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VIGILIA DE PENTECOSTÉS

Procesión de Entrada: El Orden para la procesión es: Incienso y Naveta + Cruz + Ministros
+ Presidente.

Es oportuno tener previsto un lugar de destaque, donde esté entronizado el icono de la


Madona, bien adornado con flores.

RITOS INICIALES

P. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.


A. Amén.
P. El Dios de la esperanza, que, por la acción del Espíritu Santo,
nos colma con su alegría y con su paz, permanezca siempre
con todos ustedes.
A. Y con tu espíritu.

Si en la Vigilia hay bautizos, el presidente prosigue con el acto penitencial:

Hermanos:
Para celebrar dignamente estos sagrados misterios,
reconozcamos nuestros pecados.
P. Tú que eres el sumo sacerdote de la nueva alianza:
Señor, ten piedad.
A. Señor, ten piedad.
P. Tú que nos edificas como piedras vivas en el templo santo de Dios:
Cristo, ten piedad.
A. Cristo, ten piedad.
P. Tú que has ascendido a la derecha del Padre para enviarnos el don del
Espíritu:
Señor, ten piedad.
A. Señor, ten piedad.
Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros,
perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
A. Amén.
Si en la Vigilia no hay bautizos, puede hacerse el rito de la bendición y aspersión del
agua bendita:

Queridos hermanos: invoquemos la bendición de Dios, nuestro Padre, y


pidámosle que la aspersión de esta agua reavive en nosotros la gracia del
Bautismo, por medio del cual fuimos sumergidos en la muerte redentora
del Señor para resucitar con él a una vida nueva.
Después de un breve momento de silencio el sacerdote prosigue diciendo:

Señor, Dios todopoderoso, escucha las oraciones de tu pueblo, ahora


que recordamos la acción maravillosa de nuestra creación y la
maravilla aún más grande, de nuestra redención;
Dígnate bendecir esta agua.
La creaste para hacer fecunda la tierra
y para favorecer nuestros cuerpos
con el frescor y la limpieza.
La hiciste también instrumento de misericordia
al librar a tu pueblo de la esclavitud
y al apagar con ella su sed en el desierto;
por los profetas la revelaste como signo de la nueva alianza
que quisiste sellar con los hombres.
Y, cuando Cristo descendió a ella en el Jordán,
renovaste nuestra naturaleza pecadora
en el baño del nuevo nacimiento.
Que esta agua, Señor, avive en nosotros
el recuerdo de nuestro bautismo
y nos haga participar en el gozo de nuestros hermanos
Bautizados en la Pascua.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
A. Amén.
Terminada la bendición, el presidente rocía a la asamblea. Mientras tanto, se puede
cantar algún estribillo de la ‘Bendición del Agua’ u otro canto apropiado.
Terminada la aspersión, el presidente, con las manos juntas, dice:

Que Dios todopoderoso nos purifique del pecado y, por la


celebración de esta Eucaristía, nos haga dignos de participar del
banquete de su reino. Por los siglos de los siglos.
A. Amén.
A continuación el presidente puede exhortar al pueblo con estas palabras u otras
semejantes:

Hermanos:
Hemos empezado ya la Vigilia de Pentecostés, imitando a los apóstoles
que junto a María la madre de Jesús, se dedicaban a la oración y
esperaban el Espíritu prometido por el Señor.
Escuchemos ahora, con atención y reposadamente, la palabra de Dios
meditando en los prodigios que Dios realizó en favor de su pueblo y
pidamos que el Espíritu Santo, que el Padre envió como primicia para los
creyentes, lleve a plenitud su obra en el mundo.

LITURGIA DE LA PALABRA

Primera Lectura
Monición
Lectura: Gen 11, 1-9
Canto: “Himno de la Ascensión”. O bien: Sal 32: Exultad justos en el Señor.

Los cantos que vienen indicados son orientativos.

Terminado el salmo responsorial de cada lectura, la asamblea se pone de pie y el


presidente recita la oración correspondiente.

P. Oremos.
Dios todopoderoso, haz que tu Iglesia congregada
en la unión del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo,
sea siempre una sola familia, que manifieste al mundo
el misterio de tu unidad y de tu santidad,
y pueda así la humanidad ser atraída
hacia la perfección de tu amor.
Por Jesucristo nuestro Señor.

