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Teorías de la xpiira visridi&&~, Guiihrrno Solana ............................... 274 Aprendiendn de la arqiiirccrtira posrrnuderna, Juan A n t ~ n i oRamírez . 427
Arte contemporáneo y lenguaje
Val~rianoBoial
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~ i l , i ~ i L t iL > , ~ . LII~UIIIO
I uliii ti,, illoii* ii i : ~:iiudv~nii - w i i i d SGVISIIJII (id [JW-
i L CaLi i'crl~a,i~L
giamd dc casecarird de 1792. e 3 clla pone ca dcd,~Id arlc~miadod t h s reglas que i~s i ~ c c nen la d o i ~ ~ i -
c i v~lii ~riuridadde 1% natur,~lmsobre 12 i u ~ i ade rrrarr,xr anrieusr. 1 a ineciuik oorílc leerse en Nieet
qlie prolongaba las po1i:micas anrrriores, Iiie la manifestacióu de esre tipo de puesto Baudelaire el mundo urbano, ha sustiruido la belleza iiatural por la
rensioncs en el campo específico de la ensefianza arrística. El siglo XK lo here- artificial'.
dó y eii su decurso se fue ericonando progresivamenie hasta coiivertirse en 1.a naturaleza, por ejemplo la qiie alenró Friedrich qn sus paisajes, efa
uno de los rasgos d d artista moderiio: el piutor que rechazaba copiar estatuas, punto de referencia para el sujeto, si se quiere, la razón de su seguridad. Ia
priinem, atenerse a los cáiionesacadémicos, después, escapar a los tópicos esti- búsqueda de lo sublirrie, entendida como una elevación, pasaba por la con-
.
lísiicos, finalmente, fue un pintor «rechaiadon de los salones y. exposiciones vicción de lo suprasinsible y fundamentaba esa aspiracióii. El arte se encar-
oficiales, del mundo establecjdo (y académico) del arte. Pero fue un pintor que gaba de corroborar con sus imágeiies la legitimidad de cal aspiración, por
pretendía convertir su piiicel en tesrimonio de la verdad, esto es, hacer de sus hiisrrante que fuera la vida cotidiana, real. El arte mostraba ise más allá i i n ' , .
obras expresión direcm, siii iucdiaciones académicas, de esa relacióii con la iiccesariamente religioso y muchas veces explícitaniente no religioso- coiiio
naturaleza que había hecho posible el arte griego. Eii el «rechaíado»,víctima algo posible, aliineiitaba nuestra imaginación coi1 el domiiiio seguro que .,
muchas veces de la burla del público -autores de bocetos, pintores grotescos, s61o la natiiraleza libre podía exhibir magnánimainente. El suyo era el domi-
carentes de sensibilidad para los graiides remas, artistas de lo prosaico...-, se nio de la ficción, su utilidad, la de compensar eii la iliisión aquello que la
eiicontraba la pintura de la verdad: no sólo pretendía ronilier la barrera de pre- vida negaba todos los dlas.
jiiicios existenies eiitre las cosas y las imágeiies pictóricas, rambiéii quería are- La nostalgia de la naturaleza, la búsqueda de esa relacióii directa, que . .
iierse sólo a l a posibilidades que la coiidición de las iniágenes implicaba: la nos convertirla en genios eii lavida cotidiana, que de lograrse haría inútil el
suya no era, no tenía qiie set, una pintura literari.!, tampoco iin eiigaño. . arte -porque el arte sería entonces la vida corriente-, no se perdió. Está pre-
Cnando en su Saldn de 1846ideiitifica Baudelaire Romaiiricismo y arte sente a lo largo de todo el siglo y vuelve a caiitar eii 12s pintiiras que realiza
moderno, marca la distancia con los anrigiios, con griegos y rorrianos -lo Marissr en 1904-1906, en muchas de las qiie rcnliz;~Honnard irimtdiata- ' ,
hace precisamente en el segundo epígrafe, en el que se pregnnta ¿qué es el inente después, en los bañistas expresioriistas dc Kircliiici:.. 1.2 11lisqucda dc
R?inaiiticisino?-, pero, a la vez,afirina la posibilidad de hacer griegos y ese conracio directo con la naturaleza, con matices qiic los roiii:liiii<iis 11iiii
roiiianos romáiiticos ... siempre que uiio misnio lo sca: el lenguaje de la ver- ca piidicron prever, no se abandona, se reinveiira una vez tras oiia. N;iiI;i (ir-
dad priiiiero. Por eso el romáiitico cs colorista y' .por cso los colores <<dibu- nr de particular esta coiistancia cuando el siijeio que la empreiidi iicc:csira
jaiir como la naturaleza, que lo hace coi1 colores, no coi1 líiica, a la niaiie- (ir ella para ser lo que es, para no ericontrarse alienado. Perri Baudelairr Iia
ra dc los aitistas filósofos'. cambiado el relóii de fondo y lo ha hecho eii iiombre de la verdad, aliora
La relación que Baudelaire establece posee ITaia iiosotros una considerable hija drl tiempo: no el hosque en el que pu(:den correr sátiros y ninfas -o
iiiiportancia, pucs si, por iina parte, se apoya en iina concepcióii de la belleza almorzar sus rerriedos burgunes-, sino el bulevar del paseante, no la baca-
sujeta al inoineiito, por otra se centra eii lo qiie venía considerándose iin nal sino el,fZaneur.
recurso esrilístico, el color, pero lo hace de tal niaiieraque ya no es sólo + no En iioiiibre dc la verdad se acerca Courbet a las mujeres que reposan a
es en absoluto- recurso estilístico, es factor decisivo dcl lrnguaje picrórico: exi- la orilla del Sena y al trabajador qur realiza su tarea. En nombre de la vir-
gencia de verdad, aquel pnnto en el que piiiror p iiariiraleza se hacen uno, dad se dirige él misiiin, con sus uteiisilios de pintar a la espalda, conlo un
<<dessiiienr comine la nature* -la máxima aspiración romántica, el rasgo del trabajador iiiás, a su trabajo y vuelve de él. Es la verdad la que guía a Manet
genic*. El color era recurso liiigiiísriio apropiado para el inoviinienro de los cuando rransforma ninfa y sátiros en biirgueses que disfruraii del cainpo -y
paseaiiies y de los cochcs en los b~ilevarcs,de los ariiincios, de I«s desfiles, de ello a pesar de que pueda entenderse conlo una versión iiiorlerna de uii tenia
los (:onciertos al aire libre, eii las 'i'iillería,.. El color era adecuado para el clisico, pues aqiií iodo el énfasis se ha puesto en lo moderiio de la versióii-,
dinaniismo de la vida moderna, que la línea detenía, iiicluso congelaba. su fisonomía, el olor de sus trajrs, sii cromatisnio pertenecen a la ciudad que
El lector habrá advertido un salto, como si un obsráculo hubiera sido ocasionalinente Iian abandonado, y a la que volverán después de pasar u11
olvidado, se Iiiibiese disuelto: idóiide está aquella naturaleza directamente día en el canipo. Y cuaiido Mallarmé se relir:r<i al artista y, a pariir cie 61, al
vivida? Ahora se habla dr bulevares y de carruajes, de luz artificial, de pa- coiijunto de los inipresionisras, lo hace con gran precisión: se trata de alcan-
s<.antes,aceras, jatdines ..., ;qué ha sido dr aquella naturaleza? En su lugar ha
;IY zar iina inirada nueva, capaz de presciridir de todo lo anterior, de todos los
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el prisrilir trabajo ni, preicndo uiili,~rmnceprort3nr(ificorpara wrudiar las arrespllsticai, ram-
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<Irliraque y I>icwsocs visihle r i i la riayccroiis qiic condiice dorlc las oliiaiprefc-
1 ppaniiimu pnenlrr r n lnr que puedii incluiire la filosofia. lar anrs plirricar y la lirerrru-
'17-
rcn,rn,rn,c p i i v ~ r yi ii?riiralrrac iiiucrr?~.prm rilrmlii6ii rlgúii rcrrzro y :ilguiii f i p u i irn lar que rpr-
.. , 8 :u b ~ s a ~ j o-ir-
: . i i ~ mLir pu*<irr ii* driiu ~scaros,cuando no rnaios, reiultarlar. hiii cnibargo, y
,cLC,, iirubisri~~cii>hi,
nii,;l*rii I,,
i i i uii r q , , ~ riidiiiii,iri<ind, haain r<liiell:t~oiiii ir i < x i ~ ~i,i a r i i i i l ~ z r s
rica r i la r u d n qur ine m u n c a rcdacrnilo, creo quc la nocdn de "giro lingiiínicoi perniia un punta ,,,UC,IAS- liir iiiorivos dcsaplreccii o ~11 piiiriira, (par;, dir ~iirnedii-
en el rrariiadii ~ ~ c a m p o i i i i vde
dc v i m robrr I l r aricr plárricrr que coorribuyc a su mcjor iompreruibn. rlmenir liasu a lo que algiinar hirrariarlorcc han llamado iculiisni<iririt&riroii, cn rl rlut Pia iramr iom.
" CFr. J (hlding. lli<ibirmo. (/>id hianrioy vi, andl~.?i, Madrid, Alianm. 1993 (dic. orig., 1919). poriri*a, en ocasianca coliagcr y paprlcs pcgador, e< rumplcramcnri plana.
,tu ~ U I C I Ectecir i~iicdcjcii dc icl>rcseiirar, tampoco partitura inusicd? Más me iiicliiio a pensar que son lo quc son, objetos de
que su reprcseiiracidn sc arenga al *coiicepton dc las cosas o que sus imige- marcrias diversa de condición plana. Despues, en segundo lugar, porque
nes dejen de ser visiialrr. iC6mo podría dejar de pertenecer tina pintura al sólo arendiendo a los problema qiie suscita cl plaiiu pictórico se roinpren-
dominio de la visiialidad? Ni Braque ni IJirasso reprcseiiran el concepro- de la iniporrancia hisrórica quc Iia tenido este rnaviiniento: la iiiayor parre
esquema de lu¿<rsas, de copas o g~iirarru,de fruteros, mandolina~o parti- de las orieiiiaciones para las que constiruyc Iiorizonre (y, iniichas veces, fuii-
curas musical es^. No praciican dibulo rémico alpiiii ni prercnden ofrccer damenro) wabajau sobrela condición de la iinagcn en ti plaiia y no sobre la
un esqucnia apartir drl cual podría construirse un objero. Las cuerdas d.- la rnuliipiicidad de piinros de vista (piensa más en consrrucrivistas y neoplás-
guitarra, la lornia d c su perfil. lar lineaí de la partitura, la hoja del pcriódi- ricos, en la reiideiicia a la absrracción geornirrica que en el hirurismo).
a,el pie de la copa, el go:leie de la botella, el juego gcomérrico, romboidal, I.a prereiisión de consuuir un lenguaje radicalmeore iiuevo que caracre-
del vidrio, el contrasre de la eriqucra, ron algunos de los morivos que apare- riza a lor movimientos de vxnguatdia rncuenrra aqiií su punto de partida.
cen en rniichas de lar pinrura y collages de Braque, Picasso y Gris..., ion (:iiando hlalcvicli pinta Corutrurriú~irupremati~ia:c~iudradorojo y ioadrado
rodos riiorivos visuales, aparte,» de los ohjeros reprcseiirados que remiten n t p (1915, Nqv Yorl~,MOM4), par ejemplo, el punto de visra, cualquier
dir~ctamenrca ellos y qiie nos permircii a nosorros, especradorcs, saher quP punto dc visra ha desaparecido y la imagcii pintada no e? rcrmino dc niira-
er lo que ahí se ha rcprescnrado. I'ern nuestra mirada ernplrica, de 13 que era da empíiica alguna, lo niisrno sucede Lon el Moiidrian de Compo;ición
relercnic el espacio figurado rradicional, no las percibc así: las percibe r n un (1916, Wew York, G ~ ~ e n h c i r nEn ) . ambos casos la pintura xiiianejan sig-
espacio tridimcnsiunal y ahora se ha11dispuesto eii un plano. El plano no se nos cuyo vdar seináiitico SP configura a par~irde sus relaciones en el plaiio.
ociilra, es plano con valorrr semáiiricos y, en ranio que tal, factor determi- Es obvio que sc [rara de siiremas visuales, pero no de sisrernas visuales que
nanre cn la orgaiiización de la iriageii. Nunca mejor quc aliora se puede limir;ui su marco de refereilua a la rcpresentación drl mundo crnpíri~oper-
hablar de una irnagcn consrruida. ribido. La imagrn creada no es trasunto dcl niuiida que la mirada einpírica
Una imagen construida que, sin embargo, nuiicl abandona por ioin- capta.
p!ero el rcconocimienro. Cuniido éarc se liace difícil, anibos ariisras inrrb- 1.2 condición del rspacio no cs asuiiro banal en la pinriin, ni tanipuco
iiiicen moriwos quc prrrniren la rememoracióii de la figiira y prol>oriiuiian s61n rasgo esrilíirico. Eu El se articulan su condiciúo técnico-materid y su
la .clave,> representacional de la iniagen. A veces cs u11 niorivo iigurarivo, valor semánric.o. El espacio cs a la pintura lo qiie el disciiiso (iriiiporal) a la
como la esculiiira de Nueva Caledonia que apatece en la parte superior del iiarracióii, ~oridicióupara la representacióii de cualqiiier motiva, y de la
Pcnatu dc Kqhnwrilcr (1910, C l ~ i c a ~The o , I r i Insritute), en otras ocario- niisrna iuaiiera que el discurso siipone rin sujeto que, en primera o tercera
n,.s cs iiii letrero, ronio succdc rii d f a .JnIie,>:1911-1912, Nueva York, persona, habia dc las cosas, cl cspacio presupone arnbién la mirada d e un
MOMA), o cualrsquiera dc los iiiuchos inorivos que nos perinitcii iiadivi- pujero quc percilie v represenra las cosas.,., al inrnos discurso y espacio pic-
iiar,, los objeros reprmenr.tdos: las clavijas de las guitarras. las pipas dc los :órico coiiveiicionalmci~reciinsiderados. Al suiri~uitcl espacio figurado tri-
poetas, las copa Y los wros de los bebedores ... dimcrisionai por cl lilsuo, la piiiura iiirroduce una alreración susraiicial
Desraco la iinportancia del .plano ~iicrúiicoi,sobre la amulriplicidad de piies la niirada enlyírica percibe iin espacio rridiineiisional.
puntos de vistan poi varias raroiies (de índole muy difrreiite). I'rimero, por- La piiirura re ha convcrtido en un sigiin que no se pamr al objeto al
~ I I Pm e parecrrl rasgo siirrancial del ci~bismo,qiie, si en los iiiomentos ini- que hace rrfcrencia y que, a pesnr dc rodu, representa. 1.3 habiriial distin-
cinies se arieneeFcctivainente a la inliliiplicidaci de piinros de visra, abaiido- ción enirc signos q ~ i cfundan su ~i~riificado en cl y signos dc
na Je i;iaiiera paularina esta prcocupacióii y creo quca partir de 1912 aban- caráaer arbitrario se hzce ahora bastanre más cnmbleja. La imagrii cuhis-
dora de forma definitiva la noción de puiiro de visra: jes rcfcrriire de un r a n o se parece al objeto que rqiresenra, pcra s i ~ u erepreseii!lndo un objc-
punto de vista uii papcl de empapelar paredes, una página de periódico, "lid to: no se parece, antc iodo, porque es el plano el quc ha sustituido al cspa-
cio rridinieiisioiial (y ~ i odesea introducir ilusionismo sobre lo que no es);
S b iaca L cual cl ciibisniu si.m p l r n P :zr<ii d< .1 i ; > ~ c i r ~ ~de de l
i l i nla r~i*i*i*i*i*i*~~;on a
pero lo reprcscnra. Podeinos reconocer motivas -e1 perfil de la copa, las
corrr piir I i reprcrcnilribn dc ru zonccpio p m i c uii? iurrrc rc,diiiól <n lo5 zejl.>ii drl iiiovirnirnto y cuerdas de La euirarra, el paurado de la patiiriira ... -quese puwcmo leyen-
iiriii ai o r i g n cii los icrroi Lndscianilci del iiiiirnn. iipoilinziic lialil6 de ,,ckiicntus exrnidoi de la
,, . " : ., . .. . , .
.-. . 8 ... . . .. . > ..... . . '. ,. :,,, p*. . JL ,."c.-
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das ~ U nouemiren
C al rnorivo y permiren uiia rcrnemoración perceptivd.
1 3 8 ~ ~ ~ d ~ u,Ii:cn b i x marriiiiricar
a i sin sabcrlai. <: 4plliniiirr. ¿opnnbricubivt, (cdii. dc L. C.
