Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Este documento es una traducción oficial del foro Eyes Of Angels, por y
para fans. Ninguna otra traducción de este libro es considerada oficial
salvo ésta.
Esperamos que este trabajo realizado con gran esfuerzo por parte de los
staffs tanto de traducción como de corrección, y de revisión y diseño, sea
de vuestro agrado y que impulse a aquellos lectores que están
adentrándose y que ya están dentro del mundo de la lectura. Recuerda
apoyar al autor/a de este libro comprando el libro en cuanto llegue a tu
localidad.
2
Página
Indice
Página 3
Staff
Moderadora de traduccion
Nanami27
Traduccion
Katiliz94 ZoeAngelikal
Nanami27 Clcbea
Key BrenMaddox
Shadowhuntertrp Blonchick
Nessied
Moderadora de Correccion
Nanami27
Correccion
Katiliz94 Lucero
Nanami27 Pily
Revision final
Pily
DiseÑo
Apolineah17
4
Página
Sinopsis
Sam no creía que las cosas podían empeorar en el campo de
Rehabilitación Thurmond. Entonces los Rojos llegan. Todos asumieron
que los niños con el poder de fuego habían sido asesinados hace años.
En su lugar fueron llevados, adoctrinados, y regresaron como
espantosamente efectivos guardias. Para su horror, Sam reconoce a uno
de ellos: Lucas, la única chispa de luz en la oscura infancia de Sam.
Lucas tiene un secreto mortal -venció el brutal entrenamiento que
convirtió a sus compañeros Rojos en esclavos sin movimiento. Cuando
Sam se defiende contra un ataque de un vil guardia PSF y se enfrenta a
un desgarrador castigo, Lucas debe arriesgar su todo por salvarla.
5
Página
Uno
Sam
NO olvido caras.
Durante los siguientes tres, fue como un reto. Cada éxito era un
pequeño estallido de brillante excitación para pimentar la eternidad de
días sin sol. Cada vez que lo hacía y nada ocurría, había conseguido esa
6
misma sensación que tenía cada vez que me escurría en casa de Orfeo
Página
en la muerte.
Realmente estoy despierta cuando la alarma de la mañana
comienza a sonar a través del altavoz de la esquina de la habitación.
Permanezco de espaldas un momento más, frotándome las manos sobre
la cara, antes de sentarme y deslizarme sobre el lado de la litera. Mis
pies descalzos aterrizan al borde de la estructura de madera debajo de
mí, y la uso para estirar mi colchón y enderezar mis sábanas. Mis
zapatos y mi camiseta están en la litera de abajo, pero el espacio de al
lado está vació y lo seguirá estando desde que se han llevado a Ruby.
separarse.
¿Es esta la segunda oleada? Recuerdo que pensé. ¿Perdemos poco
a poco lo que podemos hacer? ¿Iban nuestras mentes a quedarse en
blanco en un día?
¿Cómo puedes perder algo, sentirte tan mal por ello, cuando no
estás seguro de que lo tuviste en primer lugar?
primero que notara, lo primero, dado por las brillantes camisas rojas
que están llevando. Los uniformes debajo de ellos son oscuros, gris
humeante, no el negro de los PSFs. Las yemas de mis dedos escuecen
solo al mirarlos, había sido muy difícil conseguir que la aguja de
plástico atraviese el grueso material por lo que me había pinchado
tantas veces y atraje sangre. Hace tres meses, habíamos cosido botones
en ellos, además de los parches de números a través de los bolsillos del
pecho. No había pensado en nada de eso en este tiempo. Habíamos
teñido y estarcido algunos números de uniformes de prisión, por lo que
había asumido… solo pensé que nunca los veríamos de nuevo.