A. Amén.
Segunda Lectura
Monición
Lectura: Ex. 19, 3-8.16-20
Canto: “Shemá Israel”. O bien: Sal 102: Bendice alma mía a Yahveh.

P. Oremos.
Oh Dios, que en el Monte Sinaí, en medio del resplandor del fuego,
diste a Moisés la ley antigua, y que en el día de hoy,
con el fuego del Espíritu Santo, manifestaste la nueva Alianza;
haz que nuestros corazones ardan en aquel Espíritu que infundiste
de modo admirable en los apóstoles,
y que el nuevo Israel, reunido de entre todos los pueblos,
reciba con alegría el mandamiento eterno de tu amor.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

A. Amén.

Tercera Lectura
Monición
Lectura: Ez. 37, 1-14
Canto: “Resucitó”.

P. Oremos.
Oh Dios, que por tu palabra de vida
nos has engendrado para una vida nueva;
derrama sobre nosotros tu Espíritu Santo,
para que, viviendo unidos en una misma fe,
lleguemos, por la resurrección,
a la gloria de una vida incorruptible.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

A. Amén.
Cuarta Lectura
Monición
Lectura: Jl. 3,1-5
Canto: “Madre, madre ciudad de Dios”. O bien: “Bendice alma mía al Señor”
.O bien: “Bendeciré al Señor”

P. Oremos.
Escucha, Oh Dios, a tu Iglesia
unida en oración en esta santa vigilia,
en espera de la Pascua eterna;
envía sobre ella tu Espíritu,
para que ilumines la mente de los fieles,
y que todos los renacidos en el bautismo
seamos en el mundo testigos y profetas.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
A. Amén.
En este momento, el presidente puede, si lo considera oportuno, invitar a la asamblea
a dar el eco de la Palabra y después hacer una breve homilía

Quinta Lectura
Monición
Lectura: Hch. 2,1-11
Canto: “Pentecostés: Si sientes un soplo del cielo”.

P. Oremos.
Oh Dios, que por obra del Espíritu Santo
revelas al hombre tu presencia y tu potencia;
haz que en el tiempo santo de la Iglesia,
nosotros te reconozcamos a ti como Padre
y te alabemos en nombre de todas tus criaturas.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
A. Amén.
A continuación la asamblea entona el canto del GLORIA

Gloria
Concluido el canto del GLORIA, el presidente dice la Oración Colecta
Oración Colecta

P. Oremos:
Dios eterno y todopoderoso,
que quisiste consumar el misterio
de la muerte, resurrección y ascensión de tu Hijo,
con la venida del Espíritu Santo;
renueva el prodigio de Pentecostés
y haz que todos los pueblos de la tierra
superen con tu amor sus diferencias
y te reconozcan como Padre.
Por nuestro Señor Jesucristo.
A. Amén.

Sexta Lectura
Monición
Lectura: Rm. 8, 22-27
O,
Monición
Lectura: 1 Co 12, 3-7. 12-13
Canto: Secuencia de Pentecostés

Evangelio
Monición
La asamblea, puesta de pie, entona el canto del ALELUYA
Mientras, el diácono o el presbítero, lleva solemnemente el libro de los evangelios hasta el ambón.
Aclamación: Aleluya
Lectura:
Ciclo A: Jn 20, 19-23 - Ciclo B: Jn 15, 26-27; 16, 12-15 - Ciclo C: Jn 14, 15-16. 23b-26
El presidente invita a la asamblea al eco de la palabra.

Homilía

Si en la vigilia no hay bautizos, terminada la homilía, la asamblea proclama el CREDO.


Si hay bautizos, utilizar el ritual propio (Apéndice 1).

Credo (Si no hay bautizos)


Oración de los Fieles
El presidente termina la plegaria común con la siguiente oración conclusiva.

P. Acoge, oh Señor, todas nuestras súplicas y con la fuerza de tu Espíritu,


permanece cercano a nosotros para que así sean purificados nuestros
corazones y nos sintamos protegidos de todo mal.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
A. Amén.

