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(•) Artículo elaborado por la autora en base a una revisión de sus trabajos: "Intensifica-
ción de contactos entre las sociedades andinas como preludio al movimiento Huari
del Horizonte Medio", Boletín del Museo Nacional, No. 7, 1981; y "La Cultura Nie-
vería y la interacción social del mundo andino en la época Huari'', Arqueológicas,
No. 19, año 1982.
Las sociedades que habitaban los varios valles de esta área mostraban
un fuerte dinamismo hacia la segunda mitad del período Intermedio Tempra-
no. Los estilos Nasca 7, Estrella y Cañete de los valles de Nasca-lea, Chincha-
Pisco y Cafiete tienen cada uno características propias, pero simultáneamente
rasgos de los otros estilos del área, así como de otras más distantes.
La fase N7 presenta un carácter peculiar: incorpora un gran número
de rasgos innovadores de otras culturas, pero retoma elementos arcaicos de
Teojate I y 2 de Paracas y, en particular, de N3 y N4 ; y tiene, además,una
amplia distribución , pues aparece en forma casi idéntica en los valles desde
Acarí hasta lea (Menzel 1971 : 67-68).
Los asentamientos humanos de esta fase en lea no sólo son numero-
sos y amplios, sino que también ocuparon los abanicos aluviales secos que pe-
netran en el curso superior del valle (Menzel 1971 ). ·
De la información arqueológica se infiere que el Estado Nasca había
alcanzado en esta época prestigio regional , controlaba a las poblaciones entre
Acarí e lea y gozaba de una bonanza económica que Je permitió construir
huacas de adobe y extensos poblados de piedra y quincha, así como efectuar
contactos con otras sociedades a lo largo de la costa y de sus serranías anexas.
En los valles de Pisco y Chincha, el estilo Estrella muestra una similar
alta frecuencia en su distribución como en el caso de N7 . En este período, el
estilo Estrella tiene fisonomía propia y alto prestigio, llegando a competir
con Nasca. Tiestos de estilo Estrella aparecen en el val1e de lea junto a cerá-
mica de N7 , así como rasgos de N7 en sitios de Estrella en Chincha y Pisco.
Ambos estilos son coetáneos y tienen influencia el uno sobre el otro (Menzel
1971 : 126-129). Como sefiala Wallace,
que gobernaba Huamachuco. Unas piezas del cursivo clásico que hallamos en
sitios de Chachapoyas señalan contactos con poblaciones de culturas Chacha.
Así, pues, ''a fines del Período Intermedio Temprano, Huamachuco comenzó
a controlar grandes áreas al oeste de la divisoria continental y fue capaz de
establecer un intercambio con sus vecinos de la sierra norte y sur" (Topic y
Lange 1986: 46).
El desarrollo urbano y la amplia distribución del estilo cursivo po-
drían estar. indicando la existencia de un Estado regional, el cual incluiría los
territorios de Cajamarca, Condebamba y Huamachuco y estaría relacionado
con sociedades de otros valles interandinos y orientales del área norte.
La existencia de una tradición arquitectónica con "galerías rectangu-
lares dispuestas alrededor de patios rectangulares o trapezoidales, que varios
han supuesto eran una introducción de Huari, pero que forman parte de la
tradición del período Intermedio Temprano en Huamachuco'' (Topic y Lan-
ge 1986: 19); de numerosos sitios nucleados; de actividades especializadas y
de vinculaciones con otras poblaciones, revelan la pujanza cultural, económi-
ca y política de estas sociedades en este período; y que continuaría en el
siguiente.
S/TVACION EN A Y A CUCHO
el valle central del Pampas, que muestra un pie de tapir, animal caza-
do en la foresta tropical y que también estará representado en el es-
tilo Pacheco de Nasca (véase Raymond 1979: 81-86 ). ~
3.- Costa norte, con Moche como centro de interacción de su área con la
de Huamachuco, Lambayeque y el mundo andino. Recuay pudo te-
ner en su época un rol similar al de Ayacucho.
4.- Sierra norte, con Huamachuco como centro de interacción con las
poblaciones del oriente -chachas, por ejemplo- y el mundo andino.
Es notable la presencia de cerámica Cajamarca 111 e influencia de este
estilo en el complejo Pumahuanchina de Cuélap (véase Ruiz 1972).
5.- Sierra sur, con Tiahuanaco como centro cultural que se beneficiaba
de su relación con los valles amazónicos y el mundo andino.
6.- Costa central. Las poblaciones de esta área ocupaban una ubicación
privilegiada , intermedia entre los focos culturales que se desarrollaron
en la costa norte y sur, Moche y Nasca, y además por las vinculacio-
nes económicas con sus serranías inmediatas y la sierra y selva centra-
les.
Como expresión de este proceso, se aprecia que en la época l del Ho-
rizonte Medio alcanzaron prestigio los estilos de cerámica Nasca 9, Moche,
Cajamarca III (cursivo floral) y Nievería, correspondientes a las sociedades
regionales más destacadas, los cuales se distribuyeron a nivel regional en su
área de influencia directa y, simultáneamente, remontaron los límites de ella
hacia otras regiones por la conexión que se daba entre las diversas naciones
a través del establecimiento de una red de centros urbanos y comerciales.
Se conocen por sus grandes dimensiones : los de Cajamarquilla, Marcahua-
machuco, Pampa Grande y parte de Huari, a los que se incorporarían Viraco-
chapampa y Pikillaqta. Los centros costeños estuvieron ubicados hacia el inte-
rior, en lugares de conexión con los valles interandinos.
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Estudios y D e b a t e s - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
LA COSTA NOR-CENTRAL
en Mala (Conklin 1978: 33). Hay una vasija en el museo de Paramonga que
exhibe la incorporación de rasgos de diversos estilos y expresa bien la ocu-
rrencia de la época. Es una botella de gollete largo y cónico; en el cuerpo tie-
ne el diseño de una cara geométrica de frente con tocado, como en Pachacá-
mac; en el gollete está la banda de tres filetes, como en la costa sur, y el bor-
de lleva pallares, como en Moche.
Por esta confluencia de rasgos de ambas direcciones, de la costa norte
y de la costa central, planteamos la hipótesis de que la importancia de esta
área estuvo en su ubicación estratégica al norte de la costa central en una vía
de ingreso hacia los valles interandinos y la Amazonía: la cuenca del Manta-
ro, por el sur, y el Callejón de Huaylas o el de Conchucos y el Marañón, por
el norte. Participaba del intenso desarrollo de la costa central y actuaba
como puesto de contacto con las poblaciones costeñas y serranas de los
valles del norte y de la sierra central y es posible que adquiera importancia en
la época 28, en relación con la presencia o incorporación de las poblaciones
de Casma-Huarmey en la esfera de interacción económica. Piezas importadas
e imitaciones de la costa norte y nor-central aparecen en Ancón, Pachacámac
y Huancayo. Uhle excavó el entierro p.20 que contenía un vaso de Pachacá-
mac 28, un ceramio Teatino y dos cántaros con decoración hecha a molde
por presión, de color negro.
La frecuencia de vasos en Chimocápac con la representación de la
cara geométrica de una deidad de frente con tocado (Kroeber 1925: 73, 77),
vasijas comunes a P1chacámac (Uhle 1903: 27, fig. 18) y Huari, podría indi-
car, en lugar de una relación política directa desde Huari, como ha planteado
Menzel, el establecimiento en el área de Supe-Pativilca en la época 28 de un
centro económico fuertemente vinculado a Pachacámac. Es interesante seña-
lar que la continuidad de este estilo de alfarería es fuerte en las épocas 3 y 4
en la costa nor-central. Por otro lado, consideramos que un Estado imperial
no ubicaría un bastión en un lugar distante y prácticamente limítrofe de los
objetivos o áreas que tenía intención de controlar, ni este bastión copiaría
vasijas con el grifo Pachacámac, cuando su intención era contrarrestar el pres-
tigio de este centro en pleno apogeo del "Estado hnperial''.
