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La época Huarl como interacción

de las sociedades regionales <*>


Ruth Shady Salís

Todavía es poco lo que se conoce del proceso cultural que caracteri-


zó al período denominado Horizonte Medio, comprendido entre los años 550
y 900 d.n.e. Se ha trabajado casi con exclusividad una hipótesis que plantea
la existencia en ese tiempo de un imperio al que se nomina Huari, el cual ha-
bría alcanzado a expandirse por la mayor parte del territorio de los Andes
Centrales y cuya capital estaría ubicada en el sitio de ese nombre, en la región
de Ayacucho. Planteamiento que ha sido implícitamente asumido en más de
dos decenios por muchos arqueólogos que han procurado adecuar sus propios
datos de investigación a esta hipótesis, como si ya estuviese suficientemente
verificada.
Una hipótesis diferente, sugerida primero por el lingüista Alfredo
Torero, evaluada arqueológicamente por nosotros (Shady 1982), considera la
existencia durante ese período de Estados regionales independientes que ha-

(•) Artículo elaborado por la autora en base a una revisión de sus trabajos: "Intensifica-
ción de contactos entre las sociedades andinas como preludio al movimiento Huari
del Horizonte Medio", Boletín del Museo Nacional, No. 7, 1981; y "La Cultura Nie-
vería y la interacción social del mundo andino en la época Huari'', Arqueológicas,
No. 19, año 1982.

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bían logrado una consolidación económica, política y cultural en su región y


mantenían una fuerte interacción a nivel interregional. Como bien dice Tore-
ro, en lugar de un imperio hubo varios emporios en los Andes Centrales en la
época Huari.
En la contrastación de estas hipótesis nos enfrentamos con la caren-
cia de datos arqueológicos de algunas áreas, la misma que impide el conoci-
miento sobre su desarrollo cultural particular e incide en la comprensión del
proceso. Debemos señalar, asimismo, que, en la búsqueda de una explicación
para los cambios culturales, con cierta frecuencia se acude a factores exter-
nos y se deja de lado los verdaderos factores internos que están involucrados
en los procesos de cambio. En lo referente al período Huari, los investigado-
res han descuidado la caracterización socio-económica de las diversas socieda-
des que participaron en el proceso, del grado de desarrollo de sus fuerzas pro-
ductivas, de cohesión socio-política y de influencia cultural a nivel regional.
LOS CONTACTOS ENTRE LAS SOCIEDADES ANDINAS EN LA ETAPA
PREVIA A LA INTERACCION HUARI DEL HORIZONTE MEDIO
El proceso de gran interacción cultural del Horizonte Medio no pue-
de ser comprendido sin un estudio de lo acontecido en cada cultura y región
en las épocas tardías del período previo. Es por ello que hemos puesto nues-
tra atención a partir de la época ·7 del período Intermedio Temprano (350-
450 d.n.e.) y hemos podido identificar la dinámica cultural que se produjo en
ese tiempo : el fortalecimiento cultural regional de sociedades que posterior-
mente habrían de ser ejes o polos de desarrollo en un área y, a la par, el esta-
blecimiento de múltiples contactos entre varias de tales sociedades.
Después de la fuerte interacción que se dio en la mayor parte de los
Andes Centrales a principios de nuestra era (200 a.n.e.-200 d.n.e.), expresada
en la difusión del estilo Blanco sobre Rojo (Shady y Ruiz 1979) y en la ex-
pansión del protoquechua (Torero, com. pers., 1978), se inicia en el mundo
andino otra etapa de relación interregional hacia la segunda mitad del perío-
. do Intermedio Temprano, como preludio al intenso movimiento Huari, que
ocurriría uno o dos siglos después.
Para las sociedades del período Intermedio Temprano o de Desarrollo
Regional, ésta no significó una etapa de aislamiento como se ha venido repi-
tiendo, sino de crecimiento económico, fortalecimiento político y de inter-
acción permanente, con épocas donde ésta era de mayor alcance e intensidad.
La dinámica cultural de la época 7 está indicada en la hegemonía de
sociedades como la Moche y la Nasca sobre un área extensa; en la expansión
de la población, detectada en los valles de lea, Pisco y Chincha; en las grandes
y numerosas obras arquitectónicas que se edifican en el valle de Lima; y en la
dación e incorporación de rasgos de diferentes procedencias que exhiben los
estilos alfareros de prestigio en la costa sur y central y en la costa y sierra
norte .

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La intensificación de los contactos entre las sociedades debió derivar


de una mayor productividad, la que al parecer coincidió con cambios climáti-
cos, de los cuales se ha registrado algunas evidencias para la época 7 del perío-
do Intermedio Temprano. En la costa sur, hay indicios de que se dieron años
consecutivos de fuertes lluvias y que se produjo una expansión de coloniza-
ciones de Nasca 7 hacia lugares que en circunstancias normales no eran culti-
vables. Al acabar el ciclo lluvioso estos sitios fueron abandonados. Similar
ocurrencia fue observada para el estilo Estrella (de ese tiempo) en los valles
de Pisco y Chincha (Menzel 1971 : 86, 91-92 ).
Habiendo alcanzado ya la sociedad un nivel adecuado de desarrollo
tecnológico en la utilización del recurso hidráulico (construcción de canales,
acueductos, represas), de fertilizantes y del calendario agrícola, un período
de mejoramiento climático en la costa habría sido aprovechado por los diver-
sos pueblos, con el consecuente aumento de la producción. Esto hizo posible
la disponibilidad de bienes intercambiables y el manejo de recursos diversos.

SITUACION EN LA COSTA SUR

Las sociedades que habitaban los varios valles de esta área mostraban
un fuerte dinamismo hacia la segunda mitad del período Intermedio Tempra-
no. Los estilos Nasca 7, Estrella y Cañete de los valles de Nasca-lea, Chincha-
Pisco y Cafiete tienen cada uno características propias, pero simultáneamente
rasgos de los otros estilos del área, así como de otras más distantes.
La fase N7 presenta un carácter peculiar: incorpora un gran número
de rasgos innovadores de otras culturas, pero retoma elementos arcaicos de
Teojate I y 2 de Paracas y, en particular, de N3 y N4 ; y tiene, además,una
amplia distribución , pues aparece en forma casi idéntica en los valles desde
Acarí hasta lea (Menzel 1971 : 67-68).
Los asentamientos humanos de esta fase en lea no sólo son numero-
sos y amplios, sino que también ocuparon los abanicos aluviales secos que pe-
netran en el curso superior del valle (Menzel 1971 ). ·
De la información arqueológica se infiere que el Estado Nasca había
alcanzado en esta época prestigio regional , controlaba a las poblaciones entre
Acarí e lea y gozaba de una bonanza económica que Je permitió construir
huacas de adobe y extensos poblados de piedra y quincha, así como efectuar
contactos con otras sociedades a lo largo de la costa y de sus serranías anexas.
En los valles de Pisco y Chincha, el estilo Estrella muestra una similar
alta frecuencia en su distribución como en el caso de N7 . En este período, el
estilo Estrella tiene fisonomía propia y alto prestigio, llegando a competir
con Nasca. Tiestos de estilo Estrella aparecen en el val1e de lea junto a cerá-
mica de N7 , así como rasgos de N7 en sitios de Estrella en Chincha y Pisco.
Ambos estilos son coetáneos y tienen influencia el uno sobre el otro (Menzel
1971 : 126-129). Como sefiala Wallace,

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"la presencia de centros urbanos en el período Intermedio Temprano


contradice la teoría de que este tipo de población fue introducido en
la costa en una fecha posterior; éstas son las poblaciones más tempra-
nas en el Perú que ca ben dentro de la clasificación de centros urbanos
y ocurren desde Chincha hasta Acarí" (Wallace 1970: 26).
Es evidente la importante significación económica y política que al-
canza en este período la entidad social imperante en el valle de Chincha, que
llega a incorporar culturalmente a la de Pisco y a tener una influencia signifi-
cativa sobre el mismo estilo N7. Es notable también su relación con la costa
central y su incidencia en la parte serrana del área.
En el valle de Cañete, para este período, ha sido hallado un estilo
propio y también la confluencia de varios estilos. Fragmentos de N7 y N8
fueFon encontrados en el sitio Cerro del Oro, así como otros con diseños de
peces entrelazados que son similares a los representados en Lima 5 y 6 e indi-
can relación entre estas poblaciones. En el estilo Cerro del Oro del HMl apa-
recen muestras con rasgos del estilo Estrella, de N7 y N8, de Lima 5 y 6 y de
Cajamarca 2 (Menzel 1971 : 102, 130), que bien podrían ser elementos super-
vivientes de una relación habida durante el período que estamos examinando.
La cerámica de N7 incorpora figuras en perfil en posición de carrera,
muy similares a las representadas en Moche IV, y la forma de botella con asa
estribo (véase ilustraciones en Tel10 1959: 301-302)(1 ). Algunos diseños geo-
métricos son compartidos con er·estilo Lima, así como la forma de vasija de
un solo gollete y asa lateral, que caracteriza a los estilos de la costa central
norte, que también fue incorporada en el Moche IV. Unas botellas de doble
gollete y asa puente, similares a Nasca 7, se encuentran en Lima 5 y 6.
Su contacto con Recuay se manifiesta en la forma de la botella votiva
con figuras modeladas en relieve (véase Tel10 1959: fig. 111 ), en las vasijas
abiertas de borde fuertemente expandido y ancho, que recuerdan la forma de
los cancheros, y en los diseños decorativos y su disposición en paneles, como
aparece en el sitio Las Trancas, Nasca (Kroeber 1956: 1am. 38e).

S/TUACION EN LA COSTA CENTRAL

Las sociedades de la costa central constituían otro eje de poder eco-


nómico y social en los Andes. Desde los primeros siglos de nuestra era, esta
área se caracterizaba por su dinamismo y prestigio a nivel interregional (Shady
y Ruiz 1979).
Hacia la época 7 del período Intermedio Temprano, muchos centros
ceremoniales fueron ampliados o reedificados. Destacan el conjunto pirami-
dal de Maranga, asociado con la fase 6 del estilo Lima, los de Juliana, Mango-
marca, Trujillo y Catalina Huanca. En esta misma época se inició la construc-
ción de la gran urbe de Cajamarquilla (Patterson 1966: 1O1).
Rasgos alfareros del estilo Lima 5 y 6 son encontrados en Nasca, aso-
ciados a N7 (Patterson 1966 ), y en el sitio Cerro del Oro en el valle de Cañe-

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te; así como N8 en el extenso complejo de Catalina Huanca en el valle del


Rímac. La forma de botella con asa lateral, tradicional en el valle de Huaura ,
aparece también en el Moche IV de la costa norte, donde además se pintan
algunas piezas con pigmento naranja.
La extensa ocupación del valle del Rímac a lo largo de su cuenca, la
amplia distribución del estilo Lima en este valle y en los otros de la costa
central, las numerosas edificaciones públicas piramidales y las vinculaciones
a larga distancia son expresiones del poder económico y político alcanzado
por las sociedades de esta área. Los valles de la costa central contienen el
mayor número de construcciones monumentales.

SJTUACION EN LA COSTA NORTE


En la segunda mitad del período Intermedio Temprano la cultura
Moche tenía pretigio a nivel regional y hacia fines de la fase Moche III y en
Moche IV ejercía influencia sobre las poblaciones asentadas en los valles
comprendidos entre Lambayeque y Nepeña.
El Estado político que mantuvo su hegemonía por varios siglos en
este amplio espacio costeño , organizaba a la población para la construcción
de grandes sistemas de irrigación y de edificios monumentales; realizaba via-
jes a distancias considerables, como a las islas de Chincha frente a la costa
sur, y se relacionaba con otros Estados regionales: en Moche IV y N7 hay
representaciones de figuras en posición de correr que son similares, siendo
ellas innovadoras en Nasca, donde también aparece la forma de asa estribo
(Tell o 195 9: 113, 115, 117b, l l 8e, 120). ·Igualmente, se encuentra piezas de
Moche IV en Cabana, Pallasca; o Moche y Recuay comparten también rasgos
(Wegner 1981: com. pers.), lo que no ocurriría entre Moche y Cajamarca
(Topic 1986: com. pers.). Esto liace suponer que la relación de Moche con la
sierra norte estaría efectuándose vía Recuay. Por otro lado, Moche IV incor-
pora la forma de botella y asa lateral, popular en la costa central norte, y el
pigmento naranja.
Las pirámides de Moche continuaron funcionando durante Moche IV
como el principal asiento del poder religioso y político. Los entierros excava-
dos en varias partes del territorio bajo dominio Moche muestran en esta épo-
ca un patrón similar de enterramiento, pero con notables variaciones en la
cantidad y calidad de las ofrendas; en algunos casos, éstas incorporaban sacri-
ficios humanos.
Se hace evidente que los Moche constituían una sociedad con clases
bien definidas, un Estado político expansivo que controlaba un amplio terri-
torio y participaba en las redes de contacto y comercio que se habían estable-
cido entre los Estados regionales pujantes de la época.

SITUACION EN LA SIERRA NORTE


Existe un importante centro de desarrollo en Huamachuco en la épo-

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ca tardía del período Intermedio Temprano. En este valle, en el de Cajarnar-


ca y Condebarnba se daba un patrón de establecimientos nucleados, algunos
de gran extensión, y se había distribuido el estilo de alfarería cursiva, defini-
do para el Cajarnarca 111.
Alrededor de los años 400 d .n.e . había en Huarnachuco tres sitios im-
portantes : Marcahuarnachuco, Cerro Sazón y Cerro Arnaru , construidos de
piedra, en escala monumental, con el estilo ''Pachilla". De ellos, destaca la
urbe de Marcahuarnachuco con numerosas edificaciones en un estilo muy lo-
cal, con rasgos arquitectónicos que iban a ser retornados, posteriormente, en
el Horizonte Medio por centros como Viracochapampa, en el mismo Huama-
chuco; el de Pikillaqta, Cusco, y el de Huari, Ayacucho.
Esta tradición arquitectónica "Huamachuco" había comenzado en el
período formativo y continuaría en los períodos sucesivos (Topic 1986:
63-8 2).
"La concentración de gentes y bienes en un espacio compacto duran-
te la fase Huarnachuco Temprano representa un nuevo concepto en el
planeamiento y construcción del establecimiento e, individualmente,
refleja una esfera más amplia de actividades especializadas que tenían
lugar en el sitio a medida que se convertía en el centro dominante,
primero del área y después de la región" (Topic y Lange 1986: 18 ).

En cuanto al prestigio del estilo alfarero, ya se ha mencionado que


rasgos del Cajamarca 11 (de la primera parte del período Intermedio Tempra-
no), en formas y diseños, han sido reconocidos en lugares distantes como
Cerro del Oro en el valle de Cañete (Menzel 1968: 102) y en Balcón de Judas,
cerca de Huaraz(2 ), donde es notable la cantidad de rasgos del estilo Cajamar-
ca II en un contexto Recuay .
De modo similar, se ha observado la presencia de rasgos Recuay en la
fase Purpucala (Topic 1986), de la primera parte del período Intermedio
Temprano en Huamachuco, de lo que se desprende la existencia de fuertes
conexiones entre Recuay y Moche, por un lado, y entre Recuay y Cajamarca,
por el otro, relaciones que deben haber incidido en acrecentar la relevancia de
Huamachuco, ubicada en las vías de contacto con ambas sociedades, y en des-
tacar el rol que tuvo a partir de la segunda parte del Intermedio Temprano.
El estilo cursivo del Cajamarca III es idéntico al que se halla en la fase
Huamachuco de este valle y por eso se ha supuesto que existió en esta época
una estrecha comunicación entre los valles de Cajamarca y Huamachuco .
Igualmente, se ha informado de similitudes entre la piedra tallada de Pashash
y Huamachuco (Topic 1986: 21) y de la aparición en el Callejón de Huaylas
de rasgos comunes a las fases Cajamarca III y Huamachuco (Thatcher 1975:
114 ). Piezas de estilo Recuay, por otro lado, han sido halladas en contexto de
la fase Huamachuco . Nosotros hemos visto piezas de estilo cursivo en el valle
de Condebarn ba y se podría sugerir como hipótesis que este valle, de excelen-
tes condiciones para la agricultura, estuvo incorporado a la unidad política

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que gobernaba Huamachuco. Unas piezas del cursivo clásico que hallamos en
sitios de Chachapoyas señalan contactos con poblaciones de culturas Chacha.
Así, pues, ''a fines del Período Intermedio Temprano, Huamachuco comenzó
a controlar grandes áreas al oeste de la divisoria continental y fue capaz de
establecer un intercambio con sus vecinos de la sierra norte y sur" (Topic y
Lange 1986: 46).
El desarrollo urbano y la amplia distribución del estilo cursivo po-
drían estar. indicando la existencia de un Estado regional, el cual incluiría los
territorios de Cajamarca, Condebamba y Huamachuco y estaría relacionado
con sociedades de otros valles interandinos y orientales del área norte.
La existencia de una tradición arquitectónica con "galerías rectangu-
lares dispuestas alrededor de patios rectangulares o trapezoidales, que varios
han supuesto eran una introducción de Huari, pero que forman parte de la
tradición del período Intermedio Temprano en Huamachuco'' (Topic y Lan-
ge 1986: 19); de numerosos sitios nucleados; de actividades especializadas y
de vinculaciones con otras poblaciones, revelan la pujanza cultural, económi-
ca y política de estas sociedades en este período; y que continuaría en el
siguiente.

S/TVACION EN A Y A CUCHO

A diferencia de lo que acontecía en las sociedades Cajamarca-Huama-


chuco, Moche, Lima y Nasca-Estrella, que habían alcanzado una amplia dis-
tribución regional, con expansión de sus asentamientos, desarrollos urbanos
y vinculaciones a largas distancias, los establecimientos humanos que prece-
den al Horizonte Medio en Ayacucho no revelan la misma pujanza económi-
ca ni política.
Si bien Huarpa(3) era el estilo alfarero de Ayacucho en el período In-
termedio Temprano, estaba incorporando diseños y pigmentos de N7 y N8; y
los estilos denominados Tinajera, Pongora y Totora constituyen versiones de
N8 en Ayacucho (Paulsen 1983: l 05 ). Este proceso de nasquización conti-
nuó, haciéndose aún más intenso durante el HM l, cuando el estilo Chakipam-
pa representa versiones de N9 en la sierra. Estas manifestaciones se dieron
tiempo antes que se produjeran imágenes tiahuanacoides con los estilos Con-
chopata y Robles Moqo.
Se podría plantear como hipótesis de trabajo que hacia fines del pe-
ríodo Intermedio Temprano, en lugar de la emergencia de un imperio Huari,
se estaban introduciendo en Ayacucho colonias costeñas e implantando allí
un centro de poder económico y político. Es posible que en ese tiempo el
valle de Ayacucho, pequeño y seco, de bajo potencial agrícola, fuese, sin em-
bargo, escogido para la ubicación de un centro de intercambio por su acceso
a una serie de áreas de producción especializada.

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SITUACION EN EL ALTIPLANO DEL COLLA O


En el altiplano del Collao, Tiahuanaco se había constituido en uncen-
tro de poder y prestigio en el área, la que abarcaba, el norte de Chile y los va-
lles de la sierra y costa del extremo sur del Perú.
Mediante la construcción de campos acamellonados, las sociedades
altiplánicas producían cultivos adaptados al medio geográfico, economía que
habían logrado combinar con la crianza de rebaños de camélidos y la caza de
aves. Pero la actividad económica más relevante consistió en conectar áreas
de producción especializada: productos de la Amazonía fueron trasladados a
las vertientes occidentales y viceversa, en una relación que perduró por varios
siglos, como consecuencia de lo cual se fortaleció el poder económico y po-
lítico de Tiahuanaco y se erigieron construcciones monumentales.
Si bien no se ha efectuado una buena correlación entre los períodos
de construcción de Tiahuanaco planteados por Ponce Sanginés y la cronolo-
gía cerámica propuesta por Bennett, se col).sidera que las edificaciones monu-
mentales corresponden al período Tiahuanaco III o Tiahuanaco Temprano.
En el período Tiahuanaco IV, que se iniciaría hacia los 500 d.n.e ., los edifi-
cios fueron renovados con iconos tiahuanacoides, como los presentados en la
Puerta del Sol (lsbell 1983: 193-194 ).
Dada la magnitud de las construcciones públicas y la influencia cultu-
ral ejercida por Tiahuanaco en el· área, se puede plantear que esta sociedad
desarrolló un centro de poder y prestigio bajo control estatal en el período
Intermedio Temprano.

EL DESARROLLO SOCIOPOLITICO Y LAS RELACIONES


INTERREGIONALES
De la información disponible se infiere que en la época 7 del período
Intermedio Temprano algunos Estados andinos, como los de Nasca, Moche y
Lima, se fortalecieron económica y políticamente, ampliando su área de in-
fluencia cultural a las poblaciones de valles vecinos. A la par, intensificaron
sus contactos, estableciéndose para este período una movilización entre so-
ciedades a nivel multirregional. A la esfera de interacción así establecida, con
los polos de desarrollo mencionados, se suman el de Cajamarca-Huamachuco,
como nexo para la sierra nororiental y tierras bajas de la Amazonía, y el de
Tiahuanaco, por el acceso a recursos de la sierra sur, principalmente lana (es
notable el gran empleo de lana en los textiles recuperados en Chaviña, Lomas
en la costa sur (Lothrop y Mahler 1957)), e, igualmente, de la Amazonía
(alucinógenos y otros).
En este período, en la costa sur, en el área inmediata a la sede del su-
puesto imperio, se observa gran despliegue de Nasca 7, que alcanza una am-
plia distribución en un área continua. Es posible que Nasca haya anexado po-
líticamente a las poblaciones entre lea y Acarí, que alcanzara un nivel de de-

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sarrollo socioeconómico bien sostenido y que se convirtiera en el veh ículo de


la interacción por tierra y mar entre diversas sociedades andinas, muchas de
ellas distantes. El estilo que se configura denota gran dinamismo.
Es de relevar que en Nasca, simultáneamente a la apertura y receptivi-
dad de elementos foráneos , se percibe un deseo de retorno a rasgos tradicio-
nales de fases más tempranas, en un proceso de arcaización que bien puede
interpretarse como la necesidad de reafirmar lo propio y mantener la identi-
dad y cohesión sociocultural del área.

LAS REGIONES Y SOCIEDADES DE PRESTIGIO EN LA ETAPA HUAR/


Un hecho histórico o acontecimiento cultural, como el que tipifica al
Horizonte Medio , no se produce súbitamente, sino que es resultado de un
proceso que, en el caso del presente estudio, empieza a gestarse en la época 7
del período Intermedio Temprano, cuando se inició una extensa interacción
entre las naciones, expresada en el intercambio de rasgos que se observa en
los estilos de cerámica de Nasca 7, Moche IV, Lima 5 y 6, Recuay , Cajamarca
11 (Shady 1981 : 7-9).
Las sociedades andinas de varias regiones, que tenían alcanzado un
nivel adecuado en el desarrollo de sus fuerzas productivas desde por lo menos
el primer milenio antes de Cristo y sustentaban instituciones políticas de ca-
rácter estatal, inician en los Andes centrales un nuevo período de integración,
mediante una ya ganada consolidación regional y la intensificación de las re-
laciones comerciales interregionales o multinacionales a escala amplia , incor-
porándose en el mismo proceso las naciones de las diversas áreas culturales
del norte, centro, sur y oriente del territorio andino . A este período de inten-
sificación en las relaciones entre los diversos Estados andinos se denomina
Horizonte Medio o Huari, así como se nomina Horizonte Temprano o Chavín
al tiempo en que se produjo el otro primer proceso de integración. A ambos
períodos los caracteriza una fuerte ampliación de los contactos entre nacio-
nes después de un período de acumulación y crecimiento económico y cultu-
ral , que en el caso de Huari se produjo a lo largo del período de Desarrollo
Regional, desde los 200 d.n.e.
En la primera época de este tiempo de gran interrelación , que se pue-
de llamar Huari, ubicado entre los años 550 y 600 d.n.e., destacan en los
Andes las siguientes áreas de activación:
l.- Costa sur con la cultura Nasca como foco de gran desarrollo en los
valles de Nasca-Ica. Centro de interacción de su área con la sierra ad-
yacente y el mundo andino.
2. - Sierra central. Por su proximidad a Ica-Nasca y por su ubicación ven-
tajosa para el contacto , el territorio de Ayacucho, de tierras agrícolas
poco productivas, fue dedicado al comercio y se convirtió en un cen-
tro clave para la conexión entre Nasca y las poblaciones de la sierra
sur y de la selva, como lo atestigua la pieza de alfarería recuperada en

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el valle central del Pampas, que muestra un pie de tapir, animal caza-
do en la foresta tropical y que también estará representado en el es-
tilo Pacheco de Nasca (véase Raymond 1979: 81-86 ). ~
3.- Costa norte, con Moche como centro de interacción de su área con la
de Huamachuco, Lambayeque y el mundo andino. Recuay pudo te-
ner en su época un rol similar al de Ayacucho.
4.- Sierra norte, con Huamachuco como centro de interacción con las
poblaciones del oriente -chachas, por ejemplo- y el mundo andino.
Es notable la presencia de cerámica Cajamarca 111 e influencia de este
estilo en el complejo Pumahuanchina de Cuélap (véase Ruiz 1972).
5.- Sierra sur, con Tiahuanaco como centro cultural que se beneficiaba
de su relación con los valles amazónicos y el mundo andino.
6.- Costa central. Las poblaciones de esta área ocupaban una ubicación
privilegiada , intermedia entre los focos culturales que se desarrollaron
en la costa norte y sur, Moche y Nasca, y además por las vinculacio-
nes económicas con sus serranías inmediatas y la sierra y selva centra-
les.
Como expresión de este proceso, se aprecia que en la época l del Ho-
rizonte Medio alcanzaron prestigio los estilos de cerámica Nasca 9, Moche,
Cajamarca III (cursivo floral) y Nievería, correspondientes a las sociedades
regionales más destacadas, los cuales se distribuyeron a nivel regional en su
área de influencia directa y, simultáneamente, remontaron los límites de ella
hacia otras regiones por la conexión que se daba entre las diversas naciones
a través del establecimiento de una red de centros urbanos y comerciales.
Se conocen por sus grandes dimensiones : los de Cajamarquilla, Marcahua-
machuco, Pampa Grande y parte de Huari, a los que se incorporarían Viraco-
chapampa y Pikillaqta. Los centros costeños estuvieron ubicados hacia el inte-
rior, en lugares de conexión con los valles interandinos.

