas de formación propiamente
dichas según el n. 251 de la Instrucción (postulantado, noviciado
y juniorado), también el aspirantado, si bien éste tiene carácter
más bien de discernimiento vocacional, pero también de conoci-
miento del modo de vida que la joven se siente llamada a abra-
zar. Parece ser esta la idea de la Instrucción cuando propone los
tiempos mínimos de cada etapa: uno de aspirantado, uno de
postulantado, dos de noviciado y cinco de votos temporales.
254. Durante este tiempo se ha de poner en práctica “un discer-
nimiento sereno, libre de las tentaciones del número o de la
eficacia136”. Por “tentaciones del número” creo que se entiende
el preocuparse más del número que de la calidad e idoneidad de
las candidatas y por el deseo de recibir de todas formas vocacio-
nes sin el debido discernimiento del que se habla enseguida.
“Además, en cada monasterio se debe prestar especial atención
al discernimiento espiritual y vocacional, asegurando a las can-
didatas un acompañamiento personalizado y promoviendo itine-
rarios formativos aptos para ellas137, prestando particular aten-
ción para que la formación sea verdaderamente integral – huma-
na, cristiana y carismática – y llegue a todas las dimensiones de
la persona”.
255. “La constitución de comunidades monásticas internaciona-
les y multiculturales manifiesta la universalidad de un carisma,
136
Caminar desde Cristo 18.
137
Cfr. VDq 15.
Lectura guiada Cor orans 25
“Se debe prestar especial atención a las exigencias de la vida
sacramental y espiritual del nuevo monasterio, porque la escasez
de clero en algunas Iglesias particulares no siempre permite
elegir un presbítero que cuente con competencia y sensibilidad
espiritual para acompañar a la comunidad de un monasterio de
monjas” (27).
De modo particular “se debe considerar y cuidar de manera
especial la cuestión de la separación del mundo, teniendo en
cuenta el testimonio público que las monjas han de dar a Cristo y
a la Iglesia en la vida contemplativa, según la naturaleza y la
finalidad del Instituto al que pertenecen9, en la disciplina de la
clausura, prevista por el derecho”10 (28). La separación del mun-
do es esencial para la vida contemplativa monástica, aunque las
formas de separación pueden ser diversas, pero efectivas.
A la proposición de estas condiciones que han de ser tenidas
presentes en la fundación de los monasterios, sigue en el texto la
nueva normativa para proceder a la fundación del monasterio.
Lo que decíamos el proceso a seguir en la fundación.
29. “El monasterio de monjas se funda a partir de una decisión
capitular de la comunidad de un monasterio autónomo o de una
decisión de la Asamblea Federal y el envío de al menos cinco
monjas, tres de las cuales, por lo menos, de votos solemnes,
9
Cfr. can. 607, §3 CIC.
10
Cfr. can. 667, §§2-3 CIC; Cfr. VDq, 31.
26 Lectura guiada Cor orans
previo consentimiento escrito del obispo diocesano11 y la autori-
zación de la Santa Sede”. Cuatro requisitos para proceder a la
fundación: 1) la decisión de un monasterio autónomo tomada por
el Capítulo conventual, o por la Asamblea federal si la fundación
la emprende la Federación; 2) el envío de al menos 5 monjas
profesas (cf. n. 1), tres de las cuales deben ser de votos solemnes;
3) el consentimiento del Obispo diocesano del lugar donde se
hace la fundación, dado por escrito; 4) la autorización de la Santa
Sede.
Y ahora una declaración nueva: 30. “La fundación no goza de
autonomía alguna, sino que, hasta el momento de la erección
canónica como monasterio sui iuris, depende en todo del monas-
terio fundador o de la Federación”, según los casos. No obstante,
la nueva comunidad necesita una monja encargada que lleve
adelante la vida de la misma con las facultades necesarias para
ello. Esta encargada es denominada superiora local de la funda-
ción y ha de ser una monja de votos solemnes, idónea para ejer-
cer el servicio de la autoridad. Es nombrada por la Superiora
mayor del monasterio fundador (la Priora) o por la Presidenta
federal (si la fundación la asume la Federación), conforme a la
norma del derecho propio (31). El derecho propio deberá deter-
minar las condiciones de este nombramiento, si con el consenti-
miento del Consejo o del Capítulo.
11
Cfr. can. 609, §1 CIC.
Lectura guiada Cor orans 139
este modo de acompañamiento a quienes den señales serias de
vocación puede ayudar lo que aquí se dice del aspirantado.
252. “En la formación inicial es de gran importancia que entre
las distintas etapas exista armonía y gradualidad de los conteni-
dos. Es igualmente importante que entre la formación inicial y la
formación permanente o continua haya continuidad y coherencia,
a fin de que se cree en el sujeto “la disponibilidad para dejarse
formar cada uno de los días de su vida132”. Es muy importante la
armonía entre las formadoras de las novicias y profesas y entre la
Formadora y la Priora; y que todas sigan los programas y crite-
rios propuestos por el Plan de formación y la Ratio Institutionis.
También es importante que se proceda con gradualidad teniendo
presentes la condición y las circunstancias de cada etapa de la
formación y de cada hermana.
253. “Teniendo presente que la persona se construye muy lenta-
mente y que la formación tendrá que estar atenta en arraigar en el
corazón «los sentimientos de Cristo hacia el Padre133” y los
valores humanos, cristianos y carismáticos propios, “a la forma-
ción inicial se debe reservar un amplio espacio de tiempo134”,
«no inferior a nueve años, ni superior a los doce»135. Este perío-
do propuesto de los 9 años como mínimo, interpreto que com-
132
Vc 69; Caminar desde Cristo 15.
133
Vc 65.
134
Vc 65.
135
VDq 15.
138 Lectura guiada Cor orans
conciencia y la responsabilidad de la propia misión apostólica,
que se ha de cuidar a través de los medios de comunicación, con
especial atención de usarlos con prudencia y discreción para que
no llegue a ser perjudicial para la vida contemplativa131”.
IV. La formación inicial
250. “La formación inicial es el tiempo privilegiado en el cual
las hermanas candidatas a la vida monástica contemplativa, con
un acompañamiento especial de la formadora y de la comunidad,
son introducidas en el seguimiento de Cristo, según un determi-
nado carisma, asumiendo e integrando progresivamente sus
dones personales con los valores auténticos y característicos de
la propia vocación”. La formación es vista aquí como iniciación
en el seguimiento de Cristo, que es, según la teología del Conci-
lio, el compromiso propio de la vida consagrada.
251. “La formación inicial está estructurada en tres etapas
consecutivas: el postulantado, el noviciado y el tiempo de la
profesión temporal o juniorado, precedidas por el aspirantado,
donde las candidatas crecen y maduran hasta llegar a asumir
definitivamente la vida monástica en un determinado Instituto”.
En los monasterios de nuestras monjas, fuera de algunas regio-
nes, no está previsto el aspirantado como estructura formativa;
pero sí como acompañamiento a las jóvenes vocacionadas me-
diante contactos entre la comunidad y las jóvenes. También para
131
Cfr. VDq 34.
Lectura guiada Cor orans 27
32. “Las monjas de la fundación, que libremente deben adherir
por escrito a tal proyecto, mantienen los derechos capitulares en
el propio monasterio, pero quedan suspendidos en su ejercicio
hasta el momento de la erección del nuevo monasterio”. El texto
no es muy claro. “Deben adherir por escrito al proyecto” funda-
cional; entiendo que comprometiéndose a formar parte de él
como enviadas de la comunidad de origen; aunque la incorpora-
ción definitiva al monasterio fundado tenga lugar con la erección
canónica. Entre tanto mantienen los derechos, interpreto que en
el monasterio fundador, pero quedan suspendidos. Los tendrán
en el monasterio nuevo desde el momento de la erección canóni-
ca.
33. “La Superiora mayor del monasterio fundador o la Presidenta
federal puede solicitar a la Santa Sede que la fundación sea
erigida como sede de noviciado en presencia de una comunidad
de al menos cinco profesas de votos solemnes, asegurando la
presencia de una monja de votos solemnes, legítimamente nom-
brada por la Superiora mayor del monasterio fundador o por la
Presidenta federal, que desempeñe la tarea de maestra de novi-
cias”. Aún antes de la erección canónica del nuevo monasterio,
la Priora del monasterio fundador o la Presidenta de la Federa-
ción según los casos, pueden solicitar a la S. Sede que en el
nuevo monasterio se instituya el noviciado, a condición que en la
casa en fundación haya al menos cinco profesas de votos solem-
nes y una monja profesa solemne que haga las veces de Maestra
de novicias nombrada como tal por la Priora del monasterio
28 Lectura guiada Cor orans
fundador, o por la Presidenta federal si la fundación la hace la
Federación.
34. “Si la fundación tiene lugar por iniciativa de un solo monas-
terio, hasta el momento de la erección como monasterio autóno-
mo, las candidatas son admitidas al noviciado, las novicias a la
profesión temporal y las profesas temporales a la profesión
solemne por la Superiora mayor del monasterio fundador, según
la norma del derecho universal y propio”; para nuestros monaste-
rios con el consentimiento del Capítulo. Aunque no se dice
expresamente, conviene que la Priora tenga en cuenta el parecer
de la comunidad en fundación, particularmente de la superiora y
de la Maestra de novicias, que son las que siguen de cerca en el
acompañamiento vocacional a cada candidata. Es cierto que la
Superiora del monasterio fundador, que es Superiora mayor
también del monasterio en fundación, deberá estar en contacto
con las monjas y las conocerá; pero es justo escuchar a quienes
les acompañan de continuo en el proceso formativo.
35. “Si la fundación tiene lugar por iniciativa de la Federación,
hasta el momento de la erección como monasterio autónomo, las
candidatas son admitidas al noviciado, las novicias a la profesión
temporal y las profesas temporales a la profesión solemne por la
Presidenta federal, con el consentimiento del Consejo Federal,
previa consulta a la superiora local y a la comunidad de la funda-
ción, según la norma del derecho universal y de los Estatutos de
la Federación”.
Lectura guiada Cor orans 137
miembro de la comunidad un espacio propio de vida y de expre-
sión”.
247. “Es tarea de cada una encontrar un justo equilibrio en la
entrega de sí a través del trabajo, para que el mismo se viva
como un servicio sereno y gozoso a Dios y a la comunidad. Y es
tarea también de la comunidad estar atenta para que ninguna
tenga que cargar con trabajos particularmente pesados que ab-
sorban las energías de la mente y del cuerpo, en detrimento de la
vida espiritual. El trabajo en cuanto tal puede ser un modo de
poner a disposición los propios talentos y, así, colaborar en la
expresión de la belleza de la persona; llega a ser peligroso cuan-
do se absolutiza y atrapa la atención en detrimento del espíri-
tu129”. Conviene que el trabajo no sea en detrimento de la fideli-
dad a la oración y a la vida fraterna (actos comunes, recreación).
248. “No se han de descuidar los medios ascéticos que pertene-
cen a la tradición de cada espiritualidad, como un modo de con-
trolar los instintos de la propia naturaleza y orientarlos hacia el
servicio del reino según el propio carisma130”. La doctrina espiri-
tual teresiano-sanjuanista los propone con sabiduría, privilegian-
do la ascesis interior y el ejercicio de las virtudes.
249. “También la debida información acerca de todo lo que
sucede en el mundo es un medio importante para revitalizar la
129
Cfr. VDq 32.
130
Cfr. VDq 35.
136 Lectura guiada Cor orans
prudencia126”. Este cuidado por contar con confesores y directo-
res espirituales apropiados, es una de las recomendaciones insis-
tentes del Papa Francisco.
244. “La formación intelectual (creo en el sentido de formación
doctrinal) se ha de garantizar a través de un proyecto establecido
por la comunidad que considere, en lo posible, el nivel cultural
de todas, para que todas puedan recoger algo útil para el propio
camino”.
245. “Útiles e importantes son también los cursos de formación
comunes entre varios monasterios de la misma familia carismáti-
ca127 (144), es decir cursos federales o inter-federales, sin olvidar
que “la formación, y en especial la permanente…, tiene su
humus en la comunidad y en la vida cotidiana128”. Organizados
y realizados con discreción y bien preparados, son medios útiles
para la formación inicial y permanente. También con la ayuda de
los hermanos carmelitas y de otros sacerdotes bien preparados y
que conozcan y estimen la vida contemplativa.
246. “Un clima de relaciones fraternas auténticas, centradas en
verdadera caridad y bondad, es fundamental para permitir a cada
126
VDq 23.
127
VDq 30.
128
VDq 14.
Lectura guiada Cor orans 29
36. “La comunidad de la fundación no tiene capítulo conventual,
sino un capítulo local; y hasta el momento de la erección como
monasterio autónomo, la profesión será emitida por el monaste-
rio fundador -o por otro monasterio de referencia establecido por
la Presidenta federal en el momento de la fundación por parte de
la Federación, pero con vistas a la futura erección de un nuevo
monasterio autónomo.” La profesión será emitida “por el monas-
terio fundador”, es decir, como monja del monasterio fundador o
de otro monasterio de referencia, cuando la fundación la hace la
Federación; pero con vistas a la futura erección del nuevo mo-
nasterio, como se dice en el texto. Este monasterio “de referen-
cia” deberá ser designado por la Presidenta Federal y conviene
que esté en condiciones para que sirva de apoyo al monasterio en
fundación, particularmente en lo relativo a la formación de las
religiosas que temporalmente están vinculadas a este monasterio
de referencia. Incluso este monasterio de referencia podría asu-
mir la formación inicial de la hermanas, si el monasterio de
referencia no ha sido reconocido por la Santa Sede como sede de
formación de las novicias y de las profesas temporales a tenor
del n. 33.
37. “La fundación, si se erige el noviciado en su sede, se convier-
te en sede de formación también para las profesas temporales,
por lo tanto, se debe asegurar la presencia de una monja de votos
solemnes, legítimamente nombrada por la Superiora mayor del
monasterio fundador o por la Presidenta federal, que desempeñe
la misión de formadora”. Según la práctica bastante general de
30 Lectura guiada Cor orans
nuestros monasterios, podría ser formadora de las profesas tem-
porales la Maestra de novicias.
38. “Se establece que el tiempo razonable entre la fundación y la
erección de un monasterio de clausura sea de quince años como
máximo. Trascurrido ese período de tiempo la Santa Sede, tras
oír a la superiora del monasterio fundador, la Presidenta federal,
el Asistente religioso y el Ordinario competente, debe evaluar si
existe una esperanza fundada de continuar la fundación para
llegar a la erección canónica del monasterio o decretar la cance-
lación del mismo, según la norma del derecho”. Se requiere un
“tiempo razonable” para que la fundación se consolide y reúna
las condiciones necesarias para la autonomía tanto jurídica como
de vida. En el discernimiento para evaluar si se dan estas condi-
ciones intervienen las personas indicadas: la Priora del monaste-
rio fundador, la Presidenta federal, el Asistente eclesiástico y el
Ordinario competente: el Obispo de la diócesis si el monasterio
va a estar confiado a su vigilancia, o el Superior regular si va a
estar asociado jurídicamente a la Orden. Quien decide la erec-
ción canónica es la Santa Sede.
Si, transcurrido el tiempo determinado, que no debe superar los
quince años, hecha la evaluación prescrita, resulta que no existe
una esperanza fundada de que la fundación prospere, la Santa
Sede procederá a suprimir el monasterio.
Lectura guiada Cor orans 135
asegurar una formación permanente o continua más adecuada se
aconseja vivamente la colaboración entre las distintas comuni-
dades monásticas, usando los medios de comunicación apropia-
dos”124. Hoy día hay muchos materiales que se pueden intercam-
biar, discerniendo los que más ayudan a la vida contemplativa.
La Presidenta federal y la Formadora federal (cf. n. 148) pueden
ayudar.
III. Instrumentos de formación permanente
242. ”Con toda seguridad, el primer instrumento de formación
permanente para todos los consagrados, aún más para las con-
templativas, es el cuidado de la vida de oración: liturgias cuida-
das y dignas, según las posibilidades de la comunidad; fidelidad
a los momentos de oración personal, para garantizar ese espacio
donde sea posible entablar una relación íntima con el Señor;
atención a la relación con la Palabra, a través de la lectio perso-
nal y la collatio comunitaria (el compartir en comunidad lo que
es nuestra vocación y vida), cuando sea posible125”.
243. “Cuidado y atención del sacramento de la reconciliación y
de la dirección espiritual, estando atentas en la elección de con-
fesores preparados para sostener y acompañar el camino de una
comunidad de vida contemplativa con discreción, sabiduría y
124
Cfr. VDq 34.
125
Cfr. VDq 24-27.
134 Lectura guiada Cor orans
Tiempos para la formación permanente.
239. “La Superiora mayor promueve la formación permanente de
la comunidad mediante el Capítulo conventual, los días de retiro,
ejercicios espirituales anuales, encuentros para compartir la
Palabra de Dios, revisiones de vida periódicas, recreaciones en
común, jornadas de estudio, diálogo personal con las hermanas y
encuentros fraternos”. Son instrumentos usados hoy día por
muchos institutos y movimientos espirituales, y que la comuni-
dad contemplativa está llamada a usarlos también, sin perder la
sencillez de su vida espiritual.
240. Se reitera lo ya dicho, ahora desde la función de la superiora
y la participación de las hermanas. “Es responsabilidad de la
Superiora mayor y de cada miembro de la comunidad asegurar
que la vida fraterna sea formativa y ayude a cada hermana en su
camino hacia la total configuración con Cristo, fin último de todo
el proceso formativo121, y a manifestar en cada momento de su
vida “la total y gozosa pertenencia a Cristo122”.
241. “Quedando establecido que la sede ordinaria de la forma-
ción permanente es el propio monasterio y que la vida fraterna
debe favorecer el camino formativo de las hermanas123, para
121
Cfr. Vc 65.
122
VDq 13.
123
Cfr. VDq 14.
Lectura guiada Cor orans 31
II. La erección canónica
Requisitos para a erección canónica del monasterio.
39. “Un monasterio de monjas se erige como monasterio sui
iuris por petición de la comunidad del monasterio fundador o por
decisión del Consejo Federal con la licencia de la Santa Sede12,
juntamente con los requisitos que siguen”. La petición de la
erección canónica es, pues, solicitada por la comunidad del
monasterio fundador o por el Conejo federal, si la fundación ha
sido propuesta por la Federación. Los requisitos para la erección
son los siguientes:
a) una comunidad que haya dado buen testimonio de vida frater-
na en común con “la necesaria vitalidad a la hora de vivir y
transmitir el carisma13”, formada por al menos ocho monjas
de votos solemnes, “siempre que la mayoría no sea de avan-
zada edad14”. El proceso realizado desde la fundación debe
haber fructificado en una comunidad de vida verdaderamente
fraterna en común y capaz de testimoniar este valor de la vida
evangélica; debe haber adquirido la necesaria vitalidad, para
transmitir el carisma a quienes se sientan llamadas por el Se-
ñor a este modo de vida; y esté formada por ocho monjas de
12
Cfr. can. 609, §2 CIC.
13
VDq, art. 8, §1.
14
Ibídem.
32 Lectura guiada Cor orans
votos solemnes, aparte las novicias y profesas temporales,
siempre que la mayoría no sea de avanzada edad. El texto pa-
rece indicar que la mayoría es de las monjas de votos solem-
nes.
b) además del número se requieren capacidades especiales en
algunas monjas de la comunidad, que deben ser capaces de
asumir: como superiora, el servicio de la autoridad; como
formadora, la formación inicial de las candidatas; como ecó-
noma, la administración de los bienes del monasterio. Todo
ello para que la autonomía jurídica y de vida sea una realidad;
c) locales adecuados según el estilo de vida de la comunidad,
para garantizar a las monjas la posibilidad de llevar regular-
mente la vida contemplativa según el carácter y el espíritu
propio del Instituto al que pertenecen. Los locales y la estruc-
tura de la casa han de favorecer el desarrollo de la vida con-
templativa en conformidad con la índole y el espíritu propio
de la Orden. La Santa Madre quería que sus monasterios fue-
ran pobres, pero con espacios abiertos a la naturaleza, en los
que las monjas pudieran solazarse y encontrar al Señor y am-
bientes para la intimidad contemplativa y los encuentros co-
munitarios, como la recreación.
d) condiciones económicas que garanticen a la comunidad la
capacidad de proveer por sí misma a las necesidades de la vi-
da cotidiana.
