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Facultad de Letras
Dios y la verdad. Se perdió el sentido de todo y lo que queda es la duda, la eterna duda. El
mundo es una escena trágica, vida y muerte están entrelazadas y la luz no es más que la
representación de un breve y fugitivo vivir, la muerte cosecha cada vez que las manecillas
del reloj avanzan. La acedia, producto del fugaz paso del tiempo, invadió el espacio de las
letras y de la reflexión y empujó el alma hacia la negación de esta (trágica) realidad e incluso
el amor comienza a ser entendido como represión, castigo y pasiones contenidas. Estímulo
de muerte.
Así es como Fernando Rodríguez de la Flor describe su visión del barroco en Era
la época.
Luis de Góngora, nacido en Córdoba en 1561, es uno de los poetas más reconocidos
del barroco español, su obra es representación pura de este imaginario generado por este
estado o espacio de melancolía del momento, como también de la crisis. Dentro de ella, en
sus sonetos, es posible encontrar temáticas aferradas al paso del tiempo, el desamor, los celos,
el desengaño, entre otras. Todos ellos están plagados de figuras que son producto y causa a
Este trabajo se concentra en dos sonetos específicos de Góngora, titulados: A los celos
y A una rosa. En ellos, es posible identificar dos figuras y/o imaginarios potentes del barroco
En este sentido, se sostiene que, en los poemas ya mencionados, las figuras, como son
propuestas, del tiempo y los celos son imaginarios propios del contexto barroco que describe
De la Flor en su libro Era melancólica: figuras del imaginario barroco. Para corroborar esta
hipótesis, se analizarán cinco capítulos del texto de Rodríguez de la Flor: “Breve luz”,
relación con los poemas de Góngora para así validar en ellos que las figuras propuestas en
Esta hipótesis se presenta como una posible guía para identificar representaciones,
de Góngora.
en el periodo como “metáfora ideal de esa precariedad humana cuyo fantasma obsesiona al
periodo” (R. de la Flor 151). En este capítulo se le otorga a la luz una interpretación
relacionada con la inestabilidad que presenta en este espacio oscuro, que la mantiene
amenazada por la sombra: “La luz barroca, siempre filtrada y controlada en los espacios
arquitectónicos, lo que revela con patencia inusitada es, en verdad, el reinado majestuoso,
más allá de su órbita, de una sombra, sentida siempre como una grave amenaza” (R. de la
Flor 152). Por una parte, en el poema A los celos, es posible identificar a estos como una
“niebla”, la cual hace referencia a esta sombra barroca que amenaza la luz y no permite ver
con claridad, que está amenazando en este caso a la luz del amor dentro del oscuro contexto.
Por otra parte, el poema A una rosa, parte con el verso “Ayer naciste y morirás mañana”
(Góngora 1), el cual se relaciona con la idea de que esta luz, al estar en constante amenaza,
es fugaz y/o breve, tal cual como la vida amenazada por el tiempo en esta “metáfora de la
legitimadora” (R. de la Flor 226) que posee la época. Se hace presente entonces, el territorio
torturante” (R. de la Flor 227) y la vida se muestra “en su máxima inestabilidad, y aparece
asediada por los fantasmas lúgubres del infierno y de la condensación” (R. de la Flor 228),
por tanto el escrupuloso “termina escondiéndose en la tierra por temor” (R. de la Flor 230),
un temor a un juicio final y/o a un Dios que castigue y el escrúpulo se convierte en un “arma
demoniaca concebida para extraviar definitivamente al hombre” (R. de la Flor 235) en las
debido al fugaz paso del tiempo, el cual es inevitable y hace al hombre incluso dudar de la
necesidad de vivir y de la existencia misma. Esto se refleja en los versos: “Para tan breve ser
¿Quién te dio vida? / ¿Para vivir tan poco estás lucida, / y para no ser nada estás lozana?”
