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Biografía de Manuel Quintin Lame

(El Borbollón, Cauca, 1880 - Ortega, Tolima, 1967) Líder indígena colombiano. Pasó su infancia al lado de su
gente indígena del pueblo paez, ayudando a su padre y a sus hermanos mayores en las faenas agrícolas.

En 1901 Manuel Quintín Lame fue cogido en una batida que realizó el ejército gubernamental y trasladado a
Panamá, donde prestó el servicio militar durante tres años, época que aprovechó para aprender a leer,
escribir y adquirir algunas nociones sobre historia.

Durante los años siguientes, al mismo tiempo que se dedicaba a las faenas agrícolas, participó y organizó la
defensa de los derechos de los indígenas paeces y de otras comarcas como Tierradentro y Silvia, en el
Departamento del Cauca. Consultó abogados y luego decidió afrontar el asunto por su propia cuenta. Lame
compró los libros El abogado en casa y el Código Civil, textos que le sirvieron para realizar su objetivo en
favor de los indios.

Extendió su acción política a través de la presentación de memoriales y demandas ante las autoridades
competentes; de visitas a altos funcionarios del gobierno central; y mediante la presentación de informes al
Congreso de la República, en los que expuso la crítica situación de los habitantes de los resguardos
indígenas.

Por este motivo fue encarcelado en varias ocasiones, pero ni la violencia, ni la pobreza, ni el soborno o la
enfermedad lograron doblegar a Lame. Propuso también la creación de una República Chiquita de Indios que
pudiera enfrentarse a la República Grande de los Blancos. Organizó el pueblo de San José de Indias (1922),
donde fundó dos escuelas y un pequeño centro administrativo en el que atendía las reclamaciones de los
indígenas. Durante esta época alternó las gestiones judiciales en defensa de los indios con la redacción de su
libro En defensa de mi raza (1971, texto que recoge su pensamiento y experiencias).

Siguió su labor de defensa de los derechos de los indígenas por la vía legal hasta que, en 1938, el gobierno
decretó la restitución de los resguardos de Ortega y Chaparral. Sin embargo, se trató de una ilusión pasajera,
ya que en 1939 las autoridades municipales se negaron a reconocer la reintegración de los resguardos y
además gravaron las propiedades de los indígenas con impuesto catastral.

Lame regresó a Ortega y continuó enviando sus memoriales hasta el momento de su muerte. Aunque la lucha
por el respeto de los derechos indígenas no ha concluido, su proyecto sobre la representación de los pueblos
indígenas en el Congreso es actualmente un hecho, y cada día encuentran mayor aceptación los esfuerzos de
los indígenas por conservar y mantener su identidad cultural.

Manuel Quintín Lame fue además el inspirador del movimiento lamista, que buscó la reivindicación de algunos
derechos indígenas que fueron consagrados en la Constitución Política Colombiana de 1991, tales como la
posesión de sus territorios, la conservación de su cultura, la educación, la participación en las Cámaras
Legislativas y el derecho a ejercer su propio gobierno.
Mirtin Alv
Biografía

Líder indígena caucano (El Borbollón, Hacienda La Polindara, cercanías de Popayán, octubre 26
de 1880 - Ortega, Tolima, octubre 7 de 1967). Manuel Quintín o Juan Quintín Lame, como aparece
en su partida de bautismo del 12 de diciembre de 1880, de la parroquia de San Miguel Arcángel de
Puracé, fue un indio que asumió la defensa de su gente, en una sociedad en la cual la palabra
indio ha sido insultante. Su padre, Mariano Lame, descendiente de indígenas del pueblo paez, y su
madre Dolores Chantre, cuyos ancestros estaban radicados en la región desde tiempo inmemorial,
vivían con sus seis hijos en un pequeño fundo que ocupaban en calidad de terrazgueros en la
Hacienda La Polindara (mediante la terrazguería, práctica común en el Cauca, el indígena adquiría
la obligación de pagar con días de trabajo no remunerado, el derecho a sembrar una parcela en
tierras que se consideraban propiedad de una hacienda).

Infancia

En ese fundo o "encierro", Manuel Quintín, como se hizo conocer él mismo, al igual que sus dos
hermanos (y que muchos otros niños campesinos de Colombia), fue testigo de las "heroicas"
acciones de los guerreros republicanos. Durante la guerra civil de 1885, luego de que las tropas
gubernamentales derrotaron al ejército rebelde en Silvia (Cauca), llegaron a la casa de los Lame
tres hombres armados que violaron a Licenia, su hermana muda. Ella murió cinco años después,
cuando Manuel Quintín empezó a ayudar a sus hermanos mayores en las faenas agrícolas. Fue
precisamente desde su velorio, cuando Lame empezó a frecuentar el rancho de Leonardo Chantre,
su tío materno, quien viejo, solo y cojo, acostumbraba a leer periódicos viejos durante sus
descansos.

A él y a sus hermanos, el anciano les narraba historias de duendes, de brujas, las cosas que
sucedían en Popayán y les leía fragmentos de las noticias que aparecían en sus periódicos. La
lectura atrajo el interés de Lame, quien solicitó a su padre lo matriculara en la escuela. Como
respuesta, su progenitor le puso al frente un hacha, una hoz, una pala y un güinche y le dijo que
esa era la verdadera escuela del indio. El muchacho optó por esforzarse y aprender con su tío los
rudimentos de la lectura y la escritura, utilizando la tierra, las paredes y las hojas de palmicha para
sus deletreos. También por esta época, Lame fue escogido como "paje" por el patrón de La
Polindara. A cambio, su trabajo fue descontado del terraje que debía pagar su padre, quien, con el
tiempo libre que le quedó, pudo sembrar un papal y con sus frutos comprar varias ovejas y una
vaca parida.