Lectura guiada Cor orans 133
diálogo con las hermanas de la comunidad monástica, y en parti-
cular con la Superiora mayor, así como a través de la dirección
espiritual y los estudios específicos contemplados en las Orien-
taciones para la vida monástica contemplativa (CIVCSVA Potis-
simum institutioni, 2 febrero 1990)”.
238. “Cada comunidad, junto con el proyecto comunitario, está
llamada a elaborar un programa de formación permanente sis-
temático y preciso, que abarque toda la existencia de la perso-
na118. Dicho programa se estructurará teniendo en cuenta las
diversas fases de la vida119 y los distintos servicios realizados por
las monjas, particularmente de las superioras y de las formado-
ras120”. Como elementos para la programación de la formación
permanente, podemos señalar la lectura orante de la Palabra de
Dios, siempre una luz para nuestro camino; la lectura comentada
de las Constituciones en las partes que proponen nuestro carisma
y vida (toda la primera Parte); los escritos de los Santos del
Carmelo, particularmente Teresa de Jesús y Juan de la Cruz y de
buenos comentarios que ayuden a conocer y asimilar su doctrina;
los documentos del Magisterio de la Iglesia, particularmente, los
referentes a la vida consagrada y contemplativa; tratados buenos
y actualizados de espiritualidad que ayuden a la vivencia de la
comunión con Dios.
118
Cfr. Vc 69.
119
Cfr. Vc 70.
120
Cfr. VDq, art. 3, §1; 7, §1.
132 Lectura guiada Cor orans
234. “Lo que caracteriza esta etapa (de la formación permanente
y de la vida) respecto las demás es la ausencia de metas ulterio-
res a breve término, y esto puede causar un impacto a nivel
psicológico: ya no hay nada más para lo cual prepararse, sino
solamente una cotidianidad que se ha de vivir en la entrega
plena de sí al Señor y a la Iglesia”. No sentarse en lo consegui-
do, sino mantenerse siempre en camino para perseverar en esa
entrega plena de sí, contando con la gracia de Dios que sigue
fluyendo siempre mediante la acción del Espíritu Santo.
Más concretamente: “La formación permanente tiene lugar en el
contexto de la vida cotidiana: en la oración y en el trabajo, en el
mundo de las relaciones, especialmente en la vida fraterna en
comunidad, y en la relación con el mundo exterior, según la
vocación contemplativa” (235).
236. “La formación permanente cultiva la capacidad espiritual,
doctrinal y profesional, la actualización y la maduración de la
contemplativa, de tal modo que pueda realizar de forma cada vez
más adecuada su servicio al monasterio, a la Iglesia y al mundo,
según la propia forma de vida y las indicaciones de la Constitu-
ción Apostólica Vultum Dei quaerere para la constante renova-
ción de la vida contemplativa”.
El número siguiente indica algunos medios para mantener vivo
este proceso de maduración. “Cada monja se verá animada a
asumir la responsabilidad del propio crecimiento humano, cris-
tiano y carismático a través del proyecto de vida personal, del
Lectura guiada Cor orans 33
“Estos criterios han de considerarse en su globalidad y en una
visión de conjunto”15. Lo que se busca con todo esto, es que el
monasterio posea efectivamente las condiciones necesarias para
poder obtener la autonomía jurídica y de vida. Puede verse el art.
8,1 de la VDq. Es lo que se reitera en el número siguiente.
40. “Corresponde a la Santa Sede el juicio último de valoración
sobre la presencia de dichos requisitos, después de haber consi-
derado atentamente la petición transmitida por la Superiora
mayor del monasterio fundador o por la Presidenta federal
(según los casos), y haber recogido, por su parte, otras informa-
ciones”. Y se añade en el siguiente número:
41. “No se debe proceder a la erección de un monasterio de
monjas si se prevé prudentemente que no se podrá atender de
manera adecuada a las necesidades de la comunidad16y no se
tiene certeza de la estabilidad del monasterio”.
42. “Teniendo presente el apostolado particular de las comunida-
des contemplativas con el testimonio de su vida consagrada, que
las monjas están llamadas a dar a Cristo y a la Iglesia, y el lugar
eminente que ocupan en el Cuerpo místico de Cristo, las monjas
no pueden ser llamadas a prestar ayuda en los diversos ministe-
rios pastorales ni deben aceptarlos”. Lo que vale también para
los monasterios no íntegramente contemplativos, que puede
15
VDq, art. 8, §1.
16
Cfr. can. 610, §2 CIC.
34 Lectura guiada Cor orans
realizar legítimamente algunas obras pastorales “inherentes” a la
vida contemplativa, pero no otro tipo de actividad pastoral. Se
mantiene justamente esta disposición ya existente en los docu-
mentos de la Iglesia y en el CDC (PC 7; can 674).
Verificación de la autonomía del monasterio
43. “La autonomía de vida, condición constante para mantener la
autonomía jurídica, debe ser constantemente verificada por la
Presidenta federal17, la cual, cuando en un monasterio a su juicio
falta la autonomía de vida, debe informar a la Santa Sede con
vistas al nombramiento de la Comisión ad hoc”18.
Dos cosas se establecen aquí: 1º. Se encomienda a la Presidenta
federal, lo que vale igualmente para la Presidenta de la Asocia-
ción, el encargo y el deber de verificar constantemente la auto-
nomía de vida en los monasterios miembros de la Federación,
que es condición necesaria para que el monasterio mantenga la
autonomía jurídica. 2º. Cuando en un monasterio llega a faltar, a
su juicio, dicha autonomía de vida, “debe informar a la Santa
Sede con vistas al nombramiento de la “Comisión ‘ad hoc’. En el
término de Comisión “ad hoc” se entiende una Comisión debi-
damente constituida para este asunto particular: verificar si la
carencia en el monasterio de la autonomía de vida es real y
adoptar los medios y el acompañamiento oportunos para que la
17
Cfr. VDq, art. 8, §1.
18
Cfr. VDq, art. 8, §2.
Lectura guiada Cor orans 131
estructuras, la elaboración del proyecto de vida comunitaria, la
formación permanente, que es como el humus de cada una de las
etapas de la formación” (Conclusión dispositiva, art. 3,1). En
cuanto a los contenidos que han de integrar el proyecto comuni-
tario, se expresa el Papa: “En la elaboración del proyecto comu-
nitario y fraterno, además de la preparación con esmero de la
celebración eucarística, que cada monasterio prevea tiempos
convenientes de adoración eucarística…” (Ib art. 6,1). “Cada
monasterio prevea en su proyecto comunitario los medios idóne-
os por los que se expresa el compromiso ascético de la vida
monástica, para que sea más profética y creíble” (Ib art. 13). El
proyecto personal ha de ser elaborado por cada hermana con la
ayuda de su formadora o de su director espiritual. Y debe ser
elaborado con realismo teniendo presente sus necesidades perso-
nales y el momento en que se encuentra en el camino espiritual
en conformidad con los dones de la persona y los valores propios
del carisma y espiritualidad del instituto. Por eso el proyecto
personal ha de ir siendo evaluado y actualizado según el progre-
sivo desarrollo de la persona y en conformidad con las diversas
etapas de la vida.
233. “La finalidad de la formación permanente es nutrir y custo-
diar la fidelidad, tanto de cada una de las monjas como de la
comunidad, y llevar a término lo que ya se ha comenzado en la
formación inicial, para que la persona consagrada pueda expresar
plenamente su propio don en la Iglesia, según un carisma especí-
fico”. Es el aspecto profético antes mencionado de la vida reli-
giosa y contemplativa.
130 Lectura guiada Cor orans
231. “Por formación permanente o continua se entiende un
itinerario que dura toda la vida114, tanto personal como comuni-
tario, y “que debe llevar a la configuración con el Señor Jesús y
a la asimilación de sus sentimientos en su total oblación al
Padre115. Es, por lo tanto, un proceso de continua conversión del
corazón, “exigencia intrínseca de la consagración religiosa116”
(como seguimiento de Cristo), y exigencia de fidelidad creativa a
la propia vocación. La formación permanente o continua es el
humus de la formación inicial117”. Las jóvenes que se sienten
llamadas por el Señor a esta forma de vida evangélica con los
matices del carisma teresiano, necesitan verlo encarnado en las
religiosas de su comunidad. De aquí también la necesidad de esa
constante conversión que caracteriza la formación continua.
232. “La formación permanente o continua, en cuanto tal, debe
ser considerada prioritaria tanto en el proyecto de vida comunita-
rio como en el proyecto de vida de cada una de las monjas”. El
proyecto, tanto comunitario como personal, es garantía del cre-
cimiento constante que mantiene la persona y la comunidad
vivas y activas en el camino del Señor. Al proyecto comunitario,
la Constitución Ap. VDq dedica diversos apartados y encarece su
importancia. En el contexto de la formación, dice el Papa: “Cada
monasterio cuide con particular esmero, por medio de oportunas
114
Cfr. can. 661 CIC.
115
VDq 13.
116
Vc 69.
117
Cfr. VDq, art. 3, §1.
Lectura guiada Cor orans 35
comunidad la recupere, si es posible, y si no encaminar el proce-
so para la eventual supresión. Como afirma el Papa, “En todo
caso dicha intervención tenga como fin actuar un proceso de
acompañamiento para re-vitalizar el monasterio, o para encami-
narlo hacia el cierre” (VDq, art. 8,2), si no se llega a superar las
situación del monasterio en cuestión.
A la Presidenta Federal le corresponde informar a la Santa Sede
sobre la situación particular de estos monasterios. Nombrar la
Comisión ”ad hoc” corresponde a la Santa Sede, concretamente a
la CIVCSVA. Más adelante se dice cómo está integrada esta
Comisión y cómo actúa (Ver n. 56 de la Instrucción; también nn.
45. 69).
44. “El monasterio autónomo está guiado por una Superiora
mayor, designada según la norma del derecho propio”. Para
nuestros monasterios la Priora es elegida por el Capítulo conven-
tual a norma de las Constituciones. Ya hemos dicho antes lo que
significa “superiora mayor”. Para entendernos, tiene la categoría
jurídica de los Superiores mayores de los Institutos religiosos
centralizados, los Provinciales en los Institutos centralizados. En
el contexto del presente número, quiere decir que es superiora
mayor mientras el monasterio mantiene la autonomía canónica y
de vida, como se viene a decir en el número siguiente.
Reconocido, como norma general el derecho del monasterio
autónomo a designar su Superiora, que es Superiora mayor, en el
36 Lectura guiada Cor orans
número siguiente de la Instrucción se pone una excepción a este
principio.
45. “Cuando en un monasterio autónomo las profesas de votos
solemnes llegaran a ser cinco, la comunidad de dicho monasterio
pierde el derecho de elegir a su propia superiora. En ese caso la
Presidenta federal tiene que informar a la Santa Sede con vistas
al nombramiento de la Comisión ad hoc19; y quien tiene el dere-
cho de presidir el capítulo electivo (el Obispo o el Ordinario
religioso según los casos), previa autorización de la Santa Sede,
procederá a nombrar una superiora administradora, después de
oír a cada uno de los miembros de la comunidad”.
Tres cosas se dicen aquí para los casos de comunidades excesi-
vamente reducidas (apenas cinco profesas de votos perpetuos):
1) que el monasterio pierde el derecho a elegir su propia superio-
ra; 2) que la Presidenta tiene el deber de in formar a la Santa
Sede en vistas al posible nombramiento de la Comisión ad hoc;
3) que el Obispo diocesano, o el Ordinario religioso según los
casos, nombra una superiora administradora, previa autoriza-
ción de la Santa Sede. La Superiora administradora sería para
llevar adelante la marcha de la comunidad mientras la Santa
Sede no decida otra cosa. Las cláusulas del texto muestran que
también estas disposiciones, que podemos decir limitativas de la
autonomía del monasterio y que nos pueden parecer duras, tienen
su razón y su equilibrio. El Obispo o el Superior mayor no puede
19
Cfr. VDq, art. 8, §2.
Lectura guiada Cor orans 129
formadoras, que en su misión principal “mostrarán la belleza del
seguimiento del Señor y el valor del carisma en que éste se
concretiza112”. No basta advertir de los peligros y corregir los
defectos, por necesario que eso sea. Hay que ayudar a cada
persona llamada a conocer la belleza y el valor del seguimiento
de Cristo, como modo de vida digno de la opción de la joven
llamada a seguirlo. Por eso,
230. “Es responsabilidad de cada monasterio y de la Federación
poner especial atención en la elección de las formadoras y pro-
mover su formación113”. Tanto el propio monasterio como la
Federación son responsables de promover la formación de las
formadoras. Una responsabilidad asumida en primer lugar por el
monasterio; pero la Federación es también llamada a promover la
formación con los medios de que dispone, también con la cola-
boración de los otros monasterios.
II. La formación permanente
Se comienza por la formación permanente y se expone con
abundancia, porque una comunidad que se forma constantemente
y no cesa de crecer en fidelidad a su vocación es, como se dice
más adelante, el “humus”, la tierra buena, para quienes están en
la formación inicial y necesitan ver encarnado en la comunidad
lo que responde a su propio llamado.
112
Vc 66.
113
Cfr. VDq, art. 3, §3.
128 Lectura guiada Cor orans
Protagonistas de la formación
227. “Bajo la acción del Espíritu Santo, tanto las candidatas
como las monjas son las protagonistas principales de la propia
formación y las responsables de asumir e interiorizar todos los
valores de la vida monástica”. El Espíritu del Señor es el actor
principal y el más eficaz de la formación; pero cada religiosa es,
bajo su inspiración y acción, protagonista principal de su forma-
ción, ayudada por las formadoras y por la comunidad. Aunque la
ayuda de las formadoras y de la comunidad sea excelente, si la
persona no se empeña a fondo en formarse como religiosa y
contemplativa, dicha ayuda no cundirá en la persona; de aquí el
protagonismo de ésta en su formación. Si bien la persona por sí
sola, sin dejarse ayudar por quienes tienen esa misión, es difícil,
si no imposible, que adquiera el conocimiento de sí misma y de
los valores espirituales y carismáticos que está a la base de la
formación a la vida monástica.
228. “Por tal motivo, el proceso formativo debe prestar atención
al carácter (índole, modo de ser y actuar) único (propio) de cada
hermana y al misterio que lleva en sí, como también a sus dones
particulares, para favorecer su crecimiento mediante el conoci-
miento de sí y la búsqueda de la voluntad de Dios”.
229. “En la formación inicial tiene particular importancia la
figura de la formadora. En efecto, si bien “Dios Padre es el
formador por excelencia”, sin embargo “en esta obra Él se sirve
de las mediaciones humanas”, entre las cuales se encuentran las
Lectura guiada Cor orans 37
proceder a nombrar la superiora administradora sin un doble
requisito: la autorización de la Santa Sede y la escucha de cada
uno de los miembros de la comunidad interesada.
Capacidad administrativa del monasterio
46. “El monasterio autónomo tiene la capacidad de adquirir,
poseer, administrar y enajenar bienes temporales, según la norma
del derecho universal y propio20”. Es una norma del derecho
común (Cf can 634,1).
47. “Los bienes del monasterio autónomo son administrados por
una monja de votos solemnes, con el encargo de Ecónoma, cons-
tituida según la norma del derecho propio y distinta de la Supe-
riora mayor del monasterio”21. Según las Constituciones, la
Ecónoma es nombrada por la Priora tras haber escuchado el
parecer del Consejo.
48. “La comunidad del monasterio considera los bienes que
posee como dones recibidos de Dios, por medio de los bien-
hechores y del trabajo de la comunidad, como medios necesarios
y útiles para alcanzar los fines propios del Instituto al que perte-
nece, respetando siempre las exigencias de la profesión del
Consejo evangélico de pobreza mediante voto público”.
20
Cfr. can. 634, §1 CIC.
21
Cfr. can. 636 CIC.
38 Lectura guiada Cor orans
49. “Son actos de administración extraordinaria aquellos que
superan las exigencias habituales para el mantenimiento y el
trabajo de la comunidad y para el mantenimiento ordinario de los
edificios del monasterio”.
50. “En el ámbito de la administración ordinaria, hacen compras
y realizan actos de administración válidamente la Superiora
mayor y la Ecónoma del monasterio, en los límites de su cargo”.
Pueden verse los números 250-251 de las Constituciones de las
Carmelitas Descalzas, que ilustran bien el sentido y contenido de
la administración ordinaria y extraordinaria y que siguen siendo
un punto de referencia.
51. “Para los gastos y los actos de administración extraordinaria
es necesaria la autorización del Consejo del monasterio y del
capítulo conventual según el valor de la suma, que se ha de
determinar en el derecho propio”. En el derecho propio, que será
necesario establecer para la adecuada aplicación de la Presente
Instrucción, habrá que determinar el valor de la suma de la que
se puede disponer con la autorización del Consejo y para qué
cantidad es necesario en consentimiento del Capítulo conventual.
Es algo que ya estaba previsto en las Constituciones, que se
expresaban así: “Para la administración extraordinaria se con-
siente el consentimiento del Capítulo del monasterio, exceptuado
cuando las normas particulares puedan conceder a la Priora con
su Consejo” (n. 252). Para los monasterios asociados a la juris-
dicción de la Orden, el Definitorio establecía una tabla de com-
petencias, que actualizaba según el valor adquisitivo de la mone-
Lectura guiada Cor orans 127
El número siguiente sigue calificando la formación con lenguaje
evangélico, como conversión.
224. “La formación, en cuanto proceso continuo de crecimiento
y de conversión que abarca a toda la persona, debe favorecer el
desarrollo de la dimensión humana, cristiana y monástica de las
candidatas y de las monjas, viviendo radicalmente el Evangelio,
de modo tal que la propia vida llegue a ser profecía”; un testimo-
nio vivo de él.
Cualidades de la formación
225. “La formación en la vida monástica contemplativa debe ser
integral, es decir, debe tener en cuenta a la persona en su totali-
dad para que desarrolle armónicamente las propias cualidades
psíquicas, morales, afectivas e intelectuales, y se integre activa-
mente en la vida comunitaria. Ninguna de estas dimensiones de
la persona debe ser excluida del ámbito de la formación tanto
inicial como permanente o continua”.
226. “La formación monástica contemplativa debe ser orgánica,
gradual y coherente en sus diversas etapas, dado que está llama-
da a promover el desarrollo de la persona de forma armónica y
progresiva, respetando plenamente la singularidad de cada una”.
No vale la formación en serie, sino más bien personificada; lo
que requiere un verdadero acompañamiento de cada persona.
126 Lectura guiada Cor orans
Cristo. Esto es precisamente lo que especifica más la índole de
este proceso formativo.
222. “Incluso siendo importante adquirir conocimientos, la for-
mación en la vida consagrada, y especialmente en la vida monás-
tica contemplativa, consiste sobre todo en la identificación con
Cristo. Se trata, en efecto, de “un itinerario de progresiva asi-
milación de los sentimientos de Cristo hacia el Padre109”, hasta
llegar a decir con san Pablo: “Para mí la vida es Cristo110”. No
se trata, pues, de saber mucho, sino de conocer y asimilar lo
necesario para identificarse con Cristo, Camino, Verdad y Vida.
Y la contemplativa especialmente para vivir la comunión con el
Cristo que ora y da su vida por todos. Por eso,
223. “Tanto las candidatas como las monjas tienen que tener
presente que en el proceso formativo no se trata tanto de adquirir
nociones, sino de “conocer el amor de Cristo, que excede a todo
conocimiento111”. Todo esto hace que el proceso formativo dure
toda la vida y cada monja se considere siempre en formación”.
El misterio de Cristo, dice S. Juan de la Cruz, es una mina de
tesoros que no se agota nunca. Su comprensión y asimilación
dura toda la vida y más. Como la vida de la Iglesia, llegará a su
plenitud con la participación en el triunfo glorioso de Cristo.
109
Vc 65.
110
Fil 1,21.
111
Ef 3,19.
Lectura guiada Cor orans 39
da en las diversas regiones. Para los otros monasterios se expe-
rimentaba bajo este aspecto un vacío de este derecho propio.
