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Samuel Beckett
Fragmento de teatro II
Traducción Jenaro Talens

[Escrito en francés a finales de los años cincuenta, probablemente 1958, entre La última cinta
de Krapp y Pavesas y publicado como Fragment for Theatre II. Existe una versión filmada con
Marie Noëlle Cadian y Violine Malglaive en los papeles principales, y dirigida por Marie-Noëlle
Cadian y Jean-Pierre Soussigne.]

Al fondo, en el centro, una ventana alta de doble batiente, abierta sobre un cielo nocturno muy
claro.
No se ve la luna.
En el proscenio, a la izquierda, a igual distancia de la pared y del eje de la ventana, una mesa
pequeña y una silla. Sobre la mesa, una lámpara de trabajo apagada y una carpeta repleta de
documentos.
A la derecha, en posición simétrica, una mesa idéntica y una silla. La lámpara apagada, sin
nada más.
Puerta en el proscenio, a la izquierda.
De pie, delante de la mitad izquierda de la ventana, de espaldas al espectador, C.
Pausa prolongada.
Entra A. Cierra la puerta, se instala en la mesa de la derecha, de espaldas a la pared de la
derecha. Pausa. Enciende la lámpara. Se quita el reloj, mira la hora y lo coloca sobre la mesa.
Pausa. Apaga la lámpara.
Pausa prolongada.
Entra B. Cierra la puerta, se instala en la mesa de la izquierda, de espaldas a la pared de la
izquierda. Pausa. Enciende la lámpara. Abre la carpeta y vacía su contenido sobre la mesa.
Mira alrededor, ve a A.

B
¡Hombre!

A
¡Sshhh! Apaga. (B apaga. Pausa prolongada. En voz baja.) ¡Qué noche! (Pausa prolongada. Así
mismo.) Aun no le he comprendido. (Pausa.) Pará que necesita nuestros servicios. (Pausa.) Un
hombre como él. (Pausa.) Y por qué se lo hacemos a cambio de nada. (Pausa.) Unos hombres
como nosotros (Pausa.) Misterio. (Pausa.) En fin… (Pausa. Vuelve a encender la lámpara.)
¿Qué te parece si empezamos? (B vuelve a encender la lámpara y busca entre sus papeles.) Lo
esencial. (B sigue buscando.) Resumimos y nos largamos. (B sigue buscando.) ¿Listo?

B
En pie.

A
Atención

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B
Que salte

A
¿Cuándo?

B
Ahora.

A
¿Desde dónde?

B
Lo haremos desde aquí. Tres metros por tres y medio cada piso, eso hace casi veinticinco en
total.

(Pausa.)

A
Hubiera jurado que estábamos todavía en el sexto. (Pausa.) ¿No corre ningún riesgo?

B
No tiene más que caer de culo, como ha vivido. La columna hace crac y las tripas explotan.

(Pausa. A se levanta, va a la ventana, se asoma al exterior, mira hacia abajo. Se endereza de


nuevo, mira al cielo. Pausa. Vuelve a su sitio.)

A
Luna llena.

B
No del todo. Mañana.

(A saca una pequeña agenda de su bolsillo.)

A
¿A qué día estamos?

B
A veinticuatro. Mañana es veinticinco.

A
(Pasando las páginas.) Diecinueve… veintidós… veinticuatro… (Leyendo.) Nuestro Señora del
Perpetuo Socorro. Luna llena. (Vuelve a meter la agenda en su bolsillo.) Estábamos diciendo…
veamos… que salte. Ésa es la conclusión, ¿de acuerdo?

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B
Trabajo, familia, tercera patria, conchas, finanzas, arte y naturaleza, corazón y conciencia,
salud, alojamiento, Dios y el hombre, demasiado desastres.

(Pausa.)

A
(Pensativo.) Continúa. (Pausa.) Continúa. (Pausa.) ¿Y el sentido del humor? ¿Y el de las
proposiciones?

B
Desbordado.

(Pausa.)

A
¿Y no podemos estar equivocados?

B
(Indignado.) Hemos acudido a las mejores fuentes. Lo hemos sopesado todo, vuelto a sopesar,
controlado, comprobado. Ni una palabra ahí dentro (blandiendo un paquete de papeles) que
no se de hierro torneado. Puestas juntas como una catedral. (Tira violentamente los papeles
sobre la mesa. Se despliegan por el suelo.) ¡Mierda!