Lo que pasaba con los Rojos era esto: sin importar como de
tranquilos fueran, observarlos era como tener los ojos puestos en una
olla de agua dispuesta a hervir. Un pequeño aumento en la temperatura
podía ponerlos a hervir, eso podía ocurrir rápido, en un segundo de
descuido. Eran los monstruos de nuestras historias, los que no podían
evitar merodear en las sombras. Y tan terroríficos como eran, tan poco
como se preocupaban por el resto de nosotros, nunca me sentí tan
derrotada como lo hice cuando los controladores del campamento los
apartaron. Porque incluso si el resto de nosotros éramos patéticos y
estábamos demasiado asustado para siquiera hacer contacto visual,
ellos siempre eran empujados atrás, siempre estaban luchando, nunca
caían en el patrón.
están ahí.
Página
Pero no estoy sangrando. Toco con una mano mi pecho, solo para
estar segura.
sombra.
Mi mente no me permite olvidar caras. A veces se siente como un
diminuto milagro. Una bendición. Otras, una maldición, algún tipo de
castigo por todas esas veces que desobedecí a mis padres y corrí como
salvaje por el barrio. Los niños buenos van al cielo; los niños malos
necesitan ser rehabilitados. Ahora sé que eso debe ser cierto; sé que
alguien, ya sea si están en el paraíso o aquí en este fragmento de
infierno, está intentando quebrarme. Estoy siendo probada.
Quiero llorar, quiero llorar con rabia, pero la inútil furia que ha
14
Lucas pasó por nuestra mesa dos veces, una detrás de mí, una
15
vez delante de mí. Cada vez apartaba la mirada antes de que pudiera
atraparme observándolo, aceptando cada centímetro de su apariencia,
Página
Más mayor, más alto, más endurecido Lucas. Lucas con hoyuelos
en la barbilla.
Rojo.
Lucas y otro Rojo, una chica con el pelo rubio cortado, sirvieron
como nuestros escoltas. Tuve que forzarme a mirar a la parte posterior
de la cabeza de Ashley para no mirarlo cuando de pronto igualó mi
ritmo. Lo juro, él era lo suficientemente caliente para que la nieve se
derritiera antes de que le tocara, que me mantuviera caliente toda esa
miserable caminata por el barro y aguanieve. Pero eso habría sido una
locura.
Mis dedos hoy parecen ser tan confusos y torpes como mi mente.
No puedo conseguir recomponerlo, mantenerlo unido. Dejo caer la caja
del teléfono en la mano antes de que pueda sacar la batería, enviándola
a estrellarse contra el suelo de cemento. Ava se tensa a mi lado,
alejándose por lo que cualquier PSF que pudiera estar observando
sabrá que no fue ella. Me dejé caer sobre mis rodillas, tocando
rápidamente a ciegas debajo de la mesa hasta que mis dedos se
cerraron alrededor de ella.
el Diablo nos trabaja a todos por sus propios fines y que debemos estar
constantemente en guardia para protegernos de él. Ayuda, a veces,
Página
Ayuda. A veces.
Soy yo.
rizado protegerla. ¿De qué tiene que tener miedo? Nos ha llevado años
ver el patrón de su interés, el cuidadoso proceso de su selección. El
último mes, cuando coincidimos en la tarea de limpieza con otra cabaña
Verde, una niña nos susurró sobre lo que le ocurrió a su compañera de
litera. Mientras yo esté en la habitación, no habrá nadie más para él.
Solo que, la atención de los dos últimos días se ha centrado, afilado de
la nublada crueldad a algo... algo como esto.
—Cuidado —advierte.
—Pequeña… ¡puta!
soldados en negro que llegan a mí. Sí, lo hago. Arrastro la mano hacia
atrás y le doy una bofetada tan fuerte como puedo en la cara, curvando
los dedos en el último segundo. Las uñas que me he roto trabajando día
tras día en esta Fábrica cortan la resbaladiza y carnosa parte de su
mejilla. El aliento sale de él como un soplido de neumático; la sangre
goteando por sus labios sale a chorros, enviando una fina rociada en mi
sudadera.
23
Página
Dos
Lucas
Va a matarla.