Unos años después, en 1894, los terrenos de El Borbollón fueron vendidos al dueño de la hacienda
de San Isidro, en una transacción que incluyó a los terrazgueros. El nuevo patrón redujo el tiempo
de trabajo de Mariano Lame de cuatro a dos días semanales, y lo autorizó para que cultivara trigo
en una huerta que lindaba con su encierro. La producción de la huerta, que pudo atender gracias a
la rebaja de su terraje, le permitió obtener los recursos necesarios para cumplir su vieja aspiración
de comprar Pichinguará, un lote de 80 fanegadas, a dos leguas del Borbollón. Aquí, al igual que
cuando Manuel Quintín trabajó como paje, quedaba en claro cuánto representaba para el indio, en
términos de bienestar y de capacidad de acumulación económica, el tiempo que debía trabajar
para el hacendado, a cambio de tener acceso a un pequeño "encierro".

Primer contacto con la violencia

A partir de esa época mejoraron significativamente las condiciones económicas de Mariano Lame,
quien ahora distribuía su tiempo y el de sus hijos entre el terraje, el cultivo de Pichinguará y el
negocio de compraventa de vacunos y caballares que allí había establecido. Manuel Quintín, entre
tanto, se hizo cada vez más fuerte y con el tiempo adquirió fama de licencioso, debido a su afición
por las mujeres. Su fama terminó beneficiando a los curas, ya que en 1899 Mariano Lame terminó
costeando las fiestas religiosas que se hicieron cuando las misiones visitaron el sur del país. Con
ello el padre trató de atenuar las continuas recriminaciones de los religiosos por el comportamiento
díscolo de su hijo. Este problema se vio bruscamente interrumpido cuando en noviembre de 1899
Manuel Quintín y dos de sus hermanos fueron atacados por un grupo de liberales que buscaban
atemorizar a la familia Lame, conocida por su apoyo al gobierno.

Manuel Quintín y Gregorio Nacianceno lograron huir, pero a Feliciano, el otro hermano, lo mutilaron
a machetazos y murió poco después. Posiblemente esta experiencia lo predispuso a ingresar a las
filas del ejército gubernamental, en enero de 1901, cuando los indios solteros que asistían a una
fiesta de inauguración de la capilla de San Isidro, fueron rodeados por una patrulla que buscaba
enrolar soldados. Por esa época Lame ya sostenía relaciones estables con Benilda León, con
quien se casaría poco después, haciendo uso de una licencia. Durante su estadía en el ejército,
viajó a Panamá como ordenanza del general Carlos Albán, de quien recibió lecciones de lectura,
escritura y nociones de historia. Su estadía en Panamá fue relativamente corta, ya que a mediados
del año tuvo que ser trasladado nuevamente a Popayán, debido a problemas de salud.

Vinculación al ejercito

La vinculación de Manuel Quintín Lame al ejército se prolongó hasta 1903, cuando concluyó La
Guerra de los Mil Días. Pidió entonces al dueño del Borbollón le diera un "encierro" al lado del de
su padre, en el que se instaló con Benilda y con su pequeña hija Lucinda. A cambio debía trabajar
dos días semanales en la hacienda. Durante los años siguientes, Lame se dedicó a las faenas
agrícolas, que fueron relativamente prósperas, hasta la muerte de su esposa a finales de 1906.
Después de ese golpe empezó a sentirse insatisfecho y a desear adquirir las tierras en las que
vivía, desentendiéndose así del pago del terraje. Propuso entonces la compra de las tierras al
dueño de la hacienda, quien rechazó de plano la oferta. A partir de entonces, su insatisfacción se
empezó a manifestar en forma encubierta. Se volvió descuidado en su trabajo, bebedor y
mujeriego.

Sin embargo, alrededor de 1911, se casó con Pioquinta León. Su segundo matrimonio coincidió
con la desmembración del Cauca Grande, que forzó a los empresarios payaneses a buscar nuevos
ingresos en la ganadería, utilizando las tierras de la cordillera Central. La reorientación de la
economía tuvo como resultado la valorización de las tierras y llevó a los hacendados a imponer
restricciones a sus terrazgueros, consistentes en la reducción de sus "encierros", la prohibición
para sembrar rozas en montes apartados de éstos y la obligación de colocar cercas. Tales
medidas, que significaron una importante reducción de los ingresos de los indígenas, indujeron a
Lame a consultar a un abogado en Popayán, quien le confirmó que los títulos de propiedad del
dueño de la hacienda eran válidos y que no cabía ninguna acción legal contra él.

Primeros ideales y lucha política

A pesar del concepto del abogado, Lame decidió estudiar el asunto por su cuenta y adquirió el
Código Civil, así como un libro titulado El abogado en casa, textos ambos cuyo estudio y uso
posterior le permitieron asumir directamente la defensa de los derechos de los indígenas. También
buscó que el patrón le redujera el tiempo de terraje para reunir ciertos ahorros y adquirir tierra
propia; sin embargo, su solicitud fue rechazada tajantemente. Empezaron entonces a germinar sus
ideas sobre el derecho del indio a la posesión de la tierra de sus ancestros. Al exponerlas ante su
padre, éste le asignó una porción de tierra en Pichinguará, que había cambiado de nombre para
llamarse San Alfonso. La oferta no fue suficiente.

Manuel Quintín empezó a divulgar sus ideas de casa en casa, primero entre el círculo de parientes
y amigos y luego a los terrazgueros de las haciendas circunvecinas. En un principio fue escuchado
con recelo, pero poco a poco sus actividades en defensa de los indios le fueron ganando
ascendiente entre ellos. Lame se había dedicado a enfrentar las injusticias de mayordomos y
vaqueros, presentando sus denuncias ante los alcaldes e inspectores, basándose en los
conocimientos adquiridos en los libros de leyes. Para el desarrollo de tales actividades obtuvo la
colaboración de Jacinto Calambás, de la parcialidad de Coconuco, quien actuó como su secretario.
Luego el cabildo de la parcialidad de San Isidro lo nombró jefe, representante y defensor general,
hecho que muestra el respaldo que obtenía entre su gente. Por esa época dejó de descontar
terraje, a pesar de las advertencias del mayordomo.