(Los recoge. A levanta la lámpara y la pasea a su alrededor.)

A
He visto covachas peores. (Volviéndose hacia la ventana.) Peores vistas. (Pausa.) Ese que se
ve, ¿es Júpiter?

(Pausa.)

B
¿Dónde?

A
Apaga. (Apagón.) Debe de ser.

B
(Irritado.) ¿Dónde?

A
(Irritado.) Ahí. (B estira el cuello.) Ahí, a la derecha, en la esquina.

(Pausa.)

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B
No, está centelleando.

A
Entonces, ¿qué es?

B
(Indiferente) No lo sé. Sirio. (Vuelve a encender.) Bueno ¿Trabajamos o nos divertimos? (A
vuelve a encender.) Olvidas que esto no es su casa. Solo viene aquí a cuidar el gato. Y al final de
mes, zape, a la barcaza. (Pausa. Más fuerte.) Olvidas que esto no es su casa.

A
(Irritado) ¡Lo olvido, lo olvido! ¿Y él? ¿No lo olvida? (Con pasión.) ¡Eso es lo que nos salva!

B
(Buscando en sus papeles.) Memoria… memoria… (Agarra una hoja.) Cito: <<un elefante para
comer, un gorrión para cantar>>, testimonio del señor Swell, organista en Seaton Sluicie y
amigo de toda la vida.

(Pausa.)

A
(Taciturno) ¡Tsstss!

B
Cito: <<Interrogado en esa ocasión>>, se abre paréntesis, <<(separación de cuerpos)>>, se
cierra paréntesis, <<sobre el deterioro de nuestras relaciones, no supo evocar más que los
cinco o seis abortos>>, se abre paréntesis, <<(ay, yo no los provoqué)>>, se cierra paréntesis,
<<los primeros tiempos de nuestra unión y el veto que consecuentemente tuve que oponer al
fin>>, se abre paréntesis, <<(ay, muy a disgusto)>>, se cierra paréntesis, <<a todo lo que de
cerca o lejos pareciese obra del amor. Pero acerca de nuestra felicidad>>, se abre paréntesis,
<< (pues la tuvimos, inevitablemente y aquí pienso en las primeras promesas intercambiadas
en Wooston Bassett bajo las falsas acacias, o incluso en el primer cuarto de hora de nuestra
noche de bodas en Littlestone-on-Sea, o finalmente, en las primeras veladas de estudio en
nuestro nido de la Commercial Road East)>>, se cierra paréntesis, <<del asunto del nuestra
felicidad ni una palabra, señor, ni una palabra>>. Testimonio de la señora Aspasia Budd-
Crocker, diseñadora de botones a domicilio, Commercial Road East.

A
(Taciturno) ¡Tsstss!

B
Sigo citando: <<De nuestra epopeya nacional no recordaba más que las catástrofes, lo que no
le impidió conseguir una pequeña beca para trabajar en este asunto>>. Testimonio del señor
Peaberry, jardinero en el Deeping Fens y amigo de toda la vida. (Pausa.) <<Ni una lagrima

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vertida en nuestra familia, y Dios sabe si las hubo, que no fuese recogida y piadosamente
conservada en esta inagotable reserva de tristeza, con la fecha, la hora y el motivo, y ni una
alegría, felizmente no las hubo, que no fuese por el contrario irrevocablemente disuelta como
por efecto de un corrosivo. En eso siguió mi ejemplo>> Testimonio de la difunta Darcy-Crocker,
mujer de letras. (Pausa.) ¿Quieres más?

A
Suficiente.

B
Cito: <<Oyéndole hablar de su vida, después de algunas copas, podría creerse que la había
pasado únicamente en los infiernos. Nos moríamos de risa. Saqué de ahí un número que
funcionó bien>>. Testimonio del señor Moore, artista del genero ligero, según la viuda
Merryweather-Moore. All Saints on The Walsh, y amiga de toda la vida.

(Pausa.)

A
(Desolado.) ¡Tsstss! (Pausa.) ¡Tsstsstss!

B
Ya ves. (Enfático.) Ésta no es su casa y lo sabe perfectamente.

(Pausa.)

