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Universidad Nacional de Colombia

La Angustia En La Sociedad Contemporánea


Gloria Elena Gómez Botero
Juan Sebastian Castro Salamanca
C.c. 1032494938

Reseña de J. del Pozo, DSM “Trastornos de Ansiedad”

En estas líneas se pretende hacer una reseña del texto publicado por Freud en el año de 1908, y como
tarea final aportar un análisis propio.
 Se plantea un antagonismo entre lo pulsional y la cultura, ya que para hacer una cultura realidad
es necesario un patrimonio cultural (el cual no es más, para Freud, que el ceder de facultades
propias del ser humano en nombre de la construcción cultural).
 Luego de un análisis de la obra de Von Ehrenfels, Freud avista un perjuicio de la moral sexual
moderna que el autor ya mencionado deja de lado, la nerviosidad moderna, y teniendo este
prejuicio como punto de partida se encauza con detenimiento en el descubrimiento de la
procedencia de esta nerviosidad y se encuentra que: un factor hereditario, un cambio de estilo
de vida, un intento desmesurado por mejorar su calidad de vida en comparación con sus
antiguas generaciones, conducen irremediablemente a dicha nerviosidad. Pero aun con estas
razones como precedentes etiológicos no se haya correspondencia total y parecen insuficientes
para el análisis de Freud.
o Toma algunas apreciaciones clínicas de neurólogos como W. Erb (dice que la prisa
moderna lleva a la nerviosidad, los avances, el desgaste mental…), Binswanger
(habla de Beard y el supuesto de que la neurastenia nace en EEUU y para Binswanger
no es cierto pero este supuesto demuestra que la agitación y el ritmo de vida moderno
va de la mano con la nerviosidad y que a mayor escala de avances y masa se aprecia
con mayor facilidad), Von Krafft-Ebin ( habla de un desgaste sin descanso y presión
constante) toma las mencionadas apreciaciones para reprocharlas por insuficientes.
o El factor etiológico fundamental de la cultura frente a la nerviosidad radica en la
sofocación de la vida sexual a manos de la moral sexual cultural.

 Llega a la afirmación argumentada y completa de que la cultura esta edificada sobre la