Se presentó entonces ante el patrón, a quien le habló de las leyes que impedían el desalojo del
"encierro", donde estaban los cultivos que él había plantado, y le explicó sus ideas sobre el
derecho ancestral del indio a la tierra. Para contrarrestar la influencia que iba tomando Lame, los
hacendados emprendieron campañas para desprestigiarlo. Entre tanto, él continuó sus labores de
adoctrinamiento, en contra de la obligación del indio al pago de terraje. Nuevos indios se fueron
sumando a su equipo de secretarios, y entre 1915 y 1917 se incorporaron indios de otras
comarcas, como Tierradentro y Silvia, en el Cauca. Los indios comenzaron a negarse a pagar
terraje y algunos fueron detenidos.

De otra parte, los mayordomos empezaron a ser amenazados e incluso golpeados. El temor de los
hacendados aumentó a raíz de la toma pacífica de la población de Paniquitá, en 1914. Allí los
indios entraron en medio de chirimías y cohetones, y se agolparon a escuchar el discurso de
Manuel Quintín Lame, quien les señaló que las palabras del Himno Nacional eran una mentira, al
igual que la independencia, porque a los indios no les habían devuelto sus tierras. Luego, a la
orden del líder, los indios se marcharon de la población antes de que llegara la policía. Se
adelantaron entonces gestiones para enfrentar a los indios entre sí, lo que creó un bando
"antiquintinista", y tuvieron lugar enfrentamientos entre los indios.

Ese año Lame se trasladó a Tierradentro, atendiendo una llamada de los indígenas paeces,
quienes luchaban contra la invasión de las tierras de sus resguardos por parte de extraños
radicados en Inzá. Decidió entonces ir a Bogotá a exponer la posición de los indios y, de paso,
visitó varias comunidades indígenas del Tolima, que también tenían problemas de tierras. En
agosto de 1914 ya estaba en la capital, donde se entrevistó con Marco Fidel Suárez, en ese
momento ministro de Relaciones Exteriores, y con el ministro de Guerra. Por iniciativa del primero
de ellos se le facilitó el acceso al Archivo Nacional; allí estudió las cédulas reales de los
resguardos, a las cuales se remitiría en futuros escritos. También presentó ante el Congreso las
denuncias formuladas por las comunidades paeces de Tierradentro.

Persecución política

A su regreso de la capital, a fines de 1914, se reunió con los cabildos de las comunidades
indígenas de Tolima, Huila, Tierradentro, Cauca y Valle, con la idea de llevar a cabo un
levantamiento general, que se planeó para el 14 de febrero de 1915. La idea de este levantamiento
era la de formar una "República Chiquita" de indios, que operara al margen de la de los blancos.
Los indios debían alzarse y apoderarse de las fincas para distribuir las tierras equitativamente.
Conocido el plan por las autoridades, Lame fue capturado el 22 de enero de 1915, en el pueblo de
Coetando, en Belalcázar, y trasladado a Popayán, ciudad en la cual estuvo preso durante nueve
meses.

Después de su reclusión aparentó entregarse a las faenas agrícolas, pero mantuvo sus actividades
políticas. De esta forma logró desorientar a las autoridades que lo vigilaban y neutralizar los
continuos rumores sobre la continuación de sus actividades proselitistas. Llegó a ser detenido en
algunas poblaciones del Cauca, a las que se desplazó por distintos motivos, pero estas
detenciones dieron pie para que Lame se quejara de las persecuciones de que era objeto, las
cuales, a su vez, no eran infundadas. Los hacendados presionaban a las autoridades para que
detuvieran al indio, a pesar de que no existían cargos que permitieran hacerlo en el marco de la
ley. Sin embargo, el asalto del estanco de Silvia (Cauca) perpetrado por los indios, y las
declaraciones de dos de los participantes sobre un proyecto para atacar pueblos y haciendas de la
cordillera, dio base para que se ordenara su detención.

Pero cuando la orden de captura se fue a hacer efectiva, Lame desapareció. Se dedicó entonces a
recorrer los pueblos, veredas y resguardos de la cordillera y a organizar su "gobierno chiquito"
entre los indígenas del Cauca, Valle, Huila, Tolima y aun Nariño. Para entonces sus demandas no
se limitaban a la supresión del pago del terraje, sino que buscaban que los indios tuvieran
representación en el Congreso Nacional, para que pudieran expedir leyes que les fueran
favorables. En junio de 1916 las actividades políticas de Manuel Quintín Lame se suspendieron a
raíz de su detención en San Isidro. De allí fue remitido a Popayán, a pesar de los esfuerzos de los
indios de la región por liberarlo. En esta oportunidad su encarcelamiento dio lugar al desarrollo de
debates periodísticos en Popayán, en los cuales la oposición al gobierno del presidente José
Vicente Concha (1914 -1918) se burlaba del Ejecutivo por considerar a Lame como un peligro para
su estabilidad.

Lucha armada

Al mismo tiempo, en la región crecía el temor por las posibles reacciones de los indios. La libertad
incondicional de Manuel Quintín Lame, ordenada por el juez en septiembre de ese año, no hizo
sino encender el debate, debido al temor que inspiraba Lame en ciertos sectores. Una vez libre,
Lame lanzó su consigna sobre la reconquista de Tierradentro y emplazó al alcalde de Belalcázar
para que desocupara la población, lo cual dio lugar a un enfrentamiento entre los dos dirigentes, en
el cual Lame resultó herido. A pesar de esta derrota, en noviembre de 1916 dirigió a los indígenas
que se encaminaron a Inzá, donde fueron repelidos por las autoridades y por los indígenas que se
le oponían, encabezados por Pío Collo. El enfrentamiento, en el que las fuerzas de Lame fueron
repelidas, dejó un saldo de seis muertos, catorce heridos y varios indígenas paeces detenidos.

Lame continuó entonces sus operaciones dentro de la clandestinidad. Después de encabezar


algunos asaltos a fincas para abastecer a sus seguidores, se dirigió a Puerto Asís, de donde
regresó a raíz de la muerte de su esposa Pioquinta. Después, en abril de 1917, encabezó un asalto
a la hacienda San Isidro, que, al parecer, tuvo por objeto concentrar la atención de las autoridades
en ese lugar, y huir hacia Cajibío. Para esa época, próxima a las elecciones, los liberales buscaron
el apoyo de Lame, cuyos seguidores, sólo en el Cauca, ascendían a 50.000 indios. Lame optó por
apoyarlos, sin embargo, uno de los miembros de la comisión liberal encargada de dialogar con el
dirigente, lo entregó a las autoridades a cambio de 400 pesos. Se organizó entonces una
emboscada, que logró sus objetivos a principios de mayo de 1917. Lame no sólo fue detenido, sino
golpeado brutalmente y conducido de nuevo a Popayán.

