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Erich Fromm

EL HUMANISMO
COMO UTOPÍA
REAL
La fe en el hombre

Edición a cargo de Rainer Funk


Título original: Humanismus als reale Utopie. Der Glaube an den Creo que nadie puede «salvar» a su prójimo
Menschen
diciendo por él. Únicamente podrá ayudarlo
Publicado en alemán por Beltz Verlag, Weinheim y Basilea señalándole alternativas posibles,
con toda sinceridad y amor,
Traducción de Eloy Fuente Herrero sin sensiblería ni engaño alguno.

Cubierta de Idee
La alternativa verdadera a realismo y utopismo
nace del síndrome de
pensamiento, conocimiento, imaginación y esperanza,
el cual capacita al hombre para ver
las posibilidades reales que ya están en ciernes.

La salud mental y la supervivencia de la civilización


exigen que renazca el espíritu de la Ilustración,
un espíritu inflexiblemente crítico y realista,
1 edición en la colección Nueva Biblioteca Erich Fromm, 2007 pero liberado de sus prejuicios excesivamente
optimistas y racionalistas, y que a la vez
Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del copa-,rpbr, se reaviven los valores humanistas, no proclamados,
bajo las sanciones establecidas en las leves, la reproducción total o parcial de esta obra
por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografia y el trata nient, sino practicados en la vida personal y en la vida social.
infornaitico, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo públicos_

1992 by the Estate of Erich Fromm


Creo que el individuo no puede entablar estrecha relación
© 1992 para el prólogo dc Rainer Funk, Tubing_ a con su humanidad en tanto no se disponga a transcender
© de la traducción, Eloy Fuente Herrero su sociedad
© 2007 de todas las ediciones en castellano, y a reconocer de qué modo ésta fomenta o estorba
Ediciones Paidós Ibérica, S.A.,
sus potencialidades humanas. Si le resultan «naturales»
Av. Diagonal, 662-664 - 08034 Barcelona
www.paidos.com las prohibiciones, las restricciones y la adulteración
de los valores, es señal de que no tiene un conocimiento
ISBN: 978-84-493-2052-1 verdadero de la naturaleza humana.
Depósito legal: B.-41.716/2007
Creo posible la realización de un mundo
Impreso en Grup Balines - AM 06, A.I.E.
Av. Barcelona, 260, Pol. Ind. El Pla - 08750 Molins de Rei (Barcelona) en que el hombre pueda «ser» mucho
aunque «tenga» poco.
Impreso en España - Printed in Spain
SUMARIO

Prólogo, Rainer Funk ....... 13

I. El humanismo como posibilidad


de supervivencia ....... 19
1. El hombre moderno y su futuro (1961) ....... 19
a) La evolución del hombre
occidental ....... 21
b) La enajenación como enfermedad
del hombre moderno .......................... 30
c) La indiferencia como nueva
manifestación del mal ....... 35
d) Alternativa: el renacimiento
del humanismo ..................................... 38
2. Problemas psicológicos del hombre
en la sociedad moderna (1964) .......41
3. Lo que no me gusta de la sociedad
contemporánea (1972) .......50
4. La desintegración de las sociedades (1969) 55
a) La peculiaridad de los sistemas ....... 56
b) Sobre la desintegración de los
sistemas sociales ....... 60
PRÓLOGO

Quien trate de descubrir el hilo que atraviesa todas


las obras de Fromm encontrará primeramente su orien-
tación sociopsicológica, con la que buscaba los afanes
pasionales del hombre modelados por la sociedad. Pero
a finales de los años treinta como muy tarde, y en rela-
ción con su marcha del Instituto de Investigaciones
Sociológicas y sus discusiones con Horkheimer, Marcu-
se y Adorno, se hace visible otro rasgo manifiestamente
propio de Fromm: su idea humanista del hombre y de
las cosas, que se evidencia en su fe viva en el hombre,
conservada a pesar del Holocausto y del armamento
atómico. Siempre que Fromm quiere calificar su pen-
samiento emplea el atributo de «humanista», hablando
de una ciencia humanista del hombre, de un socialis-
mo humanista, de la sociedad industrial humanista, de
la moral humanista, de la gestión empresarial humanis-
ta, de las ideas humanistas, del psicoanálisis humanista,
del carácter humanista, de la ética humanista y de la uto-
pía humanista.
Es precisamente esta fe en el hombre la que, al
juzgar el pensamiento de Fromm, lleva a menudo a
14 EL HUMANISMO COMO UTOPÍA REAL PRÓLOGO 15

diferencias de opinión: ¿cómo puede seguir creyendo funcionamiento de ella. «Así, las necesidades de la
Fromm en el hombre, el mismo Fromm que reconoció sociedad se transforman en necesidades personales,
con tal claridad los fatales efectos de la enajenación y convirtiéndose en "carácter social"» (E. Fromm, 1963,
los explicó por las circunstancias socioeconómicas GA IX, págs. 9-10).
de nuestra cultura industrial, pero a la vez desenmas- Pero toda sociedad no sólo fomenta determina-
carando también como enajenación todo remedio das posibilidades, que se hallan presentes en lo in-
externo? consciente del hombre, haciéndolas conscientes e
Los escritos de este último volumen de sus obras identificándose con ellas el individuo, sino que tam-
póstumas contestan a esta pregunta abordando am- bién se coartan y reprimen otras posibilidades e inch -
bos extremos: señalan en su entera medida la des- naciones contrarias a los modelos de conducta social: el
tructiva y funesta enajenación del hombre actual, carácter social. Así ocurre que «nuestra conciencia
pero hablando al mismo tiempo de las posibilidades (refleja) principalmente nuestra propia sociedad y
reales que pueden llevarlo a la felicidad. Siempre ha- cultura, mientras que nuestro inconsciente represen-
brá una utopía «realista» mientras el hombre tenga al ta el hombre universal en cada uno de nosotros»
menos un primer acceso a sus propias fuerzas de de- (E. Fromm, 1964a, GA II, pág. 223).
sarrollo. En su inconsciente experimenta el hombre la hu-
El punto de partida del humanismo de Fromm es manidad entera y se experimenta a sí mismo «como
la creencia psicoanalítica en que lo inconsciente re- santo y pecador, como niño y adulto, como cuerdo y
presenta el hombre entero y la humanidad entera. Lo como loco, como hombre del pasado y como hom-
inconsciente encierra el abanico de las respuestas po- bre del futuro» (E. Fromm, 1964a, GA II, pág. 223).
sibles, e importa mucho qué posibilidades se favore- A esto se debe que el humanismo tenga su última jus-
cen y cuáles se coartan y reprimen. Pero en principio tificación en la experiencia humanista, es decir, en el
tiene «el hombre en cada cultura todas las posibilida- efecto humanizante y productivo de hacerse cons-
des: es el hombre arcaico, la fiera, el caníbal y el idó- ciente lo inconsciente. «Esta experiencia humanista
latra, siendo al mismo tiempo ese ser con la capacidad consiste en el sentimiento de que cada humano me es
de razón, amor y justicia». Como no hay hombre ajeno, de que "yo soy tú", de que yo puedo com-
que no sea social, el tipo particular de sociedad en prender a otro porque ambos tenemos en común los
la que viva decidirá a qué posibilidades se dé prefe- mismos elementos de la existencia humana... El en-
rencia. Toda sociedad conforma las energías del hom- sanchar la idea de sí mismo, el transcender la con-
bre de modo que querrá hacer lo que debe para el buen ciencia y el iluminar la esfera de lo inconsciente so-
16 EL HUMANISMO COMO UTOPÍA REAL PRÓLOGO 17

cial ofrecerá al hombre la posibilidad de experimen- Cuanto más se sienta el hombre como autor, actor y
tarse en su humanidad entera» (op. cit.). sujeto de su vida, y sea él, por tanto, con sus propias
Así, pues, Fromm justifica, no sólo teóricamente, fuerzas, el que piensa, siente y obra, tanto más desa-
su fe humanista en la unidad del hombre con la idea rrollará su capacidad de razón y de amor, con la cual
de que lo inconsciente representa el hombre entero podrá estar completamente en el mundo y junto a los
con todas sus posibilidades, independientemente de demás hombres sin perderse a sí mismo.
lo consciente y de lo reprimido social: en cuanto un Los escritos de este volumen proceden de los
hombre acepta su inconsciente, se hace consciente de veinte últimos años de la vida de Erich Fromm, y se
su inconsciente y, por lo tanto, llega a conocer sus caracterizan tanto por la idea de una gravísima enaje-
demás posibilidades, se desarrolla, crece y tiene la ex- nación del hombre como por una fe en el hombre,
periencia productiva y paradójica... o, como también inquebrantable hasta su último aliento. Se basan en
le gusta decir a Fromm, la experiencia humanista de conferencias (sobre todo, los del capítulo I) y en ori-
poder tener una relación razonable y amorosa con el ginales redactados por Fromm para ocasiones espe-
mundo y con los hombres porque ya nada ajeno le es ciales (sobre todo, los del capítulo II, que comprende
verdaderamente extraño. Sólo al aceptar mi incons- acciones y declaraciones humanistas) y en un borra-
ciente, al aceptar el hombre entero que hay dentro de dor para libro (el del capítulo III y último, sobre la
mí, al realizar mi individualidad, logro experimentar utopía realista de la orientación al ser en el Maestro
el hombre universal, puesto que «sólo puede renun- Eckhart y en Karl Marx). Los textos han sido reuni-
ciar al ego el yo individual plenamente desarrollado» dos, clasificados y subdivididos por el editor, que les
(E. Fromm, 1962a, GA IX, pág. 154). ha añadido además la mayoría de los epígrafes. Pre-
Lo que muy especialmente interesa a Fromm del ceden a cada uno de ellos unas notas editoriales, en
humanismo, lo que le hace emplear con tanta fre- cursiva, sobre las circunstancias de su redacción. Las
cuencia el adjetivo «humanista» y el motivo por el adiciones y omisiones se indican entre corchetes,
que defiende un renacimiento del humanismo tiene que como en las demás obras póstumas.
ver con esta experiencia humanista. Le importa lo Con este volumen 7 han concluido, en lo esencial,
humanista en el sentido del desarrollo de las pro- las publicaciones de obras póstumas. Aquí quisiera
pias energías racionales y amatorias del hombre, una dar las gracias especialmente a la lectora Ulrike Re-
orientación y una postura humanistas como las que verey por su ayuda, siempre competente e interesa-
ha explicado dentro de su caracterología con el con- da, y por su buena colaboración. Quisiera dar tam-
cepto de la productividad y de la orientación al ser. bién las gracias a todos los que han colaborado en la
18 EL HUMANISMO COMO UTOPÍA REAL

traducción de los originales, así corno a Gisela Ha- I


selbacher y a Peter Wriedt, que no se cansaron de co-
rregir pruebas y proponer mejoras. El haber podido EL HUMANISMO COMO POSIBILIDAD
publicar estos ocho volúmenes en cuatro años mien- DE SUPERVIVENCIA
tras seguía atendiendo a la consulta psicoanalítica y a
otras muchas actividades lo debo también especial-
mente a mi mujer, Renate Oetker-Frunk, que ade-
más de otras cosas me ha sido de ayuda insustituible
para corregir la traducción.
1. EL HOMBRE MODERNO Y SU FUTURO
RAINER FUNK (conferencia de 1961)
Tubinga, julio de 1992
Del 6 al 11 de septiembre de 1961 se celebró en
Düsseldorf un «Congreso Internacional pro Fomento
del Psicoanálisis», promovido entre otros, además
de Fromm, por varios psicoanalistas no ortodoxos de
Alemania (sobre todo, W. Schwidder, F. Heigl y
F. Riemann, de la Sociedad Alemana de Psicoanálisis),
de Holanda (A. J. Westerman-Holstijn), de Suiza
( H. Binswanger y M. Boss, del «psicoanálisis existen-
cial») y de Estados Unidos (G. Chranowski y H. Stier-
lin). Fromm pronunció una conferencia el día 6, ante
unos trescientos psicoanalistas «no ortodoxos», sobre
«Las ideas fundamentales del psicoanálisis», que se pu-
blicó en la edición de sus obras completas (E. Fromm,
1966b). El día 9 dio otra conferencia, pública, en ale-
mán bajo el título «El hombre moderno y su futuro»,
que publicamos ahora por vez primera. Se trata de un
diagnóstico de la época de comienzos de los años
sesenta, antes de haber creado el concepto de «necro-
filia».
20 EL HUMANISMO COMO UTOPÍA REAL EL HUMANISMO COMO POSIBILIDAD [...] 21

El presente texto se basa en la grabación de la con- industriales se van asemejando a ritmo cada vez más
ferencia, que fue pronunciada por Fromm apoyándo- rápido al hombre occidental. El hombre occidental
se poco en lo apenas escrito. Sus inseguridades lin- ha exportado su técnica y determinadas ideas a los
güísticas (sintácticas, gramaticales, etc.), así como sus países todavía no industrializados. Pero como Occi-
muchos americanismos (no había pronunciado ningu- dente parece que pierde, o ha perdido ya, el poder
na conferencia en alemán desde hacía muchos años) que durante siglos ha tenido sobre el mundo, se
han exigido una corrección editorial.
apresta a transformarlo sometiéndolo a su misma
evolución.
Hablar hoy sobre el tema «El hombre moderno y Al hablar de su misma evolución, entiendo en
su futuro» no sólo significa preguntarnos cómo será primer lugar la técnica y la industria occidentales, así
el futuro del hombre, sino preguntarnos también si como la idea occidental del progreso histórico y de
es que el hombre va a tener futuro. A la vez, esta pre- una meta histórica, que se ha introducido en el Este,
gunta por el futuro no se refiere sólo al hombre mo- a menudo, bajo la forma de un marxismo y de un so-
derno y su civilización; en vista de la creciente capa- cialismo pervertidos. Dentro de la evolución occi-
cidad destructiva de las armas atómicas, se trata, en dental se encuentra también el nacionalismo, que es
concreto, de la vida del hombre en la Tierra. El que un producto relativamente reciente.
hayamos de plantearnos semejante cuestión ocurre Quizás esté ocurriendo hoy algo parecido a lo de
ciertamente por vez primera en la historia del hom- otra época, cuando desde Roma se embutió el cristia-
bre. La bomba atómica es el más grave síntoma de la nismo a una Europa pagana. Roma perdió su poder
enfermedad de la sociedad moderna. político, pero depositó en suelo ajeno su cultura, sus
¿ Qué entiendo por hombre «moderno»? Se pue- ideas y sus formas de organización. Y era un suelo
de querer aludir con esta expresión al hombre de relativamente mucho más primitivo que el de los paí-
hoy, es decir, a todos los hombres del siglo xx. Pero, ses preindustriales de hoy en relación a Occidente.
con el adjetivo de «moderno» se puede aludir tam-
bién al hombre de los países industriales occidentales,
frente al de Asia, Africa y de las zonas no industria- a) La evolución del hombre occidental
les del mundo. Al reparar de nuevo en qué entiendo
yo por hombre «moderno», queda claro que, en este Dentro de una conferencia, sólo puede ofrecerse
sentido, también ha cambiado algo por primera vez de modo somero y esquemático un panorama de la
en la situación histórica: los hombres de los países no evolución occidental. Sin embargo, un esbozo de sus
22 EL HUMANISMO COMO UTOPÍA REAL EI. HUMANISMO COMO POSTBILIDAD 23

fases más importantes es condición indispensable 2. La segunda fase sc refleja en la idea de una re-
para la buena comprensión de lo siguiente: dención histórica, como la vemos en el mesianismo
1. La primera fase evolutiva del hombre occiden- profético. Expuesta de manera muy simple, el mesia-
tal abarca el lapso desde, aproximadamente, el año nismo profético desarrolló la siguiente idea: en el pa-
1500 a.C. hasta el comienzo de la era cristiana. Se ca- raíso, el hombre era todavía uno con la naturaleza,
racteriza por la gran conversión del hombre, de la pero, como el animal, no tenía conciencia de sí mis-
idolatría, a la religión humanista. Habré de volver mo. En el acto de desobediencia contra el mandato
con más detalle sobre qué entiendo por «idolatría». de Dios, o en la capacidad del hombre de decir «no»,
Ahora diré sólo que entiendo por idolatría aquella torna conciencia de sí mismo y da el primer paso ha-
forma de búsqueda de unión del hombre con el mun- cia la libertad, con el cual empieza por vez primera la
do por la cual el hombre regresa a la naturaleza, re- historia humana. Se ha roto la originaria armonía del
gresa a su propia «animalidad», sometiéndose a ella. hombre con la naturaleza. El hombre es expulsado
Se somete a la naturaleza, se somete a la obra de su del paraíso y dos ángeles con espadas de fuego le im-
mano (bajo la forma de ídolos de oro y plata, o de piden regresar.
madera), o se somete a otros hombres. En la idea mesiánico-profética, la historia, en sen-
El paso de la idolatría a la religión humanista em- tido general, es historia de la salvación: es la historia
pieza quizá con la revolución religiosa de Akenatón y de la evolución del hombre hacia su humanidad, del
prosigue en la religión mosaica, en el taoísmo, en el bu- desarrollo de sus cualidades específicamente huma-
dismo y en la época clásica de la filosofía griega. Toda nas de razón y amor. Cuando el hombre se ha de-
esta evolución apunta a una redención del hombre por sarrollado entera y plenamente, encuentra una nueva
la cual ya no busca una nueva unión regresivamente, armonía, la armonía del individuo desarrollado, ra-
como en las religiones primitivas del totemismo o del zonable, consciente de sí, amante, que ha vuelto a ser
animismo, por medio de los dioses primitivos y de los uno con el mundo y, sin embargo, sigue siendo él
ídolos hechos por su mano, sino que avanza y encuentra mismo. Esta nueva armonía es la antigua armonía,
una nueva unidad con cl mundo en el pleno desarrollo pero en un nuevo nivel. Es armonía, pero muy dife-
de sí mismo. Con este paso a la religión humanista du- rente a la que reinaba antes de haberse apartado el
rante unos mil quinientos años, que históricamente hombre del paraíso.
considerados no son más que una noche de vigilia —por 3. Con el cristianismo, históricamente considera-
decirlo con el salmista—, ha terminado la primera fase do, esta nueva idea mesiánico-profética de la historia
en la evolución del hombre occidental. de la salvación se transmite, desde Palestina, a Europa,
24 EL HUMANISMO COMO UTOPÍA REAL EL HUMANISMO COMO POSIBILIDAD [...] 25

