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Esta propuesta nació “sin querer, queriendo” como diría “El Chavo del 8”.
Fue a principios de este año mientras cursaba la materia “Literatura Infantil”
para la Licenciatura de Nivel Inicial1. En una actividad de la cursada nos propusieron el
ejercicio de rescatar nuestras lecturas, esas voces que creíamos perdidas. No puede
evitar sentir que mi textoteca interna al decir de Laura Devetach, se me venía encima.
Palabras, canciones, historias, dichos, poemas, piezas del imaginario individual,
familiar y colectivo. Encontré la punta del ovillo y empezaron a aparecer lazadas que
me conectaron con otras y otras. La trama había comenzad hace tiempo, y yo sin darme
cuenta. O mejor dicho, sin tomar conciencia.
Rescato las palabras de Laura Devetach2 cuando habla del camino lector, de ese
entramado de textos que vamos guardando y donde cada individuo teje su propia trama.
Descubro entonces, como menciona la autora, mis disponibilidades poéticas, narrativas,
para leer, para escuchar. Ellas están ligadas a esas imágenes sensoriales de cada
momento, ese vaivén de sentimientos, sonidos, palabras, canciones que construyen mis
ritmos poéticos. Pensar en mis experiencias de lectura y escritura inevitablemente me
llevan a la primera infancia. Esos cantos, nanas, relatos de nuestros primeros tiempos,
en los que a través de la voz materna nos sumergimos, como menciona Elena Stapich3,
en la lengua de nuestra comunidad.
Si tuviera que decidirme por un texto, sin duda sería Caperucita Roja. Fue así
que liberé esas voces de la infancia, especialmente la de mi madre relatándomela noche
tras noche, quedando este momento atesorado en mi recuerdo como una postal. Esta
imagen se repite, como se repiten los cuentos y los relatos en los primeros años de vida.
Y volví a leer Caperucita Roja. Pero desde otro lugar. La niña ya no estaba, creció.
Desde ese lugar, la madre y docente que la cobija, revivió ese espíritu de alegría
y asombro frente a la magia que producen las palabras. Fui por más lecturas y descubrí
numerosas versiones de esta historia en particular, que se han escrito e ilustrado. La
lectura fue reveladora y enriquecedora. Porque además de los relatos originales de
Perrault o los hermanos Grimm, existieron y existen escritores que bajo su propio
nombre y riesgo han generado otros cuentos que remiten a Caperucita Roja.
1
Universidad de San Martín (UNSAM)
2
Devetach, Laura. La construcción del camino lector. Artículo publicado en Escuelas que hacen escuela
II. Buenos Aires. Organización de Estados Iberoamericanos, Cuadernos de Iberoamérica, 2003.
3
Stapich, Elena. Con ton y con son. Buenos Aires, Aique, Aportes a la Educación Inicial, 1993.
3
4
Adela Basch. “Caperucita Arroja”. Editorial Longseller.. Véase anexo Diario Docente: “Una sorpresa,
un desafío” pag 13
5
Caperucita Roja, los Hnos. Grimm. Adaptación Liliana Viola. Ilustrador Mima Castro. Ediciones
Colihue. 2003. Véase anexo Diario Docente: “Caperucita Roja” pag. 14
4
Daniel Goldin6, tomó estas líneas reflexivas, las interpretó y redefinió al niño.
No como objeto, sino como sujeto, inventor de sus lecturas. Analiza las posturas de
estos dos autores y trata de dibujar un horizonte más amplio en el cual se perfila la
evolución de la infancia, de la literatura para niños y la relación entre ambas. Describe
brevemente este proceso como la transformación de un sujeto al que no se le reconocía
como hablante, a uno al que se le prepara para hablar y participar en el mundo, del
infante al niño. La ampliación en los registros temáticos y lingüísticos en la literatura
contemporánea, pero sobre todo la aparición de múltiples dispositivos textuales (por
ejemplo los finales inconclusos o terribles, la superposiciones de diversos puntos de
vista narrativos, el uso del humor corrosivo para afrontar situaciones cotidianas) dan
cuenta de esta evolución en la literatura para niños, que no sólo ha dejado de ser infantil
sino que comienza a borrar sus fronteras con la otra literatura y a llegar de nueva cuenta,
pero de manera muy distinta de la de los cuentos de hadas, a un público niño y adulto a
la vez.
