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DERECHOS DE TERCERA GENERACIÓN

¿CUÁLES SON LOS DERECHOS HUMANOS DE TERCERA GENERACIÓN?

Forman parte de los derechos humanos de tercera generación el derecho a un


ambiente sano y ecológicamente equilibrado, el derecho a la paz, el derecho al
desarrollo y el derecho al patrimonio común de la humanidad, derecho al
consumidor, derecho al acceso a la justicia internacional, derecho a la
autodeterminación de los pueblos, entre otros, siendo estos los principales.

“El valor que sustenta estos derechos es la solidaridad. La idea de solidaridad


como medio para humanizar la sociedad deriva de la virtud cristiana de la
fraternidad. La solidaridad se plantea desde una cultura de la colaboración
deseable, dependiendo de las posibilidades de formación y voluntariedad
personal. Además, la solidaridad promueve la interdependencia económica,
cultural y política de toda la humanidad” (UGARTE, 2004, pp., 151- 152).

1.- EL DERECHO A UN AMBIENTE SANO Y ECOLÓGICAMENTE


EQUILIBRADO

La problemática que se desenvuelve en relación con la producción, distribución


y consumo de bienes y servicios provenientes de una voraz producción industrial
altamente tecnificada y globalizada -el desarrollo económico-, generó en la mitad
del siglo XX (finales de la década de los sesenta y comienzos de los setenta) un
replanteamiento acerca de la desprotección de los recursos naturales renovables
que por la deforestación, la emisión de gases, provocando así el deterioro de los
ecosistemas más allá de las fronteras de los Estados, en detrimento de la
comunidad internacional, que se vio comprometida a dar respuesta acerca del
papel del hombre como tal, frente a la explotación sistemática de tales recursos
naturales.

Como simple referencia, mencionaremos la Convención relativa a los humedales


de importancia internacional especialmente como hábitat de aves acuáticas, en
Ramsar, 1971 -conocida comúnmente como la Convención de los humedales de
Ramsar-, por tratarse del primer instrumento internacional citado por la mayoría
de los autores como punto de partida en el proceso de formación de los derechos
humanos de tercera generación - el derecho a un ambiente sano-, y en especial
en el nacimiento de una nueva disciplina del derecho: el derecho internacional
ambiental.

1.1 DECLARACIÓN DE LA CONFERENCIA DE NACIONES UNIDAS SOBRE


EL MEDIO HUMANO

La Confederación de Naciones Unidas sobre el Medio Humano se reunió en


Estocolmo (Suecia) y el 16 de junio de 1972, adoptó la Declaración de la
conferencia de las Naciones Unidas sobre el medio humano; también se adoptó
el Plan de Acción o recomendaciones para el Medio Humano con 108 puntos.
Su objetivo principal, “consistía en procurar la protección del medio ambiente en
función del ser humano” (ROJA, 2004, pág. 37)

Se destaca que “si bien el eje central del texto de la declaración gira en torno a
la protección del medio ambiente humano, en él se destaca la necesidad de
compatibilizar la protección internacional del medio ambiente con el desarrollo
económico, con especial referencia a los Estados económicamente más débiles
(los Principios 13 y 14 de la Declaración tratan de la necesidad de emplear un
enfoque integrado y planificado del desarrollo, que tenga en cuenta los criterios
ambientales, a fin de lograr una racional ordenación de los recursos
ambientales y conciliar las exigencias de desarrollo económico y de protección
y mejora del medio ambiente)”.

En esta conferencia se proclamó la institución del desarrollo sostenible que


veinte años más tarde retomó la primera Cumbre para la Tierra, en Río de
Janeiro, en 1992, con mayor precisión conceptual. Además, “el mérito principal
de la conferencia de Estocolmo es haber alertado a la opinión internacional sobre
la necesidad que tiene el hombre de medir los riesgos que hace correr al único
compañero de que dispone en el planeta: el medio ambiente”( GIOLITTO

1984, pág. 124)

Los gobiernos que participaron en la Conferencia de Estocolmo crearon el


Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), como
autoridad mundial para la cooperación internacional para el mejoramiento del
medio ambiente. Por Resolución 2997 de 15 de diciembre de 1972, la
Asamblea General de las Naciones Unidas creó el Consejo de Administración
(con 58 Estados), una secretaría del medio ambiente y el fondo para el medio
ambiente del PNUMA.

1.2 DECLARACIÓN DE TOKIO

En 1983, la Asamblea General de las Naciones Unidas creó la Comisión sobre


el Medio Ambiente y el Desarrollo, por medio de la Resolución 38/

161. En Tokio (Japón) el 27 de febrero de 1987, se adoptó la llamada


Declaración de Tokio, en la cual se precisaron las atribuciones de dicha
Comisión, en los siguientes términos:

“a) reexaminar las cuestiones críticas relacionadas con el medio ambiente y el


desarrollo y formular unas propuestas de acción innovadoras, concretas y
realistas para afrontarlas;

”b) reforzar la cooperación internacional sobre el medio ambiente y el


desarrollo, y evaluar y proponer nuevas formas de cooperación que puedan
romper con las modalidades existentes e influir así en las políticas y
acontecimientos en la dirección del cambio necesario;

”c) incrementar el nivel de comprensión y compromiso respecto de la acción


por parte de los individuos, las organizaciones voluntarias, el mundo de los
negocios, las instituciones y los gobiernos”.
En la Declaración, además, se expresó lo siguiente:

“La Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo exhorta ahora


todas las naciones del mundo a que, conjunta e individualmente, integren el
desarrollo sostenible en sus objetivos y adopten los siguientes principios que
les sirvan de guía en sus normas de actuación:
a) Aviva el crecimiento.

”La pobreza constituye una fuente importante de degradación medioambiental


que no solamente afecta a un amplio número de personas en los países en
desarrollo, sino que también socava el desarrollo sostenible de la comunidad
entera de naciones, tanto de los pauses industrializados como en desarrollo.
Se ha de estimular el crecimiento económico, especialmente en los países en
desarrollo, a la par que se ha de robustecer la base de los recursos
medioambientales. Los países industrializados pueden y deben contribuir a
vivificar el crecimiento económico mundial (...).

b) Cambiar la calidad de crecimiento.

”El crecimiento que se consiga ha de ser de un nuevo tipo, en el que la


continuidad, la equidad, la justicia social y la seguridad estén fuertemente
entrelazadas y considerables como principios y objetivos sociales. Una firme y
segura política energética medioambiental constituye un componente
indispensable de los que antecede. La educación, la comunicación y la
cooperación internacionales pueden ayudar a conseguir estos objetivos (...).

c) Conservar y reforzar la base de recursos.

