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TRATADO DE TORDESILLAS

El tratado de Tordesillas fue un compromiso firmado en junio de 1494 por representantes


de la realeza española y portuguesa en la ciudad de Tordesillas (Valladolid). En ella se
suscribía un reparto de las zonas de navegación y las tierras conquistadas por ambos
países.
Desde la época de Enrique el Navegante (1394-1460), la meta de la corte portuguesa era
llegar a la India rodeando África. Durante el siglo XV, los descubrimientos y conquistas en
tierras africanas avalaron este objetivo.
Esta comenzó con la primera conquista importante de los portugueses, Ceuta en 1415.
Gracias a que este territorio estuvo en sus dominios, en 1488, Bartolomé Días consiguió
tocar el Cabo de las Tormentas (la punta meridional del continente africano), conocida en
la actualidad como cabo de Buena Esperanza.
Así, el camino hacia la tierra de las especias quedó abierto. Este viaje fue realizado por
primera vez por Vaco da Gama (1469-1524). El 15 de abril de 1498, la flota del
famoso llegaba a Calicut (costa sudoccidental de la India) descubriendo así la ruta del
sudeste, luego llamada ruta a las Indias por el Cabo.
Pero seis años antes de este viaje, los castellanos ya habían llegado a un Mundo
considerado, en principio, asiático. Esto provocaría conflictos entre ambos estados ibéricos.
El genovés Cristóbal Colón (1451-1506), deslumbrado por las teorías geográficas de
Ptolomeo, concibió la posibilidad de llegar a las Indias navegando hacia Occidente.
Presentó su proyecto a la corona Portuguesa que lo consideró inviable. Fue entonces a la
corte de Castilla cuyos reyes adhirieron al proyecto.
Por medio de las Capitulaciones de Santa Fe, los reyes católicos concedieron Colón los
títulos de “Almirante de la mar Océana y Virrey de las tierras que descubriera, más la décima
parte de los beneficios que pudiera conseguir”.
Tras disputas coloniales, españoles y portugueses se repartieron las tierras no europeas
por medio del Tratado de Tordesillas (1494). El mundo quedó dividido por un meridiano
imaginario situado a 370 leguas de Cabo Verde, en dos hemisferios.
Las tierras situadas al oeste del meridiano pertenecerían a la corona castellana y las
orientales a la portuguesa. Como el territorio saliente oriental de América del Sur quedaba
dentro del ámbito portugués, Portugal inició la colonización de Brasil en 1500