El desarrollo de las poblaciones de la costa nor-central debe plantear-
se también en relación con el cambio que se produce en la costa norte, mani-
fiesto en la decadencia de Moche y la configuración en las épocas siguientes
del estilo Taitacantín (Scheele y Patterson, 1966: 16-18) con rasgos de Lam-
bayeque, Callejón de Huaylas y Costa Central sobre una base de tradición
Virú.
ELPROBLEMALAMBAYEQUE-MOCHE
Desde la época 7 hasta 1A-8 del Horizonte Medio era fuerte el presti-
gio de Moche, que estuvo incorporado a la esfera de relación interregional.
Como expresión de esta situación se encuentran rasgos de Moche IV en Nasca
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Estudios y D e b a t e s - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
CONCLUSIONES
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Estudios y Debates - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
NOTAS
( 1) El tema de las relaciones entre Nasca 7 y Moche, que presentamos en Shady 1981,
ha sido elaborado más ampliamente por Paulsen: "A Moche-Nasca Connection".
Informe leído en el 51 St Annual Meeting, Society for American Archaeology. New
Orleans, Louisiana, l 986.
(2) En la muestra de Balcón de Judas que nos permitió obseivar Steven Wegner, sor-
prende la cantidad de rasgos {!el estilo Cajamarca II en alfarería Recuay.
( 3) Es lamentable que hasta ahora se maneje el modelo del imperio Huari sin que se ten-
ga, sin embargo, un buen conocimiento sobre las diversas construcciones del centro
Huari ni se haya efectuado una adecuada definición del estilo Huarpa, el que, al
parecer, no solamente caracterizaría al período Intermedio Temprano en la zona
ayacuchana, sino que continuaría durante la época 2 del Horizonte Medio, como
testimonia su hallazgo en el sitio arqueológico de Azángaro, cerca al pueblo de
Hu anta (Anders l 986: 21 O).
( 4) De Tantamayo, identificamos con A. Ruiz unas vasijas con rasgos de Nasca 9, que se
encontraban en el depósito del Museo, en la colección dejada por Flornoy. De Cué-
Jap, Ruiz recuperó unas piezas que ha publicado como de estilo Huari y que presen-
tan notorios rasgos de Nasca 9 (véase Ruiz 1969: 6%4).
( 5) Esta vasija se encuentra en el Museo de Historia Natural de Nueva York .
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grama 1941-42 de The Institute of Andean Research. New
York.
COMENTARIOS
producción, y que este excedente de pro- las cuales no podemos elucidar el fenóme-
ducción impulsó el establecimiento de tra- no Wari .
tos comerciales a través de los Andes. Desa- A pesar de esa tendencia , sí han habido
fortunadamente, los datos sobre cambios varios esfuerzos de esclarecimiento del pro-
climáticos que cita la autora son mayor- ceso de desarrollo regional y los datos de
mente circunstanciales, en tanto que datos esas investigaciones nos han permitido dis-
concretos y más al día , como los del glaciar cernir interpretaciones o identificaciones
Quelccaya, sugieren otra serie de sucesos en previas de ciertos restos como resultado de
cuanto a sequías y temporadas de mayor la conquista Wari . Por ejemplo, reconoce-
lluvia en la sierra y la costa, lo cual compli- mos que el surgimiento de asentamientos
ca una fácil correlación entre cambios cli- de tamaño y de probable complejidad ur-
máticos y la movilización y migración de banos tiene raíces profundas en la costa y
gente. Más bien, si uno acepta tal razona- que no fue algo impuesto por un imperio
miento , se podría argüir igualmente que fue Wari. También sabemos que varios centros,
la necesidad y no la sobreproducción la que como Manchan , en el valle de Casma , y Ca-
impulsó la formación de un Estado, dentro ja marquilla , en el del Rímac , antes identifi-
del contexto de movilización y migración cados como sitios planificados Wari . no lo
de serranos hacia la costa en busca de recur- son. No obstante, tampoco hay datos sufi-
sos alimenticios básicos. Además , dentro de cientes para argüir que esos centros urba-
la realidad andina no hay por qué esperar nos (por ejemplo, Pampa Grande, Caja mar-
que una posibilidad de aumentar la produc- quilla , Galindo , Viracochapampa , Jincamo-
ción en la costa se convierta en un incre- cco, Pikillaqta) son núcleos de comercio ,
mento de producción de verdad y que éste de especializac ión o que manifiestan deter-
necesariamente estimule un cambio de men- minada estructura sociopolítica o económi-
talidad de tendencia general de autosufi- ca. Dadas las investigaciones recientes sobre
ciencia o de producción para "consumo in- centros planificados incaicos, los cuales pa-
terno" a una de mercado, de maximización recen ser más ceremoniales que administra-
de ganancia , con consecuente movilización tivos o burocráticos, debemos hacer una
y migración de costeños hacia la sierra. En pausa antes de asumir algo definitivo sobre
ambos casos, carecemos de datos suficien- esos sitios.
tes para establecer la primacía de una hipó- En cuanto a la distribución de cerámica
tesis sobre la otra, aunque a mí me parece Wari o cerámica del estilo Wari , es cierto
menos probable que se establecieran colo- que hasta hace poco tuvimos la tendencia a
nos nasquenses en la sierra de Ayacucho o ver sólo la interrupción o reemplazo de es-
que negociantes costeños fueran en busca tilos locales, no apreciando los cambios es-
de un mercado serrano . tilísticos dentro del contexto regional e ig-
Efectivamente , hay varios problemas norando la amplia distribución o difusión
con nuestro modelo de Wari como Estado de cerámica de otras culturas y rasgos de las
imperial, pero no son suficientes como para mismas en cerámica de otras regiones. Se
rechazar su existencia en sí. Más bien nos ha demostrado que en varios lugares de la
obligan a cuestionar su ex tensión territo- costa los estilos cerámicos locales eviden-
rial , la naturaleza de su control y sus tratos cian una continuidad temática y estilística.
con otros Estados regionales, así como el Más bien, lo que falta en la mayoría de ta-
carácter de su organización. En sus críticas, les estudios, así como en el de Shady , es
Shady insiste en .:¡ue debemos prestar más una clara diferenciación entre cerámica ex-
atención al desar.ollo regional. En eso tiene portada fuera de su zona de fabricación, ce-
razón, pues por tratar de sustentar la pre- rámica encontrada en una zona que imita
sencia del Estado Wari desatendimos a las la cerámica de otra, rasgos de un estilo que
naciones regionales, sin la comprensión de están absorbidos en otro y, en todos los ca-
Dra. Shady sobre la complejidad cultural eran insuficientes y que se reforzaron con
de la fase tardía del Período Intermedio los análisis que paralelamente realizara
Temprano es significativa, pero no contra- Dorothy Menzel, quien llegó a las mismas
dice mi creen cia en un Huari fuerte. Su conclusiones y las fundamentó a partir de
preocupación por la heterogeneidad cultu- un examen de la dispersión de la cerámica.
ral durante el Horizonte Medio es impor- Lamentablemente, en el artículo de Sha-
tante, pero tampoco es contradictoria con dy no encontramos una sustentación con-
un Imperio Huari. Parece que, por analo- sistente de la hipótesis formulada , debido a
gías obvias, se ha demostrado que su deter- serias carencias de orden teórico, metodo-
minismo ambiental que excluye una capi- lógico , técnico y sobre todo de conocimien-
tal política en Ayacucho está errado . to del tema y de los materiales involucra-
Me parece que si continuamos el debate dos. Debido a que sería muy extenso co-
sobre si un Imperio Huari existió o no, nos mentar cada una de estas deficiencias, que
vemos impedidos de reconocer cuestiones se encuentran en todos los acápites de su
realmente importantes acerca de la natura- texto, me voy a referir solamente a algunas
leza de Huari y de las implicaciones de una de las más obvias.