”La sostenibilidad requiere la conservación de las fuentes medio- ambientales,


como por ejemplo el aire puro, el agua, los bosques y los suelos; también
requiere el mantenimiento de la diversidad genética y la utilización eficaz de la
energía, el agua y las materias primas (...).

d). Asegurar un nivel sostenible de población.

”Las políticas demográficas deberían formularse e integrarse con otros


programas de desarrollo económico y social; como por ejemplo la educación,
los cuidados médicos y la expansión de los medios de existencia de los pobres
(...).
e). Reorientar la tecnología y afrontar los riesgos.

”La tecnología engendra riesgos, pero ofrece también los medios de afrontarlos.
En los países en desarrollo se necesita reforzar enormemente la capacidad de
innovación tecnológica. La orientación del desarrollo tecnológico ha de cambiar
también en todos los países, con objeto de prestar mayor atención a los factores
medioambientales. Es necesario contar con mecanismos institucionales
nacionales e internacionales que puedan evaluar las repercusiones potenciales
de las nuevas tecnologías antes de pasar a un uso generalizado de las mismas
(...).

f). Integrar el medio ambiente y la economía en la toma de decisiones.

”Los objetivos medioambientales y económicos pueden y deben ser


mutuamente complementarios. La sostenibilidad requiere la aplicación de
amplias responsabilidades por las repercusiones resultantes de las decisiones

que se tomen. Aquellos que tomen tales decisiones programáticas han de ser
responsables de los efectos que dichas decisiones tengan sobre el capital de
recursos medioambientales de sus respectivas naciones. Se ha de concentrar
más en las fuentes del daño medioambiental que en los síntomas. (...).
g. Reformar las relaciones económicas internacionales.

”Un crecimiento sostenible a largo plazo requiere unos cambios ambiciosos que
produzcan flujos comerciales, de capitales y tecnológicos que sean más
equitativos y estén mejor sincronizados con los imperativos medioambientales.
(...).
h. Reforzar la cooperación internacional.

”La introducción de una dimensión medioambiental incorpora un elemento


adicional de urgencia y de mutuo interés, ya que, de no reconocerse la
interacción entre la degradación de los recursos y el incremento de la pobreza,
correríamos el riesgo de que todo se desbordara y se creara un problema
ecológico mundial. Se ha de conceder Alta prioridad a la vigilancia medio-
ambiental, la evaluación, la investigación y el desarrollo y la gestión de los
recursos en todos los campos del desarrollo internacional. (...)”.

Se destaca el quinto principio relacionado con la reorientación de la tecnología,


porque tiene por finalidad proteger el medio ambiente en aquellos países en
desarrollo, adoptando mecanismos técnicos y normativos nacionales e
internacionales, frente a la penetración tecnológica con el objeto de prestar
mayor atención a los factores medio ambientales, como por ejemplo, que los
Estados expidan Constituciones Políticas que reconozcan el derecho colectivo
al medio ambiente y establezcan mecanismos de protección procesal (por
ejemplo, las acciones populares) con una legislación permanente y estable que
garantice el acceso democrático ciudadano a los procedimientos
administrativos y judiciales.

1.3. DECLARACIÓN DE RÍO SOBRE EL MEDIO AMBIENTE Y EL


DESARROLLO

Comisión Brundtland, “Nuestro futuro común” (1987) se introdujo el concepto


de desarrollo sostenible; como alternativa se propuso “satisfacer las
necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las
generaciones futuras de satisfacer sus propias necesidades”. Con base en este
informe, la Asamblea General de las Naciones Unidas convocó a la
Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el
Desarrollo, durante la cual se adoptó la Declaración de Río sobre el Medio
Ambiente y el Desarrollo, en Río de Janeiro, en junio 14 de 1992, conocida
también como la Cumbre para la Tierra. Esta Declaración tuvo, entre otros
objetivos, reafirmar, ratificar y desarrollar la Conferencia de Estocolmo.

En la Conferencia de Río además se aprobó el Programa 21, Como un proyecto


programático amplio de acción sobre el desarrollo mundial sostenible, a fin de
alcanzar los propósitos que emergen de la Declaración de Río. Con el objeto
de garantizar el apoyo a la realización de este programa, en el seno de las
Naciones Unidas se crearon dos órganos: la Comisión sobre el Desarrollo
Sostenible, órgano subsidiario del Consejo Económico y Social, y el Comité
Interinstitucional sobre el Desarrollo Sostenible, que tiene como objetivo
asegurar la cooperación de todo el sistema en el seguimiento de la Cumbre.

La Declaración de Río comprende un Preámbulo, que expresa lo siguiente:


“Reafirmando la Declaración de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre
el Medio Humano, aprobada en Estocolmo el 16 de junio de 1972, y tratando
de basarse en ella.

”Con el objetivo de establecer una alianza mundial y equitativa mediante la


creación de nuevos niveles de cooperación entre los Estados, los sectores
claves de las sociedades y las personas.

”Procurando alcanzar acuerdos internacionales en los que se respeten los


intereses de todos y se proteja la integridad del sistema ambiental y de
desarrollo mundial.

”Reconociendo la naturaleza integral e interdependiente de la Tierra, en nuestro


hogar”.

1.4 LOS SUJETOS ACTIVO Y PASIVO DE LA RELACIÓN JURÍDICA

Se presentan diversos enfoques jurídicos al respecto, a saber:

“El individuo, pero sobre todo el Estado, uno y otro en los planos individual y colectivo,
aparecen como sujetos activo y pasivo de las relaciones jurídicas y procesos
sociales que entrañan la necesidad de preservar los entornos en que se sustenta
y transcurre la vida humana y natural”

“Es un derecho individual y colectivo, simultáneamente (…) el derecho al uso y


disfrute del medio ambiente en sus parámetros adecuados corresponde a la
totalidad de los seres humanos que habitan la tierra. Precisamente esta
característica lo hace oponible erga omnes. Es un derecho individual al uso y
disfrute de una cosa de titularidad común: usus in res communis”.
2. EL DERECHO AL DESARROLLO

Se le conoce también como el derecho al desarrollo de los pueblos. En pleno


auge del neoliberalismo y de la globalización, en la década del 80 del Siglo XX,
las Naciones Unidas toma conciencia de la miseria y pobreza a que están
sometidos muchos países denominados sub-desarrollados por las potencias del
capitalismo financiero, diferencias profundas que colocan a los seres humanos
en condiciones de desigualdad para el disfrute de los derechos económicos,
sociales y culturales y, por ende, para la realización de los derechos civiles y
políticos. “Es cada vez más hondo el abismo que se abre entre los que tienen y los
que necesitan, un mundo donde pocos tienen mucho y muchos tienen poco”

En otras palabras, es un problema de desarrollo de los pueblos, que colocados


en una balanza, unos pocos tienen el mayor peso para arrastrar a todos los
países que carecen de peso para competir en equilibrio económico. “La
distribución desproporcionada de riqueza y miseria, la existencia de países y
continentes desarrollados y no desarrollados, exigen una justa distribución y la
búsqueda de vías para un justo desarrollo de todos.