1
FEP: Fuerzas Especiales Psi.
brillando bajo las luces blanquecinas. Parecía ebrio con la sensación,
dirigiendo su rostro hacia el oído de ella. Tuve que concentrarme en
controlar mi respiración. Arriba en el techo, los FEP’s merodeaban como
halcones, inseguros de si intervenir o no con la caza que estaba
sucediendo abajo. No sé qué pensaron cuando se miraron entre ellos,
pero sí sé que no hicieron una maldita cosa para detenerlo cuando se
puso más endemoniadamente audaz. Patanes inútiles. Se lo que
“buscar” significa. Iba a desvestirla justo aquí, en frente de todo el
mundo. Usar eso como excusa para degradarla. Controlarla totalmente.
Ahí mantengo las cosas que no quiero que los entrenadores cojan,
encerradas fuertemente donde ningún cuchillo puede cortarlas, ningún
látigo puede picarlas y choque de electricidad puede vaciarlos. Cuando
era un niño, uno pequeño, estaba en un lugar donde las historias
cogían forma… donde Greenwood en verdad existía. En clase, estaría
escuchando el dron de nuestro profesor un minuto y al siguiente,
peleando contra gigantes con Sammy, huyendo de hechiceros,
defendiendo nuestro árbol de las ratas monstruo. Si la señora Brown
me llamaba, olvídalo. Ya no estaba. Cuando despertaba de eso, ya sea
porque alguien pateaba mi silla, los otros chicos se estaban riendo de
mí, o la campanilla sonaba, dejaba la habitación aun oliendo la tierra
húmeda en el bosque, sintiendo un cosquilleo en las palmas. Mi
corazón aun estuviera estrellándose contra mis costillas.
Muy bien.
impacto.
Un golpe de Calma Control es como tomar un baño helado donde
el agua ha sido cortada con tijeras. Los entrenadores lo usaron con
nosotros al comienzo, encendiéndolo y apagándolo por horas, pero
pararon después de un año, cuando se dieron cuenta que el uso diario
hacía que demasiados niños se resquebrajaran. Y, déjame decirte,
puedes reparar huesos rotos y coser demasiados cortes, pero no puedes
volver a juntar una mente después que se quiebra en mil flamantes,
furiosos pedazos.
—¡Tú sabes que se supone que tiene que pasar, maldita sea! —
Está gritando Tildon—. ¡Ella me atacó! Es mi trabajo…
29
Pero más que eso, quiero cubrir a Sam. Quiero cubrirla, así
ninguna de estas personas pueda verla así, demasiado débil incluso
para levantar su cabeza. Los otros niños apenas están saliendo de su
aturdimiento, despertándose de regreso a esta pesadilla. Aunque, se
quedan en las posiciones que les han enseñado a tomar…boca abajo,
manos en la parte trasera de sus cabezas. Gota, gota, gota hace la lluvia
a través de los agujeros en el techo, salpicándolos, hacia sus
contenedores de plástico. La habitación huele a animal mojado, orina y
humo de cigarrillo. La luz titila mientras el viento se levanta.
Dijeron que a veces los atan a las cercas fuera del Jardín, pero el
aislamiento es el nivel más alto de la enfermería. Mínimamente
Página
acolchadas celdas sin luz. Los chicos están rotos, o necesitan ser rotos.
Cada cabello de mi cuerpo parece que pincha y presta atención.
Joder.
Con ellos.
corazón.
Cojo a Sam por debajo de las axilas como si fuera una de las muñecas
de Mia y trato de ponerla de pie, dándole la vuelta hacia mi cuando
Olsen da un pequeño giro en su dedo. Sus rodillas no resistirán y con
sus manos atadas detrás de ella, no la puedo sujetar tan gentilmente
como me hubiera gustado. No puedo voltearme y darle la espalda a los
uniformes negros para protegerla de esto, tomar los golpes por ella. Hay
una voz en la parte trasera de mi cabeza diciéndome que la agarre y
huya, incendiar el edificio y solo irme, pero no puedo —no puedo—, mi
necesidad de vivir, de encontrar a Mia, es una soga alrededor de mi
cuello. Nos estoy colgando a los dos con ella.
Está eso.