Como nos explica Teresa Colomer7, pensar en la variedad de versiones de un
cuento como Caperucita Roja, sin duda llevará al lector a la lectura de distintos finales
que le otorgarán a cada relato el sentido y provocará una reacción emotiva. La
aceptación del conflicto como una forma nueva de final feliz; finales abiertos, donde los
conflictos no se solucionan de una vez por todas o de una manera no completa; finales
negativos donde implica una frustración que impacta sobre las expectativas creadas ó;
finales mezclados que se abren al juego y a la complicidad para dar lugar a la mezcla de
elementos de uno u otro tipo.
Por lo tanto, de esta manera se abre el camino hacia una nueva representación de
la infancia, donde aparecen otras pistas, otros indicios. El humor y el despliegue de lo
absurdo, lo fantástico, de las palabras y las sensaciones permiten construir nuevos
significados.
Alejandra Saguier8 explica que la diversidad de versiones siempre produce, en
los diferentes grupos, de diferentes edades, entusiasmo, libertad y ganas de darle un giro
más a la historia tantas veces contada. Y a su vez, permite que cada lector se “quede”
6
Daniel Goldin. Lectura y Vida, año 22, nº 2, 2001
7
Teresa Colomer (1996) ¿Cómo terminan los cuentos?, en: Espacio para la lectura, órgano trimestral de
la red de Animación a la lectura del FCE, Año I, Núm. 2, México.
8
Alejandra Saguier. Profesora de la UNSAM. Nivel Inicial. Vol.1 NAP: Narración y Biblioteca. Serie
cuaderno para el aula. Cfce. Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología. Presidencia de la Nación.
5
con la versión que más le ponga palabras a su vida. Pero lo hará sabiendo que hay otras
que, le darán recursos y relatos para otros momentos. Por otro lado, resalta que es
imposible que un niño actual siga haciendo las mismas lecturas que hacíamos nosotros o
nuestros padres cuando éramos pequeños sobre Caperucita Roja u otros cuentos.
Más segura, dispuesta al desafío y al encuentro junto con mis alumnos con los
cuentos tradicionales, continúo el camino iniciado con Caperucita Roja. Comenzamos a
leer las versiones, con el objetivo de propiciar al encuentro personal de cada uno de
ellos con el texto poniendo en juego la “lectio”. Michel de Certeau9, define este
concepto como el resultado de la experiencia única de cada lector, por pequeño que sea,
con el texto. Esta lectura es un proceso personal de producción donde el lector elabora
significados; entramando, entretejiendo con otras lecturas, con su textoteca interna, con
su pasado, con sus anticipaciones, sus errores, sus deseos, sus emociones.
En este camino que emprendimos como grupo, algo maravilloso, mágico,
sucedió y generó nuevos desafíos. Me atrevería a decir que sólo el encuentro con la
literatura puede sorprendernos de esta manera.
En una de las visitas a la biblioteca10, los niños estaban mirando libros para
seleccionar uno y llevarlo a su casa. ¡De repente! El grito de un niño hace llamar la
atención del grupo. ¡Lo encontré, lo encontré! ¡Acá está, el lobo, el lobo! – repetía
mientras a su alrededor se iban sumando curiosos que querían verlo. Se armó un gran
revuelo.
Después de este acontecimiento todos comenzaron a buscar lobos en los libros.
Todos querrían descubrir uno. No podía dejar pasar esta oportunidad, esta gran ocasión
como dice Graciela Montes. La escuela, la sala, la biblioteca escolar son espacios por
excelencia para generar el encuentro de los niños y niñas con la lectura y la escritura y
poder así, construir una comunidad de lectores en la cual otras lecturas salgan a la luz.
Les propuse buscar cuentos de lobos11 para lo cual, la bibliotecaria se ofreció a
ayudarnos. Hasta aquí, una simple actividad de lectura se transformó en una búsqueda
de lecturas con un nuevo eje temático que acababa de definirse y una propuesta
9
Graciela Montes. "La gran ocasión". La escuela como sociedad de lectura. Plan nacional de Lectura.
