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Groncro N¡.nooNE
coRRÍcr,ME, sI ME EQUIVOCO
Estrategias de cornunicación para rnitigar
los conflictos en las relaciones de pareja
llerder
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PROTOGO
Es irnposible conocer
a los hornbres
sin conocer la fwerza
de las palabras.
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aprecia aitn rnás ala persona que está a su lado.
IJna posible discusión ha sido trasforrnada rnági-
carrrente en Lrna afectiva unión.
Perrnítarrre el lector ahora prese rrtar la rnisrna
situación pero con Lrnas características y un desa-
rrollo realrnente diferentes, una situación que es
mucho rnás frecuente en la realidad.
Se produce el rnisrno encuentro vespertino,
tras rrna jornada de duro tabajo: la cornp añera sale
a recibirlo y se pone rígida de inrnediato, baja los
ojos y no dice nada; usted experimenta una sensa-
ción de fastidio por dentro y piensa: ..Sólo faltaba
esto, después de todos los problernas del día".
Luego ella le rnira y con expresión dura y voz
cortante le dice:
..¿Te estás dando curenta de que últirnarrrente
ya no eres arnable conrnigo ?".
usted se siente procesado, la forrna le rnoles-
ta, tien e ganas de contes tar rÍ:ral o inte rata defen-
derse disculpándoser p€ro a sus excusas ella res-
ponde:
..Claro, tú te disculpas, ¡pero luego continúas
haciéndolo ! Y adernás, si no te lo hubiese dicho,
ni siquíera te habrías dado crlenta>>.
En este rrrorrrento su irritación está por las
nubes, así que la increpa verbalmente o agua rrta
apretando los dientes y dice:
..Tend rías que entenderlo. . . precisarrrente
tú. . . sabes los problernas que tengo en esta
época''.
Y ella, aún más enfadada:
..Ah, claro, tus problernas están antes que yo>>.
L2
E,ntonces, desarrnado, puede contra atacar
generando un conflicto de órdago o encerrarse
en un silencio despreciativo. La velada avarazará en
una atrnósfera tensa de incornprensi 6n y rechazo
o de victirnisrno por sll parte. La despedida apa-
recerá al final de la velada como una liberación.
¿ Cuál es la diferencia entre la idílica forrna de
diálogo presentada al principio y la irritante for-
rna de diálogo presentada después ?
E,l lector podría pensar que la prirnera rnujer
es un ángel y la segunda un demonio y que al final
todo d.penderá de la calidad individual de las
personas. Sin ernbargo, en realidad, la diferencia
reside en el hecho de que la primera persona ha
r;-tllizado una técnica evolucion ada de diálogo
q.ue le ha perrnitido no sólo evirar el conflicro,
srno crear en la pareja una rrrayor cercanía, corn-
prensi ón y deseo. Ha transforrnado de este rnodo
una situación des agradable en agradable: del ries-
go al rechazo recíproco se ha pasado al deseo de
un carnbio constructivo y al descubrirnienro corl-
junto de córno realizarlo.
El objetivo de este libro es pres er'ttar al lector
la estructura de este rnétodo para dialogar estra-
tégicarnente con la propia pareja, fruto de la inves-
tigació n )r de la experiencia de decenios de traba-
jo orientado a conducir a las personas a carnbiar
su realidad a través de la forrna de cornunicarse
con los dern át y consigo rnisrno.
Guiarernos aI lector por un recorrido de
aprendizaje de sencillzs, 1. al rnisrno tiernpo efica-
ces, tácticas para corrnrrticarse con las personas
13
con el fin de alcaÍazar y transforrnar los desacuer-
dos en acuerdos, los posibles conflictos en alian-
zas. Nunca hernos de olvidar, en efecto, que en la
relación con las personas a las que estarrros liga-
dos afectiv a y ernotivarnente no existe r-rn ven-
cedor o un vencido, sino que arnbos gar'ar' o
arnbos pierden.
Corno dice Érnile Cioran: ..No se pueden evi-
tar los defectos de los hornbres sin renunciar, al
misrno tiernpo, a sus virtudes>>.
t4
cAPÍruLo 1
'i:.'
.-lilj
El egoísmo no consiste en
virtir coTnto nos parece,
sino en exigir que los demás viztan
coTzzo nos pa,rece a. nosotros.
Oscan NTTLDE
1,7
'.W'"
1,9
La racionalidad de Lrna puntu aIízacíón pro-
duce reacciones ernotivas en litigio con la pura
lógica ordinaria de la disertación Presentada.
Nosotros no funcionarnos solafiiente según
el sentido cornún y la lógica: la rnayor parte de
las veces, sobre todo cuando se trata de din árni-
cas afectivas, son las reacciones errrotivas las que
guían nues tro corrrp ortarrriento.
Y de este rnodo reaccionarnos de rnaneras dife-
rentes de las racionales: rrraneras qLre, si nos flja-
mos bien, no son ilógicas, sino sencillarrrenre fun-
dadas en una lógica que no es la aristotélica, sino
una en que lo verdadero y lo falso pueden coin-
cidir, en que las contradicciones son rerreno fértll
para sacar conclusiones; las convicciones, alrnque
irracionales, pueden sentirse corrro auténticas;
nuestros autoengaños son el tejido de nuestra rea-
lidad perceptivo- ernotiva.
No es casllalidad que la lógica rraaternática rnás
avarlzad^ y la psicología experimenral se ocupen
precisarrrente de fenórnenor d: Iógica no ordina-
ria y aparenterrrente irracional.
Por lo que aq:uí respecta, sin aventurarrlos en
carrrpos dernasiado especializados, la din árnica de
conflicto entre errrociones, sentirnientos e intuicio-
nes por un lad o y razorT.arnientos, deducciones,
confutaciones, argurrrentaciones por el otro, rlos
explica córno el ingrediente corrrunicativo de la
puntualización, todo y siendo ..racionalrr, produ-
ce efectos irracionales.
El hecho de puntualizar se nos muestra corrro un
ingrediente fundarnental del diálogo que fracasa.