modificándose su forma, la forma de la idea mesiáni- teoría. Esta asociación de la idea mesiánico-profética
co-profética, en varios aspectos. La modificación de la salvación con el pensamiento griego —repre-
más importante consiste en que la redención del sentado en filosofía por Platón y Aristóteles— cons-
hombre, la transformación de la humanidad, no ocu- tituye una novedad que va madurando en Europa
rre ya dentro de la historia, sino que transciende la durante mil años. Este período va desde el final de la
historia. El reino de Dios no se entiende ya, como Roma pagana (en el siglo [v) hasta el final de la Edad
entre la mayoría de los profetas, en sentido mesiáni- Media europea. Durante unos mil años, Europa está
co —a saber, como transformación de este mundo—, preñada de la savia grecorromana y judeocristiana.
sino como la fundación de un nuevo mundo espiri- Pasados mil años, nace del seno de Europa algo nue-
tual que transciende este mundo. A pesar de esta mo- vo: la sociedad moderna.
dificación, la doctrina cristiana de la salvación continúa 5. La sociedad moderna empieza con el Renaci-
la idea del mesianismo profético y, en este sentido, se miento. Según la famosa caracterización que de él
distingue de otras doctrinas de la salvación, como la hizo Carl Jacob Burckhardt, el Renacimiento se dis-
del budismo, porque para ella la salvación es siempre tingue por el descubrimiento del individuo y de la
una salvación colectiva, es una redención de la huma- naturaleza. En vez de «descubrimiento», quizá ha-
nidad, no sólo una redención del individuo. Pero, si bría que decir «redescubrimiento», puesto que es la
bien la doctrina cristiana de la salvación modifica, en reavivación de lo que había sentido sobre el hombre
un aspecto importante, la idea mesiánica de la reden- y la naturaleza la antigüedad griega y romana. El re-
ción, porque la redención histórica se convierte en nacimiento fue también el alumbramiento de una
una redención transhistórica, debemos subrayar que nueva ciencia. Además, el Renacimiento recogió el
la historia del cristianismo también ha impulsado ideal mesiánico-profético bajo una forma nueva:
muchas veces la liberación histórica del hombre, par- bajo la forma de la utopía. Si el mesianismo profético
ticularmente entre las confesiones cristianas anterio- había visto la sociedad perfecta, la sociedad humana,
res y posteriores a la reforma protestante. buena, al final de los tiempos, la utopía renacentista
4. El mensaje del evangelio, la Buena Nueva, se ve la sociedad buena en los confines del espacio, en
encauza históricamente en la corriente de la Iglesia cualquier rincón de la Tierra no descubierto aún.
católica. En ésta, en la Iglesia católica, se cumple una Hay que mencionar las utopías de Tomás Moro, que
conexión que fue de gran importancia histórica: la inventó la palabra «utopía» para designar este tipo de
idea judía de la salvación, la idea del mesianismo pro- ideal; de Tomás Campanella y del alemán Johann
fético, se asocia a la idea griega de la ciencia, de la Valentin Andreä. Desde el Renacimiento hasta fina-
26 EL HUMANISMO COMO UTOPÍA REAL EL HUMANISMO COMO POSIBILIDAD [...] 27

les del siglo xix, el pensamiento occidental puede ca- nico de la sociedad buena, de la sociedad humana.
racterizarse, entre otras cosas, porque en él ocupa un Hasta la primera guerra mundial, la humanidad eu-
lugar central la utopía como versión especial del ropea estuvo dominada por la fe en el cumplimiento
ideal mesiánico. Lo cual, en realidad, también es cier- de estas ideas y esperanzas, que nunca habían perdi-
to de Karl Marx, sólo que éste rechazó siempre la do su fuerza y su influjo desde la época de los profe-
utopía y no le dio nunca el sentido positivo que le tas hasta el siglo xlx.
habían dado los grandes utopistas. [...] ¿ Qué ha sucedido entretanto? ¿Qué ha sido del
El hombre renacentista toma conciencia de su hombre occidental durante los sesenta años pasados?
fuerza y empieza a romper las cadenas de la naturale- Ha habido dos guerras mundiales, tuvo lugar la in-
za y a dominarla. Durante los siglos siguientes, la humanidad del régimen de Hitler y del estalinismo, y
nueva ciencia y el nuevo ánimo llevan al descubri- se corre el peligro inmediato de la total aniquilación
miento del mundo, a una nueva industria y técnica y del hombre. Si durante siglos el hombre había espe-
a la dominación del mundo. Este nuevo humanismo rado en el futuro, desde 1914 ha abandonado casi la
llega a su culminación en los siglos xvii y XVIII. El esperanza.
pensamiento occidental se centra en cl hombre, en la He hablado del alumbramiento de nuevas socie-
humanidad y en lo humano. En el sentimiento reli- dades. Pues casi me atrevería a decir que parece que
gioso, ceden las ideas teístas, aunque la experiencia el hombre del siglo xx es un aborto. ¿Qué ha pasado
religiosa es tan viva como sólo lo había sido en el para que todo parezca fracasar en el momento en que
siglo XIII. Con razón ha dicho el historiador esta- el hombre creía que iba a coronar sus empeños histó-
dounidense Carl L. Becker que el siglo xviii no fue ricos?
menos religioso que el mil, aunque el siglo xviii ex- Nosotros sabemos algo sobre la evolución que
presase la misma experiencia religiosa en un lenguaje nos ha traído a este punto. Lo que empezó en el siglo
y con unos conceptos diferentes. xtx ha continuado cada vez con más intensidad y ra-
Parecía que el siglo xix acercaba la era de la pleni- pidez en el siglo xx: el crecimiento del sistema indus-
tud, la era del hombre nuevo, que había ido madu- trial moderno ha llevado a una producción cada vez
rando desde finales de la Edad Media. La era de la mayor y al aumento de la conducta de consumo. El
plenitud había de traer el hombre que dominaría la na- hombre se ha hecho acumulador y consumidor. La
turaleza, eliminaría la guerra y crearía un bienestar experiencia fundamental de su vida ha llegado a ser
material como medio para el desarrollo humano. En cada vez más «Yo tengo y yo utilizo», y cada vez me-
el siglo xix parecía que iba a cumplirse el ideal mesiá- nos «Yo soy». Entonces, los medios, o sea, el bienes-
28 EL HUMANISMO COMO UTOPÍA REAL EL HUMANISMO COMO POSIBILIDAD [...] 29

tar material, la producción, la creación de bienes, se Así, se convierte él mismo en una cosa, en un objeto.
han convertido en fines, cuando antes no eran sino Pero es inútil engañarnos: si el hombre se convierte
medios para una vida mejor y más digna. en cosa, está muerto aunque fisiológicamente siga
Se han perdido los lazos naturales de la solidari- vivo. Pero si el hombre está psíquicamente muerto
dad y de la comunidad sin que se hayan encontrado aunque fisiológicamente siga vivo, queda abandona-
otros nuevos. El hombre moderno está solo y ate- do a la degeneración y se hace peligroso..., peligroso
morizado. Es libre, pero al mismo tiempo tiene mie- para sí mismo y peligroso para los demás.
do a esa libertad. Vive, como dijo el gran sociólogo Ciertamente, los hombres del siglo xix se diferen-
francés Émile Durkheim, en la anomía. Está caracte- cian muchísimo de los del siglo xx. El hombre deci-
rizado por la fragmentación o la anulación, que no monónico era un individualista. Estaba acostumbra-
hacen de él precisamente un individuo, sino un áto- do a aceptar la autoridad o a rebelarse contra ella. La
mo, que ya no lo individualizan, sino lo atomizan. Al novela de Samuel Butler Así muere la carne (1903)
fin y al cabo, «átomo» e «individuo» significan lo ilustra bellamente la rebelión del hombre decimonó-
mismo. Aquella palabra viene del griego y, ésta, del nico que lucha contra la autoridad de la familia y del
latín. Pero el sentido que han venido a tener en nues- Estado. El hombre del siglo Ix sentía la obligación
)(

tro lenguaje es contrapuesto. El hombre moderno moral de ahorrar y acopiar. Como ocurre tan a me-
esperaba llegar a ser un individuo, cuando en realidad nudo, esta idea moral tenía también su fundamento
ha llegado a ser un átomo zarandeado y temeroso. en el modo de producción de la sociedad del siglo lx.
)(

Las categorías del sistema industrial son el balan- En nuestro siglo se han levantado cada vez más
ce, la cuantificación y la contabilidad. La pregunta críticas a ciertas cualidades de gran importancia to-
siempre es la misma: ¿esto rinde? ¿Esto da beneficio? davía en el siglo pasado. Ahora ya no importa sobre
En el terreno de la producción industrial hay que ha- todo la competencia entre las personas, ni ese anta-
cer estas preguntas. Pero el principio de la contabili- gonismo derivado del espíritu de competencia. Muy
dad, del balance y del beneficio se ha transmitido al contrario, se convierten en un equipo, en un grupo
también al hombre, habiéndose extendido, de la eco- bien lubricado que colabora sin estridencias, porque
nomía, a la vida humana en general. El hombre se sólo así funcionan las grandes empresas. La econo-
convierte en una empresa; su capital es su vida y la mía y la industria modernas han evolucionado en
misión que tiene parece ser la de invertir de la mejor realidad de tal modo que, para funcionar, necesitan
manera posible este capital. Y si está bien invertido, un hombre convertido en consumidor, que tenga la
tiene éxito. Y si invierte mal su vida, no tiene éxito. menor individualidad posible y que esté dispuesto a
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obedecer a una autoridad anónima, pero caído en cl sialismo es en el fondo una rebelión contra la crecien-
engaño de creerse libre y de no estar sometido a nin- te enajenación del hombre en la sociedad moderna.
guna autoridad. ¿ Qué es propiamente la enajenación? Dentro de
El hombre moderno, buscando refugio, por de- nuestra tradición occidental, lo que significa la enaje-
cirlo así, en la Gran Madre de la empresa o del Esta- nación representó ya un papel importante, aunque
do, se convierte en un eterno lactante que, sin em- no bajo el título de «enajenación», sino bajo el título
bargo, nunca puede quedar satisfecho, puesto que no de «idolatría», como lo emplearon los profetas. Mu-
desarrolla sus posibilidades como hombre. Que no chos creen ingenuamente que la diferencia entre la
es feliz, ya se comprendió en el siglo xvin, especial- llamada idolatría y la fe monoteísta en un solo Dios
mente en Francia. Y las expresiones que describen verdadero no es sino una diferencia numérica: los pa-
esta condición son, característicamente, de origen ganos tenían muchos dioses, mientras que los mono-
francés: se habla de la «enfermedad del siglo» y del teístas creen en un solo Dios. Sin embargo, no es ésta
«malestar» para señalar la desazón en un mundo cada la diferencia esencial. Para los profetas del Antiguo
vez más atomizado y absurdo. Característicamente Testamento, lo esencial del idólatra es que adora la
también, según mostró Émile Durkheim, la generali- obra de su mano. Coge un trozo de madera, le corta
zación del suicidio tuvo que ver con esta atomiza- la mitad, y con esta mitad hace fuego, por ejemplo,
ción del hombre y con lo absurdo de su existencia. para cocer una torta; y con la otra mitad del trozo de
madera, se talla una figura para adorarla. Y sin em-
bargo, lo que adora es una cosa. Es una cosa que tie-
b) La enajenación como enfermedad del hombre ne nariz, pero no huele, tiene orejas pero no oye,
moderno tiene boca y no habla.
¿ Qué ocurre en la idolatría? Entendiéndola como
Ahora quisiera entrar un poco más detalladamente la entendieron los profetas, ocurre en ella exactamen-
en lo que, a mi parecer, es lo decisivo de este «males- te lo que, según Freud, sucede en la «transferencia».
tar», de esta «enfermedad del siglo». Lo esencial de la En mi opinión, la transferencia que conocemos en el
enfermedad que padece el hombre moderno es la ena- psicoanálisis es una manifestación de la idolatría. El
jenación. Después de haberse olvidado durante dece- hombre transfiere la vivencia de sus propias activida-
nios, el concepto de la enajenación ha recobrado po- des o de sus propias experiencias —de su capacidad
pularidad últimamente. Hegel y Marx lo emplearon, y de amar, de su facultad de pensamiento— a un objeto
con razón, podrá decirse que la filosofía del existen- exterior. Este objeto puede ser otro hombre o una
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cosa de madera o de piedra. En cuanto el hombre ha Naturalmente, en la sociedad moderna ya no hay


establecido esta relación de transferencia, ya sólo en- un Baal ni una Astarté. Pero como solemos confun-
tra en relación consigo mismo a través de su sumisión dir las palabras y los hechos, estamos muy dispuestos
al objeto al que ha transferido sus propias funciones a convencernos de que ya no existen los hechos
humanas. Amar de manera enajenada, idolátrica, sig- cuando las palabras han dejado de decirse. En reali-
nifica entonces: yo amo sólo si me someto al ídolo al dad, volvemos a vivir hoy en una sociedad que, en
que he transferido mi bondad. O bien: yo sólo soy comparación con siglos pasados, es mucho más pa-
bueno si me someto al ídolo al que he transferido mi gana e idolátrica.
bondad. Y lo mismo sucede con la sabiduría, con la En Hegel y en Marx, «enajenación» significa tam-
fuerza, e incluso con todas las cualidades humanas. bién que el hombre se pierde y deja de sentirse como
Cuanto más poderoso sea el ídolo, es decir, cuan- el centro de su actividad. El hombre tiene mucho y
to más yo le transfiera de mi esencia, tanto más pobre utiliza mucho, pero es poco: «Cuanto menos eres,
seré yo y tanto más dependeré de él, porque estaré cuanto menos exteriorizas tu vida, tanto más tienes,
perdido si lo pierdo a él, a él a quien todo lo he trans- tanto mayor es tu vida enajenada y tanto más alma-
ferido. La transferencia del psicoanálisis no es fun- cenas de tu esencia extrañada» (Marx, Manuscritos,
damentalmente diferente. Claro que, en este caso, se pág. 160). El hombre no sólo es poco, sino que no es
trata casi siempre de transferencias paternales y ma- nada, porque está dominado por las cosas y las cir-
ternales, porque el niño ve en el padre y en la madre cunstancias que él mismo ha creado. Es el aprendiz
aquellos a quienes ha transferido sus propias expe- de brujo, el golem. La obra de su mano domina al
riencias. Pero lo esencial no es que el niño transfiera hombre moderno. Él mismo se convierte en cosa. Él
al padre y a la madre, sino el hecho mismo de la no es nada, pero se siente grande porque se siente
transferencia por la cual el hombre inmaduro se bus- uno con el Estado, con la producción o con la em-
ca un ídolo. Si encuentra un ídolo al que pueda ado- presa. No es nada, pero cree serlo todo.
rar toda su vida, no tendrá ya que desesperar. Éste es El hombre moderno queda constituido por las
uno de los motivos, a mi parecer, de por qué a mu- cosas que él crea. Por ilustrarlo con una observación
chos les gusta tanto ir al psicoanalista y no quieren cotidiana: cuando vemos una vez en la realidad a al-
dejar de ir, y de por qué sociedades enteras eligen guien que conocemos por la televisión decimos: « Es ¡

unos supuestos caudillos tan vanos y mudos como igual que en la televisión!». Porque la realidad es el
los ídolos de la antigüedad, pero que también esti- televisor, y por esta realidad se mide si es acertada la
mulan la transferencia como sometimiento. percepción de la persona tal cual es de veras. Si es
34 EL HUMANISMO COMO POSIBILIDAD [...] 35
EL HUMANISMO COMO UTOPÍA REAL