33
Página
Tengo que cargarla encima de mi hombro, sujetando sus piernas
sobre mí con un brazo. Muchas veces, pierdo completamente el rastro
de Olsen mientras marcha a través de la lluvia y el lodo, sus brazos
balanceándose sobre su poncho. No hay manera de protegernos del
aguacero, me recuerdo que se supone que tengo que ser un dron sin
sentimientos. No puedo estar frio o furioso o incluso golpear de vuelta al
FEP cuando ella se voltea y grita:
—Mantén el ritmo.
Cuando llegué aquí por primera vez, entré en pánico por el poco
tiempo que había para encontrar a Mia y sacarla, pero la ligera rápida
culpa que vino con el pensamiento de tener que dejar a los otros hervía
los contenidos de mi estómago. Pero, ahora que estoy aquí, estoy tan
malditamente alegre que estos niños se estén yendo, no importa las
circunstancias. Ningún otro lugar en el mundo es peor que este
campamento. No hay lugar tan húmedo, frío y sucio. Creo que el sol se
ha olvidado que este lugar existe.
Se arrastra adentro.
Estoy en shock.
35
Estoy…
Página
El fuego está llamando mi nombre. Está susurrando palabras de
ánimo, cosas dulces. Quiere salir, para que avive el calor hasta que sea
un vórtice que no puede y no será detenido. La espalda de Olsen está
frente a mí y no hay energía alimentando la cámara en la esquina
superior de la habitación. Se convierte en una opción, una real, en
convertirla a ella, a este lugar, en cenizas. Creo que puedo dominar
incluso a la tormenta afuera.
Esto ha ocurrido antes. Tal vez no a Sam… tal vez a otra chica.
¿Muchas chicas? Estoy sorprendido de no estar brillando en la
oscuridad. El dolor en mi cabeza, en mi pecho, me hace balancear.
—Le gusta tu cabello, creo —dice Olsen, casi más para ella misma
que para Sam—. Eso es bastante fácil de arreglar.
Por primera vez en siete años, no hay nadie vigilándome. Hay una
36
separe de ella.
—Lucas —susurra.
—Oye, Sol —susurro. Apodo de mis padres para ella, Sammy Sol.
La palabra se atasca en mi garganta, saliendo cruda—. Lo siento. Dios,
lo siento mucho… quería matarlos, a todos ellos…
anormales.
Página
Sam parece recordar dónde estamos de repente, rompiendo de su
propio aturdimiento. Intenta tirar de su mano hacia atrás a través de
los barrotes, pero no voy a dejarla ir.
Su rostro se ve tan nervioso que sé que es más que eso. Sam tiene
su orgullo. No quiere que la vea de esta manera, a pesar de todo. Esta
podría ser la única oportunidad que tengo de hablar con ella; tiene que
saber que la única cosa que me importa es que esté a salvo y con vida, y
que odio no poder abrazarla y tocarla y...
pequeño dispositivo.
—No lo sé. Ellos la tomaron antes de que... antes de que
cambiara. Yo ya había pasado por ello, pero querían tomarla como
medida de precaución. No paraban de decir eso. Precaución. Oí a uno de
ellos decir que sería traída aquí, pero… —Es la primera vez que he
admitido esto en voz alta, y se siente igual de horrible y amargo como
sabía que lo haría—. No sé si sobrevivió al atravesar el cambio. Cuándo
sucedió. Qué es.
—Ya basta —dice Sam, y esta vez tiene éxito en alejarse de mí—.
Lucas, mírame. Mírame. —Tan impotente contra ella, como siempre, lo
hago—. Los Rojos que estuvieron aquí estaban… muy rotos. No creo
que fuera su culpa. Pero fueron los únicos lo suficientemente valientes
como para tratar de hacer algo. Defenderse. No los odié entonces, y no
voy a odiarlos ahora. No tengo miedo.
—¿Cuándo…?
—¿El mismo viejo Lucas? —Tengo que bromear sobre esto, estoy
tan desesperado por una pequeña parte de este sentir normal.
Normalidad. No asquerosamente horrible—. Desafortunadamente. Solo
que ahora, soy un poco más inflamable.
—Afortunadamente.