20
Corno nos sugiere con suavidad Oscar \7i1de:
osiernpre h^y algo de fatal en las buenas inten-
ctones>>.
21
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23
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que se erige contra un culpable sornetido a Llna
requisitoria. Si esto puede hacernos sentir fuertes
en la posición asurnida y en nuestras razones,
hernos de considerar tarnbiétt gp", de esta rrlane-
ra, producirnos en nuestra pareja Lrn senttrrrlento
desagradable contra el que rorrrp erán nllestras
razoraes.
Finalrnente, no hay que infrav alorar, corrro
nos enseña Érnile Cioranr eue <<nrJestros rencores
derivan del hecho de quer perrnaneciendo por de-
bajo de nosotros rnisrnos, no hemos sido capaces
de alcarazar la rneta. Esto nunca se lo perdonafilos
a los dernás".
Considerado todo esto, podernos definir la
estrategia de la recrirninación corno un ingredien-
te fundarrrent al para una relación catas trófica.
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Actuando así, la víctíma aurnenta la sensación de
serlo y se sentirá aún rnás rnetida en este rol, lo
que desenc adenará :una posterior reacción de
rechazo o de agresión por parte de quien se hace
sentir culpable, La dinárnica serála de un círcw-
1o vicioso del cual, una vez activado, es realrnen-
te difícil salir. E s corno estar capturados por Lrn
tornado que, con su espiral de energía, arrolla has-
ta el irnpacto final.
Lo que es irnportante subrayar es que todo
esto es el producto de la modalidad corrrunicati-
va del echar en cara corno víctima. Como vere-
rnos rnás adelante, hay rrlaneras de comunicar al
otro nlrestro sufrirniento rnuy diferentes de echar-
le en cara sus rnalas acciones y que permiten evi-
tar Ia construcción de la relación víctirna/ver-
dugo y la desastrosa escalada de este drarnático
guión.
No deberían olvidarse las palabras de Atta-
lo: ..Lfna rnala conciencia bebe ella rnisrrra la
rr'ayor parte de su verleno>>i por lo tanto, si nos ha-
cernos las víctirnas acabarnos por bebernos noso-
tros todo el veneno producto de la situación que
se crea.
Tarnbién en este caso, creo que el lector no
tendrá dudas en darse cllenta de que el echar en
caÍa es un ingrediente fundarnental de un diálogo
con la propia pareja destinado al fracaso.
26
Cuanro TNGREDTENTE: Senn¿oNEAR
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En rni rneffro ría guardo una irnagen rnuy cla-
ra: una vez un policía de tráfico rne paró a causa
de una maniobra peligrosa, Pero no se lirnitó a
ponerffre la rnulta, sino que rne dio un serrnón no
iOlo sobre rni violación del código de circulación,
sino en general a propósito del que se salta las
reglas. Recuerdo rnuy bien que rne costó no ser
deicortés; rni reacción, ciertamente Poco amable,
fue proponerle al poli cía de táfico que me dobla-
rala multa pero que se ahorrara el serrnón.
Creo que esta experiencia Personal se aseme-
j^ muchas otras vividas por los lectores' todas
^
ellas basadas en el sentirniento de rebeldía prirnor-
dial que se desencadena en nosotros hacia quien
nos Sorrrete a un serrnón. Es interesante notar, ade-
rnás, que a nrefrudo dentro de un ..buen Serrnónt'
podernos encontrar tanto la recrirninación corno
la puntualízación y el echar ef:r caÍa corrro víctirna.
E,n este caso, serrno r:.ear representa la quintaesen-
cia de un diálogo desastroso.
E,n efecto, corno dice Voltaire eleganterrrente:
..Es propio de las censuras acreditar las opiniones
que éstas atacart>>.
QUINTO INGREDIENTE:
.. ¡TE Lo DIJE ! >>
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corrlunlcaclón, frletlos articuladas aunque capaces
de provocar con grandes probabilidaá.r dé ¿*-
to la irritación y el alejarniento de la pareja. Éstos,
habirualrnente, son actos cornunicativos puntlla-
les y no secllencias interactivas, pero su poder
evocativo es forrnidable. Su fuerzá reside qrr"
"^n
consigue evo car de inrnediato en la c,tra persona
las sensaciones de provocación, írrítación y des-
calificación. La rnadre de todas éstas es sin duda
la clási ca frase pronunciada a continuación de cual-
quier acontecirniento desagradable: ..¡Te lo dije!'.
Esta declaración genera ría rabia en cualquie-
ra, hasta en Lln santo. creo que no hab rálectoi q,-t"
no haya experirnentado el poder de esta frase.
El efecto desastroso es directaffrenre propor-
cional a la irnportancia en el plano afectivo áe la
persona que pronuncia estas palabr as, ya que
cuanto rnás irnplicados emocionaknente esterrlos,
tanto rnás insoportable es oír que nos dicen ..¡Te
lo dije!''. Existen rnuchas u^ti^ntes de esra f-ra-
se, pero todas tienen la misrna estrLrctura y fun-
ción, corrlo por ejernplo:..Yo yalo sabía...>> o
..No rne quisiste hacer caso, ¿ves ?rr.
La idea de fondo es que la pareja nos cornu-
nica el hecho de que nosorros hernos corrretido
algún error porque le hernos escuchado o no
'o
le hernos dado irnportancia a sLls palabras o a
su opinión. Si yo ya esroy enfadado conrnigo rnis-
rno porque he cornetido un error, el hecho de que
el otro rne haga norar que lo he cornerido dés-
de el rnornento en qlre no le he hecho caso -adrni-
tiendo que esto sea cie rto y no sea solarnente una
29
3
lll .
irnpresión suya- no me ayuda en absoluto, rnás
bien hace que rne enfurezca aún rnás conrnigo rnis-
firo y con é1. Cuando pronunciarnos esta ..frase-
cita>> nos transforlrramos en el pararrayos de la
rabia de nuestra parejd, a la cual le damos la posi-
bilidad de des cargar contra nosotros tod a la car-
' 'l contra sí a causa de su error.
ga que Eer:lr¡
SEx:ro INGREDIENTE:
..Lo HAGO sóro poR TI>>
E,l segundo ingrediente rnenor para un fracaso
segr-rro en el diálogo con la pareja está represen-
tado por otra frase esencial, capaz de desencade-
rlar la furia de la person a rnás tranquila, es decir:
..Lo hago sólo por ti>'.
