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En estas líneas se pretende hacer una reseña del texto publicado por Freud en el año de 1908, y como
tarea final aportar un análisis propio.
Se plantea un antagonismo entre lo pulsional y la cultura, ya que para hacer una cultura realidad
es necesario un patrimonio cultural (el cual no es más, para Freud, que el ceder de facultades
propias del ser humano en nombre de la construcción cultural).
Luego de un análisis de la obra de Von Ehrenfels, Freud avista un perjuicio de la moral sexual
moderna que el autor ya mencionado deja de lado, la nerviosidad moderna, y teniendo este
prejuicio como punto de partida se encauza con detenimiento en el descubrimiento de la
procedencia de esta nerviosidad y se encuentra que: un factor hereditario, un cambio de estilo
de vida, un intento desmesurado por mejorar su calidad de vida en comparación con sus
antiguas generaciones, conducen irremediablemente a dicha nerviosidad. Pero aun con estas
razones como precedentes etiológicos no se haya correspondencia total y parecen insuficientes
para el análisis de Freud.
o Toma algunas apreciaciones clínicas de neurólogos como W. Erb (dice que la prisa
moderna lleva a la nerviosidad, los avances, el desgaste mental…), Binswanger
(habla de Beard y el supuesto de que la neurastenia nace en EEUU y para Binswanger
no es cierto pero este supuesto demuestra que la agitación y el ritmo de vida moderno
va de la mano con la nerviosidad y que a mayor escala de avances y masa se aprecia
con mayor facilidad), Von Krafft-Ebin ( habla de un desgaste sin descanso y presión
constante) toma las mencionadas apreciaciones para reprocharlas por insuficientes.
o El factor etiológico fundamental de la cultura frente a la nerviosidad radica en la
sofocación de la vida sexual a manos de la moral sexual cultural.
NOTA PERSONAL:
Aunque tomar a cabalidad el análisis de Freud puede resultar en algunas ocasiona anacrónico, dadas
las transformaciones culturales sociales económicas, y realmente de toda índole en las cuales se ha
visto inmerso el ser humano de finales del siglo XX y principios del XXI, se puede traslapar la esencia
de su análisis al día de hoy.
Sabiendo que la moral sexual cultural es la edificadora de lo que conocemos como cultura, tiene un
carácter atemporal pero no inmutable, ya que la prohibición tiene matices propios de la época en la
cual cursa, las cuales resultan lo suficientemente diferentes para analizar bajo la mirada de Freud las
prohibiciones de la actualidad siendo estas un modo de consecuencia de las prohibiciones en tiempos
pasados.
A modo de concepto personal, creo que tanto la prohibición como la forma en la cual se es sofocado,
han cambiado de forma abrupta y consiguen exponenciar los efectos de la moral sexual cultural. En
el presente la prohibición no radica en la sexualidad “normal” (teniendo en cuenta que es toda
sexualidad enfocada a la reproducción, entre pareja de diferente sexo con unión genital como
componente único) pero si en la obligación de practicarla. Sustento este argumento en la clara
necesidad juvenil de expresar abiertamente su práctica sexual e incitar a su círculo contemporáneo a
seguir sus pasos, si alguien trasgrede este patrón, se le tilda de inadecuado.
Lo prohibición del incesto, que es el fundador de la cultura, sigue vigente.
Gracias al acceso de la imagen como un todo universal y la adopción de patrones comportamentales,
ideales de belleza anacrónicas y desaforadamente no respetuosas con el devenir de la población en
particular (en la importación de modelos…) se genera frecuentemente una angustia por cumplir lo
planteado.