Por estas y muchas otras razones las Naciones Unidas convocó a los Estados
miembros a una conferencia sobre el Desarrollo.

2.1 DECLARACIÓN SOBRE EL DERECHO AL DESARROLLO

La asamblea general de la Naciones Unidas, por medio de su Resolución 41/128,


de 4 de diciembre de 1986, adoptó la Declaración sobre el derecho al Desarrollo
y en el preámbulo expresó, entre otros aspectos, lo siguiente:

“(...).

”Reconociendo que el desarrollo es un proceso global económico, social, cultural


y político, que tiende al mejoramiento constante del bienestar de toda la
población y de todos los individuos sobre la base de su participación activa, libre
y significativa en el desarrollo y en la distribución justa de los beneficios que de
él se derivan.

”(...).
”Recordando las disposiciones del Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales y del Pacto Internacional de Derechos Civiles
y Políticos.

”Confirmando que el derecho al desarrollo es un derecho humano inalienable y


que la igualdad de oportunidades para el desarrollo es una prerrogativa tanto de
las naciones como de los individuos que componen las naciones”.

2.2 CARACTERIZACIONES SOBRE EL DERECHO AL DESARROLLO

“El desarrollo es un proceso global en la medida que comprende un conjunto de


factores económicos, políticos, culturales, tecnológicos, y naturalmente el orden
jurídico. Se trata de un concepto multidimensional”.

“(...) el derecho al desarrollo, concebido como el derecho de todo hombre y


pueblo a mejorar constantemente su estructura de oportunidades vitales y a
disfrutar de condiciones de vida dignas, libre de sujeciones externas, implica
tanto como un derecho individual cuanto un derecho colectivo que requieren un
determinado orden internacional y políticas nacionales consistentes con la
promoción del desarrollo humano.

“El derecho y el bienestar de las personas no debe ser únicamente resultado de


su esfuerzo personal sino, además, de los esfuerzos generales del propio Estado
y de la comunidad internacional.

2.3 LOS SUJETOS ACTIVO Y PASIVO DE LA RELACIÓN JURÍDICA

El artículo 2° señala como sujeto activo del derecho al desarrollo a la “persona


humana y a todos los pueblos”.

En similar forma, se señala como sujeto pasivo de este derecho a los Estados y
a la comunidad internacional, aclarando que en la relación jurídica aparecen, por
lo general, como sujetos pasivos las grandes corporaciones internacionales
(como por ejemplo, Coca-Cola), apadrinadas por las grandes potencias
económicas (EE.UU.) y con el silencio cómplice o manipulado de los gobiernos
débiles de los Estados subdesarrollados.
3. EL DERECHO A LA PAZ

La Asamblea General de las Naciones Unidas expidió la Resolución 33 del 15


de diciembre de 1978, por la cual se aprobó la Declaración sobre la Preparación
de las Sociedades para Vivir en Paz, y la Resolución 39 de noviembre 12 de
1984, por la cual se aprobó la Declaración sobre el Derecho de los Pueblos a la
Paz.

Veamos estos instrumentos internacionales que reconocen el derecho humano


a la paz.

3.1 DECLARACIÓN SOBRE LA PREPARACIÓN DE LAS SOCIEDADES


PARA VIVIR EN PAZ

Artículo I.1.

”Toda nación y todo ser humano, independientemente de su raza, convicciones,


idioma o sexo, tiene el derecho inmanente a vivir en paz. El respeto de ese
derecho, así como de los demás Derechos Humanos, redunda en el interés
común de toda la humanidad y es una condición indispensable para el adelanto
de todas las naciones, grandes y pequeñas, en todas las esferas”.

3.2 DECLARACIÓN SOBRE EL DERECHO DE LOS PUEBLOS A LA PAZ

”3. Subraya que para asegurar el ejercicio del derecho de los pueblos a la paz
se requiere que la política de los Estados esté orientada hacia la eliminación de
la amenaza de la guerra, especialmente de la guerra nuclear, a la renuncia del
uso de la fuerza en las relaciones internacionales y al arreglo de las controversias
internacionales por medios pacíficos de conformidad con la Carta de las
Naciones Unidas;

”4. Hace un llamamiento a todos los Estados y a todas las organizaciones


internacionales para que contribuyan por todos los medios a asegurar el ejercicio
del derecho de los pueblos a la paz mediante la adopción de medidas pertinentes
en los planos nacional e internacional”.

3.3 CARACTERIZACIONES SOBRE EL DERECHO A LA PAZ

“El contenido jurídico de un derecho a la paz, a vivir en paz, como derechos de


los pueblos, de la humanidad, el individuo frente al Estado, sería un catálogo de
los siguientes derechos: un derecho que tienen los individuos de reclamar frente
a sus gobiernos, un derecho del pueblo a participar en las decisiones de su
gobierno referentes a la guerra y a la paz e incluiría el ya derecho humano de la
libre expresión de las ideas, pero en el contexto sería dirigido a la libertad de
reunión y asociación de organizaciones para trabajar por la paz y las condiciones
de la paz, el derecho de rehusarse a participar en la guerra o en la matanza de
seres humanos, el derecho de la mayoría de los pueblos de obtener la verdad
acerca de las acciones que toma el gobierno sobre la paz”.

3.4 LOS SUJETOS ACTIVO Y PASIVO DE LA RELACIÓN JURÍDICA

“Según contribuciones relevantes en la materia, la titularidad del derecho a la


paz corresponde a los Estados (gobiernos), los pueblos (sociedades), los
individuos (personas físicas) y la humanidad (comunidad internacional y otros
actores sociales)”.

