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LIC.

EN BIOLOGÍA

4º “A”

MICROBIOLOGÍA

“MANUAL CONTROL DE MICROORGANISMOS”

ALUMNA: RODRÍGUEZ GARCÍA TANIA ISABEL

DOCENTE: ING. JACOBO MONTES YEDRA

EXHACIENDA DE NAZARENO XOXOCOTLÁN, OAXACA.


A 16 DE ABRIL DE 2018.
ÍNDICE

1 INTRODUCCIÓN…………………………………………………………………….….1
2 CONCEPTOS FUNDAMENTALES ………………………………………………….2
3 CONTROL DE MICROORGANISMOS POR AGENTES FÍSICOS ……………....4
3.1 ALTAS TEMPERATURAS (CALOR) ……………………………………….....5
3.1.1 CALOR HÚMEDO..…………………………………………………….....5
3.1.1.1 AUTOCLAVE (VAPOR A PRESIÓN) .…………………………...5
3.1.1.2 PASTEURIZACIÓN ………………………………………………...6

3.1.1.3 TINDALIZACIÓN (ESTERILIZACIÓN FRACCIONADA) ……...6


3.1.2 CALOR SECO …………………………………………………………....6
3.1.2.1 INCINERACIÓN …………………………………………………...6
3.1.2.2 COCIMIENTO (ESTERILIZACIÓN POR CALOR SECO) …....7
3.2 BAJAS TEMPERATURAS (FRÍO) ..…………………………………………..7
3.2.1 REFRIGERACIÓN .……………………………………………………...7
3.2.2 CONGELACIÓN …..…………………………………………………….8
3.3 FILTRACIÓN .…………………………………………………………………....8
3.3.1 FILTROS DE PROFUNDIDAD ..……………………………………....8
3.3.2 FILTROS DE MEMBRANA ..…………………………………………..8
3.4 RADIACIÓN ..……………………………………………………………………9
3.4.1 RADIACIÓN ULTRAVIOLETA (UV) ….....…………………………..9
3.4.2 RADIACIÓN IONIZANTES ..………………………………………...10
4 CONTROL DE MICROORGANISMOS POR AGENTES QUÍMICOS ………….10
4.1 COMPUESTOS FENÓLICOS ……………………………………..………..10
4.2 ALCOHOLES …………………………………………………………………11
4.3 HALÓGENOS …………………………………………………………………11
4.3.1 YODO …………………………………………………………………11
4.3.2 CLORO ……………………………………………………………...12
4.4 METALES PESADOS ……………………………………………………...12
4.5 SULFATO DE COBRE ………………………………………………….-…12
4.6 COMPUESTOS DE AMONIO CUATERNARIO ……………………….-..13
4.7 GASES ESTERILIZANTES ………………………………………………..13
4.8 ALDEHÍDOS …………………………………………………………………14
5 CONTROL DE MICROORGANISMOS POR AGENTES
QUIMIOTERAPÉUTICOS ……………………………………………………………..14
5.1 QUININA ……………………………………………………………………..14
5.2 SALVARSÁN ………………………………………………………………..15
5.3 SULFONAMIDAS …………………………………………………………...15
5.4 ANTIBIÓTICOS ..……………………………………………………………15
6 BIBLIOGRAFÍA …….…………………………………………………………………16
1 INTRODUCCIÓN
Desde el principio de la historia escrita, las personas han practicado métodos de
desinfección y esterilización, aunque durante mucho tiempo no se sospechó de la
existencia de microorganismos. Los egipcios empleaban el fuego para esterilizar
material infeccioso, desinfectantes para embalsamar los cuerpos, y los griegos
quemaban azufre para fumigar los edificios. La ley de Moisés obligaba a los hebreos
a quemar todas las ropas de los que morían de lepra.
Ahora se sabe que son los microorganismos quienes pueden causar mucho daño y
perjuicio. Infectan a las personas, a otros animales y a las plantas, produciendo
enfermedades cuya gravedad oscila entre una infección débil y la muerte.
Contaminan los alimentos y producen cambios químicos en ellos, los hacen
incomestibles o incluso venenosos. Los microorganismos son, además,
responsables de la alteración de muchos materiales, incluidos textiles, cuero y
estructuras de madera, tales como pilares, puentes y casas; del aislamiento
eléctrico hecho con plásticos y otros materiales orgánicos, e incluso del combustible
de los aviones. Las pérdidas económicas que de ello se derivan pueden ser muy
sustanciosas. Por ello es necesario disponer de procedimientos para controlar la
contaminación y el crecimiento microbianos.
Aunque muchos microorganismos son beneficiosos y necesarios para el bienestar
humano, las actividades microbianas pueden tener consecuencias indeseables, por
lo que es fundamental poder destruir los microorganismos o inhibir su crecimiento
para minimizar sus efectos destructivos. En la actualidad, la capacidad de destruir
microorganismos no tiene menos importancia: hace posible la investigación
microbiológica en condiciones asépticas, la conservación de los alimentos y la
prevención de enfermedades. Las técnicas descritas en este manual son también
esenciales para la seguridad personal, tanto en el laboratorio como en los
hospitales.
2 CONCEPTOS FUNDAMENTALES
La terminología tiene una especial importancia cuando se discute sobre el control
microbiano porque hay términos como desinfectante y antiséptico que se emplean
a menudo libremente. Esta situación es incluso más confusa porque un tratamiento
particular puede inhibir el crecimiento o destruir los microorganismos, según las
condiciones. La capacidad de controlar las poblaciones microbianas en objetos
inanimados, como utensilios de alimentación o instrumentos quirúrgicos tiene una
importancia práctica considerable. A veces, es necesario eliminar todos los
microorganismos de un objeto, mientras que en otras situaciones puede ser
necesario sólo destruir parcialmente la población microbiana.