Ministerio de Educación, Ciencia y tecnología de la Nación, Buenos Aires. 2005.
10
Véase anexo Diario docente: “¿Lobo está?” pag.15
11
Véase anexo Diario docente: “Un giro en la propuesta: cambio de eje. La Biblioteca del Lobo” pag.16-
17.
6
diferente también: “La Biblioteca del Lobo”. Porque como Caperucita, salimos a
caminar por el bosque y también nos sorprendió el lobo.
Emprendimos un nuevo camino lector: el armado de la biblioteca12. No
obstante, continuamos leyendo versiones, conociendo autores y descubriendo otros
cuentos con lobos. En esta instancia se pusieron en juego diversas destrezas para mis
alumnos y para mí también. Fue y sigue siendo un verdadero desafío, porque leyendo,
los niños se van enriqueciendo, ampliando significados, entrelazándolos; y por mi parte,
es necesario desplegar o ejercitar mis habilidades como maestra mediadora, como
constructora de pasarelas para generar ese encuentro entre los niños y la lectura.
Pero la curiosidad y el interés del grupo hacen que no deje de preguntarme hacia dónde
vamos. Porque permanentemente se generan en mis alumnos inquietudes y propuestas.
Pero para saber a dónde vamos es necesario saber de dónde venimos y dónde estamos
ahora.
Saber de dónde venimos es hacer un poco de historia e investigar sobre del
camino lector de mis niños/as. Es importante, tener en claro cuáles fueron los espacios
y mediadores que pudieron desarrollar acciones para construir lectores activos,
participativos, críticos y poder así saber desde dónde partimos.
La escuela y la familia, fueron y son actores fundamentales en el caso de la literatura.
Es imposible considerar a nuestros alumnos como tabula rasa en relación a sus
vivencias lectoras.
Cito aquí nuevamente a Elena Stapich, que explica que el niño pasa de la vida
intrauterina a un “baño del lenguaje” que sustituye a la placenta materna al momento de
nacer. Porque a través de la palabra oral, el bebé queda sumergido en la lengua de la
comunidad donde vive, llevando consigo desde su nacimiento voces, ritmos, historias.
“No existen lectores sin caminos y no existen personas que no tengan camino empezado
aunque no lo sepan.” (DEVETACH, 2003).
Por otro lados también es importante considerar los trayectos escolares previos
realizados por nuestros alumnos para establecer una continuidad en sus aprendizajes.
Por lo tanto, debemos aprovechar este camino recorrido para valorarlo como
una oportunidad que nos permitirá fijar nuevos propósitos y nuevas metas que generen
en los niños un desafió.
12
Véase anexo Diario docente: “La biblioteca se va armando. Participamos a los padres” pag..18- 19- 20.
7
13
Véase anexo Diario Docente: “Caperucita Verde… y los lobos son negros. Un debate” y “Los niños
dicen la verdad… Y los libros también. Por lo menos para Benjamín” pags 20-21-22-23.
14
Patte, Geneviève. Si nos dejaran leer… Los niños y la biblioteca. Bogotá, CERLAL, PROCULTURA,
Kapelusz, Colección Lectura y Educación, 1984. Pag. 106-152.
15
Véase anexo Diario Docente: “Lobo: el carné” pag.17
16
Véase anexo Diario Docente: “escribir para buscar. Una palabra, muchos significados” y “¿Cómo
terminó el cuento de Caperucita Blanca? Inclinado, según Vera. Pags 24- 25- 26- 27.
8
La circulación de estos libros, les permitirá depositar estas lecturas en otras voces. Las
voces familiares, las que le darán otros ritmos y otras cadencias al lenguaje, las que le
permitirán socializar y compartir también este camino lector.
Si el tiempo nos acompaña en este viaje y habiendo llegado a destino; por qué no
emprender otros rumbos con nuevas aventuras.