Detención y encarcelamiento

Esta vez la detención del dirigente fue larga y penosa. Tuvo que esperar cuatro años para que se
llevara a cabo la audiencia pública para juzgarlo y, en la prisión, se le dio un trato que minó su
salud, tal como lo denunció el propio Lame en carta dirigida al fiscal del juzgado, el 3 de octubre de
1918. En el juicio, que se realizó en abril de 1921, Lame asumió su defensa. Habló durante quince
días consecutivos y, finalmente, el jurado de conciencia lo declaró culpable por los delitos de hurto,
asonada, fuerza y violencia, y fue condenado a cumplir cuatro años y unos meses de prisión. Al
computársele el tiempo corrido desde su detención, fue dejado en libertad el 23 de agosto de 1921.
Entretanto, el encarcelamiento del líder había obligado a los indios a replegarse, al tiempo que se
adoptaban medidas que iban contra su unidad. En 1920 se extinguieron varios resguardos del
Tolima, que fueron parcelados y absorbidos por hacendados y dirigentes indios deseosos de
ampliar sus terrenos.

Supremo Consejo de Indios

Varias comunidades indígenas formaron el Supremo Consejo de Indios, bajo la dirección de José
Gonzalo Sánchez y Eutiquio Timoté, para defender los derechos y propiedades de los indígenas.
Al salir Manuel Quintín Lame de prisión, fue llamado al Tolima para unirse al movimiento. Luego de
pasar por Ortega, decidió volver a Bogotá a presentar sus quejas ante los "altos poderes". A
principios de 1922 estaba en la capital, explicando los daños que sufrían los indígenas como
consecuencia de la parcelación de los resguardos. Posteriormente, sin obtener ningún resultado
concreto, regresó al Tolima y luego se dirigió al Huila, departamento en el que también había
fuertes presiones para parcelar los resguardos indígenas. En marzo de 1922, en San Roque de
Caguán, en el Huila, las autoridades atacaron a los indígenas cuando celebraban una minga o
reunión a la que asistiría Lame.

En el choque resultaron muertos tres indígenas y otros más heridos, y Lame tuvo que huir
nuevamente. Mientras tanto, el dirigente se defendía mediante memoriales enviados a las
autoridades para demostrar que no era responsable de la masacre. Paralelamente trataba de dar
solución a los problemas que vivían los indígenas de Ortega y Chaparral, cuyos resguardos habían
sido parcelados. En un incidente que se produjo durante una minga que se hizo para levantar las
primeras viviendas en Llano Grande y fundar el pueblo de San José de Indias, tuvo un intercambio
de insultos con un vecino y terminó en la cárcel del Guamo. Esta vez su prisión fue corta y salió
libre a fines de julio de 1922. En julio de 1924 se encontraba nuevamente en Bogotá, presentando
sus quejas ante el gobierno. Luego retornó al recién fundado pueblo de San José de Indias, para
dirigir su organización. Durante esta época alternó las gestiones judiciales en defensa de los
indígenas, con la redacción de su libro El pensamiento del indio que se educó en las selvas
colombianas, publicado bajo el título En defensa de mi raza (1971), que recoge su pensamiento y
experiencias.

Últimos esfuerzos por los derechos indigenas

Poco después se produjo su rompimiento con José Gonzalo Sánchez y Eutiquio Timoté, a raíz de
la decisión de éstos de vincularse al partido comunista, en 1930. Lame, profundamente católico,
nunca simpatizó con los postulados "ateos" de los comunistas. En 1931 fue nuevamente
encarcelado, cuando la violencia política llegó hasta San José de Indias. En esa oportunidad
fueron masacrados 17 indios del lugar, mientras otros 37 quedaron heridos. Manuel Quintín Lame
fue conducido a la cárcel de Ortega, donde fue sometido a torturas y malos tratos durante los dos
años de su permanencia en prisión. Al salir pudo apreciar de cerca los estragos de la violencia y el
estado de postración en que había sumido a las comunidades indias. Siguió entonces su labor de
defensa de los derechos indígenas por la vía legal, hasta que en 1938 pareció coronar el éxito, al
decretar el gobierno la restitución de los resguardos de Ortega y Chaparral.

Sin embargo, se trató de una ilusión pasajera. En 1939 las autoridades municipales, incitadas por
los hacendados, se negaron a reconocer la reintegración de los resguardos y, además, gravaron
las propiedades indígenas con el impuesto catastral. Una vez más Manuel Quintín Lame presentó
sus quejas ante las autoridades municipales y departamentales, sin obtener ningún resultado.
Luego se dirigió a Bogotá, donde llegó a fines de 1942. Poco logró el dirigente en la capital, más
allá de una conferencia que organizó el Instituto Etnológico Nacional para que expusiera sus
planteamientos. Regresó a Ortega y desde allí continuó dirigiendo sus memoriales a las distintas
autoridades, hasta poco antes de su muerte. Aunque la lucha por el respeto de los derechos
indígenas en que se comprometió este líder no ha concluido, su proyecto sobre la representación
de los pueblos indios en el Congreso es ya un hecho y cada día encuentran mayor aceptación los
esfuerzos de los indígenas por conservar y mantener su identidad cultural.

Marta Herrera Ángel

 Esta biografía fue tomada de la Gran Enciclopedia de Colombia del Círculo de Lectores, tomo
de biografías.

Cronología

 1880 Nace el 26 de octubre de 1880, en la Hacienda La Polindara, cercanías de Popayán.

 1901 Ingresa al ejército gubernamental.

 1906 Muere su esposa Benilda León.

 1911 Se casa con Pioquinta León.

 1915 Su adoctrinamiento a los indios contra la obligación a pagar por terrajes se extiende a
otras comarcas, el 22 de enero es capturado por sus planes de levantamiento.