IJero erre recoirociniicnro, reniemoracióii y iecoiirrrucc~óii (y muriias
U:ruiiip i 1.~11Chrriiicd, Pzrir, Htrinann. 1981, 68 y 60, risprc:inlnrnre [irad. iasrcllzna: vzics las tres cosas) riene poco qur ver con el pnwcido rradicioiidrnente
Yr,d;tanonei mri,ii.iii. Lor pirtranr ~ubiirn~. h4idrid. Viior. 1994, 3 1 y 14. admitida.
Menos atín tiene qiie ver con el parecido el juego de ritmos de la pintu- El <<girolingüisiicon abre mmirios inesperridos -pero buscados- que arte
ra d ~ Mondrian.
. Si, coino suele afirmarse, ofrece el equilibrio misrno de la y literatura recorren con audacia en el sido m. Eri este recorrido están acom-
i:iruraleza, rllo no es porque tales imágenes se parezcan a o teprodiiIzcan tal paiíados por la reoría o, niejor, las teorías: 12. condicióii signica de la imagen,
equilibrio, rino porqiie la ley de su construcción es la del equilibrio. Ahora sii evenmal cará,,ler creador, la recepciói~ ...[*>S planteanlicritos de la estética
bien, semejante ley es un recurso propio del lenguaje y sólo en el lenguaje y la teoría de! atte daii, ellos iariibién, uii .giro coperriican<,~> que qiiizá no
encuenrra su hndamei'to. Ello planlea un problema que, por niuy abstrac- hubiera sido posible, hubiera carecido de sentido, sin la priirica misrna del
ra que sea lapiiiiura, no puede ser ohviado: el reconocimiento. ¿Cómo reco- atte.
rioccr eii la imagcn de hlondrian el acquilibriox (o el deseiluilibrio) del,
mundo? Tales, equilibrio y desequilibrio, se dan en la realidad factual pero . '
vividin del yo individual. I'or el coiirrario, lu que subresde eii el pensamieritci es&-
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esrrictameiite uiiiológica, como un acoriteciniicnto fundamenral en el marco de la
que denomina xhisroria del serr y, por cierto, sieriipre en función de sii peculiar
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cornprensián antalógica del icnguajc.
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Dc Iic~liu,rl hirgu que habriade adqiiirir la reflexión esrérica heidcggeriana que- iustriiroenro y que por su inera exisrencia transforma, ,dislocar las rel~iionesdel
daría definido bairanii pronro, entre 1735 y 1936, en o célebre ensayo sobrc Eiori- hombre con el iriundo y ron la rierra, e insraura iin iiorigen».
de la obra dp nm Ya es significativa que sii punto dc parrida no sea ni el aire ni Ahora bien, prosigue Heidegger, ese <rdejar..sern,ese «hacer-acaeieru cl ad.ieiii-
el ir~isra,sino lo obra nii~rnacomo iLcoia,,,esio es, el lugar dondc i~cla n c sc cscon- miini,; d c la verdad er aqiiello en 1k1 que íoiisisrc eciiii.llinrnrc la pacrla
..
cien. donde uroniarnenre reside su (xeniprna~u.Ahora bien, la dererminación d e la obra
<.cilio iwcosar ron<liice z iina previa elucidación d e aqurllo eii qiii consiste el..ser
(Dichiund, En esra medida, la poesía es el arquetipo dc rodo arte. Ella cr «la leyen-
da (dir S q t ) del des-arulramien~ade lo eiisienteu. Puesto que 12 poesía es Icngua-
c<isa»de la cgiosai,. E1 asunro no re resuelve apelando a la5 wnccpcioncs habituala jc, rr decir, el lugar doiide primordialinenre rienc lugar la lucha, la c~iiriisiúii~~ riiirr
i~~;iietatinicu~) oue hacen d e la .cosa* un mero soDorre de ~roriiedades. .
,
de una pliirdidad d r sensaciunes. o la artic,ilación de rinii forma e n iina mareria.
o la unidad lo ociilta y lo desvelada, erirre lo abierro y lo reservado, No es extraño, por ranro,
qiie fuese 1s pncsia la qiie iorisritriyese el núcleo de la reílrxiúu isrliiica heidcgoeria-
Daiido iiii paso mis d l l , Hri~leggercompara la "cosa. con el ,t¡ristrumento.. Pera un na. A esre resnecro. .
~, ~.la clave fue Holdcrlin. El ,urouio Fleideerir ~.ecordabaen una
conferencia di: 1157 la imliiesión que en su juveiirud le produ~ala pnblicaci6n de
"L,
C (ios~: . Lefirtnaiz~rntri kF.r,uiimrr>ur,dcuirnr knvrninr,I>usina, !.'&r d'Homire, lr75, a 8. Eiclirtiiiaihni. ,,':a rroila drl niCiido hiri~id.,,
rn /amiil&i~io j i r ~ ~ p 2 í r dMa<lriil,
rn
?1-37. CorruniuciOs. I971,JI
'Y. Shlarlxi, O rroriiprvrj (Sobre Li *orla ú irprni.9). Madrid. Soveokii Pisacr. 1982, 69. ' 13. l r i r i i i l i c ~ ~ i iÍ ,r o i i í u ' : /a i;,rrdrrrn hlidricl, A h l , 1982, 13
querla ser concreta*! Por otra parte, .las nociones y principios elaborados cionamiento del espacio y del tiempo en el cine en interrelación con el cua-
por los formalistas y tomadas como fundamentos de sus estudios, se diri- dro (hadr), considerado conio signo rignifativo ( ~ ~ & o vznak)i caracteriza-
gían a la teoría gcnrral del arte, aunque conscrvaban su carácter concrr- do por la simultaneidad y la polisemia de su movimiento. La mímica y el
to))'. De hecho, los trabajos tebricos y metodológicos de los forinaiistas gesta en el cuadro son un sistema de rclacioiies enrrc los iihéroesn del ciia-
rusos se centran. casi en su totalidad, en el análisis de textos lirerarias (en dro. De ahí llega Tiniáriov a la coricepción de montaje, no como unión de
su maforía poéticos) rusos modernos. cuadros, sino como el carnhio diferencial de los cuadros. El montaje permi-
La evolución intelectual y científica de los formalistas puede concebirse te percibir el ritmo fílmico considerado, en una analogía entre cine y verso,
como tina serie de aperturas comparatisrxs yrugrcsivas dcsdc la forma del como la interrelación enrre los momeiitos estilisticos y los métricos en el
lenguaje litetario hacia, por nn lado, otras artes y lengiiajes y; por otro, Liacia desarrollo del film, en su dinámica. Para el estudio de la compoiición fllmi-
otras épocary CIIIIIIIZF. ca, Tiniáiiov aplicalos conceptos de fábula y trama (riudet) elaborados por
En la apertura o ampliación episremológica de la poética formal a otras Sldovski, vinculando los procedimieiitos de elaboración de la trama con el .
artes y lenguajes. el estudio teórico y crítico del ciiie frie decisivo para estilo y con el género. .
Sklovski, Eichenhaum y 'Iiniánov. Fueron los formalistas rusos quienes La apertura histórica y comparatista de los formalisras rusos es siinultá-
emprendieron el primer estudio sistemáticu en toriio d cine. Por otra par- nea, en el tiempo, con los cambios en la concepcióii de la forma. Desde la
tc, l a rclaclón de los formalistas con el cini piede entenderse eti el inrenro forma aiitosuficiente o forma-contenido de la etapa iiiicial (1916-19211, los
de aproximación de los escritores vanguardista al nuevo arte. luriiialistas llegaron a 1% forma dinámica de la etapa de desarrollo (1921- .
Conio en otras muchas cosas, el pionero en los estudios sobre cine 1925) y. por íiltimo, a la forma correlacional o forma funcional, de la etapa
fiie Víctor Sklovski, quien en 1923 piiblicó 1,iteratura i kinematogwf(Ld tina1 (1925-1930). Este proceso evolutivo característico de los formalistas
literatura y el cinematdgrafo), una colección de ensayos teóricos, criticas rio esrá exento de contradicciones y de replanteamientus rii una búsqueda
cincmatográficas y artículos sobrc cine y ciiie~sras.Sin embargo, la prin- incesante de los rasgos diferenciales de las formas attlsticas, queva desde los
cipal aportación de los formalistas rusos no sólo a la reoria del cine, sino análisia cocicreros y sincrónicos de textos poéticos rusos, al esrudio de la reo-.
tainbiéii a uria reoría comparada de las artes, la cotistit~tyeel voluiiien ría de la prosa y de la composición, y, en última instancia, a la evolucióii dia-
colectivo I'oetika kino (La pobtica del cine, 1927), que incluye los eiisa- crónica de la serie literaria y de las series artlsticas y ciilturalcs. En cierra
yos <,l>oczijai proia v kinematografiir (ol>oesía y prosa en el cinemató- manera, la evolución de la poética formal es paralela a la evulución dc la
grafo~~) d c Vírtor Sklovski; Prollrniy kiiiosrilistiki (xProblemas de esri- Lingiiística Moderna, desde el estudio de la eufonía del verso (nivel Íono-
lística del cine*) de Rorís Eichenbaum, y aOb osnovakh kino» (*Sobre foriológicu), se pasó a las formas y procedimientos del lenguaje lirerario
los f~indainintosdel cine*) de Yuri Tinidilov. Al plantear el esrudio del (iiivel iiiorfolbgico), y despues a los procedimientos de la composición
cine en rérrninos de lengiiaje artistico, ctiya forma y cuyos procedimien- (nivel siiitáctico) y a la semántica del verso (iiivel semántica).
I'rocederemos seguidaniente a la descripción de las aporracioiies reóricas
tos podían set dcscriros no ya por la Lingiiística, sino por la Poética, los
formaiisras aaaaiizaroii en la persprctiva compararisra dc la iiiterrclacibn y nietodológicas de los formalistas y de su evolucibn, deteniéndonos en el
análisis crírica dr los trabajos formalistas más rilevarites.
de las artes.
La naruraleza del cinc, afirma Tiniánov rn r<Obosnovakh kino» («Sobre
los Fundainenros del cine>>), está próxima, por su iiiaterial, a las artes espa- Etapa inicial (1916-1921)
ciales (la pintura] y por el desarrollo del material, a las artes rempotaies (la
literatura y la mii~ica)~. Tiniánov define al cinc como arte abstracto de la En esta primera etapa, los formalistas esbozaron los principios teóricos
palabra y analiza todos los elemenros de la composición fílmica y del leii- qiie serviráii de hipótesis de trabajo para el estudio de los hechos mncreios.
gu:ijr ciiie~nato~ráfico, concebido como sistema, confrontándolos con la Como senala Eichenbaum, ,<losprincipales estüer~osde los formalisras no
fotografía, el teatro y la poesía. Así, Tiniánov aborda la especificidad del h n - tendían al estudio de la llamada forrna, ni a la cuiistruccibn de un metodo
particular, sino a fundar la tesis según la cual se deben estudiar los rasgos
rapcciricos tici a i i c iireisiiui'.
' Ii. Jakobron, iil.inguiirirs and Pocricrn,eaSelieok. T. (?d.), S+ in Iringu8i;e(rmd. uri: lith dri
LB rri!~rrtiió,i& IdpnLzbrd, Pcrrograilu, e d i r del auror, 1914, 11 LrtP<p<je,Madrid. Cáicdra, 1974).
de la trama, describieiido diversos procedimienros compositivos, tales como soviétican" (Eotski, 1969: 108 y SS.).Las diatribas con el marxismo sirvie-
la dilación, la estructura escalonada, el paralelismo, la creación y desarrollo ron a algunos formalistas para hacer los primeros balaices teóricos y nieto-
del marco y el encadenamiento. dológicos. Así, en 1923, Zhirmunski publica el ensayo Kvopionr oforniol'
Borís Eichembauni desarrolla eii el artículo clásico ((Kaksdelana Shinel. nom metodr (Sobre I? cuertión del método formal) y en 1925, aparecen la
(,<Cómoestá hecbo El Capotm), iiiia precisa m~rodologíade análisis delpro- Teorijn/ünri/iInogo metoda (Teoría del mito do forma^ de Borls Eichenbaum
ceso verbal y aiitorial de la estructuracióii remática y estilística d~ la fábula y la Iiori/i2 literatura. I'oetika (Teoría d f la literatura. Poética) de Borls
en trama del famoso relato gro:esco de Gógol, que siivib coino niodelo de Tomashevski. 1 , s obras de Zhirmunski y de Eichenbaum constiriiyen el
análisis formal de la prosa artísrica. inejor y más brillante y audaz ejercicio de aiitodefiniciún crítica de la poéti-
ca del formalisnio, mientra~que la de Tornashevski, pensada como mariual
iiniversitario, es la mejor sintesi divulgadora de las ideas y logros formalis-
Etapa de desarrollo (1921-1925) tas hasta 1925.
Quizá sean las aportaciones de los formalisras a la teoría del lenguaje poi-
Las cuestiones de la poética tebrica pasan a ocupar desdc 1921 el ceiitro tico y, sobre todo, del vcrso, las que mayor influencia han tenido hasta aho-
de interés de los formalisras. Por iiiia parre, desde el esiudio del soiiido del I
ta en el desarrollo de la teoría literaria. Lo cierto es que, entre 1921 y 1925,
verso, los nuevos rrabajos se oriciitan Iiacia la claboracióii de una teoria se publiarun iiri Liiien nútriero de estiidios formalistas sobre el lenguaje por-
general del verso; por otra, la nociones de procedimiento Ipriem) y de moti- tico, ya clásicos. Osip Brik, en Ritm i rinroksis (Rirnioy rintauii) -exposición
unción (motivirovka) les sirvcn aliora para seiitar las bases de :!iia poérica de oral en la Opoimen 1920-, h e el primero en considerar el ritmo como fun-
la prosa fundada inicialmente eii el estudio sisteniático de los procediniieii-
damento constriictivo del verso y vincular su estudio a la sintaxis. Bo8s
ros de la comiposicidri mediante las nociones de construccihn y motivacióii,
F.icheiibaum, en Melodika rtikha (Ln rneiodia del verso, 19221, estudia los
fábula y trama. La fornia dc la ol>ra lirei-aria scrá coiicebida coino forma
fcnóincnos rítniicos y sinrácticos en relación con la sigriificación ci~nstrucri-
dinámica, lo que conlleva la aparicioii de la nocibn de significación fuiicio-,
va de la cntoiiación pofrica y discursiva. En ese ensayo, Eichenbaum intro-
iial, 911' Iiizci más conipleja la iiocióii anterior de procediiiiiento. aíiadién-
duce, jiiriro con las nociones de melodía y de armonía general del verso, la
dote la de fuiición. La lorma de uiia obra artística ya no era coiiceliida como
nocióii de dominanze (hiniinanr),que resultaría de gran trascendciicia en la
el resiilrado de una ,,surnall de procedimieritos, sino qiie cada procedimien-
evoliici6ii del lorinalisiiio, sobre todo a la hora de abordar el estudio de la Iiis-
to debía ser analizado a la liiz de siis funciones, esto es de su interacción con
otros elenientos dc la obra ai-rísiicay, eri iiltima iiistancia, con otras obras de toria litcraria. Por sii parte, Borís Tomashevski, en I'roblema rtikhoniornop
arte, ya que, como seiialó Tiiiiáiiov al introdiicir la nocihn de sistema, *roda
N m n ( L /yrobiema dfl rima poétieo, 1922) y sobre todo cii Hurrkoe stikhor-
obra de arte representa una iiireraccibii compleja de numerosos factores»". ioderiie (1,i iirrrifi~i~r.idnruin, 1923), desarrolla las nociones de ritmo e
El desarrollo del niérodo foriiid se abrió eniiinces a una doble perspectiva: impiilso poirico y esboza por vez priinera, a manera de conipendio de los
el estudio teórico de problemas concreros y el esriidio histórico de la evolu- esriidios foimalisras sobre el vcrso, una leoría general del verso.
ción literaria. Romaii]akobsoii, en O chesskom stikhe (Sobre el veiro checo. 1923), pro-
Un impulso iinportaiite en el desarrollo de la poética formalisra será la pone nuevos problemas sobre la teoría general del ritmo y de la lengua poi-
aparición hacia 1123 de las primeras poléniicas críticas e intelecruales con rica, considerada como una .dcforrnacidn organizadan de la Iciigua por la
represeiitantes de la filosofía marxista, tales conio León Trotski, Nikolai forina poéiica. Por íiltinio, Iriiri 'i'iiiiáriov, eii Probierna itikhoiiiornogojuzy-
Bujarin y hiiatoli Lunachatski, enrreorros; quienes pusieron de manifiesto ki2 (Elprobiema de ie lenxuapoética, 1924), iriuesrra la unión íntima entre la
algunos límites y carencias de la etapa inicial del formalismo, principalmen- significación de las palabras y la construccihn del verso, enriquece la noción
te los referidos al contenido ideoldgico de las obras literarias y al condicio- de ritmo poético al considerarlo como <,factorconsrrucrivoii del verso y estu-
iiairiicnto social del arte. Aun reconociendo que «una parte del trabajo de dia las particiilari<ladesde la seiiiántica poitica.
iiivestigacióii de los formalistas es iirii., 'fiostki no duda en calificar al for- Jiiiito a la reoría del verso, los formalistas senraron las bases de una teo-
ría de la prora. De niievo. el irnpulso corresponde a Vícior Sklovski y, en
malisrrio como da única teoría qiie se ha opuesto al marxismo en la Rusia
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"Y. Tinilnav. xDc la cvolucibn iitrrariau (19271, rrad. mr. rn Foml"mol w n p r d 2 , Madrid, B. Eichcnbaum, La vidn ilrmono (ll27), !rad. casr. wn d iirulo .El ambicnrr rocial en la 1ircra-
C<ilnuniiacion. 1973, 137. turau, cn E. Volrk (ed.1, 'ir. 1, 245.
79
tivo que pueda parecer, {{puestoque el ajusramicnto completo con la ~iarri- la obra d e arre expresaría el seniimieiito d e su auror y causaría eii su recep.
tura es la única condición d e uua preseiitacibii genuina dc la obra, la ejccu- tor este dcrerininado seiitimieiito. El rechazo de anibas falacias es conipar-
ción inás infeliz sin errores concretos será una tal preseiitación. rnieiiiras qiie tido por la teoría formalista d e la literatura y en gran riiedidz por la reoria
la ejecución más brillaiite, con tina sola riota falsa, iio~>".
Nicholas Wolrerstorff'"ia desarrollado una oiirología de la obra de arce
.
analítica del artr.
.lodavía en 1180, Beardsley defendía que la inrerpi~racióiide iin porma
a partir de la diferciiciacióii entre tipo y ejemplar y ha sacado a la luz consistía eii el desciframiento del significado explicito eii el rexro y no de la
muchos problemas d e una definición del ci~nceptod e obra d e arte y muchas inteiición drl autor, de tal inanera que las dispuras sobi. su significado de-
diferencias entre unas clases de obras de arte y otras. Citareinos sólo algunos bían hacerse en el caiiipo del texto: «Apelando a las potcnrialidades d c sig-
ejemplos. E n la inúsica, el compositor construye las iiisrrucciones a partir de nificado (...), dado el léxico y la Anipliado a su ieoiía ohjerivista
las cuales se creatáii las realizaciorics de la obra. Sii.~?arritiiradeteriiiina cuá- de la obra d e arte, quería decir, que son las propiedades prcseiites en el rex-
les scráu correctas y cuáles no. Por procediniieiiros récnicos las ejeciiciones tolas que tieuen u n significado, garanrizado por reglas y conveiicioiies que
~ u e d e nser reproducidas, por ejeniplo, por uii tocadiscos, y habrá igual- rigen su producción y su iiso. Una obra d e arte seria para Beardsley en con-
menle biieiias y malas reproduccioiies. Uii artisia gráfico prepara igualmeii- secuencia un teobjeto artístico^^ con independencia de las iiitencioiies del
te el cartefacton desde el cual se rcalimráii cjcciiciones d e su obra. Del inis- autor y de las afecciones que provoque en el receptor. Una obra de artc seria
iiio niodo, cl plano del arquitecto (asirve como instrucción para la iin otijeto que reúne las características d e completud, unidad 1. disrancia-
pi<idiiccióiid e ejemplares ccirrecios,~".I'or últiiiio, sin embargo, d guioiiis- niiriito, qiic Beardsley considera cualidades iniiianentes a la obra inisina.
in de tina peliciila da instrucciones qiie luego el director selecciona y com- La críiica de la teoría expresiva del arle era comiin en el ámbito'ana-
l~lctay qiie sirveii dc instruccioiics para prodiicii la obra. Pero la autoridad Iíiico. Eii 1966. Roiiwsma escribe un ensayo paradigmárico: eThe
si~l!rc ésta e del director, Iiasr;i el puliro de que cliferentcs dircccioncs da- lxpression Theory of Art>,", en el ciial criiica la idea d r qiic ciiaiido una
i.i;iii I I I ~ X a distintas o b i x , diiiiqiir. fcicra a partir de iiii mismo guión. I1or obra de artr expresa una eniocióri se cntieiida coiiio siii6iiii1.I rlr qiic
i:I roiirrario, c el dramaturgo y iio cl diicctor de tcatro qiiicii dctermiiia las
rxprese la cnioción rlel auror al prodiicirla. «[.a música es crisii.r, cxcla-
propiedades de iiua pieza rearial. uiada tras la aiidicióii de uiia pieza, no sigriifica, por iaiiio, qiic cl :iii~or
e x p i i r sil rtistezl en la pieza; tanipoco puedc ser literal la aliriiiacidii <Ic
qiie la niiisica expresa rrisicza, puerro que sólo los sercs huiiiaiios (o al
iiieiios los seres aiiiinado) soii capaces de eiiioción y, por tanto, de su
expresi6n. Para Bouwsnia, la pieza musical poseería algunas propiedades
qiic son las que rri-onoccnios eii una persona cuaudo rsrá trisre (o cuan-
En colaboraciún con el reórico de 1.1 Iircratura Wimsatt, Beardsley escri-
tlo Tiuge estar rrisre). Por tanto, la única lecriira admisible de la frase «la
bió dos ensayos dc graii infliieiicia iiicluidos eii Elicono verbal1! Se erraalba
iiiúsica es trisre. sería la literal.
d c .La falacia inteiicioiial. y .La falacia afecriva», dedicados a la crítica de
La teoría dc la cxk>rcsióiide Goodinaii contiiiria en el camino trazado por
1:is dos falacias que según los autores eran iiiás corrientes en la crítica litera-
Ilouwsiiia. Por el coiitrario, la obra de R. WoUheim dc la últinia década ha rcha-
ria y en general la reoría dcl arte tradicionales. Según la primera, el signifi-
bilirado un coiicepro de expresión ni& cerwno al del ilco cotidiano dc la pala-
cado de la obra de arre coincidiría coi1 la intención del aiitor, entendida bra, eii el que cs roiisritutiva la idca de que i i i i estado de iiiiiiio rsrá de algiiiia
coiiio ttcl diseño o el plan (de la obra) eii la mente del autoriil'. D e tal mane- h r m a presciite o represairado cii la inaiiifestación que se dice su exliresión. Dc
ra que interpretar una obra de :.te seria descubrir la inrencióii del artista. la misnia niniiera, desde Lapintura como arte, Iia defiiiido el sigiiificado de las
Para Beardsley y Wimsait, el significado del poema, por el contrario, seria iiiiágriies pictóricas en términos de reeoiiociniienio de iiiia iiirención. Cuando
social, pocsto qiie ~ ~ ú b l i ccso el leiiguaje, ciiyas reglas de significación se Hcadsley y otros cririabaii cl sentido de interpretación como reconociniirnto
liariaii niaiiificstas cii el pocrna misino. Segúii la segunda falacia, la afecriva, de uiia iiiteiirióii se basaban en la en ocasiones imposibilidad de coiiocei. esa
inreiición si no es riiediaiite la obra y rauibién en la niuy probablc circunsrui-
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mundo del arte19 conio digno de iina evaliiación eii términos artísticos. Es 7br P h i l o ~ o ~ h Dhrn/>rnihsrrnenr
~~al ~ f i h r Comnia,~pinr~,Nuna Yorl;, Criluinbia üiiivciiir) l'tirr,
19%. 1)ickic.C., AiroridrhrAeiihnic~,Ari InririutioiulA~io~iviviv, l r h a u . N.Y., Cornrll llnivririiy Piisb.
decir, finalmeiite artc sería todo aqiiello que cierta iristitucióii, «el mundo 1974; Thr A n Ciick, N~riiraYmk, Haven, 1984. y. 82. Llron. \V. (ril.), E'iroy rn A1~i1,niii o n i
del arte.>, decide considerar coma tal. 1.a expresión «mundo del arten ha I.anpingp, Oriord, Raril UlaclwcU, 1970. C<i<idmaii, N,, Loi iotu.>ln k l on,, (1968).Birirlori. Scix
caiiibiado su significado respecio d e la teoría de Danto, para tener un sig- Barral. 1176. H Z ~ ~ SA.C(?d.),
> ~ , I>hiinio,,liyordrha VbuulArti: Sering ~ ~ d A b ~ i ~ o La ~ i >!aya,
i n & I9B7.
Kmd. S.. y Ga~l:~ll,1.. Thi Lnnprqe ofAn tlbroy, Cvnhridgc üni\.,:rriryPrcic, I<J9l. M;irgu!ii,J.,
n i f i a d o claramente soci«ló~ico.Si para Llanto, creador de la expresión, la Phihinphy 1.ooh1 o, ihr Am, Filadilfia. 1978. Sbustciniaii, R. (rd.). A ~ ~ i yAriib~ir~ii
i~i Oxforil, Dar1
idea d e un niundo del arte Ir servía para dar con una esericia de lo artístico, Bilrlrwell, 1981: ProPnri~rAuihe~in:Liiii,~füraup,R~rihinhi,~~Ai,, Orforil. Blaikwrll. 1992. Wdion,
para Dickie es lo que queda en Iiigar dc cualquier esencia. K., M;mi,ib a M,,hr-Hilirvi, Cainbridgi, MasS.. Haward U n i v c r r i ~Prrir, ~ 1 9 9 2 Wrirr, M . Thd
OprnirinMi,id Chiwgo,U n i ~ ~ r s i r y<:hicagn
of I'rcrs. 1977. Xrirrg!iirrin,l... l.<iiioncij runu<r<dr;onil
Dickie cs un especidista en la reoría estética dcl siglo p i r i y despliega rnh>r r.rf4iiii,p,rco6~siy~ i ~ ~ i irrliFxo,
rio Rarceluiia, Paidós, 1992. Wcllhrim, R., R o r i r y rwr ob/rroi
todo su conociniieiiro para criticar la nocióii d e gusio y d e experiencia este- (1168),H~rccluna.Srix Hrrral, 1972: I'ninnrtfarori Ari Inndia. Tlirnirs & liiiilinn, 1989 iLipiniu-
rn tomo uri arir, Mlilrid, Y i ~ < ~1997);
i, Ori Ariondthe M i ~ i dLondr~r,Allrii I.anc, 1973: O,, 1k;ti:inf
rica ral coino se entienden en la teoría y la crítica del arte modernas. El pla-
oridtilr SrKBosioii, M ~ s r ,Iizrvard
, Univerii~yP ~ s 1992., Wolreniririf, N , IY/orki rtid Workl~q Arr,
cer desinrcresado, en el que bkicamente se ha heclio consistir la experiencia Oxfurd, <:larrnduii I'reii, 19XO.
esrérica, iio exisrr y iio parece plauible mostrar la especificidad de tal expe-
iiencia. L'or taiiro. todo iiiteiito di. dcfiiiir la cihra de artesobre lal nocióii
decxpericiicia estética ha de fracasar. La ; obras d e arte iio tendrían en
coriiún eiirre si liada más que ser considcradas coino tales por el rnundo
ai-rístico.
La 'Teoría Institucioiial d e l h t e ha gozado de iina arriplia difiisión en las
úlriinas décadas, aunclue tambiéri ha sido riiuy criticada. Eii particular, la
iioción de «inundo del arie. ha sido rechazada sobre la base c I i que no se
pueden dar criterios suficien~esd e deliinitaribn y porque praiipoiie la ilefi-
iiición dc lo se pretende dcfiiiir, el arte mismo. Llickie propone una
defiiiicióii iiucva cn sil libro 73ie Art Circlr, segíiii la cual <,eliiiuiido del artc
cs la totalidad de :cidos los sistern.~cIc iiiuiido artísticci», siendli un sisrenia
del miindo artístico ,<...una cstructiira para la rxhibición de una obra de arte
d e iin artista aiitc un piiblico del muiido del artei,". Según el aiiror, auiiqiie
cl circulo cn la ciefinirión exista, lo úiiicci q ~ i ctrata es haccr expliciros los
supuestos q u e fiiiicioiian cn rioestro uso de la palabra arte, que sul>onela
Familiaridad coi1 otros conceptos y con el niiindo al que se refieren. Por un
lado, sin que existan esa fan~iliaririady esc coiiociniiento previos no es posi-
ble ninguna definición dc lo artístico. l'or otro, uria ver que los poscemos
no iiccesitamos uria defiiiición exterior d e lo que es lo artisrico, que sólo se
d a en esa práctica, altamente institucioiializada que ocupa al mundo del
attc.
lieardiley. M.. Aaihriiii I>rob!mrii in rht I'h~iairiphy af C'ririciim, 1958, Iiidinnlpi>lir. Indims,
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, . .;.u,, ,vi ,ilra;i ,v ,ir
~ , ?Li;on$~wrorinnoftht ioni»ioripLii~,
r I t r l ~A,, Canibridgr, Mass. Hawaril Lliiivriritv I'CCS. 1981:
senrar, describir, erc., u n niundo de objetos. Cad3 .íirni>olose refiere 2 3lgo qric no naturalista cs. pura y siriililcmcrire, el habiriialn". Es caiacrerística dc Goodiiian la
es el toiSmo; esrá en lugar de otracosa. Así piics, rcfcriire a algo es el niiclco de la idea de que la icpr<.senración no tiene riada q u ver con la scmejmza, ni con el rca-
simboliración. Ahoci hicri, esro snlo ocurrc en el inarco dc u i i sisrenia, los sirnho- lismo, El filósofo sc siinia así a las criricas dr la ~niicititide icr>iiisirioconir) fcirma de
los no tieiicn valor o sentido fucca de él, di: tal inaiiera $ie iiicliiso pnede suceder rrpresenraciiiu prot>iade las imágenes y Iiríid.i en cl ;ia:ccido eiirre éstab y sil ohje-
qiir el niismo signifiqiic cosas disriiiras eri riirriiiros sisrenias. Así, por ejzmliln, el to. Haáiidosi: en la critica ,ir <;onibriclii"di1 ojo inorcnip, rcchaza la idea de que la
iolcni rojo denota peligro en el sisrenin de las renales dc circiilaiiáii, mienirar que pintura rcalisia sea siluell~qric iieiic coirio iihjctivo iiiiirar la realidad y ct<,.ir uii;
dcriora cairciir:? dc carrgoría nacioiial eii el sisreina de noración dc los nialias de copia ubjciisa de Csti Peir> cl alcance del coiivrricio~idisn~o de C:oodmxic va más
carrcaras. Cada sistcinl siniboii/a. esto es, deiiofa, dcicritic, «c reficrc, eii ~ C B P I ~a! , lejoh, como heiiios visto, iiu cs aliropiada zii absoliiro la idca de qiie algiin artr o
iin niiindo y, por raiiii,, iiiilirarl<isignifica percibir, scnrir y conocer cl niundo segúii laig~mjjecopien i, przsuli<iiigai? una rzalidad dad:,. «Decir que la iiaiurale~airriira al
esos síinbolos. arte rs pi,iu decir. 1.a nariiialmi es u i i prodiici,, dcl arrc y del discurso»".
Los sínibol6s iio sirveii sólo para denotar. iamhién piiederi nicirrrar, senalar, repre- I.ns reprrsc~i~acioiies, coino los sinibolos musicales o los liicrarios, ademis de
senrar, ejeinplifcar, erc. LJ<i'<irranto. una rcoiia de las xrres conio sisicmas de simbolos iia dcnordr se ciriliiari raiiihiiii p:rra cji.riililifirar y paia iqircsar. I'ero inienins que eii
cr rdlo una icoría sobre la dcnor:ición o la represcnración cir el arrc. La relacióii de ICFC- la denoración cl sciirido de la referei\cix va dcsde la eriqiicra al inii'ido, eii r.1 Cdbo
rencia re da de disiinras manrras en la obra dr 3 r ~ I ,Y ~ ~ ~ C ~ I I Ccoino
I I ~ Cr~~xcsc~~tación, dc la ~jeiiiplifiracióii y 12 rx[>resióii, el scnridri dc la rirciencia sr iiivierie, va dcl
ejcn~~lificación y expresión. Ei más. cl arácrer rrpreserirarivo dc algunas arres, conio muucla a la eriqueil. El (;urrniia de l'icasso iio sólo deiioi:i el honiiiardio <Ir la iiii-
la música o la arquircrtiiia cs niuy margindii".inicnrras que para otras; como la liieia- dad, es iina representación rainbiin en oiros senridos: ejemplifica ~1 uso del color
..
riiia, cs ronsustancid. Tambiiii caliría pregiiiiIarsc por rl carácrer rcprcrent-1'.i! o del gris y expresa la crucldad i l c la guerraa.Por ejemplo. Cuando digo qiie cjemplifica cl
baile o de la pinriin ahsrrncta. IJor otra parti:, ha sido iiiás aplaiiclida la idca, iiiiitrarin iisri de 1~ diferuiti.~inarices di. eris, implico que la iniagcii posee la propiedad dc
a la señalada, de que la iiiúsica es iiii arrL pliramciire sxl~rcrivo.Eii t.1 misino sentido, ser gris, ec gris. IJcio, ~ d r n i á scxi>rcdiidolo
, ide Forma rigurosa' existe i i i i picdicaclo
cl riliro sería ijcinpli1;wdor. Sin enibai-go, adiiiirirenios la idea dc qiie, e i i p<incipi<i, ,gris>,,qne sc :iIilica corrrciariiriirc a esrc ohjcro. El iiicro Iiecho dc que posea la pro-
la rrpreseiitrción. la cjcniplifiiiiri611 y la cxprcsióii son posibiliiia<iesihierias y iitiliia- piedad iii> implica qiic la esr; cjemplificaiidu. Por ejempl<i,el cuadro iia cjiniplifi-
Jai en 1x5 dirrinras aires. Pcrii, ;qué sigiiific:i reprwcni'ir o cxprciir par., Liia obia dc ca cl tanidno qiie tiene. Así p u n , 12 ejrinplificari611 cxige posesión y, además, r:fe-
xirc?. (qué diferencia cxistc eiiiir ariibasl ieiiria. I:I (lurmird i i o r i di. forma irrelcvaiire, sino que und descripcidn o una
1.a rcpresciivaciór cs Iz rorriia dc ilcn«racii;ii >novcrbdl. LA> >in~l>ol<)s lir~i;liisticos, inicrl>rclacidii ailcciiada di1 cii.:.lra debe rencr cn cuenta esrr hedio.
ciiando dei:ar~n,drscrihcri sii objr:ro; las irliágencs Iii repirseiiraii. 1.lamamos repre- Miciiriis que u i i rimhiilo qiic deiiiita \c refiere ,I algo, un simbolo qiic cjcinlili-
sriiracioiic< a 1:)s iinlgc~icsqiii sc refieieii, deiii>r,inJolo, a iiri ol>jctu. (;w,rriici*dc iica iiiia propildad cs dcnorado por alg~iliaciiqueia de la popiedad en criesiihn. 1.1
Pirasso. por ejcniplii, cs una rrpirseinracióii de iiii Iiecho hishricri como es ci bombar- direicidii dc la rcfiieii~iava eii sciitido ct>nri.ario.Auiiqui a ineiiudo para dcizper-
Jcci de la ciudad del riiisino noiiihir. [.a rei>rcscnrnción iio exige scriiejanl~,segúii iibida, la e j c n ~ p l i f i ~ ~ CI~ i espcrialmenie
¿w relciiaiirc eii la aciividad artística y lo que
i;ori<lrnaii: isI;i dciioración o el drna <le la rcpieseiiraciúii )r es indrppndicnre de 11 ~~>ualincnre si. dcn~rnitianclemc~irosdecorarivos o cornposiiiorides forman parte
s~mcjariznn'.rlescri~iiióiiy r~~iccciitxci6ii siin fiirnias de deiioi;iiióii cn dirrintos sisre- de este modo 4r simbolizacióii. Como ~>rn>s, ordena o derordcna, clarifica o plan-
riias simhúlicos. La diferencia csrriha e i i el modo cri que Iki Iiaccn. Los símbolos pictó- tea pr<ililenias a niiesrra ~xperiencia.
ricos son, frcnre 3 los ~ingüisriros,sinrácriu y rernánticamenre deiisos. Eiro quiei-e Una ohra <le arce dcniiia, ejeniplilica y rarnhiéri expresa. 1'1 problema de la
decir. cii primer lugar, iluc iio hay difirciiciación, arricolición, en los elemcnros expre- exp'csió,, ha prcociili:iili>y lo sigue hacieiido a buena parre de la esr4iica aiialiiica.
sivos. Coino conscciienci~:.roda diferencia cn el a~pcriopictórico es nna difer.iicia eri (;i>udniaii rechzra I;i idca de q o ~uua . obra dc arre rxpress tiiireia ~ior<li~c itxnm~i-
iiuesiio sistcma fnmiiiar dc apreseriracihii~~!FT. dccir, la densidad sintáctica reperclire ra el esr~d<i dcáriiilio iic SU pr,>d~croro poiqiie lo crcr en el receiiioi. Asirnismu
cii 11 dcrliidiil seiiiánfira. Adcniás, en tercer l~igar.Im símboii>spicrórims soii rclrriva- coiisidcra qiic uc?a fiase LULII<I X C Y ~ ~ C P rrisi~~;i,>
PI sillo p~leilccn~indcr.s~ ~ 0 1 1 1 1 ) I:na
inentr rcpleros. cs dccir, qiie en caíla iinagen son relevanres iiiios ii otros asperros del desaLirruiiad,, rnanria dc decir *,ser rrisic». iiur u n a iniagen exprese iiisicza iignifi-
riiatcrial erprcsivo y, por r a r o , cii principio lo son todos. ca rluf cc rriiie, igiial <,u<:d l u ~sra:ido(o I;iigienda citar) rrisrc se exprcra rrisreza.
Una de Ins coiiseiiiencins de esLa concepción de !a repicscnración cs la imposi- Es clccir, la poscsiiiii clc aqucilo qut sc C X ~ I C S I es una cr>irrlicióii neicsaii. Le la
bilidad dc definir cí icaiisino de uria imrgen en rirminos dc semejanza con su ohje- exprciión, conii, de la cjeinpiil¡cación. i)c Iieihr>, csrá pstiichaniciii~.viiiculada a
ro, como qiieria la docrrinr rradicioriai. La familiariedad, la habituación al sistema ella. la cxpresióri es iiei~i~~ificación inh nici~oion.
dc ~ ( i ~ i b o lcnipleados
os cs el criterio: <el sisrenia de represenracióii literal. realista o Para Goodman, 11 cxtiresióii es u o casa dc jempiifiiacióri mcrdórica, I>urssi hicn
iiii cii:i<lro posic rc:~lirii.iire1: liro!,ic<lzii de la rriirc.;, i i v la posre lirerdmrnre.
i;ii.i,!mii, N,, Lo, !rr!$isri dr!n,ieflrh8). 3aircioni, %ir Oirial, 1976: Manirni & hnrsr nun-
1.2 inrerprpración 'Ir. iiiia obra de arte es r>arri~ul~rmciirc difícil p o y ~ i cIr I > i i r ~ ,:*, (19i8),&i,,dricf,trisac, 1'192; fin >fin¿*~dOrh,~ +afz<,.! Carnbzidgc, H m z r A 1Jn~vc:~iwI'rew,
q i ~ c J ade lo exp~esadoy lo ejciii1ilific;ido poi clia no p,~rcrcicnci Fin. Cada uiia <lc l9d4. ti? h ?,,c,>rr ,y oir,?~8r,,d!m,a1, Madrid, Visur, 1995. Ga<>dnxan,N., y Fj&in, c.,.~ecar,?cp!j*?W,
l a piopieilades que rc>Ime:~cipurcc piicdr ser ej~iliplo ixpicsihn dc algo, y d i i,,~i,an$oi,. : i ~ . k c liss.
~ ~ . Rudrici R.,y Schrfllrr, 1. [edr,), Lof;< u d . 4 n l:,~~ji;>i
ilosorrrgjN~iiin
que lo sri cs ombieii cuestiOii coii.,plic:.da. No c i i a i r i i reglas dc i~icrr~renciiin. <~onri>rioi,,N U ~YZd : , 1972 U'i>lllxim, R.. aNelron Gondinra'~!nng*iipii O ~ A I 'rii . Oir An í d i h r
. W i i 1:anibiidfr h1.i~.! lx-vlr<l Uiiiv.riiiy I'riss. 1973.
~~oczbulsiius anisricos que ligileii soi~iJuiu,o serics de soiii<fosa scnrimieiiioi, r o l o ~
re*. o forrnzs a rii>ocio~iw o, ;yor qiii m>?, ñ concepros. I:rcriir a la obra <le nire, i,...
la hilsqueda de la rmliazán prxira c i i r r el siiiihiilo y lo siinbolizslo rcquicie u:,:,
scniiiiilidad nihiiria, y e s iiria bdiqiicda sin fin,,''.
I'LICShiprt, para <:ri<iiliriaii la crjrericnriz cidrici r s iirid exp:iie~,iia ictir.~i i ,
liiterprctacihii de siin.<>ios,prro r o e s fáLil>~ñala:aqiirlios nsgos q t i e t i i r i c n o i i -
ginal. Algiiiias nhras dc arrc riiiodoiiaii. otras no, !inai caurlii placer 7 otras iio,
iinrs carecen de Ciiilidad prkiica, pero tia rotlai. hnre la iiiipoiihi1iil:id de dzr uiia
a'cfiiili-iiin unirariade l i s o b r i dr rrrc, conici de diriingiiir enrrc cxbicricnciis a airi-
tudev eirérirar y la qiie i i o lki son, Giiudninn ri:ñnla i i i a i i i i sii~.camasde lo esrériro.
Son cnractcr:,iicas que no se rliciienrian rieiulriaincnte ~ i lai cihrz dc zrrc, iainpo-
cu !ircseiicia cs s ii:i:irnre paia ideiirificarlas I l n ~ínroni~i cs. inids bien, una coi>-
diciún qiie ~~rimple~iii.nre iie~ide.... 3 darbe eii la exlierieiicil cidtica,! l I'ucs bien,
los *íinlni,l»s esrcrici>s SILPIPII se, C X ~ I C S ~ Y < I Ssinectica
, y ~~~ninricam ~ ~ ~ yr c
dcnsos
' lb,;, p, 93
' /i,d. p. %+Y
' I h d . o 2x3
un aire de familia en codos esros objeros. Danto rompe esra barrera anrireórica al
señal;lr el presupuesro básico e inadmisible en el que descansa: que es posible encon-
inruir, un aire de familia en todas los objetos que consideramos arrísricos. G t o .
supondría que exisren propiedades percepriiales de los objeras gracias a las cualcs
reconocerlas como arristicas, es decir, que sería posible inruir cierra
semejanza enrre ellos que permiriria agruparlos en la misma clase.
Arthur Danto Precisamente el pluralismo de la escena arrisrica que parecía invitar al abando-
no de la empresa teórica proporciona el contraejemplo para la anrirearía. Alguna
Francisca Pérez Carreño paradigmá~icasobras de arre cantemparáncas, cama los ready-madedde Duchamp u
objetos como la Brillo Boxde Warhol, no tienen un aire de familia con lo artísrico,
sino más bien con lo no artísrico. Esras obras no pohen diferenres de
las cosas normales y corrientes; de hecha, son cosas normales y corrientes. Ei recha-
Obra de Arre y coia normaier y corrinirrr zo wirrgensreiniana de la twria esraria, errado porque se basa en una especie de
nmiopia lógica.: considerar la clase de las abras de arre como un género narural, que
Arrhur Danro es una figura crucial dentro de la filosofia del arre de las úlrimas puede ser definido medianre predicados manádicas, como «ser granden o aser esté-
décadas. De formación analíriia y de vocación hegeliana, se ha constimida en un ricamente valioso>r.Los wirrgensteinianos se habrían cerrado a la posibilidad de que
punro de enlace privilegiado enrre la fiiosofia contineiiral y la anglorajona. Es pro- los predicadas que definieran lo arristico fueran relacionales. Para Danto, cualquier
ducro de su creación la noción de "mundo del arte>,',que inspiró el nacimienro de definición de arte debe serlo, ya que, como muestran objetos arrisricai perceprud-
la Teoría Insrirucional del Arre de la mano de G. Dickie. Sin embargo, Danro no mente indiscernibles de objetos no artísticos, no hay ninguna propiedad que pudié-
es un institucionalisra, al menos en cl senrido más fuerte del rérmino. El mismo ramos considerar esencial a lo arrisrico.
señala sus diferencias con Dickie: ,c.. . yo pensaba en el mundo del arte como el representar» es un predicado relaciona1 y Danro la considera el mis adecuado
mundo históricamenre ordenado de las ohras de arte, franqueado por teorías que par2 comenzar tal definición de aru. Una represenración sería el objeto de una
esrán también históricamente ordenadas. (...) Y su noción de mundo del arce (la de interpretación y cualquier cosa puede, en principio, ser abjetu & una interpreta-
Dickie) era muiho mis cercana al cuerpo de expertos qiie confieren erre errarus por ción: t<Porranro, uii objeta o es una abra de arre sólo baja una inrerpreración 1,
decisiónn'. El arriculo, aparecido en ThrJourn,ilofPhilorophv.en el que se utilizaba donde 1 es una clase de función que transfigura o en una abra: I(o)=O.A.n'. Sólo
por primera vez el concepto de mundo del arce trataba de ser una respuesra filosd. porque son producros de una acción intencional, cuyo contenido esrá histórica-
fica a un hecho arrisrico: la exposición de la Brillo Box de Andy Warhol en una mente dereriiiinado, algunos objetos son obrar de arte y pueden ser apreciados
galería neoyorkina. Desde enrances, en 1964, la filosofía de Danto ha estado liga- coma cales. La interpreraiidii es pues cansritutiva, previa a la idenrifiación de la
da a la explicación de los últimos fenómeiios artirticos, bien tratando de elaborar obra como tal obra de arte. Sólo asi pueden las antiguas tragedias y las obras de
una reoria del arre quepueda englobarlos, bien realizando la critica de arre para The Warhol considerarse ohjeros de una misma reoria. La conciencia de que lo que suce-
Narion. Su concepcidn de lo artístico reiliaza la esrética y la cririca de arre forma- de anre nuesrros oios es ficción o de que el abjero anre nuesrros ajos na es una cosa
lisras: tanto en sus versiones modernas, parriciilarmente la obra de Clemenr normal y corrienre precede a la apreciación de la mimesis trágica en el primer a s o
Greenberg, como posrmodernas. v,~ convierte al segundo abiero en un medio de transmisión de ideas. i
~
3 decir, las
En su primer libro de estética, Ln rra~üfpracidn de lo comente', de 1981, obras de arre deben presentarse como arre y, por tanro, el concepto de lo que es arre
Danro presenta una filosofia delarre. Su piinro de partida es la búsqueda de una es previo y determina su producción y su inrerpretación. Puesro que, ademh, Io que
definición de lo artísrico, a pesar de la postura wittgensreiniana que renunciaba a se considerz arte en una época no es concebible siquiera como tal en otra, la pro-
ella y de las dificulrades que el panorama arrisrico imponía a la empresa. Según ducción y la inrerpreración esrán determinada históricamente'.
Weitz no seria necesaria una definición de obra de arre porque el uso de la expre- Si un primer movimienro inrerpretarivo transfigura el mundo cotidiano en arre,
sión supone que nos manejamos barranre bien sin ella: dentro de nuesrra forma de Lo tramfiguracidn de lo corrierrte explora también cómo se procede a partir de esta
vida se muestra posible reconocer dererminados objeros como artlsticor sin conrar in~er~reración. Una vez considerada arrisrica, una representación se percibe y se
previamenre con una definición de arre. Simplemenre somos capaces de reconocer analiza según la relación enrre lo quese Lepresenta y cómo se representa En sus últi-
mas obras, Daiiro piefiere una definición de lo artístico que incide en este hecho:
r n lo qiir rlifprpllcix ilna r~prrirnracihri~rrirricirlr iinl ~ I I Pno 10 r h s í , "lar ohras
' iiinro. A . .Thr Ari World.. i ~ ~ / a u m ~ l ~ f P h i l a ~1964.
~phJ,
' Dmru A. .ihc Arr Warld Rcriiired: Cummcdic< a i S i m m i l i c i i i c ~ ~Brpndtb
, BnUo Bar 7'hr V",dAni in
p,npai,,a., N u m Yark. Thc Nrnndlp P r a . 1992.
'Bid, p. 121.