A continuación, se presenta una serie de conceptos básicos los cuales ayudarán a


comprender mejor los tipos de tratamiento que existen para el control de los
microorganismos.

 Esterilización. [latín sterilis, incapaz de reproducirse] Es el proceso por el


que todas las células vivas, esporas viables, virus y viroides son destruidos
o eliminados de un objeto o habitat. Un objeto esterilizado está totalmente
libre de microorganismos viables, esporas y otros agentes infecciosos.
Cuando se realiza la esterilización con un agente químico, el agente se
denomina esterilizante.

 Desinfección. Consiste en la destrucción, inhibición o eliminación de, al


menos, los microorganismos que pueden causar enfermedad. El principal
objetivo es destruir patógenos potenciales, aunque la desinfección también
reduce significativamente la población microbiana total.

Los desinfectantes son agentes, normalmente químicos, empleados para


desinfectar y se emplean normalmente sobre objetos inanimados. Un
desinfectante no esteriliza necesariamente un objeto porque pueden
permanecer esporas y algunos microorganismos viables.

 Saneamiento. Tiene una relación próxima con la desinfección. Con este


sistema, la población microbiana se reduce a niveles que se consideran
seguros según las normas de salud pública. De esta manera, los objetos
inanimados se limpian y resultan parcialmente desinfectados. Por ejemplo,
los productos de saneamiento se emplean en restaurantes para limpiar
utensilios de alimentación.

 Higienizante. Un agente que reduce la población microbiana hasta niveles


que se juzgan seguros para las exigencias de la salud pública se denomina
un higienizante. Usualmente es un agente químico que mata el 99,9 por
ciento de las bacterias en crecimiento.
Los higienizantes suelen aplicarse a objetos inanimados y generalmente se
emplean en el cuidado diario de equipos y utensilios en las plantas lecheras
y de preparación de alimentos, así como para los vasos, platos y utensilios
en los restaurantes. El proceso de desinfección producirá higienización; sin
embargo en el sentido estricto, higienización implica una condición sanitaria
o de limpieza, cosa que la infección no implica necesariamente.

 Antisepsia. [Griego, anti, contra, y sepsis, putrefacción] Es la prevención de


una infección o sepsis, y se realiza con antisépticos, que son agentes
químicos que se aplican sobre los tejidos para prevenir una infección,
destruyendo o inhibiendo el crecimiento de agentes patógenos; también
reducen la carga microbiana en general. No deben dañar demasiado el tejido
del huésped, por lo que los antisépticos no son tan tóxicos como los
desinfectantes.

 Germicida (Microbicida). Se puede emplear un sufijo para caracterizar el


efecto del agente antimicrobiano. Cuando el agente destruye organismos, se
dice que tiene efecto -cida [latín cida, destruir] —p. ej., un germicida
destruye agentes patógenos y muchos no patógenos, pero no
necesariamente endosporas—.

Un desinfectante o antiséptico puede ser particularmente eficaz contra un


grupo específico, en cuyo caso se denomina bactericida, fungicida,
algicida o virocida.

 Otras sustancias químicas no destruyen, sino que previenen el crecimiento.


Se empleará el sufijo -stático [Griego statikos, que causa detención] —p. ej.,
bacteriostático y fungistático.

Aunque estos agentes se han descrito por sus efectos sobre los organismos
patógenos, hay que destacar que también destruyen o inhiben el crecimiento de
organismos no patógenos. Su capacidad para reducir la población total microbiana,
no sólo los niveles de organismos patógenos, es muy importante en muchas
situaciones.
3 CONTROL DE MICROORGANISMOS POR AGENTES FÍSICOS
La palabra control se refiere a la inhibición, muerte o eliminación de los
microorganismos.
Los microorganismos pueden ser controlados, es decir muertos, inhibidos o
eliminados de un ambiente por varios agentes o procesos físicos. Se dispone de
una gran variedad de técnicas y agentes que actúan de maneras diferentes y cada
uno tiene sus propios límites de aplicación práctica. Un agente físico es una
condición física, o propiedad física que causa un cambio. La temperatura: la presión,
la radiación y los filtros son ejemplos de agentes físicos. Un proceso físico es un
procedimiento que causa un cambio, por ejemplo, la esterilización, la incineración y
la higienización.
El agente o proceso físico usado depende de muchos factores y puede decidirse
solamente después de una evaluación de las circunstancias específicas. Por
ejemplo, si queremos destruir los microorganismos infecciosos que hay en un
animal enfermo muerto, podría ser adecuado incinerarlo. Sin embargo, si
necesitamos esterilizar bolsas de plástico que se van a utilizar para recoger sangre,
será preciso seleccionar un proceso esterilizante que no estropee las bolsas.
La investigación y la experiencia proporcionan guías para seleccionar el método
más apropiado. En este apartado se exponen los agentes y procesos físicos más
ampliamente utilizados para controlar a los microorganismos. Se describe
brevemente cómo inhiben o matan a los microorganismos, los factores que influyen
sobre su efectividad y sus aplicaciones prácticas.
El calor y otros agentes físicos se suelen utilizar para esterilizar objetos, como lo
demuestra el uso que todavía tiene el autoclave en todos los laboratorios de
microbiología. Los cuatro agentes empleados con más frecuencia como agentes
físicos son: altas temperaturas (calor), bajas temperaturas (frío), filtración y
radiación.
3.1 ALTAS TEMPERATURAS (CALOR)
El fuego y el agua en ebullición se han utilizado para esterilizar y desinfectar desde
la época de los griegos, siendo el calor aún uno de los métodos más comunes para
destruir microorganismos. Se puede aplicar húmedo o seco. Existen importantes
diferencias entre las dos técnicas:
a) El calor húmedo mata a los microorganismos coagulando sus proteínas. El
calor húmedo es mucho más rápido y efectivo para matar a los
microorganismos que el calor seco.