De esta rrranera se declara un sacrificio uni-
direccional por parte de uno de los dos rniernbros
de la relación: esto no sólo hace sentir al otro
en deuda, sino que lo obli ga tarnbién a recibir algo
que le hace sentirse inferior, ya que necesita de
l¡n <<generoso>> acto altruista. Es corrrprensible
que este mensaje, que la rnayoría de veces llega
sin que lo pidan, sea rrlrry irritante porque colo-
ca en una condición ernocional arnbivalente: ten-
dría que agradecérselo por la generosidad, pero
estoy en dificultad en cr-ranto no ha sido deseado
por mí, ni solicitado. Esta declaración viola una
regla fundarnental de la llarnada nobl eza de espí-
ritu, o <<nlJnca recl arnar al otro lo que hacernos
por é1".
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En efecto, si alguien nos reclama u' sacrificio
que-ha hecho, o tarnbién sencillamenre un peque-
ño favor, esto nos indica su necesidad d" ^r.r t.-
:ol9.i4o y gr?tjficado por aquello 9rre, si de ver-
dad hubiera sido noblé y g"n"rorol tendría que
haberlo hecho sin que se norara.
No debe sorprender que las reacciones a este
rnensaje pued.T parecer acros de ingratitud: un
acto altruista declarado se transfofrrr" en una
rnaniobra decididarrrenre egoísta. Si yo no preren-
do el reconocimiento de rtri ,r.rificit, l^ oir^per-
sona -si no es precisarnente despreciable- se á^rá
cnenta por sí sola y n?e estará áoblemenre agra-
decida: una vez por el favor recibido y otra por
no habérselo reclarnado.
SÉprrMo TNGREDTENTE:
..DgJa, YA Lo HAGO yo>>
31
ry
,i
I
Ocrnvo TNGREDTENTE:
LN RECE,TA SECRE,TA: REPROBAR
si un miem-
E,n este Punto se podría Pensar que
bro de 1a p^r"i,^f^rr"'" ,,i,raz áe gestionar todas
esras dinámicas carastrófióas, podría
evitar,qlle se
alcanz^, un^ a v eneno s a P ar a I a relación'
^
Por desgracia
"lq.ri-i
no es así, y" -9t" también frente al
conocirii".rao de los ingredientes que envenenan
la relación ,. p.t"de poner en acto un encantarnien-
to verd aderarn'ente especial, capaz de transforfiaar
i"*bi¿n al príncip" *át gentil o ala rnás encanta- tra'
Jor" princesa en un sapo. Si se tuviese que
tar con Llna personr ,."irrrente extraordinaria Pafa
capaz
conseguir evitar el conflicto' lJna Persona
de reb atir cadauna de las técnicas descritas Para
que
arruinar el diálogo con contramovimientos
recond wzcaf:I Cada vez al cornpañero a un
sereno
raciocir.io, tra. puede siernpr" ñ..tt rir a una
autén-
tica recetasecrera para 1l&ar a cabo el maleficio'
32
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rl....i
33
Imaginerrros que exista Lrna person a así. E stá
claro q.r; para conseguir que entfe en crisis este
rr.araviuoro equilib.ió de la relación es necesario
buscar una acrobacia irnposible. E,n este Punto
pod.trtos dest apar la receta secreta anunciada Para
obtener con seiuridad un diálogo fallido: el subli-
rne arte de la reProbación'
La reprobaJión corno técnica evolucionada no
es una .tií.^directa, ro es una contestación' no
es
un poner en duda la capacidad del otro, sino que
es r-lna secuen cia reptát"ttt ada por una primera
Parte en rar cual se feli ctta al otro
t y una seglrn-
i^ p^rte en la cual se afirrna que, sin ernbar,go, no se
rrvás o gy" aquello
fáá.it haber hecho rnejor,
fs suficiente. Imagine ellector que llega awn'a cita
con su parera con r¡n precioso regalo: ella está sen-
taáa rrresa de un restaurante elegante,y so-
^i^ al cual la ha invitad o Y, tras haber degus-
fisticado
a"do platos exquisitos y caYa' finalrttente abre el
,"grlá. Mien.rá, abre el paquete le da las gracias
dulcernenre. Ilasta aquí, toáo Parece rnaravillo-
so. Lu€Bo, ella saca "i."gtlo, un-ttPl:3dido ani-
11o de oio blanco con una serie de brillantes'
En
ese rnornento, le mira,, Y con una sonrisa--que se
transforrrla en una ,,'lleca, le dice: "Es bellísirno,
querido, pero ¿córno es que has olvidado que
i rní me gusran con Lrna única piedra y de oro
amarillo ?" -
I{asta la rnás virtuosa de las parejas tendría
t ^ zarnParse el anillo'
t"t?;:'",
un ejemplo extremo' Pero pi-énsese
cuántas veces nos h.-ot oído decir: "Sí, está
34
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36
corrrunicación que se llevara a cabo, que rnodelan
el contenido de las declaraciones y el rnodo corrlo
son acogidas por el interlocutor. Puedo rener dis-
tintos tipos de líquido, pero si los pongo en el rnis-
rno recipiente, todos asurrlen la misrna forrna . La
forrna connota y da sentido.a log, c-ontenidos, por-
gue es esta for_rna la que produce, más que los rnis-
loor
\u,*--'---, -significados,
los efecros en el orro a nivel per-
. t
¿éFtriv o y ernocional.
Quisiera señalar asirnisrno que no es suficien-
te tener buenas intenciones para tener buenas rela-
ciones, sino gu€, en cafirbio, es fundarrrental po-
seer Ia capacidad de util izar de rnanera efi caz las
forrnas de corrrunicar. Aclarado este prirner pun-
to, creo que el lector, rras haber leído las páginas
que preceden, pre stará rnás atenció n a la :uúIiza-
ción de sus rnodalidades de cornunicación.