LA INTERACCION ENTRE LAS DIVERSAS NACIONES ANDINAS Y LA


IMPORTANCIA DE NASCA EN LA EPOCA 1 DEL HORIZONTE MEDIO

Es notable la amplia distribución que muestra el estilo Nasca 9 de Ica-


Nasca , a nivel suprarregional. Sus piezas y rasgos se encuentran en Ayacucho,
Lima, Huancayo, hasta en lugares tan alejados como Tantamayo (Huánuco)
y Cuélap (Amazonas)(4). Cerámica relacionada con este estilo se ha encon-
trado también en la fase Amaru de Huamachuco (véase Thatcher 1977: 101-
11 O) y en el sitio Patay Katah, al norte de Huarás(S ).
Para la sierra central, Nasca fue el foco de innovación e influencia cul-
tural. Elementos derivados de Nasca 7 y 8 son combinados con rasgos de la
tradición Huarpa, a la que se suman influencias de Nasca 9, para constituir el
estilo llamado Chakipampa. Como resultado de esta fuerte presencia Nasca,
los estilos N9 del área de Nasca y Chakipampa de Ayacucho son casi indistin-
guibles. ·

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El prestigio de Nasca se da en un período previo al de la aparición de


rasgos Tiahuanaco en la costa y valles interandinos. Su amplia distribución
está indicando la existencia de un importante foco cultural en la costa sur.
Pero no es Nasca el único estilo de prestigio; es el tiempo en que tam-
, bién tienen popularidad a nivel regional e interregional los estilos Nievería de
· Lima y Moche V. En la costa central se aprecia el intercambio de rasgos entre
Nasca 9 y Nievería y entre éste y Moche V.
Rasgos de Nievería se distribuyen en el área entre Pativilca y Lurín,
con fuerte incidencia en la serranía conexa.
Se ha mencionado que en las chullpas del Callejón de Huaylas, afilia-
das al complejo Honco, "aparecen ceramios Chakipampa B,. Nievería y_Mara-
ñón" y se -ha señalado la existencia allí de un centro administrativo y de al-
macenamiento (Lanning 1965: 140). Burger nos ha informado del hallazgo
de cuatro fragmentos de Nievería, asociados a su fase Marcará, en Huaricoto,
y que en la superficie encontró un fragmento de Moche V (Burger 1980,
com. pers. ). Si bien no se ha definido todavía el estilo Marcará, se observa
que Nievería tiene rasgos comunes con la tradición Recuay, los que podrían
explicarse como resultado del movimiento de interacción que se produce a
partir de la época 7 del período Intermedio Temprano o de nuevos intercam-
bios con el complejo existente en el Callejón de Huaylas y Conchucos en el
Horizonte Medio (Bennett 1944, fig. 32G-2, 32H- i, 9D y IOD).
Lo evidente en este período es la amplia distribución que alcanzan los
estilos Nasca 9, Nievería, Moche V, Cajamarca 111, etc. Esta apreciación de la
arqueología puede correlacionarse bien con la información lingüística, que
señala una amplia distribución para las lenguas aru en la costa y sierra sur;
quechua en la costa y sierra central y nor-central, quingnam en el área Moche
y culle en los valles de Huamachuco-Condebamba (Torero 1970 y 1986).
En lo arqueológico, todos estos estilos identifican a sociedades que
ya tenían un desarrollo económico sostenido, una organización política a ni-
vel estatal y prestigio cultural en su región, complejidad que había ido acen·
tuándose desde, por lo menos, los años 900 a.n.e. y que estaba consolidada
entre los 200 a.n.e. y 200 d.n.e. Para el período de los Desarrollos Regionales
ya hemos indicado el prestigio de Nasca en la costa sur; de Lima enla costa
central; de Moche en la costa norte; de Cajamarca en la sierra norte; de Tia-
huanaco en el Altiplano collavino, etc. Prestigio que se acrecienta y rebasa
cada región cuando se intensifican los vínculos multinacionales durante la
época Huari.
Un Estado imperial expansivo hubiera impuesto una sola lengua como
vehículo de relación, así como los rasgos o elementos del estilo cerámico que
lo identificaba y otros rasgos de su cultura, como ocurrió con el Estado Inca,
situación que no se presenta en el Horizonte Medio. En su lugar observamos
el acrecentamiento del prestigio de diversas culturas a nivel regional y su dis-
tribución en direcciones diversas como consecuencia de la relación multina-
cional.

No.1,Julio 1988 77
Estudios y D e b a t e s - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

LA CULTURA CAJAMARCA YSU ROLENTRE LOSPUEBLOSANDINOS


El estilo definido como Cajamarca alcanzó en su fase 111 o cursivo
floral una distribución muy amplia, de una parte en el área continua de Hua-
machuco-Condebam ba-Cajamarca y también como piezas de comercio hacia
lugares distantes.
En la época l del Horizonte Medio esta sociedad actuó de agente in-
termediario entre las poblaciones de la selva alta y el mundo andino, como
está evidenciado por la presencia en Cuélap, Chachapoyas, de numerosas pie-
zas del cursivo floral y por la incorporación de rasgos de esta alfarería en el
estilo local, denominado Pumahuanchina (Ruiz 1972). La importancia regio-
nal de Cajamarca-Huamachuco se acrecentó en esta época, lo que debió estar
en relación con el desarrollo de las poblaciones Chachapoyas, que con mayor
acceso a los productos de Amazonia se integraron a las relaciones de mer-
cado.
Asentadas las poblaciones de Cajamarca-Huamachuco-Condebamba
en valles amplios, con tierras fértiles para la agricultura y con amplias pampas
para el pastoreo, y en un área de contacto cercana, de un lado, a la costa y,
de otro, a la cuenca del Marañón, estuvieron en condiciones de actuar como
vehículo de las transacciones entre oriente y occidente. Su alfarería se en-
cuentra por la selva alta y los valles interandinos y costeños del área norte:
Chachapoyas, Chota (Suro), Huámachuco (Amaru), Moche y Chicama (Sha-
dy y Rosas 1977), hasta en lugares más alejados como Huari en Ayacucho o
Huaura en la costa central (Shady 1982).

"Huamachuco comenzó a tener un papel importante en la sierra norte


alrededor de 300-400 d.n.e. y continuó ejerciendo gran influencia has-
ta aproximadamente el año l 000 d.n.e. En la fase Amaru del Horizon-
te Medio, en Cerro Amaru y Marcahuamachuco es poca la influencia
de cerámica foránea. La cerámica Huari está conspicuamente ausente
... La cerámica Cajamarca .. . representa la única influencia exterior
en el sitio ... La influencia de Huamachuco se incrementó durante la
primera mitad del Horizonte Medio" (Topic y Lange 1986: 37).
"Durante la fase Amaru, la interacción que mantenía Huamachuco
con sus vecinos de la sierra norte y sur se extendió más hacia el sur.
Incluyó a Huari en el área de Ayacucho y probablemente a grupos de
la costa central ... "(Topic y Lange 1986: 46-47).

La cultura Cajamarca-Huamachuco participó de modo activo durante


la época l en la esfera de interacción suprarregional que caracterizó a la épo-
ca Huari. En este tiempo, tanto las poblaciones de la costa como de los valles
interandinos y del oriente tenían sistemas políticos organizados y área de po-
der bien definida, que no fue limitada o perturbada por ningún Estado prove-
niente de la sierra central.

78 Revista Andina, año 6


- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - Shady: Epoca Huari

LOS CENTROS URBANOS

Los centros urbanos estaban sustentados por los excedentes produci-


dos en las regiones que conectaban y eran dependientes del bienestar de éstas.
El modelo de expansión del Estado político Huari no explica la cons-
trucción y mantenimiento de grandes ciudades como Marcahuamachuco, en
Huamachuco; Pampa Grande, en la región de Lambayeque o Cajamarquilla,
en la costa central, entre otras. En lugar de ellas, se esperaría la construcción
artificial de centros administrativos bajo un patrón . similar y de fortines o
cuarteles para el control de una región .
Los centros urbanos mencionados contienen numerosas construccio-
nes dispuestas en un ordenamiento planificado, con evidentes diferencias
arquitectónicas que deben corresponder a las diversas funciones allí realiza-
das: templos o lugares de culto , residencias de personajes de status alto, talle-
res de artesanos, depósitos de almacenamiento, viviendas de los espeoialistas
y servidores, canchones y corrales para los viajeros, etc. Son centros de alma-
cenamiento de bienes, producción de manufacturas, comercialización de pro-
ductos y, posiblemente, también de prestación de servicios.
Por otro lado, los centros urbanos como Marcahuamachuco y Caja-
marquilla ya habían surgido en la parte tardía del período Intermedio Tem-
prano y, en el caso del primero , con la larga tradición arquitectónica Huama- .
chuco, que venía desde el período Formativo . Como expresión de la inter-
. acción que se produce en los Andes, no solamente Viracochapampa exhibirá
localmente rasgos de esta tradición arquitectónica, sino también urbes como
Pikillaqta y Huari (Tapie y Lange 1986: 63-82).

"No obstante que las opiniones en contrario han circulado durante


años, puede reiterarse que no es demostrable la influencia arquitec·
tónica de Huari sobre Huamachuco, mientras que un cierto número
de patrones Huamachuco están Rresentes en la época 2A y en sitios
posteriores ubicados hacia el sur (Topic y Lange 1986: 47).

Ciudades como Cajamarquilla son producto de la consolidación eco-


nómica de su región, primero, y de la producción para el mercado. Ellas se
ubican, por lo general, en zonas de contacto entre poblaciones de diversas
nacionalidades y habrían funcionado como agentes de la interacción o tran-
sacción comercial. Además .de exportar sus propios productos, sirvieron de
intermediarias para el cambio de las mercancías producidas por cada nación.
Al estar estos centros urbanos en relación con el desarrollo de las
áreas de producción que los sustentaban, de ellas dependió su prosperidad o
ruina. Crecieron en lugares que les permitían conectar áreas donde se había
generado una fuerte activación económica; es por esto que eran movibles, su
existencia dependía de la activación o depresión económica de las áreas parti-
cipantes en la relación comercial. Así, por ejemplo, se puede observar que en

No. 1, Julio 1988 79


Estudios y Debates _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __

la costa central, a partir de la época 7 del período Intermedio Temprano, em-


pieza a surgir Cajamarquilla, que alcanza gran prosperidad en la época 1 del
Horizonte Medio; pero a partir de la época 2 decae y surge un nuevo centro
en Pachacámac, así como adquiere prestigio otro, ubicado entre Huaura-Pati-
vilca. Estos dos centros están en el litoral y se ubican en lugares de contacto:
el de Pachacámac enlaza la costa sur y norte y el de Huaura-Pativilca es el
puerto de contacto del norte con el resto de la costa y particularmente de
ésta con los valles interandinos y la selva. La ubicación de ambos centros en
la costa durante la época 2 está en relación con la crisis económica que atra-
vesaban los pueblos de altura, principalmente los ubicados en la vertiente
occidental, con su economía mayormente dependiente de una agricultura de
secano. Se trasladaron los polos de desarrollo en función de las sociedades
costeñas y de su desenvolvimiento mercantil, en gran parte por vía marítima.
A partir de la época 2 se acentúa la crisis en la mayoría de centros
comerciales ubicados en el interior. En la costa se traslada el centro de poder
a Pachacámac y a Huaura-Pativilca y adquieren importancia los estilos Pacha-
cámac, que desplaza al Nievería, Viñaque (de Huaura-Pativilca) y Atareo de
lca-Nasca. Todos ellos están impregnados de la iconografía Tiahuanaco. En el
norte, Lambayeque reemplaza a Moche y se hace popular el estilo Sicán. Ha-
cia 28 las ciudades y centros comerciales de Cajamarquilla, Viracochapampa
y Huari pierden preeminencia y_casi sin funciones son mayormente abando-
nados. Se puede plantear el surgimiento de nuevos centros de activación eco-
nómica, esta vez ubicados en la costa, con lca-Nasca, Pachacámac, Huaura-
Pativilca, Pacatnamú y Lambayeque como puertos mercantiles para el sur y
norte respectivamente. Es el tiempo en que Pachacámac cumple el rol de
agente activo en los contactos de norte y sur.

CAMBIOS ECONOMICOS Y CLIMA TICOS

La información disponible (Cardich 1981 : 23) indica que entre los


años 300 a.n.e. y los 500 d.n.e. transcurrió en los Andes un período de mejo-
ramiento climático, que fue aprovechado por las poblaciones para expandir
los cultivos y aumentar su densidad. En la zona de Nasca e lea, Pisco y Chin-
cha se ha registrado evidencias arqueológicas de estos cambios y de la amplia-
ción del área cultivada hasta límites nunca más logrados (Menzel 1971 ). Estas
condiciones fueron cambiando y hacia los 500 d.n.e. se inició un período de
desmejoramiento del clima que terminó a los 1050 d.n.e. Es importante des-
tacar que la tendencia al frío fue más acentuada alrededor de los años 660-
700 d.n.e.
En la correlación de estos datos con los acontecimientos que se dan a
partir de la época 7 del período Intermedio Temprano y el Horizonte Medio
se obtiene un interesante cuadro del proceso cultural de las sociedades andi-
nas en ese período .

80 Revista Andina, año 6


_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ Shady: Epoca Huari

Al parecer, por los datos de la arqueología, las poblaciones del inte-


rior y mayormente las dependientes de una agricultura de secano, alrededor
de la época 2 del Horizonte Medio enfrentaron una fuerte crisis, en la que
debe considerarse factores socioeconómicos y ambientales ocasionados por
modificaciones en la dirección del flujo de los excedentes en provecho de las
sociedades costeñas y por cambios en las condiciones climáticas. Isbell ha se-
ñalado que en Ayacucho la escasez de lluvias habría dificultado la explota-
ción agrícola suficiente del valle y que ello explicaría la caída del imperio
Huari (lsbell 1970: l 04 ). Si bien la ocurrencia de un fenómeno así habría
afectado la economía local , éste no habría sido decisivo para un cambio
como el indicado , pues la supuesta "metrópoli imperial" se alimentaría con
los excedentes producidos en otros lugares menos o no deprimidos que tenía
bajo su control. También en la costa norte se ha detectado evidencias de tras-
tornos climáticos: "Una capa de arena invadió el sitio de Moche cuando esta-
ba en vigencia Moche IV y hacia el final de esta fase cubrió el sitio y el canal
de agua que lo abastecía'' (Shimada 1982: 153).
La decadencia de la ciudad de Huari y otros centros es más explicable
con la hipótesis de crisis en las sociedades del interior, del cambio de ubica-
ción de los polos de desarrollo y de la hegemonía que adquirieron otros cen-
tros en relación con la mayor activación económica de las nuevas áreas que
conectaban. Como una expresión de los tiempos difíciles que se atravesaban,
los nuevos centros, como Pachacámac, están impregnados de religiosidad. En
general, los estilos de cerámica de la época 2 muestran diseños de una icono-
grafía religiosa de larga tradición andina, dioses que aparecen vinculados a las
fuerzas naturales y a la producción agrícola. Iconografía común a Tiahuana-
co, cultura altiplánica de fuerte desarrollo en el período Intermedio Tempra-
no, que estuvo asentada en una región de cambios climáticos cíclicos, con
sequías intensas y prolongadas. Es probable que, desde aproximadamente la
época l B, empezara a producirse en el altiplano el deterioro climático, el cual
se iría acentuando, y que su población fuera migrando hasta que se diera una
fuerte diáspora, como propone Torero (com. pers. 1981 ), posiblemente ha-
cia la costa, que soportaría mejor la crisis debido a una economía combina-
da , gracias al recurso marino. El área de Huaura-Pativilca, por ejemplo, pre-
senta un estilo de cerámica para la época 3 del Horizonte Medio con fuerte
ingrediente tiahuanaquense en la forma y decoración de su alfarería. Estas
fuertes migraciones de poblaciones de altura debieron efectuarse progresiva-
mente; presionadas por la hambruna que acentuó el deterioro ambiental,
ocuparían, en forma pacífica unas veces o bélica otras, zonas bajas con recur-
sos económicos más variados.

S/GN/F/CAC/ON DEL ESTILO PACHECO DE LA COSTA SUR Y SU


V/NCULA(:/ON CON T/AHUANACO
Después del período de amplia distribución de Nasca 9, Nievería,

No. 1, Julio 1988 81


Estudios y Debates _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __

Moche V y Cajamarca 111, se introduce en las épocas 1 B-2A la iconografía


Tiahuanaco, la cual se mezcla con el panteón Nasca (Cook 1983: Figs. 1 y
2), en una combinación que produce los estilos Conchopata en Ayacucho y
Pacheco en Nasca, estilos que destacan por tener grandes vasijas y por el con-
texto ceremonial de su hallazgo, en sitios especialmente preparados: depósi-
tos cubiertos con grandes cantidades de fragmentos de vasijas, rotas ex profe-
so en el sitio. Si recurrimos a la analogía etnográfica y consideramos las ca-
racterísticas y el contexto en que aparecen estas vasijas, así como los datos
climáticos, se podría plantear su relación con un ritual de propiciación de las
lluvias, en un tiempo eri que ya incidía en la producción el deterioro del cli-
ma, que debió sentirse más agudamente en el territorio altoandino, depen-
diente en gran parte de una agricultura de secano. Se ha descrito cómo algu-
nas sociedades andinas tratan de controlar la precipitación pluvial mediante
ofrendas de vasijas en tiempos de sequía. Las ofrendas encontradas en Oco-
ña, Arequipa, y en Ayapata, Huancavelica, son testimonio de la misma preo-
cupación.
Durante este tiempo, Nasca mantuvo sus conexiones, aunque más
restringidas, y rasgos del estilo Pacheco se encuentran en Nievería y en la cos-
ta central hasta Paramonga, además de su tradicional área de influencia: la
sierra central y la costa y sierra sur. Una vasija proveniente de lchic Wilka-
waín (Callejón de Huaylas) muestra rasgos relacionados con el estilo Pacheco
de la costa sur.
En este período, los estilos Pacheco y Teatino (costa central) muesa
tran rasgos en común.
El impacto de las ideas religiosas relacionadas con la producción y el
culto al agua fue tan grande que los principales estilos de la epoca 2 incorpo-
ran a estas deidades, como puede apreciarse en la iconografía de los estilos
Atareo (lca-Nasca), Pachacámac (costa central) y Viñaque (costa nor-cen-
tral), ya sea a través de la tradición de Pacheco, de la cual toman, además,
algunos rasgos de las formas de sus vasijas, y /o mediante nuevas vinculaciones
con poblaciones altiplánicas.
LA PRESENCIA DE TIAHUANACO

Aunque no bien definido, el estilo Tiahuanaco Clásico (T. IV) ha sido


vinculado al período en que se remoza Tiahuanaco con iconos, como los de
la Puerta del Sol, plasmados en sus tallas líticas y en cerámica.
Se ha señalado la relación iconográfica de Tiahuanaco con los estilos
Pacheco de Nasca y Conchopata de Ayacucho, que bien podría haberse pro-
ducido a través del vehículo de Nasca o de Tiahuanaco. A este respecto, es
interesante destacar también la presencia de diseños interlocking de Lima en
un vaso del Tiahuanaco Clásico (Bennett 1956: Fig. 15,C). Pero la presencia
de rasgos comunes a la iconografía Tiahuanaco se percibe en los principales
estilos de la época 2. Pachacámac, Atareo y Viñaque difunden las imágenes

82 Revista Andina, año 6


_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ Shady: Epoca Huari

de seres míticos, vinculados a la producción y el agua , en un tiempo cuando


empezaba a sentirse los efectos del deterioro climático.
En el Tiahuanaco decadente (T.V) no se erigen o mejoran las cons-
trucciones en Tiahuanaco , la cerámica muestra un tratamiento descuidado y
los diseños que antes eran llenadores de espacio pasan a ser motiv~s principa-
les. Las figuras son estilizadas y se representan en forma incompleta. Paradó-
jicamente, este Tiahuanaco es el que alcanza su máxima expansión. Torero
ha sugerido que esto se debería a una diáspora por desmejoramiento climá-
tico. Sobre esta sugerencia cabe considerar el hecho de que formas de cerá-
mica similares a las de esta fase de Tiahuanaco se encuentran en el valle de
Huaura, en la época 3.
Para explicar la presencia de rasgos culturales comunes a Tiahuanaco
los investigadores han planteado los siguientes modelos:
1.- Tráfico comercial. La existencia de una red de interacción comercial
y de mercaderes dedicados a esta actividad.
2.- Archipiélago vertical. Movilización de sectores de la población bajo
control estatal y su traslado a zonas ecológicas diversas para el apro-
vechamiento de los recursos que ellas tuvieran.
3.- Mitmakuna. Poblaciones o sectores de ellas serían trasladadas,por una
organización estatal suprarregional, de su lugar de asentamiento a
otro nuevo, con fines de dominación política.
4.- Peregrinación. Individuos que viajan a otros lugares por motivos reli-
giosos, visita a centros ceremoniales o a brujos y curanderos.
5.- Desempeño profesional. · Individuos que viajan prestando servicios
profesionales, caso de los Callahuaya o médicos del altiplano, citados
también en los mitos y- leyendas recogidos en la sierra de Lima. Del
pueblo de San Pedro de Casta, ubicado en la parte alta de la quebrada
de Santa Eulalia, un ramal del Rímac, se ha publicado el siguiente re-
lato: El dios Wallallo fue engañado por otro dios rival, Wampu; éste
escondió el órgano seminal de aquél en una cueva, donde lo encontró
un Yachik del Titicaca "que había llegado a estos lugares, como sue-
len hacerlo hasta hoy, practicando sus curaciones y recogiendo de los
cerros plantas, animales y piedras mágicas o Wakas". Para recuperar
el órgano perdido , Wallallo salió en persecución del Yachik, que iba
hacia el Callao , siguiendo el camino que va por la cordillera, y al lle-
gar a Huamanga se enamoró de una india bellísima que había venido
a este lugar traída por el Yachik del Collao .. . (Tello y Miranda
1923: 514-517). Es interesante encontrar, además de la mención al
médico herbolario trashumante, la referencia a la existencia de rutas
por la cordillera y de contactos entre las poblaciones de las regiones
de Lima, Ayacucho y el Callao , así como entre las del Callao y Aya-
cucho.
6.- Guerra. Ocupación de un territorio por la fuerza bélica.
7.- Migraciones por cambios climáticos. Se ha documentado movimien-

· No. 1, Julio 1988 83


Estudios y D e b a t e s - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

tos de poblaciones hacia lugares de la costa, con fines de superviven-


cia, en tiempos de intensa sequía en el territorio altoandino.
Algunos de estos modelos pueden explicar la presencia de rasgos del
altiplano en otros territorios, según las circunstancias. Así, durante el perío-
do Intermedio Temprano y la época l del Horizonte Medio, el contacto con
pueblos alejados habría sido hecho a través del tráfico comercial.
La movilización a zonas ecológicas diversas para una complementa-
ción de los recursos, aunque más limitada al nivel regional dentro de una cla-
se social, podría haberse efectuado mediante contratos que garantizaran el
acceso en condiciones pacíficas.
La migración o diáspora por razón de la sequía debe haberse produci-
do a partir de la época 2, habiéndose intensificado en la época 3. No puede
dejarse de mencionar el traslado de médicos o peregrinos, como ha ocurrido
en diversos períodos tardíos, según testimonios escritos. Pero sólo la caracte-
rización económica y política de la sociedad y de las condiciones internas y
externas que enfrenta en algún momento puede explicar determinada ocu-
rrencia o evento cultural.
LA EPOCA 2 Y LA IMPORTANCIA DE LA COSTA CENTRAL

Las poblaciones de la costa central ocupan en cuanto a prestigio la


importancia que tenían las sociedades de la costa sur durante la época l. A
ello debió contribuir la mejor situación económica de las naciones costeñas
al norte de lea y en particular la incorporación de Lambayeque a las redes
de intercambio, mientras que en Nasca era más sentida la crisis de los pueblos
de la sierra central y sur, otrora con participación activa en la interacción.
En la época 2, los estilos Pachacámac de Lima y Atareo de Ica-Nasca
comparten una gran cantidad de rasgos: "Todos los vasos innovadores de la
fase A y rasgos estilísticos nuevos de Pachacámac A tienen marcada semejan-
za con vasos y rasgos del estilo Atareo y muy especialmente con los especí-
menes más conservadores de este estilo" (Menzel 1968: 154 ).
En el estilo Pachacámac se aprecia formas y temas derivados de Nie-
vería, rasgos de Atareo, además del fuerte impacto de Pacheco. Hay también
la incorporación de elementos de Moche y otros comunes con Lambayeque
(Schmidt 1929: 275) y la sierra norte.
En la cerámica ha quedado plasmado el rol de mediador de Pachacá-
mac, entre las regiones de norte y sur del mundo andino. En pleno apogeo
del supuesto imperio Huari se encuentra en Ancón vasijas de estilo de la costa
nor-central (Menzel 1977: Fig. l 09 A); y como evidencia del movimiento de
rasgos, se puede observar que un mismo entierro contenía una vasija con ele-
mentos decorativos vinculados al Atareo. Un ceramio con características de
Moche apareció en Pachacámac en un entierro con vasijas de la época 2B
(Uhle 1903: 1am. 5, Fig. 11 ). Y Menzel menciona que en esta época Pachacá-
mac incorpora al área de lea bajo su influencia.

84 Revista Andina, año 6


_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ Shady: Epoca Huari

La fuerte vinculación entre Pachacámac y Supe en 2B, expresada en


la alfarería y los textiles, está indicando que en esta ultima región se desarro-
lló un centro importante, conectado a Pachacámac y con notorias relaciones
con las poblaciones ubicadas en los valles de la costa norte.
En este período se puede notar lo siguiente: 1) un intenso movimien-
to de rasgos a lo largo de la costa. 2) Una fuerte vinculación entre Atareo y
Pachacámac en la época 2A. 3) El prestigio de Pachacámac, vinculado al del
área Supe-Pativilca en la época 2B, y su conexión con diversos lugares del
mundo andino. 4) El prestigio de dos complejos cerámicos: Teatino en la
costa central y de la cerámica impresa en molde de la costa nor-central. 5) La
importancia que adquiere la región de Lambayeque; su influencia se deja sen-
tir en la que fuera área Moche. 6) La fuerte incorporación de rasgos comunes
a la iconografía Tiahuanaco en los estilos Pachacámac y Atareo, que podría
deberse a nuevas relaciones entre estas sociedades costeñas y poblaciones alti-
plánicas (Posnansky 1958: Vol. III, 1am. XI, fig. C y 1am. X, figs. a-b). Men-
zel menciona algunos rasgos en común entre Atareo y Tiahuanaco que no tie-
ne Pacheco y que en Misque, valle de Cochabamba en Bolivia, se encontró un
diseño muy similar al Angel de Atareo (Menzel 1968: 145 ). 7) Una gran in-
fluencia de la costa en Ayacucho; justamente el denominado estilo Viñaque
expresaría la del área de Supe-Pativilca sobre la zona ayacuchana. En esa área
podría haberse desarrollado uno o más centros fuertemente vinculados con la
sierra central, además de mantenerse en relación con Pachacámac y Atareo,
tal como antes con Pacheco y Nasca 9.
El prestigio de la costa central con Pachacámac y Supe-Pativilca en la
época 2B se puede correlacionar también con la expansión del quechua como
lengua de relación hacia el norte y sur en ese período (véase Torero 1970).

