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DERECHO DEL TRABAJO

Y DE LA
SEGURIDAD SOCIAL
ANTONIO VÁZQUEZ VIALARD

Derecho del trabajo


y de la
seguridad social
Tomo 2

8a edición actualizada y ampliada

aULb
EDITORIAL ASTREA
DE ALFREDO Y RICARDO DEPALMA
CIUDAD DE BUENOS AIRES
1999
Ia edición, 1978.
Ia reimpresión, 1979.
2a edición, 1981.
Ia reimpresión, 1984.
3a edición, 1986.
4a edición, 1989.
Ia reimpresión, 1991.
5a edición, 1992.
6a edición, 1994.
7a edición, 1996.
8a edición, 1999.

© EDITORIAL ASTREA
DE ALFREDO Y RICARDO DEPALMA SRL
Lavalle 1208 - (1048) Ciudad de Buenos Aires

ISBN: 950-508-108-1 (edición completa)


950-508-110-3 (tomo 2)

Queda hecho el depósito que previene la ley 11.723


IMPRESO EN LA A R G E N T I N A
ÍNDICE GENERAL
Tomo 2

SECCIÓN III

DERECHO DE LAS RELACIONES


COLECTIVAS DE TRABAJO

CAPÍTULO XIV
INTRODUCCIÓN
§ 256. Concepto 1
§ 257. Modos de colaboración 4
a) Participación en las ganancias 6
b) Participación funcional 8
1) Participación en la dirección 8
2) Cogestión 8
3) Autogestión 9
§ 258. Representación de los trabajadores 9
§ 259. Función de la empresa 11
Cuestionario 13

CAPÍTULO XV
ASOCIACIONES GREMIALES DE TRABAJADORES
§ 260. Regulación legal 15
§ 261. Requisitos básicos 15
VIII ÍNDICE GENERAL

§ 262. Asociaciones con simple inscripción 19


§ 263. Asociaciones con personería gremial 21
§ 264. Acto constitutivo 27
§ 265. Órganos de la asociación 29
a) Asamblea o congreso 30
b) Ejecutivo 31
c) Otros 33
§ 266. Derechos de los trabajadores frente a la asocia-
ción gremial 33
a) Ingreso 33
b) Ejercicio de los derechos 34
c) Derechos electorales 36
d) Régimen disciplinario 37
e) Desafiliación 40
§ 267. Acción externa del sindicato 41
a) Negociación colectiva 42
b) Representación de los intereses individuales
y colectivos 42
c) Medidas de acción directa 44
d) Colaboración 45
e) Acción política 47
f) Educación 47
g) Obra social 47
§ 268. Delegados de personal 49
§ 269. Encuadramiento sindical 55
§ 270. Asociaciones de segundo y tercer grado 58
§ 271. Patrimonio sindical 61
a) Fuente interna (trabajadores afiliados) 61
b) Fuente externa 62
1) Trabajadores no afiliados 62
2) Empleadores 64
§272. Privilegios del patrimonio sindical 65
§ 273. Procedimiento para la recaudación de los fondos 66
a) Forma directa 66
b) Forma indirecta 66
§ 274. Régimen contable, financiero e institucional 69
ÍNDICE GENERAL IX

§ 275. Garantías sindicales 71


§ 276. Estabilidad sindical 71
§ 277. Licencia sindical 78
§ 278. Régimen electoral 79
§ 279. Prácticas desleales y contrarias a la ética de las
relaciones profesionales 84
a) Enumeración 84
b) Sanciones. Proceso para su aplicación 86
§ 280. Control administrativo ejercido sobre las asocia-
ciones sindicales 90
a) Reconocimiento de las asociaciones 91
b) Fiscalización de la vida institucional 92
c) Fiscalización del régimen patrimonial 96
d) Control de la acción sindical externa 96
1) Ámbito de la representación sindical 96
2) Concertación del convenio colectivo 97
3) Medidas de acción directa 97
e) Sanciones 97
§ 281. Revisión de las decisiones adoptadas por el sin-
dicato o por la autoridad administrativa 97
a) En sede asociacional 97
b) En sede administrativa 98
c) Competencia de los órganos judiciales 98
§ 282. Responsabilidad de las asociaciones profesionales 102
a) En materia civil 102
b) En materia penal-administrativa 103
c) Régimen de la ley 23.551 105
§ 283. Contingencias de la personería 106
a) Suspensión 106
b) Cancelación 107
c) Intervención 108
d) Secesión gremial 109
e) Fusión 109
f) Disolución 110
Cuestionario 112
X ÍNDICE GENERAL

CAPÍTULO XVI
CONFLICTO LABORAL

§ 284. Concepto 113


§ 285. Tipos de conflictos laborales 117
a) Individuales y colectivos 117
b) De derecho y de intereses 118
c) Según el origen de la causa 119
§ 286. Conflictos y controversia 123
§ 287. Sistemas de solución de los conflictos 124
§ 288. Recursos de acción directa de los trabajadores.. 127
§ 289. Huelga 128
§ 290. Licitud e ilicitud de la huelga en el derecho ar-
gentino 133
a) Finalidad 133
b) Cumplir los procedimientos de orden regla-
mentario 134
1) Ser declarada por el sindicato con perso-
nería gremial 134
2) Haber agotado el procedimiento obligato-
rio de conciliación 134
3) No estar sometido el conflicto a arbitraje
obligatorio 137
4) No estar prohibida en virtud de haberse
declarado el estado de sitio 143
§ 291. Esfera colectiva e individual de la huelga 143
§ 292. Declaración administrativa de licitud o ilicitud
de la huelga 145
§ 293. Efectos de la huelga lícita en el plano de las re-
laciones individuales 147
§ 294. Distinción entre el ejercicio de los medios de
acción directa y las modalidades de su exteriori-
zación
ÍNDICE GENERAL XI

§ 295. Teoría de la discriminación arbitraria 150


§ 296. Huelga de solidaridad 151
§ 297. Otras figuras de medidas de acción directa 155
a) Paro 155
b) Paros rotativos 157
c) Trabajo a desgano 158
d) Trabajo a reglamento 158
e) Retiro de colaboración 158
f) Sabotaje 159
g) Listas negras 160
h) Piquetes 161
§ 2 9 8 . Pago de la "labor deteriorada" 161
§ 299. La huelga en el sector público y en el de servi-
cios esenciales 163
§ 300. Responsabilidad del sindicato por la adopción
de medidas de acción directa ilícitas 168
§ 301. Efectos de los medios de acción directa en orden
a la responsabilidad del empleador frente a ter-
ceros 170
§ 302. Contrahuelga ("lock-out") 172
Cuestionario 177

CAPÍTULO XVII
NEGOCIACIÓN COLECTIVA

§ 303. Concepto 179


§ 304. Distintos tipos de convenio 181
§ 305. Legislación argentina sobre convenios colectivos 186

A) RÉGIMEN COMÚN

§ 306. Definición legal de convenio colectivo 187


§ 307. Modos de concertación 188
XII ÍNDICE GENERAL

§ 308. Negociación articulada 197


§ 309. Sectores en los que ha de regir el convenio co-
lectivo 203
§ 310. Forma 205
§ 31 í. Homologación 205
§ 312. Registro y publicación 211
§ 313. Vigencia. Caducidad. Ultraactividad 211
§ 314. Ámbito de comprensión del convenio 216
§ 315. Contenido 219
§ 316. Disponibilidad colectiva 228
§ 317. Interpretación y aplicación 234
§ 318. Prueba en juicio 234
§ 319. Extensión 235
§ 320. Comisión paritaria 236
§ 321. Suspensión con motivo de la apertura de la con-
vocatoria de acreedores del empleador 237
§ 322. Extinción 239
a) Vencimiento del plazo 239
b) Mutuo consentimiento 240
c) Denuncia 240
d) Incumplimiento de una de las partes 241
e) Cambio de las circunstancias 241
f) Retiro o suspensión de la personería gremial.
Extinción de las asociaciones 243

B) DOCENTES DE INSTITUTOS OFICIALES

§ 323. Régimen aplicable. Sectores de negociación


comprendidos 244
§ 324. Niveles de negociación 245
§ 325. Normas comunes de procedimiento para la con-
certación del convenio colectivo 246
ÍNDICE GENERAL XIII

§ 326. Normas de procedimiento en el ámbito de la ju-


risdicción nacional 249
a) De conciliación y mediación 249
b) Aprobación del acuerdo por parte de la auto-
ridad estatal 251
c) Vigencia del acuerdo 252
d) Ultraactividad del convenio 252
e) Cuotas de solidaridad 252
f) Obligación de acordar mecanismos de auto-
rregulación de los conflictos 253
§ 327. Normas de procedimiento en el nivel federal.... 253
§ 328. No aplicación de la ley de contrato de trabajo .. 254
§ 329. Criterio aplicable de interpretación 254
§ 330. Normas de aplicación subsidiaria 254

C) ADMINISTRACIÓN PÚBLICA FEDERAL

§ 331. Régimen aplicable 254


§ 332. Representación de las partes 256
§ 333. Niveles y materias de negociación 256
§ 334. Procedimiento de concertación 257
§ 335. Obligación de las partes a negociar 258
§ 336. Trámite obligatorio de conciliación 258
§ 337. Formalización del acuerdo 259
§ 338. Mecanismos de autorregulación 259
§ 339. Ultraactividad del acuerdo 260
§ 340. Cuotas de solidaridad 260
§ 341. Criterios de interpretación e integración del con-
venio 260

D) PEQUEÑA EMPRESA

§ 342. Remisión 260


Cuestionario 261
XIV ÍNDICE GENERAL

SECCIÓN IV

DERECHO ADMINISTRATIVO DEL TRABAJO

CAPÍTULO XVIII
INTERVENCIÓN DEL ESTADO
EN LAS RELACIONES DE TRABAJO

Concepto 263
Organismos administrativos laborales 266
Jurisdicción federal o provincial de la policía la-
boral 267
a) En materia de relaciones individuales de tra-
bajo 268
1) Lugar 271
2) Actividad desplegada 272
b) En materia de relaciones colectivas de trabajo 277
346. Características del derecho administrativo del tra-
bajo (federal) 282
347. Facultades normativas de la administración la-
boral 283
348. Contenido de la facultad de policía y seguridad
social laboral (federal) 284
a) Relaciones individuales de trabajo 284
1) Inspección de trabajo 284
2) Habilitación de los instrumentos de con-
tralor 285
3) Atención de los regímenes concernientes
a higiene y seguridad 285
4) Admisión de la existencia de excepciones
previstas en los regímenes respectivos .... 286
5) Aplicación de sanciones por incumpli-
miento de las normas laborales 287
ÍNDICE GENERAL XV

6) Funciones de conciliación 287


b) Relaciones colectivas de trabajo 288
1) Régimen de asociaciones profesionales... 288
2) Concertación de convenios colectivos 288
3) Conflictos colectivos 288
§ 349. Distinto carácter jurídico de las funciones que
ejerce la administración laboral 289
§ 350. Ilícitos laborales administrativos en el orden fe-
deral 290
a) En cuanto a las relaciones individuales de
trabajo 290
1) Violación de los deberes formales 290
2) Obstrucción de la actuación de las autori-
dades administrativas del trabajo 291
3) Incumplimiento de las obligaciones emer-
gentes de la relación laboral 291
b) Respecto de las relaciones colectivas 292
§ 351. Sanciones (en el orden federal) por ilícitos refe-
ridos a las relaciones individuales de trabajo .... 292
§ 352. Normas de procedimiento en el orden federal
para el juzgamiento de las infracciones respecto
de las relaciones individuales de trabajo 294
Cuestionario 299

SECCIÓN V

DERECHO PROCESAL DEL TRABAJO

CAPÍTULO XIX
JUSTICIA LABORAL

§ 353. Introducción 301


§ 354. Decreto ley 32.347/44 303
XVI ÍNDICE GENERAL

§ 355. Tribunales provinciales 304


§ 356. Situaciones especiales 305

A) JUSTICIA NACIONAL DEL TRABAJO


DE LA CAPITAL FEDERAL

§ 357. Encuadre legal. Procedimiento previo obligato-


rio de conciliación 307
§ 358. Organización 311
§ 359. Competencia 311
a) Material 312
b) Territorial 313
c) Vigencia del fuero de atracción de las causas
civiles y comerciales 313
§ 360. Recusación y excusación 314
§ 361. Facultades y deberes del juez 314
§ 362. Partes 314
§ 363. Tercerías 315
§ 364. Acumulación de acciones y procesos 315
§ 365. Plazos judiciales 316
§ 366. Medidas cautelares 316
§ 367. Hechos nuevos 316
§ 368. Tasa de justicia 317
§ 369. Procedimiento ordinario 317
a) Demanda 317
b) Proveído de saneamiento y traslado 317
c) Contestación de demanda 318
d) Traslado al actor 319
e) Rebeldía 319
f) Presentación de un tercero como demandado 319
g) Proveído de la prueba y excepciones 319
h) Confesional 320
i) Testimonial 321
j) Peritación 321
k) Alegato y sentencia 321
ÍNDICE GENERAL XVII

§ 370. Recursos 322


§ 371. Ejecución de sentencia 325
§ 372. Procedimientos especiales 325
a) Accidentes de trabajo 326
b) Ejecución de créditos reconocidos o firmes.. 326
c) Juicio ejecutivo 326
d) Apremio 326
e) Desalojo 326
f) Juicios contra la Nación 326
g) Arbitraje 326

B) JUSTICIA DEL TRABAJO DE LA PROVINCIA


DE BUENOS AIRES

§ 373. Encuadre legal 328


§ 374. Organización 328
§ 375. Competencia 329
a) Territorial 329
b) Material 329
c) Fuero de atracción 330
d) Incompetencia 330
§ 376. Recusación y excusación 330
§ 377. Facultades y deberes del juez 330
§ 378. Partes 331
§ 379. Acumulación de acciones y procesos 331
§ 380. Plazos judiciales y notificaciones 332
§ 381. Medidas cautelares 332
§ 382. Nulidades 332
§ 383. Tasa de justicia 333
§ 384. Costas judiciales 333
§ 385. Procedimiento ordinario 333
a) Demanda 333
b) Traslado de la demanda 334
c) Contestación de demanda, deducción de ex-
cepciones y ofrecimiento de prueba 334

II. Vázquez Vialard, 2.


XVIII ÍNDICE GENERAL

d) Segundo traslado 335


e) Cancelación 336
f) Designación de la audiencia de vista de cau-
sa y recepción de la prueba 336
g) Audiencia de vista de causa 340
h) Sentencia 341
i) Caducidad de la instancia 341
§ 386. Recursos 342
§ 387. Ejecución de sentencia 342
§ 388. Procedimientos especiales 343
a) Vía ejecutiva 343
b) Ejecución de resoluciones administrativas.... 344
c) Apelación de resoluciones administrativas ... 344
Cuestionario 345

PARTE SEGUNDA

DERECHO DE LA SEGURIDAD SOCIAL

SECCIÓN PRIMERA

PARTE GENERAL

CAPÍTULO XX
INTRODUCCIÓN

A) PROBLEMÁTICA

§ 389. Tendencias actuales 349


§ 390. Evolución de las técnicas de seguridad utilizadas 357
ÍNDICE GENERAL XIX
§ 391. Política social y seguridad social. Relaciones
de ésta con las estructuras sociales 364
§ 392. La seguridad social como sistema de redistribu-
ción del ingreso nacional 367

§ 393. La seguridad social en el plano internacional.... 370

B) CARACTERIZACIÓN DEL DERECHO


DE LA SEGURIDAD SOCIAL
§ 394. Concepto 372
§ 395. Principios 375
a) Dignidad del hombre y su libertad 375
b) Solidaridad 375
c) Subsidiariedad 376
d) Universalidad 377
e) Integridad 377
f) Igualdad 378
g) Unidad de gestión 378
§ 396. Fuentes 380
a) Constitución de la Nación Argentina 380
b) Tratados internacionales 382
c) Leyes 382
d) Decretos y resoluciones 383
e) Convenios de seguridad social 383
f) Convenios de corresponsabilidad 384
g) Principios del derecho de la seguridad social 384
h) Jurisprudencia. Doctrina 385
i) Convenios colectivos de trabajo 385
j) Usos y costumbres 385
§ 397. Aplicación de la norma 385
a) Órganos 386
b) En el tiempo 386
c) En el territorio 387
§ 398. Interpretación de las normas de seguridad social 388
XX ÍNDICE GENERAL

C) ESTRUCTURA
§ 399. Medios técnicos jurídicos utilizados 390
§ 400. Precisiones terminológicas 391
§ 401. Sujetos 393
a) Beneficiarios 393
b) Obligados 396
§ 402. Objeto de la seguridad social. Contingencias
sociales 397
a) Biológicas 400
1) Maternidad 400
2) Vejez 402
3) Desamparo por muerte 406
b) Patológicas 407
1) Enfermedad 407
2) Accidentes 408
3) Invalidez 409
c) Económico-sociales 410
1) Cargas de familia 411
2) Desempleo 415
3) Otras 418
§ 403. Prestaciones de la seguridad social 419
a) Requisitos para su percepción 420
b) Clasificación 420
1) Duración 420
a) Periódicas 420
b) Ocasionales 421
2) En qué se paga 421
a) En dinero 421
b) En especie 421
3) Finalidad 426
a) De reemplazo 426
b) De complemento 426
§ 404. Organización administrativa del sistema 427
§ 405. Financiación del sistema 433
Cuestionario 440
ÍNDICE GENERAL XXI

SECCIÓN II

PARTE ESPECIAL

CAPÍTULO XXI
RÉGIMEN PREVISIONAL ARGENTINO

§ 406. Concepto 443


§ 407. Historia del sistema nacional civil 444

A) CONTRIBUTIVO

§ 408. Régimen general 448


§ 409. Integración del sistema. Opción 451

1) SUJETOS

§ 410. Incluidos 454


a) En relación de dependencia 454
b) Autónomos 456
c) Ejercicio simultáneo de actividades con dis-
tinto tratamiento 458
§ 411. Voluntarios 459
§ 412. Excluidos 460
§ 413. Obligaciones a cargo de los trabajadores 461
§ 414. Obligaciones a cargo de los empleadores 462
§ 415. Obligaciones a cargo de los beneficiarios 464

2) CONTINGENCIAS SOCIALES CUBIERTAS

§ 416. Introducción 464


§ 417. Vejez 465
a) Edad 465
b) Años de servicios computados 465
XXII ÍNDICE GENERAL

§ 418. Edad avanzada 467


§ 419. Invalidez total 467
a) Determinación de la incapacidad 469
b) Procedimiento para la determinación de la in-
capacidad 470
c) Revisión judicial 473
d) Tratamiento de rehabilitación psicofísica y re-
capacitación laboral 474
§ 420. Muerte 475

3) PRESTACIONES

§ 421. Particularidades 477


§422. Movilidad de las prestaciones 480
§ 423. Compatibilidad entre la percepción de las PBU,
PC y PAP con el ejercicio de una actividad en
"relación de dependencia" 481
§ 424. Concepto de Módulo Previsional (MOPRE) 483
§ 425. Régimen previsional público o de reparto 485
a) Vejez 485
1) Prestación básica universal (PBU) 485
2) Prestación compensatoria (PC) 485
3) Prestación adicional por permanencia
(PAP) 487
4) Prestación anual complementaria (PAC).. 487
5) Prestación por edad avanzada 487
b) Invalidez 487
1) Prestación por invalidez definitiva 488
2) Prestación por invalidez transitoria 489
c) Desamparo por muerte 489
1) Prestación por fallecimiento 489
2) Subsidio por sepelio 490
§ 426. Régimen de capitalización 491
a) Jubilación ordinaria 492
1) Renta vitalicia previsional 492
2) Retiro programado 493
ÍNDICE GENERAL XXIII
3) Retiro fraccionario 494
4) Jubilación anticipada 495
5) Jubilación postergada 495
b) Retiro definitivo por invalidez 497
c) Retiro transitorio por invalidez 498
d) Pensión por fallecimiento 499
1) Causante que se hallaba en actividad 499
2) Causante beneficiario de una jubilación
bajo la modalidad de renta vitalicia pre-
visional 501
3) Causante beneficiario de una jubilación
bajo la modalidad de retiro programado.. 501
4) Causante titular de un retiro por invalidez
definitiva bajo la modalidad de retiro pro-
gramado 501
5) Causante titular de un retiro transitorio
por invalidez 502
6) Ajuste por la incorporación de un nuevo
derechohabiente 502
7) Ausencia de herederos previsionales 503
8) Reajuste de la pensión con motivo de la
pérdida del derecho por parte de un dere-
chohabiente 503
9) Subsidio por sepelio 503

4) AGENCIA

§ 427. Introducción 504


a) R É G I M E N PREVISONAL PÚBLICO O DE REPARTO

§ 428. Administración Nacional de la Seguridad Social 505


a) Organización administrativa 506
b) Facultades 506
c) Ente otorgante del beneficio 508
d) Trámite administrativo 508
e) Contencioso 509
f) Cajas complementarias 513
XXIV ÍNDICE GENERAL

b) RÉGIMEN DE CAPITALIZACIÓN

§ 429. Introducción 514


§ 430. Órganos de prestación directa 514
a) Administradoras de fondos de jubilaciones y
pensiones 514
1) Objeto 516
2) Autorización 517
3) Funcionamiento 519
4) Retribución de los servicios. Comisiones 521
5) Régimen disciplinario. Procedimiento.... 522
6) Régimen de liquidación 523
7) Fusión o absorción de una Administrado-
ra de Fondos de Jubilaciones y Pensiones 527
b) Compañías de seguros 527
1) Autorización 528
2) Funcionamiento 529
3) Régimen de sanciones 529
4) Tratamiento impositivo 530
§ 431. Órganos de control 531
a) Superintendencia de Administradoras de Fon-
dos de Jubilaciones y Pensiones 531
1) Estructura 531
2) Funciones 532
3) Financiamiento 534
b) Superintendencia de Seguros de la Nación... 535
c) Comisión Nacional de Valores 535
d) Banco Central de la República Argentina .... 535
e) Consejo Nacional de Previsión Social 536

5) FINANCIACIÓN

§ 432. Introducción 537


§ 433. Aportes a cargo de los trabajadores 538
a) Obligatorios a cargo de los trabajadores "en
relación de dependencia" 538
GENERAL XXV

b) Renta imponible de los trabajadores autóno-


mos 541
c) Base imponible 542
d) Ejercicio de actividades simultáneas 543
e) Aportes voluntarios 544
1) Imposiciones voluntarias 544
2) Depósitos convenidos 544
§ 434. Contribución a cargo de los empleadores 544
§ 435. Mecanismo para el ingreso de los aportes y con-
tribuciones 545
§ 436. Recursos especiales derivados del sistema con-
tributivo general para el régimen previsional pú-
blico 546
§ 437. Otros recursos del régimen previsional público.. 546
§ 438. Régimen de capitalización 547
a) Fondo de jubilaciones y pensiones 547
b) Régimen de inversión 548
c) Cuotas de copropiedad de los afiliados o
beneficiarios 552
d) Rentabilidad del fondo. Garantía de renta-
bilidad mínima 553
e) Fondo de fluctuación 554
f) Encaje 554
g) Financiamiento de las prestaciones provisio-
nales 555
h) Capital complementario 555
i) Capital técnico necesario 555
j) Prestación de referencia del causante o de
los beneficiarios previsionales 556
k) Capital de recomposición 556
1) Ingreso base 557
m) Seguro colectivo de invalidez y fallecimiento 557
§ 439. Tratamiento impositivo de los aportes, rentas del
fondo, comisiones y haber de prestación 558
§ 440. Garantía del Estado 559
XXVI ÍNDICE GENERAL

B ) NO CONTRIBUTIVO (ASISTENCIAL)

§ 441. Introducción 559


§ 442. Sujetos protegidos 560
§ 443. Contingencias cubiertas 560
a) Vejez 560
b) Invalidez 560
c) Desamparo por muerte 561
d) Gastos de sepelio 561
e) Monto 561
§ 444. Agencia 562
§ 445. Financiación 562
§ 446. Otras prestaciones 562
Cuestionario 566

CAPÍTULO XXII
RÉGIMEN DE RIESGOS DEL TRABAJO

§ 447. Introducción 567


§ 448. Accidentes y enfermedades inculpables 567
§ 449. Accidentes y enfermedades profesionales 567
§ 450. Historia del régimen en la materia 568
a) Ley 9688 569
b) Ley 24.028 570
c) Ley 24.557 571
§ 451. Principales modificaciones introducidas al régi-
men por la ley 24.557 (LRT). Objetivos 571
a) Prevención del daño 572
b) Atención médica 573
c) Rehabilitación y recalificación profesional del
trabajador 574
§ 452. Vigencia de la norma. Aplicación a situaciones
ocurridas con anterioridad 574
GENERAL XXVII

A) SUJETOS

§ 453. Beneficiarios 576


a) Titulares 576
b) Familiares 579
c) Posibles afiliados 580
§ 454. Obligados 582
a) Empleadores y ART 582
b) Los propios trabajadores 584

B) CONTINGENCIAS CUBIERTAS

§ 455. Accidentes de trabajo 585


§ 456. Enfermedad profesional 588
§ 457. Situaciones que no generan responsabilidad 590
§ 458. Efectos 591
§ 459. Determinación y revisión de las incapacidades.. 592

C) PRESTACIONES

§ 460. En dinero y en especie 594


§ 461. Ingreso base 597
§ 462. Cuantía de las prestaciones en dinero 597
a) Incapacidad laboral temporaria (ILT) 598
b) Incapacidad permanente parcial (IPP) no su-
perior al 20% de la total 599
c) Incapacidad permanente parcial (IPP) supe-
rior al 20% e inferior al 66% 599
1) Provisionalidad 599
2) Definitivo 599
d) Incapacidad permanente total (IPT) 600
1) Provisionalidad 600
2) Definitivo 600
e) Gran invalidez 601
f) Muerte 601
XXVIII ÍNDICE GENERAL

§ 463. Sanciones por incumplimiento 602


§ 464. Prescripción 602

D) AGENCIAS

§ 465. Aseguradoras de Riesgos de Trabajo y compa-


ñías de seguros 603
§ 466. Órganos de supervisión 609

E) FINANCIACIÓN

§ 467. Recursos del sistema 611


a) Fondo de Garantía de la ley de riesgos del
trabajo 613
b) Fondo de Reserva de la ley de riesgos del
trabaj o 614

F) ASPECTOS ESPECIALES
§ 468. Limitación del acceso a la vía civil 615
a) Régimen normal 617
1) Incapacidad superior al 20% e inferior al
66% 617
2) Incapacidad del 66% o más 619
3) Muerte 620
4) Incapacidad de hasta un 20% 620
b) Aplicación de la norma durante el período
de transición progresiva 621
c) La falta de reparación del daño extrapatri-
monial 622
§ 469. Órgano tripartito de participación 623
§ 470. Reforma de otras normas 624
Cuestionario 627

CAPÍTULO XXIII
RÉGIMEN DE OBRAS SOCIALES

§ 471. Introducción 629


ÍNDICE GENERAL XXIX

§ 472. Historia del régimen 629


§ 473. Sujetos 635
a) Beneficiarios 635
1) Titulares 635
2) Familiares del afiliado titular (derivados) 635
a) Integrantes del llamado grupo familiar
primario 635
b) Convivientes 636
c) Otros 636
3) Período de vigencia de la afiliación 637
b) Obligados 640
§ 474. Contingencias sociales cubiertas 640
§ 475. Prestaciones 641
§ 476. Agencias 648
a) Órganos de conducción 648
b) Órganos de contralor de las obras sociales... 655
c) Conflictos de encuadramiento de los benefi-
ciarios de las distintas obras sociales 660
§ 477. Financiación 662
Cuestionario 670

CAPÍTULO XXIV
RÉGIMEN DE ASIGNACIONES FAMILIARES

§ 478. Concepto 671


§ 479. Historia del régimen 671
§ 480. Sujetos 674
a) Beneficiarios 675
1) Trabajadores activos 675
2) Jubilados y pensionados 675
b) Obligados... 675
§ 481. Contingencias sociales cubiertas 676
a) Matrimonio 676
b) Cónyuge 676
c) Prenatal 677
XXX ÍNDICE GENERAL

d) Maternidad 677
e) Nacimiento de hijo 677
f) Adopción 678
g) Hijo 678
h) Hijo con discapacidad 678
i) Ayuda escolar anual 679
§ 482. Prestaciones 679
a) Pago único 680
b) De corta duración 680
c) Periódicas 680
1) Mensuales 680
2) Anuales 680
§ 483. Agencia 684
§ 484. Financiación 685
Cuestionario 687

CAPÍTULO XXV
RÉGIMEN DEL SEGURO DE DESEMPLEO
§ 485. Ley 24.013 689
§ 486. Antecedentes 690
§ 487. Sujetos 691
a) Beneficiarios 691
b) Obligados 692
§ 488. Contingencia social cubierta 694
§ 489. Prestaciones 698
§ 490. Agencia 707
§ 491. Financiación 710
Cuestionario 712

CAPÍTULO XXVI
COBERTURA DE OTROS ESTADOS DE NECESIDAD
EN LA ARGENTINA
§ 492. Prestaciones 713
ÍNDICE GENERAL XXXI

§ 493. Vejez, invalidez y muerte 713


§ 494. Enfermedad 714
§ 495. Educación 716
§ 496. Vivienda 717
§ 497. Falencias de la familia 717
§ 498. Turismo social 717
§ 499. Emergencias sociales 718
§ 500. Políticas sociales 718
Cuestionario 720

Bibliografía 721

índice alfabético 781


SECCIÓN III

DERECHO DE LAS RELACIONES


COLECTIVAS DE TRABAJO

CAPÍTULO XIV
INTRODUCCIÓN

§ 256. CONCEPTO. - De acuerdo con la realidad que pre-


senta el mundo del trabajo, además de las relaciones que se
anudan entre el empleado y su empleador (calificadas de indi-
viduales), hay otras que se dan entre los grupos profesionales
de uno y otro sector (y de éstos con aquéllos), cuya finalidad
no es la realización del hecho laboral ni se agota en él. Tien-
de ésta a dictar las normas en que aquélla se ha de desarrollar
(convenios colectivos) y los modos de solución de los conflic-
tos que se plantean. El referido espectro se amplía, además, al
de los temas que se vinculan con el desarrollo de las diversas
instituciones que representan, a ese nivel, los intereses profe-
sionales de uno y otro grupo (asociaciones de trabajadores y de
empleadores; ver § 77 y 78).
Así como en el primer tipo (individual) las partes gozan de
una autonomía que constituye la base de la vida de relación, lo
mismo ocurre en las de carácter colectivo. El régimen jurídi-
co deja librado a aquéllas, asegurados los mínimos del orden
público general o en su caso laboral, la regulación de sus con-
ductas, así como el de sus propias organizaciones. En el cam-
po de lo individual, como se ha estudiado (ver § 43), los intere-

1- Vázquez Vialard, 2.
2 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

sados gozan de libertad de acción para regular sus relaciones;


sólo les está vedado negociar en perjuicio del trabajador por
debajo de los mínimos fijados por la norma legal o convencio-
nal colectiva (esto respecto de la que se da a nivel obrero-
patronal). Ninguna dificultad existe para que éstos sean modi-
ficados en beneficio de aquél.
En el de las colectivas, hay que distinguir ios diversos
campos en que ellas se dan: negociaciones, conflictos o el de la
estructuración de sus propias instituciones. Por lo tanto, com-
prenden: a) constitución de sus organizaciones: i) empresa (ver
§ 76); 2) asociaciones profesionales de trabajadores o de em-
pleadores, y 3) de las de segundo grado (federaciones; ver § 77,
d, e, f y g); b) de las estructuras y medios de autodefensa (ver
§ 288 y ss., y 302), y c) normativa (creación de la ley profesio-
nal que regirá las relaciones, ya en el plano "individual" o co-
lectivo; ver § 303 y siguientes). Además, cada día adquiere
mayor relevancia, en especial en los países económicamente
desarrollados, el sector de actuación del grupo colectivo (en al-
gunos casos, las propias asociaciones sindicales en el seno de
las empresas: comités de empresas, delegados, etc.; ver § 257 y
ss.; respecto de nuestro país, ver § 268).
En cuanto al aspecto normativo de la actividad colectiva,
la regulación legal constituye un mínimo hasta la sanción de la
ley 24.467 (año 1995), y luego de la ley 25.013 (año 1998) no
podía ser alterado (orden público laboral; ver § 303; art. 7o, ley
14.250). Las citadas normas introdujeron dentro de nuestra
normativa jurídica el instituto de la disponibilidad colectiva (ver
§ 316). Según ésta, las partes sociales, a través de la negocia-
ción colectiva, pueden modificar, en la medida en que lo admite
la propia ley el ordenamiento jurídico. Obviamente, la modifi-
cación introducida al plexo legal, sólo tiene validez dentro del
ámbito de aplicación personal y geográfico del convenio colec-
tivo y durante el plazo de su vigencia. Con posterioridad a éste,
las relaciones laborales se rigen de acuerdo con la normal legal.
A propósito de la ejecución de las medidas de autodefensa,
la norma estatal fija determinadas condiciones (período de en-
INTRODUCCIÓN 3

friamiento), y sólo una vez cumplidas ellas (transcurrido el pla-


zo), pueden las partes adoptar las medidas que atañen a ese
derecho colectivo (medios de acción directa, contrahuelga; ver
§ 288 y siguientes).
Respecto de la organización de los grupos (asociaciones
profesionales de uno y otro sector), la autonomía de la volun-
tad tiene un amplio marco de acción. Asegurados los mínimos
establecidos por la ley, los fundadores, o en su caso sus inte-
grantes, gozan de libertad en cuanto se refiere a la estructura-
ción de la respectiva organización.
En el ámbito de los trabajadores (sindicatos) existe una
norma especial que fija líneas básicas de organización y funcio-
namiento (ver § 260, 264 y siguientes). En cuanto a la de los
empleadores, no existe en el régimen positivo argentino dispo-
sición legal alguna que se refiera al tema (salvo su obligación
de inscribirse; decr. 2562/79), por lo que se rigen por el dere-
cho común. Respecto de sus facultades para intervenir en la
elaboración de la "ley de carácter profesional" (a través del
convenio colectivo), ante la ausencia de norma específica (co-
mo ocurre con los trabajadores), la designación de los represen-
tantes en la comisión paritaria de discusión del convenio se ha-
ce previa convocatoria por edictos, por la autoridad laboral (ver
§ 306 y siguientes).
En lo que concierne a la organización de la empresa, el
empleador tiene amplia libertad de acción para elegir el tipo
que desea, dentro de las que permite la ley de sociedades co-
merciales (19.550) o, en su caso, el Código Civil (para las que
no tengan ese carácter) y las disposiciones contenidas en los
convenios colectivos que establecen la existencia de determina-
dos órganos de representación de los trabajadores, como comité
de empresa, director laboral, delegado sindical, etc., que obligan
a aquél a informar o admitir la participación de ellos con deter-
minados derechos en los respectivos niveles de actuación fijados.
El panorama de las relaciones colectivas dentro de una co-
munidad se completa con la actuación del Estado, que como
4 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

gerente del bien común lo hace como arbitro entre partes que
representan sus respectivos "papeles" (ver § 79).

§ 257. MODOS DE COLABORACIÓN. - Si bien en el campo


de las relaciones laborales se destacan con frecuencia determi-
nados conflictos que enfrentan a los trabajadores con los em-
pleadores (ya en cuanto se refiere a la distribución del ingreso
en las empresas -que es un medio a través del cual se realiza el
de la renta nacional que se efectúa por diversos canales: sala-
rios, rentas, beneficios, intereses-, ya en el del acceso a la par-
ticipación funcional en la dirección), existe también un amplio
campo de acción para la colaboración.
En ese sector de las relaciones que integra la realidad so-
cial, no sólo actúan fuerzas centrífugas (a las que con frecuencia
se suele prestar mayor atención), sino también centrípetas, que
llevan a los distintos actores (la mencionada realidad no agota
la totalidad de las relaciones que integran la vida social: recibe la
influencia de las que se dan en otros órdenes, y a su vez actúa
sobre ellos; ver § 284) a comprender que actúan como partes
de una misma realidad y con intereses afines: bien común, paz,
posibilidad de desarrollo, cultura, etc. (aunque, a veces, algu-
nos puedan parecer, y de hecho así actúan, como contrapuestos).
De acuerdo con ciertas concepciones ideológicas, el pro-
greso social sólo se puede alcanzar por el triunfo de un sector
en el que dicotómicamente está dividida la realidad social (que
presenta diversos sectores -no dos-, con múltiples interinfluen-
cias recíprocas). De esa manera, se considera que al obtener
la aniquilación del "otro" explotador, se logra un régimen de
mayor justicia que el actual, fruto de las consecuencias propias
de un sistema de apropiación privada de los bienes de produc-
ción (ver § 284).
No obstante esa concepción de vida, la realidad que se da
en muchos países, incluso en algunos socialistas, permite apre-
ciar la existencia de formas de colaboración a nivel de empresa
por parte de quienes trabajan en ella, ya en función de gestión
INTRODUCCIÓN 5

o participación en la conducción con quienes la dirigen (sean


éstos o no los propietarios de los bienes de producción).
En este tema, es evidente que existen ciertos conceptos y
apreciaciones que, aunque válidos para juzgar una realidad que
se dio en el siglo pasado o hace varias décadas, no continúan
siéndolo en la actualidad. La empresa, en especial la que por
efectos del desarrollo tecnológico ha adquirido una significativa
dimensión, tiene una estructura distinta de la de aquella época,
lo cual hace que se hayan producido modificaciones de impor-
tancia en las relaciones entre quienes -a pesar de sus diversas
funciones y roles consiguientes- la integran. El cambio no só-
lo se ha operado por razones de orden económico. El "dueño"
individual en muchos casos ha desaparecido de ella. Varias
razones han favorecido ese proceso. En primer lugar, la nece-
sidad de contar con grandes capitales y la complicación im-
puesta por el desarrollo tecnológico, que impide que una sola
persona desempeñe el papel de "capitán" (único); en el mejor
de los casos, exige ahora, por lo menos en lo referente a la con-
ducción, un cuerpo de especialistas en los diversos sectores:
producción, administración, comercialización, publicidad, rela-
ciones laborales, relaciones públicas, etc., que en cierta manera
restringen su campo de acción.
En cuanto a la propiedad de los bienes que constituyen la
infraestructura de la organización empresaria, el costo del ins-
trumental necesario ha llevado a una cierta diversificación de
su titularidad (a través de acciones, créditos bancarios o de otros
organismos financieros; a veces lo son los organismos estatales,
bancos oficiales, organismos de seguridad social).
Existe una cierta tendencia, no con la misma intensidad en
todos los países (quizá no surgida aún en los subdesarrollados),
por la que el papel del antiguo propietario individual ha sido
ocupado por el de la llamada tecnoestructura, con una serie de
funcionarios en distintas escalas jerárquicas que tienen a su
cargo la conducción. El hecho, que es una realidad, facilita
(no siempre lo soluciona) una mayor comprensión del antiguo
6 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

problema de la cuestión social. La distinta formación de los


actuales miembros de la tecnoestructura (gran parte de ellos de
nivel universitario o medio), su carácter de "no propietarios"
de los bienes de producción de los que son simples administra-
dores y ellos, a su vez, empleados del "propietario individual"
o del grupo a veces no fácilmente individualizable que ejerce
esa función, permite una mayor comprensión del problema. Es
indudable que la "mentalidad empresaria" actual no es la mis-
ma que hace varias décadas. Aunque el tema no es fácil de
resolver y plantea un sinnúmero de divergencias, hay una mayor
conciencia respecto del papel que cumple el trabajador en la
empresa, su necesaria integración a ella y la importancia de
que su ingreso alcance un determinado nivel para que pueda
desarrollar un eficaz papel como consumidor, lo que permite
el desarrollo de la economía global, y dentro de ésta, de las
respectivas empresas.
Además, en las últimas décadas se aprecia el enorme po-
der de la acción sindical, que ha logrado que se considere al
hombre como partícipe real en la vida social y en el de la em-
presa, con derecho incluso a tomar cierta intervención en la
propia gestión, no sólo restringida a los llamados problemas so-
ciales.
a) PARTICIPACIÓN EN LAS GANANCIAS. La realidad actual per-
mite apreciar un cierto nivel de participación de los trabajado-
res en la empresa, por supuesto no a nivel de cada uno de ellos,
pero sí del grupo (sindicato). Al tratarse el tema, es caracte-
rístico que se realice una primera referencia a lo que se ha da-
do en llamar "participación en las ganancias". Sin perjuicio
de que ella pueda tener importancia, no agota ni con mucho to-
do el panorama. El tema no logra a veces entusiasmar a los
interesados, ya que las ventajas económicas obtenibles por esa
vía (especialmente en los sectores de actividad de mano de
obra intensiva) no son importantes. A través de los convenios
colectivos, con frecuencia se logra un mayor aumento en la
participación en la renta de la empresa (a través del salario; ver
INTRODUCCIÓN
/
§ 171) que la que se podría obtener por esa otra vía. Algunos
autores destacan la importancia del tema, como una forma de
motivar al trabajador (sin duda, existen otras distintas que la
restringida a lo económico).
Uno de los aspectos de esa participación no es la de obte-
ner una mayor capacidad de consumo inmediato (participación
en dinero), sino en acciones de la empresa no negociables du-
rante un lapso, que dan participación en la gestión y en la dis-
tribución de utilidades. Tales acciones, en algunos casos, dan
amplia libertad para negociarlas en el mercado; en otros, sólo
pueden ser readquiridas por la empresa (rescatadas) o por otros
trabajadores.
En esta materia, es importante facilitar la "capitalización"
de los trabajadores, pero quizá no sólo a nivel de la empresa
misma en que trabajan, lo que puede implicar el riesgo de per-
der lo "que se tiene" por una mala conducción o por una depre-
sión del sector - a veces causada por problemas propios de la
economía nacional o internacional de la que aquélla es ajena-,
sino en la comunidad nacional. Ello puede lograrse no en
una, sino en todas las empresas, a través de la participación
en acciones de carácter social, bancos, organizaciones financie-
ras, etcétera. De cualquier manera, si ésta, como algunos pre-
tenden, es la vía para que los trabajadores logren la propiedad
de la empresa (con desplazamiento de los actuales dueños), o
por lo menos alcanzar la paridad, es muy problemático que el
objetivo pueda alcanzarse por ese camino (por lo menos, en la
generalidad de los sectores). La constante inversión que re-
quiere el desarrollo tecnológico hace que resulte difícil que los
trabajadores, con su participación en las utilidades, puedan lo-
grar la paridad con el sector empresario.
Por otra parte, si lo que se quiere es que se respete la dig-
nidad del hombre que trabaja, que se lo considere como miem-
bro activo y con capacidad de inteligencia y creación, no como
mero elemento pasivo, objeto que sólo responde a órdenes, las
otras formas de participación, de carácter funcional o en la ges-
tión, ofrecen mejores posibilidades de éxito (con prescindencia
8 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

de quién sea propietario de los bienes de producción: un par-


ticular, una corporación nacional, internacional, transnacional o
el Estado).
b) PARTICIPACIÓN FUNCIONAL. La llamada participación "fun-
cional" tiende a lograr el reconocimiento en la tarea del traba-
jador como ser humano, con capacidad, no sólo operativa (para
hacer lo que otros le ordenen en forma ciega), sino para inter-
pretar las directivas y desarrollar su espíritu de creación que
trasciende la mera actitud pasiva que con frecuencia se le asigna.
1) PARTICIPACIÓN EN LA DIRECCIÓN. En cuanto a la gestión,
se da una amplia gama, que tiende a reconocer al trabajador el
derecho a una participación en la dirección, como la tiene el ca-
pital por el solo hecho de serlo, con prescindencia de que sea
dueño, total o parcialmente (acciones, etc.), de los bienes ins-
trumentales. Pueden distinguirse varias modalidades, según que
ella se dé: a) sólo en el plano de la información, aun a veces
reducida a los problemas sociales (relaciones con el personal,
"comedor", servicios sociales, etc.); b) consultiva, y c) decisión.
En lo referido a las dos primeras, se destaca el papel de
los delegados de personal (que en Argentina constituyen el ne-
xo en la relación trabajadores-empresa, trabajadores-sindicato;
ver § 268) y el de las llamadas comisiones o comité de fábrica
(integradas por los trabajadores delegados de personal u otros),
especialmente cuando sólo tienen funciones de información o
de carácter mixto.
2) COGESTIÓN. El nivel más desarrollado dentro de este
modo de participación lo constituye la figura de la cogestión,
en la que la representación de los trabajadores tiene interven-
ción en el órgano de decisión de la empresa: a) en minoría
(con algunos directores "obreros"), o b) en igualdad de condi-
ciones con los representantes del capital, con quienes integran
el directorio (a veces, para "desempatar", se lo completa con
una persona de prestigio público designado por los demás
miembros, como el caso alemán, sobre todo en la industria del
carbón y del acero).
INTRODUCCIÓN 9
3) AUTOGESTIÓN. Más allá de la figura de la participación,
está la de la autogestión, en la que desaparece el propietario de
los bienes; la dirección queda a cargo de los propios trabajado-
res, tengan o no la propiedad del capital, que puede ser del
Estado, quienes para la conducción de la empresa, por lo co-
mún, contratan a un técnico o grupo de técnicos que son em-
pleados de ellos (como lo fue el caso yugoslavo durante la ex-
periencia socialista). La cooperativa de trabajo constituye un
ejemplo típico de autogestión que comprende la propiedad de
los bienes de producción.
La ley de empleo 24.013, como un modo de facilitar la
creación de puestos de trabajo (no todos ellos corresponden al
sector de "relación de dependencia"), prevé acciones tendientes
a facilitar la creación de formas asociativas a las que se les
ofrece asistencia crediticia, capacitación técnica, así como ge-
rencial para sus miembros (entre otros, arts. 82 y 91).

§ 258. REPRESENTACIÓN DE LOS TRABAJADORES. - La parti-


cipación de los representantes de los trabajadores en la dirección
de la empresa o de alguno de sus órganos, de carácter consulti-
vo o a nivel de información (reciben la que se les da o la que
pidan), a su vez plantea el problema de resolver quién tiene la
facultad de designar a los que han de cumplir esa función: los
propios trabajadores de empresa o el sindicato (que tiene una
representación del sector global de la comunidad). El tema no
logra una solución unánime; en algunos países, de hecho se
ha logrado un modus operandi intermedio (la elección la hacen
los trabajadores, pero dentro de una lista propuesta por el sindi-
cato e integrada por sus afiliados). Ese hecho demuestra que
no siempre es fácil lograr soluciones para las diversas cuestio-
nes que plantea la vida social, aun entre quienes no se "enfren-
tan" como empleados y empleadores. Es una prueba más de
que el criterio que considera lo económico como único funda-
mento de los diversos problemas que separan a los hombres, no
es cierto; en los hechos actúan muchos otros factores, al punto
de que se llega a apreciar que a veces los trabajadores mismos
10 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

se hallan separados en razón de que no coinciden en sus prefe-


rencias o intereses.
De acuerdo con lo dispuesto en el art. 40 de la ley 23.551
(de asociaciones sindicales de trabajadores; ver § 268), el dele-
gado del personal que es designado por todos los trabajadores
del sector que aquél representa (para ser candidato se requiere
estar afiliado al sindicato con personería gremial; art. 41, inc.
a, ley 23.551), inviste la representación de aquéllos ante: a) el
empleador; b) la autoridad administrativa de trabajo, cuando
actúe de oficio en los lugares de trabajo; c) ante la asociación
sindical, y d) la de esta última ante el empleador y los trabaja-
dores. Dicha representación, cuando se ejerce ante el Estado
y empleadores en los casos expresamente establecidos en la
norma, es de carácter legal (art. 31, inc. a, ley 23.551).
En un nivel de menor grado de participación, se destaca el
de la información; según ésta, la empresa debe proveerle al
personal, a través del comité de empresa (integrado por los tra-
bajadores de la misma, en el que a veces actúan representantes
de los empleadores -como ocurre en algunos países-) o del sin-
dicato del sector, ciertos informes que se requieren para una
más armónica relación en el trabajo. A través de ellos se dan
a conocer determinados tópicos de la evolución de la actividad,
en sus aspectos económicos, financieros, pero en especial refe-
ridos a los llamados temas sociales (situación del personal, mar-
cha de los servicios: comedor, proveeduría, etc.), y también se
suelen discutir los problemas relativos a cambios de categoría,
despidos con motivo de situaciones de crisis o en razón de los
cambios técnicos, causa de capacitación, régimen de promocio-
nes, etcétera.
En algunas legislaciones en las que se ha establecido la
obligatoriedad de suministrar información, ciertas decisiones, an-
tes de ser adoptadas, deben ser informadas y a veces consulta-
das, con una facultad de veto por parte del comité de empresa.
También se le reconoce a éste, el derecho de solicitar informes
respecto de la marcha de la empresa y, en especial, de lo referi-
do a los problemas vinculados con el personal.
INTRODUCCIÓN 11

En nuestro país, el sistema de información no está muy de-


sarrollado. Al respecto, cabe citar la ley 23.449, que establece
que los empleadores deben suministrar mensualmente al sindi-
cato de primer grado al que está afiliado el trabajador, un deta-
lle de las remuneraciones, descuentos de aportes afectados y de
su depósito bancario a la orden de los organismos previsionales
(de la redacción de la norma, cabe entender que no sólo se re-
fiere al sistema jubilatorio -ver § 408 y ss.-, sino también al
de obras sociales -ver § 473 y ss.- y de asignaciones familia-
res). La ley 24.576 (ver § 116) que establece el derecho (pro-
gramático) de los trabajadores a la formación, le reconoce al
sindicato la facultad de solicitar al empleador le informe sobre
"innovaciones tecnológicas y organizativas y toda otra que ten-
ga relación con la planificación de acciones de formación y ca-
pacitación profesional".
Dentro de las experiencias de participación a nivel de la
economía global, por decr. 1327/87 el Poder Ejecutivo ha crea-
do una comisión tripartita integrada con representantes del Mi-
nisterio de Trabajo y Seguridad Social, de la CGT y de las or-
ganizaciones de empleadores, para efectuar el seguimiento de
los precios y formular las definiciones vinculadas con el marco
legal que regula las relaciones laborales de los trabajadores
"convencionados" (que estén incluidos dentro de un convenio co-
lectivo de trabajo).

§ 259. FUNCIÓN DE LA EMPRESA. - El tema de la participa-


ción, no debe hacer olvidar el papel que corresponde a la em-
presa dentro de la comunidad global. La misma (dirigida sólo
por un empresario particular o por un grupo, en un sistema de
cogestión o de autogestión) tiene como función producir bienes
y servicios para facilitarle la posibilidad de un cierto nivel y
género de vida a los demás integrantes de la sociedad. Por lo
tanto, la cuestión vinculada con la participación, en la renta
producida, o funcional en la gestión empresaria por parte de los
trabajadores, de fundamental importancia para asegurar un cli-
ma de paz y concordia, que no puede darse si no se la asegura
12 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAIO

dentro de un cierto orden justo, es un medio para garantizar


mejores condiciones, pero de ninguna manera es un fin último
(como tampoco lo es la empresa).
La participación de los trabajadores no se agota en el campo
de la empresa; tiene ella que proyectarse hacia la actividad pro-
fesional, en especial la del sector de la actividad: industria, co-
mercio, transporte, educación, etc., y en el de la comunidad
global. A través de la organización sindical, aquéllos logran de-
sempeñar un papel no sólo pasivo, sino activo, junto con los
demás grupos con los que actúan (sus empleadores y de las de-
más actividades, económicas o no, cultura, educación, otros
grupos de presión), en la toma de decisiones de los problemas que
atañen a la vida nacional. Se ha destacado en las últimas dé-
cadas una cierta tendencia -no siempre bien interpretada, por
lo que ha merecido severas censuras- según la cual, además de la
representación a nivel global por la vía de los partidos políti-
cos, existe otra que lo es de las diversas agrupaciones que re-
presentan a los distintos sectores de la vida económica, política
y cultural del país.
INTRODUCCIÓN 13

CUESTIONARIO

— Concepto de las relaciones colectivas. La distinción con las de carác-


ter "individual".
— Distintos aspectos del derecho de las relaciones colectivas. Ejercicio
de la autonomía de la voluntad en cada una de ellas.
— Diversos sentidos del concepto de participación de los trabajadores;
diferencias.
— Distinguir el alcance de la participación en la dirección, cogestion y
autogestión.
CAPÍTULO XV
ASOCIACIONES GREMIALES DE TRABAJADORES

§ 260. REGULACIÓN LEGAL. - La Constitución nacional (art.


14 bis) asegura a los trabajadores la "organización sindical li-
bre y democrática, reconocida por la simple inscripción en un
registro especial" (párr. Io), y al grupo profesional: "concertar
convenios colectivos de trabajo; recurrir a la conciliación y al
arbitraje; el derecho de huelga"; sus "representantes gremiales
gozarán de las garantías necesarias para el cumplimiento de
su gestión sindical y las relacionadas con la estabilidad de su
empleo" (párr. 2 o ).
Dichas normas han sido reglamentadas, entre otras por la
ley 23.551, que rige ahora en lo referente al régimen institucio-
nal de dichas asociaciones, que a su vez lo fue por decr. 467/88
(respecto de las anteriores normas, ver § 25, b, y con relación a
la materia de convenios colectivos y derecho de huelga, ver § 284
y ss., 303 y siguientes).

§ 261. REQ VI SITOS BÁSICOS. - Las asociaciones deben con-


sistir en organizaciones de trabajadores que se desempeñan en
una labor dirigida ("en relación de dependencia"; art. Io, decr.
467/88) "que tengan por objeto la defensa de los intereses de
los trabajadores" (art. 2 o , ley 23.551; art. Io, decr. 467/88). Se
definen estos últimos como "todo cuanto se relacione con sus
condiciones de vida y de trabajo".
Se le reconoce a las asociaciones sindicales de trabajado-
res el derecho a ejercer las acciones pertinentes para "remover
los obstáculos que dificulten la realización plena del trabaja-
16 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

dor" (art. 3 o , ley 23.551). La organización, la acción de dichas


asociaciones, debe garantizar el ejercicio de la libertad sindical
(art. Io, ley 23.551).
Por lo tanto, las referidas asociaciones tienen como objeti-
vo la defensa de los intereses (individuales y, en tanto se refie-
ren a las que gozan de personería gremial -ver § 265, c- tam-
bién los de carácter colectivo) de los trabajadores del sector de
actividad y geográfico que corresponde a su zona de actuación
(ver § 267, b). Los mismos no se limitan a los aspectos mate-
riales; también comprenden lo referido a la promoción de la
persona del trabajador, lo que permite la realización de accio-
nes que van más allá de lo puramente laboral, en cuanto son
necesarias para atender a su educación primaria, técnica y hu-
mana, defensa de sus condiciones de vida (vivienda, nivel y ca-
lidad de vida, salud, recreación, etcétera).
De acuerdo con esos parámetros, la organización sindical
puede optar por elegir el criterio de afiliación de sus miembros
que considere más adecuado. Conforme a las prácticas en la
materia (no sólo en la Argentina) se distinguen al efecto dos
criterios fundamentales: a) vertical o de actividad, en cuyo caso
pueden afiliarse trabajadores de una misma actividad o de las
afines en la medida en que tengan intereses comunes (dentro de
las cuales se incluye como una especie la de empresa, cuyo
ámbito de representación se limita a una organización de esa
índole o a un establecimiento), o b) horizontal, en cuyo caso
pueden afiliarse trabajadores que, aunque lo hagan en distintas
actividades, desempeñan un mismo oficio, profesión o categoría
(art. 10, ley 23.551).
Igual criterio pueden adoptar las federaciones y confedera-
ciones que constituyen los organismos de segundo y tercer gra-
do dentro de la pirámide sindical (ver § 270).
No existe limitación respecto de la función que realizan
los trabajadores en su tarea (jerárquicos o no), ni al ámbito de
actuación geográfico. Éste puede ser todo el país, una provin-
cia, una ciudad, empresa o establecimiento.
ASOCIACIONES GREMIALES DE TRABAJADORES 17
Conforme a las diversas modalidades de asociaciones que
integran la estructura de la pirámide sindical (ver § 77, e), las
mismas pueden ser: a) de primer grado (sindicatos o unio-
nes); b) federación que agrupa a asociaciones de primer grado,
y c) confederación que asocia a las anteriores (art. 11, ley
23.551). La distinción entre los llamados sindicatos y uniones
radica en que, por lo común, los primeros corresponden a orga-
nizaciones que ejercen su actividad en una zona geográfica re-
ducida, lo que permite la existencia de una dirección central.
En cambio, las uniones, por lo común, representan los intereses
de los trabajadores de todo el país, contando con una organiza-
ción de conducción geográficamente descentralizada. Sin per-
juicio de la competencia que le corresponde a la autoridad cen-
tral, a aquéllas se le suelen adjudicar ciertas atribuciones. La
diferencia entre este tipo de asociaciones y las federaciones es-
triba en que, en un caso, los organismos de descentralización
geográfica no cuentan con personería jurídica propia (que es
única para toda la unión), mientras que en la federación las dis-
tintas asociadas tienen autonomía, contando con su propia per-
sonería jurídica o gremial.
Cada sindicato de primer grado, de acuerdo con sus pre-
ferencias y conveniencias prácticas, decide respecto de sus
estatutos y el tipo de asociación que adopta: si lo hace con ad-
ministración y conducción centralizada (sindicatos) o descen-
tralizada (unión), así como también el ámbito de actuación, de
actividad (que está dado por la naturaleza de la tarea que reali-
zan los asociados) y geográfico. Este último, en las asociacio-
nes que han elegido el criterio de asociación vertical, puede ser
un establecimiento, una empresa, una ciudad, una región, pro-
vincia o todo el país.
El actual ordenamiento jurídico, al igual que lo ocurrido
en los anteriores, prohibe a las asociaciones sindicales que fijen
criterios a través de los cuales se establecen diferencias entre
sus afiliados "por razones ideológicas, políticas, sociales, de
credo, nacionalidad, raza o sexo", o por cualquier otro motivo,
a través de los cuales se les dispense un trato discriminatorio

2. Vázquez Vialard, 2.
18 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAIO

(art. 7o, ley 23.551). Dicha disposición rige para toda clase
de asociaciones. Dado su objetivo social, constituyen entes
abiertos que no pueden oponerse al ingreso de los trabajadores
que corresponden al ámbito de la representación que la asocia-
ción pretende ejercer, es decir, la actividad o profesión ejercida
por aquéllos en una zona territorial determinada.
A las asociaciones sindicales se le reconocen como dere-
chos: "a) determinar su nombre, no pudiendo utilizar los ya
adoptados ni aquellos que pudieran inducir a error o confusión;
b) determinar su objeto, ámbito de representación personal y de
actuación territorial; c) adoptar el tipo de organización que esti-
men apropiado, aprobar sus estatutos y constituir asociaciones
de grado superior, afiliarse a las ya constituidas o desafiliarse;
d) formular su programa de acción y realizar todas las activida-
des lícitas en defensa del interés de los trabajadores. En espe-
cial, ejercer el derecho a negociar colectivamente, el de partici-
par, el de huelga y el de adoptar demás medidas legítimas de
acción sindical" (art. 5o, ley 23.551).
En la referida norma se mencionan algunos derechos que
sólo pueden ser ejercidos por las asociaciones que gozan de
personería gremial, tal como la de negociar colectivamente,
ejercer la defensa del interés colectivo de los trabajadores (que
las simplemente inscriptas sólo pueden realizar toda vez que,
en la misma actividad o categoría no hubiere asociación con
personería gremial; arts. 23, inc. ¿>, y 31, incs. a y c, ley
23.551; art. Io, ley 14.250, t.o. 1988).
La actuación de las asociaciones sindicales no puede ser
interferida por la autoridad administrativa, por los empleadores
y sus asociaciones ni por toda otra persona física o jurídica
(arts. 57 y 60, ley 23.551). Esa garantía se refiere al principio
de libertad sindical que el ordenamiento jurídico les reconoce
(art. Io, ley 23.551) y que, en la práctica, se conoce como prin-
cipio "de limpieza sindical". Sólo se admiten limitaciones a
esa regla (que deben ser interpretadas restrictivamente) cuando
la ley expresamente lo establece (arg. art. 56, ley 23.551). La
violación de esa garantía faculta a la asociación a solicitar, ju-
ASOCIACIONES GREMIALES DE TRABAJADORES 19

dicialmente, a través de un proceso sumarísimo, el amparo de


los derechos que le han sido desconocidos (art. 47, ley 23.551;
ver § 275).
Cumplidos esos requisitos básicos, los organizadores pue-
den optar por establecer dos clases de asociaciones, que se dis-
tinguen entre sí, en razón de las distintas funciones que se les
reconoce: a) con simple inscripción, y b) con personería gremial.

§ 262. ASOCIACIONES CON SIMPLE INSCRIPCIÓN. - Correspon-


de al grupo profesional constituido en forma permanente que se
ha inscripto en el registro especial que tiene a su cargo el Mi-
nisterio de Trabajo y Seguridad Social (art. 22, ley 23.551),
después de haber acreditado los recaudos que la norma estable-
ce. Al efecto, deben indicar: "a) nombre, domicilio, patrimonio
y antecedentes de su fundación; b) lista de afiliados; c) nómina y
nacionalidad de los integrantes de su organismo directivo" (a
fin de constatar si se cumple el requisito referido a la naciona-
lidad de sus integrantes; art. 18, ley 23.551), y d) presentación
de sus estatutos que deben cumplir las exigencias establecidas
(arts. 18 y 21, ley 23.551) (ver § 261). Dicho estatuto debe
conformarse a las directivas legales en lo concerniente al carác-
ter abierto de la asociación, a la que pueden ingresar todos los
trabajadores de la actividad de la zona geográfica elegida. Tal
como lo hemos indicado, no pueden establecerse criterios dis-
criminatorios de ninguna especie, ni para el ingreso, ni para ac-
tuar en ella (art. 7 o , ley 23.551).
Los fundadores, cumpliendo los referidos requisitos, pue-
den optar para que la asociación ejerza funciones de primer
grado, como federación o confederación, siempre que en estos
casos se cumplan los recaudos respectivos; también pueden ele-
gir el criterio de afiliación: vertical o de actividad (incluido la
especie de empresa), horizontal o de oficio (ver § 77, d).
El pedido de inscripción debe formularse al Ministerio de
Trabajo y Seguridad Social -que es la autoridad de aplicación;
art. 56, ley 23.551-, acompañando la lista de afiliados que debe
indicar la mención del lugar donde se desempeñan los trabaja-
20 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

dores. La autoridad de aplicación puede requerir la acredita-


ción de que aquéllos se desempeñan, efectivamente, en la acti-
vidad, oficio, profesión, categoría o empresa que sirvan para
establecer el ámbito personal de la asociación sindical (art. 19,
decr. 467/88).
Cumplidos los antedichos recaudos, el Ministerio debe ex-
pedirse dentro de los 90 días, disponiendo su inscripción en el
mencionado registro, con lo cual se cumple el mandato constitu-
cional ya recordado ("organización sindical libre y democrática,
reconocida por la simple inscripción en un registro especial",
art. 14 bis, Const. nacional). Ese trámite, en cuanto significa
la "aprobación de los estatutos por el gobierno" (que se limita
a expedirse sobre su legalidad), constituye, a su vez, un recono-
cimiento para actuar como persona jurídica (art. 23, ley 23.551;
art. 45, Cód. Civil). La resolución administrativa que se pro-
nuncie al efecto, está sujeta a revisión judicial (art. 62, inc. c;
ver § 281, a y c). Aunque la norma laboral sólo hace referencia
a "denegatoria tácita", estimamos que también procede ese re-
curso en caso de serlo expresamente o de reconocimiento par-
cial de la inscripción solicitada (arg. art. 45, Cód. Civil). El
recurso debe interponerse dentro de los 120 días de vencido el
plazo en que debió expedirse la administración, o dentro de los
15 de la notificación de la denegatoria (art. 62, inc. d, párr. 4 o ,
ley 23.551).
El acto administrativo que admite la petición debe ser pu-
blicado, sin cargo, en el Boletín Oficial, así como un extracto
de los estatutos. Además, el Ministerio de Trabajo y Seguri-
dad Social debe disponer la inscripción en el respectivo registro
(art. 22, ley 23.551).
Obtenida la inscripción, la asociación puede ejercer los de-
rechos que establece la ley (art. 23): "a) peticionar y represen-
tar, a solicitud de parte, los intereses individuales de sus afilia-
dos; b) representar los intereses colectivos, cuando no hubiere
en la misma actividad, o categoría asociación con personería
gremial; c) promover: 7) la formación de sociedades cooperati-
vas y mutuales; 2) el perfeccionamiento de la legislación labo-
ASOCIACIONES GREMIALES DE TRABAJADORES 21
ral, previsional y de seguridad social; 3) la educación general y
la formación profesional de los trabajadores; d) imponer cotiza-
ciones a sus afiliados; e) realizar reuniones o asambleas sin ne-
cesidad de autorización previa".
Fuera de la facultad a que se refiere el punto b, que es de
carácter subsidiario y a falta de una organización que goce
de personería gremial, las demás no se refieren a una acción tí-
picamente sindical, sino que son propias de cualquier asocia-
ción o habitante del país.
La norma también establece las obligaciones a que está so-
metida toda asociación gremial y, por supuesto, las que gozan
de personería gremial, a saber: "remitir o comunicar a la auto-
ridad administrativa del trabajo: a) los estatutos y sus modifica-
ciones a los efectos del control de la legalidad; b) la integración
de los órganos directivos y sus modificaciones; c) dentro de los
120 días de cerrado el ejercicio, copia autenticada de la memo-
ria, balance y nómina de afiliados; d) la convocatoria a eleccio-
nes para renovación de sus órganos en los plazos estatutarios;
e) los libros de contabilidad y registros de afiliados a efectos
de su rubricación" (art. 24, ley 23.551).
Dichas obligaciones tienden a establecer un control, por
parte de la autoridad de trabajo, del funcionamiento y de la
acción de la asociación respecto del cumplimiento de las dispo-
siciones legales, así como también de las directivas que dentro
del ejercicio de sus funciones establezca el Ministerio de Tra-
bajo y Seguridad Social (arg. art. 56, inc. 2o, ley 23.551).
Una vez inscripta, la asociación ejerce un derecho de pro-
piedad sobre su nombre que no puede ser utilizado por otra
(aunque fuera con personería gremial), así como también aque-
llos otros "que pudieran inducir a error o confusión" (art. 5 o ,
inc. a, ley 23.551).

§ 263. ASOCIACIONES CON PERSONERÍA GREMIAL. - A la aso-


ciación que, además de reunir los indicados requisitos para ob-
tener la inscripción en el Registro, tenga: a) una antigüedad en
él y actuación no menor de 6 meses, y; b) afilie a más del 20%
22 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

de los trabajadores que intente representar, se le atribuye el ca-


rácter de más representativa y, en consecuencia, el ejercicio de
la personería gremial (art. 25, párr. Io, ley 23.551). Esta,
cuando dos o más asociaciones disputan ese carácter, se atribu-
ye al sindicato que "cuente con mayor número promedio de afi-
liados cotizantes sobre la cantidad promedio de trabajadores que
intente representar", en "los 6 meses anteriores a la solicitud"
(art. 25, párrs. 2o y 3 o , ley 23.551).
La autoridad administrativa debe expedirse respecto de la
petición formulada dentro del plazo de los 90 días (art. 26, ley
23.551). La decisión que reconoce el ejercicio de la persone-
ría gremial por parte de la asociación sindical debe "precisar el
ámbito de representación personal y territorial" que no puede
exceder lo establecido al respecto en el estatuto, pero que sí
puede ser más reducido si existiere superposición con otra aso-
ciación (art. 25, párr. 4o). Si en el ámbito de representación
que se peticiona hubiere un sindicato preexistente (con perso-
nería gremial), no puede concedérsele a la peticionaria el reco-
nocimiento, "sin antes dar intervención a la asociación afectada
y proceder al cotejo necesario para determinar cuál es la más re-
presentativa conforme al procedimiento" que establece la propia
norma, a fin de determinar si se cumplen los criterios estable-
cidos para reconocer el ejercicio de dicha personería cuando
existe en ese ámbito otra anterior. Dicha determinación hace a
la validez del acto administrativo o judicial (arts. 25, párr. 5o, y
28, ley 23.551).
La norma establece un criterio preciso para evitar confu-
siones, en cuanto se refiere a la superposición que puede darse
entre asociaciones sindicales respecto de su ámbito de actua-
ción personal y geográfico. Al efecto, determina que, cuando
existiera una asociación sindical con personería gremial, sólo
podrá reconocerse el ejercicio de ella a otra asociación "para
actuar en la misma zona y actividad o categoría, en tanto que la
cantidad de afiliados cotizantes de la peticionante, durante un
período mínimo y continuado de 6 meses anteriores a su pre-
sentación, fuere considerablemente superior a la de la asocia-
ASOCIACIONES GREMIALES DE TRABAJADORES 23

ción con personería preexistente" (art. 28, párr. Io, ley 23.551).
El decr. 467/88 establece que ese carácter de "considerable-
mente superior", se obtiene cuando se supera a la asociación
que ya tiene personería gremial "como mínimo en el 10% de
sus afiliados cotizantes" (art. 21). La norma introduce un cri-
terio discutible ("considerablemente superior") para mantener en
vigencia el privilegio de la representación exclusiva de la catego-
ría, a favor de una asociación que ha dejado de ser mayoritaria.
No procede reconocerle personería gremial a un sindicato
de empresa, aunque en su esfera supere al otro, cuando existie-
re una asociación de primer grado o unión que ejerce ese dere-
cho con ámbito de actuación en la zona geográfica y de ac-
tividad peticionada (art. 29, ley 23.551). Si bien la norma
establece que podrá reconocerse la personería gremial a los sin-
dicatos que adopten esa modalidad cuando no hubiere en la zo-
na de actuación una unión o sindicato de primer grado, en la
práctica ello es imposible que ocurra, ya que las federaciones y
las confederaciones pueden "asumir la representación de los
trabajadores de la actividad o categoría por ellas representadas
en aquellas zonas o empresas donde no actuare una asociación
sindical de primer grado con personería gremial" (art. 35, ley
23.551). De acuerdo con ello, en los hechos, se halla cubierto
todo el territorio del país.
Si la peticionaria hubiera adoptado "la forma de sindicato
de oficio, profesión o categoría", y en ese sector existiera un
sindicato de primer grado de actividad, la personería solicitada
sólo podrá concederse "si existieran intereses sindicales dife-
renciados como para justificar una representación específica y
se cumplimenten los requisitos" respecto de la antigüedad en el
ejercicio de la actividad, y "siempre que la unión o sindicato
preexistente no comprenda en su personería la representación de
dichos trabajadores" (art. 30, ley 23.551). De acuerdo con
ello, si existe una asociación preexistente, de actividad de pri-
mer grado, es muy difícil que un sindicato que pretenda estruc-
turarse bajo la forma de oficio, profesión o categoría, pueda
obtener el reconocimiento de la personería gremial.
24 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

Se establece así un criterio que privilegia la organización


de actividad sobre la de empresa, que también es de actividad,
pero circunscripta a un sector más reducido, así como la de ofi-
cio, profesión, categoría. En consecuencia, aquélla no puede
ser desplazada del ejercicio de la personería gremial, aunque sea
superada por el sindicato peticionario de empresa (o estableci-
miento), oficio, profesión o categoría.
El cotejo referido para determinar la mayor representativi-
dad entre dos asociaciones se obvia, cuando la que contaba con
el respectivo reconocimiento da "conformidad expresa" a través
de su "máximo órgano deliberativo" (asamblea o congreso; art.
21, párr. 5o, ley 23.551).
Formulada la petición, cuando existiere alguna otra asocia-
ción que contare con personería gremial en el sector, debe co-
rrérsele traslado de la petición por el plazo de 20 días "a fin de
que ejerza su defensa y ofrezca pruebas", conforme a un proce-
dimiento que debe asegurar el debido proceso. De la oposi-
ción debe dársele traslado a la peticionaria por el plazo de 5
días; la sustanciación de las pruebas ofrecidas lo será con el
control de ambas asociaciones (art. 28, párrs. 2o y 3 o , ley
23.551). La decisión que al respecto se dicte, en cuanto reco-
noce la personería de la peticionaria y, en consecuencia, des-
plaza de la misma a la anterior (que continuará en ese sector
como inscripta -art. 28, párr. 4o, ley 23.551- o deniegue la pe-
tición formulada) está sujeta a un recurso de revisión judicial
ante la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo que resol-
verá el problema en última instancia (art. 62, incs. b y c, ley
23.551).
El recurso debe ser deducido dentro de los 15 días hábiles
de notificada la resolución. La autoridad administrativa deberá
remitir las actuaciones al tribunal judicial, dentro del plazo de
los 10 días hábiles seguidos. Si la decisión cuestionada afec-
tara alcances de una personería gremial preexistente, el tribunal
deberá dar traslado a las asociaciones afectadas, por el plazo de
5 días (art. 62, párr. 4o, ley 23.551)
ASOCIACIONES GREMIALES DE TRABAJADORES 25

Si la petición formulada no hubiera sido resuelta en el pla-


zo de 90 días, obviamente, no se computa como tal el período
durante el cual tramitan las pruebas ofrecidas; la parte que con-
sidere violados sus derechos puede interponer el recurso ante
el referido tribunal dentro de los 120 días hábiles de vencido el
plazo que tenía la autoridad administrativa para resolver la
cuestión (art. 62, párr. 3 o , ley 23.551). Entendemos que, en
estos casos, por analogía con lo que ocurre respecto de los con-
flictos provocados por la intervención de un órgano superior a
uno inferior al que se refiere el art. 36 de la ley 23.551, el tri-
bunal podrá ordenar las medidas para mejor proveer que consi-
dere convenientes para resolver el caso. Éstas podrán ser pro-
ducidas ante el mismo tribunal o, si éste así lo dispone, ante
"el juzgado de primera instancia que corresponda, el que debe-
rá elevar las actuaciones dentro de las 48 horas de haber finali-
zado su sustanciación" (art. 62, párr. 2o, ley 23.551).
La norma establece que los recursos contra las resolucio-
nes administrativas sólo pueden deducirse una vez agotada la
instancia administrativa (art. 62, párr. Io, b). Toda vez que
la decisión debe ser dispuesta por el titular del Ministerio de
Trabajo y Seguridad Social, corresponde considerar que dicha
vía se halla agotada, aún en la circunstancia de que la función
hubiera sido delegada a otro funcionario que al efecto ha sido
habilitado para resolver, en tanto la autoridad concedente de la
facultad no se hubiera avocado al conocimiento de la cuestión.
Una vez dictada la resolución que reconoce personería gre-
mial a un sindicato, así se trate de una situación en que debió
resolverse el desplazamiento del que tenía ese reconocimiento
con anterioridad o no, aquél debe ser inscripto en el registro
especial creado al efecto, y la autoridad de aplicación debe dis-
poner la publicación, sin cargo, de los estatutos en el Boletín
Oficial, así como el texto de la resolución administrativa que
reconoce el ejercicio de la personería gremial (art. 27, ley
23.551).
La norma legal contiene una disposición con vigencia para
el período inmediatamente posterior al dé su puesta en vigor
26 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

(que lo ha sido a partir del día siguiente al de su publicación,


22/4/88; art. 65, ley 23.551), según el cual las asociaciones de-
ben adecuar sus estatutos a las disposiciones legales dentro del
plazo de 180 días de publicada la reglamentación (que lo fue el
mismo día). En tanto no se realice dicha adecuación y su res-
pectiva aprobación por la autoridad administrativa, prevalece-
rán de pleno derecho las disposiciones de la ley "sobre las nor-
mas estatutarias, en cuanto pudieran oponérsele a aquélla" (art.
64, ley 23.551). La reforma respectiva para la adecuación de-
be realizarse por los órganos competentes (asamblea o congre-
so; art. 20, inc. b, ley 23.551; ver § 265, a).
Reconocido el ejercicio de la personería gremial, la aso-
ciación tiene como derechos exclusivos que se agregan a los
que surgen del hecho de su inscripción (art. 23, ley 23.551; ver
§ 262):
"a) Defender y representar ante el Estado y los empleado-
res los intereses individuales y colectivos de los trabajadores"
(respecto de los intereses individuales, el decreto reglamentario
establece que para ejercer "el mismo debe acreditarse el con-
sentimiento por escrito por parte de los interesados" -art. 22,
decr. 467/88-, disposición que consideramos que excede lo dis-
puesto en la norma que establece al respecto una representa-
ción de tipo legal cuando la misma se ejerce ante el Estado y
los empleadores).
"b) Participar en instituciones de planificación y control
de conformidad con lo que dispongan las normas respectivas.
c) Intervenir en negociaciones colectivas y vigilar el cum-
plimiento de la normativa laboral y de seguridad social.
d) Colaborar con el Estado en el estudio y solución de los
problemas de los trabajadores.
e) Constituir patrimonios de afectación que tendrán los
mismos derechos que las cooperativas y mutualidades.
/ ) Administrar sus propias obras sociales y, según el caso,
participar en la administración de las creadas por ley o por con-
venciones colectivas de trabajo" (art. 31, ley 23.551).
ASOCIACIONES GREMIALES DE TRABAJADORES 27

En cuanto el ejercicio de esos derechos lo es en forma ex-


clusiva, se le otorga a la asociación con personería gremial el
monopolio de la referida representación de los trabajadores.
Dichas asociaciones están sometidas a las mismas reglas
en cuanto a sus débitos, frente a la autoridad administrativa la-
boral, que las asociaciones con simple inscripción (arg. art. 24,
ley 23.551; ver § 262).

§ 264. ACTO CONSTITUTIVO. - La decisión de formar una


asociación profesional de trabajadores tiene que adoptarse en
una asamblea, la que, en una o varias sesiones, dispondrá la
fundación del grupo y aprobará el estatuto que debe contener
las materias indicadas en el art. 16 de la ley 23.551, adecuán-
dose a sus directivas (art. 20, inc. c, ley 23.551). El estatuto
debe contener lo siguiente:
a) "Denominación, domicilio, objeto y zona de actuación".
b) "Actividad, oficio, profesión o categoría de los trabaja-
dores que represente".
Estos recaudos, así como los indicados en el punto ante-
rior, "deberán ser individualizados, de modo tal que permitan
una concreta delimitación entre los ámbitos personales y terri-
toriales de las distintas asociaciones sindicales". La norma re-
glamentaria establece a ese efecto, que la autoridad de aplica-
ción "podrá establecer una clasificación uniforme que facilite
la identificación de los referidos ámbitos respetando la volun-
tad de los constituyentes o afiliados a la asociación" (art. 8o,
decr. 467/88).
En la práctica se utiliza la CIIU (clasificación internacio-
nal industrial uniforme).
La norma tiende a evitar problemas de superposición entre
las asociaciones profesionales que luego dan lugar a luchas in-
terjurisdiccionales (ver § 269). Pesa sobre la autoridad admi-
nistrativa o, en su caso, la judicial, precisar dicho ámbito de re-
presentación personal y geográfico, que no puede exceder el
fijado en el estatuto, pero que puede ser reducido si existiera
28 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAIO

superposición con otra asociación sindical (art. 25, párr. 4o, ley
23.551; ver § 269).
c) "Derechos y obligaciones de los afiliados, requisitos
para su admisión y procedimiento para su separación, que ga-
rantice el derecho de defensa" (ver § 266, a y e).
d) "Determinación de las autoridades y especificación de
sus funciones con indicación de las que ejerzan su representa-
ción legal, durante los mandatos, recaudos para su revocación y
procedimientos para la designación y reemplazos de los directi-
vos e integrantes de los congresos" (ver § 265, a y c).
e) "Modo de constitución, administración y control del pa-
trimonio social y destino en caso de disolución y régimen de
cotizaciones de sus afiliados y contribuciones" (ver § 271 y
283, f).
/ ) "Época y forma de presentación, aprobación y publica-
ción de memorias y balances; órganos para su revisión y fisca-
lización" (ver § 274 y 280, b).
g) "Régimen electoral que asegure la democracia interna
de acuerdo con los principios" fijados en el ordenamiento jurí-
dico, "no pudiendo contener como exigencia para presentar lis-
tas de candidatos a órganos asociacionales, avales que superen
el 3% de sus afiliados" (ver § 278).
h) "Régimen de convocatoria y funcionamiento de asam-
bleas y congresos" (ver § 266, c).
i) "Procedimiento para disponer medidas legítimas de ac-
ción sindical" (ver § 267, c).
La reglamentación establece que esas medidas "deberán
estar previstas dentro de las que permitan las leyes y conven-
ciones colectivas aplicables" (no es éste el ámbito normal en
que se fijan las medidas de acción directa). En nuestro am-
biente no es práctica usual que en los convenios colectivos de
trabajo se adopten disposiciones para establecer medidas que
aseguren la prestación de los trabajos, en especial en los servi-
cios públicos. El decr. 467/88, que imparte instrucciones a los
ASOCIACIONES GREMIALES DE TRABAJADORES 29
representantes de las paritarias que discutan los convenios con
aplicación a las empresas del Estado y entes financieros del
Estado o con mayoría de capital del Estado, establece que de-
berán proponer la inclusión de cláusulas de ese tipo. Además,
según la reglamentación, el estatuto debe establecer cuáles son
los órganos asociacionales facultados para disponerlos y el pro-
cedimiento aplicable al efecto (art. 14).
j) "Procedimiento para la modificación de los estatutos y
disolución de la asociación" (ver § 283, f).
El acta respectiva del acto fundacional debe instrumentarse
(no es necesario que se lo haga por escritura pública), a fin de
acreditar su realización como requisito para solicitar la inscrip-
ción de la asociación, a cuyo efecto debe acompañarse al orga-
nismo administrativo laboral copia autenticada (se entiende por
tal la que expide un oficial público, escribano, teniendo a la vista
el original).
El estatuto social puede reformarse con posterioridad, a
través del organismo superior de la asociación, asamblea o con-
greso (art. 20, inc. c, ley 23.551), de acuerdo con el procedi-
miento que indique el anterior. Tal reforma debe ser dispuesta
en una asamblea extraordinaria convocada con 5 días de antici-
pación y comunicada a través de una publicación inmediata y
adecuada "que asegure el conocimiento de los representantes
sindicales". La misma, incluso, debe ser efectuada en la em-
presa, salvo que por "razones de tiempo ello sea imposible".
Las reformas deben remitirse al Ministerio de Trabajo y
Seguridad Social (art. 24, inc. a, ley 23.551), el que sólo puede
ejercer un control de legalidad, no de oportunidad. La no ins-
cripción de la reforma estatutaria está sujeta a un recurso judi-
cial (arg. art. 62, incs. b, c y d).

§ 265. ÓRGANOS DE LA ASOCIACIÓN. - De acuerdo con las di-


rectivas que establece la ley 23.551 (arts. 17 a 20) los órganos
encargados de la dirección y administración de una sociedad
son:
30 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

a) ASAMBLEA O CONGRESO. Tanto una como el otro constitu-


yen la autoridad máxima de conducción de la entidad, que fija
la política y ejerce el control de su desarrollo y de la vida insti-
tucional. La primera corresponde a la reunión en la que partici-
pan todos los afiliados; en el segundo sólo lo hacen los represen-
tantes (delegados) de aquéllos. Se distinguen: 7) los constitutivos
(que deben funcionar como asamblea); 2) los ordinarios, y 3)
los extraordinarios.
Corresponde a la competencia exclusiva del citado órgano:
"a) fijar criterios generales de actuación" (es decir, la política
general del grupo sindical); "b) considerar los anteproyectos de
convenciones colectivas de trabajo" (constituye una novedad
que introdujo la norma 23.551); "c) aprobar y modificar los es-
tatutos, memorias y balances; fusión con otras asociaciones, la
afiliación o desafiliación" a las de carácter nacional o interna-
cional a las que lo estuviere; "d) dar mandato a los delegados a
congresos de asociaciones de grado superior y recibir el infor-
me de su desempeño"; "e) fijar el monto de las cotizaciones or-
dinarias y extraordinarias de los afiliados" (art. 20, ley 23.551).
Las indicadas constituyen un presupuesto obligatorio que debe
cumplir el estatuto, que puede fijar otras funciones a la asam-
blea.
Dicho órgano debe sesionar ordinariamente por lo menos
una vez al año; en forma extraordinaria, ante la convocatoria
por el órgano directivo por propia decisión de éste o a solicitud
del número de afiliados o delegados congresales que fije el es-
tatuto, el que nunca puede ser superior al 15% para las asam-
bleas y el 33% respecto del congreso (art. 19, ley 23.551).
El temario de las asambleas y congresos ordinarios debe
ser comunicado al Ministerio de Trabajo y Seguridad Social con
una anticipación no menor de 10 días, a la fecha de su celebra-
ción. Respecto de las asambleas o congresos de carácter ex-
traordinario, en razón de la urgencia de algunos puntos que se tra-
tan en los mismos, la comunicación debe efectuarse en forma
inmediata de haberse realizado la convocatoria y con una anti-
cipación no menor de 3 días (art. 3 o , decr. 467/88).
ASOCIACIONES GREMIALES DE TRABAJADORES 31
Los miembros del congreso deben ser designados por voto
directo y secreto de los afiliados en las condiciones que esta-
blezca el estatuto (arg. arts. 8o, inc. b, y 16, inc. d, ley 23.551);
duran en su mandato el período que fije aquel que no puede ex-
ceder de 4 años (art. 17, ley 23.551). Luego de su gestión
deben informar a los afiliados. El estatuto debe garantizar
la efectiva participación de los afiliados en la vida asociacional
y la representación de la minoría en los cuerpos deliberativos (art.
8o, incs. c y d, ley 23.551), a cuyo efecto el decr. 467/88 (art. 12)
establece que en los congresos y cuerpos deliberativos designa-
dos por elección directa debe adoptarse algún sistema de pro-
porcionalidad que otorgue a la primera minoría de cada sección
electoral un total de cargos no inferior al 20%. Podrá reque-
rirse que la misma obtenga un número de votos no inferior al
20% del total de los válidos emitidos.
La convocatoria de los congresos ordinarios debe hacerse
con una anticipación no menor de 30 días ni mayor de 60 y los
extraordinarios con una no menor de 5 días. Debe asegurarse
una publicidad inmediata y adecuada de la misma que asegure
el conocimiento de los representantes sindicales, incluyendo
publicidad en la empresa, salvo que por razones de tiempo ello
sea imposible. En cuanto se refiere a la convocatoria a asam-
bleas, la misma debe hacerse en los lugares de trabajo con
exhibición de folletos o carteles que mencionen el orden del
día, el lugar de reunión de la asamblea y los requisitos para
participar en ella. La convocatoria a los congresos debe ase-
gurar la comunicación a los delegados u otro medio razonable
de difusión previsto en el estatuto, con idénticas menciones a
las previstas para las asambleas (art. 13, decr. 467/88).
b) EJECUTIVO. La dirección y administración la ejerce un
cuerpo colegiado -organismo directivo- integrado por no menos
de 5 miembros titulares elegidos en forma que asegure la volun-
tad de la mayoría (de los afiliados; no se exige la representación
de las minorías), mediante el voto directo y secreto (art. 17, ley
23.551). Para la elección se requiere ser (en la proporción no
32 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

menor del 75% de los cargos directivos y representativos de las


asociaciones, e indefectiblemente rige la exigencia para desem-
peñar la máxima autoridad ejecutiva y su "reemplazante estatu-
tario") argentino, "mayor de edad y no tener inhibiciones civi-
les ni penales", así como acreditar haberse desempeñado en la
actividad de que se trate, por lo menos durante 2 años e igual
antigüedad en la afiliación (art. 18, ley 23.551).
El decr. 467/88 establece que "se entenderá por inhibición
legal, las penas accesorias de inhabilitación absoluta o relativa,
referida al impedimento a acceder a cargos electivos o empleo
público, prevista en el Código Penal y leyes complementarias".
Por inhibición civil se entienden las dispuestas por aplicación
de la ley de concursos o el Código Civil, o cualquier otra nor-
ma de derecho privado (art. 16, decr. 467/88).
Según las prácticas usuales, actúan dichos miembros ocu-
pando distintas funciones; por lo común la representativa es la
del secretario general, pero actúan también otros funcionarios
encargados de las distintas áreas: adjunto, organización, finan-
zas, administración, etcétera. El período del mandato, que de-
be ser determinado por el estatuto, no puede ser superior a 4
años con posibilidad de reelección.
Con frecuencia, dentro del organismo directivo, sobre todo
en los casos en que está constituido por muchos miembros, se
suele establecer uno reducido, encargado de la ejecución, y el
otro (más amplio) con funciones de contralor y destinado a in-
tervenir en decisiones de cierta importancia (a veces se lo de-
signa confederal).
La asociación tiene que comunicar a la autoridad de apli-
cación, en el plazo de 5 días, la nómina de los miembros que
integran el órgano directivo, así como los cambios que se pro-
duzcan (art. 20, inc. a, decr. 467/88).
Respecto de las uniones, es decir, aquellas asociaciones que
tienen una dirección descentralizada geográficamente, los miem-
bros de los órganos directivos, locales y seccionales deben ser
designados por elección directa (art. 8o, inc. c, ley 23.551).
ASOCIACIONES GREMIALES DE TRABAJADORES 33

c) OTROS. El estatuto puede establecer otros órganos, co-


mo los que: 7) están encargados de realizar la fiscalización in-
terna de la gestión; 2) tienen el control de la administración del
patrimonio social (que deben estar "a cargo de un órgano con
composición adecuada y facultades a ese efecto"; art. 11, párr.
3o, decr. 467/88); 3) controlan el régimen electoral (el decreto
reglamentario hace referencia a "la autoridad electoral"; art. 15,
párr. 6o, incs. c y d, y párr. 10, decr. 467/88), y 4) actúan como
tribunal de disciplina.
Dichos órganos tienden a conformar una estructura socie-
taria que asegure una "efectiva democracia interna" y el contra-
lor de los organismos directivos (arg. art. 8o, ley 23.551).

§ 266. DERECHOS DE LOS TRABAJADORES FRENTE A LA ASO-


CIACIÓN GREMIAL. - De acuerdo con los lincamientos que al
efecto fija la ley en cuanto a las relaciones internas (democra-
cia sindical), esta última es una organización de carácter abier-
to, a la que pueden ingresar o de la cual pueden egresar los tra-
bajadores de la actividad, que no están obligados a afiliarse a
las que existen (art. 4o, inc. b, ley 23.551). El único requisito
para incorporarse a un sindicato es aceptar y cumplir los recau-
dos que establece el estatuto y que no pueden ir más allá de la
exigencia de ejercer la actividad representada. Toda otra que
lo excediera (cuota de ingreso de carácter discriminatorio, anti-
güedad mínima, etc.), violaría ese derecho (art. 7o, ley 23.551).
Por ningún pretexto (ideología política, credo religioso, na-
cionalidad, raza, sexo o cualquier otro) puede negarse el ingre-
so a las personas mayores de 14 años (los menores adultos no
requieren autorización de sus representantes; arts. 7o, 12 y 13,
ley 23.551).
El decreto reglamentario establece una prolija delimitación
de las atribuciones de la asociación en lo concerniente a la ad-
misión así como a la suspensión y expulsión de sus afiliados.
a) INGRESO. Sólo puede rechazarse el pedido de incorpo-
ración a una asociación gremial por: 1) incumplimiento de los

3. Vázquez Viaiard, 2.
34 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

requisitos de forma exigidos por los estatutos; 2) no desempe-


ñarse en la actividad profesional, oficio, categoría o empresa
que representa la asociación; 3) haber sido objeto de expulsión
por un sindicato sin que haya transcurrido un año desde la fe-
cha de tal medida, y 4) hallarse procesado o haber sido conde-
nado judicialmente por la comisión de un delito en perjuicio de
una asociación sindical de trabajadores, si no hubiera transcu-
rrido un lapso igual al plazo de prescripción de la pena, conta-
do desde que la sanción hubiera terminado de cumplirse (art.
2 o , párr. I o , decr. 467/88).
Ante la presentación de la solicitud de afiliación, el órgano
directivo tiene que expedirse dentro de los 30 días hábiles. El
incumplimiento de los requisitos de forma exigidos por los es-
tatutos, queda purgado si dentro de ese plazo no se rechaza el
pedido de afiliación. Vencido aquél, queda automáticamente
aceptada la propuesta de ingreso; la misma sólo puede ser re-
vista con posterioridad, si llegare a conocimiento del órgano di-
rectivo la existencia de los hechos contemplados en los puntos
b, c y d, a que nos hemos referido (art. 2 o , párr. 2 o , decr.
467/88).
Si la autoridad correspondiente resuelve no aceptar la soli-
citud de afiliación o la impugna, tiene que "elevar todos los an-
tecedentes para su consideración con los fundamentos de su
decisión a la primera asamblea o congreso". Confirmada la
resolución, queda expedita la acción ante la justicia del trabajo
a fin de solicitar su revocatoria (art. 2 o , párrs. 3 o y 4 o , decr.
467/88).
Se adopta, al respecto, una solución que es la corriente
con relación al derecho de incorporación a un organismo de "ti-
po abierto". Agotada la vía asociacional, el interesado pue^e
promover demanda para que se reconozca su derecho de ingre-
sar a la asociación, la que conforme a las diversas normas pro-
cesales aplicables en las distintas jurisdicciones, puede tramitar
en su caso por la vía del sumarísimo (arg. art. 321, inc. b, Cód.
Proc. Civil y Com. de la Nación).
ASOCIACIONES GREMIALES DE TRABAJADORES 35
Una vez que el trabajador ha ingresado, tiene derecho a
permanecer en la asociación en la medida en que no haya sido
objeto de expulsión o de cancelación de su incorporación a ella
(ver § 266, d).
La ley (art. 14) admite que el jubilado, así como el traba-
jador que sufre un "accidente, enfermedad, invalidez" o fuere
convocado al servicio militar (se entiende que en estos últimos
casos por el tiempo de la "inhabilidad para trabajar"), pueden
mantener la afiliación en el sindicato con los mismos derechos
que tienen los demás y "sujetos a las obligaciones que el esta-
tuto establezca" (art. 14, ley 23.551). En cuanto a los desocu-
pados, pueden éstos mantener la afiliación (lo que, a falta de
norma expresa, el estatuto puede indicar que obliga al pago
de la cuota respectiva) por el lapso de 6 meses. Cuando se re-
fiere a alguien que ha desempeñado un cargo representativo de
una asociación gremial, el plazo comienza a correr a partir
de la finalización del mandato (art. 6 o , decr. 467/88).
El estatuto social puede restringir a los jubilados y a los que
gozan de licencia por servicio militar, el derecho de voto para
elegir autoridades de la asociación sindical, y el de postularse
como "candidatos para tales cargos, excepción de las candida-
turas para integrar órganos de fiscalización o de apoyo, no en-
cargados, de funciones de representación sindical, y las vota-
ciones para elegir dichas autoridades" (art. 14, ley 23.551, y
art. 6 o , párr. 2 o , decr. 467/88).
Los afiliados que "quedaren desocupados podrán conservar
su afiliación hasta una vez transcurridos 6 meses desde la rup-
tura de la relación laboral". Respecto de los que gozan de una
estabilidad sindical, dicho lapso se computará desde la finaliza-
ción del mandato (art. 6 o , párr. I o , decr. 467/88).
Distinta situación se da en el caso de que el propio traba-
jador, sin estar en condiciones de obtener la prestación jubila-
toria, decida cesar en la actividad o cambiarla (en tal caso ten-
dría derecho a incorporarse a otra asociación). Al no observar
los requisitos que legitiman su incorporación al grupo aso-
36 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

ciacional (arg. art. 2 o , inc. b, decr. 467/88), cesa su condición


de afiliado y la asociación puede disponer la cancelación de
ésta.
La desincorporación del afiliado, por decisión propia (re-
nuncia) o del grupo (expulsión, separación o cancelación de su
ficha; ver § 266, d), no le da derecho a solicitar "la devolución
de las cuotas o contribuciones abonadas" (art. 15, ley 23.551).
Tampoco puede reclamar, dado el carácter de las asociaciones,
que se le liquide la parte que le "correspondería" dentro del ca-
pital social (como ocurre en las sociedades).
b) EJERCICIO DE LOS DERECHOS. Una vez incorporado, el afi-
liado goza de los mismos derechos que los que lo hubieren he-
cho con anterioridad. La ley no acepta ningún modo de dis-
criminación arbitraria entre ellos, así como de las obligaciones
(art. 7 o , ley 23.551). A partir de ese momento ejercen los de-
rechos electorales, tanto activos como pasivos (elegir, ser elegi-
dos, aunque resultaría admisible una limitación razonable de ta-
les derechos en función del tiempo de afiliación), y están
obligados al cumplimiento de los deberes (pago de cuotas, et-
cétera).
c) DERECHOS ELECTORALES. Estos derechos -activos y pasi-
vos-, que deben estar expresamente determinados en el estatuto
-el cual debe garantizar la democracia interna de la entidad-
(art. 8 o , ley 23.551), deben permitir a los afiliados participar en
las condiciones que se establecen en todo comicio para la reno-
vación de las autoridades que deberán serlo por elección, por
voto directo y secreto (arts. 4 o , inc. e, y 8 o , inc. c, ley 23.551).
Éstos deben ser fijados con una anticipación no menor de 90
días de la fecha de terminación de los mandatos de los directi-
vos que deban ser reemplazados. La convocatoria "deberá ser
resuelta y publicada con una anticipación no menor de 45 días
a la fecha del comicio" (art. 15, párr. I o , decr. 467/88). En la
misma, deberán establecerse "los lugares y horarios en que se
ha de efectuar el acto eleccionario, los que no podrán ser alte-
rados" (art. 15, párr. 2 o , decr. 467/88; ver § 278).
ASOCIACIONES GREMIALES DE TRABAJADORES 37

Las condiciones para el ejercicio del derecho de voto para


la designación de los delegados de personal se estudia en el
§ 268, y la designación de las demás autoridades en el § 278.
d) RÉGIMEN DISCIPLINARIO. El afiliado no puede ser sancio-
nado (la medida va desde un simple llamado al orden o aperci-
bimiento, hasta la expulsión o separación) sin que exista causa
alguna justificada contemplada en el estatuto, que al efecto de-
be condicionarse a las pautas que establece el decreto regla-
mentario (art. 9o, decr. 467/88).
Con referencia a la medida de suspensión, se limita el pla-
zo que puede imponer de ella el órgano directivo, a no más de
90 días. La suspensión no priva al afiliado de su derecho a
voto, ni a ser candidato a cargos electivos (art. 9o, párr. 2o, decr.
467/88). Por lo tanto, cabe pensar que sólo se refiere al uso
de las prestaciones y servicios que confiere la asociación profe-
sional a sus afiliados, distintas de las indicadas.
El suspendido puede plantear la revisión de la medida dis-
ciplinaria ante la primera asamblea o congreso convocado por
la asociación sindical de primer grado, en la que tiene derecho
a participar con voz y voto (art. 9o, párr. 3 o , decr. 467/88). La
norma reglamentaria no distingue las situaciones entre la parti-
cipación en ese carácter en una asamblea o en un congreso,
aunque, si bien se justifica que pueda actuar en la primera a la
que concurren todos los afiliados, en la segunda no lo hacen to-
dos, sino solamente los delegados. A pesar de lo que estable-
ce la disposición reglamentaria, que sienta en principio "un
modelo", habrá que atenerse a lo que establezca el estatuto
aprobado por la autoridad de aplicación.
La decisión no puede ser adoptada sin haberse agotado pre-
viamente el procedimiento que asegure el debido proceso, es
decir, vista al afiliado de los cargos que se le formulan, otorga-
miento de oportunidad suficiente para efectuar su descargo,
ofrecimiento y producción de la prueba (art. 9o, párr. I o , decr.
467/88). La suspensión no priva al afiliado de su derecho
electoral pasivo y activo (votar y ser candidato a cargos electi-
38 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

vos; art. 15, párr. 2o, decr. 467/88), salvo que se tratare de una
medida dispuesta en razón de hallarse el afiliado sujeto a un
proceso o haber sido condenado judicialmente por la comisión de
un delito en perjuicio de una asociación sindical de trabajado-
res, en este "caso el lapso de suspensión puede prolongarse du-
rante el tiempo que dure el proceso, o el plazo de prescripción
de la pena si hubiere habido condena" (arts. 2o, párr. Io, d, y
9o, párr. 2o, decr. 467/88). Por lo tanto, salvo esta última si-
tuación de excepción que hemos referido, cabe pensar que la
suspensión sólo se refiere al uso de las prestaciones y servi-
cios, distintos de los indicados que confiere la asociación pro-
fesional a sus afiliados.
En caso de no convocarse a la asamblea o congreso, o el
primero realizado al efecto no tratara el tema o la situación
fuera grave, cabría interponer un recurso judicial para obligar,
en un plazo prudencial, a que se convoque a la asamblea o con-
greso respectivo (arg. art. 47, ley 23.551).
Las medidas de carácter suspensivo dispuestas contra los
miembros de los cuerpos directivos de las asociaciones sólo
pueden "ser adoptadas en asambleas o congresos extraordina-
rios y por las causas que determine taxativamente el estatuto";
a tal efecto deberán aquéllos ser citados a participar con voz
y voto (art. 10, párr. Io, decr. 467/88). La función del cuerpo
directivo, en ese caso, se limita a adoptar la medida de suspen-
sión preventiva contra el miembro o los miembros, y la sus-
pensión no puede exceder el término de 45 días. Dentro de
él deberá realizarse "la asamblea o congreso extraordinario,
para decidir en definitiva" (art. 10, párr. 3 o , decr. 467/88). De
no realizárselos en el plazo fijado, los integrantes del cuerpo
directivo serán responsables de ello.
La sanción de expulsión del afiliado sólo puede ser dis-
puesta por la asamblea o congreso extraordinario. A tal fin el
órgano directivo sólo puede recomendar la adopción de tal me-
dida, exponiendo los antecedentes del caso (la facultad de dicho
órgano se reduce a la de suspender preventivamente al dirigen-
ASOCIACIONES GREMIALES DE TRABAJADORES
39
te). El imputado tiene derecho a participar en las deliberacio-
nes de la asamblea o congreso con voz y voto (art. 9o, párr. 4o,
decr. 467/88).
El decreto reglamentario establece taxativamente que sólo
pueden establecerse como causas de expulsión en los estatutos
las siguientes: /) haber cometido violaciones estatutarias o in-
cumplido decisiones de los cuerpos directivos o resoluciones de
las asambleas, cuya importancia justifique la medida; 2) cola-
borar con los empleadores en actos que importen prácticas des-
leales declaradas judicialmente; 3) recibir subvenciones direc-
tas o indirectas de los empleadores con motivo del ejercicio de
cargos sindicales; 4) haber sido condenado por la comisión
de delito en perjuicio de una asociación sindical, y 5) haber in-
currido en actos susceptibles de acarrear graves perjuicios a la
asociación sindical o haber provocado desórdenes graves en su
seno (art. 9o, párr. 5o, decr. 467/88).
La decisión que al respecto adopte la asamblea correspon-
diente, que al efecto ejerce esa función como una facultad pri-
vativa, puede ser revisada por la justicia laboral a instancias del
afectado (art. 9o, párr. 6o, decr. 467/88). La norma establece
que la expulsión del afiliado puede ser revisada en una acción
promovida por el interesado, que debe tramitar por la vía del
sumarísimo ante el juez del domicilio de la asociación sindical
(art. 9o, párr. 6o, decr. 467/88, y art. 47, ley 23.551).
Se adopta al efecto una disposición común en toda asocia-
ción, con la diferencia de que, dadas las características de una
"abierta", como lo es la sindical, se justifica la limitación de
las disposiciones de expulsión. El juez no sólo debe expedirse
en cuanto al cumplimiento del debido proceso, como ocurre se-
gún jurisprudencia predominante con respecto a las demás aso-
ciaciones, sino también a propósito de la cuestión de fondo, es
decir, si se ha cometido o no un hecho que da lugar a la adop-
ción de la medida.
El decreto reglamentario (art. 9o, párr. 7o) establece tam-
bién normas directivas con respecto a la figura de cancelación
40 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

de la afiliación que, a diferencia de la anterior, no implica una


causal de infamia; por medio de ella se dispone la baja por
razones de otro orden. A tal fin se establecen como únicas
causas: 7) haber cesado "en el desempeño de la actividad, ofi-
cio, profesión o categoría previsto en el agrupamiento", excep-
tuados los casos en que la ley admite la continuidad del traba-
jador en la asociación (ver § 266, a), y 2) "mora en el pago de
cuotas y contribuciones, sin regularizar esta situación en el pla-
zo razonable en que la asociación intime a hacerlo". Por tan-
to, se requiere, además de la deuda, la intimación previa.
En todos los procedimientos referentes al régimen discipli-
nario debe asegurársele al imputado el ejercicio de la garantía
del debido proceso. La desincorporación no da derecho a re-
clamar la "devolución de las cuotas o contribuciones abonadas"
(ver § 266, a; art. 15, ley 23.551).
Puede considerarse como una cancelación de la afiliación
la situación prevista en el art. 2" del decreto reglamentario, en
cuanto posibilita que, luego de la decisión que admitió en for-
ma expresa o tácita la incorporación del afiliado, llegase a co-
nocimiento del órgano directivo la existencia de causales inha-
bilitantes: expulsión por parte de un sindicato en el transcurso
del año anterior o "hallarse procesado o haber sido condenado
judicialmente por la comisión de un delito en perjuicio de una
asociación sindical de trabajadores, sin que desde el momento
que hubiera terminado de cumplirse la pena, hubiera transcurri-
do el plazo de prescripción de esta última" (art. 2 o , párrs. Io,
incs. a, c y d, y 2 o , decr. 467/88).

e) DESAFILIACIÓN. Así como la norma asegura y garantiza


el derecho del trabajador a ingresar y mantener su afiliación en
la asociación, también le concede la facultad de desafiliarse
(art. 4 o , inc. b, ley 23.551). Tal procedimiento normalmente
se opera a través de la renuncia; a fin de que no se desconozca
este derecho en la práctica, ha sido objeto de reglamentación
para evitar abusos. Se establece al respecto que transcurridos
30 días de la fecha en que el trabajador, por escrito, presentó
ASOCIACIONES GREMIALES DE TRABAJADORES 41
su renuncia sin que hubiera sjdo aceptada por el órgano directi-
vo, se considera que la desafiliación ha ocurrido automática-
mente (art. 2 o , párrs. 5 o y 6 o , decr. 467/88).
El trabajador puede comunicar esa circunstancia al emplea-
dor por escrito, a fin de que no se le practiquen retenciones de
sus haberes en beneficio de la asociación gremial, salvo el su-
puesto de las llamadas cláusulas de solidaridad sindical (art.
37, inc. a, ley 23.551; ver § 271, b). En caso de negativa o
desidia del empleador, el interesado podrá denunciar tal actitud
al Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (art. 2 o , párrs. 6 o y
7 o , decr. 467/88).
Consideramos que el procedimiento correcto, ante la situa-
ción en que al trabajador se le siguen haciendo retenciones de su
sueldo no obstante su renuncia, es que el mismo plantee la
cuestión ante el juez competente (que es el del lugar de la presta-
ción o el del domicilio de la asociación; arts. 47 y 63, ap. 1, inc.
c, ley 23.551) para que disponga el cese del indebido descuento.
La autoridad administrativa sólo podría, ante la comproba-
ción del hecho, revocar la autorización concedida a los fines de
que el empleador retenga del salario del trabajador la cuota sin-
dical (art. 38, ley 23.551).

§ 267. ACCIÓN EXTERNA DEL SINDICATO. - La asociación


profesional, tanto la que goza de personería gremial, como la
simplemente inscripta, tiene una "competencia" que le permite
cumplir con su objetivo social. Parte de ella corresponde al
orden interno -normativa, administrativa, adoptar y aplicar el ré-
gimen disciplinario, imponer cuotas y contribuciones; ver § 271-,
y otra, al externo. Dentro de éste cabe distinguir un ámbito
que es común a todos los entes de ese carácter: actuar como
sujeto de derecho, contratar con terceros, acudir ante la justicia,
etc., del que es específico de la vida sindical.
Las funciones que ejerce como persona jurídica no presen-
tan modalidades diversas de las que corresponden a las demás
asociaciones. Dado su carácter específico, cabe señalar, sucin-
42 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

tamente, algunos aspectos de las que integran las "facultades


sindicales".
La defensa y promoción de los intereses de la categoría le
exigen al sindicato que despliegue una acción "hacia afuera" que
lo distingue de las demás asociaciones. Esa actividad supone
otra en el orden interno, destinada a consolidar las bases de su
unidad. En la medida en que ésta se logra, se solidifican los
presupuestos necesarios para obtener el reconocimiento por parte
de la comunidad de su derecho como grupo y el de sus integrantes.
a) NEGOCIACIÓN COLECTIVA. Uno de los objetivos de la aso-
ciación profesional -en el orden positivo argentino, solamente
reconocido, salvo casos de excepción, a la que goza de perso-
nería gremial; arts. 23, inc. b, y 31, inc. a, ley 23.551; art. Io,
ley 14.250, t.o. 1988- es el de actuar en la fijación de las con-
diciones de trabajo (no sólo de las tarifas salariales). Ese de-
recho lo alcanza a través de la concertación del convenio colec-
tivo (ver § 305).
El sindicato de primer grado, afiliado a una federación o
confederación, en cuanto lo autoriza su estatuto, puede transferir
esas facultades a estos últimos (art. 34, ley 23.551). Considera-
mos que en esa situación, la asociación sindical de primer grado
pierde la facultad de celebrar convenios colectivos de trabajo.
La negociación que se celebra a fin de establecer condicio-
nes de trabajo respecto del ámbito de la "pequeña empresa",
está sujeta -tanto en cuanto se refiere a su celebración como a
su contenido- a reglas especiales (ver § 255, f).
b) REPRESENTACIÓN DE LOS INTERESES INDIVIDUALES Y COLECTI-
VOS. El reconocimiento de la personería gremial otorga a la
asociación la capacidad de representar y defender los intereses
profesionales de la categoría de los trabajadores comprendidos
dentro del ámbito de su personería (la ley los denomina "colec-
tivos"; art. 31, inc. a, ley 23.551). Ésta se ejerce ante el Esta-
do (en sus diversas agencias, especialmente las relacionadas
con la política social y, dentro de ésta, la laboral y de seguri-
dad social), los empleadores y la comunidad en general.
ASOCIACIONES GREMIALES DE TRABAJADORES 43

En cuanto a los intereses individuales, la norma autoriza al


sindicato con personería gremial el ejercicio de la representa-
ción de los mismos (no sólo respecto de sus afiliados, sino de
cualquier trabajador) ante el Estado y los empleadores (art. 31,
inc. a, ley 23.551).
La norma reglamentaria ha establecido que para ejercer di-
cha representación la asociación profesional debe "acreditar el
consentimiento por escrito, por parte de los interesados respec-
to del ejercicio de dicha tutela" (art. 22, decr. 467/88). Enten-
demos que la misma limita la disposición contenida en la ley,
por lo que excede el ámbito de la competencia atribuida por
el art. 99, inc. 2, de la Const. nacional. De acuerdo con la
norma, existe una representación de tipo legal a favor de la aso-
ciación profesional con personería gremial a los fines de la
representación de dichos intereses ante el Estado y los emplea-
dores, por lo que no se requiere acreditar por escrito dicho con-
sentimiento que la ley otorga. Estimamos que en la medida en
que dicha representación no haya sido dejada sin efecto por
una manifestación expresa del trabajador, la misma surte plena
validez. No parece adecuada la solución que propugna la ley,
pues en la práctica le adjudica a la asociación sindical el rol de
tutor del trabajador (puede representarlo en juicio, sin que éste
se entere).
Dicha personería la inviste la asociación sindical a través
de sus respectivas autoridades y no el delegado de personal. La
función de éste se limita a presentar ante los empleadores las
reclamaciones de los trabajadores, con la previa autorización
"de la respectiva asociación sindical" (art. 43, inc. c, ley 23.551).
El decreto reglamentario (art. 27, decr. 467/88) determina que
"existe necesidad de formular una reclamación cuando, a pro-
pósito del ejercicio" de su función "se ha suscitado una con-
troversia con el empleador, circunstancia ante la cual el delega-
do procederá a comunicar lo ocurrido, de inmediato, al órgano
competente de la asociación sindical a fin de que éste dis-
ponga formalizar la reclamación, si, a su juicio, ello correspon-
diera".
44 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

Sin perjuicio del ejercicio de dicha representación legal,


los actos realizados por los funcionarios del sindicato en repre-
sentación del trabajador, también están sujetos a las normas
propias del derecho común (gestión de negocios ratificada; art.
2304, Cód. Civil).
La asociación inscripta sólo puede ejercer la representa-
ción de sus afiliados, en cuanto acredita que éstos así se lo han
solicitado, lo que normalmente se prueba mediante una carta
poder, siempre y cuando el acto no requiera otra forma de ins-
trumentación (art. 23, inc. a, ley 23.551).
c) MEDIDAS DE ACCIÓN DIRECTA. De acuerdo con el régimen
positivo argentino, la asociación sindical es el titular de la facul-
tad de adoptarlas, y puede disponerlas de acuerdo con el proce-
dimiento estatutario (art. 16, inc. ;', ley 23.551), después de haber
agotado los trámites obligatorios de conciliación (ver § 290).
La resolución que en tal sentido se adopte obliga a los afiliados
de la asociación, a tal punto, que la falta de cumplimiento de
lo decidido por ellos puede ser motivo de sanciones (arg. art. 16,
inc. c, ley 23.551).
Si bien la norma legal establece que es facultad de todas
las asociaciones decretar medidas legítimas de acción sindical
(art. 5 o , inc. d), de hecho la misma está limitada exclusivamen-
te a las asociaciones que gozan de personería gremial. De
acuerdo con nuestro ordenamiento, dichas acciones sólo pueden
ser realizadas una vez agotado el período obligatorio de conci-
liación (ver § 290, b, 2), en el que sólo pueden intervenir las
asociaciones con personería gremial (art. 31, inc. c, ley 23.551).
El decreto reglamentario establece que dichas medidas sólo
pueden ser aquellas que permitan las leyes y las convenciones
colectivas de trabajo. No es ésta una modalidad corriente en
nuestras prácticas, aunque ello ocurre en otras legislaciones.
Como lo hemos recordado, el decr. 183/88, que establece las
directivas impartidas a los miembros de la comisión paritaria
de discusión de los convenios colectivos de trabajo de las em-
presas del Estado o financieras, asociaciones, sociedades con
ASOCIACIONES GREMIALES DE TRABAJADORES 45

mayoría del Estado y personal de la administración central y


descentralizada, deben tratar que el convenio colectivo de tra-
bajo establezca recaudos a fin de que, en los casos de huelga,
esté asegurada la prestación de los servicios públicos indispen-
sables (en el mismo sentido, pero con carácter general, el decr.
2184/90 -ver § 299- establece que en los sectores esenciales
deben mantenerse guardias para que no se interrumpa la presta-
ción de los servicios).
La norma reglamentaria establece que el estatuto debe de-
terminar los órganos y el procedimiento para adoptar dicha
decisión (art. 14, decr. 467/88).
De acuerdo con ello, la decisión tomada por los afiliados
de una asociación profesional con personería gremial que invis-
te la representación de todo el sector, legitima a los no afilia-
dos a no trabajar, dado que la huelga produce la suspensión del
contrato de trabajo (ver § 211).
d) COLABORACIÓN. Por esta expresión se entiende la acción
de trabajar con otro, en el caso, organizaciones de carácter pú-
blico o privado, para lograr mejores condiciones de vida. La
norma legal establece algunas pautas referidas a las asociacio-
nes con personería gremial, a fin de que puedan intervenir en
las acciones que normalmente realiza el Estado, a través de sus
agencias, con el objeto de asegurar condiciones que faciliten
el desarrollo del bien común del cual éste es el gerente. Ese
tipo de actuación que se reconoce a las asociaciones que gozan
de ese reconocimiento se expresa en: 1) "colaborar con el Estado
en el estudio y solución de los problemas de los trabajadores";
2) "participar en instituciones de planificación y control de
conformidad con lo que dispongan las normas respectivas", y
3) "participar en la administración de las [obras sociales] crea-
das por ley o por convenciones colectivas de trabajo" (art. 31,
incs. b, dy f, ley 23.551).
De esa manera se les reconoce a ese tipo de asociaciones
un marco de actuación en el que están habilitadas para reali-
zar una importante acción a fin de lograr el cumplimiento del
46 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

objetivo del grupo: "la defensa de los intereses de los trabaja-


dores" (art. 2 o , ley 23.551).
En cambio, las asociaciones simplemente inscriptas, sólo
pueden realizar algunas tareas que apuntan a la finalidad de
elaborar el bien común que constituye la finalidad del Estado,
tal como promover: "7) la formación de sociedades cooperati-
vas y mutuales; 2) el perfeccionamiento de la legislación labo-
ral, previsional y de seguridad social; 3) la educación general,
y la formación profesional de los trabajadores" (art. 23, inc. c,
ley 23.551). Por lo tanto, la norma les reconoce un marco de
acción que es propio a toda asociación que persigue el bien
de la comunidad: colaboración que el Estado puede requerirle en
cuanto se refiere al mejoramiento de la legislación laboral, pre-
visional, educacional, así como la acción desarrollada por coo-
perativas y mutuales.
Esa función de colaboración puede ejercerse, normalmen-
te, en diversos planos. En materia administrativa lo es respec-
to de las agencias encargadas de las tareas de carácter econó-
mico (integrando organismos que fijan remuneraciones, tal
como ocurre con el Consejo Nacional de Trabajo Agrario -ver
§ 249, m - y con la Comisión Nacional del Empleo, la Producti-
vidad y el Salario Mínimo, Vital y Móvil -ver § 194-) y tam-
bién en cuanto la ley lo estableciera, en la administración de
los organismos de seguridad social (en lo concerniente a los
consejos de administración). En el orden legislativo, esa fun-
ción se ejerce a través de la participación en la elaboración del
derecho normativo laboral y su interpretación (ley 14.250; ver
8 303 y ss.), y en el jurisdiccional en la medida en que se ad-
mita la intervención de organismos administrativos con esas
funciones (los de ese modo de composición que funcionaron en el
país han sido disueltos: Tribunal Nacional de Relaciones Profesio-
nales -art. 61 y ss., ley 20.615, abrogada por ley 22.105- Tribu-
nal Bancano, y Tribunal de Seguros, abrogado por la ley 22.003).
En el ámbito de la empresa, la acción sindical puede cola-
borar en el orden: 1) de la ep«t¡^r, /-, & I C T >, ^ . ,
* •' -i . gestión (ver § 257 y ss.), y 2) de la
representación de los trabajadores (ver § 267, b, y 268).
ASOCIACIONES GREMIALES DE TRABAJADORES 47

e) ACCIÓN POLÍTICA. La posibilidad, por parte de las aso-


ciaciones sindicales, de realizar esta actividad en su faz "ago-
nal", ha sido materia de soluciones contrarias en las últimas
normas vigentes. Mientras que el art. 30, inc. h, de la ley
20.615 establecía la facultad de "fijar su posición en materia
política, inclusive dando su apoyo a partidos políticos o candi-
datos a cargos electivos y/o propiciando a personas determinadas
para que los partidos políticos les atribuyan carácter de candi-
datos", la ley 22.105 prohibía expresamente esa actuación (art.
8o). La actual norma no establece ninguna disposición al res-
pecto, por lo que, de acuerdo con el régimen legal de los parti-
dos políticos, no le está permitido a las asociaciones sindicales
realizar acciones que se reservan exclusivamente para aquéllos.
Cabe precisar que si se entiende el concepto "política" en un
sentido amplio, no referido a la que se refiere a los partidos po-
líticos, las asociaciones gremiales, como organizaciones que re-
presentan a los miembros de la comunidad, pueden expresar las
opiniones y los intereses de éstos en cuanto se refiere al bien
común, y en especial, a los referidos con los del sector de cul-
tura, educación, economía y los propios de la comunidad,
etcétera.

f) EDUCACIÓN. Éste es un ámbito en que la acción del sin-


dicato es de fundamental importancia: mejorar el nivel cultural,
técnico y sindical de los trabajadores. A este fin el régimen
legal reconoce el derecho de las asociaciones profesionales pa-
ra promover la educación general y la formación profesional de
los trabajadores (art. 23, inc. c, 3 o , ley 23.551); a ese efecto
pueden organizar instituciones de carácter permanente o no,
que se ocupen de la educación a través de cursos sistemáticos o
asistemáticos.
g) OBRA SOCIAL. Una de las muchas características del mo-
vimiento sindical argentino ha sido la de haber dedicado espe-
cial atención a la prestación de servicios como atención médica,
turismo, proveeduría, etcétera. A tal fin se negoció, a partir
de la década de 1960, a través de los convenios colectivos de
48 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

trabajo, la percepción de fondos con esas finalidades. La ley


18.610 (ver § 491) oficializó esa práctica respecto de la presta-
ción de servicios médicos, encomendándole su atención a la
obra social administrada por el sindicato, cuando no hubiera en el
sector otra de carácter estatal, paraestatal o mixta. A tal fin,
dispuso la contribución de todos los trabajadores y empleadores.
Con la sanción de la ley 22.105 cambió el panorama, toda
vez que dicha ley estableció expresamente que "las asocia-
ciones gremiales de trabajadores, como tales, no serán desti-
natarias de los recursos provenientes de la ley 18.610, sus
modificatorias y complementarias y de la que la modifique o
reemplace, ni intervendrán en la conducción y administración
de las obras sociales" (art. 9o).
Puesto que se planteó una situación de hecho, ya que era
necesaria la continuación en el funcionamiento de gran canti-
dad de obras sociales administradas por los sindicatos, se esta-
bleció expresamente que "las situaciones preexistentes que vul-
neren este principio, deberán corregirse en el lapso y forma
que establezca la reglamentación", la que al efecto determi-
nó que aquéllas se "corregirán en el plazo y en la forma que
fije la ley que modifique o reemplace a la ley 18.610, sus mo-
dificatorias y complementarias". El régimen de obras sociales
(ley 22.269, promulgada en 1980 -arts. 62, 66 y ss.-) amplió
ese período hasta la constitución de la persona social que había
de continuar con la prestación (para lo que se fijó un plazo má-
ximo de 3 años). Los sindicatos (los que tenían la administra-
ción de una obra social) tuvieron que llevar "una administración
y contabilidad separada de los fondos destinados a ese fin, que
permita la debida individualización de los patrimonios" (art. 9o,
ley 22.269; art. 8o, decr. 640/80, ahora abrogado).
Durante aquel lapso las autoridades de la asociación sólo
pudieron realizar actos de administración y conservación de los
bienes. Para la disposición de bienes inmuebles o muebles re-
gistrables, se requería la conformidad previa de la respectiva
autoridad de aplicación (Instituto Nacional de Obras Sociales),
y en su caso, el procedimiento debía adecuarse a lo que esta-
ASOCIACIONES GREMIALES DE TRABAJADORES
49
blece el régimen de contrataciones del Estado (art. 35, decr
640/80).
No obstante lo dispuesto por la norma indicada, ese siste-
ma no se estructuró, y sólo se modificó a partir de la ley
23.660 sancionada en 1989. La ley 23.551 establece como de-
recho exclusivo de las asociaciones con personería gremial: "/)
administrar sus propias obras sociales y, según el caso, partici-
par en la administración de las creadas por ley o por conven-
ciones colectivas de trabajo" (art. 31, inc. / , ley 23.551).
De acuerdo con el actual régimen vigente (ley 23.660; ver
§ 471 y ss.), existen en especial en el ámbito de la actividad
privada, cuando no hay otros creados por ley, "obras sociales
sindicales correspondientes a las asociaciones gremiales de tra-
bajadores con personería gremial, signatarias de convenios co-
lectivos de trabajo" (art. Io, inc. a). Las mismas, que actúan
como sujetos de derecho (art. 33, inc. 3 o , Cód. Civil), gozan de
individualidad administrativa, contable y financiera (art. 2 o ).
Su organización corresponde a la que fije su propio estatuto,
elaborado por el administrador designado por el sindicato, re-
conocido por la "Dirección Nacional de Obras Sociales", y se-
rán conducidas por un consejo de cinco miembros nombrados por
la asociación sindical con personería gremial, signataria de los
convenios colectivos de trabajo que corresponda (arts. 12, inc.
a, 35, inc. a, y 36). Las mismas, destinatarias de los aportes y
contribuciones que deben efectuar los empleados comprendidos
en su régimen y sus empleadores (arts. 16, incs. a y b, y 19,
inc. b).
Estimamos que, de acuerdo con el nuevo régimen (ver § 473
y ss.), las obras sociales sindicales que "son patrimonio de los
trabajadores que la componen", constituyen entes de derecho
(distintos del sindicato), administrados por un consejo designa-
do por la asociación gremial (art. 12, inc. a).

§ 268. DELEGADOS DE PERSONAL. - Dentro de las funcio-


nes que cumplen los sindicatos, éstos desempeñan un papel de
fundamental importancia en la triple relación: trabajadores-sin-

4
- Vázquez Vialard, 2.
50 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

dicatos, trabajadores-empresa, empresa-sindicato. A tal efec-


to, invisten la representación de los empleados y de la asociación
profesional ante el empresario y ante la autoridad administrati-
va de trabajo cuando actúa de oficio en los establecimientos
(arts. 40, incs. a y b, ley 23.551). Por lo tanto, el citado fun-
cionario no ejerce la representación de los trabajadores en las
gestiones realizadas ante la administración del trabajo. Como
ya lo hemos recordado (ver § 267, b), el decr. 467/88 (art. 23)
limita la intervención del citado funcionario, ante una contro-
versia planteada, a comunicar lo ocurrido al sindicato, que es el
que debe decidir si formula o no la respectiva queja (art. 40,
ley 23.551).
Dichos trabajadores que actúan como funcionarios del sin-
dicato, tienen a su cargo propagar la "idea del sindicalismo",
atender los pedidos y reclamaciones de los trabajadores, trans-
mitir sus inquietudes y aspiraciones. Dado el carácter de su
función, la ejercen simultáneamente con el cumplimiento de
su débito en la propia sede de la empresa o del establecimiento.
Su designación debe efectuarse mediante elección en el lu-
gar de trabajo por voto directo y secreto de los trabajadores del
sector representado (sean o no afiliados al sindicato que ha
efectuado la convocatoria) y en horas de trabajo (art. 41, inc. a,
ley 23.551). Rigen al respecto, en cuanto le sean aplicables,
las disposiciones del proceso electoral establecido por la ley y
el decreto reglamentario. El acto debe ser convocado con una
anticipación no menor a los 10 días y a su efectiva realización
y con igual antelación a la fecha de expiración del mandato de
la persona que va a ser reemplazada. La publicidad de dicho
acto debe ser suficiente para que la convocatoria llegue a cono-
cimiento de todos los votantes (art. 25, decr. 467/88).
La nominación del delegado debe ser notificada en forma
fehaciente por la asociación gremial al empleador dentro del
plazo de 48 horas de la elección (art. 25, decr. 467/88). Éste
no puede impugnar la designación a menos que acredite un in-
terés legítimo, como: a) que el trabajador no es empleado del
establecimiento o no tiene la antigüedad o la edad requerida; b)
ASOCIACIONES GREMIALES DE TRABAJADORES 51
que la convocatoria hubiere sido efectivizada por un "sindicato
ajeno" (de darse esta circunstancia, es factible que el impug-
nante no hubiera facilitado el local para efectuar la elección), y
c) que el número de los designados excede el que corresponde;
en este caso, previa intimación al sindicato para que solucione
las situaciones, deberá considerarse que los nominados son los
que corresponden en el orden de la notificación.
Dicha impugnación debe efectuarse ante el sindicato en un
tiempo prudencial y, en su caso, la situación puede dar lugar a
una acción declarativa (arg. art. 322, Cód. Proc. Civil y Com.
de la Nación). La falta de oportuna impugnación (en un plazo
razonable), que conviene que también se haga saber al interesa-
do, no puede reservarse hasta el momento en que el delegado
judicialmente reclame el reconocimiento de su derecho, oportu-
nidad en la cual se resolverá la cuestión. Juega, al efecto, un
cierto plazo de caducidad para cuestionar la designación, a me-
nos que el vicio de la designación fuera sustancial, tal como si
se hubiera designado a un delegado que no era empleado de la
empresa (arg. art. 41, inc. a, ley 23.551).
Dichos funcionarios ejercen su mandato por el plazo que
fije el estatuto de la asociación sindical, que no puede exceder
de 2 años con la posibilidad de reelección (art. 42, ley 23.551).
Dicha designación puede ser revocada a través de una asamblea
(art. 25, decr. 467/88) de los representados, convocada por el
órgano directivo del sindicato por propia decisión o a petición
del 10% del total de los representados. Consideramos que
la decisión adoptada debe cumplir con los mismos recaudos
de la elección: en el lugar y horas de trabajo, por voto directo
y secreto de los trabajadores del sector (art. 41, inc. a, ley
23.551). La respectiva convocatoria debe tener la suficiente
publicidad para ser conocida por los empleados representados y
debe ser convocada con 10 días de anticipación (art. 25, decr.
467/88).
En tanto lo establezca el estatuto de la asociación, dicho
mandato puede ser revocado por decisión de los dos tercios de la
asamblea o congreso. En el caso, el delegado tiene derecho a
52 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

voz y a ejercitar su propia defensa (art. 42, ley 23.551). Esto


último significa que debe ser oído, se le debe permitir ofrecer
pruebas, producirlas, en cuanto sea pertinente, y que la deci-
sión que recaiga sea razonable.
La decisión que le resulte adversa al delegado puede ser
cuestionada judicialmente respecto de si se ajusta o no al debi-
do proceso.
Algunas de las tareas propias a su cargo -sistema de co-
municaciones, carteles, distribución de volantes, conversación
con sus compañeros- deben ser materia del convenio colectivo.
El empleador debe admitir que la relación del delegado con el
personal que constituye uno de los medios de expresión sindi-
cal, sea fluida y le permita el ejercicio de su labor. A tal efec-
to y como una innovación respecto de las normas anteriores, la
ley establece la obligación del empleador de: a) facilitar un lo-
cal, en la medida en que la cantidad de trabajadores ocupados y
las modalidades de prestación de los servicios, y las caracterís-
ticas del establecimiento, lo hagan necesario; b) realizar reunio-
nes periódicas con dichos funcionarios sindicales, personalmen-
te o a través de representantes, y c) concederle a cada uno de
ellos (a fin de que puedan ejercer su función) un crédito de ho-
ras mensuales retribuidas conforme a lo que establezca la con-
vención colectiva aplicable (art. 44, ley 23.551). De acuerdo
con lo que establece la norma reglamentaria (art. 28, decr.
467/88), "el empleador podrá reducir o aumentar el crédito de
horas mensuales retribuidas, en tanto iguale o supere la canti-
dad que establezca la convención colectiva aplicable".
De no haberse establecido en el convenio colectivo el mí-
nimo de representación que le corresponde al sindicato con per-
sonería gremial, la representación será de un delegado de perso-
nal cuando el número de trabajadores oscile entre 10 y 50; de
2, cuando esa proporción va de 51 a 100; sobrepasando 101 en
adelante, un representante por 100 trabajadores que exceda el
número de 100 que se adicionan a los anteriores. En los esta-
blecimientos en que haya más de un turno, habrá como mínimo
un delegado en cada uno de ellos, en la medida en que existan
ASOCIACIONES GREMIALES DE TRABAJADORES 53

más de 10 trabajadores. Entendemos que si hubiera en el esta-


blecimiento 2 o más delegados de personal, la función de los
mismos deberá distribuirse entre los distintos turnos. Si el total
de delegados de un establecimiento es de 3 o más, los mismos
constituyen un cuerpo colegiado (comúnmente conocido como co-
misión interna), cuyo funcionamiento deberá estar establecido
por los estatutos de la asociación sindical (art. 45, ley 23.551).
Establece la norma una directiva que debe implementar la
reglamentación: "posibilitar una adecuada tutela de los intere-
ses y derechos de los trabajadores teniendo en cuenta la diver-
sidad de sectores, turnos y demás circunstancias de hecho que
hagan a la organización de la explotación o del servicio" (art.
46, ley 23.551). La actual norma que reglamenta la ley de
asociaciones sindicales de trabajadores no contiene disposición
alguna al respecto, lo que no es óbice para que dicha directiva
se cumpla de acuerdo con un criterio de prudencia. Los dele-
gados, en cuanto tengan la autorización de la respectiva asocia-
ción sindical, pueden presentar al empleador o sus representan-
tes los reclamos formulados por los trabajadores (arg. art. 43,
inc. c).
La función de los delegados comprende la verificación de
las normas legales o convencionales. Al efecto, en el ejercicio
de esta tarea, éstos pueden actuar en las inspecciones que reali-
ce la autoridad administrativa del trabajo (art. 40, inc. a; 43,
inc. a, ley 23.551). La norma reglamentaria establece que dicha
verificación se limita a la comprobación del cumplimiento de
la legislación laboral y previsional. Ésta sólo puede ser reali-
zada con la presencia de los inspectores de la autoridad laboral
y se limita a actuar sólo como veedor (art. 26, decr. 467/88).
Como ya lo indicamos, dichos funcionarios sindicales pue-
den reunirse periódicamente con el empleador o sus represen-
tantes en las oportunidades que deben concretar éstos (arts. 43,
inc. b, y 44, inc. b, ley 23.551).
La norma establece un sistema para determinar la elección
de dichos delegados. Sólo son elegibles como tales los afiliados
a una asociación sindical con personería gremial respecto de la
54 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

cual ejercen la representación de los trabajadores, ante ella y el


empleador (arts. 40, incs. a, b; 41, inc. a, ley 23.551). Las
asociaciones inscriptas no tienen derecho a que se designe a
sus miembros como delegados, excepto que en ese sector no
exista una con personería gremial; en este caso pueden ser au-
torizados a ejercer la función (art. 4 1 , inc. a, párr. 2 o , ley
23.551).
No obstante lo dispuesto por la norma, es muy difícil que
pueda plantearse esa situación de excepción, toda vez que aqué-
lla establece que las federaciones y confederaciones pueden
"asumir la representación de los trabajadores de la actividad o
categoría por ellas representadas, en aquellas zonas o empresas
donde no actuare una asociación sindical de primer grado con
personería gremial" (art. 35, ley 23.551). Por lo tanto, esa si-
tuación no suele darse con frecuencia, ya que la federación con
personería gremial puede ejercer los derechos que le correspon-
den a la asociación de primer grado, lo que excluye la posibili-
dad de la representación por parte de la asociación simplemen-
te inscripta. El decreto reglamentario no establece ninguna
disposición al efecto.
La elección debe ser realizada en comicios convocados por
la asociación sindical con personería gremial que invista la re-
presentación en el sector. Los mismos deben ser realizados
"en el lugar donde se presten los servicios" o "con relación al
cual esté afectado y en horas de trabajo" (art. 41, inc. a, párr.
Io, ley 23.551). La elección debe efectuarse "por el voto di-
recto y secreto de los trabajadores cuya representación" ejerce-
rán el o los delegados. La autoridad de aplicación a pedido de
la asociación sindical puede autorizar, cuando existieren cir-
cunstancias atendibles que lo justifiquen, la celebración del co-
mido en lugar y horas distintos (art. 41, inc. c, párr. Io, ley
23.551). La norma requiere que el trabajador, para poder pre-
sentar su candidatura como delegado, debe contar con una anti-
güedad mínima en la afiliación de un año, tener 18 años de
edad como mínimo y haberse desempeñado en la actividad en
la empresa durante el año aniversario anterior a la elección (art.
ASOCIACIONES GREMIALES DE TRABAJADORES 55
41, incs. a, párr. 3 o , y b, párr. I o , ley 23.551). Esta exigencia
no juega en el caso de "los establecimientos de reciente instala-
ción" (que no cuentan con un año de antigüedad) y también en
aquellas actividades en que, en razón de sus características, la
relación laboral de los trabajadores representados "comience y
termine con la realización de la obra, la ejecución del acto o la
prestación del servicio... o cuando el vínculo configure un con-
trato de trabajo de temporada" (art. 41, inc. b, párr. 2 o , ley
23.551).
Rigen al respecto las normas aplicables para los actos elec-
torales en general, así como los derechos de los trabajadores a
solicitar las medidas judiciales para asegurar su representación
(arg. arts. 47 y 56, inc. 4 o , ley 23.551; art. 15, decr. 467/88).
Dado que el requisito de la nacionalidad sólo se exige para
algunos miembros de los órganos directivos, no lo es para ser
delegado ni tampoco para los que integran el cuerpo colegiado
en una determinada mayoría (arg. art. 18, párr. 2 o ).
A fin de asegurarle el ejercicio de sus funciones, la ley re-
conoce a los delegados de personal que han sido designados un
régimen de estabilidad absoluta, con efectos aminorados (ver
§ 276) pro tempore, durante el tiempo que ejercen su mandato
y hasta un año vencido el mismo. Dicha tutela también se ex-
tiende a los trabajadores que se han postulado para ser candida-
tos en la elección convocada para el ejercicio de un cargo de
representación sindical (arts. 48 y 50, ley 23.551; ver § 276).

§ 269. ENCUADRAMIENTO SINDICAL. - Una vez que se le


reconoce personería gremial, el sindicato adquiere el derecho a
ejercer la representación de la categoría profesional correspon-
diente a ese ámbito de actividad y geográfico. No obstante,
pueden presentarse situaciones en las que haya dudas acerca de
si comprende o no a un determinado grupo de trabajadores.
Varias son las situaciones que pueden dar motivo a esa in-
certidumbre. Para obtener el citado reconocimiento no se re-
quiere contar con la afiliación de todos los trabajadores del
56 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

sector, sino con la de un grupo que le asigne "capacidad sufi-


ciente" (es decir, que tenga el mayor número de afiliados del
sector que le otorgue una "adecuada representatividad"; art. 25,
ley 23.551; ver § 263). Además, no es siempre fácil delimitar
la separación entre los diversos sectores de actividad; es fre-
cuente que las asociaciones que se forman alrededor de un "nú-
cleo central", incorporen a los "afines", lo cual permite su ex-
tensión a otros campos de actividad anexa o que en el futuro
realicen el mismo tipo de producción o servicio (similar, susti-
tutivo), aunque sea con una técnica distinta (p.ej., producción
de energía eléctrica que puede lograrse por_ aprovechamiento
hidráulico, combustión, energía nuclear, etcétera).
Además, se da otro elemento de confusión. No siempre
la administración laboral, cuando reconoce las personerías, lo
hace en forma precisa. No siempre existe un "cuadro o mapa"
que permita deslindar concretamente las distintas "jurisdiccio-
nes"; al contrario, se dan situaciones en que las personerías se
"enciman" sobre un mismo sector que ya había sido reconocido
a otra asociación de actividad, empresa u oficio.
A fin de establecer las pautas fundamentales para la deter-
minación de ese mapa que determine con precisión las zonas de
actuación de actividad y geográficas de las distintas asociacio-
nes profesionales, la ley 23.551 establece algunos recaudos que
deben cumplirse al reconocerse la personería gremial. A ese
efecto, el art. 8o del decr. 467/88 establece que deberán ser in-
dividualizados "la zona de actuación y la actividad, oficio, pro-
fesión o categoría de trabajadores cuya representación se propon-
ga ejercer la asociación sindical", a fin de que se establezca
una concreta delimitación de los ámbitos personales y territo-
riales entre las distintas asociaciones sindicales. A tal fin la
autoridad administrativa laboral podrá establecer una clasifica-
ción uniforme que facilite la identificación de los requeridos
ámbitos, respetando la voluntad de los constituyentes o afilia-
dos a la asociación (art. 8o, decr. 467/88).
El encuadramiento sindical tiende a determinar, en cada
caso concreto, en qué cuadro H» - Q „ .. • - • i .> •
H Udaro
ae representación gremial esta ín-
ASOCIACIONES GREMIALES DE TRABAJADORES 57

cluido un sector de trabajadores. Para precisarlo, hay que inda-


gar bien cuál es el ámbito reconocido en el acto administrativo
a cada una de las asociaciones que intervienen en la disputa.
Hay que diferenciar este problema que consiste en deter-
minar en qué "cuadro está ubicada una realidad", de la situa-
ción frecuente que se produce como consecuencia de una cierta
"lucha de fronteras" que se da entre los sindicatos a fin de am-
pliar sus límites, lo cual a veces los lleva a invadir campos aje-
nos (reconocidos a otras asociaciones). En este caso, lo que
habrá que dilucidar no será si el grupo está dentro de un cuadro
sindical u otro (lo cual estará claro), sino si la "asignación" de
este territorio ha sido bien o mal atribuida, lo cual constituye
un problema de personería, es decir, determinar si la asociación
tiene capacidad suficiente para representar a ese sector de acti-
vidad o geográfico (que es lo que la otra agrupación objeta y
pretende modificar, primero en los hechos y después en derecho).
A fin de solucionar dicha cuestión, la ley establece que en
cuanto los ámbitos pretendidos por distintas asociaciones se su-
perpongan con los de otra que ya tiene personería gremial, no
puede reconocérsele a la peticionaria esa representación, sin
antes haber dado intervención a la asociación afectada. En esa
comparación deberá asegurarse el ejercicio de la defensa en jui-
cio, o sea, oír previamente a la otra asociación, hacer lugar al
ofrecimiento de prueba, en cuanto fuere pertinente, y una reso-
lución razonable. De no cumplirse con dichos recaudos, la de-
cisión administrativa que se dicte es nula (arts. 25, párr. 5o, y
28, ley 23.551).
La ley, que no define el concepto de encuadramiento sindi-
cal, somete la solución del conflicto que se plantee entre dos
sindicatos a agotar previamente la vía asociacional que esta-
blezca la federación o confederación a la cual las mismas se
encuentran adheridas (art. 59, párr. Io, ley 23.551). De no ob-
tenerse en esa sede una solución dentro del plazo de 60 días
hábiles, cualquiera de las asociaciones que se halle en conflicto
puede plantear la cuestión ante la autoridad administrativa la-
boral (Ministerio de Trabajo y Seguridad Social de la Nación),
58 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

que debe definir la controversia dentro del plazo de los 60 días


hábiles, conforme las normas de la ley de procedimientos admi-
nistrativos y su reglamentación. Una vez agotado el procedi-
miento, ya en la vía asociacional, o administrativa, en caso de
no haberse expedido aquélla, o por no haber una asociación
de grado superior a la que le competa dirimir el conflicto, la de-
cisión que recaiga en cualquiera de esas sedes es recurrible an-
te la Cámara Nacional de Apelaciones de Trabajo de la Capital
Federal (art. 59, párrs. 2o y 3 o , ley 23.551).
El recurso debe ser interpuesto ante la propia autoridad ad-
ministrativa o, en su caso, asociación de grado superior que ha
decidido la cuestión, dentro de los 15 días hábiles de notificada
la resolución. Aquélla deberá remitir dentro de los 10 días há-
biles siguientes, las actuaciones al Tribunal, que puede disponer
las medidas para mejor proveer que considere convenientes, así
como la producción de las pruebas que ofrezcan las partes, que
sean conducentes, pudiendo la recepción de las mismas ser de-
legadas ante juez de primera instancia que debe devolver la
causa dentro de las 48 horas de haber sido producidas (art. 62,
párrs. Io, inc. b, 2o y 4o, ley 23.551).
La resolución que pone fin al conflicto planteado con mo-
tivo de un encuadramiento sindical, tiene por efecto "determi-
nar la aptitud representativa de la asociación gremial respectiva
con relación al ámbito del conflicto" (arts. 59, párr. 4o, y 62,
inc. d, ley 23.551).
La cuestión que se plantea es la de interpretar una resolu-
ción administrativa por ese propio órgano o por la asociación
sindical de grado superior de las que están en conflicto. Por
lo tanto, la decisión que recae es de carácter declarativo, no
constitutiva, ya que se trata de determinar o precisar derechos
que surgen de una declaración anterior.

§ 270. ASOCIACIONES DE SEGUNDO Y TERCER GRADO. - La


llamada pirámide sindical (ver § 77, d) establece tres grados de
asociaciones sindicales. La ley 23.551 fija las pautas, dentro
de un ámbito de libertad sindical, que deben cumplir las aso-
ASOCIACIONES GREMIALES DE TRABAJADORES 59

daciones de grado superior en el ejercicio de su personería gre-


mial. La norma no contiene disposiciones respecto de las ins-
criptas, aunque no existe inconveniente para que las mismas
funcionen (arg. arts. Io, 2 o , 3 o , 5o, inc. c, y 21, ley 23.551).
Para ejercer la personería gremial, dichas asociaciones de-
ben cumplir los recaudos pertinentes (arg. arts. 25 y 32, ley
23.551; ver § 261 y siguientes). Se considera como federa-
ción más representativa a la que está integrada "por asociacio-
nes de primer grado que afilien a la mayor cantidad de trabaja-
dores cotizantes comprendidos en su ámbito" de representación
de actividad y geográfico. A los fines de establecer esa situa-
ción, no se exige que las asociaciones adheridas cuenten con
personería gremial, aunque de hecho, ello ocurre en la práctica,
en cuanto se requiere que la federación afilie a las asociaciones
con "mayor cantidad" de trabajadores cotizantes comprendidos
dentro de su ámbito (art. 33, párr. Io, ley 23.551).
En cambio, se considera como más representativa a la con-
federación que afilie "a entidades con personería gremial que
cuenten con mayor cantidad de trabajadores cotizantes" (art.
33, párr. 2o, ley 23.551).
En principio, las federaciones y confederaciones no pue-
den negar la afiliación de las asociaciones de menor grado del
mismo sector de actividad y zona geográfica que establecen los
estatutos de aquélla (arg. art. 7°, ley 23.551; art. 5o, párr. Io,
decr. 467/88).
Aunque existe libertad de afiliación, el decr. 467/88 (art.
18) establece que, salvo en el caso en que una asociación de
grado superior pueda intervenir a una de sus afiliadas por las
causas que establezca su estatuto (art. 36, ley 23.551), los sin-
dicatos no pueden adherir a organizaciones nacionales o extran-
jeras que puedan "participar en la dirección, administración o
manejo patrimonial" o "disponer la intervención de los organis-
mos directivos de sus afiliadas". También se prohibe la fusión
"con asociaciones no sujetas al control del Ministerio de Traba-
jo y Seguridad Social". Dado que ese proceso significa la per-
60 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

dida de la propia personería que adquiere la institución a la que


fusiona o de una tercera que al efecto se crea, entendemos
que la disposición reglamentaria tiende a evitar que el ente que
absorbe el sindicato esté fuera de ese contralor.
Cuando existe una afiliación o desafiliación, el hecho debe
ser comunicado a la autoridad administrativa de trabajo por am-
bas asociaciones, dentro de los 5 días de realizada esa circuns-
tancia (art. 23, decr. 467/88).
En lo que respecta a las relaciones entre las asociaciones
de grado superior y sus afiliados, las primeras -en tanto no lo
impidan los estatutos de una y otra- pueden ejercer los dere-
chos que les corresponden a las de primer grado con personería
gremial. También pueden representarla ante el Estado en toda
gestión de carácter administrativo, pudiendo deducir, al efecto,
las peticiones y recursos necesarios para lograr la finalidad pro-
puesta (art. 34, ley 23.551). Dicho ordenamiento permite y
propende el ejercicio por parte de las asociaciones de grado
superior de la representación de las afiliadas ante el Estado y
los empleadores, y, en especial, lo referente a la concertación
de la negociación colectiva de trabajo.
Mientras en el sector de actividad y geográfico reconocido
a una federación con personería gremial no existiese asociación
sindical de primer grado de ese tipo, aquélla puede asumir la
representación de los trabajadores del sector (art. 35, ley 23.551).
Se trata de una disposición que carece de fundamento, toda vez
que en un sector en el que no existe una asociación de base,
mal puede reconocérsele el ejercicio de derechos a una de cú-
pula. La representación nace de abajo hacia arriba y no en
sentido contrario. Es ése uno de los casos en que puede apre-
ciarse la tutela que confiere la federación a sus afiliados, aun
cuando las mismas no gocen de personería gremial.
En lo que se refiere a la posibilidad de que las asociacio-
nes de grado superior intervengan a las afiliadas, sólo se lo ad-
mite en el caso de que los estatutos de aquéllas lo establezcan
expresamente (art. 36, ley 23.551). La petición de afiliación
significa, en ese caso, la aceptación de dicha posibilidad.
ASOCIACIONES GREMIALES DE TRABAJADORES 61
Cuando se adopte tal tipo de medidas (que sólo puede ser-
lo por el máximo órgano deliberativo: el Congreso), éstas deben
fundarse en las causales y habiendo agotado previamente el pro-
cedimiento que asegure el debido proceso que establezca el
estatuto social. La decisión es recurrible ante la Cámara Na-
cional de Apelaciones del Trabajo; a tal efecto la misma deberá
deducirse dentro de los 15 días hábiles de la notificación (arts.
36 y 62, párrs. I o , inc. /, y 4 o , ley 23.551). Dado el carácter de
recurso a que se refiere la ley, entendemos que su interposición
tiene efectos suspensivos sobre la decisión adoptada. Dicho
recurso sólo puede interponerse una vez agotada la vía asocia-
cional (arg. art. 60, ley 23.551).
En lo referente a la participación de las afiliadas en el ór-
gano directivo de la asociación superior, se establece que éste
debe integrarse con "delegados elegidos por voto directo y se-
creto" de los miembros de aquéllos, "en proporción al número"
de los cotizantes (art. 17, párr. Io, decr. 467/88). A fin de pre-
servar el balance de la fuerza de las distintas asociaciones afi-
liadas, se establece que, cuando éstas no superen el número de
cuatro, cada una de ellas no podrá designar más del 20% del
total de delegados (art. 17, párr. 2 o , decr. 467/88).
Respecto de la comunicación a la administración de traba-
jo de la realización de "asambleas" (que, dado el carácter de
las federaciones y confederaciones, órganos de segundo grado,
no puede darse) y congresos ordinarios, así como el respectivo
temario, se establecen en plazos similares a los de los sindica-
tos de base: no menos de 10 días para los ordinarios y de inme-
diato de ser convocados, y no menos de 3 días para los extraor-
dinarios (art. 17, párr. 3 o , decr. 467/88).

§ 271. PATRIMONIO SINDICAL. - En cuanto a sus fuentes,


cabe distinguir las que provienen: a) de sus asociados, y b) de
sus no asociados.
a) FUENTE INTERNA (TRABAJADORES AFILIADOS). LOS miembros
de la asociación tienen la obligación, impuesta por el hecho
62 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

mismo de su incorporación, de mantener la estructura de la or-


ganización y sufragar los gastos que imponen las tareas necesa-
rias para el cumplimiento del objetivo social.
Ese deber se traduce en las llamadas cuotas o cotizaciones,
que constituyen aportes ordinarios de los afiliados, y deben ser
determinados por la asamblea o congreso (arts. 23, inc. d, y 37,
inc. a, ley 23.551).
Corresponden a esta misma fuente originaria las contribu-
ciones que constituyen ingresos de carácter extraordinario para
tener derecho a la prestación de servicios de ese carácter, ya re-
feridos a la obra social u otros que establezca el estatuto.
Existe una cierta tendencia por parte de los dirigentes sin-
dicales, a propugnar un ahorro a nivel colectivo para financiar
obras de infraestructura y sostenimiento de carácter médico-
asistencial, sistema que legalizó en su oportunidad la ley 18.610
(ahora abrogada por ley 23.660), turismo, educación, etcétera.
De esta manera, el trabajador tiene acceso a la prestación de
determinados servicios de los que no podría gozar si no contara
más que con sus ahorros personales.
La ley 23.551 (art. 31, inc. / ) autoriza a las asociaciones
sindicales a "administrar sus propias obras sociales" y "partici-
par en la administración de las creadas por ley o por conven-
ciones colectivas de trabajo".
La ley enuncia como otra fuente de recursos los provenientes
de los frutos de los bienes adquiridos y "donaciones, legados,
aportes", cuya percepción no esté prohibida (art. 37, ley 23.551).
b) FUENTE EXTERNA. Se pueden distinguir las que provie-
nen de trabajadores no afiliados y empleadores.
1) TRABAJADORES NO AFILIADOS. Éstos no están obligados a
contribuir al sostenimiento de la organización sindical, a pesar
de que los represente (art. 31, inc. a, ley 23.551).
En la práctica, en no pocos países, y así también lo admite
la ley 14.250 (art. 9 o , párr. 2 o , t.o. 1988), que establece el régi-
men de convenios colectivos de trabajo (ver § 303 y ss.), dichos
ASOCIACIONES GREMIALES DE TRABAJADORES
63
trabajadores no afiliados están obligados a hacer contribuciones
a favor de la asociación profesional con motivo de la concerta-
ción de un acuerdo de esa índole: es la llamada "cuota de soli-
daridad sindical" a que se refiere el art. 37, inc. a, de la ley
23.551.
El modo operativo a través del cual se "imponen" tales
cuotas es el convenio colectivo en el que se pacta que los em-
pleadores se obligan a retener (se les encomienda la función de
agentes de retención) una parte del salario de cada trabajador
que, por lo común, está en función del aumento obtenido por
ellos con motivo del incremento de la escala salarial (en la
práctica hasta la celebración de los convenios del año 1975, se
establecían aportes de unos 15 ó 30 días; no era frecuente que
se fijara una suma fija). Homologado el acuerdo por el Minis-
terio de Trabajo, queda aprobada la obligación de retener (art.
38, párr. Io, ley 23.551).
El fundamento del mencionado débito a cargo de quienes
no son miembros del sindicato, está en el hecho de que se be-
nefician con el negocio, por lo cual resulta equitativo que con-
tribuyan a sufragar los gastos realizados para ello.
Discrepan los autores, no sólo en cuanto a la legitimidad de
esa contribución, sino también respecto de su naturaleza jurídi-
ca. Algunos sostienen que se trata de "un impuesto sindical",
lo cual significa reconocer a la asociación profesional funciones
de imposición propia del poder público; ese criterio se pronun-
cia, por tanto, en contra del derecho del sindicato a percibirlo.
Otros consideran que se trata de un crédito de carácter pa-
rafiscal, como lo es el que se reconoce a algunos entes públicos
no estatales (como los colegios profesionales, que imponen
cuotas a quienes ejercen la profesión dentro del sector someti-
do a su superintendencia). En tal caso, estos autores "acep-
tan" el derecho a la imposición.
Si bien la figura no se adecúa íntegramente al hecho que
da motivo al crédito, parecería que el origen de éste fuera un
empleo útil. Aunque es verdad que la relación asociación pro-
64 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

fesional-trabajadores (sean o no afiliados) no es propia del de-


recho civil, sino de un género especial (ver § 77, b y c), no lo
es menos que con motivo de la actuación de la primera, éstos
reciben un beneficio (representación indirecta de sus intereses
individuales, a través de los de la categoría profesional). Para
ejercer esa tarea, el sindicato tiene que mantener una estructura
y realizar gastos que no es equitativo que sólo los sufraguen
los afiliados. Por tanto, los que no tienen este carácter, pero
usufructúan de la acción desplegada en tal sentido (concerta-
ción del convenio), están obligados a contribuir proporcional-
mente al gasto realizado.
Lo que no parece correcto en las prácticas desplegadas es
el procedimiento por medio del cual se determina el monto del
crédito. Éste se fija en un acuerdo que negocian la asociación
profesional y los representantes de los empleadores (ver § 303
y ss.), es decir, en un acto al que los trabajadores no afiliados
(si bien legalmente están representados por el sindicato con
personería gremial) -en cuanto refiere a ese hecho- son ajenos
(a diferencia de los afiliados al sindicato que por sí o por sus
representantes tienen que considerar el anteproyecto de convenio;
art. 20, inc. b, ley 23.551). Por otra parte, lo que se decide en
el acuerdo es la obligación que contraen los empleadores de ac-
tuar como agentes de retención; por esa vía, de ningún modo
puede fijarse el monto del crédito. Tal como funciona de he-
cho el sistema, es el propio acreedor el que fija el monto de su
crédito a través de un pacto con un tercero (empleador).
2) EMPLEADORES. Las asociaciones sindicales de trabaja-
dores pueden recibir aportes de los empleadores, que se efec-
túan en virtud de lo establecido en normas legales (no existen
disposiciones de este tipo, salvo la contenida en el estatuto del
peluquero; art. 14, ley 23.947, BO, 28/6/91; ver § 243) o con-
vencionales (art. 9o, párr. 2o). De acuerdo con el decreto re-
glamentario, dichas contribuciones deben ser "destinadas a obras
de carácter social, asistencial, previsional o cultural, en interés
y beneficio de los trabajadores comprendidos en el ámbito de
ASOCIACIONES GREMIALES DE TRABAJADORES 65
representación de la asociación sindical" (por lo tanto, com-
prende también a los no afiliados; arg. art. 31, inc. a, ley
23.551). Los mismos deben ser "objeto de una administración
especial" que se debe llevar y documentar "por separado, res-
pecto de la que corresponda a los demás bienes y fondos sindi-
cales propiamente dichos" (art. 4o, párr. 2o, decr. 467/88).
Además de esos aportes, les está prohibido a las asociacio-
nes sindicales recibir ayuda económica de empleadores, así como
de organismos políticos nacionales o extranjeros (art. 9o, párr. Io,
ley 23.551). Corresponde esta última disposición para garanti-
zar el llamado principio de "limpieza sindical", evitando toda
injerencia por parte de los empleadores o terceros en la admi-
nistración y dirección de las asociaciones sindicales. La viola-
ción de esa norma puede dar lugar a la comisión de una práctica
desleal (art. 53, inc. a, ley 23.551; ver § 279 y siguientes).

§ 272. PRIVILEGIOS DEL PATRIMONIO SINDICAL. - Los men-


cionados recursos que integran el sector dinámico del patrimo-
nio, constituyen las vías normales para la adquisición de los
bienes muebles o inmuebles (sector estático de aquél) que con-
figuran la infraestructura de las asociaciones profesionales para
el cumplimiento de su fin social.
Los bienes que constituyen el patrimonio sindical, de acuer-
do con un principio general, son prenda común de los acreedo-
res, por lo que los mismos son embargables. La ley otorga un
privilegio de carácter impositivo en el orden nacional respecto
de "los actos y bienes" de dichas asociaciones, "destinados al
ejercicio específico de las funciones propias"; los mismos "es-
tán exentos de toda tasa, gravamen, contribución o impuesto".
Al efecto, no se requiere declaración expresa, sino que la exen-
ción es automática con la sola obtención de la personería gre-
mial (art. 39, párr. Io, ley 23.551). Obviamente, ante lo expreso
de la ley, no gozan de ese privilegio las asociaciones simple-
mente inscriptas. Dado el tenor de la norma, entendemos que
no corresponde dicha exención en el caso de los actos referidos
a la explotación de una actividad lucrativa realizada por la aso-

'• Vázquez Vialard, 2.


66 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

ciación, aunque la misma tuviera como objetivo contribuir a la


formación del patrimonio sindical (tales como operaciones que
se realizan a través de bancos sindicales, tiendas, etcétera).
En cambio, no lo están aquellas que se refieren a sociedades
cooperativas mutuales de formación profesional previstas en el
art. 23, inc. b, Io y 3 o , de la ley 23.551.
La norma establece que el Poder Ejecutivo nacional debe
gestionar ante los gobiernos provinciales para que, en este or-
den, así como en el de las municipalidades, se establezca una
exención fiscal similar (art. 39, párr. 2 o , ley 23.551).

§ 273. PROCEDIMIENTO PARA LA RECAUDACIÓN DE LOS FON-


DOS. - Producido el hecho (afiliación, firma del convenio, etc.),
se genera el derecho de crédito (de la asociación, la que puede
percibirlo como cualquier acreedor). Dos son las formas adop-
tadas para ello:

a) FORMA DIRECTA. A través de cobradores, a veces los lla-


mados "activistas sindicales" en el lugar mismo de trabajo (mo-
dalidad de las primeras etapas en el desarrollo del sindicato), o
a través de la "ventanilla" a la que concurren los afiliados para
realizar el pago.

b) FORMA INDIRECTA. Se realiza por intermedio de la "re-


tención" del crédito en su fuente, por parte del empleador. Es-
ta modalidad se aplica en algunos países por la vía del conve-
nio colectivo, por la que el empleador toma a su cargo actuar
como "agente de retención" del sindicato. También puede es-
tablecérsela por vía legal, como ocurre en la Argentina respecto
de las asociaciones profesionales con personería gremial (art.
38, párr. Io, ley 23.551).
De acuerdo con dicha norma, el sindicato tiene que formu-
lar el pedido al Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, el
que -si corresponde- lo dispone con relación a las cuotas y
contribuciones a cargo del personal afiliado y de las de "solida-
ridad sindical" respecto de los trabajadores no adheridos.
ASOCIACIONES GREMIALES DE TRABAJADORES
67
Para que se genere la obligación por parte del empleador
de hacer las correspondientes retenciones, lo que constituye
una excepción al principio general de intangibilidad del salario
que establece en la materia la LCT (ver § 199, f), la respectiva
asociación debe solicitar a la autoridad administrativa que emi-
ta una resolución especial al efecto. Sólo pueden hacer esa
petición las asociaciones que gozan del reconocimiento de per-
sonería gremial (art. 38, párr. 2o, ley 23.551).
El órgano administrativo laboral debe expedirse dentro de
los 30 días hábiles de recibida la petición; el silencio se consi-
dera como aceptación tácita de la solicitud de retención (art.
38, párr. 2o, ley 23.551).
Aunque la norma no lo establece, la asociación sindical
deberá acreditar la procedencia de su crédito mediante la co-
rrespondiente constancia de la aprobación de la imposición de
la cuota de afiliación por la correspondiente vía asociacional, o
sea, por la asamblea o el congreso (arts. 16, inc. e, y 20, inc. e,
ley 23.551).
Una vez notificado el empleador de la resolución adminis-
trativa que autoriza la retención y la lista del personal al que
hay que practicarle el descuento (lo que debe efectuarse con
una antelación de diez días a la fecha en que se realizara el pa-
go sobre el cual debe efectuarse la retención), se constituye en
agente de retención, y deberá proceder a dar cumplimiento a su
cometido. En el caso de no hacerlo, responde por el daño que
su actitud le ocasiona a la asociación: la no percepción del im-
porte en su momento, por lo que deberá integrar el mismo ac-
tualizado y con más los intereses corridos. La ley establece que
en ese caso el empleador se convierte en deudor directo, lo que, a
nuestro juicio, es un error, ya que no se trata de responder por
una deuda propia, sino de un tercero al que debió retenérsele,
por lo que, en el caso de tener que abonar ese importe, puede
solicitarse el respectivo reintegro (art. 38, párr. 3 o , ley 23.551, y
art. 24, párr. I o , decr. 467/88). La falta de cumplimiento del
empleador produce la mora de pleno derecho; a fin de que el em-
68 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

pleador pueda satisfacer su débito (retener dichas cuotas), de-


berá suministrársele la nómina del personal, de acuerdo con
una planilla firmada por una autoridad del sindicato. El em-
pleador está obligado a hacer las retenciones del personal indi-
cado y depositar los importes correspondientes a la orden de la
asociación gremial en la cuenta que ella le indique, dentro de
un plazo prudencial (la ley no lo indica).
Al efecto, la ley 24.642 establece el régimen de cobro y
ejecución de los créditos de las asociaciones sindicales de tra-
bajadores, respecto de los empleadores que han debido actuar
como agentes de retención de cuotas y contribuciones a cargo
de sus empleados, en tanto éstos estuvieren afiliados a dichos
sindicatos (art. Io). La norma impone a los empleadores la
obligación de requerirle a los trabajadores que ingresan, que
manifiesten si se encuentran afiliados a la respectiva asociación
y comunicar a la misma, mensualmente, la nómina del personal
afiliado, su remuneración, altas y bajas que se produzcan y las
cuotas y contribuciones que corresponden a cada trabajador
(art. 6o).
Los importes en concepto de cuotas y contribuciones de
los trabajadores afiliados deben ser depositados por el emplea-
dor en la misma fecha que los aportes y contribuciones al siste-
ma de seguridad social. Los mismos son responsables directos
de los importes que, debiendo hacerlo, no hubieren retenido.
La falta de pago en término de los créditos automáticamente hace
incurrir en mora al deudor. La obligación de abonar el capital
e intereses subsiste, no obstante la falta de reserva por parte del
sindicato al recibir el pago. En caso de no abonarse la totali-
dad del crédito y sus accesorios, el pago, en primer lugar, se
imputa a intereses, y una vez satisfechos éstos, el remanente lo
es al capital adeudado.
Se establece el sistema de cobro judicial de los créditos
por la vía de apremio o de ejecución fiscal, de conformidad con
lo que prescriban los correspondientes códigos procesales en la
jurisdicción en la cual se ejecute. A tal efecto, el certificado
ASOCIACIONES GREMIALES DE TRABAJADORES
69
de deuda expedido por la asociación sindical sirve de suficiente
título ejecutivo. Aunque la norma no lo establezca expresa-
mente (dispone que, en cuanto resultan compatibles, a los cré-
ditos y certificados de deuda les son aplicables las normas y
procedimientos relativos al cobro de aportes y contribuciones a
las obras sociales; art. 7o) al hacer referencia al certificado y al
procedimiento para la determinación de la deuda (aunque
se hace con relación a las anteriores a la vigencia de la norma
-mayo 1996-), consideramos que, en el caso, para la ejecución,
no basta la simple afirmación, en el certificado que expide el
sindicato, de la existencia de deuda. La misma debe haber sido
previamente notificada al supuesto deudor, a fin de que hubiera
tenido la posibilidad de cuestionarla. A los fines de la ejecu-
ción, La asociación sindical puede optar entre la justicia federal
(en Capital Federal, entre la nacional del trabajo y la civil o co-
mercial) o la civil y comercial provincial. Se establece que la
prescripción es de 5 años (art. 5o).
En el caso de tratarse de cuotas "de solidaridad sindical"
(ver § 271, b, 1), para su determinación basta la homologación
del convenio, hecho que genera una deuda en cabeza de cada
uno de los trabajadores; para que proceda la retención por parte
del empleador, se requiere la respectiva autorización adminis-
trativa.

§ 274. RÉGIMEN CONTABLE, FINANCIERO E INSTITUCIONAL. -


Las asociaciones sindicales de trabajadores tienen que llevar la
contabilidad y registros de afiliados que deberán ser presenta-
dos a la autoridad de aplicación a los fines de su rubricación
(art. 24, inc. e, ley 23.551). En ellos debe registrarse el movi-
miento económico de la asociación de acuerdo con las normas
vigentes en la materia que fije el Ministerio de Trabajo y Segu-
ridad Social.
En la práctica, los mismos consisten en los libros de in-
ventarios y balances, caja, diario, mayor, registros de afiliados,
registros de aportes de afiliados, actas de asambleas, actas de
comisión directiva.
70 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

La autoridad administrativa debe establecer las registracio-


nes de los actos y cuentas que deben llevar las asociaciones
sindicales, los libros y otros soportes materiales en que deben
asentarse, así como las formalidades que deben cumplirse
(art. 11, párr. Io, decr. 467/88). Los respectivos ejercicios
deben hacerse anualmente. La fiscalización interna y el con-
trol de la administración del patrimonio social deben estar a
cargo de un órgano con composición adecuada y facultades
que, a ese efecto, debe determinar el respectivo estatuto (art.
16, inc./, ley 23.551; art. 11, párr. 3 o , decr. 467/88). La auto-
ridad administrativa laboral debe establecer las características
que deben reunir los planes de cuentas (art. 11, párr. 3 o , decr.
467/88).
Las memorias y balances de la asociación deben ser apro-
bados por la asamblea o congreso (art. 20, inc. c, ley 23.551); a
este efecto el proyecto debe ser presentado a dicho órgano en
las condiciones que establezca el estatuto social. La presenta-
ción del balance requiere una previa intervención del órgano de
fiscalización estatutaria (arg. art. 16, inc./, ley 23.551). Den-
tro de los 120 días de cerrado el ejercicio, la asociación sindi-
cal debe presentar a la autoridad de aplicación copia autentica-
da de la memoria, balance, junto con la nómina de afiliados
(art. 24, inc. c, ley 23.551).
Las irregularidades administrativas, en especial las referi-
das al régimen del manejo de fondos, da lugar a que la autoridad
administrativa de trabajo peticione en sede judicial (Cámara Na-
cional de Apelaciones del Trabajo; art. 56, inc. 2 o , a, ley
23.551) la suspensión o cancelación de la personería gremial o
la intervención judicial al mismo. En caso de gravedad y
pudiendo ocurrir serios perjuicios a la asociación, el juez a tra-
vés de una medida cautelar puede disponer la suspensión en el
ejercicio de sus funciones de quienes integran el órgano de
conducción y se designe un funcionario con facultades para
ejercer los actos conservatorios y de administración necesarios
para subsanar las irregularidades que determinan que se adopte
esa decisión (art. 56, inc. 3 o , b)
ASOCIACIONES GREMIALES DE TRABAJADORES 71

§ 275. GARANTÍAS SINDICALES. - A fin de permitir el ejer-


cicio de los derechos de los trabajadores y de los grupos que
constituyen, se establece: a) por una parte, la enunciación de
"derechos esenciales" de los primeros, y b) una garantía a favor
de los trabajadores y de los representantes y funcionarios de las
asociaciones profesionales (arts. 4 o , 5 o y 48, ley 23.551). De
esta manera, se reglamenta el derecho consagrado en el art. 14
bis de la Const. nacional (ver § 260), que trata de proteger a
los trabajadores frente a lo que con razón se ha llamado la "ca-
za del dirigente" y sanciona la violación del ejercicio de la li-
bertad sindical (ver § 77, g).
La ley considera que son derechos sindicales de los traba-
jadores: a) "peticionar ante las autoridades y los empleadores";
b) "constituir libremente y sin necesidad de autorización pre-
via, asociaciones sindicales"; c) "afiliarse a las ya constituidas,
no afiliarse o desafiliarse"; d) "reunirse y desarrollar actividades
sindicales", y e) participar en la vida interna sindical y ejercer
dentro de ella los derechos electorales activos y pasivos (art. 4 o ,
ley 23.551).
Se reconocen como derechos de la asociación sindical los
referidos a su constitución, determinación de su objeto, ámbito
de representación, tipo de organización que estime apropiado,
formular su programa de acción y realizar las actividades lícitas
en defensa del derecho de los trabajadores (art. 5 o , ley 23.551).
La violación de cualquiera de esos derechos, que da lugar
al ilícito conocido como práctica desleal (art. 53, ley 23.551), ha-
ce que el afectado pueda solicitar, a través de un juicio sumarí-
simo, las pertinentes medidas judiciales para que se restablezca
el ejercicio de aquéllos y se deshagan los efectos del ilícito
(arg. art. 47, ley 23.551). Las referidas acciones son reconoci-
das expresamente por la ley sin perjuicio de la nulidad del acto,
en cuanto a través de él se ha violado una prohibición (arg. art.
18, Cód. Civil).

§ 276. ESTABILIDAD SINDICAL. - Los funcionarios sindica-


les que ocupan cargos: a) "electivos o representativos en aso-
72 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

ciaciones sindicales con personería gremial"; b) "en organis-


mos que requieren representación gremial, o en cargos políticos
en los poderes públicos"; c) como "representantes sindicales en
la empresa elegidos" conforme a las normas legales, y d) los
candidatos a dichos cargos (arts. 48, 50, ley 23.551), gozan de
estabilidad que puede definirse como absoluta con efectos ami-
norados pro tempore (ver § 104). De acuerdo con ella, este
personal, no mediando justa causa, y previa exención de tutela,
no puede ser suspendido, modificadas sus condiciones de traba-
jo, ni despedido durante el tiempo que dure el ejercicio de su
mandato y hasta un año de vencido éste. Si bien el personal
enunciado en primer lugar (punto a) tiene derecho a gozar de
licencia gremial, por lo que no tendría sentido lo referido a
suspensión y las modificaciones de las condiciones de traba-
jo, ello es cierto en tanto no goce de ésta, lo que es optativo de
ellos. En cualquiera de los casos (que hagan o no uso de ese
derecho) están amparados por la referida disposición legal
(arts. 48 y 52, ley 23.551). De acuerdo con la redacción de la
norma, entendemos que la referencia a "representación gremial"
debe entenderse como la que corresponde a la que se ejerce en
entes públicos o privados (ajenos al sindicato), cuya dirección,
por disposición legal, se integra con miembros que pertenecen
a asociaciones gremiales; como normalmente esas funciones re-
quieren dedicación plena, la norma legal le concede licencia al
titular.
Como se trata de la protección de una tutela, ella no co-
rresponde cuando el despido o la suspensión se debe a la ce-
sación de actividades o suspensión general de las tareas del
establecimiento o de la empresa. Por lo tanto, si se da ese
presupuesto, en tanto no se configure una discriminación arbi-
traria, no hay violación de la referida estabilidad gremial (art.
51, ley 23.551). De no tratarse de una situación de ese tipo,
ya que la cesación no es total y la suspensión tampoco alcanza
al total de los trabajadores, a los fines de determinar el orden
del personal que puede ser despedido o suspendido a que se re-
fieren los arts. 221, párrs. 2 o y 3 o , y 247, párrs. 2o y 3 o , de la
ASOCIACIONES GREMIALES DE TRABAJADORES 73

LCT, debe excluirse a los trabajadores que se encuentran ampa-


rados por la estabilidad gremial (art. 51, ley 23.551).
Como requisito para que juegue tal derecho, la designación
debe haberse efectuado de acuerdo con los respectivos recaudos
legales y comunicado al empleador. Esto sólo puede probarse
mediante telegrama, carta documento u otra forma escrita (art.
49, ley 23.551).
Se extiende dicha protección por el plazo de 6 meses a los
trabajadores que se hubieren postulado para una elección para
proveer un cargo de representación sindical (cualquiera sea és-
ta). Se considera que se ha efectivizado dicha postulación a
partir del momento en que el respectivo órgano de la asocia-
ción recibe la lista que incluye a aquéllos como candidatos,
cumpliéndose en el caso las formalidades necesarias para que
se oficialice la misma. El hecho debe ser comunicado por la
asociación al empleador respectivo, con indicación de los datos
personales, cargo al cual se postula y la fecha de recepción de
la nota. Dicha comunicación también podrá ser efectuada por
el propio candidato, que deberá acreditarlo mediante un certifi-
cado expedido por el órgano electoral del sindicato. Se consi-
dera no oficializada la lista presentada, cuando, agotada la vía
asociacional que establece el respectivo estatuto, la decisión
adoptada queda "firme" en esa sede; en ese caso caduca el de-
recho a la estabilidad (art. 50, ley 23.551, y art. 29, decr. 467/
88). La norma reglamentaria establece que también caduca di-
cha garantía si en la elección, el candidato no hubiere obtenido
el 5% del total de los votos válidos emitidos. Consideramos
que dicha disposición excede el ámbito reglamentario (art. 99,
inc. 2, Const. nacional), ya que la norma legal no establece
ninguna pauta al respecto, por lo que el decreto que dispone
una limitación al ejercicio de los derechos extralimita su ámbi-
to legal y resulta arbitraria.
De acuerdo con ello, el candidato goza de una protección
legal durante el tiempo que media entre la presentación de la
lista que lo incluye como candidato, hasta el momento en que,
definitivamente, se resuelve no oficializarla. No obstante esta
74 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

última situación, entendemos que los despidos o modificacio-


nes del contrato de trabajo, decididos por el empleador durante
ese período sin haberse obtenido la exención de tutela, carecen
de validez y, en consecuencia, corresponde el procedimiento de
reintegro al cargo.
La decisión respecto de la justificación de la medida adop-
tada por el empleador (es decir, que la misma tiene justa cau-
sa), deberá ser declarada en el proceso promovido ante el juez
de trabajo competente según las normas del tribunal (arts. 50,
párr. Io, y 63, inc. b, ley 23.551). El empleador podrá peticio-
nar la suspensión de la prestación laboral cuando la permanen-
cia del trabajador "en su puesto, o el mantenimiento de las con-
diciones de trabajo, pudiera ocasionar peligro para la seguridad
de las personas o bienes de la empresa". Tal pedido debe ser
resuelto dentro del plazo de 5 días (art. 52, párr. Io, ley 23.551).
Para que proceda esta medida cautelar se requiere que
"surja o perdure" un peligro potencial para las personas, sea
que se desempeñen "o no en la empresa, los bienes materiales
o inmateriales usados, consumidos, producidos u ofrecidos por
la empresa, o el eficaz funcionamiento de ésta". Como condi-
ción, se requiere que dicho peligro se evite o reduzca con la
suspensión de la prestación laboral del titular de la garantía de
estabilidad (art. 30, decr. 467/88). La norma reglamentaria es-
tablece que el empleador puede "liberar de prestar servicios al
trabajador" amparado por la estabilidad gremial; en este caso
debe comunicar esa decisión "dentro de las 48 horas al Minis-
terio de Trabajo y Seguridad Social". No obstante esa medi-
da, se mantienen todas las obligaciones que la ley y convenios
colectivos le imponen al empleador como consecuencia de la
relación contractual (obligación de abonar el salario, etc.), así
como aquellas que surgen de la propia ley de asociaciones sin-
dicales: uso por parte del trabajador del lugar para el cumpli-
miento de sus funciones, asistencia a las reuniones periódicas
con el empleador (arts. 43 y 44, incs. a y b, ley 23.551), tam-
bién de su derecho de ejercer la representación de los trabaja-
dores ante el empleador (art. 40, ley 23.551). Consideramos
ASOCIACIONES GREMIALES DE TRABAJADORES 75

que la disposición reglamentaria excede el ámbito establecido


por la ley, que sólo se refiere a una suspensión de la prestación
laboral dispuesta por autoridad judicial cuando la misma pudie-
re ocasionar peligro para la seguridad de las personas o bienes
de la empresa (art. 52, ley 23.551); por lo tanto, dicha disposi-
ción, que intenta impedir a través de una "liberación" que el
trabajador realice su tarea como empleado, es inconstitucional.
Una medida de esa naturaleza sólo puede disponerla el juez
competente.
Establece la norma reglamentaria que en este supuesto (se
refiere al caso en que el empleador procede a "liberar" al traba-
jador de la prestación de servicios) "deberá promover dentro de
los 15 días, ante el juez competente acción declarativa para que
se compruebe la concurrencia de los motivos" que justifican
esa decisión. En los casos en que el empleador hubiere comu-
nicado tal circunstancia al Ministerio de Trabajo y Seguridad
Social, éste podrá intimar a promover dicha acción dentro del
plazo de 15 días, si considera que hay razones para ello (art.
30, párr. 2o, decr. 467/88).
Según la reglamentación, cuando el trabajador, en el cum-
plimiento de sus funciones, hubiere incurrido en alguna de las
causas referidas a violación de disposiciones legales o estatuta-
rias, incumplimiento de disposiciones dictadas por la autoridad
competente, o incurrido en un acto perjudicial para el normal
funcionamiento de la empresa, da lugar para que el empleador
solicite al Ministerio de Trabajo y Seguridad Social que intime
"al órgano de conducción de la asociación sindical a disponer,
en el marco de las facultades que a dicho órgano de conducción
le asigna al estatuto, lo necesario para hacer cesar las conduc-
tas denunciadas" (art. 31, decr. 467/88).
La decisión del empleador de disponer una suspensión,
modificación de las condiciones de trabajo o rescisión de la re-
lación contractual sin haber obtenido la exención de tutela, ha-
bilita al trabajador a peticionar por la vía sumarísima ante el
juez competente, en razón de las normas procesales (no sólo
ante el del lugar de trabajo), la reinstalación en su puesto con
76 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

más los salarios caídos durante la tramitación judicial o el res-


tablecimiento de las condiciones de trabajo (art. 52, párr. 2o,
ley 23.551).
La decisión judicial que dispone la reinstalación del traba-
jador puede establecer, para el caso de que aquél no la cumpla,
la aplicación, a partir de que aquélla quede firme, de las san-
ciones que prevé el art. 666 bis del Cód. Civil (multa), durante
el período de vigencia de la estabilidad y hasta tanto se satisfa-
ga la obligación (art. 52, párr. 3 o , ley 23.551).
La promoción de las acciones por reinstalación o restable-
cimiento de las condiciones de trabajo interrumpe la prescripción
de las acciones por cobro de indemnización y salarios caídos.
Dicho plazo comenzará a correr una vez que recayere pronun-
ciamiento firme en cualquiera de los supuestos (art. 53, párr.
6o, ley 23.551).
El trabajador puede, en vez de solicitar la reinstalación en
su empleo, considerar extinguido el vínculo laboral a través de
una cierta convalidación del acto nulo. En esa circunstancia,
se coloca en situación de despido indirecto, por lo que le cabe
reclamar las indemnizaciones por despido y una suma equiva-
lente al importe de las remuneraciones que le hubieran corres-
pondido durante el tiempo faltante del mandato y el año de es-
tabilidad posterior (art. 52, párr. 4o, ley 23.551).
Los trabajadores que gozaren de la garantía sindical en
virtud de haber sido candidatos no electos, sólo pueden optar
por confirmar el acto nulo de su despido, luego de que el em-
pleador no hiciere efectiva "la reinstalación o no restableciese
las condiciones de trabajo alteradas dentro del plazo que fije a
ese efecto la decisión judicial firme que ordena hacerlo".
En ese caso tienen derecho a la percepción de la indemnización
común, los salarios que se devengaran en el período pendiente
de estabilidad (6 meses a partir de la presentación de la respec-
tiva lista de oficialización), con más el importe de un año de
remuneración a partir del momento de la cesación de la estabi-
lidad laboral (arg. art. 52, párrs. 4 o y 5o, ley 23.551; art. 30,
párrs. 3 o y 4o, decr. 467/88).
ASOCIACIONES GREMIALES DE TRABAJADORES
77
o
La reglamentación (art. 30, párr. 3 , decr. 467/88) estable-
ce que el trabajador electo puede "colocarse en situaciones de
despido indirecto, si el empleador no hiciere efectiva la reinsta-
lación o no restableciere las condiciones de trabajo alteradas
dentro del plazo que fije a ese efecto la decisión judicial firme
que le ordene hacerlo". Creemos que la misma excede el ám-
bito de su competencia en cuanto somete la opción del trabaja-
dor al requisito del pedido de reincorporación. La norma re-
glamentada (art. 52, ley 23.551) no establece esa exigencia, por
lo que la misma no puede crearse a través de la referida vía.
Aquélla le concede al trabajador una opción ante la actitud ilí-
cita asumida por el empleador (modificar las condiciones de
trabajo, suspender, despedir), a fin de reclamar la reinstalación
de las condiciones de trabajo que habían sido alteradas o con-
validar los efectos jurídicos del acto, sin que para esto último
tenga que promover juicio anterior.
El referido decr. 467/88 (art. 30, párr. 3 o in fine) determina
que el trabajador "podrá ejercer igual opción dentro del quinto
día de quedar notificado de la decisión firme que rechazare la
demanda articulada por el empleador para obtener la exclusión de
garantía". Al efecto, establece una posibilidad que no está
contenida en la ley. En el caso, el empleador ha procedido con-
forme a su derecho: solicitar se exima al empleado de la tutela;
si este último fue suspendido mientras tramita el juicio, ello lo
ha sido por decisión judicial (art. 52, párr. Io). Por lo tanto,
no ha habido una actitud ilícita del empleador que justifique su
convalidación por parte del trabajador (sin perjuicio de que los
términos de la presentación pudieran haber inferido una injuria
que posibilita que esto último lo coloque en situación de despi-
do indirecto; art. 242, LCT).
Dado que el acto del empleador de haber dispuesto una
modificación de las condiciones de trabajo sin haber requerido
la previa exención de tutela es nulo, se plantea el problema de
si es posible que en el juicio que en consecuencia promueve el
trabajador, aquél pueda acreditar la existencia de una justa cau-
sa de despido. Entendemos que ello no puede ocurrir; la única
78 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

posibilidad que justificaba la actitud del empleador era haber


obtenido previamente dicha exención. Por lo tanto, sólo en
ese procedimiento puede el empleador acreditar la justa causa
del despido, suspensión o modificación de las condiciones de
trabajo. Estimamos que dicho criterio se acomoda mejor a las
pautas establecidas en la ley que determinan que sólo puede
producirse la rescisión contractual por decisión del empleador
cuando ha mediado la referida exención de tutela.

§ 277. LICENCIA SINDICAL. - El personal que ha sido de-


signado para "ocupar cargos electivos o representativos en aso-
ciaciones sindicales con personería gremial, en organismos que
requieran representación gremial", así como aquellos que lo han
sido para el ejercicio de "cargos políticos en los poderes públi-
cos", tienen derecho a gozar de una licencia gremial que juega
en forma automática a partir del momento de la notificación al
empleador. La misma lo es sin goce de haberes, pero el de-
sempeño de las referidas funciones se considera como período
de trabajo, salvo para determinar los promedios de remunera-
ciones (art. 48, párrs. I o y 2o, ley 23.551). Dichos trabajado-
res no están obligados a solicitar licencia por lo que ese pedido
es optativo para ellos; de acuerdo con ello, consideramos que el
personal que ejerce funciones en los congresos, que realiza ac-
tividades en forma periódica (arg. art. 19, ley 23.551), puede
no gozar de la referida licencia en forma permanente, ya que el
desempeño del cargo no lo requiere, por lo que está habilitado
para disponer de ella cuando se convoca a dichos congresos.
En esas situaciones basta la notificación al empleador, indicán-
dole la asistencia al citado evento, previa comunicación de la
designación que debió haberle hecho el sindicato o el propio
trabajador con la respectiva acreditación.
Cesado el ejercicio del cargo, si el trabajador optó por el
goce de la licencia, debe ser readmitido en su función laboral;
a tal efecto debe formular la correspondiente petición dentro
del plazo de 30 días de haber cesado en aquél (art. 217, LCT).
El incumplimiento del empleador a su obligación (que debe sa-
ASOCIACIONES GREMIALES DE TRABAJADORES 79
tisfacer en un plazo razonable) puede constituir una práctica
antisindical (art. 53, inc. h, ley 23.551). De darse esta última
figura, sin perjuicio de la opción que tiene el trabajador (solici-
tar su reincorporación o considerarse despedido), la actitud del
empleador lo puede hacer pasible del pago de una multa sin
perjuicio de los salarios que se habrían de devengar en el pe-
ríodo de un año posterior al vencimiento del mandato (art. 55,
ley 23.551; ver § 275 y 276).

§ 278. RÉGIMEN ELECTORAL. - El estatuto social debe es-


tablecer, además de otras prescripciones: a) la "determinación
de las autoridades y especificación de sus funciones con indica-
ción de las que ejerzan su representación legal, durante los
mandatos, recaudos para su revocación y procedimientos para
la designación y reemplazos de los directivos e integrantes de
los congresos", y b) el "régimen electoral que asegure la demo-
cracia interna de acuerdo con los principios" que establece la
ley, "no pudiendo contener como exigencia para presentar listas
de candidatos a órganos asociacionales, avales que superen el
3% de sus afiliados" (art. 16, incs. d y g, ley 23.551). La au-
toridad de aplicación debe controlar, previo acto de reconoci-
miento del derecho de inscripción o de ejercicio de personería
gremial, el cumplimiento de esos requisitos (arg. art. 56, inc. Io,
ley 23.551).
El régimen electoral, normalmente, constituye un capítulo
especial del estatuto. En él se debe asegurar que en los con-
gresos u otros cuerpos deliberativos, cuyos miembros deben ser
elegidos por votación directa y secreta de los afiliados, la re-
presentación que corresponde por cada sección electoral, adop-
te un sistema de proporcionalidad que otorgue a la primera mi-
noría, en cuanto tiene no menos del 20% del total de los votos
válidos emitidos, un 20% del total de los candidatos (art. 12,
inc. a, decr. 467/88).
En las asociaciones de primer grado que adoptan la forma
de unión, la elección de los miembros de los cuerpos directivos
y de fiscalización de los sindicatos locales y seccionales, debe
80 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

efectuarse a través del voto directo y secreto de los afiliados


(art. 12, inc. b, decr. 467/88).
Como un requisito mínimo que impone la democracia sin-
dical, el estatuto de la asociación debe asegurar "la efectiva
participación de los afiliados en la vida de la asociación, garan-
tizando la elección directa de los cuerpos directivos en los sin-
dicatos locales y seccionales" (art. 8o, inc. c, ley 23.551). De
acuerdo con la reglamentación, la fijación de la fecha del comi-
do debe efectuarse con una antelación no menor de 90 días a
la finalización de los mandatos de aquellas personas que deben
ser reemplazadas; la convocatoria debe decidirse y publicarse con
una anticipación no menor de 45 días a la fecha del comicio;
en ella, deben indicarse los lugares y horas en que se efectuará
el acto eleccionario, que no pueden ser alterados (art. 15, párr. 2o,
decr. 467/88). La convocatoria para la renovación del órgano
directivo debe ser comunicada al Ministerio de Trabajo, con
una anticipación que no sea menor de 10 días (art. 20, inc. b,
decr. 467/88).
Al no proceder la asociación sindical, por intermedio de
sus autoridades, a efectuar la convocatoria a elecciones para la
designación de los órganos de dirección, administración y fis-
calización que, de no existir norma estatutaria en contrario, lo
es por el consejo directivo, la autoridad de aplicación deberá
intimar a hacerlo dentro de un plazo razonable que fije. De
no procederse a la convocatoria dentro del mismo (la norma re-
glamentaria hace referencia a "correctamente cumplida"), aqué-
lla puede designar a uno o más delegados electorales al sólo
efecto de realizar la convocatoria y proceder a la ejecución de
los demás actos necesarios para realizar la elección. Los mismos
sustituirán a las autoridades sindicales (art. 56, inc. 4o, párr. Io,
ley 23.551; art. 15, párr. 3 o , decr. 467/88).
Si se produjera la acefalía del órgano de conducción, en la
medida en que los estatutos de la asociación o la de grado su-
perior, en caso de existencia de la misma, no proveyeran el
procedimiento para regularizar la situación, la autoridad admi-
nistrativa podrá designar un funcionario para que actúe en con-
ASOCIACIONES GREMIALES DE TRABAJADORES 81
secuencia. Si la facultad de regularización le corresponde al
organismo sindical de grado superior, éste será intimado para
que proceda en el plazo que se fije; si no lo hace en tiempo
propio, la autoridad de aplicación está autorizada para hacerlo
y, en consecuencia, convocar al comicio (art. 56, inc. 4 o , párr.
2°, ley 23.551).
Corresponde adoptar igual procedimiento (designación por
parte de la autoridad administrativa laboral de una persona para
que disponga las medidas del caso) cuando el órgano no convo-
ca en "tiempo propio a reunión de la asamblea de la asociación
o al congreso de la misma". Previa intimación, la autoridad
administrativa puede adoptar "las medidas que correspondan
para que la reunión tenga lugar" (art. 56, inc. 4 o , párr. 2 o , ley
23.551).
Convocada la elección, deberán confeccionarse dos padro-
nes, uno por orden alfabético, y otro por establecimiento, con
datos suficientes para individualizar a los afiliados, y denomi-
nación y domicilio del establecimiento donde trabajan o donde
lo hayan hecho por última vez en el transcurso del año inme-
diato anterior (art. 15, párr. 4 o , decr. 467/88). Dichos padro-
nes deben estar a disposición de los afiliados en el local o sede
sindical, con una anticipación no menor de 30 días a la fecha
de la elección (art. 15, párr. 5 o , decr. 467/88).
Para la oficialización de una lista se requiere formular la
petición ante la autoridad electoral dentro de los 10 días hábi-
les a partir de la publicación de la convocatoria; la pertinente
solicitud debe ser presentada con los avales que exige el estatu-
to, que no pueden ser mayores del 3% del total de los afiliados
convocados al acto electoral, con la conformidad de los candi-
datos expresada por su firma y la designación de uno o más
apoderados (art. 17, inc. g, ley 23.551; art. 15, párr. 5 o , incs. a,
b, decr. 467/88).
La autoridad electoral debe dar recibo de la solicitud de
oficialización de la lista, y pronunciarse al respecto, mediante
resolución fundada, dentro de las 48 horas hábiles de la presen-
82 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

tación de aquélla (arts. 15, párr. 5o, incs. c y d, y 32, decr.


467/88). El sindicato debe notificar al empleador la lista de
los trabajadores candidatos que se desempeñan en su empresa,
como requisito para que éstos puedan gozar de estabilidad sin-
dical. De no hacerlo, el propio interesado, adjuntando los res-
pectivos comprobantes, puede formular la correspondiente co-
municación (art. 50, ley 23.551; art. 29, párr. 2o, decr. 467/88).
Cuando una lista pretende la utilización de una denomina-
ción, colores o números, cuando lo permite el estatuto corres-
pondiente o ello procede en razón de las costumbres, la adjudi-
cación de los mismos se hará teniendo en cuenta la agrupación
que los hubiera utilizado con anterioridad (art. 15, párr. 7o, decr.
467/88).
La elección debe efectuarse en una sola jornada, que debe
ser distinta de la designada para la celebración de una asam-
blea, salvo que las modalidades especiales de la tarea desempe-
ñada por los votantes admita su extensión. Puede aceptarse la
elección por correspondencia, situación en la cual deberán fi-
jarse los recaudos necesarios para la identificación del votante,
preservando el carácter secreto del voto (art. 15, párr. 8o, decr.
467/88).
En las mesas receptoras de votos, presididas por la autori-
dad designada por el órgano electoral, pueden intervenir los
fiscales designados por los apoderados de las distintas listas
participantes del comicio (art. 15, párr. 9o, decr. 467/88). El
afiliado, para emitir su voto, debe acreditar su identidad y fir-
mar una planilla para constancia (art. 15, párr. 7o, decr. 467/88).
El escrutinio provisorio debe hacerse en la misma mesa
electoral de inmediato de clausurarse el comicio. Se labrará
acta suscripta por las autoridades de la mesa electoral y por los
fiscales designados que pueden dejar constancia de sus obser-
vaciones (art. 15, párr. 10, decr. 467/88).
Toda impugnación realizada contra cualquiera de los actos
del proceso eleccionario, debe ser resuelta por la autoridad
electoral en un plazo prudencial; si no lo hiciere o su decisión
ASOCIACIONES GREMIALES DE TRABAJADORES 83

fuere cuestionada, el Ministerio podrá, si se advierte la verosi-


militud de la impugnación y la posibilidad de frustración de de-
rechos por la demora, suspender el proceso electoral, o la pues-
ta en posesión de los cargos de las nuevas autoridades hasta
que se resuelva definitivamente la impugnación (art. 15, párr.
11, decr. 467/88).
Ante la decisión administrativa, agotada la vía correspon-
diente, cabe interponer recurso ante la Cámara Nacional de
Apelaciones del Trabajo (arg. arts. 61 y 62, inc. b, ley 23.551).
La elección de autoridades que se efectúe a través de un
congreso de delegados debe hacerse conforme a las normas fi-
jadas al efecto para la realización del proceso electoral (art. 15,
párr. 12, decr. 467/88).
Los congresos de las organizaciones de segundo grado se
integran por delegados elegidos por voto directo y secreto de
los afiliados a los sindicatos adheridos, en proporción al núme-
ro de afiliados cotizantes que tenga cada una de ellas. La re-
presentación de las entidades adheridas, en cuanto las mismas
superen el número de 4, no puede exceder del 20% del total de
los delegados de la federación (art. 17, párrs. Io y 2o, decr.
467/88).
La designación de los delegados del personal debe reali-
zarse con una anticipación no menor de 10 días de la fecha de
cesación del mandato de los reemplazados (art. 25, párr. 3o, decr.
467/88; ver § 268). La convocatoria la debe hacer la asociación
con personería gremial que representa al personal que designa-
rá a su representante; la misma debe ser publicada de manera
que todos los trabajadores del establecimiento o lugar de trabajo
tomen conocimiento de ella con una anticipación no menor de
10 días al acto comicial. La elección debe efectuarse en el lugar
de trabajo (art. 41, inc. a, ley 23.551); a este efecto el emplea-
dor debe proveer el respectivo local. El mismo también debe
suministrar la nómina del personal, ya que en el acto elecciona-
rio del delegado intervienen todos los trabajadores, con prescin-
dencia de su afiliación al sindicato con personería gremial. La
84 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

negativa a suministrar dicha nómina puede configurar el ilícito


de práctica antisindical (art. 53, inc. 12, ley 23.551; ver § 279, a).
La elección debe hacerse por voto directo y secreto. La auto-
ridad de aplicación, cuando existieren circunstancias atendibles
que lo justifique, puede, a pedido del sindicato, autorizar la ce-
lebración del comicio en lugares y horas distintos de los que
establece la norma legal (art. 4 1 , inc. a, ley 23.551).