¿Hacia dónde podríamos ir? Próximo destino: “El club de lectura” María Claudia
Molinari17 explica la propuesta del Club de Lectores como una actividad permanente
que nuclea una serie de actividades didácticas en torno a las bibliotecas de las salas,
donde se propone la lectura sistemática de textos ficcionales y no ficcionales y un
amplio intercambio de opiniones y recomendaciones entre niños. En función de estos
intercambios se desarrollan también actividades específicas de escritura en las cuales,
los niños expresándose como lectores también aprenden a escribir. En todos los casos
son situaciones típicas de interacción entre lectores-escritores, donde los grupos de tres,
cuatro y cinco años resuelven problemas como usuarios de manera individual, con su
grupo, la maestra, las familias, con otros grupos de niños y docentes.
En cierta medida, gran parte de esta experiencia la estamos desarrollando.
Principalmente porque que para revitalizar el uso, la calidad y variedad de materiales de
la biblioteca de la sala, complementamos y coordinamos acciones con la biblioteca
escolar. Por otro lado, permanentemente estamos llevando a cabo la lectura sistemática
de textos ficcionales.
Me reservo para el final de este proyecto, la lectura de un libro que descubrí en
la biblioteca personal de Alejandra Saguier (profesora de la materia que cursé) que con
el solo hecho de verlo cautivó mi atención y “me invitó a leerlo”:
• Neil Gaiman (texto), Dave McKean (Ilustración). Lobos en la pared.- 3ra. ed.-
Astiberri Ediciones, 2008.
A modo de reflexión y justificando todo el material de lectura, incluyendo este
último, deseo reproducir las palabras de Ana Siro18 en su publicación en la revista
Novedades Educativas acerca de “Los materiales de lectura para bibliotecas de aula. Su
17
Molinari, Claudia. Una actividad permanente: El club de lectores. . En Enseñar y aprender a leer,
Buenos Aires, Novedades Educativas, 1999.
18
Siro, Ana (1999), “Materiales de lectura para bibliotecas de aula”, en: Enseñar y aprender a leer,
Novedades Educativas, Buenos Aires.
9
ANEXO
19
Cochram-Smith, M. y Litle, Susan L. "Los diarios" en Dentro/Fuera. Enseñantes que investigan.
Madrid, Abal ediciones, 2002. (Desarrolla una forma particular de registro de prácticas del aula.)
20
Adela Basch. “Caperucita Arroja”. Editorial Longseller.
14
Llamativamente, otros estaban callados y atentos a las palabras de los demás. Les
pregunto entonces si conocían el cuento de Caperucita Roja. Para mi asombro, en ese
momento descubrí que algunos no sabían de qué estábamos hablando.
Aquí surgieron varias cuestiones que conversamos en grupo.
La primera era que muchos compañeros no conocían el cuento de Caperucita Roja. La
otra que existían versiones diferentes sobre la misma. Por lo tanto, deberíamos buscar
esos cuentos y leerlos para poder responder a nuestra pregunta: ¿cómo es el lobo?
Desde un comienzo, este proyecto se originó con la idea de promover la lectura dentro
de la sala. El objetivo principal fue y continúa siendo generar un espacio de encuentro y
conexión del lector y la lectura por placer; para promover y estimular la lectio de cada
individuo, haciendo de ese encuentro un momento único y personal.
Sin embargo, el eje temático sobre la lectura de Cuentos Tradicionales” se fue
modificando a lo largo del desarrollo del proyecto. Los mismos alumnos y alumnas
manifestaron sus intereses. No obstante, los objetivos que nos habíamos propuesto
como grupo continuaban cumpliéndose.
CAPERUCITA ROJA.
Lunes 12 de mayo de 2014.
Era necesario leerles a todo el grupo el cuento tradicional. Conseguí en la biblioteca del
colegio Caperucita Roja, de los hermanos Grimm21. Fue así que preparé al grupo para la
lectura y aclaré que era importante prestar atención a la historia. Para aquellos que no la
conocían, podrían entender de qué se trataba y los que ya la habían escuchada podrían
estar atentos para ver qué pasaba con Caperucita, la abuelita y en especial el lobo.
Antes de iniciar, le hable acerca los Hermanos Grimm, quienes fueron, hace cuándo
recopilaron este cuento y que significaba ese término.