En este punto, HÉCTOR GROS ESPIELL, sostiene lo siguiente: “(…) el derecho


a la paz hoy día se ha intentado conceptuar como un derecho del cual pueden
ser titulares, según los diferentes casos o situaciones, los Estados, los pueblos,
los individuos y la humanidad. Como otros nuevos derechos, el derecho a la paz
es un derecho a la vez individual y colectivo. En cuanto derecho individual es un
Derecho Humano. En cuanto derecho colectivo puede ser un derecho de
distintos sujetos colectivos: el Estado, los pueblos, las naciones, la humanidad.
Se ha podido decir, de tal modo, como lo ha hecho Petiti, que como derecho
individual tiene efectos internos e internacionales y como derecho colectivo tiene
también efectos internos e internacionales”

4. EL DERECHO AL PATRIMONIO COMÚN DE LA HUMANIDAD

Este derecho humano se reconoció en la Convención para la protección del


Patrimonio Mundial, Cultural y Natural, adoptada en la Conferencia General
de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la
Cultura, en su 17 reunión celebrada del 17 de octubre al 21 de noviembre de
1972, en París.
Artículo 1.- Convención para la protección del Patrimonio Mundial Cultural y
Natural

El artículo I contiene las siguientes definiciones, considerando como patrimonio


cultural:

“-Los monumentos: Obras arquitectónicas, de escultura o pintura monumentales,


elementos o estructuras de carácter arqueológico, inscripciones, cavernas y
grupos de elementos que tengan un valor universal excepcional desde el punto
de vista de la historia, del arte o de la ciencia.

”-Los conjuntos: Grupos de construcciones, aisladas o reunidas, cuya


arquitectura, unidad de integración en el paisaje les dé un valor universal
excepcional desde el punto de vista de la historia, del arte o de la ciencia.

”-Los lugares: Obras del hombre u obras conjuntas del hombre y la naturaleza
así como las zonas incluidos los lugares arqueológicos que tengan un valor
universal excepcional desde el punto de vista histórico, estético, etnológico o
antropológico”

“Artículo 4. Cada uno de los Estados Partes, en la presente Convención


reconoce que la obligación de identificar, proteger, conservar, rehabilitar y
transmitir a las generaciones futuras el patrimonio cultural y natural situado en
su territorio, le incumbe primordialmente. Procurará actuar con ese objeto por su
propio esfuerzo y hasta el máximo de los recursos de que disponga, y llegado el
caso, mediante la asistencia y la cooperación internacionales de que se pueda
beneficiar, sobre todo en los aspectos financiero, artístico, científico y técnico”

4.1 CARACTERIZACIONES SOBRE EL DERECHO AL PATRIMONIO COMÚN


DE LA HUMANIDAD

“Se construye en torno a los principios de no apropiación y de exclusión de la


soberanía, el principio de uso pacífico, el principio de la libertad de acceso,
exploración e investigación científica y el principio de la gestión racional de los
recursos y de su reparto equitativo en beneficio de toda la humanidad, e implica
«el reconocimiento de la existencia de ciertos intereses comunes y superiores
que sobrepasan los objetivos inmediatos y superiores de los Estados».
4.2 LOS SUJETOS ACTIVO Y PASIVO DE LA RELACIÓN JURÍDICA
En tratándose del sujeto activo del derecho humano del patrimonio común, no es otro
que la humanidad, por la cual se entiende “un conjunto de hombres y pueblos
diferenciados y no idénticos que desean preservar su propia personalidad sin
negar por ello su pertenencia común al género humano

En cuanto al sujeto pasivo de este derecho, el Estado es el responsable, tanto


interna como internacionalmente, por el patrimonio común de la humanidad.

4.3 LA CUMBRE PARA LA TIERRA (CONFERENCIA DE JOHANNESBURGO


- SUDÁFRICA)

La Asamblea General de las Naciones Unidas, en Johannesburgo (Sudáfrica),


celebró la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sustentable, del 26 de agosto al 4
de septiembre de 2002, con la participación de 191 Estados, 104 Jefes de
Estado, un gran número de ONG ambientalistas y representantes del poder
transnacional, en la que se adoptaron la Declaración de Johannesburgo y un
Plan de Aplicación.

La propuesta central giró alrededor de una pregunta: ¿en qué medida el mundo
podría cambiar de rumbo para lograr un futuro sostenible? KOFI ANNAN
identificó cinco áreas claves como centrales para las negociaciones en la
Cumbre de Johannesburgo: agua y sanidad, energía, salud, productividad
agrícola, biodiversidad y ecosistemas.

Se destaca de la Declaración de Johannesburgo, lo siguiente: “Desde nuestros


Orígenes al Futuro”

”1. Nosotros, los representantes de los pueblos del mundo, en la Cumbre Mundial
sobre Desarrollo Sustentable en Johannesburgo, Sudáfrica desde el 2 al 4 de
Septiembre de 2002, reafirmamos nuestro compromiso con el desarrollo
sustentable.

”2. Nos comprometemos a construir una sociedad global humana, equitativa y


conocedora de la necesidad de la dignidad humana para todos

”3. A principios de esta Cumbre, los niños del mundo nos hablaron en una voz
simple pero clara que el futuro les pertenece a ellos, y consiguientemente nos
desafiaron a asegurar que mediante nuestras acciones ellos heredarán un
mundo libre de indignidad e indecencia ocasionado por la pobreza, la
degradación ambiental y los modelos insustentables de desarrollo.

”4. Como parte de nuestra respuesta a estos niños, que representan nuestro
futuro colectivo, todos nosotros, viniendo desde cada rincón del mundo,
informados por experiencias diferentes de vida, estamos unidos y conmovidos
por un hondo sentido de necesidad urgente de crear un mundo nuevo de
esperanza.

5. DERECHO DEL CONSUMIDOR

5.1 NATURALEZA

Los derechos del consumidor, al igual que los derechos humanos, tuvieron
origen en la necesidad de hacer valer el respeto a la persona frente al creciente
poder del Estado y del mercado, en la creencia efectiva y con base fáctica que
de no oponerse derechos fundamentales a esos factores de poder, la debilidad
del ciudadano aislado se transforma en indefensión y abandono.

Mientras la ciencia jurídica avanza con la incorporación de los derechos


humanos como preocupación y objeto de estudio, las formas de vulnerarlos y
desnaturalizarlos se diversifican, se hacen más sutiles. El progreso técnico-
científico y el desarrollo industrial amenazan destruir el planeta en que
habitamos, lo cual motiva el surgimiento de la formulación de un derecho al
medio ambiente sano y su correlato de un consumo también sustentable, como
veremos más adelante.

