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La escritura expresiva como herramienta terapéutica

Seguro que ya has oído hablar de la escritura expresiva. Durante los últimos 20
años, un buen número de estudios han demostrado los efectos beneficiosos que
escribir acerca de los eventos traumáticos o estresantes experimentados en
primera persona tiene sobre la salud física y emocional, tanto en poblaciones
clínicas como en no clínicas.
El formato habitualmente utilizado en estos estudios ha consistido en pedir al sujeto
que escriba sobre este tipo de eventos durante 15-20 minutos a lo largo de 3 a 5
días.
El resultado obtenido en la gran mayoría de estos estudios es una mejora
significativa tanto física como psicológica en comparación con aquellos que
escriben sobre temas neutrales.
Curiosamente, el impacto inmediato de la escritura expresiva es por lo general un
aumento a corto plazo del estado de ánimo negativo y de los síntomas físicos en
comparación con los controles, sin embargo, en el medio y largo plazo se ha
encontrado evidencia de beneficios para la salud en términos de resultados
evaluados objetivamente, así como en la percepción subjetiva de salud emocional.

¿Por qué funciona la escritura expresiva?


Aunque el mecanismo exacto por el cual la escritura expresiva aporta beneficios
para la salud todavía no está claro, hay una serie de explicaciones posibles que se
analizan a continuación, y que nos darán una idea de la complejidad de este
mecanismo:
La catarsis emocional.-
Hay poco apoyo para la hipótesis inicial de que la escritura expresiva opera a través
de un proceso de catarsis emocional o ventilación de sentimientos negativos.
Escribir sólo acerca de las emociones asociadas con un trauma no es tan
beneficioso como escribir conjuntamente sobre el evento y las emociones
(Pennebaker y Beall, 1986).
Por otra parte, como se dijo anteriormente, la escritura expresiva resulta en un
aumento inmediato del afecto negativo en lugar de un alivio inmediato de la tensión
emocional, y los beneficios para la salud obtenidos no parecen estar directamente
relacionados con la cantidad de emoción negativa o malestar que se expresa
(Smyth, 1998).

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La inhibición emocional y la confrontación.-
Hacer frente a las emociones inhibidas anteriormente puede reducir el estrés
fisiológico que resulta de la inhibición, aunque parece poco probable que sea la
única explicación.
La teoría de Pennebaker (1985) propone que la inhibición sirve como factor de
estrés acumulativo en el cuerpo y se asocia con una mayor actividad fisiológica y la
generación de pensamientos obsesivos o rumiatorios sobre el evento.
Hacer frente mediante la escritura a estas emociones inhibidas libera esa tensión
fisiológica, permitiendo además la integración cognitiva y una mejor comprensión
de la situación traumática o estresora.
El procesamiento cognitivo.-
Un sistema computarizado de análisis de texto (Pennebaker y otros, 2001), fue
diseñado específicamente para determinar si ciertos marcadores lingüísticos
podrían estar asociados con mejoras en la salud.
El hallazgo más constante fue que, en el transcurso de la escritura, los participantes
cuya salud mejoró habían utilizado más palabras relacionadas con emociones
positivas, un número moderado de palabras vinculadas a emociones negativas y un
mayor número de palabras relacionadas con el procesamiento cognitivo de la
experiencia (palabras como “comprender” o “darse cuenta” y palabras causales
como “porque”).
Los resultados sugieren que el desarrollo de una narrativa coherente ayuda a
reorganizar y estructurar la memoria traumática, lo que resulta en esquemas
internos más adaptativos.
La exposición.-
La ya conocida eficacia de la exposición prolongada como tratamiento para el
estrés post-traumático, ha llevado a pensar que la escritura expresiva puede
producir la extinción de las respuestas emocionales negativas mediante la escritura
repetida de los recuerdos traumáticos (Lepore et al, 2002).
Aunque se trata de una hipótesis que ha obtenido resultados contradictorios, perece
existir evidencia suficiente de que algunos de los beneficios de la escritura expresiva
pueden ser el resultado de la exposición repetida a las experiencias emocionales
negativas.
La escritura expresiva en la práctica clínica.-
La escritura expresiva se ha estudiado principalmente en entornos de investigación
cuidadosamente controlados, con resultados que en muchos casos pueden
generalizarse más allá del laboratorio.
Pero además, y teniendo a su favor su gran simplicidad, la escritura expresiva
parece tener un gran potencial como herramienta terapéutica en diversos entornos
clínicos o como un medio de autoayuda, ya sea por sí misma o como complemento
a las terapias más tradicionales (más recomendable).

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Límites y precauciones.-
Como ya se ha dicho, parece más razonable el uso de la escritura expresiva como
complemento a otras técnicas en el contexto de una intervención terapéutica más
amplia, no debiendo sustituir al tratamiento médico o psicológico adecuado.
Por otra parte, también se comentó que la escritura expresiva se asocia
generalmente con un aumento inmediato de los afectos negativos. Esta angustia a
corto plazo no parece sin embargo ser perjudicial ni plantear un riesgo a largo plazo
para los pacientes.
Se recomienda informar a los pacientes que pueden dejar de escribir en cualquier
momento, si así lo desean, y que las sesiones de escritura no deberían superar
inicialmente los 20 minutos, aunque pueden optar por seguir escribiendo una vez
que se acabe el tiempo si fuera factible.
Pese a estas precauciones, que deben tenerse en cuenta, el gran número de
estudios llevados a cabo hasta la fecha evidencian que la escritura expresiva es
razonablemente segura para los participantes, incluso si no llegan a obtenerse
beneficios específicos.
En esta línea, ya se han obtenido resultados prometedores usando tareas de
escritura basadas en el correo electrónico (Sheese et al, 2004), como intervención
de base para el tratamiento del estrés post-traumático (Lange et al, 2000) y en
intervenciones con parejas que superan una infidelidad (Snyder et al, 2004).
Parece claro que la aplicación cada vez más extendida de la escritura expresiva en
la práctica clínica irá aportando nuevos datos y evidencias que nos ayudarán a
entender los mecanismos que subyacen a su evidente impacto sobre la salud física
y emocional.

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