A
Veamos ahora los elementos positivos.

B
¿Positivos? ¿Quieres decir los elementos que le hagan pensar que… (Titubea, luego, con una
violencia repentina)… qué un día las cosas pueden cambiar? ¿Eso es lo que quieres? (Pausa.
Más tranquilo.) No los hay.

A
(Desilusionado.) Sí, sí los hay, eso es lo más bonito del asunto.

(Pausa. B revuelve entre sus papeles.)

B
(Levantando la cabeza.) Perdóname, Bertrand. (Pausa. Revuelve. Levanta la cabeza.) No sé lo
que me ha ocurrido. (Pausa. Revuelve. Levanta la cabeza.) Un momento de consternación.
(Pausa. Revuelve.) Ésta esa historia de la rifa, ¿te acuerdas?

A
No.

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B
(Leyendo) <<Doscientos lotes… el ganador recibe un reloj de marca… oro macizo, de 19
quilates, una maravilla de precisión, indica el año, el mes, la fecha, la hora, el minuto y el
segundo, extra-chic, muelle irrompible, cronómetro, 19 rubíes, antichoque, antimagnético,
hermético, sumergible, de acero inoxidable, modelo automático, segundero central, piezas
suizas, correa piel de lagarto gran lujo>>.

A
¿Qué te dije? Incluso con pocas probabilidades. El mero hecho de apostar. Ya sabía yo que
seguía siendo el mismo.

B
Desgraciadamente no fue el quien se procuró el boleto. Se lo dieron. Pareces olvidarlo.

A
(Irritado.) ¡Lo olvido, lo olvido, sí! ¿Y el, es que no lo ol…? (Pausa.) AL menos lo conservó.

B
Si tú lo dices.

A
En fin, ¿lo aceptó? (Pausa.) Que yo sepa no lo rechazó.

B
Cito: <<La última vez que lo vi, yo iba a correos a cobrar un giro postal. El área por delante del
edificio está cercada con una hilera de bolandos unidos con cadenas. Estaba sentado en uno
de ellos de espaldas a la fábrica Thompson. A todas luces abatido. Estaba doblado en dos, con
las manos sobre las rodillas, las piernas separadas, la cabeza baja. Por un momento llegué a
preguntarme si no estaría vomitando. Pero, al aproximarme un poco, pude comprobar que
simplemente estaba ocupado en contemplar, entre sus pies, una cagada de perro. Al
desplazarla ligeramente con la punta de mi paraguas, vi como su mirada seguía el movimiento
y la encaraba en su nueva posición. Eso a las tres de la tarde, ¡por favor! Confieso que no tuve
el valor de darle los buenos días, estaba trastornado. Simplemente deslice en su bolsillo un
boleto de rifa que ya no me servía, al tiempo que para mis adentros le deseaba buena suerte.
Cuando dos horas más tarde salí de la oficina de Correos, después de haber cobrado el dinero,
el seguía en el mismo sitio y en la misma postura. A veces me pregunto si vive aún>>.
Testimonio del señor Fickmann, contable y amigo de los buenos tiempos y de los malos.

A
¿Cuándo está fechado?

B
Es reciente.

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A
Cualquiera diría que suena a antiguo (Pausa.) ¿Nada más?

B
Oh… nada de interés… recuerdo de una tía sin herederos… una inacabada… partida de ajedrez
con un contrincante en Tasmania… espero que no estés muerto para vivir la exterminación de
la especie… aspiraciones literarias no del todo perdidas… las nalgas de una lechera en
Waterloo Lane… ya ves que tipo de cosas.

(Pausa.)

A
Terminamos esta noche, ¿No?

B
Sin duda. Mañana tenemos que ir a Bury St Edmunds

A
(Sombrío) No le habremos enseñado nada. Lo dejaremos ahora, para no volver a verlo nunca
más, sin haber añadido nada a lo que ya sabía.

B
El ignoraba todos estos testimonios. Eso ha habido de acabar con él.

A
No necesariamente. (Pausa.) ¿Se te ocurre algo? (Papeles.) Es importante. (Papeles.) Algo…
creo recordar… algo… se dijo.

B
(Papeles.) Bajo <<Confidencias>> entonces… (Risa fugaz.) Capitulo poco cargado. (Papeles.)
Confidencias… confidencias… ¡ah!