La aparente consolidación del capitalismo y el mercado mostraron el fenómeno


de la situación de ciertos actores forzosos del segundo, los consumidores,
inermes ante la situación de tener que satisfacer sus necesidades
impostergables de bienes y servicios según los dictados, precios y condiciones
que fijan los poderosos.

El consumo es una dimensión esencial del ser humano, que involucra derechos
fundamentales que deben ser protegidos por el Estado, de ahí que deba
prodigarse al consumo también una tutela de la más alta jerarquía como son los
derechos humanos, de los que además concuerda con sus caracteres.

5.2 CARACTERIZACIÓN
Los derechos humanos y los derechos de consumidores son consecuencia de la
entrada del hombre en sociedad y están en continuo proceso de creación
enriqueciéndose con los cambios históricos y dependiendo al mismo tiempo de
ellos.

Adviértase cómo en los pocos años que lleva de desarrollo el derecho del
consumidor hubo de receptar la contratación masiva, el comercio electrónico, la
problemática ambiental, y los nuevos consumos en general derivados de las
innovaciones tecnológicas (por ejemplo la telefonía celular y la informática) y las
modalidades contractuales de esos nuevos servicios, afrontar la cuestión de los
datos personales involucrados en la relación de consumo, y más recientemente,
temas tales como el sobreendeudamiento de los consumidores y el crédito al
consumo, por lo que su catálogo, al igual que el de los derechos humanos, no
es en absoluto definitivo, sino que presenta plenamente un carácter expansivo
en grado progresivo.

Así como en derechos humanos, el ejercicio de los derechos guarda conexiones


entre sí (v.gr. la libertad de culto está relacionada con la libertad de expresión),
de la misma forma en el derecho del consumo están involucradas las distintas
potestades que no pueden verse separadamente (el derecho a la información se
vincula con la salud y seguridad, el de libre elección con protección de intereses
económicos, etc.).

Como los derechos humanos, los derechos del consumo son tendencialmente
universales, verificándose este carácter en la propensión a incluirlos en los
tratados de integración, en el esfuerzo de organismos internacionales en
impulsarlos mediante criterios generales que impulsen su desarrollo en los
Estados (Directrices de las Naciones Unidas) y el camino hacia la unificación de
las directivas nacionales, sin perjuicio de las realidades culturales propias que
muestran determinadas pautas y objetos de consumo características de
comunidades específicas.

Los derechos humanos y los de consumidores y usuarios tienen el mismo


tratamiento legal con base en los principios de igualdad ante la ley, no
discriminación, desarrollo progresivo y protección del medio ambiente.
5.3 CRITERIO DE INTERPRETACIÓN COMÚN

En cuanto a los principios interpretativos, los derechos del consumidor como


especie de los derechos humanos deben ser y son interpretados en el sentido
de acudir a la norma más amplia cuando se trate de protección y a la norma más
estricta cuando se trate de restricciones a los derechos (arts. 29 y 30 de la
Convención Americana de Derechos Humanos).

5.4 SUJETOS PROTEGIDOS

Casi no hay obra o artículo que no incluya la frase de John F. Kennedy respecto
a que todos somos consumidores. Un concepto tan amplio, tan generalizado,
muchas veces ve socavada su importancia en su misma generalidad. Consumir
es algo tan normal, tan de todos los días, que parece haber existido siempre, y
lamentablemente muchas veces es solo merecedor — como fenómeno— de
análisis compartimentados, en una deformación de la tendencia a la
especialización propia de los tiempos que corren.

Obsérvese también que, entre otros aspectos, muchos ordenamientos protegen


a las empresas que adquieran bienes y servicios, que también serán alcanzadas
por la protección de la ley en la medida que no los integran como insumos
directos a otros bienes y servicios a ser comercializados.

Este dato no obsta al carácter de derecho humano de los derechos del


consumidor, toda vez que las personas jurídicas son indiscutiblemente sujetos
de derechos que también son derechos humanos (v. gr. el derecho a la
propiedad), y va de suyo que esa titularidad no les da humanidad ni carácter de
sujetos de derechos humano

5.5 RELACIÓN CON EL PROVEEDOR, EL ACCESO AL CONSUMO ES


TAMBIÉN UN DERECHO HUMANO

Como aspecto previo a entablar la relación de consumo (previo a su concreción),


el acceso al consumo, como derecho, está comprendido dentro de las Directrices
de las Naciones Unidas para la Protección del Consumidor (1985 y
modificaciones), y presente en forma implícita en distintos artículos de la ley
24.240, que no refiere este aspecto con la misma denominación, sino que hay
que indagarlo en su espíritu.
En el MERCOSUR, los derechos del consumidor y el usuario resultan de la
Resolución nº 124/96 del Grupo Mercado Común del 13 de diciembre de 1996
sobre Derechos Básicos del Consumidor y de la Declaración Presidencial de
Derechos Fundamentales de los Consumidores del MERCOSUR de
Florianópolis, del 15 de diciembre de 2000.

Ambos textos reconocen los derechos a la vida, la salud y la seguridad; a la


libertad de acceso al consumo; a la información suficiente y veraz; a la protección
contra la publicidad no permitida; a la adecuada prestación de servicios públicos
y privados; a la educación para el consumo; a la asociación en organizaciones
que tengan por objeto la defensa del consumidor; al acceso a la justicia
“mediante procedimientos ágiles y eficaces”; a la prevención y al resarcimiento
de daños.

En suma, se trata del derecho de acceder a un nivel de consumo compatible con


el desarrollo sustentable que los poderes públicos tienen la obligación de hacer
efectivo, y que —como señalaré seguidamente— es operativo y exigible
judicialmente, dado que “la consecuente postura de la no judiciabilidad de las
cuestiones relativas a la distribución de recursos estatales —presupuesto—,
pierde su justificación con el nuevo orden constitucional y el sistema de
desarrollo en él previsto.”

Es un deber del Estado promover la inclusión social, con especial preocupación


por los sectores más vulnerables, al menos para el logro de condiciones mínimas
que permitan el ejercicio de la autonomía individual, la toma de decisiones de
vida.