§ 279. PRÁCTICAS DESLEALES Y CONTRARIAS A LA ÉTICA DE


LAS RELACIONES PROFESIONALES. - La ley designa de esa manera
los actos que realizan los empleadores y las asociaciones pro-
fesionales que los representan, tendientes a trabar la acción
gremial, bien sea de una persona, varias personas o grupos, en
una actitud de violación de lo que se considera leal y ético en esa
clase de relaciones, por lo cual tales actos lesionan el interés
colectivo. A este fin, se establece un código especial que enu-
mera los diversos ilícitos que merecen expresa sanción.
a) ENUMERACIÓN. La ley 23.551 establece, al respecto, un
catálogo que comprende los siguientes actos (art. 53):
1) "Subvencionar en forma directa o indirecta a una aso-
ciación sindical de trabajadores" (inc. a), tengan o no persone-
ría gremial, lo cual está prohibido expresamente. Obviamente,
no se consideran como subsidios los aportes que los empleado-
res deben efectuar al sindicato en virtud de normas legales o
convencionales (art. 9 o , párr. 2 o , ley 23.551). En el ordena-
miento legal actual, no existen disposiciones que obliguen a los
empleadores a hacer aportes al sindicato (el efectuado a la obra
social administrada por el sindicato, tiene como finalidad la de
un aporte para un servicio de la seguridad social, cuya adminis-
tración está a cargo del sindicato o de un ente público no esta-
tal). La ley permite que en el convenio colectivo se pacten
contribuciones a favor de los sindicatos que, de acuerdo con
el decreto reglamentario y según lo establecían normas anteriores,
deben ser "destinados a obras de carácter social, asistencial,
previsional o cultural, en interés y beneficio de los trabajadores
ASOCIACIONES GREMIALES DE TRABAJADORES 85

comprendidos en el ámbito de representación de la asociación


sindical" (incluso no afiliados). Esos importes deben estar afec-
tados a ese destino y deben ser objeto de una administración
especial y formar parte de una contabilidad por separado de los
demás fondos (art. 4o, decr. 467/88).
2) Intervenir, interferir en la vida de los sindicatos (en sus
diversas etapas) o promoverlos mediante el auspicio de la afi-
liación de los trabajadores, así como obstruir, dificultar o impe-
dir la respectiva afiliación (art. 53, incs. b, c y d).
3) "Adoptar represalias contra los trabajadores en razón de
su participación en medidas legítimas de acción sindical o en
otras actividades sindicales" o por haber "acusado, testimonia-
do o intervenido en los procedimientos vinculados a juzgamien-
tos de las prácticas desleales" (art. 53, inc. e).
4) "Rehusarse a negociar colectivamente con la asociación
sindical" habilitada al efecto, o "provocar dilaciones que tiendan a
obstruir el proceso de negociación" (art. 53, inc./). No se consi-
dera práctica desleal el no llegar a concertar el negocio jurídico,
sino provocar dilaciones que tienden a obstruir la negociación.
5) No respetar el ejercicio de los derechos: á) sindicales,
que la ley concede (art. 4o; ver § 275), por medio de despidos,
suspensiones o modificaciones de las condiciones de trabajo
(art. 53, inc. g); b) de los trabajadores que gozan de la estabilidad
sindical, siempre que no se trate de una medida de "aplicación
general o simultánea a todo el personal" del establecimiento,
departamento o sector (art. 53, inc. /; ver § 276), y c) negarse a
reservar el empleo o no permitir el reingreso de los trabajadores
una vez concluida la licencia gremial (art. 53, inc. k).
6) "Practicar trato discriminatorio, cualquiera sea su for-
ma, en razón del ejercicio de los derechos sindicales tutelados",
por el régimen legal (art. 53, inc. /)•
7) "Negarse a suministrar la nómina del personal a los
efectos de la elección de los delegados del mismo en los luga-
res de trabajo" (art. 53, inc. k).
gg DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

8) El incumplimiento, por cualquiera de las partes (las an-


teriores figuras sólo se refieren al ilícito cometido por el emplea-
dor o asociación de éstos) del deber de negociar de buena fe,
que se traduce en la no concurrencia a las audiencias citadas al
efecto, no presentación del pliego de propuestas, designación de
negociadores carentes de idoneidad y representatividad suficien-
te, no intercambiar la información necesaria para llevar adelante
la negociación y, en especial, la "distribución de los beneficios
de la productividad y la evolución del empleo", no realizar los
"esfuerzos conducentes a lograr acuerdos que tengan en cuenta
las diversas circunstancias del caso" (art. 15, ley 25.013).
Los actos que la ley reputa como ilícitos: "despedir, sus-
pender o modificar las condiciones de trabajo del personal con
el fin de impedir o dificultar el ejercicio de los derechos" (lo
que constituye una práctica discriminatoria, cualquiera fuera la
forma, en razón del ejercicio de los derechos sindicales -art.
53, incs. g y j - ) , en cuanto se refieren a actitudes prohibidas
por la ley, importan la nulidad del acto, aunque el mismo fuera
de carácter resolutorio de la relación contractual. Si bien los
trabajadores que no gozan de estabilidad gremial están sujetos a
un régimen de estabilidad relativa (ver § 105 y 230), por lo que
son pasibles de despido sin justa causa, en la situación indicada
y ante el ataque no ya al derecho de los trabajadores, sino del
grupo, consideramos que ante la aparente contradicción entre lo
establecido en el art. 245 de la LCT y el art. 53 de la ley
23.551, corresponde optar por la solución dada por la norma de
derecho colectivo (arg. art. 9o, LCT).
Estimamos que, además, la nulidad se funda en lo expresa-
mente establecido en el art. 47 de la ley 23.551, en cuanto el
trabajador puede solicitar judicialmente las medidas necesarias
a fin de lograr el cese inmediato del comportamiento antisindi-
cal (o sea, su destrucción, privarle de los efectos jurídicos que
se intentó lograr a través del acto ilícito).
b) SANCIONES. PROCESO PARA SU APLICACIÓN. La transgresión
de las conductas que se detallan en el referido código de ética
ASOCIACIONES GREMIALES DE TRABAJADORES 87

sindical, están sujetas a una sanción de multa que se gradúa en


forma distinta, según que el que las cometa sea un empleador o
una asociación de empleadores. En el primer caso, la misma
se fija en función de lo determinado por la ley 18.694, en cuan-
to sanciona infracciones por incumplimiento a las obligaciones
emergentes de la relación de trabajo. La sanción monetaria se
agrava en el caso de prácticas desleales múltiples o de reinci-
dencia (en que la misma puede incrementarse hasta el quíntu-
plo; art. 55, párrs. Io y 2 o ).
Si la práctica desleal ha sido cometida por una entidad de
empleadores, la sanción debe ser fijada en forma razonable por
el juez hasta un máximo del equivalente al 20% de los ingre-
sos provenientes de las cuotas que deban pagar los afiliados
en el mes en el que se cometió la infracción (art. 55, inc. 2 o ,
párr. I o ).
Cuando el efecto de la práctica desleal pudiere cesar me-
diante una acción a cargo del infractor y éste no lo hiciera, el
monto de la sanción pecuniaria se incrementa automáticamente
en un 10% por cada 5 días de mora, mientras se mantenga el
incumplimiento (art. 55, inc. 2 o , párr. 2 o , ley 23.551); dado que
la norma se refiere a una sanción que opera automáticamente
por cada día, entendemos que la mora se produce de pleno de-
recho ante el referido incumplimiento.
Además, a pedido de la parte interesada, ante el referido
incumplimiento, el juzgado puede establecer una condena con-
minatoria (art. 666, Cód. Civil), que queda a beneficio de la
persona damnificada (art. 55, inc. 2 o , párr. 3 o , ley 23.551). En
caso de que la acción recién mencionada hubiere sido promovi-
da por el trabajador y el sindicato, consideramos que la misma
se dividirá en partes iguales.
Así como hay causales de agravación de la sanción en vir-
tud del incumplimiento, la ley establece la disminución hasta
un 50% de una sanción cuando el infractor dispusiera el cese
de los efectos del acto ilícito dentro del plazo que fije al efecto
la decisión judicial (art. 55, inc. 4 o , ley 23.551).
DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO
88
Las mencionadas sanciones tienen que ser impuestas por la
justicia laboral competente (art. 63, inc. a, ley 23.551) que lo es
la del lugar en que se produjo el hecho, o conforme a lo que
establece la mayor parte de los códigos procesales en materia
laboral, la del domicilio del demandado o el del lugar del con-
trato. La norma procedimental aplicable al caso, de no existir
una especial al efecto -lo cual es posible que ocurra, ya que los
referidos ilícitos, de acuerdo con las disposiciones que tuvieron
vigencia hasta el año 1980 en que se dictó la ley 22.105, cons-
tituían materia de resolución por parte de un organismo de po-
licía laboral colectivo de carácter paritario, comisión o tribunal
nacional de relaciones profesionales- es la común prevista en
la respectiva ley procesal.
La acción judicial puede ser promovida por el trabajador
afectado o por la asociación sindical, que lo pueden hacer en
forma conjunta o indistinta (art. 54, ley 23.551). Respecto de
los ilícitos en que, según el art. 15 de la ley 25.013, pueden in-
currir los dirigentes o asociaciones sindicales, la acción puede
deducirla el empleador o la asociación de éstas que se conside-
re agraviado.
Al respecto, cabe precisar que la práctica desleal puede le-
sionar dos intereses. Siempre configura un desconocimiento
del derecho del grupo de trabajadores, pero también puede ha-
ber lesión de un interés individual de un trabajador (cuando se
lo suspende o despide en violación a su derecho de ejercer las
garantías sindicales). Por lo tanto, la acción promovida en de-
fensa de su propio interés individual lesionado que constituye
la medida de la acción, podría acumularse a la ejercida por el
organismo profesional de trabajadores en defensa del interés
que representa.
Con respecto a la citada figura tipificada por el art. 15 de
la ley 25.013, en principio, la misma afecta a la comunidad em-
pleadora (a la que se le retacea la necesaria colaboración que
requiere toda negociación) o a un empleador, cuando se trata
de un acuerdo tendiente a concertar un convenio de empresa.
ASOCIACIONES GREMIALES DE TRABAJADORES 89
En caso de que lo hicieran por separado, entendemos que
correspondería acumular dichas causas, si ellas hubieran sido
deducidas ante distintos jueces de una misma jurisdicción. De
no darse esta situación, podría plantearse la excepción de litis-
pendencia y, si la misma fuera declarada procedente, la parte
actora podría ocurrir al otro juicio y asumir allí la intervención
que le corresponde como tercero, conforme a lo que establezca
la respectiva norma procesal (arg. arts. 90, inc. 2o, y 94, Cód.
Proc. Civil y Com. de la Nación).
El importe de la multa es percibido por la respectiva auto-
ridad administrativa del trabajo. La norma establece que ella
debe ingresar a "una cuenta especial y será destinado al me-
joramiento de los servicios de inspección del trabajo". A tal
efecto, la autoridad administrativa tiene derecho a intervenir "en
el expediente judicial, previa citación del juez" (art. 55, inc. 3 o ,
ley 23.551). La disposición, obviamente, es aplicable en el or-
den nacional y cuando se tratare de una sanción impuesta en
virtud de una infracción que se hubiera cometido dentro de este
ámbito. La percepción por parte de los organismos adminis-
trativos provinciales tendrá el destino que fijen las respectivas
leyes. A los fines de la percepción del importe de la multa
que debe hacerse en el proceso de ejecución de la sentencia,
debe dársele vista a la respectiva autoridad administrativa la-
boral.
El desistimiento de la acción por el trabajador o el grupo
profesional no tiene efectos sobre la promovida por la otra víc-
tima del ilícito, que podría hacerlo en el mismo juicio o en
otro; en este caso correspondería, de acuerdo con las normas
procesales respectivas, la acumulación de los procesos (arg. arts.
43 y 44, ley 18.345, que establece el procedimiento laboral en
Capital Federal, y art. 15, ley 11.653 de la provincia de Buenos
Aires; ver § 362 y 377). En principio, en caso de desistimien-
to de la acción promovida, podría ella ser "continuada" por el
Ministerio de Trabajo y Seguridad Social o la respectiva autori-
dad provincial, en cuanto, acreditado el ilícito, le corresponde
la percepción de la multa.
90 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

La norma no establece un plazo de caducidad para promo-


ver la acción, como ocurría con las leyes anteriores, por lo que
entendemos que puede deducirse dentro del plazo de prescrip-
ción, o sea, 2 años (art. 256, LCT).
Dado que la cuestión que versa sobre una práctica desleal
corresponde a la competencia de un juez, estimamos que lo de-
cidido en el juicio causa estado con respecto a otros que se
promuevan y en los cuales se ventilen idénticas situaciones al
anterior (justa causa del despido, de la suspensión, etcétera).

§ 280. CONTROL ADMINISTRATIVO EJERCIDO SOBRE LAS ASO-


CIACIONES SINDICALES. - De acuerdo con lo que establece la ley
23.551, dicha función le compete al Ministerio de Trabajo y
Seguridad Social de la Nación (art. 56, párr. Io, ley 23.551),
que tiene a su cargo el control de todas las asociaciones sindi-
cales, cualquiera sea su grado y cuenten o no con personería
gremial (art. 58, ley 23.551). Por lo tanto, queda excluida la
intervención de los organismos provinciales, aunque el sindica-
to haya limitado su ámbito de acción al de una provincia. Esa
delimitación de competencia, como facultad exclusiva y exclu-
yente (art. 3o), está reconocida en los convenios suscriptos en-
tre la Nación y varias provincias para "coordinar la prestación
de los servicios administrativos en el sector laboral". Tampo-
co en el orden de la Capital Federal actúa la Dirección de Per-
sonas Jurídicas.
Se establece que el Ministerio de Trabajo y Seguridad So-
cial, fuera de los casos fijados en la ley, no puede "intervenir
en la dirección y administración de las asociaciones", limitar el
ejercicio de la autonomía de la misma, "ni restringir el manejo
de los fondos que les pertenece" (arts. 6o y 57, ley 23.551).
El control se refiere al reconocimiento de la personería ju-
rídica, gremial o el funcionamiento de las asociaciones sindica-
les, en especial en lo que se vincula con el cumplimiento del
régimen electoral.
La función de policía laboral, en el caso, referida a las
relaciones colectivas y asignada por la ley, se complementa con
ASOCIACIONES GREMIALES DE TRABAJADORES 91
la que le corresponde a dicha autoridad administrativa nacio-
nal conforme a lo dispuesto en las leyes 14.250, 14.786 y
16.936, en materia de convenios colectivos y conflictos (ver
§ 290 y 342).

a) RECONOCIMIENTO DE LAS ASOCIACIONES. Para que un sindi-


cato pueda gozar de personería jurídica o gremial, debe solici-
tar su inscripción en el respectivo registro que lleva el Ministe-
rio de Trabajo y Seguridad Social (art. 56, párr. Io, ley 23.551).
Respecto de las inscriptas, deben ellas acreditar su existencia,
lo que surge del acta de asamblea constitutiva que debe haber
aprobado los estatutos de los que, entre otros, deben contener el
nombre adoptado, domicilio, régimen institucional y ámbito de
actuación de la asociación (arts. 16 y 21, ley 23.551) (ver § 264).
La autoridad administrativa debe examinar si el estatuto
cumple los recaudos que establece la ley, así como los demás
de carácter reglamentario (art. 7 o , decr. 467/88). La petición
que se formule debe ser resuelta dentro del plazo de los 90 días
hábiles; la decisión que se dicte reconociendo el ejercicio de
dicha inscripción, debe ordenar su publicación sin cargo, así
como un extracto de los estatutos en el Boletín Oficial, y debe
disponer la inscripción en el registro respectivo (art. 22, ley
23.551).
La petición formulada por una asociación inscripta que so-
licita el reconocimiento del ejercicio de la personería gremial,
al formularse debe acompañar los elementos de juicio que acre-
diten el cumplimiento de los recaudos pertinentes para tal reco-
nocimiento (arts. 25 y 32, ley 23.551). El respectivo organis-
mo administrativo debe expedirse dentro del plazo de 90 días
hábiles de haberse presentado la petición (art. 26, ley 23.551).
Reconocido el derecho al ejercicio de esa personería, el Ministe-
rio de Trabajo y Seguridad Social debe disponer la publicidad sin
cargo, en el Boletín Oficial, de la decisión que así lo resuelve,
junto con los estatutos del sindicato. Éste debe ser inscripto
en el respectivo registro que, al igual que el anterior, lleva el
Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (art. 27, ley 23.551).
92 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

La decisión que, conforme al procedimiento que estable-


cen los arts. 28 a 30 de la ley 23.551, le reconoce a un sindica-
to personería gremial que antes ejercía otro, significa que éste,
automáticamente, queda desplazado de la misma y continúa en
ese sector de actividad y geográfico, como simplemente ins-
cripto (art. 28, párr. 4o, ley 23.551). A fin de asegurar la ga-
rantía del debido proceso, el trámite administrativo se realiza
con intervención de este último (art. 28, párrs. 2° y 3 o , ley
23.551). La decisión, en cuanto altera el ámbito de la perso-
nería de este último, está sujeta al recurso de revisión judicial
(art. 62, inc. b, ley 23.551).
La omisión de la autoridad administrativa en expedirse en
el plazo fijado por la ley, se considera como denegatoria tácita
(art. 62, incs. c y d, ley 23.551).
En esta situación, así como cuando la misma fuera explíci-
ta, cabe deducir recurso ante la Cámara Nacional de Apelacio-
nes del Trabajo (art. 62, inc. b). Como la decisión le corres-
ponde al ministro de Trabajo y Seguridad Social, a quien la ley
delega esa función, no cabe interponer ante la decisión de éste
un recurso administrativo; si dicha función hubiera sido delegada,
en tanto la autoridad delegante no se avoque al conocimiento de
la cuestión, debe considerarse que se ha agotado esa instancia,
requisito necesario para que proceda el recurso judicial (arg.
art. 61, ley 23.551). Como ya lo hemos indicado, aunque la
norma no lo indica en forma expresa, el rechazo del pedido de
inscripción que formula un sindicato está también sujeto a ese
recurso de revisión judicial (arg. art. 45, Cód. Civil) que debe in-
terponerse dentro de los 15 días de notificada la resolución (arg.
art. 62, párr. 4o, ley 23.551).
La reforma de los estatutos debe ser comunicada a la auto-
ridad de aplicación para que ejerza el contralor de legalidad (no
el de oportunidad; art. 24, inc. a, ley 23.551). Hasta tanto la
misma no sea "aprobada" e inscripto el estatuto rige el anterior.
b) FISCALIZACIÓN DE LA VIDA INSTITUCIONAL. Una vez inscripta
la asociación profesional o reconocido su carácter de más re-
ASOCIACIONES GREMIALES DE TRABAIADORES 93
presentativa dentro del sector de actividad y, por lo tanto, con
derecho a ejercer la personería gremial, el Ministerio de Traba-
jo y Seguridad Social ejerce el contralor respectivo.
En lo que se refiere al funcionamiento de los sindicatos,
éstos están obligados a hacer saber a la autoridad de aplica-
ción: 7) las modificaciones de los estatutos a los fines del con-
trol de legalidad (no el de oportunidad); la validez de los mis-
mos está condicionada a esa notificación (art. 24, inc. a, ley
23.551); 2) la nómina de los integrantes de los órganos directi-
vos y su modificación, lo que debe hacerse dentro de los 5 días
de producida (art. 24, inc. b, ley 23.551; art. 20, inc. a, decr.
467/88). Dicha comunicación tiende a facilitar el control de
la disposición contenida en el art. 18, párr. 2o, de la ley, en lo
que se refiere a la proporción de argentinos en el desempeño en
dicho órgano; 3) el tenor de la memoria, mediante copia auten-
ticada de la misma, del balance anual, informe del órgano de
fiscalización y nómina de los afiliados, lo que debe efectuarse
dentro del plazo de 120 días de cerrado el ejercicio y/o den-
tro de los 5 días de concluida la asamblea o congreso que trató
el balance y la memoria. También debe remitirse el acta de
esta última (art. 24, inc. c, ley 23.551; arts. 11 y 20, inc. b,
decr. 467/88), y 4) convocatoria a elecciones para la renovación
de los diversos órganos de la asociación en los plazos que co-
rrespondan de acuerdo con el estatuto. La misma deberá ha-
cerse con una anticipación no menor a 10 días (art. 24, inc. d,
ley 23.551; art. 20, inc. a, decr. 467/88).
También la asociación debe presentar "para su rubricación"
la documentación contable y el registro de afiliados que deter-
mine el Ministerio (art. 24, inc. e, ley 23.551, y art. Io, párr. Io,
decr. 467/88).
Ante la petición formulada por la asociación sindical con
personería gremial, el Ministerio, previa comprobación de que
se han cumplido en el caso los respectivos requisitos (fijación
del monto de la contribución por la asamblea o congreso), puede
disponer la autorización para que el empleador retenga del
sueldo del trabajador afiliado el importe de la respectiva cotiza-
94 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

ción (arts. 20, inc. e; 38, párr. 2o, ley 23.551; ver § 273). Di-
cha decisión debe dictarse dentro del plazo de 30 días hábi-
les de la respectiva presentación; de no hacerlo, se considera
que se ha concedido la autorización.
El decreto reglamentario (art. 2o, párr. 7o) establece que el
trabajador, ante la negativa o reticencia del empleador (al que
le ha hecho saber su renuncia presentada en forma fehaciente al
sindicato) a cesar en la retención de los aportes sindicales que
la asociación sindical solicitó, puede denunciar tal actitud ante
el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social. Aunque la nor-
ma no lo establece, la finalidad de dicha presentación tiende a
que la autoridad administrativa de aplicación, comprobada la si-
tuación, disponga la revocatoria de la autorización concedida al
efecto (art. 38, párr. 2o, ley 23.551).
En los problemas planteados con motivo de cuestiones re-
feridas al encuadramiento sindical, la autoridad de aplicación
debe intervenir en forma subsidiaria, si no lo hace el órgano
superior a las asociaciones en conflicto en el lapso de 60 días
hábiles de haber sido propuesta la cuestión (ver § 269; art. 59,
párrs. Io y 2o, ley 23.551).
La reglamentación establece que las impugnaciones formula-
das respecto del proceso electoral deberán ser planteadas ante
la respectiva autoridad asociacional. Ante la reticencia de ésta
en expedirse en un "plazo prudencial", o cuando su decisión
fuera cuestionada, el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social
podrá, si considera verosímil el reclamo, disponer la suspensión
del proceso electoral, así como la "puesta en posesión de los
cargos de las nuevas autoridades hasta que se resuelva definiti-
vamente la impugnación" (art. 15, párr. 11, decr. 467/88). La
norma no aclara a quién le compete resolver el conflicto, tema
que consideramos, en virtud de la naturaleza de la cuestión
planteada, que es de atribución exclusiva de los jueces y no de
la administración laboral. Por lo tanto, si se interpreta que di-
cha disposición le asigna tal facultad al referido Ministerio, la
reglamentación ha excedido el ámbito de su competencia (arg.
art. 86, inc. 2o, Const. nacional). Tampoco nos parece acepta-
ASOCIACIONES GREMIALES DE TRABAJADORES 95
ble que la administración disponga la referida suspensión, pues
ello excede el ámbito de sus facultades. Ante la comproba-
ción de esas anomalías, dicho órgano debe formular la respecti-
va petición (actuando en cierta forma como fiscal) ante el juez
competente. Las cuestiones vinculadas con el proceso electo-
ral deben ser planteadas ante el Poder Judicial.
Si con motivo del contralor de la acción desplegada por el
sindicato, la autoridad de aplicación comprueba alguna infrac-
ción, podrá requerirle, mediante intimación, que deje sin efecto
las medidas que constituyen "violación de las disposiciones le-
gales o estatutarias", e "incumplimiento a disposiciones dicta-
das por la misma en el ejercicio de facultades legales" (art. 56,
inc. 2o, ley 23.551). De no lograrse por esa vía la normaliza-
ción, el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social podrá peticio-
nar ante la Cámara de Apelaciones del Trabajo de la Capital
Federal la suspensión o cancelación de la personería gremial,
cualquiera sea el grado de la asociación, o la intervención de
ésta. Igual petición puede formular cuando comprueba que el
sindicato ha incurrido en graves irregularidades administrativas
(art. 56, inc. b, ley 23.551).
La cuestión formulada debe ventilarse con la intervención
del sindicato afectado. A petición de dicha autoridad adminis-
trativa, si existiera peligro de producirse "serios perjuicios", el
tribunal podrá, como medida cautelar, decretar la suspensión en
el ejercicio de las funciones de los miembros del órgano de
conducción y su reemplazo por un funcionario a fin de ejercer
los actos conservatorios y de administración necesarios para
subsanar las irregularidades (art. 56, inc. 3 o , b, ley 23.551).
De producirse la acefalía del órgano directivo de la asocia-
ción, y no habiendo sido subsanada la situación de acuerdo con
las normas estatutarias del sindicato o de la federación que el
mismo integra, puede el Ministerio, previa la intimación res-
pectiva para solucionar la situación, designar un funcionario pa-
ra que regule la misma (art. 56, inc. 4o, párr. 2o, ley 23.551; ver
§ 283, c). Igualmente el Ministerio de Trabajo y Seguridad
Social puede designar un funcionario para que convoque a la
96 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

asamblea o al congreso, si el órgano de conducción no lo hu-


biera hecho en tiempo debido y no hubiera tenido éxito la intima-
ción practicada al efecto (art. 56, inc. 4 o , párr. 2 o , ley 23.551).
c) FISCALIZACIÓN DEL RÉGIMEN PATRIMONIAL. En esta materia,
la ley 23.551 no establece un criterio de riguroso control admi-
nistrativo, tal como ocurría con la anterior norma vigente.
La asociación gremial, por intermedio de su órgano ejecu-
tivo, debe preparar la memoria y balance anual para su conside-
ración por la asamblea o congreso, al que le compete su apro-
bación (art. 20, inc. c, ley 23.551). Dentro de los 120 días de
cerrado el ejercicio, debe presentarse copia autenticada de aqué-
llos ante el órgano administrativo de aplicación, plazo que se
reduce a 5 días posteriores a la fecha de conclusión de la asam-
blea o congreso que los trató, de la que también deberá remitir-
se el acta respectiva (art. 24, inc. a, ley 23.551; art. 20, decr.
467/88).
De acuerdo con los elementos de juicio que surjan de di-
cha documentación, el Ministerio de Trabajo y Seguridad So-
cial podrá solicitar las aclaraciones del caso, a fin de acreditar
si existe o no una violación de las disposiciones legales o esta-
tutarias, y en su caso, promover demanda ante la Cámara Na-
cional de Apelaciones del Trabajo de Capital Federal para solici-
tar la intervención de la respectiva asociación gremial o la sus-
pensión o cancelación de su personería gremial (art. 56, incs.
2 o , a, y 3 o bis, ley 23.551). Si del examen de dicha documen-
tación prima facie surgiera la comisión de un delito, deberá
darse conocimiento del hecho al juez penal competente.
Respecto de la función que le compete al órgano adminis-
trativo en materia de autorización para que el empleador reten-
ga del sueldo de los trabajadores la cuota de afiliación sindical
o la "contribución de solidaridad", nos remitimos al § 273.
d) CONTROL DE LA ACCIÓN SINDICAL EXTERNA. Comprende:
1) ÁMBITO DE LA REPRESENTACIÓN SINDICAL. En el ejercicio de
la personería gremial respecto de un sector geográfico de acti-
ASOCIACIONES GREMIALES DE TRABAJADORES 97
vidad, pueden presentarse situaciones en que otro sindicato la
ponga en tela de juicio o la viole. Se plantean así las cuestio-
nes de encuadramiento sindical (ver § 269), cuya solución en
forma subsidiaria está a cargo del organismo de aplicación con
revisión judicial (art. 62, inc. e, ley 23.551).
2) CONCERTACIÓN DEL CONVENIO COLECTIVO. La actuación del
Ministerio de Trabajo en lo concerniente a la convocatoria de las
partes, homologación, registro, publicación y contralor de cum-
plimiento de lo pactado, se analiza en el § 307 y siguientes.
3) MEDIDAS DE ACCIÓN DIRECTA. Las funciones de la autoridad
administrativa laboral en esta materia, se estudian en el § 287
y 292.
e) SANCIONES. El tema se estudia en detalle en los § 281,
b y c, y 283, b y c.

§ 281. REVISIÓN DE LAS DECISIONES ADOPTADAS POR EL SIN-


DICATO O POR LA AUTORIDAD ADMINISTRATIVA. - Las resoluciones
que adopten la propia asociación o la autoridad administrativa
de aplicación en el ámbito de su competencia, en cuanto afec-
tan al sindicato, a un afiliado o a un trabajador que desea in-
gresar a éste, están sometidas a un procedimiento de revisión
que, según los casos, lo es ante el propio sindicato, la asocia-
ción de grado superior a que aquélla está adherida o ante el
juez competente.
a) EN SEDE ASOCIACIONAL. Si el órgano de conducción de
un sindicato no acepta el pedido de afiliación formulado por un
trabajador de la zona de actividad y geográfica de aquél, deberá
elevar las actuaciones ante la primera asamblea o congreso para
que decida en definitiva. La decisión de ese órgano debe pro-
ducirse dentro del plazo de 30 días de la presentación formula-
da por el candidato; de lo contrario, se considera aceptada (arg.
art. 4 o , inc. b, ley 23.551, y art. 2 o , párr. 2 o , decr. 467/88).
La decisión de la asamblea o congreso no haciendo lugar
al pedido de afiliación, está sujeta a revisión judicial a través
98 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

de la vía del juicio sumarísimo (arts. 47, 63, inc. Io, c, ley
23.551, y art. 2o, párr. 4o, decr. 467/88).
Toda otra cuestión que se plantee entre un afiliado y la
asociación debe ser deducida por el primero ante el respectivo
órgano sindical, según el procedimiento y orden establecido en
el estatuto, como condición previa para promover la revisión
judicial. Igual obligación de agotar las respectivas instancias
asociacionales juega en el caso en que el conflicto se da entre
un sindicato y el de grado superior al que está afiliado. Dado
el tenor de la norma que así lo dispone (art. 60, ley 23.551), las
cuestiones entre el afiliado y el sindicato o confederación, pre-
vio a plantearse la revisión en sede judicial, requiere que se ha-
yan agotado las instancias del sindicato de grado superior, en
cuanto así lo establezcan sus estatutos. Dicho procedimiento
que puede justificarse en el caso de que el conflicto verse sobre
una cuestión de encuadramiento sindical (al que se refiere el
art. 59, ley 23.551, al que se remite el que analizamos, art. 60),
no tiene sentido cuando el referido se plantea entre un trabaja-
dor afiliado y el sindicato de primer grado o unión. Más allá
del problema de orden prudencial, la solución legal podría ser
cuestionada por irrazonable (y, por lo tanto, inconstitucional)
en razón de dilatar en grado excesivo el acceso a la vía judicial.
b) EN SEDE ADMINISTRATIVA. De la misma manera, las deci-
siones adoptadas por la autoridad de aplicación pueden ser so-
metidas a revisión judicial, cuando el sindicato afectado haya
agotado la instancia administrativa. Por lo tanto, previo a ocu-
rrir ante el juez competente, deberán deducirse los recursos que
en el caso procedan (art. 61, ley 23.551). La ley le ha atribuido
la función al ministro, por lo que, obviamente, debe considerar-
se que su decisión agota la vía administrativa. Igual tempera-
mento cabe adoptar cuando aquél ha delegado esa competencia
a un funcionario que le está subordinado y, ante la decisión
adoptada, no se ha avocado al conocimiento de la cuestión.
c) COMPETENCIA DE LOS ÓRGANOS JUDICIALES. Las decisiones
de la autoridad administrativa que afectan a una asociación sin-
ASOCIACIONES GREMIALES DE TRABAJADORES
99
dical o las de ésta respecto de un afiliado, pueden ser cuestio-
nadas ante el órgano judicial que corresponda. Éste puede ser,
según las distintas situaciones, la Cámara Nacional de Apela-
ciones del Trabajo de Capital Federal o el juez o tribunal de
trabajo de única instancia con competencia en el lugar en que
se ha producido el conflicto.
Toda actitud (cualquiera que fuere) que afecta a un traba-
jador o a una asociación sindical que impide u obstaculiza
"el ejercicio regular de los derechos de la libertad sindical" que el
régimen legal garantiza, puede ser motivo de un amparo que
tramita por la vía de la acción sumarísima que ha de deducirse
ante el tribunal competente (art. 47, ley 23.551). La norma
establece un criterio de carácter procedimental que creemos se
justifica en razón de la naturaleza de la cuestión, por lo que ca-
be admitir que lo haya dispuesto una norma dictada por el go-
bierno federal, cuando, de acuerdo con nuestra organización
institucional, en principio la determinación de esa materia le
compete, en el ámbito de su jurisdicción territorial, a los go-
biernos provinciales (arg. art. 104, Const. nacional).
La ley establece un criterio para determinar la competencia
del tribunal que ha de entender en las distintas cuestiones. Al
efecto, le corresponde a la Cámara Nacional de Apelaciones
del Trabajo de Capital Federal conocer, por vía de "recurso de
apelación" o acción sumaria, en:
1) Las acciones que promueve la autoridad de aplicación
solicitando la suspensión, cancelación de la personería gremial
o intervención de la asociación (art. 62, inc. a, ley 23.551).
2) Los cuestionamientos deducidos por la vía de recurso
contra resoluciones dictadas por la autoridad de aplicación que
resuelve: a) sobre otorgamiento de personería gremial (obvia-
mente también sobre aquellas que desplazan del ejercicio de
ese derecho a una asociación sindical; ver § 263), y b) referi-
das a cuestiones de encuadramiento sindical decididas por el
Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (art. 62, inc. b, ley
23.551).
100 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

3) Las acciones que deduzca un sindicato por denegatoria


tácita, ante el pedido de reconocimiento del derecho a inscribir-
se en el registro respectivo o de reconocimiento de la persone-
ría gremial (art. 62, incs. c y d).
4) Los recursos deducidos por una asociación cuando la
de grado superior ha dispuesto intervenirla (arts. 36 y 62, inc.
/, ley 23.551).
5) En las acciones promovidas con motivo de una cuestión
de encuadramiento sindical que la autoridad administrativa la-
boral no ha resuelto en el plazo de 60 días (arts. 59, párr. 2o, y
62, inc. e, ley 23.551).
En cambio, corresponde entender al juez de grado del lu-
gar en que se produjo el conflicto, o que resulte competente en
razón de las normas de procedimiento, en:
7) Las cuestiones referidas a prácticas desleales (arts. 52 y
63, inc. Io, ley 23.551).
2) Las acciones que promueve un trabajador que goza de
la estabilidad gremial, a fin de que se declare la nulidad de la
decisión del empleador que sin causa, o sin haber agotado el
procedimiento de exención de tutela, lo ha despedido, suspendi-
do o le ha modificado las condiciones de trabajo (arts. 52 y 62,
inc. b, ley 23.551).
3) Las acciones deducidas para asegurar el cumplimiento
del ejercicio de la libertad sindical por parte de un trabajador
o de una asociación profesional (arts. 47 y 62, inc. c, ley
23.551).
La norma establece una distinción entre "recurso de apela-
ción" (que se interpone ante la Cámara Nacional de Apelacio-
nes del Trabajo; art. 62, incs. b, e y / ) y la acción sumaria
(arts. 62, incs. a, c, d y e, y 63, incs. Io, a, b y c). El primero
debe ser deducido dentro de los 15 días hábiles de notificada la
resolución que se cuestiona; dentro de los 10 siguientes, las ac-
tuaciones deben ser remitidas al tribunal que, en los casos en
que la decisión afecte el derecho al ejercicio de la personería
ASOCIACIONES GREMIALES DE TRABAJADORES 101
gremial de otra asociación, debe darle traslado a ésta por el
plazo de 5 días (art. 62, párr. 4o, ley 23.551). El tribunal pue-
de disponer medidas para mejor proveer y debe ordenar la pro-
ducción de las pruebas ofrecidas (cuando ello corresponda), lo
que puede delegar al juez de primera instancia, el que debe de-
volver las actuaciones dentro de las 48 horas de haberse cum-
plido la diligencia.
En cuanto a las cuestiones que deben ventilarse mediante
la acción sumaria (arts. 61, 62, inc./, y 63, inc. 2o, ley 23.551),
serán deducidas mediante la presentación de una demanda de la
que debe correrse traslado a la contraria, conforme a las nor-
mas que establece la ley de procedimientos aplicable para este
tipo de juicio. Las que se refieren a una denegatoria tácita de un
pedido de inscripción o reconocimiento de personería gremial,
deben interponerse en el plazo de 120 días hábiles (que juega
como de caducidad) a partir de la fecha en que la autoridad ad-
ministrativa debió expedirse (art. 62, párr. Io, incs. c y d, y 3 o ,
ley 23.551).
Dada la diferencia que formula la norma entre "recurso de
apelación" y "acción sumaria" (art. 61, ley 23.551), entende-
mos que en el primer caso la interposición produce efectos sus-
pensivos sobre la decisión cuestionada. Cabe precisar la inco-
rrecta denominación utilizada, ya que propiamente no se trata
de un remedio de esa naturaleza que sólo procede deducir res-
pecto de la decisión de un órgano de inferior jerarquía ante el
superior, ya que el Poder Judicial no reviste ese carácter res-
pecto del Administrativo, aunque tenga la facultad de revisar
sus decisiones. Entendemos que, de acuerdo con la terminolo-
gía en uso, el legislador ha querido establecer un procedimiento
rápido de revisión (con un exiguo plazo de caducidad), de acuer-
do con los elementos de juicio arrimados a la causa, por lo que
cabe admitir que ha querido diferir el cumplimiento de la deci-
sión de ésta hasta el dictado de la resolución definitiva.
En cambio, la acción sumaria que se deduce no tiene ese
efecto suspensivo. La norma ha hecho referencia al procedi-
miento sumarísimo cuando se trata de una acción de amparo
102 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

para hacer cesar el comportamiento antisindical (art. 47, ley


23.551). No obstante, cuando se refiere al órgano que debe
resolver la cuestión, indica que el trámite aplicable es el del
juicio sumario (arts. 62, incs. a, c, d y e, y 63, párr. 2 o , ley
23.551). De acuerdo con ello, y para salvar la contradicción,
entendemos que cuando se trata del juicio promovido en virtud
de lo dispuesto en el art. 47 de la ley 23.551, la acción debe
tramitar por la vía sumarísima, y por la del sumario en los de-
más casos (art. 63, inc. Io, a y b).

§ 282. RESPONSABILIDAD DE LAS ASOCIACIONES PROFESIONA-


LES. - Cabe distinguir al respecto las que se producen, una en
materia civil y otra en materia penal-administrativa.
a) EN MATERIA CIVIL. Ésta "es la consecuencia desfavorable
dispuesta por el ordenamiento jurídico, ante una conducta ilíci-
ta o peligrosa en cuanto se traduce en un daño, a fin de reparar
este último o sufrir una pena o ambos". El hecho genera una
obligación de hacer, no hacer o dar, para que su autor reintegre
a la víctima lo necesario para que no sufra perjuicio.
Como las asociaciones no tienen voluntad propia, atributo
exclusivo de los seres humanos, operan - a fin de lograr el cum-
plimiento de su objeto social- a través de sus órganos (en el
caso, asambleas, congresos, consejo directivo, etc.; ver § 265).
Los hechos, actos u omisiones realizados por éstos (sus manda-
tarios y dependientes), en la medida en que correspondan a la
competencia atribuida en los estatutos, así como los provocados
por las cosas de que se sirven o tienen a su cuidado, obligan a
la persona jurídica (arts. 43, 1109, 1113 y concs., Cód. Civil).
Por tanto, los que irrogan un daño a terceros, de carácter con-
tractual o extracontractual, generan la responsabilidad de la aso-
ciación que se rige por las normas del Código Civil; la ley
23.551, al igual que las anteriores, no contiene disposiciones al
respecto.
Cuando la asociación tiene personería jurídica (porque
se le ha reconocido la gremial o porque se la ha inscripto; ver
ASOCIACIONES GREMIALES DE TRABAJADORES
103
§ 262 y 263), sus afiliados no contraen obligación en la medida
en que, directa o indirectamente, no la hayan tomado a su car-
go a otro título (art. 39, Cód. Civil). Las que no hubieren
cumplido con ese requisito (situación que también se aplica a
las coaliciones), caen dentro de la disposición del art. 46 del
Cód. Civil: si su "constitución y designación de autoridades" se
pueden acreditar "por escritura pública o instrumentos privados
de autenticidad certificada por escribano público", la responsa-
bilidad de sus miembros, siempre que no se hubieran obligado
solidariamente, es "por una porción viril"; si el débito fuera in-
divisible, se lo puede reclamar a cualquiera de ellos. De lo
contrario, los fundadores y administradores responden solida-
riamente; los demás socios "por una porción viril" (arts. 46, 1745,
1747 y 1750, Cód. Civil).
La persona jurídica no responde por los hechos, actos u
omisiones de sus asociados (arg. arts. 36, 39 y concs., Cód.
Civil), lo cual tiene importancia respecto de las medidas de ac-
ción directa decretadas por el sindicato y puestas en ejecución
por los trabajadores, especialmente cuando -siendo de suyo lí-
citas- se las ha ejecutado a través de hechos o actos ilícitos o
abusivos (sabotajes, daños intencionales, etc.; ver § 297, e, y
siguientes).
b) EN MATERIA PENAL-ADMINISTRATIVA. Superada la ardua po-
lémica acerca de la responsabilidad en esta materia, hay que
admitirla. Si bien las asociaciones no han sido creadas para
cometer ilícitos, se impone distinguir entre el objetivo, la fina-
lidad del grupo y las consecuencias del empleo de los medios
que se utilizan para alcanzarlo. Estos últimos, en algunos ca-
sos, pueden inferir daños a terceros, por lo cual comprometen
al grupo en la medida en que se los ha ejecutado dentro del
campo normal de atribución de "su representación"; de la mis-
ma manera, pueden haber violado ciertas normas legales.
Si bien en el campo del derecho penal se discute la posibi-
lidad de atribuir responsabilidad a los entes colectivos (carecen
de voluntad y, por ende, no son pasibles de culpa), la situación
104 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

puede hallar solución dentro de los lineamientos de la llamada


teoría de los "ordenamientos legales". Ésta, en cierta manera,
pone fin a la cuestión acerca de la naturaleza jurídica y distin-
ción entre el ilícito penal y administrativo, sea en materia adua-
nera, impositiva o en el caso del ámbito sindical (designado co-
mo infracción), así como a la autonomía de este último.
No existe un solo ordenamiento estatal -en el caso especí-
fico, el del Código Penal-, sino varios, todos ellos complejos.
Cada hombre -lo mismo vale para las personas jurídicas- reali-
za su acción dentro de diversos órdenes, respecto de los cuales
puede cometer ilícitos que dan lugar a sanciones punitivas rela-
cionadas con la libertad individual, con la aplicación de multas,
retiro o suspensión de la personería, etcétera. En un caso, el
hecho generador de la responsabilidad se denomina delito; en
los otros, infracción.
De acuerdo con ello, parece que no hay inconveniente para
que un grupo que se expresa a través del órgano que establece
su estatuto, pueda violar alguno de los ordenamientos a que es-
tá sujeto y, en consecuencia, sea pasible de una sanción (sin
perjuicio de la responsabilidad personal de quienes han ejecuta-
do el hecho o la omisión).
Prima facie, al considerar el tema, parecería imposible
imaginar que determinados delitos reprimidos en el Código Pe-
nal (p.ej., homicidio), pudieran ser cometidos por una persona
jurídica. Sin embargo, el grupo puede incurrir en violaciones,
ya por actos de acción o de omisión del orden legal prescripto,
que admitan la "aplicación de la pena de muerte" (retiro de la
personería, disolución, etcétera).
La cuestión ha recibido solución afirmativa en la legisla-
ción positiva no sólo en el ámbito propio de las asociaciones
gremiales de trabajadores (art. 56, ley 23.551), sino también en
materia aduanera, cambiaría, bancaria, comercialización; antes,
en materia de agio, etcétera.
Según la doctrina y la jurisprudencia, tanto las sanciones
de dichos ilícitos (denominados infracciones), como el procedí-
ASOCIACIONES GREMIALES DE TRABAJADORES 105
miento para aplicarlas, tienen que ajustarse al cumplimiento de
ciertas garantías básicas, algunas de ellas establecidas en la Cons-
titución nacional: legalidad; irretroactividad, non bis in idem;
aplicación de la ley más benigna; cumplir la garantía del debi-
do proceso y la libertad de defensa; principio de la culpa obje-
tiva (salvo casos de excepción).
c) RÉGIMEN DE LA LEY 23.551. Las infracciones que come-
ten las asociaciones profesionales de trabajadores a través de:
"a) violación de las disposiciones legales o estatutarias; b) in-
cumplimiento a disposiciones dictadas por la autoridad compe-
tente en el ejercicio de facultades legales", pueden ser sancio-
nadas con la suspensión o el retiro del reconocimiento (la ley
dice "cancelar") de la personería gremial (art. 56, inc. 3o). En
cuanto a los hechos que pueden dar motivo a la sanción, ver
§ 283, a, b y c. La medida de excepción (intervención que es-
tablece el art. 56, inc. 3o) no es una sanción, sino un procedi-
miento para garantizar la legalidad en el desarrollo de la vida
institucional del sindicato.
La aplicación de dichas "penas" exige una tramitación pre-
via que asegure la observancia del "debido proceso" (art. 56,
inc. 3o), lo cual significa hacerle saber la imputación, oír la de-
fensa, hacer lugar a la producción de la prueba de descargo
ofrecida que resulte pertinente y una decisión que constituya
una aplicación razonable de la norma legal a los hechos com-
probados.
La decisión que recaiga en el juicio que al efecto debe
promover el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social le com-
pete a la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo de la
Capital Federal (arts. 56, inc. 3 o , y 62, inc. a, ley 23.551). Se
trata de una resolución propia del órgano jurisdiccional en el
que se juzga la actitud de un grupo, lo cual implica determinar
si el mismo ha obrado o no dentro del ámbito de su derecho.
Admite la norma que "cuando existiera peligro de serios
perjuicios a la asociación sindical o a sus miembros", el órgano
administrativo podrá solicitar la adopción de medidas cautela-
106 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

res: "suspensión en el ejercicio de sus funciones de quienes inte-


gran el órgano de conducción y se designe un funcionario con
facultades para ejercer los actos conservatorios y de administra-
ción necesarios para subsanar las irregularidades que determinan
se adopte esa medida cautelar" (art. 56, inc. 3 o , b, ley 23.551).
Fuera de las situaciones de excepción que expresamente
enumera la ley, el órgano administrativo laboral no "podrá in-
tervenir en la dirección y administración de las asociaciones
sindicales... y en especial restringir el manejo de fondos" (art.
57, ley 23.551).

§ 283. CONTINGENCIAS DE LA PERSONERÍA. - Se incluyen


dentro de esta denominación las distintas situaciones, de carác-
ter temporal o definitivo, que inciden en el ejercicio de los de-
rechos de una asociación profesional de trabajadores o en su
existencia: suspensión, retiro de la personería gremial, fusión,
disolución.
a) SUSPENSIÓN. Esta figura a la que incidentalmente hace
referencia el art. 56, inc. 3 o , de la ley 23.551, que no es usual
en las demás ramas jurídicas, comprende los dos aspectos a que
se refiere la vida sindical: 1) entidad jurídica que representa a
sus afiliados, y 2) organismo que cuando se le ha reconocido la
personería gremial, ejerce esa función con respecto a los intere-
ses de la categoría profesional (por lo cual también inviste la
de los trabajadores no afiliados; arg. art. 31, inc. a).
La asociación profesional suspendida (la norma sólo se re-
fiere a la que goza de personería gremial) queda como en un
estado de hibernación, paralizada no sólo en lo que concierne a
la representación de la categoría profesional, sino a su propia
vida institucional. Si bien pueden caracterizarse las consecuen-
cias en el otro aspecto, no es tan fácil determinarlo respecto de
este último.
El ente no desaparece, no se disuelve, pero no puede ejer-
cer los actos propios de una asociación con personería gremial.
La medida no es definitiva, sino temporal; por lo común, se la
ASOCIACIONES GREMIALES DE TRABAJADORES 107
deja sin efecto cuando se normaliza la situación (anomalía que
motivó la sanción).
Durante ese lapso, como la asociación con personería gre-
mial "no inviste" la "representación gremial", no puede concer-
tar convenios colectivos a menos que se dé la situación de ex-
cepción, ni intervenir en el procedimiento de conciliación de
los conflictos colectivos, etcétera.
Como consecuencia de ello, se interrumpe la actuación de
los delegados de personal y miembros de comisiones internas
hasta que se deje sin efecto la suspensión; cesan las licencias de
carácter gremial (art. 48, ley 23.551), por lo cual dichos traba-
jadores deben reincorporarse a su empleo dentro de los 30 días
(arg. art. 215, LCT) a partir del momento de la decisión firme
que dispuso la medida (si bien se mantiene el derecho a la esta-
bilidad, ello ocurre a consecuencia de que la ley confiere esa
garantía hasta un año después de haber cesado en el ejercicio
del cargo sindical; art. 52, ley 23.551).
La medida no produce efectos sobre la vigencia de los con-
venios colectivos de trabajo, ya que la efectividad de éstos no
está condicionada a la permanencia de la personalidad recono-
cida a los entes que lo han suscripto.
La suspensión de la federación no altera los derechos que
corresponden a sus afiliados; en el caso y con relación a la ca-
pacidad de negociar el convenio colectivo, los sindicatos de
primer grado adheridos reasumen la función de negociar los
convenios en el caso que estatutariamente la hubieren delegado
(arg. art. 34, ley 23.551).
b) CANCELACIÓN. El retiro del reconocimiento del derecho
a ejercer la personería como asociación con personería gremial
(art. 56, inc. 3o), significa la pérdida definitiva del ejercicio de
los derechos a que hace referencia el art. 31 de la ley 23.551.
La disposición produce los efectos contrarios a la resolución
que reconoció la personería.
La asociación con personería gremial, en la medida en que
la cancelación sólo se refiera a este último aspecto, queda redu-
108 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

cida a una con simple inscripción y mantiene por tanto su per-


sonería jurídica.
Como consecuencia, cesan inmediatamente las funciones y
designaciones de los delegados y directivos, que quedan ampa-
rados por el régimen de estabilidad durante un año (ver § 276;
arts. 48 y 52, ley 23.551). En materia de aplicación de los
convenios, se produce el mismo efecto que en el caso de sus-
pensión: la medida no surte efectos sobre ellos.
La cancelación de la personería gremial puede disponerla
el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social en virtud de he-
chos que acrediten la pérdida de los requisitos exigidos por la
ley; así deja de revestir el carácter de "más representativa" en
el caso de que se le reconociera la personería gremial a otra.
Por lo tanto, queda como simplemente inscripta (art. 28, párr.
4o, ley 23.551).
El trámite administrativo, así como la revisión de la deci-
sión en sede judicial, tienen que ajustarse al debido proceso.
c) INTERVENCIÓN. En los casos en que la ley posibilita la
suspensión o cancelación de la personería, la autoridad de apli-
cación puede requerir a la Cámara Nacional de Apelaciones del
Trabajo la intervención de la asociación profesional (art. 56, inc.
3 o , b, ley 23.551). En ese caso ésta, transitoriamente, queda
limitada en la administración y conducción de sus negocios,
siendo sus órganos de conducción reemplazados por funciona-
rios designados por el tribunal, que ejercen las funciones con-
servatorias y de administración. Se trata de una medida de ca-
rácter transitorio, hasta tanto se regularice la situación.
En el caso de no haber dispuesto la autoridad correspon-
diente la convocatoria a elecciones, y previa intimación, la au-
toridad de aplicación puede designar un funcionario con facul-
tades para ejecutar los actos respectivos (art. 56, inc. 4o, ley
23.551). Igualmente, en los casos de acefalía de la comisión
directiva, la autoridad de aplicación puede, previa intimación,
designar un funcionario para que realice los actos necesarios
para regularizar la situación. Las decisiones que en tal sentido
ASOCIACIONES GREMIALES DE TRABAJADORES 109
adopte el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social están suje-
tas a un recurso de revisión judicial (art. 62, inc. b, ley 23.551).
d) SECESIÓN GREMIAL. La situación se produce cuando del
núcleo de una asociación (algunos autores hablan de "ennuclea-
miento") se desprende un grupo que pretende ejercer la repre-
sentación de una parte del sector (un ejemplo lo constituyó la
creación del sindicato de señaleros que se escindió de la Unión
Ferroviaria, que representaba una categoría profesional más
amplia; otro lo sería la formación de un sindicato de empresa
que se "separara" del de actividad que antes ejercía la función
respecto de ese sector). El nuevo agrupamiento tiene que cum-
plir los recaudos legales en lo concerniente al ámbito de activi-
dad y geográfico que fija la norma (arg. art. 25, ley 23.551).
El hecho no altera la calidad de la asociación, sino sólo el
marco de su representación gremial. Se "detrae" una parcela
que antes tenía. La nueva asociación no tiene derecho a soli-
citar que se le transfiera una parte proporcional de los bienes
de la otra.
De acuerdo con las reglas que fija la ley para establecer
los criterios de comparación entre el nuevo sindicato y el pree-
xistente, es muy difícil que pueda darse una situación de esta
índole. Si se trata de un sindicato de empresa y el reconocido
es de actividad, ello no es posible (art. 29, ley 23.551). Si el
nuevo es de oficio, profesión o categoría, tampoco podrá obte-
ner ese reconocimiento si el preexistente de actividad compren-
de a esos trabajadores (art. 30, ley 23.551).
e) FUSIÓN. Dentro de la amplia gama de situaciones que
pueden presentarse en la vida de las asociaciones, la ley con-
templa la posibilidad de la "fusión con otras" (art. 20, inc. c,
ley 23.551). En el caso, el ente pierde su carácter de persona,
ya se "incorpore" a otra o entre ambas constituyan una tercera,
que deberá peticionar el correspondiente reconocimiento de ins-
cripción de personería gremial (arts. 21, 25 y concs., ley 23.551).
En ambos casos, la decisión debe ser adoptada por la asamblea
(art. 20, inc. c, ley 23.551).
110 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

Una asociación puede admitir la incorporación de otra, que


perderá su personería. El patrimonio de ésta se adiciona al
propio de aquélla; sus afiliados pueden obtener el carácter de
integrantes de la aceptante y reconocérseles la antigüedad que
tenían (lo cual es necesario que esté previsto en el estatuto),
pero no puede asignárseles una categoría especial, ya que ello
constituiría una discriminación en su beneficio o perjuicio (arg.
art. 7 o , ley 23.551).
La incorporación de una asociación a otra que goza de
personería gremial, en principio, no modifica la situación de esta
última. Si aquélla también contaba con ese reconocimiento,
no puede transferirlo.
En caso de que con motivo de la incorporación, el sindica-
to adquiera una mayor capacidad representativa en un sector
geográfico o de actividad o en ambos, en el que no ejercía la
personería gremial, podrá solicitar que se amplíe el marco de
su actuación de acuerdo con el criterio que resulte aplicable
conforme a lo que establecen los arts. 21, 25 y concs., de la
ley 23.551.
El decreto reglamentario (art. 18, decr. 467/88) establece
que una asociación sindical no puede fusionarse (obviamente,
perdiendo su personería) con otra que no lo sea. La norma se
refiere a una que no esté sujeta al control del Ministerio de
Trabajo y Seguridad Social. En cambio, no vemos inconve-
niente para que proceda la fusión, si la otra se incorpora a la
asociación gremial, ya que el contralor administrativo se produ-
cirá sobre la totalidad del ente.
f) DISOLUCIÓN. Como toda asociación, puede disolverse
por voluntad de sus afiliados de acuerdo con lo que establezca
en la materia el estatuto social (también podría disolverse por
una disposición legal o judicial, como la cancelación de la per-
sonería jurídica). A tal efecto, el estatuto tiene que contener
el procedimiento respectivo (art. 16, inc. e) y las condiciones
para que tenga validez el acto de disolución (contrario al de
constitución).
ASOCIACIONES GREMIALES DE TRABAJADORES 111
Dicho acto, no sólo libera a los socios de sus obligaciones
con respecto al futuro, sino que también produce la muerte o
desaparición del ente. Por supuesto, si éste tenía "personería
gremial", la pierde.
Dispuesta la medida, como ocurre con toda asociación, és-
ta tiene que entrar en período de liquidación, procedimiento que
se regula conforme a las normas estatutarias fijadas al efecto.
La liquidación comprende la realización de los bienes y el pago
de las deudas sociales.
El líquido remanente debe ser aplicado a la finalidad esta-
blecida en el estatuto (que al efecto tiene que prever esa situa-
ción; art. 16, inc. e). En caso de que no se lo haya fijado, da-
do el carácter de una asociación profesional, sobre todo cuando
gozó de personería gremial durante un cierto tiempo y percibió
aportes, no sólo de sus asociados, sino también de otros (cuotas
de solidaridad sindical -ver § 271, b-, aunque tengan como
fundamento la prestación de un servicio), no pueden distribuir-
se entre los socios al momento de la disolución. Al respecto,
la situación de éstos es similar a la que se produce por el "retiro
individual". Los bienes deben considerarse como si fueran de
una "sucesión vacante" (arg. arts. 50 y 3588, Cód. Civil). No
es admisible en el caso, dado el carácter de la asociación, el
criterio que sostiene cierta doctrina en derecho civil, de que
el remanente de los bienes pueda distribuirse entre los asociados.
112 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAIO

CUESTIONARIO

— Distintos tipos y grados de asociaciones admitidas en el derecho posi-


tivo argentino; diferencias entre las funciones de unas y otras.
— Procedimiento para la constitución de una asociación profesional; re-
quisitos.
— Trámite administrativo para obtener la inscripción o reconocimiento de
personería gremial; requisitos, "recursos" judiciales.
— Diversos órganos de las asociaciones profesionales. Sus funciones.
— Derechos de los trabajadores (afiliados o no) frente a una asociación
profesional.
— Concepto de encuadramiento sindical; aplicación.
— Ingresos de los sindicatos; diversas fuentes. Procedimientos para su
percepción.
— Funciones que la ley 23.551 le reconoce al sindicato inscripto y al que
ejerce la personería gremial.
— Garantías sindicales: concepto, mecanismo de protección.
— Prácticas desleales. Concepto. Procedimiento para su sanción.
— Responsabilidad en materia civil y penal-administrativa de las asocia-
ciones profesionales.
— Concepto y efectos jurídicos de: suspensión y cancelación de la perso-
nería gremial, secesión gremial, fusión y disolución de las asociacio-
nes profesionales.
— Control administrativo de las asociaciones profesionales (detallar los
diversos aspectos). Sanciones administrativas. Vinculación del tema
con la policía laboral.
CAPÍTULO XVI
CONFLICTO LABORAL

§ 284. CONCEPTO. - Esta figura puede caracterizarse co-


mo un choque, una colisión (en algunos idiomas significa golpe),
una tensión que separa a dos personas o grupos que mantienen
diferencias de criterio en cuanto a determinadas cuestiones
(ideológicas, de distribución económica, interpretación de he-
chos, etc.), o entre lo que es y lo que se desea que sea. Cons-
tituye una fractura que quebranta la necesaria solidaridad de
quienes integran o deberían integrar una unidad.
El hecho no es sólo una realidad en el campo laboral, sino
propio de la vida social, en la que se presenta como un fenó-
meno general. Más aún, aquél es parte de este segundo y en-
tre ambos se dan recíprocas influencias.
Las diversas causas que separan a los integrantes de la em-
presa responden a veces a razones de orden interno, pero con
frecuencia constituyen el reflejo de otras que tienen su origen
en los ambientes en que se desarrolla su vida respectiva. A
este propósito debe destacarse que empleadores y trabajadores
integran grupos (no sólo dos) cuyos objetivos, valores, tradicio-
nes, experiencias, medios de acción, no son iguales; más aún, a
veces se oponen. Esa realidad plantea con frecuencia diversas
posiciones. La participación en una misma unidad, a su vez,
presenta facetas que favorecen la aparición de esos choques.
En primer lugar, distintas concepciones e intereses respecto del
reparto, no sólo en el orden de lo económico, sino de presti-
gio, mando, satisfacciones, etcétera. Esa oposición de intereses,
también se suele poner en evidencia en el plano de lo ideológi-
114 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

co y lo material. En este último, el empresario desea, por lo


común con un afán de eficiencia, reducir el costo de la produc-
ción y aumentar la productividad, por lo cual se muestra parti-
dario de un sistema de relaciones de carácter paternalista, en el
que él es el "padre" que dirige. Pretende mantener su posición,
su comodidad, todo lo cual lo hace proclive a conservar el sta-
tu quo.
Los trabajadores, en cambio, con el apoyo del sindicato,
reclaman aumento de salarios, reducción de la jornada de labor,
vacaciones, ventajas sociales, etc., todo lo cual aumenta el "pre-
cio del salario", por lo tanto, el costo de la producción. Sue-
len aceptar los beneficios de la productividad en la medida en
que mejoran las condiciones de trabajo y las posibilidades de
progreso.
En lo ideológico, la gerencia, por lo común, es partidaria
del mercado libre, de la libre empresa, de un sistema de liber-
tad sindical absoluta. En este orden de ideas, la organización
social y jurídica asegura muchas veces la función económica de
la empresa, pero no tanto la de carácter social. Los trabajado-
res, por su parte, se apoyan en el dinamismo de una ideología
democrática; no aceptan prerrogativas de carácter dictatorial, ni
monárquico; pretenden participar ellos mismos.
La integración del trabajador a la empresa y la acción sin-
dical, a menudo es una materia que suscita conflictos. Provoca
lealtades encontradas. A la asociación profesional le interesa
la situación de los trabajadores de la actividad, para lo cual
tiende a obtener convenios de esa índole que aseguren una cierta
uniformidad. Los empleadores se preocupan más por el con-
trato y la relación individual. Hay divergencias de intereses,
preocupaciones, aspiraciones, que se agigantan en las grandes
empresas.
Estas diferencias, por supuesto, no justifican la lucha de
clases y menos aún la violencia como único recurso para conci-
liar intereses opuestos. Lo que sí exigen es una discusión fran-
ca de esos problemas, cuya magnitud no debe ser subestimada.
CONFLICTO LABORAL 115
La vida, de la cual participa la relación laboral, está hecha
de compromisos y adaptaciones. No hay que olvidar que entre
ambos sectores existen intereses convergentes, que se oponen a
los otros divergentes que se dan en el terreno del reparto.
En el ambiente laboral se dan no sólo fuerzas centrífugas
como las descriptas, que desvían la simpatía y la inteligencia del
trabajador de la empresa y la polarizan hacia otros centros de
interés ajenos a ella, sino también centrípetas; éstas tratan de lo-
grar un clima de confianza, justicia en las relaciones, participa-
ción, etc., que recrean las condiciones necesarias para asentar
las bases de un entendimiento fructífero: aumento de la produc-
tividad que beneficia a la comunidad y permite una mayor dis-
tribución entre los miembros de la empresa, una forma de rela-
ciones que facilita la humanización de sus miembros.
El conflicto laboral está influido por el social y, a su vez,
es su caja de resonancia. Investigaciones sobre conflictos sur-
gidos en empresas de países industrializados, han llevado a la
conclusión de que muchas de sus causas, quizá las más impor-
tantes, eran de carácter extraempresario: ideológicas, frustra-
ciones experimentadas en la vida social, incertidumbre acerca
del futuro, no acceso al perfeccionamiento cultural, aumento del
costo de vida, etcétera. A ello se suman las propias que sur-
gen del ámbito laboral. Esa realidad exige que se considere el
conflicto tal cual es. Con prescindencia de si en el plano de la
vida social es una enfermedad, un hecho negativo que produce
un desequilibrio (un choque interno y extenuante) que daña al
grupo (suspensión de la comunicación entre las partes contra-
puestas) o, como sostienen otros, un elemento esencial en la
formación del grupo y en la persistencia de él (facilita la fija-
ción de sus fronteras, su identidad, sus cauces demarcatorios,
etc.), lo cierto es que se trata de un hecho real y de nada sirve
desconocerlo. No puede proyectarse una política que lo igno-
re; aunque negativo, se lo tiene que tomar en cuenta y hay que
establecer medios para contrarrestar sus efectos disociadores.
En cierta manera, las tensiones que provoca el fenómeno
son consecuencia de un régimen de libertad, aunque el que-
116 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

brantamiento de la necesaria solidaridad entre las partes es una


constante generalizada en todo sistema. Si el hecho no se ma-
nifiesta de una manera explosiva, puede que el conflicto se
mantenga latente bajo "módulos" no muy visibles en el exte-
rior, pero no por ello deja de constituir una "fractura" de la so-
lidaridad. Provoca en el campo laboral una "separación, un
enfrentamiento" que no siempre se traduce en medios de acción
directa (huelgas, etc.); a veces, se mantiene en el plano de la
subjetividad: "retiro de colaboración individual", no darse, re-
traerse, no apoyar la tarea común.
Por lo tanto, se impone distinguir el conflicto en sí, de sus
causas y sus manifestaciones. Puede darse el primero sin que
se lo exprese a través de acciones exteriores; se mantiene en el
plano de lo subjetivo, retiro de apoyo -no colaborar-, pero no
por ello deja de ser una quiebra de la solidaridad (trabajar jun-
tos, para alcanzar un objetivo común, en el caso de la empresa,
realizar un servicio a la comunidad mediante la producción de
bienes y servicios que alimenta un sistema de provisiones; ver
§ 2).
Desde el punto de vista de algunas concepciones políticas,
se considera que el conflicto social es el motor del progreso de
la humanidad, en la medida en que destruye un "orden" (capi-
talista) que conspira contra el desarrollo del hombre. Por lo
tanto, en cuanto facilita la aniquilación de ese "engendro", es
positivo. Pese a la modificación de ciertas causas que según
esas doctrinas provocan el desequilibrio y muestran las contra-
dicciones del sistema social -propiedad privada de los bienes
de producción-, los conflictos no desaparecen. Si bien se pro-
mete un mundo idílico tras uno o dos siglos de preparación, la
experiencia no muestra en este aspecto un gran avance en la ma-
teria, lo cual acaso se explica por el hecho de que el conflicto
es connatural al hombre, que tiene que luchar (y empeñar en
ello su responsabilidad) para transformar las estructuras socia-
les en otras más humanas, pero sin que ello le permita construir
un paraíso terrenal en el que se dé una plena y total armonía.
Esta transformación de las estructuras sociales sólo tiene senti-
CONFLICTO LABORAL 117
do en la medida en que haya un cambio efectivo, real, en el co-
razón de los hombres que le dan vida a aquéllas.

§ 285. TIPOS DE CONFLICTOS LABORALES. - Según sus dis-


tintos aspectos (causa, intereses comprometidos, personas im-
plicadas, etc.), los conflictos laborales pueden clasificarse de la
siguiente manera:
a) INDIVIDUALES Y COLECTIVOS. La distinción responde al ca-
rácter del titular de los intereses comprometidos que provocan
la fractura, el choque. Si por parte de los trabajadores (del lado
de la empresa, por lo común lo es del empleador) se lesiona
el interés de uno de ellos, el conflicto es individual (p.ej., falta
de pago, no reconocimiento del derecho a un aumento, no goce de
vacaciones, etcétera). Aunque pudiera haber varios empleados
en las mismas condiciones (p.ej., cuando se provoca un despido
conjunto, etc.), el choque mantiene el mencionado carácter (algu-
nos autores hablan en este caso de un conflicto de carácter plu-
riindividual). El número de trabajadores (cantidad) alcanzados
por el fenómeno, no altera el carácter (cualidad) del conflicto.
En cambio, cuando el interés lesionado (o que se considera
tal) no es el de uno o varios trabajadores, sino el de toda una
categoría profesional, el conflicto se considera que es colectivo
(p.ej., las acciones realizadas por un empleador o grupo de em-
pleadores -el hecho no lo hace variar- para impedir la forma-
ción de un sindicato, la inscripción a él, la persecución de los
delegados de éste, etcétera). En el caso, no es el interés de
uno o varios empleados el que se considera lesionado, sino el
de la totalidad.
Un conflicto que pudo originarse como individual -dife-
rencia entre la empresa y uno o varios trabajadores- puede con-
vertirse en colectivo, en la medida en que el grupo considere
que a través de él se viola, no sólo un derecho subjetivo del o
de los directamente afectados, sino también uno propio (el hecho
suele ocurrir cuando se toman medidas contra dirigentes sindi-
cales, delegados de personal, etcétera).
1 18 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

Con frecuencia, en virtud de la solidaridad de los trabaja-


dores, conflictos que son de naturaleza individual se transfor-
man en colectivos; con razón o sin ella, el grupo o sus dirigen-
tes consideran que la "cuestión" trasciende el ataque a uno de
los miembros del sector y lesiona a todo el conjunto que, si no
reacciona debidamente, puede ser "desmantelado" poco a poco.
La clasificación tiene importancia para determinar el orga-
nismo que debe intervenir en la composición del conflicto que
se ha traducido en medidas de acción directa. Si es de carácter
colectivo (sea de intereses o de derecho, ver § 285, b), intervie-
ne el órgano administrativo laboral que, previa su calificación
como tal, actúa a fin de "acercar" a las partes (ver § 290, b, 2).
Si fuera individual, la intervención de dicho órgano administra-
tivo se limita a tratar de lograr una conciliación, ofrecer fórmu-
las de arreglo y, en su caso, homologar los acuerdos a que lle-
guen las partes (art. 15, LCT). Por lo común, el trabajador
actúa en esos casos en sede administrativa, con el apoyo del
sindicato que lleva la cuestión a ese nivel, a fin de conseguir
una solución amigable.
El conflicto individual de derecho, en la medida en que no
degenera en uno de carácter colectivo, aunque el trabajador ob-
tenga el apoyo sindical que al efecto le brinde asesoramiento y
asistencia jurídica, es de competencia del juez. Cuando es de
intereses (pues el trabajador quiere modificar la norma vigen-
te), no tiene ya órgano de composición indicado por ley; en el
caso, el organismo administrativo sólo puede actuar a modo de
conciliador, de mediador y, si las partes así lo disponen, como
arbitro.
b) DE DERECHO Y DE INTERESES. El enfrentamiento corres-
ponde a una u otra especie, según que la cuestión que se debate
y que lo provoca se refiera a la interpretación de una norma le-
gal preexistente (que una de las partes, de ordinario los trabaja-
dores, aunque también pueden ser los empleadores, considere
que ha sido violada, por lo cual solicita su reconocimiento) o a
la creación de otra nueva. Mientras en un caso (de derecho) la
CONFLICTO LABORAL 119

discrepancia versa sobre una disposición, ya de carácter consti-


tucional, legal, reglamentario -dentro de su ámbito- convencio-
nal, ya colectiva o privada, o concerniente a usos y costumbres,
en el otro (de intereses), una de las partes trata de crear nuevas
condiciones, para lo cual se requiere modificar la actual trama
normativa (obtener nuevos derechos, salarios, horarios, etcétera).
El conflicto de intereses es de competencia del organismo
administrativo laboral. La materia en discusión -creación de
nuevas normas- no puede ser resuelta por el Poder Judicial.
En cuanto al de derecho, debe ser planteado ante el juez com-
petente que frente a la diversidad de interpretación de ella, tie-
ne que aplicar (actuar) la norma preexistente al caso en cuestión.
A pesar de ese criterio de clasificación, y dada la eficaz
función conciliatoria que cumple la autoridad administrativa la-
boral, es frecuente que conflictos colectivos de derecho sean
planteados a ese nivel. Esa situación ha sido legalizada, quizá
no con mucha ortodoxia desde el punto de vista técnico, por la
ley 16.936 (art. I o ), que admite que cuestiones de esa índole
puedan ser deducidas ante el Ministerio de Trabajo y Seguridad
Social, a fin de que se arbitren los mecanismos necesarios para
llegar a una solución del conflicto, ya por vía de la concilia-
ción o, en su caso, del arbitraje, lo cual no obsta para que las
partes sometan la cuestión al juez competente.
c) SEGÚN EL ORIGEN DE LA CAUSA. De acuerdo con la clase
de la relación que ha dado motivo a la cuestión que provoca el
quebrantamiento, éste puede ser de carácter laboral o extralabo-
ral. No obstante su origen, en algún caso ajeno a la empresa,
repercute sobre ella, a través de medidas que enrarecen el cli-
ma de colaboración y amistad (a veces entre los mismos traba-
jadores) que debe haber en ella, o de las medidas calificadas
como de acción directa.
La causa más común es la que se origina en diferencias
que se producen en el seno de la relación entre trabajadores y
empleadores (obrero-patronal), cualquiera que sea la materia
que la suscite (condiciones de trabajo, desinteligencias surgi-
120 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

das) y el interés afectado (individual o colectivo). Sin embar-


go, el panorama de conflictos con referencia a medidas de ac-
ción directa no se agota en esa realidad.
Con frecuencia, la paz empresarial se ve afectada por he-
chos que tienen su razón de ser en causas originadas en situa-
ciones que se dan en otros ámbitos, en algunos casos referidos
-aunque no a la empresa- a algunos que están relacionados con
la prestación laboral (sindicatos), pero en otros, extraños (moti-
vados en razones de distinta óptica, concernientes a la política
interna o internacional, etcétera).
Algunos conflictos que alteran la paz laboral tienen su ori-
gen en las relaciones que se dan entre sindicatos (se los califica
de intersindicales). En la mayor parte de los casos, se relacio-
nan con problemas de representación, en la que se da una cierta
forma de lucha para ampliar el ámbito, geográfico o de activi-
dad, en que la asociación profesional ejerce su acción. Si el
"nuevo campo" no está ocupado, sólo pueden plantearse dife-
rencias con otro que también desee extender su acción; en cam-
bio, cuando ya lo está, se plantea una lucha que repercute sobre
la acción laboral. Ejemplos de esta índole se han dado con
frecuencia, sobre todo en sectores cuya representación en los
últimos años, en la Argentina, planteaba cierta "confusión". Así
se han provocado cuestiones entre la Unión Obrera Metalúrgica
(UOM) y SMATA (mecánicos) y entre la primera y ASIMRA
(personal de supervisores), ya que no siempre en la representa-
ción reconocida se ha determinado con precisión el "límite ju-
risdiccional", con lo cual en la práctica se han dado sectores de
actividad (como la industria automotriz) en que los dos prime-
ros sindicatos indicados "coincidían".
En otros casos, no se trata de un problema de lucha por
ampliar el ámbito de acción, sino de defensa de derechos. En
la primera mitad de la década de 1960 un conflicto vinculado
con la jerarquización funcional atribuida al personal de cubierta
y al de ingenieros de las unidades navales (que este segundo
consideró lesivo de sus derechos), paralizó la flota mercante ar-
gentina.
CONFLICTO LABORAL 121
Entre los años 1973 y 1975, problemas de representación
sindical llevaron a que algunas asociaciones profesionales, en
defensa de su supervivencia como tales, impusieran medidas de
acción directa ante la posibilidad de que por resolución admi-
nistrativa se les redujera el ámbito de representación.
Esta clase de conflictos tiene, por lo común, un mayor
campo de acción en el régimen de pluralidad sindical que en
el de unidad (ver § 77, f). Como el ámbito de representación,
de acuerdo con el primer sistema, se obtiene mediante la ac-
ción sindical que obliga al empleador a reconocer a una asociación
como agente de contratación (aunque a veces existen procedi-
mientos para que la cuestión se ventile a través del examen del
número de afiliados o que los trabajadores decidan por uno u
otro sindicato; tal el caso de la ley Wagner en Estados Unidos
de América), se ofrecen mayores perspectivas de rozamiento en
el intento de "copar" otro sector. En cambio, en uno de uni-
dad, en que el reconocimiento se obtiene a través de una reso-
lución administrativa que tiene que sujetarse a ciertas pautas
objetivas (número de afiliados cotizantes), disminuye la posibi-
lidad de conflictos de esta naturaleza. No obstante, se dan ca-
sos en que una asociación intenta, mediante la firma de un con-
venio colectivo, ir más allá de su ámbito natural para conseguir
nuevos trabajadores o afectar a otros que corresponden a una
representación ajena, y ello plantea cuestiones que se traducen
en la alteración de la paz laboral, la "separación" y los choques
entre grupos de trabajadores.
En otras circunstancias, el origen de la cuestión no está en
una disparidad que se produce entre distintos sindicatos, sino
en el seno mismo del que ejerce la representación (se los califi-
ca de intransidicales). Es una lucha intestina que trasciende el
ámbito de la asociación y se proyecta en el seno de la empresa.
Por transferencia, es la propia empresa la que recibe el impacto
del choque.
Un ejemplo típico de esta clase de conflictos lo constitu-
yen las llamadas "huelgas salvajes", en las que un grupo in-
DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO
122
terno, a veces los mismos delegados de empresas de cierta
importancia, se alzan contra las autoridades del sindicato; para
demostrar su poderío y capacidad de lucha, paralizan el trabajo
o provocan deterioros en su prestación.
Aunque con menos frecuencia, pueden darse también con-
flictos originados en desavenencias que se producen en el ám-
bito de las relaciones entre los empleadores, ya a nivel de la
propia representación (intraempleadores) o de otra (interemplea-
dores). En general, éste puede manifestarse a través del apoyo
de medidas que tiendan a obtener la solidaridad de algunos
grupos de trabajadores o en contra de los empleadores ad-
versarios.
En los casos estudiados, el origen del desequilibrio corres-
ponde a una causa vinculada por lo menos a sectores relaciona-
dos con la prestación laboral, aunque el verdadero motivo quizá
sea otro, como las cuestiones de intereses partidistas, la aspira-
ción a liderazgos personales, aunque se disfracen con motivacio-
nes de ese carácter, en especial en las calificadas de intrasindica-
les e intrapatronales. En cambio, en otros, el motivo responde
a razones ajenas a ese ámbito, como ocurre en las llamadas huel-
gas (y su antecedente, el conflicto) de carácter político, en las
que un sector, para ganar apoyo, se vale de la presión que ejer-
ce sobre otro (de ordinario, empleador u opinión pública), para
decidirlo a su favor.
La importancia de estas clasificaciones radica en la deter-
minación del carácter y naturaleza del conflicto y, en conse-
cuencia, si constituye o no ejercicio legítimo del derecho cons-
titucional de huelga. Si el litigio tiene su origen en una causa
obrero-patronal, es evidente -con prescindencia de que se la
exprese o no por los cauces legales- que la presión que se ejer-
ce es contra alguien (empleador, empleado) que está implicado
en la cuestión (aunque el conflicto proyecte sus efectos más
allá de él y lo sufra la comunidad global: falta o disminución
de la producción, molestia social, etcétera). En cambio, en los
otros, el medio utilizado es un elemento de presión para inducir
CONFLICTO LABORAL 123
al empleador, grupo de empleadores o de trabajadores, a que
apoyen a un sector en una cuestión que les es ajena, por lo cual
aquéllos no pueden darle solución, ya que son extraños (a ve-
ces el movimiento tiende a influir en la opinión pública).
El ejercicio del derecho de huelga, tal como lo reconoce el
art. 14 bis de la Const. nacional, sólo tiene sentido cuando
constituye un medio de defensa ejercido en una huelga de ca-
rácter obrero-patronal, no así en los demás casos. Este juicio
se limita a determinar que este conflicto no es laboral; no sig-
nifica que -sobre todo en el caso de los políticos y dadas cier-
tas y determinadas circunstancias de excepción- no sea legíti-
mo desde el punto de vista moral. Lo que se afirma es que no
es de trabajo y, por lo tanto, no puede aplicársele el tratamiento
propio de éste.

§ 286. CONFLICTOS Y CONTROVERSIA. - Algunos autores -no


siempre coinciden en el sentido de dichas expresiones- distin-
guen bajo ambas designaciones las formas conflictuales, según
se encaucen o no a través de un procedimiento de conciliación
o de entendimiento entre las partes que pueda llevar el diferen-
do a una solución. Dicha distinción, que ha sido recogida por
algunas legislaciones, tiene su origen en la ley italiana del 3 de
abril de 1926. La expresión conflicto, según algunos autores,
correspondería al distanciamiento que se produce entre las par-
tes en razón de una distinta interpretación de los hechos, cir-
cunstancias, concepciones respecto de la realidad, modos de
considerar la distribución del poder, de las fuerzas, de la renta
producida en la actividad desarrollada, etcétera. Cuando el con-
flicto no logra ser encauzado y lleva a la lucha abierta, el en-
frentamiento se convierte en controversia. La cuestión adquie-
re importancia -como línea divisoria- en los países en los que
no se admite esta última forma de defensa de los intereses, por
lo que obligan a las partes enfrentadas a resolver en forma ar-
mónica sus diferencias dentro del sistema, ya sea a través del
procedimiento de conciliación, arbitraje obligatorio u otro mo-
do de composición del conflicto (ver § 287 y 290, b, 2).
124 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

§ 287. SISTEMAS DE SOLUCIÓN DE LOS CONFLICTOS. - Puesto


que éstos lesionan la paz laboral y repercuten en el contorno de
la comunidad global por su importancia y trascendencia, merecen
ser considerados como un problema que interesa, no sólo a los
que directamente se ven afectados por él, sino a toda la comu-
nidad.
A este fin, se han ideado distintos medios para lograr la
composición (solución) del litigio o, por lo menos, para evitar
sus repercusiones en las prestaciones laborales. Existen, al
efecto, sistemas de carácter administrativo y jurisdiccional, a
través de los cuales se intenta establecer bases de conciliación,
a nivel de los propios interesados o de un tercero (arbitro o
juez), que ante la imposibilidad de lograr el acuerdo suple la
voluntad de aquéllos.
En la esfera administrativa se destaca el procedimiento
de conciliación como el más común. El órgano estatal trata de
acercar a las partes, mantener o, en su caso, restablecer el diá-
logo, para poder encontrar todas las vías de solución posibles.
A su vez, actúa como "puente" en una vía de comunicación que
ha quedado maltrecha.
En la materia, la conciliación es uno de los medios más efi-
caces que posee el Estado para lograr la paz laboral, procedimien-
to que conviene realizar a través de un organismo especializado
que cuente con personal idóneo y preparado al efecto, no sólo
en derecho del trabajo, sino también en economía, relaciones
laborales, humanas, etc., ya que la naturaleza de las cuestiones en
juego exige una habilidad natural y unos conocimientos técni-
cos que superan la "buena voluntad". Como lo ha destacado
la OIT, no conviene que tales funciones sean ejercidas por el
personal encargado de controlar el cumplimiento de las normas
laborales (inspector del trabajo) y a quien se lo suele conside-
rar defensor del trabajador, lo cual pone en tela de juicio su
imparcialidad.
Dicha actuación se realiza acerca de conflictos individuales
y colectivos, aunque los segundos son los que más preocupan.
CONFLICTO LABORAL 125
En cuanto a los primeros, la actuación administrativa constitu-
ye un medio eficaz para llegar a solucionar el desencuentro, sin
necesidad de tener que recurrir al estrado judicial. Esa clase
de acción del organismo administrativo (que por lo común es
más importante en el interior del país, aun en los grandes cen-
tros, que en el Gran Buenos Aires) es de fundamental impor-
tancia en los distritos alejados de la sede del tribunal y de los
lugares de residencia de los técnicos (abogados), a los que se
tiene que recurrir para promover la acción judicial.
Próxima a la figura de conciliación está la de mediación,
en la que la acción de la administración laboral es mayor. No
sólo actúa como "puente", sino que "media", a través de la pro-
posición de fórmulas conciliatorias. Desde el punto de vista
práctico, es difícil establecer una distinción entre ambas clases
de acción, ya que con el fin de lograr el objetivo, se tiene que
recurrir, no sólo a brindar a las partes en disputa la posibilidad
del diálogo, sino también a ofrecerles soluciones alternativas.
En nuestro ordenamiento positivo, la ley 24.185 (ver § 336) que
regula el procedimiento de negociación colectiva en el ámbito
de la Administración Pública federal, hace mención a la figura del
mediador; establece la confección de una lista de personas pro-
puestas por las partes, para ejercer ese rol. Por su parte, el art.
13 de la ley 25.013 establece que el Ministerio de Trabajo y
Seguridad Social, previa consulta con la representación de las par-
tes sociales, constituirá un servicio de mediación y arbitraje para
intervenir, a requerimiento de partes, en conflictos colectivos.
Otro procedimiento es el arbitraje. Cuando ni por el tra-
tamiento directo ni por la mediación se puede lograr el aveni-
miento, la posibilidad que resta es la de ofrecer (y, en su caso,
en atención a los intereses en juego, imponer) que el litigio lo
resuelva un tercero que supla (mediante un laudo) la voluntad
de las partes que no han podido ponerse de acuerdo.
Se distingue entre el llamado arbitraje facultativo y el obli-
gatorio. En el primero, son los mismos interesados, por sí o a
instancias de la autoridad administrativa o judicial, los que re-
suelven someter el litigio a la decisión del tercero. En el ca-
126 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

so, el laudo suple el frustrado convenio colectivo o individual.


Las partes proponen los puntos que deben ser solucionados en
el laudo y, en su caso, la prueba que debe producirse a fin de
acreditar su derecho.
En cambio, en el obligatorio, no son ellas, sino la autori-
dad pública (Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, según la
ley 16.936) la que decide -ante la imposibilidad de que los in-
teresados den directamente solución al conflicto o por lo menos
a la alteración de la prestación laboral- que la cuestión se re-
suelva por el citado procedimiento. Si aquéllos no se ponen
de acuerdo sobre los puntos en discusión, así como sobre las
pruebas que consideran necesario producir para acreditar su de-
recho o intereses, los fija la autoridad pública.
- En ambos casos, el laudo obliga a las partes como si se
tratara de un acuerdo concertado (las leyes 14.786 y 16.936 le
dan carácter de convenio colectivo; ver § 290, b, 2 y 3).
En algunos países se adopta como solución la vía judicial.
El juez, individualmente o presidiendo un tribunal colegiado,
integrado a veces por representantes de las partes, actúa como
conciliador, mediador y, en su caso, como arbitro. En otras le-
gislaciones se integra un tribunal "judicial" con la presidencia
de un funcionario administrativo y representantes de las partes
en disputa (corresponden a lo que en ciertos países del Pacífi-
co, como México y Ecuador, se denomina Junta o Tribunal de
Conciliación y Arbitraje).
Se discute la conveniencia del sistema judicial para lograr
la solución de conflictos de intereses, ya que de ordinario el
magistrado carece de competencia técnica para resolver la cues-
tión que depende de múltiples circunstancias de orden econó-
mico, histórico, etcétera. Su formación jurídica, que lo ha
acostumbrado a decidir contiendas en que se discuten la razón
de una y otra parte en orden a la aplicación de derechos pree-
xistentes, no siempre le da la autoridad necesaria para resolver
conflictos en los que se plantean problemas de otra naturaleza.
Ello no impide que el juez, por su personalidad, prestigio, co-
CONFLICTO LABORAL 127
nocimientos, pueda actuar como arbitro eficaz al que las partes
recurren, pero tales situaciones de carácter individual no signi-
fican que todos los jueces tengan "competencia" para hacerlo.
En algunas legislaciones se suele recurrir también a otra
clase de soluciones: los grandes conflictos que afectan a la eco-
nomía o seguridad nacional son sometidos a la decisión del
Parlamento, que los resuelve por medio de una ley especial (a
veces, no sólo dispone la fijación de condiciones de trabajo, si-
no la nacionalización o incautación de determinados bienes).
La Constitución nacional (art. 14 bis), dentro de la decla-
ración de los derechos sociales (en el caso, a favor de los gre-
mios, es decir, de la comunidad de trabajo), garantiza el de "re-
currir a la conciliación y al arbitraje". La disposición, de neto
carácter programático, debe ser reglamentada por ley (en el ca-
so, lo ha sido en el orden federal, a través de las leyes 14.786 y
16.936; ver § 290, b, 2 y 3).

§ 288. RECURSOS DE ACCIÓN DIRECTA DE LOS TRABAJADORES.


Como se ha indicado, hay que distinguir entre el conflicto la-
boral en sí (ruptura, quebrantamiento sufrido en la relación), de
sus consecuencias externas, a través de las manifestaciones que
motiva (falta de colaboración, desánimo, paralización de la
tarea, etcétera). Estas últimas se denominan "medios" o "re-
cursos de acción directa", ya que por medio de ellos el grupo
trabajador, en un procedimiento de autotutela, intenta defender
su posición que considera lesionada por un desconocimiento
del empleador, y a tal efecto, lo presiona para vencer su resis-
tencia. Se designan así los que adopta el grupo de trabajado-
res o los que contra él ejerce el empleador o los empleadores
(contrahuelga, etc.); no se asimilan a ellos los que en defensa
de su derecho adopte, tal vez, un trabajador, o los que se adop-
ten contra él. En el primer caso, se trata de un medio colecti-
vo; en el segundo, individual.
Por lo común, cuando la norma se refiere a estos recursos,
hace mención a los que tienen como actor o como sujeto pasivo
128 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

directo al grupo; por lo tanto, excluye la consideración de los


de carácter individual.
Dentro de las figuras a que han recurrido cada una de las
partes en su acción de autotutela para presionar a la otra (en
forma pacífica o violenta), se distingue en primer lugar, quién
la ejerce: a) trabajadores, y b) empleador o empleadores; des-
pués, la clase de medidas adoptadas (que recaen sobre la rela-
ción y prestación laboral). En algunos casos, interrumpen la
ejecución de la prestación contractual (huelga-contrahuelga); en
otros, su efecto se reduce a producir algún deterioro de aquélla
(trabajo a reglamento, a desgano, retiro de colaboración) que se
mantiene. En otros casos, las consecuencias no se manifiestan
sobre las obligaciones de cumplimiento laboral, sino sobre otros
aspectos de la relación, especialmente las que se refieren a los de
carácter ético (lealtad, colaboración, etc., que se ven afectadas
por boicoteos, listas negras, etcétera).

§ 289. HUELGA. - Se considera que la misma es la "abs-


tención colectiva y concertada de la prestación laboral". Cons-
tituye una medida adoptada por un grupo (lo cual excluye las de
carácter individual) que interrumpe la prestación laboral.
La huelga ha obrado como una poderosa arma de lucha a
fin de lograr conquistas, o a veces, con más propiedad, recon-
quistas de "derechos sociales"; ante la oposición del sector em-
pleador, se recurrió a medidas de esa índole, acompañadas con
manifestaciones de violencia, ocupación de fábricas, destruc-
ción de maquinarias, etcétera.
En la medida en que se desarrolla el derecho del trabajo,
ya sea en su aspecto legislativo que asegura el reconocimiento
de ciertos derechos mínimos y obliga a las partes a conciliar
sus diferencias, y en especial, debido al florecimiento del sindi-
calismo, pierde sentido considerar la huelga como el único me-
dio eficaz de defensa de los trabajadores. Sin duda, pudo ha-
berlo sido en el siglo xix y en las primeras décadas de éste.
En la medida en que se da un desarrollo armónico de las aso-
ciaciones profesionales, ha dejado de ser "el medio", ya que
CONFLICTO LABORAL 129
existen hoy muchos otros. Entre ellos adquiere especial rele-
vancia la acción del sindicato (grupo de presión) como repre-
sentante de los intereses de los trabajadores; esta vía puede ser
la más apta para la obtención del reconocimiento de determina-
dos derechos, con un menor costo social, humano, económico,
no sólo para los trabajadores, sino también para toda la comu-
nidad.
Por lo tanto, hay que distinguir el fenómeno de la huelga
como instrumento de autotutela, según las diversas etapas
vinculadas al desarrollo del sindicalismo y de la legislación la-
boral estatal, especialmente la que concierne al procedimiento de
conciliación y a la conciencia social. Lo que antes pudo haber
sido el "arma eficaz", se ha convertido hoy en un medio al que
se tiene que recurrir en "última instancia", fracasados todos
los demás que ofrece el diálogo en una comunidad pluralista.
Desde el punto de vista histórico, la huelga ha recorrido
etapas similares a las del desarrollo del sindicalismo. En una
primera se la consideró un hecho delictivo, en la medida en que
se oponía al libre juego de las fuerzas del mercado (considera-
da ésta como una regla fundamental). Todavía algunas leyes
penales consideran la huelga como delito, lo cual no debe con-
fundirse con la represión de las acciones que violen la libertad
de trabajo.
Se alcanzó una segunda etapa cuando se desincriminó el
fenómeno desde el punto de vista penal, de manera que se la
aceptó como un medio de defensa que no constituye delito a
ese orden, aunque desde el punto de vista civil (laboral) se con-
sidera que produce la resolución de la relación contractual (co-
mo sanción de incumplimiento). Esta consecuencia, sin duda,
conspira contra el ejercicio de un derecho; los trabajadores que
se pliegan a un movimiento de esa índole no tienen intención
de extinguir el contrato, sino sólo lograr mejores condiciones de
trabajo.
En una tercera etapa, la doctrina acepta que la huelga no
produce el efecto disolutivo de la relación, sino sólo la suspen-
sión de las obligaciones de cumplimiento. El trabajador que
130 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

se pliega a ella queda legitimado en su actitud de no prestar el


débito laboral; no constituye un incumplimiento contractual
(como ocurriría si no actuara de ese modo, por decisión propia;
la huelga es una medida "colectiva" del grupo, no individual).
En esta fase del proceso de evolución, ciertas legislaciones
establecen algunos requisitos para el ejercicio de la huelga:
agotamiento de un período previo de "enfriamiento", finalidad
laboral, prohibición de su ejercicio cuando el conflicto es so-
metido al arbitraje, etcétera. Como ocurre con todo derecho,
no es absoluto, por lo cual está condicionado por las leyes que
lo reglamentan en la medida en que sean razonables, es decir,
que no lesionen su ejercicio legítimo, que debe resultar compa-
tible con el de los otros derechos que también tienen acogida
en la Constitución nacional (en especial la justicia, el bien co-
mún, el orden interno).
La Constitución nacional (art. 14 bis, párr. 2o) reconoce la
huelga como derecho de los gremios, así como el que éstos tie-
nen de "recurrir a la conciliación y al arbitraje".
De acuerdo con esa disposición, ha quedado claro que no
se trata de un derecho del trabajador (individual), sino del gru-
po. Sin embargo, hay una cierta contradicción entre esa norma
constitucional y la reglamentación del citado derecho. Mien-
tras aquélla se refiere al gremio, ésta, de ordinario, hace mención
del sindicato con personería gremial. La diferencia tiene espe-
cial importancia.
El primero es un concepto que abarca la totalidad de los
trabajadores de una categoría o conjunto de ellos de una deter-
minada zona. Por tanto, un grupo -aunque no constituya la
totalidad de los empleados- puede ejercer el mencionado dere-
cho. Cierta doctrina, para determinar hasta qué punto un con-
junto está legitimado para declarar la huelga, exige que obtenga
una "adhesión generalizada". Quizás en el caso se confunda
el hecho en sí -declaración de la huelga-, con el de su acepta-
ción práctica (no ir a trabajar). Por tanto, habrá o no ejercicio
legítimo del derecho, con prescindencia del grupo que adoptó
CONFLICTO LABORAL 131
la medida, según el éxito que ella obtenga. Si la decisión "no
es acatada" por la mayoría, aunque puede serlo por parte de
aquellos que intervinieron en la deliberación que llevó a su de-
claración -porque cambiaron de opinión o porque fueron pre-
sionados-, el hecho no constituye ejercicio de un derecho; por
lo tanto, quienes al no prestar su débito laboral han cumplido
con la decisión adoptada por el grupo, violan su obligación de
carácter contractual y pueden ser "sancionados".
Ello ha hecho que se considere más lógico y práctico, en
cuanto permite lograr mayor certeza -dentro de las posibilida-
des respecto de determinaciones en las que intervienen gran nú-
mero de personas-, que se atribuya tal función al sindicato.
No se trata de que un grupo -puede ser una coalición, por lo
tanto de carácter transitorio- adopte la decisión, sino de que
lo haga a través de una asociación profesional (que podría defi-
nirse como el gremio jurídicamente organizado) y por intermedio
de sus órganos estatutarios. En este caso, adoptada la medida,
el hecho de que ella -por diversas razones- no reciba adhesión
podrá ser factor decisivo para que el movimiento pierda fuerza
y obligue a la institución que lo ha decretado a que lo deje sin
efecto, pero no convierte a quienes, por solidaridad con el gru-
po, han "acatado" la decisión, en incumplidores de sus obliga-
ciones contractuales.
No sólo se distinguen así las etapas de deliberación, toma
de decisión y ejecución de ésta (propias de cualquiera de carác-
ter grupal), sino que se facilita el conocimiento de quien la ha
resuelto y da mayores probabilidades de seguridad y certeza del
hecho.
En el estatuto de las asociaciones profesionales debe figu-
rar, como requisito fundamental, la determinación de las "auto-
ridades y procedimientos para la adopción de medidas de acción
directa" (art. 16, inc. i, ley 23.551; ver § 262). La ley 14.786
ha tratado de evitar la referencia al titular del derecho de huel-
ga; al efecto ha mencionado a las "partes" (arts. 2 o , 3 o y concs.);
la ley 16.936, que también utiliza esa denominación (arts. 4 o y
132 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

8°), hace expresa referencia a las sanciones que corresponden


"con relación a la personería jurídica o gremial de las respecti-
vas asociaciones involucradas" (art. 9o, párr. 3o). Éstas están
previstas respecto de las asociaciones gremiales (art. 58, inc. 3o,
ley 23.551), que facultan al Ministerio de Trabajo y Seguridad
Social a peticionar judicialmente la suspensión o cancelación
del reconocimiento de la inscripción o personalidad gremial, o
su intervención (§ 280, e, y 283, a, b y c).
En la práctica, como las partes no pueden efectuar una me-
dida de acción directa sin haber observado el período obligato-
rio de conciliación (art. 8o, ley 14.786), y a éste sólo pueden
acudir los sindicatos con personería gremial (que, por otra par-
te, son los únicos con capacidad para concertar convenios co-
lectivos; art. Io, ley 14.250; art. 31, inc. c, ley 23.551), de he-
cho el ejercicio legítimo del derecho de huelga corresponde a
tales organizaciones. No hay posibilidad legal de que un mo-
vimiento de esa índole se ponga en marcha a través de una aso-
ciación sin personería gremial o de una simple coalición.
La licitud de la huelga depende también de su finalidad,
del objetivo que persigue. Si es de carácter laboral, está justi-
ficada; no lo estaría, en cambio, si respondiera a una causa
extralaboral, política o ajena a las relaciones con el empleador
(como las de carácter intrasindical e intersindical; ver § 285, c).
En general, la mayor parte de los movimientos de huelga se en-
cubren bajo una finalidad de carácter laboral -lograr mejores
condiciones de trabajo-, aunque la realidad sea otra.
Algunos autores han querido supeditar también el ejerci-
cio de la huelga a la sensatez de lo que se reclama. Si esto es
exorbitante, no habría tal. Parece que este hecho, en general,
no puede considerarse limitativo del derecho. En primer lu-
gar, es aceptable -ya que en la mesa de discusión en la que se
debaten los conflictos, se deciden las cuestiones por un "acer-
camiento - que las partes magnifiquen sus pretensiones para
obtener así un mayor margen de negociación. Por lo tanto, si
tales pretensiones son desmedidas, pero se mantienen dentro de
CONFLICTO LABORAL 133
la finalidad gremial, no hay razón para que conviertan en ilícito
al movimiento que, previo el procedimiento de conciliación, se
decreta en apoyo de lo que se reclama (que puede estar justifi-
cado, aunque lo pedido trasponga los límites lógicos).

§ 290. LICITUD E ILICITUD DE LA HUELGA EN EL DERECHO


ARGENTINO. - Como ya se ha indicado, para determinar si una
medida de esta índole corresponde o no al ejercicio del derecho
consagrado en la Constitución nacional, puede recurrirse a dos
parámetros: a) si se cumple la finalidad admitida, y b) si se
ajusta a los procedimientos de orden reglamentario establecidos.
a) FINALIDAD. En cuanto al primer requisito, no basta con
que el movimiento se autotitule de huelga para que haya que
considerarlo tal. Tiene que "responder" en apoyo de una me-
dida que persiga un fin laboral. Por lo tanto, estarían desauto-
rizados los que tienen un objetivo de carácter político (exceden
el marco del derecho del trabajo) o respondan a tácticas que
tiendan a lograr objetivos inasequibles por medio de la conci-
liación con el empleador, como las que se realizan en apoyo de
conflictos "intrasindicales o intersindicales" (ver § 285, c). La
cesación de la prestación laboral se justifica como medio de
presión sobre el empleador, para lograr de él el reconocimiento
de un nuevo derecho o evitar el desconocimiento de uno existen-
te; no tiene sentido (dentro del derecho del trabajo) como medio
para lograr la satisfacción de aspiraciones ajenas a esa clase de
relación.
Frente a una lucha entablada entre dos asociaciones profe-
sionales con motivo de la ampliación de sus "fronteras sindica-
les" o entre dos sectores para lograr el predominio en la con-
ducción del grupo, poco es lo que directamente puede aportar
el empleador. Lo que se quiere obtener es ajeno a sus posibi-
lidades; en un sistema de personería gremial como el argentino,
aquél no puede intervenir en el reconocimiento de éstas ni en
la ampliación geográfica que las habilita para ejercer la repre-
sentación; tampoco puede apoyar a un sector interno en una lu-
134 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

cha sindical. De hacerlo, incurriría en práctica desleal (art. 53,


incs. c y d, ley 23.551; ver § 279).
En consecuencia, sólo constituirán ejercicio del derecho
constitucional de huelga aquellas que tengan su origen en un con-
flicto obrero-patronal (ver § 285, c).
b) CUMPLIR LOS PROCEDIMIENTOS DE ORDEN REGLAMENTARIO. Va-
rias disposiciones legales, tanto en el orden federal como local
(en el ámbito de su competencia, ver § 343 y ss.), han estable-
cido una reglamentación en orden al ejercicio del derecho de
huelga.
1) SER DECLARADA POR EL SINDICATO CON PERSONERÍA GREMIAL.
Sólo pueden decretarla las asociaciones profesionales con per-
sonería gremial; a este efecto, deben hacerlo por intermedio del
órgano que fije el estatuto (art. 16, inc. i, ley 23.551; ver § 261
y 267, c).
2) HABERSE AGOTADO EL PROCEDIMIENTO OBLIGATORIO DE CONCI-
LIACIÓN. Con anterioridad a su efectivización a través de medi-
das de acción directa, la parte tiene que plantear la cuestión
(sea el conflicto de intereses o de derecho) ante la administra-
ción laboral competente (ver § 345). La misma, en el orden
del gobierno federal (sistema similar adoptan las provincias),
puede actuar también de oficio. A fin de lograr la conciliación
que no se obtenga directamente entre las partes, tiene que con-
vocar a audiencias en las que tratará de avenirlas y en su caso
proponer fórmulas de arreglo. La concurrencia a ellas es obli-
gatoria; la ausencia constituye desobediencia (art. 13, ley 14.786,
y art. 5 o , ley 18.694; ver § 350, a, 2).
A tal efecto, debe solicitar los informes correspondientes
de los órganos técnicos respectivos para conseguir "el más am-
plio conocimiento de la cuestión que se ventile" (arts. Io, 2 o ,
' y ^4, ley 14.786). Puede adoptar las medidas pertinen-
tes e intimar a las partes a que retrotraigan la situación al esta-
do anterior al conflicto (art. 10, ley 14.786). En consecuencia,
las partes deben suspender temporalmente las medidas adopta-
das: cesación de la prestación, o de las que han provocado el
CONFLICTO LABORAL 135
conflicto: despidos, suspensión, cambios en las condiciones
de trabajo, etc.; vencido el plazo para laudar, la decisión puede
volver a surtir efectos (si no ha sido motivo de la conciliación).
En el caso, no operaría el criterio de la coetaneidad de las me-
didas (ver § 230, b), ya que el lapso en que la "sanción" no pudo
efectivizarse, no se computa como tal. El incumplimiento de
tal orden constituye una infracción laboral sancionada con multa
(art. 9o, ley 14.786), además de las acciones que los interesados
puedan disponer al efecto: pago de los salarios caídos, etcétera
(art. 9o, ley 14.786).
De no lograrse un acuerdo, el Ministerio tiene que instar a
las partes a que sometan la cuestión a un arbitraje (voluntario).
De ser rechazado éste, habrá de publicar un informe que con-
tenga la indicación de las causas del conflicto, un resumen de
las negociaciones, "la fórmula de conciliación propuesta, y la
parte que la propuso, la aceptó o rechazó" (art. 4o, ley 14.786),
el que por lo común no se efectúa. De aceptarse el procedi-
miento arbitral, las partes tienen que suscribir el correspondien-
te compromiso con la designación de la persona que lo resolve-
rá, los puntos que habrá de decidir, las pruebas que ofrecerán,
el plazo de su producción y aquel dentro del cual tendrá que
pronunciarse el laudo (arts. 5o y 6o, ley 14.786).
El arbitro, que tiene plena facultad de investigación, debe
expedirse en el plazo acordado por las partes y, de no habérselo
fijado, dentro de los 10 días hábiles (que se prorrogan si se han
dispuesto medidas para mejor proveer, conforme a su facultad
de investigación). La decisión, en el orden federal, posee el
valor de un convenio colectivo por el plazo mínimo de 6 me-
ses; sólo es revisable en sede judicial (ante la CNAT) por haber
sido pronunciada fuera del lapso fijado o contener decisiones
que no están comprendidas en el compromiso arbitral (arts. 5 o
a 7o, ley 14.786).
Las medidas de acción directa (se consideran tales "todas
aquellas que importen innovar respecto de la situación anterior
al conflicto": cesación de la labor, paros, despidos del personal,
cambios de las condiciones de trabajo, etc.) dispuestas antes de
1 36 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

que venza el plazo obligatorio de conciliación (15 días, prorro-


gable por 5 más; art. 11, párr. Io, ley 14.786), deben cesar
inmediatamente ante la intimación dispuesta por la autoridad
administrativa, previa audiencia de partes (arts. 8o y 9o, ley
14.786). El incumplimiento hace que los trabajadores pierdan
el derecho a percibir las remuneraciones correspondientes al
lapso de cesación o reducción del trabajo y los empleadores a
pagar los salarios caídos (devengados durante el tiempo que co-
rresponde a la medida decretada) o, en su caso, las diferencias
de salarios ocasionadas por tal causa (art. 9o, ley 14.786). Los
empleadores pueden, a su vez, incurrir en la infracción por des-
obediencia o falta de acatamiento (art. 5o, ley 18.694, y art. 9o,
párr. 2o, ley 14.786).
La citada disposición de que los trabajadores no percibirán
el salario durante el lapso posterior a la intimación administra-
tiva en que no prestaron servicios, ha llevado a algunos autores
a considerar que el plazo anterior a ella debe abonarse. A pe-
sar de que una interpretación literal del texto (de una norma de
procedimiento) podría autorizar esa conclusión, ésta se opone
al principio general según el cual el salario (salvo casos de ex-
cepción; ver § 197) corresponde a la retribución por el hecho
de haber puesto el trabajador su capacidad de trabajo a disposi-
ción del empleador (arg. art. 103 in fine, LCT). La interpre-
tación más común es que, en esos casos, la no prestación del tra-
bajo (no motivada por culpa del empleador) no da lugar al pago
del salario, sea que el hecho se produzca antes o después de
la intimación de la autoridad administrativa para que cese la
actitud.
El mencionado procedimiento (art. 14, ley 14.786) no es
aplicable a los conflictos que correspondan al personal de tra-
bajo a domicilio y rural transitorio (leyes 12.713 y 22.248), en
que la solución de ellos está sometida a la decisión de las co-
misiones de salario o del Consejo Nacional de Trabajo Rural,
respectivamente (ver § 249, 250 y 252).
Las partes interesadas pueden adoptar otras medidas de
conciliación o de arbitraje (art. 14, ley 14.786); es requisito
CONFLICTO LABORAL 137
fundamental que no se apliquen medidas de acción directa an-
tes del vencimiento del indicado plazo legal.
Vencido el período obligatorio de conciliación fijado por
la ley (15 días que pueden prorrogarse durante 5 días más), las
partes quedan en libertad de acción para adoptar las medidas de
acción directa que consideren convenientes (art. 11, ley 14.786).
Las medidas, según se ha indicado (art. 8o, párr. 2o, ley
14.786), están dadas por las modificaciones a las condiciones
normales de la prestación laboral. La decisión de recurrir a
ellas es lícita, si se las aplica una vez agotado el citado período
obligatorio de conciliación, lo cual no significa que se pueda
recurrir a cualquier clase de medidas (ocupación, toma de rehe-
nes, sabotaje, etc.; ver § 297).
3) No ESTAR SOMETIDO EL CONFLICTO A ARBITRAJE OBLIGATORIO.
En los casos en que dichas medidas tienen grave trascendencia
para la economía o seguridad de la Nación, el Ministerio de
Trabajo y Seguridad Social puede disponer que el conflicto
-tanto de intereses como de derecho- sea sometido al procedi-
miento de arbitraje obligatorio (art. Io, ley 16.936). La actual
redacción de la norma se refiere a la facultad del citado funcio-
nario de "abocarse" al conocimiento del caso, lo cual tenía sen-
tido -en la redacción primitiva- cuando la autoridad adminis-
trativa laboral provincial tenía competencia para conocer sobre
dicha clase de conflictos. Por lo tanto, cuando sus consecuen-
cias exceden el marco provincial, porque afectan las condicio-
nes económicas del país (interrupción de la producción de ali-
mentos, productos o servicios indispensables) o la seguridad,
aquél puede intervenir en el conflicto y someterlo a las normas
de procedimiento federal, así como al obligatorio de concilia-
ción, aunque en la esfera provincial se hubiera cumplido con
las disposiciones de carácter local (que bien podían establecer
un lapso de conciliación).
Con el cambio de la situación operado acerca del ejercicio
de la policía de trabajo en la Argentina hasta 1984, de hecho
todos los conflictos estuvieron sometidos al conocimiento del
138 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

citado Ministerio, por lo cual no tenía sentido la referida expre-


sión de "abocarse".
A partir de 1984, luego de la instauración de los gobiernos
constitucionales (tanto en el orden federal como local), la ma-
yor parte de las provincias dictaron leyes creando organismos
de trabajo (ministerios, secretarías, subsecretarías, direcciones)
a los que se les encomendó el ejercicio de la policía laboral.
Ante la asunción por parte de los gobiernos provinciales de
dicha facultad, algunas celebraron convenios con el gobierno
federal para delimitar el ámbito de competencia de unos y
otros.
En materia de conflictos de trabajo, tanto de orden individual
como de carácter colectivo, se consideró que ellos corresponden
a la competencia del gobierno local dentro de cuya jurisdicción
se plantean, a menos que aquél tenga una representación que
afecte el interés general o el tráfico interprovincial o interna-
cional. En ese caso, tiene sentido que el Ministerio de Trabajo
y Seguridad Social de la Nación se aboque al condicionamiento
de conflictos y asuma el papel de arbitro en la composición del
mismo (ver § 345).
De acuerdo con la norma indicada, la cuestión puede so-
meterse al arbitraje obligatorio. La decisión que así lo resuel-
ve, y que no es recurrible (por vía administrativa), ni está suje-
ta a revisión judicial, debe ser notificada personalmente, por
telegrama o con publicidad suficiente que asegure su certeza y
fecha cierta. Constituye una intimación a las partes que en el
plazo de 24 horas "cesen en todas las medidas de acción direc-
ta que hubiesen adoptado", aunque hubieran sido dispuestas
después de finalizado el período obligatorio de conciliación (art.
11, ley 14.786). Además, por resolución fundada, puede dis-
ponerse que se retrotraiga el estado de cosas al "preexistente al
acto o hecho que hubiera determinado el conflicto" (art. 2o, ley
16.936). En el caso, la reincorporación del personal con moti-
vo del cumplimiento de la orden, tiene vigencia hasta la publi-
cación del laudo arbitral que ponga fin al conflicto (y siempre
que no se hubiera solucionado por esa vía).
CONFLICTO LABORAL 139
El arbitro, en este caso, es el propio ministro de Trabajo y
Seguridad Social o la persona (funcionario o no) que él designe
al efecto. La finalidad de la norma de exigir que esa persona
tenga especial versación en derecho del trabajo y en economía
laboral, a consecuencia del mal uso conjunto de las conjuncio-
nes copulativa y disyuntiva "y/o" ha sido frustrada, ya que co-
mo alternativa se requiere el conocimiento de una u otra disci-
plina. La persona que actúe como tal debe fijar su asiento y
dentro del plazo de 5 días administrativos, a partir de la notifi-
cación de la decisión que decida someter el conflicto a ese pro-
cedimiento, convocar a las partes a una audiencia en la que se
fijen los puntos en litigio y el ofrecimiento de las pruebas (que
sólo pueden ser de carácter instrumental, informativo o dicta-
men pericial). En caso de que el arbitro las considere imperti-
nentes, pueden ser rechazadas y el arbitro puede disponer las
que considere necesarias para mejor proveer.
El plazo (perentorio) de producción de las medidas no
puede ser mayor de 10 días hábiles administrativos y las partes
tienen a su cargo dicha producción. A tal efecto, los organis-
mos oficiales o particulares tienen obligación de contestar los
informes en el plazo que se fije, como "si se tratara de una or-
den judicial" (la falta de contestación constituye infracción la-
boral -art. 5o, ley 18.694-). La norma indicada dice que se lo
hará de acuerdo con las que atañen al procedimiento judicial
(por tanto, serían las disposiciones de los arts. 398, 399 y
concs., Cód. Proc. Civil y Com. de la Nación). De no concu-
rrir una o ambas partes, tanto los puntos en discusión que de-
ban resolverse en el laudo como la prueba respectiva, serán
determinados por el arbitro (arts. 3 o , 4o y 6o, ley 16.936).
El laudo debe ser emitido dentro del plazo de los 10 días
hábiles administrativos siguientes (exactamente cuando vence
el máximo fijado para la producción de las pruebas ofrecidas),
pudiendo prorrogarse si se dispone alguna medida para mejor
proveer (art. 5o, ley 16.936). La interpretación más lógica es
que ese lapso pueda contarse a partir de la producción de las
pruebas; de lo contrario, si éstas no se aducen sino al finalizar
140 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

el plazo fijado, el arbitro tendrá que expedirse en ese momento.


El tema tiene especial importancia, pues la decisión pronuncia-
da fuera del plazo indicado puede ser atacada de nulidad.
Dentro de los 3 días hábiles (la ley dice administrativos)
de su notificación, la decisión puede ser recurrida en sede judi-
cial por haber sido emitida después de vencido el plazo fijado
por ley o por "haberse resuelto cuestiones no fijadas". La
cuestión debe ser resuelta por la CNAT, o por la Cámara Nacio-
nal de Apelaciones en lo Federal, según que el lugar de asien-
to fijado por el arbitro haya sido en la Capital Federal o en el
interior del país.
Los agravios deben expresarse por escrito fundado, que
debe interponerse ante el tribunal competente, al que deberán
remitirse las actuaciones dentro de las 48 horas. La decisión
deberá pronunciarse dentro del plazo de 10 días (art. 6 o , párr.
2 o , ley 16.936).
La nulidad de una cláusula no afecta a los restantes si son
independientes. El tribunal puede declarar el ámbito de aquélla
(el tema sólo tiene aplicación respecto de las cuestiones con-
cernientes a haberse laudado sobre temas distintos de los fija-
dos). Dispuesta la nulidad, el Ministerio tiene que designar un
nuevo ámbito para que, previa convocatoria de las partes, emita
uno nuevo (art. 6 o , ley 16.936).
La decisión que resuelve un conflicto de intereses tiene el
efecto de un convenio colectivo (como ocurre con el voluntario
-art. 7 o , ley 14.786-), por el plazo mínimo de un año (art. 7 o ,
ley 16.936).
El que se pronuncia con motivo de una cuestión de dere-
cho, previo cumplimiento, puede dar lugar a una acción ante
los tribunales indicados con competencia para resolver la nuli-
dad. Aunque no lo establece la ley, se la puede deducir dentro
del plazo de vigencia de lo resuelto en el laudo (algunas de sus
cuestiones podrían constituir, de lo contrario, una declaración
abstracta) y mientras no haya vencido el plazo de prescrip-
ción (art. 256, LCT; ver § 203).
CONFLICTO LABORAL 141
El incumplimiento, ya sea de la intimación del cese de la
medida de acción directa decretada o de lo dispuesto en el lau-
do, da lugar a la aplicación de una multa al empleador incum-
pliente, cuyo cobro se tramita según el procedimiento de ejecu-
ción fiscal de acuerdo con lo establecido (art. 10, ley 16.936) y
al pago de los salarios de los trabajadores que con motivo de
ese hecho no percibieron su ingreso. Si aquél lo fuera por
parte de los trabajadores, éstos incurrirían "en causal de despi-
do justificado". La solución legal no se ajusta al criterio se-
gún el cual dicha medida debe ser proporcionada a la falta y a
los antecedentes del empleado. En el caso, el hecho podría
ser motivo suficiente para producir la resolución con causa del
contrato. Aunque la falta cometida es grave, por lo cual puede
dar motivo a ese efecto, hubiera sido conveniente que se la in-
cluyera dentro del principio general de juzgar si la actitud del
empleado, de acuerdo con sus antecedentes, no permite la con-
tinuación de la relación laboral (arg. art. 242, LCT; ver § 230,
b). Respecto de ella, en principio, podría ser aplicable el cri-
terio de la Corte Suprema de Justicia en el caso "Beneduce,
Carmen Julia y otra c/Casa Auguste" {Fallos, 251:472), por el
cual declaró la inconstitucionalidad del art. 9o del decr. ley
10.596/57, que disponía la resolución de los contratos de los
empleados que no se reincorporaban después de declarada la
ilegalidad de la huelga, ya que esa decisión debe ser adoptada
por los jueces y no puede ser consecuencia de la aplicación au-
tomática de una decisión formulada en la faz colectiva del con-
venio.
Según algunos autores, la mencionada disposición habría
sido abrogada por el art. 243 de la LCT (texto original) que es-
tablecía que la participación en una huelga en "ningún caso
puede constituir causa de despido, ni aun mediando intimación
del empleador de reintegro al trabajo, salvo que se diese la si-
tuación prevista en el art. 263 [ahora 242], según valoración
que harán los jueces prudencialmente en cada caso particular
en presencia de la calificación administrativa que pudiere ha-
berse dictado". Aunque esta disposición fue derogada (art. 2 o ,
142 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

ley 21.297), aquella que a su vez lo había sido por la ley


20.744 (arg. art. 7o, en cuanto se le oponía), de acuerdo con
reiterada jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia, no ha
recuperado vigencia. A pesar de dicha interpretación, corres-
ponde aclarar que la disposición del art. 263 de la LCT (texto
original), era de aplicación cuando no se había decretado la ile-
galidad de la huelga, por lo cual la contenida en la ley 16.936
sólo es cuestionable desde el punto de vista de su prudencia.
En caso de que el incumplimiento lo fuera por parte de
una asociación profesional de empleados o empleadores, podría
ello dar motivo a sanciones "con relación a la personería jurídi-
ca o gremial" de las que están implicadas (arg. art. 9o, ley
16.936; ver § 280, e, y 283, a y b).
En relación con el tema, adquieren especial importancia
los efectos de las medidas de acción directa cuando provocan
consecuencias dañosas para la comunidad. Agotados los pro-
cedimientos de conciliación o arbitraje, una o ambas partes
pueden disponer que la prestación se interrumpa y, con ella,
por tanto, la producción de bienes y servicios. Aunque el he-
cho pueda ser motivo de sanción a nivel de la relación contrac-
tual (despido, etc.) o administrativo (multas), el efecto de la in-
terrupción es evidente.
A este efecto se suele recurrir, como medida extrema, a
disposiciones en las cuales se ordena la cesación compulsiva de
las medidas. En el caso de los empleadores, la autoridad
administrativa laboral, previa intimación, podría disponer no
sólo la reiniciación de las tareas, sino también, en ocasiones,
la requisa o expropiación de los bienes de las empresas. En el
caso de los trabajadores, se suele recurrir a las medidas de mili-
tarización: convocarlos a las Fuerzas Armadas, a fin de que, so-
metidos a ese estado, realicen las tareas habituales para ellos.
Por lo tanto, su negativa a prestar el débito contractual se con-
vierte así en un delito reprimido por el Código de Justicia Militar.
Esas medidas extremas, que sólo llegan a adoptarse en ca-
sos de suma gravedad y para evitar daños de importancia a la
CONFLICTO LABORAL 143

comunidad, la que podría verse privada de elementos indispen-


sables para la vida (productos alimenticios, producción de ener-
gía, agua, transporte, etc.), constituye el único medio -una vez
agotados los de carácter normal- para dar fin a una situación
anómala. La ley de defensa nacional permite esta clase de
medidas.
4 ) NO ESTAR PROHIBIDA EN VIRTUD DE HABERSE DECLARADO EL ES-
TADO DE SITIO. De acuerdo con lo que prescribe el art. 23 de la
Const. nacional, ante la declaración por la autoridad competen-
te (arts. 61; 75, inc. 29; 99, inc. 16, Const. nacional) del estado
de sitio en una zona o en la totalidad del territorio nacional,
quedan "suspensas allí las garantías constitucionales". En
consecuencia, el derecho de huelga consagrado en el art. 14 bis
de dicho texto, puede ser temporariamente suspendido, en tanto
se dé una relación de razonabilidad (de medio a fin, que debe
ser apreciada por el Poder Judicial) entre el hecho que sustenta
la medida de excepción y la limitación del ejercicio de ese de-
recho.
En consecuencia, el Poder Ejecutivo nacional, en esa si-
tuación de emergencia, puede prohibir, temporariamente, la eje-
cución de actos a través de los cuales se exteriorizan las medi-
das de acción directa que bloquean la prestación de trabajo.
De darse esa situación de excepción, la asociación profe-
sional de trabajadores no podría, válidamente, decretar la reali-
zación de acciones de esa índole, ni mantener la vigencia de las
que se hubieren dispuesto con anterioridad y no hubieren sido
levantadas. Estas últimas, en su caso, quedan suspendidas y
no legitiman, durante el período en que se proyecta la situa-
ción, la actitud de los trabajadores de no prestar su débito.

§ 291. ESFERA COLECTIVA E INDIVIDUAL DE LA HUELGA. -


Hay que distinguir una doble órbita de las relaciones (aunque
una de ellas -la colectiva- ejerce influencia sobre la otra). La
primera corresponde a las relaciones de esa índole que se dan
entre el grupo trabajador, los empleadores y, en su caso, la au-
144 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

toridad pública. Corresponde al ejercicio del derecho constitu-


cional de los gremios, por el cual éstos, en defensa de los inte-
reses profesionales, ya para modificar la trama normativa o
para asegurar el cumplimiento de determinados derechos que se
pretende vulnerar, están legitimados para disponer medidas
que, puestas en acción por sus integrantes, se traducen en una
suspensión temporal (o alteración) de la prestación laboral.
Frente a esa cara (colectiva) del fenómeno, hay otra, la in-
dividual, que acoge los efectos de aquélla en el plano de las re-
laciones entre el empleado y su empleador. La decisión adop-
tada en aquel ámbito se traduce en una legitimación, a través
de cada uno de los trabajadores del grupo (en el caso argentino,
del sector representado por el sindicato que adoptó la medida),
para abstenerse de la prestación laboral (que no ha sido dis-
puesta por él, sino en virtud de la "concertacion colectiva" que
aquélla implica), sin que ello constituya incumplimiento con-
tractual.
Por lo tanto, la licitud de la medida ejecutada en el plano
individual depende no sólo de los aspectos propios -manera co-
mo se efectúa-, sino también de que la decisión adoptada en el
ámbito colectivo no adolezca de un vicio que la afecte de tal
manera que la desvirtúe como ejercicio del derecho constitucio-
nal de huelga. En cambio, el modo ilícito de efectivización de
ella en la órbita de las relaciones individuales, no obsta a la va-
lidez del acto que se funda en la otra.
En el plano de las relaciones grupales (de la asociación
con personería gremial), el no acatamiento por parte del traba-
jador a la decisión de plegarse a una huelga, además de las san-
ciones de orden moral que el quebrantamiento de la solidaridad
del grupo provoca (son expresivas las calificaciones que se
asignan al que infringe la medida), puede dar motivo a las de
orden jurídico (arg. art. 16, inc. c, ley 23.551; § 265, b) que es-
tablezca el propio estatuto (suspensión, desafiliación, expulsión).
En el caso de que no haya una organización jurídica del
gremio (asociación profesional), el grupo, formal o informal,
CONFLICTO LABORAL 145

permanente o transitorio, se vale de medidas compulsivas para


lograr el acatamiento de la decisión de "ir a la huelga", cuyo
éxito depende de lo que cada trabajador disponga en el plano
concreto de su relación contractual.

§ 292. DECLARACIÓN ADMINISTRATIVA DE LICITUD o ILICITUD


DE LA HUELGA. - De acuerdo con lo decidido por la Corte Supre-
ma de Justicia en varios fallos de fecha 15 de octubre de 1962
("Amoza de Fernández, Carmen c/Carnicerías Estancias Galli",
"Ravaschino, Luis A. y otro c/Banco de Avellaneda", "Díaz,
Miguel A. y otro c/Ángel Risso y Cía.", "Rodríguez Torres,
Fernando y otros c/La Superiora"), doctrina que luego fue rei-
terada, el organismo administrativo laboral competente tiene fa-
cultades para declarar la ilicitud de la huelga en su fase colecti-
va. Ello comporta, según el tribunal, el cumplimiento de una
función "necesaria" para la decisión de los conflictos y "consti-
tuye función gubernamental atinente, incluso a la preservación
del orden y de la seguridad públicas, específicamente adminis-
trativas" (caso "Ravaschino, Luis A. y otro c/Banco de Avella-
neda", Fallos, 254:62).
Conforme con esa doctrina -no hay disposición legal en la
materia en el orden federal-, el órgano administrativo laboral
tiene facultades para declarar si el movimiento de fuerza es o
no lícito. Ello comporta un juicio acerca de si se han cumpli-
do o no en el caso los requisitos pertinentes relativos a la fina-
lidad, y si se han observado las normas de procedimiento (tanto
en el orden interno de la institución que la declaró -ver § 290,
b, 1- como el transcurso del lapso obligatorio de conciliación,
o no violan la orden de cese dispuesta por el Ministerio de Tra-
bajo y Seguridad Social o de la respectiva autoridad laboral
provincial, ya se trate de la etapa obligatoria de conciliación,
de arbitraje o de prohibición de huelga).
La decisión que se emite en ese ámbito, sólo puede ser
materia de revisión por el Poder Judicial en los casos indivi-
duales que se promuevan ante él por la aparente violación de
derechos subjetivos del trabajador (despido con motivo de su
146 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

participación en una huelga). Dicha revisión, restringida al


caso concreto, sólo puede efectuarse -de acuerdo con el crite-
rio del mencionado tribunal- cuando el juez considere que la
decisión no tiene fundamentos o adolece de arbitrariedad, o error
grave o irrazonabilidad manifiesta. El magistrado que en la
solución del caso se aparte de la declaración dictada en sede
administrativa, debe calificar la huelga en su aspecto colectivo,
como etapa previa para resolver un conflicto individual. En
caso de que no exista declaración administrativa (situación que
suele ser la más frecuente), el juez, antes de resolver la litis,
debe proceder a calificar el acto colectivo. Así lo ha resuelto
el plenario n° 93 de la CNAT, que adecuó su criterio a la juris-
prudencia de la Corte Suprema y dejó sin efecto otro anterior
según el cual se podía prescindir de la declaración referente a la
ilegalidad de la huelga, ya para juzgar la actitud del empleador
que resolvía la relación respecto de los trabajadores que no se
reincorporan a su tarea pese a haber sido intimados después
de haberse pronunciado aquélla (ex plenario n° 88), o para de-
cidir sobre el derecho del trabajador despedido por su partici-
pación en una huelga (ex plenario n° 63).
No hay norma que obligue a la revisión de la decisión ad-
ministrativa correspondiente a la esfera colectiva, ni que impon-
ga la obligación de que aquélla se pronuncie, lo cual constituye
un vacío legislativo. Como consecuencia de ello, la califica-
ción, cuando existe, sólo puede ser revisada en cada caso indi-
vidual y con valor exclusivo para la causa, cuando aquélla, en
opinión del juez, adolezca de los vicios mencionados: error
grave o irrazonabilidad manifiesta. De lo contrario, cuando no
existe, antes de resolver la cuestión planteada, debe formularla
el juez. Esa situación permite que el mismo hecho de huelga
pueda merecer distintas calificaciones, según el tribunal que in-
tervenga, lo cual conspira contra el criterio de estabilidad y se-
guridad de los derechos.
Además, la decisión sólo tiene un criterio de revisión his-
tórica que se realiza -en el mejor de los casos- a no menos de
un año de producidos los hechos, con lo cual las partes intere-
CONFLICTO LABORAL 147
sadas no pueden "adecuar" su actitud futura (los despidos ya
han producido su efecto), de acuerdo con una resolución de au-
toridad competente que permita cierto grado de certeza en el
conocimiento de la situación jurídica.
Sería conveniente que, ante la puesta en práctica de medi-
das de fuerza, la autoridad administrativa tuviera que expedirse
mediante una decisión (por lo menos, que se refiera al aspecto
formal: si la autoridad que declaró la medida lo hizo de acuerdo
con lo que establece el estatuto de la asociación, si se agotó el
tiempo obligatorio de conciliación o si se ha violado la orden
de cesar en la adopción de medidas de acción directa) que pu-
diera ser revisable ante un tribunal de justicia al que debería re-
currirse y expedirse en un plazo breve. De esta manera, se ga-
naría en lo referente a la seguridad jurídica; las partes, una vez
calificado definitivamente el movimiento en su aspecto colecti-
vo, sabrían a qué atenerse, sin peligro de que en el futuro, en
una decisión de carácter individual, formulada en el juicio en que
se reclamaran medidas con respecto al despido, se considere
que el acto de fuerza fue legítimo, cuando parecía que no lo
era, o viceversa.

§ 293. EFECTOS DE LA HUELGA LÍCITA EN EL PLANO DE LAS


RELACIONES INDIVIDUALES. - Declarada en sede colectiva una
medida de esta índole, los integrantes del sector comprendido
dentro del ámbito (en el caso argentino, del sindicato con per-
sonería gremial) pueden abstenerse del cumplimiento de su dé-
bito impuesto por el contrato de trabajo que los vincula a un
empleador. Dicha actitud, en la medida en que corresponde a
una de carácter lícito dispuesta por la organización de trabajado-
res (asociación con personería gremial), queda legitimada, razón
por la cual la no prestación laboral no constituye incumplimiento
del contrato. Éste -en virtud de esa declaración- queda sus-
pendido en lo concerniente a los efectos de las obligaciones de
cumplimiento (ver § 211); se mantienen las de carácter ético
(las que pueden dar lugar a la resolución con causa de la rela-
ción; ver § 106 y 107).
148 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

Si bien no existe disposición legal que establezca esa con-


secuencia (el art. 243, LCT, texto original, que lo disponía, ha
sido abrogado), dicha conclusión es aceptada unánimemente por
la doctrina y la jurisprudencia, como una aplicación práctica
del derecho de huelga que establece la Constitución nacional.
Por lo tanto, no tiene eficacia jurídica la intimación que al
efecto practique el empleador para que el trabajador se reincor-
pore a su tarea, ya que la "ausencia" está justificada (como
ocurre cuando se trata de una provocada por enfermedad, licen-
cia, etcétera). Dicha suspensión, no del contrato, sino de algu-
nos de sus efectos, se mantiene hasta que cese la declaración
de huelga (ya porque el organismo sindical que la dispuso
la deja sin efecto), se la declara ilícita o el trabajador desea in-
corporarse al empleo (en este caso, el empleador está obligado
a recibir su tarea, a menos que, en atención a la situación plan-
teada, le sea imposible recibir sólo parte de la prestación que
ha contratado, por lo cual le será posible decretar una con-
trahuelga; ver § 302).
Aunque la decisión del grupo justifica la actitud del traba-
jador que no presta su labor (no así la del que viola los dere-
chos de conducta), no existe obligación por parte del emplea-
dor de abonar el salario durante los días en que se aplique la
medida. En el caso, el trabajador no pone su capacidad labo-
ral a disposición de la otra parte, por lo cual, aunque no hay in-
cumplimiento, no existe obligación de abonar la remuneración
que corresponde como contraprestación por aquel hecho (arg.
art. 113, LCT; ver § 171). Como excepción, la doctrina y la
jurisprudencia han admitido la procedencia de ese pago cuando
la huelga ha sido provocada intencionalmente por el empleador
(p.ej., para liberarse del pago del salario durante un lapso en
que tiene exceso de mercaderías, por lo cual el movimiento no
le provoca ninguna consecuencia gravosa -al contrario-; CSJN,
LT, XI-253; SCBA, DT, XXV-411).
En cuanto al cómputo del plazo de huelga a los fines de la
antigüedad en el servicio, la norma pertinente (art. 18, LCT;
ver § 102) se refiere al tiempo efectivamente trabajado, lo cual
CONFLICTO LABORAL 149
excluye esa posibilidad. En cuanto al goce de vacaciones, si
bien el art. 152 de la LCT (ver § 149) establece que se consi-
deran trabajados a ese efecto "los días en que el trabajador no
preste servicios... por otras causas no imputables al mismo",
los indicados no parece que deban considerarse. La citada
disposición se refiere a aquellos en que el empleado se ve im-
pedido de hacerlo por razones de fuerza mayor que le impidan
la prestación. En el caso, es una actitud que se adopta en aca-
tamiento a una decisión del grupo, en la que en muchos casos
se ha participado.
La declaración de ilicitud de la medida de carácter colecti-
vo en sede administrativa, que suele ir acompañada por una in-
timación de carácter general por parte de la respectiva autori-
dad de cesar en la abstención del trabajo, deja sin efecto la
legitimación de la actitud que hasta ese momento tuvieron los
empleados huelguistas. El persistir en ella a partir de ese mo-
mento se convierte en un incumplimiento del contrato. Por
consiguiente, el empleador puede adoptar las decisiones propias
del caso, de acuerdo con el principio de buena fe (art. 63, LCT;
ver § 37 y 106). Antes de considerar esa actitud como injuria
grave que admite la resolución contractual, tiene que intimar
individualmente el reintegro a las tareas. Sólo podría eximirse
de ese requerimiento previo cuando la inasistencia comportara de
suyo una actitud injuriosa de tal gravedad (abandono de un ser-
vicio público de primera necesidad, etc.) que por sí solo fuera
suficiente para disponer la extinción del contrato por causa
imputable al empleado (art. 242, LCT; ver § 230, a, 2, y b).
El solo hecho de participar en una huelga respecto de la que la
autoridad administrativa dispuso su prohibición (tal el caso del
art. 9o, ley 16.936, que establece una previa "intimación de cese
de las medidas de acción directa" de carácter general), puede dar
lugar al despido justificado, que requiere un juicio particular en
el que debe apreciarse la dimensión del incumplimiento ante
los antecedentes laborales del trabajador.
Mientras en sede administrativa no se declare la ilicitud de
la huelga (no hay posibilidad de que lo haga inmediatamente el
150 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

juez, ya que éste sólo tiene oportunidad de expedirse en el jui-


cio que se promueva a consecuencia de una medida adoptada
con motivo de la participación del trabajador en el acto de
huelga), el movimiento declarado por una asociación profesio-
nal con personería gremial, y por la vía que establece su estatu-
to, debe considerarse ejercicio válido del citado derecho de rai-
gambre constitucional.

§ 294. DISTINCIÓN ENTRE EL EJERCICIO DE LOS MEDIOS DE


ACCIÓN DIRECTA Y LAS MODALIDADES DE SU EXTERIORIZACIÓN. - CO-
mo se ha indicado, cabe formular esa distinción. La huelga
constituye un derecho de los gremios que se pone en ejecución
por parte de los trabajadores mediante la suspensión de su pres-
tación laboral. De ahí que la licitud de ella opere como ex-
cepción al cumplimiento del débito al que está obligado el
empleado por el contrato. Si el trabajador no se limita a la
abstención de su tarea, sino que la acompaña con actos ilícitos
(ocupación del establecimiento, toma de rehenes, sabotaje,
etc.), éstos, aunque sean generalizados, no pueden transferir su
carácter a la decisión tomada en sede colectiva. Tales actitu-
des, por su parte, y de acuerdo con su gravedad, pueden consti-
tuir injuria grave que posibilite la resolución del contrato (de-
berá apreciarlo el juez; arg. art. 242, LCT; ver § 230, b), pero
no justifica el despido de otros trabajadores que no hayan to-
mado parte en la realización de los citados hechos ilícitos.
Por consiguiente, la comisión de esa clase de actos en el
ámbito individual, no altera la licitud de la declaración de la
huelga (en sede colectiva), por lo cual sólo afecta a quienes
lo han cometido.

§ 295. TEORÍA DE LA DISCRIMINACIÓN ARBITRARIA. - A jui-


cio de esta teoría, acogida por el ya citado ex plenario n° 63 de
la CNAT (dejado después sin efecto por el n° 93), de acuerdo
con el art. 243, párr. 3o, de la LCT (texto original), abrogado por
ley 21.297, constituye trato discriminatorio el despido de parte
("se admite el reingreso de otros") del personal por haber to-
CONFLICTO LABORAL 151
mado intervención en medidas de acción directa. Se apoya en
el supuesto de que el criterio se aplica automáticamente, sin
que al respecto tengan relevancia las circunstancias del caso.
Ante el incumplimiento contractual provocado a consecuencia
de haber "acatado" una huelga declarada ilegal (si no lo fuera,
no habría incumplimiento), el empleador puede adoptar las me-
didas que considere procedentes. La legitimidad de ellas está
condicionada a la gravedad de los hechos y a las circunstancias
de su contexto (antecedentes del trabajador, etcétera). El des-
pido, como consecuencia de tal actitud cuando no se adopta
igual medida contra otro trabajador que incurrió en similar
"incumplimiento", no supone trato discriminatorio. Aunque el
hecho inmediato que provoca la resolución es el mismo, las cir-
cunstancias que lo rodean y que debían tenerse en cuenta -no
se juzga sólo el hecho en sí, sino la conducta de una persona-
son diferentes. En un caso, puede tratarse de una persona con
antecedentes laborales intachables que no admiten que una falta
pueda constituir por sí sola dimensión suficiente para que se la
considere injuria tal que impida la continuación de la relación
laboral. Esa falta, balanceada con el currículo del trabajador,
no permite adoptar una medida de extrema gravedad. En cam-
bio, respecto de otros empleados que no han observado una
conducta anterior similar, su actual incumplimiento puede ser
motivo suficiente para disponer la resolución justificada del con-
trato (el hecho obra a modo de "gota que hace desbordar el
vaso").
Existirá discriminación arbitraria en la medida en que se
acredite que juzgando sobre idénticos presupuestos (en el caso,
hechos y antecedentes), se ha resuelto en forma distinta, por lo
cual puede alegarse que lo que en A no fue motivo suficiente
para el despido, lo fue en B. En el caso, bastaría para acredi-
tar la actitud ilícita del empleador aplicar el principio acogido
en los arts. 17 y 81 de la LCT; ver § 40.

§ 296. HUELGA DE SOLIDARIDAD. - Los movimientos que


realizan los trabajadores, aun cuando se expresen de idéntica
152 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

manera: paralización total de la prestación laboral (por tiempo


determinado o no), se acompañen o no de actos de violencia
(sabotaje, toma de rehenes, ocupación de establecimiento, etc.),
no siempre responden a causas similares. En unos casos, cons-
tituyen la exteriorización de un conflicto obrero-patronal; en
otros responden a motivos intrasindicales o intersindicales, de
carácter político, etc. (ver § 285, c). Dentro de los primeros,
pueden ser consecuencia o efecto de presiones ejercidas con
motivo de un litigio con el propio empleador o grupo de em-
pleadores, mientras que en otros la acción se ejerce no para que
éstos cedan en su negativa a una pretensión formulada por sus
empleados, sino en apoyo a otros trabajadores que se hallan en
conflicto con sus respectivos empleadores, ya correspondan al
mismo sector de actividad (en el caso de que se trate de otra
empresa o grupo de empresas, metalúrgico, construcción, etc.)
o al de otra zona geográfica o de actividad distinta (en algunos
casos, la causa del conflicto ha podido producirse en otro país).
Este movimiento se denomina huelga de solidaridad o de
simpatía. Los trabajadores, por medio de ella, expresan su
apoyo a otros, para lo cual ejercen presión sobre sus empleado-
res y sobre la opinión pública, para que influyan en pro de la
solución del conflicto. Con frecuencia, la causa con la que se
manifiesta la solidaridad es de carácter político.
Si bien en el caso se trata, desde el punto de vista morfo-
lógico, de una interrupción momentánea de la prestación, por lo
cual el movimiento se denomina huelga, difieren tanto el moti-
vo como el objetivo que se persigue (fin). Aun cuando está
relacionado con un conflicto obrero-patronal, no se ha produci-
do en la relación directa de quienes son actores del hecho, sino
en otro sector. Para justificar esta clase de movimiento, se re-
curre al principio de solidaridad de los trabajadores, que no se
restringe al grupo (los que lo hacen dentro de una misma em-
presa, región, sector de actividad), sino de todos los que tienen
ese carácter, con prescindencia del lugar donde cumplen su labor.
En doctrina, están divididas las opiniones respecto de la li-
citud o no de esa clase de huelgas. Algunas legislaciones la
CONFLICTO LABORAL 153
admiten como medio normal de paralización de la tarea; sólo
exigen la previa notificación. La ley positiva argentina no
contiene ninguna disposición al respecto.
La doctrina sustentada por la Corte Suprema de Justicia,
que dejó sin efecto algunas sentencias que resolvían la ilicitud
intrínseca del acto, sostiene que éste no es ilícito por sí y en
razón de su índole. El Tribunal de Justicia que debe resolver
el caso planteado, haya o no calificación en sede administrativa
(ver § 292), tiene que juzgar el hecho de acuerdo con el carác-
ter y las circunstancias de la expresión de solidaridad (CSJN,
Fallos, 225:189; LL, 111-243, y DT, XXIII-229; SCBA, 10/7/
68, LT, XVI-B-274, 642, y JA, 1963-III-414).
De acuerdo con ello, se ha resuelto que cuando se trata de
un movimiento en apoyo de trabajadores que han sido sancio-
nados o despedidos, dado el carácter de protesta de la medida,
ésta es ilícita (CNAT, Sala III, 4/7/68, LT, XVI-B-643; SCBA,
LT, XVI-B-642); para que resulte lícita la medida declarada
con motivo del despido de un delegado gremial, tiene que acre-
ditarse que la cesantía fue determinada por un conflicto profe-
sional (CNAT, Sala II, 16/2/68, LT, XVI-A-470). Es ilícita, si
lo ha sido en apoyo de una asociación profesional a la que el
Ministerio de Trabajo y Seguridad Social le retiró la personería
gremial, ya que la medida de presión no va dirigida al emplea-
dor, sino a una autoridad administrativa, y está motivada por
una resolución que tiene remedio legal previsto (CNAT, Sala II,
5/11/67, LT, XVI-B-645). También tiene esta característica, la
que se realiza en solidaridad de trabajadores de otra actividad
afectados por un cambio político en sus condiciones de trabajo,
ya que el empleador no puede impedir que el legislador ejerza
las atribuciones que le son propias respecto del régimen laboral
(CNAT, 10/8/71, LT, XX-A-265).
Conforme con la recordada jurisprudencia, no se admite la
licitud de la huelga solidaria cuando por medio de ella (no obs-
tante su carácter laboral) se ejerce presión contra un tercero,
así como tampoco cuando se la realiza en apoyo de un movi-
miento que tiene vías de solución previstas (revisión judicial),
154 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

o en su caso, respondiera a causas extralaborales o ajenas a la


empresa, como son las de carácter intrasindical, intersindical o
político.
En algunos países, en especial Italia y España, se destaca
una corriente doctrinaria que se pronuncia en favor de la acep-
tación de un modelo "polivalente del derecho de huelga", según
el cual quedan legitimadas todas aquellas acciones (incluidas
las de solidaridad, así como las que tienen una finalidad econó-
mico-profesional) que tienden a "operar como medio de autotu-
tela de la clase trabajadora en todos los ámbitos de la vida so-
cial, y no sólo en el ámbito, importante, pero limitado, de las
relaciones de trabajo".
Según esa concepción, se amplía el ámbito de acción de
la huelga. Por lo tanto, adquieren plena legitimidad no sólo la
de solidaridad, sino también todas aquellas que constituyen un
medio de "autotutela de la clase trabajadora". Dicho modelo
se opone al que esos autores designan como "contractual" (en
cuanto concibe la huelga como simple instrumento de presión
en la negociación colectiva), o "laboral" (en tanto se la consi-
dera como un instrumento de autodefensa colectiva de las rela-
ciones; un medio para compensar la debilidad del grupo laboral
en sus relaciones con los empleadores), ambos de raigambre
privatista.
Consideramos que, al efecto, a los fines de precisar la legi-
timidad de las medidas de acción directa, cabe distinguir entre
aquellas que se ejercen a fin de consolidar la defensa de los in-
tereses del grupo (que pueden ser perfectamente legítimas des-
de el punto de vista moral y desde el socio-político), y las que
se ejercen en el ámbito de la relación laboral en el que ambas
partes tienen recíprocos débitos y derechos en función de la
misma. De acuerdo con ésta, no se justifica que una parte se
abstenga de la prestación que ha pactado, en virtud de la defen-
sa de un interés que la otra parte no puede asegurarle, toda vez
que excede el ámbito de su poder. Ello requiere distinguir el
plano laboral del político-económico, más allá del grado de le-
gitimidad que éste pueda tener en su propio ámbito. No se
CONFLICTO LABORAL 155
trata de disociar una unidad (la acción del hombre en defensa
de su interés), sino distinguir los diversos planos de su actuar,
que no pueden ser confundidos.

§ 297. OTRAS FIGURAS DE MEDIDAS DE ACCIÓN DIRECTA. -


Algunos autores distinguen entre la huelga y otras figuras que
califican de "irregulares". La huelga, que se caracteriza por la
interrupción de la prestación laboral, se diferencia de otras mo-
dalidades a que suelen recurrir las organizaciones de trabajado-
res a fin de obtener medios más eficaces de presión. Dentro
de éstas deben distinguirse las que se refieren a una paraliza-
ción total de la prestación, pero con algunas características que
las diferencian de la huelga, mientras que otras se configuran a
través de un deterioro de aquélla (hay trabajo, pero el emplea-
do restringe en parte su colaboración) o se llevan a efecto a tra-
vés de acciones ajenas al cumplimiento del débito (que a veces
se suman a las anteriores). Entre esas figuras, cabe citar las
siguientes:
a) PARO. Entre las modalidades propias de esta figura, se
distinguen tres diferentes: 7) la que se traduce en una interrup-
ción de la prestación por un tiempo determinado (1 hora, 1 ó 2
días, etc.), mientras que la huelga lo es por un tiempo indefini-
do (hasta que se levante la medida, se solucione el conflicto,
etc.); 2) la interrupción de la tarea es por un lapso no superior
a una jornada (criterio adoptado por el Ministerio de Trabajo y
Seguridad Social para la confección de las estadísticas sobre
conflictos), y 3) la abstención de la tarea, pero con permanen-
cia en el lugar de trabajo^, mientras que la huelga lo es sin esa
permanencia.
En cuanto a la primera y la segunda modalidad, en princi-
pio no cabe distinguirlas de la huelga. Si bien ésta, como ya
se expresó, se ejerce mediante una paralización de la tarea has-
ta que se logra el objetivo propuesto (vencer la oposición pa-
tronal al pedido formulado o la cancelación de la medida como
consecuencia de una "derrota"), no hay inconveniente en que,
de acuerdo con la estrategia sindical, se recurra a otras formas de
156 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

acción. En uno y otro caso, hay paralización de las labores,


por lo cual el plazo de ellas, determinado o no, no puede hacer-
le cambiar el carácter lícito de la medida.
Más aún, en ciertas situaciones, esa figura puede ser me-
nos gravosa para el empleador, ya que con anterioridad se le
advierte el lapso de interrupción de la prestación (media, una
hora), lo cual permite que aquél adopte las medidas oportunas.
Como por lo común el paro es por un breve lapso, los tra-
bajadores permanecen en el lugar de trabajo; esta figura, que
corresponde a la indicada en tercer lugar, también se denomina
"huelga de brazos caídos". En otros casos, aunque abarca toda
la jornada, también se da esa modalidad. Se sostiene que ese
hecho invalida per se la legitimidad de la medida, ya que signi-
fica un menoscabo del derecho del empleador (a veces, la ac-
ción tiene la finalidad de impedir que otros trabajadores reali-
cen la tarea asignada a los huelguistas; en general, sobre todo
en las empresas de gran dimensión, es difícil sustituir rápida-
mente al personal que se niega a prestar servicio).
De acuerdo con una tendencia receptada en varias legisla-
ciones, el art. 70 de la ley 24.013 "prohibe la contratación de
trabajadores bajo la modalidad de contrato de trabajo eventual
para sustituir trabajadores que no prestaran servicio normal-
mente en virtud del ejercicio de medidas legítimas de acción
sindical". Tampoco puede el empleador que se hallare "en
conflicto colectivo, salvo acuerdo en contrario en la negocia-
ción colectiva", contratar personal de acuerdo con las modali-
dades promovidas (art. 36, ley 24.013). De darse esa situa-
ción, el contrato concertado no sería nulo (la prohibición se
dirige al empleador; art. 40, LCT); la sanción legal se traduce
en que el contrato no se regula por las disposiciones del trabajo
eventual, sino que lo hace por el de tiempo indeterminado (arg.
art. 35, inc. a, ley 24.013; ver § 101, b).
El tema permite distinguir dos aspectos: 7) permanencia
del trabajador en el lugar de trabajo, y 2) ocupación de éste por
parte del empleado. En el primer caso, si bien aquélla no tiene
CONFLICTO LABORAL 157
justificación (sólo se explica como medio para que el empleado
cumpla con su débito laboral, de manera que, si no trabaja, no
tiene por qué permanecer en él), puede ser tolerada por el em-
pleador que considera más conveniente esa situación que un
abandono del lugar (que a veces puede ser por un breve lapso,
quizá minutos).
En cambio, cuando hay una orden de desocupar, la perma-
nencia en el lugar de trabajo constituye una modalidad especial
-no exigida para el cumplimiento de la huelga-, que lesiona el
derecho de propiedad del empleador, puesto que, en contra de
su voluntad, se mantiene la ocupación. El hecho, a su vez,
se agrava cuando se agregan actos de violencia, como son la
"toma del establecimiento", y otros.
Por consiguiente, mientras no exista una orden de desalo-
jar los ambientes de trabajo, parece ser que la permanencia no
constituye una forma ilícita de exteriorización del conflicto; sí
lo es cuando hay una intimación para que se los abandone,
pues ya existe un desconocimiento del derecho del empleador.
Cabe recordar, según ya se indicó (ver § 294), que el hecho de
que algunos o todos los trabajadores incurran en ese exceso, no
convierte en ilícita la huelga, sino sólo la actitud de quienes
adoptan esa medida.
b) PAROS ROTATIVOS. De acuerdo con esta figura, los traba-
jadores de un conjunto empresario se abstienen de prestar su
débito, pero no lo hacen en forma continua y simultánea, sino
con intermitencias, de manera que por paros de las distintas
secciones "se altera la labor de la empresa" (un día no trabaja
un sector, al día siguiente otro, y así sucesivamente). No pue-
de negarse que si la huelga declarada no es ilícita por su fin,
por no haber agotado los trámites que establece la reglamenta-
ción o por no haberse ordenado el cese de ella, los trabajadores
pueden realizarla en forma sucesiva; se trata del uso de una es-
trategia admisible, aunque puede ocasionar cuantiosos daños al
empleador. - Frente a esta modalidad, la empresa puede recurrir
al cierre del establecimiento (contrahuelga; ver § 302).
158 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

c) TRABAJO A DESGANO. * Por medio de esta modalidad no se


produce una interrupción de la prestación; ésta se mantiene, pe-
ro el trabajador regatea su colaboración. A veces se limita a
hacer el mínimo posible para que no se le impute abandono del
servicio. En el caso, hay una violación al deber de actuar co-
mo "buen trabajador" en la ejecución del contrato (arg. art. 63,
LCT; ver § 37 y 106). En la experiencia recogida en estos úl-
timos años han aparecido algunas aplicaciones prácticas de esa
figura, como el "trabajo triste", la "lentificación". Según la
primera, el estado de "congoja" provocado por el conflicto im-
pide que el empleado ponga el empeño necesario para cumplir
su tarea. En el segundo, por la misma circunstancia, se impri-
me a la labor un ritmo "lento", distinto del habitual (aunque és-
te no sea el normal).

d) TRABAJO A REGLAMENTO. De acuerdo con esta modalidad,


bajo la apariencia del cumplimiento estricto de ciertas exigen-
cias que establece el reglamento de trabajo, se disminuye el rit-
mo de las tareas. La designación proviene de la actividad
ferroviaria, en la que se ideó esta forma para evitar que se pu-
diera alegar falta de cumplimiento al deber contractual median-
te un "riguroso" acatamiento al reglamento de seguridad en el
transporte (control minucioso, reiterado y lento de los diversos
dispositivos establecidos a tal efecto).
Como en el caso anterior, aunque es distinto el argumento
que se invoca para llegar a la misma finalidad, bajo la aparien-
cia de una sujeción a un buen cumplimiento de la labor, se dis-
minuye la prestación laboral.
e) RETIRO DE COLABORACIÓN. El trabajador se considera exi-
mido de prestarla (lo que es un deber primordial para ambas
partes). Al efecto realiza su labor de tal manera que limita el
cumplimiento a lo que está establecido en las "discriminaciones
de tareas"; por lo tanto, se niega a realizar horas extra, no co-
munica al empleador determinadas circunstancias que observa:
defectos de la materia prima que emplea, dificultades de fun-
cionamiento de las maquinarias que opera, etcétera. >
CONFLICTO LABORAL 159
A propósito de esta figura, hay que distinguir entre las
actitudes de lealtad, colaboración y solidaridad, exigidas por el
cumplimiento del contrato (ver § 106), de otras que sólo se de-
ben en casos extraordinarios, como la de realizar tareas en "ho-
ras suplementarias" (arg. art. 203, LCT; ver § 141). Si las
consecuencias de la "huelga irregular" se reducen a esto último,
no hay ilicitud; en la medida en que no se dan las circunstan-
cias indicadas en la ley ("casos de peligro o accidente ocurrido
o inminente de fuerza mayor, o por exigencias excepcionales de
la economía nacional o de la empresa"), no hay obligación algu-
na de realizar tareas fuera del horario pactado. A pesar de
que en la práctica (por conveniencia de ambas partes, para ob-
tener una mayor remuneración; satisfacer determinados requisi-
tos sin necesidad de contratar nuevo personal; a tal efecto se
incrementa el horario del actual) se suele extender la jornada
más allá del máximo legal, el hecho constituye una violación
de la norma (en la mayor parte de los casos tampoco se cumple
con los requisitos de atenerse a los recaudos establecidos en la
norma aplicable y su reglamentación; arts. 4o y 5o, ley 11.544;
art. 12 y ss., decr. 16.115/33, para el orden federal) que opera
como costumbre contra legem. Por lo tanto, la negativa indi-
vidual o colectiva a realizar tareas adicionales después del
horario pactado, no constituye violación al débito laboral, a
menos que se den las circunstancias de excepción ya mencio-
nadas.
En cambio, otras formas de retiro de colaboración pueden
constituir un ilícito (arg. arts. 62, 63, 84, 85, 86, 89 y concs.,
LCT), en cuanto se apartan de la conducta debida por el traba-
jador como integrante de la relación laboral, de acuerdo con los
principios de colaboración, solidaridad y buena fe.
f) SABOTAJE. Consiste en actos de depredación del instru-
mental, materia prima o elaborada, maquinarias o edificios que
constituyen la infraestructura necesaria para el cumplimiento
del objetivo de la empresa. El hecho no se refiere a una mo-
dalidad relacionada con la prestación laboral; es ajena a ella,
160 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

pero tiende a impedir su cumplimiento (ya por parte del que lo


realiza o de otros trabajadores). *• La comisión de hechos de esta
naturaleza constituye un ilícito grave que, a su vez, configura
un delito de carácter penal.
g) LISTAS NEGRAS. Son nóminas de personas (empleadores)
con quienes se "aconseja" que no se mantengan relaciones con-
tractuales (de carácter laboral o comercial). Constituyen un
medio de presión. Su ilicitud es evidente en la medida en que
constituye una violación al deber de lealtad, aunque suele ser
difícil acreditar el hecho, dada la forma clandestina en que se
lo realiza y difunde. En el caso, la acción no es directa, sino
que se dirige a terceros para que se abstengan de trabajar o de
comerciar con quienes aparecen en el índex. A esta figura tam-
bién se la designa como boicot.
En algunos casos, a fin de ejercer una presión para obligar
a incorporarse al sindicato, dichas listas incluyen el nombre de
trabajadores que se niegan a hacerlo; a ese fin se recomienda que
no se los contrate. Estas formas tienen estrecha relación con las
^áusulas sindicales, en especial la de taller cerrado (ver § 77,
g); sólo que en este último caso la presión se ejerce a través de
un contrato con el empleador, mientras que en el boicot se "su-
giere", bien que a veces con la prevención de que la no acepta-
ción de la medida dará lugar a represalias.
Existen también listas de este tipo preparadas por emplea-
dores que incluyen a trabajadores que han tenido "problemas"
laborales, a fin de dar aviso a otras empresas que, en conoci-
miento de los antecedentes, no los contraten.
En ciertos países, sobre todo en determinadas actividades,
las organizaciones de trabajadores han recurrido a procedimien-
tos, no de lucha abierta, sino indirecta (unión label, sello sin-
dical), por medio de la recomendación de ciertos productos
fabricados por empleadores que están en armonía con el sindi-
cato y cumplen con las normas laborales. Los artículos o pro-
ductos que contienen ese "sello", son recomendados por la orga-
nización sindical a los trabajadores y al público en general para
CONFLICTO LABORAL 161

su compra. Los que carecen de él no gozan de ese aval, sino


que, por el contrario, se aconseja que no se los adquiera.
h) PIQUETES. Se lo suele describir como una forma del
ejercicio de la huelga (irregular). En realidad, no se trata de
tal, sino de un medio de presión que unas veces se limita a la
invitación y en otras ocasiones acude a la violencia, para que
los trabajadores y el público se abstengan de "entrar al trabajo"
o de "comprar". Para ello se instalan personas en la "puerta"
del establecimiento a fin de que actúen (inviten de viva voz,
exhiban carteles o impidan el ingreso). La medida constituye
un medio de presión que, cuando es pacífico y no viola otras
disposiciones (derecho de trabajar, de comerciar), es lícito.

§ 298. PAGO DE LA "LABOR DETERIORADA". - Cuando no


hay prestación laboral, por huelga o paro, a menos que se dé la
circunstancia de que el hecho haya sido provocado por culpa o
dolo del empleador, no hay obligación de abonar el salario du-
rante el tiempo que dura la medida (ver § 293). En cambio,
ante las figuras en que hay prestación laboral, pero ésta se
realiza parcial o deterioradamente (trabajo a desgano, a regla-
mento, algunas de las modalidades de "retiro de la colabora-
ción"; ver § 297, c, d, e y f), se presenta la dificultad de deter-
minar si corresponde o no el pago del salario. Cuando la
remuneración en forma total está en relación con el éxito de
la tarea (comisión, destajo, etc.; ver § 187 a 190), la disminución
del empeño puesto por el trabajador se refleja automáticamente
en el salario, por lo cual la cuestión no presenta dificultades.
En cambio, cuando la remuneración ha sido convenida por
tiempo (incluye aquellas formas en que, aunque se retribuye a
destajo, a comisión, hay un mínimo garantizado; ver § 181), la
solución del problema ofrece dificultades así como la prueba del
hecho (¿cómo puede medirse la lentificación de un cajero, de
una maestra de grado, de un obrero, cuando no existe estándar
de producción, o cuando los hay, cómo se acredita que no se
han cumplido las tareas por razones imputables al trabajador?).
162 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

En principio, si el empleado cumple con su horario nor-


mal, la otra parte no podría eximirse del pago del salario, a me-
nos que acreditara fehacientemente que la prestación fue nula.
En el caso, no basta la concurrencia física de aquél, se requiere
que realice la labor encomendada. Si se prueba que no se ha
cumplido esta última condición, obligar al empleador a abonar
el salario equivaldría a legalizar una actitud de carácter abusivo.
De no poder acreditarse el hecho, la defensa que tiene el
empleador es recurrir a la contrahuelga (ver § 302) para evitar
el perjuicio que le es difícil impedir por otra vía.
El paro con permanencia en el lugar de trabajo o "huelga
de brazos caídos", en cuanto se refiere a este tema, ofrece difi-
cultades de solución. Si el trabajador concurre, está a cargo
del empleador acreditar que, no obstante ello, durante la jorna-
da o en determinados períodos, aquél no ha prestado su débito,
por lo cual no tiene derecho a percibir la remuneración. En el
caso de que se acredite esa circunstancia, la disminución del
salario correspondiente por la jornada total (en proporción al
tiempo no trabajado), no constituye un descuento o una multa
que el empleador dispone por sí, lo que está prohibido por ley
(ver § 199, f), sino un pago por una prestación que ha sido sólo
parcial (no por toda la jornada en la que el trabajador ha estado
presente).

§ 299. LA HUELGA EN EL SECTOR PÚBLICO Y EN EL DE SERVI-


CIOS ESENCIALES. - En éstos, con cierta frecuencia se presentan
situaciones en las que se dan conflictos que eclosionan en for-
mas externas a través de figuras que paralizan o deterioran el
débito de los trabajadores del sector. De acuerdo con la expe-
riencia recogida en la materia, se han producido huelgas que
han paralizado la prestación de servicios públicos, así como
esenciales (aunque gestionados por particulares) y que han
afectado, inclusive a los que están a cargo de organismos de se-
guridad provincial. Aunque la cuestión, en cuanto se refiere
al sector público, corresponde al ámbito propio del derecho ad-
ministrativo laboral (ver § 3), rama que tiene a su cargo la dis-
CONFLICTO LABORAL 163
ciplina de las relaciones entre los distintos poderes del Estado
y el personal a través del cual se cumple la acción de aquéllos,
el tema adquiere especial relevancia para el derecho del traba-
jo. Algunas organizaciones profesionales (como la Asociación
Bancaria) agrupan a trabajadores privados y públicos, por lo cual
las medidas que adoptan las cumplen por igual unos y otros.
En otros casos, las organizaciones profesionales que representan
a trabajadores del sector público suelen recurrir a las mismas
técnicas de defensa de sus derechos que las que utilizan las que
actúan en el ámbito privado.
Además, hay tendencia a incluir a todos los trabajadores
de ambos sectores, aunque se admite la distinta regulación por
el derecho administrativo en un caso, y por el privado en el otro.
No obstante la opinión más generalizada entre los admi-
nistrativistas acerca de la ilicitud de las medidas de huelga de los
trabajadores del Estado, los hechos demuestran que se trata de
una aspiración que en tiempos normales suele ser violada con
inusitada frecuencia; más aún, parece ser que se dan situacio-
nes que incitan a la realización de la huelga, ya que, por lo co-
mún, no se procede al descuento de los salarios como ocurre en
el ámbito privado.
Existe en esta materia una tendencia a distinguir los fun-
cionarios (personas que expresan la voluntad del Estado), de
los empleados públicos que son los encargados de las tareas
de ejecución. En cuanto a éstos, se admite o tolera la realiza-
ción de actos de huelga, no así con relación a aquéllos.
El tema adquiere especial importancia con referencia a las
empresas de propiedad del Estado. De acuerdo con una cierta
tendencia en la Argentina que se revierte a partir de 1990, en
que comienza a desarrollarse una política de privatizaciones,
ciertas tareas que tienden a satisfacer necesidades esenciales:
provisión de agua, de electricidad, combustibles, han sido enca-
radas por empresas de este tipo que, paulatinamente, fueron ad-
quiriendo formas societarias propias del derecho privado (ver
§ 65); no obstante, dada su finalidad, a veces la prestación de
164 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

los servicios públicos a su cargo está sometida a reglas espe-


ciales. En este orden, hay disposiciones referentes a "empre-
sas u organismos del Estado que presten servicios de interés
público o desarrollen actividades industriales o comerciales",
por las que se ha establecido un procedimiento especial de ar-
bitraje en los conflictos (decr. ley 879/57). Cuando éstos se
expresan a través de figuras de huelga u otras que no han podi-
do solucionarse por "las partes" (el problema queda radicado
desde su comienzo ante el respectivo Ministerio responsable de
aquellos organismos), hay que llevar la cuestión a la decisión
del Poder Ejecutivo.
Las "partes", dentro de los 5 días de la elevación de las
actuaciones, pueden presentar una memoria. El Poder Ejecuti-
vo, previa vista al Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (el
plazo es de 10 días), tiene que resolver la cuestión dentro de
los 30 días siguientes. El mencionado procedimiento, que se
refiere a las normas colectivas, no enerva la actuación del Mi-
nisterio de Trabajo y Seguridad Social respecto de las cuestio-
nes que se plantean en el plano individual.
De acuerdo con lo que establece la ley 17.183, las empre-
sas u organismos del Estado que presten servicios públicos o
de interés público, pueden intimar al personal al cese de las ac-
ciones de fuerza impuestas por él o por la asociación profesio-
nal que los represente, "cuando ellas disminuyen la eficiencia,
entorpezcan o interrumpan el servicio".
La intimación, que debe formularse por "cualquier medio
de publicidad que asegure el conocimiento por el personal afec-
tado", significa una orden de normalizar la prestación dentro de
las 24 horas siguientes. La falta de cumplimiento puede dar
lugar a cesantía sin perjuicio de la pérdida de los haberes a que
hubiere lugar en virtud de las normas legales vigentes.
La norma admite la realización del acto de huelga; sólo
dispone su cese cuando ella afecte el servicio. En el caso, co-
rrespondería, en cuanto a la pérdida de salario, hacer la misma
reflexión que ya se ha formulado (ver § 298). La no prestación
CONFLICTO LABORAL 165
de tareas, cuando no sea ella imputable a culpa grave o dolo del
empleador, no da derecho a la percepción de los haberes.
En el caso, el no reincorporarse constituye una medida que
deberá ser sancionada de acuerdo con los antecedentes de cada
trabajador.
La solución del conflicto debe tramitarse de acuerdo con
la norma correspondiente (o sea, la establecida por el decr. ley
879/57). En esos casos, los citados organismos estatales pue-
den disponer el cese o la cancelación de las licencias gremiales
otorgadas (ley 17.197).
En los últimos años, no sólo en la Argentina, se ha desta-
cado la importancia que asumen las huelgas en los servicios
esenciales. En algunos países se han establecido procedimien-
tos de autorregulación por parte de las propias organizaciones
sindicales, así como en otros casos lo han sido por vía de con-
venciones colectivas.
Respecto del ámbito de los servicios que se consideran
esenciales (no todos los que prestan los organismos públicos lo
son), se estima que corresponden a los que "tienden a satisfacer
necesidades o intereses de carácter general, cuya índole o gra-
vitación, en el supuesto de las actividades de los particulares o
de la administración, requiere el control de la autoridad estatal,
en razón de que deben prestarse en forma regular y constante, a
fin de que no se paralice la satisfacción de una necesidad per-
manente".
Ese concepto hace referencia a dos temas fundamentales:
a) satisfacción de una necesidad o interés de carácter general,
y b) continuidad de la prestación del servicio o actividad en toda
circunstancia, ya que "su interrupción podría poner en peligro
la vida, la seguridad o la salud de la persona en toda o parte de la
población" (OIT, Comité de Libertad Sindical). No existe una-
nimidad respecto de a cuáles actividades les corresponde esa
calificación. Consideramos que algunas que normalmente no
lo son, pueden llegar a serlo en circunstancias especiales, entre
ellas, en razón de la extensión temporal de la huelga que afecta
166 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAIO

a la comunidad (tal como podría ocurrir con el comercio mino-


rista de artículos de alimentación).
Las medidas que comúnmente se adoptan a fin de no inte-
rrumpir las prestaciones, consisten en determinar equipos que
atiendan servicios mínimos durante el lapso del conflicto, así
como la comunicación a los usuarios respecto de la reducción
de los servicios y del momento en que se producirá ese hecho.
En 1989 el Poder Ejecutivo remitió un proyecto de ley al
Senado, cuyo trámite fue demorado en la Cámara de Diputados,
por lo que caducó. Según el mismo, con las modificaciones
introducidas por el Senado, se consideraban servicios esencia-
les: a) en particular: 1) los sanitarios y hospitalarios, y 2) pro-
ducción y distribución de agua potable, energía eléctrica, gas y
otros combustibles; b) en casos de extrema gravedad, la autori-
dad de aplicación, por resolución fundada, podía considerar co-
mo tales a los que afecten: 7) el transporte de pasajeros; 2) la
educación, cuando pudiera comprometer gravemente o perderse
el ciclo lectivo; 3) correos, comunicaciones, y 4) todos aquellos
en los que el paro, por su extensión o duración, pudiera poner en
peligro la vida, la salud o la seguridad de la comunidad o parte
de ella.
Ante la falta de sanción del referido proyecto, el Poder
Ejecutivo por decr. 2184/90 estableció un régimen aplicable a
los conflictos que afecten la prestación de los servicios: a)
sanitarios y hospitalarios; b) de transporte; c) producción y dis-
tribución del agua potable, energía eléctrica, gas y otros com-
bustibles; d) de telecomunicaciones; e) de educación primaria,
secundaria, terciaria y universitaria; / ) de administración de
justicia (cuando lo requiera la Corte Suprema de Justicia de la
Nación), y g) en general, de "todos aquellos en que la exten-
sión, duración u oportunidad de la interrupción del servicio o
actividad pudiera poner en peligro la vida, la salud, la libertad
o la seguridad de toda la comunidad o parte de ella" que sean
calificados al efecto por el Ministerio de Trabajo y Seguridad
Social (art. Io).
CONFLICTO LABORAL
167
Se reglamentan así, conforme la facultad que le confiere a
ese poder el art. 99, inc. 2o, de la Const. nacional, las normas
legales con vigencia en el orden federal (leyes 14.786 y 16.936).
De acuerdo con el citado decreto, el Ministerio de Trabajo y
Seguridad Social, cuando en el ámbito de sus facultades toma
conocimiento de un conflicto, por resolución fundada deberá
determinar si el mismo afecta total o parcialmente un servicio
que corresponde a esa categoría; a este efecto encuadrará el
mismo dentro de las previsiones del decreto (arts. 2o y 3o).
Con una anticipación de 5 días al vencimiento del plazo
obligatorio de conciliación (no prorrogado; ver § 290, b, 2), la
parte que se proponga adoptar medidas de acción directa (ver
§ 288) que afecten esos servicios, deberá comunicarlo al Minis-
terio de Trabajo y Seguridad Social y a la otra parte (art. 4o).
Dentro de las siguientes 48 horas de recibida la comunicación,
las partes "deberán convenir las modalidades de la prestación
de los servicios mínimos que deberán mantenerse mientras dure
el conflicto". "La autoridad que resulte competente en razón
de la actividad afectada" podrá observar como insuficiente o
inadecuados los servicios mínimos proyectados. De no lograr-
se ese consenso (consideramos que también procede si se da
esta última situación), el Ministerio de Trabajo y Seguridad So-
cial, previa consulta con la autoridad vinculada con la prestación
del servicio, determinará los servicios mínimos que deberán
asegurarse (art. 5o).
En los casos en que las partes, con anterioridad (por con-
venio colectivo o acuerdo de empresa), hubieran pactado la
prestación de servicios mínimos, en el citado plazo de 48 horas
deberán "convenir por escrito las modalidades de la prestación",
el alcance de la disposición contractual y la forma práctica en
que se llevará a cabo. El Ministerio de Trabajo y Seguridad
Social podrá modificar lo convenido y fijar los servicios míni-
mos que se deberán brindar (art. 6o).
Los trabajadores afectados a la prestación de dichos servi-
cios, cuya designación y asignación de funciones le compete al
168 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

empleador, "deberán cumplirlos conforme a los equipos norma-


les de trabajo en los turnos y horarios que les correspondan de
acuerdo a las diagramaciones establecidas". El incumplimien-
to de ese deber será juzgado de acuerdo con las normas aplica-
bles (art. 7 o ).
La empresa afectada por las medidas de acción directa de-
berá disponer lo necesario para reactivar el servicio a la finali-
zación de aquéllas, así como "poner en conocimiento de los
usuarios las modalidades, tiempo de iniciación y duración de
las medidas, formas de distribución de los servicios mínimos
garantizados y reactivación de las prestaciones, dos días antes
de la fecha prevista para el inicio de la medida" (art. 8 o ).
Si como consecuencia del fracaso de la conciliación, no se
respetaran las prestaciones de los servicios mínimos estableci-
dos, el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social "por resolu-
ción fundada someterá de manera inmediata el conflicto subsis-
tente a la instancia del arbitraje obligatorio" (art. 9 o ).
Ante la inobservancia de los procedimientos establecidos
por las leyes 14.786 y 16.936 o "falta de acatamiento de las de-
cisiones" por ellas dictadas, la autoridad de aplicación declara-
rá la ilegalidad de las medidas de acción directa que fueren
efectivizadas (art. 10).
En cuanto las asociaciones sindicales "dispongan, alienten"
o apoyen acciones declaradas ilegales, el Ministerio de Trabajo
y Seguridad Social "procederá a instrumentar los procedimien-
tos previstos" en la ley 23.551 (art. 11; ver § 282, c).
El citado Ministerio "podrá extender" la aplicación del pro-
cedimiento establecido "a los conflictos que se susciten con el
personal de la Administración pública centralizada y descentra-
lizada no comprendido en convenios colectivos de trabajo, en
consulta con el Ministerio del ramo" (art. 12).

§ 300. RESPONSABILIDAD DEL SINDICATO POR LA ADOPCIÓN


DE MEDIDAS DE ACCIÓN DIRECTA ILÍCITAS. - De la misma manera
que el trabajador la tiene en el plano contractual y penal por su
CONFLICTO LABORAL 169
participación en una acción de ese carácter o por haber realiza-
do actos ilícitos (toma de rehenes, ocupación de establecimien-
to) con motivo de haber realizado una huelga, la asociación
profesional también contrae responsabilidad, tanto en el plano
civil como en el administrativo, sin perjuicio de la de carácter
penal en que pudieran incurrir sus dirigentes.
Una medida de esa índole tiene que ser adoptada, para que
sea lícita, por el procedimiento del estatuto profesional (art. 16,
inc. i, ley 23.551; ver § 261 y 290, b, 1); toda decisión que se
adopte por otro cauce que no sea el indicado puede hacer incu-
rrir al sindicato en la responsabilidad consiguiente desde el
punto de vista civil, en la medida en que uno de sus órganos
hubiera tomado la decisión (reparación de los daños y perjui-
cios que su actitud haya causado a terceros). Lo mismo ocu-
rre si se la decreta en violación a una estipulación contenida en
el convenio colectivo que estableciera la obligación "de paz" de
recurrir a otros procedimientos de conciliación distintos de los
prescriptos en la ley, o a no realizar actos de esa índole (si se
prevén otros de composición del conflicto, arbitraje, etcétera).
La responsabilidad opera en la medida en que no se dé, en el
caso, una causal de legitimación, como podría serlo un cambio
fundamental de las condiciones económicas posteriores al acuer-
do que no pudo preverse (aplicación de la "teoría de la impre-
visión"), admitiendo una modificación de ciertas cláusulas (sa-
lariales o de otro carácter). Ante la negativa por parte de los
empleadores a modificar las condiciones del trato, estaría justi-
ficado el intento de lograr el citado objetivo a través de medi-
das de acción directa (para ello debería haberse agotado previa-
mente el procedimiento establecido en la ley 14.786 en el
orden federal o el de la provincia en el que aquéllas se materia-
lizan y que, al respecto, no hubiera habido orden de no innovar
o de retrotraer la situación).
Aun en el caso de que la declaración de huelga fuera lícita
en sí, pero hubiere sido decretada de manera que tuviera que ir
acompañada de actos de violencia en perjuicio de las personas
(detenciones, lesiones, toma de rehenes, etc.) o de la propiedad
170 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

(ocupación, actos de depredación, etc.), la asociación profesio-


nal responderá por los daños ocasionados con motivo de la eje-
cución práctica de la medida.
Desde el punto de vista administrativo (penal-administra-
tivo), la comisión de actos ilícitos, en cuanto se refiere a la de-
claración de una huelga de ese carácter (por su finalidad, me-
dios a través de los cuales haya de realizarse, por no haber sido
dispuesta por órgano competente sino por otro que obliga a la
asociación -consejo directivo- o persistir en ella después de ca-
lificársela de ilícita en sede administrativa; ver § 292), hace
que la asociación profesional pueda ser sancionada con la sus-
pensión, el retiro de la personería gremial o la intervención ju-
dicial (art. 56, inc. 3 o , ley 23.551; ver § 280, e, y 283, a y b).
Sin perjuicio de la responsabilidad del ente, las personas
-directivos o no- asumen la que les corresponde por sus actos
realizados en violación de las normas estatutarias (los miem-
bros del consejo directivo, cuando éste decretó una huelga que
debía ser dispuesta por otro organismo) o por la forma en que se
realiza (violación del derecho de las personas o de la propiedad
de terceros). Esa responsabilidad se extiende al plano civil y
al penal. Una huelga lícita no justifica la comisión de actos
que violen el deber de lealtad y buena fe impuesto por el con-
trato de trabajo o por los derechos tutelados por otras normas o
por el Código Penal.

§ 301. EFECTOS DE LOS MEDIOS DE ACCIÓN DIRECTA EN ORDEN


A LA RESPONSABILIDAD DEL EMPLEADOR FRENTE A TERCEROS. - LA
realización de medidas de esta índole tiende a ejercer una pre-
sión sobre el empleador, a fin de que desista de su negativa a la
reclamación formulada. Por esa vía, se intenta lograr que se
allane a lo peticionado. Se la lleva a efecto mediante la para-
lización de la prestación laboral, lo que tiene por objeto impe-
dir la realización del acto productivo o la prestación del servi-
cio que cumple la empresa.
Como consecuencia de ese hecho, es posible que la empre-
sa no cumpla en plazo sus compromisos contractuales con sus
CONFLICTO LABORAL 171
clientes; en algunos casos tendrá, además, que suspender las
compras de materias primas u otros insumos utilizados en el
proceso económico, pues ante la "abstención de los trabajado-
res", no tiene sentido su adquisición, a menos que se la conser-
ve en los depósitos (en la medida en que ello sea factible).
Por lo tanto, se plantea el problema de determinar si el
empleador puede justificar su incumplimiento ante terceros ale-
gando las medidas de acción directa que lo han afectado. Al-
gunos autores admiten la procedencia de la exculpación, en la
medida en que la causa puede ser asimilada a fuerza mayor o
caso fortuito. Por lo tanto, descartan esa posibilidad en la me-
dida en que el hecho pudiera haber sido previsto (cuando se
trata, en especial, de la renovación de los contratos colectivos
de trabajo).
La cuestión no puede solucionarse en abstracto; se requie-
re que en cada caso se la resuelva en atención a las particulares
circunstancias fácticas. No se puede sostener que el empresario
haya de prever las huelgas que puedan declararse en el futuro,
ni aun con motivo de la concertación de un nuevo convenio co-
lectivo. El hecho no tiene por qué darse con esas característi-
cas; los medios de acción directa no son lo normal en la vida
de relación, sino lo extraordinario. Lo que sí tiene que acredi-
tar el empresario es que ha actuado con la necesaria diligencia
para lograr el cumplimiento de sus obligaciones. En conse-
cuencia, si el hecho de la renovación de los convenios en forma
sistemática y durante un lapso prolongado, ha sido motivo de
paralización de las actividades, deberá tener ese hecho en cuen-
ta para prever su incidencia.
En general, no es razonable responsabilizar al empleador
por hechos imprevisibles; la concreción de medios de acción
directa, lícitos o ilícitos, puede surgir en cualquier momento.
Por lo tanto, el empresario puede invocar un paro de activida-
des como argumento que legitime su incumplimiento contrac-
tual, en la medida en que el hecho no hubiese sido consecuen-
cia de su culpa grave o dolo (ver § 293), o que no pudiera
prevérselo. Dada la complejidad del proceso productivo, tanto
172 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

de bienes como de servicios, no es excesivo que, para el cálcu-


lo del tiempo "de entrega", se estime prudente incluir (dentro
del rubro "imprevistos") una cantidad de jornadas inhábiles por
esa causa.
A fin de evitar consecuencias de esa índole, es frecuente
que en los respectivos contratos de provisión de servicios, loca-
ción de obra, venta de cosas, etc., se establezcan cláusulas que
prolonguen las fechas de finalización de obra o ejecución del
débito en proporción a los días de huelga que se produzcan en
el sector, con lo cual aquél se exime de las consecuencias del
hecho; sólo le serían imputables las que se demostrara que ha-
bían obedecido a culpa grave o dolo de su parte.

§ 302. CONTRAHUELGA ("LOCK-OUT"). - Así como se ad-


mite, dentro de las condiciones de razonabilidad indicadas -y
cumplidos los pertinentes recaudos que establece la ley- que
los trabajadores en defensa de sus intereses profesionales, fun-
dados en razones de orden laboral, pueden apoyar su reclamación
con medidas de acción directa, también los empleadores, en
ejercicio del derecho de defensa de lo que a ellos les corres-
ponde, pueden hacer uso de determinadas actitudes que en la
práctica se traducen en la exención temporal de su deber de
"recibir" el trabajo (lo cual se extiende al no pago de ellos).
Consiste en el correlato del derecho de huelga (en un caso, no
poner la capacidad de trabajo a disposición del empleador; en
el otro, no "dar", no "recibir" trabajo).
En virtud de situaciones obvias, no parece admisible que,
dada su situación, los empleadores puedan estar legitimados en
su aparente "incumplimiento contractual", en todas las circuns-
tancias en que puedan estarlo los trabajadores. El problema es
si se admite que los empleadores puedan ejercer determinadas
medidas de presión para obtener el reconocimiento de un dere-
cho ("ofensivo"), o sólo pueden hacerlo con carácter defensivo
en salvaguardia de sus derechos o bienes. Lo primero signifi-
caría que podrían hacerlo para "disminuir los derechos de los
trabajadores" (reducción salarial, aumento del horario pactado
CONFLICTO LABORAL 173
en un convenio colectivo anterior o que es práctica habitual en
el sector, etc.), lo cual no parece aceptable.
Por razones de orden histórico, han sido los empleadores
los que han fijado las condiciones de trabajo (ver § 20); los tra-
bajadores, por su parte, en un proceso de conquista (o mejor,
reconquista de sus derechos), "han ido escalando posiciones" a
través de una mejora progresiva de su situación. Ante la intran-
sigencia del sector de empleadores, deseosos de mantener la si-
tuación en su statu quo, adoptaron toda una serie de medios de
acción directa (no todos ellos lícitos en sí o por las circunstan-
cias en que se los adoptaba).
No parece razonable admitir que los empleadores usen la
misma táctica para lograr una modificación de la situación ac-
tual; ello no quiere decir que no hayan de darse casos en que
pueda solicitarse la "supresión de algunas conquistas sociales",
no porque resulten onerosas para el empleador (que, en su pa-
pel de intermediario en el proceso productivo, intenta transfe-
rirlo al comprador), sino para la comunidad global. A conse-
cuencia de ciertas situaciones, puede ocurrir que ésta quede
desplazada de un mercado exportador (no siempre la competen-
cia se basa en el pago de bajos salarios en otros sectores geo-
gráficos), que se obligue a toda la población a "trabajar más"
para abonar un mayor precio de costo de determinados productos
o servicios elevados en función de "conquistas de un sector" que
ha logrado imponer prácticas, ya por la reducción de la jornada,
salarios elevados por encima de lo normal y otras que conspiren
contra una producción eficiente (productividad) que no compar-
ten otros trabajadores.
En esos casos, se admitirá el replanteo de la cuestión a
causa de la conveniencia de la comunidad. La solución debe-
ría lograrse a través de una renegociación de esas condiciones
(que antes se admitieron), en la que la administración laboral
tiene que ejercer un papel de primera importancia. En algunos
casos, se admitió por vía legal la modificación de cláusulas de
esa índole, a través de negociación colectiva, o unilateralmente
por parte de la administración, en especial con referencia a
174 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

ciertas empresas de servicios públicos (leyes 17.494 -año 1967-,


21.345 y 21.476 -año 1976-).
Respecto de las empresas del Estado, de su propiedad o en
las que tenga mayoría accionaria y en las de economía mixta, la
ley 23.126 estableció que si la vigencia de las disposiciones
de los convenios colectivos (que habían sido abrogados o modi-
ficados por ley 21.476) produjera costos que no pudieran ser
afrontados por el empleador, podrían ser suspendidos por las
partes. En caso de discrepancia, el Ministerio de Trabajo y
Seguridad Social en forma inapelable laudará la cuestión referi-
da "al tiempo necesario para la aplicación de la cláusula im-
pugnada".
Si bien desde el punto de vista doctrinario algunos autores
admiten el lock-out ofensivo, la jurisprudencia no lo ha acepta-
do y ha condicionado el ejercicio del derecho sólo al de carác-
ter defensivo, es decir, al que se realiza ante el "exceso" de los
modos de acción directa de los trabajadores.
Como no existe disposición legal en la materia, como ocu-
rre con la huelga, el derecho es de carácter consuetudinario.
Algunos sostienen su improcedencia por tal motivo. El hecho
no es un impedimento para su existencia, ya que constituye una
aplicación práctica del principio de legitimación (que corres-
ponde a la teoría general del derecho y por lo tanto se aplica en
la disciplina laboral) ante aparentes incumplimientos, en virtud
de circunstancias fácticas (así ocurre en el caso del empleado
que no concurre a su tarea por la enfermedad de un allegado,
aunque la situación no esté prevista en la ley positiva, así como
lo fue la huelga hasta la reforma de la Constitución nacional en
el año 1957). Si sólo se admite el lock-out defensivo, el insti-
tuto tiene un mayor grado de razonabilidad.
El empleador puede recurrir a la contrahuelga como un
medio para evitar las consecuencias dañosas que le acarrea el
movimiento de acción directa de los trabajadores, aunque sea
lícito. Si aquél no tiene este último carácter (ocupación del
establecimiento, etc.), el recurso del empleador adquiere una
más plena justificación en cuanto el cierre (traducción de la pa-
CONFLICTO LABORAL 175
labra inglesa lock-out, que se ha generalizado para designar es-
te instituto) es uno de los medios más eficaces para evitar las
consecuencias del hecho. Lo mismo ocurre frente a algunas
formas de huelga irregular: trabajo a desgano, a reglamento, re-
tiro de colaboración (ver § 297, c, d y e). Pero también es
ella admisible cuando la huelga es lícita, ya que, a pesar de la
licitud, pueden adoptarse determinadas modalidades que hacen
sumamente onerosa la situación, como la que se ejerce: a)
cuando sólo una parte del personal cumple su débito, lo cual,
en virtud de la ausencia del resto, impide que pueda realizar su
labor, y b) ante las situaciones de paros rotativos que impiden
el ejercicio productivo (§ 297, b), con la circunstancia agra-
vante de tener que abonar los salarios al personal que no se
ha plegado al movimiento o durante los días en que no lo ha
hecho.
La aplicación de la contrahuelga en estos últimos casos,
que tiene consecuencias perjudiciales para el personal que no
ha negado su débito, viene a ser efecto de la aplicación práctica
del principio de solidaridad. Según éste, no sólo se recibe
apoyo moral y material del grupo que se integra, sino que a ve-
ces también hay que soportar y sufrir las "deficiencias" de las
condiciones no ventajosas impuestas por la mayoría.
Como el instituto corresponde a la órbita colectiva, es de-
cir, como no es de carácter individual, las suspensiones del
deber de ocupación en que se traduce no están limitadas por
el plazo que la LCT establece cuando existen causas económi-
cas o de fuerza mayor (arts. 220 y 221; ver § 215 y 217). El
lock-out puede prolongarse hasta que quienes realizan el movi-
miento de fuerza desistan de su actitud. La prolongación de la
medida más allá de ese momento convierte al lock-out en ofen-
sivo. En el caso, el acto sucesivamente ha respondido a dos
causas: una primera defensiva, y una segunda, ofensiva, no ad-
mitida esta última por gran parte de la doctrina ni por la juris-
prudencia, que la consideran ilícita, por lo cual no legitima la
actitud del empleador (en el caso hay incumplimiento contrac-
tual, suspensión incausada que obliga al pago de los salarios
176 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

caídos en la medida en que los trabajadores hayan puesto su ca-


pacidad laboral a disposición del empleador).
Si se ejerce el lock-out en forma defensiva, no se requiere
que previo a su ejecución deba agotarse el plazo obligatorio de
conciliación (art. 2o, ley 14.786; ver § 290, b, 2), aunque tendrá
que cesar en cuanto la autoridad administrativa así lo disponga
(art. 10, ley 14.786; art. 2o, ley 16.936; ver § 290, b, 3). Para
quienes admiten el lock-out ofensivo, sólo puede hacérselo pre-
vio cumplimiento del citado procedimiento de enfriamiento (ley
14.786).
Algunas legislaciones -ciertas doctrinas coinciden con esa
apreciación- no distinguen el lock-out laboral (el que responde
a una causa de esa índole) del económico, a través del cual los
grupos de empresarios (cualquiera que sea el sector de la acti-
vidad: primaria, secundaria, terciaria) ejercen actos de presión (no
envían productos al mercado, no prestan servicios, etc.), a fin
de lograr la modificación de las condiciones económicas en que
se desenvuelve su actividad (elevación de los precios, reduc-
ción o adopción de medidas que impidan o que faciliten la ex-
portación, etcétera). En este último caso, la medida del cierre
del establecimiento excede el ámbito de la relación laboral (en
este caso, colectiva) y sólo podrá actuar como eximente tempo-
ral del deber de ocupación, si se dieran algunas de las situaciones
previstas en la ley laboral (falta o disminución de trabajo; ver
§ 215).
CONFLICTO LABORAL 177

CUESTIONARIO

— Concepto de conflicto laboral y su vinculación con el social.


— Distintas clasificaciones sobre conflictos y su aplicación práctica.
— Sistemas administrativos y judiciales de composición de los conflictos.
— Distintas clases de medios de acción directa (de los trabajadores y em-
pleadores). Requisitos para que su ejercicio resulte lícito.
— Efectos de los medios de acción directa sobre la relación contractual.
— Distinción entre medio de acción directa lícita y realización de ella
por medios ilícitos (consecuencias).
— Pago de la "labor deteriorada".
CAPÍTULO XVII
NEGOCIACIÓN COLECTIVA

§ 303. CONCEPTO. - Como se ha indicado en los § 20 a


24, la historia del desarrollo del derecho del trabajo presenta
una etapa caracterizada por el hecho de que las condiciones la-
borales, en sus aspectos fundamentales, se regulan por acuerdos
entre las partes. A una primera etapa, signada por la libertad
de contratación (en la que se dieron situaciones de injusticia a
consecuencia de la disparidad en la capacidad de negociación
de las partes que concertaban el convenio individual de traba-
jo), siguió otra caracterizada por la intervención del Estado,
que estableció normas mínimas de orden público laboral de ca-
rácter imperativo, inderogables. A ésta continúa una tercera,
en la que las partes intervinientes, a través de sus organizacio-
nes representativas (sindicatos y organizaciones profesionales
de empleadores), conciertan las condiciones básicas en que
se desarrollará la labor en cada relación individual.
El hecho tiene una trascendencia especial; de acuerdo con
ese procedimiento, los grupos se autotutelan y se facilita que
las condiciones se adecúen a la realidad concreta de cada acti-
vidad, zona o región. Por parte de los trabajadores, el hecho
significa la asunción de un papel de participación en la tarea de
determinar las condiciones de trabajo (no sólo de las tarifas sa-
lariales); ya no se limita el sector a recibir una protección por
parte del Estado, sino que realiza una acción concreta en ese
sentido.
Este aspecto de la cuestión es característico de la acción
desplegada por los organismos sindicales, a los que se ha hecho
180 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

referencia en el § 77, b, y 267, a. De esa manera, los trabaja-


dores reivindican el derecho a negociar las condiciones en que
habrá de prestarse el trabajo y que se determinan a través de
una ley profesional (en una etapa anterior, las fijaban los em-
pleadores, facultad mitigada luego por la norma laboral).
Como marco de referencia, puede definirse el convenio co-
lectivo de trabajo (CCT), según lo hizo la OIT en la Conferen-
cia Internacional del año 1951, como: "Todo acuerdo escrito re-
lativo a las condiciones de trabajo y de empleo, celebrado entre
un empleador, un grupo de empleadores o una o varias organi-
zaciones representativas de trabajadores o en ausencia de tales
organizaciones, representantes de trabajadores interesados, de-
bidamente elegidos y autorizados por estos últimos, de acuerdo
con la legislación nacional". Con posterioridad, la doctrina y
la misma OIT han puesto más el acento en el aspecto "dinámi-
co" de la negociación (aquella que por medios formales e infor-
males intenta dar solución a los problemas que a diario se pre-
sentan en el seno de la empresa), que en el "estático" (una vez
por un período determinado) que aquella definición expresa.
Como ha ocurrido con otros institutos, la aparición de esta
nueva figura indujo a los juristas a tratar de situarla dentro de
los moldes ya tradicionales. Muchos de ellos la consideraron
como una del derecho privado; su obligatoriedad respondería a
una causa de esa índole. Así lo hacían las teorías con base
subjetiva, que pretendieron ver en él un contrato tipo al que tie-
nen que ajustarse quienes realizan tareas o usos profesionales;
en otras ocasiones, se recurrió al arbitrio de la representación
del derecho civil sobre la base de la autonomía de la voluntad
individual o estipulación en favor de un tercero. Ninguna de
tales apreciaciones explica el nuevo hecho del convenio colecti-
vo, en el que si bien las "partes" invisten una representación,
ésta no es la del mandato del derecho civil u otro similar, sino
una propia del derecho del trabajo: la de intereses colectivos
de una categoría profesional, de trabajadores o de empleadores.
Tampoco hay una gestión de negocios, ni una estipulación a fa-
vor de tercero (que en el caso, podría rechazarse).
NEGOCIACIÓN COLECTIVA 181
Ello hizo que, para solucionar el encuadramiento de la
nueva institución, se recurriera a teorías de carácter objetivo,
como la de la solidaridad necesaria, según la cual la decisión
del convenio es independiente de la voluntad de los trabajado-
res, punto en el cual es indudable que se evade ella del ámbito
voluntarista. Otras se han basado en la del espontaneísmo ju-
rídico social.
Lo cierto es que se trata de un hecho nuevo, que trascien-
de el marco del derecho civil. Es una consecuencia de la ac-
tuación de los organismos intermedios (entre la persona física
y el Estado), con capacidad para establecer normas objetivas
obligatorias dentro del ámbito fijado por la ley. Se trata de un
instituto que no forma parte ni del derecho privado ni del dere-
cho público, sino de uno nuevo que quizá fue durante muchos
años desconocido o descuidado: el del "público-privado", "pri-
vado-público" o social, según algunos autores.