*IJn segundo rasgo esencial está-representado
por elI hecho
I l-- J-
de .
que quien pone en acción las
rnodalidades de cornunicación fallidas esrá firrne-
mente convencido de sus propias {a.zo.Iles. Con-
tínúa insistiendo tarnbién frente a las prirneras
2
37
mos enfrente asume la misma actitudr pl.ovoca
una situación de ..estirar la cuerda", €0 la que
cadauno de los dos contendientes hace de to-
do par a arr: astrar al otro hacía su ProPig terreno'
Cu^ando más tira rlno, rnás intent a el otro re-
sistir. cuando más rígido lare vuelvo en rnis
convicciones, más i.rctémento la posibilidad de
discusión con el otro-
Adem ás, algo que aún resulta más turbador
paraquien alaidea de la ..verdad abso-
"áúr'trdt
i,rt"r, ásí corno a lo ..definitivamente correcto>> es
que h^y que consid er?r gt" la.misma cosa per-
cibida desde punros de .rirt" diferentes cal.l.bia'
por 1o tanto, ^.ro puede existir ..1a Verdad", sino
qlre existir án tantas cuantas sean las persP.ecti-
vas que puedan ser asumidas. La firtneza de las
^.or.ricciones no sólo es disfuncional en
pro¡",
las relaciones interpersonales, sino que es tarnbién
una idea incorrectJsobre córno funcionan las cosas
en este mundo. E,s decir, sostener obstinadarnen-
te las propia s razof:res fro sólo es perjudicial-en las
relaciórr", con los dernás, sino que es tarnbién una
posición ..fi1osóficarnenre>> equivo cada.
como nos recuerda Herlnann F{esse: ,.La
parado ia de las paradojas es gr" lo contrario de la
iretdad es igualmente verdad"'
No ", ?"r.ralidad que desde la Antigüedad
quiener. ,. han oggP?dá d" la cornunicación efi-
caz sugreren rnodalidades de otro tipg. Aristóte-
les, po", eiernplo, acot:"ia a-su.príncipe Alej"\-
drá,^..Si quierls persu adir a alguién has de hacerlo
a travé, d" su propias argrrmentaciones>>.
38
:3q
I
39
De esta forrna, etl efecto, una Persona no sólo
parece tozuda e insistente, es tarrlbién decidida-
mente provoc atlay antip ática, y redu ce a cero las
posibilidades de entrar en contacto con sus Pro-
piot
^to
interlocr-rtores. Eso es exactarnente lo oPLles-
1o que tendría que suceder en un diálogo, es
^
decir, it t.tcarnbio recíproco, la intirnidad, el Pla-
"l
cer de sentirse en contacto con el otro.
Por lo tanto, las diferentes <<tramPas>> co1ntl-
nicativas que llevan a realizar un diálogo fallido se
ponen en rrlarcha al no consid erar el hecho de que
!1 l"nguaje que wtTlizamos a rnenudo nos :utTliza a
nosotros y qt" diferentes rrrodalidades de cornu-
nicación construyen realidades diferentes'
Los sofistar, io, rnayores cultivadores del arte
de cornunicar, sosten ían que la realidad no es nada
rnás que el lenguaje que utllizarnos para cornuni-
carlay .otttunicárnosla. Esta afirrnación, en aPa-
,iencía dernasiado fuerte, porque parece negar la
irnportancia de los hechos y de los contenidos,
qrri"t" decir en realidad que son los códigos
lingüísticos que nosotros utilizarnos los que defi-
,r"ñ, rnodel y transforrrran los hechos y los con-
tenidos,por^Ánuestra percepción y Por las perceP-
ciones de cuantos Se comunlcan con nosotros.
..Las palabras son corrro balastr, escribía Lud-
v.ig \Tittgenstein, por eso se necesita hacer un uso
rnuy cuidadoso, de otro rnodo y de forrna incons-
ciente podernos herir a los dernás y a nosotros rnis-
rnos, Cott o vererrros en el próxirno capítulo, para
evitar engañarnos en la relación con los dern át y
realizar lo contrario de lo que qlrererrros, prirrre-
4A
ro }eay que prestar rnuch a atención a las forrnas
de cornunicar, seleccionand o y utiLizando aque-
llas rnodalidades que inducen a un diálogo fun-
cional. Por fortuna, rniles de estudios, investi-
gaciones, aplicaciones ernpíricas del lenguaje
corno vehículo para influenciarse a uno rnisrno
y a los dernás ponen a nuestra disposición técni-
cas refinadas.
LJna vez deterrninadas, corno hernos hecho
en este capítulo, las forrnas seguras de diálogo
fallido, el prirner paso consisre en evitarlas; el se-
gundo, en srrstituirlas por esrraregias y tácticas real-
rrrente capace.s de hacernos alcarazar nuestro obje-
tivo. En otros térrninos, conocidos los modos para
torcer aú.n rnás una cosa, podernos eludirlos y pa-
sar a ocuparnos de aquellos para enderezarla.
Sin ernbargo, en este punto surgen otras dos
dificultades de tipo rnoral e ideológico que inva-
. den la cultura occidental: la idea de que utllízar
estratégicarnente la cornunicación es una forrna
de rnanipulación y Ia convicción de que hacién-
dolo así se ataca la espontaneidad de la persona.
Concédarne el lector otro espaci o para des-
rrrantelar estas dos peligrosas convicciones antes
de pas ar a la descripción de las forrnas de dialo-
gar traté gicarnente.
es
Dialogar estr atégicarnenre no significa rnani-
pular al otro, corno podría parecer, sino hacerlo
de rnodo que encontrernos ir¡nto a éste el pun-
to de encuentro. El térrnino *diálog6,rr, de hecho,
significa intercarnbio de inteligencias, encu.enrro
de dos inteligencias.
4l
$I
i
42
de arnbos dialogantes de aquellas perspecrivas
que perrniten encontrar el acuerdo. Por tanto, en
este caso no puede hablarse de manipulación
sino de conjunción inter activa.