Trato de no irradiar.
garras.
Finalmente, Sam hace la pregunta que ha estado flotando
Página
—¿Lucas?
—¿Pero no tú?
—Tortuga.
—¿Era la primera vez que él hizo eso? —le digo—. ¿Cuánto tiempo
tiene él…?
entre nosotros, y odio que tenga que llenarlos, que tenga que decirle
esto. Odio todos los que sí. ¿Qué si nos hubiéramos quedado donde
estábamos y tratado de luchar por eso? ¿Qué si yo hubiera llegado a
Thurmond con Sam y Mia y hubiera sabido, al menos, donde podría
encontrarlas?—. ¿Qué pasó?
—Por supuesto.
No sé qué decir para que eso no fuera horrible y ofensivo para las
personas que la criaron. No puedo hacer nada, sino apoyarme en la
caja. Sam hace lo mismo, y trato de imaginar cómo sería si no hubiera
esa barrera entre nosotros, si hubiéramos vivido nuestras vidas de la
manera que se supone debería ser exitosa. Las cosas perdidas, juegos,
bailes, estudiar, esas cosas solo me dejan hueco. Pero sé que Sam está
allí. Sé que ella está.
—No como solía hacerlo —le digo—. Hay otras cosas en las que
me tengo que enfocar. Recuerda. —Ojalá que todavía tuviera la clase de
corazón para llegar a las historias que solía. Eran tan puras y simples.
Y debido a que estábamos haciendo las reglas, siempre tenía que ser el
héroe.
—Pienso en ellos todo el tiempo —dijo Sam—. Aquí está este, Mia
era la bruja y ella se hizo cargo de la fortaleza y te sostuvo cautivo. No
puedo recordar por qué me estaba arreciando con sus animales de
peluche, sin embargo.
Tengo que sonreír. Mia tenía un gusto por lo dramático. Era más
feliz como una hechicera, una reina malvada, o de monstruos y aún
más feliz si mamá la dejaba asaltar su maquillaje para completar el
look.
—Y estoy tan feliz, tan feliz... —Su voz deja de salir mientras traga
saliva—. Te extrañé. ¿Es esto real? No puedo... ¿esto está pasando
realmente?
—Voy a apostar que te extrañé más —le digo con un calor que no
tiene nada que ver con lo que soy, pero quién soy yo, que quiero ser—.
Se siente lo mismo. —Nunca me dejaste.
48
Página
Tres
Sam
Algo está mal.
—Descartada.
Oigo un paso, luego otro, un paso más ligero que se refleja. Algo
chasquea, el garrote saliendo de su gancho. Ahora reconozco el sonido.
Es un hematoma en mi memoria, uno que nunca va a sanar
completamente.
Alguien está respirando fuerte, y no soy yo. Tampoco creo que sea
Lucas.
¿Lo haré?
—¿Quién está ahí? —Mi voz suena poco natural en voz alta a mis
oídos, incluso en un susurro. ¿Cuánto tiempo había estado durmiendo?
Habría oído a alguien entrar; el chirrido de la puerta por sí mismo me
habría sacudido fuera de la capa más profunda del sueño.
Duele…
Azota fuera de la jaula tan rápido que creo que está volando. Se
va por el camino en que debe haber entrado, a través de la brecha que
Tildon hizo tratando de forzar la puerta fuera. Me ahogo en mi próximo
aliento cuando su resbaladizo cuerpo se frota contra la primera mordida
por última vez. Si trata de salir, no morderá de nuevo. Está tan asustada
como tú.
mente está luchando de nuevo a través de los años, pero nada de eso
importa porque ocurrió antes de ir a través del cambio. No puedo
recordar cómo diferenciar a una serpiente de otra, y al final, en realidad
no importa. Está demasiado oscuro para ver algo. Lo único que sé es
que no me siento bien.
piel al frío. Se siente bien, en realidad. Hay algo hirviendo justo debajo
de mi piel; siento que burbujea en mi estómago, demasiado, hasta que
Página
¡Por favor!
Página
59
Página
Cuatro
Lucas
Nos levantamos una media hora antes de que lo haga el resto del
campus, y no con las penetrantes alarmas a través de los altavoces,
pero el sonido metálico de un PSF arrastrando su porra sin reservas a
lo largo de la ventanilla del barracón. Cuando has entrenado a tu
cuerpo y mente a descansar sin caer en un sueño profundo, es
suficiente para despertarte y hacerte salir de la litera para cumplir con
la rutina de la mañana de lavarse, ponerse el uniforme, hacer la cama,
prestar atención, en espera de instrucciones. Veo hacer todo en un solo
movimiento.
Lo único que había sido capaz de hacer era vigilar a Tildon para
asegurarme que no desaparecía en ningún momento, ¿pero y después
de las rotaciones de la cena? No había forma de saberlo con seguridad.
Se podría haber ido de nuevo, deslizándose fuera cuando debería de
estar en su barracón.
—Las tareas del día son las siguientes —comienza el regulador del
campus. Escucho solamente lo suficiente para saber que soy escolta
médica, no asignado al bloque de la cabina de Sammy. Estoy cuidando
a un montón de niños que no son ella, pero, no me han rotado a alguna
cabina de Azules para confirmarme a mí mismo que Mia no está ahí.
61
F14 se vuelve hacia ellos, con los ojos como la aburrida y plana
piedra arenisca. Si no fuera porque el PSF estaba cerca, creo que los
niños se esparcirían como ratones. Nuestra proximidad está
desgastando sus nervios.
62
Llamar a los reguladores del campus ayer fue una apuesta, pero
pensé que había valido la pena. La única cosa que me importaba en ese
momento era mantenerlo alejado de ella.
Había sido tan estúpido como para asumir que era demasiado
cobarde para intentarlo de nuevo y pillarme. Debería haber sabido
mejor, que estoy entre él y su presa.
Golpeo los hombros con una PSF que transportaba una pila de
cajas en sus brazos, pero se concentra demasiado en no dejarlos caer
nivelándome con un comentario hiriente o cortante. Señalo a la niña
que está a un lado para dar paso a las filas y cajas, y que por poco no
chocamos con dos mujeres en batas grises. Enfermeras, creo. Están
entrando y saliendo, gritando: ¡Pasando! Con lo que parecen ser bolsas
de sangre en sus manos.
Oh, pienso.
¿Ha comido algo? ¿Le han traído agua, por lo menos? Vengo con
mil maneras que puedo preguntar a Olsen acerca de ella sin tener que
hacerlo, pero ninguno funcionó. Todos me hacen parecer como si no
tuviera corazón.
No hay resultados.
No hay resultados.
hasta aquí sin pensar en una? Soy tan estúpido que no se me había
ocurrido intentar cerrar la puerta.
Página
—¿Quién te dijo que vengas aquí? —preguntó. No podía leer su
expresión ahora. Sus palabras tensas.
¿Podré asustarlo para callarlo? Creo que sí. Doy un paso adelante
y él da un paso generoso para atrás. Los entrenadores nos enseñaron a
luchar con los puños, así como el fuego. Querían fuerza en el cuerpo,
no fuerza en la mente. Pero él sabe, ¿no lo haría? Que no debemos
hacer nada sin órdenes, que supuestamente mi voluntad ha sido
lisiada. Dos cuestiones con eso: no puede estar tan asustado de mí
como yo pienso, pero cuando descubra que las reglas no se aplican a
mí, se lo dirá a alguien. Es imposible que no lo haga. Estos adultos
están todos en el mismo lado.
—¿Orfeo?
El nombre me corta como una navaja a través de mi columna
Página
No puedo. Respira.
—Pero hay una Natalie Orfeo que está catalogada en el Plan Belle.
Eso es en Texas, al parecer.
Nunca seré asignado allí una vez que los entrenadores cuenten
todo sobre esto. Ellos me mantienen desde hace meses, intentando
romperme ¿le harían daño a ella con el fin de hacerme daño? Eso
funcionaria. Dios mío. No habría ningún lugar seguro para este tipo de
dolor.