como lo vemos en la televisión, entonces es cierta ción. Las armas atómicas son obra del hombre. Son,
nuestra percepción de la realidad. La realidad está en efectivamente, una manifestación de sus grandes lo-
la cosa de fuera y el hombre real no es más que una gros intelectuales y, sin embargo, las armas atómicas
sombra de esa realidad. nos dominan. Entretanto, ha llegado a ser muy du-
La percepción de la realidad que tiene el hombre doso que nosotros las dominemos. Nosotros, los
moderno se distingue fundamentalmente de la que hombres vivientes, los hombres que queremos vivir,
tiene la gente en el cuento (de Hans Christian Ander- nos hemos convertido en unos hombres impotentes,
sen) de los nuevos vestidos del rey. En realidad, el rey pero aparentemente omnipotentes. Nosotros creemos
está desnudo, pero todo el mundo, a excepción del dominar y, sin embargo, somos dominados..., no por
niño, cree ver el maravilloso vestido. Todos están un tirano, sino por las cosas, por las circunstancias.
convencidos de antemano de que el rey debe llevar Nos hemos convertido en unos hombres sin volun-
magníficos ropajes (de modo que se rechaza la propia tad ni meta. Hablamos del progreso y del futuro,
percepción de ver desnudo al rey, y todos obedecen a cuando en realidad nadie sabe a dónde va, nadie dice
la imagen que se han hecho de él). Este fenómeno de cómo se va, y no hay nadie que tenga una meta.
ver los vestidos de un rey que va desnudo, se produ- En el siglo xix pudo decirse: Dios ha muerto. En
ce desde hace muchos, muchísimos siglos. De esta el siglo xx hay que decir: el hombre ha muerto. Hoy
manera es también como han podido llegar a gober- rige la consigna: «¡El hombre ha muerto!, ¡viva la
nar unos hombres de lo más estúpido: han hecho cre- cosa!», «¡El hombre ha muerto!, ¡viva su producto!».
er que eran sabios... y cuando llegaba el momento de Quizá no haya ejemplo más espantoso de esta nueva
tener que demostrarlo, solía ser ya demasiado tarde. inhumanidad que la idea, proyectada actualmente, de
En el cuento de los nuevos vestidos del rey, de to- la bomba neutrónica. ¿Qué hará la bomba neutróni-
dos modos, hay un rey. La cosa está sólo en que va ca? Aniquilará todo lo vivo, dejando intacto todo lo
desnudo, pero todo el mundo cree verlo vestido. no vivo: cosas, edificios, calles... [...]
Hoy, en cambio, ¡ni siquiera hay rey! Hoy, el hom-
bre sólo es real en tanto esté fuera, no importa dón-
de. Es constituido por las cosas, por la propiedad, c) La indiferencia corno nueva manifestación
por su papel social, por su «personaje»; pero como del mal
hombre vivo no es real.
Las armas atómicas simbolizan de modo extre- Teniéndolo todo en cuenta: la enajenación, la co-
madamente trágico y horrible lo que es la enajena- sificación del hombre, la pérdida del dominio de sí
36 EL HUMANISMO COMO UTOPÍA REAL EL HUMANISMO COMO POSIBILIDAD [...] 37
mismo y el haberse dejado dominar por las cosas y de carbón. Para él, todo es completamente indiferen-
las circunstancias que él crea, puede decirse entonces te. Cuando Eichmann se defiende diciendo que sólo
que el concepto del mal ha sufrido una transforma- era un burócrata y lo único que hacía era regular ho-
ción fundamental. rarios y convoyes de trenes, no le falta toda la razón.
Hasta ahora se creía que el mal era humano. To- Yo creo que, actualmente, todos tenemos un poco de
dos nosotros somos criminales, del mismo modo Eichmann.
que todos nosotros somos santos. Cada uno de no- Los argumentos de este hombre no son tan dife-
sotros es bueno y cada uno de nosotros es malo. Y rentes de los que aducen hoy los estrategas atómicos.
precisamente porque el mal también es humano po- Citaré como ejemplo a uno de los estrategas estadou-
demos comprenderlo, con tal de que también lo vea- nidenses más importantes: Herman Kahn. Dice que, si
mos dentro de nosotros. Ésta es además —o debiera en los tres primeros días de una guerra atómica mue-
ser— una de las aptitudes más importantes del psi- ren sesenta millones de compatriotas suyos, eso sería
coanalista: no tener miedo al mal que hay en el otro soportable; pero que si mueren noventa millones, eso
porque él mismo experimenta en su interior el mal sería demasiado. Se trata del mismo cálculo, del mis-
como algo humano. mo balance de vida y muerte que a su modo conocía
Lo que hoy ocurre es una cosa fundamentalmen- Eichmann cuando mandaba gente al matadero.
te distinta: no se trata ya del mal frente al bien, sino Precisamente este señor Kahn ha dicho algo tre-
de que hay una nueva inhumanidad: la indiferencia. mendo, muy explicativo de lo que estoy diciendo.
Es la total enajenación de la vida, la total indiferencia Porque ha dicho en la Comisión Conjunta de Ener-
frente a ella. Quisiera ilustrar esta nueva inhumani- gía Atómica, e126 de junio de 1959, y ha escrito en su
dad en dos fenómenos: el fenómeno de Eichmann y libro On Thermonuclear War (1960, pág. 47): «La
el fenómeno de la estrategia atómica. guerra es, desde luego, una cosa terrible. Pero la paz
Adolf Eichmann no da la impresión de ser parti- también es terrible. Y el saber cuánto más terrible es
cularmente malo, sino más bien de estar totalmente la guerra atómica que la paz es sólo una cuestión de
enajenado. Es un burócrata para quien no hay dife- cálculo». Y cuando entonces le preguntaron unos
rencia especial entre matar a alguien o cuidar de un periodistas cómo podía decir eso, tuvo el valor de
niño. Para él, la vida ha dejado por completo de ser contestar, un valor nada corriente: «Pues, ¿qué quie-
nada vivo. Él organiza. Y organizar se le convierte en ren? En el fondo, nadie está contento. Entonces,
fin en sí mismo, trátese de muelas de oro o de cabe- ¿qué diferencia hay?» (H. Kahn, en el número del
llos de gente asesinada, o de ferrocarriles y toneladas San Francisco Chronicle del 27 de marzo de 1961).
38 EL HUMANISMO COMO UTOPÍA REAL 39
EL HUMANISMO COMO POSIBILIDAD [...j

Desde el punto de vista clínico, calificaríamos de posibles unas cuantas alternativas determinadas. A
depresivo grave a un hombre que, con toda la serie- veces sólo son dos, y a veces son más. Sin querer pro-
dad del mundo, dice que antes de nada se debería cal- fetizar nada, yo creo que hoy, esencialmente, para el
cular cuánto más horrorosa sería la guerra en corn- hombre moderno, y en general para el hombre que
paración con la paz. Supondríamos que semejantes vive en esta Tierra, tan sólo hay una alternativa: la
actividades son lo único que tiene para defenderse barbarie o un nuevo renacimiento del humanismo.
del suicidio. En realidad, debiéramos decir que está Quizá sea cierta una cosa de la que están conven-
loco y que debemos compadecerlo. Pero lo terrible cidos muchos científicos: que, debido a la actual ca-
es que este hombre no es ninguna excepción, que son pacidad destructiva de las armas atómicas, ni siquie-
millones los que piensan como él. Esta actitud de ra llegaremos a la barbarie, sino simplemente a la
hombre deshumanizado, de hombre que no se preo- total extinción del género humano y a la aniquilación
cupa del hombre, que no sólo no es el guardián de su de todo lo viviente. Si esta primera barbarie no llega,
hermano, sino que tampoco es siquiera su propio una posibilidad es que venga una segunda barbarie, la
guardián..., ¡es una actitud característica del hombre barbarie de una tiranía de los supervivientes de una
moderno! guerra atómica. Los supervivientes establecerán una ti-
ranía universal en la que se habrán perdido todos los
valores de la tradición occidental, y que será una tiranía
d) Alternativa: el renacimiento del humanismo
de robot sobre robot.
La otra posibilidad la veo en que aquella humani-
En vista de esta enfermedad del hombre moder- dad que estaba a pnto de nacer a fines del siglo xix
no, ¿podemos seguir creyendo en el futuro? Me pa- nazca de veras. Lo cual supone que los hombres se
rece que la respuesta sólo puede darse en forma de al- den cuenta de la inhumanidad de su situación pre-
ternativa. Pero tengo que hacer una observación sente, y no sólo del peligro físico, sino sobre todo del
previa. Hablando de las regularidades de la vida indi- peligro psíquico que les acarrea la perfecta enajena-
vidual y social, no suele haber series causales lineales ción. Este darse cuenta es comparable al que ocurre
del tipo: A es causa de B. Esta especie de determinis- en una terapia individual: tenemos que empezar por
mo suele ser falsa. Pero casi siempre podemos decir: hacernos conscientes de quiénes somos, qué es lo que
A puede llevar a una, dos, tres o cuatro alternativas, nos empuja y adónde vamos. Únicamente hacién-
sólo a ellas y no a otras. Podemos comprobar y esta- donos conscientes de ello, podremos tomar una deci-
blecer que, en las condiciones del momento, sólo son sión de adónde queremos ir. Creo que es posible un
40 EL HUMANISMO COMO UTOPÍA REAL EL HUMANISMO COMO POSIBILIDAD [...] 41

renacimiento humanista porque se cumplen todas las que nos dominan las cosas: las cosas y las circunstan-
condiciones. Se cumplen las condiciones materiales cias que nosotros mismos hemos creado. Refiriéndo-
para que la mesa esté puesta para todos y no sea apar- nos a esta expresión de Emerson, podríamos decir: el
tado de ella ningún grupo del género humano. Por hombre moderno sólo tendrá futuro si es el hombre
primera vez ha llegado a ser realidad la idea de una el que vuelve a llevar las riendas.
humanidad unida. Es un hecho que el hombre, en
plazo históricamente muy breve, no tendrá que em-
plear ya la mayor parte de sus energías en alimentar- 2. PROBLEMAS PSICOLÓGICOS DEL HOMBRE EN LA
se como animal, sino en pretender y realizar el de- SOCIEDAD MODERNA (conferencia de 1964)
sarrollo de sus facultades como fin en sí mismo. Se
cumplen las condiciones de que el fin vuelva a ser el El 2 de mayo de 1964, Fromm pronunció en caste-
desarrollo de un hombre maduro, creador, amante y llano una conferencia con este título en el «Congreso
razonable y de que a este fin cualquier otra cosa le del Centenario» organizado por la Academia Nacio-
esté subordinada como medio. nal de Medicina de México. Junto con el original cas-
tellano, se encontró también, entre los papeles póstu-
Como aún sigo siendo socialista, y siempre lo he
mos de Fromm, una redacción inglesa... [Nosotros
sido, creo que la nueva forma de la sociedad será una
tomamos la versión original castellana revisada por el
forma de socialismo humanista que se diferenciará, traductor para su oportuna unificación léxica y gra-
tanto del capitalismo actual, como de la falsificación matical.]
del socialismo que se llama comunismo soviético. De
todos modos, la cuestión es qué tiempo nos queda Está muy difundida en el mundo la idea de que
para llegar a darnos cuenta y cambiar de dirección. [...] todas las necesidades humanas quedarían satisfechas
Ralph Waldo Emerson dijo hace cien años: «Las sólo con que triunfasen los métodos modernos de
cosas se nos han montado encima y llevan las rien- producción, además de en Estados Unidos y Europa,
das». Yo quisiera hacerles observar la transforma- finalmente en Hispanoamérica, Asia y Africa. Según
ción que Emerson manifiesta. Para Lutero, la cues- esta suposición, el hombre sería feliz y tendría una
tión era todavía si el demonio estaba montado en la mente sana si tuviese lo suficiente para comer, largo
silla y cabalgaba sobre el hombre. El demonio era el tiempo de asueto y un constante aumento de la posi-
mal y, como he dicho antes, el mal era todavía huma- bilidad de consumir.
no. Hoy no se trata ya para nosotros de si el demo- Sin embargo, cada vez se están levantando más
nio se nos ha montado encima. Nuestro problema es voces que ponen en duda este optimismo tan inge-
42 EI, HUMANISMO COMO UTOPÍA REAL EL HUMANISMO COMO POSIBILIDAD [...] 43

nuo. ¿Cómo es que —se preguntan algunos observa- por la voluntad de explotar a los demás y de ahorrar
dores— los países más prósperos y adelantados, las ganancias obtenidas para sacarles más beneficio.
como Suecia y Suiza, soportan las tasas más altas de En el siglo xx, la orientación caracterológica del
suicidio y alcoholismo? ¿Por qué el país más rico del hombre muestra una enajenación considerable y una
mundo, Estados Unidos, es la mejor muestra de que identificación con los valores del mercado. Cierta-
vivimos en la «era de la angustia»? ¿Cómo es que los mente, el hombre contemporáneo es pasivo durante
países económicamente más desarrollados de la Tie- la mayor parte de su asueto. Es el eterno consumi-
rra se amenazan unos a otros con la aniquilación to- dor: se embute bebida, comida, tabaco, turismo, con-
tal y se amenazan, cada uno a sí mismo, con el suici- ferencias, libros, películas..., todo lo consume, todo
dio total? ¿Será sólo porque cl industrialismo aún no lo traga. El mundo es para él un enorme objeto para
ha alcanzado todos sus objetivos? El caso de Suecia satisfacer sus apetitos: una botella grande, una man-
parecería contradecirlo. ¿O será que hay algo intrín- zana grande, una teta grande... Y el hombre ha llega-
secamente malo en el industrialismo, tal como se ha do a ser el gran lactante, siempre a la espera de algo y
desarrollado en el régimen capitalista y en el sovié- siempre decepcionado.
tico? Y cuando no es consumidor, es mercader. Nues-
¿Dónde estamos hoy? Pende sobre la humanidad tro sistema económico se centra en torno de la fun-
el peligro de una guerra que lo destruiría todo, un ción del mercado de determinar el valor de todas las
peligro que no ha sido superado en absoluto por las mercancías y de regular qué parte del producto social
indecisas tentativas que han hecho los gobiernos para corresponderá a cada uno. No son la fuerza ni la tra-
evitarlo. Pero, aun si queda suficiente cordura a los dición, como en épocas pasadas, ni el fraude ni la
representantes políticos del hombre para poder evi- trampa, lo que dirige las actividades económicas del
tar una guerra, la condición humana está muy lejos hombre. Su libertad es la de producir y vender. El día
de haber cumplido las esperanzas que se abrigaron de mercado es el día del juicio sobre el éxito de sus
en los siglos XVI, XV II y XVIII. esfuerzos. En el mercado no sólo se ofrecen y venden
El carácter del hombre ha sido moldeado por las mercancías: también el trabajo se ha convertido en
exigencias de un mundo que él mismo ha edificado una mercancía, que se vende en su propio mercado
con su mano. En los siglos XVIII y xix, el carácter so- en las mismas condiciones de competencia leal. Pero
cial de la clase media se distinguió por una poderosa el régimen del mercado se ha extendido allende la es-
tendencia a la explotación de la mano de obra y a la fera económica de las mercancías y el trabajo. Tam-
acumulación de capital. Era un carácter determinado bién el hombre mismo se ha transformado en mer-
44 EL HUMANISMO COMO UTOPÍA REAL EL HUMANISMO COMO POSIBILIDAD [...] 45

cancía y siente su vida como un capital que debe in- recibir órdenes, que hagan lo que se espera de ellos y
vertir provechosamente. Si lo consigue, es un «hom- que encajen sin estridencias en la maquinaria social;
bre de éxito», y su vida tiene sentido para él; en caso hombres gobernables sin el empleo de la fuerza, obe-
contrario, es un «fracasado». Su «valor» estriba en su dientes sin jefes y empujados sin más meta que la de
venalidad, no en sus cualidades humanas de amor y seguir en marcha, funcionar, continuar...
razón, ni en sus facultades artísticas. Por tanto, el Éste es el tipo de hombre que ha conseguido pro-
sentido de su valor depende de factores ajenos: de su ducir el industrialismo moderno: es un autómata, un
éxito, de cómo lo juzgan los demás. Por tanto, depen- hombre enajenado. Está enajenado, en el sentido de
de de los demás, y su seguridad está en el conformismo, que sus actos y sus energías se han extraído de él: es-
en no apartarse un centímetro del rebaño. tán por encima de él y en contra suyo, lo gobiernan,
Sin embargo, no es sólo el mercado lo que deter- en vez de ser él quien los gobierne. Sus energías vita-
mina el carácter del hombre moderno. Hay otro fac- les se han transformado en cosas e instituciones. Y
tor, estrechamente relacionado con la función del estas cosas e instituciones se han convertido en ído-
mercado, que es el modo de producción industrial. los. No las siente como resultado de su propio es-
Las empresas se hacen más y más grandes. Aumenta fuerzo, sino como algo que es independiente de él, a
sin cesar el personal de estas empresas, el número de lo que adora y a lo cual se somete. El hombre enaje-
obreros y administrativos. La propiedad se ha apar- nado se arrodilla ante la obra de su mano. Estos ído-
tado de la dirección empresarial. Y los gigantes de la los representan bajo forma enajenada sus energías vi-
industria son manejados por una burocracia profe- tales. El hombre no se siente como dueño activo de
sional más interesada por el buen funcionamiento y sus energías y riquezas, sino como una «cosa» empo-
la expansión de su empresa que por el afán personal brecida, dependiente de otras cosas externas a él, a las
de lucro. que ha proyectado su sustancia vital.
¿ Qué tipo de hombre, pues, requiere nuestra so- Los sentimientos sociales del hombre se proyec-
ciedad para poder funcionar bien, sin roces? Necesi- tan al Estado. Como ciudadano, está dispuesto a dar
ta hombres con los que se pueda cooperar fácilmen- hasta su vida por sus semejantes; como individuo
te en grupos grandes, que quieran consumir cada vez particular, lo dirige una preocupación egoísta por sí
más y que tengan gustos normalizados, fáciles de mismo. Como ha hecho del Estado la encarnación de
prever e influir. Necesita hombres que se crean libres sus sentimientos sociales, adora el Estado y sus sím-
e independientes, no sometidos a ninguna autoridad, bolos. Proyecta en sus jefes su sentido de poder, sa-
ni principio, ni moral, pero que estén dispuestos a biduría y valor, y adora estos jefes como sus ídolos.
46 EL HUMANISMO COMO UTOPÍA REAL EL HUMANISMO COMO POSIBILIDAD [...] 47

