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ERRNVPHGLFRVRUJ
Clínicas Mexicanas de Anestesiología
Número 13, enero–abril de 2011
Dolor agudo
posoperatorio
Editor:
Dr. Raúl Carrillo Esper
Academia Nacional de Medicina. Academia Mexicana de Cirugía.
Profesor Titular de Posgrado de Medicina del Enfermo en Estado Crítico.
Jefe de la UTI, Fundación Clínica Médica Sur.
Editores invitados:
Dr. Gabriel Enrique Mejía Terrazas
Jefe de la Clínica del Dolor del Instituto Nacional de Rehabilitación
ERRNVPHGLFRVRUJ
Editorial
Alfil
Dolor agudo posoperatorio
Todos los derechos reservados por:
E 2011 Editorial Alfil, S. A. de C. V.
Insurgentes Centro 51–A, Col. San Rafael
06470 México, D. F.
Tels. 55 66 96 76 / 57 05 48 45 / 55 46 93 57
e–mail: alfil@editalfil.com
www.editalfil.com
ISBN 978–607–8045–34–1
Dirección editorial:
José Paiz Tejada
Editor:
Dr. Jorge Aldrete Velasco
Revisión editorial:
Berenice Flores, Irene Paiz
Revisión técnica:
Dr. Jorge Aldrete Velasco
Ilustración:
Alejandro Rentería
Diseño de portada:
Arturo Delgado
Impreso por:
Solar, Servicios Editoriales, S. A. de C. V.
Calle 2 No. 21, Col. San Pedro de los Pinos
03800 México, D. F.
Marzo de 2011
Esta obra no puede ser reproducida total o parcialmente sin autorización por escrito de los editores.
Los autores y la Editorial de esta obra han tenido el cuidado de comprobar que las dosis y esquemas
terapéuticos sean correctos y compatibles con los estándares de aceptación general de la fecha de
la publicación. Sin embargo, es difícil estar por completo seguros de que toda la información pro-
porcionada es totalmente adecuada en todas las circunstancias. Se aconseja al lector consultar cui-
dadosamente el material de instrucciones e información incluido en el inserto del empaque de cada
agente o fármaco terapéutico antes de administrarlo. Es importante, en especial, cuando se utilizan
medicamentos nuevos o de uso poco frecuente. La Editorial no se responsabiliza por cualquier alte-
ración, pérdida o daño que pudiera ocurrir como consecuencia, directa o indirecta, por el uso y apli-
cación de cualquier parte del contenido de la presente obra.
Colaboradores
V
VI Dolor agudo posoperatorio (Colaboradores)
Prólogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . XI
Gabriel Enrique Mejía Terrazas, Guadalupe Zaragoza Lemus
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . XIII
Raúl Carrillo Esper
1. Analgesia posoperatoria en cirugía abdominal . . . . . . . . . . 1
Hugo Martínez E., Erika Leyva F., Yesika Tello
2. Analgesia preventiva . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15
Victoria Guadalupe López Ruiz, Beatriz Sánchez Velasco,
Gabriel Enrique Mejía Terrazas, Gerardo Lugo Álvarez
3. Control del dolor posoperatorio en el
paciente traumatizado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37
Jaime Rivera Flores
4. Control dolor posoperatorio en obstetricia . . . . . . . . . . . . . . 61
Jaime Rivera Flores
5. Tratamiento del dolor perioperatorio
en el anciano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 83
Alfredo Covarrubias Gómez, Uriah Guevara López
6. Tratamiento del dolor agudo posoperatorio
en cirugía oncológica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 99
Manuel Rufino Arias Santiago, Victoria Guadalupe López Ruiz
IX
X Dolor agudo posoperatorio (Contenido)
XI
XII Dolor agudo posoperatorio (Prólogo)
XIII
XIV Dolor agudo posoperatorio (Introducción)
1
2 Dolor agudo posoperatorio (Capítulo 1)
El dolor somático cutáneo se distingue del dolor somático profundo y del dolor vis-
ceral profundo por su calidad y localización. El daño tisular superficial causado por
la incisión quirúrgica se describe como “agudo, punzante, quemante, pulsátil”.
Sensitización de nociceptores
Dolor visceral
Transducción
Diversos estudios clínicos han revelado que los órganos viscerales son relativa-
mente insensibles al corte, la temperatura o el dolor, pero la torsión o la distensión
de los mismos son suficientes para generar un estímulo nocivo. El dolor se percibe
en la víscera dañada o cerca de ella, o bien se refiere a una localización distante.
Debido a que las vísceras no responden a un estímulo somático, algunos auto-
res sugieren la posibilidad de que no cuenten con nociceptores, por lo que pudiera
ser mejor conceptualizar a los nociceptores viscerales como la inervación senso-
rial de la víscera, por lo que estas fibras no se verían activadas hasta que el estímu-
lo “adecuado” se aplique.4
Transmisión
1. Por la pared, a través de nervios primarios que inervan las estructuras somá-
ticas.
2. A través de los nervios esplácnicos, los cuales principalmente se ven invo-
lucrados con funciones autonómicas.
El rango del tamaño de las fibras entre las aferentes viscerales y las cutáneas es
comparable, aunque hay una mayor proporción de fibras pequeñas.5
Las fibras aferentes esplácnicas entran a la médula a nivel de la región torácica
y lumbar, haciendo sinapsis primeramente en las láminas I y V y más profunda-
mente con la VII y la VIII. Todas estas neuronas excitadas previamente también
reciben impulsos somáticos; esto pudiera explicar la pobre localización del dolor
de origen visceral. Al igual que las somáticas aferentes, las fibras viscerales son
transmitidas hacia los grandes centros a través de los tractos espinotalámicos y
espinorreticulares.
Dolor referido
opioides,12 y entre las técnicas regionales existen mejores resultados con la infu-
sión epidural continua vs. las epidurales controladas por el paciente, aunque con
una mayor incidencia de bloqueo motor. La analgesia controlada por el paciente
con opioides da mejores resultados que cuando se administra por razón necesaria,
por eso es importante seleccionar la técnica adecuada para el procedimiento reali-
zado.
La analgesia posoperatoria ideal debe proporcionar el alivio efectivo del dolor
y la reducción de los efectos colaterales de los opiáceos, así como la reducción
de la respuesta al estrés. El concepto de analgesia multimodal fue introducido
para obtener estos resultados, combinando diferentes técnicas analgésicas con di-
ferentes clases de analgésicos para mejorar los resultados posoperatorios.13
La efectividad individual de los analgésicos puede ampliarse combinando la
acción de mecanismos diferentes; por ejemplo, se ha demostrado el sinergismo
entre los alfaadrenérgicos y los opioides, y se sabe que al utilizar clonidina se pue-
den disminuir los requerimientos de opioides; similarmente, la administración
conjunta de paracetamol y algún antiinflamatorio inflamatorio no esteroideo
(AINE) tiene efecto aditivo en el manejo del dolor agudo de leve a moderado.14
ANESTÉSICOS LOCALES
Por mucho tiempo se han utilizado anestésicos locales para el manejo del dolor
posoperatorio, y por muchos años la lidocaína y la bupivacaína han permanecido
dentro del armamentario del anestesiólogo. Su mecanismo de acción, bloquean-
do los canales de sodio, ha sido claramente definido.18
A pesar de esto, existen reportes de cuando menos de 20 años atrás de efectos
tóxicos, en particular los de la bupivacaína, lo cual se ha resuelto haciendo ajustes
en su concentración; sin embargo, esto ha conducido a una serie de estudios que
identifican la acción de la estereoselectividad en el corazón y subsecuentemente
el descubrimiento de dos nuevos fármacos anestésicos: la ropivacaína y la levo-
bupivacaína.19
A finales del decenio de 1990 se empezaron a reportar las propiedades neuro-
tóxicas de la lidocaína en algunos pacientes con irritación radicular y, aunque
rara, la aparición del síndrome de cauda equina.
Uno de los beneficios de los anestésicos locales es su acción moduladora en
el proceso inflamatorio, lo cual ha sido demostrado en numerosos estudios;33 en
cuanto a los efectos benéficos de los anestésicos epidurales, son que se absorben
en el torrente sanguíneo, y este mismo efecto antiinflamatorio les concede a la
vez ser antitrombóticos.19 Groudine y col.20 se encargaron de estudiar la duración
del íleo posoperatorio secundario a la inflamación provocada por la manipula-
ción, demostrando una peristalsis más rápida en los pacientes en los que se admi-
nistraron.
Analgesia posoperatoria en cirugía abdominal 7
ANALGÉSICOS ADYUVANTES
Ketamina
Anticonvulsivantes
Alfa–2 agonistas
Este sistema, aprobado en EUA para su uso en 2006, está compuesto por un doble
dispositivo, uno en el que se encuentra la batería y otro compartimiento de plásti-
co con dos hidrogeles, en uno de los cuales hay hidroclorato de fentanilo y está
diseñado para liberar 40 mg de fentanilo en un lapso de 10 min mediante un meca-
nismo de iontoforesis.2 Cada parche libera arriba de 80 dosis de fentanilo y dura
24 h; además, cuenta con un indicador para señalar cuántas dosis se han adminis-
trado.
El fentanilo ITS está recomendado para el manejo del dolor posoperatorio a
corto plazo en pacientes adultos que requieren analgesia opioide durante su hos-
pitalización, y previamente se debe haber llevado al paciente a niveles aceptables
de analgesia. Cuando se comparó la morfina endovenosa en analgesia controlada
por el paciente con el fentanilo ITS se encontró que no había diferencias en el con-
trol del dolor posoperatorio en pacientes sometidos a cirugía abdominal mayor,
torácica u ortopédica.32 Después de 24 h el control del dolor fue catalogado de
bueno a excelente en 73.7% de los casos con fentanilo ITS y de 76.9% en el grupo
con morfina.
Analgesia posoperatoria en cirugía abdominal 9
A pesar de que la morfina epidural no puede ser considerada como una técnica
analgésica novedosa, la de liberación prolongada cada vez se utiliza con mayor
frecuencia por su sistema de liberación, que utiliza la encapsulación liposómica.
Esta presentación es única para su administración en el espacio epidural, ya que
si se administra dentro del líquido cefalorraquídeo se pudiera provocar una rápida
liberación de los lisosomas que la encapsulan y como consecuencia causar una
sobredosis de opioide. Su coadministración con anestésicos locales en el espacio
epidural también pudiera acelerar la liberación de morfina de los liposomas y
provocar una toxicidad por opioides, por lo que no es recomendada la administra-
ción conjunta en las 48 h posteriores a la administración de la morfina. Existe mu-
cha controversia aún sobre los beneficios en cuanto a su utilización; sin embargo,
una de las ventajas sería el menor requerimiento opioide en las primeras 72 h del
posoperatorio.27
Los agentes antiinflamatorios no esteroideos son los más usados como parte de la
analgesia multimodal desde el decenio de 1990.28 Con la aparición de ketorolaco
parenteral y posteriormente del parecoxib mejoró mucho la calidad de la analge-
10 Dolor agudo posoperatorio (Capítulo 1)
sia. La ventaja principal es el ahorro del consumo de opioides, y con esto posible-
mente disminuyen los efectos colaterales de los mismos. Las dosis recomendadas
de éstos en cirugía abdominal son ya conocidas por todos: 60 mg de ketorolaco
vs. 40 mg de parecoxib.29
La analgesia controlada por el paciente (PCA) fue introducida como una técnica
para que el paciente pueda administrarse pequeñas dosis de opioides intraveno-
sos a intervalos frecuentes; es evidente que esto mejora la calidad de la analgesia
si se le compara con los métodos tradicionales, como la administración intramus-
cular intermitente.
Ballantyne y col. fueron los primeros en comparar la PCA IV con la analgesia
IM con opioides, concluyendo que los pacientes reportaron una mayor satisfac-
ción con la PCA IV y el alivio era mayor, aunque su escala analgésica era única-
mente de 5.6,30 sin diferencias con el consumo o los efectos colaterales de los
opioides.
No existe mayor diferencia entre utilizar morfina, fentanilo, tramadol o bupre-
norfina, ya que la calidad de la analgesia pudiera ser similar y con los mismos
efectos colaterales; no obstante, podría haber una mayor incidencia de prurito
con la morfina. En pacientes con insuficiencia renal podría ser conveniente el uso
de opioides sin metabolitos activos, como el fentanilo.
En un intento por mejorar la calidad de la analgesia o disminuir los efectos in-
deseables de los opioides se han administrado separados o en la misma bomba
medicamentos adyuvantes; existen diversos estudios30–32 con AINE, acetamino-
fén y ketamina que reportan que, si bien se ha logrado mejorar la calidad de la
analgesia, no hay diferencia en los efectos colaterales. Además no es recomenda-
ble agregarlos al mismo sistema, ya que podría administrarse el adyuvante en ma-
yor cantidad de la necesaria.
administración continua. Debido a que cada vez es más frecuente la cirugía míni-
ma invasiva, esta técnica ha caído en desuso, al igual que la interpleural.
ANALGESIA EPIDURAL
Existe suficiente evidencia de que la analgesia epidural ofrece una mejor analge-
sia posoperatoria comparada con los opioides sistémicos, incluyendo la analgesia
controlada por el paciente.33 La localización del catéter puede afectar la eficacia
e influir en los resultados: la colocación del mismo en un sitio congruente con el
sitio dermatomérico de la incisión mejora la calidad de la analgesia; si se coloca
a nivel torácico pudiera disminuir los efectos colaterales, ya que se evitaría el blo-
queo de fibras simpáticas de T9–L1. Esto se puede ejemplificar con que se reque-
riría menos volumen de anestésico local que si se le colocara a nivel lumbar para
cubrir el dermatoma correspondiente en una incisión superior. Además, el catéter
epidural torácico mejora el flujo sanguíneo coronario, disminuye las complica-
ciones pulmonares y reduce la inhibición del tono gastrointestinal, y de esta ma-
nera el retorno del peristaltismo intestinal es más rápido.35
Para obtener una óptima analgesia se debe elegir adecuadamente el agente a
utilizar, ya sea opioides únicamente, anestésico local, opioides más anestésico lo-
cal, o adyuvante.
Los opioides brindan el beneficio de no provocar déficit motor, si se les com-
para con los anestésicos locales, así como con los de bloqueo simpático. Uno de
los puntos más importantes para elegir el opioide es si es hidrofílico o lipofílico;
en el primer caso el prototipo es la morfina, y su efecto es de un inicio más lento
pero de mayor duración; sin embargo, tiene una mayor incidencia de efectos in-
deseables. En contraste, los opioides lipofílicos (fentanilo, sufentanilo) propor-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
cionan una rápido inicio de acción, pero a la vez una duración de su efecto más
corta.
Los anestésicos locales tienen la capacidad de bloquear las señales aferentes
y eferentes a la médula espinal, con lo que se logra suprimir la respuesta quirúrgi-
ca al estrés;36 la absorción del anestésico local facilita el rápido retorno de los mo-
vimientos peristálticos, disminuye la inflamación y favorece la viscosidad de la
sangre.37 Sin embargo, es recomendable su combinación con opioides para dis-
minuir la concentración del anestésico local.
De los anestésicos locales disponibles para uso epidural probablemente los
más utilizados son la bupivacaína, la ropivacaína y la levobupivacaína, ya que
tienen un mayor efecto sensitivo con el mínimo bloqueo motor. Se recomienda
utilizar a nivel torácico la bupivacaína a una mayor concentración (0.1 a 0.125%)
y a nivel lumbar a 0.625% para tener menor efecto motor. Con los nuevos anesté-
12 Dolor agudo posoperatorio (Capítulo 1)
CONCLUSIONES
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2
Analgesia preventiva
Victoria Guadalupe López Ruiz, Beatriz Sánchez Velasco,
Gabriel Enrique Mejía Terrazas, Gerardo Lugo Álvarez
INTRODUCCIÓN
15
16 Dolor agudo posoperatorio (Capítulo 2)
CONCEPTO Y DEFINICIÓN
El concepto de analgesia preventiva fue formulado por Crile en 1913 con base
en observaciones clínicas.5 Abogó por el uso de bloqueos regionales además de
anestesia general para prevenir la nocicepción intraoperatoria y la formación de
cicatrices dolorosas causadas por los cambios en el sistema nervioso central du-
rante la cirugía. El renacimiento de esta idea fue asociado con una serie de estu-
dios en animales comenzados por Woolf.6 Los resultados de estudios clínicos con
respecto al valor de la analgesia preventiva son polémicos.7–9 En los últimos años
hay un cambio claro en esta opinión, para la cual es esencial considerar la lesión
inflamatoria.10,11 Son tres las definiciones de analgesia preventiva que se han uti-
lizado como base para los ensayos clínicos:
1. La analgesia previa a la cirugía.
2. La que previene el establecimiento de sensibilización central causada por
la lesión incisional (cubriendo solamente el periodo de cirugía).
3. La que previene el establecimiento de sensibilización central causada por
la incisión y las lesiones inflamatorias (cubriendo el periodo de cirugía y
el periodo posoperatorio inicial).
La definición de la analgesia preventiva es fuente principal de controversia con
respecto a su importancia clínica y está lejos de ser uniforme. La primera defini-
ción que se presentó arriba se considera errónea y puede llevar a una conclusión
falsa en un ensayo clínico, ya que no refleja ambos requisitos básicos para la sufi-
ciencia de la analgesia preventiva (medios “preventivos” y no simplemente “an-
tes” de la incisión). Un bloqueo aferente escaso no puede ser preventivo, incluso
si se administra antes de la incisión. La segunda definición representa la analgesia
preventiva solamente en una forma parcial, porque excluye la sensibilización
central causada por la lesión inflamatoria que ocurre en el periodo posoperatorio
inicial. Sin embargo, la tercera definición establece la prevención de la sensibili-
zación central causada por lesiones inflamatorias o incisionales, cubriendo de
esta manera antes de la incisión el periodo transoperatorio y el posoperatorio ini-
cial. El equilibrio entre la lesión incisional y la lesión inflamatoria depende de
la naturaleza de la cirugía. La analgesia preventiva reduce el dolor patológico,
que es diferente del dolor fisiológico en varios aspectos: es excesivo (intensidad
y extensión) y puede ser activado por estímulos de baja intensidad (alodinia, hi-
peralgesia).12,13
sia preventiva, en comparación con la administración de 0.75 mg/kg por vía epi-
dural (ambos reducen de forma importante los niveles de cortisol plasmático en
el intraoperatorio y el posoperatorio).36–38 Onal y col. encontraron que una dosis
de morfina inhalada administrada de manera preventiva antes de septumplastias
o de rinoseptumplastias proporciona analgesia posoperatoria eficaz.39 Yukawa y
col. investigaron la eficacia analgésica preventiva en pacientes sometidos a ciru-
gía de columna lumbar y compararon la infusión continua de morfina vía subcu-
tánea vs. infusión continua de morfina epidural vs. diclofenaco sódico, conclu-
yendo que la infusión vía subcutánea de morfina es una mejor opción, ya que
presenta menos efectos secundarios que cuando se infunde vía peridural y tiene
mejor efecto analgésico en relación con el diclofenaco.40 Machida y col. investi-
garon la eficacia de la analgesia preventiva, utilizando morfina en infusión conti-
nua subcutánea en pacientes pediátricos sometidos a cirugía de escoliosis, encon-
trando que no se presentaron depresión respiratoria ni estreñimiento y es un
método simple, seguro y efectivo para controlar el dolor posoperatorio en este
tipo de pacientes.41 Existen estudios que cuestionan la utilidad de otros opioides
empleados por vía sistémica en la analgesia preventiva, ya que tanto el fentanilo
(10 mg/kg) como el sufentanilo (1 mg/kg) y el remifentanilo (infusión continua
a 0.25 mg/kg/min por 20 min contra bolos 1 mg/kg) no han sido capaces de demos-
trar su efecto preventivo a pesar de mantener analgesia intraoperatoria constante;
esto se explica quizás por su gran potencia y por la regresión temprana de su
efecto. Adicionalmente, recientes investigaciones describen un efecto hiperalgé-
sico posoperatorio después del uso de estos opioides, en especial con la infusión
de remifentanilo; el único miembro de este grupo que ha demostrado un efecto
analgésico preventivo en la mayoría de las investigaciones es el alfentanilo, el
cual, administrado a 70 mg/kg intravenoso preincisional, es capaz de reducir los
requerimientos analgésicos en las 48 a 72 h del posoperatorio. Otros opioides,
como el tramadol, el cual posee propiedades de agonista serotoninérgico utiliza-
do en dosis de 150 mg intravenoso, también han sido capaces de demostrar efecto
analgésico preventivo similar al ser comparados con morfina por vía epidural en
infusión continua (0.2 mg/h).42,43
La ketamina produce anestesia con analgesia profunda y amnesia por inhibi-
ción del receptor NMDA, lo cual suprime la actividad del tálamo y de la neocor-
teza de asociación con estimulación del sistema límbico y bloqueo de las aferen-
cias de la formación reticular asociadas con el componente emocional del dolor,
provocando el estado clínico conocido como anestesia disociativa, logrando con
esto disminuir la actividad cerebral de las zonas que responden al estímulo dolo-
roso, previniendo el dolor crónico o patológico; por otra parte, disminuye el con-
sumo de opioides y la intensidad del dolor posoperatorio, ya que induce una dis-
minución de la interacción entre PSD 95 y 93 con la proteincinasa del sistema de
señalización doloroso, lo que resulta en una disminución de la sensibilización al
Analgesia preventiva 23
corta duración.51,72–76
Existen estudios en fumadores y no fumadores que han demostrado que la ni-
cotina en spray nasal presenta un efecto analgésico moderado, además de dismi-
nuir los requerimientos de morfina en el posoperatorio; alternativamente, si se
aplica previamente a la cirugía como analgesia preventiva, disminuye la sensibi-
lización tanto central como periférica.77
Gabapentina y pregabalina
Aunque sus efectos en el dolor posoperatorio aún no han sido bien evaluados, los
estudios reportados actualmente demuestran que utilizando 1 200 mg de gaba-
pentina o 300 mg de pregabalina vía oral una hora antes de la cirugía presentan
26 Dolor agudo posoperatorio (Capítulo 2)
lo infiltraron con bupivacaína y al otro no; a los pacientes a los que se les infiltró
presentaron menor dolor posoperatorio y un periodo mas corto de incorporación
a sus actividades de la vida diaria, en comparación con los que no recibieron anes-
tesia local.107 Obata y col. reportaron una incidencia significativamente menor de
dolor a seis meses en pacientes postoracotomía (67 a 33%) cuando se utilizó anal-
gesia peridural con anestésicos locales durante y después de la cirugía.108 Senturk
y col. compararon los efectos de la analgesia peridural torácica con mepivacaína
y morfina vs. analgesia intravenosa por PCA, ya sea iniciándola preoperatoria-
mente o posoperatoriamente. Los pacientes que recibieron analgesia peridural to-
rácica preoperatoriamente experimentaron una incidencia de dolor significativa-
mente más baja a seis meses (45 vs. 78%) comparada con PCA.109 Sin embargo,
los ensayos controlados aleatorizados no han validado estos informes. Sumihisa
y col. realizaron un estudio aleatorizado, doble ciego, para valorar la eficacia de
la analgesia preventiva en cirugía abdominal, y sus resultados sugieren que la no-
cicepción visceroperitoneal está involucrada en el dolor posquirúrgico. La vísce-
ra abdominal y el peritoneo están inervados tanto heterosegmentalmente (en du-
plicado o triplicado por los nervios vago y frénico) como en forma segmental (por
nervios espinales). Por tanto, las neuronas supraespinales y la espina cervical
pueden estar sensibilizadas, a pesar del bloqueo de segmentos nerviosos con mor-
fina epidural. La rápida desaparición del dolor después de una herniorrafia sugie-
re que la sensibilización central remite pronto después de una cirugía menor, pero
que en caso de apendicitis puede ser extendido por un estímulo nocivo adicional,
tal como la infección. La analgesia epidural fue efectivamente confiable en ciru-
gía de extremidades y de tórax, pero inefectiva en la cirugía abdominal, sugi-
riendo la participación del tallo cerebral y la médula espinal cervical vía los ner-
vios vago y frénico.110 Pasqualucci y col. realizaron un estudio aleatorizado,
doble ciego, controlado con placebo, para valorar la analgesia preventiva en pa-
cientes sometidos a colecistectomía laparoscópica aplicando un anestésico local
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Son pocos los estudios que valoran los halogenados en relación con la analgesia
preventiva. Goto Takahisa y col. realizaron un estudio en ratas para valorar si el
óxido nitroso y el halotano inducen analgesia preventiva, y encontraron que el
óxido nitroso induce analgesia dependiente de dosis en este modelo y se revierte
parcialmente con naloxona; de esta manera sugiere la participación de opioides
endógenos en esta acción. En contraste, el halotano no tiene propiedades analgé-
sicas preventivas e incluso antagoniza el efecto analgésico del óxido nitroso. De
ahí que la potencia hipnótica de un anestésico halogenado es una pobre indica-
ción de su potencial analgésico preventivo.113
ANALGESIA MULTIMODAL
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36 Dolor agudo posoperatorio (Capítulo 2)
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3
Control del dolor posoperatorio
en el paciente traumatizado
Jaime Rivera Flores
GENERALIDADES
El trauma ocupa uno de los primeros lugares como causa de muerte a nivel mun-
dial; los pacientes que sobreviven desencadenan una respuesta neuroendocrina
que repercute en su homeostasis.1
Muchos pacientes requerirán tratamiento quirúrgico para la reparación de las
heridas. La cirugía y el dolor también desencadenan una respuesta neuroendo-
crina que repercute en la morbilidad, incrementando la estancia hospitalaria y la
mortalidad.2
La lesión quirúrgica causa inflamación alrededor de la herida y resulta en dos
tipos de hiperalgesia. La primera es la estimulación térmica y mecánica aplicada
al tejido dañado en el sitio de la lesión (sensibilización de las vías aferentes noci-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
37
38 Dolor agudo posoperatorio (Capítulo 3)
Técnica sistémica
La administración sistémica con dosis altas de opioides o agentes anestésicos
durante la cirugía inhibe sólo parcialmente la respuesta endocrinometabólica en
el tiempo perioperatorio y en el posoperatorio inmediato, quedando sin efecto en
las cuatro horas siguientes tras la intervención quirúrgica. La más empleada es
la intravenosa.
Rutas de administración:
a. Diclofenaco
II. Tratamiento no far- 1. Cognoscitivo–con- Hipnosis
macológico
ló i ductuall
d Relajación
2. Agentes físicos Frío
Calor
3. Acupuntura
4. Estimulación eléc- TENS
trica transcutánea
III. Multimodal
Técnica local
La infiltración de la herida quirúrgica con anestésicos locales (bupivacaína, ropi-
vacaína, levobupivacaína) o en la actualidad a base de AINE (diclofenaco), alivia
44 Dolor agudo posoperatorio (Capítulo 3)
Técnica regional
Técnica neuroaxial
Anestesia epidural
Anestesia subaracnoidea
Plexos
Nervios periféricos
Anestesia intraarticular
Técnicas no farmacológicas
Analgésicos no opioides
Paracetamol
AINE
Opioides
Están indicados en el control del dolor de tipo somático (trauma) y por la incisión
quirúrgica. El restablecimiento de la homeostasis posterior a la lesión envuelve
la activación de diversos mecanismos de defensa para la protección contra proce-
sos inflamatorios tóxicos y la reparación tisular de la regulación neuroendocrina.
La evidencia sugiere que la disrupción de la homeostasis y de la respuesta proin-
flamatoria del huésped contribuye a la morbilidad y mortalidad asociada con el
48 Dolor agudo posoperatorio (Capítulo 3)
Otros
Agonistas alfa 2
midina potencializa o sinergiza los efectos analgésicos de los opioides con menos
efectos secundarios que la clonidina.50
Neostigmina
Antiepilépticos
Anestésicos locales
El bloqueo reversible de la conducción nerviosa a través de la inyección directa
de anestésicos locales proporciona una analgesia efectiva y segura, especialmen-
te en ciertas intervenciones, como las cirugías abdominales, ortopédicas y toráci-
cas. La lidocaína, la ropivacaína, la bupivacaína y la levobupivacaína son los más
empleados en el medio. Han demostrado su eficacia utilizados en técnicas como
bloqueo intercostal, interpleural, “3 en 1”, nervios periféricos, neuroaxial y plexo
braquial. Se administran en infusión continua, en bolo o en PCA.
Se requiere una menor dosis de anestésicos locales y opioides con respecto a
la vía sistémica, con menos efectos secundarios. La combinación de estos fárma-
cos es sinérgica. El uso de la infusión epidural continua (CEI) y la analgesia epi-
dural controlada por el paciente (PCEA) son comunes en el manejo del dolor.
La levobupivacaína provee, en epidural torácica, igual calidad de analgesia
PO en altos y bajos volúmenes (CEI o PCEA); ambas técnicas son seguras. Se
proporciona la misma calidad de analgesia con altos volúmenes a bajas concen-
traciones que con bajos volúmenes a altas concentraciones. La levobupivacaína
y la ropivacaína presentan menos efectos secundarios de tipo cardiovascular y
neurológico.53–55
Dolor craneoencefálico
Técnica sistémica
Los AINE son empleados usualmente para el control del dolor posoperatorio y
son útiles para reducir los efectos secundarios de los opioides (sedación, náusea
y vómito), lo cual es benéfico para los pacientes a quienes se les realizaron proce-
dimientos neuroquirúrgicos. Los efectos antiplaquetarios tienen el riesgo de de-
sencadenar un hematoma posoperatorio. No existen estudios controlados sobre
el efecto de los AINE en procedimientos neuroquirúrgicos. Los opioides pueden
desencadenar depresión respiratoria.
Infiltración local
La infiltración local de la herida quirúrgica puede cubrir solamente el estímulo
nociceptivo de la misma.56
Control del dolor posoperatorio en el paciente traumatizado 51
Tórax
Regional
Analgesia neuroaxial
Subaracnoidea
Los opioides intratecales proporcionan analgesia dependiente de su baricidad,
volumen y concentración. La morfina (10 a 20 mg/kg en infusión) es el fármaco
de elección por esta vía; la aplicación del bloqueo es a nivel lumbar. La adminis-
tración a dosis única proporciona de 12 a 24 h de analgesia. Se han administrado
en conjunto con AL y AINE o con paracetamol endovenosos.63,64
Analgesia paravertebral
Analgesia intercostal
Los bloqueos intercostales son rápidos de realizar. Las inyecciones únicas en dos
o tres espacios intercostales por arriba y debajo de la lesión con 2 a 3 mL de anes-
tésico local tienen la ventaja de proporcionar analgesia localizada. La técnica a
Control del dolor posoperatorio en el paciente traumatizado 53
Abdomen
El dolor visceral tiene una evolución temporal y en estadios tempranos puede ser
insidioso y difícil de identificar. Debido a la baja densidad de inervación sensorial
de las vísceras y a la extensa divergencia de contribución visceral dentro del sis-
tema nervioso central (SNC), el llamado dolor visceral verdadero es una sensa-
ción difusa, vaga y pobremente definida. Sin tomar en cuenta el órgano específico
de origen, es usualmente percibido en la línea media a nivel del esternón bajo o
el abdomen superior. Se sabe que existe una disociación entre la magnitud de la
lesión de los órganos internos y la intensidad del dolor. Las técnicas analgésicas
para el control del dolor de abdomen alto posoperatorio son similares a las referi-
das para el dolor en el tórax. El alivio del dolor para la movilización suficiente
después de procedimientos quirúrgicos mayores puede sólo ser logrado por anal-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Osteomuscular
Extremidades superiores
Bloqueo de plexos
Los bloqueos continuos con la administración en bolo (10 a 30 mL) en dosis única
o en infusión de anestésicos locales (ropivacaína, bupivacaína, levobupivacaína
a 0.125%) proporcionan buena analgesia posoperatoria. La frecuencia de infu-
sión por medio de bombas elastoméricas es de 3 a 10 mL/h.70,71
Stephen y col. refieren la infusión intraarticular (ropivacaína a 0.5% a 2 mL/h)
para el control del dolor posoperatorio posterior a un procedimiento con bloqueo
interescalénico con mepivacaína.72
Sistémica. La administración de PCA IV a base de opioide (morfina) y AINE
(diclofenaco, ketorolaco) es la técnica más empleada para el control del dolor
posoperatorio en este tipo de cirugías, seguida por la intravenosa en bolos hora-
rios.
Extremidades inferiores
Sistémica
Cirugía vascular
Las técnicas de analgesia regional epidural son una excelente opción por su capa-
cidad analgésica reduciendo los efectos secundarios a nivel sistémico, a compa-
ración de otras alternativas analgésicas. Las técnicas regionales son empleadas
tanto en extremidad inferior como en superior. La administración de analgésicos
opiáceos y no opiáceos por vía intravenosa (PCA) es una opción alternativa a la
vía epidural para el tratamiento del dolor posoperatorio en cirugía vascular.74
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Control del dolor posoperatorio en el paciente traumatizado 59
GENERALIDADES
La paciente obstétrica representa un reto para el control del dolor posparto, tanto
por vía vaginal como por operación cesárea, debiéndose considerar el riesgo de
que los fármacos empleados sean secretados en la leche materna, produciendo
efectos en el recién nacido.
El dolor posoperatorio causa disconfort, disminución de la satisfacción de la
paciente, prolongación de la recuperación e incremento del costo de cuidado por
el personal de enfermería, así como dificultad para atender a su recién nacido
(cargarlo y amamantarlo). La depresión posparto que presentan algunas pacien-
tes, la ansiedad y el dolor en cirugías previas influyen en la respuesta al dolor.1
El alivio del dolor posparto (vaginal o quirúrgico) es a menudo inadecuado,
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
61
62 Dolor agudo posoperatorio (Capítulo 4)
El dolor que se presenta posteriormente al parto vaginal o por cesárea está dado
por el sitio del trauma y las señales que envían las vías aferentes del sistema ner-
vioso central.
Control del dolor posoperatorio en obstetricia 63
El trauma tisular del parto dispara una modulación compleja de las vías aferen-
tes y eferentes cerebrales y del cordón espinal, lo cual resulta en la percepción
del dolor.
DOLOR POSCESÁREA
El dolor posterior a operación cesárea también tiene los dos componentes: el so-
mático por la herida (incisión), que a su vez también tiene dos elementos (piel y
visceral); y el visceral, específicamente dado por las contracciones uterinas para
volver a su tamaño original.18
Las señales aferentes del dolor en el trauma visceral del útero son transmitidas
vía T10–L1, la distribución de los nervios simpáticos y la inervación a través del
plexo celiaco.
Los dolores por cólicos uterinos son primariamente desencadenados por la li-
beración de prostaglandinas y transmitidos centralmente por fibras C exclusiva-
mente.
Los cólicos uterinos son motivo de un importante debate en analgesia poscesá-
rea. El dolor surgido por esta causa es pobremente localizado, resultando un dolor
episódico a nivel del área periumbilical y asociado con pérdida de apetito, náusea
y vómito.
El dolor somático que envuelve las incisiones de piel a nivel abdominal bajo,
fascia y musculatura abdominal es de distribución dermatómica (metamérica) de
las raíces nerviosas de T8–L1. El dolor por la herida es inicialmente disparado
por una gran cantidad de nociceptores, mediado por fibras C y fibras A–delta li-
geramente mielinizadas, y se mantiene por la subsecuente sensibilización perifé-
rica y central.
La duración del dolor poscesárea es individual y es significativo en las prime-
ras dos semanas poscirugía, pudiendo perdurar hasta cuatro semanas después.
Una pequeña proporción de pacientes a quienes se les realizó cesárea presen-
tan dolor relacionado con un parto vaginal fallido.
La realización de una simple y rápida prueba preoperatoria es útil para identifi-
car a las mujeres que deberán experimentar un mayor dolor en el posoperatorio.
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
ran valores predictivos del umbral del dolor al estímulo doloroso, el cual
representa el punto de transición entre sensaciones dolorosas y no dolorosas.
La presencia y la intensidad del dolor poscesárea se relaciona con varios facto-
res que influyen en estos puntos, como son experiencia previa (cesárea anterior),
aspectos psicológicos (ansiedad, depresión), umbral del dolor, edad, nivel socio-
cultural, escolaridad, urgencia de la atención, etc.19,20
Los dos distintos tipos de dolor (somático y visceral) difieren en sus mecanismos
fisiopatológicos y su transmisión espinal y supraespinal, así como su respuesta
a los agentes analgésicos. Varios métodos de analgesia posoperatoria son em-
pleados para mitigar el dolor.
El manejo del dolor posoperatorio en pacientes a las cuales se les realizaba ce-
sárea fue dirigido primeramente por los ginecoobstetras, los cuales indicaban
opioides por vía intramuscular. A partir del decenio de 1980 el manejo del dolor
secundario a la operación cesárea lo realizaban los anestesiólogos, administrando
anestésicos locales neuroaxiales solos o asociados con opioides, y estos últimos
también se administraron por vía sistémica.21
Los objetivos del manejo del dolor poscesárea son:
Los anestesiólogos deben hacerse varias preguntas cuando enfrentan a una pa-
ciente embarazada:
Esta última pregunta es muy importante e interesante, debido a que algunos fár-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
macos son avalados por la American Academy of Pediatrics para su empleo sin
tener efecto sobre la lactancia materna o sobre el recién nacido. Por lo general,
y hablando específicamente de los opioides utilizados para el control del dolor
posoperatorio en operación cesárea, no hay estudios que justifiquen o no su em-
pleo ni existen más reportes con respecto a los analgésicos no opioides.
El acetaminofén es de los más empleados y está avalado para su administra-
ción en pacientes que se encuentren lactando.
La literatura de EUA no avala el empleo en general del metamizol, pero en Mé-
xico es de los más utilizados, sin haberse encontrado efectos en el recién nacido.
Inhibidores no selectivos de la ciclooxigenasa, como el ibuprofeno, el diclofena-
co, el naproxeno y el ketorolaco, también pueden ser seguros.
Los opioides son excretados por la leche materna y la American Academy of
Pediatrics sugiere que pueden darse durante la lactancia, siempre y cuando las
68 Dolor agudo posoperatorio (Capítulo 4)
dosis administradas sean bajas, durante periodos cortos de tiempo y que en la ma-
dre se encuentren pequeñas concentraciones sanguíneas. En el neonato las con-
centraciones alcanzadas dependen de un balance entre la cantidad dentro y fuera
de él.28
La leche materna provee un medio de paso de fármacos al recién nacido, dado
por la cantidad y la concentración del fármaco en la leche materna, que dependerá
también del volumen de leche ingerido por el neonato. El volumen de leche al
inicio es de 56 mL, pero a partir del tercer día será de 400 mL por día. Es necesario
recordar que en el neonato el vaciamiento gástrico, la motilidad gastrointestinal,
el pH gástrico, la interacción de los fármacos con los componentes del tracto gas-
trointestinal y el área efectiva de superficie se encuentran alterados. El determi-
nante más importante de la concentración en plasma neonatal es la aclaración he-
pática, la cual está reducida en general 20 a 50% con respecto a la del adulto. La
absorción de opioides en el neonato vía la leche materna sufre metabolismo de
primer paso, y alteraciones renales y hepáticas favorecen la acumulación de cier-
tos metabolitos, desencadenando efectos indeseables, como depresión respirato-
ria, sedación y alteraciones neuroconductuales.29
Se ha observado que con la administración de meperidina a las madres por vía
IV tanto ellas como el producto pueden desarrollar una depresión neuroconduc-
tual, comparadas con las que reciben morfina.
La meperidina y su metabolito normeperidina tienen un incremento de la vida
media, presentando acumulación en el calostro y la leche y persistiendo hasta por
cuatro días.
No se han estudiado los efectos administrados epiduralmente.30 Feilberg y
col.31 encontraron que las concentraciones de morfina para el control del dolor
posoperatorio en la leche materna era de 500 ng/mL, habiendo sido administra-
das por las vías epidural, intravenosa e intramuscular, las cuales es difícil que pro-
duzcan depresión respiratoria o somnolencia en el recién nacido.
La morfina se administra para analgesia obstétrica y control del dolor poscesá-
rea. Existen escasos estudios que determinen la cantidad de la misma, así como
su metabolito (morfina 6 glucurónido: M6G) dentro de la leche materna, aunque
no se ha visto que existan implicaciones neonatales durante la lactancia materna.
Baka y col. midieron las concentraciones de M6G en el calostro en el posparto
de pacientes que recibieron morfina en PCIVA, encontrando en tres pacientes va-
lores de morfina de 1 a 48 ng/mL y de M6G de 5 hasta 1 084 ng/mL, concluyendo
que las cantidades para el neonato son insignificantes.32
Steer y col.33 demostraron que el fentanilo aparece en el calostro posterior-
mente a la administración IV de 2 mg/kg, presentando altas concentraciones de
hasta 0.4 ng/mL 45 min posteriores a la administración IV. Se concluyó que estas
concentraciones no tienen efectos deletéreos, pero no se correlacionaron con la
respuesta neuroconductual.
Control del dolor posoperatorio en obstetricia 69
Las técnicas descritas para el control del dolor poscesárea son (cuadro 4–1):
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Analgesia sistémica
La analgesia sistémica puede ser administrada por vía oral, parenteral (IM, IV,
subcutánea) o rectal.
Oral
Parenteral
Dosis horaria
Los opioides administrados en horario cada 6 a 8 h son la nalbufina (5 a 10 mg,
subcutánea o endovenosa) y la morfina (10 mg IV). La morfina se considera el
estándar de oro para la paciente obstétrica; comparada con la meperidina, provee
mayor analgesia y facilita la conducta materna de cuidado del recién nacido, pro-
duciendo menos sedación y disforia. Estos fármacos están aprobados para su ad-
ministración durante la lactancia. Los fármacos recomendados durante la lactan-
cia deben administrarse tempranamente en el posoperatorio inmediato y darse
rutinariamente en los primeros tres días, iniciándose por vía parenteral (IM o IV)
y posteriormente por vía oral.28
La administración de tramadol (IM) una hora antes de la cesárea incrementa
el pH gástrico durante la anestesia general, de forma similar a la famotidina, con
la ventaja de proporcionar además analgesia en el posoperatorio y disminuyendo
el consumo de nalbufina como analgésico en las primeras 24 h; es menos proba-
ble que cause depresión respiratoria, y ha sido recomendado para analgesia pos-
parto vaginal y poscesárea. Se ha encontrado que inhibe el receptor 3 muscarínico
(M3), el cual primariamente media la secreción glandular gástrica y la contrac-
ción de músculo liso.41
El dextrometorfano es un antagonista del N–metil–D–ácido aspártico, el cual
puede atenuar el dolor agudo con pocos efectos secundarios. En un estudio reali-
zado por Choi y col. no se encontró que el dextrometorfano (60 mg VO) potencie
la analgesia intratecal a base de morfina.42
Control del dolor posoperatorio en obstetricia 71
Los AINE proporcionan buena analgesia para el control del dolor en la opera-
ción cesárea. Es posible que tengan una mayor contribución en el alivio del dolor
secundario a las contracciones uterinas por sus efectos en la síntesis de prosta-
glandinas.
La actividad central y periférica de los COX–2 puede ayudar a explicar los
efectos analgésicos de los AINE convencionales, los cuales inhiben esta isoenzi-
ma disminuyendo la síntesis de prostanoide. Los AINE convencionales inhiben
la COX–1; esta isoenzima juega un rol importante en muchos mecanismos ho-
meostáticos, especialmente en la protección de la mucosa gastrointestinal, y
mantiene la función plaquetaria normal. También ejercen un efecto central por
inhibición de la producción de prostaglandinas a nivel espinal, siguiendo a la le-
sión tisular.43
A comparación de los opioides, los AINE son efectivos para el control del do-
lor visceral. Reducen la intensidad de las contracciones uterinas intraoperatoria-
mente y posoperatoriamente; el componente somático (dolor en la herida en re-
poso o con el movimiento o el esfuerzo) no se modifica con estos fármacos. Están
asociados con el efecto sinérgico con opioides neuroaxiales o sistémicos.
La combinación de diclofenaco/tramadol previene el desarrollo de la hiperalge-
sia posoperatoria. El tenoxicam reduce grandemente la intensidad del dolor tipo
cólico del útero, pero no tiene efecto adicional en el dolor de la herida en reposo,
movimiento, esfuerzo y cambio de posición, ni al toser, sentarse y caminar.44
Las dosis recomendadas son:
S Acetaminofén: 650 mg a 1 g/6 a 8 h, IM o IV.
S Diclofenaco: 75 a 100 mg de inicio y posteriormente 50 a 75/8 a 12 h, IM, IV.
S Ketorolaco: 30 mg IV; posteriormente 15 a 30 mg/6 a 8 h, IV, IM.
S Tenoxicam: 20 mg diarios, IM, IV.
Los efectos secundarios que producen estos fármacos están relacionados con la
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Analgesia neuroaxial
Existen varias técnicas que pueden ser empleadas por esta vía, ya sea espinal o
epidural: dosis única de opioides o anestésico local solos o asociados entre sí o
con otros fármacos, e infusión o analgesia controlada por la paciente. Actualmen-
te la analgesia epidural posoperatoria se ha asociado con un restablecimiento en
la habilidad de la madre para movilizarse e interactuar con su hijo recién nacido.
Dosis única
Esta técnica sigue siendo la más empleada; las ventajas son que proporciona gran
satisfacción a la paciente y buena calidad de analgesia, así como reducción de las
dosis requeridas de opiáceos y de efectos de sedación.
Las desventajas son alto costo con respecto a que se requiere una mayor vigi-
lancia del funcionamiento de la bomba de infusión por parte del personal de en-
fermería, la cual debe hacerse cada hora. Entre los opioides administrados están
el fentanilo, la meperidina y la morfina solos o combinados con anestésicos loca-
les. Las dosis recomendadas de infusión son: bupivacaína 0.0625% con fentanilo
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
(bolos 20 mg).70
Quiroga y col., realizaron un estudio en tres grupos de pacientes para analgesia
poscesárea por medio de infusiones continuas administradas a través de bombas
de infusión, administrando morfina 50 mg/kg/día más bupivacaína 0.125%; otro
grupo recibió morfina 50 mg/kg/día más bupivacaína a 0.125% más clonidina 2
mg/kg/día, y el último grupo recibió morfina 35 mg/kg/día más bupivacaína
0.125% más clonidina 2 mg/kg/día a una velocidad de infusión basal de 0.5 mL/h,
con dosis de rescate de 1 mL; concluyeron que la adición de clonidina mejora la
calidad analgésica.
La mezcla clonidina (2 mg/kg/día) más morfina (35 mg/kg/día) de morfina más
bupivacaína a 0.125% fue la que proporcionó mejores resultados e iguales efec-
tos secundarios. Aun así, no es muy significativo el estudio, debido a que la canti-
dad de pacientes por grupo fue solamente de 15.71
76 Dolor agudo posoperatorio (Capítulo 4)
Otros métodos
Analgesia local
Analgesia multimodal
CONCLUSIONES
El dolor en el posparto, ya sea vaginal o por operación cesárea, tiene dos compo-
nentes esenciales: el central y el visceral, por lo cual la paciente puede estar limi-
tada para deambular, amamantar y proporcionar los cuidados primarios a su bebé.
Por esto es importante controlar las causas del dolor, proporcionando analgesia
en ambos componentes. La analgesia multimodal (sistémica, neuroaxial, local)
es la que puede proporcionar esos beneficios y así evitar la presentación de dolor
crónico o que por experiencias previas influya en el manejo del dolor en un emba-
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INTRODUCCIÓN
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84 Dolor agudo posoperatorio (Capítulo 5)
CONSIDERACIONES FARMACOLÓGICAS
DEL ADULTO MAYOR
Consideraciones generales
La farmacocinética se define como el estudio de la acción de un fármaco en un
organismo en un periodo de tiempo determinado. Este proceso se caracteriza por
Tratamiento del dolor perioperatorio en el anciano 87
una serie de eventos denominados ADME: (A) absorción, (D) distribución, (M)
metabolismo y (E) excreción.
Por otro lado, la farmacodinamia se define como el estudio de los efectos bio-
químicos, fisiológicos y del mecanismo de acción de un fármaco en un organis-
mo.12
Ambas variables farmacológicas sufren modificaciones de acuerdo con la
edad del sujeto; por ello, el conocimiento de estos cambios es relevante en el
abordaje terapéutico del dolor en el adulto mayor.
Consideraciones específicas
a. Polifarmacia.
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Analgésicos no opioides
La ciclooxigenasa (COX) fue identificada por primera vez en 1976. Esta enzima
es una hemoglucoproteína unida a la membrana que cataliza principalmente al
ácido araquidónico.7
Los AINE son fármacos que tienen una afinidad (no selectiva) por la COX (se
unen a la arginina de la posición 120, Arg–120) y bloquean su capacidad oxidati-
va de forma reversible (con excepción de la AspirinaR)7 (figura 5–1A).
La efectividad de los AINE en el alivio del dolor y la reducción del consumo
de opioides en el periodo perioperatorio han sido bien documentadas.8 En una re-
visión sistematizada se ha sugerido que la eficacia de los AINE administrados
como monoterapia para el manejo del dolor perioperatorio posiblemente sea de-
pendiente del tipo de la extensión y el tipo de la cirugía realizada. Asimismo, su-
giere que su empleo en combinación con paracetamol disminuye la intensidad del
dolor y el consumo de opioides.9
A pesar de su eficacia en el manejo del dolor asociado con procedimientos qui-
rúrgicos, sus potenciales efectos adversos han condicionado que su empleo sea
cauteloso. En el contexto perioperatorio el ayuno prolongado y la hipovolemia
son factores que posiblemente favorezcan la ocurrencia de gastropatía y nefropa-
tía asociadas con su consumo.8
Otro factor que debe considerarse es que en el adulto mayor el riesgo de san-
grado tras la administración de AINE se incrementa de 3 a 4% en los mayores de
60 años de edad, y en los pacientes que tienen historia de sangrado previo el ries-
go aumenta 9%.
Esta serie de preocupaciones condicionan que estos fármacos sean infrautiliz-
ados por el grupo médico. Sin embargo, se ha documentado que con una adecua-
da prescripción se reduce la prevalencia de sus efectos adversos.8
Por lo anterior, diversos grupos de consenso sugieren que:
COX–1 COX–2
Arg–120
Sitio de unión
“no selectivo”
A
COX–1 COX–2
Val–523
Iso–523
Stio de unión
COX–2
A la fecha se han identificado diversas isoformas de la COX.7 Las que se han do-
cumentado más extensamente son la COX–1 y la COX–2.
La COX–2 tiene una estructura similar a la COX–1 y un peso molecular de 70
kDa (la COX–1 tiene un peso molecular de 71 kDa).
Se ha propuesto que esta isoforma se induce por la presencia de inflamación,
fiebre y dolor. Ambas isoformas se diferencian entre sí por el intercambio en la
posición 523 de una valina (Val–523 en la COX–2) por una isoleucina (Iso–523
en la COX–1)7 (figura 5–1B).
92 Dolor agudo posoperatorio (Capítulo 5)
Paracetamol
Recientemente se han identificado variantes de la COX–1 que provienen del mis-
mo gen y son:
a. COX–3.
b. PCOX–1a.
c. PCOX–1b.
Estas dos últimas son isoformas incompletas o parciales de la COX–1. Con respecto
a la COX–3, se ha reportado que el paracetamol inhibe su acción y es posible que éste
sea el mecanismo por medio del cual este fármaco tiene acción analgésica.11
La identificación de la COX–3 se ha realizado en modelos caninos; sin embar-
go, en estudios de western blot realizados en aortas humanas se ha identificado
esta enzima. No obstante, aún falta identificar su papel en la fisiología humana.11
Tratamiento del dolor perioperatorio en el anciano 93
Analgésicos opioides
Fármacos adyuvantes
opioide.19
f. Se ha propuesto que el dextrometorfano disminuye el consumo de analgési-
cos durante el perioperatorio en 50%.20
g. La administración perioperatoria de dexmedetomidina endovenosa a dosis
de 0.5 a 2 mg/kg, disminuye los escalofríos y la rigidez muscular inducida
por los opioides, proporciona estabilidad hemodinámica y causa una míni-
ma depresión respiratoria.20
CONCLUSIONES
que garanticen el alivio de esta eventualidad. Más aún, diversos estudios que eva-
lúan la satisfacción de los pacientes con respecto a la analgesia intrahospitalaria
reportan resultados poco alentadores. Esto posiblemente se debe a que los profe-
sionales de la salud carecen de elementos durante su formación que aseguren la
identificación temprana y el tratamiento óptimo del dolor en el paciente quirúr-
gico.
En la última década el bombardeo constante de información acerca de nuevos
productos para el alivio del dolor se ha convertido en un elemento que genera
confusión. Los anestesiólogos tienen la responsabilidad de identificar cuáles fár-
macos son efectivos, accesibles y económicos. Con este objetivo, diversos gru-
pos de consenso nacionales se han dado a la tarea de proporcionar parámetros de
práctica que fortalezcan las posibles debilidades con respecto a la evaluación y
la terapéutica.
No obstante estos esfuerzos, actualmente se carece de estudios que evalúen las
cualidades farmacológicas y las posibles eventualidades que pudieran asociarse
con el consumo de estos fármacos por el adulto mayor. Es necesario generar lí-
neas de investigación enfocadas al manejo del dolor perioperatorio en el paciente
anciano.
Se sabe que el adecuado manejo farmacológico del dolor perioperatorio pro-
porciona beneficios en la calidad de vida del paciente, disminuye las complica-
ciones y los tiempos de estancia hospitalaria y ahorra recursos. Estos elementos
deben ser evaluados concienzudamente en la actualidad para proporcionar una
atención de calidad que beneficie a todos los mexicanos.
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E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
INTRODUCCIÓN
CÁNCER Y DOLOR
99
100 Dolor agudo posoperatorio (Capítulo 6)
S Dolor asociado con invasión tumoral directa: huesos, nervios, vísceras, teji-
dos blandos, 60 a 80%.
S Dolor asociado con terapia antineoplásica: quimioterapia (neurotoxicidad),
radioterapia (plexopatía) y cirugía (mastectomía, toracotomía), 20 a 25%.
S Dolor no asociado con el cáncer ni con la terapia: dolor preexistente o con-
diciones intercurrentes (artritis, úlceras).
S Síndromes paraneoplásicos.