A la utllización de estrategias de cornunica-
ción dentro de una relacíón íntirna se la acusa de
rorrrpe r Ia espontaneidad y la autenticidad de las
expresiones entre la pareia. Sin embargo, raffrbién
la espontaneidad es un mito, porque en los hechos
nunca existe, desde las prirrreras relaciones socia-
les de una persona que se desarrollan precisarnen-
te sobre la constitución de esros guiones de reac-
ción que definirrros de rnanera irnpro pia corno
espontáneos. De hecho, cg!?._9..I-ros enseñan las
-
m ó d rn as i g..-"s ti g.?,g 19 n. r tr ró fi r io I ó gi cás, tód ó
" ".t
!r"no q.tá é" i.friie <lüiánte cierro p"iiodá q.r"-
-üáütoriiátí,zido. La' éspontanéidad, pues, rio éS
rnás que
. . ..
el últirno aprendizaje convertido en
I
acrqurslcron.
Si entr e La pareja o en la farnilia el estilo de
corrrunicación se orienta al diálogo consrructivo
y al descubrimiento conjlrnto, se construyen
espont ánearnente modalidades funcionales de re-
lación y corrrunicación con el otro. Por desgra cia,
también vale lo contrario, que es ciertarrrente la
I
realidad rnás frecuen¡", que aprenderrros <<espon-
?
tánearnente>> a cornrrnrcar con el otro de rnodo
rnaléfico.
Finalrnente, el lecto r ha de saber que la téc-
nica que varnos a presentar en el próxirno capí-
tulo se ha rrrostrado extraordinariarnente eficaz
y útil en el carnpo terapéutico, en el empresarial
43
y allídonde existan problernas complejos y Pato-
íogí"r. podemo, irniginar cuílpodrá ser su efica-
cia en la resolución y pr"rención de las dinámicas
conflictivas en las relaciones de pateia, relaciones
en las que la rnayoría de las veces los conflictos,
las friciiort"t y las incomprensiones se estructu-
ran sobre que podrían evitarse.
ó"org Lichtertb"rg nos advier¡si ,,La
Como"q.ti.rocos
única prueba d" una teoría es su aplicación".
44
'1
CAPÍTULO 2
D IALoGAR ESTRA:rÉcICAME,NTE
x
La inteligencia no es
no cortl,eter errores,
sino descwbrir el rnodo
de sacarles provecho.
Bertolt Brecht
PnTvtE,R INGREDIENTE:
PnT,GIJNTAR ANTES QIJE AFIRMAR
47
<<¿córno es que no rne tornas demasiado en
consideración ? ".
Esta pregunta abre rnuchas posibilidades de
respuesta y suena dernasiado Perentoria, tanto que
co*plica ias cosas efa vez de llevarlas en la direc-
ción deseada. Pero si yo le pregtrnto:
..En los últirnos días rne dedicas Poca atención,
¿es porque he cornetido una serie de
errores o sen-
.itl.ttt"tit" porque crees que no estoy ala altura?.u'
De este rnodo construyo Llna lnteracclon
comunicativa cornpletamente diferente. Ahora rni
interlocutor Se encuentra frente a una Pregunta
no perentoria ni provo cativa, sino que contiene
una especle de solicitud de ayuda: la otra Persona
no te ñr." sentir culpable por tll conducta, sino
que se sitúa como si ella estuviese en la posición
equi..o cada. Esta condición creada P9t la forrnu-
lrfi¿.t de la pregunra nos da ganas de ayudar al
otro a que cofrlprenda y, en consecuencla' a res-
pondet^d. fotttta no cortante ni evasiva, sino cola-
totado ra e incluso Protectora. E,n est a vía el otro
respon derá escogiendo una de las alternativas pry-
prrir.rs. De esta manera el diálogo ernpieza a-enfo-
carse enseglrida sobre la Prevención de conflictos
y en la posible solución de las disputas-
I)ialogar de forrna estratégíca prevé antes que
nada evitai efnpezar con afirrnaciones y continuar
haciendo preguntas no provocadoras, sino caPa-
ces de cr€ar un clirna de colabo racíón entre los
interlocutores. Las Preguntas estratégicas, ade-
más, que contienen alternativas hipotéticas de res-
puest;, orientan la inte raccíón hacia una actitud
48
:,sf
49
É1 h, de experimenrar el deseo de incremen-
taresa sensació; suya' deseo que 1o volv erá decí-
didamente col"bor"áor. Si "n "1 proceder de nues-
tro d.iálogo ProPonernos una serle de preguntas
estructuradas de este modo, seremos caPaces de
guiar a t.t.tat" pareia corno Por una esPecie
de embudo, h"rrJel punto que descubrirá,
coo.o
si fuese una conquiita Personal suyt Y tlo una
imposición nuestrt, "qt'Lllo que nosotros hemos
quitido proPonerle directamente' De esta mane-
ra se llega ;;" conjunción de miras' evitando
discusiolt", y resistencias al cambio'
E l prim Lr- ingrediente de la alquimia
rnágica
del diaiogt, .rttítégicamente estár por 1,o :1tto'
representado por ellecho de colocarse de torma
aparen."*"rr.i hrrrrrilde, en el rol de quien pide al
propio interloclrtor que le explique corno están
it, lortt. éi;"*u ?tg?, al hJcer esto se utiliza
una estructura particular en nuestras Pregulltas:
éstas .orrti.'.rri", alternativas de respue-sta
hacia
i;; ;;. á"r"amos que se oriente el diálogo ' La
,rgwíará"
secuen.r, i" pr.g.rriaas así estructuradas t
a <<des-
a nrrest ra Pare)^, dtravés de susrresPlJestas'
cubrir' airtónomarnente aquello que sl nosotros ha-
se lo hubiéramos propu"ito diréctamente
bría sido ;;"úblá*.nt. re;".azado al vivirse
corno algo forzado-
P or éi s i a la P re gunt" P "nte-
"tttplo, 1.oPtttt:3-
<< le ten-
riorrnente nuestra Pareia respondrese:
