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cautivos: O. de M.)
3. Estructura. La Orden fue declarada exenta por Nicolás V en 1448 (Bula Laudibus et
honore). Hasta 1467 no hubo provincias en sentido estricto. El General gobernaba
directamente toda la Orden, nombrando superiores. En 1467 se independiza Castilla -que
comprendía toda España y, más tarde, América- y a lo largo del s. xvi y xvii se forman las
provincias de Guatemala (desmembrada más tarde en las de Lima, Cuzco y Chile), Francia,
Aragón, Andalucía, Tucumán, Santo Domingo, Valencia, Italia, México, Quito, Colombia,
Ecuador; Viceprovincia de Marañón y Congregación de París. Del s. xviii data la viceprovincia de
Cerdeña
La Orden estuvo suprimida en España de 1835 a 1881. La restauración fue iniciada por el
general Pedro A. Valenzuela. Actualmente la Orden consta de ocho provincias, restauradas en
los años siguientes: 1878,Aragón (con Valencia, Navarra, Guatemala, Venezuela); 1881, Castilla
(Andalucía, Portugal, Brasil, Bolivia, Puerto Rico, París, Burundi); 1907, provincia romana: Italia,
Cerdeña, Sicilia, Norteamérica; 1893: Ecuador (con Colombia); 1893: Perú, Argentina (con
Uruguay), Chile, México (con Honduras). Los m. descalzos fueron restaurados en Toro (Zamora)
en 1886. Actualmente se extienden por toda España
Segundo periodo: Clerical-vitalicio (1317-1574). Tras una disensión entre legos y clérigos
(1301-17), la Orden se trasformó en clerical, desapareciendo la Milicia mercedaria como ente
jurídico. Según las nuevas Constituciones Albertinas (1327), los cargos deben ser
desempeñados por clérigos. Los generales adquirieron notables ingresos (con la mitad de los
espolios, los vestuarios, y, desde el s. xv, las rentas del señorío de Algar), con los cuales
pudieron formar bibliotecas, fundar colegios, alhajar iglesias, etc
b) De 1880 a 1970. Las nuevas Constituciones elaboradas por el General Pedro Armengol
Valenzuela trasformaron las estructuras de la Orden: el gobierno se hizo dinámico, mediante la
fundación de la Curia General y la incorporación a la misma de cuatro definidores
representantes de toda la Orden y un procurador general; perdidos los bienes raíces debido a
las leyes de Desamortización (v.), la economía de la Orden quedó pendiente del trabajo
personal de los religiosos, que se consagraron, una vez suprimidas las redenciones, a toda
suerte de ministerios sacerdotales y docentes; se fundaron seminarios para formar, en régimen
centralizado por parte de cada provincia, los estudiantes religiosos. Como consecuencia de las
normas emanadas del Conc. Vaticano II, el 10 ag. 1970, el general Bernardo Navarro Allende
promulgó, ad experimentum, unas nuevas Constituciones y Normas (imp. Curia Generalis
ordinis B. M. V. de Mercede, Roma 1970). Las constituciones expresan lo permanente; las
normas, lo mudable según los tiempos
A partir de 1769 cesó la redención, pero no la guerra corsaria ni la cautividad y, por tanto, la
Orden de la Merced prosiguió su tarea, empleándose como le era posible en beneficio de los
cautivos, con auxilios pecuniarios, hospitalidad, viajes privados, etc., hasta 1835, cinco años
después de abolida la cautividad (1830)
A lo largo del s. XVIII los m. llevaron a cabo una gran campaña misional en todo el territorio
español por medio de sus famosos misioneros -PP. Monteagudo, Echeverz y Vila, entre otros-
formados en cinco seminarios fundados a este fin. Esta labor fue continuada brillantemente en
los siglos posteriores
En la primera época destaca S. Pedro Pascual, obispo de Jaén (1227-1300; v.), que, además
de sus obras apologéticas, compuso la Glosa de los diez Mandamientos, la Glosa del Pater
Noster, la Biblia pequeña y la Vida de Cristo. Es digno de notarse el movimiento espiritual de
gran influjo en toda la espiritualidad medieval creado en torno al beato Juan Gilabert Jofré (m.