En cuanto obrero, auxiliar o directivo, el hombre necesario para la expansión del mercado interior, y
moderno está enajenado de su trabajo. El obrero ha que conduce al principio tan concisamente formula-
llegado a ser un átomo económico que baila al son de do por Aldous Huxley en su libro Un mundo feliz
una dirección automatizada. No participa en el plan (1946): una de las consignas principales que se in-
del trabajo, no participa en su resultado: pocas veces culcan desde la niñez es: «No dejes para mañana la
ve el producto entero. En cambio, el directivo ve el diversión que puedas tener hoy». Porque si yo no
producto entero, pero está enajenado de él como aplazo la satisfacción de mi deseo (y me han condi-
cosa concreta, útil. Su objetivo es emplear provecho- cionado a desear únicamente lo que puedo obtener),
samente el capital invertido por otros, y la mercancía no padeceré conflictos ni dudas, no habré de tomar
no es más que la representación del capital, nada que ninguna decisión, nunca estaré solo conmigo mismo,
le i mporte como una cosa concreta. El directivo se ha porque siempre estoy ocupado..., trabajando o divir-
convertido en un burócrata que maneja cosas, núme- tiéndome. No me hará falta darme cuenta de mí mis-
ros y personas como simples objetos de su actividad. mo, no tendré que hacerme consciente del yo que yo
Y a esta manipulación se llama interés por las «rela- soy, porque el consumo me absorbe sin cesar. Yo no
ciones humanas», cuando, en realidad, el directivo se soy más que un sistema de deseos y satisfacciones.
ocupa de las relaciones más inhumanas que pueda Tengo que trabajar para poder cumplir mis deseos, y
haber: las relaciones entre unos autómatas converti- estos deseos son los que orienta y estimula constan-
dos en abstracciones. temente la maquinaria económica.
También está enajenado el consumo. Consumi- Este hombre enajenado, aislado, está atemoriza-
mos más por los anuncios que por nuestras necesida- do: no sólo porque la enajenación y el aislamiento
des reales, por nuestro paladar, ojos u oídos. provocan angustia, sino también por causa de una ra-
La enajenación y la futilidad del trabajo tienen zón más particular. El sistema industrial burocrático,
como consecuencia el anhelo de una pereza total. El tal como se ha desarrollado especialmente en las gran-
hombre odia su vida laboral porque le hace sentirse des empresas, provoca angustia: en primer lugar, por
preso y estafador. Su ideal llega a ser una ociosidad la discordancia entre el tamaño de la entidad social
absoluta, por la que no tenga que mover un dedo, (empresa, gobierno o ejército) y la pequeñez de un
salvo eso tan fácil que indica el lema de la Kodak, y solo individuo; y además, por la inseguridad general
que quisiera ver extendido a todos los campos: «Us- que este sistema provoca en casi todos. La mayoría
ted oprima el botón; nosotros hacemos lo demás». de las personas son empleados y, por lo tanto, de-
Esta tendencia se refuerza por el tipo de consumo penden de sus jefes burocráticos. En esta transac-
48 EL HUMANISMO COMO UTOPÍA REAL EL HUMANISMO COMO POSIBILIDAD [...] 49

ción, no sólo han vendido su trabajo, sino también su explica mejor la teoría de la tensión (estrés). Como
personalidad (sus sonrisas, sus gustos, e incluso sus consecuencia paradójica, las sociedades más prósperas
amistades). Han traicionado su integridad, pero nun- resultan ser las más enfermas y el progreso de la medi-
ca podrán estar seguros de si van a subir o a caer, de cina queda compensado por el gran aumento de toda
si treparán por la escala social o quedarán reducidos clase de enfermedades psíquicas y psicosomáticas.
a la pobreza, o por lo menos a la vergüenza y al apu- Con esto no quiero decir que la industrialización
ro. En medio de la abundancia, la sociedad industrial en cuanto tal sea inconveniente. Por el contrario, sin
burocrática es una sociedad de hombres angustiados ella el género humano no logrará las bases materiales
y atemorizados: efectivamente, unos hombres hasta necesarias para una vida humana digna y significati-
tal punto atemorizados en cuanto a sus posibilidades va. La cuestión es qué forma tenga el sistema indus-
de éxito o fracaso que no pueden sentir ya ningún te- trial: la del industrialismo burocrático, en el que el
mor ante la posibilidad de su aniquilación total por individuo se convierte en un pequeño e insignifican-
una guerra atómica. te engranaje de la maquinaria social; o la del indus-
Por último, en las sociedades industriales más trialismo humanístico, en el que la enajenación y la
desarrolladas, el hombre está cada vez más enamora- sensación de impotencia quedan vencidas por la par-
do de los aparatos técnicos que de la vida y de los se- ticipación activa y responsable del individuo en la
res vivientes. Para muchos, un nuevo coche deporti- vida económica y social. Tal industrialismo huma-
vo es más atractivo que una mujer. Al interés por la nístico impone muchas condiciones sociales y eco-
vida y lo orgánico sustituye el interés por lo técnico nómicas que no podré exponer por falta de tiempo.
y lo inorgánico. Como consecuencia, el hombre se Pero una cosa debe decirse: el fin de una sociedad in-
vuelve indiferente a la vida y siente más orgullo por dustrial humanista no puede ser el máximo beneficio
haber inventado los cohetes y las armas atómicas que de unos cuantos, y ni siquiera el máximo consumo
aversión e indignación porque se esté considerando para la mayoría. La producción económica no debe
la posibilidad de eliminar toda vida. ser un fin en sí mismo, sino solamente un medio para
Ciertas consecuencias de esta situación son impor- una vida humanamente más rica. Será una sociedad
tantes para el psiquiatra. El hombre convertido en en la que el hombre será mucho, no una sociedad en
cosa está angustiado, carece de fe y de convicciones y la que el hombre tendrá mucho, o consumirá mucho.
tiene poca capacidad de amar. Y escapa al vano aje- Habrá de crear las condiciones para el hombre pro-
treo, al alcoholismo, a una extremada promiscuidad ductivo, no para el Horno consumens ni para el Ho-
sexual y a síntomas psicosomáticos de todas clases que mo technicus, el hombre rodeado de artilugios.
50 EL HUMANISMO COMO UTOPÍA REAL EL HUMANISMO COMO POSIBILIDAD L...] 51

De todo esto se deriva una lección para los países relación con la prensa italiana. El artículo siguiente lo
que, como México, se encuentran actualmente en la escribió Fromm para el Corriere della Sera, el vesper-
transición de la sociedad feudal a la sociedad indus- tino milanés, que lo publicó en enero de 1972.
trial. Ciertamente, deben convertirse en sociedades
industriales y deben satisfacer las necesidades mate- Tantas cosas hay que no me gustan de la sociedad
riales de todos sus habitantes. Pero deben ser escép- contemporánea que me resulta difícil decidir por qué
ticas frente a las estimaciones de las sociedades in- queja empezar. Aunque en realidad no importa de-
dustriales adelantadas y no tratar de imitarlas. Su masiado: está bastante claro que todas las cosas que
objetivo debe ser el de luchar por una nueva forma no me gustan son sólo diversas facetas de la estruc-
de sociedad que no sea feudal ni industrial-burocrá- tura de la sociedad industrial moderna, forman un
tica, sino por un industrialismo humanístico en que síndrome y se remontan todas a la misma raíz: la es-
se realicen ciertos ideales humanos del pasado, de- tructura de la sociedad industrial, tanto en su forma
volviendo sustancia a lo que sólo habían sido vanas capitalista como en su forma soviética.
palabras, en vez de arrumbarlas dejándose arrastrar Citaré en primer lugar la queja de que todas las
también a la embriaguez del consumo. La salud men- cosas y casi todas las personas estén en venta. No
tal y la supervivencia de la civilización exigen que re- sólo los bienes y los servicios, sino las ideas, el arte,
nazca el espíritu de la Ilustración, un espíritu inflexi- los libros, las personas, las convicciones, un senti-
blemente crítico y realista, pero liberado de sus miento, una sonrisa: todo se ha convertido en mer-
prejuicios excesivamente optimistas y racionalistas, cancía. Y así también se ha convertido en mercancía
y que a la vez se reaviven los valores humanistas, no el hombre entero, con todas sus facultades y poten-
proclamados, sino practicados en la vida personal y cialidades.
en la vida social. De esto se deriva otra afirmación: cada vez son
menos las personas en las que se puede confiar. Y no
necesariamente en el sentido fuerte del fraude en los
3. Lo QUE NO ME GUSTA DE LA SOCIEDAD negocios o la deslealtad en las relaciones personales,
CONTEMPORÁNEA (artículo de 1972) sino en algo que es mucho más profundo. Si uno está
en venta, ¿cómo se puede confiar en que será maña-
Desde 1969, Erich Fromm pasaba los semestres de na el mismo que hoy? ¿Cómo voy yo a saber quién
verano en Locarno (Suiza), hasta que en 1974, al tras- es él realmente? ¿En quién tengo que poner mi con-
ladar su residencia de México al Tesino, pronto trabó fianza? A lo sumo, puedo estar seguro de que no es
52 EL HUMANISMO COMO UTOPÍA REAL EL HUMANISMO COMO POSIBILIDAD [...] 53

ningún asesino ni me va a robar, lo cual verdadera- humana», según la cual el hombre es aquello para lo
mente es tranquilizador, pero no tiene que ver dema- que ha sido condicionado.
siado con la confianza. Tampoco me gusta la difusión del aburrimiento y
Esto no es, naturalmente, sino otra forma de de- de la falta de alegría. La mayoría se aburren porque
cir que cada vez son menos las personas que tienen no tienen interés por lo que hacen, y nuestro sistema
convicciones. Por convicción, entiendo una opinión industrial no tiene interés por interesarlos por su tra-
arraigada en el carácter de la persona, en la persona- bajo. Se cree que el esperar más diversiones será el
lidad total, y que por ello mueve la acción: no es sólo único incentivo que les compense de su aburrimien-
una idea que se pueda cambiar fácilmente, por fun- to en el trabajo. Sin embargo, su asueto es igual de
damental que sea. aburrido. Está tan manejado por la industria del ocio
Otra cosa muy relacionada con lo anterior: la ge- como manejada está la jornada laboral en la planta
neración de los mayores suele tener un carácter muy industrial. La gente quiere emociones y distraccio-
formado por las pautas tradicionales y por la necesi- nes, en vez de alegría; poder y propiedades, en vez de
dad de una buena adaptación. Muchos de la genera- desarrollo. Quiere tener mucho y consumir mucho,
ción joven suelen no tener carácter en absoluto. No en vez de ser mucho.
quiero decir que sean falsos. Al contrario, una de las Le atrae más lo muerto y lo mecánico que la vida
cosas más reconfortantes del mundo moderno es la y lo viviente. Empleando una palabra de Unamuno,
sinceridad de gran parte de la generación joven. Lo yo he llamado «necrofilia» a esta atracción por lo que
que quiero decir es que, intelectualmente y senti- no vive y, «biofilia», a la atracción por lo que vive. A
mentalmente, viven al día. Satisfacen cualquier deseo pesar de toda la importancia que se da a la diversión,
inmediatamente, tienen poca paciencia para apren- nuestra sociedad provoca cada vez más necrofilia y
der, no soportan fácilmente las decepciones y no tienen cada vez menos amor a la vida. Todo lo cual produce
un centro interior, no tienen sentido de la identidad. un gran aburrimiento, que se compensa sólo superfi-
Lo padecen, y dudan de sí mismos, de su identidad y cialmente variando sin cesar los estímulos. Cuanto
del sentido de la vida. Algunos psicólogos han hecho menos admitan estos estímulos un interés verdade-
una virtud de esta falta de identidad, diciendo que es- ramente vivo y activo, tanto más a menudo habrán
tos jóvenes tienen un carácter «proteico», que lo de variarse, puesto que, biológicamente, la repeti-
quieren todo y no están sujetos a nada. Pero eso no ción de un estímulo «plano» pronto se hace monótona.
es más que hablar sobre la falta de ser de una manera Lo que más me disgusta queda resumido en el
más poética que Skinner, cuando habla de la «técnica mito griego de la edad de hierro que presentían na-
54 EL HUMANISMO COMO UTOPÍA REAL EL HUMANISMO COMO POSIBILIDAD [...] 55

cer. Hesíodo (Los trabajos y los días, Obras, pág. 4. LA DESINTEGRACIÓN DE LAS SOCIEDADES
133) quisiera haber nacido después, o muerto antes, (conferencia de 1969)
de esta edad de hierro entre una quinta especie hu-
mana, que también aniquilará Zeus cuando los niños «La desintegración de las sociedades», se titulaba
nazcan viejos: «El padre no se parecerá a los hijos ni una conferencia que pronunció Fromm en enero de
los hijos al padre, el anfitrión no apreciará a su hués- 1969 cn la Academia Nacional de Medicina de Méxi-
ped ni el amigo a su amigo y no se querrá al hermano co, dentro de un simposio sobre «La comprensión de
como antes. Despreciarán a sus padres apenas se ha- la muerte». El mismo Fromm corrigió, para su publi-
gan viejos y los insultarán con duras palabras, cruel- cación, el borrador inglés de esta conferencia, que es el
mente, sin advertir la vigilancia de los dioses —no traducido ahora.
podrían dar el sustento debido a sus padres ancianos
aquellos cuya justicia es la violencia—, y unos sa- Al hablar de la «desintegración de la sociedad» no
quearán las ciudades de los otros. Ningún reconoci- se quiere dar a entender que ésta sea un organismo,
miento habrá para el que cumpla su palabra, ni para como una célula, o el sistema entero de un cuerpo.
el justo ni honrado, sino que tendrán en más consi- En realidad, ha habido explicaciones de la sociedad
deración al malhechor y al hombre violento. La jus- haciendo una analogía con los organismos vivientes:
ticia estará en la fuerza... (y no habrá vergüenza); el por ejemplo, la de Oswald Spengler, en su libro La
malvado tratará de perjudicar al varón más virtuoso decadencia de Occidente (1918-1922), diciendo que,
con retorcidos discursos y además se valdrá del jura- con la sucesión de nacimiento, adolescencia, madu-
mento. La envidia murmuradora, gustosa del mal y rez y senectud, las sociedades atraviesan las mismas
repugnante, acompañará a todos los hombres mise- fases que cl organismo. Pero, por muy sugestivas que
rables». sean, las analogías no demuestran nada. Sin embargo,
Pero no puedo terminar sin decir que, a pesar de podemos prescindir de ellas si hablamos de la desin-
todo ello, no he perdido la esperanza. Nos encontra- tegración de la sociedad entendiendo la sociedad
mos ya dentro de una evolución por la que muchos como un sistema (o estructura). El organismo tiene
están empezando a desengañarse y, como Marx dijo en común con la sociedad el que ambos son sistemas
una vez, «abandonar el engaño es la condición para y están sujetos a ciertas leyes intrínsecas a todo siste-
renunciar a un estado que exige el engaño» (MEGA, ma, aunque cada uno sea de entidad muy distinta.
I, 1, 1, págs. 607 y sig.). Son sistemas, por ejemplo, el organismo humano, el
sistema solar, los sistemas lingüísticos, los sistemas
56 EL HUMANISMO COMO UTOPÍA REAL EL HUMANISMO COMO POSIBILIDAD [...] 57

ecológicos, los regímenes políticos, las instituciones, dicen a veces que la mejor manera de conseguirlo es
etc. edificar nuevas casas baratas. Sin embargo, poco
tiempo después descubrimos que este nuevo barrio
de casas baratas ha vuelto a convertirse en suburbio.
a) La peculiaridad de los sistemas Y el sistema suburbial sigue funcionando como an-
tes. El motivo obedece a que, haciendo edificios nue-
La peculiaridad de un sistema consiste en que to- vos sin emprender reformas estructurales en todo el
das sus partes están integradas de tal manera que el sistema (pedagógicas, económicas, psicológicas, etc.),
buen funcionamiento de cada una de sus partes es ne- la estructura básica seguirá siendo la misma y, por lo
cesario para el buen funcionamiento de las demás. tanto, reproducirá el sistema suburbial, con lo que
Así, pues, el sistema constituye un todo que es dife- acabará por convertir otra vez en chabolas aquellas
rente a la mera suma de sus partes. De ello se derivan casas nuevas. Únicamente puede reformarse un siste-
las siguientes características: ma si, en vez de reformar un solo factor, se acometen
1. El sistema tiene vida propia (independiente- reformas verdaderas en el sistema entero, de modo
mente de si es un organismo o un sistema inorgáni- que pueda producirse una nueva integración de todas
co), pues funciona sólo mientras todas sus partes sus partes.
permanezcan integradas en el particular modo que el 3. Para comprender qué cambios son necesarios y
sistema exija. El sistema como un todo predomina posibles en todo el sistema, la primera condición es
sobre las partes, y éstas, a su vez, están obligadas a un análisis adecuado del funcionamiento del siste-
funcionar dentro del sistema dado, o no pueden fun- ma, un estudio de las causas del mal funcionamiento
cionar en absoluto. La coherencia del sistema dificul- y la adecuada estimación de los recursos con que po-
ta muchísimo su reforma. drá contar la reforma.
2. Si queremos reformar una parte aislada del sis- 4. Un principio general sobre el óptimo funciona-
tema, esta reforma no hará que se reforme el sistema miento de un sistema o su desintegración puede enun-
en su conjunto. Por el contrario, el sistema seguirá ciarse del siguiente modo: podemos considerar que
funcionando igual que antes y absorberá el cambio un sistema funciona con eficacia cuando todas sus
producido en cualquiera de sus partes de tal modo partes están integradas adecuadamente y funcionan
que muy pronto quedarán anulados los efectos de di- de manera óptima con un mínimo gasto de energía
cho cambio. Servirá un ejemplo concreto: cuando por la fricción entre ellas, su sistema y los sistemas
quieren convertir los suburbios en buenos barrios, vecinos con los que esté en contacto inevitable. Una
58 EL HUMANISMO COMO UTOPÍA REAL EL HUMANISMO COMO POSIBILTDAD [...] 59

condición importante para este adecuado funciona- reformar el sistema por causa del envejecimiento.
miento es que las partes del sistema no acomodadas Del mismo modo, una sociedad puede no ser capaz
con exactitud a las nuevas circunstancias externas al de emprender reformas de adaptación por carecer de
sistema sean capaces de reaccionar adaptándose rege- la base material para ellas, debido, por ejemplo, a la
nerativamente a ellas. En cambio, la desintegración erosión del suelo, a catástrofes naturales, etc.
del sistema ocurre cuando algunas partes suyas han 6. No obstante, muy a menudo ocurre que las re-
perdido esta capacidad de adaptación, cuando se an- formas del sistema no tienen lugar, no porque sean
quilosan de manera que los roces internos del siste- objetivamente imposibles, sino por varios motivos
ma y los de éste con sus vecinos se hacen tan fuertes subjetivos. En primer lugar, porque falte una com-
que, finalmente, el sistema se descompone y desinte- prensión del funcionamiento del sistema y de los
gra. Entre ambos extremos, el óptimo funcionamiento motivos de sus disfunciones. En segundo lugar, en
del sistema y su desintegración, hay una pluralidad los sistemas sociales, por especiales intereses de gru-
de disfunciones parciales. El que un sistema pueda po opuestos a unas reformas que en el momento les
recuperar su equilibrio o vaya a desintegrarse depen- resultarían inconvenientes, a pesar de que, objetiva-
derá de la capacidad de introducir reformas adecuadas, mente, la negativa a renunciar a ciertos privilegios
basadas en su análisis. No olvidemos: hay sistemas, lleve a la final eliminación de ese grupo o clase y de la
como el sistema solar, que funcionan enteramente de sociedad entera. Una última dificultad subjetiva es
acuerdo con leyes físicas, que el hombre no puede que la mayoría de las personas, e incluso muchos
controlar. En cambio, hay sistemas, como el de un científicos, siguen pensando, de forma anacrónica, en
organismo humano o el de una sociedad, que pueden relaciones de causa y efecto. Escogen los males más
reformarse mediante intervención humana, supuesto evidentes de un sistema y tratan de averiguar las cau-
que esta intervención se base en el buen conocimien- sas de estos males. Les resulta difícil pensar en proce-
to de cómo funciona el sistema, en la existencia de los sos internos de un sistema, en que para comprender
recursos y en la adopción de medidas que permitan una parte hace falta comprender las demás. En efec-
las reformas sistémicas y en la disposición a acome- to, la comprensión del sistema requiere una forma de
terlas. pensar mucho más flexible. La comprensión de la so-
5. Lo cual no quiere decir que un buen conoci- ciedad en cuanto sistema se hace particularmente di-
miento pueda prevenir siempre la desintegración del fícil porque la forma de pensar y de sentir del ob-
sistema. Está claro que el organismo humano, al me- servador es, en sí misma, parte del sistema y, por
nos por el momento, tiene limitada su capacidad de consiguiente, observa el sistema, no según está fun-
60 EL HUMANISMO COMO UTOPÍA REAL EL HUMANISMO COMO POSIBILIDAD [...] 61