go un poco rnenos en co1s,l9::tión' no porque
no te qulera, slno porque ultlmarnente has corne-
tido ,ir" serie de errores>> , gracías a esta resPues-
50
w
51
bien
E,ste Proceso de autoPersuasión es ..rtg
cono-
de los
cido d"rá" la Antigiiedad, tanto que
a sus
más famosos sofistás, Protágoras' enseñaba
alumnos a conven cer a su interlocutor de sus Pro-
tesis poniendo preg'ntas que Buiasen las res-
fi",
puestas en la dire..iótt prefti"|1' Dialogar-estra-
de
tégicarnente con l^ p^t$a prevé la-adquisición
esra técnic a f et6riLa, basada en 1a ProPosición
dos
de preguntas en cuyo interior se Presentlt
p"JiUl; t.tpuestas,'dt tal modo que una de ellas
aparece como lllenos conflictiva, *i"ttt.as
que la
otra se ve ya corno una ryqtY1a' De este modo'
si
rela-
nuesrr a parela no esrá ¿".i¿i da a romPe r.Ia
ción o a activar un conflicto, se verá induci da a
escoge r la resPuesta rnelos peligrosa' Esto ya es
orientar Jiáiogo hac ía la.ót"bó ración en vez
de
"t
hacia la discusión. Las Preguntas siguientes,
cali-
bradas sobre las respuestas, tendrán que orlentar
no sólo a acl arar cómo puede alirnenittt" la difi-
las
cultad, sino tarnbiér, r áitigir el diálogo hacia
poribl", v.ft, de salida de l"-tt"tttPi' P:t :i:tplo'
dos
en el caso que estarnos exPoniendo' tras las
prirneras Preguntas se pod tía afadir:
<<Esros errore, q; he cometido sin darme
cuenra y ár. ro1r-.r1" d"rpués he visto 1o
moles-
tos que eran Para tl, t:ot cosas que se Pueden
sup erar o .odo 1o q.r" ha ocurrido es algo
irre-
Parable?"' ,ara cr aorl^ (-( un aut(éntico
E,s ta Pregt¡nta' que suena ccrrno
arreperrtit riáto y rir" declaración de intenciones
fepararorias y cons-t-ructivas, indu cirá incluso
ala
person *'tá; ofendi da a ofrecer Lrna posibilidad
^
52
de recuperación. Esto porque la pregunra estruc-
turada de este rnodo hace sentirse al otro no sólo
en la razórt, sino corrro total responsable de una
eventual ruptu:^; se le ofrece, al rnisrrro tiernpo,
la posibilidad de poner en marcha una especiJ de
carnino de expiación de culpas por parre áe quien
r-. h" equivocado al conferirle el ról gratífíórnt.
de protagonista indiscutible del cambio.
corno el lector podr á irnaginar, la arrnósfera
entre los dos, gracías a estas tres preguntas y a sus
respuestas, ya ha carnbiado sr-rstanciaknente: de
una situación de fricción, rech azo y rencor, se ha
pasado ahora a una actitud cornprensiva, repara-
dora y constructiva. En otras palabras, de rrt^p,r'-
t-o 4" partida connotado por Lrna alta probabili-
dad de rup tLrra, se ha llegado a Lrn punro con u'a
aha probabilidad de reconciliación.
Después de estas tres preglrntas, la estruc-
tlrra correcta de un diálogo estratégico prevé la
paráfrasis del contenido de la .on.."isación a tra-
vés del resurrlen de los puntos esenciales paraveri-
ficar y consolidar el acuerdo arcanzado, co,,'o se
expone en el diálogo al principio del libro. La téc-
nica del parafrasear para reestructurar, que repre-
serita el segundo ingrediente para dialogrrton
eficacia, necesita un rrararniento específicó y será
el terna del parágrafo siguiente. Ah ora.o.riitrua-
rrros analizando solarnente la secuencia en ernbu-
do de las pregunras hasta llegar al objetivo final
del diálogo.
rJna vez orientado el intercarnbio cornunica-
tivo a alcanzar un aclrerdo sobre córno carnbiar
53
las condiciones que hacen crít'íca
la relación, es
importante lt."blfcer los P.t:o: siguien::: 1l:-hty
Lf".*rr. En esta dirección la Pregunta slguren-
il:
te podría ser:
^ ..¿crees Q]re en rni. esfuerzo
r por evltar corne-
ter de trr".roio' mismos errores' seríade que yo
útil que
ilirr."rvinieras de inmediato en el caso hacién-
fuera orra u"ten la dirección equivocada que 1o
meror
domelo .r"r, o bien, crees que sería riesgo a equi-
hiciera.oao y" solo/a, tr.rrriiendo el
vocarme de nuevo?"'
Póngase el lector en la Pfl de la Persona
a
rnayor
quien dirigen esta pregunt'' Ct"o que la
de manera construc-
;;;;; de 1a genre respon dería evitar que se pre-
i;á;lÁ^ríndo qn"fcon el fin deq9" han creado el
senten It, mi"á' situaciones
oroble*", .ra aría bien interv"tti. de inmediato
ilíá;'ilr"r se volvieran a prese ratar' Para evitar
,' ".,olución. Es decir, corregir los errores lnvo-
que el otro
luntario, Jt'de el principio' áe podo
a gradvalmlnt" t totttrolarlos'
'"^ "ó;;i"
aprend
rn punto de vist a relacional, se instau-
se convierten en
ra una dirr¿mi.^t "r, la cual ambos
construc-
arúfices colaboradores de la evolución
corregir-
tiva de Ia relación, en cuarttg quien debe
Se eS ayw,dado
_Por el que desea la corrección_ a
Por lo
evitar l^ r"raídi "r, "1 Jrror. Se establece' equili-
tanro, ,-;;;;"1i" de complicidad y
sano
brio .r, t" ,.1áción, dentro i" 1" cual ahora
el sen-
de
tido implícito compartido es la construcción
En térrni-
una di.rr"rrrión quJsatisf ace a ambos.
nos purarnente psrcológicos crear este
tipo de
54
.'w
'r', -:J
55
$.1f
i
SecuxDo INGREDIENTE:
Pr,orR coNF'IRMACIÓN
ANTES Q{JE SENTENCIAR
57
'..'