 1917 Encabeza asalto a la hacienda San Isidro, en mayo es detenido de nuevo.

 1921 Es dejado en libertad el 23 de agosto.

 1922 Explica en Bogotá los daños que sufrían los indígenas por la parcelación de los
resguardos, lo vuelven a encarcela.

 1924 Vuelve a Bogotá a presentar sus quejas ante el gobierno.

 1931 Lo vuelven a encarcelar.

 1938 El gobierno decreta gobierno la restitución de los resguardos de Ortega y Chaparral.

 1942 Participó en una conferencia del Instituto Etnológico Nacional.

 1967 Muere el 7 de octubre, en Ortega, Tolima.

Obras destacadas

 Los pensamientos del indio que se educó en las selvas colombianas (1939).
HISTORIA DEL CAFÉ EN COLOMBIA ALV

No existe plena certeza sobre las condiciones en que llegó el café a Colombia. Los indicios
históricos señalan que los jesuitas trajeron semillas del grano a la Nueva Granada hacia 1730, pero
existen distintas versiones al respecto. La tradición dice que las semillas de café llegaron por el
oriente del país, portadas por algún viajero desde las Guyanas y a través de Venezuela. El
testimonio escrito más antiguo de la presencia del cafeto en Colombia se le atribuye al sacerdote
jesuita José Gumilla. En su libro El Orinoco Ilustrado (1730) registró su presencia en la misión de
Santa Teresa de Tabajé, próxima a la desembocadura del río Meta en el Orinoco. El segundo
testimonio escrito pertenece al arzobispo-virrey Caballero y Góngora (1787) quien en un informe a
las autoridades españolas registró su cultivo en regiones cercanas a Girón (Santander) y a Muzo
(Boyacá).

Los primeros cultivos de café crecieron en la zona oriental del país. En 1835 tuvo lugar la primera
producción comercial y los registros muestran que los primeros 2.560 sacos se exportaron desde
la aduana de Cúcuta, en la frontera con Venezuela. De acuerdo con testimonios de la época se le
atribuye a Francisco Romero, un sacerdote que imponía durante la confesión a los feligreses de la
población de Salazar de las Palmas la penitencia de sembrar café, un gran impulso en la
propagación del cultivo del grano en esta zona del país. Estas semillas habrían permitido la
presencia de café en los departamentos de Santander y Norte de Santander, en el nororiente del
país, con su consecuente propagación, a partir de 1850, hacia el centro y el occidente a través de
Cundinamarca, Antioquia y la zona del antiguo Caldas (ver mapa Arribo y expansión del café en
Colombia).

No obstante esos desarrollos tempranos, la consolidación del café como producto de exportación
en Colombia sólo se dio a partir de la segunda mitad del siglo XIX. La gran expansión que tuvo la
economía mundial en ese periodo hizo que los hacendados colombianos encontraran atractivas
oportunidades en el mercado internacional. Poco a poco Estados Unidos se consolidaba como el
consumidor más importante de café en el mundo, mientras Alemania y Francia se convertían en
los mercados más interesantes de Europa.

Los grandes hacendados colombianos ya habían tratado de aprovechar las oportunidades que
ofrecía la expansión de la economía internacional. Entre 1850 y 1857 se dio en el país un auge
exportador de tabaco y quina, y posteriormente al cuero y al ganado en pie. Esos tempranos
esfuerzos de exportación de productos agrícolas colombianos resultaron tremendamente frágiles,
pues respondían a una búsqueda de rentabilidad derivada de los altos precios internacionales,
más que a la intención de crear una base sólida y diversificada de ventas al exterior. Cuando
terminaba la bonanza de precios, la producción del respectivo sector entraba en una fase de
decadencia, lo que daba al traste con cualquier intento de consolidación empresarial.

El café también tuvo una expansión especulativa de este corte, generado por la coyuntura de los
buenos precios internacionales entre finales de los años setenta del siglo XIX y comienzos del siglo
XX. En este periodo la producción anual de café pasó de unos 60.000 sacos de 60 kilos (la unidad
de medida internacional para la comercialización del café es un saco de 60 kilos de café verde) a
cerca de 600.000. Esta expansión se dio principalmente en las grandes haciendas de los
departamentos de Santander y Cundinamarca, cuyos propietarios tenían acceso al mercado
bancario internacional para financiar sus proyectos. Por eso no es extraño que a finales del siglo
XIX esas dos regiones respondieran por más del 80% de la producción nacional.

Con la caída de los precios internacionales, que se registró en la transición del siglo XIX al siglo XX,
la rentabilidad de las grandes haciendas se fue al piso. Como si eso fuera poco, la Guerra de los Mil
Días, que tuvo lugar en los primeros años del nuevo siglo, les dio otro duro golpe a los grandes
hacendados, ya que les imposibilitó mantener las plantaciones en buenas condiciones; esta
circunstancia, sumada a hecho de que estos productores se habían endeudado en el exterior para
desarrollar sus cultivos, los arruinó. Las haciendas cafeteras de Santander y Norte de Santander
entraron en crisis, y las de Cundinamarca y Antioquia se estancaron.

La crisis de las grandes haciendas trajo consigo uno de los cambios más significativos de la
caficultura colombiana. Desde 1875 se había comenzado a ampliar el número de pequeños
productores de café en Santander, en algunas zonas de Antioquia y en la zona del denominado
Viejo Caldas. En las primeras décadas del siglo XX ya se había consolidado un novedoso modelo de
desarrollo exportador cafetero basado en la economía campesina, impulsado por la migración
interna y la colonización de nuevas tierras en el centro y occidente del país, principalmente en los
departamentos de Antioquia, Caldas, Valle y el Norte del Tolima. La expansión de esta nueva
caficultura, sumada a la crisis de las grandes haciendas, hizo que a principios del siglo XX el
occidente colombiano tomara la delantera en el desarrollo cafetero del país.