§ 304. DISTINTOS TIPOS DE CONVENIO. - Hay que distinguir


dentro de ellos los que tienen efectos erga omnes, ya de activi-
dad o profesión, y los llamados "acuerdos de empresa", que,
según algunos autores, constituyen simples contratos del dere-
cho común.
Los primeros tienen un ámbito de validez que se extiende
a toda la actividad profesional dentro de un sector geográfico
determinado, por lo cual son de cumplimiento obligatorio para
los empleadores y los empleados, con prescindencia de que estén
o no afiliados al sindicato o a la asociación profesional que los
haya suscripto (arg. arts. 4o, 7o, párrs. 2o y 8o, ley 14.250, t.o.
1988). Obligan a todas las personas que dentro del sector es-
tén vinculadas por un "hecho laboral", de manera que tienen
eficacia, no sólo para aquellos que hubieran estado representados
en el convenio de acuerdo con las normas del derecho civil.
No es sólo un acuerdo de partes con una representación de
intereses de una categoría profesional (no individual), sino que
a él se ha agregado la aprobación del órgano administrativo la-
182 ' DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

boral que lo integra como elemento constitutivo y le da validez


erga omnes.
De acuerdo con una conocida y gráfica expresión, el CCT
tiene "cuerpo de contrato y alma de ley", con lo cual se indica
que, en cuanto a los requisitos y su negociación (capacidad,
consentimiento, forma, etc.), no se distingue del contrato co-
mún, pero sus efectos son similares a los de la ley. El acuer-
do, en cuanto se refiere a las cláusulas normativas (ver § 315),
no se aplica a la relación jurídica que se da entre las partes
(asociaciones profesionales), ya que no están ellas vinculadas
entre sí por una de carácter laboral, sino a "terceros"; de ahí su
carácter de ley general (en el caso, profesional).
En cambio, en lo que concierne al efecto de las cláusulas
obligacionales (ver § 315), el CCT no difiere del contrato de
derecho común; sus disposiciones sólo obligan a las partes y a
las personas representadas por ellas.
Dentro de esa modalidad operativa con efecto normativo
amplio se incluyen los llamados convenios de empresa. La
diferencia respecto de los anteriores radica en que el campo de
aplicación de la norma es más reducido; en aquéllos es toda la
actividad o profesión, del país, región o ciudad, mientras que
en éstos el ámbito se reduce al propio de una empresa, o mejor
aún, a un establecimiento dentro de ella (o de una categoría
profesional, según los casos). En ambas circunstancias, el ne-
gocio requirió la homologación por parte del organismo admi-
nistrativo laboral.
Frente a esa especie de negocio jurídico colectivo, existe
otro, designado "acuerdo de empresa", que tiene las caracterís-
ticas propias de un contrato (mientras que aquél se designa
convención), cuyos efectos vinculantes se reducen a las partes
que lo han pactado a través de sus representaciones o aceptado
de acuerdo con las reglas del derecho civil (mandato, estipula-
ción por otro, gestión de negocios, etcétera). El mismo no ha
sido homologado por la autoridad administrativa. Por lo tanto,
su ámbito de aplicación queda reducido a ese único sector.
NEGOCIACIÓN COLECTIVA
183
Los derechos y obligaciones que surgen de esa "fuente" se "in-
corporan" al patrimonio de las partes, por lo cual sólo pueden
ser modificados por "acuerdo individual".
El convenio de empresa, en la medida en que carezca de
homologación por parte de la autoridad, puede quedar reducido
a un acuerdo de esa índole con un ámbito de validez restringi-
do a ese sector. En el caso, podría concertarlo el empleador
con el sindicato dotado de personería gremial o sin ella (la cita-
da personalidad, de acuerdo con el régimen positivo argentino,
es condición para que se concierte un CCT; art. Io, ley 14.250,
t.o. 1988), con la representación gremial a ese nivel o con una
coalición. En el caso, la obligatoriedad del acuerdo está dada
por las normas del derecho civil (mandato, estipulación por
otro, gestión de negocios aceptada, etcétera).
No obstante que de acuerdo con la legislación vigente pa-
rece lógica la distinción a que hemos hecho referencia, cabe
precisar la conveniencia de una modificación de la respectiva
norma, a fin de admitir que los ahora llamados acuerdos (que
no tienen validez erga omnes), pudieran producir efectos simi-
lares a los que surgen de los convenios colectivos, aunque limita-
dos al ámbito de la representación personal de los que lo han
suscripto.
De esa manera, a través de ese negocio jurídico, se podría
obtener un mejor ajuste a una realidad dinámica y cambiante, a
través de un procedimiento ágil que, a fin de ofrecer seguridad
jurídica, podría inscribirse en un registro llevado al efecto por
la autoridad laboral. Ello no significa que el sindicato que, de
acuerdo con la normativa vigente ejerce la representación de los
trabajadores, deje de asumir el rol que le corresponde en ese
carácter, actuando por sí o a través de organismos que confor-
man su propia estructura, como ocurre con el estatuto de la
pequeña empresa (ver § 255, f). Se lograría así un modo de
"negociación dinámica", no reducida a una gestión de esa índo-
le que sólo se realiza con la concertación periódica de las con-
diciones fundamentales de la relación laboral. Su modifica-
ción por la misma vía por la que se negoció el anterior -en
184 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

tanto los derechos que aquél fijaba para las partes no se incor-
poraron al patrimonio de éstas- determinaría un nuevo esquema
de la relación contractual. No se darían así derechos adquiridos
para el futuro, que sólo pueden ser modificados a través del
acuerdo directo de las partes de la relación contractual.
Tanto la ley 24.467 (que regula las relaciones de trabajo en
la pequeña empresa; ver § 342), como la ley 25.013, utilizan
algunas expresiones que parecerían alterar el esquema que sur-
ge de la ley 14.250 (t.o. 1988). La primera (art. 99) establece
que, a los fines de la negociación y concertación del acuerdo,
el sindicato con personería gremial puede "delegar en entidades
de grado inferior la referida negociación". No indica si estas
últimas corresponden a órganos que integran la asociación que
goza de personería gremial, como ocurre en las llamadas unio-
nes (ver § 77, e) que ejercen la función respecto de un amplio
sector geográfico, en que los órganos administrativos que ac-
túan en las mismas no gozan de personería jurídica, o también
se refiere a sindicatos de primer grado (que sí gozan de ese ca-
rácter), que han adherido a una federación que, de acuerdo con
su estatuto, se ha reservado el derecho de negociar colectiva-
mente (art. 34, ley 23.551), por lo que aquéllos, por lo menos
transitoriamente, durante el lapso de su adhesión, han resignado
su derecho a negociar colectivamente.
Por su parte, la ley 25.013 (art. 14) determina que "la aso-
ciación sindical con personería gremial de grado superior",
"podrá delegar el poder de negociación en sus estructuras des-
centralizadas". Estimamos que la finalidad de la norma es la
misma que hemos indicado en el párrafo anterior: se trata de una
delegación de facultades por parte de la organización de ma-
yor nivel que, en el caso, concierta el acuerdo a través de uno
de sus miembros (cuente éste o no con personería gremial o
jurídica).
Con respecto a los negocios concertados a ese nivel, el ci-
tado art. 14 de la ley 25.013, que incorporó un párrafo al art.
6o de la ley 14.250, considera que, a los fines de preservar el
efecto de ultraactividad de los convenios colectivos celebrados
NEGOCIACIÓN COLECTIVA 185
con anterioridad a la sanción de la ley 23.545 (enero de 1988),
a los efectos de acreditar si han sido modificados a partir de esa
fecha, establece que ello pudo haber ocurrido "por la vía de
celebración de acuerdos colectivos, cualquiera sea su naturale-
za y alcance". Además, reitera el concepto que surge de la
ley 14.250 (t.o. 1988, art. 6o), según el cual, la facultad para
negociar el convenio colectivo es exclusiva del sindicato con
personería gremial (en el mismo sentido, art. 31, inc. a, ley
23.551). Estimamos que, a tal fin, la ley le ha dado valor jurí-
dico como convenio colectivo, a los referidos acuerdos de em-
presas, aunque hubieran sido negociados a nivel de la comisión
interna (no de la representación del sindicato) y no hubieran si-
do homologados por el Ministerio de Trabajo y Seguridad So-
cial (de acuerdo con lo establecido en la ley 14.250, t.o. 1988),
aunque sí registrados.
En la práctica, con efectos similares a los del CCT, se des-
tacan los llamados laudos arbitrales. Mientras que en los pri-
meros las partes mismas (a través de sus representantes) inte-
gran su voluntad en la concertación del negocio, en éstos el
procedimiento operativo es distinto. Ante la imposibilidad de
llegar a una solución que concilie los encontrados intereses en
juego, aquéllas deciden que, ante la situación planteada, el
acuerdo se exprese, no por concierto de ellas, sino por la vo-
luntad de un tercero dentro del ámbito de la autorización confe-
rida al efecto por las propias partes en el compromiso arbitral.
El arbitraje puede ser voluntario u obligatorio (ver § 290,
b, 2 y 3). En el primero, son las partes, que no alcanzan a lo-
grar una composición del conflicto, las que deciden que la cues-
tión determinada en los puntos convenidos en el compromiso
arbitral sea resuelta por el arbitro. En cambio, en el segundo,
no son las partes quienes resuelven que la cuestión sea zanjada
por esa vía, sino la autoridad administrativa laboral. En este
caso, si aquéllas no se ponen de acuerdo sobre los puntos que
tienen que resolverse en el laudo, así como acerca de las prue-
bas que deben producirse al efecto, las determina quien some-
tió la cuestión a decisión arbitral. En ambos casos, el laudo
I g6 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

es obligatorio y tiene el valor de convenio colectivo de activi-


dad, profesión o de empresa, según los casos.

§ 305. LEGISLACIÓN ARGENTINA SOBRE CONVENIOS COLECTI-


VOS. - De acuerdo con lo dispuesto en la Constitución nacional,
se garantiza a los gremios: "concertar convenios colectivos de
trabajo" (art. 14 bis), derecho que ya había sido reglamentado
en el año 1953 por la ley 14.250. Por lo tanto, la mencionada
cláusula, de carácter programático, de hecho y en virtud de la
existencia de una ley reglamentaria anterior, se convirtió en ope-
rativa. Esa norma fue modificada parcialmente por la ley 23.545
(sancionada en diciembre de 1987 y publicada en enero de 1988),
cuyas disposiciones incorporadas al anterior, han dado lugar al
texto ordenado -t.o. 1988- aprobado por decr. 108/88.
De acuerdo con una cierta presión ejercida por los sindica-
tos que ejercen la representación de los empleados de la Admi-
nistración pública, y según una tendencia que se destaca en el
orden internacional, varios sindicatos, que corresponden al sec-
tor de empleados públicos, han reclamado la posibilidad de que
sus relaciones laborales se rigieran por convenios colectivos de
trabajo. De acuerdo con ello, por ley 23.929 se ha sancionado
un régimen específico para los convenios de esa índole que se
conciertan entre el "Estado y las asociaciones sindicales repre-
sentativas de los trabajadores docentes" del sector oficial, la
que ha sido reglamentada por decr. 1753/91. Respecto de los
empleados públicos de la Administración federal, la ley 24.185,
reglamentada por decr. 447/93, estableció el régimen aplicable
a los convenios colectivos de trabajo de ese sector; ambas dis-
posiciones se ajustan a las características especiales de tal tipo
de relaciones contractuales. En el ámbito de varias provincias
se han sancionado normas específicas para regular, por esa vía,
las relaciones de trabajo de los distintos Estados provinciales y
el personal que presta trabajo en "relación de dependencia".
En la Argentina cabe distinguir un régimen de convencio-
nes colectivas de carácter común (aplicable a todos los sectores
de trabajo vinculados por una relación de derecho privado), y
NEGOCIACIÓN COLECTIVA 187

otros (conformados por diversas normas ya de orden federal o


provincial) referidos a los sectores de la Administración pública
y de la pequeña empresa. A continuación, estudiamos el orde-
namiento común, el de docentes de institutos oficiales, el ad-
ministrativo federal y el de la pequeña empresa.

A) RÉGIMEN COMÚN

§ 306. DEFINICIÓN LEGAL DE CONVENIO COLECTIVO. - La ci-


tada ley 14.250, t.o. 1988, define al convenio colectivo como el
acuerdo que se celebra "entre una asociación profesional de
empleadores, un empleador o un grupo de empleadores y una
asociación profesional de trabajadores con personería gremial,
a fin de establecer las condiciones de trabajo" (art. Io, t.o. 1988).
Esta definición, en general, coincide con la dada por la
OIT en su primera versión, salvo en lo que se refiere al dere-
cho de las asociaciones profesionales de trabajadores que pue-
den intervenir en ella, pues restringe la facultad a las que tienen
personalidad gremial (por lo tanto, no pueden hacerlo las que
estén simplemente inscriptas, así como tampoco las agrupacio-
nes temporales, coaliciones, etc., a menos que se dé la situa-
ción de excepción de ausencia en el sector de una asociación
de esa índole y que una de las primeras fuera autorizada al
efecto; arg. arts. 23, inc. b, y 31, incs. a, c, ley 23.551; art. Io,
ley 14.250; ver § 261 y 265, a).
La ley establece expresamente quién tiene derecho por par-
te de los trabajadores a celebrar tales convenios. En lo que a
los empleadores concierne, no existen en la legislación positiva
argentina organismos que gocen de esa facultad. La ley 14.295,
que legislaba en la materia, sólo tuvo vigencia entre los años
1953 y 1955, en que fue abrogada. En la práctica, la repre-
sentación patronal es designada por el Ministerio de Trabajo y
Seguridad Social. Se le reconoce personería a las asociaciones
de empleadores que suscribieron el anterior convenio (art. 2 o ,
ley 14.250, t.o. 1988; art. 2 o , decr. 199/88; ver § 307).
188 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

De acuerdo con el régimen legal vigente, pueden concer-


tarse convenios colectivos con referencia a todos los sectores
laborales, excepto algunos. Al efecto, la ley 14.250 (art. 19,
t.o. 1988) difiere la determinación concreta a la reglamentación
y ésta lo ha hecho con referencia a la de los trabajadores agrarios
permanentes o no (régimen, ley 22.248; ver § 249 y 250) y a
domicilio (ley 12.713; ver § 252), y servicio doméstico (decr.
ley 326/56; ver § 254).

§ 307. MODOS DE CONCERTACIÓN. - Hasta la sanción de la


ley 23.546 (diciembre de 1987, publicada en enero de 1988)
que establece el procedimiento aplicable para la negociación
colectiva, ésta se rigió de acuerdo con normas legales del res-
pectivo decr. 6582/54, de carácter consuetudinario. El nuevo
régimen, en lo sustancial, mantiene el sistema. El Ministerio
de Trabajo y Seguridad Social es la autoridad de aplicación,
con facultades para normalizar y vigilar el cumplimiento de
los convenios colectivos (art. 13, ley 14.250, t.o. 1988; art. 6o,
ley 23.546; art. 20, ley 25.013).
De acuerdo con la materia de que se trata, que en definiti-
va tiende a establecer condiciones de trabajo, tema propio de la
legislación de fondo, resulta evidente la competencia de la au-
toridad administrativa laboral nacional. Si bien en las décadas
de 1950 y 1960 algunas provincias sancionaron disposiciones
destinadas a regir convenios colectivos con ámbito de actuación
local, la cuestión actualmente parece tener una solución pacífica.
A fin de establecer criterios de coordinación de las funciones
que le competen a los órganos administrativo-laboral del orden
federal y de las provincias, en 1986 se suscribieron acuerdos
entre el Estado nacional y varias de éstas. Con motivo del
Acta de Reafirmación Federal, suscripto en la ciudad de Lujan,
provincia de Buenos Aires, por el Poder Ejecutivo nacional y los
gobiernos provinciales, el 24 de mayo de 1990, se celebraron
nuevos acuerdos de esa índole, que fueron ratificados por las
respectivas provincias y, en el orden federal, por los decrs. 2636/
90 y 2256/92 (cada uno referido a un determinado número de
NEGOCIACIÓN COLECTIVA 189
acuerdos que responden a un modelo tipo). En lo sustancial
referido a la materia negocial colectiva, se establece que le
compete al gobierno de la provincia: "a) ejercer la función de
policía del trabajo en todo su territorio;... é) aplicar y gestionar
las convenciones colectivas de trabajo;... / ) la negociación co-
lectiva con sus agentes públicos...".
Respecto de este último sector, no existe duda alguna de
que se trata de una competencia propia de cada uno de los
Estados provinciales, ya que la materia integra el derecho pú-
blico provincial (art. 121, Const. nacional). En cambio, lo re-
ferido al régimen de concertación de los negocios colectivos la-
borales (no así el control de su cumplimiento y las cuestiones
entre las partes que se derivan de éstos), en tanto se refiere a
una materia de fondo (propia del derecho del trabajo), parece-
ría que le compete al gobierno federal. Ese fue el criterio
adoptado en los convenios suscriptos en la década de 1980, en
los cuales se estableció que "será competencia exclusiva y ex-
cluyeme del gobierno de la Nación todo lo concerniente a la
política salarial, así como a la implementación y atención de
las negociaciones colectivas, la homologación, aplicación e in-
terpretación de los convenios colectivos de trabajo, conforme al
régimen de la ley vigente en la materia" (art. 2o).
En cambio, los acuerdos suscriptos, a partir de la citada
Acta de Reafirmación Federal, presentan, en dicha materia, una
cierta confusión. Por una parte, se reconoce al gobierno pro-
vincial (art. 2o, E) la facultad de "...gestionar las convenciones
colectivas de trabajo", lo que supone el ejercicio de las funcio-
nes que, conforme con las prácticas en la materia, tradicional-
mente hasta ahora, había realizado la administración laboral fe-
deral y, en especial, la homologación del acuerdo (art. 4o, ley
14.250, t.o. 1988, y art. 6o, ley 23.546; ver § 310). Por otra
parte, se establece (art. 3 o , C) que corresponde a la competen-
cia del gobierno de la Nación, por intermedio del Ministerio
de Trabajo y Seguridad Social, lo concerniente al "régimen de
convenciones colectivas de trabajo... que comprende la imple-
mentación y atención de las negociaciones, la homologación e
190 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

interpretación de sus cláusulas, sin perjuicio de lo dispuesto en


el art. 2o, incs. E y F, conforme a las disposiciones legales vi-
gentes". Estas últimas establecen que la materia le compete al
gobierno nacional (arts. 4o, 13 y concs., ley 14.250, t.o. 1988,
y arts. 2o y 6o, ley 23.546), lo que se ajusta al orden de reparto
de competencias que surge de los arts. 75, inc. 12, y 121 de la
Const. nacional (ver § 50 y 53).
El citado acuerdo no establece un criterio de delimitación
de funciones adecuado, lo que puede traer aparejado cuestiones
en cuanto se refiere al carácter y validez de las normas concer-
tadas por medio de esa vía. Algunas provincias, donde la or-
ganización de su administración laboral contiene la facultad de
homologar convenios colectivos de trabajo, han procedido de esa
manera ante ciertos acuerdos celebrados en su territorio (algu-
nos de ellos de empresa), lo que (frente a la materia de que se
trata -legislación de fondo-, lo dispuesto en la Constitución na-
cional referente al ámbito de competencias de las citadas auto-
ridades y lo que, en forma expresa, determina la ley 14.250
-t.o. 1988-) puede dar lugar a decisiones disímiles respecto del
carácter de un convenio colectivo de trabajo que no ha sido ho-
mologado por la autoridad que corresponde (según nuestro ré-
gimen legal).
En el caso, puede interpretarse que se trataría de un acuer-
do que la comisión de negociación del convenio (que ejerce la
representación de dos grupos profesionales, no de un derecho
propio) no ha propuesto para su homologación, sino que ha con-
certado un acuerdo definitivo entre las partes que, al no contar
con la homologación, puede ser considerado (como lo estima
parte de la doctrina, según lo que surge de la ley 14.250) como
un contrato de derecho común, cuyas cláusulas se incorporan al
patrimonio de las partes (por lo cual no pueden ser modifica-
das unilateralmente por la otra), lo que no ocurre respecto del
acuerdo homologado, que sólo confiere derechos durante su vi-
gencia (ver § 311 y 315).
La ley 25.013 ha reiterado que el Ministerio de Trabajo y
Seguridad Social es "autoridad de aplicación" de la ley (lo que
NEGOCIACIÓN COLECTIVA 191
debe entenderse en el nivel administrativo), al tiempo que en
forma clara determina que ese organismo es el competente para
recibir las denuncias respecto de los convenios que una de las
partes considera que su vigencia ha caducado, así como las so-
licitudes a través de las cuales se solicita la renegociación de
esos acuerdos. En el trámite se utiliza el procedimiento de la
ley 14.786, la que en forma expresa determina que es aplicable
a "los conflictos cuyo conocimiento sea de la competencia" de
ese Ministerio y se le encomienda a ese órgano la constitución
de "un servicio de mediación y arbitraje", así como la denuncia
pública de los ilícitos referidos a las prácticas contrarias a la
ética de las relaciones profesionales (arts. 12, 13, 16, ley 25.013).
De esa manera, el legislador ha ratificado que la materia re-
ferida a la negociación colectiva le compete a la autoridad fe-
deral.
Las partes, en especial la asociación sindical de trabajado-
res que, por lo común, tiene la iniciativa de la concertación del
negocio, pueden negociar el convenio directamente o con inter-
vención del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, que en
todos los casos debe homologarlo (arts. 2o y 6o, ley 23.546;
arts. 4o y 13, ley 14.250, t.o. 1988). La ley 25.013 (art. 16) ha
reiterado y ampliado la obligación de las partes sociales de ne-
gociar de buena fe.
Una vez vencido el plazo de vigencia de una convención
colectiva de trabajo (no obstante que sus disposiciones referi-
das a condiciones de trabajo, así como las normas relativas a
contribuciones y demás obligaciones asumidas por los emplea-
dores siguen en vigencia; arg. art. 6o, ley 14.250, t.o. 1988), o
dentro del plazo de 60 días anteriores, el Ministerio de Trabajo
y Seguridad Social, a solicitud de parte interesada, deberá dis-
poner "la iniciación de las negociaciones tendientes a la con-
certación de una nueva convención" (art. 12, ley 14.250, t.o.
1988). Respecto de la ultraactividad de los convenios colecti-
vos, remitimos al lector al § 313.
La representación que promueva la negociación de un nue-
vo acuerdo debe hacerlo saber a la otra (art. 2o, ley 23.546).
192 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

De acuerdo con las disposiciones legales vigentes, por parte de


los trabajadores está legitimado para ejercer esa función el sin-
dicato que cuenta con el reconocimiento de personería gremial
(art. 31, inc. c, ley 23.551; ver § 261 y 265, a). La ley 25.013,
art. 14, que, al efecto, reitera lo establecido respecto de la ne-
gociación en la pequeña empresa (ley 24.467), establece que el
titular de ese derecho (la organización de grado superior) puede
"delegar el poder de negociación en sus estructuras descentrali-
zadas" (tema al que ya nos hemos referido). Los que no gozan
de esta última pueden intervenir en tal negociación "cuando no
hubiere en la misma actividad o categoría asociación con per-
sonería gremial" (art. 23, inc. b, ley 23.551). Sin embargo,
esa posibilidad se reduce enormemente, ya que las federaciones
que gozan de personería gremial pueden "asumir la representa-
ción de los trabajadores de la actividad o categoría por ellos re-
presentadas, en aquellas zonas o empresas donde no actuare
una asociación sindical de primer grado con personería gremial"
(art. 35, ley 23.551). Por lo tanto, aquella posibilidad, en la
realidad, sólo se presenta en muy contados casos.
Por parte de los empleadores, al no existir un régimen le-
gal que le otorga a una asociación esa representación, como
ocurre respecto de los trabajadores, la misma se ejerce de acuer-
do con un procedimiento ad hoc. Al respecto, cabe distinguir
según que con anterioridad se haya o no celebrado un convenio
colectivo de trabajo en el sector de actividad, categoría o em-
presa. De haber ello ocurrido, en principio, en representación
del mismo le corresponde a "la o las asociaciones de empleado-
res que hayan acordado la anterior convención colectiva".
En caso de haber dejado de existir o perdido su represen-
tatividad (art. 2o, ley 14.250, t.o. 1988; art. 2o, decr. 199/88),
ésta le corresponde a la asociación "que puede ser calificada de
suficientemente representativa" por la autoridad interviniente
en la negociación, de acuerdo con el procedimiento que fija la
norma reglamentaria (art. 2o, ley 14.250, t.o. 1988). En ese
caso, la comisión paritaria de discusión del convenio se integra,
por parte de los empleadores, con la representación que el Mi-
NEGOCIACIÓN COLECTIVA 193
nisterio de Trabajo y Seguridad Social considera "suficiente-
mente representativa, de acuerdo con las pautas a que hace re-
ferencia la reglamentación, que al efecto toma en cuenta: a) las
características propias de la actividad empresaria de que se tra-
te y la de las empresas que la desarrollen, y b) la existencia de
entidades que agrupen a los empresarios, su estatuto y repre-
sentatividad medida por el número de empleadores adheridos y
el número de dependientes que éstos contraten" (art. 2o, párr. Io,
decr. 199/88).
La autoridad administrativa debe previamente invitar me-
diante la publicación de edictos en "un diario de gran circula-
ción en el ámbito territorial al que resultaría aplicable el conve-
nio y otro en el Boletín Oficial, con mención del sector de
trabajadores y empleadores comprendidos en el futuro acuerdo
y el contenido que se espera de éste, expuesto sucintamente"
(art. 2o, párr. 2o, decr. 199/88).
La designación efectuada por el Ministerio constituye una
facultad discrecional que sólo puede ser objetada en la propia
sede administrativa o judicial, cuando resultara arbitraria o fuera
consecuencia de un grave error. La misma obliga a la persona o
institución indicada a cumplir la tarea; su negativa podría cons-
tituir obstrucción a la situación de la autoridad (art. 5o, ley
18.694; ver § 350, a, 2) y su actividad, evasiva en la concerta-
ción, dar lugar a la figura de práctica desleal (art. 53, inc. /, ley
23.551; ver § 279).
De acuerdo con las pautas indicadas, si la representación
de una de las partes deseare celebrar un nuevo convenio, den-
tro del plazo de 60 días antes del vencimiento del anterior, o
una vez que ello ha ocurrido, debe formular la respectiva peti-
ción a la otra. Si ésta fuera la de los empleadores, y no exis-
tiera al respecto certeza de quién la inviste, forzosamente habrá
que recurrir al Ministerio de Trabajo y Seguridad Social para que,
previa convocatoria, la designe. Dado que en el caso de un
convenio de empresa no cabe discusión respecto de quién inviste
la representación del empleador, la negociación puede hacerse
directamente entre las partes, presentando luego el acuerdo a la
194 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

autoridad administrativa laboral para su homologación (art. 4o,


ley 14.250, t.o. 1988; art. 6o, ley 23.546).
En el caso de que existiere certeza respecto de la represen-
tación de la parte empleadora, y sin perjuicio del examen de la
situación que le compete formular al Ministerio de Trabajo y
Seguridad Social al momento en que se solicite la respectiva
homologación, la que, al efecto toma la iniciativa, debe notifi-
carle a la otra, con copia para la autoridad de aplicación, de su
deseo y de: "a) representación que inviste y la que se reconoce
a la otra parte; b) alcance personal y territorial de la conven-
ción colectiva pretendida; c) materia a negociar" (art. 2o, ley
23.546; art. 2o, decr. 200/88, modificado por art. 105, decr. 2284/
91, ratificado por art. 29, ley 24.307). En el caso de que actúe
por delegación de una asociación de "grado superior" (art. 14,
ley 25.013; art. 99, ley 24.467), deberá acreditar esa situación.
El convenio a concertarse puede ser: a) "de una o varias
ramas de actividad o sectores de la producción"; b) "de oficio o
profesión"; c) de empresa, y d) "de empresa de Estado, sociedad
anónima con participación estatal mayoritaria, entidad financiera
estatal o mixta comprendida en la ley de entidades financieras"
(art. Io, decr. 200/88).
La o las asociaciones que han sido notificadas deben res-
ponder y designar a los miembros que la han de representar en
la comisión de discusión del acuerdo. Dentro del quinto día
hábil (plazo que a petición de parte puede ser prorrogado) de
remitida o recibida la comunicación para celebrar un convenio co-
lectivo de trabajo, las partes deberán acompañar al Ministerio de
Trabajo y Seguridad Social "los instrumentos de donde surja la
representación invocada, nómina de sus representantes, titulares
y suplentes y constituir domicilio" (art. 3o, decr. 200/88). Am-
bas partes están obligadas a negociar de buena fe (art. 16, ley
25.013; art. 53, inc./, ley 23.551, respecto de los empleadores).
Si entre las partes se suscitara un conflicto respecto de la
representatividad que se atribuyen, el plazo para comenzar a se-
sionar la paritaria se suspenderá; el Ministerio de Trabajo, den-
NEGOCIACIÓN COLECTIVA 195
tro del plazo de 10 días hábiles administrativos deberá resolver
la cuestión (art. 5 o , decr. 200/88). Ambas partes están obliga-
das a negociar de buena fe (art. 3 o , ley 23.546). La parte em-
pleadora, de no hacerlo, puede incurrir en el ilícito de práctica
desleal (art. 53, inc. /, ley 23.551; ver § 279, a).
Dentro del plazo de 15 días posteriores a la comunicación
del deseo formulado de negociar un convenio, se constituirá la
respectiva comisión de discusión del mismo, integrada por re-
presentantes de ambas partes y, si éstas así lo desean, de aseso-
res técnicos con voz pero sin voto (art. 4o, ley 23.546). Las
mismas, una vez constituida la comisión de negociación, deben
presentar "el texto original del proyecto del acuerdo al que se
espera arribar e indicarán con precisión el ámbito personal y te-
rritorial que esperan pactar" (art. 4o, decr. 200/88, modificado
por decrs. 1554/96 y 50/99). El que presenta el sindicato debe
haber sido considerado por la asamblea o congreso (art. 16, inc.
b, ley 23.551). Las partes pueden decidir negociar directamente
entre sí o "bajo la coordinación del funcionario que la autoridad
de aplicación designe" (art. 4o, decr. 200/88, modificado por decrs.
1554/96 y 50/99). Las normas de procedimiento interno, así
como la presidencia del cuerpo, que deberá ser rotativa, deben
ser fijadas por las propias partes. En caso de que la negocia-
ción se realice con intervención del Ministerio, el representante
de éste es el que ejerce esa función. De las respectivas sesiones
se deberá levantar acta-resumen que contenga los puntos deba-
tidos, aquellos en los que ha habido consenso, así como en los
que no se lo ha alcanzado. Cada una de las partes que inter-
vienen en la negociación, debe expresarse -de no haber unifor-
midad de criterio entre los miembros que la representan- por
mayoría. Copias de dichas actas deben ser remitidas al Minis-
terio de Trabajo y Seguridad Social (art. 5 o , ley 23.546; art. 6o,
decr. 200/88). Durante el período de negociación, la autoridad
laboral (obviamente, si la negociación se llevara en forma di-
recta) puede solicitar información a las partes y éstas requerir
asistencia técnica y la actuación de funcionarios a fin de zanjar
las cuestiones que se susciten (art. 8o, decr. 200/88).
196 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

Ante discrepancias en el seno de una parte (la norma hace


referencia implícita a la empleadora), la autoridad de aplicación
determinará los porcentajes con que "cada uno de los miem-
bros de la comisión negociadora... concurrirá a la formación de la
voluntad de dicha parte", en función de los criterios seguidos para
atribuir la representación de la parte empleadora (art. 5o, ley
23.546; art. 9o, decr. 200/88; art. 2o, decr. 199/88). En lo que
respecta a la representación de los trabajadores, como el antepro-
yecto de convenio colectivo debió ser considerado por la asamblea
o congreso de la asociación sindical (art. 20, inc. b, ley 23.551),
es de presumir que la unidad de criterio se logre a ese nivel.
Los diferendos que se susciten entre las partes durante el
curso de las negociaciones se resuelven conforme al procedi-
miento de la ley de arbitraje voluntario. Por lo tanto, las partes
no pueden recurrir a medios de acción directa sin haber agotado
antes los trámites de la conciliación (art. 7o, ley 23.546; arts. Io
y 8o, ley 14.786; ver § 350, b).
Las partes que suscriben un convenio pueden elegir el ni-
vel de negociación y una de ellas podrá solicitar se modifique
el que se había fijado en la anterior concertación (pudiendo op-
tar por la reducción). Dicha petición se debe formular treinta
días antes del vencimiento del convenio colectivo de trabajo vi-
gente para la empresa o sector que realiza la solicitud. Esta
petición significa la denuncia del convenio vigente respecto de
la empresa o sector de que se trate (art. 2o bis, decr. 199/88,
modificado por decr. 470/93).
En caso de no coincidir las partes respecto del nivel que
ha de regir para el próximo convenio, la cuestión será dirimida
por el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social. A tal fin, éste
deberá recabar la opinión de una comisión integrada por tres
miembros de la CGT, dos de la UIA y uno de la Cámara
Argentina de Comercio, la que se deberá expedir en el plazo de
cinco días. De no existir coincidencia, cada una de "las par-
tes" informará por separado, fundamentando su posición. El
organismo administrativo resolverá la cuestión (art. 2o bis, decr.
199/88, modificado por decr. 470/93).
NEGOCIACIÓN COLECTIVA 197
La materia sujeta a la negociación puede estar referida a
las condiciones generales de trabajo y a la escala salarial. El
acuerdo puede prever un módulo general y uno particular; el
primero, que tiene carácter obligatorio, abarca todo el ámbito
comprendido dentro de la actividad, rama, sector o empresa a
la que se refiere la negociación. El segundo, ya referido a las
condiciones de trabajo o a las escalas salariales, sólo rige res-
pecto de la unidad de negociación. La asociación profesional
de trabajadores y el o los empleadores que han suscripto el
acuerdo, podrán modificarlo, aumentarlo, suprimirlo o estable-
cer que la disposición se aplique por una sola vez en razón "del
ritmo de la actividad económica" del sector respecto del cual se
ha pactado el negocio. Establece la norma reglamentaria que
"lo convenido en cualquier nivel de negociación será considera-
do como la norma convencional válida para las partes firmantes
y oponible a cualquier otra disposición convencional vigente"
(art. 3 o , decr. 199/88, modificado por el decr. 470/93).
De acuerdo con lo que establece el art. 24 de la ley 24.013,
la comisión negociadora tiene "obligación de negociar" sobre
algunos temas concretos, aunque la "falta de conclusiones" so-
bre los mismos "no impedirá la homologación del convenio".
Dichas materias son las siguientes: "a) la incorporación de
la tecnología y sus efectos sobre las relaciones laborales y el
empleo; b) el establecimiento de sistemas de formación que fa-
ciliten la polivalencia de los trabajadores; c) los regímenes de
categorías y la movilidad funcional; d) la inclusión de una re-
lación apropiada sobre la mejora de la productividad, el aumen-
to de la producción y el crecimiento de los salarios reales; e)
implementación de las modalidades de contratación previstas"
en esa norma (ver § 101, b); "/) las consecuencias de los pro-
gramas de reestructuración productiva, en las condiciones de tra-
bajo y empleo; g) el establecimiento de mecanismos de oportuna
uniformación y consulta".

§ 308. NEGOCIACIÓN ARTICULADA. - Las prácticas negocía-


les han llevado a esta modalidad, según la cual, en una misma
198 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

unidad de negociación existen varios niveles de concertación.


En algunos de ellos, a los que se designan como de ámbito ma-
yor, se suelen establecer disposiciones que deben ser acatadas
en los acuerdos que se negocian en uno menor.
Por lo común, en el primer nivel intervienen las grandes
centrales que ejercen la representación de las partes sociales res-
pecto de un gran sector geográfico o de todo el país, y de las
actividades o de un número de ellas. Como materia del acuer-
do, se suelen pactar condiciones de carácter general referidas a
determinadas materias: módulos salariales y mínimos, obliga-
ción de no disminuir la plantilla del personal o que la reducción
no sobrepase un determinado nivel, disposiciones referidas a
facilitar la flexibilización horaria, encauzándola dentro de cier-
tos parámetros. Los temas dependen de la situación de coyun-
tura por la que atraviesa el país o la región, a fin de adoptar
medidas que, si no solucionan los problemas más relevantes,
por lo menos, pueden paliar sus efectos.
De esa manera, se diseña la ley profesional aplicable al
sector. En la medida en que la normativa legal lo admita, por
esa vía, como lo hemos indicado, se suele habilitar la introduc-
ción de modificaciones o adaptaciones respecto de ésta (dispo-
nibilidad colectiva; ver § 316). En algunos casos, se estable-
cen las pautas y se fijan los límites dentro de los cuales debe
ejercerse la negociación a niveles más reducidos, ya sea de sec-
tor geográfico o de actividad, o de empresa. Con frecuencia,
las partes reservan para ese nivel el ejercicio de la negociación
respecto de ciertas materias. El ámbito de la negociación en
niveles inferiores puede quedar limitado de acuerdo con la de-
cisión que adopten en la cúpula las referidas partes sociales.
Se produce así una verdadera red de convenios (a distintos
niveles) aplicables a las relaciones laborales que se dan dentro
de un sector concreto, con lo que se puede producir una real in-
terferencia entre aquéllos. Por lo tanto, coexisten normas, a
veces de igual o distinto nivel jerárquico, que se hallan en con-
currencia (pues cada una de ellas tiene aptitud para ser aplica-
da), respecto de las que deben establecerse criterios de armoni-
NEGOCIACIÓN COLECTIVA 199
zación. En el ámbito del derecho del trabajo, ha sido clásico
que la norma de menor jerarquía pueda desplazar a una que go-
za de mayor nivel en ese orden, en la medida en que aquélla es
más favorable para el trabajador (orden de prelación). Esa re-
gla que parecía fundamental, en los últimos años se ha limitado
en sus efectos, en cuanto los problemas planteados a partir de
la década de 1970 obligó a los Estados (a veces a través de los
llamados acuerdos sociales marcos), a limitar el ámbito de la
autonomía colectiva (así como antes lo había sido la de carácter
individual), a fin de posibilitar la creación de espacios de ma-
yor justicia, no sobrepasar determinados niveles que se conside-
ran indispensables para la comunidad global (que, a veces, ha-
cen a su propia supervivencia), fijados por aquélla o en la ley.
Se da así una nueva realidad, fruto de la riqueza propia de
la negociación colectiva, que intenta dar solución a las múlti-
ples cuestiones que plantea la polifacética realidad, a través de
la cual se aprecian convenios que mantienen entre sí una cierta
articulación, lo que requiere la adopción de criterios específi-
cos para armonizar su aplicación concreta. La doctrina suele
hacer referencia a leyes de supletoriedad, subsidiariedad, comple-
mentariedad o integración, concurrencia no conflictiva, o con-
flictiva, relativas a la unidad de comparación (conglobamiento),
para dar soluciones prácticas adecuadas y justas a la aplicación
de normas que integran una espesa red, fruto de la autonomía
colectiva y de las necesidades de la comunidad.
Consideramos que esa situación se da en la medida en que
en una misma unidad de negociación existe una proliferación
de convenios con aptitud para aplicarse al caso concreto. No
basta que existan varios convenios aplicables dentro de un mis-
mo sector geográfico o de actividad; se requiere que los mismos
integren la misma unidad de concertación, ya que, de lo contra-
rio, no tienen aptitud para ser aplicados. El hecho de que en
un sector exista un convenio de actividad y uno o varios de em-
presa, a nuestro juicio, no significa que, por ello, se dé un pro-
blema de articulación de fuentes. Puede, y ello ha sido la ex-
periencia en nuestro país, que se dé esa situación, pero que
200 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

ambos acuerdos sean autónomos dentro de su propio sector, sin


ejercer ninguna influencia fuera del mismo.
El criterio de la negociación articulada fue introducido en
nuestro ámbito por las leyes 24.185 (ver § 331 y ss.), 24.467
(ver § 255) y 25.013. Un ejemplo de producto de esa índole
-quizás el primero- lo es el convenio colectivo de trabajo gene-
ral, aplicable al ámbito de la Administración pública nacional,
homologado por decr. 66/99. En el mismo se prevé la posibi-
lidad de que se realicen negocios de esa índole a nivel sectorial,
a cuyo efecto se establece que, en caso de conflicto de normas
entre ambos ordenamientos, "será de aplicación la norma vi-
gente en el convenio colectivo general, que se reconoce de je-
rarquía superior" (art. 5o).
Uno de los elementos de la unidad de negociación lo da el
ámbito de representación que invisten y, en el caso, usan las
partes que suscriben el acuerdo. Por lo tanto, aquélla depende
de quienes participaron en el negocio.
Si bien, de acuerdo con el criterio adoptado desde la pri-
mera ley de asociaciones profesionales -con la excepción de
los años 1956 a 1958, en que no hubo negociación colectiva-,
la representación de los trabajadores la ejerce el sindicato que
goza de personería gremial (uno por sector), y como no existe
un criterio similar para aplicar respecto de los empleadores,
puede darse la situación en que una asociación profesional de
trabajadores concierte, con vigencia en su mismo sector de ac-
tuación (de actividad y geográfico), varios convenios colectivos
con distintos empleadores que lo hacen en forma individual o
asociada a ese efecto. En el caso, aquella asociación usa -ejer-
ce- parte de su representatividad (el resto, lo reserva para otros
negocios colectivos). Dichos acuerdos guardan perfecta inde-
pendencia entre sí y uno de ellos (el de actividad) no puede
aplicarse respecto de una relación comprendida dentro del otro,
ni siquiera por vía de analogía (art. 16, LCT), ya que ambos
corresponden a unidades de concertación distintas.
La referida articulación se da dentro de una unidad de ne-
gociación impuesta por la práctica o inducida por la ley. En el
NEGOCIACIÓN COLECTIVA 201
primer caso, las partes con capacidad para negociar un conve-
nio colectivo disponen que dentro de ese sector se pueden con-
certar otros a distinto nivel de aplicación, los que deberán ajus-
tarse a las pautas fijadas en aquél. Esa situación no se ha
dado en el país, en el que existe una tendencia, recién quebrada,
a concertar convenios de actividad, uno o varios para un sector
geográfico.
Tampoco importa el orden en que los mismos han sido con-
venidos. Obviamente, si el de empresa o multiempresa se
concertó primero, el posterior acuerdo de actividad por sí no
tiene aptitud para modificarlo. Esto no depende de un antes o
después, sino de la representatividad que han ejercido -usado-
las partes sociales que han concertado el negocio. Para que se
opere ese efecto, se requiere que quienes ejercen ese "mandato
social", no sólo hayan intervenido en el segundo, sino también
en forma clara, aunque implícita, hayan decidido dejar sin efec-
to o modificado el primero. Si el primer acuerdo era de em-
presa o multiempresa, la representación del sector empleador la
invisten directamente los propios interesados o aquellos a quie-
nes se les haya encomendado el ejercicio de esa función. Por
lo tanto, la decisión que integró el acuerdo de empresa no pue-
de ser sustituida o modificada por quienes no ejercen esa repre-
sentación social.
En el caso inverso, que el convenio de actividad haya sido
anterior al de empresa, no existe óbice alguno para que éste
modifique -por supuesto, sólo con efectos referidos a su propio
sector- lo pactado en el anterior (para el que se requería que
hubiera intervenido la representación del referido ámbito em-
presario). Aunque en nuestro país no es práctica común que se
derogue un convenio (en el caso que analizamos, el vacío que
se produce es cubierto por otro), en principio esa posibilidad
no le está vedada a las partes, las que tienen la facultad de
constituir un nuevo ordenamiento; por lo que, respecto del vi-
gente, pueden modificarlo o dejarlo sin efecto hacia el futuro.
Se trata de un tema referido al ámbito de la capacidad de con-
certación de las cláusulas normativas, así como las "relativas a
202 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

contribuciones y demás obligaciones asumidas por los emplea-


dores".
Quienes han suscripto el nuevo convenio (que comprende
un espacio que estaba cubierto por el anterior) pueden -como
de hecho ocurre- establecer un fraccionamiento del ámbito ne-
gocial (geográfico o de actividad), respecto de un sector, y una
nueva trama convencional colectiva que sustituya la anterior.
La otra posibilidad es que la ley induzca a las partes a ne-
gociar bajo esa modalidad, determinando reglas de solución de
los conflictos que puedan presentarse, así como la vigencia de la
norma aplicable a las relaciones de trabajo que se dan en el sec-
tor, durante el lapso que excede la vigencia temporaria del con-
venio que no goza de ultraactividad o vencido el plazo fijado al
efecto. Ejemplo de este tipo lo constituye el art. 15 de la ley
25.013, en cuanto establece que "vencido el término de vigen-
cia del convenio colectivo de ámbito menor, el mismo caducará
en el plazo de un año, si las partes legitimadas para su renovación
no alcanzaran un nuevo acuerdo. En este caso, se aplicará la
convención colectiva de trabajo de ámbito mayor".
Otras reglas contenidas en esa misma norma, que tienden a
diseñar la solución de conflictos planteados por la vigencia de
varios convenios, son: a) que los CCT de "ámbito superior po-
drán regular la organización colectiva del trabajo disponiendo
la forma de aplicar las normas legales sobre jornadas y descan-
sos, respetando los topes mínimos y máximos respectivos...", y
b) el "convenio de ámbito menor vigente podrá prevalecer so-
bre otro convenio colectivo ulterior de ámbito mayor, siempre que
esté prevista su articulación" (art. 15, ley 25.013).
De acuerdo con lo indicado en el párrafo anterior (a), se
establecen las líneas básicas de un régimen de articulación que
pueden adoptar las partes (no les es obligatorio), según el cual,
el acuerdo de cúpula puede establecer el lincamiento básico de
un régimen de flexibilización horaria, que debe atenerse a los
topes mínimos y máximos. La norma no indica si se refiere a
los diarios o semanales; de referirse a éstos, las partes podrían
fijar una jornada semanal que, sin sobrepasar el máximo de 48
NEGOCIACIÓN COLECTIVA 203

horas, se realiza en 4 días, ajustándose al límite de 12 horas


que fija el art. 197 de la LCT, ampliando el descanso semanal
a 3 días.
Quienes conciertan un convenio designado como de ámbito
mayor (obviamente, respecto de otros que se celebran dentro de
la misma unidad de negociación, la que se determina en fun-
ción del ámbito de representación que los negociadores han
usado, no la que tienen), pueden adoptar criterios a los que de-
ben atenerse las partes que negocian a un nivel menor. Enten-
demos que mientras aquél no lo haya prohibido o acotado den-
tro de ciertos límites, en este último las partes pueden hacer
aplicación de la regla de la disponibilidad colectiva (ver § 316),
que la ley les confiere a los signatarios de un negocio de esa
índole, con prescindencia del nivel en que lo celebran.

§ 309. SECTORES EN LOS QUE HA DE REGIR EL CONVENIO CO-


LECTIVO. - El sector puede ser el de la actividad privada repre-
sentada por la respectiva asociación profesional con personería
gremial, y la de los empleadores a los que el Ministerio de Tra-
bajo y Seguridad Social, previa realización de los trámites res-
pectivos, le atribuya dicha personería.
De acuerdo con lo que dispone el estatuto de la "pequeña
empresa" (ver § 255, f), la negociación que se realiza para te-
ner vigencia en ese ámbito está sujeta a reglas especiales. Se
requiere que las relaciones de trabajo que corresponden a ese
sector, sólo puedan ser regidas por un convenio específico, sea
que el mismo haya sido celebrado en un acuerdo para regular
las relaciones de ese ámbito, o en un capítulo especial dentro
del convenio de actividad. Los que corresponden a esta última
índole, a partir de los seis meses de vigencia del referido esta-
tuto (o sea, posteriores a octubre de 1995), sólo serán homolo-
gados en tanto contengan un capítulo específico para la peque-
ña empresa, a menos que exista un convenio de esa naturaleza
en el sector (art. 103, ley 24.467; ver § 255, f).
El ámbito de la negociación es más amplio que el común,
en tanto se le reconoce a las partes la posibilidad -limitada a
204 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

ciertos temas- de modificar la ley estatal; la asociación sindical


puede "delegar en entidades de grado inferior" la celebración
del acuerdo. Éste no goza de la ultraactividad indefinida que
establece el art. 6o de la ley 14.250 (t.o. 1988); su contenido
caduca a los 3 meses de la fecha de vencimiento fijada al mo-
mento de la concertación, a menos que se hubiere pactado lo
contrario; el contenido del mismo, durante su vigencia, no pue-
de ser "afectado" por convenios de otro ámbito (ver § 255, f).
El campo de aplicación del convenio colectivo de trabajo
también puede referirse a las actividades que ejerce la Admi-
nistración pública nacional, en forma directa o a través de em-
presas o sociedades constituidas al efecto, o de sus órganos
descentralizados.
A tal fin, y en cuanto se refiere al personal de institutos do-
centes oficiales de orden nacional y del sector del personal de la
Administración pública federal, el régimen de negociación co-
lectiva se rige según lo dispuesto en las leyes 23.929 y 24.185
que se analizan en los § 320 y ss., y 329 y siguientes.
Por lo tanto, respecto de la Administración central, así co-
mo de la descentralizada que hasta la fecha de sanción de la
ley 23.545 no hubiera concertado convenios colectivos de tra-
bajo, no cabe hacerlo en adelante "hasta tanto se sancione a su
respecto un régimen específico" (art. Io, párr. 5o, ley 14.250,
t.o. 1988). En lo que se refiere a las fuerzas armadas y de se-
guridad, el régimen del personal no está sujeto a la celebración
de convenios colectivos (arg. art. 2o, ley 23.544).
De acuerdo con el criterio de división de competencia
entre el gobierno federal y el de los Estados provinciales (art.
121 y concs., Const. nacional), la ley 23.545 excluye de sus
disposiciones al personal de las administraciones provinciales y
municipales, a diferencia de lo que normalmente ocurre en la
materia (arg. art. 2 o , párr. 2o, inc. a, LCT), en que se estable-
cen normas reguladoras respecto de una relación jurídica exen-
ta de la legislación federal (arg. art. 121 y concs., Const. na-
cional).
NEGOCIACIÓN COLECTIVA 205

§ 310. FORMA. - El negocio debe redactarse por escrito y


contener los siguientes extremos: lugar y fecha de celebración;
nombre de los intervinientes y acreditación de su personería;
actividades y categorías de trabajadores a que se refiere; zona
de aplicación y período de vigencia (art. 3 o , ley 14.250, t.o.
1988).
Rigen al respecto los requisitos propios de todos los con-
tratos con referencia al carácter de las partes, capacidad, objeto,
causa, consentimiento, así como en cuanto a los vicios que pu-
dieran invalidar dicho acuerdo.

§ 311. HOMOLOGACIÓN. - Para que el negocio jurídico con-


certado por las partes tenga validez respecto de la categoría
profesional y del sector geográfico, se requiere que la autori-
dad de aplicación -Ministerio de Trabajo y Seguridad Social- lo
homologue (art. 4o, ley 14.250, t.o. 1988; art. 6o, ley 23.546).
La petición de homologación debe ser formulada por cualquiera
de las partes que negociaron el acuerdo. A tal efecto deben:
a) acompañar tres ejemplares originales e íntegros, adecuados a
las prescripciones de la ley y reglamentaciones que dicte el Mi-
nisterio de Trabajo y Seguridad Social, y b) ratificar ante éste
las firmas contenidas en ese acuerdo y solicitud de homologa-
ción. Cumplidos tales recaudos, el órgano administrativo "se-
ñalará audiencia a partir de la cual comenzará a correr el plazo" de
45 días que éste tiene para expedirse (art. 6o, ley 23.546; art. 3 o
bis, decr. 199/88, reformado por decr. 470/93). Las partes de-
berán acompañar la información y documentación que se les
requiera a fin de evaluar el pedido (art. 4o, ley 14.250, t.o.
1988; art. 3 o , inc. c, párr. I o , decr. 199/88, reformado por decr.
1334/91). Como condición sine qua non se requiere que "la
convención no contenga cláusulas violatorias de normas de or-
den público". Al respecto, la reglamentación hace referencia a
las leyes 14.250 y 23.928 -esta última prohibe la indexación de
los créditos-. No procede la homologación solicitada si la vi-
gencia del convenio pudiera afectar significativamente la situa-
ción económica general o de determinados sectores de activi-
206 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

dad o bien produjera un deterioro grave en las condiciones de


vida de los consumidores (art. 4o, párrs. 3 o y 4o, ley 14.250,
t.o. 1988).
El Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, a fin de ho-
mologar el convenio, debe analizar si las partes han tenido en
cuenta "criterios de productividad, inversiones, incorporación de
tecnología, sistemas de formación profesional y lo dispuesto en
la normativa vigente" (art. 3 o ter, decr. 199/88, reformado por
decr. 470/93).
El acuerdo celebrado con una asociación profesional de
trabajadores, que cuenta con personería gremial que limita su
ámbito de vigencia a una empresa, no requiere ser homologado
por la autoridad administrativa laboral (art. 3 o bis, decr. 199/88,
modificado por decr. 470/93).
La aprobación del acuerdo proyectado por la autoridad ad-
ministrativa de aplicación requiere el ejercicio de dos controles;
uno de ellos, de legalidad, se refiere a que el convenio "no con-
tenga cláusulas violatorias de normas de orden público o dictadas
en protección del interés general" (art. 4o, párr. 3 o , ley 14.250,
t.o. 1988) y se ajusten "a las normas legales que rigen las insti-
tuciones del derecho del trabajo" (art. 7o, ley 14.250, t.o. 1988).
Respecto de estas últimas, la comparación se debe hacer
por instituciones y sólo se admiten las modificaciones que re-
sulten "favorables a los trabajadores y siempre que no afectaran
disposiciones dictadas en protección del interés general" (art.
7o, ley 14.250, t.o. 1988). Por lo tanto, el contralor de legali-
dad se refiere tanto al interés general, cuanto a las normas que
constituyen el orden público laboral (arg. art. 8o, LCT). En
caso de que se diera esa anormalidad, la homologación del Mi-
nisterio no salva el vicio que debe ser declarado por el juez que
en el caso examina el convenio (al efecto, las referidas cláusu-
las quedarán ipso iure reemplazadas por las disposiciones vio-
ladas; arg. art. 13, LCT).
La homologación tiende también a que se ejerza un contra-
lor de oportunidad, es decir, si la aprobación del acuerdo no
NEGOCIACIÓN COLECTIVA 207

apareja de suyo un perjuicio para el bienestar de la comunidad,


que se expresa, entre otros, por las referencias a las "cláusulas
de orden público o dictadas en protección del interés general",
así como que su vigencia no "afecte significativamente la situa-
ción económica general o de determinados sectores de la activi-
dad o bien produzca un deterioro grave en las condiciones de
vida de los consumidores" a que hace referencia el art. 4o de la
ley 14.250, t.o. 1988. En este aspecto, la administración labo-
ral actúa en defensa del interés general que puede quedar com-
prometido por la fijación de condiciones de trabajo capaces de
causar perjuicios a la economía, por su incidencia sobre la pro-
ductividad general o sectorial, o por un aumento injustificado
de los salarios, con las consiguientes consecuencias en el orden
interno y externo (aumento de costo de vida, desplazamiento de
los productos argentinos de los mercados internacionales, et-
cétera).
No siempre en la práctica se ha realizado ese contralor: en
la mayor parte de los casos, la tarea se redujo al de legalidad,
aunque a veces se homologaran disposiciones, en abierta viola-
ción de preceptos constitucionales (como, por ejemplo, la ad-
misión, en el sector de la industria textil, de salarios menores
para la mujer por su condición de tal, lo cual viola la prohibi-
ción de hacer discriminación por razón de sexo).
Cuando el convenio colectivo ha sido "celebrado" ante el
Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, es decir, con inter-
vención de éste a través del funcionario designado al efecto,
que, por lo común, preside las reuniones, se considera "por ese
sólo hecho" homologado (art. 2o, ley 23.546). Sólo se entien-
de que ello ocurre cuando los mismos son el ministro de Traba-
jo y Seguridad Social, el secretario de esa cartera, o el director
nacional de Relaciones Profesionales. Dichos funcionarios son
los únicos autorizados para homologar convenios colectivos
(art. 10, decr. 200/88).
De no haberse negociado el acuerdo en esas condiciones,
las partes que han suscripto el proyecto deben presentarlo ante la
208 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

autoridad de aplicación para su homologación. Este debe ex-


pedirse dentro del plazo de 45 días hábiles de haber sido pre-
sentado.
El silencio se considera aprobación tácita (art. 6o, párr. 3 o ,
ley 23.546).
La denegatoria expresa que sólo puede hacerse luego de
habérsele indicado a las partes las observaciones que el proyec-
to merecía, está sujeta a un recurso de revisión que debe inter-
ponerse, mediante presentaciones fundadas, ante la propia auto-
ridad que dictó la resolución, dentro de los 15 días hábiles de
la notificación (art. 12, decr. 200/88).
Dado el carácter de control a cargo de la autoridad de apli-
cación que justifica el rechazo del pedido de homologación,
entre otros, el de oportunidad (no convenir el convenio a las
condiciones económicas generales), la decisión del órgano ad-
ministrativo, en principio, no es susceptible de revisión en sede
judicial. Se trata de una materia propia del poder administrati-
vo, por lo que ese cuestionamiento sólo procedería en caso de
acreditarse arbitrariedad, error grave o manifiesto, y al solo
efecto de declarar la nulidad de la resolución (no su modifica-
ción). El juez sólo podría dejar sin efecto la decisión, cuando
ésta alegó que el acuerdo violaba disposiciones de orden legal
o de la política económica, cuando surge evidente que no es
así. En cuanto al ámbito del examen del fondo de la cuestión,
el criterio habrá de ser más restrictivo, ya que se trata de resol-
ver en orden a una materia discrecional propia del poder admi-
nistrador, por lo que sólo cabe admitir su examen en sede judi-
cial cuando la decisión cuestionada adoleció de grave vicio de
arbitrariedad.
Dicha aceptación por parte del Ministerio de Trabajo y Se-
guridad Social posee carácter constitutivo. Sin él, el acuerdo
de las partes no tiene valor de convenio colectivo, ni siquiera
el de contrato de derecho privado, que obliga a quienes lo han
firmado (salvo que la propuesta de convenio lo sea de empresa
y concertada por los empleadores). Por parte de la representa-
NEGOCIACIÓN COLECTIVA 209

ción de los trabajadores, no habría inconveniente en que, ante


la falta de homologación, el acuerdo tuviera el valor de un con-
venio privado de derecho común, pero sí por la de los emplea-
dores. En cuanto a éstos, no hay un organismo que ejerza la
representación del sector: la integración de los miembros que
intervienen en la comisión paritaria de discusión del convenio,
la confiere el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social. En
consecuencia, los designados no actúan en nombre de sus pro-
pias empresas, sino del interés de la categoría. Además, lo que
se pacta está sujeto al cumplimiento de una condición.
Por consiguiente, cuando conciertan un acuerdo, éste no es
tal, sino un proyecto que se somete a la aprobación de la admi-
nistración laboral. Si no es homologado, no produce los efec-
tos de convenio de actividad o de profesión, pues le falta ese
requisito, que es elemento esencial de su validez. Tampoco
vale para obligar a los empleadores que lo suscribieron, pues
éstos lo hicieron, no en representación de sus intereses, sino en
el de la categoría profesional. El mencionado proyecto tenía
como finalidad obligar a todos los empleadores del sector, no
sólo a los firmantes, que, aunque de acuerdo con lo que esta-
blecen el art. Io de la ley 14.250 (t.o. 1988) y el art. 2 o del
decr. 199/88, tienen que ser los que emplean mayor número de
trabajadores y revisten mayor importancia económica, no ago-
tan la totalidad.
Considerar que el convenio no homologado tiene carácter
de contrato de derecho común, además de desconocer la natura-
leza de la negociación condicionada a la aprobación administra-
tiva, colocaría a los empresarios intervinientes (investidos por
el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social de la representa-
ción de la categoría) en una situación de desventaja respecto de
los demás del sector. Según este criterio, tendrían que cumplir
lo establecido en un proyecto de convenio que suscribieron, no
a título personal, sino en su carácter de representantes de la
categoría profesional, mientras que los demás empleadores no
estarían obligados a hacerlo, pues ese proyecto no fue homolo-
gado.
210 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

Con frecuencia y en función de lo que ocurre en otras le-


gislaciones, en especial en ciertos países europeos, se formula
una crítica al procedimiento de homologación. Éste fue dise-
ñado teniendo en cuenta dos presupuestos: a) una economía ce-
rrada, y b) convenios a nivel de actividad. Parecería que ahora
existe en la Argentina una fuerte tendencia a modificar esa si-
tuación, por lo que no sería de extrañar que en el futuro se pro-
duzca un cambio sustancial en la materia.
La negociación a nivel de empresa, en especial si se da en
un contexto de economía abierta, le quita sentido a la homolo-
gación, por lo menos en lo que respecta al control de oportuni-
dad. En esa situación, cada empresa expuesta a la competen-
cia cuida que sus costos (el del trabajo es uno de ellos) no la
marginen del mercado, por lo que se produce un efecto que
tiende a obtener una mayor eficiencia. En ese sentido, no hay
razón para la intervención de la autoridad de aplicación, cuya
función es reemplazada por el mercado u otras medidas más
eficientes: apertura o cierre de éste, política cambiaría, crediti-
cia, etcétera.
En esta materia, el decr. 470/93 (art. 3o bis, c), modificato-
rio del decr. 199/88, reglamentario de la ley 14.250 (t.o. 1988),
determina que los convenios colectivos de empresa, en tanto
hayan sido suscriptos por una asociación profesional de trabaja-
dores con personería gremial, cuyo ámbito de actuación "com-
prenda a la empresa", no requieren homologación. Esta se otor-
ga en forma automática, en tanto aquél se sujete a los recaudos
legales y reglamentarios que el organismo administrativo labo-
ral deberá verificar; por lo tanto, se registra directamente.
En lo que respecta al control de legalidad, de acuerdo con
el principio de la "irrenunciabilidad" (ver § 34), las disposicio-
nes del convenio colectivo que violan normas de orden público
laboral son nulas y reemplazadas automáticamente por éstas
(arts. 12 y 13, LCT).
Es factible que ante los cambios de circunstancias, el crite-
rio de negociación colectiva se incline por lo que se ha dado en
NEGOCIACIÓN COLECTIVA 211
llamar "negociación articulada". En ésta, la concertación se
produce a diversos niveles: nacional, regional (acuerdos marcos
que fijan las grandes directivas), sectorial, empresarial (en los que
deben respetarse las líneas allí fijadas), lo que le confiere una
mayor agilidad y riqueza. En ese caso, se producen cuestiones
vinculadas con problemas de concurrencia, articulación y suce-
sión de normas que deben ser solucionadas a través de reglas
especiales.

§ 312. REGISTRO Y PUBLICACIÓN. - Una vez aprobado por


el organismo administrativo laboral, el convenio tiene que ser
depositado por duplicado en el registro que lleva el Ministerio
para cada actividad o sector de ésta (art. 5 o , párr. 2 o , ley 14.250,
t.o. 1988; art. 4 o , decr. 199/88) y se le asigna un número de orden
correlativo. Éste, seguido del año de la homologación, consti-
tuye la designación con que se lo conoce (p.ej., CCT 220/66;
73/75, etcétera). A los de empresa se les adiciona la letra "E".
Cumplido ese requisito, el Ministerio de Trabajo y Seguri-
dad Social tiene que publicarlo. De no hacerlo en un lapso de
10 días, las partes interesadas pueden realizar el mencionado
trámite. A tal efecto deben solicitar que aquél autentique el
texto de la convención e indique el número de su inscripción
(art. 5 o , párr. 2 o , ley 14.250, t.o. 1988; art. 4 o , decr. 199/88).
Dicha publicación, de acuerdo con lo que establece la ley
14.250, no se hace en el Boletín Oficial, sino en uno propio del
Ministerio. Por razones de orden práctico, como por lo común
éste realiza una tirada reducida, las asociaciones profesionales
interesadas suelen editar ejemplares en mayor cantidad. Cuan-
do no lo hace aquél, la publicación se reduce a la que hacen las
partes.

§ 313. VIGENCIA. CADUCIDAD. ULTRAACTIVIDAD. - El con-


venio produce efectos a partir del día siguiente al de su publi-
cación (art. 5 o , párr. I o , ley 14.250, t.o. 1988), y con relación a
todos los trabajadores y empleadores comprendidos dentro del
ámbito en él fijado y el de representación de las partes a quienes
212 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

se convocó para el convenio, con prescindencia de que sean o


no afiliados a las asociaciones profesionales intervinientes (art. 9o,
párr. 2o, ley 14.250, t.o. 1988, y art. 6o, ley 23.546).
El ámbito de validez de un convenio respecto de la activi-
dad y del territorio, se determina en principio en razón de las
"partes que intervinieron en la concertación". En lo concer-
niente a la de los empleadores, se reduce a los que fueron con-
vocados; la del sindicato, por la representación asignada a éste
al reconocérsele personería gremial. Al respecto, no tiene va-
lidez lo que, fuera del ámbito indicado, establezca el propio
convenio. Con frecuencia éste se refiere a sectores ajenos a la
representación de las partes, en una auténtica gestión de nego-
cios de derecho civil o con el fin de avanzar sobre sectores cu-
ya personería corresponde a otros sindicatos.
Así como el acuerdo no puede, en perjuicio de los trabaja-
dores, modificar condiciones de trabajo establecidas por la ley
que resulten más ventajosas (art. 7o, ley 14.250, t.o. 1988; art.
8o, LCT; incluye las reformas introducidas en virtud de la mo-
dificación de la norma en razón de la disponibilidad colectiva,
ver § 316), tampoco puede alterar las de ese carácter que surjan
de los contratos individuales (art. 8o, ley 14.250, t.o. 1988).
Éstos, a su vez, no pueden fijar condiciones menos favorables
para el empleado que las que establece el CCT aplicable (art.
8o, ley 14.250, t.o. 1988), que al efecto actúa como ley indero-
gable (art. 12, LCT) y sustituye ope legis a la menos ventajosa
(art. 13, LCT).
La norma del convenio opera como si fuera la propia ley;
su incumplimiento por parte del empleador, previa intimación
para que proceda a satisfacer su débito, constituye, según el ca-
so, un incumplimiento de las obligaciones formales o de las
emergentes de la relación de trabajo (art. 13, párr. 2o, ley 14.250,
t.o. 1988; art. 6o, ley 18.694).
Aunque el convenio colectivo rige a partir del día siguien-
te al de su publicación, puede fijar condiciones con efecto re-
troactivo. En el caso, no valen los argumentos que suelen es-
NEGOCIACIÓN COLECTIVA 213
grimirse en contra de una ley que tuviera ese mismo efecto y
que pudiera lesionar derechos que ya se habían incorporado al
patrimonio de una de las partes (p.ej., cancelar un débito-crédito
laboral de acuerdo con la norma convencional o legal vigente
en ese momento). Dada la modalidad del procedimiento de
concertación del negocio -que en lo sustancial es un acuerdo
de partes que el organismo administrativo laboral homologa-
pueden fijarse condiciones que regirán respecto de un período
anterior al de su celebración. El hecho constituye materia pro-
pia del negocio en que intervienen los representantes de las
partes. Ninguna dificultad hay cuando se trata de un convenio
de empresa firmado por el empleador. Podría discutirse la va-
lidez de dicho efecto respecto de los convenios de actividad
(general) o de profesión, ya que cabe hacer serios reparos acer-
ca de si los representantes de los empleadores que han sido in-
vestidos de tal carácter por una decisión del órgano administra-
tivo laboral, tienen o no facultades para resolver cuestiones de
esa índole. Aunque la ley 14.250 (art. 2o, t.o. 1988) le reco-
noce personería para suscribir un convenio a la asociación de
empleadores que acordó el anterior, entendemos que lo es a fin
de realizar un negocio hacia el futuro, pero no para reconocer
deudas que se han devengado con anterioridad.
Uno de los temas que ha merecido discusión es si las dis-
posiciones con efecto retroactivo del convenio colectivo son o
no aplicables al personal que, habiéndolo hecho en el mencio-
nado lapso, ha dejado de trabajar en la fecha de concertación
del negocio.
La opinión más general es la que se pronuncia afirmativa-
mente; así lo resolvió el Tribunal de Trabajo de la Capital Fe-
deral (plenarios n° 44 y 71). La representación de las partes
no se refiere a la de personas individuales vinculadas por una
relación laboral en el momento de celebrarse el acuerdo, sino a
toda la categoría profesional; por tanto, lo resuelto obliga a to-
dos los que en el período indicado estuvieren implicados, con
prescindencia de si en ese momento están o no sujetos a una
relación; por consiguiente, el derecho conferido también alean-
214 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

za a los empleados que cesaron en su "actividad" antes de con-


certarse el acuerdo.
De acuerdo con el texto originario de la ley 14.250 (san-
cionada en el año 1953), la vigencia del convenio dependía del
tipo de las cláusulas de que se trataba: normativas u obligacio-
nales (ver § 315). Respecto de las primeras, establecía que,
vencido el término fijado por las partes para su vigencia jurídica,
en tanto no se hubiera pactado lo contrario, aquéllas seguían
produciendo efectos hasta que entrara en vigencia un nuevo
convenio (obviamente, que modifica las mismas o las suplanta).
De acuerdo con ello, la doctrina judicial y de los autores inter-
pretó que las de carácter obligacional, respecto de las que la
norma no hacía referencia, corrían la suerte de todo acuerdo
convencional, es decir, fenecen en su validez al vencimiento
del plazo fijado.
Ese criterio fue modificado por la ley 23.545, que sustitu-
yó la primitiva disposición legal por otra que extendió los efec-
tos de la llamada ultraactividad de las cláusulas normativas, a
"las relativas a contribuciones y demás obligaciones asumidas
por los empleadores" (art. 6o, ley 14.250, t.o. 1988, modifica-
do por la referida ley 23.545).
Como consecuencia de esa prórroga automática (en cuanto
las partes no hubieran dispuesto lo contrario), no obstante la
falta de renovación, la mayor parte de los convenios celebrados
en el año 1975 se mantienen en vigencia hasta la fecha. La
ley 25.013, al respecto, determina que, en relación con los acuer-
dos de esa naturaleza celebrados con anterioridad a la sanción
de la referida ley 23.545 (enero 1988), que "no hubieran sido
objeto de modificaciones por la vía de la celebración de acuer-
dos colectivos, cualquiera sea su naturaleza y alcance, caduca-
rán, salvo pacto en contrario, en el plazo de 2 años contados a
partir de la solicitud de negociación", petición que debe formu-
lar una de las partes signatarias del acuerdo (art. 12, que adi-
cionó un párrafo al art. 6o, ley 14.250, t.o. 1988).
Esa disposición legal introdujo la figura de la caducidad
en el ámbito de las relaciones colectivas, pero reducida a los
NEGOCIACIÓN COLECTIVA 215
citados convenios colectivos de trabajo, y condicionó sus efec-
tos al cumplimiento de varios requisitos. En primer lugar, exi-
ge que una de las partes (obviamente lo será la que se sienta
afectada por la ultraactividad, lo que hace presumir que nor-
malmente lo será el sector de empleadores) debe formular la
petición para que se realice una negociación especial que debe
tramitar de acuerdo con un procedimiento que la propia ley
prevé, ante el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social. Ven-
cido el plazo fijado (dos años que corren a partir de la fecha en
que se formuló la petición), sin que dentro del mismo las par-
tes hubieran negociado un nuevo acuerdo, o convalidado el an-
terior, la cuestión se somete al procedimiento de conciliación
obligatoria que establece la ley 14.786, o sea, el que las partes
deben agotar, antes de quedar en libertad de acción para ejercer
las medidas de acción directa en apoyo de su pretensión. Una
vez vencido el mismo, en la medida en que las partes no conci-
llaron sus pretensiones, el referido convenio caduca de oficio
(art. 6o, párr. 5 o , ley 14.250, t.o. 1988, modif. por el art. 12,
ley 25.013).
De acuerdo con la reforma introducida, se ha establecido
una limitación, aunque parcial (sólo referida a los indicados
convenios de trabajo negociados antes de enero de 1988 y
que con posterioridad no hubieran sido modificados), a la regla
de ultraactividad. Como lo destacamos en el § 304, la norma
hace referencia a "acuerdos colectivos, cualquiera sea su natu-
raleza y alcance". Entendemos que se refiere a negocios jurí-
dicos laborales de carácter colectivo, distintos de los que se
ajustan al texto de la ley 14.250 (ésta define el convenio colec-
tivo de trabajo como el acuerdo concertado entre partes con su-
ficiente representatividad de los sectores de empleadores y de
trabajadores, exigencia que deben reunir, a fin de que se les
asegure la ultraactividad), en cuanto no se ha cumplido en ellos
con alguno de los recaudos que establece aquella ley, entre
otros, el de la homologación (ver § 306). En otras palabras, el
convenio colectivo de trabajo mantiene su vigencia, o sea, se
exime de entrar en decadencia, por el hecho de haber sido "mo-
216 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

difícado" (basta que lo hubiera sido en un sólo aspecto, p.ej.,


modificación de las tablas de salarios, en cuanto se refiere a su
actualización) por un acuerdo colectivo de trabajo. Cabe des-
tacar que un negocio que en el momento de su concertación
careció de los requisitos mínimos que establece la ley para que
adquiriera el carácter de convenio colectivo de trabajo, puede
sanear y evitar la caducidad de un negocio de esa naturaleza.
El texto de la ley 25.013 contenía una cláusula referida al
tema de la no caducidad de los convenios, al vencimiento del
plazo fijado por las partes, que fue vetado por el Poder Ejecutivo
nacional. El mismo establecía: "las cláusulas de acuerdos bi-
laterales que establezcan y financien regímenes jubilatorios re-
glamentarios, sólo podrán ser modificadas por acuerdo de partes",
por lo que mantenían su vigencia no obstante el vencimiento
del indicado plazo sin que se renegociaran.

§ 314. ÁMBITO DE COMPRENSIÓN DEL CONVENIO. - El acuer-


do puede clasificarse, desde el punto de vista de la actividad
regulada, como de "actividad" propiamente dicha o de "profe-
sión". Los primeros, también llamados verticales, correspon-
den a aquellos en que las partes convienen las condiciones que
han de regir en un sector determinado (metalúrgico, madera,
comercio, marítimo, textil, etc.), con prescindencia de la tarea
u oficio que desempeñe cada trabajador (gerente, peón, emplea-
do administrativo, electricista, chofer, etcétera). A tal efecto,
por lo común, el convenio discrimina las tareas de cada puesto
de labor y las condiciones en que tienen que desarrollarse las
relaciones contractuales.
En el caso, se toma en cuenta la actividad desplegada por la
comunidad laboral (empresa) y no la que realiza cada trabajador.
Si la tarea de éste no "coincide" con aquélla (p.ej., chofer de
una fábrica de galletitas; pintor de una empresa siderúrgica, etc.),
se aplica el CCT de la actividad respecto de la labor desempeña-
da y no el de la tarea cumplida (en el caso, chofer, pintor).
Si el catálogo del convenio aplicable no incluye el puesto
de trabajo, la situación se regirá por la de otro equivalente (así
NEGOCIACIÓN COLECTIVA 217
lo ha resuelto la jurisprudencia prevaleciente; ver plenario n° 36
de los Tribunales de Trabajo de la Capital Federal). No es
aplicable otro convenio por vía de analogía (art. 16, LCT).
Ello se debe a que los acuerdos que no integran una unidad de
negociación (ver § 308), son "autónomos" entre sí, responden a
otra "fuente jurígena". La situación no sería similar, cuando
se trata de un régimen convencional articulado, en el que la
norma aplicable reconoce un ámbito mayor al de la negocia-
ción que estableció el acuerdo.
Al negociar un acuerdo de esta índole, es importante que
la representación de los trabajadores tome en cuenta que no
queden excluidas algunas de las diversas tareas que se desem-
peñan habitualmente y en relación directa con el desarrollo de
la actividad. De lo contrario, y en la medida en que alguna
de las omitidas no pueda asimilarse a otras, la remuneración
habrá de ajustarse por el mínimo vital (art. 115 y concs., LCT),
el mínimo profesional que determine el convenio o por el que
fije el juez (arg. art. 114, LCT), con el consiguiente perjuicio
para el trabajador, que en el mejor de los casos tendrá que re-
currir a un proceso laboral.
En cambio, en el convenio de carácter profesional (hori-
zontal) se regulan las condiciones de trabajo respecto de una
categoría de tareas, con prescindencia de la actividad en que
el empleado se desempeñe. El ejemplo típico lo constituye el
CCT de viajantes; según lo dispone la norma respectiva: "sin
perjuicio de los mayores derechos que otorguen otros conve-
nios" (art. 3 o , ley 14.546), se aplica a los trabajadores que
realizan corretajes de carácter "comercial", "industrial", etc.,
cualquiera que sea la actividad que despliegue el empleador y
aunque aquéllos no constituyan el objeto principal de la em-
presa.
Otro ejemplo lo constituiría un CCT que estableciera las
condiciones de trabajo del personal que se desempeña como in-
geniero, sin referencia al sector de actividad en que cumple sus
tareas (ferrocarril, industria textil, construcción, comercio, ser-
vicios, etcétera).
218 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

Según el ámbito geográfico que comprenda la regulación


negocial, ésta será de carácter nacional, provincial, regional (Gran
Buenos Aires, Gran Rosario, etc.) o de empresa. En este últi-
mo caso, aquél se limita a la que realiza una de ellas (p.ej.,
Fiat, Ford, Siemens, Standard, Cervecería Quilmes, etcétera).
Por lo común, el convenio es de "actividad" y corresponde a la
"menor" expresión territorial de él. En algunos casos, sólo es
aplicable a un establecimiento, por lo cual los demás que inte-
gran el mismo grupo empresario se rigen por otros (a su vez de
empresa, profesión o actividad).
Se pueden dar casos en que el CCT de una sola o dos em-
presas, de hecho lo sea de actividad de una zona, ya que aqué-
lla o aquéllas son las únicas que la ejercen en ese sector (p.ej.,
Edenor y Edesur). No obstante, si se llegara a instalar en ese
ámbito geográfico un nuevo empleador, las relaciones laborales
con sus trabajadores no estarían alcanzadas por el anterior con-
venio, ya que en su concertación sólo intervinieron representan-
tes de aquéllas a título personal. En cambio, sería aplicable si
el negocio colectivo hubiera sido concertado por los empleado-
res, no en nombre propio, sino en el de la actividad como tal.
En principio, son las partes mismas que conciertan el CCT
las que deciden la "extensión" del negocio (actividad -a nivel
nacional, regional, etc.-, profesión, empresa). La única excep-
ción está constituida por el que suscribe un sindicato de empre-
sa, profesión o actividad restringida a una zona geográfica, ya
que su ámbito de representación se limita a ese sector. No
hay inconveniente de orden legal para que una asociación pro-
fesional de trabajadores de actividad negocie algunos convenios
a nivel de empresas, como ocurre en el sector textil y automo-
tores. Al respecto, se insinúa en la Argentina una cierta ten-
dencia a ampliar el ámbito de negociación colectiva por em-
presa.
El convenio de actividad ofrece, en la práctica, una mayor
facilidad para su aplicación, ya que comprende a todo el perso-
nal incluido dentro de él, con prescindencia de su jerarquía y
de la labor que realice. En cambio, el de profesión regula las
NEGOCIACIÓN COLECTIVA 219
relaciones de acuerdo con la tarea desempeñada, por lo cual al-
canza a parte del personal de un establecimiento, mientras que
el que no tiene esa calificación se incluye dentro de otro (de
profesión o de actividad).
De acuerdo con la representación que ejerce el sindicato,
los CCT, incluso los de actividad, pueden restringirse a regular
parte de las relaciones laborales que se dan dentro del sector.
Así ocurre cuando, dentro de aquélla, está excluido el personal
administrativo jerárquico, de supervisión, de vigilancia, etcéte-
ra. Por consiguiente, mientras este último está comprendido
dentro de un "acuerdo propio", al resto de los trabajadores se
les aplica otro u otros.
Como lo hemos analizado en el § 255, las relaciones labo-
rales en el ámbito de la "pequeña empresa", sólo pueden ser
reguladas por convenios específicos, sea que los mismos se ha-
yan negociado en forma independiente de otros, o constituyan
un capítulo de un convenio de actividad. Los mismos no son
"afectadas por convenios de otro ámbito" (arts. 101 a 103; ver
§ 255, f).
Al vencer su vigencia y no ser sustituidos por otro (por lo
que caducan), la ley 25.013 (art. 15) establece que, en el caso,
se aplica el convenio de ámbito mayor.

§ 315. CONTENIDO. - L a s cláusulas de los CCT tienden a


regular las condiciones de trabajo de la actividad o profesión y
dentro del sector geográfico asignado, de acuerdo con las dis-
tintas características que se dan en cada una de ellas. Por con-
siguiente, esas condiciones no se refieren sólo a las tarifas sa-
lariales (aunque a veces, es frecuente que sólo se ponga el
acento en ellas, tanto en lo referente a la concertación del ne-
gocio como al estudio del instituto). Junto con las asignacio-
nes de carácter básico para cada tarea, se establecen los diver-
sos plus: por antigüedad; premios a la productividad; por falta
de ausencia ("presentismo") o de llegadas tarde; ahorro de ma-
teriales; tareas peligrosas o arriesgadas; título; etc. (ver § 182).
Además, se regulan las condiciones en que la relación debe
220 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

cumplirse: horarios con fijación de jornadas máximas (no pueden


ser superiores a la indicada por la ley 11.544; ver § 140), des-
cansos durante la tarea, provisión de ropas, utensilios, elemen-
tos de trabajo, derecho a almorzar en el comedor de la fábrica,
indemnización por despido, etcétera. Aunque no es frecuente
en la práctica, por esa vía podría regularse un régimen de esta-
bilidad absoluta (ver § 104, a y b), participación funcional, en
las utilidades, en la gestión empresaria, etcétera.
De acuerdo con nuestras prácticas, algunos convenios se
refirieron a la actuación de los delegados del personal. No só-
lo establecieron el número de ellos en función del total de em-
pleados (el art. 45 de la ley 23.551 fija un mínimo modificable
por el acuerdo; ver § 268), sino también el ejercicio de sus de-
rechos dentro del establecimiento, la posibilidad de "contac-
tarse" con el personal, uso de la cartelera sindical y otras fun-
ciones que les son necesarias para el cumplimiento de esa
función. Otro de los temas es el referido al crédito en horas
concedido al delegado (art. 44, inc. c, ley 23.551).
En algunos CCT se establece la regulación del llamado
procedimiento de queja, por el cual el trabajador puede hacer
una reclamación con asistencia y patrocinio del sindicato res-
pecto de medidas de sanción u otras que le perjudican. A tal
fin, se fijan diversas etapas (instancias) del procedimiento: ante
el supervisor, jefe de planta o gerente de personal y, excepcio-
nalmente, la posibilidad de plantear la cuestión por parte de la
asociación profesional ante un arbitro para resolver la proce-
dencia o no de la medida cuestionada (ese procedimiento, por
el que se resuelve un conflicto individual de derecho, no debe
confundirse con el concerniente a los de carácter colectivo; ver
§ 290, b, 3).
Tanto la ley 24.013 como la 24.467 establecen disposicio-
nes que se refieren al contenido de las materias que constituyen
el objeto de la negociación. Según la primera, las partes "ten-
drán obligación de negociar sobre las siguientes materias: a) la
incorporación de la tecnología y sus efectos sobre las relacio-
nes laborales y el empleo; b) el establecimiento de sistemas de
NEGOCIACIÓN COLECTIVA 221
formación que faciliten la polivalencia de los trabajadores; c) los
regímenes de categorías y la movilidad funcional; d) la inclusión
de una relación apropiada sobre la mejora de la productividad,
el aumento de la producción y el crecimiento de los salarios
reales; e) implementación de las modalidades de contratación pre-
vistas en esta ley; / ) las consecuencias de los programas de
reestructuración productiva, en las condiciones de trabajo y
empleo; g) el establecimiento de mecanismos de oportuna in-
formación y consulta". La norma aclara que, no obstante el
sentido de su afirmación respecto de la obligatoriedad del trata-
miento de esas cuestiones, "la falta de conclusiones sobre cual-
quiera de estas materias, no impedirá la homologación del con-
venio" (art. 24, ley 24.013). Sin duda, la norma reglamentaria
ha intentado inducir una práctica en la negociación, indicando
temas de vital importancia en la actual problemática que se
plantea en las relaciones laborales que se hallan en un proceso
de transformación.
Por su parte, la ley 24.467 (referida a la pequeña empresa)
amplía el ámbito de las materias sujetas a la negociación. Aun-
que en forma moderada, recepta el instituto de la "disponibilidad
colectiva", en virtud del cual el convenio colectivo puede modi-
ficar algunas disposiciones contenidas en la norma estatal (arts.
90 a 92; ver § 255, d).
Por vía reglamentaria, el decr. 470/93 (art. 3 o ter), modifi-
catorio del 199/88, reglamentario de la ley 14.250 (t.o. 1988),
establece que la autoridad administrativa laboral, a fin de con-
ceder la homologación que ha sido solicitada por las partes, de-
berá analizar si en el acuerdo (además de que no viola las nor-
mas de fondo) las partes han tenido en cuenta "criterios de
productividad, inversiones, incorporación de tecnología, siste-
mas de formación profesional". De acuerdo con esa norma de
carácter reglamentario, se intenta sujetar la homologación del
convenio al cumplimiento de ciertos recaudos que hacen a la
modernización de las relaciones laborales.
Las cláusulas de un CCT se distinguen, según sus efectos,
en: a) normativas, y b) obligacionales. La clasificación no es
222 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

de carácter meramente teórico; tiene importantes consecuen-


cias de orden práctico, como que dichas cláusulas tienen natu-
raleza distinta.
Las primeras constituyen el "meollo" del instituto. Por
medio de ellas se regulan las condiciones de trabajo que han de
regir en el desarrollo de las prestaciones laborales dentro del
sector de actividad y geográfico designado. Fijan las normas
aplicables en materia de salarios, horarios, derechos y deberes
de las partes a que estarán sujetos los que se vinculan mediante
una relación "laboral-individual". No disciplinan las conduc-
tas a que deben ajustarse los organismos que han suscripto el
convenio. Actúan a manera de una norma legal; sólo son de
aplicación cuando en el sector de actividad y geográfico al que
corresponden se da un "hecho laboral", es decir, cuando se ce-
lebra entre dos personas un convenio por el cual una de ellas
pone su capacidad de trabajo a disposición de la otra, que lo
dirige y se obliga a remunerarlo. Esta situación hizo, en los
primeros tiempos, que, al tratar de determinar la naturaleza ju-
rídica del CCT, se lo consideró como un "contrato tipo" (mode-
lo) que debía ser adoptado en las distintas relaciones individua-
les de trabajo. En verdad, la comparación no es exacta, ya
que no se trata de un convenio de ese carácter, sino de la fija-
ción de normas mínimas a favor del trabajador; su función es
análoga a la de la ley laboral. El acreedor y el deudor de las
prestaciones nacidas de esa especie de cláusulas, son las partes
de la relación individual.
Las condiciones de trabajo pactadas en el CCT fijan el
cuadro dentro del cual deben desarrollarse las actividades labo-
rales. Los derechos que se establecen a favor del trabajador
no se incorporan a su patrimonio, por lo cual nada obsta a que
un acuerdo posterior del mismo carácter -no podría hacerlo uno
individual; arg. art. 7o y concs., LCT- altere las mencionadas
condiciones en "perjuicio" del trabajador. La situación es si-
milar a la que se presenta respecto de la ley; los derechos con-
sagrados por ésta a favor de los empleados pueden ser dejados
sin efecto por otra ley posterior, en la medida en que tales de-
NEGOCIACIÓN COLECTIVA 223

rechos no tengan su fundamento en otro de raigambre constitu-


cional. Como quien negocia el acuerdo en nombre de los tra-
bajadores es el sindicato con personería gremial, y además
interviene el organismo administrativo laboral (para que no se
violen las normas de carácter legal; art. 7o, ley 14.250, t.o.
1988), cabe presumir que las modificaciones de esa índole sólo
responderán a razones fundadas en un interés de carácter gene-
ral (conservar las fuentes de trabajo que podrían quedar obs-
truidas por el mantenimiento de ciertas condiciones que coloca-
rían a la actividad en situación de inferioridad respecto de la
competencia, en el orden interno o internacional, etc.), que
justifican la aparente "reducción" del derecho de los trabaja-
dores.
Las llamadas cláusulas obligacionales son las que no tie-
nen validez erga omnes (para todos aquellos que intervienen en
una relación laboral dentro del ámbito de vigencia de actividad
y geográfico propio del CCT), sino sólo para las partes que han
suscripto el convenio (asociación de trabajadores y representa-
ción de los empleadores). Las principales disposiciones de esa
clase, que son las normales de todo contrato (de ahí su nombre
de obligacionales), son, entre otras, las de "mantener la paz"
(abstenerse de recurrir a medios de acción directa durante la vi-
gencia del convenio, de someter las diferencias a un procedi-
miento de conciliación o de arbitraje, etc.), facilitar la tarea de
los delegados del personal (poner a disposición de éstos determi-
nados medios, la vitrina sindical), contratar sólo personal afiliado
al sindicato, etcétera. De acuerdo con lo pactado, la obligación
puede ser de la misma asociación que intervino en la concerta-
ción del convenio (p.ej., obligación de paz), o de los empleadores
en forma personal (no contratar obreros no afiliados al sindica-
to, realizar contribuciones pecuniarias al sindicato, etcétera). En
este último caso, los deudores asumen la responsabilidad ante
el sindicato, a través de su representación gremial.
Dentro de esta categoría de cláusulas se destacan las deno-
minadas de "seguridad sindical": taller cerrado o exclusión de
ingreso; taller sindicado; agencia de contratación; de preferen-
224 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

cia; mantenimiento de afiliación, etc. (ver § 77, g). Por medio


de tales cláusulas, la asociación profesional de trabajadores tra-
ta de lograr el dominio del mercado.
Como ya se ha indicado, en un régimen de unidad sindical
con personería gremial, muchos de los objetivos perseguidos a
través de aquéllas no se obtienen en la negociación con el em-
pleador; corresponden al ejercicio propio de los derechos ane-
xos a la obtención del reconocimiento de la personería gremial,
por lo cual, en los países que adoptan esta modalidad, dichas
cláusulas no son tan frecuentes como en los que mantienen un
sistema de pluralidad.
La ley 14.250, t.o. 1988, admite la validez de las cláusulas
que se inserten en los CCT, "destinadas a favorecer la acción
de las asociaciones de trabajadores en la defensa de los intere-
ses profesionales que modifiquen disposiciones del derecho del
trabajo, siempre que no afectaren normas dictadas en protec-
ción del interés general" (art. 7o, párr. 2o). Esta norma, dentro
del orden positivo argentino, legitima la práctica según la cual
se pactan en el CCT determinadas obligaciones a cargo del em-
pleador para favorecer la acción sindical (así ocurre cuando aquél
se compromete a actuar como agente de retención de determina-
dos aportes a cargo de los trabajadores, llamados de "solidaridad
sindical", a través de los cuales el sindicato percibe una suma
por el servicio que presta a los trabajadores, afiliados o no, por
la celebración del convenio; ver § 271, b). La ley establece
expresamente que esas cláusulas "serán válidas, no sólo para
los afiliados, sino también para los no afiliados comprendidos
en el ámbito de la convención" (art. 9o, párr. 2o, ley 14.250, t.o.
1988).
Como un ejemplo de esa especie de cláusulas obligacionales
que en la práctica actúan como una estipulación a favor de ter-
ceros (en el caso, afiliados al sindicato que suscribe el acuerdo),
pueden indicarse aquellas admitidas por la ley que otorgan "be-
neficios especiales en función de la afiliación a la asociación
profesional de trabajadores que la suscribió" (art. 9o, párr. Io,
ley 14.250, t.o. 1988). Se discute la validez constitucional de
NEGOCIACIÓN COLECTIVA 225

ellas. En principio, son admisibles en la medida en que no


violen normas de orden público general, ni la igualdad (arg. art.
16, Const. nacional; arts. 17, 84 y concs., LCT; ley 23.592).
Comprenden, en general, entre otros, el derecho de preferencia
a favor de los afiliados al ingreso (cláusula de preferencia de
ingreso, ascensos, etcétera).
Otro ejemplo de modalidad de esta índole que obra a mo-
do de estipulación a favor de terceros, es el que suele concer-
tarse en algunos convenios (p.ej., en la actividad del transporte)
por el que se confiere un derecho a los jubilados del sector (un
pase gratuito, una rebaja en la prestación del servicio o compra
de bienes, etcétera).
A diferencia de las anteriores (normativas), los titulares de
las acciones que nacen del acuerdo no son las partes que se
vinculan por el hecho laboral (empleado-empleador), sino las
que han suscripto el convenio. Por lo tanto, el trabajador no
puede reclamar, por derecho propio, su cumplimiento, a menos
que se trate de una de las indicadas estipulaciones a favor de
tercero, de la cual él resulte beneficiario. Podría sí hacerlo, si
actuara en su carácter de subrogado en el derecho del sindicato.
La modificación introducida en la ley 14.250 por la 23.545
(publicada el 15/1/88) produjo un cambio fundamental respecto
de la vigencia de estas cláusulas, más allá del plazo fijado de
vencimiento del acuerdo. Según el art. 5 o del texto primitivo
de la norma (hoy 6 o , t.o. 1988), "vencido el término de una
convención colectiva, se mantendrán subsistentes las condicio-
nes de trabajo establecidas en virtud de ella, hasta tanto entre
en vigencia una nueva convención". De acuerdo con ello, se
admitía pacíficamente que mientras las cláusulas normativas man-
tenían una ultraactividad respecto de la fecha de vencimiento
del convenio, ello no ocurría con las obligacionales (que cesa-
ban en ese momento).
La citada disposición ha sido modificada en el sentido de
que no sólo gozan de ultraactividad las referidas cláusulas nor-
mativas, sino también "las normas relativas a contribuciones
y demás obligaciones asumidas por el empleador. Todo ello
226 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

hasta que entre en vigencia una nueva convención, y en tanto


en la convención colectiva, cuyo término estuviere vencido, no se
haya acordado lo contrario" (art. 6o, ley 14.250, t.o. 1988).
Por lo tanto, todos los débitos asumidos por el empleador en
virtud de una cláusula obligacional (no así las que pesan sobre
la asociación sindical), a falta de disposición en contrario,
mantienen su vigencia más allá de la fecha fijada en el conve-
nio, hasta tanto sea aplicable uno nuevo.
No obstante lo dispuesto en el art. 18 de la ley 14.250, t.o.
1988, en el sentido de que "las convenciones colectivas vigentes
al momento de sancionarse la presente ley [22/12/87] registra-
das en el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, producirán
hasta su vencimiento los mismos efectos que esta ley atribuye a
las convenciones colectivas que prevé", creemos que las cláusulas
obligacionales contenidas en convenios colectivos con plazo de
vigencia vencido no han readquirido efectividad por la reforma
introducida al art. 6o de la ley 14.250, t.o. 1988. La función
de esta última no ha podido ser la de concederle vigencia a dis-
posiciones que, al momento de su sanción, habían dejado de te-
ner efectividad.
Como una de las características de los efectos producidos
en la concertación colectiva por la apertura de la economía del
país, a partir de comienzos de la década de los 90, cabe desta-
car que gran parte de los acuerdos de esa índole celebrados, en
especial respecto de empresas creadas a fin de explotar servi-
cios y actividades que fueron privatizadas, así como otras que
iniciaron su actividad en el país, se radicaron o re-radicaron,
el contenido de la negociación presenta diferencias apreciables
respecto de los concertados antes. Éstos tenían como puntos
fundamentales los aspectos vinculados con la distribución sala-
rial y la determinación de las categorías profesionales (que,
normalmente, comprendían un amplio abanico), mientras que
en la mayor parte de los nuevos acuerdos se altera el "centro"
del convenio. En ellos, se recepta el fenómeno de la polifun-
cionalidad, lo que se traduce en una amplia reducción de las
(antes) numerosas categorías; modalidades de participación fun-
NEGOCIACIÓN COLECTIVA 227

cional, adoptando el modelo japonés de los "círculos de calidad",


a través de los cuales, los trabajadores constituyen grupos de
trabajos en los distintos sectores del establecimiento, con fun-
ciones de colaboración, análisis de las tareas realizadas, y aún
de autocontrol.
Por otra parte, ciertos convenios intentan introducir en el
sistema remunerativo, modalidades especiales, a fin de ligar
el mismo al éxito (no sólo económico) del resultado de la ex-
plotación total y, en especial, del sector al que pertenecen los
trabajadores. En muchos casos, se combinan ambos resultados.
Algunos convenios ponen el acento en el valor del cliente para
la empresa (lo que es una destacable novedad de estos acuerdos).
Éste es el que absorbe los productos y servicios elaborados por
la organización empresaria y, por lo tanto, uno de elementos
para que ésta pueda funcionar adecuadamente. Como sobre el
mismo también operan la competencia que le ofrecen otros pro-
ductos de la misma naturaleza o algunos otros que pueden sus-
tituir a aquéllos, la organización debe prestar fundamental im-
portancia a lograr un producto de buena calidad, en condiciones
de precio aceptable, tema que se ha incorporado a la preocupa-
ción de los negociadores.
Esa modalidad recogida en la experiencia japonesa, que
luego pasó a los países de América del Norte y de Europa, res-
ponde a un llamado proyecto Saturno, que destaca la necesidad
de que el negocio jurídico laboral colectivo se ocupe de temas
que hacen al buen funcionamiento de la empresa, tanto en el
orden interno como en lo que hace a su grado de competitivi-
dad en el mercado en el que actúa con otras organizaciones, pa-
ra que así pueda absorber empleo ("bien escaso", que constitu-
ye uno de los temas cruciales del mundo moderno).
Otra de las características de la negociación a partir de los
años noventa fue el hecho de que algunas empresas de carácter
multinacional, antes de habilitar un establecimiento (y como con-
dición para ello), se plantearon la necesidad de concertar, con
el respectivo sindicato, el convenio colectivo de trabajo que ha-
bría de establecer las condiciones para el sector, respecto del
228 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

que no había operarios. De acuerdo con ello, la negociación


se refirió a relaciones que habrían de establecerse en el futuro,
y cuya concertación estaba sujeta a la previa formalización
de esos acuerdos ("convenios sin obreros"). Esa modalidad de
concertación pudo hacerse en la Argentina, ya que de acuer-
do con la normativa aplicable al caso, se le reconoce represen-
tatividad al sindicato (a tal efecto se le confiere el monopolio)
en la medida que éste tenga como afiliados a un número sufi-
ciente de trabajadores (ver § 263), lo que significa que no en
todos los sectores geográficos tiene mayoría y aun puede que,
en algunos, no tenga ningún afiliado. Por lo tanto, aunque el
establecimiento en el que habría que aplicarse el convenio co-
lectivo a celebrarse no "funcionaba" (no había operarios), el
sindicato ejercía la representación colectiva de los trabajadores de
ese sector profesional, lo que posibilitaba que el mismo, en el
ejercicio de su personería colectiva, pudiera negociar el acuerdo.

§ 316. DISPONIBILIDAD COLECTIVA. - Dada su finalidad, en


la estructuración del derecho del trabajo se partió de un hecho
fundamental: que las modificaciones del ordenamiento jurídico
establecidas para lograr un mayor nivel de justicia en la relación
de trabajo, constituían un piso mínimo o techo inderogable -orden
público laboral- (ver § 72); criterio recogido por el art. 12 de
la LCT. Las partes sociales -una vez consolidada la represen-
tación del grupo de trabajadores a través del movimiento sindi-
cal- sólo podían modificar esta regulación en beneficio de los
trabajadores. De la misma manera, la negociación laboral a nivel
de las partes individuales debía respetar esos mínimos o a veces
máximos, fijados por la ley y el CCT.
A fin de preservar ese ordenamiento, se hizo uso de una
serie de medios técnicos que se agregaron al de la irrenunciabi-
lidad (al que nos hemos referido en el § 34), tales como, entre
otros, el de la sustitución de las cláusulas nulas por aquellas
que se había intentado no aplicar (no se adapta el criterio de la
nulidad que rige en el derecho civil, sino una solución propia,
la consagración de un criterio específico ante el fraude laboral).
NEGOCIACIÓN COLECTIVA 229
De esa manera, lo que se negocia a nivel de convenio co-
lectivo de trabajo o de la relación de trabajo, que viola lo dis-
puesto por una norma jerárquica superior, no tiene valor en sí
y, automáticamente, es reemplazado por aquélla. Como lo indi-
camos, esa infracción no se traduce en la nulidad del acto jurí-
dico negocial; éste conserva su validez, pero con otro contenido.
Las partes, en el derecho del trabajo, mantienen su libertad de
elección del cocontratante (con quien se va a mantener salvo en
casos muy excepcionales), pero no así la de configuración, que
queda limitada por ciertos mínimos y máximos fijados en la
norma jerárquica superior, por lo que, al respecto, dicha libertad
sólo se ejerce en un sentido (el más favorable para el trabajador).
Como ya lo indicamos, ese orden que corresponde según
la jerarquía de las fuentes, en el ámbito del derecho del trabajo
puede ser alterado, en tanto no se viole el orden público labo-
ral, o sea, que una norma jerárquica inferior (sea de carácter in-
dividual o convencional colectiva) establezca un ordenamiento
más beneficioso para el empleado.
Ese criterio comenzó a reverse hace más de veinte años,
entre otras razones, como consecuencia de la crisis petrolera
que se desató en la década de 1970, en el sentido de que, man-
teniendo ese principio (que es fundamental en el derecho del
trabajo), puede admitirse que las partes sociales en sus respec-
tivas negociaciones involucren varios temas en una "concerta-
ción de recíprocas concesiones". Éstas pueden referirse a con-
diciones ya consagradas por la ley, a través de otros convenios
o por la vía de hecho, lo que según una de las reglas derivadas
del principio protectorio (la llamada condición más beneficiosa;
ver § 33, c), no puede modificarse in peius para el trabajador.
Muchas veces, la negociación llevaba a aceptar, no en razón de
una imposición del sector empleador, sino en virtud de la reali-
dad, ya referida a la comunidad nacional o a un sector de traba-
jo, la morigeración de ciertos aspectos regulados por la norma
estatal que se flexibilizan en razón de la obtención de otras
ventajas importantes para las partes y para la propia comunidad
global.
230 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

Al respecto, es clásica la expresión según la cual, en la ne-


gociación se intercambian ciertas "conquistas", a veces consa-
gradas en la ley estatal, a cambio de otras que, en el caso con-
creto -ya no sólo para el trabajador o el grupo de éstos, sino
para toda la comunidad- resultan sumamente beneficiosas, a fin
de asegurar ciertos niveles de seguridad y de tranquilidad. Al
efecto, se cita la obligación que asumen los empleadores de dar
seguridad en el empleo, a través de la no disminución de la
plantilla de los trabajadores o de hacerlo dentro de ciertos lími-
tes, como una efectiva medida para combatir los efectos del pa-
ro, que se compensa con ciertas disposiciones como, por ejem-
plo, flexibilizar los salarios, en cuanto se los "ata" al resultado
de la explotación; en otras oportunidades, a la admisión de un
horario flexible que las disposiciones legales, fruto de la elabo-
ración en otras épocas, no admiten.
Esa posibilidad de alteración de las referidas reglas de res-
peto absoluto del orden público laboral, se designó como "dis-
ponibilidad colectiva". El ámbito de la libertad de configura-
ción reconocido a las partes, limitado en un sentido (en el que
no le es más favorable al trabajador), se quiebra, en cuanto se
admite que, a ese nivel puede modificarse la norma legal (en
un sentido que ya no favorece al trabajador), en la medida que
ello es una condición para que este sector logre una ventaja
que, apreciada según las circunstancias concretas, resulta más
beneficiosa (no para el trabajador individual, sino para el grupo
o la propia comunidad nacional). Como lo hemos indicado, no
es necesario que las renuncias y conquistas de uno y otro sector
sean de la misma naturaleza; el término de comparación está
dado por sus efectos, respecto de lo que se considera si resul-
ta más beneficioso para todo el sector de trabajadores, incluso
aquellos que no forman parte del acuerdo, en cuanto no están
incluidos dentro del cupo ocupado en ese momento (en tanto
no tienen un empleo); a tal efecto y para solucionar ese problema,
las partes establecen determinadas modalidades de transacción.
En una época de paro, como la que afecta a la mayor parte
de los países en la actualidad, la obtención de un empleo y la
NEGOCIACIÓN COLECTIVA 231
conservación del que ya se tiene (cuando peligra su manteni-
miento), puede resultar más beneficioso (medida en niveles de
tranquilidad, seguridad, no sólo de carácter económico) que la
situación que se plantearía de no aceptarse esas medidas. Esta
realidad que surge del hecho de que el empleo se ha convertido
en un "bien escaso", admite algunas soluciones que, a nuestro
juicio, no son contrarias a los principios básicos del derecho
del trabajo, sino que tratan de ajustar la aplicación de las nor-
mas que derivan del mismo, a la realidad, aggiornando aquéllas,
lo que se ajusta al concepto de derecho. Éste tiene como fina-
lidad repartir, en la comunidad en la que rige, las respectivas
cargas ("potencias e impotencias") entre los miembros que en
ella se relacionan, con un riguroso criterio de justicia, a fin de
que se "ajusten" a la realidad, no a lo que se imagina, se desea,
sino a lo que es posible, lo que no depende de un mero volun-
tarismo.
Por supuesto, esa innovación en la estructura del derecho
del trabajo no queda librada al simple juego de la concertación
entre las partes sociales (no obstante el rol fundamental que la
misma juega), en la que el sector de empleadores, normalmen-
te, goza de un mayor poder de negociación; es el propio legis-
lador el que se reserva la facultad de establecer las pautas de
apertura al sistema al que las partes sociales deben someterse.
En primer lugar, es la propia ley la que dispone cuáles son los
temas en los que se puede realizar esa "negociación de conce-
siones", a través de la cual se puede alterar la letra de la nor-
ma, en tanto la aparente desventaja para los trabajadores se
compense con una ventaja que debe ser juzgada por la repre-
sentación del propio sector, dentro de los parámetros fijados
por la ley, como beneficiosa para el grupo. No se trata de ad-
mitir una renuncia por parte de los trabajadores, sino de lograr,
en condiciones muy especiales (no similares a aquellas en que
dichas reglas fundamentales del derecho del trabajo se han ido
elaborando hasta su consolidación), un nuevo nivel de equili-
brio. Al contenido clásico del convenio colectivo de trabajo,
se agregan otros temas, entre ellos, el referido a la prudencia
232 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

respecto de lo que resulta más conveniente en una situación de


crisis de empleo. No se trata de aceptar la imposición del sec-
tor que en un momento determinado se halla en mejores condi-
ciones para pactar, sino fijar nuevos andariveles de solución para
efectuar la distribución de cargas y beneficios entre los miembros
de la comunidad laboral.
Es la representación de los propios trabajadores la que de-
be juzgar si el cambio que normalmente proponen los emplea-
dores (no hay inconveniente para que, frente a la propuesta de
éstos, los trabajadores contraoferten condiciones que también
pueden alterar el sentido de la norma legal) está contenido den-
tro de los límites que fija la ley (se mantiene el orden público
laboral, aunque con otro nivel de contenido), si resulta o no
conveniente para quienes integran el universo que aquéllos re-
presentan. De lo contrario, no hay modificación de las condi-
ciones que impone la normal legal. El dilema, para ambas
partes, se plantea entre trabajo en otras condiciones, o paro, lo
que significa la cesación de la operación de las empresas en la
elaboración de los bienes y servicios que se ponen a disposi-
ción de la comunidad. No se trata de elegir entre uno u otro
extremo de la alternativa, sino lograr un punto de equilibrio
que resulte ajustado a la realidad (no teórica, abstracta, utópica,
sino concreta de ese momento).
Esa experiencia que se vivió en los países de Europa y de
América del Norte, en los que sigue vigente, fue receptada a
nivel de la norma positiva por primera vez en la Argentina en
la ley 24.467, respecto del ordenamiento de las relaciones de
trabajo en la pequeña empresa (ver § 255) y luego ampliada al
régimen general por la ley 25.013.
De acuerdo con la primera, a través de la convención co-
lectiva que tiende a regular las relaciones en unidades de nego-
ciación de esa índole (debe existir un convenio del sector o,
dentro del de actividad, un capítulo específico para el mismo;
arts. 101 y 102, ley 24.467; ver § 255), las cláusulas concerta-
das en un negocio jurídico colectivo no pueden ser afectadas
por acuerdos de distinto ámbito (art. 103). Las partes, en el
NEGOCIACIÓN COLECTIVA 233

ejercicio de sus facultades de negociación, pueden: a) modifi-


car en cualquier sentido las formalidades, requisitos y oportuni-
dades de goce de la licencia anual ordinaria, sin que ello pueda
afectar que cada uno de los trabajadores, una vez cada tres pe-
ríodos, deba gozar la misma en la temporada de verano (art.
90); b) fraccionar el pago del SAC, hasta en tres cuotas en el
año (art. 91); c) modificar el régimen de extinción del contrato
de trabajo (es decir, lo referido al preaviso o indemnización por
despido; art. 92); d) en los convenios de crisis (ver § 215, 231,
c), disponer, a pedido del empleador, la "modificación de de-
terminadas regulaciones colectivas o estatutarias aplicables"
(art. 97).
Por su parte, la ley 25.013 establece que a través del CCT,
se puede: a) ampliar el plazo de vigencia del período de prueba
hasta seis meses y disponer la reducción de las indemnizacio-
nes por falta de preaviso y antigüedad declaradas durante ese
período, hasta el 50% del régimen normal (art. 3o); b) a través
de los acuerdos de ámbito superior (lo que no puede realizarse
en los inferiores), disponer "la forma de aplicar las normas le-
gales sobre jornadas y descansos, respetando los topes mínimos
y máximos respectivos", condicionado a la generación de em-
pleo (art. 15).
De acuerdo con esas normas innovadoras de la estructura
del derecho del trabajo vigente hasta 1995 en forma absoluta, a
través de la negociación colectiva y dentro de los límites que
en cada caso fija la propia ley, se pueden modificar las disposi-
ciones legales de carácter general. El cambio introducido en
la normativa tiende a posibilitar que, por esa vía, se facilite la
contratación de personal o el mantenimiento de los puestos
existentes, a través de un pasajero aligeramiento de las disposi-
ciones legales (a veces, herencia de una época en que rigieron
situaciones de trabajo distintas, que explican la existencia de
una normativa adecuada a la realidad vivida en esos momentos).
La vigencia del cambio operado por esa vía está sujeta a la
decisión que las partes adoptan a través del convenio colectivo
que establece la modificación del texto legal.
234 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

§ 317. INTERPRETACIÓN Y APLICACIÓN. - Dados los distin-


tos efectos que producen las llamadas cláusulas normativas y
obligacionales, la interpretación de ellas (averiguar cuál ha sido
el sentido que ha querido darle el legislador) puede ser diferen-
te de unas a otras. Respecto de las primeras que actúan como
normas con validez erga omnes, no hay inconveniente en apli-
car las reglas que se utilizan en derecho civil y en especial en
el de trabajo, para desentrañar su sentido (p.ej., la regla in dubio
pro operario; arg. art. 11 y concs., LCT). En cambio, las obli-
gacionales sólo admiten la interpretación propia para los contra-
tos privados.
En lo que atañe a la aplicación de las normas convenciona-
les con efecto normativo, el legislador ha dispuesto explícita-
mente que no hay que hacerla en forma analógica o extensiva,
aunque admite que "podrán ser tenidas en consideración para la
resolución de los casos concretos, según la profesionalidad del
actor" (art. 16, LCT).
Si el convenio aplicable presenta una laguna, un vacío, es
decir, un aspecto de la realidad que no ha sido contemplado en
aquella norma (tal la ya indicada de no haber considerado una
categoría), la situación no puede salvarse (integrarse) por la re-
misión a alguna que corresponda a otro convenio similar. Ello
significaría extender una disposición a un ámbito distinto del
considerado en el pacto. En cambio, en principio, no habría
inconveniente para que lo fuera una del propio convenio, como
ocurre cuando no se ha previsto una categoría; por este motivo
se recurre a lo que establecen las condiciones de trabajo res-
pecto de otra que pueda considerarse similar.
La misma directiva, y con mayor razón, corresponde apli-
car a las cláusulas obligacionales.

§ 318. PRUEBA EN JUICIO. - Dado el carácter del CCT, la


LCT admite un sistema especial para su acreditación en juicio.
Como no es una ley en sentido formal, pues no ha sido sancio-
nada y promulgada según el procedimiento que establece la
Constitución nacional, el juez no tiene obligación de conocerla
NEGOCIACIÓN COLECTIVA 235

(arg. arts. 13, 15 y concs., Cód. Civil). No obstante lo cual, y


dada su importancia, ya que tiene efectos de norma de carácter
general, se establece que la parte que desea su aplicación tiene
que individualizarla (se entiende que basta indicar el número de
su registro y el año respectivo, o designar el sector de la activi-
dad, especialmente cuando hay un solo CCT y no puede con-
fundirse, por lo que el demandado puede localizarlo y ejercer a
su respecto la defensa de su derecho).
En la práctica, en el juicio en que se invoca una norma
convencional colectiva (el art. 8o, LCT, se refiere a la que reú-
ne "los requisitos formales exigidos por la ley"), la parte o el
juez solicitan del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social la
remisión de una copia de aquélla o, en su caso, las partes perti-
nentes, trámite que puede obviarse si el tribunal cuenta con un
ejemplar en su archivo.

§ 319. EXTENSIÓN. -La ley, que al respecto recoge una


práctica usual en otros países, admite que un CCT con vigencia
para una actividad dentro de un determinado sector geográfico
(podría ser uno de empresa; el problema tiene importancia, so-
bre todo cuando se trata de una que ejercía antes el monopolio
de la actividad que por determinadas circunstancias no lo tiene
ya), puede aplicarse en otras zonas respecto de la misma activi-
dad o profesión. No se admite que la extensión se realice de
una actividad o profesión a otra, ya dentro del mismo sector
geográfico o fuera de él. El hecho significaría la aplicación
en sentido analógico o extensivo de un convenio colectivo, lo
cual prohibe la ley expresamente (arg. art. 16, LCT).
Para que se produzca ese efecto, se requiere una resolu-
ción de carácter administrativo, previa petición por cualquiera
de las partes (art. 10, ley 14.250, t.o. 1988), la que debe cum-
plir, en su caso, con los recaudos del registro y publicación
propios de los CCT.
El decr. 199/88, al que la ley remite las condiciones para
que funcione este instituto, establece como requisitos básicos:
a) que en la zona a la que se extiende el convenio no exista
236 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

asociación profesional con personería gremial representativa de


los trabajadores, y b) que la norma resulte "adecuada para regu-
lar las relaciones de trabajo en la nueva zona", teniendo en cuenta
la posible competencia que pueda plantearse en las otras. La
extensión puede ser de carácter parcial (sólo algunas cláusu-
las), siempre que no quede desvirtuada la economía de la norma
total (art. 6o, párrs. Io y 2o). En su caso, la resolución admi-
nistrativa determinará, si existiere, la situación de vigencia de
las disposiciones de los convenios locales preexistentes (art.
11, ley 14.250, t.o. 1988).
La extensión es un remedio que se utiliza para evitar pro-
blemas de competencia (cuando en una zona, al no regir una
convención colectiva, se abonen salarios inferiores o condicio-
nes de trabajo que disminuyan el precio de costo), ante la falta
de capacidad negociadora colectiva de los trabajadores (por ca-
recer de una asociación profesional o en el caso de tenerla, por
imposibilidad de concertar un acuerdo de esa índole). Por esa
vía, se suple la citada falencia y se aminoran las posibles con-
secuencias de ello dentro de la economía nacional, no ya en
virtud de una determinada capacidad, de una zona o actividad
localizada, sino por el hecho de tener insumos de menor costo.
Como lo establece la reglamentación, la extensión debe reali-
zarse previo análisis de las consecuencias que ella habrá de
producir en el sector al cual se la extiende, así como más ade-
lante en los otros.

§ 320. COMISIÓN PARITARIA. - A fin de actuar como órga-


no de interpretación con alcance general de la convención co-
lectiva, y de proceder, cuando fuera necesario, a la calificación
del personal y a determinar la categoría del establecimiento de
acuerdo con lo dispuesto por la convención colectiva, cada una
de las partes tiene derecho a solicitar la constitución de una "co-
misión paritaria de interpretación que delibera bajo la presi-
dencia de un funcionario estatal" (arts. 14 y 15, ley 14.250, t.o.
1988; es distinta de la comisión de discusión del convenio;
ver § 306).
NEGOCIACIÓN COLECTIVA 237

Esa comisión paritaria puede intervenir, a pedido de aqué-


llas, como órgano de conciliación en controversias "individua-
les". En caso de ser aceptada su actuación, "los acuerdos con-
ciliatorios celebrados por los interesados tendrán autoridad de
cosa juzgada" (art. 16, párrs. Io y 3 o , ley 14.250, t.o. 1988).
Dado el carácter de la citada comisión y la intervención de un
funcionario estatal, puede asimilarse, a los fines establecidos en
el art. 15 de la LCT, a los organismos administrativos labora-
les. Por consiguiente, los acuerdos transaccionales, conciliato-
rios o liberatorios, para que produzcan ese efecto, habrán de ser
homologados en una resolución fundada que acredite "que me-
diante tales actos se ha alcanzado una justa composición de de-
rechos e intereses de las partes".
Sus decisiones, dentro del ámbito de su competencia ya in-
dicado, producen similares efectos a los de la convención co-
lectiva, por lo cual están sometidas a los mismos requisitos
de forma y publicación. Las que no tienen ese carácter, sólo
los producen a partir de su notificación (art. 17, párrs. 2o y 3 o , ley
14.250; arts. 7o a 10, decr. 199/88).
Las que recaen en materia de interpretación del convenio
con carácter general, adoptadas o no por unanimidad, obligan a
las partes. Sólo son "apelables" ante el Ministerio de Trabajo
y Seguridad Social, dentro del plazo de 5 días a partir de su
notificación, en cuanto la comisión ha actuado fuera de los lí-
mites de su competencia o ha incurrido en exceso de poder (art.
17, párr. Io, ley 14.250, t.o. 1988; arts. 10 y 11, decr. 199/88).

§ 321. SUSPENSIÓN CON MOTIVO DE LA APERTURA DE LA CON-


VOCATORIA DE ACREEDORES DEL EMPLEADOR. - Dictada esta medi-
da, las relaciones de trabajo que vinculan a las partes se man-
tienen vigentes, pero con las modificaciones que establece la
ley de concursos y quiebras 24.522, en su art. 20, párrs. 4o a
7o. El convenio colectivo de trabajo aplicable a la relación
(sea en virtud de que su plazo de vigencia no ha vencido o por
aplicación de la regla de la ultraactividad) queda suspendido en
su aplicación "por el plazo de tres años o el del cumplimiento
238 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

del acuerdo preventivo, el que fuere menor". Durante ese pe-


ríodo y mientras no se concrete un "convenio colectivo de cri-
sis", "las relaciones laborales [aun respecto del personal que se
incorpore con posterioridad] se rigen por los contratos indivi-
duales y la LCT" (art. 20, párrs. 4 o a 6o, LCQ). Esta última
no establece tablas salariales y, en cuanto a las condiciones de
trabajo, sólo determina los pisos y techos que fijan los límites
del orden público laboral. Por lo tanto, de no existir regu-
laciones de carácter privado (que, por lo común, mejoran las
condiciones del convenio colectivo), las referidas relaciones
se rigen, en lo referente a este último tema, de acuerdo con
la LCT.
Estimamos que en razón de la laguna producida por la sus-
pensión de la vigencia de las tablas salariales contenidas en el
convenio colectivo y, en tanto la prestación de trabajo es onero-
sa (art. 115, LCT), rigen las disposiciones vigentes al momento
de la apertura del concurso. Frente a la situación de crisis
planteada, cabría considerar que, ante la caducidad transitoria
de la determinación del valor de la remuneración fijada en el
negocio colectivo (no así si lo fue por uno privado), el juez po-
dría determinarlo de acuerdo con lo que establece el art. 114 de
la LCT (ver § 194).
Las partes, o sea, el empleador y el sindicato con persone-
ría gremial, deberán negociar un "convenio colectivo de crisis"
que reemplace al suspendido (el mismo tendrá el carácter de
acuerdo de empresa). A tal fin, son aplicables las disposicio-
nes contenidas en las leyes 14.250 (t.o. 1988) y 24.013 (arts.
98 a 105). Esta última establece el "procedimiento preventivo
de crisis" (ver § 215), situación que, precisamente, es la que se
plantea con motivo del concurso preventivo (aunque reducida a
una o a un grupo de empresas). Dicho mecanismo de concer-
tación permite negociar respecto de un menú de variables: dis-
minución de la planta de la empresa, modificación de las con-
diciones de trabajo, etcétera.
Vencido el plazo de suspensión del convenio colectivo, el
mismo (o el que a ese momento lo ha reemplazado, en especial
NEGOCIACIÓN COLECTIVA 239
cuando es de actividad) readquiere su vigencia respecto de las
relaciones del referido sector empresarial.

§ 322. EXTINCIÓN. - Dado que el CCT en su estructura


básica está constituido por un acuerdo de partes, parecería que,
en principio, le fueran aplicables las reglas admitidas en la ma-
teria por la teoría general del derecho. De acuerdo con lo que
establece la doctrina, se distinguen las formas regulares y las
de carácter irregular, que en cuanto a su aplicación al caso se
estudian por separado. Entre las primeras se encuentran:
a) VENCIMIENTO DEL PLAZO. De acuerdo con lo establecido
en la norma positiva, las partes, como un requisito, tienen que
fijar el tiempo de duración del convenio (art. 3 o , inc. e, ley
14.250, t.o. 1988). No obstante que a primera vista pareciera
que se trata de un recaudo esencial, creemos que no lo es (un
nuevo análisis del tema nos ha convencido de ello). La cues-
tión tiene importancia respecto de la vigencia de algunas de las
cláusulas obligacionales. Las normativas, y ahora también es-
tas últimas en cuanto establecen "contribuciones y demás obli-
gaciones asumidas por el empleador" (art. 6 o , ley 14.250, t.o.
1988; ver § 314), rigen hasta que sean modificadas por una
nueva convención (la ley consagra la ultraactividad indefinida
de la norma), por lo que, en los demás casos, la falta de fecha de
vigencia de la norma convencional significa que ella se extin-
gue ante su denuncia por una de las partes (ver § 321, c).
Por lo tanto, sólo las cláusulas obligacionales a cargo de la
asociación sindical de trabajadores fenecen al momento del ven-
cimiento del plazo de vigencia del convenio colectivo.
Como se ha señalado, el nuevo convenio puede fijar una
fecha a partir de la cual surtirá efectos, aunque sea anterior a
aquella en que se lo concierte (ver § 313).
La ultraactividad indefinida del convenio colectivo que es-
tablece el art. 6 o de la ley 14.250 (t.o. 1988) respecto de las
cláusulas normativas y las obligacionales que determinan "con-
tribuciones y demás obligaciones asumidas por el empleador",
240 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

ha sido limitada (respecto de los que corresponden al ámbito de


la pequeña empresa) al plazo de 3 meses posteriores al venci-
miento del plazo de vigencia fijado; en esta oportunidad se ex-
tingue el contenido del acuerdo, salvo que se hubiere pactado
lo contrario (art. 99, párr. 3 o , ley 24.467; ver § 255). Como lo
hemos indicado (ver § 313), la ley 25.013 (art. 12) ha estable-
cido un régimen especial de caducidad respecto de los acuerdos
concertados antes de enero de 1988, que no hubieran sido mo-
dificados a partir de esa fecha.
b) MUTUO CONSENTIMIENTO. Dado su carácter contractual,
parecería que en principio esta forma pudiera constituir un mo-
do de extinción del negocio colectivo. No hay inconveniente
para que así ocurra respecto de las cláusulas obligacionales.
En lo que se refiere a las normativas, el simple acuerdo no se-
ría suficiente para desligar de su obligación a los firmantes; el
primitivo convenio necesitó, para entrar en vigencia, la homo-
logación por parte del organismo administrativo laboral, que al
efecto es un elemento constitutivo. Por lo tanto, sin el acuer-
do de éste, las "partes intervinientes" no podrían, por sí, deter-
minar el anticipo de la extinción (de manera que sería otro con-
venio, aunque con "efectos destructores" del anterior). Como
la ley prorroga los efectos referentes a las condiciones de trabajo
de un convenio vencido (art. 6o, ley 14.250, t.o. 1988), de cual-
quier manera, la derogación de ellas no tendría sentido. Por
supuesto, no habría inconveniente para que la extinción se ope-
rara por esta vía, por medio de la concertación de un nuevo
CCT con la aprobación del órgano administrativo (se fijaren o
no mejores condiciones para el trabajador).
c) DENUNCIA. Esta forma tiene efectos respecto de las con-
venciones en las que no se haya determinado un plazo fijo de, vi-
gencia, por lo cual las partes se reservan, transcurrido un lapso,
el derecho a dejarlas -total o parcialmente- sin efecto, previa
notificación dentro de un lapso ya fijado.
En el régimen positivo argentino, como requisito esencial,
el convenio debe contener un plazo determinado. Por eso, este
NEGOCIACIÓN COLECTIVA 241

modo de finalización no es aplicable a las cláusulas normati-


vas. Sí podría tenerlo con referencia a las obligaciones pacta-
das por un tiempo indeterminado, si se previo ese modo de ex-
tinción.
En lo que atañe a los llamados modos irregulares de extin-
ción, pueden hacerse las siguientes consideraciones:
d) INCUMPLIMIENTO DE UNA DE LAS PARTES. Respecto de las
cláusulas normativas, no es aplicable esta vía (consecuencia
práctica de haberse acogido el pacto comisorio implícito), que
debería referirse al incumplimiento del propio convenio colecti-
vo (al efecto, no bastaría el referente a la violación de los con-
tratos particulares regidos por él). Aun en el caso de admitir-
se este modo anormal de extinción, las condiciones pactadas en
el convenio seguirían vigentes (art. 5 o , ley 14.250, t.o. 1988).
El incumplimiento de las mencionadas cláusulas de las que son
titulares los trabajadores, sólo da derecho a la promoción de las
respectivas acciones en ese nivel (relación individual, ejecución
forzada, resolución contractual, daños y perjuicios, etcétera).
En cambio, la resolución podría aplicarse en principio, en
cuanto a las cláusulas de carácter obligacional, especialmente
las de contenido económico. Las referentes al deber contraído
por las partes de mantener la paz, recurrir a la conciliación, so-
meterse al arbitraje como corresponde en materias que están
sometidas a disposiciones de orden público establecidas por le-
yes 14.786 y 16.936 (ver § 290, b, 2 y 3), el incumplimiento
por parte de una de ellas, no sería motivo válido para que la
otra se eximiera mediante la resolución del contrato de los dé-
bitos que en esa materia le impone la norma legal (sí las que
tienen su fuente en el CCT).
e) CAMBIO DE LAS CIRCUNSTANCIAS. Si durante el tiempo de
vigencia de un convenio se produce una considerable modifica-
ción en las condiciones económicas (fuerte inflación, reducción
del costo de vida, alteración de las leyes del mercado, etc.) que
no pudieran ser previstas al pactar, podría ser de aplicación la
doctrina de la imprevisión fundada en el principio acogido en
242 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

la cláusula rebus sic stantibus. En la experiencia recogida en la


Argentina, en varias oportunidades en que se dieron fenómenos
de esa índole, especialmente en los últimos años por pérdida del
valor adquisitivo de la moneda, el problema se solucionó por
vía legal. Por medio de una norma, se dispuso el aumento de
las tasas salariales fijadas en el convenio, a pesar de que el plazo
fijado no había vencido (entre otros ejemplos pueden citarse las
leyes 19.220, 19.443, 19.598, 19.871, sancionadas en el año 1972,
y los decrs. 795/75, 350/76, 906/76, entre noviembre de 1975 y
marzo de 1976).
Dada la característica del fenómeno que operó hasta hace
poco tiempo en la Argentina (inflación), no tenía sentido que la
asociación sindical solicitara la resolución del CCT, cuyas cláu-
sulas normativas, aun en ese hipotético caso, tenían validez hasta
la celebración de un nuevo acuerdo. La solución más acepta-
ble, tanto en esa situación como en su opuesta, la deflación, es
la de una renegociación entre las partes, a través de una modi-
ficación concertada de las cláusulas que han "perdido sentido",
o por disposición legal.
Dentro de la estrategia a que recurren los sindicatos para
evitar consecuencias de ese tenor, está la de determinar dentro
del CCT cláusulas de "salario móvil" por las que el valor no-
minal de las remuneraciones pactadas se corrigen a períodos
determinados de acuerdo con un índice (ya de costo de vida,
relación con otros ingresos, "enganche" u otro), por lo cual
aquéllas mantienen su poder de adquisición (salario real; ver
§ 178). Como lo hemos indicado (ver § 199, g), a partir del
1/4/91, en razón de lo expresamente dispuesto por la llamada
ley de convertibilidad 23.928, esa solución no es posible.
Las disposiciones referidas al "salario móvil" resultan con-
venientes en la medida en que quienes la obtienen sean una mi-
noría, ya que de esa manera, frente al proceso general de infla-
ción, se ven "protegidos"; a veces, se lo consigue a expensas
de otros sectores (no siempre con mayores recursos económi-
cos: otros empleados, jubilados, etc.) que no gozan de esa cláu-
NEGOCIACIÓN COLECTIVA 243

sula en sus ingresos (que se mantienen fijos por lapsos más lar-
gos). Si dicha ventaja fuera de carácter general, la situación a
corto plazo se mantendría inalterable, ya que sólo se trataría de
un aumento del valor nominal.
En este último caso, si bien desde cierto punto de vista el
ajuste periódico produce una sensación de "defensa" del ingre-
so, la solución no va a la raíz del problema, sino a uno de sus
efectos. Con frecuencia, aunque ello no es la única causa, el
aumento masivo de los salarios produce una incentivación de la
espiral inflacionaria. De hecho, y en general, la aplicación pe-
riódica de coeficientes de corrección de los salarios, se ha pro-
ducido mediante aumentos dispuestos por vía legal. Entre no-
viembre de 1975 y enero de 1978, hubo dieciocho aumentos
generales de salarios, unos de carácter masivo y otros selecti-
vos (tres entre noviembre de 1975 y marzo de 1976, durante la
vigencia de los CCT concertados en julio de 1975).
El art. 9o de la ley 23.546 derogó la ley 21.307, que esta-
blecía la posibilidad de que el Poder Ejecutivo pudiera estable-
cer incrementos salariales. Por lo tanto, en nuestro régimen
legal, fuera de los convenios colectivos de trabajo y del meca-
nismo establecido respecto del mínimo vital y móvil, no existe
disposición que faculte el ajuste de las remuneraciones que se
deterioran como efecto del factor inflacionario (ver § 194).
En cuanto a las cláusulas obligacionales, el cambio de las
condiciones que se tomaron en cuenta para determinar las bases
del acuerdo, podrían dar lugar, en principio, a la resolución del
convenio (tema que, en su caso, ante la disconformidad de la
otra parte, tendría que ser materia de decisión judicial).
f) RETIRO O SUSPENSIÓN DE LA PERSONERÍA GREMIAL. EXTINCIÓN
DE LAS ASOCIACIONES. Cuando se producen situaciones de esa cla-
se (a las que en algún caso podría asimilarse la muerte del em-
pleador, cuando ella produce la cesación de la actividad), el hecho
no genera ningún efecto en cuanto a los derechos y obligacio-
nes que nacen de cláusulas normativas. Como éstas operan a
modo de leyes de carácter general, se mantienen en vigencia
244 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

con prescindencia de la suerte que puedan haber corrido quie-


nes las suscribieron.
En cambio, las consecuencias que tales situaciones produ-
cen son distintas respecto de los derechos y obligaciones que
nacen de las cláusulas obligacionales; aquéllas se rigen por el
derecho común.

B) DOCENTES DE INSTITUTOS OFICIALES

§ 323. RÉGIMEN APLICABLE. SECTORES DE NEGOCIACIÓN


COMPRENDIDOS. - El criterio que adopta la ley 23.929, que de-
termina este régimen, si bien se mantiene dentro del concepto
de "negociación estática" (sólo hace referencia al trámite de la
concertación del convenio en períodos determinados; no a una
negociación continua), en cuanto establece un procedimiento de
articulación en tres niveles distintos, adopta un sistema más di-
námico que el común.
La normativa se refiere a la concertación en el orden: a)
federal; b) nacional, y c) sectorial. Las relaciones que vincu-
lan a los trabajadores del sector docente con el Estado pueden
corresponder al derecho administrativo laboral federal o provin-
cial, de acuerdo con el carácter de aquél. Por lo tanto, la nor-
ma establece un régimen aplicable a la negociación que corres-
ponde al régimen federal (que incluye al nacional, respecto del
que se establece una normativa completa); respecto del provin-
cial, se establecen pautas que deben cumplirse en cuanto el
Estado local adhiera al régimen que establece la referida norma
(arts. 19 y 20). De esa manera, se respeta la facultad que en
materia de regulación de las relaciones con los empleados que
de él dependen, le corresponden a las provincias y que inte-
gra el derecho público local (arg. art. 121 y concs., Const. na-
cional).
Los sectores de negociación comprendidos corresponden al
de las relaciones "que se establecen entre el Estado y las aso-
ciaciones sindicales representativas de los trabajadores docen-
NEGOCIACIÓN COLECTIVA 245
tes, cualquiera sea el nivel, rama o especialidad, siempre que
presten servicios en escuelas, establecimientos, institutos o uni-
versidades, sin más condición que la de mantener relación de
empleo con un ente oficial" (art. Io, ley 23.929). La represen-
tación del sector de los funcionarios empleados le corresponde
a las asociaciones profesionales que, de acuerdo con el régimen
de la ley 23.551 (ver § 267, a), la ejercen respecto del "ámbito
personal y territorial" de su actuación (art. 2 o , párr. Io, ley
23.929). La que se refiere al Estado, le compete a las "autori-
dades de máximo nivel de cada uno de los ámbitos en que la ne-
gociación se efectúe" (art. 3 o , párr. Io, parte Ia). En la respec-
tiva negociación asumirán ese rol "funcionarios de nivel no
inferior a subsecretario, en el orden nacional, o de nivel equi-
valente en los órdenes provincial o municipal". Los acuerdos
a que lleguen las partes "deberán ser firmados por la máxima
autoridad educativa de cada jurisdicción, como condición para
su validez" (art. 3 o , párr. Io). En el orden nacional la repre-
sentación en la negociación le compete al Ministerio de Educa-
ción y Justicia junto con el de Economía y la Secretaría de la
Función Pública (art. 3 o , párr. 2o).

§ 324. NIVELES DE NEGOCIACIÓN. - Éstos pueden ser: a)


federal; b) nacional, o c) sectorial (al efecto, el art. 4o sólo se
refiere a los indicados en a y c; el mencionado en b está regido
por los arts. 9o a 17, ley 23.929).
El primero, federal, corresponde al negocio que se realiza
dentro del ámbito constituido por un "conjunto de jurisdiccio-
nes educativas provinciales, con la jurisdicción educativa na-
cional" (art. 4o, inc. a, párr. Io). En el caso, la representación
del sector de los docentes será investida por "la o las asociacio-
nes de trabajadores con personería gremial y ámbito de actua-
ción en toda la República, salvo aquellas organizaciones con
personería gremial, sectoriales o jurisdiccionales que no hayan
delegado su representación, las que por sí integrarán la comi-
sión federal en los términos previstos en la legislación vigente"
(art. 4o, inc. a, párr. 2o, que hace referencia a la ley 23.551).
246 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

Dicha concertación "tenderá a brindar un marco general de


carácter laboral, aplicable a las diversas jurisdicciones" (art. 4 o ,
inc. a, párr. 3 o ). La norma fija una pauta referida a la llamada
negociación articulada, a través de la cual en un nivel superior
se fijan las grandes líneas de la política que se ajustan en los
convenios de carácter sectorial o, en su caso, en los de empresa
(que el régimen convencional colectivo de docentes oficiales no
prevé).
La negociación a nivel nacional corresponde a la que se
efectúa dentro de la "jurisdicción nacional, o cuando se trate de
la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires" (art. 9 o , párr.
Io, parte I a ).
Por su parte, el nivel sectorial comprende las negociacio-
nes que se formulan dentro "de cualesquiera de las jurisdic-
ciones educativas". Al efecto, las mismas pueden ser de ca-
rácter geográfico (comprenden una provincia, municipalidad) o de
ámbitos educativos (universitario, terciario, técnico, secundario,
primario). En este caso, la representación del sector docente a
que se refieren los arts. 2 o , párr. I o , y 4 o , inc. b, le compete a "las
asociaciones sindicales de grado superior, cuyo ámbito personal
y territorial de actuación las habilite para representar a los do-
centes que de esa jurisdicción dependen".

§ 325. NORMAS COMUNES DE PROCEDIMIENTO PARA LA CON-


CERTACIÓN DEL CONVENIO COLECTIVO. - Cualquiera de las partes de
la negociación (Estado o sindicatos) "podrá proponer a la otra, en
cualquier tiempo, la formación de una comisión negociadora, in-
dicando por escrito las razones que justifiquen el pedido y las ma-
terias que deben ser objeto de la negociación (art. 5 o , párr. I o ).
Al efecto, deberá indicar "la representación que se invoque y el
alcance territorial y personal de la convención colectiva a tra-
tar" (art. 5 o , párr. I o , ley 23.929; art. 2 o , decr. 1753/91). Den-
tro de los 5 días "hábiles administrativos de recibida la comu-
nicación, las partes deberán acompañar los instrumentos de los
que surja la representación invocada, nominar sus representan-
tes titulares y suplentes y constituir domicilio". El referido
NEGOCIACIÓN COLECTIVA 247

plazo podrá prorrogarse a pedido de la parte interesada (art. 2o,


párr. Io, decr. 1753/91). La autoridad de aplicación adminis-
trativa de la norma, Ministerio de Trabajo y Seguridad Social
de la Nación, "procederá a definir, al tiempo de constituir la
comisión negociadora, el porcentaje de representatividad que
le corresponderá a cada una de las partes, a los fines de la con-
formación de la voluntad del sector del trabajo, de acuerdo con
las pautas establecidas en el régimen legal" (leyes 14.250, t.o.
1988, y 23.546; art. 2o, párr. 2o, ley 23.929). Dicho órgano
interviene como autoridad administrativa de aplicación (arts. 9o
y 22, ley 23.929).
"Cuando la representación sindical deba ser asumida por
más de una asociación sindical con personería gremial, el por-
centaje que corresponde a cada una de ellas en la comisión ne-
gociadora será proporcional a la cantidad de afiliados cotizan-
tes que posean en los respectivos sectores o jurisdicciones".
Si dos o más asociaciones sindicales están en condiciones de
integrar la comisión negociadora, la proporción de votos se de-
terminará según las siguientes reglas: a) en el nivel federal, "se
tomarán en cuenta la totalidad de afiliados cotizantes en la ju-
risdicción o sector correspondiente"; b) en el nivel "nacional se
tomarán en cuenta solamente los afiliados cotizantes que se de-
sempeñen en el ámbito nacional" (art. Io, párrs. Io y 2o, decr.
1753/91). La resolución "que determine el porcentaje de vo-
tos" deberá indicar la "cantidad de afiliados cotizantes que di-
recta o indirectamente estén representados por las asociaciones
con derecho a participar" (art. Io, párr. 3 o , decr. 1753/91).
Cuando la negociación se realice "en los niveles federal y
sectorial, las partes podrán convenir libremente el mecanismo
de funcionamiento que consideren más adecuado o requerir al
Ministerio de Trabajo y Seguridad Social la constitución de una
comisión negociadora quien deberá hacerlo dentro del plazo de
15 días (art. 5o, párr. 3 o , ley 23.929). A tal fin, "las partes de-
signarán negociadores titulares y suplentes, los que reemplaza-
rán de pleno derecho a los titulares. A las negociaciones po-
drán asistir asistentes técnicos con voz pero sin voto" (art. 3 o ,
248 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

párr. Io, decr. 1753/91). A los fines de ordenar la secuencia


de las reuniones y evitar situaciones a través de las cuales se
intente desconocer el derecho de las partes a intervenir en la
discusión, se considera que las mismas han sido citadas en forma
debida, cuando las audiencias fueren fijadas de común acuerdo
en la negociación. Para citar a reuniones no convenidas ante-
riormente, a pedido de las partes o por iniciativa del órgano ad-
ministrativo, "se requerirá un plazo de 5 días entre la notifica-
ción fehaciente y la fecha de reunión" (art. 3 o , párr. 2o, decr.
1753/91).
De conformidad con la directiva que imparte la norma,
"las partes procurarán articular la negociación en los distintos
niveles" (art. 6o, párr. Io, ley 23.929). Cuando el negocio se
efectúe en el que corresponde a un sector, "las representacio-
nes estatal y sindical procurarán ajustarse a la normativa nego-
ciada en el nivel federal" (art. 6o, párr. 2o). En cambio, "si se
tratara de una negociación con una provincia adherida al siste-
ma" de la ley, "la sujeción de lo acordado en el nivel federal
será obligatoria" (art. 6o, párr. 3o). La adhesión por parte de
una provincia al nivel federal de negociación, "implicará las si-
guientes consecuencias: a) la participación como miembro ple-
nario" de la comisión que a tal efecto se establezca; "b) la obli-
gación de implementar y poner en funcionamiento, dentro de su
jurisdicción, las decisiones de dicha comisión, y c) la acepta-
ción de los principios y normas de negociación colectiva esta-
blecidos en la ley" (art. 20, párr. Io). La norma, para preser-
var la autonomía de las provincias en la materia, establece en
forma expresa que la referida "adhesión... al nivel federal de
negociación no implica renuncia alguna al derecho de aquélla
de establecer -dentro de su jurisdicción- el o los mecanismos de
negociación colectiva que considerare más apropiados-". La
única limitación que impone a aquélla es a la que nos hemos
referido precedentemente (art. 20, párr. 2o, ley 23.929).
Las partes están "obligadas a negociar de buena fe" lo que
se traduce entre otras obligaciones, en: "a) la concurrencia a
las negociaciones y a las audiencias citadas en debida forma;
NEGOCIACIÓN COLECTIVA 249

b) la realización de reuniones que sean necesarias en los luga-


res y con la frecuencia y periodicidad que sean adecuados; c)
la designación de negociadores con idoneidad y representativi-
dad suficiente para la discusión del tema que se trate; d) el in-
tercambio de la información necesaria a los fines del examen
de las cuestiones en debate" (art. 8 o , párrs. Io y 2 o , ley 23.929).
El incumplimiento de las mismas "por alguna de las partes" dará
lugar a las sanciones que correspondan de conformidad con la le-
gislación vigente. En el caso, "la autoridad de aplicación podrá
dar a conocimiento público la situación planteada a través de
los medios de difusión a tal fin" (art. 8o, párr. 3 o , ley 23.929).
Las partes pueden someter a la discusión del convenio co-
lectivo "todas las cuestiones laborales que integran la relación
de empleo", con excepción de las que se refieren a: "a) las fa-
cultades constitucionales del Estado en materia educativa; b) la
estructura orgánica del sistema educativo; c) el principio de
idoneidad, como base para el ingreso y para la promoción de la
carrera" (art. 7 o , ley 23.929). La norma adopta una disposición
que es fundamental en todo lo que se refiere a la convención co-
lectiva que se establece entre los funcionarios públicos y el
Estado para preservar las facultades constitucionales que le com-
peten a éste.

§ 326. NORMAS DE PROCEDIMIENTO EN EL ÁMBITO DE LA


JURISDICCIÓN NACIONAL. - El Ministerio de Trabajo y Seguridad
Social, que es la autoridad administrativa de aplicación de la
ley, "estará facultado para disponer la celebración de las au-
diencias que considere necesarias para lograr un acuerdo". De
no lograr ese propósito, podrá "proponer una fórmula concilia-
toria, que a tal fin estará autorizado para realizar estudios, reca-
bar asesoramiento y, en general, requerir toda la información
necesaria a fin de posibilitar el más amplio conocimiento de la
cuestión que se trate" (art. 9 o , párrs. Io y 2 o , ley 23.929).
a) DE CONCILIACIÓN Y MEDIACIÓN. Los desacuerdos, así co-
mo los conflictos que se susciten en el desarrollo de la nego-
ciación respecto de las cuestiones que pueden ser materia de
250 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

éstas, ante la petición de una de las partes, serán sometidas por


el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social a "los trámites de
la instancia obligatoria de conciliación" (art. 15, párr. Io, ley
23.929). El citado órgano administrativo puede intervenir "de
oficio, si lo considerara oportuno, en atención a la naturaleza
del conflicto". En dicho caso, y en cuanto se trate de una
cuestión no prevista en la norma específica, se aplicará lo dis-
puesto por la ley 14.786, y por el art. 15, párr. 2o, de la ley
23.929 (ver § 290, b, 2). De conformidad con ello, las partes,
durante el período obligatorio de conciliación, no pueden ejer-
cer medidas de acción directa y deben allanarse a las disposi-
ciones dictadas por la autoridad laboral que dispongan retro-
traer la situación al estado anterior al conflicto.
La ley establece un procedimiento ad hoc de mediación a
cargo de personas propuestas por las partes dentro de los "10
días de constituida la comisión negociadora". La presentación
deberá ser acompañada "con los antecedentes profesionales de
los candidatos propuestos", los que deben tener una "recono-
cida versación en materia de relaciones laborales en el sector
público, y con práctica en la negociación colectiva" (art. 16,
párr. Io, ley 23.929; art. 5o, párr. Io, decr. 1753/91). La autori-
dad de aplicación "podrá rechazar mediante resolución fundada
la postulación de alguno de ellos, la que será apelable en el tér-
mino de 5 días" (art. 5o, párr. Io, decr. 1753/91). La norma re-
glamentaria no indica el procedimiento a través del cual trami-
tará el recurso que, obviamente, debe ser dentro del ámbito del
sector administrativo (por lo que se regula según lo dispuesto
en la ley 19.549 y su decr. 1759/72, t.o. según decr. 1883/91).
Vencido el referido plazo, el Ministerio de Trabajo y Seguridad
Social publicará "la lista definitiva por el término de 3 días"
(art. 5 o , párr. Io, decr. 1753/91).
Las partes, de común acuerdo, deben designar la persona o
personas incluidas dentro del listado preparado al efecto, para
que actúen como mediadores. Sólo por excepción en virtud de
un "acuerdo expreso y unánime" se podrá designar a una perso-
na no incluida en el mismo (art. 16, párr. 2o, ley 23.929). En
NEGOCIACIÓN COLECTIVA 251

caso de desacuerdo, y en tanto las partes mantengan su interés


en "continuar con ese procedimiento, el Ministerio de Trabajo
y Seguridad Social procederá a designarlo" (art. 16, párr. 3 o ,
ley 23.929) dentro del referido listado (art. 5o, párr. 3 o , decr.
1753/91).
Una vez efectuada la designación del mediador, las partes,
de común acuerdo, fijarán las normas procedimentales para re-
gular la mediación (art. 5o, párr. 2o, decr. 1753/91). El mismo
deberá ajustarse a las siguientes pautas: "a) el mediador fijará
audiencia dentro de las 48 horas de su designación a fin de lo-
grar un acuerdo entre las partes o establecer los puntos en con-
flicto si aquél no fuere posible, y b) dentro de los 5 días si-
guientes citará a una nueva audiencia donde propondrá a las
partes una fórmula de acuerdo. Si pasados 15 días desde la de-
signación del mediador, las partes no hubieran llegado a un
acuerdo, se considerará concluido el procedimiento de media-
ción", pudiendo la autoridad de trabajo "hacer público el resul-
tado así como los puntos que dieron lugar al conflicto" (art. 5 o ,
párrs. 3o y 4o, decr. 1753/91).
b) APROBACIÓN DEL ACUERDO POR PARTE DE LA AUTORIDAD ESTATAL.
Los que han sido tratados a nivel de la comisión negocia-
dora, deberán ser instrumentados "en un acta que deberá conte-
ner: a) lugar y fecha de su celebración; b) individualización de
las partes y de sus representantes; c) el ámbito personal y terri-
torial de aplicación, con mención de la jurisdicción correspon-
diente; d) el período de vigencia; e) toda otra mención condu-
cente a determinar con claridad los alcances del acuerdo" (art.
10, ley 23.929). Las referidas actas "deberán ser remitidas pa-
ra su instrumentación al Poder Ejecutivo o al intendente de la
Municipalidad [hoy, Jefe de Gobierno] de la Ciudad de Buenos
Aires, para el dictado del acto administrativo correspondiente
dentro de 20 días hábiles a contar desde la fecha de suscrip-
ción" (art. 11, ley 23.929). Dicha remisión lo será por inter-
medio del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (art. 4o,
párr. Io, decr. 1753/91). La respectiva petición "deberá ser re-
252 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

querida mediante presentación conjunta de las partes que hu-


bieren celebrado el convenio", y agregarse: "a) 3 ejemplares
originales y completos del acuerdo, los cuales deberán respetar
las formas que fija la ley; b) ratificar ante la autoridad de apli-
cación las firmas contenidas en el acuerdo y en la solicitud de
instrumentación. A ese efecto, la autoridad de aplicación se-
ñalará audiencia" (art. 4 o , párr. 3 o , decr. 1753/91).
Una vez "instrumentado el acuerdo, o vencido el plazo" de
20 días hábiles a contar desde la fecha de la celebración de la
audiencia convocada por la autoridad administrativa (Poder
Ejecutivo nacional o intendente de la Municipalidad de la Ciu-
dad de Buenos Aires), "sin que medie acto expreso, el texto
completo de aquél será remitido dentro de los 5 días al Minis-
terio de Trabajo y Seguridad Social, para su registro y publica-
ción dentro de los 5 días de recibido" (aceptación tácita del
acuerdo; art. 12, párr. Io, ley 23.929).
c) VIGENCIA DEL ACUERDO. Ésta operará "a partir del día si-
guiente de su publicación, o en su defecto vencido el plazo fi-
jado para éste, y se aplicará a todo el personal comprendido"
(art. 12, párr. 2 o , ley 23.929); "los aspectos no regulados en
forma expresa por el acuerdo, se regirán por las normas vigen-
tes" (art. 12, párr. 3o). La norma reglamentaria (art. 4 o , párr. 2o)
establece la obligatoriedad y la aplicación del acuerdo "a todos
los trabajadores docentes, afiliados o no, que presten servicios en
forma transitoria o permanente en el ámbito que se trate".

d) ULTRAACTIVIDAD DEL CONVENIO. Las disposiciones conte-


nidas en éste referidas a "condiciones de trabajo", "contribucio-
nes" y "las obligaciones asumidas por el Estado que no tengan
carácter laboral", mantienen efectividad "hasta que entre en vi-
gencia un nuevo acuerdo", salvo lo dispuesto en contrario en el
que feneció (art. 13).
e) CUOTAS DE SOLIDARIDAD. Éstas (ver § 271, b, 1) en cuan-
to hayan sido establecidas en un acuerdo y a "cargo de los do-
centes y a favor de las asociaciones sindicales participantes en
NEGOCIACIÓN COLECTIVA 253

la negociación, podrán tener validez para todos los trabajadores


afiliados o no afiliados, comprendidos en la convención". Al
efecto, deberán haberse cumplido los recaudos que establece el
art. 38 de la ley 23.551 (art. 14, ley 23.929; ver § 273, b).
f) OBLIGACIÓN DE ACORDAR MECANISMOS DE AUTORREGULACIÓN DE
LOS CONFLICTOS. Desde el comienzo de la negociación "las par-
tes deberán acordar mecanismos de autorregulación del conflic-
to tales como: a) suspensión temporaria de la aplicación de las
medidas que originan el conflicto, y b) abstención o limitación
de la huelga u otras medidas legítimas de acción sindical que
pudieran afectar la prestación del servicio educativo durante
períodos críticos" (art. 17, ley 23.929).

§ 327. NORMAS DE PROCEDIMIENTO EN EL NIVEL FEDERAL. -


Al efecto se crea una "Comisión Federal de Política Laboral
para los Trabajadores Docentes". La constitución y funciona-
miento de la misma está sujeta a: "a) la participación de la ju-
risdicción nacional, representada por el Ministerio de Cultura y
Educación de la Nación; b) la participación de las provincias,
en un número no inferior a doce, decidida mediante actos ema-
nados de los respectivos órganos competentes para hacerlo, y c)
la participación de las asociaciones sindicales de trabajadores
con personería gremial" (de conformidad con los criterios indi-
cados en § 323; arts. 18 y 19, ley 23.929).
La adhesión de las provincias debe hacerse a través de un
acto administrativo por parte de la respectiva autoridad de la
jurisdicción educativa provincial. La misma debe instrumen-
tarse a través de un convenio (art. 21, ley 23.929). Las adhe-
siones posteriores se harán "sobre la base de la aceptación de
todo lo acordado por las partes en el momento de su integra-
ción" (art. 6 o , párr. Io, decr. 1753/91).
La referida adhesión implica: a) la participación como
miembro plenario en la referida comisión; b) la obligación de
implementar y poner en funcionamiento, dentro de su jurisdic-
ción, las decisiones de la comisión, y c) la aceptación de los
254 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

principios y normas de negociación colectiva establecidos en la


norma (art. 20, párr. Io, ley 23.929). La misma "no implica
renuncia alguna al derecho de establecer -dentro de su jurisdic-
ción- el o los mecanismos de negociación colectiva" que la
provincia considerare más apropiados, sin más limitación que
las indicadas (art. 20, párr. 2 o , ley 23.929). De esa manera, la
autoridad provincial mantiene el ejercicio de las facultades que
le son propias (art. 121, Const. nacional).

§ 328. NO APLICACIÓN DE LA LEY DE CONTRATO DE TRABAJO.


No obstante lo dispuesto en el art. 2 o de la LCT (ver § 6 y 65),
la negociación concertada no significa que a la relación de em-
pleo le sean aplicables las disposiciones de la LCT, "salvo acto
expreso que así lo establezca" (art. 23, ley 23.929).

§ 329. CRITERIO APLICABLE DE INTERPRETACIÓN. - Las nor-


mas contenidas en la ley 23.929, lo serán "de conformidad con
los convenios de la OIT, especialmente el n° 154 sobre fomento
de la negociación colectiva, ratificado por la ley 23.544" (art.
25, ley 23.929).

§ 330. NORMAS DE APLICACIÓN SUBSIDIARIA. - Respecto "de


las cuestiones no contempladas expresamente" por la norma,
son de "aplicación subsidiaria" las establecidas en la ley 23.546
(art. 24, ley 23.929; ver § 307), que determina las reglas de
procedimiento para la negociación colectiva.

C) ADMINISTRACIÓN PÚBLICA FEDERAL

§ 331. RÉGIMEN APLICABLE. - Según lo indicado en el § 308,


desde marzo de 1993 rige la ley 24.185 (reglamentada por decr.
447/93) que establece la posibilidad de concertar convenios co-
lectivos entre el Estado federal y los organismos e institutos
descentralizados y autárquicos que funcionan dentro de su ám-
bito, así como aquellos en que aquél tenga participación mayo-
NEGOCIACIÓN COLECTIVA 255

ritaria en la gestión y conducción (art. Io, decr. 447/93). Por


lo tanto, ese régimen no es aplicable en el ámbito de los pode-
res Legislativo y Judicial. En este último, las relaciones con
el personal se rigen de acuerdo con el reglamento dictado por
la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
La norma hace expresa referencia a los empleados; al men-
cionar a las personas que quedan excluidas del ámbito de su
aplicación (art. 3o), se refiere a los funcionarios públicos, en-
tendiendo como tales a quienes, en virtud de una norma legal o
reglamentaria, ejercen las funciones o las asimilables, de presi-
dente, vicepresidente, ministro, secretario, subsecretario del Poder
Ejecutivo nacional, procurador general de la Nación, fiscal ge-
neral de investigaciones administrativas y fiscales adjuntos, per-
sonal diplomático comprendido en la ley de servicio exterior,
cuya designación requiere acuerdo del Senado federal, autori-
dades y funcionarios directivos o superiores de entes estatales u
organismos descentralizados nacionales (incs. a a d, f y h).
Además, no están comprendidos dentro de ese régimen "el
clero oficial", el personal militar y el de seguridad de las fuer-
zas armadas de la Nación, Gendarmería Nacional, Prefectura
Naval, Policía Federal, Servicio Penitenciario Federal y de orga-
nismos asimilables (inc. e). También están excluidos el personal
que, en razón de las especiales características de la actividad que
desarrolla, se hubiere contratado por decreto del Poder Ejecutivo
nacional (al efecto, previo al dictado del respectivo acto admi-
nistrativo, se debe requerir la opinión de la Comisión Negocia-
dora del Convenio Colectivo General, art. 3 o , decr. 447/93), y
el de los sectores que, a la fecha de sanción de la referida nor-
ma, se hallaban incorporados al régimen común de convenios
colectivos de trabajo (en virtud de haber sido autorizados a con-
certar uno, arg. art. Io, párrs. 3 o a 5 o , ley 14.250, t.o. 1988; ver
art. 3 o , incs. g, i y j , decr. 447/93).
La norma establece una invitación al ahora Gobierno de la
Ciudad de Buenos Aires, así como a los Estados provinciales a
adherirse al régimen (art. 2o).
256 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

La norma establece el diseño para que los negocios que se


concierten se articulen entre diversos niveles (general y secto-
rial). El primer acuerdo celebrado entre el Poder Ejecutivo na-
cional y la representación sindical, ha sido el llamado convenio
colectivo general, homologado por decr. 66/99. El mismo prevé
la posibilidad de que se concierten otros a nivel sectorial. En
el caso de darse conflictos entre normas, establece que prevale-
cerán las contenidas en el acuerdo general (al que se le atribu-
ye jerarquía superior).

§ 332. REPRESENTACIÓN DE LAS PARTES. - A los fines de la


concertación del negocio colectivo, ésta, con relación a los tra-
bajadores, la ejercen las asociaciones profesionales que cuenten
con personería gremial y ámbito de actuación nacional, sin per-
juicio de que el acuerdo pueda ser de carácter sectorial (arts. 4o
y 6o). Cuando existan, por lo menos, dos organizaciones que
se hallan en esas condiciones, la integración de la comisión ne-
gociadora se realizará en función del número de afiliados coti-
zantes de cada una de ellas (lo que determinará el Ministerio
de Trabajo y Seguridad Social). Las decisiones del respectivo
grupo dentro de aquélla se adoptan por mayoría absoluta (art. 4o,
ley 24.185, y art. 4o, decr. 447/93).
La del Estado la ejercen el ministro de Economía y Obras y
Servicios Públicos y el secretario de la Función Pública (o sus re-
presentantes con jerarquía no inferior a subsecretario). Cuando
se trata de una negociación de carácter sectorial, se incorpora a la
comisión de negociación al ministro o titulares de las respectivas
ramas de la administración nacional (art. 5o, ley 24.185).

§ 333. NIVELES, Y MATERIAS DE NEGOCIACIÓN. - El acuerdo


que se realiza mediante una comisión ad hoc puede referirse a
"un ámbito general o sectorial"; así: "las partes articularán la
negociación en los distintos niveles" (art. 6o). Las de carácter
general pueden referirse a "la estructura de la negociación co-
lectiva de los niveles sectoriales", los procedimientos para re-
solver los conflictos de concurrencia de normas de diferente ni-
NEGOCIACIÓN COLECTIVA 257
vel, las materias reservadas a esa instancia y las que pueden
serlo en la de carácter sectorial. Las materias referidas a "es-
tabilidad en el empleo, remuneraciones limitadas a las partidas
presupuestarias, escalafones, condiciones de ingreso del personal,
concursos y promociones, calificaciones, régimen horario, li-
cencias, movilidad funcional, régimen disciplinario, capacitación,
extinción de la relación de empleo e indemnizaciones", sólo
pueden ser negociadas por medio de la primera (art. 5 o , decr.
447/93). En el nivel sectorial pueden serlo las materias no trata-
das en el anterior o remitidas por éste, así como la adecuación de
lo resuelto a ese nivel en razón de la organización del trabajo en
el sector. De conformidad con lo que dispone el decreto regla-
mentario, "el convenio colectivo de trabajo sectorial prevalecerá
sobre cualquier otro siempre que sea globalmente más favorable
para los trabajadores, a cuyos efectos será unidad de compara-
ción el texto íntegro de cada convenio" (art. 5 o , decr. 447/93).
Las materias de la negociación son "todas las cuestiones
laborales que integran la relación de empleo, tanto las de con-
tenido salarial como las demás condiciones de trabajo, a excep-
ción de las siguientes: a) la estructura orgánica de la Adminis-
tración pública nacional; b) las facultades de dirección del
Estado; c) el principio de idoneidad como base del ingreso y de
la promoción en la carrera administrativa". Lo referente a "las
condiciones económicas de la prestación laboral, deberán suje-
tarse a lo normado por la ley de presupuesto y a las pautas que
determinaron su confección" (art. 8 o , ley 24.185).

§ 334. PROCEDIMIENTO DE CONCERTACIÓN. - La parte que to-


me la iniciativa para concertar un convenio debe proponerle a
la otra la formación de una comisión negociadora, con indica-
ción de las razones del pedido y las materias a tratar. Dentro
de los cinco días siguientes deben acompañarse los instrumen-
tos que acrediten la representación invocada, constituir domici-
lio y designar los miembros de la comisión negociadora que la
representará. También deberá notificarse esa decisión al Mi-
nisterio de Trabajo y Seguridad Social, el que dentro de los
258 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

quince días constituirá la comisión negociadora, ante la cual se


deberán presentar los proyectos de convenio colectivo para su
discusión y debate (art. 7o, ley 24.185, o art. 6o, decr. 447/93).

§ 335. OBLIGACIÓN DE LAS PARTES A NEGOCIAR. - Deben ha-


cerlo de buena fe; a tal efecto adecuarán sus actos a tal pauta;
el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social podrá requerirles
informes sobre el avance de la negociación, así como la documen-
tación que avale sus pretensiones, las que deberán ser propor-
cionadas, pudiendo la autoridad administrativa laboral dar a
conocimiento público la negativa a hacerlo (art. 9o, ley 24.185,
y art. 8o, decr. 447/93).
La autoridad administrativa de aplicación tiene facultades
para convocar a las partes a concurrir a las audiencias que con-
sidere necesarias, a fin de alcanzar un acuerdo por su interme-
dio y a proponer fórmulas conciliatorias; a este efecto puede
realizar estudios, recabar asesoramiento y solicitar informes a
fin de tomar conocimiento exacto de la cuestión (art. 10).

§ 336. TRÁMITE OBLIGATORIO DE CONCILIACIÓN. - Cualquie-


ra de las partes puede solicitar que el acuerdo se formalice, lo
que también puede disponer de oficio la autoridad administrati-
va (art. 16, ley 24.185). Aquéllas pueden solicitar que se de-
signe un mediador; de aceptarse el criterio, de común acuerdo,
se designará una persona incluida en una lista propuesta por
ellas (como condición para figurar en ésta, se requiere que el
candidato tenga "reconocida versación en materia de relaciones
laborales en el sector público y con práctica en la negociación
colectiva"). Dicha propuesta se debe formalizar ante el Minis-
terio de Trabajo y Seguridad Social, dentro de los quince días
de constituida la comisión negociadora. Éste, mediante reso-
lución fundada, podrá rechazar la postulación de alguno de los
miembros propuestos, decisión que es apelable dentro del plazo
de 5 días (la norma no indica ante quién; en el caso, resultan
aplicables las disposiciones contenidas en la ley de procedi-
mientos administrativos; art. 11, decr. 447/93).
NEGOCIACIÓN COLECTIVA 259

De no existir acuerdo respecto de quién desempeñará esa


tarea -si se mantiene el deseo de las partes de continuar el pro-
cedimiento-, ésta será designada por el Ministerio dentro de las
propuestas. La reglamentación prevé el procedimiento aplica-
ble para el trámite, el cual no se puede extender más allá de
quince días (art. 17, ley 24.185, y art. 12, decr. 447/93).

§ 337. FORMALIZACIÓN DEL ACUERDO. - Éste debe ser ex-


presado por medio de un acta en la que conste: a) lugar y fecha
de su celebración; b) individualización de las partes y sus re-
presentantes; c) ámbito personal de aplicación del acuerdo, con
mención del agrupamiento, sector y categoría del personal com-
prendido; d) jurisdicción y ámbito territorial de aplicación, y e)
período de vigencia (art. 11, decr. 447/93).
La referida acta deberá ser presentada, en forma conjunta
ante el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, para su remi-
sión al Poder Ejecutivo nacional, a los fines de su instrumen-
tación mediante el correspondiente acto administrativo, el que
deberá ser dictado dentro de los 30 días hábiles de la suscrip-
ción de aquél (arts. 11 y 14, ley 24.185, y art. 10, decr. 447/
93). Dentro de los cinco días de dictado el acto administrativo
o vencido el plazo para hacerlo (aprobación tácita), el acuerdo
será remitido al Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, para
su registro y publicación.
Regirá a partir del día siguiente de haber sido publicado y,
en cuanto se refiere a las condiciones de trabajo y obligaciones
asumidas por el Estado, se aplicará hasta que entre en vigencia
uno nuevo, salvo que se haya convenido lo contrario (arts. 12 y
15, ley 24.185).

§ 338. MECANISMOS DE AUTORREGULACIÓN. - Al iniciarse


los trámites de negociación, las partes tratarán de acordar proce-
dimientos de esta índole, tales como suspensión temporaria de
medidas de acción directa decretadas con motivo del conflicto que
se intenta componer, así como de cualquier "otra que pudiera
afectar la prestación de servicios públicos esenciales durante
260 DERECHO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO

los períodos críticos", establecimiento de servicios mínimos du-


rante la ejecución de las medidas de acción directa, los que se
harán conocer al Ministerio, el que "intervendrá en forma di-
recta para garantizar el cumplimiento de los compromisos sus-
criptos sin perjuicio de la aplicación de la normativa vigente"
(art. 8 o , ley 24.185).

§ 339. ULTRAACTIVIDAD DEL ACUERDO. - Vencido el plazo


de vigencia fijado por las partes, sin que se haya concertado un
nuevo convenio, se mantienen - a menos que se hubiere pactado
lo contrario- las condiciones de trabajo concertadas, así como
las disposiciones referidas a contribuciones y demás obligacio-
nes contraídas por el Estado empleador (art. 12, ley 24.185).

§ 340. CUOTAS DE SOLIDARIDAD. - Las que se pacten en el


acuerdo (ver § 271, a y b) a cargo de los trabajadores y a favor
de la o las organizaciones sindicales, tienen vigencia respecto de
aquéllos, con prescindencia de que estén o no afiliados a éstas
(art. 13, ley 24.185). Sólo tienen derecho a percibir dichas
cuotas los sindicatos que han firmado el acuerdo (no así los que
habiendo integrado la comisión de negociación no lo han sus-
cripto; art. 10, decr. 447/93).

§ 341. CRITERIOS DE INTERPRETACIÓN E INTEGRACIÓN DEL


CONVENIO. - Al efecto, se aplican los de carácter general que ri-
gen en la materia, así como los que surgen del convenio 154 de
la OIT, sobre fomento de la negociación colectiva (ratificado por
ley 23.544). No son aplicables en forma automática las dispo-
siciones contenidas en la LCT (arts. 19 y 20, ley 24.185).

D) PEQUEÑA EMPRESA

§ 342. REMISIÓN. - De acuerdo con lo prescripto en la ley


24.467, las relaciones laborales que se dan en ese sector se de-
ben regir, en caso de haberlo, por un convenio específico, según
lo hemos analizado en el § 255, al que remitimos.
NEGOCIACIÓN COLECTIVA 261

CUESTIONARIO

— Concepto de convenio colectivo de trabajo. Su distinción con el


"contrato individual" de trabajo.
— Distintos tipos de convenio: de actividad, de profesión, de empresa.
— Partes en el convenio. Diversos procedimientos que pueden adoptarse
para su concertación (comisiones paritarias de discusión del convenio).
— Intervención del Estado. Valor que le confiere la homologación al
acuerdo.
— Diversos tipos de cláusulas del convenio: normativas, obligacionales;
sus efectos.
— Concepto de disponibilidad colectiva: facultades que se les confiere a
las partes sociales y sus límites.
— Articulación negocial. Determinar cuándo se da esa figura dentro de
una misma unidad de concertación.
— Función de las comisiones paritarias de interpretación.
— Sentido de la extensión geográfica del convenio. Requisitos.
— Ultraactividad de las cláusulas normativas y obligacionales que pesan
sobre los empleadores.
— Extinción del convenio (analizar distintas situaciones).
— Características de los regímenes aplicables a: a) los docentes de insti-
tutos oficiales (ley 23.929); b) al personal de la Administración pública
nacional (ley 24.185), y c) a las relaciones que se dan en la pequeña
empresa (ley 24.467), distintas del común.
SECCIÓN IV

DERECHO ADMINISTRATIVO DEL TRABAJO

CAPÍTULO XVIII
INTERVENCIÓN DEL ESTADO
EN LAS RELACIONES DE TRABAJO

§ 343. CONCEPTO. - N o basta que el Estado sancione nor-


mas a fin de proteger al trabajador, por las que establece condi-
ciones mínimas e inderogables; para que logren su objetivo es
necesario que se las cumpla en la realidad de cada "relación in-
dividual" que se da entre un empleador y un empleado. Lo
mismo ocurre con las normas que tienen su fuente en los con-
venios colectivos de trabajo.
Dada la distinta capacidad de las partes y el hecho de que
el trabajador a veces sólo cuenta con su fuerza laboral como
fuente de ingresos -lo cual lo debilita en su relación-, es fre-
cuente que las condiciones que se dan en la realidad difieran de
las consideradas en la norma (ya legal, convencional colectiva
o, a veces, la propia concertada por las partes). Varias son las
prácticas que se utilizan para no dar cumplimiento a lo dispues-
to por la ley de trabajo que la doctrina designa como fraude la-
boral (ver § 73). A este fin el legislador ha adoptado una se-
rie de figuras y presunciones para evitar que al trabajador se le
escamoteen sus derechos (ver § 74).
De todos modos, no basta la declaración teórica del dere-
cho, ni siquiera que sus normas sean de orden público o que su
264 DERECHO ADMINISTRATIVO DEL TRABAJO

violación comporte un ilícito penal (como establecían los arts.


7o y 8o de la ley 5291 -del año 1907, abrogada después por la
ley 11.317-, respecto de las establecidas para el trabajo de mu-
jeres y menores). Hay que asegurar su cumplimiento en los
hechos. Si bien el trabajador, como todo habitante, tiene a su
alcance promover la respectiva acción judicial para que se cons-
triña a su deudor a que satisfaga su débito (arg. art. 505 y
concs., Cód. Civil), esa posibilidad no es suficiente. Varias
razones explican esa deficiencia. En primer lugar, dado el ca-
rácter de la prestación laboral, una violación del derecho no só-
lo causa un perjuicio de carácter económico; la lesión afecta,
en la mayor parte de los casos, intereses mucho más importan-
tes, con respecto a la persona del trabajador y de la misma co-
munidad. Además, como el salario constituye para la mayoría
de los trabajadores la única o principal fuente de ingresos, y
por otra parte, las condiciones de labor (insalubridad, no adop-
ción de medidas elementales de higiene y seguridad, exigencia
de jomadas excesivas, etc.) ponen en peligro su salud, la repa-
ración del daño no puede postergarse hasta que se pronuncie
una sentencia judicial que, a veces, sólo logra una "reparación
de orden histórico"; se requieren medidas urgentes a fin de ob-
tener el debido cumplimiento, y en su momento, de las obliga-
ciones que tiene a su cargo el empleador.
Por otra parte, el acceso a la justicia no siempre le resulta
fácil al trabajador. El problema no sólo se plantea en los
grandes centros urbanos, sino también en aquellos otros en que,
a veces, resulta difícil el acceso al técnico (abogado) que pueda
asesorarlo y promover la demanda ante un tribunal, cuya sede
dista del lugar de su residencia. Si bien ahora, con el aumento
del número de juzgados de trabajo el problema se ha atenuado
en parte, la situación planteada en décadas anteriores, en las
que se organizó el sistema de policía laboral, obligaba a consi-
derar que la vía judicial era una solución no muy práctica, por
lo menos en un primer momento.
Aquella situación llevó a considerar necesario -sin perjui-
cio de que se pudiera recurrir al juez a fin de solicitarle que
INTERVENCIÓN DEL ESTADO EN LAS RELACIONES DE TRABAJO 265

dispusiera las medidas pertinentes para que en el caso concreto


se "actuara" la norma aplicable- e imprescindible adoptar otro
procedimiento más expeditivo para dar solución inmediata a los
incumplimientos que se suscitan por parte de los empleadores
en el campo laboral. Los mismos, por lo demás, si bien direc-
tamente afectan al trabajador cuyo derecho se desconoce, lesio-
nan también el interés de la comunidad global, en cuanto hie-
ren la justicia social, ya que violan derechos fundamentales de
la persona humana que pueden poner en peligro su vida, o por lo
menos, su desarrollo en un nivel compatible con el de su dig-
nidad.
A este fin, el legislador ideó un nuevo mecanismo para pre-
caver esa clase de incumplimientos, mediante un control ágil y
eficiente a cargo de agencias especializadas de la administra-
ción pública, que pueden actuar de oficio y con cierta inme-
diación. Para ello, encomendó al Poder Ejecutivo la organi-
zación de la llamada policía de trabajo. En el caso, no se trata
sólo del control de ciertos actos que tradicionalmente estuvie-
ron a cargo de aquél, como los de seguridad, moralidad, higie-
ne, sino del cumplimiento de obligaciones impuestas por una
relación comprendida dentro del marco del derecho privado.
Ello hizo que algunos autores en la primera etapa del desarrollo
del derecho del trabajo lo situaran dentro del ámbito del dere-
cho público. Se confundía, al hacerlo así, la materia de fondo
(es decir, el contrato de trabajo) con las técnicas a cargo de la
administración para ejercer el contralor del cumplimiento de
las obligaciones del empleador.
Para lograr ese objetivo, se instrumentó un procedimiento
de vigilancia y sancionatorio, con la correspondiente revisión a
nivel judicial que se encomendó al Poder Ejecutivo. Desde el
punto de vista doctrinal se discute si esta función, así asignada,
en lo concerniente a su faz represiva (multa), corresponde a una
de carácter administrativo, incluida dentro de lo que algunos
autores designan "zona de reserva" establecida por la Constitu-
ción nacional en favor de aquel Poder, o es más bien de carácter
jurisdiccional, delegada por el legislador (no por aquélla), en
266 DERECHO ADMINISTRATIVO DEL TRABAJO

una primera instancia, al órgano administrativo y sujeta a revi-


sión judicial. Según esta segunda opinión, la policía laboral,
en su aspecto sancionatorio, actuaría como juez.

§ 344. ORGANISMOS ADMINISTRATIVOS LABORALES. - Con este


objeto se fueron creando, en las distintas jurisdicciones, depar-
tamentos de trabajo a los que se encomendó la tarea de ejercer
aquel control en el ámbito de las relaciones individuales de tra-
bajo y, llegado el caso, la aplicación de sanciones.
El primer antecedente en la materia lo constituye la Direc-
ción General de Trabajo, creada por decreto del Poder Ejecuti-
vo en 1907 con funciones de carácter técnico e informativo
(recoger, coordinar y publicar datos), pero sin que cumpliera
funciones de vigilancia en la materia. En 1912, dicha Di-
rección General se transformó (por ley) en el Departamento
Nacional del Trabajo, que asumió, además de aquellas funcio-
nes, la inspección en la Capital Federal.
En las distintas provincias se crearon departamentos pro-
vinciales para ejercer aquella misma función en el ámbito local.
En 1944, a consecuencia de la creación en el orden nacional de
la Secretaría de Trabajo y Previsión (decr. 15.074/43), tales
departamentos fueron absorbidos por este organismo. En la
práctica, por medio de algunas medidas adoptadas por las pro-
vincias, subsistieron las funciones de control y de sanción en
sede local (a través de los antiguos departamentos o de nuevas
creaciones, juez administrativo, etcétera).
En 1957, por decr. ley 5205/57, se restituyó a las provin-
cias el ejercicio de aquella función, por lo cual dichos organis-
mos (en algún caso ya con la denominación de Secretaría o
Subsecretaría de Trabajo) asumen de nuevo su papel.
Con motivo de la sanción del decr. 1111/73, el Poder Eje-
cutivo nacional dispuso que el ministro de Trabajo conviniera
con las provincias el traspaso de los órganos de contralor labo-
ral al ámbito nacional. No obstante la inconstitucionalidad que
la medida significaba, los organismos laborales locales fueron
INTERVENCIÓN DEL ESTADO EN LAS RELACIONES DE TRABAJO 267

incorporados al Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, si-


tuación que se mantuvo hasta el año 1984.
Por consiguiente, el citado Ministerio cumplió la función
de policía laboral en todo el territorio del país. A este fin, la
Dirección Nacional de Policía de Trabajo ejerció esa función,
denominada Servicio Nacional de Inspección, directamente en
la Capital Federal; en el ámbito provincial estaba a cargo de las
Delegaciones Regionales (que dependían de la Dirección Na-
cional de Delegaciones Regionales) con sede en las distintas
ciudades (no sólo en las capitales de provincia), con un marco
de competencia territorial fijado por el Ministerio.
Esta situación se modificó radicalmente a partir del año
1984 en que la casi totalidad de las provincias (con excepción
-a febrero de 1989- de Jujuy, Santa Fe y Santiago del Estero)
dictó normas legales, y, en algunos casos, constitucionales, crean-
do Ministerios, Secretarías, Subsecretarías, Departamentos de
Trabajo, a los que se les asignó el ejercicio de la policía labo-
ral. Algunas de ellas celebraron convenios (según un tipo uni-
forme) con el gobierno federal (ver § 345).
En lo que atañe al ejercicio de la policía laboral en mate-
ria de relaciones colectivas de trabajo (ver § 280, a, b, c y d),
está a cargo del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, a
través de la Dirección Nacional de Relaciones Laborales (nego-
ciación colectiva) y de Asociaciones Profesionales (control de
los sindicatos, reconocimiento de personería, inscripción).
En el orden federal, completan la organización administra-
tiva, además de las indicadas, las direcciones encargadas de
funciones de apoyo (asuntos jurídicos, de higiene y seguridad
en el trabajo, recursos humanos). Como organismo de carác-
ter paritario, funciona en la órbita de ese Ministerio el tribunal
de servicio doméstico con funciones jurisdiccionales (ver § 254).

§ 345. JURISDICCIÓN FEDERAL O PROVINCIAL DE LA POLICÍA


LABORAL. - Hay que distinguir la que se ejerce en materia de: a)
relaciones individuales de trabajo, y b) las de carácter colecti-
268 DERECHO ADMINISTRATIVO DEL TRABAJO

vo. La función a cargo de la Administración pública se limitó


en un principio al primer sector (la atención del segundo es
posterior: en la Argentina lo fue a partir de la segunda mitad de
la década de 1940). El primer antecedente lo constituyó el ya
recordado Departamento Nacional del Trabajo, creado en 1912.
a) EN MATERIA DE RELACIONES INDIVIDUALES DE TRABAJO. De
acuerdo con la posición doctrinal sostenida en materia laboral
(ley 4661, año 1905, que estableció el descanso dominical en
Capital Federal; ley 5291, de 1907, que regulaba el trabajo de
mujeres y menores), se sostuvo que el ejercicio de la función
correspondía a los poderes locales. Sin duda, prevaleció en el
caso la consideración de que se trataba de una función de ca-
rácter administrativo y, por consiguiente, no delegada en el go-
bierno federal, sino reservada a las provincias (art. 121, Const.
nacional).
Conforme con ese criterio, las respectivas normas laborales
dispusieron que correspondía al ámbito nacional la declaración
del derecho; a tal efecto se las incorporó a los códigos Civil, de
Comercio e incluso al Penal (art. 11, ley 11.278; art. 24, ley
11.317; art. 12, ley 11.544, y art. Io, ley 11.729). Las normas
de carácter reglamentario se reducían al ámbito de la Capital
Federal y los territorios nacionales y se reservaba a las provin-
cias su control dentro de sus respectivos territorios (art. 5o, ley
9148; arts. 15 y 29, ley 9688, abrogada sucesivamente por le-
yes 24.028 y 24.557; arts. 9o y 12, ley 11.544; arts. 8o y 11, ley
11.278; arts. Io y 19, ley 11.337; arts. Io y 5o, ley 11.338; art.
4 o , ley 12.383; arts. Io y 6 o , ley 12.205; ley 12.713; arts. 9o
y 19, ley 12.908).
Por su parte, la ley 11.570 (año 1929), que establecía el
procedimiento para la aplicación de "sanciones administrativas"
laborales y su revisión judicial, redujo su ámbito de aplicación
al Distrito Federal y territorios nacionales.
El mencionado criterio, acogido por la doctrina prevalente y
por la legislación, fue modificado por el citado decr. 15.074/43,
creador de la Secretaría de Trabajo y Previsión, que dispuso
INTERVENCIÓN DEL ESTADO EN LAS RELACIONES DE TRABAJO 269

que los organismos provinciales existentes en la materia pasa-


ran a depender de ella.
La Corte Suprema de Justicia (caso "Compañía Dock Sud
de Buenos Aires", DT, VI-59), reiterando precedentes suyos en
la materia, declaró la inconstitucionalidad de la citada norma
nacional. Con posterioridad, en el caso "Martín y Cía. Ltda.
c/Erazo, José" (DT, VII-542), sostuvo que "hay legislación cons-
tituyente" de derecho civil y otra de "policía de trabajo, de
derecho público, que tiene relación con el orden público local y
el ejercicio del poder de policía".
De hecho, a pesar de lo dispuesto en el decreto ley creador
de la citada Secretaría, confirmado por ley 12.921, que la facul-
tó "a dictar un reglamento que organice y delimite sus funcio-
nes de acuerdo con las disposiciones constitucionales sobre au-
tonomía constitucional provincial, hasta tanto se dicte la ley
orgánica respectiva", así como la doctrina de la Corte Suprema
de Justicia, en varias provincias se operó un modus vivendi por
el cual la situación anterior no se modificó. En Santa Fe (leyes
2437 y 2611), en la "apelación" deducida contra las decisio-
nes del delegado de la Secretaría nacional, que eran convalida-
das por la Administración local, intervenía un juez provincial.
En Buenos Aires (decr. 22.275/47), la sanción se encomendó a
un juez de faltas (funcionario administrativo). En Tucumán, la
delegación del organismo nacional constataba la infracción; la res-
pectiva sanción la imponía un juez provincial. En San Juan, se
autorizó al delegado a imponer multas.
Las normas referentes a la materia, sancionadas durante este
período, determinaron como autoridad de aplicación a la Secre-
taría de Trabajo y Previsión (art. 27, decr. ley 28.169/44; art.
11, decr. 1740/45; art. 10, decr. 32.412; art. 9o, ley 13.020). Las
leyes de organización de Ministerio en el orden nacional, 13.529
(año 1949), 14.303 (año 1954), incluyen, dentro de la policía
laboral, las que corresponden a higiene y seguridad.
Con la sanción del decr. ley 5205/57, que inaugura un ter-
cer período, se vuelve a la situación anterior a 1944. Determi-
270 DERECHO ADMINISTRATIVO DEL TRABAJO

na que el Ministerio de Trabajo y Previsión tiene, entre otras,


la facultad de "aplicar las disposiciones de trabajo y fiscalizar
su cumplimiento en los lugares sujetos a jurisdicción federal
exclusiva" (art. 2o, inc. b). De acuerdo con esta norma, la fa-
cultad no alcanzaba a las tareas referentes al comercio interpro-
vincial o internacional. En materia de conflictos colectivos, le
otorga competencia respecto de aquellos "que por su índole o
efectos excedan los límites de una provincia o que por sus con-
secuencias afecten al comercio, la industria, la productividad
nacional" (art. 2o, inc. c).
En 1958 se promulga la ley 14.786, sobre procedimiento
obligatorio de conciliación en conflictos colectivos de intere-
ses, que restringe su aplicación a los que corresponden "a la
competencia del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social"
(art. Io).
Durante este período, y a partir de 1966, se nota una cierta
tendencia en la legislación nacional a absorber materias propias
de policía de trabajo en el orden provincial. La ley 17.271, de
competencias particulares de las Secretarías de Estado, atribuye
a la de Trabajo: "ejercer la policía de trabajo, cualquiera sea la
naturaleza de la actividad, de la higiene y seguridad del mismo,
fijando las condiciones de estas últimas en todo el territorio de
la Nación..." (art. 10, inc. 6o). Las que modificaron ese régi-
men restringieron la competencia de la citada secretaría a "la
jurisdicción federal" (art. 21, inc. 6o, ley 18.416), "en coordina-
ción con los gobiernos provinciales cuando así corresponda"
(art. 21, inc. 7o, ley 19.064).
Con la sanción de la ley 18.608 se inicia un cuarto período
en el proceso de desarrollo de las políticas de atribución de la
competencia en materia de policía de trabajo al gobierno fede-
ral o provincial. La norma se ajusta -en lo fundamental- a
una interpretación ortodoxa de la materia, de acuerdo con la
doctrina prevalente y la jurisprudencia de la Corte Suprema.
No obstante, el decr. 736/70, al que la ley remite para determi-
nar las "actividades que por sus características estén vinculadas
al comercio interprovincial o internacional", dado su carácter
INTERVENCIÓN DEL ESTADO EN LAS RELACIONES DE TRABAJO 271

amplio, extiende en la práctica el ámbito de atribución de la


administración federal laboral.
De acuerdo con la norma de fondo, la competencia exclu-
siva de ella en materia de relaciones individuales se funda en
dos pautas: 7) lugar, y 2) actividad desplegada.
1) LUGAR. En lo referente a éste, la norma se ejerce en
la Capital Federal, territorio nacional de la Tierra del Fuego,
Antártida e Islas del Atlántico Sur -ahora provincia- (aunque
la norma no lo dice, es obvio) y "lugares sujetos a jurisdicción
federal exclusiva, de conformidad con lo estatuido por el art.
Io, ley 18.310" (territorios cedidos por las provincias "con pér-
dida del dominio eminente" y los "destinados a fines de defen-
sa nacional"). De acuerdo con esa directiva, el gobierno fede-
ral no ejerce la policía laboral en territorios provinciales que le
fueron cedidos "sin pérdida del dominio eminente", si la activi-
dad no está directamente vinculada con el comercio interpro-
vincial o internacional o "afectada o inherente" a la utilidad
nacional de los establecimientos del "gobierno federal" destina-
dos a servir objetos expresamente a él "encomendados" por la
"Constitución y leyes nacionales". Tampoco la ejerce en "los
casos en que ese uso de utilidad pública nacional se efectúa por
gestión privada en virtud de una concesión otorgada por la ad-
ministración nacional" (art. 2o, ley 18.310). La Corte Supre-
ma de Justicia ha mantenido en la materia una jurisprudencia
vacilante entre ambos extremos. Hasta 1972 sostuvo, de acuer-
do con su primera interpretación, la inconstitucionalidad de es-
ta disposición legal, ya que de acuerdo con el art. 75, inc. 30,
de la Const. nacional, el gobierno federal tiene "de modo ex-
clusivo y excluyeme, la potestad de legislar, ejecutar y juzgar
en los lugares adquiridos por compra o cesión en cualquiera de
las provincias para instalar establecimientos de utilidad nacio-
nal; exclusividad que, consecuentemente, implica negación del
ejercicio simultáneo en esos lugares de análogas funciones pro-
vinciales" (conf. Fallos, 271:186; JA, 13-1972-362 y 364; JA,
15-1972-489). Por lo tanto, de acuerdo con esa doctrina del
tribunal, el gobierno federal ejerce, en esos casos, la policía la-
272 DERECHO ADMINISTRATIVO DEL TRABAJO

boral en forma exclusiva, y no sólo en relación al ámbito "afec-


tado o inherente a esa utilidad nacional". En el caso "Brizue-
la c/Cía. Swift SA" (ver TSS, IV-143), con otra integración,
por mayoría de tres jueces (y minoría de dos; igual criterio
mantiene en su nueva integración), "volvió" al criterio anterior
(que en posteriores fallos se ha confirmado respecto de otras
materias), según el cual sólo procede la jurisdicción federal
"cuando la intervención provincial interfiere en la satisfacción
del propósito de interés público que requiere el establecimiento
nacional". Por lo tanto, la citada disposición (art. 2o, ley 18.310)
tendría plena aplicación.
2) ACTIVIDAD DESPLEGADA. La "actividad desarrollada" en te-
rritorio de las provincias sujeta a la jurisdicción federal, alcan-
za a las tareas: a) "que por sus características estén vinculadas
al comercio interprovincial o internacional", y b) las que cumplan
"empresas que actúen en virtud de concesiones otorgadas por el
gobierno nacional o que realicen labores para el mismo como
consecuencia de contratos administrativos celebrados con dicho
gobierno" (art. 3 o , incs. a y b, ley 18.608). A las indicadas se
agregan las que se refieren a actividades con "funciones que le
hayan otorgado normas de carácter nacional y las que en el fu-
turo le atribuyan con referencia a materias y casos comprendi-
dos en los incisos anteriores" (art. 3 o , inc. d).
En cuanto a las "actividades que por sus características es-
tén vinculadas al comercio interprovincial o internacional", la
ley remite su enunciación a la reglamentación (art. 3 o , inc. a).
De acuerdo con esa autorización, el decr. 736/70 enumeró esas
actividades; al efecto adoptó un criterio amplio, que excede la
interpretación del texto constitucional (art. 75, inc. 12), a pro-
pósito de la facultad del gobierno federal para sancionar la ley
y su aplicación con referencia a esa clase de actividades. Se-
gún lo normado por esa vía, junto con algunas que responden a
ese carácter, como "transportes terrestres, marítimos, aéreos [re-
ferentes a esa forma de tráfico, no lo sería el local que no exce-
de el ámbito provincial]; actividades de la pesca [ejercida fuera de
los límites de los estados locales o en lagunas o ríos interpro-
INTERVENCIÓN DEL ESTADO EN LAS RELACIONES DE TRABAJO 273

vinciales]; industria naviera" (transporte por ese medio, siem-


pre que no sea local; pero que no alcanza a la construcción de
barcos), se incluyen las siguientes: rurales, industria pesquera,
petroquímica, azucarera, forestal, química, petrolera (extracción
y refinería), siderúrgica, metalúrgica, automotriz (fabricación -in-
cluye piezas- y armado), frigorífica de la carne, textil, cemento
portland, construcción, naviera, vitivinícola, tabaco, fabricación
de maquinaria agrícola e infraestructura de transportes; así co-
mo "las actividades comerciales derivadas de las enunciadas que
asuman el carácter de mayoristas" (art. Io).
Según el criterio adoptado, no sólo se toma en cuenta la
actividad desplegada en sí, sino también el hecho de que utiliza
insumos que provienen de otras provincias o naciones o de que
lo producido se puede vender en ellas. De hecho, sólo han
quedado excluidas del régimen de excepción que atribuye com-
petencia a la autoridad federal, "las industrias artesanales y las
actividades que realicen los establecimientos para atender el
mercado de consumo local o regional sin exceder el ámbito
provincial al que pertenecen sus respectivas sedes" (art. 2o).
A fin de facilitar el ejercicio de la función de control, la
ley 18.608 admite la posibilidad de acuerdos para que la autori-
dad federal y la provincial deleguen las que les corresponden
en la otra. Se autoriza al Ministerio de Trabajo para que con-
venga con otros organismos del Estado (incluye entes descen-
tralizados autárquicos o paraestatales) coordinar la actuación
de los servicios de inspección en las tareas que se realizan en
ellos y aun para que "puedan ejercitarlos" por los agentes de
dichos organismos.
En todos los casos, "el órgano delegado deberá dar cuenta
de su actuación al delegante y obrar de conformidad con las di-
rectivas que éste le imparta" (art. 5o). Las actuaciones labora-
les, a tal efecto, gozan de autenticidad, como si hubieran sido
realizadas por la respectiva autoridad (art. 6o).
El decr. 1111/73 del Poder Ejecutivo que autorizó al Mi-
nisterio de Trabajo a concertar con los gobernadores de provin-
cia el traspaso de los organismos laborales al orden nacional,
274 DERECHO ADMINISTRATIVO DEL TRABAJO

inaugura un nuevo período. Con motivo de dichos convenios,


las respectivas funciones -con prescindencia de lo que estable-
ce la legislación y en algún caso la constitución provincial-
fueron absorbidas por la autoridad federal (por razones de or-
den político local, en una primera etapa, sólo se mantuvo la si-
tuación anterior en alguna provincia).
De hecho y hasta 1984, la policía laboral estuvo a cargo
del entonces Ministerio de Trabajo. Consecuente con ese cri-
terio, las leyes referidas a la organización de dicha entidad, hoy
Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (leyes 20.524 y la
ahora vigente 22.520, modificada por la 23.023), establecieron
como competencia del mismo: "entender en el ejercicio del
poder de policía en el orden laboral en todo el territorio de la
Nación".
A partir de 1984, varias provincias (entre otras, Buenos Aires,
ley 10.149; Corrientes, ley 3869; Córdoba, ley 7267; Chaco, ley
2956; Entre Ríos, ley 7325; La Pampa, ley 1854; Santa Cruz,
ley 1608) han creado organismos para ejercer la función de po-
licía laboral en sus respectivas jurisdicciones (en la mayor par-
te de los casos a través de una Secretaría o Subsecretaría de
Trabajo). Actualmente, la referida función en dichas provin-
cias es ejercida por el órgano local.
Cualquiera que sea el carácter que se asigne a la policía
de trabajo, administrativo o jurisdiccional, encomendado por la
ley al Poder Ejecutivo, su ejercicio corresponde al gobierno lo-
cal. En el primer caso, porque integra el ámbito del derecho
público no delegado por las provincias. En el segundo, porque
corresponde a una función propia de aplicación de la norma que,
de acuerdo con lo dispuesto en el art. 75, inc. 12, de la Const.
nacional, es facultad de los Estados locales.
A esa solución se encamina una nueva etapa en la materia
que se inició en 1984, en que el gobierno federal ha celebrado
convenios con los de las provincias, en virtud de los cuales se
establecen criterios para determinar el ámbito de competencia de
la administración laboral federal y local. A tal fin, en una pri-
INTERVENCIÓN DEL ESTADO EN LAS RELACIONES DE TRABAJO 275

mera ronda de acuerdos suscriptos con varias provincias, sobre


la base de un convenio tipo, se fijaron los términos de esa deli-
mitación (con lo que se evitan inútiles problemas de competen-
cia) y se precisa la responsabilidad de cada administración.
Luego del llamado Acuerdo de Reafirmación Federal (sus-
cripto en la ciudad de Lujan, provincia de Buenos Aires, el 24
de mayo de 1990), se celebraron nuevos convenios (a los que
se hizo referencia en el § 307) que tienen como fin "afianzar y
promover el funcionamiento autónomo de las administracio-
nes provinciales en el ejercicio pleno del poder de policía del
trabajo, que incluye el contralor del cumplimiento integral de
la legislación laboral". Estos convenios han sido ratificados
por las respectivas provincias que los han suscripto y por el go-
bierno federal (éste, mediante los decrs. 2636/90 y 2256/93).
Conforme a dichos acuerdos, se reconoce que el respectivo
gobierno provincial "ejercerá, por intermedio de sus organismos
competentes, las funciones inherentes al área administrativa-
laboral, en todos los casos en que su intervención esté determi-
nada por leyes nacionales o provinciales, sin más limitaciones
que las que se reconocen en el acuerdo, impuestas por la aten-
ción de aquellos asuntos que, en razón de la materia o persona,
excedan la competencia local" (art. Io).
En lo que se refiere a los temas que atañen al ejercicio de
la policía de las relaciones individuales de trabajo, se establece
que éste le compete a la provincia en todo su territorio, así
como intervenir en los conflictos individuales de trabajo y fis-
calizar el cumplimiento de las disposiciones relativas a higiene
y seguridad en el trabajo, y efectuar la determinación y califi-
cación de ambientes y tareas insalubres, lo que se efectuará de
acuerdo con los elementos y pautas de investigación, análisis,
medición y fijación de máximos tolerables, estandarizados de
común acuerdo con la Dirección Nacional de Higiene y Seguri-
dad en el Trabajo (art. Io, incs. A, B, C y H). Se modifica el
criterio admitido en los acuerdos de la década de los ochenta,
en los que se precisaba que "la calificación y determinación de
276 DERECHO ADMINISTRATIVO DEL TRABAJO

insalubridad es materia exclusiva y excluyente" de la autoridad


federal (art. 7o). Al respecto, el art. 200, párr. 4o, de la LCT,
determina que esa decisión, adoptada por la autoridad adminis-
trativa, está sujeta a revisión "en los términos, formas y proce-
dimientos que rijan para la apelación de sentencias en la jurisdic-
ción judicial laboral de la Capital Federal" (ver § 144).
En lo que se refiere a la gestión administrativa que corres-
ponde realizar en los casos de infortunios laborales ocurridos
en el territorio provincial, se ratifica el criterio receptado en la
ley 24.028, a ese momento vigente, respecto de la competencia
del organismo local. Este último debe suministrar la respecti-
va información estadística a la autoridad nacional, a fin de que
la incorpore al Registro Nacional Unificado de Accidentes de
Trabajo y Enfermedades Profesionales (art. 2o, inc. D).
La competencia en la materia se modificó con la entrada
en vigencia de la ley de riesgos del trabajo (ver § 450 y siguien-
tes). Ésta determina que las cuestiones que se planteen entre
un trabajador y una ART (o un empleador) con motivo de un ac-
cidente o enfermedad de trabajo, deben ser resueltas por las co-
misiones médicas provinciales (órganos administrativos de carác-
ter federal). Las decisiones de éstas están sujetas a revisión por
parte de la comisión médica central o del respectivo juez fede-
ral, las que pueden ser motivo de recurso ante la Cámara Federal
de la Seguridad Social. A nuestro juicio, la norma detrae de la
jurisdicción de los jueces provinciales el conocimiento de cau-
sas referidas a hechos que han ocurrido en el ámbito local (art.
75, inc. 12, Const. nacional).
Ninguna materia específica se le asigna a la autoridad la-
boral federal, por lo que su competencia se reduce a los casos
en que, en virtud de las personas que actúan (entre otros, esta-
blecimientos públicos) o materia de que se trata (comercio in-
terprovincial o internacional), la cuestión excede el marco de
conocimiento de la autoridad local.
Al respecto, la mayor parte de las provincias han dictado
normas específicas referidas a: a) ejercicio de la inspección de
INTERVENCIÓN DEL ESTADO EN LAS RELACIONES DE TRABAJO 277

trabajo; b) habilitación de instrumentos; c) atención de regí-


menes de higiene y seguridad; d) admisión de excepciones a
regímenes legales, y e) aplicación de sanciones (multas, cance-
lación de "personería jurídica" o "patente", clausura de estable-
cimiento).
b) EN MATERIA DE RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO. En esta
materia hay que distinguir entre sus diferentes áreas. En lo que
concierne al contralor de las asociaciones profesionales, dado el
carácter de ellas -su actuación excede el ámbito local- desde la
primera norma que tuvo vigencia positiva (decr. ley 23.852/45),
la función fue conferida al órgano del gobierno federal (arts. 21,
24, 26, 58 y concs., ley 23.551; ver § 280, a).
La misma situación se presenta con respecto a la política
de convenios colectivos (art. 3 o y concs., ley 14.250). En el
caso, también operan razones similares, no sólo por la trascen-
dencia de sus efectos, sino también porque la materia que se
resuelve es de fondo (salarios, condiciones de trabajo, etc.), por
lo cual compete al gobierno federal (arg. art. 75, inc. 12, Const.
nacional). Ese criterio es el que establece el referido convenio
(arts. 2 o y 3o). Como ya se hizo notar, algunas provincias adop-
taron normas para aprobar CCT con aplicación al ámbito local
(ver § 307).
En los acuerdos suscriptos entre el gobierno federal y los
de las provincias a los que se hizo mención en los § 307 y 308,
su redacción puede llevar a confusión, en cuanto se refiere al
sentido de la delimitación de las funciones administrativas. Se
le reconoce a las provincias lo referido a "aplicar y gestionar
las convenciones colectivas de trabajo" (art. 2 o , inc. E), y a la
Nación, el control del "régimen de convenciones colectivas de
trabajo y comisiones de salarios de trabajo a domicilio -decr.
118.755/42, reglamentario de la ley 12.713- que comprende la
implementación y atención de las negociaciones, la homologa-
ción y registro de los instrumentos convencionales y la aplicación
e interpretación de sus cláusulas, sin perjuicio de lo dispuesto
en el art. 2 o , incs. E y F, conforme a las disposiciones legales
278 DERECHO ADMINISTRATIVO DEL TRABAJO

vigentes" (art. 3 o , inc. B). En este mismo párrafo se ha hecho


mención al citado art. 2o, inc. E; el F se refiere a la "negocia-
ción colectiva con sus agentes públicos" (de la provincia, lo
que integra el derecho público provincial, materia ajena a la
autoridad federal, art. 121, Const. nacional).
La norma convencional no fija con precisión cuál es el ám-
bito de competencia de la autoridad provincial, en cuanto se re-
fiere a la gestión concerniente a la negociación colectiva, la
que, según el art. 3 o , inc. B, le compete en su integridad al go-
bierno nacional. En función de la falta de claridad de la re-
dacción del citado acuerdo, algunas provincias han homologado
convenios colectivos suscriptos dentro de su territorio, situa-
ción que puede plantear las cuestiones a que se ha hecho refe-
rencia en el § 307.
En materia de conflictos colectivos, la regla, hasta 1973,
exceptuado el lapso 1944-1956, fue que su tratamiento corres-
pondía -salvo los casos de excepción- a las autoridades provin-
ciales. Así lo estableció el decr. 5205/57, que restringía la
acción de las delegaciones del Ministerio de Trabajo y Previ-
sión a intervenir, previa autorización de éste, "en los conflictos
colectivos que por su índole o efectos excedan los límites de
una provincia o que por sus consecuencias afecten al comercio,
la industria, la productividad nacional" (art. 2o, inc. c).
Ese mismo criterio acoge la ley 14.786, que al establecer
el procedimiento obligatorio de conciliación para los de "inte-
reses" (ver § 290, b, 2), restringe la intervención del Ministerio
de Trabajo y Seguridad Social a aquellos "cuyo conocimiento
sea de la competencia" de dicho Ministerio. En virtud de esa
situación, las provincias sancionaron sus propias normas en la
materia (p.ej., arts. 7o y 11, ley 6014 de Buenos Aires, que atri-
buía aquella competencia al Ministerio de Acción Social a tra-
vés de la Subsecretaría de Trabajo).
La ley 16.936, que disciplinó el procedimiento de arbitraje
obligatorio (ver § 290, b, 3), facultó al Ministerio de Trabajo
para "avocarse al conocimiento y decisión de los conflictos co-
INTERVENCIÓN DEL ESTADO EN LAS RELACIONES DE TRABAJO 279

lectivos laborales, de derecho o de intereses, que se susciten...


cuando por sus características excedan el ámbito jurisdiccional
de una provincia" (art. Io, inc. b). Al modificarse ese texto le-
gal por disposición de la ley 20.638, dicha facultad quedó co-
mo normal y permanente. En el mismo sentido, el art. 10 de
la ley 18.608 establece: "La Secretaría de Estado de Trabajo
entenderá en los conflictos a que se refiere la ley 14.786 en los
lugares sujetos a jurisdicción provincial, siempre que por re-
solución fundada decida avocarse a su conocimiento".
A consecuencia del citado decr. 1111/73, el Ministerio de
Trabajo conoció hasta 1984 en los conflictos que se producían
en todo el territorio nacional. A partir de esa fecha, las pro-
vincias asumieron la competencia que les corresponde, criterio
que ha sido receptado en los ya citados convenios concertados
entre el gobierno federal y las provincias. En éstos, en forma
expresa, se establece que le corresponde a la autoridad admi-
nistrativa local "entender e intervenir en los conflictos colecti-
vos de trabajo, que se susciten en su territorio". Sin perjuicio
de ello, el ministro de Trabajo y Seguridad Social de la Nación
puede "avocarse al conocimiento y resolución de tales conflic-
tos, mediante resolución fundada, teniendo en cuenta sus efectos
en la economía nacional, o que afecten al interés nacional" (art.
4 o , decr. 1111/73).
No obstante que la competencia referida al control de las
asociaciones profesionales le compete a la Administración fe-
deral, lo que reiteran los referidos acuerdos concertados entre
el gobierno nacional y los provinciales (en tanto se manifiesta
que el primero es "competente en todo lo concerniente al régi-
men de asociaciones sindicales de trabajadores, que comprende
la inscripción, el otorgamiento de personería gremial, la apro-
bación de estatutos, la fiscalización de las asambleas, congre-
sos y actos eleccionarios, el contralor patrimonial y contable, la
determinación de encuadramientos sindicales y el ejercicio de
las demás facultades que le otorga la ley" -art. 3 o , C-), la ma-
yor parte de las provincias ha dictado sus propias normas en la
materia.
280 DERECHO ADMINISTRATIVO DEL TRABAJO

En lo que respecta a los conflictos colectivos, las referidas


normas estaduales le asignan competencia a la administración
laboral local cuando los conflictos revistan "carácter eminente-
mente provincial, ya sea por la actividad, extensión territorial,
cantidad de trabajadores afectados, en número no mayor de 300"
(Río Negro, art. 25 y ss., decr. 1657). También suelen aludir
al carácter del establecimiento donde se originen. Algunas nor-
mas se refieren a "establecimientos o empresas privadas, empre-
sas u organismos del Estado provincial, que presten servicios
públicos, servicios de interés público, que desarrollen actividades
industriales o comerciales" (Buenos Aires, art. 3 o , inc. b, ley
10.149). Se prevé, asimismo, que los conflictos pueden haber-
se originado ya, o ser "inminentes" (Chaco, art. 16, ley 2956).
Como excepción, en casi todas las leyes analizadas, se es-
tablece la incompetencia de la autoridad provincial "cuando
excedan [los conflictos] los límites provinciales, afecten la se-
guridad o el orden público nacional, los transportes o comuni-
caciones interprovinciales o el orden económico-social de la
Nación, en cuyo caso actuará la repartición nacional respectiva"
(Buenos Aires -art. 3 o , inc. b, ley 10.149-, Chaco -art. Io, inc.
g, decr. 1613-, Entre Ríos -art. 3 o , inc. d, ley 7325-, Formosa
-art. 6o, inc. d, ley 473-, Neuquén -art. 9o, inc. g, ley 1625-,
Río Negro -art. 25, decr. 1657-, Salta -art. 28, ley 6291- y
Santa Cruz -art. Io, ley 1827-).
En lo que se refiere a los medios de composición de los
conflictos, se prescriben procedimientos similares a los conte-
nidos en la ley nacional 14.786, comprensivo de tres estadios:
7) instancia obligatoria de conciliación; 2) mediación, y 3) ar-
bitraje voluntario. Los plazos legales son también similares a
los prescriptos por la referida norma federal, al igual que el al-
cance del laudo arbitral (efecto idéntico al de una convención
colectiva de trabajo), su recurribilidad (nulidad por haberse lau-
dado fuera de plazo o respecto de cuestiones no comprendidas
en el compromiso), y efectos de la apertura de la instancia
conciliatoria (y arbitral) con relación a las medidas de acción di-
recta. Así lo establecen Buenos Aires (arts. 19 a 24, ley 10.149;
INTERVENCIÓN DEL ESTADO EN LAS RELACIONES DE TRABAJO 281

arts. 39 a 46, decr. 6409), Córdoba (arts. 2o a 13, ley 7565),


Chubut (arts. 14 a 24, ley 3270), Neuquén (arts. 55 a 73, ley
1625) y Río Negro (arts. 51 a 65, ley 1820). Sólo en la nor-
mativa de la provincia del Chaco se dispone que el laudo arbi-
tral será irrecurrible (art. 45, decr. 1613).
En algunas provincias, la función de conciliación y de ar-
bitraje se pone a cargo de comisiones de integración mixta (re-
presentativas de las partes en litigio). Así ocurre en Corrientes
(Comisión Mixta de Arbitraje; arts. 16 a 19, ley 3869), Chaco
(en que el arbitraje puede ser efectuado por la Dirección Pro-
vincial o por una Comisión Arbitral, indistintamente; art. 32,
ley 2856), Formosa (que prevé una Comisión Mixta; art. 50, ley
473), Salta (Comisión Arbitral; arts. 54 a 57, ley 6291), Tu-
cumán (que crea un Consejo Provincial del Trabajo; art. 6o,
inc.f, ley 5650; arts. 6o a 17, decr. 4850-14), Mendoza (a cargo
del Tribunal Arbitral; art. 96, ley 4974) y Misiones (deferido a
una "Comisión Conciliadora"; arts. 51 a 59, ley 2221).
En la ley de Catamarca sólo se prevé una instancia obliga-
toria de conciliación (art. 19, ley 4121). Por su parte, la ley
7565 de Córdoba (art. 14, incs. a y b), así como también la
ley 1827 de Santa Cruz (art. 2o), establecen instancias arbitra-
les obligatorias (cuya apertura, al igual que lo que ocurre en el
orden federal por imperio de la ley 16.936, es irrecurrible) en
los supuestos en que el conflicto afecte a servicios públicos o
actividades esenciales del estado provincial, a sus empresas au-
tárquicas o de capital mixto. La normativa de esta última pro-
vincia confiere a la autoridad de aplicación la facultad de "avo-
carse" al conocimiento de conflictos de intereses o de derechos
internos de la provincia. Los procedimientos previstos en las
disposiciones de las dos provincias referidas son semejantes al
contenido en la ley nacional 16.936.
En lo que hace a la calificación de huelgas, los regímenes
legales de Mendoza (art. 104, ley 4974), Salta (art. 64, ley
6291) y Santa Cruz (ley 1827), facultan a la autoridad de apli-
cación a declarar su legalidad o ilegalidad. En el del Chaco,
se dispone la confección de una estadística sobre "movimientos
282 DERECHO ADMINISTRATIVO DEL TRABAJO

de huelga" ocurridos en el ámbito provincial (art, 47, inc. d,


decr. 1613).
Como particularidad, cabe anotar que la ley de la provin-
cia de Buenos Aires (art. 34, ley 10.149) prevé que si el con-
flicto se originó en la suspensión, el despido o la modificación
de las condiciones de trabajo de un representante gremial, de-
be declararse la cesación de los efectos de la suspensión y pro-
ceder a la reincorporación o mantenimiento de las condiciones
de labor, una vez abierta la instancia administrativa, hasta que
exista pronunciamiento definitivo.