52. “Derogado el can. 638, §4 CIC, para la validez de una enaje-
nación y de cualquier otro negocio a partir del cual la situación
patrimonial del monasterio podría sufrir un daño, se pide, según
el valor de la venta y del negocio, la autorización escrita de la
Superiora mayor con el consentimiento del Consejo o del capítu-
lo conventual y el parecer de la Presidenta federal22”.
Queda derogado el can 638,4 que para las enajenaciones (ventas,
hipotecas, alquileres, otras servidumbres de los bienes) requería
el consentimiento del Obispo. Ahora es suficiente la autorización
escrita de la Superiora mayor (la priora) con el consentimiento
del Consejo o del Capítulo conventual según las Constituciones
y el parecer de la Presidenta Federal. Para las Carmelitas Descal-
zas era necesario el consentimiento del Capítulo (Const. 253);
pero la norma puede ser revisada como decíamos en el comenta-
rio al n. 51.
53. “Si se trata de un negocio o venta cuyo valor supera la suma
fijada por la Santa Sede para cada región, o bien de donaciones
ofrecidas por voto a la Iglesia o de cosas preciosas por su valor
histórico y artístico, se requiere, además, la licencia de la Santa
Sede”. Esta suma, más allá de la cual es necesario recurrir a la S.
22
Derogación aprobada de forma específica por el Santo
Padre.
40 Lectura guiada Cor orans
Sede, la establece y actualiza para cada región la misma S. Sede
escuchando el parecer de la Conferencia Episcopal de cada
región.
III. La afiliación
La afiliación, se propone aquí algunos como un medio de ayuda
a monasterios que se encuentran en situación solo aparente de
autonomía, pero en una condición de vida precaria. La afiliación
era conocida en los monasterios de la tradición monástica, parti-
cularmente en los que se rigen como Congregación monástica
unidos entre sí bajo un Superior mayor Se propone aquí como
modo posible de ayuda a los monasterios autónomos que se
encuentran en situación particular.
54. “La afiliación es una forma especial de ayuda que la Santa
Sede establece en situaciones particulares a favor de la comuni-
dad de un monasterio sui iuris que presenta una autonomía sólo
aparente, pero en realidad muy precaria o, de hecho, inexistente”.
55. “La afiliación se configura como una ayuda de carácter
jurídico que debe evaluar si la incapacidad para gestionar la vida
del monasterio autónomo en todas sus dimensiones es sólo tem-
poral o más bien irreversible, ayudando a la comunidad del
monasterio afiliado a superar las dificultades o a disponer lo que
sea necesario para suprimir el monasterio”.
Lectura guiada Cor orans 125
dado que la hermana se encuentra aún en proceso de formación
inicial, no posee la plenitud de los derechos; está centrada en la
tarea tan importante de formar su persona y madurar su opción
por Cristo antes de asumir la responsabilidad de guiar a los
demás y participar directamente en el gobierno de la comunidad.
Es lo que de alguna manera se dice en el número siguiente.
220. “Las candidatas se preparan para la profesión solemne
pasando por las distintas etapas de la vida monástica; durante
las mismas reciben una formación adecuada, y, aunque de distin-
tos modos, forman parte de la comunidad del monasterio”. Lue-
go se dirá cuáles son estas etapas de la formación inicial, que
acaba con la profesión solemne.
I. Principios generales
La formación para la vida contemplativa se específica por el
objetivo y la meta de este género de vida: la unión íntima con
Dios. Lo expresa así el n. 221 de la Instrucción.
“La formación para la vida monástica contemplativa se basa en
el encuentro personal con el Señor”. En el origen de esta forma
de vida está la iniciativa de Dios que llama; por eso el proceso
formativo “Inicia con la llamada de Dios y la decisión de cada
una de seguir, según el propio carisma, las huellas de Cristo,
como discípula suya, bajo la acción del Espíritu Santo”. La
llamada de Dios exige una respuesta que comprometa toda la
vida. Y este compromiso para el religioso es el seguimiento de
124 Lectura guiada Cor orans
CAPÍTULO CUARTO
LA FORMACIÓN
Otro tema de grande calado en la vida consagrada en general y
en la vida contemplativa en particular: la formación. Decía bien
el Concilio Vaticano II que “La renovación adecuada de los
institutos depende, sobre todo, de la formación de sus miembros”
(PC 18). Y lo que pretendía efectivamente el Concilio, era reno-
var la vida religiosa para que cumpla con más verdad y eficacia
su compromiso de consagración en el seguimiento de Cristo y su
misión en la Iglesia. Aquí, lo que se pretende, es que la vida
contemplativa viva con más verdad su vocación y misión en la
Iglesia.
Se comienza con un número de índole canónica, que quiere hacer
presente que para vivir en plenitud la vida religiosa y contempla-
tiva, es necesario llevar bien su proceso formativo.
219. “La monja pasa a ser, con pleno derecho, miembro de la
comunidad del monasterio sui iuris y partícipe de sus bienes
espirituales y temporales con la profesión de los votos solemnes,
respuesta libre y definitiva a la llamada del Espíritu Santo”. Con
la profesión solemne se concluye el proceso de la formación
inicial, y con ello la monja pasa a ser miembro de la comunidad
del monasterio en plenitud de derechos y obligaciones; pero ya
con la profesión temporal, la religiosa es reconocida monja en el
sentido canónico propio de este término (cf CO 1), con los dere-
chos fundamentales que provienen de la profesión; no obstante,
Lectura guiada Cor orans 41
Se entiende que la evaluación, también en este caso, la inicia
normalmente la Presidenta federal según la función que le atri-
buye el n. 43; pero el último juicio sobre la evaluación corres-
ponde a la Santa Sede (40). La cual podrá hacer intervenir, si lo
cree oportuno, la “Comisión ad hoc”. De aquí que se insiera en
este contexto de la afiliación el número siguiente.
56. “A la Santa Sede, en estos casos, le corresponde estudiar la
posibilidad de constituir una comisión ad hoc formada por el
Ordinario, la Presidenta de la Federación, el Asistente Federal y
la Superiora mayor del monasterio23”. Se precisan aquí quiénes
integran la comisión “ad hoc”, para estos casos: no sólo para el
caso aquí contemplado de la afiliación de un monasterio a otro;
sino también para la evaluación de otros casos que requieran
otros modos de intervención.
57. “Con la afiliación, la Santa Sede suspende el status de mo-
nasterio autónomo, haciéndolo donec aliter provideatur (hasta
nueva disposición) casa dependiente de otro monasterio autóno-
mo del mismo Instituto o de la Federación, según lo establecido
en la presente Instrucción y en otras posibles disposiciones a este
respecto dadas por la misma Santa Sede”. Se expresa aquí y en
los números siguientes lo que implica bajo el aspecto jurídico la
“afiliación”:
23
VDq, art. 8, §2.
42 Lectura guiada Cor orans Lectura guiada Cor orans 123

1) se suspende el status, la condición de monasterio autónomo 217. “La Superiora mayor del monasterio puede permitir las
hasta que la misma Santa Sede disponga otra cosa; salidas de la clausura constitucional por causa justa, teniendo en
2) en consecuencia, el monasterio afiliado asume la forma de cuenta las indicaciones dadas por la presente Instrucción”.
casa dependiente de otro monasterio autónomo del mismo
218. “La Superiora mayor del monasterio con clausura constitu-
Instituto o de la Federación o Asociación. Lo que se aplica
cional nombra monjas para el servicio de la portería y de la
también a otras intervenciones de la Santa Sede.
hospedería, y autoriza a algunas monjas para trabajar en las obras
3) La Superiora mayor del monasterio autónomo afiliante o la
o en los talleres del monasterio ubicados fuera del ámbito de la
Presidenta federal (según disponga la S. Sede) se convierte en
clausura, determinando el tiempo de su permanencia fuera de la
la Superiora mayor del monasterio afiliado (58).
misma”.
4) La superiora local del monasterio afiliado es una monja de
votos solemnes, nombrada ad nutum (mientras no se disponga
otra cosa) por la Superiora mayor del monasterio autónomo o
bien por la Presidenta federal24, con el consentimiento del
respectivo Consejo, después de oír el parecer de las monjas de
la comunidad del monasterio afiliado. Dicha superiora local
se convierte en representante legal del monasterio afiliado
(59). La representante legal asume ante la autoridad civil la
representación del monasterio también para los actos jurídicos
en el fuero civil.
5) El monasterio afiliado puede acoger candidatas, pero el novi-
ciado y la formación inicial se deben realizar en el monasterio
afiliante o en otro monasterio establecido por la Federación
(60).
6) Las candidatas del monasterio afiliado son admitidas al novi-
ciado, las novicias a la profesión temporal y las profesas tem-
porales a la profesión solemne por la Superiora mayor del

24
Cfr. VDq, art. 8, §3.
122 Lectura guiada Cor orans
213. “En virtud de la ley de la clausura constitucional, las mon-
jas, las novicias y las postulantes han de vivir dentro de la clau-
sura del monasterio, y no les es lícito salir de ella, salvo en los
casos contemplados por el derecho, ni está permitido a nadie
entrar en el ámbito de la clausura del monasterio fuera de los
casos previstos y sin el permiso de la superiora”.
214. “La participación de los fieles en las celebraciones litúrgi-
cas en la iglesia o en el oratorio del monasterio, o bien en la
lectio divina en otro lugar adecuado del monasterio, permite la
salida de las monjas de la clausura constitucional permaneciendo
en el ámbito del mismo monasterio, mientras que permanece
prohibida la entrada de los fieles en la parte de la casa sujeta a
dicho tipo de clausura”.
215. “Cada una de las monjas es corresponsable de ello y debe
contribuir, con gran estima por el silencio y la soledad, para que
el régimen exterior de la clausura constitucional conserve ese
valor interior fundamental, a través del cual la clausura es fuente
de vida espiritual y testimonio de la presencia de Dios”.
216. “Pueden entrar en el ámbito de la clausura constitucional,
con el consentimiento de la Superiora mayor del monasterio:
a) las personas necesarias para el servicio de la comunidad desde
un punto de vista espiritual, formativo y material;
b) las monjas de otras comunidades, que estén de paso o sean
huéspedes en el monasterio;
c) las jóvenes en búsqueda vocacional”.
Lectura guiada Cor orans 43
monasterio afiliante, tras oír a la comunidad del monasterio
afiliado y obtener el voto favorable del capítulo conventual
del monasterio afiliante, o bien por la Presidenta federal con
el consentimiento de su Consejo (61), según de disponga.
7) La profesión se emitirá para el monasterio afiliado (62).
8) Durante el tiempo de la afiliación, la economía de los dos
monasterios se administra por separado (63). Cada uno de los
dos monasterios por su parte.
9) En el monasterio afiliado se suspende la celebración de los
capítulos conventuales, pero permanece la posibilidad de
convocar capítulos locales (64) para tratar los asuntos de la
comunidad, quedando en firme la dependencia del monasterio
afiliante en los términos aquí determinados.
Si el monasterio afiliado, con la ayuda del monasterio afiliante,
llegara a recuperar la autonomía viva, la Santa Sede podría
hacerle recuperar la condición de monasterio autónomo. De lo
contrario la misma S. Sede proveería con la forma apropiada.
IV. El traslado
El traslado aquí previsto no presupone que el monasterio se
encuentre en situación precaria de autonomía de vida, sino que
haya causas justas para realizarlo.
65. “Por traslado se entiende el desplazamiento de una comuni-
dad monástica de su propia sede a otra por una causa justa, sin
modificar el status jurídico del monasterio, la composición de la
44 Lectura guiada Cor orans
comunidad y las responsables de los diversos cargos”. Se trata
del traslado de la sede de monasterio por causa justa a otro lugar
conveniente, manteniendo el monasterio la condición jurídica
que tenía, permaneciendo las responsables en sus cargos hasta
que se cumpla el período para el que fueron constituidas.
Requisitos para realizar el traslado. Es necesario (66):
- obtener la decisión del capítulo conventual del monasterio
tomada por mayoría de los dos tercios de los votos;
- avisar con tiempo suficiente al Obispo en cuya diócesis está
establecido el monasterio que se deja. No es necesario su con-
sentimiento, sino avisarle con tiempo de la decisión de la co-
munidad;
- obtener el previo consentimiento escrito del Obispo de la dió-
cesis donde se traslada la comunidad de monjas;
- presentar la petición de traslado a la Santa Sede, comprome-
tiéndose a trasladar los bienes de propiedad de la comunidad
del monasterio observando las normas canónicas y civiles co-
rrespondientes. Es, pues, en definitiva, la Santa Sede, quien en
definitiva acepta el traslado del monasterio.
V. La supresión
Es la actuación más dolorosa, que sólo puede realizar la Santa
Sede. Y lo hace cuando, a pesar del proceso descrito de acompa-
ñamiento y de ayuda, la falta de autonomía de vida del monaste-
rio resulta irreversible.
Lectura guiada Cor orans 121
209. “Antes de Vita Consecrata esa expresión se usaba para
definir la clausura de los monjes106, más rigurosa que la clausura
común a todos los religiosos107, pero menos rígida que la clausu-
ra papal y comparable, bajo ciertos aspectos, con la clausura
constitucional de las monjas”.
210. “Para los monasterios de monjas contemplativas, la clausura
monástica, aun conservando el carácter de una disciplina más
estricta respecto a la clausura común, permite asociar a la fun-
ción primaria del culto divino formas más amplias de acogida y
de hospitalidad”108.
211. “La clausura monástica, por el hecho de estar presente en
las Constituciones o en otro código del derecho propio, es una
expresión peculiar de la clausura constitucional”.
VII. Normativa sobre la clausura constitucional
212. “Compete a la Superiora mayor del monasterio, con el
consentimiento de su Consejo, determinar claramente por escrito
el ámbito de la clausura constitucional, delimitarlo y modificarlo
por una causa justa”.
106
Cfr. can. 667, §2 CIC.
107
Cfr. can. 667, §1 CIC.
108
Cfr. VDq 31.
120 Lectura guiada Cor orans
plativa asociando «legítimamente a su cargo alguna obra de
apostolado o de caridad cristiana»103.
206. “Con el nombre de clausura constitucional se considera el
espacio monástico separado del exterior que, como mínimo, debe
comprender la parte del monasterio, de la huerta y del jardín,
reservados exclusivamente a las monjas, en la cual sólo en caso
de necesidad puede ser admitida la presencia de extraños. Debe
ser un espacio de silencio y de recogimiento, donde pueda reali-
zarse la búsqueda permanente del rostro de Dios, según el caris-
ma del Instituto, considerando las obras de apostolado o de
caridad realizadas por las monjas”.
207. “Este tipo de clausura, “adaptada a su carácter propio y
determinada en las Constituciones104” (121), es autorizada por la
Sede Apostólica, que aprueba las Constituciones u otro código
del derecho propio del Instituto”.
B. Clausura monástica
208 “A las expresiones clausura papal y clausura constitucio-
nal, presentes en el Código de Derecho Canónico, San Juan
Pablo II en la exhortación apostólica postsinodal Vita Consecra-
ta105 había añadido una tercera: la clausura monástica”.
103
Cfr. Pc 9.
104
Cfr. can. 667, §3 CIC.
105
Vc 59.
Lectura guiada Cor orans 45
67. “La afiliación puede ser ocasión de recuperación y de resur-
gimiento cuando la autonomía de vida está parcialmente debili-
tada. Si la situación de incapacidad se presenta irreversible, la
solución, dolorosa pero necesaria, es la supresión del monaste-
rio”. Lo de “solución dolorosa” en el texto de la Instrucción, no
es algo meramente formal, sino que expresa el dolor de la Iglesia
cuando se ve precisada a suprimir una presencia contemplativa
que expresa de modo del todo especial el rostro de la misma
Iglesia, Esposa. El número siguiente de la Instrucción explica la
razón de esta decisión dolorosa.
69. “Un monasterio de monjas que no logra expresar, según la
índole contemplativa y las finalidades del Instituto, el especial
testimonio público a Cristo y a la Iglesia Su Esposa, se debe
suprimir, teniendo presente la utilidad de la Iglesia y del Instituto
al cual pertenece el monasterio”. Se busca la utilidad de la Igle-
sia y del Instituto, como cuando el Viñador poda la vid para que
produzca más fruto. Un monasterio de vida contemplativa no
vive aislado, sino que forma parte de un cuerpo vivo, destinado a
dar fruto y fruto abundante para el bien de la Iglesia y del mun-
do. Por eso, tanto para fundar un nuevo monasterio, como para
suprimirlo, hay que tener presente la utilidad y el bien de la
Iglesia y del respectivo instituto.
Los números siguientes expresan los criterios de discernimien-
to seguidos por la Iglesia en este proceso que precede la deter-
minación de la supresión, que generalmente se hace a través de
la comisión ad hoc (69).
46 Lectura guiada Cor orans
70. “Entre los criterios que pueden contribuir a determinar un
juicio respecto a la supresión de un monasterio, después de haber
analizado todas las circunstancias, deben considerarse, en su
conjunto, los siguientes: el número de monjas (que ha de ser
suficiente para que el monasterio mantenga su necesaria vitali-
dad), la edad avanzada de la mayor parte de los miembros (que
también incide en la calidad de la vivencia del grupo), la capaci-
dad real de gobierno y de formación (por falta de personal prepa-
rado y calificado para cumplir su misión), la falta de candidatas
desde hace varios años, la ausencia de la vitalidad necesaria al
vivir y transmitir el carisma en una fidelidad dinámica”25 (como
ya tenía presente el Papa Juan Pablo II en el texto citado de Vita
consecrata).
71. “Un monasterio de monjas es suprimido únicamente por la
Santa Sede con el PARECER del obispo diocesano26 (no es
necesario el consentimiento) y, si se considera oportuno (para la
misma S. Sede), oído el parecer de la Presidenta federal, del
Asistente religioso y del Ordinario religioso, si el monasterio
está asociado según la norma del can. 614 CIC”. Este escuchar el
parecer de estas personas no es para la S. Sede preceptivo, sino
opcional.
25
Cfr. VDq, art. 8, §1; Juan Pablo II, Vita consecrata.
Exhortación apostólica postsinodal sobre la vida
consagrada (= Vc) Roma, 25 marzo 1996, 36-37.
26
Cfr. can. 616, §1 e §4 CIC.
Lectura guiada Cor orans 119
VI. La clausura definida en las Constituciones
Aquí se trata de la clausura llamada constitucional, normada por
las Constituciones, distinta de la clausura papal propia de los
institutos íntegramente contemplativos y que se rige por las
normas específicas de la Santa Sede. Dado que las Constitucio-
nes de las Carmelitas Descalzas, siguiendo la tradición teresiana,
optan por esta vida íntegramente contemplativa, no nos detene-
mos en este momento a comentar esta sección. Transcribimos,
sin embargo, los números correspondientes de la Instrucción. Si
bien tanto la Constitución Ap. Vultum Dei quaerere. Como la
Instrucción Cor orans, prevén la posibilidad de que los monaste-
rios pedir a la Santa Sede otra forma de clausura de la vigente
(VDq, Conclusión dispositiva art. 10; CO 172).
204. “Los monasterios que asocian a la vida contemplativa algu-
na actividad en favor del pueblo de Dios o practican formas más
amplias de hospitalidad de acuerdo con la tradición del propio
Instituto, definen su clausura en las Constituciones o en otro
código del derecho propio”.
A. Clausura constitucional
205. “La clausura constitucional, que ha sustituido en el Código
de Derecho Canónico a la clausura papal menor de Pío XII, es un
tipo de clausura dirigido a monjas que profesan la vida contem-
118 Lectura guiada Cor orans
202. “La entrada en la clausura papal está permitida, salvo indul-
tos particulares de la Santa Sede, a los Cardenales, los cuales
pueden llevar consigo algún acompañante, a los Nuncios y a los
Delegados Apostólicos en los lugares sujetos a su jurisdicción, a
los Visitadores durante la Visita canónica, al Obispo diocesa-
no102, al Ordinario religioso competente y a otras personas auto-
rizadas por la Superiora mayor por causa justa”. Aparte los casos
particulares indicados en este número, la entrada de otras perso-
nas es autorizada por la Priora por causa justa. No se necesita la
intervención del Obispo, aunque a él le corresponde vigilar para
que no haya abusos.