b) El calor seco destruye a los microorganismos oxidando sus constituyentes


químicos.

Dos ejemplos ilustrarán las diferencias:


1.- Las esporas de Clostridium botulinum, algunas de las cuales producen una
toxina mortífera que causa un envenenamiento alimentario con frecuencia fatal,
denominado botulismo, mueren en un tiempo de 4 a 20 minutos a 120 ºC (248 ºF)
con calor húmedo, en tanto que se precisan 2 horas de exposición a la misma
temperatura con calor seco.
2.- Las esporas de Bacillus unthrucis, que pueden matar al ganado vacuno, a otros
rumiantes y a las personas. Se destruyen en 2 a 15 minutos con calor húmedo a
100 ºC (212 ºF). Sin embargo, con calor seco se requiere que estén de 1 a 2 horas
a 150 ºC (302 ºF) para lograr el mismo resultado.

3.1.1 CALOR HÚMEDO


3.1.1.1 AUTOCLAVE (VAPOR A PRESIÓN)

El calor en forma de vapor saturado, a presión, es el agente más práctico y eficaz


de esterilización. El vapor a presión proporciona temperaturas considerablemente
por encima de las que se pueden obtener al hervir. Además, tiene la ventaja de un
calentamiento rápido, penetración y abundante humedad, todo lo cual facilita la
coagulación de las proteínas de las células microbianas. El aparato para esterilizar
que utiliza vapor de agua a presión regulada se denomina autoclave, un aparato
similar a una olla a presión desarrollado por Chamberland, en 1884, y el cual
estimuló enormemente el progreso de la microbiología. En él se hierve agua para
producir vapor, que pasa a través de una cubierta al interior de la cámara de éste.
Se expulsa el aire que inicialmente se encuentra en la cámara hasta que ésta queda
llena de vapor saturado y se cierran las salidas. El vapor saturado y caliente
continúa entrando en la cámara hasta que se alcanza la temperatura y presión
deseadas, generalmente, aunque no siempre, el autoclave funciona a una presión
de unas 15 libras/- pulgada cuadrada a 121 "C (249 ºF). El autoclave es una unidad
esencial en el equipo de cualquier laboratorio microbiológico, servicio de
esterilización de un hospital y otro lugar cualquiera encargado de preparar productos
estériles este método. Se puede usar para desinfectar agua potable y objetos que
no se dañen por el agua, pero no esteriliza.

3.1.1.2 PASTEURIZACIÓN

Muchas sustancias, como la leche, la nata, y ciertas bebidas alcohólicas (cerveza y


vino) están sometidas a un tratamiento por calor controlado, a temperaturas por
debajo del punto de ebullición, que matan a los microorganismos de ciertos tipos,
pero no a otros. Este proceso es denominado pasteurización, en honor de Louis
Pasteur, quien desarrolló el proceso. Este método no esteriliza una bebida, pero
destruye cualquier agente patógeno que contenga y disminuye en gran medida la
putrefacción, al reducir el nivel de microorganismos alterantes no patógenos. La
leche se puede pasteurizar de dos maneras. Según el método antiguo, la leche se
mantenía a 63 °C durante 30 minutos. En la actualidad, grandes volúmenes de leche
se someten a una pasteurización rápida o de «alta-temperatura
y tiempo corto» (HTST, high-temperature short-term), que consiste en calentar
rápidamente a 72 °C durante 15 segundos. La industria láctea utiliza también a
veces la esterilización a temperatura ultraelevada (UHT, ultrahigh temperature). La
leche y los derivados lácteos se calientan a una temperatura de 140 a 150 °C
durante 1 a 3 segundos. La leche tratada por UHT no necesita refrigeración y puede
almacenarse a temperatura ambiente durante casi 2 meses sin que se produzcan
cambios en el sabor. La exposición de la leche a una temperatura excesivamente
elevada no es deseable porque le produce sabores extraños.

3.1.1.3 TINDALIZACIÓN (ESTERILIZACIÓN FRACCIONADA)

Algunos medios bacteriológicos y productos químicos no pueden ser calentados por


encima de 100 "C (212 ºF) sin verse adversamente afectados. Sin embargo, sí
pueden soportar la temperatura del
vapor fluyente (100 ºC), es posible esterilizarlos por esterilización fraccionada. En
este proceso, el material se calienta a 100 ºC en tres días sucesivos, con períodos
de incubación entre ellos. Las esporas resistentes, si están presentes, germinan
durante los períodos de incubación y en el siguiente tiempo de exposición al calor
se destruyen las células vegetativas.