A YA CUCHO, EL SUPUESTO IMPERIO HUARI Y ESTILO V/ÑAQUE


Versiones recientes señalan que en Ayacucho el gobierno estatal y la
administración imperial aparecen de manera simultánea durante la primera
época del Horizonte Medio, en medio de la crisis climática que asolaba la
región, y que allí se encuentran los cuatro atributos que la arqueología puede
identificar para calificar a una sociedad con organización estatal: administra-
ción jerarquizada y especializada, clases sociales con acceso diferente a la
producción, infraestructura para la recaudación de tributos y la existencia de
una ideología que sustente el sistema (lsbell 1985: 58-61 ).
El Estado es una forma de organización política que surge en una eta-
pa de la evolución de una sociedad cuando su desarrollo económico permite
la existencia de un excedente expropiable y la aparición de clases sociales,
una de las cuales se constituye en gobierno y administra los recursos para su
beneficio. La institución estatal apareció cuando las condiciones internas de
una sociedad permitieron su sostenimiento y sirvió para asegurar los privile-
gios de una clase. Y si el Estado corresponde a un determinado nivel de desa-

No.1, Julio 1988 85


Estudios y D e b a t e s - - - - - ' - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

rrollo económico, el cual es producto de un proceso cultural previo, no es


posible suponer que apareció de modo· súbito, · en un momento de crisis y
juntamente con una administración imperial, que, de haber existido, debió
derivar de un subsiguiente proceso de complejización del aparato estatal, con
poder suficiente para controlar bajo su gobierno a las otras naciones andinas
que poseían indiscutibles gobiernos estatales y, en algunos casos (Moche,
Nasca, Huamachuco-Cajamarca y Lima), de larga data y ya bastante comple-
jos. Hasta la fecha no se conoce ningún indicio de que en la región de Ayacu-
cho se hubiera producido un desarrollo comparable al de las otras regiones.
Al parecer, durante el período Intermedio Temprano hubo en Ayacucho una
organización aldeana, en la cual se produjeron cambios hacia la parte tardía
de ese período por introducción de colonias Nasca. En eSte cambio debió
incidir la activación del eje económico costa sur-sierra central y sur que se
empezó a dinamizar en la época 7 de ese período.
La supuesta sede del planteado ''Imperio Wari" no muestra, aparte
del estilo Huarpa, otro con caracteres propios que la distingan. Los ejempla-
res considerados má ~ típicos de los estilos "ayacuchanos", Chakipampa y
Vifiaque, tienen not,, ,Je parecido al estilo Nasca 9 del área lca-Nasca, en el
primer caso, o al Viñal1ue de Supe-Pativilca, en el segundo.
El estilo Huarpa no tiene aún una definición ni posición temporal
clara. Por la información disponible, podría diferenciarse una secuencia de
su desarrollo desde el período· Intermedio Temprano hasta el Horizonte
Medio (Paulsen 1983 y Anders 1986). Si tenemos en cuenta que el estilo
Chakipampa, también ubicado allí en la época 1, mantiene fuerte afinidad
con el estilo Nasca 9 de la costa sur, como posteriormente Conchopata y
Robles Moqo en relación con Pacheco, se puede comprender mejor la impor-
tancia de la presencia Nasca o de su tradición cultural en Ayacucho.
Si consideramos en términos de proceso a Nasca y Ayacucho, obser-
vamos que en la costa sur se generó un importante centro de prestigio cultu-
ral desde el Formativo Tardío y que las sociedades de esta región estuvieron
ejerciendo permanente influencia sobre las del área ayacuchana.
Al generarse una gran activación económica a partir de la época 7 del
período Intermedio Temprano, el área ayacuchana fue estimulada e incorpo-
rada a la esfera de relaciones multirregionales. Debido a su ubicación próxi-
ma al foco de desarrollo económico y cultural de Nasca y en una zona de
contacto con la sierra del Mantaro y, en particular, con la selva del Apurímac,
en Ayacucho se ubicó un centro comercial floreciente en ese tiempo. .
En las épocas 1B-2, además de los contactos fuertes con la costa sur y
nor-central, reflejados en la cerámica Conchopata, Robles Moqo y Viñaque,
se ha encontrado copia local de un felino del Tiahuanaco Clásico de Bolivia
en un sitio del río Pampas y se menciona el hallazgo de una vasija cantimplo-
ra con cara modelada, semejante a ejemplares Teatino en el estilo Patibamba
de Jargampata, así como la presencia de trípodes huecos o sólidos y bases
anulares de tradición norteña (lsbell 1970: 96; 98), o de cerámica de estilo

86 Revista Andina, año 6


_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ Shady: Eµoca Huari

Cajamarca IV en Azángaro, Huanta (Anders 1986).


Las edificaciones planificadas de urbes como las de Huari, Pikillaqta
y Viracochapampa, que hasta ahora eran consideradas como resultado de la
presencia del imperio ayacuchano, comparten una serie de rasgos arquitectó-
nicos con Marcahuamachuco, teniendo éstos una mayor antigüedad en la
ciudad norteña.
La existencia de estos centros en puntos tácticos para la comunica-
ción, como Jincamocco, en Cabana, en la vía directa de enlace entre la sierra
central y sur y Nasca, y de una red de caminos que los enlaza, más que servir
de argumento para la hipótesis del Estado imperial (Schreiber 1987) refuerza
la de los emporios económicos regionales: las urbes fueron producto del de-
sarrollo económico de su región y se ubicaron en los lugares donde conver-
gían productos de economías diversas; los caminos respondían a esta necesi-
dad de acceso y relación entre poblaciones.
Si contrastamos esta información con el modelo del imperio ayacu-
chano, tenemos que durante la época I, en que se plantea la primera expan-
sión del Imperio Huari, se observa el prestigio de, por lo menos, las culturas
regionales Moche, Nievería, Nasca y Cajamarca, en un área consistente y que
participaban, además, de intercambios multirregionales. En ese tiempo, era
fuerte el eje económico costa sur - sierra central y sur, de allí la presencia de
Nasca en el mundo andino; formas y diseños decorativos de Nasca 9 se en-
cuentran en lugares distantes como Tantamayo en Huánuco y Cuélap en
Amazonas. En la época 2B, a la que se ha asignado una renovada expansión
del Imperio Huari, destacan los centros de la costa central de Pachacámac y
Supe-Pativilca, en forma simultánea a la decadencia de los centros de comer-
cio establecidos en los valles andinos del interior o en lugares de contacto
con ellos, así como a una fuerte presencia en todas estas culturas de una ico-
nografía común con Tiahuanaco.

LA COSTA NOR-CENTRAL

El espac.io de los valles de Huaura, Supe, Pativilca, Fortaleza mostró


fuerte activación en la época 2B. En la parte inferior del Supe se conoce el
establecimiento ''Chimocápac", considerado por Menzel (1977: 24-30) como
un importante bastión del Imperio Huari.
La información arqueológica recuperada allí indica la confluencia de
elementos culturales costefíos de norte y sur (véase la cerámica del entierro 8
de Supe, excavado por Uhle, en Kroeber 1925: 77 h-o ). Se aprecia alfarería
con rasgos comunes a Pachacámac y la tradición Moche ( en Menzel 1977:
Figs. 50-53). Rasgos nortefíos son también las falsas cabezas hechas de made-
ra que llevan las momias de Chimocápac, así como el uso de moldes a pre-
sión. El arte textil muestra bien el sincretismo religioso norte-sur, como se
aprecia en los textiles de Supe (Menzel 1977: 76, a-b). Además se ha destaca-
do la presencia de tejidos Moche en Huarmey, Pachacámac y Cerro Campana

No. 1, Julio 1988 87


Estudios y D e b a t e s - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

en Mala (Conklin 1978: 33). Hay una vasija en el museo de Paramonga que
exhibe la incorporación de rasgos de diversos estilos y expresa bien la ocu-
rrencia de la época. Es una botella de gollete largo y cónico; en el cuerpo tie-
ne el diseño de una cara geométrica de frente con tocado, como en Pachacá-
mac; en el gollete está la banda de tres filetes, como en la costa sur, y el bor-
de lleva pallares, como en Moche.
Por esta confluencia de rasgos de ambas direcciones, de la costa norte
y de la costa central, planteamos la hipótesis de que la importancia de esta
área estuvo en su ubicación estratégica al norte de la costa central en una vía
de ingreso hacia los valles interandinos y la Amazonía: la cuenca del Manta-
ro, por el sur, y el Callejón de Huaylas o el de Conchucos y el Marañón, por
el norte. Participaba del intenso desarrollo de la costa central y actuaba
como puesto de contacto con las poblaciones costeñas y serranas de los
valles del norte y de la sierra central y es posible que adquiera importancia en
la época 28, en relación con la presencia o incorporación de las poblaciones
de Casma-Huarmey en la esfera de interacción económica. Piezas importadas
e imitaciones de la costa norte y nor-central aparecen en Ancón, Pachacámac
y Huancayo. Uhle excavó el entierro p.20 que contenía un vaso de Pachacá-
mac 28, un ceramio Teatino y dos cántaros con decoración hecha a molde
por presión, de color negro.
La frecuencia de vasos en Chimocápac con la representación de la
cara geométrica de una deidad de frente con tocado (Kroeber 1925: 73, 77),
vasijas comunes a P1chacámac (Uhle 1903: 27, fig. 18) y Huari, podría indi-
car, en lugar de una relación política directa desde Huari, como ha planteado
Menzel, el establecimiento en el área de Supe-Pativilca en la época 28 de un
centro económico fuertemente vinculado a Pachacámac. Es interesante seña-
lar que la continuidad de este estilo de alfarería es fuerte en las épocas 3 y 4
en la costa nor-central. Por otro lado, consideramos que un Estado imperial
no ubicaría un bastión en un lugar distante y prácticamente limítrofe de los
objetivos o áreas que tenía intención de controlar, ni este bastión copiaría
vasijas con el grifo Pachacámac, cuando su intención era contrarrestar el pres-
tigio de este centro en pleno apogeo del "Estado hnperial''.
El desarrollo de las poblaciones de la costa nor-central debe plantear-
se también en relación con el cambio que se produce en la costa norte, mani-
fiesto en la decadencia de Moche y la configuración en las épocas siguientes
del estilo Taitacantín (Scheele y Patterson, 1966: 16-18) con rasgos de Lam-
bayeque, Callejón de Huaylas y Costa Central sobre una base de tradición
Virú.

ELPROBLEMALAMBAYEQUE-MOCHE
Desde la época 7 hasta 1A-8 del Horizonte Medio era fuerte el presti-
gio de Moche, que estuvo incorporado a la esfera de relación interregional.
Como expresión de esta situación se encuentran rasgos de Moche IV en Nasca

88 Revista Andina, año 6


- - - - - - - - - . , - - - - - - - - - - - - - - - S h a d y : Epoca Huari

7 y de Moche V en la costa central y sur. También se ha informado de la pre-


sencia de textiles Moche en Huarmey , Pachacámac y Mala en la época 28
(Conklin 1978 : 322-332).
Todo esto ilustra la distribución de elementos culturales de la costa
norte , en plena coincidencia con la expansión que evidencian rasgos de otras
culturas, en las épocas que se ha supuesto de fuerte expansión de la política
Huari y cuando se esperaba la imposición de su estilo.
Ya se ha destacado que el Horizonte Medio para Moche no fue un
tiempo de cambio radical, sino más bien de fuerte continuidad (Donnan y
Mackey 1978: 213) y que la gente de Moche mantuvo ante Huari un alto
grado de poder independiente, así como también muchos de sus modos de
vida tradicionales (Menzel 1977: 67 ).
No puede sostenerse la presencia de un imperio Huari panandino en
un tiempo de fuerte independencia y prestigio de varias sociedades regionales.
Es interesante resaltar que hacia los 500 ó 600 d.n.e los centros urba-
nos que han sido identificados como Moche, tal el caso de Galindo y Lamba-
yeque en Pampa Grande , están ubicados tierra adentro, como ocurrió con
Cajamarquilla en la costa central. Pampa Grande se encuentra en el sector
donde el valle se estrecha hasta 2 km. de ancho, a unos 58 km . del litoral.
Esta ubicación hacía posible la concentración allí de bienes de la parte alta y
baja, facilitando el intercambio y transacción entre las poblaciones costeñas
y las del interior.
Se ha planteado que desde la época 1 B y 2 el asiento de poder e in-
fluencia Moche fue trasladado desde los valles de Moche y Chicama a Lamba-
yeque (Menzel 1977 : 59), donde se construyó el complejo de Pampa Grande
y que allí fue reubicada la nueva capital de Moche al finalizar la fase Moche
IV, permaneciendo el Moche V en esta zona durante unos 100 años (Anders
1977, 1981; Shimada 1976 : 377-378, 1977, 1978, 1982).
Aunque no se hace ninguna referencia a la población nativa de Lam-
bayeque, el contenido recuperado en el extenso conjunto de edificaciones de
Pampa Grande muestra innovaciones en relación con Moche IV en la arqui-
tectura y en la cerámica. Se encuentra alfarería que ''enfatiza aquellos aspec-
tos que continúan dentro de Sicán", nombre con el cual se ha identificado a
la cultura de Lambayeque, ubicada en el HM2 (Shimada 1982). Estos rasgos
innovadores podrían estar mostrando algunas expresiones de la tradición cul-
tural regional, en relación con la intrusiva Moche; y si bien la arqueología no
dispone de evidencias mayores para contrastar esta hipótesis, nos pregunta-
mos cómo podría haber ocurrido el traslado de la capital del Estado Moche al
territorio de otro Estado, cuando éste se hallaba en pleno desarrollo, con pre-
sencia identificada desde la época 2 y un complejo desarrollo durante el pe-
ríodo formativo (Shady 1987).
Hacic los años 700 d.n.e . se viene ubicando la fase más antigua de la
cultura Sicán, cuya alfarería según Shimada habría resultado de una mezcla
entre Moche V, Pachacámac y Cajamarca III. La fase Sicán Medio representa-

No . 1, Julio 1988 89
Estudios y D e b a t e s - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

ría la época de apogeo de esta cultura. Cuatro templos fueron enterrados y


superpuestos en su centro de Batán Grande en el lapso de 550 y 1050 años
d.n.e. Un gran desarrollo tuvo la metalurgia de oro y cobre arsenical. Las
tumbas muestran prácticas funerarias suntuosas, con sacrificios humanos y
numerosas ofrendas materiales, entre las que destacan los fajos de monedas ·
de cobre , como expresión del bienestar económico y del comercio.
Hay indicadores en la cerámica que en este período Pachacámac y
Lambayeque comparten rasgos , y ceramios de Sicán Medio han sido encon-
trados en Ancón y Pachacámac y por el norte en la Isla de la Plata, cerca a
Guayaquil.
El hallazgo de Cerámica Sicán Medio en un cementerio huaqueado al
este de Pacatnamú , donde también se encontró textiles de lana de estilo Pa-
chacámac, sugiere la incorporación en esta época del valle bajo del Jequete-
peque al área lambayecana .
Parece evidente que a partir de la época 28 el polo de desarrollo se
trasladó de los valles de Trujillo a los de Lambayeque, posiblemente debido
al mayor acceso que tenía su población al recurso hídrico con extensas tie-
rras incorporadas al cultivo mediante canales de irrigación, dependientes de
ríos de mayor caudal ; a su proximidad a valles del interior, pertenecientes a
otro régimen hídrico, y a la activación de los contactos por vía marítima con
la costa ecuatoriana; todo lo cual les permitía enfrentar la crisis en mejores
condiciones. La pérdida de poder de Moche debe estar en relación con la de-
presión que sufren las poblaciones de las vertientes occidentales, de donde
extraían excedentes, y en las mismas poblaciones de los valles costeños de
poca agua , como en el caso de Virú , donde la sequía habría afectado profun-
damente su economía.

CONCLUSIONES

1.- En la segunda parte del período Intermedio Temprano aparecen en


los Andes los gérmenes de un nuevo período de integración multina-
cional : se consolidan sociedades regionales como Nasca, Lima, Mo-
che, Huamachuco, que expanden su población, realizan construccio-
nes monumentales, influyen culturalmente en su espacio regional y
establecen vinculaciones interregionales.
2.- El HMl es una época de gran dinamismo y de fuertes contactos entre
las poblaciones de la costa, de la sierra y del oriente. Son notables las
culturas Moche V, Nasca 9, Nievería, Cajamarca III, Pumahuanchina,
y alcanzan la más alta presencia en el ámbito andino las sociedades
regionales identificadas con los estilos N9 y Cajamarca 111.
3.- En el HM2 cambian de ubicación los polos de desarrollo, que se tras-
ladan a la costa, y se intensifica la influencia de las sociedades coste-
ñas, en particular de la costa central-sur (Pachacámac) y de la central-
norte (Viñaque-Supe). Pero, paradójicamente, en esta época los esti-

90 Revista Andina, año 6


_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ Shady: Epoca Huari

los incorporan rasgos comunes a Tiahuanaco. Se ha planteado que


ellos aparecieron primero ornamentando vasijas de ofrendas, tales
como en Conchopata, Ayacucho , y en Pacheco, Nasca. Pero no está
claro si la presencia de rasgos comunes al Tiahuanaco clásico se da
primero en estos contextos de ofrendas y, posteriormente, como sus-
trato en Atareo, Pachacámac y Supe-Pativilca, o si ellos se introducen
nuevamente en forma simultánea en los estilos de la época 2. En rela-
ción con lo cual se debe contrastar la hipótesis de Torero de si los ras-
gos tiahuanacoides son producto del movimiento de poblaciones del
altiplano collavino frente al deterioro climático, que habría reducido
en forma significativa el área de cultivo en las tierras altas.
4. - Las fuertes relaciones a nivel multirregional se producen en el mundo
andino antes que se diera la presencia de rasgos tiahuanacoides y en
un período de prosperidad económica.
5. - No hay indicadores que sustenten la existencia del imperio ayacucha-
no Huari en las épocas 1 ó 2 del Horizonte Medio. En su lugar se en-
cuentran Estados regionales que están acrecentando su poder y pres-
tigio y surgen centros de activación económica, distribuidos a nivel
regional y de acuerdo a la ubicación de los polos de desarrollo .
6.- El prestigio y desarrollo de urbes, como Cajamarquilla, Pampa Gran-
de , Galindo, están vinculados con el florecimiento económico de los
pueblos de la costa y de la sierra y con la actividad comercial que
ellos sostenían. Su decadencia, así como la de otros centros, fue mo-
tivada por la crisis económica de las poblaciones altoandinas, debida
quizás a un período de franco deterioro climático.
7.- Las construcciones de centros como Viracochapampa y Pikillaqta,
que son considerados como evidencia indicativa del supuesto Estado
imperial , muestran un conjunto de rasgos arquitectónicos de la tradi-
ción Huamachuco que tienen mayor antigüedad en la urbe de Marca-
huamachuco ; lo cual indica que no sólo se trasladaron piezas o rasgos
alfareros de una región a otra, sino también técnicas arquitectónicas
o especialistas en una época donde los contactos entre naciones eran
frecuentes . Igualmente, las redes de comercio requirieron de un siste-
ma de caminos, a cargo de los Estados regionales interesados en el
mantenimiento de los contactos. Por tanto , no deben ser utilizados
éstos ni los centros comerciales como indicadores de un único Estado
imperial panandino .
8.- Se hace evidente la necesidad de revisar y reajustar la secuencia plan-
teada por D. Menzel para el Horizonte Medio.

No. 1,Julio 1988 91


Estudios y Debates - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

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& PRINCIPALES CENTROS URBANOS


DEL HORIZONTE MEDIO

• CIUDADES MODERNAS

92 Revista Andina, año 6


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Distribución de los principales estilos del


Horizonte Medio

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TIAHUANACO
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Estudios y Debates - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

NOTAS

( 1) El tema de las relaciones entre Nasca 7 y Moche, que presentamos en Shady 1981,
ha sido elaborado más ampliamente por Paulsen: "A Moche-Nasca Connection".
Informe leído en el 51 St Annual Meeting, Society for American Archaeology. New
Orleans, Louisiana, l 986.
(2) En la muestra de Balcón de Judas que nos permitió obseivar Steven Wegner, sor-
prende la cantidad de rasgos {!el estilo Cajamarca II en alfarería Recuay.
( 3) Es lamentable que hasta ahora se maneje el modelo del imperio Huari sin que se ten-
ga, sin embargo, un buen conocimiento sobre las diversas construcciones del centro
Huari ni se haya efectuado una adecuada definición del estilo Huarpa, el que, al
parecer, no solamente caracterizaría al período Intermedio Temprano en la zona
ayacuchana, sino que continuaría durante la época 2 del Horizonte Medio, como
testimonia su hallazgo en el sitio arqueológico de Azángaro, cerca al pueblo de
Hu anta (Anders l 986: 21 O).
( 4) De Tantamayo, identificamos con A. Ruiz unas vasijas con rasgos de Nasca 9, que se
encontraban en el depósito del Museo, en la colección dejada por Flornoy. De Cué-
Jap, Ruiz recuperó unas piezas que ha publicado como de estilo Huari y que presen-
tan notorios rasgos de Nasca 9 (véase Ruiz 1969: 6%4).
( 5) Esta vasija se encuentra en el Museo de Historia Natural de Nueva York .

94 Revista Andina, año 6


- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - Shady: Epoca Huari

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Estudios y D e b a t e s - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

COMENTARIOS

caso de la sierra norte la autora dice que "el


Martha B. Anders desarrollo urbano y la amplia distribución
Departamento de Antropología · del estilo cursivo podrían estar indicando la
Universidad de Trent existencia de un Estado regional"). Más
Peterborough , Ontario, Canadá bien, da la impresión de que la autora pro-
pone que puesto que la cultura Wari se for-
Se debe alabar a la autora por reprender- mó en un ambiente o contexto de interac-
nos respecto a nuestras asunciones a priori ción regional intensiva, expandiéndose por
y por nuestro a veces un tanto descuidado necesidad y absorbiendo o asimilando aspec-
manejo de los datos arqueológicos, aunque tos de la cultura material (por ejemplo , esti-
sugestivos, escasos y amb iguos en lo tocan- los arquitectónicos y cerámicos) de otras
te al Horizonte Medio y al Estado Wari . A culturas, no tiene derecho a ser considerada
la vez, nos ofrece una hipótesis alternativa , como Estado imperial o conquistador, care-
ciertamente estimulante y provocativa, con- ciendo del poder para controlar a otras na-
cerniente a los desarrollos socio-políticos y ciones.
económicos del período Intermedio Tem- Por lo menos , se debe admitir que , dada
prano tardío y del Horizonte Medio. Dicha la distribución de cerámica wari y la exis-
hipótesis pretende explicar mejor la amplia tencia de centros planificados al menos a
distribución de cerámica Wari y de cerámi- través de la sierra , centros que controlan o
ca del estilo Wari, así como de la cerámica no territorios contiguos (lo cual no se evi-
y rasgos cerámicos de otras culturas con- dencia para los otros Estados regionales que
temporáneas del Horizonte Medio , y dar ra- menciona Shady) fuera de su núcleo en la
zón de los cambios en los patrones de asen- cuenca de Ayacucho , tratamos con un Es-
tamientos (sea la distribución de sitios o re- tado. Además , la falta de poder económico
laciones espaciales entre sitios , o la compo- en Ayacucho mismo no implica necesaria-
sición y disposición espacial dentro de si- mente que Wari no tuviera "poder" para
tios) . Propone que los Estados regionales extraer recursos de otro lado para sostener-
que se consolidaron y fortalecieron econó- se. Con respecto al poder , Shady misma re-
mica y políticamente y ampliaron su área conoce que éste no se basa solamente en la
de influencia cultural en la Epoca 7 del Pe- fuerza, sino también en la ideología, cuan-
ríodo Intermedio Temprano , extendieron do comenta que varias culturas compartie-
su influencia más todavía durante el Hori- ron la misma preocupación por el agua y la
zonte Medio a través de tratos comerciales fertilidad, Jo cual se ve expresado en la ico-
interregionales, asumiendo que los impulsó nografía que compartieron y en los rituales
una mentalidad de mercado , de ganancia. de propiciamiento que ejecutaron. El ritual
Desafortunadamente, esa nueva hipótesis mismo sirve para facilitar la comunicación
se basa en los mismos e.scasos y ambiguos y promover la tolerancia , sea en un contex-
datos y asunciones a priori igualmente cues- to de interacción pacífica o de conquista.
tionables que han sido citados en defensa Shady nos sugiere que la intensificación
del modelo de Wari como Estado imperial. de la interacción regional fue promovida
Además , se utiliza, a veces , para argüir la por cambios económicos, más específica-
existencia de Estados regionales, los mismos mente por cambios climáticos, que dieron
razonamientos que se han rechazado en el como resultado no sólo el incremento de la
caso del Estado Wari (por ejemplo, en el producción agrícola, sino también la sobre-