A
(Impaciente) ¿Y bien?

B
(Leyendo) <<Jaquecas… problemas de visión… miedo irracional a las víboras… problemas de
oído…>> nada que nos interese, <<… tumores fibrosos… fobia a los pájaros cantores…
problemas de garganta… necesidad de ternura…>> ya estamos llegando, <<vacío interior…
timidez congénita… problemas nasales…>>. ¡Ah! Escucha esto: << Mórbidamente sensible a la
opinión de los demás…>> (Levanta la cabeza.) ¿Qué te dije?

A
(Taciturno) ¡Tsstss!

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B
Voy a leerte el pasaje: (Leyendo) <<… mórbidamente sensible a la opinión de los demás…>>.
(Su lámpara se apaga.) ¡Vaya! ¡La bombilla se ha fundido! (La lámpara vuelve a encenderse.)
Pues no. Debe de ser un mal contacto. (Examina la lámpara, la endereza.) El flexo estaba
torcido, ahora toda esta bien. (Leyendo.) <<… mórbidamente sensible…>> (La lámpara se
apaga.) ¡Cago en la puta!

A
Intenta moverla un poco. (B mueve la lámpara. Vuelve a encenderse.) ¿Ves? Es una cosa que
aprendí con los exploradores.

(Pausa.)

ByA
(A la vez) <<… mórbidamente sensible…>>

A
No toques la mesa.

B
¿Qué?

A
Que no toques la mesa. Si es un contacto, el menor vaivén es suficiente.

B
(Tras echar su silla un poco hacia atrás.) <<… mórbidamente sensible…>>

(La lámpara se apaga. B da un fuerte puñetazo sobre la mesa. La lámpara vuelve a encenderse.
Pausa.)

A
¡Qué cosa misteriosa es la electricidad!

B
(Atropelladamente) <<… mórbidamente sensible a la opinión de los demás en aquel tiempo,
quiero decir cada vez y durante todo el tiempo que los demás entraban en mi
conocimiento…>>. (Interrumpiéndose.) Esto es chino.

A
(Nerviosamente.) ¡Continúa! ¡Continúa!

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<<… durante todo el tiempo que los demás entraban en mi conocimiento, y eso en los dos
casos, quiero decir que tanto si por un lado me complacían como si por el otro me causaban
dolor, y a decir verdad…>> (Interrumpiéndose.) ¡Mierda! ¿Dónde está el verbo?

A
¿Qué verbo?

B
El principal.

A
Yo renuncio.

B
Espérate hasta que encuentre el verbo, y a la mierda con todas estas tonterías (Leyendo:) <<
fuese… pudiese>>, ¡Jesucristo!, <<…aunque si es… así sea pero…>> ¡hostias!, ¡ah! Ya lo tengo,
<<… yo era desgraciadamente…>>. Por fin, ¡lo encontré! <<… yo era desgraciadamente
incapaz…>>. ¡Ya está!

A
¿Cómo suena eso ahora?

B
(Solemnemente) <<… mórbidamente sensible a la opinión de los demás en aquel tiempo…>>>,
tonterías, tonterías, tonterías, <<… yo era desgraciadamente incapaz…>>.

(La lámpara se apaga. Pausa prolongada.)

A
¿Quieres que cambiemos de sitio? (Pausa.) ¿Sabes lo que quiero decir? (Pausa.) Que tú
vengas aquí con tus papeles y yo me vaya ahí. (Pausa.) No llores, Morvan, eso no nos lleva a
ninguna parte.

B
¡Son los nervios! (Pausa.) ¡Ah, si yo tuviera veinte años menos, te aseguro que iba a acabar
con mis sufrimientos!

A
¡Ssshhh! Nunca digas sandeces semejantes. Ni siquiera a los amigos.

(Pausa.)

B
¿Puedo acercarme a ti? (Pausa.) Necesito calor humano.

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(Pausa.)

A
(Fríamente.) Como quieras. (B se levanta y va hacia A.) Al menos trae tu dossier contigo. (B
vuelve, agarra sus papeles y su carpeta, camina de nuevo hacia A, pone los papeles sobre la
mesa, permanece de pie. Pausa.) ¿Quieres sentarte en mis rodillas?