FACTORES PREDISPONENTES
DEL DOLOR POSOPERATORIO
que el rango de equivalencia efectivo para una dosis peridural es mucho menor
que el efectivo para la vía subaracnoidea; un ejemplo sería que la dosis peridural
contra la subaracnoidea para la clonidina es 3:1, y para la mayoría de los analgési-
cos opioides es de 10:1.
La administración inadvertida de anestésicos locales a niveles más profundos
que el espacio peridural (subdural o subaracnoideo) con el mismo rango de infu-
sión que el peridural puede resultar en una difusión rápida y en un bloqueo pro-
fundo, incluso en una anestesia total subaracnoidea (raquia masiva). De igual ma-
nera, la administración inadvertida de anestésicos locales al sistema circulatorio
provoca toxicidad en el SNC, con convulsiones de manera inicial y posterior-
mente con toxicidad cardiaca (p. ej., arritmias ventriculares que pueden ser re-
fractarias al tratamiento, seguidas de paro cardiaco asociado con la administra-
ción de bupivacaína).
114 Dolor agudo posoperatorio (Capítulo 6)
El alivio del dolor después de una cirugía continúa siendo unos de los mayores
retos en la medicina. A pesar de los grandes avances en el entendimiento de la
fisiopatología del dolor agudo y el desarrollo de nuevos analgésicos y técnicas
para la administración de medicamentos, una significativa cifra de pacientes con-
tinúan sufriendo dolor posoperatorio.
En fechas recientes se ha presentado un incremento en el uso de técnicas de
analgesia regional para cirugía y manejo del dolor posoperatorio. Este incremen-
to se ha marcado en particular en la cirugía obstétrica, ortopédica y pediátrica.
Un estudio francés muestra que durante un periodo de 16 años, ente 1980 y 1996,
el uso de anestesia regional se ha incrementado 14 veces. En obstetricia la prácti-
ca de la analgesia peridural aumentó de 1.5 a 51% en todos los partos en Francia.
Porque se puede detener por completo la transmisión del dolor, las técnicas
regionales que usan anestésicos regionales pueden proveer un excelente control
del dolor. Además, son de bajo costo, simples de usar y relativamente seguros
para una gran variedad de pacientes.87
La analgesia regional debe individualizarse y está indicada en problemas espe-
cíficos, además de que generalmente es una continuación de la técnica utilizada
durante el transoperatorio, o como analgesia preventiva regional.
Las más utilizadas en DPO son las siguientes:
S Infiltraciones con anestésico local en incisiones subcostales, laparotomías
supraumbilicales e infraumbilicales, toracotomías y drenajes bilaterales.
S Bloqueo del plexo braquial, abordaje axilar para antebrazo y mano en am-
putaciones y masas neoplásicas, abordaje infraclavicular, prácticamente en
desuso, abordaje interescalénico para analgesia del hombro y linfedema en
mastectomía, posamputación o desarticulación.
S Bloqueo interpleural, mastectomía unilateral, toracotomías, nefrectomías,
esplenectomías, fracturas costales múltiples y unilaterales, debidas a me-
tástasis óseas; los derrames pleurales metastásicos contraindican la técnica.
Tratamiento del dolor agudo posoperatorio en cirugía oncológica 115
CONCLUSIONES
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7
Nuevas vías de administración en el
tratamiento del dolor posoperatorio
Gabriel Enrique Mejía Terrazas, Leticia Leal Gudiño
INTRODUCCIÓN
121
122 Dolor agudo posoperatorio (Capítulo 7)
IONTOFORESIS
Fuente de corriente
continua
e e
Ánodo (+) Cátodo (–)
Na+
Piel Cl– Na+
Cl– Na+ Cl–
Na+ Na+ Cl– Cl–
Este sistema, desarrollado a finales del decenio de 1980 por ALZA Corp., Moun-
tain View, en California, y comercializado por Janssen–Cilag, denominado ION-
SYS, consiste en una batería de litio de 3 volts, un ánodo de plata en hidrogel que
contiene el fentanilo HCL, un cátodo inerte que contiene sustancias inactivas, un
botón a demanda para la liberación del fármaco, un diodo de emisión de luz roja
(led) y un dispositivo para su eliminación de la piel (figuras 7–2 y 7–3).
El sistema utiliza una corriente de 62 mA por cm2 para iniciar el transporte ac-
tivo de dosis de fentanilo de 40 mg en una tasa constante. No se presenta depósito
del fármaco en la piel, como sucede con los sistemas transdérmicos pasivos.5
Nuevas vías de administración en el tratamiento del dolor... 125
Botón a demanda
LED Reservorio
Adhesivo
Ánodo Cátodo
Al activarse, el sistema emite un sonido y se enciende la luz roja del led, que
indica que la administración del fármaco se ha iniciado; este led también propor-
ciona el número de dosis administradas. El sistema se puede aplicar tanto en la
piel del brazo como en la del tórax.
Altura 0.8 cm
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
5 cm
7.5 cm
Estudios clínicos
En 2004 se iniciaron los trabajos sobre este sistema, y uno de los primeros estu-
dios publicados fue el realizado por Viscusi,12 que fue prospectivo, aleatorizado
y controlado, en el que se incluyeron 636 pacientes de 33 hospitales en EUA. Los
pacientes fueron sometidos a cirugía mayor y el procedimiento se comparó con-
tra la analgesia intravenosa controlada por el paciente con morfina.
Se valoraron la eficacia, la satisfacción del paciente en las primeras 24 h, la
analgesia inadecuada y los efectos adversos. Se obtuvieron los siguiente resulta-
dos: en cuanto a la satisfacción por parte del paciente, la eficacia analgésica, la
suspensión del tratamiento y los efectos adversos no hubo una diferencia estadís-
ticamente significativa, por lo que los autores concluyeron que este sistema es
equivalente a la PCA en el control del dolor posoperatorio.
También en 2004 Chelly13 publicó un estudio multicéntrico controlado con
placebo para valorar la seguridad y la eficacia de este sistema en pacientes some-
tidos a cirugía mayor abdominal, torácica u ortopédica, en el que se incluyó a 205
pacientes, la mayoría mujeres caucásicas, ASA II. En 90% de los casos la adhe-
rencia del sistema fue óptima y 32% del grupo del parche de fentanilo desconti-
nuaron el tratamiento por una inadecuada analgesia, efectos adversos, falla técni-
ca o violación al protocolo, en comparación con 53.2% del grupo placebo que lo
suspendieron, esto con una P de 0.0011, que se consideró significativa estadísti-
camente. Se concluyó que este sistema es adecuado para el manejo del dolor pos-
operatorio durante las primeras 24 h.
En cirugía ortopédica, específicamente en artroplastia total de cadera, se reali-
zó un estudio multicéntrico, donde se incluyeron 799 pacientes de 52 hospitales
y en el cual se valoró su eficacia y seguridad al compararlo con una PCA intrave-
Nuevas vías de administración en el tratamiento del dolor... 127
nosa con morfina, a una dosis máxima de 10 mg/h con un tiempo de cierre de 5
min con bolos de 1 mg. En cuanto al control del dolor durante las 24 h de evalua-
ción, resultó estadísticamente equivalente, así como también en la presentación
de efectos adversos, por lo que se consideró un sistema eficaz y seguro para el
manejo del dolor posoperatorio.1
En otro estudio donde se valoró la utilidad del sistema en cirugía mayor, com-
parado contra placebo, se incluyó a 244 pacientes. Estadísticamente, las medias
de intensidad del dolor fueron significativamente menores en el grupo de fentani-
lo, por lo que se consideró mejor que el placebo para el control del dolor.
Más de 70% de los pacientes e investigadores lo consideran un método de bue-
no a excelente para producir analgesia posoperatoria y los efectos adversos fue-
ron similares en ambos grupos. Por esto, se considera un sistema adecuado para
producir analgesia posoperatoria.15
Los principales efectos adversos reportados durante su uso son el prurito y el erite-
ma en el sitio de colocación, que se resuelve en 24 h, y se pueden presentar ocasio-
nalmente hipoxemia, hipoventilación y apnea en una minoría de los pacientes.10
Náuseas, vómito, cefalea, desórdenes gastrointestinales, retención urinaria,
hipertensión, bradicardia y mareo fueron efectos que se presentaron con la misma
frecuencia que en el grupo manejado con placebo. Algunas reacciones en el sitio
de aplicación fueron eritema, vesículas, prurito y reacción posinflamatoria.12–15
ANALGESIA PERINEURAL
CONTROLADA POR EL PACIENTE
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Introducción
Antecedentes
Descripción de la técnica
La elección de la estrategia de infusión depende de la preferencia del médico, la
cual se debe basar en las necesidades del paciente. Las evidencias indican que una
infusión basal con ARCP proporciona una analgesia equivalente o superior y me-
jora la satisfacción del paciente, cuando se compara con la infusión continua sola
o con sólo dosis de bolos.32,33
Recientemente se han descrito la inyección de bolos,34 la infusión continua35,36
y la administración perineural de anestésico local controlada por el paciente en
casa37,38 después de cirugía ortopédica ambulatoria.39 Capdevilla demostró que
el bloqueo de nervios periféricos usando tres dispositivos en casa es efectivo para
resolver el dolor después de la cirugía ortopédica ambulatoria en las primeras 48
h.40
La infusión continua de ropivacaína por medio de la bomba elastomérica
(infusor LV5), asociada con la inyección de bolos del mismo fármaco, es una téc-
nica simple para los pacientes en su casa.41 El uso de bombas electrónicas para
ACP es tranquilizante porque permite al médico usar frecuencias variables de in-
fusión y adaptarlas a cualquier necesidad adicional del uso de BNP; es seguro y
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
APLICACIÓN DE LA TÉCNICA
Estrategias de infusión
Hay tres regímenes básicos para proporcionar analgesia continua para bloqueo
de nervios periféricos: la frecuencia basal fija, la frecuencia basal más dosis de
bolos o sólo bolos. Los últimos dos regímenes pueden ser definidos como siste-
mas de analgesia regional controlada por el paciente (ARCP). La elección de la
estrategia de infusión depende de la preferencia del médico y estará basada en las
necesidades del paciente.
Considerando que las necesidades analgésicas de los pacientes difieren de
gran manera y que la duración de una sola dosis de anestésico local varía conside-
rablemente, la ARCP por dosis de bolos a demanda es preferible a la infusión con-
tinua 56 (cuadro 7–1).
Complicaciones
Lesión neural
Infección
CONCLUSIONES
Las técnicas y los equipos para la colocación de catéteres perineurales han evolu-
cionado, evitando con ello la disfunción o la mala colocación de éstos y las com-
plicaciones de bloqueo continuo de los nervios periféricos, que son raras, princi-
palmente cuando se utiliza un catéter estimulante y si la colocación se realiza
guiada por métodos complementarios, como la ultrasonografía. Existen eviden-
cias sugerentes de que la ARCP proporciona una analgesia posoperatoria adecua-
da y mejora la calidad del sueño y la satisfacción del paciente, disminuyendo el
consumo de opioides y los efectos relacionados con éstos.
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Prevalencia, medición y repercusiones
del dolor posoperatorio
Fernando Neira Reina, J. Luisa Ortega García,
Luis Miguel Torres Morera
PREVALENCIA
137
138 Dolor agudo posoperatorio (Capítulo 8)
La valoración del dolor posoperatorio debe ser regular y periódica, como una
constante más, igual que se toma la temperatura o la frecuencia cardiaca. Se ha
Prevalencia, medición y repercusiones del dolor posoperatorio 141
comprobado que los pacientes suelen estar satisfechos con las medidas que se
toman para controlar el dolor cuando están convencidos de que se hace todo lo
posible para aliviar su dolor. Esto es diferente a si realmente se ha conseguido
aliviar el dolor. Es importante aplicar las escalas de medición del dolor antes y
después del tratamiento. También es importante aplicar la escala de valoración
del dolor antes de iniciar la intervención quirúrgica, en situación basal, pues hay
pacientes afectados por diversas patologías (síndrome fibromiálgico, síndrome
miofascial, artrosis, etc.) que pueden artefactar los resultados obtenidos, debién-
dose tener en cuenta esta circunstancia.1
La medición del dolor es fundamental para su tratamiento. De una correcta
medición y valoración depende la instauración de un tratamiento analgésico ade-
cuado, individualizado y eficaz. Es una tarea que encierra ciertas dificultades.
Partiendo de la premisa de que “si una persona dice tener dolor, lo más probable
es que lo tenga”, se debe proceder a cuantificar la intensidad, la duración y la im-
portancia del dolor. El dolor consta de dos aspectos diferentes: afectivo y senso-
rial, que lo convierten en una experiencia única, subjetiva y multidimensional,
lo que hace muy difícil su valoración y cuantificación.19,20
El componente subjetivo del dolor dificulta su valoración. Bonica postuló que
sólo es posible valorar adecuadamente el dolor cuando se considera la reacción
habitual de esa persona a los estímulos dolorosos y los diferentes factores que
pueden modificarlo. En la actualidad se dispone de múltiples procedimientos
para medir el dolor, incluyendo casi todas las técnicas de evaluación psicológi-
ca.21,22
Se debe diferenciar entre el dolor experimental y la medición del dolor. En el
primero el investigador aplica a una persona diversos estímulos nocivos, contro-
lando su intensidad y calidad e interrumpiéndolos cuando dicha persona se lo
pide. No es posible extrapolar el dolor producido en el laboratorio con el dolor
ocasionado por una patología, ya que en el laboratorio falta el componente psico-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
del mismo, así como las repercusiones sobre la conducta del enfermo y los efectos
adversos asociados; para ello se realiza una anamnesis, tanto general como álgi-
ca, lo más exhaustiva posible. Se recogen las características del dolor, su localiza-
ción, la duración y la periodicidad, la intensidad, la cualidad y la irradiación, y
su influencia y repercusión en la actividad normal del enfermo, así como los sín-
tomas asociados. Es importante conocer los tratamientos previos realizados por
el paciente y la respuesta a los mismos. El primer contacto médico–paciente es
fundamental para establecer una relación de confianza recíproca.23,24
Existen tres abordajes básicos para medir el dolor clínico:
Métodos verbales
La entrevista clínica debe ser completada con otras medidas adecuadas a las ca-
racterísticas de cada paciente. Los métodos verbales pueden ser unidimensiona-
les y multidimensionales.