203. “Además, se permite la entrada en la clausura papal previo
permiso de la Superiora:
- al presbítero para administrar los Sacramentos a las enfermas,
para asistir a las que padecen largas o graves enfermedades,
para celebrar alguna vez para ellas la Santa Misa, para las pro-
cesiones litúrgicas y los funerales;
- a quienes por su trabajo o competencias son necesarios para
atender la salud de las monjas, para la formación y para proveer
a las necesidades del monasterio; (la novedad en la norma es la
posibilidad de entrar por motivo de la formación, para dar, cur-
sos, lecciones, charlas etc.).
- a las aspirantes y a las monjas de paso, también de otros Institu-
tos de vida contemplativa.
102
Cfr. can. 667 §4 CIC.
Lectura guiada Cor orans 47
72. “Los bienes del monasterio suprimido, respetando la volun-
tad de los fundadores y de los donantes, se trasladan con las
monjas que aún quedan y se distribuyen, de forma proporcional,
en los monasterios que las acogen, salvo otra indicación de la
Santa Sede27 que puede disponer, en cada caso, la parte de los
bienes destinados a la caridad, a la Iglesia particular donde está
el monasterio, a la Federación y al “Fondo para las monjas”
(72). Es a la S. Sede, a la que corresponde disponer estas dona-
ciones, si lo cree conveniente.
73. “En caso de supresión de un monasterio totalmente extingui-
do, cuando ya no quedan monjas, salvo otra disposición de la
Santa Sede28, la asignación de los bienes del monasterio supri-
mido, respetando las normas canónicas y civiles, va a la persona
jurídica superior respectiva, es decir a la Federación de monaste-
rios o a otra estructura de comunión entre los monasterios similar
a la misma, o bien a la Congregación monástica femenina” cuan-
do el monasterio formaba parte de ella.
VI. Vigilancia eclesial sobre el monasterio
Es otro tema que afecta la vida del monasterio. El mismo sistema
de gobierno como monasterios autónomos hace que éstos no
estén supeditados a una estructura superior al mismo monasterio
si no es la Santa Sede, contrariamente a los Institutos centraliza-
27
Cfr. can. 616, §2 CIC.
28
Cfr. can. 616, §2 CIC.
48 Lectura guiada Cor orans
dos. De ahí nace la necesidad de una autoridad eclesiástica que
“vigile” y cuide la buena marcha de estos monasterios. El térmi-
no “vigile” puede sonar poco grato; pero jurídicamente no lo es.
Quiere decir que la función de la autoridad eclesiástica en el
monasterio no es propiamente de gobierno, sino de supervisión y
ayuda en beneficio del mismo monasterio. Esta autoridad ecle-
siástica puede ser el Obispo diocesano, cuando el monasterio
está confiado a su vigilancia a norma del derecho (can 615), o el
Superior regular del Instituto religioso masculino, si el monaste-
rio está asociado jurídicamente a él (can 614). El actuar del
Obispo o del Superior regular debe contenerse en el marco esta-
blecido en el derecho común o en las Constituciones. Es lo que
explica la Instrucción en los números que siguen.
74. “En cada estructura de comunión o de gobierno en las que
pueden configurarse los monasterios femeninos se les garantiza
la necesaria y justa vigilancia, ejercida principalmente - pero no
exclusivamente - mediante la visita regular de una autoridad
externa a los monasterios mismos”. “No exclusivamente”, por-
que el derecho atribuye a la autoridad eclesiástica dicha otras
funciones, además de la visita.
75. De acuerdo con la norma del derecho universal y propio, el
servicio de la vigilancia corresponde:
1. a la Presidenta de la Congregación monástica femenina en
relación a las comunidades de los monasterios congregados; se
trata de monasterios con una estructura centralizada, con una
Lectura guiada Cor orans 117
200. “La salida de la clausura papal, salvo indultos particulares
de la Santa Sede o en caso de peligro, es autorizada por la Supe-
riora mayor en los casos ordinarios, referidos a la salud de las
monjas, la asistencia a las monjas enfermas, la participación en
cursos o reuniones de formación inicial y permanente organiza-
dos por la Federación o por otro monasterio, el ejercicio de los
derechos civiles y aquellas necesidades del monasterio que no
pueden ser atendidas de otro modo”. A la norma ya existente en
la Instrucción anterior se ha añadido lo referente a las salidas
para la participación en los cursos o reuniones de formación
organizados por la Federación o por otro monasterio, clarifican-
do así la práctica ya existente y teniendo presentes las nuevas
orientaciones sobre la formación. Una fórmula bastante amplia,
con las que se superan dudas y reticencias antes existentes.
201. “Para enviar novicias o profesas de votos temporales, cuan-
do fuese necesario, a realizar parte de la formación en otro mo-
nasterio del Instituto, así como para hacer traslados temporales o
definitivos a otros monasterios del mismo Instituto, la Superiora
mayor expresa su consentimiento, con la intervención del Conse-
jo o del Capítulo conventual según la norma de las Constitucio-
nes o de otro código del derecho propio”. Para las Carmelitas se
requiere el consentimiento del Capítulo (Const. 177,b). También
aquí se extiende a la Superiora mayor del monasterio lo que para
el noviciado concedía el CIC al Superior mayor de los religiosos
(cf can 647,3).
116 Lectura guiada Cor orans
196. Se reitera lo ya dicho antes, pero ahora en el contexto de la
clausura papal. “Corresponde a la Superiora mayor del monaste-
rio la custodia directa de la clausura, garantizar las condiciones
concretas de la separación del mundo y promover, dentro del
monasterio, el amor al silencio, al recogimiento y a la oración”.
197. “Corresponde a la Superiora mayor expresar su juicio sobre
la conveniencia de las entradas y salidas de la clausura papal,
valorando con prudente discreción la necesidad, a la luz de la
vocación integralmente contemplativa, según lo establecido por
las Constituciones o por otro texto del derecho propio y dispues-
to por la presente Instrucción”. En el n. 200 de esta Instrucción
se delimita el marco en el que la Superiora mayor puede ejercer
la facultad de permitir la salida de la clausura.
198. “Corresponde a la Superiora mayor del monasterio con
clausura papal nombrar a una monja profesa de votos solemnes
para el servicio de la portería y, si el derecho propio no contem-
pla la presencia de Hermanas externas, permitir a una Hermana
que realice los servicios propios de las Hermanas externas por un
período limitado de tiempo”. “Por un período limitado de tiem-
po”, para que la designada no pierda este valor de la vida ínte-
gramente contemplativa.
199. “Toda la comunidad tiene la obligación moral de tutelar,
promover y observar la clausura papal, de manera que no preva-
lezcan motivaciones secundarias o subjetivas sobre el fin que se
propone este tipo de separación”.
Lectura guiada Cor orans 49
Superiora mayor para los monasterios que integran la Congre-
gación y con el Capítulo general;
2. al superior mayor del Instituto masculino al que se han asocia-
do, que es denominado Ordinario religioso o regular, en rela-
ción a la comunidad del monasterio femenino asociado jurídi-
camente al respectivo instituto, según la norma del derecho29;
3. al obispo diocesano con respecto a las comunidades de los
monasterios presentes en su Iglesia particular y confiados a su
peculiar vigilancia de acuerdo con la norma del derecho30.
76. “Cada monasterio femenino está confiado a la vigilancia de
una sola autoridad, ya que no está presente en el Código de
Derecho Canónico el régimen de la "doble dependencia", si-
multánea y cumulativa, es decir del obispo y del superior regular,
presente en varios cánones del Código de Derecho Canónico de
1917”, el derecho anterior que, para algunos asuntos, requería la
autorización del Ordinario religioso y del Obispo.
77. “Con respecto a los monasterios de monjas unidos en Con-
gregación monástica, el ámbito y las modalidades concretas para
desempeñar el servicio de vigilancia se han de deducir de las
Constituciones de la Congregación monástica femenina, aproba-
das por la Santa Sede”.
29
Cfr. can. 614 CIC.
30
Cfr. can. 615 CIC.
50 Lectura guiada Cor orans
78. “En cuanto a los monasterios de monjas asociadas jurídica-
mente, el ámbito y las modalidades para desempeñar el servicio
de vigilancia por parte del Ordinario religioso están establecidos
en las propias Constituciones, aprobadas por la Santa Sede,
donde se deben definir los derechos y deberes del superior del
Instituto al que se han asociado y del monasterio femenino aso-
ciado, según la propia espiritualidad y las propias tradiciones”.
No se trata, pues, de una posición meramente receptiva por parte
del monasterio, sino que implica derechos y obligaciones mutuas
entre monjas y frailes que participan del mismo carisma; un
enriquecimiento recíproco. Por eso se entiende el tenor del
número siguiente, que coincide con la recomendación de la
Constitución VDq.
79. “Se debe favorecer, siempre que sea posible, la asociación
jurídica de los monasterios de monjas con la Orden masculina
correspondiente31 con el fin de tutelar la identidad de la familia
carismática”. Es una recomendación justificada por la comunión
del carisma común a quienes forman una misma familia religiosa
y tienen en común el carisma propio. Lo que no excluye, sino
que comprende la vinculación de todos los monasterios con el
Obispo diocesano, como se aclara a continuación: “Los monaste-
rios congregados (en Federación) y los monasterios asociados
jurídicamente (a un instituto religioso) siguen, sin embargo,
vinculados al Obispo diocesano según lo establecido por el
31
Cfr. VDq, art. 9, §4.
Lectura guiada Cor orans 115
192. “En virtud de la ley de la clausura papal, las monjas, las
novicias y las postulantes han de vivir dentro de la clausura del
monasterio, y no les es lícito salir de ella, salvo en los casos
previstos por el derecho; ni está permitido a nadie entrar en el
ámbito de la clausura del monasterio, excepto en los casos pre-
vistos”. Se entiende en los casos previstos en el derecho univer-
sal o particular.
193. “En los monasterios de vida completamente contemplativa,
las normas sobre la separación del mundo de las Hermanas
externas, si están contempladas por las Constituciones o por
otros códigos del derecho propio del Instituto, han de ser defini-
das por el derecho particular”.
194. “La concesión de permisos para entrar y salir de la clausura
papal requiere siempre una causa justa, es decir, determinada
por una verdadera necesidad de alguna de las monjas o del
monasterio: se trata de una exigencia de tutela de las condiciones
requeridas para la vida integralmente contemplativa y, por parte
de las monjas, de coherencia con su opción vocacional”.
195. “Donde sea habitual anotar en un libro las entradas y las
salidas puede conservarse, según determine el Capítulo conven-
tual, incluso como una contribución para el conocimiento de la
vida y de la historia del monasterio”. “Puede conservarse” signi-
fica que la práctica es opcional, dejada a la determinación del
Capítulo conventual.
114 Lectura guiada Cor orans
190. “La ley de la clausura papal se extiende al edificio y a todos
los espacios, internos y externos, del monasterio reservados
exclusivamente a las monjas, donde sólo en caso de necesidad
puede ser admitida la presencia de extraños. Debe ser un espacio
de silencio y de recogimiento, sin obras externas, donde pueda
desarrollarse con mayor facilidad la búsqueda permanente del
rostro de Dios, según el carisma del Instituto”. Además de la
norma, se reitera el espíritu de la clausura: un espacio donde
pueda desarrollarse con mayor facilidad la búsqueda permanente
del rostro de Dios según el propio carisma”. Lo de “obras exter-
nas” supongo que se referirá a las obras apostólicas que, en
cambio, pueden realizar los institutos de vida contemplativa no
íntegramente tal.
191. “La participación de los fieles en las celebraciones litúrgi-
cas en la iglesia o en el oratorio del monasterio, o bien en la
lectio divina, no consiente la salida de las monjas de la clausura
papal ni la entrada de los fieles en el coro de las monjas, salvo en
casos particulares según el parecer del Capítulo conventual”. Ya
el derecho anterior contemplaba casos particulares para la entra-
da de los fieles en el ambiente de la clausura, como el sacerdote
y los ministros en el funeral de una monja, para algunas proce-
siones, el sacerdote para confesar o asistir espiritualmente a las
enfermas. Pero además de estos casos, que se contemplan más
adelante en la Instrucción, pueden comprenderse otros a juicio
del Capítulo conventual.
Lectura guiada Cor orans 51
derecho universal y citado en el n. 83 de la presente Instrucción”
(80). En él se especifica en qué consiste esta vinculación.
Ahora, respetando el contexto, se habla de, los monasterios
confiados a la vigilancia del Obispo diocesano
81. “En lo que respecta a los monasterios femeninos confiados a
la peculiar vigilancia del obispo diocesano, la misma se expresa
en relación a la comunidad del monasterio principalmente en los
casos establecidos por el derecho universal, dado que el obispo
diocesano:
a) “preside el capítulo conventual que elige a la Superiora ma-
yor”32;
b) “realiza la visita regular al monasterio, también en lo que
respecta a la disciplina interna33, teniendo en cuenta las dispo-
siciones de la presente Instrucción”;
c) “revisa, en calidad de Ordinario del lugar, la rendición de
cuentas anual de la administración económica del monaste-
rio”34;
d) “derogado el can. 638, §4 CIC, da, en calidad de Ordinario del
lugar, el consentimiento escrito para particulares actos de ad-
32
Cfr. can. 625, §2 CIC.
33
Cfr. can. 628, §2 n. 1 CIC.
34
Cfr. can. 637 CIC.
52 Lectura guiada Cor orans
ministración, si lo establece el derecho propio”35. Ya hemos
notado, en el comentario al n. 52, la novedad introducida a es-
te respecto: hasta ahora, los monasterios confiados al Obispo
diocesano necesitaban su consentimiento escrito para todo ac-
to de enajenación de los bienes; ahora sólo cuando así pres-
criban las Constituciones propias. Si las Constituciones con-
tenían esta disposición sólo recogiendo el derecho común en-
tonces vigente, ahora esta disposición puede ser suprimida al
adaptar el derecho propio a la nueva Instrucción.
e) “confirma el indulto de salida definitiva del monasterio (con la
dispensa de votos), concedido a una profesa de votos tempo-
rales por la Superiora mayor con el consentimiento de su
Consejo”36. El indulto de salida de una monja de votos tem-
porales lo da la superiora del monasterio con el consentimien-
to de su Consejo; pero para su validez necesita ser confirma-
do por el Obispo diocesano. En nuestra Orden, por privilegio
pontificio, lo puede conceder también el Prepósito General
(Const. 194). El indulto de salida de una monja de votos so-
lemnes está reservado a la Santa Sede, procediendo según las
normas del derecho (can 691, §2).
f) “emana el decreto de dimisión de una monja, incluso si es de
votos temporales”37, siguiendo antes las disposiciones del de-
recho canónico.
35
Derogación aprobada de forma específica por el Santo
Padre.
36
Cfr. can. 688, §2 CIC.
37
Cfr. can. 699, §2 CIC.
Lectura guiada Cor orans 113
to del Capítulo, quiere decir que es necesario que la mayoría
del Capítulo lo consienta.
c) “pone en práctica la separación del mundo, según modalidades
concretas establecidas por el Capítulo conventual, de modo
radical, concreto y eficaz y no simplemente simbólico, según
las normas del derecho universal y propio, en consonancia
con el carisma del Instituto”. El modo de separación lo decide
el capítulo conventual. Debe ser “radical, concreto y eficaz y
no simplemente simbólico”; según las normas del derecho
universal y propio en consonancia con el carisma del institu-
to. Las normas actuales del derecho universal de la Iglesia
están propuestas en los números sucesivos y en otros números
de la presente instrucción. Las normas del derecho propio
pueden establecerse en las Constituciones, como lo están ac-
tualmente, o en otros códigos debidamente aprobados, como
probablemente se hará para la adecuada aplicación de los dos
documentos eclesiales.
V. Normativa sobre la clausura papal
189. “Dada la variedad de Institutos entregados a una vida inte-
gralmente contemplativa y de sus tradiciones, además de lo
establecido en la presente Instrucción, algunas modalidades de
separación del mundo se dejan a las Constituciones o a otros
códigos del derecho propio del Instituto que, en consonancia con
su carisma, pueden establecer incluso normas más severas sobre
la clausura, que tienen que ser aprobadas por la Sede Apostóli-
ca”.
112 Lectura guiada Cor orans
Requisitos de la vida íntegramente contemplativa
188. “Un Instituto es considerado de vida integralmente contem-
plativa si:
a) “sus miembros orientan toda su actividad, interior y exterior,
a la intensa y constante búsqueda de la unión con Dios en el
monasterio y a la contemplación de su rostro”;
b) “excluye compromisos externos y directos de apostolado y,
ordinariamente, la participación física en acontecimientos y
ministerios de la comunidad eclesial”. Excluye “compromisos
externos y directos de apostolado”, aunque sean compromisos
que dimanan de la misma contemplación, y que realizan por
vocación otros institutos no íntegramente contemplativos. La
exclusión de la participación física en acontecimientos ecle-
siales, es también norma, pero no absoluta, pues es permitida
en “ocasiones particulares. Esta participación, previo consen-
timiento del Capítulo conventual, puede ser permitida sólo en
ocasiones particulares por el obispo diocesano o por el Ordi-
nario religioso del monasterio”. La norma es que las íntegra-
mente contemplativas no participan con la presencia física en
los acontecimientos y ministerios de la comunidad eclesial sa-
liendo de la clausura. Pero no es una norma absoluta. El texto
contiene el adverbio “ordinariamente”. Lo que indica que
puede haber excepciones. La participación puede ser permiti-
da sólo en ocasiones particulares por el obispo diocesano o
por el Ordinario religioso del monasterio, previo el consenti-
miento del Capítulo conventual. Requiriendo el consentimien-
Lectura guiada Cor orans 53
82. “Estos casos, expresados para indicar el ámbito y la modali-
dad de la peculiar vigilancia del obispo diocesano, constituyen la
base del ámbito y de la vigilancia sobre el monasterio femenino
asociado jurídicamente por parte del Ordinario religioso del
Instituto al que se han asociado, y deben estar presentes en las
Constituciones del monasterio asociado”.
VII. Relaciones entre monasterio y Obispo diocesano
Aquí se tienen presentes todos los monasterios, tanto los enco-
mendados a la vigilancia del Obispo, como los asociados al
superior regular. La Instrucción recoge aquí de manera unitaria
disposiciones que se encontraban en diversos cánones del CIC.
83. “Todos los monasterios femeninos, sin perjuicio de la auto-
nomía interna38y la eventual dispensa externa39, están sujetos al
obispo diocesano, que ejerce la solicitud pastoral en los siguien-
tes casos:
a) “la comunidad del monasterio femenino está sujeta a la potes-
tad del obispo40, al cual debe verdadero respeto en lo que se
refiere al ejercicio público del culto divino, la cura de las al-
38
Cfr. can. 586 CIC.
39
Cfr. can. 591 CIC.
40
Cfr. can. 678, §1 CIC.
54 Lectura guiada Cor orans
mas41 y las formas de apostolado correspondientes a la propia
condición”42. Está sometido a la potestad y disposiciones del
Obispo diocesano todo lo referente al culto divino, también
en el ámbito del Monasterio. Lo que se dice de “las formas de
apostolado correspondientes a la propia condición” parece re-
ferirse a las obras de apostolado “inherentes a la vida con-
templativa” que ejercen algunos monasterios de vida no ínte-
gramente contemplativa de las que se habla en el n. 2 de la
Instrucción. Ver también el comentario al n. 167 y el n. 204;
pero toda forma de apostolado ejercida en el monasterio,
también a través de asociaciones de fieles radicadas en él, está
sometida a la autoridad y disposiciones del Obispo.
b) “el obispo diocesano43, con ocasión de la visita pastoral o de
otras visitas paternas, y también en caso de necesidad, puede
disponer él mismo soluciones oportunas44 al constatar que
existen abusos y después de que las advertencias presentadas
a la Superiora mayor no hayan tenido efecto alguno”;
c) “el obispo diocesano interviene en la erección del monasterio
dando el consentimiento escrito antes de que se solicite la
aprobación de la Sede Apostólica”45;
d) “el obispo diocesano interviene, en calidad de Ordinario del
lugar, en el nombramiento del capellán46 y, también en cali-
41
Cfr. can. 392; can. 680 CIC.
42
Cfr. can. 394; can, 673; can. 674; can. 612 CIC.
43
Cfr. can. 683, §2 CIC.