eternización de la duda encontrar que los celos son un resultado de ella, los celos son duda
del amor, y el escrúpulo lo hace perderse en este sentimiento negativo que está oculto en la
misma persona, como se puede interpretar en los versos: “¡Oh ponzoñoza víbora escondida /
de leer el mundo en el barroco bajo la idea de lo vivido como perdido y de que los otros
‘mundos’ que circundan al mundo serán siempre mejores que este (R. de la Flor 179). Es por
esto que “se invierte de una manera que es dramática la dirección y el sentido de lo que es
vivir” (R. de la Flor 179). Así, todo en el barroco es visto desde la mirada del pesimismo,
182). En este sentido en el poema A los celos, es posible ver en los versos: “Oh entre el néctar
de Amor mortal veneno / que en vaso de cristal quitas la vida” (Góngora 5-6) que dan cuenta
de esta inversión y de la ruina inminente, por un lado, se habla del néctar del amor y de un
vaso de cristal, simbolizando elementos que relacionan al amor con la pasión, la delicadeza,
pero, por otro lado, a lo que se relaciona esos elementos es a la muerte. Respecto a esto
muerte y a una caducidad muy clara en los conocidos versos: “Dilata tu nacer para tu vida /
que anticipas tu ser para tu muerte” (Góngora 13-14) en que se intenta, además, prevenir de
este mundo, quedarse lo más posible en el ‘otro’ que siempre será mejor ante la idea de la
metáfora de la inversión en la que resulta muy representativa la condición caduca del hombre
articulación alegórica en la que “lo vivo simboliza lo muerto” (R. de la Flor 364-365). En
este caso en el poema A una rosa, es posible identificar esta representación en los versos:
8) en los cuales, la muerte funciona como reflejo de la hermosura y funciona así el “juego de
apariencia realidad” ante la caducidad de la vida. Con respecto al poema A los celos, es
pertinente preguntarse con respecto a esta representación del espejo, sobre todo de cenizas,
que representa el lado de la oscuridad y el pesimismo barroco, si de allá es que vienen los
celos cuando en él se refleja el amor. Representando estos la caducidad del amor proveniente
del propio amor, como en el verso “Oh espada sobre mí de un pelo asida” (Góngora 7) que
se puede decir que dice que los celos provienen de la misma persona y/o del mismo amor.
denominado de esa forma. Esta sería producto de todo lo anterior y de un “todo al saberse
condenado de antemano a una inexorable desaparición, en medio de la indiferencia universal
exclusivamente por el azar” (R. de la Flor 198). Esta acedia no encuentra su origen en ninguna
causa ni lugar, por eso se asocia a la melancolía y no se puede luchar contra ella porque lleva
la vida del hombre, “en efecto, la flor es el ‘jeroglífico’ del descabalamiento final de toda
irremediable fragilidad (R. de la Flor 206). A esta metáfora es posible relacionar el poema A
una rosa, el cual en su totalidad da cuenta de esta asociación del hombre y la flor en cuanto
a su caducidad. La asedia estaría representada entonces en esta idea del paso del tiempo
amenazante y negativo, representado como un “tirano”. Por otro lado, en el poema A los
celos, la acedia está relacionada con la idea de que tanto para la acedia como para los celos
“no hay paliativo (…) pues entonces todo el cortejo de potencialidades temibles que aquella
es posible condensar todos los elementos aquí tratados y definir el barroco español. La crisis
desencadena todas las representaciones trabajadas, y es dentro del contexto de ella que las
Finalmente, es pertinente decir, luego del análisis realizado, que tanto el imaginario
del tiempo como el de los celos, es posible relacionarlo directamente con el del barroco
español en los poemas seleccionados de Luis de Góngora con respecto a lo planteado por
Fernando Rodríguez de la Flor en Era melancólica, esto, ya sea como elementos
Flor, y abre el camino a establecer relaciones e identificar elementos y/o imaginarios en otros
Góngora, Luis. “Sonetos”. A los celos. Barcelona: Simancas ediciones, 2003. Web.
Góngora, Luis. “Sonetos”. A una rosa. Barcelona: Simancas ediciones, 2003. Web.
R. de la Flor, Fernando. Era melancólica: figuras del imaginario barroco. Barcelona: Medio