Modelos unidimensionales
Ausencia Máximo
de dolor dolor
imaginable
póquer de Hester; son cuatro fichas y según el número de fichas que el niño toma
se relaciona con la intensidad de dolor (1 le duele poco, 4 el máximo dolor que
puede tener).20,22,29 La escala de CHEOPS (The Children’s Hospital of Eastern
Ontario Pain) se utiliza principalmente para la evaluación del dolor agudo poso-
peratorio29 (cuadro 8–3).
Se puede pedir al paciente que dibuje el área del cuerpo que le duele en una
representación del cuerpo humano. Esto proporciona información sobre la locali-
zación del dolor y sobre su intensidad.19,20
Modelos multidimensionales
Incluyen todas aquellas escalas que tratan de evaluar los distintos aspectos rela-
cionados con el dolor. Su principal indicación y utilidad es en el dolor crónico,
en el cual los factores emocionales constituyen un componente importante del
mismo. Son técnicas de medición compleja; miden la intensidad y la cualidad del
dolor, así como los efectos que produce sobre otras variables psicológicas y so-
ciales.20
El Cuestionario de McGill (MPQ), diseñado por Melzac y Torgerson en 1971,
analiza los componentes cualitativos desde una perspectiva tridimensional: sen-
sorial (localización, aspectos temporales, aspectos táctiles, propiedades térmi-
cas), afectiva (tensión emocional, signos vegetativos y miedo) y evaluativa (in-
tensidad), utilizando una lista de 78 adjetivos divididos en 20 grupos de palabras,
que informan sobre las características del dolor crónico, agudo, oncológico, qui-
rúrgico, de espalda, de cabeza, etc. Otras partes representan la localización cor-
poral del dolor, informan sobre los síntomas acompañantes y realizan una valora-
ción subjetiva de la intensidad del dolor. Debido a su gran complejidad, excesiva
extensión y a la dificultad para traducir el significado exacto de los adjetivos a
otros idiomas, su utilización está muy limitada. Por ello se ha elaborado un cues-
tionario abreviado de 15 adjetivos.22,24
Hay una versión española del MPQ (MPQ–SV) (cuadro 8–4), y es un instru-
mento sensible para valorar el dolor posoperatorio a partir de las 24 h de la inter-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
El Inventario Breve de Dolor (BPI) es rápido, fiable y válido para los enfermos
con cáncer y artritis reumatoide.33
Métodos conductuales
El dolor se acompaña de cambios de conducta que indican su padecimiento (llan-
to, muecas, suspiros, ausentismo laboral, etc.). Estas manifestaciones están in-
fluidas por el entorno cultural, los estados emocionales y la variabilidad psicoló-
Prevalencia, medición y repercusiones del dolor posoperatorio 147
gica. Puede ser valorado por personas cercanas al paciente o por personal entre-
nado para ello. Las escalas de observación consisten en listas de criterios defini-
dos con objetividad. El evaluador debe observar si han aparecido estas conductas,
su duración, frecuencia e intensidad; asimismo, debe registrar su propia conducta
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Métodos fisiológicos
Con estos métodos se trata de medir las respuestas fisiológicas como índice de
dolor. Uno de ellos es el estudio de las respuestas psicofisiológicas del sistema
148 Dolor agudo posoperatorio (Capítulo 8)
0 Condiciones
1 2 90 gravísimas
Calidad de 20
vida 70 AT Hospitalización
Autonomía 40
50
60 Asistencia
Dolor 30 ocasional
80
10 Leves signos
AB 100
AB Vi Vf Vi Vf
AE
AE I=" A’E E + D
AR
3 AR 4 AT 100
el enfermo se vale por sí mismo pero no realiza actividad normal, 60 necesita asis-
tencia temporal, 50 necesita asistencia médica frecuente, 40 paciente encamado
a domicilio, 30 necesita ser hospitalizado, 20 hospitalización en condiciones gra-
ves, 10 rápida progresión de la enfermedad, 0 muerte inminente. Sobre los dos
segmentos de la izquierda (escala numérica de 0 a 100 mm) se colocan los valores
relativos a la EVA. La EVA inicial en el segmento situado más a la izquierda y
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Evaluación psicológica
Desde el punto de vista psicológico se intenta evaluar las diferentes formas en que
se manifiesta el dolor, interesándose fundamentalmente en la forma en que lo
vive el paciente. Existen diversos factores psicológicos implicados en el mante-
nimiento y el incremento de la conducta de dolor, que puede ser influenciada por
el entorno. Hay una estrecha relación entre ansiedad y dolor, influenciándose
mutuamente. La depresión suele asociarse con el dolor crónico.36
La evaluación psicológica debe formar parte del proceso general de interven-
ción terapéutica; se debe realizar de forma sistemática una recopilación de datos
que permita explicar el padecimiento del paciente. La evaluación psicológica es
más útil cuando no ha sido posible hallar una causa aparente de dolor en los diver-
sos estudios diagnósticos realizados al paciente, o bien cuando su intensidad es
desproporcionada a la lesión causal.36 Los estudios psicológicos están más indi-
cados en los pacientes con dolor crónico. Los exámenes más utilizados son el
Minnesota Multiphasic Personality Inventory (MMPI), el Inventario de Depre-
sión de Beck y el Illness Behavior Questionnaire.20
Los pacientes de edad avanzada presentan ciertas características que hay que te-
ner en cuenta a la hora de realizar la valoración del dolor posoperatorio. Pueden
tener detrimento en su capacidad cognitiva, problemas psicosociales, dificultad
152 Dolor agudo posoperatorio (Capítulo 8)
Respuesta
Refleja
Segmentaria:
° Tensión muscular distensibilidad ³± torácica hipoventilación ³ atelectasia, infección
respiratoria
° Estimulación ° Índice cardiaco
Simpática ° Gasto cardiaco
° Volumen sistólico
° Trabajo cardiaco ³° Consumo de oxígeno
° Tensión arterial
± Tono gastrointestinal íleo, náuseas, vómitos
Respuesta ± Tono urinario
Refleja Hipercoagulabilidad
Suprasegmentaria:
°: catecolaminas, cortisol, ACTH, ADH. glucagón, aldosterona, renina, angiotensina II,
AMPc, GH
±: insulina, tiroxina, testosterona
± inmunidad: quimiotaxis, linfocitos T y B, monocitos, actividad fagocítica
Respuesta
Cortical:
Aprensión, ansiedad, inquietud, miedo.
Inmovilidad voluntaria ³°: viscosidad sanguínea, fibrinólisis, agregación plaquetaria,
coagulación
y la agregación plaquetaria.3
Las repercusiones fisiológicas del dolor posoperatorio se deben a respuestas
reflejas segmentarias, suprasegmentarias y corticales. Las respuestas reflejas
segmentarias son responsables de las alteraciones cardiovasculares, respirato-
rias, digestivas y urinarias, las respuestas reflejas suprasegmentarias de las altera-
ciones endocrino–metabólicas e inmunitarias, y las corticales de las alteraciones
psicológicas44 (figura 8–4).
Efectos cardiovasculares
Efectos respiratorios
La cirugía abdominal alta y torácica produce una disminución de la capacidad
vital, a expensas de la capacidad residual funcional hay un descenso del volumen
corriente, del volumen residual y del volumen espiratorio máximo en el primer
segundo, que conduce a la hipoxemia. La incidencia de posibles complicaciones
respiratorias oscila entre 20 y 60% de los pacientes sometidos a intervenciones
torácicas o abdominales altas. La importancia de las mismas es tal que contribu-
yen en 25% a la mortalidad posoperatoria.
En la cirugía cardiaca, cuando se realiza una estereotomía, la capacidad vital
desciende hasta 15 a 40% del valor preoperatorio durante el primer día del poso-
peratorio, aunque el descenso de la capacidad residual funcional se puede mante-
ner hasta la sexta semana del posoperatorio. Otros factores que contribuyen a la
morbilidad pulmonar son el edema intersticial, las alteraciones diafragmáticas
por lesión del nervio frénico y los efectos de la pleurotomía.49
El dolor no es el único responsable de las complicaciones respiratorias de los
pacientes operados, pues hay otros factores que contribuyen a su aparición, como
son la edad del enfermo, las enfermedades concomitantes, el tipo de incisión qui-
rúrgica, la duración de la intervención, los espasmos de los músculos toracoabdo-
minales, la dificultad de realizar inspiraciones profundas por la distensión abdo-
minal o los vendajes compresivos en la zona de la incisión quirúrgica y la
disfunción diafragmática.46–48
En los pacientes con dolor posoperatorio suele haber una disminución de la
capacidad residual funcional. Esto se debe al aumento del tono muscular abdomi-
nal respiratorio y a la disminución de la función diafragmática. Los pacientes con
dolor intentan movilizar lo menos posible la caja torácica e inhiben de forma
Prevalencia, medición y repercusiones del dolor posoperatorio 155
en el posoperatorio inmediato.
Efectos endocrinos
Dolor posoperatorio
SNC
Suprarrenal Hipotálamo
tes del anabolismo proteico y del estímulo del crecimiento. La acción anabólica
de las hormonas adrenales es complementada por la insulina, que, además de su
papel primordial en el metabolismo de la glucosa, estimula la incorporación de
aminoácidos a las proteínas y su síntesis en los ribosomas.34
La liberación de catecolaminas tiene efectos inmediatos a tres niveles funda-
mentales: sobre el corazón, aumentando el inotropismo y el consumo de O2. So-
bre la circulación periférica, con vasoconstricción y sus consecuencias sobre la
perfusión tisular en el estado de choque y metabólico, activando la glucogenóli-
sis, tanto en el hígado como en los músculos, con el resultado inmediato de una
movilización de la glucosa hepática y un aumento de lactato en la sangre y los
músculos. Tanto la adrenalina como la noradrenalina causan, junto con la eleva-
ción de la glucemia, una movilización de los ácidos grasos no esterificados.34
El estrés posoperatorio inhibe la producción de TSH, manifestada clínicamen-
te por una disminución de la actividad tiroidea, objetivada por el descenso en la
captación de 131I.34
El posoperatorio se acompaña de hiperglucemia, provocada tanto por el efecto
gluconeogénico de los glucocorticoides como por el incremento de la secreción
de catecolaminas, que, además de activar la glucogenólisis, ejercen una acción
negativa directa sobre la secreción de insulina y sobre su acción a nivel de la
membrana celular, desencadenando una intolerancia a la glucosa (disminución
de la captación de glucosa por los tejidos periféricos). A todo esto se une un efecto
sinérgico del glucagón.45 La dopamina, además de su papel de precursor de la
noradrenalina y la adrenalina, tiene funciones fisiológicas propias: es uno de los
neurotransmisores primarios en el SNC; acción estimulante en el aparato circula-
torio y estimulante, lo que repercute en un aumento del volumen minuto cuando
sus niveles plasmáticos se incrementan, y otros efectos específicos, que no po-
seen las otras catecolaminas, como son su acción vasodilatadora renal y mesenté-
rica, que se han aprovechado extensamente en el tratamiento del choque.
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Efectos hematopoyéticos
Efectos inmunitarios
Efectos psicológicos
crementando a su vez la percepción del dolor. Esto lleva a los pacientes jóvenes
a una situación de agresividad y agitación, mientras que en los pacientes de edad
avanzada provoca postración y desorientación temporoespacial, enlenteciendo
la recuperación, prolongando su estancia hospitalaria e incrementando la inci-
dencia de infecciones nosocomiales.48 La consulta de preanestesia contribuye a
reducir la angustia y el miedo, que muchas veces se deben al desconocimiento,
y se pueden solventar, en gran medida, mediante una adecuada información al
paciente.
ción del paciente con una movilización y rehabilitación más precoces y, proba-
blemente, disminuyen la estancia hospitalaria y los costes. La atención de los pa-
cientes incluye la visita diaria a los mismos, evaluando la calidad de la analgesia,
los efectos secundarios, las dosis de medicamentos y la inspección de los disposi-
tivos y accesos para la analgesia sistémica o regional.51–53
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9
Tratamiento del dolor posoperatorio
tras cirugía de tórax
Eusebio Pérez Flores
INTRODUCCIÓN
Aun cuando todos los esfuerzos se dirigen hacia el control estricto del dolor pos-
toracotomía, casi siempre son insuficientes, ya que las técnicas intervencionistas
brindan poca seguridad, los antiinflamatorios no esteroideos otorgan mala cali-
dad analgésica y, aunque los opioides pueden dar una excelente analgesia, giran
sobre ellos mitos que limitan su uso. A continuación se abordará el manejo del
dolor postoracotomía desde diversas perspectivas.
CONSIDERACIONES GENERALES
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Tiene valía, antes de tratar de dar una opinión del manejo más adecuado de este
tipo de dolor, hacer mención de cómo se lleva a cabo la transmisión nociceptiva
del tórax y de las estructuras anatómicas que transmiten esa información que se
lesionan por la cirugía. La percepción nociceptiva en el tórax se transmite por dos
vías diferentes: por un lado, la estimulación de las estructuras osteomusculares
de la pared torácica, en la que participan la pleura parietal, se transmite por los
nervios intercostales; por otro, los órganos internos, el pulmón y los vasos, que
envían sus aferencias acompañando al sistema nervioso autónomo.
