Está en la página 1de 5

Manuel Belgrano

Memoria del Secretario del Consulado de Comercio de Buenos Aires, para 1809

Manuel Belgrano, nacido en Buenos Aires en 1770 e hijo de un rico comerciante italiano,
estudió Economía y Derecho en España y se vinculó con la élite intelectual de la época.

Los Consulados de Comercio, desde la Baja Edad Media, eran los gremios de grandes
comerciantes existentes en las principales ciudades españolas, y desde el siglo XVI en las
principales capitales americanas. En el siglo XVIII, con las reformas borbónicas, fueron
reformulados en su perfil institucional y la Corona intentó agregarles el propósito de que
sirvieran como ámbitos de difusión de las nuevas ideas económicas. También se crearon
Consulados en ciudades como Caracas, Santiago o Buenos Aires, que hasta ese momento
no lo tenían por estar cerradas al comercio de ultramar.

En 1794 se creó el Consulado de Buenos Aires y Belgrano fue nombrado secretario, con el
propósito de trabajar por la racionalización de la economía del Virreinato –a modo de una
oficina de planificación estatal, siempre dentro de la lógica colonial- y con el encargo
expreso de presentar, cada año, una memoria que desarrollara, a modo de programa, un
tema importante para la economía regional.

Belgrano fue presentando memorias anuales sobre temas tales como la agricultura, el
comercio, la navegación, la educación técnica orientada al comercio (escuelas de
comercio, náutica y dibujo), la estadística, etc. Sus ideales de desarrollo económico
integral comenzaron a chocar con los límites del sistema colonial, que impedían todo
progreso técnico o educativo en las colonias que pudiera significar competencia con la
metrópoli. Límites agravados por el mal gobierno de Carlos IV y por las guerras navales
que, desde la década de 1790 y particularmente desde 1805, provocaron la ruptura de
hecho del comercio colonial.

En 1809 la coyuntura era particularmente crítica: el comercio “nacional” (español)


quebrado; los barcos ingleses en el Río de la Plata esperando permiso para desembarcar
sus mercaderías; el virrey Cisneros disponiendo la apertura al comercio inglés, que
significaba el acta de defunción del sistema colonial. Belgrano escribe, para ese año, una
memoria de coyuntura, polémica, denunciando el contrabando y la corrupción de los
propios grandes comerciantes españoles y criollos, y expresando las tensiones que él
mismo sentía entre la fidelidad al rey (como funcionario público), su decepción del sistema
colonial y sus ideas de un desarrollo autónomo (que lo convertirán en el estadista de la
Revolución), que entraban en conflicto con la idea de abrir indiscriminadamente el
comercio a Inglaterra.

Esta memoria fue encontrada en el Archivo General de Indias (Sevilla) en 1988, en dos
copias diferentes. Contra lo que suponían muchos de los que escribieron sobre el debate
de 1809 sin conocer este documento, Belgrano no muestra una posición económicamente
liberal sino adecuada a una percepción realista del escaso desarrollo económico local.

Los números entre corchetes y las siglas T1 y T2 indican la paginación original y algunas
leves diferencias existentes entre las dos copias del texto.

También podría gustarte