cionando verdaderamente, sino de acuerdo con la del sistema que facilitaron su continuidad. El Impe-
perspectiva de cómo quiere él que funcione y con el rio Romano es uno de los casos de desintegración de
papel que él mismo representa dentro del sistema. un sistema social que se citan con más frecuencia. No
se ha dicho todavía la última palabra sobre las causas
de la caída del Imperio Romano, pero es aceptada en
b) Sobre la desintegración de los sistemas sociales general la idea de que el motivo de su desintegración
debe verse en su incapacidad de adaptación al cam-
Debíamos hacer estas observaciones generales bio de las circunstancias, en especial, por no haber te-
sobre la peculiaridad de los sistemas para poder tra- nido la base técnica para resolver las diferencias eco-
tar ahora de la cuestión, más particular, de la desinte- nómicas que se habían creado en su interior. Así, el
gración de las sociedades. Recordemos primero lo sistema flexible y cosmopolita del Imperio Romano
que ya se ha dicho sobre la desintegración de los sis- fue sustituido por el régimen feudal que dominó en
temas: que los sistemas se desintegran si sus incohe- Europa durante unos mil años.
rencias se hacen excesivas y si algunas partes suyas, o Al hablar de la desintegración de un sistema no
el sistema en su conjunto, han perdido la capacidad queremos decir que todas sus partes desaparecieron
de adaptación regenerativa al cambio de las circuns- sin más. Sobrevivieron los individuos del sistema, o
tancias. Y puede añadirse otra afirmación: el proceso sobrevivieron sus descendientes, junto con gran par-
de desintegración de una sociedad suele generar un te de sus conocimientos y de su cultura y, de hecho,
grado elevado de violencia y destructividad dentro al pasar Europa desde la Edad Media al Renacimien-
de ella (por ejemplo, en el período de desintegración to y a la Edad Moderna, muchos de los sillares que
del Imperio Romano y el de la sociedad medieval). habían puesto las sociedades griega y romana se em-
Podemos considerar que el actual incremento de la plearon para edificar un sistema completamente dis-
violencia señala tendencias desintegradoras en nues- tinto.
tra sociedad tecnificada. Hay otros muchos casos de desintegración total
Encontramos en la historia algunas sociedades de un sistema social. En cambio, en muchas socieda-
que se desintegraron de tal manera que podemos des se emprendió una reforma del sistema que per-
pensar que desaparecieron y fueron sustituidas por mitió la radical reintegración del sistema antiguo.
sistemas sociales completamente nuevos. Por otra Son claro ejemplo de este caso las reformas que su-
parte, encontramos sistemas sociales que evitaron su frió el régimen capitalista desde comienzos del siglo
derrumbamiento y emprendieron reformas radicales xix hasta mediados del xx. Estas reformas obedecie-
62 EL HUMANISMO COMO UTOPÍA REAL EL HUMANISMO COMO POSIBILIDAD [...] 63
ron a muchos factores, particularmente al gran au- inglés frente al buen funcionamiento del sistema ale-
mento de la productividad debido a la utilización de mán (y, debemos añadir, del sistema japonés) nos ofre-
máquinas cada vez más eficaces y, últimamente, de la cería excelentes datos para comprender las causas de
cibernética y la automatización; además, obedecen a la desintegración frente a las de la reintegración
la necesidad de grandes empresas centralizadas, ori- adaptativa de los regímenes políticos y económicos.
ginadas a su vez por las nuevas capacidades técnicas, Hasta el momento, hay pocos estudios de este tipo,
la necesidad de hacer del obrero un cliente, a la fuer- pero sin duda se harán y nos ayudarán en gran medi-
za social y política de los sindicatos y a la exigencia da a comprender las causas de la desintegración de
de elevar la instrucción entre la población para poder los sistemas sociales. Pero una cosa está ya clara, y es
tener quien manejase unas máquinas cada vez más que las condiciones económicas tienen mucha más
complicadas. importancia que las puramente militares y que la pe-
La revolución violenta no es necesariamente una netración y la conquista económica está sustituyen-
prueba de la desintegración de un sistema. Antes de do las antiguas formas de conquista militar.
la Revolución Francesa estaban cumplidas ya todas
las condiciones para la sociedad burguesa decimonó-
nica. Lo único que hizo la Revolución Francesa fue c) Desintegración o reintegración de la
liberar a la sociedad de las cadenas que habrían im- contemporánea sociedad tecnificada
posibilitado seguir reformando el sistema. En la his-
toria contemporánea vemos casos evidentes de desin- Hasta ahora hemos hablado de la reintegración o
tegración, así como de reformas de ciertos sistemas desintegración de los sistemas sociales de modo pu-
políticos y sociales. El sistema del imperio inglés mos- ramente teórico. Pero muchos de nosotros sabemos
tró señales de lenta desintegración desde finales del que, en este año de 1969, este asunto no es solamen-
siglo xlx; pese a ello, Inglaterra se contó entre los te una cuestión teórica, sino que se plantea la grave
vencedores de las dos guerras mundiales de la prime- duda de si el sistema social occidental está en vías de
ra mitad del siglo xx. En cambio, el sistema del impe- desintegración o es posible su reintegración. Es cier-
rialismo alemán atravesó ciertas reformas, pero si- to que parece que el sistema social occidental está en
guió evolucionando de acuerdo con su estructura la cima de su poderío: el desarrollo del pensamiento
fundamental; no obstante, Alemania sufrió una total teórico ha producido unas aplicaciones técnicas que
derrota política y militar en esas dos mismas guerras. parecen cumplir los sueños de las generaciones pasa-
Una vez más, el estudio de las disfunciones del sistema das. Está aumentando a ritmo cada vez más rápido su
64 EL HUMANISMO COMO UTOPÍA REAL EL HUMANISMO COMO POSIBILIDAD [...] 65

capacidad de producción material, debido a la nueva nicamente posible ir a la Luna, debemos ir a la Luna,
tecnología. El reciente viaje alrededor de la Luna ha aunque dejemos en la Tierra misiones muchísimo
sido acogido con tanto entusiasmo por la gran mayo- más urgentes sin cumplir. Si es técnicamente posible
ría de los occidentales porque parece demostrar la fabricar las armas más desvastadoras, debemos fabri-
fortaleza y la eficacia de nuestro sistema. Sin embar- carlas, aunque esas armas amenacen con aniquilar a la
go, todos estos grandes éxitos del sistema occidental humanidad entera. Esta discordancia entre las esti-
no niegan el hecho de que esté aquejado de graves maciones conscientes que siguen inculcándose a los
disfunciones y de que se corre el peligro de desinte- niños, y que siguen profesando los adultos, y las es-
gración. Citaré brevemente algunas incoherencias timaciones contrapuestas que rigen la conducta de
que podrían llevar a la desintegración de nuestro sis- los adultos tiene como consecuencia el desperdicio
tema tecnificado. de energía humana, así como la creación de una con-
La más importante quizá esté en que los países ri- ciencia de culpabilidad y un sentimiento de desorien-
cos se enriquecen cada vez más y los países pobres se tación.
hacen relativamente cada vez más pobres y en que no Otra incoherencia es que, si bien la sociedad in-
hay ningún esfuerzo serio para invertir esta tenden- dustrial está reduciendo en todo el mundo el analfa-
cia. Nada muestra este peligro de modo más trágico betismo y está aumentando la instrucción, incluso la
que la difundida previsión de los expertos de que, in- enseñanza superior, este progreso choca con la inca-
cluso en la actualidad, hemos de contar, para el dece- pacidad para el pensamiento crítico activo. Frente al
nio de los ochenta, con graves hambrunas en los paí- aumento de la instrucción, la televisión crea un nue-
ses subdesarrollados. vo tipo de analfabetismo que ceba al consumidor con
Otra incoherencia es la grave discordancia entre imágenes para sus ojos y oídos, dejándole vacío el ce-
las antiguas estimaciones religiosas y humanistas que rebro. En resumen: estamos produciendo máquinas
siguen profesándose en el mundo occidental y las cada vez más eficaces, mientras que el hombre está
nuevas estimaciones y normas técnicas, que les son perdiendo algunas de sus cualidades más importan-
exactamente contrapuestas. De acuerdo con las esti- tes, para convertirse en un consumidor pasivo guia-
maciones antiguas, debemos hacer algo porque es do por la gran organización, que no tiene más fin ni
bueno, verdadero o bello o, dicho de otro modo, ideal que el de hacerse cada vez más grande y más efi-
porque sirve a la evolución y a la maduración del caz y crecer más deprisa.
hombre. Según la nueva estimación técnica, se debe Cuanto más poder tiene sobre la naturaleza, más
hacer algo porque es técnicamente posible. Si es téc- impotente es ante la máquina. Pondré sólo unos
66 EL HUMANISMO COMO UTOPÍA REAL EL HUMANISMO COMO POSIBILIDAD [...] 67

cuantos ejemplos para mostrar que la totalidad de ma para edificar otro mejor, pero parece que no com-
nuestro sistema se halla en un estado de grave de- prenden que esta destrucción, en el mejor de los ca-
sequilibrio y que parece que algunas de sus partes han sos, nos llevaría a siglos de derramamiento de sangre
perdido su capacidad de adaptación y regeneración. y de barbarie y, en vista del actual nivel de fuerzas
Esta pérdida de la función adaptativa se ve con clari- destructivas, no sólo nos llevaría a la destrucción del
dad en nuestra incapacidad de: a) destruir las armas sistema presente, sino quizá también a la aniquila-
atómicas, eliminando, por tanto, la paralizadora ame- ción física de la mayor parte de la humanidad, e in-
naza de la aniquilación total; b) tomar medidas para cluso de toda vida en el mundo.
salvar la creciente falla entre los países pobres y los En mi opinión, la situación en que estamos hace
países ricos; y c) tomar medidas que den dominio al que el estudiar la desintegración de los sistemas, y es-
hombre sobre la máquina, en vez de hacerlo servidor pecialmente de los sistemas sociales, no sólo sea uno
suyo. de los intereses teóricos principales, sino también
La cuestión histórica que encaramos es si la so- una necesidad vital, si es que hemos de sobrevivir. La
ciedad occidental sigue teniendo vitalidad para em- facultad humana del entendimiento, la capacidad de
prender las reformas del sistema necesarias y evitar la pensamiento crítico y analítico, nunca ha sido más
desintegración, o si, por contra, hemos perdido el necesaria que hoy para la supervivencia del género
rumbo y vamos a la catástrofe. La mayoría de los ob- humano.
servadores opinan que tenemos todavía capacidad
técnica de reintegración, y que nuestra mayor debili-
dad se debe a que no hacemos un análisis del sistema, 5. LA BÚSQUEDA DE UNA ALTERNATIVA HUMANISTA
y que los intereses particulares priman sobre el inte- (1968)
rés por la reintegración del sistema en su conjunto.
Algunos observadores, como cl francés Jacques Ellul A sus 68 años, Fromm intervino con entusiasmo
y el estadounidense Lewis Mumford, tienen pocas en las elecciones presidenciales estadounidenses de
1968 a favor de un candidato del partido demócrata
esperanzas de que pueda detenerse este proceso de (véase también su anuncio periodístico «Por qué estoy
desintegración, pero tampoco lo creen imposible. Y a favor de McCarthy», en Ética y política, págs. 227-
otros muchos, acostumbrados a pensar en relaciones 230, y su discurso electoral en el capítulo 2 de este vo-
de causa y efecto, creen que un tratamiento de los lumen). Fromm vio en Eugene McCarthy la personi-
síntomas puede detener la desintegración del siste- ficación del humanismo y vio en él una esperanza de
ma. Y una minoría cree que se debe destruir el siste- transformación fundamental de la historia humana. El
68 EL HUMANISMO COMO UTOPÍA REAL EL HUMANISMO COMO POSIBILIDAD [...] 69

mismo Fromm hizo campaña durante varios meses y todo esto no hay ningún plan, no hay ninguna acción
pronunció muchos discursos electorales. Además, en- efectiva para variar un rumbo que, abandonados a él,
tregó a MacCarthy muchas notas, que éste empleó en puede llevarnos al hundimiento de la civilización, y
sus discursos, más o menos modificadas. quizá a la total aniquilación del hombre.
El siguiente discurso electoral fue una de estas no-
Hay otro hecho que se está reconociendo cada
tas, escrita por Fromm el 16 de marzo de 1968, o sea,
vez más. Me refiero a la nueva organización social
una semana antes de su cumpleaños, abordando las
cuestiones candentes de que trató después con más de- que está apareciendo en los países más industrializa-
talle en su libro La revolución de la esperanza (1968a). dos, especialmente en Estados Unidos. Se trata del
Pero, sobre todo, la parte final del discurso muestra industrialismo totalmente burocratizado, esa ma-
cuánto importaba a Fromm el poner en marcha un quinaria de la que forman parte las máquinas y los
«movimiento» humanista alternativo, para el que en hombres, y que Lewis Mumford ha llamado la «me-
ese momento creía que había una base suficiente entre gamáquina» (1967). Han pintado el cuadro de esta
la población. Que el mismo Fromm no se hiciese el sociedad, de manera novelística, Aldous Huxley en
motor de este movimiento alternativo pudo tener que Un mundo feliz (1946), Mumford en un rico y pe-
ver con el choque que le supuso la elección del repu- netrante análisis cultural y social; recientemente,
blicano Nixon. Pero lo seguro es que esta interven- aunque de modo mucho más superficial, Zbigniew
ción quedó imposibilitada por el grave ataque al cora- Brzezinski (1968), que la llama «sociedad tecnotróni-
zón que padeció en el curso de la campaña para las ca», y brillantemente, pero con mucha más superficia-
elecciones presidenciales.
lidad, Herman Kahn en su reciente libro El año 2000
(1967). En esta nueva sociedad de la segunda revolu-
ción industrial, el individuo desaparece. Queda com-
a) ¿Adónde vamos? pletamente enajenado. Está programado por los
principios de la máxima producción, el máximo con-
Son bien conocidos los peligros con que amenaza sumo y el mínimo roce. Y trata de aliviar su aburri-
al mundo y a Estados Unidos la guerra atómica, la miento con toda clase de consumo, comprendido el
brecha cada vez más grande entre los países ricos y consumo de sexualidad y estupefacientes. Y de esto
los países pobres, la decadencia de nuestras ciudades se servirá la tentativa de dar un buen funcionamiento
y el no haber conseguido mejorar la situación de los al hombre como parte de la megamáquina, junto con
sectores «subdesarrollados» de la población estadou- la posibilidad de utilizar la neurología y la fisiología
nidense. Se reconoce, además, que a pesar de saberse para hacerle cambiar de sentimientos, además de ma-
70 EL HUMANISMO COMO UTOPÍA REAL EL HUMANISMO COMO POSIBILIDAD [...] 71

nipular su pensamiento mediante las técnicas de su- drá hacerle cambiar de rumbo; que la única posibili-
gestión. dad de evitar la catástrofe es cambiar el sistema mis-
Esta nueva sociedad a la que nos encaminamos mo y que este cambio sólo puede conseguirse me-
constituye un cambio en la existencia humana, fren- diante una revolución a escala internacional; en el
te al cual palidece el paso de la sociedad medieval a la sentido de que cuando todos los países subdesarro-
sociedad moderna y mutaciones como las provoca- llados se vuelvan contra los países industriales, y es-
das por las revoluciones francesa y rusa parecen ondas pecialmente contra su cabeza, Estados Unidos, po-
insignificantes del mar de la historia. drán derribar el sistema del mismo modo que los
Lo que no comprenden muchos de los que han campesinos chinos derribaron a sus gobernantes de
aceptado esta evolución como inevitable o como las ciudades. No puede negarse que este punto de vis-
esencialmente beneficiosa es que el hombre no es una ta tiene mucha lógica y mucha audacia. Pero es una
«cosa» pasiva, sin vida, y que el estado de crónica es- postura de desesperación, mezclada con mucha no-
quizofrenia leve (separación entre pensamiento y velería, fraseología y temeridad. Un ataque mun-
afecto) y la depresión que estamos viendo ya en sus dial a Estados Unidos terminaría por establecer el
comienzos llevarán, o a estallidos de violencia desen- fascismo en este país y quizá en los demás países in-
frenada, o al desfallecimiento de tales sociedades por dustriales, así como las tiranías más despiadadas en el
falta de vitalidad. resto del mundo. Si Estados Unidos viese en grave
Qué alternativas hay para escoger? La que sigue peligro lo establecido, se vería obligado a aventurar
aceptando la mayoría, incluso hombres de buena vo- una guerra atómica, a menos que fuesen los mismos
luntad e inteligencia, es dejar que las cosas marchen chinos quienes la desencadenasen. Pero los que de-
por sí solas y esperar que todo salga bien. Esta alter- fienden semejante programa olvidan que la sociedad
nativa puede evitar por el momento noches de in- estadounidense no está desintegrándose todavía y
somnio, pero no hará cambiar el rumbo de los acon- que muchos estadounidenses, viejos y jóvenes, no es-
tecimientos que nos llevan a la catástrofe. tán dispuestos a dejarse llevar por la senda de la des-
La segunda alternativa es la que podríamos llamar trucción ni del fascismo. Por otra parte, no hay nada
«maoísta» (aunque no podemos estar seguros de si que pudiera llamarse una situación revolucionaria en
los que creen ser maoístas representan verdadera- Estados Unidos, excepto en las fantasías novelescas
mente las ideas e intenciones de los dirigentes chi- de una minoría y, por consiguiente, el empleo de me-
nos). Esta alternativa parte de la premisa de que el dios revolucionarios en una situación no revolucio-
sistema va a la catástrofe y que ninguna reforma po- naria es, en efecto, fraseología y temeridad.
72 EL HUMANISMO COMO UTOPÍA REAL
EL HUMANISMO COMO POSIBILIDAD [...] 73
¿ Hay una tercera alternativa? Creo que sí. Esta de la sociedad megamecánica puede movilizar a con-
posibilidad, por mínima que sea, quizá se nos ofrez- servadores y a radicales será por tratarse de una ame-
ca ahora por última vez. Como alternativa, sólo será naza tan grave que afecta a los intereses vitales de to-
real mientras la sociedad estadounidense no haya dos aquellos que no estén todavía completamente
perdido los elementos fundamentales de una socie- enajenados y, en consecuencia, puedan sentir esta
dad democrática y mientras haya muchísimas perso- alarma.
nas que no estén todavía castradas sentimentalmente,
que no se hayan convertido en robots y en hombres
organizados. b) Condiciones para una alternativa de activismo
La primera cuestión que hay que estudiar y dis- humanista
cutir al hablar de una tercera alternativa es: ¿cuántos
jóvenes y viejos estadounidenses forman parte de La primera condición es hacernos conscientes, y
este grupo que todavía conserva bastante sustancia eso es distinto a estar simplemente de acuerdo con las
humana, que sigue guardando bastante de la tradi- ideas que oímos. Ser conscientes significa despertar a
ción humanista y, particularmente, de la tradición es- algo que hemos sentido o presentido sin pensarlo,
tadounidense, para que se pueda recurrir a ellos inte- creyendo, no obstante, que siempre lo hemos sabido.
lectual y sentimentalmente? La cuestión es si hay Es una evolución que tiene un efecto vitalizador y
muchísimos estadounidenses, desde conservadores a fortificante, porque es una evolución interior activa,
radicales, a los que se pueda «mover». Mover, en el no un hecho pasivo de escuchar y dar o negar nues-
doble sentido de la palabra, «tocados» en sus senti- tro acuerdo.
mientos y empujados a la acción. Yo no pretendo sa- Aparte de la necesidad de hacernos conscientes,
ber la respuesta a la pregunta acerca de cuántos esta- esta conciencia tiene que referirse al sistema en su
dounidenses «movilizables» hay, y tampoco creo conjunto, no a facetas aisladas y fragmentarias. No
que nadie la sepa. Pero, por mis propias observacio- basta ser conscientes de que la guerra del Vietnam es
nes, creo que este sector es considerable en Estados absurda, inmoral y peligrosa; de que la violencia ne-
Unidos. Nótese, además: lo que importa ahora no es gra es consecuencia necesaria de la miseria en los su-
si este sector tiene conciencia clara de los peligros y burbios negros; ni de que el aumento del consumo, el
de las alternativas. Lo que importa es que sienten la uso de más aparatos, no aumenta la felicidad, sino
verdad y se los puede hacer conscientes de lo que que sólo sirven de anestésico para el aburrimiento.
sienten sólo oscuramente. Si la conciencia del peligro Debemos hacernos conscientes de que todas estas ca-
74 EL HUMANISMO COMO UTOPÍA REAL EL HUMANISMO COMO POSIBILIDAD [...] 75