Esta transformación resultó muy favorable para los propietarios de pequeñas parcelas que
estaban incursionando en el sector. El cultivo del café era una opción muy atractiva para los
campesinos, en la medida en que ofrecía la posibilidad de hacer un uso permanente e intensivo
de la tierra. Bajo el esquema productivo de la agricultura tradicional, basado en el procedimiento
de roza y quema, la tierra permanecía improductiva durante un largo período de tiempo. En
cambio el café ofrecía la posibilidad de tener una agricultura intensiva, sin mayores
requerimientos técnicos y sin sacrificar el cultivo de productos para la subsistencia, generando las
condiciones para el crecimiento de una nueva caficultura, dominada por pequeños propietarios.

Aunque los nuevos cafeteros campesinos demostraron tener una gran capacidad para crecer al
margen de las coyunturas de los precios internacionales, Colombia no tuvo un gran dinamismo
relativo en el mercado mundial en este periodo. Como se observa en el siguiente gráfico, en el
período entre 1905 y 1935 la industria del café en Colombia creció de una forma dinámica, gracias
a la visión de política de largo plazo derivada de la creación de la Federación Nacional de
Cafeteros (FNC) en 1927.

En 1930 Colombia se consolidó como el segundo productor de café en el mundo


La unión de campesinos y pequeños productores en torno a la Federación les ha permitido
afrontar retos comunes de logística y comercialización que individualmente no hubiesen podido
sortear. Con el tiempo, y a través de la investigación en Cenicafé, fundado en 1938, y del Servicio
de Extensión agrícola, se desarrollaron sistemas de cultivo y de trazabilidad que permitieron
diferenciar al producto y garantizar su calidad. Actualmente la tierra del café en Colombia
comprende todas las cordilleras y zonas montañosas del país, generando ingresos a más de
563,000 familias productoras del grano.

2El café de Colombia es una indicación geográfica protegida, que fue reconocida en forma oficial
por la Unión Europea el 27 de septiembre de 2007.12 Dicha denominación se le otorga al café
100% arábigo (coffea arabica) producido en las regiones cafeteras de Colombia, delimitadas entre
la latitud Norte 1° a 11°15, longitud Oeste 72° a 78° y rangos específicos de altitud que pueden
superar los 2.000 metros sobre el nivel del mar. El término café de Colombia también es una
marca de certificación registrada en Estados Unidos el 7 de julio de 1981,3 y en Canadá el 6 de
julio de 1990.4 Así mismo, está reconocido como Denominación de Origen Protegida en otros
países del mundo,5 como Ecuador,6 Bolivia7 y Perú.8

A nivel mundial, Colombia es el primer país productor de café9 y el mayor productor de café suave
en el mundo.10 Los principales países importadores del café de Colombia son Estados
Unidos, Alemania, Japón, Países Bajos y Suecia.

Durante el siglo XX el café fue el producto primordial dentro de las actividades comerciales
colombianas, registrando exportaciones de hasta 2.560 sacos. Desde los años veinte, Colombia
ocupó el primer lugar como productor mundial de café suave.11

Los principales departamentos productores de café en Colombia son: Nariño, Norte de


Santander, Antioquia, Valle del
Cauca, Cundinamarca, Huila, Cauca, Tolima, Caldas, Quindíoy Risaralda, conocidos los tres últimos
como el Eje Cafetero.

Historia del café en Colombia[editar]

Existen varias versiones relacionadas con la llegada del café a Colombia. Algunos indicios históricos
señalan que los jesuitas trajeron el grano a la Nueva Granada hacia 1730. Por otro lado dicen que
este producto llegó gracias a un viajero que venía de las Guayanas a través de Venezuela.

El más antiguo testimonio escrito acerca del cafeto en Colombia se le atribuye al sacerdote jesuita
José Gumilla, quién en su libro El Orinoco Ilustrado (1730) registró la presencia del producto en la
misión de Santa Teresa de Tabajé, llevada a cabo en cercanías a la desembocadura del río Meta en
la Orinoquía.el café colombiano es el más suave a nivel mundial12

El segundo testimonio escrito fue elaborado por el arzobispo-virrey Caballero y Góngora (1787),
quién en su informe a las autoridades españolas registró su cultivo en regiones cercanas
a Girón (Santander) y Muzo (Boyacá).
Desde 1835 se comenzó a cultivar comercialmente el grano de café en Colombia13 en Salazar de
las Palmas, Norte de Santander. Gran parte del incentivo a la producción se le atribuye a Francisco
Romero, sacerdote de la época que imponía a los feligreses de la población, durante la confesión,
la penitencia de sembrar café. Esto fue un gran impulso para la propagación del cultivo del grano
en esa zona del país. Con estas semillas se logró una posterior expansión y presencia del cultivo en
departamentos como Santander, Norte de Santander, Cundinamarca, Antioquia, el Centro del país
y posteriormente en el sur.

La consolidación del café como producto de exportación en Colombia sólo se dio a partir de la
segunda mitad del siglo XIX. La expansión que tuvo la economía mundial en ese período hizo que
los hacendados colombianos del oriente del país encontrarán oportunidades atractivas en el
mercado internacional. Pasado el tiempo, Norteamérica iba consolidándose como el consumidor
más importante de café en el mundo. Así mismo, Alemania y Francia se convertían en los
mercados más interesantes de Europa.

En los años setenta del siglo XIX, el café empezó a cotizarse en las bolsas mundiales y se convirtió
en la moneda internacional de los países productores, entre los cuales
estaban Brasil, Salvador, Guatemala y México. Colombia emergió como exportador de café y
productor mundial en la década de los noventa.

Años más tarde, en la transición del siglo XIX al XX, se registró una caída de los precios en el
mercado internacional repercutiendo en la rentabilidad y economía de las grandes haciendas.
Sumado a esto, el desencadenamiento de la Guerra de los Mil Días, imposibilita una adecuada
manutención de las plantaciones; hecho que termina por arruinar los cultivos dejando
endeudados en el exterior a los hacendados del país, quienes entraron en crisis con sus fincas en
los diferentes departamentos cafeteros de aquel entonces.