Rito de la Paz

LITURGIA EUCARÍSTICA

Oración sobre las Ofrendas

Oremos.
Que tu Espíritu santificador
descienda, Señor, sobre estos dones
e inunde de amor a tu Iglesia
para que ésta pueda ser, en medio del mundo,
tu signo y tu instrumento de salvación.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.

PREFACIO: El misterio de Pentecostés.

C. El Señor esté con ustedes.


R. Y con tu espíritu.
C. Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
C. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario,


es nuestro deber y salvación
darte gracias, siempre y en todo lugar,
Señor, Padre Santo,
Dios eterno y todopoderoso,
Por Cristo Nuestro Señor.

Porque tú,
para llevar a su plenitud el misterio pascual,
has enviado hoy al Espíritu Santo
sobre aquellos a quienes adoptaste como hijos
al injertarlos en Cristo, tu Unigénito.
Este mismo Espíritu fue quien,
al nacer la Iglesia,
reveló a todos los pueblos
el misterio de Dios
y unió la diversidad de las lenguas
en la confesión de una misma fe.
Por eso,
Con esta efusión de gozo pascual
el mundo entero se desborda de alegría
y también los coros celestiales,
los ángeles y los arcángeles,
cantan sin cesar el himno de tu gloria.

Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice:

CC Así, pues, Padre,


al celebrar ahora el memorial
de la muerte y resurrección de tu Hijo,
te ofrecemos el pan de vida y el cáliz de salvación,
y te damos gracias
porque nos haces dignos de servirte en tu presencia.
Te pedimos humildemente
que el Espíritu Santo congregue en la unidad
a cuantos participamos
del Cuerpo y Sangre de Cristo.

C1 Acuérdate, Señor,
de tu Iglesia extendida por toda la tierra;
y reunida aquí en el día en que la efusión
de tu Espíritu ha hecho de ella
sacramento de unidad para todos los pueblos;
y con el Papa N.,
con nuestro Obispo N.
y todos los pastores que cuidan de tu pueblo,
llévala a su perfección por la caridad.

C2 Acuérdate también de nuestros hermanos


que se durmieron en la esperanza de la resurrección,
y de todos los que han muerto en tu misericordia;
admítelos a contemplar la luz de tu rostro.
Ten misericordia de todos nosotros,
y así, con María, la Virgen Madre de Dios,
los apóstoles
y cuantos vivieron en tu amistad
a través de los tiempos,
merezcamos, por tu Hijo Jesucristo,
compartir la vida eterna
y cantar tus alabanzas.

CP Por Cristo, con Cristo y en Cristo …

RITO DE LA COMUNION

Padre Nuestro

Fieles a la recomendación del Salvador


y siguiendo su divina enseñanza,
nos atrevemos a decir: …

El sacerdote, con las manos extendidas, prosigue él solo:

Líbranos de todos los males, Señor,


y concédenos la paz en nuestros días,
para que, ayudados por tu misericordia,
vivamos siempre libre de pecado
y protegidos de toda perturbación,
mientras esperamos la gloriosa venida
de nuestro Salvador Jesucristo.
Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice en voz alta:
Señor Jesucristo,
que dijiste a tus apóstoles:
“La paz os dejo, mi paz os doy”,
no tengas en cuenta nuestros pecados,
sino la fe de tu Iglesia
y, conforme a tu palabra,
concédele la paz y la unidad.
Junta las manos.
Tú que vives y reinas
por los siglos de los siglos.

R. Amén.

Oración Conclusiva
Oremos.
Que el sacramento que hemos recibido,
nos comunique, Señor,
el fuego del Espíritu Santo
que infundiste a tus Apóstoles el día de Pentecostés.
Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.
Nota: Antes de la Bendición Solemne, utilizar el rito para apagar el Cirio (Apéndice 2).

RITO DE CONCLUSION

Bendición Solemne.
C. Que Dios, Padre de las luces,
que en este día iluminó la mente de los discípulos con la luz del
Espíritu Santo,
los alegre con su bendición y los llene siempre con los dones de
su Espíritu.
R. Amén.