racterísticas forman parte de un sistema que produce tinuar la guerra del Vietnam hasta conseguir la des-
inevitablemente todos estos síntomas; y por tanto, de trucción de todo el país, aunque Estados Unidos su-
que no conseguiremos nada combatiendo los sínto- fra graves pérdidas materiales y morales.
mas aislados, sino que debemos reformar el sistema Otra alternativa engañosa es: expropiación de
en que arraigan. toda propiedad, o sociedad de totalitarismo empresa-
Lo cual quiere decir hacernos conscientes de la rial. Y otra: o religión teísta (cristianismo), o materia-
índole de un sistema industrial cada vez más buro- lismo desalmado, idolátrico. Pero la más básica de las
cratizado, orientado por las metas del poder, del pres- alternativas erróneas será probablemente la que se
tigio y de la diversión, y programado por los princi- plantea entre un supuesto «realismo», entendido como
pios de la máxima producción y del mínimo roce. una automatización no regulada por decisiones basa-
Debemos hacernos conscientes de que este sistema das en estimaciones humanas, y un utopismo enten-
en su conjunto deshumaniza el hombre y de que este dido como una persecución de objetivos inciertos e
hombre ha dejado de ser, como lo era en el siglo xix, irrealistas, sólo porque no se han realizado todavía.
el dueño de sus máquinas y ahora está dominado por Lo que más importa es despertarnos a la realidad
ellas, tanto el obrero como el directivo. Por último, de que hay alternativas verdaderas, es decir, posibili-
debemos hacernos conscientes de que este sistema dades reales que no son ni lo viejo ni lo ficticiamente
funciona sólo con nuestro consentimiento y ayuda, y contrario. La alternativa real en el terreno de la orga-
de que, si nosotros queremos cambiarlo, podemos nización social es la de un industrialismo humanista,
cambiarlo mientras siga habiendo democracia. medidas tales como la descentralización, la autoges-
Pero no basta con hacernos conscientes del siste- tión y la actividad individual responsable en todos
ma. Tenemos que ver alternativas. En efecto, uno de los ámbitos. Lo cual quiere decir, no expropiación de
los principales obstáculos a la acción adecuada y ra- la propiedad, sino regulación de su administración,
cional está en que, o no se ven alternativas al statu orientada por los principios del óptimo valor para el
quo, o se nos proponen unas alternativas falsas y de- desarrollo del hombre. Quizá sean suficientes las le-
magógicas sólo para demostrarnos mejor que no yes y las enmiendas constitucionales, pero incluso
hay alternativas verdaderas. Una de estas alternativas unas reformas constitucionales pueden ser parte del
engañosas es: o regresar a la era preindustrial, o avan- procedimiento democrático (piénsese en las leyes de
zar hacia la sociedad de la megamáquina. Y otra, en el alimentación y medicación, en las leyes antimonopo-
terreno político, es el derrumbamiento de Estados lio y en otras muchas intervenciones en el terreno de
Unidos de acuerdo con la teoría del dominó, o con- la «iniciativa individual»).
76 EL HUMANISMO COMO UTOPÍA REAL EL HUMANISMO COMO POSIBILIDAD [...] 77

En el ámbito psicoespiritual, tenemos la nueva al- frente a pasividad, la de una filosofía humanista radi-
ternativa de un marco de referencia común al teísta y cal, y otras muchas. Entre ellas, uno de los problemas
al no teísta. En este marco de referencia, el fin de la principales será el decidir si debe reducirse o modifi-
vida es el pleno desarrollo de las facultades humanas, carse el empleo de computadoras electrónicas, la ci-
especialmente las de razón y amor, la superación de bernética y la automatización, etc., para facilitar que
la mezquinidad del propio ego y el desarrollo de la el hombre pueda recuperar el dominio sobre las má-
capacidad de entrega; la plena afirmación de la vida y quinas.
de todo lo viviente, contra la adoración de lo mecáni- Una vez empecemos a hacernos conscientes de
co y de lo muerto. Por último, la alternativa verdade- los problemas fundamentales y a plantear cuestiones,
ra a realismo y «utopismo» nace del síndrome de estimularemos a los mejores cerebros y a los hom-
pensamiento, conocimiento, imaginación y esperan- bres más aplicados que trabajan en los diversos te-
za, el cual capacita al hombre para ver unas posibili- rrenos de las ciencias sociales y naturales, así como
dades reales que ya apuntan. Si falta un solo elemen- en medicina, arquitectura y plan urbano, y quizá en
to de este síndrome, no se ven nuevas alternativas. La muchos casos lograremos que estudien de forma de-
alternativa real que proponemos es la de efectuar tallada y concreta las posibilidades de sistemas alter-
unas reformas radicales a través de los procedimien- nativos humanistas, frente a las alternativas mecani-
tos democráticos «movilizando» un amplio sector cistas y enajenadas como las que han ideado Herman
del pueblo estadounidense que prefiera estas refor- Kahn y otros. Su diferencia esencial respecto al tra-
mas radicales a la muerte física y mental. bajo de estas «comisiones periciales» estaría en la
Muchos de los que se han ocupado de esta cues- premisa de que el hombre es la categoría esencial en
tión nos han ofrecido en términos generales una crí- todo plan y en toda previsión. Lo que caracteriza el
tica del sistema hacia el cual nos dirigimos y la visión trabajo de Khan y de otros semejantes es, precisa-
de nuevas alternativas. Pero lo que sabemos no basta. mente, el tratar de posibilidades técnicas más o me-
Especialmente en lo que se refiere a las alternativas, nos previsibles, pero no del hombre en cuanto es
hacen falta muchísimos estudios y experimentos afectado por estos cambios técnicos y sociales, no de
para convertir ideas generales en sugerencias preci- los cambios del hombre que afectan a la organización
sas. Lo cual es aplicable a la cuestión de la descentra- social. Olvidan los juicios que debe formarse el hom-
lización, de la autogestión, el carácter de las posibili- bre para decidir si prefiere el máximo consumo y,
dades humanas racionales frente a las irracionales, por tanto, la máxima enajenación, o un nivel inferior
los incentivos al trabajo, la cuestión de actividad de consumo, esto es, un consumo como medio para
78 EL HUMANISMO COMO UTOPÍA REAL EL HUMANISMO COMO POSIBILIDAD [...] 79

una vida humanamente más rica, y conservado en las sus ideas y porque el espíritu de estas ideas se mani-
dimensiones ajustadas a la realidad humana. Al estilo festaba en la misma manera en que se constituían di-
enajenado, casi esquizofrénico, que se ha puesto de chos grupos y en su modo de funcionamiento. (Al-
moda entre muchos sociólogos, corresponde forzo- gunos ejemplos son los csenios, los cristianos
samente el eliminar del análisis social al hombre como primitivos, los grupos monásticos, la Compañía de
un ser que siente, vive, sufre y piensa. Jesús, los cuáqueros, los masones y los primeros gru-
pos socialistas y anarquistas.)
Para el intelectual tiene particular importancia
c) La necesidad de un movimiento alternativo comprender que hay una necesidad de compartir la
acción y cl sentimiento, una necesidad que es mayor
Pero, aunque se «movilizase» un sector conside- en los jóvenes y en los que no tienen como ocupa-
rable del pueblo estadounidense, aunque ello provo- ción principal tareas intelectuales o artísticas. Los in-
case la realización de muchos estudios debidos a un telectuales están a menudo tan dedicados a los pro-
nuevo interés por las alternativas, eso no bastaría. La blemas de que se ocupan que sienten poca necesidad
realidad es que ni siquiera los mejores ideales y pro- de vivir en grupo y no tienen comprensión suficien-
gramas ejercen por sí mismos una influencia durade- te de esta gran necesidad entre los que buscan orien-
ra sobre el hombre, a menos que se le ofrezca una tación y camaradería para una acción significativa. Su
oportunidad de actuar, de participar y compartir respuesta característica a las ideas es: «Bueno, todo
ideas y propósitos con otros. Si se mueve verdadera- eso es verdad y está muy bien, pero yo, <qué tengo
mente a unos hombres, formarán el núcleo de un que hacer?». El intelectual sabe lo que puede hacer él:
«movimiento», y este movimiento habrá de admitir, pensar un poco más, escribir otro libro, y quizá dar
en grado diverso, que se coopere en ciertas acciones, alguna charla. Pero, dicho y hecho todo esto, el estu-
se compartan sentimientos, ideas y esperanzas, se hagan diante o la persona mayor que no participa activa-
sacrificios y se tenga, hasta cierto punto, una comu- mente en las cosas intelectuales siente que lo han de-
nidad de símbolos y aun de ritos. Para ser eficaz, una jado solo, y lo han dejado solo. Su pregunta «¿Qué
idea tiene que encarnarse en el sentimiento y en la ac- tengo que hacer?» tiene, en realidad, un doble senti-
ción de un grupo. Las ideas que se han hecho influ- do. Uno es: «Qué me vas a proponer que haga
yentes fueron difundidas, como puede mostrarse, hoy?». Es cierto que un pequeño porcentaje de la ju-
por pequeños grupos de adictos que impresionaron a ventud activista ha encontrado la manera de «hacer»
otros por su entusiasmo, por su forma de vida, por algo. Su acción consiste sobre todo en organizar y
80 EL HUMANISMO COMO UTOPÍA REAL EL HUMANISMO COMO POSIBILIDAD [...] 81

participar en protestas, en manifestaciones de protes- tir qué caminos hay hacia esta meta. Deben atravesar
ta, sentadas, actos de desobediencia civil, o una parti- todas las confesiones religiosas y políticas y no de-
cipación activa en la lucha antirracista. La mayor ben poner como condición para pertenecer a ellos
parte de estas actividades son necesarias y de gran ninguna manera particular de ver las cosas. En mi
i mportancia, pero son también restrictivas porque, opinión, es de crucial importancia que se distingan
debido a su misma índole de mera protesta, no lo- en principio de los grupos de discusión. Los partici-
gran atraer una cantidad bastante grande de gente ni pantes deberían obligarse a llevar una vida que exija
logran movilizar ese gran sector del pueblo estadou- sacrificios. Son sugerencias en este sentido que los
nidense que hay que movilizar para que pueda haber miembros se abstengan de satisfacer deseos de apara-
un cambio radical. tos innecesarios y enajenantes, que contribuyan con
Yo sugiero que quienes crean seriamente, jóvenes el diez por ciento de sus ingresos para fines que pro-
y viejos, en la necesidad de una alternativa se organi- muevan los objetivos del movimiento, que se creen
cen en grupos. El valor de estos grupos queda es- una nueva forma de vida, una forma de franqueza,
pléndidamente demostrado, en mi opinión, por el veracidad y realismo, que dediquen parte de su tiem-
análisis de Lewis Mumford sobre la función históri- po al estudio y a la propagación activa de los objeti-
ca de los pequeños grupos, concluyendo (en The vos del movimiento entre las personas con las que
Myth of the Machine, 1967, pág. 233): «Las pequeñas tengan relación social y con las que trabajen; que
organizaciones, en apariencia impotentes, pero que demuestren objetividad y falta de fanatismo y, a la
están bien cohesionadas y tienen un espíritu propio, vez, valor y firmeza en todos sus comportamien-
han resultado a la larga más eficaces para vencer el tos. Lo cual quiere decir, por ejemplo, que hoy
poder arbitrario que las mayores unidades militares, manifestarían, inequívocamente y de acuerdo con la
aunque sólo fuese por ser tan difíciles de manejar y conciencia de cada cual, su protesta contra la guerra
abordar». del Vietnam y el estado de los suburbios (blancos y
Estos grupos debieran ser relativamente pequeños, negros).
grupos con no más de cien miembros cada uno. A fin Deberían tener también siquiera un mínimo de sím-
de prevenir una jefatura demagógica y la formación de bolos y ritos comunes. Se nos ocurre que entre estas
una ideología, no debiera haber una autoridad cen- manifestaciones «rituales» podrían contarse unos pe-
tral que los dirija (en este sentido, los cuáqueros son ríodos de silencio y meditación en común. Los miem-
un buen ejemplo). Deben tener una idea común, la bros deben aplicar su vida a practicar la solidaridad y
de buscar la «alternativa humanista», y deben discu- a superar el fanatismo y el egoísmo. Todas estas ideas
82 EL HUMANISMO COMO UTOPÍA REAL EL HUMANISMO COMO POSIBILIDAD [...] 83

no son más que ensayos de sugerencias para indicar es si este mundo uno nacerá como un mundo habitable
solamente el tipo de actividad a la que me refiero. La o terminará por ser un gran campo de batalla único.
elaboración de un programa detallado y válido para La cuestión es: el hombre moderno, el hombre
la vida de grupo debe ser materia de discusión seria y del siglo xx, ¿está preparado realmente para vivir en
prolongada entre los que quieran participar. Se espe- un mundo uno? ¿U ocurre que estamos viviendo in-
ra que estos grupos constituyan el núcleo activo de telectualmente en el siglo xx y emotivamente en la
un movimiento, pero que atraigan a muchos simpati- Edad de Piedra? Mientras estamos preparándonos
zantes, influidos por su dedicación y su seriedad, así para este mundo uno, nuestros sentimientos y afec-
como por sus sugerencias y propuestas concretas. tos, ¿no siguen siendo tribales? Por tribal entiendo
Deberían unírseles algunos intelectuales mayores, exactamente una actitud que vemos en casi todas las
pero no como «jefes», y deben ser tan sensibles a la tribus primitivas. Con esta actitud, se confía única-
situación de los miembros jóvenes como éstos a los mente en los miembros de la propia tribu, sólo se
mayores con más experiencia. siente obligación moral con los miembros de la pro-
pia tribu, con quienes —muy esencial, aunque suene
trivial— han comido la misma comida, han cantado
6. UN NUEVO HUMANISMO, COMO CONDICIÓN las mismas canciones y hablan el mismo idioma. El
PARA EL MUNDO UNO (conferencia de 1962) tribalismo mira al extraño con recelo y lo cubre con
toda clase de proyecciones de todo el mal que hay en
Fromm pronunció una conferencia con este título uno mismo. En efecto, la moral es siempre en el tri-
el 4 de abril de 1962 en la «Sherwood Hall», de La Jo- balismo una moral interior, válida sólo para los miem-
lla (California). La encontramos grabada y escrita. bros de la misma tribu, sin que suponga la menor di-
ferencia, humanamente hablando, que esta tribu se
No hay duda de que está naciendo un mundo componga de cien, mil, o quinientos millones de miem-
uno. Quizá sea el acontecimiento más revolucionario bros. Ocurre siempre que no se experimenta como
de la historia de la humanidad. Vemos ya que ha plenamente humano al extraño, al que no pertenece a
nacido un mundo uno, en el sentido de que la pro- la misma tribu.
ducción industrial terminará por ser común a todos Vivimos en pleno tribalismo. Lo llamamos nacio-
los pueblos del mundo y creará cierta proximidad nalismo. En realidad, parece que nos congratulamos
entre todas las personas, muy estrechada por nuestros de él considerándolo como la gran liberación de unos
nuevos métodos de comunicación. Pero la cuestión pueblos de su dependencia anterior de otros más
84 EL HUMANISMO COMO UTOPÍA REAL EL HUMANISMO COMO POSIBILIDAD [...j 85

