Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Se destaca que “si bien el eje central del texto de la declaración gira en torno a
la protección del medio ambiente humano, en él se destaca la necesidad de
compatibilizar la protección internacional del medio ambiente con el desarrollo
económico, con especial referencia a los Estados económicamente más débiles
(los Principios 13 y 14 de la Declaración tratan de la necesidad de emplear un
enfoque integrado y planificado del desarrollo, que tenga en cuenta los criterios
ambientales, a fin de lograr una racional ordenación de los recursos
ambientales y conciliar las exigencias de desarrollo económico y de protección
y mejora del medio ambiente)”.
”La tecnología engendra riesgos, pero ofrece también los medios de afrontarlos.
En los países en desarrollo se necesita reforzar enormemente la capacidad de
innovación tecnológica. La orientación del desarrollo tecnológico ha de cambiar
también en todos los países, con objeto de prestar mayor atención a los factores
medioambientales. Es necesario contar con mecanismos institucionales
nacionales e internacionales que puedan evaluar las repercusiones potenciales
de las nuevas tecnologías antes de pasar a un uso generalizado de las mismas
(...).
que se tomen. Aquellos que tomen tales decisiones programáticas han de ser
responsables de los efectos que dichas decisiones tengan sobre el capital de
recursos medioambientales de sus respectivas naciones. Se ha de concentrar
más en las fuentes del daño medioambiental que en los síntomas. (...).
g. Reformar las relaciones económicas internacionales.
”Un crecimiento sostenible a largo plazo requiere unos cambios ambiciosos que
produzcan flujos comerciales, de capitales y tecnológicos que sean más
equitativos y estén mejor sincronizados con los imperativos medioambientales.
(...).
h. Reforzar la cooperación internacional.
“El individuo, pero sobre todo el Estado, uno y otro en los planos individual y colectivo,
aparecen como sujetos activo y pasivo de las relaciones jurídicas y procesos
sociales que entrañan la necesidad de preservar los entornos en que se sustenta
y transcurre la vida humana y natural”
Por estas y muchas otras razones las Naciones Unidas convocó a los Estados
miembros a una conferencia sobre el Desarrollo.
“(...).
”(...).
”Recordando las disposiciones del Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales y del Pacto Internacional de Derechos Civiles
y Políticos.
En similar forma, se señala como sujeto pasivo de este derecho a los Estados y
a la comunidad internacional, aclarando que en la relación jurídica aparecen, por
lo general, como sujetos pasivos las grandes corporaciones internacionales
(como por ejemplo, Coca-Cola), apadrinadas por las grandes potencias
económicas (EE.UU.) y con el silencio cómplice o manipulado de los gobiernos
débiles de los Estados subdesarrollados.
3. EL DERECHO A LA PAZ
Artículo I.1.
”3. Subraya que para asegurar el ejercicio del derecho de los pueblos a la paz
se requiere que la política de los Estados esté orientada hacia la eliminación de
la amenaza de la guerra, especialmente de la guerra nuclear, a la renuncia del
uso de la fuerza en las relaciones internacionales y al arreglo de las controversias
internacionales por medios pacíficos de conformidad con la Carta de las
Naciones Unidas;
”-Los lugares: Obras del hombre u obras conjuntas del hombre y la naturaleza
así como las zonas incluidos los lugares arqueológicos que tengan un valor
universal excepcional desde el punto de vista histórico, estético, etnológico o
antropológico”
La propuesta central giró alrededor de una pregunta: ¿en qué medida el mundo
podría cambiar de rumbo para lograr un futuro sostenible? KOFI ANNAN
identificó cinco áreas claves como centrales para las negociaciones en la
Cumbre de Johannesburgo: agua y sanidad, energía, salud, productividad
agrícola, biodiversidad y ecosistemas.
”1. Nosotros, los representantes de los pueblos del mundo, en la Cumbre Mundial
sobre Desarrollo Sustentable en Johannesburgo, Sudáfrica desde el 2 al 4 de
Septiembre de 2002, reafirmamos nuestro compromiso con el desarrollo
sustentable.
”3. A principios de esta Cumbre, los niños del mundo nos hablaron en una voz
simple pero clara que el futuro les pertenece a ellos, y consiguientemente nos
desafiaron a asegurar que mediante nuestras acciones ellos heredarán un
mundo libre de indignidad e indecencia ocasionado por la pobreza, la
degradación ambiental y los modelos insustentables de desarrollo.
”4. Como parte de nuestra respuesta a estos niños, que representan nuestro
futuro colectivo, todos nosotros, viniendo desde cada rincón del mundo,
informados por experiencias diferentes de vida, estamos unidos y conmovidos
por un hondo sentido de necesidad urgente de crear un mundo nuevo de
esperanza.
5.1 NATURALEZA
Los derechos del consumidor, al igual que los derechos humanos, tuvieron
origen en la necesidad de hacer valer el respeto a la persona frente al creciente
poder del Estado y del mercado, en la creencia efectiva y con base fáctica que
de no oponerse derechos fundamentales a esos factores de poder, la debilidad
del ciudadano aislado se transforma en indefensión y abandono.