21
Caperucita Roja, los Hnos. Grimm. Adaptación Liliana Viola. Ilustrador Mima Castro. Ediciones
Colihue. 2003.
15
Durante el relato, los que ya lo conocían, recitaban los remates o respuestas del lobo
(disfrazado de la abuelita) cuando Caperucita le preguntaba:
Abuelita, abuelita, ¡qué ojos más grandes tienes!
- Son para verte mejor- exclamaban mis alumnos.
Abuelita, abuelita, ¡qué orejas más grandes tienes!
- Son para oírte mejor- siguieron la lectura.
Abuelita, abuelita, ¡qué dientes más grandes tienes!
- Son para... ¡comerte mejoooor!- gritaron a viva voz.
Al finalizar el cuento, los que no lo conocían, me pidieron que lo lea otra vez. Ellos
también querían recitar los remates ahora que ya lo sabían.
¿LOBO ESTÁ?
Lunes 19 de mayo de 2014.
En el primer encuentro, el personaje del Lobo cautivó el interés del grupo. Prontamente
leímos el cuento tradicional de los Hnos. Grimm y todos entramos en tema. Luego de
estos acercamientos llegó el momento de visita quincenal a la biblioteca.
Vale mencionar, que en este espacio, los niños suelen escuchar cuentos y poesías en voz
de la bibliotecaria, quien luego de ese momento, tiene dispuestos en mesas canastos con
libros seleccionados para la edad. Cada niño/a mira y selecciona uno para llevarse a su
hogar a préstamo, teniendo que realizar la devolviéndolo la semana siguiente. El clima
que se intenta fomentar es de tranquilidad y escucha.
Ese día comenzó a notarse la inquietud y a movilizar en algunos niños diversos motores
de búsqueda.
En medio de un pequeño bullicio, mientras los niños estaban mirando libros en las
mesas, se escucha un grito victorioso:
- ¡Lo encontré!
- ¿Qué encontraste?- Le pregunté un poco asustada por el grito.
- ¡Acá está el lobo!
Valió que terminara la frase, para que casi todos los niños y niñas se levantaran de sus
asientos para ver en ¿dónde encontró Lautaro al lobo?
16
22
Keiko Kasza. “El estofado del lobo”. Colección Buenas Noches. Editorial Norma.
17
Por otro lado, si ustedes me permiten, me encantaría participar y leer con ustedes
cuentos de lobos. Si les parece, podemos agregar dos visitas más por mes a la biblioteca
para este proyecto.
Yo agrego:
-Podríamos leer, armar algún trabajo, compartir algunas lecturas. Lo podemos ir viendo
a medida que vamos trabajando. ¿Están de acuerdo?
Todos gritaron que sí. El entusiasmo comienza a crecer.
LOBO. EL CARNÉ.
23
Oliver Douzou. “Lobo”. FCE.
18
Luego confeccioné las partes, similares a la imagen para cada niño (un par de ojos, una
nariz, los dientes de arriba y de abajo y la servilleta). Las orejas y las pupilas de los
ojos lo dibujaban con crayones.
La actividad tenía intenciones plásticas pero muchas veces los propósitos suelen
cambiar durante su curso. Y así sucedió.
Luego de dar la consigna y recordar el cuento leído, los niños/as pusieron manos a la
obra. Entre el bullicio, escucho a Muriel relatar a medida que iba armando su carné, su
lobo:
- Me pongo un ojo, me pongo mi otro ojo, me pongo mis orejas, me pongo mis
dientes…
Sus compañeros de la mesa comenzaron a imitarla y a relatar entre todos la historia.
Finalmente, Muriel me dice:
- ¡Me falta la zanahoria!
11 de junio de 2014
Queridas Familias:
Los Cazadores del Arte realizaremos un proyecto de “Biblioteca en la
sala”. El mismo surgió a partir del interés de los niños y niñas sobre los cuentos
tradicionales. Comenzamos con Caperucita Roja y sus diferentes versiones para luego,
ampliar nuestra lectura: cuentos con lobos. Entonces le pusimos nombre: “La Biblioteca
del Lobo”. Confeccionamos los carnés y en estos días los enviaremos a casa para
plastificar. Este espacio está compuesto hasta ahora por libros a préstamos de la
Biblioteca Infantil Ma. Elena Walsh” y con títulos de mi biblioteca personal. Por
supuesto que no hay la suficiente cantidad como para que se lleven uno cada uno. Por
lo tanto, les solicitamos que envíen un libro relacionado al eje temático “Lobos” el lunes
19
23 de junio. Para que este espacio posea variedad y riqueza literaria, a continuación les
sugerimos algunos otros títulos con los que nos gustaría contar, si es que van a comprar.