100 Revista Andina, año 6


- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - S h a d y : Epoca Huari

producción, y que este excedente de pro- las cuales no podemos elucidar el fenóme-
ducción impulsó el establecimiento de tra- no Wari .
tos comerciales a través de los Andes. Desa- A pesar de esa tendencia , sí han habido
fortunadamente, los datos sobre cambios varios esfuerzos de esclarecimiento del pro-
climáticos que cita la autora son mayor- ceso de desarrollo regional y los datos de
mente circunstanciales, en tanto que datos esas investigaciones nos han permitido dis-
concretos y más al día , como los del glaciar cernir interpretaciones o identificaciones
Quelccaya, sugieren otra serie de sucesos en previas de ciertos restos como resultado de
cuanto a sequías y temporadas de mayor la conquista Wari . Por ejemplo, reconoce-
lluvia en la sierra y la costa, lo cual compli- mos que el surgimiento de asentamientos
ca una fácil correlación entre cambios cli- de tamaño y de probable complejidad ur-
máticos y la movilización y migración de banos tiene raíces profundas en la costa y
gente. Más bien, si uno acepta tal razona- que no fue algo impuesto por un imperio
miento , se podría argüir igualmente que fue Wari. También sabemos que varios centros,
la necesidad y no la sobreproducción la que como Manchan , en el valle de Casma , y Ca-
impulsó la formación de un Estado, dentro ja marquilla , en el del Rímac , antes identifi-
del contexto de movilización y migración cados como sitios planificados Wari . no lo
de serranos hacia la costa en busca de recur- son. No obstante, tampoco hay datos sufi-
sos alimenticios básicos. Además , dentro de cientes para argüir que esos centros urba-
la realidad andina no hay por qué esperar nos (por ejemplo, Pampa Grande, Caja mar-
que una posibilidad de aumentar la produc- quilla , Galindo , Viracochapampa , Jincamo-
ción en la costa se convierta en un incre- cco, Pikillaqta) son núcleos de comercio ,
mento de producción de verdad y que éste de especializac ión o que manifiestan deter-
necesariamente estimule un cambio de men- minada estructura sociopolítica o económi-
talidad de tendencia general de autosufi- ca. Dadas las investigaciones recientes sobre
ciencia o de producción para "consumo in- centros planificados incaicos, los cuales pa-
terno" a una de mercado, de maximización recen ser más ceremoniales que administra-
de ganancia , con consecuente movilización tivos o burocráticos, debemos hacer una
y migración de costeños hacia la sierra. En pausa antes de asumir algo definitivo sobre
ambos casos, carecemos de datos suficien- esos sitios.
tes para establecer la primacía de una hipó- En cuanto a la distribución de cerámica
tesis sobre la otra, aunque a mí me parece Wari o cerámica del estilo Wari , es cierto
menos probable que se establecieran colo- que hasta hace poco tuvimos la tendencia a
nos nasquenses en la sierra de Ayacucho o ver sólo la interrupción o reemplazo de es-
que negociantes costeños fueran en busca tilos locales, no apreciando los cambios es-
de un mercado serrano . tilísticos dentro del contexto regional e ig-
Efectivamente , hay varios problemas norando la amplia distribución o difusión
con nuestro modelo de Wari como Estado de cerámica de otras culturas y rasgos de las
imperial, pero no son suficientes como para mismas en cerámica de otras regiones. Se
rechazar su existencia en sí. Más bien nos ha demostrado que en varios lugares de la
obligan a cuestionar su ex tensión territo- costa los estilos cerámicos locales eviden-
rial , la naturaleza de su control y sus tratos cian una continuidad temática y estilística.
con otros Estados regionales, así como el Más bien, lo que falta en la mayoría de ta-
carácter de su organización. En sus críticas, les estudios, así como en el de Shady , es
Shady insiste en .:¡ue debemos prestar más una clara diferenciación entre cerámica ex-
atención al desar.ollo regional. En eso tiene portada fuera de su zona de fabricación, ce-
razón, pues por tratar de sustentar la pre- rámica encontrada en una zona que imita
sencia del Estado Wari desatendimos a las la cerámica de otra, rasgos de un estilo que
naciones regionales, sin la comprensión de están absorbidos en otro y, en todos los ca-

No. 1,Julio 1988 101


Estudios y Debates - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

sos , la frecuencia y el contexto arqueológi- y Schreiber ( 1978) han sugerido un modelo


co/cultural de tales casos, de modo que se de sitio jerárquico para los asentamientos
pueda evaluar e interpretar su ocurrencia. Huari. Suponiendo una correlación positiva
Mientras haya tanto que criticar en nues- entre el tamaño del sitio y la autoridad po-
lítica de la ocupación, ellos sugieren que el
tro modelo de Wari , debemos darnos cuen-
imperio tenía su capita l en el sitio actual,
ta de que, de repente , esperamos demasia- dos centros macrorregionales - Viracocha-
do . En un caso como el incaico , donde sa- pampa y Pikillaqta- y numerosos centros
bemos por documentos históricos que exis- regionales y subregionales más pequeños,
tió un Estado conquistador , hay poca evi- dispersos en diversas partes de los Andes.
dencia de tal naturaleza en gran parte de En estudios adicionales llevados a cabo más
sus provincias. Puede ser que las evidencias allá de los límites sugeridos para la capital
del Estado Wari resultarían igualmente es- del imperio - antes de la expansión - en la
casas. No obstante , investigaciones recien- región de Carahuarazo, Schreiber ( 1987)
tes sobre el Horizonte Tardío indican que examina los procesos de consolidación que
ocurrieron cuando el área devino bajo el
la versión tradicional del Estado incaico co- control directo de Huari y se establece un
mo Estado conquistador, sumamente cen- centro regional. Según la organización polí-
tralizado , burocratizado y secularizado , tica de un área antes de la conquista , el pro-
merece una reevaluación . Si basamos nues- ceso de consolidación podía incluir cam-
tras asunciones acerca de Wari en lo incai- bios evidentes en los patrones de asenta-
co, entonces nuestro modelo Wari también miento, modificaciones en las estrategias de
requeriría una reevaluación. Tenemos que subsistencia y la introducción de nuevos
buscar nuevas estrategias para investigar lo estilos en la arquitectura y cerámica.
No obstante , algunos investigadores han
Wari, cómo reconocerlo y cómo caracteri-
empezado a cuestionar hasta qué punto
zarlo . · controlaba realmente el Imperio Huari al-
gunas áreas que hace tiempo se supone que
estaban dentro de sus fronteras políticas.
Brian S. Bauer Esta revisión ha sido particularmente activa
Dept. of Anthropology en las regiones de la costa norte y sierra
University of Chicago norte. Estos estudios, al tiempo que reco-
Chicago, lL 60637 nocen la existencia del Imperio Huari en el
Estados Unidos sur, presentan fuertes evidencias de trad i-
ciones cerámicas locales que continuaron
En este artículo, Ruth Shady presenta virtualmente invariables durante el Hori-
argumentos contra la opinión tradicional zonte Medio e indican la falta de una evi-
de que, entre los años 600 d. de C. y 800 dencia clara que sugiera una real presencia
d. de C., la sierra del Perú y gran parte del física Huari en las regiones norteñas. Qui-
área de la costa estuvieron bajo el dominio zás el más minucioso de estos estudios sea
de un imperio cuya sede política y admi- el de Topic y Topic ( 1986), que Shady
nistrativa estaba ubicada cerca de Ayacu- utiliza como fuente principal de datos. To-
cho (Menzel 1964, 1968; Lumbreras 1974). pie y Topic sugieren que en el área de Hua-
Tradicionalmente se considera que el Impe- machuco existieron durante el Horizonte
rio Huari (o Wari) se expandió desde la Medio Estados regionales independientes
cuenca de Ayacucho, difundiendo nuevos estrechamente conectados a través de re-
estilos arquitectónicos y cerámicos en su des de intercambio ( 1986: 14). Si bien ellos
trayectoria . Se impusieron centros adminis- remarcan el surgimiento de varios Estados
trativos sobre las culturas locales y se desa- regionales independientes como resultado
rrolló una red de caminos que conectaban del incremento de los intercambios con el
estos diversos centros regionales con la ca- transcurso del tiempo en la sierra norte,
pital de la región imperial. Basándose en también reconocen la existencia de un im-
trabajos anteriores de procesamiento de in- perio basado en Ayacucho que, por un bre-
formación (Wright y Johnson 1975), Isbell ve período, trató de establecer control po-

102 Revista Andina, año 6


- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - Shady: Epoca Huari

lítico en la región de Huamachuco: "Espe- capital imperial supervisaba tanto su cons-


cíficamente , consideramos que la presencia trucción como ocupación. Los sitios peque-
Huari en el área no significó una real trans- ños de la región se interpretan como comu-
formación, sino. un fenómeno de corta du- nidades de nivel inferior relacionadas polí-
ración, con efecto permanente sobre el pla- ticamente con el centro microrregional, y
neamiento del sitio, patrones de estableci- la red de caminos Huari que pasa por la
miento o instituciones políticas" ( 1986: región habría sido construida para ayudar
46) . en el transporte de excedentes de produc-
Así que , si bien Shady no es la primera ción al centro regional o a Huari mismo.
en cuestionar hasta dónde llegó la domina- Según el modelo de Shady, Pikillaq ta se in-
ción Huari por el norte, ella nos presenta terpretaría como el centro de un poderoso
un desafío mái al cuestionar la existencia Estado independiente que existió en el
milima del imperio en los Andes. Comen- Cusco durante el Horizonte Medio. La red
zando en el Horizonte Temprano, ella re- de caminos habría sido construida para fa-
calca que se podía encontrar Estados desa- cilitar el tráfico interregional que contri-
rrollados en algunas regiones y que éstos buí a al desarrollo y mantenimiento del Es-
continuaban creciendo con el aumento de tado. El estilo arquitectónico "Huari" , así
las relaciones comerciales a través del tiem- como los estilos de cerámica, serían pareci-
po . Shady dice que durante el Horizonte dos a los de otras regiones al estar éstas in-
Medio, en lugar de un imperio , "se encuen- tegradas en la misma red de comercio. Co-
tran Estados regionales que están acrecen- mo se puede observar, el modelo de Shady
tando su poder y prestigio, y surgen centros de Estados regionales independientes vincu-
de activación económica". Estilos de arqui- lados a través de extensas redes comercia-
tectura y tipos de cerámica comunes atra- les, si bien conceptualmente es muy dife-
vesaron los Andes como resultado de las rente del modelo de un imperio, arqueoló-
redes de intercambio y no como resultado gicamente es muy similar. En vez de un im-
de una hegemonía imperial; centros enor- perio que disemina sus productos y extien-
mes, como los de Viracochapampa, Caja- de su control en los Andes por medio de
marquilla y Pampa Grande, representan el una serie de centros regionales, tenemos
ápice de Estados regionales que controla- una· serie de Estados regionales vinculados
ban estas redes de comercio. por redes comerciales y que administran su
Después de examinar brevemente los dos control sobre las áreas locales. Desgraciada-
modelos de organización en el Horizonte mente, hay pocas evidencias que apoyen la
Medio, paso ahora a la sierra del sur, región sugerencia de que un Estado independiente
que no es abordada específicamente en el existió y se desarrolló en el valle del Cusco
artículo de Shady , como un caso de prueba durante el Horizonte Medio, ya que la ar-
para los dos modelos. El departamento del quitectura de Pikillaqta no se repite en nin-
Cusco contiene el enorme complejo arqueo- gún otro sitio del Horizonte Medio conoci-
lógico de Pikillaq ta, que data del Horizonte do en la región y su alfarería representa una
Medio. Varios investigadores han realizado evidente ruptura con la tradición regional
estudios en dicha área: Harth-Terré ( 1959), en cerámica. De otro lado, el complejo de
Sanders ( 1973) y, más recientemente, Pikillaqta , con su escala masiva, sistema de
McEwan ( 1983). En cualquier escala, el si- entramado, delimitaciones internas y estilo
tio es enorme: 745 metros por 630, consis- arquitectónico estrechamente controlado,
tiendo en más de 700 estructuras con algu- contiene los clásicos rasgos de un centro re-
nos muros de 12 metros de alto que aún es- gional impuesto. Sólo viendo Pikillaqta
tán en pie (McEwan). El sitio está dividido como un producto de la expansión Huari,
en varias zonas bien definidas por un siste- es que tendrían sentido su aparente carác-
ma de trazado COPlO un entramado casi per- ter intrusivo en el valle del Cusco y la falta
fecto. Siguiendo el tradicional modelo im- de evidencia de un desarrollo estatal in situ.
perial, Pikillaqta se explicaría como un cen- Existe una diferencia fundamental entre
tro microrregional de Huari. Por tanto, su Estado e imperio que no es abordada con
arquitectura y alfarería son muy parecidas claridad en el artículo y que es crítica para
a las del sitio mismo de Huari, ya que la examinar las evidencias disponibles. El de-

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Estudios y Debates - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

sarrollo de un Estado es gradual y ocurre and Consolidation : The Xauxa Region


en áreas confinadas, consolidándose el po- of Peru under the Incas. Ph.D . disserta-
der político en el transcurso de siglos. Es tion. Department of Anthropology,
un proceso interno de desarrollo (D'Altroy UCLA. 1981.
1981 ). Por otra parte, los imperios son las HARTH-TERRE. Emilio. Pikillacta - Ciu-
"super-novas" de nuestro mundo geopolí- dad de depósitos y bastimento del Impe-
tico. Explosionando hacia fuera desde un rio Incaico. Universidad del Cusco. 1959.
área central bien desarrollada, pueden ab-
sorber en unas décadas regiones mucho más ISBELL, William H. and SCHREIBER, Ka-
extensas que su área central inicial. Shady tharina J. "Was Huari a State?", Ameri-
se preocupa porque al parecer no existió un can Antiquity, 43 :372-389. 1978.
gran centro de poder en Ayacucho durante McEWAN. Gordon F . The Middle Horizon
el Intermedio Temprano . Empero, como lo in the Valley of Cuzco, Peru: The lm-
demuestra claramente el caso de los Incas, pact of the Wari Occupation of Pikillaq-
no se requiere necesariamente de un largo ta in the Lucre Basin. Ph.D. dissertation .
crecimiento político antes de una rápida Department of A nthropology, U niversi-
expansión. Sin embargo, la rápida expan- ty of Texas at Austin. 1983 .
sión de un imperio trae consigo algunas
complicaciones y una cierta fragilidad de MENZEL, Dorothy. "The Inca Occupation
las recién conquistadas propiedades. Existi- of the South Coast of Peru", Southwes-
rán diferencias regionales a través del terri- tern Journal of Anthropology, 15, 2:
torio recientemente adquirido que exigirán 125-142. 1952.
soluciones diferentes durante el proceso de "Style and Time in the Middle Horizon",
consolidación del poder. El proceso de con- ÑawpaPacha, 2 : 1-105 . 1964.
solidación del Imperio Incaico ha sido obje-
to de estudio en varios trabajos (Menzel "New data on the Huari Empire in Mid-
1959 ; Morris 1972;D'Altroy 1·98J ; Schrei- dle Horizon Epoch 2A " , Ñawpa Pacha,
ber 1987). Estos estudios muestran que un 6:47-114 . 1968.
imperio puede recurrir a diversas estrategias MORRIS, Craig. "State Settlements in Ta-
de consolidación, dependiendo de la orga- wantinsuyu: A strategy of Compu Jsory
nización política existente en un territorio U rbanism ''. In : Contemporary Archaeo-
antes de su conquista. A la luz de estos es- logy, Mark Leone ed ., pp. 393-401.
tudios, no es sorprendente que la presencia Southern Illinois University Pres. Car-
Huari, y el alcance de su control, aparezca bondale, 1972 .
reflejada desigualmente a través de los
Andes, ya que cada región habría .requerido SANDERS, William T."The significance of
soluciones diferentes al problema de la con- Piki!lacta in Andean Culture History",
solidación del poder. En mi opinión, la evi- Occasional Papers in Anthropology, 8:
dencia sugiere que se necesitan estudios adi- 380-428. Pennsylvania State University.
cionales para las áreas del norte, tanto de 1973.
costa como de sierra, a fin de reexaminar la
naturaleza de la presencia Huari. No obs- SCHREIBER, Katharina J. "Conquest and
tante, para las áreas del centro y del sur, Consolidation: A comparison of the
la evidencia sigue respaldando fuertemente Wari and Inka occupation of a highland
la teoría de que durante gran parte del Ho- Peruvian valley", American Antiquity,
rizonte _Medio estas áreas estuvieron bajo el 52, 2:266-428. 1987.
control de un imperio basado en Ayacucho.
TOPIC, John and TOPIC, Theresa Lange.
Traducción de Shella Camplon "El Horizonte Medio en Huamachuco",
Revista del Museo Nacional, XL VII: 13-
52. 1986.
REFERENCIAS: WRIGHT, Henry T . and JOHNSON, Grego-
ry . "Population Exchange and Early Sta-
D'ALTROY, Terence N. Empire Growth te F ormation in Sou thwestern Iran ",

104 Revista Andina, año 6


_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ Shady: Epoca Huari

American Anthropologi.st, 77, 2: 26 7- ron los factores principales que motivaron


289. 1975. el cambio cultural. En el Horizonte Medio ,
el énfasis se desplazó a la organización del
trabajo y a la redistribución de productos.
William H. lsbe/1 Estos cambios se lograron mediante la ma-
Department of Anthropology nipulación de diferencias de status y dere-
State University of New York chos de posesión , el desarrollo de nuevas
Binghamton, NY 13901 técnicas administrativas y el uso de la con-
Estados Unidos quista juntamente con sistemas innovado-
res de gobierno y tasación . Estas nuevas ca-
Durante el Horizonte Medio , Huari llegó racterísticas pertenecen a una etapa de la
a ser la ciudad más grande de América del evolución cultural frecuentemente tipifica-
Sur. En efecto, sus ruinas constituyen uno da como de "conquistas cíclicas".
de los sitios arqueológicos más grandes de Basándose en la información disponible
los Andes Centrales. Consistía de un enor- en el decenio de los treinta, Julio C. Tel10
me centro arquitectónico compuesto de propuso que Huari habría sido un centro
edificaciones monumentales ; tenía gran importante que ejerció considerable in-
cantidad de fina cerámica polícroma y de fluencia sobre la costa peruana y especial-
artículos suntuarios importados. Hay cons- mente sobre la cultura que asociamos con
trucciones modeladas según las pautas de el estilo Nazca de cerámica. Prosiguiendo
las de Huari en inmensos asentamientos pla- el Proyecto del valle de Virú de los años
nificados en otros lugares del Perú . La ico- cuarenta, Gordon Willey sugirió que Huari
nografía religiosa característica de Huari habría sido un Estado temprano ·de con-
hizo su aparición en el arte de muchas otras quista parecido al de los Incas, desarrollán-
culturas y en algunos casos las figuras Huari dose a partir de crecientes tensiones en el
reemplazaron a importantes deidades. Un Período Intermedio Temprano, las mismas
nuevo patrón de ofrendas religiosas se hizo que llevaron a conflictos, a la acumulación
popular. Los estilos y técnicas de la cerámi- de riqueza y a una contienda de diferencia-
ca Huari tuvieron gran influencia en otros ción de status. Rafael Larco argumentó que
estilos regionales. Muchas capitales políti- los · cambios estilísticos en la cerámica Mo-
cas y ceremoniales más antiguas fueron chica de la costa norte revelaban una con-
abandonadas y los patrones de asentamien- quista por Huari. Richard Schaedel dedujo
to cambiaron radicalmente en algunos va- también conquista por Huari, pero en base
lles andinos a medida que aparecía la in- a los cambios en los sistemas de asenta-
fluencia de Huari. Nuevas ciudades .admi- mientos. John Rowe hizo un reconocimien-
nistrativas fueron construidas y tanto forti- to por los Andes del sur y centro, llegando
ficaciones como asentamientos fortificados a la conclusión de que era probable que
se hicieron comunes. Los patrones residen- Huari estableciera un Estado preincaico,
ciales urbanos y la conquista militar que se conquistando el Cusco y el norte de Puno
originaron en el Período Intermedio Tem- para establecer una frontera territorial con
prano , se difundieron durante el Horizonte un Estado que tenía su centro en Tiahuana-
Medio . co. Luis Lumbreras interpretó la cerámica
Tan numerosos y profundos fueron los y los patrones de asentamiento en gran par-
cambios culturales en el Horizonte Medio, te de los Andes peruanos como evidencia
que muchos estudiosos lo consideran el co- de una extendida y poderosa conquista
mienzo de una nueva dirección de la evolu- Huari. Dorothy Menzel examinó los con-
ción en los Andes Centrales. El consenso textos de la cerámica y la iconografía Hua-
es que el Horizonte Medio representa el fi:. ri, y especialmente materiales de la costa
na! de una etapa evolutiva en la cual el cre- sur, en el desarrollo de su seriación cualita-
cimiento de la población, el perfecciona- tiva de los estilos del Horizonte Medio, lle-
miento de nuevas tecnologías, la domesti- gando a la conclusión de que las asociacio-
cación de nuevas plantas, el descubrimiento nes revelaban una conquista secular como
y desarrollo de nuevos sistemas agrícolas y la de los Incas. Isbell y Schreiber estudia-
el perfeccionamiento de otras técnicas, fue- ron la arquitectura Huari y los sistemas de

No. 1, Julio 1988 105


asentamiento, concluyendo que Huari fue ri. Huari no contribuyó en nada a la cultura
un Estado de conquista. Williams y Pineda andina . Cada región era políticamente inde-
estudiaron la distribución de la arquitectu- pendiente".
ra ortogonal, atribuyéndola al expansio- No hay por qué limitar la gama de posi-
nismo Huari. Moseley y Feldman examina- bilidades a sólo dos alternativas extremas.
ron un sitio fortificado en el valle de Mo- Sin embargo, Shady supone que si ella refu-
quegua, concluyendo que representaba una ta la primera hipótesis, la segunda sería la
intrusión militar de Huari en un territorio correcta. Es obvio que está en un error. El
bajo la influencia de Tiahuanaco. Isla y Imperio Huari no controló todos los Andes
Guerrero han identificado un asentamiento Centrales ni originó toda la cultura, pero sí
administrativo Huari en el valle del Chillón. existió. Igual que otros imperios arcaicos,
A pesar de la abundante información Huari se desarroJió dentro de un contexto
que hay acerca de un Imperio Huari, aún de sociedades precedentes, competidoras.
quedan muchas cuestiones importantes por Algunas de ellas fueron conquistadas e in-
responder : ¿Cómo estaba organizado Hua- corporadas en un innovador sistema admi-
ri, a quiénes controlaba y por qué medios? nistrativo; otras se convirtieron en aliadas
¿Cuáles fueron los antecedentes culturales de uno u otro tipo y las terceras permane-
que contribuyeron a los nuevos patrones cieron independientes. La presencia de
del Horizonte Medio? ¿Qué papel tuvieron Huari fue muy fuerte en algunos lugares.
Tiahuanaco, Moche, Nazca, Pachacamac, En algunas áreas introdujo marcados cam-
Huamachuco y otros centros? John Topic bios culturales. En otros lugares, apenas se
cree que Huamachuco -si bien quizás ini- observa su presencia. Es más, igual que en
cialmente fuera conquistado por Huari- es- el caso de otros imperios arcaicos, Huari
tableció considerable autonomía e influen- recibió muchas influencias de culturas y so-
cia durante el Horizonte Medio. Michael ciedades anteriores. No Jo inventó todo,
Moseley y Theresa Topic cuestionan anti- pero sí inventó algunas cosas y sí tuvo un
guos argumentos de que Huari conquistó e gran impacto en la prehistoria y la evolu-
introdujo nuevos patrones culturales en la ción cultural de los Andes Centrales.
costa norte. Anders cree que los investiga- Admitiendo sólo dos alternativas, Shady
dores de Huari han subestimado la impor- se propone demostrar, examinando el regis-
tancia del ceremonialismo en la expansión tro arqueológico en busca de rasgos cultu-
y la administración provincial de Huari. rales no Huari, que Huari no fue un impe-
Carlos Ponce insiste en que Huari fue una rio todopoderoso.
capital provincial establecida por Tiahua- Según la mayoría de los estudiosos, un
naco . imperio es una unidad política gobernada
Ruth Shady ha examinado algunos de centralmente y conformada por Estados
los aspectos problemáticos del registro que antes fueron independientes. Así, pues,
arqueológico para Huari y ha llegado a la forzosamente tiene que haber variación en
conclusión errónea de que no existió impe- la cultura material, en la lengua y en la po-
rio alguno. Su conclusión está equivocada lítica administrativa. Tomemos como ejem-
pues hace suposiciones incorrectas sobre plo al Imperio Romano. La arquitectura so-
cómo debería interpretarse el registro bre el río Rin -frontera con las tribus ger-
arqueológico. Su primera suposición inco- mánicas- no era idéntica a la de la frontera
rrecta es un error de lógica: ella piensa que con el Imperio Parto, y ninguno de estos
se debe interpretar el Horizonte Medio en estilos arquitectónicos se compara precisa-
términos de sólo dos hipótesis diametral- mente con el de Roma urbana. Las políti-
mente opuestas. La primera alternativa que cas administrativas regionales eran muy di-
Shady presenta es que "durante el Horizon- ferentes, así como los estilos cerámicos, las
te Medio, Huari era un imperio que contro- lenguas locales e incluso las respectivas len-
laba todo en los Andes Centrales. Toda la guas oficiales del Imperio Romano occiden-
cultura se originó con Huari y no existía in- tal y oriental. En la parte occidental, el
dependencia política en ninguna parte". La idioma oficial era el latín mientras que en
segunda alternativa es que "durante el Hori- la oriental, el griego era universal.
zonte Medio no hubo ningún Imperio Hua- Consideremos ahora el Imperio Incaico.