3.1.2 CALOR SECO


3.1.2.1 INCINERACIÓN
El quemado o incineración del material destruye a los microorganismos. La
incineración se utiliza para la destrucción de carcasas, animales de laboratorio
infectados y otro material infectado que es preciso eliminar. La destrucción de los
microorganismos quemándolos se practica también de forma rutinaria en el
laboratorio cuando la aguja de transferir cultivos se mantiene a la llama del mechero.
Es preciso añadir aquí una nota de precaución. Al esterilizar la aguja, debe ponerse
especial cuidado en que no salpiquen gotitas ya que es probable que estas gotitas
lleven microorganismos viables. Esto puede evitarse o reducirse secando la aguja
fuera de la llama antes de meterla en ella o poniendo una pantalla en torno a la
llama. Existen aparatos eléctricos para incineración, especialmente diseñados para
eliminar este peligro al salpicar gotitas; utilizan una resistencia eléctrica para
calentar.

3.1.2.2 COCIMIENTO (ESTERILIZACIÓN POR CALOR SECO)


Muchos objetos se esterilizan mejor en ausencia de agua mediante esterilización
por calor seco. Los objetos que se van a esterilizar se colocan en una estufa a una
temperatura de 160 a 170 °C durante 2 a 3 horas. La destrucción microbiana se
produce aparentemente como consecuencia de la oxidación de los constituyentes
celulares y la desnaturalización de las proteínas. Aunque el calor del aire seco es
menos eficaz que el húmedo, posee ventajas claras. El calor seco no corroe
utensilios de cristal ni metálicos, como lo hace el calor húmedo y puede emplearse
para esterilizar polvo, aceite y otros materiales diversos. La mayoría de los
laboratorios esterilizan el material de vidrio con calor seco, para ello es suficiente
una exposición de 2 horas de duración a una temperatura de 160 ºC (320 ºF) para
que quede esterilizado. A pesar de estas ventajas, la esterilización por calor seco
es lenta e inapropiada para materiales termosensibles, como muchos objetos de
plástico y goma.

3.2 BAJAS TEMPERATURAS (FRÍO)


Aunque hasta ahora se están discutiendo los sistemas para la destrucción de
microorganismos, a menudo, la técnica de control más conveniente es inhibir su
multiplicación mediante el empleo de la refrigeración o congelación. Este enfoque
es particularmente importante en microbiología de los alimentos.
3.2.1 REFRIGERACIÓN
La refrigeración reduce enormemente el crecimiento microbiano pero no lo detiene
completamente. Afortunadamente, la mayoría de los patógenos son mesófilos y no
se multiplican bien a temperaturas próximas a los 4°C. Los productos refrigerados
pueden deteriorarse por el crecimiento de microorganismos psicrófilos y psicotrofos,
particularmente si está presente el agua. Por tanto, la refrigeración es un buen
sistema para la conservación de alimentos u otros productos, pero sólo durante
cortos períodos de tiempo.
3.2.2 CONGELACIÓN
Una de las causas por la que, en general, los microorganismos no se multiplican a
las temperaturas de congelación es la ausencia de agua líquida libre. Incluso, a
estas temperaturas algunos microorganismos son destruidos por los cristales de
hielo que romperán sus membranas, aunque no destruirá todos. La congelación es
un buen procedimiento para la conservación de microorganismos por largos
períodos de tiempo si se realiza apropiadamente, y numerosos laboratorios
disponen de congeladores a -30 o -70 °C para la conservación de colecciones de
cultivos microbianos.
Debido a que la comida congelada puede contener numerosos microorganismos
contaminantes, ésta debe prepararse y consumirse cuanto antes una vez
descongelada, para evitar el crecimiento de microorganismos alterantes y
patógenos.

3.3 FILTRACIÓN
Algunos materiales, particularmente fluidos biológicos tales como sueros animales,
soluciones de sustancias como enzimas y algunas vitaminas y antibióticos, son
termolábiles, es decir se destruyen con el calor. La filtración es un método excelente
para reducir, incluso esterilizar, la población microbiana en soluciones
termosensibles. Más que destruir directamente los microorganismos contaminantes,
el filtro simplemente los retira.
Existen dos tipos de filtros: los filtros de profundidad y los de membrana.
En el laboratorio, y para la esterilizaci6n del agua de bebida se utilizan filtros de
tierra de diatomeas prensadas.

3.3.1 FILTROS DE PROFUNDIDAD


Consisten en materiales fibrosos o granulosos que forman una capa gruesa rellena
de canales retorcidos de un diámetro pequeño. La solución que contiene los
microorganismos se aspira a través de esta capa, quedando las células microbianas
retenidas, adsorbidas, en el filtro. Los filtros de profundidad se pueden fabricar con
tierra de diatomeas (filtros de Berkefield), porcelana no vidriada (filtros de
Chamberlain), asbestos o materiales similares.