—Espera, espera.
—¿Por qué?
—¿Cómo?
cabeza para ocultar lo desesperado que estoy y saber más. Puede pasar.
Puedo salir de aquí, y lo más importante, puedo sacar a Sam, también.
Página
—M27
—Lucas.
—Lucas…
apedreado caminando a casa todos los días de la escuela por los niños
más grandes. Estoy llorando como el chico al que le dijeron que tiene
Página
que dejar su mejor y único amigo atrás. Estoy llorando como el niño
que observaba a ambos padres sangrando delante de él, que observó a
los hombres con uniformes romper la mano de su hermana porque ella
no lo soltaba.
—¿Cuál es?
—¿Su pierna?
—¿Estás diciendo que Tildon tiene algo que ver con esto?
—Tenemos que…
—Entendido.
cabeza, así que no puedo escuchar lo que están diciendo. Kore parece
ser la única en estar al borde de la histeria y solo necesita un
Página
—Lo sé, Sammy. Pero ¿Qué otra canción se supone que llamaría
tu atención?
—Chispas…
—Mia…la medicina…
—No, medicina, luego Mia. Tienes que volver sobre tus pies
primero.
Demasiado tarde.
81
Página
Cinco
Sam
Oigo la canción mientras los pájaros están en lo alto de las ramas
de nuestro árbol en Greenwood. Me vuelvo hacia el sonido, tratando de
imaginar que es una manta fresca, una que va a apagar el calor a fuego
lento atrapado dentro de mi cabeza y mi pierna. No estoy sorprendida,
en lo más mínimo, cuando abro los ojos y veo a Lucas.
Solo... confundida.
―Sean rápidos.
que lo haga…
Se van el tiempo suficiente en el que me voy a la deriva hacia la
bruma de dolor y no estoy en la superficie de nuevo hasta que siento
manos sobre mí.
―No, esto no… para... ―Trato de poner mis labios en torno a las
palabras pero salen arrastrándose, mezclándose juntas. Cuando abro
los ojos otra vez, veo un uniforme negro, Psi cosido en rojo sobre el
corazón, y trato de torcerme lejos.
―Soy yo. ―Lucas está por encima mío, bloqueando las luces del
techo. No puedo ver su rostro. Quiero ver su rostro.
No.
NO.
―No… Lucas…
―Gracias...
Y eso es todo. Eso es todo lo que nos queda, esperar. Cierro los
ojos, concentrándome en hacer que el sonido de mi respiración sea tan
tranquilo como pueda manejarlo, pero todavía suena como una
tormenta húmeda de viento en mis oídos. Está oscuro, tan oscuro y
apretado, y frío. Y sin nada más en lo que concentrarme, queda solo el
puro y abrasador dolor en mi pierna.
Las botas que los PSF usan son lo suficientemente pesadas como
para siempre poder oír cuando vienen. Son el sonido de fuerza; que
pisotean sobre todo. Estiro el cuello hacia atrás, mirando a través de
una grieta en la madera.
Una puerta cruje abierta cuando las botas negras vienen cerca,
más cerca, más cerca.
―Sí. ―Así es como va a tratar de salir, con esta locura. Sabía que
no reconocerían su rostro. Todo los PSF aquí han estado trabajando
juntos durante años.
84
ya sea que sea el más pesado, o que tenga un mejor agarre. Me siento
caer de nuevo, mi cabeza conecta con el lado de la jaula.
―¡Cuidado! ―gruñe Lucas.
Uno de los PSF murmura algo sucio en voz baja, y todo el cajón se
balancea de nuevo con sus primeros pasos hasta que alcanzan su
ritmo. Cuando miro a través de la división en la madera de nuevo, veo
los amplios hombros de Lucas, matorrales extendiéndose a lo largo de
ellos. Camina con rigidez, manteniéndose por delante de nosotros a
medida que comenzamos a subir las escaleras.
Por favor, Dios, por favor, déjanos salir de esto, por favor no nos
abandones, dame la fuerza para ser librada de este miedo —son
fragmentos de oraciones que no puedo recordar plenamente. Mi
garganta duele con la necesidad de decir las palabras en voz alta.