106 Revista Andina, año 6


- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - Shady: Epoca Huari

lngapirca en el Ecuador es arquitectónica- cional, de un lado, y los centros de poder


mente muy diferente de lnkallaqta en Boli- político , de otro. Específica mente, ella in-
via o de Tambo Colorado en el valle de Pis- siste en que una capital política poderosa
co o de Huánuco Viejo en la sierra central. no podía haberse desarrollado en un área
Los restos arquitectónicos de cada uno de de tierras altas como la de Ayacucho, sie n-
estos sitios difieren de las edificaciones del do la cbs ta mucho más productiv a econó-
Cusco urbano . Los estilos cerámicos regio- micamente y mucho más densamente po-
nales , como los de lea y Chimú, persistie- blada. Me gustaría que Shady ex plicara có-
ron durante el Imperio Incaico, influencián- mo es que la costa era más productiva y es-
dose significativamente el uno al otro, a los taba más densamente poblada qu e la sierra.
estilos del Cusco y a los de otros centros, Existen poca s dudas de que una hect área
como Pachacamac. de un valle irrigado en la costa es más pro-
Si Alfredo Torero ( 1970) está en Jo cier- ductiva que una hectárea en el altiplano o
to, los Incas habrían adoptado el quechua la árida ladera de montaiia; pero gran part e
de Pachacamac después de haber iniciado de la costa es un desierto donde no se pro--
sus conquistas con una lengua oficial dife- duce nada. Incluso sus recursos pesqueros
rente , quizás el aymara o puquina. Así, están localizados según la topo grafía. En
pues, el Imperio Incaico, igual que el Impe- defensa de las tierras altiplánicas hay que
rio Romano , era multilingüe , aun sin consi- señalar que en la sierra existen áreas culti-
derar las lenguas regionales como las de vadas intensivamente y también que gran
Cajamarca y la costa norte, que sobrevivie- parte de ésta pu ede utili za rse para u na agri-
ron a la conquista tanto de los incas como cultura extensiva y/o para el pastoreo . Sos-
de los españoles. pecho que las diferencias entre las dos áreas
Dado que imperios tan importantes co- se deban más a la ubicación de las áreas de
mo el romano y el incaico fueron multi- producción , a la naturaleza de las estrate-
Jingües y heterogéneos en cuanto a estilos gias económicas y a la distribución de las
arquitectónicos y cerámicos, no es real es- poblaciones , que a una absoluta calidad
perar que el Imperio Huari esté caracteri- económica. Es más, la historia del siglo XVI
zado por una homogeneidad lingüística, muestra que la región de los Andes Centra-
arquitectónica y cerámica. La heterogenei- les ·fue conquistada por los Incas, origina-
dad cultural es una importante fuente de rios de un valle serrano relativament e me-
información acerca de los sucesos y relacio- nor. No conozco nada acerca d el absoluto
nes dentro de un imperio; no una negación potencial productivo del valle del Cusco
de la existencia de un imperio. La crítica que explique cómo llegó a tal grandeza.
que hace Shady a propósito de Huari con- Más bien parece que si el Cusen adquirió
siste en mencionar los resultados arqueoló- tanto poder fue por la habilidad de los
gicos que implican una heterogeneidad cul- Incas para organizar, intensificar , coordinar
tural y en citar a lingüistas históricos que e integrar la producción de lugares distan-
apoyan la heterogeneidad lingüística duran- tes y diversos, y no porque el valle superara
te el Horizonte Medio. Se puede aceptar las en producción a las tierras de sus rivales .
citas sin proyectar dudas sobre la existen- Igualmente, Roma no era el lugar más pro-
cia del Imperio Huari. Como un ejemplo ductivo del mundo mediterráneo antes de
que viene al caso, Shady cree que sus citas surgir como imperio.
de la influencia estilística de Nazca sobre la A menos que estemos confundidos por
cerámica Huari temprana demuestran que suposiciones erróneas, creo que los datos
los colonizadores Nazca de la costa contro- dejan en claro que Huari fue un influyente
laban políticamente H uari y no los serranos y centralizado Estado de conquista durante
de Ayacucho. Si aceptamos esta conclu- el Horizonte Medio. Quisiera que quede
sión, también habrá de aceptarse el argu- bien claro, repito , que no creo que Huari
mento de que la influencia griega en el arte fuese un imperio que controlaba todo en
romano demuestra que los griegos goberna- los Andes Centrales, ni que toda la cultura
ban Roma. del Horizonte Medio se haya originado con
Shady supone una relación entre la pro- Huari y que no había independencia políti-
ductividad económica y la densidad pobla- ca en ninguna parte. La exposición de la

No. 1, Julio 1988 107


Estudios y Debates - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

Dra. Shady sobre la complejidad cultural eran insuficientes y que se reforzaron con
de la fase tardía del Período Intermedio los análisis que paralelamente realizara
Temprano es significativa, pero no contra- Dorothy Menzel, quien llegó a las mismas
dice mi creen cia en un Huari fuerte. Su conclusiones y las fundamentó a partir de
preocupación por la heterogeneidad cultu- un examen de la dispersión de la cerámica.
ral durante el Horizonte Medio es impor- Lamentablemente, en el artículo de Sha-
tante, pero tampoco es contradictoria con dy no encontramos una sustentación con-
un Imperio Huari. Parece que, por analo- sistente de la hipótesis formulada , debido a
gías obvias, se ha demostrado que su deter- serias carencias de orden teórico, metodo-
minismo ambiental que excluye una capi- lógico , técnico y sobre todo de conocimien-
tal política en Ayacucho está errado . to del tema y de los materiales involucra-
Me parece que si continuamos el debate dos. Debido a que sería muy extenso co-
sobre si un Imperio Huari existió o no, nos mentar cada una de estas deficiencias, que
vemos impedidos de reconocer cuestiones se encuentran en todos los acápites de su
realmente importantes acerca de la natura- texto, me voy a referir solamente a algunas
leza de Huari y de las implicaciones de una de las más obvias.
heterogeneidad cultural durante el Horizon- En Jo teórico, aparte de un incorrecto
te Medio . Este debate tampoco nos permite manejo de categorías tales como " comer-
estudiar problemas importantes como si cio" o " interacción cultural", que se con-
ocurrió un cambio climático durante el funden con trueque o formas de intercam ·
Horizonte Medio y, en caso afirmativo, qué bios de productos, el aspecto más débil
efectos tuvo. Tengo la esperanza de que al está en su concepción de Jo que es el Esta
darnos cuenta de cómo las suposiciones do y, desde luego, de lo que entiende co-
erróneas nos han llevado a conclusiones mo imperio. Existe una gruesa confusión
equivocadas sobre el Horizonte Medio, la entre "Estado" y cultura o, Jo que es más
comunidad arqueológica unirá sus fuerzas grave aún, su identificación entre distribu-
para resolver los apasionantes problem·as en ción de estilos de cerámica con los límites
torno a Huari y el Horizonte Medio. de carácter político que genera un Estado.
Agradecimiento: Deseo expresar mi De allí se deriva que confunda un área de
agradecimiento a Lynda Spickard por leer expansión imperial con, por ejemplo, un
y comentar una versión preliminar de esta área de dispersión lingüística, habiendo lle-
nota . La responsabilidad por su contenido gado a proponer que no es posible consi-
final es, por supuesto, mía . derar a Wari como un imperio porque en su
Traducción de Sheila Camplon territorio se hablaban varias lenguas. Evi-
dentemente ignora que un imperio, precisa-
mente, se caracteriza por su condición mul-
tinacional y, por tanto, pluricultural. No
sirve, pues, como argumento, el que por
Luis Lumbreras ejemplo se encuentre pluralidad estilística
Instituto Andino de en un territorio imperial, aun cuando la
Estudios Arqueológicos unidad de determinados aspectos del arte
Apartado 14-0279 pueda expresar la existencia de un factor
Lima unificador de origen político, como Jo pen-
sáramos Menzel y Rowe y quien escribe
La hipótesis que formula Shady acerca estas líneas en la década del sesenta.
del Horizonte Medio es que en aquel tiempo De otro lado, la metodología de Shady
no hubo un imperio, sino varios Estados re- se apoya en criterios largamente superados
gionales independientes que mantenían una en los últimos veinte años; esto se expresa
fuerte interacción. en su renuencia a tratar la inferencia ar-
He leído con interés el artículo con la queológica a partir de la tendencia totali-
esperanza de encontrar una hipótesis alter- zadora a la que acuden hasta los más con-
nativa a aquella que formulamos en la dé- servadores arqueólogos contemporáneos
cada del sesenta con los datos y procedi- (dándole un peso significativo al examen
mientos de aquel entonces, que obviamente de los asentamientos y los mecanismos de

108 Revista Andina, año 6


- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - S h a d y : Epoca Huari

apropiación de los recursos de vida), retra- más notable de estas confusiones es la que
yendo el debate al discurso ceramográfico Shady tiene entre el estilo Chakipampa y la
de los sesenta, que agotó sus éxitos en la fase Nasca 9, a los que considera como "un
empiria cronológica y corológica. El inten- mismo estilo'', sin antes haberse percatado
to de discutir problemas con un compromi- que tienen diferencias notables de carácter
so metodológico más complejo, como la morfológico y decorativo, aun cuando un
determinación de entidades jurídico-políti ente unificador (religioso, político o de
cas o económicas, genera las inconsistencias cualquier orden) permitió varias correspon-
de un trabajo como el que comentamos y dencias en esos mismos aspectos. Lamenta-
que si bien fueron comprensibles en los co- blemente para su hipótesis, la dispersión de
mienzos del sesenta, resultan incompeten- Jos rasgos Chakipampa es muy extensa, en
tes para aproximarse a la contrastación de cambio la de Nasca 9 muy restringida. La
hipótesis que demandan pruebas de otra na- confusión aparece cuando no se los sabe
turaleza : obras públicas de naturaleza recu- diferenciar.
rrente, sistemas viales de cohesión interna, Shady, para el sustento de su hipótesis,
mediación de una voluntad política unifica- acude al examen de la "época 7 del Inter-
dora y conductora de proyectos de produc- medio Temprano'', que precede al "movi-
ción articulada y /o complementaria, meca- miento Huari", en donde encuentra una re-
nismos de intercambio regulado con entes gionalidad notable con indicios de interac-
primarios y secundarios de circulación, etc. ción regional. Eso es cierto, pero lo que no
Su punto de partida metodológica le ha im · examina es la ruptura simultánea que se
pedido encontrar ( o buscar) tales prue.bas produjo inmediatamente después en todas
en los abundantes trabajos que se han pro- estas culturas regionales, ruptura que
ducido en los últimos veinte años sobre el además tiene la característica de generar
tema y que superan largamente lo que Men- una tendencia unificadora en los patrones
zel o nosotros propusiéramos hace treinta económicos y sociales de áreas tan aleja-
años. das y disímiles como Cajamarca, Virú,
Desde el punto de vista técnico, sólo de- Santa, Húarmey, Callejón de Huaylas, Man-
bemos comentar que no hemos encontrado taro, Ayacucho, lea, Soras, Cusca y Cota-
un manejo adecuado del análisis estilístico huási, para sólo mencionar algunas de las
en el que basa su trabajo, de donde se deri- más documentadas. El sentido unificador
van serias deficiencias en el examen de la de esta ruptura, que se aprecia en la cerámi-
evidencia empírica. Estas deficiencias van ca polícroma ( de élite), así como en otras
desde confundir una fase cerámica como artesanías, es aún más notable en los cam-
Cajamarca 111 con una cultura, hasta afir- bios en la producción agropecuaria y los
mar que "la cerámica Cajamarca 111" se di- hábitos de consumo, en la intensificación y
fundió por toda el área central andina, sin desarrollo del riego, así como en otros as-
percatarse que sólo se distribuyeron algu- pectos de ingeniería de caminos, de cons-
nos elementos de la vajilla de este estilo y trucción civil y militar, sobre los que ahora
que -en todos los casos conocidos- siem ya hay bastantes datos publicados o en te-
pre están asociados con cerámica de algu- sis de peruanos y extranjeros.
nos de los polícromos estilos del Horizonte Finalmente, y lamentamos los proble-
Medio que caracterizan a lo que antigua- mas de espacio, debemos llamar la atención
mente se llamaba "tiahuanacoide ·'. Por cier- de la autora a su renuencia a informarse so-
to, esta debilidad está directamente relacio- bre la arqueología de Ayacucho; aparte del
nada con la carencia de un adecuado mane- . artículo de Paulsen, que cita pero no usa,
jo del principio de asociación . existen varios trabajos de arqueólogos de la
Más que de orden técnico, las deficien- Universidad de Huamanga que podría exa-
cias más notorias son las que se refieren a minar. Pero si éstos -como los míos- le re-
su conocimiento del tema y sobre todo de sultan banales e indignos de ser consulta-
los materiales oue introduce en el debate, dos, sería recomendable que acuda al menos
aun cuando pueden ser debilidades técnicas a la excelente tesis de Patricia Knobloch
también la confusión que tiene al identifi- ( 1983) sobre la cerámica Hu arpa encontra-
car determinados estilos de cerámica. La da en Wari. Creemos, para terminar, que

No. 1,Julio 1988 109


conclusiones como que Viracochapampa, La idea fue desarrollada por MacNeish,
en Cajabamba, y Pikillaqta, en el Cusca, se Parterson y Browman ( 197 5), para discutir
parecen entre sí como resultado de influen- especulativamente el proceso de desarrollo
cias de Marcahuamachuco , poniendo como y las esferas de relaciones en la sierra cen-
prueba el que éste sea más antiguo . que tral.
aquéllos, es llevar la lógica difusionista a ni- Uno de los problemas y posiblemente el
veles exagerados; así como indicar que un más agudo es el de orden científico ; es de-
sistema de consumo (no importa si iguales cir, la demostración objetiva y el tratamien-
o interconectados) derive simplemente de to riguroso de los datos. Luego, la excesiva
la existencia de " redes de comercio .. . a especulación que en muchos casos llega a la
cargo de los Estados regionales interesa- fantasía y , finalmente , el afán de copiar o
dos" en el intercambio , es llevar la inferen- trasplantar modelos teóricos extraños para
cia a niveles que lindan con la "prueba de interpretar el proceso andino .
fe". En esta situación, por la falta de traba-
jos y de evidencias de campo, no se cuenta
con el corpus empírico necesario. Afortu-
Ramiro Matos M. nadamente, un buen número de colegas vie-
Andahuaylas 348 nen realizando importantes trabajos de
Lima J, Perú campo que permitirán solucionar este pro-
blema.
Huari, definido o simplemente llamado Ante la confusión y el desorden en los
indistintamente estilo, cultura, Estado, im- informes arqueológicos, John H. Rowe ha
perio, época , horizonte, etc., ha sido objeto publicado varios artículos ( 1958, 1962)
de sendos debates y muchas especulaciones para orientar a los estudiantes y precisar las
desde la definición hecha por Max Uhle a diferentes denominaciones de connotación
comienzos de siglo hasta nuestros días. cultural, temporal, espacial, socio-política
Hace solamente tres años hubo una reunión y estilística. Es conveniente, pues, el uso
en Dum barton Oaks (Washington) para dis- adecuado y preciso de un vocabulario claro
cutir y confrontar los datos y las ideas en- y, sobre todo, coherente en la discusión, no
tre colegas que están realizando trabajos de sólo para lograr una mejor definición de los
campo. Creo que los resultados fueron po- datos y hechos históricos, sino principal-
sitivos, aunque todavía no han sido publi- mente para darle a la arqueología una jerar-
cados. quía científica. Por eso, nos preocupa el
Dentro de la diversidad de intereses por uso indiscriminado de términos como "éper
conocer "el proceso cultural que caracteri- ca, horizonte, período" como si fueran si-
zó el Horizonte Medio", como en muchos nónimos, la falta de precisión en la distin-
aspectos de la Arqueología Andina, hay di- ción de las fases de desarrollo, la adopción
ferentes posiciones, desde las más audaces, de definiciones como " época 7 del período
que no cuentan con los datos empíricos, Intermedio Temprano" sin mencionar la
hasta las de los estudiosos serios, que con- fuente, el empleo de viejos términos supe-
frontan sus fuentes para intervenir en la rados como "Blanco sobre Rojo" como es-
discusión . tilo, cuando en realidad se trata de una téc-
El tema que plantea Ruth Shady Solís nica.
está dentro de este espectro de puntos de Asimismo, no se puede confundir como
vista acerca de lo que ella llama "época sinónimos los términos ' 'Período Interme-
Huari" . Para su planteamiento, ella parte dio Temprano y de Desarrollo Regional", o
de la hipótesis de Alfredo Torero ( 1970), afirmar sin pruebas que este período signi-
quien con datos lingüísticos intenta demos- ficó una etapa de aislamiento, o asegurar el
trar la existencia de varios "Estados regio- uso de "fertilizantes'' en la agricultura sin
nales independientes" durante el Horizonte mencionar la fuente. Existen pocas referen-
Medio , los cuales habrían alcanzado un ni- cias documentales al respecto para la época
vel de consolidación socio-política, con una incaica y la arqueología, hasta donde sabe-
dinámica de relaciones de interacción inter- mos, aún no ha logrado registrar un hallaz-
regional. go de esta naturaleza. Existe la suposición,

110 Revista Andina, año 6


- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - Shady: Epoca Huari

mas no la evidencia. con los testimonio s básicos para ello? No se


La bibliografía sobre Moche es muy niega la posibilidad de demostrar estos fe-
abundante, desde los estudios de Larco nómenos, como se ha hecho en otras partes.
( 1938) hasta los de Donnan ( 1986), de Nos referimos a Jo andino . La arqueología
modo que es imperdonable desconocerla. no se puede hacer por imitación . Mientras
Es así que Shady sigue afirmando que la se niega el indicador alfarero para Huari, se
frontera del Estado Mochica es el valle de acepta el "cursivo" para Cajamarca, y esto
Ne peña, cuando ya Horkheimer ( 1965) sólo puede reflejar arbitrariedad en la inter-
señaló el valle de Huarmey, Jo cual , además, pretación.
ha sido comprobado por Bonavia ( 1982) .. En otra parte se afirma : "A este período
No se puede desconocer tampoco las rela- de intensificación en las relaciones entre los
ciones con Recuay como una hipótesis de diversos Estados andinos se le denomina
interacción entre la costa y la sierra señala- Horizonte Medio o Huari, así como se nomi-
da por Proulx ( 1973). Inclusive hay discu- na Horizonte Temprano o Chavín al tiempo
siones sobre las relaciones tipológicas entre en que se produjo el otro proceso de inte-
Nazca y Moche, que sugerirían una suerte gración". No se ha entendido el concepto
de estas interacciones regionales (Dawson , de Rowe ( 1958). Se confunde un término
Paulsen . .. ). teórico y metodológico con una expansión
El reciente artículo de J. Topic y T. cultural. Huari no es Horizonte Medio, así
Topic ( 1985) es un buen resumen de infor- como Chavín no es Horizonte Temprano.
mes que contienen datos empíricos que No son sinónimos y tampoco definen este
plantean la hipótesis ue la existencia de for- período de tiempo. Por eso, tanto Menzel
maciones socio-políticas anteriores al Hori- ( 1968) como los Topic ( 1986) y la misma
zonte Medio, las mismas que en muchos ca- autora del texto en debate, para citar sólo
sos tuvieron notable originalidad en su de- tres casos, hablan del Horizonte Medio y
sarrollo , como ha sido demostrado para el dentro de este tiempo incluyen otros estilos
caso de Marcahuamachuco , cuya historia es y culturas contemporáneas a Huari.
anterior ah expansión o influencia Huari. La confusión se agudiza aún más cuando
Los trabajos de los Topic han demostra- se señala que "a ambos períodos los caracte-
do el desarrollo de Marcahuamachuco des- riza· una fuerte acumulación y crecimiento
de el Período Intermedio Temprano hasta económico y cultural, que en el caso de
el Período Intermedio Tardío, continuo a Huari se produjo a lo largo del período de
pesar de la llegada de Huari. Pero la conti- Desarrollo Regional, desde los 200 d.n.e. ".
nuidad se ve en Marcahuamachuco, mas no Los conceptos de Horizonte y períodos
en Viracochapampa. El primero representa propuestos por Rowe (1958) no son sinó-
la tradición local; el segundo, la imposición nimos de Desarrollo Regional, como ya se
Huari, que, según los Topic, es influenciada dijo. Esta confusión permite explicar el
en algunos aspectos arquitectónicos localef.. problema terminológico.Huari, como apa-
Pero afirmar que la influencia de Marcahua- rece en el ordenamiento cronológico de
machuco se nota en Pikillaqta y en Huari, Menzel ( 1969), tiene un largo proceso de
como lo hace Shady , no tiene ningún fun- desarrollo y de colapso. El Horizonte Me-
damento . dio compromete una parte de este proceso
Algunos colegas, por exceso de entusias- y el desarrollo estili stico, cuyas caracterís-
mo, tratan de definir las formaciones polí- ticas son identificables en los diferentes
ticas solamente a base de estilos alfareros. momentos de su historia.
Esto no nos parece correcto. Pues cuando Dentro de la misma tendencia no se pue-
se señala que "el desarrollo urbano (de un de utilizar . enfáticamente términos como
sitio) y la amplia distribución del estilo cur- "centros urbanos y comerciales" de la Epo-
sivo podrían estar indicando la existencia ca I del Horizonte Medio (utilizando en este
de un Estado regional", no creemos que un caso la terminología de Menzel) e incluir a
"estilo'' sea "in'1icador" de un Estado . Por sitios como Marcahuamachuco, Cajamarqui-
otro lado, ¿cómo definir arqueológicamen- lla, Pikillaqta y Viracochapampa, en un
te, por ejemplo, la "pujanza cultural, eco- conjunto.
nómica y política" de un pueblo sin contar En primer Jugar, Marcahuamachuco no

No. 1,Julio 1988 111


es una ciudad Huari y ni del Horizonte Me- los hechos socio-económicos. Existen ejem-
dio y no puede ser incluida en el grupo. Y plos en otras partes, como señala Cohen
en segundo Jugar, si bien existen estudios ( 1977), pero en los Andes sólo conocemos
sobre Marcahuamachuco y Pikillaqta, sobre indicios aislados en los estudios de Anders
Cajamarquilla no se conoce mucho. ¿Qué ( 1986), Schreiber ( 1987), McEwan ( 1985),
evidencia mínima existe para afirmar ar- etc.
queológicamente la naturaleza de un "cen- La arqueología es una ciencia y, por con-
tro comercial" ? Como hipótesis de estudio siguiente, sus argumentos deben apoyarse
podría tener aceptación, mas no así como en informaciones concretas, observables y
conclusión generalizada. comprobables. La especulación es parte de
Ahora bien , la historia andina afortuna- ella si ésta sigue un ordenamiento lógico. Si
damente ofrece informaciones concretas la explicación sobrepasa estos Jím ites, se
acerca de los sistemas y formas de inter- corre el peligro de caer en la ciencia ficción.
cambio de bienes. Existen muchas publica- "Los estilos Pacheco y Teatino" pueden
ciones etnohistóricas y etnográficas al res- ser contemporáneos, pero de ninguna ma-
pecto. Por ello creemos que no es recomen- nera muestran rasgos en común, como se-
dable sustituir o trasplantar los conceptos y ñala Shady.
términos de la economía occidental y mo- Para aplicar la presencia de rasgos cultu-
derna para explicar los fenómenos andinos, rales Tiahuanaco en los Andes Centrales,
como "relaciones de mercado", "exceden- Shady señala siete modelos que resumen los
tes producidos", "dependencia", "ordena- existentes. Ella se adhiere a la posibilidad
miento planificado", "viviendas de los es- del "tráfico comercial" y, cuando habla so-
pecialistas y servidores" ( especialistas en bre la "complementación de recursos", su-
qué y servidores de quién), "canchones y giere que "a nivel regional dentro de una
corrales para los viajeros" ¿parecidos a los clase social podría haberse efectuado me-
parking place de hoy? ¿Cuál sería el testi- diante contratos que garantizaran el acceso
monio arqueológico que soporta tales afir- en condiciones pacíficas". Esta singular
maciones? Lo razonable sería discutir con imaginación creo que no necesita comenta-
evidencias de carácter contextual o estruc- rios. El quinto modelo habla del ''desempe-
tural. En los mismos términos, nos gustaría ño profesional" y menciona como ejemplo
conocer un solo ejemplo de estudio arqueo- a los "Callahuaya o médicos del Altiplano ".
lógico sobre "los centros urbanos y su rela- Callahuaya es una región y una comunidad
ción con las áreas de producción", la de- extensa e importante de Bolivia (Bastian
pendencia de los primeros respecto a los 1987).
segundos para tener "prosperidad o ruina", Sobre la afirmación que "a partir de la
su existencia en la "actividad o depresión época 7 del Período Intermedio Temprano
económica". Sería de gran contribución a el área ayacuchana fue estimulada e incor-
la arqueología andina describir empírica- porada a la esfera de relaciones multirregio-
mente los testimonios en Huaura y Pativil- nales y se ubicó como centro comercial flo-
ca como "puertos de contacto" entre la reciente", sería interesante una confronta-
costa con los valles interandinos y la selva. ción con los datos e ideas de Lumbreras
Sería importante señalar los métodos y téc- (1980), Isbell (1986) y Knobloch (1981).
nicas que permitan encontrar las evidencias Al parecer ellos, que realizaron trabajos de
de la "crisis económica ... en la agricultura campo en la zona, no llegaron a la misma
de secano" , entre los pueblos de altura en conclusión.
determinados momentos de su historia. Luego, negar enfáticamente la presencia
"Los polos de desarrollo" (término aho- de Huari o influencia Huari en algunas re-
ra muy extendido en la discusión sobre re- giones del norte simplemente para afirmar
gionalización del país), "el desenvolvimien- lo contrario y señalar los desarrollos estata-
to mercantil", "activación económica", etc. les independientes que se vincularon me-
que aparecen en el texto de la autora que diante "modelos de interacción regional",
comentamos, parecieran sugerir Estados creo que es una posición que no responde a
con "aduana", "pasaporte", "convenios'', la evidencia arqueológica existente. Las
etc. Es posible estudiar arqueológicamente ideas que vienen desarrollando los Topic y

112 Revista Andina, año 6


- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - ~ - - - - S h a d y : Epoca Huari

otros que trabajan en diversos sitios con-


temporáneos a Huari, nos parecen correc- Gordon McEwan
tas; es decir, es necesario describir la histo- Pre-Columbian Studies
ria de los yacimientos, periodificarlos y lue- Dumbarton Oaks
go confrontar las influencias directas o in- 1703 32nd St., NW
directas de Huari en sus diferentes manifes- Washington, DC 20007
taciones: alfarería, textil, patrones de esta- Estados Unidos
blecimiento, etc. Esta confrontación por sí
sola permitirá señalar la fuerza de los desa- He leído con sumo interés la descripción
rrollos locales y regionales y la presencia o que hace Ruth Shady de las sociedades del
ausencia de Huari y otros estilos conexos. Perú durante el Horizonte Medio . Debo de-
Por ello, creo que no es correcto negar la cir, sin embargo, que no estoy de acuerdo
influencia Huari en los tejidos Moche V de con su análisis en casi todos los aspectos.
Huarmey, así como no se puede olvidar la Las limitaciones de espacio no me permiten
influencia de una modalidad Huari en Chor- tocar todos los puntos con los que discre-
nancap, tal como señala Bonavia ( 1986) y po. Así, pues, voy a limitar mis observacio-
acepta Donnan. nes al tema tratado en la mayoría de mis
Finalmente, las conclusiones constitu- investigaciones. Me refiero, específicamen-
yen generalizaciones de algunos hechos co- te, a la gran cantidad de evidencias que in-
nocidos y otras son especulaciones dentro dican que la estructura de la sociedad Wari
de la misma tendencia comentada. La auto- durante el Horizonte Medio era la de un Es-
ra señala, por ejemplo, dentro de su conclu- tado muy centralizado: un imperio que
sión 5, que ''no hay indicadores que susten- abarcaba la mayor parte del área de la sierra
ten la existencia del imperio ayacuchano y de la costa del Perú.
Huari". Es posible, pero sería también inte- Desde 1978, he centrado mis investiga-
resante presentar los indicadores para la te- ciones en la arquitectura y la planificación
sis contraria, que sí han_sido señalados por de asentamientos y comunidades de Wari.
otros autores. Mientras se juegue con argu- He comparado datos de los sitios Wari en
mentos imaginativos, el debate continuará Pikillaqta (McEwan 1979, 1984) en la sie-
siendo estéril y los problemas de Huari y de rra del sur, J incamocco en el sur de la sierra
los Estados regionales del Horizonte Medio central (Schreiber 1978, 1983), Wari Will-
y los anteriores o posteriores continuarán ka, Azángaro y Wari mismo en la sierra cen-
flotando y, quizás, dichos Estados serán tral (McEwan 1979, Anders 1986, Spickard
confundidos con otros, creados por los mis- 1983), y Viracocha Pampa en la sierra del
mos arqueólogos. norte (Topic y Topic 1983 ). Todos estos si-
La arqueología busca su paradigma y en tios se caracterizan por enormes bloques
este esfuerzo trata de seguir el camino de la arquitectónicos rectangulares en el estilo de
ciencia. Esta tendencia exige el debate serio la arquitectura Wari, asociado con algunos
y alturado, la confrontación de datos e otros sitios Wari usualmente carentes de
ideas. Si esto se pierde, la disciplina desna- arquitectura formal y ubicados bastan te
turaliza su objetivo. Por ello no creo correc- cerca . Mi análisis de los sistemas de arqui-
to que, para combatir una tesis, se ignore tectura y asentamiento de todos estos sitios
al autor o co-autor de la tesis. Esto me pa- de la sierra durante el Horizonte Medio in-
rece que está sucediendo con el artículo de dica que todos son producto de una planifi-
Shady. Lumbreras, el estudioso de Huari, cación rígida y muy centralizada. Las seme-
desapareció completamente a lo largo de la janzas son de tal magnitud como para suge-
discusión y no es el único. . rir casi que todos fueron diseñados por el
Shady nos ha mostrado su hipótesis. mismo arquitecto o grupo de arquitectos.
Ahora esperamos su explicación. Además, la arquitectura de todos estos si-
tios es extraña al estilo normal de todas las
regiones mencionadas, excepto, por supues-
to al centro de Wari en Ayacucho. No hu-
bo nada igual antes de su construcción y no
conozco ningún caso en que volvieran a