3.3.2 FILTROS DE MEMBRANA


Han sustituido a los de profundidad en muchas aplicaciones. Estos filtros circulares
son membranas porosas, con un grosor de aproximadamente 0.1 mm, de acetato
de celulosa, nitrato de celulosa, policarbonato, fluoruro de polivinilo u otros
materiales sintéticos. Aunque se dispone de una amplia variedad de tamaños, las
membranas con poros de unos 0.2 \im de diámetro se emplean para eliminar las
células vegetativas, aunque no virus, de soluciones con un volumen de 1 ml a varios
litros. Las membranas se sujetan en soportes especiales y, a menudo, están
precedidas por filtros de profundidad elaborados a partir de fibra de vidrio, para
eliminar partículas de mayor tamaño que podrían ocluir el filtro de membrana. Se
pasa la solución por el filtro aplicando una presión con una jeringa, una bomba
peristáltica o una botella de nitrógeno gas, o aspirándola tras aplicar vacío, y se
recoge en recipientes esterilizados previamente. Los filtros de membrana eliminan
los microorganismos cribándolos, igual que un tamiz separa partículas de arena
grandes de pequeñas. Estos filtros se utilizan para esterilizar productos
farmacéuticos, medios de cultivo, aceites, antibióticos y otras soluciones
termosensibles.

3.4 RADIACIÓN
Varias clases de radiaciones son letales para las células microbianas, así como para
las células de otros organismos. Estas clases de radiaciones comprenden porciones
del espectro electromagnético (radiaciones ultravioletas, gamma y rayos X y los
rayos catódicos, electrones a alta velocidad). La radiación puede eliminar de los
alimentos, patógenos como Escherichia coli O157:H7, Staphylococcus aureus y
Campylobacter jejuni. Tanto el Departamento de Alimentación y Fármacos de los
EE.UU. (FDA, Food and Drug Administration) como la Organización Mundial de la
Salud han aprobado la irradiación de los alimentos, y la consideran segura. Una
instalación de irradiación comercial funciona en Tampa, Florida (EE.UU.). Sin
embargo, este proceso no se ha utilizado todavía ampliamente en los EE.UU.
debido a su coste y por las dudas que existen sobre los efectos de la radiación
gamma en los alimentos. Diversos gobiernos, como el de los EE.UU., han aprobado
la utilización de la radiación para tratar aves de corral, carnes de ternera, cerdo y
cordero, frutas, verduras y especias. Probablemente, su uso se ampliará aún más
en el futuro.

3.4.1 RADIACIÓN ULTRAVIOLETA (UV)


De las radiaciones utilizadas para efectuar esterilizaciones totales o parciales
(radiación ultravioleta, rayos X, rayos gamma) es la radiación UV la que tiene mayor
interés para su uso en el laboratorio. La radiación de la mayoría de lámparas UV es
rica en radiaciones de longitud de onda próxima a 260 nm, radiación absorbida
preferentemente por los ácidos nucléicos y que si actúa durante un tiempo
prolongado provoca la destrucción de todas las bacterias. La radiación UV es
adecuada para esterilizar parcialmente habitaciones ya que destruye con gran
rapidez a las bacterias, aunque con una lentitud muy superior a las esporas de
hongos cuya sensibilidad a la radiación es notablemente inferior.

3.4.2 RADIACIÓN IONIZANTES


Los rayos X, las radiaciones de alta energía y las gamma, p. ej. del 60CO, deben su
actuación a la formación de radicales hidroxilo (OH·) que lesionan a
macromoléculas. Para matar las células son suficientes dosis de radiación (dosis de
energía) extremadamente bajas. Ello es comprensible, porque de la macromolécula
de DNA sólo existe una copia en la célula, mientras que de proteínas y polisacáridos
hay muchos representantes. Una "diana" en el DNA conduce a la muerte celular sin
que se puedan demostrar modificaciones en otras moléculas. Las radiaciones
ionizantes pueden utilizarse por ello para esterilizar alimentos y otros materiales
compactos.

4 CONTROL DE MICROORGANISMOS POR AGENTES QUÍMICOS

A diferencia de un agente físico, un agente químico es una sustancia (sólido,


líquido o gas) que se caracteriza por una composición molecular definida y que
causa una reacción. Los compuestos fenólicos, los alcoholes. el cloro, el iodo y el
óxido de etileno son ejemplos de agentes químicos.

Las sustancias químicas se utilizan con más frecuencia para la desinfección y la


antisepsia. Muchos factores influyen en la eficacia de los desinfectantes y
antisépticos químicos. Hay que tener en cuenta factores como la clase de
microorganismos potencialmente presentes, la concentración y naturaleza del
desinfectante que se emplee y la duración del tratamiento.

Las superficies sucias deben limpiarse antes de aplicar un desinfectante o


antiséptico. Un uso apropiado de los agentes químicos es esencial para la seguridad
en los laboratorios y hospitales. Aunque el producto químico debe ser tóxico para
los agentes infecciosos, no debe serlo para las personas ni corrosivo para los
materiales comunes. Los desinfectantes deben ser estables al almacenamiento, sin
olor o con un olor agradable, solubles en agua y lípidos para que puedan penetrar
en los microorganismos, y con una tensión superficial baja, de manera que puedan
entrar en los pequeños resquicios de las superficies. Si es posible, el desinfectante
debe ser económico.