HISTORIA
En 1493, después de conocer los informes de los descubrimientos de Colón, los reyes de
España, Fernando e Isabel, acudieron al Papa para impedir que portugueses y otros
posibles demandantes, hicieran reclamos sobre las tierras del Nuevo Mundo.
El Papa español Alejandro VI, para favorecer a los reyes de España, promulgó una serie
de bulas estableciendo una línea de demarcación, de polo a polo, de 100 leguas
(aproximadamente 320 kilómetros), al oeste de las islas de Cabo Verde.
España recibió derechos exclusivos sobre todas las tierras recién descubiertas y por
descubrir en la región al oeste de la línea. Las expediciones portuguesas debían
mantenerse al este de esa línea.
Ninguna otra potencia europea frente al Océano Atlántico aceptó de buen grado esta
disposición papal ni el posterior acuerdo derivado de ella. Por su parte Juan II de Portugal
estaba insatisfecho porque consideraba que los derechos de Portugal en el Nuevo Mundo
eran insuficientes y le restaba espacio marítimo para continuar los viajes hacia África.
Por estos reclamos, los embajadores españoles y portugueses reunidos en Tordesillas
(noroeste de España), si bien reafirmaron la decisión papal, lograron que la línea se
trasladara a 370 leguas al oeste de las islas de Cabo Verde (alrededor de 46° 30W de
Greenwich). El Papa Julio II finalmente sancionó el cambio (1506).
El nuevo límite permitió a Portugal reclamar la costa de Brasil, descubierta por Pedro
Álvares Cabral (1500). La exploración de los territorios brasileños y el establecimiento más
hacia el oeste de la línea de demarcación, en las centurias siguientes, permitieron dar
cabida a los reclamos de Brasil para adentrarse en vastas áreas del interior de América del
Sur.
ACCIONES DE ESPAÑA
La línea divisoria no fue aplicada estrictamente, los españoles no se opusieron a la
expansión portuguesa en Brasil. Lo que si trataron fue detener el avance de Portugal en
Asia, aduciendo que la línea meridiana corría alrededor del mundo dividiéndolo por la mitad
y sólo teniendo en cuenta el Océano Atlántico.
Portugal se resistió y buscó otro pronunciamiento papal que limitase la línea de
demarcación hacia el Atlántico. El Papa León X, que demostraba inclinación por Portugal y
sus descubrimientos, se pronunció a favor mediante la bula Praecelsae devotionis, en 1514.
Durante el período comprendido entre 1580 y 1640, el tratado perdió sentido, ya que el rey
español era también rey de Portugal. Por ese entonces, fue reemplazado por el Tratado de
Madrid de 1750, que otorgó a Portugal el control de las tierras que ocupaba en América del
Sur.
Este último tratado fue inmediatamente repudiado por el monarca católico. En
consecuencia, el primer tratado de San Ildefonso resolvió el problema y España se quedó
con territorios al este del río Uruguay y Portugal con territorios en la cuenca del Amazonas.
Las potencias marítimas protestantes emergentes, particularmente Inglaterra y los Países
Bajos, y la Francia católica romana, no reconocieron esta división del mundo, solamente
entre dos naciones católico romanas, digitada por la autoridad papal
EL EFECTO EN OTRAS POTENCIAS EUROPEAS
El tratado fue relevante históricamente por la forma que fue dividida América Latina en el
Pacífico occidental hasta 1898. Sin embargo, el tratado perdió vigencia en América del
Norte, y más tarde en Asia y África, porque afectaba la colonización, y también por otras
naciones europeas.
Con el declive del poder español y portugués, los países de origen no pudieron sostener
muchas de sus demandas, como tampoco expandirlas en áreas aún sin explorar. Así las
cosas, cualquier estado europeo estaba en condiciones de colonizar territorios vírgenes, o
aquellos débilmente regenteados por Lisboa o Madrid.
Con la caída de Malacca (Malasia) en manos de los holandeses, el VOC (Compañía
holandesa de las Indias Orientales) tomó el control de las posesiones portuguesas en
Indonesia, denominando a Nueva Guinea Occidental y Australia Occidental como New
Holland.
Australia oriental permaneció en la mitad del mundo perteneciente a España hasta que
James Cook la reclamó para Inglaterra en 1770.
CONTENIDO DEL TRATADO
La esencia del Tratado consistió en el convenio de una nueva línea de demarcación, siendo
esta la que, teniendo sus extremos en ambos polos geográficos, pasase a 370 leguas 11
al oeste de las islas de Cabo Verde.12 La gran diferencia con la demarcación establecida
en las bulas pontificias fue que la parte oriental de América del Sur, el extremo este
de Brasil, quedaba ahora adscrito al área de acción de Portugal, lo que posibilitó el
sometimiento a su soberanía cuando en 1500 Pedro Álvares Cabral arribó a las costas
brasileñas.
FIRMA DEL TRATADO Y APLICACIÓN
El Tratado de Tordesillas tenía por objeto resolver la disputa creada tras el regreso de
Cristóbal Colón de América, que como recordamos había estado navegando gracias al
reino de Castilla. De regreso a España, arribó primero en Lisboa, Portugal.
Allí pidió otra reunión con el rey Juan II para presentarle la noticia sobre las tierras recién
descubiertas. Puesto en conocimiento, el rey de Portugal envió una carta amenazante a los
reyes católicos declarando que, por el Tratado de Alcaçovas (1479) ratificado en 1481 por
la bula papal Æterni regis, la corona de Portugal tenía garantizada la propiedad sobre los
territorios ubicados al sur de las Islas Canarias.
Por lo tanto, todas las tierras descubiertas por Cristóbal Colón pertenecían de hecho a
Portugal. Además, el rey lusitano declaró que ya había puesto en marcha un plan para que
una flota conducida por Francisco de Almeida, partiera y tomara posesión de las nuevas
tierras. Una vez leída la carta, los reyes de España cayeron en la cuenta de que no poseían
dominio militar alguno en el Atlántico para enfrentar a los portugueses.
Idearon entonces una salida por la vía diplomática. El 4 de mayo de 1493, el Papa Alejandro
VI (español), lanzó la bula Inter caetera mencionada en el punto 2. Otra bula, Dudum
siquidem, titulada Extensión de la Donación Apostólica y Donación de las Indias (25 de
septiembre de 1493), otorgó a toda España las tierras continentales y las islas que hubieran
pertenecido o pertenecieran a la India, incluso al este de la línea.
DEMARCACION DE LA LINEA LIMITROFE