44
Cfr. can. 1320 CIC.
45
Cfr. can. 609 CIC.
Lectura guiada Cor orans 111
185. “La clausura papal, para las monjas, significa un reconoci-
miento de la especificidad de la vida totalmente contemplativa
que, al desarrollar de forma especial la espiritualidad del amor
esponsal con Cristo, se convierte en signo y realización de la
unión exclusiva de la Iglesia Esposa con su Señor”. Es una nueva
Descripción teológicamente rica de la vida íntegramente con-
templativa; todo en positivo. El número siguiente completa el
concepto, acentuando la separación del mundo, elemento tam-
bién integrante de la clausura monástica.
186. “Una real separación del mundo, caracterizada principal-
mente por el silencio y la soledad101, expresan y protegen la
integridad y la identidad de la vida totalmente contemplativa,
para que sea fiel a su carisma específico y a las sanas tradiciones
del Instituto”. La separación real del mundo, medio para mante-
ner en su integridad e identidad la vida totalmente contemplativa
y la fidelidad al carisma propio y a las “sanas traiciones” que, a
lo largo de la historia han sido expresión de esa fidelidad.
187. “La vida integralmente contemplativa, para ser considerada
de clausura papal debe estar totalmente ordenada a conseguir la
unión con Dios en la contemplación”. Se reitera una vez más la
finalidad de la vida totalmente contemplativa: la unión con Dios
en la contemplación.
101
Cfr. VDq 33.
110 Lectura guiada Cor orans
do de acción, los miembros de estos institutos no pueden ser
llamados para que presten colaboración en los distintos ministe-
rios pastorales” porque colaboran ya con las necesidades pastora-
les de la Iglesia con su oración e inmolación y con el testimonio
de la vida contemplativa, que mueve y acrecienta el pueblo de
Dios “con su oculta fecundidad apostólica”. Los monasterios de
vida no íntegramente contemplativa pueden realizar ciertas obras
de apostolado aprobadas por la Iglesia “inherentes” a la vida
contemplativa y que se derivan de ella (CO 2), y optan por una
forma de clausura definida en sus Constituciones (Ib 204).
184. “Si Pío XII la había distinguido en clausura papal mayor y
menor99 el Código de Derecho Canónico reconoce un solo tipo
de clausura papal, que se observa en los monasterios de monjas
totalmente entregadas a la vida contemplativa100. Es la vida
íntegramente contemplativa. La distinción entre clausura “mayor
y menor” presente en la Sponsa Christi respondía al uso existen-
te en algunos monasterios con un sector de la clausura reservado
exclusivamente a las monjas y otro sector en el que admitían
algunas jóvenes educandas. Distinción que, como aclara el texto
de la Instrucción, desapareció con el Código de Derecho Canó-
nico, en el que la clausura papal afecta a las monjas que condu-
cen vida total e íntegramente contemplativa.
99
Cfr. SPE art. IV, n. 1-2; Inter praeclara VI – X.
100
Cfr. VDq 31.
Lectura guiada Cor orans 55
dad de Ordinario del lugar, en la aprobación de los confesores
ordinarios47. Todo ello tiene que darse “considerando la es-
pecificidad del carisma propio y las exigencias de la vida fra-
terna en comunidad”48;
e) “el obispo diocesano interviene en la supresión del monasterio
expresando su propio parecer”49, no se pide el consentimien-
to;
f) “al obispo diocesano, en calidad de Ordinario del lugar, y a sus
superiores hace referencia la monja exclaustrada, permane-
ciendo bajo su dependencia y cuidado”50. Se trata del Obispo
diocesano del lugar donde la monja exclaustrada está vivien-
do, y cuyo consentimiento previo es necesario para conceder
el indulto de exclaustración (cf. n. 131). Aquí con la expre-
sión “hace referencia” se entiende que la monja exclaustra se
ha de mantener en relación con el Obispo diocesano y con su
superiora; y ellos han de cuidar a la religiosa exclaustrada.
g) “el obispo diocesano tiene la facultad, por causa justificada,
de entrar en la clausura y permitir, con el consentimiento de
la Superiora mayor, a otras personas entrar en la misma”51
(83).
46
Cfr. can. 567 CIC.
47
Cfr. can. 630, §3 CIC.
48
VDq, art. 6, §2.
49
Cfr. can. 616, §1 CIC.
50
Cfr. can. 687 CIC.
51
Derogación parcial del can. 667, §4 CIC aprobada de
forma específica por el Santo Padre.
56 Lectura guiada Cor orans
84. “Para los monasterios congregados y para los monasterios
asociados los puntos de solicitud pastoral antes indicados consti-
tuyen las únicas formas posibles de intervención del obispo
diocesano, desde el momento que deben ser salvaguardados los
derechos/deberes de la Presidenta de la Congregación para los
monasterios congregados y los derechos/deberes del Ordinario
religioso del Instituto que los asocia respecto al monasterio
asociado”.
Este número de la Instrucción salvaguarda las funciones propias
de la Presidenta federal y del Superior regular en los respectivos
monasterios, limitando para ello las intervenciones del Obispo a
los puntos determinados expresamente en los números anterio-
res. Y paralelamente el número siguiente salvaguarda las funcio-
nes del Obispo diocesano en los monasterios confiados a su
función de vigilancia. “Para los monasterios confiados a la pecu-
liar vigilancia del obispo diocesano, los puntos de solicitud
pastoral antes indicados han de añadirse a los que el Código de
Derecho Canónico presenta como expresiones de la peculiar
vigilancia, citados en el n. 81 de la presente Instrucción”.
Lectura guiada Cor orans 109
número repite lo ya dicho al hablar de la función de la Presidenta
federal, pero la repetición está justificada por la mención espe-
cial a lo relativo a la clausura.
El n. 182 es de carácter exhortativo y demuestra aún el aprecio
de la Iglesia por todo lo que toca la vida contemplativa y la
necesaria separación del mundo. “La Iglesia, por el inmenso
aprecio que tiene por su vocación, alienta a las monjas a vivir
fielmente y con sentido de responsabilidad el espíritu y la disci-
plina de la clausura para promover en la comunidad una prove-
chosa y completa orientación hacia la contemplación de Dios
Uno y Trino”.
IV. La clausura papal en particular
Lo dicho hasta aquí vale para todo instituto de vida contemplati-
va. Los números siguientes se refieren a la clausura papal en
particular.
183. “La clausura papal, instaurada en el año 1298 por Bonifacio
VIII, se define “según las normas dadas por la Sede Apostóli-
ca98” y excluye tareas externas de apostolado”. Por “tareas ex-
ternas de apostolado” se entiende el apostolado activo al que se
refiere el can 674 al hablar de los institutos de vida íntegramente
contemplativa: “Por lo que, aun cuando sea urgente un apostola-
98
Can. 667, §3 CIC.
108 Lectura guiada Cor orans
junto con el Consejo del monasterio, previo consentimiento del
Ordinario del lugar donde se establecerá la monja, y el parecer
del Obispo diocesano o del Ordinario religioso competente. Lo
normal será que la religiosa pida la prórroga del indulto de ex-
claustración a través de la Priora, que enviará a la Presidenta
federal la petición de la interesada juntamente con el parecer
suyo y del consejo. Pero si la monja dirigiera su petición direc-
tamente a la Presidenta federal, esta deberá solicitar los requisi-
tos aquí establecidos. Es necesario el consentimiento previo del
Obispo del lugar donde la religiosa exclaustrada se establecerá,
de manera que el Obispo pueda velar con cuidado pastoral por la
religiosa que está en su diócesis; vigilancia y cuidado que com-
parte con la Superiora de la misma. Sigue siendo religiosa con
sus deberes de religiosa, mientras se le dispensa temporalmente
de la vid de clausura en común.
180. “Toda ulterior prórroga del indulto de exclaustración queda
reservada únicamente a la Santa Sede96”.
181. “Durante la visita canónica, los Visitadores (El Obispo
diocesano o el Ordinario religioso del monasterio, juntamente
con la co-Visitadora) deben verificar la observancia de todos los
elementos propios de la vida contemplativa según lo descrito en
la Constitución Vultum Dei quaerere97 (los nn. 12 al 35) con
especial referencia al aspecto de la separación del mundo”. El
96
Cfr. can. 686, §1 CIC.
97
Cfr. VDq 12-37.
Lectura guiada Cor orans 57
CAPÍTULO SEGUNDO
LA FEDERACIÓN DE MONASTERIOS
Otro capítulo que contiene innovaciones importantes. La perte-
nencia a la Federación o Asociación no es solo recomendada,
sino la norma para los monasterios autónomos, al menos que no
sean dispensados de ella por la Santa Sede. El motivo es que la
Federación o el equivalente de la Asociación es considerada por
la Iglesia como instrumento necesario para que los monasterios
de un mismo instituto eviten el aislamiento y puedan beneficiarse
con los medios que la Federación está llamada a proporcionar a
los monasterios que la integran.
En este sentido es reforzada la función de la Presidenta federal
como ayuda a los monasterios federados o congregados en la
Asociación, especialmente en lo que se refiere al discernimiento
necesario sobre la autonomía de vida, que se declara necesaria
para mantener la autonomía jurídica. En este sentido la Federa-
ción está llamada a prestar un importante servicio a los monaste-
rios como ayuda y como discernimiento. Por eso se concede a la
Presidenta de la Federación y Asociación el derecho y el deber la
Visita pastoral como co-Visitadora y es instrumento de comu-
nión con la Santa Sede, de manera algo semejante al Asistente
eclesiástico de la Federación, de quien se dice que “representa a
la Santa Sede ante la Federación (n. 149).
58 Lectura guiada Cor orans
I. Naturaleza y fin
86. “La Federación es una estructura de comunión entre monas-
terios del mismo Instituto erigida por la Santa Sede para que los
monasterios que comparten el mismo carisma no permanezcan
aislados sino que lo custodien con fidelidad y, prestándose mutua
ayuda fraterna, vivan el valor irrenunciable de la comunión52”.
Es una estructura de comunión, no de gobierno, a no ser cuando
se trata de monasterios fundados por la Federación y durante el
proceso fundacional, antes de la erección canónica del monaste-
rio autónomo. Pero lo propio de la Federación es fomentar la
comunión y ayudar a los monasterios en fidelidad al carisma y la
vida contemplativa teresiana. De manera particular, la Federa-
ción está llamada a favorecer la formación inicial y permanente
de las monjas.
87. “La Federación está constituida por varios monasterios autó-
nomos que tienen afinidad de espíritu y de tradiciones y, si bien
no están configurados necesariamente según un criterio geográfi-
co, siempre que sea posible, no deben estar geográficamente
demasiado distantes53. Se acentúa, como criterio congregante, la
afinidad de espíritu y de tradiciones, según indicaba la VDq,
Conclusión dispositiva, art. 9, §2; pero se precisa que los monas-
terios miembros de la Federación “no deben estar demasiado
distantes” para que la comunión y cooperación sean eficaces.
52
Cfr. VDq, 28-30.
53
Cfr. VDq art. 9, §2.
Lectura guiada Cor orans 107
Ordinario religioso competente”94. Aquí también se extiende a la
Superiora mayor del monasterio a facultad que el Código otor-
gaba ya al Superior General de los religiosos (can 686,1). Con
las condiciones puestas en la nueva norma: con el consentimien-
to previo del Ordinario del lugar donde permanecerá la monja
exclaustrada y con el parecer (no se requiere el consentimiento)
del Obispo diocesano o del Ordinario religioso del monasterio.
Para la validez de la concesión, es necesario pedir el parecer de
este, si bien no es vinculante.
También es nueva la disposición del n. 178. “Derogado el can.
686, §2 CIC, una prórroga del indulto de exclaustración (más allí
del año de exclaustración otorgado por la Priora) puede ser
concedida por la Presidenta federal, con el consentimiento de su
Consejo, a la monja profesa de votos solemnes de un monasterio
de la Federación por un tiempo no superior a dos años95”.
El n. 179 condiciona oportunamente la concesión de la prórroga
del exclaustración por parte de la Presidenta federal. “Para tal
concesión la Presidenta federal, antes de presentar la cuestión al
Consejo Federal, debe obtener el parecer por escrito de la Supe-
riora mayor (la Priora) de la monja profesa de votos solemnes
que solicita la prórroga del indulto, expresado colegialmente
94
Derogación aprobada de forma específica por el Santo
Padre.
95
Derogación aprobada de forma específica por el Santo
Padre.
106 Lectura guiada Cor orans
acuerdo con la norma del can. 665, §1 CIC, con el consentimien-
to de su Consejo, puede autorizar la ausencia del monasterio de
la monja profesa de votos solemnes por no más de un año, tras
consultar al Obispo diocesano o al Ordinario religioso competen-
te”. Aquí se extiende a la Superiora mayor del monasterio la
concesión de ausencia del monasterio que el Código atribuía para
sus religiosos al Superior mayor (can 665,1); lo que para las
monjas otorgaba sólo la Santa Sede. Esta facultad de ausencia
del monasterio de una religiosa de votos solemnes por un año
requiere siempre causa justa y la Superiora la concede con el
consentimiento de su Consejo y debe consultar al Obispo dioce-
sano o al Ordinario religioso según los casos. Por motivo de
salud, la Superiora, puede conceder esta facultad para más tiem-
po según la necesidad, según el mismo canon. Esta “facultad de
ausencia por causa justa por no más de un año es una modalidad
menos estructurada que la exclaustración, de la que se habla en
el número siguiente. Se usa en cada caso por causa justa y la
religiosa permanece bajo el cuidado de la Superiora, con la que
se comunicará con frecuencia y seguirá sus directivas y reco-
mendaciones.
177 La Exclaustración. “Derogado el can. 686, §2 CIC (que
reservaba a la S. Sede la concesión a las monjas del indulto de
exclaustración), la Superiora mayor, con el consentimiento de su
Consejo, puede conceder el indulto de exclaustración a una
monja profesa de votos solemnes, por no más de un año, previo
consentimiento del Ordinario del lugar donde permanecerá la
monja, y tras contar con el parecer del Obispo diocesano o del
Lectura guiada Cor orans 59
88. “La Santa Sede tiene la competencia exclusiva de erigir,
suspender, unir y suprimir las Federaciones54 de los monasterios
de monjas”. Lo que vale para la Asociación (cf. n. 13).
89. “Asimismo la Santa Sede tiene la competencia exclusiva de
asignar un monasterio autónomo a una Federación o permitir el
paso de un monasterio de una Federación a otra del mismo Insti-
tuto”.
90. “La Federación de monasterios de monjas, por la fuente de la
que deriva y por la autoridad de la cual directamente depende y
la rige, es de derecho pontificio, de acuerdo con la norma del
derecho canónico”. La Federación nació con la Constitución
“Sponsa Christi” del Papa Pío XII y ha sido reafirmada y reno-
vada por la Constitución Vultum Dei quaerere del Papa Francis-
co, y depende en todo de la Santa Sede. Es de derecho pontificio,
no diocesano.
91. “Los Estatutos de la Federación tienen que estar en conso-
nancia no sólo con lo establecido por la presente Instrucción,
sino también con el carácter, las leyes, el espíritu y las tradicio-
nes del Instituto al que pertenecen”. Es un principio importante
que se deriva de la finalidad misma de la Federación: promover
la vida contemplativa en conformidad con el espíritu y el carisma
del propio Instituto, como se expresan en el código fundamental
de vida del Instituto, las Constituciones. Con toda probabilidad
54
Cfr. can. 582 CIC.
60 Lectura guiada Cor orans
será necesario revisar en algún punto las Constituciones
adaptándolas a los nuevos textos pontificios. Pero el modo de
vivir los elementos que integran la vida contemplativa teresiana
se expresa y sigue vigente para todos los monasterios en las
Constituciones.
92. “La Federación, conforme con esta Instrucción y los propios
Estatutos, en la especificidad del propio carisma, promueve la
vida contemplativa en los monasterios, garantiza su ayuda en la
formación inicial y permanente, como también el intercambio de
monjas y de bienes materiales55”. Aquí se especifica de modo
concreto el campo de acción en el que ha de moverse la ayuda
principal de la Federación a los monasterios: 1) la promoción de
la vida contemplativa de los monasterios; 2) prestar su ayuda en
la formación inicial y permanente de las monjas; 3) favorecer el
intercambio de monjas y de bienes materiales cuando fuere
necesario.
93. “De acuerdo con lo dispuesto en la Constitución apostólica
Vultum Dei quaerere, todos los monasterios, en principio, deben
formar parte de una Federación56. Un monasterio, por razones
especiales, objetivas y justificadas, con el voto del capítulo
conventual puede solicitar a la Santa Sede ser dispensado de tal
obligación. La concesión de esa dispensa está reservada a la
Santa Sede”: “en principio” quiere decir como norma: la norma
55
Cfr. VDq 30, art. 9, §3.
56
Cfr. VDq, art. 9, §1.
Lectura guiada Cor orans 105
la entrada en la clausura y permitir que las monjas salieran de la
clausura durante el tiempo verdaderamente necesario, ahora
otorga esta facultad a la superiora “Derogada la disposición del
can. 667, §4 CIC, el Obispo diocesano, así como el Ordinario
religioso, no interviene en la concesión de la dispensa de la
clausura91. Como se ha dicho antes, el Obispo diocesano puede
entrar por causa justificada en la clausura y permitir a otras
personas entrar en la misma, pero es necesario el consentimiento
de la Superiora del monasterio (CO 83.g).
El número siguiente, 175, de la Instrucción delimita el uso de
esta dispensa, también derogando la disposición del can. 667, §4,
afirma positivamente que “la dispensa de la clausura corresponde
únicamente a la Superiora mayor (la Priora), la cual, en el caso
que tal dispensa supere los quince días, puede concederla sólo
después de haber obtenido el consentimiento de su Consejo”92.
Y el n. 176, “abrogada la limitación presente en la Instrucción
Verbi Sponsa93, por una razón justificada la Superiora mayor, de
91
Derogación aprobada de forma específica por el Santo
Padre.
92
Derogación aprobada de forma específica por el Santo
Padre.
93
“La norma de la precedente Instrucción Verbi Sponsa
n. 17, §2 ahora derogada, decía así “Téngase presen-
te que la norma del Can. 665, §1, sobre la permanen-
cia fuera del Instituto, no se refiere a las monjas de
clausura”.
104 Lectura guiada Cor orans
propia índole”90. El canon 667, §3 aquí citado, se refiere a los
monasterios de vida íntegramente contemplativa; y de ellos se
dice que siguen la “clausura papal”; es decir según las normas
dadas por la Santa Sede. Es la propuesta por las Constituciones
de nuestras Madres para sus monasterios. Los otros monasterios
no íntegramente contemplativos porque ejercitan ciertas obras de
apostolado derivadas de la vida contemplativa, siguen la clausura
determinada por sus propias constituciones u otras normas parti-
culares: la llamada “clausura constitucional”. Ya hemos visto
que los monasterios de vida íntegramente contemplativa que
deseen seguir otro modo de clausura distinta de la determinada
en el derecho propio vigente, lo han de solicitar la S. Sede y estar
a lo que ella decida.
173. “El Obispo diocesano o el Ordinario religioso vigilan acerca
de la observancia de la clausura en los monasterios confiados a
su atención, ayudando a la Superiora, a quien corresponde la
custodia inmediata”. El Obispo diocesano o el Ordinario religio-
so mantienen el encargo de “vigilar” la observancia de la clausu-
ra, pero es a la Superiora del monasterio a quien corresponde la
custodia inmediata de la clausura. El Obispo o el Ordinario
religioso prestan su servicio en ayuda de la superiora. Y más
claramente a favor de la función propia de la superiora es el
número 174 que derogando formalmente la disposición del can
667, §4 del CIC que atribuía al Obispo diocesano la facultad de
permitir, si bien con el consentimiento de la superiora, a extraños
90
Cfr. VDq 31.
Lectura guiada Cor orans 61
es que cada monasterio sea miembro de una Federación o Aso-
ciación; para no pertenecer a una Federación, necesita la dispen-
sa de esta norma; dispensa que está reservada a la Santa Sede en
las condiciones que se indican: por causas justas y objetivas y
con el debido discernimiento, como se especifica a continuación:
“Un monasterio, por causas objetivas y justificadas, con el voto
del capítulo conventual puede pedir a la Santa Sede no pertene-
cer a una Federación. A la Santa Sede le compete realizar un
adecuado discernimiento antes de conceder la salida de una
Federación”. Se repite lo ya dicho, acentuando la función de
“discernimiento” sobre la conveniencia o no de conceder en
casos particulares la dispensa. Discernimiento que compete en
definitiva a la S. Sede.