4.1 COMPUESTOS FENÓLICOS

El fenol fue el primer antiséptico y desinfectante de uso generalizado. En 1867,


Joseph Lister lo empleó para reducir el riesgo de infección durante las operaciones
quirúrgicas. Actualmente, el fenol y sus derivados, como cresoles, xilenos y
ortofenilfenoles se emplean como desinfectantes en laboratorios y hospitales. El
desinfectante comercial Lysol está elaborado a partir de una mezcla de compuestos
fenólicos. Estos productos actúan desnaturalizando las proteínas y alterando las
membranas celulares. Poseen algunas ventajas claras como desinfectantes: son
tuberculocidas, eficaces en presencia de materia orgánica y permanecen activos en
superficies después de mucho tiempo de su aplicación. Sin embargo, tienen
un olor desagradable y pueden causar irritación cutánea
.
El hexaclorofeno ha sido uno de los antisépticos más comunes porque persiste
activo en la piel después de su aplicación durante largos períodos de tiempo. Sin
embargo, puede producir lesiones cerebrales, y actualmente únicamente se emplea
en los departamentos infantiles de los hospitales frente a brotes infecciosos por
estafilococos.

4.2 ALCOHOLES

Los alcoholes se encuentran entre los desinfectantes y antisépticos más utilizados.


Son bactericidas y fungicidas, pero no esporicidas; destruyen también algunos virus
con envoltura lipídica. Los dos alcoholes germicidas más comunes son el etanol y
el isopropanol, empleados normalmente en una concentración del 70 a 80 %.
Actúan desnaturalizando las proteínas y, quizás, disolviendo los lípidos de
membrana. Se requiere una inmersión en estos alcoholes durante 10 a 15 minutos
para desinfectar termómetros y otros instrumentos.

4.3 HALÓGENOS

Los halógenos pertenecen al grupo VIIA de la tabla periódica. Existen en forma de


moléculas diatómicas en estado libre, y forman sales con sodio y la mayoría del
resto de los metales. Yodo y cloro son agentes antimicrobianos importantes.

4.3.1 YODO

El yodo se utiliza como antiséptico cutáneo, y destruye los microorganismos al


oxidar los constituyentes celulares y formar compuestos de yodo con las proteínas
celulares. En concentraciones elevadas, puede incluso destruir algunas esporas. A
menudo se aplica yodo como tintura de yodo al 2 % o más en una solución de agua
y etanol de yoduro potásico. Aunque es un antiséptico eficaz, puede lesionar la piel,
deja manchas y se pueden desarrollar alergias al yodo. Más recientemente, se ha
combinado el yodo con un adyuvante orgánico para formar un yodóforo. Los
yodóforos son hidrosolubles, estables, no tiñen y liberan el yodo lentamente para
minimizar las quemaduras e irritación en la piel. Se emplean en hospitales como
antiséptico preoperatorio y como desinfectantes en hospitales y laboratorios.
Algunas marcas comerciales conocidas son Wescodyne como antiséptico cutáneo
y desinfectante de laboratorios, y Betadine para heridas.
4.3.2 CLORO

El cloro es el desinfectante habitual del agua municipal y de las piscinas, y se


emplea también en las industrias lácteas y alimentarias. Puede aplicarse como cloro
gas, hipoclorito sódico o hipoclorito cálcico, todos ellos producen ácido hipocloroso
(HC1O) y, luego, oxígeno atómico. El resultado es la oxidación de materiales
celulares y la destrucción de bacterias vegetativas y hongos, aunque no de esporas.
La destrucción de casi todos los microorganismos se produce en 30 minutos. La
materia orgánica interfiere con la acción del cloro al reaccionar éste, por ello, se
añade un exceso de cloro para asegurar la destrucción microbiana. Sin embargo,
hay que tener en cuenta un problema potencial, y es que el cloro reacciona con la
materia orgánica formando trihalometanos, compuestos cancerígenos, por lo que
deben ser determinados periódicamente en el agua de bebida.

El cloro es también un excelente desinfectante para uso individual porque es eficaz,


barato y fácil de manejar. Se pueden desinfectar pequeñas cantidades de agua
potable con pastillas de halazona. Este producto (ácido dicloroamidobenzoico
parasulfona) libera lentamente cloro cuando se añade al agua y la desinfecta en
aproximadamente media hora. Las utilizan con frecuencia los excursionistas que no
tienen acceso a agua potable no contaminada. Las soluciones de cloro son muy
eficaces para desinfectar laboratorios y hogares. Una combinación excelente de
desinfectante y detergente puede prepararse a partir de una dilución 1/100 de lejía
de uso doméstico (10 mL de lejía/L) y una suficiente cantidad de detergente no
iónico (7.8 mL/L, para obtener una concentración de detergente del 0.8 %). Esta
mezcla elimina tanto la suciedad como las bacterias.

En algunas ocasiones se ha empleado el ozono como alternativa al cloro en Europa


y Canadá.

4.4 METALES PESADOS

Durante muchos años, los iones de metales pesados, como mercurio, plata,
arsénico, cinc y cobre se han empleado como germicidas, aunque muchos metales
pesados son más bacteriostáticos que bactericidas. Recientemente, se han
sustituido por otros menos tóxicos y con un mayor poder germicida, aunque algunos
de los tradicionales siguen utilizándose, como la plata. Una solución del 1 % de
nitrato de plata se aplica a menudo en los ojos de los niños para prevenir gonorrea
oftálmica (en muchos hospitales, se utiliza en su lugar eritromicina porque es eficaz
frente a los géneros Chlamydia y Neisseria). La sulfadiazina de plata se emplea en
quemaduras.