Esta crisis de las grandes haciendas produjo uno de los cambios más significativos en la caficultura
colombiana. Desde 1875 se había comenzado a ampliar el número de pequeños cafeteros en
Santander y Antioquia. En la primera década del siglo XX se había logrado consolidar un novedoso
modelo de desarrollo exportador cafetero impulsado por la colonización de nuevas tierras,
principalmente, en los departamentos de Antioquia, Caldas, Valle del Cauca y Tolima. Esto,
además de la crisis de las grandes haciendas, hizo que a principios del siglo XX el centro-occidente
colombiano tomara la delantera con respecto al desarrollo cafetero del país. Esto resultó favorable
para los propietarios de pequeñas parcelas que apenas incursionaban en el sector. El cultivo del
café se convirtió en una opción muy atractiva para los campesinos, en la medida que ofrecía la
posibilidad de hacer uso permanente e intensivo de la tierra, puesto que permitía alternar los
cafetos con otros cultivos de pan coger, básicos para la subsistencia. Se forjó entonces una
economía campesina de pequeños propietarios rurales que optimizan su mano de obra familiar y
que aún hoy subsisten.

En las dos primeras décadas del siglo XX, se organizó una asociación de productores colombianos
de café, que celebró su primer congreso en Bogotá en 1921. Durante el segundo congreso,
efectuando en Medellín en 1927, se constituyó la Federación Nacional de Cafeteros, compuesta
por los productores de café de las distintas regiones del país inscritos en ella y organizada como
una persona jurídica de derecho privado de carácter gremial sin ánimo de lucro cuyo objetivo
principal se endereza a lograr una caficultura organizada y mundialmente competitiva.

Hacia 1960, Colombia era, después de Brasil, el segundo productor mundial de café de todas las
clases, con 892 547 hectáreas cultivadas y 578 041 toneladas de producción, equivalentes a 5 937
749 sacos y a una exportación por valor de $2 124 492. En ese momento, el precio del grano
en Nueva York era de US$ 0.43 la libra de cuatrocientos sesenta gramos. Sin embargo, en aquella
época, los países productores de café empezaron a vivir tiempos difíciles debido a las nuevas
siembras de café en África, producido a bajísimo costo. (Factores Colombianos, 1962). Ello obligó a
los países productores a suscribir un pacto mundial cafetero con el propósito de regular la
producción y evitar que un exceso del grano en el mercado produjera una caída dramática de los
precios internacionales. El pacto mundial cafetero se rompió a finales de los ochenta. Hoy, los
países productores de café pasan de cincuenta, de los cuales Brasil, Colombia y México son los
principales, con el 53% de la producción mundial.14

En 1983, las exportaciones ascendieron a 8 990 859 sacos de sesenta kilos. Los principales países
compradores de café colombiano son Estados Unidos, Alemania, Japón, Holanda, Suecia y la Unión
Europea. A marzo del 2000, el precio del café colombiano en la bolsa de Nueva York era de US$
1.19 por libra.15 En enero de 1999, el eje cafetero quedó devastado por un terremoto. La mayor
parte de las fincas cafeteras fueron destruidas o semidestruidas. Sin embargo, ese año el café
representó un 3,7% del producto interno bruto nacional y un 37% del empleo agrícola.

En 2000, para atender la demanda interna y algunos pedidos externos, Colombia tendría que
importar el grano debido a la precariedad de sus últimas cosechas. La importación se haría
efectiva a partir de 2001, o antes, si las cosechas no mejoran. Los posibles vendedores serían
Ecuador, Perú y Centroamérica».16

En 2005 el gobierno de Colombia reconoció el estatus de Denominación de Origen al producto. En


junio del mismo año se presentó la solicitud de Indicación Geográfica Protegidaante la Unión
Europea para el Café de Colombia. Dicho reconocimiento fue otorgado el 27 de septiembre de
2007.

Fondo Nacional de Café[editar]

En 1940, el Fondo Nacional del Café se define como una cuenta de naturaleza parafiscal (según
la Constitución de 1991) cuyo objetivo plortaroritario es contribuir a la estabilización del mercado
cafetero. Los ingresos corrientes del fondo provienen de la venta del café, que a su nombre realiza
la Federación en el interior del país y en el exterior; la remuneración por servicios que preste; los
originados en impuestos y contribuciones, y los provenientes del rendimiento de las distintas
inversiones, incluidas las financieras. La vigilancia del control fiscal está a cargo de la Contraloría
General de la República. 17
Los objetivos básicos del Fondo Nacional del Café son tres: a) intervenir en el mercado cafetero
nacional y del exterior con el propósito de promover el consumo de café colombiano, regular
la oferta y demanda de café y buscar un régimen estable de precios internos, adecuado a los
requerimientos de la industria cafetera nacional y al manejo macroeconómico del país, mediante
el ordenamiento de la producción, de la comercialización interna y externa, y la retención de los
excedentes no exportables; b) contribuir, mediante la utilización de sus recursos, al cumplimiento
de los pactos internacionales que en materia de café suscriba al Estado, y c) promover y financiar
programas de investigación científica, extensión, diversificación, educación, salud, cooperativismo,
bienestar social y demás que contribuyan al desarrollo, fortalecimiento y defensa de la industria
cafetera colombiana y al equilibrio social y económico de la población radicada en zonas
cafeteras.18

Federación Nacional de Cafeteros[editar]

Artículo principal: Federación Nacional de Cafeteros de Colombia

Desde 1927,19 la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia ha tecnificado y fomentado los


cultivos mediante la selección de calidades, y ha establecido una especial protección y defensa del
elemento humano dedicado al cultivo del grano con programas de desarrollo y diversificación en
las zonas cafeteras. Asimismo, ha regulado las exportaciones y defendido los precios en
los mercados extranjeros.20

La creación de la Federación Nacional de Cafeteros permitió a los productores establecer un


mecanismo de diálogo con el gobierno y el impulso de políticas para el desarrollo del sector. La
unión de campesinos y pequeños productores en torno a la Federación les permitió afrontar retos
comunes de logística y comercialización desde ese entonces.

Regiones cafeteras[editar]

Plantaciones de café en Quimbaya, Quindío.