::' 1
59
haciéndornelo notar; o bien crees que sería mejor
que yo 1o hiciera todo solo/a y asurrriera el riesgo
a equivocarme de nuevo?r'.
Corno anticiparrros, la resplresta rnás proba-
ble será:
..Claro, si yo vigilara interviniendo ensegui-
da sobre üLrs errores inconscientes sería mejor, Por-
que así se evitarían problernas y tú aprenderías
rnás deprisa a corregirlos".
Ante esta respuesta podenros hacer la siguien-
te paráfrasis:
..Corrígeme si rrre equivoco , tú crees.que la
rnejor rnanera para lograr que yo evlte rePetr estos
errores que te han rnolestado tanto es que yo ffIe
esfuerce en prestar afención y que tú vigiles rnis
acciones, interviniendo enseguida cada vez que yo
vaya en una dirección equivocad a. Haciéndolo así,
yo pod ría, antes que ,rtá", evitar grandes proble-
rnas, ya que qrt"d"ría enseguida bloque ado/,a en
rnis eventuales errores y, adernás, aprender a
través de la experiencia a corregirrne gracias a tr-l
controltt.
I-Jna vez rnás, la pareia no podrá deiar de estar
de acuerdo. Se sella,b" este tttódo, una especie de
sagrada alianza: los dos interlocutores están
unidos Para cornbatir al enernigo cornún repre-
sentado Por los anteriores equívocos y los erro-
res corrletidos. Ahora es corno si todo ello fuera
un problema extrañ o a la relación Porque ya se
ha superado, algo negativo que h^y qLre rrrante-
ner fuera d. utrá .elación qr-re se basa en la cola-
boración. E,n otras palabras, el carnbio ya se ha
60
producido y es t.á en rnarcha haci a la solución
del problerrra.
.Dialo q^t estratégicarnenre, de hecho, convier-
te el carnbio'o sólo en deseable sino tarnbié'en
inevitable.
TencEn INGREDIENTE:
EvocAR ANTES QIJE EXPLICAR
E,l tercer ingredient. un <<pr eparado mágico,,
Í.
realrnenre eficaz para la consda.r.ion de ,r* rela-
ción interpersonal constructiva lo constit.ry"
"l
saber tocar las cuerdas ernotivas de nuestro inter_
locutor aun antes _que influenciar su capacidad
cognitiva- como dice Santo Tornás d. Áquino:
..No existe nada en el intelecto que antes no pase
por los sentidosr' . Para conseguii q.r. lo, .orifli._
tos y las fricciones se tranrfoi*"n en acuerdos es
necesario que nlres tra,pareja sienta el deseo, y no
sólo a nivel racional, dé lleíar a cabo una relación
basada en la confia raza y en la colaboración. Tarn_
bién los dos ingredientes anreriores de nuesrra
alquirnia tr_abajan, como hernos aclarad"o, sobre
las percepciones y sobre las emociones q.r; rrans-
porran las nueyas perspectivas cogniti..ás.
E,l hecho de pregun tar y p^r^:frasear estraté-
gicarnenre supon e ya instrúÁ.'aos para evocar
nLlevas sensaciones.
A rnenudo, sin ernbargo, es útil reforzar el
aspecro evocativo del len g:uaje que se utili za dw_
rarate el diálogo, porque, óo-o io, poeras, los li-
61
teratos y los oradores nos han enseñado desde
siernp ,é,I^ capacidad de evo car sensaciones y
.*o.iones intensas eS un instrumento Persuasl-
vo rntlcho más Potente que cualquier otr a for-
ma lóg ica y raciánal de argumentación. El lector
prr"d""e*pltimentar sobre sí rnisrno esta diferen-
iir *idiendo el efecto diferente de las dos sen-
tencias siguientes:
62
La característica evocariva del lenguaje nun-
ca deb ería infravalorarse, plresro que es el ins-
trLrrnento principal para inducir en nuestro in-
terlocutor, así corrro en nosotros rnisrnos, las
sensaciones que hacen que se disparen las reaccio-
nes deseadas. Por ejernplo, si yo quiero crear una
reacción de aversión hacia algo, puedo hacerlo
rnediante Lrna descripción por irnágenes qr-re evo-
qlren sensaciones de ternor o de desagrado. Si quie-
ro, por el contrario, inducir a una amplificación
de una cierta reacción, tendré que evocar sensa-
ciones de pla cídez o de gratificación.
Para aclarar aún rnejor este concepto CS útil
recurrir de nuevo a un ejernplo concreto de los dos
tipos de evocación:
63
La rnagia del lenguaje, cuando se aplica a las
relaciones interpersonales más íntirnas, trrllestra
aitn rnás su pod er y nunca ha de infravalorarse
corrro si sólo fuese un adorno inútil de la cornuni-
cación. Sería coffro sostener que clase y elegancia
son inútiles para que searnos deseables, rnientras
qrJe todos sabernos qlre estas dos características,
ap ar eraterrrente no fundarnental e s, pu ed en hac er
más deseable a una persona no bella resPecto a ctra
que efectivarrrente sí lo es. En nuestro diálogo ten-
drernos siernpre que recordar todo esto, convir-
tiendo nuestro lenguaie en algo sobrio pero ele-
gante, claro pero evocador, sencillo pero lleno de
significado, bello de escuchar.
E,n este punto, quisiera volver a nlrestro ejern-
plo de diálogo estratégico: irnagínese que a las
preguntas que parecen tener alternativas y a las pa-
ráfrasis que reestructuran se le afaáe algo, una
pincelada de color. Por ejemplo, se afade ala Pri-
rrrera paráfrasis una irnagen evocad cra que le
refuerce el efecto:
..En otras palabras, ctlando yo te he herido
inconscienternente, haciendo corno si te apuñ ala-
rar:por la espalda, he desencadenado en ti el deseo
de herirme, rechazándorne'r.
Así se transrnite no sólo la raz6n de las reac-
ciones de rechazo, sino tarnbién las sensaciones
que experirnentarrros al haberlo provocado en
el otro.