La clínica es diferente en ambos casos —dolor nociceptivo periférico y dolor
visceral— y, por lo tanto, su sintomatología permitirá distinguir la procedencia
del cuadro. A pesar de ello, el diagnóstico del dolor torácico es difícil y por tal
163
164 Dolor agudo posoperatorio (Capítulo 9)
motivo urgente, y cada signo o síntoma debe valorarse con cuidado. El dolor pa-
rietal presenta todas las características de localización, irradiación metamérica
y contenido mecánico típico de estructuras somáticas periféricas. El dolor pro-
fundo, peor localizado, presenta síntomas vegetativos acompañantes y se refiere
a dermatomas relacionados, como es común en todo dolor visceral.
El dolor visceral puede tener dos orígenes: las estructuras vasculares o las pul-
monares. Entre las primeras podemos incluir el dolor isquémico de origen cardia-
co, por lo que se debe siempre hacer un diagnóstico diferencial con otras patolo-
gías torácicas.1
La transmisión del impulso doloroso en el tórax se lleva a cabo por las aferencias
sensitivas del tórax que acompañan al nervio simpático, integrándose en el asta
dorsal gracias a los ramos comunicantes. A través de ellos se unen a las raíces
posteriores de los cuatro segmentos torácicos superiores.
Los nervios somáticos intercostales no difieren en su composición del resto de
los nervios espinales. Tras la unión de ambas raíces y su salida por los agujeros
de conjunción los nervios espinales torácicos dan su primera rama (rama dorsal),
que inerva la línea media y lateral de la pared torácica posterior. Casi inmediata-
mente salen las ramas comunicantes anteriores, que sirven de nexo de unión con
la cadena simpática.
La rama ventral rodea el tórax siguiendo el surco costal inferior, formando par-
te del paquete vasculonervioso intercostal. A pocos centímetros emerge una rama
colateral inferior, que se introduce y ramifica entre los músculos intercostales. A
nivel de la línea axilar posterior sale una tercera rama (rama cutánea lateral), que
se divide a su vez en dos, posterior y anterior, que inervan la piel y el tejido subcu-
táneo del espacio intercostal de las costillas correspondiente y la subyacente. La
última rama (rama cutánea anterior) inerva el espacio intercostal de la pared ante-
rior del tórax y también la pared lateroanterior del abdomen a nivel de los últimos
segmentos torácicos.
La zona superior del tórax está inervada por el primero y el segundo nervios
torácicos. El primero se divide en dos ramas: la superior, que forma parte del ple-
xo braquial, y la inferior, que se distribuye de forma similar a la de los otros ner-
vios intercostales. Todos los nervios intercostales, desde el primero hasta el undé-
cimo, tienen el mismo recorrido hasta el arco costal anterior, y desde allí pasan
por debajo de los cartílagos costales y las últimas costillas flotantes para distri-
buirse por la pared abdominal superior, denominándose nervios toracoabdomi-
nales. El duodécimo nervio es el más largo, y se distribuye por la cara lateral del
abdomen hasta la cresta iliaca.2
Tratamiento del dolor posoperatorio tras cirugía de tórax 165
El dolor después de la cirugía de tórax está catalogado como uno de los más inten-
sos;3,4 además, resulta muy desfavorecedor para los enfermos que no se les trate
el dolor, ya que aparecen múltiples complicaciones. Por lo general estos pacien-
tes necesitan toser para evitar que se colecten secreciones y al tener dolor no lo
pueden hacer, lo que conlleva el riesgo de infección, que es una complicación gra-
ve.5
Por otra parte, estos enfermos salen obligatoriamente del quirófano con son-
das endopleurales que imposibilitan el movimiento y modifican los volúmenes
y las capacidades respiratorias, disminuyendo sobre todo la capacidad residual
funcional pulmonar (CRF), la capacidad vital (CV) y el volumen respiratorio má-
ximo en el primer minuto (FEV1).6 Sin embargo, se ha observado que una toraco-
tomía con resección pulmonar provoca una disminución de la contractilidad del
diafragma, la cual no se recupera aunque se consiga una analgesia epidural satis-
factoria y se preserven adecuadamente los parámetros de las pruebas espirométri-
cas.7
La eficacia analgésica depende de la evaluación inicial de la intensidad del do-
lor, que se lleva a cabo por medio de las escalas del dolor, de los requerimientos
de analgésicos de rescate y de las pruebas funcionales respiratorias.
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Los efectos adversos más importantes derivados del dolor agudo postoracoto-
mía se pueden resumir en los siguientes:
Por otra parte, entre las complicaciones posoperatorias más graves destaca la hi-
poxemia debida al aumento del cortocircuito derecha–izquierda por atelectasia
166 Dolor agudo posoperatorio (Capítulo 9)
TERAPÉUTICA
Las normas actuales que emite la Organización Mundial del Dolor para el manejo
del mismo12 fortalecen el uso de fármacos. Sin embargo, los antiinflamatorios no
esteroideos son analgésicos que pueden ser ineficaces, ya que el dolor supera su
efectividad, por lo que se deben utilizar fármacos más potentes. En este caso los
opioides juegan un papel fundamental en el manejo más adecuado del dolor pos-
toracotomía.
Tratamiento del dolor posoperatorio tras cirugía de tórax 167
Opioides
La analgesia sistémica con opiáceos se utiliza muy frecuentemente en el alivio
del dolor postoracotomía, con resultados bastante aceptables, aunque su eficacia
relativa se somete continuamente a debate comparándola con otras técnicas más
invasivas, discusión que continúa abierta en la actualidad.
La administración sistémica de opioides se realiza especialmente por vía intra-
venosa,18 y aunque la mayoría de los expertos en el manejo del dolor también re-
comiendan otras vías, como la intramuscular o la subcutánea, debe ser contrain-
dicada, ya que ningún analgésico debe causar dolor al momento de su aplicación.
Mucho se ha escrito acerca del uso de estos fármacos, pero hasta ahora son los
más eficaces para controlar adecuadamente el dolor. Sin embargo, la analgesia
sistémica con opiáceos conlleva la aparición frecuente de efectos secundarios,
entre los que se destacan las náuseas, los vómitos, el estreñimiento, la somnolen-
cia y la depresión respiratoria, destacándose esta última por su mayor gravedad.19
Este grupo de fármacos se divide en débiles y potentes.20 Por su efectividad
para disminuir el dolor leve postoracotomía se destaca el clorhidrato de tramadol
que, sin embargo, es el que más ocasiona náusea y vómito, y por ello su uso puede
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
TÉCNICAS INTERVENCIONISTAS
Aun cuando se buscan nuevas y mejores técnicas para el control del dolor, éstas
sólo se llevan a cabo cuando son simples en su aplicación y provocan reacciones
168 Dolor agudo posoperatorio (Capítulo 9)
Bloqueo intercostal
El bloqueo intercostal con anestésicos locales (AL) o con esteroides, como la me-
tilprednisolona, se ha empleado en el transcurso de la anestesia quirúrgica.22 Esta
técnica tiene ventajas importantes, tales como su sencillez, la baja incidencia de
complicaciones graves y una eficacia terapéutica notable en el alivio del dolor
originado en la pared toracoabdominal,
Es importante tomar en cuenta su breve duración analgésica (que obliga a re-
petir el bloqueo, con las consiguientes molestias y riesgos añadidos), y cabe seña-
lar también su eficacia parcial, ya que no controla el dolor generado por la irrita-
ción que provocan los tubos de drenaje sobre las pleuras, ni la sección de los
músculos de la cintura escapular.23
Entre los AL más empleados en los bloqueos intercostales destaca la ropiva-
caína.24 Los bloqueos se puede realizar por medio de punciones múltiples, pun-
ción única o bloqueo continuo con catéter. Según algunos autores, la inyección
única en un espacio intercostal puede tener idéntica eficacia que los bloqueos
múltiples,25 aunque éstos no se recomiendan, ya que la inyección múltiple oca-
siona dolor.
La técnica del bloqueo intercostal para la analgesia postoracotomía se puede
realizar por vía intratorácica (es decir, durante el transcurso de la toracotomía,
habitualmente efectuada por el cirujano) o por vía percutánea, que consiste en in-
troducir la aguja a nivel del ángulo costal, con una orientación cefálica de unos
80_, y, al contactar con el hueso, horizontalizarla e introducirla 3 mm.26 El blo-
queo nervioso debe incluir el nervio intercostal correspondiente a la incisión qui-
rúrgica, así como los dos nervios inmediatamente superiores y los dos inferiores;
además, algunos autores aconsejan bloquear también los nervios correspondien-
tes a los orificios intercostales atravesados por los drenajes torácicos.27
Bloqueo paravertebral
El bloqueo paravertebral torácico o bloqueo intercostal extrapleural consiste en
la administración de AL en el espacio paravertebral, cuyos límites anatómicos en
Tratamiento del dolor posoperatorio tras cirugía de tórax 169
el tórax están formados por las siguientes estructuras: por dentro, las caras latera-
les de la vértebras; por arriba y abajo, la cabeza y el cuello de las costillas adya-
centes; por detrás, el ligamento costo–transverso y la apófisis transversa, y por
delante el tejido graso y la pleura parietal.
Por otra parte, es importante su proximidad con el espacio epidural, con el cual
se puede comunicar a través del agujero de conjunción; además, el bloqueo para-
vertebral con AL afectará unilateralmente tanto al ganglio simpático como al ner-
vio somático, por lo que se podría desencadenar una hipotensión arterial leve o
moderada, mientras que este efecto no se asocia con los bloqueos intercosta-
les.28,29
Este tipo de bloqueo puede estar indicado en cualquier clase de patología dolo-
rosa que afecte a la región toracoabdominal de forma unilateral, tales como los
traumatismos torácicos con fracturas costales múltiples y las toracotomías, entre
otros. También puede ser utilizado como coadyuvante de otras técnicas de anal-
gesia durante el posoperatorio de la cirugía torácica.30 Esta técnica se inicia con
la localización de la apófisis transversa, como punto de referencia, a 3 o 4 cm de
la línea media (apófisis espinosa) perpendicularmente a la piel, introduciendo
luego la aguja 1 o 2 cm por debajo de dicha apófisis. Se suele administrar una do-
sis única (ropivacaína).
Parece que esta técnica es bastante eficaz en la analgesia postoracotomía,
puesto que algunos autores no hallaron diferencias en cuanto al alivio del dolor
ni en los parámetros de la función pulmonar al compararla con otros procedi-
mientos.
Existen otras técnicas, como el bloqueo intrapleural, pero carecen de utilidad,
ya que a todos los pacientes a quienes se realiza toracotomía se les ocasiona neu-
motórax, que debe ser restituido con sondas endopleurales de aspiración y ésta
succiona la instilación del anestésico local, razón por la cual no causa resultados
analgésicos óptimos. También están la crioterapia, la analgesia interpleural, la
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CONCLUSIONES
Aunque existen nuevos y mejores recursos para mejorar la calidad de vida de los
pacientes posoperados del tórax, hasta el momento la mejor de las técnicas es la
que se domina y de la cual se conocen todas las reacciones secundarias que genera
y la forma de controlarlas rápida y fácilmente, sin peores consecuencias para el
paciente, y sobre todo sin poner en riesgo su vida.
170 Dolor agudo posoperatorio (Capítulo 9)
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172 Dolor agudo posoperatorio (Capítulo 9)
10
Tratamiento del dolor posoperatorio
en cirugía ortopédica
Guadalupe Zaragoza Lemus, Victoria López Ruiz
INTRODUCCIÓN
El término ortopedia fue creado en 1741 por Nicolás Andry, y proviene de orthos,
que quiere decir recto, y paidos, que significa niño. Actualmente este concepto
se ha ampliado y puede decirse que como especialidad médica incluye la investi-
gación, la preservación, la restauración y el desarrollo de la forma y la función
del sistema musculosquelético en cualquier edad, por medio de métodos médi-
cos, quirúrgicos y físicos.
En ortopedia el paciente se considera un reto para el manejo analgésico perio-
peratorio, dado que tiene dolor desde el momento en que presenta la lesión, ya
sea traumática o degenerativa, la cual puede estar abarcando tanto áreas muscula-
res como tendinosas, articulares u óseas, y actualmente se incluyen las neurológi-
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
173
174 Dolor agudo posoperatorio (Capítulo 10)
Dolor muscular
Dependiendo del tejido dañado es la repuesta esperada, y en el caso de lesión
muscular se encuentran determinadas las siguientes fases:
Dolor tendinoso
A nivel tendinoso se encuentran envueltos en una vaina sinovial, como los tendo-
nes flexores de las manos, no envueltos en vaina sinovial o extrasinoviales, como
son la gran mayoría de los tendones del organismo, como por ejemplo el tendón
de Aquiles; la vascularización a este nivel está dada por el mesotendón, que es
la unión de las hojas que forman la vaina sinovial. En caso de que no exista vaina
hay un mesotendón generado a partir de tejido conectivo.
Tratamiento del dolor posoperatorio en cirugía ortopédica 175
S Patología:
S Patología traumática.
S Patología inflamatoria.
Dolor articular
u osteoartrítico.
La contusión, que es la forma más leve, puede llegar a que prolifere el tejido co-
nectivo y dar una neurosis, resultando lo que se llama seudoneuroma de atrición,
que puede presentarse en forma fusiforme o esférica, y lateral cuando es en un
solo lado.
176 Dolor agudo posoperatorio (Capítulo 10)
1. Factor vascular: como consecuencia del traumatismo hay falta del flujo vas-
cular o isquemia, jugando un papel fundamental en la pérdida de la función.
2. Factor mielínico: por desmielinización segmentaria en la zona traumatiza-
da, y que al perderse esta cubierta se pierde la función nerviosa.
3. Con menos protagonismo que los anteriores están:
S El factor perineural, que incluye los trastornos en las células perineurales.
S El bloqueo del transporte axonal.