C. Que el mismo fuego divino que de


manera admirable descendió sobre los Apóstoles, purifique
vuestros corazones de todo pecado y los ilumine con su
claridad.
R. Amén.

C. Que el mismo Espíritu que unió todas las lenguas en una sola
confesión de fe, les conceda perseverar en ella y llegar, así, a
ver plenamente lo que ahora esperáis.
R. Amén.

La bendición de Dios todopoderoso,


Padre, Hijo y Espíritu Santo
Descienda sobre ustedes
Y permanezca para siempre.

Pueden ir en paz.

R. Demos Gracias a Dios.

Apéndice 1

Ritual del Bautismo

RITO DE ACOGIDA

El celebrante saluda a los presentes:

Hermanos: Con gozo ustedes han vivido en el seno de su familia el


nacimiento de un niño. Con gozo vienen ahora a la Iglesia a dar gracias a
Dios y celebrar el nuevo y definitivo nacimiento por el Bautismo.
Todos los aquí presentes nos alegramos en este momento, porque se va a
acrecentar el número de los bautizados en Cristo. Dispongámonos a
participar activamente.

El celebrante, en primer lugar, interroga a los padres de los niños

¿Qué nombre han elegido para su hijo?

Padres: N.., N.
¿Qué piden a la Iglesia de Dios para N.?

Todos: El Bautismo.

Entonces el celebrante se dirige a los padres con estas palabras:

Al pedir el Bautismo para su hijo(a), ustedes contraen una


obligación, para que educando a su hijo en la fe, él pueda,
guardando los mandamientos de Dios, amar al Señor y al
prójimo, como Cristo nos enseña en el Evangelio. ¿Si dan
cuenta de esta obligación que contraen?

Padres: Sí, nos damos cuenta.


Dirigiéndose después a los padrinos, les pregunta:

Y ustedes, padrinos, ¿están dispuestos a ayudar a los padres


de estos niños a cumplir con esta obligación?

Padrinos: Sí, estamos dispuestos.


N., la comunidad cristiana te recibe con gran alegría. Yo,
en su nombre, te signo con la señal de Cristo Salvador.
Y ustedes, padres (y padrinos), hagan también sobre él(ella)
la señal de la cruz.

Y, en silencio, signa a cada niño en la frente. Después invita a los padres y


padrinos, para que hagan lo mismo.

ORACIÓN DE EXORCISMO Y UNCIÓN PREBAUTISMAL

Oremos:
Dios todopoderoso y eterno., que has enviado tu Hijo al
mundo, para librarnos del dominio de Satanás, espíritu del
mal, y llevarnos así, arrancados de las tinieblas, al Reino de tu
luz admirable; te pedimos que este niño(a), lavado del
pecado original, sea templo tuyo, y que el Espíritu Santo
habite en él. Por Cristo nuestro Señor.

Todos: Amén.
Para que el poder de Cristo Salvador lo(a) fortalezca, lo(a)
ungimos con éste óleo de salvación en el nombre del mismo
Jesucristo, Señor nuestro, que vive y reina por los siglos de los
siglos.

Todos: Amén.

Se hace la unción con el óleo de los catecúmenos en el pecho.

Desde la sede el sacerdote exhorta a los presentes:

Hermanos, acompañemos con nuestra oración a este(a)


catecúmeno(a) que anhela renacer a nueva vida en la fuente
del bautismo, para que Dios, nuestro Padre, le otorgue su
protección y su amor.

LETANIAS

Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.


Cristo, ten piedad. Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.

Santa María, Madre de Dios. Ruega por nosotros.