La obligación de los Estados es, entonces, respetar, proteger, garantizar y


cumplir. En el vasto espectro de la protección de los derechos del consumidor
como derecho humano, las acciones estatales en salvaguarda de este derecho
deben ser analizadas en el marco de la interdependencia que existe entre los
derechos humanos, la democracia y el desarrollo económico, “pues tampoco se
puede desconocer la existencia de condiciones objetivas que en sí mismas
constituyen una violación de la dignidad humana, y que hacen indispensable
realizar esfuerzos que permitan erradicar la pobreza extrema y eliminar la
injusticia social”.
Todo ello sin dejar de tener en cuenta un dato de la realidad: si bien desde lo
jurídico el Estado sigue siendo el responsable internacionalmente de toda
violación a los derechos humanos, muchas veces en la práctica se verifica que
este se retira o sucumbe frente al poder real de las fuerzas del mercado y esa
falencia puede corregirse en el Derecho interno mediante la puesta en marcha
de los mecanismos del sistema y cierto sano protagonismo judicial

5.6 LAS GARANTÍAS EN EL DERECHO DEL CONSUMO DEBEN


SATISFACER EL REQUISITO DE EFICACIA EXIGIDO PARA LA
PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS

El derecho del consumidor, por su propia naturaleza de derecho humano,


requiere mecanismos y procedimientos que atiendan adecuadamente las
situaciones que se producen y que a veces no encuentran solución en los
sistemas tradicionales.

Las Directrices para la Defensa del Consumidor de las Naciones Unidas (1985)
establecen que los gobiernos de los Estados miembros deben desarrollar
políticas enérgicas de protección del consumidor (artículo 2) y diseñar
infraestructuras adecuadas para aplicarlas (artículo 4)

En términos de derechos humanos, la imperativa existencia de recursos


adecuados y eficaces para la defensa de los derechos se define y se conforma
con la certidumbre y presencia de mecanismos judiciales que den solución al
caso en tiempo y forma, para el arribo a una sentencia o resolución definitiva con
lo que en un primer dato tendremos a la celeridad como presupuesto de la
eficacia.

Esa eficacia hace que también los recursos sean sencillos y efectivos, es decir,
que tengan potencial para determinar si existe en el caso violación o afectación
a un derecho, y disponer lo necesario para su cese, sanción y reparación. Por
eso, las garantías acordes a la interpretación de los tribunales supranacionales
del Sistema Interamericano de Protección de los Derechos Humanos son
aquellas que son idóneas, dentro del Derecho Interno, para atender la situación
jurídica infringida, y que, sobre todo, produzcan el resultado para el cual han sido
concebidas.
También las mencionadas Directrices de las Naciones Unidas para la Protección
del Consumidor44 encomiendan a los gobiernos la existencia de procedimientos
“oficiales o extraoficiales que sean rápidos, justos, poco costosos y asequibles”.

De modo que lo que el compromiso asumido al adherir a la normativa


internacional vincula tanto respecto a la eficiencia de la justicia como a su acceso
irrestricto: implica que se brinden protecciones anticipadas que de no darse
harían infructuoso el proceso, que los mecanismos procesales existentes
funcionen, y que en la práctica den una solución (efectividad).

6. DERECHO DE ACCESO A LA JUSTICIA INTERNACIONAL

El acceso a la justicia puede ser entendido como la posibilidad de toda persona,


independientemente de su condición económica o de otra naturaleza, de acudir
al sistema previsto para la resolución de conflictos y vindicación de los derechos
protegidos de los cuales es titular. Es decir, que por este principio podemos
entender la acción, ante una controversia o la necesidad de esclarecimiento de
un hecho, de poder acudir a los medios previstos por los ordenamientos jurídicos
nacionales e internacionales para su respectiva resolución. Tanto a nivel
nacional como internacional este término ha sido últimamente visto como un
equivalente al mejoramiento de la administración de justicia, siendo éste una
forma de ejecución de dicho principio.

Recordemos que es en el campo de la administración de justicia donde se define


la vigencia de los derechos fundamentales en las sociedades contemporáneas,
donde se prueba si las libertades y garantías enunciadas en los diferentes
instrumentos de derecho internacional tienen o no aplicación real en el los
ámbitos internos e internacionales de protección.

La Corte ha establecido que el acceso a la justicia se encuentra consagrados en


los artículos 8.1 y 25 de la Convención Americana.

El artículo 8.1 del Pacto de San José de Costa Rica dispone:

Toda persona tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías
y dentro de un plazo razonable, por un juez o autoridad
competente, independiente e imparcial, establecida con
anterioridad por la ley, en la sustanciación de cualquier acusación
penal formulada contra ella, o para la determinación de sus
derechos y obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o de cualquier
otro carácter.

Esta disposición es clara y según ella, los Estados no deben interponer trabas a
las personas que acudan a los jueces o a los tribunales en busca de que sus
derechos sean protegidos o determinados. Consecuentemente, cualquier norma
o medida estatal, en el orden interno, que dificulte de cualquier manera, uno de
ellos puede ser la imposición de costos, el acceso de los individuos a los
tribunales y que no esté justificado por necesidades razonables de la propia
administración de justicia, debe entenderse como contraria a la citada normal
convencional.

Por su parte el artículo 25 de la Convención Americana, que también garantiza


el acceso a la justicia dispone lo siguiente:

1. Toda persona tiene derecho a un recurso sencillo y rápido o a cualquier


otro recurso efectivo ante los jueces o tribunales competentes, que la
ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos
por la Constitución, la ley o la presente Convención, aun cuando tal
violación sea cometida por personas que actúen en ejercicio de sus
funciones oficiales.

2. Los Estados Partes se comprometen:

a) a garantizar que la autoridad competente prevista por el sistema


legal del Estado decidirá sobre los derechos de toda persona que
interponga tal recurso;
b) a desarrollar las posibilidades de recurso judicial, y
c) a garantizar el cumplimiento, por las autoridades competentes, de
toda decisión en que se haya estimado procedente el recurso.

El artículo 25, antes citado, establece la obligación positiva del Estado de


conceder a todas las personas bajo su jurisdicción, un recurso judicial efectivo
contra actos violatorios de sus derechos fundamentales, derechos
fundamentales que pueden estar reconocidos en la Convención Americana o por
la propia ley interna.
Asimismo, la Corte ha señalado en reiteradas oportunidades, que la garantía de
un recurso efectivo:

Constituye una de los pilares básicos, no solo de la Convención


Americana, sino del propio Estado de Derecho en una sociedad
democrática en el sentido de la Convención.( Corte I.D.H., Caso Cantos.
Sentencia de 28 de noviembre de 2002. Serie C No. 97, párr. 52.)