Primeras líneas de demarcación propuestas para el Tratado de Tordesillas (1495–1545).


El Tratado de Tordesillas sólo especificaba la línea de demarcación como una raya derecha
de polo a polo a 370 leguas derechas al poniente de las islas de Cabo Verde. No
especificaba la línea en grados de meridiano, ni cuantas leguas entraban en un grado, ni
identificaba la isla desde la que debían contarse las 370 leguas.13 El tratado declaraba que
esas materias serían establecidas por una expedición conjunta que nunca se llevó a cabo.
Expirado el plazo acordado de diez meses sin que se reunieran los expertos de ambas
partes, el 15 de abril de 1495 se acordó que la reunión se efectuara en julio de 1495 en
algún punto fronterizo, pero tampoco se llevó a efecto. La demarcación del límite nunca se
realizó y cada parte interpretó el tratado a su conveniencia
DIFICULTADES PARA ESTABLECER LA DEMARCACION DE LA LINEA
Los navegantes de la época no se ponían de acuerdo respecto de cuantas leguas había en
un grado de meridiano, entre los españoles se encontraban opiniones entre: 14 y 1/6, 15,
16 y 2/3, 17 y 1/2 y 21 y 3/8 leguas por grado. Lo mismo ocurría entre los portugueses,
entre los cuales había opiniones de 18, 20 o 25 leguas por grado. No era entonces conocido
exactamente el tamaño de la esfera terrestre y por lo tanto la distancia entre cada meridiano
variaba de acuerdo a la longitud que se le atribuía a la esfera, esto hacía que aunque se
estuviera de acuerdo en cuantas leguas había en un grado de longitud, su distancia en
kilómetros variaría de acuerdo al tamaño atribuido a la Tierra, y a la latitud a la que se
midieran. En esa época era posible para determinar la latitud mediante la observación de
la estrella polar con un cuadrante o un astrolabio, pero para la determinación de la longitud
la única manera de poder fijar distancias en el mar y la única forma muy imprecisa de
determinarla era por medio del tiempo empleado en recorrer una distancia determinada.
Esto requería velocidades constantes y además no había relojes precisos.
Aunque los portugueses sabían navegar determinando la latitud, Colón y los demás
navegantes españoles navegaban utilizando la brújula. Entonces se creía que, si se
navegaba sobre la superficie terrestre manteniendo una dirección fija con la brújula, la
trayectoria recorrida era un círculo máximo, y un navío que siguiese un rumbo fijo llegaría
a dar la vuelta al mundo volviendo al punto de partida. Este concepto se refleja en la
utilización de la palabra derecha en el tratado. Pedro Nunes fue el primero en señalar la
falsedad de esa creencia y descubrir las líneas loxodrómicas, que presentó al publicar en
1537 en los volúmenes: Tratado sobre navegación marítima y Tratado sobre algunas dudas
de la época sobre navegación marítima. Al seguir un rumbo fijo no se puede regresar al
punto de partida y la trayectoria se acerca a uno de los polos asintóticamente. Los mapas
de la época muestras las distorsiones provocadas por este error trazando una raya que solo
pasaba por los polos en el meridiano de origen, por ejemplo el Planisferio de Cantino de
1502, que es la más antigua representación portuguesa conocida en la que aparece la línea
de Tordesillas. La línea de demarcación estaba situada a mitad de camino entre el cabo
San Roque, punto extremo nordeste de América del Sur, y el estuario del río Amazonas,
aproximadamente a los 42°30'O y se distorsiona dejando en el hemisferio portugués
toda Groenlandia, Terranova y parte de Labrador. Por el sur se interna más al occidente en
Sudamérica dejando el cabo de Santa Marta al oriente. El error de dibujar los mapas con
base en los rumbos magnéticos, que es el conocimiento existente al firmar el tratado, era
favorable a los portugueses, que ampliaban así sus territorios en Brasil, por lo que fue
sostenido en sus mapas y reclamaciones.
La primera opinión española sobre la posición de la línea del tratado fue la del
catalán Jaume Ferrer de Blanes en 1495, realizada a solicitud de los reyes de Castilla y
Aragón. Ferrer consideró que la línea de demarcación debía establecerse desde 18° (de 20
y 5/8 leguas por grado) al occidente de la más central de las islas de Cabo Verde, la isla
de Fogo(que según él estaba a 15°O), estableciendo que la línea del tratado estaba a los
42°25'O, pero creía que el tamaño de la esfera terrestre era un 21,1% más grande que el
que en realidad es. Ferrer también estableció que la legua debía ser de 32 estadios
olímpicos (6,15264 km), de esta manera la línea de Ferrer coincidía con el meridiano
45°37'O, Para resolver el problema proponía un viaje en forma triangular, pero que no
conocía que calculaba por línea loxodrómica y no por un arco de círculo máximo.