94. “Obtenida la erección canónica, la Federación solicita el
reconocimiento jurídico también en ámbito civil y establece la
sede legal en uno de los monasterios que pertenecen a la misma”.
También este reconocimiento civil es necesario para que la
personalidad jurídica de la Federación sea reconocida también en
el foro civil y así la representante legal de la Federación pueda
ejercer sus funciones con efectividad, particularmente en lo
relativo a la administración, sea posible obtener los títulos de
propiedad, estipular contratos válidos también ante el derecho
civil, defender judicialmente los propios derechos, etc... Para este
reconocimiento de la personalidad, es necesario cumplir los
requisitos establecidos por el derecho civil, frecuentemente
concordados mediante convenios entre el Estado y la Santa Sede.
62 Lectura guiada Cor orans
La Confederación
95. “Diversas Federaciones de un mismo Instituto, con la apro-
bación de la Santa Sede, pueden constituir entre ellas una Con-
federación57 para dar dirección unitaria y una cierta coordina-
ción a la actividad de cada una de las Federaciones”. Ya expusi-
mos el concepto de confederación. Se trata de una estructura de
comunión entre diversas Federaciones de un mismo Instituto.
Aquí se acentúa la finalidad de este instrumento: para dar direc-
ción unitaria y una cierta coordinación a la actividad de cada una
de las Federaciones. Evitando el exceso de reuniones, siempre el
encuentro puede poner en común ideas e iniciativas provechosas,
manteniendo cada Federación su autonomía.
La Comisión Internacional
96. “La Santa Sede puede instituir o aprobar (reconocer) para
cada Instituto una Comisión Internacional con el fin de favorecer
el estudio de temas relacionados con la vida contemplativa según
el propio carisma58”. Como decíamos, a nivel de la Orden ya ha
habido experiencia de alguna Comisión internacional, confirma-
da o reconocida por la Santa Sede. Aquí se acentúa que es com-
petencia de la Santa Sede instituir para cada Instituto la Comi-
sión, o confirmarla cuando esta proviene de la iniciativa de las
Federaciones o también del Centro de la Orden. La finalidad de
57
Cfr. can. 582 CIC; VDq, art. 9, §4.
58
Cfr. VDq, art. 9, §4.
Lectura guiada Cor orans 103
en la Iglesia y ante el mundo. De aquí la necesidad del serio
discernimiento.
170. “El uso de los medios de comunicación, por razones de
información, de formación o de trabajo, se puede permitir en el
monasterio, con prudente discernimiento, para utilidad común,
según las disposiciones del Capítulo conventual contenidas en el
proyecto comunitario de vida”. Un proyecto comunitario claro y
realista. Notar que el uso de estos medios se admite “para la
“utilidad común”, no según los deseos de cada hermana.
171. “Las monjas procuran tener la debida información sobre la
Iglesia y el mundo, no con multitud de noticias, sino sabiendo
escoger las que son esenciales a la luz de Dios, para llevarlas a la
oración, en sintonía con el corazón de Cristo”. Esta información
sobre la Iglesia y el mundo no deja de llegar a los monasterios
por los medios eclesiales de comunicación, por la palabra del
Papa y de los otros Pastores de la Iglesia y por los fieles cercanos
al monasterio que les hacer llegar lo que va ocurriendo para que
la comunidad ore por esas necesidades.
III. La clausura
172. “Cada uno de los monasterios de monjas o Congregación
monástica femenina, conforme al can. 667, §3 CIC y a la presen-
te Instrucción, sigue la clausura papal o la define en las Consti-
tuciones o en otro código del derecho propio, respetando la
102 Lectura guiada Cor orans
efecto, vaciar el silencio contemplativo cuando se llena la clau-
sura de ruidos, de noticias y de palabras. El recogimiento y el
silencio es de gran importancia para la vida contemplativa por
ser “espacio necesario de escucha y de ruminatio (reflexión
amorosa, meditación) de la Palabra y requisito para una mirada
de fe que capte la presencia de Dios en la historia personal, en
la de los hermanos […] y en los avatares (las vicisitudes) del
mundo88”.
169. “Estos medios (de comunicación), por lo tanto, se deben
usar con sobriedad y criterio, no sólo respecto a los contenidos
sino también a la cantidad de informaciones y al tipo de comuni-
cación, «para que estén al servicio de la formación para la vida
contemplativa y de las necesarias comunicaciones, y no sean
ocasión para la distracción y la evasión de la vida fraterna en
comunidad, ni sean nocivos para vuestra vocación o se convier-
tan en obstáculo para vuestra vida enteramente dedicada a la
contemplación»89. El texto de la Constitución Ap. aquí referido
es claro y contundente. Un uso impropio o excesivo de los me-
dios de comunicación, comunitaria o personalmente, puede
destruir el recogimiento y silencio contemplativo y vanificar el
sentido de la clausura metiendo el mundo dentro de los muros
del convento, aunque sea con buena intención de hacer bien a las
personas. La contemplativa hace el bien con la oración, la inmo-
lación y el testimonio sereno y gozoso de esta vocación especial
88
VDq 33.
89
VDq 34.
Lectura guiada Cor orans 63
la Comisión internacional se indica en el texto: “con el fin de
favorecer el estudio de temas relacionados con la vida contem-
plativa según el propio carisma”. Quizás en este momento puede
ser útil este tipo de comisión en vistas a recoger los pareceres de
las Federaciones y monasterios en orden a la necesaria adapta-
ción de algunos puntos de las Constituciones en conformidad
con los dos textos pontificios y constituir o completar el “dere-
cho propio” al que la Instrucción se refiere en diversos pasos.
Pero para ello se espera que la Santa Sede de disposiciones y
directivas concretas que determinen a quién corresponde la
elaboración de este derecho propio y sobre el modo de proceder
en esta delicada tarea.
Personalidad jurídica de la Asociación
97. “La Federación, legítimamente erigida, es una persona jurídi-
ca pública en la Iglesia, y, por lo tanto, puede adquirir, poseer,
administrar y enajenar bienes temporales, muebles e inmuebles,
que son bienes eclesiásticos, de acuerdo con la norma del dere-
cho universal y propio”. Es un principio importante. Se reconoce
a la Federación la calidad de persona jurídica pública en la Igle-
sia, con las consecuencias establecidas en el derecho. Y como se
ha dicho en el n. 94, conviene que esta personalidad canónica sea
reconocida en el derecho civil para la efectividad de los derechos
que le son propios. Para lo cual hay que dar los pasos determina-
dos en cada Estado por el derecho civil, a veces concordado con
la Santa Sede.
64 Lectura guiada Cor orans
Comunión de bienes
98. “Para mantener viva y reforzar la unión de los monasterios,
aplicando una de las finalidades de la Federación, se facilita
entre los monasterios una cierta comunicación de bienes, coor-
dinada por la Presidenta federal”. La comunión verdadera com-
prende esta cooperación recíproca, que la Presidenta federal tiene
la función de facilitar, con el conocimiento que posee de las
necesidades de los monasterios.
El número siguiente de la Instrucción especifica el modo ordina-
rio de comunicación de bienes al interno de la Federación.
99. “La comunicación de bienes en una Federación se aplica
mediante aportaciones, donaciones y préstamos que los monaste-
rios ofrecen para otros monasterios que se encuentran en dificul-
tad económica y para las exigencias comunes de la Federación”.
Y el n.100 propone un principio general. “La Federación consi-
dera los bienes de los que dispone como medios necesarios y
útiles para conseguir los propios fines”: “como medios”, no
como fin. Éste es la consecución de los fines propios de la Fede-
ración.
Constitución de un fondo económico de la Federación.
101. “Cada Federación constituye un fondo económico (caja
federal) para poder realizar las finalidades federativas”. El resto
Lectura guiada Cor orans 101
institutos contemplativos modernos y que tenía ciertos antece-
dentes en la vida monástica antigua y en la práctica reciente de
algunos monasterios.
Unos y otros monasterios deben cuidar diligentemente la vida
contemplativa comprometiéndose de forma particular en crear y
vivir un ámbito de silencio exterior e interior en la oración87, en
la ascesis y en el ferviente progreso espiritual, en la cuidada
celebración de la liturgia, en la vida fraterna en común, en la
observancia de la regla y en la disciplina de la separación del
mundo”. De lo contrario, serían contemplativas de nombre, pero
no en la realidad y la verdad.
II. Los medios de comunicación
Es un punto importante y delicado en la vivencia de la vida
contemplativa hoy. Tanto la Constitución Ap. VDq, como la
Instrucción CO no rechazan de plano el uso de los medios de
comunicación. Hoy se pueden decir necesarios como medios de
comunicación y como instrumentos para la formación y el mis-
mo trabajo monástico. Pero su uso no debe poner en peligro el
recogimiento, el compromiso por la santidad y la misma comu-
nión interna entre las monjas. Lo expresa bien el n. 168.
“La normativa sobre los medios de comunicación social, en la
gran variedad que se nos presenta actualmente, tiene por objeto
la salvaguardia del recogimiento y del silencio: se puede, en
87
Cfr VDq 33, art. 12.
100 Lectura guiada Cor orans
silencio exterior e interior en la oración86, en la ascesis y en el
ferviente progreso espiritual, en la cuidada celebración de la
liturgia, en la vida fraterna en común, en la observancia de la
regla y en la disciplina de la separación del mundo”.
Se habla aquí de la necesidad de “mantener con gran solicitud”,
con constante empeño y diligencia, “la propia fisonomía con-
templativa”, común a todos los institutos que tienen por vocación
la contemplación del rostro del Señor como el objetivo principal
y lo que les confiere identidad en la Iglesia. Este objetivo común,
la contemplación, que hoy es profesada por diversos institutos,
antiguos y recientes, se distingue en el texto en “fisonomía prin-
cipal” y “fundamentalmente contemplativa”. Con estas dos
expresiones, quizás poco claras, se quieren expresar dos formas
distintas de vivir hoy en los institutos la vida contemplativa. La
fisonomía contemplativa en sí misma es la forma de vida hasta
ahora llamada “íntegramente contemplativa”, término que define
mejor la realidad de estos institutos, y que se ha mantenido en la
Const. Ap. VDq, n. 33. Es lo que la Instrucción parece expresar
aquí con el término “fundamentalmente contemplativa”. El otro
término “principalmente contemplativa” parece referirse a los
institutos que consideran la contemplación como elemento prin-
cipal de su carisma, pero no el único, porque asumen como
vocación algunas obras de apostolado “inherentes a la misma
vida contemplativa, no contrarias, sino que más bien se derivan
de ella. Es un modo de vida contemplativa frecuente en algunos
86
Cfr VDq 33; art. 12.
Lectura guiada Cor orans 65
del número especifica de manera concreta los fines u objetivos
del fondo. “Ese fondo sirve para cubrir los gastos ordinarios de
la Federación misma y los relativos a la formación de las monjas
a nivel federal, para auxiliar las necesidades de subsistencia y de
salud de las monjas, para mantener los edificios y para sostener
las nuevas fundaciones”.
102. Modo de financiación del fondo común: “El fondo econó-
mico se financia con las libres aportaciones de los monasterios,
las donaciones de los bienhechores y los ingresos provenientes
de las ventas de los bienes de los monasterios suprimidos, según
lo establecido por la presente Instrucción59”.
103. “La economía de la Federación está gestionada por el Con-
sejo federal, presidido por la Presidenta federal, que cuenta con
la colaboración de la Ecónoma federal”.
104. “En el ámbito de la administración ordinaria, hacen adqui-
siciones y realizan actos de administración válidamente la Presi-
denta federal y la Ecónoma de la Federación en los límites de su
cargo”, que deberán ser determinados en el derecho propio, más
allí de os determinado en el número siguiente de la Instrucción.
105. “Para los gastos y los actos de administración extraordina-
ria es necesaria la autorización del Consejo federal y de la
59
Cfr. VDq 30, art. 9, §3.
66 Lectura guiada Cor orans
Asamblea federal, según el valor del importe, establecido en el
derecho propio. Cada Federación, en la Asamblea electiva, fija la
suma a partir de la cual es necesario tener la autorización del
Consejo federal y de la Asamblea federal”.
La distinción entre administración ordinaria y extraordinaria y
los criterios para su aplicación están expresados en los números
49-53 de esta Instrucción con lo relativo a la derogación del can
638,4 que antes exigía el consentimiento del Obispo diocesano
para las enajenaciones. Pueden verse también los artículos del
250 al 252 de las Constituciones de las Carmelitas Descalzas. En
la adaptación del derecho propio a los dos documentos pontifi-
cios, sería posible concretar algo más lo relativo la administra-
ción de los bienes en los monasterios, particularmente en lo
referente a la facultad de la Priora sola, con el Consejo, con el
Capítulo. El Definitorio General lo hacía ya para los monasterios
asociados a la Orden estableciendo una tabla de competencias.
106. “Si se trata de un negocio o de una venta cuyo valor supera
la suma fijada por la Santa Sede para las regiones o bien de
donaciones con motivo de un voto hecho a la Iglesia, o de cosas
preciosas por su valor histórico y artístico, se requiere además la
licencia de la Santa Sede”. Como decíamos, esa suma, más allá
de la cual es necesario recurrir a la Santa Sede, es fijada y actua-
lizada teniendo presente la situación de los territorios, por la
misma Santa Sede a propuesta de la respectiva Conferencia
Episcopal.
Lectura guiada Cor orans 99
experiencias hechas en algunos monasterios y que no siempre
han respetado las exigencias de la vida contemplativa. En este
sentido se ofrece a los monasterios una cierta libertad de elec-
ción, dentro de determinados parámetros que garanticen la vida
contemplativa. Y que una vez hecha la elección y aprobada ésta
por la S. Sede, se comprometan a vivirla sin detrimento de la
vida contemplativa. Es lo que dice el parágrafo 2º del artículo 10
de la Constitución VDq “Una vez que se ha optado por una de las
formas de clausura previstas (papal, constitucional, monástica), y
que ésta haya sido aprobada, que cada monasterio se esmere en
seguirla y viva según lo que conlleva”.
Las Constituciones de nuestras monjas descalzas, como las de
otros institutos afines al nuestro, establecen la clausura papal
conforme a la vocación teresiana íntegramente contemplativa
(Const. 109). Y el mismo texto constitucional propone las nor-
mas más importantes para la observancia de la clausura; aunque
puede ser que algún punto particular sea sometido a revisión. En
el Apéndice a las Constituciones se recogían las normas más
particulares de la Iglesia sobre la clausura papal. Normas que
ahora habrá que acomodarlas a la nueva Instrucción.
Perseverar en la interioridad de la vida contemplativa
167. “Cada monasterio debe mantener con gran solicitud su
fisonomía principal o fundamentalmente contemplativa, com-
prometiéndose de forma particular en crear y vivir un ámbito de
98 Lectura guiada Cor orans
terial y eficaz, no solo simbólica o espiritual”. Los modos de
separación pueden ser distintos, como ya se adelantaba en la
Constitución Ap. Sponsa Christi y en las sucesivas Instrucciones
de la S. Sede, pero debe ser material y no sólo simbólica; y
eficaz, de modo que se evite el acceso de extraños al espacio de
la clausura, si no es en caso de necesidad y por los lugares desti-
nados a ello.
El texto de la Instrucción establece que compete al Capítulo del
monasterio determinar la modalidad de la separación material.
La disposición tiene presente el art. 10 de las Conclusiones
operativas de la Constitución Ap. VDq. “Tras un serio discerni-
miento, y respetando la propia tradición y las Constituciones,
cada monasterio pida a la Santa Sede qué forma de clausura
quiere abrazar, si es que pide una forma de clausura diversa a la
que tiene vigor”. Es claro que entre las distintas formas de clau-
sura previstas en la Constitución Ap. VDq y en la Instrucción
CO, las Constituciones determinan la forma concreta de clausura
como separación del mundo, de acuerdo con la tradición del
instituto y las necesidades actuales.
La posibilidad que el documento papal admite de solicitar un
modo de clausura diversa de la vigente, es para los monasterios
que “tras un serio discernimiento y respetando la propia tradición
y las Constituciones” solicitan otra forma de clausura, que debe
ser aprobada por la Santa Sede. Leyendo atentamente los textos,
la perspectiva de esta posible variedad, a mi entender, proviene
del conocimiento que la misma S. Sede tiene de determinadas
Lectura guiada Cor orans 67
107. “Para la validez de la venta y de cualquier otro negocio por
el cual la situación patrimonial de la Federación podría sufrir un
daño (hipoteca, alquileres y otras servidumbres de los bienes), se
requiere la licencia escrita de la Presidenta federal con el consen-
timiento del Consejo o de la Asamblea federal, según el valor de
la operación, establecida en el derecho propio”. También esto
conviene tenerlo presente en el derecho propio que ha de ser
elaborado o completado.
108. “Derogado el can. 638, §4 CIC, para la validez de la venta
de los bienes de los monasterios suprimidos, la Presidenta de la
Federación y el Consejo federal, independientemente del valor
del bien que se ha de vender, necesitan siempre y únicamente la
licencia escrita de la Santa Sede60”: “siempre y únicamente”: no
necesitan el consentimiento del Obispo diocesano, como en
cambio lo necesitaban según la norma ahora abrogada.
109. “Salvo otra disposición de la Santa Sede61 (es decir, a no ser
que la S. Sede disponga otra cosa), la Presidenta de la Federa-
ción dispone de los ingresos por la venta de los bienes de los
monasterios totalmente extinguidos pertenecientes a la Federa-
ción, según lo establecido por esta Instrucción”. Antes el destino
de los bienes de un monasterio suprimido estaba determinado en
las Constituciones según el can 616, §4; ahora dispone de ellos la
60
Derogación aprobada de forma específica por el Santo
Padre.
61
Cfr. can. 616, §2 CIC.
68 Lectura guiada Cor orans
respectiva Federación, a no ser que la Santa Sede disponga otra
cosa.
II. La Presidenta federal
110. “La Presidenta de la Federación, elegida por la Asamblea
federal según lo contemplan los Estatutos de la Federación por
un período de seis años, no es una Superiora mayor y, en el
ejercicio del propio servicio, actúa según lo que le atribuye la
presente Instrucción62 en conformidad con el derecho universal y
propio”.
Varias cosas se precisan: 1) La Presidenta de la Federación es
elegida por la Asamblea general; la duración de su oficio es de 6
años, un tiempo suficientemente amplio para poder desarrollar
un proyecto que se conforme con el servicio y las atribuciones
que le son confiadas; es elegida a norma del Estatuto de la fede-
ración, que determina también los requisitos de edad y años de
profesión solemne; 2) no es superiora mayor: su oficio no es
propiamente de gobierno, sino de coordinación al interno de la
Federación y de ayuda y acompañamiento a los monasterios;
cada monasterio que integra la Federación es autónomo y tiene
su Priora, que es superiora mayor. 3) La Presidenta realiza su
servicio según lo que le atribuye esta Instrucción Cor orans; y no
puede ir contra el derecho universal y propio (las Constituciones
u otras normas propias) que no contradigan esta Instrucción.
62
Cfr. VDq, art. 9, §3.
Lectura guiada Cor orans 97
propia de la vida contemplativa, la intimidad con Dios. Son dos
realidades que no se han de separar. El corazón está sereno, en
un silencio pacífico que favorece el encuentro constante con
Dios, cuando está bien con las hermanas. La fraternidad monás-
tica tiene un carácter especial de intimidad fraterna que proviene
de compartir todas las hermanas la intimidad contemplativa con
el Señor. Sabemos que esto hay que cuidarlo mucho en una
comunidad en la que las hermanas están unidas para toda la vida.
Se conocen de cerca con sus riquezas y sus límites, se aceptan y
se ayudan mutuamente a superarse y crecer en santidad evangéli-
ca fundamentada en el amor.