heterogeneidad cultural durante el Horizon- En Jo teórico, aparte de un incorrecto
te Medio . Este debate tampoco nos permite manejo de categorías tales como " comer-
estudiar problemas importantes como si cio" o " interacción cultural", que se con-
ocurrió un cambio climático durante el funden con trueque o formas de intercam ·
Horizonte Medio y, en caso afirmativo, qué bios de productos, el aspecto más débil
efectos tuvo. Tengo la esperanza de que al está en su concepción de Jo que es el Esta
darnos cuenta de cómo las suposiciones do y, desde luego, de lo que entiende co-
erróneas nos han llevado a conclusiones mo imperio. Existe una gruesa confusión
equivocadas sobre el Horizonte Medio, la entre "Estado" y cultura o, Jo que es más
comunidad arqueológica unirá sus fuerzas grave aún, su identificación entre distribu-
para resolver los apasionantes problem·as en ción de estilos de cerámica con los límites
torno a Huari y el Horizonte Medio. de carácter político que genera un Estado.
Agradecimiento: Deseo expresar mi De allí se deriva que confunda un área de
agradecimiento a Lynda Spickard por leer expansión imperial con, por ejemplo, un
y comentar una versión preliminar de esta área de dispersión lingüística, habiendo lle-
nota . La responsabilidad por su contenido gado a proponer que no es posible consi-
final es, por supuesto, mía . derar a Wari como un imperio porque en su
Traducción de Sheila Camplon territorio se hablaban varias lenguas. Evi-
dentemente ignora que un imperio, precisa-
mente, se caracteriza por su condición mul-
tinacional y, por tanto, pluricultural. No
sirve, pues, como argumento, el que por
Luis Lumbreras ejemplo se encuentre pluralidad estilística
Instituto Andino de en un territorio imperial, aun cuando la
Estudios Arqueológicos unidad de determinados aspectos del arte
Apartado 14-0279 pueda expresar la existencia de un factor
Lima unificador de origen político, como Jo pen-
sáramos Menzel y Rowe y quien escribe
La hipótesis que formula Shady acerca estas líneas en la década del sesenta.
del Horizonte Medio es que en aquel tiempo De otro lado, la metodología de Shady
no hubo un imperio, sino varios Estados re- se apoya en criterios largamente superados
gionales independientes que mantenían una en los últimos veinte años; esto se expresa
fuerte interacción. en su renuencia a tratar la inferencia ar-
He leído con interés el artículo con la queológica a partir de la tendencia totali-
esperanza de encontrar una hipótesis alter- zadora a la que acuden hasta los más con-
nativa a aquella que formulamos en la dé- servadores arqueólogos contemporáneos
cada del sesenta con los datos y procedi- (dándole un peso significativo al examen
mientos de aquel entonces, que obviamente de los asentamientos y los mecanismos de
apropiación de los recursos de vida), retra- más notable de estas confusiones es la que
yendo el debate al discurso ceramográfico Shady tiene entre el estilo Chakipampa y la
de los sesenta, que agotó sus éxitos en la fase Nasca 9, a los que considera como "un
empiria cronológica y corológica. El inten- mismo estilo'', sin antes haberse percatado
to de discutir problemas con un compromi- que tienen diferencias notables de carácter
so metodológico más complejo, como la morfológico y decorativo, aun cuando un
determinación de entidades jurídico-políti ente unificador (religioso, político o de
cas o económicas, genera las inconsistencias cualquier orden) permitió varias correspon-
de un trabajo como el que comentamos y dencias en esos mismos aspectos. Lamenta-
que si bien fueron comprensibles en los co- blemente para su hipótesis, la dispersión de
mienzos del sesenta, resultan incompeten- Jos rasgos Chakipampa es muy extensa, en
tes para aproximarse a la contrastación de cambio la de Nasca 9 muy restringida. La
hipótesis que demandan pruebas de otra na- confusión aparece cuando no se los sabe
turaleza : obras públicas de naturaleza recu- diferenciar.
rrente, sistemas viales de cohesión interna, Shady, para el sustento de su hipótesis,
mediación de una voluntad política unifica- acude al examen de la "época 7 del Inter-
dora y conductora de proyectos de produc- medio Temprano'', que precede al "movi-
ción articulada y /o complementaria, meca- miento Huari", en donde encuentra una re-
nismos de intercambio regulado con entes gionalidad notable con indicios de interac-
primarios y secundarios de circulación, etc. ción regional. Eso es cierto, pero lo que no
Su punto de partida metodológica le ha im · examina es la ruptura simultánea que se
pedido encontrar ( o buscar) tales prue.bas produjo inmediatamente después en todas
en los abundantes trabajos que se han pro- estas culturas regionales, ruptura que
ducido en los últimos veinte años sobre el además tiene la característica de generar
tema y que superan largamente lo que Men- una tendencia unificadora en los patrones
zel o nosotros propusiéramos hace treinta económicos y sociales de áreas tan aleja-
años. das y disímiles como Cajamarca, Virú,
Desde el punto de vista técnico, sólo de- Santa, Húarmey, Callejón de Huaylas, Man-
bemos comentar que no hemos encontrado taro, Ayacucho, lea, Soras, Cusca y Cota-
un manejo adecuado del análisis estilístico huási, para sólo mencionar algunas de las
en el que basa su trabajo, de donde se deri- más documentadas. El sentido unificador
van serias deficiencias en el examen de la de esta ruptura, que se aprecia en la cerámi-
evidencia empírica. Estas deficiencias van ca polícroma ( de élite), así como en otras
desde confundir una fase cerámica como artesanías, es aún más notable en los cam-
Cajamarca 111 con una cultura, hasta afir- bios en la producción agropecuaria y los
mar que "la cerámica Cajamarca 111" se di- hábitos de consumo, en la intensificación y
fundió por toda el área central andina, sin desarrollo del riego, así como en otros as-
percatarse que sólo se distribuyeron algu- pectos de ingeniería de caminos, de cons-
nos elementos de la vajilla de este estilo y trucción civil y militar, sobre los que ahora
que -en todos los casos conocidos- siem ya hay bastantes datos publicados o en te-
pre están asociados con cerámica de algu- sis de peruanos y extranjeros.
nos de los polícromos estilos del Horizonte Finalmente, y lamentamos los proble-
Medio que caracterizan a lo que antigua- mas de espacio, debemos llamar la atención
mente se llamaba "tiahuanacoide ·'. Por cier- de la autora a su renuencia a informarse so-
to, esta debilidad está directamente relacio- bre la arqueología de Ayacucho; aparte del
nada con la carencia de un adecuado mane- . artículo de Paulsen, que cita pero no usa,
jo del principio de asociación . existen varios trabajos de arqueólogos de la
Más que de orden técnico, las deficien- Universidad de Huamanga que podría exa-
cias más notorias son las que se refieren a minar. Pero si éstos -como los míos- le re-
su conocimiento del tema y sobre todo de sultan banales e indignos de ser consulta-
los materiales oue introduce en el debate, dos, sería recomendable que acuda al menos
aun cuando pueden ser debilidades técnicas a la excelente tesis de Patricia Knobloch
también la confusión que tiene al identifi- ( 1983) sobre la cerámica Hu arpa encontra-
car determinados estilos de cerámica. La da en Wari. Creemos, para terminar, que
In: Investigations of the Andean Past. Cusca. Este refleja el régimen de lluvias,
Papers from the first Annual Northeast temperatura y las condiciones atmosféricas;
Conference on Andean Archaeology and los depósitos excavados por la capa de hielo
Ethnohistory, edited by Daniel H. Sand- reflejan la precipitación en la estación hú-
weiss. Latín American Studies Program: meda y la acumulación de polvo de la esta-
Corneil University. 1983. ción seca para los últimos 1500 años
TOPIC, John R. and TOPIC,Theresa Lange . (Thompson et al. 1984 ; 1985; 1986).