El café se cultiva, preferencialmente, en terrenos entre 1.300 y 2.000 m de altitud. Sus


plantaciones ocupan en la actualidad más de un millón de hectáreas con una producción anual de
unos doce millones de sacos. Los principales departamentos productores de café
son Huila, Antioquia, Tolima, Caldas, Valle del
Cauca, Cauca, Risaralda, Santander, Cundinamarca, Nariño, Quindío, Norte de Santander, Cesar, La
Guajira, Magdalena, Boyacá, Meta, Casanare y Caquetá.212223

Con el tiempo, y a través del Centro Nacional de Investigaciones de Café - Cenicafé fundado en
1938,24 y del Servicio de Extensión Rural25 de los Comités Departamentales de Cafeteros se han
desarrollado sistemas de cultivo y de trazabilidad permitiendo diferenciar el producto y garantizar
su calidad. Actualmente el Café de Colombia se produce en todas las cordilleras y zonas
montañosas del país, generando ingresos a más de 500.000 familias productoras del grano.

Denominaciones de origen[editar]

Amazónico

Proviene de los departamentos de Caquetá y Putumayo, ubicados en la región sur oriental de


Colombia, específicamente donde se observa el pie de monte amazónico. La caficultura en esta
región se da cerca de zonas de reserva forestal de gran importancia ecológica por su rica bio
diversidad, paisajes y fuentes de agua que surten gran parte de la Amazonia colombiana.26
Denominación de origen por otorgar.

Altura: Alcanza hasta los 500 metros sobre el nivel del mar.

Cosecha: La época de cosecha principal es el segundo semestre del año con un 80% de la
producción, mientras que el 20%restante se recoge en mayo y julio.

Lluvias: La humedad relativa promedio es del 80% y la precipitación anual se ubica entre los 3 mil y
4 mil m.m.

Perfil de taza: Notas silvestres, su fragancia ligeramente herbal, su acidez media- baja, cuerpo alto
y sabor suave

Antioquia

27 28 Denominación de origen por otorgar.

Cauca

Esta región, ubicada al suroeste de Colombia en el llamado "Macizo Colombiano, se caracteriza


por su clima y altura homogéneas. Los suelos derivados de cenizas volcánicas recibe corrientes
frías de los volcanes Sotará y Puracé hacia el oriente. Los cafetales del Cauca retienen ácidos y
azúcares dentro del grano, los cuales son importantes para sus atributos de acidez dulzor y
suavidad.29 Denominación de origen otorgada el 10 de agosto de 2011.

Altura: Alcanza hasta los 1.700 metros sobre el nivel del mar.

Cosecha: El 90% de la cosecha principal se recolecta entre abril y junio.


Exposición al sol: Niveles de alta intensidad del brillo solar genera déficit hídrico en los meses de
julio y agosto y condiciones propicias para la floración

Temperatura: Temperatura diurna cercana a los 11 grados centígrados, con temperatura media de
cerca de 18°C.

Lluvias: Los ciclos de precipitación de la región tienen una estación de lluvia intensa en el año, que
tradicionalmente se presenta en el segundo semestre del año, luego de un periodo seco que
termina en Agosto-Septiembre. Los rangos de precipitación (promedio 2,069, mediana 2,170
milímetro de lluvia) puntos de rocío (12.5 y 12.3 grados).

Perfil de taza: Café de Cauca tiene homogeneidad y balance, presenta acidez alta, cuerpo medio,
impresión global balanceada, limpia, suave con algunas notas dulces y florales.

Casanare

Proviene principalmente del municipio de Támara, en las laderas del piedemonte llanero.
Denominación de origen por otorgar.

Altura: Alcanza hasta los 1.160 metros sobre el nivel del mar.

Temperatura: Temperatura promedio de cerca de 21°C.

Perfil de taza: Notas a nuez tostada, cuerpo medio, acidez baja con aroma a dulce y caramelo.

Huila

30 Denominación de origen otorgada el 16 de abril de 2013.

Nariño

Esta región, ubicada al suroeste de Colombia en el Nudo de los Pastos, se caracteriza por su
diversidad topográfica y su riqueza de vertientes. Los suelos de los andes nariñenses son derivados
de cenizas volcánicas, provenientes del volcán Galeras, que contribuyen con la permanencia y
sostenibilidad de los cultivos al proveer un gran número de nutrientes básicos para la producción
de café. Son 37 los municipios de este departamento los que producen el café en esta región.29
Denominación de origen otorgada el 11 de febrero de 2011.31

Altura: Alcanza hasta los 2.300 metros sobre el nivel del mar.

Cosecha: El 90% de la cosecha principal se recolecta entre abril y julio.

Exposición al sol: Por su ubicación cerca de la línea ecuatorial recibe un constante número de
horas de luz solar a lo largo del año.

Temperatura: Temperaturas promedio y rangos diarios de temperatura.


Lluvias: Una sola estación lluviosa al año -de octubre a mayo-; meses menos lluviosos de junio a
agosto.

Perfil de la taza: Alta acidez, cuerpo medio, notas dulces, con una taza limpia, suave y de aroma
muy pronunciado.

Paisaje Cultural Cafetero (Caldas, Quindío, Risaralda y norte del Tolima y del Valle del Cauca)

32 33 Denominación de origen por otorgar.

Santander

34 Denominación de origen otorgada el 25 de agosto de 2014.

Sierra Nevada (Magdalena)

35 36 37 Denominación de origen por otorgar.

Tolima

Esta región se encuentra localizada en el centro de Colombia y representa el tercer productor de


café del país. El café se produce en 38 municipios de esta región.38 Denominación de origen por
otorgar.

Publicidad del Café colombiano[editar]

Artículo principal: Juan Valdez

Juan Valdez es símbolo e imagen del logotipo del Café de Colombia. El logotipo de Juan Valdez fue
creado en marzo de 1959.39 Con Juan Valdez, su mula (Conchita) y las montañas colombianas en
el fondo, el propósito del logotipo es identificar y garantizar las marcas que verdaderamente
consisten de 100% Café Colombiano aprobado por la Federación Nacional de Cafeteros de
Colombia.

La filosofía, el tesón y el trabajo duro de los productores colombianos de café están simbolizados
por Juan Valdez y es compartida por millones de personas en todo el mundo. Alrededor de este
concepto la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia desarrolló el programa 100%
colombiano y una activa campaña de diferenciación y publicidad.

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