De lo anteriormente expuesto se desprende el amplio alcance del derecho de


acceso a la justicia a nivel internacional. Tal derecho no se reduce al acceso
formal, stricto sensu, a la instancia judicial internacional. En realidad, el derecho
de acceso a la justicia abarca el acceso a la Corte Interamericana y encuéntrese
implícito en diversas disposiciones de la Convención Americana, además de
permear el derecho interno de los Estados Partes (Alkema, 2000, pp. 21-37.)

El derecho de acceso a la justicia, dotado de contenido jurídico propio, significa,


lato sensu, el derecho a obtener justicia. Configurase, así, como un derecho
autónomo, a la propia realización de la justicia. Uno de los componentes
principales de ese derecho es precisamente el acceso directo a un tribunal
competente, independiente e imparcial, a niveles tanto nacional como
internacional. Si a dicho tribunal no son atribuidos los recursos humanos y
materiales necesarios para el ejercicio de sus funciones, se está privando a los
justiciables del derecho de acceso a la justicia. Sin estos recursos necesarios,
tal derecho se torna ilusorio.

Aquí podemos visualizar un verdadero derecho al Derecho, o sea, el derecho a


un ordenamiento jurídico, a niveles tanto nacional como internacional, que
efectivamente salvaguarde los derechos fundamentales de la persona humana
(Cançado Trindade, p.187)
7. DERECHO A LA AUTODETERMINACIÓN DE LOS PUEBLOS:

7.1 DEFINICIÓN Y CONTENIDO DEL DERECHO A LA


AUTODETERMINACIÓN

Elementos constitutivos del derecho a la autodeterminación

Cuando se analizan los principales textos de Naciones Unidas (Carta, Pactos,


Declaraciones y Resoluciones de la Asamblea General), se desprende que el
goce del derecho de los pueblos a la autodeterminación depende en particular
de los siguientes elementos:

• La libre elección de la condición política y del desarrollo


económico, social y cultural;
• la soberanía de los pueblos sobre sus recursos naturales;
• la igualdad de los derechos de los pueblos;
• la no discriminación;
• la igualdad soberana de los Estados;
• el arreglo pacífico de las controversias;
• la buena fe en el cumplimiento de las obligaciones y en las
relaciones internacionales;
• la abstención del recurso a la fuerza;
• la cooperación internacional y el respeto por parte de los
Estados de sus compromisos internacionales en particular en
materia de derechos humanos.

7.1.1 Pueblo, Estado, Nación

Los beneficiarios del derecho a la autodeterminación son los pueblos. El Esta-


do es el instrumento del ejercicio de este derecho en manos del (o de los)
pueblo(s) que lo compone(n).

En los instrumentos internacionales, se utiliza a menudo el término “nación” en


lugar de “Estado” o de “pueblo”. En efecto, en la Carta, el término “pueblos” se
utiliza “en algunas ocasiones, en especial en su preámbulo, como sinónimo de
'naciones' o de 'Estados'

Por su parte, el experto de la ONU Aureliu Cristescu sugiere, en base a discu-


siones habidas en el seno de la ONU, la siguiente definición, la cual podrá ser
uti- lizada para determinar si una entidad constituye o no un pueblo apto para
gozar y ejercer el derecho a la autodeterminación:

“a) el término “pueblo” designa una entidad social que posee una evidente
identidad y tiene características propias; b) implica relación con un territorio,
incluso si el pueblo en cuestión fue injustamente expulsado de él y sustituido
artificialmente por otra población; c) el pueblo no se confunde con las minorías
étnicas, religiosas o lingüísticas cuya existencia y derechos reconoce el artículo
27 del Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos.”

En virtud de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los


Pueblos Indígenas, adoptada por el Consejo de Derechos Humanos en junio de
2006 y por la Asamblea General en septiembre de 2007. los pueblos indígenas
tienen derecho a la autodeterminación y derechos sobre sus tierra y recursos
(véase más adelante, parte III). No es este el caso de las minorías étnicas,
religiosas y lingüísticas, cuyo derecho al goce de su propia cultura, a la profesión
y práctica de su propia religión o al empleo de su propia lengua se consagran en
el artículo 27 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. No hay que
confundir el derecho de las minorías con el derecho a la autodeterminación de
los pueblos. Además, el art. 8.4 de la Declaración sobre los derechos de las
personas pertenecientes a minorías nacionales o étnicas, religiosas y
lingüísticas, adoptadas por la Asamblea General de la ONU el 18 de diciembre
de 1992, excluye cualquier interpretación en este sentido.

7.2 LA CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS


La jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, a la que
puede acudir la Comisión Interamericana si esta no consigue resolver un caso
de violación de uno de los derechos reconocidos en la Convención Americana
de Derechos Humanos, comprende igualmente varios casos en los que la Corte
interpreta los derechos a la vida y a la propiedad de los pueblos indígenas para
forzar al Estado a reconocer, desmarcar y proteger su derecho a la propiedad
colectiva de la tierra, sobre todo para que puedan tener acceso a sus propios
medios de subsistencia.
C) Soberanía permanente sobre los recursos naturales

La independencia política no puede separarse de la soberanía económica.


Incluso se puede afirmar que sin la independencia económica, la soberanía
política está condenada a quedarse en el plano teórico, tal como declaró
elocuentemente

– En 1979 – Julius Nyerere, ex-Presidente de Tanzania:

“Cada una de nuestras economías [de los países miembros del G77] son un ‘sub-
producto’ y una ‘filial’ de las economías desarrolladas del Norte industrializado,
y se orienta hacia el exterior. No somos amos de nuestros destinos. Nos da
vergüenza admitirlo, pero en el plano económico, somos territorios dependientes
– en el mejor de los casos semicolonias – y no Estados soberanos.

7.2 ASAMBLEA GENERAL DE LA ONU

Desde 1952, la Asamblea General de la ONU ha adoptado una serie de textos


(en forma de resolución, Declaración, Carta, Pacto, etc.) que tratan sobre el
aspec- to económico del derecho a la autodeterminación28. Entre ellos, el
artículo primero común a los dos Pactos, ya citado, constituye una referencia de
calidad. En efecto, según este, los pueblos tienen no sólo el derecho a asegurar:

“libremente su desarrollo económico, social y cultural”, sino también a “disponer


libremente de sus riquezas y sus recursos naturales, sin perjuicio de las
obligaciones derivadas de la cooperación económica internacional, basada en el
principio del interés mutuo, y del derecho internacional. En ningún caso, ningún
pueblo podrá ser privado de sus propios medios de subsistencia.” [el subrayado
es nuestro]

El Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales precisa


en su artículo 25 que:

“ninguna disposición del presente Pacto deberá interpretarse en menoscabo del


derecho inherente de todos los pueblos a disfrutar y utilizar plena y libremente
sus riquezas y recursos naturales.”