165. “En los monasterios de monjas, la clausura, en sentido
privativo se ha de considerar como un espacio que hay que pro-
teger, para evitar el acceso de extraños”. La preservación y man-
tenimiento de los valores espirituales de la clausura descritos
hasta aquí, requiere un esfuerzo por proteger la clausura también
en su sentido privativo, evitando el acceso de extraños, en el
sentido de distintos de las monjas, a las que el espacio de la
clausura está reservado. Podrán entrar extraños sólo por verdade-
ra necesidad, como se precisa en otro lugar de esta Instrucción.
166. “La modalidad de separación de la parte exterior al espa-
cio exclusivamente reservado a las monjas debe ser material y
eficaz, no sólo simbólica o espiritual. Compete al Capítulo con-
ventual del monasterio determinar la modalidad de separación
del exterior”. El texto es sobrio, pero pone en claro que la sepa-
ración entre el espacio de la clausura y el exterior debe ser “ma-
96 Lectura guiada Cor orans
acentúa el valor de la clausura como don de Dios, acogido y
elegido libremente como lugar apropiado para la intimidad con el
Señor. Y la misma exigencia de la vida de clausura, que limita
los espacios y los contactos con la gente, la considera como un
beneficio para la interiorización de los valores evangélicos pro-
puestos a todos por Jesús. La monja contemplativa no se aísla de
la gente, sino que comparte con ellos, desde este recogimiento,
los valores propuestos a todos por el Señor, ayudándoles a inte-
riorizarlos para que penetren e iluminen la vida.
Y se profundiza todavía el valor cristiano de le clausura.
163. “La clausura no es sólo un medio ascético de inmenso
valor, sino que es un modo de vivir la Pascua de Cristo, como
anuncio gozoso y anticipación profética de la posibilidad ofreci-
da a cada persona y a toda la humanidad de vivir únicamente
para Dios, en Jesucristo”, como enseña San Pablo85 e hizo suyo
nuestra Madre S. Teresa.
164. “En los monasterios de monjas, la clausura debe entenderse
en sentido positivo como un espacio para el uso y la intimidad de
las monjas que viven la vida contemplativa, un espacio de vida
doméstica, familiar, dentro del cual la comunidad vive la vida
fraterna en su dimensión más íntima”. Aquí se acentúa el otro
aspecto significativo de la clausura: crear un espacio para la
intimidad fraterna entre quienes comparten, con la intensidad
85
Cfr. Rm 6,11.
Lectura guiada Cor orans 69
Sin embargo la misma Instrucción atribuye a la Presidenta fede-
ral funciones importantes y delicadas en orden a verificar la real
autonomía “de vida” de los monasterios, especialmente mediante
la visita pastoral y promover en todos los monasterios miembros
de la Federación la vivencia de los valores fundamentales que
sustentan la vida contemplativa según la VDq. Su parecer y el del
Consejo de la Federación son tenidos en cuenta por la Santa
Sede en momentos importantes para la vida de los monasterios.
El texto de la Instrucción deja libre a la Asamblea para elegir a
noma de los Estatutos al oficio de Presidenta de la Federación la
candidata que crea idónea para ejercer de modo adecuado su
función. Puede elegir a una Priora o a otra religiosa que reúna las
cualidades y disposiciones para el oficio. Pero teniendo en cuen-
ta la función de constante vigilancia y acompañamiento de los
monasterios, especialmente mediante la visita pastoral, parecería
más conveniente que sea elegida otra candidata, que pueda dis-
poner de tiempo y condiciones convenientes para ejercer su
servicio a los monasterios, sin dejar de atender debidamente a las
necesidades de su comunidad.
Visita canónica de los monasterios
111. “Derogado el can. 628, §2, 1° del CIC, la Presidenta de la
Federación, en el tiempo establecido, acompaña al Visitador
regular en la visita canónica a los monasterios federados como
co-Visitadora”63. El “Visitador regular” es el que, según la nor-
63
Derogación aprobada de forma específica por el Santo
Padre.
70 Lectura guiada Cor orans
ma canónica, tiene el derecho y el deber de hacer la visita pasto-
ral o canónica al monasterio: el Obispo diocesano para los mo-
nasterios confiados a su vigilancia (can 628, §2, 1º; cf can 615) y
el Ordinario religioso para los monasterios asociados jurídica-
mente al Instituto (can 614). El can 628, §2,1º, queda derogado
parcialmente. El Obispo diocesano, como el Ordinario religioso,
mantienen el derecho y el deber de girar la Visita pastoral a sus
respectivos monasterios; pero deben ser acompañados por la
Presidenta Federal como co-Visitadora. Esto es una innovación
relevante en la nueva Instrucción: la Presidenta federal es “co-
Visitadora”; acompaña al Visitador designado por el derecho en
la visita canónica a los monasterios federados. Sin duda en el
marco de su función de velar por la fidelidad de los monasterios
al carisma y modo de vida del Instituto y la diligente aplicación
de las disposiciones y directivas de la Constitución Ap. Vultum
Dei quaerere), como se dice expresamente más adelante.
El modo de actuar esta disposición de la Instrucción deberá ser
concordado por ambas personas para que no surjan contradiccio-
nes entre los dos servicios, sino que se complementen. El campo
de acción de la co-Visitadora en estas visitas deberá mantenerse
en la función que le asigna a Instrucción, como decimos. Habrá
que ver la “praxis” que aquí se vaya creando.
Según las Constituciones, la visita pastoral a los monasterios se
hace “al menos una vez al trienio” (Const. 244 y 245). Esta
misma frecuencia valdría para la visita de la Presidenta federal.
Y teniendo presente la expresión “al menos una vez al trienio”,
Lectura guiada Cor orans 95
Señor Jesús, nuestro verdadero bien: “todo el bien, el sumo
bien”, como se expresaba S. Francisco de Asís (VDq 9).
El número siguiente describe la clausura en sentido canónico.
161. “Con el nombre de clausura se entiende el espacio monásti-
co separado de lo exterior y reservado a las monjas, en la cual
sólo en caso de necesidad puede ser admitida la presencia de
extraños”. Espacio monástico separado del exterior y reservado a
las monjas. Y como consecuencia, que en él no pueda ser admi-
tida la presencia de extraños sino en caso de necesidad. Y el
motivo que justifica esa separación, que la clausura sea “un
espacio de silencio y de recogimiento donde se pueda desarrollar
la búsqueda permanente del rostro de Dios, según el carisma del
Instituto”. La clausura, más que un valor en sí misma, se consi-
dera en función del recogimiento especial en el que se pueda
desarrollar la búsqueda permanente del rostro del Dios; la inti-
midad contemplativa. Y sigue el texto resaltando los valores de
la clausura.
162. “La clausura evoca aquella celda del corazón donde cada
uno es llamado a vivir la unión con el Señor. Acogida como don
y elegida como respuesta libre de amor, es el lugar de la comu-
nión espiritual con Dios y el prójimo, donde la limitación de los
espacios y de los contactos es un beneficio para la interiorización
de los valores evangélicos”84. Más que el carácter privativo, se
84
Cfr. Jn 13,34; Mt 5,3.8.
94 Lectura guiada Cor orans
159. “La comunidad del monasterio de monjas, situada como
ciudad en la cima del monte y lámpara sobre el candelero83,
incluso en la sencillez de su vida, representa visiblemente la
meta hacia la cual camina toda la comunidad eclesial que, fervo-
rosa en la acción y entregada a la contemplación, avanza por las
sendas del tiempo con la mirada fija en la futura recapitulación
de todo en Cristo”: el aspecto escatológico de la Iglesia. Acción
pastoral y contemplación son las dos caras de una misma reali-
dad eclesial. Lo que también entendía nuestra Madre Santa
Teresa cuando enseñaba a sus hijas que Marta y María han de ir
juntas.
160. “El aspecto material de la separación del mundo encuentra
una manifestación particular en la clausura, que es el lugar de la
intimidad de la Iglesia esposa, porque, a la luz de la especial
vocación y misión eclesial, la clausura de las contemplativas
responde a la exigencia, considerada prioritaria, de estar con el
Señor”. Notar la forma positiva con la que el texto presenta la
separación material de mundo en la forma propia de la clausura
monástica acentuando el contenido espiritual que la define la
especial vocación y misión en la Iglesia, entendiéndola como
“lugar de la intimidad de la Iglesia esposa”; lo que responde a la
exigencia prioritaria de “estar con el Señor”. Lo manifiesta el
Papa Francisco con expresiones de dos grandes místicos de la
Iglesia: “sólo Dios basta” (S. Teresa de Jesús); y lo que es en la
expresión evangélica es el verdadero el tesoro de la vida: el
83
Cfr. Mt 5,14-15.
Lectura guiada Cor orans 71
la Presidenta federal puede hacer la visita pastoral alguna otra
vez, si lo cree necesario. Es lo que se deduce también del tenor
del n. 113 de la Instrucción. “La Presidenta de la Federación,
cada vez que la necesidad lo requiera, puede visitar las comuni-
dades de los monasterios federados acompañada por una co-
visitadora, elegida por turno entre las Consejeras, y por la Ecó-
noma de la Federación” (113). Y aquí se añade que en la visita
canónica, la Visitadora será acompañada también por la Ecóno-
mo federal, como asesora para las cosas económicas. Lo que está
en la línea con la práctica introducida ya en algunos institutos
religiosos y recogida en el reciente documento pontificio sobre la
administración de los bienes de los religiosos.
112 “La Presidenta de la Federación, cuando se trate de la visita
canónica a la comunidad del propio monasterio, delegará a una
Consejera federal como co-visitadora del Visitador regular”. Es
una disposición muy razonable teniendo en cuenta la finalidad de
la visita canónica o pastoral como supervisión de la macha del
monasterio y de su gobierno.
114. “Todas las demás visitas - maternas o fraternas - se acor-
darán con la Superiora del monasterio”. La condición de estas
visitas fraternas es distinta y requieren concordarse con la Priora
del monasterio; creo yo para evitar una ingerencia excesiva que
podría perjudicar el gobierno regular de la comunidad.
72 Lectura guiada Cor orans
En los números siguientes se dan directivas sobre el modo de
llevar adelante las visitas canónicas por parte de la Presidenta
federal.
115. “La Presidenta de la Federación, al término de la visita
canónica, indica por escrito a la Superiora mayor del monasterio
las soluciones más adecuadas para los casos y las situaciones que
hayan surgido durante la visita e informa de todo a la Santa
Sede”.
116. “La Presidenta de la Federación, durante la visita canónica,
verifica cómo se viven los temas contenidos en los puntos enu-
merados en el n. 12 y desarrollados en los nn. 13-35 de la Cons-
titución Apostólica Vultum Dei quaerere64, y si se observan las
relativas normas de aplicación, acordadas en las Asambleas
federales”. Son los doce temas implicados fundamentalmente en
la vivencia de la vida contemplativa monástica y el espíritu de la
renovación de la misma querida por el Papa Francisco.
Vigilar y promover la formación
117. “La Presidenta de la Federación vigila particularmente
sobre la formación inicial y permanente en los monasterios,
sobre la coherencia con el carisma del Instituto, de forma que
cada comunidad sea como un faro que ilumina el camino de los
64
Cfr. VDq, art. 2, §2.
Lectura guiada Cor orans 93
elevada estima que la comunidad cristiana alberga hacia este
estilo de vida, signo de la unión exclusiva de la Iglesia-Esposa
con su Señor, sumamente amado”. La Iglesia considera la vida
contemplativa como un carisma, que pertenece a la plenitud de la
misma Iglesia (AG 18).
El número siguiente, que se recoge el pensamiento de la VDq,
sintetiza bien el contenido espiritual de la vida íntegramente
contemplativa y lo que la justifica como modo peculiar de se-
guimiento de Cristo en la Iglesia.
158. “La vida de las monjas contemplativas, dedicadas de mane-
ra especial a la oración, con el fin de tener constantemente el
corazón orientado hacia el Señor, en la ascesis y en el ferviente
progreso de la vida espiritual, no es más que una tensión cons-
tante hacia la Jerusalén celestial, una anticipación de la Iglesia
escatológica, fija en la posesión y en la contemplación del rostro
de Dios”. La dedicación especial a la oración que permita tener
el corazón constantemente orientado hacia el Señor; una ascesis
generosa y equilibrada que favorezca el ferviente progreso en la
vida espiritual y la tensión constante hacia la plenitud de la vida
definitiva, la que Cristo realizará definitivamente a su retorno
glorioso; lo que convierte la vida contemplativa en una anticipa-
ción de la Iglesia escatológica, fija en la contemplación y en la
posesión de Dios: son los elementos teológicos que definen la
identidad de la vida contemplativa en la Iglesia y ante el mundo.
Esto mismo lo subraya el número siguiente de la Instrucción con
expresiones del Papa Francisco.
92 Lectura guiada Cor orans
puesto en el Evangelio, se vive por los consagrados “de modo
especial” centrado totalmente en el Señor y en su Reino en virtud
de la vocación particular, reproduciendo los sentimientos y las
actitudes de Cristo casto, pobre y obediente como testigos pecu-
liares de su modo de vida.
Por eso, “Para la vida religiosa, la clausura constituye una obli-
gación común a todos los Institutos82 y expresa el aspecto mate-
rial de la separación del mundo -de la cual, sin embargo, no
agota su alcance- contribuyendo a crear en cada casa religiosa un
clima y un ambiente que favorezcan el recogimiento, necesarios
para la vida propia de todo Instituto religioso, pero especialmen-
te para aquellos entregados a la contemplación”.
La clausura, como expresión material de la separación del mun-
do, no agota el alcance de la misma. Expresa y favorece otros
valores importantes para la vida religiosa y particularmente para
la vida contemplativa, contribuyendo a crear un ambiente parti-
cular que favorece el recogimiento necesario para centrar toda la
vida en la contemplación del rostro de Cristo Esposo, con una
misión profética ante la Iglesia y el mundo. Lo expresa el núme-
ro siguiente.
La separación material del mundo: la clausura.
157. “En la vida contemplativa de las monjas merece una
particular atención el aspecto de la separación del mundo por la
82
Cfr. can. 667, §1 CIC.
Lectura guiada Cor orans 73
hombres y de las mujeres de nuestro tiempo65. Al final de la
visita informará a la Santa Sede sobre las reales posibilidades
que tiene el monasterio de asegurar o no la formación inicial”.
Entre las funciones que se atribuyen a la Presidenta federal se
destaca de modo especial la formación de las religiosas, tanto la
inicial como la permanente. De una buena formación sólida y
apropiada a la vida consagrada y contemplativa depende en gran
parte la vitalidad del monasterio y la fidelidad a la vida religiosa-
contemplativa (PC 18).
A la Presidenta federal se le confía de modo especial la vigilan-
cia y el cuidado de la formación en los monasterios evaluando si
la formación que se imparte en ellos está en coherencia con el
carisma del Instituto, de manera que cada comunidad cumpla su
vocación profética, sea en palabras del Papa Francisco, “un faro
que ilumina el camino de los hombres y de las mujeres de nues-
tro tiempo”.
A este fin es necesario que las formadoras estén bien preparadas
con una formación completa y actualizada. La responsabilidad de
su formación compromete cada monasterio y toda la Federación.
118. “La formación de las formadoras y de sus colaboradoras
se confía en parte a los monasterios y en parte a la Federación,
65
Cfr. VDq, 36.
74 Lectura guiada Cor orans
por lo tanto la Presidenta de la Federación está llamada a poten-
ciar la formación a nivel federal66 y a exigir la participación de
quienes ejercen el servicio de la formación; si esto no fuese así
remite la cuestión a la Santa Sede”. Tres cosas se encomiendan
aquí a la Presidente federal: 1) potenciar la formación de las
formadoras a nivel federal con iniciativas apropiadas (cursos
para formadoras, programación, materiales); 2) exigir la partici-
pación de quienes ejercen el servicio de la formación (Maestras,
colaboradoras); 3) si esto no fuere así por desinterés o falta de
empeño, remitirá la cuestión a la S. Sede para que pueda tomar
las disposiciones oportunas.
También a quienes son llamadas a ejercer el servicio de autori-
dad (prioras, miembros del Consejo del monasterio), se les re-
quiere una buena formación específica que les ayude a ejercer
debidamente su servicio a las hermanas, contribuyendo a la
renovación constante de la comunidad.
119. “La Presidenta de la Federación pone en práctica la forma-
ción prevista por la Asamblea federal para quienes son llamadas
a ejercer el servicio de la autoridad67 y exige participar en ello; si
esto no fuese así remite la cuestión a la Santa Sede”. La progra-
mación y las directivas para la formación de quienes son llama-
das a este servicio de la autoridad corresponden a la Asamblea
federal. A la Presidenta le corresponde poner en práctica las
66
Cfr. VDq, art. 3, § 3.
67
Cfr. VDq, art. 7, §1.
Lectura guiada Cor orans 91
CAPÍTULO TERCERO
LA SEPARACIÓN DEL MUNDO
I. Noción y relevancia para la vida contemplativa
156. Partiendo de lo ya enunciado en el Código de Derecho
Canónico80, “se recuerda que la separación del mundo caracteri-
za la naturaleza y las finalidades de los Institutos de vida consa-
grada religiosos y corresponde al principio paulino de no con-
formarse a la mentalidad de este mundo81, huyendo de toda
forma de mundanidad”. La vida religiosa implica siempre una
ruptura con el mundo en el sentido del espíritu mundano; pero
también se rompe con ciertas realidades del mundo que no tienen
el sentido negativo de mundanas, pero que el religioso deja para
una mayor disponibilidad al servicio de Dios y de los hermanos,
propia de la consagración religiosa. Lo dio a entender claramente
Jesús cuando propuso el amor preferencial a Él por encima del
padre, de la madre, de los hermanos y de todas las cosas.
El religioso lo deja todo para una disponibilidad particularmente
radical y especial a las cosas del Reino, que Él mismo pidió a sus
seguidores más cercanos. El Papa Francisco nota con frecuencia,
dirigiéndose a los religiosos, que el seguimiento de Cristo pro-
80
Cfr. can. 607, §3 CIC.
81
Cfr. Rm 12,2.
90 Lectura guiada Cor orans
153. “El nombramiento del Asistente es ad nutum Sanctae Se-
dis”. Quiere decir que permanece en el oficio mientras la misma
Santa Sede no disponga otra cosa. No cambia necesariamente a
plazos fijos.
Modo de presentación de los candidatos.
154. “La Presidenta de la Federación, en el tiempo establecido,
debe presentar a la Santa Sede los nombres de tres posibles
candidatos para la función de Asistente de la Federación, adjun-
tando los resultados de las consultaciones previas de las comuni-
dades de los diversos monasterios de la Federación, el curricu-
lum vitae de cada uno de los candidatos, la opinión propia y la
del Consejo de la Federación, el nulla-obsta de los Ordinarios de
los candidatos. La Santa Sede se reserva, de la forma considera-
da más adecuada y conveniente, el hecho de completar las in-
formaciones relativas a los candidatos para la función de Asis-
tente”. La CIVCSVA suele pedir el acta del Capítulo de cada
monasterio con el resultado de la referida consulta. El tiempo
establecido para la presentación de la terna de candidatos estaba
determinado en el documento antes citado cada cuatro años.
155. “El Asistente de la Federación debe transmitir cada año un
breve Informe sobre su gestión, sobre el funcionamiento de la
Federación, señalando posibles situaciones particulares. Al
término de su mandato el Asistente envía a la Congregación para
los Institutos de vida consagrada y las sociedades de vida apostó-
lica un Informe con mayores detalles sobre el estado de la Fede-
ración”.
Lectura guiada Cor orans 75
determinaciones de la Asamblea y exigir la participación de las
interesadas. De lo contrario, deberá remitir la cuestión a la S.
Sede para que tome las disposiciones convenientes. A continua-
ción se toma en cuenta uno de los medios apropiados para favo-
recer la formación: los Cursos para las diferentes situaciones de
las hermanas.
120. “La Presidenta de la Federación, tras consultar al Consejo
Federal, elige los sitios más adecuados para realizar los cursos
específicos de formación de las formadoras y sus colaboradoras,
así como para quienes son llamadas a ejercer el servicio de la
autoridad, estableciendo la duración de dichos cursos para que
no perjudiquen las exigencias de la vida contemplativa68 y co-
munitaria”. Se tienen aquí presentes las dos categorías de perso-
nas a las que se ha referido el texto precedente: las formadoras y
las que ejercen el servicio de la autoridad. Le corresponde a la
Presidenta Federal, consultando al Consejo federal, elegir “los
sitios más adecuados” para realizarlos y la duración de los cur-
sos. Lo que ha de hacer de manera que no se perjudiquen con
ello “las exigencias de la vida contemplativa y comunitaria”, que
requieren un ambiente apropiado.