―No puedo creer que nos quedamos atrapados con esta mierda.
Nuestra suerte, ¿no?
Por favor, ayúdanos, por favor, déjanos lograrlo, nunca más te voy
a pedir algo... por favor, Dios. Sé que Él no concede deseos, sé que no es
su papel, pero solo una vez, solamente por esta vez, quiero creer que yo
tenía razón, y no mi padre. Quiero creer que Él estará allí como una
mano que guía.
Por favor, pienso. Por favor, déjalo lograrlo sin ningún problema...
Deja que el conductor piense que es alguien de Thurmond. Deja que los
PSF de Thurmond piensen que vino con el conductor.
Poco a poco.
Moviéndose.
Funcionando.
El camión no se mueve.
―¡Separen todo!
―¡Lucas!
Esto no puede ser. Esta no puede ser la última vez que lo veo. Que
oiga su voz. No Lucas, por favor, Dios, no él.
Trato de esforzarme para salir del barro. El agua está llenando los
pozos profundos que mis pies han dejado atrás. Voy a hundirme una
pulgada en el agua.
Trato de llegar hasta él, pero está demasiado lejos, está
demasiado lejos, y toda, hasta la última pieza de esperanza se quema
dentro de mí.
89
Página
Seis
Lucas
NO HAY ninguna bala.
Hay hambre…
Sed…
Dolor…
91
Página
Siete
Sam
DESPUÉS DE SEMANAS de lluvia y oscuridad, una mañana él
está allí al borde del Jardín.
Justo… allí.
93
Página
Prologo
NEGRO es el color que no es color en absoluto.
Traición.
Es el fuego.
La chispa.
Es nuestro color.
lugar.
Página
Miré hacia atrás y hacia adelante dos veces antes de subir sobre
el montón caído de ladrillos que una vez había sido la cara de una
sucursal bancaria y dejé escapar un siseo de dolor entre mis dientes
cuando el lado de mi mano se raspó en algo irregular. Le di una patada
al objeto —un metal C que había caído de su logo— con irritación, e
inmediatamente me arrepentí. El estrépito y el chirrido rebotaron en los
edificios cercanos, casi enmascarando las débiles voces y los pasos de
pies siendo arrastrados.
—¡Limpio!
—Limpio…
¿Refugio?
No eran soldados.
Más risas.
—Oh, Dios, nunca pensé que estaría tan malditamente feliz de ver
rosquillas…
¿Era esto lo que sucedía cada vez que un grupo salía? Los
agentes habían sido tan insistentes en ir a buscar suministros para
ellos mismos; había asumido que era porque tenían miedo de que si
alguno de los chicos era cogido, inmediatamente delatarían la ubicación
actual del grupo. ¿Pero esta era la verdadera razón? Así que,
¿conseguían tener primera mano en lo que sea que tropezaban?
Una furia fría y helada volvió mis dedos en garras. Mis uñas rotas
cortaron en mis manos; el aguijón del dolor solo añadió agitación en mi
estómago.
Esperé a través del silencio que siguió, la ira quemando con cada
segundo.
Mis cejas se enderezaron ante eso. Sanguijuela. Yo. Esa era una
nueva. Me habían llamado muchas cosas peores, la única parte que me
pareció ofensiva fue la idea de que no podía manejar un viaje de ida y
vuelta por la ciudad sin conseguir ser capturada.
100
2
SEAL: Los equipos Mar, Aire y Tierra de la Armada de los Estados Unidos (en
inglés: United States Navy Sea, Air and Land) o SEAL (acrónimo de SEa, Air and Land),
Página
—Bien. —Gates hizo una bola con la bolsa de papas fritas que
acababa de demoler—. ¿Cuánto de esto estamos trayendo de vuelta?
Podría ir para otra rosquilla…
103
Página
Sobre la
Autora
Alexandra Bracken
104
Página
Traducido
Corregido Y
diseÑado
http www.eyesofangels.net
105
Página