El consumo es una dimensión esencial del ser humano, que involucra derechos
fundamentales que deben ser protegidos por el Estado, de ahí que deba
prodigarse al consumo también una tutela de la más alta jerarquía como son los
derechos humanos, de los que además concuerda con sus caracteres.
5.2 CARACTERIZACIÓN
Los derechos humanos y los derechos de consumidores son consecuencia de la
entrada del hombre en sociedad y están en continuo proceso de creación
enriqueciéndose con los cambios históricos y dependiendo al mismo tiempo de
ellos.
Adviértase cómo en los pocos años que lleva de desarrollo el derecho del
consumidor hubo de receptar la contratación masiva, el comercio electrónico, la
problemática ambiental, y los nuevos consumos en general derivados de las
innovaciones tecnológicas (por ejemplo la telefonía celular y la informática) y las
modalidades contractuales de esos nuevos servicios, afrontar la cuestión de los
datos personales involucrados en la relación de consumo, y más recientemente,
temas tales como el sobreendeudamiento de los consumidores y el crédito al
consumo, por lo que su catálogo, al igual que el de los derechos humanos, no
es en absoluto definitivo, sino que presenta plenamente un carácter expansivo
en grado progresivo.
Como los derechos humanos, los derechos del consumo son tendencialmente
universales, verificándose este carácter en la propensión a incluirlos en los
tratados de integración, en el esfuerzo de organismos internacionales en
impulsarlos mediante criterios generales que impulsen su desarrollo en los
Estados (Directrices de las Naciones Unidas) y el camino hacia la unificación de
las directivas nacionales, sin perjuicio de las realidades culturales propias que
muestran determinadas pautas y objetos de consumo características de
comunidades específicas.
Casi no hay obra o artículo que no incluya la frase de John F. Kennedy respecto
a que todos somos consumidores. Un concepto tan amplio, tan generalizado,
muchas veces ve socavada su importancia en su misma generalidad. Consumir
es algo tan normal, tan de todos los días, que parece haber existido siempre, y
lamentablemente muchas veces es solo merecedor — como fenómeno— de
análisis compartimentados, en una deformación de la tendencia a la
especialización propia de los tiempos que corren.
Las Directrices para la Defensa del Consumidor de las Naciones Unidas (1985)
establecen que los gobiernos de los Estados miembros deben desarrollar
políticas enérgicas de protección del consumidor (artículo 2) y diseñar
infraestructuras adecuadas para aplicarlas (artículo 4)
Esa eficacia hace que también los recursos sean sencillos y efectivos, es decir,
que tengan potencial para determinar si existe en el caso violación o afectación
a un derecho, y disponer lo necesario para su cese, sanción y reparación. Por
eso, las garantías acordes a la interpretación de los tribunales supranacionales
del Sistema Interamericano de Protección de los Derechos Humanos son
aquellas que son idóneas, dentro del Derecho Interno, para atender la situación
jurídica infringida, y que, sobre todo, produzcan el resultado para el cual han sido
concebidas.
También las mencionadas Directrices de las Naciones Unidas para la Protección
del Consumidor44 encomiendan a los gobiernos la existencia de procedimientos
“oficiales o extraoficiales que sean rápidos, justos, poco costosos y asequibles”.
Toda persona tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías
y dentro de un plazo razonable, por un juez o autoridad
competente, independiente e imparcial, establecida con
anterioridad por la ley, en la sustanciación de cualquier acusación
penal formulada contra ella, o para la determinación de sus
derechos y obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o de cualquier
otro carácter.
Esta disposición es clara y según ella, los Estados no deben interponer trabas a
las personas que acudan a los jueces o a los tribunales en busca de que sus
derechos sean protegidos o determinados. Consecuentemente, cualquier norma
o medida estatal, en el orden interno, que dificulte de cualquier manera, uno de
ellos puede ser la imposición de costos, el acceso de los individuos a los
tribunales y que no esté justificado por necesidades razonables de la propia
administración de justicia, debe entenderse como contraria a la citada normal
convencional.
“a) el término “pueblo” designa una entidad social que posee una evidente
identidad y tiene características propias; b) implica relación con un territorio,
incluso si el pueblo en cuestión fue injustamente expulsado de él y sustituido
artificialmente por otra población; c) el pueblo no se confunde con las minorías
étnicas, religiosas o lingüísticas cuya existencia y derechos reconoce el artículo
27 del Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos.”
“Cada una de nuestras economías [de los países miembros del G77] son un ‘sub-
producto’ y una ‘filial’ de las economías desarrolladas del Norte industrializado,
y se orienta hacia el exterior. No somos amos de nuestros destinos. Nos da
vergüenza admitirlo, pero en el plano económico, somos territorios dependientes
– en el mejor de los casos semicolonias – y no Estados soberanos.
7.5 UNCTAD
BIBLIOGRAFÍA: