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¿Existe una filosofía definitiva del conocimiento en el hombre?

¿Existe una filosofía definitiva del conocimiento en el hombre? Con Immanuel


Kant, ¿Cómo fue su coherente aporte a la definición del conocimiento humano? El
conocimiento es un “conjunto de información compendiada mediante la práctica o
aprendizaje práctico de las situaciones, o a través de la especulación de ellas”.
Esa es la definición de la palabra conocimiento, que encontré en el diccionario
literario del que dispongo en mi casa. Sin embargo, yo humildemente no le
encuentro una razón lo suficientemente valiosa como para que conquistara tanto
la atención propia de filósofos tan importantes y trascendentales, a lo largo de la
historia, como lo fueron Kant y Hegel.

Ambos fueron grandes exponentes del pensamiento filosófico, marcando para


siempre la historia y evolución de la filosofía, hasta el punto de imposibilitar una
debida comprensión de la filosofía que ha sido posterior a ellos, sin haber
comprendido antes sus grandes sistemas de pensamiento. Mediante mi estudio
personal y las clases que hemos recibido acá en nuestra institución, he podido
confirmar que este tema representa una gran importancia para la convicción de
nosotras (eso sí, filosóficamente hablando). Y es tan verídico esto que se ha
conformado desde años muy lejanos a nuestra época actual, una significativa
estructura teórica acerca del conocimiento, como la que intachablemente propuso
y abordó Kant.

Según Kant, lo único absolutamente bueno, siempre y en toda situación, es a


buena voluntad. La filosofía propuesta y definida por él, de acuerdo con los ejes
teóricos que pude encontrar en mi búsqueda investigativa para la presentación de
este ensayo, se centró más que todo en la ética fundamentada en unos
“principios”. ¿Cómo así? Pues sí, el problema del conocimiento con Kant lo que
implica es determinar si la persona es meramente receptiva en el “acto de
conocer”. Para él, conocer no es ser un espejo de la realidad, sino que el
conocimiento en sí, se convierte en una especie de práctica, de acción.
Personalmente he apreciado que esa ética kantiana es una ética que está inmersa
dentro de las éticas del deber, ya que niega que la corrección moral de esa acción,
que representa al conocimiento como tal, pueda justificarse o fundamentarse en
las buenas consecuencias que resulten de ella.

En la Introducción de su texto la Crítica de la Razón Pura, Kant define el término


“trascendental” con la siguiente expresión: “Llamo trascendental a todo cono-
cimiento que se ocupa en general no tanto de objetos, sino de muestro modo de
conocerlos en tanto este debe ser posible a priori…”. Creo que ahí, lo que él nos
quiere decir, es que lo trascendental se da independientemente de la experiencia.
Y todo eso es, precisamente, una buena parte de lo que encontré en el diccionario
de mi casa en lo referente a la definición literaria de la palabra conocimiento.

Para finalizar, en medio de todo este “ardor” sobre el conocimiento, me parece


muy interesante y hasta inteligente de parte de Kant, cómo distinguió entre el
ámbito práctico y el teórico, para designar firmemente la conciencia moral e indicar
los principios propios de su acción como la que entonces denominó “razón
práctica”.

Valdría la pena que abordáramos toda esta temática y discutiéramos tantos


aportes filosóficos, y aun muchos más, que nos ha dejado Kant con sus
invaluables teorías filosóficas, desde las perspectivas más profundas de nuestro
pensamiento reflexivo. Pero, para nadie es un secreto que las líneas de este
escrito y las medidas de estas hojas no dan abasto para esbozar una mínima
fracción de toda esa contribución filosófica tan íntegra, y que coherentemente nos
preguntemos entonces:

¿Podrá la teoría filosófica de Kant permitirle al ser natural, tener un conocimiento


común, válido para todos y en todo?

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