(Pausa. B vuelve para agarrar su silla, va de nuevo hacia A. Se detiene delante de la mesa, son
la silla en brazos. Pausa.)

B
(Tímidamente) Me pongo a tu lado. (Se miran) ¿No? (Pausa.) Entonces, frente a ti. (Se sienta
de cara a A, lo mira. Pausa.) ¿Seguimos?

A
(Con firmeza) Acabémoslo y vayamos a dormir.

(B revuelve entre sus papeles.)

B
Tomaré la lámpara. (Se la acerca) Gracias a Dios que no falla. ¿Qué haríamos en la oscuridad
nosotros dos? (Pausa.) ¿Tienes fósforos?

A
¡Siempre! (Pausa.) ¿Qué haríamos? Iríamos junto a la ventana a la luz de las estrellas. (La otra
lámpara vuelve a encenderse.) Más bien, tú irías solo.

B
(Vivamente) ¡Ah, no! Solo, yo no iría.

A
Pásame una hoja. (B le pasa una hoja.) Apaga la lámpara. (B apaga.)¡Vaya por Dios!, la tuya se
ha vuelto a encender.

B
Para mí este chiste ya está durando de más.

A
Exactamente, así que ve y apágala.

(B se levanta, va a la mesa, apaga la lámpara. Pausa.)

B
¿Qué tengo que hacer ahora? ¿Volver a encenderla?

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A
Vuelve aquí,

B
Entonces enciende tú, que no veo nada.

(A enciende. B vuelve a sentarse delante de A. A apaga, se levanta. Con la hoja en la mano va


hasta la ventana, se detiene, mira el cielo.)

A
¡Y qué decir que todo esto es la fusión termonuclear! ¡Este cuento de magia! (Se inclina sobre
la hoja y lee, con algunos titubeos.) <<A los diez años, se escapa de su casa por primera vez,
devuelto al día siguiente, amonestado, perdonado>>. (Pausa.) << A los quince se escapa de su
casa por segunda vez, devuelto al cabo de ocho días, castigado, perdonado>>. (Pausa.) << A
los diecisiete se escapa de su casa por tercera vez, vuelve con el rabo entre las piernas al cabo
de seis meses, encerrado, perdonado>>. (Pausa.) << A los diecisiete se escapa de su casa por
última vez, vuelve arrastrándose al cabo de un año, recibido a puntapiés, perdonado>>.

(Pausa. Se acerca a la ventana para ver el rostro de C, que lo obliga a inclinarse un poco sobre
el exterior, con la espalda sobre el vacío.)

B
¡Cuidado!

(Pausa larga. Nadie se mueve.)

A
(Tristemente) ¡Tsstss! (Recupera el equilibrio) Vuelve a encender. (B vuelve a encender. A
regresa a su mesa, se sienta de nuevo, tiende la hoja a B, que la agarra.) No es fácil, pero casi
hemos llegado ya.

B
¿Cómo está?

A
No muy bien.

B
¿Sigue teniendo su sonrisa?

A
Probablemente.

B
¿Cómo probablemente? Acabas de verlo.

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A
En ese momento no la tenía.

B
(Con satisfacción) ¡Ah! (Pausa.) Nunca entendí lo que pretendía con esa sonrisa. ¿Y los ojos?
¿Desencajados todavía?

A
Cerrados

B
¡Cerrados!

A
¡Oh!... Era sólo para no verme. Ya ha debido de volver a abrirlos. (Pausa. Con violencia.)
¡Habría que vigilar a la gente las veinticuatro horas seguidas sin interrupción! ¡Durante una
semana! ¡Y sin que lo supieran!

(Pausa.)

B
Para mí, que ya lo tenemos.

A
(Impacientemente) Vamos, que así no llegamos a ningún sitio, continúa.

(B revuelve entre sus papeles, encuentra la hoja.)

B
(Leyendo la hoja) <<… mórbidamente sensible a la opinión de los demás en aquel tiempo…>>>,
tonterías, tonterías, tonterías, <<… yo era desgraciadamente incapaz de mantenerla más de
diez minutos, un cuarto de hora como mucho, es decir, justo el tiempo que necesitaba para
asimilarla y pasado ese tiempo era como si ésta no hubiera sido pronunciada>>. (Pausa.)
¡Tsstss!