En estos números se habla solamente de reuniones o cursos
específicos para formadoras y para las llamadas a ejercer la
autoridad; pero en el texto de la Instrucción se tienen presentes
68
Cfr. VDq, art. 3, §4.
76 Lectura guiada Cor orans
otras reuniones para promover la formación inicial y permanente.
Ver a este respecto el n. 200 de la Instrucción.
121. “Cuando un monasterio autónomo ya no posee una real
autonomía de vida69 corresponde a la Presidenta de la Federación
referir la situación a la Santa Sede”. Esta responsabilidad de la
Presidenta federal, responde a su función de vigilar si los monas-
terios cuentan con una real autonomía de vida, necesaria para
mantener la autonomía jurídica (n. 18). Función de la Presidenta
Federal es verificar la efectiva autonomía vital. Y si ésta no se da
en la realidad, referir la situación a la Santa Sede, a la que co-
rresponde tomar las disposiciones oportunas, como se ha especi-
ficado en el capítulo sobre el monasterio autónomo.
122. “Cuando la Superiora mayor de un monasterio niega a una
monja la autorización para pasar a otro monasterio del mismo
Instituto, la Presidenta de la Federación, tras realizar el debido
discernimiento con su Consejo sobre la cuestión, informará de
ello a la Santa Sede, que decide lo que hay que hacer”. Parecería
que con la expresión “pasar a otro monasterio del mismo Institu-
to se haga referencia al “intercambio de monjas” entre los mo-
nasterios, entendido como ayuda mutua, y que es señalado como
uno de los fines de la Federación (n. 92). Lo que se refiere al
traslado o tránsito de una religiosa de un monasterio a otro por
motivos justos, tiene su normativa en el Código de Derecho
Canónico (can 684, §3) y en las Constituciones (176-179). No sé
69
Cfr. VDq, art. 8, §1.
Lectura guiada Cor orans 89
ro, nombrado por la Congregación para los Institutos de vida
consagrada y las Sociedades de vida apostólica para una o más
Federaciones”. “Participa en cierta medida en la jurisdicción de
la Santa Sede”, en cuanto su presencia y decisión en algunos
asuntos de la Asociación es necesaria y para casos especiales
puede recibir facultades especiales de la Santa Sede. Por eso se
requiere que sea un presbítero, pues sólo los clérigos pueden
participar de la “jurisdicción”, que es la potestad eclesiástica
pública.
151. “El Asistente de la Federación no es un superior mayor y
desempeña su misión con espíritu de colaboración y de servicio
respecto a la Federación, favoreciendo la conservación del ge-
nuino espíritu del Instituto y ayudando con su consejo a la Presi-
denta en la conducción de la Federación, particularmente en la
formación a nivel federal y en la solución de los problemas
económicos de mayor importancia”. Vuelve a especificarse aquí
la naturaleza y la función propia del Asistente de la Federación.
La nueva Instrucción, en la línea del documento referido, intensi-
fica la vinculación del Asistente eclesiástico con la Santa Sede,
ante la cual es un instrumento eficaz para llevar adelante la
renovación de la vida contemplativa y transmitir a la Federación
las normas y directivas de la misma S. Sede.
152. “El nombramiento del Asistente de la Federación está re-
servado a la Santa Sede, pero la Federación tiene la facultad de
presentación”. La Federación presenta, como se dice más adelan-
te, una terna de candidatos que cree aptos para el encargo. La S.
Sede elige libremente al que cree más apto.
88 Lectura guiada Cor orans
de dicho Consejo”. Es un nuevo encargo que tiene que ver con la
promoción de la formación inicial y permanente a nivel de la
Federación, programación, facilitación de materiales, supervi-
sión. Responde a la acrecentada solicitud por la formación de las
monjas en los dos documentos pontificios, ya adelantada por el
Concilio.
VI. El Asistente religioso
149. “El Asistente de la Federación representa a la Santa Sede
ante la Federación, pero no ante los monasterios que la compo-
nen, y desempeña su función siguiendo fielmente las disposicio-
nes relativas a su cargo y cumpliendo el mandato recibido en el
marco de la propia competencia”. Representa a la S. Sede “ante
la Federación, no ante los monasterios”, que son autónomos. Lo
que no impide que esté disponible, con su preparación y expe-
riencia, a los monasterios que soliciten justamente su ayuda.
Además debe conocer bien el estado de los monasterios, pues ha
de referir sobre ellos en su relación a la Santa Sede. En el Decre-
to de nombramiento, ya se suelen especificar sus funciones. Pero
hay un documento aún reciente de la misma S. Sede sobre el
nombramiento y las funciones del Asistente eclesiástico de la
Federación (Decreto de la Congregación para los Institutos de
Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica sobre el
Asistente Religioso de las Federaciones y Asociaciones de Mo-
nasterios de Monjas, 8 de septiembre de 2012).
150. “El Asistente de la Federación, debido a que participa en
cierta medida en la jurisdicción de la Santa Sede, es un presbíte-
Lectura guiada Cor orans 77
si la intervención específica de la Presidenta Federal de que se
habla en este número de la Instrucción puede aplicarse al caso de
que la Superiora mayor del monasterio niegue su autorización
para que una monja acuda a algún curso de formación organiza-
do por la Federación.
En el caso previsto en el texto toca a la Presidenta realizar el
debido discernimiento con su Consejo; y si persiste la prohibi-
ción de la Priora, la Presidenta deberá informar a la S. Sede, que
decidirá lo que ha de hacerse.
III. El Consejo federal
123. “El Consejo federal está formado por cuatro consejeras
elegidas por la Asamblea federal entre todas las monjas profesas
solemnes de los monasterios de la Federación y permanece en el
cargo por seis años”. La formulación es distinta de la entendida
tradicionalmente por nuestro derecho particular, en la que el
superior mayor forma parte del Consejo. Ella, con las Conseje-
ras, forma parte del Consejo (Cf. Const. 217). Y esto permanece
en vigor para el gobierno interno del monasterio. Cuando se trata
del Consejo federal, éste está formado “por las cuatro Consejeras
elegidas por la Asamblea federal”, que deben ser de votos so-
lemnes; y su función es dar su parecer o su consentimiento,
según la norma requiera el uno o el otro”. No se trata de un
órgano colegial, aunque su intervención es precisa, con su con-
sentimiento y su consejo, para actos importantes de la Federa-
ción. Es la Presidenta federal la responsable de la marcha de la
78 Lectura guiada Cor orans
Federación con la ayuda de las Consejeras y siempre en confor-
midad con las decisiones tomadas por la Asamblea federal y en
el marco de las facultades que le atribuye esta Instrucción.
124. “El Consejo federal sólo tiene competencia sobre aquello
que le atribuye la presente Instrucción70 y esté eventualmente
establecido en los Estatutos, pero la Presidenta de la Federación
puede consultarle cada vez que lo considere oportuno”. La Presi-
denta federal está obligada a pedir el parecer o el consentimiento
cuando así lo prescribe la norma (esta Instrucción o el Estatuto
aprobado por la S. Sede); y si se trata de consentimiento necesita,
para actuar, el voto favorable de la mayoría del Consejo. En caso
de paridad, si esta persiste después de dos escrutinios, la Presi-
denta puede resolver el empate con su voto, a tenor del can 119,
2º.
Casos en los que el Consejo federal ha de ser consulta-
do
125. “El Consejo federal es consultado por la Presidenta de la
Federación después de cada visita canónica antes de enviar por
escrito a la Superiora mayor del monasterio las soluciones más
adecuadas a los casos y a las situaciones que hayan surgido
durante la visita misma”.
70
Cfr. VDq, art. 9, §3.
Lectura guiada Cor orans 87
144. “La Secretaria federal es elegida por la Presidenta de la
Federación y dura seis años en el cargo, ese servicio puede ser
desempeñado por una de las Consejeras federales”.
145. “La Secretaria federal, siempre que sea posible, reside en el
monasterio elegido como sede legal de la Federación y allí cus-
todia los documentos y mantiene actualizado el archivo de la
Federación”. Es una norma, pero no estricta, “siempre que sea
posible”.
146. “Por indicación de la Presidenta de la Federación, la Secre-
taria federal establece el orden del día y convoca el Consejo
federal, durante el cual desempeña la función de secretaria de
actas”. “Por indicación de la presidenta”; como decir que bajo su
dirección y teniendo presente su decisión.
147. “La Secretaria federal, por indicación de la Presidenta de la
Federación, prepara la Asamblea federal”.
148. “La Formadora federal79 es nombrada ad nutum por la
Presidenta de la Federación con el consentimiento del Consejo
federal”: es nombrada “ad nutum”, mientras la Presidenta federal
con el Consejo no disponga otra cosa, lo que especifica el texto.
“La Formadora federal puede ser apartada de su cargo, por cau-
sas graves, por la Presidenta de la Federación con la aprobación
79
Cfr. VDq, art. 3 §7.
86 Lectura guiada Cor orans
V. Oficios federales
142. “La administración de la Federación se encomienda a la
Ecónoma federal, elegida por la Asamblea federal por seis
años”.
143. “La Ecónoma federal tiene la responsabilidad de llevar a
cabo cuanto haya establecido el Consejo Federal y colabora con
la Presidenta de la Federación, en el contexto de la Visita regu-
lar, en la supervisión del funcionamiento económico de cada
monasterio señalando del mismo los aspectos positivos y las
deficiencias, datos que deben estar presentes en del Informe final
de la visita”.
Se distinguen dos funciones de la Ecónoma federal: la adminis-
tración de los bienes de la Federación en conformidad con las
disposiciones y decisiones que haya establecido el Consejo
federal. No se dice aquí que la Ecónoma ejerce su servicio bajo
la dirección de la Presidenta; pero este es un principio general
para toda administración en el ámbito de la vida religiosa y
eclesiástica. La otra función de la Ecónoma, nueva, es que cola-
bora con la Presidenta de la Federación en el contexto de la visita
canónica a los monasterios, como asesora en la supervisión del
funcionamiento económico de cada monasterio. Aquí se tienen
en cuenta las directivas dadas recientemente por la Santa Sede
sobre la economía en los Institutos de vida consagrada y la expe-
riencia de muchos institutos para una buena administración de
los bienes.
Lectura guiada Cor orans 79
126. “El Consejo federal expresa su parecer sobre la elección de
los tiempos y los lugares más adecuados donde realizar los cur-
sos específicos de formación de las formadoras y de sus colabo-
radores, así como de quienes son llamadas a ejercer el servicio
de la autoridad”.
127. “El Consejo federal colabora con la Presidenta de la Fede-
ración en la redacción del Informe que se ha de enviar a la Santa
Sede al final del sexenio sobre el estado de la Federación y de los
monasterios”. No se dice que el texto del Informe hay de ser
aprobado por el Consejo federal, sino que éste colabora en su
redacción.
128. El Consejo federal es consultado por la Presidenta de la
Federación antes de enviar a la Santa Sede la petición de afilia-
ción o de supresión de un monasterio.
129. “El Consejo federal da su consentimiento en la elección de
la Formadora federal que desempeña y coordina la formación
inicial común71. Igualmente, por causas graves, expresa su con-
formidad para la remoción de la Formadora federal”. Se habla
aquí de la Formadora federal, de la cual vuelve a hablarse en el
n. 148 a propósito de su nombramiento, que es de competencia
de la Presidenta federal con el consentimiento del Consejo, como
se establece aquí, como también para su remoción del oficio. Y
aquí se adelanta la función propia de la Formadora general:
71
Cfr. VDq, art. 3, §7.
80 Lectura guiada Cor orans
“desempeña y coordina la formación inicial común”. No es muy
clara la expresión “desempeña… la formación inicial común”.
Supongo que cuando hay casas de formación común para alguna
etapa de la formación inicial (cf n. 259); pero también en lo que
se refiere a los medios, programas y materiales formativos que la
Federación está llamada a ofrecer a los monasterios.
130. “Derogando el can. 686, §2 CIC, el Consejo federal da su
consentimiento para la petición del indulto de exclaustración de
una monja de votos solemnes, después del año concedido por la
Superiora mayor del monasterio, hasta el cumplimiento de los
tres años72”. Con la derogación del canon citado, se introduce
una innovación importante en el derecho anterior, en que la
exclaustración para las monjas era de competencia exclusiva de
la S. Sede. Ahora la Priora puede conceder el indulto de exclaus-
tración hasta un año; y la Presidenta federal, con el consenti-
miento del de Consejo de la Federación, puede prorrogar la
exclaustración por otros dos años, con las debidas condiciones. A
tenor del canon 686,1 se requiere “causa grave”, dado que la
exclaustración implica la dispensa temporal de la vida fraterna en
común, elemento esencial de la vida religiosa, como la consagra-
ción en el seguimiento de Cristo.
131. “El Consejo federal da su consentimiento para la petición de
prórroga de indulto de exclaustración de una monja de votos
72
Derogación aprobada de forma específica por el Santo
Padre.
Lectura guiada Cor orans 85
a. “recibe del Informe de la Presidenta federal sobre el estado de
la Federación y de cada uno de los monasterios”;
b. “elige a la Presidenta federal y al Consejo federal”;
c. “elige a la Ecónoma federal”;
d. “trata los asuntos de mayor importancia”;
e. “toma decisiones y establece normas que todas las monjas
deben observar, después de la aprobación definitiva de la
Santa Sede”; se entiende que estas normas y decisiones han
de contenerse en el cuadro de las funciones de la Federación;
f. “elabora para un sexenio los itinerarios formativos comunes
que cada comunidad se compromete a realizar”. Itinerarios
formativos son los planes y proyectos de formación para las
sucesivas etapas del proceso formativo;
g. “promueve la realización de nuevas fundaciones y las modali-
dades para ponerlas en marcha, tanto por iniciativa de un mo-
nasterio como de la Federación”;
h. “establece un monasterio como sede de formación inicial
común para los monasterios de la Federación76”; cuando la
Asamblea lo cree conveniente especialmente en casos particu-
lares de especial necesidad de los monasterios, teniendo pre-
sente que el lugar ordinario donde se desarrolla el camino
formativo es el propio monasterio (cf. VDq 14; CO 258-259).
i. “define un proyecto formativo para quienes son llamadas a
ejercer el servicio de la autoridad77 y para las formadoras78”.
76
Cfr. VDq, art. 3 §7.
77
Cfr. VDq, art. 7 §1.
78
Cfr. VDq, art. 3 §3.
84 Lectura guiada Cor orans
puede convocar la Asamblea federal extraordinaria. La formula-
ción es bastante amplia (“si la necesidad lo exige o la convenien-
cia lo sugiere”. Y dándose estas circunstancias, basta para con-
vocarla que la Presidenta cuente con el consentimiento del Con-
sejo federal, sin necesidad de otras consultas; aunque puede
presumirse que el Consejo federal proceda con la responsabili-
dad que le es propia.
138. “La Asamblea federal, tanto ordinaria como intermedia, es
convocada por la Presidenta al menos seis meses antes del
término del sexenio o de la finalización del trienio”.
139. “La Asamblea federal extraordinaria es convocada por la
Presidenta dos meses antes de su celebración”.
140. “Cuando la Presidenta federal cesa en su cargo, por muerte
o por los otros modos previstos por el derecho75, la primera
Consejera convoca, en el plazo de un mes desde la vacante del
cargo, la Asamblea federal extraordinaria, que se ha de celebrar
en un plazo de dos meses desde la convocatoria. En este caso se
procede nuevamente a la elección de las Consejeras federales y
de la Ecónoma federal”.
Funciones de la Asamblea federal
141. La Asamblea federal:
75
Cfr. can. 184, §1 CIC.
Lectura guiada Cor orans 81
solemnes que se ha de solicitar a la Santa Sede”73. Se trata de la
prórroga de la exclaustración más allá de los tres años que pue-
den conceder conjuntamente la Priora y la Presidenta federal con
su Consejo. La exclaustración no se concede a las monjas de
votos temporales. Con ellas se aplican se lleva adelante la eva-
luación de la idoneidad con los medios de discernimiento voca-
cional con un acompañamiento personalizado.
“La Presidenta federal, antes de presentar el asunto al Consejo
Federal, debe poseer la valoración escrita de la Superiora mayor
de la monja profesa de votos solemnes que pide la prórroga del
indulto, expresado colegialmente con el Consejo del monasterio,
previo consentimiento del Ordinario del lugar donde habitará la
monja, y contando con el parecer del Obispo diocesano o del
Ordinario religioso competente”. En esta segunda parte del
número se especifican los requisitos previos a la concesión del
indulto de exclaustración: la valoración escrita de la monja de
votos solemnes por parte de la Priora y del Consejo del monaste-
rio expresada colegialmente; el consentimiento previo del Ordi-
nario del lugar donde habitara la monja durante a exclaustración,
y el parecer del Obispo diocesano al que está confiada la vigilan-
cia del monasterio o del Ordinario religioso si el monasterio está
asociado a la Orden. Todo ello ha de ser presentado a la Presi-
denta federal juntamente con la petición de la monja interesada
con las razones graves que justifique la concesión del indulto.
73
Derogación aprobada de forma específica por el Santo
Padre.
82 Lectura guiada Cor orans
132. “El Consejo federal asume las funciones del Consejo del
monasterio autónomo cuando este último, mediante la afiliación,
es confiado a la Presidenta de la Federación en el proceso de
acompañamiento para la revitalización o para la supresión del
monasterio74”. Este número está relacionado con lo dicho en el n.
57 de la Instrucción sobre el monasterio afiliado no a otro mo-
nasterio autónomo, sino a la Federación.
IV. La Asamblea federal
133. “La comunión que existe entre los monasterios se hace
visible en la Asamblea federal, signo de unidad en la caridad,
que tiene principalmente la tarea de tutelar entre los monasterios
federados el patrimonio carismático del Instituto y promover una
adecuada renovación que esté en armonía con el mismo, excepto
que ninguna Federación de monasterios de monjas o Confedera-
ción de Federaciones represente a todo el Instituto”. Se afirma
aquí que la Asamblea federal es “signo visible de unidad en la
caridad”; y se especifican las tareas principales o finalidades de
la Asamblea: 1) “tutelar el patrimonio carismático del Instituto”:
la mente y los propósitos de los Fundadores acerca de la natura-
leza, fin, espíritu e índole del Instituto, junto con las sanas tradi-
ciones” (cf. can 578); 2) promover la adecuada renovación que
esté en armonía con el mismo patrimonio carismático”. La ex-
presión “excepto que…” quiere indicar que ninguna Federación
de monasterios o Confederación de Federaciones representa a
74
Cfr. VDq, art. 8, §7.
Lectura guiada Cor orans 83
todo el Instituto y es expresión única de su patrimonio carismáti-
co, sino del conjunto de monasterios que la integran. El patrimo-
nio carismático se expresa auténticamente en las Constituciones.
Composición de la Asamblea federal
134. “Participan de derecho en la Asamblea federal, la Presidenta
federal, las Consejeras federales, la Ecónoma federal, la Superio-
ra mayor y una Delegada de cada monasterio autónomo federa-
do, elegida por el capítulo conventual; la Secretaria federal
desempeña únicamente la función de secretaria de actas”; quiere
decir, a mi entender, que la Secretaria federal no es propiamente
miembro de la Asamblea General, con derecho al voto, a no ser
que sea ella misma Consejera federal. No hay incompatibilidad
entre los dos oficios, pero el ámbito de cada uno es distinto.
135. “La Asamblea federal ordinaria (la que se celebra en el
tiempo aquí establecido) es convocada cada seis años y en la
misma se renuevan los cargos federales”. Es también Asamblea
electiva.
136. “La Asamblea federal intermedia es convocada cada tres
años para verificar las tareas realizadas y para adoptar eventuales
soluciones o cambios en las mismas”. Por eso no con carácter
electivo, sino de evaluación y puesta al día.
137. “Si la necesidad lo exige o la conveniencia lo sugiere, la
Presidenta federal, con el consentimiento del Consejo federal,