' nc TrnuFgvrnnan h. Conmanpbr,. .4 rhihzoph~af.4,t. cmbridgc, M-,. y hndro, I I.w.,~ unircnirr
S ú csrnugil de Dlnro consiitc inirodurir 11 hirtariridid rnlrr loi rilgoi dr lo irrlsiiro ~ i dr
n cr modo
Pims. 1 9 8 1 ~
Veamoslo con mayor detenimiento. Dalí aplicó su método para el aná- Lo anterior vale para cualquier rnanifestacihn visible que conlleve algún
lisis de iiiia obra muy conocida de 11 hisioria drl arre, el A?ig~lusde Millet. sentido? v por eso Panofsky pone el ejemplo (bmal para la epoca en que
Sobre esra pintura acabó escribiendo un libro exrraño y fascinanre donde publicó su texio pur primera vez) de alguien que saluda por la calle quitán-
confluyen casi todas las obseioiies dalinianas. Aparte de ofrecernos inrere- dose el sombrero. Cuando lo aplica al análisis de las nhras de arte, precisa
santes pistas para comprender muchas de sus piriruras, explicita mejor que muchas cosas recilrriendo a su experieiicia como historiador de casos w n -
en sus rextos teóricos cuál es el procediiiiicnto a segiiit cuando se trabaja creros. Asi surgc su fimosa distiiiciúii r i m e iconografía e iconologia. La prG
ionio <'historiadordel arte*. La primera partede la obra está cansagrada a la mera disciplina serviría para identikca! las <imágenes, historias y dego-
exposición d e los daros preliiiiinares: sueños, asociaciones de imágenes, «sos- rías*". La segunda se ocuparía de ese coiirenido <,queconstituye el mundo
pechas., y todo tipo d e informaciones suscepribles d e ser utilizadas para de los valores simbcílicosn". Mientras el aiálilis iconográfico requiere un
reforzar la interpretación d e la pintura d e Miller que va a proponer. iruna buen conociinienro de las h~entesliterarias, la interpretación iconológica se
vez expuestas las asociacinnes interprerativas -dice Dalí- que argiiran la apoya en lo que Panofsky liama la «intuición sintética»'>.
coherencia sistemática de los fenómenos delirantes examinados, el lector Pero la similitud con el método dc Dali es mayor si iiiieiiius presente que
esta lo bastanre preparado como para seguirme en la exposición metódica y la concepción de Panofrky se sintetiza en iin cuadro sinóptico donde se mues-
resumida del mito trigico contrnido en el Angelm>". Y a conriiiuación tra con notable claridad didáctica que la interpretación artística se efectúa
expone el significado d e la piiitura sintetizindolo en tres fases claiamente mediante un proceso en tres Fases claramente diíercnciadas: el hisioriador pru-
diferenciadas: Ia priiiirra es expectante y preludia ia agresidn sexual; la cede desde lo más evidente, descriptivo y elemental avanzando harta lo mác
segunda se corresponde coi1 el coiro por dcirás del hijo con su madre; eii la oculto y s~mbólico.El tercer nivel del análisis iconológico implica dwelar con-
tercera la Iieinbra, como la mantis religiosa, devora al macho. después del ceptos y asririaciones ancestrdes. Equivale a l descif~amicnrode los simbolos
acoplamiento. Ya sé que e s e resumen es demasiado iiicompleto para quie- inconscientci del paciente en el mérodo psicoanalitico, y al hallugo del audn-
iies no hayan leído el libro. Pero lo importante cs reconocer a esras tres rico .mito trágico>ien la «tercera fase,daliniana. La lecnira de la obra artística
"momentos,2 como iiistaniias succsivas de una interpretación que no olvida tanto pata el rnérodc iconológico como pata el paranoico crítico, sc dapliega
12 naruraleza simultánea de los ~Iririentosd e una pinti:ra. Ciertamente, tras como uii triprico, o como uii drania en tres actos. El propdsito implícito es
l:t lectura de Dalí podenios ver el Angelusde mil le^ como i i n ,,relato. cii tres demostrarnos, al modo de uu buen relato policiaco, que nuestras ingenuas
acios, aunque estos episodios representan más bien tres etaparen un proce- siiposiciones estaban equivocada. FI invesrigador genial, siguiendo las pists
so de desciframiento que parecc avanzar drsde lo más factico y evidente has- m.& iiisospechadas, encuentra <la dave,, del caso y nos deja, como lectores y
ta lo niás oculro y complejo. espcciadures, sorprendidos y maravillados.
Veamos ahora el caso de P a n o h h . I\'o parece necesario aludir aquí a su Quisiera Iiaber probado con rodo lo anterior el parentesco existente
ingente prodiicción histórico-artística, pero si el importante recordar el entre dos tradiciones inielectuales: la histórico-artística del Instituto
n i d o como sistematizó el mérodo iconológico, una de sus mayores conrri- Warburg, y la que coiidurr de Fteud al siirrealismo d e Dali. Pero debemos
Liuciones a la teoría del arte. Panoh..descrihe distintos iniveles de signifi- esclarecer todavia algunos problenias cronológicos. ;Quién influye snbre
cado: elfáctico y el q r e i i u o (ambos serían prirnurioio .iururules) se diferen- quién? ;Es esta una similitud meraniente casual? iCuáJes son las eventuales
ciarían de otro, secun&zrio o convencional, que implica una interpretación. diferencias ciirrc anibos métodos iriicrprerativos?
F ~ I I ~ ~ I I Imenciona
C ~ I ~ P , el rigniijrado Nlnínreco o contenido al cual define Respecto a lo primero, conviene establecer algunas matizaciones.
<<comoun principio unificador que sustenta y explica a la vez la iiianifesta- Warburg conoció las obras dc Freud p:ro no creo que ocurriera al revks". El
ción visible y su significado inteligible, y determina incluso la forma en que
el hccho visiblr iuma forma». Para Panoisky, «este significado intrínseco o
~ r ~ .LOi..
l ~ ~ , ~6iuiiio.r ~ ,..,t. pp. 16Y, L l
conrrnido está... tan por encima de la esfera de 1 s voliciones consciriries
'I
xlgui~amaricra el incoriscieiite explica^^ eri ultima instancia todos los nive- u ¿oink,rich compara puniiialmciiir no Iplznier li similitud f u n b
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iiniboioi, Ir?
C"
. Hiiroriador del arte dernin a qnicii se debe un iiuevo mérodo de lecrura y anili-
l.!, sL critico de la obra dr arte que, por sus peculiares caracrerísricas, sitúa su propuesta
i:r . en los orlgrucs dc la iconologia, progrania nictiidulúgiu> que, i i i i rardr, desarrolla-
.'o.,.!,,*>. 0>3p.pi, l.", .., P l i i ..n ha< o.. ::>, I . , L y <:a,, J i 4 1 :2 .o,> ,rtl&l..a
, . ~~ r~~
, : II<.L.:ri.'L >. : , !. 1 rn.r:",,i i i m KLU~!.,,
organirar tina bihlioteca acorde coi1 la glohalización disciplinar que requerid su peculiar V.'.?.
gráficos, jnició una s6lidaformacióii en leiiguas clhicar. M& tarde, estudió Hisraria Eiirrc JLLS C U S I ~ U S~entladosen rorno a erre entoque merodológico, en los que
del hire v Filosofia en disrinras iiniversidadcs aleniaiiz. ,"ara ~raduarsefiiialmente coiijiip;a sorprendentemeiire eriidición y amenidad narrativa, cabe drsracar Lapm-
en Inde Friburgo en 1914. Su dedicación a cierros aspectos de 1 Historia del Arrc yraiua romo firma !irnbólirn, donde argumenta que el sistema de representacidn
<luriIó parrnre en el rema elegido para ~ i resis
i docroral: Ln teorín delarte en b u e r a . mpacial t~n~crtirisra deriva de una precisa visión del mundo, la construida por la
Eii su formación fue deiisivd la obra J r Riegl, considerado por muchos el his- culrurl italiana de la épocs; n Arquinrturagdtir~yprnrurnie~~ro rrcoldr~iio,en el que
toriador del arce de mayor agudeza reórica del siglo xix, aiinqiie tino de sns princi- los prhicil>iosfilosóficos de la Eaolisrica y las soluciones arquitect6nicas g6tic-d se
pales maesrros, quizá el más imporranre, fiiera Warhurg, a quien cococió en 1912: ciirrriejeii. Aiinquc es e n el articulo nlronogrdfia t Incono!ogin: intmdincidn al tm-
iesiilrados d e esro ú h m a rcliiiiiii fueron su orienraci6n hacia las invesrigaciones dio Al arte kl R+nnciniirn~ur, uno de los nucve qur s r recogen en B~ign~j%údu dt
inconográficas y la vinculación a las acrividades dcI Insriturr> Warbug, donde se 1u.cnrter rii<ua/pr,donde explica de modo briilanrc el desarrollo del mérodn icotiiilá-
convirrió en uno de los invesrigadores más activos. al misma tiempo que iniciaha gico, las distintas Faases d i descripción los diferenres tipos de significaci6n d c la
una fecunda colaboraii6n profesional con E Saxl y E Cassirer, de quien recibió obm dr arce.
notable infliiencia. También a rmvér de A. Wdhurg roi~iriizúa enseñar en la I'anoFslq delimiró el campo d e trabaja de la historia del arce desde un punto dc
Universidad de Hainburgo en 1921, cn la qiie h e profesor desde 1926. visrx pioiitramenre interdirciplinario. Proponer una historia del arte que evite el
En 1931 viajó por primera ver a Esrados Unidos, iuvirado wiiio proksor visi- arqiieologismo y se cenirc en lua iesrimonias que mejor dererrninen el riempo his-
ranre en la Universidad de Nuevz York: dcspués, iras esiablecerse un acuerdo enrre tórico y arriculen el mayor número d e ideas disrintar. La cienciu srocialcr dcbrii
los dos centros universitarios, lo hizo por un período m& largo e impartió ciascs asoi~ara crear unas estructiirar espacici-remporales qiie Panofsky llamx m i m o r
alreriiarivaiiicnre en Hacnburgo y Nueva b r k . narural. y ..cosnios culrurdi. Al subrayar las analogias enrre los prohlemn mcrodo-
En 1911 el nacionalsocialismo dciiiáii llegó al poder, y con él, la decisión de Ióeicos
a de las ciencias .iatiirales I'anokkv aildano uiia ~lnrcformacomún. La mcrci-
expulsar al proiesoado universinrio de origen jiidin. Panofsky se vio obligado a dología hisrórico-artisrica ,,debe analizar» arrísricamente cualquier objeto, sea cul-
regresar a su país para solucionar !os rrámiies de su emigración definitiva a Esrados tural o elaborado por el homhre, aunqne su definición de la obra de arte sea algo
Ilniiloi, exilio que m i rardr drnominaría como iisu expulsión al Paraisov; rambién inhrestringida: se [rara de iin ohjr,ra elaborado por el hombrc y dc>tiiiadaalaexpe-
por problema;r similares, el Insririiro Wilrhiirg, dirigido en aquellos aíius por E Sad, riencia estérica.
pudo rrasiaiarse a Londres. Ln i ? j z i , i.aiiotil~simuiraiie6su rrabajo enrre Nueva Lor ubjriiis euburad<is por ei iiombre nacen r o d ~ sde una peculiar granrdrira
'~'orky Priiiccron, pero desde 1935 y harta 1962, año en que se jubiló, su vida aca- geneiutir!~,Las ditercncils de marir sc manifiestan pari cl Iii~roriadordel arre en el
démica iba a transcurrir en Thr Inrtinitefir Adiinnird dr la Universidad de esfuerzo por analizar la obra de arre como el erpacio geométrico de todas lar Farmv
Princetoii, New Jersey,'dondc enseñó Hisroria del Arre y ejerció i t n nirido magiíte- d r expresión simbólicas producidas por una sociedad, por una época. <,Elcontenido
rio cntrc los rsrudiantes e invesrigadores norrearnericanos de esra disciplina, entre de la obra d e arre es aquello que ia obra revela. pero no dcsraca osrenrosamenre.*
,
La interpretación iconológica es el grado más elevado del método iconológico, Ciry, NucvaYork, 1955 (Eliign$~~Ao & b n r i r f u L u n L r , Madrid, Alianu. 1979). Pzndor~jBm:TA.
que sólo puede alranrane a través de una descripción preiconográfica simulrinea a Chatuhinghpipan ofaiL(yihiinlSymbol, Nurva York, 1956: colabar6 con el, Dora Puiofrb (L?Coj*&
Pnndorn, Baridona, Burd, 1975). Di< P~>npdriurob nSyiribolifiheFomix, Lcipiig, &rlln, 1927; rs
un anáiisis iconográfico.~Losdos primeros niveles. cl anilisis pre-iconográfico y la publicd por prirnra v n cn Vorrrsgr der Riliorhck Warhurg en 1924-1925 (inpciiprriir c o m o f i m
iconografía pueden equipararse con el análisis del conrenido umanifieston de una rimbdliin. Barcelona, Tuiquers, Cuadernos Marginalcs. 1978: l a yrimcia,ediridn iiic en 1973).
obra de arrc. El "¡;el de interpreración iconológica, sin embargo, puede comparar- Rtruirrnnceiind Rermcemer Wairrn A n úrocolmo. 1916-1960 (Rmnrimienroj Rmnrirnimin, m t i
se con el análisis del conteriido latente de una obra de arre, esto es, aquellas adhc- anc ~ ~ i d m r ,Madrid,
d Alianza, 1975). Sntum otdMtbncho&. S d i t ~in ihb HL<ioy qNnmrd
P h i h p h R~li9;mandAn, Landre, NunaYork, 1964 Studiir in lionoiogr: Humnni~tirT h m o in thr
rencias rignificarivas que la propia evolución iconológica ha ido deposirandosobre Arr'o,írhr Rrwi~'enir,Nucva York, 1939 (Emdinidi~,obre ironoiogii, Madrid. Aliauia, !9721. Tomb
el motivo originario. Para cnrtar en cl segundo estrato de significado de una ohra de Siuipiure Four Lirrum on h Chanihrng Aipm5 f i m Aniien E ~ p lo t &mini, Nueva York, 1964.
arrc, en el rema propiamenre dicho, dc carácter secundario o convencional, se pre- Flnoisky, i..y S d , F.. &<riiniMyihob~in,M~&~~iAri, Srudier of rhe Merropolirin Muieum, IV,
cisan los conceptos apropiados: fuenres literarias y archivírticas. 2. NuwaYork, 1933.
Con la fijación del segundo esrraro de significado cabría hablar de cuánto se
conoce-tradicionalmente por iconogrota, a saber, la identificación de las alegorías, Eiiudiii.
;inicdoras o sencilla rrama narrativacon los remas o concepros apropiados que rejul.
tande la síntesis de morivor artisricos. A A W , E n ~ ~ Penoj&.
in A ~omrnrmordtivrGnrhm'ngfir E m i n Panojk~or rhr Imrima offinr ArB,
El tercer plan de sienificado, el contenido de una ohra de arre se ex~licitacuan- NW York U n i u ~ n i yinArrorrnrianuiiih rhr I n ~ t i n i t r ~ A d d S rNuca
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,
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~ P ~ ~ ~ i lconolog).
I A ironoloxia es para Panoísky <<unaiconografía inrerpretativa ágil,, que sustrae Hechcher, W., "Envin Panohky: A Cvrricuium Vicae*, Record of the A n M w m Princrnron
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<lisdel proceso de inrerpreración previo. Más bien responde a una operación nieto- Drcadcs o i Aii Hirrory in rhc Unired Sratn~,rn hfeaningin thc K J U I Ani, N m York, 1955.
iIi,Mgica complementaria -una ,,aprirud intelecrual del investigador»qiic ,rsólo seria
C:l[7:lL de dcsrribir medianre la expresión, ran desacredirada, de innricidn sintirica,,.
Rnofsky ptetendia caprai la realidad artistica desvinculindose del presente y
cscrotando el pasado con ojos de hisroriadnr, volviendo la vista hacia una región en
I:i que el tiempo se ha dereriorado con la ilusa esperanza de activarlo de nuevo.
,aPuesro que, de hecho, podría afirmarse que una persona ha vivido cantos miles
de anos como abarca la amplirud de sur coiiocimienros hisrdricos.,>
Bibliografía
l
La teoría zlusion~sradrlnm copia sensible de los objetos sensibles, que eran a su v a copiaide las Idear. Pero
rl problenia no consirría en que el arte Fuera una copia en segundo grado de la
realidad. Esre hedio no era inocuo, siiio que renía consecuencias episremold-
La definición del arre como ilusión tiene una larga vida. Desde los escri- gicas y polírins fader. Según Plaróii, el arte pertenece al mundo de las apa-
ros d e Plinio sobre Zeuxis y Parrasio, pasando por el rechazo de Pla~ónha.- riencias, las sombras y los fanra~tnas,pero riene efccros causales sobre el espec-
ra los planteamienros de principios de siglo de Alexander Sainoel y la obra tador. El problema. tal como lo ~lanreaba,era que el espectador tomaba las
lundamcnral de Ernsr Gombrich. I'udiera parecer hoy que los artisras han copias por cieaas, es decir,eta ilusionado, engaiiado. Ni siquiera Ileg.ab.a a hacer
perdido inrerés por crear ilusión y que la reoria ilusionista del arre, por esa un juicio sobre el objero porque no era su menre quien se senria aludida por el
causa, goza de pocos adeliros, sohre rodo cuando se idyiirifica con suversión arrisra, siiio la pane mis irracioiial de su alma: de las pasiones y los deseos. En
inás ingenua; la que identifica la i!usion prodiicida con el naruralisnio rii la manos del arrisra, el espccrador es un jugucrc. Aquél le puede hacer creer y,
representación que seria su causa. Fii los escriros coiiremporáne<isdudo que sohre todo, senrir, lo que quiera. Y siendo n i que no es la verdad y rampow la
pueda Iiacerse esa inferencia, mienlras que eii los clásicos la reoría de la jusricia la mera del arte, los poetas (los arrisras en general) no tienen lugar en la
iniinesis no es eii absolutu idenriíicable a lo que hoy consideramos eii el ! ciudad: «Y si adinites tambien la inusa placenraa, en canros o en poemas, rei-
habla menos rigiirosa el realismo de la represeiiración. narán eu ru c i u d d el placer y el dolor en vez de la ley...,)'. Razones politicas
Los escriros d e Plinio el Viejo. aiiror romano del siglo i sobre el arte, aconsejan piies el destierro de los aristas.
ronsriru~eiiel tratado de historia del arte inás aiirigiio qiir coiiocenios. 1.a En sentido esrricro, la reoría iliisionista del artc implica el Iiecho de que
.~.-
aiit'idnra sobre la competición de 7euris y Parrasio, pintores, es tina de las ante una pinrura, como vipiido una película o leyendo una novela, el recep-
iiiás cornenradas dc la reoria del arre, sol~retodo en refereiicia a los proble- tor de la obra pierde La conciencia de estar ante una obra de arte, una fic-
mas de la niíniesis. Según Plinio, .Este (Zeuxis) presentó unas uvas piiita- ción, y reairiuna como si se tratara de algo real. El defensor de una reorla
das con ranto acierto que unos pájaros se habiaii accrcado volarido a la esce- ilusionista mantiene, mlicrcntcriiriirc, que cs imposible ser a la vez cnns-
na, y aquél (Parrasio) ptesenró una tela piiirada con ranro realisino que cienre la ficcióii de lo qiir se ricne ante si y dc su coiirenido. Que no existe
Zeuxis, Iienchido de orgullo por el juicio de los pájaros. se apresuri, qiiirar un estado de conciencia que pueda apreliender esa dualidad. De ral manera
al fin la rcla piira mostrar la pintura, y al darse cuenta de su error, con inge- que, hemos de concluir, ciiaiido un recepror se alegra o se entrisrece por el
nua vergiienza coricedió la palma a su rival. porque él había engafiado a los destino de un personaje, está, en alguna niedida pero cierramente, reaccio-
pajaros, pero Parrasio le hahia engihado a 61, que era arrisra,,'. En el texto se nando como si sc rrarara de uii carácrer realrnenre exisrenre.
habla del ,crealisrnon con que habia sido pintada la rela, sin cmbargu, Hay varias critiis con las que sc rropieza una ieoria iliisioiiista del arte.
l'arrasio no gana la competición por eso sino por haber consegiiido «en@-
Me rcferiré en parricular a dos de ellas. 1.2 primera toma conio referencia la
har* a Zeiixi\. El eferro quc la pintora !,rovnn qnhrvi. ~ ~ c ~ r i r a es
d nenr rite
caso lo decisivo, dc tal rnaiicra que no es el realismo la causa del engaiío,
l o i d y . 98.
' PI nio. Elrri:m robn ri rnr, edicdn cn ca~rclimode Espcrrnra l'orrego. Madrid, Visor, 1989, a Plxrdn, l n i,,núhlii-n X. 607m Trad. l . M Pab6n y M. Icriilzidez Galiano, Madrid, Cenrro dc
p. 9 3 Lis ercriioi iobrccl arre h a n psnede l a inmrnrr ~ i h nde Plinia. Hiiiied Ninirol Esriidicr <:uiirirríiondrr, 1981'. p. 161.
318
1 ::
teoría ilusionista de la pinrura. La crítica afirma que una teoría iliisionista Impresionismo transformar las pinceladas y ks manchas sobre el lie
consecuente de la pintura debería proponer como ideal el trompe lóeil. Por una imagen de realidad, el color en luz, la superficie en profundidad.
el contrario, aunque haya propósito de engañar al ojo en ese sentido en algu- tor subjetivo se hace cruciai e ineludible y, al tiempo, el caricter fancasd'~ .
nas obras, no se trata en absoluto de.un objetivo demasiado apreciado de la de la imagen artística es enfatizado ai máximo: «La imagen, puede decirse, .
pintura. El ilusionisra se defiende afirmando que mientras un nompe Ióeil no tiene un anclaje firme en el lienzo, es sólo conjurada en nuestra mented.
es sólo una ilusión óptica hay otros~modosde ilusionar no sólo a los ojos, En el ámbito de la reoría de la literarura, los autores de la Estética de la -
sino a los sentimientos e, incluso, a la inteligencia. Recepción, Iser en particular, han puesto de relieve la importancia de la
La segunda crítica, relacionada con la anterior tiene un alcance más colaboración del lector en un sentido inspirado en los escritos de Gombrich.
amplio. Richard Wollheim o Michel Podro atacan la idea, defendida por Crear la expetiencia de un mundo literario implica que el lector colabore
Gombrich y asumida por todos los ilusionistas de que el espectador de la con el texto para conjurar esta imagen. En la lectura del texto literario, la
pinrura no pueda tener en cuenta, a la vez, el medium de larepresentación irnposible dualidad que mantienen los ilusionistas se hace más problemáti-
y lo representado. Efectivamente, frente a un trompe Ióeil el espectador se ca, porque parecen cualidades inherentes al texto literario el que llame la
engaña también eii lo refereiite al rnedio, que no considera pictórico, y, por atención sobre sí mismo, bien por su ambigüedad semántica -y que, por
tanto, no cree encontrarse frente a una representación. Por el contrario, tanto, exija dos interptetaciones al tiempw, bien por su estructura sintácti-
dicen los crfticos, el espectador habitual de una pintura se hace cargo dela ca o fonética. Iser reconoce que «La necesidad de la ilusión en el proceso de
dualidad de medio y contenido de la representación y en eso consiste preci- formación consistente de la lectura no es discutible ni siquiera cuando el
samente su experiencia estética. texto parece poner tal resistencia a la ilusión que nuestra atención se ve
Para los ilusionistas, el estado misrno de la ilusión ihipide ser conscien- movida a buscar sus causasx'. Ahora bien, el proceso de tránsito entte la ilu-
te de su carácter ilusorio. Según Gombrich, uno de los mayores placeres pro- sión y la estructura del texto es igualinente ineludible. Lo cual hace que, en
porcionados por el arte es el del paso entre la ilusión y la realidad. A este palabras de Iser, .en la lectura se revela claramente el estado transitorio de la
cambio se refería el. hisroriador del arte Kenneth Clark cuando rtrataba de ilusió~i»~.
observar qué sucedía cuando las pinceladas y las manchas de pigmento en la La visión de la literatura como ilusión, como creación de mundos de fic-
tela se transformaban en una visión distinta de la realidad cuando daba un ción en los que el lector se sumerge, perdiendo el sentido de la realidad, es,
paso atrása5. Clark afirmaba que las dos visiones eran incompatibles. Para sin duda, la que se expresa con mayor herza en la literatura y la cidtura occi-
Gombrich se trata de una imposibilidad psicológica, la de percibir dos obje- dentales. Don Quijote y Madame Bovary son los personajes que representan
ros ai misnio tiempo: la niancha de tinta y el objeto que representa, y, en el poder de la ilusión y la frontera sutil que separa la ficción y la realidad. Pero
particular, la imposibilidad de percibir el cuadro como un objeto en dos tanibién Marcel, el narrador de En busca del tiempoperdido, o la leuora de Si
dimensiones y en tres simiiltáiieamenre. No se trata, por tanto, de negar la unli noche a!t invierno, irn viajero o tantos otros manifiestan la f u e m que tie-
importancia de los aspectos niateriales, ricnicos y formales, sino al contra- ne en nuestra riilrura la consideración del arte como ilusión y, al mismo
rio, de constatar cómo contribuyen a la creación de la ilusión, en el caso del tiempo, cómo la observación del estado mismo de la ilusión es un tema recu-
analisra y de gozar de la diferencia y de la transición entre ambas para el rrente. Quizá sea una respuesta a la imposibilidad de percibirnos presos de la
receptor. ilusión lo que nos incline a crear imágenes de otros en esa situación.
La creación de ilusión iio depende del naturalismo de la representación,
en tanto que lo entendamos como la semejanza objetiva entre la representa-
ción y lo representado. Para Gombrich entre los factores determinantes de La teoría a!tl arte de E H. Gombrich
la ilusión se encuentra el espectador. Sin su cooperación, no hay ilusión. La
percepción no es ni en la vida ni el el arte el registro pasivo de las impresio- Sir Ernst Gombrich es quizá el historiador y teórico del arte vivo más
nes visiiaies, sino que la expectativa, hasada en ~aperienciaspasadas y en irnportante de este siglo. Pero además de ser el niás citado de los autores
deseo\ respecto al futiiro, y la colaboración del espectador son imprescindi-
bles. Negarse a colaborar impedia a los primeros espectadores del %~onibrick, op. n r . p. 169 La imagen en lar nubes.
' Iser. W., 1979. iiF1 proceso de lecruraii, en Warning, K. ird.l. fir6iiid k /o recepción, Madrid,
Visor. 1189, p 157.
Narrado en Ganibrich. E., Anr r Ilwii6ri, Barcelona, Gurravo Gili ' lbid.,p. 158.
contemporáneos en la bibliografía especializada es también el autor de uno jl'or qué entonces una psicoloeí~del arre?, ¿para que una teoria d
de los libros sobre arte másvendidos y conocidos por el aticionado en gene- 1.a pregunta necesita de otra formulación más precisa. En un sentido,
ral. Se trata d~ la ifiitoria u¿[ drte, escrita traJ el éxito alcanzado cnn una ~
dencia anrimerafisica de Gombrich eludiría la respuesta a r u e s r i o w
(1 anterior de divulgacióii Iiisiórica: La hrrroria hl mundo cantad?pnra niríos. ge:ierale~;mas. en otro, a10 largo d i sus escritos se repiren algunu &miay
EL joven hisroriador del arre que escribiera estos librns, un vienés cxiladu rn cioiier y se aventuran alguiiar hipótesis sobre el rema que d e la pena tratar
Graii Bretaña a causa del nazismo, iiabría de ser una de las persuiiali¿ades de resumir, Gombrich no es uii psicólogo del arre, que estudiase la perso-
clavrs del pensamieiito contemporáneo sobre arre por orrus trabajos. Son nalidad dcl artista o la resr>uestaestética en términos estrictamente psicoló-
muy diversas las influencias presentes en su pcnsaniienro: el ambiente inre- gicos, sino Lin histutiadorLquebusca en la prodiicción artísrica la expresión
lectual y attistico qiic vivió en su juveiiiud en Viena, la cultura dásica, la de mecanismos fundamentales d e la mente y de la naturalcza humana.
filosofía, el psicoanálisis, la psicologia de la percepción o la iconología. Esras Parece pues básico intentar dar alguna explicación soi~rrqué seala nam-
y otras influencias dotan a su obra de una complejidad y una variedad de r a l m humanapara nuestro autor. En lugdr, hay queseñalar queesta
perspectivas difícil de encontrar en otros autores. naturalem humana no se coi:cibe coniu algo dado, cuya esencia hiera atem-
Ei inrerR de Gombrjch por el arre no se deja cdificar de filosóficv, por poral y ahistórira, y que periiiitiera por tantoexplicar todas las conductas
demasiado general, ni de histórico, ni tampoco d e erudito,.pur demasiado desde la objetividad de las ciencia7 iiaturales. El honibre no está determina-
particular. Para 61, la existenciade las obras de arte riu necesita de ninguna
jiistificación, ni coino forma d e expresión de un espíritu filosófico o histó-
do por las leyes de la oatiiraleza, pero tampoco es un cultural, r9
rico, ni de una neccsidad psicológica rspecial. Y, sin embargo, el comporta-
miento artístico está entaizado en las profundidades de la menie, en la for-
&terminado por-el ambiente o la sociedad en la qiie nace. No puede esta-
blecerre una diterencia rajante entre nariiraleza y cultura, sino que procrsos u
co~ivenciooaleso aprendidos forman necesariancnte parrc de fenómenos
ma de ser y de rclacianane d e los hiimaiios. A pesar de qiie no elabora una aparentemente tan naturales colno la pcrcepciúii. Y, en sentido inverso,
teoria anrropológica sobre la esencia de lo arrístico, es consusrancial al p e n mecanismos iiarurales, perccptivos o t>siculógicos en general, no pueden ,
samicntu de Gombrich la idea de que el inipiilro artisrim crrá prcsente des- ohviarseen la praducciiin y rccrpción de productos culturaies. Por úitinio,
de siempre en la histuria de la hunianidad. Desde la sciicillez de los movi- hay que señalar que la universalidad y el carácter abierto e indeterminado de
inienros ritniicos que mecen nuestra cuna o dcompanan nuestros juegos la naturalezd Iiumana no son una cuestión de hecho, sino más bien una
infantiles hasta la complejidad de la música pata concierro; desde los dibii- opcidii inoral y que, por tanto, #ser humanar significa tambikn .deber ser
jos infantiles a la artesania terril y a la pintura d e caballete; en todns estos humaoor y .tener derecho a ser huniano>iiO.El carácter ético dc la naiurale-
ieiiómenos de expresión artistica encuenrra Gombrich el dearrollo de una za huniaiia pertenece al ideal dc xhumanidad~~ que Gombrich vr nacer y cre-
capacidad innata, quc riene que ver con la orientación espacial, el ardcii, el cer en la tradición cultiiral y artística occidental. a cuya defensa dedica una
reconocimiento de objetos y expresiones v con el placer que priivocan en parre significariva de su producción.
nuestiu organismo y nuestra mente. En segundo lugar, Gombricli iiianriene la idea de uiia psicologla CVO~U-
.4 la confianza e n explicaciones que podrí;imos Ilari~arnarurdistas acompa- tivi, que parrc de la Iiipótesis de que son las coiiductas adaptativas las que
ña la renuncia e incluso el rechaw de cxpliaciones rmetaiisicasx de la acrivi- se imponeii. Cririca la noción empirisra de mente, como utia tabuía n ~ t i
dad anistiw. Qiiid no sepamos por que, ni para que, exisre el arte, no impnr- sohrr la que se van imprimiendo nuestras ~ercepcionesy creencias, pan
ta. Goinbrich expresa su dcscu de que tenga algo que ver con iin tipo de defender la tesis de que, desde los procesos más seiicillos, I;i iiiciirc act6a en
experiencia especial, relacionada de alguiia manera con e¡ placer; reconoce que algún sentido que no se ve perjudicado por el entorno. Por cl cuiiirariu, IM
compromisos 111uyestrechos con la mord lo ahogarían g que una descripión conductas poco adaptativas fracasan. De este modo se iiiir~duccuno de 101
adccuaria del muiido se consigue mejor mediante otras medios, a m o la cien- elemenros más recurrenres del pensamiento de iiuesrro autor, cl tlc 1 falsa-
cia u l i té~nica'~.Sin embargo, nn considera que cstas idras c o n d u z ~ na una ción como mérodo de aprendizaje. La inente no aprende por inculcaci6n,
definición. No hay una esencia de arte. En realidad rio existe el arte, sino sólo sino a partir de csquemas quc ~ u i a i isu percepción y comprensión de larca-
is obras de arre: objetos, procesos o fcnóiiiriios que provocar1 un placer que se iidad. C U ~ L K C ~~L U
U Lc > ~ u c ~ i ~ ; o ,X C L ~ ( I LLUII~U¡i;púicrlr r u L r: 111sii1d0,
<\tic
" LA i d u r n c kSlor68ca m i s rridmre en ci pinsamienro dc Gornbridi hr sido 1% dc K. Poppcr. Arte e Iluridn es el libro más influyente de Gombrich y quizá el más cita-
Defenrnr dc uua rmria hlracionirtz dr Ir cirncir. según Ir cuallar hip6rnir ~icnrlfiusnorcpucdcn ucn.
6ur, sino r61o dcmorrraric falss.
do en la bibliograf[a sobte histotia y reoría del arte de las últimas decadas.