Huamachuco Archaeological Project: La desviación de las condiciones climá-
Preliminary Report on the Second Sea- ticas normales está ex presa da por ambos ci-
son. June-August 1982. Trent U niversi- clos de cambio : cortos y largos. El ejemplo
ty . Peterborough , Ontario, 1983. más dramático del último ciclo de cambio
es la "Edad de Hielo Corto", que duró del
Traducción de Sheila campion 1500 al 1720 d .n.e. e implicó crecientes
precipitaciones y un descenso de tempera-
tura en el Altiplano. Como estímulo poten-
Michael E. Moseley cial para el cambio cultural, las temperatu-
Dept. of Anthropo/ogy ras frías pudieron haber deprimido los lími-
Univ. of Florida tes elevados de la agricultura en la cordille-
1350 GPA ra y haber contribuido al abandono de la s
Gainesvil/e, FL 32611 tierras cultivables más elevadas. La pérdida
Estados Unidos similar de tierras no es de esperar en las ele-
vaciones bajas, aunque los cambios de alti-
Ruth Shady Salís demuestra que se re- tudes en los cultivos son una posibilidad .
quiere una múltiple hipótesis de trabajo Alternativamente , la mayor precipitación
para investigar el origen y la naturaleza de en las montañas y la gran descarga de los
los cambios regionales transcurridos duran- ríos pudieron haber beneficiado una agri-
te el Horizonte Medio. Una de las hipótesis cultura de irrigación en la costa. Los pri-
examinadas por la autora propone que el meros ciclos largos de cambio, ya sea com-
cambio del medio ambiente pudo haber si- parando duración o intensidad, no son evi-
do un estímulo para el cambio cultural. La den-tes en los núcleos de Quelccaya. Por eso
probabilidad de esta proposición es relativa los planteamientos de la arqueología de que
a la intensidad y al alcance geográfico del largos períodos de cambias climáticos han
estímulo ambiental. Existen grandes proba- contribuido a los cambios culturales duran-
bilidades de provocación de respuestas te el Horizonte Medio permanecen insusti-
adaptativas que podrían, teóricamente, re- tuibles.
sidir en el fenómeno natural que sincróni- El cambio más dramático del ciclo corto
camente ejerció una presión selectiva sobre está reflejado en los núcleos de hielo que es-
las poblaciones del altiplano y de las tierras tán asociados con los acontecimientos de ti-
bajas a lo largo de la cordillera, desde el po El Niño. Los sucesos de 1925-26 y 1982-
norte de Perú hasta el norte de Bolivia. 83 tienen, en magnitud y duración, un im-
Este criterio no es fácilmente aceptado pacto pan-andino y ejercen una influencia
para la presión selectiva de origen tectóni- negativa sobre los dos mayores centros de-
co , tales como las erupciones volcánicas y mográficos de la cordillera : en la forma de
acontecimientos sísmicos, porque su impac- inundaciones devastadoras a lo largo de la
to es generalmente regional antes que pan- costa y de sequía diezmante en la Cuenca
andino . Sin embargo, la presión selectiva del Titicaca y al sur del Altiplano. Los regis-
pan-andina es conocida en ciertos fenóme- tros de centros de hielo son raros, pero el
nos climáticos. El mejor registro detallado fenómeno de El Niño es recurrente, con du-
de las condicione~ climáticas del pasado en ración de media década o más. Estos son
la cordillera del <.¡ue disponen actualmente probablemente los estímulos para una res-
los arqueólogos na sido proporcionado por puesta de adaptación cultural.
largos centros ele hielo talado de los Glacia- Desafortunadamente, la correlación cru-
les de Quelccaya, localizados sobre la cima zada de los registros de los núcleos de hielo
de la montaña como a 450 kms. al sur de con los registros arqueológicos sigue sien-
Esta ha sido claramente definida por Bena- (Paulsen 1983 : 107). Todos estos factores
vides (1965, 1967, 1972) y Lumbreras hicieron posible la existencia de una base
( 1959, 1960, 1974), en diversos trabajos. económica que garantizó el desarrollo de
Benavides señala que, en un primer momen- una sociedad hasta entonces aldeana. Las
to, a finales del Formativo, este estilo se contradicciones irán agudizándose con la
asocia a vasijas con decoración incisa, labios aparición de los excedentes de la produc-
gruesos en forma de coma, y cerámica con ción. La influencia de la costa sur se hace
un engobe blanco y diseños geométricos; más notoria , estimulando una nueva forma
luego, en un segundo momento, está aso- de producción basada en la artesanía y el
ciado a varios grupos cerámicos, notándose comercio, lo que originó grandes cambios
claramente los diseños costeños en la cerá- en la región . Aldeas como Wari y Concho-
mica Warpa tricolor. pata van a ir adquiriendo cada vez más pres-
La cerámica Warpa cubre las actuales tigio y poder.
provincias de Huanta -donde hay la mayor Igualmente, en la primera época del Ho-
cantidad de sitios-, Huamanga y San Mi- rizonte Medio aparecen en Ayacucho ele-
guel, en Ayacucho, así como parte del de- mentos altiplánicos, que se reflejan tanto
partamento de Huancavelica (Acobamba, en la cerámica como en la arquitectura.
por ejemplo). Ello supone una densa ocu- Pero no hay que olvidar que estos elemen-
pación regional, que se inicia desde el For- tos tienen en la región rasgos propios, co-
mativo, período del que datan templos mo, por ejemplo, el Dios de los Báculos,
como los de Wishqana y Chupas, junto a que será elemento básico en la ideología
una serie de asentamientos aldeanos, como del Imperio Wari y se reflejará en todo él.
J argampata en Huamanga misma, que reci- La conjunción de estos elementos alti-
ben influencias de Chavín, Cupisnique y, plánicos con los de la costa sur permitió la
finalmente, Paracas. emergencia de un nuevo sistema de explo-
Estamos de acuerdo cuando se señala tación, que se basa en el desarrollo alcan-
que las sociedades de la costa sur ejercieron zado en la región de Ayacucho durante los
permanente influencia sobre el área de primeros milenios de nuestra era. En esta
Ayacucho, pero este proceso también se re- época, "los estilos de la cerámica Nasca de-
pite a la inversa. En la región de Acari (L. generan y hay elementos que parecen indi-
Valdez, com . pers. 1987), los sitios catalo- car subordinación" (Paulsen 1979: 12) ;
gados por los miembros del California Insti- esto se refleja también en la fuerte presen-
tute for Peruvian Studies sólo han sido cia de rasgos ayacuchanos en la costa sur,
ocupados hasta la época Nasca 3; luego se como, por ejemplo , las semejanzas de Nas-
nota claramente un proceso de abandono ca 9 con Chakipampa; esto se debe "a la
de esos sitios, ubicándose sólo cementerios influencia del estilo Chakipampa sobre el
con cerámica Nasca 6; finalmente, aparecen Nazca" (Menzel 1968: 20) y no al revés,
sitios con clara presencia Wari. Como bien como Shady señala.
señala P aulsen ( 1983 : 103-104), cuando di- La primera expansión de Wari, durante
ce que al final del Intermedio Temprano la la época del Horizonte Medio, se aprecia
gente de Warpa construyó colonias en di- claramente por la presencia de su cerámica
versos lugares estratégicos cerca del río en zonas tan alejadas como Moquegua y
Nasca. Ella propone la posibilidad de que Tacna. En Cerro Baúl, por ejemplo, hay
Huaca del Loro, Pacheco y Tres Palos pue- material Okros y Chakipampa, así como
dan estar relacionados a una expansión Qosqopa y Viñaque, que corresponden a las
Warpa, lo que en parte explica su fuerte afi- épocas 1 y 2 de Wari, respectivamente. En
nidad con los estilos cerámicos que Shady Tacna, Isabel Flores encontró un entierro
señala para esta zona. ''Huaca del Loro y con cerámica Wari.