San Miguel. Ruega por nosotros.
Santos ángeles de Dios. Rogad por nosotros.
San Juan Bautista. Ruega por nosotros.
San José. Ruega por nosotros
Santos Pedro y Pablo. Rogad por nosotros.
San Andrés. Ruega por nosotros.
San Juan. Ruega por nosotros.
Santa María Magdalena. Ruega por nosotros.
San Esteban. Ruega por nosotros.
San Ignacio de Antioquía. Ruega por nosotros.
San Lorenzo. Ruega por nosotros.
Santas Perpetua y Felicidad. Rogad por nosotros.
Santa Inés. Ruega por nosotros.
San Gregorio. Ruega por nosotros.
San Agustín. Ruega por nosotros.
San Atanasio. Ruega por nosotros.
San Basilio. Ruega por nosotros.
San Martín. Ruega por nosotros.
San Benito. Ruega por nosotros.
Santo Tomás de Aquino. Ruega por nosotros.
San Felipe Neri. Ruega por nosotros.
Santos Francisco y Domingo. Rogad por nosotros.
San Francisco Javier. Ruega por nosotros.
San Juan María Vianney. Ruega por nosotros.
Santa Catalina de Siena. Ruega por nosotros.
Santa Teresa de Ávila. Ruega por nosotros.
Santos y santas de Dios. Rogad por nosotros.
San Vicente Mártir y S. Vicente Ferer. Rogad por nosotros.
____________________________ Ruega por nosotros.
____________________________ Ruega por nosotros.
____________________________ Ruega por nosotros.
Muéstrate propicio. Líbranos, Señor.
De todo mal. Líbranos, Señor.
De todo pecado. Líbranos, Señor.
De la muerte eterna. Líbranos, Señor.
Por tu encarnación. Líbranos, Señor.
Por tu muerte y resurrección. Líbranos, Señor.
Por el envío del Espíritu Santo. Líbranos, Señor.
Nosotros, que somos pecadores. Te rogamos, óyenos.
Para que regeneres a estos elegidos
con la gracia del bautismo. Te rogamos, óyenos.
Jesús, Hijo de Dios vivo. Te rogamos, óyenos.
Cristo óyenos Cristo Óyenos.
Cristo, escúchanos Cristo, escúchanos.
Si hay bautizandos, el sacerdote dice la siguiente oración con las manos juntas:

Que tu eficacia,
Dios todopoderoso y eterno,
se manifieste en estos sacramentos,
obra de tu amor.
Que el espíritu de adopción
descienda sobre los nuevos hijos
que van a nacer de la fuente bautismal.
Que tu poder dé eficacia
a la acción de tu ministro.
Por Jesucristo nuestro Señor. R. Amén.
El sacerdote, con los ministros, se dirige a la fuente bautismal.

BENDICIÓN DEL AGUA


El sacerdote bendice el agua bautismal, con las manos juntas: (Mi- libre)

¡Oh Dios!
que por medio de los signos sacramentales
tú obras con invisible potencia
las maravillas de la Salvación.
De muchos modos,
a través de los tiempos
has preparado el agua, tu criatura,
para que fuese signo del Bautismo.
Desde los orígenes tu Espíritu
aleteaba sobre las aguas,
para que contuviesen la fuerza de santificar.
Y también, en el diluvio
has prefigurado el Bautismo,
para que hoy como ayer
el agua señalase el fin del pecado
y el inicio de la Vida Nueva.
Tú has liberado de la esclavitud
a los hijos de Abraham,
haciéndoles pasar ilesos el Mar Rojo,
para que fuesen la imagen del futuro pueblo
de bautizados.
Por fin, en la plenitud de los tiempos,
tu Hijo, bautizado en el agua del Jordán,
fue consagrado por el Espíritu Santo.
Levantado en la Cruz
de su costado salió
sangre y agua. (Bis A)
Y después de su resurrección
ordenó a sus discípulos:
"Id y anunciad el Evangelio
a todos los pueblos,
bautizándolos en el nombre del Padre,
y del Hijo, y del Espíritu Santo" (Bis A)
Ahora, ahora Padre,
mira con amor a tu Iglesia,
y haz brotar para ella
la fuente del Bautismo.
Infunde en este agua,
por obra del Espíritu Santo,
la Gracia de tu Único Hijo.
Para que por el Sacramento del Bautismo
el hombre hecho a tu imagen
sea lavado de todos sus pecados
y, del agua del Espíritu Santo,
renazca como nueva criatura.
Mete, si lo cree oportuno, el cirio pascual en el agua una o tres veces.
Descienda Padre,
en este agua, por obra de tu Hijo,
la potencia del Espíritu Santo.