E,sto hace sentirse a nuestro interlocutor rnás
que c.ornprendido, justificado en sus reacciones
emotrvas; se reforzará así la sens ación de ace rca-
64
w-
,'.': l
65
Ésta es una irnagen decididamente sencilla' rlo
una elaborada forrnulación lingüístíca con dobles
sentidos o paradojtt, ni una rnetáfora artículada;
sin embargo, transrnite al interlocutor -en este
caso, la pTreja ofen4idt y- el posición defensi-
va- una vrsión inrned íata de 1o que antes ha sido
definido en un plano lógico. Gracia.s a esta irna-
gen la pareia se sentirá tarnbién ernocionalrnente
de acuerdo. La analogía utllízada le hará sentir at3n
rnás corno el que guíaIa relación, anulando todos
los temores relativos a lo que el otro podría hacer
a sus espaldas.
Ahora nuestro prep arado alquírnico está real-
rTlente próxirno a convertirse en una ..poción
rnágica>> capaz de transformar los sapos_y las ranas
en príncipes y princesas. Es decir, trartsforrnar una
reláción conflictiva err una relación constructi-
va bas ada en el acuerdo rnediante el uso sabio de
una forrna de dial c,gar que todas las personas Pue-
den aprend er a unlizar. Obviarnente, cuanto rnás
hábili" tanto rnás se puede obtener; cualquie-
ra puede"t,aprender a tocar un instrumento rnusl-
ca\pero tott pocos los que saben hacer un arte de
ello, y esto vale tarnbié n para el arte de comuni-
car. De todas forrnas, usa r irnágenes evocadoras
pafa reforzar nuestros rrtensajes representa r-lna
técnica superior del diálogo estratégico ccln nlles-
tfa Pareja.
escribe Marcel Proust, <<no es ver nuevos rnundos
,
sino carnbiar de ojosr'.
66
Cuanro TNGREDTENTE:
Ac:rUAR ANTES QIJE PE,NSAR
67
de llevarse a cabo es casi nula. Si, por el contratio,
a un acuerdo le sigue una serie de acciones acor-
dadas conjunrarrrenre, es probab!" qrg el proyec-
to cornún se conviert" .rt .ealidad. Cada forrna de
creencia estructurada necesita, Para constituirse,
de una serie de secuencias rePetidas, de rituales de
cornportarniento-
Ét rnás claro son las religiones gu€,
aunqu"";emplo
rrt.ry diferentes entre ellas, basan sLr Pro-
pio ánt^itrioi".tto y rrrantenirniento en el ánirno
hurnano en una ,"ti. de rituales: plegaria, confe-
sión, penitencia, procesiones y-así sucesivaÍIen-
te. Ló rnisrno vale Pata todos los gruPos que se
reúnen para alcanz"r .ttt obietivo. cornún, dentro
de los ..t"l.s los rituales y las acciones que se en-
carninan hacia el obietivo prefijado refuerzanla
creencia relativa a su validez'
E,ntre 1" p areia es importante no infravalo-
rar todo esto y, en consecllencla, Prcyectar Pla-
nos concreros de acción que h^y que realizar pata
obtener el carnbio deseado.
En nuesrro ejernplo de diálogo, dos_interlo-
cutores están de acu.ido en la necesidad de corre-
gir concretamente la situación anterior rnediante
una Serle de acciones recíprocas. Étt"t, rnientras
llevan cabo el acuerdo .rerbal entre ambos, arnpli-
fican tarnbiéfr su efecto. E,n línea con la filos ofía
''--óriental: ..IJn hombre sabio vive haciendo, y no
pensando en hac er, Y, aun rrrenos -Ptlt1tdo en 1o
, gue pensará cwando habrá acabado de hacer>>.
i ^ borno dice Heínz von Foerster: ..Si quieres
,.i
\
ver aprende a obrar>>-
68
La EsTRTJCTTJRA DEL DrÁroco
ESTRATÉcrco
69
'',ry
J
l
I
i
:
7l
ja, las condiciones para una cornplerrrentariedad
de rniras y de emociones.
Ést" .rrr" arte antiguo, retornado y petfec-
",
cionado durante decenios de trabajo orientado a
producir cambios en las personas a través del diá-
logo respecto a problerrras por resolver o a obie-
tivos por alcanzar. Para ser cap az de PreParar nues-
tra rr7,a1ia, está bien aclarar el procedirniento que
h^y que seguir rnediante Ltn sencillo esquerrra:
Resumir parafraseando
73
las resPuestas' así corno al pro-
Al par afrasear
poner imágenes evocadoras, se deberá despertar
en nuestra parejala sensación de la necesidad del
carnbio, evitando cualquier tipo de oposición Pero
aceptando 9l pun¡o de.vista del otro, de rnodo que
nlrnca se srenta humillado ní |uzgado de forrna
negativa sino constantemente aprobado en sll
**..a de ser. Este rnodo de proceder es esencial
para alcanzar el obietivo, porque la colaboración
de la pareja se puede obtener solarnente si ésta no
se signte discutida.
En este punto de nuestra exposición, creo que
el lector podrá ernpe zar su prá ctica de ..aP tendiz
de mago á" la relación" experirnentando el arte de
prepar ar Ia..poción rnágica' caPaz de transfor-
rtrri el encantarniento rnaléfico en benéfico-
La úni ca precaución que h^y que record at aL
..novel alquirnista> es la de no desistir ante las pri-
rneras dificultades que segurarrrente encontrará a
lo largo del carning: potgue el arte del diálogo
requiere una actitud hurnilde y un ejercicio cons-
t"tt1". Sin ernbargo, si se consigue sr-rPerar la frus-
traci1n que se deriva de las dificultades y de los
previsibles tropie zc,s iniciales, el esfwerzo se verá
ampliarnente recornpensado, porque los efectos
mágicos de esta alquirnia afectan en prirn era Per-
sona. Cuanto rnás hago estar bien a rni pareia, tan-
to rnás ella rne har á estar bien a rní.
"Eñ efecto, corrro enseña Lao Tse: .iQuien quie-'
re tener, ha de ernp ezar dando".
74