otros sitios del Intermedio Temprano con En Andahuaylas, la presencia Wari ha
arquitectura serrana sugieren una incursión sido claramente establecida en la región pa-
de la sierra en u·ia o dos fases antes del Ho- ra el Horizonte Medio IB (Grossman 1983 :
rizonte Medio; esto quizás se puede relacio- 62).
nar con la aparición en este momento de En 1985, en la ejecución del Proyecto
elementos Nasca 7 en la cerámica Huarpa" Arqueológico Histórico Chincha-Pisco, rea-
South coast region of Perú. California por un solo gran imperio. Esencialmente,
Institute for Peruvian Studies. Sacra- estoy de acuerdo con todos estos puntos y,
mento, 1987. en particular, creo que un mayor énfasis
LUMBRERAS, Luis G. Las fundaciones de sobre las interacciones entre Estados con-
Huamanga, hacia una prehistoria de tribuirá a una mejor comprensión no sólo
Ayacucho. Editorial Nueva Educación. de la dinámica interregional, sino también
Lima, 1974. de la organización social y económica de
Estados individuales.
LUMBRERAS, Luis et al. "Cerro Baúl: un Tradicionalmente, el Período Interme-
enclave Wari en territorio Tiwanaku ", dio Temprano ha sido considerado como
Gaceta Arqueológica Andina, Vol. 1, una época de relativo aislamiento regional,
No. 2. Mayo 1982. si bien muchos estudios recientes (por ejem-
McEWAN, Gordon . "Investigaciones en la plo, Browman 1980, 1984; Paulsen 1983 ;
cuenca de Lucre, Cusca", Gaceta Ar- Shady l 981; Shady y Ruiz 1979) han re-
queológica Andina, III, 9: 12-15. Marzo, marcado las interacciones que pueden de-
1984. mostrarse entre Estados regionales. Shady
sintetiza mucho de esta información, seña-
PAULSEN, Allison. "Huaca del Loro Revi- lando una gran variedad de atributos, espe-
sited: The Nasca Huarpa Connection". cialmente de la cerámica, que demuestran
In: Investigations of the Andean Past. interacción. Lo que está ausente en esta
Papers from the First Annual Northeast síntesis es un análisis de los contextos en
Conference on Andean Archaeology and que estos atributos se encuentran; por su-
Ethnohistory. Daniel M. Sandweiss ed., puesto que la similitud entre el motivo
pp. 98-121. Cornell University. Ithaca, ''animal luna" del arte de Recuay y de Mo-
1983 . che indica interacción, así como la seme-
janza entre las ofrendas de Conchopata y
PINEDA, José. "El valle de Condebamba: de Pacheco, aunque en cada caso el tipo de
Cambios en los patrones de asentamien- interacción es ciertamente muy diferente.
to durante el Horizonte Medio" (ms.).- En el ejemplo que sigue, voy a limitar mis
WILLIAMS, C. y PINEDA, J. "Desde Aya- comentarios sólo a la región del norte del
cucho hasta Cajamarca: Formas arqui- Perú, que conozco mejor.
tectónicas con filiación Wari", Boletín Como lo señala Shady, durante el Perío-
de Lima, 7,40:55-61. Julio, 1985. do Intermedio Temprano las sociedades es-
taban caracterizadas por economías desa-
rrolladas, construcciones monumentales,
John R. Topic poblaciones crecientes y expansión territo-
Dept. of Anthropology rial. Los dos últimos factores, en particu-
Trent University lar, llevaron a un constantemente cambian-
Peterborough, Ont. te contexto de interacción, a medida que
Canadá K9J 7B8 sociedades más densamente pobladas cu-
brían toda el área. Nosotros (Topic y To-
En este artículo, Shady presenta una re- pie 1983) estudiamos Cruz Blanca, un sitio
interpretación de gran importancia del Ho- ubicado en los Chaupiyungas del valle de
rizonte Medio. Algunos de los puntos cla- Moche, que data del Gallinazo tardío (Mo-
ves que merecen discutirse son: que el Ho- che I y II). Este sitio estaba en la frontera
rizonte Medio se desarrolla de las interac- con la sociedad de Moche y reveló eviden-
ciones interregionales que tuvieron lugar a cias cerámicas de intensa interacción entre
fines del Período Intermedio Temprano; las áreas de Moche, Cajamarca y el Callejón
que Huari nunca logró el control político de Huaylas. Obviamente, el sitio funciona-
de la extensa área que tradicionalmente se ba como un nudo importante en una red de
atribuye al "Imr,erio Huari"; y que el Hori- intercambio interregional, pero parte de es-
zonte Medio debería verse como un tiempo ta función era también limitar la interac-
de intensa interacción entre Estados regio ción; es común encontrar fragmentos im-
nales en vez de como un período dominado portados en el sitio, pero es raro hallarlos
RESPUESTA
ca en el sur y en Huari mismo). Coinciden
en señalar la necesidad de más investigación
Ruth Shady Solís arqueológica y en que se ha asumido muy
Alberto Acosta 118 apriorísticamente la tesis del imperio .
Urb. Vista Alegre
La actitud de un segundo grupo es la de
Surco, Lima
quienes, como Isbell o Lumbreras, se han
En los documentos elaborados por los considerado los adalides de la tesis imperial
críticos observo cuatro actitudes: y se sienten afectados directamente. No es
En primer lugar, está la de aquellos que , la suya una actitud científica. Aureolán-
como Anders, Topic y Bauer, no obstante dose de autoridad intelectual, se cierran
sus dificultades para desprenderse del mo- dogmáticamente, en mayor o menor grado,
delo de imperio, asumido por ellos hasta en la defensa del modelo imperial, llegando
ahora, procuran evaluar el modelo de Huari a negar incluso la confiabilidad de los datos
como interacción de las sociedades en base arqueológicos para contrastar los modelos,
a la información arqueológica disponible. y, a falta de argumentos {pruebas o contra-
Reconocen la importancia de los Estados pruebas), derivan su frustración a agresio-
regionales en el Horizonte Medio y llegan a nes verbales.
utilizar el término Huari con más cautela: La actitud de Pozzi-Escot se basa en el
Anders se refiere a Estado Huari más que a dogma · del maestro, "magíster dixit"; no
imperio y sugiere reducción territorial; evalúa las evidencias y se limita a repetir
Topic restringe el ámbito del "Estado Hua- aseveraciones sin fundamento. A ella le re-
ri" a la sierra cen~ral y sur, dejando fuera la comiendo estudiar cuáles son los estilos de
costa y la sierrr. norte; y Bauer usa Huari diversas procedencias que equívocamente
sin adjetivo y t:imbién indica que no se ex- se reducen a la denominación de "estilos
plica el modelo del imperio Huari en la cos- Huari" para que sus comparaciones sean
ta y sierra norte (aunque tampoco lo expli- precisas. No sé a cuál de los varios "estilos
Huari", de procedencias distintas, se refie- nales, se tiene una serie de Estados regiona-
re cuando menciona la presencia Huari en les enlazados entre sí por redes de inter-
Moquegua, Tacna y Andahuaylas. cambio que ejercen control sobre sus áreas
Finalmente, está el oportunismo de Ra- propias.