Pueden adquirir cualquiera de ellos en forma individual o entre dos o tres familias, pedir
prestado, enviar alguno que tengan en casa. Les recordamos que el material circulará
por los hogares de los niños.
Esta es una oportunidad para nutrir la biblioteca de nuestros hijos/as de buena literatura.
Cualquier inquietud, no duden en consultar. Cariños.
Señorita Verónica
……………………………………………………………………………………………
LISTA DE TÍTULOS SUGERIDOS
• LOBOS, Emily Gravett. Macmillan.
• FEROZ, Etienne Delessert, Macmillan.
• Filotea, Emma Wolf. Alfaguara infantil.
• Voces en el parque, Anthony Browne, FCE (cúspide $117)
• En el bosque. Anthony Browne. FCE.
• Un lobo así de grande, Natalie Louis Lucas y Kristien Aertssen, Océano
Travesía.
• Lobo Rojo y Caperucita feroz, Alfaguara.
• La Caperucita Roja, Louise Rowe, Ed. Osa Menor.
• Caperucita Roja, Eva Navarro, Perramon.
• Una sopa de piedra, Anais Vaugelade, Corimbo.
• ¡Cuidado con el lobo!, Steve Cox y Paz Barroso. Editorial: Macmillan
• El buen lobito, Nadia Shireen, Ed. Cubilete.
• Caperucita Roja, Ilust Kveta Pacovska, Kokinos.
• Tío Lobo. Xosé Ballesteros. Ed. Kalandraka.
• Caperucita Roja, Pepe Maestro y Miguel Tanco. Ed. Edelvives.
• Lo que el lobo le contó a la luna, Lucía Scuderi, ed Juventud.
• La ovejita que vino a cenar, Steve Smallman y Yoelle Dreidemy. Beascoa.
• Lobo grande y Lobo pequeño. Nadine Brun Cosme. Ed. Miau
• Cruel historia de un pobre lobo hambriento. Gustavo Roldán. Colihue.
• Caperucita Roja, Clementine Sourdais. Ed. Blume.
• Caperucita Roja tal como se la contaron a Jorge, Pescetti, Alfaguara.
20
24
Bruno Munari y Enrica Agostinelli. Anaya, Madrid, 1998.
21
Aquí intervine para evitar que el debate se transforme en pelea e hice extensiva la
invitación a todos para que averigüen ¿cómo son los lobos? Pero antes de terminar les
pregunto dónde creen que podrían buscar esa información.
Jeremías me contesta: “En el cuento no”.
Lautaro agrega: “En libros sobre animales”.
Y Leandro también aporta su idea: “En google”.
Quedamos en buscar la información en las casas y le expresamos esta idea de buscar en
google a la Profesora de Informática.
Al día siguiente, el niño que decía que no eran todos los lobos negros, trajo la imagen
impresa de un lobo gris. La compartió y llegamos a la conclusión entonces que todos los
lobos no son negros, que hay lobos grises también. El niño que decía que los lobos eran
negros se quedó callado. Parecía pensativo. Y así era. Lo confirmé en la siguiente
visita a la biblioteca, cuando me di cuenta que el tema no estaba cerrado para él.
25
Emily Gravett. Lobos.- 1ra. ed.- San Isidro: Macmillan, 2011.
22
del cuento). La niña pudo observar que el conejo llevaba en sus manos un libro rojo en
el cual se leía en negrita las mismas letras: LOBOS.
El libro que leía el conejo, explicaba de manera informativa dónde viven los lobos,
cuántos dientes tienen y qué les gusta comer.