No. 1, Julio 1988 113


usarse después de la caída del Imperio Wari. fueron ocupados y utilizados sólo durante
Desde el punto de vista arquitectónico, el período de tiempo generalmente atribui-
se puede apreciar la evidencia de una plani- do al lm perio Wari. Dado que ningún sitio
ficación centralizada por la forma como es- continuó usándose ni fue utilizado de nue-
taban construidos los enormes complejos de vo después de la caída del Imperio, parece
edificaciones. Todos los bloques arquitec- que no podían funcionar sino para los fines
tónicos conocidos de Wari en la sierra están del Estado centralizado. Esta evidencia sim-
compuestos de sólo cinco tipos estructura- plemente no puede acomodarse en un mo-
les básicos. A su vez, cada uno de los cinco delo que proyecta un Horizonte Medio do-
tipos está compuesto de sólo tres elementos minado por algunos centros independien-
arquitectónicos básicos que se combinaban tes. Los centros independientes simplemen-
de varias maneras para formar las estructu- te no producirían la uniformidad de sitios,
ras. Además, está claro que se empleaba por no mencionar la cerámica y otros con-
una unidad de medida estandarizada en el juntos de artefactos asociados con estos si-
planeamiento y construcción de la arqui- tios; ni explicarían la difusión de estos esti-
tectura. los uniformes en el arte y la arquitectura.
El mismo tipo de planificación es apa-
rente en el diseño de los sistemas de asenta-
mientos imperiales Wari. Estos sistemas, en REFERENCIAS:
que los enormes bloques arquitectónicos
son unidades, fueron impuestos sobre el pai- ANDERS, Martha B. "Wari Experiments in
saje de manera uniforme a fin de cumplir Statecraft: A View from Azangaro'' . In:
funciones del Estado como un macrositio. Andean Archaeology. Papers in Memory
Cada uno de estos macrositios está confor- of Clifford Evans, Ramiro Matos M.,
mado por un número de unidades o compo- Solveig A. Turpin, and Herbert H. Eling,
nentes, cada cual con una función específi- Jr., eds. Institute of Archaeology, Uni-
ca. Los grandes bloques arquitectónicos versity of California at Los Angeles. Los
formales parecen haber funcionado dentro Angeles, 1986, pp. 201-224.
del macrositio como centro de administra- McEWAN, Gordon F. Principies of Wari
ción y residencia de élites. Otros compo- Settlement Planning. Unpublished Mas-
nentes difieren en función y apariencia. Al- ters Thesis. The U niversity of Texas at
gunos estaban dedicados a la defensa, otros Austin, 1979.
a la religión y aun otros eran viviendas para
el pueblo. Todos estos componentes del The Middle Horizon in the Valley of
macrositio estaban interconectados por ca- Cuzco, Peru: The Impact of the Wari
minos y a veces por sistemas de canales. Occupation of the Lucre Basin. Ph.D.
Los macrositios también estaban ubicados dissertation, The University of Texas at
Austin, 1984.
en caminos principales y conectados así
con la capital en Wari. SCHREIBER, Katharina J . Planned Archi-
La evidencia de un Estado centralizado tecture of Middle Horizon Peru: Impli-
durante el Horizonte Medio es muy clara en cations for Social and Political Organiza-
la planificación de la arquitectura y asenta- tion. U npu blished doctoral dissertation,
mientos de los sitios Wari en este período. State University of New York at Bing-
Todos estos sitios son extremadamente pa- hamton, 1978.
recidos en todos sus aspectos, si bien dis-
persos sobre una extensa área geográfica. "Huari Provincial Administration: A
Todos estos sitios habrían requerido una Perspective from the Carahuarazo Va-
gran inversión de trabajo para su construc- lley" . Paper presented at the 48th
ción. Organizar dicha fuerza laboral, man- annual meeting of the Society of Ameri-
tenerla y hacerla producir un producto uni- can Archaeology, April 28-30. Pitts-
forme habría requerido de muchísima pla- burgh, PA. Symposium: The expansio-
nificación sofisticada y de recursos general- nist State in the Andes, 1983.
mente no accesibles a sociedades de niveles SPICKARD, Lynda E. "The Development
inferiores. Por último, todos estos sitios of Huari Administrative Architecture".

114 Revista Andina, año 6


- - - - -- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - Shady: Epoca Huari

In: Investigations of the Andean Past. Cusca. Este refleja el régimen de lluvias,
Papers from the first Annual Northeast temperatura y las condiciones atmosféricas;
Conference on Andean Archaeology and los depósitos excavados por la capa de hielo
Ethnohistory, edited by Daniel H. Sand- reflejan la precipitación en la estación hú-
weiss. Latín American Studies Program: meda y la acumulación de polvo de la esta-
Corneil University. 1983. ción seca para los últimos 1500 años
TOPIC, John R. and TOPIC,Theresa Lange . (Thompson et al. 1984 ; 1985; 1986).
Huamachuco Archaeological Project: La desviación de las condiciones climá-
Preliminary Report on the Second Sea- ticas normales está ex presa da por ambos ci-
son. June-August 1982. Trent U niversi- clos de cambio : cortos y largos. El ejemplo
ty . Peterborough , Ontario, 1983. más dramático del último ciclo de cambio
es la "Edad de Hielo Corto", que duró del
Traducción de Sheila campion 1500 al 1720 d .n.e. e implicó crecientes
precipitaciones y un descenso de tempera-
tura en el Altiplano. Como estímulo poten-
Michael E. Moseley cial para el cambio cultural, las temperatu-
Dept. of Anthropo/ogy ras frías pudieron haber deprimido los lími-
Univ. of Florida tes elevados de la agricultura en la cordille-
1350 GPA ra y haber contribuido al abandono de la s
Gainesvil/e, FL 32611 tierras cultivables más elevadas. La pérdida
Estados Unidos similar de tierras no es de esperar en las ele-
vaciones bajas, aunque los cambios de alti-
Ruth Shady Salís demuestra que se re- tudes en los cultivos son una posibilidad .
quiere una múltiple hipótesis de trabajo Alternativamente , la mayor precipitación
para investigar el origen y la naturaleza de en las montañas y la gran descarga de los
los cambios regionales transcurridos duran- ríos pudieron haber beneficiado una agri-
te el Horizonte Medio. Una de las hipótesis cultura de irrigación en la costa. Los pri-
examinadas por la autora propone que el meros ciclos largos de cambio, ya sea com-
cambio del medio ambiente pudo haber si- parando duración o intensidad, no son evi-
do un estímulo para el cambio cultural. La den-tes en los núcleos de Quelccaya. Por eso
probabilidad de esta proposición es relativa los planteamientos de la arqueología de que
a la intensidad y al alcance geográfico del largos períodos de cambias climáticos han
estímulo ambiental. Existen grandes proba- contribuido a los cambios culturales duran-
bilidades de provocación de respuestas te el Horizonte Medio permanecen insusti-
adaptativas que podrían, teóricamente, re- tuibles.
sidir en el fenómeno natural que sincróni- El cambio más dramático del ciclo corto
camente ejerció una presión selectiva sobre está reflejado en los núcleos de hielo que es-
las poblaciones del altiplano y de las tierras tán asociados con los acontecimientos de ti-
bajas a lo largo de la cordillera, desde el po El Niño. Los sucesos de 1925-26 y 1982-
norte de Perú hasta el norte de Bolivia. 83 tienen, en magnitud y duración, un im-
Este criterio no es fácilmente aceptado pacto pan-andino y ejercen una influencia
para la presión selectiva de origen tectóni- negativa sobre los dos mayores centros de-
co , tales como las erupciones volcánicas y mográficos de la cordillera : en la forma de
acontecimientos sísmicos, porque su impac- inundaciones devastadoras a lo largo de la
to es generalmente regional antes que pan- costa y de sequía diezmante en la Cuenca
andino . Sin embargo, la presión selectiva del Titicaca y al sur del Altiplano. Los regis-
pan-andina es conocida en ciertos fenóme- tros de centros de hielo son raros, pero el
nos climáticos. El mejor registro detallado fenómeno de El Niño es recurrente, con du-
de las condicione~ climáticas del pasado en ración de media década o más. Estos son
la cordillera del <.¡ue disponen actualmente probablemente los estímulos para una res-
los arqueólogos na sido proporcionado por puesta de adaptación cultural.
largos centros ele hielo talado de los Glacia- Desafortunadamente, la correlación cru-
les de Quelccaya, localizados sobre la cima zada de los registros de los núcleos de hielo
de la montaña como a 450 kms. al sur de con los registros arqueológicos sigue sien-

No. 1, Julio 1988 115


do un gran problema. Por ejemplo, ha sido Washington D.C. , 1986.
argüido que a fines de la fase Moche IV,
cerca del 500 d.n.e ., la costa norte experi-
mentó un ciclo radical de alteración del Denise Pozzi-Escot
medio ambiente que causó una masiva ero- Universidad de Huamanga
sión fluvial , la misma que esculpió el pano- Apartado 76
rama físico en escala que no se repitió sub- Ayacucho, Perú
secuentemente (Moseley and Feldman
1982). Este episodio de destrucción dejó El artículo de Ruth Shady presenta un
los monumentos de la fase temprana de conjunto de reflexiones acerca de la exis-
Moche, tales como la Huaca del Sol y de la tencia paralela de Estados regionales inde-
Luna, Dos Cabezas y Huaca Rejada en un pendientes para la época Wari, en vez de un
estado muy pobre de preservación física. imperio. Para ello, se basa primero en la
Por el contrario, la fase IV y los asenta- hipótesis lingüística sugerida por A. Torero,
mientos tardíos, como Galindo y Pampa quien señala que durante esa época existie-
Grande, están muy bien preservados. Este ron diversas lenguas, lo que invalidaría la
ciclo de alteración radical del medio am- existencia de un "Estado imperial expansi-
biente no está fechado con precisión. Por vo ya que éste hubiera impuesto una sola
eso no está claro si ocurrió poco antes del lengua como vehículo de relación" . Discre-
comienzo del registro de Quelccaya o si el pando con esta afirmación, nuestro comen-
fenómeno se correlaciona significativamen- tario se centrará -sobre todo- en los datos
te con las anomalías de núcleos de hielo re- que se manejan para la región de Ayacucho
gistradas entre los años 527-5 34 y 565- y, en parte, en los existentes para el sur de
594 d.n.e. Aún así, y a pesar de las incerti- los Andes Centrales.
dumbres, la hipótesis de que el cambio del Las evidencias demuestran que durante
medio ambiente contribuyó al cambio cul- la época que J?recede al Horizonte Medio,
tural del Horizonte Medio merece cierta- en Ayacucho s1 existió un desarrollo econó-
mente ser investigada. mico que,. si bien no tiene las características
con que se presenta en la costa central, re-
presenta un avance significativo para la so-
REFERENCIAS: ciedad de nuestra región. El valle de "Aya-
cucho, ~equeño y seco, de bajo potencial
MOSELEY, M.E., y FELDMAN , R.A. "Vi- agrícola ', es parte de un sistema agropecua-
vir con Crisis'', Rev. del Museo Nacional, rio que incluy·e zonas de secano, áreas rega-
XL VI , Lima, 1982. das, pastos inmediatos e, incluso, la r,unga
oriental próxima. Todo este "sistema ' pro-
THOMPSON , L.G. ;MOSLEY-THOMPSON, ductivo es visible y se insinúa ya en la épo-
E. y MORALES ARNAO, B. "El Niño- ca Warpa, cuando el valle es intensamente
Southern Oscillation Events Recorded cultivado. La existencia de gran cantidad de
in the Stratigraphy of the Tropical Quel- andenes, redes de canales y reservorios aso-
ccaya Ice Cap, Peru", Science, 226 : 50- ciados a terrazas agrícolas, y complejos
52. Washington D.C., 1984. agrarios como el de Lagunillas, permitieron
THOMPSON, L.G .;MOSLEY-THOMPSON, modificar la geografía y la economía de la
E.; BOLZAN, J.F. y KOCI, B.R. "A zona. Se calcula que para la época hubo
1500-Year Record of Tropical Precipi- cinco veces más áreas de cultivo que las
tation in Ice Cores from the Quelccaya existentes actualmente (Lumbreras 1974:
Ice Cap, Peru", Science, 229: 971-973, 97). Este gran desarrollo agropecuario per-
Washington D.C., 1985. mitió el crecimiento demográfico, así como
el aumento del tamaño y el número de al-
THOMPSON, L.G.;MOSLEY-THOMPSON, deas (Paulsen 1983: 104).
E.; DANSGAARD, D. y GROOTES, P. La amplia distribución regional que Sha-
M. "The Little Ice Age as Recorded in dy reconoce para otras áreas -y no para
the Stratigraphy of the Tropical Quel- ésta- se ve reflejada en la importante dis-
ccaya Ice Cap", Science, 234 : 361-364, tribución de la cerámica Warpa en la región.

116 Revista Andina, año 6


- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - Shady: Epoca Huari

Esta ha sido claramente definida por Bena- (Paulsen 1983 : 107). Todos estos factores
vides (1965, 1967, 1972) y Lumbreras hicieron posible la existencia de una base
( 1959, 1960, 1974), en diversos trabajos. económica que garantizó el desarrollo de
Benavides señala que, en un primer momen- una sociedad hasta entonces aldeana. Las
to, a finales del Formativo, este estilo se contradicciones irán agudizándose con la
asocia a vasijas con decoración incisa, labios aparición de los excedentes de la produc-
gruesos en forma de coma, y cerámica con ción. La influencia de la costa sur se hace
un engobe blanco y diseños geométricos; más notoria , estimulando una nueva forma
luego, en un segundo momento, está aso- de producción basada en la artesanía y el
ciado a varios grupos cerámicos, notándose comercio, lo que originó grandes cambios
claramente los diseños costeños en la cerá- en la región . Aldeas como Wari y Concho-
mica Warpa tricolor. pata van a ir adquiriendo cada vez más pres-
La cerámica Warpa cubre las actuales tigio y poder.
provincias de Huanta -donde hay la mayor Igualmente, en la primera época del Ho-
cantidad de sitios-, Huamanga y San Mi- rizonte Medio aparecen en Ayacucho ele-
guel, en Ayacucho, así como parte del de- mentos altiplánicos, que se reflejan tanto
partamento de Huancavelica (Acobamba, en la cerámica como en la arquitectura.
por ejemplo). Ello supone una densa ocu- Pero no hay que olvidar que estos elemen-
pación regional, que se inicia desde el For- tos tienen en la región rasgos propios, co-
mativo, período del que datan templos mo, por ejemplo, el Dios de los Báculos,
como los de Wishqana y Chupas, junto a que será elemento básico en la ideología
una serie de asentamientos aldeanos, como del Imperio Wari y se reflejará en todo él.
J argampata en Huamanga misma, que reci- La conjunción de estos elementos alti-
ben influencias de Chavín, Cupisnique y, plánicos con los de la costa sur permitió la
finalmente, Paracas. emergencia de un nuevo sistema de explo-
Estamos de acuerdo cuando se señala tación, que se basa en el desarrollo alcan-
que las sociedades de la costa sur ejercieron zado en la región de Ayacucho durante los
permanente influencia sobre el área de primeros milenios de nuestra era. En esta
Ayacucho, pero este proceso también se re- época, "los estilos de la cerámica Nasca de-
pite a la inversa. En la región de Acari (L. generan y hay elementos que parecen indi-
Valdez, com . pers. 1987), los sitios catalo- car subordinación" (Paulsen 1979: 12) ;
gados por los miembros del California Insti- esto se refleja también en la fuerte presen-
tute for Peruvian Studies sólo han sido cia de rasgos ayacuchanos en la costa sur,
ocupados hasta la época Nasca 3; luego se como, por ejemplo , las semejanzas de Nas-
nota claramente un proceso de abandono ca 9 con Chakipampa; esto se debe "a la
de esos sitios, ubicándose sólo cementerios influencia del estilo Chakipampa sobre el
con cerámica Nasca 6; finalmente, aparecen Nazca" (Menzel 1968: 20) y no al revés,
sitios con clara presencia Wari. Como bien como Shady señala.
señala P aulsen ( 1983 : 103-104), cuando di- La primera expansión de Wari, durante
ce que al final del Intermedio Temprano la la época del Horizonte Medio, se aprecia
gente de Warpa construyó colonias en di- claramente por la presencia de su cerámica
versos lugares estratégicos cerca del río en zonas tan alejadas como Moquegua y
Nasca. Ella propone la posibilidad de que Tacna. En Cerro Baúl, por ejemplo, hay
Huaca del Loro, Pacheco y Tres Palos pue- material Okros y Chakipampa, así como
dan estar relacionados a una expansión Qosqopa y Viñaque, que corresponden a las
Warpa, lo que en parte explica su fuerte afi- épocas 1 y 2 de Wari, respectivamente. En
nidad con los estilos cerámicos que Shady Tacna, Isabel Flores encontró un entierro
señala para esta zona. ''Huaca del Loro y con cerámica Wari.
otros sitios del Intermedio Temprano con En Andahuaylas, la presencia Wari ha
arquitectura serrana sugieren una incursión sido claramente establecida en la región pa-
de la sierra en u·ia o dos fases antes del Ho- ra el Horizonte Medio IB (Grossman 1983 :
rizonte Medio; esto quizás se puede relacio- 62).
nar con la aparición en este momento de En 1985, en la ejecución del Proyecto
elementos Nasca 7 en la cerámica Huarpa" Arqueológico Histórico Chincha-Pisco, rea-

No. 1, Julio 1988 117


!izamos en el valle de Chincha una serie de Es evidente que el artículo de Shady ma-
reconocimientos que nos permitieron ubi- neja información para el norte del área cen-
car varios asentamientos del Horizonte Me- tral andina en mucho mayor medida que
dio con un patrón arquitectónico típica- para el sur, ya que en ningún momento se
mente Wari, además de cerámica de la épo- hace mención a los importantes trabajos de
ca I y 2 del Horizonte Medio -Chakipam- McEwan en Pikillaqta, por ejemplo, ni a las
pa y Viñaque- asociada a cerámica local. investigaciones que se vienen realizando en
Estos sitios se ubican, estratégicamente, en Moquegua por el Proyecto Contisuyo, que
la parte a Ita del valle . han demostrado presencia Wari en la zona
En la zona de Lucre, en el C'usco. Me de manera innegable; las evidencias allí en-
Ewan ha documentado una gran reorgani- contradas sugieren incluso la posibilidad de
zación de la cuenca cuando los Wari cons- que quizás antes del Horizonte Medio los
truyeron Pikillaqta. pobladores de la región ayacuchana ya se
El patrón arquitectónico Wari está bas- encontraban en esa zona. Los trabajos de
tante bien definido y, según Rowe (Kowta Grossman, en Andahuaylas, ayudan a com-
I 98 7: 54 ), "esos ela horados complejos .. . probar una vez más la existencia de un
nos muestran que la expansión Wari no re- Imperio Wari, al introducirse en ese perío-
presenta una penetración pacífica . .. , sino do nuevas técnicas cerámicas y decorativas
más bien actividades de un Estado imperial características de la región de Wari que van
con una buena organización administrati- a predominar sobre la cerámica local hasta
va'' (ver, por ejemplo, Williams y Pineda épocas muy tardías (Grossman 1983: 85).
1985). El hecho que no se encuentren evi- Finalmente, quisiéramos señalar que nos
dencias claras de él en la zona norte puede sorprende en el trabajo que comentamos,
explicarse quizás porque los expansivos wa- donde se exponen su puestas evidencias para
rikuna se adaptaron a criterios constructi- probar la inexistencia del Imperio Wari, ob-
vos de la tradición local (Pineda ms.). Por servar que en ningún momento se haga re-
otro lado, la expansión imperial lnka abar- ferencia a los trabajos de Lumbreras, uno
có territorios donde muchas veces los asen- de los pocos arqueólogos que ha trabajado
tamientos ya existentes, tal como sucedió en torno al origen del Estado en los Andes
con los Chincha, Chimú, Chanka, fueron Centrales y, específicamente, en la región
utilizados por el Estado cusqueño. Una de Ayacucho. Creemos que es difícil, al no
ocupación similar pudo haber sido la Wari, manejar la autora la información completa
donde la difusión e imposición de un estilo para la región de Ayacucho, que las eviden-
estarían respaldadas por el dominio políti:- cias expuestas puedan contribuir a discutir
co. la existencia o no de un imperio durante los
Creemos que las relaciones bilaterales siglos VI y VIII d . de C. en los Andes Cen-
que existieron entre la región de Ayacucho trales.
y la costa sur complementan las primeras
evidencias que existen, para otras zonas, de REFERENCIAS:
la expansión Wari imperial, tanto al norte
como al sur del área central andina. En to- BENA VIDES, Mario. "Análisis de la cerá-
do caso, la definición misma de imperio se mica Huarpa de Ayacucho". Trabajo
entiende como un Estado que incluye más 'presentado al Simposio 8 del XXXIX
de una nación -y una lengua- en su terri- Congreso Internacional de Americanis-
torio y, por supuesto , la presencia de dife- tas. Lima, 1970. Actas y Temarios, Vol.
rentes estilos cerámicos en todo el área, 3 : 63-88. 1972 .
junto con la cerámica de los que detentan
el poder central. Si tomamos en cuenta la GROSSMAN, J oel. "Demographic Change
propuesta de Shady de considerar la exis- and Economic Transformation in the
tencia de Estados regionales independientes South - Central Highlands of Pre-Huari
en lugar de un imperio, aun el concepto de Peru", Ñawpa Pacha, 21 . Instituto de Es-
Horizonte de Rowe se vería afectado, ya tudios Andinos. Berkeley, 1983.
que no habría unidad que fundamentara tal KOWTA, Makoto . An introduction to the
concepto. archaeology of the Acari Vallcy in the

118 Revista Andina, año 6


- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - Shady: Epoca Huari

South coast region of Perú. California por un solo gran imperio. Esencialmente,
Institute for Peruvian Studies. Sacra- estoy de acuerdo con todos estos puntos y,
mento, 1987. en particular, creo que un mayor énfasis
LUMBRERAS, Luis G. Las fundaciones de sobre las interacciones entre Estados con-
Huamanga, hacia una prehistoria de tribuirá a una mejor comprensión no sólo
Ayacucho. Editorial Nueva Educación. de la dinámica interregional, sino también
Lima, 1974. de la organización social y económica de
Estados individuales.
LUMBRERAS, Luis et al. "Cerro Baúl: un Tradicionalmente, el Período Interme-
enclave Wari en territorio Tiwanaku ", dio Temprano ha sido considerado como
Gaceta Arqueológica Andina, Vol. 1, una época de relativo aislamiento regional,
No. 2. Mayo 1982. si bien muchos estudios recientes (por ejem-
McEWAN, Gordon . "Investigaciones en la plo, Browman 1980, 1984; Paulsen 1983 ;
cuenca de Lucre, Cusca", Gaceta Ar- Shady l 981; Shady y Ruiz 1979) han re-
queológica Andina, III, 9: 12-15. Marzo, marcado las interacciones que pueden de-
1984. mostrarse entre Estados regionales. Shady
sintetiza mucho de esta información, seña-
PAULSEN, Allison. "Huaca del Loro Revi- lando una gran variedad de atributos, espe-
sited: The Nasca Huarpa Connection". cialmente de la cerámica, que demuestran
In: Investigations of the Andean Past. interacción. Lo que está ausente en esta
Papers from the First Annual Northeast síntesis es un análisis de los contextos en
Conference on Andean Archaeology and que estos atributos se encuentran; por su-
Ethnohistory. Daniel M. Sandweiss ed., puesto que la similitud entre el motivo
pp. 98-121. Cornell University. Ithaca, ''animal luna" del arte de Recuay y de Mo-
1983 . che indica interacción, así como la seme-
janza entre las ofrendas de Conchopata y
PINEDA, José. "El valle de Condebamba: de Pacheco, aunque en cada caso el tipo de
Cambios en los patrones de asentamien- interacción es ciertamente muy diferente.
to durante el Horizonte Medio" (ms.).- En el ejemplo que sigue, voy a limitar mis
WILLIAMS, C. y PINEDA, J. "Desde Aya- comentarios sólo a la región del norte del
cucho hasta Cajamarca: Formas arqui- Perú, que conozco mejor.
tectónicas con filiación Wari", Boletín Como lo señala Shady, durante el Perío-
de Lima, 7,40:55-61. Julio, 1985. do Intermedio Temprano las sociedades es-
taban caracterizadas por economías desa-
rrolladas, construcciones monumentales,
John R. Topic poblaciones crecientes y expansión territo-
Dept. of Anthropology rial. Los dos últimos factores, en particu-
Trent University lar, llevaron a un constantemente cambian-
Peterborough, Ont. te contexto de interacción, a medida que
Canadá K9J 7B8 sociedades más densamente pobladas cu-
brían toda el área. Nosotros (Topic y To-
En este artículo, Shady presenta una re- pie 1983) estudiamos Cruz Blanca, un sitio
interpretación de gran importancia del Ho- ubicado en los Chaupiyungas del valle de
rizonte Medio. Algunos de los puntos cla- Moche, que data del Gallinazo tardío (Mo-
ves que merecen discutirse son: que el Ho- che I y II). Este sitio estaba en la frontera
rizonte Medio se desarrolla de las interac- con la sociedad de Moche y reveló eviden-
ciones interregionales que tuvieron lugar a cias cerámicas de intensa interacción entre
fines del Período Intermedio Temprano; las áreas de Moche, Cajamarca y el Callejón
que Huari nunca logró el control político de Huaylas. Obviamente, el sitio funciona-
de la extensa área que tradicionalmente se ba como un nudo importante en una red de
atribuye al "Imr,erio Huari"; y que el Hori- intercambio interregional, pero parte de es-
zonte Medio debería verse como un tiempo ta función era también limitar la interac-
de intensa interacción entre Estados regio ción; es común encontrar fragmentos im-
nales en vez de como un período dominado portados en el sitio, pero es raro hallarlos