miro Matos, quien, no entendiendo siquie- Al margen de que yo tenga o no la ver-
ra los problemas planteados en el ártículo, dad, he subrayado que en el actual estado
hace disquisiciones banales y aprovecha el de la investigación arqueológica no se pue-
espacio para ataques personales. de aceptar el modelo imperial como la úni-
A continuación comento los temas que ca explicación posible al proceso ocurrido
encuentro como preocupación común en la en el Horizonte Medio. Si con el plantea-
contrastación de las hipótesis. miento de la existencia de prósperos y ex-
pansivos desarrollos sociopolíticos regiona-
LA EVIDENCIA ARQUEOLOGICA Y les, y del intercambio que éstos sostuvie-
LOS MODELOS ron, puede explicarse bien las característi-
cas del proceso y la comunidad de ciertos
Como bien reconoce Anders, en el trata- rasgos culturales, especialmente alfareros y
miento de los problemas del Horizonte Me- arquitectónicos, no veo la razón para pos-
dio se ha venido utilizando el modelo del tular un imperio cuya existencia, por lo
imperio Huari como si fuera una tesis sufi- demás, dejan sin sustento sus propios soste-
cientemente verificada, cuando la realidad nedores lsbell y Lumbreras al cuestionar la
muestra lo contrario: fuerte carencia de validez de las evidencias arqueológicas.
datos y manejo incorrecto de los existentes. Más aún, si no fuera posible probar la
Con la misma información actual se pue- existencia de un imperio por otras fuentes
de plantear varias hipótesis alternativas, y que no fuesen las escritas (como dice
eso es lo que he pretendido mostrar con el Anders -en afirmación que no comparto-:
modelo elaborado y presentado explícita- "sabemos por documentación histórica que
mente por mí en 1982, en el artículo sobre existió un Estado conquistador inca, pero
Nievería y el Horizonte Medio (Shady hay poca evidencia de tal naturaleza en gran
1982); esto es, antes y no a raíz de los in- parte de sus provincias; y puede ser que las
formes de los Tapie, como Bauer indica. evidencias del Estado Huari resultasen igual-
"Las dos únicas hipótesis diametralmente mente escasas"), dediquémonos, entonces,
opuestas", que están en la cabeza de lsbell a precisar cuáles manifestaciones presenta-
y que él me adjudica entrecomillando inco- ban las diversas regiones y qué grado de de-
rrecta y tramposamente los enunciados, no sarrollo habían .alcanzado antes y durante
han sido expuestas de ese modo por mí. el Horizonte Medio, y abandonemos un
Nunca supuse la existencia de sociedades modelo que sólo sustentaríamos mediante
estanco ni sostuve que Huari no contribu- un "acto de fe".
yera en nada a la cultura andina. Huari, pa- El modelo.de la importancia de varias na-
ra mí, expresa una época de intensificación
ciones y· Estados regionales y de su interac-
de contactos e intercambios en múltiples
ción hace un llamado a la realización de in-
direcciones; y esta interacción y transmi- vestigaciones regionales, es más productivo;
sión de experiencias contribuyeron al avan-
ce de la cultura andina. el de imperio presenta un esquema reduc-
Bauer es explícito al señalar: aunque los cionista, esterilizan te, más simplista y ries-
dos modelos, el de Isbell y el mío, son con- goso para la investigación. El recuento que
ceptualmente diferentes, arqueológicamen- hace Isbell de los investigadores que plan-
te son muy similares: en lugar de un impe- tearon la existencia del imperio no hace
rio que distribuye bienes y controla los sino mostrar cómo este modelo fue reutili-
Andes a través de una serie de centros regio- zado a través de cuatro décadas por sucesi-
vos investigadores sin que cuestionaran su zas foráneas, si los hubiera, para evaluar
validez. Por decenios y hasta el presente, sus respectivas proporciones y determi-
toda alfarería policromada hallada en luga- nar los eventuales cambios estilísticos.
res distantes ha sido interpretada como tes- Es interesante el caso ejemplificado por
timonio de la presencia del imperio Huari, Azángaro, uno de los pocos sitios que
sin preguntarse siquiera a cuál de los estilos presenta esta clase de información, estu-
Huari pertenecía. Así tenemos los hallazgos diado por Anders. Ubicado al norte de
más recientes de Moquegua, donde, en base Ayacucho, en el valle de Huanta, a esca-
a unos tiestos "Huari", se concluyó que el sos 15 km . de Huari, y siendo un centro
sitio Cerro Baúl representaba una intrusión urbano de considerable importancia,
militar del "imperio Huari". Poco tiempo Azángaro '.'tiene sorprendentemente po-
después se ha informado de la existencia de ca cantidad de la alfarería Huari fina y de
numerosa fragmentería Tiahuanaco en el prestigio". El estilo local, Huamanga, re-
mismo sitio de Cerro Baúl, así como de ce- presenta el 950/0 de la muestra y la "al-
menterios y hasta de una ciudad de innega- farería Huari" el l .lo/o (Anders 1987 :
ble filiación cultural tiahuanaquense. 2); y hay en ese lugar "imitaciones de
Con el esquema imperial se corre tam- formas y decoración no Huari, principal-
bién el riesgo de caer en la actitud de Mc- mente de Huancayo, sierra norte, costa
Ewan, quien, por aceptar a priori el modelo nor-céntral, costa y sierra sur "(Anders
del imperio y por querer rodearlo de total 1987:7). Su misma arquitectura irregular
confiabilidad, no aporta pruebas, pero afir- muestra diferencias con la de Huari.
ma rotundamente, sin las reservas ni las ob- También de particular interés sería co-
jeciones de Anders, Topic o Bauer, que nocer datos del estilo local del Cusco an-
"hay gran cantidad de evidencias para sus- tes y durante el Horizonte Medio. No sa-
tentar el gobierno centralizado de Huari, de biendo siquiera de estos rasgos ni de la
carácter imperial". organización sociopolítica regional pre-
via, ¿cómo podemos interpretar Pikillaq-
ARGUMENTOS PRO-IMPERIO Y ta únicamente por factores externos,
CONTRAPRUEBAS como ha pretendido McEwan? Esta si-
Don son los argumentos principales que tuación vuelve a cuestionar el poder o
esgrimen los defensores de un Huari impe- control del Estado Huari en la época 2
rial: la distribución de "cérámica Huari" y del Horizonte Medio, época en la que se
la existencia de centros planificados, arqui- planteó que el Estado imperial había si-
tectónicamente similares. do reorganizado y presentaba mayor he-
Un marcado error ha sido, como he se- gemonía y expansión en los Andes. Si
ñalado, identificar globalmente como de es- así hubiera sido, ¿cómo pudo escapar a
tilo "Huari" a cerámicas policromadas más tal dominación un lugar tan cercano co-
o menos contemporáneas halladas en diver- mo Azángaro y cómo se espera, sin em-
sos lugares de los Andes centrales, descui- bargo, un control sobre centros o socie-
dando: dades tan alejados como Piura o Caja-
1. distinguir de cuál de los estilos específi- marca? Además, justamente para la épo-
cos se trata: Nasca 9, Chakipampa, ca 2 se ha señalado que Pachacámac ha-
Ocros, de la 'época 1; o Conchopata, Pa- bía alcanzado gran prestigio y que éste
checo; o Viñaque, Atareo y Pachacámac rivalizaba con el de Huari.
de la época 2, cada uno proveniente de 3. el prestigio que, simultáneamente con
zonas que r.o son exclusivamente de los llamados "Huari", alcanzaron otros
Ayacucho mismo. estilos regionales no ayacuchanos, caso
2. los estilos locales coetáneos con esas pie- Cajamarca cursivo floral o Nievería, que
única consecuencia , ni por qué tal proceso teriales serán para el arqueólogo las únicas
hubiese sido exclusivo a Ayacucho , de don- que, en ausencia de fuentes escritas, proba-
de el naciente imperio habría avanzado a rán la real existencia de dicho imperio cuan-
controlar al resto de las sociedades andinas. do éste se haya extinguido.