Benjamín, el niño que aún no había cerrado el tema de los colores de los lobos, ahora en
voz alta comenzó repetir lo que el cuento le explicaba y permitía evacuar sus dudas:
“Lobos grises, osos polares y lobos polares".
Lautaro agregó: "Los lobos blancos están en la nieve".
Parecía que el tipo de narración descriptiva, con características enciclopédicas, lo había
terminado de convencer. El libro dijo una verdad para él. Construyó un significado que
lo tenía preocupado, o por lo menos ocupado.
Aquí se puede entrever ciertas habilidades y competencias lectoras que algunos niños
logran desplegar para descubrir ciertas características que diferencian e identifican los
distintos tipos de textos.
Sin embargo, es tan interesante, que el conejo no se da cuenta de que una figura
siniestra con garras y colmillos afilados comienza a desprenderse de las páginas para
acecharlo. El relato de esta historia posee características informativas y las imágenes
acompañan desde lo narrativo con mucha creatividad y originalidad convirtiéndolo en
un libro álbum con muchísima riqueza literaria.
Observando las imágenes y siguiendo el relato, los niños y niñas, comenzaron a
descubrir este juego sugerente entre texto e imagen.
Empezaban a escucharse diferentes voces, diversas lecturas de los niños: "El árbol tiene
forma de cabeza de lobo". Otro sumó "Tiene la cabeza de lobo, cola de lobo"... y
finalmente se escuchó "¡Tiene pies de lobo!".
Guadalupe afirmó: “¡Es de suspenso!”, develando ese giro que sugería la imagen y el
texto en ese juego conjunto.
¡Sí!.- dijo otro agregando- tupida significa que las colas son muy largas.
Con mucho pelo.- remarcó la bibliotecaria.
Para entonces, el personaje del conejo se encontraba caminando y subiendo por una cola
enorme y peluda.
De a poco iba transcurriendo la lectura y comenzaba a aparecer la figura del lobo más
explícita. Hasta el momento sólo se veían partes de un todo en cuanto a la misma.
23
Había finalizado de leer el libro “Caperucita Roja, Verde, Amarilla, Azul y Blanca”26
con el último cuento Caperucita Blanca. Entonces les pregunto cómo les paree que
terminó este cuento.
Leandro: ¡Mal, porque no apareció el lobo!
Jeremías: ¡Bien, porque el lobo no se comió a la abuela ni a Caperucita!
Vera, se pone de pie mientras todos seguían sentados e inclinando su mano de manera
oblicua al piso y ladeando cabeza dice: termina así, inclinado.
Inmediatamente le pregunto qué significa que termine inclinado pero ella no sabe qué
contestar.
Sin embargo, Morena acota: es que termina bien y mal.
Y Vera le dice: ¡Sí! Es eso.
Y hablando de finales les propuse continuar esta historia.
Esta actividad la realizamos en dos días. El primer día retomamos el relato y pensamos
entre todos cómo tendría que continuar, que personajes aparecerían y cómo quisiéramos
que termine el cuento.
Federico dijo que la abuela tenía que volver del viaje, Morena resaltó que el lobo no
tenía que ser malo y Lara trajo el cuento “Una Caperucita Roja” haciendo referencia al
final y diciendo:
- Tiene que terminar como el cuento de caperucita que le dice al lobo “Ingenuo”.
Yo le recuerdo el nombre del cuento y pregunto cómo sería ese final y Ezequiel me
dice: Gracioso.
Y Morena: Divertido.
Y en este momento fui registrando las ideas y fui armando la historia conservando
algunas características de los relatos del autor. Y quedó así:
LA ABUELA VOLVÍA DE AFRICA NEGRA A LA CASA PORQUE EXTRAÑABA A
CAPERUCITA BLANCA.
EN EL CAMINO SE ENCUENTRA CON EL LOBO Y LE PREGUNTA ¿A DÓNDE VAS
ABUELA?
ME VOY A LA CASA DE CAPERUCITA PARA DECIRLE QUE LA EXTRANABA
MUCHO. LE TRAJE REGALOS DE AFRICA NEGRA: UN PAR DE ZAPATILLAS
26
Bruno Munari y Enrica Agostinelli. Ed. Anaya. Madrid.
27