4.5 SULFATO DE COBRE

El sulfato de cobre es un algicida potente muy utilizado en lagos y piscinas. Los


metales pesados se combinan con las proteínas, a menudo con sus grupos
sulfhidrilos, inactivándolas. También pueden precipitar las proteínas celulares.
4.6 COMPUESTOS DE AMONIO CUATERNARIO

Los detergentes [latín deterger, limpiar] son moléculas orgánicas que actúan como
agentes humectantes y emulsionantes porque poseen tanto extremos hidrófilos
polares como hidrófobos no polares. Debido a su naturaleza anfipática, los
detergentes son capaces de solubilizar residuos que son insolubles en agua, por lo
que se les considera agentes limpiadores muy eficaces. Son diferentes
a los jabones, que se derivan de las grasas.

Aunque los detergentes aniónicos tienen algunas propiedades antimicrobianas, sólo


los catiónicos son desinfectantes eficaces. Los más comunes son los compuestos
de amonio cuaternario, caracterizados por poseer nitrógeno cuaternario cargado
positivamente y una cadena alifática hidrófoba larga. Estos productos alteran las
membranas microbianas y pueden también desnaturalizar las proteínas.

Los detergentes catiónicos como el cloruro de benzalconio y el cloruro de


cetilpiridineo destruyen la mayoría de las bacterias, pero no a M. tuberculosis ni las
endosporas. Presentan las ventajas de ser estables, no tóxicos, suaves, pero se
inactivan por el agua dura y el jabón. Los detergentes catiónicos se emplean a
menudo como desinfectantes de utensilios de alimentación y pequeños
instrumentos, y son antisépticos cutáneos.

4.7 GASES ESTERILIZANTES

Muchos objetos termosensibles, como placas de Petri y jeringas desechables,


piezas de las máquinas pulmón-corazón, suturas y catéteres se esterilizan
actualmente con el gas óxido de etileno. El óxido de etileno (OE) es tanto
microbicida como esporicida; destruye los microorganismos al combinarse con las
proteínas celulares. Es particularmente eficaz como agente esterilizante porque
penetra rápidamente a través de materiales embalados, incluso envolturas de
plástico.

La esterilización se lleva a cabo en un esterilizador especial de óxido de etileno, que


recuerda bastante a una autoclave, que controla la concentración del OE, la
temperatura y la humedad. Como el OE puro es explosivo, se suministra
normalmente en una concentración entre el 10 y el 20 % mezclado con CO2 o
diclorodifluorometano. La concentración de óxido de etileno, la humedad y la
temperatura influyen sobre la velocidad de esterilización. Un objeto limpio puede
esterilizarse si se trata de 5 a 8 horas a 38 °C, o de 3 a 4 horas a 54 °C, cuando la
humedad relativa se mantiene entre el 40 y el 50 % y la concentración de OE es de
700 mg/L. Es necesario airear extensamente los materiales esterilizados para
eliminar el OE residual porque es muy tóxico.

Betapropiolactona (BPL) se emplea a veces como gas esterilizante. En forma líquida


se ha empleado para esterilizar vacunas y sueros. La BPL se degrada hasta una
forma inactiva después de varías horas y, por ello, no es tan difícil de eliminar como
el OE. También destruye los microorganismos más rápidamente que el óxido de
etileno, pero no penetra tan bien los materiales y puede ser cancerígeno. Por estas
razones, la BPL no se ha empleado tan ampliamente como el OE. Recientemente,
se ha utilizado peróxido de hidrógeno en fase de vapor para descontaminar cabinas
de seguridad biológicas.

4.8 ALDEHÍDOS

Los dos aldehídos más utilizados, el formaldehído y el glutaraldehído, son moléculas


muy reactivas que se combinan con ácidos nucleicos y proteínas, inactivándolos,
probablemente al formar puentes cruzados y mediante alquilación. Son esporicidas
y pueden emplearse como esterilizantes químicos. El formaldehído se disuelve
normalmente en agua o alcohol, antes de su uso. Una solución tamponada al 2 %
de glutaraldehído es un desinfectante eficaz. Es menos irritante que el formaldehído
y se utiliza para desinfectar material en hospitales y laboratorios. El glutaraldehído
desinfecta normalmente objetos en 10 minutos, pero requiere hasta 12 horas para
destruir todas las esporas.

5 CONTROL DE MICROORGANISMOS POR AGENTES


QUIMIOTERAPÉUTICOS
Los agentes quimioterapéuticos son. sustancias químicas usadas para el
tratamiento de enfermedades infecciosas (quimioterapia) o para la prevención de
enfermedades (quimioprofilaxis). Estas sustancias se obtienen de los
microorganismos o de las plantas y son sintetizadas en el laboratorio de química.
En general, las sustancias químicas que existen naturalmente se distinguen de los
compuestos sintéticos con el nombre de antibióticos. Para que una sustancia
química sea útil como agente quimioterapéutico, debe tener toxicidad selectiva. Es
decir, que debe inhibir o matar al parasito (o a la célula maligna) mientras que causa
poco o ningún daño a las células del hospedador. Otros requerimientos de un
agente quimioterapéutico práctico son que sea capaz de penetrar en las células y
en los tejidos del hospedador.