Mapa de Juan de la Cosa (1500). Se muestra el Nuevo Mundo en la parte superior (en
verde) y el Viejo Mundo en la parte central e inferior (en blanco).
En el mapa de Juan de la Cosa de 1500 aparece una línea de polo a polo titulada liña
meridional que pasa por las islas Cabo Verde. Algunos especulan que podría tratarse de la
primera representación gráfica conocida referida al Tratado de Tordesillas, en caso de que
fuera la línea de origen desde donde contar las 370 leguas.
En 1518 el español Martín Fernández de Enciso localizó la línea a los 47°24'O, pero creía
que la esfera terrestre era un 7,7% más pequeña de lo que es, por lo que su línea pasaba
a los 45°38'O.
ACTUALIDAD
La mayoría de los mapas históricos actuales brasileños muestran la línea de demarcación
a 48° 42'O pasando cerca de las ciudades de Belén de Pará y de Laguna. En esta fue
construido en 1975 un monumento conmemorativo o marco del tratado. La línea
corresponde a donde finalizaba la capitanía de Santana de acuerdo a la carta de donación
del 21 de enero de 1535.
Los mapas hispanoamericanos muestran en general la línea pasando por Cananéia,
coincidente con la capitulación firmada el 21 de agosto de 1536 entre la reina Juana
y Gregorio de Pesquera Rosa, por la cual se le otorgaron beneficios sobre 50 leguas de
costa: la tierra adentro que comienza desde donde dicen la Cananea hazia el rio de Santa
Catalina.
En 2007 España y Portugal inscribieron al tratado en la Unesco como patrimonio
documental recomendado para su inclusión en el Registro de la Memoria del
Mundo del Programa Memoria del Mundo.
COLEGIO PARTICULAR
“JERUSALEM”

GEOGRAFIA
“TRATADO DE TORDESILLAS”

INTEGRANTES:
JEANCARLA CONDORI
MILAGROS PINTO
NAJHELI FERNANDEZ
CURSO: 6to DE SECUNDARIA
AÑO: 2018

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