§ 346. CARACTERÍSTICAS DEL DERECHO ADMINISTRATIVO DEL


TRABAJO (FEDERAL). - El Ministerio de Trabajo y Seguridad So-
cial, en el orden federal, al ejercer las funciones de policía la-
boral, tiene que adecuar su actuación a las normas que establece
la ley. Si no existe un procedimiento especial, y aun cuando lo
haya, es aplicable supletoriamente el de carácter administrativo
(ley 19.549; decr. 1759/72). Sus características son: legalidad
objetiva, oficialidad, informalismo a favor del administrado, igual-
dad y debido proceso -garantía de defensa-.
Los actos que en consecuencia se dicten, de acuerdo con
la naturaleza de la función ejercida, pueden referirse a: a) rela-
ciones individuales de trabajo, y b) relaciones de carácter co-
lectivo. En § 345 se los estudia, así como la revisión a que
están sometidos.
Algunos autores hablan de un derecho especial administra-
tivo de trabajo, para designar el que regula el funcionamiento
de la actividad administrativa desplegada por los órganos a los
que se les ha encomendado una acción positiva tendiente a la
realización de los fines de la comunidad, mediante el control
del cumplimiento de la norma laboral, tanto en el aspecto refe-
rente a las relaciones individuales, como en el de las colectivas.
Con prescindencia de si la mencionada especialidad se traduce
en una autonomía de carácter científico, legislativo o didáctico
(de ninguna manera parece aceptable la primera), se trata de
una parte del derecho administrativo relativa a un ámbito espe-
INTERVENCIÓN DEL ESTADO EN LAS RELACIONES DE TRABAJO 283

cial, que si bien ofrece algunas características propias, no pue-


de pretender una regulación distinta de la general.

§ 347. FACULTADES NORMATIVAS DE LA ADMINISTRACIÓN LA-


BORAL. - En algunos casos ejerce funciones de ese carácter. El
Poder Ejecutivo, de acuerdo con su función reglamentaria (art.
99, inc. 2o, Const. nacional), puede crear normas a fin de acla-
rar y facilitar la aplicación de la ley en cuanto ello sea necesa-
rio para su ejecución. Debe ejercerla dentro de este límite: no
desvirtuar el sentido de la norma reglamentada.
En derecho de trabajo, quizá con más frecuencia que en
otras ramas jurídicas (especialmente, la civil), la propia norma
legal delega al Poder Ejecutivo la determinación de ciertas ma-
terias. En derecho colectivo, entre otras, por esa vía se deter-
mina cuáles son los requisitos para realizar las elecciones, para
obtener la inscripción en el registro o el reconocimiento de la
personería gremial, los que deben cumplir los libros y la docu-
mentación contable (decr. 467/88).
La LCT efectúa esa remisión cuando se refiere a las condi-
ciones de instrumentación del adelanto de pago (art. 130, párr.
3 o ; ver § 199, e), cuando fija la proporción de inembargabilidad
de la remuneración (art. 147, párr. 2o; ver § 200); o determina
las condiciones en que la empleada (madre) puede ejercer el
derecho de excedencia para atender a su hijo enfermo menor de
edad (art. 183, párr. 2o; ver § 157). La ley 14.250 deja libra-
da a esa normativa la determinación de la medida de su aplica-
ción a las "actividades que, dadas sus características particula-
res, tengan en vigencia ordenamientos legales o reglamentarios
vinculados con la misma materia" (art. 12, decr. 199/88).
La administración laboral ejerce funciones de carácter nor-
mativo referentes a la fijación de las condiciones de trabajo, en
dos casos. El primero, cuando las partes que no han concilla-
do sus intereses y agotado el período de enfriamiento, disponen
medidas de acción directa, por lo cual en virtud de la trascen-
dencia de ellas, el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social so-
284 DERECHO ADMINISTRATIVO DEL TRABAJO

mete el conflicto a arbitraje obligatorio. En ese caso, el pro-


pio titular de esa Secretaría de Estado o el funcionario que él
indique, intervienen como arbitro (arts. 2 o , 3 o , 7 o y concs., ley
16.936; ver § 290, b, 3). La otra situación, de carácter deriva-
do, se da cuando los mismos interesados convienen en enco-
mendar a un tercero la solución del tema acerca del cual no
coinciden sus voluntades (arbitraje voluntario; art. 4 o y ss., ley
14.786; ver § 290, b, 2). En este caso, la designación la hacen
de común acuerdo los interesados; con frecuencia recae en un
funcionario administrativo de jerarquía (ministro, director).

§ 348. CONTENIDO DE LA FACULTAD DE POLICÍA Y SEGURIDAD


SOCIAL LABORAL (FEDERAL). - Las que al respecto posee el Mi-
nisterio de Trabajo y Seguridad Social dependen de que la fun-
ción se ejerza en materia de:
a) RELACIONES INDIVIDUALES DE TRABAJO. De acuerdo con lo
que establece la ley 18.608 (art. 4 o ), comprende ella:
1) INSPECCIÓN DE TRABAJO. Por medio de ésta se procede a
realizar un contralor "del cumplimiento de las normas de orde-
namiento y regulación de la prestación del trabajo", que se ha-
ce a través del Servicio Nacional de Inspección (art. Io y ss.,
ley 18.692). Tiene una doble función: a) "preventiva y educa-
tiva", a fin de facilitar el debido cumplimiento de las leyes la-
borales, y b) sancionatoria o punitiva de las infracciones obser-
vadas.
La tarea se ejerce a través de la acción de inspectores,.ya
en visitas periódicas programadas o ante denuncias (en este ca-
so, no debe revelarse la persona que la hizo). Tales inspecto-
res están autorizados a entrar en los lugares de trabajo a cual-
quier hora del día; en las de la noche, pueden hacerlo en los
casos en que el actuante "tenga motivo razonable para suponer
que el mismo está sujeto a inspección" (se refiere al domicilio
del empleador en que se realizan tareas). En su caso, puede
solicitar el auxilio de la fuerza pública; no se requiere orden
judicial de allanamiento.
INTERVENCIÓN DEL ESTADO EN LAS RELACIONES DE TRABAJO 285

En el ejercicio de su tarea están facultados para requerir in-


formación, interrogar al personal, exigir la presentación de libros
y documentación y sacar muestras. En su caso, pueden "inti-
mar la adopción de medidas relativas a las instalaciones o a los
métodos, a fin de que se ajusten a las normas sobre salud, higie-
ne o seguridad del trabajador" o disponer la aplicación inmediata
de ella, así como requerir la publicación de los avisos que exi-
gen las normas laborales (referente a horarios, etc., art. 8o).
Por esa vía, se efectúa la clausura del establecimiento dis-
puesta por el servicio o autoridad competente.
En caso de inspección, el funcionario que interviene tiene
que labrar un acta firmada de inspección o de infracción, según
los casos, en la que circunstanciadamente detallará la tarea cum-
plida e indicará "las instrucciones impartidas, las comprobacio-
nes efectuadas, intimaciones realizadas, infracciones comproba-
das" y demás detalles para asegurar su autenticidad (art. 7o).
Esa acta hace fe mientras no se pruebe lo contrario (art. 2o, ley
18.695; arg. arts. 979, inc. 2o, 993 y concs., Cód. Civil). En
caso de comprobar infracciones, además de indicar lugar, día y
hora en que se realiza la verificación, tiene que dejar constancia
de la identidad del infractor, descripción del hecho y su referen-
cia a la norma violada, indicar las personas que están presentes
y el carácter que invocan (art. 3 o , ley 18.695). La mencionada
acta sirve como control de la tarea realizada por el inspector y
debe ser pasada al registro de "antecedentes y referencias de
cada empleador".
2) HABILITACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE CONTRALOR. La auto-
ridad administrativa laboral debe proceder, entre otras medidas,
a rubricar el libro especial en que se registren los datos de cada
uno de los empleados, fecha de ingreso, obligaciones a su car-
go (art. 52, LCT; ver § 97).
Ambos obran como elemento de juicio del contralor del
cumplimiento de las normas de trabajo.
3) ATENCIÓN DE LOS REGÍMENES CONCERNIENTES A HIGIENE Y SEGU-
RIDAD. En este aspecto, además de la tarea propia de inspección
286 DERECHO ADMINISTRATIVO DEL TRABAJO

(en su doble faz, preventiva y sancionatoria), la función com-


prende la habilitación y control del cumplimiento de las medi-
das que corresponde, conforme a lo establecido en la ley de la
materia (19.587) y su decreto reglamentario (351/79; ver § 167
y siguientes).
La citada función alcanza a la calificación como insalubre
de las "tareas o condiciones ambientales del lugar" de traba-
jo de acuerdo con lo prescripto en el art. 200, párr. 2o, de la
LCT. La resolución que se emita, que deberá hacerse previa
intimación para que se subsanen las deficiencias comprobadas
"con fundamento en dictámenes médicos de rigor científico",
está sujeta a revisión judicial (art. 200, párrs. 3 o y 4o, LCT; ver
§ 144).
En el ya citado convenio suscripto por la Nación con algu-
nas provincias (entre ellas, Buenos Aires), se reserva a la auto-
ridad laboral del Gobierno central la declaración de insalubri-
dad (art. 200, LCT), y a la local el contralor del cumplimiento
de las normas en la materia.
4) ADMISIÓN DE LA EXISTENCIA DE EXCEPCIONES PREVISTAS EN LOS
REGÍMENES RESPECTIVOS. De acuerdo con ello, el Ministerio de
Trabajo y Seguridad Social puede autorizar -en los casos en que
la norma lo admita- situaciones de excepción, como las que se
refieren a la jornada de trabajo (tanto de carácter permanente,
como transitorio; arts. 4o y 5o, ley 11.544; arts. 13, 15 a 17 y
concs., decr. 16.115/33).
Dentro de dicha función, está comprendida la de autorizar:
a) "cuando la situación particular lo requiera", que la deduc-
ción que puede practicarse sobre el salario del trabajador sea
superior al límite del 20% del total (art. 133, párr. 4o, LCT); b)
que el número de días de pago se amplíe en razón de "las ca-
racterísticas del vínculo laboral" (art. 129, párr. 4o, LCT); c) la
"concesión de vacaciones en períodos distintos" de los indica-
dos en la ley, "cuando así lo requiera la característica especial
de la actividad de que se trate" (art. 154, párr. 2o, LCT); d) el
horario continuo durante horas de la mañana y de la tarde, en
INTERVENCIÓN DEL ESTADO EN LAS RELACIONES DE TRABAJO 287

razón de la "extensión de la jornada" de la mujer mayor de 18


años, "las características de las tareas que realice, los perjui-
cios que la interrupción del trabajo pudiese ocasionar" a ellos
(arts. 174 y 192, LCT; ver § 152), y e) extender a 8 horas dia-
rias o 48 semanales la jornada de los menores de 16 a 18 años
(art. 190, párr. 2 o , LCT; ver § 158 y siguientes).
La administración laboral, a fin de asegurar el debido cum-
plimiento de la obligación del empleador en cuanto al pago del
salario, puede disponer, como excepción al principio general,
que no se lo haga por cualquiera de los modos previstos en la
ley (efectivo, cheque a la orden, acreditación en cuenta corrien-
te), sino por el que en el caso se indique y bajo el control y
la supervisión de sus funcionarios (art. 124, párr. 2 o , LCT; ver
§ 199, d).
5) APLICACIÓN DE SANCIONES POR INCUMPLIMIENTO DE LAS NOR-
MAS LABORALES. Ante la comprobación de una infracción, el Mi-
nisterio de Trabajo y Seguridad Social puede disponer -previo
el respectivo procedimiento- la aplicación de una multa (ver
§ 350, en el que se estudia el tema).
6) FUNCIONES DE CONCILIACIÓN. Aunque la mencionada nor-
ma no lo indica, de hecho, la administración laboral cumple,
especialmente en el interior del país, una importante función
para conciliar las diferencias entre las partes. El sistema re-
sulta a veces más práctico que recurrir a juicio, sobre todo
cuando la sede del tribunal dista del lugar (por lo cual en la
Capital Federal no se utiliza este procedimiento con la frecuen-
cia con que se lo hace en otros lugares). La LCT da valor de
cosa juzgada a los acuerdos transaccionales, conciliatorios o
liberatorios que se realicen con intervención de la autoridad
administrativa y ésta apruebe mediante resolución fundada
"que acredite que mediante tales actos se ha alcanzado una
justa composición de los derechos e intereses de las partes"
(art. 15, LCT; ver § 205). Respecto al ejercicio de dichas fa-
cultades por parte de los órganos administrativos provincialeSj
ver § 345, a.
288 DERECHO ADMINISTRATIVO DEL TRABAJO

En el ámbito de la Capital Federal, el Ministerio de Traba-


jo y Seguridad Social, a través de un órgano especializado, el
SECLO (ver § 357), actúa como organismo del control de todas
las diligencias de mediación que las partes (salvo casos de ex-
cepción) deben agotar antes de promover una demanda judicial.
b) RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO. Su concepto compren-
de las siguientes funciones:
1) RÉGIMEN DE ASOCIACIONES PROFESIONALES. Tanto las tareas
de inscripción de las asociaciones profesionales, como el reco-
nocimiento del derecho a ejercer la personería gremial, contra-
lor de su actuación y el desarrollo de la vida institucional, así
como peticionar judicialmente la suspensión, retiro de la per-
sonería gremial o intervención del sindicato, están a cargo del
órgano administrativo laboral federal (arts. 21, 24, 26, 65 y
concs., ley 23.551; ver § 280).
2) CONCERTACIÓN DE CONVENIOS COLECTIVOS. LO concerniente
a la homologación, registro, publicación, extensión de éstos, así
como las tareas para facilitar -ante la representación del sindi-
cato- la convocatoria de los empleadores, la designación de sus
representantes en la paritaria de discusión del convenio, es ma-
teria propia de la autoridad laboral (arts. 3 o , 4 o , 10, 12, 14 y
concs., ley 14.250, t.o. 1988; ver § 306 y siguientes). Respec-
to de la cuestión que se plantea, en razón de la confusión en
que incurre en esta materia el convenio tipo suscripto por el
gobierno federal y el de las provincias, cabe remitirse a lo ya
indicado en los § 307 y 345, a, 2, y b.
3) CONFLICTOS COLECTIVOS. El Ministerio de Trabajo y Se-
guridad Social, a petición de parte o de oficio, debe intervenir
cuando en razón de esos conflictos se producen medidas de ac-
ción directa; a tal efecto tiene que actuar como conciliador,
proponer fórmulas de arreglo, someter la cuestión a arbitraje, o
en su caso disponer que la diferencia sea decidida a través de
un laudo, ordenar la cesación de las medidas, retrotraer la si-
tuación y calificar el conflicto (arts. 2 o , 3 o , 4 o , 8 o , 9 o , 10 y
concs., ley 14.786; arts. 2 o , 3 o y 9 o , ley 16.936; ver § 290, b, 2
INTERVENCIÓN DEL ESTADO EN LAS RELACIONES DE TRABAJO 289

y 3). Si el conflicto no excede el ámbito de la provincia, le


compete intervenir a la autoridad laboral local. Si el mismo,
por su repercusión, trasciende esos límites, la autoridad federal
puede abocarse a su conocimiento (en § 345, a, 2, y b, se ha
hecho referencia a las facultades que ejercen en la materia las
administraciones laborales de las provincias).

§ 349. DISTINTO CARÁCTER JURÍDICO DE LAS FUNCIONES QUE


EJERCE LA ADMINISTRACIÓN LABORAL. - Dentro de las menciona-
das funciones, hay que distinguir las de carácter administrativo,
como: inspeccionar, habilitar instrumentos, conceder excepcio-
nes al régimen legal, calificar lugares como insalubres, contro-
lar la actuación y el desarrollo de la vida institucional de las
asociaciones profesionales, convocar a las partes para la con-
certación de los CCT, homologarlos, registrarlos, publicarlos,
disponer su extensión, actuar como conciliador cuando se pro-
ducen conflictos, ordenar que cesen las medidas de acción di-
recta, calificarlas, hacer que retrotraigan la situación a un esta-
do anterior.
En cambio, otras son de carácter jurisdiccional, como cuan-
do declara que un empleador ha violado una norma legal, por
la cual le impone una sanción de carácter pecuniario (ver § 351)
o reconoce el derecho de un grupo para solicitar la inscripción
en el registro respectivo de la asociación que ha constituido o a
la cual se le reconoce personería gremial. En estos casos hace
declaraciones que se refieren, en uno, al reconocimiento de
un derecho subjetivo; en el otro, a la comisión de un ilícito.
Aunque no hay coincidencia entre los autores en cuanto a
si la administración puede ejercer actos jurisdiccionales, no ca-
be duda de que los indicados lo son. En todas esas situacio-
nes, la ley ha previsto una acción especial para solicitar la revi-
sión amplia en sede judicial, que incluye el tema prudencial
(ver § 282, c, y 352). En los demás casos, aunque la decisión
también está sujeta a su planteamiento ante el juez competente
a través de la acción común que se tramita de acuerdo con las
normas del proceso contenciosoadministrativo, se limita a los
290 DERECHO ADMINISTRATIVO DEL TRABAJO

aspectos de legalidad: si ella obró dentro de los límites de su


competencia y no ha incurrido en arbitrariedad, irregularidad o
error grave y manifiesto; no puede discutirse por esa vía la pru-
dencia de las medidas adoptadas (no procede la acción judicial
para impugnar el acto que no hace lugar al pedido de homolo-
gación del CCT que se funda en razones de inconveniencia des-
de el punto de vista económico, o para cuestionar las medidas
adoptadas a fin de lograr una conciliación, o las fórmulas de
arreglo propuestas para solucionar un conflicto de trabajo).

§ 350. ILÍCITOS LABORALES ADMINISTRATIVOS EN EL ORDEN


FEDERAL. - Para el estudio de ellos también hay que distinguir
entre los surgidos de las relaciones individuales y los de carác-
ter colectivo de trabajo. En éstos, el tema se reduce al ámbito
de las asociaciones profesionales de trabajadores.
a) EN CUANTO A LAS RELACIONES INDIVIDUALES DE TRABAJO. La
norma aplicable a esta cuestión (ley 18.694) establece tres cla-
ses de infracciones:
1) VIOLACIÓN DE LOS DEBERES FORMALES. Esta figura (art. 3 O )
corresponde: a) al incumplimiento del "deber de contar con
determinados instrumentos de contralor" (libros, planillas con los
horarios puestos como avisos o los que determine el CCT); b) a
no llevarlos "de acuerdo con los requisitos preestablecidos", y
c) a "no comunicar datos a la autoridad para posibilitar la vigi-
lancia del cumplimiento de las normas laborales" (la disposi-
ción se refería, entre otras, a la obligación del empleador de
comunicar las fechas de las vacaciones que otorgaba a sus
empleados, exigencia que ha desaparecido; arg. art. 154 de la
LCT, que reemplazó al art. 168 del texto original, que estable-
cía esa obligación, así como a la norma anterior, decr. 1740/
45). La fuente de la obligación puede ser la ley laboral o el
CCT. En este segundo caso, sólo se incurre en el ilícito, pre-
via intimación para su cumplimiento (art. 6 o ).
La norma contiene una disposición de carácter procesal,
restringida al ámbito federal, según la cual, el no cumplimiento
INTERVENCIÓN DEL ESTADO EN LAS RELACIONES DE TRABAJO 291

de dichos deberes o la no "exhibición en tiempo propio", consti-


tuye una presunción -que habrá de valorarse en juicio- en contra
de las afirmaciones del obligado (art. 3o). La LCT establece,
en cuanto a las registraciones contables, que su "falta de exhi-
bición a requerimiento judicial o administrativo... será tenida
como presunción a favor de las afirmaciones del trabajador o
de sus causahabientes, sobre las circunstancias que deban cons-
tar en tales asientos" (art. 55, LCT; ver § 97 y 195). Varios
códigos procesales laborales establecen presunciones en contra
del empleador cuando no exhibe la documentación o no la lleva.
La norma contenida en la ley 18.694 asimila estas dos si-
tuaciones, criterio que la LCT recogía en su texto primitivo (ex
arts. 57 y 59); el actual art. 55, ya citado, sólo se refiere a la
primera. Por su parte, de acuerdo con lo que dispone el art.
53 de la LCT, en cada caso, cuando el empleador no lleve la
documentación de acuerdo con las formalidades legales, el juez
deberá merituar la situación en función de sus particulares cir-
cunstancias (en el mismo sentido, art. 56, LCT; ver § 98).
2) OBSTRUCCIÓN DE LA ACTUACIÓN DE LAS AUTORIDADES ADMINIS-
TRATIVAS DEL TRABAJO. Incurren en este ilícito quienes: a) desa-
caten sus resoluciones; b) nieguen información (que se les ha
requerido dentro de las facultades del Ministerio), y c) la fal-
seen (art. 5 o , ley 18.694).
Además de la correspondiente sanción, la autoridad admi-
nistrativa, por medio de la fuerza pública, puede hacer compa-
recer a las personas citadas. La norma agrega que a ese fin la
decisión debe ser considerada "como si se tratara de un reque-
rimiento judicial" (art. 5 o , párr. 2 o ). La disposición, desde el
punto de vista doctrinario, no es necesaria, pues las decisiones
de la administración para obtener el logro de su finalidad deben
cumplirse; sin embargo, en la práctica, tiene efecto positivo, ya
que se la asimila a un pedido que las fuerzas de seguridad cum-
plen inmediatamente.
3) INCUMPLIMIENTO DE LAS OBLIGACIONES EMERGENTES DE LA RE-
LACIÓN LABORAL. Como se expresó en § 343, esa situación no
292 DERECHO ADMINISTRATIVO DEL TRABAJO

sólo lesiona el derecho del trabajador, al que se le desconoce


su derecho subjetivo, sino también el de la comunidad. Por lo
tanto, ésta sanciona ese ilícito, sin perjuicio de las medidas que
correspondan en el orden de las relaciones individuales (ejecu-
ción, resolución del contrato, etcétera).
La situación puede darse ante la violación de un derecho
establecido en la norma legal (no conceder vacaciones, abonar
un salario inferior al mínimo vital o fuera de los plazos indica-
dos en el art. 128, LCT) o en un CCT. En el primer caso, la
sanción es automática; en el segundo, la infracción se configura
previa intimación (arts. 4 o y 6 o , ley 18.694).
b) RESPECTO DE LAS RELACIONES COLECTIVAS. Corresponden a
las infracciones que pueden cometer las asociaciones profesio-
nales de trabajadores y las prácticas desleales en que incurren
los empleadores, cuyo examen se ha realizado en § 279 y 280,
b y c.

§ 351. SANCIONES (EN EL ORDEN FEDERAL) POR ILÍCITOS RE-


FERIDOS A LAS RELACIONES INDIVIDUALES DE TRABAJO. - Cualquiera
de ellas da lugar a la aplicación de una multa, cuyos máximos
y mínimos se fijan para cada uno de los ilícitos (ley 23.099),
importes que antes de la vigencia de la ley 23.928 (1/4/91) se
reajustaban trimestralmente por el Poder Ejecutivo en función
de la "variación registrada en el índice de precios mayoristas
nivel general confeccionado por el INDEC". La sanción debe
ser graduada en relación con la finalidad perseguida con su im-
posición, "naturaleza de la infracción, importancia económica
del infractor y al carácter de reincidente que éste pudiera reves-
tir" (arts. 3 o a 5 o , 8 o y 9 o bis, ley 18.694, reformada por ley
22.052 y 23.099).
En caso de que la infracción comprobada asumiera espe-
cial gravedad que justificara un incremento de las multas indi-
cadas, la administración, por resolución fundada, puede elevar-
las hasta un "10% del total de las remuneraciones que se hayan
abonado en el establecimiento en el mes inmediatamente ante-
INTERVENCIÓN DEL ESTADO EN LAS RELACIONES DE TRABAJO 293

rior a la constatación de la infracción" (art. 7o, ley 18.694).


La ley no admite la condena condicional, ni el pago en cuotas
(art. 10). El importe de ella se distribuye en la siguiente for-
ma: a) 10% para los empleados que hubiesen levantado el acta
de infracción respectiva; b) 90% para el Ministerio de Trabajo,
que lo destinará a financiar el ejercicio del "poder de policía"
en todo el territorio del país (art. 73, ley 11.672 -t.o. 1973-,
modificada por ley 20.767). La distribución del importe de
las multas que en el ejercicio de su competencia imponen las
autoridades laborales locales, es materia propia del resorte
provincial.
Una vez firme y no cancelada la multa, que en el orden fe-
deral debe depositarse en el Banco de la Nación Argentina a la
orden de la autoridad de aplicación (art. 15, ley 18.695), ésta
puede optar (art. 9o, ley 18.694; art. 12, ley 18.695) entre:
a) Reclamar su cobro por la vía de la ejecución fiscal (art.
604, Cód. Proc. Civil y Com. de la Nación), que tramita ante el
juez nacional de Trabajo de Capital Federal o nacional en lo fe-
deral, según que el domicilio del infractor esté en la Ciudad de
Buenos Aires o en el interior del país; a tal efecto es suficien-
te título el testimonio de la resolución condenatoria que ella
expida.
b) Solicitar la conversión de la multa en arresto. A este
efecto, debe hacerse la petición ante el juez competente de
acuerdo con el domicilio del infractor (según lo indicado en el
párrafo anterior), que deberá resolver la cuestión de acuerdo
con la tabla de conversión que indica la propia ley (ley 18.694,
reformada por leyes 20.052 y 23.099), previa audiencia al in-
fractor a fin de que pueda hacer su descargo (debido proceso).
Si se trata de una persona jurídica, la medida se hará efectiva
en la persona de sus directores, representantes legales o socios,
a quienes debe citarse a tal efecto.
c) Disponer la clausura del establecimiento hasta que se
abone la multa (ésta no queda redimida por la medida, como
ocurre con la conversión en prisión). A este fin la administra-
294 DERECHO ADMINISTRATIVO DEL TRABAJO

ción tiene facultades para disponerla por sí, a cuyo efecto pue-
de solicitar el auxilio de la fuerza pública.
Al respecto, la norma (art. 9 o , ley 18.694) adopta una dis-
posición de fondo: establece que durante el lapso de la medida,
se mantiene "el derecho de los trabajadores al cobro de las res-
pectivas remuneraciones". La situación que se plantea es la de
suspensión; en el caso, no se dan las causales fijadas por la ley
que habilitan al empleador para eximirse del cumplimiento de
su débito: dar trabajo (ver § 108, 115 y 207).
La sanción prescribe a los 2 años a partir del día de su no-
tificación. La acción está sometida a ese mismo lapso, desde
el día en que se compruebe la infracción (no desde que se co-
metió). En ambos casos, el plazo se interrumpe por la com-
probación (no la comisión) de una nueva infracción (art. 11, ley
18.694).
Las sanciones que corresponden por violación a las nor-
mas referentes a las relaciones colectivas, se estudiaron en el
§ 281.

§ 352. NORMAS DE PROCEDIMIENTO EN EL ORDEN FEDERAL


PARA EL JUZGAMIENTO DE LAS INFRACCIONES RESPECTO DE LAS RE-
LACIONES INDIVIDUALES DE TRABAJO. - Una vez comprobada la in-
fracción y confeccionada la respectiva acta que hace fe mien-
tras no se pruebe lo contrario (ver § 348, a, 1), se ordena la
instrucción del sumario a cargo del funcionario que se designe,
y en él se delegan las respectivas facultades (también se indica-
rá su reemplazante; art. 10, ley 18.695; decr. 2475/70). En su
caso, pueden disponerse medidas previas (agregación de actua-
ciones administrativas, nuevas verificaciones) a fin de "salvar
insuficiencias, omisiones o errores de trámite o de constata-
ción" (art. 4 o , ley 18.695). Las actuaciones administrativas o
judiciales de las que surjan infracciones (para ello deberán ser
remitidas al Ministerio), también pueden ser "cabeza del suma-
rio" (art. 2 o , ley 18.695).
A fin de oír al presunto infractor, se dispone una audien-
cia, que debe notificársele con una anticipación no menor de 3
INTERVENCIÓN DEL ESTADO EN LAS RELACIONES DE TRABAJO 295

días, ampliables en razón de distancia, para que formule él su


descargo y ofrezca prueba (se limita ésta a la testimonial -no
más de 3 testigos-, informativa, documental, pericial, cuya pro-
ducción está a su cargo). Si la índole de la cuestión lo justi-
fica, el instructor podrá admitir el ofrecimiento de más de 3
testigos y deberá expedirse sobre la procedencia de la pericial
ofrecida.
En dicha audiencia, antes de efectuar el descargo, la perso-
na que asista -que puede hacerlo en representación de otra- de-
be acreditar su identidad, declarar bajo juramento su domicilio,
carácter en que comparece y su acreditación (rigen las normas
del Código Procesal nacional; el plazo para agregar la docu-
mentación es de 5 días), y si lo hace en nombre de una socie-
dad de hecho, debe individualizar, bajo juramento, los datos de
identidad de los componentes. La falta de comparecencia o la
no justificación de la personería invocada, sólo da lugar a que
se declare la rebeldía del imputado (arts. 6o a 10, ley 18.695).
El sumario, que se tramita en forma verbal y actuada, pue-
de ser examinado por el imputado, sus representantes y letrado;
puede disponerse, previa resolución, su secreto, a fin de evitar
que aquél oculte o destruya pruebas que surjan de las actuacio-
nes. Esto sólo procede antes de celebrarse la audiencia en la
que se le da vista. El trámite es impulsado de oficio por el
instructor, excepto en lo concerniente a la producción de las
pruebas de descargo ofrecidas. Los plazos fijados son peren-
torios (arts. 5o y 6o, ley 18.695).
Realizada la audiencia convocada para producir la prueba,
que debe ser notificada con 3 días de anticipación y cumplidas
las medidas que se hubieren dispuesto de oficio, el sumario
-cuyo plazo máximo de tramitación la ley fija en 60 días hábi-
les-, en su caso declarada la rebeldía del infractor, queda en
condiciones de ser resuelto. La decisión tiene que pronunciar-
se en los 15 días siguientes (también hábiles); la norma no pre-
vé la nulidad de la que se emita vencido ese plazo, y el infractor
no podría alegar ese vicio, pues el hecho no le trae aparejado
ningún perjuicio, ni desconocimiento de su derecho. La resb-
296 DERECHO ADMINISTRATIVO DEL TRABAJO

lución condenatoria o absolutoria debe notificarse personalmente


o por cédula, con transcripción de la parte dispositiva, al impu-
tado y, en su caso, a las personas que hubieren sido denunciadas
como tales en la audiencia de vista (arts. 9 o y 10, ley 18.695).
Dicha resolución, "en cuanto imponga multa, puede ser ape-
lada previo pago de ésta, dentro de los 3 días hábiles adminis-
trativos de notificada", siempre que supere la suma de $ 0,0005
(actualizable hasta el 1/4/91, ley 23.928). Opera al respecto el
principio solve et repete. Sólo se admite, según jurisprudencia
de la Corte Suprema de Justicia, la excepción, cuando el mon-
to de la multa sea de tal magnitud, que no pueda satisfacerlo el
imputado (la prueba está a su cargo). De lo contrario, se vio-
laría el derecho al debido proceso (el hecho debe hacerse valer
en el acto de interponer la "apelación"; el rechazo del "recur-
so" por falta de cumplimiento de lo dispuesto por la ley puede
dar lugar al recurso de queja ante el tribunal judicial que debe
entender en la cuestión planteada).
No obstante la designación que utiliza la ley, no se trata de
"una apelación" que corresponde a una revisión a cargo de un
superior (el tribunal no lo es respecto de la administración), si-
no una acción judicial con un procedimiento y plazo especial
para deducirla. En los casos en que la decisión "es inapelable"
por su monto, la resolución administrativa, que es definitiva, es
susceptible, si se cumplen los requisitos, del recurso extraordi-
nario (art. 14, ley 48). Según algunos autores, tal decisión, al
no ser posible su revisión judicial, estaría sujeta a los recursos
que establece la ley de procedimientos administrativos. Consi-
deramos que en la situación a la que luego nos referimos, en
cuanto la ley no admite la revisión judicial de la decisión adop-
tada por la Administración laboral por no superar un determi-
nado monto, es inconstitucional. Se otorga valor de decisión
firme a una sanción impuesta en esa sede, en razón del incum-
plimiento de deberes referidos a derechos subjetivos. No cabe
duda de que se da esta última situación cuando se trata del ilícito
referido a la falta de cumplimiento de las obligaciones emer-
gentes de la relación laboral (ver § 350, a, 3). En los otros
INTERVENCIÓN DEL ESTADO EN LAS RELACIONES DE TRABAJO 297

dos casos (ver § 350, a, 1 y 2), la sanción impuesta es de ca-


rácter administrativo; por lo tanto, la limitación de la apelabili-
dad no adolece de ese vicio.
La "apelación" que debe interponerse mediante escrito fun-
dado en el que podrá ofrecerse nueva prueba o ampliación de la
producida, se presenta ante la autoridad administrativa, la que
dentro de los 10 días hábiles debe remitir las actuaciones al
tribunal que ha de entender en la causa: Cámara Nacional de
Apelaciones del Trabajo de Capital Federal o Juzgado Nacional
en lo Federal, según el lugar en que "se hubiere comprobado la
infracción" (Distrito Federal o interior del país). Dicho tribu-
nal tiene que convocar dentro de los 15 días a una audiencia,
en la cual el imputado y el letrado designado por el Ministerio
podrán "alegar sobre los hechos, la legitimidad de la instruc-
ción sumarial y sobre la procedencia de la sanción y de su gra-
duación". El pedido de absolución sólo puede fundarse en la
inexistencia de legitimación sustancial, de instrucción sumarial
o de sanción, litispendencia o cosa juzgada judicial o adminis-
trativa (arts. 11 y 13, ley 18.695).
El tribunal puede hacer lugar a las medidas de prueba soli-
citadas que deberán ser producidas en la mencionada audiencia.
Dentro de los 5 días de realizada ésta, tiene que pronunciar
sentencia. En caso de "revocar" la decisión o disminuir la mul-
ta aplicada, ésta debe ser devuelta dentro de los 10 días hábiles
siguientes al momento en que la autoridad administrativa recibe
las actuaciones (art. 14, ley 18.695). De acuerdo con la juris-
prudencia prevalente, el referido importe debe ser actualizado.
El procedimiento aplicable en las provincias respecto de
las infracciones cometidas en el orden local, le corresponde a la
autoridad competente en ese ámbito. La ley 18.693 establece
los criterios básicos a que debe sujetarse "la comprobación y
juzgamiento de las infracciones a las normas de ordenamiento
y regulación de la prestación del trabajo, en todo el territorio
de la Nación". De acuerdo con esa directiva, deben asegurarse
las siguientes garantías y requisitos de sustanciación: a) la .in-
fracción debe surgir de un acta circunstanciada que la docu-
298 DERECHO ADMINISTRATIVO DEL TRABAJO

mente, o de resolución administrativa o sentencia judicial; b) el


debido proceso; sustanciación verbal, actuada, concentración de
los actos procesales; c) perentoriedad de los plazos; d) presun-
ción en contra del infractor respecto de la inexistencia o insu-
ficiencia de la documentación laboral; e) revisión judicial de la
resolución administrativa, previo su cumplimiento; / ) limita-
ción de las excepciones que se pueden oponer ante el juez, y g)
modo del proceso de ejecución.
Como puede apreciarse, la autoridad federal ha excedido el
ámbito de sus facultades, al exigir -a veces cuestiones de deta-
lles- el cumplimiento de recaudos que corresponden a la facul-
tad de las provincias. El referido procedimiento, por disposi-
ción constitucional, debe garantizar el debido proceso.
INTERVENCIÓN DEL ESTADO EN LAS RELACIONES DE TRABAJO 299

CUESTIONARIO

— Razones que explican la función de la policía laboral. Concepto de


ella.
— Competencia federal o provincial en la materia, situación actual.
— Contenido de la facultad de policía laboral en el orden de las relacio-
nes individuales y colectivas de trabajo. Carácter administrativo o ju-
risdiccional de las funciones.
— Distintas clases de ilícitos laborales administrativos y su caracterización.
— Notas fundamentales del procedimiento para juzgar infracciones a las
relaciones individuales del trabajo. Su revisión en sede judicial.
SECCIÓN V

DERECHO PROCESAL DEL TRABAJO

CAPÍTULO XIX
JUSTICIA LABORAL

§ 353. INTRODUCCIÓN. - Desde la sanción de las primeras


normas laborales, el legislador se preocupó para que se las pu-
diera reclamar en juicio de acuerdo con un procedimiento más
breve que el común y sin pago de gravámenes fiscales. A tal
fin, la ley 9688 (año 1915) estableció, para el ámbito federal,
que el procedimiento aplicable en los juicios promovidos para
solicitar indemnización por accidentes y enfermedades profe-
sionales será el de los incidentes (art. 15), y que "la víctima
del accidente o sus derechohabientes gozarán del beneficio de
pobreza a los efectos del cobro judicial de la indemnización"
(art. 27).
Igual solución se adoptó con respecto al procedimiento por
el cual debían tramitar las acciones promovidas conforme a lo
dispuesto en los arts. 155 a 160 del Cód. de Comercio, reforma-
dos por ley 11.729 (año 1934), con excepción de las que se re-
ferían a los "casos de divergencia causada por rebaja de las
remuneraciones del empleado", que se resolverían por la vía de
arbitradores designados por las partes; en caso de no coincidir
éstos, lo sería por el juez competente (art. 160, inc. d, .ley
11.729), disposición que fue acogida también por varias provin-
cias (decr. 1057/34 de la provincia de Buenos Aires).
302 DERECHO PROCESAL DEL TRABAJO

Preocupó principalmente a los estudiosos del derecho del


trabajo que los juicios que se promovieran para obtener el reco-
nocimiento de un derecho de esa índole se tramitaran de acuer-
do con un procedimiento más ágil -de acuerdo con la naturale-
za de la cuestión debatida- que el común.
En especial se puso énfasis en que los plazos procesales
deberían ser breves a fin de alcanzar una sentencia rápida, que
el juez impulsara de oficio el procedimiento (a fin de nivelar
la situación de "desigualdad entre trabajador y empleador"), la
eliminación, o "concentración", en su caso, de los recursos ante
el superior, a fin de evitar el "alongamiento de los juicios".
Ello llevó a que varios autores se decidieran a favor de
"un derecho procesal del trabajo", como rama autónoma dentro
de la común. No obstante las razones invocadas y con plena
justificación en aquella época, a fin de adoptar un procedimien-
to rápido y adecuado a la naturaleza de las acciones deducidas
(en su mayor parte relacionadas con el cobro de derechos que
se consideraban alimentarios), no se justificaba la pretendida
especialidad. De cualquier manera y aun admitiendo la exis-
tencia de un procedimiento propio, no por ello la materia deja
de ser tributaria de la teoría general del proceso, que debe es-
tudiarse en derecho procesal (de ninguna manera puede incor-
porársela al de fondo: derecho del trabajo). Si bien podría
afirmarse que aquél había dedicado su preferente atención al
juicio en materia civil, comercial y penal, el hecho en todo ca-
so puede ser índice de un posible déficit en la preocupación
de los estudiosos por el análisis de las diversas facetas de la
realidad y la necesidad de adaptar las normas del procedimiento
para la tramitación de otras clases de juicios.
La conveniencia de que se crearan tribunales de trabajo
tampoco era un fundamento válido para sostener una cierta au-
tonomía de la nueva rama procesal. Aquél, en todo caso, se
fundaba en la necesidad de adecuar la competencia de los dis-
tintos juzgados a una mayor especialización que facilitara, no
sólo un mejor conocimiento del derecho aplicable al sector por
parte del magistrado que actúa (lo que de ningún modo puede
JUSTICIA LABORAL 303

traducirse en desconocimiento de las otras ramas del derecho,


ya que todas ellas integran una unidad que sólo admite parcela-
mientos por razones didácticas), sino también de la realidad
fáctica en que se desenvuelven las partes. Las mismas razo-
nes que había entonces para apoyar la especialidad laboral, ser-
vían también para dar sustento a una rama civil, comercial, de
familia, quiebras, penal, administrativa, de minas, agrarias, de ac-
cidentes de tránsito, etcétera.
Lo que importa en el caso son los principios generales que
dan sustento a la teoría del proceso, a fin de que por la vía del
juicio, el Estado pueda cumplir con la finalidad perseguida al
haber prohibido la defensa propia de los derechos -por lo
cual monopolizó la actuación de la norma cuando el derecho
de alguien ha sido violado por otro-, lo que debe realizarse con
la mayor rapidez posible compatible con la defensa en juicio de
cada uno de los contendientes.

§ 354. DECRETO LEY 32.347/44. - La sanción de este de-


creto fija un hito importante en la materia, al crear la Justicia
Nacional de Trabajo de la Capital Federal y determinar sus nor-
mas de procedimiento. Éstas innovaron en la práctica, no sólo
por establecer un tribunal especializado (de doble instancia),
sino por haber acogido algunos principios propios del derecho
procesal en su evolución más moderna.
Algunas de las características principales del nuevo régi-
men instaurado fueron: a) establecer como previa a la contesta-
ción de demanda, la realización a nivel administrativo (a cargo
de una comisión de conciliación) de una audiencia obligatoria de
conciliación; b) reducción de los plazos, incluso para pronun-
ciar sentencia y su carácter improrrogable y perentorio; c) im-
pulso procesal de oficio por parte del juez; d) concesión de la
apelación de los incidentes e interlocutorias con efecto diferi-
do; e) inapelabilidad de los juicios que no alcanzaban un deter-
minado monto; / ) personería de los mayores de 14 años para
estar en juicio, caso en el cual actuaba promiscuamente el Mi-
nisterio Fiscal; g) competencia del tribunal para entender en la
304 DERECHO PROCESAL DEL TRABAJO

etapa de conocimiento en caso de que el demandado estuviera


involucrado en un juicio universal; h) actuación del Ministerio
Público como parte necesaria en todos los juicios; i) no acepta-
ción de la recusación sin causa; j) posibilidad de que el juez fa-
lle ultra petita; k) que a las personas citadas por el juez debía
abonarles su empleador el salario por el tiempo de interrupción
de la tarea por tal motivo, y /) exención del pago de la tasa de
justicia al trabajador.
Con posterioridad, varias provincias crearon juzgados es-
peciales de trabajo; en algunas se adoptó el sistema de instan-
cia única con tribunal colegiado (p.ej., ley 5178 de la provincia
de Buenos Aires).
Con el transcurso del tiempo y al haberse aceptado como
típico en la práctica en el procedimiento civil y comercial el
juicio sumario (así, el Código Procesal nacional, que sirvió de
modelo para algunos provinciales), la situación varió. Las nor-
mas que regulan el trámite del juicio laboral se caracterizan por
mantener el impulso de oficio, instituto que no ha sido acogido
en el "procedimiento común" a pesar de las facultades ordena-
torias e instructorias que se confieren al juez como director del
proceso (arg. art. 36, Cód. Proc. Civil y Com. de la Nación).

§ 355. TRIBUNALES PROVINCIALES. - En la casi totalidad


de las provincias hay tribunales de trabajo. La diferencia es-
triba en que en algunas jurisdicciones (entre otras, Capital Fe-
deral, Catamarca, Corrientes, Chaco, Entre Ríos, La Pampa,
Neuquén, Salta, San Luis, Santa Fe, Santa Cruz), el procedi-
miento verbal y actuado es de doble instancia, mientras que en
otras (Buenos Aires, Córdoba, Chubut, Jujuy, Mendoza, Santia-
go del Estero, San Juan, La Rioja) es verbal en única instancia
ante un órgano colegiado. En algún caso (Córdoba) la recep-
ción de la demanda, la contestación, resolución de excepciones
y trámite de conciliación están a cargo de un juzgado uniperso-
nal que después eleva las actuaciones al colegiado para la pro-
ducción de la prueba confesional, testimonial y pronunciamien-
to de la sentencia.
JUSTICIA LABORAL 305

Según algunos, la cuestión versa sobre una opción: proce-


dimiento oral o escrito, lo cual no responde a la realidad. El
sistema de doble instancia, con actuación verbal y actuada, per-
mite que se apliquen los principios fundamentales que infor-
man el derecho procesal: inmediación (aunque a veces el cúmu-
lo de tareas impide que se cumpla esta finalidad, lo cual no
puede ocurrir en el oral); concentración de los actos procesales;
flexibilidad de las formas; celeridad. Si bien en una primera
etapa hubo tendencia a admitir las ventajas de la única instan-
cia, se nota ahora un cambio en contrario (Chaco y Salta pasa-
ron del primero al segundo).

§ 356. SITUACIONES ESPECIALES. - Como ocurre con todas


las instituciones creadas por el hombre, más allá de la buena
voluntad de éste, ofrecen ventajas e inconvenientes que, dadas
las situaciones concretas, tienen que ser debidamente valora-
das para decidirse a favor de uno u otro sistema.
La LCT (art. 275) establece una disposición que sanciona
la actitud desleal del empleador (antes y durante el proceso).
A diferencia de la norma contenida en el art. 622 del Cód.
Civil (reformado por la ley 17.711 que sólo se refiere a la "in-
conducta procesal", pero de cualquiera de las partes), no lo ha-
ce en forma subsidiaria y para el caso de que los Códigos de
Procedimientos no establecieran disposición alguna al respecto
(en el mismo sentido que el criterio adoptado por la LCT se ex-
pedía el art. 565, Cód. de Comercio, reformado por decr. ley
4777/63).
De acuerdo con la mencionada norma, se sanciona la con-
ducta maliciosa o temeraria asumida por el "empleador que per-
diere total o parcialmente el juicio". Con la reforma introdu-
cida por la ley 25.013 (art. 9o), aunque sólo respecto de las re-
laciones laborales concertadas a partir de octubre de 1998, se
presume la existencia de conducta temeraria y maliciosa por
parte del empleador (art. 275, LCT), cuando el mismo no ha
abonado "en término" y sin causa justificada "la indemnización
por despido incausado o de un acuerdo rescisorio homolo-
306 DERECHO PROCESAL DEL TRABAJO

gado". No se establece una disposición similar para el traba-


jador que incurriera en similar actitud; en el caso, deberán
aplicarse las respectivas normas procesales (en el orden fede-
ral, el art. 45 del Cód. Proc. Civil y Com. de la Nación faculta
al juez para imponer una multa al vencido respecto del cual se
ha declarado que ha obrado de esa manera -que se gradúa entre
el 10% y el 30% del valor del juicio, o si no hubiere monto de-
terminado, en un importe cuyo mínimo y máximo se determi-
nan por resolución de la Corte Suprema de Justicia según la
modificación de los índices que miden el proceso inflacionario,
que puede extenderse a su letrado patrocinante-). Como se ha
indicado -ver § 4 1 - , la LCT (art. 20) admite la extensión de la
condena en costas a los profesionales actuantes en caso de plus-
petición inexcusable.
Se considera que hay temeridad en aquel que promueve
una demanda o se opone a ella cuando no existen razones que
justifiquen su actitud. No es suficiente ser vencido en juicio
para que ello signifique que se ha actuado de esa manera, ya
que esto exige haber litigado con plena conciencia de la falta de
razón para hacerlo. La malicia, por su parte, consiste en el
comportamiento desplegado a través del proceso en virtud del cual
se ha entorpecido la normal marcha de éste.
Como se ha indicado, la mencionada norma no sólo san-
ciona la inconducta procesal, sino también aquella en que se
incurrió al hacerse exigible la obligación que se dejó de cum-
plir no obstante la grave situación en que se hallaba el trabaja-
dor, lo cual denota una clara violación del deber legal y de so-
lidaridad. A modo ejemplificativo declara que se incurre en
esas figuras cuando se "evidenciaren propósitos obstruccio-
nistas o dilatorios" en reclamaciones por accidente de trabajo,
atendiendo a las exigencias del estado de la víctima, la omi-
sión de los auxilios indispensables en tales casos, o cuando sin
fundamento, y teniendo conciencia de la propia sinrazón, se
cuestionase la existencia de la relación laboral, abusando de su
necesidad o inexperiencia, o se opusiesen defensas manifiesta-
mente incompatibles o contradictorias de hecho o de derecho.
JUSTICIA LABORAL 307

La sanción que aplica el juez puede llegar a fijar un inte-


rés de hasta dos veces y media el que cobran los bancos oficia-
les para operaciones corrientes de descuento de documentos co-
merciales. Por lo tanto, la tasa legal (art. 622, Cód. Civil) que
corresponde por no haber satisfecho el crédito en su oportuni-
dad, se incrementa de esa manera. Por supuesto, dicha san-
ción no es compatible con la similar que establezca la ley pro-
cesal aplicable.

A) JUSTICIA NACIONAL DEL TRABAJO


DE LA CAPITAL FEDERAL

§ 357. ENCUADRE LEGAL. PROCEDIMIENTO PREVIO OBLI-


GATORIO DE CONCILIACIÓN. - Sobre la base del decr. ley 32.347/
44, la ley 18.345 adecuó la organización de los tribunales en la
materia en Capital Federal (sus disposiciones procesales también
se aplican en "las causas entre trabajadores y empleadores" que
tramitan ante la Justicia Federal; ley 22.241; ver § 345). Adop-
ta como norma supletoria el Código Procesal Civil y Comercial
de la Nación en cuanto no haya colisión con sus disposiciones;
expresamente incorpora con esa condición una serie de artícu-
los de dicho texto legal (art. 155).
De acuerdo con la innovación introducida por la ley 24.635
en el esquema del procedimiento laboral que rige en la Ciudad
de Buenos Aires (que fue establecida por la ley 18.345), se
estableció un trámite obligatorio de conciliación, previo a la
promoción de la demanda. Quedan exceptuados de dicho trá-
mite: a) la interposición de acciones de amparo y medidas cau-
telares; b) las diligencias preliminares y prueba anticipada; c)
los reclamos individuales objeto de las acciones previstas en los
procedimientos de reestructuración productiva, preventivo de
crisis, o de conciliación obligatoria establecidos en las leyes
24.013 y 14.786; d) las demandas contra empleadores concur-
sados o quebrados; e) contra el Estado nacional, provincial y
municipal, y / ) acciones promovidas por menores que requieran
la intervención del Ministerio Público (art. 2 o ).
308 DERECHO PROCESAL DEL TRABAJO

La persona que desee promover una demanda debe re-


currir al Servicio de Conciliación Laboral Obligatoria (SECLO,
que funciona dentro del ámbito del Ministerio de Trabajo y Se-
guridad Social) indicando, sintéticamente, su petición en un
formulario especial que aquél provee. Dicha presentación, con
respecto a la interrupción de la prescripción, se asimila a las
presentaciones de carácter administrativo a que hace referencia
el art. 257 de la LCT, o sea, suspende dicho plazo durante la
tramitación, hasta un máximo de 6 meses (art. 7o). Dicho ser-
vicio designará, por sorteo, a un conciliador incluido dentro del
Registro Nacional de Conciliadores Laborales que lleva el Mi-
nisterio de Justicia de la Nación, al que se le remitirá el respec-
tivo reclamo a fin de que dentro del plazo de 10 días designe
una audiencia a la que deben comparecer las partes (arts. 5 o y
8o). Recepcionado el referido reclamo, el conciliador deberá
excusarse o podrá ser motivo de recusación por las partes, en
los casos que corresponde respecto de los jueces, de conformi-
dad con lo que establece el Código Procesal Civil y Comercial
de la Nación. El conciliador designado no podrá representar,
patrocinar o asesorar a quienes fueron partes en actuaciones en
las que hubiera intervenido como tal, sino después de dos años
a partir de la fecha de su cese en el Registro Nacional de Con-
ciliadores Laborales (arts. 9o a 11).
La labor del referido conciliador será remunerada por in-
termedio del Fondo de Financiamiento (que administra el Mi-
nisterio de Justicia), que establece la propia ley (arts. 13 a 15),
en el que deberán depositarse los honorarios a cargo del emplea-
dor, que establece la reglamentación de la norma legal, en los
casos en que las partes hubieren llegado a una conciliación (arts.
12 y 14).
Notificado el conciliador de su designación, que deberá ha-
cerse con adjunción del formulario entregado por el peticiona-
rio, dentro de los diez días deberá convocar una audiencia a la
que serán citadas las partes. En ésta, se labrará acta circuns-
tanciada (art. 16). Las partes deberán comparecer con letrado
o, en el caso del trabajador, con una representación de un res-
JUSTICIA LABORAL 309
pectivo sindicato y en el del empleador, con el de la organización
representativa. Los letrados pueden pactar con la parte que
asesoran un pacto de cuota litis de hasta el 10% de la suma
conciliada (art. 17).
De no llegarse a un acuerdo en la primera audiencia, den-
tro del plazo de 20 días que, a petición de las partes, el conci-
liador podrá disponer su ampliación por el plazo de 15 días,
deberán realizarse las audiencias que aquél considere necesa-
rias, a fin de que las partes lleguen a una conciliación. De no
lograrse esto, ya sea en la primera audiencia o vencido el plazo
o durante el de la prórroga a que hemos hecho referencia, el
conciliador labrará el acta respectiva y otorgará un certificado
al peticionario, con el cual queda expedita la vía judicial ordi-
naria. La falta de comparecencia injustificada de las partes está
sujeta al pago de una multa (arts. 18 y 19) que será ejecutada
por el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, conforme lo
establecido en el art. 12 de la ley 18.695. En forma supleto-
ria, rigen, en la medida en que resulten compatibles con el pro-
cedimiento y lo dispuesto en la ley general de mediación y con-
ciliación, el Código Procesal Civil y Comercial de la Nación y
la ley 18.345 (arts. 19 y 20).
De llegar las partes a un acuerdo conciliatorio, se instru-
mentará en un acta especial que firmarán el conciliador, las par-
tes y sus asistentes y representantes presentes. Los términos
del acuerdo deberán expresarse claramente en aquélla, la que se
someterá para su homologación al SECLO. Este organismo
deberá expedirse dentro de los 3 días contados a partir de la re-
cepción del acta, la que lo homologará en tanto considere que
se ha alcanzado una justa composición del derecho y de los in-
tereses de las partes, de acuerdo con lo que prescribe el art. 15
de la LCT (arts. 21 a 23). El referido servicio podrá formular
observaciones y devolver las actuaciones al conciliador, para
que en el plazo de 10 días "intente lograr un nuevo acuerdo que
contenga las observaciones señaladas" (art. 24). De denegarse
la homologación, el SECLO entregará al peticionario un certi-
ficado en el que conste el resultado desfavorable de la con-
310 DERECHO PROCESAL DEL TRABAJO

ciliación, con lo que queda expedita la vía judicial ordinaria.


El incumplimiento del acuerdo conciliatorio homologado será
motivo de ejecución ante los juzgados nacionales de primera
instancia del trabajo, de acuerdo con el procedimiento de ejecu-
ción de sentencia. De darse esta situación, el juez deberá apli-
car una multa al incumplidor, a favor del trabajador, de hasta el
30% del monto conciliado (art. 26).
Durante la tramitación del procedimiento, el conciliador
podrá proponer a las partes que sometan voluntariamente la so-
lución del conflicto a un arbitraje, a cuyo efecto deberán sus-
cribir la respectiva acta del compromiso (arts. 28 y 29). El ar-
bitro designado, además de las pruebas ofrecidas por las partes,
podrá recabar información y pruebas complementarias (arts. 29
y 30). La decisión que recaiga al efecto está sujeta al recur-
so de nulidad, el que deberá ser deducido dentro del quinto día
de notificado, ante la Cámara Nacional de Apelaciones del
Trabajo.
Los laudos consentidos son ejecutables ante los juzgados
nacionales de primera instancia del trabajo. En forma supleto-
ria, se aplica en el proceso de arbitraje voluntario lo estableci-
do en el art. 736 y ss. del Cód. Proc. Civil y Com. de la Na-
ción (arts. 29 a 32).
La ley establece un servicio optativo, habilitado por la ne-
gociación colectiva, por el que las partes sociales que han sus-
cripto un convenio colectivo de trabajo pueden crear un servi-
cio de conciliación laboral para los reclamantes comprendidos
dentro del ámbito de aplicación personal del referido acuerdo,
respecto de los conflictos previstos por la ley 24.635. El CCT
deberá establecer las normas que regulen el procedimiento de
conciliación y arbitraje voluntario, así como determinar los lu-
gares donde se celebrarán las audiencias necesarias para cum-
plir el trámite, pronunciarse sobre la posibilidad de interponer
reclamos por varios reclamantes, disponiendo su régimen, si tal
posibilidad fuera admitida, o regular otras materias vinculadas
con el funcionamiento y financiación del servicio; como condi-
ción, se establece que el conciliador debe ser una de las perso-
JUSTICIA LABORAL 311

ñas inscriptas en el Registro Nacional de Conciliadores Labora-


les (art. 34, decr. 1169/96, reglamentario de la ley 24.675).
El requerido a través de tal procedimiento podrá rehusar la
utilización del servicio de conciliación optativo; en este caso,
el requirente deberá promover demanda de conciliación ante el
SECLO. De no rehusarlo, queda sometido el procedimiento
de conciliación regulado por la convención colectiva de trabajo
y lo dispuesto en la reglamentación. La incomparecencia in-
justificada del requerido en dos oportunidades sucesivas a las
audiencias designadas, hará que el conciliador pueda dar por fi-
nalizado el trámite de conciliación; este efecto, previo labrarse
el acta respectiva, queda expedita para el reclamante la vía ju-
dicial ordinaria (art. 35). De llegar las partes a una concilia-
ción, la misma está sujeta al trámite de homologación ante el
SECLO (art. 36). La retribución del conciliador será materia
de resolución por parte de la convención colectiva de trabajo, la
que no puede ser inferior a la que establezca la reglamentación.
Dicho CCT debe regular la formación de un fondo de recursos
financieros, destinado al pago de honorarios básicos del conci-
liador, que debe abonársele cuando fracasa la gestión (art. 37).

§ 358. ORGANIZACIÓN. - Es de doble instancia, con jueces


unipersonales de primer grado y cámara integrada en salas con
tres vocales cada una. El Ministerio Público está compuesto
por un agente fiscal general y fiscales que actúan ante las cá-
maras y jueces de primera instancia, respectivamente, cuya com-
petencia se establece (arts. 8 o a 13). Es parte necesaria en to-
dos los juicios en que se suscitan cuestiones de competencia o
en los previstos por las leyes (art. 12, incs. c y g, reformado
por ley 22.084).

§ 359. COMPETENCIA. - Se extiende ésta, por razón de la


materia, a las "causas contenciosas en conflictos individuales
de derecho... por demandas o reconvenciones fundadas en los
contratos de trabajo... y las causas entre trabajadores y emplea-
dores relativas a un contrato de trabajo, aunque se funden en
312 DERECHO PROCESAL DEL TRABAJO

disposiciones del derecho común aplicables a aquél"; incluye la


acción meramente declarativa que establece el art. 322 del Cód.
Proc. Civil y Com. de la Nación. Al efecto, no interesa la
persona demandada, que puede ser la Nación, reparticiones au-
tárquicas, Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y cualquier
ente público, con tal de que la acción corresponda a una rela-
ción de trabajo y el derecho aplicable sea de carácter privado
(art. 20, ley 18.345).
De acuerdo con la modificación introducida por la ley 24.522
(art. 293) de concursos y quiebras, en razón de la exclusión del
fuero de atracción que en materia de sucesiones y concursos
establecía el art. 265 de la LCT, el juez de trabajo no es com-
petente para conocer acciones promovidas contra demandados
que se hallan en esa situación (art. 3284, Cód. Civil, y art. 3 o ,
ley 24.522).
a) MATERIAL. Como casos especiales de competencia, in-
cluye: 7) causas en las que tenga influencia decisiva la determi-
nación de cuestiones directamente vinculadas con aspectos in-
dividuales o colectivos del derecho del trabajo (la ley acogió la
doctrina jurisprudencial de la Corte Suprema de Justicia en
la materia); 2) desalojos de inmuebles concedidos en virtud de
los contratos de trabajo o como accesorios a ellos; 3) tercerías
en demandas en juicios de la competencia del fuero; 4) causas
que versen sobre el gobierno y la administración de asociacio-
nes profesionales y las que se susciten entre ellas y sus asocia-
dos en su condición de tales; 5) ejecuciones de créditos labora-
les, y 6) cobro de aportes, contribuciones y multas fundadas en
disposiciones legales o reglamentarias del derecho del trabajo,
de impuestos a las actuaciones judiciales tramitadas en el fue-
ro, de multas procesales (art. 21).
Además, asigna competencia exclusiva a los jueces de pri-
mera instancia en materia de: 7) recursos contra el tribunal co-
legiado que entiende en la reclamación por mora, negativa o
cancelación de la inscripción en la matrícula nacional de perio-
distas (art. 10, decr. ley 7618/44; ver § 244), y 2) conversión
JUSTICIA LABORAL 313

de las sanciones impuestas por la autoridad administrativa labo-


ral en pena privativa de libertad (art. 22; ver § 351), y a la Cá-
mara en los recursos: a) que la propia ley autoriza; b) contra
resoluciones de la autoridad administrativa laboral que sancio-
nen infracciones a las normas legales o reglamentarias del dere-
cho del trabajo (ver § 352); c) de inaplicabilidad de ley; d) en
las cuestiones referentes a recusaciones y excusaciones de sus
miembros, procurador, subprocurador general del trabajo y jue-
ces de primera instancia, y é) para reunirse en plenario a fin de
uniformar mediante acordadas reglamentarias, la interpretación
de la ley (art. 22). Con motivo de la creación de la Cámara
Nacional de Apelaciones de la Seguridad Social (ley 23.473),
quedó sin efecto la competencia que ese tribunal tenía respecto
de los recursos previstos en leyes de seguridad social (jubila-
ciones, asignaciones familiares; ver § 428, e, y 483).
b) TERRITORIAL. En lo concerniente a la competencia terri-
torial, conoce en las causas entre empleados y empleadores a
elección del demandante, cuando: 1) el lugar de trabajo; 2) de
celebración del contrato, o 3) domicilio del demandado sea la
Capital Federal (arts. Io y 24). En casos de cobro de aportes,
contribuciones o cuotas por parte de una asociación profesional
cuando el domicilio del demandado esté radicado en Capital
Federal (art. 24).
c) VIGENCIA DEL FUERO DE ATRACCIÓN DE LAS CAUSAS CIVILES y CO-
MERCIALES. Como lo hemos indicado, el art. 293 de la ley 24.522
derogó el art. 265 de la LCT, que establecía la no atracción res-
pecto de todos los juicios que tramitan por cuestiones laborales
contra una persona demandada por un trabajador, aun en los ca-
sos de su muerte o concurso.
Estimamos que, de acuerdo con dicha reforma, no sólo ha
sido modificada la disposición de la LCT y el art. 25 de la ley
18.345, sino también todos los códigos de procedimientos de
trabajo provinciales, en cuanto establecen que el juicio laboral
no es atraído por el concurso o sucesorio del demandado. La
validez constitucional de esas disposiciones de orden local que
314 DERECHO PROCESAL DEL TRABAJO

se oponen a normas de fondo (art. 3284, Cód. Civil, y las con-


tenidas en la ley de concursos, ahora arts. 3 o , 132 y el citado
293, ley 24.522), se fundaba en una ley nacional, contenida en
una norma de procedimiento local (en el caso, de la Capital Fe-
deral), que había modificado los contenidos de los códigos de
fondo que se le oponían. Al haberse derogado la disposición
procesal dictada por el gobierno nacional, y la norma de fondo
(art. 265, LCT) que ratificó ese criterio, cae el fundamento es-
grimido por la Corte Suprema, para darle validez a dichas nor-
mas de procedimiento local.

§ 360. RECUSACIÓN Y EXCUSACIÓN. - No se admite la pri-


mera sin expresión de causa. En las que se deduzcan con ex-
presión de ella, así como en las excusaciones, se aplican las
normas pertinentes del Código Procesal Civil y Comercial de la
Nación (art. 26).

§ 361. FACULTADES Y DEBERES DEL JUEZ. - Además de las


propias que establecen los arts. 34 a 36 del Cód. Proc. Civil y
Com. de la Nación, debe impulsar el procedimiento de oficio
hasta el momento de practicarse la liquidación (art. 46) y decre-
tar medidas de prueba que considere pertinentes (útiles y nece-
sarias) para la averiguación de la verdad sobre los hechos con-
trovertidos (arts. 80 y 122). Puede "fallar ultra petita, supliendo
la omisión del demandante" (art. 56).
Debe dictar las providencias dentro de los siguientes pla-
zos: simples, tres días; interlocutorias, cinco; sentencia de pri-
mera instancia, treinta; de alzada, sesenta. Las vistas conferi-
das y audiencias designadas después de haber quedado la causa
en estado, suspenden, no interrumpen, esos plazos (art. 27).

§ 362. PARTES. - En su primera presentación, tienen que


constituir domicilio que subsistirá hasta un año posterior al
archivo del expediente y mientras no se modifique. A falta de
aquél, las notificaciones se practicarán por ministerio de la
ley. También debe denunciarse el real, que debe ser actualiza-
JUSTICIA LABORAL 315

do (arts. 28 a 31). Los menores adultos tienen plena capaci-


dad para estar en juicio y otorgar poder (art. 34). En el caso,
el representante fiscal interviene y puede entablar las acciones
y recursos admisibles respecto de los juicios en que la persona
de aquéllos o sus bienes están interesados, así como otros inca-
paces y los ausentes (art. 12, inc. b).
Las partes pueden actuar por sí o representadas de acuerdo
con las normas establecidas para la representación en juicio; a
este efecto pueden otorgar carta poder, según el caso, ante el
secretario del juzgado, de la cámara o funcionario designado
al efecto. El plazo para justificar la representación, en casos
de urgencia, es de 10 días (arts. 3 o , 4 o , 35 y 36).
En caso de muerte o incapacidad de una parte, el trámite
se suspende y el juez debe intimar a los herederos o al repre-
sentante legal a estar en juicio en el plazo que fije bajo aperci-
bimiento, según se conozca o no su domicilio, de rebeldía o de
designarles defensor de ausentes (cargo que desempeña un fun-
cionario del Ministerio Público; arts. 15 y 33).
El Ministerio Público es parte necesaria en los juicios en
que se plantean cuestiones de competencia (art. 12, inc. c).

§ 363. TERCERÍAS. - Las que son de dominio o mejor de-


recho se sustancian con el embargante y embargado por el trá-
mite del juicio ordinario (art. 45).

§ 364. ACUMULACIÓN DE ACCIONES Y PROCESOS. - Se admi-


te, en casos de litisconsorcio facultativo, acumular acciones
fundadas en los mismos hechos o en títulos conexos, siempre
que no lo hagan más de 20 actores. El juez puede admitir un
número mayor o en su caso, la separación de los procesos si lo
considera conveniente, y disponer que parte o la totalidad de la
prueba se produzca en una sola de las causas y que se pronun-
cie una sola sentencia (art. 43).
Los procesos promovidos ante jueces distintos pueden acu-
mularse: a) si la petición que se debe solicitar en el primero en
que se hubiese interpuesto la demanda se formulase y resolvie-
316 DERECHO PROCESAL DEL TRABAJO

se antes de pronunciar sentencia de primera instancia; b) si esta


última pudiese producir efectos de cosa juzgada en las otras, y
c) si el juez que tiene que intervenir en ellas es competente por
razón de la materia. Si aquéllos debieron tramitarse por pro-
cedimientos distintos, el juez resolverá cuál deberá aplicarse al
o a los acumulados. La resolución que otorgue o deniegue el
pedido es inapelable (art. 44).

§ 365. PLAZOS JUDICIALES. - Todos ellos de carácter im-


prorrogable y perentorio, corren a partir del día siguiente al de
su notificación (a tal efecto, con excepción de las providencias
que se indican, deben notificarse personalmente o por cédula
-art. 48-, lo son por ministerio de la ley el siguiente día martes
o viernes o siguiente, si éste fuere feriado, de ser dictadas). Los
fijados para contestar vistas y traslados son de 3 días. Si la
ley "no fija expresamente el plazo para la realización de un ac-
to, lo señalará el juez de acuerdo con la naturaleza del proceso
y la importancia de la diligencia" (arts. 53 y 54).

§ 366. MEDIDAS CAUTELARES. - Sin perjuicio de lo dispues-


to al efecto en el Código Procesal Civil y Comercial de la Na-
ción, proceden tales medidas: a) "si se justificare sumariamente
que el deudor trata de enajenar, ocultar o transportar bienes,
o que, por cualquier causa, se haya disminuido notablemente
su responsabilidad en forma que perjudique los intereses del
acreedor y siempre que el derecho del solicitante surja verosí-
milmente de los extremos probados", y b) en caso de no con-
testación de demanda. El Ministerio Público puede solicitar-
las "cuando cualquier acto de disposición u ocultamiento de
bienes por parte del empleador pudiere comprometer la efec-
tividad de derechos conferidos por normas de derecho del tra-
bajo" (art. 62). Por resolución fundada, el juez puede exigir
contracautela (art. 61).

§ 367. HECHOS NUEVOS. - En primera instancia puede de-


nunciárselos hasta 3 días después de notificada la audiencia pa-
JUSTICIA LABORAL 317

ra alegar (art. 78). En la alzada puede hacérselo hasta el mo-


mento en que se pronuncie sentencia definitiva. De aceptarse,
se abre la causa a prueba por el plazo de 3 días (art. 121).

§ 368. TASA DE JUSTICIA. - El trabajador está exento de


gravámenes fiscales. Puede gestionar que se le reconozca el
derecho de litigar sin gastos (art. 78 y ss., Cód. Proc. Civil y
Com. de la Nación), con lo cual también estaría exento del pa-
go de las costas. El empleador sólo los abona cuando se lo
condena al pago de las costas y en la proporción que se indique
en la sentencia. Los acuerdos conciliatorios y compromisos
arbitrales no tributan los impuestos, tasas o contribuciones fi-
jados por ley para ellas y eximen del pago del que corresponde
al resto de las actuaciones (arts. 40 a 42).

§ 369. PROCEDIMIENTO ORDINARIO. - Las reglas aplicables


son las siguientes:
a) DEMANDA. Como condición para promoverla, se requie-
re acompañar certificado expedido por el conciliador o el Mi-
nisterio de Trabajo y Seguridad Social, respecto de que se ago-
tó la previa instancia conciliatoria (art. 65, inc. 7 o , ley 18.345;
arts. Io, 18 y 25, ley 24.635; ver § 357). La presentación debe
contener: 7) nombre y domicilio del actor y demandado; 2) "la
cosa demandada, designada con precisión"; 3) "los hechos en
que se funde, expresados claramente"; 4) "el derecho expuesto
sucintamente"; 5) "la petición en términos claros y positivos",
y 6) en la demanda promovida por el empleado: edad, profe-
sión u oficio de éste, índole de la actividad, establecimiento o
negocio del demandado y ubicación del lugar de trabajo (art.
65). Presentada en la mesa general de entradas del tribunal y
previo sorteo, se la remite al juzgado de primera instancia.

b) PROVEÍDO DE SANEAMIENTO Y TRASLADO. Si la demanda ado-


lece de algún defecto de forma, omisión o imprecisión, el juez
debe intimar al actor a que lo subsane en el plazo de 3 días,
bajo apercibimiento de tenerla por no presentada "sin más trá-
318 DERECHO PROCESAL DEL TRABAJO

mite". La decisión es irrecurrible (art. 67). Previamente, el


juez debe analizar si la cuestión planteada corresponde a su
competencia. Si estima que no, lo declarará de oficio. Cum-
plidos los recaudos del art. 65 o subsanados los defectos, den-
tro de un plazo no mayor de 20 días dará traslado al o a los de-
mandados por 10 días y lo intimará para que ofrezcan pruebas
y opongan excepciones. Si el domicilio de éstos estuviera fuera
de la Ciudad de Buenos Aires, el plazo para contestar demanda
se amplía en un día por cada 100 kilómetros.
Hasta tanto no se haya notificado la demanda, el o los ac-
tores pueden modificarla. También es factible "ampliar la cuan-
tía de lo reclamado si antes de la sentencia vencieren nuevos
plazos o cuotas de la misma obligación. Se considerarán co-
munes a la ampliación los trámites que la hayan precedido y se
sustanciarán únicamente con un traslado a la otra parte" (art. 70).
c) CONTESTACIÓN DE DEMANDA. El demandado tiene que con-
testar la acción, tiene que reconocer o negar la documentación
acompañada con la demanda (art. 82) y oponer las excepciones
que tuviere, limitadas a: incompetencia, falta de personería de
las partes o sus representantes, litispendencia, cosa juzgada,
transacción y prescripción; esta última sólo procede como de
carácter previo, cuando no requiere la producción de prueba
(art. 76). Al efecto, habrá de cumplir con los requisitos apli-
cables establecidos para la demanda (art. 65 de la ley; art. 356,
Cód. Proc. Civil y Com. de la Nación). Los representantes de-
signados en juicios universales no tienen obligación de recono-
cer o negar los hechos y la documentación invocados o acom-
pañados en la demanda (art. 71).
Con la contestación puede reconvenirse cuando el juicio
deba tramitar por la misma especie de procedimiento; al efec-
to, debe aportarse la prueba. El actor al contestar la recon-
vención debe ofrecer la prueba relativa a la contestación de la
demanda y de la reconvención (art. 75).
Las excepciones -la de prescripción para que se declare de
carácter previo, no debe requerir prueba- deben contestarse den-
JUSTICIA LABORAL 319

tro del tercer día de su traslado, y dentro del mismo plazo de-
berá ofrecerse la prueba respectiva.
d) TRASLADO AL ACTOR. De la contestación y documentación
acompañada por el demandado, debe dársele traslado al actor
para que, dentro del tercer día de notificado, ofrezca la prueba de
que intente valerse y reconozca o desconozca la autenticidad de la
documentación aportada por el demandado (art. 61, párr. 2 o ).
e) REBELDÍA. Si el demandado, debidamente notificado, no
contestara en el plazo que se le ha concedido, será declarado
rebelde. Esto significa que se presumen como ciertos los he-
chos expuestos en la demanda, salvo prueba en contrario (art.
71, párr. 3o).
f) PRESENTACIÓN DE UN TERCERO COMO DEMANDADO. Cuando
existiera discordancia entre los datos de la persona demandada
y de la que contesta la acción de oficio, salvo oposición del ac-
tor, el juez tendrá por enderezada la acción contra el presenta-
do. Si el trabajador actuare a través de un apoderado, se en-
tenderá que el mandato conferido al efecto, es suficiente para
continuar la acción contra la persona que se ha presentado co-
mo demandada (art. 71, párr. 4 o ).
g) PROVEÍDO DE LA PRUEBA Y EXCEPCIONES. Dentro del quinto
día de ofrecida la prueba y previa vista al fiscal, el juez debe
resolver las excepciones que no requieran prueba y proveer la
ofrecida que considere pertinente. A este fin se convoca a una
audiencia para recibir la prueba oral que debe celebrarse dentro
de los 10 días (art. 80). La documental acompañada con la
prueba, debe ser reconocida o negada dentro del tercer día -pla-
zo que puede ampliarse- de practicada la notificación, bajo
apercibimiento de dársele, de lo contrario, por reconocida (art.
82). En cuanto a la vista al Ministerio Público, éste puede
declinar su intervención respecto de las cuestiones de hecho,
prueba o de carácter procesal "en las que no se controvierta la
validez o la regularidad de los actos del proceso" (art. 12 in
fine).
320 DERECHO PROCESAL DEL TRABAJO

En la audiencia fijada a los fines de la producción de la


prueba, el juez intentará obtener un acuerdo conciliatorio entre
las partes. En cualquier estado del juicio, puede decretar me-
didas de prueba que estime convenientes, así como requerir que
las partes reconozcan los documentos que se le atribuyen, inte-
rrogar personalmente a éstas, a los peritos y los testigos y reca-
bar el asesoramiento de expertos, así como reiterar gestiones
conciliatorias (art. 80).
Dentro del plazo de 5 días posteriores a la producción de
la prueba pertinente, el juez resolverá las excepciones. Si lo
considera oportuno, podrá suspender la recepción de la prueba
que hace al fondo de la cuestión. En el caso de rechazo total o
parcial de las excepciones opuestas, la providencia por la cual
se resuelve la cuestión de aquéllas deberá señalar una nueva
audiencia, que se celebrará dentro de los diez días, para recibir
la prueba oral respecto del fondo de la cuestión que hubiere
quedado en suspenso (art. 81).
h) CONFESIONAL. Esta prueba puede ofrecerse en primera
instancia y dentro del plazo para ofrecer prueba. Pedida ésta,
se convoca a la otra parte a la audiencia que se designe; a este
efecto deberá ser notificada con 3 días de anticipación. La no
concurrencia, sin justa causa, autoriza a tener por confeso al ci-
tado (según se trate de demandado o actor) sobre los hechos
expuestos en la demanda o contestación, salvo prueba en con-
trario. Las respuestas evasivas respecto de hechos personales,
así como la negativa a contestar o la manifestación de su igno-
rancia, da lugar a que el juez tenga a la parte por confesa sobre
los hechos alegados por la contraparte, en cuanto se relacionen
con el contenido de la posición, salvo prueba en contrario.
Los representantes designados en juicios universales no están
obligados a absolver sobre hechos en que no hayan intervenido
personalmente. Las personas ideales absuelven por intermedio
de una sola persona -aunque el contrato o estatuto exija repre-
sentación conjunta- sea representante legal, director o gerente
con mandato suficiente que ella elija. Si la contraria invoca
JUSTICIA LABORAL 321

razones concretas y atendibles que lo justifiquen, puede citarse


a una persona determinada (arts. 85 a 88).
i) TESTIMONIAL. Las personas ofrecidas para declarar -al
efecto, salvo situación de excepción que apreciará el juez, cada
parte no puede ofrecer más de cinco- deben ser citadas a la au-
diencia con una anticipación no menor de 3 días y bajo aperci-
bimiento de ser traídas a una nueva por la fuerza pública, a me-
nos que la parte que las propuso se comprometa a hacerlas
comparecer y a desistirías en caso de inasistencia. El juzgado
los interroga libremente, sin perjuicio de las preguntas que
sugieran las partes. Dentro del tercer día, se puede alegar y
ofrecer pruebas acerca de la idoneidad de los testigos, situación
que el juez apreciará según las reglas de la sana crítica al pro-
nunciar sentencia (arts. 89 y 90).
Las personas citadas al juicio, en cuanto presten servicios
en relación de dependencia, tienen derecho a faltar a sus tareas,
sin perder su remuneración durante el tiempo necesario para
acudir a la citación (art. 63). Esta disposición ha sido incor-
porada al derecho de fondo (ley 23.691; ver § 150).
j) PERITACIÓN. "Si la apreciación de los hechos controver-
tidos requiere conocimientos especiales en alguna ciencia, arte,
industria o actividad técnica especializada", a pedido de parte que
debe proponer los puntos del examen, el juez de oficio designa de
uno a tres peritos (según la índole, monto del asunto y circuns-
tancias) y fija el plazo dentro del cual deberán expedirse. Se
los puede recusar dentro de los 3 días de su designación. Pue-
den nominarse profesionales o técnicos de la administración na-
cional para ejercer el cargo. Sólo en casos excepcionales puede
el juez disponer -a petición del perito- que las partes depositen
un importe previo para cubrir gastos. Del informe del técnico
se corre vista a las partes por cédula durante 3 días (arts. 91 a 93).
k) ALEGATO Y SENTENCIA. Concluida la prueba, de oficio o
dentro de los 3 días de peticionado por alguna de las partes, los
autos se ponen en secretaría para alegar. El decreto que así lo
322 DERECHO PROCESAL DEL TRABAJO

dispone se notifica personalmente (art. 48, inc. n). Dentro de


los 10 días de recibida la notificación, las partes pueden acom-
pañar una memoria escrita sobre el mérito de la prueba produ-
cida. Si sólo quedara pendiente prueba de informes, en su to-
talidad o parte, y ésta no fuere considerada por el juez como
esencial, éste dictará sentencia prescindiendo de ella, sin per-
juicio de que sea considerada en segunda instancia, si fuere
agregada cuando la causa se encontrare en la alzada (art. 94).
Vencido el referido plazo, o desde el momento en que se
notificó el auto que declaró la cuestión de puro derecho, co-
mienza a correr el período que tiene el juez para dictar senten-
cia (art. 95).

§ 370. RECURSOS. - Las resoluciones adoptadas sin con-


troversia pueden ser revocadas de oficio dentro del tercer día,
si no hubieren quedado consentidas. En igual plazo pueden
serlo las de los secretarios.
El juez, de oficio o a petición de parte formulada en ese
lapso, puede "aclarar algún concepto oscuro sin alterar lo sus-
tancial de la decisión", corregir un error material y suplir una
omisión respecto de un tema que integre la litis que fue materia
de discusión. Los errores aritméticos pueden corregirse "en
cualquier estado del juicio" (arts. 99 a 104).
Sólo son apelables las decisiones que se adoptan en juicios
que superan -en lo referente a los rubros cuestionados en la al-
zada- el importe equivalente a 300 veces el derecho fijo previs-
to en el art. 51 de la ley 23.187 (tasa que debe abonar el letrado
al Colegio Público de Abogados, en razón de su actuación pro-
fesional en cada causa), al momento de tener que resolver la
concesión del recurso (si no es estimable en dinero o en caso
de duda, procede el recurso), de carácter: a) definitivas o que
ponen fin total o parcial al pleito; b) deciden excepciones; c)
admiten o deniegan personería; d) deciden un incidente de nuli-
dad o anulan total o parcialmente el procedimiento; e) declaran de
puro derecho el "litigio o una cuestión previa"; / ) deniegan me-
didas de prueba o de carácter preliminar; g) rechazan hechos
JUSTICIA LABORAL 323

nuevos, y h) todas aquellas que por habérselas adoptado sin po-


sibilidad de controversia o prueba, impliquen una privación de
la garantía de la defensa en juicio (arts. 105 y 106). Lo son
siempre: a) las que disponen medidas disciplinarias; b) decretan
o deniegan medidas cautelares, incluido el pedido de levanta-
miento de embargo sin tercería; c) admiten o rechazan desalojos,
y d) las sentencias inapelables por el monto del juicio, cuando
se invoca jurisprudencia contraria pronunciada por la cámara u
otro juez de primera instancia. En caso de admitirse el recur-
so en esta circunstancia, sólo versará sobre la aplicación del
derecho, no en cuanto a la apreciación de los hechos (art. 108).
Las decisiones sobre honorarios son apelables en la medida en
que lo sea el fondo de la cuestión (art. 107).
No son apelables las resoluciones emitidas en el curso del
procedimiento de ejecución de sentencia, incluso las que deci-
den nulidades referidas a esa etapa procesal, salvo que "impli-
quen por sus efectos o por habérselas dictado sin posibilidad de
controversia o prueba, una privación de la garantía de defensa
en juicio" (art. 105, inc. h). En cambio, lo son las que se re-
fieren a vicios de esa clase que ocurrieron en una etapa ante-
rior, así como cuando se trata de resoluciones que aplican san-
ciones disciplinarias y las que regulan honorarios que por el
monto del juicio sean apelables (art. 109).
El plazo para interponer recursos respecto de interlocuto-
rias es de 3 días desde su notificación. Los agravios deben
fundarse dentro del plazo para expresar los que se refieren a
la sentencia definitiva. Todos ellos, menos cuando se trate de
lanzamientos y de medidas cautelares, se tienen presentes con
efecto diferido hasta el momento en que se pone fin al procedi-
miento de conocimiento en primera instancia, a partir del cual
se cuenta el plazo para expresar los agravios (arts. 110 y 117).
Si el juzgado no tiene presente la apelación para su opor-
tunidad, lo cual significa que no la concede, el recurso de he-
cho debe interponerse dentro del tercer día de notificada la re-
solución respectiva y se fundará en el plazo previsto para apelar
la sentencia definitiva (art. 111). La interposición de la apela-
324 DERECHO PROCESAL DEL TRABAJO

ción diferida y su toma de conocimiento por el tribunal, no im-


piden el cumplimiento de la resolución cuestionada, a menos
que se trate de sanciones disciplinarias, en que produce efec-
tos suspensivos (art. 112).
El plazo para apelar las sentencias definitivas es de 6 días,
y durante él deberán fundarse los agravios ante el mismo juez
de primera instancia. La concesión del recurso produce efectos
suspensivos (arts. 113 y 116). El de nulidad por defectos de
forma de la sentencia o resolución, está incluido dentro del
de apelación. No se lo admite contra vicios de procedimiento
(que debieron cuestionarse dentro del plazo de 3 días de su co-
nocimiento con expresión del "perjuicio sufrido y el interés que
la llevare a pedir la declaración" -art. 58-; art. 115). El re-
curso de hecho por apelación denegada tiene que interponerse
por escrito fundado ante la cámara dentro del tercer día de la
notificación de la denegatoria (art. 129).
Del escrito de expresión de agravios, el juez corre traslado
a la contraparte por 3 días (el auto se notifica "por ministerio
de la ley", "por nota"); vencido el plazo, se elevan los autos a
la cámara (art. 119). Si en esta instancia no se invocan hechos
nuevos que sean aceptados o se hace lugar a la apelación dedu-
cida contra sentencias o resoluciones denegatorias de medidas
de prueba, caso en el cual procede su producción, el tribunal pro-
nunciará sentencia en el plazo de 60 días. Al efecto, sólo se
requieren los votos en el mismo sentido de dos integrantes de
la sala (arts. 122, 123 y 125).
Si por alguna de las causas invocadas, se abriera a prueba
en la instancia, producida ésta o la que la cámara dispusiera
útil o necesaria para la averiguación de la verdad, previo trasla-
do a las partes por 3 días para alegar, se pronuncia sentencia
(arts. 122 y 123).
En caso de revocarse la decisión de primera instancia o de-
cretarse su nulidad por defectos de forma, la cámara formulará
la sentencia definitiva. En cambio, esa solución no procede-
rá cuando las citadas medidas se refieran a excepciones previas
o vicios de procedimiento anteriores a la sentencia (respecto de
JUSTICIA LABORAL 325

los que en su oportunidad debió deducirse recurso de apelación


que se concede con efecto diferido; arts. 126 y 127).
Cuando el tribunal de segunda instancia interviene en la
revisión de actos administrativos (suspensión, retiro de perso-
nería gremial; ver § 282, c; decisiones de policía de trabajo;
ver § 350), podrá "disponer las medidas que juzgue necesarias
para asegurar la defensa en juicio de las partes" o las que esti-
me necesarias o útiles para aclarar los hechos relacionados con
la causa. "En lo demás, el proceso de revisión se ajustará a lo
que dispongan las leyes respectivas y, en caso de silencio, a
lo reglado en esta ley" (arts. 130 y 131).

§ 371. EJECUCIÓN DE SENTENCIA. - Devueltos los autos al


juzgado de primera instancia o, en su caso, consentida o eje-
cutoriada la sentencia, el secretario practica la liquidación y
el juez intima al deudor a que pague el importe respectivo en el
plazo fijado en la sentencia. En ese momento cesa el impulso
de oficio (art. 46).
El deudor sólo puede oponer la excepción de pago poste-
rior a la fecha de la sentencia definitiva (art. 132). Esta últi-
ma disposición (así como la concerniente a la resolución de la
excepción; art. 133) es ahora inaplicable, de acuerdo con lo
dispuesto en el art. 277 de la LCT, que establece que el men-
cionado pago se hará mediante depósito bancario en autos a la
orden del tribunal interviniente (ver § 199, i).
No abonada la deuda ante el pedido del acreedor, se proce-
derá al embargo de bienes y su venta por el martiliero (si se
tratare de muebles o inmuebles) que designe el juez, previos
los trámites establecidos en la ley de prenda con registro e in-
forme al deudor sobre embargos. Al efecto serán aplicables
las normas pertinentes del Código Procesal Civil y Comercial
de la Nación, excepto lo referente a la publicación de edictos
en el Boletín Oficial, que habrá de hacerse por un día (art. 136).

§ 372. PROCEDIMIENTOS ESPECIALES. - L a ley establece los


siguientes:
326 DERECHO PROCESAL DEL TRABAJO

a) ACCIDENTES DE TRABAJO. Las acciones promovidas en vir-


tud de lo dispuesto en la ley 24.028 (que ha sigo abrogada por
la ley de riesgos del trabajo 24.557; ver § 450 y ss.), de la de-
manda promovida se corría traslado por 10 días (la ley estable-
cía que el juez fija una fecha límite para contestarla por escrito
"ubicado dentro de los 15 posteriores a la recepción de la de-
manda, para la contestación de ésta, lo que se notificará por lo
menos con 10 días de anticipación al día señalado")- Vencido
el plazo, las partes debían ofrecer prueba dentro de los 3 días
de la "fecha límite" y el actor contestar las excepciones opues-
tas (en este caso, a contar de la fecha en que se le notifica el
auto respectivo). A partir de ese momento, se aplican las nor-
mas del juicio ordinario (art. 137).
Al entrar en vigencia la referida ley 24.557, la determina-
ción del grado de incapacidad, la fijan las comisiones médicas,
con revisión ante la justicia federal (art. 46). Los jueces de la
justicia de trabajo de la Capital Federal actúan en ese carácter,
respecto de los accidentes y enfermedades de trabajo ocurridos
en ese ámbito territorial. Su decisión es recurrible ante la Cá-
mara Federal de la Seguridad Social.
b) EJECUCIÓN DE CRÉDITOS RECONOCIDOS O FIRMES. Las deudas
líquidas y exigibles que tengan su origen en la relación laboral
reconocidas en el curso del juicio (absolución de posiciones,
contestación de demanda, etc.), y las que resulten de condenas
que quedaron firmes (aunque se hayan recurrido otros rubros
-por apelación, recurso extraordinario, inaplicabilidad de ley-),
dan derecho al acreedor a promover ejecución de sentencia; a
tal efecto se inicia el incidente con el respectivo testimonio.
En el segundo caso, si hubiere dudas acerca de que los recursos
deducidos no comprenden los mencionados créditos, no procede-
rá la ejecución. La resolución que decide la cuestión no es re-
currible (art. 138).
c) JUICIO EJECUTIVO. Procede ante la presentación de acta
levantada ante funcionario público competente (de la adminis-
tración laboral) o escribano público, en la que se hubiere reco-
JUSTICIA LABORAL 327

nocido un crédito líquido y exigible originado en una relación


laboral a favor de un trabajador, siempre que el deudor no estu-
viere sometido a ejecución colectiva. En ese caso, el juez de-
cretará embargo sobre los bienes del deudor y lo intimará para
que dentro del tercer día oponga excepciones, bajo apercibi-
miento de llevar adelante la ejecución. Las únicas admisibles
son: incompetencia, falsedad extrínseca o inhabilidad del ins-
trumento, falta de personería, litispendencia, cosa juzgada, pa-
go acreditado mediante recibo, prescripción; las que deben opo-
nerse junto con el ofrecimiento de prueba. No opuestas las
excepciones, no ofrecida la prueba pertinente o sustanciadas
ellas en forma sumaria, dentro del quinto día se pronunciará
sentencia, que será inapelable, sin perjuicio del derecho de las
partes para promover juicio ordinario (arts. 139 a 144).
d) APREMIO. En los juicios de ejecución fiscal en que sea
competente el tribunal (multas por ilícitos administrativos labo-
rales; ver § 352), se aplican las normas pertinentes del Código
Procesal Civil y Comercial de la Nación: art. 604 y ss., con las
modificaciones que establezcan las leyes especiales. Lo refe-
rente a notificaciones e intimaciones se ajusta a las normas es-
tablecidas en el procedimiento laboral.
e) DESALOJO. En juicios promovidos por esta causal no se
admite reconvención. En cualquier estado de un proceso, en
que se reconociere que el trabajador ocupa la totalidad o parte
de un inmueble en virtud de un contrato de trabajo o como
accesorio de él, y que quedó extinguido, procede pedir el lan-
zamiento. La resolución que lo decrete o deniegue es apelable
dentro del plazo de 6 días y se tramita por vía de incidente se-
parado (arts. 116, 146 y 147).
f) Juicios CONTRA LA NACIÓN. Se aplican las disposiciones
del procedimiento laboral en todo lo que no esté regulado por
normas específicas (art. 148).
g) ARBITRAJE. En cualquier caso en que fracasare la ges-
tión de conciliación realizada por el juzgado, éste propondrá a
328 DERECHO PROCESAL DEL TRABAJO

las partes que sometan a arbitraje todas o algunas de las cues-


tiones en litigio. Aceptado el criterio y designado el arbitro
-que sólo puede ser el juez o el secretario del juzgado-, se re-
dactará el acta de compromiso arbitral en la que constarán: los
hechos reconocidos, las pruebas que deberán producirse, el pla-
zo para su producción y para emitir el laudo. Las partes no
podrán retractarse de lo pactado, cualquiera que sea el defecto
de forma que aquél contenga, con tal de que consten claramente
los puntos objeto del arbitraje, quién ha de pronunciar el laudo
y el plazo para hacerlo.
El arbitro que actúa como amigable componedor -su tarea
se considera inherente a la función judicial que ejerce y no da
derecho a percibir honorarios- lo hará sin sujeción a formas le-
gales. Recibe los antecedentes y pruebas que las partes apor-
ten y les puede pedir explicaciones. Contra el laudo, que tiene
valor de cosa juzgada, sólo procede el recurso de nulidad an-
te la cámara por habérselo emitido fuera de plazo (o sea,
cuando había caducado el compromiso) o sobre puntos no fija-
dos. En el caso, rigen las normas sobre plazo, traslado y for-
ma de fundamentar los agravios en el proceso ordinario (arts.
149 a 154).

B) JUSTICIA DEL TRABAJO EN LA PROVINCIA


DE BUENOS AIRES

§ 373. ENCUADRE LEGAL. - En 1947, por ley 5178, se crea-


ron tribunales para conocer en las causas laborales promovidas
en aquella jurisdicción. Aquella norma legal experimentó suce-
sivas modificaciones (leyes 5532, 5566, 7184, 7600 y después,
en 1971, la 7718, abrogada en 1995 por ley 11.653), pero en lo
fundamental se conserva el sistema.

§ 374. ORGANIZACIÓN. - El procedimiento está a cargo de


tribunales colegiados (compuestos por tres jueces) que actúan
en única instancia. En cada tribunal actúa un agente fiscal.
JUSTICIA LABORAL 329

§ 375. COMPETENCIA. - De acuerdo con lo que prescribe


la norma, ella comprende:
a) TERRITORIAL. La competencia territorial de cada tribu-
nal está determinada por ley especial (la ley 8111 modificó la
5827 orgánica del Poder Judicial), que fija el lugar de asiento y
zona en que ejercen su jurisdicción.
b) MATERIAL. En cuanto a la materia, conocen: 7) en "las
controversias individuales del trabajo que tengan lugar entre
empleadores y trabajadores... fundadas en disposiciones de los
contratos de trabajo, en convenciones colectivas, laudos con efi-
cacia de éstas o disposiciones legales o reglamentarias del dere-
cho del trabajo", y en los que se refieren a un contrato de tra-
bajo, "aunque se funden en disposiciones del derecho común
aplicables a aquél" (art. 2 o , inc. a); 2) en las acciones promo-
vidas por asociaciones sindicales con personería gremial, por
cobro de aportes, contribuciones y beneficios que resulten de
un convenio colectivo de trabajo, así como aquellos que la ley
23.551 establezca como de competencia local (art. 2 o , inc. b);
3) de las demandas de desolojo por restitución de inmuebles
concedidos al trabajador en virtud o como accesorio de los con-
tratos de trabajo (art. 2 o , inc. c); 4) de las demandas de tercería
en los juicios de competencia de la justicia laboral (art. 2 o ,
inc. d); 5) "en grado de apelación de las resoluciones definiti-
vas" (sic) de una asociación sindical que ha denegado un pedi-
do de afiliación o dispuso una expulsión (art. 2 o , inc. e); 6) en
igual carácter ("apelación") con relación a las decisiones admi-
nistrativas de trabajo, cuando la respectiva norma lo establezca
(art. 2 o , inc. / ) , y 7) en las ejecuciones de las resoluciones ad-
ministrativas de trabajo, cuando las leyes así lo dispongan (art.
2 o , inc. g).
La ley establece que el trabajador puede iniciar la acción
indistintamente: 1) ante el juez del domicilio del demandado;
2) del lugar en que ha prestado el trabajo, o 3) de celebración
del contrato. Las causas relativas a decisiones de la asocia-
ción profesional, ejecución de resoluciones adoptadas por la au-
330 DERECHO PROCESAL DEL TRABAJO

toridad administrativa laboral, promovidas por la asociación


profesional por cobro y las demandas de desalojo, deben enta-
blarse ante el tribunal del domicilio de la parte demandada. En
todos los casos, cuando la acción es deducida por el empleador,
se la tiene que entablar ante el tribunal del domicilio del traba-
jador (arts. 3 o y 4 o ).
c) FUERO DE ATRACCIÓN. Como ocurría con la ley procesal
laboral nacional, se establece que en los casos de muerte, quie-
bra o concurso del demandado, las acciones se iniciarán o con-
tinuarán ante el juez laboral, "a cuyo efecto debe notificarse a
los respectivos representantes legales" (art. 5 o ). Esta disposi-
ción ha quedado sin efecto, al haber restablecido los arts. 21,
párr. Io, y 132 de la ley 24.522, el fuero de atracción a favor
del juicio universal (al respecto, se derogó el art. 265, LCT; ver
art. 293, LCQ; ver § 157, c).
d) INCOMPETENCIA. El tribunal ante el cual se ha promovi-
do una demanda, debe inhibirse de oficio si considera que no
es competente para juzgar en el caso. Esa decisión sólo puede
tomarse antes de contestarse la demanda o de dar por perdido
el derecho de hacerlo (art. 6 o ).

§ 376. RECUSACIÓN Y EXCUSACIÓN. - Sólo se admiten las


que se deducen con expresión de causa y de acuerdo con lo que
establece el Código Procesal Civil y Comercial de Buenos Ai-
res (arts. 7 o a 9 o ). No se admite la actuación de profesionales
cuya presencia en el proceso pueda engendrar causales de recu-
sación, cuando dicha intervención comience después de consen-
tida la actuación del tribunal que conoce en él (art. 10).

§ 377. FACULTADES Y DEBERES DEL JUEZ. - Los jueces, así


como el agente fiscal, deben impulsar el procedimiento de
oficio. Tienen que ordenar por esa misma vía las medidas que
consideren necesarias y convenientes para el desarrollo del
proceso, pudiendo ordenar diligencias para evitar la nulidad
del procedimiento. Poseen amplia facultad de investigación,
JUSTICIA LABORAL 331

así como para ordenar las medidas probatorias que estimen per-
tinentes (arts. 11 y 12).
Pueden intentar la conciliación en cualquier estado del
procedimiento y proponer a las partes que se restrinja la discu-
sión a puntos fundamentales. Aquéllas están obligadas a com-
parecer a la audiencia de conciliación "asistidas de letrado o
por intermedio de apoderado" bajo apercibimiento de multa.
Celebrada una conciliación, dentro del plazo de 5 días el tribu-
nal debe expedirse sobre la homologación respectiva; a pedido
de las partes, podrá exonerar a éstas del pago de las tasas y se-
llado de la causa (art. 25). A fin de impulsar el procedimien-
to, los escritos que tienen firma del letrado serán proveídos sin
perjuicio de la intimación para que se subsanen las omisiones o
deficiencias (art. 13).

§ 378. PARTES. - Pueden actuar en juicio los trabajadores


mayores de 14 años. Los que no hayan cumplido los 18, de-
berán hacerlo previa autorización del representante del Ministe-
rio Público. Los actores pueden otorgar mandato mediante la
expedición de simple carta-poder, autenticada la firma por es-
cribano, funcionario judicial o secretario de los tribunales del
trabajo (art. 23). En casos de urgencia, se admite la invoca-
ción de personería sin tener que acreditarla, lo cual deberá ha-
cerse dentro del plazo de 10 días, bajo apercibimiento de que
se declarará nulo lo actuado y aplicarán las costas al presentan-
te, quien además será responsable por los daños que pudieran
ser ocasionados (art. 24).

§ 379. ACUMULACIÓN DE ACCIONES Y PROCESOS. - El actor


puede deducir conjuntamente todas las acciones que tenga contra
una parte, siempre que sean de la competencia del mismo tribu-
nal, no sean excluyentes y puedan sustanciarse por el mismo trá-
mite. También pueden acumularse las acciones de varias partes
contra una o varias, si fueran conexas por razón del objeto o el
título. El tribunal puede ordenar la separación de los procesos
cuando considere que la acumulación es inconveniente (art. 15).
332 DERECHO PROCESAL DEL TRABAJO

§ 380. PLAZOS JUDICIALES Y NOTIFICACIONES. - Todos los


términos legales se computan por días hábiles y son perentorios
e improrrogables (art. 17).
Las decisiones, salvo las que deben notificarse personal-
mente o por cédula (traslado de la demanda y de la reconvención
y sus contestaciones; audiencia para producir la prueba; decla-
ración de rebeldía; audiencia de conciliación; decisión que de-
clara la cuestión de puro derecho y segunda vista en tales casos;
vista de causa y designación de audiencia respectiva; traslado
de los informes y dictámenes periciales; sentencia definitiva y
liquidaciones; las que disponen medidas cautelares; denegatoria
de recursos extraordinarios; decisiones definitivas en los in-
cidentes y las que designe el tribunal), se notifican por ministe-
rio de la ley los días martes y viernes o el siguiente día hábil
si alguno fuere feriado. Dentro del ámbito de la provincia,
se las puede notificar por telegrama colacionado o recomendado
(art. 16).

§ 381. MEDIDAS CAUTELARES. - El tribunal, a petición de


parte, en cualquier estado del juicio, o aun antes de su promo-
ción, puede decretarlas contra el demandado "cuando a su cri-
terio y según el mérito que arrojen los autos, resulte procedente
el resguardo del crédito invocado". También podrá disponer-
se que el demandado provea gratuitamente asistencia médica y
farmacéutica a la víctima de un accidente o enfermedad de
trabajo (art. 18). Dicha prestación puede estar a cargo del
empleador que no ha contratado un seguro, de uno que se ha
autoasegurado o de una ART (ley 24.557; ver § 450 y si-
guientes).

§ 382. NULIDADES. - Las de procedimiento sólo pueden


declararse a petición de parte, formulada dentro de los 5 días de
conocida salvo las que se refieran a no haber dado audiencia, que
deben declararse de oficio. No puede invocarlas la parte que dio
lugar a ellas o renunció explícita o tácitamente a diligencias o
trámites instituidos en su propio beneficio (art. 14).
JUSTICIA LABORAL 333

§ 383. TASA DE JUSTICIA. - La actuación está exenta de


toda tasa y sellado fiscal. Cuando al empleador se lo condena
en costas, tiene que abonarlas; si se declarasen por su orden,
abona las de su parte. Los gastos en que incurra el tribunal
para la actuación judicial serán resarcidos por la parte a cuyo
cargo quedan las costas (arts. 20 y 21).
Los trabajadores o sus derechohabientes gozan del benefi-
cio de gratuidad, aun para la expedición de testimonios o certi-
ficados de partidas de nacimiento, matrimonio, defunción, así
como sus legalizaciones. No puede exigírseles caución real o
personal para el pago de costas u honorarios o por responsabili-
dad por medidas cautelares. "Sólo darán caución juratoria de
pagar, si mejorasen de fortuna" (art. 22).

§ 384. COSTAS JUDICIALES. - El vencido en juicio será con-


denado al pago de ellas, aunque esto no hubiese sido pedido. El
tribunal puede exonerarlo en todo o en parte cuando hallare
mérito para ello, expresando los motivos en que se funda. En
caso de acumulación de acciones, las mismas se impondrán
en relación al éxito de cada una de ellas (art. 19).

§ 385. PROCEDIMIENTO ORDINARIO. - Las principales dispo-


siciones (respecto de las cuales, como en el resto del procedi-
miento, rigen subsidiariamente las normas del Código Procesal
Civil y Comercial de Buenos Aires -art. 63-) son las siguientes:
a) DEMANDA. Debe ser presentada por escrito y contener:
1) "nombre, domicilio real, edad, nacionalidad, estado civil y
profesión, oficio u ocupación del demandante"; 2) "nombre y do-
micilio del demandado"; 3) "la designación precisa de lo que
se demande"; 4) "los hechos en que se funde, expresados clara-
mente"; 5) "el derecho expuesto sucintamente"; 6) "la liquida-
ción de los rubros reclamados"; 7) "la mención de los medios de
prueba de que intente valerse para demostrar sus afirmaciones",
y 8) "la petición en términos claros y positivos". Además, tiene
que presentar la documentación que obre en su poder; en cuanto
a la que no posea, se la individualizará, indicando su contení-
334 DERECHO PROCESAL DEL TRABAJO

do, la persona en cuyo poder se halle o el lugar, archivo u ofi-


cina donde se encuentre (art. 26).
En las demandas promovidas por los causahabientes, de-
berá acompañarse "certificado de defunción y las partidas que
acrediten el parentesco invocado". Si varios de ellos "alegaren
pretensiones sobre una determinada indemnización o beneficio",
el tribunal les requerirá que acompañen testimonio de la decla-
ratoria de herederos (art. 27).
El tribunal, si el escrito contuviese algún defecto u omi-
sión, ordenará que se lo subsane en el plazo de 3 días, con la
prevención de que en caso de incumplimiento se dispondrá su
archivo. También podrán pedirse al actor las aclaraciones ne-
cesarias para determinar la competencia del tribunal (art. 27).
b) TRASLADO DE LA DEMANDA. Se notifica ésta al demanda-
do, a quien se cita y emplaza para que comparezca y la contes-
te dentro del plazo de 10 días, que se ampliará en razón de la
distancia (un día por cada 200 km o fracción no menor de 100).
En la respectiva notificación se le debe hacer saber que, si no
la contesta, se lo declarará rebelde (art. 28).
c) CONTESTACIÓN DE DEMANDA, DEDUCCIÓN DE EXCEPCIONES Y
OFRECIMIENTO DE PRUEBA. El demandado tiene que contestar la
acción deducida en el plazo fijado por el tribunal, por escrito.
A ese efecto, deberá cumplir con lo establecido en la parte per-
tinente para la demanda. Debe "reconocer o negar la autenti-
cidad de los documentos acompañados" que se le atribuyan, así
como la recepción de las cartas, cartas documento o telegra-
mas, que le han sido dirigidas y cuyas copias se acompañan,
bajo apercibimiento de que se las tendrá por reconocidas o re-
cibidas según los casos. En dicho escrito debe, además, opo-
ner las excepciones que tuviera, la prescripción que alegue y
ofrecer toda la prueba de que intente valerse. En ese acto
puede reconvenir en la medida en que la acción resulte conexa
con la principal.
De dicho escrito se da traslado en el plazo de 5 días al ac-
tor, quien deberá reconocer la documental bajo el mismo aper-
JUSTICIA LABORAL 335

cibimiento que en su oportunidad se ha hecho al demandado, y


podrá ampliar la prueba respecto de los nuevos hechos introdu-
cidos en la contestación. En ese mismo plazo debe, a su vez,
contestar las excepciones, la prescripción opuesta y en el plazo
de 10 días la reconvención deducida, a cuyo efecto deberá ofre-
cer la prueba correspondiente. De la misma se le dará trasla-
do al demandado por 5 días. Vencido el plazo referido o, en
su caso, contestado el mencionado escrito, el tribunal fija au-
diencia dentro de los 15 días a fin de que se reciba la prueba
correspondiente (art. 29).
Cuando en virtud de una norma legal el demandado pudo
sustituir su responsabilidad (ver § 450 y ss.), la demanda podrá
promoverse directamente contra aquél o contra su asegurador.
Éste, una vez llenados los requisitos, será tenido por parte para
intervenir en el juicio y quedará obligado a la decisión que
adopte el tribunal (art. 30).
Las únicas excepciones admitidas son las de: "incompe-
tencia, falta de capacidad de las partes o de personería en sus
representantes, litispendencia, cosa juzgada". En cuanto a la
prescripción, si pudiera resolvérsela como de puro derecho, se
lo hará inmediatamente; de lo contrario, la prueba al respecto
se producirá junto con la referente a la cuestión de fondo y se
decidirá en la sentencia definitiva (art. 31).
d) SEGUNDO TRASLADO. Una vez contestado el traslado de
la demanda, resueltas las excepciones opuestas, si la cuestión
fuera de puro derecho, o no se hubiera ofrecido prueba oral o
no fuera necesario recibirla, se dará vista a las partes para que,
en el plazo de 5 días, presenten un informe por escrito (art. 32,
párrs. 3 o y 4o).
En caso de que corresponda producción de prueba, el pre-
sidente del tribunal dispondrá la producción de la misma que no
debe serlo en la vista de la causa, la que deberá efectuarse en el
plazo de 60 días. No se proveerá respecto de las improceden-
tes, superfluas o meramente dilatorias (art. 32, párr. Io). En el
mismo auto se designará la vista de causa, a menos que, por su
336 DERECHO PROCESAL DEL TRABAJO

complejidad, cantidad o índole, resulte oportuno diferir su fijación


hasta producida la prueba proveída o vencido el plazo para ha-
cerlo (arts. 32, párr. 2 o , y 43, párr. I o ).
e) CANCELACIÓN. Una vez promovida la demanda, el tribu-
nal podrá intentar la cancelación en cualquier estado del pro-
cedimiento. A tal efecto, las partes podrán ser citadas a com-
parecer por sí o por apoderado, asistidas por un letrado. La
incomparecencia injustificada es motivo de sanción. La can-
celación total o parcial a que lleguen las partes requiere que el
tribunal se expida dentro de los 5 días siguientes, a los fines de
su homologación o no.
Ante el pedido de las partes, éstas podrán ser eximidas del
pago de las tasas y gastos fiscales. Dicho avenimiento podrá
ser concertado en forma directa por los interesados y presenta-
do al tribunal a los fines de su homologación. Ésta produce
los efectos de cosa juzgada.
En caso de no lograrse un acuerdo, el tribunal podrá pro-
poner a las partes que la discusión se simplifique por elimi-
nación de aquellas cuestiones y pruebas que carezcan de re-
levancia a los fines del dictado de la sentencia (art. 25).
f) DESIGNACIÓN DE LA AUDIENCIA DE VISTA DE CAUSA Y RECEPCIÓN
DE LA PRUEBA. Si la cuestión versara sobre hechos, el tribunal
designará una audiencia dentro de los 60 días a fin de que se
realice la vista de la causa, en la cual se recibirá la prueba
confesional, testimonial y los informes periciales, y dispon-
drá, además, la producción de la prueba (arts. 32, párr. Io, y 43,
párr. I o ). Cuando esta última deba practicarse fuera del lugar
en que tenga su asiento el tribunal, podrá delegarse, salvo que
alguna de las partes se oponga a ello, lo cual será resuelto por
el tribunal sin recurso (art. 33, párr. I o ). En cuanto a la tes-
timonial, las partes pueden solicitar que se la preste ante el
mismo tribunal de la causa, siempre que el testigo tuviese
domicilio en la provincia. Si la petición la formulare el traba-
jador, la citación dará al testigo derecho a obtener de parte del
Estado el pasaje correspondiente. Si lo hiciere el empleador,
JUSTICIA LABORAL 337

habrá de depositar la suma necesaria para los gastos de traslado


(art. 35, párr. 4o).
El plazo para la producción de la prueba fuera de jurisdic-
ción de la provincia podrá ser ampliado, así como el referente a
las excepciones hasta 90 días, teniendo en cuenta la distancia y
facilidad de las comunicaciones (art. 32, párr. 2o).
Los convenios colectivos debidamente individualizados se
aplicarán de oficio. A este fin, la ley establece que cada tribu-
nal deberá tener copia de ellos y agregar un ejemplar al expe-
diente (art. 40, párr. 5o), de acuerdo con lo que establece la ley
8086 (art. 33).
Las partes, al ofrecer la absolución de posiciones, deben
acompañar, como condición sine qua non, el pliego correspon-
diente. El absolvente será citado en su domicilio real por cé-
dula o por telegrama, con una anticipación no menor de 2 días
hábiles y bajo apercibimiento de tenerlo por confeso en caso de
no comparecer sin causa justa. Si se trata de personas jurídi-
cas, sociedades o entidades colectivas, al promover o contestar
la demanda, deberá indicarse la persona que absolverá posicio-
nes en su nombre y el domicilio, que deberá estar constituido
dentro de la jurisdicción del tribunal. Se podrá proponer un*
absolvente sustituto, quien, si lo ha sido con posterioridad a la
provisión de la prueba, deberá concurrir espontáneamente (sin
citarlo). Queda a cargo de la parte que la persona ofrecida pa-
ra absolver posiciones tenga conocimiento de los hechos, bajo
apercibimiento de poder tenerla por confesa si manifestara que
no los conoce (art. 34).
Cada parte puede ofrecer hasta 5 testigos, a menos que por
la índole de la causa o el número de las cuestiones, el tribunal
admitiera un número mayor. Pueden declarar en tal carácter
todas las personas mayores de 14 años de edad. Las partes,
en forma subsidiaria, pueden ofrecer 3 testigos para reemplazar
a quienes no pudieran declarar por muerte, incapacidad o au-
sencia justificada del titular. Dicha sustitución puede hacerse
hasta el día de la audiencia (art. 35).
338 DERECHO PROCESAL DEL TRABAJO

A este efecto, dichos testigos deberán comparecer ante el


juez o tribunal; serán citados con la prevención de que su au-
sencia sin justa causa dará motivo a ser conducidos por la fuer-
za pública y mantenidos en arresto hasta tomárseles declaración
y sometérselos después a la justicia penal, si correspondiere, y
sin perjuicio de la aplicación de una multa por el tribunal labo-
ral. La citación se hará por cédula, telegrama, carta documen-
to o acta notarial, con una antelación de 2 días hábiles como
mínimo (arts. 35 y 36).
Cuando ofrezca la prueba, el trabajador podrá solicitar que
los testigos que tiene su domicilio en la provincia sean exami-
nados de forma directa por el tribunal, a cuyo efecto el Estado
abonará los gastos de traslado, con cargo de reembolso; en caso
de mejorar aquél su fortuna, si el pedido lo formulara el em-
pleador, tales gastos serán a su cargo (art. 35, párr. 4o).
Al concurrir a la audiencia, el testigo podrá solicitar que
se expida un certificado a fin de justificar su ausencia a sus
tareas en "relación de dependencia", y obtener el pago del tiem-
po que le ha incurrido el cumplimiento de la citación (art. 36,
párr. Io).
Los informes técnicos, excepto los médicos, que los pre-
sentarán médicos laboralistas del cuerpo oficial, serán producidos
por peritos designados de oficio por el presidente del tribunal,
que podrán ser de uno a 3 por cada cuestión técnica sometida.
La designación se hará por sorteo y hasta que no se agote la
lista con que cuenta el tribunal, no se podrá desinsacular el
mencionado perito para otro sorteo. En caso de que en la lista
oficial del lugar al que corresponde el tribunal no hubiere mé-
dico laboralista, la designación se practicará por sorteo entre
los especialistas de esa rama inscriptos en la oficina existente
en el lugar más próximo. El presidente del tribunal puede dis-
poner que las pericias las realicen técnicos forenses de la Ad-
ministración pública. En este caso, en su oportunidad se indi-
cará la suma que deba abonarse por esos servicios que debe
depositarse en una cuenta bancaria especial con destino a la
Suprema Corte de Justicia (art. 37).
JUSTICIA LABORAL 339
Al designarse los peritos, se establecerá el plazo no mayor
de 20 días, dentro del cual habrán de presentar su informe, que
habrá de ser antes de la vista de causa y hacérselo en tantas co-
pias como partes haya. De él se dará traslado a las partes por
el plazo de 5 días, salvo que correspondiere su ampliación
por la complejidad del asunto. Las partes pueden impugnar
el informe presentado, sin perjuicio de que en la audiencia de
vista de causa formulen interrogaciones. De las impugnacio-
nes presentadas en plazo, se da vista a los peritos para que las
contesten en el plazo de 5 días o en la misma audiencia, de
acuerdo con las circunstancias del caso (art. 37). La falta
de cumplimiento por parte del perito en contestar o en dar las
explicaciones de las impugnaciones o de no concurrir, sin justa
causa, puede dar lugar a que se anule su designación y a darle
por perdido el derecho de percibir los honorarios (art. 38).
En cuanto a la prueba de libros, en los casos en que la ley
establece la obligación de llevarlos, así como registros o plani-
llas especiales, cuando a requerimiento judicial no se los exhi-
ba o resulte que no reúnen las exigencias legales o reglamenta-
rias, se produce la inversión de la prueba. A tal efecto, el
empleador deberá acompañar prueba contraria a la que el traba-
jador o sus derechohabientes hubieren prestado en declaración
jurada sobre los hechos que debieron consignarse en ellos.
Cuando se controvierta el monto o el cobro de remuneración, la
prueba pertinente le corresponderá al empleador (art. 39).
En lo que concierne a las actuaciones de carácter adminis-
trativo o judicial en trámite, se tienen que individualizar las
piezas y circunstancias que interesen y se requerirá su testimonio.
Cuando estuvieran terminadas y agregadas a otros juicios, debe-
rá procederse de la misma manera y requerirse la remisión. Si
se ofrece como prueba un documento agregado a un expediente
en trámite, corresponde pedir el envío de él al solo efecto de
cumplimentar la prueba; a tal fin se dejará constancia en el ex-
pediente de la copia del documento. Si la actuación que se
ofrezca como prueba se refiere a una cuestión de carácter pre-
judicial, habrá que aguardar a su terminación (art. 40). Las
340 DERECHO PROCESAL DEL TRABAJO

mencionadas pruebas, así como los informes que se soliciten a


oficinas públicas o entidades privadas, deben adjuntarse al ex-
pediente dentro de los 60 días del auto que las proveyó (art.
32) y con anterioridad a la finalización de la vista de causa; en
caso contrario, el tribunal podrá dar por perdida dicha prueba si
a su juicio la demora fuere imputable a la parte (art. 41).
El tribunal puede disponer la realización de un reconoci-
miento judicial, que podrá ser realizado por el mismo en pleno;
o encomendar la diligencia a uno de sus miembros, al secreta-
rio o, en su caso, delegarla en la autoridad judicial más próxi-
ma, cuando haya de realizársela en un lugar distante de la sede
del tribunal. En el caso, se labrará un acta circunstanciada
que se incorporará a la causa (art. 42).
g) AUDIENCIA DE VISTA DE CAUSA. La ley establece reglas ge-
nerales (art. 43), según las cuales, cuando la cantidad de causas
lo exija, se designarán audiencias durante todos los días hábiles
del año. El respectivo libro de audiencias estará a disposición
de las partes. Cuando se suspende en forma total o parcial la
vista de la causa, la respectiva audiencia deberá ser convocada
dentro de los 30 días, salvo que la prueba a producirse lo impi-
diera; en este caso deberá designarse a la brevedad posible
(art. 43). Abierto el acto, que se realizará con las partes que
concurran (ni ellas ni las personas citadas están obligadas a
aguardar más de media hora, "siempre que el tribunal no esté
en audiencia"), se dará a petición de partes lectura a las actua-
ciones de prueba producidas antes de la audiencia, y en ella se
recibirán las demás: testimonial y explicación de los peritos,
que serán libremente interrogados por el tribunal y las partes.
Cada una de éstas podrá informar sobre el mérito de la prueba
en un plazo de 30 minutos, que podrá ser ampliado (art. 44,
incs. a a c).
En dicha audiencia, las partes podrán tomar la interven-
ción correspondiente para efectuar el debido contralor de la
prueba, y con permiso del presidente del tribunal, hacer las
observaciones correspondientes. Esa facultad podrá limitarse
JUSTICIA LABORAL 341

"cuando las interrupciones son manifiestamente improcedentes


o con propósitos de obstrucción o contrarios a los fines del
proceso" (art. 45). De lo sustancial de todo lo actuado se levan-
tará acta, consignándose en ella el nombre de los comparecien-
tes, los peritos y los testigos y las circunstancias personales.
En igual forma se procederá respecto de las demás pruebas.
Las partes pueden solicitar, y el tribunal lo aceptará si lo consi-
dera pertinente, que se deje constancia de algunas circunstan-
cias vinculadas con la causa (art. 46).
El tribunal pasará inmediatamente después a deliberar, pa-
ra expedirse sobre los hechos planteados y las cuestiones que
considere pertinentes; a tal efecto pronunciará por escrito, den-
tro de los 5 días, el veredicto. El voto de los jueces se hará
en el orden que establezca el sorteo. En él, el tribunal se pro-
nunciará sobre los hechos (arts. 44, párr. 2 o , y 47, párr. Io).
h) SENTENCIA. Ésta debe pronunciarse dentro de los 20 días
posteriores al veredicto, por escrito, y se la adoptará por mayo-
ría de votos. Debe contener indicación del lugar y la fecha, el
nombre de las partes y de sus representantes, la cuestión liti-
giosa en términos claros, los fundamentos del fallo y la deci-
sión expresa, positiva y precisa, con arreglo a las acciones de-
ducidas, salvo los hechos ya contenidos en el veredicto (arts.
44, párr. 2 o , inc. e, y 47, párr. 2 o ).
Pronunciado el fallo, el secretario del tribunal practicará
liquidación de capital, intereses y costas, y notificará a las
partes por cédula, bajo apercibimiento de tenerla por consenti-
da, si no se la objeta en el plazo de 5 días. Las observaciones
no interrumpen el plazo para deducir los respectivos recursos
(art. 48).
i) CADUCIDAD DE LA INSTANCIA. NO obstante el deber de im-
pulsar la causa por las partes, el tribunal y el Ministerio Públi-
co (art. 11), y la facultad del juzgado de disponer de oficio las
medidas que considere conveniente para el desarrollo del pro-
ceso y evitar la nulidad de los actos procesales (lo que deberá
efectuar "respetando los principios de congruencia, bilaterali-
342 DERECHO PROCESAL DEL TRABAJO

dad y defensa"), la ley admite que se declare la caducidad de la


instancia (art. 12). A tal fin, cuando en el plazo de 3 meses
en los juicios sumarísimos, y de 6 en los otros, "y siempre que
no medie un deber específico del tribunal de efectuar determi-
nados actos procesales", éste podrá intimar a las partes para
que dentro del quinto día activen, a través de actos útiles, el
trámite, bajo apercibimiento de decretar esa medida.

§ 386. RECURSOS. - Contra las resoluciones de carácter in-


terlocutorio, dictadas por el presidente o por el tribunal, se po-
drá interponer, dentro del tercer día de notificadas, recurso de
revocatoria, que se resolverá sin sustanciación alguna (art. 54).
Contra las sentencias definitivas sólo proceden los recursos
de carácter extraordinario que prevé la Constitución de la pro-
vincia de Buenos Aires. El de inaplicabilidad de ley corres-
ponde cuando el monto de la cuestión excede el importe fijado
en la norma procesal común (Código Procesal Civil y Comer-
cial de Buenos Aires), a no ser que el fallo contraríe la doctri-
na de la Suprema Corte de Justicia de Buenos Aires en la fecha
en que se pronunció aquél, o que la decisión verse sobre el de-
salojo de la vivienda del trabajador, cuestiones de valor indeter-
minado o no susceptibles de apreciación pecuniaria. También
la decisión es recurrible (bajo la referida modalidad), en los ca-
sos de litisconsorcio, cuando resulte procedente el recurso in-
terpuesto por uno de ellos y el de los restantes actores o de-
mandados verse sobre similares puntos litigiosos (art. 55).
Con anterioridad a la concesión del recurso, deberá depo-
sitarse el importe del capital, intereses y costas, con la sola ex-
cepción de los honorarios de los profesionales del recurrente.
No es esto exigible en los casos de quiebra o concurso del de-
mandado declarado judicialmente. El tribunal puede autorizar
que se sustituya el dinero, por el equivalente en títulos o valo-
res de la Nación o de la provincia de Buenos Aires (art. 56).

§ 387. EJECUCIÓN DE SENTENCIA. - Pasada ésta en autori-


dad de cosa juzgada, así como el pronunciamiento que haga sus
JUSTICIA LABORAL 343

veces, el tribunal, a instancia de parte, intimará el pago, decre-


tando embargo sobre bienes del deudor y citándolo para que en
el plazo de 5 días oponga excepción documentada de pago pos-
terior a la fecha de la sentencia definitiva, bajo apercibimiento
de llevar adelante la ejecución. Sólo se admite tal excepción
si se agrega en el acto el recibo correspondiente; de lo contrario
deberá rechazársela. De acompañarse el recibo, la cuestión será
resuelta previa vista a la parte por el plazo de 3 días. Si se
declara procedente la excepción opuesta, se rechazará la ejecu-
ción. Si se la desestima, se mandará llevarla adelante y se
procederá en lo sucesivo de acuerdo con lo dispuesto en el Có-
digo Procesal Civil y Comercial de Buenos Aires (art. 49). En
virtud de lo establecido en el art. 277 de la LCT (ver § 199, i),
no procede ya esa excepción.
El actor empleado puede solicitar ejecución parcial, si el
demandado hubiere reconocido adeudarle algún crédito líquido
y exigible que tuviera su origen en la relación laboral o hubiera
quedado firme la condena al pago de alguna suma de dinero,
aunque respecto de otros rubros se hubiere interpuesto y conce-
dido algún recurso de carácter extraordinario. En ambos ca-
sos, se mandará sacar copia de la parte pertinente, dejándose
constancia en su caso, que el rubro que se pretende ejecutar no
está comprendido en el recurso interpuesto y que la sentencia
ha quedado firme respecto de él. En caso de duda, el tribunal
denegará el testimonio y la formación del incidente (art. 50).

§ 388. PROCEDIMIENTOS ESPECIALES. - Para los casos ex-


presamente indicados, se establecen los siguientes:
a) VÍA EJECUTIVA. Cuando en instrumento público hubiere
reconocido el empleador créditos líquidos exigibles y prove-
nientes de una relación laboral en favor de algún trabajador, és-
te tendrá acción ejecutiva para demandar su cobro ante el tribu-
nal que corresponda. El procedimiento aplicable se rige por
las disposiciones pertinentes del Código Procesal Civil y Comer-
cial de Buenos Aires en lo que sean aplicables. Sólo se admi-
344 DERECHO PROCESAL DEL TRABAJO

ten las excepciones de incompetencia, falta de capacidad de las


partes o de personería en sus representantes; liüspendencia; pres-
cripción; pago total o parcial acreditado con documentos que de-
berán acompañarse al oponer la excepción, bajo apercibimiento
de que, de lo contrario, se lo rechazará sin más trámite; conci-
liación o transacción homologada y cosa juzgada (arts. 51 y 52).
b) EJECUCIÓN DE RESOLUCIONES ADMINISTRATIVAS. Las resuel-
tas y formuladas en ejercicio de su función, atribuidas por ley a
ésta, pueden ser ejecutadas ante el tribunal que correspon-
da; éste, a petición de la parte, deberá solicitar la remisión del
expediente. En el procedimiento se observarán las reglas esta-
blecidas en el Código Procesal Civil y Comercial de Buenos
Aires para la ejecución de sentencias con las siguientes modifi-
caciones: sólo se admitirán las excepciones de "incompetencia
del tribunal y autoridad administrativa, fundada en la ausencia
de los presupuestos que legitiman su actuación, falta de capa-
cidad de las partes o de personería en sus representantes; cosa
juzgada; liüspendencia". La prueba de las excepciones se hará
por medio de documentos, que se deben acompañar al deducir-
se, o por confesión judicial, con exclusión de cualquier otro
medio probatorio. Cuando no se pudieran acompañar los testi-
monios y otras constancias oficiales, se lo manifestará, solici-
tándose el envío de las actuaciones en el plazo que fije el tribu-
nal (art. 53).

c) APELACIÓN DE RESOLUCIONES ADMINISTRATIVAS. En cuanto a


las dispuestas en tal concepto por las mencionadas autoridades
de carácter provincial, interpuesta la apelación, las actuacio-
nes se remitirán al tribunal de trabajo que corresponda. Den-
tro de los 10 días se dictará la providencia de autos que se no-
tificará a los interesados y a la autoridad administrativa. Ésta,
en el caso de aplicación de sanciones, y "la parte contraria a la
recurrente, en las restantes", podrán presentar un memorial. El
tribunal fallará dentro de los 15 días (art. 57).
JUSTICIA LABORAL 345

CUESTIONARIO

— Concepto de derecho procesal laboral. Su "justificación".


— Razones que explicaron su "aparición". Disposiciones de fondo del
derecho del trabajo que contienen normas de derecho procesal.
— Principales aspectos de las normas procesales laborales vigentes en
Capital Federal y provincia de Buenos Aires (tribunales unipersonales
y de doble instancia; colegiados, de única instancia; organización, com-
petencia en razón del lugar de celebración del contrato, de su presta-
ción, del domicilio del demandado; distintos procesos regulados y sus
características).
— Procedimiento obligatorio de conciliación previo a la promoción de la
acción judicial, en el régimen procesal laboral de la Capital Federal.
PARTE SEGUNDA

DERECHO DE LA SEGURIDAD SOCIAL


SECCIÓN PRIMERA

PARTE GENERAL

CAPÍTULO XX
INTRODUCCIÓN

A) PROBLEMÁTICA

§ 389. TENDENCIAS ACTUALES. - Al hombre le preocupa


sobremanera su seguridad, no sólo económica, sino social, su
futuro. Su aspiración es obtener una cierta tranquilidad que le
facilite el desarrollo de su personalidad y vivir su existencia
como ser humano, libre de los peligros propios de la inseguri-
dad, es decir, con un cierto resguardo contra los riesgos propios
de la vida.
No obstante esa aspiración universal, la vida del hombre
se desenvuelve dentro de un cierto marco de inseguridad; no
sabe a ciencia cierta qué puede ocurrirle en el día de mañana,
no sólo en el ámbito de lo económico (¿tendrá o conservará su
actual ocupación, en "relación de dependencia" o autónoma?,
¿siniestros, cataclismos o robos destruirán el fruto del ahorro
de su trabajo tesonero?), sino en otros de mayor importancia
(no sabe si conservará su actual estado de salud, cuál será la
suerte de las personas a las que está ligado por vínculos de san-
gre o de afecto, cuándo finalizará su vida, etcétera).
A ese cúmulo de interrogantes, propio de quien camina en
cierta manera en la oscuridad (el hombre puede calcular con
350 PARTE GENERAL

alguna precisión la realización de ciertos objetivos que años


antes parecían imposibles, como llegar a la luna y transmitir
imágenes por televisión, pero no puede saber si dentro de un mes
o quizás hoy mismo conservará la vida o la mantendrá con el
necesario vigor para ejecutar una determinada tarea o cuál será
el resultado de la próxima cosecha, etc.), se agrega el hecho de
que en esta etapa de su tránsito (que eso es la vida), no siem-
pre posee lo necesario o conveniente para alcanzar niveles de
existencia compatibles con la dignidad que le corresponde co-
mo hombre -sujeto y protagonista de la historia, no mero obje-
to de ella- y el actual desarrollo del acervo cultural, social y
económico del sistema de provisiones a disposición de la co-
munidad local o internacional que integra.
Si el tema preocupó al hombre de todas las edades his-
tóricas, ahora tiene connotaciones de características muy espe-
ciales.
Las transformaciones operadas en la cultura (la idea de in-
tegrar una comunidad fue sustituida por la del contrato -ver
§ 5-), ha hecho que muchos crean que el ámbito de sus obliga-
ciones respecto de los demás (sus hermanos por naturaleza, vo-
cación y destino) queda reducido a lo convenido, con prescin-
dencia de que ello sea o no razonable (justo) en virtud del
intercambio (no sólo económico) que supone el convivir con
otros (lo cual significa participar en un mismo destino común
que tiene que estructurarse en lo cultural, social y económico,
para poder ser disfrutado por todos).
Si a ninguno de nuestros antepasados dejó de acuciarles la
incógnita de su futuro y su situación a veces maltrecha para de-
fenderse contra los que, en la expresión de Beveridge, se designan
como los grandes gigantes que luchan contra el hombre: enfer-
medad, pobreza, falta de trabajo, ignorancia, etc., podían hacerlo
en la creencia -quizá no siempre llevada a sus normales conse-
cuencias- de que la tarea no la realizarían solos, aislados, indi-
vidualmente, sino que lo harían junto con todos los demás. A
veces la precariedad de medios para defender su existencia, el
fruto de su labor, no les permitía observar ciertas injusticias co-
INTRODUCCIÓN 351
mo ocurre hoy. Cualquier flagelo cobraba sus víctimas por
igual, con prescindencia de la situación de cada una. El grado
de pobreza para luchar era tal que, no obstante las diferen-
cias existentes -y no eran pocas y fruto de graves injusticias-,
sucumbían todos: ricos y pobres. La participación en el co-
mún estaba dada por la impotencia de los medios para defen-
derse.
El cambio de la concepción de vida que se produce en las
sociedades a partir del siglo xvm, lo que en algunos aspectos
tuvo consecuencias liberadoras de vital importancia, permitió la
formación de diafragmas sociales que impiden a algunos el ac-
ceso a los bienes que otros disfrutan, a pesar de que a veces son
producto del esfuerzo y tesón de toda la comunidad. En esa
situación, se hace más visible la diferencia entre el pobre (ya
marginado por otros del acceso a lo indispensable o a lo que en
un momento se considera necesario para vivir, por razones bio-
lógicas -vejez- o patológicas -enfermedad, invalidez-) y el ri-
co (que participa de un bien común que otros no pueden disfru-
tar, inteligencia, dones naturales, salud, empleo, etcétera). La
diferencia, de suyo perceptible, se agiganta ahora en razón de las
consecuencias propias de una sociedad de consumo que colo-
ca como valor supremo el "tener" y crea, continuamente, nue-
vas necesidades.
Además, el acelerado cambio en que vive el mundo actual,
con las constantes mutaciones y transferencias que ello implica,
hacen más evidentes esas situaciones de desigualdad. Si en
épocas anteriores se pudo considerar que "la seguridad estaba a
la mano del hombre", hoy cabe reconocer que sin que éste pue-
da claudicar de su deber para alcanzarla, a la comunidad le in-
cumbe una parte importante en esa tarea. Es ella la que tiene
que crear ciertas condiciones necesarias de seguridad básica pa-
ra que cada hombre y todos los hombres puedan lograr el pleno
desarrollo de su vida; que la miseria, la enfermedad, la igno-
rancia, no lo constriñan a desarrollar su existencia en un nivel
que no condice con su dignidad y las posibilidades concretas
« la comunidad que integra.
352 PARTE GENERAL

La finalidad de la política social (ver § 9 a 11) ha sido,


desde el comienzo, la eliminación de las situaciones de desi-
gualdad. Uno de los medios utilizados para ello fue lograr
que la solidaridad se encarne en la vida de relación entre los
hombres, que cada uno sepa que en cierta manera también es
responsable por los otros que con él integran la comunidad (lo-
cal, nacional o internacional). Tanto el derecho del trabajo co-
mo la seguridad social, que son capítulos de la política social
(ver § 9, b y c), tienden a asegurar en el aspecto jurídico el
cumplimiento de condiciones que permitan en los hechos la vi-
gencia de ese principio. De esa manera, la seguridad social
tiene como objetivo impedir, de algún modo, las consecuencias
de una cierta propensión del hombre que se traduce en la acti-
tud de Caín. A la pregunta que le formuló Yahvé: "¿Dónde
está Abel, tu hermano?", contestó: "No sé; ¿soy acaso yo el
guardián de mi hermano?" (Génesis, 4, 9).
En la medida de lo posible, la seguridad social despliega
un método (cursos de acción propios de una política; ver § 9)
para socializar las consecuencias de ciertos riesgos que acechan
a cada miembro de la comunidad. De esa manera se asocia la
situación del rico (pues tiene juventud, salud, inteligencia, em-
pleo; no se enfrenta a cargas excesivas; cuenta con los medios
indispensables para solucionar sus problemas) a la del pobre
(que es viejo, carece de salud, empleo, medios para mantener
un nivel de vida decoroso para sí y los suyos). A nivel comu-
nitario se constituye un canal de distribución de la riqueza, no
ya para retribuir a cada uno en función de su aporte a la comu-
nidad (salarios, beneficios, rentas, intereses; ver § 392), sino de
acuerdo con sus necesidades. Parte de lo que hubiera corres-
pondido a algunos se asigna a otros para que queden a cubierto
de las situaciones de inseguridad que plantean la pobreza, la
miseria y la enfermedad.
En algún caso, lo que se percibe por esa vía (subsidio,
prestación de seguridad social; ver § 403 y ss.) sirve para im-
pedir que el "pobre" sucumba ante la necesidad; en otras, para
que el que la recibe o los suyos no se vean restringidos en el
INTRODUCCIÓN 353

ejercicio de algunas de las posibilidades propias de la vida: es-


tudio, vivienda, atención médica, etcétera. El solo hecho de
saber que en caso de necesidad no se la tendrá que afrontar so-
lo, sino que se recibirá una asistencia por parte de los demás,
que se la dispensa, no como un favor o una gracia, sino como
un derecho, da "una cierta seguridad". En cambio, la incerti-
dumbre que provoca la inseguridad deteriora al hombre (en los
diversos planos de su vida, incluido el psicológico).
La seguridad social debe ser concebida no sólo como un
sistema de distribución de la riqueza, sino como una idea fuer-
za que da sentido a la convivencia social (vivir juntos). Así
como ésta se traduce en un beneficio para quienes la integran,
ya que pone a su disposición un amplio servicio de provisiones
que posibilitan alcanzar niveles de existencia que sin ellas no
podrían disfrutar, impone también un débito: compartir con otros
las restricciones a que la vida los somete.
En consecuencia, puede definírsela como el conjunto de
medios "que asocian a todo el cuerpo social en una empresa
sistemática de liberación de la necesidad creada por la desi-
gualdad, la miseria, la enfermedad, la vejez" (Doublet y La-
vau). A diferencia del derecho del trabajo, no reduce su ámbi-
to de acción al trabajador en "relación de dependencia", sino
que lo extiende al hombre y a todos los hombres, aun a aque-
llos que nunca han desplegado una actividad laboral (como los
que han nacido enfermos, inválidos, etc., pues también en ellos
debe salvarse la dignidad propia del ser humano) o que lo han
hecho "autónomamente".
No hay que restringir la acción de la seguridad social al
ámbito de lo económico (en el caso, a la percepción de una
prestación de ese carácter), pues su objetivo excede en mucho
ese marco. Como lo recordaba Beveridge, su objeto "es abolir
el estado de necesidad" (como un instrumento de la política so-
cial). Son varias las condiciones para el logro de la seguridad:
"paz, trabajo, para cuando se puede trabajar y una renta cuando
no se puede trabajar". Por lo tanto, el problema no sólo con-
354 PARTE GENERAL

siste en redistribuir la riqueza producida, asignar prestaciones


de carácter económico -sin perjuicio de la importancia del te-
ma-, pues poco se obtiene con ello si el hombre no consigue
pan, escuela, tranquilidad, reconocimiento de sus derechos,
sentirse rodeado de afecto y comprensión.
Dentro de las tendencias modernas que se aprecian en la
seguridad social, se destaca la de su expansividad, que se ex-
presa en varios sentidos. En primer lugar, en la ampliación
del número de personas, así como el de las situaciones protegi-
das, lo cual responde a la dinámica propia de sus principios
técnicos de universalidad e integralidad (ver § 395, d y e).
Además, se advierte, quizá con excesiva preocupación de
algunos iuslaboralistas, una propensión a absorber dentro de su
ámbito instituciones que nacieron y se mantuvieron durante mu-
cho tiempo en el campo del derecho del trabajo. Es compren-
sible que el legislador (en el caso argentino, la protección de
la llamada enfermedad inculpable en la década de 1930; ver
§ 208), ante la falta de medios técnicos propios de la seguridad
social, haya adosado situaciones de contingencia social al rubro
obligaciones que el contrato de trabajo impone al empleador
(como ya había ocurrido con los accidentes y enfermedades
profesionales al sancionarse en 1915 la ley 9688). Por esa ra-
zón, instituciones que se desarrollaron al calor del principio
protector del derecho del trabajo para dar solución a riesgos
no profesionales, sino genéricos del hombre, son absorbidas
ahora por la seguridad social y sometidas a nuevas técnicas de
protección (en definitiva, a cargo de la comunidad, no del em-
pleador). Algo similar ocurrió con el mal denominado "sala-
rio familiar", incluido ahora en una prestación de seguridad so-
cial (ver § 478 y siguientes).
Esa lucha suscitada por la expansividad no ha terminado.
Algunos autores (ver Etala, Remuneraciones laborales y presta-
ciones de seguridad social, LT, XVII-A-965) consideran que el
instituto de las vacaciones, en cuanto tiende a proteger una si-
tuación de contingencia social, cual es la necesidad biológica
de un descanso anual (de carácter higiénico, similar a la del
INTRODUCCIÓN 355

diario y semanal) y la de tener un mayor contacto con la fami-


lia, debe incluirse dentro del ámbito de esta disciplina. No le
falta razón a ese criterio, aunque no tiene sentido práctico tras-
ladar el instituto jurídico para atender una contingencia que no
supone una desigualdad, ya que la ley o, en su caso, la norma
aplicable, la sujeta a un mismo parámetro, con lo cual no se da
la situación de riesgo que la seguridad social trata de sociali-
zar. El costo de la respectiva licencia (en función de la anti-
güedad; ver § 149) puede calcularse como el salario, el sueldo
anual complementario, etcétera.
El tema ha suscitado una discusión de carácter más con-
flictivo y en cuyo tratamiento, con frecuencia, se ha incurrido
en errores de concepto. Se ha considerado que la indemni-
zación por despido arbitrario e intempestivo (ver § 229 y 231,
a), debería ser transferida al seguro de desempleo forzoso (ver
§ 402, c, 2). Con ello se confunden aspectos fundamentales
de los mencionados institutos. El primero constituye una re-
paración tarifada por un incumplimiento contractual traducido
en el hecho de que, sin causa justificada, el empleador frustra
la vocación de continuidad del contrato de trabajo (ver § 35).
En cambio, en el segundo (ver § 402, c, 2), la comunidad toma
a su cargo el pago de un subsidio a favor de un trabajador (que
ya tuvo otro empleo, por lo cual integró la fuerza de trabajo o
que hasta ese momento no lo hizo) que, pese a su voluntad y
búsqueda, no encontró ocupación. Como se ve, las situaciones
son distintas; se justifica que ambas se mantengan "en donde
están". Es posible que la deseada transferencia actuara como
un elemento para facilitar una "disminución" del promedio de
edad de los trabajadores empleados en una empresa, una mayor
movilidad de la "mano de obra", pero se lo conseguiría a un
costo social y humano muy elevado. Se crearía, así, no sólo
una mayor inseguridad en lo referente a la conservación del
empleo, ya que al desaparecer la actual "penalización" (que se
traduce en una indemnización tarifada en función de la antigüe-
dad, lo que en cierta manera opera también como reconoci-
miento o "patrimonialización" de los años de servicio), posible-
356 PARTE GENERAL

mente aumentaría el número de "despedidos" sin justa causa,


que es lo que se quiere evitar.
A la vez que cabe destacar la importancia de la función de
la seguridad social como instrumento que ayuda a que la soli-
daridad se encarne en la convivencia social, especialmente en
un mundo que exalta los valores del individualismo, cabe tam-
bién advertir sobre el peligro a que puede llevar una concep-
ción desequilibrada. No es ella un fin en sí (el hombre es el
único que cumple esa función), sino un medio para facilitar la
tarea -de suyo difícil- de convivir en paz, armonía y libertad.
De ningún modo se la puede convertir en un instrumento
de transferencia de lo que constituye el sustrato de la vida
social: la responsabilidad de cada uno de los integrantes que
-conviene destacarlo una vez más- tienen que actuar como su-
jetos, protagonistas de la historia (que la "hacen", si bien con
distinto aporte individual, cada uno de ellos) y no meros obje-
tos, robots dirigidos desde una complicada central (de computa-
ción o de "prepotencia").
El dar a cada uno la convicción de que no vive solo, aisla-
do, sino que comparte su trayecto terrenal con otros (lo cual
tiene especial importancia para facilitarle o dificultarle su tarea
-lo que ocurre cuando se dan situaciones patológicas que no
siempre, por desgracia, son la excepción-) y por lo tanto que
tiene derecho a recibir una ayuda cuando enfrenta una situación
que puede poner en peligro su existencia o el desarrollo de ella
en el nivel que corresponde, así como que está obligado a asis-
tir al otro -personalmente o a través de la comunidad-, cuando
se encuentra en una emergencia similar, no significa que pueda
renunciar al ejercicio de su responsabilidad. Es él quien "de-
be jugar su vida"; los demás podrán ayudarlo o molestarlo en
esa tarea, pero de ningún modo pueden suplir esa exigencia
fundamental del ser humano.
Ciertas expresiones, como la de asegurar la vida del hom-
bre "desde la cuna hasta la tumba", pueden -por la exageración
y el error conceptual que traducen- llevar a graves peligros en
INTRODUCCIÓN 357

la medida en que induzcan a algunos a creer que pueden trans-


ferir a la sociedad la "conducción de su existencia". Velar por
otro no significa "vivir por otro".
El peligro quizá pueda percibirse ya en algunos países que
han alcanzado los más altos niveles en sus sistemas de seguri-
dad social. De hecho, parece que se ha producido, si no en
todos, por lo menos en algunos, esa "transferencia" de lo que
sin duda constituye uno de los componentes fundamentales de
la "sal de la vida" (cuando ésta pierde su sentido, el hombre no
"encuentra ya" motivo para vivir; se la suplanta por el aburri-
miento).
Debe puntualizarse, a fin de evitar malos entendidos, que
el error no está sólo en el desequilibrio de los medios (que pa-
recen pretender asegurarlo todo), sino en la concepción de vida
que da sustento a la convivencia. Aquéllos son simples me-
dios; su alteración puede provocar graves daños a lo que se in-
tenta resguardar (como ocurre en la vida familiar con la "madre
sobreprotectora"). La causa del mal no está en ellos, sino en
la concepción de vida que permite el desajuste de los medios al
fin, al que deberían estar subordinados.

§ 390. EVOLUCIÓN DE LAS TÉCNICAS DE SEGURIDAD UTILI-


ZADAS. - Como ya se lo indicó, en otras épocas se consideraba
que la seguridad "estaba al alcance de la mano del hombre";
quizá porque era muy poco lo que se podía lograr para prevenir
los riesgos (posibilidad o proximidad de un daño). Un instru-
mento hábil para ello a nivel individual (autoprotección) fue el
ahorro. Algunos autores destacan, con razón, que constitu-
ye una técnica elemental o una garantía indiferenciada que no
se ha propuesto hacer frente a los riesgos sociales, pero que
puede darles solución parcial. Por medio de él el hombre res-
tringe su consumo actual para poder formar un patrimonio con
el que hacer frente a los percances de toda índole que puedan
ocurrirle en el futuro. No obstante, el medio no es siempre
eficaz; se presentan situaciones graves en la vida de un hom-
bre: enfermedades o accidentes que pueden superar lo que una
358 PARTE GENERAL

persona haya ahorrado con su esfuerzo. Aunque éste ha sido


durante mucho tiempo el único método para prevenir riesgos
futuros a nivel individual o familiar, en la actualidad, a sus de-
ficiencias se agregan otras. El aumento del costo de la vida,
que entre otras razones se debe a que se han alcanzado más al-
tos niveles, hace imposible que grandes sectores de población
-quizá los más expuestos a los riesgos sociales- puedan reali-
zar un suficiente ahorro para hacer frente a sus futuros y posi-
bles riesgos.
Un sistema más eficaz para crear una garantía de seguri-
dad social y que conserva los valores propios del ahorro, es el
que se realiza, no ya a nivel individual, sino colectivo, a través
de instituciones de mutualidad (sin propósitos de lucro). Un
grupo de personas se asocian para hacer frente a los daños que
sufran algunos de ellos. A este fin, se han utilizado dos me-
dios que consisten en hacer un aporte: a) cuando se produce la
situación, o b) mensualmente, para constituir un patrimonio con
el que se financian las prestaciones, así como la adquisición de
los distintos medios que constituyen la infraestructura del ser-
vicio (hospital, etcétera).
Dentro de esta modalidad de ahorro colectivo, se ideó y
puso en práctica la técnica del seguro, en la que quien se encar-
ga de la administración del servicio persigue fines de lucro y
adopta las pertinentes técnicas comerciales. A cambio de una
prima, se hace cargo del pago de las indemnizaciones y presta-
ción de un servicio cuando el riesgo se produce.
Con frecuencia, y especialmente en los primeros tiempos
en que se vio la necesidad de encontrar medios para cubrir las
contingencias que sufren determinados sectores de la población,
que por razones de índole económica o por determinadas pau-
tas culturales, no estaban capacitados para recurrir a las téc-
nicas conocidas -ahorro, seguro, mutualismo-, se adoptó otro
procedimiento.
Se crearon instituciones privadas con el fin de asistir a los
indigentes por medio de establecimientos especiales: hospitales,
INTRODUCCIÓN 359
colegios, asilos, etcétera. Cumplían en la práctica un deber de
caridad (amor) hacia el necesitado (se expresaba así la solidari-
dad con el que sufre). El inconveniente de tales organizacio-
nes que se financian con la contribución de particulares -con
frecuencia apelan a subsidios oficiales-, es que no están obli-
gados a la prestación que realizan por "caridad" (este concepto
perdió su sentido prístino, para convertirse en algo que se hace
por "gracia", "favor"); en consecuencia, quien la recibe no tiene
derecho a la asistencia, percibe una donación, lo cual en muchos
casos se convierte en algo denigrante, propio de pordioseros (no
hay un acto real de caridad al prójimo).
Las organizaciones estatales (a veces a cargo de las munici-
palidades) tomaron también a su cargo la prestación de servi-
cios (sobre todo en el sector de la atención médica, internación
hospitalaria, asilos, etc.), que conservó el nombre de asistencia
(equivalente a gratuito para el que la recibe), aunque con el adi-
tamento de "pública". En otros casos, se la denominó "servi-
cio público". En la emergencia, la comunidad toma a su cargo
la prestación que financia con los fondos del presupuesto (ya
provengan de impuestos o de contribuciones especiales), sin
perjuicio de las donaciones que se realicen a tal efecto. En el
caso, quien recibe el beneficio (el nombre se mantuvo), lo hace
en uso del derecho a que la comunidad lo asista. No siempre
los fondos dedicados a tal finalidad son suficientes para hacer
frente a los requerimientos, por lo cual se mantuvo el sentido
como que la prestación conserva un carácter de "gracia", "favor".
Algunos autores destacan, dentro de las técnicas usuales,
el sistema de responsabilidad que opera de acuerdo con las re-
glas del Código Civil para hacer frente a las consecuencias de
los hechos ocasionados por culpa de terceros. Sin duda, este
mecanismo no tiene aplicación práctica para hacer frente a los
principales riesgos a que está sujeto el hombre en su vida: en-
fermedad, desamparo de los parientes con motivo de la muerte
del jefe de la familia, accidentes, desempleo, que no pueden
imputarse a nadie a título de negligencia o dejación en el cum-
plimiento de sus deberes, etcétera.
360 PARTE GENERAL

Ante ese cuadro, se implantó un sistema (heteroprotecto-


rio) que adoptó algunos caracteres de los anteriores. De la
mutualidad, la ausencia del fin de lucro; del seguro comercial,
los cálculos actuariales para repartir la carga de la prestación
dentro de un universo sometido a un índice de probabilidad de
sufrir determinadas contingencias. A ello agregó el carácter
obligatorio de la incorporación al sistema, mientras que los an-
teriores eran voluntarios. Ese hecho facilita una prestación más
eficiente en la medida en que hace más evidente la exigencia
de que el rico (en el sentido ya indicado) contribuya a la asis-
tencia del pobre (ver § 389), y que ello no depende sólo de su
voluntad como un acto gracioso ("caritativo", según una expre-
sión que perdió su auténtico sentido), sino como un débito so-
cial impuesto por la ley.
Conviene aclarar que la aparición de la nueva técnica (se-
guridad social) no ha dejado sin efecto las otras y en especial
algunas de ellas. El ahorro sigue siendo un método a través del
cual los individuos y las familias, en comportamiento digno de
todo elogio, reducen razonablemente su consumo actual, para
poder hacerlo en el futuro (quizás en la época de las "vacas fla-
cas"). Corresponde al orden de la responsabilidad que cada
cual tiene que ejercer para enfrentar su futuro, lo que se com-
plementa -como ocurre en muchos países- con las prestaciones
de seguridad social, que de ningún modo pueden cubrir todas
las necesidades (ver § 389).
En lo que atañe al sistema mutualista, es evidente que no
puede mantenerse en competencia con la seguridad social.
Como ocurre en la Argentina desde la sanción, en 1970, del
régimen de obras sociales (ver § 472), no puede continuar pa-
ralelamente con el creado por ley; forzosamente tiene que in-
tegrarse a él, facilitando el aprovechamiento, no sólo de su
importante infraestructura, sino también de prestaciones adicio-
nales, incluso en materia de asistencia médico-hospitalaria, far-
macéutica, actuando a modo de "obra social complementaria".
Sin duda se abren a las instituciones de esa índole otros cam-
pos aún no cubiertos en el país por la seguridad social, o por lo
INTRODUCCIÓN 361
menos en forma satisfactoria, como turismo, prestaciones para
educación de los hijos, construcción de viviendas, etcétera.
Una consideración particular merecen las organizaciones de
carácter asistencial y muy especialmente la tarea que muchas
personas realizan en ellas, gratuita o casi gratuitamente, como
una manera de contribuir al bien de los demás. Así como la
seguridad social no puede suplir la función que le incumbe al
ejercicio de la responsabilidad de su futuro por parte de cada
hombre y de los distintos grupos humanos (en especial, la fa-
milia), de la misma manera no se puede prescindir de la tarea
de quienes se sienten obligados a prestar un servicio a sus her-
manos, en el cumplimiento de una tarea en relación de depen-
dencia o no. Los distintos servicios a cargo de la seguridad
social no se agotan en la entrega de una prestación de carácter
económico.
En el país, con excepción de las obras sociales y la "asis-
tencia pública" por medio de hospitales, escuelas, asilos, la
tarea se reduce a conceder una prestación ("beneficio") jubila-
toria o una asignación familiar, con lo que no se agota la deuda
de la comunidad a través de los que "tienen" vida -juventud,
inteligencia, salud, empleo, etc.-, respecto de los "pobres" (me-
nesterosos). No basta quizás una asignación mensual, espe-
cialmente en los centros urbanos con comodidades domicilia-
rias reducidas para la convivencia de tres generaciones: abuelos
(jubilados), padres e hijos; se requieren otros medios que la co-
munidad tiene que crear o recrear para que el retiro de la vida
activa no se convierta, como ocurre a menudo, en la "muerte
civil"; es necesario proveer a la necesidad de atender a un gru-
po, cada día mayor -a consecuencia del incremento del prome-
dio de vida-, para disfrutar de la vida. Lo mismo ocurre con la
atención de los enfermos y niños abandonados por sus padres,
etcétera.
Para cumplir con esa misión, no basta contar con "emplea-
dos"; se requiere una vocación especial para dedicarse a una tarea
que, aunque más "importante" que la que se realiza en una fá-
brica o en una oficina, tiene sus dificultades (con frecuencia,
362 PARTE GENERAL

falta de comprensión de las personas atendidas, problemas de


convivencia, etc.), a la par que a veces una menor retribución
(este factor se debe a una falta de apreciación de la importancia
de los servicios sociales dentro de la comunidad).
Esas tareas requieren la labor de "voluntarios", tanto a ni-
vel personal (ver § 90, b) como institucional, que en la actuali-
dad cumplen con el mismo propósito que inspiró la creación de
las instituciones de "beneficencia". El hecho de que con el
tiempo algunas de ellas hayan perdido el "sentido" de su fun-
ción para convertirse en meras organizaciones burocráticas, no
debe hacer olvidar que el trabajo -se preste en relación de de-
pendencia, autónomamente o por razones benévolas, amistosas-
debiera ser, ante todo, un servicio al hermano al que se asiste
-con prescindencia de que él lo retribuya directa o indirecta-
mente, adecuadamente o no, mediante un "pago"-, o sea, un
acto de caridad (amor). Más aún, quizá convenga recordar
que ciertos servicios que se reciben -educación, atención médi-
ca y muchos otros-, no siempre pueden ser retribuidos en dine-
ro, ni se los hace sólo por ese motivo.
Por consiguiente, sin perjuicio de mejorar las técnicas de
seguridad social, conviene crear las condiciones para que se
amplíe esta clase de actividades.
En una primera etapa y sobre todo en lo referente a la co-
bertura de las contingencias sociales de vejez, invalidez y de-
samparo por muerte, las técnicas propias de la seguridad social
adoptaron el criterio de establecer un sistema que, en cierta
manera, funcionaba como ahorro obligatorio a nivel individual.
Las primeras experiencias en la materia adoptaron el mecanis-
mo del seguro privado, según el cual se constituyen capitales
con los que se hace frente al pago de las prestaciones (capitali-
zación; ver § 405). Por lo tanto, la cotización o aporte a cargo
del "beneficiario", más la contribución debida por su emplea-
dor, constituían un fondo que se incrementaba con los intereses
ganados, con el cual en el futuro se abonarían sus prestaciones.
El cálculo estaba hecho de tal manera que, abonados los gastos
del servicio administrativo de la agencia, el fondo se amor-
INTRODUCCIÓN 363
tizara en un lapso similar al que podría alcanzar (después de
obtener su jubilación o pensión) el beneficiario (tanto el titular
como sus familiares), de acuerdo con el promedio de vida esti-
mado para el universo que integra.
La prestación sólo se otorgaba sobrepasado un lapso de
aportes -al principio varios años, considerado como plazo de ca-
rencia- (ver § 403, a), de tal manera que quien no alcanzara
aquel período tenía derecho a solicitar la devolución de sus aportes
como si el sistema hubiera funcionado sólo como uno de ahorro
obligatorio. Aquella estructura del régimen jubilatorio permitió
a la Corte Suprema de Justicia desechar el agravio de inconstitu-
cionalidad. Según el tribunal, no había exacción de fondos o
contribución para sufragar prestaciones a favor de terceros, sino
la imposición de un ahorro, lo cual no era irrazonable. Los
fondos pertenecían en propiedad a los aportadores. Es evidente
que este argumento no tiene validez frente a un sistema de re-
parto (ver § 405).
En la Argentina, ante el fracaso del sistema previsional, se
proyectó volver a un régimen de capitalización. Creemos que
aquella situación no se ha debido tanto a una falla propia del
criterio de reparto, sino a otras causas. Entre éstas y sin áni-
mo de agotarlas en su totalidad, cabe citar el fenómeno de la
inflación, la de determinadas prácticas de demagogia de prome-
ter más de aquello a lo que la comunidad puede hacer frente, la
inmoralidad de la falta de aportes y contribuciones por parte de
quienes estaban obligados a hacerlo (en algunos casos, los fon-
dos retenidos a los trabajadores fueron aplicados a fines comer-
ciales de la propia empresa), a la grave situación económica
que sufrió el país durante varias décadas. A ello se agregó la
existencia de regímenes de privilegio que establecían beneficios
para determinados sectores que se financiaban, en su mayor par-
te, con el aporte común. Esto provocó no solamente una grave
situación de carácter económico, sino fundamentalmente de or-
den moral y de injusticia en el reparto de las cargas sociales.
Todo ello ha hecho que se volviera a poner el acento en un ré-
gimen de capitalización que, a su vez, puede servir para la for-
364 PARTE GENERAL

mación de grandes masas de dinero que pueden invertirse en la


concesión de créditos a las actividades productivas.
Creemos que la situación no depende sólo de un sistema de
reparto o de capitalización (éste quizás impide ciertas situacio-
nes de fraude, en cuanto dificulta la captación de prestaciones
jubilatorias sin haberse realizado previamente el correspondien-
te aporte), sino de si es correcta y honestamente administrado,
así como de las propias vicisitudes de la comunidad. Los ca-
pitales de cobertura también pueden ser empleados en secto-
res que no producen una adecuada rentabilidad o ninguna, con
lo que el ahorro realizado por las personas individuales que ad-
ministran los entes de gestión, ya de carácter oficial o privado,
también puede evaporarse. Estimamos que el régimen de re-
parto, basado sobre la idea de la solidaridad, resulta más conve-
niente desde el punto de vista social. De cualquier manera,
pasar de un sistema a otro no puede hacerse en forma violenta,
sino acompasada, debiendo preverse las consecuencias que se
producirán en el período de transición en que la comunidad,
ante la disminución de los ingresos para hacer frente a las jubi-
laciones ya otorgadas, o las que lo serán en un período de 10,
15 ó 20 años, deberá financiar el desequilibrio a través del sis-
tema impositivo (como debió hacerlo en los últimos años ante
la quiebra del sistema que ha llevado a la declaración de "situa-
ción de emergencia previsional"). Sin duda, esa carga durante
el período de transición será mayor, y durante él también deberán
adecuarse determinados ajustes, a fin de paliar algunas incon-
gruencias en razón de determinadas prestaciones jubilatorias.

§ 391. POLÍTICA SOCIAL Y SEGURIDAD SOCIAL. RELACIONES


DE ÉSTA CON LAS ESTRUCTURAS SOCIALES. - Como ya se indicó en
el § 9, c, la seguridad social integra la política social y consti-
tuye un medio (protección) de realizar su sentido: la desa-
parición de las desigualdades, brindar a todos los hombres la
posibilidad de desarrollar su personalidad en un nivel compati-
ble con su dignidad y el "sistema de provisiones" (ver § 2, c)
con que cuenta la comunidad.
INTRODUCCIÓN 365
El sistema de seguridad social no puede ser resultado de
una "elaboración de gabinete", sino de las posibilidades con-
cretas de una comunidad. Su realización práctica, a fin de no
convertirse en una utopía, en una aspiración irrealizable por
razones de factibilidad, tiene que tomar en cuenta la estructura
demográfica, socioeconómica y cultural de la comunidad en
que se la pretende implementar.
Como en definitiva tiende, por lo menos directamente en
su versión de reparto e indirectamente en el de capitalización
(ver § 405), a que quienes poseen porque son "ricos" (en el
sentido ya indicado) subsidien a los "pobres", cuando éstos se
encuentran en una situación de contingencia social (ver § 402)
definida por la ley, el tal sistema sólo tendrá sentido práctico si
se lo estructura en función de la composición (por edades) de
la comunidad.
Pese al buen deseo de muchos, sólo puede asegurarse una
prestación a quienes han sobrepasado un cierto nivel de edad o
se hallan imposibilitados para trabajar, en la medida en que ha-
ya jóvenes u hombres maduros que lo hagan y puedan proveer
(y estén dispuestos a hacerlo) los fondos necesarios para abo-
nar esos "créditos contra la sociedad". De la misma manera, si
se pretende dar un subsidio para liberar de la carga que imponen
las obligaciones familiares (hijos, esposa), habrá que calcular
su "dimensión" para determinar el "peso" que ello constituirá
para el resto de la población.
Cuando haya que establecer la edad de retiro de la fuerza
de trabajo y el ingreso al status de jubilado, habrá que tener
muy presente cuál es el promedio de expectativa de vida en esa
comunidad. Las primeras leyes en la materia fijaron niveles
que ahora parecen reducidos, pero que en su momento eran ló-
gicos. Al ampliarse la mencionada expectativa, es indudable
que tiene que aumentarse el tope de edad jubilatoria. De lo
contrario, se produce un aumento del número de los pasivos,
cuyas prestaciones gravitan más intensamente sobre los activos,
de manera que si no se mantiene la proporción entre un sector
y otro, estos últimos tendrán que realizar un esfuerzo adicional
366 PARTE GENERAL

(trabajar más, consumir menos) para que se puedan abonar las


prestaciones que se liquiden.
No se justifica que quien goza de buena salud y mantiene
su capacidad laboral, tenga derecho a exigir de los demás un
esfuerzo superior para que se le pague su prestación. Sin du-
da, en el caso, no se dan los presupuestos que configuran la
"contingencia social" (ver § 402). En cuanto al argumento que
se esgrime diciendo que si la edad jubilatoria es muy elevada
nadie alcanzará a gozarla, debe tenerse en cuenta que en caso
de fallecimiento del trabajador titular del beneficio, su esposa y
algunos familiares (ver § 425, c, 1, y 426, d) perciben una pres-
tación por pensión, con lo cual la carga que deben soportar los
activos se prolonga en el tiempo.
Como se ha indicado, la posibilidad de implantar un siste-
ma de seguridad social está en función de la riqueza que la
comunidad produce, ya que constituye un sistema de redistribu-
ción del ingreso global; junto a los que responden a una moti-
vación económica, aparece otro nuevo (ver § 392). Si bien el
problema no se agota en el aspecto económico -la seguridad
social debe constituir una idea fuerza que tonifique y dé senti-
do a la convivencia social-, cabe preguntarse: ¿de dónde ha-
brían de extraerse los fondos para cubrir las necesidades que
impone el presupuesto social? (ver § 11).
La implantación de un sistema de esa índole o su modifica-
ción, como todo cambio, encuentra resistencia, a veces hasta de
los mismos beneficiarios, que en los sistemas contributivos -an-
tes de percibir la prestación- tienen que hacer aportes. Por lo
tanto, hay que tomar en cuenta ese hecho y preparar la "mentali-
dad para el cambio", pues de lo contrario, la reforma introduci-
da, pese a su sentido de justicia, puede terminar en fracaso.
Aunque no cabe suponer que quienes hayan de contribuir
lo hagan con satisfacción, es necesario lograr un cierto consen-
so en la opinión pública acerca de la conveniencia del nuevo
sistema. De lo contrario, la tendencia, ya de suyo importante,
a la evasión, se agudiza, y se requiere un gasto mayor en la
tarea de control y seguimiento de los deudores.
INTRODUCCIÓN 367
Vinculado con el mencionado aspecto de la "resistencia",
las medidas que se implanten habrán de sujetarse a un plan pro-
gresivo. No siempre es factible, en una primera etapa, cumplir
con los presupuestos de un buen sistema de seguridad: univer-
salidad e integralidad (ver § 395, d y e); éstos sin duda, deben
ser la consecuencia de un cierto asentamiento, fruto de una ma-
durez que se logra a través de la experiencia. Desde el punto
de vista técnico, se aconseja que se comience por la atención a
los sectores que tengan una mayor necesidad de ser asistidos y
que las contingencias cubiertas se limiten a las más apremian-
tes. Sucesivamente (lo que no debe ser sinónimo de "tarde,
mal y nunca"), debe ampliarse el sistema tanto en sentido hori-
zontal como vertical.
Así como las estructuras demográfica, socioeconómica y
cultural de la comunidad deben ser calibradas a los fines de im-
plantar un régimen de esta índole, también deben apreciarse
los efectos que puede producir en aquéllas. En algunos países
(Francia después de la Segunda Guerra Mundial), se utilizaron
las asignaciones familiares como un medio para revertir una ten-
dencia secular en el proceso demográfico. Hubo de adoptárselo,
previo estudio de la situación, posponiendo la satisfacción de
intereses de otros sectores (en esa circunstancia, los de la an-
cianidad). En otros casos, hay que prever cuál puede ser la
influencia que vaya a ejercer una mayor "inversión" en seguri-
dad social sobre la estructura productiva. ¿Cómo reaccionarán
los que tienen que aportar las cotizaciones, contribuciones o
impuestos creados para financiar las prestaciones? ¿Ello re-
dundará en un aumento o en una reducción de la producción?
En cada caso, tienen que balancearse los pro y los contra y
mantener al día el control de evaluación de las consecuencias
que se dan en los distintos sectores que interactúan entre sí.

§ 392. LA SEGURIDAD SOCIAL COMO SISTEMA DE REDISTRI-


BUCIÓN DEL INGRESO NACIONAL. - Como ya se indicó en § 177 y
389, todo programa que tienda a subsidiar a quienes se ha-
llen en situaciones definidas como contingencias sociales, se
368 PARTE GENERAL

traduce en un cambio en el modo y procedimientos a través de


los cuales se redistribuye la riqueza producida por la comuni-
dad. Se la realizó en una primera etapa en función del aporte
teórico (no siempre las asignaciones responden a un criterio de
justicia) hecho por cada integrante a la construcción de esa ma-
sa de bienes. De esa manera, la participación se realiza por
medio de salarios, beneficios, rentas, intereses. A fin de que
el Estado pueda hacer frente a los gastos que exige el manteni-
miento de los servicios a su cargo -educación, sanidad, justi-
cia, seguridad, etc.-, reduce por medio de impuestos, tasas y
contribuciones, una parte de esa riqueza antes de que se opere
su
distribución por el citado canal económico. Parte de los
fondos que se invierten en el presupuesto nacional con frecuen-
cia
han sido invertidos a fin de atender necesidades -que hoy
cubre la seguridad social- mediante la llamada "asistencia" o
"servicio público", pensiones graciables, etcétera.
A partir de fines del siglo pasado (la primera ley de pre-
visión en el país, la 4349, para los empleados públicos na-
cionales, se sancionó en 1904), pero sobre todo después de la
Segunda Guerra Mundial, al promediar la década de 1940, se
introdujo un nuevo canal de distribución que se agregó al ante-
rior de carácter económico. Destina parte de la riqueza nacio-
nal producida a la satisfacción de las necesidades tanto del
sector pasivo (ex integrante de la fuerza de trabajo; ver § 13),
como del activo mismo, para brindarle la asistencia médica,
nos
pitalaria, farmacéutica que requiere para sí o para su grupo
farniiiar
como un subsidio por el mayor gasto que la atención
Qe
este último supone (en especial los preactivos: hijos).
La importancia relativa del flujo de esa vía ha ido en au-
mento a consecuencia de la ampliación del universo atendido,
del número de contingencias cubiertas y del mayor importe de
las prestaciones. Se lo mide en función del ingreso nacional
(en muchos países alcanza a más del 30%). Para el caso, no
interesa que la financiación de las prestaciones se realice por la
vía del impuesto, cotizaciones u otra. El monto de ellas se
sustrae a lo que se distribuye en función del aporte económico
INTRODUCCIÓN 369
realizado, aunque sus perceptores en parte coincidan (los activos
que se desempeñan en "relación de dependencia" y en algunos
países los que lo hacen autónomamente, también usufructúan
los servicios de salud y las prestaciones por cargas familiares).
Así, pues, se ha innovado en el modo de distribuir la riqueza
que la comunidad produce. Ahora también se toman en cuenta
personas que no son productores activos (unos porque han dejado
de serlo; otros, porque no han llegado a la edad de poder hacerlo),
así como necesidades cuya satisfacción quedaba antes librada a la
capacidad económica de cada cual. Al respecto, en cierta mane-
ra se ha producido una socialización de ese gasto.
Como consecuencia del cambio operado, se asigna capacidad
de compra a un sector que se halla constreñido por una mayor
necesidad (ya por su incapacidad para trabajar, por su estado de
salud, sus cargas familiares, etc.), con lo cual se satisface un
principio de justicia distributiva que en parte soluciona el pro-
blema de quienes sufren la contingencia (en épocas anteriores
tenían que enfrentarla con sus propios medios; ingresos, aho-
rros, etcétera).
La redistribución que se opera por esa vía tiene gran impor-
tancia desde el punto de vista no sólo económico, sino también
social, en el que se concretan las consecuencias prácticas del prin-
cipio de solidaridad, ya que todos (o por lo menos los que inter-
vienen en el sistema de producción) participan ahora de una ma-
nera más efectiva en la atención del gasto de los más necesitados.
El efecto económico que producen las prestaciones varía
según la especie de ellas. Las de mantenimiento (ver § 403,
b, 3, a) tienden a conservar la capacidad de consumo, mientras
que las de complemento (ver § 403, b, 3, b), sólo otorgan un
subsidio para hacer frente a las consecuencias de la contingen-
cia. En algunos casos, como ocurre con las asignaciones fa-
miliares, la finalidad no es la de aumentar la posibilidad de los
gastos del grupo, sino evitar las consecuencias que la mayor
carga les impone; de no mediar el subsidio, el hecho se traduci-
ría en una caída apreciable del "nivel de vida económico".
370 PARTE GENERAL

Por su parte, las prestaciones en especie, con especial re-


ferencia a las de asistencia médico-hospitalaria y farmacéuti-
ca, que tienen como objetivo asegurar un nivel aceptable de la
atención, constituyen una importante transferencia de recursos
hacia el sector de los prestadores de ese servicio.

§ 393. LA SEGURIDAD SOCIAL EN EL PLANO INTERNACIONAL.


Como ya se ha indicado, puede caracterizarse como un movi-
miento que trata de modificar los principios de la política libe-
ral que considera que el bienestar social es consecuencia del
libre juego -automático- de las fuerzas del mercado, lo cual
supone que el Estado no intervenga con medidas que pueden
provocar desajustes. Ya a fines del siglo xix se producen en el
campo legislativo algunos cambios a este respecto. Cabe citar
como antecedente el llamado programa social de Bismarck, en
Alemania, expresado en 1881 y llevado a la práctica algunos
años después, que se tradujo, entre otros, en el seguro de enfer-
medad, de accidente de trabajo, de invalidez y de vejez, y más
adelante desamparo por muerte, que se concretó en 1911 en la
redacción de un Código de Seguros Sociales.
Si bien en algunos otros países se adoptaron medidas que
a veces tendían a expandir las funciones que en la materia se
realizaban por medio de mutualidades, el impulso del desarro-
llo de las ideas que propugnaban la aplicación de la seguridad
social sólo se empezó a poner en práctica a partir de la década
de 1930 y en especial después de la Segunda Guerra Mundial.
En 1932, Franklin D. Roosevelt provocó un cambio fundamental
en los Estados Unidos de América, con sus medidas de carácter
intervencionista, entre las cuales se destaca la Social Security
Act (del año 1935), que facilita la creación de seguros no contri-
butivos de vejez y de desempleo a nivel estadual, con el apoyo
financiero del gobierno federal. Progresivamente, el sistema
se amplió después a la protección de otras contingencias.
En la Carta del Atlántico (1941) se utiliza la expresión se-
guridad social como uno de los derechos fundamentales del
hombre para garantizar su desarrollo, liberado de la necesidad.
INTRODUCCIÓN 371
Los países de América, en el acta de Chapultepec (año 1945),
se adhirieron a ese concepto.
En Inglaterra, el informe Beveridge, presentado en 1942,
habría de actuar como un detonante en la expansión de la idea
de la seguridad social concebida como una unidad (frente a la
tendencia que imperaba en aquel entonces a establecer regíme-
nes aislados y sin conexión entre sí) y como un plan de redis-
tribución del ingreso nacional. A las clásicas seguridades que
el Estado liberal brindaba al ciudadano (justicia), deben agre-
garse ahora las del pleno empleo, de una actividad remunerada,
ingreso mínimo, régimen de salud, etcétera.
En el orden internacional, los trabajos realizados por la
OIT en esta materia (entre otros, convenios 35 a 40 de 1933,
sobre seguros obligatorios de vejez, invalidez y muerte), toman
un nuevo impulso. La Declaración de Filadelfia (año 1944)
considera que la seguridad social "engloba el conjunto de me-
didas adoptadas por la sociedad con el fin de garantizar a sus
miembros, por medio de una organización apropiada, una pro-
tección suficiente contra ciertos riesgos a los cuales se hallan
expuestos". Con posterioridad, se aprobaron las recomenda-
ciones 67, sobre la "seguridad de los medios de vida", y 69
(ambas de 1944), sobre asistencia médica, que había de extender-
se a todos los miembros de la comunidad (con prescindencia de
que ejercieran o no un trabajo lucrativo). En 1952 el convenio
102 estableció una "norma mínima de la seguridad social".
La Asociación Internacional de la Seguridad Social (AISS)
con sede en Ginebra, que coopera con la OIT, tiene como obje-
tivo colaborar en la defensa, promoción y desarrollo de la segu-
ridad social, mediante su perfeccionamiento técnico y adminis-
trativo.
En el mismo orden internacional se destacan en la década
de 1940, la "Declaración de Santiago de Chile" (año 1942), que
lo fue en la Primera Conferencia Interamericana de Seguridad
Social y la Declaración Universal de los Derechos del Hombre
(año 1948). Según ésta: "Toda persona, como miembro de la
372 PARTE GENERAL

sociedad, tiene derecho a la seguridad social y a obtener, me-


diante el esfuerzo nacional y la cooperación internacional, la
satisfacción de los derechos económicos, sociales y culturales
indispensables a su dignidad y al libre desarrollo de su perso-
nalidad, habida cuenta de la organización y los recursos de ca-
da Estado" (art. 22); "toda persona tiene derecho a un nivel de
vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y
el bienestar y en especial la alimentación, el vestido, la vivien-
da, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tie-
ne asimismo derecho a los seguros en caso de desempleo, en-
fermedad, invalidez, viudez, vejez u otros casos de pérdida de
sus medios de subsistencia por circunstancias independientes
de su voluntad" (art. 25, 1). De ella se infiere un derecho a
gozar de un nivel de vida decoroso y a una protección contra
ciertos eventos que pueden dañar ese mínimo.
En lo referente a declaraciones, pueden citarse, entre otras,
las disposiciones del "Código Europeo de Seguridad Social",
que sigue los lincamientos del convenio 102 de la OIT, las de-
claraciones de Petrópolis (1952) y Ottawa (1966), aprobadas
por los países americanos miembros de la OIT. En cuanto a
los países latinoamericanos, además de las reuniones, trabajos
y conferencias de los países miembros de la OIT, la acción des-
plegada en la materia por la OEA a través de sus agencias es-
pecializadas, se destacan los trabajos realizados por la Confe-
rencia Interamericana de Seguridad Social (CISS), así como la
Organización Iberoamericana de Seguridad Social (OISS), que
en la Declaración Iberoamericana de Seguridad Social (Buenos
Aires, 1972) ha fijado las pautas fundamentales de una nueva
concepción de la seguridad social.

B) CARACTERIZACIÓN DEL DERECHO


DE LA SEGURIDAD SOCIAL

§ 394. CONCEPTO. - Como se indicó en el § 26, una con-


cepción trialista del derecho supone la existencia de: á) norma;
b) convivencia social, constituida por conductas humanas, y c)
INTRODUCCIÓN 373

finalidad. En esta rama jurídica, el primer elemento está cons-


tituido por el conjunto de disposiciones adoptadas a fin de de-
terminar los derechos de aquellos que se hallan en las situacio-
nes definidas como contingencias sociales, las condiciones en
que tienen acceso a las prestaciones, el monto de éstas, etc., así
como las obligaciones de quienes tienen que contribuir a la for-
mación del fondo con que se abonarán los beneficios de la se-
guridad social.
El segundo elemento toma en consideración el aspecto de
la convivencia social que se refiere a los casos en que algunos
de sus miembros están en situación de necesidad por causas
que especifica la ley (contingencias sociales), por lo cual se les
concede una prestación para que mediante ella arreglen su si-
tuación que, de lo contrario, y de quedar librados a sus solas
fuerzas, habría quedado maltrecha ante el impacto del flagelo o
la carga excesiva; de lo contrario, se restringirían sus posibili-
dades de desarrollar su vida y la de los suyos en un plano de
dignidad y libertad, compatibles con su condición de seres hu-
manos.
En cuanto a la finalidad perseguida, realizar el valor justi-
cia en esa convivencia, la seguridad social trata de lograrlo me-
diante técnicas que aseguran la concreción efectiva del princi-
pio de la solidaridad social, a través de una socialización de
las consecuencias producidas por las situaciones designadas co-
mo riesgos de esa índole: enfermedad, vejez, desamparo por
la muerte del jefe de familia, incapacidad, cargas de familia,
etcétera.
A diferencia de otras ramas del derecho (civil, comercial,
laboral), el aspecto de la convivencia que trata de regular no es
el de una relación contractual, sino la constituida por el solo
hecho de vivir unos al lado de los otros, con quienes no sólo se
convive, sino que se invive. Con prescindencia del trato diario
personal mediante una relación jurídica o de amistad con ellos,
se tienen determinadas obligaciones, así como derechos, a fin
de que ninguno de los miembros de la comunidad sucumba (él
o sus familiares) cuando el riesgo propio de la vida humana se
374 PARTE GENERAL

concreta o que la emergencia deteriore su existencia. A tal


fin, arbitra una serie de técnicas para efectivizar las consecuen-
cias propias de ese "invivir", a través de un sistema de dere-
chos y obligaciones en los que se plasma la participación de
todos -los que tienen posibilidad de hacerlo-, en las conse-
cuencias de la efectivización del riesgo social que sufren los
demás.
Esta rama del derecho corresponde al sector denominado
público, no tanto porque la administración del servicio suele
estar a cargo de agencias del Estado (lo mismo da cuando aqué-
lla se le encomienda a entes privados o públicos no estatales),
sino porque se refiere a la organización misma de la comu-
nidad, por lo cual se trata de un ius cogens (u obligatorio).
No hay en ella disposiciones de carácter orientador, del que las
partes puedan separarse. Quien es acreedor a una prestación,
puede no solicitarla en su momento, pero no puede renunciar a
ella (en algún caso, la ley la declara imprescriptible, no así sus
aspectos patrimoniales; art. 14 bis, Const. nacional; art. 82, ley
18.037, mantenido en vigencia por el art. 168, ley 24.241).
En cuanto a la autonomía, como se indicó en el § 28, no
hay duda de que esta rama goza de ella desde los puntos de vista
científico, legislativo y didáctico. En lo que al primer aspecto
se refiere, aclarado el sentido del concepto, que no significa
un rompimiento total con el cuerpo central del derecho, cuyos
principios generales son aplicables a este sector en la medida
en que no alteran los de la disciplina (en el caso, dignidad del
hombre y su libertad, solidaridad, subsidiariedad; ver § 395, a,
b y c), es evidente que existe una "especialidad" constituida
por un cuerpo de principios propios, un vasto dominio de la
realidad social, método particular y doctrina homogénea (ver
§ 26 y 29).
En lo que atañe a la legislativa, que es consecuencia de la
anterior, está consagrada en la Constitución nacional misma (art.
75, inc. 12). La de carácter didáctico es indudable. Aunque
en una mayoría de los programas universitarios se la estudia
junto con el derecho del trabajo (por razones de orden históri-
INTRODUCCIÓN 375

co, quizá por afinidad de objetivos, pues ambos integran la po-


lítica social; ver § 9, b y c), no se lo hace como un capítulo de
éste, sino como una disciplina jurídica distinta (según algunos,
integra con aquél la rama del derecho social; ver § 28).

§ 395. PRINCIPIOS. - Constituyen las líneas maestras a las


que tiene que ajustarse la estructuración de un sistema de esa
índole; están enderezados al cumplimiento de la finalidad que
se persigue.
En doctrina se distingue entre los básicos, que atañen a la
filosofía del sistema, y los de carácter técnico, que se refieren a
los modos más convenientes para la implantación de un sistema
a fin de lograr la mayor eficacia posible. Entre los primeros
se incluyen los de la dignidad del hombre y su libertad, solida-
ridad y subsidiariedad, y entre los segundos, la universalidad,
la integralidad, la igualdad y unidad de gestión.

a) DIGNIDAD DEL HOMBRE Y SU LIBERTAD. Para que la vida del


ser humano pueda desarrollarse de tal manera que se le asegure
el ejercicio de sus derechos fundamentales, hay que crear las
condiciones precisas. La seguridad social trata de cumplir esa
finalidad, liberando al hombre de las angustias propias que se
le presentan en las situaciones de contingencia social, facili-
tándole un subsidio de carácter económico a fin de ponerlo a
cubierto del riesgo de verse desprotegido, sin lo cual su digni-
dad y libertad no pasarían de ser una mera declaración teórica.
La dignidad y la libertad sólo tienen sentido cuando están ase-
gurados ciertos mínimos compatibles con las necesidades de una
vida aceptable.
De esa manera, la seguridad social destaca la dimensión
humana de la vida social.
b) SOLIDARIDAD. Como ya se ha señalado (ver § 389) me-
diante ella se asocia a toda la población en una lucha contra las
consecuencias de los flagelos de la necesidad, la desigualdad,
la enfermedad, la miseria.
376 PARTE GENERAL

De esa manera, los "ricos" prestan su colaboración para


que los "pobres" que se ven enfrentados a esas situaciones no
sucumban, o la lucha deteriore sus posibilidades de vida en un
plano compatible con su carácter de seres humanos. Por tanto,
no son uno o algunos los que soportan, por lo menos, las car-
gas económicas que el hecho genera, sino toda la comunidad.
El vínculo de solidaridad no se extiende sólo en el plano hori-
zontal y en un solo sentido; quienes hoy ayudan a formar el
fondo con que se hace frente a la lucha contra la pobreza, la
miseria, las cargas, tienen también el convencimiento de que si
ellos caen en esa situación, serán subsidiados por los otros, de
su misma generación o de las siguientes. Todas y cada una
de éstas se ayudan entre sí para que los miembros de ellas que
tengan necesidad de recibir los fondos que se disponen para
ello, los perciban, y a su vez, los que aportan, tengan la seguri-
dad de que ellos también serán "asistidos", ya por ésta o -si no
se modifica el criterio referido a la obligación fundamental del
hombre de ser solidario- por la próxima, con lo cual el vínculo
adquiere una dimensión vertical que se suma a la horizontal.
Es ésta una manera de realizar una de las "formas" de la justi-
cia social (ver § 38).
c) SUBSIDIARIEDAD. De acuerdo con lo expresado en el § 389,
la seguridad social no debe reemplazar a lo que a cada hombre
le corresponde hacer como sujeto y protagonista de su propia
vida y de la historia social. Por lo tanto, su función no es la
de sustituir, sino la de ayudar, facilitar, orientar, estimular, inte-
grar, coordinar, para que cada hombre proceda por sí a cumplir
el papel que le corresponde.
Aun en lo referente a la gestión de las agencias de seguri-
dad social (ver § 404), la aplicación de este principio se con-
creta en la participación que corresponde a los propios asegura-
dos en la administración de aquellos que actúan como cuerpos
intermedios. Su organización constituye una consecuencia del
fenómeno de juridización de esa realidad social. La asigna-
ción de esa función exclusivamente al Estado lleva a un peli-
INTRODUCCIÓN 377

groso centralismo y burocratización que cae en los mismos


defectos en que han incurrido ciertas modalidades de la "asis-
tencia": considerar que la prestación que se concede al que su-
fre la situación de contingencia es una gracia que se otorga y
se debe mendigar, no el ejercicio de un derecho.
La Constitución nacional (art. 14 bis) establece al respecto
una directiva fundamental: la administración del seguro social
obligatorio "estará a cargo de entidades nacionales o provincia-
les con autonomía financiera y económica, administradas por
los interesados con participación del Estado". Sienta las bases
de un sistema de cogestión y descentralización geográfica que
la ley sólo ha recogido parcialmente en cuanto al primer aspec-
to, en lo referente al régimen de obras sociales y de asignacio-
nes familiares (ver § 476 y 483).
d) UNIVERSALIDAD. ES una consecuencia del fenómeno ex-
pansivo (horizontal) de la seguridad social (ver § 389). Según
él, el criterio es tratar de que el sistema cubra toda la pobla-
ción. Si bien en sus inicios, en los distintos países, por lo co-
mún se comenzó por proteger determinados sectores (los más
necesitados y en especial trabajadores en "relación de depen-
dencia"), la tendencia -una vez asegurados ciertos presupuestos
fácticos- es abarcar toda la población, lo cual condice con el
objetivo perseguido: asistir a todos los hombres, no sólo a un
grupo.
e) INTEGRIDAD. ES ésta otra de las consecuencias del men-
cionado fenómeno expansivo (en este caso vertical), por el que la
cobertura se extiende al mayor número de situaciones que pue-
dan planteársele al hombre, con lo que el ámbito del sector ase-
gurado se amplía de acuerdo con las posibilidades fácticas de
la comunidad (ver § 391). Las contingencias sociales protegi-
das se van, por consiguiente, ampliando. En Argentina, el pri-
mer sistema (creado por ley 4349) se redujo a los empleados
públicos nacionales y a las situaciones de vejez, invalidez y de-
samparo por muerte (sujetos a ciertas condiciones que después
-lo mismo ocurrió al ampliarse a otros sectores- fueron dejan-
378 PARTE GENERAL

dose sin efecto); se amplió a ciertos aspectos familiares (prime-


ro hijos, luego esposa y después otras situaciones) y prestación
médico-asistencial. Por ley 24.013 (sancionada el 13/11/91) se
han cubierto aspectos comprendidos dentro de una concepción
tradicional de las contingencias sociales: desempleo o paro for-
zoso (ver § 485 y 486).
f) IGUALDAD. Según este principio, se intenta dar realización
a una de las aspiraciones del hombre según la cual se eliminan
las discriminaciones arbitrarias en situaciones objetivamente si-
milares. En otros términos, se dispensa un "tratamiento igual
a los iguales en igualdad de circunstancias". Corresponde a
una aplicación práctica del principio contenido en el art. 16 de
la Const. nacional, que a su vez lo es también de la política so-
cial. De acuerdo con ese principio, no cabe establecer dife-
rencias en la clase y cuantía de las prestaciones y reparto de la
carga financiera.
g) UNIDAD DE GESTIÓN. Mediante ésta, se establecen una
administración común y una conducción central de los diver-
sos subsistemas, por lo menos en los órganos de cúpula, lo cual
no impide una ejecución descentralizada con fácil acceso (in-
mediación) del beneficiario a la agencia local, especializada en
función de la contingencia atendida, encargada de la administra-
ción del servicio. Un sistema de esa índole exige, también, no
sólo una unidad en lo administrativo, sino también en lo legis-
lativo y en lo financiero (en cierta manera, éste resume en ese
aspecto organizativo los principios de universalidad, solidaridad
e integralidad).
En el país, los distintos aspectos de la seguridad social se
desarrollaron en forma caótica. En cuanto a las prestaciones de
vejez, invalidez y muerte, lo hicieron parcialmente y a través
de agencias con dependencia funcional de distintos Ministerios
y diversidad legislativa. En ese aspecto se logró en 1944 una
cierta unidad que después se fue completando.
De acuerdo con lo prescripto en el decr. 2284/91 (promul-
gado, 31/10/91; publicado, BO, 1/11/91), ratificado por ley
INTRODUCCIÓN 379
24.307 (art. 29), se creó el Sistema Único de la Seguridad So-
cial (SUSS), dependiente del Ministerio de Trabajo y Seguridad
Social que tiene a su cargo la administración de los servicios
de previsión social, de asignaciones familiares (ver § 483), así
como el referido a los trabajadores desempleados instituido con
posterioridad (art. 112 y ss., ley 24.013, promulgada en diciem-
bre de 1991; ver § 485). Los respectivos órganos existentes a
esa fecha para la administración de dichos servicios (cajas de
asignaciones familiares e Instituto Nacional de Previsión So-
cial) fueron disueltos y sus bienes y funciones transferidos al
referido Ministerio que los ejecuta a través del SUSS (arts. 85,
91 a 102, decr. 2284/91).
De acuerdo con la referida disposición, se estableció un sis-
tema de Contribución Unificada de la Seguridad Social (CUSS).
La misma tiene a su cargo la percepción y fiscalización (que se
efectúa a través del SUSS) de los aportes y contribuciones al
régimen de previsión social (ver § 431, c), del seguro de salud,
así como el de obras sociales (ver § 477), del Fondo Nacio-
nal del Empleo (ver § 491) y al régimen de asignaciones fami-
liares (ver § 484). Quedan excluidos del mismo las "retencio-
nes sustitutivas" de las referidas obligaciones "fijadas en virtud
de convenios de corresponsabilidad gremial" (ver § 396, e), cu-
ya percepción, fiscalización y ejecución judicial estarán a cargo
del SUSS (art. 87, inc./, párr. 2o, decr. 2284/91).
Los importes que los empleadores han adelantado a su per-
sonal en concepto de asignaciones familiares (ver § 484), se
deduce del total que debe ingresarse en concepto de la CUSS.
Por una resolución posterior, se exceptuaron de dicha compensa-
ción los aportes a las obras sociales y a la ANSSAL. Por lo
tanto, dichos pagos sólo son compensables con los aportes espe-
cíficos a los subsistemas de asignaciones familiares (ver § 484),
de previsión social (ver § 431, b) y Fondo Nacional del Empleo
(ver § 491). De acuerdo con ello, las sumas abonadas por los
empleadores en carácter de asignaciones familiares que superan
las contribuciones a su cargo (ver § 484), se compensan direc-
tamente por los importes que los mismos tienen que hacer en
380 PARTE GENERAL

concepto de contribuciones previsionales y al Fondo Nacional


del Empleo. Los ajustes correspondientes entre dichos subsis-
temas se hacen por intermedio del SUSS, que remitirá luego
los respectivos importes a los organismos administrativos en-
cargados de la administración de los referidos subsistemas, así
como a las obras sociales y a la ANSSAL (ver § 476 y 477).

