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C LEIDO
VIAJES ETNOLOGÍA CIENCIA ARTE LITERATURA L I B R O S E X P O S I C I O N E S

Tatuajes,
deformaciones
y mutilaciones
en honor
a los dioses
LOS MAYAS UTILIZARON SU
CUERPO PARA MOSTRAR SU
ADHESIÓN A UNA COMUNIDAD.
UNA MUESTRA EN PARÍS DESCUBRE
SUS ÍNTIMAS COSTUMBRES

MARIO ALBERTO SÁNCHEZ AGUILERA

UNIVERSIDAD NACIONAL
AUTÓNOMA DE MÉXICO.

E l cuerpo es, desde los tiempos más re-

motos de la Humanidad, el lienzo sobre
el cual se han puesto de manifiesto infini-
dad de costumbres, rangos y aun identi-
dades. Ha sido, y sigue siendo hasta nues-
tros días, el medio por el cual se distin-
guen orígenes, razas, creencias, tradicio-
nes, etnias y nacionalidades. Asimismo,
aquellas personas que forman parte de
un mismo núcleo social se han servido de
sus cuerpos para marcar determinadas
LA REINA DE UXMAL.
Pieza de piedra diferencias a nivel social y religioso.
caliza que muestra Así lo fue para los mayas prehispánicos,
una serpiente con
las fauces
quienes en sus cuerpos mostraron su ad-
abiertas, de las herencia a determinado grupo social. Sabe-
que emerge un mos, gracias a las estelas, las inscripcio-
rostro ricamente
ataviado (con nes en los templos, las figurillas en cerá-
nueve círculos de mica, las máscaras de turquesa y de jade,
jade en la frente,
una perforación en los códices y los escritos de los misione-
el séptum y ros, en particular la Relación de las cosas
escarificaciones
en las mejillas
de Yucatán de Fray Diego de Landa, que los
similares al maíz). mayas practicaron diversas maneras de