Y, teniendo el cirio en el agua, prosigue:


para que todos aquellos que hoy reciban el Bautismo
sean sepultados con Cristo,
y muertos con Él,
¡resurjan!
¡resuciten!
a la Vida Inmortal. (Bis A)
Por Cristo, nuestro Señor.
A. Amén, Amén, Amén.

Se saca el cirio del agua, y el pueblo aclama:

LITURGIA DEL SACRAMENTO.


RENUNCIAS Y PROFESIÓN DE FE

El celebrante amonesta a los padres y padrinos con estas palabras:

Queridos padres y padrinos: En el sacramento del Bautismo, este(a)


niño(a) que han presentado a la Iglesia va a recibir, por el agua y el Espíritu
Santo, una nueva vida que brota del amor de Dios.
Ustedes, por su parte, deben esforzarse en educarlo(a) en la fe, de tal
manera que esta vida divina quede preservada del pecado y crezca en
él(ella) de día en día.
Así, pues, si están dispuestos a aceptar esta obligación, recordando el
compromiso de su propio bautismo, renuncien al pecado y confiesen su fe
en Cristo Jesús, que es la fe de la Iglesia, en la que va a ser bautizado(a)
este(a) niño(a).

Toda la Asamblea renueva sus promesas bautismales.

¿Renuncian al pecado para que puedan vivir en la libertad de los


hijos de Dios?
Padres y padrinos: Si, renuncio.

¿Renuncian a todas las seducciones del mal, para que el pecado no


los esclavice?

Padres y padrinos: Sí, renuncio.

¿Renuncian a Satanás, padre , y autor del pecado?

Padres y padrinos: Sí, renuncio.

¿Creén en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra


?

Padres y padrinos: Sí, creo.

¿Creén en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que nació de


Santa María Virgen, murió, fue sepultado, resucitó de entre los
muertos y está sentado a la derecha del Padre?

Padres y padrinos: Sí, creo.

¿Creén en el Espíritu Santo, en la Santa Iglesia Católica, en la


comunión de los Santos, en el perdón de los pecados, en la
resurrección de la carne y en la vida eterna?

Padres y padrinos: Sí, creo.

A esta profesión de fe asiente el celebrante y la comunidad, diciendo:


Esta es nuestra fe. Esta es la fe de la Iglesia, que nos gloriamos
de profesar en Cristo Jesús, Señor nuestro.

Todos: Amén.

BAUTISMOS

El celebrante invita a la primera familia paira que se acerque a la fuente. Después


pregunta a los padres y padrinos:

¿Quieren, por tanto, que su hijo(a) N. sea bautizado en esta


fe de la Iglesia que todos juntos acabamos de profesar?

Padres y padrinos: Sí, queremos.

N. , yo te bautizo en el nombre del Padre


primera inmersión
y del Hijo
segunda, inmersión o infusión de agua
y del Espíritu Santo.
tercera inmersión o infusión de agua

Después del Bautismo de cada niño, el Presidente lo muestra a la Asamblea, a la


que acaba de ser incorporado y hay una breve aclamación del pueblo: “Precipitó en
el mar, caballo y caballero”.
UNCIÓN CON EL SANTO CRISMA

Dios todopoderoso, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que


te ha liberado del pecado y te ha dado nueva vida por el agua
y el Espíritu Santo, te consagre con el crisma de la salvación
para que incorporado(a) a su pueblo, seas para siempre
miembro de Cristo, sacerdote, profeta y rey. Todos: Amén.

En silencio, el sacerdote unge en la coronilla a cada uno con el santo crisma.

IMPOSICIÓN DE LA VESTIDURA BLANCA

N., ya has sido transformado(a) en una nueva creatura y te


has revestido de Cristo. Esta vestidura blanca sea signo de tu
dignidad de cristiano(a). Con la ayuda de los consejos y
ejemplos de tus familiares, consérvala sin mancha hasta la
vida eterna. Todos: Amén.
Y se impone a cada uno el vestido blanco. Es de desear que las mismas familias
lleven la vestidura.

ENTREGA DEL CIRIO

Después el celebrante muestra el cirio pascual y dice:

Recibe la luz de Cristo.

El padre o el padrino enciende la vela del niño en el cirio pascual.