A
(Con satisfacción) ¿Ves? (Pausa.) ¿Dónde dice eso?

B
En una carta aparentemente nunca enviada a una admiradora anónima.

A
¿Una admiradora? ¿Tuvo admiradoras?

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Ésta empieza: <<Querida amiga y admiradora…>> Es todo lo que sabemos.

A
Vaya, Morvan, tranquilízate, ya sabemos el valor que tienen las cartas a las admiradoras. No
hay que tomarlo todo al pie de la letra.

B
(Con violencia, golpeando los papeles.) Este es el dossier en su estado final. En esto nos
basamos. Demasiado tarde para decir que esto (palmoteando a la izquierda) es bueno, y que
esto (palmoteando a la derecha) es malo. Eres un pesado.

(Pausa.)

A
Bueno, resumamos.

B
No hacemos otra cosa.

A
Un porvenir negro, un pasado, tal y como él lo recuerda, imperdonable, los motivos para no
avanzar, irrisorios, y los mejores consejos, inoperantes. ¿De acuerdo?

B
¿Una vieja tía a la que heredar es irrisorio?

A
(Cálidamente) No es un tipo interesado. (Con serenidad) Hay que tener en cuenta el
temperamento del cliente. No basta con acumular documentos.

B
(Vejado, golpeando los papeles.) Para mí, el cliente está aquí y sólo aquí.

A
De acuerdo. ¿En algún momento fue cuestión de ganancia personal? A esa vieja tía, ¿le ha
hecho algo más que cumplidos? Y a esa lechera, por ejemplo, desde que le compra el queso,
¿le ha faltado alguna vez el respeto? (Pausa.) No, Morvan, ya ves que…

(Débil maullido. Pausa. Nuevo maullido, más fuerte.)

B
Debe de ser el gato.

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Así parece. (Pausa prolongada.) Entonces, ¿de acuerdo? Porvenir negro, pasado…

B
Como quieras (empieza a ordenar sus papeles en la carpeta con cansancio.) Déjalo que salte.

A
¿Ya no queda ninguna otra cosa que hacer?

B
¡Que salte!, ¡déjalo que salte!. (Termina de ordenar sus papeles, se levanta, con la carpeta en
la mano.) Vámonos.

(A consulta el reloj.)

A
Son ahora… las diez… y veinticinco. No tenemos tren hasta las once y veinte. Matemos el
tiempo hablando de lo que sea.

B
¿Cómo a las once y veinte? A las once menos diez.

(A saca de su bolsillo un horario y se lo pasa, abierto por la página correcta, a B.)

A
Ahí, donde hay una cruz. (B consulta el horario, lo devuelve a A, se vuelve a sentar. Pausa
prolongada. A se aclara la garganta. Pausa. Con ímpetu.) ¿Cuántos desgraciados seguirían
siéndolo aún hoy si hubieran sabido a tiempo hasta qué punto lo eran? (Pausa.) ¿Te acuerdas
de Smith?

B
¿Smith? (Pausa.) Nunca conocí a nadie con ese nombre.

A
¡Ya lo creo que sí! Un pelirrojo, gordo. Siempre estaba allí, rondando cerca del World´s End. No
había dado golpe desde hace un montón de años. Parece ser que había perdido sus partes en
un accidente de caza. Su propia escopeta se le disparó entre las nalgas en un momento de
descuido, cuando se disponía a tirarle a una codorniz.

B
Me parece raro.

A
Resumiendo, ya tenía la cabeza en el horno cuando vinieron a decirle que su mujer acababa de
ser atropellada por una ambulancia. ¡Mierda!, dijo, esto no puede ser, sobre todo ahora que
tiene un trabajo fijo en Mark and Spencer´s. (Pausa.) ¿Cómo esta Mildred?

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B
(Asqueado) Oh, ya sabes. (Breve canto de un pájaro, pausa.) ¡Santo Dios!

A
¡Filomela!

B
Oh, me dio un brinco en el corazón.

A
¡Ssshhh! (En voz baja) ¡Escucha! (Pausa. El canto del pájaro se oye otra vez, más fuerte,
también brevemente. Pausa.) ¡Esta en la habitación! (Se levanta, se aleja de puntillas.) Ven,
vamos a ver.

B
¡Tengo miedo!