LA AVENTURA DE LA

HISTORIA
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SC PIO
M U L T I M E D I A C I T A S
modificación corporal. Desde las técnicas
temporales e inofensivas al cuerpo, como
la pintura corporal y la aplicación de sellos,
hasta las sumamente dolorosas mu-
tilaciones y deformaciones. Ejem-
plo de estas fueron la escarifi-
cación, el tatuaje, la expansión
del lóbulo de las orejas y hasta
del labio, la deformación craneal
y la decoración dental.
Tenemos noticia, gracias a varias pie-
zas arqueológicas, de que los mayas so-
lían decorarse el cuerpo y el rostro según su
estatus y ocupación social. Los sacerdo-
tes, los gobernantes y los guerreros teñían
sus cuerpos con colorantes extraídos del
medio ambiente. Esta técnica, al igual
que la de la aplicación de sellos, no
suponía deformación corporal alguna
y mucho menos estaba acompañada
de dolorosos procedimientos. Los se-
llos, por su parte, consistían en mol-
des de piedra con motivos que evoca-
ban unas veces a la naturaleza y otras
a conceptos más abstractos. Todos
estos adornos corporales eran usados
por la gente durante las fiestas y los ri-
tos religiosos.
TATUAJE Y ESCARIFICACIÓN. Estas
dos técnicas fueron muy comunes en-
PANEL DEL AUTOSACRIFICIO DE PALENQUE (hacia 700 a.C).
tre los mayas. Los diversos vestigios
El líder K’inich Janaab’ Pakal ofrece un aguijón a su nieto.
arqueológicos, las crónicas y los códi-
ces atestiguan su frecuencia. Los jóvenes
guerreros comenzaban con uno o dos ta-
tuajes y conforme daban muerte a sus víc-
timas iban adquiriendo el derecho a por-
tar más tatuajes y escarificaciones. Sabe-
mos, por ejemplo, que las mujeres solo se
tatuaban de la cintura para arriba, con ex-
cepción de los senos.
Sobre el tatuaje, Fray Diego de Landa
dice: “Labrábanse los cuerpos, y en cuan-
to más, más valientes y bravos tenían, por-
que el labrarse era gran tormento que era
de esta manera: los oficiantes de ello la-
braban la parte que querían con tinta y des-
pués sajábanle delicadamente las
pinturas y así, con la sangre y la tin-
C O N C U R S O P R Ó X I M O N Ú M E R O M I H É R O E
ta, quedaban en el cuerpo las seña-
les”. Aunque también existieron ta-
tuajes en el rostro, la escarificación
fue más común en esta parte del
cuerpo, en particular desde el en-
trecejo hasta la punta de la nariz,
aunque las mejillas y la frente también sir-
vieron a tal práctica, como en la escultura
conocida como la Reina de Uxmal.
MÁSCARA FUNERARIA EXPANSIONES. La distensión o expansión,
DE CALAKMUL CON
tanto del lóbulo de las orejas como del labio
OREJERAS.
Recordatorio de un inferior y hasta del séptum de la nariz, fue
líder tras su muerte. muy común en toda Mesoamérica y acusa-
Museo Regional de
Campeche, México. ba el estatus de algún miembro de la socie-
dad. Los guerreros, sacerdotes y gobernan-
tes mayas portaban en el rostro gran-
des piezas de jade, ámbar, turquesas
y oro, entre otros materiales, en señal
de su poder político y religioso. Ade-
más de ser un símbolo de poder y es-
tatus, las perforaciones también se
efectuaban en honor a las divinida-
des, como un autosacrificio. Al res-
pecto, Fray Diego de Landa men-
ciona que “algunas veces se aguje-
reaban las mejillas, otras el labio de
abajo; otras se agujereaban las len-
guas, al soslayo, por los lados, y pa-
saban por los agujeros unas pajas
con grandísimo dolor”.
La arqueología ha aportado gran-
des evidencias acerca de la disten-
sión de los lóbulos de las orejas. Hoy sa-
MÁSCARA DE PAKAL. bemos que, aunque muchos personajes
Compuesta por 340 importantes usaban orejeras, estos orna-
teselas de jadeíta y
acompañada de mentos tenían diversos acabados y de-
dos orejeras con coraciones según su portador. Las oreje-
inscripciones.
ras del gran gobernante de Palenque, Ja-
naab’ Pakal, fueron elaboradas con jadeí-
ta y portan una inscripción que consta de
16 cartuchos. Su lectura revela que la ore-
jera izquierda porta el nombre de dos dio-
ses asociados al fuego del cielo (el Sol) y a
la neblina. Se trata de los dioses Chaahk y
Yopaat, con quienes se identificaba a Pakal.
La orejera derecha revela el nombre del per-
sonaje que tributó las ore-
jeras, el señor O’-Kan.
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LA AVENTURA DE LA
HISTORIA
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SCoPIO
ETNOLOGÍA
Ta t u a j e s ,
deformaciones y
mutilaciones
en honor
a los dioses
➳ larmente, en dos tipos de
DEFORMACIÓN CRANEAL.
Fue una práctica común
para todos los individuos
de la sociedad. Al parecer
no estaba ligada al sexo,
el estatus político o al
quehacer religioso. Sin em-
bargo, las técnicas estaban
bajo resguardo de las mu-
jeres; las parteras o las ma-
dres eran quienes aplica-
ban las tablillas a los ni-
ños desde los primeros
días de nacidos.
La manera en que lo
hacían nos la describe
de nuevo Fray Diego de
Landa: “A los cuatro o cin-
co días de nacida la criatu-
ra poníanla tendida en un
lecho pequeño, hecho de
varillas, y allí, boca abajo,
le ponían entre dos tabli-
llas la cabeza: la una en