La soberanía permanente de los pueblos sobre sus recursos naturales ha sido


afirmada varias veces en otros instrumentos de la ONU que completan el
reconocimiento del derecho a la autodeterminación, al darle un contenido más
concreto. Entre dichos instrumentos29, hay que mencionar los siguientes.

En su resolución sobre la soberanía permanente sobre los recursos naturales:

“[c]onsiderando que es conveniente fomentar la cooperación internacional en el


desarrollo económico de los países en vías de desarrollo, y que los acuerdos
económicos y financieros entre los países desarrollados y los países en vías de
desarrollo.

7.3 LA CORTE AFRICANA DE DERECHOS HUMANOS

Como hemos visto, el derecho a la autodeter- minación y a la libre disposición


de las riquezas y recursos naturales se reconoce explícitamente en cinco
artículos de la Carta Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos. Después
de agotar las vías de recurso interno, las víctimas de viola- ciones de este
derecho podrían entonces acudir a la Corte Africana y pedir repara- ción y
compensación. Para ello, hay que asegurarse de que el Estado africano acu-
sado de la violación sea un Estado Parte del Protocolo

7.4 LA COMISIÓN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos se encarga de velar por el


respeto de la Convención Americana de Derechos Humanos por parte de los
Estados Parte. Estos tienen que presentar informes a la Comisión sobre las
medidas que han tomado para realizar los derechos humanos que se consagran
en la Convención. Y en caso de violaciones de derechos reconocidos – tras
haber agotado las vías de recurso internas – las víctimas pueden también
presentar una queja, de manera individual o colectiva, ante la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos.

7.5 UNCTAD

Los Principios de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Comercio y el


Desarrollo (UNCTAD) para la gestión de las relaciones comerciales
internacionales y las políticas comerciales adecuadas para favorecer el
desarrollo estipulan, entre otras cosas que:
“Todo país tiene el derecho soberano de disponer libremente de sus recursos
naturales en pro del desarrollo económico y del bienestar de su pueblo; toda
medida o presión externa, política o económica, que se aplique contra el ejercicio
de este derecho es una violación patente de los principios de libre determinación
de los pueblos y de no intervención y de no intervención enunciados en la Carta
de las Naciones Unidas y, de persistir, podría constituir una amenaza a la paz y
la seguridad internacionales

7.6 CONSEJO DE SEGURIDAD

El Consejo de Seguridad, por su lado, ha afirmado, en la resolución 330 (1973)


de 21 de marzo de 1973 relativa a la paz y la seguridad en América Latina, el
principio de la soberanía permanente de los pueblos sobre sus riquezas y
recursos naturales. En esa misma resolución, solicitaba a los Estados, entre
otras cosas, que impidan “la acción de aquellas empresas que deliberadamente
pretenden coaccionar a países de América Latina”
CONCLUSIONES:

 El derecho a un medio ambiente sano es, sin duda, un derecho humano


fundamental, y presupuesto del disfrute y ejercicio de los demás
derechos, por la íntima vinculación del ambiente con el nivel de vida en
general.
 El derecho al desarrollo es un derecho universal e inalienable y es parte
integrante de los derechos humanos fundamentales, y la persona humana
es el elemento central del desarrollo, el desarrollo facilita el goce de todos
los derechos humanos, no puede invocarse la falta de desarrollo para
justificar la limitación de los derechos humanos internacionalmente
reconocidos.
 El derecho de todo individuo a contribuir a los esfuerzos de paz,
comprendiendo el rechazo a participar en preparativos militares, y el
derecho colectivo de todo Estado a beneficiarse del pleno respeto por
parte de los otros Estados, de los principios de no utilización de la fuerza,
de no agresión, de solución pacífica de diferendos, de las convenciones
de Ginebra y de los protocolos adicionales y de normas similares, así
como la puesta en práctica de una política a favor del desarme general y
completo bajo control internacional.
 El derecho al patrimonio común de la humanidad, es un deber de
participar en la vida cultural, sobre todo en lo que atañe a la cultura en su
aspecto universal, pone de manifiesto el llamado enérgico a todas y a
todos de asumir las responsabilidades que les corresponden en la
salvaguarda y disfrute del patrimonio cultural mundial, en provecho de las
generaciones presentes y de las generaciones futuras, la humanidad toda
entera, dentro de la cultura de paz.
 Los derechos de usuarios y consumidores son también exigibles frente al
Estado, son interdependientes entre sí, y constituyen una categoría ética
fundamental basada primariamente en el principio de no discriminación y
tomando como punto de partida el concepto de persona propio de los
derechos humanos.
 El acceso a la justicia es un principio básico del estado de derecho. Sin
acceso a la justicia, las personas no pueden hacer oír su voz, ejercer sus
derechos, hacer frente a la discriminación o hacer que rindan cuentas los
encargados de la adopción de decisiones.
 El derecho a la autodeterminación y a la soberanía sobre los recursos
naturales es un derecho reconocido pero raramente aplicado en todas sus
dimensiones. Tiene una fuerte dimensión internacional de la que surge la
necesidad de luchar por un orden (económico y político) internacional
democráti- co, justo y equitativo que permita poner en práctica todos los
derechos humanos, y entre ellos el derecho a la autodeterminación.

BIBLIOGRAFÍA:

1. Alkema, E. A. “Access to Justice under the ECHR and Judicial Policy - A


Netherlands View” (2000). In Afmaelisrit pór Vilhjálmsson, Reykjavík,
Bókaútgafa Orators
2. Cançado Trindade, A. A., Tratado de Direito Internacional…”, tomo III,
cap. XX.
3. CAROLINA UGARTE ARTAL. (2004) Las Naciones Unidas y la educación
en derechos humanos, Pamplona. España: Editorial Enza
4. CLAUDIA MARÍA ROJAS QUIÑONEZ. (2004). Evolución de las
características y de los principios del derecho internacional ambiental y su
aplicación en Colombia. Bogotá: Universidad Externado de Colombia,
5. PIERRE GIOLITTO (1984) Pedagogía del medio ambiente. Barcelona:
Editorial Herder.

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