' El rindo cn alciuán dc la obra dc Worriiigr ci ib>trdhtioa ;nd Elnfihlung. en el quc se rccogc
1
p i r a idea de rimparia lcmpacial cnrrc hombre y naiuralru corno principio opucíro al dc ibsrraccidn. " Elinirido dr ardm. Barcelona. Gwravo Gili, p. 32.
Una vcz cotistatada la historicidad de las formas de representación natura- producto de un ojo desinteresado y acoocepnd, habría hccha rarnbiin d&iJ
lista, que sólo apareceii en Occideiire en el Arte Ciásico y en el siones de esre tipo.
Renacimiento, Arte e lluión sc pregunta por la evolución de este tipo de En segundo lugar, las imágenes de autores distintos n o ~oiiicidenpor-
reprrrentación, (por qué la rcpreseiitación posee una historia? Es aquí don- que, aunque todas sus percepciones coincidieran, el pintur no copia lo que
de surge el asprcto m h conocido d e la teoria de Gombrich. La representa- ve sino que, en palabras de Gomhrich, re1 haccr al comparar». El
ción visud time una hisroiia porque la creación y la percepción de lo que artista no pinta lo qiie ve, sino que ve lo que binta, de cal manera que sólo
Llamamos con poco rigor parecido naruralistaen la obra d e arte no son naru- uiia vez que tieiie una mancha sobre la tela podría compararla y decidir si se
rales, sino básicamenre coiivencionales, o mejor, apreiididas. 1.a historia del parece o iio a l o que percibe. Pero ni siquiera hace eso: no compara dos imá-
arre occidenral; en lo que a la representación visual del muiido se refiere, cs genes, una material y otra mental, sino que examina la respuesta de un
la Iiisroria de este apriiidizaje, mediante el cual el arre alcai~racada vez una espectador (él rnisrno)ante lo pintado de ral nianera que se reconova en ella
mayor ilusióii dc realidad. un parecido con la respuesta ante lo real. Su prueba de naturalismo no con:
La represencaciún visual sigue el ritmo de cnsayo y m o r que en general siste en contrastar la imagen y cl ohjero cou lo real, sino en conseguir un
guía codo nucstru comportamiento adaptativo y cognirivo. Una vcz adiniri- efecto d e realidad en el espectador. La actividad del artista consistirla en par-
d o que uno d r los objerivas del arte, aunque no el iínico, es crear ilusión de tir de unesquema para con suresiw correcciones acercarse a la ilusion que
realidad, la curstión estriba en averiguar cómo se consigue. La idea vulgar pretenda, en esre casodc rcaliddd.
. de que la pintura consiste en la traduccióii al lenguaje pictórico de una ima- En tercer Iiigar, la tarea del artista no consiste en copiar sino que debe-
gen perceptiva del mundo es radicalmente criticada. Combrich sebasa en rla en todo caso traducir su percepción al lenguaje de la represenración.
una psiculogia de la percepción que considera carente dc seiiiido la idea de Como tal, el lcnguaje del arte posee sus propias reglas, su historia y debe
que exista algo así como una iniagen m ~ n t a dell mundo enierior que se deje ser apreitdido. Crear una ilusión de. realidad es el objetivo que segbn
crdducir a la superficie pictórica. Ea un hecho quc la percrpción de los mis- Gombrich sc persigue durante los llamados islotes naturalistas del arte
iiios objetos, colores o relaciones por individuos difereittes no conduce a La orcideiital. En ellos, el artista pretendía crear para el espectador la ilusión
inisma represetitación. Así, los paisajes de I1oiissin y de Coiistable consiguen de .estar alli,,, de ser restigi presencial d e lo que se representa. Este obje-
crear ambos la ilusi6n de natitralismo; por oiro lado, ainbos artista perci- tivo n~anifesradoen el arte Clásico y del Renacimiento hasta el siglo no
biaii básicaniente igual la naturaleza y, sin embargo, sus iiiiágenes varían es, sin ciiil~arpo,el único ni el más importante parael artc. La hinción del
considerablemente. Igual siicede con las piniuras de ambos respecto de una artc en la sociedad no está predeterminada. ni los objetivos que en él se
fotografía, o una fotografía en color resprcto a una en blanco y negro. pirsigan. El cambio que se produce en Grecia en el siglo v a . C. hacia la
;Cuáles son las razones de esta disparidad? consrcución de una imagen naturalista. es, en opinión de Gombrich, un
En priiiier lugar, no es en ibsoluto ficil aptesar esa, tan familiar en nuestro ~airibiorevolucionario. Sólo se explica en el contexto social en que se pto-
modo d e hablar, imagen perceptiva. (Qué es lo que se pinta? ¿L<i que ve dujo y en relación con un creciente inrerés por el cómo dc la representa-
Consrable o lo qiie ve Poussin? quizá lo que ve «un ojo inomite,,, i i ~ ojo
i ción Y no sólo por el qtid se representa. Cambia la función del artc y con
liberado de los errores fortuitos de percepci~in,en la mejor o más neutra de las ella el sentido mismo de la represenraciiin y de la imagen. En coiirraposi-
condiciones Iiimiiiicas, sin proyecciones psicológicis y sin prejuicios ciilturales? cióii al arte religioso del antiguo Egipto, cuyas iinágcnes prrrendían ser
Pero ¿dónde está ese ojo iiloceiite?, ¿por qué ha de ser inocente el ojo de «un conjiiro para dominar la eternidad.l$ el arte Clisico r, básicamente
Coiisrable? FI inico dcl ,<oioiiiocentei, es uno de los principales blancos de la profano, pretende atrapar la apariencia de lis cosas, ilusionar, coino uun
crírica dr Goriibrich. Nuestras experiencias pasadas y nuestras expectativas, sueño para los que eitán despierrosn".
tiuestros deseos y conociniientos determinan nuestra percepción del mundo. Representar fielmente la realidad, objetivo del arte otra vez desde el
En cierta manera cs cierro aquello de que sólo se ve lo que se quiere vcr, o dr Renacimiento hasta la Vanguardia, no es, por tanto, una intención natural
que sólo se eiicucntialo que se busca Y lo que se busca son, según Gombrich,
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- . n;~;Z2dnf,
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p.*.I<..I.III :..
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i i i ~ .ru,
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o esencial del arte. Shlo mediante el aprendizaje de una técnica y un proce-
CI:.iiccrn 7., , l o r 7 ~ v n ,l.. ,.,? r.'<i;:-;,',7 ,.ni;hlr ,-?I;- ir v, ri.mnr,-n&r
, In :!ir,
ojo iiiocenrc seria cn ultimo término un ojo ciego, incapaz de selccworiar la sin embargo. nos parece casi autoinático. El artista no goza de una sensibi-
información relevante del entorno. En la pintura de paisaje, por rjemplo,
habría quc decidir entrr otras cuestiones entre la r~presenucióndel color local
o del armosférico. 0 Irnpresionismo, que los visualisws cuactcriuban como
.<;, ~ < .
1
técnica, domina un material, se enfrenta a un problema, y mediante la ima- dente~n'~. - :I :?ay,
1'
ginación y la manipulación de una técnica y un lenguaje consigue crear La importancia del arte, aisladamente y en el seno de la tradicidn;¿oh-
obras que ilusionan. siste principalmente en ser expresión de una forma de vida. En ella no pie-
Es un rasgo esencial de la ilusión que el sujeto crea que no se está reali- de fácilmente separarse lo ideal de los ídolos. I,a iiriposibilidad de una eva-
zando ningún trabajo de interpretación. Que la magia del arte consiste en luación objetiva del arte y su historia permite que el esnobismo, los
que sin reglas nos coloca delante de un inundo, o mejor, nos introduce en
él, como si fuera real. En lo que a la pintura se refiere la ilusibn era explica-
da tradiciorialmente recurriendo a la habilidad del artista para la creación de
una copia perfectísima, un doble, de la realidad. Gombrich ha mostrado
prejuicios olas modas sean acompañantes no siempre deseables pero inelu-
dibles del mundo del arte'.. Iiicluso el pluralismo que caracreriza el panora-
ma artístico actual, criticable porque perniite la proliferación de obras de.
poca o nula calidad al anipato del atodo vale,,, es síntoma de vitalidad. En
'¡
~
cómo eso no es posible. Cada imagen; por muy fie! a la realidad.que parez- él pueden nacer y cultivarse las mejores soluciones a un problema artlstico.
ca, puede ser la representación de infinitos estados de cosas. Las leyes más A pesar de la dificultad que conlleva, también en este ambiente puede y
sencilla7 de la perspectiva nos dicen que la representación más naturalista, debe intentarse una critica tigurosa, basada en principios compartidos en los
por ejemplo, podría ser tanto de un miindo de gigantes como de uno en que, por otro lado, descansa la posibilidad misma de una historia del arte. ~,
miiiiatura -circunstancia que se aprovecha habitualmente en cine-. El Así pues, en la historia del arte se encarnan valores, distintos según laépo- 1
espectador interpreta los signos sobre la tela, que sin su cooperación no deja-
rlin de ser manchas sobre una superficie. La ilusión, dice Gombrich, con-
ca, el gusto, o incluso la moda. Valores que se inscriben dentro de concep-
ciones del arte y del mundo, intelectualistas o sentimentales, científicas o
1;
sistc eii creer que sólo una interpretación es posible, que la imagen lo es de. morales, políticas o privadas, racionalistas o irracionalistas. No se puede aco:
un úiiico y determinado estado de cosas. En último término, la ilusión per- tar un territorio propio del arte. Hasta el banal campo dela moda le es pro-
niite que los signos se hagan tan transparenres que a través de ellos penetra- pio: la búsqueda de lo original, el conflicto de gustos, las envidias entre artis-
nios uii mundo. ras. .. Y, sin embargo, e... la feria es preferible a la plaza del Forma
parte de sii esencia un delicado equilibrio eiitre la virtud y la felicidad, que
suele saidarse en favor de la segunda; y es que, para Gombrich, demasiada
nioral ahogaría el arre, conio ahogaría el sencimieiito por el que comienza
1~.
Los valores en el arte
!'
toda admiración y reflexión estética, el amor.
Vamos a ver por último algunas de las ideas de Gombrich sobre la Al mismo tiempo, para Gombrich, existe un nucleo de valores en la tra-
importancia moral del arte y su función eii la sociedad. Es una preocupa- dición humanista .sin los cuales no habría Iiistoria rlel arte,)'Y.Se trata de
1
ción constante en la obra del autor y está en la base de su interés por el res- aquellos sin los cuales sería impasible incluso concebirla. Son los que nos
to de cuestiones histnriográficas y teóricas. La relevancia del arte para la vida hacen preferir a unos artistas sobre otros, y señalar aquellos que definen el
,i
humana no estriba sólo en su poder para crear orden o para reproducir la carioii del arte. Son principios aceptarlos por uii consenso que, sin embar-
realidad. El pensamiento de Gombrich está atravesado por una idea ttica: go, cambia y es revisable. Es un consenso que implica tambiéii un compro- 1'
en la historia del arte vemos encarnados valores. El arte los crea, los trans- miso con la tradición, en la que Gombrich percibe precisamente su carácter
mite o los cririca y rechaza. Las obras de arte forman parte tanto del mun: crí~icoy toleraiite. Un consenso sin el cual sería imposible cualquier discu-
do de los hechos como del mundo de los valores. Por su parte, también la sión sobre arte y cuyos principios, el antidogniatismo y la tolerancia, son
crítica y la historia están inevirablemente petierradas por ellos. La objetivi- también los valores esenciales del arte y la cultura.
Por últinio, habría que señalar que la transmisión de esos valores se rea-
l
dad no es un rasgo, ni siquiera deseable, del mundo del arte. Existen, claro
esrá, elementos de una obra que puede11 juzgarse objetivamente. como la liza en la obra de mediante los procedimientos que tienden a crear ilusión, I
que también la expresióii de valores y su inrerpretación está sujeta a las dul-
maestría o el dominio técnico. Sin embargo, no determinan el valor de la
. , .
11, l i y u 1 C 1 6 F L L U L LI L ~ Y C : i ~ i u yb a j dc
~ a~rULis.üiia ubia yucde sci ycr-
!I
fecta técnicamente, pem no artiesgar nada formalmente o repetir estereoti- !l
pos. La habilidad del artesariu, la niaestría del arrisra son la llave que coii- '& IdinL, E i d d i p. 154.
duce al mundo más etéreo del valor: «... hay una fuerza mor al... en la '' Cfr. .La Idpica de La feria dc las Vinidadcln. en i&ak~iidoioi
'a /b,d, p 16
creencia de que, al someternos a una gran obra de arte y explorar su infini- " ,,hpproaches ro thc Hisrory ofAnr, en T~popiir o/ 0 u r F m < ,p. 73
ces cadenas d e la ilusión. Ací rermina Arte e ilusión;~Eiirrelas manos de un
gran maestro la imagen se hace translúcida. Al enseñarnos a ver el mundo
visible renovado. nos concede la ilusión d e penetrar en los dominios invisi-
bles d e la menre -sólo con que sepamos, corno dice Filóstrato, cómo usar
nueirros o j o s ~ ' ~ .
....'
: :, h . d I r l . ! . o ? r.;i.a-w.r n . , r *fu<J .+.l<"L, I.,l '!),S \un
r n < ~ j >t " 3 ,i'.oqpi> w. r , i r 41ur.l h.r:rr ¿ inor .ri 1: 0 i r 1 l . Izii
Aiianu, 1988. (1951) M<dirariona mbrr un cobalb drlukitrrJ onor mup, Uucrluna, SrY R u d ,
1968. :1960) dnr r Iiuridn, Barcelont, Guiravo Giii, 1979. (1966) Noma y/om, Madrid, Aiianu, En o t r ~parte de este libro se ha descrito la géiiesis y desarrollo de la
1585. 11972) Imdgmcrirnbdiica,Madrid, Aiisiiu, 1986. (1970 El+& &AprLr Madrid, N i i n z ~ , reflexión sobre las r r h i u i i r s recíprocas entre la sociedad y el arte, así como
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Gili. 1180. (19861 Numa utiionu dí ai+r mrrrnas, Mahid, Mianm, 1987. (1982) b imiigmj d ojo el proceso de su constirución en punto de refcrencia iúndamenral para la
Madrid, Aiianm. 1987. (1984: M u r - México. F.C F., 1992. (1987) R+diiion t/itifcirotyo/An, ~ri&tica, la teoría y la filosofía del arte. La consecueucia más palpable de que
Oxford. Phaidon. í19U) Topopin ofour E,nr landrcr. Phaidon Presr, 1991. Gombrich, H. E.; Riack. dicha reflexión se haya alojado en la raíz misma d d pensamiento que se
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Eriben,D. (1991). Lo:runoiromt*tniir idgtnci, Madrid, Debare, 1992. Grrgory, R L., y Gornbrih, ocupa del arte es la manera en que ha afectado a la Iiisroriografía. El ejem-
tf. B. (;973),I i l y ~ i i nin N d ~ u r <ondAr!, Inndrcs. Laida, J.; Go»ib&h Uno ooiin dílnrk, N~arcclom, plo más claro de esta contaminación lo constituye, haio riis diversas formas,
Eunra, 1991.Woudfiild; R., (;ombriih ondndI'vchnlaB, M i n c h u ~ rU.P., 1996. la llamada *sociología del arte.; más exactamente, las diversas transforma-
ciones y ajustes metodológicos qiie la historiografía h i experimentado para
poder indagar, de una manera eficaz, acerca de las relaciones arte-sociedad
coino problema raiigihle y afincado en la hisroria.
i $: Siii enibargo, y como si se trarara de un círculo que se cierra, cada vez
141.3
que la historiografía ha querido dirigir su investigación hacia alguno de los
' 6 5
múltiples vt'rtices de esta problemática se ha visto forzada a recalar en una
n~edi~acióii prcvia, lo que ha acabado involucrándola en un viaje de vuelta
1:'-*.
i
hacia los fundamentos teoréticos donde se suscitó la necesidad de este tipo
13
I .i de investigaciones. Kealmeiite, es fácil comprobar que no existe todavla tra-
I
bajo vinculable al ámbito de lasociología o de la historia social del aire que
i ,.{ n o comience por una esprculación merodológica, por algo que se acaba
i .{ moviendo sieinpre entre la propedéutiia, la episteinología, la critica y la
3 aurocrítica y que, finalmeiite, se remata con el dibujo prospecrivo del pro-
I pio horizorite. Coii ello se ~evelanlos ecos de un cierro «síndrome de inroii-
j '3
; :J clusión disciplinar>>,sin diida fruto de las acusaciones y reproches que la
1 .4
I.3 sociologia del arce cstá acostumbrada a re~ibirdesde orras posiciones meto-
: '$ dológicas, incluso tras su definitiva «normalizaciáu~~'. Pero, también, conse-
I r?
i 4.