el colodrillo y la otra en
la frente entre las cua-
les se le apretaban tan
reciamente y la tenían allí
padeciendo hasta que
acabados algunos días les
quedaba la cabeza llana
y enmoladada como la
usaban todos ellos. Era
tanta la molestia y el pe-
ligro de los pobres niños,
que algunos peligraban, y
el autor vio agujerarle a uno
la cabeza por detrás de las
orejas, y así debían hacer a
muchos”.
Esta descripción perte-
nece a uno de los dos tipos
de deformación craneal
que los mayas practica-
ron, la conocida como “tabular”. El otro tipo
fue la llamada “anular”, que consistía en
la aplicación de vendas, acompañadas al-
gunas veces de masajes, para crear formas
redondas con expansión superior. Esta cos-
tumbre se transmitió también a través de la
vía femenina, y existieron tantas variaciones
como grupos domésticos dentro de un mis-
mo espacio residencial urbano.
DECORACIÓN DENTAL. A diferencia de la
deformación craneal, que se hacía desde
los primeros días del nacimiento, la de-
coración de las piezas dentales se prac-
ticaba entre las personas adolescentes y
adultas. Consistía, particu-
FIGURA FEMENINA.
modificación: el limado de
Aristócrata del fin los dientes y la incrustación
del periodo clásico. de objetos extraños al cuer-
Presenta una
deformación po. Mientras el limado o re-
craneal anular y ducción dental (general-
sostiene un disco
con los cuatro mente de los bordes de los
puntos cardinales. incisivos) tuvo mayor po-
pularidad entre las muje-
res, la incrustación de pie-
dras semipreciosas como
la jadeíta, la pirita y la tur-
quesa fue más utilizada
por los varones, aunque
ambos sexos usaban tanto
la decoración como el li-
mado. Consta en la Rela-
ción de las cosas de Yu-
catán que además de la in-
dumentaria y adornos de
las mujeres era “costum-
bre aserrarse los dientes
dejándolos como dien-
tes de sierra y esto te-
nían por galantería y
hacían este oficio unas
viejas limándolos con
ciertas piedras y agua”.
Con respecto a la in-
crustación de piedras en
las piezas dentales, la ar-
queología ha descubierto
que se hacían perforacio-
nes circulares y se coloca-
ban dentro de ellas piedras
de diversos tipos que eran
fijadas a partir de un ce-
mento del que hasta aho-
ra sólo se conocen sus
componentes químicos,
mas no se ha logrado re-
producir dicho pegamen-
to. Debido a que las in-
crustaciones eran a nivel
superficial, es decir, que
LA AVENTURA DE LA
HISTORIA
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no perforaban la cavidad pulpar o el nervio,
las infecciones o la pérdida de la pieza den-
tal eran muy raras. Prueba de ello son la
gran cantidad de esqueletos que han llega-
do hasta nosotros y que conservan la to-
talidad de su dentadura, incluso con las in-
crustaciones.
Más allá de las posibles implicaciones es-
téticas y de su carácter social, el cuerpo fue,
para los mayas prehispánicos, un micro-
cosmos mediante el cual la geografía del
ser, las concepciones de persona y sustan-
cia de sí mismos con respecto a la socie-
dad, se ordenaban a partir de marcado-
res corporales que, además de dotar a la
persona de identidad, respondían a aspec-
tos ontológicos. Las modificaciones cor-
porales no sólo transformaban el cuerpo,
sino que lo dotaban de sustancia a nivel su-
til. Además de ser parte de las “ropas”
del cuerpo, las modificaciones encarnaban
conceptos que fueron de suma importan-
cia para los mayas: el valor y la audacia en-
tre los guerreros, la posición privilegiada en-
tre los gobernantes, el poder sobrenatural
entre los sacerdotes, la pertenencia al gru-
po entre los infantes, etcétera.
El nacimiento anunciaba la llegada de
una criatura a la tierra, sin embargo, los
diversos ritos y prácticas religiosas harían de
esa criatura un ser humano. Tal proceso lle-
gaba a ser posible gracias a los marca-
dores corporales que lo identificarían o lo
distanciarían con respecto a los demás
hombres de su sociedad: la deformación
cefálica durante los primeros días de na-
cido identificaban al niño como un miem-
bro más dentro de la sociedad; los tatua-
jes y las escarificaciones al regreso de una
batalla dotaban al joven de estatus y lo
diferenciaban de otros; la distensión del
lóbulo de las orejas advertían rango políti-
co o religioso; las incrustaciones y técni-
cas de limado dental durante la adoles-
cencia le darían cierta individualidad al in-
dividuo. En fin, toda una serie de modifi-
caciones a nivel físico que harían de él o
de ella un ser en armonía con lo sobre-
natural, con los dioses, con la sociedad y,
principalmente, consigo mismo. ■
J. BAUTISTA y F. SOLÓRZANO,
Alteraciones corporales en el México
prehispánico, en Revista de la
Universidad de Guadalajara, núm. 16,
Guadalajara, Jalisco, 1999, pp. 18-21.
V. TIESLER, La costumbre de la deformación
cefálica entre los antiguos mayas: aspectos
morfológicos y culturales. México, Instituto
Nacional de Antropología e Historia, 1998.
EXPOSICIÓN: Mayas, la revelación de un tiempo
sin fin. Museo Quai Branly de París, hasta el 8
de febrero de 2015. www.quaibranly.fr