Ante esto, sí estamos frente a la expresión .El imperio Inca en su expansión ha deja-
de un difusionismo extremo, lindante en el do innegables huellas materiales, que la
creacionismo: un buen día se dieron en arqueología reconoce desde el noroeste
Huari por revelación las ideas de Estado , argentino hasta el Ecuador, principalmente
Ciudad e Imperio, y los ejércitos ayacucha- en arquitectura y alfarería. Obviamente , no
nos partieron en misión civilizadora hacia pudo evitar las expresiones propias de las
los cuatro puntos cardinales. diversas naciones sojuzgadas, pero ninguna
de éstas logró ya ganar prestigio interregio-
NACIONALIDADES - nal en su beneficio como hasta entonces.
HETEROGENEIDAD CULTURAL Incluso un centro religioso importante co-
mo Pachacámac, si bien continuó funcio-
Isbell me atribuye sus defectos de lógica nando y atrayendo feligreses de su antigua
y, como he mencionado , pone entre comi- área de influencia , pasó a estar controlado
llas párrafos o frases que me adjudica . No por el Estado Inca, que instaló allí sus insti-
he expresado ni pensado que una organiza- tuciones imperiales, sacerdotes y funciona-
ción imperial implicase una sola cultura en rios , en el templo del sol, mamaconas, etc.
todo su ámbito de dominio . Se equivocan y dejó muestras de su arquitectura y su al-
Isbell y Lumbreras cuando suponen que al farería, entre otras huellas, al lado de las
referirme yo a la heterogeneidad cultural expresiones culturales locales con o sin in-
del Horizonte Medio , implícitamente en- · fluencia Inca .
tiendo homogeneidad en un imperio. La situación en el Horizonte Medio es
La configuración de las diversas naciona-
diferente. En la época 1B de la supuesta
lidades tiene en el Perú una larga data. Em- primera expansión del imperio, los estilos
piezan a expresarse durante el período For- alfareros regionales no sólo conservan su
mativo Medio (unos 1200 a 900 a. de C.) y prestigio, sino que muestran amplia distri-
alcanzan diversas manifestaciones cultura- bución interregional y en varias direcciones,
les y polítiéas con la definición del Estádo no a partir de un único centro: Nievería en
y las clases sociales (aprox . 200 a. de C. - Paramonga, Huaura y la sierra de Lima; Nas-
200 d. de C.). La formación de centros ce- ca 9 en Lima, Huaura, Chachapoyas; Mo-
remoniales de prestigio a nivel regional o che en Supe y Lima; o Cajamarca en Cha-
interregional, de esferas de interacción a di- chapoyas, Huaura, Lima, Ayapata (Huan-
ferente escala o de Estados expansivos, in- cavelica), Huari (Ayacucho) y Sicuani (Cus-
cluido el imperio Incaico, no logró hacer co ). En la época 2R, para la cual se ha plan-
desaparecer a estas nacionalidades, mayor- teado la mayor expansión imperial después
mente identificadas por variadas expresio- de un "período de reorganización", se re-
nes culturales. conoce, sin embargo, el gran prestigio de
Un Estado imperial no conlleva, pues, dos centros costeños, el de Pachacámac y el
homogeneidad. Incorpora a otras naciones de Moche , y se observa una fuerte presencia
y es por tanto multinacional y plurilingüe. de rasgos tiahuanaquenses, mayormente de
Pero, a la par, debe poder encontrarse cier- imágenes religiosas que son incorporadas en
ta unidad en la diversidad, cierta impronta los estilos locales. Los estilos costeños de
común un poco por todas partes dentro del Atareo ( costa sur), Pachacámac y Viñaque
territorio imperial consolidado; unidad en de Supe alcanzan gran distribución: Pie~_as
la diversidad que irá acrecentándose cuan- de estilo Moche muestran una combmac1on
to dure el imperio y cuyas expresiones ma- híbrida de formas Atareo y decoración pu-
ficar a las sociedades andinas, y de ellas mu- nos en el interior de los valles costeños y en
cho menos a las costeñas, de autosuficien- la sierra, en la época 2 este eje se traslada a
tes. Desde que las sociedades dispusieron la costa, se modifican las redes de contacto
de excedentes por el desarrollo de sus fuer- y quiebran los centros hasta entonces esta-
zas productivas, estuvieron en condiciones blecidos, a favor del crecimiento de nuevos
de realizar intercambios. Dejemos ya de la- centros costeños, como Pachacámac.
do ciertos modelos difundidos por algunos Estamos de acuerdo con Topic en que
etnohistoriadores, como el de la existencia los centros serranos participaron activamen-
de sociedades que se autoabastecían a tra- te en el intercambio, pero no sólo entre sí,
vés de la movilización de colonias a territo- sino también con los que se desarrollaron
rios diferentes para la explotación de recur- en las otras áreas geográficas desde la parte
sos que no producía su hábitat. Las socie- tardía del período Intermedio Temprano y
dades andinas tuvieron una organización la época I del Horizonte Medio. En su de-
política y económica diferente a la caracte- caimiento, además de los trastornos econó-
rizada por la reciprocidad y redistribución. micos señalados, Torero ha sugerido el fac-
Desde al menos los principios de nuestra tor de intercambio desigual , que benefició
era, las diversas naciones establecían rela- a las sociedades costeñas y empobreció a las
ciones de intercambio para proveerse de los sociedades de la mayor parte de las cuencas
bienes requeridos . Como en toda sociedad interandinas .
con clases, el comercio fue controlado por Si mi perspectiva de análisis del proceso
la clase dominante y ejercido en su benefi- estuviera centrada en la costa, como cree
cio. percibir Topic, no habría hablado de con-
En los datos históricos publicados sobre tactos multidireccionales ni destacado el
las sociedades costeñas del siglo XVI se pue- importante rol de Cajamarca. Creo, sin em-
bargo, que el desarrollo económico de las
de apreciar una marcada división del traba- sociedades costeñas derivó hacia ellas los
jo y la existencia de especialistas en varia- beneficios del intercambio. De allí que se
dos oficios, entre los cuales destaca, de mo- comprenda .las acciones que hizo posterior-
do recurrente , el comerciante o mercader, mente el Estado Inca para controlar el co-
que no poseía tierras ni pescaba y cuyo ofi- mercio. Al decir que el eje de intercambio
cio era comprar y vender "como es uso y se trasladó a la costa en la época 2, no so-
costumbre entre los indios" (Shady 1982: brevaloro a las sociedades costeñas, sino
57). describo tal situación, que arqueológica-
Cuando me referí a la importancia del in- mente constato.
tercambio, lo hice considerando el contexto
y los cambios que se producen en la econo- IMPORTANCIA DEL INTERCAMBIO
mía de las poblaciones. Por eso indico que
los centros de comercio no son estáticos,si- El intercambio, primero conducido a
no que mudan de lugar según donde se en- través de las élites sacerdotales (centros
cuentren los polos de desarrollo (utilizo es- ceremoniales del Formativo) y luego direc-
ta categoría socioeconómica porque se ajus- tamente por la clase dominante cuando se
ta conceptualmente al fenómeno estudiado , definen el sistema estatal y las clases socia-
del mismo modo que uso categorías como les a principios de nuestra era, llega al Ho-
Estado, clases sociales, imperio, etc .). Co- rizonte Medio con una larga tradición .
mo he referido, mientras en los períodos Los Horizontes Temprano y Medio
Intermedio Temmano y época 1 del Hori- muestran una amplia interacción y la con-
zonte Medio era importante el eje de inter- siguiente generalización de ciertos rasgos
cambios costa/~ierra/selva y los centros de sobre la mayor parte del territorio de los
comercio se ut.icaron en los nudos de cami- Andes Centrales. Pero solamente al Hori-
necesarios para saber si todas las estructuras una ciudad artificial que respondió a las re-
que allí aparecen corresponden al Horizonte laciones de comercio; cambiada la dirección
Medio) y señala que los edificios de Huari de éste, dejó de funcionar .