(Se levanta, no obstante y sigue a A, manteniéndose prudentemente detrás de él. A se dirige de


puntillas hacia el fondo a la derecha, seguido de B.)

A
(Volviéndose) ¡Ssshhh! (Avanzan, se detienen en el rincón. A enciende un fosforo y lo sostiene
por encima de la cabeza. Pausa. En voz baja.) No está ahí. (Tira el fósforo y atraviesa la escena
por delante de la ventana, de puntillas y seguido siempre de B. Se detienen en el rincón del
fondo de la izquierda. Mismo juego con el fósforo. Pausa.) ¡Aquí está!

B
(Retrocediendo) ¿Dónde?

(A se acurruca. Pausa.)

A
Échame una mano.

B
¡Déjalo en paz! (A se endereza con esfuerzo, sosteniendo contra su vientre una jaula grande
cubierta con una tela de seda verde estampada con perlas. Se dirige hacia la mesa titubeado.)
Dame eso.

(B ayuda a A a sostener la jaula. Entre los dos la llevan con precaución hasta la mesa de A.)

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(Jadeando) Espera un momento. (Se detienen. Pausa.) Sigamos. (Avanzan, depositan la jaula
sobre la mesa. A separa delicadamente la seda del lado opuesto al espectador, mira. Pausa.)
Alúmbrame.

(B levanta la lámpara, la encara al interior de la jaula. Se inclinan, miran. Pausa prolongada.)

B
Uno está muerto.

(Miran.)

A
¿Tienes un lápiz? (B le da un lápiz largo. A lo pasa entre las barras de la jaula. Pausa.) Sí.
(Retira el lápiz, se lo mete en el bolsillo.)

B
¡Hola!

(A le devuelve el lápiz. Miran. A agarra la mano de B y cambia de posición.)

A
Ahí

B
¿Es la hembra o el macho?

A
La hembra. Mirá que mal aspecto tiene.

B
(Irritado) ¡Y el sigue cantando! (Pausa.) ¿Son periquitos?

A
¡Periquitos! (Se desternilla de risa.) Ah, Morvan, me podría morir contigo si estuviese lo
suficientemente vivo. ¡Periquitos! (Se desternilla.) ¡Pinzones, cabeza de chorlito! ¡Mira esa
preciosa rabadilla verduzca! ¡Y la cresta azul! ¡Y las rayas blancas! ¡Y la pechuga dorada!
(Didáctico.) Por lo demás, el plumaje es característico, imposible equivocarse. (Pausa.) ¡Oh,
que guapo eres, pequeñín, oh, hermoso pajarito chiquirritín! (Pausa, sombrío.) ¡Y decir que
todo esto son desechos orgánicos! ¡Toda esta hermosura!

(Miran.)

B
No tiene nada de comer. (Pausa.) Ni agua. (Señalando con el dedo.) ¿Y eso que es?
A

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Eso. (Pausa. Voz monótona, lentamente.) Un viejo hueso de sepia.

B
¿De sepia?

A
De sepia.

(Vuelve a echar la tela de seda. Pausa.)

B
Vamos, Bertrand, cálmate no podemos hacer nada. (A levanta la jaula y la lleva al fondo a la
izquierda. B deposita la lámpara y vuelve rápidamente tras el otro.) Dame eso.

A
Déjalo, déjalo. (Avanza hasta el ángulo, seguido de B y deposita la jaula donde la encontró. Se
endereza y regresa a su mesa, aún seguido de B. A se detiene cerca.) ¿Quieres dejar de
seguirme? ¿Quieres que me tire también? (Pausa. B va a la mesa de A, agarra la carpeta y la
silla, va hacia su mesa y se sienta de espaldas a la ventana. Vuelve a encender la lámpara, y
enseguida la apaga.) ¿Cómo terminar? (Pausa prolongada. A va hacia la ventana, enciende un
fósforo, lo sostiene en el aire y mira el rostro de C. El fósforo se consume, lo tira por la
ventana.) ¡Eh, ven a ver! (B no se mueve. A enciende otro fósforo, lo sostiene en el aire y mira
el rostro de C.) ¡Ven rápido! (B no se mueve. El fósforo se consume, A lo deja caer.) ¡Bien, voy
a…!

(A saca su pañuelo y lo acerca tímidamente al rostro de C.)

(Telón.)

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