A ustedes, padres y padrinos, se les confía acrecentar esta luz.


Que este niño(a), que ha sido iluminado por Cristo, camine
siempre como hijo(a) de la luz. Y perseverando en la fe, pueda
salir con todos los Santos al encuentro del Señor, cuando venga
al final de los tiempos.

EFFETÁ

Tocando con el dedo pulgar los oídos y la boca de cada uno de los niños, dice:

El Señor Jesús, que hizo oír a los sordos y hablar a los mudos,
te conceda, a su tiempo, escuchar su Palabra y proclamar la
fe, para alabanza y gloria de Dios Padre.
Todos: Amén.

ASPERSIÓN

El sacerdote asperja al pueblo con agua bendita, mientras todos cantan: ‘Estribillos
de la Bendición del Agua.
Apéndice 2

RITO PARA APAGAR EL CIRIO PASCUAL


(El presidente se acerca al Cirio encendido)

Después de la postcomunión

Hermanos y hermanas en la noche en la que dio vida e inicio el feliz tiempo Pascual,
hace ya cincuenta días, en el momento de encender este cirio pascual, nosotros
aclamamos a Cristo como nuestra luz. La luz del cirio pascual nos ha acompañado en
estos cincuenta días y ha servido para que recordáramos la gran realidad del misterio
Pascual.

Hoy, el día de Pentecostés, para cerrar el tiempo de Pascua, apagaremos el cirio. Ahora,
somos nosotros esta luz de Cristo, quienes, amaestrados por el Resucitado, nos hemos
llenado del fuego y de los dones del Espíritu Santo. Vivamos ahora de esta "Luz de
Cristo", y como testigos suyos, irradiemos esta luz entre los hermanos, para que
conducidos por el Espíritu, sigamos nuestro éxodo hacia el cielo, esa "tierra prometida"
y definitiva.

Ahora vamos a ver, en el curso del año litúrgico, brillar la luz del cirio pascual, sobre todo
en dos momentos importantes del camino de la Iglesia: En la primera Pascua que sus
hijos vivirán con la recepción del bautismo, y en la última Pascua, cuando, la muerte,
nos introducirá en la vida verdadera. Pidamos al Espíritu Santo que su luz ilumine a los
nuevos bautizados y que aquellos que pasaran a la patria del Padre puedan
experimenten la alegría de la comunión trinitaria.

Oración
Bendito seas Padre,
fuente y origen de toda luz.
Al contemplar las lumbreras del firmamento,
por medio de las cuales estableciste
la sucesión de las noches y los días,
te alabamos gozosos,
y recordamos tus prodigios en favor de tus elegidos.
Para liberar a tu pueblo de la esclavitud de Egipto,
lo guiaste a través del desierto
por medio de una columna de fuego y nube,
dándole luego posesión de la tierra prometida.

Ahora, en la plenitud de los tiempos,


por la muerte y resurrección de Jesucristo, nuestro Señor,
has liberado a la humanidad entera
de la esclavitud del pecado y de la muerte,
y nos has dado nueva vida a los que,
regenerados por las aguas del bautismo,
hemos sido incorporados en el reino de tu Hijo
y entrado en posesión de la luz verdadera.

Son estas maravillas de tu amor


las que conmemoramos en este cirio,
signo de Jesucristo vivo y presente en medio de tu pueblo.
Por eso, al participar de su luz en la noche pascual,
nos gloriábamos en Él, que ha vencido a las tinieblas,
y nos disponíamos a ser sal
que conserva la nueva alianza, sellada en su Sangre.

Y así, Padre, como en otro tiempo


tu pueblo liberado cantó la gloria de tu nombre,
nosotros, tus hijos, congregados por tu Espíritu
en la confesión de una misma fe,
te alabamos por tu gran misericordia,
mientras caminamos hacia la Jerusalén celestial,
donde resplandecerá la gloria del Cordero, lucero sin ocaso,
y habitaremos en la plenitud de tu luz.

Al que está sentado en el trono y al Cordero


y al Espíritu que está delante del trono,
la alabanza y el honor, la gloria y el poder
por los siglos de los siglos.

R. Amén.

Se apaga el cirio Pascual

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