son anteriores a los establecimientos planifi- Las características descritas para Ayacu-
cados encontrados en otras partes, preten- cho como zona de pocos recursos agrícolas,
diendo ignorar ciudades como Marcahuama- de un alto porcentaje de terreno no apto
chuco, del Intermedio Temprano. para el cultivo, no generadora de una pro-
Con similar dogmatismo, Lumbreras ase- ducción significativamente ex ce dentaria ,
vera: "antes de Wari no parece que hubie- con constante problema de abastecimiento
ran ciudades en el Perú" (Lumbreras 1982 : de agua y con frecuentes años de sequía, no
58). Pero ni uno ni otro arguyen pruebas son válidas para toda la sierra y no es, por
para mostrar que hubiera en Huari una ciu- supuesto, el caso de Cusco , que compara
dad en el período Intermedio Temprano. lsbell. Este valle y los de Vilcanota, Uru-
Los restos arquitectónicos identificados en bamba, Anta y Paucartambo tienen tierras
el único corte estratigráfico analizado por de cultivo productivas y sus punas son de
Knobloch, no son suficientes para inferir el alto pastoreo .
tamaño y características del establecimien- De otro lado , Isbell no puede equiparar
to en Huari durante el período Intermedio la relación Huari-Nasca con la de Roma-
Temprano ; y el sitio de Ñawinpukyo , pre- Grecia. Roma tuvo uno de los territorios
sentado por Lumbreras como ,exponente más productivos del Mediterráneo y mucho
del urbanismo pre-Huari, tiene componen- más que el de Grecia misma. La península
tes pertenecientes al Horizonte Medio. El Itálica posee tierras apropiadas para la agri-
mismo Isbell ha reconocido que "la falta de cultura y el pastoreo; está defendida por
indicadores fundamentales, como instala- los Alpes y su ubicación es excelente para
ciones para las actividades burocráticas, sis- los contactos por mar y ríos. Por otra par-
temas de registro de información y sistemas te, cuando Roma se helenizó hacia el siglo
jerarquizados de asentamientos a nivel re- lII a. de C., ya tenía una or~nización esta-
gional, sugiere la ausencia de un gobierno tal y una clase dominante enriquecida , que
estatal en Ayacucho durante el Período In- pudo complacerse en imitar a la cultura
termedio Temprano" (lsbell 1985 :64) . prestigiosa de Grecia. ·
La falta de estudios respecto a la arqui- Sin pruebas para reforzar un imperio
tectura de Huari se hace notoria en las con- ayacuchano , se pretende utilizar rasgos dis-
tradicciones presentadas por los dos princi- tintivos de los imperios Inca y Romano , al
pales defensores del modelo de imperio. margen de las diferentes realidades geográ-
Mientras Isbell menciona a Huari como ex- ficas e históricas. Pero nuevamente pregun-
ponente más antiguo de los establecimien- to: ¿cuáles son los rasgos distintivos del
tos planificados encontrados en otras par- supuesto imperio ayacuchano y éwHs.s los
tes, Lumbreras indica que "no es una ciu- datos del previo surgimiento de sociedades
dad ordenada ( ... ), fue construida sin obe- de clase y del Estado allí?
decer a un plan previo, como consecuencia Como muestra Knobloch, la cultura
de las necesidades económicas, sociales o Huarpa de Ayacucho estaba nasquizándo-
políticas y no como consecuencia de un se desde las fases Nasca 5 y 6 del período
orden planificador" (Lumbreras 1982:57). Intermedio Temprano, influencia costeña
No surge un Fstado si no hay posibili- que se acentuó en las épocas 7 y 8, al pun-
dad de acumulación. En mi artículo expre- to de producirse en Ayacucho los estilos
sé que en la hist,Jria pre-Huari de Ayacucho nascoides de Pongora, Totora y Tinajera .
no encontraba condiciones que explicaran Hasta ese tiempo, de acuerdo a Isbell , pre-
el desarrollo local de una ciudad. Huari fue valecía en Ayacucho una organización de
construida sobre base local, es que existió circulación". Estos dos últimos fenómenos
un nivel de sociedad· estatal con gente habi- pueden efectivamente ser hallados en traba-
tuada a tributar y con bastantes bienes que jos producidos en los últimos veinte años,
tributar . como dice Lumbreras, pero están referidos
En cualquier caso, no soy responsable al imperio Inca; no hay fundamento algu-
de la falta de investigación , ni que se haya no para , forzando los datos, retrotraerlos
visto Pikillaqta con ojos foráneos, sin inte- al Horizonte Medio. Por lo expuesto en mi
rés por el estudio regional. artículo , resulta obvio que la cerámica no
es el único indicador que he utilizado para
MISCELANEA relevar la interacción y el intercambio entre
sociedades; igualmente recurro a la eviden-
1. Finalmente, debo confesar que empecé
cia arquitectónica y la distribución de len-
leyendo con curiosidad los comentarios
guas . La alfarería , no obstante, es uno de
de Lumbreras , en la creencia que por fin
los indicadores más importantes que expre-
había logrado plasmar con datos arqueoló-
san el orden temporal de los cambios , la co-
gicos argumentos que avalaran su adhesión
municación y el intercambio cultural. Sata-
a la tesis del imperio Huari , tal como vinie-
nizar su uso para estudiar la historia es pri-
ra anunciándome desde la publicación de
varse de uno de los exponentes materiales
mi trabajo sobre Nievería y el Horizonte
más duraderos y expresivos del quehacer de
Medio en 1982. Pero una vez más, nada.
los pueblos. Se debe ser científico y siste-
Aparte el mea culpa respecto de los plantea- mático, emitir explicaciones en base a datos
mientos que sostuvo en los años sesenta, su y su análisis; lo contrario conduce a posi-
actitud ahora - herido en su imperial pater- ciones idealistas o a la elaboración de mera s
nidad- se agota en atribuirme los que han
historietas fantásticas.
sido sus errores teóricos , metodológicos y De todos modos, observo que Lumbreras
técnicos, pero sin aportar , más allá de sus
está adoptando sobre la cuestión Huari un a
protestas verbales, las pruebas que refuten
posición más matizada, que se percibe , por
o debiliten las mías y que refuercen el mo-
delo imperial. Todo es cuestión de fe: "se ejemplo , cuando al comparar Chakipampa
trataba de un poderoso estado pan-peruano con Nasca 9 dice: "aun cuando un ente uni-
que existió más allá de las referencias docu- ficador (religioso, político o de cualquier
mentales de cualquier tipo, más allá de la orden - el comercio por ejemplo- ) permi-
tradición oral", amén (Lumbreras 1982: tió varias correspondencias .. ."
11). Como en su crítica Lumbreras no da
Es injustificable que, al no poder presen- pruebas ni contrapruebas, he acudido a dos
tar datos arqueológicos que no sean expli- de sus publicaciones recientes sobre el Ho-
cados igualmente con el otro modelo, le rizonte Medio para extraer algunos párrafos
niegue validez al objeto de estudio de la como muestra de sus incoherencias , errores
arqueología, a la cultura material, para la y razonamientos circulares:
evaluación del proceso en el Horizonte Me- "Los indicadores arqueológicos de Wari
dio y se refiera a la búsqueda de pruebas se encuentran esparcidos a lo largo de
que no son verificables por los arqueólogos, casi toda la costa peruana .. ." (Lumbre-
como: "mediación de una voluntad políti- ras 1982:21). No señala cuáles son estos
ca unificadora y conductora de proyectos indicadores y se refiere justamente a una
de producción articulada y/o complemen- región donde las evidencias indican lo
taria"; o que no han sido verificadas hasta contrario.
hoy, como : " ~istemas viales de cohesión "Hubo un centro de distribución que de-
interna y mecanismos de intercambio regu- be presentar como característica básica
lado con entes primarios y secundarios de ser una zona con una historia que justifi-