No. 1, Julio 1988 119


en sitios cercanos más abajo en el valle. día desde por lo menos Cajamarca hasta el
Esto indica que la frontera con Moche no Altiplano, estaría volviéndose dominante
sólo era una frontera política, sino también hacia fines del Período Intermedio Tempra-
una frontera social importante; se fomenta- no .
ba el comercio, si bien era fuertemente con- Entender estas rutas nos ayuda también
trolado. a comprender la ausencia de evidencia de
Sin embargo, durante Moche III y IV no una hegemonía Huari en la costa. Sin em-
podemos reconocer sitio alguno equivalen- bargo, debe seguir consideránd,ose el papel
te a Cruz Blanca. La ausencia de un centro central desempeñado por Huari durante el
comercial identificable puede ser debida a Horizonte Medio. Pese a que nosotros (To-
la expansión continua tanto de Moche co- pic y Topic 1986) hemos sostenido que
mo de Recuay (y posiblemente Cajamarca), Huari adoptó los modelos de Huamachuco
que las puso en conflicto directo, así como para su arquitectura estatal, la distribución
a la expansión de una nueva sociedad, Hua- de los sitios planificados, que muestran un
machuco. La expansión de Huamachuco no estilo arquitectónico uniforme, es todavía
sólo ejerció presión en la frontera oriental el argumento más convincente de la impor-
de Moche, sino que permitió también un tancia del Estado Huari en la sierra central
enlace directo por la sierra entre Cajamarca y del sur y de su interacción con la sierra
y Recuay. Parece que se desarrolló una re- del norte. Si bien la falta de una distribu-
lación mucho más competitiva entre Moche ción semejante en la costa demuestra la
y sus vecinos de la sierra y una disminución ausencia ahí de una hegemonía Huari, la
del comercio costa-sierra; este intercambio presencia de tal distribución en la sierra
"vertical" sería reemplazado por un inter- subraya el hecho que ahí estaban ocurrien-
cambio más "horizontal" a lo largo de las do diferentes procesos de desarrollo. El
rutas tanto de la costa como de la sierra incremento del comercio, las fluctuaciones
(Topic y Topic 1985). Los sitios en el bor- climáticas y las migraciones no son explica-
de de los caminos en la sociedad de Hliama- ciones suficientes de lo que estaba ocurrien-
chuco, tales como Sazon, Ochoconday, do en la sierra durante el Horizonte Medio;
Campana Chica y Quinga, nos ayudan a de- creo que hay que aceptar el hecho de que
finir la red de rutas andinas (Topic y Topic hubo profundos cambios en la organización
1986). La presencia de estos sitios implica, social y política.
asimismo, que el comercio estaba fuerte- En suma, me parece .que Shady presenta
mente controlado. Al respecto, probable- un argumento convincente sobre la impor-
mente comercio no sea el mejor término tancia de la interacción entre Estados regio-
para este tráfico, que mejor sería llamar nales autónomos tanto durante el Período
intercambio administrado por el Estado (o Intermedio Temprano como en el Horizon-
élites). te Medio. No obstante, al hacerlo tiende
Desde esta perspectiva del norte, enton- hacia una perspectiva costa-centro, lo cual
ces, no es la interacción per se la que pone la lleva a subestimar la importancia de
el escenario para el Horizonte Medio, sino la Huari durante el Horizonte Medio. Desde
reorientación de las rutas. La ruta andina lle- una perspectiva más sierra-centro, se puede
ga a ser sumamente importante en la trans- apreciar que todos los Estados regionales
misión de información entre la costa del sur autónomos que ella examina están ubica-
y del centro, la sierra del sur y del norte, y dos en la periferia del Estado regional de
la amazonía. Estoy de acuerdo con Shady Huari. Huari se benefició de esta situación,
en que la reorientación de las rutas influen- pero además transformó la situación en
ció el desarrollo del sitio de Huari, pero algo que aún no comprendemos completa-
también señalo que la estructura de piedra mente.
cortada recién descubierta debajo del sector
Moraduchayuq de Huari (Spickard 1983), REFERENCIAS (no citadas por Shady e
indica que Tiahuanaco participaba en la incluidas en este comentario):
interacción a lo largo de la ruta andina mu-
cho antes del Horizonte Medio lB. Proba- BROWMAN, David L. "Tiwanaku expan-
blemente, la ruta de la sierra, que se exten- sion and altiplano economic patterns",

120 Revista Andina, año 6


_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ Shady: Epoca Huari

Estudios Arqueológicos, No . 5. Editorial TOPIC, John R. and TOPIC, Theresa Lan-


Universitaria. 1980. ge. "Coast-Highland Relations in Nort-
'Tiwanaju : Development of Interzonal hern Peru: Sorne Observations on Rou-
Trade and Economic Expansion in the tes, Networks and Scales of Interac-
Altiplano" . In : Social and Economic tion" . In: Civilization in the Americas,
Organization in the Prehistoric Andes, R . M. Leventhal and A.L. Kolata, eds.
D.L. Browman, R.L. Burger and M.A. University of New Mexico and Peabody
Rivera, eds. Proceedings of the 44th Museum Presses. Cambridge, Massachu-
setts, 1983.
International Congress of Americanists,
Manchester. BAR International Series "Coast-Highland Relations in Northern
194. 1984. Peru : The Structure and Strategy of
Interaction". In : Status, Structure, and
SPICKARD, Linda E. " The development Stratification, M. Thompson, M.T. Gar-
of Huari administrative architecture ''. cía, and F.J . Kense, eds. Chacmool, Uni-
In: Investigations of the Andean Past, versity of Calgary. Calgary , Alberta
D.H. Sandweiss, editor. Latin American 1985. '
Studies Program, Cornell University .
Ithaca, New York, 1983. Traducción de Shella camplon

RESPUESTA
ca en el sur y en Huari mismo). Coinciden
en señalar la necesidad de más investigación
Ruth Shady Solís arqueológica y en que se ha asumido muy
Alberto Acosta 118 apriorísticamente la tesis del imperio .
Urb. Vista Alegre
La actitud de un segundo grupo es la de
Surco, Lima
quienes, como Isbell o Lumbreras, se han
En los documentos elaborados por los considerado los adalides de la tesis imperial
críticos observo cuatro actitudes: y se sienten afectados directamente. No es
En primer lugar, está la de aquellos que , la suya una actitud científica. Aureolán-
como Anders, Topic y Bauer, no obstante dose de autoridad intelectual, se cierran
sus dificultades para desprenderse del mo- dogmáticamente, en mayor o menor grado,
delo de imperio, asumido por ellos hasta en la defensa del modelo imperial, llegando
ahora, procuran evaluar el modelo de Huari a negar incluso la confiabilidad de los datos
como interacción de las sociedades en base arqueológicos para contrastar los modelos,
a la información arqueológica disponible. y, a falta de argumentos {pruebas o contra-
Reconocen la importancia de los Estados pruebas), derivan su frustración a agresio-
regionales en el Horizonte Medio y llegan a nes verbales.
utilizar el término Huari con más cautela: La actitud de Pozzi-Escot se basa en el
Anders se refiere a Estado Huari más que a dogma · del maestro, "magíster dixit"; no
imperio y sugiere reducción territorial; evalúa las evidencias y se limita a repetir
Topic restringe el ámbito del "Estado Hua- aseveraciones sin fundamento. A ella le re-
ri" a la sierra cen~ral y sur, dejando fuera la comiendo estudiar cuáles son los estilos de
costa y la sierrr. norte; y Bauer usa Huari diversas procedencias que equívocamente
sin adjetivo y t:imbién indica que no se ex- se reducen a la denominación de "estilos
plica el modelo del imperio Huari en la cos- Huari" para que sus comparaciones sean
ta y sierra norte (aunque tampoco lo expli- precisas. No sé a cuál de los varios "estilos

No . 1, Julio 1988 121


Estudios y Debates ___________________________

Huari", de procedencias distintas, se refie- nales, se tiene una serie de Estados regiona-
re cuando menciona la presencia Huari en les enlazados entre sí por redes de inter-
Moquegua, Tacna y Andahuaylas. cambio que ejercen control sobre sus áreas
Finalmente, está el oportunismo de Ra- propias.
miro Matos, quien, no entendiendo siquie- Al margen de que yo tenga o no la ver-
ra los problemas planteados en el ártículo, dad, he subrayado que en el actual estado
hace disquisiciones banales y aprovecha el de la investigación arqueológica no se pue-
espacio para ataques personales. de aceptar el modelo imperial como la úni-
A continuación comento los temas que ca explicación posible al proceso ocurrido
encuentro como preocupación común en la en el Horizonte Medio. Si con el plantea-
contrastación de las hipótesis. miento de la existencia de prósperos y ex-
pansivos desarrollos sociopolíticos regiona-
LA EVIDENCIA ARQUEOLOGICA Y les, y del intercambio que éstos sostuvie-
LOS MODELOS ron, puede explicarse bien las característi-
cas del proceso y la comunidad de ciertos
Como bien reconoce Anders, en el trata- rasgos culturales, especialmente alfareros y
miento de los problemas del Horizonte Me- arquitectónicos, no veo la razón para pos-
dio se ha venido utilizando el modelo del tular un imperio cuya existencia, por lo
imperio Huari como si fuera una tesis sufi- demás, dejan sin sustento sus propios soste-
cientemente verificada, cuando la realidad nedores lsbell y Lumbreras al cuestionar la
muestra lo contrario: fuerte carencia de validez de las evidencias arqueológicas.
datos y manejo incorrecto de los existentes. Más aún, si no fuera posible probar la
Con la misma información actual se pue- existencia de un imperio por otras fuentes
de plantear varias hipótesis alternativas, y que no fuesen las escritas (como dice
eso es lo que he pretendido mostrar con el Anders -en afirmación que no comparto-:
modelo elaborado y presentado explícita- "sabemos por documentación histórica que
mente por mí en 1982, en el artículo sobre existió un Estado conquistador inca, pero
Nievería y el Horizonte Medio (Shady hay poca evidencia de tal naturaleza en gran
1982); esto es, antes y no a raíz de los in- parte de sus provincias; y puede ser que las
formes de los Tapie, como Bauer indica. evidencias del Estado Huari resultasen igual-
"Las dos únicas hipótesis diametralmente mente escasas"), dediquémonos, entonces,
opuestas", que están en la cabeza de lsbell a precisar cuáles manifestaciones presenta-
y que él me adjudica entrecomillando inco- ban las diversas regiones y qué grado de de-
rrecta y tramposamente los enunciados, no sarrollo habían .alcanzado antes y durante
han sido expuestas de ese modo por mí. el Horizonte Medio, y abandonemos un
Nunca supuse la existencia de sociedades modelo que sólo sustentaríamos mediante
estanco ni sostuve que Huari no contribu- un "acto de fe".
yera en nada a la cultura andina. Huari, pa- El modelo.de la importancia de varias na-
ra mí, expresa una época de intensificación
ciones y· Estados regionales y de su interac-
de contactos e intercambios en múltiples
ción hace un llamado a la realización de in-
direcciones; y esta interacción y transmi- vestigaciones regionales, es más productivo;
sión de experiencias contribuyeron al avan-
ce de la cultura andina. el de imperio presenta un esquema reduc-
Bauer es explícito al señalar: aunque los cionista, esterilizan te, más simplista y ries-
dos modelos, el de Isbell y el mío, son con- goso para la investigación. El recuento que
ceptualmente diferentes, arqueológicamen- hace Isbell de los investigadores que plan-
te son muy similares: en lugar de un impe- tearon la existencia del imperio no hace
rio que distribuye bienes y controla los sino mostrar cómo este modelo fue reutili-
Andes a través de una serie de centros regio- zado a través de cuatro décadas por sucesi-

122 Revista Andina, año 6


- - - - - - - - - - - - - - - ~ - - - - - - - - - - - S h a d y : Epoca Huari

vos investigadores sin que cuestionaran su zas foráneas, si los hubiera, para evaluar
validez. Por decenios y hasta el presente, sus respectivas proporciones y determi-
toda alfarería policromada hallada en luga- nar los eventuales cambios estilísticos.
res distantes ha sido interpretada como tes- Es interesante el caso ejemplificado por
timonio de la presencia del imperio Huari, Azángaro, uno de los pocos sitios que
sin preguntarse siquiera a cuál de los estilos presenta esta clase de información, estu-
Huari pertenecía. Así tenemos los hallazgos diado por Anders. Ubicado al norte de
más recientes de Moquegua, donde, en base Ayacucho, en el valle de Huanta, a esca-
a unos tiestos "Huari", se concluyó que el sos 15 km . de Huari, y siendo un centro
sitio Cerro Baúl representaba una intrusión urbano de considerable importancia,
militar del "imperio Huari". Poco tiempo Azángaro '.'tiene sorprendentemente po-
después se ha informado de la existencia de ca cantidad de la alfarería Huari fina y de
numerosa fragmentería Tiahuanaco en el prestigio". El estilo local, Huamanga, re-
mismo sitio de Cerro Baúl, así como de ce- presenta el 950/0 de la muestra y la "al-
menterios y hasta de una ciudad de innega- farería Huari" el l .lo/o (Anders 1987 :
ble filiación cultural tiahuanaquense. 2); y hay en ese lugar "imitaciones de
Con el esquema imperial se corre tam- formas y decoración no Huari, principal-
bién el riesgo de caer en la actitud de Mc- mente de Huancayo, sierra norte, costa
Ewan, quien, por aceptar a priori el modelo nor-céntral, costa y sierra sur "(Anders
del imperio y por querer rodearlo de total 1987:7). Su misma arquitectura irregular
confiabilidad, no aporta pruebas, pero afir- muestra diferencias con la de Huari.
ma rotundamente, sin las reservas ni las ob- También de particular interés sería co-
jeciones de Anders, Topic o Bauer, que nocer datos del estilo local del Cusco an-
"hay gran cantidad de evidencias para sus- tes y durante el Horizonte Medio. No sa-
tentar el gobierno centralizado de Huari, de biendo siquiera de estos rasgos ni de la
carácter imperial". organización sociopolítica regional pre-
via, ¿cómo podemos interpretar Pikillaq-
ARGUMENTOS PRO-IMPERIO Y ta únicamente por factores externos,
CONTRAPRUEBAS como ha pretendido McEwan? Esta si-
Don son los argumentos principales que tuación vuelve a cuestionar el poder o
esgrimen los defensores de un Huari impe- control del Estado Huari en la época 2
rial: la distribución de "cérámica Huari" y del Horizonte Medio, época en la que se
la existencia de centros planificados, arqui- planteó que el Estado imperial había si-
tectónicamente similares. do reorganizado y presentaba mayor he-
Un marcado error ha sido, como he se- gemonía y expansión en los Andes. Si
ñalado, identificar globalmente como de es- así hubiera sido, ¿cómo pudo escapar a
tilo "Huari" a cerámicas policromadas más tal dominación un lugar tan cercano co-
o menos contemporáneas halladas en diver- mo Azángaro y cómo se espera, sin em-
sos lugares de los Andes centrales, descui- bargo, un control sobre centros o socie-
dando: dades tan alejados como Piura o Caja-
1. distinguir de cuál de los estilos específi- marca? Además, justamente para la épo-
cos se trata: Nasca 9, Chakipampa, ca 2 se ha señalado que Pachacámac ha-
Ocros, de la 'época 1; o Conchopata, Pa- bía alcanzado gran prestigio y que éste
checo; o Viñaque, Atareo y Pachacámac rivalizaba con el de Huari.
de la época 2, cada uno proveniente de 3. el prestigio que, simultáneamente con
zonas que r.o son exclusivamente de los llamados "Huari", alcanzaron otros
Ayacucho mismo. estilos regionales no ayacuchanos, caso
2. los estilos locales coetáneos con esas pie- Cajamarca cursivo floral o Nievería, que

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Estudios y D e b a t e s - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

influyeron en otros estilos de su región incorporaron a su ·vez rasgos de su propia


(así, Cajamarca en el Pumahuanchina de tradición arquitectónica.
Cuélap). Podemos explicar también que estos cen-
4. el intercambio de rasgos entre varios es- tros ya no fueron utilizados al quebrarse las
tilos regionales no ayacuchanos, como redes de intercambio y no exclusivamente
Moche, Cajamarca y Nievería; o Moche cuando colapsó el supuesto imperio.
con Nasca o Moche, Nievería y Nasca. Sin embargo, no se dispone, lamentable-
Hay datos para mencionar estos casos, mente, de datos sobre las actividades reali-
pero no los estudios contextuales nece- zadas en sitios como Cajamarquilla, Piki-
sarios para indicar la frecuencia que re- lla:qta, Viracochapampa o Huari mismo, del
clama Anders . que carecemos hasta de un plano para co-
Así como se distribuyeron varios estilos nocer su extensión y características en cada
cerámicos a larga distancia, tales como Ca- época. Mal podríamos entonces ser categó-
jamarca en el valle de Huaura , en Azángaro ricos en afirmar que fueron núcleos de co-
y Huari (Ayacucho) o en Sicuani (Cusco) , mercio y/o sedes de un gobierno regional o
o Nasca 9 en Cuélap, Chachapoyas y Tanta- imperial .
mayo, o Nievería en Pativilca, o Pativilca en Isbell, echando mano de calificativos
Huarihuillca, Huancayo, etc., no les debe ambiguos, enfatiza que "la iconografía reli-
extrañar a McEwan y otros que rasgos ar- giosa característica de Huari hizo su apari-
quitectónicos de Marcahuamachuco (sierra ción en el arte de muchas otras culturas o
norte) surgidos antes del Horizonte Medio en algunos casos las figuras Huari reempla-
fueran adoptados en lugares como Pikillaq- zaron deidades anteriores". Se hace eviden-
ta (Cusco) o Huari. te la falacia: ¿cuál es la iconografía propia
No es cierta la aseveración de McEwan de la cuenca de Ayacucho que fue extendi-
de que la arquitectura de todas las ciudades da?; ¿cuáles los iconos del Huarpa ayacu-
del Horizonte Medio fuera extraña al estilo chano que se hacen prestigiosos? Ninguno.
propio de sus respectivas regiones, excepto La iconografía de la época 1 en Ayacucho
en Huari. El está: ignorando la información está fuertemente nasquizada y la de la épo-
dada por los Topic sobre Marcahuamachu- ca 2, tiahuanaquizada. Pregunto a Isbell:
co, así como la existencia de ciudades como ¿cuáles fueron los estilos y técnicas cerámi-
Cajamarquilla y Pampa Grande; la primera, cas "Huari" que influyeron en otros estilos
en la costa central, tiene una larga tradi- regionales, cuando para la época 1 se obser-
ción de asentamientos de tamaño y comple- va la distribución de estilos desde y en va-
jidad urbanos. En cambio, ninguno de los rias direcciones, y en la época 2 se expande
poblados asignados con exclusividad al In- por buena parte de los Andes Centrales un
termedio Temprano en Ayacucho muestra estilo estrechamente común con Tiahuana-
indicios que prefiguren la arquitectura de la co?
urbe de Huari. No es científico presentar El mismo autor indica que el Horizonte
aseveraciones infundadas, obviando infor- Medio "representa el final de un estado
mación ya publicada. evolutivo en el que el desarrollo poblacio-
La construcción de ciudades y su plani- nal, la perfección de nuevas tecnologías, la
ficación pueden responder a las funciones domesticación de nuevas plantas, el descu-
del intercambio de bienes y al trabajo de brimiento y desarrollo de nuevos sistemas
especialistas. Comprobado su óptimo fun- agrícolas y la perfección de otras técnicas
cionamiento, no habría sido difícil que se de producción fueron los principales facto-
trasladasen el modelo y/o los maestros es- res que motivaron el cambio cultural". Aun
pecializados a través del ámbito que las re- si el enunciado fuera correcto, no entende-
des de intercambio multidireccional iban mos por qué este cambio tuvo que desem-
estableciendo. En cada sitio, los lugareños bocar en la aparición de un imperio como

124 Revista Andina, año 6


- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - Shady: Epoca Huari

única consecuencia , ni por qué tal proceso teriales serán para el arqueólogo las únicas
hubiese sido exclusivo a Ayacucho , de don- que, en ausencia de fuentes escritas, proba-
de el naciente imperio habría avanzado a rán la real existencia de dicho imperio cuan-
controlar al resto de las sociedades andinas. do éste se haya extinguido.
Ante esto, sí estamos frente a la expresión .El imperio Inca en su expansión ha deja-
de un difusionismo extremo, lindante en el do innegables huellas materiales, que la
creacionismo: un buen día se dieron en arqueología reconoce desde el noroeste
Huari por revelación las ideas de Estado , argentino hasta el Ecuador, principalmente
Ciudad e Imperio, y los ejércitos ayacucha- en arquitectura y alfarería. Obviamente , no
nos partieron en misión civilizadora hacia pudo evitar las expresiones propias de las
los cuatro puntos cardinales. diversas naciones sojuzgadas, pero ninguna
de éstas logró ya ganar prestigio interregio-
NACIONALIDADES - nal en su beneficio como hasta entonces.
HETEROGENEIDAD CULTURAL Incluso un centro religioso importante co-
mo Pachacámac, si bien continuó funcio-
Isbell me atribuye sus defectos de lógica nando y atrayendo feligreses de su antigua
y, como he mencionado , pone entre comi- área de influencia , pasó a estar controlado
llas párrafos o frases que me adjudica . No por el Estado Inca, que instaló allí sus insti-
he expresado ni pensado que una organiza- tuciones imperiales, sacerdotes y funciona-
ción imperial implicase una sola cultura en rios , en el templo del sol, mamaconas, etc.
todo su ámbito de dominio . Se equivocan y dejó muestras de su arquitectura y su al-
Isbell y Lumbreras cuando suponen que al farería, entre otras huellas, al lado de las
referirme yo a la heterogeneidad cultural expresiones culturales locales con o sin in-
del Horizonte Medio , implícitamente en- · fluencia Inca .
tiendo homogeneidad en un imperio. La situación en el Horizonte Medio es
La configuración de las diversas naciona-
diferente. En la época 1B de la supuesta
lidades tiene en el Perú una larga data. Em- primera expansión del imperio, los estilos
piezan a expresarse durante el período For- alfareros regionales no sólo conservan su
mativo Medio (unos 1200 a 900 a. de C.) y prestigio, sino que muestran amplia distri-
alcanzan diversas manifestaciones cultura- bución interregional y en varias direcciones,
les y polítiéas con la definición del Estádo no a partir de un único centro: Nievería en
y las clases sociales (aprox . 200 a. de C. - Paramonga, Huaura y la sierra de Lima; Nas-
200 d. de C.). La formación de centros ce- ca 9 en Lima, Huaura, Chachapoyas; Mo-
remoniales de prestigio a nivel regional o che en Supe y Lima; o Cajamarca en Cha-
interregional, de esferas de interacción a di- chapoyas, Huaura, Lima, Ayapata (Huan-
ferente escala o de Estados expansivos, in- cavelica), Huari (Ayacucho) y Sicuani (Cus-
cluido el imperio Incaico, no logró hacer co ). En la época 2R, para la cual se ha plan-
desaparecer a estas nacionalidades, mayor- teado la mayor expansión imperial después
mente identificadas por variadas expresio- de un "período de reorganización", se re-
nes culturales. conoce, sin embargo, el gran prestigio de
Un Estado imperial no conlleva, pues, dos centros costeños, el de Pachacámac y el
homogeneidad. Incorpora a otras naciones de Moche , y se observa una fuerte presencia
y es por tanto multinacional y plurilingüe. de rasgos tiahuanaquenses, mayormente de
Pero, a la par, debe poder encontrarse cier- imágenes religiosas que son incorporadas en
ta unidad en la diversidad, cierta impronta los estilos locales. Los estilos costeños de
común un poco por todas partes dentro del Atareo ( costa sur), Pachacámac y Viñaque
territorio imperial consolidado; unidad en de Supe alcanzan gran distribución: Pie~_as
la diversidad que irá acrecentándose cuan- de estilo Moche muestran una combmac1on
to dure el imperio y cuyas expresiones ma- híbrida de formas Atareo y decoración pu-

