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Y tu ¿Qué tipo de observador eres?

Hace poco me paseaba junto al mar en uno de esos días medio


nublados, con un sol que intenta asomar la nariz y que dan como
resultado una luz estupenda para aquellos a quienes nos gusta la
fotografía. Soplaba un viento suave y húmedo y el mar, tras la
tormenta de la noche anterior, se movía suavemente, con un leve
mar de fondo que atemperaba el latido de mi corazón. Las nubes
eran fantásticas, algodonadas y de un color lila azulado y la tierra,
todavía húmeda, se había convertido en una superficie mullida que
hacía muy cómodo el andar. Andaba pensando en todo esto cuando
de repente, justo unos pasos detrás de mi, una pareja -hombre y
mujer- de mediana edad, se lamentaba de un día "tan fatal", "frío" y
"desapacible". Decían que casi era preferible quedarse en casa y les
resultaba una incomodidad ver como sus zapatos se llenaban de
barro. "Más valía que no hubiéramos salido de casa" se convencían el
uno al otro. Más allá, en la misma arena de la playa, un joven jugaba
con su perro y aprovechaba para hacerle fotografías; con su cara
iluminaba el día.
¿Qué habrías sentido tu en un día como este? Pues todo depende del
tipo de observador que seas. Observador es una manera particular
de dar sentido a las situaciones que nos rodean. Y cualquier acción
que desarrollamos dentro de nuestra vida es el resultado del tipo de
observador que cada individuo es. Precisamente en el coaching,
cuando acompañamos a una persona a alcanzar su reto o cambio
personal, transformamos el tipo de observador del individuo. Por ello,
al transformar el tipo de observador, se construye una nueva
perspectiva y la persona adquiere nuevas y diferentes sensaciones
que abren un abanico de posibilidades. Al cambiar la manera de
observar, al tener otro ángulo de visión, podemos desarrollar y
pensar en nuevas acciones para llegar al objetivo o tener un enfoque
diferente ante esas situaciones que llenan a la persona de angustia y
otras emociones que el individuo quiere cambiar. Y ¿de qué depende
el tipo de observador que somos? Pues de muchos factores: la
familia, los amigos, las experiencias que hemos vivido, la formación,
el entorno...
El coach acompaña a la persona en ese camino, en esa
transformación personal. El coach en ese momento es una posibilidad
para el individuo. Y lo mejor de todo es que el coach no da la
solución, ni aconseja, ni presiona, sólo es un maestro a la hora de
hacer preguntas a partir de la escucha empática y profunda, y
siempre desde la humildad. Un proceso de coaching se lleva a cabo
con mucho respeto y en un contexto de plena confianza. De esta
manera, el individuo llega de la mano del coach a ser un observador
diferente ante los obstáculos que frenan su avance.

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