§ 396. FUENTES. - A continuación desarrollaremos cada


una de las fuentes de la seguridad social.
a) CONSTITUCIÓN DE LA NACIÓN ARGENTINA. Las directivas bá-
sicas contenidas en el art. 14 bis, párr. 3 o , establecen: "£/ Esta-
do otorgará los beneficios de la seguridad social, que tendrá
carácter de integral e irrenunciable. En especial, la ley esta-
blecerá: el seguro social obligatorio, que estará a cargo de en-
tidades nacionales o provinciales con autonomía financiera y
económica, administradas por los interesados con participación
del Estado, sin que pueda existir superposición de aportes; ju-
bilaciones y pensiones móviles; la protección integral de la fa-
milia; la defensa del bien de familia; la compensación económi-
ca familiar y el acceso a una vivienda digna".
En ella se determina la organización de un sistema integral
e irrenunciable y la concesión de jubilaciones y pensiones mó-
viles (que constituyen prestaciones distintas), la administración
de las agencias (ver § 404) con participación de los interesados
y el Estado, con un régimen de descentralización geográfica.
En materia familiar, se destaca la necesidad de una política de
protección a ese núcleo humano que incluye las compensacio-
nes de carácter económico y el acceso a la vivienda digna.
De acuerdo con la norma constitucional, la legislación en la
materia, designada con la denominación de Código de Seguri-
dad Social, corresponde al Congreso de la Nación (art. 75, inc.
12). De acuerdo con una práctica inveterada, la administra-
ción de los subsistemas, a cargo de organismos estatales (previ-
sión, asignaciones familiares), no se ajusta al esquema que es-
tablece la Constitución al referirse a organismos provinciales
INTRODUCCIÓN 381
(junto con nacionales). Excepto en obras sociales con un sector
reducido, las demás agencias cumplen su cometido en todo el
ámbito nacional, sin perjuicio de un sistema de descentraliza-
ción administrativa que coincide o no con los ámbitos estaduales.
Los Estados locales han creado sus propios regímenes de
seguridad social respecto del personal de sus administraciones y
municipalidades, así como algunos de ellos el de los profesiona-
les liberales que ejercen su actividad en la respectiva jurisdicción
provincial (abogados, médicos, ingenieros, martilieros, escribanos,
etc.; ver § 428, f), por lo común administrados por organismos
a cargo de los propios interesados.
En un caso ("Sánchez c/Pcia. del Chaco"), la Corte Supre-
ma de Justicia interpretó que la regulación del régimen previ-
sional respecto del sector profesional correspondía al ámbito de
las facultades reservadas por las provincias (art. 121, Const. na-
cional). Sin duda, el ejercicio de la actividad (matriculación,
títulos exigidos, normas a las cuales debe sujetarse -códigos
procesales, de edificación-, etc.) está comprendido dentro de
las potestades que los Estados locales no delegaron al gobierno
federal (art. 121, Const. nacional), pero no parece tan claro que
el hecho también comprenda la protección de las contingencias
sociales de las personas que cumplen esas tareas (por lo menos,
frente a lo dispuesto por el citado art. 75, inc. 12). La refor-
ma introducida en la Constitución nacional en 1994 estableció
una cláusula por la que convalidó la vigencia de dichos entes
previsionales, en cuanto declaró que "las provincias... pueden
conservar organismos de seguridad social para los profesionales..."
(art. 125, párr. 2o). Por lo tanto, queda pendiente la cuestión
referida a si, con posterioridad a esa sanción, se podrán crear
nuevos entes de esa naturaleza. En cambio, el tema no admite
discusión en lo que concierne al personal de las propias admi-
nistraciones locales y municipales, regido por el derecho públi-
co provincial, lo que ha sido ratificado, en cuanto se refiere al
pasado, por el citado art. 125 de la Const. nacional.
Como lo hemos indicado, dicho texto le ha conferido jerar-
quía constitucional a una serie de tratados internacionales sobre
382 PARTE GENERAL

derechos humanos que se enumeran en el art. 75, inc. 22, algu-


nos de los cuales se refieren a derechos fundamentales vincu-
lados con la seguridad social, los que ya habían sido receptados
en la Constitución (ver § 50). Además, dejó abierta la posibilidad
para que, en el futuro, con igual jerarquía, se incorporen acuer-
dos de esa índole; a tal efecto establece el mecanismo pertinente
(aprobación, por ambas cámaras legislativas, por los dos tercios
del total de sus miembros).

b) TRATADOS INTERNACIONALES. La reforma de la Constitu-


ción nacional del año 1994 les confirió a éstos "jerarquía supe-
rior a las leyes" (art. 75, inc. 22). El tema tiene especial impor-
tancia en el ámbito de la seguridad social, en la que se suelen
acordar documentos de esa índole con otros países para conve-
nir aspectos relacionados con los derechos previsionales y, en
especial, el reconocimiento de servicios prestados en el otro.
También adquiere especial relevancia la cuestión respecto de
los convenios de la OIT sobre la materia, ratificados por el
país. De acuerdo con una corriente doctrinaria, de la que par-
ticipamos, cabe asimilar estos convenios a los tratados.

c) LEYES. La reglamentación de los principios contenidos


en la Constitución nacional se hace por disposiciones naciona-
les de carácter legal. En realidad, esas leyes disciplinaron de-
terminados sectores de la seguridad social con anterioridad a la
modificación del texto constitucional en el año 1957, que intro-
dujo dicho agregado al art. 67, inc. 11 (hoy art. 75, inc. 12), y
lo hicieron para todo el ámbito territorial del país (leyes de
jubilación para el personal bancario, periodistas, servicios pú-
blicos, ferroviarios, de comercio, industria, servicio doméstico,
profesionales, empresarios, independientes, "asignaciones fami-
liares"). De acuerdo con la invariable jurisprudencia de la Cor-
te Suprema mantenida hasta el caso "Riveras de Pacheco" (año
1976, DT, XXXVI-201), se consideró que tales disposiciones
(referidas al régimen jubilatorio) eran de carácter federal y pro-
cedía una tercera instancia judicial conforme a lo dispuesto en
la ley 48.
INTRODUCCIÓN 383

A partir de 1976 y hasta la promulgación de la ley 24.463


(30/3/95), el derecho judicial consideró que dichas normas inte-
graban el derecho común (propio del Código de la Seguridad
Social). De acuerdo con ese criterio, la Corte Suprema sólo
intervenía en los casos en que había declarado la arbitrariedad
de la sentencia del tribunal inferior. Con motivo de la promul-
gación de la citada ley 24.463 en la materia, se vuelve al crite-
rio anterior respecto del carácter federal de esas normas (así lo
dispone su art. 10, inc. 1). Además, establece que la "senten-
cia definitiva [que no lo es, en cuanto es recurrible por la vía
normal] de la Cámara Federal de la Seguridad Social [tribunal
de segunda instancia en materia de previsión social] será apela-
ble ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación por recurso
ordinario, cualquiera fuere el monto del juicio" (art. 19). Esa
disposición también comprende las sentencias dictadas por ese
tribunal ante las impugnaciones deducidas respecto de las deci-
siones administrativas adoptadas por: 7) la ANSeS, respecto del
régimen de asignaciones familiares (ver § 483); 2) la DGI, en
cuanto actúa como órgano de recaudación del sistema previ-
sional (ver § 429), y 3) la Comisión Nacional de Previsión So-
cial respecto del régimen de reciprocidad previsional -decr.
9316/46- (arg. art. 39 bis, decr. ley 1285/58, modificado por
art. 26, ley 24.463).
d) DECRETOS Y RESOLUCIONES. En esta materia, los decretos
reglamentarios y las resoluciones administrativas tienen gran im-
portancia, pues con frecuencia aclaran el sentido de la norma
legal y prevén -dentro del espíritu de ella- su aplicación a los
distintos casos que se presentan en la realidad. Es frecuente
que la ley delegue en el Poder Ejecutivo o en el actual Ministe-
rio de Trabajo y Seguridad Social la determinación de normas
relativas a situaciones especiales (arts. 9 o , 28, párr. 2 o , y 49,
inc. I o , ley 18.037).
e) CONVENIOS DE SEGURIDAD SOCIAL. LOS que se suscriben
entre la Nación y las provincias o entre la primera con otros
Estados, tienen fundamental importancia para establecer regí-
384 PARTE GENERAL

menes de reciprocidad, por los cuales el tiempo de servicio


prestado dentro de un ámbito (Nación, provincia u otro Estado)
es reconocido en los otros. Tales convenios tienden a dar so-
lución al problema que se plantea a los trabajadores trashuman-
tes; de esa manera su "antigüedad laboral", sea en su provincia,
en su país de origen o en el extranjero, se lo computa la agen-
cia que otorgará la prestación jubilatoria. En el orden interno,
el citado procedimiento soluciona los problemas que se plan-
tean con motivo del funcionamiento de los distintos regímenes
"estancos" (nacionales y provinciales).
Esa finalidad puede conseguirse mediante convenios cele-
brados entre distintas jurisdicciones, o bien por medio de los
llamados "abiertos", en que se admite la adhesión de terceros
que después se incorporan, con lo cual el convenio se convierte
en multilateral. En otros casos, el régimen puede ser creado
por ley que admite la adhesión de las provincias u otros Esta-
dos (tal el caso en el orden interno del decr. ley 9316/46).
f) CONVENIOS DE CORRESPONSABILIDAD. Conforme a lo que
establece la ley 20.155, las organizaciones sindicales y las em-
presariales pueden concertar acuerdos con el organismo admi-
nistrativo previsional, por medio de los cuales se regulan dere-
chos y obligaciones para ambas partes y con respecto a los
afiliados que se suman a los impuestos por ley. No sólo pue-
den referirse, entre otras, a las tareas de contralor, régimen de
contribución, sino también a fijar normas de procedimiento pa-
ra la gestión del reconocimiento del derecho (que puede trami-
tarse ante el sindicato; terminado el expediente, se remite a la
respectiva autoridad administrativa para su revisión y declara-
ción del beneficio).
g) PRINCIPIOS DEL DERECHO DE LA SEGURIDAD SOCIAL. Aunque
a este respecto no hay una norma expresa que se refiera a la
validez de los mencionados principios (ver § 395), ya como
creadores de derecho, ya para interpretar la norma o cubrir la-
gunas, como ocurre en derecho del trabajo (arts. 9 o y 11, que
disciplinan el tema, o arts. 10, 12, 17 y 20, que dan validez le-
INTRODUCCIÓN 385

gal a algunos de ellos; ver § 32; 33, a y b; 34; 36; 40 y 41), es


evidente que tales principios cumplen esa función ínsita en su
carácter de líneas maestras del régimen jurídico, por lo cual no
sólo indican las pautas de interpretación de la norma, sino tam-
bién la que debe aplicarse en caso de laguna de la ley (debe in-
terpretarse cuando hay tal, para no confundir esa situación con
las otras en que el legislador, de intento, no ha regulado la si-
tuación).
h) JURISPRUDENCIA. DOCTRINA. Al respecto, y como se in-
dicó en los § 60 y 61, pueden en cierta manera y con las limi-
taciones del caso, considerarse ambas como fuentes formales
del derecho, y en particular la segunda, como "un modo de
consolidación de la jurisprudencia".
La ley 24.463 (art. 19) ha determinado que "los fallos [de-
be entenderse, la doctrina que surge de ellos] de la Corte Supre-
ma de Justicia de la Nación serán de obligatorio seguimiento
por los jueces inferiores en las causas análogas". Por lo tanto,
las decisiones de ese tribunal constituyen fuente formal de los
derechos de la seguridad social.
i) CONVENIOS COLECTIVOS DE TRABAJO. Éstos constituyen una
fuente de normas de seguridad social, sobre todo en lo referen-
te al subrégimen de obras sociales. A tal fin, los sindicatos
pueden pactar con los empleadores la recepción de aportes de
carácter social, asistencial, previsional o cultural, en interés y
en beneficio de los trabajadores que representan (art. 9 o , ley
23.551; art. 4 o , decr. 467/88).
j) Usos Y COSTUMBRES. Al respecto, se pueden hacer las
mismas consideraciones formuladas en el § 63, en cuanto éstos
involucran a la agencia que administra el servicio (ver § 404)
en lo concerniente a las obligaciones a su cargo y siempre que
no sean contra legem; en este caso, no podrían ser creadoras de
derecho.

§ 397. APLICACIÓN DE LA NORMA. - Pueden distinguirse las


siguientes situaciones, según cómo ella se refiera.
386 PARTE GENERAL

a) ÓRGANOS. Las respectivas normas, en cada caso, esta-


blecen el órgano de aplicación a nivel administrativo, el que, por
lo común, coincide con el propio deudor directo de la prestación.
En el llamado régimen previsional, así como en el de obras
sociales y de desempleo, lo son las propias agencias que admi-
nistran el servicio, que ahora han sido absorbidas por el Minis-
terio de Trabajo y Seguridad Social (ver § 407). En cambio,
en el de asignaciones familiares, hay que hacer una distribución.
En cuanto a las prestaciones a cargo directo de las ex cajas de
asignaciones familiares (ver § 482), ellas mismas son órganos
de aplicación; en cambio, con referencia a las que la ley enco-
mienda directamente a los empleadores, aquéllas -según algu-
nos autores- sólo tienen a su cargo el contralor del cumpli-
miento de la norma (ver § 480, b).
Las decisiones que los mencionados organismos adoptan
en la materia están sujetas a revisión judicial, ya por el proce-
dimiento del contencioso creado por las mismas normas, o el
común, de acuerdo con las disposiciones del Código Procesal
aplicable.
b) EN EL TIEMPO. En el caso, no hay diferencia con respec-
to a la aplicación de la norma en las demás disciplinas jurídi-
cas: el hecho se rige por la vigente en el momento en que el
derecho se consolidó (renuncia al empleo, muerte, nacimiento
del hijo, casamiento, enfermedad, etcétera). En el caso de in-
cumplimiento del débito, a fin de que no quede desvirtuado
el derecho del acreedor, el deudor abonará el importe nominal
adeudado a la fecha de su nacimiento más la actualización mo-
netaria para corregir el fenómeno inflacionario que corresponde
hasta el 1/4/91 (entre otros, ver doctrina de la Corte Suprema
de Justicia en los casos "Vieytes de Fernández c/Pcia. de Bs.
As."; "Valdez c/Gobiemo nacional"; "Pietranera y otros"; ver
TSS, III-683 y 691 y IV-427, y ley 23.928). De acuerdo con
lo que establecen las leyes 21.864 y la referida 23.928, los cré-
ditos contra el subsistema de previsión, así como los de éste y
los restantes (de asignaciones familiares y de obras sociales) no
INTRODUCCIÓN 387

cancelados en plazo, además del pago de intereses, "se actuali-


zan" hasta el 1/4/91 (respecto de los que las mencionadas agen-
cias son titulares, también se devengan recargos especiales).
En materia jubilatoria, la Corte Suprema ha declarado que
el derecho se rige por la ley vigente en el momento en que se
produce la renuncia al cargo que genera el derecho a la percep-
ción de la prestación o la muerte del empleado (respecto de la
pensión), doctrina que había sido recogida por la ley, "salvo
disposición expresa en contrario" (art. 27, ley 18.037, t.o. 1976).
Dicha disposición debe aplicarse en forma supletoria respecto
de la aplicación de la ley previsional 24.241, en razón de que
no se opone ni es incompatible con ésta (art. 156, ley 24.241).
c) EN EL TERRITORIO. Las normas de seguridad social se
aplican a los hechos y circunstancias que originan el derecho a
una prestación, cuando ocurren en el país, a menos que por ley
o convenio internacional se haya establecido que los que se dan
en otros ámbitos (por ejemplo, el caso de servicios prestados a
los fines de su cómputo para obtener la prestación jubilatoria,
"asignaciones familiares") generan derecho. Por supuesto, no
tiene relevancia la circunstancia de que el trabajador domicilia-
do en el país fallezca, se enferme o su hijo nazca en el exterior
para gozar de los derechos a las prestaciones que conceden los
subsistemas de previsión, prestaciones asistenciales o de cargas
de familia.
En virtud de este principio, en el sistema previsional se
computan los servicios realizados por un trabajador en el ex-
tranjero, "que en virtud de un contrato de trabajo o relación la-
boral celebrado o iniciado" en el país, fuere trasladado o comi-
sionado por el empleador para realizar tareas en el extranjero,
si aquél tenía su "domicilio real en el país al tiempo de cele-
brarse el contrato, iniciarse la relación laboral o disponerse el
traslado o comisión" (art. 2o, inc. g, ley 18.037). En el caso,
se considera que la prestación en un ámbito geográfico distinto
del nacional, que por lo común es de carácter transitorio, se de-
sarrolla en el país.
388 PARTE GENERAL

En las mismas condiciones y por similares razones corres-


pondería el pago de las cargas familiares y la prestación de los
servicios a cargo de las obras sociales (y aportes correspondien-
tes). En este último caso, es posible que no pudieran darse en
especie, sino por la vía del reintegro (ver § 403, b, 2, b). En
otras situaciones, cuando la presencia del beneficiario en el ex-
tranjero no se debiese a una causa de trabajo (vacaciones), la
prestación a cargo de la obra social puede estar condicionada a
la clase de servicio organizado por ella. Si fuera con el siste-
ma de prestación directa con su propia organización o por el de
"capitación" (ver § 403, b, 2, b), en principio no habría dere-
cho a solicitar compensación por la asistencia no recibida (res-
pecto de la que la obra social había dispuesto los medios para
brindarla en el lugar de residencia del beneficiario). En cambio,
si aquél está organizado de acuerdo con el sistema de pago por
prestaciones, no habría inconveniente en que por vía de reinte-
gro se compensara el gasto realizado dentro de los costos que
indica el nomenclador (ver § 403, b, 2, b).

§ 398. INTERPRETACIÓN DE LAS NORMAS DE SEGURIDAD SO-


CIAL. - Dado el mayor tiempo de vigencia de las disposiciones
de carácter previsional, así como la importancia de ellas, la Cor-
te Suprema de Justicia y demás tribunales inferiores han elabo-
rado una vasta doctrina interpretativa que, en su caso y en cir-
cunstancias similares, también sería aplicable a los regímenes
de obras sociales, de desempleo y de asignaciones familiares.
Además de los principios fundamentales, como que la ley
debe evaluarse en la "totalidad de sus preceptos y los propósi-
tos finales que la informan, de manera que armonice con todas
las normas del ordenamiento jurídico vigente y del modo que
mejor concuerde con los principios y garantías de la Constitu-
ción nacional", se ha establecido "que dado el carácter de las
leyes previsionales, que tienden a reconocer derechos alimenta-
rios, su interpretación y aplicación no puede hacerse en forma
que conduzca, en definitiva, a negar su fin esencial, que es el de
cubrir riesgos de subsistencia y de ancianidad; por tanto, no
INTRODUCCIÓN 389
deben seguirse pautas rígidas de tipo gramatical, sino computar
el significado profundo de ellas, teniendo en cuenta sus fines y
contexto general". "Entre la inteligencia de las normas en de-
bate que conduzcan a la negación del derecho previsional y otra
que, sin violencia de su texto, permita su reconocimiento, debe
ser preferida la segunda".
En doctrina se ha planteado el problema de si en esta rama
del derecho rige un principio similar al protectorio, como ocurre
en el del trabajo (ver § 33). Dado el desarrollo de la discipli-
na, que en su primera etapa sólo comprendió a los trabajadores
en "relación de dependencia", se consideró que aquél era apli-
cable. A aquella apreciación se la rebatió diciendo que el pro-
blema que se planteaba no era similar al que se daba en el
ámbito laboral, en el cual, por tradición, el empleador había fi-
jado las condiciones de trabajo, por lo que la ley, a fin de equi-
librar el desnivel de negociación de las partes y evitar ciertas
injusticias cometidas por esa causa, determinaba mínimos inde-
rogables (ver § 72).
En la seguridad social, a pesar de que sus normas son tam-
bién de orden público -en este caso general- y, por lo tanto, in-
derogables, la situación del deudor de la prestación -agencia-
es otra. No se trata de un particular que pueda beneficiarse
con el atraso del cumplimiento de su débito. Es un organismo
que en cierta manera actúa como agente de compensación entre
los que deben aportar y los que tienen derecho a la prestación.
Más aún, como administra un fondo de recursos cuya financia-
ción ha sido calculada para atender las contingencias sociales
que de acuerdo con datos estadísticos se estima que se produci-
rán, tiene que actuar, e igualmente los órganos judiciales encar-
gados de la revisión de sus decisiones, con suma prudencia, a
fin de evitar que lo recaudado -que supone un esfuerzo de la
población activa- sea insuficiente para satisfacer los requeri-
mientos que se le formulen por quienes tienen derecho a una
prestación.
La cuestión en cierta manera ha quedado superada con la
reiteradamente citada jurisprudencia de la Corte Suprema de
390 PARTE GENERAL

Justicia, según la cual, en caso de duda, debe pronunciarse a


favor de quien peticiona el derecho cuando tiene una apariencia
de verosimilitud.

C) ESTRUCTURA

§ 399. MEDIOS TÉCNICOS JURÍDICOS UTILIZADOS. - A fin de


cumplir el objetivo de conceder prestaciones a las personas
(sujetos beneficiarios) que se hallen en situaciones definidas
como contingencias sociales, se establece un fondo administra-
do por una agencia que se financia con los aportes y contribu-
ciones que deben realizar las personas designadas al efecto (su-
jetos obligados). A este fin se establecen relaciones jurídicas
de beneficio y de cotización y de información (ver § 401, a y b),
por medio de las cuales se opera una redistribución del ingreso
(ver § 392).
Dichas técnicas (ver § 390) pueden adoptar, por lo menos,
dos clases distintas de financiación. Según una, con los fondos
recaudados al efecto mediante cotizaciones especiales (aportes,
contribuciones), se constituye un capital con el que se hará fren-
te al pago de las prestaciones. Se lo califica de contributivo
(ver § 405) y, por lo común, cuando la obligación pesa sobre los
sujetos que pueden ser beneficiarios del régimen, se estable-
ce como condición para obtener la prestación que en su opor-
tunidad (cuando "eran ricos") hubieran hecho los respectivos
aportes o solicitado su afiliación. Algunos autores califican de
"horizontal" esta clase de financiación.
El otro modo de constituir los fondos de la seguridad so-
cial puede ser el de la recaudación por la vía impositiva (u otra
fuente de ingresos: colonias, juego, etcétera). Algunos autores
lo consideran servicio público. En este caso, no se requiere que
el derecho a la prestación esté condicionado a haber estado afi-
liado al sistema y haber realizado las respectivas cotizaciones.
Basta acreditar la situación de contingencia (ver § 402 y si-
guientes). Un ejemplo de él lo constituyen las llamadas pen-
siones no contributivas a la vejez e invalidez (ver § 439).
INTRODUCCIÓN 391

El mencionado sistema -vertical, pues es sostenido por los


que tienen mayor capacidad contributiva- se califica de asisten-
cial, por oposición al contributivo. Las prestaciones que otor-
ga, a pesar de que no están condicionadas a la previa inscrip-
ción y al pago de cotizaciones, constituyen un derecho, no una
gracia.
En la práctica, el término "asistencial" tiene dos acepciones:
una se refiere a las prestaciones cuyo objetivo se reduce a solu-
cionar el problema del momento y no a promover la situación
del asistido (ver § 9, a). La otra se refiere al sistema no con-
tributivo.
En la Argentina, a partir de la sanción de la ley 22.293, el
régimen previsional se financia en forma mixta con cotizacio-
nes a cargo de los trabajadores, contribuciones a cargo de los
empleadores y un aporte de la Tesorería (criterio que confirma
la ley 24.241, reformada por ley 24.463; ver § 431, d).

§ 400. PRECISIONES TERMINOLÓGICAS. - Con frecuencia, y


dada la difusión que han alcanzado en la práctica ciertas de-
nominaciones vinculadas con el sistema de seguridad social,
se producen algunas confusiones. Se utilizan como sinónimos
expresiones que no lo son: previsión social, jubilación, seguri-
dad social.
Esta última es el sistema integrado por normas jurídicas,
medios técnicos, etc., por el cual se establece un nuevo modo
de redistribuir la renta nacional a través de prestaciones que
perciben las personas que se hallan en condiciones definidas
por la ley (que se designan contingencias sociales; ver § 402 y
siguientes). Como se ha indicado, más que una expresión de
carácter económico, es una concepción de vida basada en el
principio de la solidaridad social.
Para tener derecho a tales prestaciones, en unos casos bas-
ta acreditar la situación (como en las pensiones a la vejez, la
invalidez, las cargas de familia, aunque en este caso se requiere
justificar un vínculo de trabajo en relación de dependencia); en
otros, además de ello, hay que agregar el haber estado "com-
392 PARTE GENERAL

prendido" en el régimen de cotizaciones y haber solicitado la


correspondiente inscripción, o en el caso de los empleados, ha-
ber tenido derecho a ser inscripto (ver § 410 y 411). El pri-
mero responde al sistema asistencial, mientras que el segundo
lo hace al contributivo.
Cuando se hace referencia a la previsión (en el caso, so-
cial), se menciona un medio técnico - a nivel individual o a ni-
vel comunitario- para obtener los fondos con que hacer frente
a la contingencia. Dicha expresión significa "acción y efecto de
prever", o sea, "conocer, saber de antemano lo que ha de ocu-
rrir", lo que induce a realizar una "reserva voluntaria y cons-
ciente de bienes para aplicarlos a las exigencias y necesidades
del porvenir", "acto reflexivo y personal que puede presentar
distintas formas: ahorro, mutualismo y el seguro".
Con el vocablo "jubilación" se designa un sistema por el que
se concede la prestación, en el caso la que se otorga para "pro-
teger la contingencia de vejez e invalidez" (art. 26, ley 18.037).
La misma observación cabe formular acerca de la denomina-
ción de asignaciones familiares para el régimen que cubre las
cargas de familia. En ambos casos, el sistema se denomina
por el nombre de la prestación, que es uno de los elementos
que lo integran (ver § 403 y siguientes).
Por lo tanto, no es correcta la asimilación de previsión social
con régimen jubilatorio (aunque el sistema que en la Argentina
administra a este último, se designa previsional); aquélla pue-
de referirse no sólo al que procura una cobertura a las contin-
gencias de vejez e invalidez (la prestación por desamparo por
muerte se designa pensión; ver § 425, c, 1, y 426, d), sino tam-
bién a cualquier otra, ya que hace relación al procedimiento
-contributivo- para constituir los fondos con los cuales se abo-
narán las prestaciones.
Se ha sostenido (Deveali) que existe una distinción entre
régimen jubilatorio y seguro social, en cuanto el primero tiende
a otorgar prestaciones que permiten mantener el mismo nivel
de vida que se tenía en el tiempo de actividad, mientras que
INTRODUCCIÓN 393

el segundo concede beneficios mínimos que, según es práctica


en varios países, tienen que completarse con otros ingresos ob-
tenidos por la concertación de seguros privados o pensiones
otorgadas por empresas, en razón de haber actuado en ellas
(habiendo hecho contribuciones o no) durante un número deter-
minado de años (los llamados pensión plan en los Estados Uni-
dos de América).
De acuerdo con una tendencia que se ha manifestado en la
Argentina, se intenta adoptar un régimen que asegure una pres-
tación jubilatoria base, que se complemente con programas
optativos.
La diferencia a la que hicimos referencia no responde tanto
a una razón esencial, cuanto a matices que corresponden a de-
terminadas políticas en la materia y que se expresan en las di-
versas clases de prestaciones: de reemplazo, de complemento
(ver § 403, b, 3).

§ 401. SUJETOS. - En cuanto al ámbito de comprensión


personal del sistema de seguridad social, hay que distinguir en-
tre las personas que tienen un derecho que hacer valer (percibir
la prestación) contra la agencia que tiene a su cargo la gestión,
y aquellas otras que son deudoras de ella (aportes, contribucio-
nes, suministrar información). Cada una de ellas tiene distinta
clase de relación jurídica con la respectiva agencia, lo cual per-
mite distinguirlos de la siguiente manera.
a) BENEFICIARIOS. Son aquellos a quienes en las situacio-
nes de contingencia social definidas por la ley (vejez, invali-
dez, desamparo por muerte, cargas de familia, paro, etc.; ver
§ 402 y ss.), tienen derecho a percibir una prestación (ver § 403)
y, en consecuencia, son acreedores de la agencia en ese sentido
("relación de beneficio"). La incorporación de ellos dentro del
sistema, así como el cumplimiento de las obligaciones que la
ley les impone (pago de los aportes, dar información), no suele
ser de carácter voluntario. Sin embargo, como excepción, al-
gunos regímenes admiten afiliados con esa característica, cuyo
394 PARTE GENERAL

ingreso en el sistema -cumplidos ciertos requisitos- depende


de su decisión (art. 3 o , ley 24.241; ver § 416).
Desde el punto de vista técnico, no se requiere que sean
trabajadores en relación de dependencia, ya que la finalidad
que persigue la segundad social es la de "cubrir" situaciones
de necesidad de un ser humano y no sólo de aquéllos; más aún,
podría afirmarse que si se tiene derecho a percibir una presta-
ción, es por el hecho de ser hombre.
No obstante ese principio fundamental, de acuerdo con lo
que ha ocurrido en la práctica y, por otra parte, aconseja la ex-
periencia, cuando se instituye un servicio, en los comienzos se
suele restringir su alcance a los sectores más necesitados (así
como, respecto de las contingencias, a las situaciones más an-
gustiosas), razón por la cual, de ordinario se "comenzó" por di-
cho grupo laboral para pasar después a los otros.
La tendencia expansiva de la seguridad social que corres-
ponde a su principio de universalidad (ver § 395, d), tiende a
alcanzar a todos los hombres con prescindencia de que cum-
plan o no una tarea lucrativa y lo hagan en forma autónoma o
"asalariada".
En la Argentina, sólo el subrégimen de previsión que "cu-
bre" las situaciones de vejez, invalidez y desamparo por muer-
te, alcanza a todas las personas que ejercen una actividad, las
que deben afiliarse (el citado régimen admite que voluntariamen-
te se incorporen personas que no ejercen una actividad rentada;
ver § 413 y 416). No ocurre lo mismo en cuanto al subsiste-
ma de "cargas de familia", en el que es condición para tener
derecho a la prestación, haber desplegado una actividad en rela-
ción de dependencia. Por lo tanto, para obtener una "cobertu-
ra" de esa índole, los interesados (autónomos) tienen que recu-
rrir al sistema mutualista o al seguro privado. En materia de
prestación médica, el Sistema Nacional del Seguro de Salud
(ley 23.661) prevé que la pueden recibir tanto los trabajadores
que lo hacen en "relación de dependencia", como los que lo ha-
cen en forma "autónoma", estando la que corresponde a estos
INTRODUCCIÓN 395
últimos sujeta a las "condiciones, modalidades y aportes que fi-
je la reglamentación" (art. 5o, incs. a y b).
El carácter de sujetos beneficiarios también depende de la
clase de financiación del sistema. Si es contributivo, la presta-
ción está condicionada al hecho de haber solicitado la respecti-
va afiliación, o en el caso de los trabajadores en relación de de-
pendencia, haber formulado la respectiva denuncia del hecho
de que no se lo ha inscripto (como ocurre en el régimen previ-
sional y de obra social), y realizar los aportes en forma directa
o por intermedio del empleador que está autorizado para efec-
tuar el correspondiente descuento (art. 12, inc. b, LCT, y arts.
12, inc. c, y 13, inc. a, 3, ley 24.241; ver § 198, 410 y 411).
En cambio, en el asistencial, es decir, el no contributivo, no se
requiere acreditar afiliación; basta que se pruebe la situación de
contingencia social (vejez, invalidez; ver § 441 y siguientes).
En algunos casos, la ley exige a los sujetos beneficiarios
determinadas obligaciones, como dar los informes que se les re-
quieran, su afiliación, etc. (art. 13, inc. a, ley 24.241; ver § 410).
Dentro del conjunto de sujetos beneficiarios y según que
en ellos se dé o no la situación de contingencia social, puede
clasificárselos como los que sólo tienen aptitud para ejercer ese
derecho (como que todavía no se ha dado la situación contra la
que se protege: vejez, enfermedad, carga de familia, desempleo,
etc.), tienen una expectativa, y los que pueden ejercerlo en el
momento.
En cuanto a estos últimos, cabe distinguir los que han ad-
quirido un status (de jubilado, pensionado), que en cierta ma-
nera es permanente mientras no se produzca un evento que oca-
sione su pérdida o suspensión, de aquellos otros a los que no se
les ha conferido un derecho de esa índole, sino el de percibir la
prestación mientras se dan las circunstancias que la motivan
(tener a su cargo hijos menores, esposa, estar enfermo, en paro,
etcétera).
Puede destacarse el carácter de beneficiario directo o indi-
recto. El primero tiene derecho por sí a la prestación, mien-
396 PARTE GENERAL

tras que el segundo lo posee derivadamente y en virtud de su


parentesco con aquél. El derecho puede ejercerlo en algunos
casos simultáneamente con el titular (servicio de asistencia mé-
dica; ver § 473, a, 2), mientras que en otros, sólo cuando el
causante ha fallecido (pensión; ver § 425, c, 1, y 426, d).
Algunos autores, teniendo presente la "cobertura" de las
situaciones de vejez, invalidez y muerte (régimen previsional
en la Argentina), destacan que la población puede clasificar-
se en varios grupos: 1) activa (ver § 13) dentro de la cual algu-
nos se desempeñan en relación de dependencia y otros autóno-
mamente; 2) sus cónyuges e hijos a su cargo, y 3) las "otras
personas sin actividad lucrativa" (no incluidas en 2).
En realidad, esta clasificación puede tener importancia pa-
ra determinados sistemas y épocas históricas, ya que la protec-
ción que dispensa la seguridad social tiende a alcanzar a todos
los hombres (y no sólo a los que realizan una actividad lucrati-
va o de trabajo).
Dentro de ese criterio clasificatorio, también se suele "ubi-
car" a los miembros de la población en: 7) sector activo, y 2)
sector pasivo, aunque distinguiendo en éste el "preactivo" (jó-
venes que no han ingresado todavía en el mercado de trabajo) y
"post-activo" (ver § 13). En cuanto a esta última categoría
(pasiva), la mayor parte de las leyes de seguridad social conce-
den prestaciones que perciben directamente los "post-activos"
(jubilación, invalidez) y los activos jefes del grupo familiar res-
pecto de los preactivos que lo integran. Además, los activos
mismos perciben el beneficio cuando se hallan en ciertas si-
tuaciones (enfermedad). En el caso de que se liquiden presta-
ciones por otros (caso típico de las asignaciones familiares), el
titular es el que las recibe y no el menor o la esposa, que "consti-
tuyen la carga".
b) OBLIGADOS. En los sistemas contributivos hay personas
a las que directamente se les impone la financiación; en algu-
nos casos, son los mismos que, dadas las circunstancias, tienen
derecho a percibir la prestación (es el caso de los afiliados al
INTRODUCCIÓN 397

régimen previsional y al de "asistencia médica", cuya contribu-


ción se designa "aporte")- En cambio, otros tienen que efec-
tuarla sin tener derecho a la percepción de prestaciones en ese
régimen.
A la obligación de contribuir o relación de financiación, se
suman por lo común otras (inscribirse, solicitar el alta, denun-
ciar las bajas del personal, practicarle a éste descuentos en su
sueldo e ingresar los respectivos montos a la orden del SUSS,
etc.; art. 12, inc. c, ley 24.241; art. 12, inc. b, ley de obras so-
ciales; ver § 414).
La respectiva agencia tiene un derecho de crédito cuando
se ha producido el hecho que genera la obligación (tener em-
pleados a quienes se les debió liquidar el sueldo, vencimiento
de plazo respecto de los afiliados, etc.), que puede ser ejerci-
do de acuerdo con lo dispuesto en el Código Civil (art. 505 y
concs.), sin perjuicio de las normas propias en la materia (ley
18.820, y ley de obras sociales; ver § 432 y ss., 477 y 484).
En los sistemas no contributivos, los responsables de la fi-
nanciación no están determinados. Su carácter de tales, cuan-
do los fondos se obtienen por vía impositiva, lo adquieren las
personas alcanzadas por el hecho imponible; la relación jurídi-
ca se establece con el ente fiscal.

§ 402. OBJETO DE LA SEGURIDAD SOCIAL. CONTINGENCIAS


SOCIALES. - El objetivo de la seguridad social es dar protección
en ciertas situaciones (eventos) mediante una socialización de
los riesgos que puede sufrir el hombre en su vida. Una de las
cuestiones planteadas ha sido el de la denominación que debe
utilizarse para designar esas situaciones. El concepto de ries-
go que se adopta en el seguro comercial significa la proximi-
dad o posibilidad de un daño en la persona (o cosas) que no
sólo se caracteriza por imponer cargas económicas suplementa-
rias, disminuir o impedir el ingreso, sino también por reducir o
suprimir la actividad temporal o definitivamente y dañar las
posibilidades de desarrollo de la persona. No ha parecido co-
rrecto utilizar esa expresión en seguridad social, ya que no
398 PARTE GENERAL

siempre las que producen la necesidad de que la comunidad


acuda en ayuda de uno de sus miembros, responde a una situa-
ción que pueda calificarse de dañosa. Muchas son efectos de
hechos felices en la vida, como la maternidad, mientras que
otras, si bien dolorosas, responden al proceso natural (vejez,
muerte). Por ese motivo, se ha adoptado la expresión de con-
tingencia, que significa la posibilidad de que una cosa acaezca
o no, lo que también puede ser motivo de crítica, ya que algu-
nos de los eventos "cubiertos" ocurren necesaria y fatalmente
(vejez y muerte; la primera, si la segunda no se produce a una
determinada altura de la vida). De cualquier manera, la expre-
sión ha merecido la aceptación casi unánime de los autores; se
le ha agregado el aditamento "social" para indicar su relación
con los problemas propios de la convivencia.
Al respecto, se destaca que la comunidad no sólo puede
adoptar la actitud de "socorrer" mediante una prestación en ca-
so de que se produzca el evento, sino también adoptando deter-
minadas medidas para "prevenir" (en el ámbito de lo posible;
respecto de algunas contingencias -enfermedad, accidente-, es
más fácil hacerlo que en otras, o por lo menos, adoptar deter-
minada clase de disposiciones para reducir sus efectos destruc-
tores en la personalidad). No siempre la solución es de carác-
ter económico, o sólo económico, ya que cualquiera de los
eventos afectan al ser humano en su totalidad (alcanza a los di-
versos aspectos de su vida psíquica, biológica), razón por la cual
la ayuda tiene que tomar en cuenta esa situación. La compen-
sación económica es un medio para restablecer el equilibrio en
una situación alterada y evitar las consecuencias que se siguen
cuando acaecen ciertos hechos. Responde en algunos casos a
una política que tiende a que el mismo interesado sea el que
decida el destino del subsidio, mientras que en otros casos, la
prestación recibida en especie (casa, comida, etc.), da solución
inmediata al problema planteado por la contingencia; en cierta
manera lo "obliga" y no respeta la finalidad subsidiaria de la
seguridad social: que sea el hombre mismo el responsable de su
vida.
INTRODUCCIÓN 399
El que se opte por una u otra solución depende de ciertas
pautas de índole cultural; en ciertos casos, a fin de asegurar
que el subsidio cumpla su destino real debe otorgárselo en es-
pecie, para que todo el mecanismo del sistema no se desvirtúe.
Dentro del panorama de las contingencias sociales puede
apreciarse que existen algunas que tradicionalmente han sido
acogidas como tales (vejez, invalidez, desamparo provocado por
la muerte, maternidad, enfermedad, accidentes, desempleo, car-
gas de familia), aunque no siempre protegidas en el orden posi-
tivo. También existen otras contingencias que, si bien provo-
can efectos similares en la persona, no han sido previstas como
tales. Entre éstas, cabe mencionar, por ejemplo, la falta de vi-
vienda, la imposibilidad de continuar o proseguir estudios por
falta de medios, etcétera.
Aunque en ambos casos hay medidas concretas y su ad-
ministración se encarga a agencias que dependen de los "Mi-
nisterios sociales" (en la Argentina, Salud y Acción Social,
Educación y Justicia, Trabajo y Seguridad Social), no siempre
responden a un procedimiento similar al utilizado por la seguri-
dad social (en lo que respecta a los regímenes contributivos o
asistenciales) y el acceso a la prestación está restringido a de-
terminados sectores. En el caso indicado de la educación, en
parte, la prestación por escolaridad (ver § 481, h y ss.) da al
jefe de familia una mayor capacidad de gastos para hacer
frente a ella, pero no en cantidad suficiente para costear los es-
tudios, que no sólo imponen una carga extraordinaria, sino que
requieren una disposición de horas libres para dedicarlas a esa
tarea. Además, los estudios se prolongan hasta una determina-
da edad del educando y la prestación cesa quizá cuando los
gastos son mayores. Un subsidio directo al estudiante (becas,
préstamos, etc.) con obligación por parte de él de "rendir
cuentas" del resultado de su tarea, sería más útil para la comu-
nidad en lo concerniente al aprovechamiento de los fondos y
permitiría el cultivo de "talentos" que por razones a veces sólo
de índole económica, o por falta de estímulo, quedan desapro-
vechados.
400 PARTE GENERAL

El incorporar esos dos casos de contingencia social -así


como otros-, cuyas consecuencias "deterioran" al hombre, una
porque le impide "crecer", la otra porque lo obliga a vivir en
condiciones que no son las que le corresponden por su digni-
dad, daría a la prestación el carácter de un derecho y no, como
suele ocurrir en la práctica, el de una gracia a la que se accede
por amistad, relaciones, etcétera.
El conjunto de las contingencias sociales admite varias cla-
sificaciones posibles, teniendo en cuenta sus causas y sus efec-
tos. La más común y aceptada es la propuesta por el profesor
Aznar, que las agrupa en: a) biológicas; b) patológicas, y c)
económico-sociales.
a) BIOLÓGICAS. Corresponden a circunstancias propias del
ciclo de la vida que plantean situaciones que afectan a la perso-
na, por lo cual la comunidad le brinda un apoyo. Las más im-
portantes, también protegidas por el régimen argentino, son las
que analizamos a continuación.
1) MATERNIDAD. El alumbramiento obliga a la mujer que tra-
baja a un descanso pre y post-parto, exigido por razones de orden
psíquico y biológico. De acuerdo con ello, es frecuente que la
ley laboral prohiba que durante un determinado lapso se realicen
tareas "en relación de dependencia" (art. 177, LCT; ver § 154).
La seguridad social, durante ese lapso, concede a la trabajadora
una compensación por la pérdida de su ingreso (ver § 481, d).
Como la atención del hijo recién nacido requiere una ma-
yor permanencia de la madre en el hogar, incompatible con la
realización de tareas de tiempo completo, la LCT ha estableci-
do una opción a favor de la empleada a gozar de una licencia
sin goce de sueldo durante un lapso de 3 a 6 meses (período de
excedencia; ver § 157) que constituye una prolongación de la
correspondiente por maternidad. La falta de percepción de in-
gresos durante ese lapso -que la seguridad social no prevé-,
hace que el instituto no tenga mucha aplicación práctica. La
cuestión plantea un problema de política familiar: optar entre
las necesidades del hogar o las de la empresa, que se resiente
INTRODUCCIÓN 401
con la prolongada ausencia de uno de sus miembros. El pro-
blema exige indagar si no convendría, tal vez, desde el punto
de vista del interés global de la comunidad, brindar una com-
pensación económica a la mujer que se dedica a la atención del
hogar y de sus hijos.
En cierta manera esa solución, que exige un esfuerzo fi-
nanciero, evitaría consecuencias que ahora se lamentan: aban-
dono del hijo, atención psicológica especializada que el hecho
a veces exige, gastos extraordinarios que origina el trabajo de
la mujer fuera del hogar, etc., en favor del "bien" de mayor im-
portancia que "produce" la comunidad: la salud psíquica, moral
y física del hombre.
La circunstancia del parto en cuanto exige atención médi-
ca, paramédica, internación hospitalaria, es atendida por el ré-
gimen de asistencia médica (obras sociales) que alcanza aun a
la esfera del afiliado familiar (ver § 473, a, 2).
La finalidad perseguida es que el presupuesto familiar no
se resienta con motivo del nacimiento de un hijo: a) con la pér-
dida de ingresos a causa de la cesación del trabajo que la ley
impone en salvaguarda de la salud de la madre y el recién naci-
do, y b) con los gastos de atención médica, paramédica, inter-
nación y, en su caso, quirúrgica; a tal efecto se le brinda la
prestación que de ordinario es en especie y a la que se agrega
otra en dinero de complemento -por nacimiento de hijo- (ver
§ 481, d y e), con la finalidad de allegar fondos para hacer frente
a gastos que el acontecimiento exige o impone.
Con la contingencia de maternidad se vinculan las presta-
ciones que el trabajador percibe -si la mujer no está empleada,
su esposo, a partir del momento de la concepción, llamada pre-
natal; ver § 481, c-, que constituyen una ayuda (de comple-
mento) para hacer frente a los gastos del "ajuar del bebé" y de-
más, que impone el estado de embarazo.
Si bien la situación que origina la maternidad se da con
mayor intensidad en el caso en que la madre trabaja -pues de
no contar con licencia con goce de sueldo o un subsidio, que-
402 PARTE GENERAL

darían disminuidos sus ingresos-, también afecta al grupo fami-


liar aunque no se dé esa circunstancia. En la medida en que
el esposo tenga derecho a percibir asignaciones familiares (en
la Argentina está condicionado a que realice tareas en "relación
de dependencia"; ver § 480, a, 1), es titular del resto de las pres-
taciones: a) prenatal; b) por nacimiento de hijo, y c) la de aten-
ción médica y hospitalaria en favor de la parturienta (ver § 473,
a, 2).
2) VEJEZ. Produce en el hombre una reducción de su ca-
pacidad laboral física e intelectual, que no sólo se traduce en
una restricción de los ingresos percibidos -pues el anciano no
puede realizar tareas o, por lo menos, tiene que disminuir el rit-
mo de ellas-, a lo que se agrega una necesaria mayor atención
de su estado de salud (física y psíquica). Por tal motivo, la
comunidad le dispensa una prestación que le permite gozar del
derecho al descanso tras una vida dedicada a contribuir al bie-
nestar de la comunidad. Según algunos, es más apropiado uti-
lizar el concepto de "retiro" que corresponde a "una edad a
partir de la cual la sociedad, el Estado, releva al trabajador de
la obligación de seguir laborando, reconociéndole derecho al
descanso".
Para considerar a qué edad tiene una persona derecho a
obtener su retiro, pueden utilizarse dos criterios: a) el cronoló-
gico (alcanzada una edad), o b) el biológico (de acuerdo con el
estado de cada cual). Si bien esta segunda es la que corres-
pondería aceptar, pues es la que revela la situación en que se
halla la persona (hay algunas de edad, con espíritu y capacidad
propios de un joven, y jóvenes, con espíritu y cansancio de vie-
jos), desde el punto de vista práctico ofrece graves dificultades.
En cada caso particular sería necesario un estudio completo
(psíquico y físico) para determinar si se ha llegado al nivel de
incapacidad necesario para obtener el retiro. En cambio, con
el otro criterio, esa situación se alcanza automáticamente. En
distintos países difieren las edades de retiro (que por lo común
no son las mismas para los hombres y las mujeres) en fun-
ción de la expectativa de vida a que puede aspirar la población.
INTRODUCCIÓN 403

No puede considerarse la misma edad de retiro en una comuni-


dad en que aquélla es de 45 ó 50 años, y en otra, en la que al-
canza a 65, 70 o más años. A medida que se eleva ese índice,
se incrementa la edad admitida. En general, por esa razón, en
los países económicamente desarrollados se requiere como tal
una edad más avanzada que en otros, en los que esa exigencia
significaría para muchos negarles el derecho al retiro.
En los regímenes contributivos, por lo común, no sólo hay
que acreditar una edad cronológica o biológica, sino también
un número determinado de años de servicio, por lo cual la ob-
tención del derecho a la "prestación jubilatoria" se condiciona al
cumplimiento de tales requisitos.
Para facilitar el goce de la prestación a ciertas personas
(tal el caso de los inmigrantes cuando no existen convenios de
reciprocidad con sus países de origen, por lo cual no se compu-
tan las tareas prestadas en ellos), se admiten situaciones espe-
ciales en que, alcanzada una determinada edad, se reduce la
exigencia de los años de servicio (llamada jubilación por edad
avanzada).
La ley 24.241 no contiene una disposición de esa índole
(como lo hacían los arts. 26, inc. b, y 31, ley 18.037, y arts.
14, inc. b, y 17, ley 18.038). Por lo tanto, en el régimen pre-
visional público se requiere haber cumplido el mínimo de anti-
güedad requerida por el art. 19 (30 años de servicios). En el
régimen de capitalización no se exige un mínimo de servicios,
pero sí haber cumplido 60 años las mujeres y 65 los hombres,
salvo para los trabajadores en relación de dependencia cuando
proceda la aplicación de la tabla de gradualidad (art. 128, ley
24.241; ver § 425, a).
De acuerdo con ello, las personas que no tienen un deter-
minado número de años de servicio, en el régimen de capitali-
zación pueden obtener una prestación en base a su cuenta de
capitalización (que se alimenta con el 11% de su ingreso), con
la que pueden contratar un seguro de renta vitalicia, de retiro
programado o fraccionario (ver § 425, a, 1 a 3).
404 i PARTE GENERAL

En algunos países se requiere, como condición para obte-


ner el derecho a la prestación, haber cesado en el desempeño
de toda actividad en relación de dependencia; a partir de ese
momento, existe entre ambas una incompatibilidad absoluta o
relativa (ver § 423). En cambio, a veces, no lo es con el ejer-
cicio de una tarea laboral desplegada autónomamente.
Respecto de determinadas labores que por diversas cir-
cunstancias (tensión nerviosa, medio físico o condiciones en
que se las realiza, alejamiento de la familia, etc.) provocan ve-
jez o agotamiento prematuro (a veces se las designa tareas
penosas, riesgosas, insalubres; art. Io, ley 24.017, prorrogada
por ley 24.175, que a su vez lo hizo con respecto a regímenes
anteriores), se admite una exigencia menor, ya en cuanto a la
edad, ya en cuanto a los años de servicio.
Con referencia al tema, se destaca el hecho de si el retiro
constituye un derecho al que el interesado puede optar por go-
zar en ese momento o por diferirlo en el tiempo, o bien si el
empleador puede, con ese motivo, dar por terminada la rela-
ción, sin que ello -cumplidos los requisitos de aviso previo- le
imponga la obligación de pagar indemnizaciones por despido
(algunos lo llaman "jubilación guillotina", o de oficio).
A pesar de la crítica formulada por parte de los autores,
existe una cierta tendencia a admitir el derecho del empleador a
denunciar el contrato cuando el trabajador ha alcanzado las con-
diciones para obtener jubilación ordinaria (ver § 230, d). Ello
permite "reducir" el promedio de edad de los trabajadores ocu-
pados y dar posibilidad de ascenso a los más jóvenes. De cual-
quier manera, y aun no reconociendo esa situación, cabría ad-
mitir que, dadas las circunstancias del caso, probada la pérdida
de las condiciones de trabajo, el empleador pudiera dar por re-
suelto el contrato con motivo de un hecho sobreviniente, sin te-
ner que abonar indemnización por despido, dado que el trabaja-
dor tiene derecho a una prestación de seguridad social.
En relación también con el tema, se discute si el jubilado
por decisión propia o de oficio tiene derecho a percibir un
INTRODUCCIÓN 405

importe en concepto de "patrimonialización del tiempo de ser-


vicio" o compensación por los años de trabajo realizados en la
empresa.
En algunos países (entre ellos, los Estados Unidos de Amé-
rica), con frecuencia, a fin de evitar la rotación del personal, se
premia su permanencia con incentivos (pensión plan), cuya per-
cepción se difiere a un plazo y que complementa la prestación
de seguridad social.
La jubilación, o sea, el derecho a la percepción de una
prestación de segundad social, si bien consiste en un reconoci-
miento por parte de la comunidad en favor de quienes han traba-
jado durante muchos años, suele producir un efecto perjudicial
en la persona que pasa del estado activo al pasivo, al punto de
que en ciertos casos se convierte en el comienzo de la "muerte
civil". Quien hasta ese momento tuvo una actividad y de pron-
to se encuentra sin ella, no "siente" su papel de servidor de la
comunidad (ver § 2, a y ss.), trayendo ello aparejado graves
trastornos desde el punto de vista psíquico y enfermedades a
través de las cuales se somatiza el fenómeno.
La solución ideal sería asegurar un "paso retardado" a la
pasividad, mediante tareas de tiempo reducido que exigieran
menor responsabilidad, compensadas con una prestación parcial
jubilatoria, lo cual supone una organización de empleos, mate-
ria en la que se nota un cierto retraso en la política social.
En ese mismo sentido, la atención de los retirados no pue-
de limitarse a la de un pago mensual. Se requiere la crea-
ción de instituciones que les brinden distracción, y los hagan
sentirse útiles: "pasar las horas de ocio".
El derecho a la jubilación implica una asignación de recur-
sos que se retrae al sector activo (ver § 392). Esa situación se
goza cuando hay motivos -de edad o de estado de salud- que
lo justifiquen. No las hay cuando, por varias razones, se ad-
miten como edades de retiro algunas en que el hombre -espe-
cialmente en actividades de índole intelectual- está en la pleni-
tud de sus fuerzas.
406 PARTE GENERAL

La jubilación es un reconocimiento a favor de quienes por


su estado físico -edad cronológica o biológica- tienen derecho
a un descanso; quienes han aprovechado su esfuerzo se lo retri-
buyen por medio de una prestación. Por ello, no tiene sentido
que quienes mantienen incólumes sus fuerzas físicas, obtengan
una "jubilación bebé". El propósito de la seguridad social no
es el de incrementar el ingreso de quienes han trabajado durante
un número de años, sino compensar la falta de aquel que se pro-
duce por el retiro de la actividad. Sólo así tiene sentido que
otros se priven de parte del producto de su trabajo para subve-
nir a las prestaciones de seguridad social.
3) DESAMPARO POR MUERTE. El deceso de la persona que era
el sostén de la familia provoca un desequilibrio en ésta, al dis-
minuir los ingresos del grupo, además de los gastos funerarios,
a los que se suman los de la última enfermedad, aunque éstos
pudieran ser cubiertos por la "asistencia por enfermedad". A
fin de paliar esa situación de desamparo, la seguridad social
concede una prestación (en la Argentina: pensión; en otros paí-
ses "prestaciones de supervivencia", "seguro de viudez", u "or-
fandad") en favor de ciertos familiares que forman el grupo que
convivía con el causante. Están comprendidos en él, la esposa
y los hijos menores. En cada caso, la ley establece el orden
de prelación entre ellos y el de concurrencia conjunta.
Por lo común, el régimen es similar al que establece el
Código Civil para el sucesorio, aunque restringido a aquellos
parientes (descendientes o ascendientes) que por haber depen-
dido económicamente del fallecido, "sienten" el desequilibrio
planteado por su falta de ingresos.
No se requiere que el titular hubiera obtenido derecho a
jubilación; basta que se cumplan los requisitos legales (haber
estado afiliado en razón de desempeñar una tarea comprendida
dentro del sistema; ver § 425, c, 1, y 426, d).
No se trata de un derecho que se transmita por causa de la
muerte del afiliado titular, sino que surge en cabeza de los fa-
miliares que indica la ley.
INTRODUCCIÓN 407

El conviviente desplaza al cónyuge en el goce de la pen-


sión, excepto que el causante hubiera contribuido al pago de
alimentos que hubieran sido reclamados en vida de éste, o la
separación fuera por su culpa. En estos casos, la pensión es
compartida por el conviviente y el cónyuge supérstite.
Por el fallecimiento, se reconoce un derecho a una presta-
ción (pensión), que es de carácter permanente, y otra, por una
sola vez, para atender los gastos de sepelio (ver § 425, c, 1 y 2,
y 426, d).
b) PATOLÓGICAS. Corresponden a los eventos que sufre el
hombre por efecto de causas morbosas que impiden, por razo-
nes de enfermedad o invalidez (abstención de tareas por consi-
deraciones médicas), la realización del débito laboral.
Además de la falta de ingresos que el hecho ocasiona y
que es cubierta con una prestación de seguridad social, se re-
quiere atención médica, a veces internación hospitalaria, inter-
vención quirúrgica, prótesis, ortesis, etcétera. Las principales
figuras de esta índole de contingencias son:
1) ENFERMEDAD. ES un estado anormal de la salud (psí-
quica o física) que temporalmente produce una incapacidad pa-
ra trabajar. La causa de ella puede estar relacionada con el
ejercicio de la actividad (que se designa como profesional) o
ser ajena a ella (de acuerdo con la LCT, se denomina "inculpa-
ble", aunque debería llamársela no profesional; ver art. 208 y
ss., LCT; ver § 208). Esta última puede ser derivación de una
situación cubierta por la seguridad social, como ocurre con las
secuelas patológicas que siguen al estado de embarazo o parto.
En cuanto a la enfermedad profesional, la doctrina y la ju-
risprudencia distinguen entre la que es provocada exclusiva-
mente por la tarea realizada, de la otra, en que la labor no ac-
túa como causa única, sino a modo de concausa junto con una
cierta predisposición o debilidad de la persona para contraer la
enfermedad que en este caso se designa "enfermedad acciden-
te" (ver § 450 y siguientes).
408 PARTE GENERAL

Este estado morboso provoca por lo menos dos consecuen-


cias que, desde el punto de vista civil, pueden considerarse co-
mo daño emergente y lucro cesante: a) incapacidad para realizar
la tarea habitual, lo cual se traduce en una pérdida de ingresos,
y b) un gasto extraordinario para obtener la recuperación del
estado de salud o, por lo menos, una mejoría.
En la Argentina, el primer aspecto, en la "enfermedad in-
culpable", no está cubierto con una prestación a cargo de una
agencia de la seguridad social; el empleador tiene que abonar
los salarios devengados durante el lapso de enfermedad (en su
totalidad o parte; ver § 208 y 468), ya que la ley incluye la res-
ponsabilidad del mencionado pago dentro de las obligaciones
del contrato de trabajo. La ley de riesgos del trabajo 24.557
(ver § 450 y ss.) faculta a las Aseguradoras de Riesgos de Tra-
bajo (ART; art. 26, ap. 4, inc. a) a contratar con los empleado-
res la cobertura de dichas prestaciones, operatoria que requiere
una gestión económica y financiera separada de la que corres-
ponde al funcionamiento de la LRT.
El segundo corresponde al sistema de asistencia sanitaria,
por el que se brinda al paciente (trabajador en relación de de-
pendencia, jubilado o pariente del uno o del otro) una presta-
ción de ese carácter para que recupere su estado de salud o me-
jore el actual (ver § 475).
2) ACCIDENTES. Es el acontecimiento que presenta estos ca-
racteres: a) anormal; b) inesperado o imprevisto; c) externo; d)
súbito, y é) violento, y provoca una incapacidad en la persona
que lo sufre. Aunque desemboca en los mismos efectos que la
enfermedad (en que el morbo se incuba lentamente en el orga-
nismo), se distingue de ella por las señaladas características.
Cabe diferenciar según que el hecho productor del evento
tenga relación con la tarea realizada (durante el tiempo de la
prestación de los servicios, ya sea "por el hecho o en ocasión
del trabajo", o por fuerza mayor inherente a él -art. 6 o , aps. 1 y
3, inc. a, ley 24.557- o profesional) o sea ajeno a ella (según la
LCT, art. 208, inculpable; ver § 208).
INTRODUCCIÓN 409
Provoca una inhabilitación transitoria de la persona mien-
tras es atendida de su lesión. Ésta puede desembocar en una
recuperación total, parcial o incapacidad definitiva para el tra-
bajo (invalidez).
De acuerdo con lo prescripto en la referida ley 24.557 (ver
§ 448 y ss.), en el caso de los accidentes profesionales las pres-
taciones a cargo del empleador, en cuanto ha contratado el se-
guro obligatorio, están comprendidas dentro de un régimen de
seguridad social de administración privada.
3) INVALIDEZ. ES un estado de alteración orgánica o fun-
cional más o menos permanente (la enfermedad es transitoria)
que incapacita para el trabajo. Por lo común, es secuela de una
enfermedad o accidente, profesional o no profesional, en que el
estado del enfermo se mantiene estacionario después de la aten-
ción médica dispensada (en tal sentido se le ha dado de alta,
lo cual no significa que se haya repuesto en su capacidad psí-
quica o física total). En algunas legislaciones se considera que
se da esa contingencia social tras un predeterminado lapso de
atención médica, no cubierto por la seguridad social, vencido el
cual la persona no puede reincorporarse a sus tareas.
También puede ser de carácter congénito o consecuencia
de un proceso de senilidad. Las derivaciones que produce son
similares a las de la enfermedad: a) pérdida de la capacidad de
trabajar o por lo menos reducción de ella, y b) atención médica
para el proceso de curación, recuperación o rehabilitación.
En cuanto a la primera posibilidad, el deterioro sufrido unas
veces es total (por lo común no se exige que alcance el 100%;
el art. 48, párr. Io, inc. a, ley 24.241, considera que se da esa
situación cuando la disminución alcanza un 66% de la capacidad
total; no se tiene en cuenta la llamada incapacidad de ganancia;
ver § 419, a).
La incapacidad puede ser: a) permanente o definitiva, cuan-
do la situación es irreversible, o b) transitoria o circunstancial,
cuando hay posibilidades de mejoría (que puede o no darse;
en este último caso se convierte en definitiva). Esta situación
410 PARTE GENERAL

coincide con el estado de enfermedad y se proyecta durante el


período de recuperación.
En cuanto a sus alcances, se puede distinguir: a) la de ca-
rácter profesional, específica o relativa, cuando sólo inhabilita
para el ejercicio de la actividad habitual desplegada por la per-
sona (pianista, dactilógrafo), y b) absoluta, cuando no permite
ninguna.
No basta sólo tomar en cuenta el grado de incapacidad
provocado por razones de orden físico, sino que debe conside-
rársela dentro de su contexto socioeconómico, lo cual se expre-
sa en la llamada "capacidad de ganancia", es decir, encarada
desde un punto de vista distinto del puramente médico. Una
misma secuela física, en una persona, puede tener consecuen-
cias distintas de las que tiene en otra con una determinada pro-
fesión, edad, medio ambiente cultural, social, etc., de manera
que le provoque un mayor grado de ineptitud. La ley 24.241
no admite esta clase de incapacidad (art. 48, párr. Io, inc. a;
ver § 419, a).
En general, la prestación de seguridad social que cubre la
contingencia de invalidez no se concede permanentemente, sino
por un lapso, vencido el cual se somete a la persona a un nuevo
examen, haciéndoselo así hasta que transcurran varios años o el
paciente alcance una edad en que su incapacidad física se tra-
duce en una de "ganancia" definitiva.
La atención médica y paramédica para la rehabilitación la
prestan los regímenes de atención sanitaria. El problema plan-
teado por esta clase de disminuidos trasciende el campo de lo
económico, ya a nivel de los ingresos del paciente y macroglo-
bal; tiene una enorme repercusión de naturaleza psíquica, tanto
en quienes sufren la incapacidad y su deterioro personal, co-
mo en sus familiares. Hay hoy una tendencia a lograr la reha-
bilitación de tales disminuidos para nuevas tareas de acuerdo
con su nueva capacidad residual (ver § 18).
c) ECONÓMICO-SOCIALES. Corresponden a los desniveles que
se producen en la vida comunitaria a causa de las "diferencias"
INTRODUCCIÓN 411
que se dan entre sus distintos integrantes: sexo, talento, habili-
dad, edad, predisposición para el trabajo, simpatía, suerte, en-
fermedades, etcétera. En el transcurrir de la vida que constitu-
ye algo así como una peregrinación, no todos los miembros de
la caravana mantienen el mismo ritmo de marcha: algunos tie-
nen posibilidad de hacerlo más rápidamente que el grueso del
conjunto, mientras que otros se retrasan. Este distanciamien-
to, en especial de los últimos, provoca graves situaciones que
se expresan no sólo en lo económico, sino también en lo psí-
quico: la angustia de no poder marchar al ritmo de los demás,
lo cual se traduce en graves frustraciones.
Frente a este hecho, que no sólo se produce en algunos
pueblos (en los que avanzan más aceleradamente, el problema
es más grave; cuando la "marcha" es lenta, casi imperceptible,
no se notan tanto los desniveles), la comunidad tiene que adop-
tar algún procedimiento, como hubo de utilizárselo en los pue-
blos trashumantes para "adelantar" a los más rezagados me-
diante la utilización de animales de carga u otros medios de
transportes, a fin de "disminuir" las distancias (es decir, ade-
lantarlos desde el lugar en que se hallaban de acuerdo con sus
"medios de locomoción", a aquel otro en que marchaba el grue-
so de la expedición; producido un nuevo alejamiento, se repetía
el operativo). Estas clases de contingencias incluyen, dentro
de las tradicionales, las siguientes:
1) CARGAS DE FAMILIA. El aporte que cada miembro y los
grupos hacen a la comunidad no se expresa sólo en las cuentas
nacionales: adquiere especial relevancia en el sentido de paz,
colaboración, responsabilidad, esfuerzo en la educación de otros,
etc., que cada cual realiza. Así, surge evidente la contribución
de la familia que en realidad constituye la fábrica más impor-
tante, pues, como ya se destacó, modela, perfila al hombre, que
es el "producto" de más alto valor de la sociedad. Por ello,
corresponde que la comunidad tome en cuenta el papel que de-
sempeña el grupo familiar.
En épocas anteriores, en las que predominaba un tipo de
familia extensa, la carga que constituía el hijo era soportada en
412 PARTE GENERAL

forma pareja por toda ella. Además, aquél, a corta edad, y so-
bre todo en las tareas del campo que correspondían al modo de
vida predominante, se convertía en un productor. La existen-
cia de hijos en una familia, especialmente si eran varones, cons-
tituía un medio de seguridad futura para los padres.
Con el cambio operado en la estructura familiar, hacia un
régimen nuclear, a lo que se agregan otros nuevos aspectos: ur-
banismo, desarrollo de la educación, etc., la carga del hijo se
hace más "costosa", con el agravante de que se retrasa su entra-
da al mercado de trabajo. En los ambientes urbanos, el niño
de 10 años no tiene posibilidades de realizar un trabajo produc-
tivo, como ocurrió, quizá, con sus abuelos o bisabuelos. Sólo
podrá ingresar al mercado de trabajo cuando alcance una edad
mayor, después de haber terminado sus estudios, por lo menos
la educación primaria.
Hasta cierto punto, en la sociedad moderna, a veces el ter-
cer hijo reduce las posibilidades de estudio de sus hermanos
mayores y lo mismo ocurre con los siguientes. Ello ha lleva-
do, quizás imperceptiblemente, a una realidad malthusiana que
tiene plena vigencia como un mecanismo de "autodefensa" en
muchas familias, sobre todo en los sectores de clase media y de
ciertos países, con la consiguiente repercusión sobre el aumen-
to demográfico. Si bien se produjo en este campo una "ex-
plosión" con diversa intensidad entre países desarrollados y en
vías de desarrollo ("ricos y pobres"), el hecho no se ha debido
tanto a un aumento del número de nacimientos, cuanto a la mo-
dificación de ciertos factores: mortalidad infantil, aumento de
la expectativa de vida probable, etc., como consecuencia de una
mejora del estado sanitario de la población.
Mediante las prestaciones que recibe el grupo familiar en
función de las cargas que soporta, se intenta, en un proceso de
"revitalización", retribuir el aporte que cada uno de ellos hace
a la comunidad con el mantenimiento y la educación de sus hi-
jos (futuros ciudadanos). El procedimiento, desde el punto de
vista económico, no tiene efectos inflacionarios como el au-
mento masivo de salarios, ya que sólo da mayor capacidad de
INTRODUCCIÓN 413
pago a quienes tienen más gastos (de suyo, no aumenta el nú-
mero de bienes requeridos), por lo cual se tiende a restablecer
un equilibrio (ante el desequilibrio que plantea la distinta situa-
ción de las familias). En cierta manera, se rompe la "cabeza
de la injusticia".
A pesar de que en algunos casos se han usado las asigna-
ciones familiares como elementos de una política demográfi-
ca populista o social (Francia después de la Segunda Guerra
Mundial logró, entre otras cosas, por esta vía, revertir un pro-
ceso secular en su crecimiento demográfico), el fin principal de
ellas, según aguda expresión de Beveridge, no es el de estimu-
lar a las familias a que tengan más hijos, sino evitar que aque-
llos padres que por sus convicciones morales están dispuestos a
tenerlos de acuerdo con un concepto de paternidad responsable,
no se vean impedidos de hacerlo o se vean sometidos a una si-
tuación de pobreza que disminuya la posibilidad de su propio
desarrollo humano y el de su prole.
A este fin, desde la asignación por hijo y esposa, se ha pa-
sado a otras en las que, según la política seguida, se remunera
al jefe de familia en función de otros índices: asistencia de sus
hijos a la escuela (primaria, secundaria y universitaria), gasto
que el hecho implica (compra de libros, ropas, etc.), familia nu-
merosa (más de tres hijos), adopción, etcétera.
La significación de esta forma de ingreso social la da su
relación con el salario promedio en la población. Tiene im-
portancia cuando el monto que se percibe por esta vía guarda
cierta proporción con el que percibe el trabajador soltero.
El primer antecedente de esta asignación lo constituyó el
llamado "salario familiar" (denominación incorrecta, aún hoy
muy usada). De acuerdo con ello, la ley o el convenio colecti-
vo de trabajo imponía al empleador el pago de un "plus sala-
rial" en función del número de hijos que tenía cada empleado.
El hecho, aun apreciando el sentido de justicia de la finalidad
Perseguida, no respondía a un criterio de racionalidad -por el
procedimiento utilizado- y, en definitiva, se traducía en perjui-
414 PARTE GENERAL

ció para aquellos mismos a quienes se quería proteger. Si la


tarea realizada por un empleado con cargas de familia, con
prescindencia de su rendimiento, se convierte en más cara que
la de otros, es indudable que éstos serán preferidos. Por lo
tanto, aquellos a los que se ha querido beneficiar, se ven des-
plazados del mercado y sólo tienen acceso a él en épocas de
carencia de "mano de obra" o por su capacidad relevante que
justifica el mayor costo (por esa razón y no por su situación fa-
miliar).
El procedimiento utilizado al efecto no dejaba de ser injus-
to. El aporte que la familia realiza lo es en beneficio de la co-
munidad global, que es la receptora del provecho que significa
educar a un hijo, y no del empleador. Si éste tiene que hacer
frente al "pago" de la prestación que habrá de cargar al costo
del servicio o producto, es evidente que se hallará en situación
de desventaja frente a la competencia que no esté sujeta a ese
particular "modo de insumo". Por lo tanto, con prescindencia
de la buena voluntad del empleador, el sistema adoptado care-
cía de viabilidad práctica.
La solución se halló por la vía del desplazamiento del ins-
tituto del área del contrato de trabajo al de la seguridad social.
De acuerdo con la técnica que ésta utiliza, la financiación se
pone a cargo de toda la comunidad, por intermedio de cotiza-
ciones especiales o del impuesto, con prescindencia de la carga
familiar de los empleados de aquellos a quienes la ley designa
como contribuyentes.
De esa manera, de un plus salarial (como ocurre con la an-
tigüedad y los títulos del empleado, que son elementos demos-
trativos de una mayor competencia técnica para el cumplimien-
to de la labor, circunstancia que no se da con el número de
hijos o la edad de éstos), el pago pasó a convertirse en una
prestación de seguridad social. La agencia que administra el
servicio opera en el caso como un organismo de clearing que
compensa los débitos y créditos que se originan en cada uno de
los contribuyentes con motivo del pago de las "prestaciones fami-
liares" que ha realizado con relación a la "cotización" a su cargo.
INTRODUCCIÓN 415
Al respecto, cabe distinguir entre lo que corresponde a tí-
tulo de salario, cuya causa jurídica es el hecho mismo de poner
la capacidad de trabajo a disposición de otro, y la asignación
familiar (ver § 94, 171 y 175). El primero admite una referen-
cia a lo familiar, en cuanto su mínimo tiene que ser suficiente
para que permita al trabajador subvenir a sus necesidades per-
sonales y a las de su grupo familiar (ver § 173 y 177, b). De
acuerdo con ello, se suele hacer referencia, dentro de la ya cen-
surada denominación, a un "salario familiar absoluto" (es el
sueldo mínimo para que un trabajador pueda mantener una "fa-
milia tipo") y el "relativo" para cubrir las cargas que excedan
de esa exigencia y que estarían dadas ahora por las asignacio-
nes familiares.
El sistema no debe reducirse únicamente al personal que
trabaja en "relación de dependencia"; tiene que comprender al
que lo hace autónomamente, pues también en su caso se cum-
plen las finalidades del instituto.
Por lo común, la prestación se hace en dinero, y tiende a
dar al grupo familiar una mayor capacidad de pago frente a los
gastos normales que impone la carga (alimentación, vivienda,
atención médica, educación, recreación, etcétera). No obstan-
te, podrían, de acuerdo con las circunstancias, crearse algunas
en especie (como sería la "provisión" de guarderías; ver § 403,
b, 2, b), lo cual supondría definir antes un problema de singu-
lar importancia dentro de la política familiar: ¿es más conve-
niente subsidiar a la familia para que ella realice las opciones
que considere más apropiadas, o bien ofrecerle un servicio de-
terminado? La primera solución responde a un criterio de sub-
sidiariedad (ayuda al grupo, que es el que tiene que adoptar la
decisión); la segunda, a uno de efectividad, para que el propó-
sito perseguido se cumpla (y no haya posibilidad de que fondos
destinados a un fin tengan una inversión diferente). La venta-
ja de una u otra práctica depende de situaciones de coyuntura:
pautas culturales, responsabilidad, etcétera.
2) DESEMPLEO. La realización de una tarea cumple varios
objetivos. En primer lugar, hacer participar a cada uno en la
416 PARTE GENERAL

"elaboración" de un sistema de provisiones a disposición de to-


da la comunidad; además, le brinda la oportunidad de "realiza-
ción personal", obtener un ingreso con el que pueda hacer fren-
te a los gastos personales y de su grupo familiar. Como ya se
ha indicado, la mayor parte de los habitantes de una comunidad
paga la deuda que tienen con ella (por el uso de los bienes a su
disposición: cultura, seguridad, económicos, etc., que han con-
sumido desde su infancia), a través de la prestación de una tarea
en relación de dependencia o autónoma (ver § 1 y 2, a, b y c).
Con este fin la comunidad ofrece a sus distintos integran-
tes la posibilidad de realizar labores de esa índole; a tal efecto
se requiere un necesario ajuste entre las necesidades de ella, y
la vocación y el lugar de residencia de cada uno.
En algunas circunstancias, por razones de coyuntura (cri-
sis, acontecimientos naturales: sismos, etc.) o de estructura eco-
nómica, algunas personas, pese a su deseo, no encuentran ocupa-
ción. En cierta manera, se viola así el "derecho a trabajar" (ver
§ 12), ya que la demanda es inferior a la capacidad de la fuerza
de trabajo (ver § 13). Se da de ese modo lugar a las situacio-
nes de subocupación y desempleo ya estudiadas en el § 14.
El grave problema que plantean las cuestiones no sólo de
carácter económico -recursos humanos y materiales que perma-
necen ociosos-, sino de índole social y psíquica, admite solu-
ciones de emergencia y de fondo. En cuanto a éstas, consisten
en la adopción de medidas que tienden a la creación de nuevos
empleos (a veces por medio de subsidios a las empresas; la so-
lución no es dar simplemente trabajo, sino que éste sea produc-
tivo desde el punto de vista social y económico), readaptación
de las capacidades laborales de ciertos sectores que tal vez que-
daron desactualizados respecto de los nuevos requerimientos de
la comunidad (transferencia vertical) o traslados del personal
desocupado a las regiones en que haya déficit de "mano de
obra" (transferencia horizontal).
Para paliar los efectos inmediatos del fenómeno, se requie-
re otorgar prestaciones de seguridad social a quienes se hallan
INTRODUCCIÓN 417
en la situación de contingencia. A tal fin, la agencia encarga-
da del servicio liquida sumas que se gradúan, ya en función de
lo ganado antes o de un mínimo vital, para compensar la falta
de ingresos. Para ello, con frecuencia, se establecen algunos
requisitos: a) haber tenido un empleo anterior y hecho cotiza-
ciones al servicio durante un lapso determinado, con lo cual se
excluye a los jóvenes que no han ingresado efectivamente al
mercado de trabajo (en algunos países se prevé esta situación
después de un período de inscripción); b) haber vencido un pla-
zo de carencia: el derecho se obtiene tras un lapso posterior al
momento en que se perdió el empleo; c) la inscripción en un
registro especial y la obligación de no desestimar los ofreci-
mientos de puestos de trabajo que se formulan por esa vía; los
rechazos que no responden a una causa razonable: competen-
cia requerida, lugar de residencia, pueden dar lugar a la baja en
la "planilla de pagos"; d) acreditar que se ha perdido el empleo
anterior por una causa que no le era imputable; e) la asistencia
a cursos de capacitación, y / ) plazo máximo de percepción del
beneficio (que oscila según las circunstancias entre 26 semanas
y 1 año; en algunos casos, ante la gravedad del fenómeno y pa-
ra evitar los efectos que la recesión pueda generar, hubo que
ampliar los plazos previstos).
En ciertos países se aumenta la prestación en razón de la
edad del desocupado, se conceden subsidios para compensar
la aceptación de un empleo con un ingreso inferior al de la ca-
lificación profesional del oferente, para el gasto de traslado e
instalación del hogar familiar en otro lugar con motivo de la
aceptación de un puesto de trabajo.
Un servicio de seguro de desempleo tiene que funcionar jun-
to con otro de empleo (ver § 15) y cursos de recalificación pro-
fesional.
Con frecuencia, a fin de evitar ciertas consecuencias, se
reducen las exigencias (edad, años de servicio) para obtener la
prestación jubilatoria para las personas que perdieron su em-
pleo por una causa que no les era imputable.
418 PARTE GENERAL

Por lo tanto, el seguro de desempleo no aspira más que a


dar solución a algunos de los problemas que el hecho plantea
en la persona que sufre el fenómeno (parcialmente, respecto de
los económicos) y no al fondo de la cuestión. En la Argenti-
na, luego de la cobertura temporaria dispuesta por varios decre-
tos del Poder Ejecutivo, la ley 24.013 (art. 111 y ss.; ver § 485
y 486) ha establecido un régimen que otorga prestaciones eco-
nómicas para reparar algunas de las consecuencias que provoca
el desempleo. La norma, además, instrumenta programas con-
cretos para fomentar el empleo: a) de trabajadores que se ha-
llan en situaciones especiales (arts. 81 a 88); b) a través de
nuevos emprendimientos y reconversión de actividades infor-
males, a las que se les brindará apoyo técnico (que incluye el
gerencial) y crediticio (art. 90 y ss.), y c) ante situaciones de
emergencia ocupacional (art. 106 y siguientes).
3) OTRAS. Las indicadas corresponden a las contingencias
sociales que se consideran tradicionales, aunque no siempre cu-
biertas en todos los países. Las distintas diferencias que se
dan con motivo de ese "tener que caminar juntos" a pesar de
no contar todos con los mismos medios (ver § 402, c), hace
que el panorama de las situaciones que merecen ese califica-
tivo no esté agotado; más aún, es posible que se amplíe con el
transcurso del tiempo.
Si la contingencia social corresponde a los eventos que se
dan en la vida de cada hombre y que pueden constituir para él
y los suyos restricción en su desarrollo como personas, ya por-
que le imponen una carga económica excesiva o porque le
restringen el ejercicio de su actividad, es indudable que las
diversas circunstancias (de orden económico, social) que le im-
piden realizar su vocación (imposibilidad de estudiar cuando
tiene condiciones y disponibilidad para ello) o le obligan a vi-
vir en condiciones que no condicen con los derechos mínimos
que surgen de su calidad de persona humana (vivienda), deben
ser consideradas como tales. Esas circunstancias, al igual que
las hasta ahora reconocidas, "deterioran" su existencia. La co-
munidad debe dispensarles un apoyo por medio de una presta-
INTRODUCCIÓN 419
ción que les permita seguir su marcha (según el símil utilizado)
a un ritmo aceptable. No hay razón para que sólo se conside-
ren como tales - l o que podría justificarse, en una situación
determinada, por razones de factibilidad- la vejez, la invalidez,
las cargas de familia, el desamparo por muerte, y no estas otras
que no menos impiden que el hombre -sin una causa que le sea
imputable- vea restringidas sus posibilidades de vida.
De hecho, tales contingencias están cubiertas. La de edu-
cación, mediante los servicios de enseñanza gratuita que sólo
se refieren al costo de ella. Como ya se ha indicado, tal clase
de actividad requiere una disponibilidad de tiempo del que a
veces el estudiante carece, pues tiene que dedicarse al cumpli-
miento de tareas remuneradas. La prestación de seguridad so-
cial debería cubrir ese aspecto que, en cierta manera, y respec-
to de algunas personas, se logra mediante sistemas oficiales de
becas de estudio y préstamos de honor.
Lo mismo cabe decir a propósito de la contingencia social
provocada por la escasez de vivienda, ya por su indisponibili-
dad o por su elevado precio, inalcanzable para determinados
sectores de la población.
A las situaciones indicadas se agregan otras provocadas por
emergencias de carácter natural (incendios, inundaciones, cata-
clismos, etc.), que también requieren que quienes no los han
sufrido concurran en auxilio de los que han sido alcanzados por
ellas o por las consecuencias de ellas.

§ 403. PRESTACIONES DE LA SEGURIDAD SOCIAL. - Constitu-


yen el contenido del derecho de crédito que se reconoce a cada
persona (sujeto beneficiario) que se halla en una situación de
contingencia social y que puede reclamar contra la agencia que
administra el servicio.
Una vez verificados los hechos que dan nacimiento al men-
cionado derecho, éste se rige -en lo que no ha sido modificado
por la ley especial- por las respectivas disposiciones del Código
Civil. Por razones de orden histórico y vinculadas a los servi-
cios asistenciales, se los designa también beneficios (ver § 390).
420 PARTE GENERAL

a) REQUISITOS PARA SU PERCEPCIÓN. En los sistemas asisten-


ciales (ver § 441 y ss.), sólo se requiere acreditar la situación
de contingencia social sufrida. En cambio, en los contributi-
vos, se suelen establecer determinadas exigencias que la res-
tringen temporalmente.
En algunos casos se establece un mínimo de antigüedad en
el sistema, lo cual supone la afiliación previa, haber hecho las
respectivas cotizaciones. En otros casos, cumplidos los requi-
sitos, se aplaza el goce del derecho por un lapso denominado
de carencia o espera.
La finalidad de todas estas medidas es evitar el desajuste
financiero del sistema y los fraudes (como sería celebrar un con-
trato de trabajo para percibir las prestaciones por maternidad,
por nacimiento). Sin embargo, en algunos casos no se justifican
ciertas limitaciones (como la antigüedad exigida para obtener la
prestación por asistencia médica) para gozar de los servicios de
la seguridad social, cuando no existe una determinada intención
de colocarse en situación especial que constituya violación a la
norma.
b) CLASIFICACIÓN. De acuerdo con sus diversas modalida-
des, pueden distinguirse según:
1) DURACIÓN. Teniendo en cuenta esa circunstancia, exis-
ten prestaciones:
a) Periódicas. El derecho es por un tiempo, que puede
ser definitivo, ya que corresponden a un status jurídico que
constituye un derecho adquirido (así, en la Argentina, la jubi-
lación, la pensión), por lo cual continúa hasta que cese por
una causa designada en la ley, o bien mientras se prolongue
la situación de contingencia (desempleo, enfermedad, cargas
de familia). Mientras ésta no cesa, se mantiene el derecho a
la prestación. En unos casos, se trata de una percepción men-
sual (los indicados ejemplos); en otros, anual (ayuda escolar
primaria, complementación de vacaciones; ver § 481, i y si-
guientes).
INTRODUCCIÓN 421
El cobro del beneficio, como se indicó, se prolonga duran-
te un tiempo, lo que, según ciertos autores (con especial refe-
rencia al régimen de cargas de familia), permite calificar a al-
gunos de ellos como de corta duración (prenatal, maternidad,
que alcanzan a períodos de 9 y 3 meses; ver § 481, c y d).
b) Ocasionales. El derecho se genera con motivo de un
evento y se cubre con un solo pago, por lo cual también se los
denomina de "pago único" (prestaciones por nacimiento de hi-
jo, matrimonio, adopción; ver § 481, a, e y f).
2) EN QUÉ SE PAGA. Según la forma en que se las liquida,
las prestaciones pueden ser:
a) En dinero. Dan derecho a la percepción de una canti-
dad de dinero. Su monto puede hallarse entre un máximo y
un mínimo. A fin de evitar los problemas suscitados por la in-
flación, se establecen sistemas de movilidad que funcionan au-
tomáticamente, con relación a determinados índices ("costos de
vida", "nivel general de salarios", a los que hacía referencia el
art. 53 de la ley 18.037: en la Argentina los mismos han sido
derogados por ley a partir del 1/4/91; pero la ley 24.241 -art.
3 2 - adopta un mecanismo de movilidad referido a las varia-
ciones del AMPO (ahora MOPRE; § 424) en función de los
ingresos de un sector de los afiliados al sistema; ver § 422) o
bien de acuerdo con lo que en cada caso se establezca (fija-
ción de las asignaciones familiares por el Poder Ejecutivo; ver
§ 482).
b) En especie. La prestación consiste en un bien o servi-
cio que se dispensa al beneficiario para cubrir su situación de
contingencia social (asistencia médica, internación hospitalaria,
remedios, prótesis, etcétera).
A diferencia de las que son en dinero, el pago, sobre todo
cuando se trata de un servicio, obliga a la agencia a que opte
por realizarlo directamente (a través de su propia organización
hospitalaria, médicos empleados, etc.), o mediante la contrata-
ción de terceros (médicos, hospitales, etc.), o mediante una lo-
cación de obra, para que lo presten a los beneficiarios.
422 PARTE GENERAL

En este segundo caso, el trato con el "dispensador" del


servicio puede hacerse por el sistema de "pago por prestacio-
nes", o sea, por cada una de ellas, o por un procedimiento similar
al del seguro. En este caso, el prestador del servicio (médico,
hospital, laboratorio, etc.) se compromete a atender un universo
por el pago de una suma fija (en proporción a la dimensión de
él), con prescindencia del número de atenciones o intervenciones
que haya de realizar. Con este procedimiento, llamado de "ca-
pitación" o "cartera fija", la agencia contrata a un tercero, que
toma a su cargo el alea propio de la contingencia. En térmi-
nos del seguro comercial, constituye un reaseguro.
Con el sistema de la prestación directa, la agencia tiene
que montar una organización para realizar la atención a su car-
go. Al efecto, tiene que contratar en relación de dependencia
el personal necesario y adquirir o arrendar la infraestructura
imprescindible. Con el otro procedimiento, la agencia se dedi-
ca exclusivamente al aspecto administrativo, ya que la presta-
ción se hace por terceros.
La diferencia que existe entre el sistema de "pago por
prestaciones" y "capitación" que tiene vigencia en el régimen
de atención sanitaria, estriba en la forma de remunerar al "pres-
tador del servicio".
En un caso, se lo hace por cada unidad de trabajo realiza-
da (consulta médica, radiografía, intervención quirúrgica, de
acuerdo con las tarifas indicadas en un "nomenclador" adopta-
do por las partes o impuesto por la autoridad administrativa),
mientras que en el segundo se fija un pago global previamente
convenido. Uno y otro sistema presentan diferencias efectivas
en la práctica. El Sistema Nacional del Seguro de Salud (ley
23.661) deja librado el criterio de la remuneración de las pres-
taciones médicas y paramédicas a las partes interesadas (agentes
del seguro que comprende a las obras sociales por una parte,
efectores par la otra). Al efecto, en el ámbito de la Adminis-
tración Nacional del Seguro de Salud (ente que actúa en la Se-
cretaría de Salud de la Nación) funciona una comisión perma-
nente de concertación, de carácter paritario y presidida por un
INTRODUCCIÓN 423

director de la ANSSAL, a fin de participar "en la elaboración


de las normas y procedimientos a que se ajustará la prestación de
servicios y las modalidades y valores retributivos". En caso
de no alcanzar las partes un acuerdo, el presidente de dicha Ad-
ministración "actuará como instancia de conciliación". En caso
de subsistir la diferencia, el ministro de Salud y Acción Social
laudará como arbitro.
Con el primero, se asegura el principio de la "libre elec-
ción del médico" por parte del beneficiario (no así del especia-
lista, sanatorio, laboratorio, que por lo común, en la práctica,
los indica el "médico de cabecera" o consultado), pero se faci-
lita un dispendio de atención por cuanto comúnmente no existe
en la actualidad un control adecuado para el eficaz servicio de
las prestaciones.
Es el propio paciente el que determina el "consumo" y
puede reiterarlos por una misma causa sin razón valedera (a ve-
ces, suele consultar a dos o tres médicos). El sistema, por esa
razón, encarece el servicio.
Con el de capitación (que es el utilizado por el seguro de
salud en Inglaterra y en la Argentina, en algunos sectores, por
el Plan de Atención Médica Integrado -PAMI-, adoptado por el
Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pen-
sionados) también se asegura, dentro de un ámbito menor, la
elección de médicos. Cada uno de éstos puede inscribirse en
el registro de la agencia respectiva, aceptada por la organiza-
ción; los "beneficiarios" pueden inscribirse con alguno de los
que corresponden al lugar de su residencia, que actúa como
médico de cabecera (o de familia, en su propio consultorio o
a domicilio) y que deriva, cuando ella lo requiere, la atención
al especialista o al sanatorio.
Con este sistema, el médico se compromete, no a una aten-
ción individual, sino a cuidar el estado de salud del beneficia-
rio, al que atiende durante cierto tiempo; a tal efecto no sólo
puede, sino que debe hacer (pues también a él le conviene) me-
dicina preventiva.
424 PARTE GENERAL

Por parte de la agencia, así como del médico u organiza-


ción (sanatorio, laboratorio, etc.) que toman a su cargo la pres-
tación del servicio, se realizan los cálculos de gastos e ingresos,
sobre la base de presupuestos fijos y predeterminados (sujetos
a variación por el aumento del costo de la vida).
Tanto el "prestador" como el beneficiario pueden solicitar
el cambio de la inscripción en el registro de uno de los pri-
meros, cuando se aduzcan razones atendibles para ello (mala
atención, cambio de domicilio, intemperancia, etcétera).
Como puede apreciarse, la atención de un servicio que se
reduce a prestaciones en dinero, ofrece muchas menos dificul-
tades (el pago se realiza de ordinario a través del sistema ban-
cario) que cuando se lo presta en especie.
A pesar de que lo habitual es que ciertas prestaciones se
realicen en especie (como las indicadas, que corresponden a la
atención médica, hospitalaria, farmacéutica, etc.), en principio
no hay inconveniente en que el subsidio se haga por el sistema
de "reintegros". El beneficiario atiende el gasto directo que
requiere la atención de la contingencia social y luego -acredita-
do el hecho y la necesidad de él- la agencia le reembolsa el
importe correspondiente de acuerdo con el nomenclador en uso
(en vez de abonar directamente al médico). Este sistema, en
general, no es aceptado por la agencia, cuando ella adoptó el
sistema de "capitación" o "cartera fija", pues el gasto de la
atención ya lo ha realizado (aunque el paciente no haya utiliza-
do el servicio).
En esta clase de prestaciones en especie, la relación no se
da directamente entre el beneficiario y la agencia (como ocurre
cuando se las hace en dinero, en que en el banco interviniente
lo hace como un simple intermediario). Aquélla se realiza a
través de un tercero, que puede ser empleado de la agencia o
vinculado a ella mediante una locación de obra o empleado de
una organización que se ha comprometido ante la agencia a
realizar la prestación. Las distintas situaciones pueden gran-
earse de la siguiente manera:
INTRODUCCIÓN 425
Agencia <- Agencia -*• Empresa (se hizo cargo
mediante un
reaseguro de la
atención del
beneficiario).

Prestador
empleado o
locador de
obra de la
agencia.

Beneficiario -4- Beneficiario Prestador, empleado o


locador de la empresa.

De acuerdo con cada especie de relación, el beneficiario


tiene una acción de "carácter contractual" disciplinada por la
ley especial y el Código Civil contra la agencia, y extracontrac-
tual contra la persona que le brindó el servicio y aquella (em-
presa, cuando existe) que contrató a éste a tal efecto.
La prestación en especie, sobre todo cuando la agencia ha
adoptado el sistema de "pago por prestación" (también puede
concurrir con los otros sistemas), suele estar sometida a un pa-
go a cargo del beneficiario que se denomina "coseguro" o
"ticket moderador", que él realiza directamente o mediante
"cheques" que debe adquirir a la agencia por adelantado y que
entrega en el momento de recibir la prestación. El importe del
ticket guarda proporción con el servicio recibido (consulta, in-
ternación, etcétera).
Varias son las finalidades que persigue esta modalidad: 7)
ante todo, reducir el costo de la prestación a cargo del organis-
mo de seguridad social, y 2) reducir el número de prestaciones
que podrían aumentar desmedidamente, si el servicio fuera del
todo "gratuito".
La utilización de él trae graves consecuencias: dificulta el
acceso a la prestación, con lo cual se desvirtúa una de las fina-
426 PARTE GENERAL

lidades del seguro social. En materia de atención médica, se


traduce a veces en que el paciente consulta al médico cuando
su estado es ya demasiado grave; no se ha seguido el proceso
propio de la medicina preventiva. Además, al dificultarse el
acceso al servicio de los sectores de menores recursos que es-
tán incorporados obligatoriamente al seguro (y que recurren al
hospital gratuito para su atención), se da un hecho paradójico:
quienes menos tienen, subsidian a otros, a quienes gracias a la
cotización de los que no usan el servicio, les resulta éste más
barato.
3) FINALIDAD. Según ésta, sobre todo en las prestaciones
en dinero, puede ser:
a) De reemplazo. Con ella se trata de mantener al bene-
ficiario en una situación similar a aquella en que hubiera esta-
do de no haber sufrido la situación de contingencia (también se
las denomina "de mantenimiento", "sustitutivas"). En conse-
cuencia, el pago está en proporción al menor ingreso que la si-
tuación provoca. En los sistemas contributivos (ver § 405), se
suele dar una relación entre ingresos-cotización-prestación.
No obstante la finalidad perseguida, la prestación puede
ser: 7) indemnizatoria, que tiende a reparar en su integridad el
menor ingreso o el daño causado (p.ej., jubilación, ver § 425 y
426; salarios por enfermedad, ver § 208), o 2) alimentaria, que
concede un derecho para mantener una situación, no en igual-
dad de condiciones que antes de producirse el evento, sino en
un mínimo decoroso; ejemplo de prestaciones de esta índole
son las que, por lo común, concede el seguro de desempleo.
b) De complemento. Por medio de ella se otorga un sub-
sidio con prescindencia de las consecuencias reales que la con-
tingencia ocasionó. Las asignaciones familiares que correspon-
den a esta clase de prestación, se hacen en montos fijos, sin
relación con los ingresos del titular (cabe suponer que el "costo
por hijo" varía en función de los distintos niveles de consumo
de las familias). Con motivo del nacimiento o adopción de hi-
jos, se liquida una suma fija, aunque los padres no hayan teni-
INTRODUCCIÓN 427

do tal vez que soportar gasto alguno por ese hecho (la atención
médica o jurídica la recibieron de la "obra social", etcétera).

§ 404. ORGANIZACIÓN ADMINISTRATIVA DEL SISTEMA. - Da-


dos los medios técnicos utilizados por la seguridad social, se
requiere que una agencia se encargue de su administración, a
través de la efectivización de las relaciones jurídicas con los
sujetos beneficiarios y obligados. En un sistema contributivo,
tiene ella que recaudar los fondos necesarios para cubrir las
prestaciones a su cargo.
En uno de carácter asistencial, en que la financiación se
opera por medio del presupuesto u otra vía distinta de la coti-
zación, deberá remitirle los fondos el organismo encargado de
su percepción, lo cual la libera a ella de esa tarea.
En cambio, la agencia, a fin de dispensar las prestaciones,
tiene que determinar en cada caso el derecho del beneficiario
-sea su incorporación al sistema obligatoria o voluntaria; ver
§ 4 0 1 - que la reclama. A tal efecto, tiene que constatar no
sólo que aquél se halle en la situación de contingencia social
definida por la ley, sino también que cumpla con los requisitos
exigidos: haberse inscripto en el sistema, hecho las cotizacio-
nes, cumplido los años de servicio, haberse agotado el período
de carencia, etcétera (ver § 403 y siguientes).
La prestación exige no sólo resolver en cada caso su pro-
cedencia, sino también la adopción de las respectivas medidas
para su pago. Cuando las prestaciones son en especie, la orga-
nización del sistema tiene que estar a su cargo (ya la realice di-
rectamente o a través de terceros; ver § 403, b, 2, b).
Si dentro de sus funciones está la de recaudar las cotiza-
ciones, además de percibirlas tiene que ejercer el control del
pago a tiempo y la ejecución de los morosos. La ley penal tri-
butaria 24.769 establece tres figuras con respecto a los delitos
relativos a los recursos de la seguridad social (título segundo):
evasión simple, evasión agravada y apropiación indebida de re-
cursos de la seguridad social (arts. 7 o a 9 o ).
428 PARTE GENERAL

El primero se tipifica mediante declaraciones engañosas,


ocultaciones maliciosas o cualquier otro ardid o engaño, sea
por acción o por omisión, que tienda a evadir parcial o totalmente
al Fisco nacional el pago de aportes o contribuciones, o ambos
conjuntamente, correspondientes al sistema de la seguridad so-
cial, siempre que el monto evadido excediere la suma de $ 20.000
por cada período. "El delito se reprime con prisión de dos a
seis años"; la evasión agravada, se tipifica cuando el monto eva-
dido supera $ 100.000 por cada período o bien "si hubieren in-
tervenido persona o personas interpuestas para ocultar la identi-
dad del verdadero sujeto obligado y el monto evadido superara
la suma de $ 40.000" (art. 8o). La pena aplicable es de 3 años
y 6 meses a 9 años (art. 8o). El delito de apropiación indebida
de recursos de la seguridad social, reprimido con prisión de 2 a
6 años, se tipifica cuando "el agente de retención de aportes al
sistema de seguridad social nacional", "no depositare, total o
parcialmente, dentro de los 10 diez días hábiles administrativos
de vencido el plazo de ingreso, los importes retenidos, siempre
que el monto no ingresado superase la suma de $ 5000 por ca-
da período" (art. 9o).
El organismo recaudador que debe depender del fisco na-
cional (art. 7o), sólo podrá formular la denuncia penal "una vez
dictada la determinación de oficio de la deuda tributaria, o re-
suelta en sede administrativa la impugnación de las actas de
determinación de la deuda de los recursos de la seguridad so-
cial, aun cuando se encontraren recurridos los actos respecti-
vos". En los casos en que no se requiriere la determinación
administrativa de la deuda, la denuncia se formula una vez
"formada la convicción administrativa de la presunta comisión
del hecho ilícito". En el caso de que la denuncia penal fuera
formulada por un tercero, el juez debe remitir los antecedentes
al organismo recaudador que corresponda, a fin de que inicie el
procedimiento de verificación y determinación de deuda. Dicho
organismo debe emitir el acto administrativo de determinación
de deuda, en el plazo de 90 días prorrogable a requerimiento
fundado del mismo (art. 18).
INTRODUCCIÓN 429
Aunque los montos de la deuda previsional fueren supe-
riores a los indicados para que se tipifique el delito, el or-
ganismo recaudador no formulará denuncia penal "si de las cir-
cunstancias del hecho surgiere manifiestamente que no se ha
ejecutado la conducta punible". Dicha decisión debe ser adop-
tada mediante resolución fundada y previo dictamen del corres-
pondiente servicio jurídico, por los funcionarios a quienes se
les hubiese asignado especialmente esa competencia. La deci-
sión que se adopte al efecto debe ser comunicada de inmediato
a la Procuración del Tesoro de la Nación, la que debe expedirse al
respecto.
La formulación de la denuncia penal no impide la sustan-
ciación de los procedimientos administrativos y judiciales que
tienden a la determinación y ejecución de la deuda previsional,
pero la autoridad administrativa se abstendrá de aplicar sancio-
nes hasta que se dicte la sentencia definitiva en sede penal.
Ocurrido esto, la administración aplicará las sanciones que co-
rrespondan sin alterar las declaraciones de hechos contenidas
en la sentencia judicial (art. 20). El organismo recaudador pue-
de solicitar al juez penal competente las medidas de urgencia,
así como toda autorización que fuere necesaria para la obten-
ción y resguardo de los elementos de juicio probablemente re-
lacionados con la presunta comisión de algunos de los delitos.
Dichas diligencias serán encomendadas al organismo recauda-
dor que actuará en calidad de auxiliar de la justicia, juntamente
con el respectivo organismo de la seguridad.
En Capital Federal, es competente la justicia nacional en
lo penal económico y en el interior, la justicia federal. El ór-
gano recaudador puede actuar en el proceso penal en función
de querellante particular; a ese efecto debe designar a quienes
ejercerán su representación (arts. 21 a 23).
La percepción de las cuotas y contribuciones es la función
que debe cumplir la agencia. Puede ejercerla una organiza-
ción dependiente de la administración central, un ente descen-
tralizado, público o no, estatal o privado. El carácter jurídico
« e ella no altera el sistema de seguridad social creado por ley
430 PARTE GENERAL

con una finalidad de carácter público (con todo lo que ello sig-
nifica: imperatividad de sus normas, etc.); la atribución de
dicha función a un ente determinado depende de ciertas cir-
cunstancias de oportunidad (flexibilidad, dinamismo, necesario
control, pero no excesivo, etcétera). Tampoco se alteran las
funciones de la agencia en su condición de administradora del
servicio por su carácter jurídico. Aunque sea una institución
del derecho privado, tiene facultades para recaudar fondos. La
ley le concede esa prerrogativa, así como la de establecer las
reglamentaciones necesarias para la percepción de las presta-
ciones. La única limitación la constituye -lo que también rige
para la administración pública- la exigencia de que no desvir-
túe el sentido de la ley.
Quizás adquiera mayor importancia que la naturaleza ju-
rídica de derecho público o privado de la agencia, la partici-
pación de los interesados en su administración. Según ya se
indicó (ver § 396, a), el art. 14 bis de la Const. nacional esta-
blece al respecto como exigencias que esas "entidades naciona-
les o provinciales" deben tener "autonomía financiera y eco-
nómica" y deben ser "administradas por los interesados con
participación del Estado". Por consiguiente, la directiva legal
es que se admita la participación de los interesados y no se tra-
te de una administración puramente estatal. Está ello de acuer-
do con el principio de subsidiariedad (ver § 395, c), que no sólo
rige respecto del funcionamiento del sistema, sino también de
su administración.
La cuestión plantea diversos problemas vinculados con el
modo de designar la representación y, en especial, que no pon-
ga en peligro la ejecutividad del órgano (lo cual tampoco está
asegurado cuando la administración es exclusivamente de ca-
rácter estatal). Una solución para superar los problemas que
puedan plantearse cuando a la representación de esa índole se
mezclan cuestiones de carácter partidista, así como también la
de asegurar la necesaria ejecutividad administrativa (que, a ve-
ces, se ve entorpecida con directorios integrados por muchas
personas que representan intereses legítimos, pero sectoriales),
INTRODUCCIÓN 431
es la de distinguir las funciones de conducción operativa, de
contralor y de fijación de la política.
Esta última puede quedar en manos de un cuerpo integrado
por representantes estatales y de los interesados, así como la ne-
cesaria y vital tarea de control de gestión y la de formular un
juicio de responsabilidad administrativa respecto de los encarga-
dos de la gestión. En cambio, la gerencia conviene que esté a
cargo de un cuerpo reducido con plenas facultades ejecutivas,
pero sometido a supervisión, cumplimiento de normas y revi-
sión de sus actos por un consejo administrador, sin perjuicio de
la tarea de la sindicatura.
La importancia de los intereses en juego, de los cuantiosos
fondos que maneja la seguridad social, y en especial de que la
administración tenga la fluidez necesaria, exige esa distribución
de "poderes".
La participación de los interesados no sólo corresponde a
un derecho de ellos a tomar intervención por la vía del control
de gestión; es fundamental que también lo haga en la de la fi-
jación de las políticas y en el funcionamiento de estos or-
ganismos de carácter intermedio. Además, permite al afiliado
manifestar su opinión y, llegado el caso, su crítica o queja, res-
pecto de la prestación del servicio, directamente a través de "su
representante" y lograr más inmediatamente la solución de cier-
tas deficiencias que no admiten demoras y que no se logran por
el trámite burocrático.
En cuanto al ámbito funcional, se plantea el problema de
determinar si conviene que un solo órgano tenga a su cargo
la administración en un régimen de monopolio de los distin-
tos subsistemas (en el caso argentino: previsional, cargas de
familia, prestación de servicios médicos) o bien que cada uno
de ellos dependa de una organización descentralizada a cargo de
diversas agencias con plena autonomía funcional. Al respecto,
operan los conceptos de unidad, conducción y descentralización
ejecutivas. Sin duda, viene a ser de vital importancia que ha-
ya una organización que coordine todo el sistema de seguridad
432 PARTE GENERAL

social para evitar problemas que se suelen presentar acerca de su


administración, prestación de servicios (evitando superposicio-
nes), recaudación de fondos, etcétera.
El sistema debe ser único, lo cual permite afirmar las ven-
tajas de un órgano de cúpula que tenga a su cargo la determi-
nación de las grandes líneas de la política de seguridad social.
De hecho esa función, en algunos países, suele ejercerla el po-
der político a través del respectivo Ministerio: Salud y Acción
Social, Trabajo y Seguridad Social, etcétera. Lo que se re-
quiere es una coordinación general del sistema en sí, con los
demás de que hace uso la comunidad: sanitario, financiero, po-
lítica familiar, etcétera.
En el orden de la ejecución, se admite una descentraliza-
ción. El primer criterio que puede utilizarse es que se lo reali-
ce por materias (en la Argentina: previsional, cargas de familia,
asistencia médica, desocupación cuya gestión ahora se concen-
tra en el SUSS, decr. 2284/91, ratificado por ley 24.307, art.
29; ver § 407), con la debida coordinación en la cúspide.
Otro criterio es que la mencionada descentralización se efec-
túe por regiones geográficas, que puede coincidir con el ante-
rior o ser independiente. En un caso, habría una agencia para
administrar cada servicio (enfermedad, etc.), respecto de un sec-
tor (provincia), mientras que en el otro la agencia tendría a su
cargo la totalidad del servicio de referencia a toda el área geo-
gráfica nacional.
En la actualidad, en la Argentina, de acuerdo con el criterio
adoptado por el referido decr. 2284/91, la gestión de los subre-
gímenes jubiláronos (prestaciones de vejez, invalidez y desam-
paro por muerte; ver § 408 y ss.) y de asignaciones familiares
(ver § 479), que estaban a cargo cada uno de ellos de tres orga-
nismos administrativos, han sido absorbidos por el Ministerio
de Trabajo y Seguridad Social, que también ha asumido el
referido a la prestación de desempleo (art. 126, ley 24.013, que
lo ha instrumentado; la norma fue promulgada en diciembre
de 1991; ver § 485 y 486). El referido al seguro de salud está
INTRODUCCIÓN 433

a cargo de las respectivas obras sociales y de la ANSSAL (ver


§ 476).
§ 405. FINANCIACIÓN DEL SISTEMA. - En el régimen llama-
do asistencial (ver § 390 y 443), los fondos le son entregados a
la agencia por el órgano encargado de su recaudación, se reali-
ce ésta por vía impositiva u otra. De tal manera, la tarea de la
agencia se reduce a distribuir los fondos entre los beneficiarios.
En el caso, tiene que prepararse un presupuesto de los gastos,
tanto en prestaciones como en administración.
Cuando la financiación del sistema de seguridad social se
hace por cotizaciones especiales destinadas a ella (ya estén a
cargo de terceros vinculados o no a los beneficiarios -emplea-
dores- o de estos últimos -en el primer caso, se las denomina
contribución, en el segundo, aporte-), por lo común todo lo re-
ferente a la recaudación está a cargo de la propia agencia de
seguridad social.
Se aducen razones en favor de uno y otro criterio sobre la
forma de obtener los fondos. Se argumenta que el de los "pro-
pios" constituye una ventaja, ya que el organismo cuenta con
los medios necesarios para cumplir con su función por lo cual
no necesita depender de otro, con los consiguientes entorpeci-
mientos', dificultad de las transferencias, responsabilidad en los
procesos concernientes a la recaudación de fondos. El proce-
dimiento de financiar las prestaciones por medio de recursos
específicos, en algunos países tiene larga tradición, aunque en
ciertos casos se adoptan ambos. En la Argentina hay sistemas
contributivo (previsional, de asistencia médica, cargas de fami-
lia, de desocupación) y asistencial (pensiones a la vejez e in-
validez); éstos se mantienen con recursos del presupuesto na-
cional que suministra el Estado provenientes del impuesto a las
ventas y rentas de Lotería Nacional de Beneficencia y Casinos
(ver § 443). De acuerdo con el sistema actualmente vigente,
el régimen de reparto se financia con los aportes efectuados por
los afiliados (11%) al SIJP que han optado por ese régimen, la
contribución de los empleadores (al respecto, en los últimos años
434 PARTE GENERAL

se han dictado decretos que disponen deducciones temporales


-que se renuevan-, a fin de disminuir el "costo del trabajo"), el
16% del aporte de los afiliados que trabajan en forma autónoma
y por impuestos especiales y recursos de Rentas Generales (art.
18; ver § 431). En cambio, el régimen de capitalización se fi-
nancia con el aporte de los afiliados (11%) que no han optado
por el régimen previsional público.
En lo que concierne al no contributivo, parece que la base
de la imposición es más justa, ya que el peso del pago de las
prestaciones recae sobre los sectores que gozan de mayor capa-
cidad contributiva. La redistribución tiene un sentido vertical,
mientras que en el otro es de carácter horizontal: son los futu-
ros beneficiarios los que aportan los fondos, en su totalidad o
en parte (el resto está a cargo de los empleadores, cuando los
hay; por lo común, el monto del beneficio obtenible está en re-
lación con esas cotizaciones, y éstas, a su vez, con los ingresos
percibidos).
A ese sistema pueden hacérsele las mismas críticas que se
formulan contra el régimen impositivo (ya se opere la recauda-
ción por medio de impuestos directos o indirectos), a saber:
que su peso (especialmente el de los gravámenes directos) pue-
de desalentar a los elementos más dinámicos de la comunidad
que tienen mayor capacidad de creación y, por ende, más eleva-
dos ingresos, por lo cual la presión fiscal es superior que la que
soportan quienes despliegan una actitud menos activa. Cuando
la base de la imposición es la que se hace por vía indirecta, se
producen una serie de efectos contraproducentes, ya que de or-
dinario el grueso de la carga recae sobre los sectores de menor
capacidad económica.
La ventaja de un sistema sobre otro depende de una serie
de circunstancias de índole coyuntural, en los que gravita so-
bremanera la tradición que exista al respecto.
En cuanto al régimen contributivo, pueden adoptarse dos cri-
terios extremos. Según uno, llamado de capitalización, las con-
tribuciones y aportes recibidos por la agencia -o en su caso el
INTRODUCCIÓN 435

órgano recaudador- se invierten en bienes (acciones, títulos de


la deuda pública, valores mobiliarios; podrían hacérselo también
en la construcción directa de bienes: diques, obras de irrigación),
con los cuales, más sus acrecidos (intereses, rentas, beneficios), se
abonarán en el futuro las prestaciones.
En cierta manera, el régimen funciona como un ahorro obli-
gatorio a nivel colectivo, en el que los sujetos indicados por la
ley tienen que contribuir a la formación de un fondo (al que
también pueden aportar otros), con el cual -deducidos los gas-
tos de administración- se hará frente a la cobertura de los esta-
dos de necesidad. Las primeras leyes sancionadas en la Argen-
tina sobre materia previsional declaraban que la propiedad de
aquellos capitales era de los afiliados y se procedía a la devolu-
ción de los aportes más los intereses ganados cuando la persona
dejaba de pertenecer al régimen (por cambio de empleo, muer-
te, etc.), sin haber alcanzado los mínimos exigidos para obtener
una prestación. En definitiva, la seguridad social adoptaba el
criterio del cálculo actuarial de las empresas de seguro privado
(con reservas técnicas y matemáticas).
Varias razones (entre ellas, desaparición de los "fondos ca-
pitalizados" por una mala inversión, guerras, etc.) indujeron a
que se adoptara otro sistema denominado de "reparto". Con las
cotizaciones se pagan directamente las prestaciones y los gastos
del servicio; no hay fondos capitalizados. Según una expresión
gráfica a propósito del sistema previsional: "los activos subsi-
dian a los pasivos", lo cual, con un sentido más amplio, significa-
ría: los "ricos" subsidian a los "pobres".
Este procedimiento hace más patente el principio de soli-
daridad entre los distintos miembros de la población. Aunque
desaparecen los "capitales invertidos" que dan la "sensación del
respaldo" de las prestaciones que habrán de abonarse en el fu-
turo; dicho procedimiento se basa en el principal elemento de
la riqueza de una comunidad: la solidaridad entre los diversos
miembros integrantes de una comunidad, la edad promedio de
ella, su capacidad de dominio de la naturaleza por medio de la
técnica que posee, su deseo de trabajar y de emprender nuevas
436 PARTE GENERAL

actividades. Los bienes acumulados -como ha ocurrido en la


historia de varios pueblos- pueden desaparecer, con lo cual los
derechos adquiridos sobre ellos se esfuman; en realidad, sólo
tiene sentido de garantía el espíritu de solidaridad, de socorrer
al otro (hermano), cuando sufre las consecuencias de una con-
tingencia. Además, los bienes acumulados para dar frutos, re-
quieren trabajo humano que sólo pueden brindar los otros, por
lo cual, además de la señalada reserva, siempre es necesaria la
cooperación del resto de la población.
Que la agencia no acumule capitales (a veces la tarea se
ha reducido a "conservar" papeles de comercio, valores que que-
daron "anulados" por la inflación, los déficit presupuestarios,
etc.) no significa que la comunidad no elabore reservas. Lo
que ocurre es que no lo realiza a ese nivel (que "absorbe" el que
puede hacerse en otros). Desde el punto de vista técnico, no
parece conveniente que sea la agencia de seguridad social, cuya
tarea específica es la de administrar el sistema, la que tenga
que tomar decisiones acerca de cuál será la mejor inversión que
ofrezca cierta seguridad. Para ello, tanto a nivel público, co-
mo privado, hay organizaciones (bancos, empresas, Ministerio
de Economía, etc.) que están en mejores condiciones para reali-
zar esas opciones y que, por otra parte, responden a su propio
cometido.
El hecho de que un sistema de seguridad social o uno pre-
visional (carece de sentido en el de cargas de familia y de asis-
tencia médica) no tenga invertidos capitales para hacer frente a
las prestaciones que comenzarán a devengarse dentro de 10 ó
20 años, o para pagar las que ahora son exigibles, no significa
que tales capitales no existan (bosques, obras de regadío, diques,
centrales eléctricas, más áreas en condiciones de ser sembra-
das, mayor stock de anímales, fábricas, etc.); lo que ocurre es
que se los administra en otro nivel. De esa manera, se ha de-
sembarazado a la agencia de la seguridad social de una tarea
ajena a su competencia (en realidad, la inversión cuando se la
realizó, se hizo en "papeles", con lo cual la administración real
de los fondos siempre estuvo en manos de terceros).
INTRODUCCIÓN 437

Hay una vía intermedia que puede tener aplicación en el


régimen previsional, en el que funcionan ambos procedimien-
tos: a saber, el reparto con capitales de cobertura. La forma-
ción de éstos se reduce sólo al que corresponde al pago de las
prestaciones que ya "han entrado en vigencia" (jubilaciones y
pensiones), que son "cubiertas" con capitales formados a ese
efecto. En cambio, los derechos que están "en expectativa",
que deberán pagarse a los que ahora contribuyen con sus coti-
zaciones (y que en el sistema de capitalización dan lugar a la
formación de reservas técnicas o matemáticas), no ocasionan
la formación de ninguna de éstas. Se las va constituyendo a
medida que se produce la contingencia social que da derecho
a la prestación.
En el SIJP, el régimen previsional público (RPP) funciona
bajo la modalidad de reparto asistido, basado en el principio de
solidaridad (art. Io, ley 24.241, texto según ley 24.463, art. Io).
En cambio, en el de capitalización se constituyen cuentas indi-
viduales a nombre de cada uno de los afiliados que están incor-
porados al mismo (ver § 432), con las que se satisfacen las
prestaciones que aquél otorga. En los casos de retiro por inva-
lidez permanente y pensión derivada de un afiliado fallecido
mientras se hallaba en actividad, los respectivos fondos, a fin
de satisfacer las prestaciones que indica la norma, se integran
con capitales de complemento (ver § 432). Con tal objeto, la
respectiva AFJP debe contratar un seguro colectivo de invalidez
y fallecimiento (art. 99). De acuerdo con lo que establece el
decr. 55/94 (art. Io, incs. 6o a 9o), el RPP concurre con un im-
porte a fin de integrar ese capital complementario, respecto de
los trabajadores varones nacidos antes de 1964 y de las mujeres
nacidas antes de 1969 (se trata de compensar los aportes efec-
tuados por los mismos al sistema previsional con anterioridad a
la fecha de entrada en vigencia del SIJP).

El monto de las referidas prestaciones, si el afiliado ha sa-


tisfecho los recaudos que establece la norma, se incrementa a
través de la percepción unificada (art. 35), con la PBU, PC y la
438 PARTE GENERAL

PAP (si estas dos últimas correspondieren; arts. 19, 23, 30 y


concs.; ver § 425, a, 1 a 3).
La recaudación de los fondos de seguridad social se realiza,
de ordinario, por intermedio del sistema bancario. Los deudo-
res, cuyo carácter surge por aplicación de lo dispuesto por ley,
tienen que proceder a realizar los descuentos sobre los sueldos
(aportes a cargo de los empleados) y depositarlos junto con la
contribución que a ellos les corresponda, en una cuenta banca-
ria a nombre de la agencia. La falta de cumplimiento de esa
obligación genera un derecho a favor de aquélla, que puede eje-
cutarlo por vía judicial como cualquier acreedor (la ley aplica-
ble suele establecer un proceso ejecutivo especial).
Varias teorías se han esbozado acerca de la naturaleza jurí-
dica de los fondos (cotizaciones) que percibe el sistema de se-
guridad, tanto de parte de los "futuros beneficiarios", como de
los demás obligados. En lo que respecta a los que percibe el
Estado como poder público (se excluye el caso en que éste lo
haga como empleador), constituyen una contribución que co-
rresponde a la aplicación de un principio de justicia distributi-
va. Dentro del total recaudado por vía impositiva, el Estado
destina parte de ellos a atender los distintos servicios a su car-
go (educación, gobierno, sanidad, seguridad, justicia, etc.), en-
tre los cuales se cuentan los de seguridad social.
Con referencia a lo que podría llamarse la vía de percep-
ción de "fuente privada", se han expresado distintas opinio-
nes. Una de ellas lo ha asimilado al impuesto, por el carácter
coercitivo de la obligación. Se descarta esta calificación, no
sólo porque puede percibirlo una agencia que no sea estatal, si-
no porque no se los incorpora al tesoro público; se afectan a un
fin específico (por lo común, administrado- por un organismo
público, descentralizado, no estatal o privado, y mantienen su
individualidad). El mismo criterio sirve para descartar el ca-
rácter de tasa fiscal que corresponde a la prestación por parte
del Estado de un servicio divisible; en lo que concierne al em-
pleador, éste no recibe ninguno y el empleado puede no gozar
del beneficio (para que así ocurra, tiene que producirse la sitúa-
INTRODUCCIÓN 439
ción de contingencia); además, no es responsable por el no pa-
go del aporte o de la "contribución" (en el régimen previsional
argentino -art. 13, inc. a, ley 24.241-, sólo se lo obliga a de-
nunciar que no se le ha hecho la retención; ver § 410).
Frente a las teorías de carácter publicista, se han expresa-
do otras de carácter privatista, según las cuales se considera
que constituyen ellas un salario (social o indirecto; ver § 177,
b, 2). Si bien la contribución a cargo del empleador puede re-
dundar en un beneficio para el trabajador y tiene como causa
jurídica el contrato de trabajo, el importe no pertenece a éste
(ni su percepción está diferida en el tiempo), sino a un tercero.
En cuanto al aporte a cargo del propio empleado, es indudable
que no puede considerárselo salario.
El carácter sui generis de dichas cotizaciones, que respon-
den a las modalidades propias de la seguridad social, hace que
se consideren -a causa de su obligatoriedad- de naturaleza pa-
rafiscal, y pueden ser reclamadas por los organismos de gestión
del servicio (con prescindencia de que sean públicos o priva-
dos) para el cumplimiento de la función que les ha sido enco-
mendada por el Estado.
440 PARTE GENERAL

CUESTIONARIO

— Concepto de seguridad social; fines.


— Describir las diversas técnicas que se han empleado para lograr la fi-
nalidad que ahora persigue la seguridad social; precisar las caracterís-
ticas de cada una.
— Relaciones de la seguridad social con la política social, demografía,
economía y psicología social.
— El canal "social" de redistribución de ingresos; su finalidad. Diferen-
cia con el "económico".
— Concepto de derecho de la seguridad social. Precisiones terminológi-
cas.
— Principios básicos y técnicos de la seguridad social; alcance de cada
uno de ellos.
— Fuentes de la seguridad social.
— Aplicación del derecho de la seguridad social: a) órganos; b) en el
tiempo, y c) en el territorio.
— Principales criterios de interpretación de las normas de seguridad so-
cial.
— Indicar los medios técnicos jurídicos utilizados; distintos tipos de rela-
ciones que se dan entre las agencias y los diversos sujetos.
— Determinar los sujetos de la seguridad social y su distinción en fun-
ción de su "papel" frente a la agencia.
— Describir las diversas situaciones (contingencias sociales) que puede
cubrir un sistema de seguridad social. Indicar los criterios de clasifi-
cación y la importancia de su utilización. "^
— Precisar las contingencias sociales que tradicionalmente no suelen te-
ner cobertura específica por parte de agencias de seguridad social.
— Criterios de clasificación de las prestaciones de seguridad social; su
importancia. Principales diferencias que se presentan entre ellas;
INTRODUCCIÓN 441

problemas que plantean para la implementación de los respectivos ser-


vicios encargados de "su pago".
— Caracterizar la función de las agencias de la seguridad social (sus re-
laciones con los sujetos -beneficiarios y obligados- y prestadores de
servicios; distintos tipos de relaciones). Diversos criterios de orga-
nización: territorial, funcional, etcétera. Sistemas adoptados para fi-
nanciar las prestaciones. Diversos tipos. Procedimientos de recau-
dación.
SECCIÓN II

PARTE ESPECIAL

CAPÍTULO XXI
RÉGIMEN PREVISIONAL ARGENTINO

§ 406. CONCEPTO. - Se designa con esta denominación, de


acuerdo con una costumbre, al que cubre las contingencias
de vejez, invalidez y desamparo por muerte (ver § 402, a, 2 y
3, y b, 3). Al respecto, hay que distinguir las que correspon-
den al orden nacional y los provinciales. Estas segundas, limi-
tadas a los empleados públicos, civiles o de seguridad de los
propios Estados y de las municipalidades. En algunos casos (Bue-
nos Aires, Córdoba, Santa Fe, etc.), se ha incluido dentro de
un régimen de esta índole a quienes ejercen profesiones libera-
les (abogados, escribanos, contadores, ingenieros, etc.) dentro
del ámbito del territorio provincial. En algún caso, la Corte
Suprema de Justicia de la Nación interpretó que dichos organis-
mos pudieron ser creados por los Estados provinciales, criterio
que convalidó la reforma constitucional de 1994 (art. 125; ver
§ 396, a, y 410, b, 2).
En cuanto al nacional, hay que distinguir entre el con-
cerniente al personal civil y el correspondiente al de las distin-
tas fuerzas armadas del país y de seguridad que se rigen por
sus propios estatutos. En el primero, hay dos regímenes bási-
cos que componen el Sistema Integrado de Jubilaciones y Pen-
siones (SIJP): uno, designado como de "reparto asistido", basa-
444 PARTE ESPECIAL

do en el principio de la solidaridad, y otro, en la capitalización,


denominado precisamente de "capitalización".

§ 407. HISTORIA DEL SISTEMA NACIONAL CIVIL. - Desde la


sanción, en el año 1904, de la primera ley previsional que com-
prendió al personal de la administración nacional (ley 4349),
hasta la fecha, pueden destacarse seis períodos que presentan
características especiales. La citada norma sólo comprendía un
sector, el ya indicado de los empleados públicos nacionales.
Adoptó un criterio de capitalización; en cuanto a la agencia que
lo administraba, estableció su dependencia del Ministerio del
Interior. Con posterioridad, y por la "presión" de ciertos gre-
mios, se crearon otros regímenes con un criterio profesional.
A ese fin se promulgaron leyes jubilatorias a favor del personal
ferroviario, de servicios públicos, bancarios y de seguros, nave-
gación y periodistas.
La característica de todos estos organismos de carácter pre-
visional fue su falta de coordinación, a tal punto que no sólo
no había una unidad de legislación, sino tampoco de derechos y
obligaciones. Por otra parte, las agencias encargadas de su ad-
ministración dependían en su relación jerárquica de distintos mi-
nisterios (Interior, Obras Públicas). Los servicios prestados en
un régimen no eran reconocidos en otros.
El segundo período se inicia con la sanción del decr. ley
29.176/44, que creó un organismo central, el Instituto Nacional
de Previsión Social, al que se le encomienda "realizar en todo
el territorio de la Nación, los objetivos del Estado en materia de
seguridad social".
Durante este período se extiende el régimen previsional a
los empleados de comercio (decr. ley 31.665/44) y el personal
de la industria (decr. 13.937/46).
En 1946, mediante el decr. ley 9316, se admitió la reci-
procidad entre las distintas cajas que funcionaban en el orden
nacional y de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires y
se invitó a las provincias a adherir al sistema (la mayor parte
RÉGIMEN PREVISIONAL ARGENTINO 445

de ellas lo hicieron, no sólo en cuanto al personal civil y de se-


guridad, sino también, en algunos casos, respecto de las cajas
profesionales que funcionan dentro de su ámbito).
En cuanto a las cajas provinciales para profesionales que
no hubieran adherido al sistema a través de los respectivos con-
venios entre la Secretaría de Estado de Seguridad Social y los
gobiernos provinciales antes del 14 de marzo de 1981 (fecha fi-
jada al efecto por el art. 56, párr. 3 o , ley 18.038, modificado
por ley 22.193) o de los 6 meses desde la vigencia de las res-
pectivas cajas provinciales, las mismas "quedarán automática-
mente comprendidas en el régimen de reciprocidad".
A fin de evitar la concentración de carácter burocrático
que provocó la nueva estructura creada por el decr. ley 29.176/44,
en 1949 se sancionó la ley 13.575, que atribuyó a las cajas la
función de otorgar o denegar las prestaciones.
Se inicia en 1953, con la sanción de la ley 14.236, un nue- •
vo período, en el cual se retorna al sistema anterior. Las cajas
recuperan su primitiva autonomía funcional; el Instituto Nacio-
nal de Previsión Social continúa como órgano de coordinación,
supervisión y apelación en el orden administrativo. Se sancio-
na durante ese período la ley 14.397, por la cual se incorporó
al régimen previsional a los profesionales, empleadores e inde-
pendientes (que constituyen ahora el sistema de autónomos).
En el ámbito de los trabajadores en relación de dependencia, se
extendió, en 1954, el régimen para los trabajadores rurales (ley
14.399).
Con posterioridad, en 1956, se creó, dentro de la caja para
el personal civil, una sección especial para el de servicio do-
méstico (decr. ley 326/56).
De esta manera, con una cierta unificación en cuanto al ré-
gimen de prestaciones, había doce cajas.
• En la segunda mitad de la década de 1960 -en que se ini-
cia la cuarta etapa- se introducen importantes modificaciones.
En primer lugar, por medio de la ley 17.575, se establece
un nuevo régimen administrativo, por el cual se redujo a 3 el
fe
446 PARTE ESPECIAL

número de las agencias: a) Caja Nacional de Previsión de la


Industria, Comercio y Actividades Civiles; b) para el personal
del Estado y Servicios Públicos, y c) para Trabajadores Autó-
nomos. Se estableció como órgano de apelación la Cámara
Asesora de Previsión; lo concerniente a la realización de los
servicios comunes, así como la fiscalización del cumplimiento
de los aportes, se encomendó a la Dirección General de Servi-
cios Comunes de Previsión (luego, Dirección Nacional de Re-
caudación Previsional; en la actualidad, la función de recaudación
está a cargo de la Dirección General Impositiva -DGI-).
En diciembre de 1968 se promulgan las leyes 18.037, para
el personal en "relación de dependencia" y la ya indicada 18.038
para el autónomo, en reemplazo de las anteriores normas. Me-
diante la ley 18.820 se transformó la Dirección General de Ser-
vicios Comunes de Previsión en la citada Dirección Nacional
de Recaudación Previsional, que actúa como agente financiero del
sistema y se estatuyeron normas especiales referentes al proce-
dimiento para la percepción y ejecución de los créditos previ-
sionales.
Los mencionados órganos, que constituían las agencias de
la seguridad social (ver § 404), funcionaban bajo la supervisión
de la Secretaría de Seguridad Social.
Por ley 23.769 (promulgada en enero de 1990) se creó el
Instituto Nacional de Previsión Social, "entidad de derecho pú-
blico no estatal, sin fines de lucro, con individualidad jurídica,
financiera, contable y administrativa" que absorbió a las, en ese
momento, existentes cajas nacionales de previsión (3) y demás
órganos previsionales. Se le encomendó "administrar los regí-
menes nacionales de jubilación y pensiones para trabajadores
en relación de dependencia y autónomos". Con esa sanción,
se inauguró el quinto período en el desarrollo de la gestión de
dichos servicios, que se caracterizó por la unificación de la con-
ducción operativa a cargo de un órgano ad hoc.
De acuerdo con lo dispuesto en el decr. 2284/91 (1/11/91),
ratificado por ley 24.307 (art. 29), se procedió a la "disolución"
RÉGIMEN PREVISIONAL ARGENTINO 447

(art. 96) de dicho instituto (ver § 395). Las funciones que te-
nía a su cargo fueron transferidas al Ministerio de Trabajo y
Seguridad Social, que las desempeñará a través de la Secreta-
ría de Seguridad Social (Administración Nacional de la Seguri-
dad Social). De esa manera -sexto período- la conducción del
referido subrégimen de seguridad social quedó a cargo del cita-
do Ministerio.
Con motivo de dicha reforma, en diciembre de 1991 se
sancionó el decr. 2741/91 por el cual se creó la Administración
Nacional de Seguridad Social (ANSeS), a la que también se le
transfirieron los servicios correspondientes al Régimen de Asig-
naciones Familiares. La misma funciona como organismo des-
centralizado dentro del ámbito del Ministerio de Trabajo y Se-
guridad Social -Secretaría de Seguridad Social-, y tiene a su
cargo la administración del Sistema Único de la Seguridad So-
cial (SUSS); jurídicamente sucede a los entes regulados por
la ley 23.769. Dicho decreto fue ratificado por el art. 167 de la
ley 24.241.
Con posterioridad, por decr. 507/93 (modificó el art. 2o,
decr. 2741/91) se le encomendó a la DGI la aplicación, recau-
dación, fiscalización y ejecución judicial de los recursos de la
seguridad social correspondientes al régimen previsional, de sub-
sidios y asignaciones familiares, y Fondo Nacional de Empleo,
y todo otro aporte o contribución que, de acuerdo a la normativa
vigente, se deba recaudar sobre la nómina salarial.
De acuerdo con lo que prescribe el art. 125 de la Const.
nacional, "las provincias y la ciudad de Buenos Aires pueden
conservar organismos de seguridad social para los... profesio-
nales..!', con lo que ha convalidado la creación de los organismos
de esa índole que funcionaban a esa fecha. De esa norma no
surge que puedan hacerlo en el futuro respecto de una materia
que, parece, excede el ámbito de su jurisdicción. La legisla-
ción de fondo le está encomendada al gobierno federal (art. 75,
inc. 12), y la administración del servicio "estará a cargo de en-
tidades nacionales o provinciales", lo que no significa que los
Estados locales puedan establecer la normativa aplicable.
448 PARTE ESPECIAL

La ley 24.241 (art. 3 o , inc. b, apart. 4) excluye de la incor-


poración obligatoria al régimen federal a los profesionales que,
según normas locales, están incorporados a un régimen de esa
naturaleza (ver § 415).

A) CONTRIBUTIVO

§ 408. RÉGIMEN GENERAL. - La ley 24.241, reformada por


leyes 24.307 y 24.463, establece el respectivo ordenamiento le-
gal (Sistema Integrado de Jubilaciones y Pensiones -SIJP-), re-
ferido a la cobertura de las contingencias de vejez, invalidez y
muerte, con alcance en todo el territorio, exceptuados los casos
no comprendidos dentro del ámbito federal y los de aquellas
personas que expresamente excluye dicha norma. La ley 24.463,
que modificó el sistema previsional, se autodefine como de ca-
rácter "federal y de orden público" (art. 10).
El texto legal está integrado por seis libros: a) Sistema
Integrado de Jubilaciones y Pensiones; b) Disposiciones com-
plementarias y transitorias; c) Consejo Nacional de Previsión;
d) Compañías de seguro; e) Prestaciones no contributivas, y / )
Normas sobre financiamiento.
La citada ley mereció la observación de algunos artículos
por parte del Poder Ejecutivo (decr. 2091/93) y, sin decir expre-
samente que promulgaba los restantes (como ocurrió con otras
normas que tuvieron similar tipo de tratamiento), ordenó publi-
carlos, lo que se realizó en el Boletín Oficial el 18 de octubre
de 1993. Las leyes 24.307 y 24.463, dictadas con posteriori-
dad, que complementan y a veces modifican el sistema previ-
sional, hacen expresa referencia a aquella norma. Por lo tanto,
no caben dudas de que el tema ha quedado superado.
En lo que se refiere a la fecha de su vigencia, la propia
norma formula distinciones. Las modificaciones introducidas
al anterior régimen vigente (leyes 18.037, 18.038 y comple-
mentarias -arts. 158, incs. 1 a 5, 159, 165 y ss., ley 24.241-),
rigen a partir de los 60 días de su promulgación (art. 191, inc. d)
RÉGIMEN PREVISIONAL ARGENTINO 449
y hasta el momento en que comience a aplicarse el SIJP, fecha
en que aquéllas quedan derogadas (arts. 129 y 168, y decr. 78/94,
excepto los arts. 80, 81 -modificados- y 82, ley 18.037). En
lo demás, rige desde su promulgación (art. 191, inc. d).
La norma, que adolece de algunas fallas de carácter técni-
co -en especial gran cantidad de remisiones que no son cla-
ras-, establece que las disposiciones contenidas en las leyes
18.037 y 18.038 que regulaban el sistema previsional anterior,
fueron "derogadas" (salvo el referido art. 82 y los arts. 80 y 81
que, según se afirma, se exceptúan de ello, fueron reformados
-art. 168, ley 24.241-), no obstante lo cual, se establece que
éstas, en cuanto "no se opongan ni sean incompatibles con las
de esta ley, continuarán aplicándose supletoriamente en los su-
puestos no previstos en la presente, de acuerdo con las normas
que sobre el particular dictará la autoridad de aplicación" (art.
156). No parece muy acertado establecer que la Administra-
ción, a la que cabe presumir que es a la que se refiere la nor-
ma (aplica la ley dentro de su ámbito, aunque son los jueces
quienes lo hacen en forma definitiva), tenga facultades para de-
terminar la vigencia de una norma abrogada. En el mejor de
los casos, se trata de una autorización muy amplia que conspira
contra un elemental criterio de seguridad. La cuestión puede
traer aparejadas graves complicaciones, puesto que se hace re-
ferencia a una aplicación supletoria "en los supuestos no pre-
vistos en la presente".
* La ley 24.241 tiene como fecha de entrada en vigencia la
que fijó el Poder Ejecutivo: 15 de julio de 1994 (art. 129, ley
24.241, y art. Io, decr. 56/94).
La norma, a fin de asegurar el cumplimiento de sus dispo-
siciones, establece un régimen penal especial (si el Código
Penal o la ley 23.771 no establecen una sanción mayor) para
sancionar las infracciones que se cometan. A tal efecto, deter-
mina una serie de figuras delictivas (arts. 132 a 150) que, entre
otras, reprimen: a) incumplimientos a sus deberes legales por
parte del empleador; b) a los que turban el ejercicio de libertad
de elección de una Administradora de Fondos de Jubilaciones y
450 PARTE ESPECIAL

Pensiones (AFJP); c) el incumplimiento por parte de éstas de


su deber de informar; d) quienes debiendo calificar el riesgo
de los títulos valores, que pueden ser adquiridos para integrar
un fondo de capitalización, lo hicieren en forma indebida; e) la
falta de transferencia a su titular de los depósitos efectuados en
cumplimiento de lo dispuesto por el sistema; / ) la autorización
indebida de oferta pública o admisión de su cotización o au-
torización de títulos o instituciones en las que las AFJP puedan
adquirir valores; g) la inversión, depósito o custodia que, por
inobservancia del deber de quien debe realizarla, causare un
perjuicio a un fondo de capitalización de una AFJP; h) no dar
cumplimiento a los deberes de satisfacer, en forma oportuna e
íntegra, las prestaciones previsionales. Las penas se incremen-
tan cuando las acciones se realicen para obtener un beneficio
propio o ajeno, o sean cometidas por funcionarios públicos o pro-
fesionales (escribanos, contadores) que dan fe o informan.
Con el objeto de asegurar el ejercicio del derecho de elegir
una AFJP, la norma sanciona al "que engañare a un trabajador
que en forma obligatoria deba incorporarse al SIJP", a fin de que
adhiera a un ente distinto que no sea el que fue establecido por
la ley, o le venda "cualquier otro servicio o producto" (art. 135,
párr. 2o).
Cuando una persona de existencia ideal hubiera incurrido
en una figura de esa índole, la pena se aplicará a los "fun-
cionarios públicos, directores, gerentes, síndicos, miembros del
consejo de vigilancia, administradores, mandatarios o represen-
tantes que hubiesen intervenido en el hecho" o que, por "im-
prudencia, negligencia o inobservancia de los deberes a su car-
go hubiesen dado lugar a que el hecho se produjera".
El conocimiento por parte de un organismo de control de
un hecho que puede configurar un delito, debe ser denunciado
al juez competente (en Capital Federal, en lo penal económico;
en el interior, en lo federal). El proceso penal no obsta a que
la autoridad de control sancione administrativamente la infrac-
ción; la actuación de esta última no requiere que previamente
se haya formulado la denuncia penal. Efectuada ésta, sin per-
RÉGIMEN PREVISIONAL ARGENTINO 451

juicio de la adopción de las medidas de urgencia que deban


adoptarse, el juez debe correrle vista a aquélla a fin de que en
ese plazo, si ya no lo hubiera hecho en forma espontánea, soli-
cite se adopten las medidas del caso a fin de asegurar el éxito
de la investigación (art. 147).
La excarcelación o eximición de prisión de una persona a
la que se le imputa un delito de esa índole, sólo se podrá con-
ceder previa caución real que guarde correlación con el perjui-
cio ocasionado.

§ 409. INTEGRACIÓN DEL SISTEMA. OPCIÓN. - El sistema


está integrado por dos regímenes, entre los cuales cada persona
comprendida puede optar en las condiciones fijadas por la nor-
ma: el régimen previsional público (RPP) o de reparto y el ré-
gimen previsional basado en la capitalización individual o de
capitalización (art. Io, párr. 2 o ). Al primero, la ley 24.463 (que
reformó el sistema previsional), lo califica como sistema "de re-
parto asistido", basado "en el principio de solidaridad" (art. I o ).
Al segundo se lo suele designar como "privado", lo que no es
correcto, ya que al igual que el anterior, es de carácter obliga-
torio, sujeto a las normas que fija la propia ley. La circuns-
tancia de que la gestión del servicio (administración de los fon-
dos, así como la concesión de las prestaciones -sujetas a lo
dispuesto por la norma y a revisión judicial-) esté a cargo de
organismos privados, sometidos a un estricto control, no le qui-
ta el carácter público.
Todas las personas sujetas al sistema tienen la opción de
elegir el régimen (arts. 30 y 130). De acuerdo con la norma
reglamentaria (decr. 56/94), las personas que al momento de la
promulgación de la ley o con posterioridad desempeñaban una
tarea que los obligaba a incorporarse al sistema, debieron for-
mular la opción entre el 2 de mayo y el Io de julio de 1994.
"Los trabajadores en relación de dependencia" debieron for-
mularla ante su empleador (antes de septiembre de 1994; art. 2 o ,
ley 24.347, modificatorio del art. 30, ley 24.241), quien debió
comunicar a la Administración Nacional de Seguridad Social
452 PARTE ESPECIAL

(ANSeS), la nómina de las personas que desean permanecer en


el RPP (régimen de reparto). Los trabajadores autónomos de-
ben comunicar su decisión directamente a la ANSeS.
En ambos casos, de no formularse la opción, la persona
quedó comprendida dentro del régimen de capitalización, situa-
ción que se mantendrá en el futuro (se privilegia este régimen).
Quienes hubieran decidido ejercer la opción en forma implícita
(es decir, sin hacer ninguna manifestación) o explícita, podían
volver al régimen de reparto hasta el día 15 de julio de 1996
(art. 2o, ley 24.347). En cambio, quienes hubieran decidido
mantenerse dentro del RPP, podrán, por una vez, rectificar su
decisión. Ésta tendrá validez a partir del segundo mes siguiente
a la notificación a la ANSeS (decr. 56/94).
Aquellas personas que ingresen al SIJP con posterioridad a
septiembre de 1994, deberán comunicar su opción, en la misma
forma, dentro de los 30 días corridos de su incorporación (en
razón de su ingreso a un puesto de trabajo dirigido o inicio de
actividades; arts. 30 y 43, ley 24.241, y su reglamentación, decr.
56/94).
La Superintendencia de Administradoras de Fondos de Ju-
bilaciones y Pensiones debe implementar un registro único de
afiliados a ese régimen, lo que constituye un requisito previo a
la incorporación a una administradora de fondos de jubilacio-
nes y pensiones (AFJP).
En caso de que un empleado que, en forma expresa o por
no haber formalizado la opción, no indicara cuál es la AFJP a
la que desea incorporarse o, en caso de que, habiéndolo he-
cho, la respectiva AFJP no se lo hubiere comunicado al emplea-
dor, los aportes a su cargo que ingresen en ese régimen (art.
39) deberán ser derivados por el empleador a la AFJP a la cual
estén "incorporados la mayoría de sus empleados" (art. 43,
párr. 2o). De no ser viable, los fondos deberán ser depositados
en una cuenta a la orden de la ANSeS -sin devengar intereses-,
a fin de su posterior ingreso a la AFJP que resulte por aplica-
ción de la metodología que fije la Secretaría de Seguridad So-
RÉGIMEN PREVISIONAL ARGENTINO 453
cial, la que deberá asegurar una distribución equitativa -entre
las entidades habilitadas- de los fondos de esa índole. Este
último procedimiento también será aplicado respecto de los
aportes que correspondan a los autónomos que no hayan elegi-
do su AFJP (art. 2o, decr. 56/94).
La ley preserva el ejercicio del derecho de elección de una
AFJP, así como el de desafiliarse de ella y adherir a otra (tras-
paso). En forma expresa, establece que esa facultad "no podrá
ser afectada por ningún mecanismo ni acuerdo, quedando prohi-
bido condicionar el otorgamiento de beneficios a la afiliación o
cambio del trabajador a una determinada administradora. Cual-
quier acuerdo contractual al respecto resultará nulo de nulidad
absoluta, sin que ello afecte el beneficio concedido" (art. 41,
párr. Io).
Aun cuando una persona ejerciera su actividad profesional
con varios empleadores o lo hiciera juntamente con una activi-
dad de carácter autónomo, puede incorporarse a una sola AFJP
(art. 41, párr. 2o). Esta última no puede negarse a admitir la
afiliación de una persona a la que la norma le reconoce ese de-
recho. Respecto de los trabajadores en relación de dependen-
cia, la AFJP deberá informarle de ese hecho, así como el de la
desincorporación (con remisión de la copia del respectivo pedi-
do) al empleador, que debe efectuar el depósito del aporte a
nombre de la AFJP (art. 42).
Tanto el afiliado, como cualquier beneficiario, pueden cam-
biar de administradora, para lo cual deberá notificar fehaciente-
mente a aquella en la que se encuentre incorporado y a su em-
pleador (si fuere trabajador en relación de dependencia). El
pedido tendrá efectividad al segundo mes de haberse efectuado
de conformidad con las exigencias que prescriba la reglamenta-
ción (art. 44). El ejercicio de este derecho puede realizarse 2
veces por año calendario, siempre que se hubieren efectuado,
por lo menos, 4 meses de aportes (respecto del afiliado) o ha-
ber recibido igual número de cobros por parte del beneficiario
de un retiro programado o fraccionario (ver § 426, a, 2, 3).
454 PARTE ESPECIAL

En cambio, quienes perciban una prestación por retiro transito-


rio por invalidez (ver § 426, c), no pueden ejercer ese derecho
(art. 45).

1) SUJETOS

§ 410. INCLUIDOS. - El ámbito de aplicación respecto de


este grupo alcanza a todos los trabajadores mayores de 18 años
que se desempeñan en "relación de dependencia" o en forma
"autónoma", aunque se hallen comprendidos en otro régimen
jubilatorio o gocen de una prestación de esa índole (salvo los
casos expresamente exceptuados -arts. 2 o , 3 o y 5 o , párr. 1°-).
Dado que el nuevo sistema innova respecto de la edad del in-
greso a éste (18 años; las leyes 18.037 y 18.038 lo fijaban en
16 años), el decr. 433/94, reglamentario del art. 2 o de la ley
24.241, fija el régimen de transición aplicable a los menores
que se hallaban incorporados al régimen de trabajadores en re-
lación de dependencia o autónomo. Las personas que superen
esa edad, están comprendidas en el SIJP, en cuanto su actividad
la realizan en las condiciones siguientes.
a) EN RELACIÓN DE DEPENDENCIA. Incluye a la mayoría de
los trabajadores, con las analogías y diferencias que analizamos
a continuación.
7) Funcionarios, empleados y agentes públicos del Estado
nacional (en cualquiera de sus poderes), "que en forma perma-
nente o transitoria desempeñen cargos, aunque sean de carácter
electivo" o a plazo fijo, "en reparticiones u organismos centra-
lizados, descentralizados o autárquicos, empresas del Estado,
sociedades del Estado, sociedades anónimas con participación
estatal mayoritaria, sociedades de economía mixta, servicios de
cuentas especiales y obras sociales del sector público", que in-
cluye al "personal civil de las fuerzas armadas" y de las "fuer-
zas de seguridad y policiales" (art. 2 o , inc. a, puntos 1 y 2).
Han sido incorporados al régimen los empleados de la Munici-
palidad de la Ciudad de Buenos Aires (decr. 22/94). Queda
expresamente excluido el "personal militar de las fuerzas arma-
RÉGIMEN PREV1SI0NAL ARGENTINO
455
das" y "militarizado o con estado policial de las fuerzas de se-
guridad y policiales" (art. 2o, inc. a, punto 1 in fine), así como
el "civil de la Policía Federal" (ley 24.246).
2) "Funcionarios, empleados y agentes que en forma per-
manente o transitoria desempeñen cargos en organismos oficia-
les interprovinciales, o integrados por la Nación y una o más
provincias, cuyas remuneraciones se atiendan con fondos de di-
chos organismos" (art. 2o, inc. a, punto 3).
3) Personas que en forma permanente, transitoria o even-
tual presten "servicios remunerados en relación de dependencia
en la actividad privada", dentro del ámbito geográfico nacional
(art. 2o, inc. a, punto 5), o las que teniendo domicilio en éste,
han sido contratadas en el país o han sido trasladadas o se les
ha encargado comisión dispuesta por el empleador para que
realicen servicios en "relación de dependencia" en el exterior
(art. 2o, inc. a, punto 6).
4) "Funcionarios, empleados y agentes civiles dependien-
tes de los gobiernos y municipalidades provinciales" cuyas re-
laciones se rigen por el derecho público provincial (art. 121,
Const. nacional), en tanto la respectiva autoridad hubiera adhe-
rido al S1JP en virtud de un convenio con el Poder Ejecutivo
nacional (art. 2o, inc. a, punto 4). Se trata de un tema que ha
sido propuesto en el llamado "Pacto Federal para el Empleo, la
Producción y el Crecimiento".
5) Las personas que hasta la vigencia de la norma estaban
comprendidas en el régimen nacional de jubilaciones y pensio-
nes, en razón de ejercer "actividades no incluidas con carácter
obligatorio en el régimen para trabajadores autónomos" (art. 2o,
inc. a, punto 7). Se trata de una cláusula destinada a llenar
posibles claros en la enumeración formulada por la norma. La
tedacción no es acertada, pues de su interpretación surge que
las personas que voluntariamente podían incorporarse al régi-
men de autónomos (art. 3 o , ley 18.038), están obligados a ha-
cerlo al SIJP, cuando éste (art. 2o, inc. b, puntos 1 a 4) adopta
el mismo criterio de la referida norma derogada (ver § 414). -
456 PARTE ESPECIAL

6) "Personas al servicio de las representaciones y agentes


diplomáticos o consulares acreditados en el país, así como tam-
bién el dependiente de organismos internacionales que preste
servicios en la República, si de conformidad con las convencio-
nes y tratados vigentes, resultan aplicables a dicho personal las
leyes de jubilaciones y pensiones argentinas". El personal citado
puede solicitar la afiliación voluntaria (art. 2o, inc. c).
No integran esta categoría los socios de sociedades de cual-
quier tipo, incluidos los comanditarios de sociedades en coman-
dita simple o por acciones, les corresponda o no el carácter de
dependientes según el art. 27 de la LCT, en tanto "su parti-
cipación en el capital" sea igual o supere "el porcentual que
resulta de dividir el número 100 por el número total de socios",
o se trate de comanditario único (arg. art. 2o, inc. d, puntos 1.1
y 1.2).
Tampoco están obligados a incorporarse al sistema los "so-
cios de las sociedades civiles y de las sociedades comerciales
irregulares o de hecho", aunque no alcancen el porcentual indi-
cado en el párrafo anterior, así como los miembros de socieda-
des en que la totalidad de éstos "estén ligados por vínculos de
parentesco hasta el segundo grado de consanguinidad y/o afini-
dad" (art. 2o, inc. d, puntos 1.3 y 1.4).
Cuando la persona en razón de la actividad que realiza
queda incluida dentro de la categoría que hemos indicado en
este ap. a (art. 2o, inc. a), aunque también le corresponda la del
ap. b ("autónomo"; art. 2o, inc. b), tanto él como la sociedad
deberán efectuar los aportes y contribuciones en función de los
ingresos que perciben en concepto de "remuneración y partici-
pación en las utilidades que el socio perciba y/o se le acrediten
en cuenta, en la medida en que exceda el monto que le hubiera
correspondido de conformidad con su participación en el capi-
tal social" (art. 2o, inc. d, punto 2).
b) AUTÓNOMOS. Están incluidos en esa categoría las "per-
sonas que por sí o conjunta o alternativamente con otras, aso-
ciadas o no, ejerzan habitualmente en la República" una de las
RÉGIMEN PREVISIONAL ARGENTINO 457

siguientes actividades, en tanto ese ejercicio no configure "una


relación de dependencia":
/) "Dirección, administración o conducción de cualquier
empresa, organización, establecimiento o explotación con fines
de lucro, o sociedad comercial o civil, aunque por esas activi-
dades no obtengan retribución, utilidad o ingreso alguno".
2) Profesión reglamentada desempeñada en el ámbito fe-
deral por un graduado universitario o por quien tenga habi-
litación legal especial. No quedan comprendidos, en cambio,
quienes ejercen en el ámbito provincial y, por esa razón, se de-
ben afiliar obligatoriamente a un régimen de carácter local.
3) "Producción o cobranza de seguros, reaseguros, capita-
lización, ahorro, ahorro y préstamo o similares".
4) "Cualquier otra actividad lucrativa no comprendida" en
los otros apartados de la ley (art. 2o, inc. b, puntos 1 a 4).
5) Jugadores de fútbol, miembros de los cuerpos médicos,
técnicos y auxiliares que atienden a los planteles futbolísticos, ex-
clusivamente de las entidades que practiquen fútbol -cualquier
división y categoría, que intervengan en torneos organizados
por la Asociación del Fútbol Argentino-, jurados, arbitros, jueces
principales, de línea, veedores y comisarios deportivos que par-
ticipen en partidos de fútbol profesional o amateur y que perci-
ban retribución por el desarrollo de su actividad. La inclusión
de los mismos ha sido dispuesta por ley 24.622 (año 1996).
El decr. 433/94 (reglamentario del art. 2o, punto 2), con
carácter imperativo define a los autónomos como los "contribu-
yentes que desarrollan las actividades que a título enunciativo
se enumeran" (artistas, profesionales de la salud, fleteros, juga-
dores de fútbol, tripulantes embarcados retribuidos "a la parte")
que, en algunos casos, ejercen un papel protagónico y asumen
"el riesgo propio del ejercicio libre de su profesión o actividad".
De acuerdo con lo que establece la ley 24.622 que, al res-
pecto, sigue una tradición administrativa en la materia, están
incluidos en esta categoría: "los jugadores de fútbol, miembros
de los cuerpos médicos, técnicos y auxiliares que atiendan a
458 PARTE ESPECIAL

los planteles futbolísticos, exclusivamente de las entidades que


practiquen fútbol profesional, en cualquier división y categoría
de los torneos organizados por la Asociación de Fútbol Argen-
tino", así como "los jurados, arbitros, jueces principales, de lí-
nea, veedores y comisarios deportivos que participen en parti-
dos de fútbol profesional o amateur y que perciban retribución
por el desarrollo de su actividad" (arts. Io y 2 o ). A tal efecto,
la autoridad administrativa (Secretaría de Seguridad Social y
de Ingresos Públicos), establecerá las correspondientes catego-
rías dentro de las cuales se efectuarán los respectivos aportes
(art. 4 o ).
La referida situación previsional no afecta el carácter labo-
ral de las relaciones mantenidas de acuerdo con lo que prescri-
be la ley 20.160 (ver § 241) y el convenio colectivo aplicable,
"que mantienen su vigencia a todos los efectos" (art. 3 o ).
La incorporación al SIJP por parte de los trabajadores au-
tónomos requiere que éstos se sometan a un "examen médico a
los fines de determinar si padece alguna incapacidad al mo-
mento de su afiliación" (art. 2 o , decr. 55/94, reglamentario del
art. 27, inc. 2, ley 24.241). En caso de constatarse "que se en-
cuentra incapacitado" en la proporción del 66% o más (porcen-
taje que la norma requiere para obtener jubilación ordinaria por
invalidez, art. 48; ver § 425, b), dicha afiliación "no producirá
efecto alguno a los fines de la obtención" del referido derecho,
así como, por parte de sus familiares, a la pensión por falleci-
miento, sin perjuicio de lo que establece el régimen jubilatorio
especial para los incapacitados (la ley 20.475 disminuye las
exigencias de tiempo de servicio y grado de la invalidez sufrida
respecto de la que se tenía al ingresar).
c) EJERCICIO SIMULTÁNEO DE ACTIVIDADES CON DISTINTO TRATA-
MIENTO. El hecho de que una persona ejerza dos o más activi-
dades comprendidas en los incs. a y b del art. 2 o de la ley
24.241 (ver puntos a y b anteriores), la obliga a realizar los apor-
tes a su cargo por cada una de ellas, y, en su caso, el emplea-
dor debe efectuar la respectiva contribución (art. 5 o , párr. 2 o ).
RÉGIMEN PREVISIONAL ARGENTINO 459
§ 411. VOLUNTARIOS. - Pueden incorporarse al régimen,
con los derechos y obligaciones que le corresponden a los tra-
bajadores en "relación de dependencia", las siguientes personas
mayores de 18 años de edad y menores de 55: a) quienes ejer-
cen la función de directores de sociedades anónimas, en lo que
se refiera a las "asignaciones que perciben en la misma por ac-
tividades especialmente remuneradas que configuran una rela-
ción de dependencia", y b) los socios no incluidos en el grupo
referenciado en el punto 1, b (art. 3 o , inc. a, puntos 1 y 2, ley
24.241; decr. 433/94).
También pueden solicitar su afiliación con los derechos y
obligaciones que le corresponden a los trabajadores autónomos:
a) "los miembros de consejos de administración de cooperati-
vas que no perciban retribución alguna por esas funciones, so-
cios no gerentes de sociedades de responsabilidad limitada,
síndicos de cualquier sociedad y fiduciarios"; b) "titulares de
condominios y de sucesiones indivisas que no ejerzan la direc-
ción, administración o conducción de la explotación común"; c)
"miembros del clero y de organizaciones religiosas" tanto del
culto católico o de uno inscripto en el Registro Nacional de Cul-
tos; d) personas que ejercen una profesión de nivel universita-
rio reglamentada o tienen habilitación legal para su ejercicio y
se hallan excluidos de la afiliación (ver § 413, b, y 415), y e)
amas de casa (art. 3 o , inc. b, puntos 1 a 5, este último modifi-
cado por ley 24.347, art. Io).
Por ley 24.828 (año 1997), se ampliaron las posibilidades
para que las amas de casa puedan ingresar al SIJP, mediante el
pago de una alícuota diferencial del 12%, con destino a cuentas
individuales del régimen de capitalización, calculada sobre la
renta imponible mensual correspondiente a la categoría más ba-
ja fijada por las normas reglamentarias. Las mismas pueden
hacer opción por una categoría superior (art. 2o, ley 24.828).
En caso de formularse la opción de ingreso, las personas
que lo hubieran dispuesto sólo tienen derecho a las prestacio-
nes del art. 46 de la ley 24.241 (que corresponde al régimen de
capitalización; ley 24.241, tít. III). Pueden computarse los pe-
460 PARTE ESPECIAL

ríodos así integrados, como cuota diferencial para otros benefi-


cios. Determina la norma que dichas beneficiarías no podrán
acceder a prestaciones derivadas del régimen previsional públi-
co a las que hace referencia el art. 17 de la ley 24.241, entre
los que se incluye la prestación básica universal, la compensa-
toria adicional por permanencia, retiro por invalidez, pensión
por fallecimiento y prestación por edad avanzada (ver § 425).
Dicha opción tampoco da derecho a gozar de los beneficios del
Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pen-
sionados, salvo que, con relación a los mismos, independiente-
mente se cumplieran los requisitos exigidos por la ley 24.241
para obtener pensión por vejez o invalidez. Establece la norma
la posibilidad de que el Poder Ejecutivo cree un fondo solida-
rio para las amas de casa, destinado a incrementar el haber
jubilatorio.
Asimismo, quedan comprendidos el personal del servicio
de representaciones y agentes diplomáticos, y el de organis-
mos internacionales que presten servicios en la Argentina que,
estando excluidos de la afiliación obligatoria, deseen hacerlo
voluntariamente, haciéndose cargo del pago de los respectivos
aportes y contribuciones, sin perjuicio de que su empleador
asuma el de estos últimos (arts. 2 o , inc. c, y 4 o , párr. 2 o ).
La referida adhesión al SIJP debe ser peticionada ante la
ANSeS o mediante la incorporación a una AFJP. Ésta subsiste
mientras no se la denuncie ante la autoridad de aplicación y ca-
duca ante la falta de pago de aportes de 6 mensualidades con-
secutivas (decr. 433/94, reglamentario del art. 3 o , ley 24.241,
puntos 1, 3 y 4).

§ 412. EXCLUIDOS. - No obstante que ejerzan funciones en


el ámbito de la Argentina, no tienen obligación de incorporarse
al SIJP los "profesionales, investigadores, científicos y técnicos
contratados en el extranjero" para prestar servicios, siempre "que
no tengan residencia permanente en la República y estén ampa-
rados contra las contingencias de la vejez, invalidez y muerte
por las leyes del país de su nacionalidad o residencia perma-
RÉGIMEN PREVISIONAL ARGENTINO 461
nente". A tal fin, se deberá formular la respectiva solicitud de
exención ante la autoridad previsional (art. 4 o , párr. I o , decr.
433/94). Ello no impide que éstos, así como su empleador,
soliciten su afiliación voluntaria, haciéndose cargo del pago de
los respectivos aportes y contribuciones (art. 4 o , párr. 2 o ).
También están excluidos de dicha afiliación los profesiona-
les universitarios o habilitados legalmente para ejercer una pro-
fesión reglamentada en una provincia, razón por la cual están
obligados a afiliarse a un sistema previsional local (arts. 2 o , inc.
b, punto 2, y 3 o , inc. b, punto 4).

§ 413. OBLIGACIONES A CARGO DE LOS TRABAJADORES. - Los


que se hallan incluidos en el SDP, están sujetos al cumplimien-
to de las siguientes obligaciones:
a) Solicitar su inscripción o efectuar la opción respecto
del régimen. Los trabajadores que se desempeñaban tanto en
relación de dependencia, como en forma autónoma, dentro de
los 30 días de iniciada la actividad (si ya lo hacían al momento
de promulgación de la ley 24.241) debieron comunicar si optan
por mantenerse en el RPP (régimen de reparto; ver § 425). Los
primeros, cuando cambian de empleo, deben comunicarle a su
empleador cuál es el régimen que han elegido y, en su caso, en
qué AFJP están inscriptos. Además, deben presentar una de-
claración jurada escrita respecto "de si son o no beneficiarios
de jubilación, pensión, retiro o prestación no contributiva, con
indicación, en caso afirmativo, del organismo otorgante y datos
de individualización de la prestación" (arts. 12, inc. h, y 13, inc.
a, punto 2). Cuando decidan afiliarse a otra de estas organiza-
ciones, también deben hacerlo saber a su empleador (art. 44).
b) Efectuar los aportes a su cargo (arts. 6 o , 10, 11 y 13)
que integran el SUSS; en el caso de los empleados en "relación
de dependencia", el monto les será descontado directamente por
su empleador (art. 12, inc. c, y 132, inc. b, LCT). En cambio,
los autónomos deben efectuarlos directamente por intermedio
de cualquiera de las instituciones bancarias que actúan como
bocas de recepción (arts. 13, inc. b, punto 1, y 11, párr. 3 o ).
462 PARTE ESPECIAL

c) Suministrar los informes requeridos por la autoridad de


aplicación referentes a su situación frente a las leyes de previ-
sión. Los autónomos deben exhibir "los comprobantes y justi-
ficativos que la autoridad de aplicación les requiera en ejercicio
de sus atribuciones, y permitir las inspecciones, investigacio-
nes, comprobaciones y compulsas que aquélla ordene en los lu-
gares de trabajo, libros, o anotaciones" (art. 13, incs. a, punto
1, y b, puntos 1 y 2). Además, a estos afiliados les cabe el
cumplimiento en tiempo y forma de las demás disposiciones
que establece la ley o determine la autoridad de aplicación (art.
13, inc. b, punto 3).
Los afiliados que son empleados en relación de dependen-
cia deben denunciar a la autoridad de aplicación "todo hecho o
circunstancia que configure incumplimiento por parte del em-
pleador a las obligaciones establecidas por las leyes nacionales
de jubilaciones y pensiones" (art. 13, inc. a, punto 3). Formu-
lada la denuncia, dicha autoridad, dentro de los 45 días, "debe-
rá investigar los hechos denunciados, dictar resolución desesti-
mando la denuncia o imponiendo las sanciones pertinentes y
efectuar la denuncia penal, según corresponda, y notificar feha-
cientemente al denunciante todo lo actuado y resuelto". La
falta de cumplimiento a esta obligación por parte del respectivo
funcionario público constituirá "falta grave" (art. 13, inc. a, pun-
to 3, párr. 2 o ).

§ 414. OBLIGACIONES A CARGO DE LOS EMPLEADORES. - És-


tos, incluidos los organismos de Estado que actúen en tal carác-
ter (art. 12), deben:
a) Inscribirse ante la ANSeS y comunicarle toda modifica-
ción en su situación, así como las bajas que se producen en su
personal (art. 12, incs. a y b).
b) Practicar los descuentos en la remuneración de su per-
sonal, depositarlo a la orden del SUSS, así como la contribu-
ción a su cargo, y remitir a la ANSeS las respectivas planillas
de sueldos y aportes correspondientes al personal (art. 12, incs.
c, d y e).
RÉGIMEN PREVISIONAL ARGENTINO 463
c) Suministrar los informes y respectivos comprobantes que
la ANSeS le requiera y permitir las inspecciones, investigacio-
nes, comprobaciones y compulsas que aquélla ordene en los lu-
gares de trabajo, libros, anotaciones, papeles y documentos y
dar cumplimiento en tiempo y forma a las demás disposiciones
de orden legal o que disponga la autoridad de aplicación (art.
12, incs. / y j).
d) Requerir a los trabajadores, al comienzo de la relación,
"la presentación de una declaración jurada escrita de si son o no
beneficiarios de jubilación, pensión, retiro o prestación no con-
tributiva, con indicación, en caso afirmativo, del organismo otor-
gante y datos de individualización de la prestación", lo que a
su vez, constituye una obligación por parte del empleado (arts.
12, inc. h, y 13, inc. a, punto 2).
e) Otorgar a los afiliados y a sus beneficiarios y derecho-
habientes, cuando lo requieran y a la extinción del vínculo, los
certificados respecto de los servicios prestados, remuneracio-
nes percibidas y aportes retenidos, así como toda otra documen-
tación necesaria para el reconocimiento de servicios u otorga-
miento de cualquier prestación (art. 12, inc. g; esta obligación
también está contenida en el art. 80, párr. 2°, LCT).
f) Formular a la ANSeS la denuncia de "todo hecho o cir-
cunstancia concerniente a los trabajadores, que afecten o pue-
dan afectar el cumplimiento de las obligaciones que a éstos y a
los empleadores" les impone la ley (arts. 12, inc. /, y 34, inc. 6,
modificado 'este último por ley 24.463).
La omisión de la obligación de inscribirse ante la ANSeS;
dar cuenta de las bajas y altas del personal; remitir las planillas
de sueldos y aportes correspondientes a la ANSeS, o denunciar
las situaciones anómalas desde el punto previsional en que se
halla su personal, configura un delito de carácter penal si la si-
tuación no es reparada dentro de los 30 días de formulada la
intimación en su domicilio (arts. 12, incs. a, b e i, y 132).
Sin perjuicio de la obligación del empleado de reintegrar
las sumas percibidas indebidamente, el empleador que conoce la
464 PARTE ESPECIAL

situación ilícita de aquél y* no la denunciare, será pasible de


una multa equivalente a 10 veces lo percibido indebidamente
por el beneficiario en concepto de haber previsional (arts. 13,
párr. 3 o , y 34, inc. 6, modificado por ley 24.463).

§ 415. OBLIGACIONES A CARGO DE LOS BENEFICIARIOS. - Las


personas titulares de una prestación de jubilación, pensión o re-
tiro tienen diversas obligaciones.
a) Suministrar los informes que la ANSeS les requiera "res-
pecto de su situación frente a las leyes de previsión"; también
deberán comunicarle "toda situación prevista" por la norma le-
gal "que afecte o pueda afectar el derecho a la percepción total
o parcial de la prestación que gozan" (art. 13, inc. c, puntos 1
y 2).
b) Cuando retornen a la actividad, presentar al empleador
la respectiva declaración jurada en que se indique su situa-
ción de beneficiario previsional (art. 13, incs. a, punto 2, y c,
punto 3).
En caso de tratarse de un beneficiario incapaz, la respectiva
obligación pesa sobre su representante (art. 13, inc. c, párr. 2o).

2) CONTINGENCIAS SOCIALES CUBIERTAS

§ 416. INTRODUCCIÓN. - Como lo define la ley 24.241 (arts.


Io, párr. Io, y 46), el SIJP se propone cubrir las contingencias
de vejez, invalidez y muerte (en realidad, desamparo con moti-
vo del fallecimiento del miembro de la familia -incorporado al
SIJP- que coadyuvaba al sostén del grupo familiar, lo que plan-
tea un problema de desequilibrio).
La referida cobertura alcanza a las personas que se han in-
corporado a uno u otro de los regímenes; éstos establecen re-
quisitos similares para obtener la prestación que tiende a repa-
rar las consecuencias del evento definido como contingencia
social (arts. 27, párr. 3 o , 47, 48 y 53; la primera disposición fue
observada por el Poder Ejecutivo nacional por decr. 2091/93,
por considerarla "sobreabundante").
RÉGIMEN PREVISIONAL ARGENTINO 465
§ 417. VEJEZ. - A fin de tener derecho al goce de la res-
pectiva prestación, se requiere haber cumplido las condiciones
establecidas de edad y de años de servicios computados (esta
última exigencia se refiere a la percepción de la prestación bá-
sica universal - P B U - y la prestación compensatoria - P C - ; ver
§ 425, a, 1 y 2).
a) EDAD. Respecto de la edad, el derecho jubilatorio sólo
se reconoce: 7) a los varones que han cumplido 65 años, y 2) a
las mujeres que han alcanzado los 60 años (arts. 19 -que esta-
blece los recaudos para obtener la PBU- y 47 -que menciona
los recaudos referidos al régimen de capitalización-). Estas
últimas, en ambos regímenes, pueden optar "por continuar su
actividad laboral hasta los 65 años". Los servicios prestados
en exceso de la edad para obtener la jubilación se traducen en
un incremento del haber de prestación, puesto que está en rela-
ción con el número de años de servicios computados (arts. 20,
47, párr. 2 o , y 111).
Como el sistema modifica las edades establecidas en los
regímenes anteriores para la obtención de la prestación por ve-
jez de los trabajadores en "relación de dependencia" (aumen-
tándolas), la ley fija un régimen de gradualismo al respecto (no
se alteró dicho recaudo para los autónomos), según el cual, re-
cién en el año 2011 se pondrán en vigencia las referidas exi-
gencias; en el ínterin, las edades se incrementan progresiva-
mente (arts. 37 y 128).
b) AÑOS DE SERVICIOS COMPUTADOS. El otro requisito, que só-
lo rige en el RPP, se refiere a acreditar "30 años de servicio
con aportes conmutables en uno o más regímenes comprendi-
dos en el sistema de reciprocidad" (art. 19, inc. c). El exceso
de éstos puede compensar la falta de la edad requerida, en la
proporción de dos de los primeros por uno de la segunda (art.
19, párr. 2 o ).
A los fines del cómputo de los años de servicio requeridos
para la PBU y la PC (ver § 425, a, 1 y 2), el trabajador tiene la
posibilidad de declarar bajo juramento hasta un máximo de 7
466 PARTE ESPECIAL

años, si la misma se efectúa en el año 1994 ó 1995, cantidad


que decrece hasta un año si aquélla se realiza a partir del año
2006 (art. 38). Los servicios reconocidos por el empleador de
acuerdo con el régimen de la ley 24.013, como trabajados "en
negro" (ver § 97), se toman en cuenta para acreditar la antigüe-
dad (art. 162).
La ley admite la existencia de "actividades que, por im-
plicar riesgos para el trabajador o agotamiento prematuro de su
capacidad laboral o por configurar situaciones especiales", es-
tán sujetas a regímenes especiales, en cuanto se refiere a la
edad requerida y años de servicio para obtener el derecho al re-
conocimiento de una prestación jubilatoria. Mientras no se dic-
te la norma específica, se prorrogan las disposiciones conteni-
das en la ley 24.175 y en el decr. 1021/74 (art. 157).
Para obtener ese reconocimiento, se requiere acreditar "una
edad y un número de años de aportes inferiores... en no más de
10 años a los requeridos para acceder a la jubilación ordinaria
por el régimen general".
La determinación del nuevo régimen se deberá justificar
plenamente y basarse en estudios técnicos, si ello se considera
necesario. En el caso, los empleadores del personal alcanzado
por la situación deberán efectuar "un depósito adicional en la
cuenta de capitalización individual del afiliado de hasta un 5%
del salario" (art. 157). La norma no hace referencia a los tra-
bajadores que se hallan incorporados al RPP, que también tie-
nen derecho a obtener el reconocimiento jubilatorio con meno-
res exigencias, cuyo pago está a cargo de la ANSeS.
Los trabajadores autónomos que, al momento de entrar en
vigencia la ley 24.241 (60 días de su promulgación; ver § 408),
estaban en condiciones de solicitar el reconocimiento del dere-
cho (no ejercido), pueden hacerlo durante la vigencia del nuevo
sistema (art. 161).
En el régimen de capitalización, se puede obtener la pres-
tación a pesar de no haber alcanzado el peticionante 30 años de
servicios, en tanto tenga derecho, en razón de los fondos capí-
RÉGIMEN PREVISIONAL ARGENTINO 467
talizados, a la percepción de un monto de prestación que supe-
re determinados límites (art. 110; ver § 425, a).

. § 418. EDAD AVANZADA. - L a s personas que están incor-


poradas al RPP, sea que se hayan desempeñado en una activi-
dad en "relación de dependencia" o en forma "autónoma", tie-
nen derecho al goce de una prestación jubilatoria, en cuanto
satisfagan los siguientes requisitos: a) haber cumplido 70 años
de edad, cualquier fuera el sexo; b) "acrediten 10 años de ser-
vicio computables en uno o más regímenes jubilatorios com-
prendidos en el sistema de reciprocidad, con una prestación de
servicios de por lo menos 5 años durante el período de 8 inme-
diatamente anteriores al cese en la actividad". Los trabajado-
res autónomos, además, deberán acreditar "una antigüedad en
la afiliación no inferior a 5 años, en las condiciones que esta-
blezcan las normas reglamentarias" (art. 34 bis, incs. 1 y 2, ley
24.241, introducido por el art. 3 o , ley 24.347).
Esa prestación es "incompatible con la percepción de toda
jubilación, pensión o retiro civil o militar nacional, provincial o
municipal". El beneficiario puede optar por percibir la presta-
ción por edad avanzada (art. 34 bis, inc. 4, ley 24.241, intro-
ducido por art. 3 o , ley 24.347).
En el régimen de capitalización, dadas sus características,
no se halla cubierto ese tipo de contingencia, pero la persona
que está en esas condiciones de edad, puede -con los fondos que
ha capitalizado- optar por un programa de renta vitalicia, o de
retiro programado o fraccionario, en cuanto cumpla los recau-
dos establecidos por cada uno de ellos, así como sus herederos
(ver § 426, a).

§ 419. INVALIDEZ TOTAL. -Corresponde a la situación de


la persona que no ha alcanzado la edad establecida para acce-
der a la jubilación ordinaria (60 ó 65 años, según se trate de mu-
jeres u hombres, o la que corresponda de acuerdo con la escala
de gradualidad; ver § 417; art. 48, inc. b\ en el régimen de ca-
pitalización también se requiere que no sea titular de una "jubi-
468 PARTE ESPECIAL

lación anticipada"; ver § 426, a, 4), que sufre de una incapaci-


dad física o intelectual que disminuye la de carácter laborativo
en un 66% o más (art. 48, incs. a y b).
Esta contingencia cubre a las personas que se hallan en las
condiciones a que hemos hecho referencia en el punto anterior
(edad avanzada), en cuanto no hayan cumplido los 65 años (art.
34 bis, inc. 5, parte Ia, introducido por art. 3 o , ley 24.347).
La norma recoge un criterio sostenido por la doctrina, ya
receptado en anteriores disposiciones de esa misma índole, res-
pecto del tope que determina la incapacidad total. A ese efec-
to, "no se incluyen las invalideces sociales o de ganancias" (art.
48, inc. a).
De acuerdo con esta última, que corresponde a una crea-
ción doctrinaria y jurisprudencial, se considera la incapacidad
en razón de las especiales circunstancias del caso. Así, por
ejemplo, cuando la disminución no alcanza al mínimo legal, pe-
ro, en razón de esa situación, la persona razonablemente queda
marginada del mercado, se la considera incapacitada a los fines
de la obtención de la prestación. En cambio, cuando se trata de
un trabajador que, no obstante superar el máximo del porcenta-
je que fija la ley, desarrolló una actividad y esa situación de in-
validez se incrementó, haciendo imposible, en la práctica, el
desarrollo de una tarea remunerada, entonces, la invalidez se
consolida.
La Corte Suprema de Justicia de la Nación, en forma reite-
rada, ha hecho aplicación de esa doctrina, a veces para recono-
cer el derecho a percibir la prestación en situaciones en que el
peticionario no alcanzaba a satisfacer los requisitos legales (tal
el caso de la hija que había convivido con su padre -de quien
dependía económicamente- que falleció poco tiempo antes de que
ella cumpliera la edad de 50 años, recaudo que fijaba el abro-
gado art. 38, inc. b, de la ley 18.037). Ese tribunal que opera
como de tercera instancia ordinaria que, en definitiva, interpre-
ta las normas de seguridad social (art. 19, ley 24.463; ver § 428,
e), deberá resolver la razonabilidad del cambio operado por la
RÉGIMEN PREVISIONAL ARGENTINO 469

norma, en cuanto no protege a personas que antes lo estaban, de


acuerdo con el ordenamiento en ese momento vigente. La re-
ferida doctrina judicial se basó en el alcance de la disposición
constitucional (art. 14 bis) que hace referencia al "carácter inte-
gral e irrenunciable" de la seguridad social como correctora de
situaciones de desamparo, por lo que aquélla habrá de jugar un
papel destacado en el análisis de la compatibilidad de la reforma
operada respecto de ese texto constitucional.
Como se ha indicado, los trabajadores autónomos junto con
el pedido de afiliación, deben someterse a un examen médico, a
fin de constatar su situación de capacidad laboral a ese momen-
to (art. Io, decr. 55/94, reglamentario del art. 27, inc. 2, ley
24.241).
a) DETERMINACIÓN DE LA INCAPACIDAD. La disminución de la
capacidad laborativa debe ser establecida por una comisión mé-
dica cuyo dictamen deberá ser técnicamente fundado, conforme
a los procedimientos que establece la ley y su reglamentación
(art. 48, párr. 2 o ). No se considera como invalidez total a la
de carácter temporario que sólo produzca una incapacidad veri-
ficada o probable, que no exceda del tiempo en que el afiliado
en "relación de dependencia" fuere acreedor a la percepción de
remuneración (art. 208, LCT) u otra sustitutiva, o de un año en
el caso del afiliado autónomo (art. 48, párr. 3 o ).
La persona afiliada al SIJP que considere hallarse en condi-
ciones de obtener la prestación que corresponde a la situación de
invalidez total, debe solicitar que se le reconozca ese dere-
cho. La petición debe formularla ante la ANSeS si ha hecho
la opción del art. 30 de la ley o ante la respectiva AFJP, opor-
tunidad en la que deberá indicar sus datos personales, domici-
lio real y adjuntar los estudios, diagnóstico y certificaciones
que tenga, suscriptos por el médico tratante, con la indicación,
si lo sabe, de quienes lo atendieron con anterioridad y la docu-
mentación que acredite los niveles de educación formal alcan-
zada o, en su defecto, una declaración jurada (arg. art. 49, inc.
1, párrs. Io y 2 o ).
470 PARTE ESPECIAL

La norma establece que "la administradora no podrá reque-


rir ninguna otra información o documentación de la descripta
para dar curso a la solicitud" y que deberá verificar si es o no
afiliado a ella. Si no lo estuviera, rechazará la solicitud y en-
tregará la constancia al solicitante. En cambio, si éste estuvie-
ra afiliado, dentro de las 48 horas, remitirá la solicitud a la co-
misión médica que correpondiere en función del domicilio real
del afiliado y una copia a la dependencia de la ANSeS que de-
termine la reglamentación (art. 49, inc. 1, párrs. 3 o y 4o).
Si bien la disposición hace referencia a la "administrado-
ra" (ésta se halla incorporada al cap. II -Prestaciones- del tít.
III -Régimen de capitalización-, libro I), en razón de que el
procedimiento aplicable respecto de cualquiera de los dos regí-
menes es el mismo (art. 27, párr. 3 o , observado por el Poder
Ejecutivo nacional, art. Io, decr. 2091/93), en caso de que el so-
licitante hubiere optado por el RPP, la presentación deberá for-
mularse ante la ANSeS, que es el organismo previsional que
tiene a su cargo el pago de la respectiva prestación (art. 27,
párr. Io, también observado). Por lo tanto, dicha administra-
ción efectuará el control respecto de la incorporación del pre-
sentante en el citado régimen y, en su caso, se remitirán las ac-
tuaciones a la correspondiente comisión médica.
Aunque la norma no hace referencia a la posibilidad del so-
licitante de accionar cuando el pedido ha sido rechazado por la
AFJP o la ANSeS, puede solicitar la revisión judicial; ello pro-
cede en virtud de lo establecido en el art. 8o, inc. a, de la ley
23.476. Las AFJP y la ANSeS reemplazan, en lo que se refie-
re al reconocimiento del derecho invocado, a las ex cajas nacio-
nales de previsión social. Por lo tanto, esa decisión está sujeta
a revisión ante la Cámara Nacional de Apelaciones de la Segu-
ridad Social.
b) PROCEDIMIENTO PARA LA DETERMINACIÓN DE LA INCAPACIDAD.
El art. 49 de la ley 24.241 establece el procedimiento a seguir
en el régimen de capitalización; a este efecto fija el funciona-
miento de la comisión médica. En cuanto al RPP, el respecti-
RÉGIMEN PREVISIONAL ARGENTINO
471
vo procedimiento "deberá ser compatible en lo pertinente" con
el fijado en el art. 49, y será establecido por vía reglamentaria
(art. 27, párr. 6o).
De acuerdo con el esquema que prescribe la norma legal a
fin de establecer el grado de incapacidad del afiliado al SIJP
(en el régimen de capitalización), se constituyen comisiones de
esa índole en dos niveles (uno de ellos corresponde al órgano
central para resolver las apelaciones que se deduzcan en sede
administrativa), a fin de dictaminar sobre el estado del trabaja-
dor que ha formulado el reclamo. Recibida las actuaciones por
la respectiva comisión médica, ésta "analizará los antecedentes
y citará fehacientemente al afiliado en su domicilio real denun-
ciado", a fin de practicarle "dentro de los 15 días corridos de
efectuada la solicitud", la correspondiente revisación (art. 49,
inc. 2, párr. Io).
La comisión médica estará integrada por "3 médicos que
serán designados por concurso público de oposición y antece-
dentes por la Superintendencia de Administradoras de Fondos
de Jubilaciones y Pensiones", dentro de cuyo ámbito funcionan
las respectivas comisiones. Éstas se integran "con el personal
profesional, técnico y administrativo necesario" (art. 51, párr.
Io). El gasto que requiere el funcionamiento de tales organis-
mos (en sus dos niveles) se financia con los aportes que reali-
cen las administradoras "en conjunto, en la proporción que co-
rresponda según el número de afiliados que soliciten retiro por
invalidez en cada una de ellas". La norma reglamentaria deter-
minará el procedimiento aplicable al efecto (art. 51, párr. 2o).
De no concurrir el interesado, se reservarán las actuacio-
nes; lo mismo ocurrirá si, luego de indicársele la realización de
estudios especiales, no regresa al consultorio. En este último
caso, cuando los entregue, se lo citará para una nueva revisa-
ción que se realizará dentro de los 10 días (art. 49, inc. 2,
párrs. 2o y 7o).
Tanto el solicitante, la AFJP, la compañía de seguros de vi-
da con la cual ésta contrató el respectivo seguro colectivo (ver
472 PARTE ESPECIAL

§ 437) y la ANSeS, a su costa, podrán designar un facultativo


para que concurra y participe en los actos que se realicen a fin
de evaluar la incapacidad. Este médico deberá ser oído y po-
drá presentar estudios-diagnósticos; sus manifestaciones, de las
que es reponsable, deberán ser recogidas en la respectiva ac-
ta que él suscribirá. No podrá plantear incidente en la tramita-
ción del expediente (art. 49, inc. 2, párr. 12). Sea en ese mo-
mento o con posterioridad, en forma directa o por medio de "la
colaboración de médicos especialistas en la afección que pa-
dezca el afiliado", se le efectuará un psicodiagnóstico completo
y se practicará un informe que, en sus conclusiones, deberá ha-
cer referencia a la aptitudes del solicitante "para capacitarse en
la realización de tareas acordes con su minusvalía psicofísica".
Los gastos que demande la realización de los estudios com-
plementarios, así como los gastos de traslado del afiliado cuan-
do no pudiere movilizarse por sus propios medios, serán a car-
go de la comisión médica. El solicitante, a su costo, podrá
realizar los estudios indicados u otros, lo que no lo releva de
hacerse practicar los que le fueren indicados (art. 49, inc. 2,
párrs. 3 o a 6o).
Dentro de los 10 días siguientes de contar la comisión con
los respectivos elementos de juicio, emitirá un dictamen en el
cual se considerará si se ha verificado o no la situación de in-
validez de conformidad con los criterios fijados para la evalua-
ción, calificación y cuantificación del daño. A fin de establecer
estas pautas, la autoridad administrativa previsíonal convocará
a una comisión honoraria (art. 52, párr. 2o). El citado dictamen
deberá establecer: 1) las pruebas y estudios realizados acerca de
las afecciones denunciadas o detectadas; 2) el grado de invalidez
de cada una de las constatadas; 3) el procedimiento de compa-
tibilización entre éstas para determinar el grado de invalidez
psicofísica total de la persona, y 4) los coeficientes de ponde-
ración del grado de invalidez conforme el nivel de educación
formal que tenga la persona y su edad. De la combinación
de ambos surgirá el grado de invalidez de la persona (art. 52,
párr. Io).
RÉGIMEN PREVISIONAL ARGENTINO 473

El referido dictamen, de carácter provisorio, establecerá el


grado de invalidez del solicitante. Si supera el 66%, éste ten-
drá derecho a que se le reconozca el "derecho al retiro transito-
rio por invalidez". La comisión "deberá indicar el tratamiento
de rehabilitación psicofísica y de recapacitación laboral que de-
berá seguir el afiliado" (éste es gratuito). En caso de no acep-
tarlo o no cumplirlo, el haber de la prestación que le corres-
ponde al afectado se reducirá en un 30%. Si el tratamiento
aconsejado fuera de "probada eficacia para la curación de la o
las afecciones invalidantes", la negativa a seguirlo o el abando-
no del tratamiento sin causa justificada se traducirá en la sus-
pensión de la percepción del haber de retiro (art. 49, inc. 2,
párrs. 9o y 10).
La falta de emisión del dictamen médico en el plazo que
fija la norma, dará derecho al afiliado a la percepción del haber
de retiro transitorio por invalidez hasta tanto se pronuncie di-
cha comisión (art. 49, inc. 2, párr. 11). Las actuaciones serán
informadas a la AFJP, a la compañía con la que ésta contrató el
respectivo seguro colectivo de invalidez y fallecimiento (art. 99)
y a la ANSeS (art. 49, inc. 2, párr. 13).
El dictamen, que deberá ser notificado dentro del tercer
día (art. 49, inc. 2, párr. 8o), es recurrible en sede administrati-
va, dentro de los 5 días de notificado, por parte del afiliado, de
la AFJP, la referida compañía de seguros y la ANSeS, ante una
comisión médica central. Al efecto, bastará la manifestación
de que se apela. Vencido el plazo para deducir el recurso, las
actuaciones serán remitidas a dicha comisión central. El pro-
cedimiento ante ésta es el mismo que el ya indicado para las
comisiones médicas (art. 49, inc. 3).
c) REVISIÓN JUDICIAL. La decisión adoptada por la comi-
sión médica central estará sujeta a apelación con efecto devolu-
tivo ante la Cámara Federal de la Seguridad Social, a la que de-
be remitírseles las actuaciones dentro de las 48 horas de haber
vencido el plazo para formular las apelaciones. De inmediato,
el tribunal debe darle vista al cuerpo médico forense para que
474 PARTE ESPECIAL

dentro de los 10 días, previo análisis de las actuaciones, dé su


opinión sobre el grado de invalidez dictaminado. Si lo consi-
dera necesario, podrá efectuar una nueva revisación médica y
disponer nuevos estudios. De lo informado por dicho cuerpo
se dará vista al recurrente y al afiliado por 5 días, a fin de "que
aleguen sobre el mérito de las actuaciones y pruebas produci-
das". El tribunal deberá expedirse dentro de los 10 días si-
guientes. Los gastos y honorarios que irroga la apelación ju-
dicial, según el texto original de la ley 24.241 (art. 49, incs. 4
y 5), eran a cargo del recurrente vencido. Dicha disposición
ha sido modificada por el art. 21 de la ley 24.463 que, respecto
del proceso de revisión judicial de las decisiones de la ANSeS,
establece que "en todos los casos las costas serán por su orden".
d) TRATAMIENTO DE REHABILITACIÓN PSICOFÍSICA Y RECAPACITACIÓN
LABORAL. Dentro del ámbito del Instituto Nacional de Servicios
Sociales para Jubilados y Pensionados (que administrará los fon-
dos dedicados al efecto), funcionará un programa dedicado ex-
clusivamente a implementar los tratamientos prescriptos por las
comisiones médicas, a los que deberán someterse los afiliados
que perciben el haber transitorio por invalidez (art. 49, incs. 1
y 2). El referido haber se reducirá en un 30%, salvo los casos
en que el tratamiento fuera de "probada eficacia para la cura-
ción de la o las afecciones invalidantes", en que esa no acep-
tación asumida sin justificativo, así como el abandono del trata-
miento, se traduce en la suspensión del goce del haber (art. 49,
inc. 2, párrs. 9o y 10). Las compañías de seguros de vida, con
la autorización de la respectiva comisión médica, podrán, a su
costa, sustituir o complementar el tratamiento indicado con otro
u otros (art. 49, inc. 6, párr. 3o).
Tanto el instituto como el profesional que lleven a cabo el
tratamiento, deberán (en los plazos que fije la reglamentación)
hacerle saber a la respectiva comisión médica la evolución del
afiliado. Cuando dicha comisión médica, en función de esa
información, considere que el trabajador se halla rehabilitado,
por intermedio del respectivo órgano (AFJP o ANSeS, según
RÉGIMEN PREVISIONAL ARGENTINO 475
se trate de un afiliado al régimen de capitalización o de repar-
to, respectivamente) lo citará para practicarle una revisación.
Si estima que la incapacidad ha disminuido y no alcanza el
66% de la total del trabajador, emitirá un dictamen definitivo
que revoque el anterior de carácter provisorio (art. 50, párrs. Io
y 2 o ).
Transcurridos 3 años desde la expedición del certificado
provisorio de invalidez, el afiliado será citado por intermedio
de la AFJP o, en su caso, de la ANSeS, para efectuarle una re-
visación a fin de determinar su situación. Salvo que la comi-
sión médica considere que, en razón de las circunstancias, co-
rresponde prorrogar excepcionalmente la situación por un plazo
máximo de 2 años (durante el que puede lograr la curación),
emitirá un dictamen definitivo de invalidez que reconozca -en
ese carácter- el derecho a la percepción del respectivo haber de
invalidez o bien revoque el expedido anteriormente, con lo que
cesará el derecho a recibir la prestación (art. 50, párr. 2o).
La decisión que en cualquiera de esos sentidos adopte la
comisión médica estará sujeta, con carácter devolutivo, a revi-
sión tanto en la esfera administrativa como en la judicial; a ese
efecto son aplicables las disposiciones referidas al dictamen
provisorio (art. 50, párr. 3o).

§ 420. MUERTE. - En realidad, la expresión correcta es


"desamparo por muerte". Producido el fallecimiento del traba-
jador afiliado o de quien se hallaba en situación de retiro por
invalidez o jubilado, el sistema le confiere a los familiares que
se indican, el derecho a percibir una "pensión por fallecimien-
to" (arts. 53, párr Io, y 27, párr. Io, éste observado por decr.
2091/93). Los beneficiarios son: a) la viuda; b) el viudo; c) la
conviviente; d) el conviviente, y e) los hijos e hijas solteros y
las hijas viudas, todos ellos hasta los 18 años de edad, "siem-
pre que no gozaren de jubilación, pensión, retiro o prestación
no contributiva, salvo que optaren por la pensión que le acuer-
d a r í a norma. El límite de edad no rige si los beneficiarios
"se encontraren incapacitados para el trabajo a la fecha de fa-
476 PARTE ESPECIAL

Uecimiento del causante o incapacitados a la fecha en que cum-


plieran 18 años de edad" (art. 53, párrs. Io y 2o).
En cuanto al o la conviviente, se "requerirá que el o la
causante se hallase separado de hecho o legalmente, o haya si-
do soltero, viudo o divorciado y hubiera convivido públicamen-
te en aparente matrimonio durante por lo menos 5 años inme-
diatamente anteriores ai fallecimiento", exigencia ésta que se
reduce a 2 "cuando exista descendencia reconocida por ambos
convivientes" (art. 53, párr. 4o). El referido beneficiario des-
plaza al "cónyuge supérstite cuando éste hubiere sido declarado
culpable de la separación personal o del divorcio". A fin de
dar solución a situaciones planteadas con anterioridad, referidas
a la interpretación de disposiciones similares, la norma estable-
ce que ante la ausencia de esa culpabilidad "y cuando el o la
causante hubiere estado contribuyendo al pago de alimentos o
éstos hubieran sido demandados judicialmente, o él o la cau-
sante hubiera dado causa a la separación personal o al divorcio,
la prestación se otorgará al cónyuge y al conviviente por partes
iguales" (art. 53, párr. 5o).
La norma contiene una referencia que existía en disposi-
ciones legales anteriores, en cuanto se le concedía el derecho
a pensión a otros familiares en ciertas circunstancias (v.gr.,
hermanas, hijas mayores de 45 años de edad que dependían
del beneficiario titular). Como la norma actual no contiene
una disposición similar -limita el derecho a las personas en las
condiciones expresamente indicadas-, no tiene sentido afirmar
que "se entiende que el derechohabiente estuvo a cargo del
causante cuando concurre en aquél un estado de necesidad re-
velado por la escasez o carencia de recursos personales, y la
falta de contribución importa un desequilibrio esencial en su
economía particular", así como que la "autoridad de aplicación
podrá establecer pautas objetivas para determinar si el derecho-
habiente estuvo a cargo del causante" (art. 53, párr. 3o). La dis-
posición fue introducida por iniciativa del Congreso de la Nación.
De no existir derechohabientes en las condiciones indica-
das por la norma, la ley establece que "se abonará el saldo de
RÉGIMEN PREVISIONAL ARGENTINO 477

la cuenta de capitalización individual a los herederos del cau-


sante declarados judicialmente" (art. 54). Dicha disposición só-
lo se aplica cuando el causante hubiera optado por el régimen
de capitalización, en el cual los aportes (tanto los obligatorios
como los voluntarios y los convenidos -arts. 55 a 57-; ver § 432)
que efectúa el afiliado, integran una cuenta de capitalización
individual que le pertenece a él y administra la AFJP (art. 59,
inc. a). Ante el fallecimiento de éste y la ausencia de perso-
nas con derecho a gozar de la prestación previsional, el citado
fondo, que ya no está afectado a cubrir una posible situación de
contingencia social, se incorpora al patrimonio que tenía el
causante y se distribuye entre sus herederos, según las respecti-
vas disposiciones del Código Civil (arts. 3565, 3606 y concor-
dantes).
En cambio, si el trabajador hubiera optado por el RPP, que
establece un mecanismo de reparto, al no satisfacerse los requi-
sitos para que alguien solicite el reconocimiento de un derecho
previsional, éste no existe en cabeza de ninguna persona.

3) PRESTACIONES

§ 421. PARTICULARIDADES. - Cuando el afiliado al SIJP es


afectado por alguna contingencia social (vejez, invalidez, muer-
te), en las condiciones que la ley establece, tiene derecho a per-
cibir una prestación dineraria con ciertas particularidades. En
primer lugar, la prestación es de carácter personalísimo y sólo
corresponde a su titular (art. 14, inc. a). Por lo tanto, ese de-
recho no se transmite por vía hereditaria. Tampoco puede ser
enajenado, ni afectado "a terceros por derecho alguno", salvo
la prestación básica universal (PBU) y la compensatoria (PC),
que con la previa conformidad formal y expresa de los bene-
ficiarios, pueden ser afectadas en favor de organismos públi-
cos, asociaciones sindicales de trabajadores con personería gre-
mial, asociaciones de empleadores, obras sociales, cooperativas
y mutuales, con los cuales aquéllos convengan el anticipo de
prestaciones (art. 14, inc. b).
478 PARTE ESPECIAL

Salvo las cuotas por alimentos y litisexpensas, la referida


prestación es inembargable (art. 14, inc. c), e imprescripti-
ble, excepción hecha de su contenido económico, conforme lo
que establece el art. 82 de la ley 18.037, t.o. 1976 (art. 14, inc.
e). De acuerdo con ello, la agencia de seguridad social (ANSeS
en el caso del régimen de reparto), la AFJP respecto de la pres-
tación por invalidez transitoria, y también la respectiva compa-
ñía de seguros con la que esta última ha contratado el seguro
colectivo de invalidez y fallecimiento, en el régimen de capita-
lización, pueden oponer esa defensa ante el reclamo del pago
de haberes jubilatorios y de pensión, cualquiera sea su causa, de-
vengados con anterioridad a un año de haberse solicitado el
respectivo beneficio. En cambio, prescriben a los 2 años los
haberes devengados con posterioridad a esa petición (art. 82,
ley 18.037, y art. 168, ley 24.241).
El referido derecho sólo se extingue por las causas expre-
samente previstas en la ley (art. 14, inc. / ) . Como excepción,
se admite que la prestación esté sujeta "a las deducciones que
las autoridades judiciales y administrativas competentes dispon-
gan en concepto de cargos provenientes de créditos a favor de
organismos de la seguridad social o por la percepción indebida
de haberes de jubilaciones, pensiones, retiros o prestaciones no
contributivas. Dichas deducciones no podrán exceder del 20%
del haber mensual de la prestación, salvo cuando en razón del
plazo de duración de ésta no resultara posible cancelar el cargo
mediante ese porcentaje, en cuyo caso la deuda se prorrateará
en función de dicho plazo" (art. 14, inc. d).
La norma establece expresamente que "todo acto jurídico
que contraríe lo dispuesto precedentemente será nulo y sin valor
alguno" (art. 14, párr. 2o). Obviamente, en el régimen de capi-
talización, las cuotas representativas de las imposiciones efec-
tuadas a nombre del afiliado y que administra la AFJP, tampoco
son embargables (art. 82); si bien esas cuotas no corresponden
a una prestación, están afectadas a su futura concesión.
Respecto del régimen de reparto, el "Estado nacional ga-
rantiza el otorgamiento y pago de las prestaciones establecidas
RÉGIMEN PREVISIONAL ARGENTINO 479
en este capítulo, hasta el monto de los créditos presupuesta-
rios expresamente comprometidos para su financiamiento por la
respectiva ley de presupuesto" (art. 16, modif. por art. 2o, ley
24.463), y las PBU y PC que deben percibir quienes no han op-
tado por el RPP (arg. arts. 16, modif. por ley 24.463, art. 2°;
19 y 23).
De acuerdo con la reforma introducida por la ley 24.463 al
régimen financiero del sistema (ver § 430 y ss.), a los fines del
pago de las prestaciones que corresponden al RPP, la agencia
recauda los aportes y contribuciones a cargo de los trabajadores
y empleadores, a los que se agregan el producido por determi-
nados gravámenes que la propia ley indica y los respectivos
créditos presupuestarios, intereses (multas, recargos) y rentas
provenientes de inversiones (art. 18, ley 24.241, modif. por art.
4o, ley 24.463). Por lo tanto, la referida norma formula una
enunciación incompleta respecto de la composición del patrimo-
nio con el que se sufragan las prestaciones (art. 16, modif. por
art. 2o, ley 24.463). De acuerdo con ello, la ANSeS puede
"articular en su defensa la limitación de recursos en el régimen
de reparto para atender el mayor gasto que se derivaría del aco-
gimiento de las pretensiones del actor y su eventual extensión a
los casos análogos", ya que ningún beneficiario "tendrá dere-
cho a recibir prestaciones por encima del tope máximo legal-
mente determinado" (arts. 16 y 17, ley 24.241, modif. por art. 3o,
ley 24.463).
Aunque el trabajador hubiere efectuado o no la opción del
art. 30 (de no haberlo hecho, se incorpora al régimen de capita-
lización), las prestaciones que corresponden en razón de ha-
berse producido la situación de contingencia social, son dis-
tintas en cuanto a la forma de determinar su monto. La que
procede en concepto de vejez, también diverge dentro de los
distintos conceptos que la integran. Todas ellas son en dinero,
salvo un aspecto de la que procede por invalidez -durante el
período en que ha sido transitoriamente declarada-, en cuyo ca-
so se la percibe en especie (tratamiento de rehabilitación y re-
capacitación laboral; ver § 419).
480 PARTE ESPECIAL

La no efectivización "en forma oportuna e íntegra" de las


prestaciones previsionales por parte de quien se halla obliga-
do a satisfacerlas, se reprime con prisión. El delito se confi-
gura a los 5 días de notificada la respectiva intimación en el
domicilio real o en el asiento de los negocios del deudor (art.
142). Como este último (ANSeS o AFJP) es una persona de
existencia ideal, la responsabilidad recae sobre sus directores,
gerentes, síndicos, miembros del consejo de vigilancia, admi-
nistradores, mandatarios o representantes que "por impruden-
cia, negligencia o inobservancia de los deberes a su cargo hu-
biesen dado lugar a que el hecho se produjera" (art. 144).

§ 422. MOVILIDAD DE LAS PRESTACIONES. - A partir de la


vigencia del SIJP, los distintos haberes de prestación del RPP
-no sólo el de vejez- están sujetos a un régimen de movilidad.
Éste no es aplicable respecto de las prestaciones que correspon-
den al RC (régimen de capitalización). En el caso, las que
provienen de una renta vitalicia previsional, retiro programado
o fraccionario (arts. 151 a 153; ver § 426, b, c y d), se fijan,
salvo que las partes pacten lo contrario, en valores fijos que de-
penden del importe de la cuenta de capitalización individual
que le correspondía al trabajador al momento de cumplir los re-
quisitos para obtener la prestación (en el caso del retiro por in-
validez, así como en el de la pensión por muerte, se adiciona el
capital complementario; ver § 438, h).
La referida movilidad, respecto del período posterior a la
vigencia de la ley 24.463 (30/3/95; art. 33), se efectuará de
acuerdo con la que "anualmente determine la ley de presupues-
to conforme al cálculo de recursos respectivo". La misma "po-
drá ser distribuida en forma diferenciada a fin de incrementar
las prestaciones mínimas" (art. 32, ley 24.241, modif. por art.
5o, ley 24.463, y arts. 7o, inc. b, 2, y 8o de esta última). Dicha
norma innova el criterio utilizado por las disposiciones ante-
riores. Éstas le encargaban a la respectiva administración pre-
visional determinar los coeficientes a aplicar en función de
determinados parámetros (por lo común, vinculados con los in-
RÉGIMEN PREVISIONAL ARGENTINO 481

gresos provenientes de los aportes y contribuciones al sistema).


Ahora es el Congreso el que fija el índice de movilidad, lo que
debe hacer de acuerdo con las posibilidades financieras del sis-
tema. Esa determinación, en cuanto se refiere a su posible re-
visión en sede judicial, está condicionada a que se adecué a un
cierto grado de razonabilidad.
La movilidad que corresponde a los períodos anteriores a
la vigencia de la ley 24.463, se rige según que los mismos lo
sean: a) al lapso que finalizó el 1/4/91 (al que hace referencia
la ley 23.928, de convertibilidad), lo será de acuerdo con los
índices que fija la propia norma en su anexo, y b) el compren-
dido entre esa fecha y el 30/3/95 (comienzo de vigencia de la
ley 24.463), se ajustará a las "disposiciones aprobadas por el
Ministerio de Trabajo y Seguridad Social de la Nación y por
los organismos de su dependencia" (art. 7 o , incs. 1, a y b, y 2,
ley 24.463).
La referida norma que ha fijado los parámetros para deter-
minar los coeficientes aplicables a fin de determinar la movili-
dad por los períodos anteriores a su vigencia (lo que planteó
una gran discusión a nivel político y una gran cantidad de plei-
tos, por lo menos, en los últimos 10 años), ha fijado en forma
terminante que, en ningún caso la movilidad "podrá consistir
en una determinada proporción entre el haber de retiro y las re-
muneraciones de los activos [enganches]" (art. 7 o , inc. 2, párr.
2 o , ley 24.463). Esta disposición, en cuanto se refiere al plazo
anterior a su publicación (que la hizo operativa; art. 33), es de
dudosa validez constitucional, ya que los titulares de las presta-
ciones habían incorporado a su patrimonio el crédito que surgió
por aplicación de los índices establecidos en la norma en ese
momento vigente. La autocalificación de la ley respecto a su
carácter de orden público, no enerva el derecho constitucional
adquirido.

§ 423. COMPATIBILIDAD ENTRE LA PERCEPCIÓN DE LAS PBU,


PC Y PAP CON EL EJERCICIO DE UNA ACTIVIDAD EN "RELACIÓN DE
DEPENDENCIA ". - Esas prestaciones previsionales que le corres-
482 PARTE ESPECIAL

ponden a una persona que estuvo afiliada al régimen previsio-


nal público o al de capitalización, son compatibles con el ejer-
cicio por parte del beneficiario de una actividad de esa índole.
La disposición contenida en el art. 34, inc. 1, de la ley 24.241,
modif. por el art. 6o de la ley 24.463, innova en nuestras prácticas
en la materia respecto del titular de una jubilación ordinaria.
Tradicionalmente, rigió un régimen de incompatibilidad absolu-
ta o relativa (con reducción del haber de prestación) para quien
ejercía ese tipo de actividades, no así para las realizadas en for-
ma "autónoma".
De darse esa situación, el trabajador debe continuar hacien-
do aportes, así como el empleador su contribución. El tiempo
que transcurre durante esa situación, no da derecho "a reajustes
o mejoras de las prestaciones" (art. 34, inc. 3, ley 24.241), a
diferencia de lo que ocurría con la vigencia de leyes anteriores,
en cuanto posibilitaban el ejercicio de la actividad. En el caso,
los referidos aportes y contribuciones ingresan al Fondo Nacio-
nal del Empleo (ver § 491; art. 34, inc. 2, ley 24.241).
Se mantiene la incompatibilidad absoluta de los regímenes
anteriores, respecto del titular de prestación de jubilación [la
norma se refiere a retiro] por invalidez (art. 34, inc. 5). En
cambio, la misma es relativa respecto de las personas que han
obtenido jubilación ordinaria amparada "en los regímenes es-
peciales para quienes presten servicios en tareas penosas, ries-
gosas o insalubres, determinantes de vejez o agotamiento pre-
maturo" (ver § 417), respecto del desempeño de actividades de
esa misma índole. En caso de transgredir esa norma, se sus-
pende el pago de la respectiva prestación (art. 34, inc. 4, ley
24.241).
El empleador está obligado, al inicio de la relación, a re-
querirle al trabajador una "declaración jurada escrita respecto
de si es o no beneficiario de una prestación jubilatoria" y éste
debe prestarla y actualizar los datos cuando se modifiquen las
circunstancias. En caso afirmativo, así como cuando tuviere
conocimiento de la existencia de una infracción de ese u otro
tipo, aquél debe ponerla en conocimiento de la respectiva agen-
RÉGIMEN PREVISIONAL ARGENTINO 483

cia de la seguridad social (arts. 12, incs. h e i, y 13, inc. a, 2).


La falta de cumplimiento de esa obligación por parte del em-
pleador lo hace pasible del pago de "una multa equivalente a
10 veces lo percibido por el beneficiario en concepto de habe-
res previsionales" (art. 34, inc. 6, ley 24.241).

§ 424. CONCEPTO DE MÓDULO PREVISIONAL (MOPRE). -


Como lo hemos indicado en el § 422, una de las características
que establece el SIJP es la movilidad de las prestaciones, con
lo cual se cumple el precepto constitucional que establece "ju-
bilaciones y pensiones móviles" (art. 14 bis, Const. nacional).
A tal fin, la ley 24.241 estableció un mecanismo especial para
determinar la referida movilidad, llamado Aporte Medio Previ-
sional Obligatorio (AMPO). Este se determinaba en función
de los aportes a cargo de los trabajadores en "relación de de-
pendencia" y una proporción -11 puntos dentro de los 27- que
efectúan los autónomos, en el último semestre calendario con-
cluido con anterioridad a la fecha de su determinación. Ese
importe se dividía por el número promedio mensual de quienes
lo habían aportado. A los efectos de la determinación de aquél,
no se tomaban en cuenta el SAC, ni tampoco los aportes efec-
tuados al régimen de reparto en concepto de aportes que sur-
gían en virtud de convenios de responsabilidad gremial, planes
de regularización de deudas, intereses, multas, recargos y actua-
lización de deudas detectadas con motivo de acciones de fiscali-
zación o judiciales, reajuste o deudas determinadas por períodos
impagos ante presentaciones espontáneas de los obligados, im-
posiciones voluntarias en las respectivas cuentas de capitaliza-
ción, depósitos convenidos de carácter único o periódico efec-
tuados por el empleador, depósitos adicionales en la cuenta de
capitalización por los aportes efectuados en virtud de los regí-
menes especiales, según el art. 157 (ver arts. 21, 39, 56, 57, ley
24.241 en su texto original). Ese tipo de modalidad provocó
una serie de distorsiones, en cuanto su aplicación a las presta-
ciones produjo un incremento mayor que el costo de vida, algo
imprevisto por el legislador constituyente de 1957, a fin de man-
484 PARTE ESPECIAL

tener una capacidad de pago por parte de los titulares de jubila-


ciones y pensiones.
Como lo hemos indicado, la ley 24.347, que reformó el art.
21 de la ley 24.241, estableció un criterio distinto para determi-
nar la movilidad de las prestaciones y aun la determinación de
la prestación básica universal. Dispuso que la misma se deter-
minaría anualmente en la ley de presupuesto, conforme el res-
pectivo cálculo de recursos. De acuerdo con ello, el referido
AMPO dejó de tener aplicación al haberse establecido otro cri-
terio de movilidad.
En razón de esa modificación, el Poder Ejecutivo, en uso
de las facultades propias de la función legislativa que le confie-
re el art. 99, inc. 3, de la Const. nacional, en cuanto "circuns-
tancias excepcionales hicieran imposible seguir los trámites or-
dinarios previstos para la sanción de las leyes", y en tanto no
se trate de normas que regulen materia penal, tributaria, electoral
o el régimen de los partidos políticos, dictó el decreto de nece-
sidad y urgencia 833/97. Del mismo se le dio vista al Congre-
so de la Nación en virtud de lo dispuesto por la Constitución
nacional, el que no lo cuestionó.
De acuerdo con dicha norma, se reformó el art. 21 de la ley
22.241, estableciéndose el Módulo Previsional (MOPRE), "como
unidad de referencia para establecer la movilidad de las presta-
ciones en el régimen de reparto y el valor de las rentas presun-
tas de los trabajadores autónomos". Conforme a dicha modifi-
cación, el referido módulo se fija "anualmente por la autoridad
de aplicación de acuerdo a las posibilidades emergentes del
Presupuesto General de la Administración Nacional para cada
ejercicio". En otras palabras, el módulo se ajusta a lo estable-
cido en la ley 24.463 que, de hecho, dejó sin efecto el referido
AMPO, disponiendo que la movilidad se determinaría cada año
en la ley de presupuesto. De acuerdo con ello, la autoridad de
aplicación (Ministerio de Trabajo y Seguridad Social) fija el re-
ferido módulo, en función de lo que, al respecto, ha establecido
dicha ley de presupuesto.
RÉGIMEN PREVISIONAL ARGENTINO 485

§ 425. RÉGIMEN PREVISIONAL PÚBLICO O DE REPARTO. - Des-


cribiremos las prestaciones previstas en este régimen a partir de
cada contingencia social.

a) VEJEZ. La respectiva prestación se integra (art. 17, incs.


a, b y e) con: 7) prestación básica universal (PBU); 2) presta-
ción compensatoria (PC), y 3) prestación adicional por perma-
nencia (PAP).
1) PRESTACIÓN BÁSICA UNIVERSAL (PBU). Su haber se deter-
mina según que el afiliado hubiera computado: a) 30 años de
servicios (se consideran los realizados desde la iniciación de la
tarea, cumplidos 18 años de edad, hasta el momento de solicitar
la PBU), que es el mínimo para acceder a esta prestación, o b) un
plazo superior a 30 años, hasta un máximo de 15 años (o sea
un total de 45). En el primer caso, percibe un haber equiva-
lente a 2,5 veces el aporte medio previsional obligatorio (AMPO;
hoy MOPRE). En el segundo, al importe que corresponde en
ese concepto, se le adiciona el 1% anual por año que supere el
tope de 30 años. De alcanzarse ese máximo (lo que requiere
una edad mínima de 63 años -18 cuando se ingresa al SIJP
más 45 de actividad-), el haber mensual de la PBU es equiva-
lente a 2,825 AMPO (arts. 20 y 22).
En caso de que una persona tuviera derecho a una presta-
ción directa (jubilación o retiro por invalidez) y una derivada
(pensión), no puede acumular la PBU que corresponda a cada una
de ellas, debiendo optar por una (art. 33). Igual situación se
presenta respecto de la PC y PAP.
2) PRESTACIÓN COMPENSATORIA (PC). Se adiciona al haber de
la PBU y la perciben los afiliados a quienes les corresponde la
prestación por vejez que acrediten haber prestado "servicios con
aportes comprendidos en el sistema de reciprocidad jubilato-
ria", antes del 15 de julio de 1994 (fecha de entrada en vigen-
cia del SIJP), y no percibieran "retiro por invalidez, cualquiera
fuere el régimen otorgante" (arts. 23 y 24, párr. 2 o , modificado
por ley 24.347, art. I o ).
486 PARTE ESPECIAL

El haber correspondiente a esa prestación se determina en


función del número de años aportado al respectivo régimen.
A tal fin, se distingue si los servicios por los cuales correspon-
día hacer aporte lo han sido en virtud de haber desarrollado
una actividad en "relación de dependencia" o "autónoma". En
el primer caso, el haber compensatorio es del 1,5% por cada
año de servicio con aportes, o fracción mayor de 6 meses, hasta
un máximo de 35 años, calculado sobre el promedio de las re-
muneraciones sujetas a aportes y contribuciones, actualizadas y
percibidas durante el período de los últimos 10 años "inmedia-
tamente anteriores a la cesación del servicio", comprendidos
dentro del régimen de reciprocidad. No se computan los pe-
ríodos en que el trabajador estuvo inactivo, por lo que no hizo
aportes. Los respectivos índices de actualización que surgirán
de la reglamentación de la ANSeS serán de carácter oficial. A
fin de determinar dicho promedio, no se computan el sueldo
anual complementario ni los importes salariales que exceden el
máximo de aportes mensuales: 20 AMPO. El haber máximo
de la prestación compensatoria es de un AMPO (hoy MOPRE)
por cada año computado (arts. 24, inc. a, 25 y 26).
En cambio, cuando las referidas tareas han sido de carácter
autónomo, el haber complementario será calculado sobre la mis-
ma base (1,5% por año con aportes o fracción mayor de 6 me-
ses hasta un máximo de 35 años), pero "sobre el promedio men-
sual de los montos actualizados de las categorías en que revistió
el afiliado" (es decir, sobre la totalidad de los años de servicios
tomados en cuenta; arts. 24, inc. b, 25 y 26).
Si se hubieren realizado, en forma sucesiva o simultánea,
ambos tipos de tareas, el haber de compensación se determina-
rá sumando el que resulte para cada una de ellas, en proporción
al tiempo respectivamente computado. En caso de exceder los
35 años, se tomarán los más favorables (art. 24, inc. c, refor-
mado por ley 24.347, art. Io).
Como en el caso de la PBU, una persona no puede acumu-
lar más de una PC (art. 33).
RÉGIMEN PREVISIONAL ARGENTINO 487

3) PRESTACIÓN ADICIONAL POR PERMANENCIA (PAP). Los traba-


jadores, tanto en relación de dependencia como autónomos, que
hubieren optado por el RPP, integrarán su haber de prestación
por vejez con este adicional que se agrega a los dos anteriores
(PBU y PC). Al efecto, se deben cumplir los mismos recaudos.
El haber mensual de ésta se determina en razón del 0,85% "por
cada año de servicios con aportes realizados al SIJP [o sea, a
partir del 15 de julio de 1994] en igual forma y metodología que
la establecida para la prestación compensatoria" (art. 30, inc. b).
A los fines de la determinación del haber de la prestación
en los casos de retiro por invalidez o de pensión por muerte del
trabajador en actividad, se procede -para determinar los años
futuros que corresponde tener en cuenta- en forma similar a la
que corresponde en los casos de tener que liquidar esas presta-
ciones según el régimen de capitalización (ver § 426, b, c y d),
"independientemente de la fecha de nacimiento del afiliado"
(art. 30, inc. b).
Como ocurre con las PBU y PC, no es factible acumular
más de una PAP (art. 33).
4) PRESTACIÓN ANUAL COMPLEMENTARIA (PAC). Esta prestación,
que equivale al SAC del trabajador activo en relación de depen-
dencia, se abona en 2 cuotas (junio y diciembre) del 50% del
haber correspondiente a las PBU, PC y PAP, cada una. De ha-
berse percibido estas últimas durante parte del respectivo perío-
do, la PAC se liquidará en forma proporcional (art. 31).
5) PRESTACIÓN POR EDAD AVANZADA. Ésta, que se percibe en
el caso analizado en el § 418, corresponde al equivalente al
70% del PBU (ver § 425, a, 1), más la prestación compensato-
ria - P C - (ver § 425, a, 2), y la "prestación adicional por per-
manencia [PAP; ver § 425, a, 1 y 3] o jubilación ordinaria en
su caso" (art. 34 bis, inc. 3, ley 24.241, introducido por art. 3 o ,
ley 24.347).
b) INVALIDEZ. Dentro de ésta cabe distinguir entre: 1) in-
validez definitiva, y 2) invalidez transitoria.
488 PARTE ESPECIAL

1) PRESTACIÓN POR INVALIDEZ DEFINITIVA. Ésta se le concede


a los afiliados que, física o intelectualmente, se incapaciten en
forma total y definitiva, cualquiera que sea la causa (laboral o
extralaboral). Como se ha indicado, no se computan al efecto
las llamadas "invalideces sociales" o "de ganancia" (ver § 419,
2). Como condición para obtener la prestación, se requiere que
el incapacitado no haya alcanzado la edad para obtener la pres-
tación por vejez (art. 48, incs. a y b). Las personas que sufren
una incapacidad total temporaria que presumiblemente no exce-
da el plazo que corresponde a una licencia por enfermedad u
otra prestación sustitutiva, en el caso de los trabajadores "en
relación de dependencia" (art. 208, LCT), y de un año en el de
los "autónomos", no tienen derecho a la prestación (art. 48,
párr. 3 o ).
La constatación de la invalidez se debe hacer según el pro-
cedimiento que fije la norma reglamentaria, el cual "deberá ser
compatible" con lo dispuesto en los arts. 48 a 50 (art. 27, párr.
6 o ; ver § 419).
A los fines de determinar la prestación representada por el
haber de retiro, se aplican disposiciones similares a las que fija
el régimen de capitalización (art. 27, párrs. 3 o , 6 o y 7 o ). Co-
mo aquél, se conforma, entre otros, con la PBU y la PAP; éstas
en el caso se determinan de acuerdo con la exigencia que, a los
fines de la antigüedad, fija el art. 20, inc. a.
Para ello se computan no sólo los años de servicios real-
mente prestados, sino también aquellos que corresponden al
tiempo futuro, hasta que el trabajador hubiera alcanzado la
edad jubilatoria (60 las mujeres, 65 los hombres), salvo que,
para los trabajadores en relación de dependencia, resulte aplica-
ble una menor exigencia en virtud de la escala de gradualidad
que fija el art. 37 (art. 27, párrs. 4 o y 7 o , y arg. art. 97, modif.
por ley 24.347, art. I o ).
Al importe que surja por aplicación de ese procedimiento,
se le agrega la PC (art. 27, párr. Io) y el monto que correspon-
da de conformidad con el procedimiento que fija el art. 97, no
RÉGIMEN PREVISIONAL ARGENTINO 489

pudiendo en ningún caso superar este último (arts. 27, párrs. 5 o


y T, y 28, inc. a).
El pago mensual de dicha prestación está a cargo de la
ANSeS, en su carácter de administradora del SUSS (arts. 27,
párr. Io, 29 y 36).
2) PRESTACIÓN POR INVALIDEZ TRANSITORIA. Cuando el trabaja-
dor esté impedido de realizar su tarea laborativa y se halle en
las condiciones que establece la ley (arg. art. 49, inc. 5, párr.
9o) tiene derecho a percibir una prestación transitoria. El ha-
ber de ésta se determina en razón del 70% del ingreso base
(ver § 426, c) que corresponde al "valor representativo del pro-
medio mensual de las remuneraciones y/o rentas imponibles de-
claradas en los cinco años anteriores al mes en que... se declare
la invalidez" (arts. 27, párrs. 3 o y 7 o , y 97).
Dicha prestación está a cargo del SUSS que administra la
ANSeS (arg. arts. 27, párr. Io, y 29).
c) DESAMPARO POR MUERTE. Con motivo del deceso, se ge-
neran dos tipos de prestaciones: 1) pensión (de carácter perió-
dico), y 2) subsidio por sepelio (de pago único).
1) PRESTACIÓN POR FALLECIMIENTO. El desamparo que pro-
duce en el grupo familiar el fallecimiento de una persona afilia-
da (que supone que se hallaba en actividad) o que ya había
obtenido una prestación por vejez (jubilación) o por invalidez, se
cubre mediante esta prestación (arts. 17, inc. d; 27, párrs. 3 o y
7 o ; 28, inc. b; 34 bis; 53; 97 y 98; ver § 426, d).
El importe total de esta prestación se determina en función
del haber de referencia (ver § 438, j) que tenía o le hubiera co-
rrespondido al causante que estaba en actividad al momento de
su fallecimiento (se la calcula como en el caso de invalidez; la
muerte es "una gran invalidez"). El importe hubiera estado in-
tegrado por la PBU; a este efecto se hubieran computado no
sólo los años de actividad realmente cumplidos (por encima de
los 18 años), sino también los que faltaban para que el de cuius
alcanzara la edad de jubilación ordinaria o la menor que corres-
490 PARTE ESPECIAL

pondía, según la tabla de gradualidad que establece el art. 37


(art. 27, párr. 4 o ). A ese importe hay que adicionarle (si corres-
pondiere, ya que es factible que el trabajador hubiera comenza-
do su actividad después de la entrada en vigencia de la ley
24.241, 15/7/94) la PC y el importe que hubiere correspondido
en concepto de la PAP y el que resulta por aplicación del art.
98 (ver § 426, d), cuyo total no puede superarse (arts. 27, párrs.
2 o , 4 o , 5 o y 7 o , y 28, incs. b y c).
Determinado el haber de prestación del causante, el de las
pensiones corresponde al 70% de aquél (arts. 97 y 98, párr.
Io, aps. 1 y 2). Si el único heredero previsional es la viuda,
viudo o conviviente, percibe esa proporción. Si concurren ellos
e hijos con derecho a pensión, el haber de aquéllos es del 50%
y el de éstos del 20% para cada uno, hasta un máximo del
100% de la prestación del causante (o la que le hubiera corres-
pondido), que se recalculará entre todos ellos en razón de los
referidos porcentajes. Si no hubiera viudo o conviviente, la
pensión de los hijos se incrementa, distribuyéndose entre éstos,
por partes iguales, el haber que le hubiere correspondido a aquél:
50% (art. 98, párrs. Io, ap. 3, y 2 o ).
En el caso que el causante fuera una persona en actividad
mayor de 65 años (situación en la que, cumplido los recaudos
legales, hubiera podido acceder a la prestación por edad avan-
zada; ver § 418), el monto del haber que percibirán sus herede-
ros previsionales está en función del ingreso base (70% ó 50%
según el caso; ver § 438, j). Para ello, debe determinarse "el
valor representativo del promedio mensual de las remuneracio-
nes... hasta 5 años anteriores al mes en que ocurra el falleci-
miento". Al efecto, no se calcula el importe correspondiente
al SAC (arts. 34 bis, inc. 3, párr. 3 o , que remite a los arts. 28,
97 y 98, ley 24.241).
2) SUBSIDIO POR SEPELIO. El fallecimiento del titular de una
jubilación ordinaria o retiro por invalidez o de una pensión, da
derecho a favor de la persona o personas físicas (parientes o
no de aquél) que acrediten haber sufragado los gastos de se-
RÉGIMEN PREVISIONAL ARGENTINO 491
pelio del titular de la prestación, a percibir el reintegro de un im-
porte de hasta el equivalente a 3 salarios mínimos vitales vi-
gentes a la fecha del deceso (ver § 185). Dicho monto puede
ser incrementado por el Poder Ejecutivo (ley 21.074, no modi-
ficada por la ley 24.241, art. 162).
La disposición contenida en el art. 141 de la ley 24.013
(que establece la prohibición de utilizar dicho salario como "ín-
dice o base para la determinación cuantitativa de ningún otro
instituto legal o convencional") no es aplicable al caso, pues el
mismo se refiere a acreencias derivadas de una relación de tra-
bajo, mientras que el importe que indica la ley 21.074 corres-
ponde a un reintegro de gastos.

§ 426. RÉGIMEN DE CAPITALIZACIÓN. - Las condiciones pa-


ra ser titular de una jubilación o pensión bajo este régimen son
similares a las requeridas para el de reparto, aunque no se re-
quiere un número de años de servicio. Lo que difiere es el ha-
ber que en cada caso corresponde (art. 27, párrs. 3 o -observado
por el Poder Ejecutivo- y 7o).
En el régimen de capitalización, éste se determina en fun-
ción del monto capitalizado durante el período de vida activa
del afiliado y, en el caso del retiro por invalidez definitiva y
pensión por muerte, ocurrida antes de haber obtenido el causante
el derecho de jubilación, del que se integra como consecuencia
de adicionarle a aquél el capital de complementación, en virtud del
seguro colectivo de invalidez y fallecimiento que la respectiva
AFJP debe contratar (arts. 46, párr. 2o, 91, 92, 94 y 97 a 99; ver
§ 438, h, i y m).
La norma establece que dicho haber se abonará en forma
coordinada con el que corresponda en concepto de PBU y PC
(si se han cumplido los recaudos pertinentes), a cuyo efecto la re-
glamentación debe establecer el mecanismo aplicable para la
transferencia de los importes correspondientes a aquellas pres-
taciones a cargo del SUSS, que administra la ANSeS, a favor
de la entidad (AFJP o compañía de seguros) que tiene a su car-
492 PARTE ESPECIAL

go el pago de las prestaciones que corresponden por aplicación


del RC. De esa manera, se procura lograr "la inmediatez y si-
multaneidad de los pagos respectivos" -percepción unificada-
(art. 35).
a) JUBILACIÓN ORDINARIA. Los afiliados que hubieren cum-
plido la edad requerida al efecto (65 años los hombres y 60 las
mujeres, sin perjuicio de la menor exigencia de acuerdo con la
tabla de gradualidad que establece el art. 128 para los años an-
teriores al 2011, salvo la situación de excepción prevista en el
art. 110; ver § 426, e), tienen derecho a disponer del saldo de
su cuenta de capitalización individual, a fin de acceder a su
respectiva jubilación de acuerdo con una de las modalidades que
la ley establece, a su elección: 7) renta vitalicia previsional; 2)
retiro programado, o 3) retiro fraccionario (arts. 47, párr. Io, y
100, párr. I o ).
Cumplido el requisito de edad, ante la petición formulada,
la respectiva AFJP deberá verificar su cumplimiento. De ha-
berse satisfecho, emitirá el correspondiente certificado (art. 100,
párr. 2 o ). Con éste, el titular podrá gestionar con una compañía
de seguros de retiro autorizada o con una AFJP, que él elija, un
contrato según una de las modalidades que fija la ley (art. 101,
inc. a).
1) RENTA VITALICIA PREVISIONAL. Notificada la AFJP por el
afiliado y la compañía de seguros del negocio concertado res-
pecto de un contrato de esa índole (en la forma que determina-
rá la reglamentación), deberá transferirle a esta última los fon-
dos de la cuenta de capitalización individual que administra.
Aquélla deberá controlar si el importe de la prestación a que
hace referencia el contrato de seguro, se ajusta al monto del
saldo de la cuenta de capitalización (art. 101, inc. a).
A partir de la celebración del contrato de renta vitalicia
previsional, la compañía de seguros de retiro será única respon-
sable y estará obligada al pago de la prestación al beneficiario
hasta su fallecimiento y, "a partir de éste, al pago de las even-
tuales pensiones por fallecimiento de los derechohabientes del
RÉGIMEN PREVISIONAL ARGENTINO
493
causante al momento en que se suscribió el contrato". El haber
de éstos se determinará en función de los respectivos porcentajes,
que a cada uno de ellos le corresponde (ver siguiente apt d),
sobre el haber de la prestación del causante (art. 101, inc. b).
El haber del afiliado se calculará en relación al total del
saldo de la cuenta de capitalización transferida, a menos que
aquél opte por contratar una prestación no inferior al 70% de la
respectiva base jubilatoria, ni al importe equivalente a 3 veces
la máxima prestación básica universal. En ese caso, podrá re-
tirar -previo pago de la respectiva prima- el saldo excedente de
su cuenta de capitalización, en tanto ésta no exceda "en 500 ve-
ces el importe de la máxima prestación básica universal, en el
mes del cálculo" (art. 101, inc. c).
Al efecto, se entiende "por base jubilatoria el valor repre-
sentativo del promedio mensual de las remuneraciones y/o ren-
tas imponibles declaradas en los 5 años anteriores al mes en
que un afiliado opte por la prestación correspondiente", según
el procedimiento de cálculo del respectivo importe que fije la
reglamentación (art. 101, inc. d).
El contrato de renta vitalicia previsional, cuyas disposicio-
nes son irrevocables, debe adecuarse a las pautas mínimas que,
en forma conjunta, hayan fijado las superintendencias de AFJP
y de Seguros de la Nación, referidas, entre otras, al tipo de ren-
tas, expectativa de vida de los beneficiarios y el interés técnico.
Los titulares de una jubilación (o retiro por invalidez definitiva)
que perciben su haber bajo la modalidad de retiro programado
(ver siguiente ap. c), pueden optar por cambiar a la modalidad
de renta vitalicia previsional, según el procedimiento que fije la
reglamentación. El mismo derecho pueden ejercer los benefi-
ciarios de una pensión por fallecimiento, en tanto exista común
acuerdo entre ellos (art. 108).
2) RETIRO PROGRAMADO. Consiste en una modalidad que debe
contratar el afiliado con una AFJP, según la cual "la cantidad
de fondos a ser retirada mensualmente [jubilación] de la cuenta de
capitalización individual, se fijará en un importe de poder ad-
494 PARTE ESPECIAL

quisitivo constante durante el año y resultará de relacionar el


saldo efectivo de la cuenta del afiliado a cada año, con el valor
actuarial necesario para financiar las correspondientes presta-
ciones". El jubilado puede decidir percibir una suma inferior
a la que surge del referido cálculo (art. 102, inc. a). Como
ocurre con el seguro de renta vitalicia previsional, el afiliado
cuya cuenta de capitalización individual "le permite financiar
una prestación no inferior al 70%" de la ya referida base jubi-
latoria, puede optar, en las mismas condiciones que fas indica-
das, por retirar el excedente que quedare hasta los máximos ya
indicados (art. 102, inc. c).
La Superintendencia de AFJP estableció la forma de cálcu-
lo y bases técnicas para la determinación del valor actuarial
necesario, el que deberá contemplar en virtud de los derechoha-
bientes a que se refiere la ley, el pago de las eventuales pensio-
nes por fallecimiento que se pudieran generar. A ese fin, el
haber de estas últimas se fijará en función de los porcentajes
que determina la propia ley (art. 98), sobre el haber de la pres-
tación del causante (art. 102, inc. b).
3) RETIRO FRACCIONARIO. Corresponde a una modalidad con-
tratada con una AFJP, que requiere que el haber inicial de la
prestación que resultaría según la modalidad de retiro progra-
mado fuere inferior al 50% del equivalente a la máxima PBU
(art. 103, inc. a), y que "la cantidad de fondos a retirar men-
sualmente de la cuenta de capitalización individual", sea "equi-
valente al 50% del haber correspondiente a la máxima presta-
ción universal vigente al momento de cada retiro" (art. 103,
inc. b).
Se trata de situaciones en que lo acumulado en el fondo de
capitalización es reducido, lo que, en cierta forma, justifica es-
ta modalidad excepcional. El derecho a percibir un haber que
surge según esta clase de seguro, se extingue: a) cuando se
agota el saldo de la cuenta de capitalización individual, o b)
cuando fallezca el beneficiario; en este caso el saldo restante
de su cuenta se le entregará en propiedad a sus derechohabien-
RÉGIMEN PREVISIONAL ARGENTINO 495
tes -se trata de un haber que se hereda y no de una prestación
de seguridad social- (art. 103, inc. c). Los retiros fracciona-
dos no están sujetos al pago de comisiones por parte de la AFJP
(art. 103, inc. d).
4) JUBILACIÓN ANTICIPADA. En razón de que el RC es un
mecanismo de seguro, en tanto que el haber (jubilación) que el
trabajador perciba le permite mantener un cierto nivel de vida,
la ley admite que pueda anticipar su "status de jubilado". El
referido régimen no exige un mínimo de años de servicios
computados, por lo que satisfechos los requisitos que la norma
establece (edad), es factible solicitar el reconocimiento de ese
derecho.
En tanto el titular de la prestación no satisfaga los re-
caudos que establecen los arts. 19 y 23 (ver § 425, a, 1 y 2),
no percibirá la PBU, ni la PC (por lo tanto, no tendrá lugar la
llamada "percepción unificada", art. 35). Ello no impide que,
con posterioridad pueda obtener el reconocimiento de ese dere-
cho (art. 110, párr. 2 o ). Si continúa en el ejercicio de tareas
indicadas en el art. 2 o (ver § 417) deberá efectuar los respecti-
vos aportes (art. 5 o , párr. I o ).
Para obtener el derecho a percibir la jubilación anticipada,
se requiere que: a) con los fondos capitalizados en la respecti-
va cuenta, se pueda obtener un haber igual o mayor al 50%
del "promedio mensual de las remuneraciones y/o rentas impo-
nibles declaradas en los 5 años anteriores al mes" en que se adop-
ta la decisión, de acuerdo con el cálculo que determine la re-
glamentación (arts. 110, inc. a, y 101, inc. d), y b) que el mis-
mo sea "igual o mayor a 2 veces el importe equivalente a la
máxima prestación básica universal" (art. 110, inc. b).
5) JUBILACIÓN POSTERGADA. De conformidad con las carac-
terísticas especiales del RC, la persona que se halla incorporada
a este régimen, al cumplir los requisitos que el mismo estable-
ce para obtener la prestación, puede decidir, bajo dos modalida-
des distintas desde el punto de vista previsional, continuar o no
en actividad.
496 PARTE ESPECIAL

La norma establece que, si se trata de un trabajador en "re-


lación de dependencia", para adoptar esa decisión debe obtener
el consentimiento de su empleador ("común acuerdo"; art. 111,
párr. Io). La misma se refiere a lo dispuesto en el art. 252 de
la LCT, en el sentido de que éste puede disponer la rescisión
contractual sin pago de indemnización, cuando el trabajador es-
té en condiciones de obtener jubilación ordinaria con el máxi-
mo de haber (ver § 230, d). Cumplidos esos requisitos, y pre-
vio transcurso del plazo de un año de preaviso, puede decidir la
rescisión contractual en esas condiciones. Estimamos que el
empleado no necesita conformidad del empleador para efectuar
la opción que analizamos; basta que él lo decida y su emplea-
dor no disponga la cesación de la relación (mientras tanto, cabe
considerar que, al efecto, existe un acuerdo tácito). De cual-
quier manera, el trabajador no tiene necesidad de acreditar di-
cha conformidad; basta que continúe en la actividad. Tampo-
co importa que el cese se produzca por iniciativa del empleado
o de su empleador.
Según una opción que la ley admite (art. 111, inc. a), el
trabajador puede postergar la percepción de su derecho hasta que
cese definitivamente. En ese caso, no sólo no percibe el haber
de jubilación que le correspondería si hubiera contratado una
renta vitalicia previsional o retiro programado, sino también la
PBU, PC y PAP (estas dos últimas, si correspondieran). Durante
el desarrollo de esa situación, el afiliado sigue efectuando los
aportes a su cargo (obviamente, el empleador también está obli-
gado a efectuar su contribución). Ese período se computa a los
fines del incremento de la PBU (art. 20, inc. b\ ver § 425, a, 1).
Según la otra opción, el afiliado a una AFJP puede dispo-
ner que ésta le extienda el correspondiente certificado en el que
consten los haberes de su cuenta de capitalización, a fin de con-
tratar una renta vitalicia o retiro programado. En ese caso, se
congela el derecho que le corresponde según el RC y está obli-
gado a efectuar su aporte (que antes se capitalizaba) al RPP
(arts. 111, inc. b, y 18, inc. h). El mismo se computa a los fi-
nes del incremento de la PBU (art. 20, inc. b).
RÉGIMEN PREVISIONAL ARGENTINO 497
b) RETIRO DEFINITIVO POR INVALIDEZ. Las modalidades de es-
te tipo de retiro previsional, que requiere la previa declaración
de incapacidad total para el trabajo declarada por la respectiva
comisión médica o decisión judicial (cuando se ha deducido el
respectivo recurso), son las mismas que las que corresponden
en el caso de jubilación ordinaria (art. 100).
A los fines de la determinación del monto con el que se
puede contratar una renta vitalicia previsional o retiro progra-
mado, la cuenta de capitalización se integra con el capital com-
plementario (art. 92; ver § 438, h). A los fines de la determi-
nación del monto del haber de prestación, se calcula (según lo
establezca la reglamentación) el ingreso base, es decir, el valor
representativo del promedio mensual de las remuneraciones y
rentas imponibles declaradas en los 5 años anteriores a la de-
claración de invalidez transitoria que se ha convertido en defi-
nitiva (ver § 419, b y d).
El referido importe guarda relación con el grado de cum-
plimiento de los aportes a cargo del trabajador. Obviamente,
si se desempeñó en "relación de dependencia", en tanto esa
obligación no pesa sobre él, sino sobre su empleador (art. 12,
inc. c), aunque debe hacerle saber a la ANSeS los incumpli-
mientos de éste (art. 13, inc. a, 3), no puede imputársele al tra-
bajador esa situación. Si hubiera satisfecho en forma regular
el depósito de su aporte, su haber de prestación será del 70%
del referido ingreso base.
De no haber ocurrido ello, pero si de acuerdo con lo que
establezca la reglamentación, no hubiera perdido el derecho,
percibe el 50% (arts. 95, inc. a, y 97). En función de ese ha-
ber, se determinan los capitales técnicos y el complementario
(ver § 438, h e i).
La norma no establece el criterio a aplicar respecto de las
personas que no hubieran satisfecho plenamente su deber de
efectuar los aportes (si existe una disposición referida al caso
de la prestación de retiro por invalidez transitoria; art. 104, párr.
2 o ; ver § 425, b y c).
498 PARTE ESPECIAL

c) RETIRO TRANSITORIO POR INVALIDEZ. El afiliado respecto del


cual obra un dictamen provisorio por invalidez o a partir del mo-
mento en que hubiere vencido el plazo máximo para que la
comisión médica se expida, sin haberlo hecho (ver § 419, b),
tiene derecho a percibir esta prestación que está a cargo de la
respectiva AFJP (art. 104, párr. I o ). El monto de ésta depende
de que el afiliado hubiere efectuado "regularmente sus apor-
tes, de conformidad con lo que determinen las normas regla-
mentarias" o, según éstas, aunque lo haya hecho en for/fna irre-
gular, ha "conservado" sus derechos (art. 95, párr. Io, incs. a y
b). El respectivo haber de referencia será equivalente al 70%
en el primer caso, y del 50% en el segundo, del "ingreso base"
(art. 97, párr. 2 o , incs. a y b). Este último corresponde al va-
lor representativo del promedio mensual de las remuneraciones
o rentas imponibles declaradas en los 5 años anteriores al mes
en que se declare la invalidez transitoria del afiliado. En el
cálculo no se tendrán en cuenta el SAC, ni los importes que ex-
cedan el máximo de 20 veces el AMPO. La reglamentación
(decr. 526/95) establece el procedimiento para determinar dicho
ingreso base, que una vez fijado deberá expresarse en cuotas
del respectivo fondo de jubilaciones y pensiones (ver § 433, c),
tomando el valor correspondiente al último día del mes anterior
a la fecha de declaración de la invalidez transitoria (art. 97, párrs.
Io y 2 o ). A los fines pertinentes, se deberá constituir el capi-
tal técnico necesario (arts. 97, párr. 2 o , y 93; ver § 438, i).
En caso de que el afiliado no hubiese cumplido con sus
obligaciones de aportes (ésta no pesa sobre quienes lo hacen en
"relación de dependencia"; arg. art. 12, inc. c, no obstante que
deben denunciar el hecho; art. 13, inc. a, 3), tendrá derecho a
recibir el retiro transitorio por invalidez, según la modalidad de
retiro programado (no alcanzado por el pago de comisiones).
Cuando la cuenta de capitalización sea reducida, de manera que
el haber que resulta de ella no alcance los mínimos que fija el
art. 103, inc. a (50% del equivalente a la máxima PBU), podrá
optar por percibirlo según la modalidad de retiro fraccionario
(art. 104, párr. 2 o ).
RÉGIMEN PREVISIONAL ARGENTINO 499

d) PENSIÓN POR FALLECIMIENTO. A los fines de determinar el


haber que le corresponde a las personas que menciona el art.
53, corresponde distinguir según que el causante, al momento de
su fallecimiento, estuviera en actividad o, siendo titular de una
jubilación o retiro por invalidez definitiva, haya optado por la
modalidad de renta vitalicia previsional o por la de retiro pro-
gramado. La otra alternativa corresponde al caso en que el
causante fuera beneficiario de un retiro transitorio por invalidez.
1) CAUSANTE QUE SE HALLABA EN ACTIVIDAD. En el caso de que
el beneficio derive de una persona que estaba en esa condi-
ción, el haber que le corresponde a los sucesores previsionales
está en función de la cuenta de capitalización individual que le
correspondía al causante con más la integración del capital com-
plementario (arts. 96, inc. b, y 105, párr. I o ).
De acuerdo con el sistema de seguro que constituye el fun-
damento del RC, corresponde determinar el capital técnico ne-
cesario. Éste es el "valor actual esperado de las prestaciones
de referencia de los beneficiarios de pensión a partir de la fe-
cha de fallecimiento del causante y hasta la extinción del de-
recho a pensión de cada uno de los beneficiarios acreditados",
deducidas las prestaciones que les corresponden por aplica-
ción del RPP -PBU y, en su caso, PC y PAP- (art. 93, inc. b).
Dicho capital se integra con la cuenta individual de capita-
lización que tenía el causante al momento de su deceso, más el
complementario (art. 92). A los fines de que la AFJP pueda
aportar este último, debe contratar un seguro colectivo de inva-
lidez y muerte (art. 99; ver § 438, m).
La mencionada prestación de referencia que percibirán los
herederos previsionales estará dada en función del ingreso base
que le correspondió al causante, en razón del promedio men-
sual de las remuneraciones y/o rentas imponibles declaradas en
los 5 años anteriores al mes del fallecimiento. El haber total
de las prestaciones que percibirán, en la proporción que le co-
rresponda a cada uno de los herederos previsionales, será del
70 ó 50% del referido ingreso base, según que el causante hu-
500 PARTE ESPECIAL

biera o no efectuado regularmente sus aportes al SUSS. Como


ya se ha destacado, si aquél realizaba su actividad en "relación
de dependencia" (por lo que esa obligación no estaba a su car-
go, sino de su empleador -art. 12, inc. c-), sus herederos perci-
birán en conjunto el 70%, a lo que debe agregarse las PBU, PC
y PAP, si correspondieran.
A fin de realizar los respectivos cálculos, a los años de
servicio computados que tenía el causante se adicionan los que
median entre la fecha de su fallecimiento y la que c/orrespon-
dería al momento en que hubiera estado en condiciones de ob-
tener la jubilación ordinaria (o sea, al cumplir la edad reque-
rida).
El procedimiento indicado también es aplicable al caso en
que el causante, al momento de su fallecimiento, percibía un reti-
ro por invalidez transitoria.
Los herederos previsionales, de acuerdo con el capital téc-
nico de que disponen, podrán contratar un seguro de renta vita-
licia o un retiro programado con una AFJP. Mientras no se
haya ejercido la opción, se entiende que quedan sujetos a la
modalidad de retiro programado (art. 105, párrs. 2° y 3o). A
tal efecto, deberán solicitar a la AFJP que expida el correspon-
diente certificado que ésta debe otorgar, previa verificación de
los respectivos requisitos (art. 105, párrs. Io y 2o). Suscripto
el contrato de seguro, aquélla deberá transferir los fondos de la
cuenta del causante a la compañía de seguros o una AFJP (po-
dría ser la misma), según se hubiera contratado una renta vitali-
cia previsional o retiro programado. El haber de prestación de
cada uno de los beneficiarios deberá ajustarse al porcentaje que
les corresponde (art. 53; ver § 425, c, 1). En caso de decidir-
se por la modalidad de retiro programado (que es el que la ley
establece en caso de no elegirse el otro), la cantidad de fondos
a retirarse mensualmente "se fijará en un importe de poder ad-
quisitivo constante durante el año, y resultará de relacionar el
saldo efectivo de la cuenta del causante por el valor actuaríal
necesario para financiar las correspondientes prestaciones". La
Superintendencia de AFJP establecerá la forma de cálculo y ba-
RÉGIMEN PREVISIONAL ARGENTINO 501
se técnica para la determinación del valor actuarial necesario,
que deberá contemplar, en razón de los derechohabientes que
concurren (a quienes se refiere el art. 53), el pago de los habe-
res de las prestaciones que, entre sí, deben guardar la propor-
ción que fija el art. 98 (art. 105, párr. 4 o ).
De no exisitir beneficiarios (al momento del fallecimiento
del causante), los fondos que integran la cuenta de capitaliza-
ción se transfieren (es decir, se desafectan de la cuenta de capi-
talización que tiene una finalidad específica) al patrimonio que
heredan las personas que establece el Código Civil o que ha
dispuesto el causante por testamento (arts. 54 y 105, párr. 5 o ).
2) CAUSANTE BENEFICIARIO DE UNA JUBILACIÓN BAJO LA MODALIDAD
DE RENTA VITALICIA PREVISIONAL. Los herederos que ya habían sido
denunciados por aquél, en base a lo cual se determinó el ha-
ber de su prestación (art. 10), continúan percibiendo el importe
que resulta en razón del deceso, en la proporción que a cada
uno de ellos le asigna el art. 53. Al efecto, se le debe dar avi-
so a la compañía con la que el causante había contratado el se-
guro y que le abonaba la respectiva prestación (renta), a fin de
que "comience el pago de las pensiones por fallecimiento que
correspondan" (art. 106).
3) CAUSANTE BENEFICIARIO DE UNA JUBILACIÓN BAJO LA MODALIDAD
DE RETIRO PROGRAMADO. El haber y demás condiciones de la pres-
tación son similares a las que corresponden en el caso anterior
(art. 105, párr. I o ). Esas condiciones han sido determinadas,
dentro de los parámetros que establece la ley y el número y ca-
lidad de los beneficiarios, con motivo de la concertación del
seguro de retiro.
Los herederos previsionales, de común acuerdo, pueden con-
tratar una renta vitalicia o un retiro programado. De no darse
esa situación, se considera que el importe queda sujeto a esta
segunda modalidad, modificable con posterioridad (art. 105,
párr. 2 o ).
4) CAUSANTE TITULAR DE UN RETIRO POR INVALIDEZ DEFINITIVA BAJO
LA MODALIDAD DE RETIRO PROGRAMADO. La situación es idéntica a
502 PARTE ESPECIAL

la que corresponde si aquél era titular de una jubilación bajo


idéntica modalidad (art. 105, párr. Io).
5) CAUSANTE TITULAR DE UN RETIRO TRANSITORIO POR INVALIDEZ.
Ante la comunicación que los derechohabientes previsionales le
formulen a la respectiva AFJP, ésta, previa verificación del he-
cho y del derecho de los peticionantes, pondrá a su disposición
-por medio del certificado de estilo- el saldo de la cuenta de
capitalización del causante, el de recomposición y, si corres-
pondiere, el de complemento (arts. 92 y 94) (ver § 438, h, i y j),
con el objeto de que los derechohabientes contraten un seguro a
fin de que se les liquiden sus haberes de pensión, por la moda-
lidad de renta vitalicia previsional o de retiro programado (arts.
105 y 107).
A los fines de la determinación del haber de prestación de
los herederos previsionales, se procede en forma similar que en
el caso del causante que hubiera fallecido mientras ejercía la
actividad (ver punto 1 de este mismo apartado). Al respecto,
al reconocérsele al causante el derecho a percibir el retiro por
invalidez transitoria, se determinó su prestación de referencia
(ver ap. c).
6) AJUSTE POR LA INCORPORACIÓN DE UN NUEVO DERECHOHABIENTE.
Si una vez celebrado el contrato de seguro (en cualquiera de sus
modalidades) apareciere una persona con derecho a percibir
pensión por fallecimiento del causante, puede peticionar ante la
AFJP (o, en su caso, ante la compañía de seguros) que se veri-
fique su situación y se le otorgue el correspondiente certificado.
Los haberes de pensión deberán recalcularse a fin de que se
incluya a todos los herederos previsionales en función del sal-
do remanente de la cuenta individual del causante o de las
reservas matemáticas que mantenga la compañía de seguro de
retiro, de acuerdo con lo que al respecto determine la reglamen-
tación.
En el caso de que, comenzado el pago de las pensiones,
apareciera un heredero previsional no declarado, se deberá practi-
car una nueva liquidación en función "del saldo remanente de
RÉGIMEN PREVISIONAL ARGENTINO
503
la cuenta individual del causante", según la modalidad que co-
rresponda a la fecha en que el nuevo derechohabiente reclame
la prestación. El derecho de éste no es retroactivo (arts. 109 y
96, párr. 2 o ).
En este caso, como en otros similares, en que una AFJP o
compañía de seguros deba resolver un pedido de esa naturaleza,
su decisión está sujeta a revisión judicial (arg. art. 8 o y concs.,
ley 23.473).
7) AUSENCIA DE HEREDEROS PREVISLONALES. En caso de que se
diera esa situación a la fecha de fallecimiento del causante (no
así, si ello ocurre una vez contratado el seguro en cualquiera de
sus modalidades), los fondos que integran la cuenta individual
de capitalización de aquél, le corresponden a los herederos que
indica el Código Civil (arts. 54 y 105, párr. 5 o ). En esa situa-
ción, dicho patrimonio tendrá que ser transferido a la orden del
juez que interviene en la sucesión del de cuius.
8) REAJUSTE DE LA PENSIÓN CON MOTIVO DE LA PÉRDIDA DEL DERE-
CHO POR PARTE DE UN DERECHOHABIENTE. La ley 24.733 adicionó
al art. 98, inc. 3, de la ley 24.241, un párrafo, según el cual, si
alguno de los derechohabientes perdiere el derecho a la percep-
ción del beneficio, se recalculará el que le corresponde a los
otros, con exclusión de aquél.
9) SUBSIDIO POR SEPELIO. En el caso de que el causante hu-
biera tenido derecho a percibir la PBU (es decir, que hubiera
satisfecho los recaudos de edad y años de servicios requeridos),
la persona que hubiere sufragado los gastos del sepelio del tra-
bajador tiene derecho a percibir el subsidio en las mismas con-
diciones que las indicadas en el § 425, c, 2.
Ante el fallecimiento de una persona en actividad (por lo
tanto, a menos que hubiera reingresado a la misma luego de ha-
ber obtenido su jubilación ordinaria, no percibía la PBU; ver
punto 1 del ap. d) corresponde que se computen como años de
edad y de servicios los que median entre la fecha de su naci-
miento (a los fines de la primera) y de su fallecimiento (respec-
504 PARTE ESPECIAL

to de la segunda) y aquella otra en que hubiera cumplido la


edad requerida para obtener jubilación ordinaria (arg. arts. 95 a
98 y concordantes). Por lo tanto, a los fines del cobro del
subsidio, así como del derecho de sus herederos previsionales a
percibir la proporción de la PBU que les corresponda, se consi-
dera que el de cuius gozaba de esa prestación.

4) AGENCIA

§ 427. INTRODUCCIÓN. - L a función de administrar el ré-


gimen (lo que, entre otras, supone la recaudación de los fondos,
reconocimiento de los derechos previsionales, pago de las pres-
taciones) requiere la existencia de organismos ad hoc. Hasta
la sanción de la ley 24.241, aquéllos -salvo los creados de acuer-
do con los convenios de corresponsabilidad legal, ley 20.152-
eran de carácter estatal. Una novedad importante introducida
por dicha norma, ha sido la de transferir ciertas funciones, de
indudable carácter público, a organismos privados. Estos sólo
pueden actuar dentro del sistema, en cuanto se ajustan en su
creación, administración y funcionamiento a las disposiciones
establecidas por la ley 24.241.
El ejercicio de su actividad es materia de un severo control
por parte de una serie de organismos estatales, a los cuales el
ordenamiento jurídico les ha encomendado funciones específi-
cas vinculadas con distintas tareas que dichos entes particulares
deben realizar a fin de cumplir su objetivo social. Por lo tan-
to, en el análisis de los órganos de gestión del SIJP, debe dis-
tinguirse aquellos (públicos o privados, cuyas decisiones están
sujetas a revisión judicial) que tienen a su cargo la administra-
ción del servicio de previsión, de aquellos otros a los cuales en
forma específica o como un agregado a las propias, se les ha
encomendado el control del funcionamiento de los primeros.
Dado los dos regímenes que integran el citado sistema,
también deben distinguirse las agencias que corresponden a uno
y otro régimen.
RÉGIMEN PREVISIONAL ARGENTINO
505
a) RÉGIMEN PREVISIONAL PÚBLICO O DE REPARTO

§ 428. ADMINISTRACIÓN NACIONAL DE LA SEGURIDAD SO-


CIAL. - La administración de este régimen, de estructura similar
al que existía antes de la ley 24.241, está a cargo de un orga-
nismo de carácter estatal, la Administración Nacional de Segu-
ridad Social -ANSeS- (art. 36). Ésta fue creada administra-
tivamente por decr. 2741/91 -ratif. por art. 167, ley 24.241-,
como consecuencia de la ejecución práctica de lo dispuesto por
el decr. 2284/91. Este le había asignado al Sistema Único de
Seguridad Social (SUSS), dependiente del Ministerio de Traba-
jo y Seguridad Social, las funciones que la ley 23.769 (sancio-
nada en 1990) le encomendó al Instituto Nacional de Previsión
Social (que fue disuelto por ese decreto). Este Instituto era
una entidad de derecho público no estatal, sin fines de lucro,
con individualidad jurídica, financiera, contable y administrati-
va, con el alcance que el Código Civil establece para las perso-
nas jurídicas (art. Io). Según la ley que lo había creado, dicho
Instituto se considerará continuador de todos los organismos y
dependencias que integraban la administración del servicio pre-
visional nacional (que indicaba el art. 2o de esa norma) y, en
tal carácter, asumió la totalidad de los derechos y obligacio-
nes de los mismos (art. 15, párr. I o ). Dichas funciones, en
virtud del referido decreto, en la práctica, a partir del Io de
noviembre de 1991, fueron transferidas al Ministerio de Traba-
jo y Seguridad Social.
Las objeciones que desde el punto de vista constitucional
cabía formular al citado decreto, autocalificado en sus conside-
randos "de necesidad y urgencia", han quedado sin efecto. La
ley 24.241, ratificatoria del decreto de creación de la ANSeS
(art. 167), dispone en forma expresa que el SIJP se integra en
el SUSS; a su vez, el art. 36 de la citada disposición establece
que/la ANSeS actúa como órgano de recaudación de los dos re-
gímenes.
La ANSeS tiene a su cargo la aplicación, control y fiscali-
zación del RPP, así como la recaudación de la Contribución
506 PARTE ESPECIAL

Única de la Seguridad Social (CUSS) a la que se integra el


SIJP (arts. Io y 36). Además, en su carácter de órgano ejecuti-
vo del SUSS, actúa como agente de recaudación de los aportes
y contribuciones que deben efectuarse a ambos regímenes, y co-
mo agente de pago de las prestaciones del RPP (arts. 29 y 35).
La recaudación del SIJP le ha sido transferida a la DGIj (decr.
507/93, modificatorio del art. 2 o , decr. 2741/91, ratificado por
ley 24.241).
a) ORGANIZACIÓN ADMINISTRATIVA. De acuerdo con la actual
estructura legal (leyes 15.575 y 23.769; decr. 2741/91, ratif. por
art. 167, ley 24.241, y organización administrativa del SUSS y
su órgano ejecutivo), le corresponde a la ANSeS la gestión del
SUSS que incluye, además de otros, al referido régimen públi-
co previsional (RPP). Ella misma actúa dentro de la órbita de
la Secretaría de Seguridad Social del Ministerio de Trabajo y
Seguridad Social. Está a cargo de un director ejecutivo desig-
nado por el Poder Ejecutivo, que administra el Fondo de la Se-
guridad Social, independiente del Tesoro de la Nación (decr.
2741/91).
De acuerdo con lo que establece la citada ley 15.575, le
compete a la referida Secretaría de Estado, entre otras, el estu-
dio y la evaluación de la situación financiera de los distintos
regímenes y del sistema en su conjunto; dar, con carácter gene-
ral, normas interpretativas de las leyes nacionales; establecer
los métodos de recaudación de aportes y contribuciones, y su
control; proponer al Poder Ejecutivo la determinación de los
montos mínimos de las jubilaciones y prestaciones económicas;
aprobar los planes de inversiones de los organismos nacionales
de seguridad social, definir los estudios e investigaciones de los
organismos a su cargo (art. 2 o , ley 17.575).
b) FACULTADES. A los fines del cumplimiento de su fun-
ción, tiene a su cargo ejercer las funciones necesarias para la
administración del SUSS, entre ellas, establecer (art. 36), de
acuerdo con lo que dispongan las respectivas normas reglamen-
tarias:
RÉGIMEN PREVISIONAL ARGENTINO 507

1) Las modalidades de la recaudación de los aportes y con-


tribuciones previsionales que se efectivizan por intermedio del
sistema bancario (ley 21.526); el régimen de transferencia de
los fondos depositados a los respectivos organismos que los ad-
ministran; las fechas para la declaración e ingreso de los apor-
tes y contribuciones, y los intereses moratorios, punitorios y
sanciones aplicables en caso de mora (párrs. Io y 2o, incs. a, b,
d y e, observados por el decr. 2091/93, por cuanto dichas fun-
ciones le habían sido transferidas a la DGI por el decr. 507/93,
modificatorio del art. 2o, decr. 2741/91, que ratifica la propia
ley). Desde el dictado del decr. 507/93, todo lo referido a la
recaudación (incluye fiscalización y ejecución fiscal) está a car-
go de la DGI.
2) El procedimiento de fiscalización del cumplimiento de
las obligaciones previsionales (inc. c, observado por las mismas
razones que los anteriores).
3) Las normas y procedimientos referidos al funcionamien-
to del sistema de prestación unificada a la que hace referencia
el art. 35, inc. g.
4) El requerimiento de la información necesaria a los res-
ponsables de formular las declaraciones e ingresar los aportes y
contribuciones (inc. h).
5) El procedimiento para tramitar las denuncias que for-
mulen los trabajadores respecto del incumplimiento de sus em-
pleadores (arts. 13, inc. a, 3, y 36, inc. j).
6) La concesión de las prestaciones previsionales que co-
rresponden al RPP y otorgar las correspondientes certificacio-
nes que acreditan el cumplimiento de los recaudos exigidos
(incs./e 0- Quedan comprendidas la PBU, PC y PAP que pu-
dieran corresponderle a quienes se hallen incorporados al RC
(art. 35).
A los fines del cumplimiento de la función que le ha sido
encomendada, puede solicitar el auxilio de la fuerza pública,
promover acciones judiciales, denunciar delitos y constituirse
en querellante (art. 36, párr. 3o).
508 PARTE ESPECIAL

c) ENTE OTORGANTE DEL BENEFICIO. El reconocimiento del


derecho a una prestación previsional que corresponde al RPP, de-
be solicitarse ante la agencia (la ANSeS es una de ellas) de uno
de los distintos regímenes que funcionan dentro del sistema de
reciprocidad (nacional o provincial). Al respecto, deberá for-
mularse la petición ante aquella en que se acredite haber pres-
tado mayor cantidad de años de servicio con aporte. En caso
de que resulten dos o más en esas condiciones, "el afiliado po-
drá optar por el organismo otorgante" (arts. 80 y 81, ley 18.037,
modif. por art. 168, ley 24.241).
De darse esa situación, la caja que ha reconocido servicios
computables a los fines de la obtención de la prestación previ-
sional debe transferir, en moneda de curso legal, los importes
correspondientes a los aportes, contribuciones y las sustitutivas
de estas últimas -si las hubiere- que ha percibido. Quedan in-
cluidos, a los efectos de su amortización ante la caja otorgante,
los cargos que adeude el beneficiario por los correspondientes
servicios reconocidos (arts. 80 y 81, ley 18.037, modif. por art.
168, ley 24.241).
d) TRÁMITE ADMINISTRATIVO. La tramitación que se hace en
el ámbito de la ANSeS, se rige según las normas contenidas
en el SIJP y, supletoriamente en los casos no previstos, por la
ley de procedimientos administrativos 19.549, y lo estatuido por
las leyes 18.037 y 18.038 en cuanto resulten compatibles (art.
156, ley 24.241). El reconocimiento de los servicios que da
derecho al goce de la prestación previsional sólo comprende a
los que el afiliado tenía al momento de la presentación del pe-
dido del beneficio (art. 22). En el caso de la reapertura del
procedimiento (lo que supone que ha habido una petición ante-
rior que ha sido denegada en sede administrativa o judicial, por
lo cual se funda en una nueva invocación), "se considerará co-
mo fecha de solicitud la del pedido de reapertura del procedi-
miento" (art. 15). El tema tiene importancia a los fines del
cómputo de la prescripción de los derechos (art. 82, ley 18.037,
ratif. por art. 168, ley 24.241).
RÉGIMEN PREVIS10NAL ARGENTINO
509
La norma repite una disposición ya contenida en la ley
18.037, que contradice un principio regulado en la ley de pro-
cedimientos administrativos, con respecto a la acción de lesivi-
dad. Admite la posibilidad de que el órgano administrativo (en
este caso, estatal) suspenda, revoque, modifique o sustituya, por
razones de ilegitimidad, anteriores decisiones, "aunque la pres-
tación se hallare en curso de pago". Por lo tanto, sin perjuicio
de la posible revisión en sede judicial, cuando el citado orga-
nismo considere que la decisión que ha adoptado "estuviere
afectada de nulidad absoluta que resultara de hechos o actos
fehacientemente probados", puede, por sí, disponer tales medi-
das (art. 15, párr. 2o).
e) CONTENCIOSO. Las resoluciones del órgano previsional,
en cuanto establecen cargos contra sujetos obligados, y en lo
que se refiere al desconocimiento de un derecho peticionado o
inclusión de una persona como obligada al depósito de aportes
y contribuciones, están sujetas a recursos de carácter judicial.
Las resoluciones o actos administrativos que afecten pre-
tensiones de los afiliados, beneficiarios, peticionarios de presta-
ciones o de afiliación, empleadores en general, de cualquier
persona que alegare la afectación de su derecho respecto del ré-
gimen de reparto del SIJP, deberá ser deducida -sin necesidad
de interponer recurso alguno en la instancia administrativa- den-
tro del plazo de 90 días hábiles judiciales (que corresponde al
de caducidad que fija el art. 25, inc. a, de la ley 19.549), ante
los juzgados federales en lo contenciosoadministrativo de la Ca-
pital Federal o ante los jueces federales con asiento en las pro-
vincias (según correspondiere en función del domicilio del pe-
ticionario). Conforme lo precisa la norma, se trata de una
"demanda de conocimiento" y el "control judicial recaerá sobre
los hechos de las causas y el derecho aplicable" (art. 15, ley
24.463; art. 11, ley 23.473, modif. por art. 28, ley 24.463, y art.
39 bis, decr. ley 1285/58, ref. por art. 26, ley 24.463). El pro-
ceso tramitará de acuerdo con las reglas del juicio sumario pre-
visto en el Código Procesal Civil y Comercial de la Nación.
510 PARTE ESPECIAL

La decisión que recaiga es apelable ante la Cámara Federal


de la Seguridad Social (art. 39 bis, inc. a, decr. ley 1285/58,
modif. por art. 26, ley 24.463, y art. 15 de esta última).
La ANSeS, que actuará como parte demandada, podrá ar-
ticular "la limitación de recursos en el régimen de reparto [RPP]
para atender el mayor gasto que se derivaría del acogimiento de
las pretensiones del actor y su eventual extensión a los casos
análogos" (art. 16, ley 24.463). Se admite dicha articulación
en función de la afectación de los recursos de la seguridad so-
cial, que surge conforme lo dispone la ley 24.463 (arts. 16 a
18, ley 24.421, modif. por arts. Io a 4o de aquélla). Sólo "se
admitirán los medios probatorios documentales, testimoniales,
periciales, de informes y los que el tribunal dispusiere para me-
jor proveer". En caso de oponerse la defensa de la limitación
de recursos, procederá la respectiva prueba pericial, que será
"diligenciada por integrantes del cuerpo de peritos o funciona-
rios de la Auditoría General de la Nación, de acuerdo a la re-
glamentación que expida dicho organismo" (art. 17, ley 24.463).
En cambio, las resoluciones que dicte la DGI (organismo
al que se le han transferido las facultades recaudatorias -inclui-
das la fiscalización y ejecución de los respectivos créditos co-
rrespondientes al RPP-; ver § 428, b), que denieguen total o
parcialmente impugnaciones de deuda determinadas por ese or-
ganismo, previo el depósito del referido importe, deberán ser
impugnadas dentro de los 30 días de haber sido notificado el
interesado, si se domicilia en Capital Federal, o dentro de los
90 días, si lo hace en el interior del país o en el extranjero, an-
te la Cámara Federal de la Seguridad Social. Asimismo, ante
este mismo tribunal y en iguales plazos, deben impugnarse las
resoluciones: 1) de los entes que administran los subsistemas
familiares; 2) de la Comisión Nacional de Previsión Social, que
deciden conflictos suscitados con motivo de la aplicación del
régimen de reciprocidad (decr. 9316/46), y 3) "los recursos de
queja por apelación denegada" y los pedidos de pronto despa-
cho (art. 29, ley 19.549; art. 39 bis, incs. b a e, decr. ley 1285/
58, y art. 9o, ley 23.473, modif. por art. 27, ley 24.463).
RÉGIMEN PREVISIONAL ARGENTINO 511
Estos "recursos" (según los denomina la ley) deben ser in-
terpuestos con firma de letrado y con expresión de agravios an-
te el organismo administrativo o ante el juez federal de sección
(que lo remitirá a la Cámara Federal de la Seguridad Social) si
se tratare de una impugnación deducida por una persona domi-
ciliada en el interior del país (art. 9o, ley 23.473, modif. por art.
27, ley 24.463).
Interpuesto el recurso contenciosoadministrativo (del cual
el tribunal le puede correr vista al Ministerio Público), se resol-
verá según "las constancias del expediente, sin perjuicio de las
medidas que de oficio y para mejor proveer dispusiere" (art.
11, ley 23.473, modif. por art. 28, ley 24.463).
Las decisiones de la Cámara Federal de la Seguridad So-
cial (la norma, a nuestro juicio, impropiamente, hace referencia
a "sentencia definitiva"; sea que actúe como órgano de segunda
instancia o de primera, en el caso de las acciones recursivas),
cualquiera sea el monto de la cuestión debatida, están sujetas
al recurso de apelación ordinaria ante la CSJN. La doctrina
adoptada por este tribunal es "de obligatorio seguimiento por
los jueces inferiores en las causas análogas" (art. 19, ley 24.463).
"En todos los casos las costas serán por su orden" (art. 21, ley
24.463).
Las sentencias condenatorias contra la ANSeS deberán ser
cumplidas dentro de los 90 días de su notificación. Como una
particularidad del régimen, la ley establece que el pago se hará
"hasta el agotamiento de los recursos presupuestarios destina-
dos a ello para el año fiscal en el que venciera dicho pago".
Se trata de una innovación que se corresponde con la modifica-
ción del régimen de garantía que asume el Estado (hasta el
monto de lo recaudado por el sistema y los créditos presupues-
tarios; ver § 432 y siguientes). Agotados los recursos dispuestos
para el pago de las deudas previsionales con sentencia firme, se
suspenden los pagos pendientes, así como los plazos para efec-
tuar los que se reclamen, hasta el "comienzo del año fiscal para
el que se aprueben nuevos recursos presupuestarios destinados
a atender sentencias judiciales y hasta su nuevo agotamiento .
512 PARTE ESPECIAL

A tal fin, la administración previsional "deberá respetar estricta-


mente el orden cronológico de notificación de las sentencias
definitivas para su cumplimiento, salvo cuando queden sentencias
pendientes de cumplimiento para el siguiente período fiscal".
Se dará "prioridad a los beneficiarios de mayor edad" (art. 22,
ley 24.463).
La disposición que tuvo en cuenta, en especial, la situa-
ción planteada al momento de su sanción, con una gran canti-
dad de condenas que no podían cumplirse por falta de fondos,
establece que los jueces no pueden fijar plazos distintos a los
indicados por la norma. Además, impide "aplicar sanciones pe-
cuniarias, compulsivas o conminatorias a la ANSeS, ni a sus fun-
cionarios competentes, salvo en los casos de amparo por mora"
(art. 23).
Las resoluciones y actos administrativos, en cuanto afecten
derechos de los afiliados, beneficiarios o cualquier otro interés
legítimo de una persona, están sujetos a un recurso judicial an-
te la Cámara Federal de la Seguridad Social -CFSS- (art. 39
bis, inc. a, decr. ley 1285/58, modif. por art. 26, ley 24.463).
Ese tribunal también es competente para entender en los recur-
sos de queja por apelación denegada y pedido de pronto despa-
cho que prevé el art. 28 de la ley 19.549, de procedimientos
administrativos (art. 8o, inc./, decr. ley 1285/58, modif. por ley
23.473).
Las decisiones referidas a deudas que fuesen impugnadas,
o respecto de las cuales se expresa disconformidad, son pasi-
bles de un recurso ante la citada CFSS (art. 39 bis, inc. b, decr.
ley 1285/58, modif. por art. 26, ley 24.463). El mismo debe
ser interpuesto mediante expresión de agravios, con patrocinio
letrado, ante la autoridad administrativa que dictó la resolución
impugnada, dentro del plazo de 30 ó 90 días hábiles de notifi-
cada aquélla, según que el interesado se domicilie en la Capital
Federal, en el interior del país o en el extranjero. Si el recu-
rrente se domiciliare en el interior, puede presentar el recurso
ante el juez federal de ese distrito, quien lo remitirá al tribunal
de seguridad social. El órgano administrativo debe remitir las
RÉGIMEN PREVISIONAL ARGENTINO
513
actuaciones dentro de los 10 días de haberlo recibido, y dentro
de los 5 días de serle requerido por la CFSS a la que el juez
federal le ha remitido el recurso deducido (arts. 9° -modif. por
art. 27, ley 24.463- y 10, ley 23.473).
El recurso comprende los hechos de la causa y el derecho
aplicable. En materia de contiendas referidas a la existencia o
no de invalidez, la ley 24.241 ha establecido un procedimiento,
según el cual el tribunal debe expedirse no sólo respecto del
derecho aplicable, sino también sobre los hechos en los cuales
aquél se funda (art. 49; ver § 419, c). El tribunal, al resolver
la cuestión planteada, debe decidir acerca de las costas del jui-
cio y de los honorarios de los profesionales actuantes. Cuan-
do hace lugar al recurso, debe fijar "el plazo para el cumpli-
miento de la sentencia, con sanciones pecuniarias, compulsivas
y progresivas a cargo de los respectivos organismos para el ca-
so de incumplimiento del fallo dentro del plazo fijado" (art. 11,
ley 23.473).
Dichas decisiones conforme la doctrina judicial formulada
por la Corte Suprema de Justicia de la Nación, a partir del caso
"Riveros de Pacheco" (ED, 36-201), no están sujetas a tercera
instancia ante el mencionado tribunal, ya que éste declaró que
las normas que se aplican en el caso son de carácter común (no
federales como había sostenido en sus anteriores integraciones).
Por lo tanto, las decisiones de la CNASS sólo son pasibles de
recurso extraordinario por arbitrariedad u otras causas que pue-
dan implicar "gravedad institucional" (art. 14, ley 48).
f) CAJAS COMPLEMENTARIAS. Por vía legal o por convenios
de corresponsabilidad (ley 20.152), se han creado regímenes de
carácter complementario, a fin de incrementar la prestación
de los beneficios que se conceden a jubilados y pensionados del
régimen previsional nacional. Se los administra mediante or-
ganismos ad hoc, creados por vía legal o convencional colecti-
va, según la norma que estableció el régimen. Éstos se ocupan
de la atención del sistema: percepción de los ingresos a car-
go de los trabajadores y empleadores de la actividad y, en su
514 PARTE ESPECIAL

caso, de terceros, y reconocimiento del derecho a la percepción


del plus y su pago.
Por lo común, las referidas cajas, que cuentan con perso-
nería jurídica y autarquía administrativa y financiera, son admi-
nistradas por funcionarios designados por el sindicato con per-
sonería gremial o por la institución profesional que representa
a los interesados (v.gr., Colegio de Escribanos de la Capital Fe-
deral).
Las resoluciones de estos órganos están sujetas a revisión
judicial (art. 8 o , inc. a, ley 23.473).

b) RÉGIMEN DE CAPITALIZACIÓN

§ 429. INTRODUCCIÓN. - A diferencia del anterior, la ad-


ministración del servicio (salvo el caso del Banco de la Nación
Argentina; art. 40) está a cargo de organismos privados que han
optado por realizarlo, sin perjuicio de que un ente de carácter
público decida dedicarse a esa tarea; en tal caso no la ejerce en
el referido carácter.
Respecto de las agencias que están vinculadas con la ges-
tión del servicio que se brinda en virtud de este régimen, co-
rresponde distinguir entre las que realizan prestaciones directas
a los afiliados y beneficiarios y aquellas otras que están (en di-
versas materias) a cargo del control de las primeras, así como
de la reglamentación de la norma de fondo a los fines de posi-
bilitar su operatividad.

§ 430. ÓRGANOS DE PRESTACIÓN DIRECTA. - Corresponden a


los que tienen a su cargo la percepción y la administración de los
fondos, y el pago de las prestaciones o la expedición de los cer-
tificados que acreditan la existencia de éstos a los fines de la
concertación del correspondiente seguro de retiro.
a) ADMINISTRADORAS DE FONDOS DE JUBILACIONES Y PENSIONES
(AFJP). Dada la característica del régimen, capitalización de
fondos, con los que se sufragan las prestaciones mediante la con-
certación de seguros de retiro, funcionan agencias que reciben
RÉGIMEN PREV1SIONAL ARGENTINO 515

esa denominación. Tienen como finalidad recaudar los aportes


a cargo de los afiliados al SIJP, que integran los referidos fon-
dos y, en su oportunidad, previa verificación del cumplimiento
de los respectivos requisitos, expedir el certificado en el cual
conste el importe de la cuenta de capitalización individual del
afiliado, a fin de que éste o, en su caso, sus derechohabientes
previsionales, gestionen la contratación de un seguro de renta
vitalicia previsional o un retiro programado, en virtud del cual
percibirán la prestación que les corresponde.
La norma habilita a dichas administradoras a suscribir con-
tratos de seguro, bajo la modalidad de retiro programado o frac-
cionario (arts. 102 y 103; ver § 426, a, 2 y 3); tienen a su cargo
el pago de las prestaciones de retiro transitorio por invalidez
(art. 104).
Dichas agencias deben adoptar la figura jurídica de socie-
dad anónima, y constituirse, funcionar e integrar sus respecti-
vos fondos y sujetarlos a las garantías que establece la ley.
Estas agencias se deben someter al control que ejercen los or-
ganismos creados al efecto o a los que se les atribuye tal fun-
ción (art. 40, párr. Io). A su vez, "los Estados provinciales, la
Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, otras sociedades,
entidades o asociaciones de diversa naturaleza -con o sin fines de
lucro-, que se erigieren con este objeto exclusivo, podrán cons-
tituirse como administradoras, las que sin perjuicio de adoptar
una figura jurídica diferente, quedarán sujetas a idénticos requi-
sitos, normas y controles".
A tal fin queda derogada "toda norma que impida a las
asociaciones profesionales de trabajadores o empleadores, mu-
tuales, cooperativas, colegios públicos de profesionales que ejer-
zan libremente su profesión y cualquier otro ente de derecho
público no estatal que tenga por objeto principal atender a la
seguridad social, constituir o participar como accionistas de una
administradora de fondos de jubilaciones y pensiones" (art. 40,
párrs. 2 o y 4o).
La ley, expresamente, establece que el Banco de la Nación
Argentina constituya, sin perjuicio de las actividades que le per-
516 PARTE ESPECIAL

mite su carta orgánica, la actividad de administradora de fon-


dos de esa índole. Al tal efecto, se introduce un nuevo inciso
dentro del art. 3 o de la ley 21.799 (carta orgánica de esa insti-
tución), y se dispone que esa AFJP estará sujeta a las normas y
controles de esos entes, así como que garantizará que el monto
de la cuenta de capitalización individual de sus afiliados (ver
§ 438, c) no será inferior a los aportes obligatorios efectuados,
deducidas las primas de seguro previstas (ver § 438, m), con
más los intereses netos que se hubieren devengado (de acuer-
do con los índices que publica el Banco Central de la Repúbli-
ca Argentina) de haber estado depositados en pesos en caja de
ahorro común (art. 40, ley 24.241, modif. por art. Io, ley 24.347).
Cualquiera que sea la índole -pública o privada- de la AFJP
estará "bajo el control y la supervisión directa de la Superin-
tendencia" del régimen (ver § 428), sin perjuicio del "contralor
que pudieren desarrollar los diversos órganos de fiscalización
pertinentes, según la forma legal que hubieran adoptado". Es-
tos últimos, ya sean de carácter nacional o provincial, "deberán
actuar sin interferir en las funciones específicas de la citada
Superintendencia, cuyas normas serán de observancia obligato-
ria para las administradoras" (art. 40, párr. 3o).
1) OBJETO. Las AFJP sólo pueden tener como objeto: a)
administrar un sólo fondo que se denominará "fondo de jubi-
laciones y pensiones", respecto del que se deberá llevar una
contabilidad separada de la del respectivo fondo, y b) otorgar
prestaciones y beneficios establecidos en la ley.
A los fines del cumplimiento de su objeto social, "no po-
drán formular ofertas complementarias fuera de su objeto, ni
podrán acordar premios u otras formas que implicaren un me-
dio de captación indebido de afiliaciones" (art. 59). Las de
carácter privado "pueden otorgar garantías a su costa y riesgo"
(art. 40, párr. 10, texto según ley 24.347, art. Io).
Dichos entes deberán agregar en su denominación social la
frase "Administradora de Fondos de Jubilaciones y Pensiones" o
la sigla "AFJP", y no podrán hacer referencia en él al nom-
RÉGIMEN PREVISIONAL ARGENTINO 517
bre: a) de personas físicas existentes; b) de personas jurídicas
existentes o que hubieran existido en el lapso de 5 años ante-
riores a la vigencia de la ley, así como sus siglas; c) de enti-
dades extranjeras que actúen en ramas financieras, asegura-
doras, de administración de fondos u otras similares, y d) de
fantasía que pudieran inducir a equívocos respecto de la respon-
sabilidad patrimonial o administrativa de la entidad. En los
casos indicados como c y d se autoriza a la Superintendencia
de AFJP a reglamentar "sobre la procedencia de la denomina-
ción que se pretenda asignar a una administradora" (art. 61).
2) AUTORIZACIÓN. Para que una entidad sea habilitada para
funcionar como AFJP, debe acreditar: a) que se halla organiza-
da bajo una forma jurídica admitida; b) haber integrado el total
del capital mínimo y del encaje exigidos; c) que sus directores,
administradores, gerentes y síndicos, cuyo patrimonio perso-
nal deberá ser detallado en forma completa, no se hallan in-
habilitados para ejercer el cargo, y d) el cumplimiento de los
niveles de idoneidad técnica para la conducción y administra-
ción empresaria, de la calidad de organización para alcanzar su
objetivo, existencia de un ámbito físico para el desarrollo de
sus actividades, sistemas de comercialización, y toda otra infor-
mación que demuestre la viabilidad económico-financiera del
proyecto (art. 62, inc. 1).
A fin de garantizar una correcta administración del nego-
cio previsional, se establece un régimen de inhabilitaciones para
el ejercicio de los cargos de directores, administradores, geren-
tes y síndicos de dichas agencias. Al efecto, rigen las inhabi-
litaciones e incompatibilidades establecidas en la ley de socie-
dades comerciales (arts. 264 y 286) y en la ley de bancos y
entidades financieras (art. 41, inc. 5o, ley 21.526, texto según
ley 24.144). No pueden desempeñar dichas funciones las per-
sonas: a) que por decisión firme de autoridad competente hu-
bieran sido declaradas responsables de irregularidades en el
gobierno, administración y control de entidades financieras o
compañías de seguros; b) "los condenados por delitos cometi-
518 PARTE ESPECIAL

dos con ánimo de lucro, por delitos contra la propiedad o la fe


pública o por delitos comunes, excluidos los culposos con penas
privativas de libertad o inhabilitación, mientras no haya trans-
currido otro tiempo igual al doble de la condena y los que se
encuentren sometidos a prisión preventiva por esos mismos de-
litos, hasta su sobreseimiento definitivo"; c) "los inhabilitados
para el uso de cuentas corrientes bancadas y el libramiento de
cheques, hasta un año después de su rehabilitación", y d) quie-
nes "hayan sido sancionados como directores, administradores
o gerentes de una sociedad declarada en quiebra, mientras dure
su inhabilitación" (art. 60).
Los entes que soliciten se los autorice a funcionar como
AFJP, deben tener un capital mínimo de $ 3.000.000 totalmente
"suscripto e integrado en efectivo al momento" de su constitu-
ción. Esa exigencia mínima puede ser modificada por la Su-
perintendencia de AFJP de "acuerdo con el procedimiento que
establezcan las normas reglamentarias". El excedente de capital
sobre esa exigencia debe ser integrado dentro del plazo que fija la
ley de sociedades comerciales (art. 63, párrs. I o y 2o, ley 24.241).
En el momento de formular esa petición se deberá acredi-
tar la integración de un activo no inferior a $ 3.000.000 en con-
cepto de encaje, a fin de responder a los requisitos de rentabili-
dad mínima (ver § 438, d).
El pedido de autorización para funcionar como AFJP debe
ser formulado ante la Superintendencia. Esta debe verificar y
evaluar la documentación presentada al efecto, a los fines de
acreditar si el solicitante satisface las exigencias referidas a
su estructura jurídica, capacidad operativa, así como idoneidad
técnica y moral de su planta de funcionarios y personal de di-
rección y de control. A tal fin, deberá solicitar los informes
pertinentes a los respectivos organismos que deben contestarlos
dentro de los 15 días de haber sido solicitados.
Dentro de los 30 días posteriores a la fecha de presenta-
ción de la solicitud de autorización, producidos los informes
referidos, el superintendente "deberá dictar una resolución fun-
RÉGIMEN PREVISIONAL ARGENTINO 519
dada, dando curso al pedido o denegando el mismo". En este
último caso, la decisión "contendrá una relación completa, pre-
cisa y circunstanciada de todos los requisitos que se consideran
no cumplimentados con la documentación acompañada y/o con
los informes producidos".
La peticionante puede adjuntar nueva documentación a fin
de satisfacer los recaudos legales y sustituir los funcionarios y
directores que hayan sido observados. En este caso, el órgano
administrativo tiene 30 días para expedirse. La decisión dene-
gatoria, en cualquiera de esos casos, sólo podrá fundarse en la
falta de acreditación de los requisitos legales y demás condicio-
nes que fije la reglamentación (art. 62, párr. 2o).
3) FUNCIONAMIENTO. Durante su actividad, la AFJP deberá
satisfacer las exigencias requeridas para obtener su autoriza-
ción. Respecto del capital, deberá mantener el mínimo indicado.
En caso de reducirse, deberá ser reintegrado totalmente dentro de
los 3 meses de producido el hecho. Al efecto, no se requiere
intimación o notificación previa. También la AFJP deberá man-
tener el mínimo de encaje (2% del fondo de jubilaciones y pen-
siones) y no menos de $ 3.000.000. De no hacerlo, la Super-
intendencia procederá a revocar la autorización para funcionar
y a disponer su liquidación (art. 63, párrs. 3 o a 5o).
La publicidad que realice, que sólo se puede efectuar a
partir del momento en que ha sido autorizada a funcionar como
tal, se deberá ajustar a las pautas de carácter general que fije la
Superintendencia. Dicha publicidad "deberá ser veraz y opor-
tuna, y no inducir a equívocos ni confusiones, ya sea en cuanto
a las características patrimoniales de la administradora o a los
fines, fundamentos y beneficios del sistema" (art. 64).
Respecto de la información que suministre, debe distinguir
entre la que se dirige al público en general y la que obligatoria-
mente y en forma periódica, debe brindarle a sus afiliados o
beneficiarios. En cuanto a la primera, deberá mantener en sus
oficinas, en lugar de fácil acceso al público, en forma escrita y
¡. actualizada, la siguiente información: a) de sus antecedentes,
I
520 PARTE ESPECIAL

con indicación del nombre y apellido de sus directores, admi-


nistradores, gerentes y síndicos; b) balance general del último
ejercicio, estado de resultados y toda otra información contable
que determine la autoridad de aplicación; c) valor del fondo de
jubilaciones y pensiones, del fondo de fluctuación (ver § 438, e)
y del encaje (ver § 438, f); d) valor de la cuota del fondo de
jubilaciones y pensiones (ver § 438, c); e) esquema e im-
porte de las comisiones vigentes (ver § 430, a, 4), y / ) composi-
ción de la cartera de inversiones del fondo de jubilaciones y
pensiones y nombre de las cajas de valores y bancos donde se
encuentren depositados los títulos, y de la compañía de seguros
de vida con la que hubieren contratado el seguro colectivo de
invalidez y fallecimiento (ver § 438, m). Dicha información
deberá ser actualizada mensualmente, dentro de los primeros 10
días de cada mes o cuando esos datos hayan sido alterados sig-
nificativamente en virtud de cualquier acontecimiento externo o
interno (art. 65).
En lo que respecta a sus afiliados y beneficiarios -titulares
de un retiro transitorio por invalidez-, la AFJP les brindará in-
formación -que debe remitir a sus respectivos domicilios- en for-
ma periódica y, por lo menos, cada 4 meses (plazo que la regla-
mentación puede reducir), respecto de la composición del saldo
de su cuenta de capitalización individual, con especial referen-
cia al número de cuotas registrada al inicio del período que se
informa; tipo de movimiento, fecha e importe en cuotas, los dé-
bitos en razón de las comisiones a su cargo, discriminando el
importe de las primas del seguro colectivo por invalidez y fa-
llecimiento (ver § 433, c); saldo de la cuenta de capitaliza-
ción; valor de la cuota al momento de cada movimiento; va-
riación porcentual del valor de la cuota durante cada uno de los
meses informados; rentabilidad promedio y comisión promedio
del SIJP (art. 66, párrs. Io y 3o). Dicha información podrá ser
suspendida y reemplazada por otra que se realizará una vez por
año, si la cuenta de capitalización no registra movimientos
por aportes, imposiciones voluntarias o depósitos convenidos en
el período que debe informarse (art. 66).
RÉGIMEN PREVISIONAL ARGENTINO 521
La omisión del deber de informar, tanto al público, al afi-
liado, a la ANSeS como a la Superintendencia de AFJP, consti-
tuye una figura delictual reprimida con prisión. La misma "se
configura cuando el obligado no diera cumplimiento dentro de
los 5 días de notificada la intimación respectiva en su domicilio
legal" (art. 136).
La "información falsa o engañosa con el propósito de apa-
rentar una situación patrimonial, económica o financiera supe-
rior a la real, tanto de la administradora como del fondo que
administra" constituye un delito reprimido con una pena mayor
que en el caso de la simple omisión (art. 137).
4) RETRIBUCIÓN DE LOS SERVICIOS. COMISIONES. La AFJP tie-
ne derecho a percibir una comisión en función de los servicios
que brinda. La misma es el único ingreso que puede percibir
en tal concepto; su importe, que debe ser uniforme para todos
los afiliados y beneficiarios, lo fija ella y debe ser informado a
la Superintendencia en la forma que determine la reglamenta-
ción. Su modificación recién entrará en vigencia 90 días des-
pués de su aprobación (arts. 67 y 70).
Dicho importe que se debita en la respectiva cuenta de ca-
pitalización individual (lo que se refleja en la información pe^
riódica obligatoria que se le suministra al titular), responde a la
retribución correspondiente a la acreditación de aportes, impo-
siciones voluntarias y depósitos convenidos (ver § 437) y al pa-
go de los retiros que se practiquen bajo la modalidad de retiro
programado.
La comisión sobre los aportes obligatorios se la puede es-
tablecer por un porcentaje de la base imponible que le dio ori-
gen, por una suma fija por operación o por una combinación de
ambos. No corresponde aplicar esta comisión sobre los apor-
tes o rentas que, en conjunto, exceden la base imponible (20
AMPO), que efectúe un afiliado que simultáneamente ejerce
una actividad en relación de dependencia y en forma autónoma.
El mismo criterio (porcentaje, suma fija o combinación de am-
bos) corresponde aplicar sobre las imposiciones voluntarias y
522 PARTE ESPECIAL

depósitos convenidos. En cuanto a la retribución por el pago de


los retiros programados, podrá ser establecido por comisión
sobre el porcentaje mensual aplicable al saldo de la cuenta de
capitalización individual del beneficiario, una suma fija o una
combinación de ambos (art. 68).
Las comisiones sobre los aportes obligatorios y sobre los
retiros programados pueden ser bonificados por la AFJP, lo que
se traduce en un porcentaje de quita aplicado en forma si-
multánea sobre aquéllas. No procede hacer discriminaciones
respecto de los afiliados o beneficiarios que se hallan en una
misma categoría, entendida ésta -según lo determine la regla-
mentación- en atención a la cantidad de meses que registren
aportes o retiros en la misma administradora (se trata de una
manera de reconocer la antigüedad en la afiliación o beneficio;
art. 69).
5) RÉGIMEN DISCIPLINARIO. PROCEDIMIENTO. A fin de que la
Superintendencia pueda sancionar a una administradora, deberá
instruirse el respectivo sumario (art. 118, incs. rr, s y t). Ante
la sospecha de la comisión de un incumplimiento por parte de
una administradora de sus obligaciones de carácter legal o re-
glamentario, se labrará un acta circunstanciada del hecho verifi-
cado. De ésta se le dará traslado a la AFJP, a fin de que dentro
del plazo de 30 días formule su descargo y produzca las prue-
bas que considere necesarias. Vencido el plazo, el superinten-
dente dictará resolución fundada por la cual se absuelve o se
sanciona a aquélla.
Las penas de carácter administrativo que puede imponer la
Superintendencia ante el incumplimiento de una AFJP, sin per-
juicio de que el hecho pueda configurar un delito penal (que
será juzgado en la respectiva instancia judicial), son las de aper-
cibimiento, multa, inhabilitación y revocatoria de la autorización
concedida para actuar como AFJP (art. 152).
La primera sólo se puede aplicar por una sola vez (no se
indica el período) a cada administradora, en razón de la comi-
sión de faltas o por incumplimientos leves que no causen per-
RÉGIMEN PREVISIONAL ARGENTINO 523

juicios. La multa, que debe graduarse en función de la grave-


dad de la falta, puede ser de 100 a 100.000 AMPO (y siempre
múltiplo de éste; hoy MOPRE), e incrementarse hasta 5 veces
el monto del perjuicio causado al fondo que administra la AFJP.
Los directores, administradores, síndicos y gerentes que, por
sus actos u omisiones, dieron lugar a que el hecho se produje-
ra, son solidariamente responsables de su pago.
La sanción de inhabilitación (referida a las personas) para
el ejercicio de la dirección, administración, gerencia o sindica-
tura de la AFJP, puede ser permanente o transitoria. La revo-
catoria implica dejar sin efecto la autorización conferida, por lo
cual la entidad debe entrar en proceso de liquidación.
La decisión es recurrible dentro de los 15 días de su notifi-
cación. La de multa requiere que, con la primera presentación
ante el tribunal, se acredite el depósito a nombre de éste del
respectivo importe (arts. 118, inc. rr, ap. 5, y 152, párr. 3o).
En cuanto al órgano judicial que debe conocer en el recur-
so, la ley contiene dos disposiciones contradictorias. El art.
118, inc. rr, ap. 4, establece que la cuestión es de competencia
de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial de Ca-
pital Federal o del juez federal con competencia en lo comer-
cial, según que el domicilio de la administradora corresponda a
la Capital Federal o a una provincia. En cambio, según el art.
152, párr. 2o, la competencia para resolver el recurso es de la
Cámara Nacional en lo Penal Económico o la cámara federal de
apelaciones con competencia penal, según se trate de una AFJP
o dirigente de ella domiciliado en Capital Federal o en el interior.
6) RÉGIMEN DE LIQUIDACIÓN. Cuando la Superintendencia de
AFJP considere que una de éstas se halla en una de las situa-
ciones previstas en la ley, procederá a disponer su liquidación.
A tal fin, se indican como causales para ello: a) reducción del
capital social a menos del mínimo, sin que éste se hubiere rein-
tegrado en el plazo de 3 meses; b) haberse verificado en más
de 2 oportunidades durante un año calendario un déficit de en-
caje -no se computan al efecto los provocados con motivo de
524 PARTE ESPECIAL

no alcanzar la rentabilidad mínima; art. 90- (ver § 438, d); c) no


haber cubierto la rentabilidad mínima o recompuesto el encaje
afectado en el plazo de los 15 días siguientes a la afectación (art.
90); d) haber entrado en estado de cesación de pagos, cualquie-
ra que sea la causa y la naturaleza de las obligaciones insolu-
tas; e) cualquier otra situación verificada por la Superintenden-
cia, que tiene prevista esa solución (art. 71, párr. Io), y / ) la
sanción de revocación de la autorización (art. 152, inc. d).
Dentro de las 72 horas hábiles (se supone, según un hora-
rio administrativo de ocho horas, nueve días hábiles) de que
llegue a conocimiento de la Superintendencia que se ha produ-
cido uno de los referidos hechos, su titular deberá dictar el res-
pectivo acto administrativo para disponer la revocatoria de la
autorización de funcionar como AFJP (art. 72, párr. Io).
Esa decisión lleva aparejada la disolución de la AFJP por
pérdida de su objeto, así como la caducidad de todos los dere-
chos de la administradora y la de sus directores, representantes,
gerentes, síndicos y restantes organismos de dirección, adminis-
tración y fiscalización, para administrar el fondo.
Dicha decisión se notificará en forma fehaciente a la AFJP
y a todas las entidades bancarias autorizadas y cajas de valores
donde estuvieren depositados el fondo de jubilaciones y pensio-
nes y el fondo transitorio. A tales efectos, se solicitará la co-
laboración del Banco Central de la República Argentina y de la
Comisión Nacional de Valores (art. 72, párr. Io, inc. a).
Al mismo tiempo, la Superintendencia deberá sustituir a la
AFJP liquidada en la administración de los diversos fondos; a
tal efecto designará, transitoriamente, a un funcionario para que
ejerza esa gestión. Éste tomará posesión de las dependencias
de la administradora y comunicará su designación a las entidades
bancarias, a la Comisión Nacional de Valores, miembros del di-
rectorio, representantes, síndicos, gerente o cualquier miembro
de los organismos de dirección, administración y control de la
administradora, si ello fuere posible. A los fines de la toma de
posesión del edificio y de los bienes, el interventor, si ello fue-
RÉGIMEN PREVISIONAL ARGENTINO 525
re necesario por habérsele negado el ingreso o el cumplimiento
de sus funciones, podrá solicitar el inmediato y debido auxilio de
la fuerza pública a fin de garantizar que no se sustraiga o des-
truya documentación o información de la AFJP. Para ello, po-
drá solicitar la correspondiente orden de allanamiento judicial,
"si por cuestiones de celeridad no lo hubiera podido hacer con
anterioridad a la diligencia" (art. 72, párr. Io, inc. b).
Dispuesta la liquidación de la AFJP, la Superintendencia
pondrá en conocimiento de lo actuado al juez competente (en
lo Comercial de la Capital Federal o federal con competencia
en lo comercial según cuál sea el domicilio de la administra-
dora), y le solicitará que: a) decrete la liquidación y la desig-
nación de un interventor liquidador; b) trabe embargo sobre
los bienes de la AFJP; c) si hubiere indicios de haberse come-
tido un ilícito, "se decrete la inhibición general de los bienes
de los directores, representantes, síndicos, gerentes y de todo
otro integrante de los organismos de dirección, administración
y control" de la AFJP (art. 72, párr. Io, inc. c), y d) si hubiere
la sospecha indicada en el punto anterior, se deberá efectuar la
denuncia ante el juez federal con competencia en lo penal de
la jurisdicción del domicilio de la administradora (art. 72, párr.
Io, inc. d).
Durante un período de 45 días hábiles, prorrogable, por re-
solución fundada, por otro de similar duración, la Superinten-
dencia administrará el fondo de jubilaciones y pensiones de la
AFJP. A tal efecto, podrá contratar personal temporario (in-
clusive el que trabajó en la AFJP liquidada) a fin de colaborar
en dicha tarea.
Las comisiones que durante ese lapso se recauden, serán
aplicadas a la recomposición del fondo y al pago de los insu-
mos indispensables para la administración de éste. Una de las
tareas que debe realizar la administración del fondo consiste
en determinar el importe que sea necesario para efectivizar las
garantías a cargo del Estado (ver § 440; art. 124). De no lo-
grar este objetivo para esa recomposición, la Superintendencia
le solicitará a la Secretaría de Hacienda que, en cumplimiento
526 PARTE ESPECIAL

de la garantía a cargo del Estado respecto de la rentabilidad


mínima (art. 90), remita los importes necesarios a tal fin. Di-
cho organismo deberá transferir las sumas requeridas dentro de
los 5 días.
Una vez lograda la recomposición del fondo, la Superin-
tendencia intimará a todos los afiliados incorporados a la admi-
nistradora en liquidación para que pasen a otra en el término de
90 días, bajo apercibimiento de comunicarle a su empleador (en
el caso de quienes se desempeñan en relación de dependencia)
que deposite los aportes en la AFJP en la que se encuentren in-
corporados la mayoría de sus empleados (art. 43, párr. 2o). El
derecho de traspaso de la administradora que tienen los afilia-
dos (ver § 409), queda suspendido mientras no se logre la re-
composición del fondo al nivel de la rentabilidad mínima. La
reglamentación determinará el procedimiento de traspaso de los
afiliados autónomos (art. 72, párr. Io, inc. e).
Vencido el plazo durante el cual la Superintendencia tiene
a su cargo la administración del fondo de la AFJP liquidada,
cesa la intervención de dicho organismo, salvo las tareas nece-
sarias para garantizar el traspaso de las cuentas de los afiliados
a la nueva administradora elegida (o la que corresponda en ca-
so de silencio; arg. art. 43, párr. 2o) y para ejercer la represen-
tación del Estado en el proceso de liquidación de la AFJP (art.
72, párr. 2o).
El Estado, respecto de las sumas proveídas a fin de recom-
poner el fondo de jubilaciones y pensiones de la liquidada, go-
za de igual preferencia que los acreedores del concurso (arts.
71, párr. 2o, y 72, párr. 3o).
Las decisiones adoptadas por la Superintendencia, durante
el proceso de liquidación de la administradora, están sujetas a
un recurso de revisión que se concederá, con efecto devolutivo,
ante la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial o la
cámara federal con competencia en lo comercial, según que
la AFJP tuviera su domicilio en Capital Federal o en una pro-
vincia (art. 72, párr. 4o).
RÉGIMEN PREVISIONAL ARGENTINO 527

Si la liquidación de la AFJP "se debiera a hechos ilícitos


cometidos por sus directivos, representantes, gerentes, síndicos
y, en general, los integrantes de los organismos de dirección,
administración y fiscalización, quienes lo hayan cometido o
consentido, responderán por las deudas de la administradora con
sus bienes personales" (art. 72, párr. 5 o ).
7) FUSIÓN O ABSORCIÓN DE UNA ADMINISTRADORA DE FONDOS DE
JUBILACIONES Y PENSIONES. En caso de que dos de ellas desearan
fusionarse constituyendo un nuevo ente, o una de ellas absor-
biera a la otra, tal procedimiento debe ser ajustado a lo que es-
tablezca la reglamentación y ser autorizado por la Superinten-
dencia (art. 73).
b) COMPAÑÍAS DE SEGUROS. Algunas de las prestaciones (ju-
bilaciones, retiros definitivos por invalidez o pensiones concer-
tadas mediante la modalidad de renta vitalicia) que perciben los
beneficiarios del SIJP, están a cargo de dichos entes con quie-
nes los interesados deben concertar el respectivo contrato de se-
guro. Al efecto, aquéllos han dispuesto que los importes que
integraban el fondo de capitalización (que se acreditó mediante
el certificado expedido por la AFJP; ver § 425, a), constituye-
ran el capital con el cual se hace frente a la referida renta pre-
visional. Además, las propias AFJP deben contratar con esas
compañías un seguro colectivo de invalidez y fallecimiento, a
fin de garantizar el financiamiento de las obligaciones en los
casos de muerte o invalidez del afiliado (que desempeña «una
actividad), mediante un capital complementario (ver § 438, h).
La ley diseña dos tipos de contratos que esas agencias
pueden concertar tanto con los afiliados al SIJP, sus herederos
previsionales o las propias AFJP. Uno de ellos es el seguro
colectivo de invalidez y fallecimiento (arts. 99 y 174; ver § 438,
m), y el otro es el de retiro bajo la modalidad de renta vitalicia
previsional (ver § 426, b; arts. 101 y 176).
El primero de ellos, que se suscribe con una AFJP, está
destinado a cubrir en su totalidad el pago de las obligaciones de
la administradora, respecto del mantenimiento de la cuenta de ca-
528 PARTE ESPECIAL

pitalización individual, en los casos de fallecimiento de un afi-


liado que estaba en actividad laboral o que sufrió una invali-
dez, mediante la constitución de un capital complementario o
de recomposición, a fin de mantener el "capital técnico necesa-
rio" (arts. 91, párr. 3 o , 92 a 94 y 99).
Por su parte, el seguro de retiro corresponde a "toda co-
bertura sobre la vida que establezca, para el caso de supervi-
vencia de las personas a partir de la fecha de retiro, el pago pe-
riódico de una renta vitalicia; y para el caso de muerte del
asegurado anterior a dicha fecha, el pago total del fondo de las
primas a los beneficiarios indicados en la póliza o a sus dere-
chohabientes" (arts. 101, 105, párr. Io, y 176).
1) AUTORIZACIÓN. Dichos contratos sólo pueden ser con-
certados por compañías de seguros que cuenten con la pertinen-
te y expresa autorización de la Superintendencia de Seguros de
la Nación; en su funcionamiento se hallan sujetas a lo dispues-
to en las leyes 17.418 y 20.091, en cuanto no hayan sido modi-
ficadas por la ley 24.241 (arts. 175, párr. 2o, y 177). Su razón
social deberá contener, en el primer caso, necesariamente la ex-
presión "seguros de vida" y dedicarse exclusivamente a realizar
contratos de seguros de personas, incluidos en el cap. III de la
ley 17.418, no pudiendo concertar seguros de retiro. En el se-
gundo, su razón social deberá contener la expresión "seguros
de retiro" y se deberán dedicar exclusivamente a la concerta-
ción de ese tipo de seguros y a las prestaciones de pago periódi-
co previstas en la ley de riesgos del trabajo (24.557). Sólo
pueden operar en otro tipo de seguros de personas, cuando éste
es complementario de uno de retiro (arts. 175, párr. I o , y 177,
párrs. Io y 2o, modif. por art. 49, disp. adic. segunda, ley 24.557).
Las compañías que al momento de entrar en vigencia la
nueva norma se hallaban habilitadas para operar en seguros de
retiro, conservan "la autorización conferida, con los alcances
con que fue otorgada, que se considerará extendida a las moda-
lidades contempladas" en la ley 24.241 (arts. 176 y 177) y nor-
mas reglamentarias (art. 178).
RÉGIMEN PREVISIONAL ARGENTINO 529
2) FUNCIONAMIENTO. La Superintendencia de Seguros de la
Nación debe definir "previamente las pautas mínimas que debe-
rán satisfacer las bases técnicas y demás elementos técnico-con-
tractuales de los planes" que, al efecto, deben ser presentados,
así como las restantes condiciones que debe satisfacer el asegu-
rador para acogerse al sistema. Cumplidos esos recaudos, la
aprobación por parte del organismo de control será automático.
Las pautas mínimas a que se debe sujetar la concertación del
seguro colectivo de invalidez y el de renta vitalicia previsional
(arts. 99, 101 y 105, párr. 2 o , i), deben ser establecidas en con-
junto por las superintendencias de Seguro de la Nación y de
AFJP (art. 181).
Los bienes de dichas compañías son inembargables, en
cuanto a los compromisos de cualquier índole que tengan con sus
asegurados, salvo que la medida hubiera sido dispuesta "en fa-
vor de asegurados en ejercicio de sus derechos derivados del
contrato de seguro" o hubiera sido dispuesta por la Superinten-
dencia de Seguros de la Nación, según las facultades conferidas
por la ley 20.091 (art. 180).
3) RÉGIMEN DE SANCIONES. Ante el incumplimiento de cual-
quiera de las exigencias que el ordenamiento legal pone a cargo
de las compañías que operan en seguros a los cuales se refiere
la ley 24.241, la Superintendencia de Seguros de la Nación po-
drá ordenar a la entidad en cuestión que, se abstenga de cele-
brar nuevos contratos y emplazarla para que en el término de
30 días, regularice su situación. De no solucionar la anomalía
dentro de ese período, aquélla ordenará a la entidad que licite
públicamente, dentro del plazo improrrogable de 15 días, la ce-
sión total de su cartera. Dicho operativo, que será fiscalizado
por el órgano de control, no podrá exceder de 30 días a partir
del llamado a licitación. En caso de que la orden de cesión no
fuera acatada o ésta fuera infructuosa, la referida administra-
ción pública ordenará que se pague a los asegurados con dere-
cho a percepción de rentas el 100% de la reserva matemática, y
, & quienes no se hallen en tal situación, como mínimo, el 100%
530 PARTE ESPECIAL

del valor de rescate, todo ello dentro del plazo y en las condicio-
nes que fije. La falta de cumplimiento dará lugar a la liqui-
dación forzosa de la entidad aseguradora. En tal caso, dichos
asegurados serán acreedores con privilegio especial sobre el
producido de los bienes que integren las reservas y con la pre-
lación resultante del orden anteriormente enunciado (art. 179).
Las compañías de seguro que operan en los rubros a que
se refiere la ley, están sujetas al régimen de sanciones: multas,
suspensión y revocatoria de la autorización para operar que es-
tablece la ley 20.091 (parcialmente modificada por el art. 155,
ley 24.241). La circunstancia de que, en el fuero penal, se ha-
ya sancionado como delito la falta de cumplimiento de uno de
los deberes a cargo de la aseguradora, no impide la aplicación
de las pertinentes sanciones administrativas (art. 155, párr. Io;
dicha norma modifica el régimen aplicable en los casos de ha-
berse dispuesto la suspensión o revocatoria de la autorización
concedida).
La decisión administrativa que dispone la suspensión o ca-
ducidad de la autorización conferida, sujeta a revisión judicial,
faculta a la Superintendencia de Seguros de la Nación a solici-
tar que el tribunal disponga la administración o intervención ju-
dicial de la entidad aseguradora, la que no "recaerá en la auto-
ridad de control" (art. 86, ley 20.091, modif. por art. 155, ley
24.241).
4) TRATAMIENTO IMPOSITIVO. Dichas entidades están sujetas
al mismo tratamiento que las AFJP en las operaciones que ten-
gan relación con la administración de inversiones correspon-
dientes a obligaciones con sus asegurados, a sus cobranzas de
primas y al pago de beneficios. En el cálculo de la base im-
ponible del impuesto sobre los activos (ley 23.760), "no serán
computados aquellos activos que respondan a la inversión de
los compromisos técnicos con los aseguradores". En cuanto
se refiere al asegurado, los valores de rescate que perciba "no
estarán sujetos al impuesto a las ganancias en la medida que se
apliquen a la contratación de otro seguro de retiro" (art. 182).
RÉGIMEN PREVISIONAL ARGENTINO
531
§ 431. ÓRGANOS DE CONTROL. - L a ley establece que las
entidades que actúan en el primer nivel de administración (AFJP
y compañías de seguros) están sujetas, en cuanto a la respectiva
autorización para actuar en ese ámbito, así como en el desa-
rrollo de su actividad, al control de varios organismos que ejercen
una función de superintendencia vinculada con distintos aspec-
tos del servicio (capitalización, inversiones, seguros, etcétera).
a) SUPERINTENDENCIA DE ADMINISTRADORAS DE FONDOS DE JUBI-
LACIONES Y PENSIONES. ES una entidad autárquica con autonomía
funcional y financiera que opera en el ámbito del Ministerio de
Trabajo y de la Seguridad Social, y tiene a su cargo el control
de todas las AFJP, "supervisando el estricto cumplimiento" -por
parte de éstas, como entidades vinculadas a la operación del ré-
gimen de capitalización- de la ley y las normas reglamentarias.
A tal fin, debe "prevenir sus eventuales incumplimientos y ac-
tuar con rapidez y eficiencia cuando estos incumplimientos se
verifiquen, en salvaguardia exclusiva y excluyeme de los inte-
reses de las personas incorporadas al SIJP como aportantes o
beneficiarios al régimen de capitalización, procurando que la
efectivización de la garantía estatal sea lo menos onerosa posi-
ble al erario público" (art. 117). Al tiempo que se le enco-
mienda el correcto funcionamiento de las AFJP, para preservar
los derechos de los afiliados a éstas (finalidad de orden público
tendiente a asegurar la confiabilidad en el sistema), también de-
be preservar la responsabilidad del Estado que actúa como ga-
rante del goce de determinadas prestaciones (art. 124).
1) ESTRUCTURA. Dicho órgano está a cargo de un funcio-
nario, designado por el Poder Ejecutivo, con el título de su-
perintendente de Administradoras de Fondos de Jubilaciones y
Pensiones (art. 121). El mismo es "penalmente responsable por
las acciones y omisiones indebidas en que incurriere en el ejer-
cicio de sus obligaciones y deberes" (art. 123, párr. 2 o ).
Colaborarán con el superintendente los funcionarios y em-
pleados técnico-administrativos necesarios para el cumplimien-
to de las funciones atribuidas (art. 121). Ellos son personal-
532 PARTE ESPECIAL

mente responsables por los perjuicios que, en violación de los


deberes a su cargo, causaren a un fondo de jubilaciones y pen-
siones o a una administradora de éstos (art. 123, párr. 2o).
El personal que integra la Superintendencia está obligado a
conservar, fuera del desempeño de sus funciones, el secreto de
las actuaciones de que tome conocimiento. El incumplimiento
de este deber será considerado como falta grave (art. 120).
No pueden integrar ese ente los inhabilitados a que hace
referencia el art. 60 (ver § 430, a, 2), así como las personas
que se hallen en una de las situaciones previstas en las normas de
incompatibilidad vigentes, y aquellas que tengan interés en una
AFJP o calificadora de riesgo, excepto el que deriva de su con-
dición de afiliado de la primera (art. 121, párr. 3o).
Las retribuciones que perciba el personal, incluido el supe-
rintendente, no serán inferiores al promedio de las remunera-
ciones y beneficios que perciban los directores, gerentes, perso-
nal superior y empleados del 50% de las administradoras que
mejor remuneren a su personal, conforme la equivalencia por
categorías que determine por resolución la Superintendencia (art.
121, párr. 4o).
2) FUNCIONES. A fin de lograr el cumplimiento de su tarea,
debe: a) dictar resoluciones de carácter general y particular; b)
autorizar el funcionamiento de las administradoras y llevar el
respectivo registro de éstas; c) fiscalizar, junto con la ANSeS,
el procedimiento de incorporación al sistema por parte de las
personas que ya ejercían una actividad en el momento de su vi-
gencia, así como la del ejercicio de la respectiva opción por el
RPP (arts. 30 y 130) y, en el futuro, el de quienes se incorpo-
ren al sistema y el ejercicio de la libre elección de la adminis-
tradora y el traspaso a otra; d) determinar el tipo, medio y pe-
riodicidad de la información que la AFJP debe proveerle; e)
analizar los planes de publicidad que presenten las AFJP; / )
fiscalizar la correcta y oportuna imputación de los aportes en
las cuentas de capitalización individual de los afiliados; g) in-
vestigar las denuncias que efectúen los afiliados y, en su caso,
RÉGIMEN PREVISIONAL ARGENTINO 533
dentro de los cinco días poner en conocimiento de la ANSeS
las situaciones en que cabe sospechar la evasión de aportes o
contribuciones; h) fiscalizar el cumplimiento por parte de las
AFJP de su deber de información al público y a sus propios
afiliados y por medio de inspecciones periódicas, cuya frecuen-
cia mínima fijará la reglamentación, la exactitud y veracidad de
la proveída; /') fiscalizar el cumplimiento del régimen de comi-
siones y considerar las modificaciones que éstas soliciten; j)
controlar el cumplimiento de la inversión de los recursos de los
respectivos fondos y la composición de las carteras (ver § 437);
k) fiscalizar la constitución y mantenimiento del capital social;
l) determinar la rentabilidad y comisión promedio del sistema y
fiscalizar la rentabilidad obtenida por cada administradora (ver
§ 438, d); m) fiscalizar la constitución, el mantenimiento, la
operación y la aplicación del fondo de fluctuaciones y del en-
caje, así como la inversión de estos recursos; n) controlar el
cumplimiento de la obligación de contratar el seguro colectivo
de invalidez y fallecimiento, y establecer, junto con la Superin-
tendencia de Seguros de la Nación, las normas básicas de dicho
seguro, y el que corresponde a la modalidad de renta vitalicia
previsional; o) fiscalizar el cumplimiento de las obligaciones
que emanen de estos contratos; p) controlar el funcionamiento
de la AFJP y el otorgamiento de las prestaciones a sus afilia-
dos, velando por el fiel cumplimiento de la ley y su reglamenta-
ción; q) fiscalizar las habilitaciones de los directores, síndicos,
representantes y gerentes, y llevar un registro de antecedentes
personales actualizado de ellos; r) imponer, previa instrucción
del sumario, las sanciones previstas a las administradoras, y
llevar un registro de las sanciones aplicadas; s) establecer el ti-
po, medio y periodicidad de la información, que las administra-
doras deben suministrarle, y disponer la liquidación de éstas; t)
examinar la documentación de las administradoras, requerir las
informaciones que considere necesarias para el ejercicio de su
función, así como declaraciones juradas sobre hechos o circuns-
tancias, aun a los directores y administradores de AFJP e ins-
tituciones vinculadas con ellas con motivo de la administración
534 PARTE ESPECIAL

del fondo; u) requerir a personas, aunque estén sujetas al con-


trol de otros entes públicos, las informaciones que considere
necesarias y exhibición de libros de comercio y documentación
complementaria; v) asistir a las asambleas de las administra-
doras; w) solicitar órdenes de allanamiento y el debido e inme-
diato auxilio de la fuerza pública para el ejercicio de sus fun-
ciones; x) secuestrar documentos e información necesaria para
ejercer la tarea de fiscalización; y) iniciar acciones judiciales y
actuar en juicio en cualquier carácter y en proceso criminal co-
mo querellante y designar apoderados a esos efectos, y z) pu-
blicar, en forma trimestral, una memoria con la información
global y estadística que determine la reglamentación referida a
la evolución del régimen de capitalización, autorizaciones otor-
gadas a las AFJP, las revocadas, sanciones aplicadas, indicación
referida a cada administradora respecto del capital social, nú-
mero de afiliados, esquema de comisiones, valor del fondo de
jubilaciones y pensiones, encaje, composición de las inversio-
nes de los diversos fondos y toda otra información que esta-
blezca la reglamentación (arts. 118 y 119).
Las actuaciones cumplidas en el ejercicio de la fiscaliza-
ción a cargo de ese órgano, son de carácter confidencial, así
como las declaraciones juradas presentadas (art. 120).
Respecto de su propia organización, la Superintendencia
puede dictar el reglamento interno, determinar su estructura or-
ganizativa y el régimen de atribución de sus funcionarios, a
quienes nombra, contrata, promueve, separa y sanciona. Tie-
ne, además, las facultades suficientes como para administrar su
patrimonio y dictar el reglamento de compras y contrataciones
(art. 119, incs. i, j y k).
3) FINANCIAMIENTO. Los gastos que irroga su funcionamien-
to se cubren mediante: a) los aportes que efectúen las AFJP,
sobre la base de un porcentaje de las comisiones que perci-
ben sobre los aportes obligatorios; b) el reintegro de los gastos
adelantados a las comisiones médicas (ver § 419, b), de confor-
midad con el procedimiento que fije la reglamentación; c) las
RÉGIMEN PREVISIONAL ARGENTINO 535
multas aplicadas según las autorizaciones que le confiere la ley
y la reglamentación, y d) la provisión por parte del Estado de
bienes inmuebles, muebles y equipamiento técnico (art. 122).
Tiene facultades para recaudar los fondos que le corres-
ponden, según lo establece la ley, y disponer de ellos. Su pre-
supuesto no integra el de la Nación (arts. 118, inc. r, y 122).
Los gastos realizados con anterioridad al funcionamiento del
sistema se financiaron con aportes de la ANSeS.
b) SUPERINTENDENCIA DE SEGUROS DE LA NACIÓN. Este órgano
administrativo al cual la ley 20.091 le encomienda reconocer y
fiscalizar las empresas aseguradoras, también lo hace con res-
pecto a las que contratan exclusivamente los seguros a que se
refiere la ley 24.241. Algunas de sus funciones, en especial
de orden técnico-actuarial a fin de preservar el mantenimien-
to de las reservas matemáticas, así como el de la igualdad entre
los contratantes de seguros (planes, pólizas-tipo, etc.), las com-
parte con la Superintendencia de AFJP.
Además, ejerce la facultad de sancionar administrativamen-
te a las compañías de seguros por las faltas incurridas, aunque
el hecho constituyera un ilícito penal (ley 20.091, modif. par-
cialmente por art. 155, ley 24.241).
c) COMISIÓN NACIONAL DE VALORES. Este organismo ejerce
su competencia específica (ley 17.811, modificada, en cuanto
se refiere al régimen de sanción de multas, por el art. 154, ley
24.241) respecto de las personas físicas y jurídicas que inter-
vienen en la oferta pública de títulos y valores vinculados con
la inversión de los fondos de jubilaciones y pensiones que ad-
ministran las AFJP. No obstante la imposición de una pena
por la comisión de un delito criminal tipificado por la norma
previsional, referido a una de las operaciones de tipo financiero
sujetas a la fiscalización de la Comisión, ésta podrá imponer
sanciones de carácter administrativo (art. 154).
d) BANCO CENTRAL DE LA REPÚBLICA ARGENTINA. Como el
funcionamiento del SIJP requiere la intervención de entidades
536 PARTE ESPECIAL

bancadas (recepción de fondos, custodia de títulos) y de califi-


cadoras de riesgos (arts. 79 y 81), función esta última que di-
cha institución puede realizar o delegar en entidades inscriptas
en el Registro de Sociedades Calificadoras de Riesgo (decr. 656/
92), dicho organismo, indirectamente, opera como ente de con-
trol de instituciones involucradas en la percepción de los ingre-
sos del SIJP y de la inversión de los fondos de jubilaciones y
pensiones. A este último fin, debe dictar la respectiva regla-
mentación con el objeto de atender a las garantías, plazo, res-
ponsabilidad patrimonial de las entidades emisoras, condiciones
de los mercados mundiales en cuanto a la libertad de cambios y
todo otro requisito que tienda a resguardar la seguridad y la
aceptable rentabilidad de las inversiones de los citados fondos
(art. 79).
Como en los casos anteriores, si una entidad financiera in-
curre en un incumplimiento de su deber, sin perjuicio de la san-
ción de orden penal que corresponda, aun por delitos tipifica-
dos por el régimen de la ley 24.241, es pasible de las de orden
administrativo que, previo sumario, le puede imponer el Banco
Central (art. 153).
e) CONSEJO NACIONAL DE PREVISIÓN SOCIAL. Aunque éste no
es un organismo directamente vinculado al control de las AFJP,
en cuanto tiene como finalidad asegurar la participación y per-
feccionamiento del servicio, integra el régimen del SIJP (art.
169). El mismo, presidido por el Ministerio de Trabajo y Segu-
ridad Social y en el que actúa como vicepresidente el secretario
del área de Seguridad Social, se constituye con la representa-
ción de 3 miembros de cada uno de los sectores de los trabaja-
dores, empleadores y beneficiarios del sistema, de acuerdo con
el procedimiento que establezca la reglamentación, según lo
dispone el art. 172.
Sus funciones consisten en: 1) evaluar el cumplimiento de
los objetivos de la fiscalización y regulación del sistema por
parte de la ANSeS y la Superintendencia de AFJP, así como del
desarrollo del propio SIJP, y 2) considerar las iniciativas y pro-
RÉGIMEN PREVISIONAL ARGENTINO 537
yectos que le sometan los distintos sectores que lo integran y
proponer soluciones para corregir desvíos del sistema y mejorar
su funcionamiento (art. 170).
A tal fin, está facultado para: 7) requerir las informaciones
que considere necesarias de los distintos órganos de control del
sistema; 2) denunciar ante las respectivas autoridades los in-
cumplimientos de los deberes a cargo de los funcionarios y or-
ganismos de control, y 3) realizar por sí o por terceros los estu-
dios técnicos tendientes a determinar la evolución del SIJP y
realizar las funciones que considere necesarias para el cumpli-
miento de sus funciones (art. 171).
El personal necesario para el cumplimiento de su función
será provisto por la ANSeS, y los demás gastos serán cubiertos
con fondos de "Rentas generales" (art. 173).

5) FINANCIACIÓN

§ 432. INTRODUCCIÓN. - En lo referente a los ingresos, no


existe divergencia entre los regímenes de reparto y de capitali-
zación; sí la hay en cuanto se relaciona a la formación de los
respectivos fondos en este último.
Conforme al esquema clásico existente en la Argentina, des-
de la sanción de la ley 4349, los importes con los cuales se su-
fragan las prestaciones previsionales -que desde hace más de
cuarenta años, en la práctica, se han financiado de acuerdo con
un sistema de reparto- y los gastos administrativos provienen
de los aportes y contribuciones que hacen al sistema los em-
pleados en relación de dependencia y los empleadores. En el
caso de los autónomos, los fondos provienen exclusivamente de
los trabajadores de ese sector que se hallan en actividad. No
obstante, de hecho y desde hace unos quince años, el Estado
debió derivar fondos -en la mayoría de los casos, de carácter
especial provenientes de impuestos que originariamente no te-
nían esa finalidad- hacia el sistema previsional, a fin de que
éste pudiera satisfacer, en parte, sus necesidades de orden fi-
nanciero.
538 PARTE ESPECIAL

Precisamente, uno de los argumentos esgrimidos a fin de


justificar la reforma introducida por la ley 24.241, ha sido el
grave estado de crisis del sistema.

§ 433. APORTES A CARGO DE LOS TRABAJADORES. - Tanto se


desempeñen "en relación de dependencia" o en forma "autóno-
ma", los trabajadores deben contribuir con un porcentaje de sus
ingresos fijado por la ley: remuneraciones y renta imponible,
respectivamente. En el primer caso, es del 11% (en el sistema
anterior era del 10%), y en el segundo, del 27% (arts. 10 y 11,
párrs. Io y 2 o ).
a) OBLIGATORIOS A CARGO DE LOS TRABAJADORES "EN RELACIÓN DE
DEPENDENCIA". La norma define el concepto "remuneración" (art.
6o) como "todo ingreso que percibiere el afiliado en dinero o
en especie susceptible de apreciación pecuniaria, en retribución
o compensación o con motivo de su actividad personal, en con-
cepto de sueldo, sueldo anual complementario, salario, honora-
rios, comisiones, participación en las ganancias, habilitación,
propinas, gratificaciones y suplementos adicionales que tengan
el carácter de habituales y regulares, viáticos y gastos de repre-
sentación, excepto en la parte efectivamente gastada y acredita-
da por medio de comprobantes, y toda otra retribución, cual-
quiera que fuere la denominación que se le asigne, percibida
por servicios ordinarios o extraordinarios prestados en relación
de dependencia" (art. 6 o , párr. I o ). La definición es similar a
la que contenía el art. 10 de la derogada ley 18.037.
La norma determina que las propinas y las retribuciones en
especie de valor incierto serán estimadas por el empleador. Si
el afiliado estuviera disconforme, podrá reclamar ante la autori-
dad de aplicación (ANSeS), la que resolverá teniendo en cuenta
la naturaleza y modalidades de la actividad y de la retribución.
Aun mediando conformidad del afiliado, aquélla podrá rever
la estimación que no considere ajustada a estas pautas (art. 6 o ,
párr. 3 o ). La referida autoridad de aplicación es la ANSeS que
tiene a su cargo la recaudación de la CUSS (aun la proporción
RÉGIMEN PREVISIONAL ARGENTINO
539
que se deriva al régimen de capitalización; art. 36, párrs. Io y
2o, incs. a, b, c y h).
Con referencia a algunas modalidades de remuneración que
suelen liquidarse a los agentes de la Administración pública fe-
deral (en algunos casos, empleados de casino), la ley define co-
mo de carácter remunerativo, sometido a un régimen especial, a
las sumas que se liquidan en concepto de: 7) premio estímulo,
gratificaciones y otros conceptos de análogas características, y
2) cajas de empleados o similares, cuando ello estuviere autori-
zado. En ambos casos, el respectivo aporte está a cargo del
agente, en virtud de lo cual, el empleador, antes de liquidar el sa-
lario, debe retener el respectivo aporte con cargo de depositarlo
(art. 6o, párr. 4o).
Respecto de las sumas que se liquidan en concepto de viá-
ticos y gastos de representación, se establece que la autoridad
de aplicación determinará las condiciones en que éstos "no
se considerarán sujetos a aportes y contribuciones, no obstante
la inexistencia total o parcial de comprobantes que acrediten el
gasto" (art. 6o, párr. 2o). Se adopta un criterio adecuado, ya
que los mismos, en realidad, corresponden al gasto que le irroga
al empleado el desempeño de su tarea fuera de la sede del em-
pleador o establecimiento al que está vinculado (ver § 185).
Con frecuencia, bajo la forma de esa figura, el empleador abona
importes que no corresponden a ese concepto (que es un reinte-
gro de gastos a su cargo o sumas adelantadas por éste con esa
finalidad), sino una remuneración que se encubre bajo esa figu-
ra, ya que corresponden a gastos propios del trabajador. La
norma no hace referencia a otros conceptos, en virtud de los cua-
les el empleador liquida determinados beneficios.
La ley, en su art. 7o, considera excluido del concepto de
remuneración a una serie de importes que el empleador paga
de acuerdo con su obligación impuesta por la LCT u otra nor-
ma de carácter legal (algunos de los cuales no tienen carácter
salarial), tales como: asignaciones familiares, indemnizaciones
derivadas de la extinción del contrato de trabajo, vacaciones no
gozadas, importes liquidados: 1) durante el período en que el
540 PARTE ESPECIAL

trabajador no presta servicios, en virtud de sufrir una incapaci-


dad permanente (que le impide hacerlo), provocada por un ac-
cidente de trabajo o enfermedad profesional; 2) en concepto de
prestaciones económicas por desempleo; 3) en el caso de becas,
y 4) gratificaciones vinculadas con el cese de la relación con-
tractual, con un importe que excede el promedio anual de las
sumas abonadas anteriormente en forma habitual y regular (que
constituyen gratificaciones sujetas a aporte).
Existe una serie de rubros vinculados con lo que la doctri-
na y ahora la LCT designan como beneficios sociales (art. 103
bis, LCT; ver § 193), los cuales -y en cuanto a través de ellos,
se intenta lograr una disminución del "costo del trabajo"- han
motivado una gran preocupación. Los que menciona dicha nor-
ma (y con anterioridad el decr. 333/93, cuyos preceptos han
sido recogidos por la referida ley) se consideran como "bene-
ficios sociales" y, por lo tanto, no remunerativos, no dinerarios,
no acumulables, ni sustituibles en dinero, ya que constituyen
"prestaciones de naturaleza jurídica de seguridad social". Los
mismos comprenden: 7) servicios de comedor, y 2) vales de
almuerzo hasta un tope; vales alimentarios y canastas de ali-
mentos; reintegro de gastos de medicamentos y gastos médicos;
provisión de ropa de trabajo y elementos necesarios para la
prestación de la tarea; reintegros documentados de gastos de
guardería y sala maternal; provisión de útiles escolares y guar-
dapolvos para los hijos; pago documentado de cursos o semina-
rios de capacitación o especialización; pago de gastos de sepe-
lio de familiares a cargo del trabajador (art. 103 bis, LCT).
De acuerdo con el art. 103 bis de la LCT, también se con-
sideran prestaciones no remunerativas varias de las indicadas en
la ley 24.241, tales como compensación por suspensión de la
prestación laboral por falta o disminución de trabajo, no impu-
table al empleador o fuerza mayor (ver § 215). De acuerdo
con la modificación introducida al art. 105 de la LCT, algunos
ingresos del trabajador no tienen carácter salarial, tales como:
1) los retiros de socios gerentes de sociedad de responsabilidad
limitada, a cuenta de utilidades del ejercicio; 2) reintegro de
RÉGIMEN PREVISIONAL ARGENTINO
541
gastos sin comprobante, correspondientes al uso de automóvil,
calculado en base a kilómetros recorridos, de acuerdo con los
parámetros que fija la DGI; 3) los viáticos de viajantes de
comercio acreditados con comprobantes (la norma ha modifica-
do los términos del art. 7o de la ley 14.546, estatuto del viajan-
te; ver § 253), y 4) valor del comodato de casa habitación de
propiedad del empleador, ubicado en lugares circundantes al
de trabajo, en localidades en las que existen graves dificultades de
acceso a la vivienda.
Dichas disposiciones tienen como finalidad reducir el "cos-
to del trabajo" (en el caso, contribuciones a cargo del emplea-
dor y aportes que, al no exigirse, significan un incremento del
salario disponible); se basa en un criterio lógico, para no difi-
cultar la competitividad de los productos y servicios argentinos
en el mercado internacional. A dichas disposiciones se refería
el art. 10 de la ley 18.037, cuyo contenido era similar al actual
art. 6o de la ley 24.241, que define el concepto de remunera-
ción a los fines del SUR
Los referidos rubros excluidos de los aportes y contribu-
ciones previsionales, a los que ahora la LCT califica como be-
neficios sociales (ver § 193), integraban el decr. 333/93, regla-
mentario del art. 6o de la ley 24.241, por lo que estimamos que,
en el caso, no existe ninguna dificultad para que los mismos no
sean considerados como salariales y, por lo tanto, no sujetos al
aporte y contribución que establece la ley 24.241.
b) RENTA IMPONIBLE DE LOS TRABAJADORES AUTÓNOMOS. Éstos
deben efectuar su aporte personal (27%) respecto "de los nive-
les de rentas de referencia en base a categorías que fijarán las
normas reglamentarias". Este criterio que ya estaba en vigen-
cia con anterioridad a la sanción de la ley 24.241, se debe suje-
tar, en cuanto a la determinación de aquéllas, a pautas que
tengan en cuenta: 1) la capacidad contributiva, y 2) "la calidad
de sujeto o no en el impuesto al valor agregado, en su caso, su
condición de responsable inscripto, de responsable no inscripto
o no responsable en dicho impuesto" (art. 8o). Dicha determí-
542 PARTE ESPECIAL

nación se ha efectuado a través del decr. 433/94, que ha mante-


nido, en lo sustancial, el criterio adoptado en la materia por el
decr. 2104/93 (que hacía mención del SIJP).
Las secretarías de Seguridad Social y de Ingresos Públicos,
por resolución conjunta, pueden modificar el monto de dichas
categorías en función de la variación del AMPO (hoy MOPRE;
decr. 433/94, reglamentario del art. 9o, ley 24.241).
La norma utiliza algunas expresiones del derecho financie-
ro para referirse a los ingresos del trabajador autónomo, sobre
la base del cual se determina su aporte. Parte de éste, el equi-
valente al que hace el trabajador en relación de dependencia
(11%), en el régimen de capitalización se incorpora a la cuenta
individual a su nombre que administra la AFJP que él elige,
con la cual se sufragarán sus futuras prestaciones previsionales
a cargo de ese régimen (ver § 426, a, b, c y d).
c) BASE IMPONIBLE. Según la denominación propia del de-
recho fiscal, la norma establece que "a los fines del cálculo de
los aportes y contribuciones al SIJP, las remuneraciones [inclu-
ye la renta imponible que se le atribuye a los autónomos] no
podrán ser inferiores al importe equivalente a 3 veces el valor
del aporte medio previsional obligatorio (AMPO)" (ahora MOPRE;
ver § 424), ni superior a 20 veces el referido mínimo (art. 9o,
párr. Io).
De esa manera, se establece un ingreso mínimo sujeto al
pago del aporte y de la contribución (criterio ya adoptado por
las normas anteriores, pero que ahora está sujeto a otra pauta),
que está dado por 3 veces el promedio mensual de los aportes
(excluida la proporción sobre el SAC) que han efectuado las
personas que integran el régimen de capitalización en el último
semestre, dividido por el número total promedio de los referi-
dos afiliados. También se fija un tope máximo de aporte obli-
gatorio (en el régimen de capitalización se puede exceder de
éste; ver § 433, e).
El decr. 433/94, reglamentario del art. 9o de la ley 24.241,
establece que si el trabajador autónomo percibe ingresos brutos
RÉGIMEN PREVISIONAL ARGENTINO 543

anuales inferiores a 24 veces el valor del AMPO (hoy MOPRE)


mediante declaración jurada podrá solicitar que sus aportes du-
rante el ejercicio anual se apliquen al siguiente. De formularse
la petición, el período no será computado a los fines de la ob-
tención de las prestaciones que determine la ley 24.241.
En cambio, el aporte y la contribución del trabajador en
"relación de dependencia" no puede ser inferior al límite de 3
AMPO (decr. 433/94, reglamentario del art. 9o, ley 24.241).
A los fines de las determinaciones de los referidos límites
mínimo y máximo, se computan en forma mensual las remune-
raciones devengadas a favor del trabajador, con independencia
de la modalidad de pago establecida. El importe pagado como
adelanto de vacaciones se computa en forma separada de los
demás conceptos salariales (decr. 433/94, reglamentario del art.
9o, ley 24.241).
En cuanto se refiere a la cuota semestral del SAC, los refe-
ridos límites se ajustan al 50% del tope vigente para la remune-
ración mensual. A los fines de la liquidación proporcional de
dicha remuneración, así como la de las vacaciones no gozadas,
la base imponible no podrá ser superior al monto que resulte de
precisar el proporcional diario del tope vigente para las remu-
neraciones mensuales, por la cantidad de días por las cuales co-
rresponde el pago (decr. 433/94).
d) EJERCICIO DE ACTIVIDADES SIMULTÁNEAS. Como se ha indi-
cado en el § 410, c, cuando una persona desarrolla más de una
de las actividades comprendidas en los incs. a, b y c del art. 2o,
tanto ellos como sus empleadores (de haberlos) deben efectuar
los aportes y contribuciones respecto de cada una de ellas (art.
5o, párr. 2o).
En el caso, cada remuneración o renta será computada se-
paradamente a los efectos de los límites establecidos por la ley:
mínimo 3, máximo 60 AMPO (hoy MOPRE). La reglamenta-
ción, en razón de las características particulares de algunas ac-
tividades en relación de dependencia, puede establecer excep-
ciones (art. 9o, párr. 2o).
544 PARTE ESPECIAL

e) APORTES VOLUNTARIOS. Los trabajadores que realicen su


actividad "en relación de dependencia" o los que lo hagan en
forma "autónoma", pueden efectuar ese tipo de aportes a fin de
incrementar su cuenta de capitalización con el objeto de mejo-
rar su futura jubilación (con motivo del mayor monto que aqué-
lla alcanza) o tener mayores posibilidades de obtener esa pres-
tación en forma anticipada (arts. 56 y 111; ver § 426, a, 4).
Los mismos no se toman en cuenta a los fines del cálculo del
capital complementario (ver § 438, h; arts. 55 y 57). Dichos
aportes pueden consistir en:
1) IMPOSICIONES VOLUNTARIAS. Éstas pueden hacerse en for-
ma directa a través del SUSS (o sea, por intermedio del depósi-
to bancario), una vez que la reglamentación determine el res-
pectivo procedimiento o en forma directa a la AFJP (art. 56).
2) DEPÓSITOS CONVENIDOS. Consisten en importes, de carác-
ter único o periódico, que un tercero (persona física o jurídica)
se ha comprometido a efectuar en la cuenta del afiliado, a tra-
vés de un contrato escrito que debe ser remitido a la AFJP con
una anticipación de 30 días al primero o único pago. Los de-
pósitos pueden efectuarse en forma similar a las imposiciones
voluntarias (art. 57).

§ 434. CONTRIBUCIÓN A CARGO DE LOS EMPLEADORES. - Ésta


es del 16% de la remuneración de los trabajadores que lo hacen
bajo su dependencia, con los mismos topes máximos y míni-
mos (arts. 9 o , párr. Io, 10 y 11, párr. Io).
El Poder Ejecutivo está facultado, en la medida en que au-
mente la recaudación de los recursos de seguridad social, para
disminuir proporcionalmente la incidencia tributaria sobre el cos-
to laboral, preservando un adecuado financiamiento del sistema
previsional (art. 188). El mismo órgano administrativo puede
disminuir dicha contribución establecida por el art. 9 o de la ley
18.037, t.o. 1976 y su modificación (que se abroga a partir de
la vigencia de la ley 24.241, art. 168), en la medida del incre-
mento de los fondos que le corresponden a la Nación en el ré-
gimen de coparticipación -art. 3 o , inc a, ley 23.548- (art. 189).
RÉGIMEN PREVISIONAL ARGENTINO
545
A partir de 1993, como consecuencia del Pacto Federal pa-
ra el Empleo, la Producción y el Crecimiento, suscripto ese año,
el Poder Ejecutivo nacional dictó varios decretos, entre ellos el
492/95, disponiendo la disminución de las contribuciones a
cargo de los empleadores. Se trata de una medida tendiente
a bajar el costo laboral, a través de una reducción del llama-
do "impuesto al trabajo". Dicha medida comprende no sólo la
contribución al régimen previsional, sino también a los otros
subsistemas de seguridad social: asignaciones familiares (ver
§ 484), Fondo Nacional del Empleo (§ 491), régimen de obras
sociales (ver § 477; se incluye la contribución al Instituto de
Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados).
Dicha rebaja, con excepción de la contribución al régimen
de obras sociales (que es una cuota fija para todo el país), va del
30% al 80%, en razón del lugar geográfico en que se devenga
el "impuesto al trabajo".

§ 435. MECANISMO PARA EL INGRESO DE LOS APORTES Y CON-


TRIBUCIONES. - Éstos forman parte de la CUSS, y son percibi-
dos por el SIJP a través del SUSS (que integra; art. Io, párr.
Io), y por intermedio del sistema bancario (ley 21.526). Los
aportes deben ser declarados e ingresados, en el caso de los tra-
bajadores en relación de dependencia, por el empleador que, a
su vez, debe actuar como agente de retención (art. 11, párr. 3o).
En el caso de los trabajadores autónomos, ellos deben hacer di-
rectamente el depósito de su aporte, al igual que en el caso de
los empleadores, en los plazos y con las modalidades que esta-
blezca la autoridad de aplicación (arts. 11, párr. 3 o ; 12, incs. c
y d; 13, inc. b, 1, y 36).
Respecto de los aportes a cargo de los trabajadores autó-
nomos, la DGI está autorizada a disponer su recepción en la
fuente. A tal fin puede celebrar convenios o crear la figura de
agente de retención respecto de actividades que lo justifiquen.
Los eventuales excedentes que hubiere, se imputarán a la cance-
lación de deudas al "régimen de trabajadores autónomos" (art.
3o, decr. 433/94).
546 PARTE ESPECIAL

§ 436. RECURSOS ESPECIALES DERIVADOS DEL SISTEMA CON-


TRIBUTIVO GENERAL PARA EL RÉGIMEN PREVISIÓNAL PÚBLICO. - La
ley 24.241, en su art. 18, inc. c, establece como fuente de re-
caudación para el régimen previsional público (RPP) (excluido
el denominado de capitalización) del SIJP, el "impuesto sobre
los bienes personales no incorporados al proceso económico",
así como otros tributos que se afecten específicamente a éste.
La referida fuente de recursos se adiciona a las contribuciones
a cargo de los empleadores y a los aportes de los trabajado-
res que han efectuado la opción por el régimen de reparto (arts.
18, incs. a y b, y 30, párr. 2 o , inc. a).

§ 437. OTROS RECURSOS DEL RÉGIMEN PREVISIONAL PÚBLICO.


Integran el fondo con el que se financian las prestaciciones de
este régimen, con el cual se sufragan la PBU, la PC y la PAP
(ver § 425, a, 1, 2 y 3), los recursos de Rentas Generales de la
Nación que se determinen por ley de presupuesto o norma es-
pecial; recaudación del impuesto sobre los bienes personales
no incorporados al proceso económico o los que los sustituyan
y los tributos de afectación específica al régimen jubilatorio;
créditos que surgen del presupuesto de la Nación; intereses,
multas y recargos percibidos; rentas provenientes de inversio-
nes (art. 18, modif. por art. 4 o , ley 24.463). La norma estable-
ce que ingresan a dicho fondo los aportes correspondientes a
los afiliados al SIJP que hubieren manifestado su decisión de
integrar el RPP (arts. 18, inc. h; 30, párrs. Io y 2 o , inc. a, y 39).
Dichos fondos (de conformidad con lo que reglamente
la ANSeS) deben ser transferidos, dentro de las 48 horas, por la
agencia bancaria en la que se depositaron, a la respectiva AFJP,
con comunicación dentro de las 48 horas siguientes a dicha ad-
ministración previsional (art. 36, párr. 2 o , inc. b).
El incumplimiento por parte del empleador de su deber de
actuar como agente de retención, de efectuar el respectivo de-
pósito, así como "la evasión de aportes y contribuciones", cons-
tituyen figuras delictivas reprimidas con prisión "por la ley
23.771, sus modificaciones y sustituciones y el Código Penal"
RÉGIMEN PREVISIONAL ARGENTINO 547
(art. 133). También constituye delito sujeto a pena de prisión,
la omisión por parte de la institución en la que se ha efectuado
el depósito, de la transferencia del total de lo recibido a la res-
pectiva AFJP en los plazos que establece la norma y su regla-
mentación (art. 134).

§ 438. RÉGIMEN DE CAPITALIZACIÓN. - Los fondos que le


corresponden a éste, ingresan a la CUSS que recauda la ANSeS
por intermedio de la red bancaria. La respectiva agencia que
ha recibido el depósito correspondiente al 11% del aporte a
cargo del trabajador que no ha hecho uso de la opción del art.
30 (ver § 409), dentro de las 48 horas, debe transferirlo a la
respectiva AFJP, a fin de que, previa deducción de la respectiva
comisión y de la parte proporcional de la prima del seguro co-
lectivo de invalidez y fallecimiento (ver § 438, m), lo incorpore
a la cuenta de capitalización individual del trabajador (arts. 36,
párrs. Io y 2 o , inc. b, y 55).
Como se ha indicado en el § 433, e, dicha cuenta puede
incrementarse con imposiciones voluntarias y depósitos conve-
nidos.
a) FONDO DE JUBILACIONES Y PENSIONES. La AFJP, en la que
se halla afiliado el trabajador, debe constituir y administrar un
fondo de jubilaciones y pensiones integrado por las cuentas in-
dividuales de capitalización de sus afiliados que se alimentan
con dichos aportes (art. 59, inc. a). Este fondo es un patrimo-
nio independiente y distinto del de la administradora; su pro-
piedad le corresponde a los afiliados y es inembargable. Su
finalidad exclusiva es la de generar prestaciones de acuerdo
con las disposiciones legales (art. 83).
Según el art. 83, integran dicho fondo: 7) los aportes obli-
gatorios efectuados por los afiliados, las imposiciones y depósi-
tos convenidos; 2) los fondos constituidos por las personas que
han solicitado su traspaso desde otra AFJP (ver § 409); 3) los
capitales complementarios y de recomposición que debe inte-
grar la administradora (ver § 438, h a k); 4) la rentabilidad que
548 PARTE ESPECIAL

corresponde a las inversiones efectuadas (ver § 438, d); 5) las


transferencias de fondos provenientes del encaje y del fondo de
fluctuaciones (ver § 438, e y f), y 6) las integraciones que debe
efectuar el Estado en cumplimiento de su deber de garantía
(ver § 262).
Según los arts. 84 y 126 sólo pueden ser retirados del fon-
do: 7) las sumas correspondientes al pago de las comisiones a
la AFJP; 2) la transferencia de fondos a una compañía de segu-
ros de retiro, en el caso de que el afiliado en condiciones de gozar
de una prestación, opte por la modalidad de renta vitalicia pre-
visional (ver § 426, a, 1); 3) el pago de las prestaciones corres-
pondientes a la modalidad de retiro programado o fraccionario
(ver § 426, a, 2 y 3); 4) el pago de las sumas correspondiente a
la transmisión hereditaria, cuando no existen herederos previ-
sionales o los fondos (en la modalidad de retiro fraccionario)
no alcanzan para constituir una renta vitalicia o programada a
favor de los herederos; 5) la transferencia de los fondos corres-
pondientes a un afiliado que ha optado por traspasarlos a otra
AFJP (ver § 409), y 6) las sumas correspondientes a la parte
del saldo de las cuentas de capitalización individual que deban
ser transferidas al SUSS, en virtud de la garantía del Estado de
la percepción de la PAP (ver § 440).

b) RÉGIMEN DE INVERSIÓN. El activo del referido fondo se


debe invertir "de acuerdo con criterios de seguridad y rentabili-
dad adecuados"; a este efecto la ley establece ciertas condicio-
nes, entre ellas, la necesaria y previa declaración de su aptitud
para ser adquiridos por una AFJP con tal finalidad, por parte
del Banco Central de la República Argentina o, en el caso de que
éste hubiere delegado esa función, por una sociedad inscripta
en el Registro de Sociedades Calificadoras de Riesgo (decr. 656/
92). Le compete a la Superintendencia de AFJP ejercer el
control respecto de si se han cumplido las referidas exigencias
(art. 80).
La inversión sólo se puede hacer, y dentro de cada caso,
hasta los topes máximos fijados, en: 7) títulos públicos nació-
RÉGIMEN PREVJSIONAL ARGENTINO
549
nales; 2) valores emitidos por las provincias, municipalidades,
entes autárquicos oficiales, declarados por el Banco Central co-
mo susceptibles de ser adquiridos por un fondo de jubilaciones
y pensiones; 3) obligaciones negociables, debentures y otros tí-
tulos representativos de deuda, autorizados a la oferta pública
por la CNV; 4) depósitos a plazo fijo en entidades financieras
sujetas al régimen de la ley 21.526, modificada por las leyes
24.144 y 24.485, calificadas por el Banco Central como habili-
tadas para recibirlos de un fondo de jubilaciones y pensiones;
5) acciones de sociedades anónimas autorizadas por la CNV; 6)
cuotas parte de fondos comunes de inversión autorizados por la
CNV; 7) títulos valores emitidos por Estados extranjeros, orga-
nismos internacionales o sociedades extranjeras que hayan sido
declarados por el Banco Central pasibles de ser adquiridos por
un fondo de jubilaciones y pensiones, con la condición, en este
último caso, de que hayan sido admitidos a la cotización de
mercados que determine la CNV; 8) contratos que se negocien
en los mercados de futuros y opciones sujetos al control y super-
visión oficial; 9) cédulas, letras hipotecarias y títulos valores
que cuenten con garantía hipotecaria o cuyos servicios se ha-
llen garantizados por participaciones en créditos con esa garan-
tía, autorizados a la oferta pública por la CNV; 10) títulos va-
lores representativos de cuotas de participación en fondos de
inversión directa, de carácter fiduciario y singular, con oferta
pública autorizada por la CNV; 11) obras públicas de interés
nacional o regional, de infraestructura y servicios públicos, de
utilización de mano de obra intensiva o que promueva el de-
sarrollo de actividades productivas a largo plazo, que tengan
asegurada suficientemente la restitución y que, como mínimo,
cuente con garantías de intangibilidad y rentabilidad que lleve
a cabo la AFJP que cree el Banco de la Nación Argentina; 12)
financiamiento de viviendas nuevas garantizadas por entida-
des financieras por la emisión de certificados de depósitos con
fines constructivos y a tasa variable durante la etapa de cons-
trucción y de títulos, cédulas o letras hipotecarias una vez que
éstas se den por finalizadas, y 13) préstamos personales de cor-
550 PARTE ESPECIAL

to, mediano y largo plazo a favor de trabajadores y beneficia-


rios del sistema, concedidos con criterio de seguridad y renta-
bilidad por la AFJP que cree el Banco de la Nación Argentina
(arts. 74, 76 y 79).
Las disposiciones indicadas en los números 11 a 13 referi-
das a la AFJP constituida por el Banco de la Nación Argentina
(art. 74, incs. o, p y q), han sido observadas por el Poder Eje-
cutivo por decr. 2091/93, en razón de que desnaturalizan la fun-
ción de esa institución.
En forma expresa, la ley establece que dichos fondos no se
pueden invertir en: 7) acciones de AFJP, de compañías de segu-
ros, de sociedades gerentes de fondos de inversión (cualquiera
que sea su carácter), de sociedades calificadoras de riesgo, de
carácter preferido o de voto múltiple, y 2) títulos valores emiti-
dos por la controlante, controlada o vinculada con la AFJP, ya
en forma directa o por su integración dentro de un grupo eco-
nómico sujeto a un control común. Tampoco la AFJP puede
realizar operaciones de caución bursátil o extrabursátil con di-
chos títulos valores, ni operaciones que requieran la constitución
de prendas o gravámenes sobre el activo del fondo (art. 75).
Los referidos títulos o valores, ya de carácter público o
privado, "deben estar autorizados para la oferta pública y ser
transados en mercados secundarios transparentes que brinden
diariamente información veraz y precisa sobre el curso de las
cotizaciones en forma pública y accesible al público en gene-
ral". La CNV definirá cuáles son los mercados que reúnen
esas condiciones (art. 78).
El activo del referido fondo, en cuanto no deba ser inme-
diatamente invertido, debe ser depositado en entidades banca-
das autorizadas y calificadas, a tal efecto, por el Banco Central
o una sociedad calificadora de riesgo -si aquél ha delegado esa
función-, en cuentas destinadas exclusivamente al fondo, en las
que se deberá depositar la totalidad de los aportes correspon-
dientes al régimen de capitalización de los afiliados, el produc-
to de las inversiones, los ingresos por transferencias de otras
AFJP y transferencias de encaje (art. 77, párrs. Io, 3 o y 4 o ).
RÉGIMEN PREVISIONAL ARGENTINO
551
Sólo podrán efectuarse extracciones de dichas cuentas para
realizar inversiones para el fondo y el pago de las prestaciones
o de las comisiones, transferencias y traspasos que establece la
ley (art. 77, párr. 2o).
Respecto de la calificación de riesgo a que están sujetos al-
gunos títulos, el Banco Central de la República Argentina dic-
tará la correspondiente reglamentación en la que se establecerán
"las garantías, plazo, responsabilidad patrimonial de las entida-
des emisoras, condiciones de los mercados mundiales, en cuan-
to a la libertad de cambio y todo otro requisito que tienda a
resguardar la seguridad y aceptable rentabilidad de las inversio-
nes". Similares recaudos debe cumplir la reglamentación que
dicte la CNV respecto al ámbito de su competencia.
Dicha calificación podrá realizarla el referido banco o de-
legar esa función en sociedades inscriptas en el Registro de So-
ciedades Calificadoras de Riesgo (art. 5o, decr. 656/92).
Cuando hubieren sido calificadas por una de estas últimas
y así lo establezca la reglamentación, el respectivo informe de-
berá ser presentado a la CNV a los fines de su aprobación (art.
79). La Superintendencia de AFJP debe determinar qué grado
de calificación podrá acceder a integrar inversiones de los refe-
ridos fondos (art. 79).
Los títulos representativos de las inversiones efectuadas
por el fondo, así como del encaje, deben ser depositados en
una caja de valores autorizada por la CNV o una institución
bancaria habilitada al efecto, en forma conjunta, por el Banco
Central y la Superintendencia de AFJR Esta última deberá in-
formarle a la depositarla el monto mínimo que cada administra-
dora debe mantener en custodia (en caso de admitir ésta un re-
tiro que disminuya ese mínimo, será responsable). La falta de
cumplimiento por parte de la administradora de esta obligación,
constituye una infracción que será materia de una sanción de
acuerdo con lo dispuesto en la ley y su reglamentación. La
comisión debida por el depósito será fijada por cada una de las
partes. La validez de la enajenación o cesión de los títulos de
propiedad del fondo requiere que se efectúe mediante su entre-
552 PARTE ESPECIAL

ga endosado, y cuando fuere nominativo no endosable o escri-


tural, mediante la respectiva notificación al emisor (art. 81).
La calificación incorrecta (respecto del riesgo) de una ins-
titución financiera, bancaria, así como de títulos valores o de-
pósitos a plazo fijo, en razón de la "inobservancia de los debe-
res a su cargo, función o empleo", que provoque un perjuicio
para un fondo (incluidos los transitorios y de fluctuaciones),
configura un delito reprimido con prisión (art. 138).
También constituye una figura de esa índole la inobservan-
cia de dichos deberes que surgen de las leyes, decretos y nor-
mas reglamentarias, en virtud de lo cual se causare un daño a
un fondo en razón de que indebidamente: 7) se autorizó la ofer-
ta pública o cotización de inversión por parte de un fondo; 2)
también para los fondos comunes de inversión; 3) se determinó
como "mercados secundarios transparentes que brinden diaria-
mente información veraz y precisa sobre el curso de las cotiza-
ciones en forma pública y accesible al público en general"; 4)
se aprobaron calificaciones efectuadas por sociedades califica-
doras de riesgo, y 5) se autorizaron cajas de valores y bancos
para el depósito y custodia de inversiones por parte de los refe-
ridos fondos (art. 139).
La norma tipifica como delito la inobservancia de dichos
deberes por parte de quien debe efectuar las inversiones corres-
pondientes a un fondo (aunque se trate de uno transitorio o de
fluctuaciones), en virtud de lo cual se le provoca un perjuicio
patrimonial. Idéntica sanción le corresponde a quien, debien-
do ejercer el control de las inversiones, depósitos o custodia de
un fondo, por inobservancia del deber a su cargo, provoca un
perjuicio (art. 140).
La sanción establecida en todos esos casos de inobservan-
cia se agrava cuando el delito hubiera sido cometido a un fon-
do de jubilaciones y pensiones a fin de procurarse un beneficio
indebido para sí o para otro (art. 141).
c) CUOTAS DE COPROPIEDAD DE LOS AFILIADOS O BENEFICIARIOS.
El derecho de éstos sobre el fondo está representado por cuotas
RÉGIMEN PREVISIONAL ARGENTINO 553

de igual valor y características que se determinarán diariamente


sobre la base de la valoración establecida por la ley y su regla-
mentación, sobre las inversiones representativas del respectivo
fondo. Al iniciar su funcionamiento, la administradora debe
definir el valor inicial de la cuota del fondo que administra, el
que corresponderá a un múltiplo de $ 10. El valor promedio
para un mes calendario de la cuota se determinará dividiendo la
suma del valor de la cuota de cada día del mes en cuestión,
por su número de días (art. 85).
d) RENTABILIDAD DEL FONDO. GARANTÍA DE RENTABILIDAD MÍNIMA.
La primera corresponde al porcentaje de variación durante los
últimos 12 meses, del valor promedio de su respectiva cuota.
La determinación de ese índice y de los que de él dependen, se
realizará mensualmente. La rentabilidad promedio del sistema
se determinará calculando el promedio ponderado de la rentabi-
lidad de cada fondo, según el procedimiento que establezca la
reglamentación. La AFJP tiene a su cargo la responsabili-
dad de que la rentabilidad del fondo que administra no sea in-
ferior a la que resulte "mínima del sistema" (que se determina-
rá mensualmente) que corresponde al 70% de la "rentabilidad
promedio del sistema" o ésta, reducida en el 2%, la que fuese
menor de ambas. Este requisito de rentabilidad no es de apli-
cación durante los primeros 12 meses de funcionamiento de la
AFJP (art. 86).
Si la rentabilidad del fondo, respecto de un mes, fuera in-
ferior a la "mínima del sistema" y no pudiera ser cubierta con
el fondo de fluctuación (ver § 438, e), la AFJP, dentro de los
10 días de notificada por la Superintendencia, deberá aplicar
los recursos del encaje (ver § 438, f) que sean necesarios. Si
la totalidad de éstos no alcanzara a fin de cumplir tal objeto, el
Estado completará la diferencia.
Si la AFJP no logra cubrir la rentabilidad mínima del sis-
tema o recomponer el encaje dentro de los 15 días siguientes al
de su afectación, se disolverá de pleno derecho y entrará en
proceso de liquidación (art. 90).
554 PARTE ESPECIAL

El incremento de las cuotas del fondo, a los fines del pago


del impuesto a las ganancias, no es considerado como renta
(art. 114).
e) FONDO DE FLUCTUACIÓN. A fin de garantizar la referida
rentabilidad mínima, la administradora deberá constituir un fon-
do de fluctuación que integra el de jubilaciones y pensiones
(art. 87). Éste se expresará en cuotas del respectivo fondo, y
se integrará en forma mensual con el excedente de la rentabili-
dad del fondo sobre la rentabilidad promedio del sistema, in-
crementada en un 30% o de dos puntos, la que fuere mayor.
El saldo que éste arroje, dada su finalidad, sólo puede ser
destinado a: 1) cubrir la diferencia entre la rentabilidad míni-
ma del sistema y la del fondo si ésta fuere menor; 2) incremen-
tar, cuando la administradora lo disponga, la rentabilidad del
fondo en un mes determinado, siempre que: a) luego de la afec-
tación, el saldo del fondo de fluctuación represente el 3% del
de jubilaciones y pensiones; b) en el mes no se haya desafecta-
do más del 10% del fondo de fluctuación; c) acreditar obligato-
riamente -según lo disponga la reglamentación- como cuotas
adicionales en las cuentas de capitalización individual de los
afiliados, los fondos acumulados que superen por más de 2 años
el 5% del valor del fondo de jubilaciones y pensiones, y d) im-
putar al fondo de j u b i l a c i o n e s ^ pensiones el saldo total de
fluctuaciones a la fecha de liquidación o disolución de la admi-
nistradora (art. 88).

f) ENCAJE. ES un fondo equivalente a no menos del 2%


del de jubilaciones y pensiones, y no menor a $ 3.000.000, que
deberá ser integrado y mantenido por la AFJP, a fin de asegurar
el requisito de la rentabilidad del fondo de jubilaciones y pensio-
nes. Su cálculo se efectuará semanalmente, teniendo en cuen-
ta el valor promedio del fondo durante los 15 días anteriores al
momento en que se efectúe. El importe del encaje, que es
inembargable, se debe invertir en los mismos instrumentos
autorizados para el fondo. El déficit del encaje, que no sea
originado por mantenimiento de la garantía de la rentabilidad
RÉGIMEN PREVISIONAL ARGENTINO
555
mínima, debe ser cubierto en la misma forma, condiciones y
penalidades que fije la reglamentación (art. 89).
g) FlNANClAMIENTO DE LAS PRESTACIONES PREVISIONALES. Éstas,
en cuanto se refieren a los afiliados y sus herederos previsiona-
les, se financian con el saldo de la respectiva cuenta de capita-
lización individual. La de jubilación ordinaria y la de pensión
por fallecimiento que de ella se derive, lo son con el saldo acu-
mulado. En cambio, las que correspondan por retiro por inva-
lidez y la pensión por fallecimiento del afiliado en actividad, se
financian con el saldo que arroje dicha cuenta que, al efecto,
se integra con el capital complementario para que alcance el
capital técnico necesario (ver § 438, h e i; art. 91).
h) CAPITAL COMPLEMENTARIO. Éste se adiciona al acumula-
do en la cuenta de capitalización del afiliado muerto en activi-
dad o declarado inválido (por lo que tiene derecho al respectivo
retiro), y está dado por la diferencia entre el capital técnico ne-
cesario (ver § 438, i) y el acumulado a la fecha del dictamen
definitivo de invalidez o el de fallecimiento del afiliado (arts.
92, 95, b, y 96, párr. 2 o ).
A los fines de la determinación del importe del capital com-
plementario, no se toman en cuenta las imposiciones volunta-
rias ni los depósitos convenidos (art. 58).
Una vez integrado dicho monto por la AFJP, no se admite
la acreditación de nuevos derechohabientes a los fines de esta-
blecer el cálculo de su monto. Sin perjuicio de ello, quien
acredite su carácter de heredero previsional, tiene derecho a
participar en el goce de la prestación. En ese caso, se deberá
proceder a efectuar una reliquidación de los respectivos haberes
(art. 96, párr. 2 o ).
i) CAPITAL TÉCNICO NECESARIO. Se calcula según las bases
que, en forma conjunta, fijen las superintendencias de AFJP y
de Seguros de la Nación, a fin de establecer, en el caso de reti-
ro por invalidez del afiliado, el valor actual esperado de las
prestaciones de referencia del causante y de sus beneficiarios a
partir de la fecha en que se ejecute el dictamen definitivo de ín-
556 PARTE ESPECIAL

validez, y hasta la extinción del derecho a pensión de cada uno


de los beneficiarios acreditados, una vez deducidas las presta-
ciones a cargo del sistema de reparto: PBU y PC. En el caso
del fallecimiento del afiliado en actividad, la determinación de
aquél se hace en función de las prestaciones de referencia de los
beneficiarios de pensión, a partir del deceso del causante y has-
ta su extinción (art. 93).
j) PRESTACIÓN DE REFERENCIA DEL CAUSANTE O DE LOS BENEFICIARIOS
PREVISIONALES. A los fines de determinar el monto de la pres-
tación por invalidez absoluta del afiliado, así como la de sus
herederos previsionales, cuando aquél falleció estando en acti-
vidad, debe calcularse, para fijar el capital técnico y, en conse-
cuencia, el de complemento, cuáles habrían sido los ingresos
que el trabajador habría percibido hasta el momento de cumplir
los requisitos de edad para obtener la prestación jubilatoria ordi-
naria. Se designa a los mismos como "prestación de referencia".
El monto de ésta corresponde a una proporción del ingreso base:
/) al 70% cuando el trabajador hubiera efectuado regularmente
sus aportes, y 2) al 50% cuando lo hubieran hecho en forma
irregular, pero sin perder su derecho, de acuerdo con el criterio
que fije la reglamentación (arts. 97, párr. 2o, y 98, párr. 2o).
k) CAPITAL DE RECOMPOSICIÓN. Cuando un trabajador\ha go-
zado de la prestación por invalidez definitiva y se revoca\hj2ha
declaración (art. 50; ver § 419, d), la AFJP debe recomponer su
cuenta individual de capitalización con el monto representativo
de los aportes que hubiere acumulado durante el período en que
se proyectó la declaración de invalidez transitoria. La norma
reglamentaria determinará la forma de efectuar el respectivo
cálculo. A los fines de realizar dicha integración, la adminis-
tradora debe contratar un seguro colectivo de invalidez y falle-
cimiento (arts. 94, 96, párr. Io, inc. c, y 99; ver § 438, m).
De esa manera, el período de inactividad por invalidez
transitoria, durante el que no se hicieron aportes, no se convier-
te en un desmedro del haber de prestación que le pueda corres-
ponder al trabajador en el futuro, ya en concepto de jubilación
RÉGIMEN PREVISIONAL ARGENTINO 557
ordinaria o retiro por invalidez definitiva, o de pensión en fa-
vor de sus herederos previsionales o haber patrimonial que les
corresponde a los que indica el Código Civil y no reúnen aque-
lla calificación (art. 54).
1) INGRESO BASE. A los fines de la determinación del haber
de las prestaciones de pensión derivadas del fallecimiento del
afiliado en actividad y del retiro por invalidez, el capital técni-
co necesario debe adecuarse al valor representativo del prome-
dio mensual de las remuneraciones o rentas imponibles (exclui-
do el SAC y, obviamente, el ingreso que supere el tope de los
60 MOPRE), declaradas en los 5 años anteriores al mes en que
se produce el hecho que origina la prestación; la norma deno-
mina a éste como "ingreso base". El procedimiento de cálculo
para su determinación, será fijado por la reglamentación; una
vez precisado su importe, se expresará en cuotas del respectivo
fondo de jubilaciones y pensiones, según el valor de ésta co-
rrespondiente al último día del mes anterior a la fecha del he-
cho que origina la prestación (arts. 97, párr. Io, y 98, párr. I o ).

m) SEGURO COLECTIVO DE INVALIDEZ Y FALLECIMIENTO. Como la


AFJP a que estaba afiliada la persona que fallece estando en
actividad o que se invalida en forma transitoria o definitiva, debe
integrar el correspondiente capital de complemento o el de re-
composición a que hacen referencia los arts. 95 y 96, debe con-
tratar, previo llamado a licitación con una publicidad que la ley
fija como mínima, un seguro de esta índole a fin de garantizar
el financiamiento de la obligación a su cargo. Este seguro de-
be ser concertado con una compañía que limite su objeto en
forma exclusiva a seguros de personas, en virtud de una póliza
única. Las pautas mínimas a las que ésta se debe sujetar, de-
ben ser fijadas en forma conjunta por las superintendencias de
AFJP y de Seguros de la Nación. La norma establece el crite-
rio a seguir durante el período de liquidación de la AFJP, en
caso de su disolución o quiebra, respecto de las relaciones con
la aseguradora. Durante ese período, las cuotas percibidas por
aquélla en concepto de comisión, se deben destinar, en primer
558 PARTE ESPECIAL

lugar, al pago de la prima de la póliza de este seguro, importe


éste que es inembargable y la aseguradora debe hacerse cargo
del financiamiento de los retiros transitorios por invalidez y de
los respectivos capitales complementarios o de recomposición.
Esa obligación continúa respecto de la nueva administradora
por la que haya optado el afiliado o el beneficiario involucrado.
Los importes que la administradora percibe por esos conceptos
son inembargables y no se incorporan a la masa de acreedores
(arts. 99 y 174).

§ 439. TRATAMIENTO IMPOSITIVO DE LOS APORTES, RENTAS


DEL FONDO, COMISIONES Y HABER DE PRESTACIÓN. - La ley, en for-
ma expresa, establece el régimen al que están sometidos dichos
conceptos. Los aportes obligatorios a cargo de los trabajado-
res, así como las imposiciones voluntarias que efectúen, son
deducibles de la base imponible a los fines del pago del im-
puesto a las ganancias (arts. 112, párr. Io, y 113, párr. I o ). Las
contribuciones constituyen un gasto deducible respecto de ese
gravamen (art. 112, párr. 2 o ).
Los depósitos convenidos que efectúa un tercero en la cuen-
ta de capitalización de un trabajador, respecto de éste "no se
consideran remuneración para ningún efecto legal", ni renta a
los fines tributarios. Para el que los realiza, se consideran co-
mo "un gasto deducible para el impuesto a las ganancias" (art.
113, párr. 2 o ).
Los incrementos de la cuenta individual de capitalización,
no constituyen renta a los fines del impuesto a las ganancias
(art. 114). Por su parte, el haber de prestación jubilatoria, re-
tiro por invalidez definitiva o transitoria, así como el de pen-
sión, están sujetos al pago del impuesto a las ganancias (art.
115). Tienen el mismo régimen que el salario.
Las comisiones que percibe una AFJP están exentas del
impuesto al valor agregado (IVA). El pago de la prima que
abona una administradora en virtud del seguro colectivo de in-
validez y fallecimiento que ha contratado, no se considera retri-
bución a los fines impositivos (art. 116).
RÉGIMEN PREV1SI0NAL ARGENTINO
559
§ 440. GARANTÍA DEL ESTADO. - Éste toma a su cargo la
obligación de asegurarle una cierta indemnidad al afiliado o al
beneficiario en los casos en que: a) la AFJP no puede comple-
tar los capitales necesarios para mantener la rentabilidad míni-
ma y por el período de 90 días posteriores a partir de que ello
se ha logrado y el afiliado ha sido intimado a traspasar su cuenta
a otra administradora (art. 72, párr. Io, inc. e, 4); b) se produce
la quiebra de la AFJP o incumplimiento de la compañía asegu-
radora de vida, ocasión en que toma a su cargo la integración
en las cuentas de capitalización individual, de los respectivos
capitales complementarios y de recomposición y del pago de
los retiros transitorios por invalidez; c) en razón de quiebra o
liquidación por insolvencia de la aseguradora (por cuyo motivo
ésta no satisface el pago de las prestaciones), hace frente al pago
de las jubilaciones, retiros por invalidez y pensiones por falleci-
miento de los beneficiarios que hubiesen optado por la modalidad
de renta vitalicia previsional, hasta un tope mensual de cinco
veces el equivalente a la máxima prestación básica universal.
Los créditos del Estado, con motivo de haber tenido que
hacer efectiva la garantía, gozan, en la quiebra de la asegura-
dora, del privilegio general que establece el art. 54 de la ley
20.091. En la misma situación se hallan los beneficiarios que
concurren por sus créditos (que superan el límite de la respon-
sabilidad del Estado; art. 127, párrs. Io y 2 o ). En cambio, las
acreencias de unk AFJP respecto de los créditos impagos origi-
nados en un seguro colectivo de invalidez y fallecimiento, go-
zan del privilegio general del art. 246 de la ley de concursos y
quiebras 24.522 (art. 127, párr. 3 o ).

B ) N O CONTRIBUTIVO (ASISTENCIAL)

§ 441. INTRODUCCIÓN. - Además de los regímenes de ca-


rácter contributivo estudiados en § 408 a 440, que cubren las
contingencias de vejez, invalidez y desamparo por muerte, exis-
ten disposiciones que dan forma a uno de carácter "asisten-
cial", que lo hace (en caso de que no sean aplicables los otros)
560 PARTE ESPECIAL

respecto de las dos primeras contingencias y, en ciertos casos, a


las consecuencias de la tercera (desamparo por muerte).

§ 442. SUJETOS PROTEGIDOS. - Sólo están comprendidas en


él las personas (cuyas condiciones se indican en cada caso) que
no sean titulares de prestaciones de carácter contributivo y no
posean medios propios de vida.

§ 443. CONTINGENCIAS CUBIERTAS. - Como se ha indicado,


el régimen comprende las siguientes:
a) VEJEZ. Tienen derecho a recibir una asignación por "an-
cianidad":
1) Las personas mayores de 70 años (con un régimen de
gradualidad), argentinas o naturalizadas o extranjeras con 10
años de residencia mínima y continuada en el país anteriores a
la solicitud (art. 9 o , ley 13.478, ref. por leyes 15.705, 18.910 y
20.267; decrs. 3549/66, 4403/72 y 258/73; arts. 183 y 184, ley
24.241).
2) Por el plazo de 10 años prorrogables, los mayores de
70 años (con un régimen de gradualidad), o incapacitados que
carezcan de medios decorosos de vida y que no tuvieren pa-
rientes obligados en condiciones de suministrárselos y que
hubieren prestado servicios: a) de carácter extraordinario o emi-
nente a la Nación; b) militares o civiles en guerras internacio-
nales anteriores a 1870 o en la conquista del desierto, y c) mili-
tares o civiles durante 10 años como mínimo y que carezcan de
medios suficientes de vida (ley 13.337, modif. por arts. 183 y
184, ley 24.241; decr. 3671/49, designadas como pensiones gra-
ciables).
b) INVALIDEZ. Tienen derecho a recibir una asignación por
"invalidez":
i ) Los menores de 16 años incapacitados total o perma-
nentemente, o mayores de esa edad en las mismas condiciones
para el desempeño de cualquier actividad compatible con sus
aptitudes profesionales. Se considera total la incapacidad la-
RÉGIMEN PREVISIONAL ARGENTINO 561
borativa que alcanza al 66%; rigen supletoriamente las disposi-
ciones del régimen contributivo (ver § 425, b; ley 18.910; decr.
3177/71).
2) Por el plazo de 10 años, prorrogables. a favor de ciuda-
danos que estando bajo bandera se hayan incapacitado para el
trabajo a consecuencia de accidente o enfermedad imputable a
actos de servicio o por enfermedad consecuente, o combatien-
tes invalidados en guerras internacionales en que la Nación ha-
ya participado. Tales situaciones dan lugar al pago de presta-
ciones dentro del sistema propio de las Fuerzas Armadas, por
lo cual tienen un carácter residual (ley 13.337, decr. 3671/49.
que las considera pensiones de carácter graciable).

c) DESAMPARO POR MUERTE. Tienen derecho a recibir una


asignación por "fallecimiento":
1) Por el plazo de 10 años, prorrogables, a los familiares
de las personas que intervinieron en guerras y fallecieron en
actos de servicio o por enfermedad consecuente, o que tenían
derecho a pensión graciable (indicados en § 443. a), aunque el
titular hubiere sido exonerado (ley 13.337; decr. 3671/49; se las
denomina pensiones graciables).
2) La establecida por las leyes 16.561 y 17.923 a favor de
los deudos de legisladores y convencionales, que había quedado
en desuso, ya que éstos gozaban de un régimen jubilatorio si-
milar al de los magistrados (ley 24.018, art. 19 y ss.), ha vuelto
a recuperar su vigencia ante la abrogación de esta última norma
(art. 129, ley 24.241, y decr. 78/94).
d) GASTOS DE SEPELIO. Respecto de las prestaciones no'con-
tributivas rigen las normas de la ley 21.074 referentes al subsi-
dio por sepelio (ver § 425, c, 2).
e) MONTO. Se lo determina de acuerdo con lo establecido
por la ley 21.348, en función de lo percibido por los beneficia-
rios al 31 de mayo de 1976, con más los incrementos de carác-
ter general que se fijen en el futuro sobre las remuneraciones
(de acuerdo con el procedimiento fijado por la ley 21.307). El
562 PARTE ESPECIAL

Poder Ejecutivo puede aumentar los mínimos que resulten (ley


21.654). En el caso de las designaciones como graciables, que
son por un plazo de 10 años prorrogables, cuando son a favor
de los parientes (ley 13.337; ver § 443, e), cada copartícipe
percibe el 50% del haber de pensión. En el caso de los titula-
res, el monto del haber puede determinarse en función de la
importancia de los servicios prestados y de las retribuciones
que percibían (art. 6o, ley 13.337). Dan lugar al pago de una
asignación asimilada a la del salario anual complementario (art.
2 o , decr. 23.118/51).

§ 444. AGENCIA. - Ejerce función de tal la Dirección de


Protección Social de la Secretaría de Seguridad Social.
El procedimiento para tramitar los pedidos de pensión a la
vejez o invalidez está regulado por los decrs. 3549/66 y 3177/71,
respectivamente, ambos modificados por el decr. 4403/72.

§ 445. FINANCIACIÓN. - Se la realiza con fondos de Ren-


tas Generales (art. 187, ley 24.241).

§ 446. OTRAS PRESTACIONES. - Además de las indicadas,


hay otras que pueden considerarse no contributivas (aunque los
titulares hayan hecho aportes durante el tiempo en que desem-
peñaban el cargo tomado en consideración) que tienen como fi-
nalidad reconocer servicios prestados al país, directamente o
por haber merecido el reconocimiento por sus aptitudes, lo cual
constituye un estímulo para el resto de la población. Entre
ellas cabe citar las "asignaciones mensuales vitalicias" a favor
de las personas que han desempeñado el cargo de presidente y
vicepresidente de la Nación (ley 24.018, art. Io) y ministros de
la Corte Suprema de Justicia (ley 24.018, art. 2 o ). El importe
del haber del presidente y jueces del referido tribunal, es igual
al que por todo concepto le corresponde a quienes desempeñan
esta última función.
La concesión de la asignación requiere el ejercicio del
cargo (sin otra exigencia) para el presidente y vicepresidente
RÉGIMEN PREVISIONAL ARGENTINO
563
de la Nación. Los referidos jueces obtienen la misma cuando
se cumplen los siguientes requisitos: a) haber ejercido el cargo
durante 4 años, y b) tener 65 años de edad (con un régimen de
gradualidad) o acreditar 30 años de antigüedad en el servicio o
20 años de aportes al régimen de reciprocidad. En todos los
casos se requiere que el beneficiario se domicilie en el país.
La asignación que es incompatible con toda jubilación, pen-
sión, retiro o prestación graciable, se transfiere por muerte a
los derechohabientes que indica la ley 24.018 (arts. Io a 5o;
arts. 183 y 184, ley 24.241).
Las mujeres que acrediten ser o haber sido madres de siete
o más hijos nacidos vivos o adoptados (en forma plena o sim-
ple), de nacionalidad argentina o naturalizada con residencia
mínima y continuada en el país de un año antes del pedido, o
extranjera con 15, gozarán de una "pensión mensual, inembarga-
ble y vitalicia", en las condiciones que establece la ley 23.746
(reglamentada por decr. 2360/90).
El importe del haber es igual a la "pensión mínima" que
se liquida de acuerdo con el régimen de autónomos. Dicha
prestación que genera derecho a pensión, es incompatible con
la percepción de un beneficio del régimen previsional, o con la
posesión de bienes, ingresos o recursos de otra naturaleza que
permitan la subsistencia del solicitante y también del grupo
conviviente.
También se otorga una pensión, cumplida la edad de 60
años, a las personas que obtuvieron premios nacionales en cien-
cias o en letras, el Primer Premio Nacional de Ensayos 'üuan
B. Alberdi" o Consagración Nacional, o han obtenido el máxi-
mo galardón que otorga anualmente la Nación a los artista^ de
artes plásticas y arquitectura. Sólo corresponde una prestación,
aunque se hubieren obtenido varios de esos premios (ley 16.516,
reformada por leyes 19.004 y 22.462; leyes 20.733 y 24.241, art.
185). Los que obtuvieron el Premio Nobel (ley 19.211, refor-
mada por ley 21.607), mientras residan en el país, perciben una
pensión equivalente al haber de los ministros de la Corte Su-
prema de Justicia y que es compatible con cualquier otra pres-
564 PARTE ESPECIAL

tación de seguridad social. Quienes, en representación de la


Argentina, han obtenido en los juegos olímpicos el primero, se-
gundo o tercer puesto (por cuyo motivo se le otorga el título de
"Maestro del Deporte"), tienen derecho a gozar de una pensión
mensual y vitalicia del orden de 3, 2 ó 1 (en razón del premio
que hubieran obtenido) haber mínimo "de las pensiones a car-
go de las cajas nacionales de previsión" (ahora ANSeS y respec-
to del RPP), a partir de los 60 años (con una escala de gradua-
lidad; ley 23.891, modificada por arts. 183 y 184, ley 24.241).
Las personas que han ejercido la función de obispo resi-
dencial, castrense o auxiliar, que han cesado en el mismo por
razones de edad (75 años) o invalidez y que residan en el país,
perciben una pensión incompatible con el goce de una presta-
ción jubilatoria o sueldo (su monto es del 70% -para los obis-
pos residenciales o castrenses y del 60% para los auxiliares- de
la remuneración del juez nacional). Por ley 22.430 (modifica-
da por arts. 183 y 184, ley 24.241) se concede a los sacerdotes
del culto católico, apostólico, romano, no cubiertos por un régi-
men previsional contributivo o no contributivo, que hubieren
cumplido 70 años de edad (con un régimen de gradualidad), o
se hallaren incapacitados, y que hubieren desempeñado su mi-
nisterio en el país por 5 años, una asignación mensual vitalicia
similar al haber mínimo de jubilación para trabajadores en rela-
ción de dependencia, en tanto residan en el país. Las personas
designadas como precursoras y beneméritas de la Aeronáutica
Nacional perciben una pensión vitalicia móvil (3 veces el haber
mínimo de jubilación ordinaria para trabajadores en relación de
dependencia para los titulares, y el 75% para el cónyuge su-
pérstite; ley 18.559, reformada por la ley 21.620).
También los ex combatientes de la guerra de las Malvinas,
perciben una prestación de esta índole (ley 23.848, modif. por
ley 24.346).
Cuando las citadas normas establecen que, en caso de fa-
llecimiento del titular, el derecho acordado se extenderá a los
derechohabientes que enumeran, el haber de prestación de és-
tos se determinará de acuerdo con lo dispuesto en el régimen
RÉGIMEN PREVISIONAL ARGENTINO
565
contributivo. Por lo tanto, el 70% le corresponde al viudo,
viuda o conviviente; de concurrir uno de ellos con hijos del
causante, ese haber se disminuye al 50% y cada uno de éstos
percibe un 20%, hasta alcanzar el 100% del haber que le co-
rrespondía a aquél (art. 186, ley 24.241; ver § 425, c, 1).
566 PARTE ESPECIAL

CUESTIONARIO

— Principales características del sistema previsional argentino: a) régi-


men previsional público (RPP); b) régimen de capitalización (RC);
distinción entre uno y otro. 1) Sujetos comprendidos (incluidos obli-
gatoriamente; voluntarios; excluidos); 2) diversas contingencias cu-
biertas; 3) tipo de prestaciones que se conceden (recaudos que se re-
quieren en cada una de ellas para que el afiliado al RC y sus herederos
previsionales perciban la prestación); concepto de ingreso base y pres-
tación de referencia a los fines de determinar el monto de la presta-
ción en caso de fallecimiento o incapacidad del afiliado activo; 4)
agencias que administran el servicio: ANSeS, administradoras de fon-
dos de jubilaciones y pensiones (AFJP) y compañías de seguros; orga-
nismos de contralor. Funciones y organización administrativa de di-
chos entes; contencioso; relaciones (de prestación, de crédito) de los
mismos con los sujetos del sistema; régimen de autorización adminis-
trativa para actuar como AFJP; 5) financiación: aportes y contribucio-
nes, modo de efectuarlos; concepto de remuneración y "base imponi-
ble". Fondo de jubilaciones y pensiones en el RC, cuotas parte de
copropiedad de los afiliados; régimen de inversión; constitución de los
diversos fondos para responder a la integración de la cuenta de capita-
lización individual del afiliado activo en caso de muerte o de sufrir
una incapacidad para el trabajo. Garantía del Estado nacional.
— El contencioso previsional en ambos regímenes.
— Describir el régimen de seguridad social no contributivo (pensiones a
la vejez e invalidez); sujetos; contingencias cubiertas, prestaciones (re-
quisitos para su obtención); agencia; financiación.
— Indicar otros regímenes de prestaciones.
CAPÍTULO XXII
RÉGIMEN DE RIESGOS DEL TRABAJO

§ 447. INTRODUCCIÓN. - Las enfermedades y los acciden-


tes laborales, que corresponden a una situación temporal que fi-
naliza con la curación total o desemboca en un estado de inva-
lidez o provoca la muerte (ver § 402, b), dan lugar a dos series
de consecuencias. Por una parte, en general, imposibilitan para
la realización de una prestación laboral, lo cual se traduce en
un lucro cesante; además, provocan la exigencia de un gasto ex-
traordinario para recuperar o mejorar la salud (daño emergente).
Ambos aspectos están contemplados en el régimen positivo
argentino por diversas normas. Según ellas cabe distinguir, en
razón de las causas que motivaron la situación de la contingen-
cia social, según que estuvieran vinculadas o fueran ajenas a la
relación de trabajo. De acuerdo con ello, se las califícamele
"inculpables" o "profesionales". En ambos casos, se regulan
las consecuencias del evento y, en el caso de las primeras, se
impone al empleador el respectivo pago de la indemnización
como un elemento propio del contrato de trabajo.

§ 448. ACCIDENTES Y ENFERMEDADES INCULPABLES. - El te-


ma ha sido estudiado en el § 208 (art. 208 y ss., LCT), al cual
remitimos.

§ 449. ACCIDENTES Y ENFERMEDADES PROFESIONALES. - La


situación que se presenta en este caso difiere de la anterior, ya
que existe una relación directa entre el evento productor del da-
ño y la ejecución del trabajo. Las circunstancias que pueden
plantearse son diversas; conviene distinguir entre dos situacio-
568 PARTE ESPECIAL

nes: a) que el infortunio sea consecuencia de un incumplimiento


imputable al empleador, por no haber adoptado las diligencias
del caso, según lo prescripto en las leyes de higiene y seguri-
dad, así como aquellas otras que surgen por aplicación del de-
ber de seguridad, ínsito en todo contrato y, en especial, en el
de trabajo (ver § 118 y 167 a 170), y b) que el accidente o en-
fermedad se produzca, no obstante haber dispuesto el emplea-
dor tales medidas.
A pesar de que cabría admitir un distinto tratamiento res-
pecto de la responsabilidad en uno y en otro caso -en el segun-
do, de un hecho fruto del azar-, la ley asimila ambas situacio-
nes y las incluye dentro del régimen de seguridad social. Ésta,
como lo hemos visto (ver § 389), constituye un modo de socia-
lizar los efectos de ciertos riesgos; en el caso, el mismo sería el
hecho de desplegar una actividad laboral. No obstante que la
ley pone a cargo de la respectiva aseguradora de riesgos del
trabajo (ART) hacer frente a las consecuencias del daño sufrido
por el trabajador (ver § 454, a), cuando se trata de un hecho
consecuencia de un incumplimiento contractual (que ella debe
vigilar que no ocurra; ver § 451, a, y 465), una vez satisfecha
la obligación frente al trabajador, de acuerdo con las normas
propias del régimen de seguros y en la medida en que no pu-
diera imputársele responsabilidad por incumplimiento de su de-
ber, tendría la posibilidad de solicitar el reintegro de los fondos
abonados o invertidos en la prestación en especie.
El régimen legal en la materia, vigente desde 1915, no
formula ese distingo, en cuanto se refiere a la responsabilidad
que el mismo le imputa al empleador (de carácter objetivo).
La ley 24.557 establece que este último, salvo los casos en que
admite que se autoasegure, debe subrogarla en una ART.

§ 450. HISTORIA DEL RÉGIMEN EN LA MATERIA. - Antes de


la sanción de la ley 9688 en 1915, la responsabilidad del em-
pleador se juzgaba de acuerdo con las disposiciones del Código
Civil. Entendemos que, en el caso, eran aplicables las disposi-
ciones propias de la responsabilidad contractual, toda vez que
RÉGIMEN DE RIESGOS DEL TRABAJO
569
el daño se había producido con motivo de la ejecución de una
relación de esa índole. No obstante, algunos autores civilistas
sostienen que era aplicable el régimen de la responsabilidad ex-
tracontractual.
a) LEY 9688. De acuerdo con los antecedentes de las leyes
inglesa y francesa, la referida norma 9688 adoptó el criterio
objetivo, según el cual se le imputaba responsabilidad al emplea-
dor respecto de los daños que le hubieran ocurrido al trabajador
en ciertas y determinadas circunstancias. El referido régimen,
originariamente, no comprendía a la totalidad de los emplea-
dos, sino sólo a aquellos que percibían un tope salarial que la
ley determinaba. A partir de la década de 1940, ante el proce-
so de inflación, ese monto fue reajustándose en forma periódi-
ca, hasta que se fijó un parámetro flexible. Además, la referida
responsabilidad se limitaba a aquellos trabajadores que realiza-
ban tareas vinculadas con el uso de máquinas o elementos peli-
grosos. La norma limitaba el monto de la reparación del daño
a un importe en función del salario percibido del empleador a
quien se le imputaba la responsabilidad.
Con posterioridad, y en forma sucesiva, se fue ampliando /
el ámbito de comprensión a todos los trabajadores en "relación
de dependencia" (incluidos los públicos), con prescindencia del
sueldo que percibían y las tareas que realizaban. Con motivo
de la reforma introducida en la ley en el año 1940, en cuanto
amplió el panorama de la responsabilidad, agregando a las con-
secuencias del hecho del trabajo las que lo son con "ocasión"
del mismo, cierta doctrina consideró que el criterio de respon-
sabilidad ya no se basaba en el riesgo provocado por la presta-
ción laboral, sino, directamente, en el "riesgo de autoridad".
La referida norma, en sus más de 75 años de vigencia, su-
frió una serie de modificaciones en su texto original, incorpo-
rando reformas, algunas de ellas sugeridas por la práctica y, en
especial, por los criterios de interpretación adoptados por la
doctrina judicial que, entre otras, admitió la responsabilidad por
el accidente ocurrido in itinere, situación que luego fue recogí-
570 PARTE ESPECIAL

da por la ley. Dicha doctrina también admitió la llamada "en-


fermedad-accidente", o sea, aquella que no es fruto exclusivo
de la realización de la tarea (que la ley designa como profesio-
nal), sino consecuencia de dos o más factores, algunos de ellos
no laborales, tal como la predisposición del trabajador a con-
traer una enfermedad.
Esa creación pretoriana se extendió a la recepción de la
doctrina de la indiferencia de la concausa, según la cual, el so-
lo hecho de que la prestación del trabajo hubiera influido en la
etiología de la enfermedad, bastaba para responsabilizar al em-
pleador por la totalidad del daño, no sólo en el aspecto en que
éste le es imputable al trabajo.
La norma establecía que, cuando en la producción del da-
ño podía atribuírsele al empleador haber actuado con dolo o ne-
gligencia, el trabajador o, en caso de fallecimiento, sus herede-
ros, tenían la posibilidad de reclamar la reparación por la vía
civil (art. 17). Sancionada en 1968 la reforma del Código Civil
por la ley 17.711, que amplió el ámbito de aplicación de la res-
ponsabilidad objetiva (receptada en forma muy tímida en el tex-
to originario), la doctrina mayoritaria -tanto de los autores del
derecho laboral, como del civil- sostuvo que esa opción permi-
tía accionar por la vía de la responsabilidad extracontractual.
Por lo tanto, se admitió que procedía la reparación de los daños
producidos por el riesgo o vicio de la cosa que el empleador
utiliza en la explotación (aunque no fuera su dueño, en tanto le
cabía el título de guardador). No obstante la objeción que se
formuló a esa doctrina, frente a lo que establece el art. 1107
del Cód. Civil, una amplia mayoría de autores dentro del ámbi-
to laboral -como del civil- admitió esa vía de reparación, crite-
rio que fue receptado, en forma casi unánime, por la doctrina
judicial de todo el país.

b) LEY 24.028. En 1991 el régimen fue reemplazado por


la ley 24.028, que dentro del mismo criterio de responsabilidad
objetiva, con indemnización tarifada, modificó algunos aspec-
tos. Uno de los más relevantes fue establecer que la responsa-
RÉGIMEN DE RIESGOS DEL TRABAJO 571
bilidad del empleador respecto de las enfermedades, tanto pro-
fesionales como accidentes, era de carácter subjetivo.
De acuerdo con ese criterio, el trabajador tenía a su cargo
acreditar la culpa del empleador, la que en muchos casos co-
rresponde a una prcesumptio hominis, en especial, cuando no se
habían adoptado los recaudos que establecía la ley, a fin de
preservar la salud del trabajador a través de la implementación
de las medidas de higiene y seguridad. La norma distinguió,
en forma precisa, el ámbito de la responsabilidad en el caso de
las enfermedades profesionales y accidentes. En el caso de la
ocurrencia de estas últimas (o sea, cuando el daño también res-
ponde a una causa no laboral), el empleador sólo estaba obliga-
do a reparar el daño imputable a la prestación laboral.
La norma dispuso, respecto de la jurisdicción a cargo de
los jueces federales y nacionales (en el ámbito de la Capital
Federal), que la acción de reparación conforme la vía civil de-
bía ser promovida ante los juzgados con competencia en esta
materia. Se invitó a los gobiernos de las provincias a adoptar
un criterio similar, lo que ocurrió sólo en algunas de ellas.
c) LEY 24.557. En 1995 se sancionó la ley 24.557, en vi-
gencia a partir de 1996 (ver § 452). Según este régimen, se
modifica radicalmente el criterio que se había adoptado en la
materia. De un sistema de responsabilidad civil (con una Caja
de Garantía, a fin de responder en los casos de insolvencia del
empleador), se pasa a otro de seguridad social de carácter pú-
blico, pero de gestión privada.

§ 451. PRINCIPALES MODIFICACIONES INTRODUCIDAS AL RÉGI-


MEN POR LA LEY 24.557 (LRT). OBJETIVOS. - Esta ley, sin duda
alguna, ha provocado un cambio copernicano respecto del régi-
men que delineó la ley 9688 (sobre la que, como lo hemos ma-
nifestado, la doctrina judicial adoptó criterios de interpretación
trascendentes y que, en lo esencial, mantuvo la ley 24.028).
La ley 24.557 adopta un criterio diverso. De acuerdo con
|#i régimen anterior, vigente desde 1915, parecía que el tema
572 PARTE ESPECIAL

fundamental consistía en establecer un buen sistema de indem-


nización del daño que se había producido. Al respecto, la doc-
trina judicial y la de los autores habían desarrollado teorías
para garantizar el cobro de una indemnización integral (a través
del ejercicio de la acción civil, cuando en razón de la dinámi-
ca del hecho productor del daño, cabía ejercer esa vía), pero el
régimen aplicable no había puesto tanto empeño en prevenir la
ocurrencia de los infortunios. Estimamos que una norma ade-
cuada en la materia debe proponerse como objetivo fundamen-
tal: a) la prevención del daño; b) la prestación inmediata de la
necesaria atención médica y paramédica de la víctima; c) su
rehabilitación, y d) la recalificación profesional.
Por supuesto, no basta que la norma enuncie esos propósitos
(como lo hace el art. Io, ley 24.557); se requiere que se establez-
can mecanismos que aseguren la concreción de esos objetivos.
Sin duda, uno de ellos es el que hace más gravoso la no adopción
de los mismos, que el costo que supone su implementación.
a) PREVENCIÓN DEL DAÑO. A tal fin y respecto del primer
objetivo, a nuestro juicio el más importante, se establece una
serie de mecanismos para asegurar la adopción de medidas que
tienden a prevenir la ocurrencia de daños de trabajo, a través de
la reducción de la siniestralidad. Esto puede lograrse mediante
la mejora de las condiciones referidas a higiene y seguridad y del
cambio de mentalidad, tanto de trabajadores como de emplea-
dores, respecto de la decisiva importancia del tema. Al efecto,
estimamos que no basta que ese contralor se le encomiende a la
policía de trabajo, ya que es muy difícil que la misma pueda
realizar in situ un control aceptable de las innumerables situacio-
nes que se presentan (existen millares de lugares de trabajo).
Para lograr esa finalidad, la norma establece (salvo los ca-
sos de excepción; ver § 454) la obligación del empleador de
contratar un seguro con una agencia privada autorizada (asegu-
radora de riesgos del trabajo, ART) que él elige, pero sujeta al
cumplimiento (y respectivo control) de los recaudos que esta-
blece la propia norma. En ese momento se debe negociar un
RÉGIMEN DE RIESGOS DEL TRABAJO 573

"plan de mejoramiento" a fin de que, en un plazo no mayor a 2


años, el empleador adopte las medidas necesarias para que su
establecimiento se ajuste "a la normativa vigente". Se trata de
lograr así, en un lapso prudencial, una adecuación a la realidad
(lo que en la práctica no siempre ocurre). El Poder Ejecutivo
nacional fija las respectivas pautas a fin de garantizar el cum-
plimiento de ese plan (decr. 170/96), así como las sanciones en
el caso de que ello no ocurra (art. 4 o , aps. 1 y 2). Estas san-
ciones pesan sobre ambas partes. La ART está obligada a con-
trolar y denunciar las infracciones al programa preparado, así
como brindar información a los empleadores, los que, a su vez,
deben transmitirla a los trabajadores. Las infracciones están
sujetas a sanciones que impone la Superintendencia de Riesgos
de Trabajo (SRT; arts. 4 o , ap. 4; 5 o , aps. 1 y 2; 31, incs. c y d,
y 36, ap. 1, inc. a).
Obviamente, dado que la ART debe brindar las prestacio-
nes en especie y en dinero, a fin de reparar los daños produci-
dos, la misma tiene especial interés en prevenir la ocurrencia
de dichos daños. A través del convenio colectivo de trabajo,
las partes pueden mejorar las medidas de prevención y las con-
diciones de trabajo, así como crear una ART sin fines de lucro
(arts. Io, ap. 2, inc. d, y 42, incs. a y b).
La reducción de la siniestralidad se traduce en el régimen
de las alícuotas, en función de las cuales se determina la res-
pectiva cuota mensual del seguro para cada establecimiento
(ver § 465). Aquéllas deberán diseñarse de acuerdo con los
indicadores que determinen la SRT y la Superintendencia de
Seguros de la Nación, los que deben reflejar no sólo la sinies-
tralidad presunta (correspondiente al sector de explotación), sino
también la efectiva del establecimiento (art. 24; ver § 465).
Como lo hemos indicado, el CCT puede determinar medi-
das de prevención además de las que fija la ley, así como otras
prestaciones en especie o en dinero (art. I o , ap. 2, inc. d).
b) ATENCIÓN MÉDICA. La norma tiende a asegurar presta-
ciones de atención médica y paramédica (art. 20, ap. 1, incs. a
574 PARTE ESPECIAL

y b) hasta la curación completa o mientras subsistan los sín-


tomas incapacitantes, de acuerdo con lo que determinen las
comisiones médicas, lo que asegura una determinada calidad
(arts. 20, ap. 3, y 21, ap. 1, inc. c). Dicha atención debe brin-
darse aunque el empleador esté atrasado en el pago de las cuotas
del seguro o no hubiere denunciado la existencia de la relación
laboral con el trabajador; basta al efecto que haya contratado el
seguro (art. 28, ap. 2). La falta de prestación médica constitu-
ye el delito reprimido por el art. 106 del Cód. Penal, reformado
por ley 24.410.
c) REHABILITACIÓN Y RECALIFJCACIÓN PROFESIONAL DEL TRABAJADOR.
En lo que se refiere a este aspecto, las respectivas prestaciones
deben ser brindadas por la ART (o, en su caso, por el emplea-
dor no asegurado). En cada caso, las características de aqué-
llas las determina la comisión médica, hasta que se produzca la
curación completa (arts. 20, aps. 1, incs. c y d, y 3; y 21, ap. 1,
inc. c). A través de ellas, se intenta brindar al trabajador la
posibilidad de adquirir una nueva calificación profesional (o
mantener parte de la que antes tenía), acorde con la capacidad
residual con que ha quedado. La prestación que le correspon-
de a fin de indemnizar el daño sufrido es compatible con el ejer-
cicio de un empleo, sea con el mismo empleador que tenía an-
tes de producirse esa situación o con otro. En el primer caso,
la situación se rige por el art. 212, párrs. Io a 4o, de la LCT,
por lo que el empleador tiene la obligación de asignarle una
tarea que aquél pueda ejecutar, sin que ello signifique la dismi-
nución del salario que antes percibía. Si no tuviera la misma,
deberá abonarle la mitad de la indemnización normal (art. 247,
LCT), la que corresponde completa (art. 245, LCT) cuando, pu-
diendo otorgarle la misma, no lo hace (ver § 230, b).

§ 452. VIGENCIA DE LA NORMA. APLICACIÓN A SITUACIO-


NES OCURRIDAS CON ANTERIORIDAD. - Dado que el nuevo sistema
requiere la adopción de cambios no sólo de orden legal (regla-
mentación), sino de la adecuación de los diversos órganos en-
cargados de la prestación de los servicios, la LRT supeditó la
RÉGIMEN DE RIESGOS DEL TRABAJO 575

fecha de su entrada en vigencia a la aprobación del "listado de


enfermedades profesionales y la tabla de evaluación de incapa-
cidades", elaborado por primera vez "por consenso" por el Comi-
té Consultivo Permanente (ver § 469), conforme el procedimien-
to fijado por la ley y aprobado por el Ministerio de Trabajo y
Seguridad Social mediante el laudo 156/96 (BO, 6/3/96).
No obstante, las modificaciones introducidas por la LRT al
art. 75 de la LCT y al art. 15 de la ley 24.028 (que establecía
el anterior régimen, cuya aplicación cesó con la entrada en vi-
gencia del nuevo), se aplican desde la fecha de su promulga-
ción (art. 49, disposiciones adicionales primera y tercera y final
tercera). La ley estableció que, en cuanto se refiere al régi-
men de prestaciones en dinero, su aplicación será progresiva; a
este efecto se elaborará un cronograma con diversas etapas.
Durante la primera, se limitan los importes de dichas prestacio-
nes (art. 49, disposición final segunda, aps. 2 y 3; ver § 462).
La normativa (art. 41) establece que, respecto de los temas
no regulados en forma expresa, en tanto resulte compatible, en
forma supletoria se aplicará la ley 20.091 (régimen de las enti-
dades de seguro). En cambio, excluye la aplicación del art.
188 de la ley 24.241 (modif. por el art. 13, ley 24.463), que es-
tablece aspectos del régimen de financiamiento del SIJP (referi-
dos a la posibilidad de que el Poder Ejecutivo nacional reduzca
los aportes a cargo de los empleadores).
Respecto de los temas vinculados con la intertemporalidad
de la norma, la LRT establece que no se aplicará a las situacio-
nes que hubieren sido motivo de una acción judicial con ante-
rioridad a la fecha de su entrada en vigencia (disposición final
tercera, ap. 1).
En cambio, determina que lo será respecto de las situacio-
nes cuya denuncia (elemento que es constitutivo para gozar de
las prestaciones, arts. 43 y 31, ap. 3, inc. e, obviamente si no
se trata de un hecho público, como el acaecimiento de un acci-
dente en el lugar de trabajo) sea posterior a la fecha de su vi-
gencia, aunque "la contingencia fuera anterior, y siempre que
I
576 PARTE ESPECIAL

no hubiere prescripto el derecho conforme a las normas de esta


ley" (art. 49, disposición adicional 5 a , ap. 1). A fin de asegu-
rar la prestación en especie en forma efectiva, establece que, de
no haberse extinguido la relación contractual "con anterioridad
a la afiliación del empleador a la ART". ésta deberá hacerse
cargo de aquélla. De no darse esa situación, sería el emplea-
dor el obligado a la prestación (art. 49, disposición adicional
5 a , ap. 2).
La norma le otorga a la denuncia del hecho dañoso una
significación mayor que la que reviste. La circunstancia de
que no se haya efectuado aquélla, cualquiera sea la causa, no
significa que la cuestión no deba ser juzgada de acuerdo con la
norma vigente al momento de haberse producido (oportunidad
en la que se generan los derechos y consecuentes obligaciones
que se han incorporado al patrimonio como activo o derecho a
liberarse de una deuda), lo que deberá ser motivo de prueba.
De cualquier manera, se establece un criterio práctico que, sal-
vo situaciones de excepción, no dará lugar a cuestionamientos
y asegura una inmediata prestación.

A) SUJETOS

§ 453. BENEFICIARIOS. - La ley dispensa el goce de pres-


taciones a las personas que distinguimos a continuación.
a) TITULARES. Integran este grupo: 1) "los funcionarios y
empleados del sector público nacional, de las provincias y sus
municipios" y de la ciudad de Buenos Aires; 2) los trabajado-
res "en relación de dependencia" del sector privado, y 3) las
personas obligadas a prestar un servicio de carga pública.
Desde la sanción de la ley 18.913 (en el año 1970) que
modificó en ese aspecto a la ley 9688, criterio mantenido luego
en la 24.028 y en la actual 24.557, la norma de fondo incorpora
dentro de su régimen a los empleados de los Estados provin-
ciales y de sus respectivas municipalidades, así como de las
personas que, dentro de esos ámbitos, ejecutan cargas públicas.
RÉGIMEN DE RIESGOS DEL TRABAJO 577
Sin duda, la inclusión de esas personas constituye un exceso
del gobierno federal. Las relaciones que las mismas mantienen
con su empleador o quien les ha encomendado la tarea, son de
carácter público, por lo que están excluidas del ámbito atribui-
do por la Constitución nacional a ese órgano de poder (arts.
121 y 122).
Las referidas personas, no obstante el cargo que ejercen, y
en virtud del cual han sufrido un accidente o han sido víctimas
de una enfermedad de trabajo, pueden desempeñar otras activi-
dades en relación de dependencia o no. Como el régimen de
la LRT, a los fines de la reparación de los daños sufridos, sólo
tiene en cuenta el cargo ejercido en el período en el que se ma-
nifestaron los primeros efectos invalidantes (ver § 461 y 462),
es posible que se den situaciones desvaliosas. Una persona
que ejerce varias actividades laborales, en cada una de las cua-
les percibe un ingreso (que complementa lo que dispone para
hacer frente a sus gastos personales y familiares), sufre un evi-
dente deterioro patrimonial, si la reparación del dañó que ha
sufrido -aunque más no sea en su proyección temporaria que
no le deja secuela alguna- sólo se repara en función de un as-
pecto parcial de su ingreso total. Por lo tanto, cabe que la ley
contemple esa posibilidad, a fin de dar una solución más equi-
tativa.
Una situación similar, aunque de distinto orden, se plantea
respecto de los jóvenes que sufren una incapacidad, cuya repa-
ración se calcula en función de los ingresos percibidos en esa
etapa de su vida (de inicio, no de plenitud), mientras que dicha
incapacidad deberán portarla durante toda su vida. Sin duda,
se trata de uno de los tantos problemas que se plantean en la
vida, en la que no siempre es posible dar una solución química-
mente pura (aunque se trate de la reparación de un daño psico-
físico). Lo importante y, a veces, lo único posible, es intentar
remedios que apunten a una mayor justicia, aunque no alcancen
(no por mala voluntad) a dar una plena satisfacción.
A fin de acercar una solución de mayor equidad en esos
casos, así como en otros, la LRT prevé que el Poder Ejecutivo
578 PARTE ESPECIAL

nacional dicte normas complementarias con el propósito de pre-


ver las situaciones de: "a) pluriempleo; b) relaciones laborales
de duración determinada y a tiempo parcial; c) sucesión de si-
niestros, y d) trabajador jubilado o con jubilación postergada"
(art. 45). Como se trata de una cierta delegación de faculta-
des, la propia LRT aclara que ella "está restringida al dictado
de normas complementarias que hagan a la aplicación y cum-
plimiento de la presente ley".
Por lo tanto, en la reglamentación deben preverse aquellas
situaciones en que una persona que ha sufrido un accidente o
enfermedad de trabajo, tenga la posibilidad de reclamar una re-
paración que contemple la realidad de su situación laboral -no
sólo un aspecto, el vinculado con aquel en el que se produjo el
evento-. Dado que se trata de un sistema de seguridad social,
aunque de administración privada, entendemos que, en princi-
pio, no existe inconveniente para que se puedan hallar solucio-
nes de equidad.
Al respecto, el decr. 491/97 (art. 13) establece que en caso
de hallarse la víctima en situación de pluriempleo, la prestación
estará a cargo de la ART (en su caso, del empleador autoasegu-
rado) "del empleador cuya actividad implique la presencia del
agente de riesgo para el cual [la víctima] hubiera estado traba-
jando al momento de producirse la contingencia" (inc. a). En
el caso que las consecuencias del accidente de trabajo o la en-
fermedad profesional... fuera atribuible a más de un empleo",
la obligación de satisfacer las prestaciones está a cargo de la
aseguradora del empleador (o de éste) que hubiere debido abo-
nar "la mayor remuneración sujeta a cotización en el mes ante-
rior a la primera manifestación invalidante" (inc. b). Ésta pue-
de reclamar el reembolso "de los costos de las prestaciones
abonadas u otorgadas" a quienes (aseguradores o autoasegura-
dos) sean responsables en la medida de esta última (inc. d).
La cuantía de las prestaciones dinerarias se determina "en
relación a los ingresos base del trabajador en las actividades
que impliquen la presencia del agente de riesgo o respecto de
los empleos para los cuales se hubiera encontrado trabajando
RÉGIMEN DE RIESGOS DEL TRABAJO 579
en el momento de producirse el accidente" (inc. c). Estimamos
que la distinción que formula la norma respecto de enfermedad
profesional y accidente de trabajo, no modifica el criterio que
debe utilizarse: se toma en cuenta el total de la remuneración
percibida por la víctima en los distintos empleos.
El tema de la sucesión de siniestros, que no logró concitar
un criterio unánime en la doctrina judicial y de los autores, se
refiere a aquellos casos en que el daño recae sobre una persona
que ya había sufrido una incapacidad, a la que se agrega una
nueva. El tema se vincula con la forma para "justipreciar" la in-
cidencia de aquél. Sin duda, elementales razones de seguridad
aconsejan que se "aproxime" una solución, a fin de que la mis-
ma no dependa de encontradas opiniones.
El art. 14 del decr. 491/97 ha establecido que, de darse esa
situación, la ART responsable de la cobertura de la última con-
tingencia tiene a su cargo efectuar la prestación dinerarra res-
pecto de la "incapacidad incrementar', salvo las situaciones de
excepción que la norma enumera.
En razón de que, en cierta manera, se han integrado el
SIJP y el régimen que prevé la LRT, se da una solución a ciertas
situaciones especiales que se habían planteado. Entre ellas, la
de la persona que, en razón de haber sufrido una incapacidad
laboral total, tiene derecho a la prestación jubilatoria. Debe
preverse una solución de justicia respecto de aquellos que, no
obstante estar en condiciones de obtener el reconocimiento de
ese derecho, no lo habían ejercido y continúan en la actividad.
En especial, el tema adquiere relevancia respecto del régimen de
capitalización que prevé la "jubilación postergada" (ver § 426,
a, 5). En otros casos, la propia víctima ya gozaba del status
de jubilado (esta situación, no es incompatible con el ejercicio de
una actividad laboral).
b) FAMILIARES. También son acreedores a las prestaciones
dineradas los familiares (que enuncia la ley) del trabajador fa-
llecido, víctima de un accidente de trabajo o enfermedad profe-
sional.
580 PARTE ESPECIAL

Sólo están comprendidos en esta categoría los esposos, hi-


jos menores de 18 años o incapacitados (en este caso, el dere-
cho se ejerce sin que exista límite de edad), así como los convi-
vientes "con antigüedad". Al efecto, el art. 18, ap. 2, remite,
respecto de las personas a las que le corresponde el pago de la
debida prestación, a lo que prescribe el art. 53 de la ley 24.241
(ver § 426, d). Ella se adiciona al importe de la pensión que,
en virtud de esta última norma, le corresponda al familiar con
motivo del deceso del trabajador (ver § 426, d).
c) POSIBLES AFILIADOS. El Poder Ejecutivo nacional puede
extender el régimen a los trabajadores domésticos, autónomos,
"vinculados por relaciones no laborales" y bomberos volunta-
rios (art. 2 o , ap. 2).
Los primeros, tradicionalmente, han estado excluidos del
régimen de protección legal específico, por lo que, a su respecto,
le son aplicables las disposiciones del derecho común civil, toda
vez que no se hallan comprendidos dentro del ámbito de la LCT
(art. 2 o ). Tanto los trabajadores autónomos, como aquellos
que se hallan vinculados por relaciones no laborales (o sea, de
vecindad, voluntarios, familiares; ver § 90, a y b), obviamente
no están comprendidos dentro del derecho del trabajo, elemento
de juicio que ha sido el fundamento de la incorporación en un
régimen de seguridad social.
Esa situación no significa, de suyo, que no corresponda
dispensarles una protección que, por las características de su
actividad, no puede ser igual que la de los trabajadores que se
desempeñan en "relación de dependencia". De ahí que la nor-
ma establezca la posibilidad de que estén comprendidos dentro
de un régimen especial.
El referido decr. 491/97 (art. Io) incorpora en la lista de
sujetos beneficiarios del sistema, "a los trabajadores domésticos,
que prestan servicios en relación de dependencia, pero sujeta
su vigencia efectiva, al dictado por parte de la SRT de "la nor-
mativa necesaria para adecuar el sistema establecido" en la LRT
"a las características de la actividad".
RÉGIMEN DE RIESGOS DEL TRABAJO 581
Esa reglamentación dispuso la incorporación, en forma pro-
gresiva, de los trabajadores autónomos al sistema de la LRT.
A ese fin, encomendó a la SRT "dictar la normativa necesaria
para determinar la adecuación del sistema a cada una de las ac-
tividades de esa índole, así como resolver las condiciones y fe-
cha de incorporación efectiva de las personas alcanzadas por la
ampliación" (art. 2o).
De acuerdo con la referida reglamentación (art. 3o), tam-
bién han sido incorporados en forma obligatoria al sistema como
formas de trabajo "no laborales": 7) los pasantes (decr. 340/
92); 2) aprendices (la norma hace referencia a la ley 24.465,
luego derogada y sustituido por el art. Io de la ley 25.013; ver
§ 101, b), y 3) becarios. En el caso, el empresario o dador de
tareas asume la obligación de contratar el respectivo contrato
de seguro (art. 3 o , ley 24.557). Por supuesto, la situación no
varía, al contrario, en el caso que se considere que la presta-
ción de trabajo a través de las indicadas modalidades es de ca-
rácter laboral.
Los bomberos voluntarios tenían un régimen especial (ley
19.052) con financiación propia que, en cuanto era complemen-
tario de la ley 9688, sustituida luego por la 24.028, ha quedado
derogado por el art. 49, disposición final segunda, ap. 3. En
la misma situación, a nuestro juicio, han quedado los regímenes
creados por: 7) el decr. 30.545/45, modificado por decr. 4199/
75, referido a los "alumnos de escuelas técnicas de oficios, de
artes y oficios, de perfeccionamiento o de cualquier naturaleza
que tengan por finalidad la enseñanza técnica en cualquiera de
sus formas"; 2) la ley 19.584 que cubría a los enfermos inter-
nados afectados por el mal de Hansen, y 3) el decr. ley 412/58,
que lo hacía respecto de las personas recluidas en estableci-
mientos bajo dependencia del gobierno federal.
Conforme lo que dispone la ley 25.014, el bombero volun-
tario de los cuerpos activos que, "por el hecho o en ocasión de
prestar servicios" como tal, se accidenta o contrae una enfer-
medad, tiene derecho a percibir una indemnización de "acuerdo
| a los parámetros y lincamiento [que] establece la ley de acci-
582 PARTE ESPECIAL

dente de trabajo, cuya concreta y específica determinación estará


a cargo del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social" (art. 18).
Por lo tanto, la referida reglamentación deberá sujetarse a las
prestaciones en dinero y en especie que determina la ley 24.557.
Aquella norma determinaba que la indemnización sería abonada
por el Ministerio de Salud y Acción Social, lo que ha sido ob-
servado por el Poder Ejecutivo nacional (decr. 1453/98). El
fundamento de esa medida fue que se establecía que dicho ór-
gano administrativo haría frente a la erogación "con recursos
de la cuenta de Lotería Nacional de Beneficencia y Casinos",
que "no pertenece a la órbita del citado Ministerio". En la
medida que el Poder Legislativo no ha insistido en su primiti-
va sanción, queda sin efecto la designación del deudor. Como
también ha sido observado el art. 27 de ese proyecto de ley,
que entre otras derogaba la ley 19.052, ésta sigue en vigencia.
Por lo tanto, de acuerdo con lo que ésta dispone, dicha indem-
nización está a cargo de la Secretaría de Seguridad Social que
debe efectuar el pago con fondos de la Lotería Nacional, que de-
ben ser transferidos por la Secretaría de Desarrollo Social, or-
ganismo administrativo del cual aquella depende.

§ 454. OBLIGADOS. - La norma impone una serie de dé-


bitos, ya de cumplimiento o de conducta, a las siguientes per-
sonas.
a) EMPLEADORES Y ART. Las prestaciones están a cargo de:
7) las ART que se han subrogado en las obligaciones de los
empleadores con quienes han contratado el respectivo seguro;
2) los empleadores que han sido autorizados a autoasegurarse,
y 3) los empleadores que, en violación de la norma, no han
suscripto un contrato de seguro (arts. 3 o ; 13, ap. 1; 20; 26, ap.
1; 28, ap. 1, y 30).
Los empleadores están obligados a contratar un seguro con
una ART habilitada al efecto que ellos eligen, excepto aquellos
que hayan sido autorizados a autoasegurarse (arts. 3 o , ap. 2; 27,
y 28, ap. 1).
RÉGIMEN DE RIESGOS DEL TRABAJO
583
La LRT obliga a "todos aquellos que contraten a trabaja-
dores incluidos en su ámbito de aplicación" (art. 3 o , ap. 1).
Al efecto, y con referencia a la reparación de los daños sufri-
dos por sus trabajadores, distingue entre aquellos: /) que deben
"asegurarse obligatoriamente en una [ART] de su libre elec-
ción" (art. 3 o , ap. 3), y 2) quienes han sido autorizados a au-
toasegurarse respecto de los riesgos definidos como del trabajo
(art. 3 o , ap. 2, párr. I o ).
Los indicados en 2 deben acreditar el cumplimiento que, al
efecto, establezca la reglamentación respecto de: l) "solvencia
económico-financiera para afrontar las prestaciones" que esta-
blece la ley, y 2) "garanticen los servicios necesarios" para
otorgarlas (pueden contratarlos; art. 3 o , ap. 2, incs. a y b). La
LRT autoriza al propio "Estado nacional, las provincias y sus
municipios y la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires"
a autoasegurarse (art. 3 o , ap. 4).
Con respecto a los recaudos que. deben cumplir los em-
pleadores para que la SRT los autorice a autoasegurarse, la re-
glamentación (decr. 585/96) determina que: 1) no deben estar
incluidos en el ámbito de la pequeña y mediana empresa (defi-
nido por la res. MEOSP 401/89); 2) deben formalizar un contra-
to de fideicomiso, y 3) constituir las reservas, estas dos últimas
en las condiciones que fija esa norma. Los mismos pueden
hacerlo en forma individual o como integrantes de un conjunto
de empresas. La SRT y la SSN tienen a su cargo el contralor
de la acreditación de determinados recaudos exigidos a fin de
obtener la respectiva habilitación. Al efecto, pueden solicitar
la pertinente información. Aquélla puede ser revocada en las
condiciones fijadas en la norma (art. 8 o ).
Dichos empleadores, así como las ART a las que han sub-
rogado en el cumplimiento de sus obligaciones de efectuar las
prestaciones en especie y en dinero, deben "adoptar las medi-
das legalmente previstas para prevenir los riesgos de trabajo".
A ese efecto, sin perjuicio de otras obligaciones, "deben asumir
compromisos concretos de cumplir con las normas sobre higie-
ne y seguridad en el trabajo". La norma, con un propósito
584 PARTE ESPECIAL

más docente que realista, establece que esos "compromisos po-


drán adaptarse en forma unilateral, formar parte de la nego-
ciación colectiva o incluirse dentro del contrato entre la ART y
el empleador" (art. 4°, ap. 1). Los débitos que le impone al
empleador el art. 75 de la LCT y la ley de higiene y seguridad
(ver § 118 y 169), así como "el plan de mejoramiento" (art. 31,
ap. 2, inc. d), que constituyen la meta a alcanzar a fin de pre-
servar la salud psicofísica de los trabajadores, requieren la
adopción de una serie de medidas y precauciones, respecto de
las cuales la norma citada indica algunas maneras de su puesta
en práctica.
Esos débitos a cargo del empleador se complementan a tra-
vés de la notificación a los trabajadores "de la identidad de la
ART a la que se encuentran afiliados", de manera que éstos
tengan conocimiento del ente que, en caso de producirse las
consecuencias derivadas de los riesgos de trabajo, debe hacerse
cargo de las prestaciones que tienen derecho a percibir (art. 31,
ap. 2, inc. b). Deben además: 1) darle información y capacita-
ción al personal en materia de riesgos del trabajo y promover
su participación en las acciones preventivas; 2) denunciar "a la
ART y a la SRT los accidentes y enfermedades profesionales
que se produzcan en sus establecimientos", y 3) llevar "un regis-
tro de siníestralidad por establecimiento" (art. 31, aps. 2, incs. c
y e, y 3, inc. a).
b) Los PROPIOS TRABAJADORES. A fin de facilitar las medidas
de prevención y modificar algunas pautas culturales de los ope-
rarios (a veces, el descuido en sus tareas de adoptar elementa-
les medidas de esa índole), la LRT hace referencia a su deber
de cumplir con las normas de higiene y seguridad, incluido el
"plan de mejoramiento, así como con las medidas de recalifica-
ción profesional". Deben, además, informarle al empleador
"los hechos que conozcan relacionados con los riesgos del tra-
bajo", denunciarle "los accidentes y enfermedades profesiona-
les que sufran", "someterse... a los exámenes médicos y a los
tratamientos de rehabilitación" y participar en las acciones pre-
ventivas que se desarrollen (art. 31, ap. 3, incs. b a e).
RÉGIMEN DE RIESGOS DEL TRABAJO 585

El incumplimiento de dichos débitos, en tanto la acción


no configure dolo (arg. art. 6 o , ap. 3, inc. a), no les impide re-
cibir las prestaciones que la ley fija a fin de paliar las conse-
cuencias de los daños laborales que se han producido. Sin
embargo, las mismas, en razón de su entidad, pueden dar moti-
vo a sanciones disciplinarias e, incluso, cuando son graves, al
despido con justa causa (ver § 230, b).

B) CONTINGENCIAS CUBIERTAS

§ 455. ACCIDENTES DE TRABAJO. - La LRT define al acci-


dente de trabajo conforme la doctrina tradicional mantenida por
la Corte Suprema de Justicia de la Nación, como el "aconteci-
miento súbito y violento ocurrido por el hecho o en ocasión del
trabajo". Incluye a los ocurridos in itinere, o sea, "en el tra-
yecto" entre el domicilio del trabajador y el lugar en el que
presta su débito laboral, "siempre y cuando el damnificado no
hubiere interrumpido o alterado dicho trayecto por causas aje-
nas al trabajo" (art. 6o, ap. 1). A este último efecto, el emplea-
do puede declarar ante su empleador (quien, dentro de las 72
horas deberá comunicarlo a la respectiva ART) "que el itinere
se modifica por razones de estudio, concurrencia a otro empleo
o atención de familiar directo y no conviviente, debiendo pre-
sentar el pertinente certificado (obviamente cuando ello procede,
como en el caso de estudio) a requerimiento del empleador
dentro de los 3 días hábiles de haberse formulado ese pedido.
De acuerdo con ello, se considera que, salvo manifestación
en contrario formulada por el empleado, el itinerario que debe
recorrer es uno que, razonablemente, es directo a su domicilio.
Ello significa que si existen dos o más alternativas, el trabaja-
dor puede elegir cualquiera de ellas, con tal que no contradiga
esa pauta. Para que el accidente sufrido pueda considerarse in
itinere, por lo menos, debe cumplir dos requisitos: a) el indica-
do: que haya ocurrido en el trayecto que el empleado debía re-
correr, y b) que haya acaecido durante el tiempo que normal-
586 PARTE ESPECIAL

mente insume aquél, por lo que se debe dar un cierto elemento


de contemporaneidad.
La LRT prevé un mecanismo a fin de evitar situaciones de
captación de una indemnización, en cuanto luego de ocurrido el
hecho, se pretende acreditar que uno de los puntos del itinera-
rio, el domicilio del trabajador, había variado. A tal fin, esta-
blece la obligación por parte del empleado que, si por razones
atendibles -o si él así lo resolvió, lo que depende de su volun-
tad- modificó el punto final (o de comienzo) del trayecto que
realiza luego de terminar (o antes de comenzar) su tarea, debe
notificar el cambio que ha dispuesto. A partir de este momen-
to, se tendrá al mismo como el itinerario normal, respecto del
cual juega la responsabilidad del empleador de reparar los da-
ños sufridos en el trayecto de ida o vuelta al trabajo. Si los
mismos se producen en el tramo entre ese punto (de arribo
desde el trabajo) hasta su casa, o viceversa, no generan dicha
responsabilidad.
La norma se refiere no sólo a los accidentes producidos
con motivo de la prestación del trabajo, sino también a aquellos
que suceden en ocasión de esa circunstancia, la que ha facilita-
do la oportunidad de su ocurrencia. Un caso típico lo consti-
tuye la obligada presencia del trabajador en el lugar de trabajo,
situación en la que puede sufrir un accidente que no tiene co-
mo causa la prestación laboral, sino otra (p.ej., una explosión
que se produjo en las proximidades y que nada tiene que ver
con la tarea laboral; otro ejemplo es el accidente in itinere, que
la ley recepta en forma expresa).
A nuestro entender, en caso de invocarse la ocasión como
fundamento de la responsabilidad del empleador, no sólo basta
probar que el hecho dañoso se produjo en una circunstancia de
tiempo (contemporaneidad) y lugar, sino también la relación
adecuada que acredite que el trabajo ha actuado como causa
que expuso al operario a un riesgo propio de la actividad o ha
agravado la exposición a un riesgo genérico (del voto del doctor
Cascelli, 26/9/80, TSS, VII-713).
RÉGIMEN DE RIESGOS DEL TRABAJO
587
En todos los casos en que se impute el daño sufrido como
consecuencia del hecho u ocasión del trabajo, quien invoca la
responsabilidad del empleador debe acreditar el hecho fáctico y
su relación de causalidad con aquél. Acreditadas esas circuns-
tancias, surge la responsabilidad del empleador, sin más excep-
ciones que las especificadas por la ley (art. 6o, ap. 3, inc. a).
La norma le imputa al empleador las consecuencias de la
fuerza mayor inherente al trabajo. Al efecto, sólo excluye esa
responsabilidad respecto de los hechos dañosos que hubieren
sido causados por fuerza mayor extraña al trabajo (art. 6o, ap. 3,
inc. a).
Dado el amplio marco dentro del cual juega la responsabi-
lidad del empleador, es factible que el hecho dañoso que gene-
ra la obligación de reparar los daños y brindar la debida aten-
ción médica y paramédica, haya sido provocado (por culpa o
dolo) por un tercero o a él le sea imputable (en virtud de la
atribución de responsabilidad en razón del empleo de cosas vi-
ciosas o que implican riesgo, garantía o cualquier otra causa de
imputación). Esa situación se da respecto del accidente in Hi-
ñere. No obstante, el empleador debe reparar los daños que
ha sufrido su empleado, toda vez que la prestación laboral ha
actuado como ocasión que facilitó la ocurrencia del evento.
De darse esa situación, el empleador a quien la LRT (al
igual que las normas que tuvieron vigencia con anterioridad, y
ahora a la ART que ha asumido sus obligaciones) le imputa
responsabilidad, puede solicitar al causante o responsable di-
recto que le reintegre (la ley, impropiamente, se refiere a "repe-
tir") los importes que ha tenido que sufragar en concepto de
reparación en dinero o en especie (art. 39, párr. 5o). En cierta
manera, se subroga en los derechos de la víctima a reclamar la
reparación del daño sufrido.
Por supuesto, por aplicación de las normas del derecho
civil, el damnificado o sus herederos (en este caso, no juega la
limitación que establece el art. 18, ap. 2, LRT), tiene acción
para reclamar se le repare el daño que ha sufrido. En caso de
588 PARTE ESPECIAL

que en tal concepto haya percibido un importe, debe descontar-


lo de la acreencia que reclama a su empleador o a la ART (si
ésta es mayor, o no formular la petición, si es menor; no es
factible que por un mismo hecho perciba dos indemnizaciones).
De haberla ya recibido, debe devolver ese importe, ya que ha
desaparecido la causa que le daba entidad a su derecho a la re-
paración (arg. art. 39, ap. 4).
Si bien el trabajador o sus familiares no tienen obligación,
al promover demanda contra su empleador o ART, de denunciar
que han deducido (o van a hacerlo) esa acción contra el terce-
ro, una evidente razón de buena fe requiere que manifieste ese
hecho en cuanto el mismo ha ocurrido. De cualquier manera,
el responsable "laboral" se enterará de esa circunstancia, en
cuanto promueva la demanda a fin de obtener el reintegro, ya
que el referido tercero le opondrá la respectiva defensa, pues-
to que él no está obligado a pagar dos veces por un mismo he-
cho; en el caso, lo habría hecho con respecto a su legítimo
acreedor (la obligación que pesa sobre el empleador o quien lo
ha subrogado, es para él res ínter cilios acta). A fin de evitar
situaciones de esa índole, consideramos que la ART (o en su
caso, el empleador) tiene derecho para que se le notifique al
tercero la promoción de la demanda en su contra. De esa ma-
nera, éste estará avisado del hecho, y podrá adoptar las medi-
das del caso.

§ 456. ENFERMEDAD PROFESIONAL. - Corresponde a la con-


traída como consecuencia del ejercicio de la tarea desarrollada.
La LRT la define como aquella que se encuentra incluida en el
listado de enfermedades profesionales que el Poder Ejecutivo
debe elaborar y revisar anualmente, conforme el procedimiento
fijado al efecto. Dicha lista ha sido elaborada por primera vez
dentro del procedimiento fijado por la ley y aprobado por lau-
do del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (ver art. 40,
aps. 2, incs. b y c, y 3; § 469; laudo MTSS 156/96, BO, 6/3/96).
A los fines de su confección, se tuvo "en cuenta la causa direc-
ta de la enfermedad con las tareas cumplidas por el trabajador
RÉGIMEN DE RIESGOS DEL TRABAJO
589
y por las condiciones medio ambientales de trabajo" (art. 40,
ap. 3, párr. 4o).
La norma cierra la posibilidad, como a partir de la década
de 1940 lo había hecho la doctrina judicial, de ampliar el con-
cepto de enfermedad profesional a las llamadas "enfermedades
accidente". Al efecto, establece que aquéllas estarán conteni-
das en el referido listado de carácter cerrado que debe identifi-
car el "agente de riesgo, cuadros clínicos y actividades, en ca-
pacidad de determinar por sí la enfermedad profesional". La
LRT, en forma expresa, establece que las no incluidas en el
mismo, así "como sus consecuencias en ningún caso serán consi-
deradas resarcibles" (arts. 6o, ap. 2, y 40, ap. 3; ver § 468).
La enfermedad profesional vuelve a incorporarse a la cate-
goría de responsabilidad objetiva, situación que había sido mo-
dificada -respecto del criterio sustentado en la materia por la
ley 9688- por el art. 2o de la ley 24.028.
Como lo hemos indicado, de acuerdo con la norma, se di-
ficulta la posibilidad de incluir dentro del referido listado a la
llamada enfermedad accidente, o sea, aquella cuya etiología
responde, por lo menos, a dos causas, una de ellas ajena a la
tarea que realizaba el trabajador. Más aún, la norma establece
que, de darse esa situación, las consecuencias que se sigan "en nin-
gún caso serán consideradas resarcibles" (art. 6o, ap. 2, párr. 2o).
Estimamos que esa disposición, que tiende a evitar recla-
mos de esa índole, puede resultar inconstitucional. Si el traba-
jador acredita la relación causal adecuada entre las tareas que
realizaba y la enfermedad que padece, puede objetar la validez
de dicha norma en cuanto resulta irrazonable y coloca al traba-
jador, por el hecho de serlo, en una situación más desventajosa
que cualquier otro habitante del país (no poder reclamar la re-
paración de un daño sufrido). Probado el hecho, así como
también su imputación al empleador, resulta ilógico que se nie-
gue la acción de reparación de los daños ocasionados. En tanto
la norma excluye esa posibilidad, el trabajador podría promover
acción judicial a fin de obtener el respectivo resarcimiento,
590 PARTE ESPECIAL

de acuerdo con lo que dispone el art. 1109 del Cód. Civil, apli-
cable al caso en virtud del criterio mayoritario de la doctrina
judicial y de los autores, que considera posible que la repara-
ción se obtenga por la vía de la responsabilidad extracontrac-
tual. A nuestro entender, el trabajador podría invocar, cuando
se dan los respectivos elementos de juicio, la responsabilidad
derivada del incumplimiento del deber de seguridad que, aun-
que no está mencionado en el art. 75 de la LCT (su referencia
fue suprimida por la LRT, art. 49, disposición adicional prime-
ra), se halla ínsito en todo contrato, máxime en el de trabajo.
§ 457. SITUACIONES QUE NO GENERAN RESPONSABILIDAD. -
Quedan "excluidos" de la reparación los hechos (accidentes o en-
fermedades de trabajo) provocados por dolo del trabajador o
por fuerza mayor ajena al trabajo (art. 6o, ap. 3, inc. a). El
empleador carga con la fuerza mayor inherente al trabajo o a su
realización. Es evidente la procedencia de lo establecido en la
norma. No tiene sentido que se imponga una responsabilidad
a una persona, cualquiera sea el fundamento que se invoque,
cuando el hecho ha sido consecuencia del operar doloso (es de-
cir, con intención de causar el daño) de la propia víctima. La
LRT, como su antecesora, la ley 24.028, no establece la referi-
da "exclusión" en caso del obrar con culpa grave del trabaja-
dor, que si bien parte de la doctrina de los autores y la judicial
asimilaban al dolo, en realidad, corresponde a un proceder en
que el autor está plenamente advertido (tiene la clara represen-
tación del daño que puede seguirse como consecuencia directa
de su acción, que aunque no lo desea, no lo evita).
En cuanto a la fuerza mayor extraña al trabajo, no existe
razón para asignarle a una persona, empleador o no, las conse-
cuencias dañosas provocadas por la misma, ya que, como lo ex-
presaba el art. 7o, inc. b, de la abrogada ley 24.028, le hubieran
ocurrido "al trabajador con independencia del trabajo", en tanto
éste no hubiere operado como "ocasión" del hecho.
La norma (art. 6o, ap. 3, inc. b) reitera una disposición que
también contenía el art. 7o, inc. c, de la ley 24.028, según la
RÉGIMEN DE RIESGOS DEL TRABAJO 591
cual están excluidas (respecto de la responsabilidad del emplea-
dor, por lo que la ART no se subroga) "las incapacidades pree-
xistentes a la iniciación de la relación laboral y acreditadas en
el examen preocupacional efectuado según las pautas estableci-
das por la autoridad de aplicación". En realidad, no se trata
de una "exclusión", sino de un hecho ajeno a la responsabili-
dad del empleador, en cuanto no cabe formularle una imputa-
ción en razón de culpa, dolo, o en virtud de riesgo asumido u
otro factor razonable de atribución.

§ 458. EFECTOS. - En lo que se refiere a las consecuen-


cias provocadas por las contingencias previstas, se mantiene el
diseño establecido en la ley 9688, receptado en la ley 24.028,
respecto de las incapacidades laborales: temporaria (ILT) y per-
manente (ILP).
La primera cesa: a) con el alta (sin incapacidad que otorga
la comisión médica); b) declaración de la ILP (por ese mismo
órgano); c) transcurso de un año desde la primera manifesta-
ción invalidante, y d) muerte del trabajador (art. 7o).
La incapacidad permanente puede ser parcial o total, según
que su grado sea inferior o superior al 66% (art. 8o, ap. 2).
Ambas pueden ser provisoria o definitiva. En el primer caso,
la situación se proyecta por un plazo de 36 meses (a partir de
su declaración por el alta médica), que la respectiva comisión
médica puede extender a 60, en tanto "no exista certeza acerca
del carácter definitivo de la reducción de la capacidad laborati-
va". En cambio, el plazo normal de provisionalidad puede ser
reducido "si existiera certeza acerca del carácter definitivo" de
la reducción de la capacidad laborativa. Vencidos los lapsos
fijados en la ley, la incapacidad se considerará definitiva (art.
9o, ap. 1).
Si el grado de incapacidad no supera el 20%, la misma se
convierte en definitiva a la fecha del cese de su temporalidad,
lo que se produce por el alta médica (art. 9o, ap. 2).
El grado de incapacidad laboral permanente, que debe ser
determinado por la respectiva comisión médica, lo será "en ba-
592 PARTE ESPECIAL

se a la tabla de evaluación de las incapacidades que elaborará


el Poder Ejecutivo nacional", el que deberá ponderar "entre
otros factores, la edad del trabajador, el tipo de actividad y las
posibilidades de reubicación laboral" (art. 8o, ap. 3).
Se mantiene la figura de la "gran invalidez" cuando el "tra-
bajador en situación de incapacidad laboral permanente total
necesita la asistencia continua de otra persona para realizar los
actos elementales de su vida" (art. 10).
El Poder Ejecutivo nacional debe garantizar "la aplicación
de criterios homogéneos en la evaluación de las incapacidades
dentro" del SIJP y la LRT (art. 8 o , ap. 4). De esa manera, se
evitan las situaciones anómalas, tales como las que se han dado
en la práctica. Con frecuencia, en el ámbito laboral, se fijaba
un determinado grado de incapacidad y uno inferior en el pre-
visional, que no permitía el acceso a la prestación jubilatoria.
Ello trajo aparejados trastornos no sólo jurídicos, sino también
graves repercusiones desde el punto de vista humano.
A tal fin, responde la integración de los organismos de
aplicación en los aspectos médicos de la LRT y del SIJP (ver
§ 459 y 419), y de los criterios a los que ellos deben ajustar su
actuación (arts. 8 o , ap. 4, 21 y 50, que modifica el art. 51, ley
24.241).

§ 459. DETERMINACIÓN Y REVISIÓN DE LAS INCAPACIDADES.


Deben ser efectuadas por las respectivas comisiones médicas
provinciales, cuyas decisiones son "recurribles" ante el juez fe-
deral con jurisdicción en la provincia (ante quien se presentará
la correspondiente "expresión de agravios"), salvo que la impug-
nación la realice el trabajador; en este caso puede optar para
que la revisión la realice la Comisión Médica Central. El pro-
cedimiento de actuación ante esta última comisión será fijado
por la reglamentación (arts. 21, ap. 3, y 46, ap. 1). Lo ha sido
por decr. 717/96, del 12/7/96.
De acuerdo con la dinámica propia de la cuestión, ante la
decisión adoptada por la ART, respecto de la petición formula-
da por el trabajador que ha sufrido un daño laboral (o lo supo-
RÉGIMEN DE RIESGOS DEL TRABAIO 593

ne), a fin de que se le brinden las correspondientes prestaciones


en dinero o en especie, éste, en caso de considerar que las que
se le ofrecen (o, en su caso, se le niegan) no son las adecuadas,
formulará el correspondiente reclamo, situación ante la cual de-
berá entender la Comisión Médica provincial. Obviamente, si
no existe queja, no tiene sentido la actuación de dicho orga-
nismo administrativo.
Si bien el servicio que brindan las referidas comisiones
médicas, en sus dos niveles, está arancelado, el mismo es gra-
tuito para el trabajador, así como el que se realice en las ins-
tancias que se ventilan ante los órganos judiciales. Los gastos
de traslado hacia las comisiones médicas y los estudios que
se dispongan, que deberán realizarse "en la jurisdicción y com-
petencia donde tenga su domicilio" (en tanto ello sea posible en
virtud de la existencia de los elementos necesarios en ese lugar),
son gratuitos (arts. 21, ap. 4, y 46, ap. 1).
De acuerdo con la norma legal (art. 21, aps. 1 y 2), ésta
debe determinar: a) la naturaleza laboral del accidente o enfer-
medad profesional; b) el carácter y grado de la incapacidad, y
c) el contenido y alcances de las prestaciones en especie. Dicha
comisión, también puede "revisar el tipo, carácter y grado de la
incapacidad [fijada con anterioridad por ella] y -en las materias
de su competencia- resolver cualquier discrepancia que pudiera
surgir entre la ART y el damnificado o sus derechohabientes".
La norma encomienda a dichas comisiones la resolución
de temas que no son médicos (como pueden ser determinar si
el daño ocasionado con motivo de un accidente in itinere es la-
boral; si el que padece el trabajador se ha debido a su proceder
doloso o ha sido provocado por una fuerza mayor extraña al
trabajo), lo que depende del análisis de elementos de juicio que
nada tienen que ver con la ciencia médica. Se trata de temas
estrictamente jurídicos, que deberán ser resueltos en sede judi-
cial. No obstante ello, se impone una instancia inútil.
Dado que los derechos que le corresponden a la víctima
durante el período de provisionalidad de su incapacidad y una
594 PARTE ESPECIAL

vez que ésta ha sido declarada definitiva son alterables, cual-


quiera de las partes interesadas al efecto, puede solicitar -hasta
tanto la decisión que determinó el carácter definitivo de la in-
capacidad no quede firme- que la respectiva comisión médica
revise su anterior decisión relativa al grado de provisionalidad,
así como del carácter y grado de la incapacidad sufrida. En-
tendemos que lo resuelto está sujeto a las instancias de revisión
(art. 22).
Las decisiones que se pronuncien en segunda instancia, ya
sea por parte del respectivo juez federal o de la Comisión Mé-
dica central, están sujetas a revisión ante la Cámara Federal de
la Seguridad Social (art. 46, ap. 1).
La ley establece la competencia de la justicia federal para
conocer en las cuestiones que se ventilan referidas al cumpli-
miento de las obligaciones por parte de los deudores (emplea-
dor que no ha contratado el seguro, el que ha sido autorizado a
autoasegurarse y la ART), criterio que estimamos es discutible
desde el punto de vista constitucional. Se trata del conoci-
miento de una cuestión relativa a la interpretación de una norma
de carácter común, respecto de la responsabilidad del emplea-
dor o de quienes se hayan subrogado en esa obligación, ante la
ocurrencia de un accidente o enfermedad de trabajo. Conside-
ramos que esa decisión corresponde a la competencia de los
jueces locales (arg. art. 75, inc. 12, Const. nacional).

C) PRESTACIONES

§ 460. EN DINERO Y EN ESPECIE. - Cuando se ha producido


la situación de contingencia prevista por la ley, nace en cabeza
del deudor, o sea, la respectiva ART (con la que el empleador
contrató el respectivo seguro, o directamente del empleador que
ha sido autorizado a autoasegurarse o el que, debiendo contra-
tar el seguro, no lo ha hecho -lo que, de suyo, constituye una
violación a la ley-), la obligación de brindar la prestación co-
rrespondiente.
RÉGIMEN DE RIESGOS DEL TRABAJO 595
El respectivo débito será abonado, otorgado o contratado
"a favor del damnificado o sus derechohabientes, según el caso,
por la ART a la que se hayan efectuado o debido efectuarse las
cotizaciones a la fecha de la primera manifestación invalidante"
(art. 47, ap. 1).
La LRT, de esa manera, soluciona una serie de problemas.
En primer lugar, asegura la prestación a favor del trabajador
aunque el empleado se hallare en mora en el pago de las res-
pectivas primas. Al efecto, basta que exista un contrato de se-
guro (que se renueva en forma automática; ver § 465). Se le da
solución a un tema que motivó posiciones encontradas en la doc-
trina judicial, referidas a quién le corresponde brindar la presta-
ción respecto de enfermedades de larga incubación. Al efecto,
ha adoptado el criterio de cargar la obligación a la ART que te-
nía vigente un contrato de seguro a la fecha de la "primera
manifestación invalidante". En caso de que durante el referi-
do transcurso hubieran actuado varias ART como subrogadas
en la obligación del empleador, sin perjuicio de que, frente al
empleado, se haga cargo de la prestación aquella que tenía vi-
gente el contrato de seguro al momento de la referida manifes-
tación, ella puede solicitar el reintegro (no "repetir", como im-
propiamente afirma la ley) de los pagos efectuados y gastos
realizados, en la proporción que a cada una le corresponde en
función "del tiempo e intensidad de exposición al riesgo", res-
pecto de las que, con anterioridad, habían aceptado la subroga-
ción de las obligaciones del empleador. La norma establece
que las diferencias que existan entre las distintas ART respecto
del ámbito de su responsabilidad, será dirimido por la SRT (art.
47, ap. 1).
Esto constituye un mecanismo de solución de conflictos a
cargo de un organismo de carácter administrativo, cuando de-
bería ser solucionado por la autoridad judicial. Se trata de re-
solver la aplicación de una norma frente a una cuestión de hecho
(arg. arts. 75, inc. 12, y 95, Const. nacional).
Es factible que al momento de expresarse las primeras ma-
nifestaciones invalidantes no hubiera una ART subrogada en las
596 PARTE ESPECIAL

obligaciones del empleador (p.ej., puede hacerse referencia a


las ocurridas con anterioridad a la vigencia de la ley o por in-
cumplimiento de este último que no contrató el seguro); en este
caso, la ley da una solución práctica: la obligación recae sobre
la última ART (art. 47, ap. 2). Ésta puede solicitar el respec-
tivo reintegro sobre otras agencias de esa índole, o sobre el
propio empleador (en el caso de que no hubiera contratado el se-
guro). De esa manera, procede la inmediata prestación del
servicio a favor del trabajador, sin que la misma quede diferida
en razón de discusiones de carácter jurídico referidas a quién le
cabe la responsabilidad.
La obligación puede ser, según el criterio tradicional en la
materia, en especie o en dinero. El goce de la prestación re-
quiere la previa denuncia del hecho dañoso; el respectivo de-
recho se adquiere a partir de ese momento (art. 43, ap. 1).
Brevemente nos hemos referido a las primeras: a) asisten-
cia médica y farmacéutica; b) prótesis y ortopedia; c) rehabilita-
ción, y d) recalificación profesional (art. 20, ap. 1, incs. a a d).
Las indicadas en a, b y c deben proveerse hasta la cura-
ción completa (lo que no significa que el hecho se produzca sin
incapacidad; lo que importa es que el daño se ha consolidado)
del damnificado o "mientras subsistan los síntomas incapacitan-
tes, de acuerdo a como lo determine la reglamentación" (art.
20, ap. 3).
Además de las referidas prestaciones en especie, la LRT
establece la del "servicio funerario" (art. 20, ap. 1, inc. e), res-
pecto de los trabajadores fallecidos a causa de un accidente
o de una enfermedad profesional. Dicho servicio deberá ser
proveído por la ART o, en su caso, por el empleador, en las
condiciones mínimas que fije la reglamentación.
Las situaciones de contingencia que impiden el desarrollo
de la labor o disminuyen la capacidad del trabajador generan
prestaciones dinerarias "que gozan de las franquicias y privile-
gios de los créditos por alimentos", y son "irrenunciables y no
pueden ser cedidas ni enajenadas" (art. 11, ap. 1).
RÉGIMEN DE RIESGOS DEL TRABAJO 597

La norma no hace referencia a la inembargabilidad de es-


tas prestaciones, por lo que, dado su carácter -reemplazan al
salario que durante ese período no se devenga, o lo comple-
mentan en razón de la referida disminución de la capacidad de
ganancia-, tienen el mismo régimen que el ingreso salarial.

§ 461. INGRESO BASE. - A los fines de la determinación


del respectivo importe de las prestaciones en dinero, se estable-
ce el concepto de ingreso base. Éste corresponde al total de
las remuneraciones percibidas en el empleo durante los 12 meses
(o el menor tiempo trabajado) anteriores a la primera manifes-
tación invalidante, dividido por el número de días transcurridos
durante ese período. El valor mensual se obtiene multiplican-
do ese resultado por 30,4 (art. 12).

§ 462. CUANTÍA DE LAS PRESTACIONES EN DINERO. - La LRT


establece los criterios para determinar el importe que debe perci-
bir el trabajador cuando se halla en una de las diversas situa-
ciones de contingencia que analizamos. Autoriza al Poder Eje-
cutivo nacional para incrementar los respectivos valores, "cuando
las condiciones económicas financieras del sistema lo permi-
tan" (art. 11, ap. 3).
A fin de fomentar el empleo de trabajadores con incapaci-
dad laboral permanente que regresan a la actividad, el Poder
Ejecutivo nacional puede reducir los aportes y contribuciones
al sistema de seguridad social (art. 16, ap. 2).
Las referidas prestaciones monetarias se actualizan según
la variación del AMPO (art. 11, ap. 2, ahora MOPRE; ver § 424),
y pueden ser suspendidas por la ART, durante el período de
provisionalidad de la declaración de incapacidad permanente,
cuando el trabajador se negare, sin causa justificada, a "percibir"
las prestaciones referidas a una de las prestaciones de asisten-
cia médica, farmacéutica, prótesis, ortopedia o rehabilitación (art.
20, ap. 2). Obviamente, esa decisión está sujeta a revisión, en
definitiva, por la Cámara Federal de la Seguridad Social, previo
haberse agotado el pertinente trámite en las diversas instancias.
598 PARTE ESPECIAL

La LRT fija un período de progresividad en su aplicación


respecto de las prestaciones dinerarias (disposición final segun-
da). Al efecto, se diseñarán varias etapas a fin de alcanzar el
régimen definitivo dentro de los tres años de la vigencia de la
ley. El paso de una a otra estará condicionado a que la cuota
promedio a cargo de los empleadores permanezca por debajo
del 3% de la nómina salarial. El cronograma preparado al efec-
to podrá ser suspendido mientras no existan evidencias de que
el tránsito entre una etapa y otra no implique superar dicha me-
ta de costos (art. 20, aps. 1 y 2).
Por decr. 559/97 el Poder Ejecutivo nacional dispuso a
partir del 1 de julio de 1997 el pase "a la segunda etapa del
cronograma de entrada en vigencia del régimen de prestaciones
dinerarias" (art. Io, inc. a). Durante ésta, el régimen de pres-
taciones dinerarias será el siguiente: a) cuando el porcentaje de
incapacidad permanente en su etapa de provisionalidad fuere
igual o superior al 50% e inferior al 66%, la prestación de pago
mensual será del 70% del ingreso base con más las asignacio-
nes familiares, y b) una vez declarado el estado definitivo de la
referida incapacidad, la renta periódica que percibirá será la
que corresponde "al porcentaje de su incapacidad multiplicado
por el 70% del valor mensual del ingreso base, con más las
asignaciones familiares correspondientes". En ningún caso,
"el valor actual esperado de la renta periódica" podrá superar
$ 110.000 (ver siguiente ap. c, 2; decr. 559/97).
Cuando el grado de la incapacidad parcial permanente fuere
inferior al 50%, se liquidará una indemnización de pago único
de acuerdo con el criterio que establece la LRT para el perío-
do definitivo: 43 veces el valor mensual del ingreso base, mul-
tiplicado por el porcentaje de incapacidad y por el coeficiente
de edad (65 dividido por la edad del damnificado a la fecha de
la primera manifestación invalidante). Esa suma no podrá ser
superior a la que resulte de multiplicar $ 55.000 por el porcen-
taje de incapacidad (art. 49, disposición final segunda, ap. 3).
a) INCAPACIDAD LABORAL TEMPORARIA (ILT). Ésta genera el pa-
go del 100% del ingreso base; durante los primeros 10 días, es-
RÉGIMEN DE RIESGOS DEL TRABAJO 599
te ingreso está a cargo del empleador y luego de la respectiva
ART. Dichos importes suplen los salarios (que no se deven-
gan) y deben abonarse en los mismos plazos y condiciones que
aquéllos. Los mismos, así como los períodos que correspon-
den a las demás incapacidades, están sujetos al pago de aportes
y contribuciones a la seguridad social (art. 13).
b) INCAPACIDAD PERMANENTE PARCIAL (IPP) NO SUPERIOR AL 20%
DE LA TOTAL. En el caso, el alta médica la convierte en definiti-
va, y el trabajador recibe un importe fijo que se liquida por una
sola oportunidad igual a 43 veces el importe mensual del ingre-
so base, multiplicado por el coeficiente de edad (65 dividido
por esta última al momento de la primera manifestación de in-
validez). El resultado no puede superar el importe que resulte
de multiplicar $ 55.000 por el porcentaje de incapacidad (art.
14, aps. 1 y 2, inc. a). Dicha prestación es compatible con el
desempeño de la actividad (art. 16).
c) INCAPACIDAD PERMANENTE PARCIAL (IPP) SUPERIOR AL 20% E
INFERIOR AL 66%. En este caso, debe distinguirse según la mis-
ma se refiera al período de provisionalidad o definitivo.
1) PROVISIONALIDAD. Se abona el 70% del valor mensual
del ingreso base, multiplicado por el porcentaje de incapacidad.
Como dicha prestación suple al salario, además del importe de
la misma, corresponde efectuar el pago de las asignaciones fa-
miliares (art. 14, ap. 1).
2) DEFINITIVO. El trabajador damnificado -en las condicio-
nes que establezca la reglamentación- percibe una prestación
mensual complementaria constituida por una "renta periódica",
o sea, el importe contratado entre el beneficiario y una ART o
una compañía de seguros de retiro. La misma está sujeta a las
pautas que fija el art. 19 (ap. 1): se genera a partir de la "fecha
de declaración del carácter definitivo de la incapacidad perma-
nente parcial y se extingue con la muerte del beneficiario o en
la fecha en que se encuentre en condiciones de acceder a la
jubilación por cualquier causa" que corresponda. El capital que,
600 PARTE ESPECIAL

al efecto, debe integrar la ART, es el necesario, desde el punto


de vista actuarial, para que produzca durante el período de vi-
gencia del referido contrato, una renta mensual similar "al 70%
del valor mensual del ingreso base multiplicado por el porcen-
taje de incapacidad". Dicho importe está sujeto a las retencio-
nes por aportes previsionales y del sistema nacional del seguro
de salud (art. 14, ap. 2).
d) INCAPACIDAD PERMANENTE TOTAL (IPT). Corresponde dis-
tinguir según se trate del período de:
1) PROVISIONALIDAD. Como en el caso indicado en c, 1, el
trabajador percibe el 70% del ingreso base, con más las asigna-
ciones familiares. Durante ese lapso, no procede el pago de
las prestaciones jubilatorias (art. 15, ap. 1).
Como durante el período de provisionalidad no se realizan
los aportes y contribuciones al sistema jubilatorio, en el caso
de que no se concrete el carácter definitivo de la incapacidad
total (a través de la respectiva declaración firme de la comisión
médica o de su respectiva confirmatoria, ya en sede administra-
tiva o judicial), la ART (o el empleador que no había contrata-
do el seguro, o el que había sido autorizado a autoasegurar-
se) debe hacerse cargo del respectivo capital de recomposición
(que define el art. 94, ley 24.241; ver § 438, k), o efectuar un
pago similar al "régimen previsonal a que estuviese afiliado el
damnificado" (el SIJP u otro), a fin de que ese hecho no tenga
repercusión desfavorable sobre el haber de prestación jubilatoria
que pueda corresponderé a aquél en el futuro (art. 15, ap. 3).
2) DEFINITIVO. Firme la respectiva declaración que califi-
ca a la incapacidad de esa manera, el trabajador tiene derecho
a: a) gozar la prestación jubilatoria que le corresponde de acuer-
do con el SIJP u otro (en especial en el caso de los empleados
públicos provinciales que se hallan afiliados a otros regíme-
nes), y b) una prestación adicional, en las condiciones que fije
la reglamentación, constituida por una renta periódica, cuyo
monto se determina "actuarialmente en función del capital inte-
grado por la ART" equivalente "a 43 veces el valor mensual
RÉGIMEN DE RIESGOS DEL TRABAJO 601

del ingreso base, multiplicado por un coeficiente que resulta-


rá de dividir el número 65 por la edad del damnificado a la
fecha de la primera manifestación invalidante" (coeficiente de
edad). El capital que debe integrarse, no puede ser superior a
la suma de $ 110.000 (art. 15, ap. 2; art. Io, decr. 839/98).
En el caso de que el empleador de la víctima no hubiere
contratado el seguro, además de tener que sufragar los respecti-
vos importes para hacer frente a las prestaciones, tanto en espe-
cie como en dinero, deberá integrar el capital a fin de que el
trabajador, o en su caso, sus herederos previsionales, perciban
la citada renta periódica (arg. art. 505, Cód. Civil).
Si el empleador hubiera sido autorizado a autoasegurarse,
deberá contratar con una empresa de seguro de retiro, de su
elección, la integración del capital necesario para hacer frente a
la citada renta periódica (art. 19, ap. 1, párr. 2 o ). El Poder
Ejecutivo nacional reglamentará "la forma y la cuantía de la
garantía del pago de la renta periódica en caso de quiebra o li-
quidación por insolvencia" de la respectiva compañía de seguro
que había asumido la obligación de integrar ese capital (art. 19,
ap. 2; ver § 467, a).
e) GRAN INVALIDEZ. De producirse esta situación, a las su-
mas mensuales que corresponda liquidar al trabajador en los
distintos supuestos de incapacidad permanente total (o sea, du-
rante el período de provisionalidad o definitivo), debe adicio-
narse el importe equivalente a tres veces el valor del ex AMPO,
ahora MOPRE (ver § 424) hasta el momento de su fallecimien-
to (art. 17).
f) MUERTE. En caso de que el accidente o enfermedad pro-
fesional hubieran provocado el deceso del trabajador, sin per-
juicio del derecho de sus familiares con vocación previsional
(ver § 420) a percibir la respectiva prestación de pensión, ésta
se complementa con una renta periódica, en condiciones simila-
res a las que hemos indicado en el ap. d, 2 (obviamente, tenien-
do en cuenta la expectativa de edad de los citados herederos;
í art. 18).
I-
602 PARTE ESPECIAL

§ 463. SANCIONES POR INCUMPLIMIENTO. - En caso de pro-


ducirse una situación de esta índole que no tenga asignada una
sanción más grave, la parte que no satisfizo su obligación (ART,
compañía de seguros de retiro o empleador autorizado a auto-
asegurarse) está sujeta a una de orden pecuniario que aplica la
Superintendencia de Riesgos de Trabajo (SRT) dentro de los
parámetros que fija la ley: de 20 a 200 AMPO (ahora MOPRE;
art. 32, ap. 1, ley 24.557).
Si como consecuencia del incumplimiento de las normas
de higiene y seguridad en el trabajo se produjere un accidente
o enfermedad profesional, la SRT aplicará al infractor una san-
ción de hasta $ 30.000, en razón de la gravedad de aquélla. El
respectivo importe ingresa al Fondo de Garantía (ver § 467, a)
y la gestión de cobro está a cargo de la SRT (art. 5 o , aps. 1 y 2).
Como la LRT no establece un procedimiento para articular
en sede judicial la revisión de la sanción aplicada, ésta podría
ser cuestionada por la vía de un recurso de amparo o por una
demanda ordinaria.
Si la infracción hubiere consistido en la no prestación de
la asistencia médica y farmacéutica (prescripta en el art. 20, ap.
1, inc. a), la sanción será la prevista en el art. 106 del Cód. Pe-
nal, reformado por ley 24.410 (art. 32, ap. 2). La falta de
cumplimiento del pago de las prestaciones dinerarias o de los
aportes creados por la ley, generará una sanción graduada entre
2 y 6 años de prisión (art. 32, ap. 4). En este último caso, la
tipificación del delito, que es de competencia federal, exige una
previa intimación en el domicilio del deudor y el mantenimien-
to de la actitud omisiva durante 15 días (art. 32, aps. 6 y 7).
Cuando la infracción hubiera sido cometida por una perso-
na jurídica, "la pena de prisión se aplicará a los directores, ge-
rentes, síndicos, miembros del consejo de vigilancia, adminis-
tradores, mandatarios o representantes que hubiesen intervenido
en el hecho punible" (art. 32, ap. 5).

§ 464. PRESCRIPCIÓN. - El derecho a la prestación que de-


be concederse en especie o en dinero prescribe "a los 2 años a
RÉGIMEN DE RIESGOS DEL TRABAJO 603

contar de la fecha" en que "debió ser abonada o prestada y, en


todo caso, a los 2 años desde el cese de la relación laboral"
(art. 44, ap. 1).
La norma adopta un criterio similar al que contenía la ley
24.028 (art. 12, inc. d), que en ciertas situaciones puede resul-
tar irrazonable. Fija el plazo de la prescripción a los 2 años
del distracto, cuando existen enfermedades que recién expresan
sus signos invalidantes, una vez vencido ese lapso. Por lo tan-
to, de darse esa situación, se le niega al trabajador damnificado
la posibilidad de promover acción a fin de solicitar la repara-
ción del daño sufrido. Antes de que aparecieran los referidos
signos, no podía hacerlo, ya que no había sufrido un daño ré :
sarcible, mientras que, cuando éste se manifiesta en su pleni-
tud, la ley considera que su derecho se halla prescripto, pues ha
vencido el plazo máximo dispuesto al efecto. Sin duda, ello
resulta irrazonable. Del plausible deseo de evitar la aplica-
ción del criterio, según el cual la reparación por la vía especial
laboral era imprescriptible (como surgía en la práctica de acuer-
do con la ley 23.643 que modificó la 9688), se ha pasado a
otro que determina que la acción está sujeta a esa "caducidad",
antes de que nazca.

D) AGENCIAS

§ 465. ASEGURADORAS DE RIESGOS DE TRABAJO Y COMPAÑÍAS


DE SEGUROS. - La gestión del servicio (salvo respecto de los em-
pleadores que han sido autorizados a autoasegurarse -en cuyo
caso en el que lo hacen directamente-) está a cargo de las referi-
das ART, entidades de derecho privado autorizadas a funcionar
como tales por la SRT y la Superintendencia de Seguros, orga-
nismos que tienen a su cargo el contralor del subsistema de se-
guridad social.
Las creadas por vía de convenio colectivo no pueden tener
fines de lucro y, en su actuación, deben preservar el "principio
de libre afiliación de los empleadores comprendidos en el ám-
bito" de aquél (art. 42, inc. a).
604 PARTE ESPECIAL

Las ART, a fin de acreditar que cuentan con los elementos


de juicio que las habilita al eficaz cumplimiento de su función,
deberán demostrar: a) solvencia económica; b) capacidad de
gestión conforme los recaudos que prescribe la LRT y la ley
de seguros (20.091), y c) tener como objeto único el otorga-
miento de las prestaciones que establece el subsistema de se-
guridad, dentro del ámbito geográfico que la propia ART deter-
mine conforme las pautas que fije la reglamentación (art. 26,
aps. 1 y 3).
La solvencia económica se acredita mediante la tenencia
de un capital integrado mínimo de $ 3.000.000. El Poder Eje-
cutivo nacional puede modificar esa exigencia y establecer un
mecanismo de movilidad automática en función de los riesgos
asumidos (art. 26, ap. 5).
La ART debe disponer, con carácter de servicio propio o
contratado, la infraestructura necesaria para proveer en forma
adecuada las prestaciones en especie que establece la LRT. La
misma podrá ser contratada con las obras sociales (ver § 471 y
ss.; art. 26, ap. 7).
Los bienes que respaldan sus reservas no pueden ser afec-
tados por obligaciones distintas de las derivadas de la LRT, ni
aún en caso de liquidación. De ocurrir esta situación, los mis-
mos serán transferidos al Fondo de Reserva de la LRT (art. 26,
ap. 6; ver § 467, b).
Las compañías de seguro que a la fecha de promulgación
de la ley (3/10/95) operaban en la rama de accidentes de traba-
jo, pueden gestionar las acciones que prevé la LRT, salvo la
contratación de una renta periódica con un beneficiario. Están
exentas de la exigencia de tener objeto único y un capital míni-
mo; a este efecto, les son aplicables las que rigen la actividad
aseguradora general.
En cuanto al tratamiento impositivo, se las considera como
ART, así como respecto de las exigencias referidas a los bienes
que respaldan las reservas derivadas de esa operatoria. Éstos
deben ser registrados y expresados en forma separada del res-
RÉGIMEN DE RIESGOS DEL TRABAJO
605
to de las actividades desarrolladas por la compañía, y no pueden
ser afectados al respaldo de otros compromisos. En caso de li-
quidación, los referidos bienes serán transferidos al Fondo de
Reserva de la LRT y no pueden ser afectados por créditos o ac-
ciones originadas en otras operatorias.
Dichas compañías pueden convenir con una ART la trans-
ferencia de su cartera de siniestros pendientes a la fecha que
determine la Superintendencia de Seguros de la Nación. En
ese caso, deberán ceder los activos que respaldan la totalidad
de dichos pasivos (art. 49, disposición adicional 4a). /x.
La autorización para operar como ART puede ser revoca-
da: a) por las causas y procedimientos previstos en la LRT, la
ley de entidades de seguros (20.091) y sus respectivas regla-
mentaciones; b) "por omisión del otorgamiento íntegro y opor-
tuno de las prestaciones que determina la LRT", y c) "cuando
se verifiquen deficiencias graves en el cumplimiento de su ob-
jeto que no sean subsanadas en los plazos que establezca la re-
glamentación" (art. 26, ap. 2).
Los empleadores que no han sido autorizados a autoasegu-
rarse, están obligados a contratar un seguro con la ART que li-
bremente elijan. Ésta no puede negarse a hacerlo si aquél se
halla en el ámbito de actuación que ella ha fijado (art. 27,
aps. 1 y 2). Las cuotas que se establezcan no pueden serlo
en violación a las normas de la LRT (art. 31, ap. 1, inc. / ) .
La ART debe suministrarle a todo interesado los datos referi-
dos a su composición, balances, régimen de alícuotas, y aquellos
otros que indique la reglamentación (art. 31, ap. 1, inc. e).
La forma, contenido y plazo de vigencia de la negociación,
será determinado por la SRT (art. 27, ap. 3). La ART no pue-
de, como condición para concertar el negocio jurídico de afilia-
ción de un empleador, exigir la realización de exámenes psico-
físicos a los trabajadores (art. 31, ap. 1, inc. g).
Las Superintendencias de Seguros y la de Riesgos de Tra-
bajo, en forma conjunta, establecen los indicadores que las ART
deberán tener en cuenta a los fines de diseñar el régimen de
606 PARTE ESPECIAL

alícuotas. Aquéllos "reflejarán la siniestralidad presunta, la si-


niestralidad efectiva, y la permanencia del empleador en una
misma ART". Cada una de éstas fija su régimen de alícuotas
(que debe ser aprobado por la Superintendencia de Seguros de
la Nación), en función del cual se determina, respecto de cual-
quier establecimiento, el valor de la cuota mensual de la prima.
Ésta debe ser fijada por establecimiento (art. 24).
El contrato de seguro se renueva automáticamente a su
vencimiento; a tal efecto se aplicará el régimen de alícuotas vi-
gente a ese momento. La rescisión del mismo por parte del
empleador está sujeta a la concertación de uno similar (en
cuanto a su objeto) con otra ART o a su incorporación al régi-
men de autoseguro (art. 27, aps. 4 y 5).
Al celebrarse el respectivo acuerdo, en la medida en que el
establecimiento (o uno de ellos, en caso de ser varios) del em-
pleador no cumpla con los recaudos que exige la reglamenta-
ción referida a higiene y seguridad, las partes pueden determi-
nar un "plan de mejoramiento" que deberá cumplirse en el plazo
máximo de 24 meses, de acuerdo con las pautas y contenidos
que fije el Poder Ejecutivo nacional. Durante la vigencia del
mismo, el empleador no podrá ser sancionado por no ajustarse
a las exigencias reglamentarias, en tanto las mismas estén in-
cluidas dentro del referido plan (arts. 4o y 31, ap. 1, inc. a).
La ART toma a su cargo el contralor de la ejecución del
respectivo programa, y debe denunciar a la SRT los incumpli-
mientos que compruebe. De no hacerlo, será pasible de san-
ción, sin perjuicio de las que estableciere el Poder Ejecutivo
nacional al fijar las pautas a que debe ajustarse el referido plan
(arts. 4o, aps. 2 y 4, y 31, ap. 1, inc. a).
Estimamos que nada empece a que las partes establezcan
un plan que supere los máximos que fija la reglamentación apli-
cable, a fin de mejorar los niveles de prevención de los riesgos
de trabajo.
Como lo hemos indicado, la falta de cumplimiento por
parte del empleador al pago de las cuotas o por no haber de-
RÉGIMEN DE RIESGOS DEL TRABAJO 607
nunciado la totalidad del personal, no es motivo para que la
ART no brinde la respectiva atención médica y paramédica y
las prestaciones dinerarias al siniestrado o, en su caso, a sus fa-
miliares. De ocurrir una situación de esa índole, sin perjuicio
del derecho de la ART para reclamar el reintegro de los gastos
en que ha incurrido con motivo de ese incumplimiento, el em-
pleador deberá depositar en el Fondo de Garantía las cuotas
que omitió abonar. No obstante que la norma dispone esta
obligación, le confiere acción a la ART para reclamar las coti-
zaciones adeudadas, lo que, en principio, parecería una contra-
dicción. Estimamos que esta última disposición se refiere a
las cuotas no abonadas que corresponden a los trabajadores de-
clarados, así como las que debían ser efectuadas por aquellos
que no lo han sido, pero no han sufrido una contingencia que
dé derecho a solicitar una prestación (art. 28, aps. 2 a 4).
La falta de cumplimiento al deber de abonar las cuotas o
de declarar el total del personal, constituye un delito reprimido
con "prisión de 6 meses a 4 años" (art. 32, ap. 3).
El importe de las respectivas cuotas constituye, a los fines
del impuesto a las ganancias, un gasto deducible. El contrato
que suscriben la ART y el empleador está exento "de todo im-
puesto o tributo nacional" (art. 25, aps. 1 y 2). El contrato de
renta periódica "goza de las mismas exenciones impositivas que
el contrato de renta vitalicia previsional" que establece el SIJP
(ver § 426, a). Los gobiernos de provincia podrán adoptar
similar dispensa con respecto a los impuestos locales. Las
reservas obligatorias que deben hacer las ART también están
exentas de impuestos (art. 25, aps. 3 a 5).
La ley admite que las ART pueden contratar con sus afilia-
dos un régimen de prestaciones referidas a las obligaciones del
empleador en caso de accidentes y enfermedades inculpables
del trabajador, así como de las contingencias por accidentes y
enfermedades de trabajo reclamadas de acuerdo con leyes ante-
riores. En el caso, ambas operatorias deberán ajustarse a la
normativa general en materia de seguros; la ART puede fijar li-
bremente la prima. La gestión económica y financiera deberá
608 PARTE ESPECIAL

ser llevada en forma separada respecto de la que corresponde a


los demás riesgos (art. 26, ap. 4).
La gestión de las ART es supervisada por la SRT y, en lo
pertinente, por la Superintendencia de Seguros (arts. 26, ap. 1;
5 o , ap. 2; 24, aps. 1 y 3; 36, ap. 1, inc. b).
Entre otras, la LRT le impone a las ART, como obligación:
a) promover la prevención, por lo cual deberán informar a la
SRT "acerca de los planes y programas exigidos a las empre-
sas"; b) denunciar ante esa administración, los incumplimientos
de los afiliados a las normas de higiene y seguridad en el traba-
jo, y c) en el "plan de mejoramiento", llevar un registro de si-
niestralidad por establecimiento (art. 31, ap. 1, incs. a, c y d).
Sin perjuicio del cumplimiento de los recaudos y disposi-
ciones que establece la ley de seguros, respecto de la compo-
sición y administración de los bienes que constituyen la reserva
para garantizar los riesgos asumidos, la ART no puede "desti-
nar recursos a objetos distintos de los previstos" en la ley (art.
31, ap. 1, inc. / ) .
La LRT no dedica mayor atención al proceso contencioso,
ni a la competencia de la justicia para entender en los conflic-
tos que se planteen entre los trabajadores y la ART, y entre ésta
y sus afiliados. Como lo hemos visto, ha regulado el procedi-
miento referido a las impugnaciones efectuadas por el trabaja-
dor respecto de la calificación y entidad de los daños sufridos
(reglamentado por decr. 717/96). Al efecto, ha determinado
que el conocimiento de dichas cuestiones le compete a la comi-
sión médica provincial en primera instancia. De la decisión
que ésta pronuncie, se puede recurrir ante el juez federal com-
petente o, si lo desea el trabajador, respecto de su queja, ante la
Comisión Médica Central. De las decisiones dictadas por este
órgano administrativo, así como del judicial, se puede recurrir
ante la Cámara Federal de la Seguridad Social (art. 46, ap. 1).
El cobro de las cuotas y recargos impagos de los afiliados a la
ART, tramita por la vía del sumarísimo ante la justicia local
(art. 46, ap. 3).
RÉGIMEN DE RIESGOS DEL TRABAJO 609
La ley se caracteriza por haber intentado disminuir la alta
litigiosidad que existía en la materia, sustrayendo -en la medi-
da de lo posible- su conocimiento a los tribunales con compe-
tencia en materia laboral. El diseño que se ha elaborado sólo
contempla algunas de las numerosas cuestiones que pueden plan-
tearse, no todas ellas vinculadas a temas de carácter médico, si-
no estrictamente jurídico. Entre otras, cabe mencionar el tema
referido a si un daño sufrido por el trabajador en el trayecto de
ida o de vuelta a su empleo, compromete o no la responsabili-^
dad de su empleador y, por ende, de quien se ha subrogado e^n
sus obligaciones (la ART).
Como lo hemos señalado, estimamos que es de dudosa va-
lidez, desde el punto de vista constitucional, la determinación
referida a que cuestiones de orden común le sean encomenda-
das a tribunales federales, sustrayéndolos del conocimiento de
los jueces locales.

§ 466. ÓRGANOS DE SUPERVISIÓN. - El contralor del fun-


cionamiento de las ART y de las compañías de seguros que op-
ten por operar como aquéllas, está a cargo de la citada Superin-
tendencia de Riesgos del Trabajo (SRT) y, en lo pertinente, por
la Superintendencia de Seguros de la Nación.
La primera, creada por la LRT (art. 35), es un ente autár-
quico que funciona en el ámbito del Ministerio de Trabajo y
Seguridad Social de la Nación.
La referida ley le encomienda, entre otras, las siguientes
funciones: a) "controlar el cumplimiento de las normas de hi-
giene y seguridad en el trabajo"; a tal efecto se le transfieren
las facultades y atribuciones que desempeñaba la Dirección Na-
cional de Salud y Seguridad en el Trabajo. A los fines de su
cometido, puede "dictar las disposiciones complementarias que
resulten de delegaciones de esta ley o de los decretos reglamen-
tarios" (arts. 35 y 36, ap. 1, inc. a); b) "supervisar y fiscalizar
el funcionamiento de las ART"; c) "imponer las sanciones pre-
vistas" en la ley; d) "requerir la información necesaria para el
610 PARTE ESPECIAL

cumplimiento de sus competencias, pudiendo peticionar órde-


nes de allanamiento y el auxilio de la fuerza pública"; e) "dic-
tar su reglamento interno, administrar su patrimonio, gestionar
el Fondo de Garantía, determinar su estructura organizativa y
su régimen interno de gestión de recursos humanos"; / ) "man-
tener el Registro Nacional de Incapacidades Laborales en el
cual se registrarán los datos identificatorios del damnificado y
su empresa, época del infortunio, prestaciones abonadas, inca-
pacidades reclamadas, y además, deberá elaborar los índices de
siniestralidad", y g) "supervisar y fiscalizar a las empresas au-
toaseguradas y el cumplimiento de las normas de higiene y se-
guridad del trabajo en ellas" (art. 36, ap. 1, incs. b a g).
La dirección de la SRT está a cargo de un funcionario (su-
perintendente) designado por el Poder Ejecutivo nacional. Su
nominación deberá efectuarse "previo proceso de selección"
(art. 3 8 , ap. 1). Las relaciones del personal con el ente se re-
gulan de acuerdo con las normas de la LCT, y sus remuneracio-
nes, así como las del superintendente, serán fijadas por el Mi-
nisterio de Trabajo y Seguridad Social de la Nación (art. 38,
aps. 2 y 3).
La determinación de que las relaciones entre un ente de la
Administración pública y su personal se rigen por la LCT, a
nuestro juicio, no significa que este último no goce de la "esta-
bilidad absoluta" que le confiere el art. 14 bis de la Const. na-
cional. Por lo tanto, además de los derechos que consagra la
LCT, los trabajadores podrán invocar todos los que correspon-
den al régimen del empleado público, carácter que no pierden
por el hecho de que la norma establezca que sus relaciones con
su empleador se rigen por el derecho común laboral.
El funcionamiento de dicho ente y, en lo pertinente, de la
Superintendencia de Seguros de la Nación (la LRT hace refe-
rencia a "los entes de supervisión"), se financia con la tasa que
sobre las cuotas mensuales que se abonan a las ART prevé el
art. 81 de la ley 20.091 (art. 37, ap. 1, ley 24.557). Además
de las funciones que la referida norma le encomienda, también
RÉGIMEN DE RIESGOS DEL TRABAJO 611
ejerce las funciones y atribuciones que al momento de su san-
ción le competía a la Dirección Nacional de Salud y Seguridad
en el Trabajo.

E) FINANCIACIÓN

§ 467. RECURSOS DEL SISTEMA. - Éste se mantiene con las


cuotas que los empleadores abonan a la ART que han elegido
(art. 23). Están exceptuados de hacerlo los que han sido habi-
litados a autoasegurarse (ver § 454, a), que responden directa-
mente por la reparación de los infortunios que sufren sus traba-
jadores (art. 30). Éstos, a los fines de la integración del capital
con que se hará frente al pago de la renta periódica que debe
percibir el trabajador en los casos que establece la LRT (inca-
pacidades parcial y total permanente; ver § 462, c, 1 y d, 2),
deben concertar un contrato con una entidad de seguro de reti-
ro autorizada que, al efecto, elijan. A partir de ese momen-
to, ésta será la única responsable de la cancelación del crédito
que se devengue en beneficio del trabajador (art. 19, ap. 1,
párr. 2).
Las referidas cuotas que constituyen la contribución que
realizan los empleadores a la ART, las fija esta aseguradora de
conformidad con los parámetros que surgen de los indicadores
elaborados en forma conjunta por la SRT y la Superinten-
dencia de Seguros de la Nación, a los que ya hemos hecho re-
ferencia (art. 24).
Esa contribución se determina en función de la nómina sa-
larial que abona el empleador afiliado; a este efecto son aplica-
bles los criterios y topes que fija el SIJP a los mismos fines.
Por lo tanto, se toman en cuenta un ingreso mínimo y uno má-
ximo (3 y 60 AMPO; hoy MOPRE) (art. 23, ap. 2; ver § 433,
c). De acuerdo con ello, "el ingreso base" en función del cual
se determina el importe de las prestaciones dineradas a cargo
de la ART, está sujeto a esa limitación. El importe así deter-
minado no puede ser reducido por el Poder Ejecutivo nacional
612 PARTE ESPECIAL

(arg. art. 41, ap. 2, que hace referencia al art. 188, ley 24.241,
modif. por art. 13, ley 24.463).
El pago de la prima a la ART, así como su declaración, se
efectúa en forma conjunta con los aportes y contribuciones que
integran el CUSS (ver § 435). La fiscalización y verificación
está a cargo de la ART; ésta debe promover la ejecución de las
cuotas impagas (arts. 23, ap. 3, y 28, ap. 4).
El cobro por vía judicial de éstas, así como los recargos,
intereses, multas y "contribuciones" adeudadas, se realiza por
la vía de apremio que establecen los respectivos códigos proce-
sales en lo civil y comercial de cada jurisdicción. La norma
establece que en las provincias tiene competencia para conocer
en la cuestión la justicia en lo civil y comercial. Como se tra-
ta de una cuestión que corresponde al ámbito público provin-
cial (arts. 121, 122 y concs., Const. nacional), la decisión adop-
tada por el gobierno federal excede el límite de su mandato,
por lo que, estimamos, es írrita. La competencia de los jueces
para entender en esas causas se determinará en virtud de lo
que prescriban las normas provinciales en la materia.
En la Capital Federal, en la que el certificado de deuda ex-
pedido por la respectiva ART es suficiente título ejecutivo, la
acción puede deducirse ante la justicia nacional con competen-
cia en lo laboral o en lo civil ó comercial (art. 46, ap. 3).
El respectivo derecho de crédito de la ART contra los em-
pleadores que están afiliados, prescribe a los 10 años a partir
del momento en que "debió efectuarse el pago". Dicho plazo
también es aplicable respecto de los que tienen como titular a
los entes de regulación y supervisión (SRT que administra el
Fondo de Garantía, y Superintendencia de Seguros de la Na-
ción que lo hace respecto del de Reserva; arts. 33 y 34).
Los gastos de administración de la SRT y, en lo pertinente,
de la Superintendencia de Seguros, se cubren de acuerdo con el
régimen establecido al efecto por la ley 20.091 (art. 82), o sea,
con la tasa aplicada a las cuotas que percibe la ART (art. 37,
ap. 1). Como lo hemos indicado, la actuación ante las comisio-
RÉGIMEN DE RIESGOS DEL TRABAJO 613

nes médicas es gratuita para el empleado, así como los traslados


y estudios complementarios (art. 21, aps. 3 y 4).
A los fines de cubrir la insolvencia de las ART, así como
la de los empleadores que no han contratado un seguro (en este
caso, previa declaración de insuficiencia patrimonial), se crean
un Fondo de Reserva y uno de Garantía, respectivamente (arts.
29, 33 y 34).
a) FONDO DE GARANTÍA DE LA LEY DE RIESGOS DEL TRABAJO. En
el caso de que el empleador que no había contratado el seguro,
así como el que había sido autorizado a autoasegurarse, se ha-
llen en situación de insolvencia patrimonial, motivo por el cual
el trabajador o sus herederos no perciben las prestaciones que
fija la LRT, sin perjuicio de las sanciones (aun de tipo penal)
que les cabe a aquéllos por su incumplimiento, las referidas
obligaciones son asumidas por ese organismo (art. 29, ap. 1).
El Fondo de Garantía es administrado por la SRT. Como
recursos cuenta con: 1) los previstos en la ley (que, además,
se remite a la de entidades de seguro, 20.091); 2) contribución
a cargo de los empleadores privados autoasegurados que deter-
minará la reglamentación; 3) las multas por "incumplimiento
de las normas sobre daños de trabajo y de las normas de higie-
ne y seguridad"; 4) los importes recuperados "de los empleado-
res en situación de insuficiencia patrimonial" (en forma directa
o a través de sus respectivos concursos); 5) las rentas produci-
das por los recursos propios y las sumas que le transfiera la
SRT, y 6) donaciones y legados (art. 33, aps. 1 y 3).
Establece la norma que "los excedentes" (sin duda, los que
fije la autoridad administrativa respecto de los fondos acumu-
lados por los superávit de varios años que superen las sumas
que, se calcula, se requerirán para cubrir los reclamos futuros)
y las donaciones y legados "tendrán como destino único apoyar
las investigaciones, actividades de capacitación, publicaciones
y campañas publicitarias que tengan como fin, disminuir los im-
pactos desfavorables en la salud de los trabajadores" (art. 33,
ap. 4).
614 PARTE ESPECIAL

Con el objetivo de percibir los importes correspondientes,


el interesado deberá probar la situación de "insuficiencia patri-
monial del empleador... a través del procedimiento sumarísimo
previsto para las acciones meramente declarativas", de acuer-
do con la ley procesal que corresponda en función de la juris-
dicción donde esa circunstancia deba ser acreditada (art. 29,
párr. 2 o ).
Como requisito para acreditar dicha situación, el interesa-
do deberá promover la correspondiente ejecución de sentencia
(lo que supone que previamente ha debido promover una acción)
y solicitar en ella la referida declaración, lo que deberá efec-
tuar en los plazos que fije la reglamentación (art. 33, ap. 2).
Entendemos que, del respectivo reclamo, debe corrérsele
traslado al referido fondo, que debe controlar no sólo la veraci-
dad de la afirmación respecto de la insolvencia denunciada, si-
no también la existencia de la obligación que deberá satisfacer.
Como surge de la norma, la acción se deduce ante el juez
local con competencia en el domicilio de la ART, a menos que
se hubiere fijado uno especial. No se establece la competen-
cia de la justicia federal (que es de excepción), por lo que, más
allá de la validez constitucional que tendría una declaración en
ese sentido, corresponde aplicar el criterio de distribución de
esa función que surge de la Constitución nacional (arg. arts. 75,
inc. 12, 121 y concordantes).
El patrimonio del referido Fondo de Garantía, así como el
de Reserva, se financian exclusivamente con los recursos que de-
termina la ley. El Estado no asume responsabilidad respecto
de la insolvencia de esos órganos; los referidos fondos no in-
tegran el presupuesto general de la Administración pública
(art. 48).

b) FONDO DE RESERVA DE LA LEY DE RIESGOS DEL TRABAJO. Con


idéntica finalidad, pero para garantizar la percepción de los cré-
ditos contra las ART que han sido declaradas en estado de li-
quidación, la ley ha creado el referido fondo. Los recursos del
mismo -que administra la Superintencia de Seguros de la Na-
RÉGIMEN DE RIESGOS DEL TRABAJO 615
ción- corresponden a los que fija la propia norma y el aporte a
cargo de las ART que, en forma anual determine el Poder Eje-
cutivo nacional (art. 34).

F) ASPECTOS ESPECIALES

§ 468. LIMITACIÓN DEL ACCESO A LA VÍA CIVIL. - La norma


(art. 39, aps. 1 a 3) ha tenido como uno de sus propósitos fun-
damentales (no único) cerrar la vía de acceso a la reparación de
acuerdo con las disposiciones del Cód. Civil. En ésta, se esta-
blece un monto fijo que se percibe en una sola oportunidad, lo
que incita a formular el reclamo, mientras que, según el nuevo
régimen, se otorga un complemento del ingreso correspondiente
al desarrollo de la actividad laboral (con la capacidad disminui-
da) o de la prestación jubilatoria.
Entendemos que ese propósito no se ha logrado en pleni-
tud, ya que ha quedado abierta la posibilidad de hacerlo en el
caso de las llamadas enfermedades accidentes, o sea, aquellas
cuya etiología no sólo responde a una causa vinculada con el
desempeño de la tarea laboral. En el caso, excluye del goce
de las respectivas prestaciones al trabajador que las ha sufrido,
en tanto una situación de esa índole no quede comprendida den-
tro de los listados que confeccione el Poder Ejecutivo nacional
(arts. 6 o , ap. 2; 40, ap. 2, inc. b; ver § 456). Ello posibilita
que éste (o sus herederos con aptitud para reclamar los dere-
chos que establece la referida norma, art. 18, ap. 2), en la me-
dida que acredite la relación causal adecuada, pueda reclamar la
correspondiente reparación del daño sufrido por una vía distin-
ta de la laboral especial.
La referida limitación, salvo los casos en que el empleador
hubiera actuado con dolo, situación que es muy difícil que se
presente en la práctica (o, por lo menos, demostrarla), ha mere-
cido por parte de cierta doctrina una serie de objeciones, algu-
nas de las cuales afirman que la norma es inconstitucional, en
cuanto le impide al trabajador deducir una acción que le corres-
616 PARTE ESPECIAL

ponde a todo ciudadano, lo que constituye una situación de dis-


criminación arbitraria.
Al efecto, se argumenta que, en el caso de que un mismo
hecho (explosión, choque, etc.) provocara daños a varias perso-
nas, el derecho de las víctimas a solicitar la consiguiente repa-
ración estaría condicionado (en perjuicio de los que se hallan
ligados con el responsable por un contrato de trabajo) al tipo
de relación jurídica (contractual o extracontractual) que vincu-
laba a las partes al momento de producirse el evento. El em-
pleado tendría que reducir su pretensión a reclamar una indem-
nización tarifada, mientras que los que no tienen ese carácter
podrían reclamar la reparación integral que establece la ley
civil. Por supuesto, esa situación sólo se da en el caso de que
se le impute al empleador la responsabilidad objetiva que esta-
blece la ley de riesgos, lo que no obsta a que al responsable
civil del hecho se le reclame la reparación integral (ver § 455).
Sin duda, esa aparente diferencia puede darse en el caso de
que, en el mismo demandado, coincidan ambos caracteres (em-
pleador y responsable civil).
El problema se plantea en razón de que, desde hace más
de 20 años, por la recepción por parte de los tribunales de todo
el país de un criterio interpretativo del art. 17 de la ley 9688,
se "incorporó" al plexo legal -como doctrina judicial- que el
trabajador que sufrió una incapacidad laboral como consecuen-
cia del ejercicio de su tarea, puede accionar para reclamar el
pago de una indemnización integral en virtud de las disposicio-
nes contenidas en el Cód. Civil (preferentemente, aunque no
exclusiva, art. 1113). De acuerdo con aquella norma, el acce-
so a ese tipo de reclamo estaba limitado a los casos en que al
empleador podía imputársele dolo o negligencia. Dicha inter-
pretación tuvo como fundamento que el Código Civil amplió el
número de situaciones (que antes eran limitadísimas) en que
-ya sea por aplicación, entre otras, de la teoría del riesgo- ad-
mite la responsabilidad objetiva (lo mismo que desde su san-
ción, en 1915, lo hacía la ley 9688). En 1988, la ley 24.028
(art. 16) receptó la posibilidad de hacer la opción, sin que la
RÉGIMEN DE RIESGOS DEL TRABAJO 617

misma estuviera sujeta a una situación especial (dolo, negligen-


cia del empleador, riesgo o vicio de la cosa).
El citado art. 39 de la ley 24.557 limita el ejercicio de esa
opción al caso en que el empleador hubiere actuado con dolo,
situación que podría alcanzar al de carácter eventual (excluye
la posibilidad de invocar el riesgo o vicio de la cosa, si no se,
ha dado esa previa conducta, que se requiere como condición"
para recurrir a la vía civil).
Respecto del análisis de la cuestión, estimamos que deben
distinguirse varias situaciones, cada una de las cuales admite
respuestas distintas. La primera cuestión que cabe analizar
se refiere a si el tema se formula en relación al texto "normal"
o del que tendrá vigencia durante el lapso de aplicación progre-
siva de la norma (art. 49, disposición final 2 a ; ver § 468, b).
Con referencia a la primera, a su vez, cabe distinguir según que
la incapacidad sufrida sea o no superior al 20% de la total del
trabajador (arts. 14 y 15).
a) RÉGIMEN NORMAL. El mismo tendrá operatividad una vez
que cese el referido período de aplicación progresiva de la nor-
ma (art. 49, disposición final 2 a ).
1) INCAPACIDAD SUPERIOR AL 20% E INFERIOR AL 66%. Estima-
mos que, salvo la imposibilidad de solicitar la reparación del
daño extrapatrimonial que el trabajador o sus herederos hubie-
ren podido sufrir (ver el siguiente ap. 3), puede entenderse que
la reparación a que se refiere la norma es integral. En efecto,
prevé atención médica y paramédica que se complementan con
prestaciones referidas a la rehabilitación y recalificación a los
fines de la recolocación profesional (arts. 12, ap. 2, incs. b y c,
y 20, ap. 1, incs. a a d).
A esa reparación en especie, que debe tener la dimensión
y calidad que indique la respectiva comisión médica (art. 21,
ap. 1, inc. b), se agrega -tanto en el período de provisionali-
dad, como definitivo- la reparación del lucro cesante provoca-
do por la incapacidad, en cuanto limita las posibilidades de in-
greso futuras del trabajador que se halla en esas condiciones.
618 PARTE ESPECIAL

La misma consiste en una renta mensual proporcional al grado


de invalidez sufrido, multiplicado por el 70% del ingreso base
(arts. 12 y 14). El mismo, desde un punto de vista teórico, su-
plementa los ingresos que el trabajador puede obtener de acuer-
do con la capacidad residual que mantiene.
Dicha prestación no está sujeta a que se desempeñe o no
un puesto de trabajo (y que el mismo tenga menores requeri-
mientos que el anterior), por lo que puede darse el caso de que
el trabajador que mantiene su relación contractual, luego del si-
niestro sufrido, perciba el ingreso que tenía (de acuerdo con lo
que dispone el art. 212, párr. Io, LCT; ver § 208), con más la
prestación de seguridad social.
Sin duda, la norma puede ser objeto de crítica, por el he-
cho de que sujeta la prestación al 70% del ingreso base, módu-
lo que es aceptable cuando se trata de un trabajador que ingre-
sa a la pasividad (ya que ha cumplido la edad de jubilación).
En esa etapa de su vida, normalmente, la persona está sujeta a
menores exigencias de carácter económico, ya que sus hijos no
pesan en el presupuesto familiar como en la época de niñez y
adolescencia, por lo que resulta razonable la disminución del
ingreso de pasividad, durante el que puede gozarse de un patri-
monio labrado durante los años de plenitud física. No es ésa
la situación que debe afrontar una persona (más joven, con car-
gas de familia) que sufre una incapacidad laboral permanente
(sea ésta total o parcial) que, ciertamente, le troncha sus posibi-
lidades de progreso económico. No obstante la objeción for-
mulada (la norma no siempre puede dar solución a las numero-
sas y variadas situaciones que plantea la vida), estimamos que
la misma, de suyo, no plantea una discriminación arbitraria
que la convierta en inconstitucional. Da una solución conteni-
da dentro de un marco de razonabilidad.
Consideramos que esa situación podría hallar solución a
través de la aplicación de un coeficiente de edad, como ocurre
con la indemnización debida cuando la disminución de la capa-
cidad no supera el 20% (art. 14, ap. 2, inc. b, y para una si-
tuación similar, art. 15, ap. 2). El módulo de corrección no
RÉGIMEN DE RIESGOS DEL TRABAJO 619

tendría que ser el mismo; se requiere que sirva para ajustar ra-
zonablemente el referido importe a la real situación en que se
halla el trabajador (cabría admitir modificaciones en función
del incremento futuro de la edad).
El tema adquiere especial importancia respecto del perso-
nal más joven, en especial los menores (entre ellos, aprendices);
en relación a los cuales se gradúa el monto indemnizatorio en
función de un ingreso salarial que es transitorio y corresponde
a una etapa de la vida, que es de presumir, se incrementará en
el futuro, como consecuencia de la adquisición de una mayor
experiencia y de nuevos conocimientos (ver § 453, a). No obs-
tante ello, el damnificado que deberá portar su incapacidad du-
rante toda su vida, ve limitado el monto de su complemento sa-
larial que le otorga la seguridad social, en razón de que éste se
calcula en función de una circunstancia transitoria en la vida
(el ingreso percibido en su juventud). Esta situación se plan-
teó también con las anteriores leyes 9688 y 24.028. La primera
adoptó un mecanismo para disminuir el efecto que provocaba
esa situación: tomó como pauta el salario que percibe el trabaja-
dor adulto (art. 11 del texto original, modificado por ley 23.643).
Una crítica similar podía formularse a las situaciones de
pluriempleo, respecto de las cuales el Poder Ejecutivo nacional
tenía la facultad de complementar la norma (y así lo ha hecho;
§ 453, a) a fin de determinar una indemnización que tenga en
cuenta el ingreso real del trabajador y no sólo la que percibía
con su empleador, a quien la norma le imputa una responsabili-
dad de carácter objetivo (art. 45; ver § 453, a).
2) INCAPACIDAD DEL 66% o MÁS. Estimamos que en este caso
-como en el anterior-, en principio, la prestación que corres-
ponde, de acuerdo con lo que prescribe la norma, es integral.
El trabajador percibe la respectiva jubilación por incapacidad
de la que es acreedor conforme con el régimen de capitaliza-
ción o el de reparto (según la opción que haya formulado den-
tro del régimen del SUP), en el orden nacional civil (ver § 425,
b, y 426, b), o en otro provincial, con más un suplemento de
620 PARTE ESPECIAL

ese haber. Esta última prestación (renta periódica; art. 19,


ap. 1) se determina en forma actuarial en función de un capital
(que debe integrar la respectiva ART) equivalente a 43 veces
el valor mensual del ingreso base, multiplicado por el coefi-
ciente de edad (en este caso, se tiene en cuenta la de la víc-
tima, a fin de reparar el mayor perjuicio que sufre un joven, res-
pecto de una persona de más edad), hasta un tope de $ 110.000
(art. 15, ap. 2; art. Io, decr. 839/98).
Puede objetarse que, en el caso, la indemnización que per-
cibe la víctima, si bien en forma mensual, está sujeta a un tope,
con lo que la misma no alcanza a tener un carácter integral.
En la medida en que se trata de un complemento, el trabajador
que sufrió el daño percibe un importe mensual que se puede
asemejar al ingreso que tenía cuando estaba en actividad. La
circunstancia de que una parte del haber de jubilación se inte-
gre con fondos que ha aportado el propio trabajador (en el régi-
men de capitalización mantienen su individualidad), no es un
elemento suficiente para considerar que la reparación no es in-
tegral. En el caso, no interesa tanto de dónde provienen los
fondos (parte de los cuales corresponden a los del régimen pú-
blico), sino si el monto mensual que percibirá el trabajador es
suficiente o no para mantener el nivel de ingreso que percibía
mientras ejercía la actividad profesional.
3) MUERTE. De producirse esta situación, la prestación (si-
milar a la que corresponde en caso de incapacidad permanente
total) la perciben los herederos previsionales a que hace refe-
rencia el art. 18, ap. 2. El suplemento del haber jubilatorio se
liquida en función de la edad del menor de éstos (arg. arts. 18,
ap. 1, y 19).
4) INCAPACIDAD DE HASTA UN 20%. La ley no innova respec-
to de la situación que preveía la ley 24.028. La prestación di-
nerada que corresponde en esta situación es de pago único: un
haber igual a 43 veces el ingreso base mensual, multiplicado
por el porcentaje de incapacidad sufrida y por el coeficiente de
edad (65 dividido por esta última). Dicho monto está sujeto a
RÉGIMEN DE RIESGOS DEL TRABAJO
621
un tope de $ 55.000 multiplicado por el porcentaje de incapaci-
dad (art. 14, ap. 2, inc. a).
En el caso, cabe cuestionar si la norma es inconstitucional,
en cuanto coloca al trabajador en una irrazonable situación de
desigualdad respecto de cualquier otro habitante del país que,
en idénticas condiciones, sufre un daño de igual magnitud. Es-
te último puede reclamar la reparación integral por la vía civil,
mientras que aquél sólo puede hacerlo respecto de un monto
sujeto a un tope que puede resultar no razonable, lo que genera
una lesión grave. Por lo tanto, debe tenerse en cuenta que la
capacidad laboral se justiprecia en un total de $ 55.000, impor-
te que en la mayor parte de los casos no permite obtener una
razonable renta complementaria de la menor capacidad que ha
provocado el accidente o la enfermedad.
Si bien no puede sostenerse que la distinción ha sido he-
cha con un propósito discriminatorio, pueden darse situaciones
de irrazonabilidad que, por tal motivo, admitirán dicha declara-
ción. Dentro de los elementos a tener en cuenta para juzgar
sobre cada caso, deberá apreciarse la ventaja que supone para
el trabajador la perspectiva de tener asegurada la percepción de
su prestación dineraria (arg. arts. 29, ap. 1, 33, ap. 1, y 34, ap.
1). Por lo tanto, el posible vicio constitucional de la norma
deberá ser juzgado en cada caso concreto, en función de la ra-
zonabilidad que tenga el monto que resulte por aplicación de
la ley a fin de reparar el daño que la norma le imputa al em-
pleador.
b) APLICACIÓN DE LA NORMA DURANTE EL PERÍODO DE TRANSICIÓN
PROGRESIVA. Como durante este período las incapacidades que
no alcanzan al 50% se indemnizan de acuerdo con el mismo
procedimiento a que hemos hecho referencia en el anterior ap. 4
(ver art. 49, cláusula final 2a, ap. 3), cabe que, respecto de la
primera etapa del cronograma que cesó el 31 de agosto de 1997
(decr. 559/97) las mismas consideraciones, con el agravante de
que la irrazonabilidad del monto de la reparación (dada la im-
portancia del daño sufrido) puede ser más intensa.
622 PARTE ESPECIAL

De superar ese tope el grado de invalidez, o sea, desde el


50%, y en tanto sea inferior al 66%, el daño causado da dere-
cho a una prestación mensual. El mecanismo de financiación
(lo que puede incidir en su monto) varía según corresponda al
período en que la incapacidad es provisoria (de 3 años a partir
de su declaración y puede extenderse a 5; art. 9o) o definitiva.
En el primer caso, la cuantía de la prestación se determina en
función del grado de incapacidad, multiplicado por el 70% del
ingreso base, con más las asignaciones familiares (decr. 559/
97, aplicable a la segunda etapa del cronograma).
Cuando la incapacidad se convierte en definitiva, el traba-
jador percibe una renta periódica que surge de un capital técni-
co integrado en función del valor esperado de las prestaciones
de referencia (arg. art. 93, inc. a, ley 24.241; ver § 438, i) que
no puede ser superior a $ 110.000 (decr. 559/97). Estimamos
que los parámetros fijados para determinar el importe de la
prestación, en especial el que corresponde al período definitivo,
puede no alcanzar a constituir una indemnización razonable,
por lo que, agregado a la crítica que hemos formulado respecto
de la reducción de la consideración del ingreso base (en este
caso, el 55%), daría pleno pie para considerar que la reparación
que surge no resulta adecuada, por lo que la veda de la vía
civil podría resultar inconstitucional en razón de su irrazonabi-
lidad. En el caso, la distinción formulada por el legislador ca-
recería de sustento.

c) LA FALTA DE REPARACIÓN DEL DAÑO EXTRAPATRIMONIAL. Si bien


es cierto que, de acuerdo con la doctrina judicial y de los auto-
res, el infortunio, conforme con las normas aplicables del Códi-
go Civil (responsabilidad extracontractual que la doctrina judi-
cial ha admitido en el caso de los accidentes y enfermedades
de trabajo, no obstante lo preceptuado en el art. 1107, Cód.
Civil), da lugar a ese tipo de reparación (que tiene una finali-
dad satisfactoria), consideramos que el hecho de que -según el
nuevo régimen- la misma no pueda obtenerse, de suyo no con-
vierte a la norma en inconstitucional. En materia de derecho
RÉGIMEN DE RIESGOS DEL TRABAJO
623
civil existe una corriente que sostiene que cuando se trata de
una reparación en virtud de la aplicación de la teoría de la res-
ponsabilidad objetiva, cabe una limitación del monto de la re-
paración (a fin de poder determinarlo, con cierta previsibilidad,
condición que requiere un sistema de seguro). Dicha limita-
ción (no percepción de la reparación del daño "moral") está
dentro de un marco de razonabilidad.
No puede sostenerse que la posible diferencia de criterio
aplicable que puede darse entre la reparación que percibe un
trabajador "en relación de dependencia" y otra persona que
también ha sufrido un daño en virtud de una misma circunstan-
cia, de suyo, sea inconstitucional en cuanto es groseramente
irrazonable. En tal caso, la ley 24.557 no sólo establece una
responsabilidad de carácter objetivo, sino que asegura el pago
de la respectiva indemnización (salvo la excepcional situación* de
insolvencia del Fondo de Garantía o del Fondo de Reserva de la
LRT -arts. 29, 33 y 34-; ver § 467, a y b).
De cualquier manera, y ello es fundamental, la distinción
efectuada más allá del ámbito de la prudencia, no constituye
una discriminación arbitraria o efectuada con una finalidad per-
secutoria (arg. art. 16, Const. nacional). La circunstancia de
que la nueva norma, hipotéticamente, puede cerrarle al trabaja-
dor la posibilidad de percibir una mayor indemnización respec-
to del régimen anterior, no convierte a aquélla en inconstitucio-
nal, en tanto la modificación se mantiene dentro de un ámbito
de razonabilidad; es ésta, y no la modificación introducida, la
que debe ser tenida en cuenta a los fines de la referida descali-
ficación. Lo decisivo respecto de una ley de esta naturaleza
no consiste sólo en asegurar una "adecuada" reparación del da-
ño sufrido, sino en establecer un eficiente mecanismo para ase-
gurar la prevención de los daños.

§ 469. ÓRGANO TRIPARTITO DE PARTICIPACIÓN. - La norma


(art. 40), que corresponde a las llamadas de tipo consensuado,
en tanto son fruto de un proyecto elaborado por las partes inte-
resadas con intervención del poder administrador, luego sometí-
624 PARTE ESPECIAL

do y aprobado por el Congreso nacional y promulgado por el


Poder Ejecutivo, establece el funcionamiento de un Comité Con-
sultivo Permanente, integrado por igual número (cuatro, en ca-
da caso) de representantes de las organizaciones que invisten la
representación de los derechos colectivos de los trabajadores,
empleadores (con participación del sector de la pequeña y me-
diana empresa) y del gobierno, presidido por el ministro de
Trabajo y Seguridad Social. El mismo que aprueba su regla-
mento interno "por consenso", tiene como finalidad "proponer
modificaciones a la normativa sobre riesgos de trabajo y al ré-
gimen de higiene y seguridad en el trabajo", lo que implica un
seguimiento de su aplicación.
Además se le asigna el ejercicio de ciertas funciones, algu-
nas de las cuales, la propia norma califica por una parte como
consultivas, y luego establece que tienen "carácter vinculante",
tales como la elaboración del "listado de enfermedades profe-
sionales" y de las "tablas de evaluación de incapacidades labo-
rales" (ver § 456), "determinación del alcance de las prestacio-
nes en especie" (ver § 460). Además, le encomienda, en el
referido carácter consultivo, lo que se refiere a la reglamenta-
ción de la ley; la realización de acciones de prevención de los
riesgos del trabajo; establecer los "indicadores determinantes
de la solvencia económica financiera de las empresas que pre-
tendan autoasegurarse" (ver § 454); definir el "cronograma de
etapas de las prestaciones dineradas" (ver § 452); "determina-
ción de las pautas y contenidos del plan de mejoramiento" (ver
§ 451, a, y 465).
De no llegarse a obtener el referido consenso, que la nor-
ma considera como "unanimidad", la materia consultada será so-
metida "al arbitraje" del presidente de dicho Consejo (el ministro
de Trabajo y Seguridad Social), "quien laudará entre las propues-
tas elevadas por los sectores representados" (art. 40, ap. 3).

§ 470. REFORMA DE OTRAS NORMAS. - La LRT (arts. 49, dis-


posiciones adicionales Ia a 3 a , y 50) introduce cambios en las
normas que regulan: a) el SIJP (ley 24.241, arts. 51 y 177) que
RÉGIMEN DE RIESGOS DEL TRABAJO
625
en su oportunidad hemos analizado; b) el régimen de acciden-
tes y enfermedades profesionales (ley 24.028, art. 15, cuya vi-
gencia fue desplazada por la nueva ley), y c) LCT (art. 75).
En lo que se refiere a la ley 24.028, estableció, como condición
para habilitar la instancia judicial, la obligación de formular
una previa denuncia administrativa del hecho dañoso, a fin
de que en esa sede se promueva el procedimiento obligatorio de
conciliación (antes era voluntario para el trabajador). La acre-
ditación de que dicho trámite ha sido agotado, recaudo necesa-
rio para promover la demanda judicial, se realiza mediante la
presentación del respectivo certificado expedido por la autori-
dad administrativa (art. 2o, decr. 84/96).
Respecto de la modificación introducida a la LCT, le asig-
na una nueva redacción al art. 75 de la LCT; se suprime la re-
ferencia a que, como obligación contractual, el empleador debe
"adoptar las medidas que según el tipo de trabajo, la experien-
cia y la técnica sean necesarias para tutelar la integridad psico-
física y la dignidad de los trabajadores". No obstante esa modi-
ficación, entendemos que el deber de seguridad, ínsito en todo
contrato, se mantiene.
A través de la relación de trabajo, una persona pone su
capacidad laboral a disposición de otra que la dirige, sin que
aquél, por lo común, tenga elementos de juicio suficientes para
apreciar el riesgo que asume en virtud de la actividad que le ha
sido encomendada. Por lo tanto, a nuestro juicio, surge evi-
dente la obligación del empleador de que la prestación que re-
cibe no le signifique al trabajador un riesgo mayor que el que
es propio de la vida: envejecer. Elementales razones de equi-
dad y de buena fe en el cumplimiento del contrato obligan al
"dador de trabajo" a adecuar su exigencia (y, al efecto, extre-
mar su prudencia) a los recaudos necesarios para que la satis-
facción del débito que asumió el trabajador no le traiga apare-
jados daños psicofísicos o extrapatrimoniales adicionales.
Si el empleador no satisface las obligaciones que le impo-
ne ese deber genérico, deberá cargar con las consecuencias da-
ñosas que su actitud le ha ocasionado al trabajador. La norma
626 PARTE ESPECIAL

reformada (ap. 2) intenta limitar esa responsabilidad a los in-


cumplimientos de las obligaciones "legales sobre higiene y se-
guridad en el trabajo, y a hacer observar las pausas y limitacio-
nes a la duración del trabajo establecidas en el ordenamiento
legal". Agrega que, de darse una situación de incumplimiento,
sólo procederán "las prestaciones en ellas establecidas".
Sin perjuicio de la aplicación de la norma, estimamos que
la circunstancia de la producción de un hecho dañoso como
consecuencia de no haber satisfecho el empleador su deber de
previsión (o de seguridad), genera su responsabilidad contrac-
tual. Por lo tanto, en la medida en que se acredite el daño y
su relación de causalidad a título de consecuencia inmediata o
mediata previsible (art. 904 y concs., Cód. Civil), entendemos
que corresponde su reparación. Si la vía laboral está cerrada
(pues el hecho no está contenido en el listado preparado por el
Poder Ejecutivo nacional), podrá reclamarse por la civil, de la
misma manera que ocurre con las llamadas enfermedades acci-
dente.
RÉGIMEN DE RIESGOS DEL TRABAJO 627

CUESTIONARIO

— Cobertura de los estados de enfermedad y accidentes: a) "inculpables",


y b) profesionales.
— Ámbito de comprensión personal del régimen de riesgos de trabajo:
beneficiarios (distintas categorías, posibilidad de ampliar el marco le-
gal) y obligados.
— Sentido del cambio entre un régimen de responsabilidad civil (laboral)
para indemnizar los daños de trabajo y uno de seguridad social.
— Objetivos del régimen de riesgos del trabajo.
— Contingencias cubiertas: a) accidentes de trabajo (concepto), y b) en-
fermedades profesionales. Situaciones que no generan responsabili-
dad por parte del empleador o su subrogado.
— Situación que se plantea en el caso de producirse una "enfermedad ac-
cidente".
— Incapacidades: a) transitorias; b) permanentes: /) parcial; 2) total. Efec-
tos: a) provisorios; b) definitivos.
— Procedimiento para determinar las incapacidades. Régimen procesal.
— Prestaciones en especie y en dinero. Procedimiento para determinar
el monto de estas últimas según las distintas incapacidades.
— Situaciones en que es posible solicitar la reparación del daño por la
vía civil.
— Agencias que administran el sistema (ART). Obligaciones del em-
pleador que ha sido autorizado a autoasegurarse. Organismos de su-
pervisión del régimen.
— Régimen de financiación.
CAPÍTULO XXIII
RÉGIMEN DE OBRAS SOCIALES

§ 471. INTRODUCCIÓN. - Para facilitar la recuperación del


estado de salud quebrantado por la enfermedad o el accidente,
según unos, "seguro de enfermedad", según otros, "de salud"
(pues ésta no sólo debe ser curada, sino prevenida), se creó un
subsistema especial conocido como de "obras sociales" (d,ue
corresponde a la denominación de los órganos de prestación del
servicio).

§ 472. HISTORIA DEL RÉGIMEN. - Tal clase de prestaciones


(tanto respecto de las enfermedades y accidentes de carácter
profesional, como inculpable) tradicionalmente estuvo a cargo
del Estado nacional, provincias y municipalidades en las res-
pectivas zonas de sus jurisdicciones (con frecuencia, el primero
tuvo institutos hospitalarios en las provincias), a través de un
régimen de carácter asistencial (gratuito, aunque a veces condi-
cionado al pago de un módico arancel), de mutualidades (en es-
pecial dirigidas por colectividades extranjeras que han realiza-
do en la materia una obra de gran importancia en el país) y del
sistema privado que realiza la prestación mediante la percep-
ción de honorarios (constituye una forma de atención médica
que corresponde a un esquema denominado "de mercado").
En unos casos, el costo (especialmente en la prestación de
carácter privado), en otros, la deficiente hotelería (sobre todo la
referente a la de carácter oficial, no la calidad de la atención
médica) y la falta de previsión para ingresar a una mutualidad,
hizo que muchos trabajadores y sus núcleos familiares estuvie-
ran desprotegidos con respecto a una cobertura adecuada en es-
630 PARTE ESPECIAL

ta materia. Ello hizo que los dirigentes sindicales (de acuerdo


con una característica muy especial del movimiento en la Ar-
gentina, que considera que su función no se reduce a la concer-
tación de las condiciones de trabajo; ver § 77, b) se preocupa-
ran por brindar a los trabajadores (en especial a los afiliados a
la asociación profesional) una prestación de mejor calidad que
a la que en aquel momento podían acceder.
En consecuencia, ya a fines de la década del 50 y princi-
pios de la del 60, en varios convenios colectivos se establecie-
ron cláusulas de carácter obligacional (ver § 315), por las cua-
les los empleadores se comprometían a realizar aportes para
conseguir tal finalidad. La financiación por la vía mencionada
se completaba con la que estaba a cargo de los propíos afilia-
dos, fijada por el sindicato conforme a las respectivas normas
estatutarias (ver § 271, a).
En el ámbito oficial, por ley, se crearon en aquella época
algunos organismos, designados "obras sociales" (por lo común,
nominados institutos), para atender a determinados ministerios
(Hacienda, Trabajo y entes de carácter estatal descentralizados:
Aduana, etc.), así como a ciertos sectores de la actividad priva-
da o de empresas del Estado: ferroviarios, vidrio, industria de
la carne, bancarios, seguros.
En algún caso, mediante convenio colectivo, se creó una
obra administrada en forma mixta; tal, el Instituto Médico Mer-
cantil (que cubría las prestaciones del sector de empleados de
comercio).
El hecho de que la financiación del sistema y, por lo tanto,
su viabilidad quedaran condicionadas a la capacidad de nego-
ciación sindical (lo cual constituía una injusticia para aquellos
sectores que no gozaban del necesario poder de concertación,
cuando la buena atención de los trabajadores y su grupo fami-
liar no puede quedar librada a esa circunstancia), hizo que en
1970, mediante la ley 18.610, reglamentada por decr. 4714/71,
se legalizara la situación. Se estableció la obligación de finan-
ciar dichas obras con aportes y contribuciones a cargo de los
empleados y empleadores con un ámbito de acción que alean-
RÉGIMEN DE OBRAS SOCIALES
631
zaba a todo el personal, con prescindencia de que estuviera o
no afiliado a la asociación profesional. La administración de
los entes efectores del servicio, respecto de los sectores en que
no hubiera otro de carácter estatal, paraestatal, de organismos
descentralizados o mixtos, se puso a cargo del sindicato que
había concertado el convenio colectivo de trabajo aplicable a la
actividad desplegada. Si la obra social no había sido creada
hasta entonces, la asociación profesional debía hacerlo en el
futuro (como condición para percibir los fondos puestos a su
disposición; la prestación podía hacerla en forma directa o indi-
recta). Como órgano de contralor, se creó el Instituto Nacio-
nal de Obras Sociales (INOS).
Con posterioridad, se amplió el sistema dentro del ámbito
de la misma ley, extendiéndolo a los trabajadores a domicilio y
a los distribuidores y vendedores de diarios y revistas (que son
trabajadores autónomos; art. 6o, ley 18.610); a los jubilados y
pensionados del sistema contributivo (ley 19.032) que luego se
extendió al de carácter asistencial; al personal de actividades
rurales y afines (ISSARA, ley 19.316); de comercio (ley 19.772,
disuelto previamente el Instituto Médico Mercantil) y conduc-
tores de taxis (ley 20.283, abrogada por ley 22.269).
En cuanto a las obras públicas realizadas por el Estado na-
cional o los entes de ese orden, ya directamente o por conce-
sión, dado el problema planteado en la materia acerca de la
desatención de los trabajadores empleados en esa clase de tareas
(lo cual adquirió significativa importancia con motivo de las
cuestiones gremiales planteadas a raíz de la construcción del
"complejo El Chocón"), se estableció la obligación de un apor-
te del 1% por parte del Estado sobre el monto de la construc-
ción o explotación que se realizara y otro tanto del sector em-
presarial, con la finalidad de subsidiar a las respectivas obras
sociales; su acción debía extenderse, no sólo a la atención mé-
dico-asistencial, odontológica, farmacéutica, sino también a los
servicios de proveeduría, comedores económicos, planes de re-
creación, desarrollo de cursos de capacitación y extensión cul-
tural (ley 18.825).
632 PARTE ESPECIAL

El referido régimen fue modificado por ley 22.269 (de


agosto de 1980) que no sólo derogó la referida ley 18.610, sino
también las leyes 18.825 y 20.283 (referidas al aporte para las
obras públicas y para la obra social del personal de conducto-
res de taxis). Como tema fundamental, la nueva norma le en-
cargó la administración del servicio a entes de obras sociales
con personería social que debía crear el INOS; a este efecto se
estableció un plazo de 3 años. Durante el mismo, las obras
sociales existentes continuaron con la prestación del servicio
hasta el momento de crearse aquéllos, oportunidad en que se
les transferiría la infraestructura dedicada a la prestación de
servicios médico-asistenciales que hubiera sido adquirida con
fondos provenientes de la ley 18.610 (se refirieran al aporte
obligatorio o al convenido por sobre éste conforme al régimen
que establecía la referida norma; art. 29). Los mencionados
entes de obra social, una vez creados, "se considerarán conti-
nuadores de las obras sociales actualmente existentes sobre cu-
ya base se integren" (art. 57, ley 22.269).
Los citados entes debían crearse sobre la base de las obras
sociales existentes, de acuerdo con las pautas de dimensión mí-
nima que se fijarían; a tal fin, el INOS debía disponer el agru-
pamiento gradual de las obras sociales que no alcanzaran dicha
dimensión mínima y determinar la inclusión de los beneficia-
rios de las mismas.
A los fines de establecer la dimensión de las obras socia-
les y la conveniencia de su agrupamiento, como también la dis-
tribución de los beneficiarios, se deberían tener en cuenta pautas
de "eficiencia y economicidad en la prestación de los servicios
y en la administración de los recursos".
No obstante lo dispuesto por la norma, dichos "entes de
seguridad social" no fueron creados. Al abrogarse, en enero
de 1989, la ley 22.269 por la 23.660, continuaban en funciona-
miento las obras sociales creadas según el esquema de la ley
18.610 (con algunas modificaciones establecidas por aquélla;
entre otras, las referidas al nombre, que no podía hacer referen-
cia al sindicato).
RÉGIMEN DE OBRAS SOCIALES
633
El nuevo régimen, en lo que se refiere a la estructura del
sistema (no así en lo funcional, en que la actuación de las
obras debe adecuarse a las pautas que fije el Ministerio de Sa-
lud y Acción Social, de acuerdo con lo prescripto en el Sistema
Nacional del Seguro de Salud, ley 23.661), mantuvo las líneas
básicas de la ley 18.610, confiriéndole, en especial a los sindi-
catos con personería gremial (aunque en forma indirecta), la
administración del servicio de prestaciones, e insistiendo en el
criterio de agrupamiento de carácter profesional.
A partir de 1991, ante la situación de déficit que afectó la
mayor parte de las obras sociales (varias causas influyeron para
ello, entre otras, los efectos de la inflación, el incremento del
costo de los remedios), desde varios sectores se propuso una
modificación del subsistema, en especial en lo referente a la di-
mensión de las agencias (que para lograr una cierta eficiencia
deben contar con un universo adecuado), y a la posibilidad de
que los beneficiarios tengan opción para elegir la obra que ha
de brindarles la prestación.
A tal fin, se han dictado varios decretos que (más allá de
la procedencia de lo establecido, en lo que se refiere al fondo
de la cuestión) son de dudosa validez, en cuanto modifican cri-
terios adoptados por la ley.
En materia de libertad de afiliación, el decr. 9/93 estable-
ció que el titular de la prestación puede decidir, una vez por
año, que la misma le sea brindada por otro agente, con tal de
que el mismo sea de carácter sindical. Ese mismo criterio fue
adoptado luego por el decr. 576/93 (art. 16) que aprobó una
nueva reglamentación de la ley 23.660. El referido régimen
ha sido implementado a través de sucesivos decretos (que a ve-
ces modificaban el anterior) y de decisiones de los órganos en-
cargados del contralor del sistema, hoy absorbidos por la Supe-
rintendencia de Seguros de Salud (decrs. 1615/96 y 405/98).
El decr. 504/98, que modificó el esquema de libre elección
establecido por otros anteriores, respecto tanto del personal
activo como del pasivo, sistematizó la normativa y determino:
634 PARTE ESPECIAL

tipos de obras sociales elegibles y beneficiarios electores; obli-


gación de dar a publicidad las prestaciones a su cargo y la co-
bertura mínima obligatoria, por parte de los efectores del servi-
cio; requisitos a que está sujeta la elección de una nueva obra
social; mecanismo de financiación en los casos de traspasos;
creación de una comisión consultiva de traspasos con faculta-
des para la aprobación o rechazo.
De acuerdo con lo prescripto en el decr. 638/97 y sus re-
glamentaciones de carácter ministerial y del organismo de con-
tralor (Superintendencia del Seguro de Salud), se estableció el
régimen de libre elección respecto del personal de dirección.
Se admite la fusión de obras sociales sindicales, a fin de
que las mismas puedan dar cumplimiento al Programa Médico
Obligatorio (PMO). De no hacerlo en forma voluntaria, en tan-
to no se hallen en condiciones de cumplir con el referido pro-
grama (que requiere contar con un determinado universo), la
decisión la adopta el organismo administrativo respecto de otro
u otros agentes del seguro de salud (art. 4o, decr. 492/95). Se-
gún esta misma disposición, se estableció que los organismos
creados por diversas leyes (normalmente designados como ser-
vicios sociales) debían transformarse en obras sociales dentro
del régimen de la ley 23.660 (art. 10, decr. 492/95). La citada
norma dispuso la cesación de la percepción de ingresos extras
(por encima de los establecidos para todas las obras sociales),
fijados por las respectivas leyes de creación, u otras disposiciones.
A fin de disminuir el "costo laboral", en especial en lo que
se ha dado en llamar "impuesto al trabajo", se han reducido las
contribuciones a cargo de los empleadores, de la misma manera
que se han limitado las que se hacen a los demás subsistemas
de seguridad social (decr. 492/95).
Por ley 23.890 se estableció la desagregación del régimen
de la ley 23.660, de las obras sociales del personal de las uni-
versidades nacionales y del Poder Judicial.
Analizamos la estructura y el funcionamiento del subsiste-
ma de seguro de salud vigente, de acuerdo con el mismo crite-
RÉGIMEN DE OBRAS SOCIALES 635
rio adoptado respecto de los otros regímenes de seguridad social
existentes en la Argentina, o sea, poniendo como puntos de
referencia: a) los sujetos cubiertos; b) contingencias sociales
previstas; c) prestaciones concedidas a los beneficiarios; d) agen-
cía que administra el sistema, y e) régimen de financiación.

§ 473. SUJETOS. - Según el carácter laboral y su ubica-


ción familiar, pueden ser:
a) BENEFICIARIOS. La ley 23.660 etablece que están com-
prendidos como tales dentro del régimen:
1) TITULARES. Según el art. 8 o de la ley 23.660 (modifica-
do por art. 2 o , ley 23.890) son beneficiarios titulares quienes se
detallan a continuación.
a) Trabajadores que presten servicios en "relación de de-
pendencia"; sea en el ámbito privado o en el sector público del
poder Ejecutivo o en sus organismos autárquicos y descentrali-
zados; en empresas y sociedades del Estado, en la Municipali-
dad de la Ciudad de Buenos Aires y en el Territorio Nacional
de la Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur (inc.
a). A estas dos jurisdicciones territoriales, con posterioridad a
la sanción de la ley, se Jes ha reconocido su autonomía.
b) Jubilados y pensionados nacionales y de la Municipali-
dad de la Ciudad de Buenos Aires (inc. b).
c) Beneficiarios de prestaciones no contributivas naciona-
les (inc. c). De acuerdo con lo prescripto por el decr. 292/95
(art. 17), a partir del Io de enero de 1996, dicha prestación, en
cuanto no hubiera sido concedida en razón de invalidez, está a
cargo de la Secretaría de Desarrollo Social.
2) FAMILIARES DEL AFILIADO TITULAR (DERIVADOS). Este grupo
que, en la práctica también se lo suele denominar "barra", por
referencia al orden que les corresponde (/l, esposa; /2, hijo,
etc.), con relación al número del titular o "directo", incluye a:
a) Integrantes del llamado grupo familiar primario. Cons-
tituido por el cónyuge; hijos solteros hasta los 21 años, no
636 PARTE ESPECIAL

emancipados por habilitación de edad y ejercicio de actividad


profesional, comercial o laboral; hijos solteros, mayores de 21
años y hasta los 25, inclusive, que estén a exclusivo cargo del
afiliado y que cursen estudios regulares oficialmente reconoci-
dos por la autoridad pertinente; hijos incapacitados y a cargo
del afiliado titular, mayores de 21 años; hijos del cónyuge; me-
nores cuya guarda y tutela haya sido acordada por la autoridad
judicial o administrativa, que reúnan los requisitos que se esta-
blecen para los hijos (art. 9 o , inc. a, ley 23.660).
b) Convivientes. Personas que convivan con el afiliado
titular y reciban del mismo ostensible trato familiar, según la
acreditación que determine la reglamentación (art. 9 o , inc. b,
párr. Io, ley 23.660).
c) Otros. La autoridad administrativa de aplicación de la
norma, Dirección Nacional de Obras Sociales (hoy absorbida por
la SSSalud), "podrá autorizar, con los requisitos que ella esta-
blezca, la inclusión como beneficiarios de otros ascendientes o
descendientes por consanguinidad del beneficiario titular y que
se encuentren a su cargo" (art. 9 o , párr. 2 o , ley 23.660). Por
cada una de estas personas incorporadas al régimen de presta-
ción de la obra social, el titular debe hacer un aporte especial
del orden del 1,5% de su salario (si tuviere más de un empleo,
por el percibido en cada uno de ellos; ver § 477; art. 9 o , párr.
2 o , ley 23.660).
El personal de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial
de las provincias y sus familiares que, normalmente, están afilia-
dos obligatoriamente a obras sociales específicas, pueden inte-
grarse al Sistema Nacional del Seguro de Salud (no al de obras
sociales), a través de una adhesión al mismo (art. 2 o , párr. 2 o ,
ley 23.661).
Si bien los trabajadores autónomos no se hallan compren-
didos dentro del ámbito del régimen de obras sociales, sí lo es-
tán en el Sistema Nacional del Seguro de Salud, con la condi-
ción de que los mismos estén comprendidos "en el régimen
nacional de jubilaciones y pensiones". A ese efecto, la regla-
RÉGIMEN DE OBRAS SOCIALES
637
mentación de la ley 23.661 debe establecer las condiciones,
modalidades y aportes del respectivo régimen legal complemen-
tario, así como también lo referente a la inclusión de producto-
res agropecuarios (art. 5o, inc. b, ley 23.661).
De acuerdo con lo prescripto, el personal profesional uni-
versitario que realiza tareas en las provincias, y que se halla
inscripto en regímenes específicos de jubilaciones (antes art.
3 o , inc. e, ley 18.038; ahora, art. 3 o , inc. b, 4, ley 24.241; ver
§ 413, b), que no está comprendido dentro del régimen de obras
sociales, lo estará al de seguro de salud en cuanto los respecti-
vos regímenes a los que se hallan incorporados adhieran al mis-
mo (art. 5o, inc. a, ley 23.661).
"Las personas que, con residencia permanente en el país,
se encuentren sin cobertura médico-asistencial por carecer de
tareas remuneradas o beneficios prevísionales, en las condiciones
y modalidades que fije la reglamentación", están incorporadas al
régimen de seguro nacional de salud (art. 5o, inc. c, ley 23.661).
Como lo hemos manifestado, el personal dependiente de
los gobiernos provinciales, en cualquiera de sus poderes, así
como el de las municipalidades, no se encuentra obligatoria-
mente comprendido ni en el régimen de obras sociales ni en el
del Sistema Nacional del Seguro de Salud, pero puede optar
por su "incorporación parcial o total" (entendemos individual o
en grupo) a este último mediante los correspondientes conve-
nios de adhesión (art. 6o, ley 23.661).
En la misma situación de un régimen optativo se hallan los
"organismos que brinden cobertura asistencial al personal mili-
tar y civil de las fuerzas armadas y de seguridad y el organismo
que brinde cobertura asistencial al personal del Poder Legislati-
vo de la Nación y/o a los jubilados, retirados y pensionados de
dichos ámbitos", quienes "podrán optar por su incorporación
total o parcial al seguro [de salud] mediante los correspondien-
tes convenios de adhesión" (art. 6o, párr. 2o, ley 23.661).
3) PERÍODO DE VIGENCIA DE LA AFILIACIÓN. Esa calidad res-
pecto del personal titular (ver ap. a, 1), así como la de familia-
638 PARTE ESPECIAL

res (ver ap. a, 4; art. 10, párr. 2o, ley 23.660), se mantiene
mientras aquél esté vinculado por un "contrato de trabajo o una
relación de empleo público o privado" y perciba remuneración.
Al efecto, la norma prevé las siguientes situaciones:
a) Extinguida la relación contractual, los trabajadores con
la sola condición de que se hubieren desempeñado en el cargo
en forma continuada durante más de 3 meses, mantienen su ca-
lidad de beneficiarios durante un período de 3 meses, contados
desde la fecha del distracto, sin obligación de efectuar aportes
(art. 10, inc. c, ley 23.660).
b) En caso de interrupción del contrato de trabajo por cau-
sa de accidente o enfermedad inculpable (art. 212, LCT), se
mantiene la calidad de beneficiario durante el plazo de conser-
vación del empleo sin percepción de remuneración, sin obliga-
ción de efectuar aportes (art. 10, inc. b, ley 23.660).
c) En caso de suspensión del trabajador "sin goce de re-
muneración, éste mantendrá su carácter de beneficiario durante
un período de 3 meses. Si la suspensión se prolongare más
allá de dicho plazo", el trabajador "podrá optar por continuar
manteniendo su carácter" de beneficiario de la obra social "cum-
pliendo con las obligaciones del aporte a su cargo y de la con-
tribución a cargo del empleador" (art. 10, inc. c, ley 23.660).
d) Cuando el trabajador preste servicio militar obligatorio,
ya sea por llamado ordinario, movilización o convocatoria es-
pecial, durante el período en que "no perciba remuneración por
esa causa, mantiene la calidad de beneficiario titular, sin obli-
gación de efectuar aportes" (art. 10, inc. /, ley 23.660).
e) Cuando un trabajador obtuviere licencia sin goce de re-
muneración por razones particulares, puede optar por mantener
durante el lapso de la licencia la calidad de beneficiario de la
obra social; está a su cargo el pago de los aportes y contribu-
ciones respectivas (art. 10, inc. d, ley 23.660).
f) Los trabajadores de temporada (art. 96, LCT) podrán
"optar por mantener su carácter de beneficiarios durante el pe-
ríodo de inactividad y mientras subsista el contrato de trabajo,
RÉGIMEN DE OBRAS SOCIALES 639

cumpliendo durante ese período" con la obligación de realizar


los aportes y contribuciones respectivas. El referido derecho
cesa a partir del momento en que, en razón de otro contrato de
trabajo, pasen a ser beneficiarios titulares (art. 10, inc. e, ley
23.660).
g) La mujer que quedare en situación de excedencia (art.
183, LCT) podrá optar por mantener su calidad de beneficiaría
durante el período de la misma, teniendo a su cargo que efec-
tuar los aportes y contribuciones suyos y del empleador (art.
10, inc. g, ley 23.660).
h) La autoridad de aplicación, Dirección Nacional de Obras
Sociales (hoy SSSalud), está "facultada para resolver los casos
no contemplados en la norma", así como también en los "su-
puestos y condiciones en que subsistirá el derecho al goce de
las prestaciones, derivados de los hechos ocurridos en el perío-
do durante el cual el trabajador o su grupo familiar primario re-
vestían la calidad de beneficiarios, pudiendo ampliar los plazos
de las coberturas cuando así lo considere" (art. 10, párr. 3 o , ley
23.660).
i) Como las situaciones referidas no se dan con respecto
al personal jubilado, pensionado o titular de una prestación no
contributiva, dichas disposiciones no son aplicables a ellos, por
lo que la afiliación se mantiene durante la vigencia del referido
status.
j) Los familiares tienen derecho a recibir las prestaciones
que otorga la respectiva obra social por los mismos períodos que
se conceden al titular; cuando éste fallece, los integrantes de su
grupo familiar primario (la ley no cita a los convivientes, pero
consideramos que ello también corresponde) "mantendrán el
carácter de beneficiarios", por el plazo de 3 meses, si la presta-
ción del titular hubiera sido por lo menos de 3 meses, sin obli-
gación de realizar aportes o contribuciones. Vencido dicho
plazo, podrán los mismos optar por continuar en ese carácter,
teniendo a su cargo efectuar los aportes y contribuciones que le
hubieren correspondido al beneficiario titular (es decir, la to-
640 PARTE ESPECIAL

talidad del aporte y contribución). El referido derecho cesa


de inmediato a partir del momento en que, por cualquier cir-
cunstancia, adquieran la calidad de beneficiarios titulares, lo
que ocurre automáticamente cuando a los mismos se les con-
fiere el derecho a la pensión (art. 10, inc. h, ley 23.660; ver
§ 425, c, 1) o se vinculan a través de un contrato de trabajo
dirigido. En ese caso, la prestación por salud la dispensa el
Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pen-
sionados (art. 2°, ley 19.032), sin perjuicio del derecho del afi-
liado de optar por una obra social que se haya inscripto al efec-
to (arts. 10 y 11, decr. 492/95).
k) Las personas que perciben la prestación por desempleo
(ver § 487, a), también reciben las establecidas en las leyes
23.660 y 23.661 (art. 119, inc. b, ley 24.013).
b) OBLIGADOS. LOS propios titulares (art. 16, inc. b, ley
23.660) deben hacer el aporte correspondiente a su afiliación
(que comprende a los integrantes del grupo familiar primario) y
el plus a que nos hemos referido, por los otros familiares cuya
inscripción soliciten.
También les corresponde el carácter de sujetos obligados a
los empleadores que, en el caso, deben hacer la correspondien-
te retención del aporte a cargo del trabajador, abonar la contri-
bución a su cargo (art. 16, inc. a), y depositarlos en una cuenta
bancada a la orden de la respectiva obra social. A ellos les
compete, además, establecer las altas y bajas del personal (ver
§ 477).

- § 474. CONTINGENCIAS SOCIALES CUBIERTAS. - Las obras


sociales, en cuanto agentes del Sistema Nacional del Seguro de
Salud, deben "procurar el pleno goce del derecho a la salud"
para sus afiliados y familiares adheridos a la obra. A tal efec-
to, deben adecuar sus acciones "a las políticas que se dicten e
instrumenten a través del Ministerio de Salud y Acción Social",
las que están "encaminadas a articular y coordinar los servicios
de salud de las obras sociales" en "un sistema de cobertura uni-
RÉGIMEN DE OBRAS SOCIALES
641
versal, estructura pluralista y participativa y administración des-
centralizada que responda a la organización federal" del país
(arts. Io y 3 o , ley 23.661). Como agentes de dicho sistema, las
obras sociales deben organizarse "dentro de una concepción in-
tegradora del sector salud, donde la autoridad pública afirme su
papel de conducción general del sistema, y las sociedades inter-
medias consoliden su participación en la gestión directa de las
acciones, en consonancia con los dictados de una democracia
social moderna" (art. Io, ley 23.661).
Las obras sociales deben destinar sus recursos "en forma
prioritaria a brindar prestaciones de salud", sin perjuicio de reali-
zar otras de carácter social. En lo que se refiere a las prime-
ras, forman parte del llamado Sistema Nacional del Seguro de
Salud -en calidad de agentes naturales del mismo-, sujetos a
las disposiciones y normativas que lo regulan (art. 3 o , párr. 2 o ,
ley 23.661).
A fin de dar cumplimiento a esa prestación de carácter
prioritario, las obras sociales deben destinar el 80% de sus re-
cursos brutos a tal objetivo. Los aportes que se recaudan cen-
tralizadamente, deben ser remitidos mensualmente, en una pro-
porción no menor de un 70%, a la respectiva jurisdicción de la
que provienen "para atender las necesidades de salud" de los
beneficiarios que allí residen. Además, sus estatutos deben
asegurar "mecanismos de redistribución regional solidaria que ase-
gure el acceso de sus beneficiarios a los servicios de salud sin
discriminación de ningún tipo" (art. 5 o , ley 23.660).

§ 475. PRESTACIONES. - La ley pone especial y preferente


acento en las médico-asistenciales básicas, a las que las obras
sociales deben dedicar en forma prioritaria sus recursos. En el
ejercicio de dichas prestaciones, las mismas integran el Sistema
Nacional del Seguro de Salud en calidad de agentes naturales
del mismo y sujetas a las disposiciones y normativas que lo re-
gulen (art. 3 o , ley 23.661).
En tal carácter, deben adecuarse a las directivas básicas de
dicho seguro, que tienen "como objetivo fundamental proveer
642 PARTE ESPECIAL

al otorgamiento de prestaciones de salud igualitarias, integrales


y humanizadas, tendientes a la promoción, protección, recupe-
ración y rehabilitación de la salud, que respondan al mejor ni-
vel de calidad disponible y garanticen a los beneficiarios la ob-
tención del mismo tipo y nivel de prestaciones eliminando toda
forma de discriminación en base a un criterio de justicia distri-
butiva" (art. 2 o , párr. Io, ley 23.661).
En el carácter invocado de agentes del referido sistema del
seguro deben "adecuar sus prestaciones de salud a las normas
que se dicten" y deben regirse por lo establecido en el régimen
de obras sociales y de la ley nacional del seguro de salud (art.
2 o , párr. 2 o , ley 23.661).
La norma, en tal carácter, establece como directiva que las
políticas que a tal efecto dicte el Ministerio de Salud y Acción
Social, deben estar "encaminadas a articular y coordinar los
servicios de salud de las obras sociales", juntamente con el de
los demás efectores de servicios de esa naturaleza en "un siste-
ma de cobertura universal, estructura pluralista y participativa y
administración descentralizada que responda a la organización
federal" del país. Dichas políticas a cargo de la autoridad ad-
ministrativa sanitaria deben orientarse "a asegurar un adecuado
control y fiscalización por parte de la comunidad, y afianzar
los lazos y mecanismos de solidaridad nacional que dan funda-
mento al desarrollo de un seguro de salud" (art. 3 o , párr. 2 o , ley
23.661).
La ley del seguro nacional de salud establece que las pres-
taciones "serán otorgadas de acuerdo con las políticas naciona-
les de salud, las que deben asegurar la plena utilización de los
servicios y capacidad instalada existente, y estarán basadas en
la estrategia de atención primaria de la salud y la descentraliza-
ción operativa", debiendo promover "la libre elección de los
prestadores por parte de los beneficiarios, en cuanto ello fuera
posible" (art. 25, ley 23.661).
A tal efecto, los agentes del seguro, entre ellos las obras
sociales, deben mantener los servicios propios existentes a la
fecha de la sanción de la norma (diciembre de 1988). A fin
RÉGIMEN DE OBRAS SOCIALES
643
de desarrollar una mayor capacidad instalada, las obras socia-
les deberán adecuarse a las normativas que establezcan la Ad-
ministración Nacional del Seguro de Salud (ANSSAL, hoy sus-
tituida por la SSSalud) y la Secretaría de Salud Pública. A
ese fin, deben articular "sus programas de prestaciones médi-
co-asistenciales con otras entidades del seguro, procurando su
efectiva integración en las acciones de salud con las autorida-
des sanitarias correspondientes". Los servicios propios de di-
chas obras sociales (como todos los de los agentes del seguro
de salud) deben estar disponibles para los demás beneficiarios del
sistema, de acuerdo con las normas generales que establezcan al
respecto el Ministerio de Salud y Acción Social y la SSSalud,
y las particulares de los respectivos convenios que al efecto se
hayan concertado (art. 26, ley 23.661).
Ante la situación planteada por muchas obras sociales que
negaban o ponían inconvenientes a la realización de ciertas
prestaciones, la ley 24.455 (reglamentada por decr. 580/95) dis-
puso que aquéllas, en cuanto perciban aportes del fondo de re-
distribución (ver § 477), y en tanto en el presupuesto general
de la Nación estén incluidas las partidas específicas destinadas
a esos fines, obligatoriamente deben incorporar "la cobertura
para los tratamientos médicos, psicológicos y farmacológicos de
las personas" que: a) están "infectadas por algunos de los retro-
virus humanos" o "padecen el síndrome de inmunodeficiencia
adquirida (sida) y/o las enfermedades intercurrentes", y b) "de-
pendan física o psíquicamente del uso de estupefacientes".
Aquéllas también se deberán brindar respecto de los "progra-
mas de prevención del sida y la drogadicción", así como los
tratamientos de desintoxicación y rehabilitación en los casos que
ordene el juez, como medida de seguridad curativa, dentro de
los alcances de la ley sobre estupefacientes 23.737.
Las referidas prestaciones de salud deberán ser brindadas
"según las modalidades operativas de contratación y pago que
normatice la ANSSAL" (hoy SSSalud), en forma tal que asegu-
re a sus beneficiarios servicios accesibles, suficientes y oportu-
nos (art. 27, ley 23.661).
644 PARTE ESPECIAL

A tal efecto, las obras sociales deben desarrollar el progra-


ma de prestaciones de salud que la Administración Nacional
del Seguro de Salud establezca y actualice periódicamente, de
acuerdo con las directivas impartidas por la Secretaría de Salud
Pública de la Nación. Las prestaciones que deberán otorgarse
obligatoriamente, incluyen todas "aquellas que requieran la reha-
bilitación de las personas discapacitadas". Además, debe ase-
gurarse la cobertura de los medicamentos esenciales que dichas
prestaciones requieran (art. 28, ley 23.661).
A ese fin, el art. Io del decr. 492/95 se refiere al Programa
Médico Obligatorio (PMO, definido por res. MSAS 247/96) que
fija las prestaciones médico-asistenciales (mínimas) que tienen
derecho a percibir los beneficiarios del régimen.
Dentro de las obligaciones que la ley de obras sociales po-
ne a cargo de las mismas como agentes del Sistema Nacional
del Seguro de Salud, se hallan las de presentar anualmente a la
SSSalud, que absorbió a la Dirección Nacional de Obras So-
ciales, un informe con: "a) programa de prestaciones médi-
co-asistenciales para sus beneficiarios; b) presupuesto de gastos
y recursos para su funcionamiento y la ejecución del programa;
c) memoria general y balance de ingresos y egresos financieros
del período anterior, y d) copia legalizada de todos los contra-
tos de prestaciones de salud que celebre durante el mismo pe-
ríodo, a efectos de confeccionar un registro de los mismos" (art.
4o, ley 23.660).
Además, debe requerir a la SSSalud (que sustituyó a la
ANSSAL) la aprobación del programa de prestaciones médi-
co-asistenciales para sus beneficiarios y el presupuesto de gas-
tos y recursos para la ejecución del mismo (art. 18, incs. a y b,
ley 23.661). Dicho organismo administrativo sanitario debe
expedirse dentro de los 30 días hábiles inmediatos a su presen-
tación, respecto de la aprobación, observaciones o rechazo de
las proposiciones efectuadas. La falta de observación o con-
testación significa aprobación de las propuestas (art. 18, ley
23.661).
RÉGIMEN DE OBRAS SOCIALES 645
Como ya lo hemos precisado (ver § 474), las obras socia-
les destinan una proporción importante de sus ingresos para
atender las prestaciones de salud, y, en especial, en el lugar en
que se han efectuado los aportes y contribuciones (art. 5o, ley
23.660). Como recaudo para asegurar las referidas prestacio-
nes, la norma establece que dichas "obras sociales" no pueden
invertir más que un 8% de sus ingresos brutos en gastos admi-
nistrativos. Al efecto, se excluyen los de esa índole "origina-
dos en la prestación directa" de servicios. La reglamentación
establecerá el plazo dentro del cual deberán ajustarse a esa pro-
porción (art. 22, ley 23.660).
No existe un período de carencia (ver § 403, a) para gozar
de las prestaciones que cubren a los beneficiarios y a sus fami-
liares. Por lo tanto, ellas se brindan desde el momento en que
el trabajador "comienza a percibir remuneración" (o sea, des-
de el primer día de efectivizarse la relación) y durante los pe-
ríodos ya indicados (ver § 473). Las mismas se dispensan a
los respectivos beneficiarios desde que gozan del status de ju-
bilado o pensionado.
Como normalmente la atención médico-asistencial requiere
una prestación en especie, la misma debe ser brindada por in-
termedio de los correspondientes técnicos, en el caso médicos y
paramédicos (ver § 403, b, 2, b). La prestación puede serlo en
forma directa, a través de personal contratado que actúa en for-
ma autónoma o en relación de dependencia, por medio de
instrumental y edificios propios o por terceros vinculados por
convenios de locación de obra (médicos, sanatorios, laborato-
rios, etcétera). Respecto de estos últimos, la SSSalud (que
sustituyó a la ANSSAL) llevará un Registro Nacional de Pres-
tadores, autorizados a contratar con los agentes del seguro; en-
tre ellos, las obras sociales (art. 29, ley 23.661).
Como integrantes del Sistema Nacional del Seguro de Sa-
lud, las obras sociales deben inscribirse en el referido Registro
(sin perjuicio de hacerlo también en el que lleva la SSSalud,
que absorbió a la Dirección Nacional de Obras Sociales; art.
646 PARTE ESPECIAL

27, inc. 4 o , ley 23.660), como condición para recibir los fondos
correspondientes (art. 6 o , ley 23.660).
Dado el carácter que asumen las obras sociales en el ejer-
cicio de las prestaciones médico-asistenciales, están obligadas
al cumplimiento obligatorio en lo que atañe a su carácter de
agentes del seguro de salud (es decir, en cuanto a las referidas
prestaciones) de las resoluciones que adopten la Secretaría de
Salud de la Nación y la SSSalud en el ejercicio de las funcio-
nes, atribuciones y facultades otorgadas por la legislación (art.
7 o , ley 23.660).
En las condiciones que fije la reglamentación, los hospita-
les públicos a través del esquema de hospital de autogestión
(decr. 578/93) y demás centros asistenciales dependientes de la
Ciudad de Buenos Aires, pueden incorporarse a ese registro (art.
30, ley 23.661). Le corresponde a la Secretaría de Salud Pú-
blica de la Nación establecer las definiciones y normas de acre-
ditación y categorización para profesionales y establecimientos
asistenciales sobre cuya base la SSSalud fijará los requisitos a
cumplir por parte de las personas o entidades que se inscriban
en el referido registro. "La aplicación de dichas normas, así
como su adaptación a las realidades locales, serán convenidas
por la Secretaría de Salud Pública de la Nación con las juris-
dicciones adheridas" (art. 31, ley 23.661).
La inscripción en el Registro Nacional de Prestadores im-
plica la obligación de respetar las normas y valores retributivos
que rijan las contrataciones con los agentes del seguro, mante-
ner la prestación de servicios en las modalidades convenidas
durante el lapso de inscripción y por un tiempo adicional de 60
días corridos, y ajustarse a las normas que, en ejercicio de las
facultades, derechos y atribuciones, establezca la SSSalud (art.
32, ley 23.661).
Dichas prestaciones, por el plazo que comprende el com-
promiso del efector, se consideran "servicio de asistencia social
de interés público"; su interrupción sin causa justificada consti-
tuye infracción (arts. 33 y 42, ley 23.661). Le compete a la
RÉGIMEN DE OBRAS SOCIALES
647
Secretaría de Salud Pública de la Nación aprobar las modalida-
des, los nomencladores y valores retributivos para la contrata-
ción de las prestaciones de salud, los que serán elaborados por
la SSSalud (art. 34, ley 23.661).
A los fines de la determinación de las modalidades de los
nomencladores y valores retributivos que rijan la relación con
los prestadores, se establece el funcionamiento de una Comi-
sión Permanente de Concertación, presidida por un director de
la SSSalud e integrada por los representantes de los agentes del
seguro y de las entidades representativas mayoritarias de los
prestadores del ámbito nacional o provincial (el número y la
proporción los fija la SSSalud). En caso de no lograrse una
solución a nivel de esa comisión, el presidente de la SSSalud
actuará en instancia de conciliación y, en su caso, también lo
hará como arbitro el ministro de Salud y Acción Social (art.
35, ley 23.661).
Como lo hemos indicado, si bien la ley establece la obliga-
ción prioritaria de la obra social de realizar prestaciones médi-
co-asistenciales, con el remanente de los ingresos, o sea, con
el 20%, puede brindar otras prestaciones sociales (art. 3 o , ley
23.660). El Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubi-
lados y Pensionados había adoptado varios programas no médi-
cos para sus afiliados, entre ellos, el de turismo. Por decr.
292/95 (art. 16) se dispuso (por razones de orden financiero)
que el mismo fuera prestado por la Secretaría de Turismo con su
propio presupuesto.
Las modalidades y los valores contributivos que las obras
sociales convengan con los prestadores de servicios de salud,
están sujetos a los que apruebe la Secretaría de Salud Pública
de la Nación, conforme a los nomencladores que elaborará la
SSSalud (art. 34, ley 23.661). La política en materia de medi-
camentos que deberá implementar el Ministerio de Salud y Ac-
ción Social, de acuerdo con las atribuciones que al efecto de-
termine la legislación vigente (art. 36), deberá ser acatada por
las obras sociales (art. 37, ley 23.661).
648 PARTE ESPECIAL

En razón de que el art. 92 ter, ap. 4, de la LCT, introducido


por el art. 2° de la ley 24.465 (ver § 142), hace expresa refe-
rencia a las prestaciones que corresponde brindar a los trabaja-
dores que lo hacen "a tiempo parcial", el decr. 492/95 establece
que si la prestación percibida en los diversos empleos (si los
hay; art. 9 o ), respecto de los que debe hacerse el aporte y la
contribución, es equivalente al importe de tres o más AMPO
(ahora MOPRE) (ver § 424), las prestaciones de los diversos
subsistemas de seguridad social (por lo que está comprendido
el de "salud") que corresponde dispensar son las comunes. Si el
ingreso no alcanza a ese tope, el trabajador puede integrar
"el aporte a su cargo y la contribución del empleador corres-
pondiente a un salario de tres AMPO" (ahora MOPRE). Si no
ejerce esa opción, tanto él como su empleador quedan eximidos
de efectuar los respectivos aportes y contribuciones (art. 8o).
Obviamente, en ese caso, no percibe la prestación de parte de
la obra social, pero queda incorporado al régimen del seguro
de salud (ley 23.661).
De darse una situación de pluriempleo, el trabajador debe
"concentrar" sus aportes y contribuciones en un sólo agente
(art. 9 o , decr. 292/95, y art. 9 o , decr. 492/95). De no hacerlo
dentro de los 60 días de que ocurra el hecho, el órgano recau-
dador unificará la cobertura en el agente que durante el referi-
do período hubiere percibido la cotización mayor, y lo comuni-
cará a la ANSeS.

§ 476. AGENCIAS. - De acuerdo con la normativa legal,


las mismas pueden ser:
a) ÓRGANOS DE EJECUCIÓN. La administración del sistema
está a cargo de las llamadas obras sociales. Al efecto, la ley
enumera: 1) las de carácter sindical definidas como "correspon-
dientes a las asociaciones gremiales de trabajadores con perso-
nería gremial, signatarias de convenios colectivos de trabajo"
(art. I o , inc. a, ley 23.660). Las mismas "son patrimonio de
los trabajadores que las componen" (art. 12, inc. a, ley 23.660).
RÉGIMEN DE OBRAS SOCIALES 649
El personal (y sus familiares) comprendido dentro de dichos
convenios son los beneficiarios de la obra; 2) administradas en
forma mixta, que incluye los institutos creados por leyes (art.
F, inc. b, ley 23.660); 3) del personal de la Administración
central del Estado, sus organismos autárquicos y descentraliza-
dos, del Poder Judicial de la Nación y de las universidades na-
cionales (art. Io, inc. c, ley 23.660); si bien estas dos últimas
han sido exceptuadas de las disposiciones -contribución al Fon-
do Solidario de Redistribución, art. 22, ley 23.661; sujeción a
los órganos de control- de la ley 23.660 -art. 4o, ley 23.890-,
quedan sujetas al régimen de obra social); 4) de las empresas y
sociedades de Estado (art. Io, inc. d, ley 23.660); 5) del perso-
nal de dirección (art. Io, inc. e, ley 23.660); 6) de asociaciones
profesionales de empresarios (art. Io, inc. e, ley 23.660); 7)
constituidas por convenios con empresas privadas o públicas y
las creadas a raíz de convenios de corresponsabilidad, según lo
que establece el art. 21, inc. g, punto 4, de la ley 21.476 (art.
Io, inc./, ley 23.660), y 8) toda "otra entidad creada o a crearse
que, no encuadrándose en la enumeración precedente, tenga co-
mo fin lo establecido" en la ley (art. Io, inc. h, ley 23.660).
El criterio adoptado para determinar la afiliación (obligato-
ria) es de carácter profesional (de acuerdo con la actividad de-
sarrollada). Se ha insinuado una modificación del mismo, no
concretada, a fin de admitir la libertad de la elección del pres-
tador del servicio de obra social (que es obligatorio). De esa
manera, existiría la posibilidad de adherir a un ente de esa na-
turaleza, sindical o ajeno a ese ámbito, pero también sujeto al
cumplimiento de las normas legales y al contralor estatal.
En el caso de haberse efectuado esta última opción, se le
asignaría a cada afiliado un importe (producto de la distribución
del total de ingresos por aportes y contribuciones, en función del
número de beneficiarios -trabajadores y su grupo familiar-) que
ingresaría en forma directa a la obra social elegida.
El decr. 504/98, ya citado, modificó la estructura del siste-
ma de libre elección de una obra social sindical, al igual que
650 PARTE ESPECIAL

los anteriores que modificó. Sin duda, ese decreto transgrede


el ámbito de competencia que la Constitución nacional le asig-
na al Poder Ejecutivo, en cuanto modifica disposiciones de la
ley de fondo (23.660).
Las obras sociales y organismos que brindan cobertura
asistencial al personal civil y militar de las fuerzas armadas,
Policía Federal Argentina, Servicio Penitenciario Argentino, y
de los jubilados y pensionados de esos sectores, sólo se incor-
porarán al Sistema del Seguro de Salud, en tanto los respecti-
vos entes resuelvan adherir, en las condiciones que determine
la reglamentación (art. 6 o , párr. 2 o , ley 23.661).
De las enumeradas obras sociales comprendidas dentro del
régimen legal que estudiamos, la norma establece que: 7) las
obras sociales sindicales, del personal de dirección, de empre-
sarios y las constituidas en virtud de convenios de corresponsa-
bilidad (indicadas en los puntos 7, 5, 6 y 7) actuarán como
sujetos de derecho, de acuerdo con el régimen que establece el
art. 33, párr. 2 o , inc. 2 o , del Cód. Civil, y lo harán con "indivi-
dualidad administrativa, contable y financiera" (art. 2 o , párr. Io,
ley 23.660); 2) las del personal de la Administración central
del Estado y sus entes autárquicos y descentralizados, del Poder
Judicial de la Nación, universidades nacionales, empresas y so-
ciedades del Estado y las demás que, aunque no enumeradas en
el art. Io, tengan "como fin lo establecido" en la ley (indicadas
en los puntos 3, 4 y 8), lo harán "como entidades de derecho
público no estatal con individualidad jurídica, financiera y ad-
ministrativa" (art. 2 o , párr. Io, ley 23.660). Por lo tanto, las
relaciones de las mismas con su personal se rigen por el dere-
cho privado, y 3) las creadas por leyes especiales vigentes a la
fecha de la sanción de la norma (diciembre de 1988), manten-
drán su régimen de personalidad y modalidades administrativas,
contables y financieras (art. 2 o , párr. 2 o , ley 23.660). Las mis-
mas mantienen su organización, excepto las modificaciones in-
troducidas para sus órganos de conducción por los arts. 37 a 40
de la ley 23.660. De acuerdo con lo que establece la doctrina
administrativa, la mayor parte de los institutos (de jubilados,
RÉGIMEN DE OBRAS SOCIALES 651
bancarios, ferroviarios, mercantiles, seguros, industria de la car-
ne) creados a tal efecto, funcionan como organismos públicos
no estatales.
Como lo hemos indicado, el decr. 492/95 (art. 10) dispone
que los mismos deben transformarse en uno de los entes indica-
dos en la ley 23.660 (de carácter sindical o en uno que no se
encuadre en ninguno de los supuestos previstos en el art. Io de
la referida ley). De no precederse de esa manera en el plazo
de 3 meses, prorrogable por una vez por el mismo plazo, los
entes eran disueltos y entraban en liquidación.
Los referidos entes de obras sociales pueden constituir
asociaciones "que abarquen los beneficiarios residentes en el
ámbito de funcionamiento de la asociación e integren sus recur-
sos a fin de otorgar las prestaciones médico-asistenciales que
correspondan a su calidad de agentes del seguro de salud".
Las mismas, una vez constituidas, "gozan de la capacidad, de-
rechos y obligaciones de las obras sociales en cuanto actúan en
calidad de agentes del seguro de salud" (art. 14, ley 23.660).
Además, responden a la finalidad de integración, "coordinación
y articulación de las prestaciones" que constituyen una de las
directivas del Sistema Nacional del Seguro de Salud (art. 3 o ,
ley 23.661).
El estatuto de dichas obras sociales fue dictado por la au-
toridad provisional encargada por la ley, para administrarlas
durante el período de normalización (arts. 11, 35 y 36, ley
23.660). El mismo debió adecuarse a las directivas básicas que
establece la norma y presentado a la -en ese momento- Direc-
ción Nacional de Obras Sociales para su registración (art. 36,
ley 23.660). Entendemos que ese órgano ejerció el contralor
de legalidad respecto de dichos estatutos, ya que el registro no
puede consistir en un mero acto formal.
La norma no indica el mecanismo para proceder a la modi-
ficación del estatuto de la obra social, lo que respecto de varias
de ellas (en especial de las sindicales), en virtud de sus caracte-
rísticas, tiene singular importancia.
652 PARTE ESPECIAL

El órgano de conducción de dichos entes se debía confor-


mar de acuerdo con la índole de los mismos. Los de carácter
sindical (indicados en 7), lo debían ser de acuerdo con lo que
establezca su estatuto, por una "autoridad colegiada que no su-
pere el número de cinco integrantes" designados por intermedio
del secretariado nacional, consejo directivo nacional o asam-
blea general de delegados congresales de la asociación general
con personería gremial signataria de los convenios colectivos
de trabajo que corresponda". El desempeño de esos cargos no
es incompatible con el ejercicio de uno en la asociación sindi-
cal (art. 12, inc. a, ley 23.660).
Similar estructura tienen las organizaciones de conduc-
ción de obras sociales del personal de dirección (indicadas en
5), y las de asociaciones de empresarios (indicadas en 6). Los
miembros de los consejos de administración serán designados
conforme a lo que establezca el respectivo estatuto social (art.
12, inc. e, ley 23.660).
El órgano de conducción de las obras sociales e institutos
de conducción mixta (mencionados en 2), mantienen su estruc-
tura según la ley de su creación, con las modificaciones intro-
ducidas con posterioridad (art. 12, inc. b, y las fijadas en los
arts. 37 a 40). Los que corresponden al personal de la Admi-
nistración central del Estado nacional, sus entes autárquicos y
descentralizados (mencionados en 3) deben ser administrados
por un órgano de 9 miembros, designados por el Ministerio de
Salud y Acción Social, de los cuales uno (el presidente) será
propuesto por la Subsecretaría de Salud de la Nación, 4 repre-
sentarán al Poder u órgano en el cual trabajan los afiliados a la
obra, y 4 representarán a los beneficiarios que serán propuestos
por la asociación sindical con "personería gremial pertinente"
(art. 12, incs. c y d; el primero fue modificado por el art. 3 o ,
ley 23.890).
Las obras sociales creadas por "convenios con empresas
privadas o públicas" (mencionadas en 7), y las que en el futuro
adhieran al sistema, mantendrán su régimen de conducción
RÉGIMEN DE OBRAS SOCIALES 653
de acuerdo con sus normas de constitución (art. 12, incs./y h,
ley 23.660).
La conducción y administración de las asociaciones de obras
sociales estará a cargo de un cuerpo colegiado de 7 miembros
elegidos por las obras sociales que la integran (art. 12, inc. g,
ley 23.660).
Los miembros de los consejos de conducción de los entes
de obras sociales deben ser "mayores de edad, no tener inhibi-
ciones e incompatibilidades civiles, ni penales, su mandato no
podrá superar el término de 4 años y podrán ser reelegidos"
(art. 13, párr. Io, ley 23.660). Los mismos asumen .responsabi-
lidad personal y solidaria respecto de "los actos y hechos ilícitos
en que pudieran incurrir con motivo y en ocasión del ejercicio
de las funciones de conducción y administración de dichas enti-
dades" (art. 13, párr. 2o, ley 23.660). Respecto de los actos
que correspondan al ejercicio normal de su función, no con-
traen responsabilidad personal.
En la cobertura de las prestaciones de salud a su cargo, las
obras sociales deben sujetarse a las directivas, políticas, régimen
de contratación, inscripción, etc., que hemos analizado en § 475.
La norma establece disposiciones referidas a la propiedad
y uso de los bienes necesarios para el desarrollo de la función
asignada a las obras sociales. Los que corresponden a la "Ad-
ministración central del Estado, organismos descentralizados,
empresas y sociedades del Estado, paraestatales o de adminis-
tración mixta afectados a la prestación de los servicios... se-
rán transferidos a la obra social correspondiente" (art. 30, ley
23.660). Los que pertenecen a una asociación sindical de tra-
bajadores, "continuarán en el patrimonio" de ésta, pero la res-
pectiva obra social no reconocerá "usufructos a título oneroso
por la utilización de dichas instalaciones", quedando a su car-
go los gastos de mantenimiento, administración y funcionamien-
to de dichos bienes (art. 32, ley 23.660).
Las obras sociales existentes al momento de la sanción de
la ley (diciembre de 1988), continuaron en el ejercicio de sus
654 PARTE ESPECIAL

funciones, pero debieron adecuarse al nuevo régimen en el pla-


zo, prorrogable por el Poder Ejecutivo nacional, de un año a
partir de su vigencia (28 de enero de 1989, fecha de venci-
miento del plazo de 8 días de la publicación en el Boletín Ofi-
cial; art. 2o, Cód. Civil; arts. 33 y 34, ley 23.660). Durante
ese período estuvieron sujetas a un régimen provisorio de con-
ducción y administración que fija la propia ley, que varía según
se trate de las diversas obras sociales, sean sindicales, de las
que nuclean a los empleados del Poder Ejecutivo nacional y del
Poder Judicial, entes autárquicos y descentralizados, del perso-
nal de dirección, o bien las que han sido creadas por leyes es-
peciales (art. 35, ley 23.660). Dichas autoridades elaboraron
los estatutos de la respectiva obra social, que debieron ser re-
gistrados ante la Dirección Nacional de Obras Sociales (hoy
SSSalud), de acuerdo con las normas que la misma dictó al
efecto (art. 36, ley 23.660).
En lo que se refiere a las obras sociales que funcionan en
virtud de convenios con empresas privadas o públicas o de co-
rresponsabilidad, las mismas continúan desarrollando su activi-
dad dentro del nuevo sistema, salvo que dentro del plazo de 90
días cualquiera de las partes que han suscripto el acuerdo lo
haya denunciado ante la Dirección Nacional de Obras Sociales
(hoy SSSalud) (art. 41, ley 23.660).
Las obras sociales actúan como agentes del Sistema Nacio-
nal del Seguro de Salud; "estarán exentas del pago de tasas y
contribuciones nacionales y de la Municipalidad de la Ciudad
de Buenos Aires [hoy con gobierno autónomo]. El Poder Eje-
cutivo gestionará una exención similar por parte de los gobier-
nos provinciales" (art. 39, ley 23.661).
De acuerdo con las disposiciones legales citadas, el ámbito
de conducción y administración de las obras sociales queda
acotado dentro de ciertos márgenes, que fijan la SSSalud y el
Ministerio de Salud y Acción Social, en especial en cuanto a la
fijación de objetivos, la forma de cumplirlos, condiciones de
contratación con las personas y entes efectores de prestaciones
RÉGIMEN DE OBRAS SOCIALES 655
de salud, además de la limitación de la utilización de los fon-
dos percibidos para realizar prestaciones no médicas.
A fin de dar solución a los casos que se plantean con res-
pecto al trabajo "a tiempo parcial", pluriempleo, afiliaciones
múltiples en virtud de coincidir en una misma persona el carác-
ter de afiliado titular y derivado (miembro del grupo familiar),
diversas disposiciones han establecido que debe optarse por
una sola afiliación (arts. 8 o y 9 o , decr. 292/95; arts. 8 o y 9 o , ley
23.660, reglamentado por decr. 576/93). En el caso de plu-
riempleo, de no efectuarse la opción dentro del plazo de 60
días, la unificación la realizará el ente recaudador con'referen-
cia al agente que durante ese lapso hubiere recibido la mayor
cotización, y lo comunicará a la ANSeS.

b) ÓRGANOS DE CONTRALOR DE LAS OBRAS SOCIALES. Éstas y las


asociaciones que ellas constituyan para cumplir su mismo obje-
to, están sometidas al contralor que ejerce la Dirección Nacio-
nal de Obras Sociales (hoy SSSalud), como "autoridad de
aplicación" (art. 25, ley 23.660). Ese órgano funciona en el
ámbito del Ministerio de Salud y Acción Social, y tiene como
finalidad "promover, coordinar e integrar las actividades de las
obras sociales, en todo aquello que no se encuentren obliga-
das por la ley del Sistema Nacional del Seguro de Salud" y
ejercer el contralor de "los aspectos administrativos y contables
de las obras sociales" (art. 26, ley 23.660). A tal fin, está au-
torizada a: 1) requerir y aprobar la memoria anual y balances
de las obras sociales (art. 27, inc. Io, ley 23.660); 2) requerir y
suministrar información adecuada para el mejor contralor de las
obras sociales a la Dirección Nacional de Recaudación Previ-
sional (hoy sustituida por la DGI que integra la AFIP) y a la
ANSSAL (hoy SSSalud); 3) requerir la información que consi-
dere necesaria y las aclaraciones pertinentes a fin de verificar
el cumplimiento de las obligaciones que las obras sociales de-
ben satisfacer en virtud de lo dispuesto en la ley de obras so-
ciales y demás normas complementarias. A tal efecto, puede
requerir de la ANSSAL (hoy SSSalud) que, por intermedio de la
656 PARTE ESPECIAL

sindicatura, constate y/u obtenga la pertinente información (art.


27, inc. 5o); 4) ante la comprobación de irregularidades o gra-
ves deficiencias de funcionamiento, proponer al Poder Ejecuti-
vo nacional la intervención de las obras sociales (está a su car-
go, durante el lapso de intervención, asegurar el cumplimiento
de las prestaciones de salud garantizadas por el Sistema Nacio-
nal del Seguro de Salud; art. 27, inc. 3o); 5) llevar el Registro
de Obras Sociales, a cuyo efecto deben cumplirse los recaudos
que establezca (inc. 4o), y 6) resolver los conflictos relativos
al encuadramiento de los beneficiarios de las obras sociales (o
sea, determinar cuál de ellas debe brindar el servicio, así como
determinar cuál ha de percibir los fondos: cuotas y contribu-
ciones que sufragan los beneficiarios y empleadores; art. 27,
inc. 6o, ley 23.660).
Durante el período de transición del antiguo al nuevo régi-
men, o sea, hasta que se reglamentó la norma y entró en fun-
cionamiento el nuevo órgano administrativo, dicha función es-
tuvo a cargo del INOS, que era el órgano de aplicación de la
ley 22.269 (art. 42, ley 23.660).
El incumplimiento por parte de las obras sociales de las
disposiciones legales o reglamentarias o las que fije la autori-
dad de aplicación (Dirección Nacional de Obras Sociales -hoy
SSSalud-), referidas al servicio, las hará incurrir en sanción de
apercibimiento, multa o intervención (art. 28, ley 23.660), sin
perjuicio de las que puedan corresponderle en virtud de otras
normas (entre ellas las del mismo tipo de sanción), fijadas en
el art. 43, incs. a y b, de la ley 23.661, por los incumplimientos
detallados en el art. 42 de la misma ley (que incluye la suspen-
sión hasta un año o cancelación de la inscripción en el Registro
Nacional de Prestadores). La aplicación de apercibimiento y
multa le compete a la Dirección Nacional de Obras Sociales
(hoy SSSalud). El respectivo procedimiento fue reglamentado
por res. SSSalud 77/98. La sanción (la de apercibimiento no
tiene más que una sola dimensión) debe graduarse "conforme a
la gravedad y reiteración de las infracciones"; la multa puede
ser "una vez el monto de haber mínimo de jubilación ordinaria
RÉGIMEN DE OBRAS SOCIALES 657
del régimen nacional de jubilaciones y pensiones para trabajado-
res en relación de dependencia" (de acuerdo con lo dispuesto por
el art. 24, inc. a, ley 24.241, sería el importe de 45 MOPRE, ya
que se establece tomando 1,5 por cada año, y el mínimo para
obtener esa prestación es de 30 años), hasta un máximo de 100
veces ese monto vigente al momento de hacerse efectiva la san-
ción (art. 28, párr. Io, incs. a y b, ley 23.660). El importe de
la multa ingresa al Fondo Solidario de Redistribución que fun-
ciona en el ámbito de la ANSSAL (hoy SSSalud) (art. 22, inc.
c, ley 23.661).
En cambio, la intervención sólo puede ser aplicada por el
Poder Ejecutivo, a cuyo efecto la Dirección Nacional de Obras
Sociales (hoy SSSalud) puede proponerla; durante el período
en que ésta se proyecte debe asegurarse la prestación de los
servicios, y el interventor que se designe tiene facultades para
disponer de todos los fondos que le correspondan a la obra so-
cial, y se "limitará al ámbito de la misma" (arts. 28, párrs. 2o y
3 o , 27, inc. 3 o , ley 23.660).
Las sanciones de multa e intervención (no las de apercibi-
miento) son susceptibles de recurso a opción del recurrente an-
te la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Federal Contencio-
so Administrativo o ante la Cámara Nacional de Apelaciones
del Trabajo, si el domicilio de aquélla fuera en Capital Fede-
ral; de lo contrario, de ser en el interior del país, el recurso
deberá ser resuelto por la cámara federal respectiva. Los agra-
vios deben ser deducidos ante la SSSalud dentro de los 10 días
hábiles de la notificación de la medida o de la publicación del
acto pertinente por el Poder Ejecutivo nacional. El citado ór-
gano administrativo deberá remitir las actuaciones de inmediato
al respectivo tribunal (art. 29, párrs. Io y 2o, ley 23.660).
El recurso deducido respecto de la sanción de intervención
sólo tiene efecto devolutivo (art. 29, párr. 3 o , ley 23.660).
Dado que las obras sociales actúan como agentes naturales
del Sistema Nacional del Seguro de Salud (arts. 2o, párrs. 2o, y
15; arg. art. 5o, inc. a, ley 23.661), están sujetas al régimen de
contralor de la SSSalud, que funciona en el ámbito del Ministe-
658 PARTE ESPECIAL

rio de Salud y Acción Social de la Nación (arts. 7o, 8o, 15, 17,
inc. a, 18, 20 y 21, ley 23.661).
A tal efecto, la SSSalud, cuando realiza las tareas de con-
trol y fiscalización, en ejercicio y dentro de las facultades que
le competen para asegurar que las obras sociales se ajustan al
cumplimiento de lo dispuesto en la ley de Sistema Nacional del
Seguro de Salud, podrá requerir que la respectiva obra le brin-
de el personal y elementos necesarios para el cumplimiento de
la aludida misión (art. 15, ley 23.660).
Las decisiones que en materia de prestación del seguro de
salud adopten la Secretaría de Salud Pública de la Nación y la
SSSalud "en ejecución de las funciones, atribuciones y faculta-
des otorgadas por la legislación, serán de cumplimiento obliga-
torio para las obras sociales, exclusivamente en lo que atañe a
su condición de agentes del seguro de salud" (art. 7o, ley 23.660,
y art. 8o, ley 23.661). Dichos agentes, como condición nece-
saria para aplicar los fondos percibidos con destino a las pres-
taciones de salud, deben inscribirse en el registro que funciona
en el ámbito de la SSSalud (art. 17, ley 23.661) y deberán ade-
cuar sus prestaciones al régimen de la ley 23.661 (arg. art. 3o,
párr. 2o, ley 23.660). A tal fin, anualmente deberán, como
agentes del seguro de salud y en cuanto se refiere a su responsa-
bilidad, presentar: "a) el programa de prestaciones médico-asis-
tenciales para sus beneficiarios; b) presupuestos de gastos y re-
cursos para su funcionamiento y la ejecución del programa, y
c) memoria general y balance de ingresos y egresos financieros
del período anterior y copia legalizada de todos los contratos de
prestaciones de salud que celebre durante el mismo período a
efectos de confeccionar un registro de los mismos" (art. 4o, ley
23.660, y art. 18, ley 23.661). Los dos primeros deben ser
aprobados por el órgano administrativo de salud; se considera
que existe una aprobación tácita si los mismos no han sido re-
chazados dentro del plazo de 30 días de presentados (art. 18,
párr. 2o, ley 23.661).
A los fines de ejercer el contralor de las respectivas obras
sociales, la SSSalud (ver res. SSSalud 77/98) designa una sin-
RÉGIMEN DE OBRAS SOCIALES
659
dicatura colegiada que actuará dentro del ámbito de atribución
y funcionamiento que le fije (art. 19, ley 23.661). A ella le
deberán ser notificadas las decisiones que aquéllas adopten den-
tro del plazo de 5 días de haber sido producidas. En igual
lapso, ésta deberá expedirse. En caso de efectuar observacio-
nes fundadas, las mismas podrán ser recurridas por la obra so-
cial ante la SSSalud. Si así lo hace, dentro de los 5 días hábi-
les "subsiguientes" a la notificación de la observación, deberá
remitir las actuaciones a la SSSalud, la que debe expedirse en
el plazo de 10 días hábiles de recepcionadas las actuaciones y
notificar a la obra social la decisión adoptada, la que será irre-
currible en la vía administrativa (arts. 19 y 20, ley 23.661).
La respectiva decisión de la SSSalud debe serlo por su direc-
torio.
La falta de decisión de éste, en el indicado plazo de 10
días, se considera como aprobación tácita de lo resuelto por la
obra social (que queda firme; art. 20, ley 23.661).
El referido contralor de la obra social por parte de la
SSSalud, a través de la sindicatura, comprende la de los actos
de sus órganos, así como la de sus funcionarios, en tanto estén
referidos al seguro de salud. Dicha sindicatura puede asistir a
las sesiones del órgano de conducción de la obra con voz, pero
sin voto. Sus opiniones deberán constar en las actas respecti-
vas (art. 20, párr. 3 o , ley 23.661).
La violación de las disposiciones de la ley del seguro de
salud, su reglamentación, las normas que establezcan la Secre-
taría de Salud Pública de la Nación y la SSSalud, la de sus pro-
pios estatutos, así como la negativa a proporcionar la documen-
tación debida o no hacerlo en el tiempo y la forma establecidos,
se considera infracción (art. 42, incs. a, c, d y e, ley 23.661).
Las obras sociales originariamente estaban sujetas a dos regí-
menes de sanciones: uno, el de la ley 23.660 que aplicaba la
Dirección Nacional de Obras Sociales, y otro, el de la ley 23.661,
que aplicaba la ANSSAL. Como lo hemos indicado, ambos
organismos han sido absorbidos por la Superintendencia del Se-
guro de Salud.
660 PARTE ESPECIAL

Las que corresponden a la segunda ley están sujetas a las


sanciones de apercibimiento, multa (de 1 a 100 veces el haber
mínimo de prestación jubilatoria del régimen nacional de jubi-
laciones y pensiones, vigentes al momento de hacerse efectivo
el pago), suspensión hasta un año y cancelación de la inscrip-
ción en el respectivo registro (art. 43, ley 23.661).
Como estas últimas sanciones tienen vigencia respecto de
todos los agentes del seguro (art. 44, párr. 2 o , ley 23.661), las
obras sociales no podrán mantener relaciones con un prestador
de servicios que hubiere sido sancionado en virtud de un in-
cumplimiento con el mismo u otro agente del Sistema Nacional
del Seguro de Salud.
El procedimiento aplicable al efecto, debe ser fijado por la
SSSalud (que estableció por res. 77/98) y deberá asegurar el
derecho de defensa y del debido proceso (art. 44, párr. Io, ley
23.661).
Las multas que superen 4 veces el mínimo y las sanciones
de suspensión o cancelación en el registro (condición ésta nece-
saria para que las obras sociales puedan percibir los aportes y
contribuciones; ver art. 6 o , ley 23.660), son recurribles "dentro
de los 10 días hábiles de notificados fehacientemente en el do-
micilio legal" de la obra social, ante la cámara federal que co-
rresponde al domicilio de la recurrente (art. 45, ley 23.661).
El recurso debe interponerse ante la SSSalud que, previo con-
testar los agravios, debe remitirlos al órgano judicial competente
(art. 45, párr. 3 o , ley 23.661).
Las obras sociales, por delegación de la SSSalud, podrán
sustanciar los procedimientos a que den lugar las infracciones
de las personas y entidades que han contratado con ellas; tam-
bién aquélla les podrá otorgar la representación de la tramita-
ción de los recursos judiciales (es decir, contestar los agravios)
que se interpongan contra las sanciones que se apliquen (art.
46, ley 23.661).
c) CONFLICTOS DE ENCUADRAMIENTO DE LOS BENEFICIARIOS DE LAS
DISTINTAS OBRAS SOCIALES. No obstante los criterios que fija la
RÉGIMEN DE OBRAS SOCIALES 661
ley 23.660 para determinar el ente que debe afiliar al trabajador
y, en consecuencia, realizar las prestaciones y percibir los co-
rrespondientes aportes y contribuciones, suelen plantearse con-
flictos en razón de que una obra social o un beneficiario discu-
ten la procedencia de la actual afiliación. La situación, entre
otras, puede plantearse cuando el empleador modifica la rama
de la actividad que explotaba. A fin de resolver tal clase de
cuestiones en el orden administrativo, se ha establecido un pro-
cedimiento ad hoc (res. INOS 1070/89, luego res. ANSSAL
58/94, y ahora la vigente res. SSSalud 9/99).
Planteada la cuestión por el interesado, el mismo deberá
aportar los elementos de juicio requeridos, entre ellos: tarea de-
sarrollada, convenio colectivo aplicable a la relación laboral,
antecedentes sobre encuadramiento sindical -ver § 269-; si se
trata de una obra social, deberá acreditar su capacidad para
prestar el PMO respecto de los trabajadores cuyos aportes y
contribuciones reclama. De la petición, se le corre vista a las
demás obras sociales involucradas para que se expidan en el
plazo improrrogable de 10 días. Dictada la resolución de en-
cuadramiento (entendemos, en cuanto se halle firme) y notifica-
da al empleador, los aportes y contribuciones, a partir del mes
siguiente, se canalizarán a favor de la obra social a la que se le
ha atribuido la afiliación.
Planteada la cuestión, se mantiene la cobertura existente de
las prestaciones. Si no la hubiere, la SSSalud, provisoriamen-
te, podrá disponer quién la brindará. Decidido el tema, no pro-
cede el reclamo de aportes y contribuciones por parte de la
obra social designada, con respecto al período anterior; los pa-
gos que se hubieren efectuado se consideran válidos. La deci-
sión adoptada por el organismo administrativo será aplicable
respecto del personal que se incorpore al establecimiento (res-
pecto del que se declaró el encuadramiento) en el futuro.
La decisión que se adopte no enerva el derecho de opción
de obra social por parte de los beneficiarios. La misma, dado
su carácter administrativo, está sujeta a revisión judicial.
662 PARTE ESPECIAL

§ 477. FINANCIACIÓN. - El sistema de obras sociales se


alimenta con aportes y contribuciones básicas que sólo pueden
ser aumentadas por ley (art. 17, ley 23.660) a cargo de las per-
sonas que desarrollan tareas en "relación de dependencia" den-
tro del ámbito de jurisdicción de la correspondiente agencia y
de sus empleadores, respectivamente. El aporte de los pri-
meros es del orden del 3% de su remuneración, con más el
1,5% respecto de cada persona no integrante de su grupo fami-
liar primario, cuya afiliación ha solicitado a la obra social (ver
§ 473, a, 2). La contribución a cargo de los empleadores es
del 6% de los salarios que abonan a sus empleados (arts. 16,
incs. a y b, y 17, ley 23.660).
No obstante esa disposición, el Poder Ejecutivo dictó va-
rios decretos, entre ellos el 292/95 (arts. Io y 2 o ), modificado
por el 492/95 (arts. 5 o y 6 o ), de acuerdo con los cuales, a fin de
reducir el llamado "impuesto al trabajo", se han reducido las
contribuciones a cargo de los empleadores a los diversos sub-
sistemas de seguridad social. En el caso de los agentes del se-
guro de salud, la alícuota se ha fijado en un porcentaje (5%)
igual para todo el país.
Respecto de los jubilados y pensionados que se hayan afi-
liado al Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados
y Pensionados, se mantienen los aportes a cargo de los titulares
(art. 8 o , ley 19.032, reformado por el art. 7 o de la ley 23.568).
No obstante lo dispuesto por la ley, en el sentido de que se
conservan en vigencia "los recursos de distinta naturaleza des-
tinados al sostenimiento de las obras sociales determinadas por
leyes, decretos, convenciones colectivas u otras disposiciones
particulares", así como "los montos y porcentajes de los actua-
les aportes y/o contribuciones establecidos en los convenios
colectivos de trabajo u otras disposiciones cuando fueren ma-
yores que lo dispuesto" por la ley y "los recursos de distinta
naturaleza a cargo de las mismas partes o de terceros, destina-
das al sostenimiento de las obras sociales" (art. 16, párrs. 2 o y
3 o , ley 23.660), el Poder Ejecutivo ha sancionado sendos decre-
tos dejando sin efecto los ingresos provenientes de terceros, co-
RÉGIMEN DE OBRAS SOCIALES 663
mo ocurría en el caso del régimen de bancarios y de seguros.
Mantienen su vigencia los ingresos que le corresponden al Ins-
tituto de Jubilados y Pensionados, respecto del aporte a cargo de
los activos.
Como lo hemos indicado, por decr. 492/95 (art. 10) el Po-
der Ejecutivo dispuso que los nuevos entes que surjan de la
transformación de los de carácter público no estatal creados por
diversas leyes a fin de administrar la prestación del servicio de
salud, "se financiarán exclusivamente con los aportes y contri-
buciones sobre la nómina salarial previstos por el art. 16, incs.
a y b de la ley 23.660" (que, como hemos visto, ha sido modi-
ficado por ese decreto). Por lo tanto, los recursos extras esta-
blecidos en normas legales o convenios, dejarán de tener vi-
gencia.
De acuerdo con lo que prescribe el art. 24 del decr. 576/
93, modificado por el art. 3 o del decr. 492/95, el régimen ga-
rantiza a cada agente del seguro, "una cotización mínima men-
sual de pesos cuarenta ($ 40)" por cada beneficiario titular.
Cuando el total del aporte y contribución no alcance a ese im-
porte, la diferencia la integra el Fondo Solidario de Redistribu-
ción, operativo que se produce en forma automática a través
del banco de la Nación Argentina, de acuerdo con la informa-
ción que provee el órgano recaudador (DGI).
Establece la norma que la contribución a la respectiva obra
social a cargo de las sociedades y empresas del Estado en su
carácter de empleadores (6% de los sueldos abonados), "no po-
drá ser inferior, en moneda constante, al promedio de los 12
meses anteriores" a enero de 1989 (fecha de promulgación de
la ley; art. 16, inc. c, ley 23.660). De esa manera, se reme-
dian las posibles consecuencias que puede traer aparejada una
disminución del número de empleados de dichos entes adminis-
trativos. A ese fin, se fija un tope global mínimo de contri-
bución.
Para determinar el concepto de remuneración, la ley (art.
18, párr. Io, ley 23.660) se remite a la definición contenida en
el régimen nacional de jubilaciones y pensiones para trabajado-
664 PARTE ESPECIAL

res en relación de dependencia (art. 10, ley 18.037; abrogado


por la ley 24.241, cuyo art. 6 o establece una definición similar
del referido concepto; ver § 433, a), o sea, el importe "en dine-
ro o en especie susceptible de apreciación pecuniaria, en retri-
bución o compensación o con motivo de su actividad personal
en concepto de sueldo, sueldo anual complementario, salario,
honorarios, comisiones, participación en las ganancias, habilita-
ción, propinas, gratificaciones y suplementos adicionales que
revistan el carácter de habituales y regulares, viáticos y gastos
de representación, excepto en la parte efectivamente gastada y
acreditada por medio de comprobantes y toda otra retribución,
cualquiera fuere la denominación que se le asigne, percibida
por servicios ordinarios y extraordinarios prestados en relación
de dependencia".
El ingreso sujeto a aporte y contribución, no "podrá ser in-
ferior a la fijada en disposiciones legales o convenios colecti-
vos de trabajo o a la retribución normal de la actividad de que
se trate" (art. 18, párr. 2 o , ley 23.660). En el caso de que el
trabajador tuviere una jornada reducida, el aporte y la contribu-
ción se calcularán sobre la remuneración percibida con un mí-
nimo de 3 MOPRE (art. 92 ter, inc. 4 o , LCT, introducido por el
art. 2 o , ley 24.465, que modificó lo dispuesto por el art. 18,
párrs. 3 o y 4 o , ley 23.660, y remite a la reglamentación). Co-
mo lo hemos destacado en varias oportunidades, el Poder Eje-
cutivo, por vía de decreto (entre otros, decr. 492/95, arts. 5 o y
6o) dispuso la reducción de las contribuciones que están a car-
go de los empleadores.
El monto por aportes y contribuciones u otro carácter no le
corresponde en su totalidad a la obra social, sino en una parte
sustancial; el remanente le pertenece al Fondo Solidario de Re-
distribución, que administra la SSSalud (arts. 21, inc. d, y 22,
ley 23.661; art. 19, incs. a,b,cy d, ley 23.660). A tal efecto,
los empleadores que actúan como agentes de retención y de
depósito de los aportes y contribuciones, deben consignar los
importes respectivos a nombre de la obra social pertinente y
del citado fondo, lo que se efectúa a través de la CUSS que,
RÉGIMEN DE OBRAS SOCIALES 665
luego de registrarlos, los remite a dichos órganos (ver arts. 87,
incs. c y e, y 90, decr. 2284/91; ver § 435). Salvo el caso de
aportes y retribuciones que corresponde efectuar respecto de los
afiliados a obras sociales del personal de dirección y de empre-
sarios en que el mismo es del 85 y 15%, los agentes de retención
deben depositar el 90% de lo retenido total del crédito a nom-
bre de la respectiva obra social y el 10% restante a la del pon-
do Solidario de Redistribución (art. 19, ley 23.660).
Además de esas sumas, ingresan al patrimonio de las obras
sociales el 50% "de los recursos de distinta naturaleza" a los
aportes y contribuciones a cargo de los afiliados a las obras socia-
les y de sus empleadores (art. 16, ley 23.660); el 50% restante
de dichos importes se deposita a la orden del Fondo Solidario de
Redistribución (art. 19, incs. c y d, ley 23.660). Como lo he-
mos indicado, el decr. 492/95 (art. 10) ha dispuesto la cesación
de dichos plus de contribución respecto de los entes que susti-
tuyan a los actuales organismos, cuya transformación dispone
dicha norma.
La autoridad de aplicación (SSSalud) cuando "las modali-
dades de la actividad laboral lo hagan conveniente", puede
"constituir a entidades [sean o no de empleadores] en agentes
de retención de contribuciones y aportes calculados sobre la
producción que equivalgan o reemplacen a los calculados sobre
el salario, a cuyo efecto aprobará los convenios de corresponsa-
bilidad suscriptos entre dichas entidades y las respectivas obras
sociales" (art. 19, inc. e, ley 23.660). Esta modalidad operati-
va se utiliza respecto de ciertas actividades, entre ellas, explo-
tación agropecuaria, práctica profesional de deportes, en que la
imposición se efectúa en la propia fuente antes de que se prac-
tique la liquidación a los respectivos titulares de los créditos
que resultan.
Dentro del plazo que corresponda según el número de
CUIT a partir de la fecha en que debió hacerse el pago de la
remuneración o de practicada la liquidación por parte de las en-
tidades constituidas en agentes de retención, los empleadores y
estas últimas deberán depositar el importe correspondiente a los
666 PARTE ESPECIAL

aportes y contribuciones que debieron retener (aunque no lo hu-


bieren hecho) en la CUSS (arts. 19 y 23, ley 23.660, y art. 87,
decr. 2284/91).
Los aportes a cargo de los jubilados, pensionados y titula-
res de prestaciones no contributivas, serán deducidos de los res-
pectivos haberes por parte de los organismos que tengan a su
cargo la liquidación de dichas prestaciones, debiendo las mismas
transferirse a la orden de la respectiva obra social por interme-
dio de la CUSS (art. 20, ley 23.660, y art. 87, decr. 2284/91).
Con relación al cumplimiento de la obligación a cargo de
los empleadores, depósito de las cuotas y contribuciones con
que se financia el sistema de obras sociales, está sujeto a la
inspección a cargo de las propias obras sociales, así como de
la SSSalud. Las facultades referidas a la ejecución de los cré-
ditos impagos, de acuerdo con la nueva organización en la ma-
teria, le compete a la DGI (que integra la AFIP), a la cual se le
transfirieron las facultades y atribuciones que le correspondían
a la ex Dirección Nacional de Recaudación Previsional, cuyas
funciones ejerce ahora la ANSeS (art. 10, ley 18.820; art. 21,
párr. Io, ley 23.660; art. 2o, inc. b, ley 23.769; arts. 96 y 99,
decr. 2284/91; decr. 2741/91, ratif. por art. 167, ley 24.241; ver
§ 407). La norma legal hace referencia a una presunción que
surge del Código Civil (art. 993) respecto de la veracidad de
que gozan las actas que a tal efecto suscriban las respectivas
autoridades (art. 21, párr. 2o, ley 23.660).
Los fondos que les corresponden a las obras sociales en
concepto de aportes y contribuciones o por cualquier otro ca-
rácter, que deben "depositarse en instituciones bancarias oficia-
les", deben ser "destinados exclusivamente a la atención de las
prestaciones y demás obligaciones de las mismas y de los gas-
tos administrativos que demande su funcionamiento" (art. 23,
párr. P, ley 23.660). Como ya lo hemos indicado (ver § 474 y
475), en concepto de gastos administrativos, excluidos los de
ese carácter que correspondan a prestaciones directas del servi-
cio, no podrá invertirse más del 8% de los ingresos que le co-
rresponden. La reglamentación deberá fijar el plazo dentro
RÉGIMEN DE OBRAS SOCIALES 667

del cual deben ajustarse a esa proporción de gastos administra-


tivos (art. 22, ley 23.660).
Las reservas y disponibilidades que tengan los entes de obras
sociales sólo podrán ser invertidas en operaciones con institucio-
nes bancadas oficiales y/o "en títulos públicos, con garantía del
Estado, que aseguren una adecuada liquidez conforme a lo^que
determine la reglamentación" (art. 23, párr. 2o, ley 23.660).
Dada la operativa indicada para efectuar el depósito, la
mora del agente de retención se produce de pleno derecho sin
necesidad de interpelación (art. 509, Cód. Civil).
El cobro judicial de los aportes, contribuciones, recargos,
intereses, actualizaciones adeudadas (hasta el 1/4/91, ley 23.928,
se actualizan en virtud de lo dispuesto en la ley 21.864, según
los índices de precios mayoristas) y multas, se harán por la vía
del apremio prevista en el Código Procesal Civil y Comercial de
la Nación (art. 504 y siguientes). Al efecto, servirá como su-
ficiente título ejecutivo el certificado de deuda expedido por la
respectiva obra social o el funcionario en la que aquélla hu-
biere delegado esa facultad (art. 24, ley 23.660).
La falta de los depósitos que a través de la CUSS deben
hacerse a la orden del Fondo Solidario de Redistribución, den-
tro de los 15 días corridos de la intimación formulada a los em-
pleadores y entidades designados como agentes de retención,
supone la comisión de un delito reprimido con prisión de un mes
a 6 años. Cuando se tratare "de personas jurídicas, socieda-
des, asociaciones, y otras entidades de derecho privado, fallidos
o incapaces, la pena corresponderá a los directores, gerentes o
representantes responsables de la omisión". Los órganos de re-
caudación designados en la ley: SSSalud, en su caso la DGI y
"los agentes del seguro deberán formular la denuncia corres-
pondiente o asumir el carácter de parte querellante en las cau-
sas penales" que se promuevan (art. 41, párrs. Io a 3 o , ley
23.661; la citada norma hace referencia a que dicha denuncia
y promoción de la querella también la pueden efectuar los
agentes del seguro, entre los que se hallan las obras sociales;
arg. art. 15, ley 23.661, aunque no tienen derecho a reclamar la
668 PARTE ESPECIAL

percepción de dichos ingresos que forman parte del Fondo So-


lidario de Redistribución).
Son competentes para conocer en dichas ejecuciones y cuan-
do la misma es efectuada por una obra social, los jueces nacio-
nales de primera instancia del trabajo, y en el interior, los jueces
federales (art. 24, párr. 2o, ley 23.660). En cambio, cuando la
ejecución promovida se refiere al cobro de los aportes que de-
bieron efectuarse al Fondo Solidario de Redistribución, es com-
petente la justicia federal, pudiendo el peticionario optar por la
correspondiente justicia ordinaria cuando fueren actores (arts.
38 y 47, ley 23.661).
Los créditos, tanto los que le corresponden a las obras so-
ciales como al Fondo Solidario de Redistribución, prescriben a
los 10 años (art. 24, párr. 3 o , ley 23.660; art. 47, ley 23.661).
El citado Fondo Solidario de Redistribución, que funciona
en el ámbito de la SSSalud, se forma, entre otros, además de la
parte proporcional de los aportes y contribuciones que efectúan
al mismo los empleadores y los designados como agentes de
retención, con los reintegros de préstamos, multas, rentas del
fondo, subsidios, subvenciones, legados, donaciones, aportes que
se establezcan en el presupuesto general de la Nación (arts. 21,
incs. b y c, 22 y 24, ley 23.661).
El fondo destinará sus recursos, entre otros, para: a) brin-
dar apoyo financiero a las jurisdicciones adheridas con destino
a la incorporación de las personas sin cobertura y carentes de
recursos (a tal fin, afectará los importes que, según el presu-
puesto general de la Nación -art. 21, inc. b, ley 23.661- ingre-
san al fondo); b) subsidiar agentes del Sistema Nacional del
Seguro de Salud que "por todo concepto perciban menores in-
gresos promedio por beneficiario obligado", a fin de equiparar
niveles de cobertura obligatoria que fije la reglamentación; c)
conceder prestaciones, subvenciones y subsidios a los agentes
del seguro, de acuerdo con las normas que fije la SSSalud, y d)
"financiar planes y programas de salud destinados a beneficia-
rios del seguro".
RÉGIMEN DE OBRAS SOCIALES 669
El excedente de cada ejercicio será distribuido "entre los
agentes del seguro, en proporción a los montos con que hubie-
ran contribuido durante el mismo ejercicio" según las condicio-
nes que fije la SSSalud y para ser aplicado, exclusivamente, al
presupuesto de prestaciones de salud (art. 24, ley 23.661).
670 PARTE ESPECIAL

CUESTIONARIO

— Describir los principales aspectos del régimen de obras sociales en la


Argentina.
— Sujetos beneficiarios comprendidos (directos; grupo familiar primario;
otros).
— Contingencias cubiertas.
— Prestaciones (forma de efectuarlas; principales características). Op-
ción de elección de la obra social. Derecho de libre elección del
efector, por parte del beneficiario. Límite de esa opción.
— Agencias (de primer grado; de cúpula). Régimen de solución de con-
flictos de encuadramiento.
— Financiación (obligados, forma de pago, ejecución).
— Vinculación del régimen de obras sociales con el Sistema Nacional del
Seguro de Salud.
CAPÍTULO XXIV
RÉGIMEN DE ASIGNACIONES FAMILIARES

§ 478. CONCEPTO. - Con esta denominación (que corres-


ponde al de las prestaciones) se designa el subsistema que cu-
bre las contingencias sociales de cargas de familia (ver § 402,
c, 1), que había sido estructurado por ley 18.017 (t.o. 1974).

§ 479. HISTORIA DEL RÉGIMEN. - Como se indicó en § 402,


c, 1, de acuerdo con una tendencia universal, las primeras me-
didas adoptadas en la Argentina para hacer frente a esta clase
de contingencias, correspondieron a las incluidas dentro de lo
que en el esquema tradicional se denomina "salario familiar".
En unos casos por medio de convenios, en otros -como el de
los empleados bancarios y ferroviarios- por vía legal o de re-
glamentación, se estableció la obligación del empleador de abo-
nar un plus salarial en función del número de hijos menores de
sus trabajadores.
En 1956, por vía legal, se estableció una modalidad opera-
tiva que alteró el sistema anterior y que "trasladó" el instituto
del campo del derecho del trabajo al de la seguridad social.
Al negociarse aquel año el convenio de los empleados de co-
mercio (actualización del convenio 108/48), se estableció el
funcionamiento de una caja de compensación y la obligación
de todos los empleadores del sector de realizar aportes a tal
efecto (además de adelantar las prestaciones a sus empleados).
A fin de darle "validez legal", no sólo respecto del sector com-
prendido en el ámbito del convenio (lo cual no era de suyo ne-
cesario; ver § 309 y ss.), sino también respecto de otros (la
672 PARTE ESPECIAL

norma establece la incorporación al sistema de otros sectores


no incluidos en el mencionado convenio colectivo), se promul-
gó el decr. ley 7913/57 (BO, 23/7/57; reformado por el decr.
ley 16.811/57), que declaró "obligatorio" a partir del Io de ene-
ro de 1957 "para las empresas comerciales comprendidas" en el
citado convenio, el pago de una suma a los empleados y obre-
ros de su dependencia, con hijos a su cargo (menores de 15
años o incapacitados) y cualquiera que fuese el régimen jubila-
torio en que estuvieran comprendidos.
Por decr. ley 7914/57 - a petición de una central empresa-
ria- se estableció un régimen similar para las "empresas indus-
triales privadas" (que tuvo vigencia, como toda norma, con
posterioridad a su publicación; art. 2 o , Cód. Civil, texto origi-
nario) que más adelante fue reglamentado por decr. 6723/58.
En 1959, por ley 15.223, se amplió la asignación "por hi-
jo" a la de "escolaridad" y se establecieron normas concernien-
tes al trámite de la ejecución de los créditos de las cajas.
Por ley 16.459 -año 1964-, se extendió la prestación a fa-
vor de todos los trabajadores y se incluyó a la esposa. Se es-
tableció que el importe de cada "carga" estaba constituido por
el 10% del llamado "salario vital mínimo para una familia tipo"
(formado por un trabajador casado con dos hijos). En reali-
dad, el salario del empleado soltero estaba constituido por el
70% de aquél, ya que el 30% restante correspondía a otro con-
cepto (no remuneración, sino prestación de seguridad social;
ver § 175).
En 1965, por decr. 3256/65 se estableció un régimen simi-
lar para el "personal de estibadores capataces-estibadores, en-
cargados, segundos encargados, apuntadores y serenos ocupa-
dos por cualquier tipo de empresa privada, en el puerto de la
Capital Federal" (extendido más adelante a todos los demás del
país; decr. 8591/65), a cuyo efecto se creó una caja especial.
La competencia de dicha caja (decr. 1462/90), se amplió al
Personal de las Actividades Marítimas, Fluviales y de la Indus-
tria Naval (CAFPEAMFIN).
RÉGIMEN DE ASIGNACIONES FAMILIARES 673

Por ley 18.017 (del año 1968) se amplió el sistema a otras


prestaciones, cuyo número fue incrementado por sucesivas mo-
dificaciones. En 1974, la ley 20.859 (reglamentada por decr.
890/74) extendió el beneficio al personal de jubilados y pensio-
nados del régimen nacional de previsión social (contributivo;
ver § 408 y ss.); después se lo amplió también al asistencial
(no contributivo; actual ley 21.372, que lo restringe a los bene-
ficiarios de pensiones fundadas en imposibilidad para trabajar;
art. 9o, leyes 13.478 y 20.267).
De acuerdo con el decr. 2284/91 (ver § 404 y 407), se dis-
puso la disolución de los tres entes administradores del subré-
gimen, y la transferencia de sus funciones al Ministerio de
Trabajo y Seguridad Social (arts. 91 y 92). Luego, la adminis-
tración del régimen se le encomendó a la Administración Na-
cional de Seguridad Social (ANSeS).
En 1996 se dictó la ley 24.714, reglamentada por decr.
1245/96, que, sobre la base del esquema de la ley 18.017 y sus
modificatorias que fueron derogadas, estableció el régimen vi-
gente. El mismo establece dos subsistemas, uno de carácter
contributivo "fundado en los principios de reparto de aplicación
a los trabajadores que presten servicios remunerados en rela-
ción de dependencia en la actividad privada, cualquiera sea la
modalidad de contratación laboral, beneficiarios de la ley de
riesgo del trabajo y beneficiarios del seguro de desempleo", y
el otro, de carácter no contributivo, de aplicación "a los benefi-
ciarios del Sistema Integrado de Jubilaciones y Pensiones (SIJP)
y beneficiarios del régimen de pensiones no contributivas por
invalidez" (art. Io). Los trabajadores del sector público federal
gozan de las asignaciones familiares establecidas en la referida
norma (art. 24).
El régimen de las prestaciones se limita -excepto respecto
de las prestaciones por maternidad e hijo discapacitado; art. 3 o -
en favor de las personas que tienen un ingreso de hasta $ 1.500
mensuales. En las provincias y en los departamentos de otras
a que hace referencia la lista indicada en el art. 3 o , el referido
tope se eleva a $ 1.800. En lo que respecta a quiénes perciben
674 PARTE ESPECIAL

en esas regiones más de $ 1.500, las prestaciones se regulan de


conformidad con lo fijado en la ley hasta el referido importe
de $ 1.500.
La cuantía del ingreso se calcula en función del promedio
de la totalidad de las remuneraciones percibidas en uno o más
empleos en el semestre (que termina el 30 de junio y 30 de di-
ciembre), o de los haberes percibidos por los beneficiarios del
SIJP, del régimen de pensiones no contributivas, del régimen de
riesgos del trabajo y del seguro de desempleo. Al ingreso en
una relación laboral, a los fines de la liquidación de la asig-
nación, se toma en cuenta lo percibido en la primera remunera-
ción, sin perjuicio de que, al final del semestre, se practique el
referido promedio (art. 4 o , decr. 1245/96).
Para tener derecho a las asignaciones familiares, se requie-
re percibir un ingreso mensual no inferior a 3 AMPO (ahora
MOPRE, art. 5 o , decr. 1245/96); aquéllas no se perciben duran-
te los períodos en que no se liquida salario y, por lo tanto, el
empleador no efectúa su contribución: licencia sin goce de suel-
do (incluye la de carácter gremial), estado de excedencia (ver
§ 157), reserva del puesto de trabajo (ver § 210) o suspensiones
cualquiera fuera su causa (§ 213 a 215; art. 6 o , decr. 1245/96).
Dado que la ley no la menciona, estimamos que las asignacio-
nes por hijo pueden ser percibidas por la trabajadora durante el
período de licencia postparto (la prenatal la percibió durante
el lapso que corresponde al preparto; ver art. 9 o , ley 24.714).
A los fines de la determinación del salario, la ley se remite
al concepto que enuncian los arts. 6 o y 9 o de la ley 24.241 (ver
§ 433, a). Con respecto a los trabajadores domiciliados en las
provincias y departamentos indicados en el art. 3 o (respecto de
los cuales el tope salarial para percibir las prestaciones no es
de $ 1.500, sino de $ 1.800), se excluye del concepto de remu-
neración los importes percibidos en carácter de "zona desfavo-
rable, inhóspita o importes zonales" (art. 4 o ).

§ 480. SUJETOS. - Pueden clasificarse, de acuerdo con lo


que establece el régimen legal aplicable, en:
RÉGIMEN DE ASIGNACIONES FAMILIARES 675
a) BENEFICIARIOS. Dentro de éstos cabe distinguir:
1) TRABAJADORES ACTIVOS. Como lo hemos indicado, de acuer-
do con lo establecido en el art. Io, inc. a, el régimen alcanza a
todas las personas que prestan servicios en relación de trabajo
dirigido, así como los empleados públicos del orden federal.
Están excluidos, en forma expresa, los trabajadores del servicio
doméstico (art. 2 o ). Incluye a las personas que, en razón de
haber sido víctimas de un accidente de trabajo o de una enfer-
medad profesional, gozan de las prestaciones que compensan la
falta de salario, que establece la ley 24.557 (ver § 475).
2) JUBILADOS Y PENSIONADOS. Están comprendidos dentro del
régimen, las personas que tienen derecho a una prestación
del sistema integrado de jubilaciones y pensiones (SIJP) (ver
§ 410 y ss.), así como los beneficiarios del régimen de pensio-
nes no contributivas por invalidez (ver § 443). En el caso, la
norma limita los beneficios de estos titulares a las prestaciones
correspondientes a cónyuge, hijo e hijo con discapacidad (art. 14).
b) OBLIGADOS. LOS beneficiarios, obviamente, deben acre-
ditar la situación familiar que les confiere derecho a la asigna-
ción. El cumplimiento de esos recaudos se rige de acuerdo
con lo que al efecto establece la ANSeS, órgano encargado de
la administración del régimen y de la determinación de los pla-
zos y documentación requerida para la percepción de las asig-
naciones (art. 13, decr. 1245/96; arg. art. 4 o , ley 22.161).
Los empleadores, además de tener que solicitar su inscrip-
ción en la ANSeS, tienen a su cargo la financiación del régi-
men (ver § 483) y liquidarle a los trabajadores -en cuanto no
corresponda el pago directo- que acreditaren la titularidad de
una prestación, el respectivo importe, sujeto a posterior com-
pensación respecto de los aportes que debe retener y de las
contribuciones a su cargo, los que deben ingresar a través del
cuss.
Las prestaciones a favor de los empleados públicos federa-
les, jubilados y pensionados del SIJP, así como los del régimen
no contributivo, están a cargo de los organismos administrati-
676 PARTE ESPECIAL

vos en los que trabajan o les abonan la prestación jubilatoria o


de pensión. Respecto de los titulares de jubilaciones, pensio-
nes (régimen contributivo) y pensión por invalidez (régimen no
contributivo), la norma (art. Io, inc. 5) establece que las mis-
mas se financian con los recursos que establece el art. 18 de la
ley 24.241 (ver § 433, 434 y 436), que percibe la ANSeS.

§ 481. CONTINGENCIAS SOCIALES CUBIERTAS. - El régimen


contempla una serie de situaciones relacionadas con el status
familiar, que constituyen cargas especiales que dan derecho a
recibir una asignación. La enumeración de ellas, desde el
punto de vista (común) de su "aparición", es el siguiente:
a) MATRIMONIO. ES el contraído por el trabajador o traba-
jadora (art. 6 o , inc. h, ley 24.714). En caso de que ambos con-
trayentes estén vinculados por una relación de trabajo, lo percibe
cada uno de ellos. Como requisito, se exige una antigüedad mí-
nima y continuada en el empleo de 6 meses. De acuerdo con
lo que establece la reglamentación, deben "computarse" tareas
comprendidas en el régimen de asignaciones familiares, desem-
peñadas en los meses inmediatamente anteriores al inicio de la
actual actividad, así como el período inmediatamente anterior,
en que se hubieren recibido prestaciones del seguro de desem-
pleo. Los trabajadores temporarios "a los fines de acreditar
dicha antigüedad", podrán "adicionar la que resulte de haberse
desempeñado en tareas comprendidas en el régimen de asigna-
ciones familiares con uno o más empleadores durante los 12
meses inmediatamente anteriores al inicio de la actual activi-
dad" (art. 2 o , decr. 1245/96).
Dicha prestación no le corresponde a los jubilados y pen-
sionados (art. 15).
b) CÓNYUGE. Se trata de una contingencia social que sólo
cubre a jubilados y pensionados tanto del sistema contributivo,
como el de carácter no contributivo (art. 15). En razón de que
la norma nada dice al respecto, sólo corresponde en el caso de
cónyuge legítimo (mujer o varón).
RÉGIMEN DE ASIGNACIONES FAMILIARES 677
c) PRENATAL. Corresponde a partir del momento de la con-
cepción y hasta el nacimiento del hijo. Ese estado debe ser
acreditado entre el tercer y cuarto mes del embarazo mediante
certificado médico. Para percibir la prestación, se requiere
una antigüedad mínima y continuada en el empleo de 3 meses,
la cual puede ser complementada, según lo que establece la re-
glamentación, con la antigüedad en tareas comprendidas en
el régimen de asignaciones familiares desempeñadas con ante-
rioridad (art. 9 o , ley 24.714, y art. 2 o , decr. 1245/96). La si-
tuación de contingencia, de acuerdo con la definición que da la
norma (art. 9 o ), corresponde aun durante el plazo de licencia
preparto (art. 177, LCT; ver § 154).
d) MATERNIDAD. Conforme las normas de fondo vigentes
en la materia (art. 177, LCT), la mujer empleada tiene derecho
a gozar de una licencia pre y postparto por el plazo de 90 días
(ver § 154), durante los cuales existe prohibición de trabajar.
En ese lapso, naturalmente, no se liquida el sueldo correspon-
diente, el que es sustituido por esta prestación de seguridad so-
cial equivalente a una suma igual a la remuneración que hubie-
ra debido percibir en su empleo.
Para gozar de la misma, se requiere una antigüedad en el
empleo de 3 meses que, de acuerdo con lo dispuesto en el ya
citado art. 2 o del decr. 1245/96, puede complementarse con ser-
vicios prestados con anterioridad dentro del régimen de asigna-
ciones familiares. Esta contingencia, al igual que la prenatal,
no se reconoce respecto del personal jubilado y pensionado (arts.
11 y 15).
e) NACIMIENTO DE HIJO. El mes en que se acredite dicha
circunstancia ante el empleador, la trabajadora o el trabajador, en
el caso en que su esposa no tenga un empleo en relación de de-
pendencia que le dé derecho al cobro de la prestación, tiene dere-
cho a percibir la respectiva asignación, con la condición de que
tenga una antigüedad mínima y continuada de 6 meses a la fecha
del nacimiento (art. 12). Como ocurre respecto de las otras
prestaciones, la misma puede complementarse con tareas ante-
678 PARTE ESPECIAL

riores, en las condiciones que establece la reglamentación (art.


12, decr. 1245/96). Esta prestación sólo le corresponde a los
trabajadores activos, por lo que los jubilados y pensionados es-
tán excluidos de ella.
f) ADOPCIÓN. En el mes en que se acredite dicho acto an-
te el empleador, se tiene por satisfecha la situación de contin-
gencia, condicionada a una antigüedad mínima y continuada en
el empleo de 6 meses, que, como en los casos anteriores, puede
complementarse con las tareas realizadas antes dentro del régi-
men de asignaciones familiares (art. 14, ley 24.714, y art. 2 o ,
decr. 1245/96). No obstante que el pago de la prestación se
realiza una vez acreditado el hecho, lo que supone la realiza-
ción del respectivo trámite judicial para que se discierna la
adopción, el trabajador o la trabajadora, en su caso, han tenido
el derecho a la percepción de la asignación por hijo (con ante-
rioridad, en la medida en que hayan tenido la guarda, tenencia
o tutela acordada por autoridad judicial o administrativa com-
petente) (art. 22).
g) HIJO. Por cada hijo menor de 18 años a su cargo, el
trabajador o la trabajadora tienen derecho a la percepción de la
respectiva prestación a partir de la acreditación del hecho. A
tal fin, se asimila la calidad de hijo a las personas (pueden ser
mayores cuando están afectadas por una discapacidad) respecto
de las que la autoridad judicial o administrativa competente le
ha discernido al trabajador, jubilado o pensionado, la guarda,
tenencia o tutela. De darse esa situación, los padres biológi-
cos no tienen derecho a percibir la asignación (art. 22).

h) HIJO CON DISCAPACIDAD. La prestación se otorga en vir-


tud de la existencia de un hijo en estas condiciones, lo que de-
be acreditarse con el correspondiente certificado expedido por
el Ministerio de Acción Social y Salud Pública, en el que cons-
te que el mismo padece "una alteración funcional, permanente
o prolongada, física o mental que en relación a su edad y me-
dio social, implique desventajas considerables para su integra-
RÉGIMEN DE ASIGNACIONES FAMILIARES 679
ción familiar, social, educacional o laboral" (art. 2 o , ley 22.431).
En el caso, no rige el límite de tope de edad de 18 años. La
referida prestación corre a partir del mes en que se ha acreditado
esa condición ante el empleador (art. 8 o , ley 24.714). Como
en el caso de la asignación por hijo, se asimila a éste a la per-
sona respecto de la cual el trabajador ha sido designado guar-
dador, tutor o se le ha encomendado la tenencia (art. 22).
i) AYUDA ESCOLAR ANUAL. Cuando el hijo concurre "regular-
mente a establecimientos de enseñanza básica y polimodal o
bien, cualquiera fuera su edad, si concurre a establecimientos
oficiales o privados donde se impartan educación diferencial"
(art. 10, ley 24.714), el trabajador tiene derecho a percibir una
asignación anual que se hace efectiva en el mes de marzo, con
relación a cada uno de ellos menor de 18 años o sin límite de
edad, cuando es discapacitado. Las personas cuya guarda, te-
nencia o tutela le ha sido discernida al trabajador por autoridad
judicial o administrativa competente, se asimila al hijo (art. 22).
La prestación la percibe el padre que tiene derecho a la
asignación por hijo, el que debe acreditar la efectiva asistencia
a la escuela (art. Io, decr. 1245/96).

§ 482. PRESTACIONES. - Las distintas situaciones definidas


como contingencias sociales por la ley, dan derecho al pago de
una prestación de complemento en dinero (ver § 403, b, 2, a),
cuyo monto fija la propia norma. Excepto la que corresponde
por maternidad, que se percibe en cada uno de los empleos que
tenga la trabajadora (sustituye su falta de ingresos), las demás,
menos la asignación por matrimonio, la percibe uno sólo de los
cónyuges y en un empleo (si tiene más de uno, en el que tenga
mayor antigüedad; arts. 20 y 21).
Los importes que corresponden en concepto de asignacio-
nes familiares son inembargables y no están sujetos a graváme-
nes. En cuanto no son remunerativos de la prestación laboral
(la que es condición para su percepción), no se computan a los
fines de la determinación del monto del SAC, indemnizaciones
680 PARTE ESPECIAL

por despido, enfermedad, accidente, "o para cualquier otro efecto"


(art. 23).
El derecho a la asignación familiar no puede efectuarse a
prorrata del tiempo trabajado (art. Io, decr. 1245/96), lo que no
empece que el organismo administrativo (ANSeS) requiera un
plazo mínimo de prestación laboral. El mismo tiene faculta-
des para determinar, controlar, verificar y realizar las intimacio-
nes "atinentes a los recaudos específicos, plazos y documenta-
ción requerida para la percepción de las prestaciones..." (art. 13,
decr. 1245/96).
La reglamentación (art. 6 o , decr. 1245/96) establece que no
corresponde el pago de aquéllas, durante los períodos en que el
trabajador no percibe salario, por lo que su empleador no hace
la contribución. La referida norma hace referencia a licencia
sin goce de sueldo que incluye la de carácter gremial (art. 48,
ley 23.551, ver § 277), estado de excedencia (art. 183, LCT),
reserva del empleo (arts. 211 y 217, LCT), o "suspensiones
cualquiera fuera su causa" (obviamente, que no generan el pago
de remuneraciones por lo que no es el caso al que se refiere el
art. 208, LCT; ver § 208).
Algunos autores (Etala entre ellos) clasifican dichas pres-
taciones según la forma de liquidarlas en:
a) PAGO ÚNICO. Una sola vez por cada acontecimiento: ma-
trimonio, nacimiento, adopción.
b) DE CORTA DURACIÓN. Maternidad, prenatal (en realidad
son periódicas durante el tiempo en que se prolonga la contin-
gencia).
c) PERIÓDICAS. Dentro de ellas a su vez encontramos las
siguientes.
1) MENSUALES. Cónyuge, hijo.
2) ANUALES. Ayuda escolar.
La reglamentación (art. 10, decr. 1245/96) hace referencia
a prestaciones de pago mensual y de pago único.
RÉGIMEN DE ASIGNACIONES FAMILIARES 681
Las prestaciones monetarias que fija el art. 18 _por las refe-
ridas contingencias, son las siguientes:
a) Matrimonio: $ 300 que percibe cada cónyuge, en el ca-
so de que ambos estén vinculados por una relación contractual
con motivo de la prestación de trabajo dirigido (art. 18, inc. h).
b) Cónyuge: $ 15; sólo la perciben los titulares de jubila-
ciones y pensiones (arts. 16 y 18, inc. i; art. 8o, decr. 1245/96).
Cuando el titular jubilado o pensionado reside en las zonas in-
dicadas en el art. 3 o , el haber de la prestación es de $ 30.
c) Prenatal: depende del ingreso que percibe el trabaja-
dor. Cuando su remuneración es de hasta $ 500, aquélla es
de $ 40; cuando va de $ 501 a $ 1.000, la prestación alcanza
$ 30, y $ 20 al ser el salario superior a $ 1.001 hasta $ 1.500,
inclusive. La norma admite que, en determinadas zonas del
país (la ley los indica, art. 3o), tienen derecho a percibir la
asignación los trabajadores hasta con ingresos de $ 1.800 men-
suales (art. 18, inc. c y j).
d) Maternidad: la prestación es de un valor similar a la re-
muneración que la trabajadora hubiera debido percibir en su
empleo durante el período de licencia legal correspondiente
(arts. 11 y 18, inc. e); las jubiladas y pensionadas no tienen de-
recho a esta prestación.
e) Nacimiento: corresponde una asignación de $ 200 (art.
18, inc./).
/ ) Hijo: se percibe una suma similar a la asignación pre-
natal (art. 18, inc. a). En el caso de que el jubilado o pensiona-
do titular de la prestación reside en las provincias de Río Ne-
gro, Chubut, Neuquén, Santa Cruz, Tierra del Fuego e Islas del
Atlántico Sur, la prestación es de $ 40 (art. 8o, decr. 1245/96).
g) Hijo con discapacidad: como en el caso de la presta-
ción prenatal y por hijo, varía en función del ingreso percibido.
Dentro de los parámetros de hasta $ 500; de $ 501 a $ 1.000;
de $ 1.001 a $ 1.500 ($ 1.800 en los lugares indicados en el art.
3o), las prestaciones son de $ 160, $ 120 y $ 80, respectiva-
682 PARTE ESPECIAL

mente (art. 18, inc. b). Cuando el sueldo del trabajador es


superior a $ 1.500, la obligación es de $ 80 (art. I o , decr.
1245/96).
Los jubilados y pensionados que residen en las provincias
patagónicas (art. 3 o ), en tal carácter perciben la suma de $ 160.
El art. 8 o del decr. 1245/96 establece que para ello se requiere
que el ingreso no supere $ 1.500 por lo que, de darse esa situa-
ción, la asignación será de $ 80 (que es el mínimo que fija el
art. 18, inc. b, ley 24.714).
h) Adopción: la prestación es de $ 1.200 (art. 18, inc. g).
i) Ayuda escolar anual: la prestación es de $ 130 (art. 18,
inc. d).
La ley (art. 19) faculta al Poder Ejecutivo nacional a esta-
blecer "coeficientes zonales o montos diferenciales de acuerdo
al desarrollo, índices de costo de vida y situación económica
social de las distintas zonas". En virtud de ello, el art. 8 o del
decr. 1245/96 establece que los jubilados y pensionados del SIJP
que residen en las provincias patagónicas de Río Negro, Neuquén.
Chubut, Santa Cruz, Tierra del Fuego, Antártida e Islas del
Atlántico Sur, en cuanto el salario mensual no sea superior a
$ 1.500, perciben en concepto de asignación por cada hijo, por
cada hijo con discapacidad y por cónyuge, $ 40, $ 160 y $ 30.
respectivamente. En los dos primeros casos, no se aplica la
escala de reducción que establece la ley (art. 18, incs. a y b), y
en el tercero se incrementa la prestación a favor del jubilado o
pensionado titular de la misma.
En razón de que el art. 18 de la ley establece que los titu-
lares de prestaciones que residen en las zonas indicadas en el
art. 3 o no pueden percibir importes inferiores a los devengados
al 30 de junio de 1996, el decr. 1245/96 (art. 9o) establece los
montos que por asignación prenatal, hijo, hijo con discapacidad
y ayuda escolar les corresponde a los mismos.
La prestación, salvo que se hubiere resuelto que se trate de
un "pago en forma directa", es abonada por el empleador junto
con los salarios (art. 7 o , decr. 1245/96). Según esta norma re-
RÉGIMEN DE ASIGNACIONES FAMILIARES 683
glamentaria (art. 7o), el Ministerio de Trabajo y •Seguridad So-
cial establecerá la modalidad de pago. Mientras tanto, sigue
vigente la práctica anterior: los trabajadores dependientes de
empresas comprendidas en el sistema de "fondo compensador"
perciben la prestación de su empleador que luego compensa las
diferencias que hubiere con respecto a los aportes a los regíme-
nes de seguridad social que le ha descontado a los trabajadores,
y las contribuciones a su cargo. El saldo lo deposita a través
del CUSS. En cuanto a los trabajadores que, por decisión ad-
ministrativa, percibían sus prestaciones en forma directa, lo se-
guirán haciendo. La ANSeS es el organismo encargado de li-
quidarle los respectivos montos (art. 7o, decr. 1245/96).
No obstante que la reglamentación (art. 7o) establece que
las asignaciones serán abonadas por el empleador y "compensa-
das por éste de la contribución que le corresponde ingresar",
consideramos que la obligada al pago es la ANSeS (en cuanto
es la agencia encargada de administrar el régimen). La norma
vigente, así como otras anteriores, de hecho, han introducido la
figura del "agente de pago" que le impone al empleador. Así
como en el derecho financiero y aun en el laboral, la ley lo co-
misiona como "agente de retención" de las obligaciones de ca-
rácter fiscal (impuesto a las ganancias), cuotas sindicales, a la
obra social, etc. (ver § 199, f, y 273, b), en este caso lo con-
vierte en "agente de pago". Al efecto, lo autoriza a retener de
las sumas que debe aportar al fondo que administra la ANSeS,
lo necesario para abonar directamente las prestaciones a sus
empleados. Atento a la reforma introducida por el art. 89 del
decr. 2284/91 (ver § 404 y 407), se ha solucionado la situación
que solía darse con anterioridad, en que, con frecuencia, el mon-
to de las prestaciones por asignaciones familiares debidas por
el empleador al personal que de él dependía, era superior a los
aportes que él debía realizar en virtud de dicha asignación;
ahora la compensación se hace sobre el total que los importes
que él ha retenido a los trabajadores en concepto de aportes,
más su contribución a los distintos sistemas y regímenes de la
seguridad social.
684 PARTE ESPECIAL

§ 483. AGENCIA. - El organismo encargado de la admi-


nistración del régimen con respecto al sector de empleados pri-
vados, es la ANSeS (art. 13, decr. 1245/96). La de los traba-
jadores públicos, directamente está a cargo del correspondiente
organismo empleador. También la ANSeS tiene a su cargo lo
referido al régimen no contributivo. Respecto de los benefi-
ciarios del SIJP, es ser agente de pago (por lo que la situación
es similar al caso de los empleados públicos); el ejercicio de ese
rol en relación a los titulares de pensión no contributiva por in-
validez, lo es por expresa disposición legal (arg. art. 24, ley
24.714; art. 3 o , decr. 1245/96, y art. 89, decr. 2284/91).
El incumplimiento, tanto por parte de los beneficiarios, co-
mo de los obligados, da lugar a la imposición de sanciones, de
acuerdo con lo que establece la ley 22.161. Respecto de la vi-
gencia de ésta, cabe precisar que la ley 24.714 establece que
deroga "la ley 18.017 y sus modificatorias", sin aclarar cuáles
(lo que, en forma expresa, sí hace respecto de varios decretos
que ejercieron esa función, en virtud de la delegación contenida
en ésta a favor del Poder Ejecutivo nacional). Por lo tanto, en
la medida en que el nuevo régimen no establece norma alguna
respecto del procedimiento referido al capítulo de "obligacio-
nes y sanciones" aplicable a los beneficiarios y empleadores, y
en tanto no la ha derogado en forma expresa, consideramos que
sigue vigente la ley 22.161 (sancionada en el año 1980) que de-
termina la referida materia.
Por otra parte, ésta no modificó la 18.017, sino que com-
pletó su esquema.
De acuerdo con la estructura de esta ley, el organismo ad-
ministrativo que tiene a su cargo la gestión del servicio (ahora
la ANSeS), puede disponer la suspensión de la percepción del
subsidio sin derecho al cobro de retroactividad (arts. 2o, inc. c,
5o, ap. II, inc. a, ley 22.161) y respecto de los empleadores,
imponerles una multa (arts. 4o y 5o, ap. I). La decisión admi-
nistrativa que al efecto se adopte, está sujeta a revisión judicial
ante la Cámara Federal de la Seguridad Social (art. 39 bis, inc.
c, decr. ley 1285/58, reformado por el art. 8o, ley 23.473). El
RÉGIMEN DE ASIGNACIONES FAMILIARES 685
certificado expedido al efecto por el órgano administrativo tie-
ne carácter de título ejecutivo para el cobro de las sumas adeu-
dadas en concepto de aportes, multas e intereses devengados
(art. 8o, ley 22.161). Los créditos no abonados en término, a
partir de la fecha de su nacimiento, se actualizan hasta el 31 de
marzo de 1991, sin perjuicio de los respectivos recargos e inte-
reses (ley 21.864).

§ 484. FINANCIACIÓN. - Los fondos con los que se sufra-


gan las prestaciones que corresponden al "subsistema contribu-
tivo", referido a los trabajadores en relación de dependencia en
la actividad privada y a los beneficiarios de la ley sobre ries-
gos de trabajo y del seguro de desempleo, se forman: a) con la
contribución sobre el total de las remuneraciones de los traba-
jadores, comprendidos en el ámbito de aplicación de la ley (es
decir, los que perciben hasta $ 1.500 o $ 1.800, según el lugar
de residencia), a cargo de los empleadores y del responsable del
pago de prestaciones dineradas derivadas de la ley 24.557 (ver
§ 475); la norma ha mantenido el aporte original que figuraba
en los anteriores regímenes (9%), pero de ese total, destina el
1,5% al Fondo Nacional de Empleo; b) igual porcentaje a cargo
de los responsables del pago de las prestaciones derivadas de la
ley 24.557; c) la contribución del 14% sobre el monto de los
vales alimentarios o cajas de alimentos entregados por los em-
pleadores a sus trabajadores (art. 4o, ley 24.700), y d) los inte-
reses ganados sobre los fondos, multas y recargos sobre los
débitos no abonados en su oportunidad, rentas provenientes de
inversiones, así como las donaciones, legados y otro tipo de con-
tribuciones (art. 5o, ley 24.714).
Como lo hemos indicado, las prestaciones a favor de los
jubilados y pensionados del SIJP y titulares de pensiones por
invalidez, se financian con los ingresos al SIJP (art. 5 o , inc. b,
1, ley 24.714, que hace referencia al art. 18, ley 24.241).
La falta de pago de las diferencias a favor del Fondo, da
lugar al cobro por vía de ejecución fiscal; los créditos así recla-
mados se actualizan hasta el Io de abril de 1991 (ley 21.864).
686 PARTE ESPECIAL

El derecho de crédito del órgano administrativo, según la


jurisprudencia prevalente, prescribe a los 10 años (art. 4023,
Cód. Civil; ver acuerdo plenario de la Cámara Nacional de
Apelaciones del Trabajo de Capital Federal, DT, XXXIII-270);
lo mismo corresponde, en cuanto al derecho de los empresarios
para reclamar el reintegro de las sumas que han abonado en
exceso sobre las contribuciones a su cargo, correspondientes al
período anterior a la vigencia de la CUSS (art. 88, decr.
2284/91).
La ley ha adoptado una serie de precauciones a fin de ga-
rantizar la liquidación de los fondos a los titulares de las asig-
naciones. A tal fin, el art. 19, párr. 3 o , de la ley 24.714, esta-
blece que el Poder Ejecutivo nacional "garantizará un ingreso
mínimo de $ 1.500.000.000 anuales, destinados al pago de las
asignaciones familiares del subsistema contributivo". "Los in-
gresos que excedan dicho monto no podrán destinarse a otra fi-
nalidad que no sea el pago de las prestaciones previstas" en la
"ley o su incremento". Las mismas "en ningún caso pueden
ser inferiores a las establecidas en el régimen anterior".
Quizá sólo se puede entender el sentido de la norma, en
cuanto obliga al Poder Ejecutivo nacional a garantizar un deter-
minado importe para abonar las prestaciones (no se indica el
procedimiento para afectar fondos presupuestariamente dedica-
dos a otros rubros), respecto de la polémica que precedió a la
sanción de la ley, la que redujo el número de asignaciones,
así como limitó los aportes respecto de "los trabajadores com-
prendidos en el ámbito de su aplicación" (o sea, hasta los que
perciben $ 1.500 o $ 1.800 mensuales en las provincias y de-
partamentos de éstas indicados en el art. 3 o ). Dicha situación
conyuntural tuvo una solución más adecuada, en cuanto se esta-
blece que, para los próximos ejercicios, la ley de presupuesto
debe fijar "las partidas necesarias para garantizar el sistema"
(art. 3 o , párr. 4 o ).
RÉGIMEN DE ASIGNACIONES FAMILIARES 687

CUESTIONARIO

Principales características del régimen de asignaciones familiares en la


Argentina: sujetos comprendidos ("activos", "pasivos"); contingencias
cubiertas (requisitos que se exigen); prestaciones (tipos; obligación de
efectuarlas); agencia; financiación (modo de efectuar los aportes).
Caracterización del "agente de pago", ¿quién es el deudor real de las
prestaciones?
CAPÍTULO XXV
RÉGIMEN DEL SEGURO DE DESEMPLEO

§ 485. LEY 24.013. -Esta norma (BO, 17/12/91) instru-


mentó un régimen que confiere prestaciones económicas y en
especie a las personas que han perdido su empleo (que se ha-
llan en las condiciones allí indicadas; fue reglamentada en la
parte pertinente por el decr. 739/92). La misma también adop-
ta medidas cuyos criterios fundamentales definen los arts. 21 a
24, a fin de promover situaciones tendientes a generar fuentes
de trabajo no sólo en "relación de dependencia", sino también
como consecuencia de formas asociativas, "nuevos emprendi-
mientos y reconversión de actividades informales" (arts. 90 a
94) y "reestructuración productiva" (arts. 95 a 97). Además,
se establecen las bases para instrumentar programas de pleno
empleo para grupos especiales (arts. 8 1 a 89), para encarar si-
tuaciones "de emergencia ocupacional" (arts. 106 a 110), el fi-
nanciamiento de un servicio de empleo (arts. 130 a 132), así
como un procedimiento obligatorio preventivo de crisis de em-
pleo (arts. 98 a 105; ver § 215). A tal fin, se les dispensará
a las respectivas organizaciones apoyo técnico a través de la
transferencia de tecnología (incluida la gerencial) y de carácter
crediticio, para mejorar su capacidad para absorber trabajo pro-
ductivo. A los fines de obtener la necesaria información esta-
dística para "formular y ejecutar políticas y programas labora-
les", se crea un Observatorio del Mercado Laboral (arts. 16 a
19, decr. 739/92).
El régimen diseñado a través de esa norma no se limita a
establecer asignaciones económicas para paliar las consecuen-
690 PARTE ESPECIAL

cias del paro; busca adoptar un amplio menú de medidas que


tienden a facilitar la creación de nuevos puestos de trabajo, a
cuyo fin prevé cuatro nuevas figuras "atípicas" (de acuerdo con
el criterio clásico en el derecho del trabajo que adopta la LCT;
dos de ellas referidas a jóvenes que aún no han ingresado en el
mercado laboral; ver § 101, b), así como dar soluciones concre-
tas de apoyo técnico y crediticio para la formación, manteni-
miento y transformación de emprendimientos que adopten téc-
nicas productivas eficientes.

§ 486. ANTECEDENTES. - Con anterioridad, se habían dis-


puesto algunas medidas tendientes a dar algún tipo de cobertu-
ra a la contingencia de desempleo (ver § 14 y 402, c, 2), tal co-
mo, en el orden federal, el funcionamiento del Departamento
de Colocación en el ámbito del Ministerio de Trabajo y Seguridad
Social que tiene a su cargo una "bolsa de trabajo" (en el § 15
hemos hecho una breve referencia sobre el desarrollo de éstas
en la Argentina). De la misma manera, existían normas ten-
dientes a hacer frente a determinadas cuestiones vinculadas con
el problema laboral de las personas discapacitadas (ver § 18).
En cuanto a la adopción de medidas que contemplan la
situación del personal desplazado de su empleo con motivo de
reestructuraciones empresariales, cabe mencionar a la ley "de fac-
ió" 21.580, referida al sector ferroviario (en ese momento bajo
administración estatal). Los trabajadores con más de un año
de antigüedad, a los que no se les podía reasignar funciones y
no optaban por acogerse a un régimen de "prescindibilidad",
quedaban en situación de "apartado del servicio", con derecho
a percibir el importe del sueldo que tenían asignado a la fecha
de ser declarados en esa situación, por un lapso de 4 a 24 me-
ses (en función de la edad), derecho que caducaba cuando obte-
nían un nuevo empleo o un beneficio previsional.
Por ley 22.752 (BO, 28/2/83) se instituyó un régimen tem-
porario a favor de los trabajadores permanentes que hubieran
quedado cesantes por razones no imputables a ellos entre el Io
de enero y el 31 de diciembre de 1982, que se hallaban desocu-
RÉGIMEN DEL SEGURO DE DESEMPLEO 691
pados a la fecha de vigencia de la norma. A los mismos se
les confería, por el plazo de 6 meses, un "beneficio social"
mientras se hallaran en esa situación. El mismo consistía
en: a) un subsidio por desocupación; b) prestaciones médi-
co-asistenciales básicas, y c) reconocimiento de antigüedad a
los fines previsionales. De esa manera, en cierta forma, se
previeron situaciones propias de la contingencia de desempleo.
Como lo hemos indicado, el régimen de la ley 22.250 (ver
§ 237, c) establece un llamado "fondo de desempleo". En rea-
lidad no es una prestación de seguridad social, sino un depósito
que se integra como un plus sobre el salario abonado por el
empleador, que se efectúa en una cuenta bancaria abierta a
nombre del trabajador y que éste percibe cuando se resuelve la
relación. El monto de ese crédito que se cobra "en un solo
momento", está en función de la antigüedad que el trabajador
adquirió en su empleo, pero no con las consecuencias de una
contingencia social (es decir, por el tiempo durante el cual
no conseguirá otra ocupación). Esa situación la contempla el
art. 112, párr. 2 o , de la ley 24.013, que establece que el Poder
Ejecutivo remitirá un proyecto de ley para regular un sistema
de prestaciones por desempleo para dichos trabajadores.
A los fines del análisis del régimen establecido por la ley
24.013, y de acuerdo con el criterio utilizado para el estudio de
los demás regímenes existentes (previsional, de riesgos del tra-
bajo, de obras sociales y de asignaciones familiares), nos refe-
riremos a: a) los sujetos comprendidos; b) contingencia social
cubierta; c) prestaciones concedidas; d) agencia, y e) financia-
miento.

§ 487. SUJETOS. - Al respecto cabe distinguir entre los


siguientes.
a) BENEFICIARIOS. Están comprendidos dentro del régimen
"todos los trabajadores cuyo contrato de trabajo se rige por la
LCT (t.o. 1976)", o sea, los que se hallan vinculados por una
relación de trabajo dirigido (ver § 6) que satisfacen las exigen-
692 PARTE ESPECIAL

cias que fija la propia ley. Se excluyen expresamente (art.


112, párr. Io) los trabajadores comprendidos en el Régimen Na-
cional de Trabajo Agrario (ver § 249 y 250), y los del servicio
doméstico (ambos excluidos de la aplicación de la norma labo-
ral común; art. 2 o , LCT). Tampoco se incluye dentro del ám-
bito legal a las personas que "hayan dejado de prestar servicios
en la Administración pública nacional, provincial o municipal
afectados por medidas de racionalización administrativa" (a los
mismos, por lo común, se les reconoce el pago de una indemni-
zación; art. 112, párr. Io, ley 24.013). Dicho régimen es de
aplicación en todo el territorio de la Nación (art. 111).
Aunque el personal de la construcción (ver § 237) no se
halla excluido del régimen (quizá lo están en cuanto por lo co-
mún no cumplen el tiempo normal de cotización que prevé el
art. 117), la norma establece que el Poder Ejecutivo deberá re-
mitir al Congreso de la Nación un proyecto de ley que "regula-
rá el sistema de prestaciones por desempleo para los trabajado-
res comprendidos en el régimen nacional de la industria de la
construcción" (art. 112, párr. 2 o ). De conformidad con lo que
ya hemos afirmado, el llamado "fondo de desempleo" no cons-
tituye una prestación de seguridad social.
b) OBLIGADOS. Los propios beneficiarios en cuanto están
en las condiciones que prevé la norma para obtener la presta-
ción, deben formular la correspondiente petición dentro del pla-
zo de 90 días "a partir del cese de la relación laboral" (art.
115, párr. I o ). De acuerdo con lo que dispone el art. 15 del
decr. 739/92, dicho período se computa a partir de la fecha de
publicación del mismo (5/5/92). La solicitud tiene carácter
de declaración jurada, y aunque adolezca de errores u omisiones,
interrumpe el referido lapso. La misma constituye "la inicia-
ción del trámite de búsqueda de empleo" (art. 3 o , decr. 739/92).
De no hacerlo, a manera de sanción pierden el derecho a que
"los días que excedan de aquél" sean computados como de pa-
ro, por lo que los mismos se descuentan "del total del período
de prestación" que les correspondiera (art. 115, párr. 2 o ).
RÉGIMEN DEL SEGURO DE DESEMPLEO 693
Dicha petición debe ser acompañada con un certificado ex-
pedido por el último empleador, en el que conste que se han
efectuado las respectivas cotizaciones. En el mismo deberá figu-
rar: 1) "la extinción de la relación o contrato laboral y la última
liquidación en la que figure indemnización si la hubo, y en su
caso, las gratificaciones" (se considera que éstas comprenden el
importe que supera el monto de las indemnizaciones por despi-
do), y 2) "el período trabajado", "y la mejor remuneración men-
sual normal y habitual percibida durante los últimos 6 meses"
(arts. 121, inc. a, ley 24.013, y arts. Io, 4o y 8o, decr. 739/92).
El peticionante, junto con el respectivo formulario de soli-
citud, deberá presentar su documento de identidad, el referido
certificado expedido por el empleador "que acredite la extin-
ción de la relación o contrato laboral", la última liquidación, con
la constancia de si se abonó indemnización o gratificación (que
aquél debe efectuar bajo declaración jurada). En la referida
petición, deberán consignarse "los datos de las empresas" en
que se haya trabajado, lo que se hará con carácter de declara-
ción jurada (arts. Io, párr. 2o, 4o, párr. 2o, y 10, decr. 739/92).
La referida presentación implica: /) aceptar los empleos
adecuados que les fueren ofrecidos por el Ministerio de Trabajo
y Seguridad Social y asistir a las acciones para las que sean
convocados; 2) aceptar los controles que establezca la autori-
dad de aplicación; 3) declarar si han percibido gratificaciones
dentro de los últimos 6 meses con motivo del cese de la rela-
ción laboral; 4) denunciar dentro del quinto día el hecho "de
incorporarse a un nuevo puesto de trabajo" a fin de que se pro-
ceda a la suspensión o extinción en su caso del derecho a per-
cibir la prestación; 5) reintegrar los montos de prestaciones in-
debidamente percibidas de conformidad con lo que determine
la reglamentación, y 6) la obligación de comunicar los futuros
cambios de domicilio o residencia (art. 121, incs. a a /, ley
24.013; art. 11, decr. 739/92).
El incumplimiento de dichas obligaciones trae aparejado la
suspensión o extinción del derecho a la percepción de las pres-
taciones (ver § 489).
694 PARTE ESPECIAL

Por su parte, los empleadores tienen que: 7) efectuar las


inscripciones del personal en su propia documentación laboral
(ver § 97) y en el Sistema Único de Registro Laboral (arts.
120, inc. a, 7 o y 18, inc. a); 2) "ingresar los aportes y contribu-
ciones que les corresponden al trabajador y al propio emplea-
dor al Fondo Nacional del Empleo" (art. 120, incs. b y c); 3)
"proporcionar a la autoridad de aplicación la documentación,
datos y certificaciones que reglamentariamente se determinen",
y 4) "comprobar fehacientemente que el trabajador en el caso
de que fuera perceptor de prestaciones por desempleo, hubiera
cursado la correspondiente baja al momento de incorporarse a
la empresa" (art. 120, incs. d y e). Al efecto, en la documen-
tación laboral, deberá acompañarse la declaración jurada de los
trabajadores que ingresan al empleo, respecto de si son benefi-
ciarios de prestaciones por desempleo. Además, deberán pro-
porcionar a la Administración, cada vez que ésta se lo solicite,
las circunstancias del cumplimiento de las obligaciones provi-
sionales (arts. 9 o y 11, decr. 739/92).
De acuerdo con la norma (art. 120, incs. b y c), el emplea-
dor tenía que efectuar la contribución a su cargo al Fondo Na-
cional del Empleo, así como también actuar como agente de re-
tención del aporte a cargo del empleado e ingresar los mismos
al referido fondo. La norma que establecía dicha obligación
(art. 145, inc. a, 3 y 4) ha sido observada por el Poder Ejecu-
tivo (art. 3 o , decr. 2565/91, que promulgó el proyecto de ley
24.013).

§ 488. CONTINGENCIA SOCIAL CUBIERTA. - La misma se re-


fiere a la "situación legal de desempleo" que caracteriza a una
persona que, con aptitud laboral y voluntad de realizar una tarea
en "relación de dependencia", en razón de la situación del mer-
cado, no ha logrado obtener un puesto de trabajo acorde con su
habilidad. Algunos criterios de estadística para considerar co-
mo desocupada a una persona, se refieren como tal a quien en
la fecha en que se realizó el censo, no tenía empleo pese a su
voluntad de trabajar, así como que en un lapso anterior (15 días
RÉGIMEN DEL SEGURO DE DESEMPLEO 695
u otro) no había intentado buscar ocupación por considerar que
no la hallaría, en virtud de la situación del mercado laboral.
La ley 24.013 define el concepto de situación legal de des-
empleo, como contingencia social que genera, respecto de la
persona que lo sufre, el derecho a percibir una prestación (asig-
nación de una suma de dinero y en especie) que compense su
falta de ingresos (art. 113, inc. a). A tal fin, considera que se
configura aquélla respecto de los trabajadores que han perdido
su empleo anterior a partir del 26/12/92 (lo que supone que ha-
bían entrado al mercado del trabajo): a) por haber sido despedi-
dos sin justa causa (ver § 231, a); b) por fuerza mayor o por
falta o disminución del trabajo no imputable al empleado (ver
§ 2 3 1 , c); c) por despido "indirecto" (ver § 231, b); d) por no
haber reiniciado o interrumpido el contrato de trabajo de tem-
porada por causas ajenas a él (ver § 231, a); e) en virtud de
una razón de orden económico o tecnológico que afecta a más
de un trabajador (ver § 231, c); / ) por quiebra o concurso del
empleador (ver § 231, e); g) por haber expirado el tiempo
convenido para la realización de la obra, tarea asignada o del
servicio objeto del contrato (ver § 232, b), y h) por muerte, ju-
bilación o invalidez del empresario individual cuando éstas de-
terminen la extinción del contrato (ver § 231, f) (art. 114, incs.
aah, ley 24.013; art. 2 o , párr. Io, decr. 739/92).
Las diversas situaciones que indica la norma se refieren a
aquellas en que la relación laboral se ha resuelto por una causa
no imputable al trabajador, sea que lo ha sido por una decisión
injustificada del empleador, por haber vencido el objeto del
contrato, o por causas objetivas de orden económico o tecnoló-
gico, o por otra causa. No se halla comprendida en la "situa-
ción legal de desempleo" el trabajador que ha renunciado al
empleo (ver § 230, a) o ha sido despedido con justa causa (ver
§ 230, b), o sea, cuando la causa de la extinción de la relación
contractual está vinculada con la decisión o conducta del mis-
mo. Si bien consideramos que es importante, a los fines de
establecer las modalidades del acceso y goce de las prestacio-
nes, distinguir entre las situaciones fácticas que se han origina-
696 PARTE ESPECIAL

do en una causa ajena al trabajador, y aquellas otras en que el


hecho le es imputable a éste (se justifica que quien es respon-
sable del hecho, se halle en una condición distinta), estima-
mos que no cabe admitir una solución que le niegue el goce
del derecho a quien ha renunciado o ha sido despedido con
causa.
Esa distinción resulta razonable, en especial en lo que se
refiere a la ampliación del plazo de carencia para gozar de la
prestación (como ocurre cuando el trabajador despedido percibe
gratificaciones; arg. art. 116, parte 2a). No se explica, en cam-
bio, la razón por la que una persona que no tiene empleo y ex-
presa su deseo de tenerlo (con lo que purga la posible "culpa"
en que incurrió y por la que fue despedido con causa), se lo so-
meta a una situación de indudable discriminación arbitraria: no
tener derecho -en forma definitiva- a recibir una asignación de
reemplazo por la ausencia de ingresos, no obstante hallarse en
las condiciones prescriptas y tener firme voluntad para hallar
un nuevo empleo que no consigue.
Cuando el régimen recién comenzó a funcionar, es com-
prensible que el legislador, al sancionar la norma, se haya ma-
nifestado lo suficientemente prudente para evitar situaciones que
pueden poner en peligro su viabilidad. Ello, no obstante, no
explica la situación a que nos hemos referido.
En razón del carácter de la prestación y la urgencia de su
percepción referido a cubrir necesidades vitales, la norma remi-
te a la decisión del órgano administrativo encargado de su apli-
cación en ese orden (Ministerio de Trabajo y Seguridad Social),
resolver las cuestiones de duda que se presenten respecto de la
"existencia de la relación" invocada o de la "justa causa del
despido" (art. 114, párr. 2 o ; art. Io, decr. 739/92). Dado que
con frecuencia se presentan situaciones en que el empleador
discute la existencia de la primera, así como afirma la justifica-
ción del distracto dispuesto por él, cuestiones que en caso de
objetarlas el empleado deben ser resueltas a nivel judicial (lo
que insume un plazo por lo común no breve), no siempre de in-
mediato de extinguida la relación puede tenerse certeza sobre
RÉGIMEN DEL SEGURO DE DESEMPLEO 697
la realidad de esos hechos. Respecto de la primera cuestión
(relación de trabajo), el empleado podría justificar la misma
(con una semiplena prueba) mediante la copia de los recibos de
sueldo que se le han extendido (art. 138 y ss., LCT; ver § 199,
j) y en el futuro, en cuanto el empleador haya cumplido con su
obligación de inscribirlo en el Sistema Único de Registro Labo-
ral (arts. 7o, párr. 2o, 18 y 120, inc. a; ver § 97).
En lo que respecta a la motivación del cese de la relación,
dadas las circunstancias del caso, la norma dispone que la si-
tuación sea resuelta a través de una "actuación administrativa",
en la que "sumariamente" se determinará "la verosimilitud de
la situación invocada". Lo resuelto en ese ámbito no podrá
hacerse valer en juicio laboral (art. 114, párr. 2o). El Ministe-
rio de Trabajo y Seguridad Social podrá, a través de convenios,
delegar a las provincias y a la Municipalidad de la Ciudad de
Buenos Aires la comprobación de dichas situaciones de acuer-
do con las pautas que aquél determine (art. 2o, párr. 2o, decr.
739/92).
Además de satisfacer los referidos recaudos, el empleado
que debe peticionar el otorgamiento de la prestación dentro de
los 90 días a partir del cese de la relación (arts. 113, inc. /, y
115, párr. Io), debe estar en disposición "para ocupar un puesto
de trabajo adecuado", circunstancia que no sólo debe satisfacer-
se al momento de la petición del beneficio, sino durante el mis-
mo (arts. 113, inc. a, y 121, inc. b).
La norma sólo reconoce que la "situación legal de desem-
pleo" que genera el derecho a percibir las correspondientes
prestaciones, se configura en cuanto el peticionante está ins-
cripto en el Sistema Único de Registro Laboral, y con respecto
al período anterior al funcionamiento de éste (fue creado por el
art. 18; ver § 97), en el Instituto Nacional de Previsión Social,
cuyas funciones, de conformidad con lo que establece el decr.
2284/91, son desarrolladas ahora por el Ministerio de Trabajo y
Seguridad Social -Administración Nacional de la Seguridad So-
cial- (art. 99, decr. 2284/91), y ha cotizado al Fondo Nacional
del Empleo durante un período mínimo de 12 meses en un pía-
698 PARTE ESPECIAL

zo de 3 años anteriores al cese de la relación de trabajo que dio


lugar a la "situación legal de desempleo" (para el período ante-
rior al funcionamiento de aquel que fue creado por el art. 143,
la exigencia se suple con la citada inscripción previsional; art.
113). Respecto de los trabajadores que se desempeñaron en
empresas de servicios eventuales habilitadas, el requerimiento
es de 90 días durante los 12 meses anteriores al cese de la rela-
ción (art. 113, inc. d). Se establece como un recaudo que con-
diciona el derecho a la prestación, al cumplimiento de una dili-
gencia que la ley pone a cargo del empleador (arts. 7o, párr. 2o,
18 y 120, incs. a, b y c) que el trabajador no puede controlar.
De acuerdo con lo que hemos manifestado, la propia norma mi-
tiga esa rigidez, en cuanto admite que por vía administrativa
sumaria se pueda acreditar "la verosimilitud" de lo que al res-
pecto afirma la persona que invoca el derecho (art. 114, párr.
2o; art. Io, decr. 739/92).
Con referencia a la obligación a que haya "cotizado" al
Fondo Nacional del Empleo, dicha exigencia, conforme lo he-
mos explicado en el § 487, ha quedado, por lo menos, tempora-
riamente suspendida, en razón de que el Poder Ejecutivo nacio-
nal ha observado los números 3 y 4 del art. 145, inc. a del
proyecto de ley 24.013 (ver decr. 2565/91).

§ 489. PRESTACIONES. - Como lo hemos indicado, el de-


recho debe ser peticionado dentro de los 90 días corridos a
partir del cese de la relación laboral (art. 115, párr. Io, y 113,
inc. / ) . El pedido formulado fuera de ese plazo, trae aparejada
una sanción: la reducción de los días que exceden "del total del
período de prestación que le correspondiere" (art. 115, párr.
2o). Entendemos que si el trabajador acredita una situación de
imposibilidad fáctica para haber podido formular el reclamo en
su debido momento, no procede que se efectúe tal descuento.
La decisión que en tal sentido adopte el organismo administra-
tivo, está sujeta al recurso de revisión ante la Cámara Nacional
de Apelaciones de la Seguridad Social (art. 125, incs. a y b;
ver § 490).
RÉGIMEN DEL SEGURO DE DESEMPLEO 699
Conforme ya hemos expresado, el goce del derecho está
condicionado a haber cotizado durante un plazo mínimo, y ha-
llarse inscripto en el Sistema Único de Registro Laboral (art.
113, incs. ¿>, c y d; ver § 488). Los períodos de cotización
efectuados ante el ex Instituto Nacional de Previsión Social y
la Administración Nacional de la Seguridad Social, se acumu-
lan así también como los efectuados respecto de una tarea even-
tual (art. 5o, decr. 739/92). Entendemos que la exigencia refe-
rida a la cotización al Fondo Nacional de Desempleo, se halla
transitoriamente suspendida (ver § 488).
La prestación consiste en: a) una asignación en dinero que
reemplaza a la falta de ingresos salariales; b) otra de la misma
índole en concepto de asignaciones familiares (las cargas de ca-
rácter ordinario se abonan de acuerdo con las que existían "al
momento de la presentación de la solicitud"; las extraordinarias
-nacimiento, matrimonio, adopción- en tanto sus presupuestos
se den "durante la vigencia del beneficio"; art. 7o, decr. 739/
92), y c) una en especie consistente en el acceso a los servicios
médico-asistenciales a cargo de la obra social que los brindaba
durante la vigencia del contrato de trabajo (el último) y los que
presta el Servicio Nacional del Seguro de Salud, de acuerdo
con lo que disponen las leyes 23.660 y 23.661 (ver § 474).
Además, el período durante el cual el trabajador goza de las
respectivas prestaciones, se computa como período de servicios
a los fines del régimen previsional, sin que ello suponga la
obligación de efectuar aportes ("los mismos no acreditarán
aportes ni monto de remuneraciones"; arts. 119, incs. a, b, c y
d, y 12). La norma hace referencia a lo prescripto en el art.
12, párr. 4o, incs. a y b, que se refieren a los efectos del blan-
queo que produce el registro espontáneo efectuado por el em-
pleador respecto de los trabajadores que habían ingresado antes
de la vigencia de la norma (26/12/91) y que no habían sido ins-
criptos (ver § 97). A esos efectos, aquélla dispone que el lap-
so denunciado, a los fines previsionales, podrá "computarse co-
mo tiempo efectivo de servicio"; de esa manera, como queda
abierta la posibilidad de que se intente un fraude mediante una
700 PARTE ESPECIAL

denuncia que no se compadece con los hechos reales, se deja


librado al órgano previsional la decisión referida a la admisión
o no del cómputo, lo que está sujeto a revisión judicial. En
cambio, la situación prevista en el art. 119, inc. d, no se refiere
a las consecuencias que se siguen de una declaración del em-
pleador, sino al reconocimiento de un derecho (percibir las
prestaciones de desempleo), por parte del órgano laboral o, en
su caso, jurisdiccional.
La prestación dinerada que reemplaza al ingreso salarial
no percibido, "comenzará a partir del cumplimiento de un pla-
zo de 60 días corridos". Dicho período de carencia "podrá ser
reducido por decisión del Consejo Nacional del Empleo, la Pro-
ductividad y el Salario Mínimo, Vital y Móvil" (art. 116, párr.
I o ). El mismo puede ser ampliado por este último a 120 días
corridos, cuando el trabajador hubiera percibido "gratificacio-
nes por cese de la relación laboral dentro de los 6 meses ante-
riores a la presentación de la solicitud" (art. 116, párr. 2 o ).
Como lo hemos indicado, el art. 4 o , párr. Io, del decr. 739/92,
considera que corresponden a ese concepto los importes que
excedan "el monto de las indemnizaciones por despido". Si el
trabajador ha percibido un importe en ese concepto, le ha signi-
ficado la posibilidad de hacer frente a los gastos de manteni-
miento personal y de su grupo familiar, situación que justifica
dilatar el período de carencia.
Sin perjuicio de la suspensión o extinción de la prestación
en los casos que establece la norma (a la que luego nos referi-
remos), la reglamentación podrá establecer sanciones, en el caso
de carácter administrativo, respecto de las "acciones u omisio-
nes contrarias a las obligaciones que deben asumir el trabaja-
dor y el empleador" (art. 124). La norma hace referencia a
"infracciones". Al efecto, el art. 13 del decr. 739/92 establece
sanciones pecuniarias (que en cada caso se indican) para los
empleadores que incumplan sus obligaciones referidas a: a) fal-
ta o insuficiente inscripción del trabajador en la documentación
laboral; b) la inscripción o afiliación en el Sistema Único de
Registro Laboral; c) ingreso oportuno de la contribución al
RÉGIMEN DEL SEGURO DE DESEMPLEO
701
Fondo Nacional del Empleo (ver § 491); d) falta de inscripción
del empleador o del trabajador en la respectiva obra social; e)
"negativa infundada a suministrar los informes certificados que
justificadamente se le requiera", y f) "falsedad o adulteración
de los datos referidos a los beneficiarios". La comprobación y
juzgamiento se realizará "en todo el territorio del país", según
el caso, de acuerdo con el procedimiento establecido en la ley
18.695 (ver § 352) o por el régimen nacional de jubilaciones y
pensiones.
La norma deja librada a la reglamentación "la modalidad
de pago único de las prestaciones como medida de fomento del
empleo". La misma tiene como finalidad el aporte para la
constitución y funcionamiento de asociaciones de trabajadores
que se constituyen al efecto, así como cooperativas de trabajo u
otras formas jurídicas de trabajo asociado, para encarar activi-
dades productivas (art. 127). Dichos emprendimientos inclui-
dos dentro de una política de fomento del empleo requieren ser
realizados según proyectos que necesitan "una declaración ex-
presa de viabilidad económica formulada a partir de estudios
técnicos específicos" que realizará el Ministerio de Trabajo y
Seguridad Social; de contar con esa aprobación, recibirán apo-
yo especial referido a la formación y reconversión profesional,
asistencia técnica, capacitación en la gestión y asesoramiento
gerencial, facilidades para acceder al crédito (lo que se hará a
través de la constitución de fondos solidarios de garantía; arts.
92 y 93, ley 24.013).
A tal fin, debe formular la solicitud, ya sea al iniciarse la
percepción o una vez acordada la misma, de integrar como tra-
bajador asociado uno de los entes a organizarse o ya constitui-
do dentro de las formas descriptas por la ley (en el art. 91);
con ella adjuntará "memoria explicativa sobre la actividad a de-
sarrollar, que permita evaluar la viabilidad económica" a que
hace referencia, como condición sine qua non, el art. 93. La
prestación bajo esta modalidad está sujeta a que la misma no
haya sido concedida en los últimos 5 años (art. 14, incs. b, c, d
y /, decr. 739/92).
702 PARTE ESPECIAL

El beneficiario de la prestación que desea optar por esa


modalidad de pago a fin de hacer su ingreso "a una cooperativa
de trabajo u otro ente asociativo ya existente, deberá presentar
su solicitud de ingreso aprobada por el cuerpo directivo respec-
tivo". Aquélla consiste en la percepción de las prestaciones
dineradas no inferior a 5 meses (art. 14, incs. a y e).
Ante la falta de cumplimiento de la obligación asumida
(aportar "las sumas percibidas a la actividad comprometida"),
tanto la fiscalización como la ejecución judicial se regirán de
acuerdo con las normas pertinentes del "régimen nacional de ju-
bilaciones y pensiones" (art. 14, párr. 2o, decr. 739/92).
El plazo de prestación "se suspende" ante el incumpli-
miento del trabajador respecto de algunas de las obligaciones
que la ley pone a su cargo durante el transcurso del goce de la
misma, o cuando se acredita que la situación de desamparo
-por lo menos parcialmente- ha sido solucionada. Dentro de
las diversas circunstancias vinculadas a actitudes asumidas por
el empleado, se hallan: a) no comparecer cuando su presencia
ha sido requerida (dentro de un margen de razonabilidad) por
la autoridad, sin que exista "causa que lo justifique" (art. 122,
inc. a); b) no proporcionar la documentación que reglamenta-
riamente se determine (además de la que debió presentar para
obtener el beneficio), y c) no comunicar los cambios de domi-
cilio o residencia, no "aceptar los empleos adecuados que le
sean ofrecidos" por el órgano administrativo y no asistir a las
acciones de formación para las que ha sido convocado (para ad-
quirir una nueva competencia técnica), no "aceptar los contro-
les que establezca la autoridad de aplicación" (si se hallan den-
tro de un marco de razonabilidad; arts. 122, inc. b, y 121, incs.
a, b y c).
También se produce la suspensión del goce de la presta-
ción cuando el trabajador "cumpla el servicio militar obligato-
rio salvo que tenga cargas de familia" (art. 122, inc. c). La
existencia de éstas (dada la situación, entendemos que no se li-
mitan a las que define la ley 24.714 -ver § 481-, comprende la
de padres y abuelos a cargo), acredita que la falta de ingresos
RÉGIMEN DEL SEGURO DE DESEMPLEO 703

con motivo del desempleo provoca un desequilibrio esencial en


la economía familiar.
Obviamente, en el caso, la suspensión no se refiere a las
asignaciones familiares (que tal vez el desocupado no percibía
antes), sino a las demás prestaciones. La causal de suspensión
comprende cualquier tipo de convocatoria (ordinaria o extraor-
dinaria).
La condena penal que trae aparejada la privación de liber-
tad es causal de suspensión de la prestación (art. 122, inc. d).
En el caso, y en cuanto se refiere a la persona que sufre la
situación de contingencia social, cabe presumir que sus ne-
cesidades básicas (alimentación, habitación, asistencia médi-
co-hospitalaria) se hallan cubiertas.
Consideramos que si se diera la situación de que el titular
de derecho tuviera cargas de familia en el sentido en que nos
hemos referido, elementales razones de justicia harían inaplica-
ble en el caso la suspensión (tal como la ley lo prevé para el
convocado al servicio militar, pues se darían las mismas causa-
les de justificación).
La celebración de un "contrato de trabajo de duración de-
terminada por un plazo menor a 12 meses" (que deberá ser
puesto en conocimiento de la Administración dentro de los 5
días hábiles; art. 14, decr. 739/92), también produce la suspen-
sión del beneficio (art. 122, inc. e). Si el trabajador con moti-
vo del negocio concertado tiene derecho a percibir salarios, es
indudable que con respecto a ese período, no se halla en la si-
tuación de desocupado. No obstante la referencia a "duración
determinada", que técnicamente sólo corresponde a los casos
en que se ha precisado la fecha o la circunstancia que indican
el vencimiento de la respectiva relación, que puede ser cierto o
incierto (arg. arts. 90, incs. a y b, 93, 99 y concs., LCT), consi-
deramos que también esa situación incluye las relaciones con-
certadas por plazo indeterminado que es la figura ordinaria que
establece la mayor parte de las normas del derecho del trabajo
y establece nuestro régimen laboral (los otros son de excep-
ción; arg. art. 90, párr. Io).
704 PARTE ESPECIAL

La norma tiende a establecer la suspensión de la presta-


ción respecto de personas que tienen derecho a obtener un sala-
rio, por lo menos durante un período (incluso si fuera uno o
pocos días), durante los cuales no se halla en la situación de
contingencia de desempleo. En lo referente a los servicios
médico-asistenciales, esa nueva situación laboral, aunque pre-
caria, le da derecho a acceder a los mismos.
Desaparecidas las causas que produjeron la suspensión
(comparecer ante el organismo administrativo que lo había cita-
do, concurrir a los cursos de capacitación, etc., así como cuando
cesa su obligación de cumplir el servicio militar, se extingue la
relación de trabajo en virtud de la cual se suspendió la presta-
ción), se reanuda el derecho al goce de las prestaciones por el
lapso que resta hasta la finalización del período que le corres-
pondía (art. 122, párr. 2o).
La ley define las situaciones en que el derecho se extingue
en razón de darse circunstancias que provocan ese efecto. Al-
gunas pueden llamarse "naturales", y otras, vinculadas con acti-
tudes del titular que significan un claro incumplimiento de ele-
mentales obligaciones. Entre las primeras, la norma incluye:
a) el vencimiento del plazo de la prestación; b) por "haber ob-
tenido beneficios previsionales o prestaciones no contributivas",
y c) haber celebrado "contrato de trabajo por un plazo superior
a 12 meses" (art. 123, incs. a, b y c).
Las causales que provocan la extinción de las prestaciones
en virtud del comportamiento del titular, son: a) "haber obteni-
do las prestaciones por desempleo mediante fraude, simulación
o reticencia"; b) "continuar percibiendo las prestaciones cuando
correspondiere su suspensión", y c) no cumplir la obligación de
"solicitar la extinción o suspensión del pago de prestaciones
por desempleo", no reintegrar "los montos de prestaciones in-
debidamente percibidas de conformidad con lo que determina
la reglamentación" y no haber declarado la percepción de grati-
ficaciones con motivo del cese de la última relación laboral
(arts. 123, incs. d, e,/y g, y 121, incs. d y é). Respecto de la
infracción que se configura por la falta de denuncia de haber
RÉGIMEN DEL SEGURO DE DESEMPLEO 705
concertado un negocio laboral, entendemos que aquéllas no al-
canzan la situación de excepción en que el titular ha logrado
una "changa" por un día o un breve período, en cuanto ello no
denota un claro propósito de captación ilícita de la prestación.
Un indicio de que no se da esa situación sería el haber reinte-
grado en tiempo oportuno las sumas percibidas en concepto de
prestación dineraria por el período (que insistimos, debe ser
muy breve) en que percibió salarios.
La negativa reiterada "a aceptar los empleos adecuados
ofrecidos" (una situación similar se presentaría cuando la nega-
tiva lo es a concurrir a los cursos de capacitación a los que fue
destinado, lo que pudo ser materia de suspensión de la presta-
ción), significa adoptar una actitud que no es compatible con lo
que justifica que la comunidad le brinde a una persona una
prestación en virtud de sufrir una contingencia social. Ésta,
por supuesto, debe estar vinculada a una situación que es ajena
a la voluntad de la persona que la sufre. Precisamente, uno de
los recaudos para obtener derecho a la prestación por desem-
pleo es tener disposición "para ocupar un puesto de trabajo ade-
cuado" (art. 111, inc. a).
Respecto de la prestación, el tiempo total "estará en rela-
ción al período de cotización dentro de los 3 años anteriores al
cese del contrato de trabajo que dio origen a la situación le-
gal de desempleo". Mientras se mantenga la suspensión de la
obligación de cotizar (ver § 488), deberá tomarse en cuenta
la inscripción en el Sistema Único de Registro Laboral y en el de
Previsión. Para un período de cotización de 12 a 23 meses,
la duración de la prestación será de 4 meses; cuando aquélla
es de 24 a 35 meses, de 8 meses, y cuando fue de 36 meses, a la
de 12 meses (art. 117, párr. Io). Respecto de los trabajadores
que mantienen una relación con empresas de servicios eventua-
les habilitados por la autoridad competente, el período mínimo
de cotización es de 90 días en el lapso del año anterior (art.
113, inc. d). La duración de la prestación será de un día por
cada 3 de servicios prestados con cotización; a tal efecto sólo
se computan las "contrataciones superiores a 30 días" (art. 117,
706 PARTE ESPECIAL

párr. 2o). Obviamente, se tienen en cuenta los períodos acti-


vos (no los inactivos; ver § 83, b), y se requiere que la relación
se haya extinguido.
Aunque la norma hace referencia exclusivamente a los tra-
bajadores eventuales contratados por empresas de servicio de
esa índole habilitadas, creemos que el mismo régimen debería
ser aplicable para el personal de ese carácter que se ha desem-
peñado para un empleador en las condiciones establecidas en el
art. 99 de la LCT, en la redacción que le ha dado el art. 68 de
la ley 24.013 (ver § 83, a).
El Ministerio de Trabajo y Seguridad Social puede "au-
mentar la duración de las prestaciones conforme a las disponi-
bilidades financieras del sistema" (art. 126).
Las prestaciones que corresponden al llamado "Sistema
Integral de Prestaciones por Desempleo", que prevé el art. 119,
comenzarán a efectivizarse "a los 180 días de dictada" la ley
que las instituyó (la norma entró en vigencia el 26/12/91; art.
2°, Cód. Civil; art. 157). En el ínterin se establece un régimen
de prestación transitoria por desempleo (art. 152) que, por vía
reglamentaria, se estructuró en cuanto a "los requisitos, plazos,
montos y demás condiciones" (decr. 2726/91, que ha seguido
los lincamientos del régimen).
El importe de la cuantía de la prestación en dinero corres-
ponde a un porcentaje que fijará el Consejo Nacional del Em-
pleo, la Productividad y el Salario Mínimo, Vital y Móvil sobre
el "importe neto de la mejor remuneración mensual, normal y
habitual del trabajador en los 6 meses anteriores al cese del
contrato que dio lugar a la situación de desempleo" (art. 118,
párr. Io). Como lo hemos indicado, en el certificado expedido
por el empleador que debe acompañarse al iniciar el trámite ad-
ministrativo (ver § 488 y 490), debe constar dicha retribución;
en su defecto, la misma deberá ser acreditada mediante "la exhi-
bición del recibo pertinente" (art. 6o, decr. 739/92).
El monto de la referida prestación será percibido por el
trabajador que se halla en la situación durante los primeros 4
RÉGIMEN DEL SEGURO DE DESEMPLEO 707

meses; si la misma se proyecta para el futuro, entre el quinto y


el octavo mes su prestación será igual al 85% de aquélla y, de
continuar, entre el noveno y el décimo segundo mes, la misma
será del 70%. "En ningún caso la prestación mensual podrá ser
inferior al mínimo ni superior al máximo que a ese fin determi-
ne el mismo Consejo" (art. 118, párrs. 3 o a 5o).
A fin de facilitar a través de formas asociativas la constitu-
ción de pequeñas empresas (de acuerdo con el criterio que re-
cepta el art. 91, ley 24.013), la norma admite la modalidad de
"pago único" a la que ya nos hemos referido.
La prestación es incompatible con la percepción de "bene-
ficios previsionales o prestaciones no contributivas" (art. 113,
inc. e). Se establece una situación similar a la que se da entre
el goce de esta última y el desempeño de una relación de traba-
jo dirigido (ver § 423). No se le impide al jubilado volver a
la actividad, aunque en ese caso su haber de prestación jubila-
toria se le disminuye al mínimo.
Por lo tanto, si la relación de trabajo se extingue, el traba-
jador tiene derecho a que se deje sin efecto la suspensión par-
cial de aquélla y se lo reintegre en el goce pleno de su haber.
De acuerdo con ello, si bien en la práctica puede sufrir un cier-
to perjuicio, pues el ingreso total que percibía (la suma del ha-
ber previsional y el salario) puede llegar a ser superior, no que-
da en una situación de desamparo como la que se le presenta a
la persona que pierde su empleo y no tiene otra fuente de in-
greso laboral.

§ 490. AGENCIA. - La gestión vinculada a determinar la


procedencia del derecho a la prestación, así como su pago y
la percepción de los fondos, está a cargo del Ministerio de Tra-
bajo y Seguridad Social, que es la autoridad de aplicación ad-
ministrativa de la ley (arts. 5o y 126). El Consejo Nacional
del Empleo, la Productividad y el Salario Mínimo, Vital y Móvil
que la norma instituye (art. 135), tiene facultades para determi-
nar el porcentaje del haber de prestación (art. 118) y para dis-
minuir el plazo de carencia de 60 días para percibir aquélla
708 PARTE ESPECIAL

(art. 116), pero no tiene injerencia en la administración del ser-


vicio. Por su parte, el Fondo Nacional de Empleo que crea la
propia ley (art. 143), encargado de "proveer al financiamiento
de los institutos, programas, acciones, sistemas y servicios" que
comprende el régimen, constituye una "cuenta especial presu-
puestaria", cuya administración y gestión está a cargo del cita-
do Ministerio (arts. 143, 149, párr. Io, y 150, párr. Io). El Sis-
tema Único de Registro Laboral creado por la propia norma
(art. 18) y que entre otras funciones tiene a su cargo "el regis-
tro de los trabajadores beneficiarios de prestaciones por desem-
pleo" (art. 18, inc. c), depende del Poder Ejecutivo que, a tra-
vés del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, tiene a su
cargo la organización, conducción y supervisión de las tareas
encomendadas (art. 19, párr. Io).
La disposición legal (arts. 147, 148 y 150, párr. 2o) que le
asignaba a las ex cajas de subsidios y asignaciones familiares
la recaudación de los aportes y contribuciones, así como su
posterior transferencia al Fondo Nacional de Desempleo, ha si-
do observada por el Poder Ejecutivo, por lo que no habiendo
insistido el Congreso nacional, entendemos, de acuerdo con lo
ya manifestado, que no se halla en vigencia. De conformidad
con lo establecido en el art. 92 del decr. 2284/91, dichas cajas
fueron disueltas, y sus funciones serán desempeñadas en el fu-
turo por el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social de la Na-
ción, lo que de hecho ocurre desde noviembre de 1991.
Para la percepción de los créditos impagos el Ministerio
puede promover las correspondientes acciones ejecutivas de
conformidad con lo que establecen al respecto las leyes 18.017
y 22.161 y concs. (a las que hacía referencia el art. 147 de la
ley, que fue observado). De conformidad con lo establecido
en el art. 92 del decr. 2284/91, las facultades conferidas por di-
versas leyes a favor de las ex cajas de asignaciones familiares
han sido transferidas al Ministerio de Trabajo y Seguridad
Social que en el caso podrá ejercerlas (ver § 483). La fiscali-
zación del debido cumplimiento de las obligaciones asumidas
por los beneficiarios (en especial, lo referido a la percepción
RÉGIMEN DEL SEGURO DE DESEMPLEO 709
indebida de las prestaciones), será realizada, así como las res-
pectivas acciones judiciales, de conformidad con las normas vi-
gentes relativas al Régimen Nacional de Jubilaciones y Pensio-
nes (art. 12, decr. 739/92).
El pedido de reconocimiento del derecho a la prestación
que se formula ante el organismo administrativo (que implica
por parte de éste la aceptación o rechazo del mismo, así como
la "suspensión, reanudación y extinción" de aquélla), está suje-
to a "reclamación administrativa o judicial" (art. 125, inc. a).
Cuando la petición ha sido "denegada expresamente podrá in-
terponerse recurso por ante la Cámara Nacional de Apelaciones
de la Seguridad Social, en el plazo de 30 días siguientes a la
fecha en que sea notificada la denegatoria" (art. 125, inc. b, 1).
La Administración deberá expedirse "en el plazo de 45 días de
presentada" la respectiva solicitud; si no lo hace, "el interesado
podrá requerir pronto despacho y si transcurrieren otros 30 días
sin emitir resolución, se considerará que existe silencio de la
Administración y quedará expedita la vía judicial" (art. 125,
inc. b, 2).
En lo referente a las demás decisiones vinculadas con la
suspensión, reanudación y extinción de las prestaciones, en tan-
to la norma no establece disposición alguna al respecto, consi-
deramos que la cuestión debe resolverse de conformidad con lo
preceptuado en la ley de procedimientos administrativos (ley
19.549) que la propia ley dispone que se aplique supletoria-
mente (art. 125, inc. c).
De acuerdo con ello, estimamos que previo a deducir un
recurso judicial, salvo en el caso de denegatoria expresa o táci-
ta de la petición de prestación, deberá interponerse el recurso
de reconsideración (arts. 84 y concs., ley 19.549). La norma
(art. 125, inc. a) hace referencia a la "reclamación administrati-
va o judicial", lo que supone que la primera es aplicable en al-
guna situación, por lo que, de conformidad con lo que surge de
ello y lo dispuesto en la ley 19.549, estimamos que en esos
casos corresponde previamente interponer el recurso adminis-
trativo.
710 PARTE ESPECIAL

§ 491. FINANCIACIÓN. - L o s recursos que alimentan el


Fondo Nacional de Empleo, con parte de los cuales se sufragan
las prestaciones de desempleo (arts. 143 a 145), están constitui-
dos, en lo que respecta a las referidas prestaciones por: a) 1,5%
de la contribución a las ex cajas de subsidios de asignaciones
familiares (arts. 145, inc. a, 1, y 146, 1, a, 1, ley 24.717); b)
una contribución del 3% del total de las remuneraciones paga-
das por las empresas de servicios eventuales, a cargo de dichas
empresas (art. 145, inc. a, 2), y c) los aportes a cargo de los
trabajadores que gozan de un beneficio del régimen previsional
público, que reingresa a la actividad (art. 34, inc. 2, ley 24.241).
Los fondos recaudados no pueden destinarse a otro fin que el
expresamente dispuesto, o sea, al pago de las prestaciones de
desempleo (art. 149, párr. 2o).
Tal como lo hemos indicado en el § 434, por decr. 492/95
se ha reducido la referida contribución en el orden del 30% al
80%, en función del lugar geográfico en que se devengó la
obligación de efectuarla.
Las referidas a asignaciones familiares y médico-asisten-
ciales están a cargo, respectivamente, del fondo que se consti-
tuye con la contribución que efectúan los empleadores al citado
régimen (art. 23, ley 18.017, modificado por art. 146, ley
24.013; ver § 484) y de la correspondiente obra social. En
cuanto a la incidencia económica del reconocimiento del perío-
do de goce de la prestación como tiempo de servicio a los fines
previsionales, está a cargo del referido régimen.
La norma establecía un aporte y contribución a cargo de
los empleados y de los empleadores, respectivamente, del orden
del 0,5% de las remuneraciones sujetas a aportes previsionales
a cargo de cada uno de ellos (excluía los que se referían a las
personas vinculadas por una relación comprendida dentro del
régimen nacional de la industria de la construcción; art. 145,
inc. a, 3 y 4). La misma ha sido observada por el decr. 2565/
91, que promulgó el proyecto de ley. De acuerdo con lo que
ya hemos manifestado, en la medida en que el Congreso nacio-
nal no ha insistido hasta ahora en los términos del art. 72 de la
RÉGIMEN DEL SEGURO DE DESEMPLEO 711
Const. nacional, entendemos, de conformidad con un criterio
mayoritario de interpretación, que dicha disposición no se halla
vigente.
Si bien el Fondo Nacional del Empleo percibe otros ingre-
sos (entre ellos, del Estado), los mismos están destinados a la
financiación de "programas y proyectos tendientes a la genera-
ción de empleo productivo y los servicios administrativos, de
formación y de empleo encomendados al Ministerio de Trabajo
y Seguridad Social" (art. 144, inc. b, y 145, incs. b y c).
712 PARTE ESPECIAL

CUESTIONARIO

— Principales características del régimen del seguro de desempleo.


— Sujetos comprendidos: beneficiarios, obligados.
— Contingencias cubiertas, concepto de desempleado ("situación legal de
desempleo"); trabajadores que en la práctica no están cubiertos por el
régimen.
— Prestaciones otorgadas en dinero; en especie; resarcimiento de la anti-
güedad a los fines jubilatorios; obligaciones que asume el prestatario.
— Agencia que administra el servicio; régimen contenciosoadministrativo.
— Financiación.
CAPÍTULO XXVI
COBERTURA DE OTROS ESTADOS DE NECESIDAD
EN LA ARGENTINA

§ 492. PRESTACIONES. - Además de las que corresponden


a los subsistemas previsional contributivo, asistencial, "cargas
de familia" y enfermedad (estudiados en § 408 y ss., 441 y ss.,
471 y 478 y ss.), existen otras situaciones contempladas por
normas diversas y a cargo de distintos organismos del orden
nacional, provincial y municipal.

§ 493. VEJEZ, INVALIDEZ Y MUERTE. - Con relación a estas


contingencias existen cajas provinciales que tienen a su cargo
la cobertura respecto de los empleados públicos provinciales
(civiles y de seguridad) y municipales. Ante la situación de
crisis financiera que afecta a varios de ellos, el gobierno nacio-
nal le ha propuesto a las provincias, a fin de encontrar una so-
lución, hacerse cargo de las mismas; por lo tanto, en el futuro
se aplicaría el régimen vigente en el ámbito nacional. No obs-
tante la existencia de una cierta tendencia generalizada a opo-
nerse, varios estados provinciales han aceptado la transferencia
de dichos organismos.
También existen entes públicos no estatales creados en esos
ámbitos, encargados de la administración (a cargo de los pro-
pios interesados) de regímenes que cubren a profesionales que
ejercen su actividad dentro del ámbito provincial (abogados, es-
cribanos, contadores, martilieros, etc.; ver § 412).
En el ámbito de la Ciudad de Buenos Aires, el Instituto
Municipal de Previsión Social que administraba el régimen co-
714 PARTE ESPECIAL

rrespondiente para el personal de la comuna, ha sido transferi-


do (así como varios de los organismos similares de las provin-
cias, que lo fueron mediante convenios especiales) al orden
federal, por lo que los derechos y obligaciones de los afiliados
a los entes transferidos (que no habían obtenido la prestación
jubilatoria), se rigen de acuerdo con lo que prescribe la ley
24.241 (ver § 408 y siguientes).
Además, en el orden nacional, hay agencias especiales en-
cargadas de la cobertura de tales contingencias respecto del
personal de las Fuerzas Armadas (que administra el Instituto de
Ayuda Financiera para el Pago de Retiros y Pensiones Militares
que funciona dentro del ámbito del Ministerio de Defensa na-
cional), Policía Federal (Caja de Retiros, Jubilaciones y Pensio-
nes de la Policía Federal, que lo hace dentro de la órbita del
Ministerio del Interior), Personal de Institutos Penales, Prefec-
tura Marítima, Gendarmería. Cada uno de esos regímenes
tiene sus propias normas y las respectivas administraciones de-
penden de distintos ministerios.

§ 494. ENFERMEDAD. - Tanto en el orden nacional a tra-


vés de la Secretaría de Salud Pública (gran parte de sus esta-
blecimientos han sido transferidos al orden local), como las pro-
vincias y las municipalidades (en Capital Federal, a cargo de la
Ciudad de Buenos Aires), realizan prestaciones a los enfermos
a través de hospitales con diversa complejidad técnica (desde
salas de primeros auxilios hasta centros de alta especialización).
Tradicionalmente todo ese sistema funcionó como "asistencia
pública", es decir, de carácter gratuito, aunque en algunos ca-
sos se condiciona la prestación al pago de un arancel.
Algunas obras sociales han concertado convenios con hos-
pitales públicos de "autogestión", según los cuales las presta-
ciones a sus afiliados se abonan de acuerdo al arancel que fija
el nomenclador nacional. La percepción de los fondos se in-
vierte en la gestión del nosocomio.
El Sistema Nacional del Seguro de Salud, creado por ley
23.661 (promulgada en enero de 1989), establece, "con los
COBERTURA DE OTROS ESTADOS DE NECESIDAD EN LA ARGENTINA 715

alcances de un seguro social", un régimen a fin de "procurar


el pleno goce del derecho a la salud para todos los habitantes
del país sin discriminación social, económica, cultural o geográ-
fica". A tal fin, se fija como "objetivo fundamental proveer el
otorgamiento de prestaciones de salud igualitarias, integrales y
humanizadas, tendientes a la promoción, protección, recupera-
ción y rehabilitación de la salud, que respondan al mejor nivel
de calidad disponible y garanticen a los beneficiarios la obten-
ción del mismo tipo y nivel de prestaciones, eliminando toda
forma de discriminación en base a un criterio de justicia distri-
butiva" (arts. Io y 2o).
Están incluidos dentro del sistema: a) los beneficiarios
comprendidos en el régimen de obras sociales (ver § 473); b)
los trabajadores autónomos comprendidos en el régimen nacio-
nal de jubilaciones y pensiones (ver § 410, b), y c) en las con-
diciones y modalidades que fije la reglamentación, las personas
que, con residencia permanente en el país, se encuentren sin
cobertura médico-asistencial por carecer de tareas remuneradas
o beneficios previsionales. En la práctica, el referido sistema
comprende la totalidad de la población con residencia perma-
nente, ya que incorpora a las personas que se desempeñan: a)
en una ocupación en "relación de dependencia", a su grupo fa-
miliar primario y, eventualmente, a otros familiares (ver § 473,
a); b) en forma autónoma, y c) a todas aquellas que gozan de
una cobertura médico-asistencial, ya sea por cuanto carecen
de tareas remuneradas o de beneficios previsionales.
Dichas prestaciones se realizan a través de los agentes del
seguro (obras sociales, mutualidades adheridas, hospitales públi-
cos) y se financian con los aportes: a) que se fijen en el pre-
supuesto del Estado nacional, equivalente al 50% del valor
promedio a valores constantes del ingreso que, por aportes y
contribuciones, en el año anterior, han recibido las "obras so-
ciales de las jurisdicciones adheridas" por cada beneficiario,
importe que se multiplica por el número de personas que, "sin
cobertura y carentes de recursos se estime cubrir en el año en
cada jurisdicción"; b) de los Estados provinciales, mediante lo
716 PARTE ESPECIAL

invertido en sus presupuestos de salud para la atención de ca-


renciados de sus respectivos ámbitos; c) que prevea el Presu-
puesto General de la Nación, para satisfacer las "necesidades
adicionales de financiación del seguro", y d) que ingresen al
Fondo Solidario de Redistribución (art. 21). Este último se in-
tegra, entre otros, con: a) el 10% de las contribuciones y apor-
tes que les corresponden a las obras sociales de empleados; b)
el 15% de los que perciben las obras sociales de personal de
dirección y de asociaciones de empleadores, y c) con el 50%
de los ingresos que las referidas obras sociales perciben en vir-
tud de convenios por sobre los importes comunes fijados por
ley, y los de otra naturaleza (art. 22, ley 23.661).
Respecto de estos ingresos extras, cuya distribución entre
la respectiva obra social y el referido fondo había sido modifi-
cado en favor de éste, el art. 10 del decr. 492/95 ha dispuesto
que cesan una vez que los organismos perceptores (institutos de
servicios sociales) se transformen en obras sociales sindicales o
de otra naturaleza.
La encargada del contralor de los agentes del seguro y de
la ejecución de todos los ingresos que percibe el sistema es la
Administración Nacional del Seguro de Salud (ANSSAL), enti-
dad estatal de derecho público, con personalidad jurídica y au-
tarquía individual, financiera y administrativa, que funciona en
el ámbito de la Secretaría de Salud Pública (que es la autoridad
administrativa de aplicación del sistema).
Así sea de derecho (obras sociales que se rigen por la ley
23.660) o de hecho (instituciones provinciales, obras sociales,
mutuales que adhieran), el Sistema Nacional del Seguro de
Salud cuenta con la mayor parte de la estructura médico-hospita-
laria instalada en el país para, a través de ella, realizar las pres-
taciones de salud.

§ 495. EDUCACIÓN. - En esta materia, tanto el Ministerio


de Cultura y Educación (en el orden federal), como los provin-
ciales, brindan servicios de educación primaria y secundaria
gratuita. Existen a nivel del primero (Instituto Nacional del
COBERTURA DE OTROS ESTADOS DE NECESIDAD EN LA ARGENTINA 717

Crédito Educativo, INCE) como de las universidades y provin-


cias, regímenes de becas, préstamos de honor, etc., para estu-
diantes, a fin de facilitarles no sólo la compra del material de
estudio, aranceles, sino en especial su propio mantenimiento
durante el tiempo que duran los cursos.

§ 496. VIVIENDA. - En este sector funciona el llamado


Fondo Nacional de la Vivienda (FONAVI; leyes 21.581 y 23.060)
que se financia con aportes a cargo de los empleadores y de los
trabajadores autónomos. El mismo, que administra el Ministe-
rio de Salud y Acción Social, se distribuye entre las provincias
y la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, para edificar
construcciones de carácter social, tarea en la que también co-
labora el Banco Hipotecario Nacional.

§ 497. FALENCIAS DE LA FAMILIA. - Es importante el servi-


cio que se presta a la minoridad abandonada. Tanto en el or-
den nacional, por medio de la Secretaría de Estado del Menor y
la Familia (que funciona dentro de la órbita de la Secretaría
de Desarrollo Social), como provincial (Dirección de Menores,
etc.), existen institutos donde se brinda vivienda, educación y
atención a los menores abandonados en un régimen de interna-
do y externado. Funcionan también comedores infantiles y un
sistema de ayudas o becas a familias necesitadas. Se destaca
un esfuerzo en esta materia para conceder subsidios especiales
a "familias sustitutas" que se encargan del mantenimiento y
educación de niños abandonados dentro del propio régimen del
grupo, con asistencia y contralor de los organismos oficiales es-
pecializados (lo cual evita la internación en institutos oficiales o
privados y se facilita la "vida en familia" de dichos menores).

§ 498. TURISMO SOCIAL. - En este rubro se destacan las


acciones que realiza la Secretaría de Turismo, con unidades de-
dicadas al llamado "turismo social", tarea que, en las respecti-
vas jurisdicciones, también está a cargo de organismos provin-
ciales.
718 PARTE ESPECIAL

En la materia cabe destacar la importante infraestructura


hotelera de propiedad de las asociaciones sindicales de trabaja-
dores, que facilita el desarrollo del turismo social de los afiliados
y sus familiares. Existe una tendencia a que la gestión hotele-
ra esté a cargo de terceros (concesionarios) y no del sindicato.
A tal fin (art. 9 o , ley 23.551; art. 4 o , decr. regí. 467/88) las mis-
mas pueden percibir aportes para obras de carácter social (asis-
tencial, en beneficio de los trabajadores). Dentro del ámbito
de disponibilidad (20% del total) de los fondos que perciben,
las obras sociales del régimen de la ley 23.660 pueden atender
prestaciones referidas al turismo (art. 5 o ).

§ 499. EMERGENCIAS SOCIALES. - Tanto la Secretaría de De-


sarrollo Social (a través de la Subsecretaría de Acción Social)
como los ministerios provinciales, tienen programas de aten-
ción especial para casos de emergencias, siniestros, inundacio-
nes, incendios, etc., para solucionar problemas de coyuntura.

§ 500. POLÍTICAS SOCIALES. - Se desarrollan en el ámbito


federal (a través de la Secretaría de Desarrollo Social creada
por decr. 227/94) y en el de las provincias (por medio de orga-
nismos especializados). La tendencia es a fortalecer la acción
de estas últimas, así como de las municipalidades y grupos pri-
vados, a los que la Nación les transfiere fondos cuya inversión
controla.
Dentro de dichas políticas se incluyen, entre otras: la defi-
nición, así como la ejecución de las "acciones tendientes a asis-
tir a la población desde el punto de vista social en situaciones
normales o de emergencia"; la planificación y fiscalización de
"todo lo relativo a la promoción, integración y desarrollo de los
grupos humanos en problemas sociales"; "programar, ejecutar y
controlar actividades tendientes a reactivar conjuntos sociales a
través de la paulatina delegación de responsabilidades sociales
en la comunidad, siguiendo el principio de subsidiariedad";
"promover, ejecutar y fiscalizar los programas de vivienda para
los sectores de menores recursos"; establecer programas "de
COBERTURA DE OTROS ESTADOS DE NECESIDAD EN LA ARGENTINA 719

promoción, asistencia e integración social de personas de la


tercera edad"; "coordinar toda la política social para la promo-
ción, verificación y mejoramiento de la asistencia social y sus
planes de desarrollo en el ámbito nacional, provincial y munici-
pal" (objetivos aprobados por decr. 227/94).
720 PARTE ESPECIAL

CUESTIONARIO

— Prestaciones en situaciones de vejez, invalidez y muerte, distintas de


las del régimen previsional nacional civil (fuerzas de segundad; em-
pleados provinciales; profesionales).
— Prestaciones "de salud" incluidas en el Sistema Nacional del Seguro
de Salud. Organización. Efectos. Financiación.
— Servicios referidos a situaciones de desocupación, vivienda, educación,
turismo, carenciales de tipo familiar.
BIBLIOGRAFÍA

PARTE PRIMERA

DERECHO DEL TRABAJO

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BIBLIOGRAFÍA ESPECIAL

SECCIÓN PRIMERA. Parte general.

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CAPÍTULO X. Suspensión de algunas obligaciones que impone


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— El llamado período de conservación del empleo, LT, XXV-321.
— El primer párrafo del artículo 212 de la LCT (t.o.j. TSS, XX-393.
— Incapacidad temporaria e incapacidad definitiva, LT, XXXIV-721.
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— La suspensión de la relación de trabajo por situación de excedencia, DT,
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(del daño sufrido por el trabajador) el reintegro de las sumas abonadas en virtud
de una "cláusula legal contractual", DT, XLVIII-1697.
— El tope mínimo de la indemnización por antigüedad, TSS, IV-321.
— Enfermedades y accidentes inculpables, ADLA, 1975.
— La inhabilidad psicofísica sobreviniente como causa de modificación o resolu-
ción del contrato de trabajo, TSS, VII-65.
— Suspensión precaucional en el derecho del trabajo, JA, doctrina 1974-448.

CAPÍTULO XI. Novación subjetiva del contrato de trabajo.


Centeno, Norberto, La transferencia del contrato de trabajo en la LCT, LT, XXVI-
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CAPÍTULO XII. Extinción del contrato de trabajo.

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tres meses, LT, XXVII-886.
— El artículo 212 de la ley de contrato de trabajo. Incapacidad permanente y
contrato de trabajo, DT, 1997-B-2257.
— El incumplimiento de las obligaciones y el alcance de las indemnizaciones
frente a la doctrina del plenario 68. La cuestión del "daño moral", DT,
XXXVIII-845.
— Indemnizaciones tarifadas y reparación integral. Posibilidad de su concurren-
cia y acumulación, LT, XXVI-481.
Ackerman, Mario E. - De Virgiliis. Miguel, Configuración de la injuria laboral, LT,
XXX-621.
— La reacción frente a la injuria (requisitos de validez), LT, XXX-777.
Altamira Gigena, Raúl, Nuevas consideraciones sobre las indemnizaciones emer-
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XXIX-321.
Aronna, Carlos C , Renuncia al empleo por comportamiento inequívoco, LL, 1982-
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Banchs, Irineo E., Extinción del contrato en la ley de contrato de trabajo, LT, XXIII-
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Boutigue, Luis R., El preaviso y la disolución del contrato de trabajo por quiebra.
Antecedentes. Su tratamiento en la ley de contrato de trabajo, DT, XXXIV-
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— Extinción del contrato de trabajo por incapacidad del trabajador, DT, XLIV-
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— Extinción del contrato de trabajo por muerte del empleador, DT, XLII-1529.
— Extinción del contrato de trabajo por muerte del trabajador, DT, XLIII-473.
— Extinción y estabilidad de la relación de trabajo: el despido por incumplimiento,
LT, XXXII-313.
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— La justificación de la reducción total o parcial de la responsabilidad del emplea-
dor en los casos de despido por causa de crisis en la empresa, DT, XLIII-309.
— La posibilidad de rectificar un error cometido en la notificación de la declara-
ción de voluntad recepticia, DT, XXXIX-999.

CAPÍTULO XIII. Estatutos especiales.


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ajuste, DT, XXXVIII-835.
— El régimen indemnizatorio por despido en la "gente de mar", LT, XX-B-871.
— El régimen laboral del personal embarcado en los buques pesqueros, LT, XXVII-
913.
— La estabilidad de la gente de mar, DT, XXXVII-213.
— La ley de la navegación y sus efectos sobre el régimen laboral del personal em-
barcado, LT, XXI-B-583.
— La naturaleza jurídica del contrato de la gente de mar ajustada a la parte en los
buques pesqueros, DT, XXXV-753.
— Régimen del personal de buques pesqueros, LT, XXVII-913.
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CAPÍTULO XVI. Conflicto laboral.


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CAPÍTULO XVII. Negociación colectiva.


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SECCIÓN IV. Derecho administrativo del trabajo.


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— Distribución de la competencia administrativa laboral en el régimen positivo ar-
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— Jurisprudencia nacional o provincial del contralor administrativo laboral, LT,
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— La intervención del Estado en las relaciones laborales, LT, XIX-977.
— Naturaleza y caracteres de las funciones que desarrolla la administración labo-
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— Procedimiento en materia de policía laboral nacional, LT, XXII-888.


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SECCIÓN V. Derecho procesal del trabajo.

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PARTE SEGUNDA
DERECHO DE LA SEGURIDAD SOCIAL

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— Hacia una definición de la seguridad social, DT, XLVI-1594.
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— Presente y futuro de los convenios de corresponsabilidad gremial para el agro,
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— Reflexiones sobre la organización administrativa de la seguridad social, DT.
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— Reflexiones sobre la seguridad social argentina, LT, XXV-B-23.
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— Distinción y conexidad entre el derecho del trabajo y el derecho de la seguridad
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— La locución "seguridad social" (origen y sentidos), LT, XX-A-107.
— Los aportes para obras sociales entre las garantías constitucionales, el princi-
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— Los problemas, principios y políticas de la seguridad social y el régimen nacio-
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SECCIÓN II. Parte especial.

CAPÍTULO XXI. Régimen previsional argentino.


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— Beneficio jubilatorio y reingreso a la actividad (comentario al art. 34 de la ley
24.241), TSS, XXI-992.
— El tratamiento de la invalidez en la ley del SIJP (comentario al art. 49 de la ley
24.241), TSS, XXI-1070.
— Hacia un concepto de salario previsional, DT, L-1065.
— La relación de dependencia previsional (apuntes al art. 2" de la ley 18.037), DT,
L-331.
— Pautas previsionales de la doctrina jurisprudencial de la Corte Suprema. Evo-
lución y perspectiva, TSS, XX-1115.
— Temas relevantes en el procedimiento administrativo previsional, DT, XII-599.
Brito Peret, José I. - Jaime, Raúl C , Aspectos del financiamiento del régimen previ-
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— La prestación básica universal en la ley del sistema integrado de jubilaciones y
pensiones (comentario al art. 19 de la ley 24.241), DT, LIV-1942.
— Las obligaciones de los empleadores en el ámbito previsional, TSS, L-396.
— Normas, principios y garantías constitucionales atinentes a la previsión social,
DT, Lili-164 y 597.'
— Obligaciones de los empleadores en la ley del sistema integrado de jubilaciones
y pensiones (comentario al art. 12 de la ley 24.241), DT, LIV-1374.
— Régimen previsional. Sistema integrado de jubilaciones y pensiones, ley 24.241,
DT, 1997-B-1775.
Cammarata de Meyer, Adriana C , Breves acotaciones a la imposición de costas en el
procedimiento previsional delineado en la ley del SIJP, TSS, XXI-649.
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Capón Filas, Rodolfo E., Régimen jubilatorio del trabajador subordinado, Bs. As.,
Zavalía, 1977.
Camota, Walter F., La doctrina de la incapacidad de ganancia frente a la reforma
previsional (ley 24.241), DT, LIV-673.
Cipoletta, Graciela, Modificaciones efectuadas por la ley 24.347 al Sistema Integra-
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Corte, Néstor - De Virgiliis, Miguel A. - Tabernero, Rodolfo M., Nuevo sistema pre-
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CAPÍTULO XXII. Régimen de riesgos del trabajo.


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enfermedad del trabajo. DT, XLII-1521.

CAPÍTULO XXIII. Régimen de obras sociales.

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CAPÍTULO XXIV. Régimen de asignaciones familiares.

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CAPÍTULO XXV. Régimen del seguro de desempleo.

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Carcavallo, Hugo R., La protección del trabajador desempleado, TSS, XVII-865.
Chartzman Bibenbaum, Alberto D. G., Frente a la contingencia del desempleo, TSS,
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Etala, Juan J., La compatibilidad del seguro de desempleo con el régimen de protec-
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Gómez Paz, José B., Contingencia de desempleo (ley 24.013), DT, LII-2013.
Livellara, Juan C , Desempleo y concertación social en la actualidad argentina, TSS,
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caso de restauración del subsidio por desempleo, DT, LI-791.
Plá Rodríguez, Américo, Otra inversión de tendencias en la seguridad social. De la
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Podetti, Humberto A., Desempleo, reestructuración económica y política social, TSS,
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Rodríguez Mancini, Jorge R., Prestaciones por desempleo e indemnización por des-
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780 BIBLIOGRAFÍA

Rubinstein, Santiago, El desempleo, TSS, IV-10.


Vázquez Vialard, Antonio, Contingencia social del desempleo, DT, XXXVII-933.

CAPÍTULO XXVI. Cobertura de otros estados de necesidad


en la Argentina.

Marsiglia, Miguel A., Legislación asistencial a la vejez e invalidez, LT, XXVII-1029.


Velarde, Clotilde - Andrada Quirós, Lilia, Consideraciones sobre el régimen especial
para discapacitados, LT, XXXII-303.
ÍNDICE ALFABÉTICO
Los números remiten a los parágrafos

A permanente total: 462, d.


definitiva: 462, d, 2.
Abandono de trabajo provisoria: 462, d, 1.
constitución en mora: 230, a, 2. ingreso base: 461.
justa causa de despido: 230, a, 2. insolvencia del empleador: 468.
ver Extinción del contrato por justa mortal: 462, f.
causa. pago de la indemnización: 468.
Abuso prescripción: 464.
en perjuicio del trabajador: 73. prestación de asistencia médica y far-
Accidentes y enfermedades de trabajo macéutica; provisión de aparatos de
y profesionales prótesis y ortopedia: 451, b; 460.
accidentes de trabajo: 449; 455. prestaciones en dinero y en especie:
acción civil: 468. 460.
ámbito de aplicación personal: 468. prevención del daño: 451, a.
ámbito de validez temporal: 452. recalificación profesional: 451, c.
aseguradoras de riesgos del trabajo rehabilitación profesional: 451, c.
(ART): 118; 465. responsabilidad del empleador: 454, a;
atención médica y farmacéutica: 451, b. 468.
autoseguro: 447. sanciones por incumplimiento: 463.
compañías de seguros: 465. situaciones excluidas de responsabili-
concausa: 450, a. dad: 457.
cuantía de las prestaciones: 462. sujetos
dolo del empleador: 468. beneficiarios: 453.
efectos: 458. obligados: 454.
enfermedad profesional: 449; 456. Superintendencia de Riesgos del Tra-
falta de responsabilidad: 457. bajo (SRT): 466.
gastos de sepelio: 462, f. sustitución de la responsabilidad del
gran invalidez: 462, e. empleador: 451.
in itinere: 455. trámite administrativo: 459.
incapacidad Accidentes y enfermedades inculpables
determinación y revisión: 459. asignación de nuevas tareas: 208.
laboral temporaria: 462, a. aviso al empleador: 208; 452.
permanente parcial: 462, c. conservación del empleo: 208; 230, c.
definitiva: 462, c, 2. control médico por el empleador: 136;
provisoria: 462, c, 1. 208.
782 ÍNDICE ALFABÉTICO

derecho a remuneración: 208. Nacional del Seguro de Salud (AN-


despido del trabajador: 208; 230, c. SSAL): 476.
incapacidad absoluta: 208. pública: 92; 287.
indemnización Administradoras
por incapacidad absoluta: 208. de fondos de jubilaciones y pensiones
sustitutiva por reincorporación con (AFJP): 408; 409.
asignación de nuevas tareas: 208. garantía del Estado: 440.
menores: 159. órganos de control: 431.
mujeres: 152. régimen financiero: 438.
omisión de comunicación al emplea- régimen general: 430, a.
dor: 208. tratamiento impositivo: 439.
prescripción de la acción: 203.
recidiva de enfermedades crónicas: Adopción
208. asignación: 481, f.
reincorporación: 208. Aeronavegantes: 235.
remuneración: 208. Afiliación
suspensión por causas económicas o
al sistema integrado de jubilaciones y
disciplinarias: 208. pensiones: 409.
trabajador con cargas de familia: 208. sindical: 266.
Acciones Agencias
directas: 280, d, 3; 288. de colocación: 15.
judiciales por prácticas desleales: 279, Secretaría de Estado de Seguridad So-
b. cial: 409.
Actividad como base de sindicación: Agente de retención: 199, f.
261 a 263. Aguinaldo: 184.
Acto Ahorro obligatorio de los menores: 160.
constitutivo: 264. Alimentación: 118; 247, c; 254, i.
discriminatorio: 40; 119; 261 a 263;
265. Alojamiento: 247, c.
Actuaciones administrativas Ámbito de aplicación de la ley: 64; 67
interrupción de la prescripción: 203. a 70; 397.
Actualización del crédito laboral por geográfico: 66.
depreciación monetaria anterior al personal: 65.
1/4/91: 199, g. ANSeS: 428, b.
Acuerdos transaccionales conciliatorios Anticipos: 199, e.
o liberatorios: 34, b; 205. Antigüedad del trabajador
Acumulación: 67, a. cómputo: 102.
Adelantos de remuneraciones: 199, e. reingreso a órdenes del mismo emplea-
Administración dor: 102.
agencias de seguridad social: 404; 427; ver Tiempo de servicio.
442; 465; 483; 490. Aplicación
Federal de Ingresos Públicos (AFIP): del derecho de seguridad social: 397.
445. en el territorio: 66; 397, c.
laboral: 347; 348. en el tiempo: 70; 397, b.
Nacional de la Seguridad Social (AN- norma más favorable: 67.
SeS): 404; 409; 439; 483. órganos: 43; 397, a.
ÍNDICE ALFABÉTICO 783
supletoria del derecho común: 64. política: 267, e.
ver Ámbito de aplicación de la ley. representación de intereses indivi-
Aporte Medio Previsional Obligatorio duales y colectivos: 267, b.
(AMPO): ver Módulo Previsional (MO- actividad: 262; 263.
acto constitutivo: 264.
PRE).
afiliados: 266.
Aportes de seguridad social: 433 a 439: agremiación obligatoria, prohibición:
477; 484. 261.
Aprendices: 20; 101, b. anomalía institucional: 280, b.
Aprendizaje: ver Contrato de aprendi- aportes: 271, a y b.
zaje. asambleas: 264; 265, a.
Arbitraje autoridad de aplicación: 280.
obligatorio: 25, b; 290, b; 304. autoridades directivas: 265, b.
cancelación de la afiliación: 266, d
voluntario: 290, a; 304.
Arresto del trabajador: 212; 213. y e-
personería: 280, e; 281, b.
Artesano: 4. carácter permanente: 261.
Asignaciones familiares cargos electivos o representativos: 265.
agencia: 483. causa de no admisión: 266, a.
cajas de compensación: 479; 483. colaboración social: 257 a 259.
casos en que procede el pago: 481. comisión o consejo directivo: 265, b.
concepto: 402, c, 1; 478. concepto: 77.
contingencias cubiertas: 481. congreso: 265, a.
estibadores: 479. constitución: 264.
financiación: 484. contingencias de la personería: 283.
historia: 479. cancelación: 283, b.
independencia respecto del salario mí- disolución: 283, f.
nimo vital: 183. fusión: 283, e.
jubilados y pensionados: 480, a, 2. intervención: 283, c.
prestaciones: 482. secesión gremial: 283, d.
recibo único: 199, i. suspensión: 283, a.
sujetos contralor administrativo: 280.
beneficiarios: 480, a. acción sindical externa: 280, d.
obligados: 480, b. ámbito de la representación sin-
trabajadores a domicilio: 480, a, 1. dical: 280, d, 1.
Asistencia concertación del convenio colec-
médica: 241, d; 247, g; 451, b. tivo: 280, d, 2.
pública: 390. medidas de acción directa: 280,
social, régimen: 9, a; 441. d, 3.
fiscalización de la vida institucio-
Asociaciones de empleadores: 78.
nal: 280, b.
Asociaciones gremiales de trabajado- fiscalización del régimen patrimo-
res: 77; 260 a 283. nial: 280, c.
acción externa: 267. reconocimiento de las asociaciones:
colaboración: 267, d.
educación: 267, f. 280, a.
medidas directas: 267, c. sanciones: 280, e.
negociación colectiva: 267, a. contribuciones: 271, a y b.
obra social: 267, g. cuota de solidaridad: 271, b.
784 ÍNDICE ALFABÉTICO

delegado de personal: 268. horizontal: 77, d; 262; 263.


normalizador: 280, b. vertical: 77, d; 262; 263.
democracia sindical: 266. órgano de la asociación: 265.
denegatoria tácita: 262; 263. asamblea o congreso: 265, c.
denominación: 262; 263. de contralor de la administración:
derechos de los trabajadores frente a 265, c.
la asociación gremial: 266. de contralor del régimen electoral:
desafiliación: 266, e. 265, c.
electorales: 266, c. ejecutivo: 265, c.
ingreso: 266, a. fiscalizador de gestión interna: 265, c.
régimen disciplinario: 266, d. tribunal de disciplina: 265, c.
designación de autoridades: 265. patrimonio sindical: 271; 272.
desplazamiento de personería: 264; 280, fuente externa: 271, b.
e; 283. empleadores: 271, b, 2.
discriminación: 266. trabajadores no afiliados: 271, b,
disolución: 283, e. 1.
distintas clases de asociaciones: 261; fuente interna: 271, a.
270. privilegios: 272.
con personería gremial: 263. pérdida de personería: 263; 280, e; 283,
con simple inscripción: 262. b y e.
de segundo grado: 270. personalidad gremial: 263; 280.
de tercer grado: 270. jurídica: 262; 263.
ejecutivo (órgano): 265, b. pluralismo sindical: 77, f.
encuadramiento sindical: 269. prácticas desleales: 279.
ennucleamiento: 283, d. contrarias a la ética de las relacio-
estabilidad sindical: 276. nes profesionales: 279.
estatutos: 261. de los empleadores o sus asociacio-
expulsión de afiliados: 266, d. nes: 279, a.
facultades: 262; 263. sanciones: 279, b.
federación: 270. procedimiento para la recaudación
fines: 77, b. de los fondos: 273.
fiscalización administrativa: 280. directa: 273, a.
formas de organización: 265, a y b. indirecta: 273, b.
función: 77, i. prohibición de discriminar: 261; 266.
fusión: 283, d. reconocimiento de la personería: 262;
garantías sindicales: 275. 263.
ingreso: 266, a. régimen: 271; 274.
ingresos sindicales: 271, a y b. contable, financiero e institucional:
inscriptas: 262. 274.
intervención estatal: 280, b; 282, c. de recaudación: 271.
libertad de agremiación: 262. electoral: 266, c; 278; 280, b.
libros sindicales: 274. legal: 260; 261.
licencia sindical: 275. registro: 262; 263.
liquidación: 283, e. renuncia: 266, a.
medidas de acción directa (adopción): representación de categoría profesio-
267, c. nal: 263.
obra social: 267, g. representante normalizador: 280, b.
organización: 77, e. requisitos: 262; 263.
ÍNDICE ALFABÉTICO 785
responsabilidad de las asociaciones Beneficios sociales: 193; 443.
profesionales: 282. Bien común: 8; 10; 38; 119.
en materia civil: 282, a. Bienes de las asociaciones gremiales:
en materia penal administrativa:
271; 272.
282, b.
régimen de la ley 23.551: 282, c. Bolsas de trabajo: 15.
revisión de decisiones adoptadas por Bonificación
el sindicato o por la autoridad ad- al resolverse el contrato: 157; 244;
ministrativa: 281. 245, k; 253, g.
competencia de los órganos judi- Buena fe: 106; 107; 133; 140; 214.
ciales: 281, c. buen empleador: 106.
en sede administrativa: 281, b. buen trabajador: 106.
en sede asociacional: 281, a.
sanciones disciplinarias: 266, d.
secesión: 283, c.
c
situaciones anómalas: 280, b. Caducidad
suspensión ver Prescripción y caducidad.
de afiliados: 266, d. Caja Nacional de Salarios y Presta-
de personería gremial: 283, a. ciones del Músico: 239, f.
tipos: 261 a 263. Cajas
trámite de inscripción: 262. complementarias: 428, f.
unidad sindical: 77, f. previsionales: 409; 425; 428.
Aspiración a la igualdad, a partici- régimen de capitalización: 426; 429.
par: 8 a 10.
Cajero automático: 199, b.
Autarquía sindical: 77, h.
Autogestión: 257 a 259. Cancelación de personería gremial:
Autonomía 283, b; 348, b, 1.
colectiva laboral: 45. Capacidad: 95, a.
de la voluntad, limitación: 43; 138. laboral: 88; 95, a.
Autónomos: 408, b. para celebrar contrato de trabajo
aportes jubilatorios: 431, b. emancipados por matrimonio: 95, a.
Autoridad de aplicación: 64 a 70; 343; menores: 95, a; 152; 158 a 166.
mujeres casadas: 95, a; 152.
344.
Capacitación: 401, b, 2, b\ 405.
Autoridades de trabajo: 344. profesional: 17.
Auxiliares Capitalismo: 5.
del trabajador: 88.
Capitalización: 9, c; 390.
Cargas familiares: 481.
B
Cargos electivos no gremiales: 210;
Banco Central de la República Argen- 211.
tina: 431, d. Carnet: 236, c.
Base geográflca de sindicación: 265, b Carta documento gratuita: 230, a, 1.
y c. Cartera fija: 403, b, 2, b.
Beneficiarios de la seguridad social: Causa: 95, d.
401, a; 415 a 420; 442; 473, a; 480,
Causahabientes
a; 487.
del trabajador: 89; 149.
786 ÍNDICE ALFABÉTICO

Certificado de trabajo: 123; 131. Comisión Nacional de Valores: 431, c.


Cesión total o parcial del estableci- Comisiones
miento: 74, d; 223; 225. colectivas sobre ventas
Cheque distribución: 188.
como medio de pago: 199, c. época de pago: 199, a.
Cierre verificación: 189; 190.
del establecimiento por vacaciones liquidación: 188.
licencia del trabajador: 149. verificación y control: 189; 190.
suspensión de hecho del trabajador: Comisiones de salarios de trabajo a
215. domicilio: 79.
patronal: ver Lock-out. Compañeros: 4.
Clases de privilegios Compañías de seguros: 430. b; 431, b.
ver Privilegios, clases de. Compensación por tiempo de servicio
Cláusulas trabajadora que tuvo un hijo y opta
nulas por resolver el contrato: 157.
fraude a la ley laboral: 73. Compensaciones
perjuicio al trabajador: 33, c; 34; autorización administrativa: 199, f.
72; 73. conformidad del trabajador: 199, f.
sustitución: 72; 73. control y otros recaudos: 199, f.
perjudiciales al trabajador: 33, c; 72; daños graves e intencionales al em-
73. pleador: 133; 199, f.
agencia de contratación: 77, g. porcentaje autorizado: 199, f.
de exclusión de ingreso: 4; 77, g. prohibición: 183.
de mantenimiento de la afiliación: Competencia
77, g. del gobierno federal: 25; 345.
de preferencia: 77, g. del gobierno provincial: 345.
de solidaridad sindical: 315. Comportamiento: 106.
de taller cerrado: 77, g. Comunidad: 2, d.
sindicado: 77, g. Concausa: 450, a.
Clientela Concepción de vida: 2, a y b.
indemnización: 253, g. Conciliación: 25, b; 287. Ver, también,
Acuerdos transaccionales conciliato-
Coaliciones: 77.
rios o liberatorios.
Cobertura de estados de necesidad: obligatoria: 357.
492 a 500.
Cobro de créditos laborales: 273, b. y arbitraje (conflictos colectivos)
Codeterminación: 257 a 259. carácter: 287.
Código internacional del trabajo: 30, b. obligatorio: 287; 290, b, 2.
Cogestión empresaria: 257 a 259. procedimientos: 287; 290, b, 2.
Colaboración: 106; 107; 133; 140; 257 voluntario: 287; 290, b, 2.
a 259; 267, d. Concubina
con el Estado: 77. derecho a pensión: 423, d; 424, d.
en la empresa: 257 a 259. derecho a indemnización por muerte
del trabajador: 230, b.
obrero-patronal: 29.
Concubinos: 90, g; 425, d; 426, d.
Colegios profesionales: 65.
Concurso del empleador
Comisión Nacional de Trabajo Agra-
rio: 79; 249, q. ver Quiebra o concurso del empleador.
ÍNDICE ALFABÉTICO 787
Condiciones Consejo
de trabajo: 240, c; 241. de empresa: 257 a 259.
dignas de labor: 118; 127; 138. de Trabajo Doméstico: 254, m.
más favorables para el trabajador: 33, Gremial de Enseñanza Privada: 238.
b y c; 34, b; 72. d y f.
menos favorables para el trabajador: Interamericano Económico y Social:
33, c; 34; 72. 80.
Conducta maliciosa o temeraria del Nacional de Previsión Social: 408:
empleador 431, e.
casos: 353 a 356. Nacional de Trabajo Agrario: 249, q.
sanción: 353 a 356. Nacional del Empleo, la Productivi-
Conductores particulares: 236. dad y el Salario Mínimo, Vital y
Conferencia Internacional del Traba- Móvil: 489; 490.
jo: 80. Consentimiento
Conflictos laborales: 29. enunciación, contenido esencial: 95, b.
colectivos: 285, a. Conservación
concepto: 284. del contrato: 35, a.
controversia: 286. del empleo por desempeño de cargo
de derecho: 285, b. sindical: 210; 211.
de intereses: 285, b. del puesto
entre normas estatales y profesiona- enfermedad inculpable: 208.
les: 33, a y b; 65; 67. maternidad: 154.
extralaboral: 285, c. principio: 35, a.
huelga salvaje: 285. c. servicio militar: 209.
individuales: 285, c. Constitución: 50.
interpatronales: 285, c; 290, a. Constitucionalización
intersindical: 285, c; 290, a. de derechos sociales: 22.
medios de solución: 287; 290, b, 2. del derecho del trabajo: 50.
obrero-patronal: 285, c. Construcción: 237.
pluriindividuales: 285, a. Contingencias sociales
políticos: 285, c. accidentes: 402, b, 2; 450 a 470.
biológicas: 402, a.
recursos de acción directa: 288 a 302. cargas de familia: 402, c, 1.
sociales: 284. concepto: 402.
solución cubiertas: 416 a 420; 425; 426; 443;
arbitraje: 287. 481.
conciliación: 287. desamparo por muerte: 402, a, 3.
incautación de bienes: 287. desempleo: 402, c, 2; 486.
mediación: 287. económico-sociales: 402, c.
vía judicial: 287. educación: 402, c, 3; 495.
tipos: 285. enfermedad: 402, b, 1; 492.
Conflictos de encuadramiento de obras invalidez: 402, b, 3; 425, b y c; 426,
sociales: 472. b y c; 443, b; 455 a 459.
maternidad: 402, a, 1; 481, a.
Conglobamiento: 67, b.
patológicas: 402, b.
Conjunto económico de carácter per-
retiro: 402, a, 2.
manente: 74, d.
vejez: 402, a, 2; 417; 425; 443; 493.
Conmutativo: 172. vivienda: 402, c, 3; 496.
788 ÍNDICE ALFABÉTICO

Continuidad: 81. equiparación a contratos a plazo fi-


Contrahuelga: 302. jo: 100.
reiniciación de la relación laboral:
Contralor
100.
administrativo: 47.
vacaciones; 149.
contable (asociaciones gremiales): 280,
de trabajo
c; 348, b.
a cumplirse en el extranjero: 66.
de legalidad: 283, a y d; 342.
admisión de transferencias: 35, e.
médico: 113; 136.
concepto: 94.
personal: 112; 136.
concertación: 62; 93.
Contratación de trabajadores por ter-
conservación: 35, a.
ceros: 74, c; 83, b, c y d.
continuidad: 81.
Contratistas: 74, d.
de pasantía: 101, e.
de viñas y frutales: 251. derechos y deberes de las partes:
e intermediarios 106 a 137.
privilegio del trabajador sobre edi- duración del trabajo y descanso se-
ficio, obras y construcciones: manal: 138 a 146.
201. edad mínima: 95, a.
retenciones por empleador principal: eventual
71, d. concepto: 83.
solidaridad: 71, d. prueba: 83.
Contrato extinción: 228 a 233.
a cumplirse en el extranjero: 66. forma y prueba: 96; 97.
a plazo fijo: 35, b; 101, a. formación: 74, e; 95, b; 101, b.
conversión en contrato de plazo in- habitualidad: 81.
determinado: 82; 100; 101. indemnización por resolución injus-
despido antes del vencimiento del tificada: 35, e; 101, b; 231.
plazo: 101, a. interpretación de las cláusulas: 35, f.
duración: 82; 101. mantenimiento: 35, d y g.
extinción: 101. menores: 158 a 166.
indemnización por vencimiento del modalidades: 74, e; 100; 101.
plazo: 101. mujeres: 152 a 157.
preaviso: 229. objeto: 6; 95, c.
preferencia: 35, b. prescripción y caducidad: 203; 204.
a prueba: 99. presunción: 81.
de ajuste: 247, a. privilegios: 201.
de aprendizaje: 87; 101, b; 165; 166. remuneración del trabajador: 171 a
de grupo o por equipo 195.
colaboradores designados por el requisitos esenciales y formales:
empleador: 74, e. 95, a.
concepto: 74, e. sin relación de trabajo: 93.
designación de integrantes: 74, e. subordinación jurídica: 81.
salario colectivo: 74, e. subsistencia: 35, a.
trabajo prestado por integrantes de sujetos: 31: 77; 78; 88; 91.
una sociedad: 74, e. suspensión de ciertos efectos: 207
ver Trabajo por equipos. a 221.
de temporada transferencia: 224.
concepto: 100. vacaciones y licencias: 149; 150.
ÍNDICE ALFABÉTICO 789
por tiempo determinado por la ley de Administración pública: 287.
empleo: 101, b, 1. ámbito de validez: 314.
a plazo fijo o por obra: 101, a. apertura económica: 315.
como fomento del empleo: 101, b, aplicación en el tiempo: 313.
1 y 2. caducidad: 313.
de aprendizaje: 101, b, 6. campo de aplicación profesional y te-
de mujeres: 153. rritorial: 307; 312; 313.
realidad: 36; 93. cláusulas de preferencia: 314.
tiempo normativas: 314.
antigüedad: 102. obligacionales: 314.
continuo: 100. solidaridad sindical: 271, a y b.
determinado: 101. comisiones paritarias: 318.
discontinuo: 100. concepto: 2, c; 303; 306.
duración: 82. concertación: 307.
obra: 101. condiciones de trabajo: 315.
plazo fijo: 101. contenido: 315.
presunción: 82; 100; 101. convocatoria de acreedores: 321.
principio general: 82. de actividad: 304; 314.
resolución ante tempus: 101. de empresa: 304; 314.
Contribución Unificada de la Seguri- de profesión: 304; 314.
dad Social (CUSS): 405; 414; 440; disponibilidad colectiva: 256; 316.
484. efectos: 313; 314.
Contribuciones establecimiento: 307.
asociaciones gremiales extensión: 319.
asociados: 271. a. extinción: 322.
no asociados: 271, b. forma: 310.
para organismos de segundo grado: homologación: 311.
270. internacionales: 51; 396, d.
de seguridad social: 432 a 438; 445; ver Política de convenios.
interpretación y aplicación: 317.
484.
legislación: 305.
Controles personales nacionales: 314.
conocimiento por la autoridad de apli- naturaleza jurídica: 303.
cación: 112; 136. negociación articulada: 308.
prohibición de encuestas y requisas: paritaria de discusión: 307.
119; 130. de interpretación: 320.
prohibición de obligar al trabajador a partes: 307.
manifestar ideas políticas, religio- pequeña empresa: 304; 307.
sas o sindicales: 117; 126. procedimientos de elaboración: 307.
respeto de la dignidad del trabajador: prórroga: 313.
112; 136. prueba: 318.
selección automática: 112; 136. publicación: 312.
verificación de la autoridad de aplica- régimen aplicable al sector de docen-
ción: 112; 136. tes de institutos oficiales: 323 a 330.
Controversia: 286. criterio aplicable de interpretación:
Convenciones colectivas de trabajo: 329.
25, b; 56; 303 a 342. niveles de negociación: 324.
acuerdos de empresa: 304. no aplicación de la ley: 328.
790 ÍNDICE ALFABÉTICO

normas comunes de procedimiento Cooperativa de trabajo: 74, b.


para la concertacion del conve- Corporaciones: 4.
nio colectivo: 325.
Coseguro: 403, b, 2, b.
normas de aplicación subsidiaria:
330. Costumbres: 63.
normas de procedimiento en el ám- Cotización: 405.
bito de la jurisdicción nacional: sindical: 271, a.
326. Crédito salarial: 176; 177; 199, b.
aprobación del acuerdo por parte
Créditos laborales
de la autoridad estatal: 326, b.
cuotas de solidaridad: 326, c. actualización por depreciación mone-
de conciliación y mediación: 326, a. taria: 199, g.
obligación de acordar mecanis- desindexación: 199, h.
mos de autorregulación de los Cuentas bancarias: 199, b.
conflictos: 326, f. Cuerpos intermedios: 9; 77; 78.
ultraactividad del convenio: 326,
Cuidado de hijo enfermo por la mujer
d.
vigencia del acuerdo: 326, c. ver Estado de excedencia.
normas de procedimiento en el ni- Culpa del trabajador: 134.
vel federal: 327. Cuota
sectores de negociación comprendi- de embargabilidad
dos: 323. deudas alimentarias: 199, f.
régimen aplicable en el sector de la remuneraciones en general: 199, f.
Administración pública federal: 331 de solidaridad sindical: 271, a y b.
a 342.
criierios de interpretación e integra- D
ción del convenio: 341.
cuotas de solidaridad: 340. Daño moral
formalización de acuerdo: 337. accidentes de trabajo: 468.
mecanismos de autorregulación: 338. en caso de despido arbitrario: 231, a.
niveles y materias de negociación: Daños
333. causados por el trabajador: 133; 199, f.
obligación de las partes a negociar: sufridos por el trabajador: 107: 118.
335. Deberes
procedimiento de concertacion: 334. del empleador
representación de las partes: 336. agente de retención: 199, f.
trámite obligatorio de la concilia- alimentación y vivienda: 118.
ción: 336. certificado de trabajo: 123.
ultraactividad del acuerdo: 339. concepto: 106.
régimen común: 306 a 322. condiciones dignas de labor: 118.
regionales: 314. conducta: 107.
registros: 312. diligencia: 116.
tarifas salariales: 315. éticos: 107.
tipos: 304. igualdad de trato: 119.
verticales: 314. legales: 116.
vigencia: 313. observación de obligaciones frente
sectores en los que rigen: 309. a organismos de seguridad social
ultraactividad: 313. y sindicales: 121.
ÍNDICE ALFABÉTICO 791
ocupación: 115. Denominación de las asociaciones: 262;
pago de remuneración: 120. 263.
protección del trabajador: 118. Denuncia del contrato por el trabaja-
reintegro de gastos: 120. dor con justa causa
resarcimiento de daños: 118. comunicación al empleador: 231, b.
respetar la libre expresión del tra- despido indirecto: 231, b.
bajador: 117.
seguridad: 118. Dependencia
ver Derechos del trabajador. económica: 81.
del trabajador técnica: 81.
aceptar el ius variandi: 134. Deportista: 90, e.
auxilios y ayudas extraordinarias:
Depreciación monetaria: 199, g.
133.
Derecho
colaboración: 133.
administrativo laboral: 29; 343; 346.
conducta: 107.
de asociarse al sindicato: 266, c.
conservación de elementos de tra- de la seguridad social: 394.
bajo: 134. de pronto pago: 201.
cumplimiento de órdenes e instruc- del trabajo: 26 a 30; 32; 42.
ciones: 134. división: 30, a.
dar preferencia en inventos: 137. internacional privado del trabajo: 30,
diligencia: 133. b; 66.
éticos: 107. internacional público del trabajo: 30,
fidelidad: 107. b.
mantener sigilo: 121. sujetos: ver Contrato de trabajo.
no concurrencia: 107; 133. interno: 30, a.
responsabilidad por daños: 134. privado: 29.
someterse al contralor médico: 136.
procesal laboral: 29; 353 a 356.
ver Derechos del empleador.
Declaraciones público: 29.
cancelatorias o liberatorias: 97. social: 29.
internacionales: 391. Derechohabientes: 426, d, 6.
Decretos reglamentarios: 54; 396, c. Derechos
Deducciones de las asociaciones profesionales
del asociado: 266.
autorización administrativa: 200.
del trabajador a ingresar al sindica-
conformidad del trabajador: 200.
to: 266, a.
control: 199, f. sindicales: 275.
daños graves e intencionales al em- de las partes
pleador: 199, i; 200. buena fe: 106.
excepciones: 199, j . colaboración: 106.
Delegado de personal: 268. legales: 116.
Delitos obligación genérica: 106; 107.
del trabajador: ver Suspensión preven- principio de buena fe: 106.
tiva. solidaridad: 106.
relativos a la seguridad social: 404. ver Controles personales; Deberes
Demanda de trabajo del empleador; Deberes del tra-
ver Trabajo. bajador; Derechos del empleador;
Democracia sindical: 77, d y e; 266. Derechos del trabajador.
792 ÍNDICE ALFABÉTICO

del empleador financiación: 491.


dirección: 109. prestaciones: 489.
facultades disciplinarias: 111. sujetos: 487.
funcionalidad de su ejercicio: 109; beneficiarios: 487.
111. obligados: 487.
invenciones y descubrimientos del técnico: 14.
trabajador: 114. Desindexacion de créditos laborales:
modificación de formas y modali- 199, h.
dades de trabajo: 110.
Desistimiento
organización: 108.
de acciones y derechos del trabajador:
recibir el trabajo: 108.
ver Deberes del trabajador, Sancio- 206.
nes disciplinarias. del derecho: 206.
del trabajador Despido
certificado de trabajo: 131. agravación por falta de pago: 231,
condiciones dignas de labor: 127. a, 3.
descubrimientos: 132. con causa: ver Extinción del contrato
igualdad de trato: 126. por justa causa.
invenciones: 132. del delegado o dirigente sindical: 278.
ocupación: 124. discriminatorio: 231, a, 2.
opiniones políticas, religiosas o sin- extinción por justa causa: 230, b y d;
dicales: 125. 231, b; 232.
pago de remuneración: 128. indemnizaciones: 231, a y b.
reintegro de gastos: 128. indirecto: 231, b.
resarcimiento de daños: 128. por causa de embarazo: 156.
respeto de su persona: 125. indemnización: 156.
seguridad: 127. presunción iuris tantum: 156.
ver Deberes del empleador. Privi- ver Protección a la maternidad.
legios. por causa de matrimonio: 155.
sociales: 22. indemnización: 155.
Desarrollo: 2, c; 16; 17. presunción: 155.
científico técnico: 7, c; 8. por fuerza mayor, falta o disminución
Descanso: 253, e; 254, f. de trabajo: 231, c y d.
anual remunerado: ver Licencia ordi- indemnización: 231, c y d.
naria. ver Fuerza mayor.
diario por lactancia: 154. por justa causa: 230, b y d; 231, b;
semanal: 146. 232.
Descentralización: 404. preaviso: 229.
Desempeño de cargos electivos o gre- sin causa: 231, a.
miales: 210; 211. indemnización: 231, a.
Desempleo preaviso: 229.
estacional: 14. tope máximo por año de antigüe-
friccional: 14. dad: 231, a.
por razones económicas: 14. ver Preaviso.
régimen del seguro de desempleo: 485 Desvalorización monetaria: 199, g.
a 491. Días
contingencia social cubierta: 488. faltantes del mes: ver Indemnización
situación legal de desempleo: 488. por falta de preaviso.
ÍNDICE ALFABÉTICO 793
feriados: 147; 148; 239, e. Emergencias sociales: 499.
no laborables: 147; 148; 239, e. Empleador
Diferencias sociales: 402; c, 1. aportes previsionales: 434.
concepto: 91.
Dignidad humana: 115; 124; 138;
conducta maliciosa o temeraria: 353
Diligencia: 215. a 356.
Dimisión del trabajador: ver Despido. facultades jerárquicas, limitaciones: 46.
Dirección muerte: 231, f.
de Protección Social: 444. obligaciones previsionales: 411.
del trabajo: 109. ver Quiebra o concurso del emplea-
General Impositiva: 445. dor.
Nacional de Asociaciones Sindicales: Empleados
280. a domicilio: 252.
Nacional de Obras Sociales: 476. administrativos de empresas periodís-
Nacional de Negociación Colectiva: 79. ticas: 245.
aeronavegantes: 235.
Dirigente sindical: 268; 275 a 279.
aportes previsionales: 433.
Discapacitados: 18. conductores particulares: 236.
Discriminación: 40; 119; 130. de la construcción: 237.
arbitraria: 295. dentistas: 242.
de los afiliados; prohibición: 262. docentes particulares: 238.
Disponibilidad colectiva: 35; 316. ejecutante musical: 239.
encargados de casa de renta: 240.
Distribución estatales: 92.
de bienes: 2, c; 9, c. farmacéuticos: 242.
de la riqueza: 2, c; 8 a 10. jugadores de fútbol: 241.
Docentes particulares: 238. marítimos: 247.
Doctrina: 61. médicos: 242.
peluqueros: 243.
Documentación del empleador
periodistas profesionales: 244.
inspección por el trabajador: 188.
portuarios: 248.
Duración del trabajo
públicos: 52; 331 a 341.
ver Jornada de trabajo.
radiocabletelegrafistas: 246.
servicio doméstico: 254.
E trabajador rural: 249; 250.
Económico viajante: 253.
prevalencia: 5; 8 a 10. Empleo
conservación: 35, a.
Edad de ingreso: 95; 245, b.
público: 92.
Educación: 15; 17; 402; 495, c, 3.
Empresas
Ejecución de créditos laborales: 273, b. administrativas: 65.
Ejecutantes musicales: 239. concepto: 5; 91.
Elección de obra social: 472. de servicios eventuales: 83.
del Estado: 6; 65.
Embarazo fines: 214.
ver Protección a la maternidad. incorporación: 81.
Embargabilidad de la remuneración: periodísticas
41; 200. empleados administrativos: 245.
794 ÍNDICE ALFABÉTICO

privatizadas: 315. Excesiva onerosidad: 215; 231, c.


públicas: 6. Exclusión de ingreso: 77, g.
subordinadas, relacionadas o vincula- Exclusividad: 81.
das: 74, d.
Extinción
Encargados de casa de renta: 240. del contrato de trabajo
Encuadramiento a partir de la ley 25.013: 231, a, 1.
convencional: 304; 475. causales: 230 a 232.
sindical: 269. concepto: 228.
Enfermedad accidente: 474; 475. despido indirecto: 231, b.
Enfermedades emergencia económica: 231, c.
cobertura: 494. excesiva onerosidad: 231, c.
inculpables: 208; 475. fuerza mayor, falta o disminución
de trabajo: 231, c y d.
profesionales: 208; 449; 476.
incapacidad o inhabilidad del traba-
Entes públicos no estatales: 65. jador: 230, c.
Equidad: 39. incumplimiento del empleador: 231,
Escalafón: 245, f; 247. d. b.
Esclavitud: 3; 4. jubilación del trabajador: 230, d.
justa causa: 230, b; 241, g; 244, h;
Escolaridad 245, j ; 247, h.
asignación: 481. h. muerte
Esposa del empleador: 231, f.
asignación: 481. b. del trabajador: 230, e.
mutuo acuerdo: 232, c.
Estabilidad: 103; 236, f; 237, d; 238,
plazo: 232, a.
e; 239, g; 242, d; 245, f; 246, e.
por abandono de cargo: 230, a, 2.
absoluta: 104.
por comisión de delito: 230, c.
con efectos aminorados: 104, b.
por decisión de ambas partes:
con efectos plenos: 104, a.
232.
del dirigente sindical: 268; 275 a 279.
relativa: 105. preaviso: 229.
impropia: 105. quiebra o concurso del empleador:
propia: 105. 231, e.
renuncia del trabajador: 230, a, 1.
sindical: 268; 275 a 279.
sin justa causa: 231, a.
Establecimiento: 109. terminación de obra: 232, a.
Estado: 21; 65; 79; 91; 138. trabajo eventual: 232, b.
de excedencia: 157. transferencia del establecimiento:
de necesidad: 492 a 500. 226.
empleador: 92. vencimiento del plazo: 232, a.
Estatutos profesionales: 65; 234 a 254. ver Contrato a plazo fijo; Despido;
Estibadores: 248. Fuerza mayor; Incapacidad físi-
Estructura ca o mental sobreviniente del tra-
cambios: 9, e. bajador; Preaviso; Quiebra o con-
ocupacional: 7, c. curso del empleador; Renuncia del
Estructuras sociales: 12; 391. trabajador al empleo.
Exceptio non adimpleti contractus: 118; del crédito laboral: 202 a 206.
138. Extranjeros: 19.
ÍNDICE ALFABÉTICO 795

F registros, planillas y otros elementos


de contralor: 97.
Facultad silencio del empleador: 97.
disciplinaria ver Libro especial.
del empleador: 109. Formación del contrato
del sindicato: 266, d. consentimiento: 95, b.
para estar en juicio: 362; 378. de equipo: 74, b; 95, b.
Falta o disminución de trabajo enunciación del contenido esencial:
ver Fuerza mayor. 95, b.
Familia Formularios: 97.
extensa: 402, c, 1. Fraude laboral: 36.
falencias: 497. Fuentes del derecho
nuclear: 402, c. 1. arbitraje: 58.
Federación sindical: 270. Constitución nacional: 50; 396, a.
Feriados obligatorios y días no labo- contrato individual: 62.
convenios colectivos de trabajo: 56.
rables: 147; 148; 239, e.
de corresponsabilidad: 396, e.
Financiación de la seguridad social: de seguridad social: 396, d.
405. de la seguridad social: 396.
Firma decretos reglamentarios: 54; 396, c.
condición de validez: 97; 199, i. del trabajo: 49.
en blanco: 97. doctrina: 61.
en libros y registros: 199, i. formales: 49; 396.
impresión digital: 199, i. jurisprudencia: 60.
laudos arbitrales: 58.
Fiscal de trabajo: 358; 374.
leyes
Fiscalización administrativa de sindi- nacionales: 52.
catos: 283; 348, b. provinciales: 53.
Flexibilización laboral: 15; 25. materiales: 49.
Fondo negocio individual: 62.
de desempleo: 237, c. organismos paritarios: 57.
de garantía: 467. principios generales del derecho: 59.
de Garantía de Créditos Laborales: 181. resoluciones administrativas: 55; 396, c.
Nacional del Empleo: 487. tratados con potencias extranjeras: 51.
sindical: 271, a y b. usos y costumbres: 63.
Forma y prueba Fuero de atracción
exigencias de documento, licencia, tí- exclusión de derechos y acciones la-
tulo o carnet profesional para el borales: 359, c; 375.
ejercicio de determinada actividad: Fuerza
235, b; 237, c; 238, b; 239, b; 240, de trabajo: 13.
b; 242, b; 244, b; 246, b; 247, b; mayor
248, c; 252, b; 254, b.
como causa de disolución del con-
firma: 97; 199, i.
trato: 231, d.
forma: 96.
como causa de suspensión del con-
formularios: 97.
trato de trabajo: 212; 217.
impresión digital: 97; 199, i.
nulidad por omisión de la forma: 96. extraña al trabajo: 450 a 470.
prueba: 97. inherente al trabajo: 450 a 470.
796 ÍNDICE ALFABÉTICO

Funcionarios públicos: 92. de brazos caídos: 297, a.


Fusión de sindicatos: 283, d. de empleados públicos: 299.
de simpatía: 296.
de solidaridad: 296.
G declaración: 292.
Garantía del Estado: 440. definición: 289.
discriminación: 295.
Gastos realizados por el trabajador: diversas formas: 289; 297.
118; 120; 128; 185. efectos jurídicos: 291; 293.
Gente de mar: 247. en servicios públicos: 299.
Gran invalidez: 462, e. esferas: 291.
Gratificaciones: 186. fines: 289; 290, a.
formas irregulares: 297.
Gratuidad del procedimiento: 41; 368;
ilícita: 290; 292.
383. influencia en el contrato de trabajo:
Guarderías: 154. 293.
legitimidad: 290; 292; 293.
H listas negras: 297, g.
manifestaciones: 294.
Haber de la prestación jubilatoria medios utilizados: 289; 294.
ver Jubilación del trabajador. ocupación del establecimiento: 297.
Habilitación: 189; 242, b; 246, b; 247, orden de retrotraer: 290, b, 2 y 3.
b; 252, b. pago de los días: 298.
profesional: 235, b; 238, b; 239, b; paro: 297, a.
paros rotativos: 297, b.
242, b; 246, b; 247, b.
partes: 289; 290, b, 1.
Habitualidad: 81. piquetes de guardia: 297, h.
Hebdomadario, descanso: 254, f. poder de policía: 280, d, 3; 348, b, 3.
Herederos previsionales (ausencia): 426, política: 290, a.
d, 7. por culpa del patrono: 298.
procedimientos a seguir: 290, b, 2.
Higiene y seguridad en el trabajo: 167
prohibición: 290, b.
a 170. responsabilidad sindical: 280, d, 3; 282,
Hijo a y b.
asignación: 484, g. retiro de colaboración: 297, e.
Historia del trabajo: 20 a 25. sabotaje: 297, f.
Horario trabajo a desgano: 297, c.
trabajo a reglamento: 297, d.
cambio: 109.
Horas
de ocio: 7, d. I
extra: ver Horas suplementarias.
suplementarias Igual remuneración por igual tarea:
obligación de prestar servicio: 133; 40; 152.
140; 141, b. Igualdad de trato
remuneración: 141, b. concepto: 39; 40; 119; 130; 395, f.
Huelga no discriminación: 119; 130; 152.
calificación administrativa: 292. Ilícitos laborales administrativos: 350.
conciliación obligatoria: 290, b, 2.
ÍNDICE ALFABÉTICO 797
ILT (incapacidad laboral temporaria): accidente o enfermedad profesional:
462, a. 449.
Impresión digital: 97; 199, i. compensación por resolución del con-
trato
In dubio pro operario: 33, a.
mujer que tuviera un hijo durante
Incapacidad la relación laboral: 157.
acceso limitado a la vía civil: 468. despido
determinación y revisión: 459. antes del vencimiento del contrato
gran invalidez: 462, e. a plazo fijo: 83; 101.
laboral temporaria: 462, a. por temporada: 100; 101, a y b,
permanente 1, 3, 4 y 5.
parcial del jubilado trabajador: 203.
no superior al 20% de la total: del trabajador incapacitado: 230, c.
462, b. durante la interrupción por acciden-
superior al 20% de la total: 462, te o enfermedad inculpable: 208.
c. indirecto: 231, b.
total: 462, d. por causa de embarazo: 156.
prescripción: 464. por causa de matrimonio: 155.
Incapacidad física o mental sobrevi- sin justa causa: 231, a.
niente del trabajador dolo del empleador: 468.
derecho a prestación jubilatoria: 419; extinción del contrato por fuerza ma-
443, b. yor, falta o disminución de trabajo:
despido: 230, c. 231, c y d.
indemnización: 230, c. incapacidad absoluta del trabajador
Incorporación del trabajador a la em- por accidente o enfermedad incul-
presa: 81. pable: 230, c.
Indemnización incumplimiento del contrato antes de
por accidentes del trabajo: 468. iniciarse la prestación de servicios:
por cesantía (antigüedad) 93.
antigüedad mínima: 231, a. muerte
encargado de casa de renta: 240, i. del empleador: 231, f.
límites mínimo y máximo: 231, a. del trabajador: 230, e.
naturaleza jurídica: 231, a. no reincorporación de la mujer en es-
servicio doméstico: 254, 1. tado de excedencia: 157.
trabajadores en condiciones de ju- no reincorporación del trabajador que
bilarse: 230, d. sufrió accidente o enfermedad in-
por clientela: 253, g. culpable: 208.
por fallecimiento: 230, e. omisión del preaviso: 229.
por falta de preaviso por vacaciones proporcionales: 149.
cómputo: 229. privilegios: 201.
pago de días faltantes: 229. quiebra del empleador: 231, e.
por parte del trabajador: 229. tutela del pago: 198.
por ruptura del contrato a plazo fijo: vencimiento del plazo del contrato:
232, a. 232, a.
por vacaciones no gozadas: 149. Ingresos
Indemnizaciones de aportes, contribuciones: 435.
accidente de trabajo o enfermedad in- del trabajador: 177.
culpable: 208. protección: 198.
798 ÍNDICE ALFABÉTICO

redistribución: 389. organismos administrativos labora-


sindicales: 271, a y b. les: 344.
Inhabilidad sobreviniente del trabaja- policía laboral: 348.
dor: 208; 230, c. jurisdicción: 345.
Injuria seguridad social laboral: 348.
laboral: 230, b; 231, b. por el Estado: 21; 280; 348.
Inspección de trabajo Invalidez: 416 a 426.
cobertura: 493.
admisión de excepciones: 348, a, 4. definitiva: 425, b.
atención de regímenes de higiene y determinación de la incapacidad: 419,
seguridad: 348, a, 3.
carácter de las funciones: 349. a y b; 459.
comprobación de infracciones: 348, prestación transitoria: 425, c.
a, 1. régimen de capitalización: 426, b y c.
funciones: 348, a, 1 y 6, y b, 1 a 3. régimen público o de reparto: 425, b
habilitación de instrumentos de con- y c.
tralor: 348, a, 2. revisión judicial: 419, c.
procedimiento: 348, a, 1. tratamiento de rehabilitación: 419, b;
recursos: 352. 451.
sanciones: 348, a, 5; 352. Invariabilidad de la causa de extin-
Interposición y mediación: 71, c y d. ción del contrato
Interpretación de la ley: 71; 398. ver Extinción del contrato por justa
Interrupciones del trabajo causa.
accidente: 208. Invenciones del trabajador
causas gremiales: 211; 219. preferencia del empleador: 114; 137.
convocación al servicio militar: 209. propiedad: 132.
desempeño de cargos sindicales: 210. secreto: 122.
enfermedad inculpable: 208.
IPP (incapacidad permanente parcial):
fuerza mayor: 212; 217.
incumplimiento: 214; 220. 462, b y c.
investigación: 213. Irrenunciabilidad de derechos: 201, b.
maternidad: 154. Ius variandi: 109; 110; 134; 238, c; 244,
mutuo consentimiento: 221. d; 247, c; 253, c.
paralización temporaria de la empre-
sa: 212.
quiebra: 216.
J
vacaciones: 149. Jerarquía constitucional de los trata-
Intervención dos internacionales: 22.
del Estado: 21; 343 a 352. Jornada de trabajo
concepto: 343. administrativos de empresas periodís-
derecho administrativo del trabajo: ticas: 245, g.
346. concepto: 139; 140.
facultades de la administración la- determinación: 140.
boral: 347; 349. diagramación de horarios: 115; 140.
ilícitos: 350. ejecutante musical: 239, d.
sanciones: 351. encargados de casa de renta: 240, d.
infracciones excepciones al límite máximo: 141, a.
procedimiento: 352. extensión: 141.
ÍNDICE ALFABÉTICO 799
horas suplementarias: 140; 141, b; 247, Jubilado trabajador
c y d. despido: 230, d.
insalubre: 144. Jugadores de fútbol: 241.
ley 11.544: 140.
Jurisdicción
marítimos: 247, d.
administrativa del trabajo: 345.
médicos: 245, g.
en materia de seguridad social: 404.
menores: 161.
procedimiento laboral y tribunales del
mujeres: 152.
trabajo: 253; 254; 373.
nocturna: 143.
notificación de horarios: 141. Jurisdicciones especiales del trabajo:
obligación de prestar servicios en ho- 254, m.
ras suplementarias: 133; 140; 146. Jurisprudencia: 60.
pausa entre dos jornadas: 140. Justicia
periodistas profesionales: 244, e. conmutativa: 2, c; 9, b; 38.
portuarios: 248, g. laboral para la provincia de Buenos
radiocabletelegrafistas: 246, c. Aires: 373 a 388.
servicio doméstico: 254, e. Nacional del Trabajo: 357 a 372.
tareas penosas, mortificantes, riesgo- social: 2, c; 38; 395, b.
sas: 144.
trabajador rural: 249.
trabajo por equipos: 145. L
Jubilación del trabajador Label: 297, g.
AFJP: 409; 430, a. Lactancia
contingencias sociales cubiertas: 416 descansos diarios: 154.
a 420.
ejercicio de dos actividades: 410, c. Laguna de la ley: 68.
garantía del Estado: 440. Laudos arbitrales: 58; 304.
invalidez total: 419. Legislación
muerte: 420. especial del trabajo: 234 a 254.
obligaciones estatal: 21; 25.
a cargo de los beneficiarios: 415. Ley
a cargo de los empleadores: 414. de empleo (ley 24.013): 15
a cargo de los trabajadores: 413. de reforma laboral (ley 25.013): 15;
opción de regímenes: 409. 25.
prestaciones: ver Prestaciones de se- penal tributaria: 404.
guridad social.
régimen de capitalización: ver Régi- Leyes
men de capitalización. extranjeras: 66.
nacionales: 52.
régimen público o de reparto: ver Ré-
provinciales: 53.
gimen público o de reparto.
sanciones penales: 408. Libertad
sistema integrado: 408; 409. colectiva: 77, b.
sujetos de expresión: 107; 117; 125; 126.
excluidos: 412. individual: 77, a.
incluidos: 410, a y b. negativa: 77, g, 1, b.
voluntarios: 410, c. positiva: 77, g, 1, a.
vejez: 417; 421 a 426. sindical: 77, g.
800 ÍNDICE ALFABÉTICO

Libre elección de médico: 403, b, 2, b; por maternidad


475. ver Protección de la maternidad.
Libreta Licencias especiales
de ahorro: ver Ahorro obligatorio de cálculo de la remuneración: 150.
los menores. clases: 150.
de trabajo: 240, b; 252, b; 254, b. días hábiles: 150.
sanitaria: ver Trabajo de menores. por examen: 150.
Libro especial
ver Estado de excedencia; Protección
apreciación judicial: 97; 195.
a la maternidad; Suspensión de cier-
falta de requisitos exigidos: 97.
formalidades: 97; 253, f. tos efectos del contrato de trabajo.
obligatoriedad: 91. Lisiados: 18.
omisión de formalidades: 97. Listas negras: 297. f.
de su exhibición: 97. Lock-out. 302.
prohibiciones: 97. Lugar de pago: 199, b.
Libros y demás documentación del
empleador: 97.
control por el empleado: 188.
M
Licencia Maestros: 4.
gremial
Marginamiento: 5; 8 a 10.
cómputo como tiempo de servicio: Matrícula del periodista: 244, b.
210.
Matrimonio
prohibición de despido: 210.
reserva de empleo: 210. asignación: 481, a.
ordinaria indemnización especial por despido:
acumulación: 149. 155.
cierre del establecimiento por vaca- licencia: 150.
ciones: 149; 215. Mediación: 287.
comienzo: 149. Médicos, dentistas y farmacéuticos:
comunicación: 149. 242.
época de otorgamiento: 149. Medidas
indemnización en caso de extinción de acción directa: 288 a 302.
del contrato: 149.
de higiene y seguridad: 169; 170.
matrimonio a "órdenes del mismo
empleador": 149. Medios técnicos jurídicos
menores: 163. empleados por el derecho del trabajo
no compensación en dinero: 149. contralor administrativo: 47.
omisión de otorgamiento: 149. cooperación y unificación en el
otorgamiento en verano: 149; 255, c. plano internacional: 48.
pago anticipado: 149. limitación a la autonomía de la vo-
pequeña empresa: 255, c. luntad: 43.
plazos: 149. facultades jerárquicas del emple-
proporcional: 149. ador: 46.
recibo: 199, i. reconocimiento de autonomías co-
remuneración: 149. lectivas laborales: 45.
requisitos para su goce: 149. tratamiento privilegiado del poder
tiempo mínimo de trabajo: 149. de negociación colectiva de los
trabajadores de temporada: 149; 250. trabajadores: 44.
ÍNDICE ALFABÉTICO 801
empleados por la seguridad social Ministerio Público del Trabajo: 358;
aportes: 399. 374.
contribuciones: 399. Minusválidos: 18.
servicio público: 399.
Modificaciones al estatuto. 261 a 264.
Menores
accidente de trabajo o enfermedad: Módulo previsional (MOPRE): 424.
159. Movilidad de las prestaciones. 422.
administración y disposición del pro- Movimiento sindical
ducido del trabajo: 95, a. ver Asociaciones gremiales de traba-
ahorro obligatorio: 160. jadores.
aprendizaje y orientación profesional:
165. Muerte
autorización para trabajar: 158. del empleador
capacidad para celebrar contrato de extinción del contrato de trabajo:
trabajo: 95, a; 158. 231, f.
certificado de aptitud física: 158. indemnización al trabajador: 231, f.
contratos especiales para menores de del trabajador
24 ó 25 años; 166. accidente de trabajo: 230, e; 462, f.
descanso al mediodía: 161. beneficiarios de la indemnización:
emancipados por matrimonio: 95, a. 230, e; 420; 426, d; 453.
empresas familiares: 158. cobertura: 493.
espectáculos públicos: 162. derecho de la concubina: 230, e; 420.
facultad de estar en juicio laboral: 95, extinción del contrato de trabajo:
a; 362; 378. 230, e.
instrucción obligatoria: 165. indemnización: 230, e.
jornada de trabajo: 161. prestación: 425, d.
mayores de 16 años: 158. trabajador divorciado, viudo o se-
no discriminación: 164. parado de hecho: 230, e.
ocupación de menores de 14 años: Mujeres
158. capacidad para celebrar contrato de
prohibición de encargar trabajos a do- trabajo: 95, a; 139.
micilio en tareas riesgosas o peli- condiciones de trabajo: 153.
grosas: 158. descanso al mediodía: 139; 152.
reconocimientos médicos periódicos: espectáculos públicos: 139.
158. igual remuneración por igual tarea: 40;
trabajo a domicilio: 158. 139.
nocturno: 158. no discriminación: 40; 139.
vacaciones: 163. prohibición
Mercado Común del Sur (Mercosur): de despido
19. por embarazo: 156.
Tratado de Asunción: 19. por causa matrimonial: 155.
Mercado de trabajo: 5; 12; 239, c. de encargar trabajos a domicilio:
Miembros de comisiones internas: 268. 152.
Migraciones laborales: 19. de realizar tareas penosas, riesgo-
Militarización: 290, b, 3. sas o insalubres: 152.
Ministerio de Trabajo y de Seguridad trabajo nocturno: 152.
Social: 79; 199, j ; 261 a 263; 280; ver Estado de excedencia; Matrimo-
292; 305; 344; 352. nio; Protección a la maternidad.
802 ÍNDICE ALFABÉTICO

Multas al trabajador prohibido


prohibición; 199, f. concepto: 95, c.
Músicos: 239. declaración de nulidad: 95, c.
efectos: 95, c.
Mutualismo: 390.
facultad de la autoridad administra-
tiva: 95, c.
N inoponibilidad al trabajador: 95, c.
parcialmente: 95, c.
Nacimiento de hijo trabajos excluidos: 95, c.
asignación: 479. e. Obligación
licencia: 150. del empleador: 106; 107; 115 a 123.
Negociación colectiva en materia previsional: 414.
ver Convenciones colectivas de Ira- del trabajador: 106; 107; 124 a 132.
bajo. en materia previsional: 413; 415.
Negocio individual: 62; 93. Obras sociales
No ocupación del trabajador. 115; 124. agencias
Nomenclador de prestaciones: 403, b, órganos de conducción: 476, a.
órganos de contralor: 476, b.
2, b.
Administración Nacional del Se-
Novación guro de Salud: 476, b.
por cesión individual del contrato: Dirección Nacional de Obras So-
224; 225. ciales: 476, b.
por transferencia colectiva: 223; 225. Superintendencia de Seguros de
por transferencia individual: 224; 225. Salud: 472.
subjetiva: 222. beneficiarios: 473, a.
Nulidad conflictos de encuadramiento: 476,
del acto calificado como práctica des- c.
leal: 278. de prestaciones no contributivas:
del contrato de trabajo 473, a, 1, c.
declaración: 71, c. familiares del afiliado titular: 473,
del pago: 199, c, d, i y j . a, 2.
fraude a la ley laboral: 73. convivientes: 473, a, 2, a.
nulidad parcial: 95, c. grupo familiar primario: 473, a,
objeto ilícito o prohibido: 95, c. 2, b.
período de vigencia de la afilia-
O ción: 473, a, 3.
titulares: 473, a, 1.
Objeto de prestaciones no contributivas:
de la seguridad social: 402. 473, a, 1, c.
ilícito jubilados y pensionados: 473, a,
concepto: 95, c. 1, b.
declaración de nulidad: 95, c. trabajadores "en relación de de-
efectos: 95, c. pendencia": 473, a, 1, a.
facultad de la autoridad administra- contingencias sociales cubiertas: 474.
tiva: 95, c. coseguro: 403, b, 2, b.
parcialmente prohibido: 95, c. elección del régimen: 472.
principal: 95, c. obligados: 473, b.
principio general: 95, c. órganos de ejecución: 476, a.
ÍNDICE ALFABÉTICO 803
prestaciones concedidas: 475.
P
régimen de financiación: 477.
Obreros PAC (prestación anual complementa-
ria): 425, a, 4.
a domicilio: 252.
agrarios: 249; 250. Pacto de cuota litis
de la construcción: 237. homologación judicial: 199, h.
marítimos: 247. límite: 199, h.
portuarios: 248. nulidad: 199, h.
rurales: 249; 250. prohibición: 199, h.
Obstrucción de la autoridad adminis- ratificación: 199, h.
trativa: 350, a, 2. Pago
Ocio de la indemnización por accidente de
trabajo: 460.
horas: 7, d. de la remuneración: ver Tutela del
Ocupación del trabajador: 14. pago de la remuneración.
Omisión de la exhibición de libros y en juicio laboral
planillas depósito bancario: 199, f.
presunción a favor del trabajador: 97. giro judicial personal: 199, h.
Onerosidad del trabajo: 171. nulidad: 199, h.
Opción de régimen previsional: 409. pacto de cuota litis: 199, h.
Opiniones políticas, religiosas o sindi- insuficiente: 199, i; 202; 205.
PAP (prestación adicional por perma-
cales
nencia): 425, a, 3.
libertad: 117; 126. Paritaria: 253, h.
Orden público laboral: 72; 256; 305. Paro: ver Huelga.
Orgánico, criterio: 67, c. Participación
Organismos cogestión: 257 a 259.
internacionales: 80. consultiva: 257 a 259.
paritarios: 57. del personal
Organización en la administración de la empresa:
administrativa de la seguridad social: 257 a 259.
404. en las utilidades: 190.
Internacional del Trabajo (OIT): 22; en la gestión empresaria: 257 a 259.
30, b; 52; 80; 392. en las utilidades: 257 a 259.
sindical: 77, e. funcional: 257 a 259.
ver Asociaciones gremiales de traba- información: 257 a 259.
jadores. Pasantías: 101, c.
Órganos Patente: 235, b; 236, b.
administrativos laborales: 344. Patrimonialización de tiempo de ser-
de aplicación vicio: 35.
administrativos: 50. Patrono
de la norma: 64. ver Empleador.
judiciales: 50. PBU (prestación básica universal): 425,
representativos del personal: 261 a
a, 1.
263; 270.
PC (prestación compensatoria): 425,
Orientación profesional: ver Contrato
a, 2.
de aprendizaje
804 ÍNDICE ALFABÉTICO

Penalidades: 238, g; 240, n. Policía


Pensión por fallecimiento administrativa laboral: 25, a; 343 a 352.
régimen de capitalización: 426, d. de trabajo: 343; 348.
en materia de relaciones colectivas de
régimen de reparto o público: 425.
trabajo: 345, b.
Pequeña empresa en materia de relaciones individuales
Comisión Especial de Seguimiento: de trabajo: 345, a.
255, j . jurisdicción federal o provincial de la
estatuto: 255.
policía laboral: 345.
licencia anual: 149; 255.
modalidades de contratación: 255, c. Política de convenios
negociación colectiva: 304; 307. colectivos: 23; 24.
régimen de trabajo: 25; 85; 255. Política social: 8 a 11; 391.
relación por plazo determinado: 82, principios: 8; 10; 500.
b, 3.
Porcentajes o comisiones colectivas
Periodistas profesionales: 244. sobre ventas
Período de prueba: 82, a; 99; 236, b; ver Comisiones colectivas sobre ven-
240, j; 242, c; 244, c; 245, c; 249, b. tas.
Prácticas desleales y contrarias a la
Períodos de pago: 199, a.
ética de las relaciones profesiona-
Personal les: 79, a y b; 279.
ver Empleados. Preaviso
Personas jurídicas antigüedad mínima: 229.
actos de sus representantes: 95, a. comienzo del plazo: 229.
Personería cómputo de la antigüedad: 229.
gremial: 263. concepto: 229.
durante enfermedad (accidente): 229.
jurídica: 262.
durante la suspensión del contrato:
Piquetes: 297, h. 229.
Pirámide sindical: 77, d. durante vacaciones: 229.
Plazo efectos: 229; 244, j .
de carencia: 388. eficacia: 229.
de contrato encargados de casa de renta: 240, c.
determinado: 82, b. indemnización sustitutiva: 229.
indeterminación: 82; 100; 101. licencia diaria: 229.
prueba: 97. notificación: 229.
ver Contrato a plazo fijo; Contrato obligaciones de las partes: 229.
de temporada; Contrato de tra- obligatoriedad: 229.
personal contratado bajo formas pro-
bajo eventual; Contrato por tiem-
movidas: 101, b, 1 y 3.
po indeterminado. plazos: 229.
Pluralidad sindical: 77, f. prueba: 229.
Pluralismo sindical: 266, a y b. renuncia de plazo faltante: 229.
Pluspetición inexcusable: 41. retractación: 229.
Poder disciplinario del sindicato: 266, servicio doméstico: 254, k.
d. Prelación de las normas (orden): 69.
"Poderes" del empleador: 109 a 113. Premios: 191.
ÍNDICE ALFABÉTICO 805
Prescripción y caducidad médico-asistenciales: 475.
accidentes de trabajo y enfermedades modalidad: 422.
profesionales: 464. MOPRE: 424.
caducidad: 111; 201, c, 1; 313. nomenclador: 475.
carácter excepcional: 34, c y d. ocasionales: 403, b, 1, b.
créditos por remuneraciones: 203. pago único: 403, b, \,b; 482.
interrupción por actuaciones adminis- periódicas: 403, b, 1, a; 482.
trativas: 203. período de carencia: 403, a.
liberatoria: 203. por muerte: 425, d.
orden público: 203. por sepelio: 425, e.
plazo común de las acciones: 203. prescripción: 421 a 426.
suspensión: 203. reintegros: 403. b, 2, b\ 475.
Prestación requisitos para su percepción: 403, a;
adicional por permanencia (PAP): 425. 475; 482.
a, 3. sustitutivas: 403, b, 3, a.
anual complementaria (PAC): 425, a, 4. ticket moderador: 403, b, 2, b\ 475.
básica universal (PBU): 425, a. 1. Presunciones
compensatoria (PC): 425, a, 2. contrato por tiempo indeterminado: 82;
de trabajo 100.
carácter culpa del empleador por accidente o
personal: 81; 90. enfermedad
voluntario: 95, b. de la mujer en tareas prohibidas:
como base de la relación de traba- 152.
jo: 81; 93. del menor en tareas prohibidas: 159.
en el extranjero: 66. despido
no remunerativas: 193. por causa de embarazo: 156.
omisión: 230, a, 2. por causa de matrimonio: 155.
su determinación: 74, b; 95, c; 106; existencia del contrato de trabajo:
109. 74, a.
suspensión: 207 a 221. integrantes de sociedades: 74, b y f.
Prestaciones de la seguridad social interposición de personas: 74, c.
agencia: 404; 427 a 429; 476; 483. no exhibición de libros, planillas, re-
agente de pago: 482. gistros y otros elementos de con-
beneficios sociales: 433. tralor: 97.
concepto: 403. onerosidad del trabajo: 171.
coseguro: 403, b, 2; 457. pago por un último o ulteriores perío-
de complemento: 402, b, 3, a. dos: 199, i.
de corta duración: 482. renuncia del trabajador: 34; 97.
de invalidez definitiva: 425, b. silencio del empleador: 97.
de invalidez transitoria: 425, c. Previsión social: 400; 406 a 438.
de mantenimiento: 403, b, 3, a. régimen de capitalización: 426.
de reemplazo: 403, b, 3, a. régimen previsional público o de re-
en dinero: 403, b, 2, a; 421 a 426; parto: 425.
482.
en especie: 403, b, 2, b\ 475. Primeras leyes del trabajo: 21.
finalidad: 403, b, 3. Principios
forma de pago: 403, b, 2, b; 482. constitucionales: 50; 396, a.
indemnizatoria: 403, b, 3, a. de derecho del trabajo: 32 a 41.
806 ÍNDICE ALFABÉTICO

de igualdad: 40; 119; 130. edificios, obras y construcciones: 201.


de interpretación: 71. especiales: 201, c, 1.
de la seguridad social exclusión del fuero de atracción: 201.
básicos: 393. gastos y costas: 201.
dignidad de la persona: 395, a. generales: 201, c, 2.
igualdad: 395, f. intereses: 201.
integralidad: 395, e. irrenunciabilidad: 201, b.
libertad de la persona: 395. a. preferencia de privilegios especiales:
solidaridad: 395, b. 201.
subsidiariedad: 395, c. sobre bienes en poder de terceros: 201.
técnicos: 395. sobre deudas de contratistas o sub-
unidad de gestión: 395, g. contratistas: 201.
universalidad: 395, d. subrogación: 201.
de subsidiariedad: 395, c. Procedimiento
de territorialidad: 66. administrativo laboral: 351; 352.
del derecho de la seguridad social: ante el Ministerio de Trabajo para ob-
394, f. tener reconocimiento de personería:
del derecho del trabajo 262; 263.
buena fe: 37. para sancionar al sindicato: 280, e.
concepto: 32. laboral (conflictos colectivos)
condición más beneficiosa: 33, c. partes: 362; 378.
continuidad: 35. recursos: 370; 386.
de no discriminar: 40. ver Conciliación y arbitraje {con-
equidad: 39. flictos colectivos).
gratuidad de los procedimientos ju- laboral (conflictos individuales)
diciales y administrativos: 41. arbitral: 372.
generales del derecho: 59. audiencia pública: 369, d; 385, e.
in dubio pro operario: 33, a. carácter: 353 a 356.
irrenunciabilidad: 34. conciliación: 357; 369, d.
justicia social: 38. ejecución forzosa: 371; 372, b; 387;
norma más favorable al trabajador: 388, b.
33, b; 67 a 70. fuero de atracción: 359, c.
presunción de existencia de contra- medidas precautorias: 366; 381.
to: 36. partes: 362; 378.
primacía de la realidad: 36. principios estructurales: 353 a 356.
protectorio: 33. prueba: 369, f; 385, c.
jurídicos: 32. reconvención: 369, e; 388, c.
políticos: 32. recursos: 370; 386.
Pri vacía: 117. representación: 362; 378.
Privación de la libertad del trabajador sentencia: 369, k; 385, g.
ver Suspensión preventiva. laboral (denuncia de prácticas deslea-
Privilegios les): 279, b.
acuerdos transaccionales conciliatorios ver Justicia.
o liberatorios: 205. Procedimientos judiciales o adminis-
alcance: 201, c. trativos
clases: 201, c. en el caso de accidentes de trabajo:
derecho de pronto pago: 201. 372, a.
disposiciones comunes: 201. gratuidad: 41; 368; 383.
ÍNDICE ALFABÉTICO 807
Profesionales continuación de la empresa: 201, b, 3.
médicos: 242. extinción del contrato de trabajo: 231, e.
universitarios: 90, d. fuero de atracción: 201, b, 1.
Profesionalidad: 81. indemnización: 231, e.
Prohibición privilegios: 201, b, 4.
de discriminaciones: 40. pronto pago de remuneraciones al tra-
de realizar otra tarea: 246, d. bajador: 201, b, 2.
Proletarios suspensión del contrato de trabajo:
nuevos: 7, e. 216.
Propina: 192. verificación del crédito: 201, b, 3.
Protección
a la maternidad R
asignaciones
de seguridad social: 156; 444. Radiocabletelegrafistas: 246.
familiares: 481. Ratificación de convenciones interna-
certificado médico: 156. cionales: 51.
conservación del empleo: 156. Recaudación por las agencias de se-
descansos diarios por lactancia: 156. guridad social: 484; 491.
despido por causa de embarazo: Recibos y otros comprobantes de pago
156. apreciación judicial: 199, i.
estabilidad en el empleo: 156. contenido: 97; 199, i.
hijos con síndrome de Down: 150, k. doble ejemplar: 199, i y j .
indemnización especial: 156. documentación y constancias banca-
licencia por maternidad: 154. rias: 199, d e i.
notificación fehaciente: 156. indemnizaciones: 199, i.
presunción: 156. libros y registros: 199, i.
prohibición de trabajar: 156. licencias pagas: 199, i.
salas maternales y guarderías: 153; obligatoriedad: 97; 199, i.
154. plazo de conservación: 199, i.
ver Estado de excedencia. prohibición de renuncias: 199, i.
contra el despido arbitrario: 231. requisitos especiales: 199, i y j .
de los representantes del personal: 276. vacaciones: 199, i.
del trabajador: 167 a 170; 275. validez probatoria: 199, i.
ver Menores; Mujeres.
Proyectos Recomendaciones de la OIT: 80.
de códigos de trabajo: 25. Recursos
Prueba contra las decisiones del Ministerio
de Trabajo: 280, e; 352.
del contrato: 97; 241, c; 250; 254, d.
insuficiente para acreditar el monto en el procedimiento de trámites de
de la remuneración: 195. seguridad social: 428; 444; 483.
período de: 35, 316. Redistribución del ingreso: 391.
Reducción personal: 246, h.
Q Reforma laboral (ley 25.013): 15; 25.
Régimen de previsión social
Quiebra o concurso del empleador de capital: 421 a 426.
apreciación de la conducta del emplea- AFJP: 430, a.
dor por el juez laboral: 231, e. compañías de seguros: 430, b.
808 ÍNDICE ALFABÉTICO

garantía del Estado: 440. marítimos: 247, b.


invalidez: 426, b y c. portuarios: 248, c.
jubilación Sistema Único de Registro Laboral: 97.
anticipada: 426, a, 4. Registros, planillas y otros elementos
ordinaria: 426. de contralor
postergada: 426, a, 5. apreciación judicial: 97; 195.
órganos de control: 431. falta de requisitos exigidos: 97; 195.
pensión por fallecimiento: 426. d. omisión de su exhibición: 97; 195.
régimen financiero: 438. presunción: 97; 195.
retiro requisitos de validez: 97.
fraccionario: 426, a, 3.
Reglamentos internos: 109.
programado: 426, a, 4.
del personal de seguridad: 406. Regulación del trabajo
nacional: 406. especial: 85; 234 a 254.
personal: 406. genérica: 84.
profesional: 406. Reingreso del trabajador
provincial: 406. indemnización por despido: 102.
público o de reparto: 409; 425, a.
Relación
agencia: 428.
de dependencia: 81; 93; 94.
ANSeS, facultades: 428, b. de trabajo: 81.
cajas complementarias: 428, f.
"mediata": 74, c, e y f.
contencioso: 428, e.
permanente: 82.
ente otorgante del beneficio: 428, c.
organización administrativa: 428, a. Relaciones
prestación colectivas de trabajo: 25. a; 79; 260.
adicional por permanencia (PAP): humanas: 2, b.
425, a, 3. individuales de trabajo: 25. a; 79; 81
anual complementaria (PAC): 425, a 85; 93; 106.
a, 4. Religiosos: 90, f.
básica universal (PBU): 425. a, 1. Remuneración
compensatoria (PC): 425, a, 2. a destajo: 187.
por invalidez: 425, b y c. adquisición: 196; 197.
por muerte: 425, d. anual complementaria: 184.
régimen financiero: 433 a 437. básico: 182.
subsidio por sepelio: 425, e. cajero automático: 199, a.
trabajadores autónomos: 410. cancelación: 202 a 206.
trámite administrativo: 428, d. carácter alimentario: 176.
Régimen disciplinario: 241, f. complementario: 182.
Registro concepto: 171; 173.
corporal del trabajador: 112; 136. conmutativo: 172.
Nacional de Colocaciones: 15. Consejo Nacional del Empleo, la Pro-
Nacional de Conciliadores: 357. ductividad y el Salario Mínimo,
Nacional de la Construcción: 237, b. Vital y Móvil: 183.
Nacional de Obras Sociales: 476. continuidad: 172.
Registros crédito: 176.
conductores: 236, b. deducciones: 199, f.
construcción: 237, b. determinación: 194.
futbolistas: 241, c. directa: 179.
ÍNDICE ALFABÉTICO 809
durante enfermedad inculpable: 208. tipos: 178 a 192.
durante huelga: 298. trabajo
en dinero: 180. a domicilio: 252, d.
en especie: 180. rural: 249, e; 250, d.
fecha de pago: 199, a. viajantes de comercio: 253, d.
fijación judicial: 172; 195. viáticos: 185; 253, c.
garantizado: 181. Renuncia del trabajador al empleo
gratificación: 186. ante autoridad administrativa: 230, a, 1.
indirecta: 179. carácter de excepción: 34, a.
inembargabilidad: 176. carta documento gratuita: 230, a, 1.
jugador de fútbol: 241, e. forma: 230, a, 1.
justa: 173. nulidad: 230, a, 1.
lugar de pago: 199, b. telegrama colacionado gratuito: 230,
marítimos: 247, f.
a, 1.
médicos, dentistas y farmacéuticos:
242, h. Reparto
mínimo vital: 183. sistema de: 405.
modalidades de pago: 199, a. Representante
"no bonificable": 193. gremial: 267, a; 268.
"no remunerativa": 193. legal: 95, a.
nominal: 178. Reserva del empleo. 208 a 210.
pago: 199, d; 202.
cuenta bancaria: 199, b. Resolución del contrato
participación en las utilidades: 190. ante tempus: 101.
periodistas profesionales: 244, g. denuncia del contrato por el trabaja-
plus especial: 182. dor: 230, a; 231, b.
por comisión: 188. opción de la mujer trabajadora que
por horas suplementarias: 141, b. tuviere un hijo: 157.
por rendimiento: 177, b. Resoluciones
por tiempo: 177, a. administrativas: 344; 347.
por trabajo no prestado: 197. de seguridad social: 396, c.
portuarios: 248, h. laborales: 55.
premios: 191. Responsabilidad
prescripción: 203. administrativa: 281, b.
principio de igualdad: 174. civil: 133; 190; 282, a; 300; 390.
de terceros: 74, d; 237, i; 244, c y 1;
privilegios de que goza: 201. c, 1 y 2.
245, h.
propinas: 192.
prueba: 199, i. del empleador por dolo: 468.
del trabajador: 133.
radiocabletelegrafistas: 246, i.
penal: 282, b.
real: 178.
por pago de aportes de la seguridad
reintegro de gastos: 185; 253, c.
social: 405; 433; 484.
resultado de la explotación: 190.
retenciones: 199, f. solidaria: 74, c y d.
salario: 171. Retención de cuotas sindicales: 273.
servicio doméstico: 254, i. Retenciones
social: 173. autorización administrativa: 199, f.
sueldo: 171. conformidad del trabajador: 199, f.
suficiencia: 172. control y otros recaudos: 199, f.
810 ÍNDICE ALFABÉTICO

excepciones: 199, f. limitación a las facultades del em-


por daños graves e intencionales al pleador: 111; 135.
empleador: 133; 199, f. modalidades de su ejercicio: 111;
porcentaje autorizado: 199, f. 125.
prohibición: 199, a y f. proporcionalidad: 111.
Retribución justa: 173. ver Suspensiones disciplinarias.
ver Multas al trabajador.
Retroactividad
Secesión gremial: 283, c.
de convenciones colectivas de traba- Seguridad
jo: 312.
en el trabajo: 118; 127; 138; 167 a
de leyes de trabajo: 70. 170.
Revisión judicial: 263; 292; 352. social: 29; 389; 391; 393; 400.
Revolución Industrial: 2, a; 5. aportes y contribuciones: 121.
Riesgos beneficios: 129.
del trabajo: ver Accidentes y enferme- Seguro
dades de trabajo y profesionales. de desempleo: 485 a 491.
económicos: 5. de enfermedad: 402, b, 1.
Rol: 247, c. de maternidad: 402, b, 1.
de riesgos del trabajo: 451.
del trabajador: 116.
s obligatorio: 231, f.
Sabotaje: 297, f. periodistas profesionales: 244.
personal aeronáutico: 235, e.
Salario
privado: 390.
básico: 182.
de enfermedad: 208. social, como técnica: 390.
diario: 177, a. Sepelio
familiar: 402, c, 1. gastos: 425, c; 443, e; 462, f.
garantizado: 181. Servicio
indirecto: 403. de empleo: 14.
"no bonificable": 193. de provisiones: 2, c.
"no remunerativo": 193; 433. doméstico: 65; 254.
plus "por familia": 402, c, 1. militar y convocatorias especiales
protección: 198. cómputo como tiempo de servicio:
social: 402. 209.
vital mínimo: 183. reserva de empleo: 209.
ver, además, Remuneración. público de colocaciones: 15.
Salas maternales: 154. Servicio de Conciliación Laboral Obli-
Salud del trabajador: 138. gatoria (SECLO): 348, a, 6; 357.
Sanción administrativa: 280, e; 351. Servicios ilícitos o prohibidos: 95, c.
Sanciones Servidumbre: 3; 4.
administrativas laborales: 280, e; 351. Siervo de la gleba: 20.
disciplinarias Sigilo: 107; 122; 133; 137.
cuestionamiento por el trabajador: Silencio del empleador: 97.
111; 135. Sindicalismo
exclusión por modificación del con- ver Asociaciones gremiales de traba-
trato de trabajo: 111. jadores.
ÍNDICE ALFABÉTICO 811
Sindicato Sueldo anual complementario: 184.
de actividad: 77, e. concepto: 184.
de base: 77, e. épocas de pago: 184.
de empresa: 77, e. extinción del contrato de trabajo: 184.
elegido como agente de representación: ver Remuneración.
263. Sujetos
más representativo: 263. de la seguridad social: 401; 410 a 412;
ver Asociaciones gremiales de traba- 442; 473; 480.
jadores. del contrato: 88 a 92.
Sistema
de reparto: 405. Sumario previo: 242, e.
Integrado de Jubilaciones y Pensio- Superintendencia de Administradoras
nes (SIJP): 408; 409. de Fondos de Jubilaciones y Pensio-
régimen financiero: 432 a 438. nes: 409; 431, a.
Único de la Seguridad Social: 405; 413; Superintendencia de Seguros de la
^ 414; 445; 484. Nación: 431, b.
Único de Registro Laboral: 97. Superintendencia de Seguros de Sa-
Sociabilidad del hombre: 8; 9. lud: 472.
Socialización: 9; 395, b. Suspensión
Sociedades de ciertos efectos del contrato de tra-
anónimas: 6. bajo
con participación estatal mayorita- accidentes y enfermedades inculpa-
ria: 65. bles: 208; 247, g.
cooperativas: 74, b. causa gremial: 211.
de economía mixta: 65. causas económicas: 215.
de familia: 74, b. cierre del establecimiento por vaca-
del Estado: 65. ciones: 149; 215.
Socio empleado: 74, b y f. concepto: 207.
Solidaridad contrahuelga: 219.
empresas subordinadas, relacionadas y desempeño de cargos electivos: 210.
vinculadas: 74, d. disciplinaria: 214; 242, k; 244, n;
interposición o mediación: 74, c. 245, i; 246, g.
por cesión total o parcial del estable- en la construcción: 237, f.
cimiento: 74, d; 223. enfermedad o accidente inculpable:
social: 395, b. 208; 247, g.
fuerza mayor: 212; 217.
subcontratación: 74, d.
indirecta individual: 220.
Subocupado: 14. licencia gremial: 210.
Subordinación lock-out: 219.
económica: 81. mutuo consentimiento: 221.
jurídica: 81. precautoria: 218.
técnica: 81. preventiva: 213.
Subsidios familiares: 402, c, 1; 447 a quiebra: 216.
484. servicio militar y convocatorias es-
Subsistencia del contrato: 35, a. peciales: 209.
suspensiones por causas económi-
Sucesión del empleador
cas y disciplinarias: 214.
fuero de atracción: 201.
812 ÍNDICE ALFABÉTICO

ver Accidentes y enfermedades incul- T


pables; Cierre del establecimien-
to por vacaciones; Desempeño de Taller
cargos electivos o gremiales; Li- cerrado: 77, g.
cencia gremial; Servicio militar sindicado: 77, g.
y convocatorias especiales; Sus- Talleristas: 254, a.
pensiones disciplinarias; Suspen-
siones por causas económicas; Tareas
Suspensiones por fuerza mayor. eventuales: 244, m.
de la prescripción penosas, peligrosas o insalubres
jornada de trabajo: 144; 167 a 170.
actuaciones administrativas: 203; prohibición
462. de ocupar menores: 158.
indirecta individual: 118; 127; 138; 197;
de ocupar mujeres: 152.
220. Tasas de seguridad social
precautoria: 218.
ahorro: 390.
preventiva
asistencia pública: 390.
denuncia
autoprotección: 390.
de terceros: 213.
evolución: 390.
del empleador: 213.
mutualismo: 390.
desestimación de la denuncia: 213.
reponsabilidad civil: 390.
privación de la libertad del trabaja-
seguro
dor: 213.
Suspensiones privado: 390.
disciplinarias social: 390.
cuestionamiento por el trabajador: Telegrama colacionado gratuito: 34,
111; 135. a; 230, a, 1.
facultad del empleador: 111; 135. Terceros contratantes: 74, c y e.
justa causa: 111; 135; 214.
Ticket moderador: 403, b, 2, b.
limitación a las facultades del em-
pleador: 111; 214. Tiempo de servicio
modalidades de su ejercicio: 111. cómputo del plazo de preaviso: 102.
plazo máximo: 214. concepto: 102.
requisitos de validez: 214. estado de excedencia: 157.
salarios de suspensión: 214. ver Antigüedad del trabajador; Con-
situación de despido: 214. trato.
por causas económicas Título habilitante: 238, b.
disminución o falta de trabajo: 215. Trabajador
fuerza mayor: 215. a domicilio: 88.
justa causa: 215. activo: 13.
modalidades de su ejercicio: 215. auxiliares: 88.
plazo máximo: 215. concepto: 88.
procedimiento preventivo de crisis contratado por terceros: 74, c, d y e.
de empresas: 215. eventual: 83.
requisitos de validez: 217. muerte: 230, e.
salarios de suspensión: 217. pasivo: 13.
situación de despido: 217. prohibición de hacer discriminaciones:
Sustitución de cláusulas nulas: 72; 40; 119.
73. reconversión: 15 a 17.
ÍNDICE ALFABÉTICO 813
Trabajadores efectivo: 140; 141.
a bordo de buques: 247. en días feriados: 147.
a domicilio: 252. en horas extraordinarias: ver Horas
agrarios: 249; 250. suplementarias.
aportes previsionales: 433. en lugares insalubres: 144.
auxiliares: 88. en relación de dependencia: 3; 28.
de la construcción: 237. eventual: 81; 83; 101.
de servicio doméstico: 254. exclusivo: 81.
de temporada: 82; 100. familiar: 90, a.
del campo: 249; 250. figuras: 4.
en condiciones de jubilarse: 230, d. ilícito: 95, c.
en peluquerías y afines: 243. concepto: 95, c.
encargados de casa de renta: 240. declaración de nulidad: 95, c.
marítimos: 247. nulidad: 95, c.
obligaciones previsionales: 411. intermitente: 140; 141.
permanentes: 82; 100. libre: 3; 4.
portuarios: 248. marítimo: 247.
radiocabletelegrafistas: 246. nocturno: 143.
permanente: 82.
rurales: 249; 250.
por equipos
transitorios: 83.
concepto: 74, e.
ver Empleados.
descanso semanal: 74, e.
Trabajo jornada de trabajo: 74, e.
a desgano: 297, c. régimen legal: 145.
a destajo: 187. prestado por integrantes de una socie-
a reglamento: 297, d. dad: ver Contrato de grupo o por
administrativo laboral: 3. equipos.
amistoso: 90, b. presunción de onerosidad: 171.
artesano: 4. prohibido: 95, c.
aspectos económicos: 2, c. concepto: 95, c.
jurídicos: 2, d. declaración de nulidad: 95, c.
psicosociales: 2, b. nulidad: 95, c.
sociales: 2, a. recibir: 108.
autónomo: 1; 3; 28. rural: 249; 250.
benévolo: 90, b. servidumbre: 3; 4.
concepto: 1; 6. tipos: 3; 4.
dar: 108; 115; 124; 133. Transacción: 34.
de derecho administrativo: 3. Transferencia del contrato de trabajo
de derecho privado: 3. a favor del Estado: 227.
de esclavos: 3; 4. arrendamiento o cesión transitoria del
de menores: 138; 158 a 166. establecimiento: 222.
de mujeres: 7, a; 138; 152 a 157. cambio del objeto de explotación u
de vecindad: 90, b. otras modificaciones: 222.
demanda derivada: 6; 12. cesión del personal: 224; 225.
directa: 6; 12. colectiva: 223.
dependiente o dirigido: 3; 6; 28. concepto de adquirente: 222.
deteriorado: 197. contrato de locación de obra: 222.
diurno: 161. derechos del trabajador: 225; 226.
814 ÍNDICE ALFABÉTICO

injuria: 226. horas de pago: 199, a.


jugador de fútbol: 241, d. indexación: 199, g.
situación de despido: 226. instrumentación: 199, i.
solidaridad entre transmitente y ad- lugar de pago: 199, b.
quirente: 222. medios de pago: 199, d y h.
mora: 199, a.
transferencia del establecimiento: 223;
multas al trabajador: 199, f.
225.
normas de protección: 199, a, b y
Tratado de Paz de Versailles: 22.
c.
Tratados nulidad del pago: 199, d.
con potencias extranjeras: 51. pagos en dinero: 120; 128; 199, d.
internacionales, jerarquía constitucio- períodos de pago: 199, a.
nal: 22. plazo: 199, a.
Trato desigual: 119; 152 a 157. recibos: 199, i.
Tribunal arbitral de fútbol: 241, f. reintegro de gastos: 120.
remuneraciones accesorias: 199, a.
Tribunales de trabajo retenciones: 199, f.
competencia: 359; 375. trabajador imposibilitado: 199, b.
jueces: 360; 361; 376; 377. ver Compensaciones; Deducciones;
organización: 358; 374.
Recibos; Retenciones de cuotas
partes: 362; 378.
sindicales.
procedimiento: 362 a 367; 369 a 372; del trabajador víctima de prácticas sin-
379 a 382; 384 a 388. dicales desleales: 275; 276.
tasa de justicia: 368; 383.
Turismo social: 498.
Tutela
u
de los dirigentes sindicales: 268; 279, Ultraactividad de la negociación co-
b. lectiva: 313.
del pago de la remuneración Unidad sindical: 77, f.
acreditación en cuenta a la orden
del trabajador: 199, c. Union label; 297, g.
adelantos: 199, e. Urbanización: 7, b.
aplicación al pago de indemnizacio- Uso de habitación: 180.
nes y otros beneficios: 199, h. ver Vivienda.
cajero automático: 199, a. Usos y costumbres
cancelación: 199, h.
como fuente de regulación del con-
cheque a la orden del trabajador:
trato de trabajo: 63.
199, c.
constancias bancarias: 199, c. Utilidades
control de pago: 199, j . participación: 190.
daños graves e intencionales: 199, f.
deducciones: 199, f. V
desindexación de créditos reajusta-
dos: 199, h. Vacaciones
días de pago: 199, a. complemento (asignación): 482, c, 2.
embargabilidad: 200. licencia ordinaria: 149; 242, j ; 244, f;
fecha de pago: 199, a. 246, f; 247, e; 249, i.
forma de pago: 199, c. licencias especiales: 150; 254, h.
ÍNDICE ALFABÉTICO 815
Vales de comida: 180. Vivienda: 118; 237, e; 240, c; 251, c;
Vejez 254, i; 402, c, 3; 496.
contingencia social: 417; 425; 493. Voluntad de las partes
Viajantes de comercio: 253. fuente de regulación del contrato de
trabajo: 62.
Viáticos: 185; 253, c.
Vida social: 9. z
Violación a deberes formales: 350, a. 1. Zona de actuación sindical: 262; 263.
La fotocomposición y armado de esta edición
se realizó en EDITORIAL ASTREA, Lavalle 1208,
y fue impresa en sus talleres, Berón de Astrada
2433, Ciudad de Buenos Aires, en la primera
quincena de abril de 1999.

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