No. 1, Julio 1988 125


ramente Moche o de formas Atareo y deco- extendida .
ración con diseños Moche , pero con técnica El imperio Romano no eliminó a las cul-
Atareo . turas antiguas, griegas, egipcias. Encontró
Son tan notorios los rasgos tiahuana- extendido el griego en el sector oriental me-
quenses en las épocas 2 y 3 en zonas como diterráneo y no llegó a desplazarlo, pero
la costa nor-central , que sería de interés tendió a imponer el latín, que la adminis-
confrontar arqueológicamente la hipótesis tración romana utilizó en sus dominios.
sugerida por Torero de migraciones collavi- Es de suponer que un imperio actúa de
nas, suscitadas tal vez por deterioros climá- acuerdo a las características de sus adversa-
ticos. rios. Su procedimiento será distinto con las
Constatamos, pues, tanto en la época 1 organizaciones tribales que con las estatales
como en la 2, no sólo heterogeneidad cul- o imperiales. La suposición de lsbell de que
tural -que se espera bajo cualquier control espero homogeneidad, impartida mediante
político hegemónico (el español no eliminó plantillas por Huari, es pueril, como es iló-
la diversidad musical, alimentaria, etc.)-, gico pretender comparar arquitectura mili-
sino el prestigio amplio de varios estilos y tar con urbana. Es predecible que el diseño
los cruces multidireccionales. de una ciudad no se parezca al de las guar-
Como extensa es la distribución de esti- niciones. A diferencias de territorio, nivel
los alfareros no ayacuchanos, igualmente de organización del enemigo, clima, etc., se
responderá de modo distinto. En cuanto al
varias lenguas presentan expansiones como
Cusco, la arquitectura inca varió según se
expresión de Estados importantes. Es inne-
tratara de un poblado o centro administra-
gable que un Estado imperial tampoco bo- tivo y de acuerdo al nivel organizativo de la
rrará las varias lenguas existentes en el terri- población dominada, la geografía, los re-
torio dominado , como erróneamente cree cursos y la estrategia de control que el im-
Pozzi-Escot que he asumido. Lo que he se- perio adoptaba.
ñalado para el Horizonte Medio, en base a Cuando Isbell y Lumbreras se aferran a
los trabajos de Torero, es la expansión vigo- la pluralidad lingüística y la diversidad cul-
rosa y simultánea de varias lenguas: aru-ay- tural (omitiendo los respectivos prestigios
mara, puquina, quechua II, quingnam, mo- nacionales y las amplias distribuciones ar-
chica, culle, etc., lenguas que se consolidan queológicas y lingüísticas que referimos),
y extienden por las necesidades de relación se quedan sin argumentos materiales para
entre las naciones y cuya distribución no sustentar su imperio Huari. No tienen ya
implica tampoco la necesaria desaparición cómo probarlo y abusivamente se remiten a
de las lenguas locales. los imperios Inca y Romano para reclamar
Un imperio utilizará una lengua oficial, credibilidad.
lo que no impedirá-la existencia de otras Constatamos una vez más que la hetero-
lenguas, porque la situación no cambia de geneidad cultural no proporciona pruebas
la noche a la mañana. La imposición de la para sostener el imperio, no habiéndose se-
lengua oficial y de otros patrones culturales ñalado , además, cómo se expresa arqueoló-
estará en relación con el tiempo que dure la gicamente la unidad_ en esa diversidad, que
dominación, el nivel de desarrollo de los no pudiese ser explicada por el intenso in-
dominados y la intensidad de prevalencia tercambio que sociedades poderosas sostu-
del centro dominante. El Estado Inca -se- vieron en el Horizonte Medio.
gún Torero- en su expansión inicial sobre
el área aymara no requirió de otra lengua; EL INTERCAMBIO EN LAS
sólo posteriormente, cuando incorporó las SOCIEDADES ANDINAS
áreas central y norte, recurrió al quechua
como lengua de relación ya ampliamente No estoy de acuerdo con Anders en cali-

126 Revista Andina, año 6


- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - Shady: Epoca Huari

ficar a las sociedades andinas, y de ellas mu- nos en el interior de los valles costeños y en
cho menos a las costeñas, de autosuficien- la sierra, en la época 2 este eje se traslada a
tes. Desde que las sociedades dispusieron la costa, se modifican las redes de contacto
de excedentes por el desarrollo de sus fuer- y quiebran los centros hasta entonces esta-
zas productivas, estuvieron en condiciones blecidos, a favor del crecimiento de nuevos
de realizar intercambios. Dejemos ya de la- centros costeños, como Pachacámac.
do ciertos modelos difundidos por algunos Estamos de acuerdo con Topic en que
etnohistoriadores, como el de la existencia los centros serranos participaron activamen-
de sociedades que se autoabastecían a tra- te en el intercambio, pero no sólo entre sí,
vés de la movilización de colonias a territo- sino también con los que se desarrollaron
rios diferentes para la explotación de recur- en las otras áreas geográficas desde la parte
sos que no producía su hábitat. Las socie- tardía del período Intermedio Temprano y
dades andinas tuvieron una organización la época I del Horizonte Medio. En su de-
política y económica diferente a la caracte- caimiento, además de los trastornos econó-
rizada por la reciprocidad y redistribución. micos señalados, Torero ha sugerido el fac-
Desde al menos los principios de nuestra tor de intercambio desigual , que benefició
era, las diversas naciones establecían rela- a las sociedades costeñas y empobreció a las
ciones de intercambio para proveerse de los sociedades de la mayor parte de las cuencas
bienes requeridos . Como en toda sociedad interandinas .
con clases, el comercio fue controlado por Si mi perspectiva de análisis del proceso
la clase dominante y ejercido en su benefi- estuviera centrada en la costa, como cree
cio. percibir Topic, no habría hablado de con-
En los datos históricos publicados sobre tactos multidireccionales ni destacado el
las sociedades costeñas del siglo XVI se pue- importante rol de Cajamarca. Creo, sin em-
bargo, que el desarrollo económico de las
de apreciar una marcada división del traba- sociedades costeñas derivó hacia ellas los
jo y la existencia de especialistas en varia- beneficios del intercambio. De allí que se
dos oficios, entre los cuales destaca, de mo- comprenda .las acciones que hizo posterior-
do recurrente , el comerciante o mercader, mente el Estado Inca para controlar el co-
que no poseía tierras ni pescaba y cuyo ofi- mercio. Al decir que el eje de intercambio
cio era comprar y vender "como es uso y se trasladó a la costa en la época 2, no so-
costumbre entre los indios" (Shady 1982: brevaloro a las sociedades costeñas, sino
57). describo tal situación, que arqueológica-
Cuando me referí a la importancia del in- mente constato.
tercambio, lo hice considerando el contexto
y los cambios que se producen en la econo- IMPORTANCIA DEL INTERCAMBIO
mía de las poblaciones. Por eso indico que
los centros de comercio no son estáticos,si- El intercambio, primero conducido a
no que mudan de lugar según donde se en- través de las élites sacerdotales (centros
cuentren los polos de desarrollo (utilizo es- ceremoniales del Formativo) y luego direc-
ta categoría socioeconómica porque se ajus- tamente por la clase dominante cuando se
ta conceptualmente al fenómeno estudiado , definen el sistema estatal y las clases socia-
del mismo modo que uso categorías como les a principios de nuestra era, llega al Ho-
Estado, clases sociales, imperio, etc .). Co- rizonte Medio con una larga tradición .
mo he referido, mientras en los períodos Los Horizontes Temprano y Medio
Intermedio Temmano y época 1 del Hori- muestran una amplia interacción y la con-
zonte Medio era importante el eje de inter- siguiente generalización de ciertos rasgos
cambios costa/~ierra/selva y los centros de sobre la mayor parte del territorio de los
comercio se ut.icaron en los nudos de cami- Andes Centrales. Pero solamente al Hori-

No. 1, Julio 1988 127


Estudios y D e b a t e s - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

zonte Medio, no al Temprano, se le ha asig- cionadas con actividades propiciatorias del


nado la existencia de un Estado imperial agua.
para explicar tan amplia vinculación, atri- No creemos, como Lumbreras e lsbell,
buyéndole, además, logros que se harán evi- que la crisis climática deba entenderse "co-
dentes sólo con el imperio Inca, ocho siglos mo un factor acelerativo o desencadenante
después. Con similar criterio arbitrario se de una formación estatal o . que favoreciera
podría aplicar la misma interpretación al una concentración poblacional mayor en
Horizonte Temprano y con semejante falta los núcleos urbanos" (Lumbreras 1982 :30).
de objetividad científica se estaría hablan- ¿Cómo pudo la crisis agrícola favorecer en
do de imperio Chavín, al que se adjudica- Ayacucho el desarrollo urbano?; ¿de dónde
rían los rasgos que se encuentran distribui- surgieron los núcleos y cómo consiguieron
dos entre Pacopampa, Cajamarca y Ayacu- mantenerse en medio de la crisis, cuando
cho . por datos históricos se conoce que en estas
Por otra parte, no es cierto que los cam- situaciones hasta las aldeas son abandona-
bios climáticos puedan promover la inter- das?
acción regional. La comunicación entre
pueblos y el intercambio fueron estable- LA CIUDAD DE HUARI Y EL
ciéndose en los Andes desde que las socie-
SURGIMIENTO DEL ESTADO
dades alcanzaron a desarrollar sus fuerzas
productivas y debido a la diversidad de sus
experiencias culturales. Fueron justamente No expresé que la cultura Huari se ex-
la existencia de nacionalidades diversas con pandió por necesidad al estar ubicada en un
sus respectivas producciones y el intercam- lugar de interacción, como me interpreta
bio de sus experiencias adaptativas las que Anders; señalé que la ciudad de Huari cre-
incidieron en acelerar el proceso de desa- ció en base a los beneficios del intercam-
rrollo en los Andes Centrales. bio. No encuentro indicadores de la exis-
Respecto a los cambios climáticos, es un tencia en Ayacucho de un Estado regional
hecho verificable 'que alteraciones fuertes en el período anterior al Horizonte Medio;
han afectado a la economía de las socieda- por tanto, debo pensar que la ciudad se de-
des en los Andes Centrales, sea por sequías sarrolló como resultado de la actividad de
prolongadas, particularmente a los pueblos comerciantes, inicialmente costeños, en el
de altura dependientes de una agricultura lugar estratégico para sus transacciones con
de secano, o por abundancia de aguas. Si la cuenca del Mantaro, la selva y el sureste
bien es cierto .que faltan datos para corro- serrano; y/o que se fortaleció un gobierno
borar o perfeccionar la hipótesis de Cardich, local en la cuenca de Ayacucho por las mis-
es interesante constatar que poco después mas causas, para controlar ese eje de inter-
de la fuerte interacción de las sociedades cambios, pero tal sociedad fue ganada cul-
costeñas y serranas, expresada en el presti- turalmente por las más desarrolladas de la
gio de Nasca 9, Chakipampa, Nievería, etc., costa sur, de donde, por lo demás, había es-
se efectuaron en diversos lugares (Nasca, tado recibiendo influencias desde el perío-
Ocoña, Pisco, Ayacucho, Huancavelica) do Formativo.
ofrendas ceremoniales, a base de exquisitas En cuanto al surgimiento de Huari por
piezas alfareras, con representaciones de procesos autogenerado en Ayacucho, ningu-
deidades, plantas y frutos agrícolas, que no de los arqueólogos presenta evidencias
fueron quebradas ex profeso y enterradas para tal afirmación; la asumen a prióri y
en pozos. Tanto en las formas ( queros) co- hacen un manejo inadecuado de los datos.
mo en la decoración (iconos), esta alfare- lsbell califica la ciudad de Huari como la
ría comparte rasgos con Tiahuanaco. Las más grande de Sudamérica ( cuando hasta la
deidades y las ofrendas pueden estar rela- fecha no hay un plano de ella ni los estudios

128 Revista Andina, año 6


- - - - ~ - - - - - - - - - - - - - - - - - ~ - - - Shady: Epoca Huari

necesarios para saber si todas las estructuras una ciudad artificial que respondió a las re-
que allí aparecen corresponden al Horizonte laciones de comercio; cambiada la dirección
Medio) y señala que los edificios de Huari de éste, dejó de funcionar .
son anteriores a los establecimientos planifi- Las características descritas para Ayacu-
cados encontrados en otras partes, preten- cho como zona de pocos recursos agrícolas,
diendo ignorar ciudades como Marcahuama- de un alto porcentaje de terreno no apto
chuco, del Intermedio Temprano. para el cultivo, no generadora de una pro-
Con similar dogmatismo, Lumbreras ase- ducción significativamente ex ce dentaria ,
vera: "antes de Wari no parece que hubie- con constante problema de abastecimiento
ran ciudades en el Perú" (Lumbreras 1982 : de agua y con frecuentes años de sequía, no
58). Pero ni uno ni otro arguyen pruebas son válidas para toda la sierra y no es, por
para mostrar que hubiera en Huari una ciu- supuesto, el caso de Cusco , que compara
dad en el período Intermedio Temprano. lsbell. Este valle y los de Vilcanota, Uru-
Los restos arquitectónicos identificados en bamba, Anta y Paucartambo tienen tierras
el único corte estratigráfico analizado por de cultivo productivas y sus punas son de
Knobloch, no son suficientes para inferir el alto pastoreo .
tamaño y características del establecimien- De otro lado , Isbell no puede equiparar
to en Huari durante el período Intermedio la relación Huari-Nasca con la de Roma-
Temprano ; y el sitio de Ñawinpukyo , pre- Grecia. Roma tuvo uno de los territorios
sentado por Lumbreras como ,exponente más productivos del Mediterráneo y mucho
del urbanismo pre-Huari, tiene componen- más que el de Grecia misma. La península
tes pertenecientes al Horizonte Medio. El Itálica posee tierras apropiadas para la agri-
mismo Isbell ha reconocido que "la falta de cultura y el pastoreo; está defendida por
indicadores fundamentales, como instala- los Alpes y su ubicación es excelente para
ciones para las actividades burocráticas, sis- los contactos por mar y ríos. Por otra par-
temas de registro de información y sistemas te, cuando Roma se helenizó hacia el siglo
jerarquizados de asentamientos a nivel re- lII a. de C., ya tenía una or~nización esta-
gional, sugiere la ausencia de un gobierno tal y una clase dominante enriquecida , que
estatal en Ayacucho durante el Período In- pudo complacerse en imitar a la cultura
termedio Temprano" (lsbell 1985 :64) . prestigiosa de Grecia. ·
La falta de estudios respecto a la arqui- Sin pruebas para reforzar un imperio
tectura de Huari se hace notoria en las con- ayacuchano , se pretende utilizar rasgos dis-
tradicciones presentadas por los dos princi- tintivos de los imperios Inca y Romano , al
pales defensores del modelo de imperio. margen de las diferentes realidades geográ-
Mientras Isbell menciona a Huari como ex- ficas e históricas. Pero nuevamente pregun-
ponente más antiguo de los establecimien- to: ¿cuáles son los rasgos distintivos del
tos planificados encontrados en otras par- supuesto imperio ayacuchano y éwHs.s los
tes, Lumbreras indica que "no es una ciu- datos del previo surgimiento de sociedades
dad ordenada ( ... ), fue construida sin obe- de clase y del Estado allí?
decer a un plan previo, como consecuencia Como muestra Knobloch, la cultura
de las necesidades económicas, sociales o Huarpa de Ayacucho estaba nasquizándo-
políticas y no como consecuencia de un se desde las fases Nasca 5 y 6 del período
orden planificador" (Lumbreras 1982:57). Intermedio Temprano, influencia costeña
No surge un Fstado si no hay posibili- que se acentuó en las épocas 7 y 8, al pun-
dad de acumulación. En mi artículo expre- to de producirse en Ayacucho los estilos
sé que en la hist,Jria pre-Huari de Ayacucho nascoides de Pongora, Totora y Tinajera .
no encontraba condiciones que explicaran Hasta ese tiempo, de acuerdo a Isbell , pre-
el desarrollo local de una ciudad. Huari fue valecía en Ayacucho una organización de

No. 1, Julio 1988 129


Estudios y D e b a t e s - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

base aldeana. Posteriormente, en la época ningún momento la existencia de otros Es-


18 del Horizonte Medio, en pleno desarro- tados en la sierra norte; por el contrario,
llo de Huari, la alfarería ayacuchana cono- creo, por ejemplo, que en Chachapoyas se
cida como Chakipampa expresa a la tradi- constituyó uno. Lo que señalo es que entre
ción nasquense - no a la Huarpa- de tal estos varios Estados norteños se habían
modo que es casi indistinguible de Nasca 9. producido fuertes interacciones a nivel de
En el Intermedio Temprano y en la épo- la región (desde la costa hasta el Amazonas)
ca l del Horizonte Medio , los estilos corres- a partir del período Formativo y que en
pondientes de Ayacucho y Nasca son Huar- esta integración regional, en el Horizonte
pa y Nasca, respectivamente . Si en la época Medio y desde antes, la nación que produ-
J B del Horizonte Medio le quitamos a Aya- cía la cerámlca del estilo Cajamarca era la
cucho el componente Chaquipampa-Nasca qu_e controlaba las .rutas . de contacto y,
9, queda Huarpa; pero si le ·ex traemos Nas- cómo tal, había ganado prestigio y presen-
ca 9 a la costa sur, no queda allí nada . Asi- cia. _
mismo, si en la época 2 sacamos de Ayacu- El caso de Huari-Ayacucho es diferente.
cho a Viñaque (el estilo vinculado con Su estilo local , Huarpa , no alcanzó prestigio
Atareo de la costa sur) queda Huamanga; más allá de su circunscripción; antes bien,
pero si dejamos sin Atareo a Nasca, ésta no estuvo nasquizándose desde las épocas 5 y
tiene otro estilo. Y si el tal imperio ayacu- 6 del período lnterm.edio Temprano.
chano existió, ¿por qué en la época I dis- No conocemos de la presencia de cerá-
tribuyó solamente Chakipampa (Nasca 9) mica Huarpa al lado de otros estilos a nivel
y no Huarpa, y por qué en la época 2, igual- de la región y menos aún que influyera en
mente, distribuyó el estilo más tiahuanacoi- algún estilo local, como Jo hizo Cajamarca
de, Viñaque, y no Huamanga? En lugar de en Chachapoyas.
pensar en una influencia desde Ayacucho,
se hace evidente que ésta fue en sentido
contrario. Más que emitiendo, Ayacucho LA CIUDAD DE PIKILLAQTA - CUSCO
estaba recepcionando .
Por el estado de los estudios en la ciu- Respecto a la afirmación de Bauer sobre
dad de Huari, no hay datos para conocer su la no existencia de un Estado regional en
extensión en cada período y las actividades Cusco, Je señalo que no debe ser categóri-
allí realizadas, y las interpretaciones sobre co, pues no se han hecho los estudios nece-
su función pueden ser diversas . Por tanto, sarios. McEwan, por su parte , ha visto Piki-
queda pendiente la definición de su natura- llaqta con ojos de Huari, no indagando por
leza y no sirve de argumento para asignarla las expresiones locales; sin embargo, sería
como cabeza: de un imperio hasta ahora importante conocer los resultados del estu-
nonato . dio estratigráfico del valle de Lucre realiza-
do por Dwyer, en el cual, al parecer, habría
EL CASO DE LA CULTURA evidencias de un estilo local al lado de las
CAJAMARCA piezas "Huari" (Dwyer com. pers., 1987).
Si no hubo en el Cusco sociedades de
Dice Anders que el desarrollo urbano y Estado -es decir, con capacidad de produ-
la amplia distribución del estilo cursivo son cir excedentes expropiables-, no se explica
utilizados por mí para proponer la existen- la construcción de la extensa ciudad de Pi-
cia exclusiva de un Estado regional en la killaqta. Tampoco sería correcto plantear
sierra norte y que con este razonamiento que se trajo gente de fuera para edificar la
estaría cometiendo la misma clase de error gran urbe si Juego no se iba a poder extraer
que los sostenedores del imperio Huari. A los excedentes que la sustentaran y justifi-
esto debo responder que no he negado en caran la inversión. Y si la gran ciudad fue

130 Revista Andina, año 6


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construida sobre base local, es que existió circulación". Estos dos últimos fenómenos
un nivel de sociedad· estatal con gente habi- pueden efectivamente ser hallados en traba-
tuada a tributar y con bastantes bienes que jos producidos en los últimos veinte años,
tributar . como dice Lumbreras, pero están referidos
En cualquier caso, no soy responsable al imperio Inca; no hay fundamento algu-
de la falta de investigación , ni que se haya no para , forzando los datos, retrotraerlos
visto Pikillaqta con ojos foráneos, sin inte- al Horizonte Medio. Por lo expuesto en mi
rés por el estudio regional. artículo , resulta obvio que la cerámica no
es el único indicador que he utilizado para
MISCELANEA relevar la interacción y el intercambio entre
sociedades; igualmente recurro a la eviden-
1. Finalmente, debo confesar que empecé
cia arquitectónica y la distribución de len-
leyendo con curiosidad los comentarios
guas . La alfarería , no obstante, es uno de
de Lumbreras , en la creencia que por fin
los indicadores más importantes que expre-
había logrado plasmar con datos arqueoló-
san el orden temporal de los cambios , la co-
gicos argumentos que avalaran su adhesión
municación y el intercambio cultural. Sata-
a la tesis del imperio Huari , tal como vinie-
nizar su uso para estudiar la historia es pri-
ra anunciándome desde la publicación de
varse de uno de los exponentes materiales
mi trabajo sobre Nievería y el Horizonte
más duraderos y expresivos del quehacer de
Medio en 1982. Pero una vez más, nada.
los pueblos. Se debe ser científico y siste-
Aparte el mea culpa respecto de los plantea- mático, emitir explicaciones en base a datos
mientos que sostuvo en los años sesenta, su y su análisis; lo contrario conduce a posi-
actitud ahora - herido en su imperial pater- ciones idealistas o a la elaboración de mera s
nidad- se agota en atribuirme los que han
historietas fantásticas.
sido sus errores teóricos , metodológicos y De todos modos, observo que Lumbreras
técnicos, pero sin aportar , más allá de sus
está adoptando sobre la cuestión Huari un a
protestas verbales, las pruebas que refuten
posición más matizada, que se percibe , por
o debiliten las mías y que refuercen el mo-
delo imperial. Todo es cuestión de fe: "se ejemplo , cuando al comparar Chakipampa
trataba de un poderoso estado pan-peruano con Nasca 9 dice: "aun cuando un ente uni-
que existió más allá de las referencias docu- ficador (religioso, político o de cualquier
mentales de cualquier tipo, más allá de la orden - el comercio por ejemplo- ) permi-
tradición oral", amén (Lumbreras 1982: tió varias correspondencias .. ."
11). Como en su crítica Lumbreras no da
Es injustificable que, al no poder presen- pruebas ni contrapruebas, he acudido a dos
tar datos arqueológicos que no sean expli- de sus publicaciones recientes sobre el Ho-
cados igualmente con el otro modelo, le rizonte Medio para extraer algunos párrafos
niegue validez al objeto de estudio de la como muestra de sus incoherencias , errores
arqueología, a la cultura material, para la y razonamientos circulares:
evaluación del proceso en el Horizonte Me- "Los indicadores arqueológicos de Wari
dio y se refiera a la búsqueda de pruebas se encuentran esparcidos a lo largo de
que no son verificables por los arqueólogos, casi toda la costa peruana .. ." (Lumbre-
como: "mediación de una voluntad políti- ras 1982:21). No señala cuáles son estos
ca unificadora y conductora de proyectos indicadores y se refiere justamente a una
de producción articulada y/o complemen- región donde las evidencias indican lo
taria"; o que no han sido verificadas hasta contrario.
hoy, como : " ~istemas viales de cohesión "Hubo un centro de distribución que de-
interna y mecanismos de intercambio regu- be presentar como característica básica
lado con entes primarios y secundarios de ser una zona con una historia que justifi-

No. 1, Julio 1988 131


Estudios y Debates - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

que la formación de un sistema urbano y tuación de conquista similar a la que ven-


presente el proceso de formación y orga- dría luego, durante el período propia-
nización de lo que se está llamando Hua- mente Wari (épocas 2A y 28 de Menzel)
ri. Ayacucho es la región que aparente- ( ...) Uno de los factores desencadenan-
mente reúne estas condiciones( ... ), es tes de la expansión imperial pudo ser la
la región en donde aparece una historia búsqueda o el acceso a mayor cantidad
previa que permite construir una secuen- de lana y algodón" (Lumbreras 1982:
cia muy coherente que habla del progre- 42, 51 ). Lumbreras parece dudar ya de
sivo desarrollo de Huari" (Lumbreras la existencia del imperio para la época l
1982:21). Sin embargo, en páginas si- y, además , sigue utilizando la alfarería
guientes, refiriéndose a los asentamien- como indicador del territorio del "reino
tos Huarpa del período Intermedio Tem- de Ayacucho", cuando de otro lado ab-
prano en Ayacucho, Lumbreras dice: jura de tal indicador y se autocritica por
"pequeñas unidades de población, de as- haberlo empleado en los años sesenta .
pecto aldeano , dispersas y ocupando to- Como éstas, se podría abundar en mu-
do nicho susceptible de explotación". chas más expresiones de las incoherencias y
¿Cuál es, entonces, el "franco proceso ligerezas del autor que comentamos. El que-
urbano" que se dio en Ayacucho antes rer mantener "un imperio sin empiria" es
de la aparición de Huari? sólo una inconsistencia más.
"Pareciera que los primeros territorios 2. A Matos Mendieta le ha brindado Revis-
conquistados fueron los vecinos de Ica- ta Andina la oportunidad de tocar el
Nasca y parece que el objetivo de esta fondo de la problemática Huari a partir de
primera conquista fue la fuente de mate- los conocimientos que se supone obtuvo de
ria prima útil para el policromado de la sus excavaciones de hace más de veinte años
cerámica" (Lumbreras 1986:99). ¿Có- en el sitio de Huarihuillca, ubicado en los
mo alguien que dice no estar dando im- terrenos de la comunidad del mismo nom-
portancia a la cerámica puede luego afir- bre (o de Huari) a pocos kilómetros al sur
mar que la búsqueda de pigmentos para de Huancayo. Sin embargo, en lugar de
la alfarería fue el objetivo que movió a abordar el tema, se ha ido por las ramas y
Huari a iniciar sus acciones de conquis- ha utilizado el espacio para formular contra
ta? mí críticas infundadas, malévolas, además
"Es tentador pensar que un sacerdote de pueriles, y para hacer ( ¡cuándo no!) un
artista ayacuchano visitó Tiwanako, que despliegue propagandístico en favor de los
estuvo en el Kalasasaya y que a su regre- arqueólogos extranjeros, especialmente nor-
so trató de graficar lo visto y oído ( . . .) teamericanos, a los que cita con obsecuen-
quizás con algunos apuntes" (Lumbreras cia.
1982: 38). ¿La historia la pueden hacer Ha perdido, pues, Matos Mendieta la
hombres aislados? ocasión de reivindicarse ante la comunidad
"Robles Mojo correspondería a una pri- de especialistas como investigador; pero,
mera fase del imperio Wari, que se da en sobre todo, la de saldar en algo su deuda
la segunda parte del siglo VI d. de C.; pendiente con la comunidad de Huarihuill-
hasta esa época, y no lo sabemos bien ca, de cuyos predios extrajo materiales
por falta de estudio, Ayacucho debió ser arqueológicos.
apenas un reino derivado de Huarpa, qui-
REFERENCIAS NO CITADAS ANTES:
zás con uno o dos núcleos urbanos y con
un área no mayor al área de dispersión ANDERS, Martha. Dual Organization and
de los rasgos Huarpa ( ... ) Podemos se- calendars inferred from the planned site
ñalar que no parece haberse dado una si- of Azangaro-Wari administrative. Tesis

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_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ Shady: Epoca Huari

Cornell University . University Micro- termediate Period to the Middle Hori-


films , Ann Arbor, 1986. zon, Epoch 1. Tesis. State University of
"Wamanga pottery: stylistic innovation New York at Binghamton . University
and imitation in Middle Hurizon epuch Microfilms, Ann Arbor, 1983 .
2 ceramics from the planned Wari site
of Azangaro , Ayacucho , Peru" . Informe LUMBRERAS , Luis. "El imperio Wari" .
presentado en el Encuentro Andean lco- En: Historia del Perú. t. 11 . Editorial
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KNOBLOCH , Patricia . A study of the An- nilibros 11 . Municipalidad de Lima.
dean Huari ceramics from the Early In- Lima, 1986.

No. 1, Julio 1988 133

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