,
cucncia de dos parárrierros fundamentales que, desde la primiriva sociología
del arte hasta el presenre, harl ido densificando ciiaririrativa y ciialirativa-
' .. mente el área de ttabaju que cae bajo cl paraguas dc sus oblctivos. por un
l .'
1
Tan,biCii riic hc iiLrido a rsrc nunro cri la ;nrrodiirridii a l apnrrada Artt y ia;~tAd.
1
l
l 33 1
1
pretende poner en juego a la hora de trazar los modos y el significado de las En el umbral de la vnonnalización~,disciplinar dt la rociología del artt.
relaciones entre la sociedad y el arte; algo que la hace desembocar en el terri- Antaly Haurer
torio de un extenso marco anrropológico donde economla, política, estruc-
tura social, lenguaje visual y el amplio espectro de los presupuestos ideoló- Al hilo de su radicación en el orden teórico-especulativo, la reflexión
gicos que articulan la realidad cultural fotman un complejo tejido; dentro sobre los nexos entre el arte y sn contexto histórico cultural fue canaiizán-
de él el hecho artístico se ve involucrado con toda su especificidad a cuestas. dose hacia nna investigación d e realidades históricas concretas. Taine,
Por otro, la cuestión ramhién se complica debido al desbordamiento del pri- Burckhardt, l>toudhon, Giiyau, Grosse, Plejanov, Hausenstein, Read, o
mitivo corpw sobre el que trabajaba la historiografía del arte, lo que se ha Klingender seiialaron hitos o escalones significativos en este proceso'. Pero
prodncido en virtud de la incorporación a sus objetivos de análisis de aqiie- es innegable que la trasposición del umbral de madiirez disciplinar de la
llas formas de expresión visual tradicionalmente menospreciadas en razón sociología y la historia social como instrumentos de la historiografía del arte
de sn calidad o por su procedencia de los niveles medio y bajo de la cultu- . habría de corresponder a dos autores inicialmente formados, paradójica-
ra; algo que traza un hilo conductor siitil y complejo, pero coherente, entre mente, bajo del magisterio del formalismo de la Escuela de Viena: h t a l y
las diversas formas de suburbialidad de la cultura visual qne rodean aquello Hauser'.
que entendemos por .arte con rnayusciilas~~: las manifestacioiies visuales La obra del húngaro Frederick Aiiral tuvo una difusión muy tardía y la
populares, marginales o seciindarias del pasado y la poderosa cultura visual mayorla de sus investigaciones, realizadas en Alemania e Inglaterra, eran
de comunicación de masas que se irá desarrollando hipertróficamente a lo ,
todavía inédiru cuando murió, en 1954'. Su fundamental Fíurentine Painting
largo de la Edad Contemporánea'. and its S~rialBnck~ound escrito entre 1932 y 1938, no apareció hasta 194E6
De estos dos factores se deriva el abundante repertorio de nuevos prohlernas y el resto de sus textos, o se localizaban en dispersas, o fueron
que la hisroriograHa del arte ha ido asumiendo al coinpds del desarrollo de sus compilados derpués de su muerte, o aún permanecen bajo la forina de
petspecnu sociológicas y que, hoy, constituye ya iin auténtico sistema de géne- manuscritos'. A pesar de estas circunstancias reductoras de su produccibn
ros o subgéneros capaz de arricular biicna parte de sil identidad conlo discurso hihliogrfilca, el talante con que Antal despliega su posición merodolbgica no
disciplinar. Por ejemplo, aquellos trabajos que vcrsaii sobre mecenazgo y colec- puede inostrarse más rico, lúcido yabierto! te. y sociedad se coiitiguran en
cioiiimo, mecanismos de comitencia y mercado del z ~ ciiistitucioiies
, y sitna- su obra como una totalidad tupidamente entretejida por principios causales,
cióri social del artista. estructura sociocultural del piiblico y de sus gustos, rela- sin que por ello proceda a empequefiecer la identidad y la importancia de
ciones enue al arre y las divetsas del poder, manifestacionec cada uno de sus factores constitutivos. Anral planteó una ruptura frontal wn
efímeras del arte, transmisión de lar formas a través de los géiieros menores de el aislacionismo de lo artístico practicado por el formalismo, edificando una
expresión visual, transformaciones de la estructura de categorizacióii genetia óptica en la qiie economla, política, grupos sociales, instituciones, coyuntu-
del arte... Por sólo recorrer algur!i>s temas ~iniversalinenteadmitidos a m o
rríhricas para la investigación, incluso ajrnos ya a los debates de fondo que siern-
pre se han planteado en torno al grado de valida disciplinar de una sociología 'En la iiirroduccidn al apartado Ane y Sori<&d ya re hiro una romcra aluribn r los rrabajus más
rignificarims de erro3 auiorrr y i su pPlr cn el desurollo c incorporaribii dc crrc argumento al drbarc
o una historia social del arte. Sin enttar tampoco en el arnplio campo abierto re6rico.
por el estudio de los medios de comiinicdcióii visual de rnaqas, desde el prinii- 4 En siis hoyconocidai ,,Cameniacios r l ni¿rodo cn la historia d d ancx (19411, Anrd rrco-
tivo naipe xilogrático a la estética del vidwjuego (por citar dos vértices simétri- noriacn Dvor2keI miriro dc haber rrdatiado. ya en 1904, la supcracioii dclrolipíirmo forinalixti 1 quc
podían conducir ~ ~ ~ ~ p c i comoo n cIrr de Woliflin, ya quc IhorLk rc había planrerdo que uapliucio-
cos de una de las dimensionesde este a m p o de investigación).De hecho, resul- ncr a fcobrncnoa romo la súbita emergencia dc la pinrura flamcnca dcl sigla xv sólo podian enronrm-
taría desproprcionado inclnso intentz trazar, en el espacio de estas páginas, re cn lar libros dc hirroria c~onbmica~, (rrad. carrcUana cn Antal, F., CLzriiirmoy mrnonririmo. op t i r .
una mínima cartografía de las cue~rionesque la sociología y la historia social del p. 2941.
arre han ido sedimentando sobre su propio horizonte disciplinar. ' Ctr. c l prblugo de D. Cairir, inclnido en l a mcnrionada edición dc Cb~rcirrnoyronionrirnmo.
" la orinitia cdicibn cn wrcllano se remonta a 1963 (El n ~ ~ n d o f i r m t i nyo i z entorno iaruL
Madrid, duadarrama). Poircriormenrc ha sido rcedirada.
i ",-.
.i; "..., . -. . 1.. ...
ki:P... ... . D.,!:.,.. .O,. ....
A*e ;.,. t, ~, i s. .i i . . i n i i ) ... 4nR«Ltir(194R)
Ya t n 1941. cl piupio F. Anral valoraba la conrriburibn de Wlrburg. enrrc a r r v u>=, poquc y cn Krrairiir Beniiht (1928), sc cditarnn bajo fuirnr de libro rn 1966 lioinspandcna la ed. w r e U m a
había inccirparado a la reflexión hirroriográFica ,,no iáb iargrondrr obro, d r u n r r i n o i*mb;h oimindba- mencionada cn linora 6). l'rmbien misre renión cvcrllana de sus fiiudio~iobr<FueL(Madrid,Visoi,
~~ ~
' Porcjmplo Cycn rcizc#dnm* el nm~quc,S mo,iccne> ;I'he Lnsig d i r r H;siciv, cniViuiL;irr4vHurav
X, 11171.pp. 113 2465.
&nojbr or&m Madrid. Virrr. ,996.
de la pinrura del quatrrocento, desde nuestra propias caregorias cognoscitivas ion- La acrirud fundamental que subyace en rodo el libro, y a través de la que a enea-
remporáneas: m cada uno de los problemas planteados, queda explícita en el niismo nPrehciox: "El
esceptirimo, h mamo que la ingenuidad erfindamentaiy pmgmmdnco. .. Sin
[Lenguaje visual<->Verbalizaciónescrira (renacentisras)] quisiem o.Mdir que u m b i h er un e ~ c q b ~ m
af;rmativoyprometedoc
o €5 la impibilUtvl
[Lenguaje visual<->VerbalizaciUnescrita (conremporáneas)] & un ronorimientojmrme h que h a la oitica i n f m c h l m agudez2 y m razdn & ser*".
' lbd., p y . 9 y
15.
* &d., p. 25.
' V b ~ dpp.
, 27 y S
' lbzd.. p. 63.
352
piedades retóricas que las riacioiies; rampoio. que semejantecamtio
la tarnbiéii lu es, potencialmente al menos, cudirarivo. Recuerdes
decadenc!~d~Occidente (1918-1922)>de Oswald Spengler, habla
en clave pesimista los relatos histúricos no lineales de Vico y rcch
tanto, la nociári de conririuidad en que descansan todas estas alrcrnativas; su
repercusión h e extraordinaria'.
Formación d e la teoría literaria actual La figiira d~ laliteratura naciona; conserva, sin embargo, beligerancia
reorica mediante la susrirución del modo narrativo por el tipo:dgico (que
Carlos Piera ya compctía con él, por ejeinplo, en Hippolyte 'Tainc). La priiiiera fase de 1
lo que recibs el iinrnbre de rrtik<tica(.(;ti@rr&nd se propuso caracterizar
lo propim~eiitedistintivo de una ilación, culruta o lengua. Así, eii Charles .4
Aaliy y Karl Vossler, este último admirador y quizá vulgari~durde
En esraq páginas examiiiamos algunas corrientes y figura de entre las
qiie m& han ii~tluidoen la reoria lirrrarii practicada hoy, ciñéiidonos h-
Benedetto Crece (1866-1?52)'. En el ámbito Iiirp.inico, estos dos autores
fueron difundidos por Fiauiar de remota raiz pidaliana (asi, Amado Aionso
4
daincntalmente al período que va dc la Segunda Guerra Mundial hasta la y Raimuiido Lida) como anridotos. en buena medida, contra la percibida
crisis de la decada de 1960'. aridez abstracta de la linguísrica neoi;rainática y luegu saussureana, en que
Con la Primera Guerra Mundial deiapatece gran parit: de la conianza depo-
sitada en las virtudes automátim de la prauiración y el w m e n hisrdricos de la
se reia Iiiia amrnaza al cñricter liurnanisra de los estudios Filológicos.
Gestos idénricor ae seguirán repitiendo contra ulreriores inrentos dc csru-
ii
lirerarura, por cuanto aquclla cpiiiFdiiia de la Historia tuvo de aleccionador. Hay djar 10s a5pectos del lenguaje o la literatura quc parecrri a ~ ~ ó n 0 m o(no
S
pocas excepciones, aunque la h p & neiirl es unadc db. Rainón Menéndn independientis) respecto de la totalidad de los fenómenos culturales. Para
Pidal (1869-1768) y su escuela persiguen la ~aracteri7xiónde unns orígenes y
un desarrollo rn cuyd cohereiicia se buica cifrar la siiigularidad de cada lilrraru-
ia (aqiii la hispaio-castellana). Los relatos asi caiistruidos tienen algo de
confiar en quiesto bcneficis a alguna rama de la antigua filología hay que
dat por sentado que, por ejempln, i I Barroco, Iralia u Occidente son enri- - 4
dades más reales que el sistema FonoIdEico drl porrugués o que la noción
fii&npmman de un «pueblo!! personificado y rara EL escapan al pcligio del dc rnetoniinia. Pero vdlc la peiia señalar estas jugadas teóricas por cuanto
iiacionalismo. liberal o no; de dií, en parte, su descr4dito pstbélico. su reprr~orio,visto con la debida abstracción, es en las humanidades Limi-
En las unit,ersidades de leiigua alemana el prcdoniiiiio visible pasa al tadisimo.
espíritu eiiropeísra de un Ernst Ruhert Ciitrius (1886-1956i: ohras como 1.n inadecuado de citas rrritarivas parece hoy nacer tanto de sil objeto
Literatura europra y Edad Media latina reivindican iinpliciranicnte a una
comunidad interiiacional de personas cultas cuya inisión scria el cuidado y
como de la au~eiiciade iiteiisilios con que teiirr a raya a los descnfrcnos de 9
la traiis~nisión de saberes y maneras, tantu intelectuales como morales.
Mima',;dnrgritrl1rpW,rhiiihhl;i in ,hr xbirdIrnd;iihrn iiirrairr.3crn.i. Frinckc, 1946 (trad. Mimi~k
Coinu miiestra el subtítulo de otra obra Fundamental, Mimesii. La rqprrrrti- Mgxiro. 1:C.E.. 3950,. Na cs alisnlu.n 'irun1 yucclmr Jui i>iiiilioioi,como runbién Syirrrr, prrr
tacidn de /a wa1id.d ?n la lit~mhtraoccid~ntd,de Erich Aueilach (1892- cedan dr la tiloiogla rumbnicr.
1957), rl aiiihiro inrelectiial correspondicnrc x rlesigna tanto con el tP~mi- > Ver Spcndir. La &mdmrja dr Cr,,i:iiin'enah44drid. b p i a a Cailic, 5: ed.. 1740-1942 Jaquu
Uo~ivcresc,irphiloinpb d <irm~ouiopiofei Plris. biinuir 1984 (r:ail. ~lpU,o/a rrvr /ai l u l ~ ~ ~ .
no %Europa,,coiiio con el dc -Occidente>,,que acabará lire'dominando en la MT~~u,,I..c,L, B I?), ,oiriciii infl~j<,?*Aun cntrc nu-r:or runicniyurineoi.
segerrda postguerra d la par que lo hacen hi Estados Unidos'. No es inexac- * LA,,brl hindmen;al de iireu lamuy i,itiuyei,.c ( A ~ , , , ~ L W,no iicinprc riiu? lkida. fucade Idir)
triiriio onii ,CMZA klii?>rmionr bnguuiiio ~ n r n ~ i ' Bui. 1918 (IC~J. ii~iliic~ cm0 &
to dcur que la entidad designa<ia tienc mututir mutandir las mismas pro- 1977, iiinviliiil inrrnducc~dndc1'. 4id16n deHaro y1.
bnpirrini bnguunirgtn<,ni M&~,
G i c i Glba'ddn),
~ piibliridapor prim<ravacn\<)O?.
1fe 'Omo Frciko s,new cnlion iú o c cy rii eenrllqin 1916: ,-Lii r c i prcgunrai cn
' Darlo el obiero dc a r e rrñba~nnie ha parccido a~oiuii-il>lr inii,iir <cl>rri u h i i i rsprcrcs de cada qur Guriie rifmla"rririn ronctriiirivi" w n ";Que Iiropil«i L c c < ~,~,''iEra J YSUG ~)~
I.IYY(LW .,
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coiira a <rriic;xquu Fig<iraii oirrr lor quc más hai npicurido hirrz dc elli,rcaru:iioc~crnplopositiva o nablc ,ri,ji.o?g .iHair.iriiiipun:ii Iigra~jruiriii .,< ,i,o: . > i pr,i;!iaiili..,ii ,,. qu. L L ~ L E
nqatiio. Fi? naboi -m ial prcrninencia purdc muy b ' i r o rrrrr eoirnmcntr juiriliuca en los rm- mar cs cl , i i i i r i i dc C o c t . la crprcsión 6lasdfiw dcl iamanririrmn 1 x 1 cs ~ L u I ~ y a~r ocn ~4 dc &[C. LO
ror iniimor. Siicrde inrluio, como i r norario, quc la r ~ e p c i & dc i iina obm se iwidarncnra en un error bello u lacxpioibn de la intuici6n!agrada, !c feo dc 1; no losrada. 11 inilliiibn. opr:rr priyadl d d anr
de ILIIU~I~~ l a rnirm*: n o CI nurscio o b ~ a v i~i ~ c ~ i r e ~ c i f i m rdcc resri
r ~ cluc.
r~~ dhicho uitr;iu "el midio o púi>liu a ariinro dela urlricz cn ~b<oluro.i (W K. Wiiiiian
Vcr E. R Curzir. F,,r~y~iirikLltmn.r wrd krrinkbn hhinnIrlirr.Berna, F u i i ~ h i, 948 (trad. ~o~~~~ C. ouidrky, ~ ~ inieorioiial h c idlaell. ~ ~ r n d v L dr.no W K U'irnilti. Thr v r d r i l
l i t e r ~ < r r orurapr~,)EdviMcdjo Li:ina, hlexico. Fondo dr Culmra Economica, 17151: E. herbach, ~ ihr
~ t d i rri s .~rinin):o,íplrtri. Lcxingtou,l'he Cnivcrsiry aiKcnrui!v P r r ~ ?1914. , p. 6.1