sofocación de pulsiones y un aporte obligatorio del individuo (el cumplimiento o desacato de
los patrones instaurados por la cultura dan un juicio de valor para el individuo en cuestión). La
limitación de las pulsiones se enmarca en la idea de cambiar la sexualidad como placer y
matizarla como necesidad reproductiva
 Estudiando a la moral sexual cultural como el medio de imposición para mantener edificada y
en constante refuerzo a la cultura se encuentra 3 estadios culturales los cuales están demarcados
por las variaciones en términos de norma que tiene la ya mencionada moral sexual cultural: 1
el quehacer de pulsión es indiferente a la reproducción. 2 la pulsión es sofocada solo hasta
limitar lo meramente necesario para le reproducción, 3 la única finalidad es la reproducción
legitima (el actual para Freud)
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 Si nos situamos en el nivel del segundo de esos estadios, debemos comprobar en primer
término que cierto número de personas, debido a su organización, no satisfacen sus
requerimientos. En series enteras de individuos, el mencionado desarrollo de la pulsión sexual
desde el autoerotismo al amor de objeto, con la meta de la unión de los genitales, no se
consuma de manera correcta ni suficientemente radical, y estas perturbaciones del desarrollo
engendran dos clases de desviaciones nocivas respecto de la sexualidad normal (vale decir, la
exigida por la cultura), desviaciones que son entre sí como lo positivo es a lo negativo. (Freud,
1908) De aquí podemos elucidar lo siguiente: El cambio de foco en aras del desarrollo puede
tener ciertas limitantes las cuales conllevan a quedarse en una suerte de “limbo” (el individuo
queda inmerso en el autoerotismo aportas del amor de objeto) la cual conlleva a desviaciones
de la sexualidad <<normal>>
 Están en primer lugar —prescindiendo de las personas de pulsión sexual hiperintensa y no
inhibible— los diversos géneros de perversos, en quienes una fijación infantil a una meta
sexual provisional coartó el primado de la función reproductora, y los homosexuales o
invertidos, en quienes, de una manera aún no esclarecida por completo, la meta sexual fue
apartada del sexo opuesto (Freud, 1908) Freud en este apartado da nombre a las perturbaciones
que puede llegar a tener los individuos llamados perversos.
 ¿Qué tarea plantea al individuo el reclamo cultural del tercer estadio?; 2) ¿Es capaz la
satisfacción sexual legítima admitida de ofrecer un resarcimiento aceptable para la renuncia
que se impone en lo demás?, y 3) ¿Qué proporción guardan los eventuales perjuicios
ocasionados por esa renuncia con sus beneficios culturales? Respondiendo a estas tres
peguntas, según Freud, se podría decir que el hecho de la configuración del tercer estadio (el
cual exige una sexualidad normal, ya bien conocida) le implica al individuo un gasto de energía
el cual debería estar destinada a otros fines, también aquí demuestra la existencia de individuos
con tendencia perversa (desafiantes, aguerridos…) e individuos con tendencias a la nerviosidad
(sumidos en sí, temerosos…).
o La abstinencia que ha sido mediada, con éxito o sin él, durante la espera del
matrimonio hace mella en la vida marital, ya que se es sumamente propenso a caer
en una nerviosidad o en una frigidez de parte de las mujeres, no se alcanzan los
estándares ni la potencia sexual esperada, y el matrimonio empieza a debilitarse
(Aquí Freud demuestra que el mismo sistema que ordena también se desautoriza, ya
que al hombre le permite una suerte de doble moral para que esto no suceda)
o Freud no se atreve a poner en una balanza los perjuicios y los beneficios que
desencadena esta renuncia, pero si comenta que no solo la nerviosidad puede ser la
consecuencia negativa de la abstinencia, entonces para hacer un juicio de valor, se
tiene que tener un panorama mucho mas completo.
 La proporción entre sublimación posible y quehacer sexual necesario varía mucho, desde
luego, de un individuo a otro, y aun entre las diversas profesiones. Un artista abstinente
difícilmente sea posible; en cambio, no es raro un joven erudito abstinente (Freud, 1908) El
empleo de la energía y la vigorosidad de la práctica, conllevan a ciertos cambios de foco para
las pulsiones, siendo en algún momento temprano un pro al desarrollo, pero como concluirá
Freud, dicho mejoramiento no se sostiene durante el tiempo.
 Por otra parte, tampoco la masturbación responde a los requerimientos ideales de la moral
sexual cultural, y por eso empuja a los jóvenes a los mismos conflictos con el ideal educativo
de los que pretendían escapar mediante la abstinencia. Y ella malacostumbra y así corrompe
el carácter en más de un modo: en primer lugar, porque enseña a alcanzar unas sustantivas
metas sin trabajo, por cómodos caminos, en vez de requerir una enérgica tensión de fuerzas;
o sea, sigue el principio de lo sexual como arquetipo. Y en segundo lugar, porque en las
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fantasías que acompañan a la satisfacción el objeto sexual es elevado hasta un grado de
excelencia que no se hallará fácilmente en la realidad. Aquí es donde Freud encuentra, una
vez más, una correspondencia de lo sexual con el devenir de la vida misma, ya que encuentra
una similitud en el comportamiento sexual con el resto de comportamientos del individuo, y
así le da el carácter arquetípico a lo sexual, y demuestra que las desviaciones sexuales se
encaminan a un fin ya establecido, por ejemplo, si la masturbación genera ideales de belleza
y practica casi perfectos, es imposible que quien realiza esta práctica tenga la potencia
suficiente frente a un escenario real.
 Pero en contra de ello yo destacaría este punto de vista: la neurosis, hasta donde llega y
quienquiera que sea el afectado por ella, sabe arruinar el propósito cultural, y así en verdad
promueve el trabajo de las fuerzas anímicas sofocadas enemigas de la cultura, de suerte que
la sociedad no puede anotarse una ganancia obtenida a costa de sacrificios; no tiene derecho
a adjudicarse ninguna, puesto que paga la obediencia a sus abundosos preceptos con el
aumento de la nerviosidad (Freud, 1908) Aquí Freud termina de dar su visto frente a la moral
sexual cultural y enuncia claramente el irremediable fallo de anotarse una victoria que siempre
termina siendo una derrota. Sigue siendo un mal necesario.

NOTA PERSONAL:
Aunque tomar a cabalidad el análisis de Freud puede resultar en algunas ocasiona anacrónico, dadas
las transformaciones culturales sociales económicas, y realmente de toda índole en las cuales se ha
visto inmerso el ser humano de finales del siglo XX y principios del XXI, se puede traslapar la esencia
de su análisis al día de hoy.
Sabiendo que la moral sexual cultural es la edificadora de lo que conocemos como cultura, tiene un
carácter atemporal pero no inmutable, ya que la prohibición tiene matices propios de la época en la
cual cursa, las cuales resultan lo suficientemente diferentes para analizar bajo la mirada de Freud las
prohibiciones de la actualidad siendo estas un modo de consecuencia de las prohibiciones en tiempos
pasados.
A modo de concepto personal, creo que tanto la prohibición como la forma en la cual se es sofocado,
han cambiado de forma abrupta y consiguen exponenciar los efectos de la moral sexual cultural. En
el presente la prohibición no radica en la sexualidad “normal” (teniendo en cuenta que es toda
sexualidad enfocada a la reproducción, entre pareja de diferente sexo con unión genital como
componente único) pero si en la obligación de practicarla. Sustento este argumento en la clara
necesidad juvenil de expresar abiertamente su práctica sexual e incitar a su círculo contemporáneo a
seguir sus pasos, si alguien trasgrede este patrón, se le tilda de inadecuado.
Lo prohibición del incesto, que es el fundador de la cultura, sigue vigente.
Gracias al acceso de la imagen como un todo universal y la adopción de patrones comportamentales,
ideales de belleza anacrónicas y desaforadamente no respetuosas con el devenir de la población en
particular (en la importación de modelos…) se genera frecuentemente una angustia por cumplir lo
planteado.

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