5.1 QUININA

Los europeos usaban la quinina natural, procedente de la corteza del árbol de la


quina de América del Sur, para tratar la malaria (una enfermedad causada por un
protozoo del género Plasmodium), ya en 1630. Fue utilizada incluso antes de esta
fecha por los indios americanos del Sur, que aliviaban los síntomas de la malaria
masticando la corteza del árbol de la quina. Nuevos compuestos sintéticos
(quinacrina, cloroquina,p aludrina y primaquina) han sustituido a la quinina en el
tratamiento de la malaria.
5.2 SALVARSÁN

La sífilis causada por la bacteria Treponema pallidum, es una de las primeras


enfermedades para las que se usó un agente quimioterapéutico. En 1495 ya se usó
el mercurio para tratar la sífilis. Pero no fue hasta 1910, en que Paul Ehrlich sintetizó
un compuesto arsenical conocido como Salvarsán, cuando se desarrolló una droga
especifica capaz de curar la enfermedad sin gran peligro para el paciente. Las
aportaciones de Ehrlich fueron especialmente importantes porque la suya fue la
primera investigación deliberada y sistemática en busca de un compuesto que
tuviese potentes propiedades parasiticidas, baja toxicidad para las personas y otros
animales y una buena estabilidad química. Por este importante descubrimiento,
Paul Ehrlich y Elie Metchnikoff fueron galardonados con el Premio Nobel de
Fisiología y Medicina, El compuesto de Ehrlich ha sido reemplazado en el
tratamiento de la sífilis por la arsfenamina, neoarsfenamina, otros compuestos
arsenicales y antibióticos.

5.3 SULFONAMIDAS

En 1935, hubo un gran estruendo cuando un grupo de investigadores, en Alemania,


bajo la dirección de Gerhard Domagk, encontraron que un colorante particular
(Prontosil) curaba a ratones a los que se les habían dado dosis letales de
estreptococos hemolíticos, bacterias que destruyen los glóbulos rojos de la sangre
y causaban (strep throat), escarlatina y otras infecciones en los seres humanos.
Después de los informes de Domagk en 1935 y de trabajos de investigación
confirmatorios realizados en otros países "especialmente en Inglaterra, Francia y
luego en Estados Unidos- el interés por la quimioterapia alcanzó un nivel cada vez
más alto. Químicos franceses del Instituto Pasteur, estudiando la acción del
Prontosil sobre las bacterias e intentando mejorarla, descubrieron que su actividad
antibacteriana era debida al componente sulfonamida del colorante. Aunque la
sulfanilamida había sido sintetizada en 1908 por el químico alemán Paul Gelmo, fue
el reconocimiento de la acción bactericida lo que multiplicó la búsqueda de
compuestos relacionados que tuvieran valor terapéutico. En 1945 se calculó que se
habían fabricado unos 5.488 derivados de la sulfanilamida. Varios de ellos tienen
actividad antimicrobiana que los hace útiles como agentes quimioterapéuticos. El
importante resultado de esta búsqueda de nuevas variedades de sulfonamidas ha
sido el desarrollo de drogas con creciente actividad antibacteriana y con menos
reacciones desfavorables para el hospedador animal.

5.4 ANTIBIÓTICOS

La palabra antibiótico se utiliza para referirse a un producto metabólico de un


organismo, que es perjudicial o inhibitorio para otros microorganismos en muy
pequeñas cantidades. Dicho de otra manera, un antibiótico es una sustancia
química producida por un microorganismo que es inhibitoria para otros
microorganismos.
Durante muchos años se ha sabido que existen antagonismos entre algunos
microorganismos que viven en estrecha asociación en los ambientes naturales.
La primera búsqueda sistemática y estudio de los antibióticos realizada por A. Gratia
y S. Dath hacia 1924, dio como resultado el descubrimiento de la actinomicetina en
cepas de Actinomycetes, uno de los principales grupos de bacterias que se
encuentran en el suelo. La actinomicetina no se utilizó nunca para el tratamiento de
pacientes, pero fue usada para lisar cultivos de bacterias para la producción de
vacunas. Sin embargo, desde 1940, se han aislado muchos valiosos antibióticos
quimioterapéuticos, a partir de actinomicetos.

En 1929, Alexander Fleming, observó que una placa de agar inoculada con
Staphylococcus aureus había sido contaminada con un hongo y que la colonia de
este hongo estaba rodeada por una zona clara que indicaba inhibición del
crecimiento bacteriano. Debido a que el hongo fue identificado como una especie
de Penicillium, Fleming llamó al antibiótico penicilina. Aunque aisló e identificó el
hongo y estudió sus actividades, la gran importancia de la observación de Fleming
no se valoró hasta la Segunda Guerra Mundial, cuando hubo una urgente necesidad
de mejores medios para prevenir las infecciones de las heridas de guerra.

El uso de la penicilina y de otros antibióticos ha dado como resultado la eliminación


del sufrimiento y la muerte en los pacientes con enfermedades infecciosas. A
principios de este siglo, las causas principales de muerte eran enfermedades
infecciosas como neumonía, difteria, tuberculosis y disenteria; la terapia de las
enfemiedades venéreas, sífilis y gonorrea, era prolongada e incierta. Hoy día, estas
y otras temibles enfermedades pueden ser eficazmente tratadas con uno de los
agentes quimioterapéuticos antibióticos desarrollados en este siglo.

6 BIBLIOGRAFÍA
Madigan M.T, Martinko J.M., Dunlap P.V. y Clark D.P., Brock Biología de los
microorganismos, 12a edición, UK, Pearson Education, 2009.
Prescott L.M., Harley J.P. y Klein G.A., Microbiología, 3a edición, Madrid, México,
Mc
GrawHill-Interamericana, 2009.
Tortora G.J., Funke B.R. and Case C.L., Introducción a la microbiología, 11va.
edition, UK, Pearson Benjamin Cummings, 2012

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