1417)
En la época tercera, llamada de dispersión, sobresalen los escritores: Fr. Magín Ferrer y
Pons, Fr. Alonso López Rubiños; Fr. Bernardo de Lassarte; Fr. Mariano Aux; Fr. José Reig Estivill,
Fr. Juan Mosson; Fr. José Rodríguez y Bori; Madre Margarita Maturana; Fr. Guillermo Vázquez
Núñez, Fr. Manuel Sancho, etc. No obstante la influencia de las escuelas dominicana,
carmelitana y franciscana, la espiritualidad mercedaria se reviste de matices y características
propias: un sano humanismo -opuesto a todo extremismo místico-, el fomento de la oración, la
devoción a María (considerada por la tradición mercedaria como su auténtica fundadora) y a
Cristo Redentor, la práctica de la caridad, la defensa de la fe en peligro, la recepción frecuente
de los sacramentos (sobre todo la Comunión diaria), etc
En el periodo neoclásico del s. xvlil, al lado de filósofos como los Ripenses, humanistas
(como López de Rubiños, citado en la Comedia Nueva), teólogos (Cabadés, R. de Orozco...)
sobresale el humanista Fr. Juan Interian de Ayala, por quien la Merced recobró en parte su
esplendor en la Universidad de Salamanca, en Madrid (como fundador de la Academia Española
de la Lengua) y en todo el mundo con su famoso Pictor Christianus (el Pintór Cristiano y
Erudito), su traducción del Catecismo de Fleury, sus bellas poesías en latín, griego y castellano,
sermones, biografías, apologías, etcétera
10. Hagiografía. Son numerosos los m. que, imitando el ejemplo de su fundador, S. Pedro
Nolasco (v.), alcanzaron la santidad mediante la práctica de una caridad heroica. Los más
importantes de ellos se tratan en otros lugares de esta Enciclopedia (v. PEDRO PASCUAL, SAN;
PEDRO ARMENGOL, SAN; SERAPIO, SAN; RAMÓN NONATO, SAN; MARIANA DE JESÚS, BEATA).
Del resto nos ocupamos a continuación. De los innumerables mártires que reseñan los escritos
apócrifos, consta documentalmente el martirio de Raimundo de Blanes en Andalucía (s. XIII), Fr.
Juan de Zorroza y Fr. Juan de Huete (en Baza 1482), Fr. Juan de Granada y Fr. Pedro de
Malasang, muertos por los genoveses en el Mediterráneo al regresar de una redención (s. XV),
Fr. Alonso Gómez de Encinas, muerto por los holandeses en la isla de Puná, Costa del Ecuador,
Fr. Cristóbal de Albarrán muerto por los indios en Santa Cruz de la Sierra, Perú (s. XVI), Fr.
Baltasar de Velázquez, muerto por los moriscos en La Muela de Aragón, Zaragoza (hacia 1590);
Fr. Luis de la Peña, en Valdivia, Chile (1599); Fr. Antonio Torino, en La Rioja, Argentina (1628).
Hacia 1448 fueron martirizados dos religiosos por los moros de Valencia en Arguines
Beatos de culto inmemorial son Fr. Lorenzo Company, eximio general y redentor, largo
tiempo cautivo de los moros, y Fr. Juan Gilabert Jofré, predicador -compañero de San Vicente
Ferrer- y fundador del primer manicomio del mundo. Su cuerpo permaneció incorrupto hasta
su desaparición en la guerra española de 1936. Venerables, con proceso avanzado de
beatificación, son Fr. Pedro Urraca, español muerto en el Perú, gran penitente, adornado con el
don de profecía y dirección de almas; Fr. Juan Falconí, español, promotor de la comunión diaria
y la oración mental asidua; Fr. Gonzalo Díaz de Amarante, lego portugués, muerto en Lima
De entre las religiosas mercedarias destaca por su santidad, S. María de Cervelló (llamada
originariamente, María Socós o del Socorro) que nació y vivió en Barcelona en el s. XIII, en un
beaterio mercedario. Aun no siendo la primera religiosa, es considerada como la fundadora de
la rama femenina mercedaria. Su cuerpo se conserva incorrupto en la Basílica de la Merced de
Barcelona. Su culto inmemorial fue sancionado por Inocencio XII en 1692. Su fiesta se celebra el
día 19 de septiembre
11. Datos estadísticos. En 1-972 (cfr. Ann. Pont.) la Orden tiene 161 casas con 963 profesos
de los que 616 son sacerdotes. Los m. descalzos tienen 13 casas con 154 profesos (81
sacerdotes)
Las m. calzadas tienen 7 casas y 205 profesas y las descalzas 6 y 95 respectivamente. Los
datos de las Congregaciones más modernas son los siguientes: M. de la caridad: 144 casas y
2.000 profesas; m. del Santísimo Sacramento (México): 59 y 728; m. misioneras de la Vera-Cruz
(Bérriz): 56 y 699; hermanas de Nuestra Señora de la Merced: 67 y 519; m. misioneras de S.
Gervasio (Barcelona): 40 y 489; m. del Niño Jesús (Argentina): 19 y 176
M. PENEDO REY