fuertes, lo que en cierto modo es verdad. Pero vemos hombre a fin de señalar dos cosas: primera, que nin-
también que el nacionalismo, comenzado realmente gún hombre puede decir: «Yo soy superior a ti, por-
en el mundo occidental hace apenas ciento cincuenta que mis antepasados eran superiores a los tuyos»; y
años como consecuencia de la Revolución Francesa, segunda, para señalar que quienquiera que elimine
ha llegado a ser la forma de sentir de casi todo el una sola vida es como si hubiese eliminado la huma-
mundo. Y creo que ésta es una evolución muy peli- nidad. Otra manifestación de la idea del humanismo,
grosa, considerando que si el hombre no aprende a del hombre uno, es la afirmación del Antiguo Testa-
vivir como hombre uno del mundo uno, este nacio- mento de que el hombre fue creado a semejanza de
nalismo originará condiciones y situaciones que Dios: que, por consiguiente, todos los hombres son
pondrán en peligro su existencia. Si no hay un nuevo iguales, en el sentido de haber sido creados todos a
humanismo, no habrá un mundo uno. semejanza de Dios. Y finalmente, vemos ya en el An-
tiguo Testamento un mandato de amar, muy signifi-
cativo, omitido y olvidado con frecuencia, que no se
a) Historia de la idea del humanismo refiere sólo al amor a nuestro vecino, sino que se re-
fiere también al amor al extraño. El extraño es preci-
Con «nuevo humanismo», no quiero decir real- samente aquel con quien no estamos familiarizados.
mente que se trate de nada nuevo. El humanismo, El extraño es precisamente quien no pertenece a la
como filosofía, tiene unos dos mil quinientos años. misma tribu, o a la misma nación, o ala misma cultu-
No tiene nada de nuevo, excepto que para nosotros ra. Y la Biblia dice del extranjero: «Ámalo como a ti
es nuevo. Nosotros hemos olvidado el humanismo mismo, porque extranjeros fuisteis vosotros en tierra
durante los cincuenta años pasados. De modo que les de Egipto» (Levítico 19,34). De hecho, uno no puede
recordaré la historia de esta idea del humanismo en ponerse en el lugar del extranjero, no puede com-
nuestra tradición. Tendría que hablar sobre el huma- prenderlo, si no ha experimentado lo que experimen-
nismo chino y el indio que se manifiestan en el taoís- ta el extranjero. O, por decirlo de modo más general,
mo y en el budismo, pero nos tomaría demasiado uno no puede comprender a ningún otro, no puede
tiempo, así que lo mismo dará empezar por la idea saber lo que siente, si no puede experimentar lo que
del humanismo en el Antiguo Testamento. ese otro experimenta.
Una manifestación del humanismo en el Antiguo Por último, tenemos la manifestación quizá más
Testamento es que Dios crea sólo un hombre. Y explícita del humanismo veterotestamentario en la
como dicen las fuentes talmúdicas, Dios creó un solo idea profética del mesianismo. En ella, el sentimiento
86 EL HUMANISMO COMO UTOPÍA REAL EL HUMANISMO COMO POSIBILIDAD [...] 87

de tribalismo se supera en la consideración de que to- La idea del humanismo tiene también sus raíces
dos los pueblos gozan del mismo favor de Dios y no en la tradición grecorromana. En la tragedia Antígo-
hay ningún pueblo predilecto. Dice Isaías (sobre los na, de Sófocles, la protagonista combate a, quien qui-
dos enemigos tradicionales de los hebreos en aquella zá llamásemos hoy, un rey fascista, Creonte, afir-
época): «Aquel día habrá un camino de Egipto a Asi- mando que la ley natural, es decir, la ley de simpatía
ria, y Asiria irá a Egipto, y Egipto a Asiria, y Egipto con los hombres, tiene precedencia sobre la ley del
juntamente con Asiria servirá a Yavé. Aquel día Israel país. Y ella está dispuesta a morir obedeciendo a la
será tercero con Egipto y Asiria, como bendición en ley de humanidad cuando a esta ley de humanidad se
medio de la tierra. Bendición de Yavé de los ejércitos, oponen las leyes del país.
que dice: Bendito mi pueblo de Egipto, y Asiria, obra La idea del humanismo no se manifiesta sólo en el
de mis manos, e Israel, mi heredad» (Isaías 19,23-25). pensamiento griego en la Antígona de Sófocles, sino
La misma tradición humanista continúa en el también en la filosofía griega y romana, y especial-
Nuevo Testamento. En él se manda: «Amad a vues- mente en el concepto de derecho natural, un derecho
tros enemigos» (Mateo 5,44), y en realidad hay poca que se funda en la naturaleza del hombre y que tiene
diferencia entre amar al enemigo y amar al extranje- precedencia sobre las demás leyes hechas por el
ro, porque, si yo amo, el extranjero deja de ser ex- hombre, especialmente las leyes de países particula-
tranjero, se hace mi vecino, él llega a ser yo y, por tan- res. He aquí una frase de Antígona que expresa con
to, deja verdaderamente de ser mi enemigo. «Amad a mucha belleza esta idea de las leyes naturales. Dice:
vuestros enemigos» es una paradoja, pero en realidad «Que ellas no ahora ni ayer, sino siempre viven, y
sólo porque, una vez ame al extranjero y al enemigo, nadie sabe cuándo surgieron» (pág. 123).
ya no hay más enemigo. En el pensamiento de Cicerón tenemos quizá la
Sabemos, desde luego, que la Iglesia católica se enunciación más vigorosa de esta idea del derecho
fundó sobre el humanismo y el universalismo, frente natural, y este pensamiento de Cicerón penetró en el
a los límites étnicos. En el humanismo de la baja pensamiento cristiano durante la Edad Media, ha-
Edad Media, un gran pensador como Nicolás de biendo llegado a tener mucha influencia en su evolu-
Cusa dijo que la humanidad de Cristo une el hombre ción. Sólo una frase de Cicerón: «Hemos de entender
al mundo y que es la mayor prueba de la unidad in- todo este universo como una república de la cual son
trínseca de la humanidad. En su versión del huma- miembros los dioses y los hombres». Pues bien, ve-
nismo, precisamente la humanidad de Cristo es la ga- mos aquí la idea de una república de todos los hom-
rantía de la unidad de todos los hombres. bres, no una sociedad de naciones, no una mancomu-
88 EL HUMANISMO COMO UTOPÍA REAL EL HUMANISMO COMO POSIBILIDAD [...] 89

nidad de países, sino una república de hombres, en la el pensamiento de los filósofos del siglo xvIII. (Véan-
cual cada uno debe su lealtad a la humanidad, y de se especialmente E. Cassirer, 1932, y C. L. Becker,
la que dice bellamente «son miembros los dioses y los 1946; y sobre la continuación de la filosofía huma-
hombres». nista en el humanismo socialista, E. Fromm, 1961b.)
Nos ocuparía demasiado tiempo hablar sobre el En el pensamiento humanista del siglo xvIII, se
desarrollo de la idea humanista en la baja Edad Me- tenía una idea del hombre en general, una idea de la
dia, en Santo Tomás de Aquino. Quisiera mencionar esencia del hombre. Ahora bien, hablando de «esen-
solamente que la idea de los derechos naturales que cia», y permaneciendo dentro de la terminología fi-
encontramos después, en el siglo xviü, y que encon- losófica, entendemos por «esencia», concretamente,
tramos particularmente en la evolución del pensa- aquello en virtud de lo cual una cosa es lo que es. Así,
miento estadounidense y en su idea de los derechos pues, hablando de la esencia del hombre, hablamos
del hombre, es consecuencia del desarrollo del dere- de aquello en virtud de lo cual el hombre es hombre.
cho natural que se había creado en la tradición gre- ¿Existe tal cosa? Actualmente, muchos, si no la ma-
corromana y en la judeocristiana. yoría de los sociólogos, se inclinan a creer que el
El Renacimiento desarrolló la idea de la «humani- hombre nace como una hoja de papel en blanco, en la
dad», característica de todo el pensamiento moderno cual escriben su texto la cultura o la sociedad. Cierta-
a partir de entonces. A pesar de que es en su mayor mente, los filósofos del siglo xviu no creían eso.
parte una idea no teológica, es continuación directa Ellos creían que existe algo semejante a la naturaleza
de la tradición religiosa grecoromana y judeocris- humana, una constitución humana, más que en un
tiana. En esta idea, se interpreta el hombre en su sentido solamente anatómico o fisiológico. Los filó-
«talidad» natural. Se trata de un pensamiento especí- sofos dieciochescos establecían una diferencia que,
ficamente renacentista. El hombre es como es, y la en mi opinión, hoy sigue siendo válida como lo era en-
misión que se le ha encomendado es desarrollarse ple- tonces: la diferencia entre la esencia del hombre, entre
namente. El ideal del hombre renacentista es un hom- la naturaleza humana como la vemos en general, y la
bre universal, la realización polifacética, acabada y forma específica en que se manifiesta esta naturaleza
equilibrada de la humanidad en cada individuo. Cada humana en cada sociedad y en cada cultura. Con
individuo representa la humanidad entera, y la misión otras palabras, nosotros no vemos nunca la natura-
del hombre es desarrollar la humanidad en sí mismo. leza humana en cuanto tal, no vemos el hombre en
Al pensamiento renacentista sucede la que quizá general, pero de las muchas manifestaciones del hom-
sea la cima del humanismo en la tradición occidental: bre en diversas culturas y en diversos individuos,
90 EL HUMANISMO COMO UTOPÍA REAL EL HUMANISMO COMO POSIBILIDAD [...] 91

podemos inferir lo que el hombre tiene en común: lo 112). Con otras palabras, vemos que recogió la mis-
que es específicamente humano. ma idea, de que el hombre es el más débil, el más de-
Jean-Jacques Rousseau expresó la misma idea, samparado y el más imperfecto de todos los animale s .

pero trató un tema que recogió Freud años después: pero tiene la razón, que es específicamente humans
señaló la oposición entre las inclinaciones naturales y, con el desarrollo de esta cualidad específicamente
del hombre y las exigencias de la sociedad. Es un humana, llega a la cúspide de la evolución natural
tema muy importante. Como he dicho, Freud lo tra- Las ideas de otro gran humanista, Gotthold Eph-
tó en forma más precisa, señalando el choque entre raim Lessing, iban en sentido parecido. Consideraba
las exigencias sexuales y la moral de la sociedad, y su- que la misión del hombre es realizar la esencia de k
poniendo que la neurosis se deriva en realidad de este especie humana. Volvemos a ver la misma idea, a sa-
choque. Bien, yo no estoy tan seguro de que tuviese ber, que lo específicamente humano, la esencia de.
razón en esta suposición particular pero, no obstan- hombre, tiene que realizarse, tiene que ponerse de
te, tiene una validez y un sentido mucho más genera- manifiesto, se debe desarrollar, y ésta es la misión de.
les, a saber, el señalar precisamente lo que había se- hombre. Y resulta otra paradoja histórica que Les-
ñalado Rousseau, la oposición entre las exigencias sing hablase del III Reich algo más de cien años ante<
sociales y las exigencias, digamos, de la humanidad que Hitler, un imperio en que la humanidad alcanza-
del hombre. Les recordaré que John Locke expuso ría su perfección, en que todas las inconsecuencia s
una teoría según la cual, para comprender qué debe humanas quedarían superadas en una nueva unidad y
ser el gobierno, no hay más que consultar la natura- una nueva armonía del hombre.
leza del hombre; y que la teoría de Locke ha ejercido El más importante de todos los pensadores hu-
mucha influencia en la tradición estadounidense a manistas de los siglos xv1H y xlx fue quizá Johann
través de Jefferson y otros. Wolfgang von Goethe. Citaré unas cuantas ideas su-
Uno de los filósofos más importantes que han es- yas. En forma muy parecida a Nicolás de Cusa, muy
crito sobre la idea del humanismo fue el alemán Jo- parecida a Herder y a Lessing, volvemos a encontrar
hann Gottfried von Herder. Para él, el hombre, a di- en él la idea de que el hombre encierra, no sólo su in-
ferencia del animal, nace débil y no cumple nunca dividualidad, sino también la humanidad entera, con
enteramente la finalidad de su orden. Tiene que de- todas sus potencialidades, aunque por las limitacio-
sarrollar en sí mismo la humanidad. «El instinto arti- nes de su existencia sólo puede realizar parte de ellas.
ficial... es la razón, la humanidad, la manera de vivir (Véase H. A. Korff, 1958, t. II, pág. 123.) Para Goe-
humana, que ningún animal posee ni aprende» (pág. the, el fin de la vida es desarrollarse por la individua-
92 EL HUMANISMO COMO UTOPÍA REAL EL HUMANISMO COMO POSIBILIDAD [...] 93

lidad hacia la universalidad. Quisiera subrayarlo, que vemos enteramente humanos a los que nos son
porque el pensamiento del siglo xvIII, hasta el de Goe- próximos. El rey Thoas nombra a Ifigenia sacerdoti-
the y, posteriormente, el de Marx, no entiende que sa del templo de Artemisa. Es amable con ella. Con-
se logre la universalidad mermando la individuali- fía en ella. pero, un día, llega su hermano Orestes con
dad, igualándonos y, por tanto, haciéndonos sentir un amigo. Le proponen escapar, huir, regresar a Gre-
uno o el mismo. Entiende, por el contrario, que sólo cia sin conocimiento del rey y robar el ídolo de Arte-
desarrollando plenamente su individualidad puede el misa. En la tragedia griega, después de atravesar al-
hombre experimentar su propia humanidad, lo cual gunas dificultades, lo consiguen.
quiere decir la humanidad de todos. Según esta filo- En el drama de Goethe, ellos proponen el mismo
sofía, se siente uno con todo precisamente porque ha plan y, primero, Ifigenia asiente, pero después cam-
llegado a ser plenamente él mismo. Y si no llega a ser bia de opinión, por parecerle que no podía traicionar
él mismo y sigue siendo un nacido muerto, mental- al rey que había confiado en ella. En realidad, encara
mente hablando, ni será él mismo, ni podrá sentir la lo que hoy llamamos «dos males»: el mal mayor,
humanidad que encierra. probablemente, que la matasen a ella y matasen a su
La mayor y más significativa manifestación del hermano y al amigo y, el mal menor, traicionar al
humanismo de Goethe, importantísima para nuestra rey. Pues bien, hoy nos inclinamos normalmente a
época, está en su obra Ifigenia en Táuride, basada en pensar que, si hemos de escoger entre dos males, de-
la tragedia griega Ifigenia, de Eurípides. El argumen- bemos optar por el mal menor. Olvidamos que, al es-
to de ésta es, en resumen, el siguiente: Ifigenia, hija coger el mal menor, lo único que haremos es aplazar
de Agamenón, iba a ser sacrificada a los dioses para el momento en que el mal mayor terminará por ocu-
que los barcos griegos tuviesen vientos favorables, rrir con tanta más seguridad.
pero antes de que la maten, una diosa compasiva la Ifigenia se niega a escoger entre dos males y pro-
lleva a una isla de bárbaros. Allí, Ifigenia convence a pone que no ha de haber sólo dos alternativas, sino
Thoas, el rey, de que acabe con una costumbre guar- que pudiera haber una tercera alternativa, una terce-
dada hasta entonces: la de matar a todo extranjero ra posibilidad, la posibilidad de ser humanos. Lo cual
que arribase a la isla. Esta bárbara costumbre puede significa en este caso decir la verdad al rey, obrar
parecernos extraña, pero en realidad no debiera sor- como persona cabal arriesgándose a que el rey la
prendernos tanto. El extranjero, como decía antes, mate, pero evitando los otros dos males que, desde el
era el ajeno a la tribu y, por tanto, aquel que no se punto de vista moral, son inaceptables. Y dice la ver-
veía enteramente humano en el mismo sentido en dad al rey, y el rey contesta: Crees que el rudo es-
94 EL HUMANISMO COMO UTOPÍA REAL EL HUMANISMO COMO POSIBILIDAD [...] 95

cita, el bárbaro, va a oír la voz de la verdad, la voz hu- Goethe ha sido, ciertamente, uno de los alema-
mana, que Atreo, el heleno, desoyera?». E Ifigenia nes más grandes, pero voy a leerles unas cuantas co-
responde: «Óyela todo aquel nacido bajo el sol por sas que dijo. Dijo en 1814, y eso era cuando Napo-
cuyo pecho puro y libre corre el vital venero» león había sido vencido ya por el victorioso ejército
( Obras Completas, vol. III, págs. 1.593-1.594). alemán de liberación, que el pueblo alemán no es
Y efectivamente, en el drama de Goethe el rey nada, pero el individuo alemán es algo y, sin embar-
queda conmovido por la voz de la verdad y de la hu- go, creen lo contrario. Los alemanes debieran dis-
manidad y devuelve a su país a Ifigenia, junto con su persarse por el mundo, como los judíos, para poder
hermano y el amigo. La importancia que tiene este desarrollar por completo todo lo bueno que encie-
drama de Goethe es que, en él, obedecer la voz de la rran en beneficio de la humanidad. Y escribía en
humanidad es la única solución que puede salvar al una carta (el 15 de marzo de 1799, a Johann Jakob
hombre cuando parece que sólo tiene enfrente varias Hottinger): «En el momento en que todo el mundo
fuerzas del mal. Creo que esta solución que nos ofre- se ocupa de crear patrias nuevas, para el que piensa
ce Goethe tiene cierta significación para nuestra épo- sin prejuicios, para el que puede elevarse por enci-
ca. Parece que estamos cogidos entre varias alternati- ma de su época, la patria está por todas partes y en
vas, que a veces reciben nombres diferentes, pero que ninguna».
todas son alternativas de destrucción. Y en mi opi- Vemos a un Goethe ya envejecido luchando con-
nión, nos importa mucho reconocer que, si tomamos tra la nueva ola del nacionalismo, pura negación del
en serio la tradición humanista de nuestra cultura, humanismo que se había ido desarrollando y difun-
pensaremos, en efecto, si no habrá otras posibilidades diendo en la cultura occidental desde, podríamos de-
aparte de estas alternativas típicas y si la posibilidad cir, el siglo xiII hasta el siglo XVIII. Entrado el siglo
más importante no serán la humanidad y la verdad. xix, él fue el último humanista. Después, comenzó la
Goethe fue también humanista —y esto hay que nueva ola del nacionalismo, y es una de esas parado-
señalarlo aquí necesariamente— en el sentido de ha- jas de la historia que la Revolución Francesa, impul-
ber sido antinacionalista. Tuvo larga vida, como us- sada por una filosofía esencialmente humanista, fuese
tedes saben, y al final de su vida el nacionalismo ha- precisamente la revolución creadora del nuevo na-
bía prevalecido en Francia y en Alemania y se hizo cionalismo, la que empezó a crear el ídolo nuevo, el
desenfrenado durante las guerras entre Napoleón y Estado nacional, en que el nacionalismo se combina
los alemanes, guerras que éstos llamaron de «libera- con la revolución industrial, de modo que el Estado
ción». nacional representa poderosos intereses económi-
96 EL HUMANISMO COMO UTOPÍA REAL EL HUMANISMO COMO POSIBILIDAD [...j 97