4. Formas anatomoclínicas
Es ideal una bomba que puede dar una infusión basal, así como bolos controlados
por el paciente en anestesia regional (PCRA). La PCAR ofrece bajos consumos
184 Dolor agudo posoperatorio (Capítulo 10)
Evaluación de
la localización
y del tiempo
No Sí No Sí
No Sí
Dé las analgesias
orales, considere
sustituir el catéter
Figura 10–1. Propuesta de abordaje del dolor durante el bloqueo de nervios periféricos
continuos. Abreviaturas: CPNB: bloqueo continuo de nervio periférico; AINE: fármaco
antiinflamatorio no esteroideo.
Tratamiento del dolor posoperatorio en cirugía ortopédica 185
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11
Tratamiento del dolor posoperatorio
en el paciente adicto y consumidor
crónico de opioides
Jorge Guajardo Rosas, Faride Chejne Gómez,
Ricardo Plancarte Sánchez, Emilio Mille Loera
INTRODUCCIÓN
adicción va en aumento, contando hasta el año 2002 con 4.4 millones de ellos,
los cuales abusan en forma activa de los analgésicos opioides. Cuando estas per-
sonas se someten a algún procedimiento anestésico quirúrgico es común que pre-
senten síndrome de abstinencia, así como un elevado consumo de opioides y fe-
nómenos como la tolerancia cruzada, estreñimiento, náusea y vómito, que
dificultan el manejo perioperatorio.2
DEFINICIONES
187
188 Dolor agudo posoperatorio (Capítulo 11)
MECANISMOS CELULARES Y
NEURONALES DE LA TOLERANCIA
La tolerancia ocurre como resultado de una pérdida progresiva de los sitios acti-
vos del receptor debido a exposiciones prolongadas del agonista. La desensibili-
zación o falta de acoplamiento del receptor de guanosina trifosfato (GTP) ligando
la subunidad disminuye su afinidad para unirse al agonista.5–7 La pérdida de re-
ceptores de la superficie celular puede resultar en un menor ligando a los sitios
activos y disminuir su acción.8–10 Así, la desensibilización (un fenómeno cualita-
tivo) para la unión agonista y la pérdida en el número de receptores opioides (un
fenómeno cuantitativo) resultan en altos requerimientos de opioides.
Trujillo y Akil,11 así como Elliot,12 también han implicado al receptor NMDA
en el desarrollo de tolerancia aguda. Sin embargo, Mayer y col.13 reportan que
la tolerancia a opioides fue asociada con un incremento en el segundo mensajero
de la proteína cinasa C (PCC),13 la producción de óxido nítrico (ON), y ON acti-
vado poliADP ribosa sintetasa (PARS),14 activándose en la lámina superficial del
asta dorsal. Desde que la PCC ha sido usada para regular el receptor NMDA (su
fosforilación resulta en remoción de un ion magnesio bloqueante),15 ha sido posi-
ble que el desarrollo de tolerancia aguda refleje un incremento de PCC, mediando
una regulación opioide del receptor NMDA. De hecho, la tolerancia opioide en
roedores puede ser inhibida por NMDA no competitivo, tal como el receptor an-
tagonista llamado MK801, dextrometorfano, ketamina y fenilciclidina, y recep-
Tratamiento del dolor posoperatorio en el paciente adicto... 189
MECANISMOS CELULARES Y
NEURONALES DE LA HIPERALGESIA
La evidencia sugiere que la propuesta de los opioides para abolir el dolor puede
producir hiperalgesia inexplicablemente,25 esto es, la exposición prolongada o
190 Dolor agudo posoperatorio (Capítulo 11)
Está bien establecido que regiones específicas del cerebro pueden modular en
forma positiva o negativa las señales que vienen de la médula espinal.27 La mé-
dula rostral ventromedial (MRV), por ejemplo, juega un papel importante, facili-
tando la transmisión del impulso nociceptivo a la médula espinal. La actividad
opioide en la MRV puede ayudar a activar los tractos descendentes de la MRV
y conducir a una respuesta de dolor aumentada o hiperalgesia.41 Esta activación
también es provocada, en parte, por la actividad incrementada de colecistocinina
(CCK, un neuropéptido endógeno que muestra tener actividad antiopioide)42 en
el MRV.27 De hecho, la morfina provoca hiperalgesia térmica, hiperestesia táctil
y tolerancia antinociceptiva, siendo abolidas inyectando lidocaína en el RVM.43
Esto hace pensar en una fuerte unión entre los mecanismos que producen toleran-
cia y aquellos que producen hiperalgesia.
Dinorfinas espinales
ESTUDIOS CLÍNICOS
mos que no recibían opioides.67 Al menos un estudio incluyó pacientes con cual-
quier dolor relacionado con cáncer o con dolor crónico no maligno, en los que
la administración de dosis “comúnmente usadas” de opioides orales (dosis equia-
nalgésica promedio de 80 mg de morfina oral) no resultó en hiperalgesia, compa-
rado con aquellos pacientes que recibieron analgesia no opioide.68
Dolor posoperatorio
El uso de opioides para el manejo del dolor operatorio en los pacientes depen-
dientes se considera controversial, pero pueden ser usados en forma segura y
efectiva, desde el desarrollo de tolerancia hasta el desarrollo de efectos secunda-
rios en forma más rápida que los efectos analgésicos, pueden ser seguros de titular
a altas dosis para lograr una analgesia adecuada, sin olvidar que es importante
complementar la terapia con analgésicos no opioides, anestesia local y regional,
y maniobras no farmacológicas, cuando sea posible.76,77
Técnicas locales
Estas técnicas pueden usarse como un adyuvante para el manejo del dolor, y han
sido útiles en este grupo especial de pacientes; potencialmente puede obviarse la
necesidad de opioides en forma adicional, dependiendo del tipo de cirugía. Sin
embargo, puede haber desventajas, entre ellas la carencia de una analgesia com-
pleta, el potencial riesgo de infecciones, el potencial riesgo de infecciones y le-
siones con la aguja, y la necesidad de disminuir la dosis de anestésico local en los
pacientes con patología hepática preexistente o hipoalbuminemia importante.
El uso de la analgesia multimodal está bien definido para el manejo de dolor pos-
operatorio; los pacientes pueden ser tratados con el modelo de escalera analgési-
ca para asegurar un adecuado alivio del dolor, usando en forma consciente los an-
tiinflamatorios no esteroideos (AINE), inhibidores selectivos de la COX–2, los
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
cuales pueden utilizarse en forma conjunta con los opioides, no olvidando que
poseen un efecto techo y adicionalmente pueden ocasionar problemas renales,
hepáticos y gastrointestinales.
Ketamina
Se ha utilizado a dosis bajas para inducir analgesia, en forma conjunta con morfi-
na. Adicionalmente a su mecanismo agonista sobre los receptores NMDA, se ha
propuesto una acción agonista sobre los receptores opioides y sobre los recepto-
res de 5–hidroxitriptamina y los receptores noradrenérgicos alfa 2. Sus reportes
internacionales para manejo del dolor han sido exitosos en pacientes con depen-
dencia opioide.78
198 Dolor agudo posoperatorio (Capítulo 11)
Los opioides son aquellas sustancias que, derivadas o no del opio, actúan sobre
los receptores morfínicos, por ejemplo la metadona, que actúa produciendo anal-
gesia y no es un opiáceo, ya que es un producto sintético. No todos los opiáceos
son opioides ni todos los opioides son opiáceos.
Los opioides se unen a los receptores opioides mu, delta, kappa o sigma, que
se encuentran a nivel periférico, espinal y supraespinal, produciendo efectos de
analgesia y sus colaterales, como depresión respiratoria, náusea y constipación.
Los receptores mu proporcionan una acción analgésica a nivel supraespinal, en
tanto que a nivel espinal existen más receptores delta y kappa. A nivel celular los
opioides actúan bloqueando canales del calcio, dando como resultado una dismi-
nución de la excitabilidad neuronal.79
De acuerdo con su forma de actuar sobre los receptores específicos, los opioi-
des se pueden clasificar como:
S Agonistas:
Morfina.
Codeína.
Fentanilo.
Tramadol.
Hidromorfona.
Oxicodona.
Meperidina.
Metadona.
S Agonista parcial: buprenorfina.
S Agonista–antagonista: nalbufina.
S Antagonista: naloxona.
Cuando se administran opioides de forma crónica para el control del dolor, tal es
el caso del paciente con dolor crónico por cáncer, se busca que la eficacia sea ade-
cuada y los efectos colaterales sean mínimos. La vía de administración se elegirá
de acuerdo con las condiciones del paciente; durante el perioperatorio se puede
utilizar la vía intravenosa, peridural o subaracnoidea. Los pacientes que reciben
opioides agonistas puros no deben recibir agonistas–antagonistas mixtos porque
pueden precipitar un síndrome de abstinencia e incremento del dolor.75
La administración crónica de opioides puede ocasionar efectos colaterales,
como la tolerancia, aunque ésta no se desarrolla con uniformidad para todas las
acciones de los opioides. Puede haber tolerancia completa a algunas acciones sin
que se alteren las respuestas a otras. La tolerancia a los opioides se caracteriza
Tratamiento del dolor posoperatorio en el paciente adicto... 199
Dosis y horario
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
Los opioides pueden usarse con un flujo regular, con un horario determinado y
dosis adicionales según las necesidades analgésicas de cada paciente, hasta lograr
la titulación y el efecto analgésico deseado. Es ampliamente recomendado incre-
mentar las dosis parenterales de morfina o de fentanilo adicionales al opioide ba-
sal.81
Rotación opioide
PERLAS
Existen pocos artículos con rigurosos datos científicos para el manejo anestésico
en estos pacientes; sin embargo, estas recomendaciones están basadas en casos,
reportes, experiencias y consensos de expertos.
Administración preoperatoria de
opioide de mantenimiento
Figura 11–1. Guías para manejo del dolor agudo en pacientes con uso de opioides por
largo plazo.
202 Dolor agudo posoperatorio (Capítulo 11)
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ERRNVPHGLFRVRUJ
A analgesia
controlada, 166
absceso, 155 por el paciente, 10
abuso de heroína, 193 epidural, 40, 44, 45, 62, 155, 165
acetaminofén, 10, 25, 64, 67, 70, preoperatoria, 28
71, 73, 76, 77, 180 torácica, 51
acidez gástrica, 156 espinal, 115, 166
ácido insuficiente, 12
acetilsalicílico, 46 intravenosa, 62
araquidónico, 47, 90 multimodal, 1, 5, 55, 76, 166
láctico, 63 neuroaxial, 51
acidosis, 37 obstétrica, 68
E Editorial Alfil. Fotocopiar sin autorización es un delito.
207
208 Dolor agudo posoperatorio (Índice alfabético)
diclofenaco, 22, 25, 43, 45, 46, 54, oncológico, 145, 149
55, 67, 70, 71, 76, 78, 167 operatorio, 197
digoxina, 89 óseo, 101
disfunción osteomuscular, 47
celular, 38 osteopático, 54
gastrointestinal, 155 paradójico, 190
iónica, 156 parietal, 164
pulmonar, 4, 9 patológico, 16, 22, 108
respiratoria, 38 pediátrico, 150, 151
dislocación costocondral, 51 perineal agudo, 63
distrofia muscular, 179 perioperatorio, 83, 84, 96
dolor, 102 persistente, 24
agudo, 101, 145, 187 por cáncer, 101, 201
neuropático, 83 posamputación, 115
perioperatorio, 83, 85 poscesárea, 68
por cáncer, 83 posoperatorio, 3, 4, 5, 7, 8, 12,
posoperatorio, 15, 18, 30, 99, 22, 23, 24, 25, 26, 28, 29, 30,
104, 107, 137, 177 37, 42, 48, 49, 50, 54, 55, 61,
postoracotomía, 165 66, 74, 76, 93, 101, 102, 107,
articular, 175 114, 121, 137, 139, 140, 141,
clínico, 19 149, 152, 156, 163, 173, 187,
crónico, 22, 37, 61, 101, 106, 195, 197
108, 110, 116, 140, 145, 150, abdominal, 1
187 crónico, 109
postoracotomía, 140 en trauma, 38, 46
cutáneo, 2 persistente crónico, 26
de abdomen posoperatorio, 53 posparto, 61, 64
de cabeza, 107, 145 posquirúrgico, 29, 38
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a la dopamina, 64 K
poslesión, 19
hipertensión, 62, 127, 142 ketamina, 7, 10, 12, 15, 17, 20, 22,
arterial, 165 23, 42, 43, 46, 49, 71, 74, 95,
hipoalbuminemia, 87, 197 110, 115, 188, 189, 197, 202
hipotensión, 39, 74, 174 ketanserina, 26, 110
hipoventilación, 127 ketoprofeno, 167, 177
hipovolemia, 47, 48, 156 ketorolaco, 6, 9, 10, 25, 46, 47, 54,
hipoxemia, 127, 165 62, 64, 67, 70, 71, 77, 111, 167
hipoxia, 178
tisular, 38 L
laringoespasmo, 23
I lesión
degenerativa, 173
ibuprofeno, 25, 46, 64, 67, 70, incisional, 16
73 inflamatoria, 16, 17
íleo, 85 neural, 131
paralítico, 155 quirúrgica, 19, 37, 108
posoperatorio, 46 tisular, 18, 19, 24, 25, 103
implante, 177 traumática, 173
indometacina, 46, 64 levobupivacaína, 6, 11, 12, 26, 42,
inestabilidad hemodinámica, 48 43, 44, 50, 52, 54, 62, 64, 69, 78,
infarto 183
agudo del miocardio, 105 levotiroxina, 89
del miocardio, 4 lidocaína, 6, 24, 26, 28, 29, 43, 50,
infección 62, 69, 74, 76, 89, 95, 122, 183,
nosocomial, 159 191, 194
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