cos y, para servirlos, emplea la fuerza y utiliza los cambio de la cultura y de la atmósfera social entre
sentimientos nacionalistas. dos siglos, entre el humanismo dieciochesco y el na-
Este nacionalismo comenzó con la Revolución cionalismo del xix y del xx.
Francesa y las guerras francoalemanas. Después fue Quisiera mencionar brevemente que la expresión
extendiéndose cada vez más en Alemania desde 1871, más importante del humanismo dieciochesco en el
cuando se unificó por primera vez el país. Lo vemos siglo xix se halla en el pensamiento socialista de di-
después desbocado allí mismo, así como en la Rusia verso tipo y, quizá más claramente, en el pensamien-
estalinista y en la Rusia actual, la Unión Soviética. to de Marx. Ahora bien, esto podrá parecer sorpren-
Halló su manifestación espantosa en dos guerras dente a la mayoría de ustedes, porque la mayoría de
mundiales y en otra igualmente espantosa: la posibi- ustedes han oído que Marx era materialista y creía
lidad de una tercera guerra, esta vez atómica. que el móvil principal del hombre es un móvil ma-
Quisiera leerles una cosa de un hombre que en su terial, etc. En realidad, se cita mucho a Marx y se lo
vida personal cumplió este paso del humanismo al entiende muy poco, pero eso pasa también con la Bi-
nacionalismo, y que lo explicó de la manera más sen- blia. Desgraciadamente, justo el texto más importan-
sible. Se trata de un poeta belga, Émile Verhaeren, te de Marx, que trata del concepto del hombre, su
que había sido pacifista, humanista y socialista antes texto filosófico más importante (los Manuscritos) no
de 1914 y que, como otros muchos, bajo la impre- se tradujo al inglés hasta el año pasado. Pero tampo-
sión de la guerra, pasó del humanismo al nacionalis- co hace falta leerlo para comprender que la filosofía
mo. Y escribió las siguientes líneas en un libro que se de Marx es continuación directa de Spinoza, Hegel y
dedicó a sí mismo (págs. 9-10): «Quien ha redactado Goethe y que el tipo de supuesto marxismo que la
este libro que no disimula el odio, llevaba en otra Unión Soviética pretende representar tiene tanto que
época una vida pacífica... Para el autor de este libro, ver con Marx como, digamos, los papas renacentistas
no ha habido desilusión más grande ni más repenti- con las enseñanzas de Cristo.
na. Le afectó hasta tal punto que ya no ha vuelto a Me gustaría leerles una o dos citas, por lo menos
creerse él mismo. Pero como, en este estado de odio para que les parezca menos absurdo esto que les es-
en que se encuentra, le parece como si le hubiese toy diciendo. La meta de Marx para el hombre era,
menguado la conciencia, dedica con emoción estas como la de Spinoza, como la de Goethe, el hombre
páginas al hombre que había sido en otro tiempo». independiente, el hombre libre: «Un ser sólo se con-
Quizá sea ésta la expresión más esclarecedora del sidera independiente en cuanto es dueño de sí y sólo
cambio de una persona, que en realidad expresa el es dueño de sí en cuanto se debe a sí mismo su exis-
98 EL HUMANISMO COMO UTOPÍA REAL EL HUMANISMO COMO POSIBILIDAD [...] 99

tencia. Un hombre que vive por gracia de otro se tiva: «Si amas sin despertar amor, esto es, si tu amor,
considera a sí mismo un ser dependiente» ( Manuscri- en cuanto amor, no produce amor recíproco, si me-
tos, pág. 154). «E1 hombre se apropia su esencia uni- diante una exteriorización vital como hombre amante
versal de forma universal, es decir, como hombre to- no te conviertes en hombre amado, tu amor es impo-
tal» (op. cit., pág. 147). Este concepto del «hombre tente, una desgracia» (op. cit., pág. 181).
total» viene desde el Renacimiento, pasando por
Leibniz, Spinoza y Goethe, hasta Marx. «Cada una
de sus relaciones humanas con el mundo (ver, oír, b) Importancia del humanismo en el presente
oler, gustar, sentir, pensar, observar, percibir, desear,
actuar, amar), en resumen, todos los órganos de su Ahora quisiera hablar de dos aspectos del humanis-
individualidad... son... la apropiación de la realidad mo que son importantes para nosotros. Uno es, si
humana... La propiedad privada nos ha hecho tan es- quieren, un aspecto científico, a saber: ¿hay algo así
túpidos y parciales que un objeto sólo es nuestro como una «esencia del hombre»? El siglo XVIII era bas-
cuando lo tenemos, cuando existe para nosotros tante optimista sobre la esencia del hombre. El cuadro
como capital o cuando es inmediatamente poseído, general que se hacía del hombre era el de un ser razo-
comido, bebido, vestido, habitado, en resumen, utili- nable, bueno, y al que se podía encaminar fácilmente
zado por nosotros... En lugar de todos los sentidos por la senda del bien, o influir en este sentido. En cam-
físicos y espirituales ha aparecido así la simple enaje- bio, hoy hay quienes nos aseguran, como Reinhold
nación de todos estos sentidos, el sentido del tener. Niebuhr, que tal creencia es casi pecaminosa, esa inge-
El ser humano tenía que ser reducido a esta absoluta nua creencia en la bondad del hombre. Pero yo no
pobreza para que pudiera alumbrar su riqueza inte- creo que necesitemos demasiado estas reconvenciones,
rior» (op. cit., págs. 147-148). porque la época que hemos vivido y estamos viviendo
Hay otra afirmación de Marx, muy característica nos ha dado pruebas suficientes de la irracionalidad,
de todo pensamiento humanista, que se refiere al ser y aun de la locura, del hombre. Por eso no hace falta
activo del hombre frente al ser pasivo, detallándolo en recordarnos todos los días lo malo que es el hombre.
el caso del amor. Para Marx, como para Spinoza, la La cuestión esencial para la ciencia del hombre es des-
cuestión no es ser amados, como para la mayoría de cubrir: ¿cuál es la esencia del hombre? ¿Qué es lo que
nosotros, ni se trata de la pregunta corriente de «cómo objetivamente puede calificarse de humano?
conseguiré que me ame», sino de nuestra capacidad de En mi libro Psicoanálisis de la sociedad contempo-
amar y de la cualidad del amor como una cualidad ac- ránea (E. Fromm, 1955a) expuse esta cuestión. En el
100 EL HUMANISMO COMO UTOPÍA REAL
EL HUMANISMO COMO POSIBILIDAD [...] 101
contexto de hoy, sólo quiero subrayar que la esencia minación se busca de muchísimas maneras: con dro-
del hombre no es una sustancia, que no es que el gas, orgías o, simplemente, identificándose con ani-
hombre sea bueno o el hombre sea malo, sino que hay males, poniéndose en el estado de un animal, oso,
una esencia que permanece invariable en la historia. león o lobo. Con otras palabras, es la tentativa de su-
La esencia del hombre es una conjunción o, como perar la sensación de apartamiento dejando de ser
dice Heidegger, una locatividad fundamental. Y se- hombre y regresando al estado natural, en que el
gún yo la entiendo, esta locatividad es precisamente hombre forma parte de la naturaleza, y en que podría
una situación de dicotomía existencial o, por emplear convertirse en animal. Pero, como dice la Biblia de
un vocabulario algo menos especial, es precisamente un modo simbólico, una vez que Adán y Eva han deja-
estado de conflicto entre el hombre como animal que do el paraíso, es decir, ese estado de unión en que el
vive dentro de la naturaleza y el hombre como lo único hombre no ha nacido todavía como hombre, dos án-
de la naturaleza que tiene conciencia de sí; que, por geles con espadas de fuego vigilan la entrada y el
consiguiente, puede tener conciencia de su aparta-
hombre no puede regresar.
miento, desamparo y fragilidad; y que, por tanto, debe Parece que la otra solución la encontró la especie
hallar nuevas vías de unión con la naturaleza y con humana del 1500 a.C. al 500 a.C. en China, India,
sus semejantes. El hombre nace, individual e histó- Egipto, Palestina y Grecia: el hombre puede lograr la
ricamente, y al darse cuenta de su apartamiento del unión, no regresando, sino desarrollando sus faculta-
mundo se volvería loco si no encontrase un medio de des específicamente humanas de razón y amor en tal
vencer este apartamiento y recobrar la unión. Estoy medida que el mundo llegue a ser su hogar, que ha-
convencido de que ésta es la pasión más fuerte del ciéndose plenamente humano viva en nueva armonía
hombre: evitar y superar la plena experiencia del apar- consigo mismo, con sus semejantes e incluso con la
tamiento y lograr una nueva unión.
naturaleza. Ésta era la idea del mesianismo profético.
La historia de la religión, la historia del hombre
Ésta era la idea del pensamiento religioso bajomedie-
en general y de los individuos muestra también que val. Y ésta era la idea del humanismo dieciochesco.
hay dos maneras de vencer el apartamiento y lograr En realidad, ésta es la esencia del pensamiento reli-
la unión. Una que se encuentra en todas las religiones gioso y espiritual de la tradición occidental: que la
primitivas es un camino de regreso a la naturaleza, misión del hombre es desarrollar su humanidad y
volver a hacer del hombre un animal prehumano, por que, en el desarrollo de esta humanidad, encuentra
decirlo así, eliminar en el hombre lo que es específi-
una nueva armonía y, por consiguiente, el único ca-
camente humano: su razón, su conciencia. Y esta eli- mino para resolver el problema de haber nacido.
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Al nacer, se nos hace a todos una pregunta a la que mí toda la humanidad: se da la paradoja de que, no
debemos contestar, no con la cabeza o el cerebro, sino obstante, no haya dos individuos iguales, a la vez; to-
en cada momento con toda nuestra persona. Y sólo dos compartimos la misma sustancia, la misma cuali-
hay, en realidad, dos respuestas. Una respuesta es re- dad. No hay nada que se dé sólo en ese hombre.
gresar y otra respuesta es desarrollar nuestra humani- Todo se da también en mí. Yo soy criminal y yo soy
dad. Y hay muchas personas —y sospecho que en esta santo. Yo soy niño y yo soy adulto. Yo soy el hom-
época la mayoría— que tratan de eludir la respuesta bre que vivió hace cien mil años y yo soy el hombre
matando el tiempo con las muchísimas cosas que que vivirá dentro de cien mil años, suponiendo que
llamamos distracción, o diversión, o esparcimiento, o antes no aniquilemos la especie humana.
lo que sea. Pero, según creo, ya vemos que esta solu- Y esto tiene una relación muy significativa con un
ción no es solución, que toda la gente que hace eso está fenómeno con el que no se suele relacionarlo, a saber,
aburrida y deprimida, aunque no se entere. con el fenómeno de lo inconsciente. Freud no fue el
He hablado con brevedad sobre mi idea de que primero que lo descubrió, pero ciertamente fue el pri-
podemos entender la constitución fundamental del mero que lo examinó de modo plenamente sistemáti-
hombre como una situación, no como una sustancia, co. Sin embargo, su concepto de lo inconsciente seguía
pero, desde luego, este tema exigiría muchas horas siendo muy limitado. Creía que se reprimen cier-
para desarrollarlo, y ciertamente no lo voy a desarrollar. tos deseos instintivos, como los deseos incestuosos
(Véanse las exposiciones que se hacen en E. Fromm, o los deseos asesinos. Pues sí, se reprimen. Pero la
1947a, GA II, págs. 29-36; E. Fromm, 1955a, GA IV, cuestión es más compleja. ¿Qué es en realidad lo cons-
págs. 20-50; y especialmente, E. Fromm, 1968g, GA ciente? Nuestro consciente está compuesto por todas
IX, págs. 375-391.) Aquí sólo quiero añadir otro as- las experiencias humanas que cada sociedad nuestra
pecto: la misión teórica de desarrollar la idea o cono- nos permite conocer. Por lo común, y aparte de muy
cimiento de lo que es la esencia del hombre sólo lle- pequeñas diferencias individuales, únicamente sole-
gará a tener importancia en el momento, o para mos enterarnos de aquello que el lenguaje, la lógica o
quienes vuelva a estar viva la experiencia de la unión las prohibiciones sociales nos permiten conocer. Hay
del hombre. Hoy esta experiencia no está viva. algo así como un filtro social, y únicamente las expe-
¿ Cuál es la experiencia del humanismo? Con este riencias que lo atraviesan son las cosas de las cuales
repaso he querido mostrarles que la experiencia nos enteramos, y ésas son nuestro consciente.
del humanismo es, como dijo Terencio, la de que Y, ¿qué es nuestro inconsciente? Nuestro incons-
«nada humano me es ajeno». Que yo tengo dentro de ciente es la humanidad. Nuestro inconsciente es el
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EL HUMANISMO COMO POSIBILIDAD

hombre universal. Nuestro inconsciente es todo lo humanidad, y entonces podemos ejecutar una opera-
humano, lo bueno y lo malo, todo lo que hay en los ción muy sencilla, porque todo el mal que tenemos
demás, menos ese pequeño sector de lo consciente dentro podemos proyectarlo al extraño, con la natu-
que representa la experiencia, el pensamiento y el sen- ral consecuencia de que el extraño es un demonio y
timiento de la cultura a la que somos arrojados por nosotros somos unos ángeles. Eso es lo corriente, eso
azar. Nuestro inconsciente es el hombre total y, es lo que vemos en todas las guerras, eso es lo que ve-
por tanto, la gran importancia de estar en relación con mos en las querellas y pendencias personales, y eso es
nuestro inconsciente es, no la de descubrir nuestros lo que vemos también en ambos bandos de la guerra
deseos incestuosos, esto, aquello, o lo de más allá (lo fría. Creo, efectivamente, que el hombre está obliga-
que a veces puede no carecer de importancia). La gran do hoy a escoger una renovación del humanismo, la
i mportancia del descubrimiento freudiano de la posi-
de tomar en serio el fundamento espiritual de nuestra
bilidad de relacionarnos con nuestro inconsciente es cultura occidental, que es un fundamento humanista,
precisamente que, estando en relación con nuestro in- o de lo contrario no tendrá futuro en absoluto.
consciente, estamos en relación con la humanidad; Citándolo otra vez, fue Goethe quien dijo: «El
porque nos relacionamos con el hombre total que hay tema propio, único y más hondo de la historia del
en nuestro interior y, entonces, efectivamente, ya no mundo y del hombre, al que todos los demás se su-
hay nada que nos sea ajeno. Ya se deja de juzgar a los bordinan, es y siempre será el conflicto entre incre-
demás, en el sentido de considerarnos superiores a dulidad y fe. Todas esas épocas en que predomina la
ellos. Estando en relación con nuestro inconsciente, fe, en cualquier forma que sea, muéstransenos bri-
en efecto, nos experimentamos a nosotros mismos llantes, tonificadoras del corazón y fecundas para los
como experimentamos a cualquier otro. contemporáneos y para la posteridad. Por el contra-
Esa idea de toda la humanidad que llevamos den- rio, aquellas otras en que la incredulidad, sea del tipo
tro: esa misma idea se realiza, se manifiesta, se encarna que fuere, canta una victoria precaria, y aun supo-
y vivifica al vencer ese apartamiento interior nuestro, niendo que por un momento logre irradiar aparente
por el que sólo somos conscientes de lo que se expre- brillo, desvanécese luego ante los ojos de la posteri-
sa en nuestra cultura o tribu, y entrar en relación con dad, porque no hay nadie que de buen grado se avenga
todo lo que compartimos con la humanidad entera. a atormentarse por nada, sabiendo que ello es estéril»
El nacionalismo y el tribalismo son precisamente ( Diván de Occidente y Oriente, Obras Completas,
lo contrario. No nos hacen relacionarnos con la hu- vol. I, pág. 1.723). El siglo XIII y el siglo XVIII fueron,
manidad. Nos relacionamos sólo con un sector de la indudablemente, períodos de fe. Temo que en Occi-
106 EL HUMANISMO COMO UTOPÍA REAL

dente nuestra época lo sea de gran falta de fe, que en II


realidad el odio que vemos cada vez más desen-
frenado en el mundo occidental y en Estados Unidos ACCIONES Y PROCLAMACIONES
manifiesta sólo el hecho de que el hombre no ama y HUMANISTAS
ni siquiera sabe para qué vive. Este odio manifiesta
desesperación moral y derrotismo moral. Si hemos
de afirmar nuestra cultura tratando de salvarla por la
guerra, no guardaremos nuestras estimaciones y ni
siquiera conservaremos la vida, estando las cosas
como están. 1. LA IDEA DE UNA CONFERENCIA MUNDIAL (1966)
Creo que todavía tenemos elección si podemos
renovar las puras raíces de nuestra tradición, que es Las «Observaciones acerca de la propuesta de una
la tradición grecorromana y judeocristiana del hu- conferencia papal sobre la resolución de los presentes
manismo. Si somos capaces de tomar en serio estas peligros para la supervivencia de la humanidad» (refe-
estimaciones, estos valores de los que hablamos sin rencia de una carta de Fromm con esta iniciativa), que
parar, nuestra cultura podría recuperar vitalidad y se encontraban entre sus papeles póstumos, dan testi-
podríamos tener futuro. Pero si no somos capaces de monio elocuente de su consternación, su compromiso
esto, verdaderamente Occidente no sobrevivirá di- y la riqueza de ideas para buscar soluciones a la crisis
gan lo que digan y cualesquiera sean las armas que de la humanidad en medio de la guerra fría. En una de
tengamos. Creo que, en lo fundamental, encaramos las cartas adjuntas, añade Fromm que «la idea le vino
una decisión que es la primordial, y que se expresa de repente y se trata de una tentativa». Que el duro
crítico de toda institución religiosa quisiera compro-
con belleza en el Antiguo Testamento: «Os he pro-
meter en favor de una conferencia mundial sobre la
puesto la vida y la muerte, la bendición y la maldi- paz precisamente al papa de la Iglesia católica tiene
ción. Escoge la vida» (Deuteronomio, 30, 19). Creo que ver, por un lado, con la duradera impresión que le
que lo que el hombre tiene que escoger hoy en el produjo la profunda postura humanista del papa Juan
mundo, que está llegando a ser un mundo uno, es XXIII (1958-1963) y, por otro, con el aumento del
precisamente eso, la vida, y eso significa una nueva prestigio de la Iglesia católica entre la opinión pública
experiencia de humanismo, o, si no puede escoger mundial por las reformas del Concilio Vaticano II
esto, mucho me temo que no va a conseguir ese nue- (1962-1965), con su apertura a la misión secular de la
vo «mundo uno». Iglesia. De sus papeles póstumos no hemos podido

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